Amor "fingido" [+18] (06/12/2014) Capítulo 21 ¡Actualizado!

Hay días en los que es mejor no levantarse, si ayer no hubiera ido no habría terminado besándome con Naruto.

Dibujé una mueca de desagrado al recordar eso, como si hubiese chupado un limón.

Apenas fue un roce de labios (si llegó a eso) pero me hizo sentir extraña. Me pasó lo mismo cuando me abrazó en mitad de la calle (por culpa de Ino) y en la biblioteca.

Todo mi cuerpo expiraba odio y rabia por estar junto a él, pero en un lado recóndito de éste, podía notar una sensación extraña, agradable.

En esos casos, aquel sentimiento se fue al instante sin embargo, esta vez lo noto ahí, como si fuese una espina clavada. Una espina indolora.

No duele, pero es molesto, no puedo quitármelo.

Resté importancia al hecho agitando la cabeza y me centré en un problema mayor. Estaba sentada frente a la mesa y en ella estaba el cheque de Naruto.

Parece mentira que de un simple papel pueda venir tanto dinero. Me pagó el doble por ir a la cena así que me ayudará a librarme de muchas deudas. No de todas, pero me basta.

Ya me han llegado las nuevas facturas, como siga sin pagar me acabarán embargando. Aunque le pedí a Tsunade que no hiciese nada, ha movido los hilos para darme tiempo hasta que encuentre un trabajo, tiene muchos contactos.

El problema radicaba en el propio cheque, ¿Cómo se cobra esto? ¿Voy al banco directamente y me dan el dinero en mano?

Lo cogí delicadamente y lo guardé en el bolso, espero que nadie quiera robármelo porque entonces se quedará sin cabeza.


-¡Naruto! ¿¡Quieres despertarte de una vez!?

-Ino déjame dormir.-me tapé la cabeza con la almohada para ver si así no escuchaba sus gritos.

-¡Levántate de una vez!

-No quiero, tengo sueño.

-Naruto ya es la hora de comer, ¿¡Cuánto tiempo piensas seguir durmiendo!?

-¡Déjame en paz!

-¿Aun no se ha levantado?-gritó mi madre desde la cocina para que la escuchásemos bien.

Eso es lo que más me molesta, mamá siempre grita cuando está en la otra punta pero cuando lo haces tú tienes que ir hasta ella ya que no te oye.

En esta casa nos pasamos el día gritando.

-¡No tía Kushina! ¿Qué hago? ¿Le golpeo con un mazo?

-¡Creo que tengo una idea!

-¡Mamá! ¡No te va a funcionar nada de lo que hagas!

La casa se mantuvo en silencio (algo imposible de creer) hasta que mi madre llegó con el teléfono.

-Ya estoy aquí. ¿Preparada?

-¿Quién es?-preguntó mi prima.

-Es para Naruto.-mamá sonrió y no me gustó nada.- Ponte, es importante.

Aun tumbado deslicé la mano hasta agarrar el objeto que mi madre tendía y respondí perezosamente.

-¿Si?

-¡LEVÁNTATE DE UNA VEZ VAGO ASQUEROSO!

El grito de Sakura consiguió espantar las aves que pasaban cerca de la ventana, creo que las ardillas del árbol también escaparon.

Salté ante su tremendo berrido, (como para no hacerlo) y acabé estrellándome contra el suelo, lo que consiguió quitarme el sueño de golpe.

Nada como golpear tu cara contra la alfombra para empezar el día con buen pie.

Gruñí para mis adentros y atendí al teléfono.

-Cariño...-mascullé entre dientes.- ¿No puedes ser más amable a la hora de despertarme?

-Perdona, ¿Te he asustado?

Apuesto lo que sea a que ahora mismo está riéndose donde quiera que se encuentre.

-No que va.-mentí.- Simplemente me has sorprendido.

-¿Y el golpe que he escuchado por qué ha sido?

Maldita bruja.

-Se me ha caído el despertador.

-A mí me ha sonado a que has hecho vuelo sin motor desde la cama.

-Acertaste, felicidades.

-Que emoción...

-¿Es Sakura? ¡Pásamela!-dijo Ino quitándome el teléfono de las manos.

La rubia se marchó de allí sonriente mientras gritaba de todo completamente emocionada. ¿Cómo puede estar tan feliz junto a alguien como Sakura?

Me senté en la cama para masajearme la cabeza, menudo golpe me he llevado. Por suerte estoy acostumbrado, gracias a la bruja que me ha pegado más fuerte que esto.

-La comida esta lista, baja cuando quieras cariño.-sonrió cálidamente.

-Muchas gracias mamá, ahora me duele la cabeza.

-Lo siento, era la única forma de levantarte, no puedes estar en la cama eternamente.

-No llevo tanto tiempo.

-Unas doce horas.

¿Tanto?

-Eso es poco.

-¿Estás contradiciéndome?

-No mamá.-es mejor darle la razón cuando comienza a enfadarse.- Solo digo que podrías haber utilizado otro método más civilizado.

-Hemos intentado de todo, Ino ha puesto la música a tope y tú seguías durmiendo.

Mis tripas parecían aburrirse con la conversación y sonaron para darme a entender que debía meter nutrientes al cuerpo.

-Voy a ducharme y bajo.

-Está bien cariño.

Dejé que el agua se llevará todos mis problemas, o al menos que lo intentase. Ya que, había algo que no se iba: aquel remolino en mi estomago tras haberle dado un beso a la bruja.

Quiero pensar que es producido por el asco que me da su cercanía, no hay otra explicación posible.


-Espere un momento señorita, voy a comprobarlo.

-Gracias.

He tenido que patearme la ciudad para encontrar el banco emisor del cheque ya que, si no vengo aquí, no me dan el dinero.

Justo cuando la chica estaba comprobando algo en el ordenador (o tal vez estuviese jugando al buscaminas, no podía ver muy bien que estaba haciendo), mi móvil sonó.

-¿Si?

-Sakura, ¿Qué tal estas?

-¡Kushina! Me alegro de recibir tu llamada, ¿Puedo ayudarte en algo?

-Sí, ¿Podrías despertar a mi hijo?

-¿Perdona?

-Hemos intentado de todo y se niega a levantarse de la cama.

-¿Y cómo quieres que lo haga desde aquí?

-¿No se te ocurre nada?

Torturándole. La primera idea era halagadora pero no podía decírselo a su madre, así que la fui transformando hasta convertirla en una nueva.

-Creo que tengo una idea.

-¿Si? Sabía que haría bien llamándote a ti.

-¿Puedo saber las razones?

-Eres la única que puede con mi hijo, aunque me supongo que ya lo sabes ¿No?

-Soy consciente de ello.-sonreí.- Pásamelo.

-¡Ahora mismo! Confío en ti.

-Descuida, se levantará.

El momento de silencio que tardaría su madre en entregarle el teléfono lo utilicé para comprobar que todo el mundo me miraba por el simple hecho de que hablaba con Kushina.

Naruto es muy famoso por ser un mujeriego, de hecho se habrá acostado con todas las mujeres aquí presentes, por ese motivo todas conocen a su madre.

-Ya estoy aquí. ¿Preparada?-anunció Kushina.

-Adelante.

-¿Quién es?-era la voz de Ino, se escuchaba algo mal.

-Es para Naruto.

-¿Si?-su voz sonaba medio adormilada.

Reprimí una arcada al ver como ese sentimiento extrañó saltó de repente nada más oírle la voz.

-¡LEVÁNTATE DE UNA VEZ VAGO ASQUEROSO!

Todos los de la sala dieron un bote, sobre todo la chica tras el ordenador, por poco se cae para atrás. Era la que más cerca se encontraba de mi ahora, con lo cual, el berrido le habrá taladrado los tímpanos.

Escuché un golpe seco, acabo de tirar a alguien. Sonreí para mis adentros imaginándome a Naruto con la cara roja tras el impacto.

-Cariño...-parecía que le estaban apuntando con una pistola para que dijese esa palabra.- ¿No puedes ser más amable a la hora de despertarme?

-Perdona, ¿Te he asustado?

Me estaba costando mucho aguantar la risa.

-No que va. Simplemente me has sorprendido.

Admitir eso sería un golpe duro para su orgullo, me supuse que mentiría y no me equivoqué.

-¿Y el golpe que he escuchado por qué ha sido?

-Se me ha caído el despertador.

-A mí me ha sonado a que has hecho vuelo sin motor desde la cama.

-Acertaste, felicidades.-ahora mismo debe estar pensando en cómo matarme.

-Que emoción...-respondí sin ganas.

-¿Es Sakura? ¡Pásamela!-me sorprendió un poco el grito de Ino, no me la esperaba.- ¡Sakura! ¿Qué tal estás?

-Cobrando el cheque.

-¿¡En serio!?

-Sí, voy a utilizarlo para pagar las deudas, me han llegado las de este mes.

-No vas a poder aguantar así mucho tiempo.

-Lo sé...

-Perdone señorita.-dijo la mujer tras haber comprobado en su ordenador.- Ya está todo listo.

-Ino, te dejo.

-Llámame luego, por favor.

-Lo hare, un beso.

Colgué la llamada y me centré en la chica.

-Bien, ¿Y el dinero?-la verdad es que me hacía mucha falta.

-Deberá entregarme su cuenta bancaria para que lo ingresé ahí.

-¿No pueden dármelo en mano?

-Lo sentimos, cuando se trata de cifras superiores a tres mil euros nos obligan a ingresarlo en la cuenta para evitar el blanqueo de dinero.

-Pero no tengo cuenta.

-Puede abrirse una, es fácil.

-¿Cómo lo hago?

-Vaya a esa mesa por favor, después vuelva aquí.

-Gracias.

Tras dar mis datos, identificarte y crear una cuenta, ingresaron el dinero. Saqué todo excepto un céntimo, si la cuenta quedaba vacía la anulaban así que deje algo.

Gasté todo el dinero en pagar parte de las deudas y me arrepentí al instante. ¡No he guardado nada para comer!

Me golpeé la frente con la mano abierta, ¿Cómo puedo ser tan despistada? Me he alegrado mucho al ver que podría librarme de eso pero me he emocionado demasiado y no he pensado con claridad.

Me toca estar a dieta otra vez hasta el mes que viene.

Andaba tan perdida en mis pensamientos que no me daba cuenta de nada a mi alrededor, y un peatón pagó el precio de mi despiste.

Me choqué contra él y le tiré todas las cosas. Abrí los ojos al ver la comida tirada por los suelos.

-¡Lo siento mucho!-dije mientras me agachaba a recoger las cosas.

-No pasa nada, tranquila.-vi su mano recogiendo lo que estaba desperdigado por el suelo.

No quise levantar la cabeza, me moría de vergüenza, tenía las mejillas encendidas y me sentía culpable.

Espero no haberle echado ningún alimento a perder, no tendría con que pagárselo.

Nuestras manos se rozaron cuando fuimos a por la misma cosa y ahí fue cuando me atreví a levantar la vista.

Mis ojos se chocaron contra una mirada profunda, ¿Dónde he visto yo esos ojos? Analicé rápidamente su cara y me sorprendí al ver las tres marcas que tenía en las mejillas.

¡Eran las mismas que las de Naruto! Solo se diferenciaban en el color de pelo, el de este joven era oscuro. Incluso sus ojos eran iguales, ya decía yo que lo había visto en otro lado...

-Lo siento.-apartó la mano rápidamente algo sonrojado.

-No, no te disculpes. Ha sido culpa mía.

Recogimos en silencio los alimentos restantes y los metí en la bolsa.

-Siento mucho haberme chocado contigo, estaba pensando en mis cosas y... Perdona.

-No te preocupes, yo también andaba algo perdido buscando un lugar.

-Puedo ayudarte si quieres.

-No hace falta.-su sonrisa me pareció tan sincera.

Me hallaba frente a un Naruto cálido y amable, si me lo imaginaba con cabello rubio, eran clavados.

-No es ninguna molestia, quiero compensarte por haberte tirado la compra.

-En ese caso te lo agradezco.-sonrió algo nervioso y apartó la vista de mí.- ¿Sabes dónde queda esto?

Cogí el papel que me tendió, venía escrita una dirección en él.

-Creo que sí, ¿Te ayudo con la compra?

-Eso no voy a permitirlo, yo llevaré lo pesado.

-No te preocupes, tengo fuerza.

-Insisto.

-Como quieras, no voy a obligarte. Ven, es por aquí.

Le guié por las calles en silencio. De vez en cuando le pillaba mirándome y esas veces el chico sonreía nervioso sonrojándose.

-Por cierto, me llamo Sakura.

-Menma, un placer Sakura.

-Igualmente.-sonreí.- Pronto llegaremos.

-Me alegro de escuchar eso.

Terminamos frente a unos edificios algo estropeados, tenían ya muchos años. Sin embargo, aun se mantenían de pie.

-¿Vives aquí?

-Me da vergüenza reconocerlo... Apunté la dirección de mi casa para no olvidarme y luego no la encontraba.

-¿Eres nuevo?

-Sí, llegué hace poco. Había salido a llenar la nevera.

Ojala yo pudiera decir lo mismo...

-Entonces no tienes por qué avergonzarte, es normal que te pierdas. Es una ciudad muy grande.

-Eres muy amable, gracias.

-No ha sido nada, espero volver a verte.-me di la vuelta.

-Espera, por favor.

-¿Ocurre algo?

-Me gustaría agradecerte tu ayuda.

-No tienes porque hacerlo.

-Quiero hacerlo, permíteme por favor.

Es muy educado... ¿Cómo pueden parecerse tanto y a la vez ser tan diferentes?

-Está bien.

-¡Gracias!

Sonreí nerviosamente, no pensé que se pondría tan feliz por algo tan pequeño.

