Re: Love me [Incesto][+18] NaruSaku 12/04/14 C15

por Cerezo Uzumaki Mar Dic 24, 2013 1:32 am

¡Soy nueva lectora!

¡Hola!, es primera vez que leo tu fic...Mmm...Naruto es como algo bruto ¿no?, me dio pena cuando Sakura empezó a gritar en la tumba de su madre, me dio depresión momentánea, más encima pierde la memoria, ¡Naruto empezó con sus celos!, Pobre Sakura voy a volver a tener depresión momentánea cuando le cuenten que su madre esta muerta

¡Quiero Conti! ¡Cuídate!

por aduzumaki Sáb Ene 18, 2014 5:45 pm

para cuando la continuación ????

por **sadalmis-chan** Miér Abr 09, 2014 7:41 pm

waiiii...!!!! noooo nooo hay conti..!! lo lei hace ya mucho y aun no hay continuacion..!! esta muy bueno quisiera saber que es lo que se trae entre manos minato grrr...
pues bueno jeje al parecer narutito es el primero en expresar "cariño" por sakura pero aun lo veo lejos jeje en fin, gran fic y por favor una conti..(claro sin acosos... no mentira conti...!! ¬¬) Very Happy

por camille.black Sáb Abr 12, 2014 1:06 pm

Buen fic, espero pronto la continuación.

Pobre saku, que perdió la memoria por la pedirá de su madre.
Espero con ansias el narusaku.

por beluchi_chan Dom Abr 13, 2014 2:29 am

Holiiiiz Pido discupas por tardar años jajajja... disfruten el cap
---------------------------------
Capitulo 15: Indicios de tempestad.

Lamí mis labios varias veces, aún pude notar cierto sabor a chocolate y azúcar, eso me subió un poco el ánimo. ¿Quién se creía que era ese tipo de cabellos rubios? ¡Será todo lo guapo que será, pero lo arrogante no se lo quita nadie! No sé por qué tenía que interrumpir, llevo mucho tiempo intentando besar a Sasuke… ¡Un momento! ¿Tiempo? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que…?

—¿Saku? —Susurró el moreno al tiempo que cerró la puerta, no sé en qué momento entró.

—¿Sasuke?

—No, mi gemelo. —Dijo con un tono sarcástico muy marcado— ¿Ya has caído en cuenta?

—Si te refieres al tiempo, sí.

—No, me refiero a por qué entre nosotros no hay más que amistad.

—Aún no —admití mientras me encogía de hombros.

—Date un baño, regresaré cuando estés lista. Quiero llevarte a dar un pequeño paseo.

Asentí con la cabeza.

—Regresaré en un rato. —Sonrió, luego se marchó.

Corrí dando pequeños brincos de alegría por todo el cuarto, encontré una muda de ropa en una bolsa: un blusón blanco con escote en “v”, un licra color beige, unos botines color café oscuro y una especie de diadema color chocolate con una flor blanca. Sin duda, la ropa la había escogido aquella señora que tenía al bebé entre sus manos, mi madre no podría comprar una ropa tan cara y tampoco podría combinarla bien. Me di una ducha rápida, luego sequé mi cuerpo y después me coloqué las prendas que antes me había encontrado. Al acabar salí del pequeño cuarto de baño y esperé hasta que la puerta de mi habitación se volviera a abrir, no pasaron más de diez minutos y me comencé a desesperar.

—¿Ya estás lista? —Preguntó una voz desde afuera.

—¡Sí!

—Eres muy rápida. —Halagó mientras el fuerte chirrido del metal me hizo subir la mirada hasta el lugar donde estaba Sasuke— ¿Nos vamos? —Asentí con la cabeza varias veces, entonces él agarró con delicadeza mi mano y cruzamos el umbral de la puerta.

—¿A dónde iremos?

—No podemos ir muy lejos, pero sé que te gusta estar afuera.

Sonreí.

Tal vez no eran palabras románticas, sin embargo era algo tranquilizante; caminamos un largo rato por los pasillos del hospital, también bajamos algunas escaleras, así llegamos a la salida. Nos dirigimos a algunos recintos un poco apartados, una vez ahí nos miramos detenidamente, no como en esas escenas románticas, sino como en alguno de esos libros viejos… Sus ojos eran dos estanques oscuros llenos de brillos, que no hacían muy buen contraste con mis orbes pálidos y con poca luz.

