Mi maldición [+18] (21/11/13) (Cap 59) [Final de la última temporada]

Prologo:

Maldita. Esa es la única palabra que sirve para describirme: "Maldita".

Desde hace muchos años llevo una maldición sobre mis hombros...

Aquel que se acerca a mi muere...

Ya no siento nada... Los años de desesperación me han robado la ganas de vivir, las alegrías y los sentimientos...

Odio... Es lo único que puedo sentir... Un gran odio hacia mi misma... Me odio como nunca lo he hecho...

Pero a pesar de todo, si es verdad lo que me dijo...

"Por muy oscuro que sea tu pasado, una luz te rescatará de él..."

"Por mucho que digas que no sientes nada, te demostraré que es todo lo contrario..."

"Por mucho que digas no, yo siempre estaré ahí, hasta que digas sí..."

"Porque yo te amo..."

Esas palabras me ayudaron a salir del pozo sin fondo en el que me hallaba...

No me puedo creer que lo consiguiera...

Él, consiguió que sintiera emociones que pensaba perdidas...

Él, me protegió y me juro amor eterno...

Él, me sacó de mi oscuro pasado...

Él, destruyó la maldición...

Y gracias a él, ya no tengo miedo de expresar lo que siento...

Por eso puedo decirlo, ahora y siempre: Yo también te amo...

Cap 1: Todo comenzó así

Maldita... Estoy maldita... Alguien se ha querido divertir conmigo echándome una maldición...

Y por culpa de eso, lo único que veo a mi alrededor es dolor y sangre... Ni la muerte habría sido tan cruel...

Pero mi maldición sí... Ella mata a todo lo que quiero.

Padres, familias, amigos, conocidos... Todo... Nadie se salva...

Todo el que se me acerca acaba muerto, mis padres, mis amigos, gente que me saluda e incluso gente que solo me mira...

No recuerdo la última vez que fui feliz... No recuerdo la última vez que sonreí... Aun así hay algo que me dice que ya se cual es la respuesta de ambas preguntas: Nunca...

Con el paso del tiempo mi maldición se ha vuelto más fuerte y cada vez cargo con más muertos... Las cifras van en aumento y ninguna se detiene ante nada...

No puedo vivir así... La culpa me corroe por dentro...

Todo el mundo me tacha de monstruo... No los culpo, yo también lo hago...

Porque lo soy...

Soy un monstruo...

Me miro al espejo y solo veo una cosa monstruosa...

Y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo...

En varias ocasiones me he intentado matar... Aunque parezca una burrada, así es... El mundo estaría mejor sin mí... Sin un monstruo maldito...

Pero mi maldición no quiere detenerse ante nada... En todos mis intentos de suicidio, siempre he sido impedida... Nunca he podido morir...

En batallas, cuando estoy a punto de morirme, siempre salgo viva...

¿La razón? Mi maldición... Quiere que sufra... Y para ello tengo que vivir...

Si así lo quiere así lo tendrá...

Con el tiempo me hice ninja médico, con la esperanza de poder salvar vidas de las garras de la muerte...

Pero he fracasado... He salvado muy pocas vidas... Sin embargo, mi maldición se ha llevado a todas por delante, sin miramientos...

No me lo puedo creer...

Entrené hasta que no pude más, con la esperanza de que en mitad del entrenamiento apareciera alguien y me matase... Como el monstruo que soy...

¿Os lo podréis imaginar, no? Nunca paso...

¿Creéis que soy una asesina? Si así fuera no os culparía... Yo también lo creo...

Soy un monstruoso asesino...

Soy... Bueno en realidad no soy nada, porque no valgo nada...

Solo soy... Un monstruo...

Desde entonces decidí que todo cambiaría... Mi maldición, no puede hacer nada si no tengo a nadie alrededor, así que me volví cruel, borde y despiadada con todo el mundo...

No me importa si me miraban con odio... Es un precio que he de pagar, para que ellos sigan vivos...

Si me pegan, me humillan, me traicionan... Nada me importa... Haría lo que fuera por evitar más muertes...

Aunque en el fondo de mi corazón, duela... Duela mucho... No me importa... Me lo merezco...

Monstruo...

Lo soy...

He estado en muchas villas... Todas arrasadas por culpa de mi maldición...

Ciudades enteras bajo el manto de la muerte... Vaya por donde vaya siempre me acompañará la muerte... Y mi maldición...

La lluvia al, igual que la muerte, siempre está conmigo... También quiere que mi vida sea un infierno... Siempre llueve... Parece que se espera a que salga de casa para estropearme el día...

Ilusa... Mis días felices ya acabaron...

Y jamás volverán...

Nunca...

En estos momentos pongo rumbo a la villa oculta de la hoja... Konoha...

He oído que allí hay ninjas excelentes, fuertes e inteligentes...

Espero que sean lo suficientemente listos para no acercarse a mí...

