Las Cuatro Plumas [Capítulo 15: 09/10/13]

-Prólogo (en este post)
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-Capítulo 2: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
-Capítulo 3: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
-Capítulo 4: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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-Capítulo 6: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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-Capítulo 15: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Desde muy pequeños, Naruto, Sasuke, Shikamaru y Kiba jugaron y pelearon juntos. Los cuatro, hijos de antiguos compañeros de la élite de los ninjas de Konoha.
Minato Namikaze, el mismísimo Hokage, uno de los ninjas más temidos a lo largo de todo el mundo; Fuhaku Uchiha, Capitán de las fuerzas militares de la villa (ANBU); Shikaku Nara, miembro del Consejo de Konoha y Capitán de inteligencia militar; Isamu Inuzuka, miembro también del Consejo y Prefecto de la Unidad de animales ninja.

Los chicos crecieron bajo la doctrina ninja, influenciados también por sus padres, a quienes no podían hacer otra cosa que admirar profundamente.

El Cuarto Hokage había dispuesto que la academia ninja durase hasta los dieciocho años, para que los alumnos pudieran aprender más sobre todas las ramas del ninjutsu.
Desde que los jóvenes aprobasen el examen de gennin —aproximadamente a los doce años— combinaban la educación en la academia con algunas misiones que un Comité de jounins seleccionaba para ellos.
La dificultad de las misiones iba aumentando progresivamente, además que el Comité se aseguraba de que cada estudiante realizara diferentes tipos de misión, y de que todos hubieran colaborado con todos en al menos un par de ocasiones. De este modo se aseguraban de poner a prueba las distintas capacidades de los gennins, y comprobaban con quién o quiénes se compenetraba mejor cada uno, antes de asignarles compañeros definitivos.

A partir de los dieciséis años, quienes habiendo estudiado y practicado varias disciplinas tuvieran clara su vocación, sólo tenían que informar al Comité de jounins. El Comité enviaba a un especialista en aquello que el gennin hubiera escogido para evaluar si verdaderamente tenía cualidades para ello.
Si era así, ese alumno era inmediatamente convocado a un examen para convertirse en chunnin. Examen que era siempre individual y se celebraba de improviso, en cualquier momento un miembro del Comité de jounins podía “asaltar” al aspirante y llevarlo a un lugar secreto a realizar el examen. El lugar seguía siendo secreto, ya que rara vez lo habían repetido. En el bosque, en la academia, en el puente, sobre el propio río, en una de las salas de entrenamiento de la sede de los ANBU, tras la cascada, sobre los rostros de los cuatro Hokages, a veces fuera de la villa… Incluso se decía que a algunos aspirantes los habían examinado allí mismo, donde los encontraran, como si era en su propia casa.
Todos los alumnos debían tomar su decisión antes de graduarse finalmente en la academia a los dieciocho años, ya que quien no tuviera el rango de chunnin no podía graduarse.

Desde que tenía apenas ocho años, Sasuke Uchiha se vanagloriaba de que él sería el primero en convertirse en chunnin. En cuanto tuviera dieciséis años se plantaría ante el Comité, apenas diría unas palabras más que “Doujutsu” y se largaría a prepararse hasta que apareciera su examinador.
Era obvio, siendo portador del sharingan, y con su propio hermano como miembro del Comité, que tuviera las cosas tan claras.
Sin embargo, la sorpresa llegó un 28 de marzo. Sin haberlo comentado siquiera con sus compañeros, el día en que Sakura Haruno cumplió los dieciséis años llegó tarde a su fiesta de cumpleaños por presentarse ante el Comité. Explicó que quería aprender las técnicas de precisión de chakra, algo que le permitiría controlar un gran nivel de fuerza y a la vez le ayudaría en las labores de ninja médico, algo en lo que estaba muy decidida.
El Comité aceptó, pero no contaba con un especialista así, por lo que acudió al Hokage. Minato se lo encomendó como favor personal a su propia madre, seguramente la mejor en lo que se refiere al control del chakra. Tras evaluar a Sakura, Tsunade decidió que estaba preparada y poco tiempo después, Sakura se convirtió en la primera chunnin de su promoción.
Desde que ocurrió eso, Sasuke prácticamente dejó de hablar a Sakura.

