Detrás de tu Sonrisa

Las vacaciones de Navidad acabaron con presteza. Como siempre que es vacaciones por supuesto. Era el primer día de clase. El día de clase había pasado, pero mucho más lento que un día de vacaciones.

Naruto y Sakura estaban volviendo juntos hacia casa. Sakura estaba seria y contenta a la vez. Pero estaba en silencio cosa que extrañaba a Naruto.

- ¿Te puedo contar un secreto? - Dijo la pelirrosa sin mirar a Naruto.
- ¿Un secreto? Claro… - Dijo el rubio mirándola.
- Es sobre el examen de matemáticas que me ayudaste a aprobar el otro día. - Dijo la pelirrosa.
- Dime. - Contesto rápidamente el rubio.
- No podía suspenderlo… bajo… ningún concepto. - Dijo la pelirrosa mirando al frente.
- ¿Y eso? - Pregunto Naruto intrigado.
- Antes… cuando mi padre estaba vivo… el me pagaba el instituto… no sé si lo sabes por qué tú tienes beca. Pero es muy caro. Pero al morir el… bueno sabes que no hay tanto dinero en mi casa. - Dijo Sakura triste.
- Si… ya. - Dijo Naruto pensando en Sakura.
- Llegue a un acuerdo con la directora Tsunade… me concedería una beca siempre que mantuviese mi media de notas alta… pero me dijo que tenía que ser trimestre a trimestre… si… hubiese suspendido el examen de matemáticas… no habría podido seguir estudiando allí. - Dijo Sakura.
- Vaya… bueno… lo importante es que has aprobado con una nota buena incluso… así que estate contenta. - Dijo Naruto sonriendo.
- Si… gracias. - Dijo la pelirrosa sonriendo.
- No tienes que dármelas. - Dijo Naruto sonriendo.

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Era ya de noche. El rubio estaba en su cama tratando de dormir. Aunque hoy no tenía mucho sueño en realidad. Pero de repente escucho un extraño sonido proveniente del cuarto de al lado, el de Sakura.

Al principio le pareció un sollozo. Sin embargo no le dio importancia. Pero en cuanto comenzó a repetirse unas cuantas veces. Naruto en un principio intento no entrometerse pero comenzó a sentirse mal por no hacer nada al respecto.

El rubio se levantó de su cama y se puso los pantalones, ya que el dormía más cómodo solo en ropa interior. Además que fuera hacia frio. Se puso las zapatillas de estar por casa y salió de su cuarto.

Giro hacia la derecha y dio tres o cuatro pasos hasta la puerta de Sakura. Inhalo una gran cantidad de aire y después la expulso en un fuerte suspiro. Luego llamó a la puerta. Hubo un pequeño silencio.

- ¿Si? - Se escuchó desde dentro.

El rubio giro el pomo de la habitación y entro poco a poco. La habitación estaba oscura pero no lo suficiente para que se viesen bien.

- Naruto… - Dijo Sakura rascándose los ojos con las mangas de su camiseta
- Hola… - Dijo Naruto acercándose a Sakura.
- ¿Ocurre algo? - Preguntó la pelirrosa abriendo los ojos, los tenía rojos, pero Naruto no podía verlo.
- Eso… venía a preguntarte yo a ti. - Dijo Naruto serio desde el centro de su habitación.
- ¿A mí? A mí no me pasa nada Naruto. - Dijo la pelirrosa mirando al rubio.
- Pero… estabas llorando… - Dijo Naruto con seriedad en sus palabras.
- ¿Yo? Creo que te equivocas Naruto… si eso. Y me has despertado preferiría que me dejases dormir que mañana madrugamos. - Dijo Sakura cambiando de tema.
- Esta bien… como quieras… Sakura… - Dijo el rubio dudoso pero tratando de respetar su decisión.