No quiero más muertes inocentes...

No quiero más...

Esto duele demasiado...

También he oído que hay un jinchuriki...

He de tener cuidado...

A ellos, mi maldición les ataca de forma muy diferente...

Los sigue matando... Pero los hace sufrir... Y mucho...

Solo yo puedo detectarlo...

Lo sé, porque yo conocí a uno...

Y murió...

Ni los Akatsuki pudieron con él...

Pero mi maldición tuvo que matarlo... Como no...

Se llamaba Killer Bee...

Manejaba su biju a la perfección... Es decir, su bestia de colas...

Me defendió de un ataque de aldeanos, del que yo no me protegía...

Quería que me mataran...

Como os lo podéis imaginar... Mi maldición, no pensaba igual... No deseaba lo mismo...

Por eso me lo mandó...

Fui desagradable con él...

Quería que se alejará...

Que no perdiera la vida...

Pero él se negaba...

Siempre me decía que él había pasado por lo mismo y que me entendía...

Comencé a notar un chacra demoníaco que emanaba de él...

Gritó de dolor...

Se retorció de dolor...

Y su biju fue liberado...

Cuando se libera un biju del jinchuriki, ellos... Mueren...

Murió... Agonizando de dolor...

Le expliqué rápidamente mi maldición... Todo lo que viví y lo mal que lo pasé...

Yo esperaba que con sus últimas fuerzas me golpease...

Pero no lo hizo...

En su lugar me sonrió...

Hacía tiempo que nadie hacía eso...

Lo único que sentía era el desprecio y el rechazo de todo el mundo...

No les culpo...

A un monstruo como yo no hay que tratarle bien...

Cuando me sonrió, me dijo que moría feliz por haberme conocido... Con su último susurro me prometió que alguien conseguiría romper mi maldición y que volvería a reír...

Murió delante de mis ojos...

Su vida se me escapó de las manos...

No pudo retenerla...

Al igual que las lágrimas...

Lloré... Lloré... Lloré... Y sigo llorando...

Cuando nadie mira siempre lloro... Por todo lo que he perdido... Por una vida que jamás conseguiré... Por todas las muertes innecesarias... Y por mi mera existencia...

Lloro... Y no puedo parar...

Aun sigo llorando... Y nada puede pararme...

El biju liberado, destruyo ciudades enteras... Acabó con cientos de vidas...

Y todo por mi culpa...

Pero lo solucioné...

Fue increíble...

No esperaba que funcionase pero lo hizo...

Me acerqué al biju con la esperanza de que me arrebatara la vida...

Nunca lo hizo...

Así que proseguí con mi plan...

Le dije que era mi amigo... Y acto seguido un rayo caído de la nada, lo fulminó...

Por primera vez, me sentí útil...

Había terminado con una gran amenaza...

Que yo provoqué...

Porque soy un monstruo...

Quiero que seáis sinceros... ¿Creéis que no debería haber existido?

Difícil para responder... ¿Verdad?

Lo entiendo... Yo tampoco sabría que decir...

Estoy perdida...

Hundida en la desesperación...

En la oscuridad...

Sin ninguna esperanza de salir de ella...

Me lo arrebataron todo...

No me queda nada...

Nada...

Cap 2: Una cálida sensación

¿Cuantos días llevaré caminando? No lo sé, he perdido la cuenta. Jamás llegue a pensar que Konoha quedaba tan lejos.

Encima me he perdido en varias ocasiones, pero al final me he sabido encontrar. No pienso pedir ayuda a nadie, no me hace falta. Además eso sería ayudar a la maldición y no pienso hacerlo.

La lluvia se ha detenido, pero me ha dejado empapada. Parezco una calabaza mojada, una monstruosa calabaza mojada.

¿Por qué una calabaza? No sé, es la impresión que tengo. Hace muchos días que no me miro a un espejo así que no sé qué aspecto tendría ahora, la verdad. Tengo miedo de ver lo que este me refleja... Un monstruo...

Creo que aun no me he presentado. Supongo que no pasa nada si hablo con vosotros... Aun así si notáis que os duele algo dejar de hablarme podría ser la maldición.

Mi nombre es Sakura Haruno. Tengo 16 años y me mudo cada dos por tres. Mi cabello es de color rosa... ¿Extraño verdad? Lo sé, es un color muy raro. Mis ojos son de color verde jade.

Pronto llegaré a Konoha, tengo que parecer lo más cruel posible. Si llego así con esta pinta, cualquier persona con un buen corazón me ayudaría y solo con ese gesto amable, cavaría su propia tumba.

Esa idea me hizo sentir un escalofrío por todo el cuerpo. ¡No puedo dejar que vuelva a pasar de nuevo! Esta villa... No quiero que salga herida. Ya no quiero seguir huyendo, no quiero esconderme, no quiero seguir sufriendo...

Una lágrima se escapó de mis ojos.

