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Mensaje por mayasorita Miér Feb 27, 2013 6:03 pm

ke frustracion!!! Onion TT
estuvo increible este capitulo!!
al fin naruto sabe la verdad, ya sabe ke es sakura-chan!!! Onion...
nose si sentirme triste, abatida, feliz?? tanto sufrimiento por parte de los dos Onion TT
me siento como naruto, la debe estar pasando muy, muy mal Onion D:
y bueno, hinata se lo busco y aunque no kisiera ino tambien
me interesa mas saber ke pasara con ella y con sai cuando se sepa la verdad ??
pero bueno, espero conti anciosa, cada vez se pone mejor Onion ok Onion bye
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Mensaje por Eva2.0 Jue Feb 28, 2013 3:03 am

Poco a poco vamos asistiendo al desenlace....

Menuda decisión la que tiene que tomar ahora Sakura...cualquiera de las dos opciones es mala....mmmm....intuyo que el final no va a ser 100% feliz....hay mucha gente que tiene que pagar por lo que ha hecho. Me preocupa Ino especialmente.
Y Hinata loca perdida, jolín, daba grima y todo. Me ha gustado un montón esa parte.

Un abrazo!
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Mensaje por marifa Miér Mar 06, 2013 7:08 am

¡¡Muchas gracias a todos por los comentarios!!

Disfruten del episodio. Se cuidan mucho.

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


CAPÍTULO XVIII

"Cuando el día ya no es día
y la noche aún no llega"


Cuando el tiempo haya modificado mi estructura, y mi cuerpo sea otro,
otra mi sangre, otros mis ojos y otros mis cabellos. Pensaré en ti, tal vez.
Seguramente, mis sucesivos cuerpos, prolongándome, vivo, hacia la muerte,
se pasarán de mano en mano de corazón a corazón, de carne a carne,
el elemento misterioso que determina mi tristeza cuando te vas,
que me impulsa a buscarte ciegamente, que me lleva a tu lado sin remedio:
lo que la gente llama amor, en suma.
Ángel González


• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


Le encantaba mirar las estrellas junto a ella, era como si aquel pequeño detalle hiciera más angosto aquel abismo que los separaba. Pero se preguntaba ¿Sería él único con deseos de cruzar ese espacio? Quizás una vez alcanzada, ella le daría la espalda e iniciaría de nuevo aquella jornada, tan larga y agotadora.

-Sabes, no me gustaría que un día me dejarás de repente o algo así- dijo Sasuke sorprendiendo a la joven. Ella sonrío como si no hubiera entendido el mensaje.
-Aunque lo quisiera, soy una criminal ¿Dónde podría ir?
-Es cierto- asintió con cierta sorpresa -Eres una pecadora- le aclaró con cierta diversión en la voz, pues sabía que eso estaba lejos de la realidad. Para él, la muchacha de cabellos rosas fue y era alguien muy importante en su vida -Una pecadora, solo otra sacerdotisa- susurró, porque en aquellas palabras trataba de convencer, de ocultar una realidad que ya había descubierto.
-Oye- reclamó -¡Te estas pasando!- él se sintió apenado.
-Perdón- respondió -Me gustas tanto, que no me importa si eres una pecadora o una sacerdotisa.

Ella no dijo nada, no le daría oportunidad de continuar con esa conversación que solo provocaba pesar. Para Sasuke lo mejor era marcharse, mañana la encontraría de nuevo en aquel lugar. Dio varios pasos hacia delante, bajando los escalones. Cuando Sakura lo perdía de vista, él alzó su mano e hizo una seña de despedida. Si él la miraba, le costaría aún más irse. Fijo la vista al frente, donde la luz que emitía las lámparas en el exterior del Centro Médico se perdían, dando paso a la oscuridad y la neblina.

La bruma desdibujaba los árboles, pero no los sonidos. Los que anunciaban el andar de tres hombres, iban a paso apresurado en camino contrario al de Sasuke. Quizás era la penumbra, pero fue hasta que pasaron junto a él cuando entendió que no se trataban de simples viajeros, más parecían asesinos a sueldo.

Sakura dio un último vistazo al cielo. En verdad quería a su amigo, pero el amor era un sentimiento muy distinto y complicado, ella amaba a otro hombre. Dio un gran bostezo, que ocultó con el reverso de su mano, dio cortos y pequeños pasos hasta acercarse al edificio que la resguardaría esa noche. Sin embargo, un helor en la nuca le puso a la defensiva. Se sentía observada, algo abatida.

-¡Sakura!- un escalofrío se precipito en su cuerpo al escuchar aquella voz. Detuvo su andar, habían pronunciado su nombre con tanto dolor, que sintió el desconsuelo alojado en aquel corto quejido -Mi Pequeña- volvió a escuchar.

La joven de ojos verdes, busco ansiosa la voz que le llamaba con desesperación. Era él, se decía una y otra vez en su subconsciente, no podría ser una jugada del destino. Era real, tan innegable como el sentimiento que emanaba de ella. Cuando el sonido de pasos, le indicaron de donde provenía volteó a su izquierda. Bajo la protección que daban las sombras, miró sus ropas púrpuras salir de la oscuridad para dejar después visible su rostro y cabellos rubios. Aquel semblante de abatimiento, le erizó la piel. Solo una vez había visto a Naruto en tal estado de consternación, había sido el día que ella dejó enferma Kitsune. Con los orbes azules cubiertos de lágrimas, lo vio acercarse a ella con paso pausado. Él, se hubiese lanzado a su cuerpo, pero se sentía indigno siquiera de mirarla.

Pero la amaba, si ella lo deseara intentaría que ambos estuvieran juntos de nuevo. Por ello, antes de salir de Kitsune, había hecho una promesa que esta vez no rompería; en esta ocasión daría su vida por ella, si con eso protegería su sonrisa. Sin embargo, estaba nervioso. Los puños cerrados a los costados de su cuerpo, solo mostraban la tensión que sufría, un último paso. El espacio se vio aún más acortado, tan cerca que él pudo sentir el aroma de su cabello. Percibió en ella la confusión, la incredulidad en los ojos verdes con la que era mirado.

-¿Eres real?- dijo susurrando.
-¿Tú que crees?
-¿No eres un espíritu?- expresó con los ojos llenos de lágrimas -¿En verdad eres tú Naruto?
-No es tú imaginación- explicó suavemente -Realmente yo… he venido a buscarte Sakura- ella quiso sonreír, pero no logro contener el gimoteo de dolor que salió desde el fondo de su garganta -Por fin, te reconozco- los labios de Naruto se curvearon hacia abajo e intento no llorar -¡Soy un tonto!- ella oculto su rostro declinando la cabeza, el rubio se asustó cuando escuchó las angustia de su llorar. Se sentía realmente mal, solo conseguía hacerla sufrir.

Los puños abandonaron la tensión, se dirigieron al rostro níveo. Con sus dedos torpes levantó el perfil, acaricio sus mejillas llevando con ellas las lágrimas, aunque estas volvieran a salir y mojaran de nuevo los pómulos. Beso su frente, con todo el cariño que pudo haber guardado, tras ocho años de agonía y añoranza. Luego la abrazó, con todas las fibras. Ella lloró sobre su hombro. Consiente de aquel, que era el único hombre al que amaría. Llevó las manos hasta la espalda, envolviéndolo, sus dedos se aferraron a las ropas de Naruto. Deseando no dejarlo irse jamás.

Naruto la apretó aún más contra su cuerpo, dejó su mano en la nuca de la joven y con la otra cubría su espalda. Él había dejado las lágrimas para después. Era el momento para que Sakura desertara de todo aquel dolor acumulado por el tiempo. Se había prometido dejar su ridículo egoísmo. Apretó los ojos, recordando el olor. Pero prefirió disfrutar la mujer que tenía junto a él, se embriago con su calor, con el olor de los cabellos rosas.

Los hombres habían casi desaparecido en el último tramo. Aunque Sasuke en primera instancia solo deseaba averiguar sus motivos, se sintió realmente preocupado cuando ingresaron en los terrenos del Centro Médico. Pero, una vez que él subió los siete escalones, estos desaparecieron, les buscó sin encontrarlos. En cambio, se tropezó con una escena desgarradora. La sorpresa, le hirió las entrañas. Los motivos de su presencia en ese lugar, simplemente fueron olvidados. Sonrío, con frustración. Asintió decepcionado, ella debía de quererlo lo suficiente para abrazarlo con tal añoranza.

Volteo el rostro, como si la imagen le causara repulsión. Luego giró todo el cuerpo, dispuesto a marcharse. Para no ser testigo de aquella enternecedora escena, que a él le vaciaba el alma. Salió el Centro Médico y comenzó su andar, hasta estar lo suficientemente lejos para encontrarse con el puente que separaba el bosque con el camino que llevaba a Konoha. Cuando alzo la mirada entristecida, se encontró con Shikamaru.

Había pensado pasar a su lado e ignorar su presencia. Pero el Nara con un movimiento sutil de su mano le indicó silenciar, de inmediato el Uchiha activo sus sentidos. El espadachín de las sombras, miró hacia atrás cuando las pisadas de varios hombres se escuchaban más fuertes. Volteó totalmente su cuerpo, Sasuke les reconoció como los mismos que había visto hace poco. Los asesinos se detuvieron y la tensión se sintió en el lugar. Una lucha comenzaría.

Los tres desvainaron las espadas, después gritaron. Una vez que se abalanzaron contra el guardia real, este sacó su katana de la funda. Sin temor se dirigió hacia sus contrincantes. Sasuke miraba desde la retaguardia con serenidad, ante la falta de arma. La barandilla a cada lado del puente, sirvió de palanca para los rufianes, que sin dudar subieron sobre estas para abalanzarse contra el único contendiente. Dos de ellos dirigieron el filo hacia el cuerpo del pelinegro, el otro contra su cuello, pero todos los intentos fueron esquivados con facilidad por el Nara.

Los tipos en cambio, cayeron con fuerza contra las maderas. En el proceso, Shikamaru había logrado acertar una patada en uno, que fue a dar contra el compañero, tirando a ambos de bruces. El tercero, fue herido en su hombro por el arma blanca. La dificultad de recuperación del último, fue aprovechada por el pelinegro, que de un corte limpio rasgo con el filo de la espada su cuello. Aún, había dos vivos. El desconcierto, provocó la algarabía en la pareja. Se lanzaron contra el dueño de la katana, quien los esquivó por segunda vez. Ahora estaba rodeado. Él que tenía en su espalda se lanzó contra el Nara con ideas asesinas. Sin embargo, Shikamaru realizó un giro de noventa grados e incrusto el filo sobre el vientre del contrincante, retiro sin recelo el arma ensangrentada, provocando un grito en el hombre, luego su muerte. Justo antes de caer, el siguiente se despedía sobre el pelinegro, este giro en el aire evadiendo el ataque, quedando ahora el detrás del hombre. La espada rasgo las ropas, la espalda se vio cortada en dos. Shikamaru vencía.

Miró a Sasuke que aún no se movía de su sitio, luego al fondo. Su Majestad estaría el peligro, sin pensarlo corrió hasta el Centro Médico. Sin duda aquellos tres hombres solo habían sido un distractor. Fue en ese instante que el Uchiha pareció reaccionar, echo un vistazo extrañado a ambos lados, se fijo en el camino tomado por Shikamaru. Tomó una de las espadas de los hombres muertos y corrió en la misma dirección, Sakura no debía morir, no una segunda vez.

Naruto tomaba con fuerza la mano de su amada, frente ellos habían seis hombres. Todos vestidos de negro, con los rostros ocultos por trozos de tela. Con katana en mano y con el filo hacia el suelo, le amenazaban. Poco a poco, estaban rodeándolos. El rostro del Rey se tensó, no poseía protección, tampoco alguna arma, pero más preocupante era la mujer que tenía al lado. Sakura miraba al tumulto de hombres, luego se fijaba en lo inquieto que estaba Naruto. Ella tenía miedo, apretaba con más fuerza al rubio. El edificio tras ellos, se encontraba cada vez más cerca. Se estaban quedando sin espacio.

El asesino que se hallaba en el centro levanto la espada, corriendo directamente hacia la pareja. Naruto sostuvo con fuerza a Sakura y la abalanzado hasta quedar atrás de su cuerpo. Partirían el cuerpo del Rey en dos, pero su niña estaría a salvo. Cuando el tipo estuvo a punto de dar la primera estocada, Shikamaru se arrojó entre el grupo atacante y Su Majestad. Golpeó su espada contra el otro. Naruto y Sakura corrieron hasta llegar a las puertas del edificio tras de ellos.

Sin embargo, aquella técnica les había dejado más expuestos. Incapaces de huir por la retaguardia y los hombres alrededor de ellos formando una media luna, el ataque era inminente. Pese a todo, Shikamaru haciendo alarde de su bravura, amenazó a todos ellos con el apéndice de la katana.

Ellos golpeaban las espadas contra la del Nara, mientras Naruto buscaba una forma de escape, pero parecía imposible. Cada en cuanto Shikamaru alejaba a alguno o los lanzaba contra el suelo por el golpe de los metales, estos volvían a su posición anterior. Al llegar Sasuke a la escena, se abalanzó sobre los hombres con el hierro robado. Ahora, la formación había sido desquilibrada, aunque en igual medida la ventaja numérica iba en contra de Naruto. No habían obtenido doblegar a ninguno. Pero la habilidad contra la cantidad, hizo mella.

Sasuke fue el primer en mandar a uno de ellos a los brazos de la muerte, una estocada en omóplato que llegó hasta el vientre le quitó la vida casi de inmediato. Detrás de él venía otro, pero su pericia como combatiente previno la emboscada, dio media vuelta en el aire y con habilidad corto el cuello del hombre en dos. Sin embargo, este le había herido antes de morir. Cayó sobre el suelo, con la sangre saliendo en borbotones. Naruto soltó a Sakura, aún sabiendo que la dejaría sola, pero con la convicción que si seguían de igual manera, todos iban a morir.

Antes que un tercero le diera la estocada final a Sasuke, Naruto le arrebato la espada a su amigo. Su Majestad la extendió sobre el cuerpo del maleante, hasta incrustarse en su vientre, para salir por su espalda. Sakura también corrió preocupada hacia el Uchiha, al no ver peligro cerca, Naruto volteo donde su compañero. Shikamaru por su parte, había logrado matar a los otros tres.

-¡Estoy bien!- dijo con dolor el pelinegro, con un corte profundo en su brazo izquierdo.

Pero al final de decir aquellas palabras, otros seis hombres con las mismas características salieron de las sombras. Shikamaru de nuevo fue a su encuentro, de inmediato el sonido a metales siendo golpeados dio inicio. Naruto vio a Sasuke sentado sobre el suelo y a Sakura acuclillada a su lado. Asintió, con la convicción de que su amigo la protegería. Volteó a la pelirosa, sonriéndole. Luego, corrió a la cita con el grupo de rebeldes.

Ambos combatían con habilidad impecable y es que a pesar de ser el Rey, a Naruto le habían entrenado en el arte de la guerra desde temprana edad. Sasuke sin pensarlo, tomó a Sakura con su mano sana y tiro de ella para salir del campo de batalla. El rubio los vio marcharse, se distrajo un tanto, apaciguando la fuerza utilizada por ambas espadas, en un forcejeo contra el hombre frente a él, perdiendo terreno a favor del contrincante. Empero, Naruto sabía que junto a su amigo ella estaría bien. Hizo más fuerza y la espalda del otro fue lanzada hacia arriba. Naruto dio un corte limpio horizontal sobre el tórax. El resto de los hombres fueron heridos. Varios minutos después, había un reguero de personajes sobre el suelo. Todos muertos.

Sakura corrió junto al Magistrado, pero en realidad no creía que fuese buena idea. De tanto en tanto, miraba hacia atrás con la esperanza de ver en cualquier momento a Naruto. Estaba preocupada, inmensamente inquieta. Le habría preguntado unas cuantas veces a Sasuke donde irían, pero este no quiso responder.

Shikamaru le había comentado a Naruto, que tanto Sasuke como él, habían tenido en cuenta escapar a una choza abandona a medio kilómetro de ahí. Pero, cuando ambos llegaron la casa estaba ausente del Magistrado o la sacerdotisa. Por los alrededores tampoco habían señales, ni siquiera que hayan llegado allí y luego marchado.

Naruto subió a su caballo y junto con Shikamaru se dirigieron a la mansión Uchiha, pero esta estaba igualmente abandonada, ninguno de los dos se encontraban. Naruto dio media vuelta, incapaz de saber donde podría estar su niña, por ahora solo podría volver a Kitsune. Una vez estando en su habitación, Kakashi se preocupo por la mano derecha de Naruto cubierta en sangre. El peligris intento llamar a los médicos, pero Su Majestad se lo había prohibido. Esa ocasión en particular, la salida de palacio debería mantenerse en secreto.

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


Hiashi Hyuga golpeó la taza de té sobre la mesa enana frente a él, derramando el contenido. Estaba furioso, miró con rencor al resto de los hombres que estaban frente a él. Luego a su derecha.

-¿Cómo puedes decir que sigue viva?
-Shikamaru y el Rey aparecieron allí- dijo uno de los hombres vestido de negro que miraban por la puerta medio abierta –Además, el Magistrado Uchiha llegó y se llevó consigo a la muchacha.
-Imbécil. Escucha bien, debes encontrar a esa muchacha –amenazó –Además, maten a la sacerdotisa Tsuname, si se es presenta la oportunidad también a Chiyo. No dejen rastro.

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El pelinegro subió el último escalón cansado, mientras respiraba con dificultad. Remontar aquella pendiente con gran cantidad de sangre perdiéndose había sido demasiado, aún para un cuerpo entrenado para aquellos males. Cuando llegó al Templo custodiado por su madre, le indicó a Sakura buscar el primer sitio con signos de ser habitado. Se dirigió a una casilla donde la luz de las velas traspasaba el papel de las ventanas. Cuando estuvieron lo suficiente cerca, vieron a la mujer de cabellos largos y negros corriendo hacia ellos. La muchacha tuvo que sostener más fuertemente a Sasuke, estaba pálido y evidentemente deshidratado.

El corte en la tela y el manchón de sangre sobre la misma, preocupo a la madre. Él quiso hablar, pero una vez lo intentó cayó desmayado. Ambas mujeres llevaron a rastras el cuerpo adentro, debían de curarle. Una vez dentro, le recostaron sobre el futon, luego fue despojado de sus ropas y en el proceso se percataron que su temperatura corporal había subido a niveles preocupantes. La herida era grotesca y más profunda de lo que creían, después de desinfectarla, fue cubierta con varias hierbas medicinales, luego envuelta en trozos de tela limpia. Sakura enjuagaba el sudor del joven con trapos humedecidos, en un intento por bajar la fiebre.

-¿Por casualidad eres la hija del antiguo Jefe Académico?- preguntó la madre de Sasuke.
-Si lo soy- respondió Sakura, la mujer tensó su cuerpo y sin que la pelirosa se lo esperaba, la mayor empezó a llorar -¿Qué le sucede?- La señora no contestóm se dedico a mirar a su hijo.
-¿Por qué mantienes en tú corazón alguien que solo podría causarte daño?- Sakura bajó la cabeza sintiéndose realmente mal, la mujer se levantó y le indicó a la pelirosa acompañarla a las fueras de la habitación, ambas se sentaron en un viejo tronco -No sé cómo está viva, tampoco lo voy a preguntar, tengo una idea. Hace algún tiempo, Sasuke vino por acá y me pregunto sobre la resurección. Me dijo que podría tirar el poder, la lealtad y todo lo demás. Pero por aquella persona que él más quería, a ella… A ella, jamás la podría soltar.

Sasuke se despertó al día siguiente ya bastante entrada la mañana, le dolía en sobre medida la herida en el brazo. Cuando busco el punzante dolor, la sangre había de nuevo sobrepasado las telas, aunque pareció no importarle. Luego paso la mirada por la pieza, Sakura no estaba. Olvidando el daño, salió en su búsqueda. La miró sentada cerca de un riachuelo, llevándose a las manos pequeñas florecillas amarillas. Sonrió. Era casi idéntica a la imagen que guardaba en sus recuerdos. Al acercarse ella, la pelirosa volteo al sentirlo llegar.

-¿Te sientes mejor?- le dijo abandonando las flores en el suelo y levantándose.
-Yo, pensé que te habías ido sin despedirte- ella negó.
-Tenía que agradecerte- él asintió. Ambos se giraron al frente para mirar el paisaje.
-Sakura…- ella le interrumpió.
-¿Desde cuando lo sabes, quizás desde la piedra resuelve problemas?- preguntó al escuchar su nombre.
-Eso es fácil, yo fui él que inventó ese nombre antes de dártela. No hay nadie más quien la conozca- ella volteó, busco sus ojos.
-¿Por qué actuaste como si no supieras?- el silenció por un rato, los motivos eran simples, pero talvez difíciles de explicar.
-Solo no quería saber. Quería actuar como si fuera el amigo de una sacerdotisa y no de una Princesa enamorada de otro. Deseaba mentirme, como si no supiera nada hasta que no hubiese otra salida- Sasuke arrugó el rostro -Ya que volviste a la vida, yo estaba muy contento de verte. Pero, si reconocía que sabía la verdad, parecería como si todo fuera a volver a lo de antes, tomarías vuelo y te irías muy lejos- El Uchiha quiso sonreír -Sabes, cuando me levantaba por la mañana era hermoso saber a donde debía ir, a quien podría ayudar- el muchacho se fijó en los ojos de ella -Y que también era feliz, al ser capaz de mirar a la persona que durante mucho tiempo quise ver. Fui muy dichoso.
-Yo, estaba feliz también- confesó -Cada vez que tenía que enfrentar la ruda realidad, eras una luz para mi. Gracias a ti, aunque sea por un momento fui capaz de dejar mis preocupaciones. Por todo eso, estoy muy agradecida- lo miró a los ojos negros y bajo la mirada después -Lo siento, por no poderte dar la respuesta que quieres- de nuevo le miró y sus ojos estaban húmedos -Sasuke, por favor se libre, encuentra un nuevo destino y se feliz. En verdad lo deseo. Esto es lo único que puedo darte sinceramente desde mi corazón- Ella espero una respuesta, más él no podía hablar -Por favor, cuídate- ella decidió marcharse, pero él la tomo de la mano.
-En la vida pasada, él te tuvo a ti- dijo Sasuke refiriéndose a Su Majestad –Por lo menos, en esta vida ¿No puede estar a mi lado?
-¡Eso no puede ser!- gritó Naruto a lo lejos, sus ojos azules demostraban aversión por el hombre que tocaba a Sakura. Se dejo llevar, hasta estar lo suficientemente cerca para soltar el agarre del azabache y resguardar a la Haruno tras de su cuerpo. Sin dejar de mirar a Sasuke, se dirigió a Shikamaru -¡Escolta a la Princesa Sakura lejos!

La Haruno pudo notar en la mirada de aquellos dos hombres, que necesitaban hablar. Pero esperaba en verdad, que ninguno de los comenzaran una disputa e intentaran matarse. Miró a Naruto una última vez y junto con Shikamaru se alejó del lugar. Sasuke la observó partir el tiempo suficiente para saber que ella no voltearía a mirarlo, luego se fijo en Naruto.

-Sasuke ¿Sabes lo que estas haciendo?- reclamó –Escapando con una Princesa, con mi mujer. Eso es un acto de traición.

