EL REFUGIO EN EL BOSQUE

Sabía que había vuelto, sabía en donde estaría. Ino lo distrajo lo suficiente para que yo tomara su pertenencia y saliera corriendo. Comenzó a seguirme furioso. Empecé a reír como niña y le mostré la lengua en gesto de burla. Siempre me divertí con él, desde sus bromas en la academia. Aunque antes me hacia la “superada” y no admitiera lo mucho que me agradaban.

Tropezó con Akamaru (el perro de Kiba) y fue de cara al suelo. Comenzó a gritarme y le conteste un…. ¡Alcánzame si puedes!

Cuadras más adelante Kakashi-sensei y Sai atendieron a mis ruegos bloqueándole el paso. Pobres, volaron como papeles al intentar retrasarlo. Todos sabían mis sentimientos por él, como Yamato-Sempai alguna vez me dijo: “no es lo que puedas hacer por él, sino lo que realmente sientes”

Doble a una esquina y me pisaba los talones, sabía que era rápido, y parecía un vendaval de deseos. Me cruce a mi maestra y a Shizune, que rieron cómplices de mi plan. El estaba enojado, pero por mis errores del pasado.

Llegue a mi casa nerviosa y cerré con llave la puerta respirando aliviada. Subí rápidamente las escaleras de la solitaria residencia Haruno, y entre a mi cuarto con el paquete en mi poder. Asegure la puerta para obtener privacidad, sabía que el entraría por mi ventana. Así lo hizo segundos después y estaba enojado, le había quitado algo preciado, pero pronto lo recompensaría con algo que deseaba aun más.

-¿Por qué Sakura-chan? –Me dijo confundido

-para que estemos solos –admití dejando el paquete y acercándome sensual- para decirte…..que te amo.

El se quedo sorprendido, esta nueva declaración no era como aquella vergonzosa bajo la nieve. No había público, ni dobles intensiones. Era mi corazón cantando solo para el suyo. Me acerque a él, y lo abrace por el cuello sonriéndole.

-¿Estas segura? –dijo mi hermoso dudando

Mi respuesta fue separarme solo un poco y bajarme el cierre de mi chaleco. Sus ojos se perdieron allí, hasta que por fin nuestros labios se encontraron. Nuestro primer beso fue delicioso, el segundo adquirió profundidad y calor. Rodeó mi cintura apretándome posesivamente. “te amo” nos susurramos al oído. El exploro la delicada piel de mi cuello complaciéndome con sus labios.

-¿Por qué me lo arrebataste? –Susurro con voz ronca

-Seguro habla de su corazón –pensé ingenua- que romántico.

-¿Por qué me quitaste…..el ramen? –me dijo el grandísimo idiota

Siempre serás un Baka –me dije besándolo- pero es “mi Baka”.

-¿quieres el ramen….o a mi? –le sugerí sensualmente

-¿tus padres están?- pregunto demostrando no ser tan Baka.

Se lo negué con la cabeza y me llevo en el aire directo a mi cama. Nos besamos bien rico y sus manos me encendieron rápidamente. Ardíamos de deseos cuando comenzó a desvestirme, y con una sonrisa me anuncio:

-El ramen puede esperar.



Esa fue nuestra “primera vez”, así fue como sucedió todo. Tuve que ponerle una trampa de amor para llenarnos de felicidad. Le quite su querido ramen, para darle mi corazón. Tal vez hace tiempo no empezamos con el pie derecho, pero él supo ganarme completamente. Yo solo deseo estar junto a Naruto Uzumaki, y recompensarlo con una gran familia, que es el próximo sueño por conseguir.

-¡Cuidado Naruto! –grito la chica acobardada

-¡Al suelo Sakura-chan! –le previno el rubio

La gran cocina era un caos, ollas escupiendo líquido hirviendo. Azúcar, leche y chocolate derramados por doquier. Naruto y Sakura salieron disparados por la puerta doble y cerrando rápidamente apoyaron la espalda en un intento de escapar. Un chorro de chocolate con espuma mancho los vidrios de las puertas advirtiendo lo que les esperaba si se atrevían a ingresar nuevamente.

-tengo miedo Sakura-chan –declaro el rubio con gesto de terror

-¡compórtate! – grito Sakura mas por su propia frustración que otra cosa

-esa olla con chocolate tiene vida –argumento el Uzumaki- ¡juro que me ataco Sakura-chan! ¡Esta poseída!

-¡pusiste muy fuerte el fuego! –Dijo histérica- ¡el cocinero nos matara!

