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El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
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El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
¡Hola, queridos amigos del foro!
Me he animado a subir una historia que tenía por mi portátil, he adaptado los personajes al universo Naruto y os traigo el resultado.
No es una historia de ninjas, de esas ya hay muchas. Os dejo con el prólogo.
Me he animado a subir una historia que tenía por mi portátil, he adaptado los personajes al universo Naruto y os traigo el resultado.
No es una historia de ninjas, de esas ya hay muchas. Os dejo con el prólogo.
- Prólogo:
- Todo el reino era un auténtico infierno de llamas. El Reino de Aquo, aquel que se caracterizaba por su eterna paz, había sido atacado en plena noche. Cuerpos desmembrados por todas partes, cabezas en picas, aldeanos escondidos por el miedo a correr la misma suerte... ¿Quién había podido hacer algo así? Un reino pacífico, que prosperaba gracias a la pesca y al comercio con el resto de los reinos. Sin duda el causante de todo aquello lo sabía muy bien. Sabía que Aquo era un reino poderoso, pero muy pacífico. Contaba con un gran ejército naval, pero eran débiles en tierra.
Esa noche, los enemigos habían cruzado la enorme muralla que daba protección a Aquo y habían tomado la ciudad. Mujeres violadas por el suelo, en un llanto que se podía oír por todas partes, gritos de auxilio, niños muertos... Una masacre.
En el castillo, el Rey estaba luchando con cuatro de aquellos invasores. Habían llegado al castillo apenas unos minutos antes con la intención de tomarlo. Pero el Rey estaba poniendo toda su resistencia y no les sería tan sencillo. Peleaban en la sala del trono, que estaba teñida en sangre por la cantidad de soldados que había muertos. Al fondo de la estancia, se podía ver a la Reina con un niño de no más de ocho años, protegiéndolo entre sus brazos mientras veía a su esposo defenderlos a ambos.
Había conseguido librarse de dos de los cuatro oponentes, pero en un descuido uno de ellos consiguió acercarse lo suficiente para cortarle con su enorme espada en un costado. El Rey soltó un grito de dolor y volvió a arremeter contra los dos enemigos. La herida, parecía ser menor de lo que era, pero se notaba que era grave por sus movimientos, que ahora eran más lentos y descoordinados.
Respiraba entrecortadamente mientras intercambiaba mandobles. Estaba agotado y solo protegiendo a su familia y al reino. Pero no se rendiría.
Uno de los enemigos se acercó a él, intentando hundir su espada en el vientre, el rey consiguió esquivarlo a tiempo y en un rápido giro le cortó la cabeza. Sonrió, pero de pronto sintió un dolor punzante que lo atravesó por la espalda. Miró hacía abajo y vio como el filo de una espada le sobresalía del pecho. Tosió sangre y comenzó a verlo todo borroso, las piernas le fallaron y cayó al suelo.
- ¡MINATO! - gritó la reina.
Pero el rey estaba en el suelo en un charco de sangre, muerto. Se había ahogado rápidamente con su propia sangre, la espada le había perforado un pulmón.
La Reina abrazó al pequeño con más fuerza, ambos no dejaban de llorar mirando el cuerpo sin via del Rey en el suelo encharcado de sangre. No había esperanza para el reino, ahora les tocaría morir a ellos y no podrían hacer nada para evitarlo.
El único hombre que quedaba aún en pie, el que había acabado con la vida del rey, los miró con una mirada sádica y relamiéndose se acercó a ellos con su espada en alto.
La Reina se puso en pie y extendió los brazos para impedir que se acercase a su hijo, que seguía en el suelo mirando la escena sin dejar de llorar. Tenía unos profundos ojos azules, aguados en ese momento por las lágrimas.
- ¡No te dejaré pasar, no tocarás a mi hijo! - le gritó cogiendo una espada que había tirada y cargando contra el enemigo.
Él simplemente se rió en una siniestra carcajada y alzó su enorme espada cortando a la reina en el pecho, dejando así un profundo corte que emanaba sangre. Continuó caminando, esta vez hacia el pequeño, que seguía en el suelo llorando asustado.
- Este es tu final, principito. - le dijo sin parar de reír.
Alzó la espada una vez más para acabar con la vida del pequeño, ya casi había cortado la carne, cuando un destello lo cegó y tuvo que cerrar los ojos. Lo último que vio fue a un hombre de cabello cano con una mano alzada hacia él antes de caer al suelo con el cuello roto.
- Naruto, Naruto... - le dijo el hombre que lo cargaba en sus brazos. - Ya puedes abrir los ojos.
El pequeño los abrió y vio a su agresor en el suelo con el cuello roto y una mueca de dolor en su rostro.
- ¡Jiraya! - dijo llorando antes de abrazarlo. - ¿Dónde está mamá?
Jiraya lo llevó hasta el cuerpo de su madre, aún respiraba, pero con mucha dificultad. Tenía la boca llena de sangre y un enorme tajo en el pecho que se lo cruzaba por completo. No tardaría en morir.
Naruto se acercó corriendo hacia ella y se arrodilló en el suelo sin dejar de llorar. Cogió la mano de su madre, que temblaba, fría.
- Naruto... - le dijo con ternura. - Tienes que... salir de a...quí - escupió sangre.
- No, madre... no puedo dejarte aquí sola.
La reina le tocó la cara con mucha dificultad, dejando su sangre en el rostro del pequeño.
- Escúchame bien Naruto, tú... ya no puedes... hacer nada más por... mí. - cogió aire. - Vete con Jiraya, sálvate... y recupera este reino...
Miró entonces a Jiraya que asintió.
Naruto iba a replicarle a su madre pero sintió un golpe en la nuca y se puso todo negro. Jiraya lo cargo en sus brazos con cuidado.
- No os preocupeis, Kushina. - le dijo a la Reina. - Yo cuidaré de él.
Kushina le sonrió antes de espirar por última vez.
Antes de que llegaran más enemigos, Jiraya había escapado con el pequeño entre sus brazos hacia un lugar seguro. Prometiéndose para sí que protegería a ese niño con su vida, para que algún día pudiera recuperar lo que le había sido arrebatado.
Última edición por Ean95 el Lun Abr 20, 2015 10:33 am, editado 29 veces
Ean95- Aprendiz
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En El Gran Bosque.
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
esta super interesante espero la conti
kumiko- Aprendiz
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colombia
0
Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Hola, hola os traígo el primer capítulo, espero que os guste!
Gracias por comentar Kumiko
Gracias por comentar Kumiko
- cap 1"
[left:36bc: - La luz del sol que entraba por el enorme balcón inundaba la estancia en la que descansaba la princesa de Itenwer. No quedaba un solo rincón sin iluminar; desde el enorme escritorio hasta la majestuosa cama en la que dormía la princesa. Su pelo largo y rosado se extendía por el enorme almohadón de plumas y una sonrisa surcaba su rostro. Tenía la piel pálida, resplandeciente ahora que los rayos la iluminaban. Ella seguía plácidamente dormida sin percatarse de la luz que la bañaba.Sonaron unos golpes en la puerta, golpes que no consiguieron despertarla, tenía un sueño muy profundo. Tan profundo que podía estar incendiándose el castillo y ella no lo notaría.Los golpes volvieron a oírse, pero nadie obtuvo respuesta desde la alcoba para entrar al interior.Una joven con una coleta y pelo rubio abrió la puerta. Llevaba un vestido de doncella y unos zapatos comunes. Fue caminando hasta llegar a la cama de la princesa y comenzó a zarandearla con suavidad para despertarla.
- Mi señora... es hora de levantaros. - le dijo con suavidad.
La princesa abrió un ojo con pesadez y miró a su doncella, refunfuñó y se dio la vuelta hacia el otro lado. La doncella dio la vuelta a la cama muy molesta y volvió a zarandearla, esta vez con más violencia.- No me obliguéis a soltar un cubo lleno de agua sobre vos. - le gritó. - Levantaos, os esperan para desayunar.
Se dio la vuelta y salió de la estancia para entrar a otra que había al fondo de la misma. Abrió la puerta y entró murmurando cosas.La princesa se movió poniéndose boca arriba en la cama y contempló el techo de la habitación, suspirando con pesadez. Sus ojos verdes contrastaban a la perfección con su cabello rosa y su piel pálida. Era una de las jóvenes más hermosas en los reinos y también la más famosa. Era famosa no por su belleza, ni siquiera por su forma de montar a caballo o de bailar, sino porque decía que jamás se casaría. Había rechazado a cuantos habían pedido su mano en matrimonio. Le daba igual que el pretendiente fuera guapo, feo, rico, menos rico, tonto... Ella nunca se había sentido atraída por ninguno de ellos. Y por ello siempre estaban en alguna discusión con su padre por su futuro, algo que ella odiaba con todas sus fuerzas.No era feliz en aquel castillo, no era feliz siendo la princesa que debía casarse a la fuerza para complacer a su padre, a sus súbditos o a quién fuera que debía complacer. Ella quería salir de allí, vivir según sus normas, sin reglas ni estúpidos protocolos.Se levantó de la cama peinándose su pelo largo y rosa con los dedos mientras caminaba hacia su tocador para echarse un rápido vistazo. Estaba igual que cada mañana, pelo rosa hasta la cintura, piel blanca y sus ojos más verdes que nunca. Bostezó y cogió un cepillo que había encima para peinarse el pelo. Se lo recogió en un moño alto.Su doncella salió de la estancia del fondo y se acercó a ella.- El baño está listo, majestad.
- Ino, ya te he dicho que no me llames así. - le dijo con fastidio. - Sakura. SA- KU – RA. - movió las manos en el aire escribiendo las sílabas de su nombre.
Ino suspiró mirando al techo. Esa situación se repetía mucha veces.- Muy bien, Sakura tenéis el baño preparado.
Sakura sonrió y se puso en camino hacia el baño. Cuando caminaba parecía que danzaba en el aire.Ino la siguió de cerca hasta allí. La habitación estaba inundada por un vapor, proveniente de una bañera de agua caliente en el centro. Sakura se desvistió y se metió en el interior. Sumergió el cuerpo entero a excepción de su pelo, que ya llevaba recogido. Cerró los ojos y se relajó. Ino echó en el agua unas sales aromáticas y cerró la puerta de la sala, dejando a Sakura.Sakura adoraba los baños que Ino le preparaba, además era el único momento del día en el que estaba totalmente en libertad. Le apenaba que no fuera siempre así, con esa tranquilidad que reinaba en el baño. Cuando salía de aquella bañera sabía que le tocaba enfrentarse a la realidad, a sus padres y al protocolo de princesa heredera.Ino la acompañó al comedor real para esperar a sus padres y desayunar con ellos. Era lo mismo cada mañana: despertar, baño, ponerse un ridículo y pesado vestido, bajar a desayunar con sus padres manteniendo una conversación pobre y luego el resto del día hacer sus deberes de princesa. Pocas veces tenía tiempo para ella.El comedor real era una habitación con cuatro enormes ventanales en el lado derecho, en el izquierdo había dos enormes retratos decorando la pared. En uno de ellos aparecían los reyes más jóvenes que en ese momento y en el otro ella misma, hace tan solo dos años atrás. En el centro había una enorme mesa de caoba con más sillas de las que se necesitaban. En la mesa había manjares de todo tipo: tostadas, boles rebosantes de fruta, mermeladas de dos sabores y mantequilla. En ese momento entró una doncella dejando una enorme jarra de uno de naranja.Sus padres entraron poco tiempo después de que esa misma doncella se marchara. El Rey, con su pelo rosa y un cuidado bigote que le salia desde las patillas. El olor de la loción de rosas que se ponía cada mañana le llegó nada más entrar al comedor. Llevaba como siempre en sus ropas una flor de cerezo, símbolo del reino. La Reina lo acompañaba del brazo, muy recta. Tenía el pelo perfectamente peinado y una mirada severa en sus ojos verdes, como siempre. Al igual que su esposo, llevaba el símbolo del reino, pero en un collar en el cuello. Llevaba un vestido en color crema.Sakura se levantó de la mesa y esperó a que sus padres llegasen para agarrar su vestido y hacer una pequeña reverencia en señal de respeto, ellos movieron la cabeza y se sentaron todos a la vez.Sakura se sirvió un par de tostadas y las untó con mermelada. Una doncella le sirvió el zumo en su copa. Su padre había hecho lo mismo, pero él las untó con mantequilla. La Reina prefirió un bol de fruta.Desayunaban en silencio durante unos minutos hasta que el Rey rompió el silencio. Bebió de su copa un largo trago de zumo y habló.- Hija, anula las clases de esta mañana. - soltó su copa encima de la mesa.
Sakura le miró confundida. ¿Le estaba diciendo que cancelara las clases de protocolo de la mañana?- ¿Por qué, padre?
- Simplemente porque viene un príncipe a pedir tu mano. - le dijo mordiendo una tostada.
Sakura soltó la copa de zumo con fuerza sobre la mesa derramándolo, una doncella se dispuso a limpiarlo al instante. Sakura se levantó tirando la silla tras ella. Miró furiosa a su padre.- Padre, me prometiste acabar con esa tontería de buscarme esposo. - le espetó.
- ¡Siéntate, Sakura! - le gritó.
Sakura movió la cabeza en señal de negación. El Rey se levantó dando dos puñetazos en la mesa y apoyándose así en ella. La Reina se limitaba a mirar la escena.- Sakura, no voy a discutir esto más, Tienes dieciséis años y es hora de que te cases.
- ¡No puedes obligarme, padre! - le gritó ella al borde del llanto.
No la vio venir, el tortazo impactó en su cara antes de que pudiera darse cuenta. Se llevó la mano a la mejilla, una lágrima resbaló por ella. Había sido su madre.- Se acabó esta discusión tonta. - le dijo calmada. - Sakura, sube a tu habitación y espera a que te avisen para bajar a conocer a tu pretendiente.
Sakura miró a sus padres furiosa y se dio la vuelta para marcharse a su habitación.Llegó y se tiró a su cama, llorando. Lo habían vuelto a hacer, la habían engañado y querían comprometerla con cualquiera. La última vez le habían prometido que podría elegir a quién ella quisiera, que no volverían a obligarla a casarse por la fuerza. Pero una vez más era una mentira.Se levantó de la cama y furiosa comenzó a tirar todo lo que encontró en la habitación. Rompió cosas, destrozó las cortinas de su balcón, tiró los libros al suelo... Gritó de rabia, de injusticia.Estuvo toda una hora en el suelo, con todo a su alrededor destrozado, llorando sin parar. Aún no podía creer que sus padres la hubiesen engañado de aquella forma, cuando parecía que por fin habían aceptado que no se casaría a la fuerza.Unos golpes en la puerta sonaron, Ino entró sin esperar ninguna respuesta. Sakura la miró secándose las lágrimas con los puños. Ino puso una leve sonrisa y se sentó junto a ella, abrazándola. Sakura comenzó a llorar otra vez en su hombro.- Ya te han enviado a buscarme, ¿no es así? - le preguntó entre sollozos.
- Así es, pero no hay prisa. - le contestó ella. - Cuando os sintáis mejor bajamos.
- Gracias, Ino. - le dijo con una sonrisa.
Poco tiempo después, Sakura e Ino bajaban por las escaleras hacia el salón del trono donde recibirían al misterioso pretendiente. Sakura andaba con pesadez, no quería llegar y enfrentarse a su destino. Pues por desgracia era ese, casarse con un completo desconocido.En el salón del trono la esperaban sus padres, sentados ya en sus tronos. Ella se sentó en el suyo, algo más bajo que el de sus padres, y esperó la llegada del misterioso pretendiente.Sus padres no le dirigieron la palabra y ella lo agradeció, no quería tratar con ellos en esos momentos.Por fin anunciaron al misterioso pretendiente. Entraron a la sala dos hombres, uno era mayor tenía el pelo negro y largo y un flequillo que le tapaba el ojo. El otro era un chico algo mayor que ella, tenía el pelo negro y de punta por detrás. En sus ropas se podía ver el emblema de Aquo, un remolino en el agua.Se arrodillaron ante los Reyes presentando sus respetos.- Madara, me alegra que hayáis podido venir tan pronto. - dijo el Rey dirigiéndose a el hombre.
- A mi me alegra estar aquí. - contestó él. Tenía una voz muy fría.
El chico dio un paso adelante posicionando más cerca de los reyes.- Mi nombre es Sasuke de Allstag, majestades.
- Sabemos quién eres por supuesto. - le dijo la Reina. - Y a lo que has venido.
- Mi sobrino es bastante impetuoso cuando se lo propone. - dijo Madara.
El Rey se levantó del trono y caminó hacia Sasuke. El chico se irguió ante su presencia. El Rey puso una mano en su hombro y señaló con la otra a Sakura que observaba la escena con seriedad. Se le notaba en la cara que no quería estar ahí.- Mi hija Sakura, futura reina de Itenwer.
Sakura inclinó la cabeza a Sasuke, que la miraba embobado. “Otro más para la lista” se dijo ella. “Lo rechazaré rápido y acabaré con esta tontería.”- Bien Madara, entonces si no me equivoco está todo hablado y sellado. - dijo dirigiéndose hacia Madara. - Tu sobrino y mi hija contraerán matrimonio dentro de dos lunas llenas.
Sakura no podía creer lo que había oído. Su padre no le había concertado una cita para conocer a otro pretendiente, sino que la había concertado para presentarle a su prometido. Se iba a levantar para replicar a su padre, pero su madre la detuvo poniendo una mano sobre la suya y mirándola con severidad.- Así es, dentro de dos lunas. - confirmó Madara. - Y ahora, ¿ por qué no dejamos que se conozcan?
- Muy bien, sea pues. - se volvió hacia Sakura. - Hija, muéstrale a Sasuke los jardines.
Sakura se levantó de mala gana y puso su mejor sonrisa, aunque era una sonrisa falsa. Sasuke le sonrió. Era guapo, eso tenía que admitirlo, pero no cedería ante algo como eso. Había visto candidatos más atractivos que él.Los dos salieron hacia los jardines sin decir una palabra dejando a los adultos hablar tranquilamente de su compromiso.Llegaron a lo jardines y Sakura se sentó en un banco blanco ante un pequeño lago. La brisa mecía su pelo esparciéndolo en todas direcciones. Sasuke se sentó junto a ella y miró hacia el lago.- Muy bonito el jardín, princesa. - dijo con burla.
- Calla, si piensas conquistarme no lo vas a conseguir.
- Oh, por favor... Ya estamos comprometidos no me hace falta conquistaros. - le agarró el mentón haciendo que lo mirara.
Sakura le pegó un manotazo.- No te atrevas a tocarme con tus sucias manos. - le dijo furiosa.
Sasuke la tomó por la cintura con una sonrisa perversa.- Es inútil que os resistáis, estas manos os tocarán tarde o temprano. Os recuerdo que necesitaremos herederos. - se acercó a su boca con intención de besarla.
Sakura no podía permitirse oír ninguna tontería más. Le pegó un fuerte puñetazo tirándolo del banco y se levantó. Sasuke la miraba con desprecio mientras se limpiaba la sangre del labio. Escupió frente a la princesa.- Sois una ramera, eso es lo que sois. - se levantó y la apuntó con el dedo. - Pero os tomaré y no podréis impedírmelo como esposo vuestro que seré. - sonrió relamiéndose.
- Ya he oído bastantes palabras sin sentido de vuestra boca, largaos de aquí.
Sasuke soltó una carcajada.- ¿Irme? No, os equivocáis, princesita. - se acercó una vez más a ella. Sakura preparó el puño. - Hoy me iré, pero regresaré, me casaré con vos y os follaré tan fuerte contra la cama que gritaréis por más. - le dio un lametazo en la mejilla.
Sakura volvió a alzar el puño, pero Sasuke lo detuvo. Sakura lo intentó con la otra mano, pero Sasuke también paró el golpe. La tenía cogida de las dos manos y se empezó a acercar a su rostro hasta que posó sus labios en los de ella.No pudo hacer nada, Sasuke entonces introdució su lengua en su boca con ansia, ella intentó zafarse asqueada por esa lengua en su boca. Le pegó un patada en los testículos que lo separó.Se reía, Sasuke se reía de ella. Tenía una mueca de dolor por la patada, pero se estaba riendo a la vez. Sakura escupió intentando librarse de su saliva. Sasuke empezó a reír más fuerte.- Me encanta que os resistáis tanto, princesita. Disfrutaré como nunca nuestra noche de bodas. Vuestros labios tienen un sabor muy dulce. - se relamió.
