Una simple historia de mellizos (Capítulo 1) [TP] (20/06/14)

Una simple historia de mellizos.
Prologo

                                                            *O*

El aire era tenso, sus respiraciones rápidas, sus manos sudaban y sus rodillas ardían. El pequeño rubio tomo la mano de su hermana y la levanto despacio. Caminaron lentamente hacia la salida de su casa y no voltearon atrás, no querían ver esa escena tan repugnante y dolorosa.

-Onii-chan, ¿A dónde vamos? — le pregunto su hermana mientras limpiaba su nariz con su mano izquierda  y su rubio hermano mantenía bien sujeta la derecha.

-No lo sé, Nadeshiko-chan — le respondió su hermano sin soltarla, sin mirarla.

Él pequeño abrió la gran reja de su casa y salió lentamente, sin soltar a su hermana.

-Pero no nos hemos despedido de papá y mamá — le reprocho la niña, tratándose de soltar.

-Ellos ya no están

-Claro que sí, estaban en la sala…

Frente a ellos se detuvo un auto negro con ventanillas polarizadas,  parachoques de acero inoxidable y un pequeño adorno con un escudo en el capo.
Del auto bajo un hombre de no muy avanzada edad, pelo blanco y traje negro. Les abrió la puerta trasera del auto y el pequeño rubio hizo que su hermana subiera.



-Naruto, entra al auto — le dijo el hombre.

Las sirenas de la ambulancia comenzaron a sonar, las patrullas de la policía se aglomeraron alrededor del auto y de la residencia. Por alguna razón el cielo comenzó a nublarse y el olor a humedad se hizo presente.
El pequeño rubio echo un último vistazo a la casa de sus padres y sin ninguna expresión subió al auto junto con su hermana.

-Nadeshiko, iremos a vivir con el tío Jiraiya

-bien — respondió la rubia viendo hacia la casa y como sacaban el cuerpo de sus padres en camillas.

Desvió la mirada y miro fijamente el retrovisor.

Naruto tomo la pequeña mano de la niña, ambos se miraron y se sonrieron. Sus ojos azules tan similares que se perdían unos en los otros y sus seis marcas enrojecidas como sus mejillas.


Nunca se separarían.

Capítulo 1.

El día más lluvioso tenía que ser justo ese. Las canchas estaban inundadas, el campo de atletismo enlodado y las pelotas abandonadas se estaban mojando. Las actividades de los clubes deportivos se habían cancelado debido a la lluvia y ella no soportaba estar encerrada en el salón mirando el campo de béisbol

El codo de su mano izquierda se apoyaba en su escritorio. Mientras recargaba su mejilla en la palma de su mano de la misma. Dibujaba garabatos con su mano libre, aburrida y deseosa de jugar softbol.

-Que aburrido — murmuro

-Levántate y ponte a hacer algo — su amiga le dio un golpecito en la cabeza con un libro ligero — ve a la biblioteca o al salón de maestros, como delegada de la clase debes hacer eso y más

Miro a su amiga de reojo, le dedico unos segundos y volvió a mirar por la ventana. La chica frunció el ceño y golpeo su cabeza con más fuerza.

-¡No todo es softbol! — le dijo

-Ah, es verdad. También está el béisbol y el atletismo

-Pero no practicas ni uno de esos

-Sería interesante intentar — se enderezo y miro a su amiga — intentémoslo

-Ni borracha

-Que aburrido — volvió a murmurar

Su amiga suspiro y puso la mano sobre el hombro de la chica — ponte a trabajar

-“Ni borracha” — repitió lo que su amiga había dicho

-Siempre hay que intentar algo nuevo y tú necesitas el trabajo

-No gracias, estoy bien con el softbol

-Necesitas más que eso — le sonrió — algo que te despegue de la tierra por un momento

-No tomare drogas si quieres incitarme a eso — se levantó y acomodo su largo y sedoso cabello rosado

-Que grosera, nunca te llevaría al mundo de las drogas

-Bien, me iré a casa — se desvió de tema la chica

-Pero aún está lloviendo

La pelirosa acomodo la mochila en su hombro y camino hacia la salida del salón. Su rubia amiga bufo y termino por seguirla.

Ambas caminaban por el pasillo solitario, mirando hacia el frente. Las gotas de lluvia resbalaban por las ventanas, golpeándolas una y otra vez. Llegaron a sus casilleros e intercambiaron sus zapatos.

La pelirosa cerro su casillero y acomodo sus zapatos debajo de ella. Se los puso y golpeo la punta contra el suelo.

-Me voy adelantando

-Tu, espera que tengo un paraguas.

-No es necesario Ino, pronto dejara de llover — le sonrió y camino hacia la salida

-Que necia eres

La miro por encima de su hombro y le sonrió — bien, no creo que deje de llover en este instante, así que vamos al gimnasio.

-No iré a jugar contigo

-Qué mala

-Eras tú la que quería irse a casa — se cruzó de brazos — verdaderamente, ¿Qué hare contigo, sakura?

La mencionada agrando su sonrisa y jalo a su amiga hacia la lluvia. Ambas rieron y corrieron hasta salir del territorio escolar. Ino abrió el paraguas y se cubrieron de la lluvia.

-Te dejare el paraguas cuando llegue a mi casa para que no te mojes camino a la tuya — le dijo la rubia

-aja

Llegaron al punto en el que se separarían. Ino corrió hacia su residencia y dejo a sakura sola, caminando por las calles y mojando sus calcetas y zapatos.

Suspiro y el vapor caliente salió de su boca. Se volvió a acomodar la mochila en su hombro y el paraguas se le cayó.

-Que buen día — murmuro entre dientes agachándose para recoger el paraguas.

