Una Historia de Muerte [Capítulo 21: 07/05/2013]

La autopista 412 que llevaba directamente al corazón de Konoha estaba totalmente desierta. La verdad es que aquellos paisajes daban escalofríos. Bueno, si había algunos coches vacíos o medio destrozados adornando cada uno de los cuatro carriles, cosa que lo hacía todavía más siniestro.

Cuando la autopista estaba ya prácticamente fuera de la ciudad se bifurcaba la comarcal 13, una carretera de tan solo dos carriles que iba hacia el noreste de la ciudad. El panorama era bastante parecido en realidad.

Y a unos doscientos metros siguiendo la carretera se podía ver un coche de color azul que avanzaba haciendo zigzag esquivando los demás coches que había tirados por allí. Dentro había cinco personas así que estaban algo apretados.

El conductor era un hombre que tendría unos 40 años. Era bastante corpulento y tenía un extraño peinado en cinco puntas. Pero aún más extraño era su color rosa pálido. Se le veía un poco tenso, como casi siempre que tenían que estar fuera.

Y no era por los coches que tenía que ir evitando. Más bien era por los muertos que vagaban sin rumbo entre los coches, que trataban de lanzarse hacia los cristales y que ponían extremadamente nerviosos a todos los que había en el interior. Avanzaron lentamente cincuenta metros más.

- Mierda… - Murmuró el conductor pisando el freno.
- ¿Qué pasa? – Preguntó uno de los tres chicos que había en la parte de atrás.

Nadie tuve que responderle, ya que al llevar la vista al frente la respuesta llego sola. Un jodido y gigantesco grupo de muertos estaban llenando toda la carretera avanzando en la misma dirección hacia donde iban ellos.

- No estaban allí cuando salimos. – Dijo el conductor.
- Habrán llegado mientras estábamos en la ciudad. – Dijo la chica que había en el asiento del copiloto.
- ¿Y qué hacemos? – Preguntó uno de los chicos de atrás.
- No podemos ir con el coche. Aunque pasásemos de ellos nos seguirían y… seria aun peor. – Dijo el hombre del pelo rosa.
- Pero no podemos quedarnos aqui. Nos están esperando. – Dijo la chica abrazando la mochila que tenía encima de sus piernas.
- No, no podemos. Tendremos que ir a pie. No es la primera vez que lo hacemos. – Dijo el conductor decidido mirando a los cuatro.

Todos asintieron bastante serios. Estaban algo nerviosos la verdad. Pero no les quedaba otra opción. Y quedarse en el coche todo el día o volver a la ciudad era algo impensable. Sin tratar de hacer mucho ruido los cinco bajaron del coche, por fortuna estaban a 100 metros de los zombies y a su espalda.

Los cinco llevaban una mochila bastante cargada, llevaban toda la mañana buscando suministros por la ciudad. Había sido algo bastante agotador. Pero el peligro aún no había cesado.

El conductor se llamaba Kizashi Haruno, llevaba unos pantalones de chándal y una camiseta blanca con el logo en el pecho. En realidad hacia bastante calor ya que estábamos en Junio. Debería tener unos 40 años más o menos.

La chica que había de copiloto era Sakura Haruno, llevaba una camiseta de tirantes de color roja y unos vaqueros azul claro. Mediría en torno a 160 cm y era de complexión más bien delgada. Llevaba el pelo corto y lo tenía también de color rosa. Sin embargo era un tono bastante más vivo que el del conductor. Cualquiera pondría la mano en el fuego y diría que el hombre era su padre. Tenía 20 años.

El primer chico en salir tenía la misma edad que Sakura. Se llamaba Satoshi y tenía el pelo moreno algo arreglado. Llevaba unos jeans negros y una camisa blanca que se había tenido que remangar por el calor. Medía 176 cm.

Luego, por el otro lado salió Kirisuke, un chico rubio que media poco más que Satoshi. Tenía unos pantalones cortos y una camiseta negra.

