Amor "fingido" [+18] (06/12/2014) Capítulo 21 ¡Actualizado!

-¿Puedes repetirlo mamá?
Creí haber escuchado mal o tal vez, me quería engañar a mi mismo para no matar a toda mi familia por semejante idea.

-Claro cariño.-sonrió.- Como la semana que viene tenéis puente el lunes, quería aprovechar para ir a la casa que tenemos en la costa...

-Y pensamos que te gustaría que tu novia viniese con nosotros.-terminó mi padre por ella.

Observé a Sakura, la chica aun estaba en shock.

-Me alegro que hayáis pensado en mí, pero no quiero importunar...

-¡Para nada! ¡Estamos contentos de que vengas!-mi madre se levantó y la cogió de las manos.

Esto era lo último que me faltaba ya, me estropean mi fin de semana y encima pretenden encerrarme con ella.

Es que ni muerto.

-Mamá, yo ya tenía planes.

-Pues los cancelas cariño, que hace mucho tiempo que no salimos en familia.

Sabía que me arrepentiría de esta respuesta por toda la vida, pero prefiero que mi madre me torturo antes de que lo haga Sakura.

-No puedo, además, no me apetece.-me crucé de brazos.

Los presentes me observaron asustados, excepto Sakura quien había dibujado una sonrisa macabra en su rostro, y eso me produjo más escalofríos que la mirada de mi madre.

-¿Qué has dicho hijito mío?-preguntó con demasiada dulzura, eso no traería nada bueno.

-Kushina, no te enfades, seguro que lo dijo sin pensarlo...-mi padre trató de tranquilizarla con un tono de miedo impregnado en sus palabras.

-Vamos Naruto, nos lo pasaremos bien.-dijo mi prima para tratar de calmar la tensión acumulada en el ambiente.

-Ino, déjale, si le da miedo el agua porque se le ha pinchado el flotador se puede quedar aquí.

Todo mi ser comenzó a rezumar rabia con fuerza, clavé mi vista en su cuerpo, con ganas de acabar con ella.

¡Acababa de tratarme como un niño al que le daba miedo nadar!

-¿Me estás retando?

-¿Yo? ¿Cuándo he dicho eso?

-Si quieres echamos una carrera para ver quien nada mejor.

-¿Y cómo lo vamos a hacer si no quieres ir?

-¿Así que eso era lo que tratabas de conseguir? Buena jugada, pero me he dado cuenta.

-Vamos, que te rajas.

-Claro que no.

-Lo acabas de decir.

-Yo no he dicho nada.

-¿No? Si no vas, no podrás afirmar que eres mejor nadador que yo, si vas, tal vez puedas salvar el poco orgullo que te queda.

Maldita bruja, se las había ingeniado para acorralarme mediante ataques verbales, ahora entiendo la sonrisa malvada.

-¿Si voy competirás conmigo?

-Sino lloras ante la derrota, sí.

-Hecho.-me arrepentí al instante.

-¡Pues decidido!-gritó Kushina emocionada.- Que bien manejas a mi hijo Sakura, has conseguido convencerle sin llegar a amenazarlo.

-Naruto es muy predecible.

-Vaya, por un momento pensé que os pondríais a discutir.-dijo papá sonriente.

Recordé que teníamos que fingir que éramos novios o se iría todo al carajo, así que me acerqué a Sakura y la abracé por la cintura.

-Así es ella, nunca sabes por dónde va a salir.-deposité un beso en su mejilla.

-Me alegro de que os guste la idea.-mi padre sonrió.

-¡Es genial!-gritó Ino abrazando a Sakura y por consecuencia, a mi también.

La joven sonrió a su amiga, y no pude evitar observar esa acción. ¿Por qué nunca me ha sonreído así?

Aplasté ese pensamiento y fruncí el ceño, yo no quería que ella me sonriera, la odio.

-¿Entonces decidido?-preguntó Menma.- ¿Iremos a la casa de la playa?

-Así es.-Kushina sonrió y clavó la vista en Sakura.- ¿Ahora me dirás como te hiciste esas marcas?

-Me peleé con una compañera de clase.

-No deberías hacer eso, podría dañarte.

-Si vieras a su contrincante.-la rubia sonrió como si fuera cómplice.

-Sakura, deberías evitarte problemas, te lo digo por tu bien.-dijo Minato.

-Lo sé, me siento muy mal.-la vista de la aludida se cristalizó, o lo siente de verdad o le busco un papel ahora en una obra de teatro.- Iré a pedirle perdón cuando la vea.

-Muy bien, así me gusta.-mi padre sonrió.

-Bueno chicos, tengo que ir a trabajar.

-¿Ahora?-pregunté sorprendido.

Mi madre rara vez salía a trabajar ya que solo diseñaba y lo solía hacerlo en su estudio.

-Sí, lo siento cariño, ha surgido una emergencia.

-¿Otra?-cuestionó Sakura mirándola preocupada.

-Sí, últimamente tenemos muchos problemas con un cliente.

-¿Es grave?-Menma frunció el ceño.

-No tranquilo, solo es demasiado exigente y le sacas pegas a todo.

-¿Conviene tenerlo como cliente?-indagó la bruja.

-Bueno... Aun no he podido hacer números, pero de momento no voy a echar a patadas a ninguno, aunque no lo descarto.-sonrió con dulzura.

-No tienes porque echarlo tú.-la chica le devolvió el gesto y mi madre la observó cálidamente.

-Ahora entiendo porque Naruto te eligió...-susurró para sus adentros.

Murmullo que llegó a nuestros oídos, Sakura la miró confundida.

-¿Has dicho algo?

-No es nada, estaba pensando en alto.-se acercó a la puerta.- Me tengo que ir.

-Te acompañaré.-mi padre corrió al coche y no me dio tiempo ni a despedirlo.

Otra vez solo... O lo que es peor, rodeado de enemigos, solo Ino se ha ganado mi confianza.

Sin querer, viajé mi vista a la chica de cabellos rosas que observaba la puerta algo extrañada (seguramente por lo que dijo mi madre).

¿Solo Ino? ¿Nadie más?


Los nervios brotan de mis poros poniéndome la carne de gallina. Kushina sabía que no era su auténtica novia, sino no tendría sentido la conversación que tuvimos en aquel restaurante.

Ella sabía que me había hecho pasar por su novia para ayudarle.

Entonces... ¿Por qué habrá dicho eso? ¿Querrá decirme algo de manera indirecta? ¿O tal vez sea un pensamiento suyo que escapó de su cabeza?

-Sakura...-mi mejor amiga me zarandeó un poco, la miré dibujando una sonrisa en mi rostro.

-¿Qué ocurre?

-¿Estás aquí o en Marte? Estábamos hablando de lo que podríamos hacer.

Por motivos desconocidos, no pude evitar fijarme en Naruto, tenía la mirada perdida y el puño completamente cerrado.

Su labio inferior estaba siendo mordido, parecía que quería tragarse las palabras.

¿Estábamos hablando? Yo no lo veo muy integrado en la conversación...

-¿Y habéis llegado a alguna conclusión?-pregunté desviando la mirada de Naruto.

-Aun no, pero podríamos salir y ya improvisaremos.

-No está mal.-Menma sonrió.

-¿Vienes?-Naruto pareció salir de su ensueño y clavó la vista en mí.

-Ya no tienes que seguir fingiendo ser mi novia, no están mis padres.

