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[Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
+2
Rei-chan
Layla
6 participantes
NaruSaku v2.0 :: :: Actividades :: Concursos Pasados
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[Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
En esta edición, no son duelos eliminatorios, sino que todos los participantes escribirán sobre la misma temática en cada ronda, acumulando los puntos que consigan en cada fase.
Tercera ronda: Género: romance NaruSaku / Mundo real en la actualidad (margen máximo: siglo XX).
Recordad que se puede seguir participando, y sigue habiendo posibilidades de ganar, a pesar de no entregar en todas las rondas.
A los participantes, recordad que debéis enviar vuestros votos por privado.
Sistema de votación: Hay 7 relatos, dad de 5 a 1 punto a los cinco que más os hayan gustado.
Plazo de votación: Hasta el 5 de diciembre, incluido.
SHOT 1: Ahora sí (+13)
- Spoiler:
- Ahora sí.
Sus pies se movían levemente apresurados por los bellos jardines donde la fiesta se realizaba; Llevo su mano derecha a su cabeza, sujetándose la sien por donde un punzante dolor de cabeza (Probablemente ya migraña) no lo dejaba relajarse por lo menos en la fiesta que hoy se realizaba.
Los sentimientos que en su interior se originaban, era lo que tenía su mente hecha un verdadero caos; Más que nada, era el no poder quitarse esos sentimientos específicos los que provocaban semejante jaqueca al joven azabache.
¿Desde cuándo había tenido ya ese sentimiento de culpa y resentimiento?
No lo sabía, pero lo que si tenía más que claro era el hecho de que sentía una gran y casi explosiva emoción y felicidad al ver la felicidad ajena.
¿Sera que siente como sus culpas son poco a poco depuradas?
Realmente, y aun que le costase aceptarlo, esa podría ser la realidad que vivía. Miró hacia la derecha y vio una banca donde podía sentarse, las piernas le punzaban a cada que más recuerdos e imágenes confusas llegaban a su mente, que eran, en parte, las causantes de su constante fatiga y migraña. De nuevo, llevo su mano derecha hacia su cabeza, la cual no había dejado de punzar. Ese dolor le hacía parecer que un taladro le perforaba el cráneo lentamente.
Escuchaba la música de orquesta sonar a lo lejos, aun después de años “¿Cómo había logrado el rubio idiota convencer a la pelirrosa de mal carácter?” Solo dios sabrá cómo e incluso dudaba si este mismo sabia como su mejor amigo de sabrá ya cuantos años, había conquistado a la chica de cabello extraño.
Miro su mano, en la cual descansaba un pulcro anillo de color plateado, lentamente, se quitó este mismo y miro el nombre grabado en el:“Para siempre, e incluso después de la muerte. Tuya- Karin Uzumaki”
Un sentimiento cálido fue inevitable que saliera desde su pecho; Una cálida, diminuta y bien disimulada sonrisa salió de su rostro.
¿Por qué entonces aquellos tortolos no pudieron estar juntos desde un principio…?
Esa era la pregunta que le carcomía las ideas, esa misma provocaba que su paciencia, al igual que su tolerancia, se fueran enfocadas en la búsqueda de esa respuesta, mas sin embargo, llevaba ya siglos, y esta era la primera vez que los veía juntos.
Sí, no lo negaba, la primera vez que se conocieron (La original de originales) el final de su vida le había convencido; Pero hasta ahora, que había experimentado ya ese mismo ciclo, solo que con leves modificaciones, Sasuke Uchiha con el orgullo adolorido podía decir que había cometido una estupidez en un determinado tramo de su vida.
A pesar de todo, él lo sabía, que esa no era su único “error” pero, si era el que más le marcaba y el único que por el momento recordaba.
Ciertamente, ignoraba por completo cuantos intentos llevaba ya, tratando de reunir a esos dos que hoy contraían matrimonio.¿2?
¿7?
¿12?
Si tuviese que decir un número, fácilmente diría que eran más de 20, pues a ciencia cierta, los cambios en la historia y la infraestructura no ayudaban a saber “Cuanto tiempo había pasado”. Tampoco era una cuestión que le interesaba, muy por el contrario, sentía que el tiempo solo le recordaba sus múltiples planes fallidos.
Y era que, si bien era una persona con orgullo de hierro, tampoco era una piedra sin corazón, sabía perfectamente que la pelirrosa, la Sakura Haruno con la que él se había casado originalmente, no estaba enamorado de el… Bueno, debía de aceptar tampoco él lo estaba de ella.
El punto importante era que, pudiendo ser feliz al lado de alguien que si la amaba, la chica lo había escogido a él, la interrogante era “¿Por qué?” Y si no hubiese sido por que en su debido tiempo le preguntó, realmente la culpa hubiese sido más grande.
-“Por qué el ya no me ama… ”- Respondió ella.
Y, ¿Qué paso? Pues le pregunto al rubio idiota.
-“Por qué ella te ama a ti, ella no me quiere…”- Fue lo que contestó el otro.
Entonces, casi llegando al borde de su limitada paciencia, pregunto a ambos por separado…
-“¿Y le amas…?”- Les pregunto a ambos en lugares diferentes.
Y ambos, con la mirada llena de determinación y la vergüenza acompañada, respondieron un:
-“Si, pero eso es imposible, ya estoy comprometido(a)”-
Ante esas palabras, y comenzando a atar cabos, el azabache de ojos negros llego a una muy fuerte conclusión.Ellos le había hecho un favor sacándolo de la oscuridad, ahora él les regresaría el mismo mostrándoles la luz.
Y ante esa decisión, Sasuke Uchiha se había prometido cumplirla así paseasen mil años... Hoy en día, después de sabrá dios cuantos años o siglos, la promesa parecía cumplirse; Mirando al cielo, el chico de ojos color carbón pensó en todas las veces que ese par de idiotas pudieron ser felices, y de nueva cuenta, el extraño sentimiento de culpa le llegaba al pecho.
Si, debía reconocerlo, la primera vez estuvo con Sakura, pero dejaría bien en claro que solo había sido esa, las otras veces, la chica terminaba con algunas personas que ni conocía, otras por el contrario, le toco ver más de una vez como la mencionada terminaba con hombres como lo era un rubio de largo cabello llamado “Deidara” y en otra ocasión, la vio comprometerse con un pelirrojo de ojeras enormes.
Hasta cierto punto, comenzaba a creer que la pelirrosa tenía alguna especie de fetiche por los chicos de “Apariencia ruda”, y por el contrario, el propiamente se sorprendía de que su rubio idiota-mejor amigo, escogiera a las chicas más… ¿Tímidas? Que pudiera encontrar.
La primera vez fue Hinata, y las posteriores a esa, le siguieron varias del mismo carácter…
¿Dicen que los polos opuestos se atraen…? ¿No?
Pues como quien lo dice, eso no aplicaba mucho en los dos tortolos que hoy se casaban.
Hoy por fin el chico podía respirar tranquilamente, pues con su disimulada felicidad, podía ver como ambos idiotas (como acostumbraba decirles) sonreirán con una felicidad casi contagiosa.
Soltó un suspiro y miro de nueva cuenta al cielo, justo cuando su mente comenzaba a divagar sobre volver a la fiesta en celebración a la boda de sus amigos, sintió como alguien le tocaba el hombro.
Sorpresa, sorpresa.
-Sasuke-kun, ¿Estas bien…?- Dijo una chica de cabello rosa, sosteniendo con ambas manos su ostentoso vestido blanco.
-Oye, Teme- Escucho decir a Naruto con el ceño fruncido- Voy a golpearte por preocupar a Sakura-Chan el día de nuestra boda…
Al ver el silencio del chico, el rubio comenzó a preocuparse.
-Emm, idiota, ¿Estas bien?- Pregunto el de ojos azules.
Y alzando la cabeza, el de cabellos azabaches se puso de pie ante la atenta mirada de los ahora esposos. Sacudió su pantalón y camino un par de pasos antes de volver a hablarles.
-Estoy bien, solo pensaba que hoy, ahora sí, se les cumplió-
Y sin embargo, a pesar de no haber entendido esas palabras, la pareja de recién casados no hizo más que tomarse de las manos fuertemente.
Ese también era un sentimiento de ellos dos, uno que compartían desde el tiempo que eran simples amigos.
Ese que ahora les decía, que “Ahora sí” podían ser felices juntos.
Si, ahora si…
SHOT 2: El artículo
- Spoiler:
- Shinachiku hizo una mueca. Aquel encargo no le gustaba demasiado. En realidad, había pocas cosas de su trabajo que le gustaran. Pero pagaba las facturas, y le dejaba tiempo suficiente para “escribir de verdad”.
Su primera novela no había sido el éxito que él esperaba. Para que se publicara tuvo que hacerse cargo de los gastos de edición, lo que no solo redujo el beneficio total hasta prácticamente cero, sino que además se llevó gran parte de sus ahorros. Sabía que no era una novela merecedora de un Premio Nobel, pero esperaba que su obra y éxito posteriores bien valiesen algún día una segunda edición, una que la gente comprara.
Así que ahora la revista simplona y superficial para la que trabajaba quería que hiciera un artículo “mágico y totalmente sobrecogedor” sobre el amor de verdad.
Al menos no tendría que revisar blogs de pseudo-actualidad para esto, pero tampoco era un encargo fácil.
Shinachiku Uzumaki Haruno, veintisiete años. Número de relaciones exitosas: cero. O al menos eso creía, ya que no había tenido ninguna relación que no hubiera llegado a su fin tarde o temprano, y ninguna de las chicas con las que había salido le había venido a la mente con todo el asunto del amor verdadero.
Podía parecer un escéptico, un cínico del amor más, pero no era el caso: Shinachiku sabía muy bien que el amor verdadero no estaba limitado a los cuentos de hadas, sabía que era algo muy real. Había formado siempre parte esencial de su vida y su educación.
Una idea que se le antojó alocada cruzó por su mente. Pero… ¿y por qué no? No perdía nada con preguntarles. Mandó un mensaje para avisar: esa noche, iría a cenar a casa de sus padres.
—Interesante encargo en que te han hecho —comentó su madre, sirviendo unas copas de vino para la cena.
—Sí… pero no es que sea mi especialidad.
—Bueno. Como tú mismo sueles decir, solo buscan lo que quieren que les digan, no les interesa el realismo. Visto así, no será muy difícil.
—Ya. Pero quizá… —Shinachiku se pasó la mano por el cabello, de un rubio algo más pálido que el de su padre—. Para una vez que puedo aportar realismo y escribir sobre algo en lo que creo…
Shinachiku miró fijamente a su madre. Ella le devolvió la mirada. Verde contra verde, leyendo los pensamientos del otro, como llevaban haciendo toda la vida.
—¡Abrid paso al asado! —exclamó Naruto, irrumpiendo en la sala con una gran pieza de carne sobre una bandeja de horno.
—Naruto, cariño…
—¿Sí? —preguntó algo confuso por el tono con el que le había llamado su esposa.
—Siéntate… tu hijo va a hacernos una “proposición indecente”.
—Ah, claro —dijo sonriendo. Le sacaba veinticinco años y aun así, su padre era la persona más abierta a los disparates que Shinachiku había conocido nunca.
Shinachiku comenzó a explicarse. Sabía que no era el trabajo de su vida, peor las buenas oportunidades había que aprovecharlas y, conociendo la mejor historia posible sobre el tema que le habían pedido, no podía simplemente dejarlo pasar.
—Yo estoy dentro —dijo Naruto, antes incluso de que su hijo terminara de hablar.
—Por supuesto —dijo, marcando mucho las palabras para reclamar su atención—, se publicarían detalles personales vuestros.
—Ya, ya —asintió Naruto—-. Ya he dicho que sí.
—¡Pero Naruto! ¿No crees que deberíamos pensarlo un poco?
—Y lo he pensado. Nuestro hijo cree que merece la pena escribir sobre nosotros, y si puedo ayudarlo y presumir a la vez de Sakura-chan y de nuestra historia, ¡me parece un plan perfecto!
Sakura pasó su vista de un rubio al otro, del padre al hijo.
—No es que publicar los detalles de nuestra vida privada me parezca precisamente el plan perfecto, pero si es lo que quieres, cuenta con nosotros.
—¡Bien! —exclamó Shinachiku, levantándose de golpe.— Y tranquilos, llegaremos hasta donde queráis. No escribiré ni una palabra que no queráis que escriba.
—Entonces… ¿quieres que repasemos un borrador, o algo así? —preguntó Naruto. Shinachiku negó enérgicamente con la cabeza, con una sonrisa de oreja a oreja.
—Mucho mejor. Durante los próximos días, os entrevistaré a ambos. Juntos y por separado.
Naruto y Sakura compartieron una mirada cómplice, pensando dónde se acababan de meter.
