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Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Sabia que el asesino tendria que aparecer en algun momento y al parecer no sabe lo del Narusaku sino estaria peor de lo que esta ahorita por saber que ademas de rechazar su oferta, Sakura esta con los Temuri, pero que miedo, estara en la fiesta del sabado, sera que al fin conoceremos su identidad?
Naruto esta igual de enamorado por Sakura, pero los miedos al igual que ella, los esta limitando, haber de que manera arreglan la situacion.
Conti!
Naruto esta igual de enamorado por Sakura, pero los miedos al igual que ella, los esta limitando, haber de que manera arreglan la situacion.
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hikari uzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
obsesivo al ataque (estoy hablando de naruto) xDD la verdad es que ya se volvio completamente loco por ella..
bueno y hablando del obsesivo malo. la verdad no se que pueda hacer. pero tengo la sospecha de que se llama sasuke no se por que (sera por que en el manga se obsesiona con cada cosa que alguien le dice?) xD
estoy muy bueno, espero la conti pronto. suerte y cuidate
bueno y hablando del obsesivo malo. la verdad no se que pueda hacer. pero tengo la sospecha de que se llama sasuke no se por que (sera por que en el manga se obsesiona con cada cosa que alguien le dice?) xD
estoy muy bueno, espero la conti pronto. suerte y cuidate
gonmax- Sannin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Naguara de enfermo obseso el que tenemos por ahí... ha estado bastante bueno el capítulo, Naruto por fin se da cuenta de cuanto quiere y necesita a Sakura y lo mejor de todo, quiere arreglarlo... Actualiza pronto!
Matta Ne!
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Estan muy buenos los dos capítulos que no me habia visto, me parece logico que Sakura este trabajando para una familia rica (si estudio para ello...) así que Naruto no tiene derecho de imponerle nada no tiene una relación seria con ella... Por otro lado ya la curiosidad me invade al saber quien es el obsesionado por sakura y a la vez asesino de Sarutobi. Pronto se vera en el siguiente capítulo.
SALAMANDRAHANSUKO- Aprendiz
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
CAPÍTULO 20
El camino que llevaba a la casa estaba lleno de coches, y todas las luces del enorme caserón parecían estar encendidas. Los invitados se arracimaban por todas las habitaciones,en el patio, alrededor de la piscina. Mei contaba con un servicio de catering favorito, de modo que Sakura lo había dispuesto todo con la dueña, una mujer delgada entrada ya en los sesenta, llamada Tenten que manejaba con gran aplomo la locura que tenía lugar entre bastidores. Los camareros circulaban entre los invitados con bandejas de bebidas y horsd´oeuvres. Se había colocado un enorme buffet junto a la piscina que resoplaba bajo el peso de la comida. Se habían instalado dos barras, una en la piscina y otra en el interior de la casa.
Como era de esperar, se producían pequeños accidentes, propios de una fiesta desemejante envergadura. Sakura se movía discretamente, intentando localizar los accidentes tan pronto ocurrían para que el servicio los limpiara de inmediato. La verdadera limpieza tendría que esperar hasta el lunes por la mañana. Sakura ya había contratado a un equipo de limpieza para ese día que se encargaría de lo más pesado, pero la comida y los líquidos debían limpiarse al acto antes de que alguien resbalara y se cayera.
Tenten se aseguraba de que hubiera bandejas y copas en abundancia, pero Sakura debía supervisar una mirada de otros detalles, como que no faltaran ceniceros para los fumadores, que de todos modos no eran demasiados y salían a fumar fuera, a pesar del alegre “Oh, caramba, adelante, fumen cuanto quieran, no me molesta en absoluto” de Mei. Había que vaciar los ceniceros, limpiarlos y volver a sacarlos para su uso. Había que supervisar que las toallas con el monograma de los Terumí fueran repuestas en los cuartos de baño, vigilar los efectos personales de los anfitriones, interrumpir una reyerta de una señora bebida y su potencial amante, que por otro lado no estaba tan borracho como ella,antes de que adquiriera proporciones embarazosas, encontrar llaves de coche perdidas... y cuando, inevitablemente, una mujer avanzó tambaleándose sobre sus tacones y cayó a la piscina, Sakura se aseguró de que no había sufrido daño alguno y la ayudó a secarse, además de proporcionarle maquillaje, un secador y ropa nueva si deseaba recomponerse y volver a la fiesta. Afortunadamente, la señora era muy amable, usaba una talla común y lo estaba pasado demasiado bien como para abandonar la fiesta.
Mei estaba por todas partes, charlando y riéndose. Era una de esas anfitrionas que disfrutan con las fiestas, y su deleite era contagioso. En un momento determinado estaba de pie entre un grupo de hombres (de hecho, flirteaba con ellos) cuando vio a Sakura y le indico que se acercara. Suspirando por dentro, porque tenía la sensación de que la iban a exhibir,Sakura adoptó su expresión profesional y templada y se acercó al grupo.
—Sakura, acabo de enterarme de que estos dos caballeros también intentaron emplearte después del terrible suceso acontecido al juez Sarutobi—dijo Mei —.Kabuto Yakushi, Sasuke Uchiha, esta es Sakura Haruno, especialista en organización doméstica.
— ¿Cómo está?—saludó con una leve reverencia. Evitó darle la mano, pues esto solía ser una prerrogativa femenina, no de mayordomo. Si alguien le daba la mano aceptaba el saludo, pero ella nunca tomaba la iniciativa.
Sasuke Uchiha era un hombre alto y delgado con algo de musculo, de pelo negro, ojos frios y negros, con una sonrisa segura. Sin embargo Kabuto Yakushi, un hombre canoso de rasgos afilados y ojos fríos, la miro con ceñuda especulación, como si se estuviera preguntando si Ao Terumí visitaba de noche el pequeño bungalow. Sakura reconoció ambos nombres. Sasuke Uchiha era el hombre que le había enviado dos cartas ofreciéndole trabajo. La oferta de Kabuto Yakushihabía sido tan alta que Sakura no había podido evitar preguntarse cuáles eran exactamente las tareas que él esperaba que ella tomara bajo su responsabilidad, además de llevar la casa. Probablemente había creído que su oferta gozaría de un derecho preferente. En vez de eso, la había puesto en guardia.
—Encantada de conocerla—dijo el señor Uchiha con una voz suave y segura como su sonrisa. Volvió a sonrojarse y se miró los pies.
—Yo que tú, Mei, no perdería de vista a Ao—dijo Kabuto Yakushicon un tono de voz aun poco demasiado alto—. Con una mujer así cerca, a un hombre pueden ocurrírsele algunas ideas.
Implicaba con ello que ella no le haría ningún asco a esas ideas, pensó Sakura,disimulando su mal genio. No debía permitirse responder, pero cuando Mei pareció sobresaltada y dio la sensación de que se había quedado sin habla, Sakura murmuró:
—A un caballero seguro que no.
Sakuira podía verbalizar algunas implicaciones de cosecha propia.
El señor Yakushi se sonrojó y sus ojos fríos se clavaron en ella. Mei se recuperó lo bastante para darle una palmada en el brazo.
—Kabuto, si vas a ser desagradable, mejor será que te retires a algún rincón para que no puedas molestar a los demás invitados. No te he presentado a Sakura para que la insultaras,además de habernos insultado a Ao y a mí—concluyó, logrando mantener el tono de voz lo suficientemente firme para que él supiera que hablaba en serio sin llegar a ser desagradable.
—Sólo bromeaba—murmuró el señor Yakushi, refugiándose en la clásica respuesta pasivoagresiva.
—Estoy segura—dijo Mei, esta vez dándole unos golpecitos en el brazo—. Ven,vamos a buscar a tu esposa. Tengo que decirle una cosa.
Mei se llevó con ella al señor Yakushi en busca de su esposa. Cuando vio que se alejaban, Sakura tuvo que reprimir una sonrisa. El señor Yakushi creía que todo iba bien y se iba engañado. Mei iba a dejarle bajo la custodia de su esposa.
—Lo siento—dijo el señor Uchiha—. Kabuto puede ser muy crudo cuando ha bebido demasiado.
—No ha pasado nada—dijo Sakura, mintiendo sin el menor remordimiento—. Ha sido un placer conocerle, señor Uchiha. Recuerdo sus cartas. Su oferta fue muy amable.
—Gracias—respondió el, sonriendo—. No estaba seguro si debía...quiero decir que no sabía cómo ponerme en contacto con usted, Espero no haberla molestado.
¿Molestarle una oferta de trabajo?
—Me sentí halagada—respondió Sakura, mirándo a su alrededor—. Le ruego que me excuse, señor Uchiha, pero tengo que atender ciertas obligaciones.
—Lo entiendo. Ha sido un placer conocerla, señorita Haruno.
Sakura se alegró de poder escapar y regresar a territorio más conocido. Sin embargo, se aseguró de mantenerse alejada de Kabuto Yakushi.
Era hermosa. Se había preguntado cómo iría vestida, sí llevaría pantalones, quizá una versión femenina de un esmoquin, aunque la fiesta de los Terumí no era un acontecimiento formal. La elección de Sakura era subestimada y de una severa elegancia: una falda larga,estrecha y negra, fina que no ajustada, combinada con una camisa entallada blanca y una chaqueta corta, negra y ajustada. En conjunto, tenía un aspecto bastante militar, aunque sin botones dorados ni galones. Llevaba su gruesa mata de pelo rosa recogida en un moño pulcro, y lucía dos pequeños aros de oro en las orejas. No llevaba el colgante.
En un primer momento se había sentido insultado, hasta que se dio cuenta de que estaría fuera de lugar para las funciones que Sakura estaba empeñando. ¿Cómo le había llamado la señora Terumí? Ah, sí, especialista de la organización doméstica. No iba a llevar diamantes y rubíes ejerciendo esas funciones. El colgante quedaba para cuando estuvieran asolas.
Aunque quizá hubiera sido un poco tacaño con el colgante. Cuando lo comparaba con el monstruoso anillo de diamantes que llevaba Mei Terumí, el colgante resultaba insignificante. No tenía la costumbre de comprar joyas, de modo que podía haber errado en su elección. Qué humillante pensar que quizá Sakura no llevaba el colgante, no porque resultara inapropiado, sino porque era miserable.
No, ella nunca pensaría algo así. Era toda una dama. Bastaba con ver como se había enfrentado a aquel patán, Kabuto Yakushi. Ni siquiera un simple pestañeo había dejado ver lo que pensaba, dando sólo esa respuesta murmurada sobre “un caballero”, cosa que obviamente,Yakushi no era. Se había muy sentido orgulloso de ella.
La había observado toda la noche. Era discreta, muy discreta, y prestaba una tremenda atención a todos los detalles. Cualquier imprevisto, por muy pequeño que fuera, era solucionado inmediatamente y con el mínimo alboroto y turbación. La dedicación de Sakura a su trabajo era alentadora en esos tiempos en los que los dependientes actuaban como si atender a los clientes fuera una imposición.
¿Llegaría Mei Terumía apreciar el honor que Sakura le hacía estando allí?Naturalmente que no. Mei no tenía la menor idea de la joya que tenía, o del poco tiempo que iba a tenerla.
La situación resultaba aún más intolerable de los que él había imaginado. Su Sakura no debería estar expuesta a comentarios groseros como Kabuto Yakushi. Cuando estuviera en su casa, la protegería de ellos. La protegería del mundo. Las cosas estaban ya casi a punto para su propia satisfacción. Unos cuantos preparativos más y entonces llegaría el momento de llevarse a Sakura a casa.
La fiesta terminó hacia la una y media, mucho más temprano de lo que habría cabido esperar. Se trataba de gente de negocios, pilares de la comunidad, y la mayoría de ellos iban regularmente a la iglesia. No podían dormir hasta muy tarde si querían ir a misa a la mañana siguiente.
Mei parecía estar tan fresca como cuando la fiesta había dado comienzo. Sus ojos verdes.
—Bueno, ¡ha sido un éxito!—declaró, echando una mirada al desastre en que había quedado convertido su inmenso salón.
En realidad no había ningún destrozo, aunque era cierto que nada parecía estar en el lugar correcto.
—Nadie había vomitado, nadie le ha prendido fuego a nada y no ha habido ninguna pelea. ¡No está mal, aunque sea yo quien lo diga!
Ao miró a su esposa con afectuosa aunque fatigada indulgencia. Era un hombre corpulento de pelo azulado en el que asomaban algunas canas y una colección de arrugas que la risa le había marcado en el rostro.
—Puedes seguir diciéndolo mientras subimos las escaleras—dijo, tendiendo los brazos y fingiendo que la conducía en dirección a las escaleras—. Estoy agotado. Vamos a la cama.
—Pero todavía queda...
—Nada de lo que Tenten no pueda ocuparse—dijo Sakura sonriendo—. Lo cerraré todo y activaré la alarma cuando me vaya.
Mei odiaba irse a la cama cuando todavía quedaba alguien despierto. Temía perderse algo, incluso si ese algo era limpiar y cargar con una multitud de platos y copas.
— Pero...
—Pero, pero, pero...—dijo Ao, que había dejado de fingir que se la llevaba para hacerlo realmente, apremiándola con el cuerpo y empujándola gradualmente hacia las escaleras—. Da igual lo que pienses. No hay nada que no pueda esperar a mañana.
Mei retrocedió hacia las escaleras, pero sin dejar de mirar por encima de él como una niña a la que se estuvieran llevando del patio de juegos. Cuando por fin Ao logró que empezara a subir las escaleras, Sakura les despidió con la mano y se reunió con Tenten y con su equipo en la cocina.
