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[Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
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Zuleshi
vikinguilla94
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8 participantes
NaruSaku v2.0 :: :: Actividades :: Concursos Pasados
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[Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
En esta edición, no son duelos eliminatorios, sino que todos los participantes escribirán sobre la misma temática en cada ronda, acumulando los puntos que consigan en cada fase.
Primera ronda: Trama: Fuente de poder alternativo / Género: aventura y fantasía / Mundo real en el pasado, máximo 1.945 / Personajes originales.
Esta ronda era bastante restrictiva, solo ha entregado aproximadamente la mitad de los participantes. Recordad que se puede seguir participando, y sigue habiendo posibilidades de ganar, a pesar de no entregar en todas las rondas.
A los participantes, recordad que debéis enviar vuestros votos por privado.
Sistema de votación: Hay 10 relatos, dad de 8 a 1 punto a los ocho que más os hayan gustado.
Plazo de votación: Hasta el 23 de octubre, incluido.
- SHOT 1: COGNITIVA:
–Fluch–golpeó la mesa. –No puede ser...–no sabía que era observado.
–No sabías que iba a pasar…
–¡Claro que no, mujer!–su mirada asustó a ambas. –Él… ¡no había manera de que perdiéramos!–pasó sus manos por la calva en modo de desesperación. –No sé qué hacer…
–Tranquilo–le consoló su acompañante de la vida. –Quizás, ellos comprendan.
–¡NO LO HARÁN, ¿QUÉ NO LO ENTIENDES?!–sus sobresaltados ojos reflejaban angustia y derrota. –Estamos muertos.
–¡Basta, por favor!–sollozó su esposa. –No pienses así, tenemos que luchar… por ella.
–Ustedes estarán bien–se puso de pie, dándole la espalda. –Dirígete a Francia con tus familiares, allí estarás a salvo–el nudo
–No me iré sin ti–lo acorraló por detrás con un abrazo. –Sabes que no lo hare.
–No lo hagas por ti, hazlo por Alissa–dos golpes fuertes sobre saltaron a todos los presentes.
–No...–susurro en llanto apretando más su agarre. –¡No!
–Amanda, por favor–tragar el nudo en la garganta fue inútil. –Ellos ya están aquí, no hagas las cosas más largas.
–¡NO VAS A IR!–gritó empapando su espalda en lágrimas sin fin. –¡No van a quitarme a mi esposo!–se escuchó golpear con más fuerza la puerta.
–Por favor–no pudo ocultar más sus lágrimas, mirándola de frente. –Tienes que entender que no hay escapatoria para mi.
–¡Sí, sí la hay!–lo golpes no cesaban y su brutalidad aumentaba. –P-podemos escapar, sí, irnos juntos–tomó su mano y ambos se miraron con angustia, una angustia que no se apartó en ningún momento desde hace varios días. Se oyó un fuerte ruido, como si hubieran derrumbado la puerta.
–Por favor, no–lo abrazo de frente, mientras el lloraba en silencio, envolviendo en sus brazos poco a poco como si fuese la última vez que lo haría.
–Derek Diel–una voz extraña y auditoría se escucho presente en la habitación que la asustó, cosa que hizo que recorriera debajo de la cama hasta sólo poder ver los pies de varios hombres al parecer uniformados junto con los de sus padres. –Por participación Nazi e involucración de el genocidio de las miles de personas judías directa e indirectamente, hoy, 24 de Mayo de 1945, se le condena a pena de muerte en las instalaciones donde fuese laborado matanzas junto con su familia…
–¡¿QUÉ?!–interrumpió al hombre mientras el llanto en esa habitación no paraban en su esposa. –Ellos no tuvieron nada que ver, sólo yo, su acuerdo decía claramente que…
–Los acuerdos cambiaron, Capitán Derek–se escuchó un chasquido y varios sujetos se adentraron más a la alcoba mientras sus padres retrocedian. –No se opongan y tienen mi palabra que no habrá problemas.
–¡NO, A NINGUNO DE NOSOTROS NOS LLEVARÁN!–pudo percibir que ella se había puesto entre ellos y su esposo.
–Capitán Diel, por favor no haga las cosas más difíciles y tranquilice a su mujer.
–¡NO PERMITIRÉ QUE TOQUE A MI FAMILIA, DE NINGUNA MANERA!–se escuchó un suspiro sobresaltado de su madre.
–Baje el arma Capitán, aún si pudiera darle a uno de nosotros, le aseguro que todos podríamos atinarle a sus testículos de buey sin complicación alguna.
–¡NO HASTA QUE SE CUMPLA EL MANDATO!–exclamó. Por primera vez escuchaba la voz tan nerviosa de su padre.
–Bien, dada a la resistencia de no seguir la ordenes no me queda de otra que recurrir a su ejecutamiento en pleno momento–se escuchó cargar al ultrasonido las escopetas.
–¡NO POR FAVOR, TENGAN PIEDAD!–la desgastada y dolorosa voz de su madre no flaquearon las piernas de los hombres.
–Eso debió decirle a su esposo cuando estaba en su etapa de apogeo–dijo mientras se escucho el apuntar y después… después diversos disparos que no pararon hasta ciertos minutos.
Los cuerpos de sus padres se movían sin parar de pie, como si esa fuese la intención, no dejarlos caer en el descanso de desfallecer. Las lágrimas no salían, pero la sangre si manchaba su rostro, sus manos no se movían en un intento de obstaculizar su vista o impedir más disparos, sólo estaban en el suelo, las palabras no salían a representar los sentimientos pero el silencio fúnebre, estaba presente, viendo el masacre de quienes conocía, de quienes se supone que debía de hacer algo por ellos, hasta que cerró los ojos y…
***
Despertó, en un abrir y cerrar de ojos eran justo las 5 hrs. del día como siempre, miró hacia el techo por unos breves segundos y se dirigió a salir de la cama, el mismo sueño la entretenía una y otra vez por las noches; 10 hrs.,10 hrs. que a cualquiera se destruiría pero ese no fue el caso, su realidad fue diferente después de eso; la encontraron a lado de los cuerpos de sus progenitores y tan conmovedora fue la escena que de seguro por eso la adoptaron, viajó con una familia grande, una conformada por padres positivos, 4 hermanos hiperactivos -3 hermanos y 1 femenina para ser exactos- y una anciana paranoica, llegaron a Vichy, Francia sin ningún problema ya que a pesar no eran una familia de la alta burguesía, si se esforzaban a sobrevivir en aquellos duros años hasta que alcanzaron el bienestar, se notaban felices.
Con pasos silenciosos en objetivo de no despertar a su hermanastra menor con quien compartía aquella habitación color pastel, pudo salir con éxito caminando a paso normal hasta bajar las escaleras con un poco más de prisa y sigilo hasta llegar al patio trasero, corrió a un árbol entre los rosales de los que su madrastra se esmeraba en cuidar y se sentó en aquel árbol ahuecado a hacer lo de siempre:
1 de Agosto del 1943.
Amanda, no espero que lo entiendas y que me perdones por todo error que he cometido en nuestra vida pero, oh,cuánto deseo poder decirles a ustedes mis verdadera razones…
Nuestra infantería ha sufrido tanto, ayer perdi a un buen compañero,Todo esta en contra de nosotros. El futuro luce terriblemente oscuro...Durante los últimos días,he sido testigo de terribles experiencias no propias de un soldado Alemán, particularmente no de un soldado de la División de Hermann Goering.Hombres corriendo, llorando histéricamente porque han oído un simple disparo en la distancia. Otros llevados por rumores mueven filas de hombres hacia atrás. Soldados jóvenes y oficiales están siendo victimas de ataques de pánico.Puedes estar tranquila, dentro de meses regresaré, Ah, por poco lo olvido, Ali, esfuerzate mucho en hablar, me gustaría escuchar a mi hija añorando el regreso de su padre.Las Quiere, tu amado Derek.
Ya no leía lo que decía, sólo miraba la caligrafía de su padre, un recuerdo con una triste esperanza muerta, el poder hablar, tanto él como ella misma nunca iban a escuchar su voz…. “¿será más grave que dulce?” se preguntó algún día.
Dobló el trozo de papel y lo metió en su bolsillo trasero del pantalón, y cerró los ojos con las manos en su regazo enlazadas y al abrirlos…
***
Estaba en un iluminado ambiente en donde ya era de día; las rosas, el árbol y la algo alejada casa estaban en su sitio más se podía apreciar a su padrastro saliendo directamente al trabajo y como de costumbre, su familia despidiéndose energéticamente de él, hasta toparse con unos hombres que al parecer era oficiales que lo detuvieron, su esposa se acercó mientras sus hijos intentaban escuchar curiosos más no acercándose por orden de su madre. Hablaron por un tiempo y después su padrastro gritó su nombre, ella vió como obedientemente salió de la casa mientras realmente estaba en los arbustos, vio a los señores que se dirigían hacía su otro yo y en un momento más la llevaban de la mano, Alissa confundida en lo que entraba al Ford T, miró a su familia adoptiva extrañada ya que su madrastra empezaba a llorar consolada por los demás. Una vez que arranco el auto, lo siguió lo más rápido que pudo sin saber a donde pararían hasta llevarla a un rincón oscuro y solitario. Vio cómo la trataban con más brusquedad y hasta tirarla en aquel piso sucio y frío.
–¿Creíste que te ibas a salvar, eh, estúpida niña tonta?–le escupió en la cara, un señor bastante grande y tosco. Ella sólo cerró los ojos asustada.
–Apurate ¿quieres? que tenemos que matarla pronto–le dijo su compañero quien empezó a fumar en la entrada de aquel callejón.
–Es una pena que te enteraras tan rápido–le sonrió de manera perversa, acercándose lentamente mientras ella se arrastraba hasta topar con una pared sin escapatoria. –Yo quería que rogaras pero, igual lo harás ¿verdad?–rió sentándose de cuclillas a la estatura de ella. –Aunque yo quería a la puta de Amanda, será entretenido violar a la hija del capitán Derek ¿aún eres virgen,cierto?–por obviedad, ella no contestó lo cual, lo molesto y le propinó un puñetazo en la mejilla, tirándole a un lado de él. –¿Qué no te enseñaron a contestar?
–Eres un maldito–rió su compañero, soltando una bocanada . –Por eso no te duran.
–Tú vigila el pasillo–rodó los ojos y luego se enfocó en ella quien gemía de dolor. –Que esta preciosura sabrá lo que es tener a un verdadero hombre–la tomó por su cabello claro, y rompió su camisa toscamente con la otra mano dejándola en sujetador y....
***
–¡Alissa!–gritó su padrastro sacándola de trance. –¡Alissa, ven aquí!
Se quedó paralizada, sabía lo que pasaría si hacía caso al llamado pero, si no se movía la había a encontrar… Se pusó de pie rápidamente siguiendo su camino hacia atrás, corriendo con todas sus fuerzas.
–¡Alissa!–se escuchó exclamando aún. –¡VUELVE ACÁ!–respiraba con dificultad por la boca pero recordó eso la cansaría, un silbato se oyó usar, la habían encontrado.
–¡ALTO AHÍ!–gritó el sujeto que... corrió con más desesperación.
–¡Mocosa tonta!–se escuchó más cerca de ella. –¡No tienes escapatoria!–era verdad, la tenía, o eso era lo que pensaba.
Cayó al tropezar con una rama, lesionando su mano al caer en esta, todo su peso, quejándose del dolor.
–¡Allí está!–señaló uno de ellos, dirigiéndose rápidamente a ella. –¿Creíste que ibas a escapar tan facil de nosotros? Niña estupida–se asustó al oír su parecidas palabras con su visión.
–¿Creíste eso, eh?–La jalo del cabello, obligando a levantar la cara. –¡Qué ingenua!–la soltó con brusquedad.
–¿Y ahora qué?–interrogó divertido el otro cuando llegó a lado de él.
–Pues…
–¡¿Qué es eso?!–exclamó interrumpiendo mientras señalaba arriba de ella sorprendido. Su compañero miró hacia donde él lo hacía quedando horrorizado.
–¿Pero qué carajos…?–no pudo decir más ya que lo que veía se dio cuenta de sus espectadores y con un gruñido se despejo de la rama y se lanzó a la cara de uno de ellos, pegándose con su baba peluda directo a su cara.
–¡QUITAMELO, QUITAMELO!–gritó desesperado uno de ellos mientras el otro apuntando con su escopeta hacia esa cosa, disparó.
–¿Alon?–cuestionó a su amigo quien se había sólo quedado de pie, esperando alguna respuesta suya. Varios segundos después cayó de rodillas, directo al suelo. –No...–susurró horrorizado soltando su arma. –¡No! ¿¿Qué he hecho?!–se dió cuenta que no había nada en la cabeza de su amigo más que pedazos de esta destrozada por el escopetazo, desastre que había provocado él. –¡NO, NO, NO, NO!–se decía una vez más mientras miraba todo con los ojos muy abiertos, risas se escucharon de repente.
–Eso fue divertido ¿no?–un pequeño chico apareció de la nada con una sonrisa de oreja a oreja.
–¡¿T-tú?!–titubeó. –¡Tú hiciste eso!
–Ajá–aseguró divertido con la cabeza. –¿Por qué? ¿también te gusto? No tienes que agradecerme nada.
–Bastardo–dijo con furia. –¡TE VOY A DESPADA…!–se quedó paralizado cuando dió el primer paso para dirigirse al niño.
–¿Me vas a qué, perdón?–habló muy seguro. –¡Vamos! te estoy esperando.
–Ya, tampoco quieras impresionarla sólo porque lo he paralizado–habló una joven chica que salió detrás del oficial.
–Bueno, ella es linda ¿por qué no?–guiñando el ojo que iba dirigido a Alissa.
–Eso dices de todas–susurró molesta.
–Eso no he dicho de ti–le sacó la lengua.
–¡¿Qué es lo que acabas de …?!
–Suficiente, los dos–interrumpió un joven colgado en un árbol. –En vez de dejar de perder el tiempo, mejor encarguense de él y los restos de el otro–y como por arte de magia, los 3 y el masacrado cadáver desaparecieron dejando confundida de lo que era real a la chica. –¿Estás bien?–le miró, afirmando que se dirigía a ella, la chica solo miro su adolorida mano.
–Esos hijos de...–suspiró guardando silencio por un momento. –Permíteme verla–se acercó a ella y tomó su mano, la movió un poco causando muecas de dolor en la joven. –Lo siento–se disculpó con una tímida sonrisa. –Pero descuida que en un cerrar de ojos...–Ali se enfocó más en sus ojos que sólo escucho un tronido. –...tu mano esta curada–asombrada, comprobó que podía moverla como si no hubiera pasado nada.
–¿Asombrada?–la chica asintió con la cabeza haciéndolo reír. –Sí que eres muy habladora–por supuesto que su comentario estaba bañado en sarcasmo, más noto que a ella no le dió gracia. –Dije algo malo ¿cierto?–sonó incómodo, Alissa sólo suspiro recargandose en un árbol cercano cerrando sus ojos. –¡No espera!–llamó su atención. –¡No utilices tu poder, no es justo! ¡Se supone que debe de ser una sorpresa!–la tomó de nuevo de la mano y caminaron deprisa con él guiado. El día estaba lleno de confusión, o al menos para ella. “¿cómo es qué sabía de su don?”
–Por fin–sonó desesperada la voz de una chica también al parece más grande pero no por tanto. Todos se acercaron, formando un círculo más Alissa no, los presentes la observaron con detenimiento.
–¿Qué esperas? Mueve tu gran trasero y únete ¡ya! Que me quiero ir–rezongó la misma chica con manos en la cintura más levantó una ceja al no recibir respuesta. –¿Acaso eres sorda o...
–Es muda, Kimo–habló una voz bastante agradable, como si de un ángel se tratara, o al menos eso pensó ella quien la miró curiosa.
–Descuida, tú tienes una voz mucho más hermosa–la miró con una sonrisa encantadora, Allí abrió los ojos más de sorpresa, preguntándose si había leído sus pensamiento.
–Afirmativente–respondió. –Ese es mi especialidad, de hecho, todos tenemos aquí una.
–¡Yo juego con la mente de los demás!–exclamó el niño más pequeño, agitando las manos, la chica confundía sólo lo miraba.
–Él es Dorsy, y bueno, puede usar cualquier cosa que estés pensando o importante en tu mente a su favor más no puede saber lo que es–sacó la lengua con signo de paz y amor en sus manos mientras el chico cruzó los brazos molesto.
–Se supone que no debías de decir mis pocas debilidades, Juliet.
–Como sea–rodó los ojos.–Mi poder super especial es paralizar el tiempo–sonrió con orgullos.
–Por poco tiempo–tosió falsamente mientras ella se quejó, ambos, empezando a discutir en lo que los demás decidieron mejor ignorarlos y proseguir.
–Mi nombre es Kimoshi y mi visión no tiene límites–explicó egocéntrica. –Puedo ver entre paredes, o diferentes lugares a cierta distancia.
–Yo soy Filton–se presentó rápidamente haciendo gruñir a su compañera. –Y puedo retroceder el tiempo, más sólo en cosas–eso explicaba el cómo curó su muñeca. –Y por último, pero no menos importante...
–Esta bien, Fil, no necesito presentación–le agradeció con una sonrisa pequeña pero muy cordial, se notaba que ambos eran los más amables. –Mi nombre es Cades, soy la guía de este grupo, tu grupo, y mi don es leer los pensamientos, como te das cuenta.
–Y ahora que todos nos presentamos ¿ya nos podemos ir?–La poca amabilidad que había en ella se desvaneció de repente.
–¡Espera Kimo!–la interrumpió exageradamente el niño. –¡Ella aún no se ha presentado!
–Dor–le habló con un suspiro su amiga. –Ella es muda–susurró.
–Hum, su nombre es Alissa–digo el pequeño quien había usado su poder en ella. –Y...
–Tiene el don de saber el futuro–hablo Cades dejando a todo pensativos, con diferentes reacciones.
–¡Wow!–dijeron al ultrasonido Juliet y Dor.
–¡Es impresionante!–Fil tomó la palabra. –¡Definitivamente eres una de nosotros!–exclamó. –¡Quizás sea una de las más poderosas y...!
–Eres una exagerado–Kimo lo fulminó con la mirada. –Apenas es sólo una de nosotras, aún le falta mucho.
–Creo que debes de estar confundida, ¿verdad?–Cades puso su mano en su hombro en lo que se comunicaba con ella mediante la telepatía, llamando su atención mientras los demás estaban en su alegato. –Nosotros somos como tú, personas evolucionadas–explicó. –La gente, así como todos nosotros, desarrollará el suficiente potencial y así, iniciaremos una nueva etapa–la chica se quedó exhorta. –Vamos querida, puedes escuchar tu voz desde aquí, intentalo.
–Yo..–pensó escuchando su voz, era grave pero más dulce, mejor de lo que hubiera imaginado. –Es increíble–pensó emocionada, por primera vez en su vida.
–Las palabras en ningún lenguaje será tan magníficas como comunicarse con los pensamientos, más ya no habrá mentiras, ese es tu futuro desde ahora–aclaró cambiando el ambiente de tal manera que todos la miraba posicionados en frente de ella, abriendo paso de manera que la invitaban a seguirlos con Cades, quien le ofrecía su mano. –¿Aceptas tu destino?
La chica asintió sin pensarlo con la cabeza, tocando su apoyo y en una parpadeo desapareciendo del lugar, predestinada a seguir su destino, un destino diferente del que todos debemos dejarlo todo y estar preparados para un mundo sin barreras.
- SHOT 2: LA SALAMANCA:
La oscuridad en la pradera era total. El hombre ya cansado, cabalgaba buscando las reses que se habían escapado al arreo de la tarde. Se alejó mucho, sospechando que los dichos del patrón hace días, no estaban para nada alejados de la realidad. Los peones decían en reuniones junto a la fogata, que el diablo rondaba por el campo en las noches de cerrada oscuridad. Y que los animales desaparecidos, eran usados por el demonio para atraer al incauto. En definitiva, cuando no había luz de luna, era prudente evitar salir del territorio de la estancia. Sin embargo, el patrón no creía a charlatanerías de paisanos ignorantes. Sus reses estaban siendo robadas. Había ladrones de ganado que cobijados en la oscuridad de campo lozano, alzaban cuanto animal ajeno tenían a mano.
Nada sobrenatural…
Jorge Carrasco no temía a la noche. A sus 20 años, pocas cosas le causaban algún resquemor. Era un trabajador fiel. De cuerpo endurecido por la constante e interminable labor de hacienda. Con ojos color café, y barba apenas incipiente. Este provinciano oriundo de Santa fe, no cesaba en su afán de cumplir las tareas que el patrón asignaba. Se levantaba de madrugada todos los días, trabajaba de sol a sol y nunca nadie le oyó quejarse. Su sombrero de cuero gastado, y sus botas más viejas que el mundo, acompañaban su paso y pesar sin quejido alguno por su vida. Apenas tenía para vivir dignamente. El jornal era miserable y los placeres del santafesino promedio, no eran lo que Jorge consideraba vital. No era fumador, y tampoco un jugador. De tanto en tanto bebía una caña de ginebra en las reuniones de paisanos, al compás de las guitarras, como único placer personal.
La guitarra….
Ese era un lujo secreto inalcanzable para Jorge. Sus oídos recibían con gozo mayúsculo, cada acorde de las fiestas. Pero era un hombre humilde. Económicamente no era posible. Además, un hombre tosco que supo arar la tierra y trabajar con animales, no tenía la virtud de esos artistas. En la oscuridad no tenía miedo. Era un hombre sin familia, sin amor, sin amistad perdurable. Jorge solo tenía su trabajo, del cual echaba mano para comer. Sobrevivir, respirar hasta que el cuerpo no tenga más por dar. ¿Qué miedo podía tenerle a la oscuridad? ¿La luz mala? ¿El averno? ¿El diablo? Tantas charlatanerías nunca habían llegado a conmover el corazón vacío del joven Carrasco.
