La esposa de un mafioso (Capitulo 27) (30/06/14)(+18)

El plan, según Kakashi, era perfecto… Y no dudaba, Kakashi siempre había sido el mejor maestro de mi infancia, un gran colega de la familia de Naruto y un gran amigo nuestro, pero su método en particular, me era incomodo… ¿Por qué era yo la carnada?

Ahora estaba allí, mis largas piernas a lo largo de aquel sillón lujoso color negro, ubicado en la grandísima sala de aquella casa de millones de dólares aun rebajada, las paredes color hueso, contrastaban con las decoraciones de cristal. La casa de todo un millonario. El vestido verde caoba dejaba al descubierto mi abdomen, se trataba de uno de esos vestidos para mujeres ricas y vanidosas, uno como los que usaría Hinata para coquetearle a un hombre. La falda caía por mis piernas, no era muy larga, pero si primaveral y de puntas, la blusa cubría mis pechos y era de tirantes, bastante ajustada como para decirle al mundo “Mérenme”. Mi cabello no estaba a salvo, igual sufrió de una trasformación de cosméticos y espráis, ondulado de color rosa, pero con un aroma artificial a un perfume caro, estaba rizado y caía por mis hombros lo más que se podía. Mi rosto, bien maquillado, con labial rojo llamativo y ojos delineados de un negro intenso. Basta decir, que lo único mío eran mis pensamientos, ya que físicamente, ya no era la detective Haruno. Ahora era la señorita Haruno, la esposa de un mafioso…

Recuerdo la junta de hace una semana, donde todos acordamos el plan que llevaríamos a cabo para atrapar a Madara. En ello, incluíamos la distracción: Yo. Se supone, que a partir de hoy, actuaria como la esposa de un mafioso de pie a cabeza, una mujer hermosa y vanidosa con un único interés en el dinero, presumida y de lujo decorando la casa y el nombre de mi esposo, todo eso con un fin, distraer a los comerciantes de Akatsuki. Todos pensaran que soy una chica cualquiera, la esposa de un rico por dinero, pero en realidad mi papel es ser la guarda espaldas de Naruto las veinticuatro horas del día. Nada fácil, pues el arma en mi pierna es incomoda cada vez que me recuesto. Naruto volvería al mercado, al lavado de dinero y convencería a Akatsuki que todo es normal, con el fin de llegar a Madara y atraparlo, Gai  y Kakashi son los encargados  en la publicidad, en anunciar el regreso de un mafioso a las calles, mientras Sasuke vagaría fingiendo buscar a Naruto. Cuando llegue el momento, él capturaría a cada miembro de Akatsuki, como igual yo lo haría.

--¿Señor?, muy buenos días—Escuche decir al fondo del lugar. Era Linde, la mucama de Naruto, una chica joven que cuidaba de la casa de Naruto todos los días, es bella y muy amable, sentiría celos si no fuera por la noticia de que es lesbiana, al contrario me cuesta decir que hay momento en que me observa y entro en pánico. Fuera de ellos, está bien.

Escuche las puertas abrirse, las principales a la gran mansión de Naruto, seguramente ya ha llegado…

Mi cuerpo se tensa por algunos segundos, Naruto jamás me ha visto así e incluso en toda esta semana no me ha visto, pues tenía que volver al negocio de lavado de dinero y el tiempo es escaso, pero ahora, ahora es cuando comienza el verdadero juego.

--Tienes una linda casa—Dijo otra voz, una voz muy conocida…--. ¿Escuchaste que la policía atrapó a Sasori? Vaya idiota, y todo por una mujer… También a Orochimaru, Konan los mandó a matar para que no dieran información de más.
-- Así es el negocio—dijo Naruto en un tono seguro y serio--. Y si no sabes jugarlo, pasara lo que le pasó a Sasori.
--Idiota—Concluyó Deidara.

Sus pasos cada vez eran más cercanos, en cuestión de segundos, escuche la puerta de la sala abrirse. Así que, arregle mi ropa y mire seductoramente hacia la puerta, dentro de unos segundos entrara Naruto y su compañero…

Cuando la puerta se abrió, Vi a Deidara… Portaba un traje negro, su rubia cabellera colgaba y sus ojos azules se posaron inmediatamente en mí. Respire hondo y me repetí una y otra vez, que aquello era necesario, tenía que fingir ser la esposa de todo un mafioso.  Forme una sonrisa.

--Hola, mi amor—Dije, levantando mi cuerpo delicadamente y camine hacia Naruto, para tomarlo de la nuca y besarlo con pasión--. Ya te había extrañado, una semana sin ti…

Naruto se quedo de boca abierta… Tengo que admitir que aquello me encanto, pero ahora no era el momento para perversiones o juegos, romance u alguna otra cosa, Deidara era miembro de Akatsuki y podría descubrirnos.

--S-Si…--susurró Naruto, volviendo de su trance--. Este… Sakura él es Deidara. Deidara, ella es mi esposa Sakura.
--¿Esposa?—Preguntó Deidara, tomando mi mano y besándola sin quitarme los ojos de encima--. No sabía que te habías casado… Es hermosa…
--Es un gusto, señor Deidara—dije sonriendo.

Naruto camino hacia el sillón negro, se sentó y me miró con un gesto neutral, por un momento no supe que hacer, así que tuve que buscar entre mis recuerdos alguna película de mafioso que haya visto con una esposa… ¿Me iba o me quedaba? Finalmente recordé una escena, y rápidamente me dirigí a un lado de Naruto, para sentarme en sus piernas y presumir mi cuerpo. Porque al final, así se comporta una verdadera esposa, de un mafioso.

--Ya veo por qué no salías mucho de casa—susurró Deidara, sentándose en el sillón de al frente--. Bien, hablemos de negocios… Sasori ya no está, eso deja una vacante al mercado del tráfico de blancas.  ¿Entraras?

--Me gusta más el lavado de dinero—contestó Naruto sin mirarme--. El tráfico no es lo mío, tengo más empresas en Colombia de lavado de dinero.

Deidara recargó su peso, extendiendo sus piernas y mirando a Naruto con una sonrisa, no muy grata. Linde entró con una bandeja de Martini seco, una copa para cada quien. Tome la de Naruto y la mía y bebí un poco, a pesar de que no me gusta, entraba en parte de mi función.

--El lavado de Dinero es mi campo, no puedo dártelo—dijo Deidara--. Incluyo, Obito y yo, estamos en ello, un tercero no conviene.
--Entonces cámbiate a trafico—dijo Naruto sin parpadear.
--Muy bien, mañana Tobi te espera en el puente principal de la cuidad, él te dará informes sobre el caso.
--¿Por qué no hoy?—preguntó Naruto--. Entre más rápido nos conectemos con otros campos mejor, estoy pensado hacer un trato con Madara y…
--¿Madara?—preguntó Deidara, tras dar una carcajada--. A Madara no lo busques, él te debe buscar, si lo hace, considérate afortunado de entrar en su zona, sabes que es el mayor exportados. Pero se vale soñar…--tomó aire y continuo--. En cuanto a Obito, tiene una esposa, se llama Rin, está embarazada y Obito no quiso negociar hoy. Será hasta mañana. Tómalo o déjalo.

Naruto afirmó… Aun no me miraba, y no sé porque, pero aquello no me agradaba, al contrario, era Deidara quien me miraba.

--¿Tienes los contratos? Necesito saber donde exportaras el paquete—dijo Deidara.

Naruto me empujó a un lado, me quite y me senté sobre el sillón, para así él levantarse.

--Los tengo en la biblioteca, iré por ellos—dijo él con una sonrisa--. Te podrás marchar después, ya no hay más negocios que financiar.

Naruto salió de la habitación, dejándome sola con Deidara y su estúpida mirada pesada, que me incomodaba aun más a Sasori, sin embargo, mantuve mi postura alta y firme.  Soy un agente entrenado, no una princesa ¿Qué hay que temer?

