Mi maldición [+18] (21/11/13) (Cap 59) [Final de la última temporada]

Cap 57: Remolino de sensaciones.

Tsunade me impedía salir del hospital alegando que aun no me habían hecho las pruebas suficientes, y lo más irónico es que no habían hecho otra cosa.

-Tsunade, al final voy a enloquecer aquí dentro.

-Sakura te han encontrado herida en un poblado que se caía a cachos, ¿Crees que te voy a dejar salir así como así? ¡Antes debo asegurarme!

-¡Si ya me habéis hecho todos los chequeos médicos existentes!

-¡Te he dicho que aun no hemos acabado!

Bufé con fuerza y me crucé de brazos, en ese momento una idea acudió a mi mente.

-Qué remedio... Me tendré que quedar aquí.

-Ya era hora de que lo entendieras, eres más testaruda que Naruto.

Que ataque más gratuito.

-Pero...-Tsunade me observó intrigada.- ¿Ya no recuerdas lo que pasa cuando me mantengo inactiva?

La hokage dibujó una mueca de sorpresa y frunció el ceño ante mi mirada ganadora.

-Has jugado muy bien tus cartas, eres muy inteligente.-dio media vuelta y se detuvo en el umbral de la puerta.- Si te encuentras mal vuelve aquí de inmediato.

-Descuida, lo haré.

-Sino siempre pueden traerte.

-¿Eso llevaba alguna indirecta?

-No, ¿Cómo se te ocurre pensar eso?-dijo con fingida inocencia.

En esta villa todo el mundo parece obsesionado con la misma idea.

-Por cierto, ¿Cómo puedo comunicarme con Suna?

-Con halcones mensajeros, ¿Puedo saber el motivo?

-Quiero hablar con Gaara.

-Es verdad, me han contado que conocías al Kazekage. Tienes amigos poderosos.

-Algunos cuantos.-sonreí cansadamente, la verdad era que no tenía muchas fuerzas.

-¿Estás segura de querer salir? Tienes mala cara...

-Agradezco tu preocupación Tsunade pero estoy harta de los hospitales, prefiero descansar en casa.

-Te entiendo, ¿Quieres que te ayude a cambiarte?

-No hará falta, gracias.

La hokage me sonrió y se marchó de allí. No tardé nada en cambiarme, quería salir de aquel sitio infernal.

Siempre acababa tras esas paredes.

Como era costumbre (sino me pasaba tenía un grave problema) me perdí por los pasillos. Tardé media hora en salir pero mereció la pena, el viento me recibió jugando con mi pelo.

Se me hacia raro no ver a Naruto, pensé que no se despegaría de mí. No me quejo, me tengo que alejar de él así que no tengo ningún problema.

Sin embargo aun tengo que cumplir esa estúpida apuesta... ¡Encima ganó por hacer trampas!

Ya estoy hablando sola otra vez...

Suspiré y me dirigí a casa, tengo un dolor de cabeza tremendo.

Salté de casa en casa ya que, sino no llegaría ni para mañana. Divisé la mansión de Naruto al fondo, celebro que sea tan grande, así se puede ver desde la entrada.

¿Pertenecería a sus padres?

Aterricé en el jardín sin fuerza, por una parte no quería destrozarlo y por la otra no es que tuviera demasiadas fuerzas para ir gastándolas por ahí.

Entré en casa arrastrando los pies (tras haber buscado las llaves un buen rato) y me acosté en la cama.

Seguramente me dormiría rápido.

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-¡Sakura!

Otra vez árboles...

Me detuve sobre uno de ellos, estaba completamente herida. Y la figura que se detuvo frente a mí no se encontraba mejor.

-Por fin... Por fin te alcanzo...

Desvié la mirada y me preparé para saltar, éste descubrió mis intenciones y se abalanzó sobre mí.

No pude soportar su peso y caímos al suelo, dolorida me levanté.

Una presión en mi muñeca me impidió avanzar, observé al chico que me sostenía, sin poder ponerse en pie.

-No... No te vayas, no puedes abandonarme...

Algo en mi pecho se comprimió. Dolía como nunca antes lo había hecho.

Lentamente me agaché, sin alejar mi mirada de sus ojos llenos de dolor y tristeza. Él acabó con la distancia que nos separaba y me besó con ternura.

Era la primera vez que notaba tantas emociones juntas, y me asustaba.
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Unos golpes insistentes en la puerta cortaron mi sueño, algo me dice que no ha acabado.

Perfecto... Ahora tendré el sueño esperándome para que me duerma, y lo peor de todo es que el beso parecía tan real.

Agité la cabeza y me dispuse a abrir la puerta, tras ella encontré a Naruto algo exhausto.

-¿Qué te ha pasado?

En vez de responderme me abrazó con fuerza.

-Me acabo de enterar de que por fin te han dejado salir, siento no haber estado ahí.

-No pasa nada...-traté de alejarme al sentir aquel remolino de sentimientos golpeando la boca del estomago.- Naruto, ¿Puedes soltarme?

-Sí, perdona.

Liberó mi cuerpo lentamente bastante sonrojado, después se quedó en silencio con cara de preocupación.

-¿Ocurre algo?

-¿Podemos hablar?

La alarma de mi cerebro se activó.

¿Querrá hablar sobre la maldición?

¿Lo sabrá?

-Claro, dime.

-En privado, ¿Puedo pasar?

Ojeé el salón desnudo, sin ningún mueble.

-No puedo ofrecerte nada.

-No me importa, solo quiero hablar.

-Está bien, pasa.

Me hice a un lado para que pudiese entrar, una vez dentro cerré la puerta. Naruto observó el lugar en silencio.

-No tienes ni un mueble...

-Tsunade aun no me ha pagado por las misiones, han pasado muchas cosas seguidas.

-De eso quería hablarte.-el sonido de la alarma volvió a retumbar en mi cerebro.- ¿No hay ningún sitio donde poder sentarnos?

-La cama, no hay nada más cómodo por la casa.

-¿Podemos ir allí? Estoy cansado de la misión...

Supongo que por eso se ha disculpado por no estar ahí.

-Sí, está arriba.

Irónicamente, fue Naruto quien lo encontró antes que yo. Al final había acabado en el otro cuarto.

Suspiré con fuerza.

¿¡Cómo es posible que no encuentre cosas en mi propia casa!?

Aunque no será mi casa por mucho tiempo, si la maldición destruye el lugar tendré que moverme nuevamente.

Sin embargo, últimamente se comporta de manera extraña, y todo empezó aquí.

Debo descubrir la razón.

-¿No vas a sentarte?

-Como toque la cama, me voy a quedar dormida.

-No quería despertarte.

-Tranquilo, la mayoría del tiempo que he estado en el hospital lo he utilizado para dormir.

El rubio guardó silencio y eso me preocupó, no veía aquella sonrisa, ni su brillo en los ojos tan particular.

¿Cuándo me fijé en todo esto?

-Sakura... ¿Qué pasó en el pueblo?

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-¿De qué hablas?

-Yo no recuerdo nada, solo partes sueltas, y cuando volví a despertar te vi completamente herida.-clavó la vista en mí.- ¿Qué te pasó?

-Una anciana me hizo todo eso.

-¿La anciana que decía cosas raras?

-¿Cosas raras?-cuestioné alzando una ceja.

-Sí, me dijo que no querían visitantes, y después vino a decirme que estabas en peligro.

-Te engañó.

-Y yo caí en la trampa como un idiota.

-Si no fuera por ti, no habría conseguido el tiempo necesario para investigar.

-¿Eh?

-Fueron a por ti porque tenías más poder, así que no me tuvieron en cuenta, el tiempo que tardaron en dejarte fuera de juego me ayudó a enterarme de que pasaba.

-¿Y qué ocurría?

-Aquella anciana robaba las almas de quien entraban allí.

-Eso me suena a Akatsuki.

A mí me suena más a la maldición.

-¿También absorbió mi alma?

¿Le digo la verdad?

Asentí forzosamente, aun dudaba si había hecho bien.

-¿Y cómo volvió a mí?

-Tenías un alma fuerte y luchadora, ella misma se movía por su cuenta mientras que las demás eran sometidas por la anciana. Volvió ella sola.

Naruto se llevó las manos a la cabeza desesperado.

-Quería ayudarte y al final solo te compliqué las cosas.

¿Debería decirle la verdad?

"Si lo haces, morirá"

Abrí los ojos de golpe al escuchar eso.

Hacía tiempo que no hablaba y tenía que hacerlo para eso...

Me acerqué a él sentándome en el borde de la cama.

-Estuviste conmigo todo el tiempo.

-¿Qué?

-Tu alma se separó de tu cuerpo mas no se alejó de mí, estuvo batallando conmigo y me protegió de varios ataques.-sonreí.- Tienes un alma pura y luminosa, se nota que tienes gran corazón, no lo pierdas nunca.

Así podrás vivir al máximo, todo el mundo te querrá siendo como eres y si te alejas de mí, podrás llevar una vida feliz y sin contratiempos.

-Gracias...-se sonrojó.- No sabía que las almas podían hacer eso.

-Yo tampoco.

De hecho, no sabía que un alma podía meterse en tu cuerpo sin poseerte, como me ha pasado a veces.

-¿Podrías contármelo todo, por favor?

-Sí...-cogí aire.- ¿Qué quieres saber?

-¿Cómo supiste que hay pasaba algo?

-Viendo a la gente, parecían muertos vivientes.

-¿Eh? ¿De qué hablas?

-De los ciudadanos, nada más entrar me di cuenta. ¿Tú no?

-Yo no vi nada del otro mundo.

¿Qué?

"Ese lugar era una ilusión y las personas tenían otra sobre ellas que les ocultaba su verdadera apariencia para despistar a los que entraban"

¿Entonces porque no lo vi?

"Gracias a la maldición, su poder y el de la ilusión era el mismo y ambos se repelieron"

Es decir, que la oscuridad de mi interior me sirvió como barrera.

"Exacto"

En ese momento me di cuenta de algo, esa voz ha vuelto a mencionar a la maldición en tercera persona, pensaba que era ella pero ya tengo mis dudas.

-¿Que veías tú?-pregunté intrigada.

-Las personas eran normales, me sonreían al verme y la anciana parecía amable. Hasta que me atacó.

-No fue eso lo que vi.

-En ese caso fuiste la única, todos los demás se dejaron engañar por la apariencia frágil de la anciana y a cada uno nos pilló de maneras diferentes.

-No sabía...

-¿Qué viste tú?

-Todos tenían la cara pálida y con ojeras, y la anciana parecía consumida por la vida.

-Eso vimos todos justo cuando nos atacó.-sonrió.- Es increíble que a ti no te haya engañado.

-¿No vas a sospechar de mí?

-Claro que no, me ofende que pienses eso.

-Está bien... Que genio.

-Habló aquí, la tranquila...-respondió sarcásticamente.

-Si ya has acabado puedes irte.

-Aun tengo muchas preguntas.

-A mí no me apetece responder más.

-Bueno, entonces haré lo que venía a hacer.

-¿Qué era?