Yo preocupándome por él y este idiota se atreve a darme la espalda. Normal que le aparten, el mismo se margina con esa actitud.

-No lo estaba siendo.-susurré de manera casi inaudible, pero al parecer él me escuchó ya que abrió los ojos de golpe.

-¿Qué...?-susurró para sus adentros, mas decidí que no terminaría la frase.

-Yo me iré a casa.-me di la vuelta y abrí la puerta.- No me encuentro de humor para salir.

-¿Por qué...?-antes de que Ino pudiera acabar ya había salido.- ¡Sakura, espera!

-Tranquila Ino, solo estoy cansada.-sonreí para calmarla.- Pásalo bien con tus primos, me imagino que hacía tiempo que no estabais todos juntos, aprovéchalo para recordar viejos tiempos.

-Pero...-la joven sonrió cansadamente.- Supongo que no podré cambiar tu opinión. ¿Verdad?

-Hoy me parece que no.

-Entonces te llamaré después, ¿Vale?

-Estaré esperándolo.

Cerré los ojos a la hora de dedicarle una sonrisa y me marché de allí silenciosamente.

Sentía un vacío en el corazón y no entendía la razón, últimamente me pasan cosas demasiado extrañas...

Y todo comenzó cuando firmé ese estúpido contrato... ¿O fue antes?


Mis ojos aun no querían cerrarse, mi vista observaba por la ventana el camino que había tomado Sakura para perderse por él.

¿Qué quiso decir con eso?

-¡Naruto!-el berrido de Ino consiguió que mi culo se presentase con el suelo.

-¿¡A qué ha venido eso!?-grité sobándome la parte golpeada.

-¡Llevo media hora hablándote y no me haces ni caso!

-Perdona, no te escuché.

-¿Demasiado ocupado pensando en mi amiga?

La sangre trepó por mi cuerpo directa a mis mejillas, por suerte conseguí retenerla.

-Sí, planeaba como matarla sin dejar pistas.

Ino trató de pisarme pero fui más rápido que ella y me aparté a tiempo. Aunque me cueste admitirlo, Sakura es la única con suficiente velocidad como para golpearme.

-¿A dónde vamos?-preguntó la rubia mirándome de manera amenazadora, sonreí ante su acción.

No conseguía aterrorizarme, si fuese otra... Tal vez sí.

-¿Recordáis el lugar donde íbamos de pequeños?

-¿El lago que estaba cerca de casa de la abuela?

-Ese mismo.

-Pero la casa está completamente abandonada.

-No es así.-Ino sonrió como si fuera cómplice de una travesura.

-¿Eh?

-Sakura y yo solemos ir muy a menudo para limpiarla, es nuestro refugio.

-¿¡Qué!? ¿¡Esa bruja ha estado en casa de la abuela!?

Esta vez no pude evitar la patada que Ino me dio en la pierna, por suerte no acertó en la espinilla así que no dolió tanto.

-¡No la insultes!

-¡Solo digo lo que es!

El segundo golpe no consiguió llegar, por suerte la detuve. Para mí, casi todo el mundo me resulta predecible, salvo ella.

¿Por qué no paro de compararla con los demás?

-¿Entonces soléis ir allí?-preguntó Menma.

-Sí, ¿Vamos? Hace tiempo que no estoy con vosotros allí.

La sonrisa sincera de Ino, me impidió negarme. Así que salí a la calle y arranqué el coche en señal de que subieran.

Pero había algo en una calle que no me dejaba estar tranquilo... Casualmente era por la que se había marchado Sakura.


-¿Qué quieres?

No me basto con tener que lidiar contra las locas taradas que persiguen al orco, sino que, además, ahora me encuentro con Sasuke y no me deja pasar.

Tampoco tengo ningún problema en abrirme paso a la fuerza.

-Hablar contigo.

-Quítate de ahí.

-No te diré que me obligues porque sé que puedes hacerlo.

-Chico inteligente.

-Quiero hablar contigo.

-Habla.

-En privado.

-No hay nadie aquí.

-Prefiero hacerlo allí.-señaló un banco.- Tampoco está tan lejos.

Dado que no tenía nada más que hacer y que tampoco tenía planes, ni ganas de pelearme con él (si no era necesario) le hice caso.

-Tú dirás.-respondí sin sentarme, no quería estar junto a él.

-No pensé que aceptarías ser la novia de Naruto.

-¿Ya lo sabes? No creo que a él le guste hablar de eso.

-No le gusta, pero los rumores hacen su trabajo, además, Shikamaru fue quien le dio la idea.

-Ya veo...

Tendré que ponerlo en mi lista negra, ¿¡Cómo se atrevió a venderme cual objeto!?

-Todas las chicas quieren acabar contigo.

-Que miedo...

-Sigo sin saber porque aceptaste.-dijo saltando al tema de antes.

-No es de tu incumbencia.

-Naruto es mi amigo, no quiero que lo hieras.

-¿Más de lo que ya lo hago? Por favor, es evidente que querías otra cosa y has salido con la defensa de Naruto para que no sospechara.

Sasuke dibujó una sonrisa diabólica en su rostro, con sus ojos escondidos bajo el flequillo, me recordó a Naruto cuando está a punto de hacerme algo malo.

Y gracias a él, me puse alerta.

-Veo que no pude engañarte...

-¿Qué diablos quieres?

-A mí nadie me rechaza.-se levantó.- Y menos tú, quien nunca ha tenido novio, porque Naruto no cuenta.

-¿Así que es eso? ¿Herí tu ego y ahora no pararás hasta poder sanarte?

-Exactamente, me ayuda que seas tan inteligente.

-Lo siento pero... Ya tengo a Naruto, no quiero a ningún baboso más cerca mío.

Frunció el ceño y se acercó más a mí, por inercia retrocedí para buscar más espacio por si tenía que pelear.

-¿Huyes de mí?

-Claro... Dejaré que pienses eso si te hace más feliz.

Sasuke me agarró de la muñeca y tiró de mí, no pude reaccionar. Para cuando me di cuenta sus labios atraparon los míos.

La repugnancia que sentía al estar cerca de Naruto no se comparaba a esto, aquel sentimiento extraño se había convertido en rabia pura, en ganas de matar.

Me asqueaba su contacto, su cercanía y la manera en la que me había robado un beso.

El recuerdo del parque de atracciones me llegó a la mente, no tenía ni punto de comparación.

Cuando el rubio me robó un beso fue delicado y sutil, al contrario que éste.

Un golpe sonoro azotó los árboles del parque que eran testigos de todo. Me froté el labio con el brazo de manera brusca, tratando de sacar todo rastro que ese me hubiera dejado.

Sasuke tosió un poco y escupió sangre antes de levantarse.

-Desgraciada...

-Tú te lo has buscado, y si quieres otro puñetazo, solo tienes que pedirlo.

-Te arrepentirás de este día.

El chico se dio la vuelta y se alejó por el lado contrario al que me encontraba, no sé porque pero mi mente gritó que avisará a Naruto, algo me decía que esa amenaza ponía en riesgo el trato que tenemos.

No me gustaría fastidiarle el día a Ino pero...

Observé mi mano sujetando el móvil, comenzó a temblar. Si le llamo le chafaré el día en familia pero si no lo hago peligra el dinero que pueda ganar y necesito comer...

¿Su bienestar o mi estomago?