Lo que me faltaba, me limpié rápidamente y me preparé para ser lo más borde posible.

Lo peor es cuando tengo que alejar a los niños, eso sí que me destroza el corazón... Tener que ser borde con ellos, me destroza.

Pero no me puedo arriesgar y menos con un niño, que tiene toda la vida por delante. Si la maldición se lo lleva, no podría soportarlo.

Las maletas pesan una barbaridad. Si no llevo casi nada, ¿Por qué pesaran tanto?

Estoy hablando conmigo misma, necesito un psicólogo urgentemente. Mejor no, no vaya a ser que muera también.

Seguí mi viaje hasta llegar a un riachuelo, lo mejor será pasar la noche aquí.

Dormí bastante bien, algo extraño en mí. No lo recuerdo bien pero en mitad de la noche sentí una presencia... No lo creo. ¿Quién querría verme?

Proseguí mi viaje, muy aburrida, lo único que me animaba era comentar para mi interior todo lo que veía.

Cuando estaba a punto de llegar oí varios golpes en un bosque cercano. ¿Qué diablos pasará? Dejé mis maletas escondidas en el hueco de un árbol y me fui a investigar.

Si tengo buena suerte es un oso y a lo mejor me mata. Con eso terminaría esta horrorosa maldición.

Pero no, no fue un oso lo que vi... Fue algo mucho peor. Dos personas luchaban a muerte junto a un arroyo. ¡¿Es que están locos?! ¡Debo detenerlos! Me prometí que pase lo que pase no volveré a dejar que nadie más muera. Me da igual el riesgo que corra mi vida.

Me fijé en ellos uno de ellos, el que parecía que iba perdiendo, tiene el pelo rubio alborotado, marcas en la cara que se asemejan a varios bigotes y ojos azules claros.
Unos ojos azules como el cielo. Al verlo no pude evitar ponerme nerviosa y una sensación... ¿Cálida? Recorrió mi cuerpo. Por suerte he entrenado mucho para detener los sentimientos nuevos que pueden aflorar, aunque yo lo veía imposible, pero bueno. Ahora que lo pienso es la primera vez que me siento así.

El otro ninja era de piel clara que tiene ojos y pelo negro ónix a la altura de la barbilla. Su cabello es de punta y con flequillo. Esperé un rato para ver si sentía algo... Pero nada, mi corazón parecía estar muerto. Ni me ponía nerviosa, ni volvía a sentir esa sensación cálida. Entonces... ¿Por qué la sentí con el otro chico?

Mis pensamientos se alejaron al oír un grito. El chico moreno había golpeado al rubio y estaba a punto de clavarle la espada. ¡Maldición! ¡Sakura reacciona! ¡O veras otra muerte más!

Si pensármelo dos veces salté de mi escondite, corrí hacia ellos, cargué toda mi chacra en el puño y para cuando quiso darse cuenta, el moreno era parte de la pared. Se le podía ver incrustado en un agujero enorme que el mismo había producido con el impacto de su cuerpo.

El chico rubio comenzó a caer contra el suelo, supongo que estará sin fuerzas por culpa de la pelea. Lo cogí antes de que se diera de morros contra la tierra. Aun parecía estar consciente.

El moreno consiguió salir del agujero, pero mucho más herido que antes.

-¡¿Tu quién rayos eres?!-me gritó el moreno.

-¿¡Y a ti que más te da!?

Me daba la impresión de que no era buena persona, pero no iba a arriesgarme. Yo tengo que ser borde con todo el mundo. Cuanto más me odien mejor, menos se acercarán.

-¿¡Cómo te atreves a hablarme así!?

-¿¡Que pasa que no puedo!?

-¡¡Claro que no!!

-¡¡Me importa un rábano lo que tú me digas!!

-¡¿Queeee?!-dijo preparándose para atacarme.

El chico se detuvo al oír a varios ninjas venir hacia aquí.

-Parece ser que el destino te quiere mocosa...

¡Qué mal me sentó eso! ¡¿Qué me quiere?! ¡¡Si me odia a muerte!!

-Te salvas porque llegan refuerzos, pero más te vale andarte con mil ojos porque esta me la vas a pagar.

Dicho esto el moreno desapareció de mi vista. Y me alegró lo que dijo, si me mata, ¡Adiós maldición y adiós muertes inocentes!

El rubio comenzó a escupir sangre, lo tumbé en el suelo y lo curé. Los ninjas estaban a punto de llegar así que me alejé de allí y me escondí entre los arbustos.

Los ninjas resultaron ser cinco. Dos chicas, una rubia y de ojos azules, la otra pelo azul y ojos... ¿¡Blancos!? Pobrecilla...

Los demás eran todos chicos. Uno alto con pelo plateado y ojos negros, aunque uno de ellos lo tapaba su protector y su boca y nariz estaba cubiertas por un antifaz.