Se acercó a mí y depositó un beso en mis labios, sentí todas esas sensaciones expandiéndose por todo mi cuerpo.

Tuve que cortar el beso algo sofocada.

¿Qué había sido todo eso?

-¿¡Cuántas veces te he dicho que no hagas eso!?

-No haberme dejado tanto tiempo sin besos.

En un rápido movimiento me tomó por la cintura y me tumbó en la cama.

-La próxima vez bésate con la almohada.

-No sabe tan bien.

Unió nuestros labios y no pude evitar corresponderle, mis dedos se perdieron en su cabellera despeinada de por sí sola mientras él se aferraba más a mí.

Nos separamos por falta de aire y éste apoyó su frente en la mía.

-Cada vez lo haces mejor.

-Gracias, supongo.

-Me quedaré con la primera palabra.

-Haz lo que quieras.

-Sakura...

-¿Qué?

-Sé que no me has contado todo.-sus palabras me pusieron nerviosa, ¿Lo sabrá?- Pero no voy a insistirte más, cuando estés preparada cuéntamelo por favor, esperaré lo que haga falta.

Naruto... ¿Por qué tuviste que ser así?

¿Por qué no podías ser un necio arrogante?

Aunque, ahora que lo pienso, la primera vez que lo vi tenía los humos algo subidos.

-No te diré nada así que no insistas.

-Que cabezota eres.-volvió a besarme.- Tienes la casa algo pobre.

-Ya te he dicho la razón.

-¿Por qué no has pedido ayuda?

-Porque no me hace falta.

-Dios... Que mollera más dura tienes.

-Igual que tú.

Terminó con la distancia que tenían nuestros labios y nos volvimos a fundir en un beso que no pude evitar corresponder.

Por suerte el timbre nos interrumpió.

Esto me está empezando a enfadar, no puedo evadir las reacciones que tiene mi cuerpo.

-¿Quién es el idiota que se ha atrevido a molestarnos?

-Tranquilízate, tú has venido a molestarme a mí.

-Bien que te ha gustado.

-¿Te puedes quitar de encima? Me estas aplastando.

-Perdona.

Sonreí maliciosamente, sabía que diciendo eso se quitaría de encima.

Bajé las escaleras rápidamente y fui a abrir, nada más hacerlo una bola de pelo gigante se abalanzó sobre mí.

-¡Akamaru!-distinguí el grito de Kiba mientras trataba de apartarlo de mi cara.

-Que cariño le ha cogido tu perro a Sakura, ¿Eh?

-Ino tiene razón.-dijo Tenten.

Akamaru lamió toda mi cara, me parece tierno que me quiera pero no soporto que me babeen.

Aunque, bien mirado, ha desaparecido cualquier rastro de Naruto.

Kiba se acercó a mí y me ayudó a levantarme.

-Perdónale, ya sabes como es.

Le habría respondido sino hubiera sido por la visión que acudió a mí nada más tocar su mano.

Naruto y los demás corrían por el bosque.

-Menuda velocidad lleva Naruto.-se quejó Tenten.

-¿Que esperabas? Sakura está sola y desamparada.-respondió Ino sonriente.

-Ahora lo entiendo, y Naruto va a ser el príncipe azul que la salve de la soledad, ¿No?

-Exactamente.

-Os estoy escuchando.-dijo Naruto completamente rojo.

-¡Es una conversación privada!-chilló Ino.

-¡Entonces no hables tan alto!

-Si Naruto no está discutiendo con Sakura, acaba gritando con cualquiera.

-¡Yo no discuto con todo el mundo Kiba!

-¿¡Cómo que no!? ¡Me estas gritando ahora mismo!

-¿¡Eso que tiene que ver!? ¡Me has provocado tú!

-Tienes razón Kiba, sino está Sakura grita con quien le hable.-susurró Tenten para que no le oyese.

-Habrá que dejárselo a ella entonces.-respondió la rubia.

Cuando pille a Ino se va a enterar.

Nada más pisar Konoha Naruto salió disparado y se perdió en una de las calles.

-Me recuerda cuando va a comer Ramen.-Kiba soltó una carcajada.

-Esta vez es peor...-creo que vi estrellitas en los ojos de Ino.- ¡Lo que hace el amor!

Decidido. ¡La rubia ha de morir!

-Tienes razón, además se están comenzando a acercar.

-¿Qué quieres decir Tenten?-preguntó Kiba intrigado.

-Bueno... Cuando discutieron de vuelta de la villa de Idate, acabaron muy mal, ¿Recordáis?

-Sí, tuve que hacer un plan para que se reunieran.

¿¡Ino lo planeó todo!?

-Pero no te salió como esperabas...-espetó el chico.

-Gracias por los ánimos.-la rubia se cruzó de brazos.- Al final hicieron las paces.

-Sakura es así.-dijo Tenten.- Creo que nunca conseguirás pillarla y acabará escapándose para luego sorprenderte.

-Así es, y por mucho que finja ser fría y sería, se nota que es todo lo contrario.-Kiba analizó bien la situación, para mi desgracia.

Mi máscara está comenzando a caerse.

¿Cuánto tiempo podré seguir engañándoles?

Al final tendré que acabar huyendo.

Igual esos sueños mostraban el momento en el que escapo porque no puedo seguir mintiendo.

-La verdad es que pensé que mi plan funcionaría, todos lo han hecho hasta ahora.

-Sakura es dura de roer, ¿Eh?-preguntó Tenten sonriente.

-Nadie puede aguantar eternamente, acabará cayendo.

¿De qué hablarán? En ese cacho me he perdido.

-Tenten.

-Dime Kiba

-Aun estoy confundido por lo que pasó en ese pueblo, ¿Alguien recuerda algo?

-Yo solo vi a una anciana atacarme.

-Igualmente.-respondió Ino.

-Yo estoy igual.

-Me parece que la única que tiene respuestas es Sakura y el Kazekage.-dijo Tenten algo pensativa.

-Hablando de eso... ¡No me esperaba que Sakura le conociese!

-Yo tampoco Ino.-dijo Kiba sonriente.- Naruto tiene competencia.

-Una bien grande.-respondió Tenten, con otra sonrisa.

Les parecerá bonito hablar así a mis espaldas, aunque no hayan dicho nada malo, siguen cotilleando en mi vida.

-¿Os habéis fijado en él? Es la primera vez que le veo sonreír así.-dijo Ino.- Pensé que no sabía.

-Que exagerada...-respondió Kiba.- Pero tiene razón.

-Parece que se llevan bien, ¿No creéis?

-Sí Tenten... Sin embargo...

-¿Qué pasa?

-Veo una relación diferente entre Naruto y Sakura.

-¿A qué te refieres?

-Ambos han cambiado con el tiempo, ¿Recordáis el primer día que se vieron?

-Por lo que me contaste, ahí saltaban chispas cada vez que se miraban, ¿No?-dijo Kiba.

-Sí, a partir de ese día vivo con el miedo de pillarles en mitad de una discusión.

Tenten sonrió ampliamente ante su respuesta.

-Ahora discuten sin dejar esa tensión en el aire.

-Eso es discutible.

-Vale, admito que hay veces que te da miedo abrir la boca pero cada vez son menos las veces que ocurre eso.

-Ahí tiene razón Kiba.-apoyó Tenten.

-¿Sabéis? Estoy segura de que Sakura conseguirá que Naruto sea como el de antes.-dijo Ino.

-Seguro que sí, tendremos que confiar en ella.-Kiba sonrió.

-Pero... No sabemos nada de ella y me gustaría conocerla mejor.-espetó Tenten de repente, algo triste.

-Nadie sabe nada, ni Naruto.-la rubia también parecía afligida.

-Darle tiempo, cuando confíe en nosotros nos lo contará.-dijo el castaño, Akamaru ladró para verificarlo.

Siento decirte que no puedo hacer eso.

-¡Pues yo estoy intrigada por lo del Kazekage!-gritó Ino de repente.- Iré a preguntárselo a Sakura, no podré vivir con esta duda.

-Tú lo que quieres es ir y pillar a Naruto con ella, ¿Verdad?

-Que bien me conoces Tenten, ¿Venís?

-Por supuesto.

Abrí los ojos para volver a la realidad, más le vale a Naruto no salir o le mataré ahí mismo.

-¿Qué hacéis aquí?

-Veníamos a ver qué tal estas.

-Bien, agradezco vuestra preocupación.

-¿Naruto no te ha visitado?-preguntó Ino paseando la vista por mi casa.

-Ya se ha ido.-respondí casi sin pensar.

-No nos hemos cruzado con él...-dijo Tenten.

-Se habrá ido a su casa.

-En ese caso iré a verlo.-Kiba sonrió torcidamente.

¿Sospecharán que estoy mintiendo?

-No hace falta, aquí estoy.-el rubio bajó del piso de arriba.- Me he colado por la ventana para pillarte por sorpresa.

-Muy amable.-respondí irónicamente.

-A saber cuántas veces te habrá espiado Naruto mientras te duchabas.

-¡INO!-creo que los pilares se han resentido ante el berrido del otro.

-¡Era broma! ¡No hacía falta gritar así!

-¿¡No te puedes estar callada!?

-¿Habéis venido a mi casa para gritaros?-pregunté tranquilamente, aunque por dentro tenía ganas de matar a los dos.

-No tranquila.-respondió Tenten en su lugar.- Vemos que te encuentras bien, nos alegramos.

-Gracias.

-Sakura... ¿Podrías contarnos que pasó en ese pueblo?-preguntó Kiba.

"Hay alguien espiando entre las sombras"

Viajé mi mente para comprobar si era cierto, Shikamaru se hallaba tras una pared.

-Esto es pasarse de la raya.

Los demás me miraron sorprendidos, salí de la casa a paso ligero y golpeé la pared que le escondía. Ésta se desquebrajó hasta acabar en el suelo hecha gravilla.

-¿Qué hacías ahí?-pregunté con rabia, este mocoso está tentando a la suerte.

-Venía hacia aquí.

-Y como has escuchado algo que me puede poner en evidencia te has quedado a escuchar, ¿No?

-No.-respondió tajantemente.- No venía a espiarte, simplemente me has pillado pasando por el muro.

-Ya...-me di la vuelta para dirigirme a mi casa.- No mientas tan mal Shikamaru, sé que puedes hacerlo mejor.

-Me has pillado sin ganas.

-¡Shikamaru!-gritó Ino enfadada.- ¡Lo tuyo no tiene nombre!

-¿Qué querías que hiciera? Yo también quería saber que había pasado y Sakura no me lo contaría ni aunque se lo suplicase.

-No me importaría verte humillado.-respondí sonriente.

-¿Lo ves? No habría conseguido nada.

-¿¡Y qué esperabas!? ¡Las has tachado de espía!

-Tranquila Ino...-dijo Tenten.- No merece la pena enfadarse.

-Si quieres escuchar adelante, tal vez así me dejes en paz.-el moreno me observó sorprendido.

-Cuéntanos por favor.-pidió Kiba.

-Bien, sin embargo creo que deberíamos buscar más privacidad.-respondí, hablar aquí en el jardín sucio (aun lo tengo que limpiar) no es muy buena idea.