No lo tendría ni que dudar, guardé el móvil en el bolso y perseguí a Sasuke.

Ahora verá de lo que soy capaz.


-Está todo tal y como lo recuerdo.-dijo Ino al entrar en la casa vieja de la abuela.- Razón de más para pensar que este lugar no suele ser frecuentado por nadie.

-Os ha quedado estoy muy bonito.-Menma observó el lugar.

Todos los muebles parecían en buen estado, la casa no estaba sucia, únicamente había polvo sobre algunos estantes.

Y pensar que aquí estuvo la bruja... En el mismo lugar donde me sitúo ahora...

Por algún motivo desconocido para mí, tragué saliva, con los nervios comenzando a escaparse de mis poros.

¿Qué me ocurre?

-¿Nos sentamos? Puedo poner una película pero casi todas son de chicas.

-No me esperaba otra cosa viniendo de ti.-dijo Menma sonriente sabiendo que mi prima se enfadaría.

-¿Qué insinúas?

-Nada, nada, no me mates por favor.

-¿No tenéis nada más? ¿Qué soléis hacer cuando estáis aquí?-pregunté algo aburrido.

-Venimos aquí cuando no estamos bien, antes Sakura utilizaba mucho este lugar.

-¿Por qué?

-Porque te metías con ella y acababa llorando entre estas cuatro paredes.

La mirada fría que me envío mi prima consiguió helarme la sangre, y eso rara vez me pasaba.

Pero lo más importante es que no sé que me hizo más daño, si la mirada o las palabras que acababan de escuchar mis oídos.

-Bueno Ino...-Menma trató de relajar la tensión liberada en el ambiente.- ¿Tienes algo para comer?

-Sí, siempre hay algo en la nevera, espera aquí.

-Te ayudaré.

Nuevamente, me quedé solo en la habitación. Parece que me ignoran aposta, aunque también podría ayudarles e integrarme pero si no me lo piden, ¿Para qué hacerlo?

Salí al pasto verde que rodeaba la casa, adornada con un lago que estaba algo alejado. Caminé con pesadez mientras movía el cuello de un lado para otro, creo que necesito un masaje, siento todos los músculos agarrotados.

Todo por culpa de Sakura, me estresa y luego me pasa factura en el cuerpo.

Mis pasos se detuvieron frente al lago, la luz que golpeaba el agua tranquila se reflejaba con naturalidad, el aire que se levantaba me hacía sentir en paz conmigo mismo.

Sin pensarlo dos veces, me quité la ropa y me tiré de cabeza. En todo este tiempo, no pude quitarme una opresión del pecho.


-No sabía que tuvieras coche.

Kiba aprovecho que el semáforo estaba en rojo para mirarme y sonreírme.

-Naruto nos suele hacer de chofer, así que apenas lo saco.

-Gracias por detenerme.

-Más de una vez me han entrado ganas de partirle la cara a Sasuke, pero lo tuyo era una matanza en toda regla, no quiero que vayas a la cárcel.

-Un gran detalle por tu parte.

-No pensé que llegase hasta ese punto...

-¿Sabías que lo haría?

-No, sé que no puede encajar una derrota pero esto es demasiado...

Conseguí alcanzarle y estuve a punto de reventarle a golpes si abría la boca, me amenazó con hacerle la vida imposible a Ino y chivarse a Minato de nuestro falso noviazgo.

Si no fuera por Kiba, habría acabado como Sai. No pensé que habían alimañas tan rastreras esparcidas por el mundo.

-¿Sabes dónde está Naruto? Deberías avisarle.

-Mejor mañana, hoy estoy cansada...

-Esto es importante Sakura.-el semáforo cambió y comenzamos a movernos por las calles sin tener una dirección fija a la que ir.- Sé que ambos lo necesitáis.

-Me supuse que te lo habrían contado.

-No sé el motivo, únicamente soy consciente de que te hace falta el dinero, no puedes tirar todo por la borda.

-Pero... No quería molestar a Ino.

-¿Qué tiene que ver en todo esto?

-Hoy es la primera vez que se juntan todos los primos, ella está disfrutando de una reunión familiar y no quiero chafársela con malas noticias.

Kiba mantuvo el silencio hasta que vio un sitio libre para aparcar. Una vez quietos, puso el seguro en las puertas.

-¿Por qué...?

-¿Me estás queriendo decir qué prefieres que tu amiga se lo pase bien, aunque pueda repetirlo otro día, antes que tu bienestar?

Asentí en silencio, acto seguido, el coche se vio envuelto por un inmenso silencio.

-Eres...-suspiró.- Increíble...

-¿Eh?-le observé incrédula.

-Ino tiene mucha suerte de tener una amiga como tú.

-Ella me ayudó mucho en su momento, es como una hermana para mí.

El chico soltó su cinturón y después el mío, sus brazos me envolvieron acercándome a su cuerpo.

-Ojala yo tuviera una amiga como tú, no me extraña que Ino no pare de hablar de ti.

-Tú ya la tienes.

Kiba me soltó para poder mirarme a la cara.

-¿A qué te refieres?

-Tú también me has ayudado, y me has sacado más de una sonrisa. Yo te considero como un amigo.

El joven me volvió a abrazar con fuerza, antes de que lo hiciera pude comprobar un leve rubor en sus mejillas.

-No me explicaba porque Akamaru te había cogido cariño tan rápido, ahora ya lo pillo.

-Gracias Kiba, por detenerme.

-No ha sido nada, amiga.

Cerré los ojos tratando de ordenar mis ideas, si iba a contarle algo a alguien, sería a Naruto, no quiero preocupar a Ino.

Un olor varonil llegó a mis fosas nasales, abrí un poco un ojo y vi como una cabellera rubia me hacia cosquillas en el cuello.

Me alejé con lentitud y terminé de levantar mis párpados para ver que ese no era Kiba.

-¿Ocurre algo?

Su pregunta consiguió bajarme a la tierra, moví la cabeza de izquierda a derecha para apartar aquella imagen y pensamientos que se colaban en mi mente.

-No es nada.

Con esta ya son dos veces que me pasa lo mismo. ¿¡Qué me ocurre!? ¿Por qué lo veo en todas partes? ¡Sal de mi mente!

Debo pasar menos tiempo con él, me está torturando psicológicamente.

Irónicamente, su imagen se pasea por mi cabeza con frecuencia impidiendo que piense en el asqueroso suceso que acabo de vivir.

-Deberíamos avisar a Naruto.

-Pero...

-Vamos Sakura, Ino estará encantada de verte.

-Está bien... Vamos...


Reconozco que la idea ha sido estúpida, ahora me he calado a la hora de vestirme, he estado fuera un rato para ver si me seco (aprovechando que no pasa nadie por aquí) y después me he vestido mojando toda las prendas.

Si me viera Sakura, ya se estaría riendo de mí restregando su cuerpo contra la hierba, ya que se habría tirado para exagerar más y molestarme el doble.

¿Cómo es posible que todo lo que haga me saque de quicio con tanta velocidad?

Apoyé la chaqueta en el hombro, ya me daba igual que se mojase, tal vez en casa de la abuela haya algo de ropa, sino siempre me puedo envolver con alguna toalla que haya por casa.

Si Sakura e Ino han estado más de una vez, seguro que hay alguna en el baño.

Esa es otra, la bruja ha estado en casa de mi abuela y no lo he sabido hasta hoy. ¡Esto es increíble!

