Amor "fingido" [+18] (06/12/2014) Capítulo 21 ¡Actualizado!

─¿Entonces qué hacemos para cenar? ─Kushina alcanzó una sartén del estante de arriba.

─¿Macarrones?

─¿Carbohidratos por la noche?

─¿Una ensalada?

─Dicen que la lechuga retiene líquidos.

─Pues te comes la arena de la playa querida.

─¡Vaya amiga estás hecha!

─¡Si es que llevas sacándole pegas a todo desde hace tres cuartos de hora!

─¡Ya estamos en plena operación biquini! ¡Tenemos que cuidarnos! ─su mirada me recorrió de arriba abajo─. Bueno, en tu caso es al revés, come algo más que no se te ve.

─Otra como Naruto, se nota que sois familia.

─Mira quien fue a hablar, la que tiene la misma mala leche que mi tía.

─¿Has dicho algo querida sobrina?

─¡No!

Tosí exageradamente haciéndome cómplice de la mujer, dejando a Ino como si hubiese soltado una gran trola.

─Muy fina.

─Gracias.

─Mirad lo que he encontrado, la tarta de chocolate que compré. Está sin empezar.

─¡Oh! ¡Me pido un trozo!

─¿Solo? Aléjala de Sakura Kushina, que se come hasta el plástico.

─No soy un ogro.

─No, yo solo insinué que devoras el chocolate. ─nos sonreímos mutuamente─. No es normal lo tuyo.

─Yo por lo menos como lechuga por la noche.

─¡Pues dicen que es mala!

─¿Quién?

─¡La televisión!

─Ahí también dicen que hay personas con garras en las manos.

─¡Eso es una película!

─¿Aun no os habéis decidido? ─mi supuesto novio entró al lugar.

─Que va... A tu prima no le gusta nada.

─¿Y si hiciésemos pollo?

─¡Eso engorda!

─¡Ya está bien! ¿Tú qué quieres comer?

─Oh, me da igual.

─La mato. ─rodé los ojos tratando de canalizar mi enfado por otra vía.


Estuvimos bastante rato para decidirnos, al final cenaríamos a las doce de la noche. Y eso teniendo en cuenta si cocinábamos rápido.

─¡Esto no me sale!

─Tienes que darle más forma...

─¿Por qué lo tengo que cocinar yo?

─¡Porque no haces nada Naruto!

─¡Mamá, es injusto!

─¿¡QUÉ DIJISTE!?

─Nada, nada...

Giré la cabeza y el terror llegó a mí, vi a Sakura golpeando con fuerza la masa como si hubiera cucarachas en ella, le daba con ganas. Como siguiera así iba a romper la mesa.

─¿Qué haces?

─¡No consigo que esta mierda se quede plana!

─Déjame a mí querida. ─mi madre empezó a amasarla, sin embargo, al de unos minutos hizo lo mismo que la bruja─. ¿¡Por qué diablos tiene esos bultos!?

─¡Dale fuerte!

Solo faltaba Ino animando con unos pompones, lástima que estuviera tan asustada que hasta se hubiese quedado paralizada.

─Espera que te ayudo.

─¡Genial! Le doy yo una y tu otra, así simultáneamente.

─¡Perfecto! ─comenzaron a golpear con la mano abierta una detrás de otra hasta que la masa salió volando por un mal cálculo.

Como sospechaba, terminó sobre mi cara, ¡y eso que no había hecho nada! Escuché varias risas frente de mi rostro, al quitarme la comida comprobé como se desternillaban a mi costa.

─Muy gracioso, me parto...

─Hijo mío, no seas tan soso anda...

─Claro mamá... con la gracia que tú tienes.

─¿Perdona? No te escuché bien.

─Nada, dejarme a mí, ya preparo yo la masa.

─Así me gusta cariño, que tengas iniciativa.

─Bien mamá... ─suspiré tomando la harina y otros ingredientes.

─No hace falta Naruto, lo puedo hacer yo.

─¿Y ver como partes la mesa? Prefiero que sobreviva.

─Como te gusta exagerar, al menos te ayudaré.

─Está bien... Si así te quedas tranquila. ─cambié el chip a novio romántico, ella lo estaba haciendo bien, ahora era yo quien fallaba─. Te voy indicando, ¿Vale?

─Genial, ¿qué hago?

─¿Cómo lo has hecho antes?

─Le he quitado la masa a Kushina en un descuido. ─sacó la lengua en señal de inocencia.

─¿¡Eh!? ¡Yo creía que había sido Ino!

─¿¡Por qué tengo que ser yo!?

─Porque tienes cara de ladrona amiga.

─¡Serás...! ¡Al menos no tengo un frontón sobre mis ojos!

─Claro, porque te lo tapaba tu nariz de cerda... ─Sakura sonrió maliciosamente, levantándose levemente los agujeros de la nariz, asemejándose a dicho animal.

Se miraron mal mutuamente haciéndome creer que se tirarían de los pelos, apostaba todo mi dinero a Sakura, seguro que gana. Al de unos segundos ya estaban sonriendo otra vez.

─Vamos con esto, hacemos una bola y le hago un agujero en el centro para echar el agua.

─Tienes algo en la cara Naruto...

─¿El qué?

La chica frotó el dedo en un ingrediente de color blanco antes de pasearlo por toda mi cara.

─Harina.

─No me creo que hayas hecho eso.

─¿Yo? No hice nada malo.

─¿Tienes frío?

─¿Eh? ─restregué mis manos manchadas por sus brazos─. ¡Para!

─¡No! ¡Estás tiritando! ¡Te estoy dando calor!

─Perdona, que descortés he sido, te invito a un trago. ─la leche terminó derramándose por mi cabeza─. ¿Está rica?

─Dímelo tú. ─la tomé entre mis brazos para frotar mi cabello contra su cara.

─¡No me gusta!

─¡Qué pena! ─una pila de huevos se estamparon en mi pecho─. Ahora sí que la has cagado.

