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[Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
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[Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Cuarto duelo de la primera ronda.
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Ronda 1 - DUELO 4
Género principal: Acción | Mundo ninja: Generación Hashirama.
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Para votar: basta con postear diciendo vuestro favorito, no hacen falta razones aunque seguro que los autores las aprecian.
Los participantes del torneo sí pueden votar, pero no en el duelo en el que participan.
Para cada duelo habrá 10 días para votar, así que se puede votar hasta el 20 de mayo.
Shot 1: Cielo en llamas.
- Spoiler:
- Todo alrededor se consume en llamas, el crepitar de su quemar es un canto sádico hacia la muerte. Más allá del bosque retumban tormentas, quizás deseosas de purificar aquel mundo plagado de penas. Un susurro convertido en llanto. No existe la paz sin haber desfilado por las guerras, ni la esperanza sin haber franqueado con anterioridad el amargo desconsuelo.• •
-¿La oscuridad te intimida?- indicó mirando hacia las sombras del bosque, él otro negó a pesar que la oscuridad le consumía.
-Tendrás que mantenerte vivo- le dijo con voz áspera. Aquellas palabras fueron más una orden que una advertencia. Se fijó en los ojos, entre la nebulosa vista divisó que se convertían al carmesí. Izuna Uchiha asintió sin mostrar sentimiento alguno.
El menor de ambos se levantó del tronco húmedo cubierto en musgo, después de unas cuantas zancadas se perdió entre las cortezas y arbustos. Su hermano por un momento deseo detenerlo, quizás hubiese querido hablar un poco más, pero no estaba en la naturaleza de los Uchiha ser expresivos y mostrar la debilidad que confería las emociones, aún menos para un líder que perdía la visión. Aunque en el corazón de Madara, se profesara un gran cariño por su hermano y por los otros cuatro perdidos en las pasadas guerras.
Tiempo después comprendería que el odio nacería para proteger el amor, ni él u otro hombre podría cambiar aquella realidad. La existencia de los shinobis siempre estaría atiborrada de dolor, sufrimiento y un vacío imposible de ser saciado.CIELO EN LLAMAS
Aquella noche poseía algo diferente, un olor a carbón volaba por el aire y en el ambiente acaecía cierta sensación que erizaba la piel. Cerca de dos semanas habían pasado desde que estaban en el bosque, hacía apenas un día que se encontraban cerca del afluente que se convertía en la frontera natural entre los Senjus y Uchiha. Esa noche como las anteriores, la aprovecharían para hacer descansar a los hombres, afilar las armas y precisar los próximos movimientos.
Tobirama Senju miró hacia las copas de los árboles, durante todo el día se había sentido observado. La impaciencia le obligó a utilizar su habilidad sensorial en múltiples ocasiones, sirviéndole de poco. No había logrado sentir chakra enemigo, más sólo del ejército de más de cien hombres del cual formaba parte, en esta ocasión ni un solo niño. Estaba casi seguro que los Uchiha estarían cerca e inclusive podría jurar que olía su odio en cada brisa que se colaba entre los gruesos troncos.
Las ramas en lo alto se estremecieron, un halcón de plumas castañas extendió sus alas volando lo más alto que alcanzó. El agudo gañido que salió de su pico fue casi burlón. Él Senju lo perdió de vista tras la penumbra, incapaz de ver el carmesí que brillaba de sus ojos. Ignorante del enemigo que se encontraba a menos de una legua, arriesgadamente cerca.
El dojutsu de Madara, le había permitido desarrollar una conveniente técnica en la que podría utilizar sus invocaciones como extensión de su sharingan, con ella era sencillo controlar la mente de las personas, las aves apenas y expedían chakra. Pero con mucha dificultad, había conseguido pobremente inutilizar la habilidad como sensor de Tobirama. Una vez recortaran aquellos cinco kilómetros que los separaban, la cualidad bloqueada, reaparecería y quien reaccionara con mayor rapidez tendría la ventaja. El Uchiha estaba convencido que gozaba de la superioridad.
Por su parte, Hashirama se encontraba en el perímetro oriente, juzgaba que de ser atacados sería por aquella zona. Con cada sentido llevado al límite, no le fue difícil notar un silencio casi forzado que le acompaño en más de la mitad el trayecto. Empuño con fuerza el kunai que llevaba entre los dedos, el metal pareció brillar con la luz de la luna. Tenía un mal presentimiento.• •
La sensación de ser golpeado en el pecho le inundo las entrañas, después de eso logró percibir todo con mayor claridad. Tobirama fue capaz de advertir cerca de setenta hombres que corrían hacia ellos por el este. Peor aún, los otros tres flancos también serían atacados. No se permitió tiempo de maldecir, siquiera de acrecentar el sentimiento de culpabilidad que le comenzaba a embargar el cuerpo.
-¡Los Uchiha están acercándose!- gritó Tobirama.
La advertencia llegó demasiado tarde. Se logró escuchar el sonido del viento ser cortado por las armas. A los lejos, colosales árboles caían al suelo, su crujir se escuchaba como baladros de muerte. Los acontecimientos luego se precipitaron de forma impetuosa, los Senju fueron incapaces de reaccionar con templanza en los primeros instantes de aquel brutal asalto.
Las primeras luces del día se llenaron de exclamaciones de dolor, el olor a sangre era fuerte y repugnante. Todo alrededor se sumergió en el caos. Los Fūma Shuriken remontaron por el aire. Aquella era el arma favorita de los Uchiha, con mayor envergadura y con las hojas ligeramente curvadas, era mucho más letal. Se incrustaron con facilidad en el cuerpo enemigo, desarticulando miembros y robando alientos.
Tobirama se quedó quieto en su posición, sabía que una vez desapareciera el efecto sorpresa, los generales al norte y sur iniciarían el contraataque, no por nada eran los mejores en Ninjutsu, Taijutsu y Genjutsu. Siendo esta última habilidad la que había rescatado mayor cantidad de vidas, cerca de la mitad de los hombres degollados eran solo ilusiones. Ahora era el turno de los Senju contraatacar.• •
La arremetida al lado contrario, quizás fuese más sádica y la que acabaría con la mayor cantidad de shinobis. Hashirama había escuchado a sus espaldas el grito de su hermano y pasos apresurados que se acercaban desde el frente. Él Senju se colocó en posición de ataque y sus hombres al lado hicieron lo mismo. Vio hacia el fondo, hasta donde las sombras de los robles le permitieron mirar. Luego escuchó una gran explosión que les había dejado sordos por algunos segundos y el bosque de inmediato fue estrangulado por llamas rojas, tan rojas como la sangre.
Se dejó caer y rodó por el suelo, al verse sorprendido por la primer inmensa bola de fuego que pasó peligrosamente junto a él. Hashirama se puso de pie de un saltó al sentir la próxima esfera ardiente que pretendía darle de lleno sobre la espalda, la esquivó con relativa facilidad. Pero otras diez aspiraban atinarle desde distintos ángulos. Juntó sus manos, logrando utilizar uno de sus dos elementos. El jutsu de agua le protegió como un escudo de las terribles brasas y luego le ocultó bajo el vapor provocado por el choque.
Sin embargo, las explosiones siguieron arremetiendo sin compasión alguna. Sintió un ardor en su antebrazo izquierdo, las telas desaparecieron y había perdido las dos primeras capas de piel, mostrando el músculo que comenzaba a ampollarse. Lo miró con despreocupación y el cuero sanó de inmediato, obra del ninjutsu médico.
