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La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
No me gusta la relación tan fría que tienen estos dos , tanto se alejaron ? espero que puedan a volver a enamorarse y que Sakura recupere la memoria...
Conti pronto !!!!
Conti pronto !!!!
Estefi chan- Sannin
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Edad : 30
En el mundo shinigami....
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
kami-sama
encerio naruto no la quiere eso es dificil para el
el no quiere nada mas con ella
y ovio sakura no es tonta se a dado cuenta de su matrimonio
no era color de rosas .
encerio amo tu fic jeje
espero contiii
te cuidas
encerio naruto no la quiere eso es dificil para el
el no quiere nada mas con ella
y ovio sakura no es tonta se a dado cuenta de su matrimonio
no era color de rosas .
encerio amo tu fic jeje
espero contiii
te cuidas
harunoakatsuki- Sannin
- Mensajes : 878
Edad : 32
"¿Cordura? Para empezar, no recuerdo haber tenido nunca algo tan inútil…"
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
O.O Que frío matrimonio!! Que Naruto tenga una imagen de sakura como una mujer ambiciosa no es bueno u.u Ojala sea un mal entendido solo el tiempo lo dira (autor), Solo espero que lo que haya pasado se quede en el, que se den la oportunidad de relacionarse hamm que vuelva haber la yamita del amor como dicen por ahí Donde hubo fuego cenizas quedan.
Ansio ver que pasara.
¡Chaito Morenazo!
Ansio ver que pasara.
¡Chaito Morenazo!
Última edición por SALAMANDRAHANSUKO el Jue Feb 21, 2013 4:53 am, editado 1 vez
SALAMANDRAHANSUKO- Aprendiz
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En el lugar mas recondito del Mundo
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Oh...GENIAL! *-* super... :/ valla pobre sakura u.u
espero que recupere su memoria y que todo se aregle :3
MUY BUENO!.....sigue escribiendo :DD
COntii!
Saludo~~
espero que recupere su memoria y que todo se aregle :3
MUY BUENO!.....sigue escribiendo :DD
COntii!
Saludo~~
Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
ohhh!!! ya me lei los capitulos , debo confesar que queria leer una historia asi de lo que fuera , pero me emocione al encontrarla aqui y que sea narusaku , me llama la atencion que sakura sea haya convertido en una chica plastica y el que o porque fue que paso, espero que con esto ella y naruto vuelvan a estar juntos, aunque si recupera la memoria volvera hacer la misma recordara el divorcio y se alejaran , bueno mejor no me adelanto, espeo la conti pronto
hikari uzumaki- Sennin
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en mis pensamientos
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Me gustaron mucho los dos caps!
Las conversaciones son naturales, muy fluidas. Es algo dificil de conseguir....te felicito!
Pero lo que mas me gusta es como expones la actitud los personajes y el analisis de la situacion que hace Naruto. Por lo visto la Sakura de antes era una mala pécora....normal que se muestre tan desencantado. Aunque se ponga como se ponga acabará en Connetticut. XD
Estoy deseando ver como la nueva Sakura va descongelando ese corazón tan frío.
Saludos!
Las conversaciones son naturales, muy fluidas. Es algo dificil de conseguir....te felicito!
Pero lo que mas me gusta es como expones la actitud los personajes y el analisis de la situacion que hace Naruto. Por lo visto la Sakura de antes era una mala pécora....normal que se muestre tan desencantado. Aunque se ponga como se ponga acabará en Connetticut. XD
Estoy deseando ver como la nueva Sakura va descongelando ese corazón tan frío.
Saludos!
Eva2.0- Genin
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Listening to the wind of change
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Bueno, he tardado un poco, pero aquí dejo el capitulo.
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 4
- Spoiler:
- Empezó a llover, al poco tiempo de que Naruto saliese por segunda vez para Bright Meadows. Dio al limpiaparabrisas y Sakura se quedó escuchando el sonido que hacía. Se oía también el sonido de la lluvia en el techo del coche y el de las ruedas al deslizarse por la carretera.
Naruto la estaba llevando a casa.
Nunca se lo hubiera imaginado, teniendo en cuenta la forma en que reaccionó cuando se lo dijo.
Pero era verdad, la llevaba a casa.
No se podía creer que hacía tan sólo dos horas estuviese en Bright Meadows, mirando el coche de Naruto y diciéndose a sí misma que era una estupidez llorar, y más estúpido aún pensar que no era en su recuperación en lo que él había estado pensando, cuando había insistido en que estaba mejor en el centro de rehabilitación, al tiempo que parecía desear quitársela de encima.
¿Por qué quería hacer algo así su marido?
Pero antes de que pudiera encontrar una respuesta, vio otra vez el coche de Naruto. Paró, le dijo, en un tono un tanto brusco, que creía que tenía razón, que era mejor que volviera a casa.
Sakura se puso muy contenta.
–Haz las maletas. –le dijo. –Yo me encargaré de comunicárselo a la dirección.
Y, al poco tiempo, se encontró en el coche, camino a casa. Sintió un escalofrío. Naruto la miró.
–¿Tienes frío?
–No. –contestó ella. –Es que estoy un poco nerviosa.
–Pues mejor es qué te tranquilices, si no quieres que Kabuto se oponga a este cambio de planes.
Sonrió, para que viera que estaba bromeando.
Sakura sonrió también y se puso las manos en su regazo.
–No te preocupes. –le dijo ella. –No seré una carga para ti.
–Yo nunca he dicho eso.
–Ya lo sé, pero quiero que quede claro una cosa. Yo no estoy enferma, Naruto.
–Ya lo sé.
–Ni tampoco soy una inválida. Soy capaz de cuidar de mí misma.
–¿He dicho yo alguna vez lo contrario?
–Sólo quiero que sepas que no tienes que hacer de enfermera.
–A mí eso no me preocupa. –contestó él. –Además, siempre se puede buscar a alguien que te cuide.
–Yo no necesito que me cuiden. No tienes por qué contratar a una dama de compañía, ni nada parecido.
–Bueno, ya veremos como va todo.
–Todo va ir bien. Quiero valerme por mí misma.
–Siempre y cuando no fuerces las cosas. –le dijo. –Quiero que me prometas que vas a descansar por lo menos un par de semanas.
–Te lo prometo. –Sakura se miró las manos. –Gracias –le dijo.
–¿Porqué?
–Por cambiar de opinión y venir a buscarme.
Naruto se encogió de hombros.
–No tienes que agradecerme nada. Es lo más sensato. Además, es lo que tú querías.
–¿Está muy lejos?
–En media hora estaremos allí. –la miró. –Pareces cansada, Sakura. ¿Por qué no duermes un poco?
–No estoy cansada, sólo estoy... –se paró a media frase. Estaba claro que Naruto le había sugerido que durmiera, porque prefería estar en silencio. –Tienes razón, será mejor que duerma.
Sakura se echó para atrás y cerró los ojos. Era mejor que pensase que estaba cansada. Cuando más cerca estaban de su destino, más nerviosa se sentía.
¿Nerviosa? Casi se echa a reír. Para ser sincera, sentía pánico. Porque en realidad toda aquella palabrería de que quería irse a casa era sólo eso, palabrería. ¿Para qué iba a volver a una casa que no recordaba, con un hombre que tampoco tenía idea de quién era?
Miró a Naruto, con los ojos entrecerrados. Tenía rígido el mentón. Los labios muy apretados. Las manos apretaban el volante con fuerza.
Al parecer, ella no era la única que parecía estar un poco arrepentida de aquella repentina decisión.
¿Por qué? ¿Habría sido tan horrible su matrimonio? Debía haberlo sido. Porque de otra forma no se entendía aquella distancia entre ellos.
La única reacción emotiva que mostró fue aquella noche en el hospital, cuando la besó.
Al recordarlo, sintió un escalofrío. Fue un beso apasionado, que la había dejado temblando, con un deseo incontenible en lo más hondo de su cuerpo. Su cuerpo se estremeció.
–¿Sakura? ¿Qué te pasa?
Sakura se incorporó, miró a Naruto y luego se concentró en la carretera.
–Creo que tienes razón. Tengo frío.
–Pondré la calefacción. –giró un mando del salpicadero. –Siempre has dicho que la calefacción de este coche está pensada más para osos que para personas.
–¿Decía yo eso? –sonrió y se frotó el brazo. –La verdad es que no me imagino poniendo pegas a este coche tan precioso.
–¿Precioso? –preguntó, mirándola.
–¿Qué modelo es?
–Es un Jaguar XK 150 del 60. –respondió.
–Ah. –dijo ella, sonriendo. –Un coche antiguo. ¿Lo tienes desde hace mucho?
–No mucho. –le respondió. –Hace unos pocos años.
–Pues debe costar mucho, mantener un coche así.