Se dio la vuelta despidiéndose con la mano sin parar de reír. Sakura lo miró con ganas de asesinarlo. ¿Y estaba comprometida con ese... ese engendro? No podía casarse con él, pero su padre no cancelaría el compromiso. Estaba acabada. Terminaría casada con Sasuke y el la violaría cada noche, la forzaría sin ningún miramiento de eso estaba segura.Regresó a su habitación donde ya estaba todo ordenado de nuevo y no había ningún cristal roto por el suelo. Encima de su cama había un libro. Lo cogió y leyó el título para ver de cuál se trataba. “La Huida” leyó. ¡Eso es! Ese libro era la solución que necesitaba para la situación que estaba viviendo.Recordaba perfectamente aquella novela, la había leído a los trece años en un solo día. Trataba de una joven que se escapaba para vivir aventuras, para ello subió a un barco y se perdió por sus mares. Sakura lo tenía entre sus favoritos, seguramente en el arrebato de furia anterior lo había tirado con fuerza y ahora lo tenía en sus manos. Sonrió, acababa de tener un idea para salir del castillo y así evitar casarse con el monstruo de Sasuke.Lo primero que necesitaba sería un vestido de doncella, y sabía como conseguirlo. Fue hacia la puerta y la abrió lentamente, miró por el oscuro pasillo y vio a dos guardias a la entrada del mismo. No podría salir de su habitación sin ser vista. Dio un pisotón en el suelo sin dejar de mirar a los guardias. De pronto apareció una cabellera rubia recogida en un enorme moño, caminaba lentamente hacia su habitación, pasó junto a los guardias. Sakura sonrió y cerró la puerta, se sentó en su cama y esperó a que tocarán la puerta.No tuvo que esperar mucho, unos golpecitos sonaron al cabo de unos segundos y su rubia doncella, Ino, entró a su habitación. Miró a Sakura, que sonreía sentada en su cama y la miró sin entender el motivo de su alegría, es decir, hacía escasos minutos la había visto subir muy enfadada despotricando contra su prometido.Se acercó hasta Sakura, que se bajó de la cama y le entregó el libro que tenía en sus manos. Ino lo cogió y leyó el título, entonces lo entendió todo.- Ino, creo que no hace falta que te diga nada, ¿cierto? - le dijo la pelirosa.
- Ya empezáis con vuestras locuras y queréis meterme en ellas.
Sakura soltó una risotada asintiendo con la cabeza.- Me ayudarás sin rechistar como buena amiga. - Sakura le quitó el libro de las manos. - Necesito que me traigas un vestido como el tuyo, es decir, de doncella.
Ino bajó la cabeza con fastidio. No preguntó nada más y salió de la sala.- Oh, pero trae unos cuantos vestidos mios, así nadie sospechará nada. - le dijo Sakura antes de que saliera.
Pasados unos veinte minutos, Ino entró de nuevo cargada con unos cuantos vestidos de Sakura. La princesa cogió rápidamente el que quería que estaba el último y se empezó a desvestir. Se despojó de su vestido verde aguamarina y cogió el que Ino le había traído, era marrón y tenía un delantal blanco. Ino sacó unos zapatos que había escondidos en uno de los vestidos que había traído y se los dio a Sakura, que se los pusó.Sakura extendió los brazos y empezó a dar lentamente vueltas para que Ino la evaluara. Ino le echó un rápido vistazo. No daba el pego como doncella, su cabello la delataba y además estaba demasiado limpia y arreglada.Ino pidió que parara y se acercó a ella por detrás, le agarró el pelo y de lo recogió en un moño bajo. Luego le ató un pañuelo cubriendo toda su cabeza. Sí, ahora ya daba más el pego. La princesa se había esfumado y ahora ante ella había una doncella más del castillo. Sonrió contenta con su trabajo.Sakura se miró en el espejo de su tocador y sonrió también. Ahora podría escapar de allí y nadie la pararía. Se miró una vez más sorprendida por su aspecto. Movió la cabeza a los lados, mirando su cara, levantó los brazos y se movió. Ya nada la pararía. Empezó a reír.- Majes... digo Sakura – dijo Ino. - ¿Puedo saber qué ha ocurrido con vuestro prometido? - preguntó cruzada de brazos.
Sakura dejó de reír y se puso seria al momento, apretó los puños y soltó un suspiro antes de hablar.- Ese... bastardo lo único que quiere es hacerme suya y quedarse con este reino. Pero no lo va a conseguir. - sonrió. - No, porque yo me voy a ir de este maldito castillo y no podrá casarse.
Ino se acercó a ella.- ¿Intentó algo contra vos?
- Me besó con repugnancia, con deseo y me dijo cosas horribles. No quiero hablar de eso Ino. - se acercó a la puerta. - Ayúdame a salir de aquí cuanto antes.
Ino asintió y fue hacia el armario de la princesa, cogió unos cuantos vestidos y luego recogió los del suelo. Sakura la miraba extrañada, no sabía que pretendía hacer con sus vestidos.- Coged unos cuantos de estos vestidos. - le tendió un par. - Fingiremos ir a la lavandería y saldremos por la puerta de servicio.
Sakura cogió los vestidos.- ¿Por la puerta de servicio? - preguntó.
- Claro. - dijo Ino con obviedad. - ¿No me digáis qué pretendíais salir por la puerta principal?
Sakura bajo la mirada. Ino comenzó a reír.- Menos mal que me habéis pedido ayuda, alteza.
- Sí, sí. Andando. - Abrió la puerta y salió al pasillo.
Ino se puso delante de ella y comenzaron a caminar para salir de allí cuanto antes. El pasillo estaba tan oscuro como siempre y lleno de cuadros de todo tipo en las paredes pintadas de un color dorado pálido. Sakura caminaba algo insegura de lograrlo. Daba el pego como doncella, pero los guardias la conocían demasiado bien.- Bajad la cabeza, no me fío de que os vean y no os reconozcan. - le dijo Ino susurrando.
Sakura bajó la cabeza sin dudarlo, ahora estaba bajo las ordenes de su doncella, se jugaba su libertad.Pasaron junto a los guardias que no dieron señales de haberse fijado mucho en ellas. Seguían con la mirada al frente, sin pestañear si quiera. Uno incluso parecía que dormía.Salieron de aquel pasillo y llegaron hasta las escaleras principales. Ino le hizo una señal a Sakura para que la siguiera en silencio. La princesa la siguió sin rechistar ni emitir un solo sonido.Se cruzaron con un montón de sirvientes y doncellas por el camino, pero ninguno parecía reconocerla, seguían con sus tareas sin mirarla si quiera. Sakura no salía de su asombro y su alegría, lo iba a conseguir, saldría de ese agobiante castillo.De pronto chocó contra alguien. Al suelo cayeron las toallas que portaba. Sakura se quedó mirando a esa persona aterrada, parecía haberla reconocido. Era Lee uno de los criados más ruidosos de todo el castillo.Lee abrió los ojos, se había dado cuenta de quien era sin ninguna duda. Se había acabado, la aventurilla terminaba ahí. Lee abrió la boca pero Ino le puso la mano callando al chico en el acto.Él la miró sin entender nada. ¿ Qué hacía la princesa vestida como una vulgar doncella?- Lee, luego te lo explico todo, pero no digas lo que has visto aquí. - le susurró Ino al oído.
Lee asintió con la cabeza, Ino retiró la mano de la boca. Él recogió las toallas del suelo, echó una última mirada a las chicas y se marchó.- ¿Podemos fiarnos de él? - preguntó Sakura preocupada caminando tras Ino.
- Sí, tranquila. Lee será ruidoso pero no dirá nada. - la tranquilizó sonriéndole con amabilidad.
Llegaron a la lavandería, había cuatro criadas allí que ni siquiera las miraron al entrar. Dejaron los vestidos en unas enormes cestas. Fuera había un enorme patio donde estaban lavando ropa en unas enormes pilas y otras tendían las prendas para que se secaran.Ino salió al patio y se encaminó hacia un pasillo que había al otro lado. Sakura fue tras ella. Al fondo de aquel pasillo, que estaba recubierto totalmente de piedra se veía una luz con dos siluetas. Ea era la puerta de servicio, y las dos siluetas eran dos guardias que la vigilaban para que no entrase o saliese cualquiera. Esa era la línea que la separaba de su libertad. Caminó nerviosa, más que nunca, tras Ino que iba tranquila.Al llegar, los guardias se movieron impidiéndoles continuar, ¿la habían descubierto? Uno de ellos se adelantó y miró a las chicas de arriba a abajo desnudándolas con a mirada.- ¿Dónde van dos chicas como vosotras? - dijo con una voz ronca.
- A por sales de baño para la princesa. - dijo Ino sin rodeos.
El guardia miró a su compañero, que alzó una ceja. Sakura comenzó a respirar nerviosa. El guardia que había hablado pareció notarlo y preguntó:- Oye, ¿qué le pasa a tu amiga? - la escrutó con la mirada.
- Nada, solo tiene un enfriamiento y le cuesta respirar. - si estaba nerviosa no se le notó. - ¿Nos dejáis pasar? ¿O es que tiene que ir la misma princesa a por las sales? - preguntó molesta.
Los guardias sonrieron y las dejaron pasar.Inos y Sakura salieron dejando atrás a los guardias. Sakura levantó la vista y vio la luz del sol iluminando un pequeño patio donde unos cuantos hombres amontonaban cajas de comida, sacos de harina... No podía creer que hubiera salido de allí, tuvo que contenerse para no saltar de alegría en aquel momento. Ino puso un dedo en sus labios como señal de que no hablara. Luego le hizo un ademán para que la siguiera por un sendero, que al parecer conducía a la aldea.Sakura vio unos árboles de flores rosas por el pequeño sendero, maravillada por su belleza. Sin duda por algo esas flores eran el emblema del reino. Ino le dijo que su nombre provenía de aquellas flores y que sin duda sus padres no lo pensaron al ver su pelo al nacer. Sakura se limitó a reír ante ese comentario.Por fin llegaron a la aldea, era un bullicio de gente, pues era día de mercado y la plaza estaba atestada de personas. El género era gritado a pleno pulmón, monedas cambiando de manos y en un par de ocasiones Sakura se llevó un buen empujón. Ino la agarró del brazo y fueron esquivando a la gente.- Bueno Sakura, creo que nuestros caminos se separan aquí. - dijo deteniéndose en un sitio más tranquilo.
Sakura le dedicó una sonrisa llena de gratitud. No tenía palabras para expresar lo mucho que le agradecía lo que había hecho por ella. Solo esperaba que no descubrieran que la había ayudado, no se perdonaría nunca si le pasaba algo a Ino.- Muchas gracias por tu ayuda, Ino. Al final me has ayudado y sin rechistar. - le dijo con burla.
Ino soltó una carcajada.- Sé que tenéis una buena razón para huir, Sakura.
Sakura abrió los brazos e Ino también. Se fundieron así en un abrazo lleno de amistad, la amistad de años de convivencia la una junto a la otra. Pues, a pesar de ser una princesa y una doncella, eran ante todo dos buenas amigas.- Ino, antes de irme, quiero decirte que no te considero una amiga. - le dijo Sakura con una sonrisa. - Te considero mi mejor amiga.
Ino comenzó a llorar.- No me digáis eso.
- Es la verdad, Ino. - volvió a abrazarla. - Anda, ve a por esas sales y finge que no sabes nada de mi en el castillo.
Ino se secó las lágrimas. Iba a decirle algo a Sakura pero de repente vio a dos guardias buscando a alguien. Se separó del abrazo de la pelirosa y la cogió de la mano, arrastrándola detrás de un puesto de manzanas.- ¿Qué ocurre, Ino? - preguntó alarmada.
Ino señaló hacia lo guardias, que estaban bastante cerca.- Maldición – dijo Sakura. - Tengo que salir de aquí.
- Os acompañaré …
- No. - la cortó Sakura. - Ya has hecho bastante por mi, ve al castillo y actúa con normalidad.
Ino la miró, puso una mano en su hombro apretándola. Luego con una sonrisa que lo dijo todo, se marchó de allí.Sakura esperó unos minutos a que los guardias desapareciesen de la plaza, para salir de donde se ocultaba y salir corriendo. ¿La buscaban a ella? Bueno, menuda pregunta. Al parecer ya se habían dado cuenta de su ausencia en el castillo y habían enviado a dos guardias a buscarla. ¿Pero do guardias? Estaba segura de que había más. Tendría que estar alerta, no podía dejarse coger ahora que había salido de aquella prisión de piedra.Se mezcló con la multitud y consiguió salir de la plaza. Se metió por una callejuela para intentar encontrar la salida de la aldea, sin éxito. Se había perdido en su propia aldea. Se metió por otra, y luego en otra... No sabía por dónde ir.Por fin, tras unos minutos eternos para ella, vio el final de la aldea y el principio de un enorme prado. Al fondo, se veía un bosque con árboles enormes. Sakura no sabía por dónde seguir, ¿tendría que internarse en el bosque?No pudo pensarlo mucho más tiempo, oyó un sonido metálico y vio a cuatro guardias que se dirigían hacia ella. Echó a correr sin pensarlo ni un segundo. No la cogerían, no la encerrarían, no la casarían a la fuerza, Sasuke no la tocaría. Ahora era su turno, sería libre.]
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Me encanto el primer capítulo, estaba muy bien narrado es perfecto, me pregunto como Sakura encontrara a Naruto y si se enamora el de ella sería hermoso <3!!!!! Asksksksksksks no puedo esperar wl siguiente capítulo!
PD: odio a Sasuke!
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belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Aquí dejo el segundo capítulo. Espero que comentéis lo que os va pareciendo.
- CAPÍTULO 2:
- En otro sitio, no muy lejano, un joven completamente desnudo se introducía lentamente en un profundo río. Tenía el pelo de un color rubio como los rayos del sol y unos profundos zafiros azules, una peculiaridad eran tres marcas a cada lado de sus mejillas que le daban un aspecto salvaje. Se notaba una ligera barba apenas visible al ser tan rubia. Tenía un torso muy tonificado y tostado al sol.
Terminó de introducirse, había llegado hasta el mismo centro del río y el agua le envolvía por completo. No esperó más y se zambulló en las frías aguas. Al cabo de uno segundos sacó la cabeza para tomar aire. Cogió un poco de agua entre sus manos y se la echó por la cara, frotando las manos por ella.
Al cabo de un rato, tras chapotear un poco más en las aguas, salió tal y como había entrado. En la orilla, se secó con un trozo de tela el cuerpo y se revolvió el pelo con las manos despeinándolo. Fue hacia un árbol y tomó su ropa que estaba allí colgada. Se puso unas calzas, una camisa blanca y un jubón negro encima y por último unas pesadas botas marrones. Luego, cogió un carcaj lleno de flechas y se lo ajustó a la espalda. También había un arco tallado a mano, lo cogió y se dio la vuelta para alejarse del río.
Se internó en el bosque, caminando en silencio para evitar se oído por cualquier animal. El viento se levantaba, meciendo todas y cada una de las ramas y haciendo caer multitud de hojas. Un pájaro negro como la noche, posiblemente un cuervo, se cruzó en el camino del joven, que lo siguió con la mirada. Continuó caminando, hasta que oyó un crujido. Puso una flecha en la cuerda del arco y caminó un poco más deprisa, pero en silencio. Los años en aquel bosque le habían enseñado a caminar sin ser visto ni oído por nadie.
Vio a lo lejos un enorme ciervo, posiblemente el causante del crujido que había oído, y sonrió. Se ocultó tras un árbol y vigiló al animal, que pastaba tranquilo sin percatarse de la presencia tras el árbol. Apuntó al ciervo, cerró un ojo para tener mejor visión del blanco, tensó la cuerda del arco y... disparó. La flecha viajo a toda velocidad, acortó la distancia entre él y el ciervo y atravesó el cuello del animal, que cayó al suelo.
Naruto salió de su escondite, sacó un puñal que llevaba en su cinto y se acercó al animal. Aún respiraba a pesar de la flecha que tenía en el cuello, algo impresionante. Miró al ciervo, el animal lo miraba con ojos suplicantes, Naruto no esperó más y hundió el puñal con fuerza acabando con su vida. Lo cargó a su espalda y caminó hacia su casa.
Llegó tras caminar durante veinte minutos, llegó a una cabaña de madera que había oculta tras una enorme roca que se asemejaba a un túnel.
Allí, junto a un fuego, estaba sentado un hombre de pelo cano, largo y recogido en una coleta. Llevaba una túnica gris. El hombre lazó un leño al fuego para alimentarlo.
- ¡Oh, Naruto! Si que has tardado. - dijo animado.
- Lo siento Jiraya, me entretuve un poco. - le dijo Naruto. - Eh, pero mira lo que traigo. - dejó el ciervo en el suelo a los pies de Jiraya.
JIraya se incorporó del tronco donde estaba sentado, se agachó y cogió el ciervo. Luego, sin que Naruto lo esperara, se lo lanzó. El rubio lo cogió como puso cayendo al suelo.
- ¿Se puede sabe qué mierda haces? - le gritó incorporándose.
Jiraya estalló en carcajadas.
- Anda, prepáralo para comer. - Se dio la vuelta y se metió en la cabaña cerrando la puerta.
Naruto refunfuño, ya estaba mandando ese viejo sobre él. A regañadientes comenzó a despedazar al ciervo y a quitarle la piel. Sus manos pronto se tiñeron de la sangre del animal. Odiaba tener que hacerle eso al pobre ciervo.
Cuando acabó lo puso al fuego.
Entró a la cabaña, allí estaba sentado Jiraya en una enorme mesa de caoba, con multitud de frasquitos que iba rellenando con extraños líquidos. Al fondo de la estancia había un enorme armario de color negro. Pegada a la pared, a la izquierda, una chimenea que estaba apagada en aquellos momentos, y al fondo, al lado de aquel armario, una cortina separaba esa estancia de otra.
Naruto caminó hasta el armario del fondo, pasó una mano por un candado y lo abrió. Había cuatro baldas. En la primera había muchos libros amontonados; en la segunda: platos de madera, cuchillos y cucharas además de un par de cacerolas de metal, en la tercera balda había multitud de frasquitos como los que había sobre la mesa y en la última había sacos de tela blanco y plantas de todo tipo.
Naruto cogió un libro de la balda superior y caminó hasta la mesa, se sentó y abrió el libro, comenzando a leerlo tranquilo.
Jiraya lo observaba, por encima de unos anteojos enormes. Sonrió y se los quitó, se masajeó los ojos y bostezó.
- Naruto, ya sabes que la magia no se lee en los libros. le dijo estirándose. - La magia se practica.
Naruto levantó la vista de la página que estaba leyendo u miró a Jiraya.
- Ya lo sé, maestro. Pero nunca está de más leer para fortalecer la mente. - se llevó una mano a la sien señalándola con un dedo.
Jiraya sonrió
- Qué bien te he enseñado muchacho. - dijo animado.
Luego se levantó y en un rápido movimiento de manos elevó todos los frascos que había en la mesa y con la otra abrió el enorme armario, guardando así las cosas. Lo ultimo que guardó fue el pesado libro que Naruto estaba leyendo ante la mirada de fastidio de él. Cerró el armario como si nada y abrió la puerta de la cabaña.
- Venga, salgamos afuera, tenemos que practicar. - Salió de la cabaña.
Naruto suspiró cansado. Otro día de práctica. Se levantó con pesadez y siguió a Jiraya, cerrando la puerta al salir.
Caminaron en dirección norte y llegaron a un prado verde rodeado por completo de unos árboles de flores rojas. En aquel claro, había cuatro muñecos de paja con una diana dibujada en el torso. Estaban bastante maltratados, a uno le faltaba media cabeza. En un árbol, al fondo había una diana de madera con multitud de flechas clavadas.
Jiraya se paró en medio del claro y atrajo a uno de aquellos muñecos con una mano. A decir verdad, era el que estaba menos destrozado.
Se posicionó al lado de Naruto y señaló al muñeco, Naruto lo miró de brazos cruzados.
- Bien, ya dominas los hechizos de viento y los de agua. - dijo Jiraya serio. - Veamos qué tal te va con el elemento fuego.
Naruto se puso en posición mirando concentrado al muñeco.
- Lo que quiero que hagas es que aciertes en la diana con una bola de fuego. - carraspeó. - Aprender a lanzar bolas de fuego es muy importante para un mago elemental. - Se separó un poco de Naruto.
- ¡COMIENZA! - ordenó.
Naruto se concentró y surgió una enorme bol de fuego de las palma, sin pensarlo, apuntó y la lanzó. Le acertó en la cabeza, que ahora era una enorme bola de fuego.
- La diana está más abajo, Naruto. - le dijo con burla Jiraya, acercándose al muñeco y apagándole la cabeza con agua. - Venga, otra vez. Este elemento es bastante complicado,, no esperaba que lo consiguieras a la primera.
Naruto volvió a intentarlo.
- AAH!! - gritó lanzando la bola.
