Amor "fingido" [+18] (06/12/2014) Capítulo 21 ¡Actualizado!

¿Qué diablos hacia yo preparando la maleta para ir un fin de semana a aguantar al imbécil de Naruto?

Esos días iban a ser un infierno, una auténtica tortura. Ahora me encontraría en su terreno, y él me la tenía jurada desde hace mucho.

Sería un sinfín de ataques constantes día y noche, no habría manera posible de retenerlo.

A no ser que su familia estuviera conmigo todo el rato. Cosa que veía imposible, ya que aquella casa debía ser enorme, al menos así era en mi mente.

No tenía mucha ropa que digamos, así que no tuve muchos problemas a la hora de cerrar la maleta.

Lo único de valor que había por la casa se encontraba colgando de mi cuello. Ya no me separaba del collar de Kushina, me gustaba mucho y que se hubiera tomado la molestia de regalármelo aumentaba el valor de cariño que éste había cogido.

Aun faltaba un buen rato para adentrarme en las propias fauces de Satanás, así que decidí ir a pasear un rato. Tal vez el aire fresco me despejara antes del trauma que me quedaría de por vida.


-¡Estoy harto de todo el mundo!

-Tranquilízate Naruto, o te escucharan hasta los extraterrestres.

-Nunca fue tu punto fuerte bromear, Shikamaru.

-Lo sé, me da pereza pensar algo para burlarme de ti, no tengo tanta capacidad creativa como la que desborda nuestra querida Sakura.

-¿Nuestra? ¿Querida?-golpeé la mesa del bar con fuerza.- ¡Estoy harto de la bruja esa!

-Fuiste tú quien le pidió que saliera contigo.-dijo Kiba sonriente.

La mirada que le lancé fue de amenaza total, como volviera a decir eso acabaría en un nicho, y creo que él pilló lo que quería explicarle con un vistazo.

-Como si a mí me gustara fingir.

-Piénsalo detenidamente, ¿Qué habría pasado si Sakura no te hubiera ayudado? Si no recuerdo mal se hizo pasar por tu novia incluso antes de que se lo pidieras, cuando Minato trajo a tu "prometida" al instituto.

Maldije a Shikamaru por dentro mientras refunfuñaba, tenía razón y detestaba que la tuviera.

-Mentalízate de que vas a tener que fingir, mejor o peor pero tendrás que hacerlo.

-¿Cuánto tiempo vais a estar fuera?-preguntó Kiba.

-Tres días.

-Así que te tienes que pasar el puente con ella, ¿Eh? Qué pena no estar ahí, la situación parece divertida.

-¡Vete a la mierda Shikamaru!-grité levantándome bruscamente, provocando que los objetos líquidos terminaran en el suelo.

El aire fresco me recibió de golpe, hacia poca temperatura para ir a la playa... Lo que me faltaba, quedarme encerrado en casa con la tarada de Sakura.

Abrí los ojos al ver que en la acera del frente alguien se peleaba, mis piernas corrieron allí tras ver una cabellera rosa, por impulso sin apenas pensármelo.


-¡Tú! ¡Maldita!

Sonreí para mis adentros, sabía que Shion llevaba tiempo siguiéndome, lo que me extraña es que no se me cruzara antes.

-¿Qué quieres ahora calva?-pregunté sin detenerme.

-¡Mírame cuando te hablo!

-¿Por qué? ¿Te enamoraste de mí?-me paré solo para reírme mejor de ella.

-De quien me enamoré es de Naruto, ¡Y tú no paras de interferir!

-Es una lástima que me haga más caso a mí que a ti, ¿Eh? Y eso que tú vas con el escote hasta el ombligo.

-¡Al menos no voy como tú! ¿Qué pasa? ¿Te avergüenzas de la grasa que te cuelga de la tripa?

Sonreí irónicamente al recordar que me tuvieron que obligar a comer, tener grasa en mi estado es como si un piojo aprendiera a hablar ruso.

-Exacto, que injusticia que aun no tengas el premio a la más inteligente del planeta.

-¿Te estás burlando de mí?

-Desde hace rato, te creerás muy inteligente mas eres algo cortita.

-Esta es la última vez que te lo aviso, aléjate de él o...

-¿O qué? ¿No te sientes patética tratando de marcar territorio como un perro?

El ojo de Shion se vio afectado por un tic nervioso.

-A ver si se mete en la cabeza ya, Naruto no te quiere, solo quería pasar una noche entre orgasmos y placer.

-¡Eso no es así!

-Y tú serías la más desesperada que vio en el momento.

Algo en el interior de Shion debió explotar ya que su cara se puso roja de golpe, y como si llevara un resorte en la planta de los pies se abalanzó contra mí.

Perdí el equilibrio ya que no me dio tiempo a esquivarla, pero una vez en el suelo conseguí agarrarla y lanzarla lejos. Esta vez fui yo la que saltó encima apachurrando su estomago.

-Ahora te vas a acordar de haber golpeado a Ino.

-¡Déjame en paz loca!-una de sus manos acabó en mi mejilla, apenas tenía fuerza dado que solo se preocupaba por pintarse las uñas.

Acto seguido la mía acabó estampada en su cara, seguramente la marca que le dejé era más exagerada que la que ella me provocaría.

-¡Asquerosa!-gritó enloquecida tras recuperarse agarrándome del cabello.

Automáticamente, yo también cogí uno de sus mechones y tiré con fuerza. Todos quedaron en mis manos.

Entre golpes y tirones de pelos nos retozamos por el suelo para tratar de liberarnos la una de la otra, sin embargo estábamos tan enfrascadas en la lucha que no vi cuando tiraron de mí alejándome de ella.

Un brazo afirmó mi cadera y el otro agarró una de mis muñecas pegándome a un torso, mis cabellos se quedaron dispersos por su cuello dejando el mío al descubierto, sintiendo así, su respiración alterada.

Esto lo había vivido antes, fue cuando me peleé con Shion la última vez. Siguiendo las experiencias pasadas, el que está detrás debía ser un orco.

-Naruto...-el murmuro de Shion me lo confirmó.

Analicé a la chica, tanto su ropa como su cabello no estaban en el lugar que le correspondían, la joven me fulminó con la mirada tapándose la marca con la mano.

-¿Qué creéis que estáis haciendo?-como si yo tuviera toda la culpa, ejerció más presión en mi cintura, sin embargo dejó la muñeca libre.

Me sorprendió pensar en ese hecho, es la primera vez que tiene en cuenta algo que tenga que ver con la integridad de mi salud física.

-¡Empezó ella!

-¿Qué eres? ¿Una mocosa que no sabe admitir su culpa y se escuda tras falsas acusaciones?-cerré los ojos al sentir que la presión aumentaba.

-Controla esa lengua, no quieras que te la corte y te abofetee con ella.-me susurró de mala manera en el oído.

Un gruñido escapó de sus labios al recibir un pisotón de mi parte, tiene suerte que nunca me ponga tacones, sino ya estaría sin dedos desde tiempos inmemorables.

-¿Estás bien Naruto?-Shion se levantó pareciendo estar preocupada.

-Perfectamente.-respondió entre maldiciones dirigidas a mí.