Naruto al mirar que su amigo no contestó, suspiró. Llevó las manos a su cintura donde llevaba colgando dos espadas. De inmediato Sasuke diviso el movimiento, manteniéndose a la defensiva en el lugar, mostró una mueca de sonrisa. Naruto dio cinco pasos hacia atrás, tomó por el mango una de ellas y se la tiró a Sasuke, quien la tomó en el aire.

-¿Estas tratando de deshacerte de un traidor?- Preguntó Sasuke, acercando la espada hasta su cuerpo.
-Si fuese eso, hubiera usado mi poder como Rey.
-Entonces ¿Qué significa esto?- dijo poniendo en posición de pelea.
-Te estoy dando una oportunidad para matarme. La espada que tienes en tú mano es una espada real- Sasuke alzó las cejas asombrado –Si tú me matas aquí, te convertirás en el gobernante de Konoha.

El primero en sacar la espada fue Naruto, el sonido chirriante del metal contra la funda se escuchó en un eco, que viajó entre los árboles que formaban el bosque alrededor del viejo templo. Sasuke de inmediato repitió el acto. El rubio dio un paso hacia delante, lanzándose contra el único a quién podría llamar amigo. Sintió el corazón arder, cuando ambas espadas chocaron. Quizás, por la algarabía de la pelea, talvez el miedo remanente de una pelea a muerte, podría ser por el hecho de perderlo todo o ganarlo. Ambos usaron su fuerza, en una demostración de poderío. El Uchiha forcejeo con él, pero la energía estaba lejos de ayudarlo. Se obligó a dar varios pasos hacia atrás. Soportaban todo el peso del golpe con una única mano. Estocada tras estocada, todas coincidían exclusivamente en el metal.

Esta vez fue Sasuke, quien en un pequeño saltó busco el impulso suficiente para golpear el cuerpo de Naruto, pero el Uchiha apenas consiguió desviar la espalda del contrincante. El pelinegro le miró con furia, dando un grito de frustración. En un impulso, en el que utilizó toda la fuerza restante de su cuerpo molido por la batalla de la noche anterior, abalanzó la katana hasta el cuello de Naruto. El rubio, miró de reojo el metal que amenazaba a su yugular, vencido. La respiración forzada del Uchiha, su rostro de desconcierto. No era la actitud de un ganador.

-Cuando finalmente te sientes en el trono- dijo Naruto -¿Crees que vas a tener todo?
-Si me siento en el trono, al menos no voy a ser acusado de alta traición.
-Entonces, mátame- le dijo con voz imparcial. La espalda de Sasuke tembló en sus manos, incapaz de dar el estoque final para rematar con el rubio -¿Por qué dudas? ¡Mátame!- gritó. La imponencia y la veracidad en esos ojos azules se lo impidieron. Bajó de una estocada la espada al lado contrario del cuello.

Sasuke ocultó el rostro. Naruto prácticamente se había dejado vencer. El Uchiha no solo estaba herido, sus peleas con el rubio siempre fueran muy parejas, sumando las situaciones de la noche anterior, estaba en clara desventaja. El pelinegro estaba exhausto, mientras el rubio se miraba casi entero. Aquello no había sido suerte o habilidad. Sasuke volteo dándole la espalda a Naruto, haber ganado en esta ocasión había sido su peor derrota.

-Has perdido tú oportunidad. Así que nunca más vuelvas a buscar otra.

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


Naruto caminaba ansioso hacia el pabellón principal de Kitsune, el lugar donde descansaba después de las largas jornadas. Desde que había salido del Salón del Rey, le fue imposible dejar de esbozar una sonrisa embriagadora. Los ojos azules brillantes y expectantes. Admitió que solo había vivido tal felicidad en muy pocas ocasiones, pero aquello ahora no importaba. Era tanta su euforia, que las mujeres de la corte advirtieron su cambió de humor y hasta fueron capaces de advertir que su belleza había renacido, hasta llegar a niveles casi sólo disfrutadas por los dioses.

Cuando las sirvientas abrieron las puertas, miro cada rincón de su habitación y soltó un suspiro de satisfacción. Nunca aquellas paredes pálidas le habían resultado tan acogedoras. De nuevo esbozó una enorme sonrisa, dirigida a la pared al fondo de su alcoba. Sabía que detrás de aquel panel falso, estaba su pequeña niña. Escondida, pero contradictoriamente más cerca de las personas que deseaban hacerle daño. La joven Princesa Heredera, su primer amor.

Se dejo llevar hasta la pared falsa. Recostó su hombro sobre ella, miró al suelo como si hubiese estado analizando algo interesante en el. Dio un respiró profundo, luego abrió los labios para conversar.

-Sakura.
-¿Naruto, eres tú?- él asintió como si ella le estuviera viendo.
-Te traje aquí sin preguntarte si querías- dijo después de un largo silencio -Si quieres volver o irte alguna otra parte, estas en tú derecho. Sakura, por todo. Por estos ocho años, por los últimos meses. Yo, en verdad lo siento- ella negó desde el otro lado.
-¿Por qué dices cosas así? ¿No te das cuenta que mi corazón tuyo?- Naruto abrió los ojos sorprendido, como si no conociera esa verdad. Pero el saberlo, no era lo mismo que escucharlo.
-¿Puedo… verte?- dijo casi en un ruego.

Él no espero su contestación. Habría sido casi injusto, cuando ambos morían por verse. El corazón quiso estallar cuando la pared se movió al lado, hasta mostrar el rostro de Sakura. Cubierta en un hermoso quimono hecho seda, era la mujer más hermosa que él hubiese visto. Las telas rojas con detalles dorados, envolvían con gentileza la delgadez de la joven. Su cabello rosa, se fundía en un moño que también iba adornado con florecillas idénticas al del vestido. Naruto extendió la mano, invitando a Sakura a tomarla.

-Acércate más- dijo él suavemente. Su Majestad sorteó la mesa que los separaba a ambos, haciendo más corto el espacio entre ellos. Sakura solo dio un único paso -¡Ven más cerca!- volvió a repetir el rubio. Pero como en la vez anterior, ella acorto mínimamente la cercanía. Aquel juego, le parecía desesperante. Naruto prácticamente se abalanzó contra el cuerpo de la muchacha, la cual se tambaleo en sus brazos, de no haberlo hecho seguiría anhelante por sentir su calor. Le abrazó con fuerza curvando la espalda, con el fin de recostar su barbilla al hombro de ella. Sólo los cielos, sabían cuanto la amaba.
-¿Qué estas haciendo?- dijo Sakura -Hay gente viéndonos- Naruto volteo sin dejar de tomarla por los hombros. Los había olvidado por completo. Como la costumbre lo dictaba, estaría acompañado de Shikamaru y Kakashi, hasta que él diera la orden contraria. Hizo una señal con la cabeza, para que se marchasen. No si antes, el Hatake haber ofrecido una sonrisa de complicidad. Cuando ambos desaparecieron y cerraron la puerta, volteo de nuevo donde la Princesa, tras mirarla por largo tiempo a aquellos hermosos jades, le abrazó de nuevo.
-¡Sakura, Sakura!- sonrío, apretándola aún más contra su cuerpo -¡Mi, Sakura!
-¿Sí, Su Majestad?- expresó en una sonrisa. Naruto siguió coreando su nombre una y otra vez, feliz de volver a encontrarle.

La noche ofrecía paso al día. Sakura descansó sola, tras la pared falsa. Naruto por su parte también había intentado dormir. Pero el hecho de tener a la mujer que amaba y deseaba tan cerca, le atormentó sin reservas. Se había levantado más temprano de lo normal, quizás los quehaceres como Rey le alejarían de pensamientos tan mundanos. Así pasaron varias horas, el acaloramiento daba paso al anhelo, pero poco ayudaba en el trabajo real. El simplemente saber que ella estaba allí, no le dejaba concentrarse.

-¿Qué estas haciendo?- dijo Naruto tirando suavemente uno de los rollos sobre la mesa, volteando hacia la pared cerrada.
-Leyendo un libro.
-Pero… ¿No dijiste que estabas leyendo un libro hace un rato? ¿No estas aburrida?
-Para nada- le contestó secamente -Naruto, solo concéntrate en tú trabajo- le regañó, pero por dentro ella sonría. Era curioso, como aquel simple detalle le hacía sentir tan feliz.
-¿Es ese libro tan interesante?
-Si, mucho- Naruto suspiró, se podría decir que estaba celoso de un libro. Jugó con los rollos sobre la mesa sin poder abrir alguno. Cerró los ojos frustrado, pero poco después sonrío, había tenido una gran idea. Cuando Sakura volteó al sentirse observada, identificó a Naruto dentro de la habitación, con la pequeña mesa enana entre sus manos y sobre esta todos los documentos reales. El rubio, ignoró la mirada de reproche de Sakura. Sin siquiera darle tiempo de que ella reclamara, se abalanzó al suelo y junto la mesa de él, con la de la pelirosa.
-¿Es ese libro tan interesante que no te diste que cuenta que entré?- reclamó sin mirarle. Más bien, tomaba uno de los rollos y lo extendía. Vió las letras, pero no pudo leerlas. Ella sonrío apenada.
-Siento no haberme dado cuenta.
-Te encuentro de nuevo después de ocho años de estar separados y soy menos importante que un libro- él reclamo y ella sonrió.
-¿Estas… celoso de un libro?- Naruto alzó los hombros y carcajeo. Luego el rostro se endureció, haciéndole creer que estaba ofendido.
-¿Celoso? Sí claro- dijo con sarcasmo -Solo me siento frustrado- dijo seriamente.
-¿Por qué te sientes así?- dijo ella, bajando el papel que tenía el rubio en las manos. Él, al fin se digno a verla.
-Yo ni siquiera mire a nadie durante los últimos ocho años- le aclaró claramente ofendido -Mientras vivía en un palacio lleno de flores ¿Sabes cuan difícil fue controlarme a mi mismo?
-Debiste haber sufrido mucho para mantener tú virginidad- dijo ella sin vergüenza. Naruto se sonrojo volviendo a los papeles.
-¡Claro que sí!- gritó -No sabes como me sentía por las noches- declaró con algo de pena -Tuve que ejercitarme mucho- excusó.
-Pero… ¿Por qué me dices que no te has visto con ninguna mujer en todo este tiempo? ¿No me estarás mintiendo?- dijo ella, fingiendo duda. Naruto volteó a ella, la miro cabizbaja, triste. Se preocupo un poco.
-¿Crees que miento? ¿Cómo podría mirar a alguna otra mujer?
-¿No te estabas enamorando de la sacerdotisa de la Luna? Querías que todas las noches estuviera junto a ti- Naruto miró el puchero de Sakura, abrió los ojos en demasía y con ellos la boca.
-¡Tonterías!- vociferó -Solo fue un enamoramiento pasajero- aclaró, como si no se tratará de la misma mujer y efectivamente le hubiese traicionado. Movió las manos sin sentido haciendo un desastre con los rollos encima de la mesa –Eso es… Espera…- dijo callando y recomponiendo la postura. La miró a lo profundo de los ojos -¿No eras tú esa sacerdotisa?- Sakura volteó, mirando a cualquier parte, terriblemente sonrojada.
-Aún así- dijo defendiéndose -Estabas interesado en una sacerdotisa, que en ese momento no era realmente yo- quiso justificar -Así que, casi me traicionas- dijo en tono de enojo, pero cuando volteó a el, Naruto le regalaba una hermosa sonrisa, luego carcajeo -¿Por qué te ríes?
-¿Estas celosa, por casualidad?- ella negó con ambas manos.
-¿Celosa? Eso es absurdo- Naruto rió aún más fuerte -¿Porqué sigues riéndote?
-¿No es gracioso que estés celosa de ti misma?
-Dije que no lo estoy- indicó con ternura -De cualquier manera, voy a terminar de leer este libro. Dedícate a terminar tus tareas- dijo señalándolas.

Sakura le dio una última mirada. Como una niña pequeña, retorció su labio inferior y se lo colocó el libro frente al rostro. Naruto no se asombró, se esperaba algo así. Tomó la mesilla que había llevado a la habitación y la colocó a un costado, para que esta no estorbase. Se acercó a ella y bajo lentamente el cuadernillo, hasta quedar inmerso en los ojos de otro.

-Es gracioso que estés celosa de ti misma, pero… desde que tuve sentimientos dos veces por la misma mujer ¡No esta del todo mal!

Sakura quiso abrir los labios para hablar, pero antes de que pudiese separarlos lo suficiente. Naruto se abalanzó hacia delante, lanzándose contra ellos en un beso. En un primer instante ella no logró reaccionar, por primera vez era besada y por primera vez sentía aquel tumulto de sentimientos que no sabía explicar, podría sentir la timidez menguaba para convertirse en ese abrazador enamoramiento, que le colmaba cada parte de su cuerpo. Aquel acto traía consigo emociones que ella nunca había experimentado, era tan suave y tierno.

Sin reconocer que se sentía flotando en una nube, cerró los ojos verdes, para sentir más profundamente aquello que Naruto quería demostrar en un acto tan simple, pero tan placentero. Sus labios se separaron un poco y él aprovecho para robarse su labio inferior entre los suyos. Ella dio un brincó de susto. Él se apartó, se sintió encantado con aquella tez sonrojada y los orbes jades que a poco se abrían expectantes, asustados, vergonzosos.

Él sonrío, al igual cuando se hace una travesura y no te importa el castigo. Se alejó de Sakura, hasta tomar la mesa y llevarla a su lugar original, sentándose frente a ella. De nuevo, inició su lectura. Sakura no dijo nada, no sabría que decirle o como le reclamaría por algo, que ella había disfrutado. Se ocultó de nuevo tras el libro, detrás de el sonreía.

Las horas pasaban y lejos de avanzar con sus quehaceres, era imposible no voltear cada cierto tiempo para mirarse a los ojos. En ocasiones, ella era la primera en hacerlo y al poco rato el volteaba hasta que ambos se perdían en los orbes del otro. Sonreían nuevamente, para luego tratar de leer.

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Hiashi Hyuga se fue en búsqueda de la Reina Madre. Había recabado información suficiente para asegurar que la hija de Kizashi Haruno, se encontraba con vida. No solamente, habían sido los movimientos extraños del Rey en los últimos meses, sino el hecho que Naruto estuviera junto a la joven el día que la había mandado a matar. También su misteriosa desaparición. La Reina Madre al escuchar todo aquello, también hizo sus propias suposiciones. El interés sobre medido con que la Sacerdotisa Tsuname protegió a la muchacha, su amenaza y en el último tiempo el estado mental de Hinata. Absolutamente todo coincidía. No fueron desapercibidas las blasfemias impuestas por la vieja.

La viuda sin dudar, le impuso como orden al Hyuga buscar y ejecutar a ambas sacerdotisas, especialmente a Tsuname. El asintió, pero tras la orden había un problema. La dueña del Pabellón de Luna también había desaparecido, debía de estar escondida por el Rey. La vieja se asustó, porque aquello podría significar que Naruto conociera toda la verdad, pero estaba conciente de que él la encubriría, por la vida de Ino. Por ahora, debían silenciarlas. Si las únicas capaces de decir la verdad morían, la verdad simplemente sería enterrada para siempre.

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


Naruto había salido al Pabellón del Rey, toda la tarde. Por su bien mental y por el bien de Konoha, no podría mantenerse por más tiempo encerrado en su habitación con ella. Pero admitía, que la había extrañado. Cuando llegó de nuevo avanzada la noche, traía consigo varios rollos que no había conseguido resolver.

-¿Naruto aún estás despierto?- pregunto ella.
-Sí, he estado trabajando un poco.
-Tienes que dormir- le aconsejó.
-Tú también debes hacerlo. No deberías seguir despierta.
-No tengo sueño.
-Lo siento, por ponerte en una habitación tan sofocante durante todo el día.
-Mientras este contigo, incluso si es un cuarto secreto o en el infierno, no me importa- Naruto se sorprendió.
-Vamos a dar un paseo, ya que es de noche- sugerió.

Terminó acomodando los rollos que tenía sobre la mesa, se dirigió a la pared para abrirla y extender su mano. La que ella tomó con delicadeza. Naruto había ordenado que su paseo, debiera ser secreto y que nadie los acompañaría.

-La última vez que te encontré en el Palacio de Hanami escondida ¿Por qué no me dijiste que habías recuperado la memoria? ¿Por qué lo ocultaste?
-Para mi era difícil decírtelo. A tú lado esta la Reina- Naruto apretó los puños sorprendido, había olvidado por completo que estaba casado con Hinata. Él la giró hacia él y tomó su otra mano entre las suyas, dándole apoyo -Me dieron por muerta, sería difícil volver a palacio sin provocar un caos. Además, lo más importante. Yo… fue una tontería de mi parte no recordarte.
- No debes decir esas cosas- dijo apenado, acariciando las manos femeninas con sus pulgares -Cuando todo el sufrimiento que has tenido ha sido por mi culpa.
-No, no lo es. Para no olvidarse de una niña desde hace ocho años- ella sonrió complacida -como podría reclamarte por aquello, tú también has sufrido. Así que, por todos los días que me fui, gracias- él se sonrojo.
-Yo, nunca podría olvidarte- ella sintió aún más presión en sus manos –Aquellas personas que te han hecho daño, voy a encontrarlas y castigarlas. Tú volverás al lugar que perteneces.
-Naruto, deja el pasado en el pasado. Cuando el Rey Minato ocultó la verdad, debió haber sido por un buen motivo.
-¿No crees en mi?- ella negó.
-Creo en ti. Pero tengo miedo que la verdad pueda hacerte daño. Yo solo necesito estar a tú lado ¡Así que olvídalo!
-Estas en una habitación en la que apenas entra luz ¿Te gusta estar ahí tanto?
-Dado que estoy al lado de alguien a quien amo, no necesito ninguna otra cosa.

Naruto sonrío, soltó unas de las manos de Sakura y la guió hasta entrar al Salón del Rey. Los ojos de ella se abrieron asombrados por la grandeza y ostentación de la habitación. Ella admiraba cada pequeño detalle, él admiraba la belleza de la mujer a su lado. Naruto después, le jaló y la acercó hasta estar al frente del trono. Él señaló lo que había más allá.

-¿Ves eso?- dijo enseñando el decorado de un bosque de cerezos en flor, blanqueado por montañas y cascadas. Sobre ellas una luna. -En mis días de príncipe, ordené a un hombre crear una horquilla que se asemejara a la belleza de esa pintura- volteó donde Sakura, quedando ambos de frente -Para dártela… como una petición de que seas mi luna- soltó la mano de Sakura, para llevar los dedos a su manga, donde de esta saco un metal forjado -Esta horquilla- dijo mirándola -Es un zorro abrazando un árbol de cerezo. De las dos, una te la di a ti- ella dejó el objeto para mirarlo a los ojos -Te daría esta cuando te convirtieras en mi esposa. Las cosas no salieron como quería, pero estaba pensando en dártela ahora.
-¡Naruto!- él extendió el objeto hasta que ella lo tuvo en las manos. El Rey de nuevo metió la mano en la manga y saco ahora una bolsa.
-Todo lo que dejaste en el Centro Médico, ordené que fueran traídas- desató el nudo que impedía ver el contenido, sacó la otra horquilla, la que había sido regalada en el pasado -Ahora, nos hemos convertido en uno- dijo cuando dejó el objeto al lado del otro.

Cuando ella vio ambas horquillas en sus manos, no evito que salieran las lágrimas. Naruto sonrío, llevó su mano sobre las mejillas limpiado el agua que mojaba el rostro. Si tuvieran que morir y renacer de nuevo, no cabría duda de que en las siguientes vidas se amarían. El Rey inclinó su rostro hasta pegar su frente con la de ella, Sakura lo miró a los azules y fue ella en esta ocasión que acorto el espacio entre ambos, en un beso.
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Mensaje por moi-06yoyo Miér Mar 06, 2013 11:05 am

si momentos felices para ambos de nuevo y que bien jejeje algo que maso menos estábamos esperando
ahora que hará naruto para , bueno poner sakura donde pertenece a su lado y que no tenga que ocultarse en una pared falsa

que hará el señorito sasuke se hará a un lado ? se hará del bando enemigo ? o seguirá preguntándole a sakura el por que no lo escogido ?

que hara la reina madre, asesinar a todas, osea chayo , tusnuade y sakura ? incluso ten ten ? a ver que movimientos hace para ocultar el secreto

hinata con problemas mentales jejjeje eso fue lo mejor
bueno bye
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Mensaje por mayasorita Miér Mar 06, 2013 11:20 am

que hermoso!!! al fin algo de amor, paz y tranquilidad para ellos Rubor
me gusto mucho los momentos que compartieron en ese cuartito
de verdad ya quiero ver en ke momento descubren la verdad
y que ellos puedan estar ya juntitos juntitos
porfavor, conti rapido
e increible pelea, adios uchiha, Onion muahaha
me encanta sigue asi porfa!!! Onion ok Onion bye
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Mensaje por NaruSaku-12 Miér Mar 06, 2013 11:34 am

Qué tierno…Me encantó.
Espero que los idiotas de Hinata y Sasuke no vengan a interrumpir tan…tan…
¡¡HERMOSO Y TIERNO MOMENTO!!
¿Qué pasará de ahora en adelante?
Espero la Conti Ansiosísísísísísísísíma. Razz


Saludos,besos y abrazos.
Onion bye

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Mensaje por cerezo en el viento Miér Mar 06, 2013 3:17 pm

KYYYYYAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!
si si si
estan juntos siisisis
muerte a la reina madre y al hyuga
SOY TU GRA FAN
ASI QUE
QUIERO CONTI
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Mensaje por Eva2.0 Sáb Mar 09, 2013 5:12 am

Por fin !!!!!!! Ya era hora !!!!! Cuantísimo les has hecho sufrir, marifa !!! qué cruel.... XD

Me ha gustado mucho el duelo Sasuke-Naruto, sobre todo por el final, cuando el moreno no ha sido capaz de matar al rey. *w*
Definitivamente Sasuke es mi personaje favorito en este fic.

Y ahora veamos si les dejan tranquilos ya de una buena vez o aún se guardan una última carta ese Hiashi y la víbora madre....digo....reina madre XD

Un abrazo amiga!
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Mensaje por eliannar Lun Mar 11, 2013 2:59 am

Me ha encantado cada palabra que he leido me quede con ganas de más, sobre el reencuentro me hizo soltar lagrimas por fin!!! si que se hizo esperar, sobre las peleas seguro eso fue lo que te llevo más tiempo escribir cada esena pero te quedo super. Y en verdad Sasuke se lucio en este capitulo por todo lo bueno que hizo y por la la gran pelea con Naruto.
Es tan bello ver a Sakura con Naruto apesar de que todavía no la puede dejar ver, ese pequeño beso si la dejó sorprendida.
Espero conn ansias el proximo capitulo. Abrazos amiga y que estes muy bien
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Mensaje por Fanny△ Vie Mar 15, 2013 3:07 am

No puedo creer que deje pasar por alto 2 Capítulos , que la verdad eh amado .
El duelo de NarutovsSasuke me lo eh podido imaginar al ton y son , eres de las pocas que logra escribir detalladamente los encuentros ademas de que fue muy lindo *3* , no me había atrevido a decirlo , pero yo también amodoadoroymecomo a Sasuke en tu historia , totalmente de acuerdo con Eva2.0 si Sakura no lo quiere , que me lo pase a mi por fi ^^' .
Al fin! , están juntos juntitos , de una forma tan delicada:3. Diría que espero ver como finaliza todo esto , porque no me cabe en la cabeza la decisión que Naruto tomara , puesto que su propia hermana saldría afectada , pero al mismo tiempo no quiero que este Fic termine:3 .
Que estés perfecta! Adiós
Onion bye .
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Mensaje por marifa Sáb Mar 23, 2013 2:48 pm

Esta vez dure mucho tiempo en actualizar. Muchas cosas y poco tiempo para escribir, gracias a todos por responder el episodio anterior y bueno, espero que en verdad les guste este nuevo capítulo.

