Recuerdos que olvidé (TP) (C) 23/04/2013 CAPÍTULO 5.- "VERDAD"

Las fuerzas aliadas shinobi se encontraban llegando al campo de batalla en el que se encontraba Naruto.
_¡¿Q-qu...qué es eso?!_ dijo un ninja de la arena, impactado ante tal monstruosidad que se encontraba a unos cuantos metros delante. Era enorme en todo el sentido de la palabra, colas salían de su cuerpo, tenía un solo ojo y se podía sentir una gran cantidad de poder concentrado en cada minúscula partícula que conformaba su ser.
Era el Juubi.
_3…7…10 colas_ se dijo para sí Sakura, anonada.
Ella dio una mirada a su alrededor, no queriendo observar el entorno ni mucho menos contemplar el paisaje, estaba buscando algo, más no sabía qué. “Miedo” pensó al ver los rostros de las personas que la rodeaban, estaban estupefactas, temerosas, debían de estar pensando que iban a morir sin más en ése lugar. Pudo sentirlo, lo que aquellos shinobis decían con su semblante, tuvo un ligero escalofrío cuando ése enorme ojo rojo la miró, tratando de tragársela y llevarla con ello a una inmensa oscuridad.
”…te haz vuelto fuerte Sakura…” esas palabras resonaban en su mente como ecos en una cueva.
_“Tiene razón, ya no soy aquella niña miedosa que caminaba a la sombra de Naruto y Sasuke”_pensaba cuando de repente sintió un empujón que le hizo esquivar una de esas mortales espinas o mejor dicho puntiagudas lanzas que eran arrojadas de la feroz bestia. _¡¿Pero qué?!_ dijo ella asombrada. _Esto no te lo debes de tomar a la ligera Sakura, tú vida y la de tus compañeros está en riesgo en este momento, ¡enfócate!_ le respondió su maestro bastante molesto sin siquiera haberse molestado a mirarla para hablar.
_Kakashi-sensei…_se avergonzó de sí misma. Pudo notar la gravedad del estado de su profesor y sin dudarlo rápidamente se puso a sanarlo como si de lo más sencillo se tratase. Después de no más de 5 minutos pudo terminar las heridas mortales, no las sanó por completo, pero sí logro dejarlas de una manera que ahora ya no peligraba su vida.
Otra ráfaga de lanzas cayó sobre los shinobis, era como una gran lluvia sólo que en ella tú vida estaba en juego y con el más mínimo error, sería tu fin.
Rápidamente los dos se movieron, ella pudo esquivarlas, no con toda la facilidad del mundo pero lo había conseguido. “Esto ni siquiera es el comienzo” pensó la pelirrosa.
_¡¡Ayúda!!_ le dijo un hombre castaño tumbado en el suelo bocarriba el cual la estaba reteniendo tomándola del tobillo con fuerza. Tenía una de aquellas lanzas atravesándole su pierna derecha y justo en el pecho tenía otra clavada en el corazón. _¡¡Sálvenme!!_ decía y gemía desesperado. Sakura se puso indecisa, sabía bastante bien que intentar salvarlo sólo le restaría más el poco chakra que conservaba ya que el hombre se estaba desangrando por la pierna, “la lanza seguramente rasgó, no, cortó la aorta”, debido al corazón en ése estado la hemorragia no pararía de cualquier forma y justo en la situación en la que se encontraban encontrar otro corazón para un trasplante no era una opción y el reconstruirlo aún con 4 ninjas médicos expertos, tomaría horas. No podía hacer nada.
Ella no dudó más, se agacho y empezó a emanar chakra verdoso de su mano izquierda, “sacaré la lanza, voy a restaurar su corazón”, intento primero con su mano derecha desclavarla suavemente pero se dio cuenta de que estaba bastante enterrada en el suelo por lo que cambió de posición su mano a una de un mejor agarre y con bastante fuerza logró sacarla en un santiamén. Hubo un grito de dolor por parte del ninja tumbado. Definitivamente, quería salvarlo.
_¡No de nuevo!_ gritó un shinobi de la arena empezando a formar sellos. La pelirrosa volteó y vio venir a lo lejos largos y puntiagudos trozos de madera acercándose a una velocidad temeraria.
Reaccionó rápidamente y trató de llevar al paciente a un lugar más seguro ya que aunque se encontraban en la retaguardia del batallón nadie parecía librarse de aquellos ataques. Debía de llevarlo al lugar donde los demás ninjas médicos tenían improvisado su campo y ponerlo junto con los demás pacientes. Lo colocó como pudo en su espalda boca arriba inclinándose ligeramente de una forma que le permitiese correr. Vive o muere, la carrera comenzaba ahora. Reconoció a lo lejos a Shizune y emprendió su camino a gran velocidad hacia ahí cuando oyó un fuerte zumbido a su derecha. Cayó de rodillas. _No…¡NOO!_ gritó fuertemente. Sangre había salpicado su cara, volteo ligeramente a su derecha y pudo ver la lanza, clavada justo en el centro de la cabeza del hombre castaño que llevaba en su espalda. Sus pupilas se agrandaron y su rostro estaba horrorizado ante lo que estaba presenciando.
No pudo más, dejó el hombre en el suelo y se dirigió hacia Shizune esquivando las lanzas con toda la rapidez que su cuerpo le permitía. Debía de haber alguien a quien pudiera salvar.
El entorno era horroroso, había múltiples cuerpos con lanzas atravesándolos, la sangre se esparcía por todo suelo. Rojo, ése color vivo pintaba el campo de batalla trayendo muerte consigo. Los enormes brazos de la bestia se llevaban todo a su paso, varios ninjas eran aplastados y morían al instante, los de alrededor eran tumbados por el impacto del choque y sin más, caían.
Sakura vio a sus amigos, luchando, peleando por traer la tan anhelada paz que tanto buscaban, todos trataban de seguir el plan de Shikaku mas al parecer el tiempo no estaba a su favor, el contraatacar les llevaría bastante. Sobre la enorme bestia de 10 colas estaban dos personas, una era Madara Uchiha de eso estaba segura, pero y la otra, ¿quién era?, nunca la había visto antes. ¿Qué les habían hecho para que ellos estuvieran causando tanto sufrimiento?, ¿qué querían lograr con tanta destrucción?, ¿por qué querían poseer a las 9 bestias?, abundantes preguntas surgían en la mente de la joven ninja médico más ninguna era su respuesta.