Todo estaba bajo control, porque Tenten había tenido a alguien lavando platos desde el principio. Los platos sucios se lavaban a medida que entraban en la cocina. De ese modo siempre había platos limpios, y cuando la velada terminó no hubo una avalancha de platos sucios que lavar antes de meterlos en cajas y devolverlos a la tienda. Así pues, la última entrega de platos y copas sucios ya estaba limpia, y el servicio se dedicaba de lleno a embalar los calientaplatos y de doblar una montaña de manteles.
Después de asegurarse de que todo iba viento en popa en la cocina, Sakura dio una vuelta por la casa, recolocando una planta aquí, recogiendo una cuchara que había quedado olvidada en el suelo, retirando toallas y, uy, una prenda de ropa interior. O bien alguien había sido muy olvidadizo, o bien una cita había tenido lugar en el cuarto de baño.
Tiró la prenda de ropa interior, vació las papeleras, roció con ambientador las habitaciones y puso en orden cojines y sillas.
Tenten apareció para informar de que el equipo de catering ya había metido todo en las camionetas y de que se iban. Después de despedirles, Sakura volvió a dar una vuelta por la casa, comprobando que todas las puertas y las ventanas estuvieran bien cerradas. Finalmente, poco después de las tres, activó la alarma,salió al patio, cerró la puerta de entrada tras ella y, bordeando la piscina, bajó por el corto sendero hasta su pequeño bungalow.
Estaba muy cansada y le dolía todo el cuerpo, pero estaba totalmente despierta. Se dio una ducha para refrescarse. Normalmente una ducha templada la relajaba, pero esa noche se sintió incluso más despejada que antes. Estuvo a punto de sentarse a leer, pero Naruto le había dicho que fuera a su casa por muy tarde que terminara la fiesta. Oficialmente, estaba fuera de servicio antes del martes: recién duchada, totalmente despierta, y a sólo unos kilómetros de distancia de un hombre desnudo por el que había perdido el juicio.
—Decisiones, decisiones—se dijo. Por supuesto. Ni que tuviera la menor duda.
Descolgó el teléfono. Tenía una copia de la llave de Naruto, pero sólo un loco entraría sin anunciarse en casa de un hombre dormido que guardaba una pistola cargada en la mesita de noche.
—Naruto.
Sabía que le había despertado, pero su voz era clara y serena. Como los detectives estaban esencialmente de guardia veinticuatro horas al día, ya estaba acostumbrado a recibir llamadas en plena noche.
—La fiesta ha terminado. Voy para allá.
—Estaré esperándote.
No dejó de canturrear mientras cogía rápidamente la pequeña bolsa que ya tenía preparada y en la que había metido un par de prendas, el maquillaje y útiles de aseo, y un par de libros. En realidad, con Naruto no tenía mucho tiempo para leer, pero podía ocurrir. Cerró con llave el bungalow, metió sus cosas en el Trailblazer, y veinte minutos más tarde entraba por el camino que llevaba a la casa de Naruto. La luz de la cocina estaba encendida.Casi subió bailando los escalones que llevaban a la puerta trasera, que se abrió antes de que ella llegara. Allí estaba Naruto, perfilado contra la luz, alto y ancho de hombros, y llevando sólo sus provocativos boxers, que se había puesto sólo porque sabía que iba a abrirla puerta.
—Angaua, angaua—dijo Sakura con tono gruñón. Luego dejó el bolso y la bolsa de viaje y se echó en brazos de él. Naruto la agarró, levantándola de modo que ella pudiera rodearle la cintura con las piernas y ambos se hundieron en un beso voraz, largo y profundo.
Cuando por fin salieron a la superficie, Naruto le lamió el labio inferior de esa forma que tenía de saborearla.
—No has planeado esto bien—dijo, mordisqueándole la boca.
— ¿No?—respondió Sakura, echándose un poco hacia atrás y mirándole ceñuda—.¿Qué he hecho mal?
—Para empezar, te has puesto vaqueros—dijo Naruto. Volvió a besarla mientras metía sus bolsas en la casa con el pie y cerraba la puerta. Luego se peleó con el pestillo. — Si lo hubieras pensado bien, te habrías puesto una falda y no llevarías bragas.
—Suena fresco—respondió ella, pidiéndole otro beso.
Agarrándola de las caderas, Naruto la apretó contra su tremenda erección mientras la llevaba por el vestíbulo hacia la habitación.
—Pero si lo hubieras hecho—susurró— ya estaría dentro de ti.
—Tienes razón. He sido increíblemente estúpida—se retorció Sakura, frotándose contra él arriba y abajo y conteniendo el aliento cuando aquella conocida oleada de calor empezó a recorrerla por entero.
—Puedes compensarme.
La tiró sobre la cama y le desabrochó los vaqueros. Luego empezó a quitárselos.
— ¿En serio? ¿Alguna idea?
—Muchas.
— ¿Son legales en este estado?
—No.
—Me dejas perpleja—dijo—. Perpleja. Has jurado hacer respetar la ley.
—Siempre puedes arrestar a un ciudadano después.
Naruto le quitó la camiseta por encima de la cabeza y la tiró a un lado. Como Sakura no llevaba sujetador, había quedado completamente desnuda. Cuando llegaba el momento de quitar la ropa Naruto registraba verdaderos récords mundiales de velocidad.
—Arrestar a un ciudadano—musitó Sakura—. ¿Significa eso que podré ponerte las esposas?
—¿Quieres decir con eso que también te va el rollo duro?
Naruto se bajó los boxers y salió de ellos, la atrajo hasta el borde de la cama y le puso las manos tras los muslos, abriéndolos y empujándolos hacia arriba. Sakura contuvo el aliento en cuanto él entró en contacto con ella y empezó a introducirle su enorme prepucio, traspasándola tersura de su abertura. Estaba ya dentro, inclinándose sobre ella mientras empujaba despacio, cada vez más adentro, y Sakura empezó a respirar de nuevo. Arqueó las caderas,acogiéndole hasta el fondo.
La luz del vestíbulo se había quedado encendida, perfilando la silueta de Naruto encima de ella. Sus anchos hombros bloqueaban la luz, se quedaron en silencio, concentrados en el ritmo y en las sensaciones, el calor y la humedad, la plenitud que Sakura sentía, la estrechez que él encontraba en ella. Naruto se humedeció el pulgar y le frotó suavemente con él el clítoris. Ella respondió levantando el cuerpo contra él, dibujando un arco tenso. Sakura jadeó,agarrándose a él, deseando sentir encima el peso de su cuerpo. Naruto le dio lo que pedía, se estiró encima de Sakura y la aplastó contra el colchón con la fuerza de sus embestidas,mientras con las manos bajo sus caderas la apretaba aún con más fuerza a él. Sakura llegó al clímax, arqueándose debajo de él y clavándoles los talones en la parte anterior de los muslos mientras le hundía las uñas en los hombros. La primera vez siempre era muy rápido, rápido y fuerte, salvaje en toda su intensidad. Naruto alcanzó el orgasmo justo después de ella, y mientras estaban estirados juntos tras el clímax, Sakura empezó a sentir que se quedaba dormida. Tanta era la felicidad que cayó a un nivel de sueño molecular. Era ahí donde estaba su sitio, allí con él. El “donde” no importaba. Podía ser cualquier lugar, siempre que estuviera con Naruto.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
mmmm sasuke se ve muy raro como un obsesionado por sakura a ver como lo desenvuelves en ese papel y me dejas con la intriga de cual sera el plan que el tiene para sakura nada bueno ha de ser por ultimo me encatnto que sakura reconociera que ella necesita a naruto tanto como el a ella
aduzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Que lindo que el par de tórtolos estén aceptando que son el uno para el otro, Sasuke psicópata xD le queda el papel, sobre todo con es cara de maniaco.que pone a veces... Espero que actualices pronto
Matta Ne!
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LimaAxG- Admin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Lo sabia! Sasuke es el asesino acosador de Sakura, todavia se atreve a aparentar desencia (aunque asi son los del tipo como el) y a pensar en todo un futuro, planes, etc, con ella, y donde queda lo que quiera Sakura?!!
Porque Sakura quiere ama a Naruto y viceversa, ademas se pertenecen
Me encanto la parte final donde se ve como ambos se necesitan.
Haber como lo toma Sasuke cuando se entere de esta relacion.
Conti!
Porque Sakura quiere ama a Naruto y viceversa, ademas se pertenecen
Me encanto la parte final donde se ve como ambos se necesitan.
Haber como lo toma Sasuke cuando se entere de esta relacion.
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hikari uzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
buen capitulo. hasta que por fin aparecio el desquisiado xD
que sexopatas son por dios! no tardaron ni 3 minutos en empezar a hacerlo.. degenerados esas cosas no se hacen(?
me gusto mucho. espero la conti pronto. suerte y cuidate
que sexopatas son por dios! no tardaron ni 3 minutos en empezar a hacerlo.. degenerados esas cosas no se hacen(?
me gusto mucho. espero la conti pronto. suerte y cuidate
gonmax- Sannin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
CAPÍTULO 21
A las diez, el olor a café recién hecho despertó a Sakura. Se dio la vuelta sobre la cama, estirándose y bostezando. Desde que se había instalado en el bungalow no dormía demasiado bien, pero en casa de Naruto siempre dormía como un tronco... es decir, las pocas horas que dormía.
Había echado de menos a Naruto, tanto mental como físicamente. No era sólo el sexo,aunque con él no podía hablarse de «sólo» sexo. Era demasiado fuerte y excitante. Pero más que eso, Sakura echaba de menos su presencia física a su lado en la cama, el calor, su peso y el confort. Casi siempre dormía con la cabeza apoyada en su hombro, o pegada a su espalda.Si Sakura no le tocaba, entonces era él quien la tocaba a ella. Se trataba de una señal inconsciente, incluso durante el sueño, de que no estaban solos.
Naruto entró en el dormitorio. Sólo llevaba puestos unos vaqueros y traía una taza decafé. Sakura se sentó sobre la cama y se apartó el pelo de la cara.
—Si eso es para mí, seré tu esclava sexual para siempre.
—Es para ti, así que supongo que debemos hablar de las condiciones de tus ervidumbre.
Naruto le dio la taza y ella le dio un sorbo, entre cerrando los ojos, al degustar el delicioso sabor del café. El colchón se hundió cuando Narutose sentó junto a ella.Sakura tomó otro sorbo.
—Para empezar, te diré que no acepto reducción de condena por buena conducta.
—Ya lo creo que no —admitió Naruto, acariciándole el brazo.—Nada de libertad condicional, aunque supongo que podrías gozar de... derechos especiales por tener contento al guardián.
—En más de un aspecto —murmuró ella, frotando con el dedo la hinchazón de sus vaqueros—. ¿Cuándo empiezo?
En las comisuras de los labios de Naruto empezaba a dibujarse una sonrisa provocada por el descaro de Sakura.
—Creo que ya lo has hecho. Y si no paras y sacas el culo de la cama, se te va a enfriar el desayuno.
—¿Ya has hecho el desayuno? Genial, estoy muerta de hambre —dijo Sakura.
Aparentando al instante la pose de gatita en celo, mantuvo la taza en equilibrio mientras salía del nido de mantas en dirección al cuarto de baño—¿Qué me has preparado?
—Cereales.
—¡Cretino! ¡Los cereales no pueden enfriarse porque están fríos! —le gritó. Oyó a Naruto reírse por lo bajo de camino a la cocina.
La imagen que vio reflejada en el espejo del baño no era la de una mujer que hubiera estado trabajando casi toda la noche y a la que todavía le quedaran por cumplir parte de las ocho horas de sueño recomendadas. Tenía el pelo revuelto, los párpados un poco hinchados,pero parecía descansada... y radiante. El sexo con Naruto podía hacer eso por una mujer,pensó sonriendo mientras se cepillaba el pelo.
Naruto le había llevado el bolso y la pequeña bolsa de viaje. Se lavó la cara, se cepilló los dientes y se vistió. Vestida como él, descalza y con vaqueros, Sakura y su taza de café fueron a la cocina.
El desayuno consistía en cereales, pero Naruto también había cortado algunos melocotones frescos y había puesto junto al cuenco una taza con su yogur de vainilla favorito. Se había preparado lo mismo para él, pero había doblado las cantidades.
—Mmmm —dijo Sakura al sentarse—. Pero es muy tarde, no deberías haberme esperado, ya podrías haber comido. Debes de estar incluso más hambriento que yo.
—Me he comido un bagel a eso de las ocho.
—¿A qué hora te has levantado?
—Casi a las siete, Salí a correr, me comí un bagel, he leído el periódico y luego he estado un buen rato mano sobre mano.
—Pobrecito—dijo Sakura, cogiendo la cuchara y hundiéndola en los cereales—. ¿Quémás has hecho?
—Todavía dormías, así que he disfrutado de tu cuerpo inconsciente...
—Venga ya.
—En serio.
—Vale, así que te has dormido y estabas soñando. ¿A qué hora te has despertado?
—A las nueve y media —contestó, metiéndose un trozo de jugoso melocotón en laboca—. Estaba cansado. Alguien me interrumpió el sueño anoche.
—¿Cómo te encuentras ahora?
—Con ganas.
—Bien, porque yo estoy de maravilla.
Sakura dejó de comer y se desperezó, levantando los brazos por encima de la cabeza, La mirada de Naruto siguió el movimiento de sus pechos.
—En cuanto digiera un poco el desayuno, creo que yo también saldré a correr. ¿Te apetece volver a hacer un poco de ejercicio?
—Me apetecen varias cosas. Creo que puedo hacerle sitio a otra carrera.
Sakura le dedicó una mirada apreciativa mientras terminaban de desayunar. Naruto le había dicho que se había puesto a entrenar de firme cuando él y su mujer se habían separado. El ejercicio físico era un gran paliativo antiestrés. Antes de eso ya estaba en forma,pero no como ahora. Tenía los abdominales y los pectorales como rocas. Era un hombre corpulento, pero no había ganado demasiado volumen, sólo había fortalecido los músculos,definiéndolos. Tocarle era una maravilla para el tacto: una piel suave y tibia sobre unos músculos tan duros que casi carecían de elasticidad.
