Star Wars: La Guerra por la Fuerza

------------------------------------ Novena Flota de la Tercera República Galáctica, el Conquistador

Uno de los Hangares auxiliares se encontraba completamente vacío en estos momentos. Arturia le Blanc, Ariel y Kracian se encontraban allí entrenando. La misma rutina que llevaban desde hacía unas semanas.

Ahora mismo estaba haciendo prácticas de combate. Kracian y Ariel luchaban en equipo contra la Maestra Jedi que se defendía de las arremetidas de ambos utilizando sus dos sables laser. Pasados diez minutos terminaron con aquello.

- Ariel… - La llamó Arturia separándose del joven Padawan.
- ¿Si? – Preguntó la chica poniéndose a su lado.
- Me gustaría que hablases con Kracian, no sé qué le ocurre pero siempre esta como distraído… tenso. No podrá progresar mucho si sigue con esa actitud. – Dijo solemnemente.
- No sé qué le podrá pasar. Hablaré con el esta tarde. – Contestó preocupada.
- Bien, nos vemos mañana. Descansa. – Dijo la mujer marchándose hacia el interior de los pasillos del gigantesco Crucero Estelar.

Arturia se dirigió hacia la sala de reuniones en el último piso del Crucero. Casi al lado del puente de mando. Allí estaban algunos de sus capitanes que ya estaban esperándole. Había una gran mesa redonda con sillas rodeándola.

En el centro había un proyecto de hologramas que estaba empezando a iluminarse ante la llegada de la Comandante Arturia. En unos segundos apareció la figura del Secretario de Defensa, Hiruzen Sarutobi.

- Señor. – Saludó Arturia haciendo una pequeña reverencia y sentándose en una de las sillas.
- Buenos días Comandante. Y buenos días al resto. – Respondió la imagen.
- ¿Alguna buena nueva? – Preguntó Arturia sin más dilación.
- Nuestros informes de inteligencia dicen que el Eclipse se está retirando, regresando a Korriban. El Emperador está volviendo a su base principal y ha dejado la ofensiva en manos de sus lugartenientes. Es el momento de atacar. – Respondió el máximo responsable del ejército de la República.
- Solo diga que hay que atacar. Y la Novena Flota estará allí en menos de 24 horas. – Respondió sin dudar.
- Esa es la actitud. Una parte importante de la Flota Imperial se encuentra preparando un asedio a Cosia. Quiero que os unáis con la Quinta y la Segunda y destrocéis todos los Destructores Imperiales trabajando en equipo. Si todo sale según lo previsto en una semana habremos cortado completamente la ofensiva Imperial.
- Allí estaremos entonces. – Dijo Arturia levantándose de la silla. Después de varias semanas de descanso por fin iban a volver a tener una importante misión.

En uno de los camarotes del Conquistador se encontraban Kracian y Ariel. El joven rubio estaba tumbado en la cama leyendo un libro mientras que su Maestra se encontraba simplemente descansando, dando vueltas a algunas cosas.

- Kracian. – Dijo Ariel incorporándose y quedándose sentada.
- ¿SI? – Preguntó el chico dejando el libro en colchón e incorporándose también.
- Veras… hoy entrenando con la Maestra Arturia. Ella me ha dicho que te nota extraño. Que no te concentras y que no mejoras. Me sabe mal no haberlo sabido ver yo… pero al menos me gustaría saber que te ocurre. – Dijo la chica muy tranquilamente.
- No ocurre nada Maestra. No te preocupes. – Dijo fingiendo una sonrisa, un poco inútil teniendo en cuenta que ella era ciega.
- Por favor, no me mientras. – Dijo tocando la fibra sensible del joven. – Puedes sincerarte conmigo… después de todo lo que ha ocurrido…
- Pues… yo… no tengo nada en contra de la Maestra Arturia pero… para mí, tú eres mi única Maestra… y no quiero aprender de nadie más. – Dijo el chico cerrando los ojos.

Ariel se quedó unos segundos en silencio meditando la respuesta.