-¿Me esperas aquí?

-Claro, me sentaré en los bancos de enfrente.

-Vale, ahora mismo bajo.

-No te precipites, tomate tu tiempo.

El joven se despidió de mí con un gesto de mano y me dirigí al lugar que había mencionado antes.

Ignoró las razones pero aquel sentimiento desapareció.


-¿Qué hacemos?-preguntó Sasuke aburrido.

-No lo sé, pero como no lo decidamos ya me voy a quedar dormido aquí.

-Tú te duermes en cualquier parte Shikamaru.-respondió Kiba sonriente.

Mis amigos me llamaron para salir sin embargo, ahora estábamos debatiendo donde podíamos ir, cada cual quería un lugar diferente.

-Hagamos algo ya.-respondí enfadado.

-Llevas un buen rato con esa cara.-dijo Kiba pensando en la situación.

-Déjame adivinarlo, ¿Sakura?

-Que inteligente Shikamaru.

-¿Ahora qué ha pasado?-preguntó Sasuke.- Que yo sepa no os habéis visto.

-No quiero hablar de ello.

-Sakura ha tirado de la cama a Naruto con un grito en el oído.-me di la vuelta para clavar mi vista asesina en mi prima.

¡Esta quiere guerra!

-¿¡Qué haces aquí!?

-Venía a ver a mi primo favorito.

-Ya claro...

-¿Ha pasado eso?-preguntó Kiba.

-Sí, ¿No os habéis fijado en la marca que tiene Naruto en la mejilla? Se ha golpeado el morro contra el suelo.

-¿¡Te quieres callar!?

Llevaba un rato apoyando la cabeza en la mano para tapar la marca rojiza que adornaba mi mejilla.

-¡Por eso no quitaba la mano!-gritó Kiba.

Están todos contra mí.

-No tengo porque aguantaros.-me levanté pero mi prima me obligó a sentarme.- ¿Qué quieres?

-Da la cara hombre.-dijo con doble sentido, gruñí ante su broma.- ¿O le vas a dar la razón a Sakura?

-¿A la bruja? ¿Qué ha dicho de mí?

-No quieras saberlo.-se sentó en la silla libre.- ¿De qué hablabais?

-Tratábamos de elegir que podemos hacer.-respondió Shikamaru.

-Que bien... ¿Ya habéis decidido?

-Alto, ¿No vas a ir con tu amiguita?-pregunté con sorna.

-Sakura está ocupada.

-¿Haciendo qué? ¿Conjuros?

-Al menos ella no se despierta cayéndose de la cama.-fulminé con la mirada a mi prima.

No pude evitar sentirme poderoso al ver su escalofrío a causa de mi vista, sienta bien pensar que puedes someter a alguien con una mirada.

Pero molesta más pensar que no puedo con ella.

Destruí la imagen que comenzaba a formarse en mi mente y me centré en la conversación.

-Yo tampoco.

-¿Hoy has cambiado de opinión?

-Sabes perfectamente que ha pasado hoy.-volví a gruñir.

-Yo no, cuéntanos Ino por favor.-dijo Kiba.

Antes de que pudiera hacer algo, Ino explicó todo, sin saltarse ningún detalle. Creo que la mataré lentamente.

Kiba explotó en carcajadas llamando la atención de todos los que estaban ahí.

-Que mala suerte tienes amigo-dijo Shikamaru.- Te ganaste el odio de la persona más malvada del mundo.

-Mi amiga no es malvada.

-Tranquila Ino, no quería insultarla.

-¿Por qué tuve que conocerla? Es lo peor que me ha pasado en la vida.

-Eso dice ella también.-respondió mi prima.

-Mira lo que me importa.

-Ella tiene más razones que tú.

La sangre comenzó a hervirme. ¿¡Por qué la bruja puede quejarse más que yo!? Ya estoy hasta los huevos de que siempre me supere, aun cuando no está presente.

-¡Ya estoy harto de esa loca!-exploté.- ¡No entiendo porque siempre la defiendes!

-¿¡Qué no entiendes!?-Ino golpeó la mesa con fuerza.- ¡Le arruinaste la vida maldita sea!

Algo en mi interior se revolvió, esas palabras habían hecho grandes estragos en mí. Y no entendía la razón.

La rubia se levantó y me lanzó la mirada más gélida y oscura que había visto en ella, por un momento, me asusté.

-Tú no sabes nada, así que guárdate los comentarios.

Era evidente que la había herido con aquellas palabras, ella siempre me había dicho que Sakura era su mejor amiga... Pero, ¿Era más importante una amistad que tu propia familia?

Endurecí mi mirada, en estos momento odiaba a muerte a esa bruja. Más que nunca, por su culpa mi prima me detestaba, podía verlo en su mirada.

-¿Entonces porque no me lo explicas? Tal vez así me entere.

-Yo no tengo que decirte nada.

-Dices que le arruine la vida, ¿¡Y ella a mí que!? ¡No me deja en paz!

-¿¡Y qué esperabas!? ¿¡Qué tras haberle estropeado la infancia te recibiera con los brazos abiertos!?

-¿¡Estropearle!? ¡Qué yo sepa no le he cortado las venas o algo más grave!

-¡Ya te he dicho que tú no sabes nada!

-¡Entonces dímelo!

Ino desvió la mirada, fijándola en un punto exacto al fondo de la pared.

-Ya estoy harta de discutir siempre lo mismo, di lo que quieras, Sakura también es mi familia y la apoyaré siempre.

Ese sentimiento de arrepentimiento que hace rato estaba pululando por mi cuerpo se expandía.

-¿Ha sido ella no? Te ha puesto en mi contra.

-Nunca ha hecho eso.

-¿Y por qué no? ¡Sakura me odia!

-¿¡Y!? ¡Ella jamás me metería en sus problemas personales!

-¡Ino ya estoy harto! ¡Parece que la quieras más a ella que a mí!

-¡Naruto no pienso...!

-Déjalo Ino, no merece la pena hablar con él.

Mi sangre se heló al escuchar su voz, ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

-Sakura...-susurró mi prima.

-No quiero que te metas en problemas por mi culpa, si tu primo cree que te pongo en su contra será mejor que no nos veamos, así no podrá decirte nada.

El tono triste de Sakura me provocó escalofríos, ni siquiera me había dado la vuelta para mirarla.

Observé a mis amigos, todos miraban sorprendidos a quien estaba tras de mí. ¿Por qué se asombraban tanto? No es la primera vez que la veían.

Ino estaba en shock, algo había que no me cuadraba. Me di la vuelta para comprobarlo, y me quedé estático en mi sitio.

Quien estaba con ella era Menma... ¡Mi primo! Estudiaba en el extranjero y nunca se pasaba a vernos. Jamás me lleve bien con él, siempre se portaba bien y era perfecto en todo, tanto en los estudios como en hacer amigos, le cogí manía al instante.

Era mi némesis, todo lo contrario a mí. Y detestaba cuando mi madre lo comparaba conmigo.

¿Qué hacía aquí? Y algo más importante, ¿¡Conoce a Sakura!?

El chico negó con la cabeza tras lanzarme una mirada de desaprobación. Mi vista viajó hasta una joven de cabellos rosados, estaba cabizbaja y con los puños apretados.

-Será mejor marcharnos Sakura.-Menma agarró su mano convertida en puño.- Perdona, no debí traerte aquí.

-No ha sido tu culpa.-su voz sonaba rota.

Antes de que nadie pudiera hacer nada (probablemente porque aun seguían en shock) mi primo la guió hasta la puerta mientras me miraba como si acabase de matar a una persona. Como si fuese un delincuente.

Mi prima les persiguió como alma que lleva al diablo, antes de salir me lanzó una mirada llena de odio.

Tomé asiento algo abatido, no sé en qué momento empezó todo pero es evidente que he metido la pata hasta el fondo.

-No quiero molestarte pero deberías...

-No pienso pedirle perdón Shikamaru.

-Tú decides...

-¿Ya hemos decidido que hacer?-preguntó Sasuke tratando de evadir el tema.

-Yo sí.-Kiba se levantó.- Voy a ver a Sakura, quiero saber si está bien.

Dicho esto se alejó de allí a la misma velocidad que mi prima.


-Hola, siento la tardanza.

-Sino has tardado casi nada.-respondí sonriente.

-No quería hacerte esperar.

-Te dije que te tomaras tu tiempo.

Menma sonrió nervioso y se llevó una mano a la nuca, sonreí, parecía un niño pequeño.

-Me declaro culpable.

-Entonces irás al calabozo.

-¿Me pagarás la fianza?

Qué más quisiera yo...

-Si no es muy cara.

-No me tranquilizas mucho.-sus labios se curvaron levemente hacia arriba.- Es extraño.

-¿El qué?

-Hablas conmigo con total confianza y no sabes nada de mí, podría ser un asesino demente.

-Yo también, y tú sigues hablando conmigo con la misma libertad.

-Se ve que eres buena persona, sino no me habrías ayudado.

-Gracias.-me sonrojé un poco, hace tiempo que no me decían algo así.- Tú transmites mucha confianza, además me recuerdas a alguien.

La verdad es que llevaba rato pensando en preguntarle si conocía al orco.

-¿A quién?

-Si acabas de llegar no creo que le conozcas.

-A ver si me lo presentas algún día, me gustaría ver mi reflejo sin utilizar el espejo.

-No sois completamente idénticos.

-Es que yo soy único en mi especie.-sonreímos ante su ocurrencia.- Me gustaría invitarte a un café, ¿Me permites?

-Claro, ¿Dónde quieres ir?

-A un bar que vi mientras venía hacia aquí, ¿Vamos?

Asentí en silencio y nos dirigimos allí.

-¿Puedo preguntarte porque has venido aquí?

-Ya he acabado mis estudios en el extranjero y he venido para ver a mi familia.

-¿Hace cuanto que no los ves?

-Hace mucho.

-Estarás contento después de tantos años, ¿No?

-No lo sabes tú bien, aunque aun no lo saben, quiero darles la sorpresa apareciendo en su casa.

-Seguro que les encantará volver a verte.

-Gracias.-sonrió levemente.

-¿Y vas a vivir ahí?

-Si te refieres a las casas que están a punto de derrumbarse, entonces la respuesta es afirmativa. No quiero que mi familia cuide de mí.

-Bien dicho.

-Ya solo me falta encontrar trabajo para poder pagar los gastos.

-No quiero ser una aguafiestas pero aquí es muy complicado.

-¿Si?

-Aja, llevo tiempo intentado encontrar uno y no hay manera.

Miento, he encontrado uno, pero es el trabajo más denigrante que he hecho. Si se le puede considerar así, claro está.

-Se me hace raro que digas eso.

-¿Por qué?

-Eres una chica guapa y amable, yo te contraría sin dudar.-soltó de golpe, casi sin pensarlo.

Me sonrojé ante sus palabras.

-¡Quiero decir que eres buena persona! Cualquiera querría una trabajadora honesta.-corrigió completamente rojo.

-Agradezco tus palabras de aliento.

-Es aquí.-dijo aun algo rojo.

-Suelo venir aquí muy a menudo con mi amiga.

-¡Qué casualidad!

Justo cuando íbamos a entrar, unos gritos nos detuvieron.

-¡Ya estoy harto de esa loca! ¡No entiendo porque siempre la defiendes!

-¿¡Qué no entiendes!? ¡Le arruinaste la vida maldita sea!-esa era Ino.

¿Está discutiendo con su primo?

-Tú no sabes nada, así que guárdate los comentarios.-el tono de voz que utilizaba mi mejor amiga era siniestro.

-¿Entonces porque no me lo explicas? Tal vez así me entere.

-Yo no tengo que decirte nada.

-Dices que le arruine la vida, ¿¡Y ella a mí que!? ¡No me deja en paz!

-¿¡Y qué esperabas!? ¿¡Qué tras haberle estropeado la infancia te recibiera con los brazos abiertos!?

-¿¡Estropearle!? ¡Qué yo sepa no le he cortado las venas o algo más grave!

-¡Ya te he dicho que tú no sabes nada!

-¡Entonces dímelo!

-Ya estoy harta de discutir siempre lo mismo, di lo que quieras, Sakura también es mi familia y la apoyaré siempre.

Mi corazón se expandió de alegría al escuchar lo que dijo Ino, pero a la vez se contrajo de forma dolorosa.

¿Ino discute con su primo por mi culpa? No quiero meterla en problemas, la familia es muy importante y no quiero que ella se ponga en contra de sus integrantes.

-¿Ha sido ella no? Te ha puesto en mi contra.

-Nunca ha hecho eso.

-¿Y por qué no? ¡Sakura me odia!

Entré convencida, dispuesta a detener esa batalla verbal. No quiero que Ino tenga problemas por mi culpa, es mi única familia así que pienso cuidarla hasta el final.

-¿¡Y!? ¡Ella jamás me metería en sus problemas personales!

-¡Ino ya estoy harto! ¡Parece que la quieras más a ella que a mí!

-¡Naruto no pienso...!

-Déjalo Ino, no merece la pena hablar con él.-hablé callando a todos.

-Sakura...-susurró Ino.

-No quiero que te metas en problemas por mi culpa, si tu primo cree que te pongo en su contra será mejor que no nos veamos, así no podrá decirte nada.

Bajé la cabeza, sintiendo como me cortaban el corazón. La idea de tener que alejarme de mi única amiga, aquella que estuvo allí cuando necesitaba un apoyo, me desgarraba hasta el alma.

Menma llegó y observó a los demás sorprendido, después me miró e hizo el ademan de levantar la mano mas nunca me tocó.

Naruto se dio la vuelta e inspeccionó anonadado a mi acompañante, después me observó a mí. Apreté más los puños al sentir su mirada sobre mí.