--¿Sabes?—Me dijo Deidara--. Las esposas son solo flores para presumirle a los demás, siempre bellas y arregladas. Siempre vendidas al mejor portor, dime, ¿Qué piensas sobre ello?
--Creo que tiene razón—dije siguiendo su juego… ¿A que quería llegar?
--Tu rostro es inconfundible—susurró--. Sabía que ya te había visto, y en efecto, eres aquella chica que atrapamos en una junta anterior… ¿Cómo llegaste aquí?—él soltó una risita--. Tengo que admitir que eres hermosa, y sin duda adornarías mejor mi casa.
--Lamento rechazar  eso—conteste terminando mi copa--. Y si me disculpa… Iré a nadar.

Me levante con todas las intenciones de huir, no sé porque sospechaba algo malo sobre Deidara, era un pésimo presentimiento, algo en su voz, que merecía que ya sabía todo, o al menos un poco. Pero justo cuando iba hacia la puerta, escuche el suave sonido de un arma cargarse a mi espalda. Me gire rápidamente, y en efecto… Era Deidara apuntándome con un arma.

--No se vaya, preciosa—me dijo--. No has escuchado toda mi propuesta, sabes que soy millonario, de eso no te preocupes…--sonrió bebiendo lo último--. Y quiero agregar, que no vine a hacer negocios con tu esposo… Digamos, que tengo que deshacerme de él, si me entiendes…

Tense mis músculos… su voz era tan gruesa y seguro, que durante algunos segundos dude, sentí pánico y mi mente se nublo.

--Eliminar a Naruto es fácil—me dijo--. Eliminar testigos también—agregó--. Pero podría perdonarte la vida, si aceptar decorar mi casa…
--¿Por qué lo eliminaras?—Pregunte sonriendo--. Al menos quiero saber…
--Son negocios, no lo entenderías, tú… --me miró de pies a cabeza--. Tú solo encárgate de hacer lo único que sabes. Complacer el cuerpo y la vista…
--Una propuesta muy tentadora—dije sonriendo.

Aun tenía pánico… Mi cuerpo no reaccionaba contra mi cabeza, mis acciones seguramente serian torpes y eso es desventaja. Y tampoco era bueno…

--Ahora mismo, tú esposo será atacado por los hombres que contrate—me dijo con una esplendida sonrisa victoriosa--. No tienes salida, preciosa… ¿Aceptas el trato?, tranquila, todo parecerá un accidente…

La vida de Naruto… La vida de Naruto corre peligro. Y eso, no lo puedo permitir… Jamás lo he permitido. Menos ahora.

--Lo siento—dije, bajando mis manos a mi falda--. ¡Pero estás arrestado!—Grite sacando mi arma.

Deidara se quedo helado por unos segundos, los cuales ocupe para moverme unos centímetros, después, él disparó dándole agujeros de bala a la puerta del lugar. Salte hasta el sillón y me oculte detrás de él, escuche el cuerpo de Deidara golpear el suelo al otro lado. Rápidamente me quite las zapatillas y las vote al sentido contrario, donde las balas de Deidara apuntaron, inmediatamente asome la cabeza por un esquina y comencé a disparar.

--¡Vaya sorpresa!—Gritó Deidara--. ¿Eres policía? ¿O qué? ¿Ahora las entrenan así? Que estupidez…
--¡Idiota!—Le dije--. ¿Todavía me quieres en tu casa?—Me burle de mala gana--. Agente en cubierto, Haruno. Y me encargare que te vayas con Sasori…
--Te matare—me dijo con una risa temerosa--. Juro por dios, que te matare antes que a tu esposo. Estúpida.

Rodee los ojos, mientras cargaba el arma de mi pierna. Únicamente contaba con dos armas de seis tiros cada uno, no era mucho, pero en mis manos era algo poderoso, a pesar de ellos, no podía dejar de pensar en Naruto… ¿Estará bien?, no habían pasado ni tres minutos que se fue, se que la biblioteca está lejos, pero según Deidara, hay más personas, hay asesinos que lo quieren muerto… ¿Ya sabrán la verdad? ¿Qué estará sucediendo?

--Idiota… ¿Por qué quieres matar a Naruto?—pregunte con un hilo de esperanza.
--¿Y crees que te lo diré? ¡Vaya error!

Baje mi cuerpo hasta el suelo, los sillones no me dejaban ver por debajo y eso era una ventaja sutil, asome mi rostro buscando a Deidara al otro lado del sillón, pero simplemente no lo encontraba, entonces, tomé mi espejo y maquillaje y lo bote a todos lados. Escuche algunos disparos, li rimen fue atravesado por una bala, pero por suerte mi labial no… Y el tenia un pequeño espejo en la parte superior donde podía ver a Deidara… O una parte de él.

Tome mi arma con firmeza y me levante de golpe lo más rápido que pude, vi como Deidara apenas me buscaba con sus ojos, cuando yo ya estaba apuntándole. Fueron segundos, en los que él disparó y yo dispare. Mi bala logró su objetivo, darle en la maño de su arma, pero su arma rosó mi brazo causando una ligera herida. El arma de Deidara salió volando algunos centímetros, acto que me favorece. De un saltó, llegue al otro lado del sillón, donde me avente con fuerza hacia Deidara. Él estaba mancha de sangre por toda la mano, y su garganta gruñía algunas palabras que Ignore, rápidamente salte a su cuerpo y lo derribe con fuerza. Él me tomó de un brazo y me empujó contra la pared, el golpe me aturdió por unos segundos, hasta que otro golpe en el estomago me despertó…

Tenía que admitir, que sus golpeas era muy duros…

Aun así, tome lo suficiente de Aire y la lámpara a mi derecha, para golpearlo con ella… Acto que causo que Deidara cayera al suelo, y así, comencé a darle patadas en la boca del estomago. Deidara gritó un poco, mi boca sangraba y mi brazo igual, pero no me detuve hasta que él tomó mi pies y lo jaló al suelo derivándome, segundos después, en un abrir y cerrar de ojos, Deidara ya me tenia de sujetada de las dos manos.

--Eres muy excitante—me dijo mirándome, su rostro rojo y golpeado--. ¿Sabías eso? Si no te tuviera que matar, te llevaría a mi casa.
--¡Suéltame!—Grite jalándome lo más que pude, pero Deidara era muy fuerte.
--¡Cállate estúpida!—Me gritó alzando la mano para darme un puñetazo en el rostro.

Eso… Eso iba a doler mucho, los golpes de Deidara eran fuertes, nada parecidos a los de Sasori, incluso puedo apostar que uno de ellos me rompería la nariz. Instantáneamente, casi automáticamente, cerré los ojos para recibir el impacto. Sin embargo, en vez de eso, sentí como el cuerpo de Deidara se quitaba de mi, su peso se esfumada y algunos ruidos aparecieron. Al abrir nuevamente los ojos, vi a Naruto, golpeando a Deidara en el suelo…

Su traje no estaba sucio, solo un poco desarreglado, tenía un arma en la mano, pero aun así golpeaba con mucha fuerza a Deidara sobre el suelo. La sangre de Deidara manchaba todo el piso, Naruto lo tomó del cuello y lo golpeo en la nuca con fuerza. Finalmente Deidara cayó al suelo desmayado.

Él se giró y me miró… Sonreí victoriosa, solo tenía algunos golpecitos, nada tan grave, pero Naruto negó con la cabeza y extendió sus brazos a los cuales yo acudí para abrazarlos.

--Tuve que llegar más rápido—me dijo al oído--. Pero cuando baje, un tipo tenía a Linde y tuve que matarlo… Eran varios y tarde en subir. Lo siento. Me encantaba tu vestido verde…
--No te preocupes---susurre--. ¿Estás bien? Deidara dijo…
--Lo sabía, Deidara quería matarme—Naruto acaricio mi mejilla--. Planeaba atraparlo cuando se fuera, pero no creí… Lo siento.

