Amor "fingido" [+18] (06/12/2014) Capítulo 21 ¡Actualizado!

A mis fosas nasales llegaba el olor al mar con todo su esplendor, el aire que se colaba por la ventanilla revolvían mis cabellos con dulzura. A veces me los tenía que apartar para poder admirar el fabuloso paisaje.

Aunque no me gustara admitirlo, el lugar donde los padres del orco (que solo sabe soltar gruñidos) habían elegido para comprar la casa era precioso.

El mar se podía ver por todos lados, así como los árboles que te regalaban esa paz interna que tanto se necesitaba a veces.

El aire moviéndose por entre las ramas creaba un ruido tranquilo y sereno, si agudizaba los oídos podía escuchar a los pájaros cantando.

Este lugar era un auténtico remanso de paz.

El coche fue perdiendo velocidad a medida que avanzábamos, hasta llegar a un restaurante de la gasolinera.

-¿Qué hacemos aquí?

-¿Tendré que descansar no? No puedo estar todo el día conduciendo.

-Ya habló la alegría de la vida.-dije saliendo del coche.

-¿Me estás llamando amargado?-respondió imitando mi acción cerrando tras de sí el coche.

-Te cambiaré el mote a genio, se te amolda más.

-No te soporto.

-Yo menos, idiota.

-Hola guapa.-tanto Naruto como yo nos fijamos en la voz que me acababa de piropear.- ¿Te está molestando este pringado?

-No, para nada.

-No parecía eso.

-Es nuestra forma de demostrarnos cariño.

-¿Es tu novio?

-Así es.-respondió el rubio.

-Con esos gritos que os dais poco vais a aguantar.

-Seguro que más que tú, porque con esa cara no te va a querer ni tu madre.

Observé a Naruto, ¿A qué se debía esa contestación tan brusca? Por regla general solo me trataba a mí a sí, con los demás era frío pero hasta cierto punto.

-¿Quieres pelea niñato?

-¿Tú y cuántos más?

-Naruto déjalo.-le tomé de la mano para arrastrarle al restaurante.- No merece la pena.

El rubio mandó varias miradas asesinas al chico antes de entrar al lugar, una vez dentro tomamos algo para comer, tenía hambre la verdad.


No entendí que había pasado, perdí los estribos cuando vi que se dirigían así a Sakura, como si fuera de su propiedad.

Mordí con ganas el bocadillo enfadado, pensando que era la cabeza de la primera persona que se me cruzaba. Extrañamente la bruja no pasó por esos pensamientos.

-Que callada estas...

-No tengo nada que decir.

-¿Ni meterte conmigo?

-¿Es lo que quieres? A mí me da igual ponerme a gritarte.

-Nada de eso, simplemente se me hace raro.

-¿Me estás llamando charlatana?

-Se supone que somos novios y apenas podemos estar en la misma habitación sin matarnos.

-¿Y qué propones?

-Que empieces a meterte en tu papel o tendremos un problema.

-¿Cuál?

-Que se te acaba el dinero.

-Entonces puedes darle la bienvenida al matrimonio.-respondió moviendo la mano como si saludara.

Gruñí para mis adentros, siempre tiene respuesta para todo y cada vez que se escapaba de rositas me sacaba de quicio.

-Creo que tú estás más necesitada.

-¿Y tú no?

-En el fondo me da igual casarme, siempre queda el divorcio, ¿Recuerdas?

-Claro... ¿Y crees que Minato lo aceptará?

-Yo le hice caso a la hora de casarme, cualquier matrimonio puede salir mal.

-¿Pero al de unos meses?

-No soy idiota, aguantaría más.

-¿Tienes lo que hace falta para estar con la tía esa?

Las palabras de Sakura entraron de golpe en mi cerebro. Ella tenía razón, no podré aguantar tanto tiempo con la idiota esa, antes acabaría matándola.

-Vamos a hacerlo así, ambos nos necesitamos aunque lo neguemos, así que tratemos de que esto sea lo más liviano posible.

-Está bien... Pero evitemos los motes cariñosos y todo eso porque sino ambos perderemos la paciencia.

-¿Y eso por qué?

-Ni a mí me gusta decirlos ni a ti escucharlos, más vale prevenir que curar.

Ahí no podía negarle nada ya que tenía toda la razón.

-Hecho, mi turno.

-Dispara.

-Ojala tuviera una pistola a mano para cumplir tu deseo.

-Creí que en Mordor solo se usaban lanzas.

Convertí mis manos en puños con brutalidad, a veces me daban ganas de estampárselos. Y lo peor de todo es que ni se inmutaba, acababa de soltar la puñalada y seguía comiendo tal cual. Apuesto lo que sea a que ni siquiera levantó la cabeza para ver mi reacción.

-También quemamos a las brujas, así que ten cuidado, que soy una persona de costumbres.

-Acabas de admitir que eres un orco, idiota.

-A los tontos siempre se les da la razón.

-Ahora entiendo porque tu madre no te discute nada.

La fulminé con la mirada, ella, como respuesta, sonrió victoriosa. La odio a muerte.

-A esto quería llegar, debemos dejar las discusiones o delataremos la mentira.

-Lo entiendo, pero ahora no estamos con tus padres.

-Si acabamos insultándonos vamos a llegar con cara de amargados y tenemos que vender la exclusiva de que somos muy felices.

-Vaya... Nunca pensé que tu mente pudiera discurrir, algo en general...

-¿Otra vez?

-Perdona, es la costumbre.

-Lo sé, tantos años jodiéndome la vida, tiene que ser difícil detenerse ahora.

-De eso tú sabes mucho, ¿Verdad?