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


CAPÍTULO XXVIII

Cuando el tiempo pasa, las estaciones cambian

Yo te amaré en silencio.
Como algo inaccesible,
como un sueño que nunca lograré realizar
y el lejano perfume de mi amor imposible
rozará tus cabellos... Y jamás lo sabrás.
José Ángel Buesa


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Naruto deslizó las manos fuera de la colcha de satén, sus dedos curiosos salieron al encuentro de otros que descansaban sobre las telas rosas. Ella estaba junto a él, solo los separa un corto espacio, tan pequeño que le permitía percibir su perfume, escuchar su respiración, tan cerca que si la miraba podría ver entre la oscuridad sus mejillas sonrojadas, que iluminaban el hermoso rostro de la mujer que amaba.

En los ojos verdes había aprobación, ella también estaba feliz de encontrarse junto él. Sin embargo, antes de que siquiera pudiera llegar a tocarla, un estruendo le hirió. Kakashi miró al rubio con desaprobación, llevándose el pedazo de madero hacia sí mismo, este era el arma con que hirió al más joven, cruzó sus manos sobre el pecho y se acomodó de nueva cuenta entre ambos.

-¿En verdad crees que haría algo antes de la boda?- Naruto había gritado la pregunta, odiaba su falta de confianza, cosa que creía innecesaria. Sakura por su parte volteo a ver al rubio, luego a Kakashi. No pudo evitar sonreír -¿Será que no confías en mi?- él Hatake suspiró.
-Creo en usted- le contestó –Pero no creo confiar en sus instintos masculinos, esos que ha aguantado dentro de usted por tanto tiempo- Él señalo sus partes y él Rey parpadeo un poco avergonzado.
-Pero- dijo revolcándose entre las cobijas, pataleando como si se tratase de un niño pequeño -¿Cómo voy a dormir contigo aquí?
-Entonces ¿Me puede prometer algo?- Naruto le miró levantando la comisura derecha de sus labios, luego se fijó en la pelirosa, esta esperaba expectante.
-¿Una promesa? ¿Qué tipo de promesa?
-Nunca, nunca. Definitivamente no importa lo que pase… no se rendirá a sus deseos carnales y no tocará aunque sea un solo cabello de la señorita- Suplicó el mayor, Naruto se hizo hacia delante, sentándose. Encarando a su contrincante en cuestiones de ética y moral.
-¡Te has pasado de la raya!- gritó una vez más, mientras Sakura retiraba las telas de su cuerpo y se sentaba también.
-Señor Hatake- dijo lentamente, él volteo hasta mirar aquellos suplicantes jades, de inmediato apartó la mirada –Si pienso en los ocho años que no he visto a Naruto, siento que mi corazón se parte- ella sonrió con melancolía –Ni siquiera es suficiente cuando lo veo de día o de noche. Por favor, aunque sea solo en la oscuridad, permítame ver su cara tanto como mi corazón lo desee- Los ojos de Kakashi parecieron querer llenarse de lágrimas, había dicho aquellas palabras con tanto sentimiento y dolor. Terminó suspirando derrotado.
-Hare lo que desee- acabó por decir –Así que véalo con sus ojos y su corazón tanto como guste.

Kakashi le regaló una última sonrisa a la muchacha, para luego mirar a Naruto con ojos de reprobación. Confiaba en la madurez y buen juicio de la joven, no tanto del Rey que vio crecer. Inclinó la cabeza despidiéndose de ambos, saliendo por fin de la habitación. De inmediato Naruto carraspeo la garganta, pasmado por lo que acababa de ocurrir.

-¡No lo creo! No obedece mis palabras. A mí, a quien ha servido por más de veinte años- miró a Sakura –Pero a ti, si- se acomodó de nuevo las cobijas en las piernas y miró los detalles labrados en ella –Sabes, ni siquiera te tocaré con las puntas de los dedos, así que no te preocupes- Enojado se acostó sobre las colchas, mirando el falso cielo. Ella le imitó, tendiéndose de lado, sin apartar la vista de él.

-¿Es cierto eso?- le dijo con una sonrisa, él le miro con el rabo del ojo.
-¡Por supuesto! Un hombre nunca falta a su palabra.

Sakura rompió el contacto con un pequeño puchero y él se concentró de nuevo en el techo. Para sorpresa del rubio, la calidez de los delgados dedos de la muchacha fue sentida en los suyos. Si él no la tocaría, ella no tenía la obligación de seguir la regla. No había prometido nada. Llevó toda su mano hacia la otra y apretó delicadamente la palma del joven.

-Ya que me atreví a tocarte ¿Te alejarás?
-De ninguna manera- dijo feliz.
-¿Me castigarás?
-Por supuesto que no.

Él le dio un fuerte apretón cargado de cariño, ambos voltearon a mirarse. Sonrieron cómplices, sabiendo que compartían aquel profundo sentimiento. Ella cerró los ojos, vencida por el sueño. Naruto se alegró de poder tenerla cerca al fin, le contempló dormida por largas horas, hasta que después sin notarlo, plácidamente sus ojos desmayaron.

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


Desde hacia mucho tiempo no se sentía tan feliz al entrar a Kitsune. Sus ojos azules brillaban con un matiz especial, ese que nace cuando tienes una razón importante por la cual vivir. He Ino, siempre había sido una chica extrovertida y apasionada con aquello que amaba, hoy tenía un motivo muy valioso por el cual sonreír, hasta que su rostro le doliera.

Corrió por los pasillos en busca del pabellón de su madre. Sin embargo, recordó que en su estado debía de ser una mujer prudente, aminoró el paso. Pero no su corazón, que bombardeaba emocionado, deseaba ver a la Reina Kushina, contarle la gran noticia. Pero antes de entrar al último pasaje, que la llevaría hasta su progenitora, un hombre de ojos y cabellos negros se interpuso en su camino.

-¿Cómo ha estado princesa?- dijo ofreciendo una reverencia.
-Bien- dijo sonriendo –Pero ¿Quién eres?
-Soy el investigador de palacio, el Capitán Yamato.
-Ya veo. Espero puedas proteger al Rey- dijo ansiosa de terminar la conversación.

Sin esperar cualquier contestación de él, Ino se marchó. Yamato la miró con recelo, algo en ella le provocaba desconfianza, que fue intensificado por el rostro de desconcierto de Su Majestad, al pronunciar el nombre de la rubia apenas hacia un par de horas. En la investigación sobre la muerte de la Princesa Heredera, había conversado con un hombre que trabajaba para el anterior Rey, este había memorizado los documentos de la investigación. Pero la única información relevante, fue que Minato había visitado en incontables ocasiones a Ino poco después de la muerte de Sakura; no sólo él, la Reina Madre también visitó seguidamente el lugar. Naruto, debía de conocer algo que él ignoraba.

Era sencillo, Su Majestad había comenzado a unir cabos sueltos, pero por donde le miraba era desalentador. Lo dicho por Tsuname, lo conversado con Sakura, las pequeñas investigaciones del capitán de los anbu. Para ejecutar la maldición, se necesitaba un contenedor que sirviera de puente entre la sacerdotisa y el hechizado. Una herramienta para realizar el conjuro, aquel debía de poseer grandes ambiciones y obsesiones. Se llevó las manos a la cabeza, por su mente se dibujaba el rostro de Ino, para luego desaparecer. Negó contrariado, su pequeña hermana no sería capaz. Naruto había mirado a Yamato y le había pedido marcharse.

-Cuando el Rey ocultó la verdad, alguna razón debía de haber tenido.

La Reina Kushina junto sus manos y aplaudió emocionada. Luego miró a su hija, hermosamente sonrojada, con aquel rostro de felicidad que solo conocía en las mujeres en su misma situación. Ilógicamente se fijo en el vientre de la chica, pero este no daba signos de estar creciendo. La Princesa Ino, estaba encinta. Sonrió de nuevo ante la idea, enseñando los dientes. No podría ser más oportuno aquel acontecimiento, agradecía a esa pequeña luz en formación, era la lámpara que iluminaría aquel frío y oscuro palacio. Habría que celebrar el acontecimiento, el nacimiento de un nuevo miembro real.

Conversaron y comieron por largo rato, festejando el suceso. Aunque Ino se sentía algo culpable. Sai aún no sabía que tenía un hijo en camino, que nacería dentro de ocho meses. Se preguntó si se alegraría con la noticia, por supuesto que si. Debía de buscarle, contarle. La Princesa se levantó, Kushina la miró sin entender, luego le explicó que debía de decirle al padre la buena noticia, antes que los rumores llegarán a sus oídos. La mujer de cabellos rojos asintió, pero antes pidió que visitara a su hermano y le presentara a su sobrino. Ino asintió, marchándose.

Mientras la rubia iba en busca de su hermano, Naruto se mantuvo inmóvil en su asiento, desde que Yamato se había marchado, la habitación había quedado en silencio. Por más que analizaba lo ocurrido, el culpable siempre tenía el mismo rostro. No deseaba admitirlo, pero Ino parecía estar envuelta en el asesinato. Miró al fondo donde estaba la pared falsa, Sakura no había dicho nada desde que se fue el anbu. Pero él tampoco deseaba hablar. En su cabeza solo cabía la muerte, la traición, la voz de su padre.

-Naruto- le había llamado Minato, ocho años atrás –¡En verdad lo siento!
-¿Por qué?- preguntó con los ojos ensombrecidos.
-Tú padre no tiene el suficiente poder, no he podido proteger a esa niña- arrugó el rostro contrariado -Tú eres listo, algún día comprenderás lo que te estoy diciendo. Por favor recuerda esto…- Naruto asintió –Por favor, perdona a las personas que estoy tratando de proteger. Cuídalos –El rubio le miró extrañado, incapaz de comprender –Aunque realmente no puedas, perdónalos. Aunque a mi, me puedes odiar tanto como quieras.
-Padre ¡No le entiendo!
-Príncipe Heredero. La posición de Rey, es un lugar muy solitario. Puede haber un enemigo en cualquier parte, cualquier amigo te puede dar la espalda y traicionarte. Hay veces que tendrás que pelear aunque no lo desees. Ese enemigo, puede ser incluso tú familia- ambos azules se cruzaron –Te lo pido, por favor. Incluso a tus familiares, por favor perdónalos.
-¿Quién es esa persona a la que tengo que perdonar y proteger?

Naruto dio un quejido sonoro que tintineó por toda la habitación. A partir de esa memoria, entendió que su pequeña hermana, podría ser la causante de la desaparición de Sakura. Aquella niña malcriada que lloraba desconsolada por un amor prohibido, había considerado que su anhelo por el chico de cabellos negros era pasajero, pero ella en verdad amaba a Sai y a la vez le odiaba a él, por el hecho de que su casamiento con Sakura, dejaría de lado toda posibilidad de estar junto al Haruno.

-Naruto- dijo Sakura sin escuchar respuesta –Naruto.
-Fue Ino ¿Ya… lo sabías?- preguntó, pero fue en esta ocasión que ella silenció, otorgando un si con su mudez –Por eso fue, que escondiste el hecho de que habías recuperado la memoria.

Apretó los puños hasta que sus dedos le dolieron. Su Majestad salió de la habitación sin esperar contestación alguna. Debía aclarar sus pensamientos, pensar en la situación de su hermana, que debería hacer con ella. Pero en cambió, su mente se vio inundada por los recuerdos de su padre.

-¡Imprudente!- le dijo enojado ¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer?
-Yo, solo trato de proteger a Sai Haruno.
-¿Proteger? ¿Sabes cuantas personas saldrán lastimadas gracias a tu comportamiento?- él joven miró confundido a su padre –Primero, gracias a que revelaste frente al consejo tú cariño por la familia Haruno, no solo Sai, sino también Hiashi se convertirán blanco de los nobles- Naruto silenció esperando la lista de faltas que siempre le recalcaba su progenitor –Segundo, eso me hace dudar que tengas madera para Rey. Y tercero, por culpa de tú irrespeto y falta de tacto, los eunucos que te instruyen también serán castigados ¿Qué pasaran con los pobres ciudadanos de Konoha que tendrán que vivir bajo el mando de un niño malcriado?- dijo ofuscado -Será tanta gente que sufrirá bajo tú mando, que llegarán hasta los cielos. Cómo les puedes proteger, cuando ni siquiera puedes controlar tus emociones ¡¿A quién vas a proteger?!
-Yo ¿Sólo debo mirar?- reclamó –No hacer nada, no cambiar nada, no proteger a nadie ¿Qué ganó padre? ¿Qué desechó?

Minato le miró sin decir nada, como le explicaría a su joven hijo que él también había pasado por el mismo suplicio hace varios años atrás. Había perdido un súbdito leal a quien protegía, había perdido a su anterior Reina, a un hijo. Perdió a Sai, que seguramente hubiese sido fiel a Naruto. Perdió a la pequeña Princesa Heredera, que tanto amaba el Príncipe. Pero salvó a su hermana Ino, en su lugar.

-Yo no haré eso. Si es lo correcto, les protegeré con mi vida- dijo Naruto –Si es correcto, desecharé todo lo que he ganado. La Konoha que yo reinaré, será así.

Naruto, miro sus manos. Acaso había olvidado la decisión que había tomado de joven. Había prometido ser justo y poner cada cosa en el lugar que merecía estar. Cuando Su Majestad volvió a su habitación, se tropezó con Ino frente a su puerta. La Princesa, grito su nombre y se lanzó a sus brazos, en un fuerte abrazo. El rubio sintió un nudo en su corazón y una rabia contenida que le ardía por todo el cuerpo hasta almorzarse en su nuca. Retiró el agarre, él entró a la habitación y la rubia hizo lo mismo.

Él se sentó e Ino le imitó, acomodándose frente a su hermano. Naruto la miró con tristeza, también con decepción. Mientras ella sonreía y hablaba sin parar de cosas a las que él, no puso la mínima atención. En cambio, se preocupo más por su sonrisa y su actitud despreocupada. Ino estaba feliz, demasiado radiante para ser la causante de la muerte de quien él amaba. Sería acaso, que el egoísmo la había segado, quizás le obligaron. O talvez, aquella hermana pequeña e inocente que él adoraba, jamás había existido.

Ella silenció por un segundo y miró a lo profundo de los ojos de su hermano. Los azules parecían opacos, por ellos parecía querer asomarse las lágrimas. Ino se asustó, le preguntó que pasaba, más él guardo silencio por largo rato, meditando. Esperando que aquello fuera una mentira, que despertaría y dentro de su vida, algo fuera mínimamente normal.

-Ino.
-Si hermano- dijo mostrando una sonrisa.
-Sai- calló y la miro a los azules brillantes -¿Lo quieres tanto?- ella amplió aún más la sonrisa y asintió –Así que por eso hiciste algo tan cruel- ella borró un poco el gesto y de inmediato sus ojos se humedecieron.
-¿Algo cruel? ¿De qué estas hablando?
-La hermana de Sai- ella ocultó la mirada, pero volvió a mirarle casi de inmediato. Ahora su cara se transformaba a una de preocupación.
-Yo… no se que estás tratando de decir- dijo con dificultad –No sé…
-¿Por qué?- le dijo con la voz quebrada, pero fuerte -¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué te involucraste en la muerte de la Princesa Heredera?… ¡¿POR QUÉ?!- gritó y ella se hizo hacia atrás asustada. Se sintió expuesta, preocupada y horrorizada. El mayor secreto de su vida, había sido descubierto. Inclinó su cabeza hacia delante y suplicó.
-Por favor, guarda este secreto de Sai- Naruto la miró sorprendido, más que pedir perdón a él o ha Sakura, de nuevo solo pensaba en ella, en él. No logro evitar abrir la boca sorprendido y derramar algunas lágrimas –Esta bien si me castigas, pero… por favor no se lo digas a Sai. Por favor.
-Levanta… tú cabeza- dijo con pesadez, sin embargo ella dudo -¡Levántala!- Lo miró temblando, él tenía los ojos humedecidos y el rostro rojo. Con una tristeza profunda y una decepción enorme –Tú… ¿Sabes lo que has hecho?
-Con la misma mirada… con la misma voz… con las mismas palabras. Papá me lo dijo también- cerró los ojos mientras las lágrimas caían mojando su rostro. Había recordado a la niña tonta que había cometido traición y rogaba a su padre por su vida. Minato le había dicho, que si era conciente de lo que hacia, pero ello lo negó. No sabía que estaba cometiendo un error grave. Su abuela solo le había pedido entrar al Pabellón de la Luna y sentarse en una habitación vacía y que aquel simple acto haría que Sai estuviera con ella por siempre. Fue inocentemente, que había cometido aquella injusticia. De haber sabido que Sakura moriría, lo hubiese pensado mejor. Minato le había hecho jurar que aquella verdad jamás debería ser revelada. Después de recordarlo, Ino miró de nuevo a Naruto –Por papá jamás dije nada, yo realmente no lo sabía. He sufrido mucho mirando como Sai llora por ella. Yo, solo hasta que ella murió fue cuando me di cuenta que había actuado mal- dijo con dificultad, las lagrimas le habían imposibilitado respirar.
-Cometiste un pecado aún más severo que la muerte- le dijo a su hermana que se agitaba entre los quejidos de dolor –Contra Kizashi Haruno, contra mí, contra Sakura. Todo el dolor que has causado, las muertes que has provocado ¿Cómo vas a pagarlo? ¡¿Con qué lo vas a pagar!?- gritó al punto de que su voz casi no pudo salir.
-Incluso si regresara al pasado- dijo ella –Yo… habría escogido a Sai- Naruto negó asombrado –Incluso si recibo miles de castigos ¡Incluso si soy arrojada al infierno! No me arrepiento de esa decisión- dijo por fin, calmando su rostro.
-Yo no te protegeré- dijo Naruto con la voz más tranquila –Sólo podría hacer justicia si te abandono. Por lo tanto yo…
-Aceptaré el castigo- le interrumpió -Sin embargo, no lastimes a Sai, ni al bebé en mi vientre. Por favor.
-¿Qué… acabas de decir?- ella limpió las lagrimas de su rostro y sonrió.
-Me iré ahora. Sai debe estar esperándome- inclinó su rostro y se levantó sin mirarle ni una vez.

Cuando Naruto la vio perderse tras la puerta, respiró con dificultad. Su cuerpo convulsionó, en un ataque de ansiedad. Negaba la realidad de su mala suerte, la crueldad de su familia, del dolor causado a Sakura. Mientras lloraba y gritaba, maldecía su patética vida.

Tiempo después, cuando Ino había regresado a su casa y le había contado a Sai sobre el bebé que venía en camino, él no pudo evitar esbozar una enorme sonrisa de emoción. Se sintió nervioso, pero algo en él había crecido. Sintió que la mujer frente a él era aún más hermosa, que la amaba más que en el pasado, pero ella había reaccionado diferente. Su sonrisa nunca apareció y en cambio, le confeso que debía hablar algo muy importante con él, pero no logró decirlo a pesar de su insistencia. Sai se dedicó a consolarla y tomar sus manos entre las de suyas. Las acarició, ofreciéndole miles de mimos, dándole las gracias por hacerlo el hombre más feliz en toda la región de Konoha. También, se lamentó por no haberle ofrecido el suficiente cariño que ella merecía, pero prometía ser más atentó a partir de ahora y por el resto de sus vidas. Le había prometido estar ahí para ella y quererla aún más. Le abrazó y ella lloro frenéticamente entre sus brazos.

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Naruto se sentía indigno siquiera de mirarla. Su muerte, su falta de memoria, sus días de sufrimiento y soledad. Todos, cada uno de ellos eran por culpa de su familia. Como podría verla, si tampoco era capaz de castigar a los culpables. Ella sin embargo, salió de su escondite y le abrazó recostando su mejilla sobre la espalda. Sakura pudo sentir como tensó el cuerpo, parecía querer huir, pero ella lo tomó con más fuerza. La Princesa Heredera, le confesó que era su actitud actual lo que ella quería evitar, por eso no había dicho la verdad. No deseaba verle triste, porque sabía que él se culparía. Pero Naruto pareció no escucharla, una y otra vez se atribuía la responsabilidad.

-Si dices eso, comenzaré a sentirme culpable de estar viva.
-Yo… Entonces ¿Qué debo hacer?
-Ocúltalo.

Él aflojo el cuerpo derrotado. Su espalda se sintió húmeda, ella también la estaba pasando mal. Ambos lloraron en silencio, tratando de ocultar el dolor que se encarnaba en sus cuerpos. No se dijeron más, porque hablar sobre ello solo causaba más sufrimiento. Ya que sabía, que ocultar la verdad significaba que nunca estarían juntos. Porque callar apuntaba que Naruto debía de estar con otra mujer, procrear herederos. Luego o antes de eso, ella debía marcharse. Ambos se obligarían a separarse, una vez más.

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Naruto despertó al día siguiente, con la convicción que no se alejaría por una segunda vez de Sakura. Perdería todo lo que tiene, incluyendo su vida. Pero fuera corta o larga, la disfrutaría con ella a su lado.

Apenas calentaba la mañana, cuando Su Majestad se coló entre las habitaciones de la Reina Madre. La conversación fue corta y directa, le dio una seca advertencia a su abuela, debía de dejar Kitsune lo más pronto posible, para que los últimos días de su vida fuesen pacíficos y normales o iría a la corte para ser juzgada por alta traición. Por la muerte de Sakura, la Princesa Heredera.

A diferencia del anterior Rey, él no sería como su padre. No dejaría las cosas impunes solo por los lazos de sangre. Sin embargo, como su nieto la dejaría marcharse de la capital y pasar sus últimos días en los palacios cercanos con el vecino país de Sunagakure. Pero eso sería lo único que haría por un familiar, volvería a todo aquello que conocía, sus convicciones y seguiría por el camino correcto.

-¡No puedes hacerme esto!- le grito la Reina Madre ofuscada.
-Yo… no iré a verla partir. Por favor, disfrute de sus vacaciones- Naruto salió de su habitación y de inmediato escuchó los gritos de la anciana.
-¡Naruto! El trono en el que estas sentado ¿Sabes porque estas ahí? Fue por mí, fue por ti que yo hice cualquier cosa para que pudieras mantener el trono. Llene mis manos de sangre por ti, pero me mandas lejos, me obligas a renunciar a mi posición. Te maldigo, despreciable nieto.

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Se acercó a su hijo y terminó por acomodarle las ropas. Le acarició el brazo, este parecía haber sanado y recuperado sus fuerzas. Ella sabía que él de nuevo se marcharía, si tan solo buscara su felicidad y no su decadencia. Caminaron buscando la entrada al templo.