Y el último en salir fue Yuta, un chico castaño con el pelo en punta. Tenía 30 años y medía 182 cm. Llevaba una camisa verde oscura desabrochada que dejaba ver una camiseta interior blanca que tenía por dentro. Tenía también unos jeans azul oscuro. Por fortuna el calor no le afectaba mucho. Tenía también un cigarrillo encendido entre los labios, parecía bastante serio.

- Dejaremos aquí el coche, volveremos mañana por él. – Dijo Kizashi cerrando la puerta.
- Entendido. – Dijeron los demás.

Se fueron hacia la izquierda de la carretera donde había un pequeño bosque de robles. Tendrían que dar un pequeño rodeo sorteando el grupo de zombies de la carretera, pero valdría la pena.

Avanzaron entre los arboles sin hacer mucho ruido. Estuvieron así unos diez minutos hasta que llegaron a un pequeño salto de terreno. Solo era un pequeño desnivel de unos dos metros.

El primero en saltar fue Kirisuke, que no se lo pensó dos veces y sin mirar nada dio un buen salto hasta abajo. Mala idea ya que sus piernas quedaron demasiado cerca de un zombie que había tirado en el suelo cubierto entre la maleza y el punto muerto que provocaba la caída de dos metros. Y que no dudo en propinarle un fuerte mordisco en la parte de atrás del muslo.

- ¡Kirisuke! – Gritó Sakura asustada.

El chico rubio dio un grito que erizaría la piel de cualquiera que lo escuchase. Le había arrancado un trozo de carne bastante grande y era muy doloroso.

Sin dudarlo un solo momento Kizashi sacó su pistola y disparo en la cabeza del zombie haciendo que se detuviese. Pero el grito y un disparo habían sido algo llamativos.

- ¡No! ¡No dispares! – Dijo Yuta mirando en dirección a la carretera.

Kizashi comprendió que había cometido una imprudencia pero no podía dejarlo así tampoco. Se guardó su pistola y bajó hacia abajo para ver cómo estaba el chico. Todos bajaron también, sin embargo los temores de Yuta se habían convertido en realidad. La veintena de zombies de la carretera se estaba adentrando en el bosque alarmados por el ruido. También llamaron la atención de los pocos muertos solitarios que había por allí.

En realidad todos sabían que Kirisuke ya estaba condenado a morir, pero por motivos humanitarios algo obligó a Kizashi a subírselo a su espalda. Sakura estaba algo temblorosa, nunca podría acostumbrarse a ver aquello.

- Tenemos que salir de aquí. – Dijo Satoshi viendo como los zombies estaban cada vez más cerca.

Ya sin poder seguir confiando en la cautela tuvieron que empezar a correr alejándose de allí. Un grupo de veinte zombies les seguían por la espalda y poco a poco veían como estaban siendo rodeados por pequeños grupos de uno, dos o tres. Si se paraban no lo contarían seguramente.

Debido al peso extra Kizashi acabó tropezando y cayó al suelo provocando también la caída de Kirisuke, arrodillado trató de alzar su mano hacia el rubio.

-¡Dejalo! – Gritó Yuta. – No podemos hacer nada por él. – Dijo el chico mirando al pelirrosa.
- Yo… lo siento. – Dijo Kizashi bastante afligido levantándose.
- ¡¡No!! – Gritó Kirisuke viendo como varios zombies se iban acercando poco a poco hacia él.

De nuevo volvieron a correr como si les fuese la vida en ello. Todo pasó demasiado deprisa, sin saber muy bien como ocurrió estaban ya jodidamente rodeados. Un zombie que por fortuna no se llevó por delante a Kizashi hizo que tuviesen que separarse ya que había provocado que dos más se colocasen entre ellos.

Satoshi y Kizashi iban por un lado, casi parecía que se habían ido por el lado más pegado a la carretera y había más zombies. Aunque así podían pensar que Sakura estaba mejor entonces.

Sin embargo llevando un buen ritmo parecía que poco a poco los iban despistando y perdiendo el rastro. Mientras no se parasen estaba bien. Por fin volvieron a la carretera, de hecho estaban justo donde querían. Podía verse un camino de tierra que salía de allí llegando hasta un recinto que había a lo lejos cubierto por unas vallas.