—No me mires así. —Pidió Sasuke— Que podría romper la promesa que te hice.

—¿Cuál promesa?

—Aún no la recuerdas… —suspiró— deseara que no recordaras por qué llegamos ha pactar esa promesa.

Ambos nos quedamos en silencio, cerré los ojos y él me pasó su brazo por la cintura, dejé que mi peso se recargara en su cuerpo y nos mantuvimos así un largo rato, sabía que algunas personas nos miraban, percibía sus mirares curiosos y expectantes.

Sin saber cómo había terminado llorando en mi cuarto, gritando como una demente, aruñando y asfixiando una almohada mientras soltaba insultos al aire; mi corazón estaba revuelto, mi mente hecha un nudo, todo se encontraba desbalanceado… “Tempestad”, era la única palabra para describir esto. ¿Por qué me encontraba así? Eso no es una pregunta fácil.

Considerando que todo iba tan bien en mi mente inocente. Las miradas de Sasuke, sus sonrisas, los gestos amables, su caballerosidad y ese momento de cercanía en que nuestros labios estuvieron a sólo unos milímetros, sin embargo me recordé de algo que no debía.

Las imágenes eran fuertes: Sasuke tirado encima de una chica de cabello rojos como el fuego, besándola de una manera poco inocente mientras la chica hacía un sonido extraño e interesante antes mis inexpertos oídos. Aquél día había llegado de sorpresa, con una sonrisa estúpida en la cara, mi mochila colgaba en mi espalda y un fino adorno permanecía en mis manos. La cara de ambos fue como para tomar una foto, el pelinegro me miró con una mueca que no pude identificar bien y el sonido del cristal al chocar contra el suelo resonó por todo el lugar.

—¡No es lo que parece! —Dijo él en su defensa y fue hasta entonces que noté como la chica se colocaba su blusa, no entendía bien la escena, no del todo.

—Me largo, no tengo por qué presenciar cuando llega tu hermana. —Habló la pelirroja mientras ataba su melena en un moño alto, me dirigió una mirada de desprecio al tiempo que se acomodó el escote de su blusa.

Una vez que la mujer salió del lugar Sasuke se acercó a mí, no me había movido del lugar y apenas respiraba, recién comprendía algo, él estaba saliendo con ella o eso parecía. Ofrecí una disculpa formal, giré mi cuerpo sobre mis talones y me dispuse a salir, pero su mano atrapó mi muñeca y no tuve más opción que voltearme.

—Saku. Lo que has visto.

—Sobran las palabras Sasuke, llegué en un mal momento, lamento haber arruinado tu cita con tu novia. —Susurré mientras soltaba bruscamente mi brazo de su agarre, encogí levemente mis piernas y junté los trozos de vidrio que quedaron esparcidos en el suelo.

—Cuando tú llegas, nunca es un mal momento.

—Gracias, pero las palabras nos quedan sobrando. —Contuve algunas lágrimas al tiempo que compuse una sonrisa, volteé mi rostro y proseguí con lo que decía— Por favor, prométeme… —solté una largo suspiro, mordía mi labio inferior tratando de calmarme.

—¿Qué debo prometer?

—Por nada en mundo, que ni se te pase por la cabeza mirarme de otra forma que no sea en la que me ve un amigo. —Musité, él respondió con uno leve murmullo y yo empecé a guardar con cuidado los trozos de vidrio en un sobre rojo.

Erguí mi cuerpo, limpié mis manos en mi falda azul mientras acomodaba el botón de mi camisa blanca, le dediqué una tenue sonrisa. Él notó las intenciones de irme que tenía, decidió acorralarme contra la pared: su rostro estaba a sólo unos centímetros del mío, sus labios casi rozaban los míos y su frente chocaba con la mía.

—¿Por qué te vas tan pronto pequeña? —Preguntó como si no supiera bien la respuesta, cerré unos segundos mis orbes y luego intenté escabullirme, me sujetó por la cintura mientras una de sus manos alzó mi mentón y me obligó a mirarlo a los ojos.

—Suéltame. —Pedí con un tono suave, quebrado, realmente tembloroso.

—¿Acaso no te gusta? —acercó sus labios a mi cuello, lo besó y sentí una terrible escalofrío.

—No he dicho eso, pero por favor… —tartamudeé.

—Como lo supuse, te gusto. —Soltó una pequeña risilla burlona— También me gustas.