-no si Tsunade Oba-chan se entera primero –contradijo más nervioso Naruto

Sakura trago duro, su maestra furiosa le generaba hasta pesadillas por las noches. Y aunque enviar a Naruto, y a la peor cocinera de toda la hoja a esta misión por un castigo era su culpa. Solo digamos que ser la Hokage, le daba la atribución de culpar a quien sea, de lo que sea. Sakura era Jounnin, pero fue castigada por haber destruido en un arranque de furia una valiosa estatua en el castillo del señor feudal. Ahora tenían que cumplir con esta misión rango D. ambos intentaban sin éxito, preparar el chocolate para las tortas y demás delicias que los cocineros debían tener listas para el festival de Konoha.

-no lo entiendo Sakura-chan –susurro el rubio de repente- ¿Por qué nos envían para hacer esta tonta misión?

-¡Por tu culpa idiota! –Bramo la pelirosa asomándose para ver la cocina- de no ser por tu cabeza que esa estatua no se hubiera destrozado.

-nee…. Según recuerdo fuiste tú, la que me golpeo con ella.

-¡Porque te quedaste como Baka mirando a la princesa  de país de fuego! –roja de furia

Naruto la vio sintiendo una mescla de miedo y satisfacción. Le sonrió complacido de que Sakura, su novia y prometida, lo celara tanto.

-Pero mi amor, -dijo sonriente el rubio y la abrazo por la espalda- tu eres la única para mí.

-aléjate –susurro haciendo puchero- Baka traidor, la princesa se te insinuó…..yo la vi bien. –deprimida

-pero yo te amo a ti, –aseguro Naruto obligándola a girar y quedando cara a cara con ella- te amo y te amare siempre.

Ella le dio un suave beso en los labios. Sonrió por que en el fondo de su alma sabía que Naruto jamás la cambiaria, sabía que su amor por ella era eterno. Era mutuo y perpetuo.

-¿aun piensas en casarte con una mujer que no sabe cocinar? –Jugueteó rodeándolo con sus brazos por el cuello- mira el desastre que cause. El chocolate sabe muy mal, toda la cocina es un desastre y…..- deprimida

-un problema a la vez –dijo acariciándole la espalda- limpiemos la cocina y pongamos en orden todo. Luego veremos cómo hacemos el chocolate.

Luego de juntar valor entraron a la cocina y comenzaron a limpiar todo el desastre causado. La  pileta lavaplatos estaba desbordada de enseres y Sakura se propuso aligerar el lugar. Naruto uso sus clones para encargarse de los pisos, ventanas y demás cosas.

Rato después terminaron, ambos estaban sucios y desalineados. Sakura miro dentro de la olla que parecía haber salvado algo del precioso chocolate. Sakura lo probó y no sabía tan mal como se veía. Naruto la abrazo por detrás, ella sonriendo y sin decir palabra le alcanzo una cucharada para que también pudiera probarlo. Estaba rico sí, pero inesperadamente un poco del líquido cayó sobre el pálido cuello de la chica haciendo que Naruto lo bebiera justo de ese lugar. Suave y tibio chocolate con sabor a cereza. Al final de cuentas, los peores cocineros habían creado la mejor receta de chocolate, que se viera en Konoha durante largos años.

La oficina estaba en la completa oscuridad. Solo la luz de la luna brindaba un espectáculo plateado a través de los ventanales. Tsunade Senju, quinta Hokage de la hoja, bebía en el pesado silencio. Algunas horas atrás, había tenido una discusión con Jirayja. Disputa que podría definirse como “habitual” entre ellos si se consideran las veces que el motivo de esa charla tenía lugar. Pero en esta oportunidad, Tsunade se quedo pensativa y preocupada. Algo pareció romperse, entre su eterno compañero y ella.


Flash back:

Tsunade firmaba documentos, mientras Shizune se retiraba a su domicilio llevándose algo de trabajo. La morocha se había alejado aceptando los ruegos del Sannin peliblanco mediante gestos. Al quedar solos Jirayja intento lo que aheleaba desde la juventud, lograr llevar su relación con Tsunade a “otro nivel”

-Tsunade, -comenzó el hombre en cuanto quedaron solos- tenemos que hablar.

-Estoy de acuerdo –aseguro la mujer sin dejar sus documentos-  esto no puede seguir así –seria

-Eso decía yo –señalo esperanzado- yo…quería decirte….

-Estoy cansada de recibir denuncias sobre “extraños” merodeando por los baños termales.- ofuscada- Ya eres un hombre viejo para hacer esas cosas.

-Ah, -decepcionado- era eso. Siempre soy demasiado joven, o demasiado viejo.

El peliblanco se ubico en una silla frente a la mujer. Tsunade lo miro y sabía a que se refería, los últimos meses Jirayja la había cortejado como él la juventud. Pero ella siempre decía que ese tiempo ya había pasado. El hombre retrucaba que para amar no existía “tiempo”. Frase linda, que la rubia hubiera aceptado sino estuviera tan asustada. ¿Podrían confiar en él? ¿Arriesgaría el corazón para que luego el continúe con sus “perversiones”? Jirayja lo sabía, conocía el miedo al amor en su compañera. Fue por eso, que jugó su última carta.