Después de la cena, la familia al completo se sentó en los sofás del salón. Shinachiku sacó una pequeña grabadora y les pidió que hablaran como si él no supiera nada de ellos.
—Bien, empecemos. ¿Cómo os conocisteis? —Naruto pasó un brazo por los hombros de Sakura.
—En el colegio, estuvimos en la misma clase durante la primaria —respondió ella.
—¿Y cuándo empezasteis a salir?
—Cuando teníamos diecisiete años.
—¿Cómo fue ese periodo, entre cuando os conocisteis y cuando empezasteis a salir?
—Pues… —la pareja se miró, dudando un poco. Finalmente, Naruto continuó hablando:— Tu madre siempre ha sido preciosa, desde pequeña. Siempre ha sido muy inteligente y sensible. Y a pesar de ello, siempre ha sido más fuerte que la mayoría de la gente. Pero… no siempre ha tenido tan buen gusto.
—¡Naruto! —protestó Sakura, dándole un ligero codazo en las costillas.
—¡Ay! ¡Pero si es verdad!
—Vamos, no os peleéis. Hace ya mucho tiempo de eso.
—¿Nos estás llamando viejos? —exclamó Naruto. También Sakura miraba amenazadoramente a su hijo, que dejó escapar un suspiro.
—No, no pretendía ofenderos. Venga, contadme que es lo que pasó.
—Era una niña, ¿de acuerdo? Que un chico fuera popular era motivo suficiente para que me gustara —Shinachiku señaló a su padre.
—¿Y él no era popular?
—No… yo era más bien al que siempre ponían como mal ejemplo. Siempre estaba castigado o haciendo algo por lo que me castigarían.
—Sí, eso me lo creo. Entonces mamá, ¿te gustaba otro chico antes que papá?
—Puede decirse que sí. Aquello duró hasta que teníamos quince años. Yo justificaba todo lo que él hacía, que no eran precisamente pequeñas travesuras como las de Naruto. Pero llegó un punto en el que no era capaz de justificar nada más. No se estaba convirtiendo en una buena persona y cuando alguna vez sonreía, descubrí que solo sentía desconfianza. Un cambio radical de un día para otro no es creíble cuando hay tanto mal sobre los hombros de alguien.
—Vaya. ¿Quieres que incluya esto?
—Sí, si estamos hablando del amor verdadero, creo que es importante que a tus lectoras adolescentes les quede claro lo que no lo es.
—De acuerdo. Y mientras tanto, papá, ¿a ti sí te gustaba ella, verdad?
—Más que el ramen —rió—. Además, estaba muy preocupado por todo lo de ese chico. Él era amigo mío, pero ella también y además, la chica que me gustaba.
—Muy bien. No sabía nada de eso, pero muy bien —Shinachiku carraspeó—. Entonces, mamá queda libre a los quince años y, ¿qué ocurre entre vosotros?
—Nos volvimos más cercanos —dijo Sakura, y se volvió hacia Naruto—. ¿Tú lo explicarías así?
—Sí, yo creo que sí. Los dos estábamos preocupados por el otro y a la vez, nos apoyamos el uno en el otro.
—Pero tardasteis otros dos años en empezar a salir —apuntó Shinachiku.
—¡Qué negativo es este chico! —exclamó Naruto.— De verdad, no sé de quién has sacado eso.
—¡Oye! Yo solo intento haceros una entrevista objetiva, salvo por llamaros “papá” y “mamá”, porque sé que si os llamo por vuestros nombres, te daría la risa.
Naruto se quedó callado unos instantes y al poco, se le escapó una carcajada solo de imaginárselo. Su familia lo miró boquiabierta.
—Sí —comenzó al fin Sakura—. Realmente no tardé mucho tiempo en sentir algo por él, incluso algunas personas me lo notaron. Pero él estaba empecinado en protegerme, y cuando un buen día se me ocurrió declararme, me rechazó.
—¡Sakura-chan! ¡Pero no lo cuentes así!
—Es lo que pasó.
—Pero yo creía que tú todavía estabas enamorada de él y no quería que te arrepintieras…
—Papá —interrumpió Shinachiku—. Sí, eso te pega. Totalmente. —Naruto se cruzó de brazos, enfurruñado.
—Sin embargo, después de eso y sin venir a cuento, le dijo a su padre que yo era su novia —contó Sakura, llevándose ambas manos a la cara—. Me quise morir de la vergüenza.
—¡Sí que venía a cuento! ¡Él me lo preguntó!
—¿Pero no crees que deberíamos haberlo hablado nosotros primero?
—Estáis locos de remate —suspiró Shinachiku—. No me extraña que acabaseis juntos. A ver, ¿podríais explicar entonces cómo ocurrió?
—Sin querer, en realidad —contestó Sakura, riendo—. Para entonces pasábamos mucho tiempo juntos y una noche quedamos para ver una lluvia de estrellas fugaces. Fuimos a las afueras, al puente del Cielo y la Tierra, y nos sentamos a esperar. Y de pronto, Naruto me besó.
—No lo había planeado ni nada —explicó Naruto—. Pero estando allí, tan a gusto simplemente esperando a su lado… cuando la vi sonreír al ver alguna estrella fugaz no pude, ni quise, controlarme.
—No olvidaré nunca cómo me miraba cuando nos separamos después de que le devolviera el beso —dijo Sakura.
—Ni yo la sonrisa que tenías —Naruto acarició con suavidad la mejilla de su esposa. Al poco, ambos soltaron un embelesado suspiro a la vez y miraron a su hijo.
—Entonces… —comenzó Sakura—. ¿Ya tienes tu historia, hijo?
—¿Eh? No, no. Esto apenas es la punta del iceberg.
—¿Qué quieres decir?
—No busco la historia de dos adolescentes que empiezan a salir. Quiero decir, sí, pero eso es solo el origen. Quiero la historia de una pareja que lleva treinta y cinco años junta, que tienen gestos de cariño entre ellos hasta cuando se pelean, que dan envidia a todos con solo verlos.
—Pero hijo —rió Naruto—. Eso puede ser muy largo.
—Sí, ya lo sé. El comienzo es una parte importante, y por supuesto que yo voy a añadir mi propia visión. Solo necesito veros por separado para que me contéis un poco sobre vuestro matrimonio.
—Está bien —dijo Sakura—. Tú eres el experto.
Al día siguiente, Shinachiku buscaba a su madre entre el mar de batas blancas que inundaba la cafetería del hospital, hasta que la propietaria de una de las batas le hizo señas con la mano. La besó y se sentó a su lado.
—¿Has pedido por mí? —preguntó al ver dos bandejas sobre la mesa.
—Había mucha cola. ¡Y además soy tu madre, sé lo que te gusta! —y era verdad, aunque la comida del hospital no era precisamente de lo mejor que hubiera probado.
—Pongo la grabadora, ¿de acuerdo? —al ver asentir a Sakura, pulsó el botón de grabado—. ¿Nombre?
—Mamá.
—¡Mamá!
—¿Sí?
—Hagámoslo en serio, es solo rutina… ¿Puedes decir tu nombre, edad y ocupación?
—Sakura Haruno. Cincuenta y dos años. Cirujana cardiotorácica.
—Bien, gracias. ¿Cuánto tiempo llevas junto a Naruto Uzumaki?
—Treinta y cinco años, un mes y doce días —dijo Sakura sin pensárselo.
—Cuánta… precisión. ¿Cuál dirías que ha sido el mejor momento de todo ese tiempo?
Sakura se quedó pensando unos momentos, y finalmente sacudió la cabeza.
—Ninguno.
—¿Cómo que ninguno? —exclamó sorprendido Shinachiku.
—Cada vez que lo encuentro mirándome y sonríe de esa manera… Cada vez que me despierto a su lado… Cuando nos enteramos de que íbamos a tenerte, cada vez que estamos los tres juntos o solo los dos pero sabemos que tú estás bien. No hay un mejor momento, Shinachiku. Hay toda una vida.
—Me gusta eso. Y me alegro mucho de que pienses así. Bien —carraspeó—, ¿cuál dirías que es la mejor cualidad de tu pareja?
—Haces preguntas muy difíciles. Su alegría, su ánimo, su energía, su constancia… Si tengo que decirte solo una… su buen corazón. Creo que es lo más importante de todo.
Shinachiku realizó algunas preguntas más a su madre y se separaron para volver a sus trabajos. Esa noche, aprovechando que Sakura tenía guardia en el hospital, Shinachiku y Naruto quedaron para cenar fuera.
—Dos risotos y dos filetes, por favor —le dijo Naruto al camarero. Shinachiku hizo una mueca, ya no era un niño para que sus dos padres pidieran por él en el mismo día. Pero entonces, Naruto se volvió hacia él—. ¿Y tú qué quieres?
—Lo mismo que él, pero solo una de cada —pidió, riendo—. ¿Has tenido un día duro?
—Bah. Normal —rió también. Cuando ya habían empezado a comer, Shinachiku sacó la grabadora.
—¿Empezamos? —un gesto de su padre lo animó a continuar—. ¿Puedes decir tu nombre, edad y ocupación?
—Naruto Uzumaki, cincuenta y dos años. Me ocupo en lo que puedo, pero trabajo como juez.
—Bien. ¿Cuánto tiempo llevas junto a Sakura Haruno?
—Treinta y cinco años, un mes y doce días —dijo en apenas un segundo.
—¿Por qué los dos lo sabéis con tanta exactitud?
—Porque lo recordamos cada día. Es como… si cada día fuera una especie de aniversario. Cada uno cuenta.
—Es bonito. Vale, ¿cuál dirías que ha sido el mejor momento de todo ese tiempo?
—A ver… —se detuvo a pensar unos momentos—. El beso que nos dimos al despedirnos esta mañana. ¡No, espera! Saber que la veré en unas horas. Cuando le pedí que se casara conmigo, en el mismo lugar en el que nos dimos nuestro primer beso. No, no… cuando te tuvimos en brazos por primera vez. O… —bajó los brazos de golpe— ¿tengo que decir solo uno? Es como que… siempre es el mejor momento, estando con Sakura-chan.
—Creo que capto la idea —sonrió—. ¿Cuál dirías que es la mejor cualidad de tu pareja?
—Vaya. ¿No te bastó con lo que dije ayer? Pues… lo mejor de todo, es que a pesar de ser así, sigue queriendo estar conmigo —rió Naruto—. No soy bueno con estas cosas, lo siento, hijo.
—No pasa nada. De hecho, creo que es perfecto. Bueno, pues…
—No, no —interrumpió Naruto—. Verás… quería pedirte yo también un favor…
Un par de días después, salió el siguiente número de la revista para la que trabajaba Shinachiku. En la portada anunciaba un artículo muy personal que había en su interior. Sakura la compró de camino al trabajo y la leyó en el primer descanso que tuvo. La verdad es que estaba algo nerviosa, pero el artículo era precioso. Hablaba de ellos con total delicadeza y transmitía un poco de ese sentimiento tan especial que compartían Naruto y ella.
Cuando ya casi había terminado de leer lo que Shinachiku había plasmado de la entrevista que le realizó a Naruto a solas, Sakura se detuvo atónita ante unas líneas que no esperaba:
“Mi querida Sakura-chan,
Gracias por quererme y por elegirme día tras día. Gracias por todo el tiempo que hemos compartido y por todo el que nos queda por delante. Pero sobre todo, gracias por ser como eres. Por hacer que cada día y cada instante, esté profundamente orgulloso y agradecido porque siempre hayas sido mi compañera, mi mejor amiga, y la mujer de mi vida.
Siempre hemos sido tú y yo, y siempre lo seremos.”FIN.
Última edición por Layla el Jue Nov 27, 2014 2:28 pm, editado 1 vez
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
SHOT 3: Dulces sentimientos
SHOT 4: ¡Todo por una cita!
SHOT 5: Las 7 fases del Romanticismo
- Spoiler:
- "¿Te gusta el chico Sakura?"
Últimamente no escucho otra cosa, ¿qué significará para mi amiga el amor? Ella pregunta como si fuese algo fácil de saber o si quiera de predecir. ¿Gustarme? ¿En qué podría basarme para decantarme por uno u otro? Es todo tan relativo...
Así como me confunde el cambio que veo ahora, encuentro personas que se declaran a otras como quien come churros, y al día siguiente dicen "te quiero" (si la primera no les salió bien) como si fuese saludar por las mañanas. Ojala yo tuviera esa soltura, al final creeré las palabras de Ino."A este paso morirás virgen querida amiga."
Luego viene su risa escandalosa cuando alzo una ceja y la miro atravesadamente. Mis ojos se transforman en dagas listas para la matanza. Argumenta que está dicho sin ánimo de ofender, algo que a veces dudo.
