Amor "fingido" [+18] (06/12/2014) Capítulo 21 ¡Actualizado!

¡Llegaré tarde! ¡Estúpido despertador! ¿¡Por qué no ha sonado este cacharro!?

Me vestí corriendo y de mala manera, tuve que detenerme a ponerme la prenda de arriba correctamente o parecería una descerebrada.

Cuando miré la hora en el móvil vi todas las llamadas perdidas de Ino, me matará sino llegó a tiempo con una explicación.

Ni me acordé de ponerme la lavadora así que me toca ir vestida de la misma manera que ayer.

No me daba tiempo para la ducha, me cambié mientras me peinaba a tientas y salí corriendo tras coger el móvil y las llaves.

Podría llevar una cartera pero sería una estupidez. ¿Qué voy a meter dentro? ¿Piedras?

Comencé una carrera contrarreloj por las calles, si ahora mismo aparecía un autobús me lo llevaba por delante.

Tras correr calles y calles llegué por fin a la entrada, la cual estaba cerrada.

-¿Y ahora como entro yo?

-Siempre puedes saltar por la ventana, ¿No?

Me sobresalté al escuchar aquella voz tan cerca de mí, no sabía que estaba ahí.

-Menma... ¿Qué haces aquí?

-Visitar a mis primos, pero veo que llegué tarde como tú.-sonrió tiernamente restándole importancia al asunto.- Quería verlos antes de que entraran.

Le devolví la sonrisa encantada, con él es fácil ser amable, se hace querer.

Aunque su semejanza a Naruto me mantiene con la alarma puesta, no lo puedo evitar.

-Bueno... Supongo que me castigarán por llegar tarde.

-¿No se puede entrar por otro lado?

-Pues... Lo que tú has dicho es la única opción.

-¿La ventana?-asentí.- Entonces vamos a por ella.

-¿Qué? Menma... Tú te puedes ir, no quiero arrastrarte a esto.

-No digas tonterías, eres mi amiga. Por cierto... Aun me tienes que explicar lo que pasó ayer.

-Sí, es verdad. ¿Te importa si lo hago más tarde? Ahora mismo...

-Claro, te apremia el tiempo, ha sido una falta de consideración por mi parte.

-Por supuesto que no, solo has preguntado.

El chico se sonrojó al mirarme directamente a los ojos.

-Esto... Deberías entrar ya...

-¡Se me olvidaba!

Busqué alguna ventana abierta que tuviera fácil acceso. Naruto me ha encerrado en infinidades de ocasiones y he tenido que sacar a la cabra que tengo dentro para poder saltar desde la ventana o utilizar un árbol como escalera.

Y sé donde hay uno, ahora solo hay que rezar para que la ventana esté abierta.

-Ven... Creo que sé un lugar para acceder al sitio.

-Te sigo.

Le guié hasta el sitio mencionado. Por suerte, la ventana estaba completamente abierta. Si no recuerdo mal, daba a la biblioteca.

Últimamente paso demasiado tiempo ahí...

-Perfecto, podré colarme dentro y así puedo inventarme cualquier excusa.

-Puedes decirle que habías ido a hablar con algún profesor.

-Es una buena idea.

-Me alegro de haberte ayudado.

Me acerqué al árbol, me toca trepar de nuevo.

-Espera, déjame ayudarte.

Menma se posicionó tras mi espalda y apoyó sus manos en mi cintura. Algo en mi interior se revolvió, giré la cabeza lentamente para que me explicase su idea y no fui al moreno a quien vi.

Tras de mí se encontraba Naruto, me sonreía cálidamente mientras me observaba con sus ojos profundos y azules. Su cabellera rubia estaba a merced del viento.

Parpadeé varias veces, incrédula. Cerré los ojos con fuerza y al abrirlos volví a ver a su primo.

A quien debería haber visto. ¿Qué diablos ha sido eso? ¿Un espejismo?

Está claro que ayer pasé demasiado tiempo con Naruto y se me ha metido a traición en la mente, para poder torturarme.

-¿Qué tienes pensado hacer?

-Te levantaré hasta esa rama, no quiero que te dañes las manos por estar escalando árboles.

-Eres muy atento, muchas gracias.

El joven se vio azotado por un sonrojo muy adorable en las mejillas. Nunca vi a Naruto de esa forma, ¿Algún día lo haré?

Me alzó con fuerza y pude llegar a las ramas más bajas. Después solo tuve que agarrarme a las demás, estaban muy cerca la una de la otra.

Ese árbol era muy antiguo, tenía muchas ramas, algunas más finas que otras así que tuve cuidado a la hora de poner el pie.

-Muchas gracias Menma.-le sonreí desde arriba.

-No me lo agradezcas, no he hecho nada.-correspondió mi gesto.- Me quedo aquí por si acaso te caes, ¿Vale?

-¿Esa es la confianza que tienes puesta en mí?

-Claro que no, pero más vale prevenir que curar.

-Gracias.

-Venga, sigue o no llegarás.

Asentí haciéndole caso, de rama en rama (con bastante dificultad) conseguí alcanzar al repisa de la ventana.

Observé al chico que estaba abajo. Me sonreía sinceramente, mientras me observaba con calidez.

Pero... No fue Menma a quien vi.


Para variar, mi madre me despertó a grito limpio. A veces pienso que esta mujer me odia...

Me levanté perezoso, de camino a la ducha. Antes de quitarme la ropa me di cuenta lo que llevaba puesto.

Era la ropa que me prestó Sakura... ¿Qué hacía con ropa de hombre en casa? ¿Habrá dormido algún chico con ella?

Me sorprendí al ver mi reflejo ceñudo en el espejo, ¿Por qué estoy así? No me encuentro enfadado...

Ignoré aquellos pensamientos mientras me metía en la ducha. Cerré los ojos echando la cabeza para atrás, el agua me golpeaba directamente en el rostro.

Me tome la libertad de divagar por mis pensamientos, hasta que unos ojos verdes se colaron entre todos ellos, llegando a mis recuerdos.

Casi tropiezo en la ducha. ¡Maldita bruja! ¿¡Qué diablos me habrá hecho!? Si ella me va a lanzar conjuros, yo le arruinaré la vida.

Aun no se me ha olvidado todos los golpes que le debo, la llamada telefónica y el grito que me regaló a la mañana.

Gracias a ella, planeé desde la cama al suelo.

Es pensar en eso y me hierve la sangre, esa chica no sabe lo que ha hecho. Se lo devolveré una a una.

Claro que... Aun no entiendo porque no pude disfrutar al verla tan débil, podría haberme vengado aprovechando su estado.

Pero no lo hice...

Salí de la ducha argumentando mil razones comprensibles para defender el porqué de mi actitud aquel día.

Escogí la ropa al azar (me da igual, todo me queda bien) y bajé al comedor.

-Buenos días hijo.-saludó mi padre enérgicamente.

-¿Qué tienen de buenos?

No pude disfrutar el fin de semana, llegó Menma y, para rematar, la bruja me ha maldecido.

-Vives amargado Naruto, no sé que vio Sakura en ti.-dijo Ino jocosamente, siendo consciente de nuestra situación.

Entendí el doble sentido.

-Muy graciosa Ino, mira como me rio.

La rubia sonrió ante mi cara de enfado. ¿Todo el mundo está dispuesto a arruinarme la vida?

-¿Qué tal lo pasasteis ayer?-preguntó mi madre sonriente.

¿Cómo lo ha sabido?

-Se lo conté yo.-respondió mi prima como si supiese lo que estaba pensando.

Aunque seguramente mi cara hablaría por sí sola.

-Muy bien.-las palabras se negaban a salir y al final les acompañó un gruñido.

-¿Qué tal está Sakura?

-Bien papá.

¿Por qué siempre tiene que salir en todas las conversaciones?

Tomé el desayuno con rapidez y salí de allí, no quería estar más tiempo en hablando sobre ella.

-Menuda cara de ogro, ¿Ya has hablado con Sakura?-preguntó Kiba burlón, nada más alcanzarme por el camino.

Le fulminé con la mirada y sonreí victorioso al ver como se amedrentaba. Hacía tiempo que no lanzaba miradas asesinas.

Y ya sé quién va a ser mi próximo blanco.