-“¿Qué es lo que más deseas?”
Un susurro. Jorge se volteó apretando fuerte la rienda al caballo y miró por el campo que había dejado detrás. Nada. Y más nada, por las reinantes tinieblas que lo envolvía. Instintivamente la mano derecha se posó en la vaina de su facón. Un tipo de cuchillo grande y filoso. Con esa herramienta en mano, Jorge no tenía nada por lo cual recular. Luego de un rato en silencio, decidió continuar siguiendo las huellas de pezuñas animales, para encontrar de una vez esas malditas reses que se habían extraviado. Un poco molesto, jurando que haría pagar con creces al ladrón que lo tenía de noche y perdido en la pradera.
-“¿Qué es lo que más deseas?”
Otra vez el susurro. Y Jorge dio un espoleo al caballo para agarrar un trote veloz. La montura estaba asustada, temblaba literalmente ante el susurro del viento que traía un toque ligero de maldad. ¡Que increíble el instinto animal! Podía sentir la muerte, y no era una sensación bonita.
-tranquilo amigo….-dijo el gaucho apretando la rienda para detener la cabalgada, en cuanto llegó a vera de unas colinas.
Se desmontó rápido y guió con firmeza a su caballo por las huellas en el terreno. Jorge conocía este territorio como ninguno. De niño, había vagado por las tierras salvajes y vivido a la intemperie cazando y pescando. Años duros, pero que le habían proporcionado un mapa mental extraordinario del lugar.
Luego de esconder su montura en una pequeña cueva. Cubrió con pajonales la entrada, dejándolo atado en el interior. Le habló al caballo, pidiéndole calma y acercando un poco de juncos para alimentarlo. El paisano tenía empuñado su cuchillo, previniendo que el sujeto que los perseguía encontrara la cueva.
-ssshhhhhh….-le susurraba al animal- tranquilo….no dejaré que nada te suceda amigo.
Ajustó su cinturón, también afirmó botas, poncho y sombrero. No se iba a quedar escondido en el monte. Él no era cobarde, y habiendo puesto a cobijo su caballo estaba listo para hacerle conocer a ese chistoso perseguidor, lo filoso que mantenía siempre su puñal. Así fue como salió, buscando con el oído y observando el paisaje con su memoria. Apenas se veía a sí mismo, moviéndose a cubierto del monte buscaba la voz que lo había intranquilizado. Tenía por cierto que podía estar en este juego hasta la madrugada.
De pronto, un sonido….
Primero sutil, luego más nítido. No era de animal o humano. Era, ¿música? ¿Una guitarra? Jorge comenzó a caminar por el costado de la roca. Entre las colinas el sonido se hacía intenso. Facón en mano estaba listo para lo que sea. Pero los acordes maravillosos parecían interpretados por un artista de leyenda. Nunca, en todo el tiempo que escuchó la música en cada fiesta del pueblo, había tenido la posibilidad de admirar tamaño talento. Ese sujeto misterioso tocaba con una pasión inaudita, con una intensidad dramática, con una gracia que hacia parecer palabras a los gemidos de las cuerdas. Por primera vez el paisano se sintió conmovido. Lo que el misterio o miedo no pudieron, lo hizo esa guitarra. Por belleza salvaje, lo hizo buscar el origen de tamaño interprete de una emoción fuera del mundo mortal.
Durante un tiempo que ya no pudo calcular, a tientas entre oscuridades varias y algunas referencias de las rocas, Jorge Carrasco pudo encontrar la fuente de esa música. Por pura voluntad, encontró lo que deseaba encontrar. El lugar era una caverna interna entre las colinas. Casi un agujero, que no recordaba haber visto jamás en sus tiempos de vagabundo. Había una entrada de piedra tallada. Parecía una cripta, con dos bases circulares en los lados que tenían llamas de fuego, iluminando ese lugar.
-“¿Qué es lo que más deseas?”
Otra vez esa voz. El origen claramente era el interior de esa “tumba”. Jorge por instinto, no dejó de empuñar su arma. Se acercó con cautela, observando a su alrededor con toda la impresión de ser un tigre, a punto de pisar una trampa. Pudo mirar mejor la zona, tenía una cruz cristiana invertida en la entrada, y el padrenuestro tallado en una tabla junto a la caverna.
-“Esta es la Salamanca. –Anunció aquella voz, de hombre perfectamente educado- ¿Qué es lo que más deseas? Si ingresas a la cueva, lo puedes conseguir”.
Sobrenatural….
Satánico…
Maldito…
Debía huir y lo sabía. Había escuchado los rumores sobre ese lugar maldito en medio de la nada. Se decía que solo para quienes buscaran pactar con el demonio, podría hallar la ubicación de su Aquelarre. ¿Acaso él lo había invocado? Jorge comenzaba a flaquear en su valor. Las rodillas le temblaban y por primera vez entendía que su puñal de nada podía servirle para combatir tan formidable rival. Y la música de esa maravillosa guitarra sonó estridente. El hombre no pudo más que disfrutar de su deseo oculto, poder tener entre sus dedos toscos, la virtud de dar sonido a sus sueños.
¿Imposible, o no?
Sabía lo que tenía que hacer. Todo ser que hubiese escuchado la historia de la salamanca, sabía cómo acceder a esa caverna maldita. No tener miedo era imposible, pero pudo controlarlo recordándose a sí mismo por la fuerza, que no tenía nada que perder. No tenía una mujer en su rancho humilde. No tenía dinero, ni amigos, ni familia. Nadie le echaría de menos si acaso al ingresar en el infierno, ya no retornara jamás.
Acercándose a la entrada, guardó su facón en la vaina de cuero y mirando aquel padrenuestro tallado en la piedra, lo escupió. La religión nunca le había significado demasiado. Dios, solo era para Jorge uno de tantos cuentos de procedencia y veracidad dudosas. ¿Para qué temer al fuego eterno, cuando su propia vida era tan miserable como si ya lo sufriera?
Apenas hubo renunciado a dios, apenas hubo salivado su credo, la piedra que oficiaba de puerta se fue corriendo lentamente en un chirrido que retumbó por todo el prado. Nadie podría conocer el origen de tan grandioso sonido escalofriante. Perdido entre las colinas, lejos de todo pueblo o estancia. Lejos de cualquier civilización.
Jorge Carrasco descendió por unos escalones de piedra, y la puerta se cerró abruptamente tras su ingreso. El interior estaba iluminado por luz de fuego, no tenía otro rumbo que seguir avanzando. Hacia lo desconocido, hacia su condena. Siguió paso a paso, y se fue encontrando en las paredes, techo y suelo del lugar, un espectáculo asqueroso como pocos.
Arañas, serpientes, y todo bicho que se arrastraba por la tierra desde tiempos antiguos, cubrieron el lugar con su fétida presencia. Jorge tuvo que caminar arrastrando las botas, entre alimañas que escalaban por su cuerpo y el riesgo que implicaba la caída de algún insecto venenoso del bajo techo. Aun así avanzó buscando la música de guitarra. Aun así no cesó en su camino condenatorio.
Los pasos se sucedían, los escalones hacia abajo parecían eternos. El paisano creyó por un momento que llegaría al verdadero infierno de seguir bajando tanto. Pero finalmente, acosado por un sinfín de alimañas venenosas y horribles, Jorge atravesó un nuevo portal, para encontrar una habitación enorme, sin rastro de sapos y otras criaturas. Incluso el mismo, como por arte de magia, no tenía ninguno de esos bichos pululando por su cuerpo.
Todo el lugar estaba cubierto en oro. Las paredes, el techo y el suelo. Había extraños dibujos en los muros de diablos teniendo fiestas siniestras, y disfrutando reunidos como una víctima sufría quemándose en un fogón. La luz de un fuego en lámparas de plata, adornaba cada cierto número de metros toda la zona. Y en el fondo de todo ese lugar maldito, estaba él.
Jorge lo reconoció en el acto. No hacía falta que jamás hombre alguno lo hubiera visto. Su aspecto era como todo gaucho imaginaba a “Mandinga”. El diablo, el demonio, el ser perverso por naturaleza. Era ese sujeto, de piel roja y pequeños cuernos en su frente, quien lo había guiado al compás de su guitarra.
-has llegado….Jorge Carrasco. –Le dijo el ser más impuro, mientras una colosal serpiente rondaba por el suelo, lanzando amenazantes dentelladas al paisano- encontraste mi aquelarre, ya que deseabas encontrarlo.
-¿Por qué me has llamado? –consultó un poco porque no sabía que hacer o decir Jorge.
-¿Afirmas que te he llamado? –Sonrió el maligno acariciando el vientre del instrumento con cuidado- ¿Quién viajaba por la oscuridad a voluntad propia? ¿Quién vino a la salamanca por puro instinto? ¿Quién escupió sobre su fe, para ingresar a verme?
Cada palabra lo hacía sentir peor. El diablo tenía razón. Era el mismo quien había elegido libremente ingresar a ese lugar. No había pensado con claridad. Nunca se puso a comprender como podía meterse en tan horrible residencia tan solo por unos acordes de guitarra.
-Fue la guitarra….usaste tu magia en ella. –añadió tozudo y no queriendo reconocer lo inalterable.
El demonio sonrió, su aspecto era casi el de un humano. De no ser por los cuernos, el color de su piel y su hogar, podía pasar por cualquiera. Estaba vestido como un paisano. Botas, bombacha (un tipo de pantalón), camisa, poncho y su sombrero. Tal vez para ser más amigable a ojos de Jorge, tal vez se vestía naturalmente así. Nunca se podrá saber.
-aun no has respondido mi pregunta…-añadió el perverso- ¿Qué es lo más deseas? Porque un hombre que cabalga en la oscuridad sin miedo a nada. Debe tener pocas razones para temer, o un deseo tan secreto como inalcanzable.
Los ojos de Jorge se fijaron en la guitarra. Era hermosa, de madera perfectamente constituida y sus acordes eran estupendos. Si tuviera un deseo, seria poseer la guitarra, y el talento para usarla de manera magistral. En esos instantes, mientras su pensamiento volaba, tal vez algo abstraído por el miedo de estar en donde realmente estaba, el demonio sin abandonar su cómodo asiento en el trono de oro, le extendió la mano con el instrumento en ella.
-¿Qué te parece llegar a un acuerdo? -Le dijo mandinga, con una sonrisa escalofriante.
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Ya era de madrugada cuando despertó…
Recostado junto a su caballo, en esa cueva pequeña donde se había cobijado de la noche fría. El animal estaba tranquilo, esperaba con paciencia que su jinete volviera del país de los sueños. El paisano observó a su alrededor. ¿Había sido una pesadilla? Sentía su cuerpo entumecido, le dolía la cabeza como si hubiera bebido en demasía la noche anterior. Sin prisa se fue poniendo de pie, acomodando sus prendas y acomodando la montura al corcel. Le dio guía hacia afuera, y justo cuando empezaba a clarear el día, pudo verla bien.
Una guitarra, esperándole apoyada en el tronco del árbol frente a la cueva. Flamante de nueva, sin que nadie en los alrededores le hicieran pensar a Jorge que continuara en sueños. Sin creerlo posible, pero feliz por tener aquel instrumento tan deseado, se dispuso a tocar en soledad con la naturaleza. Las canciones que había memorizado de otros, los acordes que había soñado rasguear desde toda la vida, surgieron como si hubieran sido el producto de una práctica intensa de 20 años.
Y su corazón olvidó el horror, su mente bloqueó la noche anterior. Para disfrutar como nunca ese nuevo amanecer. Al compás de su guitarra, el corazón hasta ese momento vacío, se llenó de la más dulce música. Fue el comienzo de una vida diferente, aunque el final estaba marcado por un trato diabólico.
******************************************************
Durante los meses siguientes, su vida dio un giro trascendental. Jorge comenzó a tocar la guitarra en las fiestas, a cantar para sus compañeros de trabajo y para todo aquel que tuviera la suerte de encontrarse cerca. Pronto abandonó su labor en la hacienda, no tanto por no necesitar el dinero, sino por pasarse las mejores horas de sus días recorriendo los parajes más lejanos cantando.
Cantaba para el bosque, que lo protegía con sus sombras y brindaba tonalidades hermosas de animalillos curiosos.
Cantaba para la pampa, a caballo de su fiel compañero y no dejando de tocar aunque la lluvia le saliera al paso.
Cantaba para el cerro, la colina o la montaña. Por qué había aprendido de ellas la majestuosidad de la experiencia que dan los siglos.
Cantaba en cada pueblo por donde pasaba. Para deleitar a los hombres, para enamorar hasta la locura a las mujeres. Esa guitarra, esos acordes, esa voz, estaba tomando el control de cada pequeño territorio que Jorge Carrasco se dignara a dirigir su destino. Tuvo muchas amantes, mujeres que entregaban su cuerpo y corazón al cantor más maravilloso del mundo. En cada provincia tuvo un amor, pero ninguna logró hacerlo quedar para siempre. Siempre volvía al camino, y componía una nueva canción que le traían los susurros del viento.
En las ciudades, el hombre “civilizado” aceptó también a ese rudimentario artista. No porque pudiera interpretarlos a ellos entre sus edificios y carruajes extranjeros. Lo aceptaron por que llegaba hondo al corazón. Porque su música era ley de una fuerza inexplicable. Y Jorge cantó por dinero, no porque le produjera negociar su música, sino por la simple imposibilidad de cazar o pescar en las ciudades.
Y pudo grabar discos. Con canciones propias, con letras ajenas, con ese sello que hacía a cada particular interpretación, tener una identidad impactante. Se hizo famoso a la fuerza, porque adonde fuera todos podían reconocer su barba poblada de canas, su sombrero humilde, su voz grave que sin embargo podía adoptar en el canto, la tonalidad de los pájaros. Imposible de igualar en belleza.
Una noche, una de tantas en insomnio, salió al balcón de una mansión donde había sido invitado a quedarse en la ciudad, y tocando la más hermosa serenata que pudiera imaginarse; se puso a cantarle a la luna:
“yo no le canto a la luna
Porque alumbra y nada más
Le canto porque ella sabe, de mi largo caminar.
Le canto porque sabe, de mi largo caminar”
Estrofa por estrofa, frase por frase continuó cantando. Cuenta la leyenda que toda la gran ciudad pudo oírle. Algo imposible más allá de un par de cuadras. Pero las personas salieron a los balcones en todo el territorio, abrieron las puertas o ventanas en los patios de sus casas, y se reunieron con el también fascinado vecino que había salido sin siquiera entender la razón. La luna llena supo brillar esa noche, más intensa que nunca. Algunos poetas cuentan que por una vez en la eternidad, la vieron llorar en luz.
Jorge continúo su viaje tiempo después. Atrás quedaron las promesas de fama y fortuna en la gran ciudad. Y más atrás los deseos de amor o pasión en los pueblos. Pero su andar no se detenía. A caballo como siempre, con su guitarra como única compañía. No usaba los conocidos carruajes, o los autos incipientes. Siempre a caballo como todo criollo de ley. Había recorrido a lo largo y ancho el país. Y volvía pacifico a su tierra natal, cuando el diablo le llamó a cumplir su trato.
Durante sus primeros 20 años, vivió sin ser notado. Durante otros 20, existió atraves de su música. Y aun cuando en la oscuridad de la ruta, ese conductor ebrio se había dormido y su camioneta le atropellaría. No sintió temor o resignación. Llevaba en su corazón antes vacío, ahora todas las canciones y música que había cosechado por cada región.
Detrás en la ciudad, los discos lo harían eterno en el tiempo. Allí en la ruta oscura, le llegó la muerte. Y más adelante, un nuevo lugar en otro mundo por conocer. Porque Jorge suponía, que hasta el infierno debía tener su música tradicional.
- SHOT 3: EVALGOR:
- Las guerras de los tres reinos habían concluido después de grandes batallas en donde los hombres se armaron para luchar por sus ideales y sus libertades, guerra en donde hermanos de tierra lucharon con sangre y las armas levantadas, guerra en donde se perdieron a hermanos, padres, hijos, esposos y futuros amantes, una guerra en donde los tres reinos Inglaterra, Irlanda y Escocia estaban sumidas en una crisis total.
El alimento escaseaba, la reconstrucción de las casas era lenta, ya era inútil el dinero, ahora solo importaba sobrevivir. Los tres reinos de la gran isla se preocupaban los suyos, Escocia e Irlanda intentaban todo con tal de mantener a la gente contenta y sin causar otra revuelta, otra guerra civil, Inglaterra pidió a sus aliados ayuda y a excepción de Francia, el resto no respondió al llamado, Inglaterra decidió valerse por sí mismo y solo apoyando a Francia.
Dos años después, Inglaterra nuevamente estaba en marcha gracias a los franceses y sus recursos, Escocia seguía resentida por el trato tan asqueroso que recibiría por parte de Inglaterra e Irlanda seguía en recuperación aun, no sabían para cuándo terminar, pero tenían que hacerlo rápido para evitar que Ingleses o Escoceses los invadieran. Sin embargo tras la guerra los tres reinos encontraron algo que ni sus mejores exploradores habían encontrado en el pasado, en cada territorio de los 3 reinos, se había esparcido el rumor de un poder, un poder dado por el propio Dios como una bendición, la existencia de un objeto divino que haría no solo pondría fin a su conflicto entre los tres reinos, sino también que haría que el reino que lo tuviera, tendría los recursos ilimitados para convertirse en un reino indetenible en todos los aspecto, una fuente de energía que va mucho más allá del agua o del viento y que haría que todos sus deseos se hicieran realidad, era conocido como: La piedra de nuestro señor.
1653
El rey Carlos II, hijo de Carlos I quien fuera ejecutado traición, tomo la decisión de una búsqueda de dicha piedra en territorio inglés, en donde seria recompensando con grandes riquezas y poder, con tal de que el rey tuviera ese mismo poder en sus manos y así aplastar toda esperanza de libertad de los Escoceses, dos jóvenes accedieron al llamado y fueron bendecidos por su majestad y comenzar con su búsqueda sin saber que los otros dos reinos, ya estaban en eso. Irlanda se había adelantado a los ingleses, el Lord en ese tiempo, ofreció una recompensa que sobrepasaba a las grandes caravanas de riquezas a aquellos que encontraran la piedra y la trajeran ante él. Para su sorpresa 3 hermanos respondieron al llamado del Lord y se embarcaron en lo que sería una misión algo peligrosa, pero que les llenara la vida con mucha riqueza. Escocia aun herida en su orgullo, buscaba la manera de que Inglaterra pagara por sus atropellos a sus derechos y libertades, aun cuando la guerra había terminado había heridas que sanar y si podían vencer a los Ingleses, podrían alcanzar su libertad, la piedra era la clave de su éxito y si podían acceder a ella y usarla para todo su pueblo, tomarían sus armas y con ellas podrían vencer a los ingleses y finalmente poner fin a su conflicto; Orgullo, Avaricia y Venganza, lo que movía a estos tres reinos en la búsqueda de su propia historia, sin saber que pronto los llevaría a una aventura muy peligrosa para los tres bandos.
El Bosque de Sherwood era totalmente misterioso y a veces una buena ruta comercial, pero esta era una misión diferente, Carlos II puso a su disposición a un hombre y una mujer a buscar la piedra y traerla en nombre de la corona, el muchacho solo tenía 17 años pero con ansias de convertirse en hombre, una armadura ligera con espada en mano, su pecho tenía el símbolo de su majestad y era el que estaba al frente, cabello castaño claro y ojos azules promedio se encontraba Arthur Miller, joven soldado y prodigio militar. Detrás de él venía acompañado de una mujer de 19 años con ropas no tan brillantes como Arthur, algo más ligero como su peto hecho de cuero y una camisa de algodón blanca de manga larga, pantalón café claro y botas a la rodilla, su única arma era un arco y sus múltiples flecha, tez blanca natural, ojos de un tono avellana y cabello negro rizado Amanda Jamestown, cazadora y guía del Bosque de Sherwood. Enviados por su majestad sabían que su misión era muy importante y tenían que cumplirla como tal, sin embargo los problemas empezaron a partir del tercer día de haber empezado. Las noches en el bosque de Sherwood serán frías y los jóvenes ingleses estaban expuestos a ladrones y jaurías de lobos, haciendo guardia en su campamento cada hora atentos a todo, pero una buena noche al meterse aun más adentro del bosque, se darían cuenta que ya estaba muy lejos de Inglaterra al encontrase en unas zonas muy inhóspitas y bajo su desconocimiento, totalmente hostiles para ellos. sin que los dos lo supieran a tras de Amanda, aparecieron tres figuras, estos tenían rasgos finos y similares a los hombres a excepción de las orejas, algo puntiagudas, el tono de piel, un color más o menos rojizo y el cabello negro, ojos color café claro y vestidos con su armadura en tonos dorados con bordes de bronce, Amanda sintió esa presencia tan poco natural de su cuerpo y volteo para darse cuenta que esos seres estaban de tras de ella e intento avisar a Arthur pero ya era tarde, uno de ellos la había herido con su espada en las costillas y tirándola al suelo, el grito de dolor de Amanda escuchado por todo el bosque hizo que Arthur volteara y los visualizara, desenvaino su espada para atacarlos a gran velocidad, las tres figuras de inmediato desenvainaron sus armas, unas de una forma más curva y de apariencia extraña entablando su confrontación, Arthur comenzó a combatir a los tres al mismo tiempo, pero sus habilidades en la pelea eran grandiosas como los mejores soldados de Inglaterra, Amanda con su herida tomo su arco y comenzó a atacar a los guerreros que estaban haciendo la vida imposible a Arthur, el joven ingles luchaba con fiereza contra sus oponentes que empezaron a aparecer más, la chica de cabello rizado tuvo que irse a una posición más alta a atacar protegiendo a Arthur, los seres de piel rojiza con sus espadas hecha de un material muy fuerte y extraño para ellos les ayudaba a seguir combatiendo a Arthur quien parecía que iba a perder incluso con Amanda ayudándolo.