–Sí. –apretó las manos al volante. –La verdad es que sí.
–Apuesto que no dejas que lo arregle cualquier mecánico.
–¿Por qué dices eso?
–No sé. Pero parece lógico. ¿Me equivoco?
–No. –él se quedó mirando la carretera, muy concentrado en el asfalto. –No, has dado en el clavo. Yo soy el que lo reparo.
–Así que no lo tocan manos humanas, ¿eh? –le dijo, sonriendo.
–Hace mucho tiempo, había una persona que me ayudaba a arreglarlo y solía decirme eso.
–Un super mecánico, imagino.
–Sí. –dijo él. –Algo así. –se produjo un silencio. –¿Has visto como está lloviendo?
–Sí. –dijo ella. –Está lloviendo a mares.
Naruto asintió.
–Pues el hombre del tiempo se ha confundido, como de costumbre.
Aquella conversación era mejor que estar en silencio.
–Pero la lluvia viene bien. –dijo Sakura. –Una de las enfermeras decía que había sido una primavera muy seca.
–Seca no es la palabra. Los tulipanes no llegaron a florecer. Y las rosas que plantaste hace unos veranos, pues ni siquiera...
–¿Planté yo rosas? Creí que vivíamos en Nueva York.
–Sí. –apretó las manos al volante. –Pero es que tenemos otra casa... –no se atrevía a terminar la frase. –Vaya hombre. He vuelto a meter la pata. No tenía que haber mencionado lo de las rosas ni la casa.
–¿Por qué no?
–¿Qué quieres decir, que por qué no? –la miró enfadado. –Porque no te acuerdas de nada.
–Pero por eso no vas a dejar de mencionarlas. De algo tendremos que hablar, aparte del tiempo. –dijo Sakura. –No nos vamos a pasar hablando de la lluvia todo el tiempo.
–Supongo que tienes razón.
–¡Pues claro que la tengo! Además, a lo mejor sirve de algo que hablemos de lo que yo hacía.
–Lo que ocurre es que no quiero agobiarte, Sakura. Ya sabes que los médicos han dicho que es mejor dejar que la memoria volviera sola.
–Si es que alguna vez vuelve. –le dijo sonriendo. –También dijeron que no podían garantizar nada.
–Todo va a ir bien. –le dijo, con más convicción de la que él mismo tenía.
–¡No sigas tranquilizándome, Naruto! De nada va a servir que sigas... –no pudo terminar la frase. –Lo siento. –susurró.
Un rayo iluminó la carretera. Cada vez caía agua con más fuerza. Por la ventanilla de Sakura entraban gotas de agua. Intentó subir la ventanilla, pero no pudo. Naruto se inclinó y la cerró por ella.
–Tengo que arreglar esa ventanilla. –murmuró. –Lo siento.
Sakura asintió. Ella lo sentía y él también. Se comportaban de manera tan amable, como si se acabaran de conocer. Pero no eran sólo conocidos, sino que eran marido y mujer.
Había algo muy extraño en aquella relación.
Sintió un nudo en la garganta. ¿Cómo se le había ocurrido la idea de ir a casa con ese hombre?
Miró por la ventanilla y deseó haberse quedado en Bright Meadows. No era su casa, pero por lo menos se sentía más segura allí.
Naruto miró a su esposa y luego a la carretera.
Muy interesante, pensó, apretando las manos al volante.
Su comedida esposa había demostrado su temperamento.
Sonrió.
Cuatro años antes, esa actitud no le habría extrañando lo más mínimo. Y no era porque la Sakura con la que él se había casado tenía mal humor. No tenía ningún temor a demostrar sus emociones. En el mundo en el que él se movía, en el que la gente pensaba que aquello no era correcto, la actitud de su esposa había sido deliciosa y refrescante.
Pero no había durado mucho. Porque no era posible. Naruto apretó más el volante. Había sido una pose. Su amada esposa había llevado una máscara para ganarse su corazón y cuando decidió que lo había conseguido, se olvidó de todo.
Como Hinata había dicho, nadie podía desempeñar el papel de inocente toda la vida.
Deseó con todas sus fuerzas saber quién estaba sentada allí a su lado. Esta Sakura no era la mujer con la que él se había casado y de la que estaba a punto de divorciarse. Todo era familiar, pero al mismo tiempo extraño. Se dio cuenta el primer día que ella despertó después del accidente.
Lo que nunca hubiera pensado era que le preguntara a qué velocidad podía ir aquel coche. Y todo aquello de que seguro que no dejaba que nadie lo tocara.
Aquel Jaguar había sido un proyecto conjunto. Lo habían comprado los dos y los dos trabajaron en su reparación.
Recordó con amargura la semana que pasaron en Connecticut. Se tuvo que ir a la ciudad, para resolver unos asuntos, y cuando volvió la encontró reparando el motor.
–Oh, Naruto. –le había dicho, riéndose mientras él la tomaba en brazos y le daba vueltas. –Quería darte una sorpresa y...
No le dejó terminar la frase. La besó y se la llevó al dormitorio, donde le quitó el mono de trabajo y descubrió que no llevaba nada debajo, a excepción de Unos leotardos blancos, que se puso en sus largas y preciosas piernas...
Mientras conducía, dirigió una mirada a esas mismas piernas. Tenía la falda por encima de las rodillas. No se había preocupado por bajársela, ni tampoco por arreglarse el pelo. El viento la había despeinado y unos mechones le colgaban por el cuello. Naruto miró más abajo. Las gotas de lluvia habían humedecido su blusa de seda y el frío le había endurecido los pezones.
La Sakura que él conocía seguro que no habría ido así. Habría estado muy peinada, se habría bajado la falda y se habría cruzado de brazos si hubiera sido preciso, para que él no se diera cuenta de que ella también tenía reacciones e instintos sexuales.
Naruto trató de concentrarse en la carretera.
Tenía que dejar de pensar en Sakura como si ella no fuera Sakura. Había perdido la memoria, pero él no había perdido la suya. Él conocía a la Sakura de verdad.
Y por un momento pensó que lo mejor hubiera sido que se hubiera quedado en Bright Meadows.
--------------------------------------------
La ciudad resplandecía bajo la lluvia. Estaba preciosa, pensó Sakura. Tenía la sensación de que la había visto en fotos.
Naruto le sonrió.
–Nos falta poco para llegar.
Ella asintió. Tenía las manos en su regazo, tan apretadas que se estaba clavando las uñas en la carne.
¿Se acordaría de algo? ¿Vería algo en aquella casa que le hiciera recordar?
En una película a lo mejor podía pasar. Pero aquello era la realidad. Naruto giró en la Quinta Avenida y se metió por una calle. Era una calle tranquila, con una hilera de árboles, con casas señoriales a cada lado, en las que seguro que vivía gente de mucho dinero.
Naruto aparcó el coche y paró el motor. Sakura se quedó mirando el edificio que había frente a ella.
En Bright Meadows le había pedido que le hablara de la casa donde vivía. La descripción que le hizo no se podía comparar con lo que tenía delante de los ojos. Tenía una fachada de piedra gris, las ventanas con contraventanas de color negro. Para acceder a la puerta principal había que subir una escalera de piedra.
–Naruto. –le dijo, girando, para mirarlo.
Pero ya había salido del coche y trataba de protegerse de la lluvia.
–Espera. –le gritó, intentando hacerse oír en aquel diluvio. –Iré a por un paraguas.
Ella abrió la puerta y salió.
–No, no, espera...
Pero enmudeció al mirar otra vez la casa sin sentir siquiera la lluvia que estaba cayendo.
«Esa es nuestra casa», pensó. «La mía y la de Naruto».
En aquel momento deseó con todas sus fuerzas haberse quedado en Bright Meadows.
–¿Por Dios, Sakura, qué estás haciendo? Venga entra, antes de que te cales hasta los huesos.
Ella ni se inmutó. No quería entrar en aquella casa.
Odiaba aquel sitio.
–Por Dios. –Naruto murmuró, mientras tiraba de ella. Se desequilibró y no tuvo más remedio que agarrarse de su cuello.
El tiempo pareció detenerse. La calle mojada, la lluvia... todo parecía insignificante. Lo único que podía sentir era la fuerza de los hombros de su marido, la calidez de su cuerpo.
Ella miró. Le pasó la mano por la cintura...
La puerta de la calle se abrió.
–Señor. –dijo una voz. –No tenía ni idea de que...
–No. –contestó Naruto. –Ni yo tampoco.
Un hombre alto, con poco pelo, los estaba esperando en la puerta. Sakura vio que era el conductor que los había llevado a Bright Meadows. El verlo allí, en la entrada de la casa, la dejó boquiabierta.
–Ese es el conductor de la limusina. –susurró a Naruto. –¿Qué está haciendo aquí?
–Se llama Eiji, Sakura. Vive aquí.