-¿A qué viene esa sonrisa malvada? A veces das miedo Naruto.

-Me halagas Kiba.

-Menuda respuesta más rara.

-¿Te ha molestado?-lo observé de manera amenazante.

-No, no, para nada...-sonrió nervioso.

Qué bien sienta tener la sartén por el mango... Entonces, ¿¡Por qué no me funciona con ella!?

Se supone que deberías estar sometida a mí y mis peticiones para ridiculizarla. ¿¡Cómo puede salir indemne de todas ellas!?

Apreté los puños por culpa del enfado que crecía en mi interior. Aligeré el paso para  perder de vista a Kiba y sus bromas que seguramente me sacarían de quicio.

Llegué al patio y la busqué con la mirada, necesitaba gritarla, aunque solo sea para desahogarme.

Sin embargo no estaba, ¿Dónde puede haberse metido? Espero que no se haya dejado atropellar por un autobús, ya que matarla es mi trabajo.

-Hola Naruto.

-¿Qué tal Shion?

-Puedo preguntarte algo.

-Adelante.

-¿Es verdad que ayer estuviste con Sakura?

La sangre que corría por mis venas se congeló, es difícil guardar secretos si tienes a una espía en cada lugar que sueles frecuentar.

-¿Quién te ha dicho eso? Qué gran mentira.

-Me lo ha contado una tal Hinata...

¿Ella? ¿Qué planea la muerta esa?

-¿No la conoces de nada y crees en su palabra antes que en la mía?

-No... Es que como Sakura va diciendo que es tu novia...

Me acerqué a ella y la tomé por la barbilla, sonreí maliciosamente al ver su sonrojo. Era muy fácil hacerlas callar.

Observé los ojos de Shion y, por unos segundos, creí haber visto los de Sakura. ¿Estaré enloqueciendo?

-Lo dijo para molestarme, ya sabes que siempre trata de joderme la vida.

-Sí... Esa asquerosa tiene los días contados no te preocupes.

-Y tú tienes un ataúd esperándote.

No pude reaccionar a tiempo, nada más escuchar la voz de mi prima Shion ya tenía su mano marcada en la cara.

-Te lo he avisado más de una vez, métete con ella y acabaré con tu existencia.

La rubia enloqueció y se lanzó sobre Ino, sin ni siquiera darse cuenta de que estaba delante.

-¡No vuelvas a ridiculizarme delante de mi chico!

-¿¡Tu chico!? ¡Deja de fumar!-gritaban mientras rodaban por el suelo.

¿¡Quién se cree esa para atacar a mi prima!? Solo yo puedo meterme con ella. Detuve la batalla levantando a Ino para quedarme en medio de las chicas.

-¿Os habéis vuelto locas? No podéis resolver todo a golpes.

-¡Ha empezado ella!-Shion señaló a la chica.

-¡Acércame más el dedo y te lo muerdo maldita!-Ino trató de soltarse de mi agarre.

-Tú no te irás.

-¡Déjame matarla, no tardaré nada!

-No, vámonos para clase.

Arrastré a la rubia (literalmente) por los pasillos hasta llegar al aula.

-¿Ya te has tranquilizado o debo inyectarte la vacuna antirrábica?

-Muy gracioso Naruto.-murmuró entre dientes escapando de mí.

Ino se sentó en su pupitre y comenzó a maldecir en bajo, seguramente a Shion. Debería dejarle eso a su amiga, a las brujas se le da bien echar mal de ojos.

Los minutos pasaban y los alumnos llenaban el aula. Pero había una en especial que no llegaba.

-¿Dónde estás Sakura?-preguntó mi prima mirando a la puerta.

-¿Creéis que le ha pasado algo?-dijo Shikamaru mirando a una preocupada Ino.

¿Puede haberse vuelto a desmayar? No descartaría la posibilidad tras ver como estaba ayer.

-¿Naruto?-llevé mi vista hacia Sasuke.- ¿No piensas reírte o hacer algún comentario en su contra como haces siempre?

-¿Para qué? Ya sabes lo que voy a responder.

Mi amigo sonrió arrogantemente.

-Siempre son bienvenidas las discusiones entre Sakura y tú.

-Entonces, ¿Qué sentido tiene decirlo sino está ella delante?

-Ya llegará a sus oídos.

-Siempre lo hace.-respondió Shikamaru echándose para atrás en la silla.- Tiene una espía tras las barreras enemigas.

-Una indestructible.-apoyó Kiba.

Era evidente que se referían a mi preocupada prima, quien observaba la puerta con insistencia.

Las clases comenzaron y ella no apareció. El profesor se extrañó al notarlo todo en calma pero al comprobar quien faltaba se dio cuenta la razón de tanto silencio.

Siempre discutimos en clase.

En mitad de la lección escuché pasos apresurados, más bien embalados. Alguien galopaba por los pasillos.

La puerta se abrió precipitadamente, por poco se desencaja del marco que la sostiene.

Podía escuchar los jadeos de la persona que acaba de correr por ahí, desde este ángulo no conseguía verla bien.

Ino sonrió como nunca así que puedo deducir quien es.

-Haruno, ¿Puede decirme porque se ha retrasado tanto?

-Perdone, tuve que ir a hablar con un profesor. Siento la tardanza, se nos alargó la conversación.

-Está bien... Puede sentarse.

La verdad es que este profesor siempre pasaba de nosotros, he aquí la razón de porque no ha pensado en si podía estar mintiéndole, menuda suerte tiene la maldita.

Por otra parte, es difícil saber cuando Sakura está fingiendo gracias a sus dotes de actriz. ¿Dónde aprendió eso?

Cerró la puerta tras de sí mientras su olor llegaba a mis fosas nasales. Esta vez no pensaba caer, me mantuve frío ante esa fragancia tan embriagadora.

Hasta que sentí una penetrante mirada sobre mi cabeza. Al levantar la vista me encontré con aquellos ojos verdes como el jade, los únicos ojos que ven mi existencia.

Todo a mi alrededor pareció desaparecer, no escuchaba ningún sonido. La joven sonrió y entreabrió un poco los labios.

-¿No te habrás vuelto a despertar tirándote de la cama no?

Sus palabras me trajeron a la tierra de nuevo, con fuerza. Analicé lentamente lo que dijo mientras Ino reía escandalosamente.

-¡No! ¡Bruja del demonio, púdrete en el infierno!-grité poniéndome de pies para hacerla frente.

-Haruno y Uzumaki, castigados.-dijo el profesor pasivamente, mirándonos con pereza mientras suspiraba.

-Yo no he hecho nada.-me defendí.

-Le ha seguido el juego.

-Eso es injusto, ha empezado ella.

-No seas infantil Narutin.-abrí los ojos de par en par al escuchar su voz llamándome así.- Los niños pequeños pueden esconderse tras esa excusa, pero tú ya sabes ir al baño sin la ayuda de tu madre. Ya has madurado.

Las risas de Ino llegaron a su punto más alto, mis amigos no pudieron aguantar y estallaron en carcajadas, sobre todo Kiba.

¡Pienso matarla!

-Haruno, doble castigo.-informó el profesor.

-Ha merecido la pena.-respondió ésta tranquilamente sonriendo.

Se dirigió a su lugar con mi mirada asesina sobre ella. Esta no sabe lo que acaba de hacer, la torturaré lentamente.


Esto está más alto de lo que creía...

Tuve que deslizarme hasta la estantería para bajar, después gateé por ella y di con la escalera que se utiliza para llegar a los libros de arriba.

Bajé por ella y me escabullí de la biblioteca, si me viera la loca que atiende aquí seguro que trataría de encerrarme en ella como hizo la última vez.

Caminé silenciosamente por los pasillos para que nadie me descubriera, hasta que una mujer de pechos grandes se puso frente a mí.

Solo hay alguien con semejante delantera.

-Directora... Qué guapa está hoy, la veo más delgada.

-Ahórratelo, tras las clases te quiero en mi despacho.

-Pero...

-Te espero, no tardes o será peor, ya lo sabes.

-Soy consciente de ello.

-Me alegro.

La rubia se fue de allí con pasos contundentes, estoy acabada. Y como ya no tengo nada que perder...