Los tres hermanos Irlandeses optaron por algo mucho más optimo según ellos, cabalgar en los campos verdes de su tierra para tener una gran vista para comenzar su búsqueda, no todos los días alguien ofrecía gran recompensa y cada uno de los hermanos tenía un antecedente de incumplimiento de la ley en el pasado, Marcus Drungen el mayor de los hermanos será conocido como apostador y estafador, Ian Drungen era conocido por provocar peleas en bares y el menor Jacob Drungen era más conocido como acostarse con cada mujer de Irlanda…que tuviera como esposo a alguien de gran influencia. Pese a esos atropellos con la ley, los hermanos Drungen era buenos buscadores y guerreros y usando el uniforma militar de Irlanda comenzaron su cabalgata por los campos de las colinas para encontrar alguna pista de ellos, a los hermanos es fácil identificarlos, Marcus era de cabello largo castaño y una cortada en su ojo izquierdo, Ian de cabello semi corto y Jacob idéntico a su hermano mayor pero sin la cortada en el ojos y un collar en forma de trébol. Los hermanos Drungen en sus cuatro días de búsqueda, tuvieron que lidiar con algo que ni ellos mismo sabían si saldrían vivos, escucharon a varios jinetes cabalgar a detrás de ellos, no eran Irlandeses o Ingleses mucho menos escoceses, esos tenía otra armadura y eran comandado por hombres de cabellera rubia, ojos azules y verdes muy claros y un tono de piel blanco, estos tenían una armadura verde con bordes plateados algo ligera para moverse bien, listos para atacar a los tres hermanos. El convoy de jinetes tenían arcos en sus manos comenzando a tirar flechas, cada uno de los hermanos tuvo que tomar un camino diferente para poder ocuparse de ellos, Jacob siendo el más habilidoso con el arco y aun en movimiento decidió hacerlo con sus propios medios, el menos de los hermanos lanzo flechas a los jinetes que apenas y les molestaba en la armadura, Jacob trato nuevamente de hacerlo y esta vez conecto a uno de ellos a quien le dio en el cuello, descubriendo que la armadura en su cuello estaba desprotegida, sus hermanos hacían lo suyo a la fuerza poco sutil, Ian por ejemplo lo usaba su hacha algo pesada para cargar contra los jinetes protegiéndose las flechas y atacando con fuerza a uno de ellos tirándolo del caballo con su hacha, matándolo al instante, Marcus era el que se quería lucir, usando una táctica poco ortodoxa…saltando de caballo en caballo para acabar con los jinetes de forma espectacular con su espada en mano los mataba de uno a uno, pero a medida que los hermanos Drungen continuaban haciendo eso, aparecían más de los jinetes, y con las ideas desgastándose, lo mejor que hicieron fueron agruparse llevándolos a las orillas del rio para perderlos, pero no sería nada fácil.
Escocia hizo exactamente lo mismo que los ingleses, adentrándose en el bosque de Rothiemurchus para poder encontrar la gran piedra y poder aplastar a los Ingleses, los 4 soldados cabalgaron a paso lento entre el bosque, su capitán Randall McKeon iba al frente con su caballo blanco con el símbolo de su patria, su segundo al mando Johan Valkar le seguida detrás con las indicaciones de la misión, la única mujer en la compañía del Lord Escoses Miranda O’Neill quien era exploradora militar y el joven de William Baldor un soldado que había escalado muchas posiciones en el pasado se ganó la confianza del capitán McKeon, en especial por el nombre William, Escocia tenia la creencia que todos los que se llamaban William eran destinados a la grandeza por su gran ídolo y héroe nacional: William Wallace. Los Escoceses eran conocidos de alguna manera por buscar problemas, incluso sin quererlo, los habían encontrado. Había perdido su rumbo por confusas señales que encontraban en el camino, los caballos estaba algo nerviosos y no podían cálmalos. A la tercera noche de su búsqueda habían notado que los árboles comenzaban a brillar, sus hojas y troncos con un tono verdoso dejando maravillados a los soldados de Escocia en especial a William, quien sentía que los arboles “estaban hablando” siendo un buen chiste para los demás, considerando que los árboles solo sirven para dar leña, mucho más adelante en su campaña…las cosas comenzaron a ponerse muy extrañas. La neblina era muy espesa y desde los árboles más grandes, comenzaron a caer flechas por todas partes espantando a los caballos y estaban buscando como moverse. E l capitán McKeon le pidió a todos bajarse de sus caballos y preparase para confrontar a sus enemigos, preparándose para desenvainar sus armas, Johan buscaba ver de dónde venían las flechas, Miranda volteando a todos lados con sus flechas en su arco, William era el que miraba fijamente el bosque en la noche esperando algo, Baldor fue el único que tuvo la osadía de ir a la ataque únicamente usando su intuición, ignorando las ordenes de sus superiores, Baldor choco espada contra alguien, un hombre de su misma estatura con una armadura negra con bordes dorados, su piel era morada, cabello largo de tono plateado, ojeras puntiagudas y unos ojos amarillos, William no lo esperaba, era un hombre pero a la vez no lo era, Miranda de pronto vio varios arqueros en las copas de los árboles con sus flechas apuntando a ellos, aquí se daría una batalla antes de que avanzaran más. Por más que lo intentaban, los guerreros de piel oscura cada vez eran más insistentes y tenían que replantear la huida mientras seguían luchado contra ellos, los cuatro soldados escoceses se replegaron por todo el bosque a pie debido a que habían perdido a los caballos y tenían una carrera contra el tiempo, su misión se veía afectada por estos seres extraños, William estaba confrontándolos cara a cara ante un buen contingente de ellos al grado de matar a unos, cosa que nos gusto a los guerreros de armadura negra, Miranda disparaba desde el suelo contra los arqueros acertando en pocas movidas, Johan también luchaba con fuerza con su escudo en mano y el Capitán McKeon con su espada de capitán haciendo lo que podía, lo cierto era que tenían que hacer ataques de guerrilla para poder avanzar a su posición actual, correr y atacar sin detenerse para nada, aplicando esta táctica, los escoceses tenían que ir por la piedra de vuestro señor, con un pequeño ejército detrás de ellos y con la presión de sus rivales que pueden buscar la piedra sin problemas…vaya error que estaban pensando.
Los tres bandos habían transformado una búsqueda de una reliquia que ayudaría a su patria a levantarse de la guerra y sacar provecho de su extraña energía para el crecimiento económico, en político y social de su gente, en una guerra contra unos seres que parecían tenerle un remordimiento grande, una carrera contra el tiempo. Los jóvenes ingleses luchaban con valentía a pesar de estar rodeados, los hermanos Irlandeses aun cabalgaban por el rio Shannon, atacando y tratando de perderles el paso a sus perseguidores y el contingente escoses se había adentrado mucho al bosque escapando de la emboscada de estos seres que tenían algo en común: el conflicto armado contra los hombres por una cuestión que para ellos era personal y ante los soldados Escoceses…era el momento.
Aquellos seres se identificaron a sí mismos como Elfos de la luna, una raza que ha estado en las tierras de los tres reinos desde hace ya tiempo, habían construido una sociedad similar a los hombres, un reino totalmente desconocido para ellos y en donde ellos basaban su sociedad en una sola cosa: La Naturaleza como uno mismo. Ellos se constituían bajo las leyes de un rey, un rey que ellos consideraban justo y noble, que haría lo que sea para que su gente y la naturaleza estuviera en paz, desafortunadamente ellos eran testigos de la guerra que azotaban a los tres reinos en la pasado por cual sabían que era cuestión de tiempo para que esa guerra los alcanzara, los Elfos se prepararon para una posible guerra, ellos no iban a permitir que su sociedad estuviera expuesta a los daños y muerte en sus tierras, pero observaron que la guerra de los tres reinos había terminado e Inglaterra, Escocia e Irlanda comenzaron la reconstrucción de sus ciudades y villas. Pero un nuevo peligro amenazaba con su extinción; en algún lugar a los territorios Escoceses, Ingleses e Irlandeses, se corrió el mito de un poder místico a lo que sus antepasados había accedido para crear la prosperidad de su pueblo y se encontraban en una cruzada secreta para encontrarla, pero sin saber que los propios hombres habían escuchado del rumor y ahora ellos estaban a la búsqueda de ese poder, sabiendo que los hombres eran una especie muy primitiva y demasiado sanguinaria, matándose los unos a los otros solo por su ambición, no tenían la menor de duda de “silenciar” a la raza de los hombres . William en un movimiento rápido logro desmarcarse de los arqueros para escapara del fuego cruzado con ayuda de Miranda quien también huía a su lado, Johan y el Capitán McKeon comenzaron a distraer a los elfos de la noche para que los dos soldados escósese pudieran completar su misión y en nombre de su patria.
Los hermanos Drungen habían sido rodeados por jinetes apuntando con sus arcos y flechas, en cualquier instante se dispondrían a atacar por lo cual idearon un plan arriesgado pero que aseguraría que por lo menos su misión se cumpliría, Ian golpeo el caballo de Jacob con fuerza para que el animal cabalgara a velocidad alarmante, Jacob montado en el animal a gran velocidad vio detrás a sus hermanos atacando a los elfos de Gaia evitando que lo persiguieran, Jacob intento regresar solo para ver a tres jinetes detrás de él, por lo que lo único que pudo hacer, fue huir dejando a sus hermanos a su suerte y todo por protegerlo.
Arthur fue desarmado por un Elfo Velkag e intento luchar contra él en combate de cuerpo a cuerpo, siendo inútil por el tipo de armadura que poseía el elfo, Amanda siendo prisionera de estos seres quiso que Arthur escapara y fuera por ayuda pero estaba acorralado entre un rio que corría con fuerza y el Elfo, el joven caballero trato de buscar de salir de esta situación y de salvar a Amanda, los Elfos Velkag apuntaban con sus arcos para evitar cualquier jugada sucia del chico, sin tener una respuesta clara a su problema hizo lo más sensato que pudo hacer: Le prometió a Amanda que volvería por ella y se lanzo al rio seguido por una lluvia de flechas de los elfos buscando acabar con su vida, Amanda vio la estupidez tan noble que había hecho su compañero, no sabía cómo reaccionar, su misión se había visto afectada por estos seres únicamente rezando ante Dios para que protegiera a Arthur.
Inglaterra, Escocia e Irlanda: ahora se encontraban en una cruzada secreta, una en donde harán lo que sea para conseguir la mítica piedra de vuestro señor ante estos elfos que harán lo necesario para proteger su propia raza contra los hombres en búsqueda de Evalgor. Pero esa es otra historia, una historia que tiene su propio principio y su propio fin.
Fin
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
- SHOT 4: Ava:
- Ava vio un destello y se detuvo. Miró con cuidado y se dio cuenta de que se trataba de un fragmento de lo que debió ser un espejo grande, pero en esos momentos no era más que un pedazo languideciendo en el ancho marco. Tuvo el impulso de acercarse, y la imagen que aquel fragmento le devolvió se le antojó totalmente desconocida. Los rizos castaños le caían por debajo de los hombros, enmarañados y llenos de nudos. Los ojos grises eran más grandes y saltones de lo que recordaba, acentuados por las profundas ojeras que los rodeaban y por los huesos de sus pómulos, que ahora estaban mucho más marcados. Incluso se notaba menguada y arrugada, aunque sabía que no era posible, apenas tenía diecisiete años. Todo lo que había vivido había causado hondos surcos que, si bien no eran visibles en su rostro, podía notarlos con claridad en lo más profundo de su ser.
Se dio la vuelta, harta de verse a sí misma por primera vez en varios meses, y se topó con los ojos verdes de Ravi. Él no le preguntó si se encontraba bien, pero al mirar a Ava tenía esa expresión que le hacía pensar que se lo estuviera preguntando constantemente. De todas las personas que conocía, Ravi era el único que la hacía sentirse segura. Aunque quizá se debiera a que era el único al que había conocido antes de la muerte de su padre. No lo sabía, y desde luego no quería ahondar demasiado en ello.
El último año y medio de la vida de Ava había sido una lucha y una carrera constante. Su familia no era especialmente religiosa y eso le había aun más difícil de comprender cómo, por el mero hecho de ser quienes eran, se los llevaron a casi todos. Solo su padre y ella consiguieron escapar del terrible destino de los números tatuados en el antebrazo. Y entonces, cuando apenas se sostenía por el dolor de perder a su madre, a su hermano, tíos, primos y abuelos; cuando le desbordaba el horror de una lucha política, brutal y carente de sentido, le fue revelado que debía mantener otra lucha al mismo tiempo: una lucha sobrenatural que se le antojó imposible.
Su padre le descubrió entonces que el mundo en que vivían no era el único como ella había creído, sino que había toda una red de universos diferentes, conectados entre sí. El equilibrio de todos ellos era posible gracias a una poderosa energía que mantenía a todos aquellos universos separados, pero unidos en armonía. En cada universo existía un Guardián de la Energía y en este universo, el Guardián era su padre. En esos momentos, la Energía se encontraba en nuestro mundo, y según las instrucciones de su padre, debían atravesar medio mundo para protegerla. Debían cruzar todo el continente y el inmenso océano. Para Ava, que nunca había abandonado su Múnich natal, aquello no parecía siquiera posible, pero la determinación de su padre terminó por convencerla, y si él tenía una misión tan importante, ella haría suya esa misión también.
En el camino que había de sacarles de su país natal, su padre no hablaba claro. Ava lo achacó al dolor por perder al resto de su familia y a la tensión por procurar cumplir con su misión como Guardián, pero le hablaba como si ella ya supiera casi todo lo que había que saber de la Energía, cuando aún era algo nuevo para ella.
Al notar la perturbación que se estaba produciendo en nuestro mundo, causada por la Guerra, Guardianes de otros universos habían acudido para asegurarse de la seguridad de la Energía. El primero de ellos a los que Ava conoció fue Ravi.
Ravi apareció cuando Ava y su padre estaban ya exhaustos en su agotador viaje a pie hacia la frontera. Había encontrado un refugio, les dio cobijo y un plato caliente, y emprendió la marcha con ellos. Ravi debía tener unos diez años más que ella; era esbelto, tenía el pelo largo y rubio, y unas habilidades por encima de las capacidades humanas normales: era extremadamente sigiloso y no perdía un rastro nunca, además de que, como descubrió Ava a lo largo de las semanas, no necesitaba apenas dormir. Les orientó a la perfección para aproximarse a la frontera en el punto más próximo a París, el lugar que el padre de Ava consideró el idóneo como la siguiente parada de su viaje al otro lado del mundo, donde al parecer se encontraba la Energía.
En su camino, escondiéndose, durmiendo en pajares y alimentándose de cualquier cosa para conservar las fuerzas, una noche Ava oyó hablar a los dos hombres, aunque a pesar de sus intentos solo pudo entender una frase, lo que parecía un reproche por parte de Ravi:
—Deberías decirle la verdad.
Al día siguiente, después de pensárselo mucho, Ava decidió preguntarle a su padre cuál era la verdad que le estaba ocultando.
—Nos escuchaste anoche —suspiró—. Pero no creo que sea una buena idea que lo sepas. Todavía no.
—Padre. Ahora es mi misión también —insistió ella. Su padre la miró muy serio, con los mismos profundos ojos grises de Ava, y asintió.
—La Energía no está al otro lado del océano, Ava —dijo, apesadumbrado.
—Es cierto —añadió Ravi—. Vamos allí para protegerla.
—Entonces… ¿tenemos que llevarla con nosotros? —preguntó Ava. Ambos hombres se miraron unos instantes.
—Ya la llevamos con nosotros —sentenció su padre. Ava sintió un escalofrío.
—¿Qué quieres decir…?
—La Energía le es enviada al Guardián del universo en que se encuentre —dijo Ravi—. Tú debías de ser un bebé, entonces es mucho más fácil…
Ava se llevó las manos a la cara, como si buscase una evidencia de la Energía… o una prueba de que seguía siendo humana. Su padre se acercó y le tomó ambas manos.
—Tú, ante todo, eres mi hija. Pero dentro de ti hay una Energía muy poderosa, y si tuvieras un fin precipitado o violento, sería terrible… para todos.
Ava respiró agitadamente, pero sabía que no tenía elección, y al fin asintió.* * *Sin embargo, un viaje a pie como el suyo llevaba demasiado tiempo, y para cuando pisaron suelo francés, aquellos que habían destrozado su familia habían llegado también.
La primera noche que pasaron allí, apenas durmiendo en una cabaña destartalada, una patrulla dio con ellos. Estaban rodeando la cabaña, a punto de entrar, cuando el padre de Ava se levantó, murmurando:
—Saldré a hablar con ellos. Todos compartimos el mismo hogar y nos sentimos lejos del mismo. —Cuando Ava fue a quejarse, la silenció diciendo:— No tenemos otra opción. No va a pasar nada.
Sin más, salió de la cabaña. Ava oyó los gritos de la patrulla, y las extrañas palabras de su padre le retumbaron en el corazón: “Estoy solo. Ya estoy demasiado cansado de huir”. Las lágrimas de Ava llegaron antes incluso que el sonido de los disparos, y se secaron mucho después de que oyeran marcharse a la patrulla. Ravi, que la había sujetado todo el tiempo para evitar que hiciera una tontería, le besó en la cabeza con compasión.* * *Después de aquello cambiaron de rumbo, aunque no de destino. Su padre era su Guardián, y si él creía que lo mejor era cruzar el océano, eso harían.
Ravi la condujo hacia el sur en lo que a Ava le pareció un zig zagueo a gran escala por todo el país. Ya casi en la frontera se encontraron con la siguiente Guardiana. Chantelle era una mujer robusta que, mientras los esperaba, había estado haciendo negocio con el mercado negro en ambos lados de la frontera. Ava se preguntó si la vida de su padre había sido también una mera interpretación mientras esperaba el momento de comenzar su misión, pero recordó las palabras que le dijo: “Tú, ante todo, eres mi hija”, y desechó esos pensamientos.
Con los conocimientos de Chantelle, los tres cruzaron la frontera sin demasiados problemas. Atravesaron los dos países que les separaban del océano en dos meses escasos. Tenían sus propios problemas, y con el dinero de Chantelle y el que todavía le quedaba a Ravi, nadie se fijó apenas en ellos.
Cuando vio por primera vez el Atlántico, Ava sintió una punzada de alivio. Sin embargo el tiempo transcurría, y el único cambio fue que Chantelle regresó al lugar donde la habían encontrado, ya que no iba a embarcarse con ellos. El alivio de Ava se fue transformando en pánico al pensar en estar tan cerca de alcanzar la voluntad de su padre, la misión por la que dio la vida, pero sin poder conseguirlo. Apenas les quedaba dinero, y pasaron meses hasta que alguien los aceptó en su barco.
Pero al fin sus esfuerzos dieron resultado. Era un barco muy viejo, con el color desaparecido casi por completo de su casco, y las velas y los mástiles reparados chapuceramente. Pero era un barco, era el barco que habían esperado.* * *A borde del camarote que compartían los dos con otros tantos pasajeros, con sus tablones de madera rotos y carcomidos, Ava se encontró con aquel fragmento de espejo que le hizo reencontrarse consigo misma, y darse cuenta del tiempo que había pasado. Había oído decir a la tripulación del barco que estaban en octubre de nuevo, que era lo único que le había hecho caer en la cuenta de que ya tenía diecisiete años. No sabía hacía cuántos días los habría cumplido, ni le importaba. Tenía quince años cuando la tragedia se cebó con su familia y comenzó su misión, pero ahora tenía que enfrentarse a una nueva vida allá donde llegaran. Y sobre todo, tenía que aceptar que ya no era una niña. Se retiró de la mirada de Ravi con un suspiro y salió del camarote.
En cubierta, evitó a un par de marineros y se asomó para no ver nada más que le océano que tanto había anhelado. Oyó unos pasos detrás de sí, que después de tanto tiempo en su compañía no le dejaban ninguna duda de que se trataba de Ravi. Sin volverse, Ava tomó aire con fuerza.
—Mi padre quería que tuviera algo en que pensar, algo que me alejara de la Guerra y de la muerte de mi familia. Quería que tuviera un motivo para vivir, para mantenerme a salvo a toda costa —se giró, con los ojos grises cubiertos de lágrimas—. Y yo era una cría estúpida. Creí todo cuanto quise creer. He tardado demasiado tiempo en entenderlo.
Ravi, se acercó y la abrazó con fuerza.
—Tu padre era un gran hombre. Vio que estaba solo y me incluyó en sus planes, para darnos más posibilidades a todos.
—Él… —balbuceó Ava— inventó para mí una aventura fantástica, una lucha sobrenatural e imposible, para apartarme de lo imposible que podía resultar nuestra lucha real. Gracias, Ravi. Por protegerme, por dejarme que siguiera creyendo en la aventura de mi padre, por convencer a Chantelle para que nos ayudara… Pero sobre todo, gracias por compartir esta aventura conmigo. Y… si no es demasiado pedir… no me dejes cuando lleguemos. —Ravi estrechó su abrazo.
—Ahora soy tu Guardián, ¿recuerdas? Tengo que protegerte. Siempre.FIN.
- SHOT 5: La rosa y el dueño de la rosa:
- En medio del bosque, hay algo, algo tan bueno como malo. Algo esperanzador y destructivo.
