Amor "fingido" [+18] (06/12/2014) Capítulo 21 ¡Actualizado!

Necesité un rato para recapacitar y salir del shock. Naruto me había ofrecido dinero, (sino no habría aceptado) pero la cantidad que había puesto en el cheque no existe.

Nunca había visto tanta acumulación de ceros. Seguramente que en las notas de Naruto hay algo por el estilo.

Sé que existe el número, pero no me creo que Naruto tenga semejante cantidad de dinero. Es imposible, y si fuera lo contrario, ¿Qué hace yendo a una escuela pública pudiendo ir a una privada?

Yo apenas tengo para comer así que no he pisado ese lugar, mas por lo que he oído son mejores.

También había escuchado que la familia Uzumaki era rica... ¡Sin embargo no me imaginaba que era para tanto!

Que cruel es el destino, yo no tengo nada para llevarme a la boca y este engendro malnacido podría limpiarse el culo con billetes de quinientos euros.

¿Cómo tienen el culo los orcos? Seguro que es más bonito que la cara.

-¿Piensas responder?-las palabras de Naruto me trajeron a la realidad.

-No me creo que tengas tanto dinero.


Tardé exactamente nueve minutos. De hecho había llegado antes de tiempo y estaba esperando en la puerta, debía asegurarme de que la bruja no huiría.

Podría haber recapacitado y tal vez me hubiera dejado en la estacada. Rectifico: Seguramente me habría dejado con el marrón.

Cuando entré, la bruja estaba leyendo un libro y ni siquiera había reparado en mí.

-¿Es que no tienes nada mejor que hacer aparte de leer?

-Sí, pero prefiero aburrirme leyendo que esperarte.-no había bajado el libro para soltarme la respuesta.

Todo lo que suelta por esa boca es veneno para mí.

-Si eres aburrida, a mí no me eches la culpa.

-Lo que tu digas.-nuevamente me ha ignorado.- ¿Acabamos con esto ya?

-Si te dignaras a mirarme sería mejor.

-Mira que eres pesado.-cerró el libro y lo dejó en la mesa.- Habla.

-Tú no me das órdenes.

Sakura alzó la ceja y cogió el libro de nuevo. Lo abrió delante de su cara y repitió la acción de antes.

¡Ha vuelto a ignorarme con el libro! ¡Y ni siquiera se ha inmutado sabiendo que estoy aquí!

-¿¡Qué haces!?-esta mujer me saca de quicio.

-Leer, ¿No lo ves?

-¿¡Qué te he dicho!?-golpeé la mesa con fuerza.- ¡¡Mírame a la cara cuando te hablo!!

-Ya lo he hecho y no has querido decirme nada, has perdido la oportunidad.

Más cosas que odio de ella: Parece ser la única que no me tiene miedo cuando me enfado, todo el mundo se aparta para no salir perjudicado, pero ella no. La bruja parece que se divierte viéndome fuera de mis casillas.

-O quitas el libro, o te lo quemo.

-No es mío.

-Me da igual.

-Hazlo si te atreves, valiente.

Está acabando con mi paciencia, pronto la mataré lenta y dolorosamente.

-¿Acabamos con esto ya? No te aguanto.-solté con ganas de matarla.

-El sentimiento es mutuo.

-Entonces acabemos con esto, bastante te voy a tener que aguantar en casa.

-Que mal tratas a tu novia, quiero cortar.

-¿¡De qué hablas!?-me está sacando de quicio, mi paciencia se ha agotado y ahora estoy a punto de estallar.

-Es evidente que no vamos a ningún lado, yo me voy.

Cuando cerró el libro, se lo arrebaté de sus manos y terminó volando hacia la otra habitación.

-Ya me dirás que te ha hecho el pobre libro para que lo trates así.

-Dejarse leer por ti.-sonreí macabramente.- Ahora me escucharás.

-Ya lo veremos.

Decidí no seguirle el juego o no acabaríamos nunca.

-Aclaremos algunos puntos.-me senté.- Mis padres no son tontos, así que vas a tener que fingir lo mejor que puedas.

-Hasta ahí ya llego.

-Bien, el periodo del noviazgo será un año entero.

-¿¡Un año!? No hay trato, que te vaya bien con la boda.

La chica se levantó y cogió sus cosas. No sé que me molesto más, el hecho de que estuviera dispuesta a irse y abandonarme o que hubiera dicho lo de la boda cuando se lo prohibí terminantemente.

-Siéntate.

-Tú no me das órdenes.-rencorosa.

Ha repetido lo mismo que yo, con un tono similar, solo para tocarme los huevos.

Estaba sentado frente a ella así que me levanté y rodeé la mesa más rápido que la bruja. Debería haberse echado un hechizo de velocidad.

-Te he dicho que te sientes.

-Vete a la mierda.

La cogí por la cintura y la tiré de mala manera a la silla. La chica en un rápido movimiento me pateó la entrepierna antes de caer al suelo. Creo que le he impulsado demasiado.

Pero aun así, la bruja se ha encargado de que yo también salga herido de este encuentro.

Se levantó pesadamente y se tocó el brazo, creo que se ha lastimado.

-Eres una bruta.-respondí tocándome la parte lastimada, que fuerza tiene.

-Y tú un subnormal.

La cogí de la muñeca y la senté en la silla, observé su brazo rápidamente. No tenía nada, seguramente ha sido el golpe lo que le ha dolido.

-No te voy a consentir nada más, te quedas ahí sentada hasta que acabe de hablar.

-Error, si tú me lo dices yo haré lo contrario.

Mis manos apretaron con fuerza sus hombros.

-¿¡No te puedes estar quieta por un momento!? Escúchame y si no te gusta el trato, te vas.

Acabo de mentir, ella no va a irse, o acepta mi trato o convierto su vida en un infierno.

-Vale, pero suéltame.

Aparté las manos y me senté al lado de ella, esta vez no se va a marchar.

-Te voy a pagar por todo el año.

-Ya, ¿Y si no nos pillan antes?

-Dejo de pagarte lógicamente.

-No hay trato.

-¿Qué pasa? ¿Quieres desplumarme?

-No, pero yo te he aguantado hasta que nos descubran. Exijo una indemnización, como si fuese un trabajo.

-Vale, en ese caso te pagaré cada mes.

-Pero quiero el pago a principio de mes.

-Así no es el trabajo.

-Este caso es distinto, el jefe está jodido y no tiene más remedio que aceptar.

-Hecho.

-Perfecto.

-Yo también quiero poner algunas condiciones.

-Dispara.-ojala tuviera una pistola...

-Para empezar, cuando te llame contesta a la primera, delante de mis padre nada de insultos, y tienes que sonreírme o no se lo creerán.

-Practicaré frente al espejo, no estoy acostumbrada.

-Ten cuidado, no vayas a romperlo.

-Sino pasas tú por detrás, no corre peligro.

Apreté el puño con fuerza, siempre tiene respuesta para todo.

-Yo también quiero poner requisitos.

-Dilos.

-Nada de sexo.

-Evidentemente.

-Y como metas la lengua en alguno de los besos, te quedas sin ella.

-No tenía pensado hacerlo.

-Quiero todo esto en un contrato y firmado por ti, no vaya a ser que haga el trabajo y no me pagues.

-Vale.

-Ahora dime, ¿Cual va a ser mi sueldo?

-Que materialista eres.

-Tranquilo, lo voy a invertir en psicólogos. No superaré el trauma de estar contigo.

Saqué la chequera sin contestarla, necesitaba perderla de vista.

-Aquí tienes.-le ofrecí el cheque y ésta lo cogió sin ni siquiera tocarme. Otra chica habría aprovechado para hacer contacto con mi piel y sonrojarse pero ella no.

Como la odio.

La bruja se quedó callada por unos instantes, parecía estar pensándolo.

-¿Piensas responder?

-No me creo que tengas tanto dinero.

Había previsto esto y había cogido la cartilla. Esta era la mía, la de mis padres tiene mucho más dinero.

-Entonces mira esto.


No puede ser... ¿Tiene tanto dinero y no tratan de conseguirle un cerebro? ¿Entonces en que lo invierte?

-¿Sorprendida?

-¿Qué haces tú con tanto dinero?

-¿Y a ti que más te da?

-¿Esto es de tus padres?

-Es mía.

¿¡Tiene una cuenta en el banco!? Yo estoy en la lista de los morosos, ocupando el primer puesto. Soy la ganadora.

-Vale, te creo. Pero sin el contrato yo no acepto nada.

-Te conseguiré el contrato para mañana.

-Entonces mañana firmamos.

-Te necesito hoy.

-Sin contrato no hay noviazgo.

-Mis padres quieren hacer una cena para conocer a mi novia.

-Diles que he enfermado.

-Si vas, el primer mes te pago el doble.

No quiero parecer egoísta pero el dinero me urge, con lo que me va a pagar me puedo librar de una gran parte de mis deudas.

-¿Lo dices en serio?

Escribió otra cifra en uno de los papeles y me lo pasó.

-Aquí tienes el primer mes.

-Un momento... ¿No me ibas a pagar lo del otro cheque?

-No guapa, eso es en total.

-¿Entonces para que lo escribes en otro cheque?

-No te importa.

-Alguien se ha columpiado.

-Tráelo hoy a la cena y te lo firmaré.

-¿También necesito tu firma?

-Claro mona, ¿Nunca has visto un cheque?

Nunca he visto más de diez euros. ¿¡Cómo voy a ver un cheque!?

-Lo siento, no dispongo de tanto dinero.-en realidad no tengo ni un duro.