La pelirrosa se había incorporado en su cama y se estaba abrazado sus rodillas. Naruto se dio la vuelta. En aquel momento la pelirrosa hundió su cabeza entre sus rodillas. Después una lagrima solitaria rodo por su mejilla.

- Espera… - Dijo la pelirrosa.
- ¿Qué ocurre? - Preguntó Naruto dándose la vuelta.
- Cierra la puerta… estaremos haciendo mucho ruido. - Dijo Sakura entrecortada.

El rubio se acercó a la puerta y la cerro con suavidad. No encendió la luz para respetar la intimidad de la pelirrosa. Sin embargo cogió su silla del escritorio, la coloco delante de su cama y se sentó en ella.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó Naruto con suavidad.
- Tenías razón… yo… si… estaba llorando. - Dijo Sakura por fin, como si se liberase de un profundo peso en su corazón.
- ¿Y por qué? - Preguntó Naruto.
- Lo curioso es… que solo me hayas escuchado hoy. - Dijo la pelirrosa con una sonrisa de tristeza en su rostro.
- ¿Solo hoy? - Preguntó el rubio extrañado.
- Lo hago… casi todos los días… - Dijo Sakura mirando hacia un lado.
- ¿Casi todos los días? ¿Por qué? - Preguntó Naruto.
- Es normal que no te hayas dado cuenta… yo… y mi madre… hacemos el mayor esfuerzo que podemos para tratar de ocultarlo. - Dijo Sakura mientras miraba todavía para otro lado.
- ¿Por qué no empiezas mejor desde el principio? - Preguntó Naruto que quería ordenar las ideas.
- Todo empezó… cuando murió mi padre. - Dijo Sakura mirando por primera vez a Naruto a los ojos. - Cuando mi padre estaba vivo él era director de un importante hospital de Konoha. Como podrás deducir por esta casa tenía un buen sueldo. Muy bueno realmente. Mi madre antes era profesora de Piano de 11 de la mañana hasta la 1 del mediodía. Y lo hacía puramente por vocación. Sin embargo ahora tiene tres trabajos diferentes y trabaja desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche. Mi madre no lo dice porque finge bien… pero esta estresada a un nivel que no te imaginas… y yo… aunque estoy mejor tampoco lo es tanto. Tengo que sacarme con buena nota una carrera universitaria sin suspender ni una sola asignatura… porque si suspendo mi madre no podrá seguir pagándome los estudios… ella confía en mi pero es mucha presión para mí. Tengo solo 17 años y siento demasiada presión encima de mi espalda… y además cargo con la culpa del dolor que siente mi madre… es demasiado para mí y para ella… y encima cuando pienso en todo esto… solo puedo recordar… que mi padre… murió entre mis brazos… entre los brazos de mi madre… sin que ninguna de las dos pudiésemos hacer nada por él. - Pensó Sakura mientras sollozaba libremente.

Naruto miraba a la pelirrosa que lloraba desconsolada. Realmente no sabía que decir. Sin embargo le daba mucha pena ver así a Sakura. A cualquiera le daría pena ver a una adolescente sollozando reconociendo que no podía con el peso de su vida.

- Yo… - Dijo Naruto parándose.
- No te preocupes… entiendo… que no sepas que decir… tú no has perdido a ninguno de tus padres. - Dijo la pelirrosa.
- … - Naruto siguió sin responder.
- Supongo que no esperaba que dijeses nada… el poder haberlo sacado de dentro ya me ha ayudado. - Dijo Sakura mientras todavía lloraba.

El rubio seguía sin saber que decir pero seguía sabiendo que le dolía ver así a su compañera. Así que hizo lo único que se le ocurrió. Primero la agarro por los hombros. Y después la atrajo hasta así hasta que ella choco con su pecho. Después el rubio la rodeo con sus brazos y puso su rostro encima del hombro de Sakura, tocando su rostro con el de ella. Vamos, lo que era un abrazo. Haciendo que Sakura dejase de llorar y se sonrojase.