─Te lo merecías. ─sonrió retadoramente, lo tomé como tema personal lanzándole el paquete de harina, Sakura se agachó consiguiendo que el objeto acertara en la cara de mi madre.

¡Estaba muerto! Desde mi sitio, solo observaba con terror el rostro de Kushina, a su vez, podía ver la boca sonriente de la joven de cabello rosa.

─Naruto, adorado hijo mío... ¡VOY A CABAR TU PROPIA TUMBA!

─¡Espera mamá! ─agité los brazos en señal de negación.

─Voy a hacer puré de Naruto. ─agarró la batidora mirándome maliciosamente.

─¡Eso es maltrato infantil!

─¡Nadie que haya tenido tantas novias puede considerarse pequeño!

─¡No dije eso!

─¡Ven aquí!


Estallamos en risas nada más mirarnos, la cocina se había quedado completamente manchada después de nuestra pelea de comida. Naruto fue atrapado por su madre por mi culpa, puesto que derramé agua por el suelo y éste resbaló. Desde entonces me mira atravesado (más que antes).

Menma apareció más tarde y el rubio se encargó de que no saliera indemne, quedó más manchado que nosotras. Minato tampoco tuvo suerte y fue arrastrado por su mujer.

─Pido perdón... ─escurrí la bayeta─. Si no hubiera empezado la pelea...

─¡No digas tonterías mujer! ─Kushina me sonrió─. Me lo he pasado mejor que nunca.

─¡Yo también! Aunque aún recuerdo la indirecta de la nariz.

─Eso fue algo completamente directo primita.

─¡No te estoy hablando a ti, gallina!

─¿¡Cómo dices!?

─¡Ay mamá! ¡No me hagas daño! ¡Seré bueno! ─puso una voz muy chillona para imitar a Naruto, a su vez, dramatizó una caída y un ruego al cielo exagerando cada movimiento─. Algo así hacías antes.

─Serás... ─una vena palpitaba sobre la ceja del rubio, sonreí animada, me lo estaba pasando mejor de lo que esperaba─. Para ser una cerda, actúas demasiado bien.

─¡No te permito que me llames así!

─Cochina. ─imitó el sonido del cerdo, mientras la miraba altaneramente.

Me levanté para vaciar nuevamente el cubo de agua, se manchaba con rapidez, teniendo en cuenta el estado del suelo. No sabría si decir que fuese normal...

Tropecé con un trozo de comida y caí hacia atrás, no me dio tiempo a reaccionar, así que cerré los ojos como si fuera la cura milagrosa contra el golpe. Mas nunca llegó, unos brazos me recogieron. Sus ojos azules me sorprendieron, los mechones negros que le caían por la cara, no tanto. Es más, consiguieron un estado contrario, me sentí hasta desilusionada.

─Gracias...

─Deberías andar con más cuidado.

─Lo sé, solo me despisté.

─¿Qué habría pasado si te hubieras lastimado?

─Deja de preocuparte por mí anda... ─me incorporé con su ayuda─. Eres un encanto.

─Gracias.

─Hijo... ─de reojo pude ver como Kushina tocaba el hombro de Naruto─. Estate atento que te levantan a tu chica.

─Ella me quiere mamá, dudo que haga algo.

─¡Tienes que pelear por ella!

Sonreí cansada, esa mujer tenía demasiado potencial y mucha imaginación. Aun así, también era una gran persona y muy amable. Me gustaba mucho su familia.


La cena pasó en calma, algo extraordinario teniendo en cuenta el follón que montamos para preparar dos cosas que llevarnos a la boca. Estaba todo muy rico, Sakura cocinaba muy bien. Mejor que mi madre, cosa que nunca diría sino quería acabar en la quinta galaxia.

─No te preocupes pequeña, ya los friego yo.

─No, usted descanse que ya ha hecho mucho.

─De eso nada, lo hago yo.

─En serio, no me cuesta nada.

─Insisto, ¿dónde está el estropajo?

─Lo tengo yo.

─Pásamelo anda.

─No, los lavo yo.

─Trae Sakura, no enfades a tu suegra. ─me atraganté con la comida al escucharla decir eso.

─Lo siento querida, lo haré yo porque no he hecho nada. ─Sakura tiró del objeto cuando mi madre intentó arrebatárselo.

─Has ayudado con la cena. ─un tirón nuevo.

─Y mira como acabó la cocina. ─vuelta a la cancha de mi "novia".

─Oye, con una nueva decoración... ─de tanto pelear con el objeto empapado en jabón, acabó saltando de sus manos terminando en el plato de papá.

─Cariño, dije que me gustaban las sopas de ajo, no de estropajo.

─Ay amor... ─Kushina le propinó un castañazo─. Tu siempre tan chistoso, ahora te echo más.

─Yo aprovecho para lavar.

─¡Quieta! ¡No muevas un solo músculo! ─la joven fingió postura de estatua, totalmente inmóvil, después comenzaron a sonreír de nuevo.

─Son tal para cual... ─observó papá─. Nunca creí que hubiera alguien tan parecida a mi mujer.

─¿Te refieres al mal genio? Ambas lo tienen horrible. ─tragué en seco tras darme cuenta de lo que dije.

¡Se me había escapado! Giré la cabeza asustado viendo en un lado a mamá y en otro a Sakura, ambas tronándose las manos.

─Cariño, ¿Qué has dicho?

─Sí, repite querido, no te he podido escuchar bien.

─Es-esperad... Estamos comiendo.

─¡Naruto! ─pude ver su puño en el aire, el mismo que había saludado en múltiples ocasiones a mi mejilla.

─¡Sakura-chan! ¡Espera...!-no sentí ningún golpe, al apartar los brazos que había puesto para cubrirme la cara, pude comprobar (con sorpresa) el rostro sonrojado de la aludida.

─¿C-cómo has dicho? ─en ese entonces yo también me di cuenta.

¿¡Acabo de llamar a mi mayor rival con un mote cariñoso!?