Decidí recogerme el cabello en una coleta alta, llevarlo suelto en estos días tan calurosos (teniendo en cuenta mi considerable largura) era un poco molesto. Suspiré cuando volví mi vista jade al encerado, ¿por qué siempre damos lo mismo? No sé quien era Napoleón y dudo que lo conozca alguna vez.
Si no sería un muerto viviente.
Sentí nuevamente un escalofrío, no debía buscar el origen de la sensación, sabía que se trataba del chico que se encontraba a mi espalda. No lo conocía, únicamente sé que lo cambiaron a esta clase porque tuvo problemas en la otra. Esa última información también la desconozco detalladamente.
Lleva mirándome desde que le dio por prestar atención a mi persona (nada más entrar a este aula), entiendo que mi cabello es extravagante (no sería la primera vez que se quedan pasmados mientras le surgen las dudas de un tinte), pero lo suyo es obsesión. ¿Y si algún día me lo encuentro en la calle y me secuestra? Pero aun, ¿y si me gusta?
El sujeto está de buen ver, ¿para qué mentir? Sin embargo, su mirada turbia no me suaviza nada la idea de la apariencia. Da miedo... y, por mi parte, curiosidad sobre su comportamiento."¿Por qué escondes tu frente?"
Fue lo único que me dijo nada más verme, desde entonces, no se dignó a dirigirme la palabra. Aparecía en sitios claves para mirarme sin ningún disimulo para posteriormente marcharse a la par que yo. ¿Qué mal he hecho para que me ocurra esto? ¿Le habré insultado o algo?
Mientras mi cabeza volaba lejos, al mundo de mis fantasías e inexplicables soluciones para las mismas, las clases fueron pasando lentas y monótonas.~~~~~~~~
¿Qué clase de pacto maligno han hecho las maquinas expendedoras para tragarse siempre el dinero y dejar colgando el producto? ¡Son más efectivas que una hipoteca!
─Maldita sea... ─comencé a zarandearla mientras la maldecía en alto, estoy segura que llamaré la atención de todos mas me daba igual. ¡Quiero mi bollo! ¡Tengo hambre!
─Así no funcionará. ─mis manos se paralizaron, yo conozco esa voz.
─¿Eh? ─¡era él! Naruto, o algo así─. Hola, no te había visto.
─No me extraña. ─el muchacho se acercó a la maquina dejando por un momento la mirada penetrante para centrarla en el horrible artefacto enviado pos Satanás para comerse las monedas de todos. De un golpe, hizo caer mi bollo y algún paquete de más.
─¿Cómo lo has hecho?
─Más vale maña que fuerza. ─la comida me fue tendida por su mano─. Ten.
─Muchas gracias, esto...
─Naruto. ─al final no me equivoqué, no suelo estar muy atenta cuando pasan la lista, pero ese chico tiene algo especial y quise saber su nombre─. ¿Y tú eres?
─Sakura Haruno, un placer. ─parecía mentira que fuese la segunda vez que hablamos, con todas las veces que coincidimos. Aunque la primera no llegó a ser ni una conversación.
─Igualmente, sino necesitas nada más, me retiro. ─¿por qué era así? Siempre estaba solo y con restos de enfado en el rostro, tenía curiosidad.
─Espera...
─¿Qué ocurre?
─¿Te gustaría acompañarme a comer? Tengo un paquete de más.
Para mi sorpresa, el muchacho me dedicó una sonrisa amable (a mi parecer) totalmente sincera. ¿Y ese cambio? ¿Tendrá algún trastorno de personalidad? Hasta su mirada parecía haber cambiado de matiz, no la veía tan apagada, sin esa falta de vivir.
─¿Estás segura?
─¿Debería dudarlo? Solo te he invitado a comer.
─Está bien, ¿dónde nos ponemos? Todas las mesas andan ocupadas.
─Fuera hay un banco, ¿te apetece ir? ─asintió comenzando a andar, con una seña indicó que no me adelantaría, supuse que lo que quería decirme es que fuésemos a la par.~~~~~~~~"Simplemente soy así."
Sentenció antes de levantarse y marcharse. Solo quise saber el motivo del cambio de clase, pero estaba claro que me había metido donde no me llamaban, puesto que su semblante cambió. La conversación disminuyó (aunque tampoco teníamos mucha) y el ambiente se notaba más tenso. No me gustó el resultado, solo quise conocerle mejor."No deberías estar con él Sakura, es muy problemático."
Supongo que Ino me lo dijo como amiga mas no podía quitarme de la cabeza la idea de trazar un vínculo con él. ¿Por qué no? Todo el mundo necesita un apoyo de vez en cuando, por muy resistente que esa persona parezca ser.
Naruto todavía me miraba, es más, ahora sentía sus ojos más ardientes que nunca. Con ese rostro de odio total al mundo, sus párpados ni se cerraban. Me encontraba en su punto de mira sin saber qué hacer. Lo mejor sería disculparme.
Giré un poco la cabeza, quería comprobarlo bien. Nuevamente, me dedicó esa sonrisa alegre, ahora la veía bien. Era falsa.~~~~~~~~
─¡Naruto!
Suerte que él era más alto que yo, entre la gente no veía nada. La escuela se convertía en una auténtica estampida de rinocerontes locos cuando daba la hora de salida. El viento fue una gran guía, así como revolvió mi cabello me ayudó a ver mejor el del rubio.
─¿Hum? ─al girar, sus labios dibujaron una sonrisa─. Anda, ¿se te ha quedado algo atascado otra vez?
─No, solo quería disculparme.
─¿Por qué?
─No quise meterme en tu vida, sé que estuvo mal y te pido perdón por ello.
─¿Estabas tan mal por eso? Te martirizas demasiado. ─un momento... ¿él supo que me encontraba triste por lo ocurrido?
─¿Eso significa que no estás molesto?
─No, me da igual que me preguntes. Entiendo que quieras conocerme mejor.
─¿Entonces por qué te fuiste?
─Acepto que tú te acerques a mí, pero no que me espíen. ─¿qué yo...? ¿Ha dicho lo que he oído? Sentí el calor del mundo concentrado en mi cuerpo, ¿¡no debería estar en el núcleo de la tierra!?
─¿Cómo?
─¿No te diste cuenta? Varias personas estaban poniendo la oreja. ─como un flechazo fugaz, sentí mis facciones relajándose y mis dudas livianas del todo. O sea que yo no le molesté, que bien.
─Pues no la verdad...
─No es nada, yo las vi de casualidad. ─acomodó mejor su mochila, frotándose el cabello con la mano. Parecía nervioso─. ¿A dónde vas?
─A casa, tengo que hacer unos recados.
─Si quieres te acompaño. ─el mundo se volvió borroso, el esquema que tenía de él se rompió. ¿Llevaba esperando a que nos habláramos para decidirse por acompañarme? Siempre hemos tomado el mismo camino, claro estaba, a distancias diferentes.
Creo que lo último que hice fue asentir.~~~~~~~~"Hasta mañana Cerezo."
Su figura se distorsionó en el horizonte; sin embargo, sus palabras siguieron presentes en mi cabeza. Sentía las mejillas arder al recordar el tono dulce que poseía aquella última palabra. Era el significado de mi nombre.
Desde entonces, comenzamos a acercarnos más. Era cierto que ahora solo hablábamos una vez por semana, antes ni eso. Así que, supuestamente, se le puede llamar un avance. Ino siempre me advertía lo mismo, mas yo no veía que había de malo en él. Al contrario, cada día que pasaba veía todas sus facetas. Bajo esa máscara se escondía alguien sincero y dulce."Sakura, andas muy despistada últimamente."
No me esperaba (ni por asomo) que la profesora me soltara eso, en ese instante, sentí la mirada de Naruto más hondo en mí. Estaba al tanto de cada movimiento mío, el único cambio era que ya no me daba miedo. Empezaba a acostumbrarme a su mirada."Despierta Cerezo."
Las clases terminaron, aun me costaba centrarme, fue de las más aburridas que el mundo jamás ha sufrido. Nuestro aula precisamente. Sonriente, me acerqué a él quien se ofreció a llevarme la mochila (algo sonrojado). De reojo, pude ver la mala mirada de Ino, ¿por qué se ponía así?~~~~~~~~
El viento soplaba fuerte, el pasaje de un libro llegó a mis recuerdos. Relataba el hecho de que el aire traía malas noticias cuando sonaba por el lugar.
─Sakura.
─¿Ino? Por fin te veo, últimamente no...
─Necesito hablar contigo.
─¿Ocurre algo malo?
─Ven. ─me arrastró hasta buscar la protección de un árbol, como si de un espía se tratase, observó a ambos lados para verificar la soledad de nuestro entorno─. No creo que haya nadie.
─Irónico, debería estar lleno teniendo en cuenta lo que hemos destacado moviéndonos así.
─Muy graciosa. ─rodó los ojos para posteriormente mirarme seria─. Sabes de qué te voy a hablar, ¿cierto?
─¿De Naruto?
─Sakura, deberías hacerme caso, no es lo que piensas.
─¿Y cómo es según tú?
─¡Problemático! ¡Le han expulsado ya de cinco institutos! Hasta le han cambiado de clase y solo lleva unos meses.
─Conmigo no es así, es muy amable.
─Solo te quiere encandilar.
─¿Para qué querría conseguir eso?
─Para acostarse contigo, ¿yo qué sé?
─Ino, no deberías hablar así de él. A mí me parece gran persona.
─Sakura... ─suspiró abatida─. Siempre envidié tu capacidad de confiar en todo el mundo a primeras.
─¿Eh?
─Ten cuidado, ¿vale? Volvamos a casa juntas, ¡hoy quiero ir de compras!
─¿Te importa que la acompañe yo o soy muy mala influencia? ─la voz provino de arriba, a pesar de que el viento y las hojas de los árboles la distorsionaban, pude reconocerla. Era de Naruto.
─No puede ser... ─la rubia observó hacia la copa─. ¿Qué haces ahí?
─Me gusta escalar, además, se pueden oír conversaciones muy jugosas. ─bajó de un salto, como si la gravedad no le afectase─. ¿Así que te parezco problemático? Más bien diría que estás celosa de que te robe a Sakura.
─Eso es una tontería, no me gusta que pase tiempo contigo.
─Ya veo, ¿te gustan las chicas? ¿Eres tortillera?
─¡Por supuesto que no! ─aunque le costó responder un poco, explotó en furia asesinando a Naruto con la mirada─. Además, ¿qué hay de ti? Nunca te he visto con novia.
─¿Cómo lo sabes? ¿Me espías gran cúmulo de perversión?
─¡Cállate! ─sonreí para desviar la atención de ambos.
─Naruto, ella tiene novio, déjala ya anda...
─¿Quién? ─en sus labios se mostró una risa maléfica─. ¡Oh! ¿Te refieres al cabeza piña que le parece todo problemático? Veo que la actitud se pega.
─¿¡Cómo has llamado a Shikamaru!?
Creía que pronto se echarían uno encima del otro, así que los detuve. No sé porque opté por Naruto en vez de marcharme con mi mejor amiga. Simplemente fue un impulso. Mediante una excusa boba e improvisada, me alejé del lugar con el chico tratando de ocultar los nervios.~~~~~~~~"¿Así me ves tú?"
Naruto saltó con otra pregunta cuando le planteé una de ellas, parecía nervioso y, a pesar de ser él quien insistió en acompañarme, apenas hablaba. Sonreí para tranquilizarle y observé el viento meciendo un columpio solitario. No dudé en negarlo, creía que había escuchado nuestra conversación, le defendí en todo momento.
Sus facciones se relajaron, como por arte de magia, la sonrisa que (por lo que cuenta Ino) solo aparece conmigo, salió de la nada para alumbrar mi día gris. Imité su gesto, me sentía tan bien en su presencia que hasta perdía la noción del tiempo. El problema radicaba al llegar a casa, echaba de menos a alguien y mi cabeza divagaba sin sentido.
Llegué a plantearme si no estaría mal por su ausencia.
Sentí un peso sobre mis hombros, al comprobar que se me había posado en el cuerpo, reconocí el color naranja chillón de la nueva prenda. Naruto me había cedido su chaqueta, debió haber visto como tiritaba. Al atraerla más a mí, pude oler la fragancia que desprende el joven pegada al abrigo."¿Mejor?"
Todas sus palabras, fuera cual fuese el contexto, sonaban dulce y diáfanas en mis oídos. ¿Será que me estaba montando una película de las buenas? Abracé su prenda nuevamente, estaría volviéndome loca mas me sentía protegida con su contacto.
Al de unos segundos, no fue su chaqueta lo único que me envolvía, su mano se apoyó en mi cabeza y, a su vez, yo en su pecho. Sentí su respiración agitada, desde aquí podía oír su corazón latiendo a cien por hora. No alcé la vista, sin embargo, apostaría mi brazo diciendo que estaba sonrojado. Agradecí su ayuda y detalle."De nada Sakura-chan."