Pero su suerte no era la misma para el resto de los Senju. A muchos de ellos el calor les inundó las fosas nasales, el ardor les quemó la garganta. Los tejidos afectados se secaron y rompieron como si tratasen de papel. Observó a su alrededor pequeños montículos carbonizados que se desperdigaban por el terreno consumido por las llamas. Fue allí cuando notó el nauseabundo olor provocado por la carne humana quemada. Los hombres heridos que gemían y berreaban. Empero, aún no había nada perdido, cuando la neblina se descompuso por completo, los hombres aún en pie se miraban afanosos y con deseos de luchar. Seguían siendo muchos y la batalla apenas daba inicio.
El fuego del exterior pareció más débil y las estocadas perdieron constancia entre una y otra. Aprovecharon aquel detalle, seguro ganado por la escasez de chakra enemigo. Los Senju atravesaron el bosque carbonizado, esquivando las bolas de fuego y luego miraron el río, el que cruzaron con sus pies apenas tocando las aguas. Una lluvia de shuriken y agujas senbo se impulsaron sobre los cuerpos del Clan Uchiha, que se encontraban sobre las ramas de los árboles aún sanos, muchos se precipitaron al suelo con un sonido hueco, tiñendo la tierra.
Una pelea de taijutsu y choque de armas se dio entre ambos bandos, más de treinta minutos habían pasado. Era una cuerda floja en la que nadie poseía la ventaja. Pero la ausencia del líder era evidente. “Da la cara Uchiha Madara” pensó Hashirama. Una explosión llamó su atención al oeste, donde se encontraba su hermano. Tanto la ausencia de Madara e Izuna sólo podía significar que estaban al otro lado del campo de batalla.
-Tatewaki- dijo Hashimara dirigiéndose a uno de los hombres más ancianos -Protege la retaguardia y no dejes que pasen el afluente- él hombre asintió -Iré a encontrarme con mi hermano y un antiguo amigo.• •
El paisaje colmado de verde se había transformado, ahora solo quedaba la tierra desquebrajada, cuerpos muertos de aliados, otros de enemigos y el hollín flotando sobre el aire. Toribama transpiraba copiosamente, empuñando su catana. Izuna también llevaba consigo su arma desvainada, a su lado estaba Madara con los ojos acuosos y más ciegos que la noche anterior. Aquella destrucción le había pasado la factura, apenas lograba ver sombras borrosas y solamente cuando estas se movían. El Uchiha menor alcanzó percibirlo, a pesar de que su hermano lo disimulará con maestría.
-Me encargaré de Toribama Senju- dijo Izuna.
-¡Cómo quieras!- replicó Madara -No se te ocurra perder.
-Sólo mira hermano- exclamó, con la ironía que confería aquella expresión. Madara asintió.
-Parece que los Uchiha tienen algo de honor- escupió Toribama, pasando la manos sobre el rostro, limpiando las gotas de agua salada -¿Pero qué pretendes hacer con mi hermano?- carcajeó un poco y luego miró sobre su hombro derecho.
-Creo que hoy hemos tenido suficientes perdidas Madara- explicó Hashirama, saliendo de entre los hombres del Clan Senju que aún seguían en pie -Por la amistad que alguna vez profesamos, olvidemos las disputas y…
-¡No le escuches Madara!- interrumpió Izuna -Esa paz que tanto proclama, es imposible. Por ellos, perdimos a nuestros hermanos- dijo con profundo odio.
-Estoy de acuerdo con él inútil- expresó Toribama -Déjamelo a mí Hashirama, cuando termine con él segundón, iremos por él otro y acabaremos con la patética existencia de todos los Uchiha.
-Tampoco olvides tú posición- le dijo, él otro arrugó el rostro e ignoró el comentario -Sé que será imposible detenerte- llevó la mano hasta el hombro de su hermano y acercó los labios a su oreja -Trata de no matarlo.
-Eso no te lo puedo prometer- respondió con una sonrisa burlona.
-¿Madara que harás?- preguntó el mayor de los Senju.
-He prometido que no interrumpiría- dijo el pelinegro -Si peleo contigo sería inevitable destruir aún más el lugar e interferir- él otro asintió -Nuestra pelea será después de que tú hermano muera.
Hashirama dio un paso atrás, fijándose en su hermano. Tobirama apretó con fuerza el acero en sus manos. Izuna de inmediato se lanzó contra su enemigo con la catana en lo alto, usaría su velocidad y fuerza para tratar de asestar de tajo el hombro derecho del Senju, que lo obligaría a soltar el arma. No solo provocaría una profunda herida que impediría movilizarse con naturalidad, sino que también lo dejaría a merced de la inutilidad de su miembro izquierdo.
Tobirama pareció entender el movimiento. Espero hasta el último instante, cuando el filo del hierro apenas cortaba las delgadas fibras de las pieles blancas sobre su hombro. Usando el ninjutsu espacio-tiempo, desapareció y reapareció al costado del Uchiha. Izuna nunca había visto tal velocidad y es que tampoco había sido testigo del Jutsu Volador del Dios Trueno. Él Senju lanzó el filo del metal justo hacia las costillas. Izuna detuvo la espada chocándola contra la suya, en un movimiento incomodo y luego esquivó la patada que pretendía desfigurarle el rostro.
Saltó hacia atrás, alejándose del enemigo. Levantando polvo y aguardando el equilibrio. Izuna se irguió, lanzando una mirada asesina a su contrario. Sintió un calor que le inundaba las entrañas, era la emoción provocada por la batalla. De repente comprendió que en aquella lucha se jugaba la vida y que de cometer un error nuevamente, seguro moriría. Dio un paso más hacia atrás con la espada bien prensada entre el puño, sin perder de vista a su enemigo, analizándolo. Intuyendo cada movimiento gracias al sharingan.
El pelinegro se proyectó hacia el enemigo, la catana brilló bajo los incesantes rayos del sol. En pocos segundos arrojó estocadas contra la garganta, el vientre, la cabeza, el metal resonó al ser golpeado contra el otro. Tobirama bloqueaba todos los golpes. Izuna avanzó, esquivó el primer azote que envío el peliblanco y luego lanzó una estocada que se incrustó en el pecho enemigo. Retiró la espada, pero nunca apareció la sangre, el cuerpo fluctuó en un fluido pegajoso y acuoso, que se desintegró en un charco de agua.
Para cuando encontró a Tobirama con el poder del sharingan, esté había terminado una serie de sellos. Los cachetes se le inflaron y de su boca salieron proyectiles de agua, con una letalidad tal, que eran capaces de perforar las rocas. Izuna utilizó el mangekyo sharingan, invocando el Susanoo. Aquel enorme ser espiritual con forma de guerrero, rodeo y protegió al usuario con su esqueleto. De inmediato, el Uchiha sintió un gran dolor que afectó cada una de sus células. Por experiencia de su hermano, sabía que la técnica consumía energía vital e inevitablemente le provocaría la ceguera por la perdida de luz en la pupila. Por ello se había obligado a utilizarla en raras ocasiones, pasándole factura en aquel momento. No la manejaba con presteza. Una vez los misiles cesaron, el Susanno desapareció e Izuna respiraba con gravísima dificultad.
Tobirama corrió el trecho que los separaba y se esfumó antes que Izuna pudiese reaccionar. El Uchiha se sintió desguarnecido e impotente. De repente examinaba intranquilo cada movimiento, cada sombra que aparecía y desaparecía. No pudo evitar recordar las palabras de Madara, pidiéndole que no perdiera.
-¡Hiraishingiri!- exclamó Tobirama.
Izuna se encontró frente a frente al Senju, tan cerca que logró verlo a lo profundo de los ojos, aquellos que solo emanaban odio. El movimiento fue veloz y desapareció de la vista, se fijó al fondo donde su hermano lo veía con el rostro desfigurado por la sorpresa. Luego sintió el ardor al costado izquierdo, la carne siendo cortada y la sangre mojándole las ropas.