Naruto se acercó y me besó… Fue tan cálido y tierno, sus brazos alrededor de mi cuerpo, donde me sentía protegía, intocable ante todos y amada. Ningún sentimiento se comparaba con lo que me hacía sentir Naruto, sus labios suaves contra los míos…Simplemente perfecto.

Segundos después, me separe de él, y comencé a curar las heridas de Deidara. Sasuke vendría en unos minutos para llevárselo preso y debía asegurarme de que no muriera en el camino.

--Mañana iremos por Obito—me dijo acariciándome--. ¿Segura que quieres ir?, lo llamare, estaremos en su casa junto con Hidan y Kakuzu, dos compañeros suyos.

Afirme con una sonrisa. Aunque por lo que escuche, Obito tenía una esposa embarazada… ¿Me atrevería a atacarlo mientras ella no ve? No lo sé… No lo sé…

Los nervios me comían, y cada vez nos acercábamos a la gran casa de Obito Uchiha, encargado del lavado de dinero a nivel mundial. Naruto tomaba mi mano con fuerza. Una vez más estábamos preparados para lo que venía. Aun con mi fino maquillaje, mi vestido escotado, las zapatillas altas y el peinado de millones de pesos. Aun vestía y actuaba como la esposa de un mafioso. Solo era atrapar a Hida y Kakuzu, dos villanos asesinos especialistas, sin embargo, mi duda solo era una ¿Obito? ¿Rin?, el día anterior Sasuke me había dado los informes de ellos dos a petición mía, al parecer estaban casado desde ya hace tiempo, pero era la primera vez que iban a tener un hijo.

Y eso no acababa de convencerme… ¿Qué sentiría yo si fuera Naruto?

Para cuando la camioneta se freno, terminamos en una gran mansión con piscina y miles de cosas inservibles, pero necesarias para un millonario. Un señor de traje abrió la puerta del auto de Naruto y me ayudo a bajar. Tenía que admitir que era realmente linda… La decoración tan hogareña, tan suave y fresca, que por un momento sentí que era una casa de paz, una casa de los cuentos de hada, un castillo con su príncipe y su princesa, sin embargo, no lo era.

--Naruto llegas tarde—Susurró un hombre rubio, de traje negro. Tenía un peinado extraño, con el cabello en dirección hacia atrás--. ¡Eres un…!
--Es nuestro invitado—Dijo otro hombre, de cabello largo y negro, con marcas en su piel muy extrañas y ojos penetrantes--. Gusto en verte de nuevo, Uzumaki.
--Kakuzu—Respondió Naruto extendiendo la mano.
--¿Y quién es la linda chica?—Pregunto el rubio mirándome--. Pensé que tenías otros gustos… Jamás te había visto con una mujer.

Naruto sonrió y cruzó sus brazos, mientras yo me acercaba y colocaba mi mano sobre su hombro, presumiendo mi cuerpo… Posando como una estatua para la vista de los hombres. Solo una joya.

--¡Pero que hacen allí!—Gritó una voz chillona, casi infantil--. ¡Entre, entren que mi linda esposa preparo galletas!
--¿Galletas? ¡Dios esto es una reunión, no una visita entre amigos!—Gruñó Kakuzu rodando los ojos.
--¡Cállate Kakuzu y entra!—Dijo aquella misma voz--. Amaran sus galletas.

Giré la mirada y mire a un hombre alto, de cabello negro, traje oscuro y una sonrisa… Cálida, suave y a cierto punto sincera. Por un momento juraría que era la sonrisa de un futuro padre feliz de la vida, un tipo común y corriente que disfruta de cada momento. Pero no lo es, él es un traficante peligroso conocido como: Obito Uchiha.

--Ya prepare el té—Dijo Rin--. ¿Pueden pasar?

Parpadeé varias veces… ¡Era muy linda!, tenía un vestido largo, y su barriga estaba inflada, muy grande y redonda, su cabello castaño y corto decoraba su rostro joven. Pero ante todo, tenía aquel rostro dulce y cálido, como el de una madre y una esposa. A la cual arruinare metiendo a su esposo, futuro padre, en la cárcel a cadena perpetua.

Una vez adentro, mire la decoración del lugar, todo era colorido e infantil, tal parecía que se estaban preparando para el futuro bebé, ya había juguetes y zonas de juego. Rin nos dirigió a una mesita, con varias tazas de té y una charola de galletas con chispas. Por un momento quise tomar una y comerla, sin embargo, se supone que soy “elegante” y una mujer como yo, no comería las calorías que contiene una galleta. Qué triste.

--Son deliciosas—Dijo Naruto mirando a Obito, el cual estaba junto de Rin, acariciando su barriga y diciéndoles palabras cariñosas a su pansa--. ¿Obito? ¡Obito!

Rápidamente Obito se levanto y sonrió tontamente…Junto con Rin mientras besaba su mejilla.

E inmediatamente sentí las ganas de llorar… Sentí un hueco, y no solo porque arrestare a Obito, sino, por envidia… Envidio a Rin, envidio que será madre, que vive con Obito y se le ve muy enamorada. Y aquella imagen toca una parte de mí, una extraña sensación, que me lleva a tocarme mi estomago.

Yo también quiero ser madre…

--¡Dejas las tonterías, hombre!—Gruñe Kakuzu--. Hemos venido a hablar de negocios, no a comer galletas y ver a tu bebé…
--¡Hay pero que enojo!—Gritó Obito en tono gracioso--. Ya veo, porque nadie te quiere.
--¡Obito, mi amor!—Le gritó Rin cruzando los brazos--. Son tus invitados… ¡A tiéndelos bien!
Obito afirmo tiernamente, mientras le daba un beso fugas a Rin y se marchaba en dirección a Hidan. Rin retiró las galletas y se marchó del lugar, sin embargo, antes de irse, se giró y me miró.
--Querida—Me dijo--. Hay que dejar a los hombres hablar de negocios ¿Me acompañas?

Quise negarme, sino fuera porque Naruto me empujó ligeramente y entendí su indirecta. Así que sin protestar, me disculpe de todos y me retire junto de Rin.

--¡Hombres!—Dijo Rin saliendo de la habitación--. Siempre presumiendo sus negocios…--Ella formó una sonrisa y tomó una galleta--. Obito es más sencillo, él simplemente prefiere estar aquí…

Me dedico a sonreír, mientras nos alejamos de la habitación donde seguramente está Naruto, Hida, Obito y Kakuzu hablando de negocio, transas u asuntos ¡Que debería escuchar! Pero por alguna extraña razón, no lo estoy.

--¿Eres esposa de Naruto?—Me pregunta Rin, al llegar a la cocina. Una cocina muy elegante y grande.
--Si—Susurró, sentándome sobre una silla de la barra.
--Vaya… Dime querida ¿Dinero, posición o amor?

Abrí los ojos, al escucharla… Rin soltó una risita y abrió su refrigerador. Desde mi lugar pude observar los cientos de jugos y malteadas para niño que había adentro. Sonrei ante la idea de dos padres ansiosos por un bebé.

--Dime, querida, estás con Naruto, por dinero, posición o amor. Confía, no es como que le vaya a decir—Ella tomó un poco de leche y bebió--. Conozco muy bien esto, las mujeres bellas buscan al hombre más rico y poderoso.
--¿Por eso te casaste con Obito?—Pregunte.
--Amor—Me dijo sonriendo plenamente--. Fue por amor ¿Y tú?
--Perdidamente enamorada—Le dije con sinceridad--. Aunque ahora no lo parezca yo…
--Él parece enamorado. Lo noto cada vez que te mira disimuladamente.

Sonrió al escucharla, sus palabras son suaves y cálidas, me llenan de un cariño extraño, vagamente conocido.

--¿Y cuanto falta para que nazca?—Le pregunto, tomando un poco de leche.
--Tres meses—Contestó soltando una risita--. Cuando le dije a Obito, se desmayó… --Ella se sonrojó y acaricio su vientre--. Es hermoso, es realmente hermoso… Amar y ser amada.