-Ya... ¿Y has cambiado de opinión?

-¿Perdona?

-Sakura no te hagas la tonta, sé que me deseas.

Por poco me atraganto con la lengua.

-¿Dónde está la cámara oculta?

-Deja de hacerte la idiota, ¿Por qué te metes tanto conmigo? Porque te gusto y quieres llamar mi atención.

-La respuesta más acertada sería: Porque te odio y quiero arruinarte la vida.

-Ya claro.

-¿Qué te ha hecho pensar semejante estupidez?

-Tus acciones.

-Usa la cabeza, anda. Te has tirado a todo el mundo, ¿Qué te hace pensar que si me gustaras no lo habría intentado ya?

-Porque pensarás que te odio.

-Sé que me odias pero nunca me enamoraría de ti. Eres un egocéntrico que piensa que puede solucionarlo todo con una sonrisa.

Abrió los ojos de golpe y se levantó lentamente.

-Sakura, eres la única que ha visto los ingresos de mi dinero, ¿Cuanto piensas seguir fingiendo? Todas las que sean enterado de que soy multimillonario han intentado ser mis novias.

¿Es eso? ¿Piensa que con pasarme un billete de cinco euros por los morros voy a perseguirle? Una prueba más de que este tío tiene el ego por las nubes.

-Grábate esto en la mente porque solo te lo voy a repetir una vez.

-¿Te vas a declarar?

-Más quisieras.-cogí aire. Lo que voy a decir es bastante largo.- Yo no soy como esas descerebradas que besan el suelo que pisas. No soy objeto de nadie y menos de un cerdo como tú.

Frunció el ceño y tensó la mandíbula.

-Me da igual lo guapo que te creas o la musculatura que poseas. Para mí sigues siendo el mismo gilipollas que odio.

Aquí viene lo más importante, me parece increíble que crea que me caerá mejor solo por enterarme de que tiene dinero.

-Me importa un pimiento que vivas en una caja de cartón o un palacio, que te bañes en dinero o que tengas que robar para comer... Todo eso me da igual. Eres un asqueroso, egocéntrico y creído.

Parecía estar a punto de estallar.

-La persona que tengo delante mío no ha cambiado por mucho que me haya enseñado el dinero que tiene en el banco. Sigues siendo igual de insoportable y cualquier chica con dos dedos de frente se daría cuenta del tipo de persona que eres.

-¿¡Cómo te atreves a decirme todo eso!? ¿¡Quién te has creído que eres!?

-Alguien debía abrirte los ojos, y dado que soy la única que se atreve me encargué yo.

-¡Dudo mucho que tú puedas criticarme! ¡No paras de joderme la vida!

-¡Por qué tú me la destrozaste antes!-hubo un gran silencio.- Y no vuelvas a sacar la cartilla de casa, es peligroso.

Golpeé con ella la mesa y ésta se deslizó debido a la fuerza ejercida sobre ella.

-Me da asco pensar que alguien crea que tú y yo tenemos algo.-roté sobre mi propio eje, no quiero verle más la cara.- Espero que lo hayas escuchado bien, te odio Naruto Uzumaki.

Con esas palabras me marché de la biblioteca.

Cuando mis padres se murieron él comenzó a meterse conmigo, sino hubiera sido por Ino me habría suicidado hace tiempo.

Ese desgraciado me ha destrozado la infancia y parte de mi adolescencia pero nunca más lo volverá a hacer.

Nunca más.


Mi mente no asimila todo lo que mis oídos habían escuchado. Esa bruja me ha soltado de todo y ni siquiera ha pestañeado.

No le ha importado decirme todo eso y parecía ser muy sincera. No solo eso, todas sus palabras me han sentado como una patada en el estomago.

Ni se ha inmutado cuando se ha enterado que tenía dinero. Incluso me he hecho el galán, por así decirlo, para ver si caía pero ni aun así.

¿Cuánto me odia esa chica? Y algo más importante, ¿¡Qué diablos busca en un chico!?

Soy guapo, popular, me cuido (voy al gimnasio casi todos los días) y encima estoy forrado. Todas me han dicho que soy el hombre con el que una chica soñaría.

Pero ella, pasa de mí. Ignora mi presencia así como todo lo que tenga que ver conmigo. Si me habla es para insultarme y si me toca es para golpearme.

Y a veces ni eso, me tira cosas para no acercarse a mí.

Tiré la silla de una patada, que poco soporto a esa bruja.

Salí de la biblioteca más enfadado que nunca, tenía ganas de matar. Juraría que si ahora alguien me menciona su nombre me lo cargo.

Mis amigos esperaban en la calle, pero no tenía ganas de contarles nada y tampoco quería pagarlo con ellos así que pasé de largo.

Una chica se acercó a mí.

-Hola.

-¿Qué hay?-no tenía ganas de responder.

-Esto... Naruto, quería pedirte salir contigo esta noche.

No me vendría mal desconectar un poco.

-Esta noche estoy ocupado pero podemos quedar otro día.

-¡Vale!-parecía estar a punto de dar saltitos.- ¿Te ocurre algo malo?

-No, ¿Por?

-Pareces enfadado.

-¿¡Qué!?

Me giré bruscamente para escuchar el grito de Kiba. ¿A qué venía eso?

-¿Lo dices en serio?

Lo observé extrañado, ¿Con quién hablaría?

-¡Voy para allá!

Y dicho esto salió corriendo como si fuese una gacela. ¿Qué noticia le habrán dado para que se ponga así?


Como le prometí a Kushina, nos veríamos a la salida pero ella me esperaba en la entrada del instituto. Se excusó por no poder estar conmigo ya que le había surgido una urgencia.

Me dio a Akamaru y una bolsa bastante grande.

-Por favor, abre el regalo en casa.

-Kushina, te estoy agradecida pero no puedo aceptarlo... Yo no tengo con que devolvertelo.

-No hace falta, te lo regalo porque quiero.

-Pero...

-Acéptalo por favor, o me voy a sentir mal porque no te gusta.

-Está bien.

Me ofrecí a acompañarla y ella aceptó sonriente. Nuestros caminos se separaron cuando entró a un enorme edificio.

Me senté en la parada del autobús que había cerca, necesitaba descansar un rato. Akamaru se había acurrucado en mis piernas.

Aun no me puedo creer que el asqueroso de Naruto creyera que me gustaba... Me entran arcadas con solo pensarlo.

Llamé a Kiba para devolverle a su perro, estará preocupado por él.

-¿Quién es?

-Kiba, soy Sakura.

-¡Qué bien que has llamado! Quería preguntarte algo.

-¿Qué es?

-¿Qué le has hecho a Naruto? Está hecho un basilisco.

-Nació así, yo no he hecho nada.-escuché varias risas al otro lado del teléfono.- Por cierto Kiba, tengo a Akamaru.

-¿¡Qué!? ¿Lo dices en serio?

-Claro que sí, ¿Cómo se te ocurre pensar que bromearía con algo así? Estoy en la parada de bus, la más cercana del instituto.

-¡Voy para allá!

Seguramente dentro de poco llegaría sin respiración y tendré que llamar a una ambulancia.

-Sakura, ¿Qué haces aquí?

Levanté la mirada para darme de bruces con la cara sonriente del padre del orco.

-¡Hola Minato! ¿Qué tal estás? Estoy esperando a alguien.

-Muy bien, ¿Naruto ya te ha dicho lo de la cena?

-Sí, ye he hablado con él.

-¿Y qué te parece?

-Muy buena idea, hace tiempo que quería conoceros.

-Debo avisarte de que los Hyûgas estarán allí.

-¿La ex-prometida de mi novio?

-Sí, pero tranquila no harán nada o se acordarán de mí.

-Gracias Minato, me dejas mucho más tranquila.

-Bueno me voy, mi mujer reclama mi presencia.

-Está allí.-señalé el edificio.- La acabo de acompañar.

-Te lo agradezco mucho.

-No, quien debería agradecéroslo soy yo. Me estáis tratando muy bien.

-Claro, eres la novia de nuestro hijo.

Que mal suena eso... Me entran ganas de vomitar.

Sonreí para desviar esos pensamientos.

-Ahora sí me voy que como comience a hablar no acabo.

-No pasa nada, estoy dispuesta a escuchar los diez mandamientos.-respondí jocosamente.

Minato sonrió a más no poder y suprimió una carcajada.

-Nos vemos en la cena.

-Allí estaré.

El rubio se perdió en el edificio pero antes se despidió de mí con una mano.

Que amables son, me caen muy bien. A quien no soporto es a su hijo.

-¡Ya estoy aquí!

Tal y como predije, Kiba necesita cuidados médicos.

-Coge aire antes de que te pongas morado.

-Perdona...-tomó aire.- ¿Qué tal está Akamaru?

-Creo que se ha quedado dormido.-respondí observando al pequeño cachorro convertido en una bola blanca.

-Te ha cogido mucho cariño, al final me voy a poner celoso.

-Tranquilo, tú siempre serás su dueño. Aunque si me prefiere a mi siempre puedo llevármelo.

-No, no.-negó con la cabeza de forma graciosa, como si se le hubiese soltado el resorte y no pudiese pararla.- Akamaru se viene con su dueño celoso.

-En ese caso cuídalo bien.

-Por supuesto, por cierto no me has contado que le has hecho a Naruto.

-Nada, solo le he dicho la verdad.-recordé que Kushina y Minato estaban cerca.- Hablemos esto en otro lado.

-Vale, te acompaño a casa.