----------------------------------------------------------------
Naruto se tumbó en el lecho, agotado. Jiraya le había tenido toda la mañana lanzando una bola de fuego tras otra a ese apestoso muñeco. El elemento fuego le estaba costando horrores, el viento no le había costado nada y lo había conseguido dominar a la perfección en apenas una semana. Pero el fuego... Cada vez que lanzaba una de aquellas bolas de fuego, esta se desviaba de su objetivo o le salia demasiado grande y no lograba controlarla. Por suerte en el último momento había podido controlar el tamaño. Era un paso al menos.
Llevaba diez años viviendo en el bosque, después de aquella noche, la noche fatal como él prefería llamarla. La noche en la que había perdido a sus padres para siempre.
Diez años practicando aquellos hechizos. Y todo porque un día Jiaraya le dijo que poseía un don, el don de controlar los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego. Ya dominaba tres, dos de ellos a la perfección. Su meta era llegar a ser un mago elemental.
Pero no solo tenía ese entrenamiento, Jirayaa también le había enseñado a manejar la espada y el arco. A sus dieciocho años se había convertido en un joven fuerte, independiente y muy seguro de si mismo.
Escuchó a Jiraya en la otra habitación, al parecer estaba golpeando algo con fuerza. Posiblemente estaba preparando perfumes para venderlos en la aldea. Hacia tiempo que no se acercaban por allí. A Naruto le gustaba ir a la aldea, pero también lo detestaba. Llegó un momento en el que sentía las miradas de todas las chicas en él, devorándolo con la mirada. Se sentía una especie de trofeo o algo así. La única vez que había estado con una mujer había sido a los dieciséis, con una chica llamada Hinata. La chica lo había llevado a una laguna cercana a la aldea, pero muy bien oculta. Allí se le había entregado por completo. Era maravillosa, sabía perfectamente lo que hacía.
Tuvieron más encuentros después de ese. Naruto sabía que lo único que la muchacha quería de él era presumir ante toda la aldea que era su muñequito. A él eso le daba igual mientras pudiera calmar sus bajos instintos. Pero la última vez aquello no acabó bien.
Estaban en aquella laguna, se besaban con pasión, con deseo. Hinata se puso encima de él, buscó su pene erecto y se lo introdujo. Naruto se dejó llevar como otras tantas veces. Hinata se movía sobre él con desesperación, dando saltos haciendo que el miembro de Naruto llegase hasta el fondo. Gritaba, gritaba de placer como un vulgar fulana. A Naruto le importaba poco. Para él, en realidad era como su puta. La embestía con fuerza sin dejar de morderle los enormes pechos.
Sintió que iba a correrse y la empujó con fuerza, haciéndola salir e él. Soltó un grito y lo expulsó todo. Hinata sudaba a su lado.
- ¿Qué te pasa Naru? - le dijo con tristeza.
- Pues queno quiero de tener un niño contigo. - le dijo serio.
- ¿No quieres ser padre? Pensaba que me amabas - le preguntó sorprendida.
Naruto comenzó a vestirse.
- Hinata, no sé si te das cuenta de que esto no es hacer el amor. - le dijo sin mirarla. - Es follar, fornicar para satisfacernos el uno al otro. Lo último que deseo es tener una familia. Yo no te amo, lo siento.
Hinata se levantó y se acercó a él pegando su cuerpo al de Naruto.
- Naruto, pensaba que me querías. - le besó en el cuello, mordiendo su piel.
Naruto la agarró de los brazos y la separó de él. La miró muy serio.
- Hinata, ya te lo he dicho, solo eres mi objeto de placer, nunca he estado enamorado de ti.
- Pero, yo...
- Lo siento. - apartó la mirada y le soltó los brazos. - anda vístete y vuelve a tu casa.
Cogió su capa y se la puso para volver a la aldea.
- NARUTO, VUELVE. - gritó angustiada.
Pero él no se volvió, ni siquiera volvió a mirarla.
Desde entonces no había vuelto a la aldea. Aquello había ocurrido hacía dos meses. Extrañaba el calor de Hinata, su cuerpo perfecto, sus pechos... Pero no quería seguir utilizando a la chica, no ahora que sabía que ella se había enamorado de él. No podía corresponderla y por eso no quería hacerle más daño acostándose con ella.
Se volvió en el catre y cerró los ojos. Dormiría un rato, descansaría el cuerpo y apartaría aquellos pensamientos de su mente.
Despertó cuando la oscuridad ya inundaba el bosque. Se levantó del catre y se sentó, bostezó y se rascó la barba. Luego se llevó las manos al pelo y se lo revolvió.
La cabaña estaba sumida en un completo silencio y tras la cortina que lo separaba de la otra habitación , no se veía ninguna luz.
Se levantó del catre y caminó apartando la cortina y observó la estancia. Nada, estaba como siempre. La mesa desierta a excepción de un cuchillo la chimenea apagada y todo oscuro.
Miró por la ventana y vio la luz de la hoguera y a Jiraya sentado en un tronco que había posicionado allí.
Salió de la cabaña y se acercó a Jiraya, que estaba con los ojos cerrados. Meditaba como solía hacer. Naruto sabía que no debía molestarle cuando estaba así. Miró al fuego y vio un caldero. Apoyado en el tronco había un cuenco de madera. Al parecer Jiraya le había dejado la cena preparada. Contento, cogió el cucharón de la sopa y se sirvió el caldo. Comenzó a comer disfrutando de la cocina de Jiraya.
Jiraya se sobresaltó al cabo de un momento, saliendo del trance. Miró a Naruto que comía tranquilamente. Sonrió y le pegó una palmada en la espalda.
- ¡Por fin te despiertas, chico!
Naruto comenzó a toser.
- Jiraya COF...COF... no vuelvas a hacer COF eso. - le gritó tosiendo.
Jiraya soltó una carcajada.
- Lo siento, muchacho.
Naruto rodó los ojos y bebió un largo buche de agua.
Continuaron en silencio, Naruto comiendo y Jiraya mirando la noche estrellada. Al cabo de unos minutos se levantó del tronco.
- Yo me vuelvo adentro, ya es tarde.
- Yo me quedo un rato más. - le dijo Naruto.- Buena noches Jiraya.
Jiraya pronunció un buenas noches y se metió en la cabaña.
Naruto dejó a un lado el plato vacío y se tumbó en la hierba apoyando la cabeza en el tronco. Miró las estrellas durante un buen rato y cerró los ojos. A su mente vinieron imágenes de la noche fatal. Se intercalaban entre ella, su padre desplomándose en el suelo, su madre en un charco de sangre despidiéndose de él.
Abrió los ojos, se secó las lágrimas y se incorporó. Miró al cielo y dijo:
- Muy pronto, madre, padre... muy pronto recuperaré lo que injustamente nos arrebataron esa noche.
Apagó lo que quedaba de la hoguera y se metió en la cabaña. Jiraya ya hacia rato que dormía, roncando como nunca. Se metió en su lecho y cerró los ojos. Sin un solo pensamiento más se entregó a sueño.
Ean95- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Como siempre sorprendiendo:) realmente me gusto el capítulo y te lo vuelvo a repetir me fasina como narras! Y gracias por actualizar el capítulo a tiempo!
No me gusto que Naruto haya tenido relaciones con hinata me hubiera gustado que su primera vez fuera con Sakuea pero bueno...
Me muero por el encuentro de ellos dos ¿cómo será?, lo esperare con ansias y si es necesario me desvelare x.x
Espero la xonti lo más rápido! Soy tu lectora oficial!
No me gusto que Naruto haya tenido relaciones con hinata me hubiera gustado que su primera vez fuera con Sakuea pero bueno...
Me muero por el encuentro de ellos dos ¿cómo será?, lo esperare con ansias y si es necesario me desvelare x.x
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belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Me gusta tu narrativa y siento un poquito de pena pero bueno me gustaria ya saber como se conocen Naruto y Sakura y como se desarrolla su relacion y espero con ansias el sig. capitulo en verdad no tardes
CUIDATE Y UN BESO
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fabrevans- Novato
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
¡Maravilloso! ¡Es hermoso! (Y no hablo de Naruto); tu fic me cautivó como no tienes idea.
Por favor, no tarde en continuarlo.
¡saludos!
Por favor, no tarde en continuarlo.
¡saludos!
Oni- Clan Seiryuu
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
- Capítulo 3:
- El Rey golpeó la mesa con fuerza. ¿Cómo qué se había internado en el bosque? ¿Sola? Eso era imposible, Sakura no era tan estúpida como para meterse en un bosque, y más en aquel bosque.
Sakura era un poco rebelde e impudente, pero no era tan estúpida como para internarse en un bosque.
Llevaban desde la mañana buscándola, pero sin suerte. La noche los había pillado antes de poder encontrarla. Sakura ahora estaba sola en aquel bosque infectado de alimañas y toda clase de amenazas.
Al principio, al darse cuenta de que no estaba en su habitación pensaron lo peor, pero el Rey vio el libro encima de su cama y ató cabos; su hija se había escapado del castillo. Inmediatamente había ordenado ir tras ella a dos batidas de hombres para encontrarla. Dos horas más tarde, le informaron que la princesa se había internado en el bosque.
Estaba furioso. ¿De dónde había sacado su hija el coraje para desobedecerle de aquel modo?
Acababa de ordenar no salir del bosque hasta haberla hallado. Envió dos batidas como refuerzos, cansado de toda aquella historia. Cogió una hoja de papel arrugada y la volvió a leer.
"Padre, no espero que lo entendáis, pero esta es la despedida definitiva. Si no podéis aceptar que no esté en mis planes el casarme con un auténtico desconocido, es un adiós para siempre. Deberíais querer mi felicidad por encima de la vuestra. Ahora veo el poco amor que tenéis por vuestra única hija. Supongo que si fuera varón no os daría tantos problemas y, además, sé que lo preferís.
Ahora no tenéis que preocuparos por una hija, ni por nadie. Me despido para siempre, adiós... padre.Sakura."
Una misera carta, no, una nota. Eso era lo que le había dejado como despedida. Pero eso no quedaría así, no pararía hasta encontrarla. Nadie se burlaba de él de esa forma.
- ¿Me mandó llamar, majestad? - preguntó un hombre de pelo gris con media cara tapada y una enorme cicatriz en el ojo izquierdo. Llevaba ropas de soldado y el la manga derecha un brazalete que lo acreditaba como capitán.
- Así es, Kakashi. - contestó el Rey. - Te encargo la búsqueda de mi hija, lo dejo completamente en tus manos. Sé que solo tú puedes dar con ella.
Kakashi hizo una reverencia e hincó una rodilla en el suelo.
- Podéis dejarlo en mis manos, yo la encontraré.
Se levantó del suelo y se retiró de l estancia dejando al Rey solo.
Suspiró. Iba a ser una noche muy le pasara algo a su hija no se lo perdonaría. Sola, en ese bosque con esas alimañas y con tantas cosas desconocidas para ella.
Soltó otro suspiro, más largo que el anterior y salió de la estancia para ir a su alcoba. Kakashi se encargaría de encontrar a su hija, era su mejor hombre y confiaba en él como en ningún otro.
En una alcoba del castillo había dos figuras hablando a la luz de una vela, dando a la estancia una tenue luz que apenas la iluminaba por completo. Ambas figuras tenían el pelo negro y una mirada fría y calculadora. Hablaban en voz baja para evitar ser oídos por cualquiera.
- Tío, el plan no funcionará sin la princesa. Debemos hacer algo, he oído que se ha internado en el bosque y..
- Paciencia Sasuke, paciencia. - contestó la otra figura. - No hace falta la princesa. Tengo un plan mejor, de no encontrar a la chica. Supongo qué querrás oírlo, sobrino.
- Pues claro, soy todo oídos.
Madara sonrió.
- Tú te ganará la confianza del Rey. La princesa tardará en aparecer y en caso de no aparecer... - soltó una pequeña carcajada. - Bueno, yo me encargaré de que el Rey te convierta en su heredero.
- No es un mal plan, tío.
- Claro que no. - le dijo serio. - Cuando seas su heredero este reino será nuestro, tal y como yo conseguí Aquo hace diez años.
Sasuke sonrió de lado con malicia. Sí, era un buen plan. Pero había un pequeño problema.
- Pero tío, ¿qué ocurrirá en el caso de que Sakura regrese?
- No te preocupes por eso, el Rey está comiendo de mi mano. Tú y Sakura os casaríais al poco de que ella regresara.
- Perfecto, tío. - volvió a sonreír.
----------------------------------------------------------------
Naruto atrapó en el último momento un conejo que casi se esconde de nuevo en su madriguera. Lo cogió por las orejas y le degolló el cuello. Pobre animal, odiaba tener que hacerles eso, pero tenía que comer. Ya quedaba poco para el invierno y debía almacenar comida para la cruda estación. Luego los animales se escondían y no había quien los pillase.
Había sido una mañana muy productiva. En su bolsa ya llevaba dos perdices, un enorme pavo y el conejo. No podía quejarse, normalmente no tenía tanta suerte cuando salía a cazar.
Soltó un enorme bostezo, llevaba en pie desde antes del alba sin parar de caminar por el bosque. Decidió que era hora de volver a la cabaña, por la altura del sol debí ser entre las diez y las doce.
Se puso rumbo a la cabaña, internándose en el bosque, uniéndose con su vegetación, con sus árboles. Cerró los ojos sintiendo la suave brisa que se colaba por las hojas, respiró el aire fresco de la naturaleza. Adoraba vivir en el bosque.
Llegó a a cabaña y soltó su caza en una rama de un enorme árbol. Luego bebió un poco de agua, estaba sediento. Miró hacia el interior de la cabaña y vio a Jiraya muy concentrado. Seguramente estaría con los líquidos de colores, ya que ni siquiera había notado su presencia.
Cogió un par de leños de los apilados y preparó una hoguera para la comida. Extendió la mano, cerró los ojos y se concentró. En un par de segundos surgió una bola de fuego de su palma, y la soltó en los leños, que prendieron al instante.
No le costó tanto como la última vez y la bola de fuego tenía el tamaño perfecto. Le estaba pillando ya el truco. Feliz por lo que había hecho, sonrió.
- NARUTOOO - se oyó desde el interior de la cabaña. - NARUTO, MALDITA SEA VEN.
Naruto suspiró con pesadez y fue hacia la cabaña, entró y vio lo que hacía Jiraya. Como había pensado al llegar, Jiraya estaba haciendo perfumes naturales. Había multitud de frascos llenos de líquidos de todos los colores.
Jiraya cogió uno y lo metió en una enorme bolsa de tela. Naruto se sentó y cogió un frasco para mirarlo con curiosidad. Al parecer iban a salir, para mala suerte del rubio.
- Por fin, chico. - dijo Jiraya quitándole el frasco de las manos y metiéndolo en la bolsa. - Pensaba que te había comido alguna alimaña por ese bosque.
- No me hagas reír, esos bichos no me tocan.
Cogió un frasco y se lo dio a Jiraya que lo metió en la bolsa.
- Ya, no te tocan. Mira que eres fanfarrón. - le dijo riendo.
Naruto le fulminó con la mirada.
- Voy a estar fuera un par de días, te quedas solo aquí. - metió dos frascos que quedaban y cerró la bolsa.
- ¿Cómo? - dijo Naruto sin creerlo. - ¿Me vas a dejar solo?
Jiraya se acercó a él y le puso una mano en el desordenado pelo.
- Ya no eres un crío y yo puedo ir y venir perfectamente. - le sonrió.
Naruto le devolvió la sonrisa llena de gratitud. Jirya se vovió y cogió su capa, que estaba colgada de la pared.
- Entonces vuelves en un par de días, ¿cierto? - Jiraya se detuvo en la puerta antes de volverse.
- Sin retraso. Tú practica esos hechizos, cuando vuelva vas a tener el entrenamiento más duro de tu vida. - Abrió la puerta y salió.
Naruto se levantó y fue tras él.
- ¡Oye, oye! ¡Será una broma! - le gritó aterrado.
Jiraya soltó una enorme carcajada y levantó la mano en señal de despedida. Luego se colocó la capucha de la capa.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del rubio. Echaría de menos a Jiraya, pero tendría algunos días más relajados.
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¿Lo había conseguido? ¿Había despistado a esos guardias? Sakura llevaba toda la noche sin dormir por culpa de todos los guardias que la estaban buscando por el bosque. Miró a su alrededor. Ni siquiera sabía dónde estaba, todo el bosque le parecía igual. Estaba sucia y muy desaliñada. En un intento de huir el día anterior, su moño se enganchó en unas zarzas liberando su pelo. Ademś había caído un par de veces al suelo y tenía varios cortes y el vestido lleno de agujeros.
Llevaba un buen rato escondida tras un enorme árbol, espiando por si aparecía algún guardia. Al principio solo era perseguida por dos, pero al internarse en el bosque, pasada una hora, se dio cuenta de que eran al menos veinte. Y de aquella forma no había tenido tiempo de tomar un respiro. La tenían acorralada y tenía hambre, sed y estaba agotada. Sentía que ya no le quedaban fuerzas para continuar huyendo.
Siguió observando tras el árbol cuando, de repente, notó un cosquilleo en su mano. Con temor miró hacia abajo, y la vio. Una enorme araña de un color verde y muy peluda se movía por su mano.
Sin poder evitarlo gritó y se levantó moviendo el brazo lo más rápido que pudo, haciendo volar a la enorme araña y perdiéndola de vista.
Suspiró aliviada. ¡Menudo susto! No había visto un bicho así en la vida, ni siquiera Sasuke podía compararse con esa araña. Pero su alivio duró poco, porque su grito había alertado a dos soldados que había por allí cerca y que acababan de verla. Sakura los vio al instante, y, sin pensarlo más, salió corriendo.
Corrió todo lo que le permitieron sus piernas, cansada, exhausta... No duraría mucho más en aquella persecución, pronto la atraparían y volvería a esa estúpida celda llamada castillo. ¿Ya está? Todo el esfuerzo por salir del castillo, poniendo en peligro no solo a ella, sino también a Ino, para que se acabara en aquel momento.
Estuvo a punto de caer, como otras tantas, pero en un último impulso y sacando fuerzas de donde no le quedaban, puso una mano en el suelo y se incorporó continuando la carrera.
Los soldados seguían tras ella, sin detenerse ante nada, pronto la alcanzarían. ¿Era su fin de todos modos?
- ¡NO! - gritó para sí intentando correr más deprisa. - ¡Esta vez lo conseguiré, seré libre!
De repente oyó un grito de dolor y como alguien caía al suelo. Se detuvo y vio como alguien saltaba desde un árbol por encima de ella, pero tan rápido que no pudo distinguir nada. Miró hacia atrás y vio a uno de los soldados cerca de donde ella estaba, tirado en el suelo con un mueca de dolor y una flecha clavada en la pierna a la altura de la rodilla. Un poco más allá, estaba el otro, tirado en el suelo inconsciente. Y a su lado, dándole la espalda había un joven de pelo rubio. Portaba a la espalda un carcaj lleno de flechas y una enorme rama en la mano.
Espero que os haya gustado. Me siento una mala persona por haberlo dejado ahí Pero bueno, os compensaré subiendo dos la próxima vez. Aunque habrá mayor espera.
Ean95- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Sisisisisisososossisisisisisieisieissi!!! Gracias por subir:) me dejaste muy intrigada la otra vez y ahora!!! Mucho más !!!! Ahhh quiero ver como será su relación, espero que no sea mala x.x! Sube la conti lo más rápido! No me puedes dejar así x.x!!, voy a morír!
Más te vale ponerla!
Y sigo amando como narras las historia!
Chau besos!
Más te vale ponerla!
Y sigo amando como narras las historia!
Chau besos!
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
CONTINÚA ESCRIBIENDO POR FAVOR, ES URGENTE LA CONTINUACIÓN
¡Saludos!
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Oni- Clan Seiryuu
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
hola me gusto el fic,ese madara es un maldito y sasukemo no se queda atras los dos son unos desgraciados ,espero que naruto pueda vengarse de ellos y acerlos pagar por que hisieron,yo creo que el sera un mago estupendo ,ya quiero saber como sera la relacion de naru con sakura ; conti .
sayonara¡¡¡¡
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sakura haruno- Clan Seiryuu
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Pon la conti >////< no lo dejes asi x___x muero xDD!!
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
He tenido un pequeño problemilla y mi portátil me ha borrado lo que tenía escrito Así que voy a intentar recordar lo que escribí. Esta historia la tenía escrita a mitad y tiene como dos años, por lo que no recuerdo prácticamente nada...
Pero ya me he puesto a ello y pronto traeré la conti.
Pero ya me he puesto a ello y pronto traeré la conti.
Ean95- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
He conseguido escribir un poco y traigo el resultado.