Comencé a correr por los pasillos para llegar antes. Tsunade me matará, pero como ya tiene pensado hacerlo, no creo que le importe si practico por última vez por si algún día me persigue un tigre.

O un orco, dependiendo del caso.

Abrí la puerta con más fuerza de la que quise ejercer sobre esta.

-Haruno, ¿Puede decirme porque se ha retrasado tanto?

-Perdone, tuve que ir a hablar con un profesor. Siento la tardanza, se nos alargó la conversación.

Agradecí a Menma mentalmente por haberme ayudado con la excusa.

-Está bien... Puede sentarse.

En ese momento alguien llamó mi atención, Naruto tenía el ceño fruncido. Mientras cerraba la puerta pude comprobar que tenía el puño apretado, parecía estar debatiendo algo importante en su interior.

O tal vez solo estuviera pensando en algo e inconscientemente cerró la mano.

El chico alzó la vista y la clavó en mí, pude ver un brillo especial en sus ojos. Jamás lo había visto, parecía diferente.

El recuerdo de Naruto besándome llegó hasta mí, consiguiendo que aquella sensación extraña volviera a aparecer, luchando por salir de mi cuerpo.

Pero así como llegó el recuerdo del espejismo de antes, también llegaron recuerdos de mi infancia.

De mi penosa infancia, una que nunca volverá, que está arruinada para siempre... Por la persona que tengo delante.

No podré olvidar sus risas burlonas, como llamaba a sus amigos para que se riesen de mí, como me molestaba a pesar de que trataba de portarme bien con él.

Esta persona hizo que pasase los peores años de mi vida, únicamente pude sujetarme en Ino y Tsunade.

Aguanté las ganas de llorar por culpa de todos aquellos recuerdos, y decidí devolvérsela. No pararé hasta que sufra lo mismo que yo.

Sonreí, fingiendo que era una sonrisa amable (para que no sospechara) y me preparé para hablar.

-¿No te habrás vuelto a despertar tirándote de la cama no?

Tardó un rato en responder, parece ser que le he pillado por sorpresa.

-¡No! ¡Bruja del demonio, púdrete en el infierno!-el chico se puso de pies como si así pudiera darme más miedo.

-Haruno y Uzumaki, castigados.

-Yo no he hecho nada.

-Le ha seguido el juego.

-Eso es injusto, ha empezado ella.

-No seas infantil Narutin.-abrió los ojos sorprendido ante mis palabras, sonreí maliciosamente para mis adentros.- Los niños pequeños pueden esconderse tras esa excusa, pero tú ya sabes ir al baño sin la ayuda de tu madre. Ya has madurado.

-Haruno, doble castigo.

-Ha merecido la pena.

Ya te digo, aquella sensación de tristeza (y la extraña) se fueron de golpe. Nada como meterte con Naruto para ahogar tus penas.

Me senté en la silla y de repente noté todas las miradas sobre mí.

-Sakura...-susurró Ino.- ¿Dónde estabas?

-Luego te lo cuento.

-Otra cosa...

-Dime.

-¡Estás guapísima hoy!-me observé la ropa y comprendí la razón de las miradas.

Solo llevaba una falda vaquera y un top blanco, que no tapaba casi nada. Vamos, que un sujetador haría mayor trabajo que él.

-No me dio tiempo a poner la lavadora y...

-Tengo que estropear ese electrodoméstico, así siempre te pondrás la ropa que te regalo.

-Ino, sabes que no me gusta, ahora todos me miran porque enseño las tetas. Antes ni reparaban en mí.

-¡Mejor! Así puedes rechazarles cuando te pidan salir, para que aprendan que las mujeres no somos solo cuerpo.

Sonreí ante la ocurrencia de Ino, en temas de chicos ella tiene más conocimientos. Básicamente porque ha tenido varios a lo largo de su vida.

Aunque Sai (su último novio) tuvo la estúpida idea de sobrepasarse con mi amiga. Lamentablemente, me enteré y no consiguió salir vivo de ahí.

Creo que ahora está en rehabilitación, no es fácil soldar los huesos pero sí romperlos. Qué ironía.

-A Sasuke se le va a escapar la baba.-susurró Ino aguantándose la risa.

Observé a los chicos de la clase, estaban todos con los ojos abiertos. ¿A qué viene tanta sorpresa? Tal vez sea porque nunca me han visto así y no se esperarían que tuviera un cuerpo equilibrado.

Mi vista se posó en la de Naruto, parecía estar pensando en algo. De todos ellos, era el único que no me miraba así.


Tras estar fulminándola con la mirada me di cuenta de su vestimenta, y mi cerebro sufrió un cortocircuito.

¡Había venido destapada! ¿Qué bicho le habrá picado?

En ese momento caí en la cuenta de algo... ¡No le he observado el cuerpo!

Yo, que siempre me deleito con las curvas de una mujer, me gusta tocarlas y observarlas (cuando la ocasión lo permite, no voy espiando por los baños mixtos) y con Sakura, he preferido mirarle a la cara.

¡A la cara! Ni siquiera me he dado cuenta que estaba vestida así por fijarme en sus ojos. ¿¡Qué me ocurre!?

Siempre me he fijado primero en las tetas, si son grandes llaman la atención, ¿No? Y yo, como todo adolescente con hormonas revueltas, las mira.

Teniendo todo esto en cuenta, no la he mirado. ¿Desde cuándo me interesa a mí la cara? Si una chica con buen cuerpo se me insinúa le regalo una noche de placer, nunca me fijo en el rostro.

¿¡Por qué es diferente con ella!? Tiene buen cuerpo, (mejor que muchos de los que he visto) y para una vez que no se tapa hasta arriba, ni me fijo.

Y para acabar de maldecir a dios, tengo que decir que el cuerpo de Sakura es de mis favoritos. Tiene las piernas largas y estilizadas, una cintura estrecha ideal para abrazar, y aunque no tenga los pechos grandes, de ese tamaño me gustan.

¿¡Por qué me haces esto universo!?

Estaba tan sumergido en mis pensamientos que no me di cuenta de la mirada que tenía sobre mí.

Dirigí mi vista hacia ella, entrelazándolas. Me ordené a mí mismo que bajase la mirada para verle al escote y así poder salvar el poco orgullo que me quedaba.

Pero mis ojos no me hicieron ni caso, derrumbando aquel rayo de esperanza, prefirieron mirarla directamente a la cara.

Ella frunció el ceño y cortó la conexión mirando a otro lado, ¿He hecho algo malo?

Por mucho que la fulminaba con la mirada no llamaba su atención. Lo que más me molestó fue que en el profesor le preguntó algo (ya que se dio cuenta que no atendía) y acertó a la primera.

¡Hace trampas! ¡Yo también aprobaría con los poderes de premonición que tienen las brujas!

-¿Desde cuándo Sakura está tan buena?-preguntó Sasuke aun sorprendido.

No lo culpo, mi primera reacción fue así o peor. Y no solo él parecía estar sorprendido, todos los demás chicos aun no se recuperaban del shock.

-Vaya con la chica... Se guardaba un as bajo la manga.-dijo Shikamaru para hacer la gracia.

-Ino ya me lo contó.

Todo el mundo clavó la vista en Kiba.

-¿¡Tú lo sabías!?-grité sin quererlo.

-Uzumaki, doble castigo.

-Eh, un momento.-Sakura se levantó.- ¿Yo que he hecho ahora? ¿A mí porque me castigas?

-No le he castigado Haruno.

-¿Cómo que no? Si le pone doble castigo la que le aguanta soy yo.

La asesiné con la mirada nada más decir eso. ¿¡Prefiere aguantar doble castigo antes que a mí!?

Kiba sonrió ante la ocurrencia de Sakura, siempre utilizan cualquier excusa posible para meterse conmigo.

Esta no iba a ser la excepción.

-No te creas el centro del mundo, ¿Vale?-respondí enfadado.

-No, para eso ya estás tú.

-¿Admites que soy el centro de tu mundo?

-Si fuese así me habría suicidado hace mucho. Lo que quería decir, si tú corta cabeza no lo pilla, es que tienes el ego del tamaño de un portaaviones.

-Y tú las tetas del tamaño de una naranja.

-He visto lombrices más grande que tu pene.-respondió sonriente, sabiendo que eso era un ataque directo para la hombría de un chico.