Naruto se levantó para llevar los platos al fregadero. Sakura apoyó el mentón sobre sumano para mirarle, con los ojos entrecerrados y una diminuta sonrisa en los labios.
—Tu ex mujer tiene que ser la mayor idiota que haya sobre la capa de la tierra.
Naruto la miró sobresaltado, luego se encogió de hombros.
—Más bien una idiota vengativa y traidora. ¿Qué te ha hecho pensar en ella?
—Tú. Eres ordenado, doméstico, inteligente...
—No pares —dijo él.
—Guapo, con sentido del humor, sexy...
—y soy tuyo.
Sakura se detuvo. De pronto el estómago le dio un vuelco.
—¿Sí? —susurró.
Naruto metió la leche en la nevera y le sonrió forzadamente.
—Oh, sí.
Sakura contuvo la respiración.
—Vaya.
—Lo mismo siento yo —dijo él, volviendo a llenar de café las dos tazas y sentándose—Eso es de lo que tenemos que hablar. Quiero más de lo que tenemos ahora. Si tú piensas igual, tenemos que pensar cómo resolverlo.
Sakura asintió.
—Sakura. Quiero oírtelo decir.
—Quiero más —dijo con dificultad. No podía creer que estuviera ocurriendo, tan rápido y en la mesa del desayuno un domingo por la mañana.
—Vale. Tu empleo, por ahora, requiere que vivas donde trabajas. En este momento, mi horario es más extenso de lo habitual. Si lo único que tenemos son los fines de semana,tendremos que amoldamos a eso, pero... ¿hasta qué hora de la noche trabajas?
—Hasta que ellos se acuestan o hasta que me dicen que ya no me necesitan esa noche. Hasta ahora, normalmente me dicen que puedo retirarme justo después de cenar. Creo que les gusta pasar las noches solos, a menos que tengan invitados.
—¿Te está permitido tener visitas? Dios, suena como si estuviéramos en la Inglaterra victoriana.
Sakura se echó a reír.
—Claro que puedo tener visitas en mi tiempo libre. Pero no me sentiría cómoda si te quedaras a dormir allí conmigo.
Naruto descartó esa posibilidad con un ademán.
—El sexo es secundario. Bueno, casi secundario. Lo importante es que necesitamos vernos más de lo que nos hemos visto desde que has empezado a trabajar allí. No verte me está volviendo loco. Ocupémonos de esto ahora mismo y ya solucionaremos más adelante lo de tu vuelta al mundo. De algún modo. No te pediré que te olvides de eso porque sé que es algo que realmente quieres hacer. Pero no voy a parar de quejarme.
Sakura deseaba realmente disfrutar de ese año viajando, pero también deseaba a Naruto con la misma intensidad.
—Soy una mujer razonable —dijo—. Sé cómo organizar mis compromisos.
Siempre se había mantenido íntegra y libre porque nunca había conocido a nadie que fuera lo suficientemente importante para ella como para interferir en sus planes. Naruto sí lo era. Viajaría, sí, pero ¿un año lejos de él? Ni hablar. No tenía el menor deseo de hacer eso. Naruto se aclaró la garganta.
—Nosotros... mmm... probablemente nos casemos.
—¿Tú crees? —preguntó Sakura y se echó a reír. No pudo evitarlo. Si aquel hombre conseguía llegar a ser aún menos romántico, podría apostar a que la gente encargada del día de san Valentín ofrecería una recompensa por su captura.
Naruto la cogió y tiró de ella, sentándola sobre sus rodillas.
—¿Eso es un sí o un no?
—No has hecho ninguna pregunta. Has manifestado una probabilidad.
—Bueno. ¿Estás de acuerdo con la probabilidad?
Quizá nunca llegara a oír la pregunta, pensó Sakura, divertida. Tendría que intentarpersuadirle. Estaba decidida a casarse sólo una vez en la vida, así que quería oír la pregunta.
—Estoy de acuerdo con la probabilidad —respondió con una serena sonrisa, besándole después en la mejilla—. Cuando pienses en términos más definitivos, volveremos a hablar de ello.
Naruto soltó un gruñido y dejó caer la cabeza sobre el hombro de Sakura.
—Vas a ponerme entre la espada y la pared ¿verdad?
—Por supuesto, cariño. Para eso estamos las mujeres.
No sabía dónde estaba Sakura. Cuando, el domingo por la mañana, había ido a ver si estaba, no había visto el 4x4, y desde entonces no había vuelto a casa de los Terumí. Durante la fiesta, había conseguido con sus preguntas casuales sacarle a Mei que normalmente Sakura tenía los fines de semana libres, pero si daban alguna fiesta durante el finde semana, se tomaba otro día libre. En ese caso, dada la hora a la que terminó la fiesta,Sakura no volvería a trabajar hasta el martes por la mañana.
Pensando que quizá Sakura se fuera a algún sitio, se levantó temprano y se dejó llevarpor su propia monstruosidad. Ya se había cerciorado y sabía que el lugar donde ella aparcabase veía desde la calle. De hecho sólo se veía la parte de atrás del vehículo, pero bastaba parasaber que era el suyo. Pero debía de haberse levantado muy temprano, porque cuando pasó por delante de la casa poco después del amanecer, Sakura ya se había ido.
¿Tendría familia en la zona? Se maldijo por no haberlo preguntado. Naturalmente, su familia no tenía por qué estar en la zona. Sakura podía haber tomado un avión para ir a verlesy tomar el primer vuelo de la mañana para estar de regreso a tiempo.Durante un breve instante le asaltó la desagradable idea de que quizá tuviera novio, aunque, no, Sakura tenía demasiada clase para pasar el fin de semana con algún patán de la zona. Las veces que la había seguido, ella había ido de compras y había hecho recados, pero nunca se había encontrado con ningún hombre. El problema era que había habido largos intervalos en que no había logrado encontrarla, de modo que no sabía con certeza si tenía algún conocido en la zona. Probablemente hubiera ido a visitar a la familia o a amigos, pero le habría gustado saber exactamente dónde. Odiaba no saber.
Por ejemplo, después de haberse ocupado de Sarutobi, no se había quedado a ver el caos que había provocado porque sabía que a menudo los criminales no podían resistirse apresenciar el espectáculo, y en estos tiempos la policía filmaba a los espectadores de formarutinaria.
Cuando, a la mañana siguiente, pasó por el lugar de los hechos, una vez que el jaleo se había ya calmado, el camino de acceso a la casa estaba vallado y la casa sellada con cinta amarilla. No tenía ni idea de adónde había podido ir Sakura. ¿A casa de algún amigo? ¿A un hotel? El más probable era el Wynfrey, así que hasta allí había ido, aunque no había visto el 4x4 de ella. De todos modos, llovía y odiaba conducir con lluvia, así que se había ido a casa.
Después del funeral, Sakura había vuelto a la casa. Se había quedado allí casi todo el día, todos los días, y él se había relajado y había dejado de pasar por allí con el coche tan amenudo. Según pudo averiguar, Sakura estaba preparando la casa para su cierre, embalándolo todo para la familia. Entonces, una noche, pasó a comprobar si seguía allí. No había luces en la casa. ¿Adónde había ido?
El problema era que no había lugar en el vecindario donde pudiera aparcar para esperada. Si un coche desconocido aparcaba allí, enseguida se darían cuenta de supresencia. Tampoco podía seguir pasando por delante de la casa continuamente. Tenía que ocuparse de sus negocios, reuniones, llamadas. Se veía obligado a encargarse personalmente de la vigilancia de Sakura. Prefería evitarse el riesgo de incluir en el asunto a algún desconocido que pudiera hablar, de modo que llegó un momento en que tuvo que aceptar el hecho de que no podría vigilarla todo el tiempo. No le gustaba la idea, pero era un hombre razonable y paciente. Podía esperar. Lo más importante era que sabía que supuestamente Sakura no estaría de regreso hasta el martes por la mañana.
La vez anterior todo había salido a las mil maravillas, así que el domingo por la noche repitió la misma rutina. Fue a La Galleria en el Ford azul marino que había comprado hacía apenas un mes. Al fin y al cabo, el Jaguar llamaba demasiado la atención. El Ford era un coche tan común que resultaba casi invisible. No tenía ni punto de comparación con el Jaguar,por supuesto, pero era perfecto para sus planes. Sin embargo, cuando llamó no obtuvo respuesta. Siguió intentándolo unas cuantas veces más, cada vez más frustrado,hasta que,disgustado, se dio por vencido.Sin embargo, la noche siguiente supo que los Terumí estaban en casa porque se había asegurado de ello. Vio también que no había coches en el camino de acceso a la casa.
Estaban solos. Hizo la llamada y, por supuesto, Ao estuvo encantado de que pasara a verle. Ao siempre estaba dispuesto a hablar de negocios, y cuando se trataba del dueño de un banco... bueno, a la gente le gustaba verle. Ao era demasiado estúpido para ver algo extraño en que fuera él quien acudiera a él y no al contrario. El muy idiota probablemente se sentía halagado.
Cuando Ao le hizo pasar, él llevaba la pistola con su silenciador sujeto con un cinturón y cubierta por la chaqueta. Notó con desdén que el hombre ni siquiera se había molestado en ponerse una chaqueta. Llevaba unos pantalones y una camisa de punto, y también, por el amor de Dios, unas zapatillas de estar por casa. Qué poca clase.
—¿Dónde está Mei? —preguntó como sin darle importancia. La gente hablaba con él, le contaba cosas. Confiaban el él. ¿Por qué no iban a hacerlo?
—Arriba. Bajará en un minuto. ¿Decías que querías hablar con los dos?
—Sí. Gracias por recibirme esta noche. No os robaré mucho tiempo.
Ao no alcanzó a ver la duplicidad de esa afirmación.
—Tonterías. Es todo un placer. ¿Te apetece tomar algo? Tenemos bebidas fuertes, suaves y cualquier cosa entre medio —dijo Ao, guiándole hacia el estudio. Gracias a Dios que no le llevaba a aquella horrible habitación con la enorme televisión. Naturalmente,también en el estudio había una televisión, pero de tamaño normal.
—No estaría mal una copa de vino.
No tenía la menor intención de bebérsela, pero fingir que aceptaba su hospitalidad mantendría a Ao relajado.
Hablaron de naderías, pero Mei seguía sin aparecer. Empezó a preocuparse un poco. No deseaba pasar allí mucho tiempo. Cuanto más tiempo esperara, más posibilidadestenía de que alguien viera el coche, por muy poco llamativo que fuera, o sonaría el teléfono y Ao, o Mei, dirían «perdona, no podemos hablar ahora, ha venido a vemos nuestro banquero». Eso sería terrible.
Echó una mirada a su reloj y Ao dijo:
—No sé por qué tarda tanto Mei. Voy a ver.
—No, no te molestes —dijo, poniéndose en pie. Con un suave movimiento se llevó la mano a la espalda, sacó la pistola y apuntó con ella a la cabeza de Ao. Estaba tan cercaque Ao podría haber alargado el brazo para apartarla... si hubiera tenido tiempo, pero reaccionó con demasiada lentitud. Lástima.Tranquilamente apretó el gatillo.
La bala entró en la cabeza de Ao justo por encima de su ceja izquierda, angulándose hacia la derecha, atravesando ambos hemisferios del cerebro. Siempre le asombraba lo pequeña y pulcra que era la herida que dejaba la bala. Sin embargo, cuando la bala salía, se había aplanado y se llevaba con ella un buen trozo de cráneo y de cerebro. Increíble.El sonido del disparo fue como una pequeña tos. Ni siquiera lo habrían oído en la habitación contigua.
Se giró para ir en busca de Mei, y se quedó helado. Ella estaba justo al otro lado de la puerta con el rostro desprovisto de color y los ojos abiertos como platos, horrorizados. Levantó de nuevo la pistola y ella echó a correr.
No tenía tiempo de volver a disparar. Con una mueca de fastidio corrió tras ella. No podía dejar que escapara, ni siquiera unos instantes. Podía salir corriendo de la casa, y eso atraería la atención de los vecinos. Pero no, la pobrecita se metió a toda prisa en otra habitación y cerró la puerta. Oyó cómo la cerraba con llave.
Sacudió la cabeza y descargó una bala en la cerradura. La puerta se abrió sin oponer la menor resistencia. Mei se giró con el teléfono en la mano. Él volvió a sacudir la cabeza.
—Niña mala —dijo suavemente, y apretó el gatillo.
Mei se desplomó sobre la alfombra, mientras los ojos se le salían de las órbitas porla fuerza de la bala, que le había entrado justo por entre medio de ambos. Se acercó a ella y le quitó el teléfono inalámbrico de la mano. Escuchó, pero no había nadie en la línea. O bien Mei no había tenido tiempo de llamar al 091 o había estado demasiado nerviosa para pensar. Tranquilamente, limpió el teléfono con el pañuelo y volvió a ponerlo en el cargador.
Mei tenía la mano estirada, como si estuviera intentando darle alcance. Vio resplandecer en ella el enorme diamante y tuvo una idea, según él una idea brillante. Si le quitaba el anillo, parecería que había habido un robo. El anillo debía de valer una pequeña fortuna. Ese mismo día había estado estudiando el precio de las joyas con más atención y había descubierto que una buena piedra era asquerosamente cara. Ese anillo, sin ir más lejos,probablemente le había costado a Ao casi un cuarto de millón de dólares. Menudo derroche.