Y sólo un alma pura, podrá tomar su poder.
Darla miró sus zapatos negros de charol viejo, golpeando uno contra el otro. Sus cairele castaños caían por sus hombros, y sus manos arrugaban el vestido verde que tenía puesto. Un vestido sencillo, esponjoso y largo que cubrían casi sus tobillos, con una decoración en blanco en el pecho y atrás, un moño. Sus ojos, un tono miel, parpadeaban ligeramente y las mejillas coloreadas de un roso natural le daban ese aspecto infantil que su madre adoraba en ella.
--¡Darla, mamá necesita agua!—Gritó su hermano mayor Marcus. Marcus tenía dieciséis años, y su aspecto, era muy parecido al difunto padre de Darla. Un cabello castaño esponjoso y unos ojos grandes, redondos del tono miel de su madre. Tan delgado cómo Darla imaginaba que alguna vez lo fue su padre, pues ella no lo recordaba, pero su madre siempre les arrullaba y les contaba como Marcus y su padre, eran cómo dos gotas de agua.
--- ¡Voy!—Dijo la niña, con apenas seis años de edad. Dio un brinco, desde la silla al piso y salió corriendo por el suelo de madera, que crujía bajo sus pies pequeños.
Cuando regresó, con un jícaro de agua, dio unos pocos pasos, y miró a su madre con mucha preocupación. Su hermosa madre, tan delgada y frágil como los pétalos de las flores en otoño. Ella estaba enferma, como una cuarta parte del pueblo. Todos tenían esa extraña fiebre que los estaba matando.
Primero, comenzaba como una gripe normal, y después, te mataba lentamente, llenando tu cuerpo de manchas rojizas, una fiebre muy alta, y finalmente, un degrado en los huesos a tal grado de quebrarse con sólo tocarlos. La llaman, la fiebre mortal. Y estaba atando a todos en el pueblo.
Marcus se arremangó la playera blanca y larga de seda, mientras se acercaba a Darla para tomar el jícaro de agua. Marcus era quién trabajaba como cazador en el bosque y leñero para mantenerlas a ellas dos, tras la muerte de su padre y el comienzo de la fiebre mortal de su madre. Aún era joven, vestido con ese pantalón café, ya viejo y desgastado y esos zapatos de cuero manchados de lodo.
--¿Mami estará bien?—Logró preguntar Darla, ladeando la cabeza y mirando la cama de madera con el colchón desgastado donde su madre descansaba cubierta de cobertores viejos--. ¿Marcus?
Marcus dios un ligero golpe en la mesa, y cerró los ojos. Su madre estaba muriendo, cómo la mayoría de las personas en el pueblo a causa de esa extraña enfermedad, y él… Él se sentí inexperto para cuidar de Darla. Aunque adoraba su hermana menor.
--Mamá va a estar bien—Dijo finalmente--. ¿Cuidarás bien de ella?
Darla afirmó con una sonrisa radiante y apretó la muñeca de trapo que su madre le tejió a los meses de haber nacido. Marcus se acercó y besó su mejilla, para posteriormente, tomar una mochila gastada y caminar hacia la puerta.
Había rumores…
Una hermosa rosa que crecía en medio del bosque prohibido. Una hermosa rosa que concede deseos. Una hermosa rosa que encontraría. Por su madre, por su hermanita…
--¡No tardaré!—Dijo mientras se giraba--. ¡Cuida de mamá!
Y así, comenzó su camino.…
El bosque prohibido… pensó Marcus mientras caminaba entre las calles del pueblo, ese gran pueblo de aldeanos europeos. El bosque era gigantesco, rodeaba el pueblo y a veces pensaba que no tenía límites, sin embargo, a pesar de tener grandes árboles frutales, por las noches, se rumoraba que era un infierno lleno de demonios. Era extraño y peligroso, cualquier persona que se adentrara en el en una noche, jamás regresaba para contar las maravillas exóticas, o los peligros inminentes, que guardaba como un secreto el bosque. Aquellos valientes en busca de la rosa más hermosa, jamás regresaron, y con el tiempo, dejaron de buscarla.
Pero él se no rendiría. Por ello, días atrás comenzó a preparar su mochila de todo tipo de objetos que seguro lo ayudarían en su viaje. Le enseñó a Darla a cuidar de su madre por algunos días, y ahorró para decirle a la anciana Dorty, que vivía a un lado, que cuidara de Darla. Él entraría al bosque, y encontraría la Rosa.
Los árboles, de la entrada, eran aún más grandes ahora que los miraba en su misión. Era muy temprano y Marcus esperaba encontrar un lugar estable antes de que la noche lo invadiera. Pero ahora que miraba el camino, se sintió pequeño y asustado… ¿Y sí no regresaba? ¿Quién cuidaría de Darla? ¿Quién sino él?... Un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza, las manos de sudaron y cerró un momento los ojos para soltar el aire de sus pulmones.
Tengo que hacerlo, tengo que hacerlo… Tengo que hacerlo.
Los volvió abrir y dio un paso al interior de bosque, que se estremeció con el viento, como una advertencia natural, que Marcus contempló con valor y esperanza.
Mucha esperanza.
Marcus pisaba las ramitas, mientras caminaba evadiendo los grandes árboles frondosos. Ya llevaba más de una hora, y aun todo se veía igual: árboles, yerbas, algunas flores, ardillas e incluso conejos, y más tierra. Sus pies le ardían un poco, no obstante, continuó caminando. El cielo estaba despejado, apenas algunos sonidos salvajes del bosque llamaban su atención. Por la posición del sol, Marcus supuso que serían las tres del medio día. El bosque parecía el mismo, incluso juraba haber mirado el árbol chueco en círculo más de una vez.
Entonces, escuchó un sonido.
Ligero, como pisadas pequeñas. Tal vez un conejo, o un venado. Marcus se detuvo, el aroma a humo invadió su olfato de golpe, y cuando giró la mirada a su alrededor, al fondo del lado derecho, había un gran árbol con una puerta en medio. De una de las ramas, salía humo como si fuera la chimenea de una casa, y las ramas tenían hojas largas cayendo, con algo colgando que Marcus no pudo ver.
Marcus dio dos pasos en dirección a la extraña casa, o árbol, pues la puerta se abrió y el fondo negro llamó la curiosidad de él. Sin embargo, a penas su cuerpo dio un paso, escuchó el mismo sonido de pisadas. Un grito ahogado salió del lado contrario, y Marcus regresó la mirada alterado, hasta que a unos metros, la vio.
Darla.
Estaba un poco asustada, el vestido verde manchado de tierra y en sus manos un poco de lodo. Marcus dejó caer la boca cuando ella le miró y suavizó el rostro en una dulce sonrisa. Pero Marcus frunció el ceño.
--¡¿Qué haces aquí, Darla?!—Regañó cruzando los brazos--. ¿No te dije que cuidaras a mamá? ¡No debes estar aquí!
--¡Quiero ayudar!—Chilló la niña, soltando los brazos--. ¡Quiero salvar a mama!, no quiero quedarme sola.
--¡Regresa a casa!—Marcus regresó la mirada hacia la casa extraño que había visto. Pero había nada. Ya no estaba--. Pero que demon…
--¡Llévame contigo!—Rogó Darla, haciendo una súplica--. ¡Prometo no ser un estorbo! ¡Prometo no hacer cosas mala!, sólo, quiero ayudar a mamá. No quiero estar sola. No quiero.
Marcus hizo un chasquido con la lengua mientras lo pesaba detenidamente. Era una tontería, una estúpida tontería llevar a Darla. Darla encogió su pequeño cuerpo, y rápidamente sus ojos se llenaron de lágrimas.
--Marcus, no quiero que te vayas y nos dejes—Finalmente dijo la niña--. Cómo papá. No quiero.
Marcus sonrió. Darla al verlo, salió corriendo y lo abrazó con mucha fuerza. Marcus soltó un suspiro repitiéndose mil veces que se arrepentiría de aquello, pero Darla era su hermana menor. No la dejaría sola jamás.
La tomó de la mano con firmeza y continuó su camino a un paso más lento. Cuando llegó la noche, y la luna salió brillando, Darla iba dormida en la espalda de Marcus. Sus pies colgaban de los costados de él y sus caireles castaños chocaban con el rostro de Marcus de un lado. Se había quedado dormida hace apenas una hora. Marcus la cargaba para no perder el tiempo de lo que podía avanzar. A medida que la noche crecía, el frio también.
--Un bosque peligroso… --Susurró Marcus para sí mismo, cuando dejó a Darla a su lado y él se recargaba de las raíces de un gran árbol--. ¡Vaya sorpresa!
Soltó un suspiro, mientras tallaba sus manos contra sus hombros ganando calor. De un momento a otro, comenzó a sentir frio, un seco y duro frio a tal punto se temblar. Miró la noche a su alrededor, los árboles altos y oscuros. El suelo firme, y soltó un poco de aire. Ya estaba haciendo mucho frio. Demasiado frio. Marcus dio un salto y sus labios temblaron, el corazón se le aceleró y rápidamente miró a Darla, quién temblaba acurrucada a su lado, los labios se le tenían de blanco. Y la piel se le congelaba.
El bosque parecía un polo sin hielo.
Marcus tomó a Darla y la abrazó, pues ya su piel se congelaba y sintió pánico al ver que no despertaba. Miró a su alrededor, pero la oscuridad le impedía ver más allá de tres árboles. No había señales de calidez… Entonces, escuchó un suave sonido. Un rechinido de madera vieja. Marcus miró al origen del sonido, y a lo lejos, vio una vela encendida encerrada en una caja metálica, como una lámpara de aceite, y bajo ella, una puerta de madera.
Luego la puerta se abrió mostrando un interior oscuro, aún más que la noche. Marcus no lo pensó, cuando sintió las manos helada de Darla, la cargó pegándola a su pecho con firmeza y corrió hasta la puerta. Era la misma puerta de hace horas, una puerta en un frondoso árbol. Pero en su camino, Marcus veía cosas demasiado extrañas… Veía letreros gravados entre los árboles.
No vayas.Él tiene la culpa. No vayan. Él lo es todo. La rosa, la puerta roja…
Ábrela y vete.
Cuando llegó a ella, dio un brinco al interior, sin pensarlo, pues era más su desesperación por ganar calor y dejar de temblar, que hizo caso omiso del instinto interior que le palpitaba como una advertencia reluciente. Y se llevó una gran sorpresa.
Dentro, había una chimenea muy cálida, en un cuarto redondo y grande, con varias puertas alrededor. En medio, una mesa y una silla finamente talladas de caoba, al fondo, un sillón de algún material parecido al algodón y a la piel. Solamente en el lado derecho del lugar, estaban unas escaleras que subían a un segundo piso más oscuro. La poca luz alumbraba como un cálido ambiente hogareño. Marcus sintió de golpe la vida traspasar sus poros, el calor, la energía. Mordió su labio y colocó a Darla sobre el sillón, después lo jaló cerca del fuego y la abrazó para calentarla, hasta que el color de las mejillas regresara y su corazón se calmara.
Miró la casa una vez más, dejando a Darla en el sillón. Se centró en las puertas al otro extremo, eran cinco, del mismo tamaño, pero con diferentes chapas. Se preguntó, ¿Quién viviría ahí?, es que acaso eso era lo más extraño que nunca antes había visto.
Tomó una chapa, y la giró para abrir la puerta.
Dio un brinco, cuando vio el interior—O exterior—de la puerta. Era un bosque, un gran bosque muy colorido, en un día muy soleado. Tan rápido la abrió, la cerró de golpe y llevó su mano al pecho controlando su respiración acelerada. La curiosidad corría por su cuerpo, como la adrenalina, pero aquello lo frenó de golpe. ¿Un día soleado?, sintió el sueño en los parpados, y aun no podía creer, que al otro lado, fuera de día. Y la puerta por donde entró. De noche.
Quiso ver las demás puertas, una daba a otro bosque, uno lleno de nieve, y otra, estaba seca, pero la última puerta estaba cerrada y arriba tenía un signo extraño. Aquello le recordó lo que una vez le contó su padre cuando era niño, cuando la enfermedad aún no había llegado. Era un cuento… La rosa y el dueño de la rosa. La mágica rosa que cumplía deseos, y el cruel dueño que los daba en anhelo.
Finalmente, tras haber mirado toda la casa—sin ver el segundo piso, que lo asechaba como si allí arriba, hubiera algo malo—se marchó a dormir.
Soñó con el bosque, con la casa… Y con el cuento.
¡Un salto lo despertó de golpe! Darla lo miraba asustada y le cubría la boca con una de sus manos polvorientas. Estaba asustada… Marcus entrecerró las cejas a punto de preguntar qué pasaba. Y entonces, escuchó un sonido… Unos pasos, una voz gruesa y extraña. Y cuando alzó la mirada, vio bajando de las escaleras al dueño de la casa.
Era delgado, muy delgado y alto de un tono gris con café de piel. Los ojos grandes y redondos de color negro, y el rostro peculiarmente geométrico, como si su cara fuera una figura bien definida entre el cuadrado y alguna otra. Tenía orejas puntiagudas, como de gato. Y una sonrisa, demasiado extraña… Demasiado cruel.
--Bienvenidos—Dijo, mostrando la dentadura blanca--. ¿Invitados?—El hombre extraño, miró a la niña--. Pero que tenemos aquí, comid… Digo, una niña.
Marcus sintió la piel de gallina. Tomó firme la mano de Darla y miró la puerta de salida. Que por su puesto, estaba cerrada.
--Lo siento, nos iremos de inmediato.
--¡No, no!, eso sería mal educado—Argumentó el sujeto--. No se quedan a… ¿Comer?
Marcus lo vio, un segundo… Sus ojos fijos en Darla. Vio la casa, como una salida al frio de la noche. Y entendió todo. Miró el cuerpo del hombre, casi desnudo como una criatura natural, y sus manos llenas de manchas rojas, su cinturón lleno de llaves. La puerta. Y jodidamente entendió todo.
Era una trampa.
Él, los guiaba para alimentarse. Eso, él o lo que sea… Los infectaba.
Marcus empujó a Darla hacia atrás, y saltó sobre el hombre para atacarlo de un golpe. El corazón se le aceleró y arrancó las llaves que puso con los puños mientras el hombre extraño lo arañaba y tocaba su piel con las palmas de las manos.
--¡Darla toma la llaves y vete! ¡Abre la puerta! ¡Abre la puerta!
Darla corrió asustada, y tomó la primera llave que vio. Era una dorada tenida con un rojizo muy brilloso. Su hermano era arrastrado por aquel sujeto, y sus gritos la alteraban cómo nunca antes en su vida lo estuvo. Sin embargo, logró correr a una de las tantas puertas cerradas y las miró con prisa. Cada una con un signo en la parte de arriba. Darla vio la llave, y vio la puerta más vieja que coincidía con el tono rojizo. Escuchó el grito de su hermano, y sintió pánico, las lágrimas se le escurrían pero fue valiente. Metió la llave y abrió de golpe la puerta.
Y allí… en ese lugar, había una hermosa rosa, roja, envuelta como si fuera una mujer enroscada. Los pétalos serían su cabeza y el tallo verde encorvado, su cuerpo. Darla la miró firme, y por un segundo se sintió… diferente, alejada a todo problema y a todo pensamiento negativo. Dio unos pasos acercándose a aquella hermosa flor que yacía en el suelo de un mini-bosque que terminaba rodeado de paredes de piedra.
Y cuando la tocó… Cuando a su espalda vio al extraño sujeto corriendo tras de ella, y ella estiró su pequeño brazo para tocarlo, con una idea… Un deseo en su mente. Cerró los ojos, soltó un grito ahogado. Y tocó la flor.
Todo se desvaneció……
Para cuando Darla abrió los ojos, se vio a ella acostada en su cómoda cama, con la ventana abierta con vista al puedo cómo cada mañana. Se sintió pérdida y extraña, confundida en gran medida que las piernas le temblaban. Y ya todo era como si nunca hubiera pasado.
Cuando Darla bajó, su madre estaba preparando el desayuno, y su hermano comía un poco de avena. Los dos la miraron, preocupado y confundidos.
--¿Sucede algo cariño?—Preguntó su madre, sonriendo tiernamente. Se veía tan viva, tan alegre. Tal sana, ya no tenía esas manchas.
--Ya no estás enferma…--Susurró Darla.
--¿Enferma?—Preguntó Marcus--. ¡Vaya soñadora!
--¿Te siente bien?—Volvió a preguntar su madre, ladeando la cabeza--. ¿Qué enfermedad?
Darla la miró… y recordó. Recordó su deseo. Y lo comprendió.
--Nada, mamá. Nada.Deseó que nunca existan.
Había dicho.
- SHOT 6:
Han sido escuchados casos del amor, del destino, de la naturaleza... Sin embargo, ¿quién se ha parado a pensar en el poder de la música? Esa droga que ayuda en cualquier situación y/o estado anímico de cada persona, la cual se amolda a lo que vive quien lo escucha en ese momento... ¿Cómo pudo darse semejante fuerza?(...)
Delicadamente, apartó el mechón que caía de su rostro, impidiéndole así, poder leer el libro que sostenía en este momento. Era muy interesante, le gustaba mucho todo esto. Sobre todo, teniendo en cuenta que no tenía ni idea que era lo que mencionaba aquel párrafo.
Desvió la vista hacia la ventana, sin darse cuenta de que el libro comenzaba a resbalarse. La joven ni corroboró la desaparición del mismo, dado que, cuando chocó contra el suelo, no emitió ruido alguno.
Natalia suspiró agotada, ¿cuántas veces habría soñado con las voces de las personas? ¿Con el rumor del aire? Había leído en antiguos tratados que antaño, existían los sonidos. Sin embargo, hace varios años ya desparecieron. Hay muchas teorías pululando por la tierra sobre el motivo de la carencia de ruido.
Dejó el escrito en la mesa recordando la historia que le contaba su madre de pequeña. Según ella, el hecho de carecer de ruido, se debía al castigo de un dios decepcionado por los humanos, nadie valoraba nada y era egoísta con lo cual, él decidió quitarles algo que parecía insignificante: cualquier tipo de sonido.
¿Quién poseía la verdad? Nadie lo sabía, era un misterio que trataban de resolverlo cada día, mas no lo conseguía ni personas que poseían el Finyt. El nombre, raro a más como él solo, era el poder que germinó en su mundo. Siendo tan potente, decidieron crear un grupo de personas para proteger su aldea. A ellos se les conocía como las llaves de la verdad.
Llevaban años buscando la manera de devolverle al mundo el sonido y no lo consiguieron. Actualmente, todavía indagaban, encima, los casos de niños con Finyt, aumentaban considerablemente.
A lo que nos llevaba a pensar... ¿eso era una buena o mala noticia?(...)
─¿Estás bien? ─la chica suspiró, en su mundo actual, no existían voces, las palabras, entraban directamente a la mente por los ojos, prácticamente, había que leerlas.
─Sí, solo me he tropezado... ─alzó la cabeza sintiendo como le subía todo el calor a las mejillas─. Hola Jorge, no te había reconocido.
─Normal, nadie puede sino se mira antes. ─le tendió la mano en símbolo de ayuda.
El muchacho, poseía el Finyt, y era uno de los más fuertes. Increíblemente, el poseedor de la mayor fuente de poder no era nadie de su familia, sino un amigo suyo. Ambos, solían encargarse de las misiones más peligrosas o que tenían relación (de segundo plano) con la búsqueda del sonido.
─Muchas gracias.
─No es nada, descuida.
─¿Vas a algún lado?
─Me han convocado para una reunión con los altos mandos, al parecer hay una nueva pista sobre la melodía perdida.
─Ya sé que a los civiles se les suele reservar la información pero...
─Tranquila, pregunta lo que quieras, está prohibido hablar con personas carentes del Finyt porque podíamos exponerlas a un ataque enemigo. Son crueles, trataran de explotar cualquier punto flaco, así que tenemos que ser como piedras.
─Oh, en ese caso... ─el joven sonrió─. ¿He dicho algo gracioso?
─Te acabo de decir hace cinco segundos que preguntes lo que quieras.
─Pero, ¿Qué hay de los enemigos y todo eso?
─Es peligroso hablar fuera de la aldea puesto que no contamos con tanta seguridad, además, todavía no me han encomendado ninguna misión, así que, oficialmente estoy de patrulla para vigilar la aldea.
─Que bien. ─liberó un suspiro de alivio.
─Adelante, dime tu duda.
─Me gustaría saber qué es lo que consigue el Finyt, no me quedó muy claro la última vez.
─Te explico, es el único poder, al menos que se conoce hasta la fecha, capaz de convertir los sentimientos en cualquier tipo de magia, dependiendo del momento. Por ejemplo, una curación, mediante el Finyt, se simbolizaría de manera alegre, dado que sanarle las heridas a una persona es un acto bondadoso.
─Creo que entiendo... ¿Y qué pasa cuando estás enfadado?
─Se transforma en magia destructiva.
─Ah...
─Puedes respirar tranquila, hemos recibido entrenamiento desde nuestra infancia para saber controlarnos, y usar todo tipo de sentimientos a nuestro favor.
─No lo dudaba, solo lo analizaba.
─Bien, quería remarcarlo por si acaso.
─Despreocúpate. Deberías ir a la reunión, te están esperando.
─Claro, hasta más ver.
─Igualmente.
Se maldijo a si misma por ser tan nerviosa, siempre que se cruzaba con él, acababa hablando de cualquier cosa menos de algo significante para dar el primer paso. Genial, lo había vuelto a hacer, las pocas oportunidades que tenía con él, las tiraba por el desagüe.