Decir que salían chispas de nuestros ojos era quedarse corto, el fuego del infierno se escapaban de ahí.

-Haruno y Uzumaki, a dirección.

Estábamos acostumbrados a esto, ya bastante raro se nos hacía no haber estado ahí dos días seguidos.

Sakura guardó todo en su mochila y se dirigió a la puerta. Si no vi mal, creo que tenía una sonrisa en el rostro.

¿Tendrá algo planeado?


Bueno... Tarde o temprano acabaría allí y si voy con Naruto la bronca irá algo más dividida. Comencé a andar con tranquilidad, la verdad es que no tenía ganas de entrar.

A veces Tsunade podría ser bastante terrorífica, aunque he visto cosas peores.

Una presión en la muñeca me detuvo, observé a la persona que había detenido mi paso por encima del hombro.

-¿Ahora qué quieres?

-Dímelo.

-¿El qué?

-¿Qué tienes pensado hacer?

-¿Qué?

-Deja de torearme, sé que tienes algo planeado.

-No fumes tanto que te afecta a las neuronas.

Traté de seguir mi camino pero él lo impidió tirando de mí. Acabé más cerca de lo que esperaba tras ese tirón.

-Suéltame, que eres muy pesado.

-No te lo repito más veces, dímelo.-aumentó el agarre de mi muñeca.

-No hagas eso subnormal, después Kushina verá las marcas y no podremos evitarla.

El chico pareció reaccionar ante mis palabras y me soltó al instante.

-Mierda...-susurró muy bajito.

Observé mi muñeca, ya volvía a tener la marca roja alrededor. Me sobé la parte rojiza, tal vez así se calme un poco.

Unos dedos que no eran míos se deslizaron hasta mi muñeca, lentamente. Recorrieron la marca con cuidado, como si fuese a romperse.

-¿Te duele?-alcé la vista y lo vi más cerca de lo que quería.

-No, sabes que mi piel se marca con facilidad.

-Se me olvidó, vas a tener que taparlo.

-Sí, me encargare de ello.

-Vámonos ya o nos meteremos en más problemas.

-¿Más? Lo dudo.

-¿Quieres apostar?

-¿Así que quieres guerra?

El rubio sonrió arrogantemente.

-Es hora de mi venganza.


-¡Peleándoos en mitad del pasillo! ¿¡Es qué os habéis vuelto locos!?

El grito de Tsunade ahuyentó a los pájaros que volaban frente a la ventana. Me llevé la mano a la mejilla, menudo guantazo me había metido la tía antes.

La fulminé con la mirada, la chica estaba tranquilamente sentada mientras se peinaba el cabello desordenado (por la batalla) con la yema de los dedos.

Quise castigarla por todo lo que me hizo, así que decidí humillarla. No pensé que me costaría tanto hacerla caer a mis pies y que suplicase.

Era evidente que eso no haría ni muerta, pero si conseguía inmovilizarla y hacer que se agachase me habría bastado.

Ambos tenemos una guerra silenciosa, que se basa en responder el último al otro, no aceptar ninguna ayuda, no humillarse...

Son nuestras reglas.

Pero la chica había resistido como nunca, por eso ahora tenía marcas por los brazos y las muñecas.

Tuve que agarrar de donde podía para protegerme de sus golpes. Podría dedicarse a la caza de elefantes sin armas de fuego.

Por mi parte, tenía la mejilla roja y mis partes bajas algo doloridas. Sin embargo esta vez pude evitar el segundo golpe.

-¡Y no solo eso! ¡También habéis corrido por los pasillos otra vez! ¡Tras discutir en clase claro!

-Pero directora, eso ya es normal...-respondió Sakura.

-¡Me da igual! ¡No podéis estar aquí todos los días!

-No venimos por gusto.-dije cruzándome de brazos.

La mirada que Tsunade me lanzó consiguió helarme toda la sangre, eran muy similares a las de Sakura.

-Esto no puede seguir así, sino vais a poner de vuestra parte, me encargaré de que os llevéis bien.

-No puedes obligarnos a semejante salvajada.-se quejó Sakura como si estar conmigo fuera lo peor del mundo.

-Tal vez... Pero sí puedo hacer que paséis todas las horas juntos, hasta que os acostumbréis a la presencia del otro.

Creo que a ambos se nos dibujó la mueca de asco en la cara.

-¿A qué te refieres con eso?-preguntó Sakura.

-Las clases son muy largas y los asientos están de dos en dos...

-Sí, ya lo pillamos.-interrumpí.- No tenemos que volver a pelearnos para evitar eso, ¿Verdad?

-No Naruto... Ya habéis sobrepasado el límite, os estoy informando.

-¿Qué?-dijimos a la vez.

-Lo que escucháis, y solo es el principio. Para empezar tenéis doble castigo, ¿No?

¿Cómo se ha enterado tan rápido?

-Sí...-respondió Sakura dejándose de peinar, ya había ordenado un poco sus pelos.

Aunque dudo que ella sea de las que se pasan tres horas frente al tocador.

-Pues despedíos de vuestros amigos por hoy, estaréis limpiando toda la biblioteca. Creo que os llevará mucho tiempo.

¿¡Entera!?

-Directora eso es imposible, no podremos.-me quejé.

-Trabajar en equipo, que uno limpie una parte y que el otro le ayude, si os dividís tardareis más.

Vale, creo que ya he entendido su intención, que es mantenernos juntos.

Primero un compromiso, ahora esto... ¿Por qué todo me empuja a estar cerca de ella?

-Está bien... Será mejor que nos vayamos ya para poder empezar cuanto antes.-dijo Sakura levantándose.

-Cierto, podéis iros, pero como me entere que os volvéis a pelear por cualquiera motivo, seréis expulsados.

No puedo permitir eso, como me echen mi madre me matará lenta y dolorosamente.

Ya me la puedo imaginar, con cara de monstruo y los cabellos flotando como si estuviera poseída por el demonio.

Aunque... No sé si prefiero eso antes que aguantar a la bruja que se sienta al lado.

Nos despedimos educadamente de la directora (ahora se trataba de no hacerla enfadar) y nos dirigimos en silencio al lugar indicado.

-Sakura...

-¿Qué quieres?

-Vamos a tener que evitar pelearnos.

-Ya lo sabía.

-Pero como sé que es imposible para ambos... Te voy a pedir que seas mi novia.

La chica detuvo el paso y me miró incrédula.

-¿Puedes repetir eso?

-Te exijo que cumplas con el trato.

-Lo siento, solo vale cuando están tus padres delante.

-¿Volvemos a revisar el contrato?

-Bicho asqueroso, cerdo baboso, orco horroroso...-farfulló para sus adentros.

-Genial, ahora que hemos dejado esto claro podemos seguir.

Mientras ella me maldecía por lo bajo, seguimos nuestro camino con el silencio tras nosotros. Solo se escuchaban los susurros de Sakura que al de unos minutos se callaron.


-Naruto, ¿Qué haces aquí?

El chico rodó los ojos ante la pregunta de la bibliotecaria. Tampoco es muy difícil imaginarse porqué está aquí.

Él solo viene cuando le castigan, y si encima voy con él, razón de más para pensar que estamos castigados.

Sino no iríamos juntos ni aunque estuviéramos esposados.

-Vengo a limpiar la biblioteca.

-Que bien, hoy necesito ayuda, me han llegado libros nuevos.

-Menuda suerte...-susurré para mí pero al parecer el rubio me escuchó.

Parece ser que tiene un radar especial para comprobar cuando digo algo.

-Voy a por ellos, podéis ir empezando.

-Como quieras...-dijo el joven alejándose.

Tsunade está loca si piensa que voy a ir con él, antes muerta que pasar tiempo con el orco.

Decidí comenzar a limpiar las mesas y las estanterías. Habían algunas que no conocían lo que era el trapo, estaba polvorientas y sucias.

Normalmente eran las que contenían libros de amor, casi nadie los leía. Yo me incluyo, me parecen una sarta de mentiras, todo lo pintan de color rosa y la vida real está muy alejado de eso.

Son historias donde aparecen chicos que se fijan en tu interior y el corazón donde en verdad se fijan es en tu cuerpo y tu cara.