En la entrada de la casa, había algo que no me cuadraba, o mi coche se había duplicado o estaba borracho.

Me acerqué a él, lo reconocí al instante, era el coche de Kiba, lo único que me desconcertó fue el aroma a cerezos que emanaba de él.

Esa fragancia pertenece a mi enemiga... ¿Cómo ha llegado aquí?

Abrí los ojos, espantado por la idea... ¿Es posible que Kiba la haya traído aquí?

Entré como una tromba a casa, casi desencajo la puerta.

-¡Ya he vuelto!-grité a pleno pulmón para que ella respondiese, siempre que yo chillo Sakura me devuelve el berrido.

-¡Bien por ti! ¿¡Quieres que te aplaudamos!?

Lejos de enfadarme (que era lo que debería haber hecho) dibujé una sonrisa socarrona en el rostro, sabía que me respondería.

-¿Qué haces tú aquí?-grité desde la sala para que me escuchase bien, su voz parecía provenir del piso de arriba.

-Yo no tengo que darte explicaciones de mi vida.

-¿Ya comenzáis?-preguntó Kiba saliendo de la cocina junto a Ino.

-¿Qué esperabas estando en la misma habitación?-mi prima le siguió el juego.

-El problema es que está muy alejados el uno del otro.-desvié la vista hacia el chico que estaba sentado en el sofá con una sonrisa clavada en el rostro.

No había visto a Menma, me había centrado en la posible respuesta que me pudiera dar Sakura, ni siquiera pensé en si estaba mi prima o no.

-¿Qué hace ella aquí?-señalé al techo dando a entender que me refería al piso de arriba.

-La he traído yo.

-Eso ya me lo imaginaba Kiba.-respondí con sarcasmo.- Quiero decir...

-Sí, ya sabemos lo que quieres decir... ¿¡Quieres callarte de una vez!? ¡Tu voz me está dando jaqueca!-su grito atravesó el suelo para atacar a mis oídos.

-¡Pues te jodes!

-¡Vete a la mierda!

-Cuanto amor en el aire...-dijo Kiba con sarcasmo.

Rodé los ojos como respuesta, este tema ya me estaba hartando.

-Sakura ha subido al baño.-explicó Ino sentándose junto a Menma.

-¿Y por qué no ha entrado a este?-señalé el baño que quedaba a mi izquierda.

-¡Por qué no es de educación cagar con vosotros al lado!

Casi me trabo con mi propia lengua cuando he escuchado esa palabra, por lo general casi todo el mundo la suele evitar por lo mal que suena.

Pero como ya lo he confirmado, Sakura siempre es diferente.

-¿No podrías ser más fina?

-¿¡Qué pasa!? ¡Es una palabra que aparece en el diccionario! ¡No me la he inventado!

Decidí dejar de discutir porque, aparte de estar estropeándome la garganta de tanto gritar, noté que estaba algo enfadada.

-¿Le ha pasado algo?-pregunté a Kiba ya que había venido con ella.

-¿Estás preocupado por Sakura?-Ino dibujó una sonrisa pícara en su rostro.

-Nada de eso...

-¿Qué te ha pasado? Estás empapado.-dijo Menma mirándome de arriba a abajo.

-Me di un chapuzón en el lago.

-¡Aleluya! ¡Ya era hora de que te bañaras!

Fulminé el techo con la mirada, que suponía que era donde estaba en estos momentos, y apreté los puños con fuerza.

Cuando baje se va a enterar...

-¿Sakura está a todas eh?-dijo su mejor amiga con una sonrisa.

-Sí...-susurré para mí aumentando la presión de mis puños.

El silencio reinó en la habitación hasta que unos pasos en el piso de arriba se hicieron oír por toda la sala.

Parecía que todos esperábamos lo mismo, que Sakura bajara. Yo solo quería meterme con ella por supuesto.

Alcé la vista y la vi en el último escalón, su mirada estaba perdida, no había atisbo alguno de alegría o enfado.

Mi interior estaba sin algo, vacío, necesitaba esa sensación extraña que surgía a veces.

La bruja alzó una ceja, me escrutó con la mirada de manera altanera y sonrió con malicia.

-Hay que ser idiota para lavarse en un lago teniendo la bañera en casa.

-No me estaba lavando.-escupí de mala manera.

-¿Entonces qué hacías?

-¿A ti que más te da?

-Normal que tu padre quiera emparejarte con tu futura mujer, porque así te vas a vivir con ella y se libra de ti.

Nuevamente, en vez de enfadarme, sonreí macabramente. Si quería retarme a ver cuántos insultos podía aguantar, lo estaba consiguiendo.

Y la tasa de mi paciencia no está muy alta.

-Mira...

-Alto.-ambos miramos a Kiba.- Sakura... Ahora hay algo más importante que hacer...

La mirada de la chica se congeló, parecía que quería exterminar a alguien de un simple vistazo.

-¿Ha pasado algo?-preguntó Ino preocupada, levantándose del lugar.


El grito de todos, exceptuando a Kiba, consiguieron que los cimientos se resintieran.

-¿Qué Sasuke te ha...?-mi amiga trató de articular las palabras pero no le salían.

Observé a Naruto, tenía la mirada fijada en un punto exacto del suelo. Normalmente podía saber que le pasaba por su mente, pero esta vez tenía mis dudas.

-No solo eso...-seguí explicando.- Amenazó con desbaratar nuestra mentira.

Los orbes del rubio se abrieron de golpe, levantando la cabeza con velocidad.

-¿Cómo?-el chico parecía que iba a empezar a tartamudear de un momento a otro.

-¿Y decías que era tu amigo?-preguntó Menma molesto.

La respuesta fue el silencio que se apoderó de la casa.

-Ahora que lo dices...-Kiba consiguió nuestra atención.- Últimamente Sasuke estaba poniendo muchas pegas en el tema de que Sakura fuese tu novia.

En la cara del rubio podía verse, claramente, que acababa de hilar los datos que tenía consiguiendo la solución que había pasado por alto.

-Es verdad...

-¿¡Qué!?-Ino se levantó de golpe.- ¿Estaba así de extraño y no lo contaste?

-¿¡Y yo que sabía!? ¡No puedo ver el futuro!

-¡Si lo hubieras avisado antes le habríamos mantenido vigilado y no habría besado a Sakura!

-¿¡Eso es lo único que te preocupa!? ¡Pueden volver a emparejarme con Hinata y tu solo piensas en el beso de mierda!

Interrumpí la conversación poniéndome entre Naruto y ella, ya estoy harta de que Ino discuta todo el rato por mi culpa.

No debería verse involucrada en estos problemas, debería ser feliz sin preocupaciones.

Ya bastante hizo por mí cuando peor estaba, no quiero que siga sobre mí, ella también tiene derecho a hacer su vida.

-¿Qué quieres ahora? Mira que eres pesada.-dibujó una sonrisa malvada en el rostro.

-Y tú idiota.-me fulminó con la mirada.- Si quieres discutir con alguien, hazlo conmigo. ¿O no tienes huevos?

-¿Me estás retando?

-Efectivamente.

-Chicos, dejad eso para más tarde, tenemos un grave problema.-dijo Menma.- No quiero que mi primo se case, sino se estaría quejando más de lo normal.

El rubio lo fulminó con la mirada y después se cruzó de brazos.

-Era una broma...-el moreno suspiró.