El otro pelo negro, piel blanca como la nieve y ojos negros.

Y el último era el más extravagante por así decirlo. Pelo negro con un corte en forma de tazón, una cejas bastantes grandes y unos ojos negros y grandes. Parecían los de un sapo.

Esa última idea me hizo gracia pero sería mejor no moverse o daría un paso en falso.

-¡Ino! ¡Mira a ver si está bien!-dijo el peli plateado.

-¡Voy!

La chica se llama Ino... Me suena haberlo oído en algún sitio.

-Esto es muy extraño...-dijo Ino.

-¿Qué ocurre?-preguntó preocupada la peli azul. Sí, sí, la de los ojos blancos... ¿Alguna vez habéis visto unos ojos así? Yo no, es la primera vez que los veo.

-Alguien le ha curado...

Me sorprendí, espero que no me descubran.

-¿Como lo sabes?-esta vez hablo el extravagante.

-Sus heridas aun están cicatrizando pero se puede distinguir el chacra curativo de alguien y es muy potente.

¿Muy potente? ¿Mi chacra? Me parece que se ha equivocado... Yo soy muy débil. ¿¡Cómo voy a tener un chacra potente!?

Es oficial...-dije suspirando.- He perdido un tornillo.

Tras hablar sola como siempre, ya que la única compañía que tenía era yo misma, posé mi vista sobre ellos otra vez.

-¿Puede ser que haya alguien por aquí?-dijo el de la piel muy blanca.

-Será mejor investigarlo.-dijo el peli plateado.- ¿Te encargas tu Sai?

-Claro.

¿Sai? Ese nombre también me suena... Demasiadas casualidades...

No hay tiempo para recordar nada, ¡Se acercan! ¡Tengo que salir de aquí!

Salí corriendo, fui a buscar mis maletas y tras cogerlas me dirigí de nuevo a Konoha.

La verdad es que por fuera intento parecer lo más dura posible pero por dentro soy como una niña.

Una niña que se ha pasado su vida entre muertos...

¿Veis? Ya vuelve la Sakura deprimida. Esos cambios de humor son muy raros. Hablar conmigo misma me ayuda a alejar malos pensamientos... ¿No os ha pasado nunca? ¿Intentar despistarse con cualquier cosa para olvidar algo malo?

Hay momentos en los que, la maldición, al verme tan feliz, coge esta felicidad y la arroja por la borda. Odio a muerte esta estúpida maldición. ¿Por qué me tuvo que pasar a mí?

Rompí a llorar. Os lo avise, mi maldición ha cogido la poca felicidad que tenía y me la arrancado de cuajo. Ahora voy a estar deprimida como un año entero. Y muy enfadada.

En realidad me viene bien, porque pronto llegaré a Konoha y necesito ser muy cruel. La verdad, es que en el fondo de mi corazón quería que en Konoha me tratasen diferente, pero eso es imposible. Estoy maldita y nadie se me puede acercar.

Lo bueno de estar enfadada es que puedo ser muy desagradable con la gente. Como he dicho antes cuanto más borde sea, menos muertes a mi alrededor.

Bien, asunto resuelto. A partir de ahora tengo que ser alguien muy borde. Aunque debería ser yo misma ya que soy un monstruo.

Un monstruo...

Cada vez que oigo esa palabra no puedo evitar soltar un suspiro.

Seguí caminando cabizbaja y pensando formas de tratar mal a la gente pero no se me ocurrían. Yo no he nacido para esto, a mi me gusta ayudar a la gente pero tratarlos mal me hace daño al corazón. ¿Vosotros me entendéis, no?

Ya llego, unos minutos más y...

Ya estoy.

Una gran muralla se alzaba sobre mí, en su centro dos puertas enormes que daban paso a Konoha.

-Bueno, vamos allá.-dije resignada.

Pero antes de cruzar las puertas varios ninjas pasaron corriendo muy cerca mío. Iban tan concentrados que ni me vieron. Lo que me sorprendió fue el primer ninja. ¡Era aquel chico rubio! ¿Tan rápido se ha recuperado? Menuda habilidad...

Me alegro de que haya impedido una muerte, solo espero que la maldición no la haya tomado con él.

Ya no recuerdo el sentimiento de antes. Mi maldición se encargo de deshacerse de eso también. No recuerdo aquella cálida sensación. Al igual que mi felicidad ese recuerdo se ha ido a la basura de cabeza.

Mejor, así podré ser más borde. Tengo que alejar a todo el mundo, aislarme y así evitar cualquier tipo de muerte.

Aun así si alguien corre peligro voy a ser la primera en rescatarlo, de eso no hay duda.
Si hace falta me paso el día corriendo para socorrerle.

Entré en Konoha. Habían pocas personas por las calles, eso era buena señal. Cuanta más gente evitara, mejor.

-Tengo que ir al edificio hokage...-me dije a mi misma.