Suspiró nuevamente volviendo a casa, se le había olvidado hasta que había salido a hacer. Daba igual, no sería muy importante sino recordaba mucho.(...)
─La idea es completamente descabellada.
─Es lo único que no hemos comprobado.
─No hay teoría más inverosímil.
─Te recuerdo que aquí existen personas que pueden volar, ¿te parece eso muy normal?
─¿Te refieres a ti?
─Tú también sabes, no te hagas el despistado.
─Que amargado estás hoy, ¿no has conseguido una cita con la chica de la que tanto hablas?
─Vete al carajo.
─Veo que acabo de meter el dedo en la herida.
─Piérdete.
─Acabo de confirmarlo.
─Hola... ─los jóvenes leyeron las palabras, al darse la vuelta, se encontraron con una chica de cabello castaño con matices rojizos, podía verse reflejada en sus ojos claros la preocupación.
─Natalia, ¿qué haces aquí? Es peligroso, lo sabes.
─Solo quería desearos suerte, tened cuidado.
─¿Cómo te has enterado?
─Me lo ha contado Sandra.
─¿Era tu amiga verdad? ─asintió con la cabeza en forma de respuesta.
─¿No me vas a presentar Jorge? ─el aludido soportó un escalofrío al ver la mirada diabólica de su compañero─. Es de mala educación hacer esperar a tu mejor amigo.
─¿Así que eres tú quien controla de manera impecable el Finyt?
─Vaya, no sabía que tenía una fan tan guapa... ─Natalia sonrió a modo de agradecimiento, el chico le hizo una reverencia─. Mi nombre es Marco, un placer.
─Igualmente, soy...
─Sé quién eres, Jorge no para de hablar sobre ti.
─¿En serio?
─No le hagas caso, sufre idiotez crónica. ─su pie sufrió un pisotón importante, Marco lo maldijo, ¡eso había sido con mala intención! Hasta reunió Finyt para hacerlo más doloroso─. Ten cuidado, ¿vale? Volveremos pronto.
─Lo mismo os digo.
─Tranquila hermosa, si nos eligieron es porque saben que daremos la talla.
─No lo negué. ─sonrió nuevamente.
─Hasta la vuelta Natalia, no hagas locuras, esta vez, no estaremos para protegerte.
─Lo sé, esperaré vuestra llegada.
─Genial, adiós.(...)
─Llevamos horas buscando, ¿seguro que sabes dónde está?
─Pues no, te recuerdo que es la primera vez que me paso por aquí, como tú, ¡así que deja de preguntarme!
─Bueno... A alguien le sentó fatal que coqueteara con Natalia, ¿cierto?
─¡Cállate de una vez!
─Bien... amargado.
─¿Has sentido eso? ─el muchacho se detuvo secamente─. Estoy calculando un mínimo de 500 enemigos en este área.
─Eso significa que estamos llegando a territorio que no quieren que pisemos.
─¿Estás preparado?
─Sí, es más, sugiero dar el primer paso.
─Perfecto.(...)
Una explosión azotó el bosque, algunos árboles perdieron sujeción con el suelo y desaparecieron en el aire. Un cruce de espadas estaba presente en medio de la humareda. Jorge se deshizo de su enemigo para posteriormente saltar y crear una tormenta eléctrica.
Marcos, por su parte, más especializado en ataques a larga distancia, se encargaba de noquearlos antes de que consiguiesen acercarse a su compañero. Las nubes oscuras, soltaban rayos tremendamente letales, tal era su fuerza, que conseguía levantar la corteza terrestre.
─Te has pasado.
─Al contrario, todavía aparecen enemigos, así que tendré que abrirme paso de alguna manera.
─Bruto.
─Mira quien fue a hablar.
Tal y como dijo, no paraban de aparecer personas dispuestas a detener su paso, aunque poseyeran el Finyt, seguía teniendo cualidades de humanos, como el cansancio. Estaban empezando a rayar el límite de lo que podían soportar.
─¿Deberíamos volver para pedir refuerzos?
─Si hacemos eso, a saber cuánto tiempo les daremos para esconder o destruir lo que quieran mantener alejado.
─¿Entonces cuál es tu plan señor amargado? ─saltó en el sitio para dejar un rastro de Finyt que explotaría al de unos segundos, dejando así, la zona despejada.
─Matarte, pero te necesito, así que lo haré luego.
─Bien, ¿y ahora?
─Cúbreme, me adelantaré.
─Jorge, eso es una locura.
─No Marcos, llevamos años sin poder escuchar nada, ni siquiera sabíamos decir a ciencia cierta el significado de esa palabra, ¿no deseas poder llegar a usar tus oídos? ─de un puñetazo, se libró de quien se le había echado encima.
─Claro que sí.
─Pues es la oportunidad.
─Tal vez solo sea una pista falsa, como las anteriores veces.
─Tendremos que arriesgarnos.
─Vale, recuerda volver sano y salvo, o me encargaré de que tengas que andar con las manos.
─Yo también te aprecio. ─concentrando un sentimiento para crear el poder, consiguió elevarse─. Volveré.
─Sabes que sí.
El muchacho se perdió por el cielo, su amigo calculó exactamente el tiempo que se mantendría en las nubes, era lo que peor manejaba de su poder. Sonrió imaginándoselo mientras se centraba en la batalla, tenía que darlo todo si pensaba sobrevivir.(...)
El lugar estaba inundado en oscuridad, las energías se concentraron en un punto exacto para, posteriormente, estallar. Jorge salió de la neblina llevándose por delante a más enemigos, combinando puñetazos y patadas, consiguió librarse de todos los que tenía delante.
Invocó el agua en forma de látigo, ésta consiguió limpiarle el camino para que siguiese adelante, su espalda estaba bien cubierta por una lluvia de meteoritos que destrozaban el lugar.
Gastaba demasiado Finyt, si seguía así, no podría ni caminar. Debería reservarse para el futuro, podía oler muy cerca su presa, un poder inigualable se alzaba a escasos metros de él. Tal vez al fin pueda escuchar su propia voz.(...)
─¡Marcos!
─¿Natalia? ─el muchacho se enderezó con grandes problemas─. ¿Qué haces aquí?
─Lo siento, no he podido evitarlo... ─clavó sus rodillas en el suelo para mirarle fijamente─. ¿Necesitas ayuda?
─Descuida, estoy bien. Aunque admito que ya no puedo más, otra batalla me mataría.
─¿Dónde está...?
─Se adelantó, no pude hacerle cambiar de idea. Esta vez, no puedo dejar que vayas, es demasiado peligroso.
─Lo sé, pero... si pudiese acercarme a ver como...
─Quítatelo de la cabeza, es una idea suicida.
─Bueno... ─reparó en su estado físico─. Tienes mala cara, ¿te encuentras bien?
─Despreocúpate, solo son heridas superficiales.
─Te ayudaré a volver.
─Gracias... ─una explosión, más grande que las anteriores, levantó una gran humareda en la lejanía─. Allí...
─¿¡Está Jorge!?
─No, no... ─la joven no se detuvo a seguir hablando con él, corriendo con todas sus fuerzas se acercó al lugar a pesar de las advertencias del muchacho─. ¡Mierda!
Estaba muy cansado para perseguirla, mucho más aun para meterse en otra pelea por proteger a la chica. Debía admitir que era muy valiente, él no se arriesgaría así por un amor ni loco.
Lo único bueno sería que tendría a alguien detrás persiguiéndola, ningún humano puede escapar así salvo que... Sandra... Sí, seguramente, su mejor amiga le haya ayudado. Entonces no hay muchas posibilidades de que le encuentren.
Tenía que conseguir alcanzarla, como fuese.(...)
¿Dónde estaba? ¡No lo veía por ninguna parte! Jorge... A ver, solo tenía que tranquilizarse... ¿Qué haría ella si tuviese poderes? Pues...
Esa pregunta era un poco tonta. Observó los alrededores con total preocupación, quería gritar su nombre, pero no se escucharía, y estando tan lejos, no se leería ninguna palabra. Solo funciona estando cerca de alguien.
Un terremoto azotó el suelo, la muchacha perdió el equilibrio cayendo a la tierra fresca, desde esa distancia, pudo darse cuenta de una pisada, estaba casi borrada.
─Tiene que ser por allí...
De reojo, vio una sombra saltando en la lejanía, poca gente podría llegar a esa altura, debía de ser él o... alguien todavía más fuerte. Se estaba exponiendo a un ataque posiblemente letal, mas le daba igual. Quería volver a verlo.
Llegó al lugar llenando su cuerpo de miedo, ¡lo que tenía enfrente era un dragón? ¿O un monstruo de tres cabezas? ¿¡Desde cuándo existía una cosa así!?
─¡Natalia! ¡Corre! ─estaba feliz, había podido verlo. Sin embargo, su cuerpo se negaba a moverse, estaba paralizada por el terror.
El chico se dirigió hacia ella concentrando toda su fuerza en la planta de los pies, así podría aumentar algo la velocidad. Era un ataque desesperado, tendría que dejarse hasta el último aliento si quería tumbarlo para asegurarse que la joven no sufriría daños.
Natalia se cubrió la cara, como medio de reacción al ver venir a la bestia, acto seguido, el impulso de una onda expansiva la lanzó a varios metros. En el suelo, pudo ver, desde un ángulo casi nulo, el cuerpo de Jorge herido aterrizando sobre la hierba, por otro lado, el monstruo (o lo que fuese) imitó la acción de ambos.
Sin pensarlo dos veces, corrió hacia él. No tuvo en cuenta la velocidad y raspó sus rodillas cuando se tiró, prácticamente, en plancha sobre su cuerpo.
─¡Jorge! ¡Reacciona! ¡Por favor! ─la visión se volvió borrosa, podía notar sus ojos humedeciéndose.
En su espalda, la sombra gigantesca fue desvaneciéndose hasta convertirse en polvo, el viento jugó con él a su gusto, parte de las cenizas, rozaron las prendas de Natalia.
─No puede ser... ─no encontraba ningún latido, aunque, con lo nerviosa que estaba, apostaba a que ni siquiera había puesto la mano donde realmente se situaba el corazón.
De repente, sus orejas captaron algo, fue un nombre, unas palabras... Juraría que eran las mismas que había dicho ella minutos atrás. Las lágrimas terminaron por recorrer su rostro para acabar cayendo al suelo. ¡Éstas hicieron ruido!
─¿Qué está pasando? ─su boca liberó un grito cuándo pudo escuchar su voz, ¡no había silencio! ¡No tuvo que pensar lo que decía para saber exactamente qué mensaje transmitió!
Observó las hojas, de los pocos árboles que quedaban en pie, moverse. El aire emitía una especie de silbido cuando atravesaba las ramas. Incluso apoyar la mano en el suelo tenía un sonido. Sus tímpanos detectaron otro ruido, eran sonidos apagados, proveniente del chico. ¡Estaba despertando!
─Jorge...
─¿Natalia? ¿Qué ha...? ─calló sus palabras, sorprendido de poder oírlas─. ¿Lo has escuchado?
─Sí. ─sin más dilación, le dio un abrazo completamente aliviado, creyó que lo había perdido.
─¿Qué ocurre? ¿Por qué estabas llorando?
─Pensé que... esa bestia...
─¿Tan débil me ves?
─Claro que no, pero era enorme...
─Aun así la vencimos.
─¿Vencimos?
─Sino hubieras aparecido, no me habría lanzado contra ella.
─Eso fue un suicidio.
─Salió bien.
─Podrías haberte hecho heridas graves.
─Mírame, estoy perfectamente.
─Ya...
─Dime, ¿qué haces aquí? ¿Sabes lo que habría podido pasar?
─Lo suponía, pero necesitaba saber que estabas bien.
─¿Por?
─Pues... estaba preocupada.
─Repito la pregunta, ¿por?
─¡Jorge! ─Marcos apareció con un seguimiento de personas detrás, entre ellas, se destacaba Sandra, y los padres de Jorge─. ¿¡Estáis bien!?
─Mi amigo tiene voz de pito. ─Natalia echó a reír, asombrándose por el volumen de sus carcajadas.
─¿Hay algo divertido? ¿Dónde está el chiste?
─En tu boca Marcos.
─Tu tampoco suenas tan bien, listo.
─¡Natalia! ─Sandra se lanzó hacia ella, la muchacha la recibió en un abrazo─. ¡Menos mal, estás bien!
─Agradéceselo a Jorge.
─Gracias, galán.
─De nada, lanzada.
─¡Oye! ─la joven que escuchaba todo volvió a sonreír─. Nunca creí que pudiéramos llegar a escucharnos.
─¿Qué habéis hecho? ─cuestionó Marcos confuso─. De repente todos pudimos oírnos.
─Igual era esa bestia quien lo impedía...
─Lo hablaremos en otro momento. ─un hombre de avanzada edad, se acercó a ellos─. Necesitáis atención médica, usted también jovencita.
─S-sí...(...)
La fiesta sonaba como nunca, literalmente. ¿Quién diría que gritando entre todos se podría montar semejante jolgorio? ¡Era una locura! Ahora bailar, tenía más sentido.
Natalia, observaba las estrellas, respirando el aire y embelesándose con el sonido del viento, hacía tiempo se preguntaba como sonaría. Ahora, su duda estaba resuelta.
─¿Qué haces aquí tan sola?
─Jorge, ¿no estabas con esa chica?
─¿Te refieres a mi hermana?
─Oh... ─maldición, y ella creyó que era su novia, ¡estaba celosa por un familiar!─. Lo siento, no sabía.
─No será que...
─¡No!
─Aun no he dicho nada.
─Por si acaso...
─¿Te apetece bailar?
─Nunca lo hice.
─Yo te enseño.
─Vale. ─tomando su mano, con lentitud, se acercaron al centro de la multitud─. Por cierto, ¿supieron el motivo de la vuelta del sonido?
─No, parece que será uno de los misterios del mundo, al igual que tampoco sabemos porque desapareció. Tienen varias teorías, mas no es seguro del todo.
─Me gustaría oírlas.
─La primera era la del monstruo, al parecer, él bloqueaba el poder.
─¿Eso no lo comentamos nosotros?
─Sí, creo que la usaron como respuesta a las preguntas del pueblo.
─Ya veo, ¿hay más?
─¿Recuerdas la leyenda del dios? ─la joven asintió─. Se dice que nos castigó sin sonido por ser egoístas, pero, él mismo ha visto que no todos somos así, puesto que yo me sacrifiqué por ti. Así que nos levantó la sanción.
─Es una buena leyenda.
─La última es sobre el amor.
─¿¡Eh!?
─Voy a ver que quiere mi hermana. ─se acercó lo suficiente como para besarla, en su defecto, solo le rozó los labios con los suyos─. Bailas muy bien, volveré después.
¿¡Le iba a besar!? La chica se llevó los dedos a la boca, se sentía cálido. Sonrió escuchando los latidos de su corazón. Esa noche era preciosa, sin duda alguna y se encargaría de guardar el recuerdo para siempre. Y, a poder ser, al chico también.(...)
Y esta es la historia de la música. ¿Nunca te la habían contado? Bueno, me alegro de haber sido yo el primero en transmitirte la historia. ¿Alguna vez te paraste a pensar la importancia que tiene el sonido? Puesto que estoy seguro que ahora mismo... andas escuchando música.
¿Me equivoco?
Última edición por Layla-chan el Mar Oct 14, 2014 11:25 am, editado 3 veces
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
- SHOT 7: LAS CRÓNICAS DE GAIA:
El día en que la biblioteca de Alejandría fue quemada mucho conocimiento fue convertido en cenizas pero un joven alumno de el mayor filosofó egipcio consiguió salvar un pergamino. Ese escrito contenía lo que fue el mayor hallazgo para la humanidad. Pero por desgracia nunca fue revelado a la humanidad, solo Adom fue testigo del poder que este mundo guarda. Realmente no era un manuscrito normal pues era un mapa hacia el núcleo, llamemosle vital, de la Tierra. Durante meses viajó por tierra y por mar a aquellas tierras desconocidas en busca del poder para devolver el conocimiento al mundo. En su camino perdió a muchos tripulantes pues el camino era largo y cansado, las provisiones eran muy limitadas y el agua escasa. Se dirigieron a una isla que ni siquiera sabían si existía pero al fin, llegaron. El barco desapareció en un destello sin dejar rastro lo que demostraba que al fin habían llegado, al Triángulo de las Bermudas. Cundió el pánico entre todos pero Adom se mantuvo sereno pues estaba seguro de que los dioses le acompañaban y velaban por el en aquella travesía y en lo que quedaba de ella. Saldría vivo al precio que fuera.
Por desgracia no siempre salen las cosas como uno quieren. Una espesa niebla rodeaba la isla en el centro de aquel lugar maldito y su barco había sido destruido al momento de que chocaron por lo que decidido a continuar se adentró en la profunda selva. Estuvo andando durante días, quizá semanas mas eso no era suficiente para detenerle. Continuó caminando hasta que sus piernas no le respondieron- “¿Terminara mi vida aquí?” “¿Era este mi destino?”- no dejaba de preguntarse una y otra vez si se pudriría allí y como si realmente los dioses hubieran escuchado su plegaría un templo de edificación muy semejante a la azteca se mostró frente a sus ojos. Y finalmente sacando fuerzas de flaqueza consiguió llegar arrastrándose hasta la entrada de aquella majestuosa edificación.
Unas sirvientas se acercaron a él y le trataron cual rey, le llevaron a una sala apartada de la verdadera entrada y de su cometido, aquel por el que había dejado por cumplir la última voluntad de su maestro...
*Flashback*
Adom abrazaba a Eratóstenes el cuál yacía en el suelo sangrando y apunto de que sus fuerzas le abandonaran. Los romanos atacaban toda Alejandría matando a todos aquellos eruditos que se atrevieron a tomar la justicia por su mano y enfrentarse a Julio Cesar. Miraba con gran despreció e ira a los soldados que le arrebataban a lo más cercano a un padre que nunca tubo. En sus adentros juró venganza, prometió vengar la muerte de aquel que siempre creyó en él. Eratóstenes con sus últimas fuerzas miró muy severo a su alumno y le dijo así- Adom, quiero pedirte que lleves a cabo un último favor a este pobre loco. Consigue el manuscrito de aquellas zonas malditas y busca la fuente de poder suprema, esa es la única forma de parar a los romanos- Él asintió e iba a levantarse decidido por acabar con sus enemigos pero le agarro del brazo dándole un apretón- Ni se te ocurra buscar la venganza querido alumno, nunca. Con ello solo conseguirás llevar tu alma a la perdición eterna- Adom hizo caso omiso a esto último pues sus ideas eran claras y no pensaba cambiarlas en ningún momento.
-Juró que habrá justicia para el pueblo y que su muerte no será en vano... padre.
*Fin flashback*
Con los cortejos de aquellas bellezas se olvido completamente de porque estaba allí mas no volvería a olvidarlo. Ahora con las fuerzas recobradas entró realmente al templo.
Pasando por pruebas que habrían hecho perder la cordura y la humanidad a cualquier persona Adom avanzó sin temor y con determinación consiguiendo alcanzar el núcleo de la tierra. Se acercó y guiado por su instinto se sumergió en aquella resplandeciente luz la cual no sabía con certeza su procedencia.
Una sensación de calidez y paz invadieron su cuerpo y con una sonrisa se dejó fundir con aquel poder, pero aquella sensación terminaría rápidamente pues frente sus ojos cada injusticia en el mundo, cada guerra, cada inocente muerto y su dolor le fueron mostrados. Una mueca de disgusto asomó en su rostro y fue entonces cuando sintió un dolor agudo recorrer todo su cuerpo.
-Tienes el poder para cambiarlo todo- una desconocida voz hizo eco en su mente – te estoy entregando la oportunidad de acabar con aquellos que atacan a los que quieres. ¿Vas a desperdiciar la oportunidad? ¿O actuaras según tu justicia?
Sus ojos antes cerrados se mostraron dejando ver a través de ellos, un alma ennegrecida por la venganza. Y saliendo de aquella luz que le envolvía se dirigió de nuevo hacia Alejandría pues tenía mucho trabajo que hacer. Mientras que la legión romana atacó hasta dejar completamente destruida la tierra de Adom su poder se cernía sobre ellos, el poder de controlar toda la naturaleza y cada elemento de ella, el poder del tiempo y el espacio... El poder que le habían ofrecido los titanes.
Una tormenta levantó las arenas del desierto atacando a todos y cada uno de los soldados de Cesar, masacrándolos uno por uno, haciéndoles sufrir lentamente. Las aguas invadieron Roma e igual que le había pasado a la biblioteca César que iba camino a su patria en el barco prendió fuego. Miles de catástrofes se cernieron sobre todos aquellos que alguna vez hicieron daño a un inocente.
Adom había perdido totalmente la cordura.
Pero aquello de lo cuál el no era conocedor era que no solo el había sido dotado de aquellos poderes dignos de una divinidad. Ariadna, una joven Griega hija de Kratos, mano derecha de Leónidas fue sorprendida con aquellos dones mágicos. En uno de sus viajes por el Mar Negro encontró en la costa un libro enteramente con grabados arcanos que al momento de que lo cogió entre sus manos se le mostró el camino hasta el núcleo mágico. Los dioses le rogaron que fuera pues un alma oscura se cerniría sobre la tierra y ella era la única persona que podría encararle pues su alma pura y noble era inmune ante sus poderes. Ella aceptó pues como una buena espartana una buena batalla nunca era mal recibida. Pasó por mucho para llegar al igual que él, pero su inteligencia sobrepaso las expectativas de Gaia en la superación de las pruebas. El mundo estaba apunto de ser destruido, quedaba poco tiempo.
Los vientos se agruparon formando un torbellino el cual sería el transporte de Ariadna, llevándola frente a Adom donde solo uno de los dos viviría, y por el bien de los humanos, esa debía ser Ariadna.