-Vamos a mi casa, cabemos de sobra.-sugirió Naruto.

Les seguí en silencio tras cerrar mi puerta, aun podría salir corriendo de ahí, pero había algo que me detenía, si manejaba bien la información podría descubrir algo sobre ese zorro de nueve colas.

Sentía que lo había visto en otro lado.

Acabamos sentados en el amplio sofá, no pude evitar recordar cuando me tropecé sobre Naruto (aquel día en el que peleé contra el zorro en Konoha) y acabamos besándonos aquí mismo, justo donde estoy sentada.

Irónicamente el detonante de la cadena de besos ha sido Idate, ya que si no se hubiera fijado en mí, no habría tenido que fingir un noviazgo.

Era él quien me quería alejar de Naruto y hemos terminado más cerca.

Nada en mi vida tiene sentido, no hay por donde sujetarla.

-Puedes empezar cuando quieras.-dijo Shikamaru seriamente.

-Gracias por darme el aviso.-respondí sarcásticamente, él suspiró abatido.- La anciana que visteis recopilaba las almas de las personas que entraban ahí.

-¿Cómo lo sabes?-volvió a preguntar el mismo.

-Me lo dijo ella, parece ser que se le escapó.

-Seguro que te vino bien.-Ino me sonrió.

-Sí, averigüé que escondía las almas en el bastón y lo destrocé.

-¿Después?

-Los aldeanos que parecían muertos vivientes comenzaron a tomar su color de piel, no pude ver mucho porque no tenía fuerzas, en ese momento apareció Gaara.

-Ya veo...-dijo Shikamaru analizando mis palabras.- Nadie se acuerda, ¿Verdad?

Todos negaron con la cabeza.

En ese momento recordé el objeto que encontré en la iglesia sepultada.

-¿Se sabe algo del pergamino?

-No, lo mantienen en secreto.-respondió Shikamaru.- Nos han prohibido revelar que está aquí.

-¿Tan importante es?-me cuestioné más a mi misma que a los demás.

-Parece ser que sí. ¿Dónde lo encontraste?

-En el acantilado, caminé un poco para desentumecer el cuerpo y lo vi.

-¿Estaba entre las rocas?

-Sí, en una cueva pequeña.

-Tiene sentido, nadie miró allí porque no había quien lo saltase.-dijo Tenten pensativa.

-Sí... Es verdad.-respondió Kiba.

Gaara llegó a mi mente recordándome que tenía que enviarle una carta para comunicarle que estaba bien, además debía contarle todo. Era el único que lo sabía y podría darme apoyo.

Claro está, no le contaría sobre los besos de Naruto, eso no pienso desvelarlo.

Al final no he conseguido información sobre aquel zorro, tal vez en un futuro...

-Me tengo que ir.-abandoné mi lugar.- Adiós a todos.

-¿A dónde vas?-preguntó Naruto.

-¿Y a ti que más te da?

-Mucho, respóndeme.

-Ya te he dicho más de una vez que nadie me da órdenes.

-Ya vuelven a empezar...-susurró Kiba.

-¿Lo veis? Tenía razón.-Ino sonrió victoriosa.

Decidí callarme, se supone que yo no debo saber de que estaban hablando.

Salí de la casa y me dirigí al edificio hokage. Necesitaba saber donde hay que ir para enviar el mensaje.

Salté de tejado en tejado para llegar antes y me colé por la ventana de su despacho aprovechando que estaba abierta.

-¡Sakura!-gritó Tsunade asustada.- ¿Sabías que existen las puertas?

-Perdona, es que si no tardo mucho en encontrar el despacho.

-¿No te acabas de situar eh?

-Para nada, tengo graves problemas de orientación.

-Está bien, haré la vista gorda. ¿En qué te puedo ayudar?

-¿A qué lugar debo acudir para enviar el mensaje?

-Es verdad, se me había olvidado. Es la torre más alta de todo Konoha, no tiene perdida.

-No sé qué decir...

La hokage sonrió.

-Bueno, tal vez tú tengas problemas.

-Muchas gracias.-recordé el dinero.- Por cierto...

-Dime.

-¿Las misiones se pagaban no? Es que necesito dinero.

-Claro, que olvidadiza estoy últimamente.

-Debes dejar el sake, causa estragos en tu memoria.

-Mira que graciosa, toma.

Sacó una bolsa de tela bastante grande, se notaba que estaba llena.

-¿Todo eso para mí?

-Has hecho misiones muy complicadas, cuanto más rango tenga, más recompensa hay.

-Pero la misión en la aldea de la cerradura era una mentira.

-Sin embargo, la batalla que tuviste contra aquel zorro, no.

-¿Lo sabes?

-No se me escapa nada.-sonrió.- Tampoco lo que está pasando entre Naruto y tú.

Se me congeló la sangre.

-No tenemos nada.

-Cuando fui a visitarle con Jiraiya, te encontré en su casa.

-Desperté en su cama.

-¿¡Te hizo algo!?

-Claro que no, dudo que Naruto pueda hacer algo así. Él se quedó en el sofá.

-Que caballero, ¿No es una ternura?

Sé lo que pretende Tsunade.

-No... Me voy.

-Alto.

-¿Qué pasa?

-Eres ninja de la hoja y no llevas protector, aquí tienes uno.

Tsunade sacó del cajón una cinta azul con una placa metálica, que tenía el símbolo de Konoha, sobre ella.

-Gracias, no había reparado en ese detalle.

-Ahora, si te ven con eso, puede que algunos aldeanos te pidan ayuda. Son misiones de rango "D" sin embargo, agradecería mucho tu ayuda.

-Está bien.-cogí el protector y una visión vino a mí.

El mismo protector acababa de saltar por los aires, Naruto estaba más joven peleando contra el chico del arroyo. Ambos estaban heridos, en el fondo podía ver una cascada.

El chico tenía dos manos enormes pegadas a la espalda, el cabello azul y más largo, la piel tenía un color grisáceo y había una estrella negra dibujada en su nariz.

Por su lado el rubio tenía los ojos rojos, las garras y los colmillos afilados y un humo rojo le cubría la piel que se asemejaba a dos orejas (en la cabeza) y a una cola (en el trasero).

El joven tenía rayos acumulados en la mano y Naruto el rasengan. Al colisionar crearon una bola negra de energía que se solidificaba a medida que avanzaba el tiempo.

Abrí los ojos algo sofocada por haber visto eso.

Había muchas cosas de él que desconocía y eso... ¿Me dolía?

¡Por supuesto que no!

-¿Puedo preguntarte algo?

-Claro.

-La cinta es de Naruto, ¿Verdad?

Tsunade palideció, se dio la vuelta para darme la espalda y que no la viese así.

-No, ¿Por qué dices eso?

-Una corazonada.

-Ya...

-Tsunade, siempre sonreís cuando estamos juntos así que lo he deducido.

-Ojala fueras menos inteligente.

-Gracias.

-No quería insultarte.-se dio la vuelta para sonreírme.- Siempre me acabas pillando, eres increíble.

-No será para tanto.

La puerta recibió dos golpes.

-Adelante.-ordenó Tsunade.

-Hokage, le traigo noticias de la misión.

-¿Ha pasado algo Tsuzumi?

El joven levantó la vista y se sorprendió al verme ahí. Tal vez por el hecho de que estaba tras el escritorio con Tsunade o porque no se esperaba que estuviese en el despacho hokage.

Por detrás de él llegaron Naruto y los demás.

-Pasad, no os quedéis ahí.-dijo Tsunade al verlos, la puerta no estaba cerrada.

Me puse el protector a modo de diadema.

-Te queda muy bien.-la hokage me observó sonriente.

-Se agradece el cumplido.

-Hola Sakura, que sorpresa encontrarte aquí.-saludó Tsuzumi.

-Hola, ¿Qué tal?

-Bien, bien.

-¿Os conocéis?-preguntó Tsunade intrigada.

-Nos encontramos en el Ichiraku.

-Ese día parecías estar triste, ¿Ahora te encuentras bien?-preguntó el castaño preocupado.

-Estoy bien, solucioné el problema.

-Me alegro.

-¿Es él no?-escuché el susurro de Tenten.

Cierto, mi oído había mejorado gracias a la absorción de aquel demonio.

-Sí, fue aquel día...-murmuró la rubia muy bajito.

Tenía problemas para escucharlo, y si eso me pasaba a mí, los demás no se habrían dado ni cuenta.

-Parece ser que ha puesto el ojo en nuestra Sakura...

-Mira la cara de Naruto...-susurró Tenten.

Intrigada observé el rostro del rubio, el cual tenía en ceño fruncido.

¿Ahora qué le pasa?

-Bueno, me tengo que ir.-anuncié subiéndome al marco de la ventana.- ¿Una torre grande no?

-Así es. ¿No vas a salir como las personas normales?-preguntó Tsunade con una sonrisa en su rostro.

-Yo no soy normal.

-Claro...

Salí de allí rápidamente y me dirigí a la torre, menos mal que era alta, la vi al instante.

Podía correr y saltar con mayor velocidad.

¿Será porque la maldición se ha fortalecido?

Subí hasta arriba del todo, en la cúspide había una habitación abierta, las aves entraban y salían de ellas. Las mesas estaban pobladas por aldeanos y ninjas, pude distinguir a Shizune ahí.

Quise ignorarla pero, para mi mala suerte (como siempre), ella me vio y se acercó a mí sonriente.

-Hola Sakura, ¿Qué tal estás? ¿Ya te has recuperado?

-Sí, agradezco tu preocupación.

-Me supongo que habrás venido a enviar una carta así que no te entretendré más. Si quieres escribir la carta allí tienes papeles, toma una mesa libre.-señaló los lugares mencionados.- Si ya has traído la carta escrita entrégasela a aquel ninja, tienes que decirle el lugar donde quieres mandárselo.

-Muchas gracias Shizune.

Me acaba de resolver todas las dudas.

Nada más sentarme en la mesa le escribí todo lo que pasó en su ausencia, incluso lo de Bee. Él también consiguió hacerme sonreír, por un momento.

En ese momento recordé la luz. ¡Esa luz revivió a Naruto!

¿¡Podría hacer lo mismo con Killer Bee!?

Si encontraba el lugar donde lo enterraron a lo mejor conseguiría que volviese a la vida.

La esperanza invadió todo mi cuerpo, no sé porque la luz me ayuda pero me alegro de tenerla de mi lado.

Podré solucionar todo el mal que la maldición ha hecho.

Pero... Yo no manejo información, no podría encontrarlo... Tal vez las visiones me ayudasen, sin embargo, si no tengo ni idea de los lugares que frecuentaba podré tardar años.

¿Quién podría encontrar esa información?

Observé la carta que estaba escribiendo y abrí los ojos de golpe.

¡Gaara es Kazekage! Seguro que podría encontrarle.

Le contaré eso también... Y esto otro...

-Hola Sakura.-levanté la cabeza para comprobar que era Sai quien me saludó.

-Hola.-terminé la carta y la cerré con uno de los lazos que había por ahí.- No me esperaba verte aquí.