-Sasuke, a partir de ahora haz lo que quieras- ella detuvo su paso cuando su hijo quedo atrás, volteo y él le miraba sorprendido –Haz lo que tú corazón quiera hacer.
-Madre ¿Lo dices enserio?
-Porque confío en ti, se que siempre tomarás las decisiones correctas.
-¿Sabes que podría convertirme en alguien peligroso?
-Sasuke, cuando el tiempo pasa, las estaciones cambian, la tristeza también pasará y un destino nuevo vendrá. No importa que tipo de vida elija el Magistrado Uchiha y las decisiones que tome en el camino, esta madre creerá en ti.
-¿No importa la decisión que tome?- la pregunta sonó más como advertencia.
-Sí, no importa que decisión tomes.

Cuando Sasuke llegó a su casa pasadas las doce de la noche, se sintió confundido y asombrado por el tumulto de gentes frente a su mansión. Se paseo entre los hombres, hasta llegar al que estaba más cerca de la entrada. Por su vestimenta, era fácil deducir que pertenecía a una familia de nobles, como el resto de los presentes. Para asombro de todos, el Uchiha les invito a entrar.

-¡Estoy preocupado Magistrado Uchiha! Ya que Su Majestad no es saludable, no hay ni un solo día en que pueda estar tranquilo. Como miembro de la Corte Real, estoy preocupado de que el pueblo se preocupe y nuestro futuro sea desalentador- dijo el que parecía ser el líder.
-Sin mencionar la necesidad de un heredero- expresó otro -Ni siquiera la consumación a sucedido ¿No le preocupa?

Sasuke miró a los hombres que estaban apretujados en aquella habitación, eran muchos y el cuarto no era excesivamente grande. Les observaba atentamente sus caras de preocupación y escuchaba sus suplicas. Cerró los ojos y descansó su frente sobre la palma de su mano.

-Sus preocupaciones son absolutamente infundados- dijo sobándose la frente con su anular –Su Majestad es joven y pronto recuperará la salud ¿De qué están preocupados?- dijo Sasuke.
-Puede que este saludable, pero para que lo entienda mejor… estamos preparados para cualquier cosa.
-¿Quieres decir que es mejor prevenir que lamentar?- los parpados se abrieron, mostrando la negritud de sus ojos. Sonrió al hombre -¡Eso estuvo bueno!—él hombre carcajeo
-¿Aunque no es injusto?- le dijo llamando la atención del magistrado –Usted tiene tan buen material de rey como Su Majestad ¿No es su familia de las más reconocidas en toda la nación?
-Material de rey…- dijo sintiéndose un poco tentado –Eso es más de lo que merezco e incluso es un peligroso comentario- Se inclinó hacia delante para hablar con más confidencialidad con los hombres –Así que ¿Qué estas tratando de decir?
-Si no hay un heredero para el trono, experimentaremos un caos político- Sasuke rió y los demás le imitaron.
-Entonces ¿Qué debería hacer?- expresó con algo de preocupación –Con la gente que planea llevar al trono otro gobernante- miro a todos a su alrededor provocándoles escalofríos –A pesar de que Su Majestad aún sigue vivo.

Tomo la espada que descansaba al lado de su asiento, la tomo con una risa sádica y lentamente el chirrido del metal se escuchó por la estancia. Sasuke sacaba la afilada katana de su funda. Mientras los hombres en un instinto se inclinaron hacia atrás. Miro a la espada como si estuviera seduciéndola y acaricio el filo con la punta de los dedos, se vio reflejado en el metal y luego giró sus ojos a los hombres, estos parecían que pronto se echarían a correr.

-¿No creen que la línea de esta espada es hermosa?
-Si, sí lo es- dijo el líder, entre tartamudeos.
-Pero, que lastima. Tengo que usar esta excepcional espada en moscas sucias- giro la espada entre su dedos y terminó por llevar el filo muy cerca del cuello del líder del grupo de nobles, la giró y señalo con ella a los hombres más cercanos a él -¿La garganta de quién debería cortar primero? Cuando presente las cabezas de los traidores del Rey ¿Cuánto sería la recompensa?
-¿Qué traidores? ¡No lo somos!- gritó uno al final de la habitación.
-¡Esta malentendiéndolo todo Magistrado Uchiha!- se dejó decir otro.
-¿Debería cortarles la lengua por el sinnúmero de mentiras que dicen?- él más viejo de nueva cuenta hablo.
-Está malentendiendo nuestras palabras de lealtad hacia la nación- no espero una contestación de Sasuke, giró sobre si y miro a los hombres haciendo una señal con la cabeza –Vámonos ahora- una vez se levantaron, el frío del metal acaricio el cuello del hombre. Todos detuvieron su andar.
-Si dicen alguna otra palabra absurda de sus bocas, sus cabezas y sus cuerpos serán despedazados lentamente.

Sasuke retiró la espada y limpio el chorrillo de sangre que la ensucio. Camino hasta perderse entre los pasillos de la mansión. El noble, llevó su mano al cuello y apretó la pequeña herida que tenía, sangraba aunque no mucho. Todos salieron, para dispersarse por toda Konoha. Sin embargo, uno iría al encuentro con Hiashi Hyuga.

-Ni en un millón de años… él nos invito a entrar en su cuarto por primera vez, así que pensé que había cambiado su parecer. Pero, casi pierdo mi cuello debido a eso- Hiashi sonrío, sin sorprenderse por el cuento de su subalterno.
-Es cierto, si él cede con tanta rapidez no sería divertido- llevó la taza a su boca y tomó un sorbo –Así que ¿Eso es todo?
-No señor. El Magistrado Uchiha me preguntó quien era él que estaba detrás de todo.
-¿Así? Interesante ¿Qué mas te dijo?
-Exactamente dijo “No traten de convencerme con personal contratado, sino que venga él mismo si tiene algo que decir”
-Entiendo- Hiashi asintió –Puedes irte ahora- una vez el hombre se marchó Iruka miró al mayor.
-¿Por qué cree que el Magistrado Uchiha nos ayudaría? El Rey siempre ha confiado en él, que sea nuestro aliado sería una gran ventaja, pero creo que es una idea suicida.
-Te equivocas Umino. Recuerda que él huyó con la chica, pero él rey se la arrebato de nuevo. Ellos allí tienen una disputa- dijo el Izumo.
-Crees que por una simple chica ¿Se pondría en contra del Rey?- pregunto Iruka.
-Si el odiará a Su Majestad por ese detalle podríamos utilizarlo a nuestro favor- comentó Kotetsu –Pero, no creo que Sasuke Uchiha traicione tan fácilmente al Rey.
-Las traiciones a veces llegan de aquellos que son los más cercanos a ti. Una pequeña grieta puede causar que una presa colapse- miró a los hombres confiado –Y un menor malentendido puede causar una tragedia- Izumo escuchó con más detenimiento a Hiashi –Si el Rey fallece, de todas formas la familia Uchiha tiene muchas posibilidades de subir al trono, ya que es la siguiente línea en sucesión. Claro, pensando que la Princesa y su esposo también morirán- sonrió –Esto cambiará nuestra nación y llenará aún más nuestros bolsillos.
-¿Pero el Magistrado Uchiha aceptara tan fácilmente?- pregunto Kotetsu.
-Tendremos que convencerlo de alguna manera- Hiashi se levantó dando por terminada la conversación.

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Suigetsu se acercó a la puerta de la habitación del Uchiha, pidiendo permiso para ingresar. Tenía un visitante en la entrada de su casa, pero a Sasuke parecía no gustarle la idea, había solicitado que no dejaran entrar a nadie. Pero Suigetsu no estaba a la altura de mandar a la calle al sujeto, ni siquiera tenía el valor de preguntarle cuál era el asunto que le llevaba a la mansión.

Sasuke entrecerró los ojos, por la voz tímida y preocupada del subalterno, supuso que sería un alto miembro del gobierno, con suerte, el verdadero líder del grupo de la noche anterior. Salió hasta la plaza frente a su casa, sorteando las gradas y luego mirando el cielo oscurecido. Vio al viejo escondido bajo unos árboles, oculto tras las sombras, que le daba un toque de perversión y miedo. Él volteo y ambos se miraron fijamente.

-Magistrado Uchiha, mejor Uchiha Sasuke. Vine aquí a tomar un trago con usted.

Se inspeccionaron el uno al otro por largo tiempo. Sin decir nada, sin tomar el alcohol que se dispuso en la mesilla enana que les separaba. El Hyuga mostró una sonrisa sarcástica y Sasuke bebió al fin un poco de sake, sin perderlo de vista.

-Ya que las ratas vinieron anteriormente y han insinuado su propósito, vamos a saltarnos la tediosa introducción y hablemos de la cuestión principal- dijo Sasuke. Hiashi tomo la tetera y el otro levanto el vaso para que le sirviera la bebida.
-En lo personal, también me gusta ser directo- dijo una vez termino de llenar el vaso -¿No quiere usted ser el Rey?
-Lo que acaba de decir ¿Sabe que es peligroso?
-Cómo podría decirlo, sin saber lo que significa.
-Es gracioso- dijo sin mostrar sentimiento alguno -¿Por qué yo? ¿No hay otros caballeros de la corte?
-Lo crucial aquí son los motivos y los requisitos. La motivación en convertirse en Rey y los menesteres para ser aceptado como Rey.
-Oh… En verdad no se si un trono tan sofocante se adapte a mi gusto. Por lo tanto, no me arrastre a su absurda conspiración. Si decide dejar esto ahora, lo dejare como un secreto.
-Por la eternidad- dijo con sorna preocupación -¿Pretende vivir bajo la sombra del Rey?- Sasuke le miró con furia.
-Aunque tuviera los motivos y requisitos que mencionó, necesita una justificación para su rebelión.
-La justificación… puede fácilmente ser hecha- Sasuke le miró con interés que trato de disimular.
-¿Cómo?
-Naruto ha evitado la responsabilidad de engendrar un sucesor, preocupando a la nación. Eso es irresponsable. Para un país que vive bajo serias leyes y sigue las tradiciones antiguas, cómo puede Su Majestad dejar entrar a una sacerdotisa dentro de sus habitaciones por las noches. Que Rey tan disoluto. Y además, es un Rey que discrepa a sus mayores- sonrió –Creo que la lista es bastante larga ¿O para usted no es suficiente?- Sasuke negó.
-Pero esa sacerdotisa, no es una simple sacerdotisa. Ella es la Princesa Heredera quién murió hace ocho años y volvió a la vida. Acaso desea deshacerse nuevamente de ella.
-Usted- dijo sorprendido –¿Ya lo sabía?
-Ya lo sabía, soy bastante listo.
-Aunque estaba consiente ¿Intento seducir a la mujer del Rey?- El Uchiha suspiró contrariado – Y eso… es un acto de traición a la patria.
-¡Como se atreve!- dijo fuertemente.
-¿Es qué ya se ha dado por vencido?- atacó –El Rey tiene la intención de convertir una sacerdotisa en una Reina. Además, no recuerda de lo mal que le trato el anterior Rey por su amistad con Naruto o cuando por él, su padre y su hermano se fueron a guerra y nunca volvieron- Sasuke carcajeo frustrado, con dificultad y asombró.
-Primer Ministro, escogió a la persona equivocada. En verdad cree que ando acumulando rencores y celos. No estoy interesado en el mero trono, ni en la fama o la riqueza. No lo necesito.

Hiashi Hyuga agacho la cabeza y saco de su manga una daga que escondía, si él era una carta inútil, era conveniente deshacerse de Sasuke Uchiha

-Lo que yo quiero es- dijo Sasuke, deteniendo la mano del Hyuga –A Sakura Haruno… Sólo eso.
-Eso es fácil…

• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


Le llevaba de la mano, era tan pequeña al lado de la suya, pero tan cálida. Sus ojos verdes miraban con detenimiento cada rincón del paisaje, como si jamás lo hubiese visto. Y él la observaba embobado, las largas pestañas hacían juego con sus labios y se dijo que jamás amaría de igual manera a nadie más. Le aflojó un poco el agarre y ella se aferró más a la mano. Ambos se miraron y él empezó a caminar, hasta estar en la entrada del Pabellón de Hanami.

-Ahí- dijo señalando el edificio -Yo tengo escondido un regalo para ti.
-Ya lo tengo todo, para que querría algo más- él volteo donde ella.
-Lo siento, pero ya todo estaba planeado. Así que intenta encontrarlo.

Él sonrío y ella devolvió el gesto. Dibujo una enorme sonrisa en los labios y movió su cabeza hacia ambos lados, dando inicio a la búsqueda. Se alejó de Naruto e investigó entre las vasijas, tras los árboles, en las lámparas. Se agachó y se colocó en puntillas en incontables veces.

-¿No estas buscando demasiado, para alguien que dijo que no necesitaba nada más?- ella no volteo a mirarle, siguió escudriñando.
-¿Qué es? ¿Es algo pequeño que el ojo humano no puede ver?
-¿Pequeño?- preguntó irritado -¡No es pequeño!- ella volteó contrariada, como si hubiera encontrado la respuesta. Buscó a Naruto y se dirigió hacia él.
-No puede ser- dijo tímidamente -¿Me estas regalando el Pabellón de Hanami?- Naruto carcajeo.
-¡Eres bastante ambiciosa!- ella se avergonzó –No es eso…
-¿Entonces que es?
-Lo que yo quiero darte, es algo que no puedes cambiar por nada del mundo. Único, indiscutible, lo que cualquier mujer de Konoha desearía tener- ella sonrió coquetamente.
-Imposible.
-Lo descubriste. Estas en lo correcto ¡Soy yo!- ella tapo su rostro con las manos y rió un poco -¿Por qué solo te ríes? ¿Crees que es divertido?- ella negó sin borrar la sonrisa.
-¿Cómo podría burlarme?- ella lo miró más seriamente –Me gustas. Realmente me gustas por eso- Naruto se acercó y le abrazó.
-Me diste tú corazón. Por eso, yo te doy mi todo. No importa lo que pase en el futuro.
-Naruto…
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Mensaje por eliannar Sáb Mar 23, 2013 5:04 pm

Marifa eres mala, como haberlo dejado asi. Justo cuando pensaba que era el mejor Sasuke de la historia viene a volverse de nuevo en el villano, de lo contrario querria acabar con el asqueroso Hyuga. ¡Ay! el amor que algunas veces nos ciega por completo, me da lastima Ino parece que es hora de enfrentarse a la verdad.
Me preguntó si Yamato actuará por su cuenta y él se encargará de deterner a todos los culpables.
Gracias por el capitulo espero que estes bien amiga.
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Mensaje por cerezo en el viento Mar Mar 26, 2013 7:51 am

ahhh jeje
nose que decir
solo q me gusto encerio
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Mensaje por NaruSaku-12 Mar Mar 26, 2013 8:30 am

¿Sasuke se quiere volver el villano?
¿Yamato hará las cosas por su cuenta y encontrará a los culpables?
De verdad que Ino [De aquí] me cae pésimo.El amor la tiene ciega,pero súper ciega. .-.
¡Ay,ay,ay!¡El amor es taaaan lindo! Naru-kun y Saku-Chan se aman de verdad.Merecen ser felices.
Espero la Conti Ansiosísísísíma. Razz


Saludos,besos y abrazos.
Onion bye

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Mensaje por mayasorita Vie Mar 29, 2013 12:17 pm

no puede ser, no puede ser, no puede ser!!!
todo esto es tan increiblemente genial!! Onion gota
ahora que ya sabe la verdad que pasara con Ino!!
en verdad lo ocultarran!! y Naruto tendra que estar con Hinata??!!
que por cierto ah estado muy tranquila a pesar de ya haber visto a Sakura.. Pensativo
pero lo peor(?), Sasuke de nuevo de antagosniata y esta vez aliado con los Hyuga
esto esta muy, muy, muy mal AyAy
espero no terminen secuestran a Sakura porfavor!! Onion TT
espero conti anciosisima, por favor!! Onion ok Onion bye
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Mensaje por marifa Dom Mar 31, 2013 3:51 pm

Gracias a todos por el apoyo y sus muestras de cariño e interés por esta historia. Uff, ya han pasado veintinueve episodios con esté, hoy será el penúltimo capítulo. Ya esta por terminar, no se si sentirme contenta o triste. Pero vamos, las cosas deben concluirse.

Creo que el capítulo es algo extenso. Ok Marilyn, creo que dieciséis hojas en word en bastante largooo... espero no se aburran. Pero tocaba hacerlo de tal manera. Ojala lo disfruten, se me cuidan mucho y nos leemos en la próxima ocasión.

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CAPÍTULO XXIX

Kyubiko


Es posible conseguir algo luego de tres horas de pelea,
pero es seguro que se podrá conseguir con apenas tres palabras
impregnadas de afecto.
Confucio


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Hiashi Hyuga, siempre fue un hombre perverso. Los años habían aumentado sus arrugas y canas, aún más su ansiedad de poder. Se sentía orgulloso de conseguir lo que deseaba con un chasquido de sus dedos, más de la mitad de Konoha le adoraba o más bien le temían. Pero eso no tenía importancia, no necesita ver sus rostros afligidos o escuchar lo que sus voces cavilaban. Si le prometían fidelidad podrían continuar con vida, si era lo contrario solo debía silenciarlos. Compartieran o no lazos de sangre, lo que estorbaba para sus planes era eliminado y comido por los buitres.

Todo aquello lo hacía, porque no había mayor placer que sentir el oro y la plata caer entre sus dedos. La sensación de éxtasis que abrigaba cada vez que miraba las nucas de sus súbditos al ser agachadas ante su presencia. Gozaba ver el temor reflejado en sus cuerpos. Por ello, quería ser el hombre más poderoso en la región. Y en el último tiempo, sonreía complacido porque había logrado manipular a Sasuke Uchiha, último descendiente de la dinastía de nobles más poderosa después de la familia real. Pronto estaría rodeado del mayor poder que jamás hubiese tenido, el dominio de la corona y eso seducía cada una de sus células. Dibujo muecas de felicidad, por el sentimiento de júbilo que llenaba sus entrañas.

-Si somos capaces de tener éxito en derrocar al Rey, seguramente podrá tener a la joven Haruno.
-Pero, hay algo que no tiene sentido- dijo Sasuke tratando de entender los pensamientos de Hiashi.
-¿Qué quiere decir?- señaló extrañado el mayor.
-No es difícil para mí dejar mi estado actual, pero no es una cosa fácil para usted renunciar a ser el suegro del Rey.
-No tengo ninguna intención de dejar ir esa posición.
-Sé que usted solo tiene una única hija.
-No exactamente, hay una joven unos años menor que Hinata y que vive bajo mis cuidados. Si necesito una, voy a tener una- Sasuke se escandalizó, por la facilidad en la que él hombre podría deshacerse de su hija mayor.
-Por primera vez, me compadezco de la Reina. Usted es capaz de traicionar su propia sangre ¿Cómo puedo confiar en usted?- Hiashi Hyuga frunció el ceño.
-¿Me está probando?
-Puesto que me hizo una prueba primero, estoy probándolo ahora. No hay ningún acuerdo sin la misma inversión. Ya le he mostrado mis cartas, es justo que usted muestre las suyas. Sería obvio que desea un lugar en el Consejo ¿Qué más quiere?- dijo mostrando su mejor expresión de complicidad.
-Traer de vuelta la Ley del Fuego, la ordenanza en la que el Rey de Konoha comparta el poder con el Primer Ministro.
-¿Compartir el poder del Rey?- arrugó el rostro contrariado –Supongo que sería un precio justo. Aunque voy a pensar en eso- miró al viejo con malevolencia -Pero, no es lo mismo acerca con el problema con Sakura Haruno.
-Los eruditos se rebelarán si intenta casarse con una mujer que le perteneció al rey destronado. Creo que es bueno atesorar las cosas que le gusta, pero sería mejor si su amor y a ella los mantuviera en privado ¿No lo cree?- expuso sonriendo.
-Si me siento en el trono- dijo amenazándole –Habrá limitaciones en el poder y hare lo que yo decida- él viejo borró la sonrisa –Entonces. Sólo bajo mis condiciones, voy a estar a su lado.

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Hinata había logrado conciliar el sueño, después de semanas en que el dormir le había sido imposible. Días en los que se sentía observada, amenazada y con un miedo terrible que la disponía siempre a la defensiva. Descansar podría significar ser atacada por aquel espíritu muerto hace ocho años. Sin embargo, ese viernes la Reina consiguió soñar. Quizás fue el cansancio de demasiadas noches en vela o tal vez podría ser, que su estado mental había mejorado gracias a los cuidados del Servicio Médico y las atenciones de las mujeres de la corte.

Empero, esa noche la joven se revolcaba entres las cobijas. Sufría una pesadilla, en esta su padre Hiashi Hyuga le traicionaba a ella, destronaba y eliminaba a Naruto. Sobresaltada se sentó despertando, mientras su respiración era dificultosa y sus ojos estaban desorbitados. Miró a su alrededor, se dio cuenta que era muy tarde. Aquello había sido solo un mal sueño, más no le importó. Se levantó y antes de colocarse el grueso abrigo sobre los hombros, limpió el sudor de su frente.

Abrió las puertas de su habitación de par en par, mientras gritaba que Su Majestad estaría en peligro y debía advertirle. Salió del pabellón y tras de ella el grupo de mujeres. No debió de caminar mucho, cuando se tropezó con Naruto a lo lejos, pero no corrió a su lado. Se ocultó bajo la sombra que creaban los edificios y arbustos. Su cuerpo de nueva cuenta volvió a temblar, pero esto vez no por el miedo, sino por el odio.

Lo encontró con una extensa sonrisa, llevando a una mujer de la mano. Su enemiga. Los siguió con la mirada hasta que ambos se perdieron entre los pabellones de Kitsune. Quiso llorar pero contuvo las lágrimas, su odio era aún más fuerte. Antes de que cualquiera de las mujeres que le acompañaran le dijera algo, se volteó. No quería escuchar la lastima de sus inferiores, se dirigió casi corriendo a sus habitaciones. Ahora solo reinaría la venganza.

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En el pueblo se oían mormullos y gritos de asombro. Sobre las paredes de toda la Ciudad de Konoha, el Capitán Yamato se había encargado de pegar sobre las paredes dos cartelones con un mensaje claro “El actual Rey mantenía en sus aposentos a una simple sacerdotisa” el otro “El clan de la Reina Madre, fue la causante de la muerte de la Princesa Heredera”.

Los aldeanos que sabían leer, les describían a los analfabetos el significado de las letras y estos a otros a su vez. En poco tiempo todo Konoha sabía los pormenores dentro del Palacio de Kitsune. Pero todos los lugareños, se preguntaban cuál era el poseedor de la verdad. No faltó tiempo, para que Yamato vestido como un simple campesino, se inmiscuyera entre la multitud de mujeres y hombres.

-Dicen que la muchacha que murió hace ocho años, regresó a la vida- el grupo de aldeanos rieron, otros dijeron que era imposible. Los más soñadores, comentaron que les encantaría que fuese cierto, para sacar de poder a los Hyuga. El resto secundaron la idea. Yamato sonrió, con sus manos los acercó hacía él, en un gesto de complicidad. En el formado círculo habló en voz baja, como si fuese un secreto –La sacerdotisa, no solo es una sacerdotisa, ella es la Princesa Heredera quién murió- el tumulto vitoreó contrariado, entusiasmo y esperanzado. Aprovecho el revuelo, para salir entras las gentes. Debería dirigirse al próximo puesto y crear expectativas en el resto de la población. Él pelinegro asintió, su plan de que el pueblo de Konoha conociera la verdad ya había sido expuesto.

