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La skin ha sido codificada y maquetada por Odxy para el foro NaruSaku. Las imágenes usadas no nos pertenecen, han sido realizadas por diversos artistas y las diseñadoras solo las han editado. Agradecimientos a todo el grupo de diseño por las nuevas imágenes utilizadas. También a LaufeysonSister y Pyrite Wolf de OSC porque sin sus tutoriales la mitad de las cosas que se han hecho en este foro no habrían sido posible.
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NaruSaku v2.0 :: :: Fan Fic :: FF Terminados
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Re: • The Moon (+13)
EPISODIO XIX
Te Necesito
Te Necesito
Me he quedado solo. Tú vienes a mí
que he sido dejado con soledad y cicatrices
¿Podrías abrazarme?
¿Podrías tomar mi mano?
Te necesito ahora.
I Need You - 김성규
que he sido dejado con soledad y cicatrices
¿Podrías abrazarme?
¿Podrías tomar mi mano?
Te necesito ahora.
I Need You - 김성규
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El Uchiha inspiró profundamente, llevaba cerca de media hora preguntándole al hombre por la joven sacerdotisa que había estado ayer en su establecimiento. Pero simplemente, aquel viejo no la recordaba, aunque admitió que la insistencia de aquel muchacho, era admirable. El pelinegro abandono su sombrero y desacomodo su cabello en clara frustración, eso fue suficiente para que el dueño de la librería lo recordara a él y de inmediato a la joven que lo acompañaba. Sasuke golpeo la mesa y sonrío, quizás aquel lugar fuera frecuentado por la hermosa dama, pero el hombre lo negó. Allí no podría encontrarla. Entonces ¿Dónde?
Dejo el establecimiento, camino lentamente con la mirada gacha. Más interesado en sus propios pasos que en lo que tenía al frente. Un grito de dolor fue sucedido del golpe, sus ojos se volvieron a la mujer que limpiaba el polvo sobre sus ropas negras y blancas con cintas de colores en la cintura. Masajeaba su hombro adolorido, buscando el causante. Sasuke extendió su mano, invitándola a levantarse. Se disculpó y su voz parecía estar avergonzada. La miro, sus cabellos eran negros al igual que sus ojos. Ella, estaba fascinada con la perfección del hombre.
-Lo lamento.
-No se preocupe, todo está bien- Sasuke miro más detenidamente las ropas, la suerte no podría estar más de su lado.
-Disculpe ¿Es usted una sacerdotisa?
-Sí- dijo avergonzada, sin poder resistir la profundidad de los ojos que la miraban -Estoy en el Pabellón de la Luna…- La mujer hablo un poco más, pero el pelinegro ya no la escuchaba. Aquel lugar era donde las sacerdotisas estaban más seguras y el único lugar donde pueden andar libremente. Sin que ella lo predijera, Sasuke la tomo con fuerza de los hombros y la miro de frente.
-¿En ese lugar hay alguna sacerdotisa de cabellos rosas y ojos verdes?
-¡Claro! Ella es…- la piel ya blanca de la mujer, se volvió de un pálido casi verde. Nadie, ninguna sacerdotisa por orden de Tsuname podría abrir la boca y hablar del talismán humano. Mordió sus labios y negó aceleradamente con la cabeza. Trato de quitar el agarre del joven, pero este lo impidió. Se notaba desesperado –Creo que no la conozco- se dejó decir.
-Trata de recordarlo.
-¡Dije que no lo sé! No hay nadie en el Pabellón de Luna con esas características- Al fin, los dedos que le aprisionaban menguaron su agarre. Ella aprovecho para alejarse –Joven, si está destinado nos veremos de nuevo- Le sonrío con cierto temor, levanto su falda y corrió lejos de su lado.
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Los ojos de Sakura se cerraron por el cansancio, las últimas semanas se dormía al inicio del amanecer y descansaba todo el día, hasta que el sol se ocultara. Sus sueños, casi siempre eran vigilados por la mirada atenta de Ten-ten, más que por una orden de la Suma Sacerdotisa, lo hacía por el profundo cariño que tenía a su amiga.
Un quejido llamo la atención de la castaña. Parecía que Sakura tenía un mal sueño, volteo la cabeza aún sin despertar, quizás con el deseo de borrar las imágenes que volaban en un frenesí incontrolable. Eran el sonido de tambores, flautas y picoretas, eran acompañados con danzas y brincos. La tibieza sobre su mano, la hizo ver al hombre que la tomaba, sus ropas eran grandes y su rostro estaba oculto tras una horrorosa mascara. Tiro de ella con fuerza, invitándola a correr.
Los sonidos cada vez eran más tenues y sus pasos parecían volar sobre los adoquines. Ambos se detuvieron frente a un hermoso pabellón, rodeado de vasijas de cerámica adornadas con flores rosas. Ella observo con detenimiento su alrededor, su mirada fue enviada al desconocido frente a ella, una vez la presión fue liberada. Noto que la máscara iba abandonar la cabeza de aquel quien la retenía. Solo un poco más. La voz de una mujer grito su nombre. El fuerte suspiro le devolvió el alma al cuerpo, saltando de las cobijas. Con la respiración entrecortada y su amiga tomándola de la espalda.
-¿Estas bien? ¿Qué te paso Sakura? ¿Tuviste la misma pesadilla?- la joven respiro con más tranquilidad y asintió –Has estado soñándolo por varios días ¿Qué significara?
-En verdad, no lo sé- dijo, regalándole una sonrisa.
-En esta ocasión también ¿No le viste el rostro?
-No he podido- suspiro -En esta ocasión realmente quería verlo- levanto su mirada al techo, como si este fuera capaz de responderle sus dudas –En verdad tengo muchas ganas de saber quién es.
Ten-ten le regalo una sonrisa a Sakura y se sintió hipócrita. A pesar de la angustia que aquel sueño le causaba día con día, era incapaz de decirle la verdad. Por el propio bienestar de su amiga. Sin embargo, eso no disminuía aquel repudio a sí misma. Era evidente que Sakura, anhelaba conocer aquel rostro tras la máscara. Era tan paradójico, ese rostro que ansiaba mirar, era el mismo que observaba noche tras noche.
Faltaría cerca de una semana y Sakura abandonaría su papel de talismán. Aquel ir y venir entre su habitación y la del Rey, era casi una costumbre. Para ambos, la presencia del otro ya no era incomoda y sin embargo, cada vez que se miraban sus corazones rebotaban con fuerza. No hablaban mucho y aquello cerca de perturbar, era agradable.
-Hace algunos días leí tú carta- dijo sin dejar de mirar el libro que tenía sobre la mesa frente a él –Sabía bien que tú me guardabas rencor.
-¡No le guardo rencor!- gritó, lanzo sus manos a su boca asustada.
-A pesar que me dices que no me guardas rencor, tú carta claramente está reprochándome- dejo las letras y se fijó en el rostro de Sakura, que miraba su falda -¿Acaso me equivoco?
-Un mensaje concreto y sentimientos mezquinos de resentimiento, son claramente dos cosas diferentes.
-Así que no me guardas rencor- dijo sonriendo -¿Pero admites tú reproche en esa carta?
-Yo… solo creo que incluso las rocas al lado del camino tienen un propósito para su existencia. Por lo tanto, la gente del pueblo y yo también…
-¿Crees que soy incapaz de llegar a entender a mi pueblo?- expresó en reproche.
-Si el lector está lleno de prejuicios, seguramente el mensaje puede malentenderse- dijo Sakura, aún sin levantar la mirada de las ropas blancas que siempre vestía –Si Su Majestad, se siente de esa manera ¿No habría una razón por la que se sienta así?- Naruto carcajeo y ella se hizo un capullo sobre sí misma.
-¿Así que lo que estás diciendo, es que estaba siendo prejuicioso y no estaba leyendo el verdadero significado de la carta? ¿Qué mi forma de gobernar es incorrecta? ¿Qué no entiendo a mi pueblo?- dijo con desagrado.
-¡No es eso lo que quise decir!- explicó angustiada.
-A pesar de que he permitido tú conducta rebelde, estas ahora fuera de lugar ¿Has olvidado con quien estás hablando?- ella le miro asombrada y ambos cruzaron miradas sin querer -Yo soy de Konoha…- Naruto se perdió en los más profundo de esos orbes verdes y ya no pudo pronunciar más. En su alma se albergó la angustia de lo perdido; a su memoria volvió el rostro de la niña tonta que le había arrebatado el corazón y no se había dignado aún a devolvérselo. Dejo el rostro de la mujer frente a él, temiendo que podría saltar sobre ella y abrazarla. Gritar el nombre de Sakura a todo pulmón y que ella seguramente lo apartaría, pensando que aquel Rey, solo estaría trastornado.
Se levantó de su asiento y llamo por la gente que estaba en el pasillo. Kakashi entro esperando la orden. Esa noche, por disposición del Rey y debido a que tanto su cuerpo, como su corazón se sentían sofocados, darían un paseo nocturno. El hombre de cabellos platinos, quiso negarse a esa disposición, el invierno aún no había terminado y el clima afuera estaba frío. Pero un grito del rubio, más la orden otra vez expresada, fue suficiente para que el Hatake saliera y dispusiera de los preparativas para aquella caminata. Naruto emprendió su viaje de igual manera. Camino hasta la puerta donde se detuvo, se volvió sobre sus pasos y mirando a Sakura desde lo alto se detuvo a su lado.
-¿Qué se supone que estás haciendo?
-¿Cómo?
-Dijiste que adsorberías la mala suerte en mí. Así que ¿Por qué no estas cumpliendo con tú deber?- Sakura lo miro con los ojos realmente abiertos, sin entender totalmente lo que aquellas palabras deseaban expresar. Sería posible que anhelaba estar junto a ella –Puesto que eres mi talismán, sígueme- Bajo la mirada un tanto decepcionada, pero aquel no era un lujo que podría darse. Él le dio un último vistazo, para alejarse sin siquiera esperarla. Sakura se levantó de su lugar y corrió tras él.
Caminaron a paso tranquilo por los jardines interiores del Palacio de Kitsune. A pesar de la oscuridad, la luna se asomaba de cuando en cuando, llenando con tenue luz los techos de los edificios, que brillaban como cristales de blanco color. Un viento gélido hizo a Sakura abrazar su propio cuerpo. Naruto se detuvo de golpe, miro a la sacerdotisa y un poco más al fondo al resto de la comitiva.
-Síganme desde un poco más atrás- ordeno. La mujeres de la corte y los guardas se miraron los unos a los otros, sin moverse –Dije ¡Síganme desde más lejos!- grito aún más fuerte.
El primero en retroceder fue Shikamaru y después de allí, todos se alejaron. Incluyendo a Sakura. Un apretón a la muñeca de la joven; Naruto negó con la cabeza. Ella no formaba parte del grupo que debía alejarse, la sacerdotisa debía quedarse a su lado.
-Quédate donde estas ¿No eres acaso mi talismán?- ambos se miraron -¡Retrocedan más!
Dejo la mano de la muchacha y volvieron a transitar por los adoquines congelados. Se adentraron por los pasillos y jardines. La tranquilidad que le ofrecía la joven le aliviaba y sin evitarlo o quererlo, Naruto termino frente al Pabellón de Hanami. Se detuvo frente a las puertas de color carmín, sus ojos de inmediato se vieron ensombrecidos y el color de su piel palidecida. Ella miro con más detenimiento aquel lugar, donde el corazón del Rey parecía haber sido empeñado y arrugo su frente, con el mal presagio también en su corazón. De nuevo, imágenes en su cabeza. Sonrisas convertidas en lágrimas. Lágrimas crueles, pesadas y sofocantes de un joven príncipe. El dolor nacido aquel día, se aferró al alma de Sakura, como si fueran suyos propios.
-¿Usted… enterró sus recuerdos y su tristeza aquí?- Naruto volteo hacia la joven sorprendido –En este lugar, la persona que derramo lágrimas ¿Fue usted?
Naruto abrió los labios en sobremanera y sintió el peso de mil generaciones de guerras aprisionando su pecho. Dio un paso hacia ella, para luego ubicar sus manos sobre los brazos de Sakura. Con algo de violencia, la obligo a mirarlo justo a sus ojos.
-¿Qué es… lo que viste?
El silencio de la joven, solo aumento aquella ansia descontrolada. La mano del Rey se deslizo hasta la espalda de la joven y de un golpe en seco, la acerco a su cuerpo. Juntándose. Tan próximo, que Sakura fue capaz de escuchar los retumbos del corazón apremiado del Rey; tan cercano que Naruto se deleitó con el olor floral de los cabellos de la joven. En medio del frío de aquella noche envuelta en nieve, ambos sintieron el calor que sus cuerpos se ofrecían.
Las mejillas de la sacerdotisa se llenaron de un encendido escarlata y su cuerpo intentaba no caer sometido por la intensidad del agarre. Pero aquel pecho tan fuerte acariciando su rostro, era casi cegador y su voluntad se sintió flaqueada. Un golpe de realidad e intento alejarse del agarre; pero lo más próximo a huir, fue su perfil abandonando el torso de su carcelero. La mano libre de Naruto, tomo el rostro que quería fugarse y le obligo una vez más a mirarle.
-¿Lo viste a través de tus poderes espirituales?
-Si lo hice- dijo con temblorosa voz.
-Entonces, si quieres saber quién sufrió aquí, usa tus poderes para averiguarlo.
-¿Qué quiere decir?- Naruto la contemplo por varios segundos. No respondería a esa pregunta, estaba más interesado en admirar la belleza de la mujer tan cerca suyo.
-¿Qué crees que voy a hacer ahora?- dejo el rostro de Sakura y miro a la gente del palacio un tanto más atrás –Kakashi, hace algunos días me dijo algo extraño ¿Qué es lo que piensas sobre ello?- Aun sabiendo que ella no sabría responder a esa pregunta, la observo esperando una respuesta. Naruto acaricio suavemente el rostro pálido de Sakura con su pulgar y aspirar un poco más su aroma. Dejo caer más su rostro, hasta que ambas frentes se acariciaron –¿Crees que puedo abrazar a una simple chamán como tú?
-¿Por qué hace esto?- dijo Sakura con voz afligida.
Naruto se alejó un poco de Sakura, inclinando su rostro. Con prudencia miro al resto de la corte, que descendían la mirada a tan escandalosa escena. Uno por uno, ladearon su rostro sobre el hombro derecho. Su mano izquierda abandono la calidez del rostro y aprisiono la mano de su acompañante. Para asombro de la joven, Su Majestad comenzó a correr, perdiéndose entre los laberintos de pasillos.
La oscuridad les dio paso aún puente de piedra, que cruzaron con presura. Al final llevaba a un pequeño edificio, rodeado de arbustos. Lanzo su mano libre hasta la puerta de madera y papel, que al abrirse provoco un sonoro golpe. Naruto hubiera preferido ser un poco más cortés, pero ahora no tenía tiempo de hacer galantería de sus dotes de finura. Entro con ella con más calma, aún sin soltarla suspiro. Dio grandes bocanadas de aire y la dejo libre. Volteo sobre sus pies.
-¿Cuál es tú identidad?
-Solo soy una sacerdotisa.
-¡No!- expreso con desesperación –Tú no eres una sacerdotisa.
-Entonces ¿Quién soy?- dijo con ironía –Soy solo una persona que vive como una sacerdotisa sin nombre- Naruto de nuevo se lanzó desesperado al cuerpo de la joven y con ambas manos la tomo por los hombros. Últimamente se estaba comportando de forma que ni el mismo entendía. Y cerca de ser el hombre sensato de siempre, ahora tenía arranques de bipolaridad.
-¿Realmente… no me recuerdas?- grito con un nudo en la garganta y la mirada cristalizada. Su frunce arrugado demostraba el dolor de su alma. La misma que rogaba a los cielos, que aquella mujer frente a él fuera un milagro. Fuera la niña que él dejo partir sin despedirse, sin decirle cuanto la amaba -¿De verdad… nunca me conociste?
-Su Majestad ¿A quién está buscando en mí?- dijo Sakura lentamente, como si cada palabra dicha fueran espinas rasgando su garganta -¿A quién está mirando a través de mí? Esa princesa heredera a quien menciona en sueños ¿Es esa persona?- Las manos de Naruto se alejaron vencidas del cuerpo de aquella mujer -¿Cuál es la razón para que yo le proteja? Es porque… ¿Me parezco a esa persona?- Sakura apretó con fuerzas sus manos y contuvo las ganas de llorar –Pero esta sirvienta, no es esa persona.
-¡Detente! ¡Cállate!- grito con los ojos apuñados –Estás sobrepasando tus límites ¿Crees que porque te deje quedarte a mi lado, tengo mi corazón abierto para ti?- dijo mirando a la mujer que ya había agachado su cabeza -¡Sólo eres una sacerdotisa! ¿Qué eres… para hacerme…?- Los ojos de Naruto se volvieron a llenar de lágrimas -¿De verdad piensas que eres, la que se atreve…?- El rubio cayo a su palabras, esas frases eran complicadas de expresar a aquella mujer que parecía ser la niña de sus recuerdos –“La que se atreve a hacerme confundir”- Naruto giro con rapidez y dio un paso. Trastabillando, las manos de Sakura se dirigieron a él intentando tomarlo por el brazo -¡No te acerques!- dijo con voz apenas audible –Si vuelves a traspasar tus límites otra vez, no te perdonaré.
Naruto abandono la habitación, fertilizando la confusión y el dolor de la sacerdotisa. Sakura miro como se perdía en la oscuridad de la noche y su corazón se estrujo, amenazando dejar de latir. Dejo la habitación para encontrarle rodeado de su sequito, le miro de espaldas –Hoy voy a dormir solo. No hay necesidad de seguirme- El cuerpo de Naruto se fue alejando, mientras el suyo parecía haberse convertido en piedra, como una estatua incapaz de moverse.
-Nara, sin que esa mujer lo sepa… vigílala a su regreso- el pelinegro asintió –Y tendrás que detenerte en un lugar en el camino de regreso.
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Sakura volvió a su habitación con el rostro cabizbajo y la nariz roja. Las palabras crueles pero verdaderas de Su Majestad rebotaban en su cabeza, como recordatorio de su posición. De su destino. Esa noche, había sido corta y el tiempo con Naruto muy poco. No entro a su habitación, su alma ansiosa buscaba tranquilidad, fijo sus ojos en el cielo. Pero no encontró ni luna, ni estrellas, solo nubes grises.
-¿Por qué estas afuera? No se supone que deberías estar custodiándolo- Sakura, agacho la cabeza, reconociendo la voz de su maestra -¿Sucedió algo?
-Maestra Tsuname. Yo… ¿Quién soy exactamente?- Tsuname dio un paso hacia atrás estremecida, no percibido por su alumna –Después de ser abandonada por mis padres y deambular por las calles. Hasta llegar donde usted…
-No digas más ¿Por qué de repente estas preguntando?
-Recientemente, veo muchas cosas extrañas en mi mente. Estos deben ser recuerdos de alguien más ¿Pero por qué siento que son míos? Estoy muy confundida.
-Eso, es porque aún no sabes controlar tus poderes espirituales. Simplemente estas equivocada- dijo la rubia con fingida convicción –Así que, no te conectes con ese pasado.
-Yo… no podría ser la dueña de esos recuerdos ¿Verdad?- dijo con voz desquebrajada –Aunque soy tan parecida. No puedo ser esa persona ¿Cierto?
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Aquella noche fría, parecía llevar consigo entre los vientos una profunda tristeza y amargura. El hijo de los Haruno, había abandonado sus aposentos en busca de tranquilidad. Fijo sus ojos al cielo, pero solo se encontró con más oscuridad, que lejos de calmar su agitada alma la había angustiado aún más. Suspiro al aire, dejando tras de si una estela blanquecina. El sonido de unos pasos, lo puso en alerta. Controlando cada uno de los músculos de su cuerpo, se colocó en posición de ataque. Una sombra negra se posiciono frente a él y un grito lo hizo dar tres rápidos pasos hacia atrás.
-Eres tú Sasuke- dijo con tranquilidad –Me sorprendiste de nuevo.
-Lo hice para asustarte.
-¿Por qué siempre saltas sobre la pared?
-Eso- Sasuke sonrío y rasco su cabeza –Estoy acostumbrado a entrar de esa forma. Y además, es la hora de la patrulla de seguridad. Es muy difícil esquivar a los oficiales, sin esperar que quieran que me les una o que exijan ordenes –El Uchiha señalo la casa tras de ellos –Ya que hace frío, vamos a tomar un poco de vino- Ambos hombres sonrieron con complicidad y se embargaron al edificio, una sombra frente a ellos le impidió el paso. Con lentitud e ignorando el pavor que había provocado salió hasta ser visto.
-Shikamaru- dijeron los hombres al unísono -¿Por qué estás aquí a estas horas?- dijo Sai.
-Cielos, eso me sorprendió- reclamo el otro pelinegro.
-Es demasiado tarde- dijo mirando al cielo –Las nubes en esta época, parecen no moverse.
-¿Viniste aquí por una orden? ¿O cómo un amigo?- pregunto seriamente Sai.
-Hay una orden para que vayas al Palacio.
-¿Por qué de repente él me ordena ir a Kitsune?- Sai sonrío burlón –Es cierto, no eres el tipo de persona que abre la boca. Sería demasiado problemático sin las órdenes del Rey.
-Me voy, ya he transmitido la orden.
-¿Ya?
Shikamaru asintió, no sin antes ver el papel amarillo que Sai cargaba en su mano. El lienzo llevaba consigo caracteres con una exquisita caligrafía y adornado con flores secas. El joven de piel pálida, busco el interés de su amigo y alzo su mano.
-Sakura lo había hecho para mí como regalo de cumpleaños.
-¿Es la escritura de tú hermana?
-Así es. No solo en el arte, sino también en la literatura. Ella era muy buena. Pero ¿Por qué preguntas?
-Es solo porque eso atrapo mi atención.
Shikamaru le dio una última mirada a la carta y luego bajo su cabeza despidiéndose de sus amigos. Se alejó sin mucha prisa y abandono la propiedad. Salto por el muro, cayendo en la calle de transito público. Coloco su mano sobre el mango de su espada. El sonido del metal afilado golpeando contra otro, rompió la tranquilidad de la noche. Frente a él, se apostaba un sujeto más bajo, de tez blanca de ojos grandes y marrones.
-¿Quién te envío? La razón para vigilar esta casa ¿Cuál es?
En un rápido movimiento, el desconocido giro sobre sí mismo. Con la fuerza de la espada que ejercía en la mano se lanzó aún costado. Donde entre la oscuridad escondió su presencia, para luego huir. Shikamaru pudo reconocer tras aquel contacto, que había sido una mujer. Tiempo después conocería a Ten-ten.
-Jamás lo hubiera creído, Shikamaru interesado en saber el pasado de una mujer- dijo Sasuke, dejando la botella de vino sobre la mesa, aún sin soltarla –Eso es bastante raro.
-¿Una mujer? Hablas de mi hermana.
-Mujer, sea tú hermana o no.
-Bueno. Sobre ti, escuché que tienes una novia ¿Qué tipo de persona es ella?
-Eso también me lo pregunto. Yo tampoco lo sé- Sai arrugo su frente, sin entender aquella respuesta –Sabes, hace ocho años el día antes de la selección final, escale las paredes de este lugar. Le pedí a tú hermana que se fuera conmigo, ella creyó que era una broma. Sus brillantes ojos lucían tan determinados que no pude decir nada más.
-Sasuke.
-Pero tú sabes, que si ese día. Si no le hubiera mentido con una cara sonriente, si yo hubiera sido valiente, si le hubiera extendido mi mano. Si le hubiera pedido honestamente huir conmigo ¿Estaría esa niña… a mi lado ahora?
Sasuke dio un último trago de su vino y se levantó. Un hombre con su cargo, sería incapaz de mostrar debilidad contra cualquier otro varón, aunque fuese su amigo. Saldría de la habitación, sin dejarse demostrar abatido y debilitado por los recuerdos. Un saludo con su mano y desapareció.
Sai dejo la habitación poco tiempo después de que se fuera el Uchiha. Dejando germinado los recuerdos de su hermana, se fue a la estancia que ocupara Sakura. La misma que no visitaba desde su muerte. El motivo era claro, una vez abierta la puerta, el olor de su esencia le lleno los pulmones. Como si los años no hubiesen pasado, pudo escuchar las sonrisas rebotando sobre las paredes. Miro su reflejo en el pequeño espejo al lado de los futones que le sirvieron de cama. Pero todo aquello eran solo recuerdos.
Con pasos cortos se paseó por la habitación, examinando cada rincón, rememorando el pasado. Diviso un cofrecillo de madera en una esquina escondido. Una vez cerca de la caja de madera, se hinco y con ambas manos lo saco de su escondite, jalo de las pequeñas horquillas de metal abriendo las gavetas. La añoranza le inundo, eran las joyas de su hermana, las que no usaba porque creía que eran demasiado refinadas para su estilo. Jugo con ellas entre sus dedos y las volvió a su sitio. Sonrío, dejando caer unas lágrimas sobre la cubierta. La misma que levanto, su mano temblorosa se dirigió al papel desconocido que resguardaba aquel cofre, era su letra con un mensaje claro. Era una carta que debía ser entregada al antiguo príncipe.
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La mañana siguiente, había amanecido con una tenue llovizna en toda Konoha. Sin embargo, parecía pasar desapercibida por las sirvientas del Palacio de Kitsune. Los suspiros y sonrojos de las mujeres eran evidentes, habían pasado meses desde que Sai visitaba la residencia del Rey y la belleza que confería su llegada, siempre era gratamente bienvenida.
Ignorante del estado de torpeza en la que dejaba a las jóvenes de palacio y otras no tanto, se dirigió a los aposentos de Su Majestad. En donde Naruto, sorpresivamente para el resto de su corte le regalo un efusivo abrazo. El joven de cabellos rubios, dejo en claro que tendría una reunión en privado con su antiguo maestro, no sin antes haber ordenado traer galletas y té.
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-¿Cómo puede el marido de la Princesa venir a castillo? Tiene esto sentido- picoteo Izumo–Debería estar tranquilo y cuidar de su salud. Eso es el deber de un esposo en su condición ¿Cómo puede visitar al Rey en plena luz del día?
-Tienes un punto a tú favor, como esposo de la Princesa no puede estar involucrado en nada que tenga que ver con política. También está en la ley, que él no puede entrar en el servicio enseñanza- dijo Kotetsu.
-Es peligroso, muy peligroso- los hombres alrededor de la mesa asintieron con notable preocupación -Gracias a ello, entre las damas de palacio… parece que mi puesto se reducirá- Izumo suspiro, terriblemente angustiado –En Palacio, si ordenamos quien es el más guapo, después del espadachín Shikamaru ¿No soy el siguiente?
-¡Deja de decir estupideces!- grito Iruka -¿Acaso tienes posibilidad de estar siquiera en esa lista?- miro de reojo al viejo Hyuga que arrugaba la frente, abochornado de la conversación, sintió un escalofrío –Si este es el plan del Rey para reunir a los seguidores de Yamato, quizás Sai le podría ayudar. El hijo mayor de los Haruno tuvo una fuerte relación con los llamados Anbu…- el Umino, dejo su conversación al ver al hombre de cabello largo levantarse.
-Quizás él podría obtener poder a través de las influencias dejada por su fallecido padre- dijo Hiashi Hyuga mirando a sus subalternos –“¿Sai cuál es el motivo de que hayas venido a palacio?”-
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¡Feliz día de los Santos Reyes! Versión adelantada. Papi cumple años mañana y bueno, me dije a mi misma: -Mi padre o el fic, mi padre o el fic, mi padre o el fic- y antes de caer mareada lo elegí a él. No mentira. En verdad, a petición de eliannar lo iba subir como regalo el 06 de enero, pero ante la inminente celebración y sin conocer el futuro. Como bien dice el dicho: -Mujer precavida, vale por dos- Aquí estoy con la continuación, que espero les haya gustado.
Muchas gracias en verdad por sus comentarios positivos. Eliannar, Lauri, Eva, gracias por tomarse el tiempito para leer y escribir. A las dos nuevas participantes, bienvenidas. Me voy a terminar creyendo que escribo no tan mal, jajaja...
Lauri, ojala y también te guste lo que leíste hoy. Sino, también vale criticar. Constructivamente, jejeje.
Eva ya sabes que soy fan de tus fanfic, me leeré la continuación que acabo de ver por ahí.
Eso me recuerda que sigo esperando la segunda temporada de Mírame y Dispara, a veces tengo ataques de ansiedad. Pero lo voy superando. Eliannar, por favor... tenme buenas noticias.
En fin, creo que esto de estar despierta hasta altas horas de la noche, por varios días seguidos me esta haciendo daño. Se me cuidan montones y nos leemos pronto. Besitos.
marifa- Sannin
- Mensajes : 564
Edad : 40
나는 코스타리카에 있어요.
17475
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Re: • The Moon (+13)
ESA MARIFA COMO MOLA SE MERECE UNA OLA!!!
EHHHH MARIFA!!!
Me encanta!!
EHHHH MARIFA!!!
Me encanta!!
Miau- Novato
- Mensajes : 26
Edad : 27
Combatiendo en la Liga de las Leyendas
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Re: • The Moon (+13)
¡¡¡Marifa!!! Me encantó la continuación
Pobre Sakura, está tan confundida sobre ese pasado que no sabe que es de ella...
Simplemente, este fic... Me encanta, y cada vez se pone más bueno
¡Sigue así!
Pobre Sakura, está tan confundida sobre ese pasado que no sabe que es de ella...
Simplemente, este fic... Me encanta, y cada vez se pone más bueno
¡Sigue así!
Lauri-chan- Clan Suzaku
- Mensajes : 252
Edad : 27
Argentina
175
continuacion por favor siiiiiiiii
Hola soy nueva leyendo tu fic la verdad me gusto. Pero hay Dios cada ves se pone mas difícil la situación con Tsunade que no ayuda sino sigue ocultando la verdad, con Naruto cada día mas desesperado el pobre, y la pobre Sakura siendo humilladla por todo mundo. ¿Cómo le vas a hacer para desamarrar todo este embrollo? Y sobre todo que se enteren que Sakura es la princesa heredera.
Ya quiero saber que pasara de verdad esta historia te atrapa y no te suelta
LA CONTINUACION POR FAVORRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR
Re: • The Moon (+13)
Por falta de ordenador no pude comentar antes lo lei por el móvil estoy feliz por mi regalo de reyes, ya me dijiste que ellos sufrirían mucho no me imagine tanto xD, espero que todo ese embrollo se soluciones pronto y haber que nuevas artimañas logran sus enemigos.
Como siempre el capitulo te quedo genial xD, espero el próximo capitulo.
PD: Lo de el fic Mirame y Dispara lo tendrás una vez lo tenga por ahora nada.
Como siempre el capitulo te quedo genial xD, espero el próximo capitulo.
PD: Lo de el fic Mirame y Dispara lo tendrás una vez lo tenga por ahora nada.
eliannar- Moderador
- Mensajes : 631
Edad : 35
La vida es muy corta para desperdiciarla con malas practicas pero como el sedentarismo es malo y el dinero escasea pues debo cumplir con obligaciones....de lo contrario estaría encerrada en mi cuarto leyendo cuanta imaginación tienes tú para entretenerme. Saludos desde Luque, Paraguay, al valiente que lee este perfil
17799
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Re: • The Moon (+13)
Sai le va a dar la carta ?? Que dice ese papel olvidado durante años en un cofre ? Que diceeee ??? Que Naruto la lea yaaaaaa!!. Y que no se enfade mas con la muchachita...que bastante tiene la pobre con que todo el mundo le mienta y la utilice.
Que manera de hacer sufrir a los personajes x Dios.... jejeje
Abrazo !!
Que manera de hacer sufrir a los personajes x Dios.... jejeje
Abrazo !!
Eva2.0- Genin
- Mensajes : 238
Listening to the wind of change
8475
Re: • The Moon (+13)
Hola a todos:
Muchísimas gracias por los comentarios.
• Miau: He gozado con tú mensaje, me uno a la ola también.
• Lauri-chan: Gracias, queda muchos enredos por desatar y mucho sufrimiento aún. Especialmente a Sakurita, lo sé, pero es que estas historias de amor trágico son mis favoritas.
• La diva: ¡Bienvenida! Guau, siempre es lindo encontrar gente que se toma su tiempo para leer la historia. Ojala te guste la continuación.
• Eliannar: Hola amiga. Sí, par de condenados que sufren tanto. Peor aún, así seguirán por unos cuantos episodios más. Buuu... lastima con la espera de Mírame y Dispara, estaré al pendiente.
• Eva: Se la dio (la carta) no vayan a pensar otra cosa. Pero en verdad no es la gran revelación. Ya lo leeras.
Sin más, les dejo la continuación. Disfrutelan…
Ambos se sentaron, Sai miró a los ojos al Rey, el rubio le devolvió una sonrisa de complicidad. Momentos después, el té y las pequeñas galletas fueron colocados en la mesa en medio de ambos. El Haruno observo a las mujeres de la corte marcharse, dejo tensar sus puños ocultos bajo el tablón, contemplando el líquido verde. Sus dedos bailaron vacilantes por el artefacto de cerámica y antes de darle un pequeño sorbo, pregunto por el motivo de su llamada. Dejaría para después la carta que resguardaba bajo sus ropas.
-¡Quiero que te vayas de vacaciones!
Sai parpadeo varias veces, solicitando los motivos para esa extraña proposición. Escucho con atención. Debería dejar Konoha en el transcurso de la semana, dar un recorrido lento por el distrito de Kusagakure, donde se construía el Puente del Cielo y la Tierra, cerca del País de la Hierba. Asintió sin decir palabra, era fácil entender lo que deseaba Su Majestad, su visita a aquellas tierras no era como turista, sería más factible llamarle “observador”.
Había pasado un día desde la visita del hermano de Sakura a Palacio. La noche anterior, la sacerdotisa del Pabellón de la Luna había estado con Su Majestad, sin inconveniente alguno. Como si entre ambos no hubiese ocurrido nada. Su relación no empeoro, pero tampoco mejoró y aquello le rompía el corazón a la pelirosa, con más frecuencia de lo que ella misma deseaba.
El ocaso había llegado hacia un par de horas. En los pasillos de Kitsune, se sentía una brisa fresca y un ambiente tranquilo. Custodiada por cuatro hombres, caminaba lentamente. Miraba al suelo, buscando los pasos de los guardas para guiar los propios. La sorpresa. Una mano fría jalo de su brazo con violencia. Antes siquiera de reaccionar, tenía su espalda aprisionada a una columna de madera, frente a ella un hombre de orbes oscuros con extraños destellos color carmín. Se observaron fijamente, ella con algo de temor. Los dedos del hombre se incrustaban en sus hombros y peligrosamente acercaba a su rostro.
-¿Te acuerdas de mi?- dijo en un susurro, dejando viajar su aliento sobre las facciones de Sakura. Un estremecimiento por parte de ella, luego el sonido de espadas siendo desvainadas. De un jalon rápido los hombres de la corte alejaron al presunto espía, tomándolo por los hombros. Un forcejeo consistente y los carceleros se vieron obligados a retroceder -¡Cómo se atreven a tocarme!- miro a ambos, dando un paso hacia atrás. La luz de la luna dio paso al cuerpo firme, alto, cabellos oscuros, rostro agridulce –Soy el Magistrado Uchiha, Sasuke Uchiha.
-¡Su Excelencia, lo sentimos!- dijeron al unísono, agachando sus cabezas y mordiendo sus labios. Pequeños y rápidos movimientos con la mano derecha del Uchiha, los guardas entendieron que debían retirarse, para su propia conveniencia. Busco de nuevo a Sakura. Acercándose a ella, le tomo por ambos brazos. Sonrío.
-¿Te acuerdas de quién soy? La persona que encontraste la otra vez en el pueblo- ella abrió su boca para hablar, pero no fue necesario.
-¡Por favor, quítele las manos de encima!- dijo una voz tras ellos. Aproximándose al joven magistrado, la mujer miro con desdén a los hombres apostados en una esquina -¡Dense prisa y escóltela!- ordeno al grupo de oficiales. Los cuatro se acercaron con pena, alejando a Sasuke del cuerpo de la joven, llevándosela consigo. Sakura camino con tranquilidad, dio un vistazo hacia atrás y sin haberle mirado lo suficiente, dejo el rostro del pelinegro buscando en la lejanía el Pabellón del Rey.