-Yo tampoco, vengo a dibujar.

-Pensé que querías enviar algo.

-También, pero a veces subo a pintar, este lugar está elevado y tiene una vistas hermosas.

Observé el exterior, tenía razón, era precioso admirar el paisaje.

-Suerte con tu pintura.-me levanté.

Me acerqué al chico que estaba al lado de las aves.

-¿Podría enviar esto a Suna?

-Claro, ¿Para quién es?

-Para Gaara.

El hombre se sorprendió, tal vez porque le llamé por su nombre y no por su cargo.

-Bien, se lo haré llegar.-cogió la carta y la enganchó en el collar del ave.

Ésta se perdió en el cielo, espero que le llegue pronto.

En ese momento bajé la vista y vi a un par de niños jugando, era increíble, también había mejorado mi vista.

Sentí un pinchazo agudo atravesando mi corazón.

¿Dónde está Naruto?

Le busqué con la vista y vi como miraba hacia arriba, estaba al pie de la torre.

-¿Cómo me habrá encontrado?

-¿Dijiste algo?-preguntó Sai, estaba sentado a mi lado.

-¿Y tú cuando has llegado?

-Hace un rato.-sonrió.- ¿Qué mirabas?

-Ahora mismo planteo formas para escapar de aquí sin que se me vea.

Sai miró para abajo.

-¿Ese es Naruto? Su chaqueta es naranja pero no le veo bien...

-Sí, lo es.

-Menuda vista.

Si tú supieras.

-Gracias... A ver como huyo ahora.-dije pensando en alto.

-¿Por qué quieres escapar de él?

Mi mirada acabó con su existencia.

-No te metas en mis asuntos.

-Yo podría ayudarte a salir de aquí.

-¿Se puede saber la razón?

-A cambio me gustaría preguntarte unas cosas.

La verdad es que hoy no quería aguantar a Naruto, ya que (posiblemente) me hiciera más preguntas sobre el pueblo y al final podría acabar arrinconándome.

-¿Qué tipo de preguntas?

-Ya las verás. ¿Aceptas?

Qué remedio...

Asentí y éste me tendió su mano, la cogí y nos tiramos al vacio. En el aire dibujó algo en un pergamino, y tras ejecutar una técnica, un gran pájaro hecho de tinta nos recogió.

Si no he visto mal, acababa de salir del pergamino...

-Nada como un gran pájaro de tinta para pasar desapercibidos...-objeté con ironía.

-Podría haber pintado algo más pequeño pero no sé si podrá con nosotros.

-Sácanos de aquí anda, ya nos han visto.

-Mi huida sigilosa arruinada.

-Increíblemente "silenciosa"...

Sai me llevó hasta un parque, reconocía este sitio, aquí fue cuando rocé los labios de Naruto por primera vez.

-¿Por qué hemos venido aquí?

-Quería algo de intimidad.-sonrió sinceramente.- ¿Puedo preguntarte algo?

-Claro, tú me has ayudado ahora debo devolverte el favor.

-¿Tú... Tú tienes algo con Naruto?

¿Por qué todo el mundo me hace la misma pregunta?

-No, me ofende que pienses eso.

-¿Entonces porque te besabas con él?

Mi cuerpo se paralizó.

-¿Qué?

-Os vi, en su casa, te cargaste la puerta.

-¿Qué hacías espiando?

-No, solo pasaba por ahí.

-Ya... Menuda excusa más tonta.

-¿Por qué le besabas?-insistió Sai.

-Si te soy sincera... No sé.

¿Qué hacia hablando de eso frente a él?

¿Cómo se me ocurre flaquear ahora?

-No voy a hablar esto contigo, me voy.

-Espera...

-¿Qué pasa?

-¿Le quieres?

Abrí los ojos de golpe.

¿Le quiero?

-No.

-En ese caso no deberías jugar así con él.

-Yo no estoy jugando con nadie.

-¿Le besas y no le quieres? Yo creo...

-¡Yo no le beso!-le interrumpí.- ¡Lo he intentado alejar de mil maneras diferentes pero él no me deja en paz!

La tensión se palpaba en el aire.

-Perdona... No te quería ofender... Simplemente quería...

-¿Qué?

-Ino me contó que Naruto ha sufrido mucho y... Ella se siente mal por ser una de las que le trató así...

-¿A dónde quieres llegar Sai?

-Ino está convencida de que tú conseguirás su felicidad pero...

-¿Pero?

-Os he visto besándoos, pensé que teníais algo y ahora me afirmas que no.

-Es él quien me besa, ya le avisé cuando fingimos el noviazgo y siempre le trató mal para alejarme.

-¿Tú no sientes nada por él?

Dudé en contestar, algo raro en mi reaccionaba cada vez que estaba cerca y para colmo podía sentir cuando me miraba sin siquiera verlo.

-Déjame en paz, no tengo porque aguantar más interrogatorios.

-Si te vas sin responderme dejarás la duda en el aire.

No sé que me hizo salir de allí sin detenerme mas poco me importó. Me perdí en las calles hasta llegar a casa.

Observé el jardín, está que da asco verlo...

Iba a limpiarlo cuando recordé la bolsa de dinero que Tsunade había sacado.

Me llevé la mano a la cabeza.

¿Cómo puedo ser tan despistada?

Ahora me toca volver otra vez. Me paso todo el día para arriba y para abajo, como un ascensor sin frenos.

Volví a perderme por las calles, enfadándome aun más.

¿¡No podía encontrar el lugar a la primera por una maldita vez!?

A estas alturas ya caminaba dando zancadas. Llegué pisando con fuerza, hoy no tengo ganas de hablar con nadie.

Aun tengo que cumplir con la apuesta, llevo puesta una cinta en la cabeza que perteneció a Naruto y para colmo no he podido negar tajantemente a Sai su pregunta.

Y si eso fuera poco, en la entrada del edificio hokage estaban todos hablando animadamente.

¿No había otro sitio para reunirse?

Esta vez Hinata fue la primera en verme pero no hizo nada para que los demás se diera cuenta de mi existencia.

Se lo agradezco, no quiero que Naruto me vea.

Como si me hubiera sentido llegar el rubio se dio la vuelta y me dedicó una sonrisa.

-Menudo radar tiene, ¿Eh?-escuché los susurros de Ino.

-Ya te digo...-respondió Kiba.

-Hola Sakura.-saludó Naruto.- ¿Qué tal?

-Cabreada.

-¿Por?-preguntó Tenten.

-Llevo todo el día moviéndome.-me hice camino entre ellos y me metí en el edificio hokage.

Tras buscar por media hora lo encontré.

-Sakura, ¿Cómo tu por aquí otra vez?

-Es que se me había olvidado el dinero.

-¡Ah! Tsuzumi se dio cuenta de eso y lo cogió para entregártelo.

¿¡Qué!? ¿¡Me he movido hasta aquí para nada!?

En circunstancias normales no me importaría pero en mi caso, que tardo tanto es diferente. Fácilmente he podido perder una hora llegando hasta aquí.

-¿Te estás quedando conmigo?

-No, lo siento.

Tenía ganas de moler todo a golpes.

-¿Dónde está el campo de entrenamiento?

-Tienes uno a la izquierda, no destroces mucho.

Tsunade me sonrió y le devolví la sonrisa. Me dirigí a la puerta pero ella me detuvo.

-¿Sabes? Prefiero que utilices la ventana.

-Pensé que querías que saliera de manera civilizada.

-¿Y qué destruyas todo a tu paso? No creo que los cimientos aguanten.

-Gracias Tsunade.

-Sabes que tengo razón.-sonrió mientras me dirigía a la ventana.- ¿Ya has enviado la carta?

-Sí, tendré que esperar la respuesta.

-¿Puedo preguntarte qué relación tienes con Gaara?

-Supongo que amistad.-la verdad es que no sabría definirlo.

-Qué alivio...-susurró de manera inaudible.

No para mí, gracias a la maldición.

-A ver si doy con él.

-Suerte.

-¿Qué tal con Jiraiya?-quería preguntarle hace tiempo pero siempre se me olvidaba.

-Genial, gracias a ti.

-Me alegro.

Salté desde la ventana y aterricé en el suelo destrozándolo todo.

-¡Sakura! ¡Si te he dicho que bajaras por ahí era para evitar destrozos!

-¿¡Yo qué culpa tengo de que el suelo sea tan frágil!?

Tsunade suspiró llevándose la mano a la frente.

-Que paciencia tengo que tener...

Observé a los que estaban en la entrada, alguno de ellos me habían visto llegar y habían saltado, otros estaban tirados en el suelo.

-Perdón, no quería dañaros.

-No pasa nada... Nos lo esperábamos de ti.-respondió Ino.

-¿Alguien ha visto a Tsuzumi?-cuestioné.

-¿Por qué lo preguntas?-Naruto preguntó antes que nadie.

-No empieces con tus ataques de celos, hoy no estoy de humor.-el rubio frunció el ceño y abrió la boca para decir algo, mas le interrumpí.- Tiene mi dinero.

-¿Te refieres a la bolsa que había sobre la mesa de Tsunade?-preguntó Kiba.

Asentí como respuesta.

-Por eso la cogió...-susurró Ino.

-No es listo ni nada...-murmuró Tenten.

Vaya par... Me van a traer muchos problemas.

-Tienes el protector de Konoha, no me había fijado.-dijo Shikamaru como si nada.

-¿Quieres un premio?

-No me vendría mal.-sonrió de lado.

Naruto se acercó a verlo.

-Me suena haberlo visto por ahí...

-Era el tuyo, idiota.

Me observaron sorprendidos.

-¡Ya decía yo que me sonaba!

-Muy hábil Naruto.

-¿Y a ti qué te pasa ahora Ino? Te molesta todo lo que hago.

-Sakura, al fin te encuentro.-observé a Tsuzumi tras ellos y me acerqué a él.

-Te iba a buscar.

-Me supongo que es para esto, ¿No?

-Sí, gracias por darte cuenta.

-No ha sido nada.-me entregó el dinero.- Ha sido un placer volver a verte.

Su sonrisa me recordó a la de Naruto.

-Siento no poder decir lo mismo.-no puedo flaquear con nadie, la maldición está más fuerte que antes.- Nos vemos.

-¿A dónde vas?-preguntó Naruto.

-A casa, y después al campo de entrenamiento.

-Nosotras también íbamos a ir.-dijo Tenten de repente sorprendiendo a Ino, lo que me da a entender que se lo acaba de inventar.

-Que bien...

-¿Podemos acompañarte?

-Yo soy muy bruta entrenando, no os recomiendo estar cerca.

-No pasa nada, nos vendrá bien para fortalecernos.

-Como queráis...-no me apetecía estar ahí discutiendo.

-¡Yo también iré!-dijeron Kiba y Naruto a la vez.

-A mí también me gustaría acompañarte.

Los presentes observaron a Tsuzumi sorprendido.

-¿Qué pasa?-se quejó.

-Nada, nada...-respondió Ino.

-¿Tú no vienes Shikamaru?

-Me da pereza.-mejor...