Fue un susurro, una caricia de primavera. No pasó desapercibido para mis oídos a pesar de ser prácticamente un sonido apagado. ¿Me había llamado Sakura-chan? ¿O tengo cera en los oídos?
Enterré mi rostro en su pecho nuevamente, ¡estoy sonrojada! No quería que me viera, sentía mi cara arder, dentro de nada empezaría a pitar como una olla a presión. Cerré los ojos intentado canalizar mis pensamientos a otro lado. Piensa en cosas frías Sakura, no es tan difícil.
Sus brazos se aferraron una vez más a mí. Comienzo a entender porque noto su ausencia.~~~~~~~~
─¡Despierta de una vez!
─¿Eh? ¿¡Por qué me gritas ahora Ino!?
─¡Porque no me estás haciendo ni caso!
─¡Claro que sí!
─¡Tendrás morro! A ver, ¿qué he dicho?
─Que el sujetador que te compraste no te vale.
─¡Eso fue la semana pasada!
─¡Bastante que me acuerdo con la mala memoria que tengo!
─¿Se puede? ─debería haberle mirado, sin embargo, su sonrisa empezaba a ponerme nerviosa. Ahora que lo pensaba, todo en él siempre me alteraba. ¿Realmente me daba miedo que me mirase o era otra cosa?
─Naruto... ─Ino susurró incómoda, me lanzó una mirada de ayuda.
─¿Qué haces aquí? Creía que tenías entrenamiento...
─No he ido, quería estar contigo Sakura-chan. ─maldita sea, giré la cabeza para evitar que me viese nuevamente el sonrojo.
─Deja de llamarme así.
─¿No te gusta? Tu cara opina lo contrario.
─¡Naruto!
─Sí, perdona, no ha sido nada. ─consiguió estallar los nervios de Ino mirándola mal─. Hay gente que te está buscando, ¿por qué no vas a buscarla?
─¿Sí? Gracias por la información, me retiro. Adiós. ─ni me dio tiempo a despedirme, para cuando parpadeé, la puerta del lugar ya estaba cerrándose.
─¿Tan gallina es? ─sonrió triunfante, rodé los ojos.
─Bueno... Nunca le ha gustado meterse en problemas. Se siente mal por lo que dijo de ti.
─Pues no se ha disculpado.
─Normal, está asustadísima la pobre.
─Ten. ─cambiando de tema drásticamente, me tendió una flor de cerezo.
─¡Es preciosa! ¿Dónde la tenías?
─La escondí al sentarme junto a mí, era sorpresa. ─claro, debió de ser cuando no le miraba por miedo a ponerme nerviosa.
─Muchas gracias, me encanta.
─Me alegro. ─la distancia terminó, sus labios se sellaron en mi mejilla─. Voy a por algo de comer, ahora vuelvo.
─C-claro...
Allí me dejó, con el corazón a mil y los pensamientos a flor de piel, cada uno más real que el otro.~~~~~~~~
Pasaban los días y no sabía dónde meterme. Cada vez peor, mi corazón no lo soportaría. Mataría por unos minutos con él, sin embargo, no conseguía centrarme ni calmarme. Para colmo, era muy mala actriz, incluso la gente que rara vez tenía contacto conmigo se daba cuenta.
Comencé a cerrarme en banda, cuanto más me protegiera, menos sabrían de mi estado. ¿Por qué me tuve que fijar en él si solo era un amigo? Alargando la mano, tomé la flor que me regaló. Estaba algo pachucha ya, mas no se negaba a caerse del todo. Aun sujetaba parte de sus pétalos. Era casi más resistente que yo, que me derrumbé nada más descubrir mis sentimientos."Sakura estás rara, dime que te ocurre por favor."
Por mucho que Ino me abordase en cada paseo que doy para despejarme, termino dándole largas para aliviarla. Ni yo misma podría explicarme, ¿qué puedo hacer? Naruto me hechizó y ahora no podré salir del conjuro.
Cada noche se convertía más pesada que la anterior y, la carga, todavía peor. No conseguiría aguantar así toda una eternidad, sobre todo con el rubio tras de mí. Se dio cuenta de mis huidas hacia él y ahora, sí necesitaba perseguirme para poder hablar conmigo. No quería hacerle esto pero tampoco deseaba confundirle."¡Sakura-chan! ¡Llevas días sin hablarme! ¿¡Qué te pasa!?"
Repetía la frase cada vez que podía, intentado derribar mi escudo. Hasta que lo consiguió un día y se me escaparon los sentimientos. Se quedó petrificado, balbuceando por un lapso de tiempo palabras sin sentido. Lentamente, acortó distancias conmigo, después, con mis labios.
Abrí los ojos sorprendida, ¿m-me estaba besando? Sentía calidez y protección. Cuando conseguí reaccionar, le devolví el beso. Se alejó con una sonrisa triunfal en el rostro."Creía que solo escucharía esto en mis sueños."
Su sonrojo invitó al mío, abrazados bajo el suave abrazo del cerezo, me acerqué más a él para devolverle el beso que me dio antes. El muchacho sonrió alegre y nervioso, explicándose rápidamente que quería declararse él y no se atrevía.
Al cerrar los ojos para sonreírle, el viento se levanto, junto a él, obtuve un nuevo beso. Tremendamente cariñoso."Naruto, me alegro de que te cambiaran a mi clase."
SHOT 4: ¡Todo por una cita!
- Spoiler:
- --Ella es hermosa—Dijo Naruto, mostrando una cálida sonrisa, mientras miraba directamente a su mejor amigo--. ¿No lo crees?
Sasuke tomó aire con desesperación y bastante cansancio.
--Llevas así tres días… ¡Sólo levanta ese trasero y háblale! Idiota.
Aquellas palabras, de alguna manera, animaron a Naruto, quién miraba disimuladamente a la joven al fondo de aquella cafetería. Era una chica delgada, de un tono claro de piel y ojos grandes, redondos y verdes. Tenía un vestido floreado de color rojo, a juego con los botines y la media negras caladas, un peculiar cabello de color rosa, y entre sus manos, leía un libro lo bastante grueso como para hacer delirar a Naruto.
--Bien… --Susurró Naruto, frotando sus manos con mucho nerviosismo--. ¿Qué tal me veo, Dobe?
--Como un idiota—Contestó, ignorándolo y centrándose en sus panecillos recién preparados.
Naruto sonrió y se levantó con un estilo glorioso. El de un depredador listo para conquistar. Con sus jeans oscuros y la playera negra, cubriendo sus brazos con su chamarra naranja favorita.
Aquella chica, sin duda alguna, lo estaba volviendo loco. Desde hace apenas un par de semanas, había notado su presencia: siempre la chica de cabello rosa, sentada cerca de la gran ventana al fondo, con un pastelillo de chocolate y una malteada de fresa, leyendo un nuevo libro cada semana. Al principio era cualquier otra chica linda de la universidad, pero al poco tiempo, cuando Naruto se vio a él mismo observándola, supo que era algo más. Supo que era hora de hablarle…
¿Pero cómo?, las chicas no eran su fuerte… Por supuesto que no, desde aquel incidente, cuando en el verano en su última cita, tiró toda una jarra de agua por accidente en su pareja. O como cuando se le calló el espagueti en la cabeza de…
¡Nefasto!, él no era para chicas, ya lo había sabido. Él no era como Sasuke, que con una sonrisa y una mirada conquistaba corazones, aun sin quererlo. Él no era popular ni mucho menos guapo, lo sabía. Pero ella… Esa chica de cabello rosado. Ella era diferente. Ella leía demasiado, comía postres y sonreía desprendiendo un encanto sin siquiera saberlo. De una u otra manera tenía que hablarle.
Aun si sus torpes manos le fallaban.
Naruto llegó, con una sonrisa coqueta y reluciente. Recargó su codo en la mesita de cristal y movió su cabello (como una vez Sasuke le dijo), mientras usaba su tono más varonil y posesivo, para decir:
--Hola, soy…
--No—Interrumpió ella, levantando un dedo--. No voy a salir contigo.
¿Qué? ¿Eso dijo? ¿De verdad? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!...¡Cachetada segura! ¡Naruto cachetada!
--¿Qué?—Dijo inmediatamente Naruto, completamente desconcertado.
Ella levantó, por fin, la mirada de su grueso libro, formando un gesto un tanto molesto. Naruto al principio no supo cómo reaccionar, ¿debería regresarse con una disculpa? ¿O debía ser persistente? ¿Y sí la asustaba?, por otro lado, aquellos pensamientos se esfumaron cuando la miró fijamente. Y es que, sus ojos eran dos esmeraldas brillantes bajo esa capa de negatividad. Y supo, sin siquiera pensarlo, que debía conseguir una cita…
Así le cueste diez cachetadas.
--No quiero salir contigo—Le dijo, cerrando su libro--. ¿Puedes retirarte?, me tapas la luz.
--S-Sí, pero… ¿Por qué no?—Naruto metió las manos en sus bolsillos. Aquello no iba como se lo imaginó. ¡De ninguna manera iba como él quería!
--Bueno, en primera, no me interesa y en segunda, tu amigo nos ha estado mirando desde que te levantaste. No me interesa.
Sasuke se volteó disimuladamente hacia su parquecillo.
--¿Ese tonto de allá?—Naruto soltó una falsa risa--. ¡No, no, no! Ni lo conozco, ha de ser un pobretón borracho que…
--¡Y niegas a tu amigo!
Ella, con movimientos agiles, se levantó y cerró su libro dispuesta a marcharse. Naruto se mordió la lengua y, posteriormente, se giró al verla pasar a su lado.
--¡No espera!—Gritó Naruto.
La chica, de cabello rosa, se giró cruzando los brazos. Naruto se encogió de hombros al ver la puerta de cristal tan cerca de sus manos ¡Ella se le iba a ir pensando que era un idiota!
--Sí es mi amigo, mi mejor amigo—Confesó en un tono tenue y suave--. ¡Pero no es lo que tú crees!, es que yo… Bueno… ¡Es que soy un tonto cuando…!
De repente, justo interrumpiendo las palabras de Naruto, un tipo, de aspecto tranquilo pero presumido, se acercó a la chica de cabello rosa, cubriendo a Naruto. Se trataba de un pelirrojo muy alto, con playera blanca y chaqueta negra.
--Hola Sakurita, preciosa… ¿Qué te trae por acá?
Sakura, el nombre de la joven de cabello rosa, se encogió de hombros y miró a la ventana, justo para decir--. ¿Qué te importa, Sasori?
--Bueno, me gusta saber qué hace lo mío—Dijo el chico presumido, mirando por el hombro a Naruto.
Naruto apenas entendía lo sucedido. Sasori estaba frente a él cubriéndole toda la vista de ella. Y al parecer ella estaba más que molesta cuando se hizo a un lado y retiró la mano de Sasori, que tocaba su mejilla, para decir:
--Ya no somos nada, ¿Podrías dejarme en paz?
--No—Contestó Sasori, cruzando los brazos--. ¿Sigues molesta porque me acosté con…?
--¡Oye tú!—Interrumpió Naruto, en un tono alto y molesto--. ¿Es que no te das cuenta de que yo estaba hablando con ella?
Sasori giró el cuerpo, para encontrarse, casi, cara a cara con Naruto. Él era un poco más alto a Naruto, y sus risos rojizos le daban un aspecto peligroso, aun así, Naruto sacó las manos de sus bolsillos y cruzó los brazos por encima del pecho para no mostrar temor. Aun cuando realmente no sentía ni gota de temor. Sí se hablaban de peleas, Naruto se consideraba un experto.
--Así que esta es tu nuevo novio, ¿He Sakurita? ¿Ahora te gustan idiotas?
--Bueno, salí contigo… así que diría que voy mejorando—Bufó la pelirosa.
Sasori estaba por reclamar, con un tono arrogante y burlón, cuando Naruto tomó la palabra.
--Y harías bien en irte, molestas a mi novia.
Sakura miró de manera asesina a Naruto, como sí aquellas palabras fueran el detonante de alguna bomba. Y tal vez lo era, pues el rostro de Sasori se encendió como flamas por la noche, arruando el ceño y su frente y engrosando su voz con rudeza. Naruto sonrió, victorioso, porque después de todo, Sakura no lo había negado, y eso, de alguna manera era un avance… ¿No?
Sasori abrió la boca para decir algo, seguramente grosero, pero decidió cerrarla y sonreír. Una sonrisa burlona y altamente provocativa, no obstante, Naruto ignoró aquel gesto y lo rodeó para llegar a un lado de Sakura.
--¿Te parece un helado?—Le preguntó, ladeando la cabeza. Sakura alzó la ceja y movió su meñique con des concertación, sin embargo, antes de pronunciar si quiera una palabra, un puñetazo se clavó en la quijada de Naruto, derribándolo al suelo junto con una orden de bocadillos de chocolate que llevaba un mesero.