Toda mi vida siendo analizada por él, toda mi infancia echada a la basura por sus burlas, todos mis defectos sacados a luz por su culpa...

Todas mis desgracias se hicieron presentes por él. Excepto el accidente de mis padres, que cuando peor estaba, más se metió conmigo.

-Será mejor marcharnos Sakura.-Menma agarró mi mano.- Perdona, no debí traerte aquí.

-No ha sido tu culpa.-era difícil contener las lágrimas ante tantos recuerdos desagradables, ante la idea de perder a mi amiga.

Menma me sacó de allí, lentamente mis puños se abrieron y las lágrimas se desataron, cayendo sigilosamente por mis mejillas.

Sentí como unos brazos me envolvían con fuerza, justo cuando tomamos asiento en uno de los bancos del parque.

-Siento mucho que hayas tenido que oír eso, perdóname.

Quería responderle que no fue su culpa, de hecho me ayudó a salir de ahí, pero en su lugar lloré sobre su pecho. Me desahogué con fuerza, y no me detuve hasta sentirme seca por dentro.

-Perdona, no quería mojarte.

-No me importa, tenía calor.

Una leve risita se formó en mis labios. Me sigue pareciendo mentira que sean tan iguales físicamente y tan diferentes en las personalidades.

-No le hagas caso, es idiota.-suspiró.- Siempre dice las cosas sin pensar.

-¿Le conoces?

-Es mi primo.

Algo era ello, por eso eran tan iguales. Debería habérselo preguntado antes.

-Ya decía yo que os veía gran parecido.

-¿Así que te recordaba a él?

-No, tú eres mucho más amable.

Menma se sonrojó un poco, observó a todos los lados tratando de encontrar un tema de conversación.

-¡Sakura!-la voz de Ino nos sobresaltó.

Se acercó a mí corriendo y llegó sin aire.

-Por fin te encuentro.

-Ino, tu primo se va a enfadar.

-Me da igual, no me importa las veces que discutamos, eres mi amiga y te seguiré defendiendo siempre.

-No quiero que te metas en problemas por mi culpa.

-Ya te he dicho que no me importa, si tengo que pelearme con Naruto, lo haré.

-No hará falta llegar a eso primita.-dijo Menma carraspeando un poco.- Entiendo que tu amiga te preocupe pero podrías haberme mirado, ¿No crees?

-¡Menma!-gritó Ino abalanzándose sobre él, como consecuencia cayeron al suelo.

-¿Estáis bien?-pregunté alarmada.

-Sí... Como pesas Ino.

-¡Eso no se le dice a una señorita!

-¿Ahora las señoritas se tiran sobre los caballeros?

-¿Quién ha dicho que tú seas un caballero?

Sonreí ante los primos, su trato era muy diferente al de Naruto con la rubia.

-¿Te puedes quitar de encima?

-Ya voy, que débil te has vuelto.

-Ya hablaremos en casa.-Ino se apartó y él se levantó torpemente.- El golpe me ha dejado atontado.

-Lo vemos.-respondió Ino sonriente.- ¿Te acompaño a casa Sakura?

-Claro, pero...

-No te librarás de mí tan fácilmente.-sonrió.- Me meteré en problemas aunque no nos veamos así que no te preocupes.

-Ino y sus alentadoras palabras.

-Menma y sus comentarios fuera de lugar.

-Se nota que sois familia.-respondí reprimiendo una carcajada.

-Me alegro de verte más alegre.-dijo Ino.- Venga vamos, te tengo que contar muchas cosas.

-¿Más cotilleos?

-¡Sí!

Suspiré y observé a Menma.

-Muchas gracias por consolarme.

-No ha sido nada, llámame cuando quieras.-tras decir esto se sonrojó y desvió la mirada.

-Lo haré, hasta la próxima.

-Adiós...


-Lo siento chicos, no estoy de humor para salir.-dije despidiéndome.

-Lo entendemos.

Apreté la mandíbula, ahora Ino debe de estar maldiciéndome, y todo por culpa de la bruja esa.

Por otro lado me gustaría saber que hacia aquí mi superdotado y odioso primo, junto a Sakura.

Metí las manos en los bolsillo y me alejé de allí, caminé un poco hasta encontrar a Menma sentado en un banco. Tenía la mirada perdida en el cielo y estaba recostado para atrás.

Me sorprende nuestro parecido, es como mirarse a un espejo, quitando el cabello, todo lo demás era idéntico. Incluso mis características marcas en las mejillas.

-¿A dónde ha ido Ino?-pregunté desagradablemente.

-Yo también me alegro de verte primo.

-Que mentiroso.

-Es verdad.-gruñó por lo bajo.- Aun no entiendo el motivo de tu odio, que yo sepa no te he hecho nada.

-No te importa, ¿Quieres responderme?

-¿Por qué debería? Ino no se veía muy contenta.

-Es mi prima, quiero pedirle perdón por gritarle.

-Hay otra persona que ha salido más herida por culpa de tus palabras.

-Esa persona me da igual.

-Como sigas así te va a ir muy mal.

-Si lo dices por lo que me pueda hacer, no te preocupes, no la temo.

-No me refería a eso, en un futuro te arrepentirás de todo esto.

-Gracias por la clase de filosofía, ¿Me vas a responder?

-Se ha ido con Sakura.

-¿Qué hacías con ella?

-Eso es un secreto.-sonrió y se levantó.- Si nos llevásemos bien te lo contaría pero veo que mi presencia aquí no te agrada mucho, así que me iré.

Gruñí como respuesta y le vi alejarse hasta perderse en las calles. ¿Qué diablos hacia aquí? Ya bastante complicada era mi vida como para que llegase el sabelotodo a empeorarlo aún más, si es que era posible.

Nada más llegar a casa me encerré en mi cuarto no quería hacer nada, simplemente miraba el techo, esperando a mi prima. Tenía que saber cómo estaba.

La puerta se cerró con un gran portazo, era Ino, no había duda. Aprovechando que no estaban mis padres, la rubia destrozaría todo a su paso.

Cuando la intercepté, me di cuenta de que estaba sonriente, sin embargo, borró aquella mueca al verme.

-¿Qué quieres ahora? ¿Vienes a regañarme por haber estado con Sakura?

-No venía a eso.

-¿Entonces a qué?

-Quería... Disculparme por gritarte.

-Ya... ¿Solo eso?

-¿Qué más quieres?

-Que le pidas perdón a Sakura.

-No voy a rebajarme hasta ese nivel.

-Entonces nuestra conversación termina aquí.

Interrumpí su huida y la cogí del brazo.

-¿Por qué te importa más ella que yo?

-Os quiero por igual, te lo dije en su momento. Pero, por tu culpa, he estado a punto de perder a mi única amiga, alguien que es como mi hermana.

-Ya te he pedido perdón.

-No te engañes Naruto, solo lo has hecho para limpiarte la conciencia, no porque lo sintieses de verdad.-escapó de mi agarre.- Y la próxima vez que le agarres así a Sakura, te cortaré tu herramienta, ¿Vale?

-¿De qué hablas?

-Sé a qué se deben las marcas, tú mismo te estás empujando a la boda con la no muerta.

-¿Se ha chivado?

-Se lo he sacado yo, Sakura se negaba a delatarte.

-No mientas Ino, no voy a cambiar de opinión sobre disculparme.

-No te confundas, solo te lo cuento tal y como ha pasado. Ahora, si me disculpas, me voy a duchar.

Me dejó solo en aquel pasillo, pensando en sus palabras. ¿Sentía aquella disculpa? Por supuesto que sí, no quiero que mi prima esté enfadada conmigo.

No me puedo creer lo que voy a hacer.


Al final Ino consiguió sonsacarme a que se debían las marcas de las muñecas. Traté de evitarlo, por si llegaba a los oídos de Kushina.

Por el camino me contó chistes malos para alegrarme, de hecho ya estaba mejor. Desahogarme me ha venido muy bien, aquellos recuerdos ya se han alejado e Ino sigue conmigo.

Ya no temo a nada, no he perdido a mi única familia.

Me encontré a Kiba por el camino, el chico estaba preocupado por mí. Me pareció muy tierno que me estuviese buscando. El orco no se merece los amigos que tiene.

Al llegar a casa me tiré en la cama, el móvil sonó dentro del bolso así que lo cogí de mala gana.

-¿Si?

-¿Sakura?

Abrí los ojos de golpe.

-¿Tú qué quieres ahora?

-Reúnete conmigo en el parque, ahora.

-Para el carro guapo, ¿Tú quien te has creído para darme órdenes?

-¿Recuerdas el contrato que firmaste?

-Sí.

-En él, decía que te podía llamar a cualquier hora antes de las diez de la noche, ¿Ya no te acuerdas?

-Eso solo era para fingir el noviazgo.

-Quiero que seas mi novia.

-¿Lo haces para molestarme verdad?

-Efectivamente, ven ya.

-No quiero verte, deberías saberlo.

-En ese caso te quedas sin trabajo.

-Y tú sin novia.

-¿Quién era la que tenía problemas de dinero?

-Cerdo desgraciado, arrogante, rata de alcantarilla.-farfullé entre dientes.

-Perfecto, te espero en el parque, no tardes.

Colgué más enfadada que nunca. ¿Qué quiere ahora este tarado?


La observé llegar hecha un basilisco desde el banco del parque, sonreí para mis adentros.

-Has acudido rápido.

-¿Qué quieres?

-¿No vas a darle un beso a tu novio?

-Responde a mi pregunta.

-No creo que así duremos mucho.-bromeé para sacarle de quicio.

-Es evidente que aquí no me necesitas para nada.-se dio la vuelta.- Adiós.

-¿Vas a incumplir el contrato?-apoyé mis brazos en el respaldo del banco.- Si no haces bien tu trabajo, tendré que despedirte.

-Aquí no hay nadie de tu familia.

-Pero yo te pido que hagas tu trabajo, para eso soy el jefe. ¿Me vas a hacer caso o tendré que despedirte?

Cuando escuché todos los insultos que me envío entre dientes sonreí victoriosamente, me ha pasado lo mismo en la llamada.

Se sentó en la otra punta del banco, cruzada de piernas y brazos, sin ni siquiera mirarme.

-No lo haces bien.

-Al contrario, los novios también se enfadan, es ley de vida.

Suspiré, siempre tiene salida para todo. Me levanté para volver a sentarme junto a ella, ésta se alejó más quedándose al borde del banco.

Acerqué un poco más mi cuerpo.

-¿Piensas seguir retrocediendo?

-¿Qué diablos quieres Naruto?

-Que me mires cuando te hablo.

-Pídeselo a los reyes magos, yo no te lo voy a conceder.

-Lo haré, ahora mírame.

En vez de hacerme caso me obsequió un gesto con el dedo corazón bastante obsceno.

-Mira que eres desagradable.

-Habló el "amable"...

-Quería decirte una cosa.

-¿Qué es? ¿Qué no ponga a Ino en tu contra?

Está claro que son tal para cual.

-No es eso.

-¿Entonces qué?

-¿Le has contado a Ino que te hice las marcas?

-Al final consiguió que se lo contase.

-Pensé que eras más fuerte.

-Es mi amiga, tiene derecho a saber.

El silencio se apoderó del lugar, Sakura observaba a los niños jugar sin dirigirme ni una mirada, ni si quiera una asesina.

Respiré profundamente para dejar caer la bomba en mi interior.

-Quería decirte algo.

-Eso ya me lo has dicho.

-Perdona...

Sakura giró la cabeza lentamente y me sorprendí por sus ojos, parecían brillar más que nunca.

-¿Qué has dicho?

-No pienso repetirlo.

-Buena jugada... Casi me lo trago.

-Lo decía en serio.

-Claro, claro.

-¿No me crees?-negó con la cabeza.- ¿Tengo cara de mentiroso?

-Si quieres que lo compruebe repítemelo.

Tragué saliva para refrescarme la garganta, esta vez tenía la mirada fija de la joven y en el fondo me estaba poniendo algo nervioso.

-Perdona por todo lo que he dicho.

Nuevamente, el silencio nos inundó.

-No me puedo creer que te estés disculpando conmigo.

-Pues así es. ¿Aceptas mis disculpas?

-Para una vez que me las das, no voy a rechazarlas.

-Bien...

-¿Me puedo ir ya o el señorito prefiere que siga fingiendo?

-Te iba a dejarte ir pero ahora por bocazas, te quedas conmigo.

-Cuidado con tu tono, no soy tu objeto. Me iré cuando me dé la gana.

-Si te pido que finjas, tú lo haces, no puedes irte de un trabajo así de golpe sin pedir permiso.

-Te odio.

-Me alegro.

Volvió a mirar a los niños ignorando mi presencia, como hacia siempre.

-¿Qué tal las muñecas?

-Bien, no me duelen.

-¿Puedo verlas?

-No.

Sin mediar palabra cogí su mano y tiré de ella. Sakura levantó la otra mano preparada para golpearme, esta vez, en vez de cogerle de la muñeca agarré su mano, entrelazando nuestros dedos para que le fuese más difícil escapar.

-Suéltame.

-Como novia dejas mucho que desear.

-Lo mismo te digo a ti.

-Yo lo hago mejor que tú en todos los sentidos.

-No te enfades espantapájaros, es evidente que sin neuronas no se puede fingir. Admiro que puedas caminar sin tropezarte.

Fruncí el ceño mientras ejercía algo de presión en su mano.

-Eres insoportable.

-Me alegro.

Sakura ataca de nuevo.

Me centré en su marca, aun se le veía bien.

-¿Tanto he apretado? Debería haberse ido ya.

-Tengo la piel muy delicada, cualquier apretón me deja la marca para varios días.

En ese caso, los míos tienen que haber durado ahí años. Siempre acabo apretando su muñeca o su brazo para evitar que me estampe la mano en la cara.