-Espera- gritó Sasuke al mirarla partir. Intento ir tras ella, pero la mujer se interpuso -¿Quién eres… para atreverte a bloquearme el camino?
-Olvídelo, usted no debe hacer eso- dijo Tsuname.
-¿Qué no debo hacer?
-Ella simplemente es un talismán. Usted no puede tener sentimientos por algo que no es más que un simple de papel.
-¿Acaso no soy lo mismo? Un nombre, con una posición escrita en unos cuantos libros.
-Eso es un destino prohibido- le aclaro.
-¿Y quién escogió ese destino?- gritó con furia.
-Como una sacerdotisa solo entrego el mensaje de los dioses- le devolvieron una mirada de repulsión y una sonrisa sarcástica. Las que ignoro –Si usted insiste en acercarse, tanto usted como ella estarán en peligro. Ella ¡Puede ser el camino a la guerra! ¿Por qué no se da cuenta de eso?- Tsuname se acerco, inquiriendo colaboración –Por favor, no la busque más. ¡Evite hacer estupideces!- dio un fuerte suspiro, dedicándole un tierno gesto –Esa mujer… incluso si tiene un poco de sentimientos por ella, deberá olvidarlos.
Sasuke se prometió no escucharla más, no quería y en definitiva no haría lo que ella deseaba. Dio largos y rápidos pasos hasta alejarse de la mujer, por el camino contrario al tomado por la joven sacerdotisa que usurpaba sus sentimientos. Miro de soslayo a Shikamaru, que seguramente había sido testigo del espectáculo. Al salir de Kitsune, su marcha aminoro. Golpeo el viejo tronco de un árbol de pino. Ofreciendo un gran quejido de decepción. Desilusionado de si mismo, de su vida, de sus sueños. La imagen del Uzumaki llegó de improviso. Admitió sin vergüenza que le odiaba y no sería esta la primera vez.
-Incluso tú conociste primero a Naruto- se dijo a si mismo, mientras dejaba caer la mano a su costado. Varias gotas de sangre cayeron a la tierra -¿Tú también elegiste proteger al Rey? Igual como lo hizo ella.
Algo desorientado, camino por las oscuras callejuelas de Konoha, donde el único testigo de su sufrimiento era su propia sombra. Dejo que el líquido rojo se lavara en las aguas de un angosto riachuelo a las afueras de la villa. Dio un sorbo, enjuago su rostro dos veces. Deseo que la corriente se llevara su dolor, pero sería ingenuo si intentaba sacar lo que ya se había alojado dentro de si. No lo había conseguido con su primer amor, ahora mucho menos. Sus ojos buscaron el templo donde se encontraba su madre, necesitaba de su consuelo.
-Sasuke ¿Por qué estas aquí a estas horas?
-¿Y porqué aún sigues rezando a estas horas?- ella sonrío.
-Como de costumbre le estaba pidiendo a los dioses que cuiden de la salud del Rey- Sasuke exhalo enojado, evitando contacto visual con su madre –¡Hijo!
-Solo por una vez, antes de decir el Rey ¿No podrías hablar de nosotros primero?- grito –De tú hijo.
-¿Cómo puedes decir algo tan desleal?
-Si eso es desleal, entonces ¡Sopórtelo! ¡Abandónelo! ¡Déjelo! ¡Ocúltelo! ¡No seas influenciado!- grito –¿Es eso lo que me que debo escuchar de ti? ¿Madre no esta cansada de todo esto?
-Sasuke ¿Por qué estas así?
-Por una vez… solo por una vez- dijo entre lágrimas –Podrías decirme ¡Haz lo que quieras! ¡Por una vez se codicioso!- Sasuke miro a su madre, los ojos de ella giraron hasta caer al suelo –A partir de ahora, yo no voy a vivir por el bien de los demás. Sino, exclusivamente por él mío.
Naruto golpeo rítmicamente con sus dedos la mesa frente a él. Sus ojos fijos en la puerta. Cuanto anhelaba mirar a la sacerdotisa atravesar por ella. Como le había costado mostrar indiferencia la noche anterior, cuando por dentro solo deseaba conversar, hablar sobre su día en Palacio y preguntarle como había sido el suyo. Suspiró. Hoy se había retrasado, por un momento su corazón se sintió inquieto –“¿Y si le había pasado algo?”- Negó con la cabeza. No solamente por lo absurdo de la idea, sino por jugar con la memoria de su niña.
Agacho su mirada. El día anterior Sai había llegado con una sorpresa, con esta la esperanza. Y los dedos, que hoy se encontraban inquietos, la mañana anterior estaban temblorosos. Naruto había mirado al pelinegro nerviosamente, cuando él había pronunciado el nombre de Sakura y entrego el papel, un tanto amarillento por el tiempo. Había lanzado su mano para tomarlo, pero eran las últimas palabras de su princesa. Cerro su puño contrariado, lo miro una vez más, antes de tocarlo y con angustia consulto si en realidad era para él. Sai asintió. Gruesas lágrimas habían salido de sus ojos sin permiso.
-¡Quizás! ¡Quizás!- sus parpados se levantaron al escuchar la puerta abrirse, la joven traía consigo el velo. Quitándoselo, se inclino hacia el Rey- evito sonreír –“Quizá aquella carta no era una despedida”.
Tuvieron una pequeña conversación sin sentido, donde él hablaba. Ella solo asentía. Antes de darse cuenta el rubio estaba exaltado. Su nerviosismo lo hacia actuar contrario a lo que se jactaba de ser, un hombre prudente y tranquilo.
-¡Date prisa y respóndeme!- la joven dio un saltillo de temor, asintiendo le miro de reojo –Te pregunte donde naciste.
-No estoy segura, pero he oído que nací lejos de esta ciudad.
-Entonces has vivido toda tú vida en una villa lejana.
-He vivido siguiendo a la sacerdotisa Tsuname en diferentes lugares.
-¿Dónde están tus padres y hermanos?
-No tengo- expreso con un deje de tristeza –Las sacerdotisas de aquí son mi única familia.
-Entonces ¿Eres huérfana?
-Quizás tuve una familia en el pasado. Pero para convertirse en sacerdotisa una debe olvidar su vida anterior- arrugo el frunce, su vos apenas audible demostraba el dolor. Lo difícil de pronunciar cada respuesta -Por lo tanto, no pienso tanto en ello.
-Eso quiere decir, que talvez no fuiste huérfana ¿Tienes algún recuerdo de ellos?
-Una sacerdotisa, cuando recibe el don de los dioses debe olvidar su antigua vida- Sakura agacho su rostro cuando sus ojos se humedecieron –Por eso, esta servidora no piensa en su antigua vida, ni tampoco la recuerda.
-Debiste cortar todos los lazos y recuerdos- dijo Naruto mirando a cada lado, angustiado -¡Debes de romper el sello y recordar tú antigua vida! Saber dónde naciste, quienes son tus padres, cómo te llamabas - gritó con desesperación, golpeando su pecho -¿Estaba yo en tú antigua vida?
-¡Por favor, deténgase!- grito con dolor. Sakura cerró los ojos, los apretó con fuerza. En el acto cayeron lágrimas. De su procedencia cuantas veces deseo conocerla, cuantas otras fue codiciosa, queriendo que Su Majestad estuviera en ese pasado que no recordaba, pero eso era imposible -Se lo pido, por favor deténganse. No me pregunte más- Naruto le miro apenado –Incluso si usted hace más preguntas, no puedo darle las respuestas que usted desea. Esta mujer- dijo refiriéndose a si misma –No es la persona que usted desea. No se que tanto esa persona y yo nos parecemos, pero, si tiene más preguntas, por favor, pregúnteselo directamente a esa persona.
Sakura había dejado las habitaciones del Rey, una vez viendo al Pabellón de Luna dio un gran suspiro. Ella no solía deprimirse, pero la extraña situación en la que estaba, le estaba consumiendo la tranquilidad y destrozando los nervios. Se dirigió al cuarto de su maestra, luego de haber dado dos golpecillos fuertes, confirmando que esta no estuviese aún dormida, entro. La mujer estaba sentada sobre el suelo, en su pierna flexionada recostaba su brazo. Frente a ella, una candela iluminaba el espacio, varias vasijas de sake le rodeaban.
Se dejo caer en el suelo, detrás de la rubia. Le llamo, pero no contesto. Se concentro en el pequeño fuego que ondulaba en la candela y sus orbes nuevamente se volvieron cristalinos.
-Sacerdotisa Tsuname, creo que no pertenezco a este lugar.
-¿Cómo llegaste a esa conclusión?- dijo moviendo su cuerpo y mirando hacia atrás sobre su hombro -¿Estas pensando en marcharte?
-Lo que usted había dicho. Era correcto. Me apresure con mi decisión, no debí haber permanecido a su lado- dijo tristemente, negando con la cabeza. Trago saliva –Yo descubrí que… no había nada que yo pudiera hacer por él. Estuve tratando de ayudarlo a superar su cansancio- sonrío desganada -Termine confundiéndolo- Sakura se limpio el agua de sus mejillas –En cambio, perece que mi propia existencia le esta causando dolor. La persona que él necesita… no soy yo. Le ayudaría más, si me fuera.
Cruzó las manos sobre su pecho y las miro desde la distancia. Tres de ellas, una de color rosa, otra de amarillo y la última de blanco. Dos de estas escritas por la misma persona, la joven Princesa Heredera, la tercera pertenecía a la sacerdotisa que absorbe la mala suerte. Sin embargo, todas poseían igual caligrafía, como si estás hubiesen sido pinceladas por la misma persona. No podría ser una simple coincidencia.
Kakashi le observo preocupado, luego se dirigió a Shikamaru. Parecía pasar por la misma perplejidad. El Rey Naruto había pasado la noche anterior observando las cartas, una vez que el Nara había advertido la similitud en las letras. Desde entonces, no había dormido o comido, se obligo a si mismo no salir de sus habitaciones hasta entender aquel mensaje de los cielos.
-“Papá me traerá la medicina muy pronto. Por lo tanto, no seré capaz de encontrarlo más”- había leído en la carta.
-¿Cómo podría preguntarle a una niña muerta?- Naruto cerró sus ojos, recordando. -Su padre le llevó la medicina y luego dijo que no sería capaz de encontrarnos de nuevo. Shikamaru ¿Qué significa eso?
-¿Acaso no esta prediciendo su propia muerte?
-Al principio pensé de esa manera, pero cuando piensas en ello, esas palabras. ¿Estaba diciendo que su padre intentaba matarla?
-Su Majestad- interrumpió Kakashi –Su padre era reconocido por su cálida personalidad. Como podría él, a su propia hija…
-Pero, no creen que eso lo hace mucho más extraño. De hecho, no es lo único- expuso Naruto –Ella fue una chica saludable, el que haya muerto de repente…- miro a ambos hombres –Él, ni siquiera intentó hacer una investigación- dijo refiriéndose al anterior Rey –Solo lo encubrió.
-Su Majestad ¿Qué esta sospechando?
-La muerte de la Princesa Heredera no fue sólo una simple enfermedad…- Shikamaru y Kakashi se miraron.
-Entonces, esta diciendo que Kizashi Haruno se convirtió en el asesino de su hija- exclamo el peligris.
-¿Será que debemos preguntarle al esposo de la Princesa Ino sobre la medicina que Sakura bebió?
-Él no lo supo- aclaro Shikamaru –En ese tiempo, él estaba en casa de su tío. En realidad, él se siente muy culpable de no estar ahí cuando su hermana murió.
Dejo la ropa necesaria sobre el trozo de tela gris y con esta enrollo sus pertenencias. Una cuerdecilla a cada costado sujetaba el bolso de viaje. Reviso que ninguno se fuera a soltar, estaría fuera de Konoha por una larga temporada, dos meses quizás. Dejaría su casa al día siguiente en la madrugada, pero antes debía ir a visitar a su esposa, por solicitud de su madre.
La habitación de la Princesa Ino se hallaba al otro lado de la mansión. Habiendo cruzado los espaciosos pasillos, se tomo su tiempo para llegar. Estando allí, pidió permiso para entrar, pero no contestaron. Dejo sus dedos deslizarse por la madera hasta abrir la puerta, la miro de espalda con las manos cerca del rostro. Ella lloraba. Cerro la puerta tras de si y se acerco, acuclillándose hasta su altura. Ino giró su cuerpo, no quería que la mirara.
-¿Por qué estas evitándome? ¿No me dejaras ver tú rostro antes de partir?- ella volteo.
-Llévame contigo.
-Estoy viajando por órdenes del Rey. El camino es largo, por lo que sería muy difícil para usted Princesa.
-Pero, si te marchas. Tendremos que estar separados por mucho tiempo.
-Ya que me estarás esperando con paciencia. Volveré pronto- ella le miro seriamente -¿Por qué me miras así?
-Porque siempre me quejo y pido mucho de ti. Debes odiarme.
-No te odio.
-Por mi culpa, no pudo ascender de rango y esta atrapado en esta casa. Debes de estar molesto- Sai suspiro, luego sonrío.
-No estoy molesto.
-Mentiroso- Sai tomo las manos de Ino entre las suyas, para asombro de ella.
-Mi Princesa, eres la salvadora de mi familia. Después de que Sakura se fuera, ya no teníamos nada para ser felices ¿No fuiste la que trajo de vuelta la sonrisa a esta familia?- Ino alejo la mirada de su marido, mientras su cuerpo se tensaba –Por eso, estoy realmente agradecido.
-Por favor, dime que no vas a abandonarme.
-¿Por qué dices eso?- pregunto extrañado.
-Por favor, prométalo.
-¿Ya no se lo prometí con mi vida? Entonces ¿Qué necesito darle esta vez?
-No, incluso si no me da nada. Confiare en ti- ambos sonrieron –Así que, aunque las lágrimas salgan todas las noches, seré paciente y esperare- Sai la miro con dulzura, dejo llevar su pulgar derecho al delicado rostro, limpiando las lagrimas que se acunaban en las mejillas rosas.
-El esposo de la Princesa se irá de viaje para hacer un recorrido por el distrito de Kusagakure- menciono Izumo a los otros tres hombres –El Rey, si debía enviar a alguien de vacaciones debí haber sido yo. El lugar es hermoso. Pero más aún, la piel de marfil y los suaves cuerpos de las geishas- miro al cielo conmocionado –Es un desperdicio.
-Si Sai Haruno fuera como tú- menciono Kotetsu –No habría razón para estar nerviosos en este momento.
-Creo que al fin el Rey esta usando a Sai para reunir a los Anbus que están dispersos en esa área- dijo Iruka, dirigiéndose ha Hiashi.
-¿Qué paso con lo que te dije que consigas?
-Estoy reuniendo todos los documentos para condenar a Sai y se los daré al consejo- El Hyuga asintió –Mínimo enviaran quejas al Rey para que no permitan su partida.
-No importa lo mucho que busques, él esta limpio- dijo Izumo -¿Hay documentos que comprometan al Haruno?- los hombres sonrieron con complicidad –¡Oh! ¿Falsificados?
-Me agrada todo acerca del Rey –dijo Hiashi sarcásticamente -Pero su vigor y coraje sin miedo es demasiado- el viejo miro al resto de los hombres –Necesitamos doblegar su voluntad, al menos una vez. De modo que conozca lo que le espera si decide irse por el lado complicado.
Esa misma tarde, un poco más de veinte nobles se reunieron en el Salón del Rey. El primero en hablar fue Izumo, solicitando se revocara la orden de enviar a Sai de viaje. Sin embargo, Naruto no estaba tan dispuesto a ceder ante las solicitudes del grupo. Más parecían sus enemigos, que sus seguidores.
-Su Majestad- dijo Iruka –Cualquier hombre casado con una princesa, no tiene permitido participar en ningún asunto político. Y aún sino lo fuera, he escuchado muchas quejas. Por favor, retire la orden.
-Sai ha estado viviendo tranquilamente los últimos años.
-Entonces deberá cambiar el destino del viaje.
-¿Por qué?
-Para alguien como Sai, podría ser peligroso.
-¿Por qué?- Naruto contuvo una sonrisa -¿Cree que en el viaje de Sai podría reunirse con algunos Anbus por motivos políticos?- miro a su gente, por último a Hiashi.
-Nosotros únicamente buscamos el bienestar de Sai- dijo el viejo de manera amenazante –Y además, le damos sugerencias Su Alteza.
-¿El bienestar de Sai?
-Podría ser un simple viaje sin sentido para el joven de la familia Haruno. Sin embargo, para aquellos que tratan de acumular más poder, esta sería su mejor oportunidad para hacerlo- Naruto apuño sus dedos, aquello era una clara advertencia –Y, si por casualidad tratan de comprometerlo con la finalidad de asegurar más tierras para si mismos…
-Sai podría estar en medio de un lío político o peor aún morir- dijo Naruto terminando la frase, Hiashi lo afirmó.
-Nunca se sabe lo que puede ocurrir, cuando varias personas están involucradas- el Rey asintió -¿No debería de escuchar a su Consejo?
-Ah creo que ya lo comprendí- Naruto cerro sus ojos, rascando su cabeza –Que soy un Rey títere que hace lo que su Consejo le dice que haga- abrió sus orbes con enojo, confirmando.
-No es así Su Alteza- grito Izumo –Eso sería desleal ¡Si alguien dice tal cosa, deberá ser castigado!- Naruto carcajeo.
-Le gente puede decir todo tipo de cosas en privado- miro a todos los hombres sentados sobre sus piernas -¿No dicen los mismo de mi a mis espaldas también?
Su Alteza dio un gran suspiro al terminar la reunión, para ellos no había sido suficiente cortar las alas de Sai en el pasado, al convertirlo esposo de la princesa. Sino, que ahora también amenazaban con su bienestar. Miro sobre su hombro izquierdo.
-Shikamaru. Necesito causar un alboroto de nuevo.
Salio con rapidez del Salón del Trono, junto con Kakashi y Shikamaru. Estando en las instalaciones del Archivo Real, abrió las puertas de color verde. Entro con lentitud mirando cada espacio de la instancia y a los hombres que trabajaban en ella. Por donde se le miraba había rollos, estantes atiborrados de libros. Giro a su derecha, donde uno de sus subalternos le miraba consternado, empuñando uno de los cilindros, sin vacilación se lo arrebato de las manos. Examinó el contenido, lanzándolo al poco tiempo al suelo. Al igual que lo hizo con varios dispuestos sobre la mesa.
-¿Qué esta haciendo Su Alteza?- le dijo Iruka, sin mirarle. Naruto volteo.
-Desde la vez pasada que vine, en lugar de que la solicitudes fueran mayores he recibido menos ¿Por qué eso?- se acerco a Iruka y lo encaro.
-Debido al mal clima- refiriéndose al invierno que estaba terminando –Los reportes que vienen de afuera, no pueden llegar tiempo- Naruto miro hacia arriba, aplaudiendo.
-¡¿No son capaces de llegar a tiempo?!- miro la estancia una vez más –Suena lógico ¿Entonces como llegan los reportes en contra de Sai tan rápido a la capital? Ya sé- golpeó con su puño su palma izquierda -¡Los entregan en un caballo sumamente veloz!
El Rey horrorizado por la actitud de su subalterno, no le dejo continuar. Giro sobre si mismo, dirigiéndose a los estantes de archivos. Uno por uno los fue abriendo. Junto a él, lo seguían Iruka, Kakashi. Los demás empleados se encontraban atentos a cada reacción por parte del rubio. Más apartado de la acción, Shikamaru se encontraba mirando.
-A pesar de que he estado reinando por tres años hay más cosas autorizadas por el Ministro Hyuga, que por mí- dijo enseñándoles el libro.
Naruto continúo mirando y arrojando libros al suelo, mientras todos los hombres de la estancia estaban pendientes del zafarrancho. Dio una ojeada al final de la habitación, donde vio a Shikamaru asentir. Deslizándose entre las sombras se dirigió a la habitación al final del Pabellón. Donde se guardaban los archivos secretos de Palacio.
Con cuidado jalo de las orquillas de las puertas, sin hacer sonido alguno ingreso. Miro que cada estante contenía los documentos referidos a cada reinado, buscar el de Minato sería más sencillo de lo que imaginaba. Paseo los dedos por los anaqueles, una mueca de sonrisa. Lo había hallado. Tomo cinco de ellos, llevándolos descaradamente en la mano. Igual de sigiloso como ingreso, salio. Se dirigió al grupo, allí miro a Kakashi acercándose cuidadosamente. En un movimiento rápido, los libros pasaron a manos del peligris. Bajo sus ropas verdes, guardo el robo. Naruto busco a Kakashi y este sonrío. Todo había acontecido de acuerdo al plan.
Uno por uno, los libros fueron leídos y abandonados. No había conseguido saber nada de lo ocurrido con la Princesa Heredera. Peor aún, estaba frustrado y abatido. El mirar los registros de Kitsune de hace ocho años, solo le trajo decepción, no había encontrado casi nada de información. Solo lo que ya conocía, su supuesta enfermedad.
El estupor causado por la impotencia, solo le confirmaba que tras la muerte de Sakura había algo más, necesitaba conocer que era eso. En definitiva, la enfermedad había llegado de forma muy repentina. El momento en el cual ocurrió fue muy conveniente para elegir con mayor rapidez a quien le sustituyese. Entendió, que ante la idea de que su padecimiento, hubiera ocurrido antes de la selección de la novia, Sai no se hubiera visto obligado a renunciar a su puesto en la Corte. Y si hubiera sido después de que ella se convirtiera en princesa, entonces no hubiera sido tan vergonzosamente expulsada de Palacio. ¿Por qué? ¿Por qué fue justo en ese momento?
-¿Qué estas diciendo?
-Mi Reina, parece ser que la sacerdotisa que absorbe la mala suerte se parece a alguien.
-¿Estas segura?
-No estoy muy segura. Pero eso fue lo que escuche- Hinata le miro con angustia.
-Dame los detalles.
-Su Majestad estaba enojado, así que regaño a la sacerdotisa. Luego le abría dicho que no le preguntase a ella, que no sabía a quien se parecía y esas respuestas debería buscarlas en otra persona.
Dejo su estancia junto con las mujeres de la corte, debía pensar mejor las cosas y trazar un plan conveniente para desaparecer a aquella sacerdotisa. Si silencio ante la decisión de su padre de eliminar a la antigua Princesa Heredera, no tendría miramientos con un simple talismán.
Su corazón ansioso busco consuelo, quizás con la Reina Madre o su suegra. Talvez debería buscar a Naruto, sus pies la llevaron hasta una serie de edificios que formaba en Pabellón Hanami. Allí, algo le llamo su atención y no precisamente los grandes árboles que se regaban por los jardines, ni las flores rosas que adornaba las vasijas o los murales exquisitamente pintados. Era el llanto, el solitario dolor de un alma en pena, los susurros de una niña que clamaban que su dolor fuera sanado.
Giro su cabeza hacia las puertas cerradas, el anterior hogar de Sakura, ahora yacía vacío. Un escalofrío le nació piernas, subiendo por todo su cuerpo hasta alojarse en su cabeza produciéndole dolor. Sus ojos se humedecieron, sus dientes crujieron los unos con los otros. La uña de su dedo pulgar la llevo a su boca y la mordió, repetidas veces. Estaba asustada.
-¿Qué le sucede Mi Señora?
-Dama de compañía- dijo lentamente –Desde el Edificio de Hanami- volteo hasta ver la mujer que le observa preocupada -¿No ha escuchado los llantos de una chica?
La mujer miro a Hinata incrédula, volteando a las otras cinco mujeres detrás de ellas. Estas negaron, dando a entender que no escuchar sonido alguno. Por su parte la Hyuga, se sintió más estremecida, quizás el espíritu de Sakura estaría persiguiéndola.
-¿Hay alguien ahí adentro?- pregunto Hinata, una vez llegando a Pabellón de la Reina Madre.
-La Jefa de las sacerdotisas esta adentro hablando.
Muchísimas gracias por los comentarios.
• Miau: He gozado con tú mensaje, me uno a la ola también.
• Lauri-chan: Gracias, queda muchos enredos por desatar y mucho sufrimiento aún. Especialmente a Sakurita, lo sé, pero es que estas historias de amor trágico son mis favoritas.
• La diva: ¡Bienvenida! Guau, siempre es lindo encontrar gente que se toma su tiempo para leer la historia. Ojala te guste la continuación.
• Eliannar: Hola amiga. Sí, par de condenados que sufren tanto. Peor aún, así seguirán por unos cuantos episodios más. Buuu... lastima con la espera de Mírame y Dispara, estaré al pendiente.
• Eva: Se la dio (la carta) no vayan a pensar otra cosa. Pero en verdad no es la gran revelación. Ya lo leeras.
Sin más, les dejo la continuación. Disfrutelan…
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CAPÍTULO XX
Mala Persona
Mala Persona
Muchas veces las palabras
que teníamos que haber dicho
no se presentan ante nuestro
espíritu hasta que ya es demasiado tarde
André Gide
que teníamos que haber dicho
no se presentan ante nuestro
espíritu hasta que ya es demasiado tarde
André Gide
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Ambos se sentaron, Sai miró a los ojos al Rey, el rubio le devolvió una sonrisa de complicidad. Momentos después, el té y las pequeñas galletas fueron colocados en la mesa en medio de ambos. El Haruno observo a las mujeres de la corte marcharse, dejo tensar sus puños ocultos bajo el tablón, contemplando el líquido verde. Sus dedos bailaron vacilantes por el artefacto de cerámica y antes de darle un pequeño sorbo, pregunto por el motivo de su llamada. Dejaría para después la carta que resguardaba bajo sus ropas.
-¡Quiero que te vayas de vacaciones!
Sai parpadeo varias veces, solicitando los motivos para esa extraña proposición. Escucho con atención. Debería dejar Konoha en el transcurso de la semana, dar un recorrido lento por el distrito de Kusagakure, donde se construía el Puente del Cielo y la Tierra, cerca del País de la Hierba. Asintió sin decir palabra, era fácil entender lo que deseaba Su Majestad, su visita a aquellas tierras no era como turista, sería más factible llamarle “observador”.
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Había pasado un día desde la visita del hermano de Sakura a Palacio. La noche anterior, la sacerdotisa del Pabellón de la Luna había estado con Su Majestad, sin inconveniente alguno. Como si entre ambos no hubiese ocurrido nada. Su relación no empeoro, pero tampoco mejoró y aquello le rompía el corazón a la pelirosa, con más frecuencia de lo que ella misma deseaba.
El ocaso había llegado hacia un par de horas. En los pasillos de Kitsune, se sentía una brisa fresca y un ambiente tranquilo. Custodiada por cuatro hombres, caminaba lentamente. Miraba al suelo, buscando los pasos de los guardas para guiar los propios. La sorpresa. Una mano fría jalo de su brazo con violencia. Antes siquiera de reaccionar, tenía su espalda aprisionada a una columna de madera, frente a ella un hombre de orbes oscuros con extraños destellos color carmín. Se observaron fijamente, ella con algo de temor. Los dedos del hombre se incrustaban en sus hombros y peligrosamente acercaba a su rostro.
-¿Te acuerdas de mi?- dijo en un susurro, dejando viajar su aliento sobre las facciones de Sakura. Un estremecimiento por parte de ella, luego el sonido de espadas siendo desvainadas. De un jalon rápido los hombres de la corte alejaron al presunto espía, tomándolo por los hombros. Un forcejeo consistente y los carceleros se vieron obligados a retroceder -¡Cómo se atreven a tocarme!- miro a ambos, dando un paso hacia atrás. La luz de la luna dio paso al cuerpo firme, alto, cabellos oscuros, rostro agridulce –Soy el Magistrado Uchiha, Sasuke Uchiha.
-¡Su Excelencia, lo sentimos!- dijeron al unísono, agachando sus cabezas y mordiendo sus labios. Pequeños y rápidos movimientos con la mano derecha del Uchiha, los guardas entendieron que debían retirarse, para su propia conveniencia. Busco de nuevo a Sakura. Acercándose a ella, le tomo por ambos brazos. Sonrío.
-¿Te acuerdas de quién soy? La persona que encontraste la otra vez en el pueblo- ella abrió su boca para hablar, pero no fue necesario.
-¡Por favor, quítele las manos de encima!- dijo una voz tras ellos. Aproximándose al joven magistrado, la mujer miro con desdén a los hombres apostados en una esquina -¡Dense prisa y escóltela!- ordeno al grupo de oficiales. Los cuatro se acercaron con pena, alejando a Sasuke del cuerpo de la joven, llevándosela consigo. Sakura camino con tranquilidad, dio un vistazo hacia atrás y sin haberle mirado lo suficiente, dejo el rostro del pelinegro buscando en la lejanía el Pabellón del Rey.
-Espera- gritó Sasuke al mirarla partir. Intento ir tras ella, pero la mujer se interpuso -¿Quién eres… para atreverte a bloquearme el camino?
-Olvídelo, usted no debe hacer eso- dijo Tsuname.
-¿Qué no debo hacer?
-Ella simplemente es un talismán. Usted no puede tener sentimientos por algo que no es más que un simple de papel.
-¿Acaso no soy lo mismo? Un nombre, con una posición escrita en unos cuantos libros.
-Eso es un destino prohibido- le aclaro.
-¿Y quién escogió ese destino?- gritó con furia.
-Como una sacerdotisa solo entrego el mensaje de los dioses- le devolvieron una mirada de repulsión y una sonrisa sarcástica. Las que ignoro –Si usted insiste en acercarse, tanto usted como ella estarán en peligro. Ella ¡Puede ser el camino a la guerra! ¿Por qué no se da cuenta de eso?- Tsuname se acerco, inquiriendo colaboración –Por favor, no la busque más. ¡Evite hacer estupideces!- dio un fuerte suspiro, dedicándole un tierno gesto –Esa mujer… incluso si tiene un poco de sentimientos por ella, deberá olvidarlos.
Sasuke se prometió no escucharla más, no quería y en definitiva no haría lo que ella deseaba. Dio largos y rápidos pasos hasta alejarse de la mujer, por el camino contrario al tomado por la joven sacerdotisa que usurpaba sus sentimientos. Miro de soslayo a Shikamaru, que seguramente había sido testigo del espectáculo. Al salir de Kitsune, su marcha aminoro. Golpeo el viejo tronco de un árbol de pino. Ofreciendo un gran quejido de decepción. Desilusionado de si mismo, de su vida, de sus sueños. La imagen del Uzumaki llegó de improviso. Admitió sin vergüenza que le odiaba y no sería esta la primera vez.
-Incluso tú conociste primero a Naruto- se dijo a si mismo, mientras dejaba caer la mano a su costado. Varias gotas de sangre cayeron a la tierra -¿Tú también elegiste proteger al Rey? Igual como lo hizo ella.
Algo desorientado, camino por las oscuras callejuelas de Konoha, donde el único testigo de su sufrimiento era su propia sombra. Dejo que el líquido rojo se lavara en las aguas de un angosto riachuelo a las afueras de la villa. Dio un sorbo, enjuago su rostro dos veces. Deseo que la corriente se llevara su dolor, pero sería ingenuo si intentaba sacar lo que ya se había alojado dentro de si. No lo había conseguido con su primer amor, ahora mucho menos. Sus ojos buscaron el templo donde se encontraba su madre, necesitaba de su consuelo.
-Sasuke ¿Por qué estas aquí a estas horas?
-¿Y porqué aún sigues rezando a estas horas?- ella sonrío.
-Como de costumbre le estaba pidiendo a los dioses que cuiden de la salud del Rey- Sasuke exhalo enojado, evitando contacto visual con su madre –¡Hijo!
-Solo por una vez, antes de decir el Rey ¿No podrías hablar de nosotros primero?- grito –De tú hijo.
-¿Cómo puedes decir algo tan desleal?
-Si eso es desleal, entonces ¡Sopórtelo! ¡Abandónelo! ¡Déjelo! ¡Ocúltelo! ¡No seas influenciado!- grito –¿Es eso lo que me que debo escuchar de ti? ¿Madre no esta cansada de todo esto?
-Sasuke ¿Por qué estas así?
-Por una vez… solo por una vez- dijo entre lágrimas –Podrías decirme ¡Haz lo que quieras! ¡Por una vez se codicioso!- Sasuke miro a su madre, los ojos de ella giraron hasta caer al suelo –A partir de ahora, yo no voy a vivir por el bien de los demás. Sino, exclusivamente por él mío.
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Naruto golpeo rítmicamente con sus dedos la mesa frente a él. Sus ojos fijos en la puerta. Cuanto anhelaba mirar a la sacerdotisa atravesar por ella. Como le había costado mostrar indiferencia la noche anterior, cuando por dentro solo deseaba conversar, hablar sobre su día en Palacio y preguntarle como había sido el suyo. Suspiró. Hoy se había retrasado, por un momento su corazón se sintió inquieto –“¿Y si le había pasado algo?”- Negó con la cabeza. No solamente por lo absurdo de la idea, sino por jugar con la memoria de su niña.
Agacho su mirada. El día anterior Sai había llegado con una sorpresa, con esta la esperanza. Y los dedos, que hoy se encontraban inquietos, la mañana anterior estaban temblorosos. Naruto había mirado al pelinegro nerviosamente, cuando él había pronunciado el nombre de Sakura y entrego el papel, un tanto amarillento por el tiempo. Había lanzado su mano para tomarlo, pero eran las últimas palabras de su princesa. Cerro su puño contrariado, lo miro una vez más, antes de tocarlo y con angustia consulto si en realidad era para él. Sai asintió. Gruesas lágrimas habían salido de sus ojos sin permiso.
-¡Quizás! ¡Quizás!- sus parpados se levantaron al escuchar la puerta abrirse, la joven traía consigo el velo. Quitándoselo, se inclino hacia el Rey- evito sonreír –“Quizá aquella carta no era una despedida”.
Tuvieron una pequeña conversación sin sentido, donde él hablaba. Ella solo asentía. Antes de darse cuenta el rubio estaba exaltado. Su nerviosismo lo hacia actuar contrario a lo que se jactaba de ser, un hombre prudente y tranquilo.
-¡Date prisa y respóndeme!- la joven dio un saltillo de temor, asintiendo le miro de reojo –Te pregunte donde naciste.
-No estoy segura, pero he oído que nací lejos de esta ciudad.
-Entonces has vivido toda tú vida en una villa lejana.
-He vivido siguiendo a la sacerdotisa Tsuname en diferentes lugares.
-¿Dónde están tus padres y hermanos?
-No tengo- expreso con un deje de tristeza –Las sacerdotisas de aquí son mi única familia.
-Entonces ¿Eres huérfana?
-Quizás tuve una familia en el pasado. Pero para convertirse en sacerdotisa una debe olvidar su vida anterior- arrugo el frunce, su vos apenas audible demostraba el dolor. Lo difícil de pronunciar cada respuesta -Por lo tanto, no pienso tanto en ello.
-Eso quiere decir, que talvez no fuiste huérfana ¿Tienes algún recuerdo de ellos?
-Una sacerdotisa, cuando recibe el don de los dioses debe olvidar su antigua vida- Sakura agacho su rostro cuando sus ojos se humedecieron –Por eso, esta servidora no piensa en su antigua vida, ni tampoco la recuerda.
-Debiste cortar todos los lazos y recuerdos- dijo Naruto mirando a cada lado, angustiado -¡Debes de romper el sello y recordar tú antigua vida! Saber dónde naciste, quienes son tus padres, cómo te llamabas - gritó con desesperación, golpeando su pecho -¿Estaba yo en tú antigua vida?
-¡Por favor, deténgase!- grito con dolor. Sakura cerró los ojos, los apretó con fuerza. En el acto cayeron lágrimas. De su procedencia cuantas veces deseo conocerla, cuantas otras fue codiciosa, queriendo que Su Majestad estuviera en ese pasado que no recordaba, pero eso era imposible -Se lo pido, por favor deténganse. No me pregunte más- Naruto le miro apenado –Incluso si usted hace más preguntas, no puedo darle las respuestas que usted desea. Esta mujer- dijo refiriéndose a si misma –No es la persona que usted desea. No se que tanto esa persona y yo nos parecemos, pero, si tiene más preguntas, por favor, pregúnteselo directamente a esa persona.
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Sakura había dejado las habitaciones del Rey, una vez viendo al Pabellón de Luna dio un gran suspiro. Ella no solía deprimirse, pero la extraña situación en la que estaba, le estaba consumiendo la tranquilidad y destrozando los nervios. Se dirigió al cuarto de su maestra, luego de haber dado dos golpecillos fuertes, confirmando que esta no estuviese aún dormida, entro. La mujer estaba sentada sobre el suelo, en su pierna flexionada recostaba su brazo. Frente a ella, una candela iluminaba el espacio, varias vasijas de sake le rodeaban.