A duras penas logró dar con Shizune, pudo ver cuerpos tumbados en el piso siendo atendidos con las técnicas que conocía de memoria. Shizune volteo a verla y con ello notó algo que la extrañó.
_Shizune-san, ¿por qué lloras?_ dijo anonada justo antes de recibir la noticia más desgarradora de su vida, mucho más que cuando se enteró de que Sasuke había dejado la aldea, era como si ese sentimiento que la afrontó ese día viniera hoy siendo multiplicado por mil. Pudo ver a Katsuyu, la babosa que tantas veces había visto invocar a su maestra, sobre su hombro izquierdo.
_ Tsunade-sama ha…_ supo lo que iba a venir, mas no pudo evitar soltar algunas lágrimas _...muerto_ finalizó la mujer delante de ella. Sakura no rompió en llanto aunque la situación lo ameritaba porque sabía que no debía, que se tenía que contener, se lo guardó y su mirada solamente se oscureció, dejando caer unos cuantos flequillos sobre su rostro. Quería preguntar cómo murió, dónde se encontraba, sin embargo no articuló palabra alguna, seguía con la mirada baja sintiendo un enorme peso sobre sus hombros, en su mente justo ahora se había formado un tornado, se encontraba bastante confusa y esa fue la gota que derramó el vaso.
_Debemos de atender a los heridos Shizune-san…_ dijo ella secamente.
La mujer pelinegra delante de ella se asombró ante su reacción y abrió con ello enormemente los ojos, parecía como si aquellas dos fuesen hermanas y justo en ése instante Sakura estuviese haciendo el papel de hermana mayor. Se secó las lágrimas provocadas por el llanto, se puso seria y, aunque aún se notaba pesar en su rostro, asintió a lo que dijo su compañera.
_Bien, ¡TODOS, ESCÚCHENME! Dividiremos a los pacientes en dos grupos, gravedad menor y gravedad superior dependiendo de sus heridas, los usuarios de doton que no estén en combate se encargarán de cubrir a los que estén en medio de cirugía y a los pacientes de gravedad superior. Deben de estar en constante movimiento para evitar que el enemigo los tome como su blanco, por consiguiente, no hay campo médico fijo. Ahora, ¡muévanse!_ dijo con seguridad Shizune a todos los presentes en ése lugar, haciendo que Sakura se asombrara ante tal cambió de actitud que acababa de mostrar. Se pudo ver a numerosos ninjas saltando en todas direcciones.
Una nueva ráfaga de lanzas cayó de lo alto pero justo en el momento en el que Sakura iba a ir al resguardo de un paciente que se acababa de tropezar por su pierna en mal estado, se escucho un fuerte grito proveniente de un hombre robusto que se encontraba a poco más de dos metros formando sellos con las manos.
_ ¡Doton - Doryuheki!
Se pudo ver como se alzaba del suelo un enorme muro de tierra el cual logró que las lanzas se clavaran en él, bloqueando así el ataque.
Ella se apresuró, “no hay tiempo que perder”, corrió y cargó como si no pesase nada en absoluto al ninja que aparentaba no pasar de los 18 años y, alejándolo del riesgo de las lanzas, lo bajo y dijo.
_Muéstrame tu pierna.
El joven pelinegro estaba asombrado, sonrió y antes de acatar la orden le dijo.
_¡Gracias! de verdad, ¡me has salvado!
_Aún no he hecho eso_ dijo mostrándole un rostro frío. Él no dijo nada más, se levantó el pantalón y dejó al descubierto sus heridas, enseñándole grandes moretones alrededor de una profunda cortada ubicada en la pantorrilla del mismo. Tenía suerte, no era nada grave. Empezó a aplicarle su ninjutsu médico a gran velocidad, se podía ver como se iban desapareciendo los moretones y la herida iba cicatrizando poco a poco tras el brillo verde que emanaba de esas blancas manos pequeñas.
Finalizó de tratar la herida y dejó al ninja tumbado en el piso atrás. Tenía mucho por hacer.

Naruto lanzaba dos de sus Rasen Shuriken a la vez, los dos con el mismo destino: la bestia. Todas las técnicas que le lanzaban al temible monstruo parecían no tener efecto, ni siquiera se le veía un rasguño en su piel. Otros, mientras eran cubiertos por sus camaradas de la ráfaga de lanzas, dirigían sus numerosos ataques hacia las dos cabezas líder de la bestia mas o eran extrañamente transportadas a un vórtice o eran paradas por parte del Susano de Madara. La situación parecía no tener fin y la energía de todos se agotaba poco a poco. Pronto, si no cambiaban de estrategia, perderían seguramente. Todos pensaban en eso cuando de repente se alcanzo a ver que una de las personas sobre la bestia, el de cabello más prolongado, comenzaba a hacer sellos con las manos.
_Finalizaré este combate absurdo de una vez_ dijo al terminar.
Nadie vio que ocurriese algo, se esperaban grandes llamaradas cayendo o una bijudama por parte de la bestia, algún ataque similar que fuera catastrófico pero definitivamente nada ocurrió, o al menos eso parecía.
_¡¡¡GRRROOOAARR!!!_ se escucho ese fuerte grito proveniente de Naruto, el cual comenzaba a emanar un chakra rojo a la vez que dos colas salían tras de él, sus bigotes se prolongaban y sus grandes ojos azules se tornaban rojizos.
_¡Aghh!_ gritaba de dolor el pelirrubio.
“Kurama, ¡¿qué demonios pasa?!”, pensó para sus adentros dirigiéndose al Kyubi que habitaba en su interior. No hubo respuesta, mas el comenzó a notar algo extraño, la presencia de un chakra que desconocía en su cuerpo. Era cierto, no era su chakra, ni el que provenía del zorro, era el de Madara.
“Madara…¡cómo logro meter su asqueroso chakra en mí-ttebayo!”, decía refunfuñando con cara de niño malcriado, aún sabiendo la gravedad de su situación.
_”Naruto no baka, ¿qué te ocurre?”_ escuchó una voz conocida.