Pero viendo que no había ninguna amenaza decidieron esperar en la carretera a los demás. Suspiraron aliviados al ver que llegaban. O al menos durante un segundo.

- ¿¡Y Sakura!? – Gritó Kizashi viendo que Yuta llegaba solo.
- ¿Cómo? ¿Qué haría conmigo Sakura? ¡Tendría que estar con vosotros! – Dijo Yuta llegando donde estaban ellos.
- ¡Mierda! – Gritó Satoshi bastante molesto.

------------------------------------------------------------------------------------------ Cinco Minutos Antes

Sakura recordó que Kirisuke llevaba en su mochila las medicinas que habían encontrado en la farmacia. Los demás llevaban comida y otras cosas, pero necesitaban esas medicinas ahora. Sin dudarlo se dio media vuelta y llego donde estaba Kirisuke.

Su idea inicial era disparar a los zombies que ahora se estaban comiendo su cuerpo sin vida, pero se dio cuenta de que la caerse antes Kizashi también lo hizo la mochila, era mejor idea que empezar a hacer ruido.

La cogió y se dio media vuelta, sin embargo pudo ver más de diez zombies yendo hacia ella. Trató de ir en dirección hacia el refugio, donde estaban los demás. Sin embargo mientras más avanzaba más zombies iban en su dirección.

Normal que Yuta, Kizashi y Satoshi pudiese huir bien, todos los zombies se habían dado la vuelta para ir hacia Sakura. La pelirrosa estaba demasiado asustada, su instinto de supervivencia y su cuerpo le hicieron darse media vuelta.

Empezó a correr por el bosque, solo tenía un pensamiento en su cabeza. No quería morir, no moriría hoy. Llegó a la carretera y podía verse de nuevo la ciudad de Konoha. Aprovecho para darse la vuelta y confirmo que los zombies todavía la seguían. Ella era más rápido que ellos e iba despistando a los de atrás, pero todo el rato se iban sumando nuevos.

Un zombie se acercó por delante de ella pero logro escurrirse utilizando un par de coches que había por allí tirados. De nuevo la opción más lógica era correr en dirección contraria al refugio.

La idea de Sakura era correr todo lo que pidiese hasta despistar todos los zombies. Después se escondería en alguno de los coches hasta que pasase todo. Sin embargo no fue tan sencillo y Sakura tuvo que correr y correr sin parar. Ya llevaba cerca de una hora corriendo y siguiendo la carretera y que después llegó a la autopista. Casi sin darse cuenta estaba de nuevo llegando a la ciudad.

Y una hora corriendo al sol de junio ya la había dejado bastante cansada. Por fortuna ahora no se iban sumando nuevos zombies, pero es que iba tan lenta ya que casi iba al mismo ritmo que ellos.

Sakura ya casi parecía que deambulaba sin rumbo, casi que había perdido toda esperanza ya de poder esconderse, pero su instinto le hacía mover las piernas aunque no tuviese fuerzas. No quería morir allí.

CONTINUARA…

Todos se quedaron un poco en silencio. La idea de Sakura estaba flotando entre las mentes de todos. Y causando muchas ideas diferentes sin duda.

- ¡De eso nada! – Dijo Kano mosqueado. – Ya lo teníamos hablado. – Añadió después.
- Pero podría ser buena idea. – Dijo Sakura tratando de explicarse.
- Quieta ahí pequeña. ¿No deberías preguntar primero si quiero quedarme? – Preguntó Naruto mirándola.
- ¿Por qué no? Dijiste que estabas solo. – Dijo Sakura mirándole también.
- “¿Esta solo?” – Se preguntó Kizashi en su cabeza.
- Y que yo sepa hasta ahora no me ha ido nada mal. – Respondió velozmente Naruto.
- Ya lo habéis oído. No sé qué discutimos más. – Dijo Satoshi interviniendo entre los dos.
- Naruto es militar, tiene muchas armas en su camión. – Dijo Sakura captando la atención de unos cuantos. – Siempre nos estamos quejando de que solo tenemos unas pocas pistolas y un rifle de caza. – Añadió al final la pelirrosa.
- ¿Eres militar? ¿Y nos chantajeas con comida por Sakura? ¿No se supone que tu deber es ayudar a la gente y ya está? – Preguntó Satoshi algo molesto.
- Dime chico… ¿Tu que hacías antes de que todo se jodiera? – Preguntó Naruto mirándole.
- Estudiaba… ingeniería informática. – Dijo Satoshi sin entender la pregunta.
- ¿Y por qué no estas estudiando ahora entonces? – Preguntó el rubio con mucha ironía.