Estaba avergonzado por haberle regalado a Sakura una pieza tan pequeña encomparación con aquel anillo. Se trataba de una piedra particularmente delicada, y a Sakura,teniendo en cuenta las cálidas tonalidades de su piel, el color le sentaría de maravilla. No en ese anillo, desde luego. A ella no le gustaría algo tan llamativo. Pero en cuanto hubiera pasado cierto tiempo, cuando la policía hubiera dejado de buscar un anillo con un enorme diamante amarillo, podría separar la piedra de la sortija y llevarla a algún joyero de, por ejemplo, Atlanta, para que le diseñaran una pieza maravillosa para ella, con el diamante amarillo como piedra central. Sí, ahora lo veía con claridad.
Se inclinó y tiró del anillo para quitárselo a Mei del dedo. Le quedaba muy apretado.La pobre debía de haber ganado un poco de peso. Le ahorraría tener que llevar el anillo para que se lo ensancharan.
Satisfecho consigo mismo, volvió cuidadosamente sobre sus pasos, atravesando la casa y limpiando todo lo que pudiera haber tocado. Después de salir por la puerta principal, limpióla manilla y el botón del timbre. Mientras se alejaba en el coche, sonreía.
Había ido todo como la seda.
El lunes por la mañana, en cuanto Naruto se fue al trabajo, Sakura entrenó un rato, pidió hora para que le hicieran la manicura y la pedicura esa misma tarde y luego se pasó unas horas deliciosas sin hacer absolutamente nada. Después de pasar por la peluquería para que le hicieran las uñas, compró algunas cosas en el supermercado y preparó una cena a base de espagueti. Naruto iba ya por la tercera rebanada de pan de ajo empapado en mantequilla cuando le sonó el teléfono. Entrecerró los ojos al ver el número que aparecía en la pequeña pantalla, y suspiró.
—Sí. Uzumaki —dijo. Escuchó durante un minuto y luego dijo—: Voy para allá.
Suspiró al levantarse. Todavía llevaba la pistolera, así que lo único que tuvo que hacer fue anudarse la corbata y ponerse la chaqueta.
—Tengo que irme —dijo innecesariamente.
—Ya lo sé —respondió Sakura y le besó—. ¿Se trata de algo que puedas terminar rápido o te llevará algún tiempo?
Naruto volvió a suspirar.
—Probablemente unas horas, puede que más.
—Vale. Estaré aquí cuando vuelvas.
Naruto la miró desde arriba, con esos ojos azules entrecerrados y sensuales.
—Me gusta oír eso —dijo, agachándose para darle un beso largo y profundo que hizo que a Sakura el corazón empezara a acelerársele en el pecho. Dios, cómo besaba aquel hombre.
En cuanto Naruto se marchó, Sakura limpió la cocina y luego vio un rato la televisión. Un anunció de comida rápida mostró una imagen perfecta de un banana split, y las papilas empezaron a funcionarle a toda máquina. Aunque no necesitaba un banana split, ya que un capricho así se traducía en, más o menos, las calorías que consumía en seis semanas.
Tendría que correr ciento cincuenta kilómetros para compensarlo.Se dijo todo eso. Normalmente se le daba muy bien resistirse a los antojos, porque normalmente no los tenía. Llevaba una dieta saludable y equilibrada y no solía pensar en comida casi nunca. Pero, estaba a punto de tener el período, y a esas alturas del mes, tenía antojo de helado.
Se resistió al antojo durante más de una hora y luego se rindió.
Se levantó y buscó en el congelador. ¡Ahá! Encontró un litro de Breyers de vainilla natural con tropezones de vainilla. Fue a cogerlo y al hacerlo se le encogió el corazón. El boteno pesaba casi nada. Abrió la tapa y soltó un gruñido. Apenas quedaba una cucharada de helado. ¿Por qué demonios Naruto no se había comido esa cucharada y había tirado el bote a la basura? O mejor ¿por qué no había comprado otro?
Sin dejar de refunfuñar, cogió el bolso y volvió en coche al supermercado. Si hubiera sabido que iba a empezar a tener antojos de helado, podría haberlo comprado cuando había estado allí horas antes.
Decidió que si iba a darse ese placer, iba a hacerlo bien y a comerse la madre de todos los banana splits. De ese modo se le pasaría el antojo y podría volver a su dieta saludable, sensata y sabrosa. Además, si al helado se le añadían bananas, eso lo hacía más saludable,¿no?
Lo hizo bien. Escogió las mejores bananas que encontró. Compró cerezas marrasquinas. También salsa de piña, sirope de chocolate, nueces pecanas trituradas ensalsa de caramelo y, ya que estaba, compró también salsa de caramelo. Compró helado de vainilla, fresa y chocolate, ya que un auténtico banana split incluía los tres sabores. ¿Qué más? Ah, sí, nata montada. Y barquillos de vainilla para contenerlo todo.Dios, apenas podía esperar.
Para su sorpresa, Naruto estaba en casa a su regreso. Sakura llego cargada con las compras.
—¿Cómo es que has vuelto tan pronto? Creía que no volverías hasta pasadas las diez.
Naruto se encogió de hombros.
—Las cosas han ido más deprisa de lo que pensaba. ¿Dónde has estado?
—En el supermercado. Te habría dejado una nota, pero no pensaba que fueras a estar aquí para leerla, así que no creí que valiera la pena.
Naruto se apoyó contra el armario y la miró mientras ella sacaba las cosas de las bolsas.
—¿Qué pasa? ¿Vamos a celebrar una fiesta con helado?
—Banana split. He visto uno en la televisión y se me ha empezado a hacer la boca agua. Ni siquiera tenías helado en el congelador —dijo acusadora.
—Claro que sí.
—Que tengas por ahí una cucharada casi deshidratada no significa tengas helado.
Naruto echó una mirada a los tres botes.
—Bueno, desde luego ahora sí que tengo.
—Desde luego.
Naruto esperó un minuto.
— ¿Me darás un poco?
— ¿Quieres participar en este festín de banana split?
—Ya lo creo. Si es un festín, me interesa. Apuesto a que a mí se me ocurren muchas más cosas que hacer con este sirope de chocolate que a ti.
—Ni se te ocurra ponerle las manos encima a mi sirope de chocolate. Tengo planes paraél.
— ¿Para el bote entero?
Sakura le guiñó el ojo.
—Puede que no.
Sacó dos cuencos bajos del armario, alineó todos los ingredientes y se puso manos a la obra, pelando y cortando las bananas a lo largo. Puso las tiras de bananas en los cuencos y las bordeó con los barquillos de vainilla. A continuación sirvió el helado.
—Para mí sólo vainilla —dijo Naruto, mirándola con fascinación—. No soy demasiado caprichoso con el helado.
—Te estás perdiendo una fantástica experiencia culinaria.
—Ya te saborearé a ti después.
Tres bolas de vainilla para él y una de vainilla, una de fresa y otra de chocolate para ella.
— ¿Piña y nueces pecanas? —preguntó Sakura con las jarritas en la mano. Naruto asintió.
Sakura añadió generosas porciones en ambos cuencos. A continuación llegó la salsa de caramelo y luego el sirope de chocolate. Culminó el voluminoso montículo con generosas cucharadas de nata montada, coronándolo todo con cerezas marrasquinas. Puso dos cerezas en su helado, simplemente porque le gustaban.
—Toma ya —dijo Naruto cuando vio el cuenco—. Esto pesa por lo menos un kilo.
—Que aproveche —dijo Sakura, llevándose el suyo a la mesa y hundiendo la cuchara en el helado.
—Dios mío —gruñó media hora más tarde—. No me puedo creer que te lo hayas comido
todo.
—Tú te has terminado el tuyo —le replicó Sakura, mirando intencionadamente el cuenco vacío de Naruto.
—Soy más grande que tú. Y estoy lleno.
—Y yo —reconoció Sakura—. Pero estaba bueno, y se me ha pasado el antojo.
Sakura llevó los cuencos al fregadero y los enjuagó, metiéndolos a continuación en el lavavajillas. Estaba tan llena que tenía la sensación de ir a estallar de un momento a otro, y no quería volver a ver un helado en el próximo milenio... o al menos durante un mes.
—Ahora —dijo Naruto—. ¿Qué hay de ese sirope de chocolate?
—Ni se te ocurra.
Naturalmente, a Naruto se le ocurrió, y así lo dijo. Es más, un par de horas más tarde, terminaron intentándolo. Sirope de chocolate sobre el cuerpo de ella, sirope de chocolate sobre el de él. Era una lástima que Sakura hubiera gastado tanto en los banana split. Se sobresaltó al pensar en lo que podrían haber hecho con una botella entera.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
nunca me canso de sakura y naruto calenturrientos jajaja me agrada, no me creo que ya esten hablando de matriomonio el problema sera que el obseso sasuke ataca de nuevo me dejas con ansia de saber que pasara ahora entre naruto y sakura cuando se enteren de la muerte de mei y ao esto se pone bueno
aduzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Esto se pone interesante! Y cada vez mejor.
Sospecho de posible embarazo por ese super mega antojo de la banana, pero igual cualquier cosa puede ser. Me encanta su relacion no hay necesidad de tantas palabras, y hasta ya de matrimonio hay probabilidades.
Que maldito el infeliz de Sasuke, esta enfermo! Mira que matar asi, y lo que deben sentir las personas que ha matado puesto que son gente que conoce, yo al menos no esperaria que alguien de esa "confianza" y clase, llegara y me matara. Como lo tomara Sakura ahora que se entere de la muerte de Aoi y Mei, y no creo que Naruto lo tome como caso aislado, lo mas seguro es que comience a sospechar del obsesivo que acosaba a Sakura.
Naruto no la dejara despues de esto y la quedra con el, hasta que se resuelva por su propia seguridad. Espero que no tengan que tengan que exponer para poder atrapar a Sasuke.
Conti!
Sospecho de posible embarazo por ese super mega antojo de la banana, pero igual cualquier cosa puede ser. Me encanta su relacion no hay necesidad de tantas palabras, y hasta ya de matrimonio hay probabilidades.
Que maldito el infeliz de Sasuke, esta enfermo! Mira que matar asi, y lo que deben sentir las personas que ha matado puesto que son gente que conoce, yo al menos no esperaria que alguien de esa "confianza" y clase, llegara y me matara. Como lo tomara Sakura ahora que se entere de la muerte de Aoi y Mei, y no creo que Naruto lo tome como caso aislado, lo mas seguro es que comience a sospechar del obsesivo que acosaba a Sakura.
Naruto no la dejara despues de esto y la quedra con el, hasta que se resuelva por su propia seguridad. Espero que no tengan que tengan que exponer para poder atrapar a Sasuke.
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hikari uzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Uuuh esos dos son unos picarones golosos xD... Rayos Sasuke esta peor de lo que me llegue a pensar... Creí que habían llamado a Naruto para eso... ahora por tu culpa quiero un banana split xD aunque no tenga la misma compañía que Sakura
Matta Ne!
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
LA VERDAD NO ME ESPERABA NI UN POCO QUE SASUKE FUERA TAMBIEN A MATAR A ESTOS 2.. POR QUE CON ESO YA DEJA MUCHAS SOSPECHAS DE QUE TODO ESTO SEA POR SAKURA Y ESO SIGNIFICA. UN NARUTO OBLIGANDOLA A ESTAR CON EL HASTA CUANDO VA A BAÑO...
ME GUSTO MUCHO. Y SE ME ANTOJO HELADO -.-
ESPERO LA CONTI PRONTO. Y VER QUE ARA SAKURA CUANDO SE ENTERE DE LO QUE PASO.
ME GUSTO MUCHO. Y SE ME ANTOJO HELADO -.-
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Capitulo 22
A primera hora de la mañana siguiente, Sakura todavía sonreía mientras volvía en coche a la casa de los Terumí. Todavía no eran las seis, pero quería llegar despierta y temprano y empezar con sus tareas diarias. Se detuvo en la verja de entrada y cogió el periódico de la mañana del buzón, luego pulsó el código y las puertas se abrieron con suavidad. Entró con el coche y aparcó como siempre junto al pequeño bungalow. Después de entrar sus cosas, se cambió deprisa de ropa y cruzó el patio hacia la casa principal, entrando con su llave.Se giró para introducir el código en el panel de seguridad y se detuvo cuando se dio cuenta de que no daba la pequeña señal indicadora de que se había abierto una puerta mientras estaba activada la alarma. Frunció el ceño y examinó las luces. Claro que no había dado ninguna señal. La alarma no estaba activada. Mei debía de haber olvidado activarla.
Ao y ella eran un poco negligentes con el sistema de seguridad de la casa, ya que la propiedad estaba protegida por muros y verjas. Suponían que si la propiedad que rodeaba la casa estaba protegida, también lo estaba el edificio.
Sakura fue a la cocina y encendió la cafetera. Luego llevó el periódico a través de la maraña de pasillos y habitaciones hasta el estudio de Ao, donde a él le gustaba leer mientras veía las noticias de la mañana. No le gustaba apresurarse, así que solía estar despierto y en la planta baja a eso de las seis y media, lo que le daba tiempo de sobra para leer el periódico y para tomar el desayuno antes de salir a la oficina a las ocho y cuarenta.
Las luces bajas estaban encendidas en el pasillo, y también las lámparas. Ahora que lo pensaba, la luz de encima de la puerta de entrada también lo estaba. Sakura frunció el ceño,repentinamente inquieta. Algo iba mal; quizá alguno de los Terumí hubiera enfermado durante la noche, porque creyó percibir el olor de...El olor.
El pánico la golpeó como una oleada, enviándola tambaleándose de vuelta a la cocina.¡Ese olor! No podía significar lo que creía. Lo que ocurría era simplemente que lo asociabacon algo terrible. Cualquier cosa similar le devolvía la pesadilla. O quizá Ao o Mei sufrieran algún virus estomacal, eso era. Tenían el número de su móvil, deberían haberla llamado y ella habría vuelto inmediatamente para ocuparse de todo.