- Pero hay muchas cosas que yo no puedo enseñarte. Me gustaría poder hacerlo pero no estoy en condiciones.
- Eso no es cierto. Y me da igual. Tú eres mi Maestra. Solo tú. – Contestó negándose en banda completamente.
- Me halaga mucho que lo veas así. Y también me hace feliz no te mentiré. Pero justamente porque soy tu Maestra quiero que progreses y te hagas fuerte. Yo… te enseñaré todo lo que pueda, te lo prometo. Pero debes reconocer y aceptar todas las demás fuentes de conocimiento… como ese libro que leías hasta hace unos minutos… o la Maestra Arturia.

Kracian no supo que responder. La Miraluka lo había desarmado casi por completo. Ella se levantó de la cama hasta acercarse a su alumno. El la miró nervioso. Pero más nervioso se puso cuando ella lo abrazo.

- Hemos pasado muchas cosas juntos. E igual que tú me ves como tu Maestra yo te veo como mi querido alumno. Por eso… quiero que seas fuerte y seguir orgullosa de ti cada vez que te mire. Pero esta vez nos toca mejorar juntos y hacernos fuertes para poder defendernos. Y quiero que me acompañes en esto.
- Esta bien Maestra. – Dijo Kracian sonrojado y dejándose abrazar. – “Me haré fuerte… verdaderamente fuerte… y te protegeré.” – Pensó después muy decidido.

------------------------------------------------------------------------------------ En el Halcón de Ébano II

William estaba en la enfermería. El lugar en el que solía descansar. Kiba estaba en el dormitorio número dos y los Jedi se habían apoderado del número uno. Por fortuna en la enfermería había una cama.

Estaba sentado sobre el colchón. En la misma posición de meditación que le había visto usar a Naruto y a Sakura en los días anteriores. Aunque estaba algo nervioso y para nada relajado.

- Deberías hacerlo en el suelo. No lo parece pero es más cómodo. – Dijo una voz femenina sacándolo de su trance.
- ¡¿Qué haces aquí?! – Preguntó enfadado William viendo a Sakura delante de él.
- Solo pasaba por aquí, la puerta está abierta. – Dijo Sakura apoyándose en el marco de la puerta.
- Pues molestas. – Dijo enfadado poniéndose de pie.
- Oh vamos. Pero estabas intentando meditar. ¿Ahora quieres ser Jedi? – Preguntó la pelirrosa irónicamente.
- Dejadlo ya… - Dijo Naruto un poco irritado haciendo acto de presencia. Aquellos dos parecían perro y gato.
- El que faltaba. – Dijo William dándose media vuelta.
- William… solo por curiosidad… ¿Por qué estabas haciendo aquello? Solo se sinceró… no te cuesta nada. – Dijo Naruto tratando de sonar calmado y receptivo.
- Pues… estuve pensando… en lo que dijiste el otro día… he luchado con esa Sith dos veces. Y la primera vez luche mejor que la última… y todo es… porque ya no soy un Sith como ella. Ahora soy… ni si quiera lo sé. Pero tú eres un Jedi y pudiste plantarle cara. Casi la derrotaste. – Dijo William algo frustrado.
- No quieres ser un Sith. Así que quieres ser Jedi para ser fuerte. ¿Por qué? – Preguntó Naruto.
- Necesito el poder para vengarme…
- Alto. – Dijo Naruto cortándole. – No puedes juntar la palabra Jedi con la palabra poder y la palabra venganza. No es algo que puedas hacer. – Dijo Naruto dejando claro ese punto.
- Entonces menuda mierda. – Dijo William sentándose.
- Tus sables laser. ¿De dónde los sacaste?
- Eran… de mis padres. Ellos eran Jedi… dos Guardianes creo. Pero… los mataron los Sith cuando yo era pequeño.
- Ser Jedi implica dejarse de venganzas personales. El poder ya no es una meta. Implica luchar por el bien común y por la justicia. – Dijo Naruto mirando a Sakura y después a William. – Tus padres lo sabían bien.
- No puedo olvidar la venganza… - Dijo William mirando hacia otro lado.
- Mira… haremos una cosa. Como excepción. – Dijo Naruto adentrándose en la enfermería. – Por esta vez, y solo por esta vez. Te ayudaré con la meditación aunque sigas teniendo esos pensamientos. Solo para ver qué ocurre. Sakura. – Dijo después mirando a la que ya no solo era su alumna, sino también su pareja. – Me gustaría aprovechar para enseñarte a sanar tus propias heridas ahora que ya puedes hacerlo.
- Eso me gustaría mucho. – LE gustaba por que implicaba que podría sanar las heridas de Naruto de ser necesario.
- Bien… pues manos a la obra. – Dijo Naruto mirando a los dos.