- Capítulo 4:
- El joven se dio la vuelta, soltó el palo y comenzó a caminar hacia ella. Sakura lo analizó mientras se acercaba. El pelo rubio le tapaba gran parte de la frente, lo tenía bastante largo y muy despeinado, como si se pasara el día alborotándolo. Era bastante alto y parecía estar en perfecta forma, se movía con firmeza pero muy silencioso, y no se oía sus pasos al caminar. Cuando llegó hasta ella pudo ver el color de sus ojos: unos profundos zafiros de color azul como el cielo que le transmitieron confianza. Pero sin duda lo que más le llamó la atención fueron unas marcas que tenía en las mejillas.
Le sonrió, por favor que sonrisa tenía, era cálida y muy reconfortante. Sakura se quedó muda mientras él la miraba sin dejar de sonreír. Las palabras no le salían y no sabía el motivo, ¿quizá era miedo? La había salvado, ¿pero y si ahora intentaba hacerle algo malo? Ya tenía una mala experiencia con Sasuke.
Lo miró otra vez, se fijo más en su sonrisa. No, ese joven no le haría daño, algo le decía que era de confianza. Además parecía muy amable.
- ¡EEH! – le gritó de repente. – Puedes hablar, ¿verdad?
A la mierda la amabilidad, pensó.
- Claro que puedo hablar. – le contestó molesta y cruzándose de brazos.
- Perdona, es que te has quedado sin habla y no sabía si eras de verdad muda. – soltó una pequeña carcajada.
Sakura le miró enarcando una ceja, ¿era imbécil o se lo hacía? Hasta hace un momento parecía alguien serio y muy duro, pero ahora, tras ese comentario parecía que estaba tratando con un crío.
Él paró de reír y le tendió la mano.
- Mi nombre es Naruto. – Le sonrió como antes. Sakura alzó también su mano.
- Yo soy Sakura.
Naruto la miró con cierta ¿confusión? Se llevó una mano a la barbilla y la miró dando vueltas a su alrededor.
- ¿Qué haces? – le dijo con molestia. – ¿Eres un molinillo de viento?
- ¡No! – empezó a reír parándose. – Es que me sonaba el nombre de Sakura y no sé de qué.
A Sakura le dio un vuelco en el corazón. ¿La habría reconocido? Quizá tendría que haber dicho otro nombre. ¿La llevaría de vuelta al castillo al descubrir su identidad? Estaba nerviosa, él seguía mirándola muy concentrado. Parecía que incluso la desnudaba con la mirada. Cruzó los brazos y dio un paso atrás, temiéndole.
De pronto se pegó en la frente y volvió a sonreír.
- ¡Claro! Sakura es la flor rosa que crece en los árboles, los de cerezo. - se revolvió el pelo sin parar de reír. – Supongo que te pusieron ese nombre por tu pelo, ¿no cerezo?
Sakura se limitó a asentir con la cabeza. Se fiaba aún poco de aquel joven, Naruto había dicho que se llamaba. Que nombre más raro, no lo había oído en su vida.
Vio como se daba la vuelta y se agachaba hasta donde estaba uno de los guardias. Le empezó a tocar por todos lados, Sakura lo miraba incrédula, ¿era una especie de invertido? De pronto vio que Naruto cogía una bolsa y la abría. En su interior había monedas de oro. Las miró y se las guardó en un zurrón que llevaba colgado. Luego le quitó la espada y se la puso en su cinturón.
Se levantó y miró a Sakura, ella le seguía mirando atónita y sin atreverse a acercarse a él. Naruto levantó una mano y luego volvió a sonreír.
- Bueno, yo tengo que irme ya . Suerte Cerezo, y no te metas en líos. – se volvió a dar la vuelta y se marchó corriendo.
Sakura vio como se iba. Luego echó un vistazo a los guardias que estaban en el suelo, estaban completamente inconscientes. ¿Y ahora ella qué hacía? Seguía estando en el bosque sola, hambrienta, sedienta y muy cansada. Si no hubiera estado tan… ¿confundida? Por la presencia de Naruto, quizá le podría haber pedido algo de comer o agua.
Soltó un largo suspiro y miró en la dirección por la que Naruto se había ido corriendo. Sonrió y tuvo una idea. Solo esperaba que saliese bien.
Naruto decidió parar de correr un poco y escuchar a su alrededor. Con esos dos guardias que acababa de noquear, eran ocho con los que se había encontrado. Parecían ser guardias del Rey de Itenwer. Ocho y la chica, pero ella no le preocupaba. Era bastante guapa, y no parecía que se le diera bien andar por el bosque. Diablos, parecía que ni siquiera estaba bien; hambrienta y bastante cansada. Y él ni siquiera le había ofrecido agua, ¿qué clase de persona era? Miró hacia atrás, en la dirección donde había dejado a Sakura y se lo pensó. Decidió volver y ofrecerle su ayuda. Pero al dar la vuelta oyó unas voces un poco más alejadas.
Caminó en silencio hasta ellas y los vio. Eran cuatro guardias más de aquellos que pululaban por el bosque. Estaban sentados alrededor de una pequeña fogata, hablando entre ellos. Naruto se agarró a la rama de un árbol, subiéndose hasta alcanzar una altura considerable, luego se agarró a otra rama del árbol de al lado y poco a poco se acercó hasta ellos.
- Yo digo que la busquemos más al norte, aunque no ha podido ir muy lejos ya llevamos casi dos días en este bosque. – ¿Hacia el norte? En aquella dirección estaba la cabaña. Además habían dicho que buscaban a alguien, ¿a Sakura?
- Pues hay que encontrarla pronto, a mi tampoco me gusta este bosque. – dijo otro.
Naruto ya había oído bastante, así que saltó y aterrizó junto a ellos ocultando su cara con la capucha del jubón. Los guardias lo miraron estupefactos tras verlo caer de ese enorme árbol. Se levantaron al instante y desenvainaron sus espadas. Naruto los miró serio, eran solo cuatro, acabaría en nada con ellos. Se llevó la mano a la empuñadura de la espada que le había quitado al otro guardia, y la desenvainó.
Uno de los hombres se adelantó un poco y lo miró desafiante.
- Se puede saber quién eres tú, ¿mico? – le espetó.
¿Mico? ¿Le había llamado así por haber saltado de un árbol? Vaya imbécil, y qué poca imaginación para insultar a un adversario.
Naruto sonrió alzando la cabeza y dejando ver su rostro tras la capucha
- ¿Qué? Si es solo un crío. – dijo uno con sorna. – Acabemos cuanto antes con él y sigamos.
- Adelante, aquí os espero, viejos. – le gritó Naruto alzando su espada.
El que había hablado antes arremetió fuertemente contra él. Los aceros chocaron con violencia sin parar durante al menos un minuto. El guardia arremetía sin parar, pero Naruto se defendía sin mucha dificultad. Le lanzó una fuerte estocada hacia su cabeza, pero Naruto se agachó y logró esquivarlo. Luego le pegó una fuerte patada en el estómago a su oponente haciéndolo volar y chocando con los otros tres.
Se levantaron a toda prisa, y se abalanzaron contra él, pero el primero alzó una mano deteniéndolos.
- Vosotros estaos quietos, del mocoso me encargo yo. – y corrió hacia Naruto con su espada en alto.
Naruto volvió a esquivarlo, alzó su mano y le lanzó una ráfaga de aire. El guardia cayó al suelo y su espada lejos de él. El rubio se acercó y le hizo un profundo corte en la pierna. El otro gritó de dolor. Naruto le golpeó con fuerza en la cara dejándolo inconsciente. Miró a los otros tres, estos dieron un paso atrás asustados por lo que acababan de ver hacer al rubio.
- Largaos de mi bosque, ¡ya! – les gritó. – Y llevaos a este, esa herida tiene que curarse ya o perderá la pierna.
Se levantaron asustados rápidamente y cagaron con el compañero herido entre dos. Naruto los miraba serio y amenazante. Antes de que salieran huyendo alzó una mano y sonrió de lado. Parecieron asustarse aún más y se largaron corriendo de allí.
El rubio comenzó a reír sin parar mientras los veía alejarse más rápido que una gacela. Envainó la espada y apagó los restos de la fogata que allí había.
Naruto soltó un enorme jabalí que había cazado en el camino de vuelta a la cabaña. Estaba algo cansado, había más de aquellos hombres en el bosque. Parecía que ya no quedaban más y cerca del camino para llegar a la cabaña había otros dos husmeando. Naruto acabó rápidamente con ellos y los llevó a una zona del bosque muy alejada y llena de muchísima vegetación, con la intención de que se perdiesen.
Se estiró un poco y sacó una manzana de su bolsa, la limpio un poco sobre su ropa y le dio un bocado. Estaba deliciosa. Se sentó en el tronco y siguió comiéndose la manzana, tranquilo. Sin darse cuenta, sus pensamientos se trasladaron a aquella chica del bosque. Al final con tanto ajetreo no había vuelto para buscarla. Solo esperaba que estuviera bien, al menos sus perseguidores ya no la perseguían.
Se alborotó un poco el pelo y se pasó una mano por la frente, estaba sudando. Quizá se pasase por el río a darse un baño. También podría practicar como le dijo Jiraya, al fin y al cabo los hechizos de fuego aún se le resistían.
De pronto oyó un crujido, una rama rompiéndose. Se levantó del tronco y desenvainó la espada. Comenzó a caminar en la dirección del crujido, con la espada en alto, listo para arremeter contra quien fuera.
Se paró y miró en dirección a un árbol lo bastante grueso como para que alguien pudiera ocultarse.
- ¡Oye, sal de una vez! – gritó a la nada. - ¡Es inútil que te escondas, ya te he oído!
De detrás del árbol salió una figura, Naruto no podía creerlo. Tenía una larga melena de color rosa, ojos verdes como las hojas de ese mismo árbol, un vestido de doncella y por su semblante, se la veía bastante cansada. ¡Era Sakura! Lo había seguido hasta allí y él no siquiera se había dado cuenta. ¡Menudo cazador!
- ¿Ce... Cerezo? – la chica lo miró incómoda
- Lo siento, no pretendía asustarte.
- No me has asustado, tranquila. – contestó calmado. – Es solo que pensaba que me había seguido alguno de esos tipejos del bosque.
Sakura bajó la cabeza. Por su culpa Naruto se había tenido que encargar de todos aquellos guardias que la seguían, aunque por lo que había podido observar, no se defendía mal. Se había pasado toda la mañana siguiendo al rubio, y ahora estaba aún más cansada que antes. A decir verdad, el rubio no estaba mucho mejor que ella.
- De hecho, es raro que alguien me siga sin que yo me percate de ello. – continuó.
- Ah... yo te he seguido porque… - se quedó callada y se dio la vuelta. Comenzando a caminar. – Déjalo, volveré por donde he venido.
Naruto reaccionó y la cogió del brazo para que no diera un paso más. Sakura lo miró por encima del hombro.
- Espera, mujer. Si me has seguido por el bosque debes de estar agotada. –le sonrió. – Ven, tienes que estar hambrienta, te daré algo de comer. – le soltó el brazo y echó a andar.
Sakura se dio la vuelta y le siguió por aquel trayecto hasta la cabaña. Naruto le hizo un además para que se sentara en el tronco. La pelirosa se sentó, se sentía bastante incomoda ante la situación. Observó la zona, era un auténtico campamento por llamarlo de alguna manera. Delante de ella había restos de una hoguera, posicionada delante de un enorme tronco de árbol que parecía llevar ahí demasiado tiempo. Los árboles que había alrededor ocultaban a la perfección el escondite, eso sin contar que para hallar el mismo, había que entrar por esa extraña cueva o túnel. Tras ella estaba la cabaña, hecha con multitud de troncos, que parecía ser bastante grande y acogedora. A un lado de la cabaña había leña apilada, y en un árbol, había animales colgados. Naruto se lo había montado bien, sin duda.
El rubio había ido hasta los leños para hacer una hoguera. De reojo miraba a Sakura, que no paraba de observarlo todo. Se dibujó una pequeña sonrisa en su rostro, sin duda esa chica no había salido en su vida. Terminó de coger los leños y volvió junto a Sakura. Los puso y extendió la mano, listo para prender la madera. Pero miró a Sakura, la chica le devolvió la mirada, expectante. El rubio suspiró, si le había seguido habría visto sus poderes. Solo los había usado una vez, con aquel tipo que se había reído de él. Aun así, no sabía si debía usar o no sus poderes ahora.
Sakura seguía esperando. Sí, los usaría. Era más rápido y ambos estaban hambrientos.
Abrió la mano, cerró los ojos para concentrarse y una enorme llama brotó. Era enorme, el rubio se asustó y por un momento temió perder el control, pero logró hacerla más pequeña y la lanzó a la madera. Sakura se inclinó hacia atrás y se cayó del tronco. Naruto al verlo comenzó a reír a carcajadas. Sakura se levantó y lo fulminó con la mirada.
- Oye, ya vale de reírte, ¿no? – se cruzó de brazos con el ceño fruncido.
Naruto se tiró al suelo agarrándose el estómago sin poder parar de reír. Solo se oían sus risas en el bosque.
- Lo siento, pero es que ha sido demasiado gracioso. – se levantó del suelo y se secó una lágrima.
- Ya, pues a mí no me hace tanta gracia. – se sentó en el tronco de nuevo, más alejada del fuego.
Naruto se puso serio y se sentó a su lado. Sakura se separó un poco más, situándose en el filo del tronco. Naruto la siguió con una mirada penetrante.
- Oye, ¿no estarás intentando tirarme del tronco? Porque si es eso lo que intentas no dudaré en golpearte.
Naruto comenzó a reír.
- Vale, vamos a hacer una cosa. - le dijo animado. - Empecemos de cero. Tú no te has caído del tronco hace un momento y yo no me he reído. ¿Te parece? - enarcó una ceja.
- Mmm... Vale, - levantó un dedo. - pero , solo si prometes no volver a hacerlo.
Naruto puso una mano en su pecho y levantó la otra, abriendo la palma, la miró serio y dijo:
- Juro sobre este tronco, que yo, Naruto, no volveré a reírme de ninguna desgracia que te suceda, Cerezo.
- Vale, vale. - le bajo la mano riendo. - Puedes dejar de hacer el imbécil, me vale con que lo hayas prometido.
Naruto se rascó la cabeza riendo, animado. Se levantó y cogió un conejo que había colgado en un árbol cercano a ellos. Sin decir ninguna palabra más se sentó y comenzó a desmenuzar el animal. Sakura veía como las manos del rubio se empapaban de sangre del animal, le parecía bastante asqueroso.
- Por cierto Cerezo, ¿me vas a decir por qué te perseguían esos tipos? - le dijo sin mirarla, concentrado en la tarea. - Porque me dio la impresión de que iban a por ti.
Sakura tomó aire y pensó en la contestación que iba a darle al rubio. No pensaba que tendría que contestar a alguna de aquellas preguntas cuando había decidido seguirle por el bosque. No había duda de que no le diría su verdadera identidad. Se fiaba de Naruto, el chico no parecía querer hacerle nada y era bastante simpático, pero no quería que supiera quién era en realidad. Ella había escapado de su hogar porque no quería ser una princesa, pues bien, ya no lo sería. Empezaría una nueva vida, y lo haría en aquel bosque, confiaba en que Naruto la ayudaría.
Tras pensar un momento, deidió dar su respuesta. O una mentira, según por dónde se mirase.
- Yo era doncella de la princesa. - dijo tranquila. - Un día estaba ordenando su habitación porque ella en un arrebato de furia lo había tirado todo. - eso era en parte verdad. - Y en su joyera, que estaba volcado en el suelo, vi un medallón con una piedra de color verde. Pensé: oh, vaya, esto quedaría a la perfección con mis ojos. Y, sin pensar nada más lo cogí y me lo colgé al cuello. - metió la mano en el interior de su vestido y sacó un colgante con una piedra de color verde, mostrándoselo al rubio.
Naruto levantó la vista del conejo echándolo al fuego. Luego se acercó a Sakura y observó la piedra de la que hablaba. Era preciosa, no era demasiado grande, pero si de un tamaño intermedio, además tenía una forma de gota.
- A ver si lo adivino. - le dijo con media sonrisa y mirándola a la cara. - Te pillaron cogiendo la piedra y empezaron a perseguirte.
- No. - el rubio se sorprendió. - Cuando iba a salir a por unas sales de baño, me la descubrieron. Por lo visto los guardias no son tan tontos. Llegué a la plaza del mercado y descubrí que me perseguían. - cogió aire. - Lo siguiente que hice fue huir y como una imbécil me interné en el bosque, donde pasé dos días. Lo que pasó a continuación ya lo sabes. Estaban a punto de atraparme, pero tú me salvaste. - finalizó.
Naruto frunció el ceño. Sakura se alarmó, ¿no se lo había tragado? El rubio se cruzó de brazos, elevó uno y lo puso en su barbilla, pensativo. Sakura lo miraba esperando su próximo movimiento.
- Así que, estoy dando cobijo a una ladronzuela. - dijo al fin con una sonrisa de superioridad. - Menuda puntería tengo. Pero, ¿sabes? No me importa en absoluto quién seas. ¡Como si eres la misma reina! - Sakura sonrió nerviosa. - Te dejaré quedarte aquí el tiempo que quieras. - le sonrió con calidez.
Sakura estaba muy feliz, tras oír aquello. Naruto no solo se había tragado esa mentira, sino que la dejaba quedarse con él el tiempo que creyese oportuno. No cabía en sí de felicidad. Sin darse cuenta, se tiró al cuello de Naruto y lo abrazó. El rubio se quedó petrificado ante aquel gesto.
Sakura se dio cuenta de lo que acababa de hacer y se separó muy colorada de él. Naruto seguía sin moverse.
- Lo siento, me he dejado llevar. - dijo nerviosa sin mirarle.
- Tranquila, Cerezo. - la tranquilizó. - Te ha sentado bien la noticia, eso es todo. - le sonrió. - No pasa nada en absoluto.
Sakura le miró, aún colorada. El rubio seguía como si tal cosa, no había sucedido nada para él. Se limitaba a sonreír a la pelirosa. Sakura supo en ese momento que sí podía confiar plenamente en el joven del bosque.
Mientras comían empezaron a hablar. Al principio hablaban de cosas sin importancia, para romper un poco el hielo. Fue una charla bastante entretenida. Al poco rato charlaban como dos viejos amigos, se habían tomado bastante confianza en muy poco tiempo. Naruto empezó a contarle a la pelirosa anécdotas sobre su vida en el bosque, Sakura se reía por cada ocurrencia que él le contaba. La gran mayoría eran bastante divertidas. Le habló de su vida en el bosque desde niño y de Jiraya, pero no mencionó su entrenamiento.
- Sabes Naruto. - dijo ella relajada.
- Mmm.
Le miró.
- No te he agradecido que me librases de los soldados que me perseguían.
- Oh, eso... - sonrió. - No tienes que agradecerme nada.
Sakura sonrió agradecida por esas palabras.
- Aunque estaría bastante bien que me lo agradecieras. - le dijo sacándole la lengua.
Sakura le dio un puñetazo en el hombro.
- Eso es lo que estaba haciendo, idiota. - le espetó.
Naruto se limitó a reír ante la pequeña bronca. No tenía remedio. Parecía ser alguien serio cuando lo había conocido esa mañana, pero tras pasar un rato con él se había dado cuenta de que era como un niño. A Sakura le parecía incluso algo mono con esa actitud que tenía.
- Voy a lavar los platos. - dijo el rubio levantándose y cogiendo los platos.
Naruto fue hasta la cabaña y sacó un cubo, lo llenó con algo de agua y se puso a la tarea. De vez en cuando miraba a Sakura que se estaba peinando su larga y rosada melena. Era una chica preciosa, Naruto no podía compararla con las chicas del pueblo, ni siquiera con Hinata. Sakura tenía algo que la hacía distinta a todas las demás, pero el rubio no conseguía averiguar el qué. Su forma de caminar; de moverse. La piel era bastante blanca y sus labios un poco resecos por la deshidratación, mostraban un rojo pálido. Pero sin duda lo que le había llamado la atención eran sus ojos. Eran de un verde muy luminoso que mostraban una mirada muy dulce y decidida. El verde que había visto en las joyas que solía llevar su madre en sus ropas.
Acabó de lavar los platos y se pasó los dedos por el pelo. Bebió un largo trago de agua y volvió a mirar a Sakura. La chica parecía demasiado concentrada en su melena, pues ya llevaba un largo rato sin dejar de tocarla.
- ¡Oye, Cerezo! - le gritó. Ella se dio la vuelta. - Ven conmigo, te enseñaré donde vas a dormir.
Sakura se levantó del tronco y siguió al rubio, que ya había abierto la puerta de la cabaña y había entrado. Sakura se sorprendió al ver el interior de la cabaña. No esperaba que un lugar tan pequeño fuera tan acogedor y estuviese tan bien organizado. Acostumbrada a los lujos con los que se había criado desde niña, la cabaña al principio le despertó cierta... repulsión. Pero al ver su interior cambió de opinión al instante.