-Siento haberte apretado así.

-Déjalo, ya te has disculpado por una vez, se te ha agotado el cupo.

-Muy graciosa.

-Lo sé.

Otra vez el silencio nos invadió, solté su mano lentamente, sin embargo la que estaba atrapada la bajé (ya que seguía tendida en el aire) sin liberarla.

Sakura observó la mano con una ceja alzada, esperando que la soltase, pero algo en mi interior lo impedía, recordé como me acarició la mano aquella vez y la calidez que transmitía su piel, podía notarla ahora mismo.

-¿Me puedes soltar?

-¿Por qué debería? Has hecho tu trabajo de manera nefasta, no tendría ni que pagarte.

-En ese caso, me voy.-se levantó.- Adiós.

Tiré de ella para impedirlo, creo que me pasé con la fuerza y acabó cayendo sobre mí.

-Si querías que te aplastase haberme avisado, habría traído una roca lo suficientemente grande como para enterrarte.

-Que cosas más bonitas me dices siempre.

-Así soy yo.

En ese momento observé a Hinata y su padre pasando por ahí, aunque no sé si llevarían rato espiando.

Por suerte no hemos hablado alto, suena descabellado pero ahora que lo pienso, no nos hemos gritado.

-Espero que puedas fingir mejor.-le susurré al oído.- Están detrás la familia de los muertos.

-Que pesados...-dejó escapar un suspiro.

-Ya los conoces.

-Vaya, que casualidad encontrarnos aquí joven Uzumaki.-dijo Hiashi acercándose a nosotros.

Sakura se bajó lentamente sentándose a mi lado, pasé un brazo tras sus hombros y ella se acurrucó en mi pecho.

Parece mentira lo bien que puede actuar, no me soporta (eso salta a la vista) y ahora parece que no quisiese despegarse de mí.

-¿Qué tal familia Hyûga?-saludó Sakura.

-Hola Sakura, no te habíamos visto.-respondió Hinata fulminándola con la mirada.

-Normal, con esos ojos solo verás espíritus o zombis bajo tierra.

Reprimí una carcajada al ver la cara de Hinata.

-¿Siempre es tan amable señorita?-preguntó Hiashi molesto.

-Solo con vosotros.-abrazó mi cintura pegándose más a mí.- Me encanta estar así, tu piel es muy cálida.

-A mí también me gusta tenerte entre mis brazos.

Sobre todo tener su cuello entre mis manos.

-Veo que os va bien.-dijo Hinata con veneno en cada palabra.- Se me hace raro no veros discutir, en la cena no os vi muy unidos.

-Tranquila Hinata, encontrarás a un fantasma que te quiera tal y como eres, con tus defectos y fealdad incluida, no te pongas celosa.

Esta vez no pude evitar reírme ante el comentario de Sakura, lo que les sentó como una patada a ambos muertos.

-Será mejor que nos marchemos.-Hiashi se despidió de mí y cogió a Hinata del brazo quien seguía balbuceando cosas inentendibles.

El golpe de Sakura le ha dejado para el arrastre.

Cuando perdimos de vista a la familia de muertos la bruja se separó de mí.

-Qué asco, a ver si nos duchamos más a menudo que te huele el sobaco.-olió su ropa.- ¡Ahora huelo a rata de alcantarilla!

Una vena en mi frente comenzó a palpitar. ¿¡Rata de alcantarilla!?

-¡¡Cómo si tú olieses mejor!!

-¡Al menos me baño diariamente!

Los niños que jugaban por ahí nos miraron sorprendidos, será mejor no montar escándalo aquí.

-Ya te puedes ir, no te soporto.

Sakura se levantó como si le quemase el banco, y eso me molestó aun más. Todas las chicas se pelean por estar junto a mí y ella pagaría por tenerme a kilómetros.

-¡Gracias a dios! ¡Ahí te quedas!-al pasar por al lado mío me pisó con fuerza.- ¡Huy perdona! No te había visto.

-Desgraciada...-gruñí cogiéndome el pie.

La chica ya estaba bastante lejos de mi alcance, no podía pillarla y mucho menos perseguirla con el pie dolorido.

Buena jugada Sakura Haruno.

-A ver si te duchas hoy, ¿Eh?

Para cuando quise contestarle ya se había marchado. Repasé mentalmente todo lo que he hecho, no me puedo creer que me haya rebajado a pedirle perdón.

Seguro que se las arregla para usarlo a su favor, me produce escalofríos el simple hecho de pensarlo.

Olí mi ropa, genial, tengo su aroma impregnado en ella.

Me levanté con rapidez, no quería estar ahí, aun recordaba el tacto de su fina piel.


Esto de ser su novia es lo peor que me ha pasado en la vida. Tener que abrazarle... Me da asco solo de recordarlo.

Aunque sigo sin creerme que me haya pedido perdón, y me niego a admitir que en el fondo me haya gustado.

Debo estar delirando por la falta de comida.

En ese momento, un mensaje llegó a mi móvil.

"Espero que te haya atropellado un camión de camino a casa, pero más te vale no morirte, aun me tengo que vengar de ti. No te creas que me he olvidado del saludo mañanero ni de la broma telefónica. Sufrirás mi ira."

Le respondí con un mensaje lleno de ironías, que seguramente conseguirían sacarle de quicio y sonreí maliciosamente.

Aquí te espero Naruto Uzumaki.

Hoy es Domingo, y yo, el gran Naruto Uzumaki no tiene nada que hacer... ¡No me lo puedo creer!

Estos días siempre me iba a ligar y acababa con varias chicas a la vez, los fines de semana hay que aprovecharlos al máximo, ¿No?

Pero no... Hoy teníamos que tener una visita, y tenía que ser él... Mis ganas de reventarle contra la pared eran tremendas.

-¡Menma!-gritó mi madre abrazándole.- ¿Qué haces aquí?

-Hola tía Kushina, te he echado de menos.-sonrió alegremente.

Que poco soportaba verle feliz.

Tras saludar a papá, Ino trató de estrangularle con un abrazo, o eso parecía.

-Hola primo, ¿No piensas saludarme?

Gruñí para mis adentros mientras le hacia un gesto con la mano.

Mi prima aun me lanzaba miradas asesinas pero ya no eran nada comparadas con las de ayer.

Y todo por culpa de Sakura.

-¿Y qué te ha traído a visitarnos?-preguntó Minato.

-Ya he terminado la carrera, a partir de hoy viviré aquí.

-¿¡En serio!?-gritó mamá emocionada.- ¡Qué ilusión! Puedes venir a visitarnos cuando quieras.

Por poco me atraganto con mi propia saliva al escuchar eso. ¿¡Cómo que cuando quiera!?

-Gracias Kushina, os visitaré más a menudo.

Lo que me faltaba.

-¿Por qué no nos has avisado antes?-preguntó Minato.- Te habríamos preparado una fiesta de bienvenida.

-Quería daros una sorpresa.

-Pues lo has conseguido.-mi madre sonrió.- ¿Le has informado a Sakura de que vendría tu primo?

-¿Yo?-esa pregunta me pilló por sorpresa.- No, no le he dicho nada.

Ella misma lo ha conocido. No me di cuenta en qué momento gruñí al pensar eso, ni tampoco el motivo.

Aunque no estoy seguro de querer saberlo.

-¿Y porque no hijo? Ella es de la familia.-me sentó como una patada en el culo el comentario de mi padre.

-Se me olvidó.

-¿Por qué será?-preguntó Ino mirándome fijamente.

-Está bien... Ahora la llamo.-maldita bruja, ya consigue arruinarme la vida incluso en casa.

Busqué su número de teléfono y lo marqué. Al de unos pitidos me cogió la llamada.


Siento todo el cuerpo pesado y sin fuerzas. Las tripas me suenan con ferocidad, ayer me acosté sin cenar y teniendo en cuenta que tampoco comí ni desayuné, llevaba todo el día sin meter alimentos al cuerpo.

Ahora entiendo porque dicen que es tan importante comer equilibradamente, sino no tendrías fuerzas para nada.

El ruido del teléfono me taladró los oídos. ¿No me podrían dejar descansar con tranquilidad?

Estiré al brazo para alcanzarlo, cogí la llamada sin siquiera mirar quien era.

-¿Si?

-Sakura, ¿Dónde estás?

Reconocí la voz al instante.

-En el polo norte, dando de comer a los pingüinos.-a pesar de lo débil que me encuentro, aun puedo responderle con sarcasmos.

-Que graciosa eres cuando te lo propones cariño, ¿Siempre amaneces así o es solo por diversión?

-Un poco de esto... Un poco de aquello...

-Ya... ¿Puedes venir a mi casa?

-¿Ahora?-no me encontraba en condiciones.

-Sí, ¿Algún problema?

-Estaba durmiendo.

-Pues vete despertándote.

-No quiero, déjame dormir.

-¿Te has olvidado del contrato?

¿Piensa chantajearme con eso eternamente? Sabía que lo utilizaría con ese fin, cuando vi esa sonrisa en el momento en el que lo firmé.

-¿Estas delante de tus padres?

-Claro que no, me he encerrado en mi cuarto. ¿Tan tonto me crees?

-Sí...

Mientras escuchaba sus gruñidos (para mí que Naruto está mutando, de persona a perro) me levanté con mucho cansancio.

Las piernas me temblaban y los ojos se negaban a mantenerse abiertos.

-Ven ahora mismo.

-Relájate, ¿Eh? A mí nadie me da órdenes.

-El contrato...-respondió tarareándolo.

-Maldito desgraciado, cerdo aprovechado.

-Perfecto ven para aquí.

-Naruto... Estoy muy cansada...

-Me da igual.

En ese momento las piernas me fallaron y caí al suelo. El teléfono rodó por la alfombra alejándose de mí.

Por mucho que traté de levantarme me fue imposible, el cuerpo no quería moverse y acabé perdiendo el conocimiento.

Solo recuerdo la voz de Naruto al otro lado de la línea.


-¿Sakura?-no respondía.- ¡Sakura!

¿Será borde la tía? Me ha colgado sin siquiera responderme.

Ya estoy harto de que me pise siempre, se supone que soy yo quien tiene la sartén por el mango y al final acaban golpeándome con ella.

La volví a llamar pero no me cogía, ¿Le habrá pasado algo? Creo que no, seguramente no querrá cogerme por ser yo.

Ese pensamiento me hirvió la sangre. ¿¡Qué le pasa a esa loca!? ¿¡Cómo puede ignorarme y quedarse tan tranquila!?

Bajé las escaleras enfadado, traté de disimularlo lo mejor que pude. Esa bruja me enfada a límites inimaginables.

-¿Qué tal está Sakura?-preguntó mi madre emocionada.

-Muy bien mamá, ahora vendrá.-supongo...

-Deberías ir por ella hijo, seguro que se alegra de verte.-respondió mi padre chafándome más el día.

-¿Sakura?-preguntó Menma.- ¿Puede ser una chica con el cabello rosa?

-Sí, ¿Cómo lo sabes?

-La conocí ayer tía Kushina.

-¿Ah sí? Nunca me contáis nada.

-Lo sentimos.-se disculpó Ino.- Si vas por Sakura, te acompañaré.

-Y yo.-respondió Menma.- Quiero saber cómo está.

-¿Ha pasado algo más que no sepamos?-preguntó Minato.

-No te preocupes tío.-Ino comenzó a empujarme.- No es nada.

-¡Espera! ¡Puedo andar yo solo!

-¡Así vas más rápido!

Menma se montó en el asiento de atrás e Ino de copiloto. Lo que me faltaba, cuando recoja a Sakura, estaré perdido, no podré contra los tres si deciden atacarme de golpe.

Por suerte me quedé con el camino a su casa, lo guardé en mi mente por si algún día me aburro y decido prenderle fuego a la casa, con ella dentro claro.

Aparqué y nos dirigimos allí, tocamos varias veces a la puerta sin embargo, Sakura no aparecía.

-¿Le habrá pasado algo?-preguntó Menma preocupado.

-No querrá abrirnos.-escupí sin preámbulos.

-Ella no es así.-respondió Ino.- Algo le tiene que haber pasado.

-Ino, tú eres muy negativa, siempre te pones en lo peor.-dije sonriente, quería molestarla.

-Que pesado te pones cuando no está Sakura.-mi prima comenzó a buscar algo en su bolso.- Se nota que aun sigues dolido porque es la única que no ha caído a tus pies.

Sentí como si me acabasen de echar sal a la herida, mi prima también sabía donde golpear (no con tanta precisión como la bruja) y así lo había hecho.

Bufé y me crucé de brazos, Menma sonrió ante nuestra pequeña discusión.

-Aquí esta.-Ino sacó una llave.- Mira que me ha costado, si hubiera sido un atracador ya me habría violado.

-Naruto tiene razón, eres negativa Ino.-respondió Menma sonriente.

La rubia abrió la puerta y entró la primera. La casa estaba a oscuras así que no pude evitar chocarme contra una pared.

Llevé mi mano a la frente en busca de alguna posible herida que me habría producido aquel golpe, mientras me quejaba.

-¿¡Podéis encender una maldita luz!?

-Te está bien empleado por lo que le hiciste ayer a Sakura.-dijo Ino.

-¡Ya le pedí perdón!

-Ella aun no me lo ha contado.

-¿¡Y yo qué culpa tengo!?

La rubia encendió la luz y subió al piso de arriba mientras preguntaba por ella. Inspeccioné el lugar, esta casa tenía muebles viejos y estropeados, ¿Sus padres piensan vivir así eternamente? Los electrodomésticos también se estropean, con lo cual hay que cambiarlos.

El grito de Ino me sobresaltó, corrí escaleras arriba y la encontré en la habitación, segundos más tarde llegó Menma.