—Aléjate. —Rogué— ¿Cómo puedes decir eso si acabo de espantar a tu novia?

—¿Cuándo dije yo que ella fuera algo mío? —Sus manos acariciaron mi espalda, lo empujé con fuerza y él apenas se movió unos milímetros.

—¡Sasuke! —sollocé suavemente— ¡Déjame! ¡Déjame! —sentí las palmas de su mano colocarse sobre mis diminutos pechos, le di una fuerte patada por donde más le duele a los hombres, el pelinegro se retorció y aproveché ese momento para darle una fuerte cachetada.

—¡No quiero volver a verte nunca más! —Grité con los ocelos llorosos, después me escabullí de allí.

Ese día había llorado como nunca, también los meses siguientes, unos cinco o seis; él había tirado más de un año de amistad (lo conocí a los diez años) a la basura. En ese momento el corazón lo tenía partido, mis sentimientos eran una tormenta y mi mente estaba consumida por la tempestad. Ahora había regresado a ese estado, tal como ese día. ¿Tanto podía doler? ¡Yo ya no tenía once años como cuando me hizo eso! ¿Por qué tenía que lastimarme tanto? ¿Acaso no lo había dejado de querer?

Eran ya cerca de las tres de la mañana, el frío me hacía temblar y mis ojos me ardían por tantas horas sollozando. Suspiré mientras apretujaba la almohada, gruñí levemente mientras me ovillo en la cama y contuve las ganas de llorar. ¿Qué era ese dolor que destrozaba mi corazón? ¡Lo odio, lo detesto! ¡No lo quiero ver nunca más, jamás!
Caí en un sueño profundo como un abismo que me consumió lentamente, la oscuridad me rodeó despacio las manos y piernas hasta cubrirme por completo; sentí una débil roce en mis labios, apenas perceptible, luego un suave sabor amargo y un ligero aroma a tabaco. ¿Quién estaba cerca de mí? ¿Por qué ese tenue olor a cigarro? Intenté abrir los ojos, sin embargo volví a caer en un letargo.

Desperté, erguí mi cuerpo sobre las sábanas blancas y extendí mis brazos como un gato perezoso, tenía los ocelos medio cerrados y me vi obligada a abrirlos. Estaba completamente sola, escudriñé el cuarto con mis orbes y noté una carta, leí en el sobre blanco unas letras con pluma negra y una caligrafía bastante mala: “Lo siento Sakura, no puedo evitar irme. Sasuke”. Rasgué cuidadosamente el sobre para ver la carta, me sorprendí al entender algo, mi amigo me pedía disculpas y decía que yo ya lo había perdonado, con la condición no intentar nunca más acercarse a mí de una manera que no fuera fraternal.

Bufé un poco hastiada, eso había hecho que recordara cosas desagradables que era mejor no saber, me llevé las manos a la cabeza y dejé que unas cuantas maldiciones salieran de mi boca.

—¿Cómo te sientes? —Preguntó un docto que acaba de entrar en mi cuarto, hice una mueca que indicaba que estaba mal y comenzó a revisarme— Por lo que veo has recordado algo, vas avanzando bien.

—No quiero avanzar, sólo irme. No me importa saber de mí, me interesa hablar con mi madre, debe estar preocupada.

Percibí como el seño del médico se transformó en una mueca de disgusto, pasó sus manos por su melena castaña mientras acomodaba sus anteojos, su piel trigueña resaltaba por culpa de la bata blanca.

—Pero es bueno su avance, señorita —insistió al tiempo que tocó su frondosa barba y me dedicó un tenue sonrisa, era ya bastante mayor y algunas marcas de la edad recorrían su cara.

—Aun así, lo único que necesito es irme. —Gruñí con poca delicadeza, mi humor estaba deplorable, había recordado el por qué perdoné a Sasuke y estaba molesta conmigo misma.

—Su temperatura está normal, sus pupilas también y los exámenes que le realizamos hace unos días han dado resultados normales, aunque si no se alimenta bien podría presentar un cuadro de anemia.

—¿Cuándo podré salir? ¿Cuándo veré a mi madre?

Él elevó su mirada noté un doble sentido en ella, un ligero suspiro lánguido brotó de mis labios.

—Eso podrás saberlo luego, cuando recuerdes todo, lo mejor es que te quedes tranquila.