─¡Qué tierno! ¡Si se han puesto apodos y todo!

─¡MAMÁ!

─No conocía esta faceta de ti primito, está claro que Sakura te está cambiando.

─¡INO!

Los fulminé con la mirada a todos clavando la vista en la bruja por última vez, ¿por qué me salió eso y a que se debe su reacción?


Observé por la ventana suspirando de nuevo, ¿qué me ocurría? Desde que escuché ese mote, mi corazón se disparó como si de un cataclismo se tratase. Estoy seguro que ahora mismo podría competir con cinco taladradoras.

─Ey, ¿a qué viene esa cara?

─¿Eh? ─su cabellera rubia le delató, la que poseía Ino era un amarillo más apagado─. Hola...

─Pareces muy despistada...

─Solo miraba la playa de noche.

─¿Te gusta?

─Sí, tiene que estar bien ir por ahí a esta hora, aunque hace demasiado frío hoy.

─¿Qué más dará? Venga, vamos.

─¿A dónde?

─Eres más inteligente que esto, ¿estás segura que no te ocurre nada?

─Claro, claro... ¿por qué la duda?

─Corazonadas mías... ─sus dedos me apuntaron, la mano me estaba siendo tendida─. Vamos Sakura-chan, confía en mí.

¿Por qué cuando escuchaba ese nombre mi corazón saltaba y los sentidos se desactivaban? Ya no conseguía estar en guardia, ni siquiera pensar que me haría algo malo. Me sentía... nerviosa, como si estuviesen descubriendo mi gran secreto.

Analicé su rostro, posteriormente su mano tranquila. En situaciones diferentes lo habría hecho por costumbre, ahora era por otro motivo... del cual prefería no pensar. Nuestros dedos se entrelazaron, pasando de un ambiente cálido a uno más templado donde el viento podía rozar nuestra piel.

─Que paz se respira aquí.

─Estamos muy alejados, es normal. ─sus labios dibujaron una sonrisa preciosa, esa misma se me contagió a mí─. Nadie puede entrar aquí.

─¿Aparte de tu familia?

─Exacto, ¿siempre tienes que joder todos los momentos?

─Ahora has vuelto a ser tú, ya se me hacía raro... ─me alejé de allí a paso ligero, dejándolo detrás. Mis pies sintieron el cálido masaje de la arena.

Entorné los ojos fundiéndolos con la extensa lámina de color oscuro que se extendía sobre mí. Bajo la guardia del manto estrellado del cielo, observé el resplandor de la luna ondeando en las débiles olas del agua.

─Te has quedado pasmada.

─Me gusta lo que veo.

─Parece que nunca hubieras venido a la playa.

─No suelo frecuentarla con un orco cerca. ─agaché mi cuerpo al sentir a Naruto abalanzándose sobre mí, tuve suerte de esquivar su abrazo mortal─. Casi.

─Odio cuando haces eso.

─Habla bien, detestas todo lo que digo.

─Puede.

Simplemente sonreí. No quería avivar esa discusión que tenía pinta de que podría oírse a kilómetros. De momento íbamos bien, nadie, dentro de lo que cabe, comenzaba a sospechar. El vaho saliente de mis labios, se elevó lentamente hasta que la brisa salada del mar consiguió arrastrarlo lejos de mí. Sentí mis pies húmedos, con el cuerpo complemente relajado, cerré los ojos tratando de centrarme en el simple roce. Si viviese en esta casa, no pararía de hacer esto cada noche.

─¿Qué tal está el agua?

─Perfecta.

─Entonces métete más. ─sentí sus dedos serpenteando por mi espalda, la fuerza gravitacional comenzó a ejercer más poder sobre mí, estuve a punto de caerme de frente al mar si no fuera por mis reflejos─. Maldita sea, ¿cómo te puedes enganchar así siempre?

─Porque estas gordo, tengo mucha carne en la que escoger.

─¿Perdona? Que tú seas un espárrago anoréxico no significa que los demás estemos obeso.

─¿Te he molestado "novio"? ─levanté la falda para evitar que las olas la mojasen.

─Además, una cosa es carne y otra músculo.

─Eso son excusas.

─¿Quieres tragar agua salada?

─¿Me estás amenazando rata putrefacta?

─Sí, bruja asquerosa.

Entorné la mirada convirtiéndolo en el único punto de mira de la playa, sintiendo toda la rabia acumularse en mis manos, las cerré enfadada.

─Como prefieras.

─Adelante, hace tiempo que no tengo diversión.

Mi cuerpo venció al suyo, éste cayó hacia atrás recibiendo el duro abrazo de la arena, totalmente fría por la temperatura del ambiente. Mis pies mojados se rebozaron en el suelo del lugar, consiguiendo manchar con ello a Naruto.

─Pensé que me verías venir.

─Y así lo hice. ─mi mundo dio un giro, para cuando quise darme cuenta, los puesto estaban intercambiados. Su sonrisa zorruna me apuntaba directamente, desvié la vista al recordar el mote que me puso hace horas─. Pillada.

─Más te gustaría.

─Demuéstrame lo contrario, escapa de aquí.

Dicho y hecho, durante unos quince minutos, estuvimos peleándonos sin pasar a mayores. Ya que la gran mayoría del tiempo era hacer el tonto en la arena, mancharnos el uno al otro y abrazarnos con la excusa de querer herirnos. Al menos, yo había hecho eso último, cosa que no admitiría.

─Me parece que ya se está haciendo demasiado tarde, volvamos.

─¿Ya? Aguantemos un poco más. ─respondí mirando el reflejo de la luna silenciosa.

─No. Si coges catarro, luego me lo pegas.

─¿Qué tendrá que ver una cosa con la otra?

─Hace frío, pensé que eras más inteligente.

─Yo estoy bien...

─Claro, acostumbrada a vivir en el infierno.