--¡Y eso es para que entiendas, idiota, que no debes tocar lo que no es tuyo!—Gritó, triunfante, Sasori mientras regresaba la mirada hacia Sakura--. ¿Ahora me perdonarás?, tu nuevo novio es un debilucho insignifican…
Y se armó la guerra.
¡Pastelillos por un lado! ¡Chocolate por el otro! Sakura se orilló a la puerta de cristal y ahogó un grito cuando Naruto se lanzó de regreso hacia Sasori. Sasori había caído grotescamente y tan raídamente tocó el piso, gritó una orden a sus amigos. Un tipo grande y rubio que bebía un jugo de naranja, y otro de cabello castaño y tatuajes por todo el cuerpo. El rubio, de nombre Deidara, tomó de la cintura a Naruto y lo jaló contra la otra mesa. El de tatuajes, de nombre Kakuzu, le lanzó un puñetazo al estómago, y Naruto soltó un rugido doloroso.
Sakura lo miró, y cubrió su boca con sus manos. Miró a su alrededor aterrada, la mayoría de los clientes se había puesto hasta las orillas y comenzaban a gritar “¡Pelea, pelea, pelea!” “¡Apuesto dos por Naruto! ¡Apuesto dos por Sasori!”, y al fondo, el pelinegro amigo del rubio llamado Naruto, bebía una soda y miraba.
Naruto se jaló tratando de soltarse para tirar algo que no fueran patadas. Un puñetazo en la quijada y seguro lo derribaba, pero aquel sujeto de meleas largas y rubio, le prensó el brazo con fuerza. Entonces, un puñetazo se clavó en el estómago del castaño con tatuajes, y otro, en la mejilla de Deidara. Naruto alzó la mirada, y se encontró con los ojos negros de Sasuke.
--¡Mira idiota! ¡Te mando a pedir una cita y regresas con tres tipos queriéndote golpear!
--¡Hey Dobe! Creí que no vendrías.
--Tenía que acabarme mi panecillo.
Sasuke se encogió de hombros, mientras miraba a su alrededor. Estiró la mano y ayudó a Naruto retomar el balance de sus pies. Fue cuando, en un salto, Sasori se abalanzó contra Sasuke y lo derribó al mismo tiempo que Kakuzu jaló de los pies a Naruto.
En menos de un segundo, los gritos y las revueltas se hicieron tan escandalosas que, incluso, cubrieron el sonido de la policía. Fue hasta que, por la puerta de cristal justo donde Sakura yacía recargada, un hombre de azul y lentes negros, entró con un grupo detrás de él… Y todos guardaron silencio. Era la policía.
Excepto los que peleaban. A ellos tuvieron que separarlos.
--¡¿Qué es lo que sucede aquí?!—Gruñó el oficial de lentes negros. Tenía un aspecto mayor, colándose una que otra cada por ese cabello de tono tan…
Naruto tragó saliva, recordando ese rostro ¡Como olvidarlo!, aquel policía era el que siempre lo perseguía cuando se metía en problemas. Al menos, su padre ya tenía que ser muy amigo de ese policía por tantos problemas cuando pequeño.
--¡Ellos comenzaron!—Gritó Sasori, levantándose de un lado. Con el labio partido y el ojo morado. Naruto soltó una risita muy burlona, al ver que después de todo, ya no parecía el chico maravillosamente guapo. Ahora había marcas--. ¡Esto lo sabrá mi padre! ¡Sólo platicábamos con...!
--¡Así que tú, otra vez!—Gritó el policía, mirando con un gesto penetrante a Naruto. Frunció el ceño y cruzó los brazos--. ¡Arréstenlo!—El policía giró hacia Sasori y se quitó el gorro policiaco—Este chico es un problema, ha estado en varios incidentes ¡Lamento el inoportuno!
Naruto gruñó y se jaló débilmente, cuando dos policías lo tomaron del brazo.
--¡No es cierto!—Les dijo--. ¡No comencé esto!
Sasuke yacía en el suelo, bajo una mesa de cristal rodeado por panecillos mal comidos. Dio un salto cuando otros dos policías lo jalaron y lo esposaron con brutalidad. Sasori sonrió y sacudió su ropa antes de decir:
--Sólo son vagabundos que piensan…--miró a Naruto--. Que pueden estar a la altura de nosotros, o que, una chica linda puede verlos, ¿No?
Naruto se jaló antes de que lo esposaran, pero era un tanto inútil, los rostros de los clientes y de los mismos policías lo culpaban por sobre todas las cosas. Ni siquiera las miradas más fieras se dirigían a Sasuke, para todos, él fue sólo una víctima del verdadero problema. Naruto. Siempre Naruto.
Pero entonces, cuando Sasori se dio la vuelta victoriosa, un fuerte golpe sonrojó su mejilla ardiente. Una fuerte cachetada que resonó y promovió nuevamente el silencio como una zona de tensión. Naruto regresó la mirada, y vio a esa chica de cabellos rosa, para frente a Sasori, con la mano extendida y el ceño fruncido.
--¡Eres un cobarde!—Le dijo completamente molesta. Luego, se giró hacia la policía y los miró aún más molesta que nunca--. ¡Ni siquiera se toman el tiempo de saber que ha pasado! ¡Ni siquiera buscan testigos!, no sé si avergonzarme o enojarme.
Naruto abrió la boca, y la miró fijamente. Entonces, la puerta nuevamente se abrió de golpe, y un hombre alto, de cabello, extrañamente rosa, entró a paso veloz y espontaneo.
--¿Qué sucede aquí?—Gruñó. A continuación, miró a Sakura--. ¿Sakura, que haces e aquí? ¿Has estado presente?—El hombre se acercó a ella y su rostro se suavizó con evidente entusiasmo--. Princesa, ¿te hicieron daño? ¡Voy a..!
--No papá—Corrigió ella--. Es sólo que tus hombres son unos detuvieron a… --Miró a Naruto--. A un amigo mío, y es injusto ¡Ni siquiera se detienen a buscar explicaciones!
--¿No?—El hombre de azul, padre de Sakura, alzó la mirada y frunció el ceño--. Quiero cada detalle de lo sucedido ¡Ahora!
Entre explicaciones y explicaciones, Naruto fue soltado. Sakura inmediatamente corrió a su lado y de su bolso sacó un pañuelo blanco para limpiar las heridas—ese labio roto que tenía Naruto—mientras su padre hablaba con los dueños de la cafetería, y los demás clientes eran retirados con una disculpa. Sasuke estaba hablando con el padre de Sakura minutos después, explicándole de manera específica y tranquila lo sucedido.
Entonces Naruto la miró.
--¿Así que es tu padre?
--¿Así que te metes mucho en problemas?—Contestó ella cubriendo la muñeca de Naruto con una gasa blanca. Naruto sonrió.
--¿Así que aceptas salir conmigo?
Sakura alzó la mirada. Durante unos segundos Naruto pensó que se marcharía molesta y aquel momento se iría a la basura, pero entonces, ella sonrió.
--Eres un idiota, ¿Sabes?—Bajó la cabeza y continua vendando su brazo--. ¿Una pelea sólo por una cita? ¿Es en serio?
--Bueno… --Naruto soltó una risita y gruñó cuando Sakura apretó el moretón--. ¿No crees que vale la pena?, además, tengo un labio roto y mi cuerpo lleno de moretones ¡Soy pésimo con lo que sea que tiene que ver con medicina!, pero parece que tu no.
Sakura soltó una delicada carcajada y lo miró divertida.
--¿Así que no puedes curarte esta, horrorosas heridas, de gravedad sin mí?
--Mi vida depende de eso.
--¡Oh claro!—Sakura fijó sus ojos y mordió su labio mientras lo pensaba. Luego, se acercó, y espontáneamente besó la mejilla de Naruto, justo donde un moretón yacía--. Gracias, idiota.
Naruto se sonrojó y ocultó la mirada bajo una capa de vergüenza y alegría. Después, miró cuando Sakura se levantó y colocó las manos en las caderas.
--Sólo una cita—Le dijo--. ¿Vale?, voy por mi bolso.
Y ella se marchó. Entonces Sasuke se acercó adolorido a Naruto y golpeó su hombre para llamar su atención.
--Por favor dime que te dijo que si, por favor dime que valió la pena todo esto—espetó el pelinegro con fatiga y cansancio.
Naruto lo miró y, sus mejillas sonrojadas se movieron igual que sus labios para mostrar una espléndida sonrisa victoriosa.
--¡Por supuesto que sí! ¿No es genial? ¡Saldré con ella!
--Todo por una cita—Susurró Sasuke moviendo la cabeza y riéndose--. Eres un idiota.
Naruto soltó una carcajada y se levantó cuando vio a Sakura llamarle con una mano y sonriéndole dulcemente. Ella se mordió el labio, y le mostró un par de gasas limpias.
--Ahora imagínate—Le dijo a Sasuke mientras se marchaba—Cuando le pida que sea mi novia.
SHOT 5: Las 7 fases del Romanticismo
- Spoiler:
- PRIMERO: En la mañana.
Al despertar gracias a la luz que se colaba por la ventana de mi pequeño departamento, lo primero que hago, como todas las mañanas, es abrazarme un poco más al cuerpo de mi hermosa compañera, mejor amiga, novia. Su cabello rosado es condenadamente embriagador para mí con su aroma a cerezos. Siento su piel desnuda contra la mía y necesito alejarme un poco para evitar que mi amigo me ponga en evidencia.
Hoy quería darle una sorpresa especial, así que con todo el pesar del mundo me levanto, busco en alguna parte de la habitación los bóxer y me dirijo a la cocina a hacerle un desayuno, su favorito, tostadas con mermelada de frambuesa y mantequilla de maní, unas frutas picadas y jugo de naranja, a parte, unas galletas con café con leche. Luego de sufrir un poco averiguando como usar la tostadora que ella había comprado y la cafetera (esta fue sin dudas, la invención del siglo), logro acomodar todo en una bandejita listo para llevar.
Lo tomo con cuidado y camino al cuarto evitando derramar ni una gota de líquido.
—Buenos días, Sakura-chan —saludo con un tono un poco alto para despertarla, sin embargo ella parece demasiado cansada pues no mueve ni un músculo—. Sakura-chan —intento nuevamente, pero es inútil, mi pequeña dormía como piedra.
Suspiro empezando a exasperarme, la paciencia no era exactamente uno de mis dones, con cuidado aplico más fuerza en mi mano izquierda para movilizar la derecha hacia el hombro de mi pelirrosa. Debí saber que era la fórmula para el desastre.
—¡AAAH! ¡QUEMA!
—¡LO SIENTO! ¡LO SIENTO! —en efecto, derramé el contenido de la bandeja sobre la cama, más específicamente sobre ella.
Me sentí palidecer por lo torpe que había sido y empecé a mover frenéticamente las manos y a soplarle los lugares donde le había caído a Sakura-chan el café con leche que seguía bastante caliente. Joder que sí sabía cómo arruinar un momento que podría haber llegado a ser cursi… tal vez con un resultado mañanero.
—¡Naruto! ¿Qué demonios…? —estaba listo para que empezara a gritarme y quejarse, pero me extrañé al notar que detuvo su reproche, la observé y noté que tenía la mirada fija en el reloj que teníamos en la mesita de noche, saltando prácticamente de la cama—. ¡Joder! ¡El consejo del Hospital!
En vista de los resultados que había obtenido, tal vez no sería buena idea decirle que accidentalmente había apagado la alarma en medio de un sueño. Era muy joven para morir, sería el único secreto que le guardaría, ¡de veras!
SEGUNDO: Comprensión.
—Deja de lamentarte dobe, estás empezando a molestarme —Sasuke Uchiha, mi (por desgracia) mejor amigo, tenía ya una vena creciendo en su cien, según él, yo había pasado todo lo que llevaban de día suspirando lastimeramente por el desayuno que había salido mal y que tan rigurosamente le había preparado con cariño a mi novia. Maldito exagerado.
—¡Tú no lo entiendes Teme! No tienes sentimientos —le reclamo señalándole dramáticamente con el dedo, notando un tic en su ceja que me demuestra que he tocado su fibra sensible y me sonrío con regodeo.
—Silencio, par de idiotas —siento un golpe seco a la vez que escuchaba otro y dos “¡Auch!”, uno proveniente de mí y otro proveniente del Teme.
—¡Que bruta eres, Karin! —me quejé con lagrimitas en los ojos, mientras Sasuke trataba de disimular con expresión estoica su dolor.
—Has preparado una cena, ¿no? ¡Entonces ya deja de quejarte! Pareces una mujer con sus días —Karin retiró de la mesa el tazón de ramen instantáneo que ambos habíamos estado comiendo, cortesía de parte mía—. Y te he dicho que no traigas estas porquerías a mi casa.