Se dejo caer en el suelo, detrás de la rubia. Le llamo, pero no contesto. Se concentro en el pequeño fuego que ondulaba en la candela y sus orbes nuevamente se volvieron cristalinos.
-Sacerdotisa Tsuname, creo que no pertenezco a este lugar.
-¿Cómo llegaste a esa conclusión?- dijo moviendo su cuerpo y mirando hacia atrás sobre su hombro -¿Estas pensando en marcharte?
-Lo que usted había dicho. Era correcto. Me apresure con mi decisión, no debí haber permanecido a su lado- dijo tristemente, negando con la cabeza. Trago saliva –Yo descubrí que… no había nada que yo pudiera hacer por él. Estuve tratando de ayudarlo a superar su cansancio- sonrío desganada -Termine confundiéndolo- Sakura se limpio el agua de sus mejillas –En cambio, perece que mi propia existencia le esta causando dolor. La persona que él necesita… no soy yo. Le ayudaría más, si me fuera.
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Cruzó las manos sobre su pecho y las miro desde la distancia. Tres de ellas, una de color rosa, otra de amarillo y la última de blanco. Dos de estas escritas por la misma persona, la joven Princesa Heredera, la tercera pertenecía a la sacerdotisa que absorbe la mala suerte. Sin embargo, todas poseían igual caligrafía, como si estás hubiesen sido pinceladas por la misma persona. No podría ser una simple coincidencia.
Kakashi le observo preocupado, luego se dirigió a Shikamaru. Parecía pasar por la misma perplejidad. El Rey Naruto había pasado la noche anterior observando las cartas, una vez que el Nara había advertido la similitud en las letras. Desde entonces, no había dormido o comido, se obligo a si mismo no salir de sus habitaciones hasta entender aquel mensaje de los cielos.
-“Papá me traerá la medicina muy pronto. Por lo tanto, no seré capaz de encontrarlo más”- había leído en la carta.
-¿Cómo podría preguntarle a una niña muerta?- Naruto cerró sus ojos, recordando. -Su padre le llevó la medicina y luego dijo que no sería capaz de encontrarnos de nuevo. Shikamaru ¿Qué significa eso?
-¿Acaso no esta prediciendo su propia muerte?
-Al principio pensé de esa manera, pero cuando piensas en ello, esas palabras. ¿Estaba diciendo que su padre intentaba matarla?
-Su Majestad- interrumpió Kakashi –Su padre era reconocido por su cálida personalidad. Como podría él, a su propia hija…
-Pero, no creen que eso lo hace mucho más extraño. De hecho, no es lo único- expuso Naruto –Ella fue una chica saludable, el que haya muerto de repente…- miro a ambos hombres –Él, ni siquiera intentó hacer una investigación- dijo refiriéndose al anterior Rey –Solo lo encubrió.
-Su Majestad ¿Qué esta sospechando?
-La muerte de la Princesa Heredera no fue sólo una simple enfermedad…- Shikamaru y Kakashi se miraron.
-Entonces, esta diciendo que Kizashi Haruno se convirtió en el asesino de su hija- exclamo el peligris.
-¿Será que debemos preguntarle al esposo de la Princesa Ino sobre la medicina que Sakura bebió?
-Él no lo supo- aclaro Shikamaru –En ese tiempo, él estaba en casa de su tío. En realidad, él se siente muy culpable de no estar ahí cuando su hermana murió.
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Dejo la ropa necesaria sobre el trozo de tela gris y con esta enrollo sus pertenencias. Una cuerdecilla a cada costado sujetaba el bolso de viaje. Reviso que ninguno se fuera a soltar, estaría fuera de Konoha por una larga temporada, dos meses quizás. Dejaría su casa al día siguiente en la madrugada, pero antes debía ir a visitar a su esposa, por solicitud de su madre.
La habitación de la Princesa Ino se hallaba al otro lado de la mansión. Habiendo cruzado los espaciosos pasillos, se tomo su tiempo para llegar. Estando allí, pidió permiso para entrar, pero no contestaron. Dejo sus dedos deslizarse por la madera hasta abrir la puerta, la miro de espalda con las manos cerca del rostro. Ella lloraba. Cerro la puerta tras de si y se acerco, acuclillándose hasta su altura. Ino giró su cuerpo, no quería que la mirara.
-¿Por qué estas evitándome? ¿No me dejaras ver tú rostro antes de partir?- ella volteo.
-Llévame contigo.
-Estoy viajando por órdenes del Rey. El camino es largo, por lo que sería muy difícil para usted Princesa.
-Pero, si te marchas. Tendremos que estar separados por mucho tiempo.
-Ya que me estarás esperando con paciencia. Volveré pronto- ella le miro seriamente -¿Por qué me miras así?
-Porque siempre me quejo y pido mucho de ti. Debes odiarme.
-No te odio.
-Por mi culpa, no pudo ascender de rango y esta atrapado en esta casa. Debes de estar molesto- Sai suspiro, luego sonrío.
-No estoy molesto.
-Mentiroso- Sai tomo las manos de Ino entre las suyas, para asombro de ella.
-Mi Princesa, eres la salvadora de mi familia. Después de que Sakura se fuera, ya no teníamos nada para ser felices ¿No fuiste la que trajo de vuelta la sonrisa a esta familia?- Ino alejo la mirada de su marido, mientras su cuerpo se tensaba –Por eso, estoy realmente agradecido.
-Por favor, dime que no vas a abandonarme.
-¿Por qué dices eso?- pregunto extrañado.
-Por favor, prométalo.
-¿Ya no se lo prometí con mi vida? Entonces ¿Qué necesito darle esta vez?
-No, incluso si no me da nada. Confiare en ti- ambos sonrieron –Así que, aunque las lágrimas salgan todas las noches, seré paciente y esperare- Sai la miro con dulzura, dejo llevar su pulgar derecho al delicado rostro, limpiando las lagrimas que se acunaban en las mejillas rosas.
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-El esposo de la Princesa se irá de viaje para hacer un recorrido por el distrito de Kusagakure- menciono Izumo a los otros tres hombres –El Rey, si debía enviar a alguien de vacaciones debí haber sido yo. El lugar es hermoso. Pero más aún, la piel de marfil y los suaves cuerpos de las geishas- miro al cielo conmocionado –Es un desperdicio.
-Si Sai Haruno fuera como tú- menciono Kotetsu –No habría razón para estar nerviosos en este momento.
-Creo que al fin el Rey esta usando a Sai para reunir a los Anbus que están dispersos en esa área- dijo Iruka, dirigiéndose ha Hiashi.
-¿Qué paso con lo que te dije que consigas?
-Estoy reuniendo todos los documentos para condenar a Sai y se los daré al consejo- El Hyuga asintió –Mínimo enviaran quejas al Rey para que no permitan su partida.
-No importa lo mucho que busques, él esta limpio- dijo Izumo -¿Hay documentos que comprometan al Haruno?- los hombres sonrieron con complicidad –¡Oh! ¿Falsificados?
-Me agrada todo acerca del Rey –dijo Hiashi sarcásticamente -Pero su vigor y coraje sin miedo es demasiado- el viejo miro al resto de los hombres –Necesitamos doblegar su voluntad, al menos una vez. De modo que conozca lo que le espera si decide irse por el lado complicado.
Esa misma tarde, un poco más de veinte nobles se reunieron en el Salón del Rey. El primero en hablar fue Izumo, solicitando se revocara la orden de enviar a Sai de viaje. Sin embargo, Naruto no estaba tan dispuesto a ceder ante las solicitudes del grupo. Más parecían sus enemigos, que sus seguidores.
-Su Majestad- dijo Iruka –Cualquier hombre casado con una princesa, no tiene permitido participar en ningún asunto político. Y aún sino lo fuera, he escuchado muchas quejas. Por favor, retire la orden.
-Sai ha estado viviendo tranquilamente los últimos años.
-Entonces deberá cambiar el destino del viaje.
-¿Por qué?
-Para alguien como Sai, podría ser peligroso.
-¿Por qué?- Naruto contuvo una sonrisa -¿Cree que en el viaje de Sai podría reunirse con algunos Anbus por motivos políticos?- miro a su gente, por último a Hiashi.
-Nosotros únicamente buscamos el bienestar de Sai- dijo el viejo de manera amenazante –Y además, le damos sugerencias Su Alteza.
-¿El bienestar de Sai?
-Podría ser un simple viaje sin sentido para el joven de la familia Haruno. Sin embargo, para aquellos que tratan de acumular más poder, esta sería su mejor oportunidad para hacerlo- Naruto apuño sus dedos, aquello era una clara advertencia –Y, si por casualidad tratan de comprometerlo con la finalidad de asegurar más tierras para si mismos…
-Sai podría estar en medio de un lío político o peor aún morir- dijo Naruto terminando la frase, Hiashi lo afirmó.
-Nunca se sabe lo que puede ocurrir, cuando varias personas están involucradas- el Rey asintió -¿No debería de escuchar a su Consejo?
-Ah creo que ya lo comprendí- Naruto cerro sus ojos, rascando su cabeza –Que soy un Rey títere que hace lo que su Consejo le dice que haga- abrió sus orbes con enojo, confirmando.
-No es así Su Alteza- grito Izumo –Eso sería desleal ¡Si alguien dice tal cosa, deberá ser castigado!- Naruto carcajeo.
-Le gente puede decir todo tipo de cosas en privado- miro a todos los hombres sentados sobre sus piernas -¿No dicen los mismo de mi a mis espaldas también?
Su Alteza dio un gran suspiro al terminar la reunión, para ellos no había sido suficiente cortar las alas de Sai en el pasado, al convertirlo esposo de la princesa. Sino, que ahora también amenazaban con su bienestar. Miro sobre su hombro izquierdo.
-Shikamaru. Necesito causar un alboroto de nuevo.
Salio con rapidez del Salón del Trono, junto con Kakashi y Shikamaru. Estando en las instalaciones del Archivo Real, abrió las puertas de color verde. Entro con lentitud mirando cada espacio de la instancia y a los hombres que trabajaban en ella. Por donde se le miraba había rollos, estantes atiborrados de libros. Giro a su derecha, donde uno de sus subalternos le miraba consternado, empuñando uno de los cilindros, sin vacilación se lo arrebato de las manos. Examinó el contenido, lanzándolo al poco tiempo al suelo. Al igual que lo hizo con varios dispuestos sobre la mesa.
-¿Qué esta haciendo Su Alteza?- le dijo Iruka, sin mirarle. Naruto volteo.
-Desde la vez pasada que vine, en lugar de que la solicitudes fueran mayores he recibido menos ¿Por qué eso?- se acerco a Iruka y lo encaro.
-Debido al mal clima- refiriéndose al invierno que estaba terminando –Los reportes que vienen de afuera, no pueden llegar tiempo- Naruto miro hacia arriba, aplaudiendo.
-¡¿No son capaces de llegar a tiempo?!- miro la estancia una vez más –Suena lógico ¿Entonces como llegan los reportes en contra de Sai tan rápido a la capital? Ya sé- golpeó con su puño su palma izquierda -¡Los entregan en un caballo sumamente veloz!
El Rey horrorizado por la actitud de su subalterno, no le dejo continuar. Giro sobre si mismo, dirigiéndose a los estantes de archivos. Uno por uno los fue abriendo. Junto a él, lo seguían Iruka, Kakashi. Los demás empleados se encontraban atentos a cada reacción por parte del rubio. Más apartado de la acción, Shikamaru se encontraba mirando.
-A pesar de que he estado reinando por tres años hay más cosas autorizadas por el Ministro Hyuga, que por mí- dijo enseñándoles el libro.
Naruto continúo mirando y arrojando libros al suelo, mientras todos los hombres de la estancia estaban pendientes del zafarrancho. Dio una ojeada al final de la habitación, donde vio a Shikamaru asentir. Deslizándose entre las sombras se dirigió a la habitación al final del Pabellón. Donde se guardaban los archivos secretos de Palacio.
Con cuidado jalo de las orquillas de las puertas, sin hacer sonido alguno ingreso. Miro que cada estante contenía los documentos referidos a cada reinado, buscar el de Minato sería más sencillo de lo que imaginaba. Paseo los dedos por los anaqueles, una mueca de sonrisa. Lo había hallado. Tomo cinco de ellos, llevándolos descaradamente en la mano. Igual de sigiloso como ingreso, salio. Se dirigió al grupo, allí miro a Kakashi acercándose cuidadosamente. En un movimiento rápido, los libros pasaron a manos del peligris. Bajo sus ropas verdes, guardo el robo. Naruto busco a Kakashi y este sonrío. Todo había acontecido de acuerdo al plan.
Uno por uno, los libros fueron leídos y abandonados. No había conseguido saber nada de lo ocurrido con la Princesa Heredera. Peor aún, estaba frustrado y abatido. El mirar los registros de Kitsune de hace ocho años, solo le trajo decepción, no había encontrado casi nada de información. Solo lo que ya conocía, su supuesta enfermedad.
El estupor causado por la impotencia, solo le confirmaba que tras la muerte de Sakura había algo más, necesitaba conocer que era eso. En definitiva, la enfermedad había llegado de forma muy repentina. El momento en el cual ocurrió fue muy conveniente para elegir con mayor rapidez a quien le sustituyese. Entendió, que ante la idea de que su padecimiento, hubiera ocurrido antes de la selección de la novia, Sai no se hubiera visto obligado a renunciar a su puesto en la Corte. Y si hubiera sido después de que ella se convirtiera en princesa, entonces no hubiera sido tan vergonzosamente expulsada de Palacio. ¿Por qué? ¿Por qué fue justo en ese momento?
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-¿Qué estas diciendo?
-Mi Reina, parece ser que la sacerdotisa que absorbe la mala suerte se parece a alguien.
-¿Estas segura?
-No estoy muy segura. Pero eso fue lo que escuche- Hinata le miro con angustia.
-Dame los detalles.
-Su Majestad estaba enojado, así que regaño a la sacerdotisa. Luego le abría dicho que no le preguntase a ella, que no sabía a quien se parecía y esas respuestas debería buscarlas en otra persona.
Dejo su estancia junto con las mujeres de la corte, debía pensar mejor las cosas y trazar un plan conveniente para desaparecer a aquella sacerdotisa. Si silencio ante la decisión de su padre de eliminar a la antigua Princesa Heredera, no tendría miramientos con un simple talismán.
Su corazón ansioso busco consuelo, quizás con la Reina Madre o su suegra. Talvez debería buscar a Naruto, sus pies la llevaron hasta una serie de edificios que formaba en Pabellón Hanami. Allí, algo le llamo su atención y no precisamente los grandes árboles que se regaban por los jardines, ni las flores rosas que adornaba las vasijas o los murales exquisitamente pintados. Era el llanto, el solitario dolor de un alma en pena, los susurros de una niña que clamaban que su dolor fuera sanado.
Giro su cabeza hacia las puertas cerradas, el anterior hogar de Sakura, ahora yacía vacío. Un escalofrío le nació piernas, subiendo por todo su cuerpo hasta alojarse en su cabeza produciéndole dolor. Sus ojos se humedecieron, sus dientes crujieron los unos con los otros. La uña de su dedo pulgar la llevo a su boca y la mordió, repetidas veces. Estaba asustada.
-¿Qué le sucede Mi Señora?
-Dama de compañía- dijo lentamente –Desde el Edificio de Hanami- volteo hasta ver la mujer que le observa preocupada -¿No ha escuchado los llantos de una chica?
La mujer miro a Hinata incrédula, volteando a las otras cinco mujeres detrás de ellas. Estas negaron, dando a entender que no escuchar sonido alguno. Por su parte la Hyuga, se sintió más estremecida, quizás el espíritu de Sakura estaría persiguiéndola.
-¿Hay alguien ahí adentro?- pregunto Hinata, una vez llegando a Pabellón de la Reina Madre.
-La Jefa de las sacerdotisas esta adentro hablando.
marifa- Sannin
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Re: • The Moon (+13)
"...donde el único testigo de su sufrimiento era su propia sombra "
ME ENCANTÓ esa frase !!
Y como me gusta ese giro de Sasuke al lado oscuro.... a ver qué hace.
Entonces Sakura se va a marchar ? Puede hacerlo o la obligarán a quedarse ?
Naruto está en el buen camino con sus sospechas.... espero que descubra algo mas pronto.
Quiero saber por qué el antiguo rey le haría algo asi a su propia hija.
Está intrigantísimo! Contiiiii ^^
ME ENCANTÓ esa frase !!
Y como me gusta ese giro de Sasuke al lado oscuro.... a ver qué hace.
Entonces Sakura se va a marchar ? Puede hacerlo o la obligarán a quedarse ?
Naruto está en el buen camino con sus sospechas.... espero que descubra algo mas pronto.
Quiero saber por qué el antiguo rey le haría algo asi a su propia hija.
Está intrigantísimo! Contiiiii ^^
Eva2.0- Genin
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Listening to the wind of change
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Re: • The Moon (+13)
Hola amiguis.
Gracias Eva por escribirme, creo que tus preguntas serán resueltas en este episodio. Por ahí, según yo Sasuke se esta llenando de oscuridad.
Este episodio ha sido uno de los más largos que he escrito. Creo no mentir, si no es más bien el más extenso. A partir de ahora, publicare dos episodios por semana o eso intentare. Para terminar la historia más pronto.
Sin más que decir, ojala lo disfruten. Sino, también me dicen.
Sus manos arrugadas y pecosas tomaron la fina taza de cerámica color jade. Altos techos se cernían sobre sus cabezas, las paredes estaban pintadas color crema junto con retazos en marrón. Toda la habitación era adornada con vasijas y flores. La mujer dueña del lugar, dejo caer el té hasta la mesilla que la separa de la sacerdotisa. Examino el rostro de Tsuname, parecía estar preocupada.
-¿Qué te trae por aquí?
-Mi Señora, como lo mando ya hice los preparativos para la fecha de consumación.
-Muy bien, buen trabajo- la vieja sonrío, marcando en su rostro el paso del tiempo –Tú hija espiritual lo ha hecho muy bien. Si el Rey y la Reina duermen juntos exitosamente, le daré una gran recompensa.
-En realidad- la rubia le miro preocupada –Tengo algo que pedirle como recompensa.
-Vamos, dime.
-Acerca del talismán humano, creo que debería dejar de usarla –los labios de la mujer frente a Tsuname se separaron en asombro.
-¿Justo antes de la consumación? ¿Qué disparates estas diciendo?
-La salud del Rey, va a mejorar por si misma sin ella ahora- le aclaro –Si continúa conservando al talismán que esta llevándose toda la oscuridad que lo rodea, eso podría fallar.
La Reina Madre miro a lo profundo de los ojos a Tsuname, quizás ella no sería una experta en las artes ocultas, pero temía que al alejar abruptamente a la sacerdotisa de su nieto solo podría provocar que su enfermedad regresara. Sin embargo, la rubia le hizo saber que la salud de Naruto se encontraba recuperada, lo primordial antes de la consumación era pedir a los cielos por un bebé saludable. Siendo ambas cosas distintas, Sakura ya no era necesario. De la concepción del heredero, se encargaría ella misma de escribir los talismanes adecuados.
Cerró los ojos, meditando la solicitud de la Suma Sacerdotisa. En realidad la petición era lógica. Levanto la mirada, dando por sentada que aquella decisión era la correcta. Tsuname le agradeció, bajo la cabeza mostrando sus respetos. Como era costumbre, la vieja alzo la mano en señal para que se marchara. Ella salio de la habitación, dando un respiro aliviada. Aunque, mil ideas cruzaron por su mente, comprendía lo agitado de su corazón. Estaba haciendo lo correcto o por el contrario, se estaba equivocando. No podría poner en peligro a aquella que consideraba su hija, pero le dolía intensamente el sufrimiento de Sakura. Sí, porque lo podía percibir, el intenso y agudo padecimiento por el que pasaba día con día.
Se dejo pasear por los pasillos hasta mirar la puerta de salida. En realidad había conseguido su objetivo, alejar a Sakura de Naruto. No permitiría que aquellos pensamientos la atormentaran. Dejo que le abrieran, bajó el primer peldaño que la separaba de la calzada. Allí miró a Hinata. Sonreía, con aquella fingida sonrisa que seguramente le provocaba incomodidad en el rostro. Se deslizó hasta estar frente a la joven que simulada gentileza y sorpresa. Tsuname inclino su cabeza, le saludo.
-Un gusto verla Su Majestad- los labios de Hinata se curvaron.
-La Reina Madre me comento que había vuelto- Tsuname le miro –Después de que tú hija espiritual llegó, el Rey a comenzado a sentirse saludable otra vez.
-Gracias- la mujer reanudó el saludo nuevamente.
-Pero esa muchacha… ¿Es parecida con la fallecida Princesa Heredera?
-¿Por qué me pregunta?
-Incluso yo tengo curiosidad, el Palacio no tiene secretos- La rubia asintió apartando contacto visual con la joven. La Hyuga por su parte, bajo la mirada borrando su sonrisa –Él fue un hombre que ni siquiera miró a ninguna mujer-no intento disimular su enfado, envidia o resentimiento –Aún así permite que ella esté a su lado- Tsuname miró a Hinata y esta a ella. Ante el contacto visual de ambas, la Reina cambio su semblante. Sonriendo -¿Es esa mujer, tan similar?
-Ante mis ojos ella es una muchacha normal.
-Algún día, quisiera conocer a esa muchacha y verla con mis propios ojos ¿Cuándo podré?- La Sacerdotisa se acerco un poco a la Reina, arrugando su rostro en clara preocupación.
-Sus mejillas… Muestran un problema- Hinata se inquieto, dejo que sus largos y delgados dedos tocaran su rostro -¿Desde cuando ha tenido que escuchar alaridos de dolor desde el Pabellón Hanami?- dando referencia al lugar donde Sakura había vivido por corto tiempo en Kitsune. La mano de la Hyuga bajo lentamente, temblaba. Tsuname fue esta vez quien sonrío -Pero, por favor no se preocupe que mi hija espiritual pronto dejara Palacio, así usted estará disponible para dormir junto al Rey- Hinata se encogió sobre si misma, ante la fuerte mirada de la Sacerdotisa –Todo marchara de la manera que usted desea, estonces…- Tsuname miro sobre su hombro derecho, luego volteo a verla –Usted no tiene que pedirle nada a la Reina Madre.
Tsuname mostró una última vez su respeto a la joven y marcho a toda prisa al Pabellón de la Luna, dirigiéndose al salón de oraciones. Recostó las palmas de las manos contra el respaldar de la mesa. Hinata podría ser peligrosa, había dejado en claro su interés por la sacerdotisa. Dio media vuelta al escuchar alguien entrar, era Sakura. Instantes después, la joven asentía con la mirada baja y un deje de tristeza. Ya no sería necesaria su presencia en el Pabellón del Rey. Tsuname levanto con el índice el rostro oscurecido de su alumna -“Todo va de la manera que tú querías”- le dijo. Sakura negó, lo único que había conseguido era provocar problemas. Mañana cuando apareciera el sol, debería de alistarse para marcharse de Konoha. Así era, el momento de partir estaba más próximo de lo esperado.
La joven dejo a su maestra. Una vez fuera de la habitación una de sus compañeras sacerdotisas, le entrego una carta. Sorprendida tomo el papel sobre sus manos, extendiéndolo. El mensaje provenía de Sasuke Uchiha, con excelente ortografía se disculpaba por la situación incomoda de la anterior noche; era una persona de espíritu libre, por lo que en ocasiones no actuaba de manera correcta. Solo quería verle, para solicitarle un favor. Aunque el Magistrado no solía ser manipulador, el hecho de que Naruto estuviese cerca de la muchacha le enfurecía y si para verle debía engañar, lo haría gustoso. Entre las letras escritas, mentía sobre su condición de salud a la que atribuía aún espíritu oscuro. Era la única sacerdotisa que conocía, por solo ella podía ayudarle. Pidió su favor por esta única vez. Despidiéndose.
Aquella carta conmociono a Sakura, su deber como sacerdotisa era socorrer a quien le necesitara. A pesar, de que él supuesto monje era amable con ella, en el fondo se sentía incomoda ante su presencia. Debería de dejar palacio para poder ayudarle. Sin embargo, convenía hacerlo a escondidas de su maestra. Entro a la habitación que compartía Ten-ten con Shizune, se dirigió a unos de los muebles, allí seguramente encontraría los talismanes necesarios para sanarle de sus males.
Sus manos jalaron de las gavetas, encontrándose con telas y ropas. Saco cada una de ellas con cuidado de no fruncirlas. Al final, un paquete azul llamo su atención. Era un amplio pañuelo de seda adornado con pequeñas flores tejidas con hilos púrpura, noto el parecido a las telas usadas en las ceremonias reales. Mostró un puchero, debatiéndose si extenderlo y ver el contenido. Jugo con el objeto entre sus manos, su curiosidad fue aún mayor. Aparto el trapo para encontrarse con una bolsa de tela negra y blanca, de igual manera finamente tejida. Desato el cordoncillo, encontrándose con la cabeza de un zorro forjado en oro, intento ver un poco más, pero debió esconderlo nuevamente. El escuchar ruidos le hizo apurarse a buscar los talismanes.
Sakura no sabría hasta poco tiempo después, que aquel accesorio de cabello había sido un regalo del joven Príncipe a la Princesa Heredera, ha aquella pequeña niña que estaba muriendo. Un zorro abrazando un árbol de cerezos.
-Con seguridad… El Rey anterior sabía lo que estaba pasando- Pensó. Tenía los ojos cerrados, frente a él uno de los archivos secretos yacía abierto, su dedo índice golpeaba la madera de manera recurrente –Él debe haber investigado secretamente. Debe de haber algún registro guardado.
Su mente se vio atestada de los recuerdos dolorosos de su pasado. Cuando su niña abandono Palacio, su dolorosa enfermedad. Como si fuere ese día, de nuevo se sintió sobrecogido por el horror, la soledad. Una imagen llegó de improviso, era Minato. Recobro la compostura. Su padre ya no estaba y el doctor que cuidó de Sakura, murió bebiendo un tónico envenenado después de que el Rey muriera. Para empeorar las cosas, Kizashi Haruno también había sufrido la misma suerte. Las personas que participaron, todas ellas estaban muertas. No había nadie vivo. Naruto tomo con su mano izquierda la cabeza, abriendo los ojos. Recordó que solo había una persona con vida, con suerte le podría ayudar. Era el viejo que ayudaba a Minato, su hombre de confianza. El anterior Jefe Eunuco. Miro a Shikamaru.
-¿Por qué me habrá pedido hacer un muñeco de nieve tan de repente?- se quejo Kakashi, mientras frotaba sus manos dándoles calor -¡Con lo difícil que es conseguirlo a final del invierno!- tomo de las manos de una de las damas de la corte, la bandeja con el pequeño muñeco –Su Majestad, soy Kakashi he traído conmigo lo que deseaba.
El Hatake sonrío a las mujeres, esperando la replica del Rey. Estuvo aguardando frente a la puerta, pasaron los minutos sin conseguir respuesta. Su semblante se torno serio, las damas jalaron de las orquillas. Una vez dentro su rostro se arrugo, giro su cabeza hacia ambos lados para encontrarse con la estancia vacía –¡Su Majestad!- gritó. Sin duda había escapado de Palacio.
Naruto sintió un escalofrío, un ardor en las orejas. Sonrío, mientras ocultaba sus orbes azules bajo sus parpados. Vestía las ropas de un noble, junto a él estaba Shimakaru. El rubio de morado y amarillo, él otro de rosa y celeste. Juntos caminaban por la villa de Konoha, se dirigían a la casa del anterior jefe de eunucos.
La choza se conformaba de tres edificios que formaban un rectángulo incompleto, en el fondo se encontraba el más espacioso, frente a este una extensión de jardín. Se autonombraron mensajeros del Rey, así le habían explicado a los tres esclavos de la mansión. Naruto pregunto por el dueño. Sin embargo, uno de ellos, un viejo encorvado con ropas grises, barba abundante comento que el amo estaba sufriendo de una enfermedad y viajo para buscar alivio. El Rey asintió, pero por su forma de hablar sabía que mentía. Examino los alrededores, un par de zapatos abandonados frente a la puerta principal captaron su atención.
-¡Que lastima!- dijo el rubio alzando la voz -El Rey ha enviado un mensaje diciendo que tiene algo importante que discutir- Miro a la casa. Detrás de la ventana el viejo eunuco les escuchaba. Inclusive pudo reconocer a Naruto bajo el disfraz -¿Crees que el viaje de tú maestro sea muy largo?
-No estoy seguro de eso.
-Bien- le dijo al hombre que tomaba sus manos mientras temblaba –Dile a tú dueño cuando regrese, que no importa cuanto guarde el secreto la verdad siempre será revelada. Así que, incluso si la evitas él tendrá que hacerle frente a consecuencias aún mayores. Hoy me voy, pero si él no viene mañana a Palacio- dijo con total tranquilidad –Él no me vera en Palacio, pero si en la corte. Por favor dile eso- Naruto no espero respuesta, giro sobre sus pies. Shikamaru le siguió.
-¿Por qué no se reunió con él, a pesar que sabía que estaba en la habitación?- El Rey volteo hacia Shikamaru.
-Es una persona que ha mantenido su boca cerrada por ocho años. Él es así de fiel- Dejo al pelinegro y miro hacia al frente –Si él me esta evitando, eso significa que mi padre ha enterrado la verdad. Por lo tanto, si lo abordamos abruptamente y lo asustamos, no podría decir lo que sabe- Naruto sonrío –Hoy solo quería saber si mi suposición era correcta.
-¿Puedo preguntar que esta suponiendo?- Naruto se detuvo, rebuscando sobre las piedrecillas sobre el suelo. Su mandíbula se tenso y sus ojos se oscurecieron.
-La muerte de la Princesa Sakura no es una simple muerte- suspiro –Y ese expediente secreto que el anterior Rey ha dejado, existe en algún lugar.
-¿Qué pretende encontrar en ese supuesto registro secreto?
-Lo que sufrió Sakura, debió de ser un asesinato. Necesito entender porque mi padre eligió ocultar la verdad. Obviamente, hay una razón por lo cual lo hizo. Así que debe estar en alguna parte- siguió su camino y junto a él su amigo –Shikamaru, me duele la cabeza. Ya que salimos, vamos a tomar algo de aire fresco.
Sasuke estaba frente a una vieja posada en el interior de Konoha. No solía dormir en su casa, aquella mansión era espantosa sin el tarareo de su madre antes de acostarse. Estaba comiendo en una fonda, donde adopto a una pequeña joven hambrienta que se había encontrado en el camino. La chica, de apenas unos catorce años le recordaba a la Sakura de sus recuerdos. Ella, comía ansiosamente el muslo de pollo hervido, sin vergüenza pasaba sus dedos por su lengua.
-Vuelve a casa cuando termines- ella tosió, casi atragantándose -¿Estas bien?
-Joven Señor ¿Podría quedarme con usted?
-No puedes solo seguir huyendo porque tengas miedo. Escúchame bien y vuelve. Luego ruega con tus manos, tus padres te perdonaran. Escucha, vivir sin ellos no es fácil.
-Aunque quiera rogar, ya no tendré manos para pedir perdón. En el momento en que ponga un pie en mi casa, todo mi cuerpo será rasgado en pedazos.
-Para una muchacha que tiene un rostro decente ¿Cómo puedes hablar cosas tan terribles?
-Mi madre hace lo que dice. Pase lo que pase, mi cuerpo no estará en una sola pieza- Sasuke sonrió.
-Sabes, eres igual a mi- ella la miro asombrada –Paso huyendo de recuerdos que no puedo olvidar y una vez que estos me atrapan, siento que mi cuerpo es arrancado.
-¡Claro!- intuyendo a lo que se refería el hombre -¿Qué clase de persona es esa persona?
Sasuke dio un profundo suspiro, mirando más allá de donde estaba la niña. Mientras una pequeña llovizna caía. Sonrío con ternura.
-Era una persona muy, muy sabia. Era honesta. Ella me confortaba con solo mirarla- su gesto se volvió vacío, sus ojos se nublaron –A pesar de que esa persona me dio sufrimiento, también fue la que me hizo muy feliz- la joven arrugo su rostro.
-Entonces, la mujer que va a ver pronto ¿No es tan importante?
Sakura caminaba por la aldea. Había dejado su traje de sacerdotisa, llevando consigo una prenda de rosa pálido, la falda era totalmente de un azul oscuro. Había tomado su cabello en una trenza baja, en sus manos llevaba un bolso de color turquesa con algunos amuletos dentro. Asombrada por los colores y sabores, miraba todo alrededor. Pudo encontrarse con ventas de comidas, en otras ofrecían canastos, joyería, vasijas. Miro a su derecha, los pies se detuvieron por una fuerza desconocida. Se hallaba frente a la librería, la sonrisa se apago al escuchar el susurro de una niña que se apodero de su mente. Aquella voz deseaba comprar papel, para escribir una carta de disculpa. Miro hacia adentro pero no encontró a nadie. Culpo a sus poderes en desarrollo la capacidad de escuchar recuerdos de otras personas. Continúo su camino, hacia la vieja posada que indicaba la escrito y donde encontraría a Sasuke.
Camino menos de cien metros. Un fuerte dolor de cabeza, acompañado de un pitido en sus oídos, le acosaron. Sonidos de celebración, con ellos imágenes de bailarines. Era el sueño que le perseguía noche con noche, un pasado que no conocía -¡Huya!- Escucho le gritaron con fuerza –No es un destino que usted pueda manejar- El retumbo cada vez más fuerte de tambores y flautas aceleraron su corazón. El chico enmascarado le tomaba de la mano, huyendo juntos. La lluvia de pétalos rosas caían sobre sus cabezas, he intento hablar. Pero la persona frente a ella retiraba la mascara. Era dueño de cabellos rubios, ojos azules. Sakura no le pudo reconocer, se sentía débil y creía que perdería el conocimiento en cualquier momento.
Salio del trance e intento dar un paso más, todo alrededor comenzó a dar vueltas. Sus piernas no pudieron aguantar más su peso, sus rodillas cedieron. Cerró sus ojos, esperando por el golpe. Pero dos fuertes brazos la sostuvieron con fuerza, quizás percibió algo de ternura. Él sin embargo, quien la sostenía, sabía bien lo que hacia. La tomo por la cintura con ímpetu, acercándola hacia su cuerpo sin vergüenza, sin importarle las miradas de reproche o pavor de los aldeanos. La sostuvo como si fuera su dueño, con el deseo de jamás apartarla.
Ella abrió los ojos lentamente, para su sorpresa se encontró con los celestes de Naruto. Su corazón latió ansioso, sus mejillas se sonrojaron. El rubio le sonrío, ella sintió que el mundo desaparecía, deseando por un momento que así continuara por la eternidad. Pero no debía. Sakura, instalo sus pequeñas manos sobre el pecho de su salvador alejándolo. Su Majestad, le soltó sin reproche. Evito pensar si ella se había dado cuenta de la condición emocional en la ella lo había dejado.
No se dijeron nada, era innecesario. Cada cual estaba perdido en la mirada del otro, cualquiera alrededor notaría esa conexión extraña que se da entre dos almas que nacían para estar juntas, pero la misma terquedad y sufrimientos del pasado no dejaban mostrar, lo que había allí. Ella intentaba ignorar su amor, él no lo reconocía.
-¿Por qué has venido aquí?- Consulto, dio dos pasos hacia atrás desviando la mirada -Supongo que tienes que hacer algo referente a tú labor. Yo vine ha hacer una investigación– ella no le respondió. En cambio como si hubiera perdido algo, busco alrededor.
-¿Ha venido sin un guardaespaldas?
-A pesar de que no vez a Shikamaru, seguramente debe estar en algún lugar vigilándonos- dijo sin tomarle importancia -¿Puede un talismán salir durante el día?
-Supongo.
-No es de extrañar. Cuando desperté, pude sentir dolor en los brazos y piernas- dijo reclamando –Ahora se la razón. Ya que estoy durmiendo, mientras mi talismán camina todo el tiempo. No es de extrañar mis dolores en todas partes- mintió.
-¿Esta usted sintiéndose muy mal?- pregunto con preocupación. Naruto la miro, ella le observo intensamente. Huyo de la mirada.