Mis labios reaccionaron junto a otra parte de mi cuerpo, mientras en mi cara se dibujaba una sonrisa malvada, mi pie ya había acariciado "cariñosamente" la pierna de Naruto. Éste saltó de un lado para otro en la arena intentando calmar el dolor concentrado en su rodilla.

─¡Bruta! ¡Casi me rompes un hueso!

─Exagerado... si ha sido un golpecito suave.

─¿¡Cómo!? ¡No quiero imaginarme que será para ti un atropello de dinosaurio!

─Podemos comprobarlo si quieres.

─¡No! ¡Pedazo de bruja!

─Orco llorón, ¿quieres el chupete?

─Prefiero que te ahogues en el mar.

─Tu mismo lo has dicho, hace frío. La temperatura del mar me puede llegar a constipar.

─Eres demasiado retorcida...

─Yo también te quiero. ─aunque las palabras sonasen vacías, tal cual eran, sentí algo nuevo. Una calidez inexplicable, tenue y reconfortante, subía por diferentes apéndices de mi cuerpo hasta llegar a mi rostro y pecho.



Para cuando alcé la vista, Sakura desapareció del campo, no estaba. Parecía que se hubiese desvanecido junto a la arena del lugar. Convirtiéndose en una figura polvorienta de mis únicos recuerdos. Segundos más tarde, capté su silueta en la lejanía.

─¿Huyes de mí? ─prácticamente, tuve que gritarlo para que me escuchase.

─¿Eso te gustaría?

─Podría atraparte aunque desaparecieses de este mundo. ─no hubo ninguna complicación a la hora de alcanzarla, ni siquiera alguna jugarreta de su parte.

─¿Me perseguirías hasta la muerte? Que romántico...

─Si es para darte caza y librarme de ti, tenlo por seguro.

─Vas a tener que dormir con los ojos abiertos, si es que quieres despertar mañana.

─¿Amenazas a tu novio? No veo relación en nuestro futuro.

─Yo, en cambio, veo en el tuyo una boda preciosa con una chica sin pupilas.

─Eso no lo digas ni en bromas.

─¿El qué?

─¡No me hagas repetirlo!

─Está bien amargado... ─suspiré al verle la piel de gallina, era capaz de todo con tal de no hacerme caso. Estaba seguro de que, en el polo norte, tendría menos frío que ahora mismo.

Deslizando la prenda cuerpo abajo, sintiendo como mis brazos y parte superior del torso recibían el aire del lugar, procedí a dejarla en los hombros de Sakura. La chica alzó la vista desconcertada, en sus ojos (capaz de competir con el brillo del mar) pude ver la mayor incógnita de todas reflejada en su rostro.

─Me daba calor.

─¿Y por eso me la has dado a mí?

─Sí, eres como un perchero. ─acto seguido, como si fuera la cura milagrosa que necesitaba, cojeé por toda la playa gritando como un loco tras sentir el pinchazo directo a mi pierna─. ¡Voy a tener que andar con las manos por tu culpa!

─¡Te jodes! ¡No soy un mueble!

─Maldita... Deberías haberte dedicado al fútbol.

─¿Sí, verdad? A veces me lo pienso cuando te pateo, no se me da tan mal.

─¡Tienes demasiada experiencia ya!

─¡No me digas! Fíjate que con todas las veces que te he golpeado, ni me había dado cuenta. Ay Sakura... que cabeza más despistada tienes... ─a pesar de rodar los ojos tras ser atacado por el filo venenoso de su ironía, pude ver como se acomodaba mejor mi chaqueta.
Sonreí contento con lo que captaron mis sentidos.

─Venga, vámonos a casa.

─Sí, antes de que cojas frío.

─¡Lo decía por ti!

─Yo estoy bien. ─tendió su mano, sabiendo, que solo quería devolverme el favor de casa, cuando fui yo quien lo hizo antes de venir a la playa─. Levanta, te mancharás.

─Puedo solo. Gracias Sakura-chan. ─captada, cada vez que la llamaba así, su rostro (de una manera prácticamente imperceptible) cambiaba.

─Deja de llamarme así, ¿o quieres que te diga Narutito?

─No me desagrada.

─¿Y orco de Mordor?

─¡Eso es un insulto! ¡Lo mío es un mote cariñoso!

─¡Pues prefirió una soez!

─¡Bien, tú me la has pedido!

─¡Sí! ¡Tira para casa!

Todavía me costaba andar, aun tenía en mis carnes la sombra del golpe de Sakura. Aun, con los años que la conozco, no soy capaz de descubrirlo. Un roce en mi brazo me paralizó, sentía otra extremidad rodeando el mismo. Al comprobarlo, una cabellera rosa impedía la vista.

─¿Qué te ocurre?

─Tengo frío. ─alcé una ceja extrañado, conocía los bipolarismos de Sakura, pero esto se me salía de los esquemas.

─Vale... Volvamos dentro, tomaremos algo caliente.

─¿Y qué te he dicho hace un momento?

─Nada, solo he escuchado tus gritos.

─Y yo tus gruñidos de orco. ─mis ojos penetraron en ella de mala manera, ésta sonrió altaneramente y se pegó todavía más a mi cuerpo. Posteriormente, me obligó a caminar─. Sonríe.

─¿Eh? ─analicé el entorno, alguien debía estar mirándonos si de repente había cambiado de esa manera el comportamiento─. No veo a nadie.

─En la ventana. ─crucé miradas con Menma, quien parecía un guardia jurado mirándonos con ojo crítico.

─Tienes buena vista.

─Tampoco te creas, su cabello negro le delata. Es muy oscuro.

─Tienes razón. ─su dedos se entrelazaron con los míos, sentí las carnes arder. ¿Por qué de repente me han subido los colores a la cabeza?

Bajo la luz de la luna, por lo menos a mí parecer, los ojos de Sakura habían cambiado. Poseían un verde mucho más intenso, brillaban mágicamente, nunca vi ese cambio en ella. Desde pequeña siempre poseía aquella mirada triste y, mayormente, enfadada. La ira se desprendía de ella de manera casi natural.

