Amor entre dioses (+18) (20/09/2013) (4/4)

--¡Que!—Gruño la mujer, mirando a su hijo—No puedes hacer eso Naruto, esa chica te fallo ¡te va a lastimar otra vez!
--¿Cómo sabes eso? Puede que en verdad se arrepienta…
-- ¿Y por eso la ayudaste?
--¿De qué hablas…?
--¡Se muy bien que tú la has ayudado en todas sus pruebas! Soy tu madre y te conozco, tus métodos y tu cara al mentir…

Y tras decir eso se dio media vuelta para marcharse del lugar, la verdad es que la furia dominaba su cuerpo, ¿Cómo podía una mujer a su hijo sí? Y mas una mortal, ¿Cómo podía Naruto quererla tanto? Era el dios del amor y siendo así debía controlarse, pero no era así.

Horas después Kushina se dirigió al mundo de los humanos, bajo de los cielos y miro a la joven pelirosa embarazada.

--¡Hey! Has tenido suerte… ¡Y te daré tu última prueba!
--¿Ultima? Después podre hablar con Naruto…
--¡él no te quiere ni ver!—Grito la diosa enojada—Pero como has cumplido con todas te permitiré verlo, solo tienes que pasar tu última prueba.
--¿Cuál es?—Pregunto la chica desanimada y algo triste.
--Tienes que bajar al infierno y hablar con Mikoto o Perséfone, la diosa del infierno, le pedirás una caja de belleza y me la traerás, eso es todo.

Sakura tenía la mirada baja y con desanimo afirmo, la verdad es que un poco del miedo la invadió, puesto que todos aquellos que bajaban al infierno nunca más regresaban, ¿Cómo regresaría? ¿Y cómo debería bajar? ¿Matándose? Esa y muchas más pregunta la invadieron, por el otro lado, Kushina disfrutaba, su plan era perfecto, sabía que Sakura no sabría como baja o como subir, son pocos los que logran salir de aquel infierno de Hades, y ella no sería la acepción.

Sakura, temblorosa, se encamino hacia la puerta del infierno que estaba vigilada por un demonio, una criatura de Hade.

--Hey niña… --La voz de un anciano distrajo a la joven, que llevaba un vestido azul y el pelo suelto.
--¿He?—El anciano tenía una capa negra, lo cubría desde los pies hasta los hombros, su rostro viejo al descubierto y su mirada cansada.
--¿Eres Sakura?—La pregunta la confundió un poco.
--S-Si…
--Toma pequeña… --Sakura miro las monedas de oro que tenía en su mano y las dos tardas en la otra.
--¿Para qué es eso?—Pregunto la joven inocente.
--Para bajar al infierno deberás usar esto. Las dos monedas de oro son para pagar al ser que te llevara al infierno, una es de ida y la otra de regreso y las tartas de manzanas es para que la bestia que cuida la puerta te deje entrar, y te deje salir.
--Gracias… --Sakura tomo las cosas y sonrió cálidamente, agradecía sus consejos y las dudas de cómo bajaría se habían resuelto.
--Un consejo mas, Mikoto, la diosa del infierno te ofrecerá comer con ella, una suculenta comida de dioses y tú por nada en el mundo debes aceptar, solo siéntate en el suelo y toma el pan, también debo decirte que no deberás abrir la caja por que será tu perdición…

Sakura miro sus manos, con las monedas de oro y las tartas, después alzo la mirada para agradecer los sabios concejos del anciano pero al ver ya había desaparecido.

Ella, con más confianza, busco la entrada, en la que vio a una bestia de tres cabezas rodeando una puerta con escritos en ella, por un momento el miedo la invadió, sin embargo, solo tuvo que acercarse y dejar la tarda para que aquel demonio se hiciera a un lado y ella lograra entrar. El cruce de la puerta era oscuro al igual que su interior, varios cráneos y piedras rodeaban el espacio y Sakura se limito a caminar hasta llegar a un lago, tranquilo y frio, del cual un barco de madera pequeño se acerco con un hombre que tenía una túnica que lo cubría desde los pies hasta la cabeza color negro. Él alzo la mano hacia Sakura, entonces ella por instinto dejo una moneda de oro, entonces subió al barco. Navego por unos segundos, con temor en sus manos pero seguridad en su ser. Al llegar noto un camino, mientras que alrededor de este había personas que se limitaban a seguir un castigo eterno.