La tensión se podía cortar con un cuchillo ahora mismo. Sobre todo la generada entre Naruto, Satoshi, Kano y Sakura. Los demás solo estaban de oyentes.

- Cuando te dije que teníamos comida y agua casi se te iluminaron los ojos. ¿Cuánto hace que no comes algo decente? – Preguntó Sakura. Naruto pensó que era bastante perceptiva. – A ti te falta lo que nosotros tenemos… y tú tienes lo que necesitamos. – Dijo Sakura sonando bastante lógica.
- Te equivocas… ahora me vais a dar lo que a mí me falta. – Dijo Naruto poniéndose algo autoritario. - Te podría haber cogido del cuello y haberte apuntado con una pistola al bajar del camión. Pero he confiado en tu palabra… pero tus amigos la están rompiendo. – Dijo Naruto algo molesto por la actitud poco colaboradora del grupo de Sakura. – Y teníamos un trato. – Añadió después haciendo que Sakura no supiese que decir.
- ¡Ya basta! – Gritó Kizashi algo molesto, toda aquella situación le ponía de los nervios. – Naruto, sin duda tienes toda mi gratitud, has salvado la vida de mi hija. Aunque haya algunos que parecen no valorarlo. – Dijo mirando a Kano y a Satoshi. – Y por supuesto que tendrás lo que ella te ha prometido a cambio. Sin ti. mi hija ahora probablemente… y para mí eso no tiene precio. – Dijo el hombre con un tono de voz bastante conciliador.
- Gracias. – Dijo el rubio un poco sorprendido. Por fin alguien que parecía normal.
- Pero me gustaría pedirte que te quedases al menos a comer con nosotros. Como muestra de gratitud personal.

Naruto estuvo a punto de hablar pero justamente en ese momento le sonó el estómago haciendo que todos se quedasen un poco en blanco. No había comido nada desde ayer. Y no había tenido una comida decente desde antes de ayer.

- ¡Me tomaré eso como un sí! – Dijo Kizashi bastante alegre.

Naruto miró hacia el suelo sintiendo que le habían vencido. Aunque tenía que reconocer que aquel hombre le caía bien, parece una buena persona y bastante inteligente. Las personas así siempre habían sido de su agrado.

- Iré… a apagar el motor del camión. – Dijo Naruto dándose media vuelta.

Lo había dejado encendido porque tenía pensado marcharse rápidamente. De todos modos también aprovecho para asegurarse de cerrar bien todas las puertas de su vehículo. Las noticias sobre la escasez de armas de aquel grupo hicieron que se preocupase por eso.

Sakura aprovechó el momento para sentarse y relajarse. En verdad estaba bastante cansada todavía. Satoshi se sentó a su lado y le paso un brazo por la espalda.

- Estaba muy preocupado por ti. – Dijo el chico dándole un beso en la cabeza de forma cariñosa.
- Siento haberos preocupado. – Dijo la chica sonriendo.
- No fue tu culpa. Me alegra que estés bien. – Dijo después separándose de ella y mirándola.

Naruto volvió a entrar en ese momento al interior de la perrera. La verdad es que era un buen refugio ya que tenía un patio bastante amplio donde los perros antes podían estar algo sueltos de vez en cuando. Y también estaba totalmente vallado justamente para evitar que se fugasen. Ahora les ayudaba a que no entrase nada. Y dentro pues simplemente era un edificio normal y corriente donde aquella gente se había establecido.