Tragó la bilis que se le acumulaba en la garganta.
— ¿Señor Terumí? —gritó—. ¿Hola?
No hubo respuesta. La casa estaba en silencio a su alrededor, excepto quizá por el casi inaudible zumbido que anunciaba que la instalación eléctrica estaba conectada y que todo funcionaba.
—Hola —volvió a gritar.
No llevaba la pistola. No se la habían devuelto. Como ya no ejercía de guarda espaldas para los Terumí, no se había preocupado de recuperarla. El departamento de policía se la devolvería cuando lo considerara oportuno. En ese momento, sintiendo que se le ponían los pelos de punta, se arrepintió de no tenerla.
Debía retirarse, quizá llamar a Naruto para que viniera a registrar la casa. Pero tenía la sensación de que la casa estaba... vacía, exactamente la misma sensación que había tenido en casa del juez, cómo si en ella no hubiera vida. Avanzó lentamente por el pasillo y se .detuvo, controlando una pequeña arcada.El olor. Aquel maldito olor.
«No puedo volver a hacer esto». Las palabras le quemaron en la cabeza. Aquello no podía estar ocurriendo. No de nuevo. Estaba imaginando cosas. Quizá no imaginara el olor,pero se estaba dejando llevar por el pánico. Tenía que descubrir lo ocurrido, quién estaba enfermo. Debía mantener la calma y controlarse. Era parte de su trabajo: ocuparse de cualquier crisis que tuviera lugar allí.
Avanzó un poco más. La puerta del estudio estaba quizá a tres pasos de ella. Se obligó a dar esos pasos, prácticamente impulsándose hacia delante como alguien que por fin ha conseguido aunar el suficiente valor para tirarse de una torre en caída libre. El olor tenía algo de aceitoso y se le pegaba a la garganta, bañándole la lengua. Volvió a reprimir una arcada y se tapó la boca y la nariz con la mano mientras miraba dentro del estudio.
Estaba en el suelo, medio sentado, con la cabeza y los hombros sostenidos por la pesada mesita de café. Su cabeza inclinada dibujaba un ángulo antinatural, como si le faltara espacio para quedar tendido horizontalmente. La herida era...No buscó a Mei. Cómo ya había hecho en una ocasión, retrocedió despacio,temblando, mientras de su boca escapaban pequeños lloriqueos. Se sobresaltó vagamente al oír sus propios lloriqueos. Sonaban muy débiles, y ella era una mujer fuerte. Siempre lo había sido. Sin embargo, en esos momentos no se sentía fuerte en absoluto. Deseó salir corriendo y gritando de aquella casa y encontrar algún lugar oscuro y seguro donde refugiarse hasta que todo aquel horror hubiera pasado.
Deseaba... deseaba llamar a Naruto. Sí. En cuanto él estuviera allí con ella, no se sentiría tan impotente, tan conmocionada. Tenía que llamar a Naruto.
Siguió retrocediendo por el pasillo, y, como le había ocurrido en su momento; se encontró de pie en la cocina. Ahora temblaba violentamente y sabía que estaba al borde de la histeria. No. No se dejaría vencer por ella. No podía. Tenía cosas de las que ocuparse y esa importantísima llamada que hacer.
A Naruto no. No podía llamarle a él primero. La primera llamada tenía que ser al 091.Tenía que hacer bien las cosas. Quizá Mei todavía estuviera viva, quizá la ambulancia consiguiera llegar a tiempo para salvarla si primero llamaba al 091.Le temblaba tanto la mano que no era capaz de marcar los números correctos en el teclado del teléfono. Colgó y volvió a intentarlo, con idéntico resultado. Golpeó el teléfono contra la encimera sin dejar de llorar y de maldecir.
— ¡Funciona, maldita sea! ¡Funciona!
El teléfono se le hizo pedazos en la mano en una lluvia de pequeños fragmentos de plástico. Tiró lo que quedó del aparato contra la pared. Necesitaba otro teléfono. Necesitaba...otro... ¡maldito... teléfono!
Intentó pensar. En la casa había teléfonos por todas partes, pero ¿dónde exactamente?No llevaba trabajando allí el tiempo suficiente para localizarlos automáticamente, sobre todo en esos instantes en que apenas era capaz de dar forma a un solo pensamiento coherente, y no podía ir en busca de ninguno. Corría el peligro de encontrarse con Mei.
No podía pensar en eso. No podía imaginar a aquella mujer enérgica, alegre y de buen corazón tendida en el suelo sobre un charco de sangre. Tenía que concentrarse. Tenía que encontrar un teléfono.El bungalow. Sabía dónde estaba el teléfono en el bungalow.
Intentó correr, pero le fallaron las piernas y se tambaleó, cayendo sobre una rodilla encima de las piedras del patio. No notó dolor, sino que se levantó como pudo y siguió tambaleándose durante todo el camino hasta que llegó a la puerta del bungalow.Justo dentro había un teléfono, en el salón. Lo cogió y empezó a pulsar los números,pero se detuvo y logró tomar aire unas cuantas veces, soltando unos suspiros profundos y temblorosos. Costó, pero por fin encontró un pequeño paréntesis de calma. Tenía que controlarse. No le serviría a nadie si se dejaba vencer por los acontecimientos y terminaba derrumbándose. Le seguían temblando las manos, pero consiguió marcar el 091 y esperó.
Naruto no podía creerlo. No, no podía. En un primer momento pensó que había oído mal,que el informe era una broma o que la dirección no era correcta. Cualquier cosa. Y es que ya era poco habitual que ocurriera un asesinato en Mountain Brook, pero ¿un doble asesinato sólo unas semanas después del primero? ¿Y descubierto por la misma mujer que había denunciado el primero? Jodidamente increíble.
Tenía un agujero en la boca del estómago, un nudo frío y duro de miedo que no tenía nada que ver con la seguridad de Sakura (había sido ella quien había llamado para dar parte del crimen, de modo que estaba bien) y sí todo con el hecho de ser policía. Era un buen policía en el que se combinaban la experiencia, la intuición y un gran talento para analizar los hechos puros y duros sin dejar que sus emociones interfirieran en el caso en cuestión. La intuición le decía ahora que lo ocurrido era demasiada coincidencia.Cuando llegó a la casa, la escena hizo que la que había tenido lugar en casa del juez Sarutobi pareciera organizada. Coches patrulla, coches de la secreta, camionetas,ambulancias y un coche de bomberos abarrotaban el camino de acceso a la casa y la calle,aunque al menos su presencia estaba justificada. Los curiosos, los mirones, los furgones delos medios y los reporteros de prensa escrita formaban una multitud que había provocado que el tráfico se detuviera entre chirridos. Dios, pero si hasta había un helicóptero sobrevolando la casa.
Se enganchó la placa al cinturón donde quedara fácilmente a la vista y avanzó con dificultad entre la masa de mirones, pasando por debajo de la cinta que acordonaba la escena y preguntando al primer hombre de uniforme al que encontró:
— ¿Ha visto al lugarteniente?
—Está dentro.
—Gracias.
Sakura estaba dentro, en alguna parte, o quizá estuviera en aquella pequeña casa situada detrás de la piscina. Sin embargo, no fue a buscarla. Primero tenía que ver al lugarteniente.
La casa era un laberinto. Un gran laberinto, sí, pero no por ello menos laberíntica, como si el arquitecto hubiera sido a la vez esquizofrénico y disléxico. Por fin dio con el lugarteniente.Estaba de pie en un pasillo, mirando dentro de una habitación, aunque sin entrar en ella y teniendo mucho cuidado en no tocar nada. Eso quería decir que la habitación era la escena del crimen, o una de ellas.
—Tengo que hablar contigo —le dijo al lugarteniente, indicando a un lado con la cabeza.
—Menudo desastre tenemos aquí —murmuró el lugarteniente por lo bajo, sin dejar demirar dentro de la habitación. A pesar de quela jornada acababa de empezar, parecíacansado.
— ¿Sí? ¿Qué pasa?
—Creo que será mejor que me mantenga al margen del caso. Conflicto de intereses.Tengo una relación con Sakura Haruno.
— ¿Con la mayordomo? — preguntó bruscamente el lugarteniente Neji—. ¿Qué tipode relación? ¿Habéis salido un par de veces?
—Prácticamente vivimos juntos —respondió Naruto. En realidad estaba exagerando,aunque tampoco demasiado.
—Creía que ella vivía en la casita que está en la parte de atrás.
—Esas son sus dependencias cuando está de servicio. Cuando no lo está duerme en mi casa.
—Mierda —soltó el lugarteniente frotándose la cabeza con la mano. Tenía mucho pelo, de modo que su gesto no cambió su aspecto en lo más mínimo—. ¿Desde cuándo?
—Desde que dejó de ser sospechosa del asesinato del juez Sarutobi.
—Mierda. Tengo que decirte algo, Naruto. Esto me da muy mala espina. Quizá nos precipitamos al descartarla tan pronto del otro caso. Porque ¿adónde apunta todo? — preguntó con un furioso susurro—.Aquí no hemos tenido un asesinato en años. Entonces llega ella a la ciudad y todo aquel que la contrata termina con una bala en la cabeza. Un disparo limpio, profesional. El primer tipo le dejó cien de los grandes en su testamento. Ahora desaparece un enorme diamante valorado en un cuarto de millón de dólares y, toma nota: ha sido ella quien se ha dado cuenta al identificar el cuerpo de la mujer. ¿Coincidencia? Los cojones. Coincidencias así no existen. Algo me dice que esto no pinta bien para tu chica.
—Sí —dijo Naruto desolado—. Ya lo sé.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
no puede ser que naruto vaya a desconfiar de sakura ahora si ella paso todo el fin de semana con el como pudo haberlos matado maldito obseso compulsivo sasuke lo odio esta haciendo quedar mal a la pobre sakura quiero conti ya haber que hara naruto
aduzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
NOOOOOO Naruto noooooo ella estuvo contigo!! lo sabes! ella jamás haría algo asi!! se la vas a dejar en bandeja de plata a Sasuke!! demonios!! créele por amor a kami créele TT.TT snif... actualiza pronto!!
Matta Ne!
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Nooooooooo! Maldito Sasuke que en su gran mente enferma no penso que Sakura iba ser implicada y tener problemas, ahora vuelve a ser sospechosa, solo espero que Naruto la apoye y no se ponga en plan de duda, lo necesita y de lo contrario la deja como blanco expuesto.
Pobre Sakura tener que pasar por esto de nuevo, que trauma.
Conti!
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hikari uzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
CAPÍTULO 23
El lugarteniente tenía un dilema. Necesitaba a todos sus detectives, pero no quería poner en peligro el caso enturbiando las aguas con un conflicto de intereses. El conflicto sólo tendría lugar si Naruto permitía que las emociones se interpusieran en su trabajo.Supuso que Naruto podría llevar a cabo el trabajo. Naruto sabía que podía hacerlo. Dolería, pero podía hacerlo. Sin embargo, lo mejor era que se le asignara otro caso. Naruto sabía que era lo mejor, aunque no por eso dejaba de estar enfadado. Y no porque el lugarteniente tomara la decisión, sino por el hecho de que hubiera que tomar una decisión.
Naruto no dejaba de pensar que tendría que haber sido más listo. Algo se le había escapado,en algún punto. Si Sakura era la autora de todos los asesinatos (o había contratado a alguien para que se encargara de ellos, posibilidad que no podía olvidar), la había cagado por no seguir adelante con su primera idea, y dos personas más habían muerto. Y si Sakura era inocente (posibilidad que cada minuto que pasaba parecía más remota),en ese caso algo estaba colosalmente equivocado. La historia del colgante: ¿se habría ligado Sakura a algún pirado o se lo habría enviado ella misma a fin de poder desviar posibles sospechas, en caso de ser necesario?Quizá le hubieran apartado del caso, pero su mente no dejaba de trabajar, barajando todos los escenarios posibles.
Pidió permiso para verla. Una parte de él quería asegurarse de que Sakura estaba bien,pero su parte de policía quería ver qué aspecto tenía, cómo actuaba. El lenguaje corporal y las reacciones físicas decían mucho.
Sakura estaba en el bungalow, sentada en el sofá del acogedor salón mientras un enfermero le vendaba la rodilla derecha y un oficial de patrulla vigilaba desde la puerta. Tenía la pierna del pantalón desgarrada y Naruto vio que tenía manchas de sangre, del color del óxido, en la pierna. Tenía la cara blanca como el papel.
—¿Qué ha pasado? —preguntó, quedándose de pie a cierta distancia y mirándola.
—Se cayó en el patio y se ha hecho daño en una rodilla —dijo el enfermero sin inmutarse mientras terminaba de vendar la herida azulada que no dejaba de sangrar—.Mañana le dolerá un poco—le dijo a Sakura.
Sakura asintió, ausente.
—¿Cuándo te caíste? —le preguntó Naruto—. ¿Y cómo?
—No me caí —respondió Sakura. Su voz era tan débil que casi resultaba transparente, y sin la menor inflexión. No miró a Naruto—. Me fallaron las piernas y me vine abajo sobre una rodilla.
—¿Cuándo? —repitió Naruto.
Sakura hizo un gesto vago.
—Cuando intentaba encontrar un teléfono.
—¿Por qué estabas intentando encontrar un teléfono?
Por lo que Naruto había visto, había teléfonos por toda la casa, incluido uno que había quedado hecho añicos en la cocina.
—Para llamar. Para denunciar... —volvió a hacer un gesto vago, está vez señalando a la casa.
—Hay teléfonos en la casa. ¿Por qué viniste hasta aquí?