No tenía lógica que las susurrara si estábamos a centímetros de distancia, pero él nunca fue muy despierto que digamos.

El silencio se apoderó de la calle hasta que unos pasos al fondo de ésta nos alertaron.

-Esa forma de andar es de Menma.-dijo Naruto, era más observador de lo que creía.

-¿Entonces a que estas esperando? Suéltame.

-¿Y si no quiero?

-Me suelto yo.

-Inténtalo.

Su otro pie recibió el castigo de sus arrogantes palabras, mientras trataba de poner resistencia volví a golpearle en el mismo sitio con fuerza, en ese momento de debilidad conseguí soltar mi mano.

-Bruja...

-Orco.-respondí seca.

Mediante ambos brazos pude deshacerme de su brazo, el cual me obligaba a estar cerca suyo. Mis pasos me alejaron de él y le di la espalda a Shion para observarlo.

Su mirada se clavaba en mi piel como una espada tratando de llegar al corazón.

-Felicidades, este fin de semana no será tan fácil.

-¿Ya tienes pensado acorralarme? Que pervertido eres.

-Sigue así y no llegarás a mañana.

-¿Eso era una amenaza?-el chico asintió.- Entonces no te funciono porque apenas me la creí.

-Tú...

-¿Ya volvéis a las andadas?-la pregunta de Menma provocó que me girara, su rostro me recibió con una sonrisa encantadora.

Era como ver a Naruto en modo amable, dado que a veces la imaginación me pasaba malas jugadas y lo veía de rubio en vez del color de pelo que tenía originalmente.

¿Seguro que no son hermanos? Son como dos gotas de agua, idénticas. Exceptuando la personalidad, son dos polos opuestos en ese sentido.

-¿Tú qué haces aquí?

-Tu amabilidad me desconcierta primito.-respondió Menma sarcásticamente.

-¿Hay dos Narutos?-se cuestionó Shion provocando que nos miráramos entre nosotros.

¿En serio acaba de preguntar eso? Mátenla por el bien de la civilización, futuras generaciones nos agradecerán.

-No soy Naruto, soy Menma, su primo.-el chico parecía enfadado.

-No sabía que tenías primo.-refunfuñó Shion enfadada.

-Nunca me lo preguntaste.-Naruto parecía pasivo ante el tema.

¿Por qué odiaba tanto a Menma? No lo sabía, sin embargo no me iba a quedar a averiguarlo, bastante aire he tomado ya, me vuelvo a casa.

-Bueno chicos, yo me marcho ya, tengo cosas que acabar.-admito que he creado excusas mejores, pero era lo primero que se me ocurrió.

-Sakura, ¿Qué te pasó en la cara?-preguntó Menma justo cuando me había dado la vuelta.

-Nada.

-Sakura...

-Tengo que irme.

-Espera.-una mano detuvo mi paso agarrándome del hombro.- Sakura, mírame.

-Menma, ya te he dicho que...-gracias a su fuerza y a que me pilló de improvisto consiguió hacerme girar sobre mi propio eje.

El chico abrió los ojos al mirarme a la cara directamente.

-¿¡Qué te ha pasado!? Tienes la mejilla roja.

-¿Has visto a Shion?-de reojo pude ver la sonrisa socarrona de Naruto.- Tiene el doble de marca.

-Ella no me preocupa.-es la primera vez que veía al chico lanzar una mirada asesina a su primo y éste no se amedrentó ante él.- ¿Te duele?

Menma posó la mano en mi mejilla caliente, sentí su contacto frío de la piel y me estremecí. Sus ojos zafiros se acercaron demasiado a mí, tanto que retrocedí hasta que el pecho de Naruto lo impidió.

¿Por qué diablos no se apartaba de ahí?


¿Qué me pasaba? Mi cuerpo no reaccionaba, no podía abrir el puño ni quitar el entrecejo fruncido. Por algún extraño motivo mi vino a la mente aquel momento en la casa de mi abuela.

Ese momento no pude sacármelo de la cabeza, ella me tocó (torpemente) y consiguió excitarme más que ninguna, teniendo en cuenta que ni siquiera trataba de hacer eso.

Y lo peor de todo es que me sentí cómodo cuando volvió a dormirse sobre mí, la razón, al día de hoy, aun la desconozco.

Sin embargo, ahora no podía ni moverme, como comenté antes, tengo el cuerpo completamente paralizado.

No puedo evitar que la sangre fluya con fuerza por mis venas y la única idea que se me pase por la cabeza sea pegar a Menma. ¿Por qué? No lo sé.

-Estoy bien Menma, no te preocupes.-las palabras de Sakura me devolvieron a la realidad  de manera dolorosa.

-¿Seguro?-acarició la parte herida con el pulgar, mi entrecejo se frunció aun más.

Shion nos observaba sorprendida, supongo que aun estaba en shock por haber visto a dos personas tan parecidas.

En las fotos de pequeños (las que no acabé rompiendo) me costaba diferenciar quien era Menma y quien yo. Sino reparaba en el color del cabello claro.

-Sí.-con un gesto delicado pero conciso, Sakura apartó el rostro de su mano echando la cabeza para atrás. Sin embargo, al hacerlo, su cabeza se chocó contra mi pecho.- No te preocupes, ¿Vale?

En ese momento sentí una sensación desagradable, una que me provocó que mis brazos se aferraran a su cintura y mi mentón se apoyara en su hombro.

Tras la cortina de su cabello pude ver a Hinata en la otra acera, no sé si es el destino o la buena suerte, pero me alegró que mi cuerpo se moviera solo.

Lo último que quiero es casarme, aunque tampoco soporto a Sakura... Me estoy comenzando a arrepentir de lo que acabo de hacer.

De repente sentí el contacto cálido de las manos de la bruja sobre mis brazos, y como si fuera magia, los músculos que forman éste, se relajaron.

Podía volver a notar la finura su piel, tan suave y dulce como la recordaba, mientras que su olor volvía a impregnarse en mí.

-Cariño...-a pesar de estar al lado había elevado bastante la voz.- En tus brazos me siento siempre segura, no me sueltes.

A veces cambiaba de forma tan radical que me descolocaba por completo, si su talento como actriz era elevado, su carácter era moldeable.

Por eso siempre me pillaba con la guardia baja, dado que de repente amoldaba los ataques y las formas, nunca podía fijar un patrón en el que apoyarme para escapar.

-No lo hare princesa, no te preocupes.-dibujé una mueca de desagrado al escuchar lo que acababa de llamarla, menos mal que el cabello largo de Sakura me ocultaba la cara.

-Avísame antes de que me digas eso, subnormal.-susurró solo para mí.

-Oh, ¿No te ha gustado amor?

Un pinchazo profundo y certero atravesó mi pie, gruñí entre dientes, sonido que murió entre los cabellos de Sakura.

-¿A qué viene ese gruñido?-susurró.- Oh, ¿No te ha gustado amor?

Es la persona más retorcida y rencorosa que he visto en mi vida, el diablo se queda atrás, y desaparecería si tuviera que pelear contra ella. La bruja pasaría a ser la reina del infierno, sino lo es ya.