Tobirama apareció a las espaldas del Uchiha, con el pomo de la catana tomada con ambas manos. Había sentido la curvatura del metal incrustarse sobre la piel hasta hundirse y quebrar las costillas, perforando los órganos vitales cercanos. Madara había percibido toda la pelea entre la nebulosa vista, corrió hacia su hermano antes que él otro le asestara un nuevo golpe. Antes de llegar al encuentro de Izuna, esté vomitó sangre y se desplomó contra el suelo.
-¡Izuna!- gritó Madara. Apoyó el cuerpo del herido contra él suyo y llevó su brazo sobre su hombro. Miró a Hashirama que parecía confundido.
-Madara… no puedes ganarme. Vamos a acabar con esto- propuso Hashirama, extendió su mano invitándolo a unirse -Si unimos a los Uchiha y Senju, esta guerra podrá acabarse- Madara silenció y pareció dudar.
-No lo hagas hermano- dijo con dificultad -No dejes que te engañen.
El Uchiha mayor se fijo en Izuna, temblaba de dolor y su piel perdía color con peligrosa rapidez, se moría en sus brazos. Se fijó al fondo donde aún quedaban guerreros de su clan y donde los Senjus empuñaban las armas. Llevó a su mano varias bombas de humo, estas explotaron al tocar el suelo y una vez que la nube gris se desvaneció, ambos hermanos habían desaparecido.
Cuando Uchiha Madara llegó al clan, su hermano al fin dejó salir un quejido de dolor desde lo profundo de su garganta. De la boca surgió otra explosión de líquido rojo, los ninjas médicos se acercaron, pero con la poca fuerza que aún tenía Izuna los alejó. Los otros se apartaron y Madara le miró extrañado, él menor negó con un movimiento débil de la cabeza, sabía que debía desplegar sus alas al aire y volar hacia la muerte, la vida se le estaba escapando. Sonrío con dificultad, por primera vez desde que eran pequeños, deseo conversar con su hermano hasta que los silenciara el sueño, pero inclusive le dolía respirar con el único pulmón que aún funcionaba, aquel anhelo era imposible.
-Te dejo mi fuerza, para que logres proteger a los Uchiha- Izuna apenas susurró aquellas palabras. Tras un largo silencio, la estancia se inundó de un profundo quejido de dolor. El último hermano de Madara había muerto y con él nació el odio.
FIN
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Shot 2: Mortaja de oro y plata. [+13]
- Spoiler:
- “La calma que precede a la tempestad”, era el unánime pensamiento de siete ninjas.
Un gran bosque de árboles de profundos troncos era el escenario que habían escogido las fuerzas desplegadas para la batalla. A mitad de camino entre Konohagakure y Kumogakure. Sólo faltaba un día para poder llegar a territorio aliado, pero sus enemigos les habían dado caza. Un grupo de shinobis de Konoha, liderado por el Nidaime Hokage llevaba huyendo durante tres días y estaban al borde del desmayo, aunque ninguno iba a dar su brazo a torcer, eran los únicos supervivientes de un pequeño grupo que partió de la aldea escondida entre las hojas.
Hacía varios años que Hashirama, su hermano mayor y anterior Hokage, había muerto. En su lecho de muerte le había nombrado Nidaime Hokage y no iba a defraudar su voluntad. No entregaría a ninguno de sus compañeros y aldeanos. Konoha había nacido para proteger a las gentes del País del Fuego, no para entregarlos. Por si fuera, no iba a entregar a la mujer de su hermano y… a la única mujer que él había amado, aunque aquello era sólo algo que él supiera.
Había sido hacía más de treinta años, poco antes de que Konoha naciera. Los Uchiha y los Senju acababan de unirse en alianza, pero lo que iba a ser conocido poco después como Konohagakure no sato, era todavía una alianza débil. Hashirama y Madara enviaron a sus emisarios a distintos puntos de la geografía del continente para recabar apoyos.
Él, Tobirama, fue enviado a Uzushiogakure no sato para negociar con los líderes de la oculta aldea del Remolino, donde residía uno de los clanes más antiguos del continente, el clan Uzumaki. Fue allí donde conoció a la única mujer a la que amó en su vida, a Mito Uzumaki. Era una mujer orgullosa, con un porte digno y solemne, propio de una reina. Era realmente hermosa aunque le gustaba enfatizar su belleza con bellos kimonos y complicados peinados. Empezaron a congeniar y en el mes que duraron las negociaciones, no sólo se encargó de procurar las mejores condiciones para Konoha, sino que desgraciadamente terminaron enamorándose. Sin embargo, desde ese momento ambos supieron que su amor sería como el de los cuentos, un amor imposible. Uno de los puntos básicos fue el matrimonio entre la joven, la hija del líder de la aldea escondida entre los remolinos y del primer hokage.
Pasado un mes y enviado su informe a Konoha, fue el propio Hashirama el que asistió al encuentro y fue allí donde se celebró la ceremonia. Su matrimonio era la rúbrica de la alianza entre Konoha y Uzushio. Tobirama se alegraba por su hermano y por Mito. A pesar de todo, Hashirama era un buen hombre y la trataría bien. Ella siempre lo vio como un deber, aunque con el paso del tiempo fue aceptando su situación y ambos terminaron situación. El matrimonio entre el líder de los Senju y la heredera de los Uzumaki había supuesto una era de paz. Lo que había comenzado como un matrimonio concertado para reportar beneficios a ambas partes estaba convirtiéndose en una bella relación
Los días en Konoha fueron mejorando y la relación entre Hashirama y Mito se fue haciendo más cercana, mucho más humana. La extranjera que abandonó a su familia y a su país, algo impensable y totalmente reprobable, se había ganado el respeto de todos y empezó a ser aceptada en la aldea. Nunca nadie supo que encerró en su interior al Kyuubi.
En todos los momentos importantes de su vida, Tobirama estuvo presente, como el buen enamorado, protegiéndolos a ella y a su hermano y sufriendo por dentro. Defendió Konoha y luchó por ella, pero también lo hizo por Hashirama y por su esposa. Cuidó de los hijos de ambos como si hubieran sido engendrados por él. Nunca tomó esposa ni volvió enamorarse.
Cuatro días antes de la huida, Tobirama Senju, el Nidaime Hokage, había partido con tres equipos a Kumogakure. Durante un año, la rivalidad entre las dos aldeas había ido creciendo. No contentos con tener bajo su poder a las bestias de dos y ocho colas, el Raikage demandaba más, hasta el punto de haber exigido la entrega de uno de los miembros del clan Hyuga o la libertad de Mito Uzumaki para que les enseñara los sellos de los Uzumaki. “Soy el Hokage, debo proteger a mi gente. Soy Tobirama, debo proteger a Mito”.
Las negociaciones con el Raikage buscaban un tratado que asegurase la paz y que no supusiera tan penosas condiciones para Konoha. Había buena voluntad por ambas partes. Estaban cansados de esa rivalidad de la que tan sólo se beneficiaban unos pocos. Aunque el Shodaime Hokage había intentado evitar la guerra procediendo al reparto de los Bijuu, no fue suficiente. En Kumogakure comenzaron a disentir del criterio del Nidaime Raikage y la aldea quedó dividida entre los que apoyaban al líder y los que no.