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-Yo vi a esa niña en el palacio padre- dijo Hinata, con los ojos cubiertos en lágrimas y el rostro desfigurado por la rabia. Él pareció ignorarla por un rato, luego volteo su rostro a ella con una sonrisa despreocupada.
-¿Insistes en eso?- le regaño –¿Me llamaste aquí, solo para estar viendo tus lloriqueos?
-¡No son lloriqueos!- expresó más afectada –No es una ilusión tampoco, esa niña… está en el palacio.
-Si ella está viva o muerta, o cualquier cosa ¡Eso no importa!- dijo con desinterés. Ya no le interesaba como terminaría su hija en esa patética historia de amor.
-¿No importa?- apuntó serenándose – Padre ¿Qué estás pensando hacer? ¿Qué crueldad tramas ahora?- él viejo rompió el contacto.
-Lo siento, pero tengo montones de trabajo urgente que hacer- dijo mirándola nuevamente –Ahora debo irme- Se levantó sin pedir el consentimiento de la Reina y se marchó. Mientras le miraba perderse tras las puertas, se sentía un poco más afectada, más sola que nunca.
-Si he de ser abandonada por el Rey y por usted Padre- pensó –Tendré entonces que proteger mi posición por mi propia cuenta- se dijo para sí, limpiando las lágrimas de su rostro –¡Dama de la Corte!- gritó.
-Si Su Majestad.
-Encuentra a la anterior Suma Sacerdotisa Chiyo, deberás de traerla de inmediato- ordenó.
-La traeré a usted lo más pronto posible- agregó la mujer.

La Dama de la Corte, pudo traer consigo a la anciana hasta el día siguiente. Sin embargo, ingresarla a palacio sin ser descubierta, fue un calvario. Desde que Tsuname había regresado al poder, la anciana poco tiempo después había desaparecido. Si llegaran a saber de su presencia, habría sido muy sospechoso. Cuando al fin logró ingresar al Pabellón de la Reina, se inclinó frente a la cortina transparente de seda. Agachó su mirada inerte y se dirigió a Hinata.

-¿Por qué razón usted manda a buscar a esta humilde persona?
-¿Conoce a la hija espiritual de la sacerdotisa Tsuname?- dijo sin rodeos, la vieja asintió -¿Puede poner una maldición en ella con sus poderes?- la vieja levanto la cabeza asombrada, el rostro lleno de arrugas parecía preocupado. Hinata sin embargo, sonrió –Contésteme ¿Puede hacerlo?
-Eso es… no es imposible- dijo tartamudeando –De todos modos hay algunas restricciones. Usted tiene que estar segura de donde está la persona y no debe estar lejos.
-¿Es posible si ella está en palacio?- Chiyo sabía esa respuesta, pero intentaría zafarse de realizar esa maldición por segunda vez. Quizás, en esta ocasión no sobreviviría.
-Es imposible tender una maldición de muerte en ella por ahora. Debido a que la última vez, al maldecir el Rey he perdido gran cantidad de poderes.
-¡Entonces fuiste tú!- ella bajo la mirada ante su falta de agudeza.
-Perdón. Yo sólo actué bajo las órdenes del Primer Ministro.
-Mi padre- dijo –Entonces, las enfermedades de Naruto y nuestros encuentros frustrados- lo último lo susurró, todo había sido una trampa de su padre para no engendrar un heredero, no le había importado que ella fuera su hija. Tragó saliva y evitó que cayeran lágrimas de sus ojos –Ya no importa, eso es el pasado- la vieja le escuchó con atención –Pero, si asesinar es imposible, asegúrate que ella sienta el más intenso dolor que un humano nunca haya experimentado- ordenó con los ojos enrojecidos de odio.
-Yo haré lo mejor posible. Sin embargo, si en realidad desea matarla necesito una persona como ofrenda. Deberá ser una virgen pura, con una fuerte aspiración. Sino, ambas podemos morir.

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Había leído la misma línea unas doce veces, pero no lograba concentrarse, no era porque tenía a Naruto al frente, sino porque ese día en particular no dejaba de pensar por todo aquello que había pasado. Sakura meditó un poco en la Sacerdotisa Tsuname, en su hermano. Se sintió triste cuando recordó a Shizune y especial en Ten-Ten. Hasta se afligió al recordar a Ino. Pero se le encogió aún más el corazón por Naruto. Un poco también, por ella.

Día tras día, encerrados en una habitación pequeña, con solamente la luz de la velas y un hombre que pasaba la mayor parte de su tiempo libre tratándola de hacerla feliz. Le amaba, pero ambos parecían prófugos de un mundo que no les aceptaba, hasta cuando estarían en tan cruel situación.

-¿Soy tan guapo?- ella se fijó que sonreía –Me estas mirando fijamente- Sakura no sonrió, en cambio su rostro se miraba contrariado.
-Naruto.
-¿Si?- dijo sin fijarse en su rostro.
-Lo siento, pero… ¿Puedo hacer una petición?- preguntó tras un rato de dudar.
-¿Petición?- busco sus ojos, él sonrió –Dilo, yo lo escucharé.
-¿Puedo reunirme con la maestra Tsuname?- él rubio arrugó el frunce.
-Ella fue quien te escondió, quién te ocultó la verdad ¿Cómo puedes reunirte con una traidora?
-Pero, ella es también la persona que me salvó. Siempre que veo su cara, estoy agradecida por estar viva- Naruto la miró suplicante, dio un profundo suspiro derrotado.

En la complicidad de la noche. Tsuname fue capaz de escabullirse por Kitsune e ingresar en el Pabellón del Rey, donde Sakura le esperaba. Cuando ingreso a la habitación lo primero en hacer fue agachar su rostro, pero el silencio le indico que estaba sola o por lo menos Su Majestad, no querría verla. Se fue al final de la habitación, donde con ambas manos jaló de la falsa pared.

-¿Están bien Ten-ten y Shizune?- fue lo primero que Sakura dijo, cuando vio a la rubia entrar.
-Sí, ambas están bien.
-¿Usted también ha estado bien?- ella asintió. La pelirosa sonrió y luego lloró.
-¿Señorita Sakura, se siente mal?- le dijo con preocupación.
-¡Gracias!- dijo con la voz entrecortada –Por salvarme, en verdad le agradezco- Tsuname la miraba angustiada, a la muchacha delgada con la mano sobre el pecho y el rostro enrojecido al intentar controlar sus emociones –Gracias por… criarme… por protegerme. Gracias, por ser mi madre durante los últimos ocho años. Gracias.

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Hinata vestía de rojo y negro, sobre su cabeza un sombrero de ala ancha, del cual caía un velo negro que llegaba hasta a la cintura. Entró en una pequeña habitación, donde el ritual daría comienzo dentro de poco. Quitó el sombrero y se dirigió dentro del recinto, donde ondeaba el fuego de varias velas negras. Allí miró a la anciana a lo lejos, la cual parecía estar preparada.

-¿Esta lista la ofrenda para la maldición?- preguntó la anciana al sentirla sola tras de sí. Ella asintió con los ojos desorientados, luego lo pronunció con la voz -¿Dónde está?- Hinata sonrió.
-Soy yo… seré la ofrenda.

Tsuname por su parte, había aprovechado la ocasión para dirigirse al Pabellón de Luna. En la mañana, había rezado frente a un pocillo de adivinación y el agua en esté, se había convertido en sangre. Un derramamiento estaría pronto en llegar. Entró a su vieja habitación sin ser vista por las pocas sacerdotisas que aún se encontraban despiertas. Se fue hasta un cofre que tenía al final del cuarto de dónde sacó dos velas rojas. Se dirigió hasta los candelabros, unas vez colocadas las encendió, se hincó frente a ellas, cerró los ojos concentrándose y frotó las palmas de las manos la una contra la otra. Fue fácil adivinar que esa noche se realizaría en el palacio un ritual de maldición, el rostro de Sakura se apareció en su mente y eso la sobresaltó.

-Yo voy a salvarte Sakura- se dijo para sí misma –Voy a bloquearlo con mi vida.

En la otra habitación, Hinata se había colocado sobre un altar circular que apenas sobresalía del suelo, era blanco y tenía dibujado kanjis en negro que no logró identificar. En primera instancia sintió temor, pero ahora descansaba expectante a que el ritual diera inicio. Por su parte Chiyo, rezaba frente a dos velas negras y un recipiente del mismo color que parecía ser pesado, en donde quemaba varios sellos de papel de un purpura muy oscuro, con letras rojas. Invocaría a los espíritus malignos. Mientras susurra palabras inentendibles para la más joven, el fuego en la olla se hacía más pequeño, pero el humo aumentaba en grosor y espesor.

Tsuname al contrario, concentraba todo su poder espiritual en repeler la maldición. El fuego delante de ella arreciaba con fuerza. Fijó sus ojos en la mesa delante de ella, a la izquierda un sello amarillo, a la derecha una daga con empuñadura roja. La sacó de su prisión para mirar fijamente el metal filoso. No dudo un segundo para cortar su palma de un lado al otro, la sangre broto por su mano en abundancia. Cerró el puño sobre el cuchillo, volviendo más profunda la herida. Su rostro se arrugó por el dolor, pero dirigió la mano al sello, donde este fue cubierto por el líquido rojo.

La ofrenda de sangre, fue ofrecida a los dioses. Quemó el papel en la vasija de metal y por ahora esperaría que el ritual de protección hiciera efecto, tal vez luego tendría que encontrarse con la muerte. Para su suerte, el fuego se apagó y el humo espeso salió de la olla retorciéndose como una culebra moribunda. Extendió sus manos controlando el poder inminente, susurró un hechizo –Oh espíritu maligno, vuelve al ser que te ha despertado- La nube oscura atravesó su cuerpo y Tsuname fue lanzada hacia atrás por la fuerza maligna, segundos después su estómago se estrujó y sintió deseos de vomitar. Un hilo de sangre de un rojo oscuro salió de su boca hasta mancharle los vestidos. La cortina gris terminó por abandonar la habitación.

Chiyo abrió los ojos asustada, mientras su cuerpo convulsionada ante un poder que no podía controlar. Sus ojos se voltearon hasta estar en blanco. Dio un grito profundo, desgarrador y aterrorizante que alertó a la Hyuga. La mujer caía tras su espalda y la más joven se abrazó a sí misma por la impresión y el pánico. Cuando fue capaz de ver a la más vieja, esta tenía los ojos cerrados. Quizás estaría muerta, pero de nuevo los abrió sin previo aviso, la pelinegra se hizo hacia atrás. La vieja parecía mirarla a los ojos y esto alteraba más Hinata, sabiendo que estaba ciega. La anciana se levantó lentamente sin apartar la mirada de la otra.

-Se podría pensar que usted no hizo nada malo- dijo la anciana con una voz que no le pertenecía –Se podría decir que usted solo es una víctima. Pero estas equivocada- Hinata tembló y oculto su rostro bajo sus manos, mientras negaba con la cabeza –El pecado de guardar silencio cuando se conoció la verdad. El pecado de simplemente mirar mientras sabía que sería asesinada. El pecado de robar una posición que no te pertenece. El pecado de engañar al Rey ¡Esos son tus pecados!- gritó Chiyo con la voz de Tsuname, Hinata chilló mientras tomaba su cabeza con ambas manos.

La mujer dio un fuerte suspiro y tras gritar con su propia voz, de nuevo fue a dar contra el suelo con fuerza. Cuando Hinata abrió los ojos tras el golpe, la mujer estaba morada y con los ojos desorbitados. Estaba muerta, en esta ocasión no había duda. Gritó llamando a las damas de la corte y cuando estas entraron, señaló a la fallecida.

-¡Llévensela!- dijo en estado catatónico -¡Dense prisa!- grito, mientras mordía la uña de su pulgar.

Cuando entro a la habitación buscando protección, su cuerpo temblaba. Sus ojos miraban sin cesar cada espacio, buscando la voz que escuchaba en su cabeza. Los hombros tensos subían hasta tocar casi sus orejas y los antebrazos se pegaban al cuerpo. Sus puños apretados, no sentían el dolor de las uñas incrustándose en la carne. Se sentó sobre el futon, mientas se abrazaba y escucha la misma voz rebotando una y otra vez en las paredes. Golpeaba sus orejas, intentando no escuchar, pero los sonidos no provenían del ambiente, sino de sus recuerdos. Pero Hinata, ya no sabía diferenciar la realidad.

La Reina gritó en un aullido desgarrador, que le hizo arder la garganta. Su cuerpo entero se sacudía, aún continuaba golpeando sus orejas y si no lo hacía, llevaba sus manos a la boca y mordía sus uñas. La Hyuga estaba perdiendo el equilibrio mental. Por el temor, por la perdida, por el miedo a lo desconocido. Pecadora o víctima había llegado al punto de que sus pecados no tenían perdón.

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-Señor- dijo uno de los hombres al lado de Sai- ¿Ha escuchado los rumores?
-¿Qué tipo de rumores?- dijo él más joven poniendo atención. Él viejo suspiró.
-Es sobre la Señorita Sakura- Él pelinegro le miró extrañado, él otro continuo –Hay un montón de rumores, pero… se dice que la señorita hace ocho años fue asesinada.
-¿Qué quieres decir?- pregunto tomándolo por los hombros, casi con violencia.
-¡También hay rumores de que la Señorita, también puede estar viva!- Sai abrió los parpados sorprendido, mientras en su corazón nacía algo de esperanza –Señor, un día después de su entierro, la tumba de la joven parecía haber sido movida- El Haruno intento hablar, pero una flecha que roso su nuca se lo impidió. Él volteo asombrado, la madera llevaba un mensaje, un papel amarrado -¿Maestro está bien?- no respondió, saco la punta de la flecha de la madera y extendió la hoja.

“Maestro Sai, sabías que tú hermana no murió por una enfermedad, sino que fue asesinato. Hace ocho años. Sabía usted que la Princesa quien decía amarle fue la quién ayudó a realizar la maldición y mató a su hermana. Sabía usted que la persona que trató de encubrir este hecho fue el anterior Rey. Ahora sabe que la felicidad que ha disfrutado ha sido solo un castillo en el aire ¿Qué piensa hacer?”

Sai, temblaba de furia mientras sostenía la carta con ambas manos. Se recordó a si mismo joven, siendo perseguido por la insistente Ino y un perdón reciente, siendo solicitado sin saber los motivos. Apreció que todo su amor, se veía convertido en desdicha y odio. Arrugó el papel, terminando en el suelo, luego salió de la habitación. Debía preguntarle si aquello era cierto. Cuando llegó al cuarto de su esposa, abrió la puerta con lentitud y de igual manera la cerró. Él le miraba con un atisbo que helaba la sangre, mientras ella sonreía ignorando el gesto del otro y se aferraba a su brazo. Más él no se movía, ni tampoco decía nada.

-Vamos siéntate y hablemos- desató el agarre y se fue al fondo de la habitación, donde tomo una tela en sus manos –Mira…- dijo enseñándole unas pequeñas prendas –Lo he hecho para nuestro hijo o hija- dijo sonriendo, mientras él no mostraba interés alguno -¿No es pequeño y lindo? Yo voy a criar bien a este niño, para que sea como tú. Inteligente y bien parecido.
-¿Usted… me quiere hasta ese punto?- A Sai se le humedecieron los ojos y ella borró su sonrisa.
-¿Cómo?
-¿Qué es lo que deseas de mí, para llegar hasta ese punto?- Ino calló consternada –Ahora dime ¿Qué quieres conseguir de mí?- dijo tras caer una lagrima por su mejilla y ver lo ojos de ella transformarse por la angustia –Justo que parte de mi… querías tanto- Él miro el suelo y ella entendió sus reclamos. Sai dio un paso adelante y se acercó más a la rubia –Si es mentira, dime lo opuesto, que estoy equivocado. Por favor, dime que estoy equivocado y solo estoy siendo absurdo.
-¡Por favor, perdóname!- dijo Ino tras caer sobre sus piernas, parecía que la culpabilidad le había restado la fuerza de su cuerpo, más no la capacidad de llorar desconsoladamente –Por favor, perdóname- Sai negó asombrado.
-¿Cómo?- le dijo casi inaudiblemente -¡¿Cómo pudiste?!- gritó –Por mucho tiempo, me has engañado a mí, a mi madre ¡Era mi hermana!
-Trate de decirlo- decía mientras frotaba sus manos en signo de perdón –Traté de decirlo, pero cuando te vi tan feliz, al saber que nuestro hijo nacería, simplemente no pude abrir la boca y callé- las lágrimas mojaban su rostro y sus ropas –Si decía algo, tenía miedo que nuestro hijo, también se convirtiera en un pecador.
-He engendrado un hijo con la mujer quién mató a mi hermana- Ino arrugó la frente y se llevó las manos al vientre. Los gimoteos fueron menores y se convirtieron en quejidos. Sai cayó sobre sus rodillas –Pero también soy culpable. Por mí, has matado a mi hermana. Incluso sin saber esta verdad, la amé- La princesa no dijo nada, hubiese querido consolarlo, pero aquellos ojos le aborrecían. El Haruno se levantó e intento salir, pero la rubia lo tomó por la espalda. A pesar que la acción le provoco un profundo dolor.
-¡No! ¡Yo soy la pecadora!- dijo entre jadeos –Tú y mi hijo no tienen la culpa, está bien maldecirme a mí, pero por favor no te eches la culpa- Sai volteo, llevó las manos a quien lo aprisionaban y jalo de ellas hasta soltarse del agarre. Ella volvió a llorar con fuerza, más al pelinegro no le importó. Sin decir nada más, salió de la habitación. Ino imploraba desconsolada, con las manos en el vientre.

Al llegar el anochecer, Sai miraba por la ventana de su habitación. Sufría en las penumbras por la muerte de su hermana, en gran parte su culpa. Aún peor, decidió amar a la mujer que era la asesina de Sakura. Era incapaz de pedir su perdón, pensó en el suicidio como única opción para enmendar sus errores. Pero el sonido de vasijas quebrándose contra el suelo, le sacaron de sus cavilaciones. De haber sabido, que aquella carta fue enviada por Hiashi Hyuga y que esta tenía el objetivo de llevarlo a la desesperación y luego a una futura muerte, no habría salido del cuarto.

Sin arma alguna salió al jardín. Miró con detenimiento a su alrededor, pero se encontró con el paisaje vacío. Parecía que la conciencia le estaba jugando una mala pasada. Cuando volteó para regresar, el sonido de pisadas le alertaron. Cinco hombres vestidos de negro y con rostros ocultos, le amenazaban con katana en mano dispuestos a matarlo. Levantaron las espadas hasta amenazarlo con el ápice de la katana. Él retrocedió y ellos le siguieron de cerca.

Él primero a la izquierda se lanzó contra Sai, el pelinegro interpuso sus manos entre el cuerpo y el filo, pero antes de que pudiera cercenar sus músculos, otra espada se interpuso en su camino. Vestida en su traje de sacerdotisa, Ten-ten le salvaba la vida. Había prometido proteger a Sakura y con esa promesa, también había asegurado salvaguardar su felicidad, sabía que la pelirosa sería infeliz si veía morir a su familia. Por ello, desde que salió de Kitsune junto con Tsuname y Shizune, vigilaba la familia Haruno. Daría si fuese necesario su vida por la Princesa Heredera, por Sakura Haruno su amiga. Amenazante, levantó el filo de la espada a sus enemigos, que la superaban en cantidad.

-¿Quién es usted?- dijo Sai, ella le miró de reojo.
-Yo lo cubriré, así que vaya adentro.
-¡No puedo hacer eso! Usted está en peligro.

Ella pareció no escucharle. Dio varios pasos adelante, haciendo retroceder a los enemigos. El segundo a su izquierda se lanzó por la castaña, levantó la espada sobre su cabeza y luego saltó, buscaba usar a su favor la fuerza de gravedad, pero no meditó que dejaría su guardia desprotegida. Ten-ten aprovechó el descuido y de un solo zarpazo incrusto todo el filo de la katana en su vientre antes que el hombre la tocara. Retiró la espada y él cayó al suelo en peso muerto, creando un charco de su propia sangre. Los demás reconocieron, que la muchacha parecía tener habilidad con la espada y esto hacia que los ahora cuatro hombres, se preocuparan un poco más por su rival. La sacerdotisa no perdió tiempo, golpeó la espada con los otros dos del centro, que se habían perturbado por la muerte del anterior, más estos apenas retrocedieron. Ella giró sobre el aire y se alejó del grupo. De nuevo llevó la katana amenazante hacia adelante.

Soltó la espada en el aire hacia arriba y la tomo cuando esta paso frente a sus ojos, formando una defensa en cruz. Ten-ten jadeaba un tanto cansada, pero podía sentir la adrenalina viajar por sus venas, dándole nuevos bríos. Uno de los hombres se fijó al fondo, donde aún se encontraba Sai. Su objetivo no era matar a la jovencita, sino al noble tras ella. De un saltó pasó sobre la sacerdotisa y amenazó con el filo de la espada al pelinegro. Ten-ten corrió tras de él junto a los demás hombres, antes de que este pudiera alcanzar al hermano de Sakura, la castaña lanzó la espada a la espalda del contrario. Esta se incrusto y termino saliendo por su pecho, pinchando varios órganos importantes.

Brincó hasta el hombre y arrebató la espada ensangrentada de sus entrañas. Miró a los otros tres mientras se lanzaban a ella. El movimiento y el viento había casi desecho sus moños, varias estocadas y el rechinar de los metales los volvió a separar. Les lanzó una mirada de odio mientras se tiraba de nuevo hacia los enmascarados. Uno de los más altos y corpulentos estiro su brazo, por supuesto su tamaño en comparación de la mujer fue mayor y la extensión del ataque también lo fue. La katana se incrusto en el vientre de Ten-Ten, más esta pareció no importarle, tras arrugar el rostro un poco, aprovechó la cercanía de su combatiente para incrustar la espada propia en el torso del otro, justo en sus órganos vitales.

Él otro terminó en el suelo y la castaña sacó la espada de un solo galón de su cuerpo, sin importarle el desangramiento o dolor. Amenazó con la espada, el cuello del otro que se acercaba, ambos se esquivaron con dificultad. La fuerza empleada en el ataque la hizo tambalearse e irse hacia adelante, esto lo aprovecho su agresor para incrustarle la espada sobre el otro costado aún sano, el filo viajó hasta su torso derecho, cortando la carne y rompiendo un par de costillas de la mujer. Ella gritó de dolor. Dio varios zarpazos a los hombres, pero su vista nublada solo le ayudaba a fallar. Otro de los dos que se encontraban de pie, le incrusto la espada en el estómago, saliendo por su espalda.

Sintió sus entrañas ser desgarradas y la muerte más cercana. Ten-ten jadeaba y tocía sangre, con la poca fuerza que le quedaba alejó al hombre de ella. Protegería a lo que más amaba Sakura, se lo había prometido. Se colocó de nuevo, a la defensiva, no moriría hasta acabar con los hombres. Un paso ligero a la distancia le alertó, pero para su dicha era Shikamaru Nara. La katana abandonaba la funda del guerrero mientras se lanzaba contra los dos aún vivos, un golpe a la derecha luego a la izquierda. El filo se incrustó en los vientres y los partía a ambos en dos. Fue rápido y efectivo. Shikamaru se fijó en Sai que corría al encuentro de la muchacha, que había caído tendida en el suelo. La tomó en sus brazos y la recostó a su cuerpo.