- Es normal que estés triste… no te sientas mal por ello. Sakura… yo creo que eres una chica fuerte. Pero hasta los fuertes podemos llorar a veces… no te martirices por eso. No te hace débil… Siento todo lo que te ha ocurrido… debe ser muy duro. - Dijo Naruto con dificultad en esta última parte.

Al escuchar todo aquello la pelirrosa hundió su rostro en el hombro de Naruto mientras daba rienda suelta a su dolor y sus lágrimas. Naruto puso su mano en la cabeza de Sakura tratando de consolarla.

- Gracias… - Dijo Sakura desde el hombro del rubio.

Se pasó así unos segundos más y luego retiro su cara. Ambos se quedaron mirando unos segundos estando bastante cerca. Sakura estaba decidida y sonrojada. Naruto estaba serio y sonrojado. Luego la pelirrosa se alejó del todo de él.

- ¿Entonces crees que soy fuerte? - Pregunto Sakura seria.
- Claro… estoy seguro. - Dijo Naruto sonriendo.
- Gracias. - Dijo la pelirrosa sonriendo de manera sincera.

En aquel momento Naruto pensó que Sakura estaba más guapa que nunca. Su rostro aún estaba mojado por las lágrimas, estaba sonrojada pero tenía una sonrisa preciosa y sincera en su rostro.

El rubio agarró su manga y la acercó al rostro de Sakura secando las lágrimas que todavía quedaban. Cosa que hizo que Sakura se sonrojase aún más.

- ¿Entonces ya estas mejor? - Preguntó el rubio.
- Si… me he desahogado mucho… y tú me has animado mucho también. - Dijo Sakura contenta.

De repente el reloj de Sakura hizo un pequeño ruido. Ya eran las tres de la noche. Y a día siguiente madrugaban. Naruto se levantó.

- Bueno, entonces me iré a dormir… y te dejare a ti dormir. - Dijo el rubio sonriendo.
- Vale… gracias Naruto. - Dijo de nuevo la pelirrosa.

Naruto se acercó a la puerta y estaba a punto de marcharse cuando Sakura le habló por última vez. Naruto se giró.

- No se lo digas a nadie… por favor. - Dijo Sakura.
- Vale… será un secreto nuestro. - Respondió Naruto sonriendo.

Naruto cerró la puerta y se fue hacia su cuarto. Donde durmió plácidamente hasta el día siguiente. Aquel día se despertó antes para hablar con Natsuki.

- ¿Qué haces tan pronto despertado? - Pregunto la pelirrosa sonriendo.
- Veras Natsuki… mis padres han estado hablando con Jiraiya, mi abuelo. Y se ve que están muy encantados con cómo me cuidáis aquí. - Dijo Naruto sonriendo.
- Vaya… me alegro. - Respondió la mujer sonriendo.
- El caso es que mis padres están tan contentos de que yo esté bien… que me han dicho que quieren pagarte más por mi habitación. - Dijo el rubio sonriendo.
- ¿Mas? Pero si en realidad ya pagas bastante… me sabe hasta mal. - Dijo la mujer triste.
- No te preocupes… mis padres tienen buenos trabajos y si yo estoy contento a ellos les parece muy bien… me han pedido que te de 60.000 yenes cada mes. - Dijo el rubio.
- ¿60.000? Si eso es un 50% mas… - Dijo Natsuki asombrada.
- Ya… bueno tú no te preocupes… eso es cosa de mis padres y bueno a mi parece bien porque aquí estoy muy bien. - Dijo Naruto.
- Bueno… pues gracias Naruto… y dale gracias a tus padres. - Dijo la pelirrosa contenta. - “Aunque me sepa mal… nos va a venir muy bien.” - Pensó después triste.
- Bueno… pues voy a seguir durmiendo un rato ahora… que a mí todavía me queda una hora. - Dijo el rubio bromeando.