-Yo también iré Naruto-kun.

Me alejé de allí saltando de tejado en tejado, tras dejar el dinero, busqué el campo de entrenamiento.

Necesitaba golpear y si Naruto estaba entre mi lista de opciones no iba a desperdiciarlo.

Pagará caro el haberme acorralado tantas veces.

Como era de esperar, para cuando llegué ya estaban todos.

-Siento la tardanza.

-Pensamos que no aparecerías.-dijo Kiba.

-Era mi idea inicial.

En ese momento vi a Tsuzumi y me sonrió, pero no era a él a quien vi, sino a Naruto.

Agité la cabeza para espantar esa imagen.

¿¡Qué me está pasando!?

-¿Empezamos?

-Adelante.-respondió Naruto.

-¿Hacemos un todos contra todos?-preguntó Tenten.

-Como queráis.

-¡Empecemos de una vez!

Golpeé el suelo con rabia, desquebrajándolo por doquier, en ese puñetazo usé toda mi rabia acumulada, todo lo que me había pasado hace poco...

Que a gusto me he quedado...

Los demás saltaron para evitar la onda expansiva.

-Muy hábiles.

-Me imaginaba que empezarías así.-dijo Naruto sonriendo.

-No creas que me conoces.

Tenten sacó un rollo y nos disparó una lluvia de armas a cada uno.

"Concéntrate y podrás esquivarlas todas"

Así lo hice y solo me dieron tres. Todo en mi había mejorado, incluso mi fuerza. Durante el entrenamiento pude manejar todo esto, la voz me aconsejaba y conseguí hacerlo.

Lo malo era que me cansaba antes, parece ser que el demonio aun no está absorbido del todo, según la voz misteriosa.

Me senté en una parte del suelo que no tenía grietas.

-Para ser gennins, sois muy buenos.-dijo Tsuzumi.

-Gracias.-respondió Ino.

-Me tengo que ir, tenemos que repetir esto.

-Cuando quieras.-respondió Naruto malhumorado.

Ya vuelve a estar celoso...

Me levanté con mucho esfuerzo pero me volví a caer.

"No deberías haberte esforzado tanto"

Gracias por avisarme tarde.

-Sakura, ¿Estás bien?

Naruto, siempre es él, siempre está cuando me hace falta y cuando no.

-Sí, no te preocupes, algo cansada.

Cogió mi mano y me ayudó a levantarme.

-No deberías haberte esforzado tanto si aun no te habías recuperado.

-Ya te he dicho que estoy bien, con una siesta lo arreglo.

-Déjame revisarte.-dijo Ino.

-¿Y bien?-cuestionó Naruto impacientado.

-Está perfecta, te he curado las heridas que te han hecho en el entrenamiento.

-Te lo agradezco.

-Perdonad, no quería heriros.-dijo Tenten.

-Tranquila, es lo que pasa en los entrenamientos.-respondió Kiba sonriente.

-¿Puedes ir a casa sola?-preguntó Naruto.

Quería responder que sí, era evidente pero nuevamente el cuerpo me jugó una mala pasada.

-No.

-En ese caso te ayudaré.-sonrió a más no poder mientras me cogía en brazos.

-¿No me puedes sujetar mientras camino?

-No, yo prefiero así.

-Nosotros nos tenemos que ir.-dijo Tenten.

-Sí, yo también estoy cansada.-se excusó Ino.

-Adiós chicos.-Naruto se despidió de ellos.

Agotada, me vi obligada a apoyar mi cabeza en su pecho.

¿Qué me está pasando con él?

¿Por qué no puedo evitar corresponderle?

¿Qué me está pasando?

Llamarme loca, pero sé, que pase lo que pase, Naruto estará junto a mí siempre.

Me lo dice el corazón.

Cap 58: Vínculo inquebrantable

Gaara por poco se cae de la silla al escuchar mi relato.

He tenido que mover cielo y tierra para encontrar este lugar, ya que me he perdido en el bosque y después en el desierto que rodea a Suna.

Menos mal que el Kazekage (sabiendo que no podría encontrar esto) a acudido en mi ayuda.

Sino aun estaría buscando la villa debajo de las piedras, a ver si (mágicamente) le daba por aparecer.

-¿Me estás diciendo la verdad?

-Sí...

Gaara se levantó de la silla y observó por su enorme ventanal. Parece ser que todos los del alto mando hacen eso.

-Ya teníamos suficiente con Akatsuki, ahora tenemos demonios esparcidos por todo el mundo.

-Perdona, es mi culpa, si hubiera sido más fuerte la maldición no se habría divido para poder sobrevivir.

-No digas tonterías, has estado sacrificando tu propia felicidad para que nadie salga herido. Si no fuese por ti, hace tiempo que nos habría matado a todos.

-Gracias.-sus palabras me reconfortaron mucho.

-¿Hay algo más que me tengas que contar?

No le hablé sobre las visiones, tenía miedo de que mi único amigo me viese como un bicho raro. Tampoco le dije lo de Naruto, aquellos besos irán a la tumba conmigo.

Nadie debe saberlo.

-Bueno... Ya viste lo que pasó en la batalla.

-Sí... ¿Cómo conseguiste volar?

-Eso también es una larga historia.

-Vamos a tener que vernos mucho para que puedas ponerme al día.-sonrió cálidamente, recordándome a Naruto.

Aquel sueño que tuve me vino a la mente.

¿Eso fue una premonición o simplemente un sueño?

Gaara me dijo que me quería pero... Yo respondí que amaba a alguien.

¿Quién sería esa persona?

-Así es, me han pasado demasiadas cosas últimamente.

-El destino debería saber elegir mejor, te ha dado la peor parte a ti.

-Tú también lo pasaste mal.

-No tanto como tú.-su semblante se entristeció.

-Tranquilo, todo eso se ha quedado atrás.

Sonrió con algo de amargura, parecía estar debatiéndose contra algo en su interior.

-Por cierto... Me hablaste sobre Killer Bee en tu carta, ¿No?

-Así es.

-¿De dónde lo conoces?

-Lo vi en uno de los pueblos que yo misma destruí.

-Sakura...-apoyó las manos en la mesa mirándome fijamente.- No vuelvas a decir eso, tú no destruiste nada, fue tu maldición.

-Tú lo has dicho... Mi maldición.

-Pero no eres tú.

-Es mía.

-Te la pusieron a traición. No te pertenece.

-Ni siquiera sé porque estoy maldita.

-Tranquila, con el tiempo lo descubrirás, te apoyaré en todo momento. No te preocupes.

-Gracias...-le sonreí tiernamente.

-Volviendo a lo de antes...-respondió algo sonrojado, cosa que me pareció adorable. Nunca le había visto así.- ¿Tú sabes dónde está Bee? Su hermano le está buscando por todas partes.

-No creo que le encuentre...

-¿Por qué?

-Está muerto... Y su biju también.

El Kazekage abrió los ojos de golpe mientras su cara palidecía.

¿No lo sabía?

-¿Muerto?

-Pensé que lo sabíais, lo siento.

-Hacía tiempo que desapareció pero ninguno creería que Bee, quien mayor control tiene sobre su biju, estaría muerto.

-Fue mi culpa, la maldición le mató por protegerme.

-¿Protegerte? ¿Qué te pasó?

Le narré toda la historia sin poder evitar a las lágrimas que corrían libre por mi rostro. Gaara rodeó la mesa y me abrazó con fuerza.

-Perdona, no quería abrir viejas heridas.

-No pasa nada, solo quiero devolverle la vida que yo le arrebaté.

-¿Revivirle?

-Sí...

El chico me observó impacientado, esperando una respuesta.

-Cuando el zorro mató a Naruto, fui yo quien consiguió que se volviera a mover.

-¿Cómo?

-¿Recuerdas la luz que estaba a mí alrededor cuando luchaba contra el demonio?-asintió.- Esa misma luz me ayudó a revivirlo.

-¿Sabes a que se puede deber eso?

-No, apareció en el mismo momento que la sombra aquella.

-Analicemos un momento los hechos, aquella sombra dijo que por fin os veíais.

-Así es.

-La misma voz que tenía aquella sombra te habla de vez en cuando en tercera persona cuando se refiere a la maldición.

-Sí...

-Creo que aquí hay algo más escondido.

-Yo también lo pensaba.

-No te preocupes, lo descubriremos juntos.-me abrazó con más fuerza.- Pero todo a su tiempo, no podemos hacerlo en un día.

-Lo sé.

-Por ahora me centraré en buscar el cuerpo de Bee. Mantengámoslo en secreto, si consigues traerlo a la vida, nada de esto habrá pasado.

-Con la pequeña diferencia de que ya no será un jinchuriki.

-Cierto, incluso le has hecho un favor.

-¿Matarlo es un favor?

-No, lo que has hecho es librarle de la oscuridad por tener una bestia dentro.

-Siempre consigues hacerme sentir bien.

-Porque no te mereces más sufrimiento.

-Gracias...

-Creo que tengo trabajo por hacer.-sonrió deshaciendo el abrazo lentamente.- Tendré que ponerme manos a la obra.

-Otra cosa...

-Dime.

-En el edificio hokage hay un pergamino que posiblemente muestre todos los pueblos que yo he arrasado.
Gaara carraspeó y me miró de manera reprobatoria.

-Perdona, pueblos que la maldición ha devastado.

-Eso está mejor.-sonrió.- Tenemos que echarle un ojo a ese pergamino, podrían asociarte con las muertes.

-Y no se equivocarían.

-Te repito que tú no fuiste...

-Vale, vale.

-¿Sabes? Me han entrado ganas de reunirme con Tsunade. ¿Me harías el favor de escoltarme hasta Konoha?

-Sería todo un honor ir con el Kazekage.

-Anda no me llames así...-sonrió.- Prefiero que me digas por mi nombre.

-Lo haré, ¿Vamos?

-Espérame fuera, tengo algo que arreglar.

-Bien.

Era de esperarse, si me perdía en el edificio hokage, allí no iba a ser la excepción. Por el camino me encontré a la hermana de Gaara.

-¡Hola! Sakura, ¿Verdad?

-Sí, lo siento no tengo tiempo.

No puedo ser amable con alguien por el simple hecho de que me sonría, sigo estando maldita.

-No sabía que estabas aquí, mi hermano no me ha dicho nada.-formó una sonrisa pícara en el rostro.

-No querría molestarte.

Justo cuando iba a responder varios ninjas se acercaron a ella y le entregaron un pergamino, la chico lo vio confundida y me observó.

-Perdona, me tengo que ir.

-Descuida, ve a hacer lo que tengas pendiente.

La joven me regaló una sonrisa y se marchó.

Suspiré agotada.

¿Por qué no puedo ser amable con la gente?

¿Por qué tuve que estar maldita?

"Hay alguien tras de ti"

Me di la vuelta preparada para golpear pero no vi nada.

-¿Qué diablos...?

"Se está marchando, síguelo, corre"

Haciendo caso a su consejo comencé a batir el record de los cien metros lisos por el pasillo.

¿Quién me estaba espiando?

Me paralicé al ver un pelaje eléctrico ocultándose tras la esquina de pasillo.