Esa es la verdad, no lo que salen en los libros.

Mentiría si dijese que nunca los he leído porque sino no sabría nada de esto, pero no suelo hacerlo mucho, no es mi estilo.

Tras limpiar las mesas barrí un poco el suelo, normalmente lo que te puedes encontrar aquí son restos de goma de borrar o puntas de lápices. También hay algunos bolígrafos y papeles sueltos.

Me acerqué a la estantería más sucia de todas, pasé el trapo por el lomo de los libros hasta detenerme en uno que no ponía nada.

Al sacarlo me di cuenta que tenía las letras borradas, estaban tan desgastadas que no se veía ni el título del libro. Por eso no se podía ver nada en el lomo, ni siquiera el autor.

Abrí el libro y leí en la primera página, solo había una frase.

"Las coincidencias no existen, se llama destino. El odio no existe, es una barrera para ocultar lo que de verdad sentimos, amor."

Cerré el libro con fuerza indignada ante esas palabras. ¡Por favor! El odio es un sentimiento como la alegría y la tristeza, no hay más.

Dejé el libro donde estaba y terminé de limpiar. No me volveré a acercar allí en mi vida.

Seguí limpiando otras estancias (ya que la biblioteca era bastante grande) mientras pensaba en que podría estar haciendo Ino.

Seguro que se aburre en clase, la he dejado sola...

Las tripas comenzaron a quejarse otra vez, estoy muy acostumbrada a escuchar ese ruido, es parte de mi vida.

Ahora que lo pienso... No he desayunado nada por culpa de las prisas, aunque tampoco tenía nada en la nevera.

-¿Tienes hambre?

Aguanté el susto y fingí frialdad, no le daré a Naruto el placer de creer que me ha asustado.

-No, déjame en paz.

-¿Has olvidado lo que hemos hablado antes?

-Eres tú el que te has ido, así que pensé que no hacía falta fingir.

-Quería darte espacio, así puedes meterte en tu personaje.

-Ya claro... ¿Qué quieres?

-¿Has acabado de limpiar?

-Pues no me falta nada aun...-ironicé.

-Ya ha sonado la campana que anuncia el descanso, vámonos.

-Estamos castigados.

-Todo el mundo tiene derecho a descansar, ven.

No quería discutir con él, sobre todo ahora que se supone que era su novia. Antes de irme le lancé una mirada al libro, había llamado algo mi atención pero me negaba a reconocerlo.

Nuevamente el silencio hizo muy bien su trabajo, al entrar al comedor todas las chicas me fulminaron con la vista mientras los chicos se sorprendían al verme.

Panda de babosos...

-Cerdos...-susurré.

-Pensé que solo me insultabas a mí.

-Tengo repertorio para muchos.

-Bueno, al menos podré divertirme cuando te metas con alguien.

-¿Y si quiero meterme contigo?

-No puedes, soy tu novio.

-¿Aquí también?

-Así es, venga vamos a por algo de comer.

-Ve tú, yo no he traído dinero.

-Te invito yo.

-No hace falta.

-Siéntate donde quieras, ahora voy.

-Te he dicho que no quiero que me invites a nada, no necesito tu caridad.

Naruto me obligó a dar la vuelta y me empujó por la espalda con más suavidad de la que creía que tenía.

-Busca una mesa y no discutas, ahora.

-Desgraciado...

Antes de darle la oportunidad de que respondiera, me alejé de allí a paso ligero. Escogí la mesa más alejada de todas, quería estar lejos de la humanidad.

Las tripas volvieron a quejarse con insistencia.

-Callaros ya...-suspiré.

-¿Hablas contigo misma? Espero que no te respondas porque eso sería preocupante.

-¿Tú no ibas a por algo de comer?-clavé mi vista en él.

-Ya lo tengo.-levantó la comida para demostrarlo.

-¿Tan rápido? Había una cola muy grande.

-Me han dejado colarme.-se encogió de hombros.- No lo había pedido, pero ya que me lo han ofrecido.

-Es verdad, no vamos hacerle el feo y dejar que los que han esperado sigan esperando un poco más...

-Ahórrate el sarcasmo, toma.-dejó en la mesa un bollo de chocolate.

¿Por qué tenía que ser de eso? Lo tengo tan cerca... Sin embargo no pienso cogerlo, ya le he dicho que no quería nada.

-No lo quiero, cómetelo tú.

-Si tú lo dices...

Sin ser consciente de mis actos lo cogí antes que él, adoro el chocolate y mi cuerpo reacciona solo.

-¿No decías que no querías?-sonrió maliciosamente.

-He cambiado de opinión.-bufé pegándole un bocado al bollo.

Qué bueno estaba, en pocos segundos ya no existía. El hambre hace estragos en mí, parezco un ogro comiendo.

-Menuda velocidad... ¿Siempre comes así de rápido?

-Sí.

Las pocas veces que como es así, al menos que yo recuerde.

-Naruto...-llevé la vista a las chicas que acababan de llegar.

-¿Ocurre algo?

-¿Podemos sentarnos contigo?

-Si queréis...

A veces me pregunto porque pasará así de todo, parece que le da igual todo lo que ocurre a su alrededor.

Las jóvenes se sentaron a su lado, muy pegadas a él, con una sonrisa en el rostro.

-¿Y qué tal estás cariño?-preguntó Karin.

-Agobiado, ¿Podéis dejarme espacio?

-Claro...-se apartaron algo tristes.

Excepto Shion, quien pasó su mano por el torso del joven.

-Naruto, ¿Te gustaría venir esta noche conmigo? Estoy sola en casa y...-posó la vista en mí.- ¿Qué hace esta aquí?

-¿Ahora te das cuenta? ¿Qué pasa? ¿Qué aparte de corta de mente también eres corta de vista?

Naruto reprimió una carcajada, podía notarse en sus muecas faciales.

-¿Por qué estás con ella?-preguntó otra chica.

-Estamos castigados, luego tenemos que volver a la biblioteca.

-Pero ha sido culpa de Sakura, ¿Por qué tienes que ir tú también?-dijo Tenten de mala manera.

-¿Qué diablos dices? Te recuerdo que Naruto gritó en clase sin motivo aparente.

-Seguro que lo provocaste tú.

-Sí claro, se lo ordené por la mente.

-Tenemos que irnos ya.-dijo Naruto levantándose mientras se quitaba de encima la mano de Shion.- Dejad la discusión para otro momento.

Parecía estar algo molesto con ella.

-¿Ya te tienes que ir? Que se vaya ella, total, es la culpable.

Shion se la está jugando... Le arrancaré la cabeza y...

En ese momento observé a Naruto, ¿Fue ella la que me dijo que no me hiciese pasar por su novia?

Ya sé donde golpearla, y le dolerá más que si la muelo a palos.

-Venga Naruto, tenemos que ir a limpiar la biblioteca.

-Sí, ahora voy.

Rodeé la mesa y me acerqué a él.

-Claro que... Siempre podemos hacer otras cosas...

El rubio abrió los ojos al ver cómo me colgaba de su cuello, las chicas parecían estar al borde de un colapso cerebral al ver eso.

-¿Qué te parece la idea?

El chico me envolvió la cintura con sus brazos.

-¿Qué tipo de cosas?

-¿Tú qué crees?

-¿En tu casa o en la mía?

-Vamos a la mía, estoy sola.

-Perfecto.

Para acabar de rematar a las cretinas, que se atrevían a amenazarme, le robé un beso. Tal y como él hizo ayer, estamos en paz.

Un grito en coro taladró mis oídos.

Me separé de Naruto lentamente y le observé a los ojos. Tenía una mueca de sorpresa en la cara pero había algo en sus ojos que me llamo la atención.

Parecían reflejar algo, mas no conseguía averiguar que era.

Deshice el abrazo y me di la vuelta.

-Vámonos, ya se nos ha acabado el tiempo de descanso.

-Sí...

Nos alejamos de allí en un silencio más que incómodo.

-¿Por qué lo has hecho?

-¿El qué?

-No te hagas la desentendida, lo sabes perfectamente.

-Tú ayer hiciste lo mismo, te la debía.

-Yo lo hice por Hinata, nos estaba espiando.

-Yo lo he hecho para joder a todas esas pijas.