Parecía estar abatido por su mala relación con su primo.

-¿¡Qué hacemos aquí!?-dijo Ino de repente.- ¡Vamos a espiar a Sasuke no vaya a ser que se chive!

-¡Tienes razón! ¡Iré contigo!-gritó Kiba.

-Os acompañaré.-Menma se levantó.

-Nosotros también vamos...

-No, quedaos aquí.-mi mejor amiga interrumpió al rubio.

-¿Por qué?

-¿Aun estamos en la reunión de primos no?-Ino sonrió.- No tardaremos, cuidad de la casa de la abuela.

-¿Y por qué nos tenemos que quedar nosotros exactamente?-pregunté molesta.

-¿No sois novios?-Kiba hablo seriamente.- Ahora que Sasuke amenaza con revelar la mentira, tenéis que fingir mejor que nunca para que Minato no le crea.

-Si convencéis al tío de que os queréis mucho, no hará caso a los rumores externos.-Menma ayudó a Kiba con su argumentación.

Si seguíamos negándonos, podríamos perder la oportunidad de pillar a Sasuke antes de que hiciera nada, así que decidí detener esta discusión.

-Nos quedaremos, iros ya, os esperaremos aquí.-sonreí para tranquilizarlos.

-Ni de broma.-Naruto dio un paso al frente, detuve su huida poniendo mi brazo en su camino.

-No le hagáis caso, marcharos cuanto antes o Sasuke se os adelantará, tened cuidado en la carretera.

-Cuídate, y no discutáis.-la rubia me dio un rápido abrazo y salieron corriendo.

Hasta que no escuché el ruido del motor que producía el coche no bajé el brazo, una vez escuchado el silencio, antes roto por los gritos de Ino, me senté en el sofá, exhausta.

Aun tenía aquella sensación de repugnancia pegada en los labios, era asqueroso.

-¿Has hecho todo esto por salvar el contrato?

-Algo parecido.

En el fondo, no quería que se casara, ya que Ino también saldría malparada, no aguantaba a Hinata.

Pero nunca le diría a Naruto que una de las razones lo involucraban a él, sino estaría eternamente riéndose de mí.

Mi cuerpo se ladeó un poco hacia la izquierda, el peso nuevo que se había sentado sobre el sofá consiguió hundirme un poco.


Parecíamos dos desconocidos, el sofá no era muy grande y estábamos bastante más cerca de lo que ambos queríamos, y aun así nadie articulaba palabra alguna.

Aun estoy con la ropa mojada, si sigo así me constiparé.

-Voy a cambiarme.

-Bien...

No hubo más sonidos, el único que se dejó escuchar, fue el ruido que hacían mis pies al pisar la madera crujiente.

Subí arriba y busqué en los armarios, siendo Ino la que ha estado aquí, seguramente habrá traído ropa mía.

Apuesto lo que sea a que tenía pensado traerme aquí desde hace tiempo, tal vez estuviera esperando a la llegada de mi primo.

Eso explicaría el afán de tener esta casa bien cuidada.

Tal y como predije, parte de mi ropa estaba allí, incluso los pantalones que había dado por perdidos.

No tuve que preocuparme por la ropa interior ya que en los cajones había para dar y tomar.

La ducha me recibió con los brazos abiertos, maté el tiempo bajo el agua, estaba más cómodo así que allí abajo con Sakura.

Cuando discutimos, es la única persona que obtiene mi atención, todo lo demás desaparece. Pero al estar callados y solos, me siento como si no la conociera de nada.

Y en realidad no sé nada suyo... Ni siquiera me sé el nombre de sus padres.

Tras salir de la ducha me vestí y me sequé mejor el cabello, bajé despreocupadamente mientras me peinaba el cabello con la punta de los dedos, poco tardaría en despeinarse. Pero al llegar me di cuenta que no había nadie.

¿Habrá huido?

Busqué con la mirada a la chica, agudicé el oído todo lo que pude para ver si oía sus pasos en la cocina o en el piso de arriba.

Nada... Esa casa estaba vacía.

Salí a la calle y el aire puro de la montaña me regaló su frescor y junto a él la fragancia de Sakura.

Parecía que el viento la había traído aposta para torturarme.

Observé en los árboles sueltos que estaban esparcidos por la colina, la cabellera rosa de la bruja podría verse a distancia.

Caminé tranquilamente con las manos metidas en el bolsillo.

Ni siquiera se dio cuenta de que estaba ahí, como siempre hace. Es una profesional cuando se trata de ignorarme.

La chica tenía la mirada perdida en el horizonte, los puños apretados y el entrecejo fruncido.

-¿Qué te pasa?

Esperaba que se sobresaltara, pero no se inmutó. ¿Sabía que estaba ahí?

-¿No tenías más sitios a donde ir?

-No, quería este.

-Mira tú qué casualidad.

-¿Verdad?-me encogí de hombros.- Así es la vida.

-Fíjate, a mí ahora me apetece irme a dar un paseo.-se levantó y se sacudió un poco la falda

Pasó al lado mío sin ni siquiera detenerse a mirarme mal. Algo en mi interior se revolvió, y como si de una orden divina se tratase, mi mano atrapó su muñeca justo cuando estaba a punto de alejarse de mí.

La joven forcejeó un poco sin darse la vuelta. Pero mis dedos no estaban por la labor de querer abrirse.

-Suéltame.

-Tú no me das órdenes.

Volvió a repetir la acción varias veces hasta estar a punto de conseguirlo, para evitar aquello, tiré de ella para acercarla a mí. Se posicionó a mi lado y, sin embargo, no levantó la cabeza en ningún momento.

-¿Qué te pasa?-las palabras se me escaparon solas.

-Nada.

-Has mentido mejor otras veces, ¿Ya has perdido tu toque?

-No sé que he perdido yo, pero veo que tu no recuperaste tu cerebro extraviado.-sonrió maliciosamente.

Esta vez, una vena palpitó en mi frente y un tic nervioso atacó mi ojo. Sin querer, aumenté la presión del agarre, su gemido ahogado me hizo darme cuenta lo que estaba haciendo.

Cambié de mano agarrándola por el brazo para ver que le había hecho en la muñeca, ya tenía marcados mis dedos nuevamente.

-Mierda...

-Muy inteligente...

-Ha sido tu culpa.

-Claro, he sido yo la que me he apretado...-rodó los ojos.

-No utilices la ironía que hoy no pareces muy centrada.-ignoró mis palabras y se centró en mirar a la lejanía.

Clavé mi vista en ella.

-¿Me vas a decir que te pasa?

-No.

-¿Te das cuenta de lo que está pasando?

-Mejor que nadie.

-¿Entonces? ¿No deberías ser una novia modélica?

-Lo seré cuando llegue el momento.

-No te voy a negar que seas buena actriz pero sin práctica, no conseguirás mucho.

-Ya... Gracias por la advertencia.

-Te exijo que seas mi novia.

Primera vez que levantó la cabeza en lo que llevábamos de discusión.

-¿Qué?

-Lo que has oído.

-¿Otra vez lo haces para molestarme?

Asentí con toda la desfachatez del mundo, sabiendo que le molestaría, pero para mi sorpresa, se calló el insulto (y el golpe).

Sakura Haruno siempre está sorprendiéndome, ¿Cómo lo hace?