CONTINUARA…

Pasaron un par de días desde aquella noche que el rubio animo a la pelirrosa que dormía en la habitación de al lado de la suya.

Aquella mañana Sakura había ido a clase. Pero Naruto no. Le había dicho a Natsuki y a Sakura que se encontraba mal y con pocas fuerzas. Así que había decidido no ir a clase.

Sakura volvió de clase en aquel momento. Al entrar vio que Naruto estaba tumbado en el sofá tapado por una manta. Estaba viendo el televisor. La pelirrosa se acercó a él.

- Hola Naruto. - Dijo Sakura poniéndose de rodillas delante de él.
- Hola Sakura. - Dijo el rubio sin muchas ganas desde el sofá.

La pelirrosa puso su mano derecha encima de la frente del rubio para comprobar su temperatura. Naruto se puso muy rojo cuando la ojiverde hizo eso.

- ¿Qué haces? - Preguntó Naruto.
- Mi madre me ha pedido que te cuide… y eso hago. - Dijo la pelirrosa.
- Gracias… - Dijo Naruto.
- No tienes fiebre… voy a preparar algo para comer. - Dijo Sakura yendo hacia la cocina.

La pelirrosa comenzó a preparar la comida para los dos. En lugar de llevarla al comedor, puso un pequeño mantel en la mesa pequeña que había en la sala de estar, delante del sofá. El rubio se incorporó y Sakura se sentó a su lado. Ambos comenzaron a comer.

- ¿Cómo te encuentras? - Preguntó Sakura.
- Bueno… es… como si no tuviese fuerzas. - Dijo el rubio mientras comía.
- Bueno… a ver si para mañana ya estás bien. - Dijo la pelirrosa comiendo también.

Ambos terminaron de comer. Naruto quiso recoger pero Sakura no le dejo. Esta cogió los platos y los llevo a la cocina donde comenzó a limpiarlos. Hoy Naruto tenía que descansar.

- ¿Nos han puesto muchos deberes hoy? - Preguntó Naruto mirando a Sakura.
- Bueno… de lo tuyo no se… pero de lo que hacemos en común tenemos bastantes. - Dijo Sakura buscando su mochila.
- Que pereza… - Dijo el rubio.
- Oye Naruto… - Dijo Sakura sacando su libreta.
- Dime. - Dijo el rubio incorporándose.
- Hoy hemos hecho un nuevo tipo de ejercicio en matemáticas que no me ha quedado muy claro. - Dijo Sakura enseñándole su libreta al rubio.
- Ya sé que es… es un poco más difícil que las derivadas… pero se puede aprender. - Dijo el rubio mirando a Sakura.
- ¿Crees que me lo podrás enseñar cuando se acerque el examen? - Preguntó Sakura sonrojada.
- Claro… y cualquier día, menos hoy, que nos pongamos. Las integrales son un poco complejas… pero se parecen mucho a las derivadas. - Dijo Naruto.
- Si… Kurenai-Sensei ha dicho… que una integral era… mmmm. - Dijo Sakura pensando.
- Las integrales son la operación inversa a derivar. - Dijo Naruto.
- ¿Operación Inversa? - Preguntó Sakura.
- Claro… casi todo tiene una operación inversa. Sumar y restar, multiplicar o dividir, las raíces cuadradas y los exponentes… pues las derivadas y las integrales es lo mismo. - Dijo Naruto.
- Creo que lo entiendo. - Respondió Sakura.
- Imagina que tienes una función… y la derivas. Pues si a eso le haces la integral te dará de nuevo la función original. - Dijo el rubio.
- Entiendo… pues ya me lo enseñas un día. - Pidió Sakura sonrojada.
- Claro, te ayudare. - Dijo el rubio.
- Gracias. - Respondió la pelirrosa.

Eran las dos de la tarde y estaban algo aburridos. Naruto se quedó viendo un programa de televisión y Sakura se fue al ordenador a pasar el rato.