_“¡Hachibi! Siento el mismo chakra que tiene Madara dentro de mí y Kurama no me contesta, no puedo mover mi cuerpo y todo está oscuro-ttebayo.”
_”A Bee no le ha pasado nada…”_ no pudo terminar su oración, algo intercepto su telepatía, al parecer la conciencia de Kurama había sido tomada por completo.
“Al viejo Bee no le ha pasado nada pero… ¡por qué solo yo, no entiendo nada!”, Naruto se encontraba en medio de una inmensa oscuridad, con las últimas palabras que escucho el silencio regresó; la desesperación, el miedo, la angustia, esos sentimientos que tenía cuando en el pasado le pedía prestado poder a Kurama y perdía el control se adueñaron de él nuevamente.
En el exterior todos, en especial Kakashi estaban estupefactos, Naruto tenía ya 5 colas saliendo de él, gruñía, gritaba y una onda expansiva cuando saltó hizo que los que quedaban a su alrededor salieran volando estrepitosamente.
Bee se encontraba hablando con Shikamaru y el sensei de Naruto, les dijo lo que el bijuu dentro de él le contó tras su breve conversación y los tres quedaron en silencio.
_Algo no cuadra, ¿por qué Naruto perdió el control y Bee no?..._dijo el peliplata.
_Debe de haber algo que no estamos considerando…_decía Shikamaru.
_Yo sólo sé que al término del jutsu de Madara el baka de Naruto quedo como ensalada_ dijo con su típico ritmo de rap el jinchuriki del ocho colas.
_¿Ensalada?_ le preguntaron al mismo tiempo Kakashi y Shikamaru.
_¡Sí, en estado vegetal! ¡OHH YEAH!_ finalizó.
Kakashi hizo una mueca de reproche más Shikamaru movió la mano como diciendo “espera, tiene razón”.
_Quedo en estado vegetal, es decir que su conciencia ya no está, o mejor dicho, la del Kyubi ya que Naruto no puede hablar con él.
_Tiene sentido, sin embargo, ¿por qué Bee sigue en ése estado, digo, bien?_ dijo volteando a verlo de reojo y observando que estaba escribiendo algo en la pequeña libreta que tenía en las manos mientras canturreaba sonidos de manera pausada y desordenada.
_Como dije, debe de haber algo que no hemos considerado, algo que posee el zorro de nueve colas y que el hachibi no tiene, que lo relacione con Madara…
_¡Lo tengo!_dijo el peliplata decidido _ según sé, Madara ya lo ha controlado una vez en el pasado.
_¡Eso es! Por ahora debemos de alejar a todos de Naruto y tratar de retenerlo, ¿existe la forma de romper ése control de Madara?
_Sin el Mokuton no podremos hacer nada y desconozco si hay otra forma diferente de controlarlo.
_ No hay otra opción, le dejaremos eso a Naruto y seguiremos con los ataques externos.
_¡TODOS, MANTENGAN LA DISTANCIA DE NARUTO!_ gritó a todo pulmón Kakashi Hatake, poniendo en marcha el plan acordado.
Trataron de retener a Naruto con paredes de tierra, colocando fango en el suelo y demás, pero cualquier intento terminaba en vano, 7 colas sumaban ahora y la destrucción no paraba. Aunque mantenían el perímetro, los ataques a distancia les causaban heridas de gravedad, sin considerar que el Juubi no estaba perdiendo el tiempo. A pesar de todo, el rubio no tendría el pesar, por ahora, de haber matado a alguien mientras se encontraba de esa forma. Sakura alcanzó a oír el grito de su sensei lo que la hizo alarmarse, ¿por qué debía de mantener la distancia entre ella y Naruto, si él era la persona en la que más confiaba?, alzó la vista y un recuerdo lejano que se obligo a olvidar vino de regreso a su mente, cuando Naruto transformado en Kyubi la golpeó con una de sus largas colas causándole una herida de gravedad que interfería con su flujo de chakra.
_¡NO, NO PUEDE SER!_ dijo sin dudar dirigiéndose decidida hacia su ubicación. Tenía que verlo más de cerca, ayudarlo, ¡tenía que hacer algo!
Su amigo le quedaba a una distancia bastante larga, el llegar con él no sería nada fácil, tendría que esquivar esos mortales puntiagudos trozos de madera, los brazos de la enorme bestia, el Katon de Madara y demás armas que eran desviadas de su objetivo. Mientras corría, pudo ver a Ino, una de aquellas lanzas se le acercaba por la espalda desenfrenadamente, “¡a esa distancia no la podrá esquivar!...”, colocó con fuerza su pie derecho en el suelo, dio un gran impulso y en ése salto acortó rápidamente los 6 metros que la separaban de su amiga. Sacando un kunai impactó con fuerza ese objeto contra la lanza que caía a velocidad provocando un fuerte sonido de choque, similar al que se produce cuando dos espadas se tocan; había logrado desviar el ataque.
_¡Frentesota!
_Ino, ¿te encuentras bien?_ dijo dando un suspiro de cansancio por la carrera acometida.
_Etto…¡sí!, pero ¡¿tú qué carajo haces en el frente?! ¡Deberías de estar en la retaguardia atendiendo a los heridos!
_Un ninja médico puede pelear…_ no pudo terminar ya que fue interrumpida.
_¡Sí, pero sólo si domina el jutsu que únicamente sabe Tsunade-sama!...¿¡NO ME DIGAS QUE TÚ!?
_¡Baka, por supuesto que no!
Discutían cuando vieron acercarse uno de los enormes brazos de la bestia que barría a los ninjas que se encontraban delante, como si se tratase de una ola de un gran tsunami, ambas saltaron a la vez y lo esquivaron.
Sakura al caer pudo ver que Ino ya no se encontraba cerca de ella, “ésa puerca, ¡quién se cree, diciéndome qué hacer en situaciones como esta!”. Continúo corriendo sin parar cuando vio que la bestia acorralaba a los shinobis con sus brazos, los arrastraba y aplastaba, toda esa escena de horror se desarrollaba mientras ella avanzaba hacia esa dirección; no flaqueo ni se notó miedo en su rostro, por el contrario empezó a colocar su cuerpo en su ya conocida posición de batalla. “Debo de abrirme camino”, pensó mientras concentraba una gran cantidad de chackra en sus puños.