Sé como actuará cada persona y también lo que piensa, pero cuando se trata de ella ando perdido, como si llevara los ojos vendados. Únicamente puedo esperar su ataque y aguantarlo como pueda.

-¿Qué quieres conseguir con esto?

-Que me cuentes que te pasa.

-¿Desde cuándo te preocupas por mí?

-Desde que eres mi novia.

-Espero que no te lo llegues a creer.

-Descuida, prefiero tener un perro de pareja antes que a ti.

-Y yo a un cerdo, no me llevo bien con los orcos.

Evité las ganas que tenía de apretar la mano, para someterla a mi fuerza, y la acerqué a mí.

-Al contrario que tú, yo me meto en mi papel.

-¿Y yo no?

-No, estas siendo una novia espantosa.

-Todas las parejas discuten, no son inmunes a los problemas.

-Pero aquí es diferente, yo te pago para que ejerzas de mi novia, soy tu jefe, y te digo como quiero que hagas el trabajo.

-Para el carro, tú no eres mi jefe.

-¿Prefieres que utilice el término novio?

-¿Y cómo quiere que haga mi trabajo jefe?-preguntó con sarcasmo.

Parece ser, que la Sakura que conocía, estaba volviendo. Con una sola cuestión, me ha respondido a ambas peticiones.

-Ahora mismo quiero que me cuentes lo que te pasa.

La joven bajó la vista y apretó los puños, los nudillos se le pusieron blancos.

-¿Quieres que nos sentemos?

-Supongo...

Sin soltarla, la obligue a sentarse junto a mí, una vez en la hierba, pasé mi brazo por su hombro para evitar que se escapara y la pegué a mí.

-Te diría que quitaras el brazo de ahí, pero me vendrás con que es lo que hacen los novios.

-Exactamente, me alegro de que lo vayas pillando, así me ahorro el repetirlo.

Nuevamente, el silencio nos invadió, moví un poco su cuerpo para apremiarle la respuesta a la pregunta anterior.

-No te lo diré.

-Habla.

-Jamás.

La volví a zarandear y negó con la cabeza, repetí la acción varias veces hasta que vi la ira apoderarse de su rostro.

-¿Quieres dejar de moverme? No soy un sonajero.

-Al contrario que tú, ese objeto hace ruido.

-No pretenderás que haga sonidos raros, ¿No?

-Con que me cuentes que te pasa me vale.

-No quiero.

Otro zarandeo consiguió que su cabeza acabara apoyada en mi hombro.

-Eres muy pesado.-o fue mi imaginación o vi una sonrisa pequeña pegada en su rostro.

-Ya me conoces, habla.

-No me pasa nada, solo estoy asqueada.

-¿Por ser mi novia?

-También.

-¿También? ¿Hay algo más?

-Sí, no me esperaba lo de Sasuke.

-No sé que se le pasó por la cabeza para hacer eso.

-Estaría borracho.

-Seguramente.-inconscientemente dibujé una sonrisa en mi rostro.- ¿Por eso estabas así?

-No me gusta que me besen a traición.

-No te quejaste tanto cuando yo lo hice.

-Allí tenía que seguir fingiendo, por si Hinata nos veía.

-Menuda excusa más mala.

-Es la verdad, idiota.

-Lo que tú digas...

Mis manos se movieron solas (bajo una mente que gritaba que me detuviese), la obligué a mirar mi rostro, sus orbes sorprendidos se clavaron sobre los míos.

-¿Te hizo algo más?

-¿A qué te refieres?

-¿Te tocó o algo parecido?

-No, de hecho no creo que pueda besar más en un tiempo.

-¿Le rompiste la mandíbula de un puñetazo?

-Casi, aunque no estoy segura.

-Esa es mi chica.

-No soy un perro.

-Claro que no, en tu caso sería una perr...-un codazo en las costillas me invitó a callarme, maldiciendo por dentro, la fulminé con la mirada.

Sonrió con malicia.

-¿Ha pasado algo? ¿Por qué me miras así?

-No te hagas la tonta, lo sabes perfectamente.

La joven decidió ignorarme de nuevo y se deshizo de mi brazo.

-No me vuelvas a abrazar.

-Haré lo que me dé la gana.

Sakura elevó la vista al cielo y después cerró los ojos, parecía estar debatiéndose en su interior con algún tema.

-¿Hay algo más que no me hayas contado?

-No me puedo quitar el sabor asqueroso que tenían los labios de Sasuke.

-¿Olía a cerveza?

-A cerdo más bien.

-No conocía esa marca.

La chica sonrió levemente, me deslicé en silencio hasta quedar sobre ella.

-¿Qué haces?

-Ayudar a mi novia.

Me acerqué a ella lentamente colocando mi mano en su mejilla, la joven abrió los ojos con lentitud mientras posaba mis labios sobre los suyos.

La sensación extraña volvió a mí obligándome a cerrar los ojos, escuchando el fuerte latido de mi corazón, moví mis labios buscando su respuesta.

Al tacto se notaban cálidos y carnosos, mordí ligeramente su labio inferior sin hacerle ningún daño, pude escuchar un gemido ahogado.

O tal vez fue mi imaginación.


¡Me estaba besando! ¿Pero qué guerra mundial habría provocado para recibir semejante castigo divino?

Nunca sentí tanta delicadeza en una sola acción, normalmente, nuestras pieles entran en contacto cuando se golpean o cuando me inmoviliza.

Y en ninguna de las ocasiones utilizó la sutileza, solo la fuerza.

Perdí la noción del tiempo y también la de la vista, ya que mis párpados se cerraron sin poder evitar sentir el movimiento de sus labios.

Su brazo libre se apoyó en el tronco evitando que huyera. Recordé la conversación que tuvimos en la biblioteca (porque la forma en la que me acorralaba se asemejaba a la que sufrí ayer).

Según él, las novias responden a los besos, cosa que yo no hago, así que lo intentaré.

Dado que no tenía planeado darle muchos besos (ninguno para ser exactos), aprovecharé las oportunidades que él me brinda cuando me los roba sin previo aviso.

Moví mis labios a la vez que los suyos, sentí que se detenía por mi movimiento tan torpe, volvió a morder mi labio de abajo y esta vez abrí un poco la boca para quejarme.

Su lengua entró de golpe y por poco me atraganto.

Apoyé mis manos en su pecho con suavidad para que no sospechara de mis intenciones, reuní fuerzas y corté el beso despegándolo de mí.

-¿¡Qué haces cerdo baboso!?

-Darte un beso con lengua.

-¿¡Te la digo por donde te la puedes meter!?

-No gracias, ya me imagino la respuesta.

Mis labios estaban húmedos, el sentimiento de asco que Sasuke me dejó se había disipado. Y no entendía la razón, ya que, a Naruto lo odio aun más. ¿Es qué me gustan sus besos?


-¡Lo hemos detenido de puro milagro!

-Ino, relájate y respira.-dije tratando de detener su charla, llevaba media hora hablando.

-Tu prima tiene razón, estaba hablando con tu madre.-esa voz era de Kiba.

-¿Y qué le dijo?-preguntó Sakura.

-Lo ha intentado pero le hemos interrumpido, además la tía Kushina no parecía muy por la labor de hacerle caso.

-Es que mi madre nunca ha aguantado a Sasuke.

-Bueno, al menos lo hemos evitado.-dijo Menma.- ¿Qué tal por ahí?