No puede ser...

Llegué hay apenas sin aliento, el pasillo estaba cortado, por eso se detuvo.

-¿Qué haces aquí?-no esperaba que me respondiera sin embargo, últimamente se está comportando de manera muy extraña.

El zorro retrocedió cual animal asustado.

¿Qué le pasa?

Me di cuenta de que estaba más grande y fruncí el ceño.

¿Ha estado absorbiendo más almas?

-¿Sakura?-Gaara apareció tras de mí.

Me di la vuelta para mirarle a la cara y cuando volví la mirada atrás, el zorro no estaba.

¿Cómo lo ha hecho?

En su lugar había un papel algo desgastado. Me acerqué a él y lo recogí desconfiada.

La última vez que encontré algo así, me habló sobre luz y oscuridad.

-Está muy estropeado, no puedo leerlo.

-Déjame verlo.-se lo entregué.- Creo que podrían restaurarlo.

-¿Tú crees?

-Sí, déjanos a nosotros.-se puso serio tras echarme una sonrisa.- ¿Era ese el zorro?

Asentí en silencio.

-¿Qué es lo que quiere? A veces te ataca y otra veces te ayuda.

-Yo tampoco lo entiendo...

-Parece que te esté poniendo a prueba.

Me detuve a pensar en sus palabras... No sonaban tan descabelladas teniendo en cuenta las veces que me ha ayudado.

Y la reverencia, que esta vez no me ha hecho. O tal vez sí y no lo he visto.

-Puede ser...

-Venga no te estreses.-sonrió.- Veo que no te ha hecho nada.

-Simplemente me ha mirado desde la lejanía.

-Se comporta de manera extraña.

Asentí nuevamente y nos dirigimos en silencio.

-¿Preparada? El viaje no es corto.

-Seguro que no tardaremos tanto como lo he hecho yo viniendo para aquí.

-Tal vez, ¿Quién sabe?

-Te lo aseguro.

Con el sol cegador sobre nuestras cabezas nos desplazábamos por el inmenso desierto.

-¿No podías tener la villa en mitad de un bosque donde hay sombra?

-No es lo mismo.-sonrió.- A Temari tampoco le gusta este clima tan seco.

-Quieras o no, te agotas antes por culpa del calor.

-Ella dice que es malo para la piel, se le agrieta.

-Ya veo... ¿No puede ligar por culpa del sol?

-Algo así.-sonreímos.- Mira, allí se acaba el desierto.

-¿Ves? Yo habría tardado más.

"Enemigos"

Sin pensármelo dos veces cogí a Gaara de la mano y salté con fuerza, al de unos segundos varias bombas de humo impactaron en el suelo.

-¿Qué ha sido eso?-pregunté confundida.

¿Desde cuándo tengo tan buenos reflejos?

"La maldición"

Es verdad, se ha fortalecido y yo con ella.

Entonces... Mi fuerza...

"También"

Mira que bien, así podré abrir cabezas con mayor facilidad.

-Vándalos. Llevan días saqueando a quien pasa por el desierto.-aclaró su garganta carraspeando un poco.- Son muy escurridizos, ningún ninja ha podido cazarlos.

-Que mala suerte de haberse encontrado con el Kazekage y alguien maldita.

-¿Estás sugiriendo que los atrapemos?

-Así es, te podrías librar de ellos. ¿No es una buena idea?

-Ya estabas tardando en proponerla.-sonrió cálidamente.

¿Por qué veo a Naruto en vez de verle a él?

¿¡Qué diablos me pasa?

Sacudí un poco la cabeza para quitar esa imagen.

Ahora sí, veo al chico de cabellos rojos.

En el fondo se parecen, ambos me tratan bien y se preocupan por mí.

-¿Preparado?

-Vamos.

Gaara formó un pedestal de arena bajo nuestros pies para poder elevarnos en el aire y así escapar del humo.

Los bandidos seguían dentro tratando de encontrarnos.

El joven situado a mi lado formó una gran nube de arena sobre nuestras cabezas.

-Es hora de que llueva.-respondió sonriente.

Miles de agujas hechas de arena cayeron de aquella nube tan especial. Bajaron con velocidad creando explosiones al impactar.

-¡Oye! ¡Yo también quería atizar!

-Se trata de dejarlos vivos.-sonrió nuevamente, aquella sonrisa que me hacía sentir tan tranquila y calmada.

-¿Estás insinuando que soy una bruta?

-Solo hay que ver tu batalla contra un gigantesco diablo para comprobarlo.

-Esa vez tuve mucha ayuda.

-Eso no quita que tengas mucha fuerza.

-Lo he pillado, soy un ser poco sutil.

-¡Yo no he dicho eso!

Sonreí al ver las similitudes que habían entre él y Naruto.

-Es una broma, no te enfades así.

Tras una pequeña discusión, Gaara bajó el pedestal para comprobar el estado de los hombres. Todos estaban desmayados y ninguno parecía poder moverse o que se estuviera haciendo el muerto para huir después.

-Los has dejado fuera de juego mediante un golpe.

-Tú habrías hecho lo mismo, no exageres.

-Kazekage...-me di la vuelta para ver a un grupo de ninjas (que desconocía) completamente sorprendidos.

-Llevadlos a la mazmorra, tened cuidado, que no se escapen.

Asintieron a la vez y comenzaron con su labor.

-Que poderío...

-¿Te estás burlando de mí o es mi imaginación?

-Un poco de cada.

Comenzamos a correr nuevamente para adentrarnos en el bosque. Decidimos saltar de rama en rama porque, en el suelo tenías que estar esquivando los troncos y las raíces que sobresalían de la tierra. En el desierto solo te costaba caminar, nada más.

-Eres muy rápida.

-Gracias al diablo, mi maldición se ha fortalecido.

-Y se han mejorado todas tus cualidades, ¿No?

-Sí, de hecho puedo oír cosas lejanas y minúsculas.

-¿En serio? ¿Y qué escuchas ahora?

Me concentré en afinar el oído, el viento se filtraba por los árboles creando un ruido suave, podía oír pisadas por aquí cerca.

-Hay alguien acercándose.

Gaara aumentó la velocidad posicionándose delante.

-Si son enemigos tendrán que vérselas conmigo.

-Sé defenderme sola.

-Soy consciente de ello, pero no quiero que te arriesgues.

Al menos a él podía sonreírle y agradecerle por todo, la maldición no le haría nada.

Creo...

Ahora que es más fuerte tengo mis dudas, sin embargo, Gaara también se ha vuelto más poderoso.

¿Estarán en las mismas condiciones otra vez?

"Abajo"

Observé al suelo, justo como ha dicho la voz, el equipo de Tenten pasaba corriendo en dirección contraria.

-¡Gaara, no hay enemigos!-grité porque estaba muy lejos, pero al parecer me oyeron todos menos él.

Los demás detuvieron el paso y observaron los alrededores.

-¿No os ha parecido escuchar la voz de Sakura?-preguntó Tenten.

Conseguí detener a Gaara, cogiéndole de la mano, y lo bajé.

La verdad es que estaba intrigada por saber a dónde iban.

-Hola.-saludé algo cortante.

-¡Sakura!-Lee tenía estrellas en los ojos, otra vez.

-¿Qué hacéis aquí?-preguntó Neji.

-Vamos a Konoha.-respondió Gaara.- ¿Y vosotros?

-Tenemos una misión en el país de las olas.

-Está bien, tened cuidado.-advirtió el joven.

-Lo tendremos, gracias Kazekage.-el hombre que se parecía a Lee hizo una reverencia muy graciosa.

Su copia (en versión reducida) le imitó mientras los demás suspiraban cansados.

-Sakura, ¿Qué haces con Gaara?-preguntó Tenten extrañada.

-Tenía que hablar con él.

La chica asintió sonriente, como si estuviera contenta de que no la hubiese mentido. Pero algo ocultaba en aquella sonrisa, me lo decía mi instinto.

Nunca me ha fallado, espero que no le dé por cambiar de idea ahora.

-Será mejor que prosigáis con la misión, no queremos entreteneros.

-Sakura tiene razón, vayámonos.-dijo Neji.

-Nos vemos.-Tenten se despidió de mí con un abrazo que no correspondí.

No puedo forjar ningún vínculo.

Al parecer, algo en mí, delató que estaba triste. Gaara lo notó y me abrazó para darme ánimos.

-Descuida, destruiremos esa maldición. Te lo prometo.

-Gracias.

Aumenté un poco la presión del abrazo, necesitaba sentir que alguien estaba ahí para apoyarme.

Proseguimos con el viaje.

-¿Estamos muy lejos todavía?

-No tranquila, pronto llegaremos.

Tal y como dijo, al de unos minutos ya estábamos allí.

-Menos mal que nos guiabas tú, sino aun estaríamos en tu villa.

-No exageres.-sonrió.- Voy a hablar con la hokage, tú no te preocupes por nada. Yo encontraré el pergamino.

-Pero no sabes dónde está.

Sinceramente yo tampoco, encontré la sala por casualidad.

Creo que definiría mejor la palabra estamparse. Ya que me tiré de cabeza contra las cajas.

-No pasa nada, no quiero que te metas en problemas. Vete a entrenar o lo que prefieras.

-Gracias, ten cuidado.

-Lo tendré, ahora me voy, nos vemos luego.

-Adiós Gaara.

Me quedé en el sitio viendo como se alejaba.

¿Por qué vi a Naruto cuando me volvió a sonreír?

Agité la cabeza con fuerza.

Ese idiota no puede estar en mi pensamientos, simplemente... No puede, porque estoy maldita.

Caminé algo despistada y terminé en el campo de entrenamientos. Este sitio no se me ha borrado de la cabeza, tampoco el beso que nos dimos aquí y que fue el primero de muchos otros.

Que me gustaron.

Destruí ese pensamiento y me desahogué golpeando el suelo para liberar mi furia.

¡NO ME GUSTARON!

¡LOS ODIÉ!

Mi pecho subía y bajaba acompasadamente, había hecho demasiado esfuerzo. No me había dedicado a dar puñetazos al suelo al tuntún, también había estado golpeando otros sitios mientras comprobaba mi nueva velocidad.

Dejé que mi cuerpo descansara sentándome en una parte del suelo que no estaba muy quebrada.

Creo que me he pasado golpeando.

-¿Qué ha pasado aquí?-esa voz...

Levanté el rostro para comprobar que era Hinata.

-Un terremoto, he intentado detenerlo pero se me ha escapado.-respondí con ironía.

Vamos a ver... Ella ha visto mi fuerza, estoy sola en un campo de entrenamiento destrozado...

Tampoco hay muchas ideas para unir y sacar una conclusión lógica.

Es evidente que ella no puede.

-Como no, tuviste que ser tú.

-Piérdete.-no quería discutir.

-Gracias, ahora no podré entrenar.

-De nada, para eso lo he hecho.

La joven bufó mientras se cruzaba de brazos.

-Me iré a entrenar a otro lado, no te acerques a mi Naruto-kun.

-A mí nadie me da órdenes.

-¡Estás avisada!