—No sabía dónde estaba ella. No quería... verla —respondió.
Hizo una pausa y por primera vez los ojos de ambos se encontraron.
— Pero de todos modos la vi. Me pidieron que la identificara. La vi de todos modos.
Los síntomas que indicaban una conmoción mental eran muy buenos, muy convincentes. Maldición, quizá fueran auténticos. El lenguaje corporal de Sakura también iba acorde con la conmoción: estaba sentada totalmente inmóvil a menos que se le pidiera algo, y en esos casos sus movimientos eran lentos y pesados. Estaba muy pálida.¿Maquillaje? También tenía las pupilas dilatadas, pero eso podía conseguirse fácilmente con gotas para los ojos. Odiaba pensar así, pero no podía permitir que algo volviera a cegarle. Quizá no llevara el caso, pero eso no significaba que sus análisis no fueran a ser de alguna utilidad.
Se le ocurrió otra cosa: ¿Había Sakura empezado una relación con él para así evitar sospechas, quizás, o para mantenerse al corriente de cualquier progreso que tuviera lugar en el caso del asesinato del juez Sarutobi? De ser así, debía de haber estado felicitándose por su éxito, ya que el caso Sarutobi estaba yendo exactamente a ninguna parte.
Deseaba seguir interrogándola, pero sería mejor que se retirara y dejara que los detectives asignados al caso hicieran las preguntas. Además, necesitaba comprobar algo.Saludó con la cabeza al oficial de patrulla y salió del bungalow, aspirando una granbocanada de aire cálido y puro. Volvió a buscar al lugarteniente.
— ¿Tenemos ya la hora estimada en que se produjeron las muertes?
—Los del ME todavía no se han decidido, pero vi los cuerpos personalmente y el rigormortis está bastante avanzado. Calculo unas... —sacudió la mano— doce horas. Más o menos.
Mierda. Eso coincidía con el período de tiempo durante el cual él había salido de servicio y ella había hecho aquella inesperada salida al supermercado, a pesar de que ya había estado allí horas antes ese mismo día. La segunda visita al supermercado había sido perfectamente explicada y justificada a partir de un antojo repentino y oportuno de bananasplit. ¿Tenía Sakura la sangre fría suficiente para haber ido hasta allí, matar a dos personas y luego pasar por el supermercado para comprar helado de regreso a su casa? O ¿había comprado el helado como excusa para su salida? Una coartada para poder enseñarle la factura y decirle « ¿Lo ves? Estuve aquí. No podía haber estado en la casa».Se trataba de una situación prácticamente idéntica a la del asesinato del juez Sarutobi.
Sakura carecía de una coartada presencial que pudiera confirmar definitivamente que estaba en otra parte en el momento del crimen, pero conservaba el recibo de las tiendas donde había estado comprando. Por otro lado, ella no podía saber que él iba a salir de servicio la noche anterior. No podía haber planeado nada con antelación. ¿Había estado esperando, a sabiendas de que en algún momento él tendría que salir de servicio durante la noche, y cuando eso ocurriera, ella se pondría en marcha? No debía de tener ninguna prisa. Podía esperar el momento oportuno.Al fin y al cabo, ganaba un sustancioso sueldo, y si le había echado el ojo al diamante amarillo del anillo desaparecido, no iba a llegar muy lejos.
Sakura no había guardado el recibo del supermercado. Naruto recordaba perfectamente haberla visto tirar a la basura las bolsas de plástico y el recibo. Si era una asesina tan lista y organizada, deshacerse del recibo era una torpeza. O quizá fuera una muestra de inteligencia.Podría decir: «Si hubiera creído que necesitaba una coartada, ¿por qué habría tirado el recibo a la basura?»
Dios, se estaba volviendo loco. Fuera cual fuera el ángulo al que llegara, un pequeño cambio daba una luz totalmente distinta a las acciones más significativas o insignificantes.Se fue a casa y revisó el cubo de la basura. Las bolsas seguían allí, prácticamente encima de todo, con sólo las cáscaras de fruta y el envase vacío de yogur del desayuno encima. Sacó las bolsas (había dos), las estiró y miró dentro. Ahí estaba el ticket, arrugado aunque seco y en perfecto estado, sin ninguna mancha.
Miró la hora que marcaba el ticket. Las ocho y cincuenta y siete. Más o menos la hora en que él había llegado a casa. ¿Dónde había estado Sakura durante el resto del tiempo que él había estado fuera?
La sala de interrogatorios era pequeña, práctica y en absoluto amenazadora, con una cámara pegada al techo que grababa el interrogatorio. Kakashi Hatake, el detective, era un buen interrogador: metro setenta y tres de altura, pelo en punta y griseaso, una cicatriz que le atravesaba el ojo izquierdo negro. Nada amenazador, muy comprensivo. Por mucho que Naruto intentara dotar de neutralidad a su voz y a la expresión de su rostro, jamás lograría resultar tan inofensivo como Kakashi. Era demasiado corpulento, y,como el propio Kakashi había observado, «tienes la mirada de un tiburón». A Kakashi se le daban especialmente bien las mujeres. Se fiaban de esa expresión de inocente bonachón.
Naruto, junto con el lugarteniente y otros dos detectives, miraba el interrogatorio en un monitor mientras se grababa. Sakura estaba sentada y prácticamente no se movía, la mayor parte del tiempo con la mirada perdida, como si se hubiera aislado emocionalmente. Naruto recordó que así había actuado después del primer asesinato. ¿Quizá una respuesta protectora? ¿Una forma de distanciarse? ¿O una gran actuación?
— ¿Dónde estuvo la noche pasada? —preguntó Kakashi amablemente.
—En casa de Naruto.
—¿Del detective Uzumaki?
—Sí.
— ¿Por qué estaba usted allí?
—Pasé con él el fin de semana.
— ¿Todo el fin de semana?
—No, el sábado no. Hubo una fiesta la noche del sábado. Trabajé.
— ¿A qué hora llegó a casa del detective Uzumaki el sábado después de la fiesta?
— ¿A las cuatro? — dijo, convirtiendo su respuesta en una pregunta—. No lo recuerdo con exactitud. Temprano. Antes del amanecer.
— ¿Por qué fue a esa hora de la mañana?
—Para que pudiéramos estar juntos.
Gracias a Dios, Kakashi no hizo ni una sola pregunta sobre su relación. Pasó rápidamente a intentar establecer una franja horaria.
— ¿Estuvieron juntos todo el domingo?
—Sí.
— ¿Y pasó la noche del domingo con el detective Uzumaki?
—Sí.
— ¿Y ayer? Lunes. Cuando el detective Naruto se fue a trabajar, ¿qué hizo usted?—Maldita sea, Kakashi debe de creer que es un abogado —murmuró el detective Kankuro—.Menudas preguntas.
Las preguntas eran inusualmente detalladas, paso a paso. Normalmente las entrevistas no eran tan estructuradas e invitaban así al sospechoso a hablar. Pero Sakura no parloteaba.
Se limitaba a responder a las preguntas que se le hacían, y la mayoría con la mayor brevedad. Como no ofrecía ninguna información voluntariamente, Kakashi tenía que sacársela.
—Entrené e hice la compra.
— ¿Eso es todo?
—Fui a hacerme la manicura.
— ¿Dónde entrenó?
— En el sótano.
— ¿En el sótano de dónde?
—En casa de Naruto.
Más y más preguntas, cuyas respuestas dejaban constancia de cuándo y dónde se había hecho la manicura, dónde había hecho la compra, a qué hora estuvo allí. ¿Qué hizo después? Preparó la cena. Spaghetti. Estaban listos cuando Naruto llegó a casa. Entonces él recibió una llamada y tuvo que salir. Dijo que estaría fuera unas horas.
Kakashi echó un vistazo a sus notas. Tenía la hora exacta en que Naruto había recibido esa llamada, así como la hora en que había vuelto a casa. Tenía el ticket de compra del helado. Si Sakura intentaba engañarle con la hora, lo sabría.
— ¿Qué hizo entonces?
—Limpié la cocina y miré la televisión.
— ¿Eso es todo?
— Fui a comprar helado.
— ¿A qué hora fue eso?
—No lo sé. Después de las ocho.
— ¿Adónde fue?
Sakura le dio el nombre del supermercado.
— ¿A qué hora salió del supermercado?
—No lo sé.
— ¿Puede calcular cuánto tiempo estuvo allí?
Sakura alzó un hombro.
—Quince minutos.
— ¿Adónde fue cuando salió del supermercado?
—Volví a casa de Naruto.
— ¿Estaba él allí?
—Sí. Regresó antes de lo que había calculado.
— ¿A qué hora fue eso?
—No lo sé. No miré la hora.
— ¿Se detuvo en algún otro sitio entre el supermercado y la casa del detective Uzumaki?
—No.
—Dice que había hecho la compra antes durante el día. ¿Por qué no compró entoncesel helado?
—Porque hasta entonces no había tenido el antojo.
— ¿De repente tuvo un antojo de helado?
— Sí.
— ¿Se le antoja helado muy a menudo?
—Una vez al mes.
Kakashipareció un poco confundido.
— ¿Por qué una vez al mes?
—Justo antes de mi período. En ese momento quiero helado.
—Uy —dijo Kankuro a Naruto al oído—. DI. Demasiada información. No le convenía saberlo de los ciclos menstruales.
También Kakashi parecía ligeramente perplejo, como si no supiera qué hacer con aquella información. Naruto se mantuvo impasible mientras seguía mirando. Ya era bastante duro ver cómo hurgaban en su vida privada. ¿En qué pensaba Sakura? ¿Qué estaba ocurriendo detrás de esos ojos verdes?
Maldición, ¿qué sabía él? En lo que hacía referencia a las mujeres, estaba claro que estaba ciego y que era un estúpido. Era detective, y aun así le había costado un año darse cuenta de que Hinata le engañaba. Pero una cosa era dejarse tomar el pelo por una esposa infiel, y otra perder totalmente la cabeza con una asesina. Había tenido relaciones sexuales con aquella mujer. Había dormido a su lado. Se había reído con ella. Habría apostado su vida a que era una de las personas más íntegras que había conocido, y ahora lo estaba pasando realmente mal intentando reconciliar lo que sabía de ella con las circunstancias que decían que podía ser una asesina con la sangre fría como el hielo.Y ahí estaba el problema. Todo era circunstancial. Las coincidencias iban más allá de lo creíble y sin embargo no tenían el menor índice de prueba física que ligara a Sakura a los asesinatos.
—A mi mujer se le antoja chocolate —dijo el Neji—. Siempre sé cuándo le va a venir el período porque no para de meterse chocolatinas en la boca como una ardilla que hiciera acopio de provisiones para el invierno.
—Dios, ¿podemos hablar de otra cosa? —gruñó Kankuro.
Kakashi había llevado a Sakura hasta el momento en que llegó a la casa de los Terumí.
— ¿Qué hizo entonces?
—Fui a la casa principal a encender la cafetera.
— ¿Notó algo fuera de lo común?
—La alarma no estaba activada. No sonó cuando abrí la puerta de la cocina y entré.
— ¿Eso no era habitual?
—Cuando estoy allí, siempre activo la alarma. Pero la señora Terumí a veces se olvida.
—¿Entonces no fue algo anormal?
—No, no del todo.
— ¿Qué hizo entonces?
—Encendí la cafetera y luego llevé el periódico... llevé el periódico al estudio. Al señor Terumí le gustaba leerlo allí, mientras veía las noticias. Las luces estaban encendidas —dijo,y su voz fue apagándose hasta quedar en silencio.
— ¿Las luces?
—Las luces del pasillo. Estaban encendidas. Y las lámparas. No tendrían que haber estado encendidas tan temprano.
— ¿Por qué no?
—Soy la única que se levanta tan temprano, y acababa de llegar.
—¿Qué pensó?
—Pensé... que alguien debía de haberse puesto enfermo.
— ¿Por qué pensó eso?
—Por el olor. Noté el olor.
Se agarró de los brazos con fuerza, abrazándose, y empezó a acunarse levemente, adelante y atrás. El balanceo era signo de angustia, el intento automático del cuerpo por encontrar consuelo. Alguien debería abrazarla, pensó Naruto, mientras el estómago se le cerraba aún más.
—¿Qué olor era ese?
Sakura le miró sin verle y de pronto dejó de balancearse y se llevó la mano a la boca. Kakashi alcanzó de un salto el cubo de la basura y se lo acercó justo a tiempo. Sakura se inclinó sobre el cubo, víctima de violentas arcadas, aunque de su boca no salió fluido alguno. Naruto apretó los dientes. Seguro que no había comido nada desde el desayuno, y de eso hacía horas. Sakura siguió sufriendo arcadas, incluso con el estómago vacío, y resultaba doloroso oírlos sonidos que hacía al intentar vomitar.
—Le traeré una toalla de papel—dijo Kakashi, yendo hacia la puerta.
Sakura siguió con la cabeza inclinada sobre el cubo. De vez en cuando los espasmos le recorrían el cuerpo. La cabina de escucha estaba en silencio mientras la miraban. Naruto luchó contra la necesidad de entrar a buscarla, a cuidarla. Tenía que mantenerse al margen. Tenía que dejar que Kakashi hiciera su trabajo.
Kakashi volvió con una toalla de papel húmeda. Sakura la cogió con manos tremendamente temblorosas y se limpió la cara.
—Lo siento —dijo con voz apagada. Luego hundió la cara en las manos y empezó a llorar en largos y estremecedores sollozos que recordaron a Naruto cómo había llorado tras la muerte del juez Sarutobi.