Compulsivamente, sentí la necesidad de ir y abrazar a Naruto… ¡Lo extraño! Extraño abrazarlo, besarlo y acariciar sus mejillas, extraño esas escenas de amor que ahora solo son recuerdos. Y una vez más la envidia regresa a mí.

De repente… Algo explotó.

El ruidoso sonido de la explosión aturdió mis oídos, la cocina se movió y las paredes se agrietaron. Los vasos de leche cayeron al suelo regándose, los cuadros sobre la pared cayeron haciéndose añicos. Rin se sujeto con fuerza, igual que yo, el sonido provenía de la sala donde se había quedado Naruto. Y en segundos, el humo se hizo presente.

--¡Naruto!—Grite exaltada--. ¡Quieres llevarse a…!
--¡Obito! ¡Vienen por Obito!

Rin me miró asustada y rápidamente corrió hacia la sala. Instintivamente la tome del brazo y la jale hacia mí.

--¡No!—Le dije--. ¡Estas embarazada! ¡Hay que salir de aquí!
--¡Pero Obito! ¡Se lo quieren llevar! ¡Lo van a matar! ¡Lo descubrieron!

Ella gritaba muy exaltaba, apenas y entendía algunas palabras por el silbido que quedó sobre mis oídos, sin embargo, con mucha fuerza, logre callarla con un grito, para preguntarle:

--¿Por qué dices eso? ¿Quién quiere a Obito?
--Obito—susurró tomando aire--. Obito es agente de la CIA, él… él investigaba y lo han descubierto…

Entonces, de un jalón arranque la tela que colgaba de mi vestido y saque las dos pistolas pequeñas y letales que estaban en mis piernas. Sujete mi cabello y tire mis zapatillas.

--Felicidades—Le dije a Rin, que me miraba confundida--. Soy agente del FBI.

Rápidamente tomé el brazo de Rin y la jale lo más lejos de allí. Todo estaba lleno de polvo, humo, a penas y podía ver. De repente, comencé a escuchar el sonido de metralletas contra las paredes, algunos gritos de las mucamas del lugar y pasos a lo lejos. No tenía ni idea de donde estaba Naruto, u Obito, o si estaba bien o que era lo que había sucedido.

--¿Obito es de la CIA? ¿Por qué?—Le pregunte, cuando salimos al patio, o a algún lugar fuera d ela mansión.

Rin calló durante algunos segundos, después se detuvo y cerró sus ojos. Se veía asustada, cansada, alterada y preocupada. Y en parte es entendible, a diferencia de mí, yo manejo con esto todos los días, mientras ella prepara galletas. Una gran diferencia.

--Obito era agente hace cinco años—Me dijo--. Entonces le encargaron una misión especial de alto riesgo. Se infiltraría a Akatsuki para ir por Madara, pasó el tiempo y la misión no se competo, ya que hace apenas unos meses decidió renunciar, porque…
--Por qué vas a tener un bebé—Le dije suavemente--. Tranquila, los encontraremos. Soy agente encubierto igual, Naruto y yo tenemos que atrapar a Madara. Tranquila, saldremos de aquí.

Tome su mano y me gire para irme. Y en ese momento, vi el arma apuntarnos a tan solo unos metros.

--¡Alto ahí, estúpidas!—Nos gritó Hida--. ¡No se muevan o disparo!

Tenía el brazo sangrando, el traje roto y la mirada perdida, pero su arma, fijamente en un punto que no debía, el vientre de Rin.

--Hida… --susurre--. ¿Dónde está Naruto y Obito? ¿Qué sucedió?
--¡Cállate maldita! ¡Ustedes son unos mentirosos! Pero los matare… --dijo enojado--. ¡Los matare a todos!

Escuche su disparo, escuche el grito de Rin… Escuche otro disparo y escuche a Naruto gritar. Pero lo único que sentí fue la bala entrar por mi cuerpo atravesando alguna parte de él, y la sangre fluir fríamente por mi ropa. Caí al suelo al mismo tiempo que Hida cayó con una bala en el pecho, soltando un gritó ahogado, profundo y doloroso.

Menos mal, Rin está a salvo…

Sentí que el cuerpo se me entumía, a lo lejos vi a Naruto correr junto de Obito con un arma en la mano, a una velocidad muy rápida. Fue cuestión de segundos para cuando llegó a mi lado y me abrazó. Rin demasiado asustada e inmediatamente se abrazó hacia Obito.

--¡Sakura-chan! ¡Estarás bien! ¡Lo juro! ¡Estarás bien!
--Naruto… --Le susurre perdiendo un poco la conciencia. Parecía un sueño--. Naruto…
--¿Qué? ¡Sakura-chan! T-tranquila… ahora mismo voy a…
--Tranquilo—le dije sonriendo--. Ya lo pensé bien, Naruto.
--¡Si, si, si!—Me dijo tomándome entre sus brazos--. ¡Solo espera!
--Es profunda—Dijo Obito--. Hay que apurarnos…
--Naruto—Le dije tomando su mano y sonriendo, mientras lentamente me ganaba el sueño--. Quiero tener un bebé…

Le dije, después, caí dormida.

Solo escuchaba el sonido de aquel aparato a su lado. Pip, pip, pip…

Ella parecía dormir, con los parpados decaídos cubriendo sus bellos ojos verdes. Su piel más pálida de lo normal, las mejillas sin color y la piel fría, helada y sin vida…

Mis ojos tenían ojeras, toda la noche desde que llegamos al hospital he estado despierto, cuidándola, observándola con un hilo de esperanza. Aun recuerdo sus últimas palabras como si me las susurrara ahora, como el último recuerdo de ella mirándome y hablándome.

--Quiero un bebé… --Me había dicho, con los ojos a punto de cerrarse y la sonrisa tan suave y sincera de ella. Tan bella.

Y de eso, ya han pasado tres días.

--Despertara del coma… --Me susurró Ino desde el marco de la puerta.

No dije nada, solo permanecí allí, sentado sobre una sillita del hospital y tomando entre mis manos, la fría mano de mi esposa en coma.

--Despertara—Agregó Ino, soltando un quejido más parecido a un sollozo--. Solo, necesita recuperarse…
--Una bala en el hombro, algo pequeño, pero la otra… La otra rompió un órgano interno—Dijo Sasuke, entrando a la habitación del hospital--. No quiero ser pesimista, pero el órgano es muy delicado…

Escuche a más personas entrar, algunos pasos, sin embargo mi atención, mis sentidos solo estaban en ella.  Fijos en cada reacción, en cada gesto. Pero nada, solo esta acostada en un profundo sueño agobiante.

Y eso me hace pensar que tal vez la pierda…

--Ellos lo sabían—Dije en un hilo de voz a punto de romperse--. Kakuzu e Hida ya sabían que iría a atraparlos… Nagato los mando a eliminarme a mí y a ella…

Un error. Mi error y su vida.

Me sentía enojado ¡Furioso!, con el mundo, conmigo, pero más conmigo. Yo era responsable de todo, era mi trabajo, no el de ella, era mi batalla, yo debía cuidarla, yo debía protegerla y acabar con esto. Pero fue ella la que acabo en coma en un hospital…

--Kakuzu fueron condenado a cadena perpetua—Anuncio Kakashi colocando su mano sobre mi hombro--. Pero Nagato se fue a Tokyo, ya que allá le ofrecieron protección…
--¿Protección?—Preguntó Ino.
--Nagato maneja los bancos de varios políticos involucrados, si atrapamos a Nagato, su dinero caerá igual que las pruebas necesarias para llevar a todos a prisión.
--Nagato es un pez gordo, les conviene mantenerlo vivo y a salvo—Susurró Ino.
--¿Entonces?