—El ramen no es una porquería —me quejé, haciendo un puchero en voz baja con demasiado miedo de ser escuchado, Karin podía ser muy agresiva cuando se lo proponía.
Mientras veía como Sasuke iba a ayudar a su esposa desde hacía menos de dos meses, sentí ganas de hacerle un poco de bullying, después de todo ¿quién habría imaginado nunca que lo vería lavando platos? Sin embargo, la loca de mi prima pelirroja estaba demasiado cerca. No era seguro. Ya aprovecharía después, así que aproveché de sacar el teléfono. Tenía un mensaje de Sakura-chan en el whatsapp.
Sakura: “Lo lamento Naruto, me ha salido una operación de emergencia y no puedo posponerla. Cenaremos otro día”
TERCERO: Te Amo.
No puedo evitar que una triste sonrisa se plante en mi rostro y suspiro, ya me lo veía venir. La vida laboral de Sakura-chan era muy impredecible y no era la primera vez que me cancelaba una salida casi a último minuto.
Naruto: “No te preocupes Sakura-chan, saldremos otro día. Te amo”
Sonreí, después de todo, la dedicación de mi chica a lo que hacía, y la pasión que demostraba a su vida como médico era una de las cosas que más me había cautivado y por eso y más, yo, Naruto Uzumaki, amo a mi rebelde pelirrosa.
Sakura: “Yo también te amo. Prometo que te lo recompensaré ;3”
Ah, obviamente también estaban esas recompensas que por supuesto, siempre estaba dispuesto a aceptar como consolación, más cuando la incluían a ella sobre mí. Sin ropa.
¿Aumentaron la calefacción? Estoy empezando a sentir calor.
—¡Eh, Teme-mucama! ¿Tienes agua fría?
CUARTO: Compartir actividades juntos.
Siento una gota de sudor resbalarse por mi espalda y respiro con agitación, la adrenalina corre por mis venas mientras jadeo; estoy exhausto ya, pero no puedo dejar que ella me gane en esto. Mi hombría dependía de ello. Llevábamos ya más de dos horas y yo estaba al límite, todos mis músculos estaban agarrotados, no sé cuánto más podré aguantar.
Con un último grito de guerra y apretando mis manos alrededor del mango, salgo corriendo tomando el rifle desde mi escondite, salto por encima del cuerpo de Shikamaru, al pobre lo habían masacrado sin piedad.
Sasuke está a un lado, apoyado en una roca inconsciente… ¡Pronto vendré a auxiliarte, amigo!
Salto un pequeño barranco donde están los demás chicos caídos, Chouji intenta decirme algo pero no lo comprendo sino hasta que ya es muy tarde.
Uno… dos… tres disparos fueron necesarios para hacerme caer de rodillas, mi arma cae junto a mí y siento más impactos en todo mi cuerpo. Era el fin.
Caigo al suelo con un golpe seco, y escucho sus carcajadas. Maldita sea. Siempre nos ganaban.
—¡Las chicas al poder! —corearon con sus voces agudas chocando sus manos en un círculo femenino.
—Tsk… no fue justo —me siento en posición de indio y hago una mueca de disgusto.
—No seas un mal perdedor Naruto —Sakura-chan se me acerca con una hermosa y radiante sonrisa victoriosa, aprovecho para mi venganza y le disparo un globito que le mancha de azul su uniforme al estilo militar que nos obligan a usar en el campo del paintball.
Me río a carcajadas sin notar el aura sombría que de repente me rodea, veo a los chicos reunidos en un rincón con cara de pánico y es cuando finalmente noto la sombra que cubre los ojos de mi hermosa pelirrosa.
—Lo… ¿Siento? —empecé a sudar frío. Ella me miró.
Aquello me iba a doler.
QUINTO: Detalles.
—Aquello era innecesario Sakura-chan —con pequeñas cascaditas cayendo de mis ojos y un enorme chichón en mi cabeza, avanzo junto a ella hacia un centro comercial para ir a pasear un rato.
—Eso te pasa por ser un mal perdedor Uzumaki —ella me miró con “enojo”, yo le sostuve la mirada. Pasamos en esa posición unos 7 segundos, hasta que no pudo aparentar más seriedad y me regaló su melodiosa risa que me hizo sonreír a mí también.
—Te amo, Sakura-chan —la abracé fuerte y le di un beso en la frente, me gustaba abrazarla y sentirla cerca de mí, que su pequeño cuerpo se ajustara al mío me deleitaba y su perfume hacía que me doliera tener que alejarme, pero sabía que estaba muy roja y algo apenada, no le gustaban mucho las demostraciones públicas de afecto pero no me las rechazaba tampoco.
—Naruto —algo extrañado por el tono nervioso de su voz, bajo mis orbes hasta los de ella y veo el violento rubor que cubre sus mejillas. Algo estaba por decirme. Arqueo una ceja en señal de que prosiga—. Sé que hoy estamos cumpliendo un mes más de estar juntos, pero realmente no te compré… —la interrumpí poniendo un dedo sobre sus labios
—Shh, no sigas Sakura-chan —le acaricié la mejilla con mucho cariño—, tu compañía para mí es más importante que cualquier regalo que puedas comprarme —vi como su rubor aumentaba, y cuando estaba dispuesto a seguir caminando, ella me sorprende al tomarme bruscamente del cuello de la camisa bajarme a su nivel para plantarme un casto beso en los labios.
Era la primera vez que ella hacía eso por iniciativa propia sin fijarse primero en que nadie nos viera, y sé que la sonrisa de bobalicón que me quedó cuando ella se separó me hizo ver como un total imbécil enamorado, pero la verdad es que no me importaba porque al fin y al cabo, eso era lo que era.
—Gracias —me susurró ella escondiendo su rostro en mi pecho, hoy me estaba sorprendiendo su cercanía.
—¿Gracias por qué? —paso una mano por su cabeza acariciando sus rosados cabellos.
—Por esos pequeños detalles que marcan la diferencia, te amo Naruto —yo parpadeé sin estar seguro de qué era lo que había hecho, pero estaba encantado de lo que había obtenido por ello así que trataría de volver a repetir un día como hoy más seguido.
SEXTO: Siempre observar a la cara.
La escucho llegar y dejar las cosas descuidadamente por el recibidor, eso solo significaba una cosa: había tenido un mal día.
—Bienvenida a casa, Sakura-chan —salgo a recibirla con un mandil verde claro que ella por lo general usaba para no ensuciarse cuando cocinaba la cocina. Me miró de arriba abajo, pues a mi nuevo look, lo acompañaba un gorrito de encaje con unas manoplas de flores y mariposas.
Adiós masculinidad.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con un tono algo divertido apoyándose en el mesón que separaba a la cocina del comedor y la sala.
—Cocino nuestra cena, mi señora —le doy un pequeño beso en los labios, le bajo la llama a la carne que estaba preparando y termino de remover la pasta para luego voltearme a verla directamente a los ojos—. ¿Mal día en el trabajo?
—No es nada —ella desvió la mirada y jugó con su cabello, eso era un sí para mí.
—Sakura-chan —la llamé y le rocé suavemente su mejilla con mis dedos—, sabes que a mí no puedes mentirme —me miró fijamente por unos segundos y suspiró dándome un beso.
—¿Cómo lo haces?
—De la misma forma que sé cuando intentas desviar la conversación —me sonrió con algo de culpa—. ¿Es por la tal Karui otra vez? —aquella mujer era una nueva especialista en el hospital donde Sakura-chan trabajaba, y aparentemente había llegado creyéndose la dueña de todo, pasando por encima de las órdenes de mi pelirrosa en muchas ocasiones.
Fue como si hubiera abierto una represa contenida, empezó a hablar y hablar y yo la escuché atentamente a todo, haciendo uno que otro comentario cuando lo creí pertinente y odiando cada vez más a la que se atrevía a hacer la vida de MI Sakura-chan aunque sea mínimamente miserable, lástima que Karui fuera una mujer o ya habría ido a arreglar unas cuantas cuentas con ella.
—…Y sinceramente ya no sé qué hacer con ella —finalizó con un suspiro agotado.
—Sakura-chan, sé que te vas a molestar por lo que te voy a decir pero igual lo diré —mi voz casi tembló, pero logré que sonara firme, no quería dormir en el sofá—. Tienes que dejar de querer complacerla solamente porque es nueva, tú eres la jefa, la que manda, no ella Sakura-chan, no puedes dejarte pisotear por nadie y mucho menos cuando te has esforzado tanto por todo lo que has logrado.
Se quedó en silencio, sopesando mis palabras, yo trago en seco, esperando que no tomara a mal mis palabras.
Luego de lo que pareció una eternidad, finalmente se levanta, apaga la hornilla donde se cocinaba la carne con mis ojos fijos en ella en todo momento, se voltea hacia mí con una expresión inescrutable.
—¿Sakura-chan? —me atrevo a preguntar.
Ella sin embargo no se da prisa, camina lentamente hasta donde estoy y pasa una mano tras mi cuello, tirando de mí hacia abajo hasta fundir nuestros labios en un beso que pasa lentamente de casto a un poco más ardiente, y un poco más, y un poco más…
SÉPTIMO: Sexo.
—Todavía te debo una recompensa —¡Ooh! La recompensa. Sonrío en medio del beso y tomo sus labios con mayor fiereza, tomándola por las piernas y haciendo que las enrolle alrededor de mi cintura.
Tal vez lea más seguido los ridículos artículos que Ino deje descuidados por ahí, esas “Siete fases del romanticismo” me dieron aquella noche, un recuerdo que nunca olvidaría.
——
—¿Bueno? —una rubia de ojos azules contesta su teléfono celular mientras está acostada perezosamente al lado de su pálido novio.
—Cerda, esta vez te luciste —responde una voz femenina detrás del auricular.
—Te lo dije frentona, siempre funciona —sonríe Ino con autosuficiencia ante la curiosa mirada de su pareja.
—Te debo una.
—Y bien grande —aclara la chica.
—Lo que pidas, ahora si me disculpas, todavía queda noche —responde Sakura con una risita traviesa.
—No necesito saber esas cosas frentona, anda y diviértete —cuelga, notando la mirada oscura de Sai.
—¿Qué fue eso?
—Cosas de chicas cariño, no lo entenderías —y con eso, dio finalizada la conversación, y Sai como buen novio, sencillamente lo aceptó.
Porque según la rubia, las revistas de chismes SIEMPRE tienen la razón.
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Re: [Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
SHOT 6: Operación: Embarcando en tu corazón
- Spoiler:
La Segunda guerra mundial ha entrado en un punto crucial en estos momentos y que sin duda dará por finalizado este conflicto. Las fuerzas aliadas junto con el ejército rojo planean el ataque final a Alemania y al gobierno del Tercer Reich y toda ayuda es vital para el éxito del fin del conflicto a pesar de que Estados Unidos continua la guerra en el pacifico.
Aunque nuestra historia principal se centra fuera del campo de batalla, sino en la ciudad inglesa de Portland, en un campamento militar en donde los soldados estaban tensos, preocupados y otros completamente motivados al saber que estarían a punto de terminar el conflicto armado, uno de ellos era el sorprendente Naruto Uzumaki, hijo del general Minato Namikaze, alto mando de las fuerzas aliadas. Naruto era todo lo opuesto a su padre en solo una cosa: impulsivo.
Mientras Minato era un hombre que tenía una estrategia para toda contingencia, Naruto salía al ataque sin pensar en las consecuencias pero eso era la única parte negativa de su personalidad, su verdadera personalidad es risueña y que nunca piensa rendirse ante nada ni nadie, cosa que sus compañeros y amigos dentro de su división le respetaban y admiraban por esa valentía. El chico rubio se encontraba con sus amigos tratando de estar listos para la situación que venían escuchando hace días, supuestamente el general Namikaze con otros mandos de Inglaterra y Estados Unidos, se preparaban para el gran asalto, no era algo que se tenía asegurado pero su división podría ser una de las enviadas para la misión: La división Remolino.