--------------------------------------------------------------------------------------------------- En Korriban

El todopoderoso Eclipse de casi 20 kilómetros de longitud estaba aproximándose a la Capital Imperial. En el cielo ya se podía vislumbrar. Su nombre ahora parecía ser una divertida metáfora de como ocultaba el sol de los planetas que visitaba.

Sasuke Uchiha se encontraba de pie, en la plataforma de aterrizaje con un porte regio y los brazos cruzados. Observando como el destino se doblegaba poco a poco hacia su voluntad.

Una nave de transporte empezó a salir del hangar principal del Eclipse. Haberla hecho explotar y estrellarse contra las montañas rocosas de Korriban habrá sido sencillo. Demasiado sencillo. Se quedó tranquilamente esperando a que la pequeña nave aterrizase a escasos diez metros de él.

Antes de tan siquiera aterrizar empezó a abrirse la escotilla y justo en el momento en el que tocó tierra esta termino de abrirse. Bajando por ella el mismísimo Emperador Kavak. Se quitó la capucha y su capa al ver a Sasuke, dejándola caer por el suelo.

- Así que era cierto… - Dijo Kavak con su metálica y desgarrada voz.
- Dos debe haber… ni uno más… ni uno menos. Uno para encarnar el poder… y otro para codiciarlo. De ahí nace el verdadero poder de los Sith.
- ¿Y crees que ya estás listo para convertirte en Maestro? – Preguntó Kavak activando su sable laser.

Sasuke activó su sable laser negro. Sin decir nada más. Solo mirando a Kavak.

- Ah, tus juguetes nuevos. Gracias por conseguirlos para mí, me has hecho las cosas más fáciles. Cuando hayas muerto serán míos.

Sasuke se lanzó corriendo hacia el Emperador. Ambos chocaron sus espadas violentamente. Muchos aprendices y operarios estaban viendo aquel combate. Era una zona pública después de todo. Pero así era mejor para el vencedor sin duda, con público todo es mejor.

La fuerza del Emperador era realmente inhumana. Su poder físico había trascendido los límites físicos y nacía sin duda de su poder con la Fuerza. En el terreno de la supremacía física el ganador era Kavak, así que Sasuke debía utilizar otro tipo de habilidades para derrotarle.

Sasuke dio un mortal hacia atrás valiéndose del empuje generado por el choque. Al caer evitó unas cuantas estocadas utilizando su agilidad innata para después contraatacar buscando los puntos débiles de Kavak.

Pero la defensa del Emperador era también excelente. Los golpes de Sasuke eran rápidos y certeros así que se quedaban a escasos milímetros de su objetivo. Pero no eran lo suficiente como para atravesar las defensas de su oponente.

EL choque de espadas de luz se sucedió durante unos minutos más. El combate era realmente intenso. Los poderes de la Fuerza también estaban presentes en el campo de batalla. La nave personal de transporte del Emperador ya había sido destruida.

Una decena de observadores habían perdido la vida. Simples daños colaterales. Sasuke acabó separándose momentáneamente de Kavak. Tomando aire con tranquila, dejando fluir todas las emociones por su cuerpo. Canalizándolas para su propio beneficio y no dejándose llevar por ellas.

Erróneamente muchos Sith consideraban que el poder se obtenía al dejarse llevar por la ira y otro tipo de emociones. Era mentira, lo que había que hacer era asimilarlo y canalizarlo. Sasuke empezó a concentrar en todo su cuerpo el poder de la Fuerza. Notando como se volvía más poderoso, algo que había aprendido de Darth Revan.

Cerró los ojos, recordando todo lo aprendido en el arte de la espada a manos de Tulak Hord. Sasuke se quedó quieto ahora, esperando la llegada de Kavak. Chocaron de nuevo sus espadas, pero algo había cambiado.

Unos cuantos golpes valieron para que el sable laser de Kavak saliese destruido. Después también sus brazos se desprendieron del cuerpo. Y por último su pecho fue atravesado de lado a lado.