-¡Solo estaba bromeando!- dejo sus manos sobre su cadera -¿Cómo no puedes entender una broma?- ella suspiro.
-Es un alivio- Al Rey le sorprendió la franqueza de aquella simple frase, ella agacho su mirada viendo sus pies –Puedo estar interrumpiendo su investigación. Por lo tanto, me iré- No le dejo contestar, dio tres largos pasos hasta alejarse del Rey.
-¡Espera!- Grito. Hizo el amago de perseguirla, pero miro a varios hombres de la corte, dirigiendo hacia él por el mismo camino donde ella había marchado. Shikamaru apareció a su encuentro.
-El Ministro Hyuga se dirige hacia aquí. Antes de toparnos con ellos, usted debe darse prisa y alejarse.
-Entiendo- Naruto dio un último vistazo a la sacerdotisa, caminó contrario a ella. Sakura por su parte se sintió abrumada. Volteo, pero se encontró con la calle vacía. Sonrío desganada, siguiendo adelante. Era tonto sentirse triste por no mirarle esa tarde, cuando a partir de mañana no le vería por el resto de su vida.
Abrazo el bolso, mirando hacia el frente buscaría a Sasuke. Se vio interesada por el escándalo producido por un hombre, se acercó. Por las ropas se trataba de un noble. Le gritaba aún pequeño niño, mientras enseñaba la manga de su ropa de ceda. El pequeño forcejaba con el esclavo que acompañaba al noble. Este lo tomaba por las prendas, mientras tiraba de él hacia arriba.
-¡Esto es seda importada desde Kumogakure!- grito Izumo -¿Qué vas a hacer al respecto?
-Lo siento, por favor perdóneme- suplico el niño, mientras frotaba sus manos.
-¡Odio las personas que tratan de resolver las cosas con palabras!- dijo mientras señalaba la manga sucia -¡En lugar de hacerlo con la boca, hazlo con tú cuerpo!- miró a su subalterno –Envíalo a casa, hazlo cortar un montón de leña y luego le das veinte azotes- él hombre asintió.
-¡Por favor, deje ir al niño!- los tres voltearon hacia la voz femenina –En las calles donde hay mucha gente, las personas suelen chocar entre sí- Sakura miro tiernamente al pequeño –Él no lo hizo al propósito así que por favor, perdónelo- Izumo le miro de arriba abajo.
-Es una prenda muy valiosa y preciosa. Me ha costado mucho, si él no puedo pagarla. Lo usaré como mi criado ¿Cuál es el problema?- Sakura lo observo de la misma manera con que él anteriormente lo había hecho.
-Como puedo ver, usted luce como una persona de alto cargo- él asintió orgulloso –En cuanto a la ropa, si usa ropa de Kumogakure debería usarla allá. No se siente mal con las personas de Konoha.
-Tú mujer malcriada. Iba a dejarte ir porque me parecías bonita pero…- miro a su criado -¡Date prisa y agarra a esta mujer!
El hombre soltó al niño, escapando este de prisa. Sakura lo miro alejarse, dio un gruñido de dolor cuando la tomaron del brazo con fuerza, forceo sin resultado. Su cuerpo estaba siendo arrastrado, su suerte parecía empeorar. Un grito por parte del criado. Fue liberada, su salvador llego ocultando su rostro con el brazo derecho y lanzando aún lado al sirviente. El joven, tomo la mano de Sakura. Ambos corrieron, alejándose de Izumo.
Llegaron hasta una calle un tanto vacía, donde por fin dejo de ocultar su rostro. Carcajeo hasta quedarse sin aire. Naruto soltó la mano de Sakura. Él la miro.
-¿Qué clase de niña no le teme a nada?- reclamó -¿Discutir con un noble? ¿Qué pasa si te llevan a la comisaría por discutir con él?- dijo algo exaltado -¿Crees que te perdonaría la vida?- Sakura arrugo su frunce.
-Así que ¿Me está diciendo que debería pretender que no haberlo visto?- Naruto sonrío un poco preocupado, por primera vez había visto a la chica enojada.
-Ese niño ensucio su ropa, entonces debía pagar por ella.
-El costo de la tela de Kumogakure es muy cara…- Sakura silencio. Mirando la ropa del Rey, lo entendió. Su Majestad, no podría comprender que para un pobre, sus prendas eran su abrigo de invierno y su protección en verano, no un lujo que lucir –Cuanto más importante es una persona, más moderado debería ser.
-Eso… es cierto- dijo tartamudeando –Pero, ya que tiene un rango superior, debe demostrar que es superior- repuso.
-No es mejor demostrar humildad y esperar que los demás nos imitarán.
-¿Cómo puede decir una sacerdotisa co…?- Naruto tartamudeo -¿Cosas tan molestas? Además… ¿Qué si…?- Sakura volteo su cabeza sobre su hombro derecho, ignorando al Rey -¿Cómo te atreves a mirar a otra parte cuando te estoy hablando?
Sakura no respondió, Naruto no tuvo más que fijarse en lo que había ganado la atención de la joven. Unos viejos maderos unidos en forma de caja, dejaban al descubierto un hombre dentro de ella. Se asomaba por una improvisada ventana. Su mano llevaba un muñeco vestido de rojo. Apostados frente a este se extendía un pobre tapete, donde hombres y mujeres se preparaban para ver el espectáculo. Una persona sonriente se acerco a ellos.
-En vez de mirar de lejos- señalo el puesto –Miren de cerca el espectáculo de títeres. Si siguen mirando así, van a volverse bizcos. Es acerca del primer amor de Mito. Los asientos del frente están vacíos- dijo indicando la posición -¿No desean verlo? Vaya que son indecisos- Sakura miraba ansiosa al hombre, parecía que le gustaba la idea de ver la función. Naruto por su parte, le ignoraba –Síganme por favor, no se arrepentirán.
El hombre tomo con ambas manos el brazo de Naruto. En un abrazo. Jalo de él con fuerza, hasta obligarlo a caminar. Sakura les siguió de cerca.
-¿Qué le parece? Verán bien- dijo el hombre señalándole los espacios vacíos –Entonces- dijo extiendo la palma de su mano –Son cinco yen- Naruto miro la mano, luego a su rostro. El hombre le mostró sus dedos y luego alzo sus cejas. El Uzumaki suspiro. Sakura le miro, sonrío. Saco de su bolsilla las monedas, entregándoselas al insistente hombre.
-Aquí tiene- Naruto volteo entre sorpresa y vergüenza.
-En total diez yen. Gracias. Tengan un gran día.
Naruto se aparto de ella con rapidez. Se tiro en el suelo, sentándose en el lugar indicado. Sakura sonreía, a veces aquel grandioso Rey podía comportarse como un niño. Con lentitud y delicadeza se acomodo a su lado. Naruto dejo sus piernas cerca de su pecho, abrazando las rodillas, miro a Sakura ya sentado a su lado. Parecía incomoda.
-Sin querer, estoy en deuda contigo- Sakura le miro –Te pagaré cuando vuelva… así que no te preocupes- soltó un poco de aire de sus pulmones, esta avergonzado. Se fijo que la función empezaba.
“La historia se halla varios años atrás. Cuenta de una joven muy hermosa, proveniente de una familia adinerada. Ella quien nunca había conocido el amor, un día se encuentra con un galante hombre. Sin percatarse cae profundamente enamora de él. Sin embargo, un día él desaparece y con el corazón destrozado decide que no elegirá a ningún otro hombre. Por lo que resuelve trabajar en palacio, donde las mujeres no pueden casarse, ni soñar con descendencia.
-Soy una pecadora- se dejo decir. El hombre pregunto que clase de crimen había cometido. -El Rey es como el cielo. Sin siquiera saber quien era, lo guarde en mi corazón. Ese es mi primer pecado. El segundo, es no haberme dado cuenta de mis sentimientos y entrar a palacio-”
La muñeca movía sus manos de un lado al otro y el muñeco parecía hacer lo mismo. Naruto bostezo. Aquella función de títeres era sumamente ilógica, sin tomar en cuenta que en verdad su cuerpo se sentía incomodo. Sus nalgas le dolían y sentía un mono sobre los hombros, sin contar que tener de cerca a la sacerdotisa lo ponía tenso. Balanceo la cabeza de un lado a otro, alzó sus manos, estirándose. La gente tras de él le gritaron, sin importarle los reclamos de la falta de visión de los otros espectadores, bajo sus brazos lentamente. Cerró sus ojos, Sakura le miro divertida. Naruto volteo de reojo, sonrío. Volvió a estirarse, nadie le decía que debía hacer. En esta ocasión le fueron lanzados “objetos”.
-¡Imprudentes!- gritó, mirando hacia atrás, con ojos furiosos -¿No saben quien soy?
-No nos importa si es un noble ¡Solo queremos mirar!- le vociferaron. Sakura llevo sus manos a su boca, queriendo ocultar su risa.
-¿Este teatro callejero te entretiene?- dijo Naruto mirando a Sakura.
-Si es divertido- explico sin mirarle.
“Mantendré lo que me dijo en lo más profundo de mi corazón, por el resto de mi vida. Así que por favor, este saludable Su Alteza. Por favor, viva bien con la Reina”
Naruto le dio una última ojeada al escenario y se fijo en la sacerdotisa. El espectáculo al lado de él, era sin duda muchísimo más interesante. Parpadeo un poco, agachando su mirada. Se sentía culpable. Qué era lo que sentía por esa mujer y en qué lugar estaba dejando a su pequeña Sakura. Volteo a mirarla de nuevo, la serenidad que mostraba ella parecía también combinarse con tristeza. Una añoranza.
Unas cuantas cuadras hacia el norte. Sasuke salio de la posada, giró su cabeza de un lado a otro. Preocupado la busco en el tumulto de gente, sin hallarla. Sakura no llegaba –Esta tardando más de lo que pensé- se dijo para si –¿Será que no entendió bien la dirección?
“El tercer pecado es…”- Escuchó del títeretero. Sakura sabía que la miraban, pero no le incomodaba. En realidad, le hacia feliz. Aunque fuera por solo una tarde, deseaba tenerlo cerca y compartir con él hombre que amaba.
-¿Ha encontrado… a esa persona?- dijo Sakura en un susurro, sin voltear. Naruto abandono el rostro de la joven -¿Ya ha encontrado esa persona?- volvió a repetir un poco más fuerte.
-No he… encontrado a esa persona- expresó con un deje de tristeza.
-¿Por qué no lo hace?- Naruto suspiro y Sakura volteo a verlo. En esta ocasión él no le devolvió la mirada. No, si no quería que viera el estado deplorable en que lo dejaban los recuerdos de su niña -¿Por qué no la ha encontrado?
-Esa niña… no esta en este mundo.
-¿Cómo?
-Es mi culpa. Le dije que la protegería, pero…- Naruto se mantuvo en silencio, intentando que voz no saliera entrecortada –No pude protegerla- Sakura levanto las cejas, pudo entender que aquellas palabras iban cargadas de dolor y culpabilidad –Tenía muchas cosas que decirle, pero… no lo hice. Así que… aún… no he despedido a esa niña- Sakura arrugo su frente, deseo poder abrazarlo y reconfortarlo, pero no era posible –Como sacerdotisa, puede hablar con una persona que no esta en este mundo ¿Cierto?- Naruto volteo hacia ella, un poco esperanzado -¿Es eso cierto?
-Oí que es así.
-Entonces…- dejo a Sakura y miro al suelo –Dile a mi niña…
-¿Qué quiere decirle?
-A mí… realmente… me gustó mucho. Yo- suspiro -¡En verdad la ame!
Naruto volteo a ver a Sakura y le sonrío. Tanto era su dolor que no pudo notar que ella también sufría, porque desea alivianar el dolor que estaba embargado en el corazón del Rey. Porque sentía su corazón también siendo destrozado, por el sentimiento de haber perdido algo muy importante le abarcaba cada espacio de su alma. Y deseaba gritar, llorar.
Su Majestad, tampoco fue capaz de ver el hombre que los miraba desde lejos con furia, con decepción, pero aún más colmado de tristeza. Sasuke dejo aquella imagen, con el corazón hecho un puño, con un deseo incontrolable de acabar con su amigo. Eran celos. Camino por las callejuelas anexas, mirando las puntas de sus pies en cada paso. Trago un poco, mientras sus ojos estaban humedecidos. Se detuvo.
-Tú ¿Desde cuando lo sabes?- dijo con despecho, también con resentimiento. Shikamaru salio desde las sombras, encontrándose con su amigo de la infancia. Sasuke inquirió una respuesta, pero el pelinegro tras su silencio tampoco le miro. El Magistrado sonrío decepcionado –Ya que no dices nada, en verdad sabías acerca de esto.
-¿Es ella tan parecida?
-¿Él Rey dijo eso?- pregunto exaltado, asintió –Que… esa chica es parecida- apretó su puño –Entonces ¿Cerro tú boca para que no me digas nada?
-Sasuke.
-Tú también, te has convertido en uno de ellos ¿Estas del lado del Rey?- Shikamaru calló, el pelinegro entendió que había perdido otro amigo. Sonrío y se marcho. El Nara le miro partir.
Había anochecido en Konoha, en las amplias calles se encontraban pocas personas. Las únicas luces provenían de las casas y negocios a ambos lados de la carretera. Ambos, caminaban uno al lado de otro.
-Gracias a ti, he podido disfrutarlo.
-Es un alivio, que así lo crea.
-Sin embargo, la línea de la historia está compuesta con ideas falsas que son poco razonables.
-¿Usted cree?- ella se detuvo conmocionada, él giro a verla.
-Una mujer común se encuentra con el Rey cuando él estaba fuera por su investigación. Luego, se enamora sin saber que es el Rey- Naruto carcajeo hacia el cielo -¿Tiene eso sentido? ¿Cómo un Rey tan ocupado tiene tiempo de enamorarse de una mujer?- volvió a ver a Sakura –Si el Rey esta en ese estado ¿Crees que a la nación le irá bien?- ella sonrío un poco decepcionada –Quería llevar a esas personas a la estación de policía –refiriéndose a los títereteros –Como si fuera poco, esa mujer- la protagonista de la historia –estaba en lo mismo. No importa en que tipo de ambiente fue criada ¿Cómo no puede darse cuenta de la elegante aura del Rey?- dijo ensanchando sus hombros, más refiriéndose a si mismo -¿Ella no sabía que era el Rey? ¡Ja! Eso es ridículo. Estoy seguro que sedujo al Rey, sabiendo lo que era.
-No siempre se puede saber eso ¿O si?
-Y que, esa mujer entro en palacio, como una sirvienta y entonces ¿Se encuentra con el Rey otra vez? ¡Ah! Increíble- carcajeo indignado -¿Creen que en el Palacio recogen a cualquiera como sirvienta? Quien quiera que quiso cambiar la historia real ¡Debe ser arrestado y encarcelado!- Sakura le miro profundamente. Estaba seria -¿Qué estas mirando?
-Porque nosotros somos humanos- Sakura bajo la mirada, con ella su cabeza –Porque nosotros somos humanos- susurro –Puede ser posible.
-¿Qué?
-Las cosas que suceden entre dos seres ¿Cómo puede ser explicado con el sentido común?- Naruto parpadeo confundido.
-Bien… solo estaba diciendo- dijo sin saber que decir –Que lo disfrute gracias a ti. Te devolveré el dinero, así que no te preocupes.
-Usted no tiene que hacerlo.
-No puedo vivir en deuda- recriminó –Te lo pagaré entonces- sonrío –De todos modos, nos veremos otra vez.
Sakura silencio y Naruto volvió sobre su camino. Mientras él se adelantaba pudo ver su espalda ancha, sus manos juntadas hacia atrás y los cabellos rubios asomándose fuera del sombrero. Sus ojos se nublaron, hasta llenarse de lágrimas.
-A partir de hoy, esta sirvienta ya no sería capaz de protegerlo. Lo siento, pero yo dejaré Kitsune.
Gracias Eva por escribirme, creo que tus preguntas serán resueltas en este episodio. Por ahí, según yo Sasuke se esta llenando de oscuridad.
Este episodio ha sido uno de los más largos que he escrito. Creo no mentir, si no es más bien el más extenso. A partir de ahora, publicare dos episodios por semana o eso intentare. Para terminar la historia más pronto.
Sin más que decir, ojala lo disfruten. Sino, también me dicen.
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CAPÍTULO XXI
NO TE VAYAS
NO TE VAYAS
No mientas como si fueras a borrarme
al vernos separándonos así, me da miedo
al vernos cargándonos con el olvido, me asusta más
¿Quisieras volver como antes? Por favor, regresa.
al vernos separándonos así, me da miedo
al vernos cargándonos con el olvido, me asusta más
¿Quisieras volver como antes? Por favor, regresa.
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Sus manos arrugadas y pecosas tomaron la fina taza de cerámica color jade. Altos techos se cernían sobre sus cabezas, las paredes estaban pintadas color crema junto con retazos en marrón. Toda la habitación era adornada con vasijas y flores. La mujer dueña del lugar, dejo caer el té hasta la mesilla que la separa de la sacerdotisa. Examino el rostro de Tsuname, parecía estar preocupada.
-¿Qué te trae por aquí?
-Mi Señora, como lo mando ya hice los preparativos para la fecha de consumación.
-Muy bien, buen trabajo- la vieja sonrío, marcando en su rostro el paso del tiempo –Tú hija espiritual lo ha hecho muy bien. Si el Rey y la Reina duermen juntos exitosamente, le daré una gran recompensa.
-En realidad- la rubia le miro preocupada –Tengo algo que pedirle como recompensa.
-Vamos, dime.
-Acerca del talismán humano, creo que debería dejar de usarla –los labios de la mujer frente a Tsuname se separaron en asombro.
-¿Justo antes de la consumación? ¿Qué disparates estas diciendo?
-La salud del Rey, va a mejorar por si misma sin ella ahora- le aclaro –Si continúa conservando al talismán que esta llevándose toda la oscuridad que lo rodea, eso podría fallar.
La Reina Madre miro a lo profundo de los ojos a Tsuname, quizás ella no sería una experta en las artes ocultas, pero temía que al alejar abruptamente a la sacerdotisa de su nieto solo podría provocar que su enfermedad regresara. Sin embargo, la rubia le hizo saber que la salud de Naruto se encontraba recuperada, lo primordial antes de la consumación era pedir a los cielos por un bebé saludable. Siendo ambas cosas distintas, Sakura ya no era necesario. De la concepción del heredero, se encargaría ella misma de escribir los talismanes adecuados.
Cerró los ojos, meditando la solicitud de la Suma Sacerdotisa. En realidad la petición era lógica. Levanto la mirada, dando por sentada que aquella decisión era la correcta. Tsuname le agradeció, bajo la cabeza mostrando sus respetos. Como era costumbre, la vieja alzo la mano en señal para que se marchara. Ella salio de la habitación, dando un respiro aliviada. Aunque, mil ideas cruzaron por su mente, comprendía lo agitado de su corazón. Estaba haciendo lo correcto o por el contrario, se estaba equivocando. No podría poner en peligro a aquella que consideraba su hija, pero le dolía intensamente el sufrimiento de Sakura. Sí, porque lo podía percibir, el intenso y agudo padecimiento por el que pasaba día con día.
Se dejo pasear por los pasillos hasta mirar la puerta de salida. En realidad había conseguido su objetivo, alejar a Sakura de Naruto. No permitiría que aquellos pensamientos la atormentaran. Dejo que le abrieran, bajó el primer peldaño que la separaba de la calzada. Allí miró a Hinata. Sonreía, con aquella fingida sonrisa que seguramente le provocaba incomodidad en el rostro. Se deslizó hasta estar frente a la joven que simulada gentileza y sorpresa. Tsuname inclino su cabeza, le saludo.
-Un gusto verla Su Majestad- los labios de Hinata se curvaron.
-La Reina Madre me comento que había vuelto- Tsuname le miro –Después de que tú hija espiritual llegó, el Rey a comenzado a sentirse saludable otra vez.
-Gracias- la mujer reanudó el saludo nuevamente.
-Pero esa muchacha… ¿Es parecida con la fallecida Princesa Heredera?
-¿Por qué me pregunta?
-Incluso yo tengo curiosidad, el Palacio no tiene secretos- La rubia asintió apartando contacto visual con la joven. La Hyuga por su parte, bajo la mirada borrando su sonrisa –Él fue un hombre que ni siquiera miró a ninguna mujer-no intento disimular su enfado, envidia o resentimiento –Aún así permite que ella esté a su lado- Tsuname miró a Hinata y esta a ella. Ante el contacto visual de ambas, la Reina cambio su semblante. Sonriendo -¿Es esa mujer, tan similar?
-Ante mis ojos ella es una muchacha normal.
-Algún día, quisiera conocer a esa muchacha y verla con mis propios ojos ¿Cuándo podré?- La Sacerdotisa se acerco un poco a la Reina, arrugando su rostro en clara preocupación.
-Sus mejillas… Muestran un problema- Hinata se inquieto, dejo que sus largos y delgados dedos tocaran su rostro -¿Desde cuando ha tenido que escuchar alaridos de dolor desde el Pabellón Hanami?- dando referencia al lugar donde Sakura había vivido por corto tiempo en Kitsune. La mano de la Hyuga bajo lentamente, temblaba. Tsuname fue esta vez quien sonrío -Pero, por favor no se preocupe que mi hija espiritual pronto dejara Palacio, así usted estará disponible para dormir junto al Rey- Hinata se encogió sobre si misma, ante la fuerte mirada de la Sacerdotisa –Todo marchara de la manera que usted desea, estonces…- Tsuname miro sobre su hombro derecho, luego volteo a verla –Usted no tiene que pedirle nada a la Reina Madre.
Tsuname mostró una última vez su respeto a la joven y marcho a toda prisa al Pabellón de la Luna, dirigiéndose al salón de oraciones. Recostó las palmas de las manos contra el respaldar de la mesa. Hinata podría ser peligrosa, había dejado en claro su interés por la sacerdotisa. Dio media vuelta al escuchar alguien entrar, era Sakura. Instantes después, la joven asentía con la mirada baja y un deje de tristeza. Ya no sería necesaria su presencia en el Pabellón del Rey. Tsuname levanto con el índice el rostro oscurecido de su alumna -“Todo va de la manera que tú querías”- le dijo. Sakura negó, lo único que había conseguido era provocar problemas. Mañana cuando apareciera el sol, debería de alistarse para marcharse de Konoha. Así era, el momento de partir estaba más próximo de lo esperado.
La joven dejo a su maestra. Una vez fuera de la habitación una de sus compañeras sacerdotisas, le entrego una carta. Sorprendida tomo el papel sobre sus manos, extendiéndolo. El mensaje provenía de Sasuke Uchiha, con excelente ortografía se disculpaba por la situación incomoda de la anterior noche; era una persona de espíritu libre, por lo que en ocasiones no actuaba de manera correcta. Solo quería verle, para solicitarle un favor. Aunque el Magistrado no solía ser manipulador, el hecho de que Naruto estuviese cerca de la muchacha le enfurecía y si para verle debía engañar, lo haría gustoso. Entre las letras escritas, mentía sobre su condición de salud a la que atribuía aún espíritu oscuro. Era la única sacerdotisa que conocía, por solo ella podía ayudarle. Pidió su favor por esta única vez. Despidiéndose.
Aquella carta conmociono a Sakura, su deber como sacerdotisa era socorrer a quien le necesitara. A pesar, de que él supuesto monje era amable con ella, en el fondo se sentía incomoda ante su presencia. Debería de dejar palacio para poder ayudarle. Sin embargo, convenía hacerlo a escondidas de su maestra. Entro a la habitación que compartía Ten-ten con Shizune, se dirigió a unos de los muebles, allí seguramente encontraría los talismanes necesarios para sanarle de sus males.
Sus manos jalaron de las gavetas, encontrándose con telas y ropas. Saco cada una de ellas con cuidado de no fruncirlas. Al final, un paquete azul llamo su atención. Era un amplio pañuelo de seda adornado con pequeñas flores tejidas con hilos púrpura, noto el parecido a las telas usadas en las ceremonias reales. Mostró un puchero, debatiéndose si extenderlo y ver el contenido. Jugo con el objeto entre sus manos, su curiosidad fue aún mayor. Aparto el trapo para encontrarse con una bolsa de tela negra y blanca, de igual manera finamente tejida. Desato el cordoncillo, encontrándose con la cabeza de un zorro forjado en oro, intento ver un poco más, pero debió esconderlo nuevamente. El escuchar ruidos le hizo apurarse a buscar los talismanes.
Sakura no sabría hasta poco tiempo después, que aquel accesorio de cabello había sido un regalo del joven Príncipe a la Princesa Heredera, ha aquella pequeña niña que estaba muriendo. Un zorro abrazando un árbol de cerezos.
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-Con seguridad… El Rey anterior sabía lo que estaba pasando- Pensó. Tenía los ojos cerrados, frente a él uno de los archivos secretos yacía abierto, su dedo índice golpeaba la madera de manera recurrente –Él debe haber investigado secretamente. Debe de haber algún registro guardado.
Su mente se vio atestada de los recuerdos dolorosos de su pasado. Cuando su niña abandono Palacio, su dolorosa enfermedad. Como si fuere ese día, de nuevo se sintió sobrecogido por el horror, la soledad. Una imagen llegó de improviso, era Minato. Recobro la compostura. Su padre ya no estaba y el doctor que cuidó de Sakura, murió bebiendo un tónico envenenado después de que el Rey muriera. Para empeorar las cosas, Kizashi Haruno también había sufrido la misma suerte. Las personas que participaron, todas ellas estaban muertas. No había nadie vivo. Naruto tomo con su mano izquierda la cabeza, abriendo los ojos. Recordó que solo había una persona con vida, con suerte le podría ayudar. Era el viejo que ayudaba a Minato, su hombre de confianza. El anterior Jefe Eunuco. Miro a Shikamaru.
-¿Por qué me habrá pedido hacer un muñeco de nieve tan de repente?- se quejo Kakashi, mientras frotaba sus manos dándoles calor -¡Con lo difícil que es conseguirlo a final del invierno!- tomo de las manos de una de las damas de la corte, la bandeja con el pequeño muñeco –Su Majestad, soy Kakashi he traído conmigo lo que deseaba.
El Hatake sonrío a las mujeres, esperando la replica del Rey. Estuvo aguardando frente a la puerta, pasaron los minutos sin conseguir respuesta. Su semblante se torno serio, las damas jalaron de las orquillas. Una vez dentro su rostro se arrugo, giro su cabeza hacia ambos lados para encontrarse con la estancia vacía –¡Su Majestad!- gritó. Sin duda había escapado de Palacio.
Naruto sintió un escalofrío, un ardor en las orejas. Sonrío, mientras ocultaba sus orbes azules bajo sus parpados. Vestía las ropas de un noble, junto a él estaba Shimakaru. El rubio de morado y amarillo, él otro de rosa y celeste. Juntos caminaban por la villa de Konoha, se dirigían a la casa del anterior jefe de eunucos.
La choza se conformaba de tres edificios que formaban un rectángulo incompleto, en el fondo se encontraba el más espacioso, frente a este una extensión de jardín. Se autonombraron mensajeros del Rey, así le habían explicado a los tres esclavos de la mansión. Naruto pregunto por el dueño. Sin embargo, uno de ellos, un viejo encorvado con ropas grises, barba abundante comento que el amo estaba sufriendo de una enfermedad y viajo para buscar alivio. El Rey asintió, pero por su forma de hablar sabía que mentía. Examino los alrededores, un par de zapatos abandonados frente a la puerta principal captaron su atención.
-¡Que lastima!- dijo el rubio alzando la voz -El Rey ha enviado un mensaje diciendo que tiene algo importante que discutir- Miro a la casa. Detrás de la ventana el viejo eunuco les escuchaba. Inclusive pudo reconocer a Naruto bajo el disfraz -¿Crees que el viaje de tú maestro sea muy largo?
-No estoy seguro de eso.
-Bien- le dijo al hombre que tomaba sus manos mientras temblaba –Dile a tú dueño cuando regrese, que no importa cuanto guarde el secreto la verdad siempre será revelada. Así que, incluso si la evitas él tendrá que hacerle frente a consecuencias aún mayores. Hoy me voy, pero si él no viene mañana a Palacio- dijo con total tranquilidad –Él no me vera en Palacio, pero si en la corte. Por favor dile eso- Naruto no espero respuesta, giro sobre sus pies. Shikamaru le siguió.
-¿Por qué no se reunió con él, a pesar que sabía que estaba en la habitación?- El Rey volteo hacia Shikamaru.
-Es una persona que ha mantenido su boca cerrada por ocho años. Él es así de fiel- Dejo al pelinegro y miro hacia al frente –Si él me esta evitando, eso significa que mi padre ha enterrado la verdad. Por lo tanto, si lo abordamos abruptamente y lo asustamos, no podría decir lo que sabe- Naruto sonrío –Hoy solo quería saber si mi suposición era correcta.
-¿Puedo preguntar que esta suponiendo?- Naruto se detuvo, rebuscando sobre las piedrecillas sobre el suelo. Su mandíbula se tenso y sus ojos se oscurecieron.
-La muerte de la Princesa Sakura no es una simple muerte- suspiro –Y ese expediente secreto que el anterior Rey ha dejado, existe en algún lugar.
-¿Qué pretende encontrar en ese supuesto registro secreto?
-Lo que sufrió Sakura, debió de ser un asesinato. Necesito entender porque mi padre eligió ocultar la verdad. Obviamente, hay una razón por lo cual lo hizo. Así que debe estar en alguna parte- siguió su camino y junto a él su amigo –Shikamaru, me duele la cabeza. Ya que salimos, vamos a tomar algo de aire fresco.
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Sasuke estaba frente a una vieja posada en el interior de Konoha. No solía dormir en su casa, aquella mansión era espantosa sin el tarareo de su madre antes de acostarse. Estaba comiendo en una fonda, donde adopto a una pequeña joven hambrienta que se había encontrado en el camino. La chica, de apenas unos catorce años le recordaba a la Sakura de sus recuerdos. Ella, comía ansiosamente el muslo de pollo hervido, sin vergüenza pasaba sus dedos por su lengua.
-Vuelve a casa cuando termines- ella tosió, casi atragantándose -¿Estas bien?
-Joven Señor ¿Podría quedarme con usted?
-No puedes solo seguir huyendo porque tengas miedo. Escúchame bien y vuelve. Luego ruega con tus manos, tus padres te perdonaran. Escucha, vivir sin ellos no es fácil.
-Aunque quiera rogar, ya no tendré manos para pedir perdón. En el momento en que ponga un pie en mi casa, todo mi cuerpo será rasgado en pedazos.
-Para una muchacha que tiene un rostro decente ¿Cómo puedes hablar cosas tan terribles?
-Mi madre hace lo que dice. Pase lo que pase, mi cuerpo no estará en una sola pieza- Sasuke sonrió.
-Sabes, eres igual a mi- ella la miro asombrada –Paso huyendo de recuerdos que no puedo olvidar y una vez que estos me atrapan, siento que mi cuerpo es arrancado.
-¡Claro!- intuyendo a lo que se refería el hombre -¿Qué clase de persona es esa persona?
Sasuke dio un profundo suspiro, mirando más allá de donde estaba la niña. Mientras una pequeña llovizna caía. Sonrío con ternura.
-Era una persona muy, muy sabia. Era honesta. Ella me confortaba con solo mirarla- su gesto se volvió vacío, sus ojos se nublaron –A pesar de que esa persona me dio sufrimiento, también fue la que me hizo muy feliz- la joven arrugo su rostro.
-Entonces, la mujer que va a ver pronto ¿No es tan importante?
Sakura caminaba por la aldea. Había dejado su traje de sacerdotisa, llevando consigo una prenda de rosa pálido, la falda era totalmente de un azul oscuro. Había tomado su cabello en una trenza baja, en sus manos llevaba un bolso de color turquesa con algunos amuletos dentro. Asombrada por los colores y sabores, miraba todo alrededor. Pudo encontrarse con ventas de comidas, en otras ofrecían canastos, joyería, vasijas. Miro a su derecha, los pies se detuvieron por una fuerza desconocida. Se hallaba frente a la librería, la sonrisa se apago al escuchar el susurro de una niña que se apodero de su mente. Aquella voz deseaba comprar papel, para escribir una carta de disculpa. Miro hacia adentro pero no encontró a nadie. Culpo a sus poderes en desarrollo la capacidad de escuchar recuerdos de otras personas. Continúo su camino, hacia la vieja posada que indicaba la escrito y donde encontraría a Sasuke.
Camino menos de cien metros. Un fuerte dolor de cabeza, acompañado de un pitido en sus oídos, le acosaron. Sonidos de celebración, con ellos imágenes de bailarines. Era el sueño que le perseguía noche con noche, un pasado que no conocía -¡Huya!- Escucho le gritaron con fuerza –No es un destino que usted pueda manejar- El retumbo cada vez más fuerte de tambores y flautas aceleraron su corazón. El chico enmascarado le tomaba de la mano, huyendo juntos. La lluvia de pétalos rosas caían sobre sus cabezas, he intento hablar. Pero la persona frente a ella retiraba la mascara. Era dueño de cabellos rubios, ojos azules. Sakura no le pudo reconocer, se sentía débil y creía que perdería el conocimiento en cualquier momento.
Salio del trance e intento dar un paso más, todo alrededor comenzó a dar vueltas. Sus piernas no pudieron aguantar más su peso, sus rodillas cedieron. Cerró sus ojos, esperando por el golpe. Pero dos fuertes brazos la sostuvieron con fuerza, quizás percibió algo de ternura. Él sin embargo, quien la sostenía, sabía bien lo que hacia. La tomo por la cintura con ímpetu, acercándola hacia su cuerpo sin vergüenza, sin importarle las miradas de reproche o pavor de los aldeanos. La sostuvo como si fuera su dueño, con el deseo de jamás apartarla.
Ella abrió los ojos lentamente, para su sorpresa se encontró con los celestes de Naruto. Su corazón latió ansioso, sus mejillas se sonrojaron. El rubio le sonrío, ella sintió que el mundo desaparecía, deseando por un momento que así continuara por la eternidad. Pero no debía. Sakura, instalo sus pequeñas manos sobre el pecho de su salvador alejándolo. Su Majestad, le soltó sin reproche. Evito pensar si ella se había dado cuenta de la condición emocional en la ella lo había dejado.
No se dijeron nada, era innecesario. Cada cual estaba perdido en la mirada del otro, cualquiera alrededor notaría esa conexión extraña que se da entre dos almas que nacían para estar juntas, pero la misma terquedad y sufrimientos del pasado no dejaban mostrar, lo que había allí. Ella intentaba ignorar su amor, él no lo reconocía.
-¿Por qué has venido aquí?- Consulto, dio dos pasos hacia atrás desviando la mirada -Supongo que tienes que hacer algo referente a tú labor. Yo vine ha hacer una investigación– ella no le respondió. En cambio como si hubiera perdido algo, busco alrededor.
-¿Ha venido sin un guardaespaldas?
-A pesar de que no vez a Shikamaru, seguramente debe estar en algún lugar vigilándonos- dijo sin tomarle importancia -¿Puede un talismán salir durante el día?
-Supongo.
-No es de extrañar. Cuando desperté, pude sentir dolor en los brazos y piernas- dijo reclamando –Ahora se la razón. Ya que estoy durmiendo, mientras mi talismán camina todo el tiempo. No es de extrañar mis dolores en todas partes- mintió.
-¿Esta usted sintiéndose muy mal?- pregunto con preocupación. Naruto la miro, ella le observo intensamente. Huyo de la mirada.
-¡Solo estaba bromeando!- dejo sus manos sobre su cadera -¿Cómo no puedes entender una broma?- ella suspiro.
-Es un alivio- Al Rey le sorprendió la franqueza de aquella simple frase, ella agacho su mirada viendo sus pies –Puedo estar interrumpiendo su investigación. Por lo tanto, me iré- No le dejo contestar, dio tres largos pasos hasta alejarse del Rey.
-¡Espera!- Grito. Hizo el amago de perseguirla, pero miro a varios hombres de la corte, dirigiendo hacia él por el mismo camino donde ella había marchado. Shikamaru apareció a su encuentro.
-El Ministro Hyuga se dirige hacia aquí. Antes de toparnos con ellos, usted debe darse prisa y alejarse.