-Llegas tarde, ayer me llevó en brazos hasta mi casa como un marido lleva a su mujer nada más casarse.

Sonreí maliciosamente al ver su cara de terror, como si le hubiese asestado la peor puñalada de su vida.

-Solo lo hizo porque estabas cansada.

-Lo que tú digas...

-Claro que sí, él no se fijaría en ti.

-¿Y en ti sí?

-¡Por supuesto!

-Hinata... Me aburres.-frunció el ceño.- Abre los ojos de una vez o acabarás dándote de morros contra el muro.

-Tengo los ojos bien abiertos, de hecho, ahora mismo estoy viendo a un monstruo.

-Que yo sepa, aquí no hay ningún espejo. Y si lo había, es un detalle que he pasado por alto.

La aludida se puso roja de furia y se marchó dando grades zancadas, yo no sé cómo le aguanta Naruto.

Porque creo que son amigos...

El cuerpo se relajó más de lo debido, lo sentí pesado al igual que los párpados.

"Te dije que no te esforzaras tanto"

Sin poder responder nada, me quedé dormida en el suelo.

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Todas las emociones volvieron de golpe, tenía los labios atrapados por otros aun más cálidos.

No me importaban las heridas, y a él tampoco.

Simplemente me dejé llevar por sus acciones.

Mordió mi labio, lo tomé como una petición para que pudiese meter la lengua en mi boca. Entreabrí un poco los labios concediéndole el deseo.

Naruto tiró levemente de mí y quedé sobre su regazo.

El beso subió de intensidad mientras mi lengua recorría su cavidad bucal. Me abrazó con fuerza de la cintura mientras yo hundía mis dedos en su cabello.

Nos alejamos para tomar aire y volvimos a repetirlo.

Sus manos se deslizaron lentamente bajo mi ropa, inspeccionando la piel de mi cadera. Mis brazos se juntaron en una abrazo tras su cuello.

Aquel beso me llevaba a lugares inexplorados, el deseo de llegar a más se apoderaba de mí.

A pesar de que las heridas gritaban para que las detuviera, no las hacía caso. Solo quería sentir eso más tiempo, sentirme querida por alguien.

Sin embargo, nada en esta vida es eterno, Naruto se apartó con una mueca de dolor en la cara, se llevó la mano al estomago.

Me sentí fatal al pensar que esas herida se la había provocado yo, en mis anteriores visiones pude comprobar que nos preparábamos para pelear.

Me acerqué a él con la culpabilidad reflejada en mis ojos. Aparté su camisa lentamente para comprobar las múltiples heridas que recorrían su cuerpo.

El rubio, en vez de enfadarse, cogió mi rostro con una mano y me acarició la mejilla cariñosamente.

-Sakura... Vuelve con nosotros, por favor.

¿A dónde me había ido?

-No... No puedo...

Me sobresalté al escuchar mi propia voz, pensaba que en estos sueños no podía hablar.

¿Significa que este no es premonitorio? ¿O tal vez los otros eran simples pesadillas?

Eso no tiene sentido, todos muestran mis huidas, sino los junto este de aquí no tendría significado alguno.

-¿Por qué?

-Porque soy peligrosa.

-No digas tonterías...

-Es la verdad, es mejor que me aleje de vosotros...-las lágrimas comenzaron a salir.

El joven me acercó a él para darme un beso tierno en los labios, la sangre se mezclaba con aquella sensación cálida que siempre recorría mi cuerpo cada vez que le veía.

Apoyé mi mano en su pecho y utilicé toda mi chacra disponible para curarle todas y cada una de las heridas.

-¿Sabes lo que significa esto no?

Le observé interrogante, ¿A qué se refería?

-Ahora que me has curado estoy en plena forma y tú estás completamente herida.-sonrió maliciosamente.- Ya no podrás huir.

-No me subestimes.-me levanté de golpe y escapé de allí.

Mientras mi imagen se difuminaba en la lejanía, Naruto se puso la camisa y se preparó para partir.

-Esta vez no Sakura, no te volveré a perder, lo prometo.-susurró antes de salir corriendo.

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Abrí los ojos de golpe con la respiración acelerada. Al menos ahora no he saltado hasta el techo.

Levanté mi cuerpo torpemente, sin embargo, un mareo me obligó a caer en la superficie blanda.

Un momento... ¿Blanda?

Observé el lugar, aquel color azul de las paredes no se me olvidaría nunca.

¿¡Qué diablos hago en la habitación de Naruto otra vez!?

Traté de levantarme para salir corriendo antes de que me viera, pero como el destino me odia, me envió a Naruto con una toalla envuelta en la cintura, sin nada encima.

En otras circunstancias le habría gritado por pervertido, sin embargo, ya le he visto muchas veces así.

Incluso he llegado a ver una erección, esto no es nada comparado con aquello.

A veces, su perchero me persigue en sueños.

¡Pero eso es algo que jamás contaré!

Me ha traumatizado de por vida...

-Sakura... Pensé que aun estarías dormida.

-Menos mal que no se te ha ocurrido salir desnudo, era lo último que me faltaba.

Primero discuto con Hinata, luego veo un sueño que me deja descolocada y angustiada (por todos los sentimientos que me producían sus caricias) y para rematar le veo salir medio desnudo.

Un día redondo.

-Admítelo, te habría gustado que pasase.

-Si hubiera querido eso, te quitaría la toalla. Así de sencillo.

-Adelante, no te detendré.

-Pervertido...

El rubio sonrió cálidamente y empezó a rebuscar en su armario. Como si yo no estuviese, o como si fuese normal que estuviera ahí.

No sé por cuál de las dos optar.

Me tapé con las mantas hasta la cabeza, escondiéndome bajo ellas.

Haga lo que haga siempre acabo con él, en su casa, o en su regazo. No puedo quitármelo de encima ni aunque lo mande volando a la luna.

Aunque ahora que lo pienso... No es una mala idea.

Las mantas de Naruto eran muy calientes, se estaba muy bien aquí.

Alguien (seguramente el descerebrado de Naruto) me apartó mi cobijo de sopetón.

-¿Qué hacías dormida en el campo de entrenamiento?

-¿¡Y a ti que más te da!? ¡Devuélveme mi calor!-cogí las mantas y me volví a esconder en ellas.

Escuché el suspiro de Naruto junto a unas risas.

Decidí ignorarlo mientras me acomodaba mejor. Nuevamente, alguien me quitó las mantas.

-¿Te has decidido amargarme el día?

-Vamos a comer, tus tripas están quejándose desde hace rato.

-No tengo hambre.-mi estomago le dio la razón a Naruto.- Traidor.

El rubio sonrió victorioso.

-Venga vamos holgazana.

-¿A quién llamas holgazana gallina pervertida?

Su vena palpitante (a la que añoraba) se dejó ver en su frente.

-¿Qué has dicho?

-¿Quieres que te lo repita?-sonreí socarronamente.

Naruto se subió a la cama con velocidad y para cuando me di cuenta ya estaba inmovilizada por sus manos y su cuerpo.

-¿Ya empezamos? ¡Bájate de ahí excremento de simio!

-¿¡QUÉ ME HAS LLAMADO!?-respiró varias veces y bajó su tono de voz, sin quitar el enfado.- ¿¡Es qué nunca se te acaban los insultos!?

-¡No!

En vez de responderme atrapó mis labios con los suyos. Inconscientemente, le seguí el movimiento de labios. Recordando todas las sensaciones que me producían, en aquel sueño.

Y, desgraciadamente, en la actualidad también.

-¡Deja de hacer eso!-quería evitar que esos sentimientos afloraran.

No sé lo que eran pero presentían que no traerían nada bueno si los aceptaba.

No dejaré que vuelva a morir por mi culpa, jamás.

-Haberme hecho caso a la primera.

-¿Qué es esto? ¿Un castigo?

-Exacto, te castigaré cada vez que hagas algo mal, donde sea. Me da igual la gente que haya delante.-sonrió.- Con todas las veces que me has insultado podré darte muchos besos.

-Hazlo y te cortaré la lengua.

-Castigada.

Volvió a besarme con aquella ternura que le caracterizaba, regalándome preciosas sensaciones que revoloteaban por mi estomago.

Me di cuenta de lo que hacía y reaccioné.

¡Sigo maldita!

¡No puedo permitirlo!

Me deshice de él con facilidad gracias a mi fuerza y maldije por dentro.

¿Sino estaba debilitada por qué no me he soltado antes?

¿Es que quería estar así?

-Veo que, a pesar de haber destrozado todo el campo de entrenamiento, sigues con fuerzas.

-Ya me conoces.

-Sí... Pero has tardado lo tuyo en reaccionar, ¿Aun estás dormida?

-Puede ser... Me voy de aquí.

Interceptó mi camino agarrándome por la cintura, dio una vuelta en el sitio para apartarme de la puerta y quedarse él de espaldas a ella.

-Te he dicho que vamos a comer, ¿Tanto te cuesta hacerme caso?

-Nadie me ordena que puedo hacer y que no.

-No te estoy ignorando, lo hago por tu bien.

-No hacía falta.

-Vamos, hazme caso por una vez en tu vida, por favor...

Su tono de suplica consiguió ablandar mi cabezonería.

¿Por qué no puedo negárselo?

¿¡Por qué!?

-Está bien... Pero solo por esta vez.

-Eso lo veremos.

-¡Me voy de aquí!

-Vale, vale, no he dicho nada. Que mal genio.

Bufé cruzándome de brazos, a veces podía ser muy insoportable.

-Venga, vamos a comer.

-A ver si así me dejas en paz.

Naruto sonrió y me cogió de la mano, sin dejarme responder me guió por los enormes pasillos hasta el comedor.

Me sorprendí nada más entrar, este lugar es enorme. Posiblemente, más que mi casa.

Me senté mientras el servía la comida, quise ayudarlo (ya que se había tomado la molestia de prepararlo) pero se negó.

Para mi sorpresa, Naruto cocinaba muy bien. En vez de comer en casa prefería comerse aquellos fideos podridos que tanto le gustaban.

La verdad es que tenía hambre y ni me di cuenta. Al final me lo acabé todo.

-¿Te ha gustado?

-Sí, cocinas mejor de lo que pensaba.

-Me lo tomaré como un halago.

-Tómatelo como quieras.

El rubio gruñó algo por lo bajo, llegué a entenderle bien gracias a mi nuevo y mejorado oído.

-Gracias por recogerme, pero no hacía falta que me trajeras a casa, bastaba con despertarme.

-Se te veía muy tranquila, no quería molestarte.

-Ya...

No volvimos a hablar, hasta que él rompió el silencio.

-¿Dónde has estado a la mañana? No te vi.

-Por ahí.

-Especifica más.

-No te metas en mi vida.

-Solo quería saberlo.

Algo en mi interior me obligó a decirlo, me costaba mucho guardarle secretos a Naruto.

-Si te lo digo empezarás con tus celos otra vez y no tengo ganas de aguantarte.

"Agáchate"

Naruto escupió la comida justo cuando me había escondido bajo la mesa.