Dios. No podía seguir mirando. Se levantó y se paseó por la habitación, frotándose la nuca para relajar los músculos del cuello.Si Sakura era autora de esos crímenes, era sin duda la mejor actriz del mundo. Lo que veía en la pantalla era una mujer en estado de shock que sufría. A veces la gente que había matado por un arrebato reaccionaba así al darse cuenta de lo que habían hecho. Los asesinos que ejecutaban a sangre fría a sus víctimas pegándoles un tiro limpio en la cabeza no sufrían por sus víctimas después. Las circunstancias eran tan sospechosas que apestaban, pero los detalles no concordaban. Sakura no concordaba.Fueran cuales fueran las circunstancias, ella no concordaba.
—No lo hizo —dijo Naruto en voz baja, de repente totalmente seguro. Bien, podía estar ciego cuando se trataba del rollo romántico y bien lo había tenido que pagar. Pero como policía, tenía buen ojo, y Sakura no era culpable.
Neji le miró compasivamente.
—Naruto, tú duermes con ella. No dejes que tus genitales piensen por tu cabeza.
—Dalo por hecho —dijo Naruto—. La conozco. No puede haberlo hecho.
—Estás demasiado involucrado —dijo Kankura—. Deja que hagamos nuestro trabajo. Si ella no lo hizo, lo descubriremos, y si lo hizo, también.
Volvieron a mirar al monitor. Kakashi había esperado en silencio a que la tormenta desollozos amainara y ahora preguntó con suavidad:
—¿Quiere beber algo? ¿Café? ¿Agua? ¿Una Coca cola?
—Agua —logró decir Sakura con la voz espesa—. Gracias.
Kakashi le llevó un vaso de agua y Naruto se giró para mirar la pantalla mientras ella bebía un par de sorbos con sumo cuidado, como si no estuviera del todo segura de que pudiera retener el agua.
—¿Qué ocurrió cuando notó el olor?
Volvió a empezar el balanceo, sutil y desgarrador.
—Casi... casi eché a correr. Recordaba aquel olor. Cuando el juez fue asesinado, el olor era... era el mismo. No podía entrar ahí. Quería echar a correr.
Al menos ahora hablaba un poco más. No se limitaba a responder a las preguntas con monosílabos.
—¿Echó a correr?
Sakura sacudió la cabeza.
—No dejé de repetirme que simplemente se debía a que alguien se había puesto enfermo. Un virus estomacal. Mi trabajo era ocuparme de esas cosas, limpiar cualquier desaguisado...
Su voz volvió a apagarse.
—¿Qué hizo?
—Fui hasta la puerta del estudio y miré dentro. Él estaba... estirado allí. Tenía el cuello inclinado —empezó. Inconscientemente, inclinó la cabeza para mostrar la postura en que había encontrado a Ao Terumí. Kakashi esperó para ver si Sakura iba a seguir hablando,pero ella cayó en un nuevo silencio hasta que fue aguijoneada por una nueva pregunta.
—¿Qué hizo entonces?
—Volví a la cocina e intenté llamar al 091. Quería llamar a Naruto primero. Le necesitaba allí. Pero el 091, la ambulancia... quizá ellos pudieran ayudar. De modo que primero intenté llamar al 091.
—¿Intento llamar?
—No pude... temblaba tanto que pulsé los números equivocados. El teléfono no funcionaba. Lo golpeé contra la encimera y se rompió. El teléfono se rompió.
—¿Estrelló el teléfono contra la encimera?
—Sí.
—¿Por qué?
—No funcionaba. ¡No funcionaba!
—¿Y luego?
—Lo tiré al suelo.
Sakura era la persona con mayor dominio sobre sí misma que conocía, pensó Naruto. Si había perdido el control hasta ese punto, tenía que haber estado histérica. Estaba asustada y dolida y él ni siquiera se había acercado a tocarle la mano cuando había ido a verla al bungalow. No era de extrañar que se estuviera abrazando a sí misma. Alguien tendría que estar haciéndolo por ella.
—Necesitaba otro teléfono —dijo Sakura, hablando por primera vez sin necesidad de que se le hiciera ninguna pregunta—. No podía pensar, no podía recordar dónde había uno. No hace mucho que trabajo allí, y es una casa complicada. No quería ir a la búsqueda de un teléfono porque no sabía dónde estaba la señora Terumí y no quería encontrármela, no quería verla —dijo mientras nuevas lágrimas le bañaban la cara—. De modo que fui a mis dependencias, al bungalow. Allí sí sé dónde está el teléfono. No tuve que buscarlo. Llamé al 091 y me mantuvieron en línea. Quería colgar, pero no me dejaron hacerlo. Me mantuvieron en línea.
—¿Por qué quería colgar?
—Naruto—dijo Sakura, con voz temblorosa y con los ojos cegados por las lágrimas—. Quería llamar a Naruto. Le necesitaba.
De pronto Naruto salió de la habitación. Fue al cuarto de baño, cerró la puerta con pestillo y a continuación se inclinó sobre el retrete y vomitó.
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
oh por dios este cap estubo muy bueno aunque no me agrado para nada que naruto desconfiara de sakura pero bueno las razones son entendibles pero ya sabe que no fue ella haber como hace sakura para librarse del ese problema y que hara naruto la tratara igual o cambiara
aduzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Noooooooooo! Naruto por Dios tu sabes que ella no pudo ser! Se que es dificil pero tiene que estar con ella o la va a exponer demasiado, practicamente se la entregaria a Sasuke sin mas, aventandola a sus garras, estara en peligro porque no creo que Sasuke sea tan bueno con ella, es un loco podra estar bien unos dias pero luego quien sabe que le pueda llegar hacer.
Pobre Sakura la esta pasando muy mal y ella solo quiere a Naruto cerca, lo necesita!
Me encanta este fic, quiero saber que va a pasar!
Conti!
Pobre Sakura la esta pasando muy mal y ella solo quiere a Naruto cerca, lo necesita!
Me encanta este fic, quiero saber que va a pasar!
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hikari uzumaki- Sennin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Malvado Sasuke enfermo! Mira por lo que haces pasar a Sakura! Y Naruto más te vale que te hayas convencido al cien por ciento que ella es inocente! No me había dado cuenta que mientras leía estaba aguantando la respiración xD estuvo demasiado genial el capítulo, actualiza pronto!
Maya Ne!
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
CAPÍTULO 24
Lógicamente, pasó un tiempo hasta que Sakura empezó a pensar coherentemente,aunque era tiempo lo único que tenía. Estaba sentada sola en la sala de interrogatorios durante largos períodos de tiempo, interrumpidos sólo en los momentos en que el detective de pelo cano y ojos negros le hacía un montón de preguntas. Si tenía que ir al servicio, iba escoltada.Si pedía algo para beber, se lo traían. Se preguntaba si la dejarían irse si lo pedía. No la habían arrestado, ni esposado. Había ido hasta allí voluntariamente. Además, no tenía adónde ir. No podía quedarse en el bungalow, no había podido pensar con la claridad suficiente como para dar instrucciones para que recogieran su ropa y otras cosas que necesitaba si tenía que volver a quedarse en un hotel, y, desde luego, no podía regresar a casa de Naruto. En cuanto fue capaz de volver a pensar, se dio cuenta de que eso era obvio.
Naruto la creía culpable. Creía que había cometido un asesinato.No se había acercado a ella antes, en el bungalow. Se había limitado a quedarse ahí,mirándola con frialdad. No era como cuando el juez Sarutobi había sido asesinado. También entonces había estado bajo sospecha hasta que él había comprobado la veracidad de su historia, pero no había sido nada personal. Lo había entendido. Pero ahora... ahora él la conocía como nunca nadie la había conocido. La noche anterior había estado con él todo el tiempo, excepto cuando él había salido al recibir esa llamada. Habían hecho el amor varias veces. Y, aun así, él creía que ella había salido de la casa poco después que él, había ido a casa de los Terumí, les había disparado en la cabeza, había pasado por el supermercado y había comprado helado de camino a casa.
Sakura habría entendido que Naruto tuviera que hacer su trabajo. Habría dolido, pero lo habría entendido. Pero no entendía que de verdad la creyera culpable. Eso la hería, tan profundamente y con tanta crueldad, que no estaba segura de que las heridas pudieran llegar a cerrarse alguna vez. De un solo tajo él había cortado los lazos que les unían, dejándola a la deriva. Se sentía como una astronauta cuyo cable de seguridad se hubiera soltado y ninguno de los miembros a bordo de la nave matriz estuviera haciendo ningún esfuerzo por ayudarla a volver. Estaba perdida, flotando cada vez más lejos, y ya no le importaba demasiado.
La angustia que había sentido cuando el juez fue asesinado no era nada en comparación con la que ahora la embargaba. No era sólo la muerte violenta de los Terumí, esa pareja cariñosa y prosaica que tanto le había gustado. También estaba angustiada por la pérdida de Naruto, de la magia que había creído compartir con él. Le amaba, pero él no la amaba a ella, no podía amarla, porque para amar a alguien de verdad había que conocer a esa persona, saber lo que la hacía funcionar, saber lo que la conformaba como ser humano.
Obviamente, Naruto no tenía la menor idea sobre ella. De haber sido así, se habría acercado a ella y le habría dicho:
—Sé que esto tiene mala pinta, pero te creo. Cuenta conmigo.
En vez de eso, él la había mirado con asco y se había ido.Eso no era amor. Él había querido tirársela, eso era todo. Y, desde luego que lo había conseguido.
Ahora comprendía por qué Naruto era tan acerbo y desconfiado después de descubrir que su mujer le era infiel. Tampoco ella estaba segura de si iba a ser capaz de volver a confiaren alguien. En su familia sí. Podía confiar en ellos a ciegas, podía poner la mano en el fuego por ellos. Pero ¿en alguien más? No, no lo creía. Las lecciones que más dolían eran las que más enseñaban.
Mientras tanto, hizo algo que nada tenía que ver con su carácter: resistir. Siempre había sido una de esas personas que, cuando algo no era de su agrado, no descansaba hasta haber luchado, hasta haber peleado con uñas y dientes y conseguir moldear lo que fuera hasta darle una forma más acorde con sus gustos. Sin embargo, en este caso, no había nada que pudiera hacer. No podía cambiar el pasado. Naruto la había dejado sola cuando más le necesitaba, y por mucho que luchara, por mucho que peleara con uñas y dientes, nada podría cambiar eso.
Qué extraño era ese amor que un día hablaba de matrimonio y al siguiente le daba la espalda. Entonces, ¿por qué no se estaba riendo?En vez de eso, seguía sentada en la silla de aquella pequeña sala de interrogatorios desprovista de ventanas, dejando que el tiempo se deslizara sobre ella. No tenía ninguna prisa. No tenía nada que hacer ni ningún sitio adónde ir.
Neji se pasó la mano por su cabeza.
—De acuerdo —dijo con voz cansada—. ¿Qué tenemos? ¿La retenemos aquí o dejamos que se marche?
Todos estaban exhaustos. Los medios de comunicación estaban escandalizados, el alcalde estaba escandalizado, el ayuntamiento estaba escandalizado, y los vecinos de Mountain Brook estaban aterrados. Tres de los suyos habían sido asesinados en sus casas en lo que iba de mes, lo cual habría sido una gran noticia en cualquier comunidad. En Mountain Brook, eso resultaba horripilante. Las víctimas de los asesinatos creían estar seguras y a salvo con sus sistemas de seguridad y con sus propiedades amuralladas, las puertas electrónicas y los focos. Sin embargo, no habían estado más a salvo que una joven madre en un barrio infestado por las drogas que escondiera a sus hijos en la bañera por la noche porque las paredes eran demasiado delgadas para detener las balas que zumbaban por las calles.
La gente pagaba un alto precio por vivir en Mountain Brook. El impuesto sobre el valor de la propiedad era asfixiante. Se pagaban fortunas por el valor astronómico de las propiedades, el excelente sistema de enseñanza, la ilusión de un entorno seguro. Los impuestos sobre la propiedad aseguraban una ciudad sin zonas marginales y un departamento de policía que debía de mantener los niveles de criminalidad al mínimo y resolver los pocos crímenes que ocurrieran. Cuando la gente que vivía en casas que costaban millones de dólares perdían esa ilusión de seguridad, no dudaban en manifestar su infelicidad. Hacían infeliz al alcalde, que a su vez hacía infeliz al capitán, etc, etc.
La presión recaía en la división de investigadores. Debían obtener resultados, no había más que hablar. Kakashi Hatake consultó los papeles que tenía delante.
—Bien, esto es lo que pienso: tenemos tres casquillos de bala que, tras las pruebas preliminares, parecen concordar con la bala que mató al juez Sarutobi. No tenemos ninguna huella dactilar viable, en ninguno de los casos. No tenemos ninguna prueba física aparte delos tres casquillos, punto. Tampoco tenemos el menor indicio de que se haya forzado la entrada en ninguna de las casas, lo cual indica que las víctimas conocían al tipejo y le abrieron la puerta. Tenemos una cerradura forzada en una puerta interior. La llamada hecha a casa de los Terumí procedía de uno de los teléfonos de La Galleria, el mismo desde el que se produjo la última llamada al juez Sarutobi. No sé lo que pensáis vosotros, chicos, pero eso me lleva a pensar que la señorita Haruno no cometió ninguno de los asesinatos.
—¿Y eso por qué? —preguntó Kankuro—. No te sigo.
—No tenía ninguna razón para llamar con antelación, para asegurarse de que las puertas electrónicas estuvieran abiertas o que las víctimas estuvieran en casa, o lo que sea —dijo Naruto—. Tenía libre acceso a ambas casas. Lo único que tenía que hacer era entrar, a cualquier hora.
—Exacto. ¿Y cuál sería el móvil? —Kakashi dijo—. Eso es lo que me está volviendo loco.No se llevaron nada en el asesinato del juez. La señorita Haruno se llevó un buen mordisco en su testamento, aunque todavía está bajo proceso de legalización. No es como si te dan un cheque en cuanto han enterrado al cuerpo. Y, como tú has observado, Naruto, no necesita dinero.