–¿Que vive aquí? –repitió ella.
–Señora. –dijo Eiji, haciendo una reverencia, cuando pasó Naruto. –Bienvenida a casa.
–Eiji –dijo Naruto– es nuestro conductor.
–¿Quieres decir que el coche en el que fuimos a Bright Meadows es nuestro?
–Sí. Eiji lo conduce. –dijo Naruto, sonriendo a Eiji. –Y cuando no está conduciendo, es nuestro mayordomo.
–¿Nuestro mayordomo? –dijo Sakura, cada vez más extrañada. –Naruto. –dijo en voz baja.
–Sakura, por favor...
–¿Qué tal está, señora?
Una mujer con un traje oscuro apareció en el recibidor.
–Y esta, –dijo Naruto. –es la señora Aoki. Nuestra ama de llaves.
–Hola, señora Aoki. –acercó su cara a la de Naruto. –Naruto por favor, qué van a pensar. Déjame en el suelo...
–Y esa, –dijo Naruto, mientras subía por las escaleras. –es Asuki.
Sakura pudo ver una mujer con delantal blanco, pelirroja y grandes ojos azules.
–Señora. –dijo una voz muy tímida.
–Asuki. –repitió Sakura. Miró por encima del hombro de Naruto y Asuki sonrió y le hizo una reverencia. ¡Una reverencia! ¿Todavía había gente que hacía esas cosas?
–¿Un mayordomo, una ama de llaves y una criada? –susurró, incrédula, cuando llegaron al segundo piso. –¿Trabaja toda esa gente en nuestra casa?
–Más o menos.
–¿Por qué más o menos?
–A excepción de la señora Aoki, sería más preciso decir que son tus criados. –empujó una puerta con el hombro, pasó y encendió la luz con el codo. –Los criados –le dijo, dejándola de pie en el suelo. –y esta es tu habitación.
Las preguntas que Sakura hubiera querido hacer se le olvidaron al ver aquella habitación.
La noche anterior había visto un programa en televisión, algo sobre un sitio llamado Versalles y Fontainebleau, unos palacios franceses. Ojalá hubiera prestado más atención.
Quien quiera que hubiera diseñado aquella habitación, había querido darle el aspecto de un palacio. El color de las paredes hacían juego con las cortinas, la colcha y el dosel de la cama. El suelo estaba cubierto de alfombras. Los muebles eran blancos, con un ribete de oro, a excepción de una mesa en la pared de enfrente. Sobre la superficie de cristal había un surtido bastante amplio de botellas y frascos de cosméticos.
Era una habitación femenina y muy sensual. Pero en cierto sentido era como un escenario. Sakura tenía la sensación de que si miraba detrás de las paredes y los muebles descubriría que estaban hechos de cartón pintado.
Se volvió y miró a Naruto, bastante desconcertada.
–Esta no puede ser mi habitación.
–Pues te aseguro que sí lo es. Anda, quítate esa ropa mientras yo voy a buscar a Asuki.
–No. Quiero decir, que prefiero que no lo hagas. Quiero estar un momento a solas. –le sonrió. –¿Estás seguro de que esta es mi habitación?
–Lo que estoy seguro es de que no es la mía. A mí no me va este estilo.
–Quieres decir que no compartimos...
Naruto cambió de expresión.
–No. –dijo. –No compartimos habitación.
–Oh.
Se quedó mirándolo, mientras él se metía en el baño. Acababa de descubrir que dormía en una habitación que la misma Maria Antonieta hubiera envidiado y que no la compartía con su marido y no sabía qué decir.
–He abierto el grifo del baño.
Ella miró hacia el cuarto de baño. Naruto salía con las mangas de su camisa azul subidas, mostrando unos brazos fornidos y con mucho vello rubio.
–¿Sakura? Te he dicho que...
–Ya te he oído. –se aclaró la garganta. –Gracias.
–No tienes que agradecerme nada. Abrir un grifo del agua no es demasiado esfuerzo.
–Quería decir... gracias por lo que has hecho. Por traerme a casa.
–No seas tonta. –le dijo él. –Tienes todo el derecho del mundo a estar aquí. Anda, quítate esa ropa y métete en el baño.
–Naruto... –estiró la mano y se la puso en el brazo. –Ya sé que esto no es fácil para ninguno de los dos, pero estoy segura de que voy a recuperar la memoria.
–¿Quieres decir que todo esto te resulta familiar?
–No. –admitió ella. –Todavía no. Pero estoy segura de que pronto empezaré a recordar y pronto podremos volver a hacer lo que hacíamos.
Naruto la miró con sus ojos azules.
–Lo que hacíamos. –dijo él.
–Sí, –le dijo ella, sonriendo. –fuera lo que fuera. Por un momento, ella pensó que iba a decir algo, algo que estaba segura de que no quería oír, pero pasaron los segundos y lo único que hizo fue asentir.
–Claro, claro. –le dijo. –Anda, métete en el baño. Le diré a la señora Aoki que te haga una sopa y te la traiga aquí.
–¿Quieres que cene sola?
–Creo que es lo mejor. ¿Tú no? Tengo trabajo y así tú puedes bañarte tranquilamente y relajarte.
Sakura sintió ganas de llorar.
Estaba en su casa, que era lo que había querido, y su marido había sido amable y considerado. La había llevado en brazos a su habitación, le había preparado el baño y le estaba ofreciendo la posibilidad de terminar el día plácidamente.
–¿Sakura?
Lo miró y sonrió.
–Sí, gracias Naruto. Si no te importa cenaré sola. Estoy muy cansada. ¿Lo entiendes?
–Por supuesto. –se fue hacia la puerta y puso la mano en el pomo. –Hasta mañana.
–Hasta mañana.
Y se quedó sonriendo hasta que la puerta se cerró. A continuación se fue hacia el baño, se sentó en el borde de la bañera y cerró los grifos. El aire estaba cargado de vapor, y las lágrimas que había logrado reprimir momentos antes, empezaron a caerle de los ojos.
Naruto era el hombre perfecto. Pero no quería saber nada de ella. No la amaba, ni siquiera le gustaba. No la quería ni en aquella casa, ni en su vida, y lo peor era que no sabía por qué.
--------FIN DEL CAPITULO--------
Yukio834- Chunnin
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Posesiones :
Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Es... Sorprendente lo frió que puede llegar a ser o.o
No... No me esperaba tanto así
Ne... pobre saku... Esta sufriendo y no sabe porque
Jum espero la conti, espero que las cosas mejoren
No... No me esperaba tanto así
Ne... pobre saku... Esta sufriendo y no sabe porque
Jum espero la conti, espero que las cosas mejoren
Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Pobre Sakura si que está sufriendo y Naruto es muy frío con ella.
Espero que pronto Sakura pueda recuperar la memoria .
Conti pronto !!!
Saludos
Espero que pronto Sakura pueda recuperar la memoria .
Conti pronto !!!
Saludos
Estefi chan- Sannin
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Posesiones :
Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
>.< Joder!!! Me volvi un ocho leyendo este capitulo (T.T Pobre sakura no sabe que sucedio para que su matrimonio estuviera asi de mal).
Espero avances de la memoria de sakura y de la relación.
Espero avances de la memoria de sakura y de la relación.
Última edición por SALAMANDRAHANSUKO el Miér Feb 27, 2013 6:16 am, editado 1 vez
SALAMANDRAHANSUKO- Aprendiz
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
No me esperaba que Naru-kun podría ser así de frío con Saku-Chan. D:
Pobre Saku-Chan…Sufre y ni sabe el por qué.
Quiero que recupere la memoria pronto.
Espero la Conti Ansiosísísísísísísísísíma.
Saludos,besos y abrazos.
Pobre Saku-Chan…Sufre y ni sabe el por qué.
Quiero que recupere la memoria pronto.
Espero la Conti Ansiosísísísísísísísísíma.
Saludos,besos y abrazos.
NaruSaku-12- Sannin
- Mensajes : 811
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Uhm ~ Con Naru-kun en el inframundo visitando a Jiraiya y Mina&Kushi
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
aa pobre sakura-chan.
enserio , se nota que naruto
no la quiere en su vida.
y sakura se a dado de cuenta
pero estave lo comprobo .
se ubiera que dado en el sitio ese.
me encantoo el capituloo
encerio espero conti
enserio , se nota que naruto
no la quiere en su vida.
y sakura se a dado de cuenta
pero estave lo comprobo .
se ubiera que dado en el sitio ese.
me encantoo el capituloo
encerio espero conti
harunoakatsuki- Sannin
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"¿Cordura? Para empezar, no recuerdo haber tenido nunca algo tan inútil…"
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Genial! *-* Pobre sakura :/
espero que recupere su memoria y arreglen todo ^.^
Espero cont!
Saludo~
espero que recupere su memoria y arreglen todo ^.^
Espero cont!