El rencor que había dentro de su mirada consiguió derrumbar el sentimiento de odio que tenía la mía, cada vez que hablábamos del pasado su cara cogía esa mueca de odio latente que daba miedo verla.

-Cambiando de tema...-decidí evitar este problema por el momento, ya lo solucionaría por otro lado.- ¿Estás dispuesta a cumplir con tu trabajo?

-Lo estoy... Qué remedio.

-Bien, acabamos de comer y nos vamos.

-¿Hace cuanto que no vais a la casa de la costa?-esperaba que todo fuera silencio, pero Sakura, como siempre, preguntaba directa rompiendo mi esquema.

-¿A qué viene esa pregunta?-tomé otro cacho de bocadillo.

-Simple curiosidad.

-Tú nunca lo haces por saber más, siempre tienes preparada alguna detrás.

-¿Quién te crees que soy? ¿La que planea la conquista del universo?

-Con esa mente no me extrañaría.

-¿Afirmas que tengo una gran mente?

-Muy retorcida.

-Que rico eres cuando te lo propones amor...

-¿Amor? Pensé que no íbamos a usar apelativos cariñosos.

-Amor...-sonrió maliciosamente poniéndome todos los pelos de punta.- A Mordor te llevaba yo, Orco.

Decir que gruñí fue poco, creo que tres osos acudirán a mi reclamo. Sakura empezó a desternillarse y no paró hasta pasados varios minutos.

-Perdona, es que la tenía muy fácil esta vez.

-¿La señora se ha quedado a gusto?

-Bastante, admite que ha sido gracioso.

-He cagado cosas mejores que esas.

-¿Ah sí? Yo solo defeco mierda, no insultos, debes tener un culo milagroso.

-¿Te apetece verlo?

-¿El culo o el milagro?

La vena de mi frente se acentuó, estaba mareándome para molestarme aposta. Hoy la acabaría matando a la bastarda hija de su madre esta.

Hablando de su familia, no conozco a ningún integrante suyo, ni el nombre de sus padres... Ni siquiera la apariencia. Por su casa solo había una foto, se me hace raro que una morada entera solo contenga una fotografía.

-Naruto...

-¿Eh? ¿Qué pasa?

-La camarera te pregunta si quieres algo más mientras te pone ojitos.

-Niña, yo no he hecho nada de eso.-sonreí irónicamente al ver que, al girarme para verla, hizo lo que acababa de negar.- ¿Desea algo más?

-Sí... Trae algo de comida para mi novia, está muy delgada y no come nunca bien.

Observé de reojo a Sakura, había abierto los ojos para mirarme directamente como si me estuviera creciendo otra cabeza en el hombro.

-Ah... Sí, vale.-la chica frunció el ceño, anotó el pedido y se marchó.

-Naruto... No sé qué planeas pero no pienso comer más.

-Te estoy invitando, es de mala educación rechazar un gesto tan amable.

-Ya he comido.

-Estás anémica, algo de proteínas no te vendrán mal.

-¡Te he dicho que no quiero!

-¡Y yo te he dicho que sí!

Me lanzó una mirada letal, yo se la sostuve como pude, juraba que varias chispas escapan de nuestros ojos para chocarse entre ellas y ver quien vencía el duelo de miradas.

El sonido de mi móvil me sobresaltó.

-Gané.

-Eso no vale, me han despistado.

-Las excusas, son excusas.

-Vete a la...-callé, yo mismo dije que no deberíamos estar insultándolos.- A la calle, pronto saldremos de aquí.

-Que atento amor, ¿Voy pidiendo la cuenta?

-Sí, y no vuelvas a hacerme el chiste de amor...

-Tú no me mandes.

-Ya lo veremos cuando estemos a solas sin nadie alrededor.

-Sin amenazas, ¿Eh? Que soy muy rencorosa y a lo mejor una noche te desaparece tu herramienta de reproducción.-con el dedo índice y el corazón fingió usar una tijera cortando el aire para que la idea calara más hondo en mi mente.

La conozco, así que dormiré bocabajo por si las moscas, o mejor, la ataré a la cama para no preocuparme. Aunque ella es capaz de dejarme seco de un cabezazo.

Tomé el móvil y vi el mensaje de mi prima, me decía que fuéramos corriendo, ya que mamá estaba que se subía por las paredes.

-Debemos irnos.

-¿Mi suegra se impacienta?

-¿Cómo lo has...? Deja de usar tus poderes de bruja contra mí.

-¿Acaso me has visto sacarme el libro de brujería?

-Lo haces mentalmente.

-Sí claro, mi telepatía mejora por momentos.-rodó los ojos haciéndome parecer imbécil.

-Venga, vámonos.

-¿Y la ración que has pedido?

-Diré que la envuelvan y te lo comes por el camino.

-Que pesado eres, no voy a hacerlo.


Naruto se levantó consiguiendo que la mirada de la camarera se clavara en él. La chica practicó una sonrisa al aire y cogió el plato con la comida.

-Aquí tienes la comida.-le pasó el piscolabis al rubio, a pesar de que la había pedido para mí.

-¿Me la puedes preparar para llevar?

-Claro, ahora mismo.

El chico le guiñó un ojo y ésta salió corriendo a la cocina como si allí estuviera su salvación para resguardarse del supuesto incendio del que escapaba.

-Vámonos ya.

-Iré al coche.

-No, espera conmigo.

-¿Por qué?

-Porque eres mi novia.

-Menudo chollo tienes con eso.

-No sé a qué te refieres.

-Sí... Claro.


Estábamos de camino a mi perdición, Sakura estaba hablando por mi móvil con Kushina, estaba hecha un basilisco pero solo necesitó escuchar la voz de la bruja y se tranquilizó.