El sitio en el que estaban ahora era como un patio frontal bastante grande. Había algunos bancos así que podían estar más o menos cómodos allí. Guiado por el olor Naruto pudo deducir que no muy lejos de allí alguien estaba preparando la comida para todo el grupo, la verdad es que aquello le hizo tener incluso más hambre.

- Ah me había olvidado. – Dijo Sakura cogiendo una de sus mochilas. – Le llevaré sus medicinas a Yuki. – Dijo Sakura levantándose después.
- Supongo que estará con Eita en la cocina. – Dijo Yuta desde su escalera, parecía que aquel lugar le gustaba. Estar en alto siempre ayudaba a vigilar mejor.

Sakura fue hacia la cocina. Que no era una cocina, simplemente era una habitación que habían habilitado para eso. Tenían un pequeño motor que funcionaba a gasolina y les daba un poco de electricidad. Y a el tenían enchufado dos pequeños hornillos eléctricos con los que preparaban la comida para todo el mundo. Se agradecía poder comer caliente todavía. La comida la estaban preparando los dos ancianos, Yuki y Eita.

Kizashi aprovechó el momento para sentarse al lado de donde se había puesto Naruto. Ganándose la mirada curiosa de Kano, Yuta, Satoshi e Ino.

- ¿Es verdad eso de que estas por ahí solo? – Preguntó el hombre con lo que para Naruto era un tono de preocupación.
- Si… de hecho hacía ya bastante tiempo que no hablaba con nadie. – Naruto le respondió ágilmente, por algún motivo aquel hombre le despertaba cierta simpatía.
- ¿Desde cuándo estas solo? – Preguntó de nuevo el hombre.
- Pues… desde que empezó todo. – Dijo Naruto recordando, no parecía tampoco con muchas ganas de hablar de esas cosas.

Justo en aquel momento volvió Sakura de darle las medicinas que había buscado para la señora Yuki. Se sentó al lado de Satoshi e Ino que estaban en el mismo banco. Y después vio todos estaban mirando hacia Naruto y hacia su padre por algún motivo.

- ¿Es verdad eso de que eres militar? – Preguntó Ino cambiando de tema. En realidad Naruto lo agradeció.

Los dos bancos estaban casi uno al lado del otro. Kizashi y Naruto en uno. Satoshi, Ino y Sakura en el otro. Kano estaba sentado a la sombra de un árbol y Yuta en el puesto de vigilancia.

- Lo era. – Dijo Naruto refiriéndose a que ya no se consideraba como tal.
- Y si tienes tantas armas… las traes aquí. ¿Qué crees que nos impide robártelas? – Preguntó Kano alzando la voz para que le escuchase.
- Para abrir el camión a parte de mi llave, necesitas un código que solo yo sé. Si me matas necesitaras explosivos para abrirlo. Así que no te serviría de mucho. – Dijo Naruto negando con la cabeza.
- ¡Deja ya de hacer el idiota! – Gritó Ino sorprendiendo a Naruto. – No vamos a robar a nadie joder.
- Ino tiene razón. Así que deja ya de pensar en tonterías. – Le dio la razón Sakura.
- No… si solo divagaba. – Dijo Kano fingiendo indiferencia.
- Pues mantén tus pensamientos en tu cabeza. – Le sugirió amablemente Kizashi.

Se creó un pequeño silencio incomodo en aquel momento. Naruto no tenía ni puta idea de que hablar con esa gente.