-Entiendo- Naruto dio un último vistazo a la sacerdotisa, caminó contrario a ella. Sakura por su parte se sintió abrumada. Volteo, pero se encontró con la calle vacía. Sonrío desganada, siguiendo adelante. Era tonto sentirse triste por no mirarle esa tarde, cuando a partir de mañana no le vería por el resto de su vida.
Abrazo el bolso, mirando hacia el frente buscaría a Sasuke. Se vio interesada por el escándalo producido por un hombre, se acercó. Por las ropas se trataba de un noble. Le gritaba aún pequeño niño, mientras enseñaba la manga de su ropa de ceda. El pequeño forcejaba con el esclavo que acompañaba al noble. Este lo tomaba por las prendas, mientras tiraba de él hacia arriba.
-¡Esto es seda importada desde Kumogakure!- grito Izumo -¿Qué vas a hacer al respecto?
-Lo siento, por favor perdóneme- suplico el niño, mientras frotaba sus manos.
-¡Odio las personas que tratan de resolver las cosas con palabras!- dijo mientras señalaba la manga sucia -¡En lugar de hacerlo con la boca, hazlo con tú cuerpo!- miró a su subalterno –Envíalo a casa, hazlo cortar un montón de leña y luego le das veinte azotes- él hombre asintió.
-¡Por favor, deje ir al niño!- los tres voltearon hacia la voz femenina –En las calles donde hay mucha gente, las personas suelen chocar entre sí- Sakura miro tiernamente al pequeño –Él no lo hizo al propósito así que por favor, perdónelo- Izumo le miro de arriba abajo.
-Es una prenda muy valiosa y preciosa. Me ha costado mucho, si él no puedo pagarla. Lo usaré como mi criado ¿Cuál es el problema?- Sakura lo observo de la misma manera con que él anteriormente lo había hecho.
-Como puedo ver, usted luce como una persona de alto cargo- él asintió orgulloso –En cuanto a la ropa, si usa ropa de Kumogakure debería usarla allá. No se siente mal con las personas de Konoha.
-Tú mujer malcriada. Iba a dejarte ir porque me parecías bonita pero…- miro a su criado -¡Date prisa y agarra a esta mujer!
El hombre soltó al niño, escapando este de prisa. Sakura lo miro alejarse, dio un gruñido de dolor cuando la tomaron del brazo con fuerza, forceo sin resultado. Su cuerpo estaba siendo arrastrado, su suerte parecía empeorar. Un grito por parte del criado. Fue liberada, su salvador llego ocultando su rostro con el brazo derecho y lanzando aún lado al sirviente. El joven, tomo la mano de Sakura. Ambos corrieron, alejándose de Izumo.
Llegaron hasta una calle un tanto vacía, donde por fin dejo de ocultar su rostro. Carcajeo hasta quedarse sin aire. Naruto soltó la mano de Sakura. Él la miro.
-¿Qué clase de niña no le teme a nada?- reclamó -¿Discutir con un noble? ¿Qué pasa si te llevan a la comisaría por discutir con él?- dijo algo exaltado -¿Crees que te perdonaría la vida?- Sakura arrugo su frunce.
-Así que ¿Me está diciendo que debería pretender que no haberlo visto?- Naruto sonrío un poco preocupado, por primera vez había visto a la chica enojada.
-Ese niño ensucio su ropa, entonces debía pagar por ella.
-El costo de la tela de Kumogakure es muy cara…- Sakura silencio. Mirando la ropa del Rey, lo entendió. Su Majestad, no podría comprender que para un pobre, sus prendas eran su abrigo de invierno y su protección en verano, no un lujo que lucir –Cuanto más importante es una persona, más moderado debería ser.
-Eso… es cierto- dijo tartamudeando –Pero, ya que tiene un rango superior, debe demostrar que es superior- repuso.
-No es mejor demostrar humildad y esperar que los demás nos imitarán.
-¿Cómo puede decir una sacerdotisa co…?- Naruto tartamudeo -¿Cosas tan molestas? Además… ¿Qué si…?- Sakura volteo su cabeza sobre su hombro derecho, ignorando al Rey -¿Cómo te atreves a mirar a otra parte cuando te estoy hablando?
Sakura no respondió, Naruto no tuvo más que fijarse en lo que había ganado la atención de la joven. Unos viejos maderos unidos en forma de caja, dejaban al descubierto un hombre dentro de ella. Se asomaba por una improvisada ventana. Su mano llevaba un muñeco vestido de rojo. Apostados frente a este se extendía un pobre tapete, donde hombres y mujeres se preparaban para ver el espectáculo. Una persona sonriente se acerco a ellos.
-En vez de mirar de lejos- señalo el puesto –Miren de cerca el espectáculo de títeres. Si siguen mirando así, van a volverse bizcos. Es acerca del primer amor de Mito. Los asientos del frente están vacíos- dijo indicando la posición -¿No desean verlo? Vaya que son indecisos- Sakura miraba ansiosa al hombre, parecía que le gustaba la idea de ver la función. Naruto por su parte, le ignoraba –Síganme por favor, no se arrepentirán.
El hombre tomo con ambas manos el brazo de Naruto. En un abrazo. Jalo de él con fuerza, hasta obligarlo a caminar. Sakura les siguió de cerca.
-¿Qué le parece? Verán bien- dijo el hombre señalándole los espacios vacíos –Entonces- dijo extiendo la palma de su mano –Son cinco yen- Naruto miro la mano, luego a su rostro. El hombre le mostró sus dedos y luego alzo sus cejas. El Uzumaki suspiro. Sakura le miro, sonrío. Saco de su bolsilla las monedas, entregándoselas al insistente hombre.
-Aquí tiene- Naruto volteo entre sorpresa y vergüenza.
-En total diez yen. Gracias. Tengan un gran día.
Naruto se aparto de ella con rapidez. Se tiro en el suelo, sentándose en el lugar indicado. Sakura sonreía, a veces aquel grandioso Rey podía comportarse como un niño. Con lentitud y delicadeza se acomodo a su lado. Naruto dejo sus piernas cerca de su pecho, abrazando las rodillas, miro a Sakura ya sentado a su lado. Parecía incomoda.
-Sin querer, estoy en deuda contigo- Sakura le miro –Te pagaré cuando vuelva… así que no te preocupes- soltó un poco de aire de sus pulmones, esta avergonzado. Se fijo que la función empezaba.
“La historia se halla varios años atrás. Cuenta de una joven muy hermosa, proveniente de una familia adinerada. Ella quien nunca había conocido el amor, un día se encuentra con un galante hombre. Sin percatarse cae profundamente enamora de él. Sin embargo, un día él desaparece y con el corazón destrozado decide que no elegirá a ningún otro hombre. Por lo que resuelve trabajar en palacio, donde las mujeres no pueden casarse, ni soñar con descendencia.
-Soy una pecadora- se dejo decir. El hombre pregunto que clase de crimen había cometido. -El Rey es como el cielo. Sin siquiera saber quien era, lo guarde en mi corazón. Ese es mi primer pecado. El segundo, es no haberme dado cuenta de mis sentimientos y entrar a palacio-”
La muñeca movía sus manos de un lado al otro y el muñeco parecía hacer lo mismo. Naruto bostezo. Aquella función de títeres era sumamente ilógica, sin tomar en cuenta que en verdad su cuerpo se sentía incomodo. Sus nalgas le dolían y sentía un mono sobre los hombros, sin contar que tener de cerca a la sacerdotisa lo ponía tenso. Balanceo la cabeza de un lado a otro, alzó sus manos, estirándose. La gente tras de él le gritaron, sin importarle los reclamos de la falta de visión de los otros espectadores, bajo sus brazos lentamente. Cerró sus ojos, Sakura le miro divertida. Naruto volteo de reojo, sonrío. Volvió a estirarse, nadie le decía que debía hacer. En esta ocasión le fueron lanzados “objetos”.
-¡Imprudentes!- gritó, mirando hacia atrás, con ojos furiosos -¿No saben quien soy?
-No nos importa si es un noble ¡Solo queremos mirar!- le vociferaron. Sakura llevo sus manos a su boca, queriendo ocultar su risa.
-¿Este teatro callejero te entretiene?- dijo Naruto mirando a Sakura.
-Si es divertido- explico sin mirarle.
“Mantendré lo que me dijo en lo más profundo de mi corazón, por el resto de mi vida. Así que por favor, este saludable Su Alteza. Por favor, viva bien con la Reina”
Naruto le dio una última ojeada al escenario y se fijo en la sacerdotisa. El espectáculo al lado de él, era sin duda muchísimo más interesante. Parpadeo un poco, agachando su mirada. Se sentía culpable. Qué era lo que sentía por esa mujer y en qué lugar estaba dejando a su pequeña Sakura. Volteo a mirarla de nuevo, la serenidad que mostraba ella parecía también combinarse con tristeza. Una añoranza.
Unas cuantas cuadras hacia el norte. Sasuke salio de la posada, giró su cabeza de un lado a otro. Preocupado la busco en el tumulto de gente, sin hallarla. Sakura no llegaba –Esta tardando más de lo que pensé- se dijo para si –¿Será que no entendió bien la dirección?
“El tercer pecado es…”- Escuchó del títeretero. Sakura sabía que la miraban, pero no le incomodaba. En realidad, le hacia feliz. Aunque fuera por solo una tarde, deseaba tenerlo cerca y compartir con él hombre que amaba.
-¿Ha encontrado… a esa persona?- dijo Sakura en un susurro, sin voltear. Naruto abandono el rostro de la joven -¿Ya ha encontrado esa persona?- volvió a repetir un poco más fuerte.
-No he… encontrado a esa persona- expresó con un deje de tristeza.
-¿Por qué no lo hace?- Naruto suspiro y Sakura volteo a verlo. En esta ocasión él no le devolvió la mirada. No, si no quería que viera el estado deplorable en que lo dejaban los recuerdos de su niña -¿Por qué no la ha encontrado?
-Esa niña… no esta en este mundo.
-¿Cómo?
-Es mi culpa. Le dije que la protegería, pero…- Naruto se mantuvo en silencio, intentando que voz no saliera entrecortada –No pude protegerla- Sakura levanto las cejas, pudo entender que aquellas palabras iban cargadas de dolor y culpabilidad –Tenía muchas cosas que decirle, pero… no lo hice. Así que… aún… no he despedido a esa niña- Sakura arrugo su frente, deseo poder abrazarlo y reconfortarlo, pero no era posible –Como sacerdotisa, puede hablar con una persona que no esta en este mundo ¿Cierto?- Naruto volteo hacia ella, un poco esperanzado -¿Es eso cierto?
-Oí que es así.
-Entonces…- dejo a Sakura y miro al suelo –Dile a mi niña…
-¿Qué quiere decirle?
-A mí… realmente… me gustó mucho. Yo- suspiro -¡En verdad la ame!
Naruto volteo a ver a Sakura y le sonrío. Tanto era su dolor que no pudo notar que ella también sufría, porque desea alivianar el dolor que estaba embargado en el corazón del Rey. Porque sentía su corazón también siendo destrozado, por el sentimiento de haber perdido algo muy importante le abarcaba cada espacio de su alma. Y deseaba gritar, llorar.
Su Majestad, tampoco fue capaz de ver el hombre que los miraba desde lejos con furia, con decepción, pero aún más colmado de tristeza. Sasuke dejo aquella imagen, con el corazón hecho un puño, con un deseo incontrolable de acabar con su amigo. Eran celos. Camino por las callejuelas anexas, mirando las puntas de sus pies en cada paso. Trago un poco, mientras sus ojos estaban humedecidos. Se detuvo.
-Tú ¿Desde cuando lo sabes?- dijo con despecho, también con resentimiento. Shikamaru salio desde las sombras, encontrándose con su amigo de la infancia. Sasuke inquirió una respuesta, pero el pelinegro tras su silencio tampoco le miro. El Magistrado sonrío decepcionado –Ya que no dices nada, en verdad sabías acerca de esto.
-¿Es ella tan parecida?
-¿Él Rey dijo eso?- pregunto exaltado, asintió –Que… esa chica es parecida- apretó su puño –Entonces ¿Cerro tú boca para que no me digas nada?
-Sasuke.
-Tú también, te has convertido en uno de ellos ¿Estas del lado del Rey?- Shikamaru calló, el pelinegro entendió que había perdido otro amigo. Sonrío y se marcho. El Nara le miro partir.
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Había anochecido en Konoha, en las amplias calles se encontraban pocas personas. Las únicas luces provenían de las casas y negocios a ambos lados de la carretera. Ambos, caminaban uno al lado de otro.
-Gracias a ti, he podido disfrutarlo.
-Es un alivio, que así lo crea.
-Sin embargo, la línea de la historia está compuesta con ideas falsas que son poco razonables.
-¿Usted cree?- ella se detuvo conmocionada, él giro a verla.
-Una mujer común se encuentra con el Rey cuando él estaba fuera por su investigación. Luego, se enamora sin saber que es el Rey- Naruto carcajeo hacia el cielo -¿Tiene eso sentido? ¿Cómo un Rey tan ocupado tiene tiempo de enamorarse de una mujer?- volvió a ver a Sakura –Si el Rey esta en ese estado ¿Crees que a la nación le irá bien?- ella sonrío un poco decepcionada –Quería llevar a esas personas a la estación de policía –refiriéndose a los títereteros –Como si fuera poco, esa mujer- la protagonista de la historia –estaba en lo mismo. No importa en que tipo de ambiente fue criada ¿Cómo no puede darse cuenta de la elegante aura del Rey?- dijo ensanchando sus hombros, más refiriéndose a si mismo -¿Ella no sabía que era el Rey? ¡Ja! Eso es ridículo. Estoy seguro que sedujo al Rey, sabiendo lo que era.
-No siempre se puede saber eso ¿O si?
-Y que, esa mujer entro en palacio, como una sirvienta y entonces ¿Se encuentra con el Rey otra vez? ¡Ah! Increíble- carcajeo indignado -¿Creen que en el Palacio recogen a cualquiera como sirvienta? Quien quiera que quiso cambiar la historia real ¡Debe ser arrestado y encarcelado!- Sakura le miro profundamente. Estaba seria -¿Qué estas mirando?
-Porque nosotros somos humanos- Sakura bajo la mirada, con ella su cabeza –Porque nosotros somos humanos- susurro –Puede ser posible.
-¿Qué?
-Las cosas que suceden entre dos seres ¿Cómo puede ser explicado con el sentido común?- Naruto parpadeo confundido.
-Bien… solo estaba diciendo- dijo sin saber que decir –Que lo disfrute gracias a ti. Te devolveré el dinero, así que no te preocupes.
-Usted no tiene que hacerlo.
-No puedo vivir en deuda- recriminó –Te lo pagaré entonces- sonrío –De todos modos, nos veremos otra vez.
Sakura silencio y Naruto volvió sobre su camino. Mientras él se adelantaba pudo ver su espalda ancha, sus manos juntadas hacia atrás y los cabellos rubios asomándose fuera del sombrero. Sus ojos se nublaron, hasta llenarse de lágrimas.
-A partir de hoy, esta sirvienta ya no sería capaz de protegerlo. Lo siento, pero yo dejaré Kitsune.
marifa- Sannin
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Re: • The Moon (+13)
Buen capítulo, Marifa. Muy bien escrito.
Este Naruto a veces es de un insensible que ¬¬ ... mira que no darse cuenta del paralelismo de los títeres...si es para darse de bruces con él !! jejeje
Y me da pena Sasuke. Los sentimientos no se eligen...
Un abrazo y sigue así!
Este Naruto a veces es de un insensible que ¬¬ ... mira que no darse cuenta del paralelismo de los títeres...si es para darse de bruces con él !! jejeje
Y me da pena Sasuke. Los sentimientos no se eligen...
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Eva2.0- Genin
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Re: • The Moon (+13)
Nueva lectora,me encanta tu fic.
Woooo,esto está muy interesante.
Pobre Naru-kun…Sigue con lo de la muerte de su princesa cuando la tiene enfrente. u.ú
Saku-Chan…¿Por qué les cuenta tanto al menos darse un abrazo y un pequeño besito? T.T
Espero la Conti Ansiosísísíma.
Saludos,besos y abrazos.
Woooo,esto está muy interesante.
Pobre Naru-kun…Sigue con lo de la muerte de su princesa cuando la tiene enfrente. u.ú
Saku-Chan…¿Por qué les cuenta tanto al menos darse un abrazo y un pequeño besito? T.T
Espero la Conti Ansiosísísíma.
Saludos,besos y abrazos.
NaruSaku-12- Sannin
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Uhm ~ Con Naru-kun en el inframundo visitando a Jiraiya y Mina&Kushi
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Re: • The Moon (+13)
¡Excelente capítulo!
pobre Naru, aún no puede superar la muerte de su niña, si tan sólo supiera que Sakura es la princesa heredera...
Que buena acción la de Saku al salvar al niño...
Espero conti ansiosa
pobre Naru, aún no puede superar la muerte de su niña, si tan sólo supiera que Sakura es la princesa heredera...
Que buena acción la de Saku al salvar al niño...
Espero conti ansiosa
Lauri-chan- Clan Suzaku
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Re: • The Moon (+13)
¡Hola a todos!
No vuelvo a prometer cosas que no puedo cumplir y tampoco daré excusas. Soy culpable de actualizar tan tardíamente.
Eva: Lo sé Naruto es un insensible, pero vamos a veces a los "hombres" les cuesta captar lo que tienen frente a ellos, refiriéndome a sentimientos (perdón hombres). A Sasuke, me gusta hacerlo sufrir.
NaruSaku: ¡Bienvenida! gracias por leer y comentar. Ya casi se sabrá la verdad. Hay que esperar un tanto más por el besito.
Lauri-chan: Gracias por el comentario. A veces no entiendo porque no la reconoce, pero falta poco.
Espero les agrade el episodio. Nos leemos. Chao!!!
No vuelvo a prometer cosas que no puedo cumplir y tampoco daré excusas. Soy culpable de actualizar tan tardíamente.
Eva: Lo sé Naruto es un insensible, pero vamos a veces a los "hombres" les cuesta captar lo que tienen frente a ellos, refiriéndome a sentimientos (perdón hombres). A Sasuke, me gusta hacerlo sufrir.
NaruSaku: ¡Bienvenida! gracias por leer y comentar. Ya casi se sabrá la verdad. Hay que esperar un tanto más por el besito.
Lauri-chan: Gracias por el comentario. A veces no entiendo porque no la reconoce, pero falta poco.
Espero les agrade el episodio. Nos leemos. Chao!!!
- Capítulo XXII:
- CAPÍTULO XXII
Igual que el suelo desquebrajado debido a la falta de lluvia, Sakura se sentía igual. Seca, rota. Con el deseo incontrolable que el agua aliviara el dolor de su alma. No podría explicar aquel sufrimiento que albergaba su corazón, apenas superado por el gran amor que sentía por aquel hombre. Ese, que no volvería ver.
Deambuló sola el resto del camino, por las calles oscuras, pisando la nieve bajo sus pies ¿Cómo sería su vida sin él? Podría vivir sin escuchar su voz, sin percibir su aroma. Con angustia miro hacia atrás, debería de imitar a Mito ¿Convenía decirle al Rey que le amaba? Pero, después de eso ¿Qué conseguiría? No le debía importar, al menos se obligaría a decirle adiós.
-Naruto ya llegó seguro a Kitsune.
Sakura volteo a su derecha, con el miedo de que sus pensamientos fueran robados. Los pasos largos y constantes mostraron al hombre que salio detrás de un grueso tronco. Cabizbajo llego hasta ella, levanto su cabeza y sonrío.
-¿Por qué llegas tan tarde?- la notó melancólica, preguntándose el motivo de aquella tristeza albergada en sus ojos. Quizás ya lo sabría -¡Creí que moriría esperándote!
-¡Lo siento!- se sintió avergonzada, su día fue tan hermoso que había olvidado completamente al hombre frente a ella.
-La perdono- sonrío –Como ha sido este joven tan guapo quien le ha perdonado ¿No se siente aliviada?- se acerco a ella y bajo su cabeza, hasta llegar a su nivel. Él volvió a sonreír, ella le imito.
-Gracias- llevó sus manos al bolso que llevaba consigo, saco los talismanes extiendo su brazos, él los tomo -Esto es lo que necesita- susurro, bajo su cabeza, le miro una vez más y se dispuso a marcharse -Vaya con cuidado.
-La persona que te preocupa tanto- dijo Sasuke, ella volteó -¿Por qué te preocupas sólo por él?- mordió sus labios, no tenía el derecho de reclamarle. Pero tampoco, podía controlar ese sentimiento que le hervía la sangre.
-¿Qué?
-Dejar a las personas esperando- reclamó –Olvidarte de la persona que esta esperando por ti… Hubo alguien que… ¿Te hizo olvidar eso?- Ella levanto las cejas, ruborizada miro al suelo. Largos segundos de silencio confirmaban lo que Sasuke ya sabía. Sonrío de mala gana –Me di por vencido la primera vez, pero igual que antes, creo no tener confianza en mi otra vez
-¿De qué esta hablando?
-De otro lugar o de otra persona- dijo refiriéndose al pasado –Y verte hacer las mismas cosas de nuevo.
-Señor…- expreso confundida.
-Entonces… nosotros nos encontraremos.
Sasuke giro sobre sus piernas, desapareciendo entre la oscuridad de la noche. Sakura grito su nombre un par de veces, estaba avergonzada pero aún más confundida. De que hablaba aquel. Pero él no volteo, como sería capaz de contar lo que su corazón pedía sacar a gritos. No era el momento, esa noche no era la indicada.
La joven siguió su camino, el encuentro con Sasuke fue efímero. No lo entendía a él, tampoco sus palabras. Sin darse cuenta, tropezó contra la puerta del Pabellón de Luna. Tsuname la esperaba, con las manos cruzadas bajo su pecho.
-Mañana a las afueras de Kitsune habrá alguien que te escoltará a tú nuevo hogar- Sakura le percibía sin mirarle –Ya que has tomado la decisión de irte lejos de Konoha- Tsuname le miro -¿No me estas escuchando?
-Sacerdotisa Tsuname. Solo por hoy ¿Puedo estar al lado del Rey?- suplicó.
-¿Por qué?- dijo angustiada -¿Por qué veo esa expresión de conmoción de nuevo?
-Por que no quiero arrepentirme después, por eso se lo pido. Solo marcharme sin decir adiós no está bien…
-Tú y el Rey- dijo en tono austero -¿Tienen una relación para decirse adiós?- Sakura agachó la mirada y trago –Si has decidido irte, entonces ¡Hazlo correctamente!- regaño.
-Hay algo que, tengo que decirle al Rey- dijo rápidamente, al ver que su maestra se marchaba -Después de decir adiós, me marchare- prometió –Entonces solo por hoy, por favor déjeme ir. Se lo suplico maestra.• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
En los últimos tiempos odiaba la sensación que traía consigo la oscuridad. Con ella, llegaba la noche y con esta la sacerdotisa. Las lágrimas ya no eran suficientes, se transformaban en una irá que era cada vez más difícil controlar. Retenía gritos de desconsuelo en su garganta. Él imaginar a Naruto dándole afecto a otra mujer, cuando ella no logro en ocho años, la hacia sentir inútil. Negó varias veces con la cabeza, no podría creer lo ridícula de su situación.
Miro con aborrecimiento la puerta, como si fuera culpable de sus desgracias. No podría dejarle las cosas tan fáciles a aquella simple mujer. Se levanto con presura saliendo del palacio, siendo acompañada por las mujeres de la corte. Buscaría a la sacerdotisa, se obligaría ver el rostro de su enemiga y si era necesario destrozarlo, lo haría con gusto.
Fue fácil el encuentro, esperarla por el único camino que llevaba al Pabellón del Rey. Un gran suspiro de odio y la sangre viajo por sus venas velozmente. Zigzagueo entre los hombres hasta tenerla frente a ella, se interpuso en su camino. Le miro, con su traje blanco y su capucha.
-Vine hasta aquí porque tenía que decirte cosas personalmente- dijo con enorme sonrisa –Así que por favor, baje el velo- espero mientras apretaba los labios, pero la mujer frente a ella no se movió -¿No te dije que lo bajaras?
-Usted no puede Majestad- explicó uno de los hombres acercándose a Hinata –Esta chica fue ordenada especialmente para él.
-¿No escuchaste mis palabras?- expuso una vez más, ignorando el consejo de hombre -¿Por qué no muestras tú cara?
Los dedos de la sacerdotisa se movieron con temor, jalaron de la tela sobre su cabeza hasta caer sobre sus hombros. Hinata sonrío, había esperado más de aquella mujer. De facciones terriblemente delgadas, unos oscuros ojos verdes y cabello rebelde azabache. En definitiva, no se parecía en nada a la niña que conocía, quizás lo único común eran sus orbes pero ni aún así le rememoraban a Sakura. Retuvo una carcajada con su mano, como podría su esposo estar interesado en esa hembra.
Unos cincuenta metros al norte estaba el imponente Pabellón del Rey. Naruto miró sobre el libro que sostenía para ver la entrada cerrada. Lo dejó caer en la mesa, concentrándose de nuevo en las letras. Sus dedos tiraron de la hoja. La puerta se abrió.
-Llegas tarde. Ya hace rato que sonó la campana del toque de queda- reclamó sin voltear a verle, carraspeo la garganta fingiendo la risa. Levantó la cabeza hasta encontrarse con ropas rosas y verdes graciosamente confeccionadas. Su rostro se arrugó, la mujer frente a él tenía los cabellos oscuros.
-¿Estas decepcionado de que no soy la persona que estabas esperando?- dijo fingiendo una sonrisa.
-¿Qué haces aquí?
-Lo que has intentado esconder desde hace mucho tiempo, quería descubrirlo al verte y ahora sé por completo lo que estabas escondiendo- Hinata apretó ambas manos sobre su falda. Con ojos un tanto humedecidos, le miro con odio retenido –Cuanto te conocí por primera vez hace ocho años atrás aquí en Kitsune. Su alteza, usted tenía esta misma expresión.
-Y a pesar de que no teníamos ninguna conexión emocional, pensé que tendrías algo de decencia. Supongo que estaba equivocado- Ella dio un fuerte suspiro tratando de calmar sus ansias, aquellas que le dan fuerza para luchar, pero las mismas que le pedían a gritos renunciar –Estoy bastante seguro de que la última vez ¡Te dije que por el momento no vinieras aquí!- vociferó -¿No te lo dije?
-¡¿Y para qué?!- grito con todas sus fuerzas -¿Qué es lo que te atrae de ella?- levanto la mano con rapidez, señalando con el dedo índice la puerta -¿Qué hay con esa humilde sacerdotisa que es tan parecida a esa niña de hace ocho años?
-Reina- dijo garraspando su garganta.
-Sí- ella sonrío –Mantenla en tú corazón. A una mujer del pasado o un talismán, mantenlas en tú corazón- dijo en un grito que reboto en las paredes -No me importa. No dijiste, que yo nunca recibiría tú sagrado corazón- sus lagrimas cayeron de sus ojos –No me importa, ellas no importan.
-¡Reina!- volvió a llamar Naruto.
-Pero, nunca debes olvidar esto. No importa quién tengas en tú corazón o quién este en tú corazón, la que es madre de este país, soy yo- Miro hacia abajo, su parte aún cuerda le permitió relajar su cuerpo. Levantando nuevamente la mirada, una dulce y calmada. Le sonrío -¿Sabías eso? Ese lugar al lado del Rey es mío- Bajo su mirada y ladeo la cabeza con timidez –Su Alteza, muy pronto tendrá que aceptar esa realidad.
Dejo los ojos azules, ignorando el cuerpo tenso que parecía querer abalanzársele encima y ahorcarla. Volteo con rapidez, hasta cruzar varias puertas. Antes de salir del pabellón, miro una última vez a la sacerdotisa y sonrío con gracia. La mujer devolvió el gesto, inmediato ingreso a la habitación al fondo del pabellón. Se sonrojo al mirar la belleza de aquel quien era su Rey, él por su parte se extraño de la aparición de otra persona. Varias preguntas después y una despedida. Naruto estaba de nuevo solo en la habitación. Sakura no había llegado esa noche.• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
-Desde que sabes que vas a irte- Ten-ten le miro angustiada, mientras le ayudaba a su amiga a doblar la ropa -¿Estás triste?
-¿Por qué estaría triste?- suspiro –Siento que no puedo ayudar al Rey por completo. Solo lo lamento.
-Pero tú expresión luce como… que estas a punto de llorar- Sakura de inmediato soltó la tela en sus manos –Ella por lo menos debería dejar que te despidas- resoplo -¡Es tan cruel!
-¡Cambia tus ropas!- ordeno Tsuname abriendo la puerta, ambas voltearon.
Sintió un escalofrío subir por su espalda, el corazón parecía querer salir de su pecho. Camino con tanta presura como se lo permitieron los guardas de la corte. Haber sido llamada personalmente por el Rey, le agradaba. Los ojos ansiosos se encontraron con Kakashi que les esperaba frente al umbral del Palacio. Pero, el hombre estaba distinto a lo que solía ver. El Hatake no pudo evitar reflejar algo de tristeza y desconcierto.
-¿Por qué esta así?- Dijo con preocupación la joven de cabellos rosas.
-La razón por la que Su Majestad te llamó, no deberías pensarlo a la ligera. A pesar de que es a ti quien tiene al frente, el Rey esta pensando constantemente en alguien más.
-No es necesario, que me lo diga- Sakura sonrío –No se preocupe, se muy bien de lo que habla. No lo pensare a la ligera.
Se fijo por su ventana aún conociendo que por ahí jamás la vería. Desordeno un poco su cabello mirando las puertas, había esperado tanto y ella aún no se atrevía a llegar. Camino por la habitación escrutando el suelo. El sonido del pomo siendo tocado, la madera siendo movida lo dirigieron hasta la mujer que entraba.
-¿Quién te dijo que te fueras cuando quisieras?- dijo ansioso, acercándose a su rostro –Dime ¿Con permiso de quién te ibas a ir?
-Ya he hecho todo lo que podía- explicó, sintiendo la respiración de Naruto cerca de su cara –Así que lo correcto era irme.
-¿Quién te dijo que ya habías terminado tú trabajo?
-La persona que usted necesita no soy yo.
-¿Quién fue la que me dijo que aliviaría mi dolor?
-Esta sirvienta, no puede ser esa persona.
-No dijiste que te llevarías mi dolor y me dejarías dormir placidamente.
-Y también usted había dicho que no debía acercarme a usted- reclamó.
-¡Nunca te ordene que te fueras tampoco!- gritó.
Naruto libero en aquella oración toda la pena y amor que sentía por dentro. Sí, porque debía gritarlo, porque al sentir que ella se iba se dio cuenta que la necesita cerca. Aquel palacio sería su jaula, el recuerdo perpetúo de su existencia tan lejana. Sus pasillos sin ella, solo le recordarían el frío sentimiento de una alma abandona. Sakura, alzo su mirada y le vio sorprendida, porque una luz de esperanza le alumbro el alma, porque su corazón se sintió tibio y sus ojos llorosos.
-Tus palabras… son correctas- dijo Naruto –La persona que estoy viendo ahora, si es esa niña o si solo eres tú, yo… estoy confundido- ella le miro –Así que, hasta que pueda entender esta confusión. Antes de saber que es este sentimiento. No te atrevas- ordeno con los ojos enrojecidos –a irte lejos de mi. Es una orden.• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Dos días después Naruto había amanecido con un mal presentimiento. Dejó su habitación para dirigirse a su oficina en el Palacio de la Corte. Kakashi le esperaba fuera. Él rubio le invitó a entrar, aquella mirada en el rostro de su viejo ayudante se presentaba cada que había problemas. El golpe en seco sobre la madera, lo confirmaba. El viejo eunuco que servía al fallecido Minato, había cometido suicidio. Lo habían encontrado colgado en su habitación, con la punta de los pies apenas rozando la superficie de las maderas.
Los anbus tiraron de las piernas hasta que el trapo blanco cedió ante al peso, el cuerpo cayó con fuerza al suelo, sobre algunas tazas, tetera y galletitas que debió haber comido antes de morir. El cuello lo tenía enrojecido con varios hematomas. Yamato le miraba desde lejos, había hablado con los sirvientes encontrándose con la misma explicación. Entro a la habitación examinando cualquier indicio. Se acuclilló cerca del cadáver, tomo una de las galletas hasta llevarlas a su boca. Miro a su alrededor una vez más, no era necesario investigar, era claro que era un suicidio -No se si fue él o otro quien lo hizo- se dirigió a los hombres –Si no el porque él hizo esto y cuales eran sus motivos.
Naruto se tomaba la cabeza, mientras veía todas sus esperanzas perdidas. Ahora le era casi imposible encontrar la verdad. Aquel hombre ocultaba la existencia de un pasado oscuro y fue capaz de quitarse la vida con el fin de llevárselo a la tumba. Solo estaba seguro de una cosa, había un secreto de que no se le era permitido conocer.
Horas después Yamato caminaba con dos custodios, vestido con ropas de eunuco que le obligaron a usar, entro aún edificio real al fondo de Kitsune. Donde nunca había estado, aunque tampoco le era permitido a la gente de su clase ingresar en aquella fortaleza. Miro a Kakashi recostado sobre la pared, este ladeo la cabeza hasta que ambos se miraron.
-¡Antiguo Jefe Anbu!- expreso con sorpresa. Los hombres que lo aprisionaron lo soltaron alejándose del lugar. Yamato sonrío, hasta que alguien llamó su atención. Echó un vistazo al final, encontrándose con una cortina semitransparente donde reconoció la vestimenta del Rey. Se inclinó sobre sus rodillas, tocando frente y manos en el suelo.
-¿Me recuerda?
-¿Cómo podría olvidarlo Su Majestad?
-Se que esta en el Grupo Anbu. He encontrado tú nombre en los libros de gobierno, estoy extremadamente feliz.
-Se lo agradezco Su Majestad.
-Conoce que el eunuco jefe que una vez sirvió a mi padre, cometió suicidio ¿Cierto?
-Lo sé. Hace poco estuve en el lugar, si gusta enviare a gente que ayudara con la investigación.
-Si envío a la policía a investigar, justamente no sabre la verdad.
-¿La verdad? ¿A qué verdad está refiriéndose?
-Eso es algo que tendrás que responderme.
-¿Si?
-A partir de hoy, solo finja que esta prestando asistencia a la Oficina de Investigación.
-¿Fingiendo investigar?
-Eso es correcto. Hay algo más que debe indagar. Lo que quiero saber, a través de usted es… la historia completa de la muerte de la Princesa Heredera.• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Las cortinas rosas dejaban pasar tenuemente la luz. Hinata miró a su padre de frente, sus odios le habían convertido en alguien más fuerte. Ya no temía tener a ese anciano tan cerca. A diferencia del pasado, sería ella esta vez que se aprovecharía del poder que tenía Hiashi, lo utilizaría a su favor.
-No es la primera vez que su Majestad ha rechazado la consumación- dijo sonriéndole a su padre, dentro de cuatro días debería estar en la misma cama que Naruto –Era algo que esperaba.
-Pero los esfuerzos puestos en esta consumación, puede que sean imposibles- explicó el viejo -¿Cómo estas tan calmada?
-Esta vez será exitoso, no importa qué…
-¿Podría ser que tienes algún plan?
-De hecho, estoy pensando en la sacerdotisa.
-Otra vez hablando de eso.
-Su Majestad esta consciente de la existencia del talismán. Lo extraño, es que aparte de Kakashi y Shikamaru, nadie puede estar a su lado. Pero aún así, la mantiene cerca- Él Hyuga se movió incomodo en su asiento -¿Por qué la mantiene cerca? ¿Es realmente por su salud?
-¿Qué quieres decir?
-Son por sus sentimientos.
-Si eso es así, no podemos permitir que esto continúe- dijo exaltado.
-¿Qué deberíamos hacer?
-Necesitamos hacer que la sacerdotisa deje de estar cerca de su Majestad de inmediato- explico el Hyuga.
-No haremos eso. Hasta que el día de la consumación suceda, ella debe permanecer a su lado- ella sonrió -Me dijiste hace ocho años atrás, que este matrimonio no era por amor. Lo que dijiste era cierto, pero acaso ¿No puedo tomar ventaja de su afecto por la sacerdotisa para cumplir mi objetivo? Ya que nunca recibiré esos sentimientos, sólo necesitamos usarlos- Hinata mordió la uña de su dedo pulgar –Si él Rey se niega a la consumación de nuevo, debido a su estado de salud, no sería culpa del mal trabajo de la sacerdotisa- carcajeo –Por lo tanto, si ella no hace bien su trabajo, debe ser castigada.