Kavak había caído arrodillado al suelo llevándose la mano a la herida del pecho. Su vista se perdía en el horizonte. Observando las tumbas de los Lores Sith. El Eclipse y el cielo en general. Sasuke estaba a su espalda.

- Has fallado… maestro. – Dijo Sasuke colocándose detrás de él.
- ¿Fallado? He reconstruido el imperio. La mitad de la galaxia es mía. Todo lo que consigas a partir de ahora, me lo debes solo a mí. – Dijo Kavak mirando el cielo.
- Es posible… si eso te consuela. – Dijo Sasuke levantando su sable laser. – Bienvenido a casa.

Sasuke bajó su sable laser decapitando sin ningún tipo de remordimiento al Emperador Kavak. Un Imperio había caído y uno nuevo había resurgido. Un nuevo Emperador continuaría el legado de los Sith.

CONTINUARA…

La noticia de que el Emperador Kavak había sido asesinado ya había sido divulgada por todas las fuerzas imperiales. Realmente tampoco había sido una noticia muy extraña, la vida entre los Sith era así después de todo.

No hay ningún derecho. Solo el del poder, gobierna el más fuerte. Una pequeña nave negra había surcado media galaxia para llegar a Korriban, dejando de lado todas sus misiones pendientes.

Darth Hart no estaba para nada contenta sin duda. Puede que el Emperador Kavak nunca le cayese del todo bien. Que nunca le hubiese llegado a tener ningún tipo de aprecio. Pero al nuevo emperador lo detestaba con toda su alma.

Siempre le había caído mal, desde el primer momento cuando lo conoció. Desde que se viese obligada a convivir parcialmente con él en la academia. Después de todo en esa promoción ellos dos fueron los únicos supervivientes, y siempre tuvieron una gran rivalidad. No, no lo aceptaría tan fácilmente.

Cuando aterrizó en los hangares militares de Korriban se dirigió sin ningún tipo de pausa hacia la sala principal de las instalaciones imperiales. Al abrir la puerta pudo ver a Sasuke Uchiha en el centro, delante de él había cuatro inquisidores Sith llevando a cabo una pequeña ceremonia de nombramiento.

- ¿Vienes a recibir órdenes? ¿No puedes esperar un poco? Ahora mismo estoy ocupado. – Dijo Sasuke sonriendo irónicamente.

Hart movió una de sus manos y los cuatro inquisidores salieron volando y chocando violentamente contra las paredes y estatuas de la habitación.

- ¿Crees que lo que has hecho es especial? ¿Crees que de no haberlo hecho tú no lo habría hecho otro? – Preguntó enfadada.
- ¿Insinúas que tenías planeado acabar con el emperador? Bueno… es fácil… mata al asesino del emperador caído y ya está. – Dijo Sasuke caminando hacia ella.

Darh Hart activó su sable de luz rojo y saltó contra el nuevo emperador. En el último instante el Uchiha activó el sable laser negro, deteniendo el golpe de Hart. A ella no le tomó por sorpresa, los rumores de los juguetes y habilidades de Sasuke habían recorrido ya media galaxia.

Hart dio un salto mortal hacia atrás evitando un ataque de Sasuke. Ella era ágil, mucho más que Sasuke. La velocidad y la agilidad eran sus mejores armas en el combate cuerpo a cuerpo. Sasuke estaba en un buen equilibrio entre agilidad y fuerza.

Y aunque en agilidad se viese superado, podía servirse de su fuerza para mantener la balanza en el combate. Además todos sus conocimientos en el uso del sable laser eran imbatibles. Pasó semanas aprendiendo todos los secretos del Holocrón de Tulak Hord, y había aprendido hasta el último movimiento del gran maestro.

Continuaron el combate durante unos cuantos segundos más. En realidad era muy intenso, los golpes eran muy rápidos y los movimientos de ambos solo podían ser descritos como totalmente acrobáticos.

Hart se separó de Sasuke e intentó acabar el combate usando la Fuerza. Utilizó todo su repertorio de ataques del Lado Oscuro pero no sirvió efecto. Sasuke se había vuelto demasiado poderoso.