-¿¡Qué ocurre!?-pregunté alterado.

Mi prima estaba zarandeando a una joven de cabellos rosas tirada en el suelo, no parecía que fuera a despertar.

-Sakura, reacciona por favor.

-¿Qué le ha pasado?-preguntó Menma.

-¡No lo sé! ¡La he encontrado así!-de repente, Ino me fulminó con la mirada.- ¿¡Tú no lo sabías!?

-¿Cómo se supone que puedo saberlo sino estaba con ella?

-¡Has hablado con Sakura! ¿¡Es que no has escuchado el golpe!?

-¡No, no he oído nada!

-Chicos, no vamos a solucionar nada discutiendo.-Menma cogió a Sakura delicadamente entre sus brazos.

Sin darme cuenta, fruncí el ceño.

Mi primo la dejó en la cama con sumo cuidado, Ino se acercó a ella con la mirada preocupada.

-Ojala hubiera estado aquí cuando me necesitaba.

-No te culpes, tú no sabías que esto iba a pasar.-el moreno puso una mano sobre la cabeza de la rubia.- Venga, alegra esa cara, si Sakura despierta le vas a preocupar.

-Tienes razón.-sonrió.

-Habrá que llamar a un médico, ¿No?-sugerí.

-¡Yo lo haré!-gritó Ino saliendo de la habitación.

-Iré con ella, no vaya a ser que con los nervios llame a otro lugar.-dijo Menma.

-Haz lo que quieras.

Mi primo cerró la puerta tras de sí dejándonos en un completo silencio. Sakura descansaba tranquilamente sobre el colchón, nunca le había visto una cara tan tranquila, siempre que la miraba la veía con el ceño fruncido o con una mirada asesina en el rostro.

Me acerqué a ella, ¿Por qué se habrá desmayado? Observé el móvil tirado en el suelo, por eso no me respondería.

Pasé una mano por mi cabello, me siento un completo idiota por pensar que me estaba ignorando. Claro está, que cualquiera lo pensaría viendo nuestra relación, ¿No?

La chica se movió un poco dándome la espalda, incluso dormida me evita. Ignoré ese pensamiento o acabaría enfadándome.

La acomodé en el centro de la cama, sino iba a caerse como siguiese moviéndose. Y, seguramente, Ino me mataría si se entera.

Aunque no le vendría mal que se golpeara nada más levantarse, para que vea lo que me molestó que me hiciese lo mismo ayer.

Sakura volvió a removerse en su sitio, creo que estaba incómoda. Me acerqué un poco, sin darme cuenta, atraído por ese olor que desprendía siempre, hasta que unos gruñidos me detuvieron.

¿Eso había sido un oso?

Me guié por el sonido hasta descubrir que esos gruñidos venían de su estomago. Pegué mi oreja en su vientre para escucharlos mejor.

Efectivamente, estos ruidos lo producían el estomago de Sakura, me supongo que estará hambriento.

Sentí como se movía, deduje que se estaría retorciendo en el sitio como antes.

-¿Qué estás haciendo?

Abrí los ojos de par en par al escuchar su voz. Levanté la cabeza sorprendido para observarla, estaba apoyada en los brazos y me miraba con cara de asesina.

-Te lo puedo explicar.

No sé cuando se ha levantado, solo sé que estoy en el suelo y con la mejilla dolorida. ¡Menudo puñetazo me ha metido!

-¡Cerdo asqueroso! ¿¡Cómo has entrado aquí!?

Noté que su voz se entrecortaba y sonaba más suave de lo normal.

Moví un poco la boca para comprobar que no me hubiera desencajado la mandíbula, no me impresionaría viniendo de ella.

Para mi sorpresa apenas me dolía, parece ser que el hambre le ha debilitado mucho. Aun así, es increíble pensar que haya conseguido tumbarme estando tan débil.

-¿¡DÓNDE ESTÁ EL MALDITO TELÉFONO!?-el grito de mi prima consiguió hacernos girar la cabeza al mismo tiempo para observar el pasillo.

-¿Ino también está aquí?-preguntó algo sorprendida.

-¿Y tú qué crees?-sonreí maliciosamente, parece ser que hoy no está muy inteligente.

Se bajó de la cama y trató de caminar pero al primer paso perdió fuerzas y cayó. Por suerte, fui más rápido y la cogí antes de que se estrellara contra el suelo.

-¿Estás bien?

-¿Y tú qué crees?-incluso en ese estado es capaz de devolverme mis puyas, algo sorprenderte se mire por donde se mire.

Sakura intentó levantarse pero le fue imposible, lo intentó varias veces hasta que no pudo más.

-¿Ya? ¿O prefieres seguir insistiendo?

-¿Vas a fingir que te preocupo? Por favor, se nota que estás disfrutando viéndome así.

¿Lo disfrutaba? No lo había pensado. Dije que cuando cayese estaría ahí para verla, pero esta vez, no me he sentido superior.

¿Por qué?


Me sentía fatal, la cabeza me daba vueltas y para colmo, estaba sobre Naruto. ¿Por qué todo me pasa a mí? Estoy segura de que si sería como las clones que le persiguen, ahora no me encontraría en esta situación.

Intenté levantarme otra vez, todo en vano, solo acabé hundiendo más mi peso en el cuerpo de Naruto.

-Mira que eres cabezota.-suspiró.

-Descuida, ya no puedo moverme.

-Menos mal, me estabas clavando el codo.

-Perdona.-fue una disculpa vacía, ni siquiera la sentía.

-Sí claro...

Sentí sus brazos rodeando mi cintura.

-¿Qué haces?

-Levantarte, se me están durmiendo las piernas.

Dejó que mi cuerpo cayera sobre su pecho, quedando mi cabeza sobre su hombro, mientras estiraba las piernas.

-Ahora no siento las piernas, muchas gracias.

-No te he pedido que me cojas.

-¿Hubiera preferido caerte al suelo?

-Sí.

-Tomo nota para la próxima.

Quería responder pero no encontraba fuerzas de ningún sitio. Ya había estudiado que, cuando el cuerpo tiene hambre, se nutre de las grasas que tenemos y dado que yo casi no como, no puede echar mano a ellas.

-¡¡NO ENCUENTRO EL ESTÚPIDO TELÉFONO!! ¿¡TÚ LO HAS VISTO MENMA!?

Abrí los ojos lentamente al escuchar su nombre, ¿Qué hace el primo de Naruto aquí?

-Deberías avisarles de que ya me he despertado.

No sé si lo dije muy bajo y Naruto no me escuchó o, tal vez, me estaba ignorando.

-¿Naruto?

-¿Eh?

¿A este que le pasa?

-¿Me estás escuchando?

-Claro...

-¿Ah sí? ¿Qué he dicho?

-No lo sé, te estaba ignorando.

-Me lo supuse. Avisa a Ino de que ya he despertado.

-¿Y por qué lo tengo que hacer yo?

-Por ignorarme.

-Menuda excusa más tonta.

-¡Sakura!-una estela dorada me arrancó de los brazos de Naruto para abrazarme.- Menos mal, ¡Por fin despiertas!

-Siento haberte preocupado Ino.

-¿¡Por qué no me habéis avisado!?

-Pregúntale a tu primo.

La rubia fulminó a Naruto quien se estaba levantando mientras se limpiaba la ropa. No puede quejarse, limpié mi habitación hace poco.

-Naruto...-dijo Ino dulcemente, algo extraño en ella. Parecía estar a punto de soltar una amenaza o un berrido.

-Perdona, te iba avisar ahora.

-Está bien...-Ino me observó con un extraño brillo en los ojos.- ¡Luego tenemos que hablar!

-Cuando quieras...-no estaba segura de querer responder eso.

¿Qué estaría tramando mi amiga?

-¿Cómo te encuentras Sakura?-preguntó Menma entrando en mi habitación.

-Bien, gracias por preocuparte. ¿Cómo habéis entrado?

-Tenía la llave que me dejaste.-explicó Ino.

-¿Y cuánto has tardado en encontrarla?-pregunté jocosamente.

-¡No mucho!

-Una eternidad.

-¡Menma!

El moreno sonrió ante la cara roja de Ino, mientras ella le gritaba y él trataba de calmarla, observé a Naruto.

Estaba mirando por la ventana ausente, tal vez se sienta desplazado de la conversación. ¿Por qué diablos no ha hablado con nosotros? Nadie se lo ha impedido.

En el fondo de mi ser, me apiadé de él. Me había recogido y yo le había golpeado, aunque le hubiese encontrado pegado a mi vientre.

Supongo que le debo una... Encima, él se disculpó conmigo ayer.

Perdida en mis pensamientos me acerqué un poco al rubio.

-¿Hay algo que haya llamado tu atención?

-¿A qué te refieres?

-No sé, como prefieres mirar a la ventana antes que a nosotros.


¿Qué me estaba ocurriendo? Jamás me gustó el contacto de la bruja, pero cuando estuvo apoyada sobre mí, su olor atacó mi nariz con fuerza.

No pude evitar cerrar los ojos ante ese olor, ante la calidez que me otorgaba su piel y las caricias de su cabello en mi cuello.

-¿Naruto?

-¿Eh?-su voz consiguió devolverme a la tierra.

-¿Me estás escuchando?

-Claro...

¿Me estaba hablando?

-¿Ah sí? ¿Qué he dicho?

-No lo sé, te estaba ignorando.-no tenía porque darle explicaciones.

-Me lo supuse. Avisa a Ino de que ya he despertado.

¿Me lo estaba ordenando? A mí nadie me dice que puedo hacer y que no, y menos ella.

-¿Y por qué lo tengo que hacer yo?

-Por ignorarme.

-Menuda excusa más tonta.

-¡Sakura!-para cuando quise darme cuenta Ino estaba abrazando a la bruja.- Menos mal, ¡Por fin despiertas!

-Siento haberte preocupado Ino.

-¿¡Por qué no me habéis avisado!?

-Pregúntale a tu primo.

Por culpa de Sakura Ino me lanzó la mirada más envenenada que vi en mi vida, será chivata la tía.

-Naruto...-dijo Ino dulcemente.

-Perdona, te iba avisar ahora.

-Está bien... ¡Luego tenemos que hablar!-le gritó a Sakura.

-Cuando quieras...

-¿Cómo te encuentras Sakura?-preguntó Menma entrando en la habitación.

-Bien, gracias por preocuparte. ¿Cómo habéis entrado?

-Tenía la llave que me dejaste.-explicó Ino.

-¿Y cuánto has tardado en encontrarla?-me sorprendí al escuchar eso, Sakura conoce mejor a Ino que yo.

-¡No mucho!

-Una eternidad.

-¡Menma!

Ni siquiera se dieron cuenta de mi existencia así que decidí mirar a la ventana, ¿Tanto me odia mi familia para ignorarme así?

Es verdad que Ino estaba enfadada conmigo y que nunca he aguantado a Menma... Pero aun así somos familia, ¿No?

Un olor a cerezos me despertó del trance en el que me habían sometido mis pensamientos.

-¿Hay algo que haya llamado tu atención?

-¿A qué te refieres?

-No sé, como prefieres mirar a la ventana antes que a nosotros.

La observé sorprendido, pero disimuladamente. No me puedo creer que, de todas las personas que estaban aquí, solo se haya percatado ella de que estaba siendo ignorado.

-No me apetece hablar.

-Ya... ¿Siempre eres así con todo el mundo?

-No.

-Lo que tu digas.

Cuando puse mi vista sobre ella comprobé que miraba ausente un retrato de la mesa, el reflejo del sol me impedía ver quién era.

Los gruñidos que el estomago de la bruja producía nos sobresaltaron a todos. La joven se llevó los brazos al vientre como si quisiese ahogar los sonidos.

-Perdón...-respondió sonrojada.

-¿Eso han sido tus tripas Sakura?-preguntó Ino enfadada, con el ceño fruncido.

-Creo que sí...

-¿Hace cuanto que no comes para que suenen así?-cuestionó Menma.

La chica bajó la cabeza sin responder, el silencio se adueñó de la habitación. ¿Por qué habría que mantener la respuesta en secreto?

-¿Sakura?-la rubia se impacientaba.

-Un día...-respondió casi en un susurro.

¿¡Qué!?

-¿¡UN DÍA ENTERO!? ¿¡TE HAS VUELTO LOCA SAKURA!?

-Perdona Ino, es que...

-¡VAMOS A COMER ALGO YA!

-Pero...

-¡AHORA!

La aludida suspiró con cansancio.

-Ahora voy, déjame cambiarme.

-Te esperamos abajo.

Sakura se encerró en el baño tras coger la ropa y nosotros nos dirigimos al coche. Antes le lancé un vistazo al retrato, estaba Sakura con una mujer que se parecía a ella, ¿Sería esa su madre?

Me apoyé en el capó del coche, ¿Por qué tarda tanto? Solo tiene que cambiarse.

-Espero que no esté tardando aposta.-nunca había visto a Ino tan enfadada.

-Puede que se haya vuelto a desmayar.-respondió Menma preocupado.- Deberíamos ir a ver.

Justo cuando mi prima estaba dispuesta a irse, Sakura salió de casa. Por poco se me coagula el cerebro.

Llevaba un short vaquero mostrando sus piernas largas y estilizadas. Con el vestido de mamá pude comprobar que tenía un cuerpo increíble pero no le llegué a ver las piernas. El top blanco le dejaba al aire el vientre, con unas curvas en la cadera perfectas.

He estado con muchas mujeres y no había visto un cuerpo tan equilibrado nunca. La verdad es que no tiene mucho pecho, pero para su altura, está genial.

Ya he estado con chicas de pechos grandes y parece que les cuesta caminar.

Nuevamente me enfadé. ¿Por qué esconde ese cuerpo? Ya que me martiriza podría permitirme admirar sus curvas.