-¿verdad? Amo los días lluviosos — le dijo alguien.

Levanto la vista y vio a un chico apuesto, no lo negaría. Era alto y rubio, su cabello estaba chorreando y su chaleco empapado.

-ah…

-Que descortés — le dijo cuándo sakura ya se había incorporado — me llamo Naruto Uzumaki, y me acabo de mudar a…

-Sí, bueno. Mucho gusto pero no puedo hablar con desconocidos en la calle mientras está lloviendo.

Sakura paso de largo y rozo el hombro del rubio, que no hizo más que sonreír.

-Me preguntaba si me podías llevar a esta dirección, mi hermana y yo nos separamos mientras íbamos a esta y lamentablemente estoy perdido…

La chica lo ignoro y el rubio hizo un mal gesto — eso es grosero, te estoy pidiendo ayuda.

Sakura dio un giro sobre sus talones y lo miro, él le sonrió y le extendió el papelito. Estaban por lo menos a diez pasos de distancia y se miraban fijamente.

-No puedo ayudarte, ¿Quién me asegura que no eres un secuestrador que se esconde bajo la facha de un chico apuesto y empapado?

Naruto se ruborizo y desvió la mirada — ¿c-crees que soy guapo?

Sakura lo tomo como broma y se rio sin gracia. Le dio la espalda y siguió su camino.

-Espera…— le grito naruto, pero ella no se detuvo.

Camino más rápido cuando escucho que la seguía. Desvió su camino rápidamente tomando un atajo y supuso que él ya no la seguiría. Camino por otros diez minutos hasta tranquilizarse y dirigirse a su hogar por el camino largo. Para su mala suerte sintió de nuevo que la seguían. Esta vez no tuvo oportunidad de correr porque le habían agarrado del hombro.


-Te dije que no me siguieras — grito y se soltó del agarre  volteando para darle una cachetada al chico.

Su mano sintió un tacto fino, como el de porcelana…y lo acababa de golpear. Miro a la chica frente a ella, la chica solo sonreía con su mejilla roja y debajo del rubor sus tres marcas que juraría haber visto antes. La rubia tapo su mejilla con su mano derecha y sin borrar su sonrisa comenzó a lagrimear.

-L-lo siento, verdaderamente lo siento — se disculpó rápidamente acercándose a la chica tomando su mano para despegarla de su mejilla — rayos…pensé que eras el tipo que me seguía.

-No te preocupes, fue mi culpa por haberte asustado así

-Yo en verdad lo siento — volvió a disculparse.

La chica limpio con su mano libre las lágrimas que no dejaría salir y soltó a sakura para extender de nuevo su mano.

-Me llamo Nadeshiko

Sakura le sonrió y estrecho su mano — me llamo sakura, y de nuevo…discúlpame por la cachetada.

Nadeshiko soltó una risita y volvió a tocarse la mejilla.

-La verdad no dolió tanto, tienes manos muy suaves.

-¿en serio? Mi amiga me dice que tengo manos de lija, pues como juego softbol…aparte de que dice que no soy para nada femenina

-Pues pareces demasiado femenina como para que tu amiga diga eso…

Sakura se rio un poco — No soy nada femenina, créelo.


La lluvia se detuvo pero el cielo no se despejo. Sakura cerró el paraguas y volvió a acomodar un mechón rebelde detrás de su oreja.

Nadeshiko la miro un poco, le parecía raro que una chica con una cara tan fina dijera que no era femenina. Mientras Sakura guardaba en su mochila el paraguas de bolsillo, Nadeshiko la seguía mirando detalladamente.

Sakura era una chica delgada, con porte fino, pero no tanto. Tenía razón en decir que no era femenina pues sus brazos eran un poco musculosos. El chaleco de su uniforme se había mojado de los hombros y el moño estaba mal acomodado en su cuello.

La pelirosa miro a Nadeshiko un poco curiosa, la chica no dejaba de mirarla como si fuera alguien raro, o algún tipo de descubrimiento. Sonrió y la miro como Nadeshiko lo hacía.

Rubia, alta y de ojos azules >>Americana<< pensó. Su abrigo con capucha tenia pequeñas gotas de lluvia. Sus botas altas y negras estaban mojadas, pero no tanto como los zapatos de Sakura.

-Me tengo que ir — le dijo por fin, haciendo que Nadeshiko la mirara a la cara.

-Oh sí, yo quería saber si me podías ayudar a encontrar esta dirección — le extendió un papel pequeño y arrugado.

Sakura hizo una mueca, volvía a repetirse lo de hace rato. Y no quería que la secuestraran, aunque la rubia no parecía alguien en el que no debes confiar.
Suspiro y tomo el papelito, lo leyó un poco confundida y miro por detrás de ella.

-Es a donde yo voy

-¿En serio?

-Bueno, básicamente es por donde yo paso para llegar a mi casa, luego ya me desvió

-Ohh…


Se quedaron en silencio, Sakura apretó con su puño la correa de su mochila y por fin dio media vuelta para retomar su caminata.

-Iré a buscar a mi hermano — la rubia volteo también — ¿no lo has visto? Se parece a mi

Sakura no volteo, pero estaba casi segura de que nadie se parecería a aquella chica tan linda, y con piel blanca como porcelana.

-No — murmuro y comenzó a caminar

-Gracias…

Nadeshiko observo como Sakura se alejaba a paso relajado pero al mismo tiempo rápido. Sonrió burlonamente y camino contrariamente a sakura.
No tardo ni tres minutos y ya había encontrado a su hermano, mirándola, con la cara mojada y su suéter verde aceituna empapado.

-¿y? — la rubia tomo la mano de su hermano

-Fueron groseros, no me querían ayudar — chillo el rubio