- Eres débil Hart. – Dijo Sasuke empujándola hacia atrás.
- Tu también… tu poder son las habilidades mendigadas de otros… tú no eres poderoso… - Dijo la chica levantándose.
- ¡¡Este es mi poder!! – Gritó Sasuke enfadado saltando hacia ella.

De nuevo chocaron sus armas, pero Sasuke era irremediablemente superior. Destrozó su sable laser por la mitad y la empujo hasta chocarse contra una estatua, hiriéndola gravemente. Ella acabo en el suelo hincando una rodilla, con toda la frustración del mundo sobre ella.

- … - Sasuke la observó.
- Adelante… mátame… tus poderes robados superan los míos. Y si no puedo convertirme en Emperatriz… prefiero morir a estar a tu sombra. – Dijo ella sin mirarle.
- No te mataré. ¿Quieres convertirte en Emperatriz? Entonces entrena… hazte más fuerte. Aprende todo lo que puedas de mi… y si llega el momento en el que me consideres desechable… lucha de nuevo conmigo y mátame. Toma mi lugar… pero por ahora… levanta… mí… aprendiz. – Dijo Sasuke guardando su sable laser.

---------------------------------------------------------------------------------------- El Halcón de Ébano II

- Ya casi llegamos. – Dijo Kiba.
- Bien… bien, estad preparados entonces. En cuanto lleguemos seguiremos las ordenes de la Comandante. – Dijo Naruto mirando a Sakura y a William.
- ¿Ella sabe que venimos? – Preguntó la pelirrosa.
- Por lo que dijo Sarutobi parece ser que sí. – Dijo Kiba empezando a hacer algunos preparativos.
- Pero esta nave… bueno no creo que pueda hacer mucho contra los Destructores Imperiales. – Dijo William.
- Probablemente nos quieran para los abordajes. – Dijo Naruto levantándose.
- Os aviso de antemano… si le pasa algo a mi nave lo pagareis con intereses… - Concluyó Kiba. – Bien… preparados saldremos del hiperespacio en cinco segundos.

Y así fue, en cinco segundos volvieron a velocidad normal. Y lo primero que vieron fue el fuego cruzado entre la flota de la República y la Imperial. 10 Cruceros estelares contra 8 Destructores Imperiales. Más los centenares de cazas y bombarderos atacando en ambos bandos.

Sin duda era un verdadero caos, nada más salir Kiba tuvo que comenzar a evadir todos los disparos.

- ¡¡Llegáis tarde!! – Gritó una voz por los comunicadores.
- Llegamos en el momento preciso. – Dijo Kiba feliz.
- Vuestra misión es el Destructor que está más a la izquierda. Es el segundo más grande y hay varios Sith en el, es el Destructor encargado de las comunicaciones… destruidlo y los Cazas y Bombarderos se quedaran solos. Nuestros Cruceros concentran el fuego en los demás. Y el Buque Principal con el comandante vamos a abordarlo yo y mis acompañantes… así que tenéis trabajo Jedis de Telos. – Contestó Arturia.

Kiba dirigió su nave hacia el Destructor indicado. Naruto se quedó observando su objetivo, tratando de sentir cuantos Sith habría en el.

Varios cazas iban tras ellos, pero estaban siendo escoltados por diversas naves Republicanas.

- ¡Están cerrando el Hangar! – Gritó William.
- Acelera… - Dijo Naruto.

Kiba aceleró al máximo. Ya solo quedaba una pequeña apertura, no pudo evitar asustarse ante la idea de estrellarse contra la compuerta del hangar. Pero por fortuna lograron entrar en el Hangar.

- Kiba ven con nosotros. – Dijo Naruto levantándose. – Sera peligroso que te quedes aquí.
- Que remedio… - Dijo el chico cogiendo una carabina blaster de debajo del asiento.

Kiba y William se pusieron unas mochilas en la espalda. Después los cuatro salieron de la nave y obviamente ya estaban siendo esperados por muchísimos enemigos.

Kiba se quedó entre los tres Jedi, así podrían protegerle mejor después de todo. Aunque tampoco dudaba en disparar a todos los enemigos que pudiese. Entre los cuatro mataron a las tres decenas de soldados imperiales que había en el Hangar.

- ¡Vamos! – Gritó Naruto liderando el camino.