A lo largo del siguiente año, todos escogieron sus especialidades y se convirtieron en chunnins.
Todos, menos Naruto.

…

—Si no necesita nada más, Hokage-sama… —se excusaba el ayudante del Yondaime tras entregarle unos informes en su despacho.

—No Hayate, gracias. Puedes marcharte. —el aludido hizo una pequeña reverencia y se retiró. Cuando Hayate abrió la puerta para salir, Minato pudo distinguir una forma tambaleante al otro lado.

—¡¡NARUTO!!

—¡Mierda! ¡Me ha visto!

—¿Cómo no te voy a ver? ¡Si además te llevo esperando toda la mañana!

—Agh. —resopló entrando al despacho y dejándose caer en la silla que había frente al escritorio. Para él, ésa era “la silla de los regaños”.

—Esto —dijo Minato, levantando un informe — es un reporte de la academia.

—¿En serio? —echándose hacia delante. —¿Y habla de mí?

—Ya lo creo que habla de ti. —lanzó el informe sobre el escritorio y apoyó la espalda sobre el enorme respaldo de su sillón. Su hijo rebuscó entre las páginas, hasta que localizó su nombre.

—“Excelente aptitud de combate” —leía orgulloso Naruto —“Gran capacidad para improvisar estrategias acordes con su sistema de pelea…”

—No tan rápido. —interrumpió Minato, haciendo que Naruto comenzara a deshincharse. Le quitó el informe de las mano, avanzó hasta la última página, y se lo volvió a poner delante a su hijo, señalando uno de los últimos párrafos. —Lee ahí.

—“Naruto Uzumaki es el único miembro de su promoción que aún tiene rango de gennin. De continuar esta situación, pese a sus habilidades no podrá graduarse.” — agachó un poco la mirada. — Ah…

—Ah. —repitió en tono burlón. Tomó de nuevo el informe y lo colocó en su lugar, haciendo honor al gran sentido de la organización que lo caracterizaba. — Hace ya un mes que cumpliste los diecisiete años, en menos de un año terminarás la academia. Pero si no haces el examen de chunnin antes, ¡te quedarás como gennin toda tu vida! ¿Es eso lo que quieres?

—Agh… —se revolvió nerviosamente el pelo con ambas manos —No, claro que no…

—¿Entonces? Creía que te habías decidido por la manipulación de chakra para técnicas ofensivas.

—Sí… —murmuró vagamente.

—¿Qué te pasa, Naruto? Ya lo habías hablado con nosotros, el Comité incluso tiene decidido a tu examinador. Pero no les has dicho una palabra, ni de tu especialidad ni de tus objetivos. A efectos prácticos, nadie sabe aún si deseas ser médico, profesor, ANBU, …

—Sabes que quiero llegar al cuerpo de élite, papá —interrumpió muy serio Naruto. Realmente sólo le llamaba “papá” cuando quería que supiera que estaba hablando en serio. —Quiero hacer misiones, y quiero que tengas que sentarte tú en esta silla cuando vengas a verme. —dijo, con una gran sonrisa. Minato suspiró ansioso.

—¿Y por qué no vas ante el Comité? Ve, ahora mismo si hace falta. Realmente eres uno de los mejores ninjas de la academia, superarás el examen sin demasiados problemas.

—Es que…

—¿”Es que”? Es que, ¿qué?

—¡No quiero cerrarme puertas! Quizá más adelante quisiera cambiar, y explorar otras técnicas…

—Pero podrías hacerlo, ¡ya lo sabes! Esto es parte de vuestro entrenamiento hacia la madurez como ninjas, si después quieres hacer otras cosas, adelante, nunca está de más ser versátil.

—No es tan fácil… Tú, mamá, ero-sennin, los tíos Fugaku, Shikaku e Isamu, Iruka-sensei… todos, mantuvieron una línea constante, y llevan haciendo prácticamente lo mismo durante toda su vida. No digo que esté mal, pero… creo que eso no es para mí.