Pero ni eso, siempre sabe como molestarme.


Estoy perdida, Ino me matará. Debería haberme callado pero al sentir la mirada incriminatoria de todos sobre mí me puse nerviosa y acabé diciéndolo.

Al abrir el armario me di cuenta que tenía poca ropa limpia, quitando el vestido de Kushina, pero no me iba a poner eso para ir a comer.

Mierda... Siempre espero hasta que la lavadora esté llena para ahorrar todo el agua posible, pero al parecer se me olvidó ponerla la última vez.

Solo tengo libre ropa que nunca me pongo, no me gusta que sea tan corta.

Qué remedio, ese eso o el vestido.

Escogí la ropa que más me taparía de todo el armario, aunque dudo que me oculté algo, tengo prendas más cortas.

Me duché a todo correr y me cambié, metí el móvil y las llaves en el bolso y bajé corriendo. Me tuve que sujetar a una pared por culpa del mareo que atacó a mi cabeza.

Esto me pasa por tonta, si hubiera guardado algo de dinero ahora no estaría así.

Salí con pereza y cerré la puerta tras de mí. Al levantar la vista me di cuenta que todo el mundo me miraba con la boca abierta. ¿Tendré algo en la cara?

Ino se acercó a mí corriendo.

-¿Por qué has tardado tanto? ¿Te ha pasado algo?

-Tranquila, solo me he mareado.

-Menos mal, ¡Vamos al restaurante!

La rubia no me soltó hasta llegar al asiento del copiloto, ¿¡Por qué me tengo que sentar al lado del orco!?

-¿Puedes entrar?

-No te preocupes Ino, estoy mareada no inválida.

Tras abrocharme el cinturón me acomodé mejor en el asiento, tenía mucho sueño y me encontraba muy cansada.

-Vámonos.-dijo Naruto arrancando el coche.

Cerré mis ojos para descansar y al final terminé dormida.


Nada más entrar no pude evitar fijarme en ella, pero no fue su cuerpo lo que atrajo mi atención (cosa que no me pasa con las demás chicas) sino su rostro cansado, lucía sin fuerzas.

Y en vez de retorcerme de gozo, un vació se apoderó de mí.

¿Qué me pasaba?

Arranqué el coche en dirección a un restaurante.

-Creo que Sakura se ha quedado dormida.-dijo Menma observándola desde atrás.

-A veces no sé que se le pasa por la cabeza. ¿¡Cómo se le ocurre no comer!?-gritó Ino fuera de sus cabales.

Sorprendentemente, la bruja no se despertó. Sí que es poderosa, los gritos de mi prima siempre me sobresaltan, esta vez no fue la excepción.

-No grites así o acabaremos empotrándonos contra una farola.-espeté enfadado.

-Perdona.

Sakura se removió en su asiento, parece ser que nunca está a gusto en ningún sitio.

Al llegar nadie quiso despertarla y nos quedamos un rato en el coche, como si estuviésemos esperando a que alguien nos llamara la atención.

-¿Habrá que irla despertando no?-pregunté hastiado.

-Me da pena, se le ve tan tranquila.-dijo Ino.- ¡Yo voy buscando la mesa! ¡Despertarla vosotros!

Esta piensa que me va a dejar a mí con el marrón. Para mi sorpresa, Menma comenzó a zarandearla lentamente.

La bruja hizo algunas muecas mientras soltaba ruiditos por la boca, algo graciosos.

Qué lástima no haber tenido una grabadora para poder reírme de ella al enseñárselo.

Parpadeó un poco y abrió los ojos, ver ese color tan deslumbrante en ellos me produjo un bote en mi interior. ¿Qué me había pasado?

Estaba claro que nadie tenía ojos como los suyos, es la primera vez que veo un verde tan intenso. Pero aun así, no entiendo porque he reaccionado de esa manera.

La puerta del copiloto se abrió mostrando a mi primo sonriente.

-¿Me permites ayudarte?-Menma le tendió la mano.

-Gracias.-Sakura la tomó con cuidado.

Con su ayuda consiguió salir y me volvieron a dejar solo. Aun no me puedo creer que fuera ella la única que se dio cuenta de mi existencia en aquel momento.


Con algo de torpeza llegué a la mesa del fondo. Ino podría haber buscado algo más cerca de la entrada, ¿No?

-Ya estáis aquí, he estado a punto de ir por vosotros.

-Ino, tienes que aprender a esperar pacientemente.

-Yo no soy así Menma, deberías saberlo.

-Hace tiempo que no te veía, ¿Cómo quieres que sepa lo mucho que has cambiado?

Me senté en una de las sillas mientras ellos volvían a hablar de su pasado, me pareció tan bonito que tuvieran recuerdos que compartir. Me habría gustado estar en tu lugar Ino.

Con familia, gente que te quiere, sin problemas... Bueno, yo evitaría la parte del orco pero no lo puedo borrar del mapa así como así.

Aunque ganas no me faltan.

Sentí su mirada asesina sobre mí, siempre me miraba así y estaba acostumbrada a recibirla, tanto que ya no me importaba que me observara así. Es más, me daba gracia.

¿Cómo puede ser tan infantil?

Levanté la vista para verle frente a mí, se había sentado ahí y ni me había enterado. Algo había en sus ojos que me preocupaba, aquel brillo no era usual en él.

También podrían ser imaginaciones mías.

-Hola, ¿Ya os han atendido?-el camarero llegó sonriente.

-No aun no.-respondió Menma.

El chico me pegó un buen repaso con la mirada, por esto era que no quería ponerme esta ropa, todos son unos babosos, estoy segura que si hubiera venido tapada ni habría reparado en mí.

-Tomad, os dejo la carta y me avisáis cuando lo hayáis decidido.

-Gracias.-respondió Naruto secamente, parecía enfadado.

-¿Qué vais a pedir?-preguntó Ino.

Necesitaría algún plato grande, mis tripas están rugiendo como nunca. El camarero volvió con una sonrisa pegada en el rostro.

Tras pedir la comida se fue regalándome una reverencia.

-Cerdo baboso...-susurré para mí más que para los demás.

-¿Qué te ha hecho ahora Naruto?-preguntó Ino jocosamente.

El aludido la fulminó con la mirada, consiguiendo un escalofrío por su parte.

-Esta vez, y sin que sirva de precedente, no ha sido él.

-¿Entonces?-preguntó Menma.

-El camarero hoy soñará conmigo.-dibujé una mueca de asco al recordar como paseaba la vista por mi cuerpo.

-Si quieres le pego.-dijo Ino sonriente.

-Tranquila, cuando me recupere lo haré yo misma.

Nada más traerme el palto (el mío fue el primero) me lo acabé al instante.

-Que hambre tenía...

-¿Y por qué no me lo has dicho antes?-preguntó Ino bastante enfadada.

-Perdona, no quería preocuparte.

-¿Sakura necesita de tu ayuda para comer o algo por estilo?-preguntó Naruto burlándome con la mirada.

Mi pie impactó en su espinilla con fuerza, pensé que aun estaba débil, pero veo que me equivoqué. Su cara mostraba todo lo contrario.

-Serás bruta... Menuda patada me has metido.-se quejó tocándose la pierna.

Parece ser que solo necesitaba darle calorías al cuerpo. Acabo de comprobar lo importante que es comer bien.

-Te jodes, por decir eso.

-Era una broma.

-Nada en tus palabras es un chiste.

Me fulminó con la mirada y yo sonreí burlonamente mientras apoyaba la cabeza en mi mano.

-¿Es lo mejor que tienes? Espero que no pretendieras asustarme con eso.

-Ya veo que te has recuperado...-intercaló gruñidos con las palabras.

Estaba en lo correcto, Naruto se está transformando en perro.

-¿Siempre discutís así?-preguntó Menma sonriendo.

Seguro que le hacía gracia la situación, o tal vez no sabría qué cara poner.

-Normalmente sí.-respondió Ino por nosotros.- En clase no sabemos dónde meternos.

Cuando yo ya me había acabado el segundo plato, ellos aun no tenían ni el primero.

-¿Es mi imaginación o solo está atendiendo a Sakura?

Apoyo a Ino, ¿Qué diablos está pasando?

Menma llamó la atención del camarero, éste vino con el ceño fruncido, gesto que cambió al verme.

Rectificado, todos los hombres son unos babosos.

-¿Puedo ayudaros en algo?

-¿Ha pasado algo con nuestra comida?-preguntó Ino.- ¿Por qué no está lista aun?

-Un momento señorita, esto lleva su tiempo.

-¿Y por qué a mí me habéis atendido ya?-me gané su atención.

-Su comida es la más fácil de preparar.-sonrió.- ¿Le ha gustado?

Con el hambre que tenía, me habría comido hasta un zapato si me lo ponían en el plato.

-Mucho.-respondí secamente.

Observé el lugar buscando una solución mientras ellos trataban de hacer entrar en razón al terco camarero.

Me di cuenta de que todas las chicas miraban a Naruto, incluida la cocinera que había salido fuera para verle.

Estoy segura que se ha tirado a todas ya.

Mi vista se posó sobre una camarera que le hacía ojitos pero él no parecía darse cuenta. Hoy lo veo algo raro... ¿Qué le pasará?

La verdad es... Que me da igual. ¿Verdad?

-Perdona.-llamé la atención del camarero.- ¿Podrías traerme la carta de postres?

-Ahora mismo señorita.

-Muchas gracias.

Nada más irse le eché una mirada asesina a Naruto, para ver si conseguía sacarle de sus pensamientos.

-¿Ahora por qué me miras así? No te he hecho nada.-bufó cruzándose de brazos.

-Compórtate como un niño pequeño frente a tu madre, para que te pueda cambiar el pañal, pero en mi presencia no hace falta, no te daré el chupete.-me acribilló con la mirada y solo atiné a sonreír, ya tenía su atención.- Escúchame bien antes de que venga, ¿Ves a la camarera del fondo?

-Sí, ¿Qué pasa?

-Lígatela.

Me observaron sorprendidos.

-¿Desde cuándo una novia le busca ligues a su chico?-preguntó con la clara intención de molestarme.

-No te hagas ilusiones, no eres mi chico.-destruí la mueca de asco que quería dibujarse en mi rostro o no acabaré nunca.- Si consigues ganarte más su atención, te atenderá a la primera. El problema es que el camarero no trae vuestro pedido, ¿No?

-Así es.-respondió Menma algo sorprendido.

-En ese caso pídele a la chica que te lo traiga ella y ya de paso le pides el de tus primos.

-Sakura... ¿Se te ha ocurrido eso ahora mismo?

-Así es ella Menma, puede crear planes en segundos y encima todos salen bien.

-No exageres Ino.-sonreí.

-¿Y qué hacemos con el camarero?-cuestionó Naruto.

-Eso déjamelo a mí.


Su capacidad mental es sorprendente, no me puedo creer todo lo que ha dicho. Esto lo ha tenido que pensar ahora mismo, y lo peor de todo es que es una idea muy buena.

Creo que es la mejor opción que tenemos ahora. A mí no me importa ligar con chicas, aunque las de aquí ya me han visitado más de una vez.

Lo que provocó que mi ceño se frunciera fue lo que dijo Sakura, ¿Ella se encargará del camarero que no para de mirarla?

Y si solo fuera él... Me he estado fijando en todos los chicos, no paran de mirarla. Tal vez sea porque a este restaurante se suele venir de etiqueta, aunque el motivo que más peso tiene es el de su cuerpo.

¿Cómo no mirarla con esas curvas? ¿Quién se diría que Sakura Haruno podría estar tan buena?

Agité la cabeza para apartar ese pensamiento, yo la odio, no debería estar pensando esto.

Ella se levantó y repetí el gesto, asentimos con la cabeza para darnos a entender que empieza la operación.

Sonreí internamente ante ese pensamiento, parecemos espías secretos del gobierno.

Sakura se fue en dirección al camarero y yo me acerqué a la joven.

-Hola, ¿Podría pedirte ayuda?

-Hola Naruto, me alegra volver a verte. Dime lo que quieras, te ayudaré.

-Hemos pedido hace mucho y aun no nos sirven, me parece que tu amigo no nos quiere dar la comida.

-¿Qué? Yo me encargaré de él. Voy a la cocina, ahora vuelvo.-pasó una mano por mi torso antes de irse.

Busqué a los demás con la mirada, los dos miraban a la barra fijamente, dirigí la vista allí y vi a Sakura sonriendo por algo que le dijo el camarero.

No me puedo creer que estuviese rodeada de chicos, y ha sido nada más levantarse. A mí no se me han abalanzado las chicas como lo han hecho ellos con Sakura.

No puede ser que me supere en eso, ¡Es imposible!

Me acerqué allí enfadado, Sakura Haruno no me puede ganar en todo, y menos en esto. Yo inventé la palabra ligar, no puede robarme el protagonismo.

-Estás aquí, al fin te encuentro.-respondí tras ella.

Me tuve que abrir paso a codazos, era increíble la cantidad de chicos desesperados que hay aquí.

-¿Ya está?

Entendí perfectamente la pregunta de Sakura.

-Sí.

-Bueno chicos, un placer hablar con vosotros.-se bajó de la silla.- Espero volver a veros.

-¿Ya te vas?-preguntó uno de ellos.

-Sí, voy a la mesa, aun no he terminado de comer. Adiós.

Sakura escapó de allí sin problemas, ya que los hombres se apartaron para dejarla paso, y según avanzaba más la miraban al trasero.

Algo que también llamó mi atención. No me puedo creer el cuerpo tan perfecto que tiene.

Rodé los ojos para restarle importancia a ese pensamiento, es evidente que la falta de comida me nubla la razón.

Todos los que estaban allí parecían tener ganas de matarme, los ignoré algo molesto y me dirigí a la mesa.