-¿Qué pasa si el Rey esta de acuerdo con la consumación?
-Dado que el talismán logro lo que tenía que hacer, tenemos que dejarla ir. Ya sea para que salga con vida o muerta. Esa sería la única diferencia. La vida de esa muchacha esta en nuestras manos.
-Pero ¿Qué pasa si la quiere mantener, incluso después de la consumación? ¿Qué vas a hacer entonces?
-Entonces- dijo sonriendo –Usted tendrá que decir este asunto a los eruditos confucianos. El Rey, que debería ser un ejemplo para la gente del país, está manteniendo a una sacerdotisa cerca de él- Hiashi sonrió de medio lado y asintió –Imagínese la reacción.• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Sakura sopló el fuego que danzaba vigoroso. Una vez la vela amarilla estuvo apagada se levantó curiosa. El bullicio de las mujeres, al otro lado de la habitación llamó su atención. Escarbaban una caja llena de joyas, telas y otras cosas más que no logró divisar. Ten-ten, le enseño el papel que venía con el regalo. Cada cosa allí adentro le pertenecía, arrugó su frente por el nombre que leyó al final de la nota.
A ese hombre no lo entendía, ni comprendía que quería de ella. Si era una broma o una forma exagerada de agradecer por los talismanes. Por donde le miraba le parecía ridícula ambas ideas. De lo que estaba segura, era que no aceptaría el presente. Salió de su habitación, con la idea de encontrarlo.
-¿Esta buscando por mí?- dijo tras sus espaldas, ella volteo -¿Le gusto los regalos que le envíe? No sabía que conseguirle. Así que, lleve a una conocida sacerdotisa conmigo a escoger los regalos.
-¿Por qué hace estas cosas?
-Soy así…
-Soy una sacerdotisa. Respóndeme.
-¿Realmente no lo sabes?
-Lo estoy preguntando porque no lo se.
-Porque me gusta- confeso con rapidez –Me… gusta- dijo lentamente.
-Sus bromas son demasiado excesivas.
-No es una broma.
-Si no es una broma ¿Entonces qué es?
-Si a un hombre le gusta una mujer, es la verdad ¿Qué otra cosa puede ser?
-¿Qué sabe usted acerca de mi, que comenzó a interesarse de esa forma?
-Por que fue la primera- dijo con convicción –“No trates de esconderte tras esa sonrisa” “No engañe a su corazón” “El dolor profundo de su corazón sólo déjelo ir”- recordó con los ojos humedecidos –Usted fue la primera persona que me dijo eso. Y esas palabras… me dieron aliento- suspiro, se sentía como un adolescente nervioso y confuso -También tienes razón ¿Cuánto debo saber yo sobre usted? En un principio, simplemente me acerque porque usted era similar a una mujer que una vez me gustaba. Pero ya no, la persona que estoy mirando es usted, la que yo quiero es a la mujer frente a mí.• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
-Una vez más, las relaciones que no estaban destinadas a reunirse están siendo enredadas. Me estoy sintiendo inquieta. Ahí va a haber tanto caos. Tengo una premoción sobre un baño de sangre en aumento.
-¿Cómo puede un destino ser controlado por un humano?- dijo Jiraiya, tras de Tsuname.
-La única manera de que esto termine es en cuatro días. Se trata de solo ese día. Si la consumación tiene éxito el destino se romperá de nuevo. Cuando ese día pase, enviaré a la Señorita a un lugar seguro, muy, muy lejos.
-¿Crees que todo va a estar bien después de que la envíes lejos? La verdad que hemos mantenido en secreto está empezando a emerger- Tsuname negó.
-No marcaría una diferencia, aunque la verdad sea revelada- volteo a ver al hombre -¿No lo sabe? Mientras que sepan todas nuestras debilidades, no hay nadie que no pueda escapar de las desgracias dirigidas de esa forma.• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Sakura lo miro atentamente, se fijo en sus manos que tomaban firmemente el rollo. Subió por ellas hasta encontrarse con sus fuertes y anchos hombros. Paso lentamente por su cuello, hasta encontrarse con sus deliciosos labios. Más arriba, sus ojos azules miraban fascinados el texto. Su cabello rubio caía alborotado. Era tan bello.
-Se que soy apuesto. Pero… deja de mirarme- dijo aún atento en el rollo, Sakura bajo su cabeza avergonzada –De todos modos, un hombre trabajando siempre luce bien, especialmente cuando él es el Rey- dijo tratando de disimular la sonrisa en sus labios -¿No luzco realmente bien?- Sakura rió. Él levanto la mirada -¿Acabas de reírte?
-¡He pecado!- ella le miró levantarse.
-Sígueme- ordeno –Es un paseo.
Ambos abandonaron el edificio hasta llegar a un congelado estanque. Él miro a la luna y luego la nieve bajo sus pies.
-¿Hay algo que le molesta? Por alguna razón se ve especialmente cansado.
-Hoy… alguien murió por mi culpa. Debido a mi decisión imprudente, esa persona se suicidó. Así que, la persona que lo mató soy yo- ella le miro angustiada –Dentro de mi límite, una sombra negra de muerte me sigue. Las personas a quienes estimo todos terminan estando en peligro. Yo soy incapaz de proteger a todas ellas. No sólo no puedo protegerlas, sino que ni siquiera puedo aliviarlas de sus remordimientos.
-No es su culpa- dijo lentamente con voz suave, él volteo para encontrarse con aquellos ojos verdes preocupados, llenos de cariño –Ellas probablemente sabían cuánto quería protegerlas, sabían como se sentía. Por eso, no se culpe a si mismo.
-Con tú talento espiritual dime ¿Crees que la verdad que estoy buscado será revelada?
-Lo será- dijo con convicción.
-Entonces, esta vez con tus talentos espirituales, sino de tus propios pensamientos ¿Qué crees?
-Lo será- repitió.
-¿Por qué estas tan segura?
-Porque creo en todos los esfuerzos de Su Majestad. Los nudos enredados no pueden desenredarse todos a la vez, pero cuando desenreden los nudos uno por uno ¿No sería el secreto escondido revelado algún día? Así que por favor, crea en usted mismo.
-Gracias- dijo para sorpresa de ella –Ha pasado mucho tiempo desde que he oído un aliento cálido. Ambos se miraron y sonrieron.• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
-¿Cuántas veces tengo que repetir mis palabras?- dijo golpeado la mesa -¡¿No dije que aún estoy enfermo?!
-Parece que esta usted bien- dijo Hiashi mirándolo despectivamente al Rey-¿Podría haber realmente otras razones?
-Entonces ¿Crees que estoy mintiendo?
-En el interior del Gran Palacio, han pasado más de veinte días desde que usted ha tenido al talismán.
-¿Por qué habla de esto ahora?
-Honestamente ¿No funcionó?- negó con fingida preocupación -Si el talismán, no fue capaz de hacer lo que tenía que hacer, eso significa que debemos castigarla con la ley.
-¿Qué quiere decir con castigarla?
-Ella realiza sus servicios, con su vida en juego. Si el talismán estaba allí por más de veinte días y no le ha afectado de alguna manera, hay algo sospechoso acerca de ella. Y solamente es correcto destruirla ¿No es correcto?• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Había pasado varios días desde que Naruto le había pedido quedarse a su lado. No podría olvidar aquel rostro confundido y algo avergonzado. Abrazó con fuerza la tasa que tenía en sus manos, como una niña que no quiere separarse de su amada muñeca. Alzó la mirada a las compañeras, que conversaban al otro lado de la estancia.
Otra se les unió con algarabía. Sakura dejo caer sus manos sobre la falda al escucharla, si lo que decía aquella joven era cierto. Esa noche Su Majestad tendría que realizar el ritual de consumación pautado. Justamente dentro de pocas horas, él estaría cerca de Hinata y la haría suya.
-Su Alteza, es algo que tiene que hacer. Con el fin de continuar con su línea familiar necesita tener un heredero en el trono. Sólo entonces, será capaz de consolidar a la nación.
-Para ahora, no digas nada Kakashi.
-Este sirviente, antes de servirle, tengo la obligación de servirle a la nación. No puede solo ignorarlo.
-¿Cómo puedes actuar de esa forma conmigo?
-Mientras “ellos” sepan de su existencia, tiene que ser cuidadoso. Si se mantiene con esa actitud, esa niña estará en peligro. Este sirviente, esta muy preocupado de que sea lastimado otra vez, como en el pasado. Me preocupa que se culpe a usted mismo por no protegerla- suspiro –Su Alteza.
-Esta noche, no traiga a la niña aquí. No quiero que este aquí sola.
Camino sobre los adoquines aquella terrible noche. Sakura se abrazó a si misma cuando el frío le golpeo el cuerpo sin piedad. Miró a su alrededor. Se encontraba sola, ni siquiera las estrellas deseaban hacerle compañía. Pensó en Naruto una vez más, sin impedirlo sus mejillas se vieron humedecidas. Lo perdería, aunque realmente nunca lo tuvo.
Miró hacia el norte donde Naruto seguramente estuviera preparándose. Con el médico a su lado, reviso su cuerpo confirmando el buen estado de salud. La emoción en los ojos del hombre y del resto de la corte, era totalmente contrario a los propios, deseaba escapar. Soportaba el hecho de que Hinata fuera la Reina, su esposa, pero no su amante. Se levanto, las mujeres colocaron la ropa y le entregaron la corona, que él mismo coloco en su cabeza. Le dieron beber el té medicinal que trago de un solo sorbo.
Por su parte, Hinata fue bañada y perfumada. Colocaron sobre su rostro polvos de colores cremas y rosas, pintaron sus labios de un rojo encendido. Limaron sus uñas y peinaron su cabello con adornos hechos en plata y oro. Vestía de rosa y dorado, con una falda púrpura.
Naruto camino por los pasillos lentamente, como si aquel fuera un castigo de los dioses y estuviera a punto de ser torturado. Miro a su derecha donde estaban las mujeres de la corte que le servían a Hinata. La mayor de las mujeres llevaba un gallo en sus manos, que era parte del rito. Deseo soltarlo del encierro de la dama y causar un alboroto que impidiera la unión con ella. Pero protegería a la sacerdotisa.
-Reina, el Rey ha llegado- escucho decir.
Las mujeres tomaron las orquillas de la puerta y abrieron. Naruto entro despacio, ignorando la belleza de la habitación o el olor a flores. La piel se le puso de gallina, cuando miro el futon de suave ceda amarilla bordada con hilos de oro. Se fijo en Hinata al final de habitación, concentrada en la pared que tenía frente a ella. La miro, ella sonreía con aquella mueca de victoria dibujada en su rostro.
Sakura siguió caminando por las veredas alrededor del Pabellón de la Luna, sin destino concreto. Tenía el corazón demasiado destrozado para reconocer que hacia. No era siquiera consciente del hombre que tenía al lado.
-¿Por qué tiene una expresión tan triste mientras piensa?- ella volteo lentamente hacia él y Sasuke hizo lo mismo, noto los ojos rojos y humedecidos de la joven.
-¿Por qué vino aquí de nuevo?
-¿Estas triste porque has oído hablar de la noche de consumación del Rey y la Reina?
-Por favor, quiero estar sola.
-Es el Rey de Konoha. Es algo que debía suceder.
-Lo sé.
-Amarlo sólo le dará un corazón roto y dolor.
-También se eso- una lagrima cayo por su mejilla hasta alojarse en el cuello.
-Pero ¿Por qué veo lágrimas?- ella bajo su rostro -¿No puedo ser elegido?
-Por favor, váyase.
-¿Quieres venir conmigo? En verdad odio esto de ser Magistrado- Sasuke frotó sus ojos antes de que las lagrimas aparecieran –Puedo tirar mi lugar en cualquier momento e irme. Viviendo como sacerdotisa jamás será feliz. Si realmente quiere huir de esta terrible situación, si de verdad quieres- vio el rostro sonrojado de la muchacha y el mar de lágrimas que humedecían su rostro -¿Vas a huir conmigo?
Naruto se sentó frente a Hinata, una vez más se le cruzó la idea de salir corriendo. Pero como lo decía el ritual de consumación, dejo llevar sus manos a la corona, quitándosela la dejaría en el suelo a su lado. Antes de que tocara las maderas, la ojiblanca lo tomo por las manos. Apreció el contacto frío e insensible con el rubio, sintiendo pena por ella y otro tanto de odio por él. Antes que la corona cayera al suelo, se pregunto cuando lo amaba. Estaba segura, que con el mismo cariño con que lo quiso la primera vez. Pero algo había cambiado.
Hinata lo miro a los ojos y él hizo lo mismo. Ella era conciente de que era una mujer hermosa e inconfundiblemente deseable para cualquier hombre. Estaba segura que una vez desnuda sobre su pecho, él la amaría por siempre. Dejó sus sueños, para llevar la mirada al cinturón. Debía quitárselo, lo miro por largo rato hasta que sus finos dedos se decidieron dirigirse a la cintura de Naruto.
-Finalmente eres feliz, ya que tiene lo que quería.
-¿Cómo puedo esto, ser sólo lo que yo quería? De los ancianos, el consejo y los ciudadanos del país. ¿No es lo que todos esperan?- Hinata le miro de arriba abajo –No importa lo que usted diga, yo- dijo poniendo sus manos en el pecho –Seré su mujer.
Naruto miro cada centímetro de Hinata y eso provocó el deseo en ella. Sin reconocer sus gestos, ella mordió sus labios, su torso se movían al ritmo de su respiración forzada. Él lo notó. El Rey tiro con fuerza de su muñeca izquierda, con rapidez la llevo a su cuerpo. El pecho de ella se contraía sobre el fuerte tórax de Naruto. Él sentía la tibieza, el temor. Por su parte, ella sentía el cuerpo fuertemente trabajo y la tosquedad de sus movimientos.
Su mano fue abandona en el hombro de él. El rostro de ambos estaba tan cerca, que ella pudo reconocer el olor a tulipanes. Hinata le miró a los orbes con sorpresa, cuando la mano de Naruto a la altura de su cintura la apretó con más fuerza. Posó su mano en el rostro níveo de la joven, donde le acaricio groseramente. Él la miro a lo profundo de los ojos.
-De todas formas ya que no puede tener mi corazón- dijo Su Majestad -Seguro que, al menos quiere el amor de la nación.
Naruto sonrío y acaricio sus labios con el pulgar, viajo todo su rostro hasta dirigirse al escote, donde sus grandes pechos presionaban contra su cuerpo.
-Bien, por la Reina- le dijo mirándola nuevamente a los ojos –Me quitare la ropa sólo por esta vez- Naruto se acerco lenta y amenazadoramente a sus labios.
marifa- Sannin
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Re: • The Moon (+13)
¡¡¡¡NOOOOOOOOO!!!!¡¡MARIFA-CHAN NO ME HAGAS ESTO!!¡¡NO,NO,NO,NO,NO!!
¡Acepto que Naru-kun haga eso hasta con la puta de la esquina!¿¡Pero con Hinata!?¡Ni de broma!
Pobre Sakura,no es justo.La pobre sufre demasiado.
¡Estúpida Hinata,muérete!¡Sasuke lárgate y métete en tus asuntos!
Espero la Conti Ansiosísísíma.
Saludos,besos y abrazos.
¡Acepto que Naru-kun haga eso hasta con la puta de la esquina!¿¡Pero con Hinata!?¡Ni de broma!
Pobre Sakura,no es justo.La pobre sufre demasiado.
¡Estúpida Hinata,muérete!¡Sasuke lárgate y métete en tus asuntos!
Espero la Conti Ansiosísísíma.
Saludos,besos y abrazos.
NaruSaku-12- Sannin
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Uhm ~ Con Naru-kun en el inframundo visitando a Jiraiya y Mina&Kushi
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Re: • The Moon (+13)
Ay marifa siempre me dejas con ganas de más soy culpable de no dejarte mensajes antes, se me esta siendo imposible conectarme y leer como quiero. Espero adelantar el trabajo para poder comentar de seguido.
Pobre Sasuke olvidado por Sakura, eso me da gusto jeje, espero que recupere la memoria antes de la consumación.
¿ Desde cuando se te ocurrio poner el capitulo en espolier? por eso no lo vi antes xD, por que me haces sufrir de esta forma amiga, solo haz algo para que no haya la consumación xD, casi me da un infarto cuando lo leo
PD: Me he puesto a ver un dorama coreano creo que se llama Educando a la Princesa cada vez que hace referencia a Reina madre y esas cosas siempre pienso de allí viene la inspiración de marifa.
PD2: Felicidades por el premio
Vale ya dejo de molestarte pero cuando puedas coloca la contiii que este capitulo me dejo con ganas de más.
¿ Desde cuando se te ocurrio poner el capitulo en espolier? por eso no lo vi antes xD, por que me haces sufrir de esta forma amiga, solo haz algo para que no haya la consumación xD, casi me da un infarto cuando lo leo
PD: Me he puesto a ver un dorama coreano creo que se llama Educando a la Princesa cada vez que hace referencia a Reina madre y esas cosas siempre pienso de allí viene la inspiración de marifa.
PD2: Felicidades por el premio
Vale ya dejo de molestarte pero cuando puedas coloca la contiii que este capitulo me dejo con ganas de más.
Última edición por eliannar el Jue Feb 07, 2013 3:54 am, editado 1 vez
eliannar- Moderador
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La vida es muy corta para desperdiciarla con malas practicas pero como el sedentarismo es malo y el dinero escasea pues debo cumplir con obligaciones....de lo contrario estaría encerrada en mi cuarto leyendo cuanta imaginación tienes tú para entretenerme. Saludos desde Luque, Paraguay, al valiente que lee este perfil
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Re: • The Moon (+13)
Buenoooooo.....como se pone esto de emocionante....
ay ay ayayayay.... conti pronto por favor Marifa !!!
Hinata es dura de roer...grrr...menuda víbora.... aunque está en su derecho, claro...
Y voy a romper una lanza en favor de Sasuke. Me gusta mucho lo que está haciendo. Tiene claro que quiere a la mujer que ve, no a la de sus recuerdos, y actúa en consecuencia. Pues muy bien! hay que intentarlo todo antes de darse por vencido !!
Solo espero que no se ponga ... "posesivo" o violento o algo.... :S
Y mención especial merece esta frase, que me encantó:
"hasta que pueda entender esta confusión. Antes de saber que es este sentimiento. No te atrevas- ordeno con los ojos enrojecidos –a irte lejos de mi. Es una orden."
solo puedo decir....
KKKKKIIIIIIIIIIIIAAAAAAAAA
Jejejeje, cada vez me gusta más tu fic.
Contiiiiiiii !!!!!
ay ay ayayayay.... conti pronto por favor Marifa !!!
Hinata es dura de roer...grrr...menuda víbora.... aunque está en su derecho, claro...
Y voy a romper una lanza en favor de Sasuke. Me gusta mucho lo que está haciendo. Tiene claro que quiere a la mujer que ve, no a la de sus recuerdos, y actúa en consecuencia. Pues muy bien! hay que intentarlo todo antes de darse por vencido !!
Solo espero que no se ponga ... "posesivo" o violento o algo.... :S
Y mención especial merece esta frase, que me encantó:
"hasta que pueda entender esta confusión. Antes de saber que es este sentimiento. No te atrevas- ordeno con los ojos enrojecidos –a irte lejos de mi. Es una orden."
solo puedo decir....
KKKKKIIIIIIIIIIIIAAAAAAAAA
Jejejeje, cada vez me gusta más tu fic.
Contiiiiiiii !!!!!
Eva2.0- Genin
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Re: • The Moon (+13)
Que lindo es sasuke!
etto....etto....o////o amo tu fic, lo habia empezado a leer pero.... despues de un tiempo lo deje de leer son embargo....volvi y bueno.....me encantaron los capitulo!
Es hermosa la forma de escribir que tienes y bueno.... creo es de mas decir que bueno... es la primera vez que comento pero aun asi me ha encantado, creo que bueno.... etto..... tienes una gran imaginacion y me encanto tu fic(vaya no dejo de repetir las cosas).
Me encanto el capitulo y bueno.... espero el proximo con muchas ansias.
Alice
etto....etto....o////o amo tu fic, lo habia empezado a leer pero.... despues de un tiempo lo deje de leer son embargo....volvi y bueno.....me encantaron los capitulo!
Es hermosa la forma de escribir que tienes y bueno.... creo es de mas decir que bueno... es la primera vez que comento pero aun asi me ha encantado, creo que bueno.... etto..... tienes una gran imaginacion y me encanto tu fic(vaya no dejo de repetir las cosas).
Me encanto el capitulo y bueno.... espero el proximo con muchas ansias.
Alice
alice272- Jounin
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Re: • The Moon (+13)
Hola!! Soy tu nuevo lector y tu mayor fan!!
Me encanta tu forma de escribir es tan impresionante... Parece un libro, aun sigo sin palabras y lo mejor es que en cada capitulo mejoras aun más!(Si es que es posible)
Naruto no!!!! No lo hagas con esa... Esto... Con Hinata!
Sasuke vete a tomar por c... Quiero decir vete a la mie... Esto.. que si te acercas te mato!!
Sigue así! Un beso!!
Me encanta tu forma de escribir es tan impresionante... Parece un libro, aun sigo sin palabras y lo mejor es que en cada capitulo mejoras aun más!(Si es que es posible)
Naruto no!!!! No lo hagas con esa... Esto... Con Hinata!
Sasuke vete a tomar por c... Quiero decir vete a la mie... Esto.. que si te acercas te mato!!
Sigue así! Un beso!!
mikel-chan- Moderador
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Fragmentos de recuerdos perdidos por mi subsconciente, parte de mi vida que quiero recuperar junto a ti
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Re: • The Moon (+13)
QUE!!!! COMO NOOOO QUE HORROR SOLO CON IMAGINARME
MARIFA-CHAN QUE HORROR NOOOOO !!!!! ME DEJAS TRAUMADA
POR KAMI-SAMA ES HORRIBLE VOY A TENER PESADILLAS
LA MALDI#@!$ SE VA ASALIR CON LAS SUYA
CONTIIII ME DEJASTE ASUSTADA QUIERO SABER
MARIFA-CHAN QUE HORROR NOOOOO !!!!! ME DEJAS TRAUMADA
POR KAMI-SAMA ES HORRIBLE VOY A TENER PESADILLAS
LA MALDI#@!$ SE VA ASALIR CON LAS SUYA
CONTIIII ME DEJASTE ASUSTADA QUIERO SABER
cerezo en el viento- Aprendiz
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tratando de no caerme del arbol
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Re: • The Moon (+13)
Hola, gracias por los comentarios.
Antes de que la culpabilidad me carcoma, aunque en algún post anterior ya lo había explicado. Esta historia es basada en un k-drama que mire hace un año más o menos, llamado The Moon that Embraces the Sun.
Admito que a veces me rompo la cabeza pensando en como escribir y expresar lo que deseo transmitirles, pero la trama no nació de mi imaginación, aunque he cambiado pequeños detalles. Ya quisiera. Pero siento que les engaño, si no confieso el detalle.
Uff, me siento mejor. Espero que disfruten mucho del episodio.
NaruSaku-12: Tranquilidad, las cosas más complicadas a veces se resuelven de la forma más simple. No te sentirás decepcionada. Eso creo.
eliannar: Se me ocurrió ponerlo en spoiler cuando vi que era demasiadooo largo el capítulo. Me parecía feo y desordenado. El dorama que comentas no lo he visto, aunque si he escuchado de el. Tengo un par de dramas que estoy viendo ahora mismo, cuando los termine buscare ese ¿Me lo recomiendas?. En cuanto, al capítulo creo que hay cierto resentimiento por el Uchiha, yo le tengo lastima.
Eva2.0: Hinata suele ser odiada, me gusto ponerla en esa posición. Sabes, Sasuke tiene algo a su favor y lo tiene muy claro sabe lo que quiere y lucha por él. El pelinegro se volverá algo conflictivo, pronto. Pero no se volverá el malo más malo de la historia.
alice272: Bienvenida de vuelta. Creo que Sasuke esta reuniendo fans, mientras no me pidan que termine con Sakura, jajaja. Gracias por creer que escribo bonito, pero solo lo adapte. El próximo fic, será 100% hecho por mi.
narusaku_4ever: Guau, que lindo es tener un fan. Gracias. Respiraras más tranquilo en esta continuación, vamos a quién engaño, jajajaja.
cerezo en el viento: Perdón por los traumas, no todo pinta color de rosa. Las cosas no le serán tan fáciles.
-Bien. Si la Reina no puede tener mi corazón, le dejaré ser madre del próximo Rey.
Jiraiya miró desde la ventana de su habitación el Palacio. Majestuosas, se imponían las murallas infranqueables, nunca vencidas. Supuso que aquella noche habría muchos corazones ansiosos, algún otro triste. Pero al viejo, solo le preocupaban dos. Él joven Rey que anhelaba su primer amor, el de la pequeña dama que se había enamorado en dos ocasiones del mismo hombre, sin saberlo.
El sonido del cantar de un gallo en la noche, le anunció que la hora de la consumación había llegado. Dejo caer sobre sus hombros el chaleco verde que le llegaba hasta el final de los muslos. Se dirigió a la esquina de su habitación iluminaba con pequeñas candelas, las sopló hasta dejar un único fuego copioso que serpenteaba en una vasija negra. Junto sus manos, acercándolas al rostro. Varias imposiciones y signos, sus dedos se movieron extasiados por el ritual oscuro que estaría por realizar.
Su cuerpo tembló, dando a entender que el hechizo llegaba a su clímax. Un aura blanca salió de la punta de sus dedos hasta inundar el fuego que se cernía frente a él. Con agilidad escribió sobre el papel blanco que emergió mágicamente. Las letras rojas quemadas daban por finalizado el rito. Las llamas se apagaron, el humo negro huyo de la casa para dirigirse a Kitsune.
Tsuname lo percibió desde el Salón de la Luna, el poderoso hechizo que luchaba contra el suyo. El que apretaba su garganta y no le permitía respirar.
Naruto no entendía como aquella mujer hermosa en sus brazos, no provocaba ninguna reacción en su cuerpo o en su corazón. Quizás, el destino de un amor perdido le había robado la necesidad de amar. Pero entonces, qué sentía por la sacerdotisa.
Se concentró en los blancos orbes, buscando una chispa de calidez. La que no encontró, si debía hacer suya a esa mujer, debería dejar primero de pensar en la pelirosa. Sintió un puntazo en el pecho, que atribuyo a su cuerpo reaccionando ante el que tenía cerca de él, pero aquel dolor había sido otra cosa. Infundada era la culpabilidad de sentía.
Escapó del rostro ¿Qué pasaba si le hechizaba? Miró hasta el final de la habitación, esta pareció ennegrecerse. El dolor que nació de su pecho se intensificó, hasta bajarle por sus brazos. La mano que tenía en el rostro de Hinata, cayó áspera e inerte contra el hombro de la joven. Parpadeo un par de veces, eso le hizo recuperar un poco las fuerzas que parecían querer abandonarlo. No lo permitiría. Los dedos la apretaron.
Olvidando, la presión en su cuerpo y el hormigueo en cada extremidad. Levanto la ligera colectividad, abalanzándola contra las colchas. Ella se quejo, le pareció tan frágil. Por un momento sintió pena por ella. Sin embargo, no pudo evitar mirarle con molestia, ella con tristeza.
-Eres demasiado cruel- susurró, mientras buscaba la mirada de él. No pudo evitar llorar, Naruto pareció no entenderle -¿No puede tratarme como una mujer que anhela a su esposo?
Su Majestad vio los labios de ella moverse por un rato más, los ojos humedecidos. Pero el pitido en sus oídos no le dejaban escucharle. Estaba más preocupado en luchar contra el ardor que se alojaba cerca del corazón. Oprimiéndole el pecho con fuerza, incapaz de respirar con normalidad. Las manos cayeron a sus ropas que aprisiono con fuerza, como si el acto pudiera liberarse de aquel dolor agudo. Le fue imposible, suprimirlo. El cuerpo fue perdiendo fuerza, hasta caer con suavidad sobre el de Hinata.
-¿Por qué esta haciendo esto de nuevo?- dijo la Reina en el oído de Naruto. Nuevamente intentaba escapar de sus obligaciones como esposo. Inspiro profundamente, esperando de él una respuesta. Pero solo escuchaba pequeños quejidos, hasta que estos cesaron. Con la mano derecha, la única libre de la prisión corporal en la que estaba, toco el hombro izquierdo del hombre -¿Su Majestad? ¡Su Majestad!- le llamó varias veces. Levanto el rostro para mirarle, se encontró con la piel pálida, ojos cerrados. Con una fuerza que desconocía, lo levanto hasta recostarlo en su regazo. Con el miedo de perder a quién tanto amaba. Le miro sudando y con la respiración forzada -¡Ayuda!
-Gracias- le dijo con las mejillas sonrientes.
-¿Por qué?
-A pesar de que soy una sacerdotisa, me trata como un ser humano y me trata como una mujer- Sakura agachó un poco su mirada, el hombre frente a ella logró aliviar un poco el dolor de su alma, las lágrimas ya no caían –Le agradezco por haberme ofrecido su preciado corazón- le volvió a ver –Por todas la palabras de aliento, por sus sentimientos me siento muy agradecida- Sasuke ignoró la mirada de compasión que vio reflejada en ese pequeño rostro.
-No abrí mi boca y dije esas palabras difíciles para escucharte decir esto.
-Lo siento, pero no podría mentirle y decirle que tengo sentimientos por usted.
-Por casualidad- le dijo esta vez mirándola a los ojos, con el temor de la respuesta que podría darle -¿Hay alguien en tú corazón?- Sakura sonrío.
-Una sacerdotisa, no puede amar a nadie.
-¿Por qué mientes? Dices que no albergas a nadie en tú corazón. Pero…
Ten-ten les interrumpió, interponiéndose entre ambos. Había corrido con tal rapidez, que no notó el hombre frente a su amiga. Buscó las manos de Sakura, las que aprisiono con fuerza. En un signo claro de apoyo, se miraron. La pelirosa arrugo su rostro preocupado. Se soltó del agarre de la pelicastaña, una vez le contara que Naruto había colapsado y que necesitaban de su presencia en al Pabellón del Rey.
Sakura se llenó de agonía, de un deseo incontrolable de buscarle, protegerle. Ignorando al hombre que tenía cerca, alzó a correr junto con su amiga, dejando a Sasuke solo entre la penumbra de la noche. Él lo entendió, esa no era una mujer que no podía albergar a nadie en su corazón. Más bien, había sido descubierta poseyendo sentimientos por alguien, alguien más ¿Por qué debía ser él quien lo descubriera?
Sakura se cambió rápidamente las ropas, hasta encontrarse a si misma frente al Pabellón del Rey. Unas cuantas zancadas después, abrió las puertas de la habitación real de par en par. Sin tomar en cuenta al preocupado doctor que tomaba el pulso de Naruto o la enfermera que limpiaba el sudor de su frente. No logró ver a Kakashi que maldecía a un costado del cuarto, ni de los otros tres hombres que observaban preocupados a Su Majestad. Ignoró, al noble que confería a ella la culpabilidad de la salud del Rey.
Sus ojos verdes, solo miraban a Naruto. Su frente arrugada por el dolor, las gotas de sudor que caían por sus mejillas hasta caer en la almohada. Se hinco a su lado, sin importarle rozar con el hombro del médico. No importaba, porque en aquella habitación solo estaba él. Lo miro con la boca entreabierta, con dificultad al respirar. Sus lágrimas de inmediato bajaron de sus ojos, mojando sus largas pestañas.
Sakura se acercó un poco más, deseando tocarle. Pero ya había sido conciente de la gente que le miraba con extrañes. El doctor soltó la muñeca de Naruto, mirando al resto sorprendido. Sonrió. Era un milagro, su pulso se había normalizado. El rubio relajo el rostro, la respiración viajo con más calma, el cuerpo tenso se aflojó. El médico tomo la temperatura. Asintió, sin duda aquella joven hacia maravillas.
Cuido de él, el resto de la noche, mientras todos se iban a dormir. Debía velar sus sueños. Miró varias veces por la ventana, conciente de que pronto amanecería y debería irse. Lo intento en diversas ocasiones, pero siempre su voluntad cedía ante el deseo de protegerle. Un último vistazo, le indico que sería peligroso salir de aquel lugar, ya de día. Sus piernas se movieron, dispuestas a marcharse. Pero la calidez, la detuvo. Miró a su muñeca aprisionada por los dedos de Naruto, luego busco sus ojos hasta sumergirse en los azules que se asomaban lentamente bajo sus pestañas.
-¿Estuvo preocupada?- le dijo con la voz cansada y carrasposa. Ella sonrió y asintió, tratando de impedir que salieran de sus ojos las lágrimas.
-Estaba muy preocupada- indicó con la voz apenas audible. Resquebrajada por el dolor en su garganta.
-¿Qué te hizo preocuparte tanto?- preguntó con una media sonrisa, susurrando.
-Todo- dio un suspiro, dejando escapar todo el dolor acumulado –Todo hizo que me preocupe.
-¿Estabas preocupada de que yo…- cerro sus ojos, para luego abrirlos -...pondría una mujer diferente en mi corazón?
-Cómo podría esta sirvienta…- cayó ante el temor de que descubrieran sus sentimientos.
-Hasta que salga el sol totalmente ¿Puedes permanecer a mi lado?- ella asintió –Si estás a mi lado protegiéndome, creo que puedo dormir en paz.
-Si es su deseo, entonces haré lo que me pida- Naruto la miró a lo profundo de los ojos, esos que brillaban más de lo normal por el agua en ellos. Sonrío cálidamente, hasta que sus parpados cayeron pesados por el sueño. Aún si soltar la mano de la joven. Descansó.
Se podía escuchar los murmullos de la gente de la corte. De la fatídica noche anterior, la incapacidad de Su Majestad para producir un heredero. Otros, murmuraban de la supuesta presencia oscura que rondo a Kitsune, se habían sentido espíritus perturbados alrededor del Rey y la Reina. Algo penetró en el palacio, volviendo el ambiente inestable. Y Su Majestad, quién estaba saludable se desmayó. Quizás, alguna persona intentaba de perjudicar al Rey.
Hinata miró tímidamente a la Reina Madre y un poco más a su suegra. Sus manos cruzadas sobre su falda, sus ojos llorosos. La vieja negó con la cabeza, haciendo un sonido con los dientes y la lengua.
-Debió haberte sorprendido mucho. Te vez realmente mal.
-Yo- dijo la joven sin mirar a la más vieja –No tengo derecho de estar aquí con ustedes.
-¡Tonterías!- dijo Kushina exaltada -¿Cómo puede ser esto tú culpa?
-No suegra, tengo la culpa. Si lo hubiese dicho antes- ambas le miraron extrañadas.
-¿Qué quieres decir?- Hinata alzó la mirada.
-La verdad es… Yo no quería decir nada para no preocuparlas. Pero, el día antes de la consumación tuve un sueño.
-¿Un sueño?- dijo confundida la mujer de cabellos rojos.
-Una joven vestida de blanco me dijo “A partir de ahora, la única que protegerá al Rey debo ser yo, por eso nunca serás capaz de producir un heredero al trono”- Hinata mordió sus labios, como si estuviera a punto de llorar. A diferencia de las mujeres frente a ella, sabía de la relación entre Naruto y la sacerdotisa. Manipularía la situación para su propia conveniencia. Evitó sonreír bajo la cara de sorpresa de las mujeres, que se miraban boquiabiertas la una a la otra. Tan fácil engañarlas, con una patraña tan simple.
-¿Cómo es posible?
-Creo que él talismán ha usado su poder para hipnotizar al Rey- al fin una lágrima rodó por su mejilla –Peor aún, ella esta recibiendo el afecto que me ha sido negado a mí en incontables veces.
-No debes preocuparte- dijo Kushina –El Rey ni siquiera sabe de su existencia.
-Lamento tener que decir esto pero… Naruto ya esta conciente del hecho que ella lo visita cada noche.
