Una Historia de Muerte [Capítulo 21: 07/05/2013]

Al día siguiente, fueron todos mucho más tarde a desayunar. Hikari estaba sirviendo la mesa. Normalmente lo hacían entre varios, pero no había ánimos para nada. Inconscientemente, la pelirroja puso un plato en el sitio en el que solía sentarse Hanabi. Un escalofrío recorrió su espalda, pero antes de que reaccionase, el chico nuevo entró en la sala y se sentó en ese sitio, ganándose las miradas crispadas de varios de los que ya estaban allí.

- Ése… era el sitio de Hanabi. – explicó Hikari, con la mano aún puesta en el plato.
- Perdón… - el chico se levantó y acercó otra silla para ponerla en un sitio que supiera que no pertenecía a nadie.

Fue por puro instinto, sabía que estaban todos dolidos ahora. Aunque no entendía bien si no volverían a utilizar nunca esa parte de la mesa, si pensaban construirle una especie de altar allí o algo así. La gente muere continuamente, sobre todo en esos días.

- Perdónanos… - dijo Kizashi, seguido de un hondo suspiro. – Ni siquiera te hemos preguntado tu nombre.
- Me llamo Taoshi. – respondió rápidamente, sentándose en su nuevo sitio. – Y no te preocupes por eso. Me habéis salvado la vida… Me habéis dado un sitio donde comer y dormir. No puedo reprocharos nada.

Todos se lo quedaron mirando intrigados. Tendría unos 14 años, y un carácter más duro del que parecía en un principio. Puede que físicamente aún no fuera un adulto, pero psicológicamente ya daba muestras de lo que significaba crecer en ese nuevo mundo.

Desayunaron en silencio, pero el de Hanabi no fue el único sitio vacío esa mañana. Tampoco habían aparecido Naruto, Sakura ni Yuta.
Nadie preguntó por la ausencia de ellos tres. Cuando terminaron, simplemente recogieron y se fueron cada uno a lo suyo. Llevaban un mes con bastante tranquilidad, prácticamente habían llegado a sentirse seguros. Y ahora todo eso se les había venido abajo, de la mano de la pérdida de una de sus amigas más jóvenes.

Los pasos de Ino la llevaron a las habitaciones de los chicos, en concreto a la puerta del dormitorio de Yuta. Naruto tenía a Sakura, pero el castaño estaba pasando esto solo.
Llamó a la puerta, pero no obtuvo respuesta. Bueno, eso entraba dentro de las posibilidades. Respiró hondo y abrió, entró directamente y cerró la puerta detrás de ella. Yuta estaba sentado en la cama y la miraba extrañado.

- Hola. – saludó con la poca alegría que consiguió reunir.
- Hola… Ino, ¿qué haces aquí?
- Quería ver cómo estabas.
- Gracias pero si no fui antes es… Me apetece estar solo.
- Lo siento, pero… - dijo ella, sentándose a su lado. – Ya llevas solo lo suficiente. Ahora te va a tocar aguantarme un rato.
- Ino… - murmuró algo molesto.

Parecía que se estaba conteniendo, pero estaba acostumbrado a pasar los malos momentos solo y no quería ser brusco, pero no le apetecía tener compañía.


- Sé que es duro para ti… Más duro que para los demás. Los dos mejores amigos que has tenido en este tiempo… se han ido. – él dejó caer un poco la cabeza con pesadez.
- Yo… encontré a Satoshi, ¿lo sabías? Fui el primero que… - tragó saliva y se frotó la cara con una mano. – Y ahora Hanabi…
- No es culpa tuya, Yuta.
- Estaba ahí… Lo he repasado muchas veces… Estoy seguro de que sé qué zombie la mordió. Y ella no se pudo defender porque me estaba protegiendo a mí. Lo vi… sé que vi el momento en que la mordieron. Aunque no supiera lo que había pasado, pero estaba tan cerca… Y no he podido protegerla.

Ino vio como Yuta apoyaba una mano sobre la cama, apretando con fuerza el borde del colchón. La rubia apoyó con delicadeza su mano sobre la de él, entrelazando sus dedos con una caricia. Yuta la miró algo sorprendido, Ino lo estaba mirando entre la preocupación y la ternura.
Estuvieron callados un par de minutos. Ino sabía que él seguía dándole vueltas, pero solo quería que supiera que estaba ahí con él, y no necesitaba agobiarle para eso.

De pronto Yuta se incorporó un poco e inesperadamente abrazó a Ino. Ella le rodeó con el otro brazo con calidez, sintiendo como el chico hundía la cabeza en su cuello. Pensaba que iba a romper a llorar, pero no lo hizo. Solo se quedó allí unos minutos más, como si todo lo que necesitase fuera sentirla cerca.