- Hey Sakurita… ¿Por qué no ha venido hoy Naruto a clase? - Pregunto Ino a Sakura por Messenger.
- Se encuentra mal… tiene un resfriado o algo así. - Contesto la pelirrosa.
- Dile de mi parte que se mejore. - Dijo Hinata interviniendo en la conversación.
- Ok, se lo diré. - Dijo Sakura.
- También de mi parte. - Dijo Ino.
- De la tuya no ¬¬ - Dijo Sakura enfadada.
- No te pongas celosa… si no es que te lo quiera quitar - Dijo Ino.
- ¡¡Serás idiota!! >.< - Escribió Sakura medio enfadada.

Sakura se pasó un rato más hablando con sus amigas. Después acabo desconectándose. Después se tumbó en la cama a dormir un rato la siesta.

La ojiverde ya llevaba un rato durmiendo cuando escucho un portazo en su casa. Se despertó agitada y miro el reloj. Eran las cuatro de la tarde.

Se puso las zapatillas con mucha prisa y comenzó a bajar sus escaleras ágilmente. Después abrió la puerta y se giró hacia un lado. Allí vio a Naruto de espaldas caminando.

Siguió corriendo hasta alcanzarle y cuando lo hizo lo agarro por el brazo haciendo que se diese la vuelta. Su rostro estaba muy cansado y sin nada de energías.

- ¿Qué pasa? - Preguntó Naruto.
- ¿A dónde crees que vas? - Preguntó Sakura.

En la calle no había nada más. Aquel era un barrio tranquilo y a esa hora la gente o estaba en casa o trabajando. La calle estaba vacía.

- ¿Cómo que a dónde voy? - Preguntó Naruto extrañado.
- Estas enfermo… mírate… por la cara que tienes parece que no puedas dar ni dos pasos. - Dijo la pelirrosa.
- Sakura… tengo que irme… de verdad… no te preocupes. - Dijo Naruto.
- ¿Cómo quieres que no me preocupe? - Preguntó Sakura enfadada. - ¿Tú te has visto la cara? - Pregunto después.
- No me pasa nada Sakura… de verdad… déjalo. - Dijo Naruto serio.
- Naruto por favor… no vayas hoy. - Suplicó la pelirrosa.
- Sakura… me caes bien… pero prefiero que no te metas en mi vida. - Dijo Naruto soltándose del agarre de la pelirrosa.
- Por favor… - Suplicó de nuevo mirando al suelo.
- ¿¡Pero porque te preocupas tanto!? - Pregunto Naruto alzando la voz enfadado.
- ¡¡Por qué eres mi mejor amigo!! ¡¡Pedazo de idiota!! Solo me preocupo por ti y tú te enfadas… puede que yo te caiga mal pero yo te aprecio… - Dijo Sakura llorando y mirando a los ojos a Naruto.

El rubio se quedó impactado por aquellas palabras de la pelirrosa. No sabía que le importaba a ella ni que le veía como un buen amigo. Además con todo esto Naruto estaba jadeando y parecía muy cansado. Sin duda no tenía ninguna fuerza.

- Yo también te aprecio… pero… no puedo quedarme en casa… lo siento. - Dijo dándose la vuelta.
- ¿Por qué? - Preguntó Sakura triste.
- No te lo puedo contar… no ahora… - Dijo Naruto dando un par de pasos.

Sakura se quedó muy triste en el lugar. Pero se quedó en silencio al ver que Naruto hizo un extraño ruido y se quedó quieto unos segundos.

- ¿Naruto? - Pregunto Sakura preocupada.

El rubio puso su mano en su pecho como si le doliese. Aunque Sakura no pudo ver su rostro porque estaba de espaldas. Poco a poco, y como si para Sakura pasase a cámara lenta, el rubio cayó desplomado al suelo.

- ¡Naruto! - Gritó Sakura acercándose a el.