—De verdad, no sé qué más decirte Naruto… A veces parece que sólo hay una cosa que tengas clara en la vida.

—¿Y acaso eso es malo? —rió Naruto.


Continuará...

—Bueno, ¡otro examen superado! —exclamaba Kiba cruzando las manos tras su nuca.

—¿Qué nota habéis sacado? —preguntó Lee, orgulloso de su buen resultado.

—Ni lo intentes. —cortó Ino. —Sakura sabe todas las combinaciones de sellos de cualquier técnica conocida en esta villa, ha tenido un 100%.

—Tsk. —Sasuke se metió las manos en los bolsillos. Y giró la cara, disgustado. —¿Y para qué necesita saber todo eso un ninja médico?

—No seas duro, Sasuke-kun. Yo también quiero hacer misiones, además de trabajar en el hospital. —replicó Sakura, a lo que el Uchiha hizo oídos sordos.

—¡Ah…! ¿En serio? —dijo asombrado Rock Lee. —¡Sakura-san es asombrosa!

*¡Plaf!*

—¡Auch! ¿Qué ha sido eso? —preguntó desafiante Lee, sobándose la zona de la cabeza en donde había recibido un golpe de la nada.

—Huy, perdona. —dijo casi cantando Naruto. —Qué torpe estoy hoy. Es oírte decir esas cosas de Sakura-chan y mi mano se mueve sola.

—¿Qué, no puedo hablarle? —replicó, mientras Naruto movía la mano cómicamente como con espasmos, acercándose a Lee, que molesto se puso en posición de combate —¡Ahora verás!

—¡¡Ahora, nada!! —exclamó Sakura, poniéndose en medio. Les echó una mirada amenazadora a ambos y se alejó unos pasos con un aura malhumorada. Según vieron que se alejaba, Naruto y Lee volvieron a las manos, casi representando una pelea de niños de parvulario. Sakura se giró y al verlos, se acercó a la carrera y les propinó sendos derechazos.

—¡En serio que a veces no me creo que estéis en el último año de la academia, y sigáis comportándoos así! — volvió a alejarse del grupo, esta vez seguida de su mejor amiga, Ino.

—Venga frentona… ¡si en el fondo a ti te encanta que Naruto se comporte como un crío, cuando cree que te está “defendiendo”! —Sakura se puso completamente roja.

—Pero él… ¡no necesita saber eso! —Ino rió y continuó picando a su amiga.

—Aw…—bostezó Shikamaru, que caminaba pesadamente con los demás. —¿No sois capaces de tener una conversación como personas normales?

—¿Qué insinúas? —reprochó Kiba —¡Somos personas normales!

—El último año… —interrumpió Hinata. —No puedo creer que dentro de poco vayamos a graduarnos…

—Bueno, “algunos” vamos a graduarnos —dijo Sasuke, mirando de reojo a Naruto.

—¡¡Ehh, teme!! —exclamó el rubio. —¡Yo también me graduaré, vaya que sí!

—¿Ah sí? —arqueó una ceja —¿Cuándo? ¿No presumes de ser “el mejor”? Pues te aseguro que a este paso, yo pronto seré jounin, y tú seguirás siendo un gennin de mierda.

Todos los miraban un poco preocupados. Sabían que eran muy amigos y que en realidad Sasuke sólo se preocupaba por Naruto, pero la forma que tenían de discutir a veces, les ponía los pelos de punta.

—Ten cuidado con lo que dices, Sasuke… —decidió intervenir Shikamaru. —Recuerda lo que te pasó la última vez que presumiste de que serías el primero. Quizá Sakura se te adelante de nuevo…

Sasuke se dio la vuelta y se acercó lentamente a él. Mirándolo fijamente dijo —Idos todos a la mierda. —se giró de nuevo y sin mirar a nadie sólo musitó: —Me largo.

Según veían como se alejaba, Chouji le reprochó a Shikamaru:

—¿Por qué le dices eso? Sabes que Sasuke detesta que le digan ese tipo de cosas…

—Si de verdad pretende llegar a ser un jounin, no debería afectarle tanto algo así.