-Tengo un guardaespaldas celoso, espero que sea eficaz.

Kiba sonrió y nos dirigimos hacia mi casa. Estuve muy atenta a que nadie nos siguiese, cualquier precaución es poca en estos casos.

-¿Me vas a contar?

-El idiota que tienes por amigo pensaba que me gustaba.

-¿¡Qué!?

-Como lo oyes, me ha explicado la razone y todo.

-¿Y cuál es?

-Que yo me meto con él para llamar su atención.

-Esto sí que es nuevo, me voy a divertir cuando le vea.

-Espera a que yo esté delante para poder reírme también.

-¡Hecho!-este chico me cae muy bien.

-Encima creía que por enseñarme el dinero que tuviese cambiaría mi opinión hacia él.

-Seguramente pensaba eso porque todas han querido ser algo más, que un rollo de una noche, solo por su dinero.

-Ya, pero yo no soy así. Al menos tengo cerebro.

-Sí, esas chicas muy listas no son.

-Para nada.

El teléfono de Kiba nos sobresaltó.

-¿Por qué has puesto tan alto el sonido?

-Es que sino no lo oigo.-sonrió nervioso.- Es Naruto.

-Pon el manos libres.

-¿Piensas decirle algo?

-Muchas cosas, depende de lo que diga.-observé la calle, no vaya a ser que Kushina nos siguiera.

El chico sonrió y puso el altavoz.

-¿Si? Kiba al habla.-me hizo gracia esa forma de coger una llamada.

-¿Dónde estás? Hemos decidido salir un rato.

-¿Por qué? Antes parecías estar enfadado.

-Necesito desconectar, la idea ha sido de Shikamaru.

-¿Y no me vas a contar el motivo por el cual te habías enfadado?

-No merece la pena.

-¡Naruto!-grité.- ¡¡Te deseo!! ¡Me has enseñado la cartilla y me he caído redonda a tus pies! ¡Tómame, hazme tuya!

Hubo un gran silencio por su parte, por nuestra parte, estallamos en carcajadas.

-¿¡Qué hace esa contigo!? ¿¡Es qué no tiene donde caerse muerta!?

-Claro, a tus pies corazón.

-¡¡CÁLLATE DE UNA VEZ BRUJA!!

-Veo que vuestra relación va viento en popa.-dijo Kiba.

-¡Tú no le sigas el juego!

-Cariño, que amargado te veo hoy.-esta vez respondí yo.- ¿Te ha bajado la regla?

-¿¡Dónde estáis!?

-¿Por qué quieres saber eso mi amor?

-¡¡Para saber dónde encontrarte y así matarte desgraciada!!

-Que mal te han sentado las vacaciones Narutin.

-¡¡MALDITA BRUJA!! ¡¡TE MATO!!-escuché ruidos al otro lado del teléfono.

-Creo que hemos hablado suficiente.-Kiba colgó la llamada.- Te parecerá bonito, ¿No?

-¿El qué?

-Enfadarle, ahora me toca a mí aguantarle.

-No hace falta que vayas.

-¿Estás de broma? Es capaz de ir a mi casa y arrastrarme por toda la ciudad.

-Que mal genio tiene mi Narutin.

-¿Qué nombre es ese? Suena a una marca de pañales.

Adoro a este chico.

-Ya lo sé, por eso se lo digo.

-¿Lo has inventado tú?

-No que va. Ese es el mote "cariñoso" de Anko.

-Como no, esa mujer es muy cursi.

-Y estúpida.

-También, también.

-Bueno, gracias por acompañarme. Si no sales vivo iré a tu funeral y hablaré de ti, ¡Lo prometo!

-¡Te tomo la palabra!

Nos despedimos con la mano y cada quien se fue por su lugar. Al llegar a casa me senté en el sofá completamente abatida.

Recordé el regalo de Kushina, ¿Qué será? Deslicé la mano hasta la bolsa y palpé un rato a tientas para encontrarlo.

Mis dedos tocaron algo sedoso y muy suave. Lo saqué con suma delicadeza y me quedé alucinada.

Es un vestido precioso.


Tras ver a Kiba correr como un poseso mis amigos se acercaron a mí.

-¿Qué ocurre Naruto?-preguntó Shikamaru.- Nos has ignorado.

-No me apetece hablar.

-¿Sakura no ha aceptado?-la pregunta la formuló Sasuke.

-Sí que lo ha hecho.

-¿Entonces?

-La muy bruja se ha encargado para enfadarme de nuevo.

-Pero eso no es nada nuevo.-dijo Shikamaru.- Estáis todo el día pegándoos.

-Esta vez ha sido diferente.

-¿Qué ha pasado?-preguntó Sasuke intrigado.

-No quiero hablar de ello.

-¿Quieres salir un rato para olvidarte de todo?-sugirió Shikamaru.- Tal vez así te tranquilices.

-No es mala idea.

-Naruto.-me di la vuelta para ver a Ino.- ¿Ya habéis acabado de negociar?

-Sí, no sé como la aguantas.

-He adquirido práctica contigo.-fruncí el ceño, hasta mi prima la defiende y hoy no me queda mucha paciencia.- ¿Sabes dónde está?

-No, se fue antes que yo.

-Es extraño que no me haya esperado... Luego la llamaré.

-¿Quién avisa a Kiba?-preguntó Sasuke cuando nuestra conversación dio por terminada.- Yo me he dejado el móvil en casa cargando.

-Ya lo hago yo.-cogí el teléfono.- Por cierto Sasuke, esa excusa es muy mala.

-Es que no tengo saldo.

-Algo era ello.-respondió Shikamaru.

Llamé a Kiba mientras pensaba donde podría estar.

-¿Si? Kiba al habla.-sonreí, siempre responde de la misma manera.

-¿Dónde estás? Hemos decidido salir un rato.

-¿Por qué? Antes parecías estar enfadado.

-Necesito desconectar, la idea ha sido de Shikamaru.

-¿Y no me vas a contar el motivo por el cual te habías enfadado?

-No merece la pena.

-¡Naruto!-gritó una voz asquerosa para mis oídos.- ¡¡Te deseo!! ¡Me has enseñado la cartilla y me he caído redonda a tus pies! ¡Tómame, hazme tuya!

Por poco me caigo de culo al escuchar eso. ¿¡Se lo ha contado a Kiba!?

Escuchaba sus risas más enfadado que nunca. ¿¡Qué hace con ella!?

-¿¡Qué hace esa contigo!? ¿¡Es qué no tiene donde caerse muerta!?

Ino me miró interrogante, seguro que se hace una idea de quién es.

-Claro, a tus pies corazón.

Como siempre, sabía donde golpear y con la poca paciencia que tenía, lo última que quería escuchar era que ella me llamase de maneras cariñosas.

-¡¡CÁLLATE DE UNA VEZ BRUJA!!

Todos a mi alrededor dieron un brinco, seguro que no se esperaban que gritase.

-Veo que vuestra relación va viento en popa.-dijo Kiba.

-¡Tú no le sigas el juego!-lo que me faltaba que el otro la apoye, ya me encargaré de él.

-Cariño, que amargado te veo hoy.-esta vez respondí yo.- ¿Te ha bajado la regla?

Esa bruja merece la hoguera, la guillotina, que la mate a sangre fría. Y lo voy a hacer.

-¿¡Dónde estáis!?

-¿Por qué quieres saber eso mi amor?-¡Y sigue!

-¡¡Para saber dónde encontrarte y así matarte desgraciada!!

-Que mal te han sentado las vacaciones Narutin.

Eso fue la gota que colmó el vaso, yo la persigo y la tiro por un barranco. Le prohibí que me llamase así. Pero si no quiere por las buenas (por así decirlo) será por las malas.

-¡¡MALDITA BRUJA!! ¡¡TE MATO!!-tiré la mochila al suelo pensando que era su cabeza.

Me saca de quicio, siempre está preparada para golpearme, ya sea verbal o físicamente. ¡La odio a muerte!

-Creo que hemos hablado suficiente.-fue lo último que escuché antes de que Kiba colgase.

Tomé aire para tranquilizarme y no matar al primero que se me cruzase.

-¿Qué ha pasado?-preguntó Ino.

-¡¡Vamos a por Kiba!!-grité antes de salir corriendo.


Se acerca la hora de la cena fatal. No sé cómo voy a conseguir fingir tanto tiempo.

El móvil sonó cuando me estaba peinando.

-¿Quién es?

-¡Sakura! ¿Dónde estás?

-En casa, ¿Por?

-¡Voy para allá!-y colgó.

A esto lo llamo yo una charla animada y duradera.

No tenía pensado maquillarme, la verdad es que nunca lo he hecho y si trato de hacerlo ahora, seguro que me confunden con un payaso de circo.

¿Para qué quiero ponerme guapa? No me interesa nadie, no quiero que se enamoren por mi cara o mi cuerpo, quiero que me quieran por como soy no por algo artificial.

Como no tengo ni para comida, estoy delgada. Y tampoco tengo para moverme en transporte público así que me toca patearme toda la ciudad en busca de trabajo o para desplazarme.

Y quieras o no, se hace mucho deporte, y si a eso le sumamos que no como mucho me queda un cuerpo compensado. Las hay mejor que yo, no lo discuto. Pero al menos no estoy como una foca arcaica de metabolismo lento.

Sin embargo no quiero ir enseñando el pecho, como ya he dicho quiero un amor sincero, no un amor que me mire las tetas.

La puerta se vio sacudida por los golpes de alguien.

-¡Sakura! ¡Abre!