El tipo se marchó, no podía lograr recordar sus nombres y fue hasta entonces que caí en cuenta que ninguno me había dicho su nombre y menos me había llamado por el mío, tan sólo era una paciente más, un número en sus listas, ¿qué era Sakura? ¿Una más de todos los enfermos? ¡Ni siquiera podían mandarme a casa! ¡No, pues era peligroso que eso me afectara! ¡Carajos, estar encerrada seguro que iba a contribuir con mi salud!

Demonios. Odiaba esto, también a Sasuke y a mí misma. ¿Cómo lo había perdonado? ¡Fue tan estúpido!, aunque sus ojos llorosos y su cara me decían que él me estaba pidiendo disculpas muy enserio y ese beso que casi nos dimos me hizo pensar que aún podía sentir algo por mí, sin embargo todo lo que yo sentía por él ya estaba más que apagado y yo no era como esas chicas que se aplican al dicho: “Donde hay fuego, cenizas quedan”. Ni nada de esos disparates, me tomó un largo tiempo superar eso. ¡Seis meses llorando y tres para poder perdonarlo, cinco para que todo volviera a ser como antes y ocho meses para dejar de amarlo! Un momento, tengo catorce años entonces. ¿Catorce años con cuantos meses? Recuerdo que luego de eso él se marchó y no volví a saber nada de él, diez meses después de que dejara de amarlo, simplemente se despidió de mí y no volvió.
Sin darme cuenta estaba sintiendo que algo malo sucedía, nadie me decía nada de mi madre, pensé que me había abandonado o algo así, pero luego descarté la idea pues ella me había cuidado sola desde que yo tenía memoria. Empecé a pensar en cosas que mi madre nunca me había contado, tal vez sentía una gran curiosidad por descifrar cada minúsculo detalle y sin embargo algo me decía que esas mil preguntas no tendrían una respuesta. Recordé que llevaba algunos meses sin ver a Sasuke, que las cosas entre nosotros estaban bien y no había razón para que se fuera.

Empecé a recordar algunas cosas sin mucha importancia mientras clavé mis ojos en el techo, de pronto sentí el corazón acelerado y pensé en la identidad de aquellos que había visto el primer día. Vamos, el chico de cabello rubio y ojos azules era malo, pero… realmente si era bastante espeso. Refunfuñé un poco, luego me erguí sobre la cama y comencé a buscar cosas en la habitación, en su mayoría eran cosas extrañas y brillantes, todas muy complejas. Hasta que una me recordó repentinamente a un cuarto frío, las luces apenas eran visibles, una especie de camilla con grandes sábanas blancas cubriéndola casi por completo y entre ellas se podía distinguir una silueta humana. Por una parte de la cobija se podía vislumbrar una mano, imaginé que estaba fría, las uñas largas y estilizadas. Caminé despacio hasta llegar a pocos centímetros, un olor extraño inundó mis sentidos mientras paré de golpe y, como por inercia, elevé uno de mis brazos y rocé con delicadeza el dorso de la mano, un escalofrío recorrió mi cuerpo y una extraña sensación de nerviosismo me invadió.

Percibí algo gélido que recorría mis mejillas, entonces logré ver una lágrima que caía al suelo. ¿Llanto…? Estaba llorando, solté un suspiro y entonces una persona con cara sombría y una larga túnica blanquecina, apuntó algo en su cuaderno y comenzó a quitar la manta que cubría el cuerpo. Lo primero que vi fueron unos largos cabellos rosas manchados con sangre, dirigí una de mis manos a mi boca y sentí como todo me daba vueltas, luego comencé a sentir nauseas mientras mis ojos miraban perplejos aquél cadáver: sus ojos ocultos bajo sus párpados, una mueca que asimilaba una sonrisa tenue dibujada en su rostro, su frente y parte de su mejilla derecha estaban cubiertas de ese espeso líquido rojo, una herida de gran tamaño en formando algo similar a una “v”… tal vez era esa que le hacen siempre a los muertos para hacerles la autopsia.

Posé mis ocelos en su abdomen y noté una herida profunda, seca y un poco descompuesta, contuve mis ganas de vomitar y me obligué a mí misma a permanecer con los orbes abiertos. ¡Demonios, iba a desmayarme o vomitar! ¡Tal vez ambas!

—¿Reconoce a esa persona? —Preguntó sin el más mínimo tacto.