_¡¡CHAA!!_un fuerte grito se escucho cuando el cuerpo de Sakura se abalanzaba con su puño derecho al frente hacia el brazo de la bestia. Los shinobis que se encontraban frente a ella se apartaron rápidamente y justo en ése minúsculo instante el puño se impacto causando con gran estruendo que la extremidad de la bestia saliera disparada hacia atrás, abriéndole paso. ¡PAM! Se escuchó cuando cayó contra el suelo, agrietándolo y causando que rocas se dispersaran en todas direcciones.
_Q-que fuerza…_decía asombrada una de las personas que justo antes se había apartado tras oír el grito.
Rápidamente atravesó el obstáculo tras haberlo mandado a volar, giró su cuerpo para emprender una nueva carrera y se preparó para el siguiente ataque. “Naruto, sólo espérame un poco más” se dijo para sí misma.

_“¿Dónde estoy-ttebayo?”_ decía un joven rubio esperando alguna respuesta, mas todo intento resultaba en vano ya que sus palabras se convertían en ecos, al poco tiempo de haberlas pronunciado. Parecía que ése abismo del que era preso no tenía fin.
Él se encontraba absolutamente solo. “¡Inútil!”, “¡Demonio!”, “¡Desaparece, bestia!”, gritos repletos de odio emanaban del vacío provocando que el semblante de Naruto cambiara, aquellas crueles palabras refrescaron su memoria en ése instante, sintió dolor en todo su cuerpo de repente, los recuerdos de palizas sufridas en su infancia parecieron abrir aquellas heridas del pasado.
_”¡Buaaaaaaa!”
En frente de él se postro un niño tumbado en el suelo, llorando, vestía una playera blanca con un espiral rojo colocado en el centro y pantaloncillos cortos.
_“¡¿Pero qué?!”_ dijo para su sorpresa observando al niño que no paraba de llorar, tenía un rostro bastante triste que hasta el más desalmado se afligiría con el sólo verlo.
_”¡Buaaaaaaa! ¡BUAAAAA!”_ lloriqueaba con más fuerza, las lágrimas no cesaban de salir de su rosto.
_”Oi, ¿Por qué lloras?”
Después de una leve pausa en la que trato de calmarse, el pequeño por fin movió los labios:
_ “Nadie q-quiere jugar conmigo porque… s-soy un…¡un monstruo! ¡BUAAAAAA!”
A Naruto le costó asimilar lo que dijo ya que, entre llanto y llanto, el pobre apenas lograba darse a entender. Después de 4 ásperos segundos de ardua reflexión él al fin pudo comprender a lo que se refería.
_”¿Qué no quieren jugar contigo? ¡Pero si tú no eres un monstruo-ttebayo! no estás peludo y yo no veo que escupas fuego por lo que…¡definitivamente no eres un monstruo!”
El niño se le quedo mirando con los ojos bien abiertos, sus orbes azules reflejaban gran sufrimiento algo de lo que Naruto se percató por lo que le dedico una sonrisa. Por un momento pareció que iba a dejar de llorar.
_”P-pero, ¡sí lo soy!_ dijo por fin gritándole a Naruto _ …ellos, ¡ellos me lo dijeron! Que no valía nada…”
_”Cada quien se da su propio valor, ¡el que te lo hayan dicho no significa nada!_ se ponía serio a la vez que volvían aquellas memorias a impregnarse en sus pensamientos.
_”¡Pero! Yo…yo me siento muy solo, ¡no tengo a nadie!”_ decía a la vez que retomaba el llanto, le dio la espalda y se echó a correr desenfrenadamente. Su imagen al poco tiempo se perdió de la vista de Naruto.
_”¡Espera!”_le gritó mas no fue escuchado. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, imágenes una por una eran mostradas ante sus ojos como si frente a él una clase de filme se estuviera desarrollando. Pudo ver el cómo una onda expansiva era lanzada ferozmente de una especie de hocico rojizo, parecido al de un lobo, que destruía con todo a su paso, provocando que shinobis como él volaran por los aires mientras gritaban. El cómo las largas patas de ese animal arrastraban a esas personas y las aplastaban como si de insectos se tratase. Finalmente pudo escuchar el estruendo provocado por los horribles sonidos emitidos de ese animal, verdaderamente toda esa escena le resultaba aterradora. “¿Acaso ese soy yo?” se dijo para sus adentros mientras se horrorizaba con la sola simple idea de haber lastimado a sus camaradas o, peor aún, haber matado a alguno de ellos.
_“Ey niño…espera…_decía mientras su mirada se perdía en esas imágenes, sus pensamientos se nublaban y lo poco que conservaba de conciencia sobre sí mismo se desvanecía poco a poco_ yo…también estoy solo”_ finalizo justo cuando el brillo que emanaba de sus ojos se esfumaba, volviéndolos opacos.

_Madara, ¿por qué no hiciste eso desde un principio?_ le cuestionaba el hombre alto junto a él, Obito, tenía cicatrices por toda la mitad de su cara y llevaba su negro cabello corto a diferencia de su acompañante. Él era un antiguo ninja de la hoja que por cuestiones desafortunadas, había llegado al lugar en el que se encontraba ahora, justo en contra de las personas que antes tanto había estimado.
_Mis acciones no te corresponden_ le respondió abruptamente.
Obito mostró una cara en clara muestra de su inconformidad y tras una pausa, con ojos que parecían sacar chispas, lo miro con un rostro atemorizante.
_Quiero saber_ dijo por fin.
Madara se dio cuenta de su situación, la atmósfera se ponía cada vez más tensa. Él sabía que no se pondría repentinamente en su contra mas era de saber que si las cosas seguían avanzando así, podrían tornarse desfavorables para él por lo que decidió dignarse de tomar la palabra.
_El tener que controlar al Juubi ya nos es bastante difícil, sin contar la cantidad de chakra que consume. Me tomo tiempo el recuperar el suficiente para ello_ hablo con desgano.
No hubo respuesta, ambos vieron como se iba acercando una secuencia de afilados cuchillos kunai y shuriken de gran magnitud, sin embargo no tuvieron la necesidad de mover ni un solo músculo aún cuando iban acortando distancia dichos ataques.