Ambos descendieron quedándose cara a cara, fijando sus miradas de forma desafiante- No tenemos porque hacer esto – Adom seguía inflexible sin expresión alguna en su rostro- No te conozco de nada pero aun así, se que no quieres hacerle daño a nadie- Ese comentario fue lo que le reactivó, bajando la mirada al piso y sonriendo de lado avanzo hacia ella- Cierto, no quiero hacer daño a nadie... solo castigar a aquellos que han echo del mundo su mina de oro y cementerio.
Una mirada psicópata se hizo presente y con ira arremetió contra Ariadna haciéndola retroceder. Invocó tormentas lanzándolas con todo su poder a Adom mientras que este se protegía con las arenas. Agua, tierra, fuego, lava, piedra, luz, incluso el tiempo. Lucharon hasta el cansancio, ninguno ganaría pues su poder era el mismo mas él no esperaba lo que haría su contraria. En uno de sus ataques Ariadna le lanzó arena a los ojos cegándole por unos segundos pero ya era tarde pues la vida se escapó de sus manos, le había clavado un cuchillo en su pecho, ya nada había que hacer.
Poco a poco el tiempo fue retrocediendo, deshaciendo todo el mal pero también todo el bien que sus acciones en este mundo causaron... todo volvió a la normalidad. Adom falleció en brazos de la joven espartana y cuando ello ocurrió ella fue privada de sus poderes ya que nunca más le volverían a hacer falta. El mundo continuó su curso y aquella hazaña fue borrada de las mentes de todo espectador de aquella contienda.
Se dice, que mientras sobre vuelas el Triángulo de las Bermudas el alma de Adom, encarcelado en aquella tierra desconocida para el hombre te susurra su última voluntad y que como recuerdo al acto valeroso de Ariadna, si recorres el desierto ella te guiará hasta un oasis, donde en tus sueños, te hará testigo de aquella historia. Quien sabe, quizá, solo quizá, tu les hayas escuchado o tal vez, seas espectador de ello en tus sueños.
- SHOT 8: FUENTE DE VIDA:
Él era un aventurero de espíritu y ni la guerra que se llevaba a cabo entre lograba detener sus ansias de adrenalina, sabía que el pobre corazón de su madre lo lamentaba profundamente pues no le agradaba cuando, después de una escaramuza de Franceses contra Ingleses (de las que ya había aprendido a librarse), salía a explorar los alrededores del Río Sena, en Ruan.
Phillipe Hollande tenía para ese entonces 18 años en víspera de sus 19, y el deber de preservar el apellido de su familia como todos esperaban no eran su prioridad. Nunca entendió por qué a mediados del siglo 14 lo obligaban a contraer matrimonio desde tan joven, ¡que se actualizaran! Desde el fallecimiento de su padre el año pasado en una de esas escaramuzas, él había tenido que desempeñar el rol de cabeza de familia e ir a encontrarse una mujer para tener que mantenerla a ella, a su madre y sus tres hermanos menores no le parecía nada alentador.
Aquella tarde de un caluroso verano había salido con la intención de cazar unos peces para su familia, los riachuelos que iban a desembocar en el Sena le proveían no solo de un lugar para meditar, también para encontrar comida cuando la situación económica los iba ahogando por períodos. Preparó todo como de costumbre, una red de agujeros no muy grandes que iba de lado a lado del mismo afirmado por estacas al suelo, agarró una gruesa rama y caminó río arriba por unos cuantos minutos para luego meterse al agua y comenzar a agitar el agua, viendo como unos cuantos peces nadaban a favor del flujo de la corriente justo en dirección a su trampa. Sonrió satisfecho, siguió con la tarea y cuando estuvo a la altura del lugar donde había dejado la red, algo molesto, se llevó una gran sorpresa.
Una figura humana, de una chica se imaginaba por lo largo de su cabello enmarañado, se veía envuelto en medio de las cuerdas y luchaba por soltarse de espaldas a él.
—¡Hey! ¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó a los pocos segundos de haberla estado observando con un poco de diversión aunque irritado, tendría que volver a montar todo de nuevo.
Sin embargo la figura se quedó quieta como piedra, un grueso silencio envolvió el ambiente, interrumpido solamente por el correr del agua, Phillipe se estaba impacientando a cada segundo, pero antes de que se decidiera a dar un paso más hacia la mujer notó algo curioso bajo el agua. Una enorme cola que finalizaba en una aleta con escamas purpurinas.
—¿Qué… eres? —murmuró algo incrédulo, ella se volteó con lentitud.
Su torso desnudo apenas cubría precariamente sus pechos con los mechones de su pelirrojo cabello, en su cuello guindaba lo que parecía un rubí de tamaño considerable, y sus ojos color verde claro casi parecían relucir a la luz del sol.
No supo qué hacer o decir, sabía que debió haber tenido miedo por aquella criatura extraña, pero era por mucho lo más excitante que había vivido a su edad, la curiosidad ante lo extraño lo superaba. Se acercó un poco sacando un cuchillo de su bolsillo e inmediatamente, la criatura pareció agitarse.
—Tranquila —intentó calmarla con sus manos en alto—, solo quiero liberarte. ¿Me entiendes? —ella no respondió, y aunque el miedo en su mirada ya no era tan evidente, lo era la precaución.
Se arrodilló junto a ella, el agua de esa forma le llegaba casi a la altura de los hombros, pudo visualizar mejor su figura, la cola empezaba a formarse desde sus caderas, no logró evitar que una pequeña risa se colara de entre sus labios al imaginar que alguien lo viera en aquella situación con una mujer desnuda, cualquiera pensaría lo peor. Notó entonces su mirada curiosa e imaginó que habría sido por el gesto.
—Mi nombre es Phillipe —se presentó mientras cortaba algunas partes de la red, no provino ninguna respuesta de su parte aunque tampoco la esperaba, ella solo se limitó a observarle con los labios ligeramente abiertos.
Pocos minutos pasaron hasta que él finalmente logró liberarla y tomó la red, caminando hasta la orilla para dejarla en el suelo. Contrario a lo que esperaba, ella no huyó en el primer momento, a penas sí se movió a una posición más cómoda. Él se sentó en la orilla, apoyando sus codos en las piernas, entrecruzando sus manos y devolviéndole la mirada con interés.
—Perenelle —dijo en un suave y cautivador susurro, con una voz femenina algo rasposa.
—¿Disculpa? —preguntó Phillipe, arqueando una ceja con sorpresa.
—Mi nombre es Perenelle —reafirmó la criatura. La adrenalina comenzó a brotar por el cuerpo del chico ante aquella extraña experiencia.
—¿Qué eres?
Ella no respondió, se acercó a él moviendo un poco su aleta y apoyando una mano en el suelo, elevó su cuerpo hasta quedar cabeza con cabeza. Phillipe quedó en blanco y solo reaccionó cuando sintió algo un dolor punzante en su pecho.
—Has salvado mi vida, y el código de las sirenas exige un pago a tu favor —ella sacó la daga del pecho del chico, la misma que él había utilizado para liberarla, Phillipe cayó entonces sobre un costado presionando la herida aguantando a duras pernas el gritar de dolor. Perenelle tomó el hilo del que pendía su rubí y dejó caer una gota de la sangre del chico sobre él.
—¿Por qué… lo hiciste? —preguntó él, herido por lo que consideraba una traición.
—Mi vida, de ahora en adelante, estará atada a la tuya —tomó su mano e hizo que apretara el rubí con ella, inmediatamente el dolor se detuvo.
Phillipe abrió los ojos sorprendido, se observó el pecho, no había nada, ni una herida, solo rastros de sangre pero su piel estaba indemne. Estaba incrédulo, aquello no era posible, con mil preguntas rondando en su mente trató de ubicarla nuevamente encontrándose con un vacío, ella se había ido.
Aquel día había anochecido aparentemente más rápido de lo normal, no supo cuánto tiempo estuvo ahí observando la piedra que ahora era de su posesión e inteligentemente, decidió mantenerla oculta de todo y de todos.
Pasó el tiempo, meses sin volver a saber nada de aquella chica que se había llamado a sí misma sirena, los primeros días después del hecho había acudido al lugar con la esperanza de volver a encontrarla y hacerle las miles de preguntas que tenía, pero con el tiempo se dio cuenta que ella no volvería a pesar de sus palabras.
Mi vida, de ahora en adelante, estará atada a la tuya.
Había acudido entonces a las bibliotecas de su pueblo, agradecía a su padre mentalmente el que le hubiera enseñado a leer, y se dedicó por mucho tiempo a intentar averiguar el origen de aquel rubí que guardaba con cautela en el buró de su habitación, en una tabla suelta que dejaba un espacio hueco, las escaramuzas de los ingleses eran cada vez más frecuentes y temía que llegaran a arrebatárselo.
Sin embargo su investigación no había dado demasiado fruto, solo logró encontrar mitos sobre esas criaturas mitad humanas mitad pez, las reseñaban como hermosas mujeres que cautivaban a los hombres con su físico para atraerlos al mar y asesinarlos, tomando su vida como fuente de juventud eterna; aquello no concordaba con Perenelle, era preciosa, sí, pero no había acabado con su vida como lo creyó en ese momento. Intentó por igual hacer sus propias investigaciones sin mucho éxito, tal vez era ella la que tenía el poder.
Un grito había irrumpido su plácido sueño de la noche que marcó el inicio del fin, cuando pudo abrir sus ojos vio a través de su ventana un resplandor que reconoció de inmediato. Fuego. Su pueblo estaba siendo incendiado. Fue consciente entonces de los gritos y la gente corriendo desesperada, el grito que lo había despertado había sido el de su hermano menor Pierre que dormía con él.
Reaccionó de inmediato cargándolo en brazos, salió corriendo en dirección a la habitación de sus hermanas, las encontró abrazadas llorando en silencio, y al verlo, corrieron hacia él.
—Mamá estaba fuera —gimió Marie, la segunda menor.
—¿Qué? —preguntó incrédulo.
—La señora Goujon le pidió que fuera a revisar a su hija, estaba muy enferma, y a los pocos minutos comenzó todo —explicó Annete, ella tenía 17 años ya, él no necesitó más explicaciones.
La casa que ardía en fuego frente a su ventana, era la de los Goujon.
—Hay que irnos —dijo firme mientras se movía con cautela entre las sombras evitando a toda costa las ventanas.
Tomaron provisiones, Annete calmaba a Pierre como podía, se prepararon en la puerta trasera, y justo cuando escucharon cómo golpeaban la entrada principal de su casa salieron corriendo a toda velocidad, los mayores cargando a los menores, evitando el fuego y a los soldados ingleses que lo destruían todo a su paso, logrando llegar a los límites del bosque con los sentidos alertas, fue entonces que lo recordó.
—¿Phillipe? ¿Qué sucede? —preguntó Marie con voz ronca del llanto, abrazada al cuello de su hermano mayor.
—Tengo que regresar —sentenció.
—¿Estás loco? ¡Te matarán! —exclamó en voz baja Annete que agarraba la mano de su otra hermana menor cuando Phillipe la dejó con cuidado en el piso.
—Ann, ¿recuerdas mi escondite secreto a orillas del Sena?
—Por favor, no vayas Phillipe —nuevas lágrimas inundaron los azules ojos de su hermana, aquellos que todos compartían por herencia de su padre.
—Guíalos hasta allá y espérame, iré con ustedes más tarde —no esperó respuesta, sólo escuchó el grito de sus hermanas y el llanto de Pierre cuando se alejó corriendo.
Entró nuevamente en las calles incendiadas de su pueblo natal, intentó ignorar a toda costa algunos cuerpos muertos que se encontraba por el camino, sintió su corazón apretarse en su pecho cada vez que lograba reconocer a alguien.
—¡ALTO AHÍ! —Phillipe se detuvo por una fracción de segundo al saberse descubierto, el soldado inglés le había hablado con un francés rudimentario mientras le apuntaba con un mosquete.
Reaccionó a tiempo para que la bala no le atravesara el pecho, pero hirió su brazo izquierdo, aquello no lo detuvo para empezar a correr con mayor velocidad hacia su casa mientras era perseguido, tuvo que entrar saltando por una ventana con las cortinas chamuscadas, el interior todavía ardía con las llamas avivadas por cada mueble que alcanzaban, no tuvo tiempo de detenerse por sentimentalismos, corrió a su habitación en el segundo piso de la casa, de una patada destrozó el enchapado del buró.
No pudo continuar moviéndose.
Un fuerte dolor en el pecho, que había sido precedido de un sonido explosivo, lo obligaron a ver hacia abajo. Su camisa blanca estaba ahora manchada de rojo, un rojo rutilante que se abría paso desde su cuerpo, sintió las fuerzas abandonarlo, la debilidad fue tal que cayó de rodillas, con la visión borrosa logró vislumbrar entonces un resplandor. Con los pocos niveles de conciencia que le iban quedando estiró su mano cayendo en el proceso.
Sus dedos rozaron la superficie de lo que emitía el resplandor, y este pareció intensificarse. Pensó en sus hermanos, los imaginó valiéndose por su cuenta, huérfanos. No podía abandonarlos. Jamás se lo perdonaría.
Sus ojos se cerraron entonces y el dolor se detuvo, morir no había sido tan malo como había supuesto, sin embargo algo andaba mal, comenzó a toser, olía a humo, mucho humo. Sintió como lo movían con poca delicadeza.
—¡No puede ser! —habló el soldado en su idioma natal, Phillipe no logró comprenderlo—. ¡Deberías estar muerto! ¿¡Qué tienes en la mano!? —con el mosquete movió su extremidad y el muchacho lo comprendió. Había sido la piedra.
La apretó con fuerza y empujó al hombre que se posicionaba sobre él haciéndolo tropezar y caer dentro del armario, Phillipe aprovechó el momento y sin pensarlo demasiado, saltó desde la ventana de su habitación al suelo y cayó rodando un poco, sus piernas lo resintieron pero no demasiado, escuchó la voz de otros soldados, antes de que fueran a su ubicación volvió a correr, pero el que había dejado en su cuarto lo delató con los demás y pudo oír cuando comenzaban a perseguirlo.
Decidió ir directamente al Sena, no podía darse el lujo de guiarlos cerca de la guarida, jamás pondría en riesgo a sus hermanos. Corría en zigzag, convirtiéndose de esa forma en un blanco difícil de apuntar. Finalmente llegó, conocía ese trayecto, era bastante profundo, podría apostar que tendría al menos unos tres o cuatro metros de profundidad. En un acto suicida se lanzó al agua y antes de que la corriente lo arrastrara, una mano sujetó su muñeca.
Abrió los ojos encontrándose con unos verdes. Perenelle. Ella lo observó con seriedad, tomó la piedra y esta brilló en su mano, creándose de repente una corriente alrededor de él que impidió que la fuerza del resto lo arrastrara, ella se acercó y sorpresivamente lo besó. Un sencillo roce de labios.
—Ya puedes respirar —le habló y él confirmó que era cierto.
—¿Cómo funciona esa piedra?
—Han atacado a tu pueblo, no es la pregunta más inteligente que puedas hacer.
—¿Cómo lo sabes?
—Alquimia.
—¿Qué? —Phillipe no entendió.
—La piedra, se llama alquimia —explicó ella entonces, tendiéndosela nuevamente.
—¿Qué es? —preguntó él.
—Energía —sus ojos se encontraron—. Es un regalo que se nos otorga al nacer, es energía pura obtenida del centro de la tierra.
—Eso significa que… ¿La Tierra está viva? —ella asintió.
—Todo a tu alrededor es vida. Los árboles, el agua, el aire, todo está concentrado en el corazón de la Tierra. Alquimia es capaz de capturar esa energía en su interior, otorgando vitalidad a quien sea su dueño, para ello hay que hacer un pago de sangre —ella le puso la mano en el pecho y Phillipe recordó cuando clavó el puñal en el mismo lugar.
—¿Por qué me la entregaste a mí? —no le respondió— ¿Cómo sabías lo de mi pueblo?
—Estoy conectada a ti, siento lo que tú sientes —se quedaron en silencio por otros segundos—. Se han ido ya, hay que ir a buscar a tus hermanos.
—¿Vendrás conmigo? —se abstuvo de preguntar cómo sabía lo de sus hermanos.
—Solo si volvíamos a encontrarnos, podría estar contigo —Explicó—. Yo no te llamé, tú viniste a este punto exacto porque estábamos destinados a encontrarnos —un gesto de seriedad adornó ahora su rostro—. Mi reino debe quedar en el total anonimato, los de tu especie deben seguir creyendo que somos un mito, no solo por lo evidente, sino por…
—Alquimia —completó él, Perenelle asintió.
—Deben adoptar una nueva identidad, de lo contrario te seguirán. El soldado ha visto a alquimia.
Él se quedó pensativo— ¿Cuál es tu apellido?
—No tengo, somos solo una dinastía. Flamel. Por nuestro cabello —dijo ella moviendo un poco su cabeza haciendo que sus rojizas hebras flotaran a su alrededor.
—Nicolas Flamel —él sonrió—. Me gusta —ella le devolvió el gesto.
-
—Y fue así como surgió la historia del Gran Alquimista —terminó de relatar un maestro ante su clase, los pequeños niños de no más de cinco años aplaudieron alucinados ante la historia.
Una pequeña levantó su mano.
—Adelante, Alice —concedió el hombre de unos treinta y pico de años.
—Maestro Nick, ¿Perenelle se quedó con Phillipe? —preguntó con un suspiro. El maestro sonrió ante lo romántica que era aquella pequeña.
—Así es, vivieron juntos por el resto de sus días —aseguró.
—¿Murieron? —preguntó otro niño.
—Jean, olvidaste levantar la mano —le regañó con suavidad.
—Lo siento maestro —el pequeño hizo un puchero que le ablandó el corazón.
—Nadie sabe a ciencia cierta si en realidad vivieron, pero la piedra del Alquimista fue un objeto preciado durante mucho, todo por el soldado que vio prácticamente renacer a Phillipe.
—Cuentan —una voz femenina se escuchó desde la puerta del salón—, que la piedra fue escondida en un recóndito lugar de la tierra, en una fuente.
—¡La fuente de la juventud! —exclamaron varios.
—Esa es una historia para otra clase —dijo el director guiñándole un ojo a la mujer de la puerta, ganándose un quejido por parte de sus alumnos, a los segundos, sonó la campana— Hasta la próxima semana chicos.
Los pequeños recogieron sus cosas con entusiasmo, queriendo ir a contarles a sus padres sobre lo que les había relatado su maestro, un pequeño se quedó atrás y se acercó tímidamente a la mujer.
—¿Qué sucede, Paul? —preguntó ella con suavidad.
—¿Podría ver su aleta? —preguntó en un susurro de voz, ella rio un poco.
—Cariño, mi nombre es Perenelle por ella, pero no soy una sirena —habló con dulzura, el niño la vio con una sonrisa cómplice y salió corriendo— ¿Cuándo dejarás de contarles esa historia?
—Cuando me canse de presumirle a la gente cuan maravillosa es nuestra historia —respondió él, recogiendo sus cosas.
La tomó de la cintura y cerró la puerta del salón, una estancia que había escuchado por unos cuantos años, historias tan maravillosas que superaban la ficción. Sin embargo, pronto solo serían anécdotas, pues los dueños de aquellas historias tendrían que irse, para volver a adoptar otra identidad en un lugar distinto.
Hasta el final de sus días.
- SHOT 9: CAMINO A LA LUNA:
Una chica miro con una sonrisa al azulado planeta frente a ella; Balanceo sus pies al vacío, moviéndoles alegremente de adelante hacia atrás; Sus largas y claramente tonificadas piernas, bailaban cubiertas por una malla semitransparente blanca, la cual, terminaba justo donde sus zapatillas en punta comenzaban.
Sintió una corriente de aire golpearle en la cara, cosa extraña ya que era- Científicamente hablando- imposible el que hubiese una corriente de aire en el espacio exterior.
Sus rebeldes mechones de cabello rubio, se removieron hacia atrás por la intensidad del viento; Apretó sus parpados, y con molestia, se hizo un improvisado recogido con una goma que tenía previamente en la muñeca, llevo sus menos a su rostro, y las mantuvo ahí hasta que ya no sintió más brisa atacarle.
Cuando decidió abrir los parpados, sus ojos añil se abrieron con sorpresa.
Brinco de su cama, el cual era una luna menguante, y se acercó hasta la estratosfera de del planeta tierra, donde con sus manos hacia atrás, y con gran fascinación, su labio inferior tembló por la emoción.
Luego de varios minutos de estar observando con detenimiento, logro observar como una niña corría asustada por un amplio campo de flores amarillas. Extrañada, sigo observando a la pequeña mujercita, la cual, colapso al borde de un rio de aguas cristalinas.
Ella suspiro, y juntando sus manos, se concentró durante un corto tiempo para, al abrir sus ojos, estos ser de un color plateado brillante. Llevo su dedo índice a su frente y concentro toda su energía en la punta, haciendo resplandecer esta por una especie de chispa blanca.
Saco una resortera, y puso esa pequeña fuente de poder como proyectil, apunto a la niña y...
-¡Pum!- Grito alegre
La luz salió disparada rápidamente, dejando leves chispas por donde pasaba.
-¡Suerte!- Dijo cerrando sus ojos y dando una gran sonrisa, moviendo su mano de un lado a otro.|-----{-----{--|--}-----}-----|
Solo dos, y se contaron con las manos. Solo dos meses vivió en el infierno y le fue suficiente.
Dos, y la cuenta.
Dos, y lo narra…
Dos, y corría por su libertad.