-Me ha encantado.-me acerqué a su oído para susurrarla mejor, por el camino tuve que apartar sus cabellos con la mano y descubrí que eran sedosos.- Te vas a enterar cuando te pille desprevenida, princesa.

-No me llames así.

-Te llamo como me salga de los cojones, para eso soy tu jefe.-murmuré tan bajo que apenas me llegué a oír.

-Esa lengua, grosero, orco, asqueroso.

-Me alegro de que haya quedado claro.-sonreí socarronamente.

Ella sabía que, aunque consiguiera escapar de mí con maestría impresionante, quien llevaba el control era yo.

-¿Nos vamos? Creo que deberías ponerte algo frío en la marca Sakura.-dijo Menma, de repente mis puños se volvieron a cerrar y la idea de clavárselo en la cara me pareció hasta buena.

Sin embargo, se desvaneció al sentir el pulgar de Sakura acariciando los dedos de mi mano, no quería hacerlo e incluso me obligué a no ceder, pero mis brazos se volvieron a relajar y la mano acabó a su merced.

Shion estaba completamente paralizada aun, si lo de Menma la había dejado ida, que yo haya abrazado a Sakura y le haya llamado "princesa" (no sé el motivo del mote) le ha producido un derrame cerebral.

-Sí, gracias por preocuparte.-ejerciendo una leve fuerza sobre mis brazos, se liberó del agarre.-Será mejor que nos vayamos ya.

-Sí, nos veremos luego Shion.-las palabras se me escaparon solas de la boca y encima estaba bastante enfadado.

¿La razón? Ni yo mismo lo sabía.


Decidimos ir a mi casa dado que en la de mi "novio" podría estar Kushina, y lo último que necesitaba era que su madre enloqueciera al ver la marca roja de mi cara.

-¿Queréis algo para beber?- ya que estaba en el congelador cogiendo el hielo, no me mataría pillar algo de la nevera.

-A mí no me hace falta, gracias.-como siempre Menma fue la educación personificada a la hora de responder.

Su primo, no sé porque, se ha quedado callado. Sinceramente, me da igual.

Puse el hielo en una bolsa y me la acerqué a la cara, el escozor producido por el cambio de temperatura, azotó mi mejilla con dolor.

-Maldita sea.

Una mano presionó la mía produciendo que el hielo se pegara más a mi piel, provocando así, el doble de daño.

-Si no te la acercas más no funcionará.-no lo había visto venir.

-Admite que lo has hecho solo por verme sufrir.

-Me duele que pienses de mí así, ni que fuera un monstruo.

-No hombre, solo eres un orco, no te bajes rangos.

Ejerció el doble de fuerza y, esta vez, no pude evitar soltar un gemido de dolor.

-Ahora sí que lo hice a propósito.

-¿En serio? No lo habría descubierto nunca...-rodé los ojos ante su respuesta obvia, claro que no me veía mas poco me importaba.

-Evita las ironías, ¿Vale? Ya bastante te voy a tener que aguantar en casa.

-Igualmente, el suplicio es de los dos.

-¿Pensáis engañar a mis tíos así?-giré la cabeza para ver a Menma apoyado en la marco de la puerta.- Por lo que me han contado, tú tienes fama de gran actriz, pero mi primo no.

-¿Qué quieres decir con eso?-dado que la bolsa estaba más cerca aun de mi cara, aparté la mano para evitar que quedara apachurrada.

-Antes de que me ataques déjame explicarme. Kushina y Minato no son tontos, aunque Sakura les haya caído bien, no bajarán la guardia si su idea principal era un matrimonio.

-Kushina no estaba de acuerdo con esa idea.-ignoro porque defendí a Naruto, mas se me escapó solo.

-¿Cómo lo sabes?

-Ino me contó que se había enfadado cuando se entero de eso.-mentí, y siendo sinceros, me sorprendió la velocidad con la que se me ocurrió, normalmente necesitaba pensar mis palabras.

-Bien, apartando a la tía Kushina, nos queda Minato. Encima era él quien había preparado todo, ¿Me equivoco?

-No.-murmuró Naruto entre dientes.

Cerré los ojos y suspiré, sabiendo a donde quería llegar Menma.

-Lo entendemos, al menos yo.

-¿¡Estás insinuando que yo no!?-una sonrisilla irónica se escapó de mis labios, sabía que iba a saltar.

Lo conocía demasiado bien, teniendo en cuenta el odio profundo que destilaba por él, podría considerarse un gran record o un misterio insondable del destino.

-¿Mencioné tu nombre por algún sitio?

-La indirecta era para mí.

-¿Desde cuándo captas alguna?

Vi venir sus intenciones y pude detener su mano apresándola con la mía. Apreté con todas mis fuerzas creando un grito pequeño de dolor y una bolsa en caída libre hacia el suelo.

-Yo también se apretar muñecas.

-Eres una rencorosa retorcida.

-Gracias.-sonreí maliciosamente.

-¿Lo veis? Apenas podéis estar cinco minutos sin discutir.

-Eso es ley, todo el mundo lo sabe ya.-respondió Naruto indiferente.

-Pero Minato no.

-Bueno, Kushina sabía de mi existencia solo por las broncas que tenía con tu primo.

Me gané la mirada sorprendida de ambos, no esperaba esa reacción. ¿He dicho algo que no sabían? Si lo sé, me callaba.

-¿Desde cuándo sabes eso?

-¿Y a ti que más te da?

El entrecejo del rubio se acentuó y su boca se abrió preparada para soltarme un desfile de gritos e insultos que tendrían como misión amedrentarme.

Si no fuera por el teléfono, la cocina habría sufrido el castigo de nuestras acciones, ya que, seguramente, no nos bastara con decirnos soeces.

-¿Quién es?

-¡Sakura! ¿¡Dónde estáis!? ¡Nos tenemos que ir ya!

-¿Ino? ¿Nos estáis esperando? ¿Qué hora es ya?-observé el reloj, tenía razón, tendríamos que estar allí hace unos minutos.

-¡Ven corriendo! ¡No podré entretener mucho a Kushina!

-Está bien, ahora vamos.-colgué el teléfono y me levanté como una bala, sin embargo, por la rapidez del movimiento y la falta de nutrientes que mi cuerpo tenía, me provocaron un mareo.

Cosa que me hizo pisar mal y caer en falso, por suerte unos brazos fuertes me recogieron.

-¿Estás bien?-al levantar la cabeza fue a Menma a quien vi, esta vez sí.

Valiéndome de sus brazos como soporte me levanté antes de que mi tobillo empeorara en esa postura.

-Gracias por estar ahí.

-Noté tu voz algo alterada, así que vine corriendo a ver que te pasaba.

-Eres muy atento, gracias.

-¿Ha pasado algo?

-Sí, debemos irnos ya. Kushina nos espera.

-Mamá...-susurró Naruto desde la puerta, lugar donde estaba apoyado.- No soporta que la hagan esperar, démonos prisa.

-¿Se me nota mucho la marca?-pregunté con el miedo de que me afirmaran.

-Ya no tanto, pero igual deberías tapártela con maquillaje o algo...-me aconsejó Menma.