Todos siguieron su camino hacia el puesto de refrescos, como solían hacer cada vez para celebrar que habían superado otro examen, pero alguien se percató de que Naruto se había quedado atrás…

—Naruto… —murmuró Kiba. —¿Estás bien?

—Sí... —dijo forzando una pequeña sonrisa. Enseguida la borró y agachó la cabeza. —Sólo es que, ya sabes… Me gustaría que Sasuke y Sakura-chan se llevasen mejor.

—¡Ahhh amigo mío! —exclamó el Inuzuka, dándole una inesperada palmada en la espalda que casi lo tira al suelo. —¡No se puede tener todo! —el rubio sonrió sinceramente esta vez.

—¿Eso crees? —y entonces emprendió la carrera. —¡¡Vamos!! ¡El último en llegar paga lo del otro!

—¡¡Eh!! ¡No vale, has salido antes! ¡Naruto!

…

Más tarde, en casa de los Namikaze-Uzumaki…


El Hokage llegaba a casa después de un duro día de trabajo.

—¡Hola cariño! —exclamó Kushina, llegando a toda prisa a la puerta y dándole un beso de bienvenida a su marido.

—Hola. —sonrió el rubio, abrazándola con fuerza.

—¿Minato? —preguntó sorprendida. — ¿Estás bien? —él deshizo el abrazo y se alejó un poco.

—Sí, sí, perdona… Supongo que sólo estoy un poco preocupado.

—Es por Naruto, ¿verdad? —el Yondaime suspiró pesadamente.

—Sí. Ya sé que Naruto a pesar de ser revoltoso siempre ha salido de todos los apuros, pero esta vez me preocupa en serio. No puedo entender porqué no da un paso tan sencillo… —Kushina lo tomó de la mano y lo condujo hasta el salón, indicándole que se sentara en el sofá.

—¿Sabes? Yo lo comprendo. —con lo que se ganó una mirada de sorpresa de su marido. —Sí, comprendo que Naruto habría elegido un camino desde el principio, pero ha crecido conociendo los diferentes tipos de ninjutsu y viendo que sus amigos se dividían entre distintas elecciones… Sabe que sea cuál sea el camino que escoja, las cosas no serán iguales. No podrán estar todos tan unidos como hasta ahora.

—¿Tú crees que ése es el motivo? ¿Sus amigos?

—Bueno, en parte. No olvides cómo es tu hijo. Es una buena persona, pero también es un gran ninja, y eso le gusta... Naruto es ambicioso. Y por eso le cuesta dar el paso definitivo para elegir un rumbo fijo.

—Pero si no lo hace… incluso con todo su potencial… se estancará…

—¡No pienses eso! — exclamó Kushina, tomándolo por los hombros y agitándolo con fuerza. —Es un experto en llevar las situaciones al límite, al fin y al cabo. Puede que se examine el mismo día de la graduación, pero lo hará. Se graduará. Y no porque el Comité me haya elegido como su examinadora cuando eso pase, ¡al contrario! ¡Tendrá que dar lo mejor si espera aprobar!

—¡¡Chssst!! —Minato se levantó de un salto y le tapó la boca a su esposa. —¡Él no debe saberlo!

—Ya, ya lo sé. —rió la pelirroja. —No te preocupes, no está en casa. Y tampoco pienso decírselo, quiero ver su cara cuando me presente como su examinadora… —dijo en pose triunfal —y quiero ver su cara cuando le digas que será convocado para el examen de jounin tras la graduación. ¿Me harás ese favor? ¿podré estar presente? —fingió hacer unos pucheros que provocaron la risa de su marido.

—Gracias.

—¿Huh? —preguntó extrañada.

—Siempre consigues darle la vuelta a mis preocupaciones y convertirlas en algo bueno. — le dio un suave beso en los labios y repitió, murmurando en su oído: —Gracias..
…


Continuará.

Mes de Junio, a las puertas de la academia…


—¡¡Libres!! ¡Somos libres! —gritaba Lee mientras corría por todo el lugar.

—Deja de hacer escándalo — criticó Neji. —Además, aún nos quedan los exámenes finales, y encima tú mañana vas a una misión, ¿no?