El buen asesino era aquel que esperaba a que su víctima estuviera desprotegida. El buen asesino era aquel que se deslizaba entre las sombras, como una más. Alzaba su puñal y lo hincaba en el cuello de su enemigo. El buen asesino sabía cuándo era el momento y éste llegó en mitad de la cumbre en la que se encontraban reunidos. Un grupo de ninjas rebeldes procedentes de Kumo atacó a los dos líderes. Fueron los ninjas rebeldes los que perpetraron el ataque, aunque las mentes que había concebido aquel plan eran hermanas en maldad y en vileza.
De los tres equipos que había llevado sólo quedaba uno. El de sus jóvenes aprendices, todos ellos shinobis de gran valentía. Consiguieron escapar a duras penas, aunque el objetivo de los ninjas rebeldes no era otro que su propia persona. La pretenciosamente llamada Armada Kinkkaku buscaba obtener el control del Kyuubi y debían haber averiguado quién era el Jinchuuriki por lo que la mejor manera de conseguir su poder era acabar con el Hokage.
Huyeron a toda prisa de la aldea escondida entre las nubes, en el País del Rayo, dejando por el camino a muchos compañeros. Los distintos equipos se sacrificaron por protegerlos a ellos. Eran ninjas de Konoha y habían heredado su voluntad, la voluntad de fuego, la voluntad para proteger la aldea. La Armada Kinkkaku había perdido a muchos de sus hombres. Ellos también.
Se vieron obligados a parar en un claro del bosque. Desde que comenzó el ataque Tobirama sabía lo que se exigía de él. No tenía miedo. Siempre había cumplido su deber. Había obedecido a su padre durante las guerras contra los Uchiha. Había obedecido a su hermano como líder del clan, primero, y como Hokage después. Había estado junto a él. Había cumplido con su cometido y había renunciado al amor por su hermano. Ahora era el Hokage y se esperaba de él que cumpliera sus responsabilidades…
Tobirama apoyó su mano en el suelo. Dejó fluir su chackra. Los Senju del Bosque tenían una gran afinidad con todo lo que estaba vivo, con los árboles, matorrales, hierbas, bestias, insectos. Podían trasmitir su chackra aprovechando las raíces de los árboles y sentir todo cuanto pasaba mientras que hubiera bosque. Pudo sentirlos…
- Estamos rodeados. Hay… - empezó a contarlos mientras los sentía recorrer a toda velocidad el rastro que habían intentado oculta, fallidamente por lo que pudo comprobar – Hay unos veinte enemigos. Por su forma de seguirnos, diría que son los hermanos de Oro y Plata y sus seguidores.
- Sólo somos siete incluyendo a Nidaime-sama – observó Homura Mitokado
- Aún no saben nuestra posición exacta. Deberíamos esperar a que lleguen y atacarles por sorpresa para poder escapar – replicó Hotaru Utatane, siempre tan impulsiva.
- Eso no funcionará… Alguien tendrá que ser el cebo – replicó Kagami Uchiha.
- Señuelo, ¿eh? Sea el que sea no sobrevivirá, pero deberá encargarse de ellos para darles tiempo a los demás. Hemos perdido a muchos compañeros… - acertó Torifu Akimichi
El Hokage quedó en silencio. Sabía quién iba a ser el señuelo. Lo había decidido desde que comenzó el ataque. Preveía, y desgraciadamente acertó, que no bastaría con el sacrificio de los otros dos equipos. Sólo necesitaba comprobar una cosa.
- ¡Yo lo haré! – exclamó decidido Hiruzen Sarutobi su discípulo. Su rostro reflejaba su preocupación pero estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para protegerlos.
- Sarutobi – dijo Torifu
- Hiruzen, tú…- añadió Homura asustado.
- ¡No os preocupéis! Soy el mejor de todos nosotros. No voy a morir – intentó tranquilizarles – luego con una sonrisa se apoyó en el hombro del sexto ninja – Encárgate de los demás, Danzou, sé que… - empezó a decir.
- ¡Cállate, iba a levantar la mano! ¡Así que no intentes quedar tan bien! ¡Yo seré el cebo! – le respondió enfadado.
Los celos de Danzou a Hiruzen eran más que patentes. El primero siempre había intentado alcanzar al segundo. Había tenido la poca fortuna de perder a su padre cuando era un niño y aquello le había marcado. Tobirama entendía bien lo que era estar a la sombra de alguien más poderoso, aunque la diferencia había residido en que él había aprendido a asumir su lugar y aquello había hecho que su amor por Hashirama le volviera más fuerte. En el fondo podía comprender en cierto sentido a Danzou.
- Danzou… - le llamó algo confundido Sarutobi ante esa situación.
- Mi padre y mi abuelo murieron en el campo de batalla. Yo me sacrificaré. Ése es mi deber. Soy un shinobi.
Tobirama había tenido suficiente. La aldea estaba en buenas manos.
- Yo seré el cebo. Vosotros sois las llamas jóvenes que protegerán la aldea.
- Tú no puedes. Eres el Hokage. No hay nadie mejor que tú en la aldea. No puedes morir.
- Danzou, tú y Sarutobi siempre habéis sido rivales en todo. Pero ahora lo que necesitamos es unidad. No saquéis vuestras peleas personales aquí – les recordó serio, como era él. Todos los que le conocían siempre lo decían. Pero aquello no quería decir que le desagradaran los dos jóvenes. Eran jóvenes. Era innato a ellos.
- Es verdad que he sido lento tomando la decisión. Muchos han muerto y no me lo perdonaré… - confesó dolido - Sin embargo, vosotros… No debéis ser así a vuestra edad. La muerte nos alcanza a todos, tarde o temprano. El día está escrito y llegará. Sobrevivid hasta entonces.
Tobirama Senju se puso en pie. No le gustaban las despedidas, pero aquella lo era formalmente. Nunca volvería a verlos. No volvería a ver Konoha. No volvería a ver a sus sobrinos, ni a los miembros de su clan. No volvería ver a Mito. Todo lo que significaba para él la vida no tendría más valor después de aquella noche. La siguiente generación había llegado y era su momento. Había llegado la hora de ceder el testigo. “Espero que estés de acuerdo conmigo Hashirama, he intentado defender bien tu legado”
- Saru… Tienes que proteger a tus amigos y a las personas a las que quieres y entrenarlas para que puedan cuidar de la próxima generación. ¡Mañana serás el Hokage! Sabes todo lo que debes saber, protege Konoha.
- Sensei – dijo Hotaru, la primera vez que demostraba sus sentimientos. Estaba muy apenada. Sin embargo, era una kunoichi.
- Ahora marchaos. Es una orden.
- Volveremos a por ti – prometió Sarutobi, con los ojos brillantes llenos de emoción. Era una hueca promesa que ninguno sabía que cumplirían.
Los seis jóvenes se marcharon. No hubo más despedidas. Ellos eran shinobis. “Que la vida os sonría, amigos”.
Volvió a apoyar su mano en el tronco y liberó su jutsu sensorial. Estaban bastante cerca los enemigos. Parecían haberlos detectado. Tenía que retenerlos el tiempo suficiente como para que llegaran a la frontera. Habían mandado mensajes a Konoha. Un escuadrón les esperaría y podrían hacer frente a los que se les escaparan, aunque él no les iba a dar esa posibilidad.
Se lanzó a la carrera. Retrocedió sobre sus pasos mientras empezaba a acumular su chackra. Hacía años que había dejado atrás la juventud de Saru o de sus otros alumnos. Ahora comenzaba la auténtica y última batalla final de su vida.
Había escuchado decir a los ancianos del clan que en los combates en los que habían estado a punto de morir habían podido ver cada instante de su vida una última vez, que el tiempo se deformaba y se dejaba manipular por las personas para poder volver a vivir la misma vida. El Nidaime Hokage pudo ser testigo de que era cierto. Sólo se arrepintió de no haber podido haber besado cuando eran jóvenes, pero recordó cuanta paz y prosperidad había traído su sacrificio personal y se sintió feliz.