Corrió lo máximo que sus piernas le daban, pasando solo por encima la suela de sus gastados zapatos sobre la tierra. Lloro y demasiado en ese instante. Quería morirse, si, lo admitió, pero no a manos de nazis.
Nunca.
Con el antebrazo, seco rápidamente el agua salada de sus ojos y siguió corriendo, moviendo rápidamente las manos quitando la maleza del espeso bosque.
Tuvo múltiples cortadas en el cuerpo, unas producto del campo de concentración donde había estado confinada, otras de las múltiples caídas, y otras irrelevantes que no valió la pena mencionar.
Y cayo, escuchando a la lejanía los pasos de la policía y sus perros guardianes. Decidió morir, y callarse la boca de una vez.
-Hey… Hey… ¡Hey!-
Abrió los ojos respirando agitadamente. Se puso súbitamente de pie, y miro a su alrededor asustada. Estaba recargada en un árbol de manzana, lo supo cuando este mismo fruto rojizo cayó de golpe sobre su cabeza. Fue ahí, que cuando miro el rojo chillante del fruto, recordó sus heridas, quienes eran del mismo color.
Nada. Vacío. No había ninguna.
Al levantar la cabeza, se dio cuenta de la chica frente a ella… Rubia, de ojos azules, tez blanca y sonrisa blanca y brillante…
-“Nazi Narcisista”- Le tacho su mente al instante.
La chica que estaba frente a ella (La rubia) abrió rápidamente los ojos, se acercó hasta la propia con el ceño fruncido, y con sus dedos índice y medio, golpeo la frente de la niña.
-Judía Ególatra- Destaco la chica de ojos añil
Las miradas de ambas mujeres de afilaron, mirándose la una a la otra detenidamente.
-No soy Nazi, ni siquiera Alemana- Dijo calmadamente la blonda- ¡Y mucho menos narcisista!- Estallo en un grito.
Aires cálidos rodearon el ambiente, como el abrazo de una madre a su hijo recién nacido. Un bello momento ensoñador.
-¿Quién eres tú?- Grito con desprecio.
-Uh, que forma de pedirlo- Se burló- Mi nombre es ¡Aura!- Grito señalándose a sí misma- Y soy… ¡La luna!
Decidida a ignorar lo último, se presentó.
-Soy Lilith Kerr…
-Dejémonos de rodeos, quieres ir a Polonia ¿No? Ahí tienes familia, deduzco que iras con ellos, ¿No?
Lilith dio un paso atrás, golpeándose la espalda con el tronco del árbol de manzanas.
-¿Cómo es que…?
-Te quedan unos dos mil kilómetros… En dos semanas la caza de judíos se pondrá peor, te lo aseguro… Yo puedo ayudarte…
Estaba helada, tenía miedo, ya había incluso a temblar.
-Solo te pido… Una oración… Rézame… Alábame y te ayudare…
Mientras la Aura se acercaba a Lilith, su físico comenzó a cambiar, haciéndose ver ahora, como un joven apuesto de mirada soñadora.
-Te amo…
Y con un beso, volvió a caer dormida.|-----{-----{--|--}-----}-----|
Despertó con la luna en su punto más alto, escuchando el propio latir de su corazón, sintiendo la irritación en sus ojos, llevo la mano a su boca, callando sus gritos que quisieron escapar. Más… Más… Apretó con fuerza la tierra en su mano derecha, la cual tenía libre solo sintiendo las diminutas piedras encargársele entre la carne de sus sueñas y los bordes de su piel.
Le basto ver al chico ver al chico rubio saludándole desde la copa de un árbol alto…
-Vive… Por qué lo estas- Dijo Aura moviendo los labios.
Solo moviendo la cabeza ligeramente, la chica asintió con delicadeza faltante en sus facciones y apretó la mandíbula.…
A la mañana siguiente, a 1990 kilómetros a la frontera de Polonia, Lilith viajaba en automóvil con una pequeña familia de judíos, rumbo a un pequeño pueblo.
-
De noche, ella siguió caminando.…
Ella no esperaba nada a cambio, solo ver a sus padres. 4 días después, a 1230 Kilómetros de la frontera de Alemania con Polonia, Lilith miro como cada que se hacía alguna especie de herida o corte leve, el lugar resplandecía con una luz plateada y la herida era curada.
Agradecía al chico Aura por eso.…
Con una bicicleta y varios suministros robados de comida, Lilith emprendió a recorrer los 900 kilómetros faltantes.
Descubrió recientemente, a un niño con una historia parecida a la suya, incluso con lo del chico Aura integrado; La única diferencia, era que en lugar de curarse las heridas, este podía crear comida a partir de barro y hojas secas.…
Con aun cientos de kilómetros por delante, Lilith miro como en una plaza de un pequeño pueblo, varios de su misma raza eran ejecutados.
Al día siguiente, se encontró a otro niño, misma historia, mismo Aura; La diferencia: Este leer la mente.…
Aura ya se lo había advertido, y ella no había hecho caso. Le había dicho una y mil veces que a pesar de que le había dado un pedazo de una fuente de poder, en este caso, la auto sanación, ella se confió demasiado.
Ahora, con 500 kilómetros por delante, Lilith presentaba los primeros síntomas de la enfermedad de Tifo.…
Días después de un profundo descanso, dejando que su cuerpo y esa luz brillante que salía de su estómago actuaran y la curaran. Lilith recibió varias vistas de todos los niños que había conocido en su camino a Polonia. Mirándose extrañados, todos tenían un mismo objetivo cuando se preguntaron el lugar a donde se dirigían: El País vecino.…
Un comentario de Katy, una de las niñas que acompañaba a Lilith causo temor mientras recorrían los 420 kilómetros hacia la frontera… La SS los buscaba.…
En la punta de medio día, Aura apareció frente a los niños, felicitándolos a todos por seguir vivos, por seguir viviendo y por estar cerca de cumplir sus sueños. Aura, en su forma femenina, les recalco a todos los niños que había gente que conocía los dones que les había dado, y, que estas, no vacilarían en darles caza, para usar estos mismos dones con fines bélicos.
A 350 Kilómetros, las esperanzas eran grandes para todos.…
Su primer encuentro con la SS no fue bonito, ni mucho menos color de rosa. A duras penas lograron burlar a los soldados Alemanes, y solo, solo, porque eran tres, ya que de haber sido más, Lilith estaba segura que Alfonso, uno de sus compañeros, no estuviera llorando como nena.
Bueno, ella lloraba como bebé, faltando 300 kilómetros para la frontera.…
Cuando Aura o Auro aparecía, Lilith casi podía jurar sentirse totalmente a salvo de todos los males del mundo; Casi tan segura como con sus padres. Con sus pies llenos de callos y ampollas reventadas, Lilith camino los siguientes 280 kilómetros que le separaban de sus padres.…
Y sin embargo, ya casi estaba arrastrando los pies, sentía su boca seca y su cabeza punzar fuertemente. Su rizado cabello parecía un nido de aves de tantos días sin aseo, que era realmente algo que la tenía sin consideración. Robando un automóvil de un rico empresario, su camino fue más placentero.…
A pesar de que creían que fue un deseo imposible, ahora, ellos, perseguidos por la SS lo lograron, pasaron de Alemania a Polonia.
.
.
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Lo que fue exteriormente la Misión “Caso Blanco” era internamente la captura de todos los niños Judío-Alemanes que lograron pasar a Polonia.
El 1 de Septiembre de 1939, la invasión del ejército Nazi a por la captura de los niños a Polonia, desato la Segunda guerra mundial.
Cuando la SS encontró a los niños, estos habían muerto.
Lilith había contagiado a todos de la enfermedad de Tifo, no afectándole a ella por su auto sanación.
Finalmente, mientras era llevada a un laboratorio aliado soviético, Lilith mando su última petición al chico Aura…
La caída del poderío Nazi.
Aura como último regalo, mando todos los otros dones de los niños a Lilith, recibiendo esta una gran alegría, pues gracias a estos, logro escapar.
Caminó por el cielo, alcanzando la luna, brillando su sendero luminoso tras de sí.
Siguió su camino a la luna, al igual que Aura y sus compañeros.
- SHOT 10: EL PODER DE POSEIDÓN:
- “[…]en un día y una noche funestos, la isla de la Atlántida desapareció bajo el mar.” Timeo, Platón 360 a.C.
05: 50 a.m., 13 de Pyanepsion, 9759 a.C., Templo de Atenea, Atlántida
Aún faltaba tiempo para que amaneciera. A la luz de una de las extrañas lámparas que no usaban el fuego que costó a Prometeo su eterno castigo, el embajador Néstor de Atenas estudiaba los términos del acuerdo que firmaría la paz definitiva entre los atenienses y los atlantes.
Sus recuerdos, que se presentaban en forma de ominosas pesadillas en mitad de sus sueños, le transportaban al mar donde los trirremes atenienses se enfrentaban a las gigantescas barcazas de los atlantes y a las playas y llanuras donde los atenienses, tan solo ataviados con sus lanzas y sus escudos, combatían a los atlantes, protegidos por doradas armaduras de escamas como si se trataran de peces. Antes que político, Néstor había sido soldado y había visto morir a sus compañeros y a sus conciudadanos protegiendo un sueño: la libertad de su patria.
Durante siete años, los atlantes habían tratado de tomar la Hélade y Egipto. Sin embargo, habían encontrado una férrea resistencia de gente que no estaba dispuesta a dejarse dominar. La estrategia y la oportuna alianza con los egipcios habían superado a la superior formación técnica y militar de los atlantes. Tras la demoledora batalla de Kýpros, los atlantes, agotados y lejos de su patria, habían desistido en sus intenciones de conquistar el mundo. La paz que Néstor estaba a punto de lograr sólo era un aplazamiento de lo inevitable.
Néstor sabía por qué razón los atlantes habían invitado a una delegación ateniense y egipcia a su hogar, a la Atlántida. Desde el mismo momento en que llegaron a aquellas tierras Néstor comprendió que los reyes de la Atlántida querían mostrar su poder.
Llegó tras un largo viaje desde el pequeño puerto costero de Gades, en tierras íberas. Transcurrieron siete días tras haber cruzado las Columnas de Heracles cuando avistaron tierra… ¡y qué tierras! Sin duda, las leyendas sobre la benevolencia y el amor del dios Poseidón a aquella tierra no eran exageradas.
Favorecida por Poseidón, la isla de Atlántida era abundante en recursos. Había toda clase de minerales, destacando el oricalco más valioso que el oro para los atlantes y con usos religiosos También había grandes bosques que proporcionaban ilimitada madera; numerosos animales, domésticos y salvajes y copiosos y variados alimentos provenientes de la tierra.
La costa era un conjunto de acantilados y laderas escarpadas que defendía el interior. Sólo se podía acceder al interior contando con el beneplácito de las autoridades atlantes. Había una docena de accesos que eran custodiados por gigantescas estatuas que representaban a cada uno de los dioses que habían bendecido aquella tierra. Eran de oricalco por lo que eran doradas como el amanecer y parecían refulgir una luz plateada cuando la luna las iluminaba. Sus ojos, fríos, distantes e inmisericordes, como los propios dioses emitían fulgores azules.
Las doce puertas conducían al interior de la ciudad. En dichos canales la navegación era posible y había decenas de pequeños barcos pesqueros recolectando el alimento que Poseidón daba a sus hijos: los peces y criaturas marinas. Sin embargo, tan sorprendente como la arquitectura y la ingeniería atlante eran sus extensos campos de cultivo que se extendía por cientos de hectáreas desde las puertas al centro de la ciudad.
La ciudad, en comparación Atenas era una aldea, estaba estructurada en tres círculos perfectos separados por canales igual de profundos y amplios que los que permitían el acceso a la misma. El primero e interior, era donde se levantaba el Templo de Poseidón y la acrópolis del mismo; el segundo e intermedio era donde residía la aristocracia, los sacerdotes y donde habían construido bellos templos y jardines tan exóticos que ni siquiera un niño podría imaginarlos y el tercero y exterior era donde residían los atlantes.
Cada viaje hacia la ciudad era vigilado desde puertas y torres, y cada anillo estaba rodeado por un muro. Los muros estaban hechos de roca roja, blanca y negra sacada de los fosos, y recubiertos de latón, estaño y oricalco. Finalmente, cavaron, alrededor de la llanura oblonga, una gigantesca fosa a partir de la cual crearon una red de canales rectos que irrigaban todo el territorio de la planicie.
Cuando la delegación ateniense llegó al templo de Atenea que habían preparado para que fuese su sede durante su estancia, no quedaba ninguna duda del poder de la Atlántida. Sus defensas eran impenetrables, no podrían ser sitiados pues sus campos y el mar los abastecían y sus tierras eran tan ricas y fértiles que permitían alimentar al ejército más grande que nunca se hubiese visto.
Néstor revisó otra vez más el acuerdo. Atenas abría sus puertos al comercio con los atlantes y permitiría la construcción de una colonia atlante extramuros de la ciudad y a cambio, los atlantes se abrirían al comercio y respetarían la soberanía de los atenienses aunque, ¿hasta cuándo?
06: 37 a.m., 13 de Pyanepsion, Palacio del Rey Cástor, Segundo Círculo, la Atlántida
El rey Cástor, uno de los diez soberanos descendientes de Poseidón, se encontraba reunido con sus homónimos. En unas horas, la delegación ateniense, la delegación egipcia y los soberanos de la Atlántida se reunirían en el templo de Poseidón y ante el titánico obelisco de Oricalco donde brillaban cada una de las leyes que regían la ciudad y hacían de la Atlántida un reino próspero y civilizado, no como los bárbaros a los que ahora acogían.
La más anciana, Hermea, (las leyes solo exigían que poseyera sangre de Poseidón para gobernar no distinguiendo entre hombres y mujeres) y sus partidarios, curiosamente los más ancianos, eran partidarios de aceptar el tratado del que salían beneficiados: ¿de qué serviría construir un imperio para los atlantes cuando tenían todo cuanto querían? Por tanto, en su opinión, acceder a las pretensiones atenienses era la mejor opción.
Cástor y los suyos, curiosamente los más jóvenes, sin embargo, querían que el poder de Poseidón se alzara sobre la tierra y que de la misma forma que, gracias a su poder, los atlantes habían alcanzado la plenitud como sociedad, otros lo hicieran guiados por la luz de la Atlántida ¿qué clase de elegidos eran que dejaban al mundo sumidos en las sombras de la ignorancia y la barbarie? No consideraban que el tratado permitiera cumplir con los designios de la luz de Poseidón.
Los reyes de la Atlántida siguieron enfrascados en su tira y afloja, como toda la noche. Era patético ver cómo ellos, descendientes del dios Poseidón, se peleaban entre sí por unos patéticos mortales. ¿Por qué no todos sus hermanos podían ver a qué estaban llamados?
09:35 a.m., 13 de Pyanepsion, alta mar, frente a las costas de Iberia
El almirante Nemos estudiaba las instrucciones que el rey Cástor le había dado con atención. Lo estudiaba atentamente, sabedor que cualquier fallo, por mínimo que fuera podría mandar al traste el plan.
Cuando el sol alcanzara el cénit y marcara la mitad del día 13 de Pyanepsion, doce grandes galeazas como aquella tenían una orden muy clara. Usar el pilar de oricalco que llevaban en el centro del mismo y apuntar al horizonte. A lo largo de todas las costas del mar Mesogios Thalassa (lo que años después los romanos llamarían Mare Nostrum) distintos barcos camuflados utilizarían el poder del dios Poseidón para provocar la caída de la barbarie. Los aritméticos habían calculado la situación de cada barco, la potencia que debería emplear y el momento exacto. Si seguían las instrucciones sería fácil.
El almirante Nemos dio la orden a sus hombres y comenzaron a preparar a los barcos. Al igual que él, suponía que los otros almirantes con los que el Rey Cástor había proyectado su ataque estarían dando las mismas órdenes. Los cartógrafos de la Atlántida habían sido sumamente tajantes en ese aspecto. No podía haber ningún margen de error. Hasta entonces, el poder de Poseidón no había sido utilizado a esa escala.
Se aferró al pequeño colgante tallado en oricalco que llevaba en el cuello y cuyo oro relucía como la plata bajo aquel espléndido sol. Solo los dioses podrían saber qué se tramaban los atlantes. El poder de Poseidón, habían opinado los sacerdotes, teólogos y eruditos del consejo de Cástor, unía a todos los Atlantes en la paz y en la prosperidad. Era el regalo del dios y lo que había hecho de ellos una nación poderosa. Sin embargo, no debía ser usado contra otros pueblos.
Que no debiera no significaba que no pudiera.
10:30 a.m., 13 de Pyanepsion, Palacio del Rey Cástor, Segundo Círculo, la Atlántida
La discusión entre los partidarios del tratado y los detractores no había avanzado en todo aquel tiempo. Cástor se impacientaba. De acuerdo con las leyes de la Atlántida, para rechazar la paz todos los reyes debían consentir, por lo que, mientras que Hermea y los suyos se negaran a romper el alto el fuego para reanudar la guerra, no habría nada que hacer. El tiempo avanzaba y al medio día estaba establecido que se firmaría el tratado.
El rey Cástor tomó la palabra:
—¡Hermanos! ¡Hermanas! Es evidente que no llegaremos a ningún acuerdo y nuestros invitados pronto esperarán que asistamos hasta el obelisco. Tal y como prometimos lo firmaríamos ante el poder de Poseidón. Sin embargo, no vamos a firmar ninguna rendición. Vamos a tomar lo que nos pertenece: ¡el mundo!
—Que yo sepa, joven Cástor, los diez no hemos acordado eso.
—Lo sé, anciana Hermea. Lamento que haya sido así, pero pienso utilizar el poder de Poseidón para derrotar a nuestros enemigos. La derrota que sufrimos en Kýpros fue por no utilizar todas las armas de que disponíamos.
—¡No comprendes a nuestro dios! El poder de Poseidón es la energía vital de la Atlántida. Si intentas malograrla con tus funestos planes se volverá contra ti. Así habló Clito, la madre de todos nosotros cuando dijo que lo que Poseidón nos daba Poseidón nos lo quitaría. Él nos alimenta y nos hace prósperos, pero a la vez, somos nosotros quienes le damos vida. Si algo perturbara la paz que le ofrecemos… No te daré mi amuleto para que nos destruyas a todos.
—Son los hombres los que han de controlar las energías de este mundo, no éstas a aquéllos y yo llevaré a la Atlántida a su gloria y para ello tomaré lo que es mío.
Antes de que Hermea pudiera oponerse, al igual que el resto de los otros reyes, tanto partidarios como detractores de Cástor, sus palabras fluyeron en forma de sangre de sus gargantes. La guardia de Cástor los degolló. Una Atántida, un rey, era lo que les había prometido junto con títulos y riquezas a los protectores que ahora se hallaban también muertos.
11:13 a.m. 13 de Pyanepsion, Fuente de Oceanos, Segundo Círculo, la Atlántida
Néstor buscaba impacientemente a que llegaran los diez soberanos de la Atlántida. De no ser por Cástor, Néstor estaría tranquilo. El rey más joven y beligerante, a quien había derrotado en la terrible batalla de Kýpros, afirmaba ser descendiente de Atlante, el rey supremo de la Atlántida y su pretendida cuna le confería una soberbia excesiva, incluso para ser un atlante.
La leyenda decía que Poseidón era el amo y señor de las tierras atlantes, puesto que, cuando los dioses se habían repartido el mundo, la suerte había querido que a Poseidón le correspondiera, entre otros lugares, la Atlántida. Las leyendas decían que este dios se enamoró de Clito y para protegerla fundó aquella ciudad. La pareja tuvo diez hijos, para los cuales el dios dividió la isla en respectivos diez reinos. En honor a Atlas, el mayor, la isla entera fue llamada Atlántida y el mar que la circundaba, Atlántico. De ahí la soberbia del rey enemigo.
Por fin, la comitiva atlante se personó. El rey Cástor venía protegido por su guardia, de cien hombres protegidos por las doradas armaduras escamadas que caracterizaban a los atlantes, y escoltado por su corte. Con él no venían los otros reyes.
Los miembros de las tres delegaciones se saludaron fríamente. Hasta que el tratado no estuviera firmado no respirarían tranquilos. Sin embargo, Néstor ya recelaba de la ausencia de los otros reyes.
El rey Cástor se unió a Néstor y al enviado egipcio y comenzó a charlar con ellos mientras avanzaban hacia el centro de la Atlántida, la gran montaña donde se alzaba el obelisco que sería testigo de la firma de la paz. De camino al lugar, el rey atlante les explicó algunas de las leyendas de sobra conocidas mientras escuchaba con atención historias de Zeus, de Ra y otros dioses que compartían o no.
—Todo esto que veis aquí, no es sino obra de Poseidón: las fuentes, los canales, las casas, los cultivos, los templos, los palacios…—El rey cogió un pequeño amuleto dorado—. Esto que tengo es lo que nos une a los atlantes y a todos nos hace iguales. Es oricalco del gran obelisco—les explicó—.
Las puertas de la muralla del último anillo se abrieron antes de cruzar el puente y pudieron vislumbrar la grandeza de aquel lugar. Había una serie de templos de enormes proporciones. Parecía más bien una ciudadela independiente y era muy sencillo en comparación a otros edificios de la ciudad, y esa sencillez le dotaba de un encanto propio. En el centro de aquel lugar se alzaba un gran obelisco de más de diez metros de altitud de oricalco. A él se accedía por unas escalinatas monumentales. El obelisco emitía un brillo cegador blanquecinamente azulado. Estaba bañado de inscripciones una lengua que no reconocían los extranjeros y era tan grande que estaba rodeada de una escalera de caracol.