Naruto la esperaba delante de una cortina. La aparto y le hizo un además a Sakura para que entrara. La pelirosa caminó hasta donde estaba el rubio, pues se había quedado en l puerta de la cabaña, y observó la pequeña estancia. Había dos catres perfectamente limpios, lo que sorprendió a Sakura, y separados a poca distancia por un mueble de madera. Sobre aquel mueble había un par de velas. Justo encima había una ventana por la que entraba la luz de la tarde.
- Bienvenida a mi humilde habitación, aunque no sé sí podría llamarse habitación. - dijo Naruto a su espalda.
- Se puede llamar habitación. - afirmó Sakura riendo. - Supongo que una de las camas es de Jiraya.
Naruto la apartó con suavidad y se puso entre las dos camas. Luego asintiendo con la cabeza dijo:
- Así es. La de Jiraya es esta de aquí. - señaló la cama de la derecha. - Pero tú dormirás en mi cama y yo en la de Jiraya. - se tiró en el catre de la derecha y se tumbó poniéndose cómodo.
Sakura caminó hasta el otro y se sentó en el catre, algo incómoda. Naruto la miró y negó con la cabeza. Se incorporó un poco y se levantó, dio dos pasos y se colocó frente a Sakura. La tomó por los hombros y la empujó hacia atrás tumbándola sobre el lecho. La pelirosa lo miró alarmada. Naruto, de pie, le alzó un pulgar.
- Perfecto, así es como se debe estar sobre este catre. Y no sentada. - le dijo con sorna.
Sakura volvió a sentarse fulminándolo con la mirada.
- Idiota, me has asustado cuando me has tumbado se esa forma.
- ¿Cómo? No pensarías que iba a... - empezó a reír sin parar. - Cerezo, no te ofendas, eres preciosa, pero no tengo esas intenciones.
Sakura se cruzó de brazos molesta y apartó la mirada del rubio. Cómo si a ella l importara lo que él intentara. Volvió a tocar su pelo. Naruto vio que era lo que la mantenía tan ocupada. Tenía toda la melena llena de todo tipo de hierbajos del bosque. “Menudo desastre” pensó.
Se sentó a su lado y le quitó una hoja. Sakura se estremeció cuando él le tocó el pelo.
- ¿Qué haces, Naruto? - le preguntó mirándolo.
- Quitarte la porquería del pelo. - le contestó con obviedad. - Anda, tú déjame que yo te lo dejo sin nada.
Sakura volvió a agarrarse el pelo, pero Naruto le apartó las manos y se las puso en el regazo a la joven. Negó con la cabeza y siguió quitándole hojas del pelo.
Sakura estaba nerviosa, él, que parecía ser alguien bruto y bastante rudo, le tocaba el pelo con mucha delicadeza, pasando las manos y quitando las hojas sin que ella apenas lo notara.
Estaba muy cerca de ella, tanto que podía notar el calor de su cercanía y su respiración. Se movió situándose de rodillas frente a ella. Sakura se puso aún más nerviosa. Nunca había estado tan cerca de un hombre, a excepción de su padre claro. El rubio no parecía notar nada y seguía con su tarea. Sakura lo observó más de cerca y pudo notar la barba de dos días, apenas visible al ser tan rubia. Y sus ojos; de un azul muy cálido.
- Oye Naruto, - le dijo para alejar esos pensamientos de su cabeza. - ¿puedo hacerte una pregunta?
- Claro. - dijo sin apartar la vista del pelo, algo que Sakura agradeció.
- Bueno, es que me sorprendió lo que hiciste en el bosque.
Naruto le quitó otra hoja y frunció el ceño.
- ¿A que te refieres? ¿A lo que hago con la espada? ¿A que saltase del árbol?
- No te hagas el tonto Naruto, sabes a que me refiero. - le dijo seria. - A esos poderes que tienes.
Naruto suspiró y se levantó del suelo para sentarse al lado de la pelirosa. Puso los codos apoyados en sus rodillas y la cabeza en las manos.
- Bueno, sabía que sentirías curiosidad. - le dijo con pesadez - Te lo contaré. - cogió aire y suspiró. - Yo soy un aprendiz de mago. Pero no de cualquier clase, soy un mago elemental. Y te preguntarás, ¿eso qué es? Muy simple, Cerezo. - Se incorporó y miró a Sakura. - Significa que puedo dominar los elementos de la naturaleza, es decir: aire, agua, fuego y tierra. - los enumeró con los dedos. - Jiraya descubrió que yo poseía esa cualidad y comenzó a enseñarme a controlar los elementos.
- Eso quiere decir que Jiraya también es mago. - interrumpió Sakura.
Naruto asintió.
- Si, pero él no es del mismo tipo que yo. - Sakura lo miró sin entender.
El rubio sonrió.
- Te lo voy a explicar de forma que puedas entenderlo. - Sakura asintió. - Hay tres clases de magos o existen, como quieras entenderlo. La primera clase es la mía, los elementales. Y que como ya sabes, pueden controlar los elementos. Luego, están los magos completos, y son aquellos que pueden controlarlo todo. - paró y tomó aliento. - Jiraya es de esa clase. Él no solo puede controlar los elementos, sino que también es capaz de... no sé controlar la mente de alguien o hacer aparecer cualquier cosa con solo pensarla.
Sakura lo miraba sorprendida por tal información. Ella jamás había creído en ese tipo de cosas, pero al ver lo que era capaz de hacer Naruto, su incredulidad se esfumó. Y ahora que estaba oyendo esa explicación sobre los tipos de mago que existían, aún más. Ella pensaba que esas cosas solo existían en las historias o en las leyendas antiguas. Cuan equivocada estaba.
- El último tipo de magos – prosiguió el rubio. - son los magos oscuros. Los magos oscuros son muy peligrosos y pueden llegar a ser muy peligrosos. Un mago completo o elemental puede volverse oscuro si su corazón posee la suficiente oscuridad como para que su magia se transforme totalmente.
La pelirosa soltó una exclamación de sorpresa que dejó a Naruto sordo. Era sin duda fascinante todo ese tema sobre la magia y lo tipos de magos que existían. Naruto era, sin duda alguna, una persona demasiado interesante. No solo sabía utilizar la espada con una maestría aún mayor que los guardias de su padre sino que era capaz de dominar los cuatro elementos de la naturaleza. Sakura quería averiguar más sobre todo aquel tema, y Naruto podía resolver sus dudas.
- ¿Y tú entonces dominas los cuatro elementos? - le preguntó con curiosidad.
Naruto negó.
- Domino a la perfección el viento y el agua, pero se me resisten la tierra y el fuego. Aunque, - añadió. - acabo de comenzar con el fuego. - soltó una carcajada.
- No tienes remedio, Naruto. - le dijo Sakura con media sonrisa.
Naruto se extrañó por aquel comentario.
- ¿Por qué dices eso, Cerezo? - Sakura le quitó importancia con la mano. - No, venga dímelo. - le suplicó el rubio.
Sakura negó con la cabeza sin parar de reír. Naruto no paraba de suplicarle, incluso se puso de rodillas ante ella. Era demasiado divertido.
- Ves, a esto me refiero con lo de que no tienes remedio. - le señaló.
Naruto se miró a si mismo. La miró confundido.
- ¿Me estás diciendo que soy idiota? - le preguntó con tristeza.
- No. - rió. - Con lo de que no tienes remedio es porque eres como un niño, pero aún así tienes cierta madurez.
Naruto le sonrió. La pelirosa lo miró algo confusa, pensaba que se enfadaría por lo que le había dicho, pero se lo había tomado bien.
- Cerezo, me conoces de apenas... ¿no sé cinco horas? - se levantó del suelo y se quedó de pie frente a ella. - Y ya me conoces mejor que yo mismo. - le sonrió con calidez.
Sakura le devolvió la sonrisa y se levantó. Naruto dio un paso atrás, sin dejar de mirarla. La pelirosa le cogió por ambos hombros empujando su cuerpo hacia abajo poniéndolo a su misma altura, luego le puso una mano en una de sus mejillas, se acercó hasta él y le dio un beso en la otra mejilla.
Naruto se levantó y se tocó la mejilla, algo colorado por aquel beso. La miró sin comprender aquel gesto, la pelirosa se limitaba a sonreír.
- ¿A... qu.. qué ha venido eso? - le preguntó el rubio con timidez.
Sakura se encogió de hombros.
- No te había agradecido en condiciones que me salvaras de aquellos dos. Simple. - extendió las manos. - ¿Que mejor forma de agradecer algo que con pequeño beso?
Naruto seguía mirándola rojo.
- Oh, vamos Naruto, ¿no me digas qué te has hecho ilusiones? - le dijo con burla.
El rubio pareció reaccionar ante aquello, pues enarcó una ceja y mostró sus dientes en una sonrisa seductora.
- Perdona, pero ¿quién fue la que se hizo ilusiones primero...- le dio con un dedo en la frente. - enana?
Sakura le dio un manotazo quitándose el dedo del rubio de la frente. Naruto se echó dio dos pasos más hacia atrás, pero no calculó bien y se tropezó con el otro catre, cayendo hacía atrás.
Sakura comenzó a reír a carcajadas sin parar.
- Supongo que ya estamos en paz, Naruto. Creo que eso se llama... mmm... - se quedó un pensativa un momento. -Vaya, no lo recuerdo, lo leí hace mucho en un libro.
Naruto se levantó del catre quedándose sentado y mirando con aburrimiento a Sakura que volvía a reírse.
- La palabra que estás buscando se llama karma. - Sakura dejó de reír. - Es sobre todo usada en las remotas Islas del Sur del reino de Aquo. Y se traduce como una energía trascendente que discurre entre los cuerpos y que se carga de energía negativa con los malos actos de las personas. Lo leí en un libro de Jiraya. - le guiñó un ojo. - O si quieres puedes llamarlo ojo por ojo. - finalizó el rubio.
Sakura lo miraba anonadada. ¿También tenía conocimientos de otras culturas? ¿De dónde había salido ese joven? No solo sabía luchar con la espada de una forma envidiable, sabía también cuidarse solo en un bosque que todos temían, dominaba la magia y también sabía leer y escribir por lo que acababa de oír.
- Guau... - dijo la pelirosa.
- ¿Guau? Ya no parezco tan idiota ¿verdad qué no?
- Así qué te molestó. - le dijo molesta.
- No Cerezo, no me molestó. Como te dije, me has calado desde el principio. - volvió a esa sonrisa cálida.
Miró por la ventana y se levantó del catre, apartó las cortinas y salió de la pequeña estancia dejando a Sakura allí. La chica reaccionó y le siguió.
Al apartar la cortina puso ver como el rubio metía un par de cuerdas, que había dentro de un armario junto a la cortina, en un enorme zurrón. Luego cerró el armario y se encaminó hacia la puerta de la cabaña.
Sakura lo vio salir y avistó por la ventana como cogía su carcaj y su arco para colgárselos a la espalda. La pelirosa decidió salir, parecía que iba a irse de allí a algún sitio y no le había dicho nada.
- ¿Vas a alguna parte? - se situó a su lado.
- Sí, a por unas bayas. Apenas quedan unas horas de luz y..
- ¿Me ibas a dejar sola? - le espetó con molestia.
Naruto se asustó ante aquello. ¡Qué carácter tenía la chica!
- No te va a pasar nada, Cerezo. - cogió la espada y se la tendió. - Pero si no te sientes segura, úsala.
- No sé usar una espada, ¿cómo quieres que me defienda?
- Muy simple, no la usarás porque no tendrás que hacerlo. - dejó la espada apoyada en el tronco. - Aquí no entra nadie, y yo volveré en do horas como mucho.
Sakura se cruzó de brazos.
- Vale. ¿Y mientras yo qué hago? - le preguntó más tranquila.
Naruto se quedó pensativo un momento. Era cierto que dejarla sola en la cabaña parecía algo irresponsable por su parte, pero nadie había encontrado nunca la cabaña. Además estaba el tema de los libros de Jiraya, las plantas del bosque... Sakura sabía lo de la magia, pero no era necesario que descubriera mucho más.
La miró, ella seguía de brazos cruzados esperando su respuesta. Entonces se le ocurrió.
- Bueno, yo si fuese tú, me pondría a dormir. - la señaló entera moviendo los brazos de arriba a abajo - Se te ve muy cansada. Y la verdad, no me extraña, por lo que has dicho llevas dos días sin pegar ojo.
- ¿Sabes? No es una mala idea. - le dijo la pelirosa animada. - Creo que dormiré hasta que regreses. Pero regresa, eh.
Naruto, que ya se había dado la vuelta para marcharse, la miró por encima del hombro y le guiño un ojo.
- ¡Descuida, no me pasará nada! - le gritó.
Ean95- Aprendiz
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En El Gran Bosque.
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Aunque me hubiera gustado que Sakura le contará el porqué escapó, fue muy sensato de su parte; pero estuvo muy bien cuando se conocieron (me recordó mucho al recuentro entre Naruto y Sakura en "Naruto Shippuden")
PSD: Lamento mucho tu perdida (sigo hablando de tu fic XD) espero y recuerdes tu historial aunque si lo vez por el lado bueno quizás sea mas interesante e inclusive la mejores.
¡Saludos!
PSD: Lamento mucho tu perdida (sigo hablando de tu fic XD) espero y recuerdes tu historial aunque si lo vez por el lado bueno quizás sea mas interesante e inclusive la mejores.
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Oni- Clan Seiryuu
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
!Hola Hola¡ Me pasaba por aquí y note tu fic... Y no puedo decir mas que me gusta un monton!
Creo que me he leído los capítulos en menos de una hora... :b
Narras muy bien déjame decirte, y con solo cuatro capítulos me tienes ya enganchada a tu historia
La forma en que se conocieron Sakura y Naruto es muy... Muy... ¿Como explicarlo?
La verdad es que es algo tierno y a la vez también un poco gracioso :3
ya deseo verlos enamorados, aunque no importa si no comienzas con el NaruSaku de una vez
pero la relación que están formando para lo poco que se conocen es enternecedora.
!Me ha encantando el tema de la magia¡ Y para no quitarte tiempo me despido de una buena vez.
Espero poder ver la continuación muy, muy pronto, tendré las ansias de leer mas a mil.
Cuidate!
Creo que me he leído los capítulos en menos de una hora... :b
Narras muy bien déjame decirte, y con solo cuatro capítulos me tienes ya enganchada a tu historia
La forma en que se conocieron Sakura y Naruto es muy... Muy... ¿Como explicarlo?
La verdad es que es algo tierno y a la vez también un poco gracioso :3
ya deseo verlos enamorados, aunque no importa si no comienzas con el NaruSaku de una vez
pero la relación que están formando para lo poco que se conocen es enternecedora.
!Me ha encantando el tema de la magia¡ Y para no quitarte tiempo me despido de una buena vez.
Espero poder ver la continuación muy, muy pronto, tendré las ansias de leer mas a mil.
Cuidate!
Naoko-Chan- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Haaaaaaaaa!!!!!!! Hermoso me encanto podria seguir escribindo todo lo que me gusto el capitulo y eso que solo es el primer capitulo donde se conocen y estuvo hermoso mas que hermoso en serio me ancanto la forma de ser de Naruto con Sakura
Y que Sakura no se haya portado sangrona ni mamona con Naruto eso me encanto
Espero que no tardea en actualisar por favor ya quiero saber que es lo prosige
CUIDATE Y UN BESO
Y que Sakura no se haya portado sangrona ni mamona con Naruto eso me encanto
Espero que no tardea en actualisar por favor ya quiero saber que es lo prosige
CUIDATE Y UN BESO
fabrevans- Novato
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Me esta gustando mucho tu fic, tiene de todo, romance, tristeza, amargura, felicidad, venganza y oscuridad, aparte del tema de reinos y la magia que me llaman la atención, asi que tienes nuevo lector.
El como se conocieron naruto y sakura me gusto y me emociono bastante, fue tan raro y ameno, osea las impresiones de sakura es que naruto era serio y maduro y despues se fue convenciendo de la personalidad de naruto y hasta le tomo confianza muy rápido, no se, pero me agrado mucho.
Pero bueno, no todo sera muy bonito por lo que parece, entre los padres de sakura, madara, sasuke, la misma hinata y hasta la venganza de naruto seran obstaculos muy fuertes por los que ambos tendran que pasar para estar tranquilos y felices, aun teniendo a personas buenas como jiraiya o ino, las cosas se ve que de un momento a otro se pueden poner muy tensas, un saludo, nos vemos.
El como se conocieron naruto y sakura me gusto y me emociono bastante, fue tan raro y ameno, osea las impresiones de sakura es que naruto era serio y maduro y despues se fue convenciendo de la personalidad de naruto y hasta le tomo confianza muy rápido, no se, pero me agrado mucho.
Pero bueno, no todo sera muy bonito por lo que parece, entre los padres de sakura, madara, sasuke, la misma hinata y hasta la venganza de naruto seran obstaculos muy fuertes por los que ambos tendran que pasar para estar tranquilos y felices, aun teniendo a personas buenas como jiraiya o ino, las cosas se ve que de un momento a otro se pueden poner muy tensas, un saludo, nos vemos.
ShinseinaUzumaki- Chunnin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Continualo, no lo dejes así:S <33
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
- spoiler:
- Naruto se alejó de la cabaña en poco tiempo, se orientó hacía el este de la misma saliendo por una pequeña senda.
La cabaña estaba muy bien escondida, pues no solo se podía acceder a ella por la pequeña cueva - túnel, sino que había también cuatro formas más de entrada o salida.
Estando así: el túnel, la pequeña senda yendo hacía el norte y pasando el pequeño claro donde entrenaba, una trampilla bajo el suelo de la cabaña para casos de emergencias y por último, hacía el sur de la cabaña otra senda.
Estando tan escondida, Naruto confiaba en que Sakura estaría perfectamente. Pero, por si por algún casual no fuera así, decidió darse prisa y regresar cuanto antes a la cabaña.
Sakura... pensó. Con solo oír su nombre ya se le iba la cabeza. Sí, sin duda esa no era una joven normal. Esa tarde tras haberle quitado todas las hojas del pelo, pudo comprobar lo suave y sedoso que era. Y ese color tan... hermoso y tan poco corriente. Sin duda era toda una flor de cerezo.
Naruto sacudió la cabeza, intentando alejar aquellos pensamientos de su mente. Debía centrarse en llegar a su destino, no podía permitirse distracciones, y mucho menos pensar en una chica a la que acababa de conocer hacía apenas ocho horas.
Además, pronto anochecería y el bosque se llenaría de todo tipo de bestias hambrientas, y él sería una presa fácil.
Su destino era un enorme acantilado que delimitaba con el reino de Aquo, su hogar. Allí crecían unas bayas de color azul que iban geniales contra los resfriados y las fiebres altas. Pronto llegaría el invierno y necesitarían bayas, pues, desgraciadamente, en el invierno anterior habían usado muchas y apenas quedaban.
Tras caminar durante un hora, al fin llegó a su destino. En aquella parte del bosque apenas había vegetación, pues esta había sido sustituida por roca, conforme se iba avanzando se volvía más difícil caminar.
Ya podía notar la brisa marina en su cara, el viento movía su pelo rubio tapándole la vista.
Se apartó el flequillo como pudo y continuó avanzando con dificultad por el suelo de piedra.
Caminando un poco más llegó hasta una enorme pared de piedra muy escarpada, la pared del acantilado. Miró hacía arriba y tragó saliva. El viento soplaba con muchísima fuerza, debía tener cuidado y avanzar despacio si no quería caer al vacío.
No lo pensó mucho más y se decidió a subir la pared. Las bayas eran muy difíciles de encontrar, pues solían crecer entre las rocas. La última vez Naruto tuvo que meterse entre un par de enormes rocas para sacar un puñado de bayas.
Subió con maestría, pero muy despacio la escarpada pared de roca. El viento estuvo a punto de hacerlo caer un par de veces, pero consiguió agarrarse con fuerza.
Llegó al centro de la pared y en un pequeño risco las vio. Las bayas estaban suspendidas en el aire, agarradas fuertemente a la roca. Resopló, sería bastante complicado llegar hasta ellas, y el viento no es que fuera una ayuda, sino más bien un obstáculo.
Hurgó en su zurrón y sacó una cuerda bastante gruesa, luego, se llevó una mano a la espalda y cogió una flecha. La ató a la cuerda con fuerza, tocó la punta, calentándola con la yema del dedo y la clavó en la pared de la roca. Comprobó que estaba bien incrustada tirando un par de veces con violencia. No se soltaría. La ató a su cintura y, armándose de valor, saltó al vació, dando pequeños saltos para llegar hasta las bayas.