Y la pregunta es... ¿Dónde estará el edificio ese? Toca buscarlo, ni loca voy a pedir ayuda.

Tras dar muchas vueltas como una tonta, encontré el maldito edificio.

Tiene gracia que yo diga eso, teniendo en cuenta que yo soy la mejor descripción de esa palabra: Maldita.

Será mejor que deje de pensar en eso, tengo que entrar aquí. No pensé que pasaría tanto tiempo buscando la oficina hokage. ¡Este sitio es un autentico laberinto! Encima tengo que tirar de las maletas, con lo que pesan...

Subí al tercer piso y proseguí mi búsqueda.

-Estoy cansada de tanto buscar...

Me apoyé contra la pared, necesito descansar unos minutos.

Pero en mitad de mi descanso, una persona se me acercó. ¿Por qué a mí? Llevo todo el rato esquivando a la gente para que ahora se me acerquen. Tengo que irme antes de que la maldición haga de las suyas.

Me separé de la pared, me di la vuelta, cogí las maletas y me fui.

Pero a mitad de camino me alcanzó. Me quedé paralizada al ver de quien se trataba.

Cap 3: Primer encuentro

Me quede sorprendida, rápidamente se las arreglo para adelantarme y cortarme el paso.

Como siga así la maldición se lo llevará. No puedo permitirlo...

Alcé la vista y cuando lo vi me paralicé.

¡Es el chico rubio de antes!

¿Qué hace aquí?

Algo mucho más importante, ¿¡Que rayos hago aquí quieta!? Como no me vaya va a suceder una tragedia.

Lo observé, me sonreía... Una sonrisa sincera, más que la de Killer Bee.

¿Por qué me sonríe? Me hace sentir culpable, yo no merezco ninguna consideración.

¡¡Deja ya de soñar Sakura!! ¡Tengo que salir de aquí!

Me abrí paso a la fuerza, pero inexplicablemente volvió a bloquearme el paso. ¿¡Cómo puede ser tan rápido!?

-¿¡A ti que rayos te pasa!?-pregunté desagradablemente.

¿Adivináis cual fue su respuesta? ¡Una sonrisa! ¡¿Pero qué le pasa a este chico?!

A ver, Si yo fuera borde con vosotros... ¿Os iríais, verdad?

Pues claro, porque es lo más lógico, pero este chico no se va. ¡¿Por qué no?!

En estos instantes su vida corre un grave peligro.

Me volví a abrir camino a base de empujones y como os podréis imaginar apareció delante mío cerrándome las salidas.

Esto me estaba molestando, no me gustaba sentirme acorralada.

-¿¡Que es lo que quieres!?-le grité.- No tengo ganas para jugar, así que vete a molestar a otra.

-Cuando yo conozco a alguien suelo saludarla.

Esa respuesta me sorprendió, su voz era tan bonita... ¿¡Pero que estoy diciendo!? ¡¡Su voz era horrible!! ¡¡Al igual que su cara!!

-Tu haz lo que quieras, yo no soy así.

-¿Sabes? Con esa actitud no vas a conseguir ni un solo amigo.-me dijo con una sonrisa arrogante.

¡Bien! ¡Tengo que elegir las palabras adecuadas para dejarle claro que nadie se me puede acercar!

-Yo no necesito nada de eso, no conozco el significado de la palabra "amistad", dudo mucho que exista algo de eso. Soy muy antisocial y no me gusta que la gente esté cerca de mí.


El chico puso una mueca de asombro, me imagino que no se esperaría una respuesta así.

-¿¡Te ha quedado claro!?-le dije retadoramente.- ¡¡Ahora déjame pasar!!

Se me quedó un buen rato mirando, como las vacas al tren. ¿Pero a este que le ocurre? ¿¡Le faltó oxigeno al nacer!?

-¡¡Que te apartes!!

-Pídemelo por favor.

¿¡Cómo!? ¿¡Por favor!? Ahora estoy segura, este chico se ha tenido que golpear en la cabeza contra algo.

-¡Lo tienes claro si piensas que voy a decírtelo!

-En ese caso, por aquí no pasas.

¡Encima me lo dice con toda naturalidad! ¡Ya veremos si paso o no paso!

Se me acaba el tiempo, mi maldición podría actuar de un momento a otro.

Le aparté de un manotazo y lo empotré contra la pared. Pasé tranquilamente junto a él y, cuando estaba más lejos, me di la vuelta.

El chico me miraba con cara de sorpresa, no se imaginaría que fuera tan fuerte. Sí, es uno de mis rasgos, mi fuerza sobrehumana.

Le sonreí arrogantemente, para restregarle mi triunfo por la cara y me fui.

A ver si con esto me odia hasta la eternidad y no se me vuelve a acercar.

Seguí dando vueltas y llegué a un pared. Genial, ¿¡A quién se le ocurre poner esto aquí!? Estoy en un edificio y esto parece un callejón sin salida.