La batalla no tardó en tener lugar. El enemigo le encontró. O él encontró al enemigo.
Los primeros enemigos aparecieron de la nada. Era una pareja de dos shinobis de élite. Pero él no era el Hokage por nada. Realizó los sellos correspondientes liberando su chackra mientras que exclamaba: Suiton: shunkanteki na mizu [Agua instantánea]
Con esta técnica demostraba su gran dominio del elemento agua. Podía crear una corriente de agua de sus pies con la que desplazarse más rápidamente y con la que impulsarse. Aprovechó su técnica y con la velocidad de un rayo desenvainó su katana. Frenó el ataque de su enemigo. Volteó mientras dejaba que el agua le hiciera moverse ágil y sinuoso como una serpiente. Rodeó a su enemigo y le decapitó haciendo que un chorro de sangre tiñera el agua de rojo.
El otro enemigo le atacó con un jutsu ígneo, una gigantesca bola de fuego. Tobirama dio un pisotón a la corriente sobre la que se encontraba y liberó su chackra mientras volvía a ejecutar otro jutsu acuático: Suiton: Suijinheki [Muro de agua]. El fuego impactó de lleno contra una gigantesca pared de agua que había creado evaporándose en una nube de vapor. El shinobi de la Armaada Kinkkaku atravesó la pantalla de vapor empuñando una alabarda con la que atravesó a Tobirama.
Pero aquello había sido demasiado fácil, pensó con acierto. Un clon de agua estalló en cientos de pequeños misiles acuáticos que traspasaron la armadura, la carne y el hueso. Sufrió una horrible muerte, muerte que no presenció el Nidaime Hokage, que se encontraba corriendo hacia una gran fuente de agua. Había sentido la presencia de un lago en aquella zona.
Notaba cómo había llamado la atención de otro pequeño grupo, aunque mayor que el anterior. Le seguían en una carrera a contrarreloj en la que el tiempo era la vida de cada uno de ellos. A cada paso que daba notaba como el enemigo seguía persiguiéndole. Recortaba distancia. Además aumentaba su número. Aún no podía sentir el chackra de las dos mentes que habían urdido todo aquel plan.
Empezaron a atacarle a distancia con shurikens, kunais y agujas disparadas con una letalidad propia de shonbis de alto nivel. Tobirama frenó en seco dándose la vuelta y en un parpadeo con su katana desenvainada atravesó por completo a un enemigo dejando por rastro una estela de sangre y gritos.
El salto que había dado le impulsó hasta un tronco. Pudo sentir al enemigo. Cinco más se aproximaban por el sur. Sin embargo, en los instantes de segundo que duró aquel reposo, volvió a emplear su técnica espaciotemporal y saltando de nuevo traspasó la defensa de otro atacante que ni siquiera había terminado de ver morir acuchillado a su compañero.
Con la misma técnica le cercenó una pierna. Apareció en los distintos puntos donde se encontraban. No le esperaban, como tampoco esperaban a su espada, ávida de sangre que cantaba un himno de muerte al acompañamiento de una sombra moviéndose a la velocidad del trueno. Uno a uno acabó con el pequeño grupo, pero no se detuvo a descansar.
Estaba dándolo todo en aquella batalla. Tenía que proteger a Saru y a los demás para que escaparan. “El futuro de Konoha está en juego, ése es mi objetivo: protegerlo” Estaba haciendo mucho ruido. Le escucharían bien. Su enemigo quería cansarle. Eran ninjas excepcionales, eran dos, pero querían tener a su disposición a un Hokage debilitado. No les iba a dar esa satisfacción.
Reemprendió su carrera mientras agudizaba el oído. Cada paso que daba podía sentir cómo se aproximaban. Era la última oleada. Diez y Dos. Se concentraba en correr todo lo rápido que le era posible. Saltaba de árbol en árbol utilizando más fuerza de la acostumbrada para recorrer más distancia en el salto. Con su chackra impulsaba todos y cada uno de sus movimientos, aunque el enemigo era formidable y de poco servía. Sin embargo, la fuente de agua que buscaba estaba cerca, y por lo que podía sentir era la idónea.
Llegó hasta un gran lago y corrió hasta el centro del mismo aprovechando la sencilla técnica del control del chackra. Paró en seco y empezó a acumular su chackra. Tal y como esperaba todos los enemigos habían ido a por él. Había acabado con ocho. Sus subordinados y amigos no eran el objetivo de la Aramada. Era él. Pero intentaría derrotarles aunque fuera lo último que hiciera.
El enemigo no tardó en aparecer. Los contó de nuevo. Sólo Diez. Los otros dos estaban aguardando el momento preciso.
- Justo a tiempo… Suiton: Suishōha[Choque de Olas de Agua] – murmuró
Hashirama era un usuario del moukuton, una brillante habilidad que había desarrollado él mismo y que bien le había valido el apodo del dios shinobi. Pero él no se había quedado atrás y había llevado el suiton a niveles nunca conocidos. Todo su clan estaba formado por shinobis de gran chackra y gran poder para el dominio del mismo. Aquel era uno de sus jutsus más poderosos.
Un gigantesco vórtice de agua empezó a formarse en torno a él cuando juntó sus manos. En condiciones normales él debía generar dicha corriente congelando el vapor de agua de la atmosfera haciéndolo pasar al estado líquido. Rodeado de tanta agua su poder era mucho mayor y no tenía que recurrir a la transformación que tanta energía requería.
Una enorme cantidad de agua empezó a girar contra él con una gran violencia hasta que formara una enorme espiral del elemento que daba la vida… y del que la quitaba. El Nidaime Hokage hizo explotar la gigantesca columna de agua y con la fuerza de cien no, mil maremotos el lago se levantó como un gigante que despertara para la batalla final.
Los enemigos prepararon sus ataques y se los lanzaron para intentar evitar su ataque final. Daba igual el elemento. Ahora era el agua su verdadero enemigo. Una enorme ola gigante se dirigió a la orilla del lago absorbiendo sus ataques y con la intención tragarse a sus enemigos como si de un voraz titán se tratara al devorar a sus hijos. No todos parecieron.
La ola gigante estalló contra la playa del lago y la barrió por completo adentrándose en el bosque con un gutural bramido, similar al de un tsunami al tocar la primera roca de un acantilado. No era el mar. Era el agua estancada movida por la férrea voluntad de Tobirama de proteger Konoha, de proteger a su alumno y de proteger todo lo que amaba. Los gritos de sus enemigos pereciendo eran totalmente silenciados por el ensordecedor ruido de las olas.
Los primeros shinobis habían caído con relativa facilidad. Pero los demás se sobrepusieron a la situación, aunque Tobirama Senju no les daba respiro.
Como si de un hechicero se tratara empezó a mover sus brazos y con su chackra controló las olas. Alzaba su brazo y se levantaba una ola buscando a los que se levantaban e intentaban huir. Movía la mano y la otra ola caía. Los movía ambos y creaba férreas y a la vez insustanciales prisiones de agua que como una trampa mortal se juntaban hasta dar muerte al incauto que no escapara.
Los más valientes se dirigieron corriendo sobre el inquieto mar mientras que otros se quedaron en la retaguardia para cubrir a sus adversarios. Pelear contra un Hokage del País del Fuego que dominaba el agua era realmente extraño, pero hacerlo contra el propio lago era mucho más increíble.
El combate cuerpo a cuerpo no se hizo más de esperar. Cinco expertos shinobis armados hasta los dientes contra uno. El combate estaba desequilibrado. No son suficientes para igualarme acertó. Una columna de agua se levantó y tomó la forma de Tobirama. Le desenvainó su espada y se lanzó corriendo sobre el agua para defender al original. La lucha comenzó.