Sakura y yo nos miramos, estoy seguro que ambos caímos en la cuenta de que no habíamos discutido de manera brutal, únicamente nos habíamos hablado algo mal, pero nada fuera de lugar aparte de eso.

¿Cómo es esto posible? Aquí están pasando cosas demasiado raras...

-Estamos bien, la casa sigue de pies.

-Pero el campo que la rodea está destruido.-mentí para molestar a Sakura.

-¿Vais a discutir con nosotros al otro lado de la línea?

-No Ino, descuida, ya lo mataré cuando cuelgue la llamada.

-¿Y si no lo hago?

-Ya me encargo yo de eso, no te preocupes.

-¿Me estás amenazando?

-Para ser un descerebrado lo has pillado muy bien.

Iba a contestarle pero los gritos de mi prima, al otro lado del teléfono, me interrumpieron.

-¡¡SEGUIMOS AQUÍ!!

-Sí, sí, como para ignorarte...

-¿¡Qué has querido decir con eso!?

-Dejémoslo por el momento, iremos cuanto antes.-antes de escuchar el pitido que comunica el final de la llamada, pude escuchar la voz de Ino y las risas de Menma tras informarnos sobre su llegada.

-Ya les has oído, vendrán cuanto antes. No tendrás tiempo de matarme.

-No me subestimes, "novio".-acentuó las comillas exagerando el movimiento de dedos.

-¿Piensas que me quedaré de brazos cruzados si tratas de hacerme algo?

-Si fueras buen novio, sí...

-¿Ah sí? ¿Y eso por qué?

-Porque significaría que confías en mí, pero veo que no, que gran decepción...-sus grandes dotes de actriz seguían estando intactas, podría jurar que estaba a punto de llorar aunque por dentro estuviera riéndose.

-Veo que no tienes problemas a la hora de actuar.

-Me viene genial para el trabajo.-se sentó en el sofá.

Me llevé la mano a la cabeza y respiré profundo. ¿Cómo he llegado aquí? Tengo a Sakura Haruno como novia y aun amigo traidor.

Cuando lo pille se enterará.

Liberé un suspiro agobiado mientras ella se tumbaba en el sofá sin prestarme nada de atención.

-¿A qué ha venido eso?-preguntó tumbada de cara al sofá, con lo cual me daba la espalda.

-¿El qué?

-El suspiro.

¿Entonces sí me estaba haciendo caso? ¿Por qué siempre consigue sorprenderme?

-Por nada.

-Deberías aprender a mentir mejor, te ayudaría mucho.

-¿Me vas a enseñar tú?

-Ni loca.

-Entonces cierra la boca.

-Vete a la mierda.

En ningún momento nos gritamos pero tampoco es que fuera una conversación agradable de escuchar.

Me acerqué al sofá para sentarme, sin embargo sus largas (y estilizadas) piernas, me impedían tomar asiento.

-Déjame sitio.

-Ocupado, váyase a otro.

-No es un baño público, además es el único que hay por casa.

-Los orcos van al suelo, siéntate en la alfombra.

Apreté la mandíbula con fuerza, por un momento creí que me la desencajaría.

Lo que más me molesta de ella es que no tenga ni un poco de miedo a la hora de insultarme, ni siquiera muestra flaqueza alguna.

Posé mi trasero sobre su cadera.

-¿Qué haces?

-Si no te apartas es tu problema, yo me sentaré lo quieras o no.

Sakura se movió bruscamente y consiguió tirarme, la chica soltó una sonrosa carcajada mientras se retorcía en el sofá.

-¡Qué idiota!-rió más fuerte.- ¡Y eso que no he hecho fuerza!

-¡Ven que te mato!-me levanté de golpe, al igual que ella.

Me abalancé sobre el sofá y consiguió esquivarme desplazándose al otro extremo.

-Tienes gran velocidad.

-Gracias, tu tampoco lo haces nada mal.

-Ya veremos cuanto aguantas.


Un golpe seco rompió el silencio de la habitación.

Todo se encontraba revuelto en la sala, los objetos tirados, las sillas, el propio sofá... Esta vez nos habíamos excedido en el juego del gato y el ratón.

El piso de arriba también se había visto castigado por nuestra carrera de obstáculos, únicamente se salvó la habitación porque fue donde perdí.

La presión apretó mis muñecas mientras un peso se dejaba caer sobre mi estomago, teniendo cuidado con no aplastarlo.

Mi pecho subía y bajaba rítmicamente buscando el oxigeno perdido en la batalla, cosa que Naruto imitaba.

-Te... Te tengo...-tartamudeo por culpa de la falta de aire.

-Enhorabuena... Te ha... Costado.

-Sí, pero lo hice, ahora... pagarás caro el golpe que recibí por tu culpa.

-Yo no te di ninguno, fuiste tú quien quiso comerse la alfombra.-dibujé una sonrisa cansada pero llena de maldad.

Los ojos de Naruto no se despegaban de mi cara, en vez de mirarme a los pechos (que es lo que creía que hacia como el pervertido que es) prefería centrarse en mis ojos.


Bajé mi cabeza lentamente hasta llegar a su oído, desde ahí podía escuchar el vaivén de su respiración y el golpeteo de su corazón.

Tomé mi tiempo para inhalar el aroma que salía de ella, parecía que lo producía su propia piel.

-Te la estás jugando mocosa... -susurré con más dulzura de la que creía tener.

-Que miedo...

-Sabía que me responderías eso.

Al sentir el aire caliente que expulsaba su boca golpeando mi cuello, mi corazón dio un vuelco.

Guiado por esa sensación, que me producía un nerviosismo impropio en mí, levanté el rostro.

Sakura tenía las mejillas algo rojos y sudorosas, no es fácil correr en una casa tan pequeña durante casi una hora y sin descanso.

Junté sus muñecas en una de mis manos para tener libre la otra.

-¿Te dopas? Sino no me explico ese aguante que tienes para las carreras.

-Es la práctica.

-¿Lo dices por las veces que has escapado de mí?

-Exacto, al final se acostumbra el cuerpo.

Sonreí, sin malicia pero sin alegría, era una simple sonrisa formada sin que mi mente lo ordenase.

Parpadeó varias veces y forcejeo disimuladamente, no tenía pensado dejarla escapar con lo que me había costado.

Y tampoco permitiría que me engañase fingiendo que no trata de huir.

Clavé mi vista en sus ojos mientras mis labios se curvaban levemente hacia arriba.

-No podrás escapar...

-Ya lo veremos.

En ese instante me fijé en el brillo especial que tenían sus ojos en ese momento, el verde jade parecía haberse intensificado, ahora se veían diferentes, con más fuerza.

-¿¡QUÉ HA PASADO AQUÍ!?-el grito de Ino, proveniente del piso de abajo, cortó nuestra conexión.

-Creo que nos han pillado.-susurré en su oído.- Por tu culpa.

-Ha sido la tuya.

-¿Os lo habéis pasado bien?

El idiota de Menma consiguió sobresaltarme y Sakura no desaprovechó la oportunidad para escapar de mis garras.

Se alejó todo lo que pudo mientras se sentaba en la cama para respirar con profundidad.

-¿Qué quieres?-pregunté sin muchas ganas.

-Una explicación.-dibujó esa sonrisa que tanto me repele.- ¿Ha pasado un tornado por toda la casa?

-Peor, ha pasado un orco.