- ¿Has… podido dormir algo? – murmuró Ino.
- No mucho…

Ella sabía que eso probablemente significaría que no había pegado ojo en toda la noche, así que se separó un poco de él.

- ¿Te vas? – preguntó Yuta como si ahora le aterrase la idea de que la rubia se marchase.
- No… Me quedo aquí contigo.

Ino se echó de lado sobre la cama, y tiró un poco de Yuta para indicarle que la imitara. Él se dejó llevar, y se quedaron los dos tumbados, uno frente al otro. No le soltó la mano en ningún momento, no se sentía capaz de hacerlo.

- Ten cuidado, Ino… - murmuró Yuta - Tal vez si te quedas… Ya no te deje marchar.
- Créeme… No tengo ninguna intención de marcharme. – dijo ella con una pequeña sonrisa.

Entonces Yuta soltó su mano, para envolverla completamente entre sus brazos y pegarla a él.

- Te prometo que no dejaré que te pase nada… No sé cuánto puede valer esa promesa ahora mismo… Pero te protegeré con todo lo que tengo. – apretó un poco más a Ino contra su pecho. – Lo juro.

Ella levantó un poco la cabeza para alcanzarlo y le dio un pequeño beso en los labios, para después volverse a hundir en su pecho.

- Yo también pienso protegerte. – Yuta sonrió un poco al oírla, y apoyándose sobre la cabeza de Ino, la besó con cariño.


-----------------------------------------Horas más tarde, en la habitación de Sakura.


Una suave caricia de Sakura en el rostro de Naruto hizo que éste abriera los ojos y se girara rápidamente.

- ¿Estás bien? – preguntó preocupado.
- Sí… ¿y tú? – ella estaba aún más preocupada que él. – Has pegado ojo poco más de una hora esta noche… y cuando parece que por agotamiento vas a poder dormir… No haces más que tener pesadillas.
- ¿Pesadillas…? Sí, creo que sí… ¿Pero cómo lo sabes? … ¿Acaso… hablaba dormido?
- No… Pero no parabas de moverte, y tenías la respiración muy acelerada… ¿Va todo bien?
- Claro que no…

Naruto cerró los ojos con pesadez y se llevó una mano a la frente, intentando reordenar sus ideas. Pero antes de que pudiera decir nada, Sakura se apoyó sobre su pecho para abrazarlo. Él suspiró y retiró la mano de su frente para llevarla a la espalda de Sakura y acariciarla.

- Gracias. – al oírlo, Sakura se retiró un poco para mirarlo sorprendida.
- Venga ya. – apoyando ambas manos sobre el pecho de Naruto, como si lo empujara. – No tienes que darme las gracias… Pero si quieres agradecerme de alguna manera, podrías empezar con una sonrisa.
- … - Naruto suspiró profundamente y volvió a abrazarla. – Perdóname, hago que te preocupes como si fuera un bebé…
- Eso no importa. – ella se acurrucó más sobre su pecho y Naruto al fin sonrió. - ¿Estás algo mejor? ¿Lo bastante como para ir a comer algo?
- Supongo que sí… la verdad es que tengo bastante hambre. – rió vagamente.

Ambos se cambiaron de ropa y fueron hacia la cocina. Allí se toparon con Sai, que les dijo que estaban todos juntos en la sala de lectura, así que decidieron ir allí después de comer algo, para estar un rato con los demás.

- No digo que lo comparta, solo que lo entiendo. – decía Hikari cuando Naruto y Sakura entraban en la sala.
- ¿Qué es lo que entiendes? – preguntó Sakura, sentándose con Naruto en un sofá libre.
- Ah, hola chicos. – saludó Kizashi. – La verdad es que bueno… estamos teorizando sobre el origen de toda esta situación.
- Sí – asintió Ino. – Y yo estoy con Sai. Solo puede deberse a algún motivo científico…
- No uno al azar. – repuso Sai – Son infectados después de todo… Sin duda se debe a un virus.
- Pero eso no se crea solo de la noche a la mañana. – objetó Yuta – Y así es como pasó. Algunas noticias de casos aislados en la ciudad, que cada vez fueron a más… y en pocas horas se fueron extendiendo.
- No es que se extendieran. – intervino Hikari – Supongo que en todas partes lo vieron así, primero los casos que tenían cerca, y después fueron abriendo el círculo…
- Entonces… - dijo Kizashi - ¿Crees que fue algo global desde el principio?
- No puede ser. – contradijo Sai – Toda propagación tiene un foco.
- No… si no es un virus. – declaró Hikari.
- ¿De verdad estáis discutiendo esto? – preguntó extrañada Sakura.
- Bueno… Es como acercarte y alejarte de la realidad al mismo tiempo. – dijo Yuta.
- Aunque seguramente no lo sepamos nunca. – intervino Taoshi, el chico nuevo. – Pero es inevitable, en lo más profundo, desear saber porqué.
- Tal vez no haya un porqué. – repuso Kizashi.
- En realidad… - murmuró Naruto. – Sí lo hay.