Sakura se arrodillo en el suelo y vio que el rubio estaba inconsciente con una gran mueca de dolor en el rostro. Pero estaba desmayado.

- Naruto… ¡¡NARUTO!! - Grito Sakura profundamente preocupada y asustada.

CONTINUARA…

Sakura estaba sentada en una silla de un blanco pasillo. Tenía los pies encima de aquel asiento mientras se abrazaba sus piernas. Había estado llorando.

Estaba en la sala de Urgencias del Hospital General de Konoha. El lugar del que su padre fue director. Hacia dos horas que había ido corriendo tratando de seguir la ambulancia que llamó para que llevasen a Naruto al hospital.

Justo en aquel momento apareció corriendo por aquel pasillo Natsuki, la madre de Sakura. La pelirrosa la había llamado nada más llegar al hospital pero no podía ir hasta un rato después.

- He venido lo más rápido que he podido. - Dijo Natsuki llegando al lado de su hija.
- Ya lo sé mama. - Dijo la pelirrosa.
- ¿Cómo está? - Preguntó Natsuki.
- No… no lo sé… yo… me dijeron que esperase que todavía no saben… - Dijo Sakura al borde del llanto.
- Tranquilízate Sakura. - Dijo su madre sentándose a su lado.
- Yo no pude impedirle quedarse en casa… lo siento mama. Es mi culpa. - Dijo Sakura llorando.
- Sakura no llores… no es tu culpa. - Dijo abrazando a su hija.

Pasaron así diez minutos hasta que por un pasillo apareció un doctor con bata blanca. Tenía el pelo blanco grisáceo con una coleta y llevaba gafas. Era bastante joven. De la habitación de Naruto salió una enfermera.

- Le estábamos esperando doctor Kabuto. - Escucharon que dijo la enfermera.
- Lo siento, estaba justo en medio de una operación… - Dijo el doctor alterado.
- El paciente… - Dijo antes de ser cortada.
- Hablemos mejor dentro… este no es lugar. - Dijo mirando a Sakura y Natsuki.

El doctor Kabuto y la enfermera entraron en la habitación de Naruto. Las dos se quedaron sin duda mucho más preocupadas y extrañadas. Pasaron 20 minutos y el doctor Kabuto salió de la habitación. Natsuki se acercó a él.

- Doctor Kabuto ¿Verdad? - Preguntó la pelirrosa.
- Si… - Respondió el chico escéptico.
- ¿Cómo esta Naruto? - Preguntó Natsuki.
- ¿Es usted familia de Naruto? - Preguntó Kabuto.
- No… bueno yo… solo soy su casera… - Dijo Natsuki con semblante preocupado.
- Lo lamento pero entonces no puedo darle muchos detalles señora. - Dijo Kabuto cordial.
- ¿Pero cómo se encuentra? - Insistió de nuevo.
- Solo puedo decirle… que se está recuperando… todavía esta inconsciente… pero despertara pronto probablemente. - Dijo Kabuto. - Y si me disculpa… ahora mismo tengo mucha prisa. - Dijo marchándose.
- Gracias… - Dijo Natsuki.

La pelirrosa se giró y vio que su hija estaba muy cansada. Se sentó a su lado y la cogió de la mano.

- Vete a casa a descansar Sakura. - Dijo Natsuki.
- No… estoy bien… prefiero esperar a que despierte Naruto. - Dijo la pelirrosa viendo que eran ya las siete de la tarde.
- Como veas Sakura. - Dijo Natsuki.

Pasaron dos horas. Ya eran las 9. Sakura se había dormido porque estaba cansada. En aquel momento llego una enfermera que les habló.

- ¿Son familiares de Naruto-Kun? - Preguntó la enfermera.
- Soy su casera… no puedo localizar a su familia. - Dijo rápidamente Natsuki.
- Bueno… si quiere pueden pasar a verle… de uno en uno. Acaba de despertar. - Dijo poniendo muy contenta a Natsuki.