De repente me puse nerviosa y no sé cuál fue el motivo. Me fui a dar la vuelta pero algo en mi interior me decía que no lo hiciera. Entonces me esperé lo peor.

-(¡Que no esté ahí, que no esté ahí, que no esté ahí...!)-pensé con todas mis fuerzas.

Me di la vuelta y lo comprobé: El mundo me odia.

Ya os lo imagináis, ¿No?

El chico rubio estaba ahí.

¿Hay alguna ventana por aquí? Porque voy a tirarme por ella.

Salí de ahí hasta el final del pasillo, todo lo que el chico me permitía ya que estaba al fondo de este bloqueándome las salidas.

¡¿Lo hace aposta?! ¡Me está poniendo de los nervios! Lo acabo de conocer y ya no lo soporto.

Lo bueno es que podré ser más borde con él. Así podré evitar su muerte.

Nos quedamos cara a cara, nuestras miradas se cruzaron y por un segundo me perdí en sus ojos azules como el cielo. Son preciosos y... ¿¡Pero qué digo!? Corté la conexión mirando a otro lado, buscando una salida pero no había ninguna.

El mundo me odia. ¿¡Que les costaba poner una puerta o una ventana!? En este enorme pasillo no hay nada de eso. No tiene sentido hacer algo así.

-¿Buscas algo?-me dijo el chico con esa sonrisa tan... única, por así decirlo.

-No te importa.

Intenté hacerle a un lado pero esta vez venía preparado. Le quité de mi camino y apareció otro chico rubio delante mío.

-¿Pero qué...?

Iba a decir algo pero tengo que analizar la situación. Miré hacia atrás, había un chico rubio de ojos azules. Vale. Luego observé al que tenía delante, rubio y de ojos azules...
¡¡Si es la misma persona!!

¿¡Que está pasando aquí!?

Me estaba volviendo loca hasta que descubrí su pequeño truco, el de atrás era una copia.

¿Cuando la habrá hecho? Y aun más importante. ¿¡Por qué está haciendo tanto esfuerzo para poder hablar conmigo!? ¿¡Por qué no sale corriendo!?

Aunque me cueste reconocerlo, esta vez me había acorralado bien. No había salida alguna, a los lados estaban las paredes, detrás, la copia y delante el verdadero.

¿Y si salto? A lo mejor puedo atravesar el techo y... Será mejor que no diga bobadas, el techo está muy alto y hace mucho que no entreno... No creo que pueda llegar ahí sin ayuda.

Que remedió. Voy a tener que encararlo.

-Muy bien, me has atrapado... ¿¡Que quieres!?

El solo sonrió. Y yo me estaba pensando si le quedaba alguna neurona viva.

-¿¡Te ha comido la lengua el gato!?

No había respuesta. Pues si no me responde no tengo porque quedarme aquí.

Intenté pasar pero no me lo permitió.

-¿¡ME QUIERES DEJAR PASAR!?

Estaba acabando con la poca paciencia que tengo.

-¿Cómo se pide?

¿¡Otra vez!? ¡Lo voy a...!

Calma Sakura, tranquila... Respira, expira, respira, expira... Como no me tranquilice lo voy a golpear más fuerte que antes.

-No voy a decirlo.

-Que testadura.

-Ya lo sabes, ahora déjame pasar.

-Pídelo con educación.

Sonreí maliciosamente.

-No sé si has comido algo en mal estado o simplemente eres tonto...

Frunció ceño.

-O tal vez las dos...

Se enfado aun más.

-Independientemente de tu respuesta yo no voy a pedírtelo con educación.

-Pues, entonces no pasas.

¡¡Me ha vuelto a decir lo mismo!! Este no me conoce, ¡Ya verás si paso!

Por dentro me estaba haciendo un daño bestial, no soporto ser orgullosa, pero tengo que ser todo lo desagradable que puede ser un persona.

Tengo que ser borde, desagradable, envidiosa, arrogante, egoísta, despreciable, cruel, malagradecida, maleducada...  

Todo eso y más. Pero todo malo claro...

Volviendo a mi problema, intenté volver a pasar, pero nada, no había quién lo consiguiera.

-O lo pides por favor, o no pasas...

Apreté el puño de ira. Estoy segura de que si se lo pido por favor creerá que soy amable y esa será su perdición.

Tengo que aguantar y salir de aquí cuanto antes.

La verdad, es que me extraña que la maldición no se lo haya llevado ya, con lo rápida que es ella.

¡Eso es buena señal! ¡A lo mejor se está debilitando!

-Y ahora también quiero una disculpa...-dijo él sonriendo a más no poder.

Me quede helada al oír eso. ¡¿Una disculpa?! ¡Lo que me faltaba!

-¿¡Pedirte perdón!? ¿¡A ti!? ¡Más quisieras, guapo!

Lo que acababa de decir era ironía.