En todo momento era el peliblanco el que controlaba a su reflejo. Se movía empleando sus mismas técnicas y era mucho más habilidoso que él. No sufría el cansancio y el enemigo era mucho más prudente a la hora de enfrentarse a él: era un combatiente que no tenía miedo a ningún filo, ¡estaba hecho de agua!
Las espadas cantaban cuando chocaban. Aunque no sólo le atacaban con espadas, sino con cualquier tipo de arma y de jutsu. No podían dirigir sus ataques al original porque estaban demasiado ocupados combatiendo a la réplica. Habían comenzado a bailar una danza de muerte que sólo finalizaría cuando a Tobirama se le acabara el chackra o a ellos la vida. Cinco contra uno y no era un combate equilibrado.
Uno de ellos se escabulló. Saltó hacia atrás y empleó un jutsu eléctrico. El agua condujo la electricidad, pero más rápido que aquello, fue el ataque de Tobirama, el ataque del auténtico Nidaime. Empleando su Hiraishin y arrebatándole la espada a su clon atravesó al shinobi de la Armada Kinkakku que había iniciado aquel peligroso ataque. Su espada iba por delante de él. Curvada y bañada en sangre volvió a alimentarse aquella noche. Le rajó por completo las entrañas
El líder de Konoha metió sus brazos en el agua y empleó otra poderosa técnica. Ocho brazos emergieron de ella agarrando por los tobillos a dos de los shinobis que habían abatido a su réplica acuática. Los otros dos los esquivaron. Lanzaron a Tobirama una media docena de kunais para distraerle.
Éste levantó un muro de agua que absorbió el ataque mientras que con su fuerza de voluntad hacía que los brazos de agua que habían aferrado a dos de los incautos miembros de la Armada Kinkkaku tiraban de ellos arrastrándolos a las profundidades del lago. Sólo dejaron una estela de burbujas que al cabo de los minutos desapareció.
Antes de que pudiera levantarse se encontró con el ataque de uno de los supervivientes, quien consiguió hundir su espada en el hombro de Tobirama. Éste no dejó escapar ningún grito ni nada que demostrase que le habían herido. Sólo la sangre fue el único testigo. Como siempre, impertérrito como un mar en calma miró a su adversario y en menos de un parpadeo su enemigo estaba muerto. El tiempo era algo relativo y en las milésimas de segundo que tardó en ponerse en pie, emplear su jutsu espacio-temporal y agarrarle por el cuello para retorcérselo le dio muerte.
Tras aquello cayó al suelo. La herida era más profunda de lo que parecía y sangraba generosamente, manchando su armadura y dándole un febril y reluciente brillo sanguinolento. Sin embargo sólo podía sentir el chackra de los dos últimos, los más poderosos. No podría enfrentarlos así. Había gastado mucho chackra en derrotar a los otros, aunque aquel despliegue de medios debería haber permitido a Sarutobi y a los otros sacar una buena distancia.
- Vaya, hermano, mira a quién tenemos aquí - Kinkaku
- Parece un pez que acabe de salir del agua y se esté asfixiando. Mueve la cola y aletea para volver al agua – le respondió Ginkaku
El Nidaime Hokage alzó su mirada. Durante un imperceptible segundo se le nubló y se sintió desmayar. No lo hizo. No iba a dejar que le mataran tan fácilmente. En la otra orilla se encontraban los dos hermanos, los hermanos de plata y oro. De similar estatura, con un chackra como el de una bestia, recordaban al Kyuubi del que se decía que se habían alimentado estando en su interior, vestían las mismas armaduras y sólo en el color de su cabello, dorado como el sol y plateado como la luna se les distinguían. Ellos habían iniciado aquella guerra.
- Nidaime-Hokage, es realmente admirable tu sacrificio – dijo el dorado
- Sí, hermano, aunque algo estúpido. Con él muerto, nadie se interpondrá entre nosotros y nuestra verdadera esencia, la esencia de la que Mito Uzumaki nos ha alejado durante tiempo – añadió el plateado
- No me hagáis reír. No sabéis nada. Habéis enviado a vuestros subordinados para debilitarme. Habéis sacrificado sus vidas como si fueran meros peones. No sabéis lo que significa la palabra compañero y por eso vais a ser derrotados.
- ¿Quién lo hará? ¿Tú? – se mofó uno de ellos
- Si estás a punto de morir. Eres un viejo, Tobirama, un viejo inútil que está viendo pasar de nuevo su vida ante sus ojos y que se pregunta por qué nunca encontró a alguien con quien compartir su vida – le respondió Ginkaku
- Morirás solo y no servirá para nada – insistió el primero.
Un hombre normal se hubiera lanzado al combate ante tal provocación. Él era un Hokage y era Tobirama Senju. Él nuca se alteraba. Lo máximo que hizo fue mirarles con desprecio, mientras sentía la sangre correr. El brazo izquierdo le dolía enormemente cuando intentaba moverlo. Le habían paralizado, o eso habían intentado sus enemigos.
- Con tu muerte, comienza nuestro reinado. Es sólo la primera fase de un gran plan.
- Aunque yo muera, os tendréis que enfrentar a la voluntad de mi hermano, a la voluntad que me dejó y a la que yo le he dejado al siguiente. Podréis matar a tantos Hokages como queráis. Konoha seguirá ahí y os detendrá. Tantas veces lo intentéis tantas veces fracasaréis – les desafió.
El Hokage miró las armas que portaban. Las leyendas eran ciertas. Las legendarias armas del creador del mundo Rikudou Sennin estaban en posesión de Kumogakure y ahora ellos se habían hecho con su poder. Kinkaku empleaba una larga cuerda dorada capaz de maldecir a sus usuarios y un abanico capaz de producir los cinco elementos. Ginkaku empleaba la espada de las siete estrellas y una calabaza capaz de absorber las armas malditas por la espada o por la cuerda. Empezaba a entender el por qué de su arrogancia. Otra razón más para destruirles. Otra razón más para sobrevivir. Otra razón que no podría cumplir.
A duras penas, se puso en pie para encarar el que iba a ser el último enfrentamiento. O los hermanos o él.
Tobirama realizó cuarenta y cuatro sellos. Aquel era el jutsu más ofensivo que conocía y que podría permitirle obtener alguna ventaja. A cada sello que sus manos dibujaban más le dolía la herida sangrante. Perdía mucha sangre pero ya todo le daba igual. Al realizar el último sello liberó una gran cantidad de chackra a la vez que proclamó: “Suiton: Suiryūdan no Jutsu” Un gigantesco dragón de agua como si de la criatura de leyenda se tratara se alzó del lago. Tobirama se vio envuelto en un escudo de agua.
Los hermanos avanzaron hacia él como dos grandes y zorrunos ángeles de la muerte dorado y plateado portando su guadaña para reclamar su vida, en este caso, las reliquias de Rikudou Sennin.
El peliblanco no les dio ni un segundo más de cortesía y lanzó a la criatura que había creado contra ellos. Ésta se retorció y se sumergió en el agua mientras el agua volvía a elevarse. Sus dos rivales se lanzaron el ataque.
Kinkaku fue el primero en atacar moviendo su abanico y haciendo que cientos de esquirlas de tierra salieran disparadas hacia el Hokage. Éste volvió a levantar un gran muro de agua. Aunque el douton vencía al suiton. Tuvo que saltar para esquivar el potente ataque.