-Muchacha despierta- decía mientras la agitaba lentamente –Despierta por favor. Abre los ojos- como si fuese sido una orden Ten-Ten levantó los parpados. Ella miró todo enrojecido y pudo sentir el sabor del hierro colmarse en su boca. Tenía el rostro cubierto de sangre.
-El hermano de Sakura… está con vida- dijo lentamente, apenas audible. Quiso sonreír, pero el gesto le dolió –Parece que logre cumplir mi promesa- ella se quejó, mientras su cuerpo temblaba de frío. Sai abrazo a la extraña, aun consiente que el hecho mancharía sus ropas de sangre –Lo siento, dile a Sakura que lo siento, hasta el final… prometí protegerla pero… me veo obligada a dejarla así.
-No digas eso, tú estuviste con Sakura todo este tiempo. No sabes lo agradecido que estoy por ello. Para alguien tan pequeña como tú, siento haberte dado una carga tan grande.

Ten-ten cerró los ojos cansados, mientras sentía que el dolor que le provocaban las heridas iba sintiéndose cada vez más cálidos, hasta el punto de casi desparecer. Las lágrimas en sus mejillas dejaron de sentirse frías. Intentó abrir los ojos, pero ahora sus parpados estaban más pesados, cuando al fin logro su cometido miró el rostro de Sai y le recordó a Sakura, quiso sonreír más no pudo. Ella le había dado sentido a su vida oscura y sin darse cuenta, ambas habían dado luz a sus días nublados. Había sido feliz los días en que pasaron juntas, ahora a Sakura le quedaría también luchar por su felicidad. El muchacho de negra cabellera se volvió borroso y sus parpados no aguantaron más estar abiertos. Ten-ten se acomodó tras la calidez del cuerpo que le daba confort y perdió la vida, en las manos del amado hermano de su amiga.

Tsuname se levantó de golpe, con el corazón latiendo rápidamente y con la angustia acumulada en su pecho. Se sentía pérdida, la desorientación dio paso a la sorpresa de estar vida, luego sintió el punzante dolor en su mano izquierda ahora vendada y luego reconoció que aquel dolor que crecía en su interior, era porque había perdido una alumna. Suspiró conmocionada por el dolor y luego lloró sin importar las apariencias.

Cuando salió de la habitación limpiando las lágrimas del rostro, entendió que había vuelto a la posada donde se ocultaban. Paso por toda la casa, hasta mirar a Shizune sentada en medio del patio central, abrazaba sus piernas e igual lloraba.

-Maestra Tsuname- dijo Shizune mirando a la mayor –Ten-ten… ha muerto- la otra asintió triste –Ella antes de irse, siguió diciéndome que viviera bien, también me dijo que le diera las gracias a usted por ella. Pues, si con su sacrificio nosotras fuéramos felices, ella también lo sería- dejó el rostro de la rubia y se fijó en el cielo. La mayor hizo misma.
-Muchacha tonta- pensó Tsuname -¿Estas feliz de que al fin pudiste abrazar tú fuego e irte?
-Sí- escuchó –Para una chica como yo, viví una vida bastante feliz. Gracias a usted, gracias a Sakura.

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-Lleve a la Princesa y a Sai a un lugar seguro- dijo Shikamaru, después de contarle los pormenores del ataque. Naruto negó entristecido.
-Hoy tampoco fui capaz de salvar a un inocente ¿De quién fue la sangre derramada?- preguntó el Rey. El Nara se fijó al final de la habitación.
-De la sacerdotisa Ten-Ten- una vez pronuncio el nombre Sakura se llevó las manos a la boca y trato que sus llantos no se escucharan fuera de la habitación –Ella, con el fin de proteger la felicidad de Sakura, se enfrentó a los asesinos y murió- Naruto apretó sus puños con fuerza y tras unos minutos miró preocupado a Shikamaru.
-Manda rápido algunos hombres al Palacio cerca de la frontera con Sunagakure- le dijo alterado -¡Abuela está en peligro!

Un grito de dolor, el té caía derramado sobre el resto de los alimentos. Las manos ancianas cayeron sobre la mesa buscando un punto de apoyo, pero el dolor era intenso. Sus dedos se deslizaron por la mesa y los demás utensilios terminaron en el suelo. Ella intentaba pedir ayuda, más su voz no salió. Se sintió ahogarse, por el líquido que subía de su garganta. La sangre salió de su boca a borbotones, mientras la Reina Madre llevaba ambas manos al cuello controlando el vómito que le destruía las entrañas.

En ese momento se dio cuenta, que había sido envenenada. Infectada por su hombre de confianza. Hiashi Hyuga un familiar lejano de la dinastía a la que ella pertenecía, hijo de un primo tercero de su padre y el único sobreviviente tras años de cruentas enfermedades que azotaron Kitsune por más de sesenta décadas. Él se había atrevido a sacarla del camino. Un nuevo dolor se amoldo en su pecho y ella llevó la mano a esté, quiso de nuevo vomitar más no pudo. Levantó la mirada y vio las ropas de su majestad.

-Majestad- dijo suplicante -¿Esta aquí para llevarme?- dijo extendiendo su mano -¡Apresúrese y… Rey!- le miró de nuevo pero como la vez anterior fue incapaz de ver su rostro, quizás porque aquello era una ilusión de su cerebro al estar a punto de morir. Dejó las manos posarse en su cuello –Majestad, todo lo que hice… fue por usted ¿Por qué no quiere entenderme?- ella arrugó el rostro y el cuerpo se marchó. De nuevo extendió la mano -¡Rey! ¡No! Esto no puede estar pasando ¡Naruto! ¡No puedes irte, no me dejes sola!- la Reina Madre temió por primera vez a algo, la muerte. También lloró después de muchos años de no hacerlo. Recordó a su nieto reclamándole y su hijo perdonando su falta, pidiéndole no cometiera otro pecado nuevamente. Las imágenes se marcharon y las náuseas le invadieron, el líquido viajaba por su garganta y era expulsado por su boca y nariz. Colocó los brazos en la mesa, sintiéndose cada vez más débil.

Un suspiro profundo. La Reina Madre cayó sobre su brazo derecho. Las manos soltaron el agarre y la sangre de su boca termino por ensuciar de rojo sus ropas amarillas. La anciana que por muchos años había poseído el poder de toda Konoha, había muerto. Asesinada.

Naruto aún sin saberlo, despacho a Shikamaru fuera de su habitación. Se dirigió al fondo, donde seguramente Sakura escuchó todo. Abrió las puertas, la encontró en el suelo tapando con su boca el sonido de sus lamentos. Se agachó hasta llegar a su altura y ella se lanzó a sus brazos.

-¿Estás bien?- preguntó a pesar de conocer que la muerte de la sacerdotisa, había destruido el corazón de su amada –Llora tanto como quieras.
-Yo- dijo aferrándose más a sus ropas –No tengo derecho a llorar, Ten-ten siempre me ha protegido. Sin embargo, siempre fui una carga, no pude protegerla.
-¿Era ella… alguien a quien apreciabas mucho?- Sakura asintió.
-Ella era mi amiga, ella fue mi familia. No, mucho más…
-Ella debió haberlo sido, por eso dio su vida por ti y por tú hermano…
-¿Por qué ella murió?- le dijo ocultando su rostro humedecido en el pecho de Naruto -¿Por qué mi hermano está en peligro? ¿Cuál es el poder o la gran causa que requiere la sangre de los inocentes?- Él la abrazo con más fuerza, llevó a su mano a su cabeza y acaricio esta con cariño.
-Así como tú perdiste a alguien precioso, yo también he perdido a alguien valioso de la nación. Por eso, no me detendré. Nunca más, habrán más vidas inocentes siendo sacrificadas… este ciclo de maldades debo terminar con ellas.

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-Acabamos con la vieja zorra- dijo Hiashi con satisfacción –Ya no tenemos quien se interpongan en nuestros planes.
-Pero la opinión pública es preocupante- expresó Iruka, mirando al resto –La gente está agitada por los rumores e incluso los eruditos están comenzando a sospechar. Si esto sigue así, podríamos perder el apoyo político, incluso si tenemos éxito- Antes de escuchar la réplica de cualquier otra, la puerta se abrió mostrando a un despreocupado Sasuke.
-Entonces, debemos acelerar nuestro “gran acto”- los cuatro hombres se levantaron y le reverenciaron. El Uchiha los miro con una sonrisa arrogante y se dirigió a ellos, hasta sentarse junto a los nobles. Los demás le imitaron.
-¿Adelantarlo? ¿Tiene alguna sugerencia?- pregunto Kotetsu Hagane.
-Antes de que el Rey anule nuestra voluntad, vamos a acabar con él- Se llevó un bocadillo a la boca y lo engulló –Cualquier golpe de estado que los ciudadanos no apoyen, será traumante si no tienen un líder. Allí entro yo, soy capaz de mover el corazón de las masas.
-¿A qué se refiere?- pregunto Iruka.
- No ha oído mis buenas obras en el Servicio Médico- sonrió –Me he hecho pasar por amigo de los plebeyos, ya sean de clase alta o baja. Es por eso que la gente debería tratar de hacer el bien. Quien iba a creer que resultaría tan útil, todo por estar cerca de la sacerdotisa- Sasuke carcajeo, de inmediato borro su sonrisa –Si el golpe de estado es exitoso, lo más probable es que pase a la historia- él hablaba con arrogancia y con sed de poder, de triunfo y reconocimiento –El rey que deseaba a la pobre sacerdotisa, el rey que ignoraba al servicio y las contribuciones, el rey que desestimo la opinión pública y recurrió a la violencia, detenido por el resurgimiento de un nuevo Rey, que se puso del lado de los plebeyos- de nuevo carcajeo –Esta noche, quiero reunirme con el resto. Tendremos nuestro primer consejo de gobierno.

Pasadas de la media noche, un grupo extenso de hombres se reunieron en el salón principal de la casa de los Hyuga. Cada uno de ellos, conocían el hecho que pronto se realizaría la traición hacia la cabeza de Konoha y que pondrían en el trono al Magistrado Uchiha, futuro rey. Sasuke miró a cada uno de ellos, quizás intentando memorizar sus rostros. Después de terminar, se fijó en Hiashi y este asintió. Llenó los pulmones de aire y se dispuso a hablar.

-Hay muchas personas- sonrió levantando la comisura derecha de su boca.
-¿Por qué se ríe?- dijo Hiashi un tanto consternado.
-Es gracioso. Quien iba a creer que un Magistrado como yo, soñaría con la usurpación del poder.
-¿Cómo puede decir eso?- escupió Izumo, señalando a los hombres –Todos los que se reunieron aquí esta noche, creen que el mejor para estar en el puesto del Rey, es usted- el hombre carcajeo y Sasuke le miro con antipatía.
-Suficiente- él otro borro su sonrisa del rostro -¿Cuándo realizaremos la revuelta?- preguntó dirigiéndose a Hiashi.
-Hemos decidido que será en el próxima festival- Sasuke asintió –Sin embargó, la rebelión no se llevará en la zona de caza- refiriéndose que en esa época el Rey, iba junto con los miembros de la corte en búsqueda de Kyubiko, el mítico zorro de nueve colas –Será en el palacio- Sasuke rio un poco sorprendido.
-¿El palacio se convertirá en el campo de cacería? Sin embargo, la presa será el Rey- miró de nueva cuenta a todos, llevó la mano hasta debajo de la mesa y de allí saco un cuaderno, que dejo caer sobre la mesa. Todos miraron curiosos el objeto. Lo abrió hasta mirar las hojas blancas, tomo la pluma que sumergió en la tinta negra y luego con agilidad trazo su nombre. Dio vuelta al mismo, quedando frente a Hiashi.
-¿Qué es esto?
-Si ustedes me creen y deciden seguir mi causa- dijo con la voz grave y alta –pongan su firma aquí. Tal vez sea solo un libro en blanco, pero un día cuando me sienta en el trono, este registro de leales súbditos dirá los que me ayudaron al golpe de estado.

Hiashi miro seriamente a Sasuke y este hizo lo mismo. Cuando el Hyuga sonrío confiado, el otro de igual manera le imito. De inmediato escribió sobre el papel y fue pasado al lado derecho, donde finalmente todos los involucrados y seguidores de Sasuke escribieron.

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Naruto miró a los nobles que precedían junto a él una de las más importantes reuniones antes del Festival de Kyubiko, unas de las actividades más reconocidas en Konoha. Aunque fuese un ser mítico y solo en antiguos escritos estuviera plasmado que se había cazado alguno de ellos, la tradición así lo señalaba. Era más una práctica para fortalecer los lazos de poder en el Reino.

-¿Están caminando bien los planes para la cacería de mañana?- preguntó Naruto.
-Si Su Majestad- respondió Kotetsu –Hemos trazado una frontera en el bosque del norte para la cacería. Hemos prohibido el ingreso a la zona- él rubio asintió.
-Ha pasado tiempo desde el último Kyubiko, lo espero con ansias- dijo sonriendo.
-Nos acompañaran artistas para entretenernos también, será muy divertido- explicó Izumo.
-Esta expedición no es solo para entretenimiento- reclamó Naruto –Sirve como entrenamiento para los ejercicios militares, así como el fortalecimiento interno entre los soldados- los demás asintieron –“Además determinará, quién será el cazador y quién la presa. Será un partido para determinar el ganador”- pensó el Rey -¡Oh, sí! Iruka Umino ¿Cuál será la cantidad de escoltas que participaran en el festival?
-Alrededor de doscientas personas se nos unirán- contestó. Mientras decía esto, había recordado su conversación con Sasuke Uchiha.

-¿De cuantas personas será nuestro ejército?- pregunto el Magistrado .
-Habrán cien personas más. Por lo tanto, trescientas soldados marcharían al área de caza.
-Entonces la defensa del palacio será extremadamente débil- dijo Sasuke –Seguramente Naruto deberá salir del Pabellón de la Corte para dirigirse a sus habitaciones. También deberé seguirlo como un súbdito leal. Antes de que intente salir de Kitsune, deberemos interceptarlo en la plazoleta principal, necesitaremos atacar en ese momento. Cuando él esté cerca de dejar el Pabellón de Corte y las puertas del palacio estén recién abiertas. Recuerda Iruka, lleva los guardas hacia el palacio y no a el área de caza.

-Por lo tanto, tendré a los soldados listos para partir y nos dirigiremos primero al área de caza- término por decir el Umino, Naruto asintió.
-¡Por favor, asegúrense de mostrar sus habilidades de caza!- dijo Naruto –En especial, tengo altas expectativas en usted Ministro Hyuga.
-Por supuesto Majestad, trataré de estar aún más allá de sus expectativas.

Terminada la reunión, Naruto salió del Pabellón de la Corte con rapidez. Aquello había sido claramente una declaración de guerra, debía proteger a Sakura. Cuando entro en su habitación, se dirigió inmediatamente a la puerta falsa, la que abrió de un golpe. Ella lo miro y se levantó preocupada por mirar aquel rostro serio.

-Deberás salir de palacio.
-¿Dónde iremos?- preguntó Sakura, él negó con la cabeza.
-Sólo tú. Mañana habrá un Kyubiko- le dijo sin poder mirarla a los ojos.
-Lo había escuchado.
-No es muy lejos. Pero quizás no sea capaz de regresar rápidamente- ella lo tomó por la mano y busco sus ojos preocupados –Por eso creo, que debo llevarte aún lugar seguro.
-¿Tengo que hacerlo?- Naruto se acercó a ella, recostándola sobre su pecho.
-¿Qué harías en una habitación vacía? No me gusta el hecho, que te estoy dejando atrás sola.
-Lo haré. No importa donde estés, siempre y cuando estés seguro, no pediré nada más. Sea lo que sea que este logrando, espero que Su Majestad lo alcance. Por favor, alcanza tus metas.
-¡Lo haré!
-Por favor, regresa a salvo.
-Eso será una promesa… regresaré- terminó por decir besando su cabeza.

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Sasuke miró la luna desde su casa, estaba en creciente. En un par de días sería una luna llena. Sonrió melancólico, mañana su vida cambiaría y seguramente todo lo que conocía sería diferente.
-¿No te dije?- dijo mirando al cielo –Esa luna… me seguiría en donde quiera que me fuere- al pronunciar aquellas palabras, Shikamaru salió de su escondite y se dirigió hasta Sasuke. Él admiró la luna, junto con su antiguo amigo –Solo te preguntare una cosa ¿Has venido aquí como un comandante o como un amigo?- El Nara suspiró.
-Vine aquí como un amigo.
-¿Cómo amigo?- Sasuke miró a su acompañante que aún miraba el astro –La palabra amigo es una buena palabra. Debería preguntarte una vez más.
-Ya lo hizo.
-Eres un amigo tan aburrido- Shikamaru volteo donde él –Entonces te haré otra pregunta.
-Dime.
-¿Tú… sigues pensando en mi como un amigo?
-Lo hago ahora e incluso en el futuro.
-Entonces sea lo que sea que decida, sea lo que sea que haga ¿Serás mi amigo hasta el final?
-¿Por qué… estas preguntándome sobre esto?
-Nada. No necesito una respuesta. La respuesta de la otra persona es irrelevante, mi decisión no cambiará. Solo a veces me cuesta creer en ¿Cómo nos convertimos en esto?

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El nuevo día daba inicio. Como lo había previsto Iruka Umino, a las afueras del palacio se dirigían las caravanas de soldados, unos trescientos en total. Armados de pies a cabeza, con lanzas, katanas, flechas y arco se dirigían a la supuesta zona de caza, que en realidad eran las puertas principales de Kitsune.

Naruto ese día llevaba un traje especial, había dejado su corona y la había cambiado por un protector de frente color negro, que dejaba al descubierto su desordenado cabello rubio. Lucía un traje en tonos rojos que hacían contraste con el tono naranja de los bordados sobre sus hombros y cintura. Las mujeres colocaron una pesada túnica blanca, donde relucía un enorme escudo circular, nuevamente de rojo y naranja que mostraba un zorro de nueve colas. Al final del mismo se tejieron llamas carmesí, terminando así el conjunto.

-La familia real y los súbditos han terminado sus preparaciones y están esperándolo- dijo Kakashi –Es casi hora de que se dirija al Kyubiko.
-De acuerdo, entiendo.
-Su Majestad- dijo Hatake con una sonrisa, Naruto volteo a mirarle –Es un honor… para a mí, haberlo servido todos estos años.
-¿Por qué estás hablando cómo si fueras a morir?
-Por favor, manténgase a salvo.
-No te preocupes. No perdí mi tiempo ociosamente después de todos estos años- El rubio le sonrío al peligris y poso su mano en su hombro en apoyo. Luego se fijó en el otro.
-Shikamaru ¿Estás listo?
-Si la vida de mi Rey está en peligro, yo estaré allí.
-¡Gracias! Vamos, entonces…

Ese día, la mañana estaba oscura y el cielo abarrotado en nubes. La brisa que llegaba desde el oeste golpeaba con fuerzas las banderolas alrededor de la plazoleta principal de Kitsune. Un hombre a lo lejos anunció la llegada del Rey y de inmediato los grandes tambores fueron golpeados en su honor. Como adivinando la futura batalla que se iba a teñir, le dieron al ambiente un sentimiento de temor y melancolía. Los hombres se inclinaron ante la presencia del Rey y Naruto se topó con el momento más crítico en su vida, pero como lo había prometido, todo regresaría a su posición correcta.

Bajo los catorce escalones que lo separaban de la plazoleta y que eran reguardados por estatuas de zorros. Cuando dio el último paso se fijó a su izquierda, dónde Hiashi Hyuga le miraba con sorna repulsión, el grupo de hombres que le seguían de cerca, en cambio se miraban preocupados. Al girar sobre su hombro derecho, se encontró con Sasuke vestido de azul y plata, su mirada oscura pareció verse más sombría y bajo su barbilla como un animal amenazante.

-Tan pronto como el Rey comience su salida- había dicho el Uchiha –las puertas del palacio se abrirán- Se miraron fijamente por largos segundos y el pelinegro fue el primero en romper el contacto. Mirando hacia este, de donde seguramente entrarían los desertores, las murallas se abrirían y varios centenares de hombres estarían dispuestos a convertirlo en el nuevo líder –Cuando el Rey y toda la gente se hayan encontrado- había dicho señalando un mapa de Kitsune –Y entremos en la plazoleta principal, estaremos iniciando la rebelión.

-¡Salida!- grito Kakashi. Los hombres comenzaron a caminar tras Su Majestad y lo tambores volvieron a sonar, con un compás más rápido y desesperante.

Una vez que las puertas a las que se dirigía Naruto fueran abiertas, la batalla daría inicio. Poco tiempo después, el grito de hombres se escuchó como mil pájaros en bandada. El rubio fue de inmediato rodeado por sus soldados y estos a su vez por los desertores. Se encontraban en clara desventaja. Paradójicamente, Sasuke quedo espalda con espalda, con su antiguo amigo.

El rechinar de las espadas les hizo voltearse al mismo tiempo. Naruto dejó caer la túnica tras sus hombros y miró el filo de la katana de Sasuke cerca de su rostro, igual que la suya en la del pelinegro. Estuvieron en silencio por largo rato, esperando que alguno diese el primer paso.

Más ninguno de los dos se movían, se miraban fijamente. Mientras Shikamaru ahora también amenazaba al Uchiha. El primero en manchar la espada de sangre, fue Hiashi Hyuga, quien se lanzó contra uno de los guardas de la corte, matándolo desprevenidamente en el lugar. Después de eso le siguieron Izumo y Kuigetsu. De nuevo la quietud y la impaciencia.

-He venido a informarte- gritó Sasuke –Que tú destino ha cambiado y… ha alcanzado el final de su fortuna.
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Mensaje por eliannar Dom Mar 31, 2013 5:57 pm

Ohh!! Ten ten pobre por qué tuvo que morir pero salvó la vida de Sai, por el contrario murió la reina madre y Chiyo que se lo merecian, lastima por Ino que tenga que pagar sus errores y siento lastima por Hinata se volvio loquita.
Lo de Sasuke todavia me recervo la duda por que no me queda claro por que pidío los nombres de todos sus complices creo que hay algo bueno en eso.
Nos leeremos amiga.
Pd. Te queda el final y el épilogo dime que sii jeje
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Mensaje por moi-06yoyo Dom Mar 31, 2013 6:15 pm

ya la culminación de esto es ahora, mmmm y yamato ? siento que va a ver algo que no salga bien en el plan del emo, algo como que la princesa heredera ase que ele pueblo pele por su Rey naruto
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Mensaje por NaruSaku-12 Lun Abr 01, 2013 9:11 am

Muy bueno todo,de verdad me gustó.
Pobre TenTen,¿Por qué tuvo que morir?Pero al menos salvó a Sai.
Lástima por Ino que tendrá que sufrir las consecuencias de sus actos. :c
Bueno es que la vieja Reina Madre y Chiyo murieron,se lo merecían por sucias.
Espero la Conti Ansiosísísísíma. Razz


Saludos,besos y abrazos.
Onion bye

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Mensaje por mayasorita Sáb Abr 06, 2013 11:27 am

no puedo creerlo!! que super increible esta todo esto!!
primero Hinata loca, la muerte de Chiyo y la de Tenten, esa si me dolio Onion TT
y pobre Ino y Sai, sea como sea ambos estan sufriendo mucho!
y maldito Sasuke!! Onion hit como se atreve, bueno, mas bien ese maldito Hyuga
me sorprendio que la reina madre fuera familiar de ellos Onion gota
pero bueno, espero anciosa la conti
ya quiero ver esa increible batalla, que mas pasara??!!
por cierto.. no entendi la ultima parte.. que quizo decir Sasuke?? ??
espero conti anciosa Onion ok Onion bye
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Mensaje por marifa Lun Abr 08, 2013 11:56 am

CAPÍTULO XXX

• LUNA LLENA •


Dulce y triste, como un amor sobrecogido por largos suspiros
de lo profundo de un sauce poco a poco va saliendo la luna
Yosano Akiko


• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •


Los ojos de Sasuke estaban enrojecidos, quizás por la rabia. Tal vez porque estaría cercano a matar a su amigo. Amigo, en el último tiempo aquella palabra parecía tan vacía y escasa de valor. En qué momento su fraternidad se convirtió en envidia. Cuándo fue que el amor le segó; qué karma habría cometido en su vida anterior para padecer de tan cruel destino, el mismo que les obligó amar a la misma mujer.