Me gustaba lo que veía.


Cepillé nuevamente el cabello haciendo tiempo, solía llevarlo largo pero creo que ya necesito un corte. Aunque me encanta esta melena, lo que todavía no me convence es el color. ¿Quién más tiene el pelo rosa? Algún dibujo de anime seguro.

─¿Aun no has acabado?

─Puedes entrar, no estoy haciendo nada.

─¿Entonces por qué te encierras en mi baño? ─Naruto entró en el lugar, ignoré su cara de amargado (de la cual ya me había acostumbrado)  y seguí a lo mío.

─Te recuerdo que ahora es nuestro baño.

─Ya lo sé, deja de repetirlo.

─Era por si lo habías olvidado.

─Mi madre está loca. ─de reojo, pude ver como se bajaba los pantalones─. ¿Por qué te ha metido en mi cuarto?

─Supuestamente, los novios duermen juntos. ─detuve un momento el movimiento del peine─. ¿No irás a plantar un pino conmigo delante, verdad?

─Tengo ganas, no me voy a contener por ti.

─Haberlo dicho antes para que saliera, pedazo de guarro.

─Llevo avisándote un buen rato.

─No, únicamente me has dicho que necesitabas entrar al baño.

─Es lo mismo.

─¡No lo es! ─di media vuelta marchándome de allí, eso comenzaba a oler. ¡Qué peste por dios!─. Será cochino...

Reparé en la cantidad de cremas que había sobre el tocador, ya me extrañó que hubiera un mueble así en la habitación de Naruto, después vi todos los productos que usaba para el cuidado de su imagen. Era más metrosexual que yo por mucho, ahora entiendo cómo era tan guapo.

Agité la cabeza tratando de quitarme esa idea, ¡yo no le he alabado! Ni siquiera he admitido que me parezca atractivo, ¿no? Bah, ¿a quién quiero engañar? Lo acabo de decir y todo.

─¿Esto qué es? ─un bote negro se abría a mis ojos, juraba que era gomina, pero al destaparlo me di cuenta del mal olor. ¿Naruto se echa esto por el pelo? Qué asco...

Dos toques en la puerta se extendieron  por el cuarto, dudé en abrir o no, no es mi casa. Aunque Kushina repitiera reiteradamente lo contrario. Al otro lado me encontré con Menma, éste me sonrió encantadoramente. A veces me recordaba tanto a su primo, pero si miraba a sus ojos, lo notaba totalmente diferente.

─Hola, ¿qué tal estás?

─Bien, ¿necesitas algo?

─Tía Kushina dice que vamos a ver una película, ¿os apuntáis?

─No sé, deberías preguntar también a Naruto.

─¿No está aquí?

─En el baño. ─señalé el apartado, al final de la habitación─. Tendrá para rato.

─¿Qué anda haciendo?

─Evacuando.

─¡SAKURA! ─curvé los labios en una sonrisa al escuchar el grito del muchacho provenir desde el váter─. ¡NO SEAS SOEZ!

─¡Mira quien lo dijo!

─¿Entonces venís? ─su mano acarició la mía, pude reaccionar a tiempo y dar un paso para atrás simulando que me había tropezado.

─Estoy un poco cansada, ¿qué dices tú Naruto?

─Sí, voy, no tardaré en salir.

─Ya le has oído, ahora irá.

─¿Seguro que no quieres? Lo pasarás bien.

─No, tranquilo. Solo quiero dormir, ando bastante cansada últimamente.

─¿Te ocurre algo?

¿Tal vez siento que esta situación del falso noviazgo se me irá de las manos? A veces me planteo la teoría pero no llego a creer más allá de eso.

─Para nada, soy muy dormilona.

─Ya estoy. ─la cadena del baño sonó fuerte, después salió Naruto abrochándose el pantalón. Rodé los ojos, ¿no podía hacerlo en el baño?─. ¿Nos vamos?

─Sí, claro. Hasta luego Sakura.

─Cuídate Menma.

─Volveré al de un rato cariño, descansa. ─traté de guardar la sorpresa cuando le vi acercándose a mí, un beso que iba directo a mis labios, terminó en la frente por mi movimiento hacia atrás.

Maldita sea, le acabo de hacer la cobra. Ha sido un impulso, la costumbre. Y su primo lo ha visto todo, yo mismo he podido comprobar una pequeña risa en su rostro. Era consciente de que lo sabía, pero tenía que quedar real para todos, incluso para Ino. Si ahora iba seleccionando, no lo haría bien en un futuro.

─Claro, estaré durmiendo. Pasarlo bien.

En la soledad de la habitación, inspeccioné cada lugar. Me aburría y el instinto de detective afloraba en mí. En uno de los cajones, me encontré con una foto, salía Naruto de pequeño junto a otro chico rubio. Sonreí internamente.

─¿Eh? ─¿he dicho otro del mismo color de su cabello? Analicé bien el retrato, ambos tenían las mismas marcas, el color azul de ojos idénticos y el peinado igual, coincidían hasta en tono de matiz.

Parecía que los hubieran separado por Photoshop. Sería imposible, ¿no? Hay gente muy buena pero no pueden separar a una persona y ponerla dándose la mano con la misma, ¿verdad?

Lo único que veía de raro, era la sensación que me daba al mirar directamente a los ojos de uno de ellos. Parecía malvado, tenía rostro de estar enfadado a pesar de la sonrisa. Era... totalmente diferente el uno del otro a pesar de tener el mismo envoltorio.

¿No acabo de describir a Menma así? Me levanté con la mosca tras la oreja, no me gustaba a donde se dirigían mis pensamientos. Ahora tenía la pequeña duda de... ¿realmente era Naruto quien estaba en mis recuerdos?

¡No! ¡No podía ser! ¡Supuestamente su primo se fue a estudiar fuera! ¿Pero cuándo? La cabeza se me iluminó, aparte de saber que Kushina me respondería encantada (eso esperaba al menos) hay un álbum en algún sitio de esta casa donde vi una foto fuera de lugar.