Sigo creyendo que me quiere arrebatar a mi familia, se ha ganado el cariño de todos sin hacer nada.

La observé de reojo, la chica estaba mirando a la ventana mientras sonreía.

-Sí Kushina, no te preocupes, estaremos allí pronto.

Colgó y dejó en teléfono en la guantera.

-¿Por qué lo dejas ahí?

-¿Quieres que me lo guarde en el canalillo?

-¿Por qué dices eso? ¿Quieres que te meta mano?

-Acércamela y te lo muerdo.

-¿Seguimos hablando de la mano?

-Sí, pervertido.

-No, la mente sucia eres tú, yo no dije nada, vete a saber en qué parte de mi cuerpo has pensado.

-No te creas que ha sido en tu pene, me habría quedado con ganas de más... O de algo.

No la fulminé con la mirada porque si no nos estrellábamos contra algún árbol, pero la soez que solté, fue importante. No sabía ni siquiera de la existencia de esa palabra.

-¿Besas a tu madre con esa boca?

-No, le suelo dar abrazos.

-¿Y no te ha pateado?

-Nunca.

-Menudo aguante debe tener una madre.

Decidí callarme o llegaríamos mal a la casa, a pesar de haber quedado que no íbamos a insultarnos, seguimos igual.

-Naruto...

-¿Qué tripa se te ha roto ahora?

-Analizaba todo en general.

-¿Y qué has deducido?

-Que esto no funcionará.

-¿El qué?

-Nuestra supuesta relación.

-¿Te quieres echar atrás? Tienes un contrato firmado.

-Se puede romper.

-Pues te deseo suerte, porque para encontrarlo antes tendrás que pasar por mí.

-Esa idea me agrada, así tendré motivos para reducirte a escombros de un puñetazo.

-Bestia.

-Orco.

Aproveché la oportunidad que me dio el semáforo para matarla en mi cabeza fijando su vista en ella. Sakura descansaba la cabeza contra el cristal, tenía la vista pérdida en el horizonte.

-¿Por qué dijiste que no funcionaría?

-Porque nos odiamos, esto no tiene ningún sentido. Memoriza lo que ha pasado hace cinco minutos, y verás que es lo mismo que lo que pasó hace diez minutos.

Efectivamente, discutimos cuando me llamo pervertido y al de unos segundos acabamos insultándonos de nuevo.

No aguantaríamos tres días reunidos en la misma casa.

-Tienes razón...

-Por eso te he dicho que no funcionaría.

-¿Qué propones?

-Acabar con esto.

-Denegado. Piensa otra cosa.

-No quiero.

-Ambos sabemos que tienes cabeza de sobra para eso.

-Gracias por el piropo.

-No te lo dije como un halago.

-Así sonó, gracias cariño.

-Deja de decir eso.-dibujé una mueca de asco.- Suena fatal en tu boca.

-Igual que tu apellido en mis oídos.

-Nuevamente hemos vuelto a discutir...-suspiré.- Mis padres nos pillarán.

-A no ser...

-¿Se te ha ocurrido algo?

-Tenemos a Ino y Menma como refuerzo.

-¿Ellos? Dudo que nos quieran ayudar.

-¿Crees que tu propia familia te daría la espalda?

-Sí...-respondí secamente.

Sakura se incorporó y ajustó mejor el cuerpo al asiento del coche.

-Naruto... ¿Puedo hacerte una pregunta?

-Como no...-rodé los ojos.

-¿Valoras a tu familia?

Por poco freno de golpe y salgo disparado por la ventana, ¿Acaso lo hizo con ese fin? No me extrañaría nada, la verdad.

-¿A qué ha venido eso?

-Una duda que me ha surgido.

-No creo que tenga que responder.

-¿Por qué?

-Porque es mi familia, y a ella se le quiere por encima de todo.

-¿Entonces? ¿Por qué siempre crees que te van a dar la espalda?

-No... Yo no creo eso.

-No es lo que me has demostrado.

-Mira niñata, siempre cuido a mi familia, sean quienes sean.

-¿Y a Menma?

-Él es una excepción.

-Es tu primo.

-Me da igual.

-¿Sabes lo que creo?

-No te he pedido opinión, cierra la boca.

-Me la suda lo que me pidas, te la iba a soltar con tu consentimiento o sin él.-gruñí para que se notase mi molestia.- Si siempre crees que te abandonarán, al final acabará pasando.

-Menuda tontería.

-¿En serio crees que tu madre no se ha enterado del trato que tienes con su sobrino?

-Seguramente se haya enterado.

-¿Y crees que le sienta bien?

-Nunca se ha quejado.

-Porque ya no tienes tres años, no puede andar tras de ti para echarte la bronca. Ya tienes edad para pensar por ti solo, al menos así creerá Kushina.

-¿Estas insinuando que no soy maduro?

-Créeme, si lo tuviera que decir, te lo habría soltado sin rodeos, sino, tu corta mente, no lo habría pillado.

-Bruja del demonio.

-Orco.


Desde que hice una oda a la familia no volví a abrir la boca, Naruto tenía rostro pensativo y temerario. Parecía que una mala idea rondaba su cabeza.

Mi vista se dirigió a la ventanilla, consiguiendo que me animara al ver la extensión azul que se situaba frente a mí.

-Es precioso...

-Recuerdo que de pequeño me traían mucho aquí.-guardé mi sorpresa bajo una capa de frialdad fingida, agradecía los años que llevaba tratando a Naruto, me había ayudado a mejorar el hecho de ocultar sentimientos.

-¿Cuándo fue la última vez?