Tragué grueso, mis manos sudaban frío y sentía las mejillas ardiendo, los nervios me consumían y las nauseas iban ganado terreno. ¡Quería correr y gritar…! Yo… yo realmente no estaba preparada para afrontar algo así, no podía simplemente quedarme sin nadie en el mundo. ¡Podría pasarle a cualquier, pero no a mí! ¡No, no, no y no! ¿Por qué esta presión en mi pecho se vuelve asfixiante? ¿Por qué esta oscuridad parecía absorberme?

—Respóndame, señorita —Insistió, sin embargo las palabras no salían de mi boca y el llanto se estaba acumulando en mi garganta, aunque podía ser vómito también.

La imagen del cadáver llegó de golpe a mi mente, todas las imágenes eran difusas y asimilaban un gran collage en la pared negra en la que se había vuelto todo a mi alrededor. Empecé a sentirme mucho más mareada y terminé cayendo al suelo, inevitablemente cedí a las nauseas y devolví todo mi desayuno. ¡No es cierto, no es cierto! ¡Es una mujer igual a mi madre, pero no es mi madre! ¡No puede ser ella! ¿Qué sería de mí sin ella? ¿Qué me pasaría? Luego de limpiarme ligeramente la boca con el dorso de la mano me había quedado en neutro, completamente en blanco, muda y asustada. ¡Huye, huye! No podía dejar de repetirme eso una y otra vez, temblaba, el miedo me consumía desde las entrañas. Una sensación extraña me invadió, era como un cosquilleo en el estómago y un sabor amargo como la hiel, de repente todo se volvió borroso y el horrible entorno negro me devoró de una mordida, un fuerte dolor de cabeza me azotó y perdí la consciencia.
Al abrir los ojos percibí algo extraño en mi brazo, una sensación rara y molesta, era como una especie de líquido subiendo o bajando por él. Gruñí un poco, pues al mover el brazo una aguja me hizo sentir un dolor punzante y decidí quedarme inmóvil. Las voces recorrían el lugar pero no podía reconocerlas y todo se veía borroso, sin embargo poco a poco comencé a diferenciar el tono hosco y hostil de mi padre.

—Nos hicieron perder el maldito tiempo, primero manteniéndola aquí y ahora me salen con que se desmayó.

—Por lo que veo eres un padre muy preocupado —Ironizó Naruto, siempre con aquél tono arrogante y frío.

—¡Dejen de pelear! —ordenó Kushina mientras mecía débilmente al pequeño entre sus brasos para calmarlo.

—Por favor, van a asustarla. —Musitó Sai con su tono amable, pero hasta ese momento comprendí que él sabía que estaba despierta.

—¡Al fin abrió sus ojos! —Chillaron con dulzura las gemelas al tiempo que agitaban sus manitas en el aire de una manera cómica.

Estaba un poco confundida, ellos realmente no tenían más que deber moral, no había nada sentimental de por medio, es decir, no tenían ninguna razón para estar aquí, por no mencionar que el pelirubio me odiaba y Kushina, eso es una larga historia. Aunque ella debería odiarme e intentar echarme de su casa, como yo pensé que sería, me trata como una más de su familia. Tal vez porque me parezco mucho a las niñas, aunque si mal no recuerdo, no me parezco a mi padre ni a mi madre, soy idéntica a mi abuela… eso me lo contó Kushina en una de esas conversaciones rutinarias, dijo que yo al igual que las gemelas éramos una copia de la abuela. Ese día nos enseñó una foto de aquella mujer, por qué no admitirlo, las cuatro parecíamos recortadas con la misma tijera: bajita, delgada, pálida, sin muchos pechos, sus ojos claros y su cabello igual al que nosotras.

Habían algunas cosas que aún no entendía bien, si al principio yo parecía ser uno trozo de carne sobrante y ahora me sentía un poco menos incómoda, aunque mi relación con mis hermanastros… bueno, con Naruto, no era exactamente buena. Al menos eso creo, no tardamos en vernos y ya nos estamos haciendo malas caras, mandándonos mirares malvados y alguna que otra amenaza verbal surge a veces.

—¡Responde! —Exigió alguien con tono amenazante, al poco tiempo reconocí que era… pues el tipo al que debo llamar padre.

Murmuré un monosílabo dando a entender con la mirada que no sabía de lo que me hablaba, sus ojos tomaron un color metálico: Ira. Sin duda.

—¡Deja de estarte tomando esto como una broma! —Rugió, se veían enorme, por primera vez en toda mi vida me sentí diminuta como una hormiga indefensa.