—Síp. —asintió Lee. —Pero en un mes estaremos graduados, ¡al fin!

—Haz el favor, no digas eso muy alto. —murmuró Neji, pensando en lo que podría pensar Naruto si lo oyera.

…

Rato después, en uno de los campos de entrenamiento practicaban y se divertían los cuatro grandes amigos: Sasuke, Shikamaru, Kiba y Naruto.

—¡No podéis conmigo! —exclamaba feliz el rubio, orgulloso de haber esquivado a Shikamaru y a Sasuke a la vez.

—¿Ah, no? —preguntó desafiante el Uchiha.

—No. —sacando la lengua. —¿Tienes envidia, teme? —Sasuke avanzó un poco hacia él, con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.

—Si tan seguro te sientes, hagámoslo más interesante, ¿ok? ¿Quieres apostar? —llevando el puño al frente en muestra del desafío lanzado.

—¡Por supuesto! —exclamó el Uzumaki, chocando su puño con el de su amigo para aceptar la apuesta. —Si yo gano… ¡pasearás por todo Konoha con un vestido de tu madre! — propuso, riendo a carcajadas.

—De acuerdo. —contestó muy serio el moreno, para sorpresa de Naruto. —Y si yo gano… ahora mismo, irás a reportarte al Comité para ser examinado. Ahora mismo.

Naruto se puso muy serio. Shikamaru y Kiba miraban la situación desconcertados.

—Bah, Sasuke… —dijo Kiba, llevando una mano al brazo del Uchiha para hacerle retirar el reto. —Pide otra cosa, no vayas justo a eso…

—No. —dijo Naruto. —Deja que pida lo que quiera. Total, va a perder… Sasuke, acepto la apuesta.

El Uchiha asintió, y ambos retrocedieron unos cuantos pasos para prepararse para el combate. Shikamaru y Kiba se retiraron lo suficiente para poder observar.
Pasaron unos momentos y al poco, el rubio no pudo contener la risa.

—¡Ni siquiera te has dado cuenta! ¡Jajaja! ¡Si ya habías perdido antes de empezar! —Sasuke negó con la cabeza cuando el clon de sombra que había ante él se desvaneció.

—Ya lo sabía. —atravesó el suelo con el puño, y forcejeando logró sacar al Naruto real, agarrándolo por una pierna. Fuera, el rubio puedo ver como en la otra mano del Uchiha se estaba formando ya un chidori.

—“Demasiado fácil” —pensaba Sasuke —“O es un clon… o un cambiazo”.

Con eso en mente, asestó el golpe con mucha menos potencia de lo que era capaz, simplemente para deshacer la técnica que estuviera usando el rubio. Pero para su sorpresa, su amigo salió despedido varios metros al recibir el golpe. Sí era el Naruto real.

—¿Tú? ¿Elegiste recibir un chidori? —preguntó impresionado.

—Sabía que no pensabas que era yo…, y por lo tanto no malgastarías demasiado chakra en algo así.

—Hmp… No volverá a pasar. — cerró los ojos un momento, y activó el sharingan de tres aspas. —No te voy a perder de vista.

—Más te vale. —advirtió el Uzumaki, lanzándose a la carrera hacia él, kunai en mano.

Sasuke se llevó la mano a la cintura y desenvainó una katana, parando el ataque de Naruto en el encuentro de metal contra metal.

—¿La katana de Itachi? —preguntó el rubio en el forcejeo.

—Ya no es de Itachi. —respondió, con un movimiento que obligó a su amigo a retroceder un par de pasos. —Me la ha regalado. —levantándola, y acariciando con cuidado la hoja. —Es una buena katana, ya era hora de que estuviera en manos de alguien que supiera usarla de verdad.

—Veremos si eso es cierto… —sacó otro kunai y volvió a atacar a Sasuke. Durante varios minutos, todo lo que pudieron percibir Kiba y Shikamaru fueron los continuos choques metálicos de los kunais y la katana.

—¿Olvidas que puedo ver tus movimientos? —preguntó confundido Sasuke, ya que sabía que su amigo conocía perfectamente su habilidad con el sharingan. La única respuesta que obtuvo fue una ligera risa.