Saludo~
Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
pobre sakura y sentir que naruto no la quiere ahi y no recordar el porque es mas triste, aunque no parce en nada a la sakura que naruto recuerda, es mas hasta me pongo a dudar en que realmente fuera asi porque quisiera, pero bueno hay que ver los avances.
hikari uzumaki- Sennin
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Abriendo un espacio entre las tareas que tengo, pude pasar aquí, asi que aquí tienen el capitulo nuevo
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 5
- Spoiler:
- Sakura se había despedido hasta la mañana siguiente, pero cuando se levantó, a las ocho de la mañana, él ya se había ido.
Lo cual no le importaba. Porque lo último que quería era hablar con él sobre aquella casa que más que una casa parecía un museo. Desayunó bajo la fría mirada de la señora Aoki, que manifestó claramente con el rostro su desaprobación porque sólo comiera media naranja y una taza de café. Luego se fue de habitación en habitación, para ver si le resultaba algo familiar.
Nada.
Al medio día, mientras estaba sentada junto a una mesa en la que cabían doce personas, Naruto llamó por teléfono.
Eiji le trajo el aparato.
Le preguntó que qué tal estaba, que si necesitaba algo.
Sakura miró a su alrededor. Un cetro y una corona, pensó, acallando como podía su risa histérica.
–No te preocupes por mí. –le dijo. –Estoy bien.
La conversación no duró más de un minuto.
Cuando terminó, Eiji le hizo una reverencia y llevó el teléfono a su sitio. La señora Aoki vino con una ensalada de langosta en la mano.
–Antes le gustaba mucho esto. –le dijo. –¿O es mejor que no le recuerde lo que le gustaba antes?
Sakura sonrió.
–Diga lo que quiera. –contestó. –Porque si no voy a terminar comiendo cartón, para ver si era lo que me gustaba.
El ama de llaves también sonrió.
–Está bien –le dijo y se marchó.
Después de comer, Sakura salió al jardín y se sentó en la hierba. Era un sitio triste, en el que un arce intentaba sobrevivir.
Igual que ella, pensó. Se levantó y se fue a su habitación. Se echó la siesta, despertó y se puso a leer una revista. Luego paseó por la casa.
La señora Aoki estaba en la cocina, lavando verduras en el fregadero.
–¿Quiere que le ayude en algo? –le preguntó Sakura.
El ama de llaves la miró como su estuviera loca, en vez de haber perdido la memoria.
–No gracias, señora. –le contestó y siguió con su trabajo.
A las seis, Naruto llamó por teléfono otra vez, disculpándose. Le era imposible salir de una reunión. Le preguntó si no le importaba cenar sola.
Tuvo que morderse el labio para no contestarle que había hecho lo mismo la noche anterior y que no sería muy difícil hacer lo mismo esa noche.
–Claro que no. –le contestó ella. –Cuando llegues tomaremos un café juntos.
Pero no llegó hasta las diez y a esa hora ella ya estaba en la cama.
Le oyó subir las escaleras y atravesar el pasillo. De pronto se paró junto a su puerta y a ella también se le paró el corazón.
Sakura se quedó sin respiración, imaginándose la mano de su marido en el pomo de la puerta, abriéndose...
Siguió caminando por el pasillo. Abrió la puerta de su habitación y la cerró muy despacio. Ella se sintió más aliviada.
A la mañana siguiente cuando bajó, él la estaba esperando en el comedor.
–Buenos días. –le dijo. –Siento mucho lo de anoche.
–No te preocupes. –le contestó ella, encogiéndose de hombros. –Yo me quería ir pronto a la cama. Todavía no estoy a pleno rendimiento.
Naruto asintió. Tenía el pelo mojado, como si acabara de ducharse, y se acordó que le dijo que todas las mañanas iba a correr por el parque.
–¿Has salido a correr?
–Sí. No te habré despertado, ¿verdad? Porque he salido muy temprano.
–No, no. He dormido como un troncó. Lo que quería decir es que...
–¿Qué?
¿Qué era lo que quería decir? Ya habían hablado de salir a correr juntos y él había dejado bastante claro que prefería hacerla solo.
–Que voy a salir a dar un paseo, ya que el parque está tan cerca.
–La semana que viene.
–¿Qué?
–Te he dicho que...
–Ya he oído lo que me has dicho. Lo que no quiero es creerme lo que estoy oyendo. ¿Tengo que pedirte permiso para hacer algo?
–Tan sólo quería sugerirte que esperaras una semana, hasta que estuvieras más fuerte.
–No estoy enferma. –le dijo, echando chispas por los ojos. –Ya te he dicho que no...
–Eres una inválida. Ya lo sé. Pero salir sola a un sitio que no conoces, es un poco arriesgado.
–Nueva York estará indicado, ¿no? No te preocupes, que no me voy a perder. Dejaré miguitas según me voy alejando.
Naruto empezó a reírse.
–No me extrañaría que lo hicieras. –se quedaron mirándose y permanecieron en silencio. Al cabo de unos segundos él se aclaró la garganta. –Se está haciendo tarde. Tengo que marcharme. ¿No te importa?
–Claro que no.
Naruto agarró el maletín que había sobre una mesa. Después de unos segundos de duda, se agachó y le dio un beso en la frente.
–Que tengas un buen día. –le dijo. Y se fue.
–¿Señora Uzumaki?
Sakura parpadeó, suspiró y se dio la vuelta, para mirar a la señora Aoki, que estaba en la puerta del comedor.
–¿Sí, señora Aoki?
–Su desayuno está listo. Media naranja y un café.
–Gracias. ¿Señora Aoki?
–Sí, señora.
–¿Eso es lo que yo desayuno?
–Eso era lo que desayunaba la señora.
–¿Y no cree que podría cambiar?
–Bien podría, si lo deseara. ¿Qué le apetece?
–No lo sé. ¿Qué me sugiere?
–¡Una taza de chocolate caliente! –le dijo el ama de llaves, con los ojos clavados en Sakura. –Un zumo de naranja y una taza de chocolate caliente.
–¡Chocolate caliente! –Sakura se echó a reír. –No, mejor no.
–¿Café, entonces, con leche y azúcar?
–Está bien. –Sakura suspiró. –¿Tiene un minuto para hablar conmigo, señora Aoki?
–Si lo desea. –le contestó.
Sakura se pasó la lengua por los labios.
–Para empezar quiero que me llames Sakura.
La señora Aoki palideció.
–Yo no podría hacer eso, señora.
–Entonces llámame señora Uzumaki, no señora todo el tiempo. –le dijo Sakura sonriendo. –Ya me cuesta bastante pensar que yo soy Sakura, como para que alguien me llame ahora señora.
La mujer se quedó boquiabierta. Al cabo de unos segundos, asintió.
–Intentaré recordarlo, señora Uzumaki.
–Otra cosa, ¿sabes quién ha decorado esta casa?
–Usted, por supuesto.
Sakura suspiró. Aquella respuesta no le agradó, pero tampoco era una sorpresa.
–Una última. –dudó unos segundos. –¿Qué era lo que yo hacía a diario?
–Desayunaba a las ocho y se iba al gimnasio a las diez y luego hacía muchas cosas por la tarde.
–¿Quieres decir que trabajaba media jornada?
–No, señora Uzumaki. Salía a comer con alguien, o asistía a reuniones de instituciones caritativas.
–Ya entiendo.
–Y además tenía hora con la peluquera tres veces a la semana.
–¿Qué iba a la peluquería tres veces a la semana? –Sakura le preguntó, sin creer lo que acababa de oír.
–Los viernes va a que le hagan las manos y luego va también a que le den masajes...
–Masajes. –Sakura repitió. Se hubiera reído a carcajadas. O mejor empezado a llorar. Era difícil decidir.
–Si quiere le enseño su diario. A lo mejor está en la biblioteca, o en el escritorio de su habitación.
–No te preocupes. –le dijo Sakura. –Me olvidaré de eso por el momento, hasta que no vuelva a ser como era antes...
Como era antes, lo cual le parecía cada vez más y más aburrido.
El día fue una copia del anterior.
Paseó por la casa. Leyó. Se sentó en el jardín. Comió y se echó la siesta y se despertó intranquila, como un tigre.
A media tarde, se puso una chaqueta y se fue hacia la puerta. Eiji, que apareció de nadie sabía dónde, se la abrió.
–Si la señora quiere que la lleve a algún sitio. –le dijo. –Estoy a su disposición.
–Gracias. –respondió Sakura. –Pero me voy a dar sólo un paseo.
–¿Un paseo, señora?
–Sí. –le dijo. –Ya sabe, un pie primero y luego el otro... A pasear por el parque.
–La señora a lo mejor desea...
–La señora se quiere ir de aquí. –abrió la puerta y la cerró de un portazo.