Consiguió llegar hasta ellas, así que sacó un cuchillo y empezó a cortar de aquella enorme mata todas las bayas que había. Le costó bastante, pues el viento lo balanceaba y no le resultaba sencillo.
De repente oyó un crujido, se detuvo y miró hacia arriba. La flecha estaba empezando a soltarse de la pared de piedra. Soltó una maldición y se guardó el resto de las bayas en su zurrón. Subió lo más rápido que pudo por la cuerda, una fuerte ráfaga lo hizo detenerse un momento. Cuando ya había amainado un poco, continuó subiendo hasta llegar al pequeño risco.
Cuando ya casi había llegado, notó como la cuerda se desprendió del todo. Tuvo la suficiente rapidez para agarrarse a la pared, pero resbaló un poco y notó un dolor en la palma de la mano. Soltó un alarido de dolor y logró subir del todo dando un pequeño impulso.
Se sentó, recuperó el aliento y se miró la mano. Tenía un profundo corte que le cruzaba toda la palma. Era un herida seria, debía curarla rápido.
Se desató la cuerda de la cintura como pudo con una mano, la otra le dolía demasiado. La guardó en el zurrón y sacó su cantimplora. Se echó toda el agua en la herida para limpiarla un poco y se rasgó un trozo de su camisa para atarla a su mano. Eso pararía la hemorragia el tiempo que tardara en volver a la cabaña.
Logró bajar por la pared como pudo con una sola mano, y era muchísimo más difícil que subir con dos. La palma le dolía a rabiar y la tela estaba empezando a teñirse de sangre. Debía darse prisa en llegar a la cabaña y curársela. En el último trayecto, el viento volvió a hacer de las suyas y cayó al suelo. Notó un pequeño escozor en la mejilla. Se llevó una mano ahí y vio sangre.
- ¡Oh, genial! - se dijo. - Ahora sangro por la mejilla también.
Se levantó del suelo y se puso en camino hacia la cabaña. Miró al cielo y vio que quedaba ya poca luz, pronto no se vería nada, sin duda debía darse prisa en regresar.
Llegó al cabo de una hora. La noche al fin lo había alcanzado y llevaba en la mano, suspendida, una bola de fuego que iluminaba el camino. Daba gracias por no haberse encontrado con ninguna alimaña,, pues era una presa fácil al no poder lanzar flechas, y su espada la había dejado en la cabaña.Había tenido mucha suerte.
La otra mano la llevaba cerrada en un puño, impregnado en sangre. La sangre de la tela empezaba a gotear sobre la hierba del bosque.
Entró a la cabaña, estaba todo oscuro, Sakura debía estar durmiendo. Encendió una vela y la puso sobre la mesa. Luego, yendo hacía el armario, lo abrió y sacó de él un saquito de color blanco. Lo llevó a la mesa, se sentó y abrió el saquito y sacó una flor de color violeta. Se apartó la tela, o el trozo ensangrentado, y lo tiró. Miró el corte, estaba muy infectado, tenía que desinfectarlo ya.
Sakura escuchó un golpe en la estancia contigua, abrió los ojos asustada. Se levantó del catre donde hasta hace un momento dormía, y se acercó a las cortinas. Las apartó despacio y miró por una rendija que había dejado.
Vio a Naruto, soltó un suspiro de alivio, estaba sentado en una de las banquetas aunque no sabía qué podía estar haciendo.
Al estar sentado a espaldas de ella no la había visto. Sakura apartó el resto de la cortina y caminó hacia el rubio. Al llegar pudo ver lo que hacía por encima del hombro. Se estaba lavando un enorme y feo corte en la palma de la mano con un trozo de tela, que ya no era blanca. No tenía buena pinta. La pelirosa vio una mueca de dolor mientras el rubio de curaba la herida.
Se sentó a su lado. Naruto alzó la mirada de la herida y la miró con un ojo cerrado por el dolor. Sakura vio que tenía otro corte en la mejilla, pero no era tan serio como el de la mano.
- Santo cielo, Naruto. - exclamó alarmada. - Eso no tiene buena pinta, hay que limpiarla y... coserla.
- Eso ya lo sé. - contestó él. -¿ Ves esa flor? - Sakura reparó en la flor violeta y asintió. - Pues necesito que la machaques hasta que solo sea líquido, ¿vale?
La pelirosa asintió con la cabeza. Cogió un pequeño cuenco que había sobre la mesa, colocó dentro la flor y cogió una piedra de la entrada de la cabaña. Se sentó y comenzó a machacar la flor como le había dicho Naruto.
Al cabo de unos cinco minutos, la flor había desaparecido y, en su lugar, había un líquido de color violeta. Sakura lo observó maravillada. Naruto comprobó que la pelirosa ya había cumplido con lo que él le había dicho, así que dejó de limpiarse la herida, que ya estaba mejor.
- Bien, gracias Cerezo. - le sonrió.
Luego metió la mano en el cuenco. Sakura lo observó sin poder creerlo, el liquido estaba desapareciendo del cuenco. Naruto soltó un suspiro de alivio y se relajó. Ya no quedaba nada de aquel líquido, así que sacó la mano. Miró a Sakura divertido y le mostró la palma, la pelirosa no pudo contenerse el grito de asombro. El corte había desaparecido por completo, en su lugar solo había una marca de color blanco.
Naruto soltó una carcajada viendo como la pelirosa trataba de encontrar una explicación a lo de su mano.
- No trates de buscarle lógica a esto porque no la tiene. - le dijo. - Simplemente es... bueno, una flor mágica.
- ¿Una flor mágica? - preguntó incrédula.
Naruto asintió con obviedad. No había otra explicación, era una flor mágica, como la mayoría de las plantas que había en aquel bosque.
Se levantó cogiendo el recipiente, pero la mano de Sakura en su hombro lo obligó a sentarse otra vez en la banqueta. Lo miró severa, el rubio se asustó un poco.
- No te levantes, aún no te has curado. - Naruto alzó la mano sin comprender. - No, ese corte no - sonrió divertida. - Este corte. - le tocó la mejilla.
- Pero si es un corte sin importancia, mujer.
Sakura cogió el trozo de tela y lo humedeció para luego ponérselo en la cara al joven. Sonrió.
- Me da igual que no sea serio, yo te lo curaré. - Naruto esbozó una tímida sonrisa.. - Anda, cuéntame lo de esa flor.
Naruto se quedó pensativo un momento antes de contestar.
- Bueno, esa planta se llama "sectura". Crece al norte de donde nos encontramos y ya has visto su uso, su utilización es especial para heridas profundas. Además puede parar hemorragias.
- ¿Hay más de esas plantas? - le preguntó sin levantar la vista de la herida del rubio.
- ¿Te refieres a plantas mágicas?
Sakura asintió.
- Sí, hay muchísimas en el bosque y de todo tipo; flores, raíces, hojas... no sé plantas de todas las clases que existen. - Sakura paró de curar al rubio.
Soltó la tela en la mesa y tocó la cara de Naruto, pasando la mano por la mejilla herida. El rubio se estremeció ante el tacto suave de la mano.
- Ya no sangra. Curada. - sonrió.
Él la miró callado, sintiendo el tacto de su mano. ¿Cuándo había empezado a sentirse atraído por ella? Era por qué no era como el resto de las chicas que había conocido antes. Quizá fuera eso, o tal vez que llevaba demasiado sin ver a una mujer. Desde lo de Hinata...
Sintió como Sakura apartaba la mano de su mejilla, y esa sensación se esfumó.
- Voy a recoger esto y.. - se detuvo al ver como la miraba el rubio.
No era una mirada normal, le brillaban demasiado los ojos. Dos enormes zafiros azules la observaban, ella también lo miró no pudo evitarlo, se perdió en su mirada.
Naruto le agarró la mano y se la llevó a su mejilla de nuevo, no se la soltó y descansó la suya propia en la de la pelirosa.
- Aún me duele un poco, Cerezo. - le dijo acercándose un poco más a ella. - ¿Estás segura de que no sangra?
- N.. no - logró articular nerviosa por la cercanía del rubio.
Naruto se acercó un poco más a ella, la pelirosa sintió como el corazón se le iba a salir del pecho. ¿Iba a besarla?
Naruto acortó la poca distancia que quedaba y le depositó un beso en la frente. Soltó su mano y le guiño un ojo.
- En ese caso, gracias. - le susurró.
Se levantó y recogió todo lo que había en la mesa. Luego salió afuera. Sakura se quedó clavada en la silla, ¿desilusionada? Sí, ¿pero por qué? ¿De verdad quería que la besara? No podía negar que se sentía atraída por el rubio. Además le había salvado la vida. Pero también era muy atento con ella, esas sonrisas tan cálidas parecían ser solo para ella, era como un niño pequeño, pero mostraba también una madurez propia e su edad... Pero claro, luego estaba el hecho de que acababa de conocerle, ¿y si no era en realidad de esa forma?
Suspiró mirando como Naruto encendía el fuego para hacer algo de cenar.
Naruto lanzó la llamarada a la madera, que prendió en el acto. Pensó en Sakura. Qué cerca había estado de besarla, pero no sabía cómo, había podido contenerse. No podía negarlo, aquella chica le gustaba. Pero no le gustaba de la forma en la que le habían gustado otras mujeres. Cuando estaba cerca de ella sentía algo especial, mientras que con las demás lo que había sentido era deseo.
Se sentó en el tronco, agachó la cabeza y se pasó las manos por el pelo pensando.
- ¿Qué hay de cena? - alzó la cabeza y vio a Sakura, que le sonreía.
- Ah... - miró en dirección al árbol donde había colgados algunos animales. - Pues, conejo. - dijo levantándose y yendo al árbol y descolgando al animal.
Al cabo de unos minutos ya estaban comiendo muy animados, los dos sentados en el tronco.
- Oye, Cerezo, ¿al final has dormido? - le pregunto el rubio con la boca llena.
- Como una marmota. - contestó animada. - Lo necesitaba.
Naruto comenzó a reír.
- Seguro que cuando duermes estás más guapa que una marmota. - Sakura se ruborizó.
El rubio dejó su plato de comida vacío en el suelo y se tumbó, apoyando la cabeza en el tronco y acomodando los brazos en su nuca.
- Oye, Naruto... - el rubio la miró. - Me preguntaba cuánto tiempo podré quedarme aquí. Es decir, sé que no vives solo y no quiero ser un estorbo para...
- Lo primero: no eres un estorbo. - le dijo. - Y lo segundo: puedes quedarte todo lo que necesites, como si es para siempre. - le sonrió.
Sakura estaba muda, no sabía que decir, así que se limitó a asentir con la cabeza en señal de agradecimiento.
- Gracias Naruto, eres un amigo. - el rubio le dedicó una sonrisa aún mayor mientras miraba el cielo nocturno.
Sakura imitó al rubio y se tumbó a su lado en el tronco. Miró hacía el cielo y se sorprendió.
- Vaya, ¡cuántas estrellas! - abrió más lo ojos. - Desde el castillo no se veían tantas como aquí.
- Un estúpido castillo no puede proporcionar lo que un bosque. - el rubio se rascó la nariz con un dedo. - Y más este bosque, que, como ya has visto, no es un bosque normal. - puso un sonrisa de lado mientras miraba a la pelirrosa.
Sakura no podía estar más de acuerdo. Solo llevaba un día, bueno dos contando el anterior en el que había estado completamente perdida, pero no había podido admirar lo que el bosque le ofrecía hasta ahora, junto a Naruto. El rubio parecía llevar años viviendo en él, y al parecer lo conocía todo.
- ¡Mira, Cerezo! - gritó Naruto sacándola de sus pensamientos. - ¡Una estrella fugaz!
- ¡Oh! - vio pasar la estrella sorprendida, nunca había visto una.
- ¡Corre, pide un deseo! - le instó el rubio.
Sakura cerró los ojos y se concentró con todas sus fuerzas en lo que quería pedirle a ese trozo de gas. Sonrió animada y abrió los ojos. Naruto la observaba divertido.
- ¿Y bien? ¿Qué has pedido? - le preguntó zarandeándole el brazo.
- No te lo diré jamás. - le sacó la lengua. - No quiero que me lo gafes.
- ¿Pero por qué? Venga ya. Cerezo. - se incorporó y juntó las manos haciendo pucheros.
Sakura empezó a reír a carcajadas mientras veía al rubio de rodillas suplicando que le contara su deseo. Se lo veía tan vulnerable ante ella que no podía evitar reír.
- Cerezo, eres mala. - se volvió a tumbar y se cruzó de brazos frunciendo el ceño.
Sakura se acercó un poco más a él. El rubio siguió mirando el cielo, haciendo un esfuerzo por ignorar a la pelirosa.
- Naruto, si no te lo digo es porque quiero que se cumpla. - le susurró animada. - No te enfades, ¿vale?
El rubio la miró serio, pero no aguantó mucho más y al final le dedicó una cálida sonrisa haciendo entender a la chica que no estaba enfadado. Ella lo imitó.
Estuvieron un buen rato mirando las estrellas, charlando de cosas banales... Al fin se sentía en paz, sin ninguna atadura, libre. Era ella misma, nadie le decía lo que tenía que decir. Y además tenía a Naruto como compañía.
Sakura se interesó por la magia del bosque y todo lo que en él había. Naruto, animado, le resolvió todas las dudas que la pelirosa le planteaba.
- ¿Y hay más plantas cómo la que has usado para curarte la mano? - el rubio asintió.
- Hay muchísimos tipos de plantas, y están todas las que hemos encontrado Jiraya y yo estos años, archivadas en un libro. - Extendió los brazos. - Pero aún faltan muchas, el bosque es inmenso y seguro que hay plantas que todavía no han sido descubiertas.
- ¿Y me dejarías ver ese libro? - le preguntó animada.
- Por supuesto, Cerezo. - le guiño un ojo. - Es una gran idea. Mañana mismo te lo dejaré. - se incorporó estirándose.
Sakura bostezó.
- Cerezo, creo que es hora de irnos a dormir. - le tendió una mano y la ayudó a levantarse.
Apagaron los restos de la hoguera, se metieron en la cabaña, cerraron la puerta y cada uno se metió en su cama minutos más tarde.
- Buenas noches, Cerezo. - susurró el rubio desde su catre.
- Buena noches, Naruto. - le contestó ella con una sonrisa.
El último pensamiento de Sakura esa noche tuvo que ver con la estrella fugaz y su deseo.
"Que nunca se acabe esta libertad"
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- ¿QUÉ UN CHICO OS HA ECHADO DEL BOSQUE? - gritó el Rey furioso golpeando la mesa. - MIS MEJORES HOMBRES, DERROTADOS POR UN CHICO?
- Majestad, ese chico no era normal - dijo uno con temor, dirigiéndose a su Rey.
- Hmp... Explícate. - le dijo severo.
- Dominaba las artes mágicas, mi señor. Lanzó a uno de los nuestros por los aires como si de una pluma se tratase.
- ¿Un mago? Pensaba que ya no quedaban. - se llevó una mano a la barbilla, pensativo. - Da igual, vive en el bosque, ¿no? - se levantó. - Pues dejadle tranquilo. Lo que debéis hacer es traer a la princesa. Y ahora largaos de mi vista.
Los guardias que allí había, que no eran más de siete, asintieron al unísono, y con una reverencia se retiraron.
- Vaya, un mago... - se dijo para sí.
- No he podido evitar oír la conversación. - interrumpió de pronto una voz.
El Rey miró en la dirección de la voz. Tras la puerta se encontraba Madara, vestido con ropas de color rojo sangre. Ese hombre era algo siniestro desde el punto de vista del Rey.
- ¿Y? - preguntó el Rey - ¿Tienes algo qué añadir?
- Oh, por supuesto. - Madara se acercó y se sentó en una de las sillas de la estancia. - Creo que sé quién puede ser ese mago, excepto por el hecho de que tus hombre han dicho que era joven. He de admitir que no lo recuerdo joven, debe haber usado un hechizo para rejuvenecer. - hizo un gesto con la mano.
- Pareces saber de quién se trata.
- Oh sí, es un viejo conocido de mi reino. - se interrumpió. - Hace diez años que huyó y no se ha vuelto a saber de él. - Se echó un poco de vino en una copa y bebió antes de continuar. - Le llamaban Jiraya, el blanco.
El Rey abrió los ojos, sorprendido ante la información.
- Así que vive en ese bosque, que cosas. - sonrió apurando lo que quedaba del vino.
- ¿Es peligroso? - preguntó el Rey impaciente.
- Lo es. - contestó serio Madara. - Solo espero que no se haya vuelto más poderoso, vuestra hija podría correr peligro de se así.
El Rey suspiró, se llevó una mano a la frente y empezó a masajearla. Su hija estaba por ahí sola, haciendo quién sabe qué, quizá muerta de hambre y frío; y además,, para colmo, había un brujo muy poderoso viviendo en aquel bosque. Las cosas habían ido de mal en peor en pocas horas.
- Me retiro, si no te importa. - le dijo Madara. - He de ver a mi sobrino antes de irme a dormir. Te veré mañana.
El Rey asintió con la cabeza y Madara se marchó de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos.
Sasuke estaba en el enorme sillón de su aposento, leyendo un libro a la luz de un enorme candelabro. Había estado todo el día con la mosca tras la oreja, intentando descubrir algo sobre la huidiza princesa, sin éxito.
Esa chica se había reído de él. Tras el numerito del jardín, se las había arreglado el día anterior para escaparse sin ser vista por nadie. Menudo guardias tenían en ese castillo, que ni siquiera se fijaban en quién salía y en quién entraba. Esa estúpida no se saldría con la suya, no. En cuanto la encontrasen la haría su esposa, la violaría y le haría pagar por lo que le hizo en el jardín. Lo cierto es que deseaba el cuerpo de la joven, había sido por poco tiempo, pero pudo comprobar que la joven princesa estaba muy bien dotada.
De pronto la puerta se abrió, revelando la figura de su tío Madara. Parecía algo alterado o confundido, no sabría decir con solo un vistazo. Cerró la puerta tras él y se acercó a Sasuke, que acababa de cerrar el libro y se había levantado del sillón, contrariado por la actitud de su tío.
- Tío. ¿Qué le ocurre? - Madara le hizo un gesto para que se sentara, el hizo lo mismo con otro de los sillones de la alcoba.
- Acabo de descubrir algo muy extraño, Sasuke. - El pelinegro frunció el ceño confuso.
- ¿De qué se trata, tío?
Madara estuvo callado un tiempo antes de constestar.
- ¿Recuerdas a Jiraya? - Sasuke asintió. - Pues al parecer está viviendo la vida en el Bosque Azul. - El pelinegro abrió los ojos.
- ¿En el bosque? La princesa está allí metida.
- Así es, y eso significa que Jiraya puede dar con ella y traerla de vuelta, además de descubrirnos ante el Rey.
Ssuke asintió mordiéndose el labio. La situación era seria.
- Aún así, hay algo que... - musito Madara.
- ¿El qué, tío? - le interrogó Sasuke.
- Los soldados dijeron que lo echó del bosque un chico joven. - se detuvo. - No sé, Jiraya era muy poderoso cuando dejó Aquo, pero los hechizos de rejuvenecimiento son muy complejos, ni yo mismo he podido realizar uno.
- De Jiraya puedes esperarlo todo, es un mago blanco, no lo olvides. - le dijo Sasuke serio.
- Lo estudiaré con detenimiento. - Madara se levantó. - Tú duerme, te recuerdo que debes ganarte la confianza del Rey.
- ¿Y qué pasa con Jiraya?
- De Jiraya ya me ocupo yo. - una sonrisa sádica se dibujó en su rostro.
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El Rey estaba sentado en su trono, esperando la llegada de su capitán Kakashi. Quería saber tener más información y los soldados estaban demasiado asustados como para contar algo a derechas en su presencia.
Jugueteó con uno se sus anillos de la mano un buen rato pensativo. Si quería evitar que Sakura continuase huyendo, debía pensar algo lo antes posible. La idea era simple: debían encontrarla antes que ese brujo llamado Jiraya. Si algo le sucedía a su hija, jamás se lo personaría.
- Majestad. - Kakashi hundió una rodilla en el suelo.
- Levanta del suelo, Kakashi. - se levantó tal como le había ordenado. - Arma inmediatamente a tus mejores hombres y hazlos partir al bosque lo antes posible.
- Así será, mi señor. - Se dio la vuelta.
- Ah, y - el peliplata volvió mirar a su rey. - en cuanto la tengan, tienen mi permiso para dejarla inconsciente. No puede escapar de nuevo.
El peliplata asintió y salió del salón del trono para cumplir con las ordenes del Rey.
Llegó en cinco minutos a una estancia bien iluminada por dos enormes ventanales. En ella había cuatro hombres jugando a las cartas.
Estos interrumpieron la jugada para mirar a su capitán, que los observaba serio. Uno de ellos, de pelo rojo, le pasó una botella de vino. Kakashi bebió un largo trago.