-Tenía cinco años, vine con mi primo.

-Y no volviste, ¿No?

-Exacto, allí empezó a demostrar que era mejor que los demás y a tratar de robarme a mis padres.

Le observé por el rabillo del ojo, otra vez volvía a la carga, siempre usaba las mismas palabras para argumentar porque odiaba a alguien.

Se notaba que no sabía que significa el odio, yo lo siento por él desde que le conocí, y no cambiaré de opinión.

Dejé que mis ojos se deleitaran del paisaje, el mar parecía cada vez más cerca. Paramos en un semáforo y para mis sorpresa, los chicos de la gasolinera nos alcanzaron.

-Oye, guapa...-bajó la ventanilla del piloto y gritó.- Deja a ese inútil y vente con nosotros, lo pasarás bien, lo prometemos.

Repetí su acción pero la ventanilla no se bajaba.

-Naruto, desbloquéame esto.

-No, ignóralos.

-¿Piensas que voy a adularlos?

-Da igual, no hables con ellos.

No sé si eran mi imaginación... Pero creo que estaba celoso...

-Está bien.

-¡Guapa!-el rubio gruñó, observé por la ventana y negué con la cabeza.- ¡Vamos, será divertido!

El semáforo cambió a la luz verde y Naruto pisó enfadado el acelerador, mis dedos se aferraron al asiento asustada.

-¡Naruto! ¡Baja la velocidad!-no me hizo ni caso.- ¡NARUTO!

Frenó en seco al llegar a otro semáforo, mi cuerpo se lanzó hacia delante, sino fuera por el cinturón de seguridad, ahora mismo estaría surcando los cielos, tratando de competir con algún pájaro.

El coche fue testigo de un golpe seco y certero, con tal fuerza que acabó doliéndome hasta a mí.

-¡ME CAGO EN TU MADRE! ¿¡ES QUÉ TE HAS VUELTO LOCA!?-se llevó la mano a la mejilla, una lágrima, que seguramente se le escapó, rodó por su mejilla.

Puede ser que me haya pasado, pero esta vez se lo merecía. No solo me ha puesto a mí en peligro, sino a él también solo por una estupidez.

-¿¡Tú eres imbécil!? ¡Te podrías haber matado!

-¡NO FINJAS QUE TE PREOCUPAS POR MÍ! ¡SÉ QUÉ TE DA IGUAL!

-¿¡Pero qué dices!? ¡Definitivamente eres imbécil! ¿¡Cómo me va a dar igual que te estampes contra una farola!?

-Qué gran actriz eres, casi me lo creo.

-¡Te lo estoy diciendo en serio!

-¡SÍ CLARO! ¡SI VAS A DECIR MENTIRAS MEJOR CÁLLATE!

-¡TÚ ERES GILIPOLLAS! ¡VETE A LA MIERDA!-no sabía si me salió del corazón o porque tenía el orgullo herido, pero la forma tan dura en las que las solté conseguí que Naruto callara.

El resto del camino lo pasamos en silencio, por la cabeza se me pasaron varias ideas para bajarme del coche, la verdad sea dicha es que no me gustaba el ambiente que teníamos en el interior. Y eso que más de una vez hemos acabado de la misma manera.

Sin embargo... Esta vez... La cosa era diferente, había preocupación de por medio. Y aunque lo negara, antes... Creí que lo iba a perder.


Esto es acojonante, me pega ella y es la que se enfada. ¡Yo debería ser quien estuviera de morros! El golpe que me ha dado excedía lo normal, debe desayunar piedras nucleares o algo por el estilo que le otorgan poderes sobrehumanos. Una chica no debería tener semejante fuerza, sobre todo con un cuerpo tan menudo.

La observé varias veces, ni siquiera me miraba directamente, se pasó todo el viaje callada. No sabía que decir pero intuía que si abría la boca, la cagaría. Y... La forma en la que me gritó antes... Sinceramente, me paralizó el cuerpo.

Era como si notase el dolor escapar de sus palabras, como si realmente estuviera dolida de verdad. Sé que es una gran actriz pero... ¿Estaba fingiendo?

El camino parecía alargarse. El destino me burlaba cuantos más kilómetros recorríamos, y lo hacía mediante todos los semáforos del camino, para rematar la canción que sonaba en la radio era con una letra de amor puro.

Aproveché el momento que tuve para parar y dirigí la mano al emisor de sonido, no fue el duro contacto de la radio lo que atrapé, dirigí mi mirada al objetos y después a Sakura, ésta me observaba sorprendida.

-Iba a cambiar la canción...-susurré con la garganta seca.

-Yo también...

Pude volver a notar la ternura que desprendía su piel, nuestra mirada parecía no querer despegarse del otro, la boca de Sakura se entreabrió un poco, cosa que hizo moverse al centro de mi pecho.

-Naruto... Ya nos podemos mover.

-¿Eh?-observé la carretera.- ¡Ah sí!

Aparté la mano para llevarla al volante, la chica dejó la suya donde la encontré, su vista triste se quedó pegada al mismo lugar en el que estaba su mano.

-¿Sakura?-tras un segundo de escucharse mi voz, noté como la canción había cambiado.

La bruja se situó donde estaba ignorándome con su indiferencia. Siempre hacía lo mismo y ya estaba acostumbrado.

Solo tuve que esperarme unos minutos más para acabar con este sufrimiento, aunque la auténtica tortura comenzaba ahora.


Tal y como me imaginé, la casa era grande, tal vez no tanto como en la que viven, pero se podía decir que contaba con sus buenas dimensiones.

Kushina nos esperaba sonrientes en la puerta del chalet, me engañé a mi misma para conseguir que mi cara dibujase una sonrisa, pero era imposible.