El paseo le despejó la cabeza.
Le había contestado a Naruto por la mañana y luego a Eiji. Y no tenía por qué haberlo hecho, porque todos querían su bien.
Pero todo le resultaba muy extraño. Aquella era la vida que llevaba. ¿Pero era la vida que ella quería?
Parecía imposible.
Asuki estaba en el baño, echando sales perfumadas en la bañera.
–Hola señora, estoy preparándole el baño.
Sakura suspiró y se sentó en el borde de la cama.
–Asuki, ¿te importaría dejar de llamarme señora? Porque cada vez que lo haces estoy a punto de mirar para atrás a ver si veo a la reina de Inglaterra.
Asuki empezó a reírse.
–Como usted quiera, señora.
–Lo que yo quiero es que me llames señora Uzumaki.
–Pero señora, cuando me contrató me dejó muy claro que quería que la llamara señora.
–Pues olvídate de lo que dije. –le contestó Sakura. –Quiero decir... las cosas han cambiado. Además si me llamas señora Uzumaki, así podré acostumbrarme antes a mi verdadero nombre.
–Sí, señora Uzumaki.
–Gracias. Por cierto, ¿para qué me estás preparando el baño?
–Porque se baña todos los días a esta hora, antes de vestirse para salir a cenar.
–¿Vestirme? –Sakura se miró.
–Sí, señora Uzumaki.
–¿Con vestido largo y guantes blancos?
–No tan elegante. –dijo Asuki. –Un vestido, sin guantes. Además se recoge el pelo.
–¿Y eso es lo que hago todas las tardes? ¿Vestirme para salir a cenar?
–Sí, señora Uzumaki.
Sakura dejó de sonreír. Una mañana sin hacer nada y una tarde haciendo lo mismo, después un baño de sales perfumadas antes de vestirse para salir a cenar.
Vaya existencia tan inútil.
¿Era así la vida de la mujer de Naruto Uzumaki? Pensó en el aspecto de Naruto, cuando la fue a ver el domingo a Bright Meadows. Llevaba unos simples vaqueros viejos y una camiseta. Que marcaba sus pronunciados hombros.
¿Por qué se habría casado un hombre así con una mujer que no hacía nada?
–¿Y mi marido también se viste para salir a cenar?
–Sí. El señor Uzumaki se ducha y se pone un traje negro. –suspiró Asuki. –Yo pienso que eso está pasado de moda, pero es muy romántico.
–Muy bien. –dijo Sakura. –Te diré lo que vamos a hacer. Me ducharé y dejaré que elijas tú el vestido que me voy a poner esta noche.
–¿Ducharse? Pero...
–Confía en mí, Asuki. Yo no me doy un baño, a menos que esté congelada de frío o esté con gripe.
La muchacha la miró con cara de asombro, de la misma forma que lo hizo la señora Aoki por la mañana. Estaba claro que a las dos les extrañaba la actitud de la nueva Sakura. Aquello la verdad era algo sorprendente.
A las siete, con un traje negro, Sakura bajaba las escaleras.
El vestido no le gustaba mucho. Era un vestido amplio, casi no tenía formas. Ni muy corto, ni muy largo, pero con él parecía más vieja. Pero el problema era que en su armario todos los vestidos eran casi iguales.
¿Por qué se habría comprado todos esos vestidos? Se lo preguntó a Asuki y ella se encogió de hombros.
–Usted compraba en las mejores tiendas, señora Uzumaki.
–¿De verdad? –le preguntó, mirándose en el espejo. Bajó la escalera y se detuvo al lado de la biblioteca. Naruto la estaba esperando, frente a la chimenea, con las manos metidas en los bolsillos.
Era un hombre muy apuesto. Con unos hombros increíbles. Su gusto por los muebles y por la ropa, había que ponerlo en duda. Pero para elegir un hombre, su gusto había sido exquisito.
Naruto se dio la vuelta.
–Sakura –dijo.
–Naruto. –tragó saliva. –Hola.
La recorrió con su mirada. Ella esperó a que él dijera algo sobre su aspecto, pero no lo hizo. Le estudió la cara, intentando leer su expresión, pero era como leer la cara de una estatua.
–¿Qué tal hoy? –le preguntó ella.
–Bien. –le respondió él. –¿Y tú qué tal?
Se sintió descorazonada. Iban a tener otra de esas conversaciones aburridas.
–Aburrido.
–¿Aburrido?
–Sí. No he hecho nada.
–Me han dicho que te fuiste a dar un paseo.
–Ya veo que Eiji te ha informado.
–Eiji cumple mis órdenes.
–¿Es qué le has dicho que me espíe?
Naruto se pasó la mano por el pelo.
–Ha sido un día muy duro. No quiero discutir.
–¿Es que estamos discutiendo?
–No. –le dijo. –La verdad, no. –lo cual era cierto. Incluso, cuando decidieron que se iban a divorciar, lo decidieron de forma civilizada. Sin gritos, ni llantos. –¿Por qué me lo preguntas?
–Por nada.
–Lo único que quiero es que no te agotes.
–Lo sé.
Naruto la estaba mirando de una forma que la estaba haciendo sentirse incómoda. No podía expresarle lo que sentía por él, porque ni ella misma lo sabía. Se dio la vuelta y trató de hacer algo, para cambiar de conversación. Abrió el mueble bar.
–Mira, aceitunas y... ¿Qué es esto?
–Queso de cabra.
–¿Queso de cabra?
–Sí. Te encanta.
Sakura se estremeció y se puso un pañuelo en la nariz.
–Pues ya no.
Él sonrió.
–Es queso de cabra, envuelto en ceniza.
–¿Ceniza? –repitió ella, asombrada–. ¿Cómo la de los cigarros?
–No creo. ¿Pero qué más da?
–Tienes razón. Ceniza y queso de cabra. ¿Qué será lo próximo que inventen?
–Queso de soja bañado en chocolate. –respondió él. Ella lo miró con ojos como platos y él estiró su mano y le ofreció un trozo. –Fue lo que pusieron en la fiesta de la semana pasada.
–¿Y qué tal está?
–Yo no lo probé. Hinata sí lo hizo y dijo que estaba muy bueno, pero ya sabes que... –frunció el ceño. –Lo siento, Sakura, pero siempre se me olvida. Hinata es mi secretaria.
–Ah. ¿Y fue a esa cena contigo?
–Claro. –dudó unos segundos. –Me ha dicho que le gustaría venir a verte, pero yo no creo que debas recibir todavía visitas, y menos de amigos de toda la vida.
¿Amigos de toda la vida? Una mujer llamada Hinata, que pasaba más tiempo con su marido que ella. Su secretaria.
–Eres muy amable, Naruto. Dile a Hinata que todavía necesito un poco más de tiempo.
–Claro.
Sakura sonrió. Naruto se dio cuenta que no se había pintado los labios con aquel color que ella adoraba y él odiaba. Tenía unos labios carnosos, muy sensuales. Se preguntó qué haría ella si la besara. No la tocaría, sólo besarla, pasarle la punta de la lengua por aquella...
–Bueno. –dijo él, de pronto. –¿Te apetece algo de beber?
No esperó respuesta. Se sirvió un vaso de bourbon y un coñac para Sakura.
–Por que te recuperes pronto. –le dijo, levantando el vaso.
Ella repitió el brindis y bebió un poco. Cuando aquel líquido dorado pasó por su garganta, ella hizo una mueca de desagrado.
–¿Qué ocurre? –preguntó Naruto. –¿Está malo el coñac?
–No, es que está un poco fuerte para mi gusto.
–¿De verdad?
–Pero está muy bueno. –dijo ella. –De verdad.
–No me mientas, Sakura. Por la cara que has puesto, está claro que no te gusta.
–Pero me gustaba antes. –dijo ella. –¿No?
–Los gustos cambian. –respondió él. –Te serviré otra cosa. ¿Qué quieres?
De pronto se le vino a la cabeza una botella de color ámbar, con una etiqueta blanca y roja.
–¿Sakura?
–A lo mejor esto te suena ridículo, pero... Se me ha venido a la cabeza algo que se llama Pete's Wicked Ale.
–¿De verdad?
–¿No es extraño? ¿Quién habría puesto un nombre así a...? ¿Qué pasa?
–Que antes bebías eso. –dijo en voz baja, casi en un susurro. –Hace mucho tiempo, antes de decidir empezar a beber coñac.
Sakura empezó a temblar.
–¡Oh, Dios!
–Tranquila. –Naruto le quitó el vaso de las manos, la llevó al sofá y la ayudó a sentarse. –Baja la cabeza y respira hondo.
–Estoy bien.
–No estás bien. Estás pálida, como una sábana.
–¿Qué es lo que me pasa, Naruto? –levantó la cara y lo miró a los ojos, que habían cambiado del azul claro a uno muy oscuro.