- Supongo que tener experiencia militar tiene que ser bastante útil contra los muertos. – Dijo Yuta mientras seguía mirando la carretera.
- No me quejo. – Dijo Naruto mirando hacia la escalera.
- Y tener acceso a armamento y vehículos también ayuda. – Dijo Satoshi señalando el camión de Naruto.
- ¿Y cómo encontraste a Sakura? – Preguntó Ino algo molesta por la actitud de Satoshi.
- Estaba buscando algo de comer la verdad. En los coches de la autopista. Escuche un grito… y bueno me llamo la atención. – Dijo Naruto mirando a la joven rubia.
- Que caballero. – Dijo la chica tratando de animar un poco el ambiente.
- Oye que tampoco fue así del todo… yo estaba a punto de matarlos con mi cuchillo. – Dijo Sakura cruzándose de brazos.
- Como sea… hice ruido con la pistola y pensé que no sería justo dejarla allí después de llamar tanto la atención. Así que decidí llevarla con vosotros. – Dijo Naruto.
- ¿Y cuándo decidiste chantajearnos? – Preguntó Kano mirándole.
- Cuando Sakura me dijo que teníais comida en abundancia. – Dijo Naruto rápidamente sin pelos en la lengua.
- Bueno… reconozco que tampoco fue muy inteligente por tu parte decir eso. – Dijo Kizashi riendo quitándole importancia.
- Repito que mi intención era que Naruto se quedase con nosotros. – Dijo la chica defendiéndose. – Además que tampoco es tan malo ayudar a los demás. – Dijo la chica algo molesta. - ¿Cuándo os habéis vuelto tan egoístas? – Preguntó Sakura mirando a Kano como si solo hablase con él.
- Yo también creo que Naruto debería quedarse. Si él quisiese claro. – Dijo Ino cruzando las piernas. – Parece una buena persona... y nosotros podríamos ayudarle y él también podría ayudarnos a nosotros.
- Yo creo que Ino y Sakura han dicho algo lógico. – Dijo Yuta sorprendiendo mucho a las chicas. - … para variar. – Dijo después Yuta para sonar más serio y distante de lo que en realidad era ahora mismo.

Volvieron a quedarse un poco en silencio. Naruto tenía que reconocer que aunque se había acostumbrado a la soledad. Volver a estar con otras personas se había hecho algo más agradable. Quizás si no fuese por ciertos problemas que veía con aquel grupo.

- ¿Cómo era tu vida antes de que cambiase todo Naruto? – Preguntó Kizashi con algo de curiosidad.

Naruto resopló y miro hacia el suelo. Estaba rememorando un poco su pasado. Hacía tiempo que no se paraba a pensar en aquellas cosas. Muchos recuerdos, y ahora mismo todos dolorosos.

- Llevaba cuatro años trabajando en el ejército del País del Fuego. Había aprobado los exámenes con unas notas bastante buenas y me asignaron al sexto regimiento de infantería. En realidad no hicimos nada especial. Lo más emocionante que hice fue participar en una misión humanitaria cuando hubo el tornado aquel en la costa este hace un par de años. Pero tampoco me quejaba, estaba bastante bien. – Naruto hizo una pequeña pausa. Parecía que las cosas de trabajo eran las más normales de su historia. – Tenía un piso en el centro. No era muy grande… pero daba igual. Era mío al menos. Vivía… - Naruto hizo una pausa para respirar. – Vivía con mi novia. Ella estudiaba para ser veterinaria… trabajaba también a media jornada en un súper mercado. Yo me pasaba casi todo el día trabando… ella… tenia incluso menos tiempo libre que yo… pero… era feliz… nunca había sido tan feliz como en aquella época. – Dijo Naruto mirando al suelo.

Todos se quedaron callados también. Igual que Naruto todos habían sufrido pérdidas y aquello les había recordado todo.

- Yo también perdí a mi esposa. – Dijo Kizashi poniendo una mano en el hombro de Naruto. Sakura se puso triste al pensar en su madre.
- Supongo que todos perdimos mucho. – Dijo Naruto. – Sakura… - Dijo el chico llamando su atención. – Me preguntaste por que iba solo en mi camión. Es sencillo… estoy solo… no tengo a nadie. Todas y cada una de las personas a las que un día aprecié… están muertas. – Dijo el chico que parecía deprimirse por segundos. Y deprimiendo a todos a su alrededor.
- Yo también perdí a todo el mundo. – Dijo Ino abrazándose las piernas. – Me habría gustado ayudarles pero… tenía miedo. Me escondí en mi habitación aquel día y estuve allí sola hasta que el señor Kizashi entro en mi casa… para saquearla creo. – Dijo Ino algo divertida. – Pero al encontrarme me ofreció ir con él. Y aquí estoy. – Dijo la rubia tratando de que Naruto se sintiese identificado.