Vamos Sakura, debes ser una buena novia.

Me incorporé mejor bajo la atenta mirada de Naruto, a mi mente llegaron imágenes de momentos felices en un acto por alegrarme el día.

Entre ellas... Una imagen de Naruto se coló a traición.

-Maldito...

-¿Has dicho algo?

-No, bueno sí... Creo que deberíamos bajarnos ya.

-Si tu lo dices...

-¿Me estás llamando mentirosa?

-No empecemos ahora por favor, no quiero que se arruine todo.

-Sí, lo siento, esta vez ha sido culpa mía.

-¿Sakura Haruno pidiéndome perdón? Ojala lo hubiera grabado.

-Si tienes una cámara a mano úsala para grabar Mordor, seguro que lo echas de menos.-me fulminó con la mirada antes de que saliera del coche.

-¡Sakura!-la mujer vino a mí y me abrazó.- ¡La espera se me ha hecho eterna! ¿Qué tal el viaje?

-Muy divertido, lo he pasado junto a mi novio.

-¡Oh! ¡Qué rica! Me recuerdas a mí cuando era joven.

-¿Sí? No sabía.

-Créeme, nos identificamos en muchos sentidos.

-Me gustaría conocerlos, a ver si alguna vez puede hablarme de su vida pasada.

-¡Por supuesto que sí!

El rubio salió del coche hablando por teléfono, o fingiéndolo, ya que solo asentía. Además, me pude dar cuenta que su mano, junto al objeto, tapaban la mejilla que había golpeado.

Pobrecillo... Por mi culpa siempre estaba escondiendo la cara a la familia.

-¡Ven, pasa, pasa! ¡Te enseñaré la casa!

-Pero... Mi maleta y Naruto...

-¡Tu maleta ya está en tu cuarto!

-Quería llevarla yo Kushina, así os ahorraba trabajo.

-¡Si no ha sido nada! ¡La ha llevado Menma!

-Ya, pero...

-¡No te preocupes! ¡Ven!-la mujer me cogió de las manos y me obligó a entrar, por el camino Ino me vio y me abrazó, posteriormente, se unió al grupo de recorrido por la casa.- ¡Ahora te enseñaré tu cuarto!

Mis ojos no daban crédito a lo que veían, una sala que era más grande que una casa se mostraba ante mí. El blanco de las paredes infundían paz, el armario enorme hacia juego con las cortinas que adornaban la ventana con vistas a lo que parecía una playa.

Incluso la cama parecía sacada de un cuadro lujoso, eso sí, era de matrimonio. Supuse que Kushina nos pondría a dormir juntos, ¿Eso hacen los novios, no?

-Vaya... La habitación es preciosa Kushina.

-¿Te gusta? La amueblé yo.

-Tienes un gusto exquisito, me encanta.

-Me alegro mucho de que te guste, no quería que te sintieras incómoda.

-¿Incómoda? Si es perfecta; además, mirar el blanco me tranquiliza.

-¿¡En serio!?

-¿Por qué te has sorprendido tanto tía Kushina?

-¡Porque a mí también!

Mi mirada se cruzó con la de Ino y sonreímos. La noté algo nerviosa, posiblemente por ver a Kushina tan eufórica. A mí también me sorprendió.

La rubia dejó su mente libre, se le notaba al ver como miraba un punto fijo mientras lanzaba risitas al aire.

-Bueno... ¡Iré a preparar el almuerzo para tomarlo en la playa!-Kushina parecía que iba a dar saltitos de alegría de un momento a otro.

-¿Playa? No recuerdo si metí bañadores.

-Juraría que te dije que estaba en la costa, ¿No?

-Sí, lo sé, pero me he quedado en blanco.-sonreí, siendo sinceros, estaba bastante nerviosa.- Ya no sé qué metí en la maleta.

-¡GENIAL!-a Ino le brillaron los ojos, Kushina y yo saltamos hacia atrás por culpa del susto.

No nos esperábamos que diera semejante berrido, y después se queja de mis gritos.

-¡INO! ¡ME HAS DADO UN SUSTO DE MUERTE!-gritamos a la vez.

Nos miramos mutuamente, pude ver la expresión de sorpresa en el rostro de Kushina, nos dejamos llevar por el momento y terminamos riendo como locas.

Pasos acelerados sonaron por el pasillo, al de unos segundos, los únicos hombres de la casa aparecieron al final de éste, giramos la cabeza para verlos.

-¿¡Qué ha pasado!?-preguntó Menma.

-¡Cariño! ¡Es la primera vez que oigo tu voz con volumen estéreo! ¿Cómo lo has hecho?

-¡Es verdad! ¡Parecía un rugido!

Lancé una mirada asesina a Naruto. ¿Acababa de decir que rugía? ¿¡ME HA LLAMADO DRAGÓN!?

De reojo vi como Minato se estremecía, ya que a mi lado, su esposa estaba igual que yo, de hecho, incluso la postura que teníamos de los puños cerrados y levemente alzados eran idénticas.

-Ostias...-murmuró Menma.- Que miedo...

La acción padre e hijo fue tragar seco y respirar profundo, pensaba matar a Naruto... Se acababa de aprovechar de la situación para poder insultarme libremente.

-¿Qué hacemos?-Kushina no quitó la mirada de ellos.

-Los reventamos.

-Que no quede ni un hueso.

Di el primer paso, mi "suegra" me tomó de la mano y corrimos hacia ellos, por suerte, atiné a coger a Ino antes de empezar la cacería. Éramos la cadena humana.

Sonreí ante mi propi ocurrencia.