-No me he maquillado en mi vida, si me pongo ahora quedará más evidente que si lo dejo al aire.-abrí la puerta y les indiqué la calle con la mano.- ¡Ir saliendo!

Subí al piso de arriba mientras ellos acataban mi orden, dado que no pesaba nada, no tuve ningún problema en levantarla y llevarla a vuelo.

Mediante un salto, dejé de hacer contacto con el piso de arriba, para hacerlo con el de abajo.

-Deberías dedicarte al salto con pértiga.-observé a Menma sonriente, apoyado en el marco de la puerta.

-Gracias, lo tendré presente por sino consigo mis sueños.

-¿Qué quieres ser?

-¿Qué tal si te lo respondo en otro momento? Ahora estamos algo ocupados, ¿No crees?

-¡Sí! ¡Perdona!-posó su mano sobre la mía e introdujo los dedos entre los huecos que dejaban los dedos.- Yo te cogeré la maleta, no quiero que cargues peso.

-No... No hace falta.

-Insisto.

De repente, mi mano se quedó suspendida en el aire, la superficie donde estaba apoyada, había desaparecido.

-Ya llevaré yo esto u os pasaréis aquí el día entero.

Analicé con ojo crítico el rostro de Naruto, algo me decía que el entrecejo fruncido mostraba algo más que un simple enfado.

¿Qué le pasaba ahora? Había visto facetas diferentes de Naruto, mas nunca se había comportado de manera tan extraña.

¿Está haciéndome un favor? Algo malo le ocurre, algo muy oscuro se le ha cruzado por la mente.

-Vámonos, ya he llamado a Ino para que traiga mi coche.

-¿Para qué?

-¿Pretendes que vayamos todos en un coche de cinco plazas, primito?-ignoré la ironía que destilaban esas palabras y me centré en la última.

Parecía que la acababa de mascar y la soltaba mediante un escupitajo.

El bocinazo de un coche nos sobresaltó a todos, aproveché la distancia que se había formado entre nuestras manos (a pesar de que aun seguían unidas) para escapar de su agarre.

Su contacto me hacía sentir extraña, aun así, veía peor era la idea de observarle a la cara y que sea Naruto a quien vea en lugar de su primo.

Son idénticos, no lo voy a negar, pero por dentro son bastante diferentes. Por no decir que no se parecen en nada, juraría que Menma tiene corazón, el otro un agujero negro.

-¡Vamos chicos!-gritó Ino desde el coche.- Kushina está echando fuego por la boca.

Sonreí levemente al imaginarme a Minato tratando de esquivar la llamaradas de fuego mientras la mujer gritaba nuestros nombres en alto, haciendo retumbar los cimientos de la casa.

-Déjame conducir a mí, llegaremos antes.-dijo Naruto dejando mi maleta en la parte trasera del coche.

-No, eres demasiado peligroso a la hora de conducir, lo llevo yo.

-¡Te he dicho que te quites!-parecía bastante enfadado, y no conseguía descubrir la razón.

Si había alguien en el mundo a la que no le gritaría, esa sería Ino, mas no lo estaba cumpliendo.
Menma se sentó en el asiento del copiloto así que yo fui atrás, sin embargo, al entrar me choqué con varias cajas.

-Ino, ¿Qué es esto?

-¡Mis cosas! ¡Es que no me cabían en el coche de los tíos!

-¿En este maletero tampoco?

-¡Tampoco!

-Pero aquí no podemos ir todos.

-Igual si os apachurráis.-sonrió maliciosamente.

-Para eso deberíamos poder entrar, y ni siquiera puedo poner un pie dentro.


¡Mírale el culo! ¿¡A qué estas esperando!? ¡Hazlo!

No podía, por mucho que me lo ordenara, estaba mirando a otro lado. Cuando la bruja se había metido en el coche, se había quedado a cuatro patas sobre el asiento, dado que no cabía.

Como es lógico, el trasero se le marcó más dado la postura, y yo, en vez de admirar algo tan redondo y turgente (que parecía estar trabajado) aparté la mirada.

¿¡Por qué!? Yo, un mujeriego que mira escotes cuando le da la gana... ¿¡Por qué no puedo mirarle el cuerpo!? Para algo bonito que tiene...

-No se puede entrar aquí Ino.-dijo saliendo del lugar mientras se acomodaba el cabello con una mano.

-¿Seguro?

-Inténtalo si quieres.

-¿Y cómo vamos entonces?-pregunté tratando de evaporar los hechos aquí pasados.

-Os podéis subir a la baca.

-Que gracioso primito.

-¿Te va a molestar todo lo que te digo?

-Tengo una idea.-su voz sonó rota, cosa que me sorprendió con lo cual, acabé mirándola.

La joven giró un poco para quedar frente a mí.

-¿Alguna vez has montado en moto?

-Pocas veces, tengo el carnet, pero prefiero usar el coche.

-¿Y sabrías manejarla ahora?

-Si vas tú puedo probar a saltar justo cuando estemos al borde del barranco.

-Descuida, podré reírme de tu boda en el otro mundo.

La mueca de enfado que dibujé en ese momento no pude evitarlo, siempre tiene una salida para todo, y nunca se puede estar callada.

-¿Vas a sacar la moto Sakura? Pero...

-No te preocupes Ino, no la voy a tener en el garaje cogiendo polvo durante toda la eternidad.-sonrió tristemente.- Iros ya, os esperaremos allí.

-Está bien, tened cuidado.-respondió Menma.- ¡Dale caña Ino!

-¡Dicho y hecho!

El tubo de escape lanzó una nube de aire bastante maloliente, mientras el coche se perdía en la lejanía.

-Creo que he de llevar a revisión el coche, ha hecho un ruido raro a la hora de arrancar.

-No sé, yo no entiendo mucho de coches.-respondió indiferente.

-¿Y tú eres la que tienes que fingir ser mi novia? Estamos jodidos.


-No, el que corre peligro eres tú, una matrimonio es para toda la vida.-mi cuerpo generó hormonas de la felicidad, haciendo que sonriera ante su cara de enfado.

-Y tú te quedarás sin dinero, ¿Cómo piensas pagarte los gastos?

Tiene gracia la cosa, me ha pagado un gran dineral por mis servicios (algo que suena bastante mal, lo que me produce nauseas), y ahora mismo estoy que no me llega ni para comer.

Y ahora que he pensado en esto, mis tripas han comenzado a rugir. ¿Hace cuanto que no cómo?

El calor se hizo presente en mi rostro, junto a un leve zarandeó que me devolvió a la realidad.

-¿Quieres dejar de ignorarme?

-¿Eh? ¿Me has dicho algo?

-Sí, pero ya da igual. ¿Dónde está la moto?

-Vamos a ver... Teniendo en cuenta que antes he comentado que está en el garaje... Pues dame un momento para sacarla del bolsillo.

Por la mueca de su cara, supuse que esta vez mi comentario le había molestado más de lo esperado y no conseguí guardar la sonrisa.

-No te soporto.

-Yo menos.

-¿Quieres que nos movamos de una vez? Ya bastante te voy a ver la cara este fin de semana.