No pudo ver como Ginkaku saltaba hacia él empuñando su legendaria espada. El Hokage no dispuso del tiempo suficiente para evitar el ataque que terminó arañando su armadura dejando un hilo de sangre, sin embargo éste aprovechó y liberó al dragón.
Irrumpió de la nada entre el Nidaime Hokage y su adversario y cayó con la fuerza de un misil sobre Ginkaku quien no pudo esquivarla. Rugió antes de que sus fauces dieran cuenta del enemigo del usuario que lo controlaba mientras sus ojos resplandecientes y que rebosaban chackra
Tobirama empuño su katana. Se situó enfrente de Kinkaku cuando del agua salió revestido con un manto de chackra rojo oscuro como el del Kyuubi.
Ginkaku se lanzó contra él. Intercambiaron unos rápidos movimientos de su espada. Era un enemigo formidable, de eso no cabía duda. Se basaba también en una forma de combate acrobática y rápida. La agilidad, la velocidad y la fuerza lo eran todo para él y estos eran mucho más superiores que los suyos ahora que empleaba el chackra demoníaco del zorro.
El líder de la Aramada lanzó una potente estocada que el Hokage tuvo que esquivar saltando hacia atrás. El peliblanco tomó impulso y de una pirueta cayó sobre él. Éste no se movió hasta el último segundo interponiendo su espada en la trayectoria del filo de Tobirama.
Antes de que pudiera intentar otro ataque se encontró con la cadena que portaba Kinkaku. Éste la había alzado sobre su cabeza y la giraba mientras corría hacia él. La lanzó, pero el Nidaime pudo esquivarla. Recordaba bien las leyendas. Si la cadena te tocaba, debías darte por muerto. Eso decían los ancianos cuando contaban las leyendas del Sennin.
El Senju aprovechó para realizar una serie de golpes buscando quebrar la defensa del enemigo. No resultaron efectivos. Los paró todos y cada uno de ellos y cuando advirtió un fallo en su ataque aprovechó para lanzar una potente y lacerante ataque con su cadena que alcanzó a Tobirama. De no ser porque empleó la palma de su mano para desviarla, habría ido directa al corazón. Le rozó el otro hombro, aunque no se enrolló a su cuello.
Tobirama retrocedió de un salto haciendo que en esta ocasión dos dragones saltaran del agua e intentaran devorar a los hermanos Kinkaku quienes se unieron y al liberar una gran cantidad de chackra pudieron disipar el jutsu del Nidame.
Pero éste ya había realizado sus jutsus a una velocidad del trueno y disparó una hiriente corriente de agua con la misma presión, la misma certeza y la misma velocidad que una flecha disparada por un arco. Le alcanzó a uno atravesándole el pecho. Pero no eran dos enemigos corrientes. El chackra del Kyuubi empezó a restablecer la herida, como si no hubiera ocurrido nada. Sin embargo, para el Hokage no. Estaba cada vez más cansado.
No le dieron tregua. Se lanzó hacia él saltando en el aire al mismo tiempo que apuntaba con su espada. Paró el ataque a duras penas, casi cayendo al suelo.
El abanico convocaba el elemento tierra, su mayor debilidad y cuando lo esquivaba le esperaba la espada. Si lo volvía a eludir otro ataque elemental y él estaba cada vez más cansado. La fatiga era cada vez mucho mayor, hasta el punto de que jadeaba, síntoma que evidenciaba la derrota del buen shinobi.
Se separaron y Tobirama bajó el filo de katana y empezó a rodear a rodearles corriendo a su alrededor, aunque sus pasos eran más lentos que los de su enemigo. Los dos gemelos habían ganado en fuerza y en velocidad y le atacaban con una gran furia, más dominados por su lado demoníaco que por los guerreros que podían ser.
Buscaban distraerle para lanzar su ataque a algún flanco descubierto con alguna de sus armas legendarias. Habían reconocido al instante la forma de pelear de Tobirama y sabía que era un estilo muy combativo y agresivo por lo que las técnicas defensivas casi eran desconocidas para él. Empleando su técnica espacio temporal conseguía esquivar sus ataques y lograr alguno él mismo. Pero estaban imbuidos de un poderoso chackra y de nada servían.
Los últimos minutos fueron una agónica sucesión de golpes que tuvo que ir parando mientras iba dejando un reguero de sangre en el agua. Sus enemigos se habían puesto de acuerdo y querían humillarle. Habían dejado de usar sus poderosas armas y empezaron a utilizar simple taijutsu. Encadenaban los golpes con una potente fuerza buscando herirle.
La pelea se fue trasladando hasta la tierra firme, donde el bosque fue testigo de la muerte del Senju. Algo realmente irónico.
Tobirama escupió sangre en el último puñetazo que le propinó hinchándose éste de rodillas. Volvió a intentar ponerse en pie pero le sujetaron con fuerza impidiéndole realizar cualquier movimiento.
- Te lo advertimos, Nidaime Hokage – sentenció Kinkaku
- No puedes derrotarnos, te dijimos, ¿verdad, hermano? – Respondió Ginkaku - ¿Tienes algo que añadir? – Le preguntó a Tobirama.
Éste sentía su corazón desfallecer. El daño era muy grave. Su vista estaba completamente nublada y apenas escuchaba lo que decían. Alzó la mirada y ya no pudo verles. Por un instante creyó verla allí, como la había conocido el primer día: un kimono blanco, el cabello rojo como el fuego, ojos grises como el mar y labios rojos cual carmín. Parecía estar tendiéndole la mano. Intentó alzarla, pero tenía los brazos inmovilizados y no podía.
- Saru, cuida de Konoha – fueron sus últimas palabras.
No pudo escuchar como los hermanos se peleaban por la forma en la que le iban a rematar. Le daba igual. El futuro estaba en buenas manos. Él siempre miraría Konoha desde la montaña. Sintió el frío acero de la espada de las siete estrellas sobre su cuello y luego... Nada.
FIN.
Última edición por Layla-chan el Mar Mayo 21, 2013 10:46 am, editado 1 vez
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Vaya interesante, los dos tenían mucha acción y los dos como que rescataban la figura de Tobirama, Admiro su trabajo pero Tobirama a pesar de todo me sigue cayendo mal XD
creo que votare por "cielo en llamas" el segundo shot era bueno, pero entre tanta acción y movimientos quede algo cazado, como que igual extrañe algo de diálogos o algo XD
creo que votare por "cielo en llamas" el segundo shot era bueno, pero entre tanta acción y movimientos quede algo cazado, como que igual extrañe algo de diálogos o algo XD
the.grim.reaper- Sannin
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perdido tocando guitarra
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
He de reconocer que ambos shots han estado deslumbrantes. Creo que ha sido el duelo en el que mas me ha costado decidirme. No obstante solo se puede votar por uno.
Mi voto sera para el shot numero dos. Motivos:
1 - Personalmente me gusto mucho el Flash Back de Danzo antes de morir y me quede con las ganas de ver como luchó Tobirama contra los hermanos de oro y plata.
2 - Soy mas pro-Senju y Anti-Uchiha xD Eso obviamente influye en la votacion >.<
3 - Creo que el shot numero dos representa sin duda lo que se puede esperar del genero accion.
Me da pena no poder votar al numero uno. Creo que hasta ahora estos dos shots son mis favoritos del torneo. Una pena que les tocase enfrentarse juntos.
Mi voto sera para el shot numero dos. Motivos:
1 - Personalmente me gusto mucho el Flash Back de Danzo antes de morir y me quede con las ganas de ver como luchó Tobirama contra los hermanos de oro y plata.
2 - Soy mas pro-Senju y Anti-Uchiha xD Eso obviamente influye en la votacion >.<
3 - Creo que el shot numero dos representa sin duda lo que se puede esperar del genero accion.