–Que estás empezando a recordar cosas, eso es todo.
–Es más que eso. –dijo, temblándole la voz. –Me siento como atrapada en un túnel y de vez en cuando veo un destello, pero nunca dura lo suficiente como para ver algo.
–¡Venga Sakura, baja la cabeza! –Naruto le puso la mano en la cabeza y la obligó a bajarla. –Sabía que te podía pasar esto, saliendo por ahí, como si no te ocurriera nada.
–¡No estoy enferma! –le quitó la mano y se levantó. –¿Has oído lo que he dicho? Estoy perdida, perdida, no puedo... no puedo...
De pronto se sintió mareada. Naruto la levantó en sus brazos y salió del comedor.
–¡Asuki! –gritó. –¡Señora Aoki!
Cuando la señora Aoki vio a Naruto con Sakura en brazos, subiendo hacia su habitación, se puso las manos en la boca.
–Oh, Dios mío, señor Naruto, ¿qué ha pasado?
–Asuki trae algo de hielo. Señora Aoki, llame al médico. Dígale que mi esposa se ha desmayado y quiero que venga ahora mismo.
–Sí, señor. Lo haré, pero es que es muy tarde y...
–¡Llámele ahora mismo! –Naruto empujó la puerta de la habitación de Sakura con el hombro. Ella abrió un poco los ojos, cuando él la dejó en la cama
–¿Naruto? –susurró. –¿Qué ha pasado?
–Estás bien. –le dijo, para tranquilizarla. –Te has desmayado, eso es todo.
–Desmayado. –tenía la cara muy pálida. –No debería haberme desmayado. Es algo tan pasado de moda.
–¿Señor? –Naruto giró la cabeza. Asuki estaba en la puerta, con un recipiente con cubitos de hielo y una toalla.
–Está bien, Asuki, dame eso. Y cierra la puerta, cuando salgas.
–No puedo creer que me haya desmayado.
–Pues te desmayaste. Es que no debiste salir a dar el paseo. Era demasiado pronto. Gira un poco la cabeza. Eso es.
–Me duele. –le dijo. –¿Qué haces?
–¿Qué crees que hago? Te estoy quitando el vestido.
Ella le agarró la mano, cuando él fue a desabrocharle los botones de la blusa.
–Naruto, no, por favor. No puedo...
–No puedes. –dijo él. –Y no debes. ¿Cómo puedes ponerte algo tan apretado al cuello y tan amplio por todos los demás sitios? Parece que estás en un saco de patatas.
–Un saco de... –Sakura se sonrojó. –¿No te gusta este vestido?
–No me gustan los sacos. ¿Y qué más da lo que a mí me guste o no me guste? Levántate un poco. Eso es. Levanta un brazo. Y ahora el otro. Muy bien.
Ella lo miró y él tiró el vestido a un lado.
–Pero yo creía... Yo pensaba... –pensó en los horribles vestidos que había en el armario, en los horrorosos muebles de aquella habitación, en los criados que Naruto le había dicho que eran suyos. La boca le empezó a temblar. –No entiendo. –susurró ella.
–Ponte de lado.
Ella obedeció, sin pensar. La tocaba como tocaban los médicos. Sintió sus manos en la nuca y a continuación el pelo le cayó sobre los hombros.
–Ya está. –dijo. –Así es mejor. No me extraña que te duela la cabeza. Tienes tantas horquillas clavadas que...
Estaba enfadado. Le había dado la vuelta y la estaba mirando de nuevo.
Estaba preciosa. Era la mujer que él recordaba, la mujer que no había podido olvidar. Sin aquella ropa tan horrorosa, con aquellos ojos tan grandes, con su pelo sedoso, cayéndole sobre los hombros. Era como él la recordaba, incluso se le escapó cómo la había llamado en aquellos tiempos.
–Gitana. –le dijo, con voz ronca.
¿Qué? Sakura pensó. ¿Qué? Ella no se llamaba así, seguro. Pero cuando miró a Naruto y se dio cuenta de la forma que la estaba mirando, sintió como si la estuvieran transportando a otro tiempo y otro lugar.
Gitana, pensó. Estaba dispuesta a ser su gitana, si eso era lo que él quería. Bailaría para él a la luz del fuego. Haría lo que él quisiera, y lo amaría para siempre...
–Sakura. –susurró él.
Se inclinó y dudó un instante. Sakura no se lo pensó.
Le puso la mano en el cuello y tiró de él.
Se besaron.
Fue un beso dulce y suave. Pero ella notó que él temblaba y se dio cuenta de lo que estaba pasando, que estaba luchando por controlarse. Lo sabía, porque a ella le pasaba lo mismo.
–Naruto. –suspiró.
Se echó en la cama, al lado de ella. Tenía el cuerpo suave como la seda y caliente como el sol de primavera.
Le puso la mano en el pecho. Ella se quejó.
–¿Señor Uzumaki?
Levantó la cabeza y miró a la puerta, que estaba cerrada. Alguien estaba llamando.
–¿Señor Uzumaki? Soy Asuki. El doctor Kabuto ha llegado. ¿Quiere que entre?
Naruto miró a Sakura. Tenía la cara sonrojada, los ojos oscuros.
Pero aquello no quería decir nada. Nada. Si quería seguir sano y salvo, lo mejor era recordar eso.
Su mujer, su bella mujer era incomparable en aquel tipo de juegos. Su cuerpo recordaba perfectamente qué había que hacer, aunque su mente no.
–¿Naruto? –él se incorporó, levantó el vestido de donde estaba, a los pies de la cama y se lo entregó.
–Tápate. –le dijo, con frialdad y luego le dio la espalda a su mujer y a la tentación.
--------FIN DEL CAPITULO-------
Yukio834- Chunnin
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Me gustó el capitulo , pobre Sakura aún no recuerda y Naruto sigue muy frío con ella , pero parece que Naruto aún la quiere o eso aparenta.
Conti pronto !!!
Conti pronto !!!
Estefi chan- Sannin
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En el mundo shinigami....
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Ayyy estúpido Kabuto,mira que interrumpir ese momento :c
Me encantó,Saku-Chan recupera poco a poco la memoria.
Espero la Conti Ansiosísísísíma.
Saludos,besos y abrazos.
Me encantó,Saku-Chan recupera poco a poco la memoria.
Espero la Conti Ansiosísísísíma.
Saludos,besos y abrazos.
NaruSaku-12- Sannin
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Uhm ~ Con Naru-kun en el inframundo visitando a Jiraiya y Mina&Kushi
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Jo, qué gustazo de fic. En serio.
Me encanta el tono sobrio y realista que le das, con el punto justo entre el romance y el desengaño.
No tengo muy claro el porqué, pero en este fic Naruto me recuerda a Robert Redford en una peli muy antigua que se llama "Descalzos en el Parque". Creo que es por el amor inocente que sentía al principio de casarse. Me gustan mucho tus personajes....
Enganchado me has, que diría Yoda. XD
Saludos y no te estreses mucho por subir caps. Lo bueno se hace esperar!
Me encanta el tono sobrio y realista que le das, con el punto justo entre el romance y el desengaño.
No tengo muy claro el porqué, pero en este fic Naruto me recuerda a Robert Redford en una peli muy antigua que se llama "Descalzos en el Parque". Creo que es por el amor inocente que sentía al principio de casarse. Me gustan mucho tus personajes....
Enganchado me has, que diría Yoda. XD
Saludos y no te estreses mucho por subir caps. Lo bueno se hace esperar!
Eva2.0- Genin
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Listening to the wind of change
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Muy bueno el cap
Pobre sakura, ella pensava que si se vestia asi o actuara como era antes
Naruto quisas la note, y aun que a sakura nada de eso le gusta lo intento
Y ya se dio cuenta que a el no le gusta nada de lo que hay en la
casa
Y el sigue tan frio, espero que sakura le unos de sus arebatos y decida cambiar toda la casa votar toda su ropa y vestir como le guste ya que ella a hora es otra.
Muy buen cap espero conti
Te cuidas
Pobre sakura, ella pensava que si se vestia asi o actuara como era antes
Naruto quisas la note, y aun que a sakura nada de eso le gusta lo intento
Y ya se dio cuenta que a el no le gusta nada de lo que hay en la
casa
Y el sigue tan frio, espero que sakura le unos de sus arebatos y decida cambiar toda la casa votar toda su ropa y vestir como le guste ya que ella a hora es otra.