Rectifico, por los golpes de Ino.

Tuve cuidado con el vestido para no pisarlo, no quería caerme de morros y estropearlo.

Al abrir la puerta Ino calló de golpe. ¿Qué le ha pasado? Comenzó a balbucear y a señalarme.

-Ino, ¿Qué te pasa?

-¿¡De dónde has sacado ese vestido tan mono!? ¡¡Me lo tienes que dejar para ir de fiesta!!

-¿Vas a bailar con esto? No te lo recomiendo.

-¿¡Qué guapa estas!! ¿Vas a ir así a la cena?

-No creerás que me visto así para sacar la basura, ¿Verdad?

-Tu basura tiene suerte. ¿Puedo pasar?

-Claro.-me hice a un lado.- ¿A qué debo tu visita?

-Venía a darte el número de teléfono de tu novio.

-¿Y yo para que quiero eso?

-Eres su novia, ¿Recuerdas? ¿Cómo es posible que los novios no estén en contacto? No podemos arriesgarnos.

Pues también es verdad.

-Anda dámelo que lo añado a contactos.

-Llámale para que tenga tu número de teléfono.

-Tú lo que quieres es ver como discutimos. ¿No?

-En parte sí, es que me aburro mucho.

-Que maja es mi mejor amiga.

-¿Verdad que sí?

Tuve que llamar dos veces para que el orco me lo cogiera. Es normal que tarde tanto, en Mordor no habrá esta tecnología tan avanzada.

-¿¡Quién es!?-gritó de mala manera.

Se va a cagar por meterme ese grito en el oído.

-¿Naruto Uzumaki?-pregunté cambiando la voz.

-Sí, soy yo. ¿Qué quiere?-mira que es borde...

-Le llamaba para comunicarle que le ha tocado un premio en una rifa.

Ino me miró sorprendida.

-Yo no he participado en ninguna.

-No hace falta, el sorteo lo financia el estado y puede tocar a cualquier ciudadano.-reprimí una carcajada.- Se hace todos los años.

-Si usted lo dice...

-Si quiere le damos el premio a otra persona, no tenemos ningún problema.

-Dígame que me ha tocado ya que me ha llamado.

-¡Un surtido de pañales Narutin!-dejé de poner voz de secretaria extraviada.- ¡Apto para menores y mayores con pérdidas de orina!

La rubia estalló en carcajadas y yo la acompañé. Que idiota ha sido, no pensé que caería.

-¡¡BRUJA DEL DEMONIO!! ¡¡YA TE PILLARÉ DESGRACIADA!!

Colgué mientras seguíamos riendo.

-Eso te ha quedado muy bien.-dijo Ino.

-¿Si? Me alegro.

-Déjame ayudarte con el pelo.

-¿No está bien?

-Claro, pero así acabaremos antes.

-Si quieres ayudarme, adelante. Vamos al baño.

-¡Te voy a dejar guapísima!


Justo cuando tenía acorralado a Kiba recibí una llamada. La bruja había conseguido mi número y encima había jugado conmigo, dejando mi coeficiente intelectual por los suelos.

Las ganas que tenía de matar eran colosales y cuando quise preguntar a Kiba, éste había huido.

Mataré a Sakura Haruno. Nadie podrá encontrar todos los miembros para enterrarla.

Llegué a casa más enfadado que nunca. Por suerte no había nadie. Me encerré en mi habitación y puse la música a todo volumen y me tumbé en la cama.

No la soporto, la odio. La odio con todas mis fuerzas.

Recordé la llamada. ¿De dónde habría sacado mi número de teléfono? Alcancé el móvil y busqué la última llamada.

-Aquí estas.

Guardé el número en contactos para que no volviese a jugármela. Una idea atacó mi mente, al menos puedo desahogarme.


Cuando Ino se fue al baño un mensaje hizo vibrar mi móvil. Observé la pantalla y me sorprendí al ver a Naruto.

Abrí el mensaje que contenía esto: "Te odio bruja, esta noche te voy a echar veneno en la comida y me divertiré viendo cómo te retuerces de dolor en el suelo."

Así que esas tenemos, ¿Eh?

Mis dedos teclearon rápidamente la respuesta. Si quiere jugar, jugaremos.


El mensaje no tardó en ser respondido. Lo abrí pensando en que se le podría haber ocurrido ahora.

"La verdad es que te lo agradecería porque estar ahí, fingiendo ser tu novia es como verte desnudo, orco. Claro que si me matas, tendrás que casarte cariño. ¡Vivan los novios!"

Ese mensaje consiguió sacarme una sonrisa diabólica. Escribí el mensaje y lo envié mientras me levantaba para ir a la ducha. Bajé la música y dejé que el agua se llevase todas mis preocupaciones.

Al salir cogí el móvil y vi que tenía un nuevo mensaje.

-¿Qué me vas a responder ahora?

"No me digas, ¿Y cómo piensas hacerlo? ¿Me vas a tirar tus pañales apestosos a la cara para ver si me ahogo? ¿O vas a llorar hasta que me revientes los tímpanos? Espera... Se me ha ocurrido otra. ¿Me vas a enseñar tu micro pene para que me dé un ataque de risa?"

La has cagado guapa.

Pero como el destino me odia, mi madre entró en casa evitando que le respondiera. Borré todos los mensajes por si mi madre los ve y me vestí rápidamente.

No pienso olvidar que aun debo responderla.

-Mamá, que pronto has venido hoy.

-Es que tenía que hacer la cena.

-¿Tan pronto?

-¡Por supuesto! ¡Quiero que me quede perfecta!

-¿A que ha venido ese cambio culinario?

-Viene tu novia, hay que darle una buena impresión.

-¿Así que prefieres que mi novia coma mejor que yo? ¡Conmigo no te empeñas tanto!

-¿Estás celoso?

-Un poco...

-¡Cariño, eres mi hijo! ¡Tú debes comer más verdura que estas en crecimiento!

-Como odio la verdura.

-¿Has dicho algo?

-Que te quiero mamá.

-Yo también mi vida.

El timbre de la puerta me salvó de esa conversación.

-¿Puedes ir a abrir?

-Ya voy mamá.

Nada más abrirla por poco se me coagula el cerebro. Frente a mí se encontraba una chica de cabellos rosas y ojos verde jade. Juraría que es la bruja si no fuera por el cuerpo que tiene.

Llevaba un vestido plateado, con el escote sin tirantes, completamente fruncido hasta la cintura y a partir de ahí caía en capas diferentes. El color hacia juego con el collar que le había regalado mi madre. Y para colmo, podía oler su fragancia, nuevamente.

No es posible que Sakura Haruno tenga esas curvas, no me cuadra. ¿Esto era lo que se escondía bajo el chándal y camiseta de cuello vuelto? Increíble.

Sigo sin creerme que sea ella y no por su cuerpo (en parte sí que me ha sorprendido) sino por la sonrisa que me estaba dedicando.

Me encontraba frente a ella y no me había fulminado con la mirada, ni había ejecutado algún gesto o una mueca de asco, tampoco había hecho ningún gesto obsceno con la mano.

Y eso era muy desconcertante... Y preocupante.

-¿Nos dejas pasar primo?

Observé al lado de Sakura, estaba Ino y ni me había dado cuenta.

-Claro, adelante.

-¿Quién es?-preguntó mi madre saliendo de la cocina.- ¡Sakura! ¡Que pronto habéis llegado!

-Perdón, ha sido mi culpa.-dijo Ino.- Pensé que sería mejor que estuviera antes para conoceros mejor.

-Ino tiene razón, ¡Qué guapa estas Sakura!

-Muchas gracias, aunque el mérito lo tiene usted.

Observé a Ino desconcertado. ¿Se conoces? Hablan como si fuesen íntimas desde hace años.

-No ha sido nada, me alegro de que lo hayas traído.

-Es precioso.

-¿Te gusta? Lo he diseñado yo.

-¿En serio?

¿¡Ese vestido lo ha hecho mi madre!?

-Sí, soy diseñadora de moda, pero no hago esos vestidos despampanantes. Prefiero algo más recatado y sencillo.

-Es muy buena diseñando, me encanta el vestido.

-Me alegro de que te quedase bien, no sabía que talla utilizabas.

-Me viene como anillo al dedo.

-¡Qué bien! ¡Voy a preparar la cena!

-¿Quiere que le ayude?

-No hace falta, tú descansa en el salón, pronto llegará mi marido.

-Muy bien, le esperaré.

Mi madre sonrió y se fue a la cocina, acto seguido Ino se acercó a Sakura con una velocidad sobrehumana.

-¿¡Conocías a Kushina!? ¿¡Cómo no me has contado nada!?

-Si ella no te lo había dicho era porque no quería que lo supieras de momento, ¿No crees?

-Supongo...

-Yo no era nadie para decidir por ella, así que guardé silencio.

Esta no es la bruja, es muy educada, cada vez que me ve me sonríe (aunque sea forzada o falsa) y no trata de tirarme nada.

Yo aun seguía en la puerta como un idiota, la cerré y me acerqué a ella. Yo también debo fingir o se irá todo al garete.

-Hola cariño, ¿Qué tal estás?

-Emocionada, voy a conocer a tus padres.

-Me da que ya les conoces.

-Algo así.

-¿Cómo no me cuentas nada?

-Quería que fuese sorpresa.

-Por cierto estás muy guapa.

-Gracias corazón.

Me acerqué hasta su oído para que no me escuchara nadie.

-Ya hablaremos de la broma telefónica, amor.