Nada más sentarme apareció la camarera con nuestras órdenes.

-Gracias guapa.-le respondí haciendo que se sonrojara.

-De nada.-se marchó de allí torpemente.

-Gracias Naruto, me moría de hambre.-respondió Ino.

-Aun estoy sorprendido Sakura.-dijo Menma mientras cogía comida con el cubierto.

-¿Por qué?

-Por lo rápido que piensas, eres muy inteligente.

-Agradezco el cumplido.

Tras comer el primer plato llegó el segundo, lo comimos en silencio hasta que llegó el camarero con una gran copa en el que había helado y nata, con sirope de chocolate por encima.

-Perdona, yo no he pedido nada.-dijo Sakura al ver que se lo había dejado delante.

-Invita aquella mesa.-respondió algo enfadado.

La chica miró a la dirección que indicaba el camarero, allí, unos chicos la saludaron.

-Agradéceles de mi parte por favor.

-Lo haré.-sonrió y se marchó, la miró antes de entrar a la cocina.

Podría disimularlo mejor.

-¿Te vas a comer eso?-preguntó Ino sorprendida.- No hay persona humana que pueda acabarse eso.

-Si no fuese de chocolate no lo aceptaría.-sonrió cogiendo la cuchara.

En menos de cinco minutos ya estaba terminado, me habría gustado que se manchase la cara o algo con nata para poder reírme de ella, pero no lo hizo.

La señorita tenía que ser perfecta incluso comiendo.

Bufé mirando a otro lado.

-¿A ti que te pasa ahora?-preguntó Ino.

-Nada, cosas mías.

Al terminar pedimos la cuenta, la pagamos entre los tres. Sakura no había traído dinero, aunque Ino se negaba a dejarle pagar cuando dijo que podría conseguir algo si buscaba por casa.

Mientras pagábamos, comprobé la sombra que había entristecido sus ojos, ya no brillaban como antes.

-¿Y ahora qué hacemos?-preguntó Menma.

-¿Por qué no vamos a un parque de atracciones? ¡Hace mucho que no vamos todos juntos!-gritó Ino.

-En ese caso me iré a casa, pasarlo bien.-respondió Sakura dispuesta a irse.

-¿A dónde vas?-dijo Ino.- Tú te vienes con nosotros.

¿¡Qué!?

-No quiero estorbaros.

-No digas eso Sakura, será un placer tenerte entre nosotros.-Menma le dedicó una sonrisa.

-Gracias...

Esta vez, ella se sentó detrás y mi primo a mi lado. En todo el camino, las cotorras de atrás fueron hablando provocándome un tic en el ojo.

Cada vez que miraba al retrovisor, era su sonrisa lo que atraía mi mirada. ¿Cuántas veces había sonreído así en mi presencia? Nunca.

Ino también parecía más feliz, yo jamás había conseguido que se lo pasara tan bien.

Al llegar, aparqué donde pude y salimos en busca de aire.

-Por fin, que calor hacia en ese coche.-se quejó Ino.

-¿Y por qué no me has avisado? Habría puesto el aire acondicionado.

-No hacía falta.

-¿Nos vamos ya?-preguntó Menma.- Hacia tiempo que no montaba en una atracción.

-Mierda...-susurró Sakura, todos la miramos.

Para cuando quise darme cuenta estaba abrazándome por el cuello.

¿¡Se ha vuelto loca!?

Descarté la idea al ver a Hinata con unas chicas, que ya conocía (os podéis imaginar la razón) acercándose aquí.

¿Por qué siempre me encuentro con la muerta? Parece que me ha mirado un tuerto.

-¡Naruto! Qué alegría verte por aquí.-dijo sonriéndome.

-Igualmente Hinata.-como la odio, piensa que por haber sido mi prometida puede hablarme como si nada.

Además, algo en ella me daba mala espina.

Abracé a Sakura por la cintura y cerré los ojos al oler su perfume. No podía evitar dejarme llevar.

-Ino, ¿Qué tal?-preguntó Hinata.

-Perfectamente, vámonos.-mi prima cogió de la mano a Menma y nos hizo un gesto con la otra.

-Tenemos que irnos amor.

-¿Ya? Estando en tus brazos el tiempo pasa volando, ojala se detuviese.

Increíble el cambio de personalidades que puede hacer, sencillamente impresionante.

Entrelazamos nuestras manos mientras nos alejábamos de allí, todas las chicas fulminaban con la mirada a Sakura y ésta ni pestañeaba.

-¿Ya se han ido?-preguntó entre dientes.

-Siento comunicarte que aquí tendrás que ser mi novia siempre, no cuando miren.

-Dios... Este día va a ser eterno.

-Ya te digo.-gruñí de nuevo.

Nos montamos en varias atracciones y, desgraciadamente, Sakura tenía los mismos gustos que yo.

-¿Vamos ahí?-preguntó Menma señalando una casa destartalada.

-¿La casa de los horrores? Creo que no deberíamos optar por ese sitio.

-¿Por qué? ¿Tienes miedo Sakura?-mis intenciones eran molestarla, claramente.

-Tú y tu enorme bocaza. Lo decía por tu prima, tiene miedo a las arañas.

¿Cómo no he caído en ese detalle?

Fulminé con la mirada a la bruja lleno de rabia. ¿Por qué sabe más cosas de Ino que yo?

Ella suspiró y me ignoró como hace siempre.

-Aun me tenéis que contar que pasa aquí.-dijo Menma intrigado.

Él había preguntado por nuestro noviazgo y le dijimos que se lo explicaríamos en otro lugar más privado. Toda precaución es poca.

-No me importa entrar, vamos allá. Siempre puedo usar a Menma como escudo.

-Que amable Ino.-el aludido se hizo el enfadado.

Al entrar nos dimos cuenta de que Hinata y sus seguidoras estaban también. ¿Tanto me odia el destino?

(Sakura)

Que tía más pesada... No sé cómo le aguantan sus amigas. Yo ya le habría mandado a la mierda hace tiempo o le habría buscado una para estampársela en la cara.

Lo que ella prefiera.

-Vamos.-sentenció Naruto adentrándose en la casa.

A mí quien me preocupaba era Ino, yo siempre he llevado bien las películas de miedo y todos esos temas. Espero no asustarme ahora.

Nada más entrar la rubia gritó sobresaltando a los que estaban ahí dentro. Efectivamente, una araña de mentira había saltado al suelo.

La aparté de una patada y me adentré por los pasillos. Se suponía que esa casa era un laberinto lleno de sustos y tenías que encontrar la salida sin morirte de miedo.

-Espera Sakura, busquemos entre todos.-dijo Menma deteniéndome.

-Como queráis.

Naruto me agarró del brazo y me acercó a él.

-No vuelvas a alejarte así, ¿Vale?

-¿Por qué?

-Porque no quiero.

-Dame una explicación.

-Cumple tu trabajo y punto.

Suspiré tratando de canalizar el enfado que tenía, sino le golpearía ahí mismo hasta abrirle la cabeza.

-Lo que tú digas...

-Bien.-sonrió victoriosamente con algo de malicia.- Antes me costaba más someterte.

Pisé con fuerza su pie.

-¡Perdona cariño, no te había visto!-lo grité adrede para que se me oyese.

-No pasa nada amor, con esta oscuridad es normal.

Aprovechó a fulminarme con la mirada cuando nadie nos veía.

-Venga vamos.-dijo tirando de mí.- A ver si este lugar consigue asustarme...

Quería haberle gritado que me soltase pero no tenía sentido, él tiene razón, tengo que ser una buena novia.

Pero es muy complicado... Sobre todo si se trata de él.

Los pasillos estaban plagados de monstruos, cada vez que dabas un paso te saltaba un bicho diferente.

-Este se me ha lanzado encima, que maleducado.-me quité el peluche de la cara.

Visto desde cerca era hasta mono, he observado cosas más feas. Por ejemplo: el amorfo que tengo al lado.

-¿Se supone que es esto lo que da miedo?-Naruto me arrebató el objeto de las manos.- Pensé que los efectos serían mejores.

-No te precipites, aun estamos comenzando, además, tirado en mitad de la oscuridad puede darte miedo.-traté de razonar el porqué habían puesto ahí ese peluche, la verdad es que no me cuadraba.

-¿A ti te ha asustado?

-No.

-Lo que yo decía, es una estupidez. Quien se asuste con esto necesita un psicólogo.

El rubio tiró el peluche para atrás y le acertó a Hinata en la cara. La chica liberó un grito tremendo.

-¡Quitármelo, quitármelo!-se movía como una loca por todo el pasillo.

-Pues recétale el mejor psicólogo que encuentres a esa. Está muy mal de la cabeza.

Naruto se dio con la mano abierta en la frente.

-¿Cómo puede asustarse con eso? Me avergüenza pensar que fue mi prometida.-eso último lo susurró por si alguien nos escuchaba.

-Sigamos anda.-tiré de él.

Había que admitir que, según avanzábamos, mejor trataban de asustarte. Sin embargo nosotros parecíamos de piedra, Naruto bostezaba cada vez que nos asustaba algo y yo ni me inmutaba, había veces que me reía.

No sé el motivo pero hoy me sentía más segura que nunca.

-Bueno, esta es la última habitación para poder escapar de aquí.-anunció Naruto.

-Entremos ya, esta atracción es muy aburrida.

Durante todo el camino, escuchamos los gritos de Ino cada vez que salía algo, y en esta habitación no fue la excepción. Nada más abrirla nos saltaron encima varias sábanas.

Sentí como alguien tiraba de mí arrancándome de la mano de Naruto, si estaban pensando en secuestrarme no lo permitiría.

Me escapé de las sábanas y golpeé al tipo que me llevaba encima. Creo que le di demasiado fuerte, conseguí tumbarlo.

-¿Te gusta secuestrar? ¡Pues te voy a quitar la tontería de un golpe!

-¡Espera, yo trabajo aquí!

-¿Eh?

-Es el susto final, cogemos a uno de los que están aquí y nos lo llevamos para que los demás crean que ha desaparecido.-explicó rápidamente.

Tenía sentido, me sentí fatal al pensar que había pegado a alguien inocente.

-Perdona, pensé que...

-Tranquila, todo el mundo se lo imagina así, pero nadie ha conseguido defenderse tan bien.

-¡Sakura!-gritó Ino, sonaba cerca.

-Se va a chafar el susto final.-dijo el chico apenado.

-Podemos evitarlo, corre.

Dejando la sábana ahí tirada, corrimos por los pasillos, el joven me guió a una habitación donde habían más personas.

Casi todo eran chicas y niños.

-¿Y estos?

-Son todos los que han llegado hasta el final.-informó el joven.- Por lo general elijo a gente que pesa poco, no puedo levantar a un hombre que me dobla el cuerpo.

No carecía de lógica, siendo Naruto y yo los que estaban primeros, era yo la que menos pesaba.

-¡Que salga la siguiente!-gritó otro hombre dentro de la habitación.

Unos niños salieron corriendo entre risas.

-¿A dónde van?

-En el susto final se trata de asustar a tus amigos como quieras. Nosotros creamos tensión haciendo desaparecer a uno de ellos, después está en tu mano asustarles.

Una idea malvada atacó mi mente, me gustaría asustar a Naruto.

-¿Podríais hacerme un favor?


¿Dónde diablos se ha metido Sakura? Se ha soltado de mí y ha desaparecido. Si no hubiera sido por esas sábanas no me habría despistado.

Se escuchaban gritos y risas por algunas habitaciones. ¿Qué estaría pasando?

-¿Dónde está Sakura?-preguntó Ino asustada.

-No te preocupes, ya volverá.-dijo Menma para calmarla.

-Dividámonos.-sugerí.- Yo iré por allí, vosotros buscad por aquí.

-Vale.

Seguro que Sakura se ha escondido para hacerme alguna jugarreta. Llegué a una habitación en la que tenía muchos espejos. En uno de ellos pude ver reflejada una cabellera rosa.

La busqué y por poco me choco contra el espejo. Vi a Sakura reflejada en muchos de ellos pero nunca la encontraba, ¿Estaría aquí? ¿O se reflejaría desde otro lado?

La busqué por un rato hasta llegar a pensar que estaba solo y que como mucho, estaría dando vueltas.

Una mano en mi hombro me sobresaltó.

-Te asusté.

Las luces se encendieron y pude ver que la habitación era enana, con la oscuridad parecía más grande.

-¡Sakura!-Ino abrazó a su amiga con fuerza, nada más irrumpir en la habitación.- ¿¡Donde estabas!?

-Siento haberte preocupado, estaba tratando de asustar a Naruto.

-¿Por eso desapareciste así?

-Creo que yo tengo la culpa de eso.-apareció un hombre tras nosotros.

Nos explicó de que trataba todo esto, al final eran tus propios amigos quienes te asustaban. La idea era original, pero la elección nefasta, de todas las personas tuvieron que coger a Sakura, la más retorcida del mundo.

También nos explicó que ella les pidió poner ahí los espejos, para que fuera más difícil encontrarla.

A eso me refería, ¿A qué persona se le ocurriría eso? A nadie, solo a ella.

-Al final no ha estado tan mal.-dijo Menma.- Lo más aterrador eran los gritos de Ino.

-¡Oye!-fingió estar molesta.

-Naruto se ha cagado patas abajo.-Sakura disimuló (malamente) unas risitas.

-¡De eso nada!-grité con fuerza, no voy a dejar que se ría de mí.

-No te preocupes cariño, es normal tener miedo, todo el mundo lo tiene.-bajó la voz.- Lo preocupante es que seas un gallina.

Una vena en mi frente comenzó a palpitar con fuerza, ¿Me acababa de llamar gallina?