-¿No lo habrás hecho porque querías?

-Sí claro... Estaba deseando besarte, no he podido dormir por eso.

El sarcasmo teñía todas mis palabras, era más que evidente y Naruto lo sabía. Frunció el ceño de repente y miró para otro lado.


¿Siempre tiene respuestas para todo? Ya me tiene harto...

Algo en mi interior se revolvió al recordar aquel beso, me pilló de improvisto y no atiné a hacer nada.

Para colmo, cuando ella se soltó de mi abrazo, mis brazos se sintieron desnudos como si les faltase algo: su cintura, que tenía la medida perfecta para abrazarla.

Me abofeteé mentalmente, ¿¡Qué diablos estaba diciendo!? Es evidente que la bruja me ha echado algún conjuro, sino no me lo explico.

Entramos en la biblioteca y, de reojo, pude ver a Sakura dispuesta a irse para otro lado. Estiré el brazo, inconscientemente, hacia ella.

Al cerrar mis dedos solo pude coger el aire mientras su cabellera se perdía tras una de las estanterías.

¿Qué rayos acaba de pasar?

Me observé la mano, temblaba levemente y estaba fría. La cerré con fuerza y seguí con mis tareas.

Tras limpiar varias estanterías me dediqué a colocar los libros según su trama. Había de todo un poco, ciencia-ficción, terror, aventuras...

-¿Qué tal vas Naruto?-preguntó la bibliotecaria colgándose de mi brazo.

-Muy bien, gracias.

-¿Necesitas ayuda?

-Solo estaba ordenando esto, tampoco es tan complicado.

-Así podrás terminar antes.

-Si tú quieres, adelante.

La chica me ayudó feliz, como si la hubiese aceptado para que fuese mi prometida. Qué ironía, por culpa de los casamientos, he terminado teniendo de novia a Sakura Haruno.

Algo que nunca pensé que pasaría...

Observé a la joven que ponía los libros completamente alegre y por poco me caigo de culo. Esa era Sakura, vi su cabellera rosa y sus ojos verdes que me miraban fijamente poniéndome nervioso.

Parpadeé varias veces, incrédulo. Cerré los ojos con fuerza y al abrirlos volví a ver a la bibliotecaria.

¿Qué acaba de pasar? ¿Es qué me han echado alucinógenos en la comida?

-¿Ocurre algo?-preguntó la joven sonrojada.- ¿Por qué me miras tanto?

No me puedo creer que me haya quedado embobado mirando a Sakura, porque fue a ella a quien vi.

-Por nada... Estaba pensando.

-¿En mí?

-Algo así.

La joven sonrió ampliamente sonrojándose aun más. Un grito perforador atravesó mis oídos y consiguió sobresaltarme.

Esa ha sido Sakura, reconocería su voz en todas partes. Aparte de que solo estamos tres personas, y si no ha sido la chica que tengo al lado ha tenido que ser la que queda, por descarte.

Me dirigí a la dirección de la que provenía el grito, sin darme cuenta de que fui corriendo. Caí en la cuenta de ello cuando el aire comenzó a faltarme por culpa de la carrera.

Sakura estaba sentada en el suelo, con un pila de libros encima y una escalera, con los escalones rotos, apoyada contra la estantería.

-Estúpida escalera... Justo se tiene que romper cuando estaba sobre ella...-murmuró para sus adentros.

-¿Estás bien?

La chica de cabellos rosas me observó por encima del hombro, pasivamente.

-Perfectamente, muchas gracias.

-¿Te has hecho daño?

-No tranquilo, se han roto justo cuando estaba bajando, apenas había un palmo de distancia desde el suelo a mi cuerpo.

Dirigí la vista a la escalera, era verdad, los dos últimos escalones (donde apoyaba el pie) y cinco más arriba (seguramente donde posaba las manos) estaban rotos.

La joven se levantó y se sacudió un poco el trasero y las piernas. Aproveché para ver su cuerpo, sus piernas estiradas parecían tener la piel muy suave, su cintura era perfecta para abrazarla. Ni muy ancha, ni muy fina.

-¿Qué ha pasado?-la bibliotecaria entró a la habitación con una sonrisa perversa en su rostro.

Mi mente comenzó a pensar en ideas que consiguieron hervirme la sangre. Más le vale por su bien que ella no haya tenido nada que ver en esto... Solo yo puedo lastimarla, nadie más.

-La escalera se ha roto.-comentó Sakura mientras recogía los libros.

-Es verdad, se me olvidó avisarte de que esa escalera estaba estropeada.

-Fíjate tú qué casualidad...-respondió la chica con tranquilidad.

-Perdona, me la llevaré para que no vuelva a molestar.-clavó la vista en mí.- ¿Me ayudas Naruto?

-¿Yo? ¿Tanto pesa?

-Sí, no puedo con ella...

-Está bien.

La ayudé a cargarla y la guardamos en una habitación donde habían algunas sillas y varias cajas, una sobre otra.

Antes de salir le lancé un vistazo a Sakura, quien recogía los libros con la mirada ausente.

Volví a la misma habitación y la vi estirándose para intentar colocar el libro en la balda de arriba.

Reprimí una risa, parecía una niña pequeña intentado llegar a su galleta preferida, la cual la habían dejado allí sus padres para que no comiera tanto.

Me acerqué sigilosamente y atrapé su muñeca con la mano, sin ejercer presión, bastante marcas tenía ya por culpa de la pelea.

-¿Qué quieres?

-Ayudarte.

-No necesito tu ayuda para nada.

-¿Ah no? ¿Y cómo piensas poner los libros en la balda de arriba si apenas llegas a esta?

-Quítame tu mugrienta mano de encima.

Acerqué más mi cuerpo a ella y ésta se pegó a la estantería para evitar el contacto. Sonreí maliciosamente, sabía que iba a responder así.

Acabé de acorralarla poniendo mi brazo libre pegado a la estantería al lado de su cintura, mientras acercaba más mi cuerpo.

-¿Qué has dicho de mi mano?

-Aléjate de mí.

-Que mal estás trabajando, al final te voy a acabar despidiendo.

-Pues entonces prepárate para darle la bienvenida al matrimonio.

-Tú te puedes preparar para despedirte de tu sueldo.

-Maldito desgraciado...-susurró muy bajito.

Menos mal que estábamos cerca, sino no podría haberla oído.

-Me alegro de que lo entiendas, así que ya sabes, sé una buena novia.

-Pero no tiene sentido que lo sea aquí, nadie nos mira.

-Tendrás que practicar en algún momento, ¿No? Aprovechemos ahora que tenemos que estar juntos, ya que no tenemos elección.

-Lo sé, no me lo recuerdes.

-Bien...

Nuevamente, su aroma se apoderó de mí, cerré los ojos y aspiré su fragancia. Acerqué mi nariz a su cabello, eran sedosos y suaves, acariciaban mi cara y me regalaban cosquillas muy agradables.

Deslicé la mano, que tenía presa la suya, lentamente hacia arriba. Su fina piel creaba calidez en mi mano, tomé el libro que sujetaba y lo deje en su sitio.

-Vas a necesitar mi ayuda, soy más alto.

-Si así me dejas libre, adelante.

-¿Qué te he dicho?

-No te he contestado mal.

-Pero quieres escapar de mí.

-Hombre... No pretenderás que encima me guste estar en esta situación.

Me sentó como una patada directa al estomago. Antes la bibliotecaria a estado feliz solo porque la miraba, ahora estoy sobre Sakura, y quiere que me aleje.

¿Quién se cree esta para rechazarme así?

-No, pero puedes disimularlo.

-No me metas tanta presión, es mi primera vez.

-Suena a que eres virgen.

-Lo soy.

Mis ojos se abrieron de golpe, a algunas chicas les da corte decir que aun no han tenido relaciones sexuales. Lo sé porque ya me ha pasado más de una vez.

Tienen miedo de que les haga daño, o de que no sepan que hacer por ser su primera vez.

Pero como siempre, Sakura es la excepción que confirma la regla. Las demás chicas me persiguen, ella se aparta.

Las demás me buscan, ella me ignora. Las demás me comen con la vista, ella me fulmina con la mirada.

Todas me siguen la corriente, ella siempre me da guerra. Las demás se andan con rodeos, ella es directa.