-Cuando quieras, mi príncipe.-esas palabras sonaron como si fuese algo malo.

-¿Vamos al salón?-pregunté.

-Claro.

-Id vosotros. Yo voy a ayudar a Kushina.

-Está bien, nos vemos después Ino.-respondió Sakura.

La acompañé hasta el sofá, ella puso cuidado a la hora de sentarse para no estropear el vestido que encima lo había hecho mi madre.

-Tienes una casa muy bonita.

-Y un móvil muy solicitado, ¿Has leído los mensajes?

-Claro, ¿Sino cómo crees que te he podido responder?

-¿Los has borrado?

-Según me han llegado.

-Bien, pero no te creas que he acabado, pienso responderte.

-Me alegro, así tengo con que divertirme.

-Igualmente.

La puerta de la calle se abrió, mi padre es el único que tiene llaves, así que debe ser él.

-Me voy a saludar a mi suegro.

-Te acompaño.

Nos levantamos y nos dirigimos a la entrada en silencio.

-Hola papá.

-Hola Minato.

-¡Sakura! ¿Ya has llegado? Hola Naruto, ¿Contento de que tu novia esté aquí?

-Me siento como en una nube.-respondí algo irónico.

-Qué guapa vienes hoy Sakura.

-Gracias, el vestido lo ha hecho su mujer.

-¿En serio? Por eso estaba tanto tiempo encerrada en su estudio.

Ahora que caigo... Mamá llevaba días sin salir de ahí, he aquí la razón. Sakura lo lleva puesto.

-Se lo agradezco mucho, no pensé que le había llevado tanto trabajo.

-Tranquila, seguro que se ha sentido gratificada al verte con él.

-Me alegro.

-¿Dónde está?

-En la cocina.-respondí.

-¡Voy con mi amada!

Sakura sonrió ante la actitud infantil de mi padre. A veces pienso que el único maduro aquí soy yo.

-¿Qué hacemos? ¿Les ayudamos o volvemos al salón?

-Lo que tu prefieras cariño.-podrían estar mirando, ahora hay que fingir siempre.

-A mí no me importa.

-Si es así vamos a mi habitación, quiero hablar contigo a solas.

-Como quieras.

Tal vez no me aburra tanto en esta cena, pero de momento vayamos a firmar el contrato.

Sakura Haruno, cuando firmes te tendré donde quería, completamente a mi disposición. Debería ir pensando métodos para molestarla, ahora yo tengo el poder.

-Adelante, solo debes firmar.

Habíamos subido a mi habitación para poder formalizar el contrato que le había preparado. No pensé que se lo leería, por suerte no le puse ninguna cláusula trampa.

La bruja no es imbécil y se habría dado cuenta de la letra pequeña, por eso no me arriesgué, pero ahora parece estar dudando.

-¿Ocurre algo?

-No, no es nada.

-¿Entonces? Como no te des prisa nos van a pillar.

-Ya voy.

Me alegré al ver como firmaba, ya es mía. La tengo donde quería, ahora debo jugar bien mis cartas.

-Ya está, ¿Has traído el cheque?

-Toma, aquí está.

Le eché una firma rápida y se lo entregué de vuelta. No podemos tener eso al aire mucho tiempo, nunca se sabe por dónde va a saltar mi madre.

Escondí el contrato en un lugar seguro y bajamos al vestíbulo.

-Buenas noches familia Uzumaki.-saludó Hiashi, el recién llegado.

Hinata abrió los ojos al ver a Sakura, se notaba que ella se había arreglado pero no podía hacer frente a la bruja.

Para empezar, el vestido vale más que mi ex-prometida y para terminar, ella es una no muerta, la piel pálida echa para atrás. (Y los ojos ni te cuento) Lo que es un muerto viviente, de toda la vida.

-¿Tú qué haces aquí?-preguntó el no muerto asustado.

-¿Sorprendido?-preguntó Sakura jocosamente.

-Papá, déjala. Estará aquí porque es amiga de Ino.

-Ahora todo tiene más sentido, ella no tiene nuestra clase.-respondió a su hija.

-Es verdad, yo no voy de pija y luego no tengo donde caerme muerta.

Reprimí una carcajada, me encanta cuando está en contra de los demás. Para una vez que no estoy yo en su punto de mira, debo disfrutarlo.

Ella sola puede contra todos, es bastante asombroso.

-Que pocos modales, ¿Tus padres no te enseñaron a respetar a los mayores?

-A los mayores sí, pero a los fósiles prehistóricos es otro tema.

-¿Me has llamado viejo?

-Efectivamente, ¿Te lo repito?

-No entiendo como deja Minato que una mocosa como tú ande por esta casa.

-Seguro que les ha suplicado para quedarse papá.

-¿Y a esta que le ocurre? ¿Le faltó oxigeno al nacer?

Me estaba doliendo la tripa por culpa de las risas interiores, ya que como las dejase escapar iba a reventar los tímpanos de los presentes.

La están atacando a dos bandas y no pueden ni tocarla, ellos son los que salen mal parados. ¿Cuándo se volvió tan fuerte?

-Familia Hyûga, ¿Qué tal?-preguntó mi madre con un toque de enfado en las palabras.

¿Lo habrá oído todo?

-Muy bien, hoy estas radiante Kushina.

-Buenas noches señora Uzumaki.-saludó Hinata.- ¿Qué tal está?

-Bien, gracias por preguntar. Me vuelvo a la cocina que se me quema la cena.

La veo muy arisca, la teoría de antes toma consistencia.

-Bienvenida familia Hyûga, ¿Qué tal están?-mi padre apareció en la escena.

-Ya estoy.-dijo Ino bajando del segundo piso.

Había subido a arreglarse.

-Normalmente tardas más.-la bruja tiene razón, se pasa horas frente al espejo.

-Es que he escuchado la conversación que habéis tenido.

Peligro... Mi prima lo sabe. Dudo que esta familia salga viva de aquí.

Si ya tiene problemas con Sakura, imaginaos junto a Ino. Y ya, como se les una mi madre, esos no vuelven a ver la luz de sol.

-Qué guapa estás Ino.-dijo Hinata algo nerviosa.

-Yamanaka, guapa. No te permito que utilices mi nombre.

-Ino...-respondió mi padre suspirando.- Perdónala, es que ha tenido un mal día.

-Y se ha empeorado al verles.-finalizó Ino.

-Prima, ¿Por qué no vas a ayudar a mamá?

-Está bien, ¿Te vienes Sakura?

-Claro, me encantaría.

Observé a Hinata levantando el pie para pisar el vuelo del vestido. ¿¡Qué va a hacer!? ¡¡Ese vestido lo ha hecho mi madre!!

Para mi sorpresa, Sakura se apartó ágilmente justo cuando iba a ser pisado, Hinata la observó con furia pero luego retrocedió asustada.

No sé que le ha hecho Sakura, porque no puedo verla. En ese momento miraba a Hinata.

-Yo también voy a ayudarla.

-Como quieras hijo.

Prefiero estar allí, que con estos.


Si tenían pensado que se iba a meter conmigo y marcharse de rositas, estaban muy equivocados.

Encima la pija esa quería pisarme el vestido, es de Kushina y no voy a dejar que le hagan nada. Le ha llevado mucho trabajo.

Como esa tarada le haga algo al vestido se acuerda de mí, aunque cause una mala impresión, esta no vuelve a moverse en su vida.

-Hola Kushina.-saludamos Ino y yo a la vez.

-Hola chicas, ¿Qué tal?

-Muy bien, ¿En qué te podemos ayudar?

-Podéis poner la mesa si queréis.

Asentimos y colocamos la mesa en silencio. La cocina era grande pero aun así, me costaba un poco moverme.

-Hola mamá, que bien huele eso.-dijo Naruto entrando en la cocina.

-Gracias cariño, ayúdales a poner la mesa por favor.

El rubio asintió y se dirigió a mí.

-¿Qué haces?

-¿La pregunta tiene truco?

-Muy graciosa, dame eso.

-¿Por qué?

-Eres nuestra invitada, no deberías hacer nada.

-Quiero ayudar.

-Ya me encargo yo.

-No te preocupes, ya estoy acabando.

-Te he dicho que me des eso.

-Cuida esa lengua, nadie me da órdenes.

Esto se está torciendo, pensé que sería más fácil fingir pero veo que me equivoqué. Encima Naruto no está ayudando.

-Chicos, no discutáis por eso.-dijo Ino tratando de solucionarlo.- Ya acabo yo de poner la mesa.

-Sakura, ¿Puedes llamar a los demás? La cena ya está lista.-dijo Kushina.

-Claro, ¿Eso puedo hacerlo?-pregunté a Naruto.

-Haz lo que quieras.

-Lo iba a hacer con o sin tu permiso.

Antes de irme sentí como me fulminaban con la mirada, ese debía ser Naruto, conozco muy bien esa sensación.

Me acerqué al salón pero me detuve al oír mi nombre.

-Minato, con todos mis respetos, ¿Crees que esa chica es la adecuada para tu hijo?

-¿Sakura? Es perfecta, hacen buena pareja.

-A mí no me lo parece.-respondió Hinata.

Decidí entrar, me guardé el comentario porque estaba Minato.

-Ya está la cena, podéis ir cuando queráis.

-Muchas gracias Sakura, voy ahora mismo.-dijo Minato levantándose.- Tengo tanta hambre que me comería un elefante.

Sonreí como respuesta, siempre está tratando de sacarme una sonrisa, es muy amable.

Cuando el padre de Naruto salió, la familia de tarados se levantó.