El silencio inundó la habitación. Tal parecía esperar mi respuesta. Rápidamente, gire mi cuerpo la mirarlos, mis ojos azules se veían opacos y cansados, lo sé, por su reacción al verde por tantas desveladas, pero aquello era lo de menos. Por un lado, gran parte de mí, quería quedarse día y noche en esta habitación cuidando de ella, pero otra parte, la parte más razonable y menos dolida, me decía que: Debería terminar mi trabajo. ¿Quería  mantener viva y a salvo a Sakura-chan?, debía acabar con todo.

--Iré por Nagato y Madara—Dije, firme y potente--. Solo necesito a Gai y a Sasuke. ¡No más!
--¡Pero quiero ir!—Gruñó Ino--. Ellos lastimaron a mí…
--¡Ellos lo pagaran!—Dije bruscamente--. Pero te necesito cuidando de ella, necesito que todos cuiden el hospital, porque una vez que ataque a Nagato, intentaran matarla para distraerme…

Todos me miraron confundidos, hasta que…

--Naruto tiene razón—Dijo Obito, entrando con una venda cubriendo la mitad de su rostro--. Una vez que ataque a Nagato, comenzara una guerra. Él no se quedara de brazos cruzados, hará todo por derrotar a Naruto. Y eso incluye sus lazos con amigos, familiares y supongo que eso incluye a la chica en coma…

Lo sabía perfectamente… Troné los dedos de mi mano y estire un poco los brazos. Era evidente ver mi cansancio, mi fatiga y preocupación. Pero era momento de acabar con todo.

--Bien—Dijo Ino más tranquila--. Cuidare de ella, junto con Tsunade, Jiraiya,  Minato, Kushina y Karin…--Tomó un poco de aire--. También Shikamaru y Kiba vendrán…
--¿Podrían cuidar de Rin en mi ausencia?—Preguntó Obito con una sonrisa--. Se alera muy rápido además, creo que puedo hacer que las pongan en la misma habitación.
--¿Cuidar? ¿Por qué?—Preguntó Sasuke.

Quiero ayudarlos—Susurró Obito en un tono impaciente--. Si fuera mi esposa la que está en coma, quisiera en verdad derrotarlos y yo conozco mucho de ese campo por tantos años… Además, ellos no saben que de igual manera trabajo en la SIA. Puedo ser de ayuda.

No dije nada, no me queje ni mucho menos proteste. Solo me dedique a depositar un suave beso en la frente de mi esposa, acariciar su mano y separarme para salir rápidamente por la puerta de la habitación. Escuché como Obito y Sasuke me siguieron, casi pisando mis talones. Tomé mi celular y llamé a Gai, lo cité en el centro de la cuidad a tan solo media hora.

Las calles oscuras de la cuidad, brillaban por las lámparas. Hacía calor, en época de primavera cuando los días eran más largos. La noche espesa alumbraba con la luna. Subí a mi camioneta discreta color negro y me dirigí al centro. Donde vi a Gai.

--¿Cómo está ella?—Me preguntó inmediatamente.
--Está en coma…--Susurre con dolor, el simple hecho de recordarlo me lastimaba, me agotaba y deprimía--. Quiero pensar que despertara, que sus órganos curaran con el tratamiento y que no…
--¡Ella lo hará!—Gai, me interrumpió en un grito--. Ella es joven y fuerte, incluso te estaría regañando por desconfiar en ella. ¡Solo fue un rasguño! Cuando menos lo esperes, estará frente a ti, apuntándole a un malo a la cabeza.
--Te apuesto un golpe en la quijada, a que ella despertara y le apuntara a Madara con su arma cuando lo tengamos—Dijo Sasuke con una sonrisa.

Sonreía fácilmente, una ligera y sincera sonrisa de agradecimiento. En verdad, cada palabra me hacía creer que eran verdaderas y que se cumplirían.  Que ella despertaría en cualquier momento y me abrasaría llena de preocupación por mis descuidos.  En verdad lo esperaba…

--¡Bien!—Dije recargándome sobre una banca del parque central de la cuidad--. ¿Qué es lo que sabemos sobre Nagato?
--Tienes cinco agentes que lo cuidan en cada momento, cada uno se especializa en un habito o estilo de pelea—Dijo Obito muy serio--. Él es quien maneja a todos en Akatsuki  en un convenio de Madara, es de los más hábiles.
--También está casado con Konan—Dijo Sasuke--. Ella es asesina profesional, aparte de ser su esposa, es un guardaespaldas calificado que a cada momento lo vigila y cuida. Es la más cercana a él…
--Nagato tiene casas de refugio en muchos lugares, la mayoría las desconozco, y ahora, no sabemos en qué lugar exactamente está. Se marcho…--Obito fue callando en cada palabras, mientras cruzaba los brazos--. He perdido comunicación con él desde el accidente…
--Yo puedo conseguir esa información—Interrumpió Sasuke con una sonrisa--. Solo denme un par de horas y te diré donde se esconde…

Miré a Sasuke durante unos segundos, después, alce una ceja.

--¿Cómo podrías  conseguir esa información?—Pregunté automáticamente.
Él soltó un suspiro y sacó su celular.
--Itachi, mi hermano mayor—Contestó--. Nagato confía en él, y él… Él nos ayudara. Se los aseguro.

Sasuke se separó de nosotros al momento de marcar un numero y decir “¿Hola?, hermano soy Sasuke…” y alejarse hasta que ya no pude escuchar.  Yo me quedé pensando… Pensando… Nagato es fuerte y poderoso, además, tiene seis guardaespaldas contando a su esposa. De habilidades desconocidas, en un lugar lejano y desconocido, siendo solo cuatros personas con probablemente, cientos de ellos…

No estaba tan mal.

--Bien—Dije una vez que Sasuke regresó--. Tengo un plan.
--Está en las orillas de Tokyo en una casa de retiro—Dijo Sasuke cerrando su teléfono--. La mansión está sumamente protegida.
--Perfecto…--Susurre.
--¿Perfecto?—Preguntó Obito--. ¡Hay miles de guardias y tienes seis guardaespaldas altamente peligrosos!, no tenemos fondos de respaldo para armas ¿Cómo haremos para conseguir equipo? ¿Y cómo le haremos para viajar desde aquí para allá?  

Sonreía… Solo sonreí.

--No te preocupes—Le dije--.Eso es lo de menos…





Era grande… ¿Pero qué esperaba? ¿Una casa pequeña y acogedora?, sin duda, la casa de Nagato tenía que ser grande y con la mejor protección, incluso me atrevo a decir, que con una protección mayor a la del mismo presidente. Había dos gigantescos jardines al descubierto, seguramente con equipo de rastreo y movimientos. Una puerta central de madera reforzada y grandes ventanales, donde seguramente hay francotiradores ocultos.

Entrar es lo de menos… ¿Cómo entrarías a casa de un mafioso sin ser visto?, fácil, por paquetería. Nagato compra cada mes suministros de alimento que se almacenan en un sótano de todo el sitio, justamente, logramos sustituir una de las cajas, por uno de nosotros (Sasuke), quien al estar dentro investigara cada movimiento por dos días y nos dará una entrada al tercero…

--¿Crees que funcione? ¿Y si revisan está vez los suministros?
--Sasuke es hábil, hay un hombre que revisa los suministros cada mes y el guardia en el sótano. Cuando Sasuke salga lo noqueara y encerrara sin que nadie se dé cuenta.
--Pero no lo verán salir—Susurró.

Tomé un poco de aire y Mire a Obito. Portaba un traje negro, esmoquin elegante por encima de su traje para este tipo de cosas. Aun la venda de su ojos lo cubría, pero a las orillas podía verla cicatriz de la bomba de hace tiempo, pero su condición era perfecta. Detrás de él, estaba Gai, con su traje... “Discreto”, color verde.  Lo bueno, es Gai, desconocido que nadie sospecharía de él.