_¡Lo logré, les he golpeado!_ dijo una chica castaña la cual llevaba su cabello atado en dos pequeñas esferas alrededor de su cabeza. Justo cuando logró disiparse el humo que obstruía su campo de visión, para su sorpresa, las armas habían desaparecido, como si se hubiesen esfumado por arte de magia.
_Ten Ten, ¡cuidado!_ pudo escuchar ése grito proveniente de un chico de cejas pobladas, con vestimenta bastante peculiar y peinado aún más singular.
Más tardo ella en voltearse que sus armas salir de un vórtice detrás de ella, no pudo hacer nada, hubo un grito sordo cuando las armas se clavaron en ella una tras otra provocando que abundante sangre emanara de su cuerpo. _ ¡Agh! _ dijo y sin más cayó al suelo. _¡¡TEN TEN!! _ gritó su amigo acercándose a su auxilio.
_L-lee…_no termino la oración, sus ojos comenzaban a cerrarse.
_¡TEN TEN NO TE MUERAS!_ tras decir esto la abofeteó fuertemente, lágrimas salían de su rostro. Ella abrió los ojos abruptamente, se le veía bastante enfadada, el dolor en su cuerpo ya era bastante insoportable y que su mejor amigo le propicie una bofetada, algo que nunca había hecho, acabó cabreándola aún más. _¡S-si serás idiota!_ a duras penas articuló esas palabras, lo tomó con su escasa fuerza del chaleco como intentando acercarse.
_¡PERO YO NO QUIERO QUE TE MUERAS!_ decía lloriqueando el buen Lee, jalando de las mejillas a la castaña.
_¡IDIOTA! ¡Nada conseguirás haciendo eso!_ logró decir por fin.
El chico se puso de pie, secó sus lágrimas y cerró los ojos, se podía ver como las rocas se iban elevando al igual que su cabello ondeaba y el suelo comenzaba a agrietarse bajo sus pies. Ten Ten ya conocía esa técnica pues la había visto muchas veces, estaba a punto de desvanecerse debido al dolor y la fatiga cuando tras un fuerte grito, sintió como unos delgados brazos la tomaban por la espalda y la parte inferior de las rodillas.
_¡QUINTA PUERTA ABIERTA!_ dijo con la piel completamente rojiza debido al acelerado flujo sanguíneo que había en su cuerpo, parecía por el tono de su piel que había sufrido quemaduras mortales. Su cabello en picada se elevó desafiando a la gravedad mientras tomaba a su amiga castaña en brazos.
_Lee…_dijo antes de desmayarse.
_¡Katon – Goukakyuu no Jutsu!
Una enorme bola de fuego similar a un pequeño meteoro, proveniente de Madara se acercaba rápidamente al lugar donde se encontraban parados. Parecía que iba a dar de lleno en el blanco pero justo antes de que se impactara, como una luz verde, Lee salió disparado en dirección opuesta llevando una velocidad tremenda; acortó brevemente la amplia distancia que los separaba del lugar donde se encontraban los ninjas médicos. Miraba a su alrededor, buscando a alguien en específico.
_ ¡Sakura-san! _ gritaba paulatinamente.
_ ¿Lee-kun?
Rápidamente giró su cuerpo hacia atrás y se dio cuenta que no era quien buscaba, lo que lo dejo lleno de una profunda decepción. Cambio de semblante, no podía esperar más, vio a su amiga de bastante tiempo agonizando y pensó que en ése momento, aunque no era precisamente la ayuda que él buscaba, tomaría cualquiera.
_ Shizune-san, ¡por favor, sálvala! _ le dijo sin rodeos.
_ Colócala aquí…_ decía mientras se quitaba el característico chaleco verde y lo doblaba, formando algo parecido a una almohada y justo después lo colocaba bajo su cabeza, como un soporte _...debo de tratarla, haré lo posible mas no puedo garantizarte nada, su situación no se ve bien y ha perdido ya mucha sangre…
Lee, tras esas desalentadoras palabras su rostro se volvió amargo, apretó sus puños fuertemente y bajo la cabeza un poco, iba a llorar o por lo menos eso parecía pero seguido la levanto y esbozando una ligera sonrisa le contesto:
_ Ella es fuerte… ¡mucho más fuerte que yo!, se salvara, tengo esperanza en ello.
Tras decir eso estiro su brazo y levanto el pulgar de su mano derecha a lo que la mujer frente a él no hizo más que sonreír, algo que en esos días ya no se veía tan a menudo en ella.
Él se apartó para dejarle espacio libre a Shizune, así mientras ella se ocupaba de sanar a su amiga podría encargarse de protegerlas a ambas. Miraba los alrededores para prevenir cualquier ataque cuando sintió una mano en su hombro.
_ ¿Mantienes una relación con la joven Sakura?_ le decían lo cual lo asombró, plena situación tan cruda que se estaba llevando en ese instante y ése hombre preguntándole sobre sus relaciones personales. Por un momento se le desencajo la mirada pero tras reflexionar se pudo dar cuenta de que el hombre podría tener sus razones, aunque aún así algo lo inquietaba.
_¿Por qué?_ le dijo cuando por fin lo miro de frente. Iba encapuchado pero pudo distinguir su rostro, puesto que no estaban a mucha distancia el uno del otro en aquel momento, tenía un cabello negro ligeramente largo, era muy delgado y extremadamente pálido lo que le daba una apariencia no muy favorable, sin embargo aquella sonrisa y esos ojos negros que emanaban un brillo especial hicieron que se despejaran sus sospechas.
_ Verás es que pude ver como la nombrabas frenéticamente, te veías desesperado por lo que debes de estar preocupado por ella… ¡sin importar la situación me gustaría ayudarte a encontrarla!
Lee se avergonzó por haberlo juzgado mal, empezó a atar cabos y no le preguntó por la capucha, “la debe de llevar para alguna técnica al igual que yo con mis vendas” pensó, llevaba la banda ninja de la alianza shinobi que era lo que contaba, estaba de su lado.
_ Ella es…mi novia, ¡sí eso! _ le dijo muy sonrojado. No le gustaba mentir pero él estaba completamente seguro de que en un futuro cercano por fin los sentimientos de Sakura le corresponderían así que, en teoría, no estaba mintiendo.