-Sé que lo vas a hacer.

-¿Y porque debería?

-Te recuerdo que me has empotrado a la pared.

-¿¡Y!?

-¿¡Cómo que "y"!? ¡¡Te tienes que disculpar cuando haces daño a alguien!!

-¡¡No haberte puesto delante!!

-¡Solo quería saludarte!

-¡Yo no te he pedido que hagas eso!

-¡No hace falta que me lo pidas! ¡Lo he hecho porque quería!

-¡Entonces no me eches la culpa! ¡Tú te lo has buscado!

-O me pides perdón o...-me dijo más calmado.

-¿O qué?

-O no sales de aquí.

Cerré el puño de ira, que ganas tengo de estampárselo.

-Tú decides.

-Está bien... ¡Perdona por pensar que eras alguien más fuerte pero solo eres un debilucho!

Al oír eso puso una cara de muy pocos amigos.

Bien, después de esto no me volverá a hablar nunca más.

Un problema menos.

Y una muerte menos.

Aunque tengo la impresión de que se avecina una discusión...

Cap 4: ¿¡Por qué no para de perseguirme!?

Su cara se estaba poniendo roja. ¿¡Que le ocurre!? Ese color es preocupante.

-¿¡QUE ACABAS DE DECIRME!?

-¡¡A MI NO ME GRITES!!

-¡¡SI TE LO HAS BUSCADO TU!!

-¡¡MAS QUISIERAS!! ¡¡YO TE DIJE QUE ME DEJARAS EN PAZ!!

-¿¡Y esta es tu forma de vengarte!?-dijo más calmado.

-Claro que no, solo he dicho la verdad.

-¿¡QUEEEEEEEEEEE!?

-¡¡QUE NO GRITES, IDIOTA!!

-¡¡COMO VUELVAS A INSULTARME...!!

-¿¡QUE!?

Se quedó un rato callado. Yo volví a pensar si se había golpeado la cabeza con algo. Menudos cambios de humor, de un momento a otro cambia de actitud como de camisa. En eso se parece a mí.

De repente, en su rostro se dibujó una sonrisa maliciosa.

-No te gustaría saberlo.

-¡Que miedo!-dije irónicamente.

El pareció molestarse, pero luego se le fue dando paso a otra maliciosa sonrisa.

-Estas avisada...

-Sí, sí, lo que tu digas. Ahora quítate del medio.

-No quiero.

-O te apartas o te aparto.

-Inténtalo.

De un manotazo lo empotré contra la pared, otra vez. Fui a salir pero su copia me cogió de las manos y me inmovilizó.

¡Ya no me acordaba de ella! Mierda, ¿Qué hago yo ahora?

Intenté soltarme pero la copia también tenía fuerza, podría haber usado toda mi fuerza pero entonces habría destrozado todo el edificio y no quiero problemas el primer día. Y ni siquiera es el primero.

El chico, hacía fuerza para salir de la pared mientras me echaba miradas amenazantes, junto con sonrisas victoriosas al verme atrapada por su copia.

Qué raro es el chico.

Consiguió salir de ahí y se me quedó un rato mirando.

-¿Que quieres?-dije intentándome soltar.

Se puso delante mío otra vez, bloqueando las salidas.

-Pensé que tendrías más fuerza.-me dijo sonriendo.

¡¡Será im...!! No voy a decirlo que estoy en horario infantil.

-No la voy a usar aquí...

-Mejor, así estarás bajo mi control.-me dijo al oído.

Eso sí que me enfado, así que le pegué una patada y lo mandé volando hasta la pared del frente. Su copia se quedó impresionada así que aproveché su despiste para golpearle y así hacerla desaparecer.

Cogí las maletas y me fui.

Los más seguro es que hayan oído el golpe y vengan a investigarlo. Será mejor que me vaya.

El chico ese se ha salvado de milagro, menos mal. Por poco pierde la vida.

Ahora a la interminable búsqueda del despacho hokage.

Busqué y busqué pero no encontraba nada, hasta que llegué a unas escaleras de caracol. A la izquierda solo había pared y detrás también.

Este edificio está muy mal hecho... No importa... Observé las escaleras.

-(¿Llegarán al piso de arriba?)-pensé haciéndome ilusiones.

Fui a subir pero oí pasos que venían de arriba. Me asomé un poco y vi bajar corriendo a una oleada de rubios.

-No puede ser...-balbuceé.

Para cuando quise darme cuenta, la escalera estaba llena de copias del chico aquel. Era evidente que por ahí no podía pasar. Me dispuse a irme pero al fondo del pasillo se venían venir más. 

¿¡Pero cuantos ahí!? ¿¡Es que puede crear tantas copias!? 

Y lo más importante. ¿¡Quién se tomaría tan en serio querer hablar conmigo!? 

Aunque a lo mejor solo quería vengarse por el golpe que le he dado.