--Es tú turno—Le dije a Gai, quien tomó un maletín negro y se retiró. Después, miré a Obito--. Konan justo el día de los suministros, sale con Zetsu, uno gran amigo de Nagato para arreglar algunos negocios. Nagato se encierra en su biblioteca y pide que nadie lo interrumpa. Al menos, esa es su rutina cuando los suministros llegan.
--¿Y cómo sabes todo eso?—Me preguntó.
--Desde que entré a este negocio, quise detenerlos a todos, o al menos a los lideres—Me encogí de hombros--. Llevo investigándolo…

Él afirmó y se calló.

Entonces esperé, esperé y volví a esperar un largo tiempo… Mi plan era perfecto, preciso y sin errores. Gai sería la sorpresa, Sasuke el señuelo, Obito el toque final y yo la carnada mayor… Todo con el mismo fin.

Acaricie mis manos, las froté un poco más duro y miré el sol candemente, un poco sofocante, pero nada se comparaba con lo sofocante que es estar aquí y ella allá… A veces, me da miedo, miedo de fracasar o de que ella no despierte, a pesar de llamar todas las noches a Ino y preguntar por algo nuevo, las noticias son las mismas: Ligeros movimientos pero ningún indicción de que despierte…Y eso, es deprimente.

--¡Sasuke está en la ventana!—Gritó suavemente Obito.

Miré el cuerpo de Sasuke, en la orilla de la ventana, dándonos un mensaje en clave Morse con una lámpara. Él vestía un esmoquin negro parecido al de los mayordomos.  Rápidamente anoté cada alumbramiento y leí el mensaje.


Giré mi cuerpo para levantarme, entre tantas yerbas y quitarme los retrovisores. Tomé varios cuchillos y armas para ocultarlas en mi ropa y me dirigí junto de Obito a buscar aquella entrada. Debía ser una entrada subterránea de emergencia, con una placa mecánica cerrándola desde adentro. Obito dio un grito ahogado, llamándome con su mano. Cuando llegué a su lado, vi la entrada. Una rejilla un poco oxidada que daba a lo oscuro del túnel.

Tomé un alambre entre mis bolsillos y comencé a rasgar el oxido del metal para después jalarlo y abrir la rejillas. Obito entró primero, después yo.  

Era oscuro, húmedo y circular, como una a cantarilla de la ciudad. Un poco de agua mojo las orillas de mis zapatos negros y el aroma a agua estancada era evidente.

Obitó se colocó unos lentes oscuros y encendio una lámpara verde brillosa. Entonces, varios hilos semi invisibles aparecieron alrededor.

--Es una alarma, si tocas uno de esos hilos, seguramente todo se sellara y  nos atraparan.

Afirmé con la mirada y continúe mi camino. Doble mis brazos, doble mis piernas y una que otra vez me arrastré con tal de evadir aquellos hilos de luz semi-invisible para  atravesar el túnel.

Y entonces, un guardia nos vio… No conté con él, no pensé que habría un guardia al final del túnel. Pero allí estaba, de espaldas con la vista a la puerta de salida, o más bien para el interior de la mansión donde todo empeoraría y el juego comenzaría.

--¿Y bien?—Me susurró Obito un tanto asombrado.

Yo, únicamente, pasé la última línea de alarma y corrí rápidamente hacia él hombre, de músculos fuertes y cabeza pelona. Corrí y di un salto que provocó que él me mirara. Él alzó su arma tras dar un grito ahogado y yo le golpe en la nuca con mi codo.  Con mi palma, golpeé sus oídos para aturdirlo y finalmente, le día una patada para dejarlo noqueado sobre el suelo.

--Eso se vio fácil…--Dijo Obito tras de mí.
--Es fácil, cuando estás enojado—Le dije seriamente--. Y estoy enojado con Nagato más de lo normal.
--¿Por qué?
--Por qué lastimo algo que no debía…

Narra Naruto.

Protección es la palabra que define toda la gran mansión de Nagato. Paredes reforzadas para que las balas no traspasen, un guardia por cada cinco metros protegiendo una puerta, en constante comunicación para alguna anomalía o problema y con armamento pesado, de metralletas e incluso puede que alguna bazuca escondida entre los roperos o bodegas.  Sasuke me mira, con un traje esmoquin negro de mayordomo.

--Él siempre está protegido  ¿Cómo haremos para atraparlo y vencerlo?

Obito rascó su mejilla momentáneamente, Sasuke recargó su peso sobre la bodega de comida: Lleno de paquetes y utensilio o productos enlatados. Mirando fijamente a la nada.

--Déjenme a Nagato a mí, solo quiero que todos sus guarda espaldas estén en un mismo lugar… ¡Obito! ¿Puedes ocuparte de Konan?, necesito que Sasuke se lleve a todo aquel que quiera interferir.
--Es una chica, no golpeo chicas…
--Ella no se tendió la mano de no matar embarazadas, y estuvo a punto de matar a tu esposa…--Susurró Sasuke.
--Será fácil arrestarla—Contestó Obito.

Afirmé con un gesto convincente.  Y apunte con mis dedos:

--Soy tres etapas: Distracción, acomodación y ataque final… --Dije--. Para la distracción, necesito que Sasuke haga un gran suceso que llamé la atención de todos los guardias, es obvio que Nagato se alejara del lugar. Pero ira con su esposa y sus guarda espalda, es allí donde entra Obito apartando a Konan, en este caso necesito que en verdad hagas algo para alejar a Konan, lo que sería la acomodación. Sasuke con todos los guardias, tú con Konan y finalmente yo, Nagato y sus seis guarda-espaldas personales…
--¿Solo necesito acabas con cien personas en un rato?—Preguntó Sasuke alzando la cejas--. Será demasiado fácil.

Miré la estructura del lugar. Estábamos en un tipo de almacén, por lo tanto, sus paredes metálicas reforzadas me decían que nos pueden servir como apoyo, estaba todo oscuro y con poco sonido. Al parecer, nadie había notado el recién ataque al guardia de la alcantarilla en la entrada.

--Bien, ¿Cuáles serán las señales?
--Mi señal será muy notoria—Susurró Sasuke irguiendo la espalda--. Por ello no te preocupes. Les aseguro que lo sabrán.

Lo demás está de sobra. Sasuke nos explicó la seguridad, al parecer hay varias cámaras alrededor de cada habitación y un guardia de tiempo completo vigilando, sin embargo, los baños entre otras pocas y habitaciones están en punto ciego ante la cama, es allí donde hay un guardia. Obito y yo, permanecimos encerrado en aquella bodega, mientras Sasuke volvía a su trabajo como “mayordomo”, para en realidad poner a manos a la obra su táctica.

Y las horas pasaron, sin algún cambio, escondidos en un lugar oscuro. Ni Obito ni yo hablamos durante un largo rato, lo que en realidad agradezco, no era como el momento para hablar… Solo se escuchaba alguno que otro paso de alguno guardia que pasaba en su revisión rutinaria.  Pero solo eso… Hasta que de pronto…

¡El sonido de una bomba!, las paredes se movieron ligeramente como en un temblor, pequeñas astillas y rocas de cemento cayeron a mis pies ante el impacto. Obito dio un brinco y me miró buscando alguna orden.

--Creo… Que esa es la señal—Susurre.

Entonces, él me sonrió y yo le sonreí…

Él y yo nos levantamos y abrimos la bodega. Había unas escaleras las cuales subimos hasta una puerta metálica entre abierta. De allí salimos, dos guardias nos miraron inmediatamente, armados y vestidos de negro. Obito no esperó alguna indicación, con rápidos pasos saltó hacia uno de ellos y tiró una patada derribando su arma. Yo tome mi arma y le dispare en la mano al otro guardia, el cual gritó, entonces, Obito  golpeo en un puñetazo al guarida derribándolo al suelo. Se desmayaron… Pero fueron cuestión de segundos para que mas llegaran, la mayoría iba en sentido contrario al que queríamos llegar. Estaba el sonido de una alarma resonando para evacuar, sabía que no tenía mucho tiempo para que Nagato decidiera marcharse del lugar, así que tenía que actuar.