Todos se quedaron un poco callados. Todos y cada uno de ellos habían perdido gente y toda la historia de Naruto les había traído demasiados recuerdos. Pero Sakura no pudo evitar pensar una cosa. Ella tenía a su padre y a su novio. También tenía a sus compañeros. Sin embargo Naruto llevaba medio año completamente solo.

El silencio ya era increíblemente incomodo cuando aparecieron por fin Eita y Yuki arrastrando un carrito de metal en el que habían puesto toda la comida. Solo era una fuente bastante grande con todo lo que habían preparado. Que tampoco es que fuese mucho. Pero hoy para celebrar que Sakura estuviese bien y que tenían un invitado así que habían tirado la casa por la ventana y habían preparado un poco de carne enlatada acompañada con una ensalada en conserva. ¡Vivan las latas!

Aquello sirvió para distraer un poco a todos. Kano y Satoshi entraron a por unas cuantas sillas. Colocaron el carrito delante del banco de Naruto y Kizashi y después pusieron las sillas rodeando el otro lado de la mesa improvisada.

Todos comenzaron a comer. Bueno, Naruto devoraba con ansia mejor dicho. Puede que el sabor de comida enlatada no hubiese sido nada bueno hace unos meses pero ahora era delicioso.

- Dime una cosa Naruto… - Dijo Yuta con un tono bastante cordial.
- Te escucho. – Dijo Naruto haciendo esfuerzos por tragar.
- Siempre me he preguntado como el ejército pudo perder la situación en la ciudad. – Dijo Yuta con bastante curiosidad.
- Si te soy sincero… yo no estaba trabajando aquel día. Supongo que por eso estoy aquí claro. – Dijo Naruto pensando. – Pero… creo que simplemente se vieron superados. Tengas las armas que tengas si te están atacando centenares y centenares de… zombies descerebrados que no tienen miedo a las armas… pues no puedes hacer nada para detenerlos. A ver sinceramente creo que si se hubiesen organizado mejor las cosas no habrán salido así. Sin embargo… todo pasó demasiado rápido y no les dieron esa oportunidad. – Dijo Naruto tratando de ponerse en el lugar de sus antiguos compañeros.
- ¿Y tú por qué no trabajabas ese día? – Preguntó Ino mirando a Naruto.
- … - Naruto creo un silencio que llamó la atención de todos y se lo quedaron mirando muy seriamente. Casi parecía un secreto tenebroso. – Me hice un esguince en el tobillo al tropezarme con una toalla sudada en el gimnasio del cuartel, así que me quede en casa aquel día. – Dijo Naruto dejando a todos en blanco.

De hecho algunos no pudieron evitar reírse un poco ante la declaración de Naruto. Que cosa más absurda le había salvado la vida. Naruto no pudo evitar sonreír un poco también, la risa se pegaba.

- Oye Naruto… ¿Y qué tipo de armas tienes? – Preguntó Ino con bastante curiosidad. - ¿Llevas bombas? – Preguntó después algo enérgica.
- “Se le ve hasta ilusionada.” – Pensó Naruto algo sorprendido. – No, no tengo bombas. Llevo algunas granadas eso sí. Pero no las he usado todavía, sería estúpido teniendo en cuenta el ruido que hacen. – Naruto sentía que se estaba ganando la atención unánime de todo el grupo. – Tengo también seis fusiles de asalto… nueve pistolas de nueve milímetros unas cuantas ametralladoras y… bueno mucha munición. – Dijo Naruto haciendo inventario.
- Oh… pensaba que llevarías… algo más. – Dijo Ino que parecía triste.
- Podría haber cogido más… pero pensé que mejor llevar pocas armas y mucha munición. AL fin y al cabo yendo solo… con asegurarme que no se me acaben las balas. – Dijo Naruto con lógica.
- ¿Entonces por qué llevar más de una? – Preguntó Eita mirando al invitado.
- Bueno… las armas se rompen a veces. Y para llevar recambios prefiero ir a lo rápido y seguro. – Dijo Naruto terminando de comer.
- Pareces un joven bastante apañado. – Dijo Yuki sonriendo. Era una anciana adorable pensó Naruto.