Montamos en casi todas las atracciones y en cada una nos encontrábamos con Hinata, ya estaba harto de que nos siguiese.

A Sakura se le podía notar la rabia que le tenía desde kilómetros, había que estar muy ciego para no verlo.

Y esto se debía a que, cada vez que aparecía, nos teníamos que abrazar y parecer una pareja feliz.

Increíblemente, cada vez que comenzaban a hablar entre ellos tres y me dejaban de lado, era ella quien se acordaba de mí.

De vez en cuando me daba algo de conversación, tampoco lo trabajaba mucho ni insistía. Si veía que no tenía ganas de hablar se callaba y seguía a lo suyo.

Sin embargo... Me es imposible creer que sea Sakura la única que se ha fijado en ese detalle.

-¿Cenamos aquí? Siempre suelen haber puestos con comida por aquí.-dijo Ino.- ¡Podemos comprar churros!

-Me parece buena idea.-respondió Menma sonriendo.

-¡Invita Naruto!-sentenció mi prima.

-¿¡Qué!? ¿¡Por qué yo!?

Observé a la chica que estaba a mi lado, apenas notaba su agarre a pesar de que me está abrazando el brazo.

Contemplaba ausente a una madre jugando con su hijo, ¿Echará de menos a sus padres? Ahora que lo pienso, nunca los he visto en persona.

La moví un poco con una mano pero ella parecía seguir en trance.

-Sakura...-susurré en su oído.- Sakura...

-¿Eh?

Giró la cabeza para mirarme y sus ojos me pusieron nervioso, brillaban más que nunca. Además, ver aquel color tan especial en unos ojos era complicado, poca gente los tenía así de espectaculares.

Que te miren tan de cerca no es agradable...

-¿Estás bien?

-Sí, ¿Por qué?

-Llevas un rato callada.

-No me apetecía hablar.

Era evidente que me mentía, algo en mi interior se revolvió y me obligó a hacer lo siguiente. La atraje hacia mí abrazándola por la cintura.

-¿Qué haces?

-Abrazar a mi novia, ¿No puedo?

-Sí claro.-respondió entre dientes.

Seguimos caminando sin separarnos, Ino sonreía cada vez que nos miraba. Compramos algo de comer y nos sentamos en un banco.

-Al final nos lo hemos pasado bien, ¿No?-dijo Ino.- Aunque por poco me da un ataque cuando Sakura desapareció.

-Lo siento, no pensé que harían eso.

-¿Y tú qué hiciste cuando te llevaron?-preguntó Menma intrigado.

-Pues...

Sakura nos contó cómo había tumbado al pobre hombre que solo hacia su trabajo y no pude evitar reírme.

-¿De qué te ríes?-me preguntó furiosa, mientras me observaba con los ojos entrecerrados.

-A ti si te secuestran, te devolverían al día siguiente.

Recibí un golpe colosal en el estomago. Me llevé las manos ahí tratando de recuperar aire.

Me apiado de aquella persona, seguro que Sakura le ha roto la cara, ¡Dios, que fuerza tiene!

-Yo creo que Sakura mandaría a todos los secuestradores al hospital de cabeza.

-Muy graciosa Ino.-respondió cruzándose de brazos.

Tenía graves problemas para respirar, ¿Sería una muerte lenta y dolorosa? Seguro que Sakura me ha metido veneno en los churros.

Unas manos me sujetaron el brazo con fuerza.

-Perdona, no quería darte tan fuerte.

-No mientas, sé que no lo sientes.

-Iré por agua.-dijo Menma.- La próxima vez piensa mejor antes de hablar cerca de Sakura.

-Gracias por el consejo tardío.-escupí sin más.

-Te acompañaré Menma.

-No hace falta Ino.

-Sabes que soy muy cabezota, no conseguirás hacerme cambiar de opinión. ¡Vámonos!

Al final fue Ino quien acabó tirando de mi primo.

-¿Estás mejor?

-¿Cómo voy a estar bien con el golpe que me has metido? Podrías dedicarte a la caza de elefantes sin escopeta.

-Ignoraré ese comentario o acabaré con tu existencia.

-Eso, aprovecha el momento para rematarme.

-No podría matarte, me gusta hacerte sufrir.

-Gracias, eso me tranquiliza.

Pasaron varios minutos en el que no dijimos nada, pude recuperar la respiración pero aun me dolía la tripa.

-¿Mejor?

-Algo, ¿Qué más te da?

-Mucho, ¿Te encuentras mal?

-Solo me duele la tripa.

-Lo siento.

Era evidente que era mentira, y así quise hacérselo saber, pero para mi sorpresa (como siempre, no sabes por dónde te va a salir) envolvió mi cuello con sus brazos mientras apoyaba su frente en mi cabeza.

Observé el lugar, aquí no había nadie. ¿Por qué me abrazaba?

-¿Estás mejor?

Caí en la cuenta que desde que siento su abrazo, la tripa no ha recibido más pinchazos de dolor.

¿Qué pasa? ¿Es que tiene magia?

Sus cabellos acariciaban mi cuello otra vez y su aroma me embargaba los sentidos. Desde aquí tenía un ángulo excelente para verle el escote.

¿¡Por qué mis ojos se negaban a abrirse para ver eso!? ¿¡Por qué preferían mantenerse cerrados mientras aspiraba aquel olor tan relajante!?

-Sí... Gracias.

-No ha sido nada, siento haberte golpeado.

-No sé porque te preocupas ahora, si ya me has dado más de una vez.

-Esta vez ha sido injustificadamente, es que me has sacado de quicio.

-No lo estas arreglando.

Al soltarme, algo en mi interior me provocó dolor, era como si tuviese un vacío. Un vacío que se acababa de crear.

Agité la cabeza para alejar aquel pensamiento tan estúpido.

-¿Qué te ocurre?

-Nada, no te preocupes.

-Está bien.

De todas las personas que he tratado, Sakura es la única que no ha insistido en hablar conmigo. A veces empiezo yo y otras veces ella pero siempre hablamos aunque sea para insultarnos.

Si ve que hay tema sigue hablando (aunque parece que está obligada) y si se da cuenta de que no quiero hablar lo deja de lado para siempre. No lo vuelve a comentar nunca, me lo acaba de demostrar hoy.

Claro, que esto pasa ahora porque tenemos que fingir ser novios, si estuviera en clase aprovecharía algún tema que me incomodase para insistir con él y así desesperarme por completo.

A veces puede ser tan diferente.


Sentía la mirada de Naruto sobre mí y me estaba incomodando. ¿Qué le he hecho yo ahora? Encima de que me he preocupado por él...

No sé por qué diablos le he abrazado, simplemente me he sentido mal al verle en ese estado y he querido darle a entender que mis disculpas (por una vez) eran sinceras.

Sin embargo, aquel sentimiento que salía cuando me abrazaba volvió a saltar, poniéndome nerviosa. Con lo cual, lo solté.

-¿Dónde se habrán metido Ino y Menma?-pregunté para sacar cualquier tema de conversación.

Aquel silencio me escamaba.

-No sé, ¿Crees que se han perdido?

-No lo creo...-no estaba muy segura de mis propias palabras.

En ese momento sentí los dedos de Naruto rozando mi barbilla, me obligó a mirarlo y nada más hacerlo juntó sus labios con los míos.

No duró ni un segundo, como la última vez, pero algo había en este beso que me había puesto nerviosa. Tal vez porque me lo ha dado sin estar mentalmente preparada para el trastorno que pueda ocasionarme en un futuro.

-Vamos a buscarles cariño.

Observé que algo se movía tras él, era Hinata con la boca abierta, ahora entiendo el motivo del beso.

-Sí, será lo mejor.

Tomó mi mano y me sacó de allí, en silencio caminamos hasta el coche. Una vez allí, Naruto los llamó por teléfono para indicarles nuestra posición.

-¿Me has besado por Hinata?

-Sí, ¿Qué te pensabas? ¿Qué lo había hecho porque me gustas?

-Esa idea me acaba de producir un escalofrío.-sonreí ante su ceño fruncido.- ¿Por qué no me has avisado?

-¿Por qué tendría que hacerlo?

-Porque no estaba preparada, casi te vomito encima.

-Que fina eres...

-Gracias, es una habilidad oculta.

-Ya no es tan oculta.

-Solo lo sabes tú.

-Déjame sentirme privilegiado.

-Adelante, no te detendré.

Dejamos de hablar ya que no tenía sentido seguir con esa conversación o acabaríamos discutiendo.

Extrañamente, hoy no nos hemos gritado casi nada.

-Aquí estamos.-anunció Ino.

-Ya era hora.-se quejó Naruto.- ¿Dónde estabais?

-Por allí...-Ino señaló un lugar al azar, lo sé porque ni siquiera lo pensó a la hora de elegir.

-Decirme eso es como no decirme nada.

-Bueno, entonces no hace falta que busque excusas.

Naruto suspiró y abrió el coche, esta vez me monté atrás con Menma. Me contó un montón de cosas interesantes, era muy culto e inteligente, sabía muchas cosas.

Me reía con él y trataba de contarle algo que llamara su atención para intentar hacer frente a su conocimiento.

Con él a mi lado, no me enteraba de nada a mí alrededor. Suena raro, lo sé, pero así era. Posiblemente, por lo bien que me hacía sentir hablar con él.

Era agradable y encima guapo, es el chico perfecto. Estoy segura de que, si Naruto tuviera su personalidad, hace tiempo me habría enamorado de él.


Al parecer Sakura estaba tan feliz con mi primo que ni siquiera se daba cuenta de mis miradas asesinas.

Primero dejamos a Menma en su casa, me desvié del camino para librarme antes de él. No quería aguantarlo más.

Después nos dirigimos a casa de Sakura, como nuestra casa nos pillaba de paso Ino se bajó antes.

-Conduce con cuidado Naruto, ya es muy tarde.-me advirtió Ino.

-Sí, no te preocupes.

-Adiós Ino, recuerdos a tus tíos.

-Se los daré, nos vemos mañana Sakura. Llevaré puesta una chaqueta antibalas por si volvéis a discutir.

Sakura y yo suspiramos al mismo tiempo y después nos fulminamos con la mirada a la vez.

Me asusta que coincidamos en tantas cosas.

-¿Por dónde era tu casa?-pregunté para hacerla hablar, no quería ir todo el camino en silencio.

-¿No te lo sabes? Ya me has llevado una vez.

-No me quedé con el camino.

-Te indicaré.

Únicamente me habló para decirme la dirección, se notaba que estaba harta de mi presencia, al igual que yo de ella.

-Gracias por traerme.-casi tira la puerta a la hora de cerrarla.

-Te he dicho que no la cierres así.-abrí los ojos al ver que iba a repetir la acción.- ¡Espera!

Llegué tarde, si le hubiera dado más fuerte habría volcado el coche.

-Bruta...-la fulminé con la mirada.- Mañana te arrepentirás de haber hecho esto cuando te pille.

-Que miedo... El problema es ese, pillarme.

-Conseguí alcanzarte la última vez.-sonreí arrogante.

-Sí, y casi te comes una mesa por intentarlo. Además, no conseguiste nada.-se dio la vuelta y me hizo un gesto obsceno con el dedo, otra vez.- Adiós orco, vuelve a Mordor.

Salí con rapidez del coche, quería matarla y acabar con su existencia pero esta fue más rápida y se metió en su casa.

Golpeé la puerta con fuerza y escuché risas que venían desde dentro.

-¡Ya te pillaré mañana maldita bruja!-grité con todas mis fuerzas para desahogarme.

Al no escuchar respuesta me preocupé, ¿Se habrá vuelto a desmayar?

-Te esperaré sentada, dudo que me hagas algo.

Levanté la cabeza para ver a Sakura asomada a la ventana de arriba.

-¿Me tienes miedo bruja?

-Que mas quisieras espantapájaros.-se volvió a meter y me sentó fatal.

¿¡Ha vuelto a ignorarme!?

-¡NO HEMOS ACABABADO DE HABLAR! ¡SAL AHORA MISMO MALDITA BRUJA!

Sakura volvió a asomar la cabeza y lo peor fue la sonrisa malvada que tenía en la cara. Al de unos segundos el agua me duchó de arriba a abajo.

Observé hacia arriba para ver a la chica con un cubo vacío en las manos mientras se reía a más no poder.

-¡Serás desgraciada!

-Te está bien empleado por insultarme, además no te venía mal un baño. Aun me huele la ropa a rata de alcantarilla.

¡Yo la mato!

-¡Baja aquí!

-No me apetece, tengo sueño. Hasta mañana.

¡La madre que la parió! Ahora estoy completamente calado, ¿Lo habrá hecho para que mañana enferme y no vaya al instituto?

Si es así no está nada mal planeado, pero no le voy a dar el gusto de dejarme fuera de combate.

De repente sentí algo suave cayendo sobre mi cabeza, lo cogí y me di cuenta de que era una toalla.

Observé sobre mí y vi como caía un pantalón usado y una camisa desgastada.

Las cogí a vuelo y volví a mirar arriba, la ventana de Sakura estaba cerrada. ¿Habría sido ella? No puede ser nadie más.

¿Me acababa de ayudar? Era la primera vez que trataba de enmendar sus errores, al menos conmigo.

Este día se ha comportado muy extraño... Y, en el fondo, me ha gustado.


No entiendo lo que me pasa, quería dejarle ahí empapado. Se lo merecía por todo lo que me hizo en el pasado, pero algo en mi interior me lo impidió.

Arrepentida, le busqué ropa de mi padre y una toalla. Me asomé a la ventana para comprobar que seguía ahí y así era. Le lancé todo lo que tenía en las manos y me oculté en la oscuridad de mi habitación.

Deslicé mi espalda por la fría pared hasta acabar en el suelo. ¿Qué me ha pasado hoy con él?