La división Remolino es una de las más experimentadas en lo que combate se refiere pero tiene a soldados muy jóvenes en sus cuadrillas por lo cual el General Namikaze está a su “cuidado” para que no cometan ninguna estupidez. Entre esa división se encontraban hijos de soldados retirados o caído en batalla como Shikamaru Nara quien es hijo de uno de los estrategas militares más brillantes de la época, también soldados como Kiba Inuzuka, Shino Aburame y Chouji Akimiki, hijos de soldados en turno actualmente y Sasuke Uchiha, cuya familia tiene una tradición militar, lamentablemente su hermano murió en la guerra al estrellarse su avión durante el ataque de los Nazis en Londres. Ahora el buscara terminar con esto de cualquier forma sin importarle la vida de sus compañeros de división pero a pesar de eso, tiene una relación de amistad y rivalidad a Naruto, sus razones son personales…
Era la noche del 5 de Junio de 1945, una tormenta azotada Portland y por una extraña razón, todos los altos mandos militares estaba preocupados, Naruto se preguntaba ¿porque? Pero ni su padre le contestaba y estaba muy preocupado, Naruto trato de conciliar el sueño como sus amigos y compañeros pero sencillamente no pudo y la curiosidad le ganó, así que dejo su catre y salió del dormitorio a altas horas de la noche sin contar con la tormenta dirigiéndose a la oficina de su padre, afortunadamente para él, tenía una llave y se le hizo fácil abrirla para descubrir que es lo que les tenía tan tensos. El chico rubio se sentó en la silla de su padre para ver en sus documentos lo que pudiera encontrar, llevándose una sorpresa al ver el nombre y la naturaleza de la misión, la operación sin duda tenía un rango muy elevado y fue aprobado por otros generales de alto rango de los aliados. Naruto continúo leyendo la naturaleza de la misión, sorprendido de lo que decía. Paso un momento en estado pensativo y tomo el teléfono de su padre para hacer una llamada de urgencia, ¿El destino de la llamada? El Hospital. El rubio espero a que la llamada entrara tenía que ser urgente pero no contestaba nadie, así que lo volvió a intentar hasta que por fin entro la llamada y afortunadamente era la persona con quien quería hablar, la voz de su amadas, de la chica que conoció cuando realizo su ingreso al ejército, la mujer de cabellos rosados con quien a escondidas del mismo ejercito estuvieron en varias noches antes de ir a Portland, la enfermera de cabecera de los aliados: Sakura Haruno.
“¿Bueno?”
“Sakura-Chan ¿Dónde estás?”
“¿Naruto? ¿Pero qué haces? Estoy en turno ahora, no puedes hablarme a estas horas me descubrirán y pensaran que soy una espía.”
“Tenía que hacerlo, Sakura-Chan. Necesito hablar contigo hoy”
“¿Naruto? ¿Estás bien?”
“Sakura-Chan…”
“Háblame Naruto ¿qué pasa?”
“Mañana me voy a embarcar”- Esas palabras fueron un shock literalmente para la ojiverde, ella no esperaba escuchar eso y más por parte de su amado, ella solo escuchaba todas las atrocidades de la guerra en Europa y ahora…su amor estaba a punto de entrar a ese infierno.
“¿Cómo?”- Sakura trato de no oírse devastada y triste por esa decisión, no así, no quería perderlo así ¿Y si no regresaba? ¿Y si…moría? Naruto del otro lado del teléfono pudo detectar el cambio de voz de Sakura y busco tranquilizarla.
“Mi división se encuentra en una operación especial y creo que se dará marcha al amanecer. Escucha…sé que no es el momento para discutirlo pero quería escuchar tu voz antes que cualquier cosa y…perdóname.”
“No cuelgues Naruto”- La voz de la ojiverde detuvo la acción del rubio quien se veía completamente desequilibrado y buscaría una solución a todo eso pero la ojiverde aun quería hablar con su amor.
“Tú y yo sabíamos desde el principio que nuestra relación seria a distancia y que no podríamos estar juntos hasta que termine la guerra, pero…no tienes que hacerlo”
“Sakura-Chan…tengo que hacerlo, mi división me necesita, mi padre me necesita, no puedo abandonarlos ahora”
“Y yo te necesito”
“Sakura-Chan, lo sabíamos desde un principio y aun así no nos importó para nada, no me importo que yo estuviera en trincheras, defendiéndome de las balas, no me importo para nada que me degradaran a soldado raso solo por verte, no me importa lo que pase, no quiero que te pase nada.”- Las palabras de Naruto fueron sinceras, honestas y que salieron del corazón con tal de proteger a su amada ojiverde, el entraría al infierno para defenderla de todo el caos que ocurría en el mundo, la peli rosa solo soltó una lagrima del otro lado del teléfono.
“Prométeme que regresaras, con vida por favor”
“Lo prometo Sakura-Chan, no solo eso, prometo que cuando terminemos con esto, nos casaremos, te lo aseguro.”- Dijo con una sonrisa el rubio a una Sakura sorprendida por esas declaraciones, los cuentos de él eran ciertos, era impulsivo, pero un impulsivo de buen corazón.
“Baka, me estás haciendo llorar”
“Naruto…hay algo que quisiera decirte y es mejor que lo sepas ahora, antes de que intenten separarnos”- Sakura le llamo la atención antes de colgar, dejando al rubio con mucho interés y una posible preocupación.
“¿Qué es Sakura-Chan?”
“Estoy embarazada”- Sakura le tenía una sorpresa a Naruto desde hace dos meses, ella había detectado que no le baja y los antojos ya se hacían evidentes, una de sus amiga, Ino Yamanaka, le hizo la prueba y en efecto, la jefa de las enfermeras estaba esperando un hijo de un soldado en acción, ella no lo podía creer e incluso lloro de felicidad, Naruto del otro lado sintió una emoción tan grande en su corazón y estaba convencido de que tenía algo más por que luchar: proteger a su familia.
“Volveré Sakura-Chan…espérame “
“Te amo Naruto Uzumaki”
“Yo también te amo, Sakura Haruno”- Tras esa conversación por teléfono, ambos colgaron y Naruto procedió a irse dejando todo en su lugar, para luego dormir junto con sus amigos en la división Remolino solo pensando en la misión de mañana…y en su amada Sakura Haruno. Al día siguiente, las caravanas de soldados marcharon a los buques, listo para entrar al infierno y con la esperanza de volver, Naruto solo miro un collar que tenía y en que estaba la imagen de Sakura Haruno, su amada pelirosa, dándole la fuerza necesaria para seguir luchando y terminar con el conflicto para vivir una vida tranquila con ella. Mientras que en la base medica de Pearl Harbor, Sakura miraba por la ventana a los diversos aviones estadounidenses volar hacia Europa para apoyar a los aliados, rogando al cielo que vuelva con vida su amado rubio de ojos azules.
“Naruto…vuelve a mí por favor”
El 6 de junio de 1945, diversos barcos ingleses, estadounidenses y de otras naciones se embarcaron a su destino final: Normandía.Fin
SHOT 7: Salto a la eternidad
- Spoiler:
- Recuerdo que miré una última vez al suelo. Siempre que estoy bajo este árbol, pienso en ello. Hoy no es el día que suelo venir, pero, algo en mi interior me dice que hoy es el día propicio para recordar aquel momento, porque desde hace horas sé que mi vida se me escapa y que ahora que mi final se acerca, él estará esperándome.
No serían más de dos metros y, sin embargo, sería un salto hacia el infinito, pensaba. Tragué saliva y salté. Noté cómo la soga que había atado junto a mi cuello tiraba con fuerza, aunque no la suficiente como para romperlo. La muerte rápida e indolora que había planeado se convertiría en una asfixiante y lenta muerte, pero, tampoco me importó mucho, era el precio que estaba dispuesta a pagar.
¿Cómo llegué hasta aquel punto? Fácil. El dolor de perderle nubló mi juicio por completo y disfrazado de nítida claridad, me susurró que la respuesta no estaba en otra cosa que en la muerte. Era un dolor profundo, como si me hubieran disparado en el corazón, pues Naruto fue asesinado por unos invasores y tiranos que causaban el miedo allá donde fueran.
Pocas meses antes, las tropas alemanas habían tomado toda la región y la guardia nacional poco había podido hacer sino huir. Haber despreciado al enemigo y las malas decisiones de los gobernantes de la república habían dejado Alsacia desprotegida por lo que Hitler había tomado tan suculento caramelo reivindicado desde siempre por Alemania.
Los alemanes no requerían de muchos hombres para hacer efectivo su control sobre los nuevos territorios que tomaban con insultante velocidad. Les bastaba con el miedo. Con solo un puñado de hombres dominaban su pequeña ciudad pues por cada alemán que fuera asesinado, mil civiles serían asesinados.
De sobra era sabido lo que los nazis le hacían a mi gente y por tal razón, pocos días antes, Naruto y yo habíamos estado discutiendo qué hacer:
—Debemos abandonar esta maldita ciudad, tu familia y tú estáis en peligro.
Sí, Naruto no había sido marcado con esa maldición. Esa gran falta que era haber nacido en una familia descendiente de un pueblo errante, históricamente maltratado, vilmente odiado e injustamente acusado de las peores calamidades y por ello castigado. Con la proclamación de la III República y con la férrea defensa del laicismo, Francia se había convertido en un lugar en el que poder habitar y vivir nuestra fe sin tener que pagar por ello. Así fue hasta que empezó la guerra. Cada vez que pensábamos en ello, temíamos que pronto terminara a favor de aquellos criminales que, creyéndose superiores, no eran sino la peor escoria de este mundo.
—Mi padre ya ha comenzado los preparativos —le comenté susurrando—. Realmente, ni mi madre ni yo tenemos por qué asustarnos. Ella no es judía y, por ende, yo tampoco.
—Pero vive con uno de ellos y eso la hace tan judía como a tu padre. Esos malditos bastardos no se pararán a comprobar la línea materna y lo sabes, Sakura.
—Lo sé, pero aunque mi padre quiere que nosotras nos quedemos aquí, mi madre se niega. Sin un judío al que acusar, somos igual de insignificantes que cualquier otro, pero dice que no abandonará a su marido y que si tiene que correr su misma suerte, la correrá. Esta noche se marchará… y nosotras con él.
—No quiero que te pase nada… No quiero que te vayas —me dijo mirándome con ese azul intenso que eran sus ojos.
Naruto era muy bueno, demasiado para este mundo. Nunca le había importado que yo fuera diferente porque mi padre procesara una fe distinta a la suya —de hecho, realmente nunca demostró ser especialmente devoto—. Desde pequeños, siempre estuvo ahí, apoyándome y defendiéndome y a medida que creció, se convirtió en un defensor de los míos frente a los comentarios y desprecio de algunos intolerantes.
Eran tiempos peligrosos, por lo que no podíamos pasar tanto tiempo como quisiéramos el uno con el otro. Tan solo nos veíamos un rato cada día, aunque cuando estaba con él, sentía que el miedo a que entraran aquellos oficiales nazis y se llevaran a mis seres queridos desaparecía. Naruto era un bálsamo para mí y en los últimos meses había aprendido a disfrutar de su amistad. Quizás, de ser otros tiempos mejores, ya no seríamos solo amigos.
Naruto me cogió de las manos. Se ruborizó. El tacto de sus manos, aún lo recuerdo, era gentilmente cálido, casi podía sentir el palpitar de su corazón. Saltaba a la vista. Era evidente que estaba enamorado de mí. La manera en la que siempre me había defendido, sin importar las consecuencias para él; la manera en la que sus ojos me miraban cuando creían que no me daba cuenta; el rubor de sus mejillas cuando paseábamos y no hablábamos de nazis y la sonrisa que se dibujaba en su rostro cuando conseguía hacerme reír, era la prueba suficiente de que estaba enamorado de mí.
—Ojalá todo fuera diferente, Sakura, y no tuviéramos que pensar en huir para salvar la vida.
—Nos volveremos a ver. ¿Sabes la historia de Orfeo y Eurídice?
—Prefería jugar al futbol que atender a la profesora de latín—dijo riéndose—. Si me la cuentas tú, la escucharé con sumo gusto.
—Para empezar, es un mito griego y nos la enseñó la profesora de griego. Orfeo, agraciado por los dioses del Olimpo con el don de hacer la mejor música, estaba enamorado de Eurídice. Un día, mientras cantaba para su amada, ella fue mordida por una serpiente causándole la muerte—Naruto asentía interesado, aunque más en mi voz que en la historia.—. Sin embargo, Hades, el señor del Inframundo, al escuchar su bella voz cantando plegarias llenas de tristeza, le permitió bajar a los infiernos a rescatar a su enamorada.
—Yo sería capaz de pedirle al mismísimo diablo que me abriera las puertas del infierno para rescatarte—me fijé en cómo me miró con intensidad, valientemente, sin rubor y vergüenza algunos.
—Orfeo tuvo que sortear muchos y, llegado el momento, ablandó los corazones de Hades y Perséfone, que permitieron a Eurídice que volviera con Orfeo al mundo de los vivos, pero con la condición de que él caminase delante de ella y no mirase atrás hasta que hubieran alcanzado el mundo superior y los rayos de sol bañasen a la mujer.
—¡Ah, sí! Recuerdo esa parte. A pesar de sus ansias, Orfeo no volvió la cabeza en todo el trayecto: ni siquiera se volvía para asegurarse de que Eurídice estuviera bien cuando pasaban junto a un demonio o corrían algún otro peligro. Sin embargo, cuando se hallaban en la superficie giró la cabeza y la perdió, pues ella aún no había sido completamente bañada por la luz del sol. ¡Qué crueles eran los dioses griegos!