Naruto se levantó porque había terminado de comer. Se quedó mirando hacia el infinito ya que estaba pensando. Había pasado tantos meses solo y le había dado completamente igual. Pero ahora, una simple conversación durante una comida en grupo había hecho que se sintiese profundamente solo.

- ¿Qué harás ahora Naruto? – Preguntó Kizashi dejando sus cubiertos en la mesa.
- Pues… supongo que… aguantar… y ya está. – Dijo Naruto sin mirarle.
- ¿Y ya está? ¿Para qué quieres sobrevivir si estas solo? ¿De qué te sirve? – Preguntó Kizashi mirando su nuca.
- No… lo sé. – Dijo Naruto volviendo su vista al suelo.
- ¿Tu qué opinas Kano? – Preguntó Kizashi mirando al hombre que seguía con su plato.
- Bueno… una boca más… a cambio de un arsenal… supongo que es algo aceptable. – Dijo siendo lo más lógico posible.
- No se Naruto… creo que aquí puedes hacer algo realmente bueno. En lugar de vagar de un lado para otro sin ningún objetivo ni aliciente… puedes estar aquí… ayudarnos a protegernos… probablemente tú lo puedas hacer mejor que cualquiera de nosotros. Y aquí tendrás algo que tú no tienes y necesitas… y no estoy hablando de comida. – Dijo Kizashi que seguía mirando la espalda del rubio.
- ¿Me aceptas en tu casa? ¿Sin conocerme? – Preguntó Naruto dándose la vuelta y mirándole.
- Oh… te equivocas. Creo que te conozco bastante bien. Dices que lo mejor que has hecho en tu trabajo fue ayudar a las víctimas de un desastre. Dices que tenías una vida sencilla con tu novia en un pequeño apartamento y eso te hacia feliz… por mucho que hayas tratado de conseguir algo a cambio inicialmente salvaste la vida de mi hija por puro altruismo… te conozco muy bien… y yo estaría totalmente encantado de que te quedases con nosotros. – Dijo Kizashi sorprendiendo mucho a Naruto.

Naruto no sabía que pensar. Cuando escucho el grito de una chica varios metros lejos de el jamás imaginaria verse en esa situación. De hecho lo que se imagino fue tener que ver como varios zombies se comían a alguien.

- Pero claro eso no lo decido yo. – Dijo Kizashi mirando a todos.
- A mí me parece bien. – Dijo Sakura la primera, Naruto le había salvado al fin y al cabo.
- A mí también… creo que debemos ayudar a Naruto. – Dijo Ino que se veía un poco reflejada en él.
- Yo creo que es buena idea. – Añadió Yuta también. – Puede sernos útil.
- Sus armas nos vendrán bien… y ya que quitárselas seria poco ético. – Dijo Kano con su típica forma de hablar.
- Sabéis que yo votaría que si para cualquier persona. No podría dejarle por ahí solo. – Dijo Yuki sonriendo.
- Yo creo que mientras más seamos mejor ¿no? – Pregunto después Eita.
- Yo voto que sí. – Dijo Satoshi bastante neutral. En realidad le habría gustado decir que no pero no habría quedado bien decirlo si todos decían que sí.

Quizás Naruto ahora estaba un poco sorprendido. Aquellas personas le estaban aceptando de manera unánime. Desde el tío mas borde de todos hasta los ancianos más inocentes. Pasando por los más jóvenes y por aquel hombre que por algún motivo hacia que recordase a su propio padre.

- Pues ahora… tienes la última palabra Naruto. Si quieres marcharte me asegurare de que tengas tu comida por eso no te preocupes. – Dijo Kizashi sonriéndole.
- Me quedo. – Dijo Naruto mirándoles a todos.

CONTINUARA…