Sakura se despertó ese martes cerca del medio día. Dejó las cobijas aún lado, el bullicio de las sacerdotisas fuera del Pabellón le había despertado. Se sentó recostando su espalda en la pared, frente a ella la puerta. Sonrío con la imagen de Naruto en sus recuerdos. Le escucho decir su nombre, pero se sintió asustada cuando le llamo por segunda vez con voz más juvenil, pero inconfundiblemente la suya. Sin saber de quien eran aquellas voces que retumbaban en su cabeza, escuchó a su madre llamándola, su padre, Sai. Un golpe en la puerta le sobresaltó al punto de asustarse.
-Sacerdotisa ¡Salga, es una orden!- quien gritó azotó la puerta abriéndola, hasta golpear con fuerza la pared. Sakura se asustó, el hombre frente a ella llevaba una lanza en su mano, pudo divisar otros seis atrás -¿Es usted la que hacen llamar talismán?
-Es correcto. Pero ¿Quién es usted?
-Yo soy el Inspector Ya… ma…to- dijo lentamente -¡Arréstenla!- gritó, los hombres le tomaron.
-¿Por qué está haciendo esto? ¿Cuál es la razón?- intento hablar un poco más, pero dos de los individuos le apretaron tan fuertemente, que tuvo que quejarse de dolor. Un tercero le paso una cuerda hasta aprisionar los brazos contra el torso.
Las preguntas de Sakura, el forcejeó de los hombres. Las lanzas y los uniformes, llamaron la atención del resto de las sacerdotisas.
-¿Qué están haciendo?- dijo Ten-ten –Ella es una persona inocente, nunca haría nada malo.
-¡Cállese!- grito uno de los hombres –La sacerdotisa ha sido acusada por alta traición.
-Eso es imposible. Ella jamás haría algo así.
-Es algo que decidirá las leyes.
Dejaron a Ten-Ten gritando, amenazando con la espada que tenía colgando de la cintura. Tomaron a Sakura con un poco más de fuerza, sacudiendo su cuerpo y sacándola de Kitsune.
-Señorita Shizune- dijo mirando a la mujer mayor –Voy a seguirlos, así que por favor avísele a la Sacerdotisa Tsuname.
-¿Qué debería de hacer?- se dijo a si misma, mirando a Ten-ten correr y alejarse –Tsuname salió temprano de palacio.
El hombre golpeo la mesa, las vasijas sobre ella cimbraron. Miró con un poco más de odio al hombre frente a ella.
-¿Qué hacia usted la noche del consumación?
-Ya le dije que estaba en el Pabellón de la Luna.
-¿Tiene algún testigo para afirmar su coartada?
-Eso…- Sakura pensó en un momento en Sasuke, de lo inconveniente que sería para él, para ella, averiguar que estuvieran juntos –Estaba sola- Le dijo encarando a quien estaba al frente. Él hombre le tomo por las ropas, hasta acercarla a su rostro. Intimidándola.
-Entonces, no hay prueba de tú inocencia
-Ahora, solo suélteme- dijo furiosa –Y hablemos.
-Tú niña malcriada- un manotazo fue dirigido a su rostro, pero antes de golpear se abrieron las puertas.
-¡Alto!- dijo el viejo al ingresar a la habitación oscura.
-Ministro Hyuga.
-Tengo algo que decirle- señalando a la joven –Así que por favor, dejen la habitación por un momento. Se sentó frente a ella -El delito por causar la enfermedad de Rey, es un crimen muy grave.
-Yo nunca he intentando causar algún mal a Su Majestad.
-Parece que no entiende. La enfermedad del Rey fue causada por una aura oscura- sonrió –Alguien tiene que pagar por ese pecado- le dijo mirando fijamente, Sakura se tenso en su asiento –¿Quién será esa persona? Cuando usted salga de este interrogatorio, hasta que usted confiese sus pecados, tendrá que soportar la dura tortura- miró en los ojos de aquella joven el miedo –Su sangre y piel se desprenderán, sus huesos probablemente serán aplastados. Inclusive, es probable que nos pida que la matemos. Sin embargo, dependiendo de tú respuesta, el resultado puede ser distinto y evitarías todo esto. Puedo ayudarte a salir de aquí con las dos piernas.
-¿Que tipo de respuesta quiere de mi?
-Parece que entiendes rápido. Deberás decir que mientras visitabas al Rey en su habitación por las noches, en secreto compartías momentos íntimos con él.
-¡Eso es mentira! ¿Cómo podría yo, con Su Majestad?
-Esa no es la respuesta correcta. El hecho de que usted reciba tantas atenciones de parte del Rey, el que no le permitiera visitarlo esa noche y además que usted no estuviera en su habitación ese día, no estaría haciendo brujería en contra de la Reina ¿No es todo correcto?
-Nunca lo haré, habla de acusaciones falsas.
-Esa tampoco es una respuesta correcta ¿Qué vas a hacer? Después de los terribles interrogatorios, vas a preferir ser castigada o admitir tú relación con él Rey. ¿Prefiere el castigo grande o el pequeño?
Ten-Ten esperaba en las afueras del Centro de Interrogatorios, sus zapatos estaban cubiertos de polvo. Inquieta se movía de un lado a otro, frente aquel edificio viejo y mugriento. Cuanto debería estar sufriendo su amiga allí adentro. Pellizco su antebrazo con la esperanza que fuera un sueño, desgraciadamente era realidad. Cuando pudo abrir los ojos después del dolor, su mirada se poso en la mujer mayor que se acercaba a lo lejos.
Los colores le subieron al rostro, deseo desaparecer a la rubia que tenía al frente. Si, porque era culpable del sufrimiento de Sakura, porque ella evitaba decir la verdad y la que era la Princesa Heredera era tratada como una simple traidora. Desleal era la mujer que tenía frente a ella. Sin embargo, era la única que podría ayudarle a su amiga y por ello evitaría cualquier conflicto con la mujer.
Discutieron sobre los motivos de que Sakura estuviera en aquel lugar. Tsuname le pedía a la castaña que se marchará, pero esta no quería. No sin antes ver el rostro de la joven sacerdotisa. Tsuname arrugó la frente enojada. Luego se sintió intimidada por alguna aura espesa. Un vistazo al fondo, miró a Hiashi Hyuga salir del edificio. Aquello solo podría traer malas noticias. La Suma Sacerdotisa tomo del brazo a Ten-ten, escondiendo a ambas, antes de ser encontradas.
-Ella me resulta familiar. Estoy seguro que la he visto en alguna parte.
Ese murmuro asustó a Tsuname, si el Hyuga sospechara que Sakura era la antigua Princesa Heredera, no le temblaría la mano para matar a su alumna. Lo miró alejarse, respiro tranquila. Pero poco le duraría el sentimiento.
La paja abrigaba el suelo húmedo del lugar. A pesar de su situación, le dio gracias a los cielos que hubiese barrotes y no paredes. Admitía que sentía mal, traicionada, asustada. Pero, por lo menos no tendría un ataque de histeria en ese momento. Claro, cuando enfrentara la tortura ya sería otra historia.
Los pasos tímidos de alguna persona llamaron su atención, era Tsuname. Como una pequeña que aún no sabe caminar, se arrastro por el suelo ayudada por sus rodillas. Acercó su rostro lo más que pudo a la mujer que le miraba de cuclillas al otro lado de los maderos.
-Maestra Tsuname.
-Tu cuerpo… ¿Está bien?- ella asintió y sonrió.
-Aún está bien.
La mujer hubiera llorado, si hubiese podido ¿Pero luego que le respondería a la joven? Acaso le diría que era por su situación o porque sabía que la estaba traicionando. Se sintió mal, por qué ella debía de pasar siempre por momentos tan difíciles, se preguntó.
-Más importante aún- le dijo angustiada -¿Cómo esta el Rey? Antes de irme, su salud estaba mejor. Pero, si le sucedió algo…
-¿Cómo puedes preocuparte por eso cuando tú vida esta en juego? ¿No sabes la gravedad de tú delito?
-Lo sé. También sé que no es importante si soy inocente o culpable. Pero soy conciente de que no voy a poder salir de aquí. Sólo…
-¿Sólo? ¿Qué quieres decir?
-Debido a mi, él Rey puede estar en una situación difícil- a Sakura se le humedecieron los ojos –Estoy segura que utilizarán mi estadía en el palacio como una razón para arruinar su posición y debilitar su autoridad. Tal vez, Maestra si les dice que fui parte de una conspiración o una espía de otro reino.
-¿Por qué estas diciendo estupideces? ¿Piensas decir mentiras?
-Se que no hay manera de probar mi inocencia ¿No debería por lo menos ayudar al Rey?
-¡Eso no tiene sentido, no te atrevas a decir más! Incluso si mientes y eres castigada ¿Crees que eso haría feliz al Rey?
-Eso es verdad- dijo en un hilillo de voz –Sería otra cicatriz en su corazón, pensará que no fue capaz de protegerme. Él se culpara a si mismo- dejo llevar su mano a su rostro secando las lágrimas –Entonces ¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo proteger al Rey y a mí?
Sintió que el mundo desaparecía, cayendo un foso oscuro. Podía percibir que le faltaba el aire, no aguantaría pasar por el mismo sufrimiento por segunda vez. Lo escuchó de Kakashi, la sacerdotisa había sido acusada de alta traición y estaba en la espera de sentencia de muerte. Naruto no sabía que hacer.
Sasuke había decidido marcharse a la frontera norte, visitaría a sus hombres en aquellas tierras. Era su excusa, porque en realidad huía de una mujer, de la que amaba. Sus pies pararon en seco al escuchar hablar a sus hombres del talismán humano, pero no se permitió caer en tentación, saldría de viaje y la olvidaría. Por lo menos lo trataría. La palabra crimen y cárcel, retumbaron en sus oídos. Tragó, de sus ojos se asomaron unas cuantas lágrimas –Eso no tiene… nada que ver conmigo- Se dijo para si.
Él día había amanecido hermoso. A lo lejos se escuchaba el cantar de los pajarillos, los árboles sin hojas ofrecían una suave sombra, el cielo era bañado de delgadas nubes blancas. Si, porque el clima de ese miércoles, era sumamente agradable. Quizás, hubiese sido perfecto para el resto de Konoha, si no fuera por la fogata y los maderos quebrándose por el calor o la silla negra e incomoda en medio del patio interior del Centro de Torturas.
Le arrastraron como si fuera un animal al matadero. Su cabello estaba desgreñado, sus ropas sucias. Miro sus manos que temblaban sin control, tenía los labios en carne viva pero no sentía el dolor. Pálida, mugrienta, asustada. Qué pensaría el Rey, si la mirara ahora mismo.
La dejaron caer en la silla, arqueo la espalda al sentir el puntazo en su columna. Arrugó su frente por el dolor. Miró la cuerda roja que le indicaba que el proceso se tortura estaría por iniciar, amarraron su cuerpo a los maderos, con tanta fuerza que apenas podía sentir la circulación en sus extremidades. Con el poco vigor que aún poseía, apretó con los dedos su falda, su piel blanca se había vuelto gris. Amarraron sus pies. Se sentía indefensa, pero peor aún, con miedo, no a la muerte, sino ante la idea de no poder verlo de nuevo.
Su borrosa vista le mostró al hombre que la había buscado, Yamato. Más al fondo con una sonrisa disimulada estaba Hiashi Hyuga. Miró a los hombres que llevaban un bate en mano, agacho la cabeza. Ya empezaría. Un fuerte sonido le hizo cerrar los ojos, esperando el dolor, pero no sintió nada, no escucho nada, solo calma.
-¡¿Qué están haciendo ahora?!- gritó, Sakura oculto su rostro con los cabellos sueltos al reconocer la voz –Sin ningún mandato. Esto solo se puede hacer con un mandato real.
-Calma Su Majestad- sentencio el Hyuga -Hay mucha gente mirando, vayamos a un lugar más privado.
Naruto miró al viejo y luego giro su cabeza a Sakura, ella evitó cualquier contacto visual. Sabiendo que había pasado toda la tarde y noche de ayer enclaustrada en la prisión. Busco algún signo de daño en la joven, lo que vio no le gusto. Sus pies desnudos mostraban cortes, manchados por su sangre. El temblor en su cuerpo daba entender que no comía desde hacia mucho tiempo. La habían herido no solo la dignidad, sino también el cuerpo y eso no lo permitiría.
Tres horas habían estado encerrados en aquella habitación de palacio, horas donde trato de salvar a la mujer que se hallaba herida y sola, por su culpa. Pero no lo había logrado, era incapaz de ayudarle. El viejo Hyuga había sido hábil, lo había amenazado con los ancianos eruditos. Maldijo el nombre de aquel viejo sin cesar una vez estuviera solo con Kakashi. Había decido ir a la prisión y sacarla con sus propias manos si fuese necesario, sabía que ella nunca mentiría. Preferiría morir por él.
-Su Majestad, antes de ser un hombre, usted es la nación… el amo.
La voz de Kakashi le volvió a la realidad, no era un muchacho que podría secuestrarla y huir juntos sin preocupaciones. Tenía responsabilidades, grandes responsabilidades. No podía dejar a su pueblo solo. Al salvar solo una cosa, debía perder mucho más. Tenía que deshacerse de algo, no podría tener a los dos. De cualquier manera, aunque la eligiera a ella no estarían juntos, porque sin duda moriría.
-¿No es ella alguien inteligente?- dijo Kakashi, viendo la preocupación de Naruto –Ella será capaz de salvarse. Crea en esa chica, confíe en que ella podrá cuidarse por si misma. Solo este camino salvará la vida de ella y salvará su nación.
Hundió los dedos contra el suelo, había perdido la cuenta. Quizás, más de diez. Ahora once, el madero estaba ensangrentado, al igual que sus ropas blancas. Caía sin cesar sobre sus piernas, con tal fuerza que el líquido rojo salpicaba su rostro. De milagro no habían quebrado sus huesos, pero quizás faltaría poco. Un grito más de dolor. Los hombres parecían disfrutar el sonido seco del madero al caer sobre sus extremidades. Primero él de la derecha, luego él de la izquierda. Sin parar, continuamente, su cuerpo parecía querer desfallecer.
Su espalda se arqueaba y dejaba caer su cabeza hacia atrás en un intento de mermar el dolor. El sudor de su frente entraba en sus ojos, provocando dolor por su salinidad. No lloraba, el dolor no se lo permitía. Treinta azotes, Hiashi levantaba la mano para que pararan. Se acercó a Sakura que se erguía en la banca apenas por las amarras.
-Te daré otra oportunidad para responder- la escucho quejándose, conteniendo las lágrimas. Lo admitía, era una mujer fuerte. Muchos de sus hombres ya hubiesen perdido la cordura, admitiendo culpas que no eran propias -¿Por qué razón echaste el hechizo a Su Majestad?- se sorprendió cuando los labios de la mujer se curvearon entre los espasmos de aquel cuerpo ensangrentado, había reído con un bufido de sarcasmo.
-No importa cuantas veces lo pregunte mi respuesta será la misma- las pocas fuerzas que le quedaban la utilizo para mirar aquel despreciable hombre a los ojos -Yo… definitivamente jamás… usé brujería.
Se acercó a la mujer que juraba haber visto con anterioridad, no recordando donde. Miro los profundos ojos verdes, que le observaban con miedo, pero también tenían un brillo retador. Le susurro en el oído y supo que aquella decisión marcaría su destino. La muerte.
-Hasta que salga la confesión de sus labios- gritó señalando a la joven -¡Sigan torturándola!- inmediatamente el golpe de la carne siendo magullada y el grito agudo de ella.
-Por favor sálvela Reina Madre. Es imposible para ella maldecir a Su Majestad. Esa niña no tiene ese tipo de habilidades.
Había rogado Tsuname con los ojos enrojecidos. Dejando el peso de su cuerpo sobre sus rodillas, suplicó por la vida de la joven que era más que una sacerdotisa. Pero la Reina Madre era terca y su corazón frío. Sabía que la anciana se sentía traicionada, ganarse su odio era el peor castigo en todo el reino.
Su tórax se ensanchó ante la revelación que estaba a punto de salir de sus labios. Miró a los ojos de la mujer llenos de arrugas, su pelo canoso por el tiempo. Como una culebra siseante, revelo el conocer los odios y miedos de la Reina Madre. Admitía que tenía cierto desasosiego al confirmar frente a la anciana que conocía la verdad. También sabía, que pondría su vida en peligro, pero definitivamente debía de salvar a su alumna y si era necesaria su vida, gustosa lo haría.
La Reina Madre se sorprendió. Tsuname había conseguido un arma en su contra. No pudo evitar ver con alegría, los ojos inmensamente abiertos de la anciana, las lágrimas de sorpresa y desconcierto en su rostro. Lo había hecho, reconoció el saber la verdad de hace ocho años atrás, de las atrocidades dadas a la pobre Princesa Heredera. La amenazó, sin tapujos. Con el poder y el peligro que confería aquella declaración de guerra.
-Después de revelar todo lo que se. No me importaría morir.
-¡Tú, bastarda!
-Sin embargo, el desenlace para usted puede ser diferente. Si, porque si el Rey descubre lo que usted hizo…
-Su Alteza, El Rey ha llegado.
Naruto entró, sin esperar siquiera permiso de la mayor. Notó como la mujer de cabellos rubios se movía aún costado dejando el espacio libre frente a la anciana. Había explicado quien era y el porque de su ausencia por tanto tiempo. Al rubio parecía no importarle.
-Me retiro. Espero Reina Madre, me perdone.
Extrañada porque su nieto casi nunca le visitaba, se sorprendió por el favor que le pedía. Se inclinó sobre si mismo, cosa que un Rey jamás haría. Porque aunque fuese su abuela, era su súbdita, todos se inclinaban hacia él y no al revés. Estaría desesperado.
-Abuela, se lo ruego. Por favor, detenga la tortura. Solo usted le puede ayudar- lo había pensado por largo rato, por si mismo sería imposible rescatar a la joven. Pero su abuela, tenía influencias, las que ganó con el poder que le confería su posición, la que disfrutaba desde hacia mucho tiempo. Si quisiera podría dejarle libre, lo que pasara después de ahí no importaba. Siempre y cuando ella estuviera viva.
-¿Por qué me pides eso? Acaso ¿Estas asustado que esa chica pueda salir lastimada? No me digas que realmente te importa una simple sacerdotisa.
-Soy un hombre- confirmó –A pesar de que estuve momentáneamente enamorado, ya quedo en el pasado. Como puede el líder de una nación, pensar que esta enamorado de una simple muchacha. Tengo al menos, ese poco de sentido común- había mentido y se sentía miserable, pero desde donde le miraba era la única manera.
-Esto es imperdonable Naruto.
-Solo quiero que el problema no sea más grande. Es normal para un hombre el gustarle momentáneamente la fragancia de las flores. Pero si esta situación se sale de las manos. Ya que es una sacerdotisa. Como monarca de esta nación ¿Qué orgullo me quedaría?- habló sin verle, no por respeto, quizás por el temor de ver en sus palabras la falsedad –Se lo ruego, abuela. Concédame este favor, solo esta única vez.
-Pero, para que el corazón del Rey titubeara ¿Qué poder tiene ella?- sintió el filo en las palabras de su abuela, disimulo regalando una sonrisa a la vieja.
-Como puede decir tales disparates. La única persona que puede controlar a los oficiales reales. Es usted Reina Madre.
Naruto apretó los ojos, rogando por su favor -Si debo deshacerme de algo- se dijo para si mismo, pensando en lo que le había explicado Kakashi -Preferiría rendirme y salvar esa única cosa.
La tortura había comenzado apenas salió el sol. Ahora estaba entrada la tarde. Hiashi se acercó a la joven, que apenas podía mantener los ojos abiertos. La tomo por la barbilla, alzando el rostro que antes estuviera recostado en el hombro.
-Eres más terca de lo que pensé que serías- admitió –Te voy a preguntar por última vez. En ese momento ¿Dónde estuvo y con quién?
-Yo estaba sola, en el Pabellón de la Luna- susurro.
-¡Golpéenla!
Una vez más cerró los ojos, como si ello fuera capaz de aliviar el dolor. Pero de nuevo, la puertas tras de su espalda se abrieron. Por un momento pensó en Naruto. Pero el hombre que se asomaba, poseía las ropas oficiales de Magistrado y miraba a Hiashi con resentimiento.
-Yo probare la inocencia de esta niña.
-Magistrado Uchiha- dijo Hiashi, mientras el joven se acercaba.
-Durante todo el tiempo del crimen- dijo mirando las ropas blancas teñidas de rojo –Esta muchacha estuvo conmigo en el Pabellón de la Luna.
-¿Cómo es posible que alguien en su cargo? ¿Está siendo conciente de lo que esta diciendo?- todos le miraron sorprendido, un hombre en su posición no buscaba el consuelo de una mujer de tan bajo nivel –Para un hombre involucrado en la política estar con una sacerdotisa, es algo demasiado sospechoso.
-Hiashi Hyuga, los años le han regalado una grandiosa imaginación. Un hombre y una mujer encontrándose bajo la luz de la luna para conspirar rebelión ¿No cree que es poco romántico, para un par de jóvenes?
-Entonces ¿Por qué estaba en el Pabellón de la Luna?
-¿No es obvio?
-¡Le pedí que viniera!- dijo Sakura con dificultad, Sasuke le miró sorprendido –Esta persona… me ha ayudado en el pasado, es mi salvador- tragó la poca saliva que tenía en la boca y se dio cuenta que era sangre –Debido a que la vida como sacerdotisa es dura, quería huir, pero no tenía forma de hacerlo. Entonces, esa noche había venido al Pabellón y le pregunte si huiría conmigo- había mentido –Él no sabía que le pediría, de haberlo sabido jamás se hubiera encontrado conmigo. Así que el Magistrado, es inocente.
-Así que ¿Esto no demuestra su inocencia?- gritó Sasuke -¡Libérenla inmediatamente!
-¿Por qué detuvo la tortura?- dijo Hiashi.
-De acuerdo con la Sacerdotisa Tsuname, esa muchacha no posee las habilidades necesarias para tal maldición. Además, ya que el Magistrado Uchiha ha demostrado su inocencia ¿Por qué no liberar a la joven?- le había explicado la Reina Madre, pero en realidad había tomado esa decisión por temor a la hechicera.
-Incluso si la perdonamos ¿Qué hacemos con el hecho de haber seducido a un miembro de la Corte Real?- refiriéndose a Sasuke –
-Sólo hay que desterrarla de la ciudad. De todos modos, sólo la necesito alejada de Naruto. Piénsalo bien Hiashi, hemos ganado una carta de triunfo. El romance entre el Magistrado Uchiha y la sacerdotisa ¿No te parece una buena forma para deshacernos de Sasuke? Aquel hombre que amenaza con la posición real de Su Majestad.
Sakura había sido abandonada de nuevo en la habitación húmeda. Su cuerpo temblaba, por la perdida de sangre, el dolor, el frío y el hambre. Miró a Sasuke borrosamente, parpadeo para poder enfocar. Quizás sería una ilusión.
-¿Por qué vino aquí?- reclamó sin darse cuenta.
-He venido para decirle una forma de salvarte- sabía que su control fungía entre los soldados de las fronteras y unos cuantos hombres de la ciudad. Los que estaban en palacio, no necesariamente seguían sus órdenes. Su poder no llegaba hasta ellos –Diles que fui yo quien te sedujo y no al revés. Aunque no escaparas del castigo, la pena será mucho más ligera- suspiró –Después de eso, yo me encargare de los demás.
-No voy a hacer eso.
-¿Por qué? Durante el interrogatorio mintió.
-Voy a encontrar el camino para salvar mi propia vida. Así que aléjate de mí.
-No, no puedo hacer eso. No puedo estar en deuda con una sacerdotisa- si ese hubiese sido el motivo sería más fácil escapar y hacer como si nunca la hubiera conocido, pero no podía alejarse de ella. Porque la amaba, demasiado –Puesto que usted mintió por mí…
-¿Cree que mentí por usted?- eso sorprendió a Sasuke.
-¿No lo hizo?
-Solo lo utilice para salvar mi propia vida- se sintió mal, había mentido ya dos veces ese día. Pero sabía lo que se sentía amar, mirando a esa persona desde la lejanía, sin el derecho ni siquiera en pensar en él. Debía olvidarla, más que amarla, odiarla. Sonrió –Si piensa que lo hice por usted, ha malinterpretado.
-No se preocupe- dijo sonriendo, con el corazón destrozado –No estoy haciendo esto por usted. No podía salir de viaje sabiendo que una conocida estaba en peligro. Por eso, espero que pueda mantenerse con vida. Aún así, mi propuesta sigue en pie.
No espero a que Sakura contestara, él se fue. Porque sabía que si se quedaba un poco más, la fuerza de voluntad lo abandonaría y lloraría frente a ella. Sakura se quedó mirando el espacio vacío que él había dejado, percatándose que le dolía aún más el alma, que su magullado cuerpo.
-Siento haberle dado tanto dolor. Pero si no ponía fin a esto por mi misma. El Rey, usted también estarían en peligro. Como alguien que no tenía otra opción, por favor, no me perdone.
-¿Así que Sasuke Uchiha se presentó para salvar a la muchacha?- dijo Naruto -Entonces, debió haberla conocido hace bastante tiempo- miró a Shikamaru -¿Tú ya lo sabías?- El pelinegro no respondió, oculto su mirada.
-Su Majestad, él Magistrado Uchiha ha llegado.
Las puertas se abrieron. Ambos se miraron desafiantes, no era una reunión de amigos. Más parecía que deseaban declararse la guerra.
-¿Has… estado bien?
-¿Por qué has venido aquí?
-Hoy he estado bastante ocupado visitando la sala de interrogatorios.
-Lo he escuchado, también de que has intentado ayudar a la sacerdotisa. Toda esta situación, resulta muy contrario a lo que sueles hacer- Sasuke se decepcionó.
-Parece que no me conoces bien. Yo, soy diferente a ti. Estoy dispuesto a abandonar todo por algo preciado. Vivo pensando en eso.
-Entonces- Naruto sonrió –Debido a mi egoísmo por tener todo, soy incapaz de comprender la importancia de ese “algo preciado”.
-Como líder de Konoha, es evidente que tendría que pensar de esa manera. Por ello, este súbdito ha venido a solicitar algo que es insignificante para Su Majestad- agachó su cabeza reverenciando –Por favor, permítalo- Naruto lo miró asombrado, y preocupado.
-No lo permitiré- respondió, ante la solicitud. Ambos sabían de qué hablaban, lo demostraban sus miradas.
-¿Por qué?
-Su reputación, es importante para la imagen de la Corte Real.
-Solo tengo el título de Magistrado, lo demás es superficial. Podría abandonarlos en cualquier momento, a cambio de ella.
-¿No lo entiendes? ¡No lo permitiré!- gritó Naruto con los ojos cerrados –Me habías dicho hace ocho años atrás, que la hubieras protegido. Incluso si tenías que renunciar a todo, incluso con la vida. Habrías sido capaz de protegerla. Dime Sasuke, crees que esta vez al mantenerla cerca de ti a esa muchacha, la podrás proteger ¿Cómo esperas mantenerla a salvo?- Sasuke entrecerró los ojos –Piénsalo ¿Qué harías para realmente cuidarla?
Había dejado el Pabellón del Rey, sin poder contestar aquella pregunta. Odiaba cuando cuestionaba su razonamiento, pero era aún peor cuando sentía que Naruto tenía razón. Las cosas que había hecho antes y las cosas que espera hacer, nunca podían suceder fácilmente y eso le frustraba. Siempre eran desechadas por él. Pero advirtió, que esta vez lucharía por la única cosa realmente deseaba. Sasuke lucharía por ella.
-Crees que fui realmente severo con Sasuke?- le preguntó a Shikamaru -¿Crees que he causado una herida que no podrá sanarse?
-Pero ¿No fue usted quien recibió la herida?
-Shikamaru. Ya no quiero perder a más personas valiosas. La vida de Sasuke podría estar en peligro. Así como los oficiales reales querían usar a la muchacha para manipularme, van a usar el amor de Sasuke por esa sacerdotisa, para usarlo en contra de él- Cerro los puños con fuerza hasta que sus dedos se volvieron más blancos -No es triste que la persona que recibirá la mayoría de heridas será… la sacerdotisa. Será esa niña.
Antes de que la culpabilidad me carcoma, aunque en algún post anterior ya lo había explicado. Esta historia es basada en un k-drama que mire hace un año más o menos, llamado The Moon that Embraces the Sun.
Admito que a veces me rompo la cabeza pensando en como escribir y expresar lo que deseo transmitirles, pero la trama no nació de mi imaginación, aunque he cambiado pequeños detalles. Ya quisiera. Pero siento que les engaño, si no confieso el detalle.
Uff, me siento mejor. Espero que disfruten mucho del episodio.
NaruSaku-12: Tranquilidad, las cosas más complicadas a veces se resuelven de la forma más simple. No te sentirás decepcionada. Eso creo.
eliannar: Se me ocurrió ponerlo en spoiler cuando vi que era demasiadooo largo el capítulo. Me parecía feo y desordenado. El dorama que comentas no lo he visto, aunque si he escuchado de el. Tengo un par de dramas que estoy viendo ahora mismo, cuando los termine buscare ese ¿Me lo recomiendas?. En cuanto, al capítulo creo que hay cierto resentimiento por el Uchiha, yo le tengo lastima.
Eva2.0: Hinata suele ser odiada, me gusto ponerla en esa posición. Sabes, Sasuke tiene algo a su favor y lo tiene muy claro sabe lo que quiere y lucha por él. El pelinegro se volverá algo conflictivo, pronto. Pero no se volverá el malo más malo de la historia.
alice272: Bienvenida de vuelta. Creo que Sasuke esta reuniendo fans, mientras no me pidan que termine con Sakura, jajaja. Gracias por creer que escribo bonito, pero solo lo adapte. El próximo fic, será 100% hecho por mi.
narusaku_4ever: Guau, que lindo es tener un fan. Gracias. Respiraras más tranquilo en esta continuación, vamos a quién engaño, jajajaja.
cerezo en el viento: Perdón por los traumas, no todo pinta color de rosa. Las cosas no le serán tan fáciles.
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CAPÍTULO XXIII
Aroma a flores
Aroma a flores
He decidido apostar por el amor.
El odio es una carga demasiado pesada.
Martin Luther King, Jr.
El odio es una carga demasiado pesada.
Martin Luther King, Jr.
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-Bien. Si la Reina no puede tener mi corazón, le dejaré ser madre del próximo Rey.
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Jiraiya miró desde la ventana de su habitación el Palacio. Majestuosas, se imponían las murallas infranqueables, nunca vencidas. Supuso que aquella noche habría muchos corazones ansiosos, algún otro triste. Pero al viejo, solo le preocupaban dos. Él joven Rey que anhelaba su primer amor, el de la pequeña dama que se había enamorado en dos ocasiones del mismo hombre, sin saberlo.
El sonido del cantar de un gallo en la noche, le anunció que la hora de la consumación había llegado. Dejo caer sobre sus hombros el chaleco verde que le llegaba hasta el final de los muslos. Se dirigió a la esquina de su habitación iluminaba con pequeñas candelas, las sopló hasta dejar un único fuego copioso que serpenteaba en una vasija negra. Junto sus manos, acercándolas al rostro. Varias imposiciones y signos, sus dedos se movieron extasiados por el ritual oscuro que estaría por realizar.
Su cuerpo tembló, dando a entender que el hechizo llegaba a su clímax. Un aura blanca salió de la punta de sus dedos hasta inundar el fuego que se cernía frente a él. Con agilidad escribió sobre el papel blanco que emergió mágicamente. Las letras rojas quemadas daban por finalizado el rito. Las llamas se apagaron, el humo negro huyo de la casa para dirigirse a Kitsune.
Tsuname lo percibió desde el Salón de la Luna, el poderoso hechizo que luchaba contra el suyo. El que apretaba su garganta y no le permitía respirar.
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Naruto no entendía como aquella mujer hermosa en sus brazos, no provocaba ninguna reacción en su cuerpo o en su corazón. Quizás, el destino de un amor perdido le había robado la necesidad de amar. Pero entonces, qué sentía por la sacerdotisa.
Se concentró en los blancos orbes, buscando una chispa de calidez. La que no encontró, si debía hacer suya a esa mujer, debería dejar primero de pensar en la pelirosa. Sintió un puntazo en el pecho, que atribuyo a su cuerpo reaccionando ante el que tenía cerca de él, pero aquel dolor había sido otra cosa. Infundada era la culpabilidad de sentía.
Escapó del rostro ¿Qué pasaba si le hechizaba? Miró hasta el final de la habitación, esta pareció ennegrecerse. El dolor que nació de su pecho se intensificó, hasta bajarle por sus brazos. La mano que tenía en el rostro de Hinata, cayó áspera e inerte contra el hombro de la joven. Parpadeo un par de veces, eso le hizo recuperar un poco las fuerzas que parecían querer abandonarlo. No lo permitiría. Los dedos la apretaron.
Olvidando, la presión en su cuerpo y el hormigueo en cada extremidad. Levanto la ligera colectividad, abalanzándola contra las colchas. Ella se quejo, le pareció tan frágil. Por un momento sintió pena por ella. Sin embargo, no pudo evitar mirarle con molestia, ella con tristeza.
-Eres demasiado cruel- susurró, mientras buscaba la mirada de él. No pudo evitar llorar, Naruto pareció no entenderle -¿No puede tratarme como una mujer que anhela a su esposo?
Su Majestad vio los labios de ella moverse por un rato más, los ojos humedecidos. Pero el pitido en sus oídos no le dejaban escucharle. Estaba más preocupado en luchar contra el ardor que se alojaba cerca del corazón. Oprimiéndole el pecho con fuerza, incapaz de respirar con normalidad. Las manos cayeron a sus ropas que aprisiono con fuerza, como si el acto pudiera liberarse de aquel dolor agudo. Le fue imposible, suprimirlo. El cuerpo fue perdiendo fuerza, hasta caer con suavidad sobre el de Hinata.
-¿Por qué esta haciendo esto de nuevo?- dijo la Reina en el oído de Naruto. Nuevamente intentaba escapar de sus obligaciones como esposo. Inspiro profundamente, esperando de él una respuesta. Pero solo escuchaba pequeños quejidos, hasta que estos cesaron. Con la mano derecha, la única libre de la prisión corporal en la que estaba, toco el hombro izquierdo del hombre -¿Su Majestad? ¡Su Majestad!- le llamó varias veces. Levanto el rostro para mirarle, se encontró con la piel pálida, ojos cerrados. Con una fuerza que desconocía, lo levanto hasta recostarlo en su regazo. Con el miedo de perder a quién tanto amaba. Le miro sudando y con la respiración forzada -¡Ayuda!
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-Gracias- le dijo con las mejillas sonrientes.
-¿Por qué?
-A pesar de que soy una sacerdotisa, me trata como un ser humano y me trata como una mujer- Sakura agachó un poco su mirada, el hombre frente a ella logró aliviar un poco el dolor de su alma, las lágrimas ya no caían –Le agradezco por haberme ofrecido su preciado corazón- le volvió a ver –Por todas la palabras de aliento, por sus sentimientos me siento muy agradecida- Sasuke ignoró la mirada de compasión que vio reflejada en ese pequeño rostro.
-No abrí mi boca y dije esas palabras difíciles para escucharte decir esto.
-Lo siento, pero no podría mentirle y decirle que tengo sentimientos por usted.
-Por casualidad- le dijo esta vez mirándola a los ojos, con el temor de la respuesta que podría darle -¿Hay alguien en tú corazón?- Sakura sonrío.
-Una sacerdotisa, no puede amar a nadie.
-¿Por qué mientes? Dices que no albergas a nadie en tú corazón. Pero…
Ten-ten les interrumpió, interponiéndose entre ambos. Había corrido con tal rapidez, que no notó el hombre frente a su amiga. Buscó las manos de Sakura, las que aprisiono con fuerza. En un signo claro de apoyo, se miraron. La pelirosa arrugo su rostro preocupado. Se soltó del agarre de la pelicastaña, una vez le contara que Naruto había colapsado y que necesitaban de su presencia en al Pabellón del Rey.
Sakura se llenó de agonía, de un deseo incontrolable de buscarle, protegerle. Ignorando al hombre que tenía cerca, alzó a correr junto con su amiga, dejando a Sasuke solo entre la penumbra de la noche. Él lo entendió, esa no era una mujer que no podía albergar a nadie en su corazón. Más bien, había sido descubierta poseyendo sentimientos por alguien, alguien más ¿Por qué debía ser él quien lo descubriera?