Pero sobre todas las cosas... Ella ha sido la única que me tuvo en cuenta cuando más solo me sentía.


El contacto de su pecho contra mi espalda ya comenzaba a enfadarme, ya que aquel sentimiento extraño votaba como nunca.

Provocaba algo de nerviosismo en mí y un leve aceleramiento de los latidos de mi corazón.

Estaba segura que todo eso era porque mi intuición se olía que estaba planeando algo que atentara contra mi estado físico.

Sí... No había otra explicación.

Su mano se deslizó con lentitud por la mía, arrebatándome el libro y colocándolo en su lugar.

-Vas a necesitar mi ayuda, soy más alto.

-Si así me dejas libre, adelante.

-¿Qué te he dicho?

-No te he contestado mal.

-Pero quieres escapar de mí.

-Hombre... No pretenderás que encima me guste estar en esta situación.

-No, pero puedes disimularlo.

-No me metas tanta presión, es mi primera vez.

-Suena a que eres virgen.

-Lo soy.

Así es, no he tenido ningún romance con los chicos. Todo son unos degenerados, sobre todo Sasuke.

Menuda forma para pedirme salir, había dado por sentado que me gustaba y que me hacia el favor dejándome salir de él.

¡Encima eso! Él me daba la oportunidad de ser su novia y ni siquiera me gustaba. Es una copia de Naruto pero en feo.

-¿Sí?

-No, te lo he dicho por gusto.

-¿A tus dieciocho años no has tenido ninguna relación sexual?

-Ni una.

Naruto estalló en carcajadas y casi me revienta el tímpano, estaba justo al lado.

-¿Ahora qué te pasa?

-Eres más mojigata de lo que pensaba.-respondió tranquilizándose.

-Y tú más subnormal de lo que creía.

Noté su cálida respiración cerca de mi oído, pude escuchar los gruñidos que le provocó mi respuesta.

-¿Tampoco has besado a nadie?-preguntó al de unos minutos.

-Tú has sido el primero.

Algo que no puede salir de aquí, no puede ser que mi mayor enemigo sea el primer chico que me ha besado.

Es completamente irónico.

-Ahora entiendo porque no me correspondías, no tienes ni idea.

-¿Piensas que es solo por eso? No te correspondo porque me das asco, no por falta de experiencia.

Naruto me obligó a girar sobre mi misma y me pegó contra la estantería. Sus brazos realizaban la función de evitar que me escapase mientras su cuerpo me comprimía contra el objeto de mi espalda sin mucha brusquedad.

-Los novios se corresponden, no puedes tenerme asco.

-¿Te parece poco que no dibuje muecas de repugnancia tras estar contigo?

-Sí, ¿Quieres que te pague no? Entonces haz bien tu trabajo y eso entra en tus atribuciones.

-¿Algo más que deba saber?

-Se supone que me debes dar la mano y tratarme bien.

-Los novios también discuten, ¿Sabes? Como todas las personas del mundo.

-Ese tema lo bordamos, nos pasamos el día así.

-Lo sé perfectamente.

-Pues hazlo bien y si me tienes contento, tal vez te de un ascenso.

-¿Qué?

-Tengo dinero de sobra y lo sabes muy bien, de hecho, eres la única que ha tenido acceso a mis cuentas.

-Ya... Sacaste la cartilla creyendo que así caería a tus pies, que patético.

El chico frunció el ceño y se acercó un poco a mí.

-Eres mi novia.-recalcó la última palabra.- Así que deja de insultarme.

-Pues no me provoques.

-Jamás conseguirás que te pague más.

-Está bien... ¿Qué tengo que hacer?

-Corresponde mis besos.

-No sé cómo hacerlo.

-Practiquemos.

-De eso nada, me niego a besarte más de lo necesario.

-¿Crees que a mí me gusta?

-¿Entonces para que lo haces?

-No quiero casarme y menos con alguien que no conozco de nada.

-¿Eso que tiene que ver con los besos?

-Tienes que fingir mejor.

-Ya lo hago.

-No te lo niego, actúas muy bien, pero si huyes cada vez que me acerco a ti no va a quedar creíble.

-Dame tiempo, me estoy acostumbrando.

-Mis padres no son tontos, han pillado a todas las chicas que querían ser mis novias solo por mi dinero.

-Tranquilo, no pasará conmigo. A mí me da igual todo lo que poseas.

-Lo sé, quiero decirte que son muy inteligentes y se dan cuenta de todo.

-Vale, trataré de que quede lo más realista posible.

-Genial, ahora sigamos trabajando cariño.-dibujó una sonrisa falsa en su rostro.

-Tú también necesitas practicar más, esa sonrisa no llega ni a curvarse hacia arriba.

-No me sale otra.

-Piensa en algo alegre, algún recuerdo que te transmita felicidad.-puse un dedo en su entrecejo.- Y cambia la expresión de tu cara, parece que vives enfadado.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué tengo cara de amargado?

-Sí.

El chico dibujó un mueca de enfado.

-Eso es lo que tienes que evitar, vamos inténtalo.-una sonrisa maligna escapó de mis labios, si él piensa hacerme la vida imposible con esto del noviazgo yo también lo haré.- Tendrás que practicar frente al espejo, trata de no romperlo.

-Lo tendré en cuenta...-gruño nuevamente dándome más razones para pensar que ya estaba en la etapa de comenzar a ladrar.

Bajé mi dedo hasta su pómulo, me fijé mejor en las bolsas que habían bajo su ojo.

-Tienes ojeras, ¿No duermes bien?

-No mucho.

-¿Por qué?

-No te importa.

-Los novios se cuentan cosas.

El rubio suspiró con cansancio varias veces.

-Supongo que tienes razón. No, no duermo mucho últimamente.

-¿Por qué?

-¿No puedes preguntar otra cosa?

-Sí me lo dijeras todo de golpe, te ahorrarías escuchar mis preguntas.

-No tengo razones, simplemente no puedo dormir.

-Pues acuéstate antes.

-No tengo porqué seguir tus órdenes.

-Te lo decía por ti, allá tú, con ojeras estas peor.

El chico alzó una ceja, con un interrogante dibujado en su rostro.

-Explícate.

-Ahora no me apetece.

-Dime.

-No me obligues, tienes que darme mi espacio o esta relación se va a la mierda.

-Por eso mismo, ayuda a tu novio a acabar con su duda.

-Solo te he dado un consejo, nada más.

-Sí, que duerma, ¿Pero por qué me has dicho que estoy peor?

-Porque pareces más cansado y deprimido, y para colmo estás siempre con cara de amargado. No sé que les atrae a las chicas de ti.

-Puede ser... ¿Mi cuerpo escultural? ¿Mi cara angelical?

-Ten en cuenta también tu enorme ego.

-No te responderé porque no quiero comenzar a discutir...

-Lo que tú digas...

-Yo también tengo para ti... Deberías vestir de manera más moderna, no siempre con chándales.

-No pienso ir enseñando las tetas si es lo que quieres.

-No te estoy pidiendo que vayas desnuda, simplemente vestirte como alguien de tu edad.

-Bien...

-Tampoco entiendo esa manía que tienes por taparte la cara con el pelo.

Siempre me dejo el pelo suelto, en parte porque me gusta y porque odio ser el centro de atención.

Y siempre me han dicho que mis ojos atraen muchas miradas ya que no se suele ver un verde tan intenso.

Recuerdo que eso me lo decía mi madre... Retuve una lágrima ante el recuerdo de mi familia.

-Me gusta dejarme el cabello a merced del viento.

-Ya... No te estoy impidiendo que te dejes el pelo suelo, sino que no te tapes la cara con él.-deslizó una mano hasta mi rostro y pasó unos cuantos mechones tras mi oreja.

Algo en mí se revolvió, me produjo nerviosismo y ganas de partirle la cara.

-Quita de ahí la mano.

-Cuando salgas conmigo al menos haz eso, lo prefiero.

-No tengo porque hacerte caso, yo no soy como las demás. Iré como a mí me guste.

-Entonces yo no tengo porque dormir.

-Haz lo que quieras, yo solo te he dado un consejo.

-Y yo...

-Bien, ahora apártate.