-Ten cuidado señorita, no creo que aguantes mucho en esta familia.-advirtió Hiashi.

-Seguro que más que tú.

-Eso lo veremos.-respondió Hinata.

Di un paso para acercarme a ella y ésta salió corriendo en dirección a la cocina.

-Su hija le ha abandonado Hiashi, espero que no sea tan gallina como ella.

-No te consiento que hables así de mi hija.

-¿Y qué va a hacer al respecto?

El hombre abrió y cerró la boca varias veces mas no dijo nada.

-Me lo suponía, adiós Hiashi.

Entré en la cocina justo cuando Kushina estaba sirviendo los platos.

-Sakura, siéntate aquí, si quieres.

-Claro.-asentí sonriente.

Tuve que poner especial cuidado para no arrugar el vestido a la hora de sentarme, el asiento estaba entre Kushina y Naruto.

-¿Qué estabas haciendo?-preguntó Naruto.

-En el baño.-no quería decir que había hablado con esos tarados.- ¿Por?

-Por nada, me habías preocupado.

-Lo siento mucho.

-Es la primera vez que comemos junto a tu novia Naruto.-dijo Minato.- Deberías habernos presentado antes.

-Lo sé, siento no haberlo hecho.

-Bueno, no pasa nada.-respondió mi madre.- Lo importante es que ahora está aquí.

-Su mujer tiene razón Minato.-como siempre, Hiashi haciendo la pelota.

-Sakura, háblanos de ti un poco, apenas te conocemos.-dijo el padre del orco.

-Claro, ¿Qué quieres saber?

-¿Vives sola?

-Sí.

-¿Y tus padres?

Tuve que hacer mucho esfuerzo para guardar la mueca de tristeza y las lágrimas que gritaban por salir. Un nudo apareció en mi garganta, cortándome el habla.

Las palabras no me salían y no sabía si decirles la verdad o inventarme una excusa, aun me duele decir que están muertos.

-Sus padres están de viaje, ¿Verdad Sakura?-respondió Ino.

-Sí, así es.

-¿Es un viaje de negocios?-indagó Hiashi.

-Sí, no sé cuándo volverán.

-¿Y no te sientes sola en casa?-preguntó Kushina algo apenada.

-A veces, pero tengo a Ino para hacerme compañía y también a mi novio.

Por poco vomito al decir esa palabra.

-¿Y tus padres en que trabajan?-preguntó Hiashi nuevamente.

-¿Tú quien te has creído para cotillear en la vida de mi mejor amiga?

-Tranquilícese señorita Yamanaka, no quiero hacerla sentir incomoda, solo veo si es la adecuada para tu primo.

-Le agradezco el esfuerzo señor Hyûga, pero de eso me encargo yo.-respondió Kushina algo enfadada.

-Por supuesto Kushina.

-Señora Uzumaki.-corrigió.

Me da en la nariz que no le cae muy bien...

La comida estaba deliciosa, acabé con ella en cuestión de segundos. Me preguntaron más cosas como mis pasatiempos, lo que me gusta y lo que odio (Naruto Uzumaki)...

-¿Ya te lo has acabado?-preguntó la madre de Naruto sorprendida.- ¿Quieres más?

-No quiero abusar, se lo agradezco.

-No pasa nada, si he hecho demasiada comida, seguro que sobra.-cogió mi plato.- Te serviré más, espera aquí.

-Kushina, no hace falta...-desapareció tras la puerta sin hacerme ni caso.

-Mamá es muy cabezota, no conseguirás que cambie de opinión.

-Creo que me subestimas, cariño.-respondí jocosamente.

-Aquí tienes.

-Kushina, amor mío, ¿Le has echado toda la cazuela?-dijo Minato suspirando.

-Sakura está en crecimiento, debe alimentarse bien.

-Es verdad.-apoyó Ino.

Mi amiga lo decía porque sabía que apenas comía, no tenía dinero para comprarla.

-¿Y si yo quiero repetir?-preguntó Naruto.

-Tranquilo hijo, hay segundo plato.

Tenía tanta hambre que me lo acabé en seguida.

-Estaba muy bueno, Kushina.

-¿¡Ya!? ¿Pero tú que tienes ahí? ¿Un estomago o una aspiradora?-preguntó la aludida haciéndose la sorprendida.

-Por mucho que coma, Sakura nunca engorda.-respondió Ino.

-Que suerte, yo debo tener cuidado o acabaré como una bola.-dijo Kushina sacándome una sonrisa.

-Cariño, tu estas perfecta de todas formas.-esta vez hablo Minato.

-¿Ah sí? ¿Y si me pusiese como una vaca me seguirías queriendo?

-Por supuesto.

-¿Qué bonito verdad?-pregunté a Naruto sabiendo que detesta todo lo relacionado al amor.

-Mucho.-respondió sin ganas mientras apretaba el puño bajo la mesa.

Algo me dice que no está muy a gusto en la cena.


¡Esto es el colmo! Mi madre sabe que siempre repito y se lo ha dado todo a la bruja esa, ¡Ni que fuese su hija!

Ya me resulta difícil estar al lado de ella sin matarla como para aguantar sus indirectas.

Por ejemplo, me ha preguntado lo de antes porque sabe que odio todo eso del romanticismo y los sentimientos.

La bruja sabe donde golpear, que despiadada es, pero ya se la devolveré. Ahora yo tengo el poder.

-¿Qué hay de segundo?-preguntó Hinata.

-Ahora lo traigo.-respondió mi madre algo malhumorada.

-Te ayudo.-se ofreció Sakura.

-No hace falta...-antes de que acabase la pelirosa ya había entrado en la cocina.

-Me recuerda a ti cariño.-dijo mi padre sonriente.

-¿Tú crees?

Son iguales, quitando que Sakura es más cruel y una bruja de cuidado.

-Minato tiene razón.-opinó Ino sonriente.- Sakura es muy terca y si se lo propone no para hasta conseguirlo.

-Es una cualidad que me gusta de ella.-dije para hacer más creíble el noviazgo.

Aunque por poco me acuchillo a mi mismo por decir eso.

-¿Qué más te gusta de ella?-preguntó mi prima sabiendo que estaba realmente incomodo con ese tema.

¿Y ahora que invento yo? Si la conversación más larga que hemos tenido se basaba en insultos.

-Ella es muy amable con todo el mundo.-menos conmigo.- Y siempre está dispuesta a ayudar.

A todos menos a mí.

-¿Solo te enamoraste de ella por eso?-preguntó Hinata algo enfadada.

¿Qué le pasa a la no muerta?

-Claro que no, me gusta todo en ella, tanto sus defectos como sus virtudes.

-Eso es muy bonito hijo.-respondió mi madre quien se había quedado para escuchar.

-Aquí lo traigo.

Sakura apareció con una olla más grande que ella y ni siquiera le temblaban las piernas ante semejante tonelaje.

¿¡Cuánta fuerza tiene esta chica!?

-Kushina, ¿Por qué has hecho tanto? Dudo que acabemos con todo.

-Tranquilo Minato, podremos con todo, ya sabes cómo come nuestro hijo.

Sakura dejó la olla en la mesa y agitó las manos.

-¿Qué te pasa?-le pregunté al oído justo cuando se había sentado.

-¿A mí? Nada.

-Entonces déjame ver tu mano.

-¿Para qué quieres verlas?

-Curiosidad.

-Son iguales que las tuyas.

-Las mías no han sufrido una quemadura.

-Las mías tampoco.

-Entonces enséñamelas.

-Prefería cuando me ignorabas.-susurró lo más bajo que pudo, apenas lo escuché yo.

-Pues vete acostumbrándote, eres mi novia, ¿Recuerdas?

-Sí, y me entran arcadas con solo pensarlo.

-Igualmente, enséñame la mano.

-Te he dicho que no y punto.

-Te lo voy a repetir una sola vez, o me la enseñas o me encargo yo de mirarla por mi cuenta.

-Que pesado estás, estoy perfectamente, déjame en paz.

-Tú lo has querido.

Agarré su muñeca con fuerza y tiré para arriba pero para mi sorpresa ella hizo fuerza para abajo y no pude levantarla.

-¿Sorprendido?-el susurro golpeó contra mi oído.

-Tienes mucha fuerza para ser una chica.

-Parejita, ¿De qué habláis?-dijo mi padre.- Lleváis un rato susurrando.

-De nada papá.

-No se preocupe Minato.-respondió Sakura con esa educación que no existe cuando se dirige a mí.

La bruja trató de soltarse pero no lo consiguió, yo también tengo fuerza y pienso usarla. Cuando pido una cosa se me hace caso, y ella no me va a torear.

-¿Qué ocurre Sakura? ¿No te has podido soltar?-susurré contra su oído, me tengo que asegurar de que nadie nos oiga.

-Eres un asqueroso.

-Solo en mis tiempos libres.

-Quítame tu repugnante mano de encima.

-Si quieres que lo haga enséñame la mano.

-Te he dicho que no, no insistas.

-Entonces cenarás así.

-Yo no lo tengo tan mal pero tú sí.

-¿Y eso porque?

-Porque tú me has cogido la mano izquierda, con lo cual tienes ocupada la derecha, ¿Eres diestro verdad?

Maldita bruja, odio cuando tiene razón, pero no se saldrá con la suya. Aun tengo tiempo hasta que mi madre sirva a todos.

-¿Piensas tener la mano ahí abajo para siempre?

-Para siempre no, hombre...-respondió sarcásticamente, que poco soporto eso.- El tiempo que dure la cena.