Todas las miradas recayeron con curiosidad sobre el rubio en ese momento. Asentía con la cabeza un poco gacha, como convenciéndose de que debía hacerlo.

- Tenéis razón… todo empezó aquí, empezó en Konoha. Empezó… en el laboratorio en el que yo trabajaba.
- Eso es imposible. – interrumpió Hikari – No estarías aquí para contarlo…
- Tú… - murmuró Sakura. – Lo dijiste… No fuiste ir a trabajar ese día… Estabas de baja.
- Por eso yo estoy aquí… Y todos mis compañeros no. – una pequeña exclamación de asombro recorrió la sala, pero todos querían dejarlo continuar. – Se estaban haciendo experimentos sobre armas biológicas… Y hubo un accidente en el laboratorio. El virus se liberó… Son solo suposiciones, pero creo que al no haber sido probado aún en humanos pensaron que algo había fallado… Pero después mostraron los síntomas y… empezó todo. Cuando fui allí… aquello era un infierno. Había zombies… y cadáveres abatidos de zombies… de compañeros… amigos… y mi padre. – dijo, marcando con especial dolor las últimas palabras.
- Espera… ¿tu padre? – pregunto Taoshi. - ¿También trabajaba en el laboratorio?
- Él… era el jefe del laboratorio. – anunció, dejando a todos con la boca abierta.
- Tu padre… ¿empezó el Apocalipsis? – preguntó Sai.
- Naruto ha dicho que fue un accidente. – intervino Kizashi – Su padre… fue una de las primeras víctimas.
- No insinuaba que hubiera sido a propósito. – se justificó Sai. – Pero… ¿por qué no nos lo dijiste antes?
- ¿Por qué…? – repitió Naruto, susurrando.
- Sí, Naruto… ¿por qué…? – murmuró Sakura, visiblemente dolida.
- Puede que no quisiera pensar en ello… Puede que no quisiera que me vieseis de esa manera… y mucho menos a mi padre. No lo sé… Pero si sentís que debía haberlo dicho antes… lo siento mucho. – Sakura sujetó su mano con firmeza. No le gustaba que no hubiera hablado con ella, no lo entendía y aún así no le parecía bien. Pero no iba a hurgar en una herida tan profunda.
- Pero… ¿cómo pudo pasar? – inquirió Taoshi - ¿Cómo se arriesgaron tanto si no había sido aún probado en humanos?
- No… lo sé. – dijo abatido Naruto – Sé que le estaban presionando mucho, pero él no quería acelerar las cosas… No sé porqué aquel día fue distinto…
- ¿Quién lo presionaba? – preguntó Yuta.
- Chicos… - interrumpió Kizashi. – Dejad tranquilo a Naruto, no creo que él quiera…
- No, Kizashi. – lo detuvo Naruto. – Si puede servir de algo… prefiero que me preguntéis todo lo que queráis… Yo os diré todo lo que pueda. – Kizashi asintió y Naruto miró a Yuta, que le había lanzado la última pregunta. – Un oficial superior, un Comandante que era el Inspector Militar de las operaciones… Supongo que quería impresionar a alguien, tendría prisa por llegar a General. – explicó con un rencor más que palpable.
- Es muy fácil verlo así. – dijo Taoshi dando un respingo. – Ver que la persona cercana a ti estaba indefenso ante las despóticas órdenes de otro. Nunca nadie es ni tan bueno… ni tan malo como puede parecer.
- Ya lo sé, Taoshi. – asintió Naruto – Pero sé que mi padre no quería acelerar los ensayos. No hasta realizar unas pruebas controladas en personas y estudiar los resultados. El día anterior me lo dijo, cuando vino a verme por la tarde a casa.
- ¿Y cómo sabes entonces que se hizo ese experimento? – preguntó Hikari, animada por la voluntad de Naruto de responder a todo lo que pudiera. - ¿Y lo del accidente?
- Por el registro del laboratorio… Me encerré allí cuando me encontré con varios zombies por el pasillo… Para coger las armas de emergencia del laboratorio, para buscar a mi padre… Y para buscar el registro, por si podía averiguar qué había ocurrido…
- Y… ¿qué averiguaste? – preguntó Ino. Naruto se tensó un poco, y Sakura decidió apretar un poco más su agarre sobre la mano de Naruto, para hacerle saber que estaba ahí, con él.
- El experimento se realizó… muy pronto, realmente empezó demasiado pronto… Los nuevos frascos de pruebas explotaron, nadie entendió porqué. Todos los científicos pasaron a descontaminación y pasado el tiempo que marca el procedimiento, creyeron que no había ocurrido nada pero…
- Ya estaban infectados… - terminó Sai.
- Eso creo… - asintió Naruto. – No sé nada más. Desde ese momento no se grabó nada más. Solo quedó registrada otra entrada, antes de que yo llegara. Supongo… que para destruir las muestras, es protocolo de seguridad cuando hay un accidente.
- Naruto… - dijo entonces Kizashi, que se levantó y apoyó con firmeza una mano sobre el hombro del rubio. – Muchas gracias por compartirlo con nosotros.