--¡Quien eres tú!—La voz de una mujer atrajo la atención de la pelirosa, la cual giro la vista en busca de un rostro.
--Soy Sakura, vengo de parte de Kushina—Suspiro—Me pidió una caja de belleza…
--¿Kushina?... Afrodita… --Los susurros eran suaves y provocadores—Muy bien jovencita—Entonces desde las llamas del infierno apareció una mujer, de vestido gris y piel blanca, cabello negro largo al igual que sus ojos--¿Gustas comer algo?
Sakura alzo la mirada tímidamente, y vio como entre las llamas se abría una puerta color marrón que abría hacia un lugar tranquilo, tal parecía una habitación y era más que obvio que aquello era el reino de Perséfone, más bien Mikoto, la cual vivía en el infierno. Al entrar noto una sala cómoda de tonos ocursos como es el café, el negro marrón o rojo, también una fogata que calentaba el ambiente y junto una gran mesa llena de deliciosos platillos, desde frutas exóticas, grandes y coloridas hasta platillos entre carnes orneadas de aspecto apetecible.

--¿Quieres comer? Tranquila…
--No gracias…
--Mírate… necesitas comer algo--La mujer tomo el vientre de Sakura—Embarazada… necesitas comer, quédate un rato…
--Lo siento, solo vengo por la caja de belleza y me retirare lo más pronto posible—Sakura miro a la mujer la cual seguía acariciando su vientre.
--Kushina debe odiarte de verdad si te mando por la caja… ¿Quién es el padre?
--Es Er… --suspiro y bajo la mirada—Es Naruto…
--Así que tú eres la famosa esposa que le rompió el corazón al chico… Ahora entiendo todo—Mikoto sonrió y se alejo, después se dirigió a un cajón que tenia y tomo una caja de engarre plateado de madera con bordes dorados, la cual estaba abierta y en un acto rápida la cerro—Aquí tienes, si quieres ábrela para que veas…

--No gracias—Contesto al instante—Creo que solo la llevare.
--Kushina se enojara si no verificas que sea de verdad belleza y será peor para ti pero como quieras.

Sakura suspiro y tomo con fuerza la caja cerrada, entonces dejo salir un suspiro y se limito a salir de ahí. Estaba a punto de salir cuando pasaba el lago de regreso y subir del infierno, sin embargo, la curiosidad y la duda la mataba ¿Y si no era? Afrodita se enojaría aun más con ella ¿Y si Perséfone la engaño? Y le dio otra cosa, las dudas y el miedo la invadió, entonces en un acto fugas tomo la caja y la abrió.

La caja estaba vacía, no había nada mágico ni nada material, simplemente un espacio vacío que dejo a Sakura boca abierta, entonces la pelirosa comenzó a sentir un mareo, de un momento a otro cayó al suelo desmayada. Sakura había caído en un sueño profundo que se asimila a la muerte de castigo por abrir la caja quedando atrapada en el infierno para siempre, no había poder humano que pudiera salvarla…


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Eros, más bien Naruto, miraba el techo de su cuarto que estaba lleno de telas y piedras preciosas digno de todo dios con miles de sirviente a sus servicios en casa de su madre, la diosa Kushina. Él miraba fijamente un lugar, sin embargo, sus pensamientos estaba clavados en una persona, una mujer que sin darse cuenta lo había enganchado y enamorado. El sonido de la alteración llego a sus oídos, tal parecía que alguien acaba de llegar con una noticia para su madre y rápidamente la curiosidad lo invadió, después de todo, él era Cupido y la aventura, curiosidad, travesura yacía en su ser, ya se sentía mejor, sus heridas habían sanado y la vida le había regresado al rostro, así que un momento de curiosidad le complacía.

--¡Abrió la caja!—Decía Shizune, la fiel sirviente de su madre.

Naruto miraba atreves de las puertas de madera talladas por ángeles que tenia Kushina en su casa, algo modesto pero así era ella.