_ Con que es así…_ su sonrisa se esfumó _ iré a ayudar en el frente, veré que puedo hacer.
_ ¿De verdad? ¡muchas gracias compañero! _ le dijo mostrándole una amplia sonrisa a la que su acompañante no respondió, lo cual lo extraño bastante. El encapuchado le dio la espalda y partió, “la llama de la juventud no se extingue ni en estas situaciones, ¡el querer ayudar está en todos los jóvenes! ¿No es así Guy-sensei?” se decía mentalmente Lee mientras lo miraba irse. Por el otro lado se pudo ver como aquel hombre pálido enseñaba una sonrisa a medias, como si recientemente hubiese ganado algún tipo de beneficio.
_ Iluso.

Ya había recorrido más de la mitad del camino hacia su objetivo. Sacó un kunai ágilmente con su mano derecha mientras corría y lo colocó de manera que la cuchilla quedará hacia afuera, permitiéndole una mayor posibilidad de desviar el ataque que se veía venir.
Aquellas puntiagudas lanzas, infinitas, dispuestas a derribarla, justo ahora se acercaban por millones hacia el lugar en el que se encontraba. Sakura estaba decidida a llegar con Naruto y, fuese lo que viniese, nada la detendría; tenía coraje de sobra así que aceleró todavía más el paso gracias al chakra que mando a sus pies, alcanzando la máxima velocidad que su cuerpo le permitía. El impacto llegó, y con ello una masacre. Tras cada movimiento le daba a las lanzas con tal rapidez que parecía que aquél arma se había fusionado con su brazo; una por una se clavaban en el suelo tras el impacto de choque. “Más rápido”, girar, saltar, pelear, desviar, todo ello lo hacía de manera tan efectiva que parecía bailar entre esa mortífera lluvia; “¡Debo ir más rápido!”, esas palabras se mantenían en su mente como una clase de motivación, ya que ella estaba decidida a no morir, no aún, no sin habérselo dicho todavía.
Eran ya sólo dos los que se mantenían en pie en ése lugar, los demás habían caído, asesinados de la peor manera que se puede imaginar. Con un vistazo en derredor alcanzó a ver todo lo que había ignorado hasta ése instante: personas muertas, con partes faltantes de su cuerpo debido a la caída de aquellas navajas de madera, desgarradas…definitivamente no había más vida ahí, lo único con lo que se encontraba era a la muerte, deseosa, que la acechaba. Observó como su última compañía cayó de manera letal; veloz como una espada aquella lanza pasó rasgando su abdomen haciendo que sus intestinos, estómago y vísceras se abrieran paso bañadas en sangre y salieran al exterior, quedando en la fría tierra al descubierto.
Aquella mirada de no más de 8 segundos le costaría, debido a que gracias a ello perdió la concentración que mantenía coordinados sus movimientos; un grave error por su parte que le permitió a un ataque pasar desapercibido cerca de su muslo, lo suficiente para causar una herida profunda.
_ ¡Mierda!..._ el dolor la hacía ir más lento, pero en su situación no se podía permitir el darse el tiempo para curar la herida. Los ataques seguían viniendo y tomó acción sin importar qué. Una luz verdosa emanaba de la herida para sorpresa de todos, no necesitó emplear sellos ni acercar su mano para tratarse, la pierna parecía estarse curando por sí sola. Sin embargo su ritmo no era el mismo de antes, estaba llegando a su límite, a cada paso que daba sentía su cuerpo más pesado; sin duda, si paraba moriría.
_¡SHANAROO!_ gritó, su rostro mostraba que iba con todo, el más grueso de aquellos trozos de madera se acercaba zumbando en el aire con dirección a su pecho; en ése movimiento apostó todo. Justo antes de impactarse lo tomó fuertemente con su mano izquierda y giró hacia la derecha, todo en una milésima de segundo, logrando junto a la fuerza centrífuga disparar ese proyectil en dirección opuesta exitosamente, creando una apertura que le permitiría salir de esa zona de fuego. Se abalanzó sobre aquella salida, la adrenalina fluía por todo su cuerpo, ¡quería vivir!
Con cada paso que daba, en el preciso instante en el que se movía de ahí justo después varios trozos de madera se clavaban en el suelo. Llegaban por todos lados, ella dejó atrás a las lanzas y como un punto de luz en oscuridad se aferro a esa oportunidad de salir ferozmente. A 7 metros de lograrlo dio un gran salto hacia delante como nunca antes y, dejando una nube de polvo a su paso, esa distancia se esfumó.
Cayó al suelo con ambas manos por delante para darse una voltereta al momento de aterrizar, minimizando el dolor de la caída. Quedó sentada apoyada en su rodilla izquierda, su pierna derecha doblada, mostrando el muslo lastimado que poco a poco había logrado componerse. Se había esforzado demasiado.
Hundió los dedos de su mano izquierda en la arena recordando aquella sensación que le provocó la lanza cuando estaba a disposición de su agarre, realmente era algo que no había experimentado nunca. Colocó el kunai en su lugar, aquella arma afilada a la que le dio tan buen uso estaba ahora oculta fuera del alcance de visión de cualquier persona. No se movía de su posición, estaba estupefacta, el hedor de la sangre la invadía.
--- FLASH BACK ---
¡PAM! Tras un fuerte golpe de puño al pecho se vio como salía disparada una chica de cortos cabellos rosados en dirección a una amplia roca, contra la cual se impactó formando un enorme cráter a sus espaldas. Su cuerpo cayó al suelo tras el fuerte golpe.
Ella se quedó temblando en el suelo. Abrió los ojos lentamente.
_I-Itte… _ dijo tratando de levantarse, intento en vano que acabó por hacerla caer cara contra tierra nuevamente.
_¡Levántate Sakura! _ gritaba su rubia maestra acercándose a paso rápido hacia su ubicación.
Por el tono de voz enojado que acababa de escuchar hizo todo lo que pudo para apoyarse en ambas manos, colocando con éxito su cuerpo de forma que pareciese que estaba haciendo lagartijas, dobló su pierna con intención de usarla como soporte pero cada parte de su ser le dolía al más minúsculo movimiento que realizase por lo que, sin más, se quedó ahí, estática, como una estatua.