-Sí, sí, que pesado te pones a veces.

Me di la vuelta y puse rumbo hacia el garaje, sentí sus pasos tras de mí y aceleré el paso. Una vez llegado a mi destino, me detuve pensando en posibles casos en los que la puerta no se abra.

-¿A qué esperas?-se posicionó a mi lado.

-Hace tiempo que no la abro, vete a saber si no se va a quedar atascada.

-¿No tienes mando?

-Esta casa es más vieja que los dinosaurios, se abre manualmente.

-Ahora entiendo tu mal carácter, se decía que antaño tenían muy mal genio.

Mediante un movimiento de arriba a abajo con el pie, acabé impactándole en la espinilla. Un gruñido junto a un asesinato producido por la mirada terminó sobre mí.

-Perdona, se decía que antaño tenían la costumbre de golpear para demostrar cariño.

-A cada día que pasa me demuestras que eres un rencorosa.

-Gracias, me gusta hacer gala a mi título.

Me agaché para coger de la palanca que sobresalía de la puerta, reuniendo fuerzas tiré para arriba y por poco se me escapa una flatulencia al hacer el esfuerzo.

El chirrido producido por el sonido de la puerta al golpear contra la escayola de las paredes, consiguió que tanto el cuerpo de Naruto, como el mío, se estremeciera.

-Suena como la puerta de una película de terror.

-Lo sé, debería engrasarla algún día de estos.-dije mientras entraba al garaje.

Todo estaba demasiado oscuro, la luz que se filtraba por la puerta no era suficiente, dado que no bajaba aquí desde hace años (porque no me hacía falta) ya ni recordaba donde estaba el interruptor.

Escuché un golpe y un lamento, junto a varias maldiciones.

-Naruto, ¿Estás bien?

-¿Ahora te preocupas por mí?-otro golpe.- ¡Ay! ¡Tienes esto lleno de trastos! ¡A ver si limpiamos un poco!

-¿Primero me dices que tengo que ser una buena novia, y ahora eres tú el que me responde mal? Decídete, que te contradices tu solo.

-Estoy harto de tus respuestas, siempre tienes para todo. ¿Dónde te lo apuntas?

-En la mano, en vez de dormir, me dedico a pensar respuestas que te humillen.

-¡Lo sabía!

El fugitivo más buscado de Mordor, que había venido para hacerme la vida imposible, se volvió a golpear contra otro objeto.

-¡Joder! ¡Como vuelva a tropezarme con algo juro que lo destrozo a puñetazos!

-No te creas Superman, rubito.

No me di cuenta del volumen de su voz, el cual subía a medida que avanzaba, y no pude calcular la distancia que nos separaba.

Con lo cual, acabé cayéndome sobre él. Aunque Naruto estuviera musculoso no me habría visto venir y terminamos en el suelo.

-¿Has hecho esto para golpearme?

-¿Crees que tengo tiempo para buscarte en mitad de la oscuridad y tirarme sobre ti?

Su respiración acarició mis mejillas, a pesar de estar completamente obstaculizado para la vista, pude ver un brillo proveniente del lugar. Por la altura juraría que eran sus ojos.

-Sí.

-Claro, está mi suegra esperando para irnos a la playa y yo me preocupo más por embestirte.

-No es tu suegra.

-¿Quieres que me meta en el papel?-escuché un gruñido.- Contesta.

-Ya sabes cuál es mi respuesta.

-Entonces no me molestes cuando trate de situarme en la familia.

-¿Puedes quitarte de encima?

-Perdona, es que me despistas hablando.

-¿¡Yo!? ¡Lo que me faltaba por oír!

-¡Baja los humos que aquí gritar sabemos todos! ¡Imbécil!

-¡Yo te mato! ¡Ven para aquí!-cruzó los brazos sobre mi cintura y me pegó a su cuerpo, aplastándome con la fuerza ejercida sobre mí.

Apoyé mis manos en el suelo, a cada lado de sus hombros e hice fuerza para arriba. Sus brazos flaquearon por un momento consiguiendo que me alejara más de él.

-¿De dónde sacas tanta fuerza si apenas comes?

-Eso es secreto.

-Las parejas se basan en la sinceridad.

-Está bien, la fortaleza me la proporciona el ojo de Sauron.

Mi cuerpo volvió a pegarse al suyo por la presión a la que acababa de someter a mi cintura.

-Estoy harto de tus bromas niñata.-susurró en mi oído, noté el odio emigrando de sus labios.

Algo en mi interior se removió, produciendo rabia en mi interior. Los recuerdos del pasado llegaron a mí, las lágrimas que derramé en mi infancia, el dolor que sentí cuando se reían de mí...

¿Y ahora me viene a decir que está harto de mí?

Golpeé el suelo con fuerza, sino calculo mal, el puñetazo sonó junto a su oído.

-¿¡Qué estás harto!? ¿¡Y cómo te crees que estaba yo antes!? ¡Tenía que aguantar tus estúpidas bromas día tras día!

-No sé de qué me estás hablando.

-Tú nunca sabes nada, siempre te haces el desentendido.

Sentí el calor menguando en la parte de mi cintura, hasta que éste desapareció por completo. Entendí que Naruto me estaba dejando libre así que no dudé en levantarme.

Palpando el aire y después una pared que encontré, traté de enderezarme en condiciones. A lo tonto conseguí que se hiciera la luz.

-¡Ah! Aquí estaba.

El rubio se llevó un brazo a los ojos, posiblemente por la repentina luz que le cegaba.

-¿En serio? No lo habría descubierto sino me lo hubieras dicho.

-Deja de estar en el suelo como el gusano que eres y levántate ya.

-¿No era un orco?

-Eres de todo menos guapo y listo.

-Igualmente.

-¿Te levantas tu solo o necesitas ayuda?

-Ayúdame.

-Si hombre, lo que me faltaba.

-Me lo has ofrecido, cumple tu palabra.

Suspiré agotada, este amorfo con mentalidad de mocoso atrofiado, me saca de quicio. Estiré la mano justo cuando estaba frente a él dispuesta a quitarla si tenía planeado hacerme alguna jugarreta.

La idea fue desvaneciendo lentamente cuando le miré a los ojos, parecía estar arrepentido de algo, o al menos, eso fue lo que imaginé.

Apoyó su palma contra la mía, mis dedos se cerraron para agarrar mejor y tiré de él hacia mí. Teniendo en cuenta el peso, la altura y todo lo demás, tuve que ejercer bastante fuerza. Pesa más de lo que creía.

Quedamos a escasos centímetros, nuestras respiraciones podían mezclarse con facilidad, así que di un paso hacia atrás porque odiaba su cercanía.

No tuve en cuenta que detrás mío estaba la moto de mi padre. La golpeé accidentalmente y ésta cayó en dirección al suelo, por suerte pude pillarla a tiempo.

La había agarrado por mal sitio, y comenzaba a resbalarse. Cuando creí que iba a perder uno de los recuerdos de mi padre, el destino (o más bien Naruto) me sorprendió.

El chico la cogió por el otro lado y entre los dos la enderezamos.

-Ten más cuidado.

-No la vi.

-¿Huías de mí?