Decir que la fulminé con la mirada era poco, estuve a punto de abalanzarme sobre ella cual tigre sobre su indefensa presa y estrangularla hasta que no pudiera hablar.

-Ya veo...-Menma sonrió.- Parece que os han robado todo el oxigeno, vamos abajo para que podáis descansar un poco.


-¡¡Pero bueno!! ¿¡Ha esto llamáis cuidar la casa!? ¡Un ladrón habría causado menos destrozos!

-No exageres Ino, solo está un poco desordenado.-dijo Naruto sentándose en el sillón.

-¿¡Un poco!? ¡Hay pocilgas más limpias!

-Sigues siendo una exagerada, pensé que con la edad cambiarías.

-¿¡Me estás llamando vieja!?

Naruto, quién tenía los ojos cerrados, abrió uno para burlarse mejor de ella y lo volvió a cerrar mientras asentía.

-¿¡Cómo te atreves orco!?

-¿¡Qué!?-se levantó de golpe más enfadado que nunca, sus ojos lanzaban fuego.- ¡No te permito que me llames así!

-¿No te enfadas menos cuando lo dice Sakura?-preguntó Kiba.

-Es que le gusta que le llame así.-esta vez, mi objetivo pasó a la chica de cabellera rosa.- No me mires así, sabes que es verdad.

-Sí, tanto como a ti te gusta que te llame bruja.

-Yo tengo más originalidad, saldrías perdiendo amorfo.

Los presentes reprimieron una carcajada, de no ser por la mirada de furia que tenía Naruto, se habrían reído.

-Venga chicos, será mejor que recojamos.-sugirió Menma.

-Sí, yo no quiero estar en medio de otra discusión vuestra, sobre todo al ver como ha quedado la casa después de ésta.-Kiba sonrió.

-Tampoco es para tanto.-el rubio miró a su amigo de forma glacial pero con una sonrisa burlona.- Tal vez seas demasiado gallina.

-Posiblemente.-parece ser que el castaño no quería discutir.

Recogimos todo hasta que volvió a quedar como antes, por precaución, ninguno de los presentes permitieron que me acercara a Naruto y viceversa.

Temían por la integridad de la casa (y la suya propia) según ellos.

Al terminar nos sentamos donde pudimos, por suerte, yo atrapé parte del sillón antes de que me lo quitasen.
Menma y Kiba se sentaron en el suelo.

-¿Por qué no vais a por las sillas de la cocina?-preguntó Ino.

-No hace falta, aquí estamos bien.

-¿Y qué hacemos?-cuestionó Naruto apoyando su mejilla en el puño y el codo en el reposabrazos.

-¿Vemos alguna peli?-Ino dio por hecho que la respuesta era afirmativa y se levantó a por una película.

Los ojos se me cerraban, después de esa carrera y sin comer casi nada en lo que llevaba de día, no estaba con muchas energías.

Antes de que empezara la película, ya estaba por el quinto sueño.


¿Pero que ha puesto Ino? Vaya película más mala, no tiene ni pies ni cabeza, no sigue un argumento y los actores son malísimos actuando.

No me estaba enterando de nada, me paso lo mismo en casa de mis padres durante aquella cena tan traumática.

En ese momento el recuerdo de Sakura con aquel vestido confeccionado por mi madre, llegó a mi mente.

Ordené a mi cabeza que no moviera el cuello pero cuando abrí los ojos pude ver a Sakura dormida sobre Ino, mi prima también se había quedado en el mundo de los sueños.

Últimamente mi cuerpo no me hace caso.

Zarandeé suavemente a la rubia, está hizo algunos ruiditos y parpadeó varias veces antes de bostezar.

-¿Ya es de día?

-No, es de noche, te quedaste dormida.-le espeté.

-Normal, con lo mala que es la peli.-dijo Kiba sonriendo.

-¿No había otra?

-Era la primera que pillé Menma, podéis cambiarla.

-Por el contrario, hacía tiempo que no dormía, me vendrá muy bien para descansar.

Mi prima sonrió ante la estupidez que soltó el moreno, que para mí carecía de gracia.

-Voy a la cocina, cuida de Sakura.-Ino puso a Sakura contra el respaldo del sofá con delicadeza, para no despertarla.

Después tiró de mí y me obligó a sentarme donde estaba, el propio sueño y la falta de control sobre su cuerpo hizo que la bruja apoyara su cabeza en mi hombro.

Todos sus cabellos se esparramaron por mi hombro, regalándome suaves cosquillas.

La fragancia atacó mi nariz nuevamente, el impulso de absorber más no pudo ser evitado y acabé embriagando mis pulmones de aquel olor.

-¿Por qué...?

-Porque sí, ahora vuelvo.-desapareció tras la cocina antes de que pudiera responder.

Una mueca de fastidio se dibujó en mi rostro, ¿Por qué siempre me toca quedarme al lado de la bruja?


No supe cuando abrí los ojos ya que estaba todo oscuro, tal vez aun seguía con los párpados cerrados y no me enteré.

Parpadeé varias veces para comprobarlo y después sonreí por haber hecho eso, quien me viera pensaría que era tonta.

Me levanté apoyándome sobre algo duro, al de un rato me di cuenta que estaba tumbada.

Repasé aquella superficie robusta y descubrí que era un torso, las musculatura de los pectorales lo delataba.

Bajé con cuidado de no tocar ahí, si por algún accidente toco eso y luego me entero de que es Naruto, me amputo la extremidad.

Encontré el brazo musculoso y empecé a tener sospechas, al llegar a la mano lo confirmé.

Aquella piel había inmovilizado muchas veces mi muñeca, además ya le hice una pequeña inspección cuando se sentó a mi lado y recorrí toda su mano estando medio dormida.

Quise patearle o matarle, pero no tenía pruebas de porqué estaba ahí, sino recuerdo mal me dormí sobre Ino.

Lentamente bajé mi cabeza y volví a tumbarme donde estaba.

¿Qué diablos estoy haciendo? No lo sé, ha sido un impulso que no he podido controlar, y ahora mi cuerpo se niega a moverse.

Sé que tarde o temprano me arrepentiré de esto.

Antes de dormirme pude escuchar un corazón latir con fuerza. ¿Es por mí Naruto?


¡Mi bragueta va a reventar!

Estaba plácidamente dormido cuando una mano sobre mi pecho me ha despertado. Me puse algo nervioso cuando empezó a desplazarse por mi cuerpo, pero estaba lejos de ser algo sensual o morboso.

El movimiento era más torpe, como si estuviera palpando una pared a ciegas.

Lentamente sentía una presión bajo los pantalones y ésta se acentuó a su punto máximo al sentir aquel dedo recorriendo mi brazo, esa piel no la podré olvidar en mi vida.

De hecho, creo que es la más fina que he tocado nunca.

Mi corazón comenzó a latir con fuerza sin razón alguna, el contacto con el dedo desapareció una vez llegó a mi mano.

Traté de agudizar la vista pero no pude ver nada, solo un pequeño brillo en la oscuridad.

Después volví a sentir el peso sobre mi pecho y supe quien era cuando su aroma llegó a mí, no pude dejar que mi cuerpo perdiera su rigidez hasta que escuché su calmada respiración.

Con lentitud me fui relajando, al igual que mi corazón y esa presión tan molesta.

¿Por qué he reaccionado así? Y mucho más importante... ¿Por qué habrá preferido apoyarse en mí en vez de pegarme?