-Eso lo veremos.

-¿Te sirvo más Sakura?

-Así está bien Kushina, gracias.

Aproveché que había bajado la guardia para tirar hacia arriba, la bruja no pudo reaccionar a tiempo y no consiguió oponer resistencia.

Apoyé su mano en mi regazo para que nadie la viese, ya que si se entera mi madre es capaz de llamar a una ambulancia.

Observé la mano cerrada, aunque no haya podido impedir que la sacase de su escondrijo no parecía estar dispuesta a perder.

-Abre la mano.

-Cuando salga de casa lo haré.

-No me gusta esa respuesta.

Mediante la otra mano tuve que abrirla, la chica opuso resistencia y me costó lo mío. La próxima vez que quiera sacar músculo nada de ir al gimnasio, me enfrento a la bruja que tienes que hacer el doble de esfuerzo.

Cuando conseguí abrirla escuché un gruñido de su parte, agarré sus dedos para que no la cerrase de nuevo.

Tenía la palma de la mano algo roja, seguramente por coger la olla. Solo a ella se le ocurre coger el asa al rojo vivo, eso es metal y tras estar varias horas al fuego quema un montón.

Apuesto lo que sea a que la otra mano está igual.

-¿Contento?

-No, ¿No podías haber utilizado un trapo o algo?

-No lo encontraba.

-Eres una bruta.

-Y tu un subnormal.

Que fácil sería estrangularla ahora, pero no puedo. El destino es cruel, mas es peor la bruja que tengo al lado.

Me levanté de la silla sin soltarla.

-¿Qué ocurre cariño?-preguntó mi madre.

-Voy al baño.

Tiré de ella pero no conseguí moverla.

-Amor, ¿Puedes venir un momento?-la primera palabra la dije entre dientes.

-¿Necesitas ayuda para mear?

Mi madre se tragó una carcajada ante la respuesta de Sakura.

-Sí, vamos.-volví a tirar de ella y esta vez conseguí levantarla.- Ahora volvemos.

-No tardéis mucho que se enfría.-dijo mi padre.

-No lo haremos Minato.

Pelota, bruja, rencorosa, asquerosa...

Tiré de ella hasta el baño y nos encerramos allí.

-Esto no va bien, nadie se traga que nos queramos.-dije en bajo por si acaso.

-Es que no estás ayudando.

-¿Y tú sí?

-Hago más cosas que tú.

-Luego discutimos eso.-me dirigí al lavabo con ella detrás.

-¿Quieres dejar de tirarme? Sé caminar sin ayuda.

-Y yo también sé ir al baño solo y ahora mi familia piensa lo contrario.

-Pues lo siento mucho.-mintió, por dentro estará riéndose.

Abrí el grifo y le puse la mano debajo, dibujó una mueca de dolor al sentir el agua fría corriendo por la palma de su mano.

-¿Duele?

-Solo un poco.

-Más debería dolerte para que aprendas la lección.

Sentí un pinchazo agudo en el pie.

-¿¡Por qué me pisas!?

-¿Duele?

-¡No!

-Pues más debería dolerte por abrir esa bocaza.

Es la persona más vengativa que he visto en mi vida. Apreté un poco su mano pero, sorprendentemente, ella aguantó el dolor.

-Muy valiente.

-Gracias, ojala pudiera decir lo mismo de ti.

-Estoy harto de ti.

-Y más que te queda por aguantar, soy tu novia ¿Recuerdas?

Rencorosa es un término que se queda corto, Sakura guarda todas las respuestas para devolvértelas después.

-Déjame ver la otra mano.

-Está perfectamente.

-¿No puedes hacerme caso ni por una vez? Se supone que deberíamos hacer una tregua para que esto salga bien.

-Es la primera vez, no me presiones.

-¿Puedo ver tu mano?

La bruja se quedó en silencio y lentamente levantó la otra mano. La agarré con fuerza por si le daba por cambiar de opinión.

Este asalto lo he vencido yo, y ella lo sabe perfectamente.

-Supongo que si quiero cobrar debo hacerlo bien.

-Sabía que lo cogerías a la primera.

Puse su mano bajo el chorro de agua fría, ésta aguantó el dolor valientemente.

Me sorprende que una chica sea tan fuerte. Todas las que han estado conmigo te saltan encima al ver una minúscula mosca. Aunque me da que esa era una excusa para agarrarse a mí.

Sin embargo, si fuera Sakura es capaz de capturar la mosca para hacérmela tragar.

-¿Me puedes sacar la mano de ahí? Al final se me va a congelar.

-Las quemaduras no hay que tomarlas a broma.

-No es nada grave, ¿Vale? Solo ha sido una olla.

Decidí dar el tema por batalla perdida, Sakura es más testaruda que mi madre (y eso ya es decir).

Observé su mano, aun seguía con la rojez pero supongo que es normal, no se va a curar mágicamente por echarle agua.

-¿Te duele?-pregunté presionando lentamente el centro de la mano.

-Un poco.

-Mira que eres bruta, en vez de buscar algo para agarrar el asa.

-Ya te he dicho que no lo encontraba.

Cogí el jabón y le limpié la quemadura. Cuando son quemaduras de primer grado, tienes que lavarla con agua y jabón. Cuando termines hay que poner compresas de agua fría.

Busqué un paño, y se lo envolví en las manos.

-No hacía falta que te tomarás tantas molestias.

-¿Se supone que eres mi novia no? Hagámoslo creíble.

-¿Cómo quieres que coma con esto?

-Ya se nos ocurrirá algo, no te lo quites.-Sakura abrió la boca y rápidamente se la tapé.- Sé lo que me vas a responder, así que guárdatelo, esta vez me vas a hacer caso quieras o no.

Seguramente iba a decir algo así: "Nadie me da órdenes". Siempre me responde lo mismo...

Sentí como la palma de mi mano se humedecía, la aparté de su boca rápidamente.

-¿¡Me has chupado!? ¿¡Cómo puedes ser tan asquerosa!?

-No haber puesto la mano.

-Te odio.

-Igualmente, y a ver si nos duchamos más, ¿Eh? Te sabe la mano a mierda.

Me babea y encima me llama guarro.

-Tú...-unos golpes en la puerta nos alertaron.- ¿Quién es?

-Naruto hijo, ¿Pasa algo? Estáis tardando mucho.

-No es nada mamá, Sakura se ha quemado.

La puerta por poco se viene abajo, un destello rojizo atravesó el baño y se puso frente a la pelirosa.

-¿¡Cómo!? ¿¡Estás bien!? ¡¡Voy a llamar a una ambulancia!!

Lo sabía.

-Mamá, tranquilízate, está bien.

-Su hijo me ha atendido.

-¿En serio? Que atento te has vuelto Naruto.

-Es mi novia.

-Pero no había hecho esto por nadie.

Decidí zanjar la conversación mirando a otro lado, sé lo que intenta mi madre. Me está ridiculizando frente a la enemiga.

-Si ya habéis acabado vamos a cenar que se nos enfría.

-Ahora vamos Kushina.-respondió Sakura.

Mi madre sonrió y cerró la puerta tras ella.

-Naruto...

¿No me ha llamado orco? Esto es nuevo.

-¿Qué pasa?

-Te agradezco que me hayas ayudado.

Por poco me atraganto con mi lengua al ver que la bruja Haruno estaba agradeciéndome algo.

Ni en mis sueños más locos lo habría presenciado.

-No ha sido nada, ya te he dicho que hay que hacerlo creíble.

-Si tú lo dices.

Ya volvió la Sakura que conozco.

-¿Nos vamos? Al final van a venir todos a por nosotros.

-Claro novio, vámonos.

-Que mal ha sonado eso.

-Ya te digo.

Se supone que hay que hacerlo creíble, así que la detuve justo cuando pasó por mi lado y la pegué a mi cuerpo abrazándola por la cintura.

-Como no quites la mano de ahí, te la corto.

-Tranquila, yo mismo te daré el cuchillo para que lo hagas.

-¿Quién ha dicho que deba utilizar un arma blanca?

La forma en la que lo dijo, consiguió que mi cuerpo se viera azotado por un escalofrío.

-Das miedo cuando quieres.

-Gracias, es un don que tengo desde pequeña.

-Yo no te recuerdo así.

-Normal, para eso hace falta un cerebro donde guardar los recuerdos.

La apreté con fuerza contra mí para ver si así se calla de una buena vez. Mas no debí hacerlo, su aroma golpeó mi nariz sin piedad y algo en mi interior se removió.

-Vámonos.


Llegamos a la cena abrazaditos como la típica pareja que sale en las novelas románticas, gente sin problemas donde todo es de color rosa.

Que poco me gustan ese tipo de historias, donde la chica se queda felizmente con el chico.

Mi vida es algo más complicada, y el mayor de mis problemas me está abrazando ahora mismo.

-Ya era hora chicos, pensé que no vendríais.-dijo Minato sonriente.

-Sentimos la tardanza.-respondí.

Me senté con cuidado de no estropear el vestido.

-¿Qué tal tus manos Sakura?

-Están mejor Kushina, muchas gracias por preocuparte.

-¿Y ahora como vas a comer?

-Que le ayude su novio.-sugirió la rubia.

Creo que la cara de sorpresa que puse yo, también la tenía Naruto.

-No tengo cinco años.

-Pero sí tienes la manos lastimadas.-dijo Naruto con una sonrisa diabólica.- Te ayudaré.

No me fio nada de él.

-No hace falta.