Era Sakura, a quien atribuía la causante de sus pasiones y guerras. Por ella hacia todo aquello. La niña bonita de ojos grandes y verdes, quien lo hacia soñar embobado en la niñez, por quien se sonrojó en la adolescencia, la misma que le hizo derramar lágrimas en la adultez. Era la Princesa la mujer que más deseaba, la cual añoraba. Ya no importaría lo que pasará a partir de esa mañana casi convertida en tarde, porque la amaría, con la misma intensidad con que había descubierto ese sentimiento hace más de quince años.

Acercó el filo de la katana un tanto más al cuello de Naruto, su mano quiso desprenderse de aquel metal asesino, pero de nuevo la tomo con mayor fuerza, cuando fijo sus ojos en los del rubio, había una suma de desconcierto y decepción, más no de miedo. Su Majestad se mantenía firme y dispuesto a luchar por su reino, sabía que por Sakura también.

–Mátalo- gritó Hiashi Hyuga a sus espaldas –Es la voluntad de cielo, destronáremos al Rey tiránico. Date prisa y decapita a Naruto.

Matar al Rey de Konoha, aquellas palabras salían tan fácilmente de su boca. Era él, Hiashi Hyuga alguien que asesinaba por gozo y no por honor. Sería una vez que la cabeza de Naruto rodara por los suelos hasta toparse con sus pies, que se daría cuenta que no era mejor que un simple y ruin delincuente. Se convertiría en un ser igualmente despreciable, semejante a aquel viejo Ministro.

–Hoy eres tú quién perdió su oportunidad. Así que la próxima vez, no busques vencerme- recordó Sasuke de su anterior lucha contra el joven de cabellos dorados. En aquel entonces, Naruto le estaba poniendo a prueba. Habría visto crecer la oscuridad que se cernía en su corazón, aún antes que él.

-¿Por qué está dudando? ¡Mátalo!

Dudas, sonrió para sus adentros. Sasuke Uchiha, no tendría de nuevo más dudas. Gritó, tan fuerte y extenso como se lo permitió la voz y los pulmones. Levantó la espada al cielo, aquel instante hiriente y caótico fue tan corto, a la vez tan largo como una eternidad, para los guardianes del Rey, también para sus contrarios. El pelinegro se volteó sobre sus piernas con rapidez y de inmediato se escuchó la resonancia causada por el metal, dos golpes seguidos. La defensa de Shikamaru y Naruto era rota, ambas espadas se hicieron hacia atrás al igual que los cuerpos de ambos. Luego llegó el sonido de la ropa rasgada, el hierro teñido de rojo, el cuerpo cayendo y la sangre empapando el empedrado. El Magistrado, había herido de muerte a uno de los combatientes del ejército traidor.

Naruto suspiró bastante aliviado, luego sonrío para sus adentros. Un Uchiha jamás sería un títere. Volteo a él, como si todos los problemas nunca hubiesen existido, ambos se dijeron un sí mudo con la cabeza.

-¿Estas listo Sasuke?
-Sin dudar- respondió curveando la comisura de sus labios.
-No se olviden de mí- dijo él Nara.

Los otros dos asintieron ante el reclamó del guarda real. De inmediato se reunieron en el centro del campo de batalla, explorando el espacio que les rodeaba. Se acoplaron en una formación compacta, juntando las espaldas. Naruto se encontró peligrosamente cercado. Las puertas de palacio se habían cerrado, por la retaguardia era imposible escapar o formar una mejor defensa. Tanto la diestra como la siniestra estaban cargadas de pocos soldados aliados y muchos enemigos. La mejor opción era hacerse camino hacia el frente, donde se encontraba la parte más alta de la plazoleta. Por donde el rubio, había caminado hace pocos minutos.

Todos estaban expectantes, nadie parecía dispuesto a mover un solo músculo hasta que el contrario iniciase la contienda. Solo se sentía una brisa fría que se estaba llevando las nubes. Su Majestad sabía que estaba lejos de tener la ventaja, pero tampoco parecía dispuesto a ver morir a los suyos, apretó con fuerza la espada hasta que los nudillos se hicieron blancos. Gritó, fue él primero en lanzarse por todo. Mantuvo el metal al frente antes de acercarse al primer soldado enemigo, segundos previos de impactarlo volcó la espada y con el filo le dio de lleno en el vientre del otro. La sangre voló por los aires casi como una lluvia, infectando los rostros hostiles.

Aquello pareció enardecer los bríos. Como si les hubiesen despertado de un profundo sueño, se escucharon las exclamaciones de centenares de hombres. Naruto retiraba el arma de un segundo cuerpo e incrustaba la espada en un cuello distinto, luego observó a su derecha. Sasuke ya había vencido a otros tres hombres, volteo al otro lado, Shikamaru a otros cinco.

Viendo el camino más despejado, los tres se miraron y asintieron. Debían llegar al lugar más estratégico de la zona, subir las gradas y seguir con el próximo movimiento de su plan de guerra. Se hicieron camino entre los hombres, hiriendo a quién se les acercaba. En uno de los tantos golpes dados con la espada, Naruto miró a Hiashi de lejos mientras se regocijaba matando a uno de sus soldados.

-¿Cómo puedes confiar en mi y creer que te ayudaré?- Recordó en tanto corría.
-Acabo de… apostarme la vida en ti- le había dicho él rubio a Sasuke.

Subieron los catorce escalones, desde allí miraron al grupo de hombres. Su mayoría numérica era espantosa. Naruto estaba expuesto, a la vista de todos sus contrarios. Eso a Hiashi le pareció gracioso, pero aún más estúpido. Ordenó a sus soldados se detuvieran, de inmediato así lo hicieron. Mientras sonreía con insolencia, notó que por cada hombre cansado y herido del Rey, había mínimo cinco de él. Sus ojos se iluminaron cuando saboreo su supremacía e imagino el tacto del trono bajo sus dedos. Se fijó en Su Majestad, mostrándole sin vergüenza su intenso odio, que se convirtió en un deseo intenso de matar.

-¡Síganlos!- gritó el antiguo ministro.

Una vez la orden fue dada, de inmediato el grupo abajo se alisto para salir al encuentro del Rey. Sus pisadas contra el suelo, todas al unísono se dirigían contra los tres en las alturas. Pero estas fueron ensordecidas por la tropa de hombres quienes gritaban a todo pulmón. Más de cien soldados con arco y flecha en mano, se postraron a la retaguardia de Naruto y los otros dos, deteniendo en seco al ejército traidor. Quizás, aquello no hubiese asustado tanto a los enemigos, sino fuese por los otros cien más que salieron de los pabellones continuos hasta pisar la plazoleta, todos cargaban espada. Tres de los cuatro flancos ya estaban tomados por el ejército anbu. Sin duda, Su Majestad había previsto el ataque y calculado la cantidad de hombres necesarios para ganar la guerra.

Los arqueros ser formaron en dos filas, los que se hallaban delante se hincaron sobre una única rodilla. Los de atrás tensaron las cuerdas, siendo imitados por los otros. Los proyectiles fueron apuntados hacia el ejercito desertor, esperando pacientemente la orden de Su Majestad. Sasuke volteó hacia atrás, sonrió. A pesar de todo, era bueno estar de ese lado. Luego diviso a Izumo acercarse a Hiashi.

-¡Son las tropas secretas del Rey!- se le escuchó decir a Izumo, con notable temor.

El rumor lento y sádico de los tambores, retumbó por cada rincón de Kitsune e hizo resonancia en los cuerpos de los hombres presentes. Aquella caja de guerra anunciaba que la batalla se reanudaba. Pero para sorpresa o espanto de los guerreros de Hiashi, las puertas una vez cerradas, fueron de nuevo abiertas. Ocupadas por otros ciento cincuenta soldados del capitán anbu. Con lanzas y escudo en mano, terminaron por rodear al grupo de traidores. Cuando Yamato observó que el último guerrero aliado había ingresado, cerró las puertas de Kitsune, con ensordecedor sonido.

-Desde ahora- pronunció Naruto con todas sus fuerzas -¡Empieza la cacería!- una vez más se escucharon el retumbe de tambores -¡Limpien el frente!- gritó con la espalda señalando el objetivo.

Naruto Uzumaki, jamás sería un rey destronado. Los testigos de aquella verdad, fue la sangre y los soldados hostiles muriendo. Cercenados por el filo de las espadas, caían. Algunos amigos otros enemigos. El suelo poco a poco se fue tiñendo de rojo, las carcajadas del viejo Hiashi se escucharon por doquier. Lejos del temor a morir, parecía disfrutar de la masacre, fueran o no sus hombres. Sasuke miró de reojo a Shikamaru, esté asintió. Los dos se lanzaron al campo de batalla, de nuevo esquivaban e incrustaban los hierros en el cuerpo rival.

-¡La persona que maté al Rey y a Sasuke Uchiha!- dijo en voz alta el Hyuga -¡Tendrá una posición de prestigio en el Reino!

Su Majestad perpetuó aquella ofensiva por algunos minutos más, desde su posición en las alturas, advertía que llevaban la ventaja pero aún no lograban doblegar al enemigo. Sin duda, el sonido de las espadas era aterrador y convenía que el tercer batallón de apoyo brindara su participación. Él rubio miró a lo lejos a Yamato que estaba pendiente del Rey, con un movimiento de su cabeza le indicó proseguir. El capitán de los anbu levantó su lanza y con esta, los demás le siguieron. Se dirigieron hacia los desertores, conduciendo el madero hacia el frente, donde el filo se incrustó en los cuerpos de los hombres sin compasión. Gritos de dolor, pérdida de miembros. El pesado olor a sangre, se inquiría con cada aspiración.

Kakashi estaba junto al grupo de arqueros, Naruto volteó a verlo. Él hombre de cabellos plateados se acercó al Uzumaki, llevándose con él la espada del Rey y entregando un largo arco, junto con gran cantidad de flechas. Su Majestad tensó la cuerda, sus ojos azules buscaron entre la multitud a los líderes de la revuelta y disparó. La flecha sorteo con agilidad la gran cantidad de hombres hasta incrustarse en el pecho de Iruka Umino, quien soltó un grito sordo de dolor. El herido buscó al causante, las miradas de ambos se cruzaron y Su Majestad por un momento se sintió mal por la suerte del otro. Mientras esté arrancaba la flecha de sus entrañas, quizás en un último intento por sobrevivir. Sin embargo, la sangre salió por borbotones y de inmediato su corazón se paralizó. Iruka caía sobre su espalda, con los ojos abiertos en un vistazo ciego hacia el cielo.

Quiso eliminar aquellos pensamientos, tensando de nuevo la fibra, en esta ocasión los soldados tras de él le imitaron. Las flechas cayeron sobre los cuerpos, pocas fueron esquivadas. Los ojos oscurecidos de Naruto, se fijaron en los agonizantes rostros que caían como sacos de arena, tan inmóviles. Algunas flechas lograban traspasar las carnes y el sentimiento de que todo se podría haber evitado, le cruzó por la mente. En ese momento, cada participante de esa guerra fue conciente de que la ventaja era rotunda para las tropas del Rey.

Shikamaru lidió contra Izumo, quién en un ataque de pánico intento huir. Siendo interceptado por el Nara, fue golpeado en el rostro; azotado por el dolor y la sangre, limpió la cara. La mano libre del guardián apretujó los dedos, dispuesto a dar otro golpe. Izumo solo pensaba en huir, por los cielos que no deseaba morir. Gateo por el suelo chocando contra algunos cadáveres, mientras las lágrimas caían en torrentes. Huyendo de su captor buscó salvación, entre la nubosa vista encontró una espada. Su cuerpo se vio colmado de adrenalina y atacó a Shikamaru, esté aprovechó la ineficacia de la acometida para incrustar la espada en lo profundo de su pecho, cerca del cuello. Izumo gritó, mientras caía miraba al Nara y con eso quizás la última imagen que vería en vida. Otro ataque de los arqueros término por expirar su existencia, el número de contrincantes se reducía de nuevo en gran cantidad.

-¡Maten a Sasuke Uchiha y tomen la lista!- gritó Hiashi, quien con habilidad seguía en pelea.

Él primero en lanzarse por pelinegro fue Kotetsu. Aprovecharía que él Uchiha le daba la espalda para rematarlo desde ese ángulo, corrió sobre los charcos de sangre y cuando se encontró lo suficientemente cercano para acabar con aquella vida, saltó. Sasuke eliminó el hombre que tenía al frente, de inmediato giró. Esquivó la espada, moviendo su cuerpo hacia atrás, sonrió. Ayudado con ambas manos incrusto la espada, luego la retiro. El pelinegro volteó de nuevo en busca de su próximo contrincante, desinteresado por la suerte del caído.

Sasuke siguió aquella batalla a muerte, mientras llevaba un cadáver arrastras. Tiró su espada al cielo para acomodarla mejor dentro de su mano. Antes de que cayera, la tomó del mango incrustándola en el cuello de uno de los opositores que se dirigía hacia él. La maniobra fue brusca y mortífera, la sangre salpicó por doquier. Incluso llegó a rociar el rostro blanquecino.

-La lista esta en mis manos- gritó Sasuke, tirando el cuerpo -¡Si pueden matarme, tómenla!

La batalla continúo por varios minutos más. Donde la ventaja era clara y las ideas de rebelión se veían esfumadas. Por un momento Hiashi se detuvo, presa de un agónico seguidor que le tomaba por su tobillo. Pateo el miembro, para luego mirar a su alrededor, aquello parecería una gran alfombra de cadáveres. Sin embargo, la mayoría eran de sus hombres. De repente se dio cuenta, que él único detractor del gobierno actual en pie, era él. Le amenazaban a su derecha, a su izquierda el paisaje el mismo.

Giro sobre sus pies y se fijó en Naruto. Se encontraba tranquilo, apuñando con fuerza el arco con su mano zurda con la otra sosteniendo la flecha, listo para ser usadas. Los dos se miraron a los ojos, de inmediato Su Majestad levanto los objetos apuntando hacia él. Tensó el hilo, Hiashi lo retó con la mirada. Los dedos soltaron la flecha. El Hyuga evitó cerrar los orbes esperando que el ataque golpeara el centro de su corazón, pero la carne se rasgó en su pierna izquierda, le ardió. Los tendones parecieron perder su fuerza y el dolor le inundó. El malestar le hizo caer sobre su rodilla.

No se permitió estar un segundo más en el suelo, hincado frente aquel hombre que jamás le prometería lealtad. El Ministro tomó la flecha en sus manos, sacándola sin importarle desgarrar los músculos. Apoyo la espada contra el suelo, que no había sido capaz de soltar y con dificultad se levantó, el dolor en su pierna hacia mella en todo su cuerpo. Un paso, luego dos. Hiashi Hyuga corría con dificultad hacia el Rey. Luego todo se volvió oscuro, los parpados se cerraron fuertemente por instinto, las manos se fueron al torso. De inmediato se humedecieron por la sangre. Con dificultad abrió los ojos, allí estaba el Sasuke Uchiha, lo había detenido en seco, la espada incrustada en el abdomen cortándolo en dos. El anciano se tambaleo sobre piernas, intentando seguir con la cacería, dando unos cuantos pasos más. Pero el cuerpo se volvió más pesado, los pulmones se le llenaron de sangre. Cayó sobre su espalda y después de una última vista al celeste cielo, tan parecido al color de los ojos de su enemigo, murió.

El resto suspiró aliviado. Naruto quizás le hubiese perdonado la vida, procurando que jamás saldría de una oscura y húmeda celda. Pero a la vez se sentía a gusto de que el viejo Hyuga ya no se encontrara entre los vivos. Sonrío, con el corazón relajado y con una dicha enorme. Tiro ambas cosas, el arco y la flecha, como si estas le quemaran las manos. Las mismas rodaron por la escalinata hasta caer en el empedrado de la plazoleta.

Sasuke giró presa del sobresalto. Se fijó en las armas, luego en Naruto. Todo había vuelto a la normalidad. El camino empedrado, oscurecido por la neblina y asechado por las bestias, moría tras el amanecer. Sin embargo, se sentía vacío. Aquella vía iluminada por el sol, le dañaba los ojos, obligándole a cerrar los parpados y encontrarse de nuevo en la oscuridad. Era claro, que él jamás pertenecería a ese mundo. Su cometido allí había muerto junto con Hiashi. De nuevo cubierto por la soledad.

El rostro de Su Majestad envuelto en sonrisas miró en una última ocasión al pelinegro y luego paso la mirada por el resto de su reino. Todos sonreían o por lo menos eso intentaban, algunos heridos se quejaban por el dolor, la mayoría respiraban con dificultad presa del cansancio. Pero la cara de Naruto, se deformó presa del pánico y la impotencia. Tras las espaldas del Uchiha, a alguno que creían muerto se había levantado. La herida que tenía bajo la axila izquierda era profunda, pero aun así no le impidió levantarse ayudado por la lanza que tenía en mano. Sin que nadie se diese cuenta hasta muy tarde, levanto el madero sobre su hombro derecho.

-¡Sasuke!- gritó Naruto, con aquel rostro de preocupación.

Él Uchiha volteó interesado de los motivos de aquel temor. Se fijó en el hombre alto y moreno, que él había derrotado poco tiempo antes. Su rostro estaba inundando de odio, cubierto por una gruesa capa de sangre que salía de su boca y se perdía en su otra herida hasta teñir toda su ropa. Apenas podía mantenerse en pie. Quizás era él, su liberador. Sin importarle mucho sus motivos, volteo de nuevo hasta mirar al Rey.

-Naruto- pensó –Podrías por favor, perdonar mi tonta persistencia. Quise ignorar que había solo una luna en el cielo y dos hombres que la admiraban- sonrió –Ahora, ella no tendrá que preocuparse por este solitario enamorado.

Respiró profundamente, tenía miedo. También se repetía en su cabeza que hacia lo correcto, aunque seguramente le dolería, aunque no tanto como el sufrimiento de verla al lado de otro. Sasuke volteó de nuevo al hombre que se mantenía de pie, con la lanza temblorosa en mano. El pelinegro aflojó los dedos de sus manos, causando que la espada callera a su lado. Mientras Naruto le miraba aturdido a lo lejos, comenzando a bajar sobre la escalada lo más rápido que sus piernas se lo permitieran.

El hombre arrugó el rostro. Gritó con voz gruesa, tensó todos sus músculos y con la fuerza que había guardado desde su supuesta muerte, tiró la lanza con tanta potencia que provocó que él cayera, mientras el arma volaba justo hacia el cuerpo de Sasuke. Con la barbilla recostada sobre el suelo, el asesino levantó los parpados cansados, sonrió. El rumor del asombró, unido aun murmullo de dolor. El arma se incrustó en el Magistrado con un sordo quejido, en el abdomen un poco más abajo del ombligo, saliendo por la parte posterior del cuerpo. El Uchiha quiso soltar una risa, pero solo brotó un profundo quejido.

-Sasuke- susurró Naruto. Su Majestad trastabilló sobre sus pies, solo a dos pasos de alcanzarlo. Shikamaru a lo lejos, abrió la boca asombrado.

Sasuke aún en pie, llevó sus manos cubiertas de sangre hasta el tronco que le había invadido el cuerpo. Se tambaleo una vez más, mientras intentaba sacar una sonrisa de su rostro, que no se lo permitía el dolor. Pareció haber escuchado a Naruto gritar su nombre, pero todo ahora todo se veía borroso y los sonidos parecían opacarse.

Naruto corrió con todas sus fuerzas hacia Sasuke mientras este caía de costado. Sin saber cómo actuar, miró a Shikamaru que ya estaba junto a ambos.

-Sáquenme esta cosa- susurró.
-Pero Sasuke…- silenció cuando Shikamaru le tomó del hombro y negó con la cabeza.

Sin pensarlo, el pelinegro sacó el objeto del vientre del otro. Arrugó la frente por el dolor de ver a su amigo en ese estado, jadeante y moribundo. De a poco, el empedrado se fue tiñendo de la sangre del Uchiha. El cuerpo se agitaba, presa de las convulsiones y la pérdida repentina del líquido vital. Shikamaru acercó a su amigo a sus piernas, recostando su cabeza sobre el regazo. Deseoso de no ver a Sasuke morir, llevó la mano a la herida aprisionándola, quizás con la idea de resguardar por un tiempo más su vida.

Naruto cayó de rodillas sobre el charco rojo, con el rostro empapado en lágrimas. La imagen de aquel que había sido casi su hermano cubierto de sangre, era demasiado desgarradora. Había soportado muchas muertes, había sufrido por cada una de ellas, de todos los hombres y mujeres que vivieron para protegerle. Pero nada le prepararía para ver a Sasuke en aquellas condiciones. Con el rostro más pálido y la mirada desubicada. Parecía que cualquier momento se ahogaría bajo su propia sangre, la que tocía con regularidad. Pero aún se aferraba a la vida, cerró los ojos y trató de sonreír, pero solo logro jadear.

-Vamos, quién lo creería- dijo Sasuke entre ahogos, mirando con dificultad hacia arriba –Estas sosteniéndome entre tus brazos. Se siente muy bien.
-¿Por qué?- preguntó Shikamaru con los ojos atiborrados de agua.
-Estos días…- respondió con dificultad, enseñando sus dientes teñidos de rojo –Estuve aburrido pretendiendo ser un hombre muy rudo. Al final, ya no era divertido- Naruto se fijo en las manchas moradas que se estaban haciendo presente bajo sus ojos, también en la palidez más acentuado de su piel y los labios desquebrajados sin color. Cerró los ojos con fuerza y cayeron de ellos lágrimas. Cuanto le dolía ver a su amigo así –Una cosa que lamentó, es que no pude ver a mi Sakura- dejó de mirar al Nara y buscó entre la borrosa vista a Naruto –Igual que… ¿Por qué… estas llorando por un asunto tan trivial?- Sasuke dejo caer una lágrima –Por favor, no llores. Yo… estoy bien.

Sasuke vomitó un poco más de sangre. Con sus manos temblorosas, introdujo los dedos bajo la ropa. Sacó el libro que reguardó con su vida. Las manos rojas del Uchiha, tiñeron de carmesí el papel, que fue llevado hasta Naruto.