La pelirrosa se levantó sin despertar a su hija. La dejaría dormir por ahora. Natsuki se acercó hacia la puerta de la habitación.

- Natsuki… - Dijo Naruto sorprendido.
- ¿Cómo estás? - Pregunto la pelirrosa entrando en la habitación.
- ¿Qué haces aquí? - Pregunto el rubio sorprendido todavía.
- Pues he venido a verte… ¿Qué esperabas? - Dijo haciendo que el rubio estuviese más confundido.
- Gracias… - Dijo Naruto.
- ¿Cómo estás? - Pregunto Natsuki de nuevo.
- Bien. - Dijo Naruto sonriendo.
- ¿Y qué te ha pasado? - Preguntó Natsuki.
- Nada… una tontería… se ve que entre la gripe que llevaba encima y todo eso me dio un bajón de tensión al salir a la calle. - Dijo Naruto ágilmente.
- Entiendo… no tendrías que haber salido a la calle. - Dijo Natsuki.
- Ya… lo se… lo siento. - Dijo Naruto.
- No pidas perdón hombre… ¿Has avisado a tus padres? - Preguntó Natsuki.
- No… no quiero molestarlos. - Dijo Naruto mirando hacia otro lado.
- ¡Naruto! No vas a molestarles por eso… deberías llamarles. - Dijo Natsuki insistiendo.
- Ya te digo… no creo que haga falta. - Dijo Naruto un poco más serio.
- Sabes que… dime su número de teléfono y les llamo yo por ti. - Dijo Natsuki sonriendo.
- ¡Déjame ya tranquilo! Tú no eres mi madre deja de decirme lo que tengo que hacer. - Dijo Naruto profundamente enfadado y gritando.
- Naruto yo… - Dijo tartamudeando y extrañada. - Solo digo que a tus padres les interesa saber que estas… aquí. - Dijo triste la pelirrosa.
- ¡¡Mis padres están muertos!! - Dijo Naruto enfadado dejando a Natsuki en blanco. - ¿Estas ya contenta? - Pregunto Naruto dejando de gritar y comenzando a llorar.

Naruto se había incorporado para gritar. Ahora estaba abrazándose sus propias rodillas mientras lloraba hundiendo su rostro entre ambas piernas. Natsuki comenzó a sentirse muy mal.

- Naruto yo… no… lo sabía. - Dijo la pobre sintiéndose como una mierda.
- ¿Y qué? Simplemente no digas nada más… y ya está… déjame solo. - Dijo Naruto sin mirarla.

Natsuki no le hizo caso. Dio dos pasos hacia su cama y lo cogió entre sus brazos en un maternal abrazo. Naruto se sorprendió mucho por ese gesto. Y sin motivo alguno correspondió el abrazo llorando en el hombro de Natsuki. Igual que Sakura hiciera en su hombro hacía varias noches.

- Eres un chico muy fuerte… Naruto… pero todo te ira mejor si te abres más a la gente que te rodea. - Dijo Natsuki mirándole a los ojos.
- Simplemente me cuesta hablar de ello. - Dijo Naruto apartando la mirada. Ya había dejado de llorar.
- Siento haberte hecho sentir mal. - Dijo Natsuki.
- No es tu culpa. - Dijo el rubio tumbándose de nuevo en la cama. - Es mía por no decírtelo… mis padres… ellos… murieron… cuando yo tenía 9 años. - Dijo Naruto muy triste.
- Lo siento… pobre… lo tuviste que pasar muy mal. - Dijo Natsuki triste.
- Simplemente no me gusta hablar de ello. - Dijo Naruto mirando hacia un lado.
- Esta bien… lo… respetare. - Dijo Natsuki todavía triste por el pobre rubio.
- … - Naruto se quedó en silencio.
- ¿Y ya estás bien? - Preguntó Natsuki.
- Si… tranquila… está todo bien… supongo que esta noche podre ya volver a casa. - Dijo Naruto serio.
- Me alegro… ¿Sabes? Sakura está fuera… lleva aquí desde las 4… ella llamo a la ambulancia y ha estado todo el rato fuera esperando… ahora está dormida… pero… si a ti te parece la despertare… seguro que se alegra mucho cuando sepa que ya está bien. - Dijo Natsuki.
- “Sakura… lleva todo el rato esperándome… a que me ponga bien.” - Pensó Naruto por un lado preocupado y por otro contento de saber que le importaba a su vecina de habitación. - Esta bien… dile… que venga… pero… oye… no le digas lo que te he contado… por favor. - Dijo Naruto a Natsuki.
- Vale… - Dijo saliendo de la habitación.
- “Con que yo no podía entenderte… eh Sakura…”- Pensó Naruto irónicamente.