Me da pena no poder votar al numero uno. Creo que hasta ahora estos dos shots son mis favoritos del torneo. Una pena que les tocase enfrentarse juntos.
Namikaze_Minato- Baneado
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Voto por Shot 2: Mortaja de oro y plata.
Ya que es el que tiene más acción, representa mucho el género, ya que la acción tiene pocos diálogos aunque a veces tenía que leer doble para no perderme XD
¿Que más puedo decir? Excelente los dos
Como dice mina-kun es una pena que les haya tocado competir juntos ya que tienen mucho potencial
Ya que es el que tiene más acción, representa mucho el género, ya que la acción tiene pocos diálogos aunque a veces tenía que leer doble para no perderme XD
¿Que más puedo decir? Excelente los dos
Como dice mina-kun es una pena que les haya tocado competir juntos ya que tienen mucho potencial
Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Mi voto va para... Mortaja de oro y plata
Me ha costado mucho decidirme, pero el segundo shot realmente me ha dejado sin palabras, todos los combates has sido espectaculares, y la de Tobirama fue una muerte digna de un Hokage.
Me ha costado mucho decidirme, pero el segundo shot realmente me ha dejado sin palabras, todos los combates has sido espectaculares, y la de Tobirama fue una muerte digna de un Hokage.
Willem_Dawnstar- Genin
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Un lugar de la Mancha de cuyo nombre no me quiero acordar.
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Mi voto va para el shot 2 : Mortaja de oro y plata.
Mas que nada por la convicción de tobirama en proteger a quienes amaba!! y ademas de la gran pelea que les dio a los hermanos oro y plata! Y muy buen flashback!!
Igual me costo bastante elegir entre los dos, porque me gustaron mucho ambos, Han echo un excelente trabajo ambos!! Los felicito ^^
Saludos!
Mas que nada por la convicción de tobirama en proteger a quienes amaba!! y ademas de la gran pelea que les dio a los hermanos oro y plata! Y muy buen flashback!!
Igual me costo bastante elegir entre los dos, porque me gustaron mucho ambos, Han echo un excelente trabajo ambos!! Los felicito ^^
Saludos!
Obito_Madara- Sannin
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Muy buenos los dos, se me ha hecho algo difícil escoger, pero al final me he decidido por Mortaja de oro y plata.
Porque a pesar de tener poco dialogo; me ha encantado como Tobirama se sacrifico por todos, no solo en la batalla sino desde antes, desde que conoció a Mito; y lo que hizo demuestra que sabía que dejaba el futuro de la aldea en buenas manos, dio lo mejor de si mismo hasta el final.
Muy buen trabajo, felicidades a ambos escritores.
Porque a pesar de tener poco dialogo; me ha encantado como Tobirama se sacrifico por todos, no solo en la batalla sino desde antes, desde que conoció a Mito; y lo que hizo demuestra que sabía que dejaba el futuro de la aldea en buenas manos, dio lo mejor de si mismo hasta el final.
Muy buen trabajo, felicidades a ambos escritores.
Yukio834- Chunnin
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Ambos están bastante bien, mi voto va para el segundo lo encontré mas completo y complejo.
Voto por : Mortaja de oro y plata.
Voto por : Mortaja de oro y plata.
masterblade- Aprendiz
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
me encantaron los dos shots, pero solo puede quedar uno.....
me decidi al final por cielo en llamas, aunque mortaja de oro y plata estuvo fantasticamente bien!!!!
me decidi al final por cielo en llamas, aunque mortaja de oro y plata estuvo fantasticamente bien!!!!
Arcangel-kun- Novato
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
aunque los dos tienen una enorme calidad, una narrativa hermosa y digna de ser elogiados hasta que se me acaben las palabras. creo que votare por el shot numero dos: "mortaja de oro y plata" me parecio que represento una buena porcion de la accion que nos perdimos en la muerte del segundo y me parecio una batalla un poco mas interesante.
mi voto es para el shot 2. pero gran trabajo a ambos.
mi voto es para el shot 2. pero gran trabajo a ambos.
arminius- Clan Seiryuu
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en los prados verdes de mi imaginacion.
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
me has hecho querer a tobirama, algo que consideraba imposible!!! voto por el shot nº2
Aria-chan- Novato
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En mi imaginación, en la boda de una chica pelirosa y un rubio....
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
el shot 1 me gusto, pero el 2 me llamo mas la atencion, aunque en un momento como decia grim, me cansaba tanta accion, debo destacar que hasta ahora no habia leido algo donde tratara mas de segundo que del 1° el 3° kage
asi que mi voto ira para mortaja de oro y plata
y eso si destacar que ambos shots, magnifica escritura, forma de contar etc. realmente geniales
asi que mi voto ira para mortaja de oro y plata
y eso si destacar que ambos shots, magnifica escritura, forma de contar etc. realmente geniales
Invitado- Invitado
Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Es una auténtica lástima que hayan tenido que enfrentarse en la primera ronda. Realmente este duelo parece una final.
Espero no ofender a nadie diciendo que como mínimo, son dos de los mejores shots de la ronda. Enhorabuena a ambos y siento la mala suerte del emparejamiento.
Los dos han tenido una gran descripción, un giro dramático que me ha llegado, y muy buena acción, cada uno acorde a la historia que contaba.
Pero como se trata de votar a uno, le doy mi voto a "Cielo en llamas".
Espero no ofender a nadie diciendo que como mínimo, son dos de los mejores shots de la ronda. Enhorabuena a ambos y siento la mala suerte del emparejamiento.
Los dos han tenido una gran descripción, un giro dramático que me ha llegado, y muy buena acción, cada uno acorde a la historia que contaba.
Pero como se trata de votar a uno, le doy mi voto a "Cielo en llamas".
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Terminado el tiempo de votaciones, es hora de anunciar que pasa a la siguiente ronda el autor de "Mortaja de oro y plata".
¡Así que enhorabuena, Septimo Hokage!
Los dos participantes ya podéis comentar lo que queráis y postear vuestros shots en cualquier parte.
¡Así que enhorabuena, Septimo Hokage!
Los dos participantes ya podéis comentar lo que queráis y postear vuestros shots en cualquier parte.
PD: Doblepost >.<
Layla- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Quiero decirle al otro participante, que me encantó su shot, y cuando lo leí pense: me ha tocado un rival difícil. Es una pena que nos hayamos enfrentado, pero creo que ha sido un duelo épico, prometo intentar llegar a la final y defender nuestra honra Enhorabuena, lo digo siendo, totalmente sincero, me gustó mucho!
Septimo Hokage- Consejo de escritores
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Re: [Votaciones cerradas] III Torneo de Escritores. Duelo 4 - Ronda 1
Tú historia también ha estado genial, me siento orgullosa de haber perdido contra ti, pero no creas aquí en el coranzoncito se siente feo, estoy un poquitín triste. Pero también me alegra haber dado la talla en un género en el que no soy buena.
Mira que tendrás que ganar por ambos, ya lo prometiste. Sabes desde un principio supuse que mi contrincante eras vos, mi intuición femenina no falló, jajaja.
A todos los que votaron muchísimas gracias, los que creyeron que Cielo en Llamas también era un buen shot, gracias.
Iré a llorar en una esquina, naaa mentira. Chao, chao.
Mira que tendrás que ganar por ambos, ya lo prometiste. Sabes desde un principio supuse que mi contrincante eras vos, mi intuición femenina no falló, jajaja.
A todos los que votaron muchísimas gracias, los que creyeron que Cielo en Llamas también era un buen shot, gracias.
Iré a llorar en una esquina, naaa mentira. Chao, chao.
marifa- Sannin
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