Guardé el marco en su lugar y salí a hurtadillas, supongo que todo el mundo estará en el salón mas no quiero arriesgarme. Silenciosamente, alcancé el cuarto, mi vista dio con el lomo del libro que buscaba.

La fotografía no estaba. Ni agitando el objeto de recuerdos se escapa de alguna página. ¿Cómo ha podido desaparecer en menos de veinticuatro horas?


Aburridísima, definición total de la película. Me recuerda a la misma que vimos cuando invitamos a Sakura a cenar, ambos nos dormíamos. Ella estaba con aquel vestido de mi madre... no podré quitarme esa imagen de la cabeza.

─Buenas noches hijo.

─Igualmente, hasta mañana. ─despacio, entré en mi cuarto, un bulto en mi cama me alertaba de que la chica se encontraba allí.

O tal vez sería un monstruo.

─Puedes encender la luz, no estoy dormida.

─Vaya, ¿cómo me has oído? No he hecho ruido.

─He olido tu desodorante. ─me llevé el sobaco a la nariz, ¿tanto se nota?

─Tienes buen olfato, ¿fuiste un perro en otra vida?

─Posiblemente.

Error, algo fallaba. No me ha devuelto el insulto, es más, ni siquiera se ha movido para mirarme mal. Ahora mismo, se encontraba dándome la espalda.

─¿Por qué estás despierta?

─Tenía sueño... sin embargo no soy capaz de dormirme.

─¿Me estabas esperando?

─Ya te gustaría. ─esto era más normal, me acerqué a ella sentándome al borde de la cama─. ¿Qué tal la película?

─Horrible, deberían evitar este tipo de cine.

─¿Tan mala era?

─Daba cáncer.

─Exagerado.

─¿Y tú? ¿Qué has estado haciendo?

─Contar ovejas.

─¿Sí? ¿Por cuál ibas?

─Por la tercera, pierdo rápido el hilo.

─Se nota. ─aproveché que no me miraba para reírme, no sé como lo hacía pero terminaba por hacerme sonreír casi siempre─. ¿No te vas a dar la vuelta?

─He cogido postura así, se está muy cómodo.

─¿Y dónde duermo yo? Estas en mitad de la cama.

─Tienes espacio a los lados.

─Si fuera un tranchete, ¿no?

─Mira que te gusta quejarte. ─se estiró en el sitio, apartando un poco la manta, acomodó su cuerpo contra el cabecero quedando sentada en la cama─. Menuda cara tienes, ¿has estado llorando?

─Para nada, será por la televisión.

─Ya...

─Te podría decir lo mismo, pareces un fantasma a medio filtrar.

─¡Solo tengo sueño! ─mi cara recibió un almohadazo.

─¡Oye! ¡Yo no te he dado!

─¡Yo sí!

─¿Quieres una guerra? ¡Tú me has buscado! ─forcejeé contra el objeto, por mala suerte, solo había uno.

─¡No te lo daré! ¡Es mía!

─¡Esta es mi habitación!

Consiguió escaparse con ella y prosiguió atizándome con el mullido apoyo de la cabeza. Al de un rato cambiamos puestos hasta terminar enredados en el suelo con la sábana. Sakura comenzó a reírse tras verme directamente, sus carcajadas eran tan finas y delicadas que se contagiaban con rapidez.

─Menuda pinta tienes.

─¿Cuál? Soy irresistible.

─¿Sí? Tengo mis dudas.

─¿En serio? ¿Entonces por qué sales conmigo?

─Porque la tienes pequeña y no me haces tanto daño cuando la metes.

─¡Sakura!

─¡Te has puesto rojo! ¡Qué bueno!

─¡Ahora sí que has provocado una guerra! ¡Te vas a tragar la almohada!

─¡Inténtalo!


─Mamá...

La almohada cayó al suelo, nuestros gritos habían despertado a toda la casa, y cuando Kushina entró para ver qué pasaba, Naruto le acertó en la cara con un objeto volador que esquivé. Sonreí nerviosa sin saber qué hacer, ¿a quién defiendo en estos casos? ¿A mi supuesto novio o a mi falsa suegra? Es una decisión difícil.

─¿¡Se puede saber que estáis haciendo a esta hora!? ─cuestionó, pareciendo estar enfadada, la madre de Naruto.

─No podíamos dormir y...

─¿¡Os pusisteis a pegaros!?

─Perdón, fue culpa mía. ─al levantarme, limpié un poco mi pijama con la mano─. Lo siento, se me fue de la manos, como la guerra de comida.

─¿Así que ha sido eso? Que susto...

─¿Por qué con ella no te enfadas mamá? ¡Eso es injusto!

─¡Naruto! ¡No tienes tres años!

─¡Yo quería participar! ¿Por qué no me avisaste? ─Ino me abrazó con energía.

─¿Cómo íbamos a saber que estarías despierta a esta hora?

─¡Usa tus poderes de la amistad!

─¿Te has creído que soy un dibujo animado que vuela?

─¿Qué tendrá que ver eso con lo que he dicho?

─¿Qué ocurre? ─Minato irrumpió en el cuarto muerto del sueño.

─Nada cariño, puedes volver a la cama.

─¿Seguro? ─respondimos a la vez─. Bien, siendo así...

─Chicos, no podéis armar este jaleo, ¿vale? ─la mujer me sonrió─. A la siguiente también puedes llamarme a mí.

─¿Eh? Oh, claro...

Ante la mirada del rubio, nos sonreímos entre todas como si fuésemos cómplices. En una mirada pude leer más cosas de las que dijimos. Algo me dice que Kushina no entró precisamente porque creía que no estábamos pegando. Sino por... bueno, solo es una teoría.

─La que hemos liado.

─Sí, y eso que empezamos con la almohada.

─Menos mal que apenas uso esta habitación, no dejo cosas importante aquí.

─Yo creo que cualquier recuerdo lo es. ─tomé del suelo el despertador─. Algo me dice que no volverá a sonar.