Tsunade, a un pie de distancia de Sakura, se agachó a lo que la ojijade al sentir los cabellos de su maestra sobre su cabeza cambió su rostro a uno que transmitía todo el terror que puede esperarse tener al estar en ésa clase de situación.
La tomó por un brazo y cual trapo viejo la jaló del mismo levantándola en un santiamén. El cabello de Sakura caía sobre su cara, ocultando su obvia vergüenza ante lo ocurrido.
_¿¡Cuántas veces te he dicho que no debes cerrar los ojos durante una pelea!?_ decía furiosa a la vez que múltiples venas hacían acto de presencia sobre ése rostro que aparentaba ser joven.
No hubo respuesta, lo que hizo que su noble maestra la tomara por los hombros y la sacudiese rápidamente.
_¡Responde! _ dijo secamente.
_Y-yo…yo, ¡agh! _el dolor hacía cada palabra más difícil_ no…no lo recuerdo.
Su maestra le echo un vistazo, pudo ver que sangraba de la pierna lo que como un incendio forestal prendió sus ideas al instante en el que extrañamente sus labios formaron una sonrisa. “Victoria” pensó.
_Éste entrenamiento al parecer no ha sido tan decepcionante…_dijo cuando la acostaba sobre el suelo y empezaba a sanar sus heridas.
Ni la palabra –confundida- podría explicar completamente el cómo Sakura se sintió ante lo sucedido. “¿De qué habla? ¿¡Por qué cura mis heridas!? Eso lo debería estar haciendo yo…” quería protestar sin embargo estaba tan agotada que sus músculos no la obedecieron, dejándola al completo cuidado de su mentora.
Se estaba sintiendo mejor, al poco rato ya podía moverse y estaba lista para reprochar las acciones que había tomado la hokage cuando se dio cuenta de algo: una cortada, no considerada superficial había quedado en su pierna y seguía brotando abundante sangre. Tsunade se dio cuenta de su gesto así que tomó el habla antes que ella.
_Dejé aquello en tu pierna con un objetivo en específico: quiero que tú misma lo sanes…_eso no la asombró, ya se lo esperaba, lo que venía fue lo que la dejó con la boca abierta_ sin usar tus manos. Tienes un excelente control de chakra por lo que esto será pan comido para ti. Lo dejo a tu cuidado.
Tsunade sabía que ése no era un trabajo fácil, sin embargo quería darle a Sakura ésa idea. A ella misma le había costado años el dominar a la perfección aquélla técnica que le permitía manipular su chakra de esa forma. Era una tarea que claramente no le revisaría al día siguiente mas confiaba en que, si llegaba a dominarla, le serviría de por vida. Definitivamente era un buen regalo que dejaría que Sakura descubriese por sí sola.
Tras decir esto se fue en un salto. La chica de cabellos rosados decidida no se movió de su sitio hasta que el Sol comenzó a ocultarse. Ya era muy tarde, sus padres se preocuparían por su ausencia y se alarmarían aún más si regresaba a casa con una pierna en esa clase de aspecto, por lo que tomó una decisión: se curaría con el método que tradicionalmente conocía y se iría a casa, retomaría éste entrenamiento más tarde.
--- FIN DEL FLASH BACK ---
Se puso de pie, “hoy le demostraré que puedo hacer lo que no hice ése día…Tsunade-sama”, la nostalgia la invadió y sus ojos se notaban húmedos. Retomó la marcha avanzando vertical.
Naruto se veía más cerca lo que hizo que sus ojos se abriesen ampliamente, denotando terror. Los separaban no más de 40 metros lo que le permitía darse cuenta de todos los detalles que a distancia no lograba distinguir, el cuerpo del zorro estaba formado ya casi por completo y saliendo del abdomen del mismo se alcanzaba a distinguir la silueta de un cuerpo humano, la mitad acaso, envuelta en el chakra rojo que era lo más parecido a piel que antes. Esto iba por mucho delante de lo que ella se imaginaba. Su amigo, aquél que tanto estimaba, a la inversa estaba él ahora atrapado dentro de su biju.
Observó cómo algunos de sus compañeros de la academia se encontraban alrededor, entre ellos una pelinegra de cabellera frondosa y larga con ojos grisáceos, era Hinata, y a su sensei, aquél que la había ayudado a la formación de su camino ninja, el hombre de cabello plateado al que le debía mucho sin duda, Kakashi.
Se enfadó, “¿¡Cómo es posible que se queden sin hacer nada mientras Naruto sufre de esa manera!?”, no lo lograba comprender, empezó a gran velocidad a correr hacia su amigo a la vez que sus emociones fluían con libertad por todo su cuerpo. Justo cuando le quedaba ya poco por llegar alguien la tomó de frente por sorpresa y la sostuvo fuertemente con sus brazos, impidiéndole el paso.
_¡Déjame ir!... Kakashi-sensei, ¿¡qué demonios hace!?_ decía impulsándose hacia el frente sin ningún resultado puesto que el cuerpo delante de ella hacía que sus esfuerzos fueran vanos. No lograba moverse.
_Te mantengo con vida…_dijo serio su profesor, aunque sonaba enojado, por dentro comprendía a la perfección las acciones que estaba realizando, lo que lo hacía deprimirse. Aún así se mantuvo firme, como si el conflicto que se desarrollaba dentro de su mente no estuviera ocurriendo_ …no dejaré que cometas una locura Sakura, no hoy.
Sakura comenzó a llorar, la última cola de su compañero más querido estaba brotando lentamente y con ello las esperanzas de todos cayeron. Naruto moriría si se quedaban de esa forma pero nadie hizo nada.
_¡Cómo abandonan a Naruto de ésta forma! ¡¡NO LO LOGRO COMPRENDER!!..._tras una pausa debido al llanto prosiguió_ ¡Hinata! Tu dices que amas a Naruto, entonces, ¡¿POR QUÉ FREGADOS TE QUEDAS AHÍ SIN HACER NADA?!_le gritaba a la vez que colocaba una mirada fija sobre ella.