-Tsunade, ¿Qué quieres que haga? –Serio- ¿Quieres que renuncie a escribir novelas eróticas? Lo hare. ¿Quieres que deje de mirar mujeres? Lo hare. ¿Quieres que deje de rondar los baños termales? Lo hare.

La Hokage abrió los ojos sorprendida, el peliblanco estaba dispuesto a renunciar a todo lo que le agradaba, tan solo por ella. Se sintió muy mal, porque aunque las ganas de abrazarlo y besarlo le nublara la mente. Terminaría por rechazarlo por cobarde. Bajo la vista apenada y no supo que decir, sin embargo su gesto lo dijo todo.

Jirayja la miro con seriedad, el dolor del rechazo nuevo se mesclaba con los viejos haciendo un coctel difícil de asimilar. El era hombre experimentado, y sin embargo frente al amor de su vida siempre se sintió como un niño indefenso. Pero no podía hacer mas, la mujer se negaba a aceptar todos sus sacrificios, se negaba a ver la oportunidad de ser feliz. Todo por orgullo y temor.
Se levanto de la silla calmadamente, bebió una última copa de Sake y saliendo a traves de la ventana dijo:

-Te prometo…..que nunca más volveremos a tocar este tema.

El hombre se fue en una explosión de humo, dejando la clara muestra que por fin se había rendido.


Fin del Flash Back:


Tsunade sintió algo diferente esta vez. Antes, Jirayja sonreía con la simpática convicción de que alguna vez ella cedería. Ahora dio por cerrado el tema. Lo clausuro con su seriedad y frialdad. Seguramente  Jirayja, el “domador de los sapos” se iría de Konoha para siempre.


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Algunos días pasaron y Jirayja no se fue. Tsunade experimento el miedo a verlo partir, el temor de jamás volverlo a ver. Pero no tuvo el valor de decírselo, no supo disculparse. Y sin embargo el no se fue. Aunque ya no se registraron nuevos problemas en los baños de mujeres. Jirayja dejo de aparecer constantemente por la torre Hokage, y las veces que Shizune lo vio por la calle, pudo notarlo serio y deprimido.


Varios rumores y comentarios le llegaron a la Hokage los días siguientes. A traves de Sakura, Naruto y Kakashi supo, que Jirayja bebía y lloraba. Que escribía hasta altas horas de la noche y destruía su manuscrito disconforme. Kakashi anuncio que el “por desgracia” Jirayja –sama le dijo que jamás escribiría otro ICHA ICHA.

Intentando arreglar las cosas, Tsunade lo mando a buscar para una reunión del consejo de ancianos. Su opinión como Sannin era respetada y su presencia justificada. Las dos horas que la reunión duro, Jirayja se la paso en completa seriedad y aportando su opinión sin estridencias. En ningún momento miro a Shizune (que servía el te), o a los pechos de Tsunade (cosa que era su costumbre). Al finalizar la reunión la líder le pidió que se quedara. Pero por primera vez desde que se conocieron el hombre se negó a su pedido. Ella perdió la calma, en una combinación de culpa y nervios.

-¡¿Se puede saber que te ocurre?! Hace días que estas extraño. –señalo antes que el partiera

-No creo que te importe –dijo serio el peliblanco- son asuntos míos. Investigaciones privadas.

-Deja la estupidez –señalo cabreada Tsunade sabiendo que el ya no espiaba en baños termales- eres un hombre grande para mentir y andar dando lastima y….

-¿Hokage-sama necesita algo más? –dijo el hombre tajante y frio

-¿Por qué me dices así, Jirayja? –triste- ¿Acaso es por lo que paso hace….

-nunca te intereso lo que siento o pienso –serio- no veo por qué volver al pasado.

Cuando Jirayja se fue, Tsunade sintió una puntada en su pecho. No solo había perdido al hombre que la amaba, también al amigo de toda la vida. Por primera vez fue ella la rechazada, lo supo al fin, pudo sentir como Jirayja sufría ante sus desprecios. Pero a diferencia de otras ocasiones la mujer sintió que debía evitar este alejamiento. Iría  por él, como tantas veces el vino por ella. Aunque su fama de eterna perdedora le pesara. Una última vez, apostaría el corazón.


Espero la noche, la luna llena acompañaba los pasos inseguros de la mujer. Se sentía pequeña, como si por primera vez fuera a estar junto a un hombre. Lo busco en su bar preferido, en donde el dueño le indico que el peliblanco había comprado licor y se había marchado en silencio. Lo busco en Ichiraku, donde solía cenar con Naruto algunas veces. Finalmente su caminar la condujo al departamento del hombre. Golpeo la puerta y el Sannin no le abrió.