Molesto, el Uchiha aumentó su concentración y anticipándose a sus movimientos, agarró el brazo de Naruto mientras intentaba atacarlo y utilizando el propio impulso de su ataque, lo lanzó con fuerza.
El rubio consiguió frenar con sus manos y apoyado en el suelo, dio un giro para impulsarse y derribar de una patada a Sasuke.

Con una pícara sonrisa Naruto le tendió la mano y lo ayudó a levantarse, a lo que accedió de mala gana. Entonces, de un rápido salto el rubio se alejó varios metros y tirando con una mano, ciñó los hilos que había colocado sin que su amigo se hubiera dado cuenta, aprisionándolo contra un árbol. Unos hilos especiales, como los que utilizaba su padre.

—¿Me estás tomando el pelo? ¿Crees que por muy resistente que sea esta mierda, me vas a frenar mucho tiempo?

—Quizá el suficiente. —sacó un kunai y lo puso frente a su cara, para que Sasuke lo viera bien. Y en ese momento, lo lanzó directamente a su cabeza, sin dar un segundo para reaccionar.

—“No tengo otra opción” —pensó, y entonces sus ojos cambiaron de forma, dibujando cada uno tres elipses entrecruzadas, como si fuera el esquema de un átomo.

Justo antes de que pudiera recibir el impacto se quedó mirando fijamente al kunai, que empezó a distorsionarse hasta convertirse en un remolino que envolvió al kunai para al fin hacerlo desaparecer.

—¡Vaya! —exclamó Naruto. —No me habías contado que Kakashi-sensei te había enseñado a utilizar kamui.

Sin hacer siquiera sellos, Sasuke consiguió utilizar un Katon, algo descoordinado pero suficiente para liberarse de los hilos.

—Me has obligado a usar el Mangekyo Sharingan… —se limitó a murmurar, entre atónito y enfadado. —Está bien, ¡tú has querido llegar a esto!

Se dio media vuelta y a la carrera, subió hasta lo más alto del árbol que había tras él. Mirando hacia el cielo, hizo algunos sellos y gritó: —¡Katon: Hosenka no jutsu!

Varias bolas de fuego de gran tamaño salieron disparadas de su boca, dispersándose entre las nubes, que iban oscureciéndose y acelerando según el Uchiha calentaba la atmósfera.

—Con el buen día que hacía… —se quejó Kiba.

Cuando empezaban a apreciarse los primeros rayos entre las nubes, Sasuke levantó la mano con un chidori, preparando la que seguramente sea la mayor técnica de tipo rayo conocida en Konoha.

—¿Va… a hacerlo? —murmuró Shikamaru.

—Prepárate para algo de lo que no podrás escapar —amenazó. Pero justo antes de que el rayo que necesitaba impactara, pudo oír a su espalda:

—¡¡Rasengan!!

El moreno se giró, a tiempo de ver a su amigo impactando su técnica contra la gran rama sobre la que se sostenía. Naruto lo agarró, aprovechando el favor sorpresa cambió las tornas mientras caían y consiguió que fuera el Uchiha quien recibiera el golpe contra el suelo. Se incorporó y permaneció sentado unos momentos encima de su estómago.

—Has perdido. —dijo con una amplia sonrisa.

—… me has vencido con un solo rasengan… Al menos podías haber tenido la decencia de golpearme a mí en vez de al árbol…—el Uzumaki empezó a preocuparse al ver la cara tan seria de su amigo.

—No soy más fuerte que tú, Sasuke. Tu error, como siempre, es infravalorar a tu contrincante… Eso, y parpadear. Para activar el sharingan, para cambiar al Mangekyo… eso son oportunidades para alguien que te conoce.

—¡Quítate de encima de una vez! —gritó. Naruto obedeció e intentó tenderle una mano para ayudarlo a levantarse, pero sólo recibió un manotazo para que la retirase. Sasuke miró fijamente a Naruto, suspiró, y comenzó a alejarse.

—¿Sasuke? —el aludido caminaba lentamente, dando la espalda a sus amigos. —¿Dónde vas?

—Hmp. A por el vestido.


Continuará.