-Para nada, solo quería darte espacio.

-Te has inventado mejores excusas.

-No es una excusa.

-Ya, ya...-sonrió con malicia, mientras le ponía un tono irónico a las palabras.

Nunca me había fijado, pero esa sonrisa, le hacía ver más rebelde, un toque que a él le sienta bien. Por otro lado, solo atino a pensar como se vería con una sonrisa sincera.

Naruto retiró la tela que la cubría y tocó la chapa de la moto.

-¿De dónde has sacado esto? Si no recuerdo mal, este modelo ya no se puede conseguir, a no ser que pagues una burrada ya que es un objeto de coleccionista.

-Era de mi padre.


Este lugar estaba abarrotado de cosas, no podía dar ni dos pasos sin chocarme con algo, apuesto lo que sea a que Sakura los puso estratégicamente para que acabara partiéndome la cara contra el suelo.

Si eso fuera poco, cierta bruja acabó cayéndose sobre mí. La razón la ignoraba porque no la vi venir, por suerte pude evitar que la caída me hiciera mucho daño, sin embargo no pude sacármela de encima en el trayecto del aire al suelo.

-¿Has hecho esto para golpearme?-estaba seguro de ello.

-¿Crees que tengo tiempo para buscarte en mitad de la oscuridad y tirarme sobre ti?

Contesté su pregunta mediante un movimiento de cabeza ascendente, luego reparé en que estábamos en mitad de la oscuridad, lo que me produjo sentirme estúpido.

Los cabellos largos de Sakura cosquilleaba mi cuello nuevamente. ¿Cómo es que siempre terminan ahí? Cuando la separé de Shion me pasó lo mismo.

Su fragancia volvió a impregnarme, cada vez que me olía era esto lo que me encontraba, ni metiendo la ropa en lejía podía desprenderme del olor.

-Sí.

-Claro, está mi suegra esperando para irnos a la playa y yo me preocupo más por embestirte.-su respuesta me repateó el trasero como nunca.

-No es tu suegra.

-¿Quieres que me meta en el papel?-lancé un gruñido que se perdió en el aire.- Contesta.

-Ya sabes cuál es mi respuesta.

-Entonces no me molestes cuando trate de situarme en la familia.

Estaba claro que ahí tenía razón, se las había arreglado para poner mi familia como escudo y usarlo de protección.

Aparte de saber fingir bien, podía evadir incluso a la propia muerte si se lo propusiera. Encima tiene la fuerza suficiente para defenderse.

Menuda combinación más explosiva, y el único que corre peligro de ese coctel creado por el propio infierno, soy yo.

-¿Puedes quitarte de encima?-le apremié, me estaba clavando la rodilla.

-Perdona, es que me despistas hablando.

¿¡QUÉ!?

-¿¡Yo!? ¡Lo que me faltaba por oír!

-¡Baja los humos que aquí gritar sabemos todos! ¡Imbécil!

-¡Yo te mato! ¡Ven para aquí!-aprovechando la postura, abracé su cintura con fuerza pegándola a mí, no tenía más formas de acorralarla en este momento.

Escuché un golpe seco al lado de cada oreja y sentí como su cuerpo comenzaba a levantarse hacia arriba.

Por la poca luz que entraba pude ver como la cabeza agachada se iba levantando poco a poco.

Luego me dicen a mí que doy miedo, pero ella no se queda atrás, ahora mismo podría asustar a la propia niña del exorcista

-¿De dónde sacas tanta fuerza si apenas comes?

-Eso es secreto.

-Las parejas se basan en la sinceridad.

-Está bien, la fortaleza me la proporciona el ojo de Sauron.

La sangre que corría por mis venas se intercambió por lava incandescente, lo que me provoco ganas de estampar su cara contra la pared.

Ejercí el doble de fuerza consiguiendo romper su resistencia. Cuando su mejilla se pegó a mi pecho, sentí un latido del corazón acelerado mas no le hice caso.

-Estoy harto de tus bromas niñata.-me acerqué a ella para poder susurrarle y que sonara más amenazante.

Sus cabellos me cosquilleaban más que nunca, cerré los ojos ante el contacto que no era desagradable para mi piel, la que se sentía tranquila, cuando normalmente su cercanía me produce escalofríos.

Un golpe duro y fuerte consiguió que abriera los ojos de golpe.

-¿¡Qué estás harto!? ¿¡Y cómo te crees que estaba yo antes!? ¡Tenía que aguantar tus estúpidas bromas día tras día!

Me bloqueé por un instante, jamás la había visto tan enfada. ¿No soportaba una broma inocente de niños? Yo no tengo la culpa que no tenga sentido del humor.

-No sé de qué me estás hablando.-evité el tema.

-Tú nunca sabes nada, siempre te haces el desentendido.

Algo en mi interior volcó. Sentí dolor ante ese movimiento inesperado, lentamente le solté la cintura.

Y en el interior, muy en el interior, sentía la necesidad de que volviera a quedarse allí, como pasó en la casa de mi abuela.

Sin embargo, mis deseos ocultos (los cuales han tenido que pasarme en un ataque de locura no justificada) no se vieron cumplidos.

Destruí ese pensamiento tan nefasto mientras ella se levantaba. ¡Yo no quería estar con la bruja!

La luz me iluminó en toda la cara, no sabía que estaba justo debajo de la bombilla. Ahora, incluso con los ojos cerrados, podía ver una pequeña mancha generada por el fulgor.

-¡Ah! Aquí estaba.

-¿En serio? No lo habría descubierto sino me lo hubieras dicho.

-Deja de estar en el suelo como el gusano que eres y levántate ya.-esta vez no pude enfadarme, y no entendía la razón.

-¿No era un orco?-le seguí el juego.

-Eres de todo menos guapo y listo.

-Igualmente.

-¿Te levantas tu solo o necesitas ayuda?

-Ayúdame.-podría gastarle alguna broma, tenía que pensar algo rápido.

-Si hombre, lo que me faltaba.

-Me lo has ofrecido, cumple tu palabra.

Un suspiro escapó de sus labios, mientras me tendía la mano. Por su mirada, juraría que no se fiaba de mí.

Sus ojos verdes y llamativos estaban pegados a los míos, así los sentía al menos. Deslicé mi mano hasta la de ella y dejé que me agarrara. Sus dedos se ciñeron al dorso de mi mano y me tiraron con fuerza.

Impulsé un poco mi cuerpo hacia delante para ayudarla un poco, una vez de pies, su rostro estaba prácticamente pegado al mío, dio un paso para atrás desviando la mirada para no verme directamente.

Sin querer, golpeó el objeto que estaba tras ella, con su posterior caída. La chica giró sobre sus talones con velocidad y recogió la moto. Deduje que era eso por la forma que tenía la sábana que lo tapaba.

Cuando vi que comenzaba a resbalarse, la ayudé, guiado por un impulso que por mi cabeza.

-Ten más cuidado.

-No la vi.

-¿Huías de mí?-una sonrisa malvada apareció en mi rostro.

-Para nada, solo quería darte espacio.

-Te has inventado mejores excusas.

-No es una excusa.

-Ya, ya...