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Sakura se cambió rápidamente las ropas, hasta encontrarse a si misma frente al Pabellón del Rey. Unas cuantas zancadas después, abrió las puertas de la habitación real de par en par. Sin tomar en cuenta al preocupado doctor que tomaba el pulso de Naruto o la enfermera que limpiaba el sudor de su frente. No logró ver a Kakashi que maldecía a un costado del cuarto, ni de los otros tres hombres que observaban preocupados a Su Majestad. Ignoró, al noble que confería a ella la culpabilidad de la salud del Rey.
Sus ojos verdes, solo miraban a Naruto. Su frente arrugada por el dolor, las gotas de sudor que caían por sus mejillas hasta caer en la almohada. Se hinco a su lado, sin importarle rozar con el hombro del médico. No importaba, porque en aquella habitación solo estaba él. Lo miro con la boca entreabierta, con dificultad al respirar. Sus lágrimas de inmediato bajaron de sus ojos, mojando sus largas pestañas.
Sakura se acercó un poco más, deseando tocarle. Pero ya había sido conciente de la gente que le miraba con extrañes. El doctor soltó la muñeca de Naruto, mirando al resto sorprendido. Sonrió. Era un milagro, su pulso se había normalizado. El rubio relajo el rostro, la respiración viajo con más calma, el cuerpo tenso se aflojó. El médico tomo la temperatura. Asintió, sin duda aquella joven hacia maravillas.
Cuido de él, el resto de la noche, mientras todos se iban a dormir. Debía velar sus sueños. Miró varias veces por la ventana, conciente de que pronto amanecería y debería irse. Lo intento en diversas ocasiones, pero siempre su voluntad cedía ante el deseo de protegerle. Un último vistazo, le indico que sería peligroso salir de aquel lugar, ya de día. Sus piernas se movieron, dispuestas a marcharse. Pero la calidez, la detuvo. Miró a su muñeca aprisionada por los dedos de Naruto, luego busco sus ojos hasta sumergirse en los azules que se asomaban lentamente bajo sus pestañas.
-¿Estuvo preocupada?- le dijo con la voz cansada y carrasposa. Ella sonrió y asintió, tratando de impedir que salieran de sus ojos las lágrimas.
-Estaba muy preocupada- indicó con la voz apenas audible. Resquebrajada por el dolor en su garganta.
-¿Qué te hizo preocuparte tanto?- preguntó con una media sonrisa, susurrando.
-Todo- dio un suspiro, dejando escapar todo el dolor acumulado –Todo hizo que me preocupe.
-¿Estabas preocupada de que yo…- cerro sus ojos, para luego abrirlos -...pondría una mujer diferente en mi corazón?
-Cómo podría esta sirvienta…- cayó ante el temor de que descubrieran sus sentimientos.
-Hasta que salga el sol totalmente ¿Puedes permanecer a mi lado?- ella asintió –Si estás a mi lado protegiéndome, creo que puedo dormir en paz.
-Si es su deseo, entonces haré lo que me pida- Naruto la miró a lo profundo de los ojos, esos que brillaban más de lo normal por el agua en ellos. Sonrío cálidamente, hasta que sus parpados cayeron pesados por el sueño. Aún si soltar la mano de la joven. Descansó.
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Se podía escuchar los murmullos de la gente de la corte. De la fatídica noche anterior, la incapacidad de Su Majestad para producir un heredero. Otros, murmuraban de la supuesta presencia oscura que rondo a Kitsune, se habían sentido espíritus perturbados alrededor del Rey y la Reina. Algo penetró en el palacio, volviendo el ambiente inestable. Y Su Majestad, quién estaba saludable se desmayó. Quizás, alguna persona intentaba de perjudicar al Rey.
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Hinata miró tímidamente a la Reina Madre y un poco más a su suegra. Sus manos cruzadas sobre su falda, sus ojos llorosos. La vieja negó con la cabeza, haciendo un sonido con los dientes y la lengua.
-Debió haberte sorprendido mucho. Te vez realmente mal.
-Yo- dijo la joven sin mirar a la más vieja –No tengo derecho de estar aquí con ustedes.
-¡Tonterías!- dijo Kushina exaltada -¿Cómo puede ser esto tú culpa?
-No suegra, tengo la culpa. Si lo hubiese dicho antes- ambas le miraron extrañadas.
-¿Qué quieres decir?- Hinata alzó la mirada.
-La verdad es… Yo no quería decir nada para no preocuparlas. Pero, el día antes de la consumación tuve un sueño.
-¿Un sueño?- dijo confundida la mujer de cabellos rojos.
-Una joven vestida de blanco me dijo “A partir de ahora, la única que protegerá al Rey debo ser yo, por eso nunca serás capaz de producir un heredero al trono”- Hinata mordió sus labios, como si estuviera a punto de llorar. A diferencia de las mujeres frente a ella, sabía de la relación entre Naruto y la sacerdotisa. Manipularía la situación para su propia conveniencia. Evitó sonreír bajo la cara de sorpresa de las mujeres, que se miraban boquiabiertas la una a la otra. Tan fácil engañarlas, con una patraña tan simple.
-¿Cómo es posible?
-Creo que él talismán ha usado su poder para hipnotizar al Rey- al fin una lágrima rodó por su mejilla –Peor aún, ella esta recibiendo el afecto que me ha sido negado a mí en incontables veces.
-No debes preocuparte- dijo Kushina –El Rey ni siquiera sabe de su existencia.
-Lamento tener que decir esto pero… Naruto ya esta conciente del hecho que ella lo visita cada noche.
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Sakura se despertó ese martes cerca del medio día. Dejó las cobijas aún lado, el bullicio de las sacerdotisas fuera del Pabellón le había despertado. Se sentó recostando su espalda en la pared, frente a ella la puerta. Sonrío con la imagen de Naruto en sus recuerdos. Le escucho decir su nombre, pero se sintió asustada cuando le llamo por segunda vez con voz más juvenil, pero inconfundiblemente la suya. Sin saber de quien eran aquellas voces que retumbaban en su cabeza, escuchó a su madre llamándola, su padre, Sai. Un golpe en la puerta le sobresaltó al punto de asustarse.
-Sacerdotisa ¡Salga, es una orden!- quien gritó azotó la puerta abriéndola, hasta golpear con fuerza la pared. Sakura se asustó, el hombre frente a ella llevaba una lanza en su mano, pudo divisar otros seis atrás -¿Es usted la que hacen llamar talismán?
-Es correcto. Pero ¿Quién es usted?
-Yo soy el Inspector Ya… ma…to- dijo lentamente -¡Arréstenla!- gritó, los hombres le tomaron.
-¿Por qué está haciendo esto? ¿Cuál es la razón?- intento hablar un poco más, pero dos de los individuos le apretaron tan fuertemente, que tuvo que quejarse de dolor. Un tercero le paso una cuerda hasta aprisionar los brazos contra el torso.
Las preguntas de Sakura, el forcejeó de los hombres. Las lanzas y los uniformes, llamaron la atención del resto de las sacerdotisas.
-¿Qué están haciendo?- dijo Ten-ten –Ella es una persona inocente, nunca haría nada malo.
-¡Cállese!- grito uno de los hombres –La sacerdotisa ha sido acusada por alta traición.
-Eso es imposible. Ella jamás haría algo así.
-Es algo que decidirá las leyes.
Dejaron a Ten-Ten gritando, amenazando con la espada que tenía colgando de la cintura. Tomaron a Sakura con un poco más de fuerza, sacudiendo su cuerpo y sacándola de Kitsune.
-Señorita Shizune- dijo mirando a la mujer mayor –Voy a seguirlos, así que por favor avísele a la Sacerdotisa Tsuname.
-¿Qué debería de hacer?- se dijo a si misma, mirando a Ten-ten correr y alejarse –Tsuname salió temprano de palacio.
El hombre golpeo la mesa, las vasijas sobre ella cimbraron. Miró con un poco más de odio al hombre frente a ella.
-¿Qué hacia usted la noche del consumación?
-Ya le dije que estaba en el Pabellón de la Luna.
-¿Tiene algún testigo para afirmar su coartada?
-Eso…- Sakura pensó en un momento en Sasuke, de lo inconveniente que sería para él, para ella, averiguar que estuvieran juntos –Estaba sola- Le dijo encarando a quien estaba al frente. Él hombre le tomo por las ropas, hasta acercarla a su rostro. Intimidándola.
-Entonces, no hay prueba de tú inocencia
-Ahora, solo suélteme- dijo furiosa –Y hablemos.
-Tú niña malcriada- un manotazo fue dirigido a su rostro, pero antes de golpear se abrieron las puertas.
-¡Alto!- dijo el viejo al ingresar a la habitación oscura.
-Ministro Hyuga.
-Tengo algo que decirle- señalando a la joven –Así que por favor, dejen la habitación por un momento. Se sentó frente a ella -El delito por causar la enfermedad de Rey, es un crimen muy grave.
-Yo nunca he intentando causar algún mal a Su Majestad.
-Parece que no entiende. La enfermedad del Rey fue causada por una aura oscura- sonrió –Alguien tiene que pagar por ese pecado- le dijo mirando fijamente, Sakura se tenso en su asiento –¿Quién será esa persona? Cuando usted salga de este interrogatorio, hasta que usted confiese sus pecados, tendrá que soportar la dura tortura- miró en los ojos de aquella joven el miedo –Su sangre y piel se desprenderán, sus huesos probablemente serán aplastados. Inclusive, es probable que nos pida que la matemos. Sin embargo, dependiendo de tú respuesta, el resultado puede ser distinto y evitarías todo esto. Puedo ayudarte a salir de aquí con las dos piernas.
-¿Que tipo de respuesta quiere de mi?
-Parece que entiendes rápido. Deberás decir que mientras visitabas al Rey en su habitación por las noches, en secreto compartías momentos íntimos con él.
-¡Eso es mentira! ¿Cómo podría yo, con Su Majestad?
-Esa no es la respuesta correcta. El hecho de que usted reciba tantas atenciones de parte del Rey, el que no le permitiera visitarlo esa noche y además que usted no estuviera en su habitación ese día, no estaría haciendo brujería en contra de la Reina ¿No es todo correcto?
-Nunca lo haré, habla de acusaciones falsas.
-Esa tampoco es una respuesta correcta ¿Qué vas a hacer? Después de los terribles interrogatorios, vas a preferir ser castigada o admitir tú relación con él Rey. ¿Prefiere el castigo grande o el pequeño?
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Ten-Ten esperaba en las afueras del Centro de Interrogatorios, sus zapatos estaban cubiertos de polvo. Inquieta se movía de un lado a otro, frente aquel edificio viejo y mugriento. Cuanto debería estar sufriendo su amiga allí adentro. Pellizco su antebrazo con la esperanza que fuera un sueño, desgraciadamente era realidad. Cuando pudo abrir los ojos después del dolor, su mirada se poso en la mujer mayor que se acercaba a lo lejos.
Los colores le subieron al rostro, deseo desaparecer a la rubia que tenía al frente. Si, porque era culpable del sufrimiento de Sakura, porque ella evitaba decir la verdad y la que era la Princesa Heredera era tratada como una simple traidora. Desleal era la mujer que tenía frente a ella. Sin embargo, era la única que podría ayudarle a su amiga y por ello evitaría cualquier conflicto con la mujer.
Discutieron sobre los motivos de que Sakura estuviera en aquel lugar. Tsuname le pedía a la castaña que se marchará, pero esta no quería. No sin antes ver el rostro de la joven sacerdotisa. Tsuname arrugó la frente enojada. Luego se sintió intimidada por alguna aura espesa. Un vistazo al fondo, miró a Hiashi Hyuga salir del edificio. Aquello solo podría traer malas noticias. La Suma Sacerdotisa tomo del brazo a Ten-ten, escondiendo a ambas, antes de ser encontradas.
-Ella me resulta familiar. Estoy seguro que la he visto en alguna parte.
Ese murmuro asustó a Tsuname, si el Hyuga sospechara que Sakura era la antigua Princesa Heredera, no le temblaría la mano para matar a su alumna. Lo miró alejarse, respiro tranquila. Pero poco le duraría el sentimiento.
La paja abrigaba el suelo húmedo del lugar. A pesar de su situación, le dio gracias a los cielos que hubiese barrotes y no paredes. Admitía que sentía mal, traicionada, asustada. Pero, por lo menos no tendría un ataque de histeria en ese momento. Claro, cuando enfrentara la tortura ya sería otra historia.
Los pasos tímidos de alguna persona llamaron su atención, era Tsuname. Como una pequeña que aún no sabe caminar, se arrastro por el suelo ayudada por sus rodillas. Acercó su rostro lo más que pudo a la mujer que le miraba de cuclillas al otro lado de los maderos.
-Maestra Tsuname.
-Tu cuerpo… ¿Está bien?- ella asintió y sonrió.
-Aún está bien.
La mujer hubiera llorado, si hubiese podido ¿Pero luego que le respondería a la joven? Acaso le diría que era por su situación o porque sabía que la estaba traicionando. Se sintió mal, por qué ella debía de pasar siempre por momentos tan difíciles, se preguntó.
-Más importante aún- le dijo angustiada -¿Cómo esta el Rey? Antes de irme, su salud estaba mejor. Pero, si le sucedió algo…
-¿Cómo puedes preocuparte por eso cuando tú vida esta en juego? ¿No sabes la gravedad de tú delito?
-Lo sé. También sé que no es importante si soy inocente o culpable. Pero soy conciente de que no voy a poder salir de aquí. Sólo…
-¿Sólo? ¿Qué quieres decir?
-Debido a mi, él Rey puede estar en una situación difícil- a Sakura se le humedecieron los ojos –Estoy segura que utilizarán mi estadía en el palacio como una razón para arruinar su posición y debilitar su autoridad. Tal vez, Maestra si les dice que fui parte de una conspiración o una espía de otro reino.
-¿Por qué estas diciendo estupideces? ¿Piensas decir mentiras?
-Se que no hay manera de probar mi inocencia ¿No debería por lo menos ayudar al Rey?
-¡Eso no tiene sentido, no te atrevas a decir más! Incluso si mientes y eres castigada ¿Crees que eso haría feliz al Rey?
-Eso es verdad- dijo en un hilillo de voz –Sería otra cicatriz en su corazón, pensará que no fue capaz de protegerme. Él se culpara a si mismo- dejo llevar su mano a su rostro secando las lágrimas –Entonces ¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo proteger al Rey y a mí?
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Sintió que el mundo desaparecía, cayendo un foso oscuro. Podía percibir que le faltaba el aire, no aguantaría pasar por el mismo sufrimiento por segunda vez. Lo escuchó de Kakashi, la sacerdotisa había sido acusada de alta traición y estaba en la espera de sentencia de muerte. Naruto no sabía que hacer.
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Sasuke había decidido marcharse a la frontera norte, visitaría a sus hombres en aquellas tierras. Era su excusa, porque en realidad huía de una mujer, de la que amaba. Sus pies pararon en seco al escuchar hablar a sus hombres del talismán humano, pero no se permitió caer en tentación, saldría de viaje y la olvidaría. Por lo menos lo trataría. La palabra crimen y cárcel, retumbaron en sus oídos. Tragó, de sus ojos se asomaron unas cuantas lágrimas –Eso no tiene… nada que ver conmigo- Se dijo para si.
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Él día había amanecido hermoso. A lo lejos se escuchaba el cantar de los pajarillos, los árboles sin hojas ofrecían una suave sombra, el cielo era bañado de delgadas nubes blancas. Si, porque el clima de ese miércoles, era sumamente agradable. Quizás, hubiese sido perfecto para el resto de Konoha, si no fuera por la fogata y los maderos quebrándose por el calor o la silla negra e incomoda en medio del patio interior del Centro de Torturas.
Le arrastraron como si fuera un animal al matadero. Su cabello estaba desgreñado, sus ropas sucias. Miro sus manos que temblaban sin control, tenía los labios en carne viva pero no sentía el dolor. Pálida, mugrienta, asustada. Qué pensaría el Rey, si la mirara ahora mismo.
La dejaron caer en la silla, arqueo la espalda al sentir el puntazo en su columna. Arrugó su frente por el dolor. Miró la cuerda roja que le indicaba que el proceso se tortura estaría por iniciar, amarraron su cuerpo a los maderos, con tanta fuerza que apenas podía sentir la circulación en sus extremidades. Con el poco vigor que aún poseía, apretó con los dedos su falda, su piel blanca se había vuelto gris. Amarraron sus pies. Se sentía indefensa, pero peor aún, con miedo, no a la muerte, sino ante la idea de no poder verlo de nuevo.
Su borrosa vista le mostró al hombre que la había buscado, Yamato. Más al fondo con una sonrisa disimulada estaba Hiashi Hyuga. Miró a los hombres que llevaban un bate en mano, agacho la cabeza. Ya empezaría. Un fuerte sonido le hizo cerrar los ojos, esperando el dolor, pero no sintió nada, no escucho nada, solo calma.
-¡¿Qué están haciendo ahora?!- gritó, Sakura oculto su rostro con los cabellos sueltos al reconocer la voz –Sin ningún mandato. Esto solo se puede hacer con un mandato real.
-Calma Su Majestad- sentencio el Hyuga -Hay mucha gente mirando, vayamos a un lugar más privado.
Naruto miró al viejo y luego giro su cabeza a Sakura, ella evitó cualquier contacto visual. Sabiendo que había pasado toda la tarde y noche de ayer enclaustrada en la prisión. Busco algún signo de daño en la joven, lo que vio no le gusto. Sus pies desnudos mostraban cortes, manchados por su sangre. El temblor en su cuerpo daba entender que no comía desde hacia mucho tiempo. La habían herido no solo la dignidad, sino también el cuerpo y eso no lo permitiría.
Tres horas habían estado encerrados en aquella habitación de palacio, horas donde trato de salvar a la mujer que se hallaba herida y sola, por su culpa. Pero no lo había logrado, era incapaz de ayudarle. El viejo Hyuga había sido hábil, lo había amenazado con los ancianos eruditos. Maldijo el nombre de aquel viejo sin cesar una vez estuviera solo con Kakashi. Había decido ir a la prisión y sacarla con sus propias manos si fuese necesario, sabía que ella nunca mentiría. Preferiría morir por él.
-Su Majestad, antes de ser un hombre, usted es la nación… el amo.
La voz de Kakashi le volvió a la realidad, no era un muchacho que podría secuestrarla y huir juntos sin preocupaciones. Tenía responsabilidades, grandes responsabilidades. No podía dejar a su pueblo solo. Al salvar solo una cosa, debía perder mucho más. Tenía que deshacerse de algo, no podría tener a los dos. De cualquier manera, aunque la eligiera a ella no estarían juntos, porque sin duda moriría.
-¿No es ella alguien inteligente?- dijo Kakashi, viendo la preocupación de Naruto –Ella será capaz de salvarse. Crea en esa chica, confíe en que ella podrá cuidarse por si misma. Solo este camino salvará la vida de ella y salvará su nación.
Hundió los dedos contra el suelo, había perdido la cuenta. Quizás, más de diez. Ahora once, el madero estaba ensangrentado, al igual que sus ropas blancas. Caía sin cesar sobre sus piernas, con tal fuerza que el líquido rojo salpicaba su rostro. De milagro no habían quebrado sus huesos, pero quizás faltaría poco. Un grito más de dolor. Los hombres parecían disfrutar el sonido seco del madero al caer sobre sus extremidades. Primero él de la derecha, luego él de la izquierda. Sin parar, continuamente, su cuerpo parecía querer desfallecer.
Su espalda se arqueaba y dejaba caer su cabeza hacia atrás en un intento de mermar el dolor. El sudor de su frente entraba en sus ojos, provocando dolor por su salinidad. No lloraba, el dolor no se lo permitía. Treinta azotes, Hiashi levantaba la mano para que pararan. Se acercó a Sakura que se erguía en la banca apenas por las amarras.
-Te daré otra oportunidad para responder- la escucho quejándose, conteniendo las lágrimas. Lo admitía, era una mujer fuerte. Muchos de sus hombres ya hubiesen perdido la cordura, admitiendo culpas que no eran propias -¿Por qué razón echaste el hechizo a Su Majestad?- se sorprendió cuando los labios de la mujer se curvearon entre los espasmos de aquel cuerpo ensangrentado, había reído con un bufido de sarcasmo.
-No importa cuantas veces lo pregunte mi respuesta será la misma- las pocas fuerzas que le quedaban la utilizo para mirar aquel despreciable hombre a los ojos -Yo… definitivamente jamás… usé brujería.
Se acercó a la mujer que juraba haber visto con anterioridad, no recordando donde. Miro los profundos ojos verdes, que le observaban con miedo, pero también tenían un brillo retador. Le susurro en el oído y supo que aquella decisión marcaría su destino. La muerte.
-Hasta que salga la confesión de sus labios- gritó señalando a la joven -¡Sigan torturándola!- inmediatamente el golpe de la carne siendo magullada y el grito agudo de ella.
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-Por favor sálvela Reina Madre. Es imposible para ella maldecir a Su Majestad. Esa niña no tiene ese tipo de habilidades.
Había rogado Tsuname con los ojos enrojecidos. Dejando el peso de su cuerpo sobre sus rodillas, suplicó por la vida de la joven que era más que una sacerdotisa. Pero la Reina Madre era terca y su corazón frío. Sabía que la anciana se sentía traicionada, ganarse su odio era el peor castigo en todo el reino.
Su tórax se ensanchó ante la revelación que estaba a punto de salir de sus labios. Miró a los ojos de la mujer llenos de arrugas, su pelo canoso por el tiempo. Como una culebra siseante, revelo el conocer los odios y miedos de la Reina Madre. Admitía que tenía cierto desasosiego al confirmar frente a la anciana que conocía la verdad. También sabía, que pondría su vida en peligro, pero definitivamente debía de salvar a su alumna y si era necesaria su vida, gustosa lo haría.
La Reina Madre se sorprendió. Tsuname había conseguido un arma en su contra. No pudo evitar ver con alegría, los ojos inmensamente abiertos de la anciana, las lágrimas de sorpresa y desconcierto en su rostro. Lo había hecho, reconoció el saber la verdad de hace ocho años atrás, de las atrocidades dadas a la pobre Princesa Heredera. La amenazó, sin tapujos. Con el poder y el peligro que confería aquella declaración de guerra.
-Después de revelar todo lo que se. No me importaría morir.
-¡Tú, bastarda!
-Sin embargo, el desenlace para usted puede ser diferente. Si, porque si el Rey descubre lo que usted hizo…
-Su Alteza, El Rey ha llegado.
Naruto entró, sin esperar siquiera permiso de la mayor. Notó como la mujer de cabellos rubios se movía aún costado dejando el espacio libre frente a la anciana. Había explicado quien era y el porque de su ausencia por tanto tiempo. Al rubio parecía no importarle.
-Me retiro. Espero Reina Madre, me perdone.
Extrañada porque su nieto casi nunca le visitaba, se sorprendió por el favor que le pedía. Se inclinó sobre si mismo, cosa que un Rey jamás haría. Porque aunque fuese su abuela, era su súbdita, todos se inclinaban hacia él y no al revés. Estaría desesperado.
-Abuela, se lo ruego. Por favor, detenga la tortura. Solo usted le puede ayudar- lo había pensado por largo rato, por si mismo sería imposible rescatar a la joven. Pero su abuela, tenía influencias, las que ganó con el poder que le confería su posición, la que disfrutaba desde hacia mucho tiempo. Si quisiera podría dejarle libre, lo que pasara después de ahí no importaba. Siempre y cuando ella estuviera viva.
-¿Por qué me pides eso? Acaso ¿Estas asustado que esa chica pueda salir lastimada? No me digas que realmente te importa una simple sacerdotisa.
-Soy un hombre- confirmó –A pesar de que estuve momentáneamente enamorado, ya quedo en el pasado. Como puede el líder de una nación, pensar que esta enamorado de una simple muchacha. Tengo al menos, ese poco de sentido común- había mentido y se sentía miserable, pero desde donde le miraba era la única manera.
-Esto es imperdonable Naruto.
-Solo quiero que el problema no sea más grande. Es normal para un hombre el gustarle momentáneamente la fragancia de las flores. Pero si esta situación se sale de las manos. Ya que es una sacerdotisa. Como monarca de esta nación ¿Qué orgullo me quedaría?- habló sin verle, no por respeto, quizás por el temor de ver en sus palabras la falsedad –Se lo ruego, abuela. Concédame este favor, solo esta única vez.
-Pero, para que el corazón del Rey titubeara ¿Qué poder tiene ella?- sintió el filo en las palabras de su abuela, disimulo regalando una sonrisa a la vieja.
-Como puede decir tales disparates. La única persona que puede controlar a los oficiales reales. Es usted Reina Madre.
Naruto apretó los ojos, rogando por su favor -Si debo deshacerme de algo- se dijo para si mismo, pensando en lo que le había explicado Kakashi -Preferiría rendirme y salvar esa única cosa.
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La tortura había comenzado apenas salió el sol. Ahora estaba entrada la tarde. Hiashi se acercó a la joven, que apenas podía mantener los ojos abiertos. La tomo por la barbilla, alzando el rostro que antes estuviera recostado en el hombro.
-Eres más terca de lo que pensé que serías- admitió –Te voy a preguntar por última vez. En ese momento ¿Dónde estuvo y con quién?
-Yo estaba sola, en el Pabellón de la Luna- susurro.
-¡Golpéenla!
Una vez más cerró los ojos, como si ello fuera capaz de aliviar el dolor. Pero de nuevo, la puertas tras de su espalda se abrieron. Por un momento pensó en Naruto. Pero el hombre que se asomaba, poseía las ropas oficiales de Magistrado y miraba a Hiashi con resentimiento.
-Yo probare la inocencia de esta niña.
-Magistrado Uchiha- dijo Hiashi, mientras el joven se acercaba.
-Durante todo el tiempo del crimen- dijo mirando las ropas blancas teñidas de rojo –Esta muchacha estuvo conmigo en el Pabellón de la Luna.
-¿Cómo es posible que alguien en su cargo? ¿Está siendo conciente de lo que esta diciendo?- todos le miraron sorprendido, un hombre en su posición no buscaba el consuelo de una mujer de tan bajo nivel –Para un hombre involucrado en la política estar con una sacerdotisa, es algo demasiado sospechoso.
-Hiashi Hyuga, los años le han regalado una grandiosa imaginación. Un hombre y una mujer encontrándose bajo la luz de la luna para conspirar rebelión ¿No cree que es poco romántico, para un par de jóvenes?
-Entonces ¿Por qué estaba en el Pabellón de la Luna?
-¿No es obvio?
-¡Le pedí que viniera!- dijo Sakura con dificultad, Sasuke le miró sorprendido –Esta persona… me ha ayudado en el pasado, es mi salvador- tragó la poca saliva que tenía en la boca y se dio cuenta que era sangre –Debido a que la vida como sacerdotisa es dura, quería huir, pero no tenía forma de hacerlo. Entonces, esa noche había venido al Pabellón y le pregunte si huiría conmigo- había mentido –Él no sabía que le pediría, de haberlo sabido jamás se hubiera encontrado conmigo. Así que el Magistrado, es inocente.
-Así que ¿Esto no demuestra su inocencia?- gritó Sasuke -¡Libérenla inmediatamente!
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-¿Por qué detuvo la tortura?- dijo Hiashi.
-De acuerdo con la Sacerdotisa Tsuname, esa muchacha no posee las habilidades necesarias para tal maldición. Además, ya que el Magistrado Uchiha ha demostrado su inocencia ¿Por qué no liberar a la joven?- le había explicado la Reina Madre, pero en realidad había tomado esa decisión por temor a la hechicera.
-Incluso si la perdonamos ¿Qué hacemos con el hecho de haber seducido a un miembro de la Corte Real?- refiriéndose a Sasuke –
-Sólo hay que desterrarla de la ciudad. De todos modos, sólo la necesito alejada de Naruto. Piénsalo bien Hiashi, hemos ganado una carta de triunfo. El romance entre el Magistrado Uchiha y la sacerdotisa ¿No te parece una buena forma para deshacernos de Sasuke? Aquel hombre que amenaza con la posición real de Su Majestad.
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Sakura había sido abandonada de nuevo en la habitación húmeda. Su cuerpo temblaba, por la perdida de sangre, el dolor, el frío y el hambre. Miró a Sasuke borrosamente, parpadeo para poder enfocar. Quizás sería una ilusión.
-¿Por qué vino aquí?- reclamó sin darse cuenta.
-He venido para decirle una forma de salvarte- sabía que su control fungía entre los soldados de las fronteras y unos cuantos hombres de la ciudad. Los que estaban en palacio, no necesariamente seguían sus órdenes. Su poder no llegaba hasta ellos –Diles que fui yo quien te sedujo y no al revés. Aunque no escaparas del castigo, la pena será mucho más ligera- suspiró –Después de eso, yo me encargare de los demás.
-No voy a hacer eso.
-¿Por qué? Durante el interrogatorio mintió.
-Voy a encontrar el camino para salvar mi propia vida. Así que aléjate de mí.
-No, no puedo hacer eso. No puedo estar en deuda con una sacerdotisa- si ese hubiese sido el motivo sería más fácil escapar y hacer como si nunca la hubiera conocido, pero no podía alejarse de ella. Porque la amaba, demasiado –Puesto que usted mintió por mí…
-¿Cree que mentí por usted?- eso sorprendió a Sasuke.
-¿No lo hizo?
-Solo lo utilice para salvar mi propia vida- se sintió mal, había mentido ya dos veces ese día. Pero sabía lo que se sentía amar, mirando a esa persona desde la lejanía, sin el derecho ni siquiera en pensar en él. Debía olvidarla, más que amarla, odiarla. Sonrió –Si piensa que lo hice por usted, ha malinterpretado.
-No se preocupe- dijo sonriendo, con el corazón destrozado –No estoy haciendo esto por usted. No podía salir de viaje sabiendo que una conocida estaba en peligro. Por eso, espero que pueda mantenerse con vida. Aún así, mi propuesta sigue en pie.
No espero a que Sakura contestara, él se fue. Porque sabía que si se quedaba un poco más, la fuerza de voluntad lo abandonaría y lloraría frente a ella. Sakura se quedó mirando el espacio vacío que él había dejado, percatándose que le dolía aún más el alma, que su magullado cuerpo.
-Siento haberle dado tanto dolor. Pero si no ponía fin a esto por mi misma. El Rey, usted también estarían en peligro. Como alguien que no tenía otra opción, por favor, no me perdone.
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-¿Así que Sasuke Uchiha se presentó para salvar a la muchacha?- dijo Naruto -Entonces, debió haberla conocido hace bastante tiempo- miró a Shikamaru -¿Tú ya lo sabías?- El pelinegro no respondió, oculto su mirada.
-Su Majestad, él Magistrado Uchiha ha llegado.
Las puertas se abrieron. Ambos se miraron desafiantes, no era una reunión de amigos. Más parecía que deseaban declararse la guerra.
-¿Has… estado bien?
-¿Por qué has venido aquí?
-Hoy he estado bastante ocupado visitando la sala de interrogatorios.
-Lo he escuchado, también de que has intentado ayudar a la sacerdotisa. Toda esta situación, resulta muy contrario a lo que sueles hacer- Sasuke se decepcionó.
-Parece que no me conoces bien. Yo, soy diferente a ti. Estoy dispuesto a abandonar todo por algo preciado. Vivo pensando en eso.
-Entonces- Naruto sonrió –Debido a mi egoísmo por tener todo, soy incapaz de comprender la importancia de ese “algo preciado”.
-Como líder de Konoha, es evidente que tendría que pensar de esa manera. Por ello, este súbdito ha venido a solicitar algo que es insignificante para Su Majestad- agachó su cabeza reverenciando –Por favor, permítalo- Naruto lo miró asombrado, y preocupado.
-No lo permitiré- respondió, ante la solicitud. Ambos sabían de qué hablaban, lo demostraban sus miradas.
-¿Por qué?
-Su reputación, es importante para la imagen de la Corte Real.
-Solo tengo el título de Magistrado, lo demás es superficial. Podría abandonarlos en cualquier momento, a cambio de ella.
-¿No lo entiendes? ¡No lo permitiré!- gritó Naruto con los ojos cerrados –Me habías dicho hace ocho años atrás, que la hubieras protegido. Incluso si tenías que renunciar a todo, incluso con la vida. Habrías sido capaz de protegerla. Dime Sasuke, crees que esta vez al mantenerla cerca de ti a esa muchacha, la podrás proteger ¿Cómo esperas mantenerla a salvo?- Sasuke entrecerró los ojos –Piénsalo ¿Qué harías para realmente cuidarla?
Había dejado el Pabellón del Rey, sin poder contestar aquella pregunta. Odiaba cuando cuestionaba su razonamiento, pero era aún peor cuando sentía que Naruto tenía razón. Las cosas que había hecho antes y las cosas que espera hacer, nunca podían suceder fácilmente y eso le frustraba. Siempre eran desechadas por él. Pero advirtió, que esta vez lucharía por la única cosa realmente deseaba. Sasuke lucharía por ella.
-Crees que fui realmente severo con Sasuke?- le preguntó a Shikamaru -¿Crees que he causado una herida que no podrá sanarse?
-Pero ¿No fue usted quien recibió la herida?
-Shikamaru. Ya no quiero perder a más personas valiosas. La vida de Sasuke podría estar en peligro. Así como los oficiales reales querían usar a la muchacha para manipularme, van a usar el amor de Sasuke por esa sacerdotisa, para usarlo en contra de él- Cerro los puños con fuerza hasta que sus dedos se volvieron más blancos -No es triste que la persona que recibirá la mayoría de heridas será… la sacerdotisa. Será esa niña.
Última edición por marifa el Miér Feb 13, 2013 1:28 pm, editado 1 vez
marifa- Sannin
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Re: • The Moon (+13)
Waaa muy bueno de verdad.
Siento una paz al saber que Naru-kun no se metió con Hinata.
Demonios,¿Cuándo la verdad saldrá a la luz?¡Ya me voy a volver loca!
Espero la Conti Ansiosísísísísísíma.
PD:Y que la verdad salga a la luz y por fin algún momento NaruSaku
Saludos,besos y abrazos.
Siento una paz al saber que Naru-kun no se metió con Hinata.
Demonios,¿Cuándo la verdad saldrá a la luz?¡Ya me voy a volver loca!
Espero la Conti Ansiosísísísísísíma.
PD:
Saludos,besos y abrazos.
NaruSaku-12- Sannin
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Uhm ~ Con Naru-kun en el inframundo visitando a Jiraiya y Mina&Kushi
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Re: • The Moon (+13)
Me gusto el capitulo pero.... el sjndfk del padre de hinata fue muy malo con Sakura aunque... Tsuname fue muy inteligente aunque algo precipitada al decirle que ella sabia toda la verdad acerca del pasado sin embargo funciono.
Fue triste el que Sakura decidiera sacrificarse y lastimar a Sasuke para evitarle algun problema.
Me gusto el capitulo y espero ver pronto el capitulo siguiente.
ALice
Fue triste el que Sakura decidiera sacrificarse y lastimar a Sasuke para evitarle algun problema.
Me gusto el capitulo y espero ver pronto el capitulo siguiente.
ALice
alice272- Jounin
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Re: • The Moon (+13)
eh leido todos los capitulos y es impresionante sigue asi
sleither45- Genin
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Indefinida, eso depende de quien me conozca.
0
Re: • The Moon (+13)
NO SE QUE ESCRIBIR EXACTAMENTE MUCHAS EMOCIONES
PERO GRACIAS POR QUITARME EL TRAUMA
PERO QUE TIEMPOS DIFILES PARA ELLOS
HAY QUE MATAR A LOS HYUGAS SON UNOS HIJO DE P@#$
BUENO QUIERO CONTIIII
PD: SOY TU FAN
PERO GRACIAS POR QUITARME EL TRAUMA
PERO QUE TIEMPOS DIFILES PARA ELLOS
HAY QUE MATAR A LOS HYUGAS SON UNOS HIJO DE P@#$
BUENO QUIERO CONTIIII
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cerezo en el viento- Aprendiz
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tratando de no caerme del arbol
0
Re: • The Moon (+13)
hola ya muestro vida otra ves, pos mira nomas no comento y mira el desmadre que ay, que sasuke es medio ciego ? que no ve que sakura tiene ojos sobre otro ?
es el dicho las mujeres tienen la ultima decisión
es el dicho las mujeres tienen la ultima decisión
moi-06yoyo- Sennin
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cuarto de sakura en su cama con ella
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