En ese caso espero que acabe conmigo, y con la maldición.

En unos segundos el único pasillo que me sacaba de ahí y las escaleras estaba completamente bloqueadas.

Lo que más me preocupaba era, el hecho de no saber quién era el verdadero.

-(¿Donde estará?)

Intenté salir de ahí, pero me fue imposible, ¿¡Cómo salgo de aquí!?

Esta vez sí que me toca encararlo y puede que tenga que pedirle perdón, no puedo seguir alargando esto.

-¡No te escondas!-grité.- ¡Sal de ahí!

-¿Por qué crees que yo no soy el verdadero?-me dijo una copia.

-¡Eso! ¡Cómo lo sabes?-me dijo otra.

-¡El verdadero soy yo!-otra.

-¡No yo!-y otra más.

-¿Vas a poder distinguirnos?-me pregunto otra.

-Por supuesto.

-¿Cómo lo sabes?-otra más.

-El verdadero tiene cara de idiota.

-¿¡Que es lo que has dicho!?

La voz provenía de la escalera, el chico estaba ahí, entre todas sus copias. Lo más seguro es que para despistar, el también haya dicho algo cuando han empezado a gritar.

Sonreí victoriosamente y el chico se dio cuenta, había caído en mi pequeña trampa. Lo acababa de conocer y ya he comprobado que era muy impaciente, sabía que si lo insultaba él respondería, y no me he equivocado.

El chico lo entendió y tras sonreír bajo las escaleras poniéndose delante mío.

-Muy astuta.

-Al contrario que tu.

Me dio la impresión de que se enfadaba pero no lo parecía. ¿¡Por qué rayos no se enfada!? ¡¡Su vida corre peligro!! ¡¡Que se vaya de una vez!!

-¿Por qué haces esto?-pregunté.

No respondía.

-¡Contéstame!

-¿Y tú por qué eres así?

Esa pregunta me llegó hasta el corazón.

-No te importa.-dije bajando la mirada.

-Si tu no respondes yo tampoco tengo porque hacerlo.

-No pienso obligarte si es lo que crees que voy a hacer. Eres libre para elegir, no voy a ser yo quién te quite ese derecho.

Lo que acabo de decir es mentira, mi maldición ya se lo ha quitado a muchas personas... Cuando se llevo su vida también se llevo su derecho para elegir.

Por poco se me escapa una lágrima, pero la contuve.

Lo observé, se le notaba que estaba sorprendido, a lo mejor no se esperaba aquellas palabras tan profundas. El destino me ha hecho como soy y lo que soy es... Un monstruo.

-No me esperaba esa respuesta.-me dijo sonriente.


Esta vez fui yo la que no dijo nada.

-Eres más lista de lo que me imaginaba.

¿Eso era un piropo? ¿O un insulto?

-Buen intento...-le dije.

-¡Es verdad!-dijo molesto.

-Lo que tu digas... ¿Me dejas pasar?

-Ya sabes lo que tienes que hacer para pasar.

Hora de tragarse mi orgullo fingido.

-¿Me dejas pasar por favor?

-¡Ya era hora! ¡Qué cabezota eres!

-Sí, sí, hazte a un lado.

Pero ni caso.

-¿Qué más quieres? Ya te he dicho por favor.

-Ya lo sé, pero aun te falta algo.

-¿El qué? ¿Empotrarte contra la pared?

-¡Claro que no!-dijo claramente molesto.- Digo que te falta pedirme perdón.

¡Y dale! ¡Luego la cabezota era yo! ¡Qué pesadilla!

-¡No tengo porque hacerlo! Primero me has acorralado como un acosador y después me has hecho pedirte por favor, creo que el que tiene que pedirme perdón eres tú.

-¿¡Yoooo!?

-¡Pues claro que sí!

-¡Yo no tengo que hacer eso!

-Entonces yo tampoco.

-Tú sí.

-¿Y eso porque?

-Porque me has empotrado contra la pared un par de veces. Deberías disculparte dos veces pero te perdonó una de ellas.-dijo sonriente.

Parece ser que siempre sonreía, al menos conmigo.

No importa, como no terminé pronto con esta conversación, ya sabéis lo que pasará.

-Está bien, lo siento mucho.

Sonrió victorioso.

-¿No era tan difícil, no?

-Sí, sí que lo era.

-¡No exageres!

-¡No exagero!

-Oye... Ahora que lo pienso eres nueva, ¿No? Nunca te había visto por aquí.

Era oficial, a este chico le falta el cerebro.

-Sí, soy nueva.

-Ya me lo suponía.

-¿Acosas a todas las chicas así?

-¿¡Cómo!?

-Dices que no me conoces de nada, ¿Y te das cuenta ahora? Creo que has tenido bastantes oportunidades para darte cuenta antes, ¿No crees?

-Estaba demasiado preocupado.

-¿Preocupado? ¿Por?

-Por ti.