-¿¡Podrías haber sido más delicada no!?-cerré la puerta sin darle un golpe, no necesitaba a mi madre al lado preguntando qué pasaba.

-¿Perdona? Yo no tengo la culpa de que hayas querido probar la viga mediante un mordisco.

-¡Ha sido tu culpa! ¡Sino me hubieras perseguido como una cabra loca, esto no habría pasado!

-¡Y si tú no habrías huido como una gallina despavorida, no te habrías chocado!

-¿¡Qué!?

-¡Lo que escuchas!

-Eso, muy finos, discutiendo en casa con Minato pululando por los pasillos.-salté por culpa del susto.

No sé que me dio más rabia, que mi primo venga de nuevo con sus aires de grandeza o que a Sakura no se le hubiera movido ni un pelo en vez de asustarse.

-¿Podrías haber avisado que estabas aquí no?

-¿Tu padre habría avisado?

-Seguramente no.-dijo Ino tras él.- ¡Tenéis que tener más cuidado!

-¡Ha sido su culpa!-señalé a Sakura, quien estaba tranquilamente sentada en el borde de la cama cepillándose el pelo con los dedos, o jugando con él, no sabría decir cuál de las dos era con exactitud.

-¿Otra vez echándome las culpas? Te repito que el idiota que ha querido abrazar a la pared con la cara, has sido tú.-clavó la vista en mí, mirándome por encima del hombro.- Te queda muy bien el rostro rojo, recién estampado contra la superficie de la casa.

La sangre comenzó a hervirme... ¿¡La rata me estaba mirando como yo lo hacía con los demás!? ¿¡Se está atreviendo a jugar conmigo!?

Di un paso enfadado, ésta sonrió al verme y posó la vista en la otra esquina de la habitación. Me detuve a pensar un rato, la bruja era demasiado lista, podría estar haciendo una jugarreta o algo por el estilo.

Tuve que tragar en seco para evitar caer en su trampa, esta vez no me pillaste Sakura Haruno.

Para mi sorpresa, la joven lanzó una mirada a la puerta y acto seguido la tenía colgando del cuello.

-¿Me ayudas a elegir bañador? No me decido por ninguno.-el tono de voz dulce que usó desencajó todas mis defensas.

No sabía si alabar sus cambios de humor o encerrarla por ellos. Esta mujer está como un cencerro, ¿Cómo ha llegado a ser mi "novia"?

-¡Sakura! ¿¡Me dejas a mí elegírtelo!?-gritó Ino corriendo a ella.

-Buenas, ¿Interrumpo algo?

-Adelante tío Minato, pasa.-Menma como siempre haciendo la pelota a mi padre.

-¿Qué te parece la casa Sakura? Antes, con el juego del gato y el ratón, no pude preguntarte nada.-sonrió nervioso.

-Está muy bien, es preciosa.

-¿Así te lo parece?

-Sí, ¿La ha decorado todo su mujer?

-¡Así es!-todos saltamos excepto la bruja, que se quedó sonriente mirando a mi madre, la loca de los gritos.- Pequeña, tienes unos ojos preciosos...

-Muchísimas gracias, eres muy amable.

-Solo dije la verdad.

-Mamá... ¿Necesitas algo?

-¿Eh? ¡Oh! Nada, solo venía a deciros que ya está el almuerzo preparado, ¡Os vestís y nos vamos ya!

-¡Voy a por biquinis!-mi prima salió corriendo, Sakura pareció que iba a decir algo pero la otra ya se había marchado, suspiró y negó con la cabeza.

-Es irremediable...-susurró sonriente.

Mira quien fue a hablar...

En ese momento, mi vista se clavó en su sonrisa, sincera y cálida, nunca había notado un gesto salido de su corazón, cosa que ignoraba que tuviera.

El tiempo parecía haberse detenido, la chica alzó la vista y se chocó de bruces contra la mía, se borró su sonrisa y mi mundo parecía venirse abajo. Juraría que escuché el ruido de unos escombros al impactar contra el suelo.

-Nosotros también nos vamos a prepararnos.

-Adiós chicos.-dijo Menma.

La puerta se cerró dejándonos en un completo silencio.

-Mamá no ha comentado nada...

-¿De qué?

-De nuestros gritos, ¡Casi la cagas!

-Primero, cuando vayas a gritar, no escupas, baboso.-mi mirada se volvió fría y oscura, pero a ella le importó bien poco.- Segundo... Ella no nos ha oído.

-¿Qué?

-¿No te has dado cuenta?

-¿De qué?

-Veo que no conoces bien a tus padres.

-¿Cómo osas? ¡Los conozco mejor que tú!

-Baja el volumen, ¿Quieres que nos oiga?

-Antes has gritado tú más.

-Sí, pero Kushina estaba alzando más la voz.

-¿Qué?

-Ignoró el motivo de su discusión pero con el sonido de su volumen no iba a escuchar el nuestro, si hubiera querido que se enterasen habría gritado más.

-Yo no los había escuchado...

-Eso es porque piensas que te voy a matar, y estas todo el día pendiente de mí. Será que te gusto...

-Más quisieras guapa, ¿No será que lo deseas?

-Sí, estoy loca por ello.

-Lo sabía, se te notaba en la cara.

-Claro... Es por eso que fui yo la que te pidió que fueras mi "novio".-gruñí para mis adentros.- Gracias por darme la razón, ahora voy a sacar mis cosas de la maleta.

-¿Cómo supiste que mi padre llegaba?-me senté en la cama cansado, demasiado tiempo dentro del coche (encima con ella) me había afectado a la cabeza.