El escalofrío que sufrí me hacía pensar que tenía la mirada de Sakura sobre mis hombros. Para tratar de quitármelo de encima quité la tela que cubría la moto.

-¿De dónde has sacado esto? Si no recuerdo mal, este modelo ya no se puede conseguir, a no ser que pagues una burrada ya que es un objeto de coleccionista.-era imposible que ella tuviera ese dinero, apenas lo tengo yo.

-Era de mi padre.

Alcé la mirada y a quien vi no era a la Sakura de siempre, esta tenía la mirada apagada, sin brillo, sin ese toque especial que tienen sus llamativos orbes.

Una sombra de tristeza había cubierto su cara, por mucho que tratara de disimularlo con una sonrisilla tonta.

¿Por qué se puso así? ¿No dijo que sus padres estaban de viaje? ¿Tal vez se sienta sola?

-¿Y esto ya funciona? Con lo viejo que es no me extrañaría que se derrumbara en cualquier momento.

-Al menos puede funcionar mejor que tu cerebro.

Ha vuelto, vuelve a ser ella.

Me posicioné sobre ella, quitándole la palanca que la mantenía sujeta al suelo, que por otro lado, estaba bastante oxidada.

En cambio, el arranque fue fácil y suave, no tuve que estar insistiendo, ni traqueteó nada. Que era lo que esperaba de una moto tan antigua, lo más posible era que Sakura nunca la montara.

Por algo me preguntó a mí si sabía conducirla.

-Iré a probarla, ahora vuelvo.

Un objeto me impactó en el estomago, me llevé las manos allí tratando de recuperar el aire perdido.

-¿¡A qué ha venido eso!?

-De aquí no sales sin casco.

-¿¡Tenías que golpearme con él para decirme eso!?

-Te iba a dar en la cabeza, para ver si a base de fuerza se te metía en el serrín que tienes por cerebro pero dado que podría matarte la única neurona que te queda, elegí otro lugar.

-No puedes hacerlo todo a golpes.

-Me lo dice el que cuando ve que no puede atacarme verbalmente, me acorrala.

-No voy a quedarme a discutir contigo, me marcho.-tiré el casco al suelo y arranqué la moto de nuevo.

Estaba dispuesto a salir levantando la moto y todo, hacía tiempo que no manejaba una y quería lucirme un rato, sin embargo, la chica se puso en mitad del camino.

-¿Qué haces ahí?

-No te voy a repetir las cosas mil veces, lo sabes perfectamente.

-Apártate de ahí o te atropello.

-Hazlo.-sentenció con seguridad, ni siquiera pestañeó a la hora de jugarse la vida.

-Como prefieras.

Hice que la moto rugiera varias veces para ver si se amedrentaba, pero ahí seguía. Es más, en una de las ocasiones, se observó las uñas como si no tuviera nada mejor que hacer, con un bostezo incluido.

Comencé a avanzar con la moto mas no pude hacer nada, justo cuando estaba a punto de tocarla, tuve que detenerme. No podía atropellarla, sentí angustia por un momento al pensar en lo que estaba haciendo, y mi propia mano echó el freno.

Sakura ni se movió en todo este tiempo, me miró desafiantemente y señaló al casco del suelo. Rodé los ojos furioso conmigo mismo, me levanté y cogí el dichoso objeto que tantos problemas me acababa de dar.

-Ya te puedes ir.-se apartó y se dirigió a una de las baldas.

-¿Qué buscas?

-Otro casco, pero creo que solo hay uno.

-¿No sois más en tu familia? Debería haber un casco por persona, ¿No? Sería lo lógico.

-Mi madre tenía miedo a la moto por los constantes accidentes que veía en la televisión. Y a mí no me dio tiempo a probarla con mi padre.

-¿Por?

-Era muy pequeña y para cuando tenía edad, se fue... Ya sabes, de viaje.

-¿Viajan mucho?

-Sí, ya lo comenté en la cena si no recuerdo mal.

-Hiashi interrumpía constantemente, apenas dijiste nada.

-¿Tienes curiosidad por mi vida?

-Para nada... Pero se supone que soy tu novio, y no sé nada de ti.

La chica se puso de puntillas para buscar en el fondo del armario sin hacerme ni caso, observé el casco. ¿Había montado todo ese teatro para obligarme a ponérmelo?

-Nada, no hay más.-dejó de buscar y me observó.- ¿Qué quieres saber sobre mí?

¿No me ignoró? ¿Por qué es la única que me hace caso?

-¿En que trabajan tus padres?

-Marketing, me costaría explicarlo porque apenas lo entiendo yo.-esas palabras me sonaron vacías, como si las acabara de soltar.

-Está bien...-no sabía si me estaba tomando el pelo, pero ahora que habíamos conseguido dejar de discutir (algo que es un milagro) no quería juzgarla y que volviéramos a las andadas.

Pronto tendremos que ser los novios modélicos durante tres días completos, prefiero empezar a meterme ya en el papel o será imposible hacerlo más tarde. Para los traumas hay que ir mentalizado o se te quedan grabados para siempre.

-Se nos acaba el tiempo, tendrás que arriesgarte y salir a carretera abierta conmigo como paquete.

-Solo tenemos un casco, hay un problema.

-Póntelo tú que eres el que conduce.

-¿Ya? ¿Y tú?

-Me agarraré mejor, no te preocupes por mí.

-No estoy de acuerdo.

-Me da igual.-se montó en la parte de atrás.- Monta, tu madre nos estará esperando.

-No te pienso llevar sin casco, punto.

-¡Naruto! ¡Sube a la moto de una puñetera vez!

-¡Tú no me das órdenes!

-¡QUÉ SUBAS YA!

No sé que me producía más terror; la mueca de su rostro o sus gritos. Me acerqué a la moto y me situé delante.

-Ponte tú el casco.

-No vamos a estar discutiendo esto cada dos por tres, tú vas delante, debes protegerte mejor.

-¿Y los que van atrás?

-Se agarran al de delante.

-Verás...-susurré poniéndome el casco, juraría que también es algo antiguo. No por ello dejaba de ser resistente.

-Sujétate.

-Pero ve despacio.-me costó escuchar lo que dijo.

Asentí como respuesta y arranqué. Sentí los brazos de Sakura abrazándome por la espalda, apretando con fuerza. En el centro de mi pecho, un pinchazo me golpeó con fuerza, seguido de varios más.

A medida que pasaba el tiempo más nervioso me ponía y el calor comenzaba a trepar por mi cuerpo.

¿Qué me pasaba?


Tras darnos cuenta que nos habíamos sentado ambos en la moto y que la puerta se cerraba manualmente, tuve que esperar a que Naruto sacara la moto y yo pudiera bajar la compuerta.

-¿Ya está?

-Ahora sí.-me senté en el mismo lugar.

-¿Te podrías haber dado cuenta antes no?

-Me monté en la moto para obligarte a que hicieras lo mismo.

-Te salió bien, pero se te olvidó un pequeño fleco.

-Cosa que ya está arreglada, arranca ya.

-Claro princesa.

-Te he dicho que no me llamarás así, si quieres conservar las pelotas, claro.