Gracias por aconsejarme, no me ha venido mal. Si no, ahora mismo, estaría pringada de comida hasta arriba.

-Menudos reflejos...-murmuró el rubio.

-Gracias.-salí de mi escondite y observé la mancha que tenía ahora la pared.- Con la comida no se juega, hay que ser guarro.

El joven sonrió macabramente y saltó la mesa posicionándose delante mío.

Hay que admitir que es muy veloz.

-¿Te gusta sacarme de quicio?

-Solo a veces.

Se acercó a mí mientras retrocedía hasta sentir el frío contacto de la pared.

Nunca me había gustado sentirme acorralada pero con Naruto es distinto, me inspiraba confianza, sabía que nunca me haría nada.

Simplemente lo hacía para tenerme bajo control, supongo.

-En ese caso tendré que castigarte.

-Ni se te ocurra.

-Tarde.

Depositó un beso en mis labios mientras me acercaba a él rodeando mi cintura.

-Naruto... Te la estás jugando, después te empotro contra árboles y te quejas.

-Porque no deberías hacerme eso, yo que me preocupo por tu salud.-dramatizó.

-No conseguirás hacerme sentir mal.

-Pues te castigo de nuevo.

Para cuando quise darme cuenta volvió a besarme, siempre con aquella calidez, con ternura.

Dejé a mi cuerpo apoyándose contra la pared para tratar de huir, pero éste se acercó más para evitar que me escapase.

Apretó más el agarre que tenía con mi cintura pegándome más a él. Sin querer, llevé mis brazos a su cuello, abrazándolo.

El timbre nos sobresaltó.

-¿¡Por qué me tienen que interrumpir siempre!?-susurró muy bajito.

Menos mal que ahora oigo el doble.

El rubio se acercó a la puerta dando grandes zancadas, nada más abrirla le gritó a quien quiera que fuese el que estaba al otro lado.

-¿¡Quién es!?

-¿Así recibes a tu amigo? No te quedará ninguno al final.

Me paralicé al escuchar la voz de Gaara.

¿Qué hacia aquí?

-Gaara... No me esperaba que fueras tú... ¿No deberías estar en Suna?

-He venido para reunirme con Tsunade y ya que estaba por aquí, he decidido hacerte una visita.

-Te lo agradezco, perdona, no quería gritarte.

-No pasa nada, ¿He interrumpido algo?

-No... No, claro que no.-un sonrojo muy adorable tiñó las mejillas de Naruto.

-No te veo muy convencido, mejor te dejo con lo que estabas haciendo.-sonrió y asomó la cabeza.- Después tenemos que hablar Sakura.

¿¡Cómo supo que estaba aquí!? ¡No he dicho ni hecho nada!

-Claro... ¿Te vas a quedar por aquí?

-Sí, aun tengo algo que solucionar. Hasta luego.

Naruto cerró la puerta y se apoyó en ella.

-Gaara es más listo de lo que pensaba.

-Tal vez nos vio a través de la ventana...

-¿Entonces porque nos ha interrumpido?

Buena pregunta...

En ese momento el sueño vino a mi mente. ¿Tal vez estaba celoso?

-Será mejor no pensar en ello.-respondí con la duda rondando por mi mente.

El rubio agarró mi brazo delicadamente y me atrajo a él.

-¿Qué haces?

-Aquí no nos verán.

Me tomó de la barbilla y levantó mi mentón, regalándome otro beso cálido y perfecto.

-¿Solo me quieres para darme besos? No soy un objeto.

-Te invitaría a comer o algo pero sé que te negarás.

-Exacto.

-¿Lo ves? No merece la pena.

-¿Y si yo no quiero besarte qué?-no estaba muy segura de eso, la verdad.- ¡Pide permiso!

-¿Me lo das?

-¡Jamás!

-En ese caso me veo obligado a castigarte.

Solo fue un roce de labios esta vez, al menos ha escuchado mis palabras.

Sin embargo, en mi interior, quería que ese roce fuese algo más.

-Naruto, ¿Tú no tienes una misión o algo por el estilo?

-¿Tan pronto quieres librarte de mí?

-Sí.

-Podrías haberme mentido al menos.-su vena palpitante hizo acto de escena.

El timbre volvió a sonar.

Observamos la puerta y después intercambiamos miradas, todo a la vez.

-Eres un hombre solicitado.

-¿Celosa?

-Más quisieras.

-Iré a abrir.

-Estás al lado, solo tienes que estirar el brazo.

-Quería anunciártelo.-me besó tiernamente.- A ver cuando me contestas sin ironías o insultos.

-Nunca.

-Eso lo veremos.-otro beso.

-¿Quieres abrir la puerta?

Al hacerlo, vimos a los amigos de Naruto.

A Ino casi de da algo al ver como Naruto me abrazaba por la cintura.

-¿Qué hacéis así?-preguntó Kiba con una sonrisa pícara en el rostro.

El rubio me miró y tras sonrojarse violentamente, me soltó.

-Perdona.

-A buenas horas.-susurré.

-¿Necesitáis algo?-preguntó Naruto.

-Sí, la hokage quiere verte.

-Iré ahora mismo.

-Yo iré a ver a Gaara.

-¿Para qué?-el chico no tardó en saltar con sus celos.

-Quería hablar conmigo, ¿Ya no lo recuerdas? Acaba de estar aquí hace unos minutos.

-Es verdad.-se llevó una mano a la nuca, dibujando una sonrisa nerviosa en el rostro.

-Cerebro de mosquito...

Me fulminó con la mirada y comenzó a acercar el brazo.

No volvería a caer en sus garras, aunque era lo que quería.

-Más suerte a la próxima, perdedor.-dije escapando de su agarre.

Salté hacia un tejado y le restregué mi victoria antes de marcharme, a ver si así me deja un rato en paz.

Me llevé el dedo a los labios, aun estaban calientes.

Inconscientemente sonreí.

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-He encontrado el pergamino.

-¿En serio?

-Es bastante grande.

-Sí, lo sé...

-No te desanimes, no fue tu culpa.

-¿Tsunade no ha sospechado nada?

-Seguramente sí, no es tonta.

Nos sentamos en uno de los bancos  del parque.

-Solo he podido verlo.

-Al menos has dado con él.

-No ha sido fácil.-sonrió.- Por suerte, he notado la presencia maligna que deja tú maldición.

-¿Qué?

¿Mi maldición va dejando el rastro?

¿Cómo un perro cuando mea para marcar territorio?

-Tranquilízate, creo que hace falta tener un contacto directo con ella, sino todo el mundo lo habría notado.

-Naruto ha tenido un contacto con el zorro.

-Pero en mi caso fue distinto. Además, estoy empezando a dudar que sea fruto de la maldición.

-¿Por qué? Tienen los mismos ojos.

-Bueno, sabemos que son iguales a la sombra esa, pero no estamos seguros de que la sombra, la voz y la maldición sean lo mismo.

-Madre mía... Estoy empezando a tener jaqueca.

-Yo con tantas cosas dentro ya me habría suicidado hace tiempo.-sonrió cálidamente.

-¿Quieres decir que es lo que debería hacer?

-No, quiero decir que eres muy fuerte por aguantar todo eso.

-Adularme no va a conseguir que deje de estar maldita.

-Pero puedo ayudarte a llevarlo.

Gaara levantó la mano y apartó el pelo de mi rostro.

-Vamos sonríe, o me sentiré mal.-pasó el mechón tras mi oreja.

-Perdona, es que no es fácil.

-Lo sé.

-¡Sakura!

Tanto el joven como yo nos sobresaltamos.

-¿Ino? ¿Qué pasa? ¿No estabas con Naruto?

-Ya no, solo he ido a decirle eso.

-¿Ocurre algo malo?-preguntó Gaara con más seriedad de lo normal.

-Verás, necesito ayuda con la tienda y como eres una ninja.

-¿Debo ayudar a los aldeanos no?-terminé su frase.

-Sí, no te lo pediría sino fuera urgente, yo no podría acabar a tiempo.

-¿No habían otros ninjas por la calle?-cuestionó el chico.

-No, Sakura ha sido la primera.-sentenció Ino con la misma seriedad.

Quise evitarles una discusión así que me levanté para cortar la charla tan amena que tenían.

-Vamos, ¿Dónde está la tienda?

-Por aquí.-respondió la rubia feliz.

-Adiós Gaara, nos veremos la próxima vez.

Me despidió con una sonrisa cálida y después fulminó a Ino con la mirada, esta le respondió de la misma manera.

-Aquí está, hay llevar las flores a estás direcciones.

-Vale, parece fácil.

-Me voy adelantando, todas las demás están en el almacén.

La rubia salió con tropecientas flores en la mano.

Me metí en el almacén para coger algunas y cuando salí me encontré con un cliente en la tienda.

¿Os imagináis quien era?

¡Premio! Naruto...

¿¡Tiene un radar o algo con lo que encontrarme siempre!?

-¿Tú no estabas con la hokage?

-Solo quería entregarme una cosa.-sonrió.- Ino me ha pedido ayuda.

Maldita rubia aspirante a cadáver.

-Ya... Como no...

-Así compensa por habernos interrumpido antes. ¿Puedo ayudarte?

-No. Ya bastante te he aguantado hoy, tienes ahí puestas las direcciones. Coge un ramo y vete ahí.

-¿Que maneras de hablarme son esas? ¿Debo castigarte?

-Antes, frente a los demás, no mostrabas tanta valentía. ¿Te avergüenza que nos vean en público?

-Por supuesto que no, pero si estamos en la soledad puedo ser más pervertido, nadie me ve.

-Se agradece que solo pienses en mí para eso.

-Venga no te enfades, sabes que no te haría nada.

-Me besas a traición.

-¿No quieres que lo vuelva a hacer?

¿No lo quiero?

-No.

-Mentirosa.

Liberé un suspiro de alivio disimuladamente.

-Vámonos ya, debemos ayudar a Ino.

-¿Qué quería Gaara?

-Despedirse de mí.

-¿Sabes? Nunca llegué a pensar que lo conocieras.

-Yo tampoco me lo imaginé de ti.

-Nuestro encuentro fue un tanto raro.

-¿Ah sí? ¿Cómo fue?

-En los exámenes de ascenso a chunnin, peleé contra él en el bosque prohibido.

-¿Quién ganó?

-Empatamos, pero desde entonces ha cambiado mucho.

Sonreí al pensar que ambos tienen un amigo que los entienden, ya que son jinchurikis.

Pero no hay nadie en el mundo que esté maldita como yo.

-¿Qué te pasa?

-Nada, no te preocupes.

Se acercó a mí en silencio y me dio un abrazo.

-Sakura, te dije en su momento que estaría ahí para ayudarte...

-¿Has cambiado de idea?

-No, estoy más seguro que nunca, pero si no me cuentas, no podré ayudarte.

-No me pasa nada... Simplemente ha sido un recuerdo.

-Lo siento, no quería entristecerte.

-Tú no has tenido la culpa.

Entonces me abrazó, con fuerza, provocando aquellos sentimientos que revoloteaban en mi interior.

Tal vez sí que tenga a alguien que me comprenda.