-Sí, ya llevo demasiado tiempo junto a ti.

-Has sido tú quien me ha acorralado aquí.

-Hola chicos.

Naruto se sobresaltó ante la voz de Ino, en cambio, yo conseguí mantenerme serena. Cuantas veces me habrá asustado mi mejor amiga en lo que va de vida...

-¿Ino? ¿Qué haces aquí?-preguntó su primo.

-¿Y vosotros? Pensé que teníais que limpiar...-la joven dibujó una sonrisa pícara en su rostro.- Pero veo que Naruto ha preferido pasar tiempo contigo.

El chico me observó y se alejó de mí enseguida.

-No es lo que piensas...

-El amorfo me acorraló aquí de golpe porque hacía tiempo que no estaba cerca de una chica.

Naruto me fulminó con la mirada, juraría que ahora mismo quería saltarme a la yugular.

-Que salido estás primo.-Menma apareció en la sala.- Hola a todos.

-¿Tú qué haces aquí?-preguntó Naruto algo molesto.

-Visitaros, además traigo un mensaje de tu madre.

-¿De la tía?-cuestionó Ino intrigada.

-Exactamente, ha dicho que a la salida nos reunamos todos en su casa.-llevó la mirada hacia mí.- Tú también Sakura.

-¿Yo?

-Sí... Eres la novia de mi primo, ¿No?

Asentí en silencio con la cabeza mientras rodaba los ojos, no me gusta escuchar eso.

-Ino ya me lo ha contado todo, tenéis mi apoyo, no diré nada.

-Gracias Menma.-respondí por Naruto, ya que parece que no está muy feliz con su primo aquí.

-Os ayudaremos a limpiar.-dijo Ino acercándose a mí.- ¡Pero antes tenemos que hablar!

La rubia me llevó consigo hasta acabar en otra habitación.

-Ino tengo que limpiar...

-¡Te tengo que contar todo lo que ha pasado en clase!

En ese momento me di cuenta de que Ino tenía varios arañazos en la cara. ¿Qué le habrá pasado?


¿Por qué diablos me he quedado tanto tiempo cerca de ella? Me encontraba tan a gusto, nunca he estado así.

De hecho, solo fruncí el ceño cuando ella me insultaba, por lo demás he tenido la tranquilidad reflejada en mi cara.

No me puedo creer que sea por Sakura... ¡NO! Eso es imposible, simplemente estaba calmado, nada más.

Tampoco entiendo porque le he tenido que decir eso, ¿Desde cuándo me gustaba ver su cara?

Recordé cuando lleve la mano a su cabello, era más sedoso de lo que pensaba, ahora entiendo porque hacia cosquillas tan agradables.

-Seguiré limpiando.

-Te ayudaré.

No es que quisiera tener a Menma cerca pero prefiero acabar antes.

-¡SAKURA!-gritó Ino.

Ambos dirigimos la mirada al mastodonte loco que galopaba al final del pasillo. Aquella mirada asesina que traía te ponía los pelos de punta.

¿Qué le pasa?

Traté de detenerla ya que tenía un mal presentimiento pero su agilidad me sorprendió mucho.

No solo consiguió esquivarme a mí (teniendo en cuenta cuantas veces hemos peleado) sino que a Menma también.

La rubia llegó corriendo casi sin aire justo cuando su amiga se perdió en los pasillos.

-¿Qué ha pasado?-pregunté.

-Pues... Me ha visto los arañazos y me ha preguntado por ellos...

Abrí los ojos de golpe. ¡Shion! Dejé la conversación y comencé a correr como si la vida me fuera en ello.

Si la pilla es capaz de matarla y la necesito para que haga de mi novia, no puedo dejar que la metan a la cárcel.

Conseguí verla al fondo del pasillo en dirección al comedor, aceleré el paso para evitar la catástrofe.
Shion (ajena al peligro que se cernía sobre ella) estaba tranquilamente hablando con las amigas en el jardín.

Sakura abrió la puerta salvajemente y placó a la chica con todo el peso de su cuerpo. Aparte de actriz podría valer como "quarterback" en un partido de rugby. No creo que nadie pudiera quitarle la pelota.

Conseguí llegar a ella justo cuando estaba a punto de saltarle a Shion encima. La agarré por los brazos y se los puse en la espalda, pegué mi cuerpo contra la pared para evitar que avanzara o retrocediese.

Esta vez no tengo más remedio que ejercer presión sobre su piel o no voy a poder detenerla.

-¡Suéltame maldito orco!

-Tranquilízate, no vas a conseguir nada.

La chica comenzó a andar y me arrastró con ella. Es increíble la fuerza que tiene, ¿Le habrá picado alguna araña como a spiderman?

Hice más fuerza para retenerla y la pegué a mí. Shion tenía esfuerzos para situarse, menudo golpe le ha metido de repente.

Menma e Ino llegaron más tarde, nos observaron sorprendidos, sobre todo mi primo. Yo ya estaba acostumbrado a este tipo de cosas, cada día acabábamos así.

Las amigas de Shion la ayudaron a levantarse.

-¿¡A ti que te pasa!? ¿¡Es que te has vuelto loca!?

-¿¡Creías que no me iba a enterar de que golpeaste a mi mejor amiga!?-forcejeó con todas sus fuerzas.- ¡Acabaré contigo cabrona!

-¡Empezó ella! ¡Yo solo me defendí!-se notaba que estaba completamente asustada.

Sakura volvió a pelear contra mí, hay que tener una gran resistencia para hacerle frente o te lleva por delante.

-Sakura, no gastes fuerzas con ella, no merece la pena.-dijo Menma.

-Si no lo quiere entender con palabras, lo hará mediante puñetazos.

-Mi primo tiene razón, déjala, creo que ya ha tenido suficiente.-Ino se acercó a nosotros.- Sakura, tú eres mejor que ella no te rebajes a su nivel. Yo estoy bien.

La rubia sonrió para tratar de tranquilizarla, mis brazos dejaron de recibir embestidas y pude relajar los músculos.

-Está bien... Pero la próxima vez que te haga algo, no responderé de mis actos.

-¡Trato hecho!-gritó Ino abrazándola.

Mi prima consiguió llegar hasta mi chaqueta con sus brazos y tiró de mí obligándome a pegarme más a Sakura, dejando a ella en el medio de nuestros abrazo colectivo.

Solté lentamente su agarre, quería aprovechar el tacto de su fina piel. Inconscientemente llevé mis brazos a su cintura.

Es ideal para abrazar.

-Vamos Menma, únete al abrazo familiar.-dijo Ino haciendo señas con la mano.

-Bueno, pero solo porque me lo pedís.-sonrió con alegría.

Mi primo nos apretó a todos con su abrazo, sobre todo a Sakura que estaba en el medio.

-¿Podéis dejarme algo de aire?

-No, vamos a apretujarte más.-respondió Ino burlonamente.

La solté antes que nadie para que no me viesen abrazar a Sakura. Sería un mazazo irreversible para mi orgullo, era lo último que me faltaba.

Los demás deshicieron el abrazo al de un rato. Observé a las chicas, estaban todas con la boca abierta y los ojos desorbitados.

-Vámonos ya que tenemos que limpiar.-dije llamando la atención de Sakura.

La aludida asintió en silencio y nos dirigimos a la biblioteca, por el camino llevé mi mirada a mis brazos. Volvía a sentir que estaban desnudos.


-Al fin terminamos.-dijo Menma sonriente.

-Siento que por nuestra culpa hayas tenido que limpiar con nosotros.

-No ha sido nada, descuida.

Estuvimos todas las clases limpiando la biblioteca así que no pudimos acudir a ellas.

Pero... Hay algo que me preocupa... Cuando nos dimos un abrazo en grupo, sentí unos brazos fuertes rodeando mi cintura, la idea de que fuera Naruto me producía repulsiones y a la vez incertidumbre.

¿Qué diablos me está pasando?

MIIRA te iba a decir, vi estas imágenes y mi cable se fundio y bueno es que me los imagine así:
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Supongo que sin los uniformes xD, el cuerpo de Sakura (No sé si en el fic tiene pelo largo o corto ya que no se ha mencionado) y la cara de Naruto de "Soy mejor en todo que tú" creo que va perfecto.