Naruto solo asintió, agradecido por el tacto y amabilidad de Kizashi.

- Y sobre lo otro que estábamos hablando… - dijo entonces Yuta.
- ¿Qué es lo otro? – preguntó Sakura.
- Taoshi estaba con un grupo. – explicó Ino. – Quiere volver con ellos… naturalmente.
- Sí, claro. – asintió Sakura. - ¿Saben que estás en la ciudad?
- Sí, lo saben… Pero lo más fácil es que supongan que hemos muerto todos.
- ¿Todos? – repitió con curiosidad Naruto. - ¿Cuántos vinisteis?
- Tres. – contestó Taoshi. – Los otros dos eran un matrimonio, veníamos a por provisiones. No nos dimos cuenta de la situación, y cuando ella intentó camuflar el coche en el que veníamos, la atacaron. Nos rodearon, y no tuvimos más remedio que adentrarnos en la ciudad para buscar refugio. El resto… ya lo conocéis.
- Vaya. – Kizashi rompió el silencio que reinó unos instantes después de la explicación del adolescente.
- En fin… - suspiró Sai. – Supongo que podemos ayudarte a recoger provisiones y a encontrar vuestro coche.
- Habrá que esperar un par de días para eso. – repuso Taoshi.
- ¿Por qué? – preguntó Yuta.
- Porque mi grupo está en la dirección en la que se ha ido la manada de zombies. – todos se quedaron perplejos por la frialdad con la que lo había dicho. – No, no os preocupéis. Están bien protegidos. Como vosotros, que tenéis buen refugio aquí. – durante un instante se mordió la lengua, recordando el doloroso accidente durante su rescate. – Lo siento…
- No… no pasa nada. – susurró Ino. – Me alegro de que tu grupo vaya a estar a salvo…
- Sí. – asintió Sakura. – Dentro de un par de días, cuando haya pasado el suficiente tiempo para que el grupo de zombies se haya alejado, podrás volver con los tuyos.
- Sobre eso… quería pediros que hicierais algo más por mí, en realidad. – dijo algo desconcertado. – Quería que alguno de vosotros, o dos o los que queráis… me acompañase.
- Ah… - exclamó Kizashi. – Claro. Eres muy joven para saber conducir, ¿es eso?
- … - Taoshi negó con la cabeza. – Allí… se toma muy en serio la traición y la cobardía… Necesitaría que contaseis lo que ocurrió, porque si creen que los abandoné… - su cara se desencajaba por momentos, parecía realmente asustado.
- Está bien, te acompañaremos. – ofreció Naruto. – No tienes de qué preocuparte.
- Gracias. – suspiró aliviado.
- Taoshi, una cosita… - preguntó quedamente Yuta, captando la atención de todos. El temor de Taoshi había despertado su curiosidad - ¿Cómo es tu grupo?
- No sé, son diferentes entre ellos… Cada uno apareció de una manera y de un lugar distinto… Supongo que como todos.
- Y… - insistió Yuta - ¿Son como nosotros?
- Bueno, hay algunas personas bastante preparadas también.
- ¿Algunas personas? – cuestionó ahora Naruto – Entonces… ¿son más que nosotros?
- Sí. – respondió tajantemente Taoshi.
- … Aproximadamente… ¿cuántos más? – preguntó Kizashi.
- Ah, pues… - el chico se quedó pensativo unos momentos - tres o cuatro… cientos.

CONTINUARÁ...