A medida que ascendían, el rey iba explicando el funcionamiento de aquel obelisco. De él nacían cuatro grandes tuberías de un material traslucido cada una apuntando a una dirección que iban subdividiéndose en ramas menores y que impregnaban toda la Atlántida: sus muros, sus campos, sus fuentes, sus calles, sus canales, sus templos, sus guardianes y sus barcos. A través de dichos conductos fluía un líquido azul que brillaba con fuerza. La sangre de Poseidón que tenían todos los Atlantes, se refirió el rey Cástor, era aquel líquido. Les explicó que bebiendo de aquella sangre, los atlantes podían curarse y envejecían más lentamente.
—Parecen los atlantes más dioses que hombres—comentó Néstor.
—Efectivamente y, por eso, unos dioses no van a capitular ante unos bárbaros mortales.
Nueve miembros de la guardia de Cástor se acercaron al gran pilar y utilizaron nueve de aquellos talismanes de oricalco. Los insertaron en diferentes zonas mientras subían y bajaban.
—¿Qué está insinuando uno de los reyes de la Atlántida?
—No insinúo nada y será mejor que no hables en plural, enviado de Atenas. Hoy, el poder de Poseidón bendecirá la tierra. El viejo mundo caerá y una era de gloria y prosperidad bajo el mandato del gran obelisco y de Cástor conducirán a este mundo a un lugar mejor.
—¡Traición!—Exclamaron muchos de entre los egipcios y los helenos.
El pilar comenzó a cambiar el tono de su brillo. El azul se fue enfureciendo y tornando rojo como la sangre. El rey Cástor utilizó su talismán insertándolo donde sólo él sabía.
Los atenienses y los egipcios desenvainaron sus armas.
11:59 a.m., 13 de Pyanepsion, alta mar, frente a las costas de Iberia
—¡Es la hora! ¡Activad la lanza de Poseidón!
Los hombres corrieron por la borda preparando aquel arma que habían instalado en todos los barcos. En teoría, incluso a esa distancia, la sangre de Poseidón que habían almacenado en el interior del barco serviría para activarla y poder iniciar el plan. El almirante Nemos vio como algunos de sus hombres empezaban a saltar hacia el mar.
Quiso preguntar qué ocurría pero sólo pudo ver un gran fulgor rojo. ¿Estaría ocurriendo lo mismo en todas partes? Aquello no era la sangre de Poseidón, era su furia.
12:01 p.m., 13 de Pyanepsion, Primer Círculo, la Atlántida
Néstor hundió su lanza en el pecho de otro atlante. La delegación ateniense ya podía considerarse derrotada al igual que la egipcia. Unos pocos de entre ambas misivas de paz habían formado un círculo para defenderse en un estéril esfuerzo por salvar la vida. Néstor apretó el puño, enrabiado por la traición.
El cielo había oscurecido y la gran columna de Poseidón temblaba violentamente mientras que disparaba haces incontrolados de luz roja en todas direcciones que al golpear contra algo hacían que desapareciera fulminado en mil pedazos.
Ni siquiera Cástor comprendía el poder que había liberado. Lo miraba y se reía sin control, creyéndose con el poder para controlarlo.
A lo lejos, podía escucharse el ruido de los atlantes que desconocía que estaba pasando. La tierra entera se sacudía. La sangre de Poseidón que alimentaba la Atlántida ahora saltaba de la tierra provocando erupciones volcánicas que causaban el caos allí donde surgían. La gente corría despavorida, víctima de su dependencia con aquella energía.
De repente, los soldados atlantes que los cercaban miraron al cielo y el terror se dibujó en su rostro. Inmediatamente abandonaron la lucha y empezaron a correr escaleras abajo. Néstor miró a su espalda y pudo ver como el mar se había alzado contra la Atlántida con titánicas olas.
—¡Los dioses os castigan y el poder que Poseidón os dio se perderá para siempre!—Exclamó eufórico. Iba a morir pero moriría con la Atlántida.
Pudo ver cómo Cástor intentaba desesperadamente proteger su ciudad golpeando el obelisco, pero nada de aquello funcionaba. La histeria y griterío de los atlantes fue acallado por el ruido del mar al engullir la tierra. El agua lo devoró todo con la ferocidad de la muerte y los últimos pensamientos de Néstor fueron para su patria. Si la Atlántida hubiera compartido aquel poder, ninguna guerra más hubiera tenido lugar.
El agua llegó y con ella, también, el silencio de la muerte y el fin de una civilización.
⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗⊗
Recordad las indicaciones para votar del primer post.
¡Suerte a todos los participantes! (:
PD: Por favor, si veis algún error, decídmelo.
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
bueno yo lamentablemente no pude entregar porque se me cruzaron los cables y después cuando lo iba a entregar me di cuenta que estaba mal mi escrito, las bases las bases, ahora voy a votar, muchas felicidades minna san
(Editado por Layla)
(Editado por Layla)
Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Kura-Tan, recuerda que los participantes debéis votar por privado. No es obligatorio que votéis en una ronda en la que no habéis entregado, pero si lo hacéis, por privado por favor >.<
He anotado tus votos y he editado el mensaje.
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
#Doblepost
Ya he mandado mis votos (:
¡Recordad que quedan cuatro días para votar! Y que para los que habéis participado en esta ronda es obligatorio.
Me ha gustado esta ronda, era bastante difícil pero ha habido algunos resultados muy curiosos. ¡Enhorabuena!
Y a los que no entregaron (la mitad, de hecho), ya sabéis que podéis seguir participando, precisamente que tanta gente no haya entregado es una ventaja porque no supondrá una diferencia significativa de puntos y sigue habiendo bastantes posibilidades (:
En mi opinión, era la ronda más difícil. Ánimo a todos para las siguientes.
¡Y votad! xD
Ya he mandado mis votos (:
¡Recordad que quedan cuatro días para votar! Y que para los que habéis participado en esta ronda es obligatorio.
Me ha gustado esta ronda, era bastante difícil pero ha habido algunos resultados muy curiosos. ¡Enhorabuena!
Y a los que no entregaron (la mitad, de hecho), ya sabéis que podéis seguir participando, precisamente que tanta gente no haya entregado es una ventaja porque no supondrá una diferencia significativa de puntos y sigue habiendo bastantes posibilidades (:
En mi opinión, era la ronda más difícil. Ánimo a todos para las siguientes.
¡Y votad! xD
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
¡Hola! Llevaba tiempo pasándome por el foro en el anonimato, pero me he animado a registrarme para votar algunos relatos que me han gustado de este concurso.
Shot 4 (Ava): 8 puntos
Shot 10: 7 puntos
Shot 8: 6 puntos
Shot 2 (La Salamanca): 5 puntos
Shot 9: 4 puntos
Shot 6: 3 puntos
Shot 1: 2 puntos
Shot 5: 1 punto
Shot 4 (Ava): 8 puntos
Shot 10: 7 puntos
Shot 8: 6 puntos
Shot 2 (La Salamanca): 5 puntos
Shot 9: 4 puntos
Shot 6: 3 puntos
Shot 1: 2 puntos
Shot 5: 1 punto
vikinguilla94- Clan Genbu
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Bueno, AL FIN ME LOS LEI TODOS -baila- asi que es hora de votar *3* no sin antes dar mi tipico discurso (?).
Felicidades a todos lo que entregaron, me han gustado mucho todos los shots y realmente es dificil decir favoritos, espero que todos tengan mucha suerte, cueck<3.
#8 Puntos para el shot #5
#7 puntos para el shot #8
#6 puntos para el shot #2
#5 puntos para el shot #10
#4 puntos para el shot #6
#3 puntos para el shot #7
#2 puntos para el shot #3
#1 puntos para el shot #1
Felicidades a todos lo que entregaron, me han gustado mucho todos los shots y realmente es dificil decir favoritos, espero que todos tengan mucha suerte, cueck<3.
#8 Puntos para el shot #5
#7 puntos para el shot #8
#6 puntos para el shot #2
#5 puntos para el shot #10
#4 puntos para el shot #6
#3 puntos para el shot #7
#2 puntos para el shot #3
#1 puntos para el shot #1
Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Hola a todos!
Yo ya he votado y, lógicamente, no voy a decir por quién, pero la verdad, estoy altamente decepcionado con el nivel que he visto, por lo general. En cuanto a originalidad, he visto que hay buenas ideas en casi todos los shot, pero, esto es un concurso de escritores y no de ideas, por lo que vamos a ir por partes.
Como os podéis imaginar, no voy a individualizar críticas y todas van a ir a que mejoremos, pero eso no quiere decir que no vaya a ser lo suficientemente duro como para que no, al menos, os cuestionéis hasta qué punto os lo habéis tomado en serio y si eso es algo que vosotros leeriáis y de la misma forma, los que lean sepan lo que leen y a quiénes votan.
- Gracias a Dios, salvo dos shots que no diré el nombre, no he visto grandes burradas ortográficas, quizás algunos despistes y algunas erratas. Bien, me gustaría decir que los despistes, despistes son y las erratas y errores tipográficos no tienen, realmente, importancia. Todos los cometemos y yo el primero en mis fic y shots. Sin embargo, queridos amigos, esto es un concurso y hay que ir a ganar. Es cierto que estamos entre amigos, pero cuando decimos de hacer cosas en serio, hay que ser consecuentes y tomarnoslo como tal porque layla y, en menor medida, yo perdemos mucho tiempo organizándolo compaginándolo tan bien como podemos con nuestras vidas y queremos obtener una buena respuesta. Por otro lado, hay que ir madurando y revisando lo que uno escribe y viendo si hay estos fallos. Si os acostumbráis a escribir bien y sin faltas para algo tan nimio como un concurso, saldrá en vuestra vida real de manera automática.
- Dicho esto, el gran problema que he detectado es que, salvo en los shots 4,5,6,8 y 10, los otros shots no están bien escritos. No están bien redactados. No están bien puntuados. Todo ello hace que sea una auténtica pena que buenísimas ideas no estén bien escritas, creedme. Como he dicho arriba, esto es un concurso de escritura, no solo para premiar a las mentes más originales y por esa razón, no podemos ir a lo loca por la vida sin saber cuándo poner comas, puntos y puntos a parte. He leído shots que o bien demuestran que se han escrito a la ligera (lo que es una falta de respeto a la organización, a los otros escritores y a los lectores) o que a día de hoy su autor carece de esa competencia. En el segundo caso, me inclino a pensar que es así, todo es mejorable. Vosotros pensaréis que soy un *inserte insulto* por decir estas cosas, pero paraos a pensar, ¿compraríais un libro mal escrito? No. Pues vosotros tenéis que tener la misma mentalidad. Escribís para vosotros, porque os gusta, pero hay gente que lo lee y escribir mal no fomenta la lectura y sí la incultura. Independientemente que se quiera ser escritor o no, hay que saber escribir y en esta ronda no he tenido esa impresión.
- Llegados a este punto, podréis imaginar que, si de verdad nos tomamos en serio, lo ideal sería puntuar cada shot de manera individual de 1 a 10 puntos por ejemplo valorando hasta 6 puntos estos dos aspectos clave que acabo de mencionar porque repito, estamos ante un torneo de los mejores escritores del foro. Por otro lado, sobre las ideas, quiero decir que, todas, me han parecido espectaculares, por lo que ahí es donde de verdad deberíamos diferenciarnos. Es en lo que se cuenta en lo que al lector hay que ponérselo difícil para elegir un tema u otro y no que simplemente tenga que votar al que menos mal escriba. Esto implica que los lectores, queridos lectores, se tomen en serio lo que se ha escrito y no solo valorasen lo que más les ha gustado. Obviamente, layla y yo respetaremos lo que cada cual vote (¡faltaría más!).
- Por último, hay escritores que no han votado a día de hoy y el plazo acaba mañana (23 de octubre). Me parece una falta de respeto que no voten por el trabajo de sus compañeros, así de claro. De la misma forma que quieren participar tienen que leer a sus compañeros, ver en qué hay algunos mejores, ver qué les falta a otros, en definitiva, aprender. Estamos aquí para divertirnos foreando y escribiendo, pero no lo veo reñido con aprender.
- ¿Cuál es mi consejo? LEER. Simplemente es eso. Hay que leer más. Leer en el foro no es leer. Si se quiere escribir bien hay que leer mucho y los problemas que yo he visto son por falta de lectura.
Esta ronda ha estado bien como punto de partida. Estoy seguro de que con este comentario, que odiaréis y hará que me odiéis aún más, vais a aprender mucho y en la siguiente ronda, solo por llevarme la contraria, apuesto que el nivel será 10 veces por encima de éste. Señores, generemos competencia y así aprenderemos y todo será más emocionante.
Saludos!
Septimo Hokage- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Con los tropiezos podeis aprender muchas cosas
Ocaso7- Clan Byakko
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Posesiones :
Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Yo también he enviado mis votos.
He disfrutado mucho leyendo los shots, han sido bastante interesantes de leer y un par de ellos me han sorprendido mucho, si esta ronda ha dejado algo claro es que en este foro no falta imaginación ¡Gran trabajo a todos!
Saludos!(despedida corta y cutre XD)
PD: +1 a Septi por su pedazo de comentario... Realmente impresionante, me quito el sombrero.
He disfrutado mucho leyendo los shots, han sido bastante interesantes de leer y un par de ellos me han sorprendido mucho, si esta ronda ha dejado algo claro es que en este foro no falta imaginación ¡Gran trabajo a todos!
Saludos!(despedida corta y cutre XD)
PD: +1 a Septi por su pedazo de comentario... Realmente impresionante, me quito el sombrero.
Willem_Dawnstar- Genin
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Edad : 33
Un lugar de la Mancha de cuyo nombre no me quiero acordar.
12125
Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Mis felicitaciones a todos y cada uno de los participantes de esta ronda. Grandes trabajos los que he leído y los que espero leer por cada una de las rondas que faltan por venir.
Y a lo que has dicho Septi tienes toda la razón y no por ello se te va a odiar, has dado tu opinión y más que molestar debe de tomarse como una crítica constructiva. Pero si te voy a decir una cosa, a lo de que hay mucho que no habían votado aún piensa también que esas personas pueden estar muy ocupadas o por problemas no han tenido tiempo de leerlos aún, tenlo en cuenta.
Y a lo que has dicho Septi tienes toda la razón y no por ello se te va a odiar, has dado tu opinión y más que molestar debe de tomarse como una crítica constructiva. Pero si te voy a decir una cosa, a lo de que hay mucho que no habían votado aún piensa también que esas personas pueden estar muy ocupadas o por problemas no han tenido tiempo de leerlos aún, tenlo en cuenta.
Espe-chan- Clan Suzaku
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Voy a aprovechar que tengo ahora algo de tiempo y que ya están enviadas las bases de la siguiente ronda, para comentar un poco los shots de esta ronda.
Los leí todos una vez publicados, en los primeros días. Me hice una impresión general, si me gustaba la idea y demás. Pero la cantidad de errores (de ortografía y léxico, principalmente) me hizo volverlos a leer. Secundo lo que ha comentado Septimo, a mí la verdad es que (no como organización, porque ahí en realidad lo que me preocupa son las reglas) eso me ha desanimado bastante.
Como lectora pediría más cuidado en ese tema. No quería dar puntos a relatos que considero que no se ha cuidado en absoluto su escritura, pero obviamente he tenido que hacerlo, eran demasiados y el sistema de votación no me permitía obviarlos.
Y ahora, no de todos, pero sí quería comentar algunas cosas de varios relatos. Es todo subjetivo, pero a mí siempre me gusta que haya opiniones sobre ellos, así que aporto mi granito de arena:
2. La Salamanca: la idea me ha parecido muy original, pero hubiera preferido algo más de base sobre el poder que adquiere y su necesidad por él, o por la historia de Mandinga, que por las andanzas de Jorge después. Me ha faltado un poco de aventura en ese sentido, porque veía el encuentro de ambos como algo muy importante.
3. Evalgor: mezcla conceptos bastante interesantes, pero el problema que le veo es que los mezcla demasiado. Una ristra de descripciones, nombres y parte de las diferentes introducciones realmente no son necesarias y se comen un espacio que en algo como esto es muy valioso. Ello impide que no se expliquen mejor conceptos o acciones que, especialmente al final del relato, quedan algo forzadas o no se pueden llegar a explicar en absoluto. Se hubiera solucionado reestructurando un poco lo anterior para poder tener ese espacio. Pero claro, depende también del tiempo que se tenga.
5. La rosa y el dueño de la rosa: me ha parecido muy bueno, pero la forma le desmerece un poco. Como consejo, empezando ya solo con el detalle de reemplazar los dos guiones por el guión largo, la imagen va mejorando bastante.
6: Muy bien escrito. Personalmente no me ha terminado de convencer que no se explicara el Finyt, que sin esa explicación me ha resultado bastante parecido al chakra, y por lo tanto no llegamos a conocer nada de la fuente de poder en sí.
7. Las crónicas de Gaia: éste fue el que más problemas me dio. Ya es una licencia utilizar la mitología como base histórica, así que reescribirla totalmente como hace este relato no me parece que cuadre con el tema, me parece ciencia ficción. Pero como precisamente los perjudicados de esto eran los demás participantes, no se ha hecho nada, ya que han sido en su mayoría los participantes quienes han votado, así que ellos podrían evaluarlo en vez de actuar según la opinión de una/dos personas. Que esta ronda era especialmente difícil.
En lo demás, por desgracia no puedo darle más votos positivos al comentario de Septimo. Antes leía bastantes fics, pero dejé de hacerlo. Somos repetitivos, aunque en eso influye nuestro tema de referencia, y en general no se aceptan las críticas. Creo que incluso las que he puesto aquí arriba pueden haber molestado a alguien, y eso es preocupante.
Los leí todos una vez publicados, en los primeros días. Me hice una impresión general, si me gustaba la idea y demás. Pero la cantidad de errores (de ortografía y léxico, principalmente) me hizo volverlos a leer. Secundo lo que ha comentado Septimo, a mí la verdad es que (no como organización, porque ahí en realidad lo que me preocupa son las reglas) eso me ha desanimado bastante.
Como lectora pediría más cuidado en ese tema. No quería dar puntos a relatos que considero que no se ha cuidado en absoluto su escritura, pero obviamente he tenido que hacerlo, eran demasiados y el sistema de votación no me permitía obviarlos.
Y ahora, no de todos, pero sí quería comentar algunas cosas de varios relatos. Es todo subjetivo, pero a mí siempre me gusta que haya opiniones sobre ellos, así que aporto mi granito de arena:
2. La Salamanca: la idea me ha parecido muy original, pero hubiera preferido algo más de base sobre el poder que adquiere y su necesidad por él, o por la historia de Mandinga, que por las andanzas de Jorge después. Me ha faltado un poco de aventura en ese sentido, porque veía el encuentro de ambos como algo muy importante.
3. Evalgor: mezcla conceptos bastante interesantes, pero el problema que le veo es que los mezcla demasiado. Una ristra de descripciones, nombres y parte de las diferentes introducciones realmente no son necesarias y se comen un espacio que en algo como esto es muy valioso. Ello impide que no se expliquen mejor conceptos o acciones que, especialmente al final del relato, quedan algo forzadas o no se pueden llegar a explicar en absoluto. Se hubiera solucionado reestructurando un poco lo anterior para poder tener ese espacio. Pero claro, depende también del tiempo que se tenga.
5. La rosa y el dueño de la rosa: me ha parecido muy bueno, pero la forma le desmerece un poco. Como consejo, empezando ya solo con el detalle de reemplazar los dos guiones por el guión largo, la imagen va mejorando bastante.
6: Muy bien escrito. Personalmente no me ha terminado de convencer que no se explicara el Finyt, que sin esa explicación me ha resultado bastante parecido al chakra, y por lo tanto no llegamos a conocer nada de la fuente de poder en sí.
7. Las crónicas de Gaia: éste fue el que más problemas me dio. Ya es una licencia utilizar la mitología como base histórica, así que reescribirla totalmente como hace este relato no me parece que cuadre con el tema, me parece ciencia ficción. Pero como precisamente los perjudicados de esto eran los demás participantes, no se ha hecho nada, ya que han sido en su mayoría los participantes quienes han votado, así que ellos podrían evaluarlo en vez de actuar según la opinión de una/dos personas. Que esta ronda era especialmente difícil.
En lo demás, por desgracia no puedo darle más votos positivos al comentario de Septimo. Antes leía bastantes fics, pero dejé de hacerlo. Somos repetitivos, aunque en eso influye nuestro tema de referencia, y en general no se aceptan las críticas. Creo que incluso las que he puesto aquí arriba pueden haber molestado a alguien, y eso es preocupante.
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Espe-chan escribió:Y a lo que has dicho Septi tienes toda la razón y no por ello se te va a odiar, has dado tu opinión y más que molestar debe de tomarse como una crítica constructiva. Pero si te voy a decir una cosa, a lo de que hay mucho que no habían votado aún piensa también que esas personas pueden estar muy ocupadas o por problemas no han tenido tiempo de leerlos aún, tenlo en cuenta.
Hola Espe! Se ha dado para votar 10 días. Si en diez días no has hecho hueco es que no te interesa. Afortunadamente a mí me han llegado 4/5 personas que tenían que mandarme votos y a layla 5/5. ¡Ah! y ya puedo asegurarte yo, que menos tiempo que yo no tienen, fijo.
+1 tu comentario sis (qué asco damos, ¿verdad? ). Personalmente, comparto tu diagnóstico en esos shots. Creo que la próxima ronda va a ser aterradoramente increíble.
Septimo Hokage- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Primera Ronda] IV Torneo de Escritores
Salvo por el participante que queda por votar, que si llega en unas horas se sumará teniendo en cuenta la diferencia horaria...
Se cierran las votaciones de esta ronda. Nuestros escritores ya están trabajando en los siguientes shots. (:
Layla- Consejo de escritores
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