─Mejor, odio su pitido.

─¿Tanto como a mí?

─No lo sé... ─chocamos mirada, increíblemente, me dedicó una sonrisa amistosa.

─¿Recogemos ahora o por la mañana?

─Tengo sueño, ¿te parece bien posponerlo?

─Claro, para eso te pregunté.

─¿Y tú?

─¿Eh?

─¿Te sientes más cansada?

─Un poco más sí. ─gracias a él, pude desconectar un poco de la paranoia que mi cabeza estaba montándose sobre los primos idénticos─. Te lo agradezco.

─¿A mí? ¿Por qué?

─Sé que lo hiciste por mí.

─¡C-claro que no! ¿¡Por quién me tomas!? ─ladeé un poco la cabeza para poder comprobar si el sonrojo que sus mejillas mostraron era un efecto de luz o algo parecido.

─Perdón por la equivocación. Pareces un tomate.

─¡Cállate!

─Uh, que rancio ha salido. No quedará muy buena la ensalada.

─¡¡Qué te calles!!

─Estará pocho. ─pude esquivarlo a tiempo, suerte tengo de estar acostumbrada a él y esa manera que tiene de desquitarse contra el problema en cuanto se le va de las manos.

─¿¡Cómo te las arreglas para escapar en el último minuto!?

─Porque he visto muchas películas de superhéroes, solo aparecen cuando todo parece estar acabado en el segundo final.

─No lo jures.

─Venga, vamos a dormir ya.

─¿Estás segura? Igual te rebano el cuello.

─Me arriesgaré.

─Primero me meto yo, que si no me ocupas toda la cama.

─Vale, tranquilo. Se me había olvidado que estabas tan gordo que no cabías.

─Te la estás ganando...

Únicamente le respondí con una sonrisa, peiné con las manos mis cabellos para evitar que se me enredase más a la hora de dar vueltas en la cama. No entendía el motivo, sin embargo, Naruto no me quitaba la vista cuando cerraba los ojos, siempre le pillaba mirándome cuando los párpados subían.


Caída. Recibí el guantazo del suelo, duro y sin tacto. ¡Era la tercera vez que Sakura me tiraba! Después, siempre la pillaba respirando tranquilamente, ¿cómo puede moverse tanto? Si fuese sonámbula, ya se habría recorrido la maratón de Francia.

Sus cabellos, peculiarmente rosas (jamás me acostumbraré a ese color), caían sobre su rostro, mi mano se vio obligada a apartárselos. No sé que me estaba pasando, mas me costaba verla como a una enemiga. Este día, pareció alguien humana y sin rencores (salvando pequeñas apuestas). ¿Así eres de verdad Sakura?

Una vuelta más y cayó sobre mí, ¿¡esta muchacha no se puede estar quieta!? Maldijo por lo bajo abriendo los ojos, su verde intenso reflejó con vitalidad mi rostro. Al de un rato se estiró, juraba que no estaba del todo despierta.

─Sakura, vamos, arriba.

─¿Ya es de día? Está todo muy oscuro.

─No, solo nos hemos caído de la cama. ─preferí guardarme la verdadera información, no vaya a decir que le ataco estando dormida y se enfade.

─¿Eh? ─alzó su cabeza, como si estuviera inspeccionando el terreno─. Perdón...

─Descuida, sube arriba. ─tomándola por la cintura, tras ver que no iba a moverse, le ayudé a levantarse. La chica parecía totalmente cansada apenas se movía, ¿de verdad sería sonámbula o se estaba riendo de mí?

─Espera... ─al apoyar sus manos en mi pecho, algo rebotó dolorosamente dentro de mí─. ¿No has oído algo?

─¿Eh? Juraría que no.

─Asomémonos, por si acaso.

─Sakura-chan, estas... ─callé al escuchar mi propia voz, ¿por qué ahora se me escapaba ese mote?

─Naruto... ¿lo haces a propósito?

─Sí, ¿por qué te llamaría así sino?

─Ya... ─esta vez, pude escuchar el ruido─. Otra vez.

─Tienes razón, iré a asomarme.

─Te acompaño.

─No hace... ─Sakura escapó de mis brazos para abrir la puerta─. Falta... Culo inquieto.

─Ya me conoces. ─husmeó en el pasillo, posteriormente metió la cabeza en el cuarto de nuevo─. Está demasiado oscuro.

─Da la luz.

─No sé dónde está el interruptor genio, no me he memorizado todavía toda esta casa.

─Por eso quería salir yo.

─Adelante pues.

Estaba demasiado dormida como para que me preparase una trampa, ahora no había nadie, no estaba obligada a fingir. Y, ciertamente, me asustaba lo que su mente retorcida pudiera llegar a planear. Mas no hizo falta, de repente, la luz inundó el lugar, posteriormente, la figura de mi padre. Suspiré cansado, ¿tanto jaleo por esto? ¡Yo quiero dormir!

─¿Ese era tu padre?

─Parece ser que sí.

─Iba tan dormido que ni nos ha visto.

─Deberíamos seguir su ejemplo, volvamos a la cama.

─¿Me estás proponiendo algo indecoroso pervertido?

─¡Claro que no! ─sentí mi cara arder, desvié la vista cuando vi su sonrisa maliciosa─. Entra de una vez.

─Bien, bien...


Había pasado un día, con su respectiva noche y fue muy agradable. Desperté esa mañana en los brazos de Naruto, por primera vez en mucho tiempo, no sentía sentimientos negativos, ni recuerdos dolorosos. Estaba tranquila, pacífica en su protección.

Después huí mientras pude analizando bien mis sensaciones. Antes de ducharme, encontré una caja que me daba mala espina. No tenía etiqueta, ni prospecto, absolutamente nada. En ella se hallaba cuidadosamente conservado, un tubo de plástico con todos los nombres tachados. No pude abrirlo, en parte porque no era mío, en parte porque si lo haría, sospecharían. Estaba sin empezar. A su lado, encontré un botecito, con un líquido transparente que olía fatal. Se asemejaba a un aroma de... ¿peluquería?