—¡Si le gritas de esa forma menos que va a entender! —Contratacó Naruto.

¡Esperen! ¡En mi defensa! ¡Me defendió! ¿Acaso se ha vuelto loco? ¡Quizás es que ahora le caigo mejor! Sin embargo, porque una simple acción sin gran sentido me hace sentir tan feliz, tan complacida, ¿no es algo normal…? ¿Algo que todos los hermanos y hermanastros deben hacer, cierto?

—¿Cómo te llamas? —Soltó de golpe Sai, respondí mi nombre de inmediato— ¿Qué fecha es? —Contesté con agilidad, pero él se llevó su mano derecha a la barbilla mientras cuchicheó algo— Fallaste por dos días.

—¿Tu edad? —Kushina fue quién hizo la pregunta esta vez.

—Catorce.

—Ahora mismo nos vamos de este lugar. —Dijo mi padre con un tono imponente e imperativo, Sai asintió y Naruto bufó, Kushina se resignó y el pequeño sollozó mientras las pequeñas comenzaron a tomar algunas cosas entre sus manitas.

Ellos empezaron a desalojar el cuarto, luego de unos minutos me encontraba sola, decidí quitarme la aguja del suero para darme un baño rápido y colocarme un sostén y unas bragas blancas, seguidamente me puse un vestido color amarillo pálido que me había traído mi madrastra, me peiné el cabello con los dedos y después coloqué en él una especie de listón dorado, encajé en mis pies unos zapatos de tacón iguales a la cinta y cuando quise abrir la puerta un doctor la cruzó; revisó ligeramente mis pupilas, prosiguió con mi garganta, tomó la temperatura de mi cuerpo. Al final apuntó algunos datos con una letra casi ilegible, me sonrió y expresó:

—Ya puede irse señorita.

Salté enérgica al tiempo que agitaba las manos, al cruzar la puerta se acabó mi euforia llena de inocencia, pues una mirada fuerte y fría como el acero de clavó en mí, no pude evitarlo, temblé y casi me atraganto con mi saliva.
---------------------------
Espero que les aya gustado comenten besos.

por aduzumaki Dom Abr 13, 2014 10:28 am

después de muuuuuuuuuuuuucho tiempo regresa beluchi chan con un nuevo capitulo. estuvo bueno ya quiero saber como desarrollaras el narusaku porque hasta el momento se odian a muerte aunque me enrede un poco al leerlo al final pude entenderlo espero lo continúes pronto y no nos hagas pensar que lo abandonaras.

por mio-chan Dom Abr 13, 2014 3:04 pm

Yeeeeii al fin capitulo, moooo porque te tardaste tanto DDDD: al principio no entendía nada pero como por arte de magia me acorde por todo lo que paso Sakura y entendí el capitulo c:

Wow no puedo creer que Sasuke haya hecho eso, realmente wow el ya tenia el amor de Sakura pero por hacer esa estupidez lo perdió, ademas por la promesa que le hizo a Sakura no la puede ver como algo mas que una amiga, y tampoco puede creer lo que le hizo a Sakura DDD: después de que se fuera la peliroja(creo que es Karin)

Y AAARGGGG QUIERO MATAR AL PAPA DE SAKUARA!!! es que waaa ve que su hija pierde la memoria, ya no tiene nada y ahora la trata mal, aunque lo bueno fue que Naruto la defendió.... Wow... y también que bien que al menos Kushina la trata bien, no como la miseria que tiene como padre -.-

Espero que esta ves no tardes en subir el próximo capitulo.. realmente espero que no tardes :c, ´jiji buen capitulo :3

por camille.black Lun Abr 14, 2014 6:22 am

Wow.. Buen cap.

Sasuke es un verdadero idiota, tenia a Sakura en bandeja, sino hubiese echo eso tan horrible con ella.... En fin..

Minato es un asco de padre, mil veces maldito. ¿Cómo pudo creer que Sakura estaba mintiendo? después de todo lo que ha pasado la pobre. Ahora comprendo un Poco la.actitud de Naru.

me dio un poco de ternura que fuera naruto quien la defendiera, al parecer no es tan chico malo como parece.

Espero pronto el NS, bye

por **SussyShiteU** Sáb Abr 19, 2014 3:25 pm

¡Genial! *-* Cada vez mas interesante.
Conti por favor<3

Saluditos~

por Contenido patrocinado