- ¿Problemas más serios que los de ayer? - preguntó uno de pelo negro cortado en forma de champiñón.
- Así es Gai. - contestó el peliplata. - Y vosotros seréis los que los resolveréis.
- Por fin algo de acción, empezaba a aburrirme. - gritó uno más joven con el pelo recogido en una coleta de color rubia con un mechón de pelo que le tapaba parte de la cara.
- La misión es simple, muchachos. - dijo Kakashi mirándolos uno por uno. - Encontrar a la princesa y traerla de vuelta.
- Es decir, la misma que estos dos últimos días, solo que ahora nos envían a nosotros. - esta vez habló el último de ellos, un hombre bastante corpulento con barba y un cigarrillo en la boca.
- Cuento con vosotros, Sasori, Deidara, Azuma y Gai.
- ¡No te decepcionaremos, Capitán! - gritó Gai con efusividad.
- ¡Largaos y no volváis con las manos vacías!
-¡SÍ! - y se fueron a cumplir con las ordenes dadas.
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Pasaron cuatro días. Naruto empezaba a preocuparse por Jiraya. Él le dijo que regresaría pasados dos días, pero ya habían pasado dos días más y no había ni rastro de el mago. Naruto solo rezaba porque nada le hubiera sucedido. Sabía que Jiraya sabía cuidarse solo, pero nunca se sabía lo que podía o no ocurrir, el bosque era grande y no todos lo lugares eran del todo seguros.
Pero Jiraya era astuto y uno de los mejores magos que conocía, por no decir el único. Estaría bien, él solo debía preocuparse por Sakura en esos momentos.
Ya le quedaba poco para llegar a la cabaña, aquella mañana había salido a cazar algo y de paso había estirado un poco las piernas. Desde lo de las bayas no había caminado demasiado por el bosque, ni siquiera había salido del asilo de su pequeño hogar.
Pasó por el pequeño túnel - cueva y acortó la poca distancia que quedaba para llegar hasta la cabaña. Allí estaba Sakura, en el interior. Al parecer estaba leyendo el libro de plantas, otra vez. Llevaba tres días con el pesado libro, leyéndolo cada vez que le surgía la ocasión. Lo cierto es que eran pocas esas ocasiones, pues Naruto estaba ocupado la mayor parte del tiempo y Sakura se ofrecía a ayudarle en todo lo que podía. Incluso uno se aquellos días cocinó ella. Fue una sopa muy aguada y apenas degustable, pero para ser la primera vez que cocinaba, Naruto no quiso hacerle ningún feo y se la comió sin rechistar. En el fondo la pelirrosa se lo agradeció, el rubio soportó ese sabor solo para no herir sus sentimientos.
Por la noche, mirar las estrellas se había convertido en una especie de costumbre. Naruto le enseñaba a identificar todas las constelaciones que podían verse, que no eran pocas, y Sakura las aprendía. Aunque la mayoría de las veces le costaba bastante visualizarlas.
" Venga Cerezo, es esa de allí, ¿no la ves? Ah, estás ciega." La mayoría de esas veces, el rubio se llevaba un golpe. "Déjame en paz, esto es muy difícil."
En otras ocasiones, solo se tumbaban y se quedaban en silencio, el uno junto al otro, escuchando sus respiraciones y los sonidos de la noche.
Entre los dos habían surgido en muy poco tiempo y sin que se percatasen de ello una buena amistad.
Naruto entró en la cabaña, la pelirrosa levantó la cabeza del libro y lo saludó con la mano. Luego volvió a agachar la cabeza para seguir leyendo.
Naruto se acercó a ella por detrás y miró por encima del hombro la página que estaba leyendo en ese momentos.
Língula: Fruta muy parecida a la cereza, pues tiene el mismo color, pero diferente textura. Las língulas son muy blandas. Provocan tal estado de confusión que aquel que la ingiere no recuerda absolutamente nada.
Sectura: Flor de color morado (en ocasiones violeta) que es especialmente usada para hemorragias y cortes. Muy difícil de encontrar.
- Naruto, gracias a este libro he descubierto la planta que utilizaste. - dijo la pelirrosa señalando el nombre de la sectura.
Naruto sonrió. Luego se sentó a su lado y le quitó el libro de las manso cerrándolo.
- ¿Qué haces? - le preguntó moleta. - Estaba leyendo, ¿sabes?
Naruto se levantó riendo con burla, cogió el libro, fue hasta el enorme armario abriéndolo y lo guardó.
Regresó junto a Sakura que lo miraba enfadada y de brazos cruzados. Sin dejar de sonreír la cogió de los brazos, deshaciendo el cruce y cogiéndola de las manos la hizo levantarse de la banqueta ante su atenta mirada.
- Deja el libro, tú te vienes conmigo. - la soltó de una mano y la arrastró con la otra hasta la puerta, que había dejado abierta.
- ¿Qué? ¿Adónde? - salieron de la cabaña, Naruto le soltó la mano.
- A buscar plantas.- Cogió la espada y se la ajustó en el cinturón.- Ya que sabes tanto, señora de la lectura. - hizo un floreo burlón, la pelirosa lo empujó haciéndolo caer al suelo.
Riendo lo ayudó a levantarse del suelo. Naruto se sacudió el polvo riendo.
- Vale, pues en marcha entonces. - la pelirrosa empezó a andar.
Naruto corrió tras ella y la cogió por los hombros para que se detuviera.
- Eh, para un momento, no seas ansiosa. - la soltó de los hombros y buscó en su zurrón. - Ah, aquí está. Toma.
Sakura cogió una daga que el rubio le tendía y la miró frunciendo el ceño.
- ¿Y esto es para...?
- Para cortar las plantas, Cerezo. ¿Para qué si no iba a ser? - dijo con obviedad. - Anda vamos.
Comenzó a caminar, Sakura lo siguió situándose a su lado para caminar junto a él. Le costaba horrores caminar por el bosque con aquel vestido, y menos mal que no era uno de los suyos, sino de doncella. De llevar uno de los suyos seguramente ni siquiera estaría ahora junto al rubio. Decidió subirse la falda para caminar mejor. Otro de sus problemas era el pelo. Era demasiado largo y se le enganchaba a todas las ramas que había. Había pensado en recogerlo pero no tenía con qué y esa opción quedó descartada.
Naruto pudo notar como le costaba caminar al verla tropezar por tercera vez en el poco camino que llevaban hecho. Además el pelo estuvo a punto de engancharse en un arbusto. En su rostro se dibujó una pequeña sonrisa. Se acercó a Sakura y le cogió la mano. La chica se detuvo y dejó de mirar al suelo para mirar al rubio, que le sonreía.
- Sabes Cerezo, creo que deberías cambiar un poco tu aspecto. - Sakura se puso seria. - No es que no me guste, es que de seguir así, el día menos pensado pasará algo.
- ¿Y qué sugieres, experto del bosque? - le preguntó con sarcasmo.
Naruto se aguanto la risa y dijo lo más serio posible:
- Bueno, cortarte el pelo, - Sakura enarcó una ceja. - cambiarte de ropa y... darte un baño.
- Vale, lo primero, mi pelo no lo vas a tocar y segundo.. - Naruto le agarró un mechón.
- Lo cierto es que a mi también me da pena, me encanta tu pelo. - Sakura se ruborizó. - Pero tienes que cortártelo, Cerezo.
- Déjame pensarlo, ¿sí? - le preguntó inocente. Naruto suspiró y asintió con la cabeza.
- Vale. Pero hasta entonces, y como no quiero que te mates por el bosque. - le apretó la mano. - Iremos de la mano. - le sonrió. - Y no pienses que me quiero aprovechar de ti.
- Confío en ti, Naruto. - le apretó la mano con confianza, el rubio sonrió con calidez y comenzó a caminar.
Lo cierto es que no le molestaba que fueran de la mano por el bosque, al contrario, le encantaba. Se sentía muy segura de aquella forma y no se tenía que preocupar por ver dónde pisaba. Aunque siguió recogiéndose el bajo del vestido.
Perdón por la demora. He estado bastante ocupada estos días y no he podido escribir nada.
Ean95- Aprendiz
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En El Gran Bosque.
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
Me gusto el capítulo! Estuvo realmente genial! Wow! Primero porque MADARA y Sasuke se sorprendieron al saber que jiraya esta en ese bosque? .... Mmmm sospechoso...
Me gusto mucho la relación que llevan Sakura y naruto es muy linda<3 me he enamorado de eso x//////x
PD: se que este capricho mío es muy grande, pero no le cortes el pelo a Sakura:S creo que eso le da el toque a ella... Bueno a mi nunca me gusto Sakura con el pelo corto, pero bueno se que es un gran capricho mío xD , pero respetare tu decisión, sólo piensa lo que te dije no:3333?
Me gusto mucho la relación que llevan Sakura y naruto es muy linda<3 me he enamorado de eso x//////x
PD: se que este capricho mío es muy grande, pero no le cortes el pelo a Sakura:S creo que eso le da el toque a ella... Bueno a mi nunca me gusto Sakura con el pelo corto, pero bueno se que es un gran capricho mío xD , pero respetare tu decisión, sólo piensa lo que te dije no:3333?
belivexangel1- Sannin
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
hay simplemente me encanto pero estoy de acuerdo con belevexangel1 no le corte en cabellooooo no se, que se haga una trenza o algo
pero si se lo corta respetare tu decisión
espero con ansias la conti
pero si se lo corta respetare tu decisión
espero con ansias la conti
kumiko- Aprendiz
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
No importa cuanto tardes en actualizar si todos los capitulos que vengan van a ser a si de lindos y con un pequeño pero super lindo NARUSAKU
La forma en como Naruto tiene sus pequeños detalles con ella y viceversa (claro tampoco exageres y tardes en actualizar casi un mes por que me dejas con la duda y me podria dar insomnio) es una broma
CUIDATE Y UN BESO
La forma en como Naruto tiene sus pequeños detalles con ella y viceversa (claro tampoco exageres y tardes en actualizar casi un mes por que me dejas con la duda y me podria dar insomnio) es una broma
CUIDATE Y UN BESO
fabrevans- Novato
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Re: El Bosque Azul. +18 (20/4/15) CAPÍTULO 24
¡Hola, hola! Nuevo capítulo como disculpa por haber tardado tanto en actualizar los días anteriores.
Bueno, espero que os haya gustado. Y no os preocupéis por el pelo de Sakura. En el próximo capítulo, veremos lo que ocurrirá con ese cambio de look de nuestra pelirrosa.
- Capítulo 6:
- Tras caminar largo rato, Naruto se detuvo de repente y se volvió a la pelirrosa con una sonrisa en el rostro. Se encontraban junto a un grupo de extraños árboles de un color marrón pálido, cuyas hojas era del color de la sangre. En cuanto a la hierba del suelo, era muy verde y frondosa. Al parecer no todas las zonas del bosque tenían la misma vegetación.
- Dime Cerezo, ¿te gustaría ver un sitio genial? - le preguntó animado.
- ¿Insinúas que hay un lugar mejor que este? - señaló todo lo que había alrededor.
Naruto asintió enérgicamente.
- Venga, vamos! - echó a correr arrastrando a Sakura con él.
- ¡Naruto, más despacio!
Naruto no se detuvo, corría rápido y animado, la pelirrosa por ende también ya que iban cogidos de la mano. Ella al instante se acostumbró a la carrera y empezó reír también mientras corrían por la espesura.
Al cabo de un rato llegaron a su destino, el río. Sakura se soltó de la mano del rubio y lo contempló todo maravillada, era un lugar precioso. Los árboles allí eran enormes y cerraban con sus hojas, de un color verde aguamarina, ocultando el cielo y dejando pasar un poco de luz. Todo se reflejaba en sus cristalinas aguas, como si se tratara de un espejo perfecto.
Sakura no pudo evitar acercarse a la orilla para contemplar su propio reflejo en el agua. Pero a la chica que vio reflejada en el río no pudo reconocerla. Su reflejo le mostraba a una joven con el pelo despeinado, con un vestido raído y bastante sucio. ¿Esa era ella ahora? Solo llevaba metida en ese bosque cuatro días, pero esos cuatro días no se había preocupado por su aspecto. De pronto sintió vergüenza, vergüenza de que Naruto la viera. Aunque no tenía por qué, si llevaba con ese aspecto de... mendiga todos esos días, no tenía por qué sentirse así ahora. Miró a Naruto que la observaba de brazos cruzados y con una sonrisa de complicidad en el rostro. Había soltado el arco, el carcaj y la espada, además de su zurrón.
La pelirrosa se dio la vuelta ruborizada. Era inútil evitar mirarle, no quería que la observara con ese aspecto. “Menuda estúpida estaba hecha” pensó.
- Naruto, - dijo sin mirarlo. - Exactamente qué hacemos aquí.
- He pensado que un baño no nos vendría mal. - Caminó y se situó a su lado mirando el reflejo de ambos en el agua.
Ahora se podían ver ambos reflejado en las cristalinas aguas. Él, más alto y fuerte, con el pelo rubio despeinado y una piel bronceada, unos zafiros azules como el cielo y una cálida sonrisa que era capaz de calmar a cualquiera. Junto a ella, con el pelo largo y rosado, una piel blanca, unos ojos del verde de las hojas del bosque y un vestido roto y sucio. Tan diferentes, pero al mismo tiempo tan iguales.
Sakura sonrió a su reflejo.
- ¿Un baño, eh? - le miró enarcando una ceja. - Creí que no ibas a aprovecharte de mi, pervertido. - le empujó, pero Naruto tuvo la suerte de agarrarla del brazo y cayeron ambos al agua.
Apenas les llegaba a las rodillas, pero estaban empapados los dos. Naruto empezó a reír salpicándole agua. La pelirrosa lo fulminó con la mirada mientras se levantaba intentando huir del rubio. Pero Naruto no estaba dispuesto a dejarla escapar y se levantó acercándose a ella lentamente. La pelirrosa, viendo sus intenciones comenzó a correr, alejándose de él. Fue en vano. En un minuto, estaban ambos corriendo sin parar por el río salpicándose agua y riendo como dos niños. Naruto intentaba cogerla para tirarla al agua, pero la pelirrosa se le resistía, aunque no sabía cómo, al parecer le costaba avanzar por el agua con el vestido empapado.
- ¡Te pillé! - exclamó el rubio abrazándola por detrás. - Ahora, ¿qué tal un baño juntos? - comenzó a arrastrarla por el río, Sakura pataleaba.
- ¡No, no! ¡Naruto, bájame! ¡Te lo digo en serio! - le gritó molesta.
El rubio paró y la soltó, el agua les llegaba a ambos por la cintura. Un pez pasó y nadó asustado ante los invasores. Naruto comenzó a salir del agua, tropezó y estuvo a punto de caer de cabeza. Sakura soltó una pequeña risotada, que provocó que el rubio la mirara y le sacara la lengua.
Cuando llegó a la orilla, comenzó a desnudarse, quitándose el jubón negro y segundos más tarde la camisa blanca que llevaba debajo.
Sakura lo miraba horrorizada. ¿Pensaba desnudarse delante de ella? Salió del río lo más rápido que pudo y cogió de las manos a Naruto, justo cuando estaba a punto de despojarse de las calzas, parándole.
Sakura no pudo evitar mirarle el torso desnudo, antes de mirarle a la cara. Se ruborizó al instante.
- ¿Qué te crees que haces? - le gritó enfadada. Naruto se pasó una mano por el pelo.
- ¿Tú qué crees? - Sakura le soltó las manos. - Bañarme en el río.
- ¡Pero delante mía no! - le espetó.
Naruto soltó una carcajada. Se agachó y recogió sus cosas, que estaban tiradas en la tierra.
- Muy bien, respetaré a la dama y me bañare en otra parte. - Sakura se quedó muda. - Pero solo si tú te bañas también. - se tapó la nariz con la mano.
Sakura le pegó un puñetazo en el brazo.
- ¡Cómo vuelvas a insinuar que huelo mal, te enterarás de lo que es bueno! - Naruto retrocedió sonriendo nervioso.
- Vale, vale... Me voy por allí. - señaló con el dedo en dirección contraria. - Si me necesitas... bueno, tú grita.
Se dio la vuelta y se alejó en la otra dirección, dejando allí a Sakura.
La pelirrosa dudó si bañarse o no. Es decir, ¿se podía fiar del rubio? Era un hombre, criado en ese bosque, como un salvaje. Pero mirado por otra parte, podía confiar en él, lo conocía y esperaba que no la espiase entre los árboles.
Por si acaso, decidió esperar unos minutos para asegurarse. Se desnudó, quitándose aquel vestido que ahora odiaba, los zapatos, que más que zapatos ahora eran un destrozo. Se acercó al río y se metió lentamente en el agua. Notó la frialdad del agua, le entró algo de frío y le costó un rato acostumbrarse. Pudo notar como un par de peces, que nadaban a su lado, la rozaron. Cuando el agua le llegaba por el cuello, cogió aire y se zambulló. La corriente, que fluía con lentitud, le hacía cosquillas. Sacó la cabeza y la movió hacia atrás para poner su pelo largo a su espalda. Sin duda bañarse en aquellas aguas era una sensación única y maravillosa. Se frotó la cara con el agua y se zambulló un par de veces más, quitándose el polvo y la suciedad acumulados tras esos días.
No supo cuánto estuvo en el interior del río, pero se le hizo eterno.
Estuvo un rato fuera, esperando a que su piel se secara, peinó su pelo con la mano y volvió a colocarse el vestido y los zapatos. Se volvía a sentir sucia de nuevo, teniendo el vestido sucio era como si no se hubiera lavado. Suspiró y decidió ir en busca de Naruto.
Se detuvo. Ir en busca de su amigo. ¿Sería una buena idea? Naruto podría estar bañándose al igual que ella minutos antes, y se suponía que si se había marchado era por el pudor a verlo desnudo y que él la viera a ella.
Decidió arriesgarse, no le gustaba estar sola mucho rato. Al menos con Naruto se sentía bastante protegida.
Un poco más lejos de allí, Naruto salía del agua completamente desnudo y empapado. En la mano llevaba una flecha con dos peces ensartados. Soltó los peces, que aún se movían, en la tierra y se sacudió el pelo mojado.
Esperó a haberse secado un poco más para coger su ropa y vestirse. Quería darse prisa y reunirse con Sakura lo antes posible. No le había hecho mucha gracia dejarla allí sola, pero decidió respetar la intimidad de la joven.
Se estaba poniendo la camisa cuando lo oyó. Sonó como un eco en sus oídos, era un grito femenino y venía del interior del bosque. Naruto no lo pensó, cogió su espada lo más rápido posible y se internó en el bosque.
Sakura los había reconocido al instante. Eran cuatro y eran guardias de su reino. Y no eran unos guardias corriente, sino lo mejores guerreros contando también al Capitán Kakashi.
Se trataba de Gai, el mejor soldado de infantería de la guardia real; Asuma, el mejor con espadachín; Sasori, el... bueno, en realidad no sabía que era lo que destacaba a ese hombre, pero era uno de los cuatro; y por último Deidara, el más joven y experto en ataques a distancia.
Sakura estaba en aquellos momentos corriendo, intentado librarse de ellos. Después de cuatro días, habían vuelto a encontrarla y no veía a Naruto por ningún sitio para salvarla. Esta vez estaba condenada. Pero no se rindió y siguió corriendo. De pronto una flecha pasó volando sobre su cabeza. Miró hacia atrás y descubrió a Deidara.
- ¡Deidara, apunta a otra parte, no queremos matarla!
- Ya lo sé, no me atosigues, Asuma.
La flecha se había clavado en una enorme roca de color verde que había a lo lejos. Era enorme y muy extrañ a su vez. De repente la roca empezó a moverse. Sakura, que estaba lo suficientemente cerca, paró en seco respirando con dificultad.
La roca de levantó y tomo forma, se trataba de un enorme reptil. Tenía los ojos inyectado en sangre y de las fauces asomaban multitud de dientes afilados, que se vieron cuando abrió la boca y soltó un enorme rugido. Poseía dos alas de un color verde más oscuro y unas garras en todas sus patas. La flecha de Deidara estaba clavada justo debajo de su ojo izquierdo, la causa de que se despertase.
Sakura dio dos pasos atrás, atemorizada por esa extraña bestia. Su perseguidores la alcanzaron en ese momento, uno de ellos, que no era otro que Deidara, la agarró por los hombros.
- Hasta aquí habéis llegado, princesa. Rendíos o... - se oyó un fuerte rugido. Deidara miró asombrado a la enorme bestia que había ante él. - ¿Qué diablos es eso?
- No lo sé, pero tú lo has despertado. - le espetó Sasori. - ¡Mira! - señaló la flecha.