La desaparición de aquella foto cruel tampoco me deja descansar tranquila, ¿la descubro en un momento y después vuela? ¿Cómo es posible?

─¿Has terminado ya? ─la cabeza despeinada de Naruto asomó por la puerta.

─Sí, pasa. ─envuelta en la toalla, salí de la ducha.

─Buenos días. ─bostezó cómicamente, evadí la gracia─. ¿Cómo has dormido?

─Bastante bien, ese colchón es muy cómodo.

─Normal, no se usa casi nunca, está prácticamente nuevo.

─Me alegro, así no me machará la espalda.

─De eso me encargo yo. ─le lancé el champú que más a mano tenía, éste rebotó contra su cabeza y cayó al suelo. Tenía suerte de que estuviera vacío, lo había acabado yo esta mañana─. La has cagado.

─Que miedo...

─Ven aquí Sakura-chan, quiero ver lo que tienes debajo de la toalla.

─¿¡Eh!? ¿Has perdido la cabeza?

─No, solo voy a mirar a mi chica, ¿algún problema? ─estiró los brazos moviendo los dedos en el aire, como si estuviera manoseando un melón. ¿Hablaba en serio?─. Solo un poquito, será rápido.

─Naruto, como te acerques más te... ─sus brazos me arrinconaron contra la mampara de la ducha, un escalofrío recorrió mi cuerpo al sentir mi piel desnuda contra el contacto frío del sitio.

─¿Qué? Termina la frase.

─Vale. ─golpeé su entrepierna con la planta del pie, éste sonrió altaneramente enmascarando el dolor con una mueca tranquila.

─Haces más daño con tacones.

─Evidentemente.

─¿Y qué piensas hacer ahora Sakura-chan? ─sus labios estaban demasiado cerca de los míos, empezaban a ponerme nerviosa.

─Deja de llamarme así.

─Es un mote cariñoso. ─cambio de planes, así no llego a ninguna parte. Si no puedes con el enemigo, únete a él.

─Que bien me conoces. ─acortando las distancias y tragándome el asco, besé sus suaves labios, Naruto se apartó de golpe como si le hubieran electrocutado.

─¿¡Qué haces loca!?

─Besar a mi chico, ¿no puedo?

─Retorcida, ¡no lo vuelvas a hacer!

─Pues nada, cásate con Hinata.

─¡Sí hombre! ─me acorraló de nuevo─. Deja de manipularme.

─Yo no he hecho nada, tú solo te lo has buscado. ─pasando bajo sus brazos, escapé del baño. Con más cara que vergüenza, salí envuelta en la toalla al cuarto de Ino, a ver si ella me puede dejar ropa. Con Naruto ahí dentro no podría ni buscar.

Menma abrió la boca de tal manera, cuando me vio, que parecía sacado de una película de terror. Si respirase hondo, nos habría succionado a todos.

─¿Sakura? ¿Qué haces así? El topless se hace en la playa.

─Que gracioso, solo me estoy aireando.

─¿Ah sí? Curiosa manera de hacerlo.

─¿Tú qué haces levantado tan temprano?

─No soy un vago como mi primo, me gusta aprovechar la mañana. ─le lancé una mirada directa, de un tiempo a esta parte, estoy viendo que este chico no es como lo pinté el primer día que lo conocí en la calle. Estaba mucho más borde...

─Enhorabuena. ─sonreí para despedirme, seguí mi camino hasta el cuarto de Ino. Casi tengo que tirar la puerta con un ariete para que me dejase entrar.

─¡Sakura! No es hora para molestar a nadie y... ¿Qué haces desnuda?

─Necesito ropa.

─¿¡No me digas que Naruto te la quito a noche y...!?

─¡POR SUPUESTO QUE NO! ¡PERVERTIDA!

─¡Oye! Solo estaba suponiendo.

─¡Supones mal!

─¿¡A qué no te presto ropa!?

─¡Bien! ¡Pues me vuelvo a mi cuarto!

─¡Espera! ─me detuvo del brazo mientras se frotaba los ojos con la mano libre─. No seas tan dramática, vamos a ver qué te pones.

─Gracias Ino.

─Ahora cuéntame que ha pasado. ─abrió su armario siendo sepultada por la avalancha de ropa que salió del mismo.

─Eso te pasa por no ordenar... ─la ayudé a salir de ahí tirando de su brazo.

─No enciendas el modo de madre pesada.

─Claro, claro. ¿No tienes nada recatado por aquí?

─¡No! ─sonrió alegremente─. No eres una monja de clausura, mínimo puedes enseñar la rodilla.

─No creo que me haga falta.

─¿Me quieres contar de una vez que ha pasado?

─Naruto, que ha intentado hacerse el galán conmigo.

─¿Y qué has hecho? ─me puso una camisa sobre la toalla─. Creo que te quedará grande.

─Besarle. ─tomé una falda y la observé en el espejo.

─¿¡Cómo!?

─Estaba muy cerca, y el guarro quería verme las tetas.

─Claro, en consecuencia, vas tú y le besas. Muy lógico.

─Tenía que salir de ahí.

─¡Haberle atizado!

─No tenía espacio, me habría estampado la mano contra la ducha. ─conseguí ponerme una ropa interior que no me bailase. Mi amiga tenía más pecho que yo así que me costó dar con un sujetador acorde a mi torso.

─Ya, ¿y no será que querías besarlo?

─Ino, que te la llevas.

─Te lo estoy diciendo en serio, tienes que pasar mucho tiempo con él. ¿Cuánto podrás aguantar la mentira?

─Hasta que se marche Hinata, supongo.

─Digo la tuya Sakura.

Observé su rostro serio, en el mismo no encontré indicios de intentar meterse conmigo. Parecía enérgica y segura de sí misma. ¿De qué hablaba? ¿Se estaba refiriendo a Naruto?