-Cuando vi tu forma de reaccionar supuse que si te atacaba directamente demostrando que lo que quería era sacarte de quicio, tu callarías al darte cuenta de mi supuesta intención.

¿¡Cómo!? ¿He sido víctima de sus planes malvados? ¿¡Por qué siempre le salen bien!?

-¿Qué tiene que ver con lo que te he preguntado?

-Necesitaba oír las pisadas de tu padre, suele andar haciendo algo de ruido. Creo que arrastra un poco los pies, como lo haces tú cuando no te apetece hacer nada.

-¿Me has llamado vago?

-¿Quién era él que quería que no le pillaran?

-Perdona...


Abrí los ojos sorprendida, ¿Naruto disculpándose? Lo observé de reojo, tenía los codos apoyados en la rodilla, las manos ocultaban su mentón, la mirada la tenía perdida y pensativa.

Parecía una persona completamente diferente.

-¿Por qué te has quedado callada?

-Por nada.

-Dime... Por favor...

-Porque no tenía nada que decir.

No puedo seguir así, debo ser una buena novia... Por mí (no por él) , necesito el dinero. Me llevé la mano al cabello para peinarlo, era tanto el odio que nos teníamos que siempre que nos quedábamos solos acabamos dejando tensión allá donde pasamos.

Resoplé con fuerza y dejé caer mi cabello, a partir de ahora debo fingir ser feliz, sonreír más y sobre todo... Ganarme la confianza de Minato, para poder saber cosas sobre él... ¿Hay que engañarle bien no?

-Listo...

-¿Qué?

-Nada, iré a vaciar mi maleta, ¿Puedo hacerlo en ese armario?

-Sí claro, es para ambos.

-Perfecto.-arrastré la maleta hasta allí y comencé a doblar la ropa que había llegado algo más revuelta para guardarla posteriormente.- ¿Tan importante es para ti evitar la boda?

-¿Qué?

-Me has escuchado, no me arriesgaré a repetirlo dos veces.-sentí su mirada incansable sobre mí, pero esta vez no parecía fulminante, ni se clavaba sobre mi piel.

-Me ha sorprendido tu pregunta, la había escuchado.

-Bien, buen oído.

-¿Por qué lo dijiste?

-Simple curiosidad.

-Bueno... No hay nada así importante, simplemente no quiero dar un paso tan grande como lo es la boda.

Ya había terminado de guardar la ropa, siendo sinceros, con el dinero que disponía, como mucho podría comprar dos faldas, teniendo en cuenta que eran del mercadillo.

Por eso, medio armario, era de Ino, siempre me dejaba su ropa (demasiado corta para mi gusto cabe decir) pero sé que no lo hacía con mala intención.

-¿Dónde está tu maleta?

-No te preocupes, solo estaremos tres días.

-Ya... Pero si vamos a estar en la playa nos llenaremos de arena, tendrás que cambiarte todos los días.

-En serio... No me hará falta.

-No seas cabezota... Dame la maleta.

-Ya te he dicho que no te preocupes.

-Dame la maleta.

-No me apetece.

La vi asomando por debajo de la cama, seguramente mi sonrisa me delatara ya que Naruto se levantó rápidamente con el entrecejo fruncido.

-Ni se te ocurra.

-Lo veremos.-alcé una ceja.- ¿Hay algo importante allí dentro?

-Mi ropa.

-¿Tienes miedo de que vea tus calzoncillos de unicornios?

-Exacto...-me fulminó con la mirada, aproveché el poco tiempo que estaría enfadado para agacharme y tomar la maleta.- ¡Oye!

Pude agarrar el asa de la misma, al igual que Naruto, solo que él cogió mi mano en vez de lo que buscaba. Alcé la cabeza para ver su rostro a milímetros del mío, sus ojos (a esta distancia) brillaban como nunca.

El aire golpeaba la ventana mas no podía sacar la vista de allí, podía escuchar los gritos que daba Ino (no sabía el motivo) sin embargo, en este momento, Naruto era todo mi mundo.

-Esta habitación la usaban mis padres antes.-respondió entrecortadamente.

-¿Y dónde dormirán ahora?-pude reaccionar rápido fingiendo seguridad.

¿Qué acababa de pasar?

-Supongo que en otra.-sus dedos se colaron por entre los míos, observé de reojo como acariciaba el dorso de mi mano, el cosquilleo que sentí fue el mejor de mi vida.

-¿No te entra curiosidad por saber donde será?

-No demasiada.-introduciendo mas los dedos consiguió que soltara el asa, me levantó tirando con suavidad hasta quedarnos cara a cara.

-Ya... Pues a mí me gustaría conocer la situación, no quiero que duerman separados por nuestra culpa.

Me miró fijamente y parpadeó confuso, después observó la puerta y volvió la cabeza a mí.

-Podríamos mirar...-respondió sin quitarme la vista de los ojos.

El calor subió desde el centro de mi pecho hasta mis mejillas, me imaginé un cortafuegos evitando que el color se revelase. Parpadeé confusa para tratar de despertarme.

Mi cuerpo se conectó a mi mente y pudo recibir órdenes de ésta, tras soltarle (con gran rapidez) asomé mi cabeza por la puerta, mirando a ambos lados salí sin hacer ruido, de reojo pude ver como Naruto me perseguía.

-Tú dirás a donde ir...

-Hay muchas habitaciones, a saber donde se han metido.

-Pues sí... Vamos a terminar jubilados para cuando la encontremos.

-Dudo que llegue a hacer eso.

-¿Por qué?

-Odio estudiar.

-¿No quieres trabajar de nada?

-Nada que tenga que ver con el estudio.

-¿Futbolista?

-Anda...-el chico se quedó quieto en el sitio, bastante confuso.- Nunca lo pensé...