FLASH BACK

Naruto tenía 9 años y estaba en el coche, en el asiento trasero. Conducía su padre y su madre estaba en el copiloto. Se iban de vacaciones a ver al abuelo Jiraiya. Delante de ellos tenían un camión que transportaba varas de hierro para hacer hormigón armado. Sin embargo una de las correas que lo sujetaba estaba medio floja, luego se descubrió que había sido culpa de la empresa transportista.

De repente la correa se soltó y decenas de barras de hierro comenzaron a volar a gran velocidad hacia el coche. Minato trató de esquivar tantas como pudo pero estaba muy cerca del camión. Quizás una mezcla entre que él no había respetado del todo la distancia de seguridad de 10 metros, pues estaba a 6. Y que el camión había frenado de golpe hizo que no pudiese esquivarlo a tiempo.

Naruto cerró los ojos por el miedo pero de repente sintió un punzante dolor. Abrió los ojos y vio a su madre delante de el. En la espalda de Kushina había clavadas más de 10 barras metálicas. Pero una de ellas había atravesado el pecho de la pelirroja y se había clavado en el pecho de Naruto. Kushina estaba llorando y Naruto también.

Sin embargo gracias a Kushina Naruto había salvado la vida. Ella había amortiguado un golpe mortal para el rubio. Naruto solo tenía una barra clavada en su pecho, aunque ya era muy doloroso para un niño pequeño.

Su padre Minato había recibido un fuerte golpe en el pecho y otra barra había atravesado su cabeza matándolo en el acto. Naruto comenzó a llorar.

- ¡Mama! - Gritó Naruto llorando.

Kushina estiro su mano con sus últimas fuerzas y acaricio el rostro de Naruto y le seco las lágrimas.

- Te quiero… Na… ru… to. - Dijo antes de morir.

Naruto se agarró a la barra que atravesaba su pecho tratando de sacarla pero dolía demasiado y estaba muy dura. El joven Naruto Uzumaki de 9 años con una barra metálica ensartándole el pecho y su madre muerta encima de él. Sin duda una visión que tardaría mucho en olvidar.

Pero sus padres habían salvado su vida. Kushina recibiendo el impacto de todas las barras que iban a por él. O casi todas, menos una. Y su padre al dar el volantazo que hizo que no entrasen todas las barras por la luna frontal del coche. Les debía la vida a sus padres… y eso tampoco lo olvidaría jamás.

END FLASH BACK.

- ¿Naruto? - Dijo Sakura sacando del trance a Naruto.
- Hola Sakura. - Dijo el rubio sonriendo.
- ¿Estas ya bien? - Preguntó ella preocupada
- Si… ya estoy bien… gracias por preguntar. - Dijo Naruto sonriendo.

Sakura que estaba triste se acercó al Naruto y lo abrazo con toda su fuerza ya que estaba muy preocupada por ella.

- Me has dado un gran susto. - Dijo Sakura estrujando al rubio.
- Lo siento. - Dijo Naruto sonrojado y correspondiendo el abrazo.

CONTINUARA…