--¡Atrás!—Le grité a Obito.

Él se agacho y yo lance un cuchillo al pecho de otro guardia. Obito rodó momentáneamente al otro lado y se aventó contra los demás. Pata tras patada, golpe tras golpe. No había balas, solo hombres intentando golpearnos.  Empujé a un hombre contra los demás y me alejé para aventar una bomba de humo venenosa, más bien, con un somnoliento.

Obito dio un gritó hacía una de las puertas de alada a la cual nos metimos y corrimos por largos pasillos. A lo lejos escuchaba pasos y balazos. “Sasuke debe estar entreteniéndolos”, entonces, ¡Un fuerte temblor!, otra bomba, en el lado contrario del edificio. Obito ignoró aquello y continúo corriendo. En cada esquina disparábamos y recorríamos cuidadosamente los lugares. A pesar del esfuerzo y la distracción de Sasuke aun quedaba guardias entre los pasillos principales.  

--¿Dónde crees qué esté Nagato?—Me preguntó Obito recargando su arma.
--Supongo que en alguna bóveda blindada, o bien, a punto de subir a un helicóptero que lo saque…

No esperé algún otro comentario, solo seguí corriendo entre los pasillos, hasta que vi un tune, pequeño y oscuro… Podría a verlo ignorado, pero el guardia oculto al final hizo de aquel pasillo uno más sospechoso. Jalé a Obito para escondernos en la pared, él colocó su arma acostándose en el suelo y yo me puse en el pasillo. En eso, el guardia oculta salió para dispáranos, el cual inmediatamente cayó al suelo ante el balazo no inesperado de Obito. Entonces continuamos por el pasillo…

Un estacionamiento. Era un estacionamiento un poco oscuro, con varios automóviles de diferentes estilos y colores. Grandes pilares sosteniendo este lugar y solo una salida. Y  a lo lejos, a punto de subir a un auto rojo deportivo, estaba Nagato.

Fueron segundos, solo segundos en que sostuvimos una mirada, entonces Konan apareció en una camioneta brindada del lado contrario, con un tipo en la parte superior y una metralleta disparándonos. Obito y yo nos escondimos entre los autos, al parecer, todos brindados, pero por más potentes que fueran, no podrían soportar cien balas potentes de una metralleta.

--¡¿Qué haremos?!—Me gritó Obito a un lado mío, recargando su arma.
--¡Konan es tuya!—Le dije--. Solo cúbreme hasta otro auto y seguiré a Nagato…

Él afirmó. Escuche claramente el auto con Nagato dentro marcharse rápidamente… ¡No había tiempo que esperar!

Obito salió del espacio, corriendo a gran velocidad y ocultándose entre los autos ultimo modelos, las balas de la metralleta resonaban contra el duro metal, algunas se clavaban o dejaba hoyos del tamaño de una canica grande.  No sé qué sucedió después, ni como lo logró, en realidad solo me oculte tras una camioneta blanca, el caso es que, las balas cesaron y para cual ale la mirada, estaba el auto de Konan volteado y otro auto de un lado. Obito estaba sobre el suelo, de la cabeza le sangraba un poco, pero al señal de sus manos me ayudo a asegurarme de que estuviera vivo. Konan también estaba viva, la vi salir al otro lado del auto reforzado pero no le presté importancia. Después de todo, mi objetivo solo era uno. Nagato.

Rápidamente tomé un auto cualquiera, negro deportivo para salir de aquel estacionamiento.  Era de día, no muy caluroso, en realidad el viento golpeaba más fuerte, aun más con el auto sin la parte de arriba. Busqué en la guantera, en la parte trasera mientras manejaba. No había ningún arma. Escuche balazos a mi espalda, miré por el retrovisor y había tres autos negros persiguiéndome con gente armada. Ladee el volante esquivando lo más que podía y de repente, entre dos calles, otro auto salió a la misma velocidad y a la par del mío. Cuando miré quien era. Sonreí.

--¡Yo me ocupo de ellos!--. Me gritó Sasuke, con unos lentes negros y el traje de mayordomo desgarrado.

Su auto dio un giró feroz, mientras seguí adelante… De ello, lo único que logre ver por el retrovisor, eran una bazuca que Sasuke sacó del auto. Y la gran explosión que escuche.

A continuación, seguí adelante, busqué y busqué, pero aun no lograba ver el auto de Nagato.

Hasta que giré el volante rápidamente, cuando el auto de Nagato se impacto contra el mío en la parte trasera.

--¡Maldición!—Gruñí observando su auto.

Dio un giro y se fue por una calle con rocas, no pavimentada. Rápidamente volví a encender mi auto y me arranqué a esa dirección…

Un bosque, tantos arboles que sabía perfectamente que en cierto punto el auto no entraría. Y allí estaba el auto de Nagato vacio… Tomé mi arma y bajé del auto cuidadosamente, pero no fue suficiente, escuche una risa y al alzar la mirada estaba Nagato hasta el otro extremo con una sonrisa.

--¡Muerte, Naruto!—Gritó oprimiendo un botono.

Entonces su auto vacío, a un lado del mío, explotó en mil pesados. Mi única opción fue aventarme a la parte trasera de un árbol, el cual me golpe ante el impulso de la explosión tan fuerte que por algunos segundos me des coordiné y la sangre comenzó a fluir desde mi cien hasta mis dedos en gotas.

Pero no hubo descanso. Un par de balas rompieron el tronco del árbol del cual estaba recargado rápidamente. Giré mi cuerpo al césped y tomé mi arma. Tenía que encontrar a la persona que me estaba disparando. Y lamentablemente me di cuenta que no solo era una, eran seis personas  a lo lejos, con escopetas, y armería pesada apuntándome, cada uno uniformado con el signo representante de Akatsuki. Y entre ellos, hasta a tras, estaba Nagato…

Tomé las dos armas de mis bolsillos de al lado y rodé sobre el césped o yerba alrededor. Me escondí en el tronco de los árboles frondosos que me rodeaba. Aun me sentía de desequilibrado por el  golpe en la sien, pero eso no era nada… No claro que no. Sakura-chan estaba en coma, yo aun podía correr y vivir… ¿Pero ella? ¿Ella podría despertar?

--¿Ya te cansaste, Naruto?—Gritó Nagato a lo lejos--. ¡Pudre idiota!

Una oleada de balas retumbó entre los árboles, causándoles agujeros enormes, para mi suerte, Nagato aun no descubría mi escondite en el árbol del final a su lado izquierdo.  Uno de sus seis guarda-espaldas, bajó de a la pequeña colina en la que estaba con los demás, era una mujer peli-naranja, delgada y pequeña con perforaciones en su rostro. Ella se paró a pocos metros de mí y con una metralleta comenzó a disparar sin dirección descargando un grito violento de victoria.  Tomé una piedra y la lancé a otro lugar… Inmediatamente aquel lugar se llenó de agujeros a causa de las balas.

--¡Oh, socio Naruto!, en verdad me caías muy bien—Dijo Nagato hipócritamente--. Pensé que era un buen tipo mafioso, incluso, pensé presentarte a Madara y meterte al negocio de los jefes… Lo pensé, hasta que te investigue…

Sus palabras disminuían en volumen. Recorrí algunos árboles atrás, y cuando me giré para rodear a Nagato, me encontré con uno de sus guardaespaldas… Alto, delgado lleno de armas en su mano, igualmente con perforaciones en todo su cuerpo. Él me tomó del cuello y me tiró contra un árbol. El golpe fue doloroso y penetrante, él giró un poco y clavó en mi pierna un puñal de metal, produciendo un grito feroz de mis labios.

--¿Po qué no nos invitaste a tu boda?—Preguntó Nagato--. Bueno ¿Qué te puedo decir?, tu vida era un secreto… ¡Con decir que no sabía quién era tu esposa!, o que estabas casado…  ¿Con una policía? ¡Wow!, no tienes escrúpulos chicos.