-Siempre tan directa cariño.

-¿Pero que te ha dado ahora con los motes cariñosos?

-Así igual queda  más creíble, yo no sé actuar tan bien como tú. Claro qué, no soy tan mentiroso.

Dado que con el casco no podría golpearle la cabeza, agarré un trozo de carne y retorcí con ganas. Liberó un grito desgarrador al sentir el pellizco.

-De nada.

-¡Bruta!

Me agarré a él cuando sentí el aire dándome con fuerza en la cara.

-¡Vete más despacio!

-¿¡Qué dices!? ¡No te oigo!

-¡Naruto! ¡Baja la velocidad!

-¿¡Qué!?

-¡¡QUÉ VAYAS MÁS LENTO IDIOTA!!

Haciéndome caso, fue bajando la velocidad hasta frenar en un semáforo.

-¿Así que idiota no?

-¡Ah! ¿Eso sí me escuchas?

Pensando que iba a arrancar con rapidez, me agarré con más fuerza a él, sintiendo el calor que desprendía su propio cuerpo.

Sonreí sin querer, mi cuerpo no fue responsable de ese hecho, no lo vi venir. ¿Qué me está pasando?


Mi madre tenía una cara de cabreo peor que la de un dragón tras haber pasado la regla, gesto que desapareció justo cuando observó a la chica que tenía pegada a la espalda.

¿Se enfada conmigo y se le pasa todo al ver a Sakura? ¿Qué hechizo les ha echado a mi familia?

¡Te odio Sakura Haruno!

Frené en la acera y al segundo siguiente perdí el calor que mantenía mi estomago lleno de cosquilleos internos.

La cabellera rosa de Sakura ondeaba al viento, en uno de los movimientos, pude verla de perfil, respirando hondo, a la par que abría sus ojos y me miraba fijamente.

Todo mi organismo se paralizó, el cosquilleo del vientre se convirtió en una descarga que recorrió mi torrente sanguíneo, que consiguió sacudir mi cerebro. Lo que me paralizó en el mismo segundo que lo hizo.

-¿No bajas de la moto?

-¿Eh?-me abofeteé mentalmente para reaccionar, pero ni con esas.

Sakura se acercó y puso la palanca para que la moto se quedara sujeta al suelo. Con sumo cuidado, el casco se desplazó de mi cabeza a sus manos y después al asiento de la moto.

-Baja anda, parece ser que correr a tanta velocidad te ha chamuscado el cerebro.-me susurró al oído fingiendo una sonrisa frente a mis padres.

Yo tuve que seguirle el juego y sonreír para que creyeran que me dijo algo bonito y/o morboso.

-¡Sakura! ¡Naruto! ¿Estáis bien?-preguntó mi madre acercándose.- ¿Por qué tardasteis tanto?

-Siento haberte preocupado Kushina, fue culpa mía, me entretuve buscando cascos.

-No pasa nada querida, pero a la próxima, avisad.

-Bien chicos, vámonos.-dijo Minato abriendo el maletero del coche.- Naruto, ¿Prefieres ir en el tuyo, no?

-En el mío están mis primos.

-Iremos con los tíos.-respondió Ino sonriente, pude atinar a ver la mirada de Sakura, entrecerró los ojos por una fracción de segundo.

¿En qué estará pensando?


Dejamos mi moto en su garaje mientras los demás ya habían emprendido la marcha. Solo Naruto y yo íbamos en el mismo coche, ¿Coincidencia? Algo me olía mal cuando Ino sonrió así, la conozco más que su propia madre.

No me agrada la idea de que algo tan preciado para mí esté en la casa de semejante cretino que me había hecho la vida imposible en mi infancia.

-¿A qué viene esa cara?

-¿Aun debo explicártelo?

-Para eso te he preguntado, bruja.

-Usa el ojo de Sauron, amorfo.

La carrocería del coche impidió que retrocediera más, sus brazos se transformaron en una jaula y su cuerpo de barrera para que no saliera corriendo.

-Me molestas.

-El sentimiento es mutuo.

-Al paso que vamos no nos creerán.

-Shion se lo ha tragado, o al menos, se ha creído los rumores.

-A esa chica le falta un hervor.-alcé una ceja.- Vale, de pequeña se le cayeron todos los tornillos. ¿Mejor?

-Sí, eso le define más.

-Escucha, creo que han montado todo esto para pillarnos, así que más te vale cumplir con el contrato.

-Descuida, seré una gran novia, aplícate el cuento.

-Lo haré.-sus labios se curvaron levemente.- ¿Hacemos esto más interesante?

-¿A qué te refieres?

-Sí haces bien tu trabajo...-su rostro estaba cada vez más cerca de mí.- Te pagaré el doble el mes que viene, sino, me harás un mes gratis.

-Eso no está estipulado en el contrato.

-Es para hacerlo más divertido, ¿Hay trato?-rozó sus labios contra mi cuello provocando un leve hormigueo en el sitio.

Mis brazos se cruzaron tras su cuello y mis labios se hicieron uno con los suyos, no pasó ni un segundo cuando ya me había alejado.

-Hay trato.

-Será gracioso este fin de semana, tal vez no me lo pase tan mal como esperaba.

-Posiblemente.-abrí la puerta y me senté en el asiento del copiloto, prefiero ir delante, siempre me ha gustado más.

Naruto imitó mi acción y arrancó el coche.

-¿Te sabes el camino?

-Perfectamente, por mala suerte.

-¿Ya te estás quejando? ¿Qué trauma infantil provoca que no te guste ir allí?

-¿A qué ha venido eso?

-Simple curiosidad, una actriz debe meterse en su papel.

-¿Ahora también sabes teatro?

-Pensé en estudiarlo alguna vez, pero al final decidí no llevar a cabo la idea.-no le iba a contar que no pude porque los precios eran desorbitados y la cantidad de dinero que poseía era nulo.

-Entonces le habrás hecho un favor a la profesora, porque si vas le quitan el trabajo. O tal vez te echen por profesional.

-Para cariño, me adulas.

-De nada amor, para eso estoy.

-Que mal suena por favor, voy a vomitar.

-El universo debe haber colapsado porque opino lo mismo que tú.

-Adiós mundo, se acabará la humanidad tal y como la conocemos, decenas de orcos a tu servicio nos invadirán.

El coche puso rumbo al infierno personificado mientras tormentas de gritos por parte del rubio reinaban en su interior.

Solo me dediqué a sonreír y a hacerle gestos obscenos con el brazo, como un corte de manga, cuando me decía algo obsceno. Sabiendo de antemano lo que iba a responder, incluso la cara que iba a dibujar.

Lo único que me venía a la mente era el terrible fin de semana que pasaría. Aun puedo bajar la ventanilla y tirarme por ella. Sin embargo, como si leyera mentes, Naruto no paraba de mirarme de reojo y cuando parábamos en algún semáforo o gasolinera, clavaba la mirada en mí.

La sonrisa de Ino y la posibilidad de que todo esto sea para delatarnos, me ponía nerviosa. ¿Significaba que debía ser la novia melosa y perfecta? ¿¡Y con Naruto!?

¿Cuándo acabé metida en todo esto?