--¿Enserio? ¿Funciono? Dios santo… --La voz de Kushina era normal para Naruto, la reconocería donde sea—Pobre chica, le advertí que no abriera la caja.
Naruto sabía a que se refería, más bien de quien, entonces tomo valor y con un golpe entro a la habitación.
--¿Dónde está?—Le pregunto mirando a su madre-- ¡Vamos madre dímelo!
--Naruto… Ella… ¿De qué hablas?
--Mamá, te aprecio demasiado… --Confeso el rubio—Pero no destruyas lo que amo, solo dime donde esta…
Kushina quedo helada, sin palabras o quejas, más bien asombrada, sentía remordimiento en su ser por esa chica, la odiaba por ganar más atención que la misma diosa, por nacer bella y robar las plegarias incluso el amor de su hijo. Con dificultad dejo salir un suspiro.

--Perséfone la tiene…

Y tras decir eso Naruto sonrió y tomo su arco para extender sus alas y bajar al infierno. Al llegar entro con facilidad, para un dios el infierno es como ir a casa de un tío, y más para Naruto, que tenía acceso indefinido por su postura como Cupido. El rubio reviso cada parte de aquel lugar, incluso interrogo a la diosa del lugar y en el último momento la encontró, estaba recostada en una piedra tal pareciera que alguien la acomodo. Sus blancas y delicadas manos estaban en su vientre grande y su mirada tranquila con los ojos cerrados y la caja a un lado de ella.

--Sakura…--Susurro el chico con una sonrisa—Ya creció… --Dijo tocando el vientre de la chica—Que alegría…

Naruto suspiro y toco la mejilla de la chica para después bajar el rostro y unirse a ella en un beso… Un beso que fue tierno y amoroso de parte de él.

Lentamente los ojos de Sakura se abrieron. No había poder humano que la despertara, pero para un dios ese tipo de cosas eran simples, Naruto la quería y no la dejaría, después de tantas pruebas que paso por él ella merecía su perdón.

--Naruto… --Pronuncio ella al ver sus ojos azules mirándola fijamente—Q-Que haces aquí…
--¿No te da gusto verme?—Le dijo él con una sonrisa.
--¡Claro!—Ella se levando y lo abrazo con fuerza, tantos meses lejos de él sitiándose una tonta por echar a perder tan perfecto matrimonio y ahora estaban ahí los dos.
--Perdóname Sakura, debí pensar en nuestro hijo, en ti y no exagerar tanto las cosas… Has pasado tanto por mi culpa—Le confesó Naruto arrepentido, entonces ella lo cayó con un dulce beso y después lo miro.
--Perdóname a mí por no confiar en ti.
Entonces se dieron otro beso reforzando su amor, después Naruto la tomo entre sus brazos y la saco de aquel lugar, extendiendo sus alas y yendo hacia los cielos, después de todo había un asunto que resolver…

Sakura era una mujer joven, bella y amada por Naruto sin embargo, era humana y todo humano muere con el tiempo y envejece, Naruto por el otro lado era inmortal, un dios que permanecería así toda su vida, lo cual no quería, no si no estaba su amada a su lado, por lo que con toda esperanza subió al Olimpo y pidió al dios Zeus, conocido como Jiraiya, que le dejase permanecer con como humano a lado de su esposa, entonces el hombre conmovido junto a los principales dioses, entre ellos su esposa Tsunade, la diosa Hera, para consultar su decisión.

--Tu, Naruto, dios del amor—Exclamo el hombre frente a todos los dioses—y tú, Sakura, princesa humana—Señalo el dios Zeus—Les daré mi regalo de bodas y espero que sea de su agrado.
--Naruto—La diosa Hera miro al chico y se acerco a él-- ¿Serias capaz de volverte humano y dejar tu inmortalidad para estar con ella?
--Si—Dijo tomando la mano de la pelirosa.
--Muy bien—Dijo la mujer.
--A tal acto les concedo el matrimonio y os regalare la inmortalidad—Afirmo el dios con una sonrisa—Los dos representaran el alma y el amor, vivirán en el Olimpo con vida eterna, convirtiéndose en Naruto, dios Cupido y Sakura, diosa del alma.

Y tras decir eso se unieron en un nuevo matrimonio… Desde entonces cuentan los mitos griegos y romanos que la pareja vuelta esparciendo su amor eterno, el dios Cupido, enamorando a las personas que lo merecen ante su propia voluntad y juicio y entre sus brazos su esposa, siempre juntos y con su hija, cuyo nombre fue “Placer”, en nombre de el acto de su concesión…