Tsunade tuvo muchas ganas de derribar la entrada para obligarlo a escucharla. Las luces en el interior parecían indicar que no la atendía a propósito. La mujer rodeo al lugar y encontró una ventana,  que su descuidado compañero dejo abierta. Ingreso y  Jirayja no estaba, pero si sus escritos ICHA ICHA sobre la cama en la habitación. Los viejos libros hicieron disgustar a la fémina. Era esa aversión a las perversiones lo que la hacían dudar.

-Y pensar que prometió no escribir mas ICHA ICHA –se dijo a sí misma- seguramente ya está sobre su nuevo libro.

Sin embargo, una hoja de papel la saco de dudas y pensamientos. Una hoja cuya escritura le detuvo el corazón:

“Me has golpeado, me has herido, nunca me has amado. Pero no te permitiré verme caer, caeré solo, como un hombre, y en mis últimos instantes pensare en ti. Aunque sé que no te importara mi muerte. Esta noche bajo la luna llena, en el campo donde estuvimos juntos por primera vez. Matare este amor con un Kunai al corazón. Me lo quitare a la fuerza, aunque con este amor, también se me ira la vida”.


Tsunade Senju definitivamente perdió la razón. Nunca en incontables batallas sintió el terror que experimento al comprender las simples palabras y su significado. Salto a traves de la ventana y cargando todo el chakra que le era posible partió como una estela hacia el campo numero 7. El primer lugar donde Hiruzen Sarutobi los reunió como equipo. Corrió desesperada y sus lágrimas plateadas por la luna marcaron el camino hacia el desastre.

Jamás hubiera imaginado eso de Jirayja, jamás un hombre tan alegre y lleno de vida podía caer tan bajo como apelar al suicidio. Tsunade lloraba porque era la culpable. Su propio miedo a querer le había impedido ver todo el amor de su compañero. Comprendió que para Jirayja ella no era una más. Ella era la única, la de siempre, la inalcanzable.


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En el centro del campo 7 Jirayja había encendido una fogata. El hombre traía varias cosas necesarias para su investigación. Una vianda, licor, libros en blanco, papel  y pluma para escribir. Hacía varios minutos que habría “empezado” su proyecto si solo encontrara cierto papel que se le había perdido. El hombre busco y busco entre sus cosas pero no hubo suerte.

Bastante frustrado por haber perdido tan bella nota que había escrito. Decidió repetirla en lugar de seguir con la búsqueda infructuosa. Se sentó junto al fuego y garabateo en papel sin recordar lo que había escrito.
-Es una lástima –susurro serio- realmente había encontrado las palabras justas para mi gran final.

No podía recordar exactamente, por lo tanto se frustro y parándose frente a la fogata extrajo un kunai. Cerró sus ojos, evocando las palabras, tratando de recordar. Enfoco el arma frente a su pecho y estiro su brazo para descargarla y…………..

-¡Noooooo!

Un fuerte impacto lo sorprendió, un enemigo rápido lo derribo sobre el pasto haciéndole perder el arma. El peliblanco sorprendido no supo reaccionar y ambos rodaron varios metros hasta quedar uno sobre el otro. Jirayja abrió los ojos y Tsunade estaba sobre él.

-¡Estas loco! -histérica- ¡¿Como se te ocurrió una estupidez así?!

Jirayja no respondió, estaba sorprendido y serio. Ella estaba sobre el llorando como si se estuviera muriendo o algo así. Ciertamente estaba feliz por la posición en la estaban pero no entendía el por qué.

-¿Qué haces...aquí Tsunade?

-¿Cómo que hago tonto? –Llorando- ¡evitando que cometas una estupidez! ¿Cómo pensaste en dejarme sola, idiota?

-¿En dejarte sola? –Confundido- ¿De que estas hablando mujer?

Ella lo abrazo aun desesperada, el correspondió el abrazo bastante dolido por verla llorando. Pronto Jirayja sintió que la mujer lo besaba. El cuello suavemente, la mejilla, al fin los labios. Sin entender el por qué de dicho arrebato el hombre hace lo lógico, disfrutar y corresponder. La ama, siempre la había amado.

Los besos se hacen más profundos, las caricias arrolladoras. El peliblanco no comprende que cambio en su compañera para estar tan dispuesta. Pero tener a la mujer de su vida sobre él, hace que todo pierda el sentido.

Dejan caer sus cosas en el camino a la casa de la Hokage. Como jóvenes ansiosos olvidan todo y corren a confirmar su amor. Jirayja dejo en el campo todas sus pertenencias. La cena, sus libros, y el nuevo escrito de tipo dramático en el que trabajaba los últimos días. Cuyo título, lo significaba casi todo “EL SUICIDIO, UN HOMBRE SIN AMOR”