-No es problema para mí.-cogió el tenedor.- Abre la boquita que llega el avión.

Una vena comenzó a palpitar en mi frente, cuando pasa eso el orco acaba muy mal, y ya que hoy no puedo hacerle nada, mañana le caerá toda mi furia.

Tras darme de comer mientras se burlaba (mediante indirectas) de lo niña que parecía, fuimos al salón para ver una película.

Yo tenía mucho sueño y no me enteraba de que iba pero trataba de fingirlo, no quería incomodar a Kushina y a Minato pensando que me aburren.

-¡No entres ahí!

-Ino, no te oyen.-respondió Hinata mirando burlonamente a mi mejor amiga.

-Ya lo sé, pero me gusta gritar y más si es en tu cara.

-¡Ino!-gritó Minato haciéndome sobresaltar.- Perdónala Hinata, hoy tiene un mal día.

-Muy malo.-corrigió Kushina sonriente.

-Naruto, que te duermes.-dijo Ino.

-Estoy viendo la película.

-¿De qué va?

-¿De asesinatos?

-¿Para qué lo preguntas si se supone que lo estás viendo?-pregunté para dejarle en evidencia.

Naruto me fulminó con la mirada sin que nadie se diese cuenta, yo sonreí ampliamente como respuesta.

-¡Pillado!

-¡Mamá!

Sonreí ante la respuesta de Kushina, su madre es muy divertida, me lo paso muy bien con esta familia (quitando al orco).

-¿Tú sabes de qué va?-me preguntó Naruto algo enfadado, pero lo pudo disimular con una sonrisa.

-De gente que entra en sitios.-recordé el grito de Ino anteriormente.

-Es un punto de vista interesante.-respondió el padre de la rata sonriendo mientras la risas de Kushina le hacían los coros.

-Vaya dos patas para un banco.-dijo la rubia.- Ninguno os habéis enterado.

-Yo la estoy viendo.-se excusó Naruto.

-Yo a ratos.-no iba a mentir, me estaba quedando dormida y para cuando me había dado cuenta ya había pasado un buen cacho.

-La sinceridad por delante.-dijo Hiashi de mala manera.- Acabas de admitir que no estás viendo la película.

-¿Y? Yo tampoco me estoy enterando de mucho.-me defendió Kushina.

Adoro a esta mujer.

Mis párpados se cerraban, tengo un sueño increíble y este sofá es tan blandito...

-Te estás durmiendo.-su voz me taladró los tímpanos.

Todo en él me repulsa, incluso su mirada.

-De eso nada.

-No me mientas que llevo observándote un rato.

-Sé que soy todo tu mundo, pero no hace falta que lo digas en alto.

Kushina nos observaba de reojo, mientras que Minato nos miraba en el reflejo de la ventana.

-Quería que todo el mundo se enterase.-dijo entre dientes.

-Me alegro.

-Sakura, ¿Tienes sueño?

-Un poco, pero puedo aguantar Kushina.

-No hace falta, solo tenías que venir a la cena para conocerte mejor. Puedes irte, supongo que estarás cansada.

-No es nada no te preocupes.

Aguanté hasta el final de la película con mucho esfuerzo. No sé si era de miedo, romántica, aburrida, de acción... No sé ni quienes la estaban viendo.

Bastante trabajo tenía con aguantar despierta y sonreír a la madre de la rata cuando me miraba.

Naruto tampoco parecía estar muy despierto, pero él lo llevaba mejor.

-Bueno, ya ha acabado.

-¿No ha estado mal verdad?-preguntó Ino.

-No, para nada.-respondió Naruto por no ser descortés con su prima.

-Cariño, si no la has visto.

-Tú tampoco mamá.

-Ni yo.-dije levantando el brazo.

-Ya os vale... Sois tal para cual.-Minato sonrió.

-Ha sido un placer cenar con vosotros, familia Uzumaki.

-El placer es nuestro, Hiashi. Te acompaño a la puerta.

El marido de Kushina los guió a la salida y se despidió de ellos con un apretón de manos.

-Por fin se han ido.-dijo Ino sentándose en su sitio.- Ahora el sofá huele a pijo, hay que tirarlo.

-Perfecto, hacía tiempo que quería cambiarlo.-respondió Kushina sonriente siguiendo la broma.

-Va a ser mejor quemarlo, este sofá ya ha caído en las garras de los Hyûgas.-esta vez habló la rata.

-Pues no es mala idea.-Ino sonrió.

-Yo también debería irme.-me levanté con cuidado y me quité las compresas de agua.

-¿Qué tal tus manos?

-Muy bien Kushina, gracias por preocuparte.

-La próxima vez, traeré yo la comida.

-Yo te ayudaré con un trapo.-dije sonriente.

-Pero solo con trapo, ¿Eh? Sino no entras a la cocina.-levantó un dedo para señalarme de forma graciosa.

-Está bien.

-Naruto, ¿La acompañarás a casa?

Todas las miradas se clavaron en él.

-Claro, no puedo dejar que vaya sola.-se levantó.- Voy a por el coche.

El coche... Yo también querría aprender a conducir pero es muy caro. Y en el caso hipotético de que consiguiese el carnet, sería imposible comprar un coche.

Como no conduzca un carrito de supermercado... ¿Hay carnet para eso? Mira que son difíciles de manejar, siempre se van para la izquierda.

Escuché la bocina de un coche, supongo que era una señal para que saliese.

-Me voy, ha sido un placer estar con vosotros.

-Al contrario, ojala vengas más a menudo por aquí.-dijo Minato.- Te recibiremos encantados.

-Sakura, recuerda que aun tenemos que quedar después de clases que la última vez no pude.

-Esperaré ansiosa Kushina. Adiós a todos, mañana nos vemos Ino.

-¡Adiós Sakura!-gritó la rubia agitando la mano enérgicamente.

Salí a la calle y al ver el coche de Naruto por poco me caigo de culo, un descapotable rojo mucho más bonito que su cara. Era increíble, no entiendo mucho de coches pero tenía pinta de correr bastante.

-¿Ya era hora no?

-Lo bueno se hace esperar.-cerré la puerta del copiloto y me puse el cinturón.

-¿Y se supone que eso eres tú?

-Al menos no tengo cara de rata.

Su mirada se clavó en mi piel con fuerza mas no me importó.

-Dime donde está tu casa.

-¿No te sabes la dirección de tu novia? Poco vamos a durar así.

-Menos vas a durar tú en este mundo como sigas toreándome.

-¿Ahora eres un toro? Yo te sigo viendo cara de rata.

-He escuchado suficiente.-pisó el acelerador con fuerza.- Te llevaré donde me dé la gana.

-Mi casa está por el otro lado.

-Mira que rápido respondes cuando reacciono.

Por el camino no dijimos nada, solo me limité a decirle donde girar y poco más.

-¿Aquí es?

-No, esto es un espejismo y en realidad estamos en un desierto.

-He oído mejores respuestas tuyas.

-Estoy muy cansada, mañana te las doy.

-No tengo ganas de aguantarte.

-Pues anda que yo.

Salí del coche y cerré la puerta con fuerza.

-No le des tan fuerte.

-Tranquilo, el coche no es tan delicado como tú que si le tocas se rompe.

-Estas avisada.

Error, nadie me da órdenes.

Abrí la puerta y la cerré con más fuerza que la vez anterior.

-Que torpe estoy, ¿Pues no se me ha escapado a la hora de cerrarla?

-¡Bruja del demonio! ¡Ya te cogeré!

-Sí, sí... Te esperaré sentada.

Me dirigí a mi casa y abrí la puerta pero antes de entrar observé hacia atrás.

-¿No piensas irte?

-Debo asegurarme de que mi novia llega a casa sana y salva.

-¿Qué me puede pasar a esta distancia?

-Los accidentes ocurren en cualquier lado, sobre todo si tu enemigo sabe dónde vives.-sonrió maliciosamente.

-Recuérdale a ese enemigo que yo también se donde vive, que se ande con ojo.

-Se lo diré, bruja.

-Gracias, rata.

-De nada, asquerosa.

-Por cierto, estas más guapo de noche porque no puedo verte la cara.

Cerré la puerta sonriendo con maldad. Que se fastidie, no tenía ganas de aguantarle.

Mañana iré a por él, no le voy a perdonar que me tratase como una niña pequeña.

Me quité el vestido y lo guardé en el armario, para dormir utilizo un pantalón corto y una camisa holgada.

Voy a descansar, mañana debo estar fresca. Si el instituto resiste nuestra batalla, le doy un premio a Tsunade.


Golpeé el volante frustrado, esa mocosa me saca de quicio, no la soporto. Necesitaba desahogarme así que le envié un mensaje con todo lo que pensaba hacerle mañana, puse todas las torturas que se me ocurrieron.

Conduje enfadado hasta casa y me metí en mi cuarto sin decir nada. La vibración en mi bolsillo me avisó de que tenía un mensaje o una llamada.

Era un mensaje que decía así: "Dudo que puedas hacerme nada, para eso hace falta huevos, algo de lo que tu careces. Si quieres te regalo una gallina y se los pides a ella."

Tuve ganas de ir a buscarla y estrangularla en el silencio de la noche. Sin testigos, ni nadie alrededor para salvarla.

Le respondí el mensaje, pero algo me decía que había apagado el teléfono para que no la molestase. Lástima, quería llamarla a las cinco de la madrugada, simplemente por meterme con ella.

Mañana debería tener cuidado, su mirada me decía que iba a vengarse, y no sé si prefiero que me pisoteen varios elefantes antes que su venganza.