—En efecto, lo que yo te quería decir es que para nosotros, esta guerra es nuestra particular bajada al Inframundo. Los nazis, los bombardeos, los soldados,… son nuestros demonios y que aunque ahora tengamos que mantenernos separados y sin vernos, estoy segura de que no será por siempre y volveremos a vernos.
—¿Tú crees?—Preguntó esperando que yo le pudiera afirmar categóricamente que sí.
—Esta guerra no durará por siempre.
—Eso es lo que me asusta, ¿y si ganan los que no deben?—Naruto se refirió a los nazis. Nadie apostaba por el partido de Hitler hacía varios años y ahora toda Europa temblaba ante su avance. España, Italia, Portugal y ahora nuestra patria habían caído en manos de gente tan despreciable como aquel tirano. Sí, su miedo era el que nos empujaba a mi familia, a mí y a tantos otros como nosotros a escapar desesperadamente.
—Creo que las personas siempre terminan rebelándose contra las que oprimen su libertad, al igual que siempre terminan encontrando a la persona ideal a la que amar.
Hacía rato que intentaba abordarme para pedírmelo y estaba asustada, muy asustada. No quería que lo hiciera porque aunque quería decirle que sí, mi conciencia me impediría abandonar a su suerte a mis padres.
—Sakura, sé que es muy egoísta y estúpido por mi parte siquiera plantearlo, pero, ¿puedo escapar con vosotros?
En aquel momento por mi cabeza pasaron mil ideas. Me emocioné ante la mera pregunta. Claro que quería que viniese conmigo, para mí, Naruto era casi más importante que mis padres. Amaba a mis padres, pero aún más le quería a él. A mis padres les debía la vida, pero, no sabría explicarlo bien, con Naruto tenía una especial conexión que pocas personas tenían. Desde que éramos pequeños, siempre había sabido que él era especial para mí y que yo lo era para él. Él también había notado esa conexión y la forma en la que la había demostrado había sido estando siempre junto a mí.
Sin embargo, de la euforia pasé a la negación. No podía condenarle, precisamente por todo lo que sentía por él, a que nos siguiera por media Europa hasta Dios sabía dónde, escapando de un lobo que no le buscaba a él y que, seguramente, nos daría caza y, con ello, muerte.
—Te conozco demasiado bien y sé que estás poniendo tu cara de decirme que no. Pero también sé que tú conoces mi cara de no resignarme y que voy a ir contigo. Sakura… yo… para mí eres muy importante. Hace años que mi vida no es mía, sino que depende de tu felicidad y, sinceramente, creo que sin ti, esta vida no tiene sentido.
Me arrepentí de no decir yo aquellas palabras y solo permanecer callada. Siempre que tenía que confesarle mis sentimientos me bloqueaba y solo podía expresarlos dando rodeos, usando complicadas metáforas o diciéndolos de tal forma que no parecían tales. Naruto tenía ese turbador efecto en mí.
—Por eso es que voy a ir y, por esa razón, os acompañaré a ti y a todo el que vaya contigo por medio mundo si es necesario.
—Naruto, siempre has sido demasiado bueno.
—No soy tan bueno, es que tú me miras con buenos ojos. A medianoche nos veremos en este mismo árbol, ¿de acuerdo?
—De acuerdo—murmuré mientras le veía marchar—¡Naruto…!—Le llamé para decirle que le quería, pero me fue imposible hacerlo de un manera directa—Ten cuidado.
Sólo levantó el brazo mientras se dirigía a su casa. Y fue la última vez que le vi vivo.
Al regresar a casa y comentar la noticia, no encontré oposición alguna en mis padres. Siempre habían visto con buenos ojos al bueno de Naruto. Quizás mi padre, reputado doctor aunque mal pagado por adorar a un dios diferente, esperaba alguien con una carrera profesional más interesante que un simple trabajador de una fábrica. Sin embargo, mi madre siempre le recordaba que para su suegro, un médico judío tampoco fue la mejor opción y terminó consintiendo. Ambos me hicieron darme cuenta de que sería peligroso pero que respaldaban que viniera.
Pasé todo el día preparándome, estúpidamente entusiasmada, ya que, realmente, nos preparábamos para huir. No podía sino sentirme contenta. Sí, huía de mi patria, pero me llevaba a quien más me importaba y todo porque él quería. Me repetía una y otra vez que en cuanto le viera, por fin, le besaría. No me importaban los estúpidos usos sociales y las normas colectivas sobre la decencia entre jóvenes. Le diría que le amaba. No a gritos como quería, pues los cuatro escapábamos, pero sí lo suficientemente alto para que nunca lo olvidara.
Llegó la noche y entre las sombras me escabullí sibilinamente como un gato hasta nuestro punto de encuentro, mas no apareció. Me dijo que estaría ahí, esperándome en nuestro árbol. Sin embargo, las manecillas del reloj pasaron y pasaron y él no apareció.
Le culpé durante toda la noche. Me llamé estúpida por creer que de verdad conseguiría que su padre, afanado colaborador de los nazis, le permitiera llegar. Del amor al odio tardé cuestión de segundos en pasar. Empecé a odiarle a él y a su falta de puntualidad. También a mí misma. Me preguntaba cómo había sido tan estúpida de haberme creído que algo así podía suceder.
Pasé toda la noche allí, el sueño me venció y nadie apareció para despertarme hasta que el sol me despertó. Esa misma mañana, de camino a casa, comprendí por qué no llegó a nuestra cita.
No pasé la noche en casa y eso fue lo que retrasó, creía, mi muerte hasta el punto en el que salté de un árbol. En mitad del regreso, decepcionada y triste, porque mis padres habían desperdiciado un día más de huida esperándome a que viniese con Naruto, nos encontramos con una terrible noticia: en la plaza central se había hecho pública una operación de la Gestapo en nuestra villa.
Rápidamente me escondí para escapar de la horripilante escena en torno a la que tanto los que nos respetaban como los que recelaban de nosotros se habían arremolinado. No había satisfacción ni gozo más que en el rostro del oficial de uniforme negro de cuero. Medio centenar de cadáveres hombres, mujeres y niños del barrio judío estaban siendo secuestrados, llevados a lo que más tarde sabríamos que sería un campo de exterminio.
Escrito en alemán y traducido al francés, un cuartel decía: ningún ser inferior puede escapar del III Reich pues solo la muerte aguarda a quien intenta huir y a quien traicione a la raza. Y mis ojos, que habían intentado escapar al horror, encontraron en el suelo, el cadáver ensangrentado y maltratado hasta la muerte de… su pelo rubio y las ropas de la fábrica me lo gritaron: Naruto.
En el momento en que mi garganta se cerraba por la fuerza del nudo, me recordé vagando todo el día, sin alma, con un fuerte dolor en el pecho. Mis padres, mis vecinos eran llevados a un sitio que sería su tumba y… Naruto había sido asesinado… ¿Por qué motivo?
Me angustié y sentí que me faltaba el aire. ¿Qué podía ser la vida sin Naruto? Mi vida comenzó a pasar ante mis ojos que se nublaban rápidamente. Y supe que mi reacción no era exagerada, que Naruto estaba en todos los momentos de mi vida y que, ahora, sin familia y sin el incondicional apoyo de Naruto no había nada qué hacer.
Sin embargo, la muerte no me llevó. Quiso Dios, o la suerte, o la mala suerte, que la rama se rompiera y hacerme confundir el descanso eterno con el descanso que me provocó dormir durante horas en la cama de una buena mujer que me acogió, apenada de mí.
Fue ella quien me explicó qué había pasado. Durante días, se sospechó que los oficiales alemanes estaban tramando alguna redada para apresar a los habitantes del pequeño barrio judío de la población. Esa misma noche en la que deberíamos haber huido, según filtraron algunos de los que ya comenzaban a formar una resistencia clandestina local en nuestra ciudad, iba a ser la fecha de la misión.
Fue Naruto quien defendió a mis padres. Fue su valentía y su bondad las que le costaron la muerte. Algunos huyeron, pero la mayoría no tuvo tanta suerte. Yo misma hubiera sido capturada de no haber ido a un encuentro que no se produjo. Hasta sin saberlo, Naruto me había protegido. De nuevo, me había demostrado su amor. Me protegió de haber sido llevada a uno de los campos de exterminio y de librarme del destino que seguro que esperó a mis padres, a los que nunca encontré.
Nunca volví a ser la misma y cada aniversario de la fecha en la que renací, aprovechaba para escaparme bajo el árbol donde me dijo que me esperaría y mirar al atardecer, dorado como el color de su pelo y que al desaparecer todo quedaba oscuro, como mi alma.
Cuando la guerra pasó, estudié cómo salvar a otros la vida que a él le había arrebatado la guerra. Me casé y tuve hijos, aunque nunca volví a sentirme como cuando paseaba con él, como cuando bailábamos, como cuando de reojo le sorprendía estudiando todos mis movimientos creyendo que no le veía, como cuando me traía flores, cuando me dedicaba alguna de las cosas que escribía o como la extraña sensación de cuando nunca nos besamos por primera vez. Me fue bien en la vida que me prometí vivir por los dos. Han pasado muchas cosas y el mundo ha cambiado tanto que de haber vivido hoy, ambos habríamos podido ser felices juntos.
Es curioso cómo desde que puedo presentir el final de mis días, acudo siempre debajo del árbol donde teníamos que habernos encontrado. Ya nada me ata aquí y por eso me gusta pasar todas las tardes en aquel lugar que se ha convertido en el último lugar donde estoy con él sin estar él. Haga frío o calor, llueva o haga sol, siempre espero a que la muerte me lleve estando bajo el árbol donde pude haber desaprovechado mi vida, la vida que me regaló Naruto y así, desesperadamente, pueda acudir yo a la cita que una vida entera nos ha impedido.
Hace sesenta y cinco años me dijo que estaría esperándome y ahí lo encuentro al cerrar los ojos y sentir que mi anciano corazón se queja de mi edad y pide ayuda para seguir latiendo. Deseo que mis hijos y nietos encuentren la felicidad que yo perdí en la guerra. No aviso a la enfermera. Ni me acuerdo. Sólo puedo ver sus dos ojos azules. Su sonrisa. Sus manos jóvenes tendiéndole un puente hacia lo desconocido y lo eterno a las mías, nudosas y arrugadas. Lo último que susurro es su nombre: Naruto. Lo último que escucho, el mío: Sakura.
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¡MUCHA SUERTE A TODOS!
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
Buenas ~
Me agradó la redacción de las historias, pero en algunas, la trama las encontré algocliché, sorry.
Mis votos:
Shot #2: +5
Shot #5: +4
Shot #1: +3
Shot #3: +2
Shot #7: +1
Sldos.
Me agradó la redacción de las historias, pero en algunas, la trama las encontré algo
Mis votos:
Shot #2: +5
Shot #5: +4
Shot #1: +3
Shot #3: +2
Shot #7: +1
Sldos.
Última edición por Rei-chan el Mar Dic 02, 2014 4:18 pm, editado 1 vez (Razón : Error en el orden u.u)
Rei-chan- Novato
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Edad : 31
En las nubes xD
1325
Re: [Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
Aquí nos votos:
Shot#2: 5 puntos
Shot#1: 4 puntos
Shot#4: 3 puntos
Shot#5: 2 puntos
Shot#6: 1 puntos
Todos tuvieron buena redacción y las historias estuvieron bien. Pero hay que elegir, suerte!
Shot#2: 5 puntos
Shot#1: 4 puntos
Shot#4: 3 puntos
Shot#5: 2 puntos
Shot#6: 1 puntos
Todos tuvieron buena redacción y las historias estuvieron bien. Pero hay que elegir, suerte!
hikari uzumaki- Sennin
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en mis pensamientos
10924
Posesiones :
Re: [Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
me encantaron todos aunque fue dificil decidir aqui tienen mis vosotos >.<
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LevyCute- Novato
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Re: [Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
Shot 7: 5 puntos
Shot 2: 4 puntos
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vikinguilla94- Clan Genbu
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Re: [Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
shot 6: 5 puntos
shot 3: 4 puntos
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shot 7: 1 punto
eso fueron los que me entretuvieron
shot 3: 4 puntos
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eso fueron los que me entretuvieron
Última edición por ReyGravemind el Jue Dic 04, 2014 6:17 am, editado 1 vez (Razón : por imbecil)
ReyGravemind- Sannin
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matando pendejos que piden trios a personas decentes y a perras que se aprbechan de los demas
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Re: [Votaciones Tercera Ronda] IV Torneo de Escritores
...
Rey, no existe el shot 8. Por favor, revisa tus votos o no sabremos dónde sumarlos.
Rey, no existe el shot 8. Por favor, revisa tus votos o no sabremos dónde sumarlos.
Layla- Consejo de escritores
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