-Esto es para ti- Sasuke gimió de dolor, el rubio tomó el cuaderno.
-Entiendo- le dijo con dificultad Naruto –Lo entiendo, así que por favor no te muevas. El doctor vendrá pronto. Así que hasta entonces…
-Una vez yo te culpe… eras tú quien recibía todo lo que quería. Así que… por un momento desee tomar todo lo que era tuyo. Pero, comparado con la posición del Rey… mis amigos… eran ustedes demasiado importantes para mí.

Escupió sangre, para luego robar oxígeno. Pero los pulmones llenos de líquido, le permitieron apenas tomar lo necesario para vivir un rato más. Sasuke volvía a convulsionar, el cuerpo saltaba sobre el suelo. Shikamaru lo tomó con fuerza para que no se hiciese más daño. Una vez la crisis concluyó y fue capaz de tener algo de control sobre sí mismo, levanto su mano hacia Naruto. Él la tomo.

-Por favor… se un fuerte y poderoso Rey- Naruto asintió –De esa manera… tanto sacrificio habrá valido la pena- dijo entre quejidos, luego silenció un instante esperando que pasara el dolor, pero nunca lo hizo –Este sirviente… te mirará… en ese lugar…- Sasuke echó un vistazo al cielo.

Se detuvo en el celaje bañado en nubes blancas, mientras apretaba con fuerza la mano de Naruto. Sonrió para sí mismo, de niño habría creído que Sakura era un ser del cielo. Aunque en parte tenía razón, la muchacha bonita era inalcanzable, casi como una diosa. Una vez que muriera, desearía ser un espíritu nocturno, para deleitarse de la luz de la luna y así jamás olvidarla.

Los parpados cada vez se hicieron más pesados, pero ansiaba poder tenerlos abiertos por un poco más de tiempo, quizás ella vendría. En un deseo egoísta, deseaba verle por una última vez, escuchar su sonrisa, sentir su calidez. Los ojos negros se fueron cerrando aleatoriamente, queriendo luchar por una vida que ya se estaba escapando del cuerpo. En un instante que nadie logró descifrar, al fin cayeron. Sasuke Uchiha, había muerto.

-¡Sasuke!- susurró Naruto.

La cabeza de Sasuke se acomodó sobre su hombro y la presión en la mano de Naruto desapareció. Su Majestad lloró con más intensidad, mientras proclamaba el nombre de su amigo sin cansancio. Le arrancó al Uchiha de las manos a Shikamaru, abrazándole con fuerza. Mientras le miraba todo el cuerpo, buscando manera de revivirlo.

-Sasuke, por favor ¡abre los ojos!- dijo llorando -¡Yo no te ordené que te murieras!- gritó a todo pulmón –Sasuke, Sasuke ¡Sasuke, abre los ojos… es una orden!- le tomó de las ropas con más fuerza -¿Es que acaso no me escuchas? ¡Abre los ojos!- Naruto gritó al cielo, llenó de dolor.


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Cuando la vieja dama de la corte, corrió entre los pasillos del Pabellón de la Reina. Solo acató gritar el nombre de ella en varias ocasiones. Afuera se gestaba una guerra y la joven Hinata podría estar en terrible peligro. Jaló de las puertas sin permiso, estaba apurada, temerosa de la suerte de la madre de Konoha. Tendría que escapar, por la traición de su padre. Cuando al fin entró al cuarto, este estaba vacío. La Hyuga se había marchado.

Hinata caminó hasta el lado más alejado de Kitsune, donde los gritos y el sonido de las espadas no se escuchaban. Donde no podría percibir la voz de su padre renegándole o ver la indiferencia de Naruto. Ese lugar visitado por pocos, perdía el color y la magnificencia de los palacios centrales de Kitsune. Pero a la vista, era realmente hermoso. Quizás, lo más importante del lugar era la tranquilidad y aquel sentimiento de paz que emergía del corazón de la Reina.

Oprimía con fuerza una larga tela blanca, que llevaba en su mano y que caía hasta arrastrarse por el suelo. Con un rostro pálido, la sonrisa amargada por la tristeza. Conocía los motivos por lo que ambos amores de su vida peleaban, uno por Sakura, el otro por poder. No importaría quien ganara aquella fatídica guerra, ella sabía muy bien que se convertiría en una Reina destronada.

Las cosas habían cambiado tanto desde que era una niña. Cuando vio al Príncipe Heredero por primera vez, ella solo quería una cosa y eso era, su corazón. Cuanto había anhelado por él, pero nunca llegó a alcanzarlo, ni si quiera había logrado tocarlo con las puntas de los dedos.

Que sentido tendría la vida, en un sueño no cumplido, en una familia destruida, en un futuro incierto. Camino con más lentitud por el camino cubierto en polvo, la decisión tomada era irrefutable, pero difícil era realizarla. Tenía miedo, mucho miedo. Cuando llegó hasta el tronco de un viejo árbol lo acaricio con los dedos, se subiría en la tapia que tenía al lado y de allí amarraría la tela a una de sus ramas.

Miro al suelo y suspiró, seguramente la vista desde arriba sería aún más hermosa. Ese pensamiento le dio fuerza para trepar por la tapia y asegurar sus manos en la rama más cercana. El viento de inmediato golpeo su rostro, llevándose con el algunas lágrimas. Miró a su alrededor a Kitsune en todo su esplendor, esperaba que en aquel lugar y las personas que habitarán en el y aún más lejos de sus murallas, tuviesen un futuro promisorio. Aunque ella no fuese capaz de observarlo.

De nuevo trato de sonreír. Aunque Hinata perdiera el amor de su niñez, jamás disiparía lo que era suyo. Moriría siendo Reina, moriría como su esposa. Al fin, un retaso de emoción se tiño en su rostro. Mientras miraba al fondo sin ver nada en concreto, sus ojos se humedecieron y sonrío.

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-¿Qué es este lugar?- preguntó Sakura.
-Fui ordenado por el Rey, para traerle aquí. Debe estar cansada por el viaje, por favor descanse.

Sakura entró a la pequeña casa a las afueras de Konoha, donde se resguardaría hasta terminada la contienda. Una vez cerró la puerta tras de si, se fijo de lejos en la mujer que llevaba un brebaje en las manos, de cabello amarillo y ojos verdes. Cuando la mujer se acercó a la joven desconocida, sin percibir que ella se encontraba ahí. Sakura asombrada dio un paso al frente, advirtiendo a la mayor que no estaba sola. En el momento en que Mebuki alzó la vista, hasta mirar la muchacha, extendió los parpados asombrada, abriendo la boca.

-¿Mamá?- dijo con la voz afligida.
-¿Sakura?- preguntó dejando caer el botecillo contra el suelo -¿En verdad eres tú Sakura?- ella asintió sin decirle nada, con los ojos enrojecidos. Mebuki se tiro a los brazos de la pelirosa y la más joven le abrazo con fuerza.
-Mami.
-Mi pequeña. Estabas viva. De verdad estabas viva.
-Perdón mamá.

Sai salió corriendo de la estancia, por los fuertes quejidos de su madre. Se asustó cuando la miró contra el suelo, siendo abrazada por una desconocida quien miraba de espaldas. Sakura volteo y de inmediato Sai quedó clavado en el lugar, con la boca entreabierta y con los ojos humedecidos.

-Hermano- dijo ella.
-Llevemos a mamá adentro.

Él corrió al encuentro de ambas y apoyo el brazo de su madre tras su nuca. Incapaz de mirar a los ojos a Sakura desde que él había retirado la mirada, se dirigieron a la habitación de la mayor, donde solía dormir. Acomodo a Mebuki sobre los futones, la señora sonrió. Él acaricio su rostro, hasta que ella se quedó sorpresivamente dormida. Sakura se acuclillo cerca de su hermano, para ver mejor a su madre. Sai de inmediato se levantó, la pelirosa lo miró alejarse. Él estaba huyendo. Observó largo rato a su madre, mientras soñaba. Fijándose en la puerta vacía por donde había pasado su hermano, se dirigió a ella, no sin antes haber mimado los cabellos de su madre y besado su frente.

Se encontró a su hermano cerca de la entrada, donde todos se habían reunido hace poco. Su mirada cabizbaja estaba incrustada en el suelo.

-Hermano- dijo y él volteo, luego ocultó los ojos -¿De verdad no me vas a enfrentar?- él silenció- Si lo que estas haciendo es culpándote, podría arrepentirme de estar viva ¿De verdad quieres que piense eso?- pregunto recostándose sobre el hombro de Sai. Él volteo a mirarla y ella sonrío.
-Yo… por mi culpa… tú…
-Hermano, eso no es cierto.
-Pero yo…
-No te permitiré decir más- le dijo ella limpiando las lágrimas que derramaba el Haruno –Sólo celebra que estoy viva.
-Sakura- dijo él abrazándola –Te quiero mucho y estoy muy feliz de que estés viva.

En esa misma mansión, más alejado del jardín principal. Al fondo, donde las habitaciones se hacían más pequeñas y oscuras, Ino contemplaba las pequeñas ropas. Ahora lo único que le quedaba en esa vida, era aquel pequeño ser en su vientre. Sai prácticamente la había abandonado.

Acaricio su barriga, con el sueño de que el bebé se moviera y aplacará el dolor que se cernía en su corazón. Lejos estuvo de darse cuenta que habían entrado a su habitación. Lo percibió hasta que vio deslizar el tazón con arroz sobre la mesa enana que tenía al frente.

-¡Te dije que no iba a comer!- gritó Ino a la supuesta dama de la corte. Cuando levanto la mirada para enfrentarle, se encontró con Sakura soltando el tazón y llevando la bandeja al pecho. Se asustó cuando le reconoció, pero solo acato a romper el contacto. Sakura se acercó, sentándose frente a ella.
-¿Por qué… no está comiendo?
-Yo, estoy muy avergonzada de mí.
-Así… que esta pensando morir junto a su hijo- le dijo reclamándole. A final de cuentas era su sobrino, no deseaba verlo morir antes de nacer.
-¿Desearías que estuviera muerta?
-No, deseo que este viva.
-Eso es mentira- le reclamó la rubia -¡Intenté matarte! ¿Cómo puede querer que este viva?
-Me trató de matar pero… estoy viva. Me decepcione mucho porque pensé que éramos amigas. Pero… gracias a ti, debo de reconocer que mi madre fue feliz y no colapso. Y mi hermano… Sai podrá tener un hijo.
-¿De dónde sacas tanto valor para ser tan hipócrita?- gritó la rubia -¡Dígame lo que en verdad quiere gritarme! Entonces yo rogaré por su perdón.
-¿Necesitas mi perdón?- Sakura asintió –Bien, te perdono. Por mi hermano y Naruto que están sufriendo. Por ellos te perdonó- Ino la miró asombrada, de inmediato su vista se nubló gracias a las lágrimas –Viva, pida perdón personalmente, afronte su castigo y trate de ser mejor persona. Por el bien de mi hermano y Naruto, hágalo- le dijo mostrándole la cuchara. Ino llevó las manos temblorosas al utensilio y lo tomo entre los dedos. El primer bocado lo percibió salado, quizás por las lágrimas mezcladas con el, más eso no le importó.
-Cuñada. Gracias… por estar viva.

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Cuando Naruto se encontró con la Reina Hinata, la miro acostada sobre su futon. Con la piel pálida y el cuerpo rígido. Su cuello esta enrojecido por la fuerza de su peso contra la tela que le arrebató la vida. Sus ojos grises, aún se mantenían abiertos y tenía una risa tenue como si fuese capaz de levantarse en cualquier momento. Se acachó hasta juntar sus rodillas sobre el suelo, llevó sus manos a los parpados de ella y los bajo lentamente. Quizás, queriendo que la pobre muchacha, por fin pudiese descansar.

Aquella batalla le había restado importantes súbditos, arrebatado a un amigo. Pero había salvado a su pueblo, protegido a quién amaba. Pero el dolor era profundo, difícilmente podría sanarse en el futuro cercano. Al igual que siempre, cuando se sentía consternado y deprimido. Naruto camino por Kitsune, como si su alma hubiese sido desprendida de su cuerpo, arrastro los pies caminando por los pasillos, hasta encontrarse con el Pabellón de Hanami, buscando consuelo.

Levantó la mirada y allí la encontró a ella, frente a sus puertas. Con el cabello suelto siendo despeinado por el viento. Con aquella mirada dulce, que abrigada apoyo, cariño y comprensión. Él se detuvo, incapaz de proseguir. Mudó ante la idea de contarle las penurias de aquel día, del compañero perdido. Pero Sakura terminó por acercarse. Ella comprendía que bajo aquella mirada azul pálida, deseosa de mostrar fortaleza, se desquebraja un Rey, un hombre como cualquier otro que se encontraba hundido en la pena.

Ella extendió los brazos cariñosamente y Naruto se zambulló en ellos. La apretó con fuerza, guardando su cabeza entre los cabellos. Sakura logró sentir el palpitar acelerado de su corazón, los sollozos de angustia, la respiración dificultosa. Paso las manos por su espalda lentamente, calmando su mortificada alma. Luego lloró junto a él.

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Varias semanas pasaron y el Reino de Naruto fue renovado y reinstaurado. La joven Princesa Ino se le dispondría castigos por su participación en el crimen del atentado contra la Princesa Heredera. Sería privada de su posición y convertida en esclava. El castigo se daría una vez diera a luz. Habiéndose cumplido aquel requisito, sería expulsada de Konoha y enviada a la oficinas del estado cerca de la frontera norte, donde trabajaría obedientemente en el campo.

Sai como esposo de la Princesa sería divorciado de esta y recuperaría su posición anterior como miembro del Consejo Real. Además, todas sus pertenencias, propiedades serían devueltas. Se reinstauraría al gobierno, como un alto oficial, ocupando el puesto dejado por su fallecido padre.

La Suma Sacerdotisa Tsuname, por alta traición debería de ser desterrada de toda Konoha. Sin embargo, considerando sus actos de protección a la Princesa Heredera será obligada a dejar Kitsune, convirtiéndose en un aldeano más. Se le prohíbe el uso de la magia y de reencontrarse de nuevo con la familia real. Tsuname, fue acompañada por Shizune, la segunda admitió que nunca podría separarse de su casi madre.

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Esa mañana de martes, Naruto vestía de negro. Aquellas prendas solo usadas por la realeza, se utilizaban solo en actos protocolarios, de importancia real. La última vez que las uso, se había casado con Hinata. Sin embargo, esta ocasión era diferente. Lejos de la angustia y el deseo de huir, le embargaba un nerviosismo que lo tenía al punto de la locura. No sabía expresar el sentimiento que le hacía agitar el corazón, era desasosiego, también dicha. Solo deseaba tener a Sakura entre sus brazos, llenarla de besos.

Dejaron caer el sombrero sobre su cabeza, la prenda llevaba colgaba cuentas de colores, que ocultaban muy poco el rostro de Su Majestad. Sobre su cintura, un grueso cinturón rojo, con detalles en dorado. De el se desprendía un manto que hacía el papel de falda, de un rojo fuerte, hasta llegar un poco más arriba de sus rodillas. El cuello de la vestimenta era blanco y dos zorros tejidos en hilos de oro se posaban sobre los hombros.

Sakura se encontraba en su propio pabellón, en Hanami. Hace poco, las mujeres de la corte le habían vestido. El kimono era totalmente rojo, con algunos toques dorados. Sobre sus hombros descansaba un lienzo negro que llegaba hasta cerca de la cintura. En su cabello llevaba una gran peluca, la cual había sido adornada con objetos de oro y piedras preciosas.

Como la tradición lo dictaba, esa mañana se casaron y estuvieron junto al pueblo todo el día. Si hubiese sido por Naruto, la habría arrastrado hasta palacio y acurrucado entre sus cobijas. Ella sin embargo, se miraba afanosa. El brilló especial en aquellos ojos verdes, le hacían olvidar el deseo de encerrarse junto a ella en sus habitaciones, pero poco duraba. Su Majestad, se sentía asqueado de tanto protocolo.

Cuando el día ya no era día y la noche aún no llegaba. Naruto y Sakura se dirigieron hasta el Pabellón del Rey. Sin embargo, lejos estaban de tener privacidad. De nuevo, las malditas tradiciones los tenían rodeados de súbditos y rituales, que en poco le servían, cuando lo importante según Naruto era el amor.

Más a Sakura todas aquellas formalidades parecían fascinarle. Cuando llegaron a la habitación real, les pidieron sentarse frente a la mesa enana. La primera en hacerlo fue la Reina, Naruto le siguió sin gran emoción. Fueron colocados entre ellos la bandeja, colocando poco a poco, las pequeñas vasijas y utensilios para comer. Esa sería la primera cena de matrimonio real, por lo cual su importancia era extrema.

La dama de la corte tomo la tetera, lentamente subió la manga de su ropa con la mano libre y aún más despacio fue dejando caer el líquido verde sobre el pequeño vaso de oro. Los movimientos lentos y aquella paciencia con el cual era llenado, exacerbaron la paciencia de Naruto. La mujer dejó el pote en la mesa, para tomarla de nuevo con la mano puesta. Su Majestad, no soportaría más aquel ridículo ritual, le arrebató de las manos el utensilio y la miró encrespado.

-¡Basta!- le dijo a la mujer, luego se fijo en los demás –Todos retírense.
-Lo lamento, pero no hasta que…
-¡Te dije que te retires!- menciono Naruto pasando por encima del ritual.
-Entonces sus ropas- dijo la mujer acercándose.
-¿Dónde crees que tocas?- dijo haciéndose hacia atrás, quitando la mano de la mujer de su cuerpo –Esté es el cuerpo que ni siquiera la Reina a tocado aún- Sakura volteo hacia él –Si necesito que alguien me quite la ropa… pediré la ayuda de la Reina- volteo donde el resto que no se había movido de su posición –Así que apresúrense y retírense.

Las mujeres asintieron, mientras una por una iban saliendo de la habitación. Se fijó en aquel lugar, hasta que la última cerraba las puertas tras de si. Paseo la mirada viendo el cuerpo de Sakura, deteniéndose un rato en su cuello, uno más largo en los labios. Cuando llegó a sus ojos, ella no le miraba. Con un semblante intranquilo y las mejillas sonrojadas fue lo más hermoso que Naruto jamás había visto. Le enterneció y a la vez encendió sus instintos más profundos.

-Todos se han retirado así que… ¿Por qué no me miras?- Sakura escuchó aquel galanteo en la voz de su amado, levantando sus ojos verdes nerviosa. Él la miró y suspiró fascinado por la perfección de la mujer que le acompañaría por siempre. Sakura vio reducidos sus miedos por aquellos brillantes zafiros, su sonrisa sincera.

Naruto quitó la mesa que tenía frente a ella, extendió la mano ofreciéndola para que Sakura la tomara. Ella deslizó los dedos por su palma y una vez estuvieron aprisionados entre los masculinos, jaló de ella. Se deslizó por las maderas, hasta quedar cerca del rubio. Él sonrío, sintiendo la suavidad del pecho de Sakura cerca del suyo, ambos corazones bombardeaban con intensidad. La pelirosa bajo hasta los labios del Rey y deseo aprisionarlos con fuerza sobre los suyos. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos, cuando él deslizó sensualmente la mano por la espalda.

De nuevo la precipitó aún más cerca de su cuerpo. Sakura logró sentir el perfume que emanaba del rubio, la respiración comprometida y el calor que los embargaba. Naruto giró sobre si, con ella en brazos. Recostándola lentamente sobre las suaves cobijas de ceda. Se acercó a su rostro y se reprochó por no comer de sus labios.

-¿Quién eres? Dime… ¿Cuál es tu identidad?- le preguntó Naruto con la voz ronca y una sonrisa de medio lado. Haciendo las mismas preguntas, dichas varios meses atrás, cuando en el cuerpo de una sacerdotisa, se reencontró con su pequeña niña. Ella mordió sus labios, lo miró seductoramente.
-Yo… Soy la mujer que ama Su Majestad, Sakura Haruno.
-¿Sabes que te amo?- Sakura asintió.

Naruto lentamente se acercó a Sakura. Rozó los labios, en un ingrato frote que provoco más la ansiedad en ella. Él pudo notar la decepción en la pelirosa, dio un corto beso en los labios que robó un suspiró. Luego baño su rostro de caricias, beso su frente, sus mejillas, la nariz. Jugueteo con las comisuras de los labios y luego se prendió de ellos como el sediento al agua. Él se separó de nuevo para ver la profundidad de los verdes y ella lo miró suplicante.

Su Majestad soltó el cabello rosa, que se regó por las colchas, acaricio el rostro níveo con el reverso de su palma. Podría haberla admirado toda la noche, así sin más. Pero Sakura llevó sus manos temblorosas al pecho del Naruto, jalando de sus ropas. Exigiendo de nueva cuenta sus labios.

Desde esa noche, donde la ventana enmarcaba una luna llena. Naruto y Sakura se mantendrían unidos, hasta que los cielos que los unieron, decidieran lo contrario.

• FIN •


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Mensaje por NaruSaku-12 Lun Abr 08, 2013 1:12 pm

Muy bueno.Me encantó de verdad.
Naru-kun y Saku-Chan pudieron estar juntos. x3
Sasuke y Hinata…Hinata me vale un comino.
Pero Sasuke después de todo me dió pena… :c
¿Harás un epílogo?¿Por qué cortaste el lemon? T^T
Espero Ansiosísísísíma. Razz


Saludos,besos y abrazos.
Onion bye

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Mensaje por moi-06yoyo Lun Abr 08, 2013 1:30 pm

mmmmm que bontio final , quiero mas pero si es ese el final definitivo esta bien, otra muerte importante y de rendencion de ssauke, espero que naruto y sakura le pongan dos nombres a sus hijos para honrar a los que murieron por su feliziada

QUE PADRE HISTORIA ESCRIBISTE MARIFA.....M,E DA TRISTEZA QUE LLEGUE EL FINAL
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Mensaje por Lauri-chan Lun Abr 08, 2013 3:28 pm

Que bonito final, me encantó
Me dió tristeza por Sasuke, pero me alegró que Naruto y Sakura puedan estar juntos a pesar de todo lo que les sucedió.
Gracias por el fic, estuvo hermoso n.n
¿Harás Epílogo? Sería lindo...
Cuídate Onion bye
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Mensaje por marifa Mar Abr 09, 2013 3:44 am

Muchas gracias por sus comentarios. Esta historia ha terminado.

• NaruSaku-12: Lo de Sasuke perdón si fue cruel, creo que siempre lo pintan como el malo de la historia y está bien que de vez en cuando tenga otro papel. Prometo hacer epílogo, en realidad ya estoy trabajando en el. En cuanto, al lemon. Digamos que soy una chica tímida e inocente, así que esas cosas no se me dan, jajaja. En realidad, nunca he escrito uno y ante el temor de fallar, mejor lo dejamos así. Quizás para el próximo fic. Gracias por leer.

• moi-06yoyo: Que bueno que te haya gustado el final. No se cuantos hijos vayan a tener Naruto y Sakura, pero en el epílogo, veremos algunos cositas que quedaron sin cuadrar del todo. Sabes, yo también estoy triste que llegará al final. De verdad disfrute escribirla, gracias por seguirla hasta que concluyera.

• Lauri-chan: A vos también te gusto, que bueno... soy feliz. Creo que ese fue el mejor final para Sasuke, no sé, creo que sería muy cruel estar anhelando por el resto de su vida un amor que no iba a tener. El epílogo lo subiré en esta semana. Cuídate mucho también vos, gracias por leerme...
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