Decenas de droides de combate y soldados salían a su paso. Pero era sencillo acabar con ellos para los Jedi. Kiba también estaba resultando un buen apoyo cubriéndoles las espaldas desde la distancia.

- Toca separarnos… Sakura. – Dijo mirándola. – Ve con William a la sala del reactor. Yo iré con Kiba a la sala de comunicaciones.
- Pero… - Dijo ella.
- Tenemos que separarnos Sakura. Sé que lo harás bien. – Dijo Naruto dándose la vuelta.
- “Si no es por eso…” – Dijo mirando a William.

Sakura asintió, no había mucho tiempo para discutir tampoco en medio de la batalla. William fue el primero en salir corriendo hacia su objetivo. Por fortuna se sabía el camino al haber pertenecido anteriormente al Imperio.

Tuvieron que descender unos cuantos pisos, acabando con todos los enemigos que se encontraron por el camino. Los droides y soldados no eran mucho problema para ellos. Sobre todo porque al no poder ser rodeados en aquellos pasillos no tenían ningún problema en defenderse de los ataques frontales.

Por fin llegaron a la zona que estaban buscando. El generador que alimentaba todo el destructor. Sakura le instó a darse prisa, William cogió la mochila que llevaba a la espalda y de ella sacó un artefacto explosivo que Kiba había preparado.

Lo puso cerca del generador y la conectó. Ahora solo faltaba que Naruto y Kiba hiciesen lo propio en la sala de comunicaciones y podrían hacerlos detonar cuando saliese del destructor.

- Aquí se acaba vuestra incursión. – Dijo una voz detrás de ellos.

Miraron hacia la entrada por la que habían venido. Había en ella dos hombres con armaduras y túnicas negras. Uno de ellos activó un sable laser y el otro un sable de hoja doble. Sakura tragó saliva, pero no vaciló ni un instante en activar su sable laser verde.

William hizo lo mismo activando sus dos sables azules.

El rubio fue el primero en lanzarse contra los enemigos. Haciendo chocar cada una de sus espadas contra la de los Sith. Sakura no se quedó atrás y se sumó a la batalla.

Estaban luchando juntos, pero no en equipo. Cosa que los Sith se hacían. Y obviamente estaban dominando la situación por ello. Uno de los Sith atacó por la espalda a William mientras este luchaba con el otro.

Pero el ataque fue detenido por Sakura. Aprovechando la distracción de la pelirrosa el otro Sith buscó matarla. Pero William le devolvió el favor empujándolo usando la Fuerza. El rubio y la pelirrosa se miraron.

Ella asintió y por primera vez comenzaron a luchar en equipo. Comprendieron que estaban juntos en esa batalla y en las siguientes. Juntando sus fuerzas no tardaron mucho en romper las defensas del enemigo y acabar con sus vidas.

- Volvamos con Naruto y Kiba. – Dijo Sakura mirándole.

Los dos fueron juntos hacia el hangar, el lugar en el que tenían que esperar a Naruto y Kiba. Cuando llegaron vieron que Kiba estaba acabando con algunos soldados mientras que Naruto estaba luchando contra dos Sith.

Pero antes de que pudiesen ayudarle, el Guardián Jedi ya les había dado muerte.

- ¡Salgamos de aquí! – Gritó Kiba mirándoles.

Los cuatro subieron de nuevo al Halcón de Ébano. Kiba se puso a los mandos de la nave. William y Naruto se subieron a los mandos de las torretas laterales para protegerse mejor mientras que Sakura ocupó el puesto de copiloto manejando las torretas frontales.

Sakura disparó a la compuerta cerrada del hangar hasta que hizo un agujero lo suficientemente grande como para poder salir por ella. Kiba alzó el vuelo y salió por él. Dio la señal a todos los cazas y bombarderos para que se alejasen.

Naruto activó el detonador y el Destructor Imperial estalló. Acabando con el segundo buque más grande de la flota.

- Parece que nosotros hemos acabado antes. – Dijo Arturia por el comunicador.

Naruto se fijó en que la mujer iba en una nave de transporte que hacía poco había salido de lo que ahora eran las ruinas del Buque Insignia de aquella flota. Pudo sentir también que en aquella nave había otros dos Jedi.

Pero ahora ya solo restaba volver al Conquistador. La república había ganado aquella batalla.

CONTINUARA…