Muy buen cap espero conti
Te cuidas
harunoakatsuki- Sannin
- Mensajes : 878
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"¿Cordura? Para empezar, no recuerdo haber tenido nunca algo tan inútil…"
16850
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
me gusto
los capis kedaron
muy buenos espero conti
los capis kedaron
muy buenos espero conti
miguel-kun- Clan Seiryuu
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Edad : 33
con kelly kelly y sakura haciendo un trio XD
11019
Posesiones :
Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Nyu por poco D:
No me gusto como andan las cosas cada vez peor
Aunque a veces mejora owo
Nyaa espero la conti >.<
No me gusto como andan las cosas cada vez peor
Aunque a veces mejora owo
Nyaa espero la conti >.<
Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
¬¬ Tenía que interrumpir Kabuto.
u..u para ser sincera sakura tenia horribles gustos (extravagantes) me gustaria ver a esta sakura cambiar todo (no solo la ropa o decoracion de la casa si no sus actividades diarias, verla trabajar!!!)
Cada vez se esta avanzando la memoria (a paso tortuga) y tambien el narusaku.
u..u para ser sincera sakura tenia horribles gustos (extravagantes) me gustaria ver a esta sakura cambiar todo (no solo la ropa o decoracion de la casa si no sus actividades diarias, verla trabajar!!!)
Cada vez se esta avanzando la memoria (a paso tortuga) y tambien el narusaku.
SALAMANDRAHANSUKO- Aprendiz
- Mensajes : 103
En el lugar mas recondito del Mundo
1600
Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Me gusto mucho el capi!!!!
Espero que Saku-chan cambie y que no sea como antes!!!!
Espero la conti!!!!!
Espero que Saku-chan cambie y que no sea como antes!!!!
Espero la conti!!!!!
Rikara- Novato
- Mensajes : 42
Con mi naruto-kun
0
La Esposa de Siempre [18+] [04/03/13]
CAPÍTULO 6
- Spoiler:
- Sakura se asustó por el tono de voz de su marido.
–¿Qué?
–Ya me has oído. –gruñó. –Que te tapes, a menos que no te importe que Kabuto se entere de lo que pretendías hacer hace un minuto.
Se quedó pálida.
–¿Lo que yo pretendía hacer?
–Está bien, lo que los dos pretendíamos hacer. ¿Mejor así?
Se puso la bata que él le había tirado. Estaba temblando, no por el deseo, sino de ira y humillación.
–Nada me haría más feliz, –empezó a decir. –que poder empezar mi vida el día anterior a conocerte.
–A mí me pasa lo mismo. Cuanto antes recuperes la memoria, mejor para los dos.
Sakura se puso de pie. Naruto trató de ayudarla, pero ella le rechazó.
–No me toques. No me toques nunca más. ¿Entiendes?
Naruto la miró. Tenía los ojos inyectados en sangre.
De pronto se sintió culpable. Lo que acababa de pasar era tanto culpa de él como de ella. ¿A qué estaba jugando? Era culpa de él. Ella no podía recordar nada y él se acordaba de todo. Además, ella tenía razón. Ella no había iniciado aquella escena. Él lo había hecho.
–Sakura. –le dijo. –Escucha...
–Sal de mi habitación.
–Sakura, por favor, intento disculpar...
Sakura agarró un bote de colonia del aparador y se lo tiró. El se agachó, el bote le pasó rozando y fue a parar a la pared, justo en el momento en que se abría la puerta.
El doctor Kabuto se quedó parado. Miró los trozos de cristal que había en el suelo, se aclaró la garganta y miró de forma inquisitiva a Naruto y Sakura.
–Perdonen. –les dijo. –¿Ocurre algo?
–¡Sí! –Sakura miró a Naruto con rabia. –¡Quiero que salga este hombre de mi habitación!
Kabuto miró a Naruto.
–Señor Uzumaki–le dijo, con educación. –le agradecería que nos dejara a solas unos minutos...
–Años si quiere, doctor Kabuto. –gruñó Naruto. Salió y cerró de un portazo.
El médico esperó y se aclaró la garganta de nuevo.
–Bien, señora Uzumaki. –le dijo. –¿Por qué no me cuenta lo que estaba pasando?
Naruto lo miró.
–Le diré lo que estaba pasando. –le dijo, muy enfadada. –Yo se lo contaré... –de pronto se sintió agotada. –Quiero recuperar mi memoria. ¿Es que es pedir demasiado?
–Querida señora Uzumaki...
–¡No me llame así! –gritó Sakura, muy enfadada. –No soporto la idea de estar casada con ese hombre Neandertal. Y no quiero que nadie me lo esté recordando todo el tiempo.
Kabuto suspiró. A continuación, sacó un pañuelo de papel de la mesilla de noche y se lo dio.
–Cuénteme lo que ha pasado. –le dijo. –Lo único que sé es que su ama de llaves me ha llamado y me ha dicho que se desmayó.
–¡Sí, me desmayé! –Sakura se limpió los ojos, se sonó la nariz, hizo una bola con la servilleta y la tiró a la papelera. –Naruto ha sacado las cosas de quicio. Me sentía un poco mareada.
–Mareada.
–¡Sí, me sentí mareada! Lo siento doctor...
–No importa.
–Es que estoy furiosa.
–¿Por qué?
–¿Cómo que por qué? –dijo, levantando las manos. –¡Por todo! Por sufrir de algo tan tonto como la amnesia.
–Sufrir de amnesia no es ninguna tontería. –le contestó Kabuto, con amabilidad. –Y es algo que usted no eligió. Tuvo un accidente y tardará algún tiempo en recuperarse.
–¿Y usted cree que me recuperaré?
–No se puede garantizar nada, pero como ya le he dicho, confío en que podrá recuperar su memoria. –Kabuto se sentó en una silla, frente a ella. –Ahora lo que más me preocupa es ese desfallecimiento que ha tenido. ¿Le ha venido, así, de pronto, o provocado por alguna situación?
–Tuve una especie de recuerdo, muy fugaz...
–¿Y cree que eso fue lo que le provocó el mareo?
–Sí.
–¿ Y luego, qué pasó?
–Naruto le dijo a la señora Aoki que le llamara a usted y me trajo a esta habitación.
–Y se pelearon.
Recordó la forma en que Naruto le había quitado la ropa, cómo le había soltado el pelo, la forma en que le había besado y la pasión con que ella había respondido.
–¿Sakura?
–Sí, más bien. –le contestó, sonrojándose, al tiempo que bajaba la mirada.
Kabuto abrió el maletín y empezó a buscar algo dentro.
–Muy bien. Vamos a auscultarla.
–Auscúlteme lo que quiera, porque a mí no me pasa nada.
Y tenía razón. El doctor Kabuto la examinó y comprobó que su salud era perfecta.
–Está usted perfectamente. Además ha empezado ya a recordar algunas cosas.
–Recordar una botella, no es recorbrar la memoria, doctor.
–Sakura. –le dijo Kabuto, asiéndole la mano. –Tiene que tener paciencia. Sé que es difícil, tanto para usted como para su marido, pero...
–¡Por favor! –Sakura retiró la mano. –No intente ser comprensivo con Naruto.
–¿No se da cuenta de que esta situación le está afectando tanto como a usted?
–Mire. –le dijo, al cabo de unos segundos. –Puede que esto le parezca un tanto extraño, pero no puede imaginarse cómo es Naruto.
–No. –contestó Kabuto. –No puedo. Sólo puedo juzgar por lo que he observado. Y he observado que iba a verla todas las tardes al hospital, que la trajo a casa, porque usted estaba a disgusto en Bright Meadows, que ha estado a su lado en los momentos más difíciles.
Sakura se quedó mirándolo. A continuación respiró hondo.
–Supongo que tiene razón. Yo también me he repetido mil y una vez que todo esto no es fácil para él.
–Sakura, lo peor, cuando uno pierde la memoria, es la tensión que eso produce en una relación. Por eso tienen que tomarse las cosas con tranquilidad y acostumbrarse a esta situación. .
–Sí, pero... –dudó. –Es muy difícil. –le dijo. –Sobre todo cuando no sé qué tipo de relación teníamos. ¿Cómo sé yo si nos llevábamos bien o mal? Uno de nosotros sabe la verdad y el otro tiene que caminar en la oscuridad.
Kabuto sonrió.
–Algunos piensan que el que camina en la oscuridad es el más afortunado.
–¿Afortunado? –Sakura lo miró. –No sé. No se imagina lo difícil que es desconocer el tipo de relación que mantenía con mi marido.
–Una persona que no recuerde su pasado no puede arrepentirse de nada. Es como empezar de nuevo.
Sakura empezó a reírse.
–No sabía que hubiera una clase de optimismo en la universidad.
–Antes de decidirme por estudiar medicina, estudié filosofía, –contestó Kabuto. –y en algunas situaciones me es de gran ayuda. –le dijo, dándole unos golpecitos en la mano. –Le voy a dar algo para que pueda conciliar el sueño. Y también le voy a recetar unas pastillas.
–¿Qué clase de pastillas? ¿No decía que estaba perfectamente?