—Eso no significa nada —dijo Kankuro—. Hay gente que siempre quiere más. Y no olvidemos ese anillo con el enorme diamante que ha desaparecido. Una piedra valorada en un cuarto de millón llamará la atención de mucha gente. Además, hay gente que está totalmente pirada— Naruto controló su genio.
—Pero no ella. Está tan cuerda y equilibrada como cualquiera, y, Kankuro, si vuelves a decirme una vez más que me tiene atrapado por el coño, te voy a hacer tragar los dientes.
Ya se habían enfrentado un par de veces en lo que iba de día. Ambos estaban cansados y muy irritables, y Kankuro tenía la costumbre de llevar la broma demasiado lejos.
—Tranquilizaos, chicos —dijo Neji—. Naruto, ¿qué pasa con la foto que conseguiste del teléfono público en el caso Sarutobi? ¿La han visto los vecinos de los Terumí?
—Todavía no. Nos hemos concentrado en Sakura.
—Bueno, hazla circular. Teniendo en cuenta que la última llamada a casa de los Terumí se hizo desde ese mismo teléfono, tiene que ser nuestro hombre.
—Pero sigue sin tener ningún sentido —intervino Kankuro—. ¿Por qué matar al juez Sarutobi y no llevarse nada, a menos que el móvil fuera el dinero del testamento? De acuerdo,todavía tiene que ser legalizado, pero ella lo cobrará algún día. Mirémoslo así: ella trabaja para el juez y él recibe un tiro. Luego se va a trabajar para los Terumí y más de lo mismo. ¿Alguien ve en eso alguna pauta?
—Entonces ¿cuál es tu teoría sobre el tipo de la foto? —preguntó Neji.
—Muy sencillo. Operan juntos. Tiene que ser así. Ella entra y consigue toda la información, los códigos de la alarma, las llaves, todo lo necesario. No sé cómo deciden cuándo hacerlo. Quiero decir, ella trabajó para el juez Sarutobi durante casi tres años.Entonces ¿por qué esperar tanto para matarle? Luego está con los Terumí sólo un poco más de una semana y también ellos mueren. Quizá maten siempre que necesitan dinero.¿Quién sabe? Pero ella se asegura de tener una coartada y él se cuela en la casa y lleva acabo el trabajo. Ellos ni siquiera saben que él está en la casa hasta que aparece y aprieta el gatillo. No tiene conexión conocida con las víctimas, de modo que esencialmente se trata de un asesinato cometido por un desconocido, y jodidamente difícil de resolver.
—¿Tienes sistema de alarma en casa? —preguntó Naruto
—Sí, se llama perro.
—Bueno, las víctimas oirían entrar al asesino. En ambas casas, siempre que se abría una de las puertas o ventanas exteriores, suena un timbre de alerta. Si no estuvieras esperando a nadie, irías a ver qué pasa, ¿no? No te quedarías esperando en tu sillón reclinable.
—A menos que creyeran que era Haruno.
—En el caso de los Terumí, sabían que ella no volvería hasta el martes por la mañana. —Neji frunció el ceño.
—Estás diciendo que en ambos casos las víctimas conocían al asesino.
—Eso es lo que creo.
—Y en ambos casos el asesino es el mismo tipo.
Se miraron.
—Todavía hay algo que no encaja —dijo Kakashi —. El móvil.
—Te repito que es el dinero —dijo Kankuro.
—Y yo te repito —dijo Naruto impaciente— que la única forma de que lo del dinero tenga sentido es que Sakura sea la autora de los crímenes.
—O que encargue el trabajo a alguien.
—Pero las víctimas conocían al asesino, que probablemente sea el hombre que hizo las llamadas. Tú mismo has dicho que su supuesto cómplice no tenía ninguna conexión con las víctimas, así que no puede ser. O las víctimas le conocían, o no le conocían. Si no le conocían, ¿por qué le dejaron entrar en la casa? ¿Por qué se sentó a hablar con él el juez Sarutobi? El asesino era un conocido de Sarutobi y de los Terumí.
—Vale, mierda —soltó Kankuro, frunciendo el ceño sin dejar de concentrar la mirada en la superficie de la mesa.
—Entonces nuestro tipo es alguien al que las víctimas conocían por negocios o que se movía en sus mismos círculos. Intuyo que es alguien que tiene negocios con ellos —dijo Naruto—. El juez Sarutobi estaba ya entrado en los ochenta y no participaba del circuito de fiestas. Tenía su círculo de amigotes con los que jugaba al póquer, eso era todo. Pero sí tenía asuntos de negocios de los que se encargaba personalmente, y Ao Terumí tenía más negocios de los que cualquiera de nosotros jamás habría podido controlar.
—Visto así, puede que después de todo el móvil haya sido el dinero —dijo Kakashi—.Tenemos que averiguar qué negocios comerciales o qué asuntos financieros tenían en común, algún asunto que fuera mal pero del que ambos salieron limpios, dejando a alguien en la ruina.
—Pero en ese caso sería mera coincidencia que Sakura Haruno estuviera trabajando para Sarutobi y para los Terumí cuando fueron asesinados —dijo Neji—. Menuda gilipollez. Las coincidencias así no existen.
—Quizá las cosas no sean tan rebuscadas como creéis —dijo Kakashi, garabateando furiosamente en su libreta de notas mientras pensaba con avidez—. ¿Cuánta gente puede permitirse tener mayordomo, sobre todo uno acostumbrado a cobrar los honorarios de Sakura Haruno? No mucha. Sería un círculo pequeño, incluso en Mountain Brook. Aquí la mayoría de la gente trabaja como locos para pagar los impuestos sobre sus propiedades, las hipotecas y poder enviar a sus hijos al colegio. Pero la gente rica que podría permitirse los servicios de Sakura probablemente se conozca a través de los negocios, si es que no frecuentan el mismo circuito social. De algún modo tenían que hacerse ricos, ¿no? Mi opinión es que el nexo de unión entre ambos son los negocios.
—Muchas compañías han pasado por apuros durante el último año. Es posible que a alguien le haya ido mal y que no se lo haya tomado demasiado bien —intervino Neji,considerando la posibilidad. Hasta ese momento, tenía más sentido que cualquier otra teoría que hubieran estado sopesando—. Vale, le llevaré esto al capitán. Haremos unas declaraciones lo suficientemente vagas para no asustar al tipo ese: Ya ha matado a tres personas y puede que le haya encontrado el gusto. No queremos más cadáveres en esta ciudad.
Miró a Kakashi.
—Puedes dejar libre a la señorita Haruno. Llévatela a algún motel y que alguien le recoja algo de ropa. Y, no, no puede quedarse en tu casa —le dijo a Naruto intencionadamente—. Quiero que te mantengas apartado de ella durante un tiempo. La prensa se nos va a echar encima por soltarla, y si uno de esos tipos la sigue y averigua que está viviendo con un detective de Mountain Brook, nos van a quemar el culo. ¿Está claro?
Naruto vio acertado que Sakura no se quedara en su casa. Sin embargo, estar lejos de ella no figuraba entre las posibilidades que había barajado. Tenía mucho trabajo por delante:había que volver a reconstruir el puente que le unía a Sakura y no pensaba esperar a que se resolviera el caso para ponerse manos a la obra. Durante todo el día, la forma en que ella se había echado a llorar cuando había dicho que le necesitaba le había estado abrasando por dentro. Esa misma mañana, Sakura había caído de lleno en el horror, un horror doble mente insufrible al ser una repetición de la escena vivida en casa del juez Sarutobi. La había encontrado echa una piltrafa y no se había acercado a ella, no la había abrazado. Sakura había estado sola todo el día, balanceándose lentamente adelante y atrás, abrazándose. Peor aún, sabía que él creía que era una asesina.
No se trataba simplemente de estar haciendo su trabajo. Se trataba de una falta de confianza en ella tan inmensa que no sabía si podría volver a recuperar el terreno perdido. Sin embargo, moriría en el intento. Si tenía que arrastrarse hasta ella a cuatro patas, literal o figuradamente, para conseguir que le perdonara, de ser preciso desgastaría las rodilleras de todos sus pantalones.
En ese momento Sakura estaba en un estado de total fragilidad. Se acordó de que cuando el juez fue asesinado ella no había sido capaz de comer nada. No había duda de que no había comido nada desde el desayuno, y de eso, por cómo se sentía él, hacía mil años.Habían ofrecido comida a Sakura, pero ella la había rechazado, sacudiendo la cabeza en silencio. Normalmente ella era la fuerte, la persona a la que acudir en momentos de crisis,pero ahora necesitaba que alguien cuidara de ella.
Lo primero que había que hacer era ir a buscar sus cosas al bungalow y reservarle habitación en algún hotel bajo nombre falso para que pudiera descansar. Kakashi se encargaría de eso.Sin embargo, nada podría impedir que Naruto la dejara marchar sin disculparse, aunque no estaba seguro de que fuera a servir para algo.Recorrió el corto pasillo y abrió la puerta de la sala de interrogatorios. Sakura levantó los ojos y rápidamente desvió la mirada en cuanto le reconoció. Todavía estaba pálida. Tenía la cara cansada y los ojos sin vida. Al haber ocurrido tan poco tiempo después de la muerte del juez Sarutobi, el golpe había sido devastador.
Naruto entró y cerró la puerta. La cámara instalada en el techo no estaba encendida.Estaban a solas. Si Sakura quería darle una bofetada, la aceptaría. Si quería darle una patada en los huevos, supuso que también la aceptaría sin rechistar. Le aceptaría cualquier cosa si con ello se ganaba su perdón. Pero Sakura no se movió, ni siquiera cuando él se agachó junto a su silla para que pudiera verle la cara.
—Kakashi te va a llevar a un hotel para que puedas descansar —dijo en voz baja—.Iremos a buscarte ropa al bungalow y te la llevaremos. Deja que sea él quien te reserve la habitación. Estarás bajo nombre falso para que la prensa no dé contigo.
—¿No me habéis arrestado? —preguntó con un descolorido hilo de voz.
—Sakura... sabemos que no lo hiciste.
—¿Por qué? ¿Ha aparecido alguna prueba? Esta mañana creías que era culpable.
No había acusación en sus palabras, ni siquiera el menor atisbo de enfado, tan solo una declaración de hechos. Naruto tuvo la sensación de que Sakura había puesto kilómetros de distancia mental entre ambos, entre ella y el mundo. Era la única forma de poder seguir entera.
—Me equivoqué —dijo Naruto sin más—. Lo siento. Dios, no puedo decirte cuánto lo siento. La coincidencia me estalló en plena cara y en lo que único que podía pensar era en que habías salido justo después de que yo lo hiciera.
—Lo entiendo.
Naruto pestañeó ante la carencia absoluta de inflexión en la voz de Sakura.
—¿También perdonas?
—No.
—Sakura... —empezó, haciendo ademán de ir a tocarla. Ella se apartó. Había desesperación en la expresión de su rostro.
—No me toques.
Naruto dejó caer la mano.
—De acuerdo. Por ahora. Sé que la he jodido, y bien jodida, pero no pienso perderte.Creemos que estamos a punto de resolver esto, y...
—No depende de ti —le interrumpió.
—¿Qué? ¿Qué es lo que no depende de mí?
—Dejarme libre. No tienes elección.
Se abrió un enorme agujero negro bajo los pies de Naruto, y se sintió como si se lo estuviera tragando. Si la perdía... bueno, eso no iba a ocurrir. Se negaba a que ocurriera. En cuanto ella hubiera superado la conmoción inicial, por lo menos le escucharía. Sakura era la persona más razonable que había conocido. Y si no le escuchaba, en ese caso no le importaba jugar sucio. Haría lo que hiciera falta para no perderla.
—Hablaremos más tarde —dijo Naruto, retrocediendo para darle el espacio que en ese momento ella necesitaba.
—No hace falta.
—Ya lo creo que hace falta. Ahora te daré tiempo y espacio, pero ni se te pase por la cabeza que me he dado por vencido. Jamás.
—Deberías —dijo ella y volvió a fijar la vista en la pared.
Quince minutos más tarde, Kakashi se la llevó a toda prisa por la puerta trasera y cruzó con ella el aparcamiento hasta su coche. Los reporteros de televisión y de prensa escrita que campaban por la parte delantera del edificio les vieron y las cámaras consiguieron grabar algunas imágenes, pero eso fue todo. Un tipo más avezado se metió en su coche y empezó aseguirles, pero quedó bloqueado cuando un Jaguar blanco pasó a toda velocidad por delante de él. Cuando consiguió maniobrar para volver a incorporarse al tráfico, tanto el coche común como el Jaguar blanco habían desaparecido sin dejar rastro.
mariland- Clan Suzaku
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
Rayos Naruto... Bien lo dijiste, la jodiste bien jodida...pff realmente no podía culpar a Sakura por la elección que tome, fue muy duro lo que tuvo que pasar sin absoluta compañía ni apoyo, pobre... Bueno espero que ese espíritu del fuego del rubio junto a la llama de la juventud el camino policial y todo lo que exista se encienda en él para protegerla y recuperarla... Ahora hay otro chiflado más? Sería el colmo de los colmos!! Actualiza pronto!
Matta Ne!
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LimaAxG- Admin
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Re: Morir por complacer act 24/10/13 (+18) Capitulo 25 /30
naruto baka arruino todo por no tener confianza en ella y el maldito sasuke quiero venganza por culpa de el se ha dañado la relación de sakura y naruto ya veremos si naruto logra recuperar la relación con sakura ojala cumpla lo que dijo que hasta se arrastraría por su perdón ojala todo se soluciones pronto
aduzumaki- Sennin
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