La enorme bestia avanzó hacia ellos, acababa de verlos y tenía hambre. Abrió las fauces y soltó otro enorme rugido. Sakura le dio un codazo a Deidara en el estómago, este la soltó por el golpe causado. Entonces ella aprovechó para correr, pero tropezó y cayó al suelo en su corta carrera.
- ¡Eh, volved aquí! - gritó Gai.
- ¡Déjala por ahora, Gai! - le dijo Asuma. - Tenemos cosas más graves de las que preocuparnos ahora. - Envainó su espada y miró a la bestia que ya estaba a un paso de ellos.
La enorme bestia abrió las fauces y embistió contra Deidara, que tuvo el tiempo justo para saltar hacia atrás y esquivarlo. Sasori avanzó y arremetió contra la bestia, esta, alzó una garra y lo ensartó limpiamente antes de darle oportunidad de atacar. Los lanzó lejos, cayendo justo al lado de Sakura, que lo vio al momento. Estaba muerto, con una mirada de terror en su rostro. Su cuerpo ahora tan solo era un revuelto de tripas y sangre. Sus intestinos estaban sacados y esparcidos por el suelo.
Sakura gritó de terror y miró en dirección al resto de los guardias, que seguían tratando de defenderse de la bestia.
- ¡Asuma, es demasiado fuerte, no podremos con él! - gritó Gai.
- ¡Eso ya lo sé! - gritó esquivando una de las garras. - ¡Deidara, coge a la princesa, tenemos que largarnos!
El rubio miró en dirección a la princesa, error fatal. En ese pequeño segundo, la bestia se las arregló para abrir sus fauces y arrancarle medio cuerpo a Deidara. Solo quedó de él lo que había de cintura para abajo.
Era asqueroso ver el cuerpo mutilado. Pero la bestia no paró ahí, volvió a la carga y se tragó lo que quedaba de Deidara de un bocado.
Asuma aprovechó y le clavó la espada en un costado. La bestia, quejándose, le dio un fuerte cabezazo que lo mandó a volar. Sakura no lo vio levantarse de nuevo. Miró a Gai, solo quedaba él, y parecía que correría la misma suerte que sus compañeros. Después iría Sakura. Intentó levantarse, pero le dolía la pierna y no conseguía levantarse. La observó la tenía atascada en una enorme raíz.
- Si al menos estuviera aquí Naruto. - sollozó.
Gai logró esquivar la enorme garra que se cernía sobre él. Rodó por el suelo y se ocultó en unos matorrales. Se largaría de allí. Asuma, Deidara y Sasori habán perecido como ratas y él no podía correr la misma suerte. Cogería a Sakura y se largarían de allí. Solo tenía que ocultarse de la bestia, agarrar a la princesa y marcharse de allí.
Pensarlo era más fácil que hacerlo.
De pronto notó un fuerte golpe en la nuca, luego todo se volvió negro y cayó al suelo.
Sakura vio horrorizada como la bestia, que había perdido de vista a Gai, se acercaba a ella. Cerró los ojos esperando su final.
- ¡AHHH! - se oyó un fuerte grito. - ¡Aléjate de ella, bichejo!
Sakura abrió los ojos. No pudo ocultar una carcajada de felicidad. Era Naruto, la había encontrado.
El rubio tenía la espada desenvainada y atacaba a la bestia intentando alejarla de Sakura. Lo cierto es que, al contrario que los otros, él sí parecía saber como atacar al enorme reptil.
- ¡Eh! ¿Quieres comerme? - abrió los brazos. - ¡Pues estoy aquí, mira!
La bestia intentó clavarle las garras pero el rubio se tiró al suelo y se coló por debajo de ella. Luego clavó su espada en el vientre. Aulló de dolor y saltó, el rubio logró apartarse en el último segundo. Casi lo aplasta.
La bestia volvió a atacarle con sus garras, Naruto saltó hacia atrás pero la bestia consiguió hacerle un corte en el pecho, la camisa la llevaba abierta y no le resultó muy complicado.
Naruto extendió una mano y le lanzó una enorme bola de fuego, que impactó de lleno en su cabeza. Tomó aliento, pues estaba sin él. La bestia daba tumbos por el dolor de la quemazón, Naruto decidió aprovechar y se acercó con cuidado, se subió a su cuello y antes de que pudiera defenderse, clavó la espada en el cuello del reptil. Sonrió.
Pero le duró poco la felicidad, el reptil, antes de caer al suelo lo agarró por el hombro y le clavó una de sus garras. Naruto chilló de dolor y se llevó la mano al hombro, que emanaba mucha sangre.
Sakura, que lo había visto todo, consiguió soltarse de la raíz que le aprisionaba el pie y corrió como pudo hasta Naruto.
El rubio estaba en el suelo, gritando de dolor y agarrándose el hombro que estaba teñido completamente en sangre. Sakura se arrodilló junto a él, sin saber qué hacer. Se rasgó un trozo de su vestido y taponó la herida como pudo.
- Ce.. cerezo... - dijo Naruto con dificultad. - Necesito... que hagas algo...
- Lo que sea Naruto. - dijo entre sollozos.
- Busca... una hoja de color azul... ¡ay! - cerró los ojos conteniendo una mueca de dolor.
- Vale, pero aguántate esto aquí. - le puso la otra mano en el trozo de tela y se levantó.
Sakura estuvo unos diez minutos buscando la planta que Naruto le había pedido. Vio todo tipo de plantas menos la que necesitaba. Era inútil, Naruto se desangraría antes de que lograra dar con esa extraña hoja. Miró hacía arriba, se dio en la frente. Era idiota, le había pedido una hoja y ella la estaba buscando en el suelo, cuando lo lógico es que estuviera en un árbol. Miró en todos los árboles hasta que vio lo que buscaba. Por suerte no estaba demasiado alto y logró subir al árbol y coger un par de aquellas hojas azules.
Regresó junto a Naruto que respiraba con dificultad. La camisa estaba completamente teñida de rojo. Le tocó la cara para que abriera los ojos. El rubio la miró con dificultad, empezaba a estar algo mareado. Sonrió como pudo a su amiga.
- ¿La has traído? - preguntó débil. Sakura asintió mostrándole las hojas. - Perfecto... romperla, saldrá un líquido blanco... échalo sobre el hombro.
Sakura asintió. Le apartó la mano de la herida y rasgó las camisa dejando el torso desnudo del rubio al descubierto.
Tenía un enorme arañazo desde la altura del pecho hasta abajo. Se concentró en la herida del hombro y rompió la hoja dejando que la savia cayera sobre la herida. A los pocos minutos paró de sangrar, pero la herida no estaba curada del todo. Al parecer aquellas hojas no eran tan eficaces como la sectura.
Naruto abrió los ojos enfocándolos en los verdes de la pelirrosa, que lo miraba sin dejar de sollozar. Naruto esbozó una pequeña sonrisa.
- Gracias, Cerezo. - le tocó la cara secándole las lágrimas. - ¿No me digas que llorabas por mi?
- Pues claro que sí, estúpido. - le grito. - No sabes el susto que me has dado.
- Lo siento. - Sakura sonrió.
- Pero estamos bien, es lo que cuenta. - Naruto la miró viendo como sonreía.
- Cerezo, ayúdame a levantarme, tenemos que volver a la cabaña cuanto antes.
Sakura asintió y se colocó a su lado, pasó el brazo sano por sus hombros y ayudó a Naruto a levantarse. Pesaba una barbaridad y le costó horrores no caer al suelo con él. Agarró también la espada y se la colocó a Naruto en el cinto.
Avanzaron con lentitud, pasando junto a Gai, que seguía inconsciente en el suelo. Tenía un poco de sangre, quizá Naruto se había pasado al golpearle. Un poco más a lo lejos, estaba el cadáver de Sasori, que ahora era un enorme lago de sangre con tripas esparcidas. Sakura evitó mirarlo más tiempo, sintiendo nauseas.
- Espera un momento. - dijo el rubio haciéndolos detenerse.
- ¿Por qué? ¿Qué pasa? - quiso saber Sakura. Naruto señaló a Gai.
- Estos tipos venían buscándote, ¿cierto? - Sakura asintió. - ¿Qué tal si los hacemos olvidar un poco? - preguntó perverso.
Sakura no lo entendió. ¿Hacerlos olvidar un poco? ¿Cómo? Y a quiénes. Solo había sobrevivido Gai a esa masacre. Pensó entonces en Asuma. ¿Habría podido sobrevivir a ese golpe?
- ¿A qué te refieres con eso, Naruto? - el rubio sonrió.
- Me refiero a darles algo para que se olviden de todo lo que ha pasado aquí. - miró hacia todas partes. - ¡Ajá! Mira, ¿ves esa mata de allí? - señaló con la cabeza hacía su derecha. Sakura asintió. - Coge un par de sus frutos, yo te espero aquí sentado.
Sakura suspiró y ayudó al rubio a sentarse en el suelo. Luego se alejó hacía la mata. Era un arbusto normal y corriente con hojas con formas espirales, cuyos frutos eran parecidos las cerezas. Sakura alargó la mano y cogió dos, eran muy blandos. La pelirrosa entonces cayó en la cuenta, se trataba de língulas. Había leído sobre esos frutos esa misma tarde antes de que Naruto le arrebatara el libro.
Corrió hacia Gai y le metió uno en la boca. No vio que pudiera tragarlo así que cogió una cantimplora que tenía colgada a su cinto y vertió el líquido en su boca. A parecer era vino, pero sirvió para que se tragara el fruto.
Miró hacia Asuma y decidió acercarse a él, aunque con cierto temor. Estaba en el suelo, al parecer inconsciente y tenía una herida en la cabeza que no tenía muy buena pinta. Le metió la língula en la boca y repitió el mismo proceso que con Gai. Se levantó y se quedó mirando a Asuma. No le apetecía dejarle confuso y con esa herida en la cabeza.
Echó a correr, ante la mirada de Naruto que se preguntaba qué demonios estaba haciendo, hacia el árbol de las hojas azules, trepó al igual que la vez anterior y cogió un puñado de hojas.
Pasó a toda velocidad delante de Naruto y llegó hasta el cuerpo de Asuma. Puso una de las hojas sobre su cabeza y la partió dejando que la savia empapase toda su cabeza.
Regresó junto a Naruto, que la miraba aturdido. Sakura lo ayudó a incorporarse y notó que estaba ardiendo. Toco su frente con la mano. Sí, ardía de fiebre. La herida del hombro era lo que lo provocaba. Tenían que volver a la cabaña de inmediato y cuidar del rubio.
Echó a andar lo más rápido que pudo, cargando con él.
- Naruto, ¿puedes oírme? - preguntó la pelirrosa preocupada. - Naruto, por favor no te duermas.
El rubio caminaba con dificultad apoyado en su amiga, le pesaban los párpados y le ardía todo el cuerpo. Le costaba horrores caminar, los pies le psaban y apenass conseguía moverse bien.
Sakura logró llegar a la cabaña sin perderse. Lo cierto es que estaba muy sorprendida de recordar el camino, ya que había echado a correr y no sabía en qué parte del bosque se encontraba.
Naruto tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad, pero estaba aún despierto. Estaba empapado en sudor y ardiendo de fiebre. Sakura abrió la pesada puerta de madera, entrando en la cabaña y arrastrando al rubio con ella. Avanzó por la habitación con dificultad, pues estaba agotada de llevar a Naruto todo el camino, el rubio no era ligero como una pluma.
Corrió las cortinas y soltó a Naruto con cuidado en su catre, lo tumbó y lo tapó con la manta que había en el suelo. Tocó su frente, ardía como nunca. Tenía que hacer algo pronto o Naruto moriría de fiebre.
Sakura sabía que fuera tenían un barril lleno de agua, le pondría agua en la frente para enfriarlo un poco mientras pensaba en algo mejor.
Al cabo de un rato Sakura estaba junto al rubio, observándole respirar con pesadez. En la frente tenía un trozo de tela empapado de agua. Ya era denoche y la estancia solo estaba iluminada por una vela.
Sakura tocó la mejilla del rubio, pasando la mano por sus marcas de la cara. Se sentía mal, pues Naruto estaba así por su culpa. Había intentado salvarla y así es como había acabado. Herido y con muchísima fiebre. Tenía que hacer algo, ahora él dependía de ella.
De pronto Sakura se levantó de su lado y salió del pequeño cubículo. Abrió el armario, pues por suerte Naruto no lo había cerrado con llave, y sacó el pesado libro de plantas. Fue hacia la mesa, se sentó y lo hojeó a la luz de la pequeña vela.
- Vamos, vamos, vamos - pasó las hojas a toda velocidad. - Tiene que haber algo para las fiebres altas, lo que sea.
De pronto se detuvo. Parecía haber encontrado algo que podía servirle.
Caruleus: O como Naruto las llama: bayas azules. Mano de santo para resfriados y gripes de invierno. Meter en la boca y tragarla al instante dos veces al día.
Podría servir, además, ¿esas no eran las bayas por las que casi se mata Naruto? Decidió que no podía perder más tiempo, le daría bayas azules. Si curaban la gripe, curarían las fiebres del rubio, al fin y al cabo uno de los síntomas era la fiebre.
Volvió a abrir el armario y rebuscó en él hasta hallar las bayas. Estaban metidas en una bolsa de tela de color blanco. Contó una docena de las mismas. Suficientes para bajar la fiebre de Naruto. Cogió una y fue corriendo hasta llegar al rubio. Le abrió la boca con una mano y le metió la baya con la otra.
- Vamos Naruto, trágatela. - murmuró Sakura.
El rubio, como si lo hubiera oído se tragó la pequeña baya. Sakura le dio un poco de agua y le quitó el trozo de tela de la frente. Le apartó los mechones rubios y se la tocó. Seguía estando caliente. Decidió ponerle más agua. Cuidaría de Naruto toda la noche si era necesario, no dormiría hasta que no estuviera mejor.
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En otra zona del bosque, un hombre con el pelo negro se levantaba con dificultad del suelo. Tocó su cabeza con pesadez, algo mareado. Miró a su alrededor, no reconocía nada. ¿Dónde estaba? ¿Qué había ocurrido para estar en el suelo y con ese dolor de cabeza?
A lo lejos vio una figura, no lograba distinguirla en la oscuridad de la noche. Esa figura avanzaba hacia él. Se preparó para atacar en cualquier momento.
- ¿Gai? - esa voz le era conocida. - Tranquilo, soy yo.
- Asuma. - dijo Gai. - ¿Tienes idea de dónde estamos?
Negó con la cabeza.
- No recuerdo absolutamente nada. - miró a su alrededor. - ¿Dónde están Sasori y Deidara?
Gai miró por todas partes, pero le era algo difícil ver algo en la oscuridad. Notó un extraño olor al acercarse un poco a un árbol.
- Asuma, ¿lo hueles? - le preguntó serio.
- Sí. Huele a...
- Sangre. - terminó Gai. - Enciende una hoguera. Este lugar me da repelús.
Pasados unos minutos estaban ambos sentados en el suelo calentándose ante una hoguera. Estaban intranquilos en aquel bosque que daba demasiado miedo, esa oscuridad no los dejaba muy tranquilos.
Asuma se levantó, cogió un leño e iluminó todo a su alrededor. De pronto se detuvo.
- ¡Gai! Ven a ver esto. - le gritó a su compañero que se levantó y caminó hasta él.
Al llegar no esperó ver lo que vio. Un enorme reptil estaba en el suelo inmóvil, al parecer muerto, en un enorme charco de sangre. Tenía la cara quemada y las fauces abiertas en una enorme mueca, que bajo esa luz, daba un aspecto terrorífico.
- ¿Qué diablos es esto? - preguntó Gai.
- No lo sé, pero yo no estoy tranquilo con él tras de mi. - contestó Asuma.
- Larguémonos cuanto antes, volvamos al castillo. - le aconsejó Gai. Asuma asintió y se alejaron de la enorme bestia.
- Al menos ya sabemos de dónde provenía el olor a sangre.
- No creo que fuera solo de ese bicho. - musitó Asuma. Gai lo miró sin comprenderle. El otro señaló con el dedo.
En el suelo estaba Sasori en un charco de sangre seca, con un montón de bichos a su alrededor. Tenía un enorme agujero en el pecho y las tripas esparcidas por todas partes.
- ¿Crees qué ha sido ese bicho? - preguntó Gai.
- Tiene toda la pinta, pero, ¿por qué nosotros estamos intacto?
- La pregunta es por qué no recordamos nada. - Asuma lo miró con una mueca en el rostro.
- Sera mejor que no marchemos de aquí, hay que comunicarle al Rey lo ocurrido.
----------------------------------------------------------------
Los rayos del sol se colaron por la ventana del pequeño cubículo, acariciando la pálida piel de una joven de cabellos rosas. Estaba dormida sobre el cuerpo de un chico rubio que tenía todo el pecho vendado y que respiraba tranquilo.
Abrió los ojos lentamente, unos de un color verde que brillaban con la cálida luz del sol. Se incorporó y se frotó los ojos soñolienta. Miró al rubio que respiraba tranquilo y tocó su frente. La fiebre había remitido del todo, ahora tenía su temperatura de siempre. Sakura sonrió feliz. La bayas habían funcionado a la perfección. Había pasado dos días dándole aquellos frutos y agua. Estaba agotada, pues no se había separado de él ni un instante.
El rubio se movió un poco. La pelirrosa dio un respingo y lo observó con curiosidad. Quizá estuviera a punto de despertar. Le cogió la mano y se la apretó con fuerza, pero Naruto no hizo nada y continuó durmiendo. La pelirrosa suspiró. Había sido una falsa alarma.
Se levantó de la banqueta y se sentó en el catre junto al rubio. No le soltó la mano en ningún momento y con la otra le apartó el flequillo de la cara. Recorrió su mejilla con el dedo pasándolo por sus marcas. "¿Cómo se las habrá hecho?" pensó. Podía notar su barba algo visible a pesar de ser tan rubia que apenas se notaba normalmente.
De pronto le sonaron las tripas. Era hora de desayunar algo. Soltó la mano del rubio y se levantó del catre para salir del cubículo.
Salió de la cabaña y caminó hasta un árbol cercano, estiró un brazo y arrancó una manzana roja. La limpió sobre su ropa y la mordió. Deliciosa.
Decidió sentarse en el tronco mientras se la comía. Llevaba dos días cuidando de Naruto y lo echaba de menos. Era raro no tenerlo todo el día tras ella, preocupándose, enseñándole todo tipo de cosas, echaba de menos que él le dedicara esa cálida sonrisa que parecía ser solo y únicamente para ella; mirar las estrellas juntos, hablando hasta altas horas de la noche y luego yendo a dormir con un susurrante buenas noches. Pero sin duda, lo que más añoraba era esa forma de llamarla que él tenía para ella: Cerezo.
Habían sido solo dos días, pero se le habían hecho eternos. Dos días que habían sido un tormento, creyó que Naruto moriría sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo. Por suerte, estaban esas bayas y la fiebre logró remitir.
Miró al cielo. Azul, como los ojos de Naruto. Deseaba volver a verlos cuanto antes. Suspiró. ¿Qué le pasaba? Era solo preocupación por el rubio, solo eso. ¿O es que sentía algo más por él que amistad? Siempre había querido enamorarse, toda su vida había peleado con sus padres por esa misma razón. Y ahora... ¿se estaba enamorando de Naruto? Sonrió para sí. El corazón le iba rápido al pensar en él. Quizá si que se estaba enamorando de él. Se tocó el pecho y una sensación de calidez la inundó.
Tiró el hueso de la manzana, se levantó del tronco y entró en la cabaña. La cruzó en tres pasos y corrió la cortina.
Se llevó una sorpresa al ver a Naruto levantándose del catre. Sus miradas se encontraron. Los ojos de Sakura se llenaron de lágrimas y corrió hacia el rubio abrazándolo por el cuello.
- Cerezo... - musitó.
- Dilo, dilo otra vez. - pidió entre sollozos. - Gracias al cielo, estás bien.
Naruto la agarró por la cintura alzándola un poco. Ella hundió la cabeza en su hombro desnudo. No supieron cuanto tiempo estuvieron abrazados, pero pareció ser una eternidad que no debía acabar.
- ¿Me has cuidado todos estos días? - le preguntó con un susurro al oído.
- No podía dejar que te pasara nada, eres todo lo que tengo ahora, tonto. - se separó un poco y lo miró a los ojos. Él sonrió y le secó las lágrimas con una de sus manos.
Sakura cerró los ojos ante su caricia. Ahora estaba feliz, Naruto estaba perfectamente. La estaba abrazando y secando las lágrimas, volvía a ser Cerezo y tenía aquella cálida sonrisa de nuevo junto a ella.
Bueno, espero que os haya gustado. Y no os preocupéis por el pelo de Sakura. En el próximo capítulo, veremos lo que ocurrirá con ese cambio de look de nuestra pelirrosa.
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