Mi grito llamó a los demás guardaespaldas, en menos de un minuto ya estaba casi todos a mí alrededor. Solo sentí patadas y puñetazos que me descortinaron. Llegué a escupir sangre en mis labios y ver borroso, a solo sostener mi cuerpo contra el árbol manchado de sangre. Todos y cada uno de sus guardaespaldas me golpeaba, mientras otro me tomaba.  Sentí mi cuerpo entumecerse a tal grado de ya no sentir dolor. Y fue cuando supe que tal vez perdería, tal vez… Pero todo cambio, cuando Nagato  soltó una carcajada y dijo:

--No luches, igual ya mande a Kisame a matar a tu noviecita esta mañana.

Y entonces fue como si todos acabaran… Y de momento, mi odio y enojo por Nagato superó todo lo malo del mundo.

Un fuerte golpe contra mi quijada chocó contra el árbol, y en el suelo, vi una rama. No dude, ni lo pensé, solo la tomé y me giré con fuerza soltando un grito para golpear a lo primero que vea. Y vi a la mujer. La golpe con el tronco o rama de algún árbol hasta mandarla al suelo, después me agache esquivando dos golpes a mi espalda y giré mi cuerpo aventando una patada a sus estómagos. Ellos retrocedieron unos segundos, tiempo suficiente para sacar un cuchillo de un bolsillo trasero. Uno de los guarda espaldas corrió hacia mí. Y entonces lo vi todo en cámara lenta…

Siete personas. Seis guardaespaldas y Nagato.  Una mujer sobre el suelo desmayada, dos contra un árbol, tres corriendo hacía mi en diferentes direcciones y Nagato parado al final de la colina riéndose.  ¿Cuál era mi mejor opción? ¿Qué debía hacer?... vencerlos, pensé.

Doblé mi cuerpo, con la palma de mi mano golpee la muñeca de uno de los tipos y se la doble hasta hacerle gritar, mientras que con su cuerpo me cubría del otro tipo que me ataco, para que finalmente al tercero dispararle con el arma que le quite al primero. Giré mi cuerpo aventé el cuerpo del segundo tipo contra el primero y di una patada fuerte a sus costillas. Gritó y se agachó, lo cual ocupe para golpear al otro tipo mientras se mantenía inerte. Rápidamente los otros dos tipos se levantaron y se dirigieron para atacarme. Tomé un cuchillo y lo lance a uno de ellos tan fuerte que su mano se quedó clavada en la madera de la materia el bruto. Ahora solo me quedaban tres por vencer. Y para ese momento, Nagato ya había dejado de reír…

Y yo comencé a sonreír…

--¡Morirás!—Gritó uno de ellos, un poco descoordinado.

Con mi arma en la mano, le dispare a la pierna, después, esquive a los otros dos y volviendo a tomar el tronco con el cual golpe a la mujer, golpe a los dos hombres en la sien y así, los tres hombres cayeron al suelo y yo miré a Nagato, mientras una gota de sangre escurría por mi labio.

--¡Maldición!—Gruñó Nagato frunciendo el ceño.

Estaba cansado, sentía el cuerpo desgarrado y que las fuerzas se iba de mí, pero ahora no podía perdonar ni una palabra a Nagato ¡Nada!, estaba arto ¡Arto! Y molesto, muy molesto.

--¡Esto es porque eres un idiota!—Grité al momento de salir corriendo hacía el con mi pistola apuntándole.

Al llegar, el pateo mi mano, provocando que la pistola volara lejos de nosotros dos, pero eso era lo de menos, Nagato lanzó un golpe el cual esquive fácilmente y después pateo mi cintura. Retrocedí algunos paso, para volver a aventarme contra él y tomarlo de los hombros para golpear sus bíceps. Él escupió sangre, y después me torció la muñeca derribándome al suelo.

--¡Naruto, estúpido!—Gruñó ahorcándome sobre el suelo.

Pero eso no iba a ser todo… ¡Claro que no!, rápidamente alcé mis piernas y le pate la cabeza con tal fuerza que logré derribarlo sobre mí, para levantarme y patearlo en el suelo. Una y otra vez, una y otra vez y a cada patada más crecía mi enojo, más crecía mi fuerza. Lo tome del cabello, de la cabeza realmente y lo azoté contra el suelo firme y lleno de hojas cecas. Y a cada golpe, recordaba a Sakura, y recordaba lo molestó que estaba…

--¡NARUTO BASTA O LO MATARAS!—Gritó Sasuke, llegando corriendo con mucha velocidad--. ¡Detente!

No quise detenerme, en verdad no quería ¡Solo quería acabarlo!, pero creo que una persona sufre más encerrando, que si me llevara su vida. Así que me detuve alejándome de él… Claro, no sin darle una última patada tan fuerte como pude.

Nagato se retorció sobre el suelo, sus labios y su boca estaba llenas de sangre. Sasuke soltó un suspiro y lo esposo.

--¡Dios Naruto!—Gruñó Sasuke sacando las placas metálicas con la que lo esposaría--. ¡Casi lo matas! ¡Idiota!
--Lo siento, solo estaba molesto… ¿Y Obito?
--Regresó al hospital, al parecer algo sucedía…No lo sé.

Y entonces recordé las palabras de Nagato, él había mandado a alguien al hospital...

Al hospital…

¡SAKURA-CHAN!




Narra Ino.

Leía un libro… Desde que Naruto se fue con Sasuke y Obito a atrapar a Nagato, los días han sido solitarios a callados. Y de eso ya ha pasado entre cuatro o cinco días. Como cada día, cuido de Sakura, no por nada soy su mejor amiga, sin embargo, ella sigue ahí, recostada en la camilla sin presentar alguna mejora. A veces pienso que solo duerme y que despertara en cualquier momento.

Entonces la veo, y sé que eso tal vez nunca pase.

--Disculpe, el doctor quieres hablar con usted—Me dijo un hombre.

Portaba un traje de enfermero, con el rostro cubierto por una mascarilla medica. Entre sus manos había una jeringa y toallas para otros enfermos. Por un momento sonreí, me ilusioné y deseé que Kushina y Minato estuvieran aquí con Karin, lamentablemente había ido por comida, o que Shikamaru estuvieran, pero un urgencia era una urgencia. Así que, rápidamente me levanté del asiento y cerré mi libro para marcharme para ver el doctor.

--¿Una nueva noticia? –Pregunté esperanzada.

--Realmente no lo sé, pero el doctor te espera en su consultorio en la parte de arriba.

Y estaba a punto de irme… ¡Realmente lo estaba!, hasta que recordé algo muy importante.

--Pero… --Susurre girándome con asombro--. Hoy el doctor descansa…  

Entonces lo vi, sus ojos, su aspecto físico y lo único que pude decir en un grito ahogado, antes de recibir el gran impacto de la bala contra mi hombro, fue “¡Kisame!”. Él rápidamente se dirigió a Sakura, la herida en mi hombro sangraba y dolía realmente, traté d gritar, pero casi todo estaba vacío ¡Maldita sea!

Kisame se acercó a Sakura quitándose la mascarilla y mostrando su rostro, mientras sacaba un arma y le apuntaba a la cabeza. Grité y traté de levantarme… Pero era inútil.

Entonces, de repente ¡Por sorpresa! La ventana de la habitación se rompió en miles y miles de astillas pequeñas y alguien entró golpeando a Kisame en el pecho y botando contra la pared. Sentí que el corazón se me detuvo en ese instante.

--¡Hey tú!—Gritó el hombre parándose frente a la camilla de Sakura--. ¡Tendrás que pasar ante mí antes de tocar a esta chica!
--¡Que mierda!—Gruñó Kisame levantándose--. Pero… ¿Quién demonios eres?

Él formó una sonrisa y dijo con mucho entusiasmo:

--¡Yo soy la bestia universal de la juventud!, mi nombre es Gai… ¡Y te detendré!