-¿En serio?

-¿Qué has querido decir con eso?

-No empieces, ¿Eh?-abrí una puerta y me pareció dar con el cuarto de Ino.

-¿Y esto? Está lleno de biquinis tirados por el suelo...-respondió Naruto.

-Corre, corre, que nos pilla.

-¿Quién?

-¡SAKURA!-mi mejor amiga se asomó con varios tipos de ropa para la playa en la mano. ¿Dónde estaba? Antes no la vi...- ¡VEN AQUÍ A QUE ENCONTREMOS UNO QUE TE DEJE SEXY!

-¡Luego Ino! ¡Tengo que deshacer la maleta!

-¡Vuelve aquí!

-¡No puedo!

-¡Naruto! ¡Tráela aquí!

-Ino, a mí no me metas en tus problemas...

-Sino me ayudas le contaré a tu novia lo que pasó cuando eras pequeño... El día de carnavales.

La cara del rubio se desfiguró, necesitó varios minutos para clavar la vista asesina en mí y mover los dedos como si fuera un virus.

-Sakurita... Ven con tu novio...

¡Ostias! ¿Cómo me llamó? Retrocedí preparada para escapar, admito, que por primera vez, ese tono me dio repeluznos. ¿Qué pasó en carnavales?

-¡Ve a por ella!-hizo caso a su prima y me persiguió.

Reaccionando a tiempo, me di a la fuga. Antes él huía de mí, ahora se han cambiado las tornas, y siento que lo está disfrutando.

Abría las puertas que pillaba con rapidez y las cerraba tras mi paso, pero éste no me daba tregua, nunca le había visto tan ofuscado, salvo aquella vez que terminamos en una mesa, con él sobre mí.

Creo que fue cuando Ino estaba enferma y yo no quería decírselo al orco...

Me encontré con una habitación diferente, estaba llena de libros y juraría que no era la biblioteca, cerré la puerta tras de mí y avancé con cautela.

No quería meterme donde no me llamaban, sin embargo... Se supone que ya era parte de la familia, ¿Verdad?

Elegí uno de los escritos al azar y lo abrí al aire, sin pensarlo. Unas fotografías me recibieron con dulzura.

Kushina sonreía a la cámara mientras comía una fruta, su vientre estaba hinchado, cosa que indicaba que estaría embarazada, su pelo rojo cubría todo su hombro. En la siguiente aparecían ella y Minato.

Avancé varias páginas posando la mano sobre las hojas sin hacer movimientos bruscos, no quería dañarlo. Me paré cuando vi a un bebe de cabellos rubios en la cuna, tenía los bracitos levantados tratando de coger el objeto que su madre sostenía en el aire.

De repente sentí compasión hacia él... Tal vez me hubiera equivocado a la hora de tratarle tan mal.

Ojeé otras fotos, de pequeño estaba adorable, incluso encontré fotos jugando con Menma, quien también estaba muy mono de pequeño.

Posiblemente... No debí ser tan malévola, no sé sus motivos pero no parecía mala persona de pequeño...

Pasé la hoja y casi me da un ataque cerebral, en esta foto salía yo... Llorando, con Ino al lado consolándome y Naruto riéndose de mí. Seguro que lo sacaría alguno de sus amigos, sintiéndose superiores por hacerme llorar.

¡Y el muy gilipollas la guardó! ¡Será hijo de...! ¡Y yo sintiendo pena por él! ¡Asco es lo que debería de sentir!

Cerré con fuerza el libro creando una corriente de aire que movió levemente mis cabellos, rata asquerosa... Se merecía todo lo que le hice y más, debería haberle roto las costillas hace tiempo.

El libro volvió a su sitio y yo a por el chico. Necesitaba descargar mi furia.


Observé los alrededores y no pude encontrarla, ¿Cómo puede controlar tan bien la habilidad de desaparecer de la tierra? Dudo que sea un pacto del diablo, seguramente sea ella misma Satanás.

Un portazo provocó que girara sobre los talones, allí vi a mi presa, mas no pude moverme el sitio.

Tenía la cabeza bajada, con el flequillo tapando sus ojos, incluso pude ver una sombra en la distancia del cabello a su cara. Con los puños cerrados pasó de largo ignorándome y se encerró en la habitación de Ino, tuve que perseguirla para comprobarlo.

Por mucho que la llamaba no se detenía y ni siquiera me devolvió los ataques verbales. Escuché el cerrojo tras darme con la puerta en las narices, pegué la oreja para tratar de oír que decían.

Siendo sinceros, me había dolido bastante verla así sin saber porque reaccioné así.


-¡Al fin llegas! ¡Ven a...!-Ino se levantó de la cama pero se detuvo al verme.- Sakura... ¿Qué ocurre?

Me deslicé por la puerta liberando las lágrimas que trataba de retener, los recuerdos me llegaron a mí como un martillazo del invierno, frío y doloroso.

Recordé los días que me pasaba llorando por su culpa, el sentimiento vacío que sentía (y sigo sintiendo) cuando veo a hijos felices jugando con sus padres, los días que derramé mirando el cielo encapotado... Las veces que Ino discutió con el mayor causante de mis problemas sin tener en cuenta que eran familia.

¿Por qué tuve que volver hacia atrás?

-¡Sakura!-la chica vino corriendo a mí y me abrazó, no aguanté más y acabé llorando sobre su hombro.- Te juro que lo mato.

No podré aguantar con él como su "novia"... Esto será imposible...


Acaricié mis sienes... Jamás me había sentido tan mal. Y todo ha sido por escuchar los llantos de Sakura.

¿Qué me está pasando?