–Quiero que deje de preocuparse por su pasado. Tiene que vivir el día a día. Lo que importa es el presente y el futuro.
–Otro apunte filosófico.
–Es una cita de los clásicos. –Kabuto sacó un frasco con pastillas del maletín, le puso un par de ellas en la mano y le dio un vaso de agua. –Tiene que empezar a vivir su vida otra vez.
–Eso es maravilloso, doctor, pero el problema es que no sé qué tipo de vida llevaba.
–Entonces averígüelo –le dijo, al tiempo que cerraba el maletín. –Seguro que tiene amigos, hacía cosas...
–Por lo que he podido ver, no sé cómo me las arreglaba, pero no hacía nada. –le dijo, sonriendo.
–Entonces, intente hacer algo nuevo, algo que pueda compartir con Naruto. Pero lo que no tiene que hacer es sentir pena por sí misma.
–¿Yo? –Sakura sostuvo el vaso en la mano. Levantó la voz, indignada. –Eso es una mezcla de medicina y filosofía.
Kabuto sonrió.
–Se lo digo por su bien. –contestó. Se levantó, se despidió con la mano y salió de la habitación.
El médico tenía razón.
No podía recordar el pasado. Y no podía hacer nada por remediarlo. Naruto no parecía sentirse muy atraído por ella. Pero a lo mejor ella no había sido precisamente una persona muy agradable.
No, eso era imposible, se dijo, sonriendo...
Pero también podía ser posible.
También era posible que en los últimos tiempos hubieran vivido bastante apartados el uno del otro.
Pero lo mejor, como el médico le había dicho, era empezar de nuevo, vivir el presente, en especial en lo que se refería a su marido.
Tenía que compartir algo con Naruto, como Kabuto le había aconsejado.
¿Pero qué? ¿Qué hacía su marido en su tiempo libre? ¿Qué intereses tenía? ¿Qué amigos?
-------------------------------------------
Sakura se miró el reloj, mientras se hacía una coleta. Tenía un montón de preguntas sin respuesta. Pero estaba decidida a que alguien se las contestara.
Muy despacio, abrió la puerta de su habitación y salió al pasillo.
Naruto no se había marchado de casa.
Lo cual era una sorpresa, a juzgar por la cara que puso cuando Naruto, que bajando por las escaleras, la vio.
–¿Sakura? –la miró, como si estuviera viendo una alucinación. –¿Qué estás haciendo levantada a estas horas?
–Buenos días. –saludó ella. –Tampoco es tan temprano.
–Pero si son las seis.
–Es que he decidido que en vez de quedarme en la cama vegetando, era mejor salir y hacer algo útil. He hecho café.
–Huele a café.
–¿Quieres uno?
–No, gracias. –pasó a su lado, con mucho cuidado. –Prefiero tomármelo después de venir de correr un poco. Pero tómate tú una taza, si quieres.
–Ya me la he tomado. –lo siguió hasta la puerta de la calle. –¿No te importa, verdad?
–¿Que hicieras café? Para nada.
–No, que vaya a correr contigo.
–¿Qué que...?
La miró. Llevaba unos pantalones cortos y zapatillas de deporte. ¿Había decidido salir a correr con él? No lo había hecho desde hacía un montón de tiempo y menos a aquellas horas de la mañana.
–¿Naruto? ¿Te importa?
–No, para nada. –le dijo, sonriendo.
–Gracias.
–Este es un país libre. –le dijo él, mientras abría la puerta de la calle y bajaba las escaleras. –Y el parque es de todos. Lo único que te pido es que sigas mi ritmo, porque no voy a esperarte.
Muy gracioso. Esa era la palabra para describir la actitud de Naruto. Gracioso y encantador, decidió Sakura, mientras trataba de seguir el ritmo que imponía Naruto, a pesar de costarle un gran esfuerzo.
Hubo un momento en que pensó que Naruto estaba intentando agotarla. No. A lo mejor era que no estaba en forma.
Naruto pensaba que había cometido una equivocación al dejar que lo acompañara. ¿Por qué no le habría dicho que no quería saber nada de ella? Que le estaba muy agradecido por los años que habían pasado juntos, que prefería correr él solo y que ella podría ir a su gimnasio, si quería hacer ejercicio.
Le había pillado desprevenido. Esa era la razón. Pero no pasaría otra vez. No podía imaginarse qué bicho le habría picado, después de lo que había ocurrido entre ellos la noche anterior. Cuando bajó Kabuto del dormitorio de Sakura le dijo que le había aconsejado hacer una vida normal.
¿Qué pensaría Sakura que era hacer una vida normal?
Empezó a correr tan deprisa como pudo, como no lo había hecho hacía muchos años. Para su sorpresa, ella mantenía el ritmo. Naruto frunció el ceño y apretó el paso, un poco más. Seguro que así, a la mañana siguiente no le acompañaría.
A la mañana siguiente, Sakura le estaba esperando. Y después de tres días corriendo juntos, Naruto volvió a correr al mismo ritmo que había estado corriendo normalmente.
El viernes por la mañana, cuando bajó, ella estaba haciendo estiramientos en el vestíbulo. Naruto se detuvo en la escalera y se fijo en su trasero, tan sensual. Una sensación extraña se apoderó de él.
–Hola. –Sakura estaba al lado de la puerta de la biblioteca, sonriéndole.
–Hola. –respondió él.
–Te has levantado temprano.
–¿Sí? Puede ser. Bueno, estás lista para...
–Lista. Voy a dejar esta taza en la pila y enseguida estoy...
–¿Sakura? –se pasó la mano por el pelo y se lo apartó de la cara.
–¿Sí?
–Iba a decirte que... Iba a decirte que...
Estuvo a punto de decirle que por qué no se quedaran en casa y desayunaran en la mesa que había en el jardín y charlaban un poco, como no habían hecho desde hacía muchos años.
–¿Sí, Naruto?
La miró. ¿Estaba loco? Tenía que estarlo. No sólo habían estado saliendo a correr todas las mañanas, además también habían empezado a pasar las tardes juntos.
Ella esperaba que volviera de trabajar y cenaban juntos. Y a él aquello le gustaba.
¿Por qué estaba permitiendo que pasara todo aquello? Porque nada, nada había cambiado. Sakura había perdido la memoria, pero tarde o temprano la recuperaría. Recordaría lo que era y lo que quería. Se convertiría otra vez en la verdadera Sakura Uzumaki.
–Me gustaría correr yo solo esta mañana, si no te importa. –le dijo. –Otra cosa. No me esperes a cenar esta noche, tengo que ir a una exposición, que prometí asistir.
Sakura se quedó mirándolo. Al parecer no le había costado ningún esfuerzo cargarse la relación que habían estado manteniendo esos días. Estuvo a punto de romper a llorar. Pero supo que lo mejor era sonreír.
–Que te lo pases bien.
–Gracias. –Respondió, a pesar de que odiaba ese tipo de actos, donde tenías que dar la mano a gente que no te apetecía–. Hinata me lo recordó ayer.
–Hinata. –repitió ella.
–Mi secretaria.
–Ya, ya lo sé.
–Así que no me esperes, porque estas cosas terminan bastante tarde.
–Claro, claro.
Naruto se fue.
Sakura se quedó de pie, con la puerta abierta, mirando a su marido. Naruto salió corriendo por la Quinta Avenida y en ningún momento volvió la cabeza. Sakura empezó a hacer pucheros.
Pegó un portazo, se fue a la cocina y lavó la taza. El consejo del doctor Kabuto era una estupidez.
Había malgastado el tiempo y sus esperanzas.
Lo cierto era que la podía haber invitado. Pero a lo mejor iba Hinata con él.
Puso la taza en el fregadero, subió corriendo las escaleras y se metió en su habitación. En la agenda que había encima del escritorio empezó a buscar. Pasó páginas en las que había apuntadas citas con la peluquería, con la modista y estupideces de ese estilo.
Por fin encontró lo que estaba buscando.
«Ocho en punto. Galería de Arte, a beneficio de Tico el Chimp»
¿Tico el Chimp?
Cerró la agenda y se quedó mirando a ningún sitio, abstraída. Tico el Chimp, Hinata y Naruto, todos bajo un mismo techo.
Sakura se quitó la ropa y se fue a la ducha.
------FIN DEL CAPITULO-----
Yukio834- Chunnin
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Re: La Esposa de Siempre [18+] [15/03/13]
Me gustó mucho la conversación con Kabuto. Realmente fue calmante ^^
Pobre Sakura, cada vez que intenta avanzar, da un paso adelante y dos atrás...
¿Empieza a sentir celos de Hinata...? Interesante....
Saludos !
Pobre Sakura, cada vez que intenta avanzar, da un paso adelante y dos atrás...
¿Empieza a sentir celos de Hinata...? Interesante....
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Eva2.0- Genin
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