La chica a cuestión comenzó a llorar también, a simple vista se veía que tenía miedo, temblaba y por más que trataba de articular palabra el tartamudeo no se lo permitía. Sin más se desmayó a lo que un joven que parecía ser de su mismo clan, ya que tenían bastante parecido, acudió a su auxilio.
Sakura sudaba, sentía una frustración indescriptible al no poder zafarse, empezó frenética a tratar de escabullirse entre los brazos de su sensei hasta que levantando uno de ellos, ágil logró pasar por debajo y aunque Kakashi trató de tomarla nuevamente, no consiguió alcanzarla. Tenía en claro una cosa, no dejaría que todo su empeño hasta ahora realizado se desperdiciase, salvaría a Naruto sí o sí.
Por primera vez en todo ése día sintió que corría en dirección a una muerte segura, aunque ello no pareció importarle.

“La chica… ¿Piensa ir ella sola por el kyubi?”, se murmuraba para sus adentros la persona más joven sobre la monstruosidad de 10 colas, la cual se encontraba observando la escena con un semblante confuso. Madara, como si hubiera leído sus pensamientos, comenzó a reír de una manera un tanto arrogante, lo que hizo que el pelinegro a su lado lo mirara.
_A esto me refiero cuando digo que en éste mundo sólo existe la desesperación…_decía mientras miraba el dicho acontecimiento, hablando entre pausas_...que idiotez la de ésa mujer.
Las palabras de Madara fueron bastante frías, sin expresar alguna clase de sentimiento. Obito no le respondió, sólo se quedó mirando, expectante. Definitivamente había algo entre todo aquello que lo intrigaba.

_¡NARUTO!_ el suelo alrededor de su amigo estaba agrietado, rompiéndose como si el peso sobre el fuese mayor, lo que le dificultaba el paso a Sakura. Las lágrimas brotaban de su rostro a mares, aquellos hermosos ojos estaban ya irritados debido a tanto llorar.
_¡GROOOAAARRRR!_ la criatura que estaba frente a ella había perdido ya toda humanidad. Al cuerpo, o lo que quedaba de Naruto, le faltaba ya poco para hundirse dentro de aquella feroz bestia. Sin embargo, justo en el último momento, Sakura tomó su mano, su rojiza mano envuelta en chakra que transmitía un calor abrumador con el solo tacto; parecía fuego puesto que quemaba.
A ella eso no le importó; tras un quejido debido al dolor su semblante se volvió forzado, valiente y que aterraría a cualquiera que se interpusiese en su camino. “No te dejaré ir, ¡Naruto!”, jaló con su fuerza masiva de aquella mano y con un solo brazo logró dejar libre la mitad del cuerpo del rubio. Estaba devastada. Su compañero, mejor amigo, frente a ella le dejó ver las nefastas condiciones en las que se hallaba. El chico seguía envuelto en aquel chakra rojo y tenía debido a ello la piel casi calcinada, con quemaduras mortales. A todo ése dolor se le sumaba que permanecía con los ojos cerrados, no era consciente ni de lo que hacía.
Ella lo tomó entre sus brazos, dándole un abrazo cálido a aquella bestialidad con colas que no paraba de gruñir. Le costaba mantenerse en ésa posición debido al movimiento y a las sacudidas del zorro, sin embargo no se separó, al contrario se aferro con más fuerza.
_Naruto, hay tantas cosas que quiero decirte…_ empezó con una voz apenas tangible, entre tantos sonidos y movimientos ya era un logro que pudiese hablar_...pero, antes que nada, perdóname, por favor, ¡eres alguien que!…yo no puedo seguir sin tí, tú…_se dio cuenta de que lo que pronunciaba comenzaba a perder el sentido, lo que la hizo esbozar una sonrisa, pese las circunstancias.
_Perdóname…por no haberte ayudado cuando más me necesitabas…por causarte tanto dolor_ decía a lo que comenzaron a brotar más lágrimas de sus ojos, por más que trataba de organizar sus emociones, no podía, lo que las hacía combinarse obteniendo como resultado aquél rostro que lloraba y sonreía a la vez. _Yo, ¡de verdad lo siento!, tú eres para mí mucho más que un amigo…_sus pensamientos fluyeron en palabras, y tras una reflexión prosiguió_ me has apoyado en todo, incluso me has salvado la vida, ¡y yo a cambio sólo te he hecho sufrir! Y-yo…
No pudo continuar, tosió sangre, a su cuerpo ya le quedaba poco. Su blanca piel antes de porcelana, tras haber estado en contacto tanto tiempo con aquél chakra logró quemarse; temblaba y sus piernas comenzaron a flaquear, le dolía sobremanera mas no se soltó.
_Naruto…gracias por todo_ dijo mientras la sangre escurría desde un costado de su boca, las quemaduras se agravaron cuando ella acercó su cuerpo más al de él y, tratando de alcanzar sus labios, logró articular unas breves palabras que se escucharon como un leve susurro:
_Te quiero_ dijo justo antes de desmayarse, cosa que ella no pudo detener por más intenciones que tenía de besarle.
Cayó al piso fuertemente, su cuerpo estaba herido y desprotegido, el kyubi gemía y gritaba al haberse librado de su opresión. Con un brazo, la tomó de una pierna y con una acción brutal la lanzó a más de 60 km de distancia, pareciese que justo antes la pierna se fuese a separar del cuerpo debido a la fuerza con la que lo realizó.
_¡Sakura!_ dijo el hombre de cabello plateado, con ojos que observaban como su alumna salía proyectada en una dirección desconocida. _¡Mierda!_ su sensei estaba frustrado, cuando justo después llamó a su antiguo rival que permanecía a un costado.
_¡Hai! ¡OHHHH!_ decía el mismo mientras en un leve segundo, su cuerpo sufría una transformación similar a la de Lee y con un acelerado pulso cardíaco, emprendió en carrera a velocidad por segundos con la intención de atrapar a la joven ninja antes de impactarse.

“Sakura, tiende tu cama”, “Sakura, ¿por qué no haces el desayuno hija?”. Escuchaba esas palabras provenientes de sus padres, un poco ofuscada, no lograba distinguir nada a su alrededor y extrañamente por ello sentía su cuerpo a la vez con gran libertad. “¿Mamá, papá?”, pensaba. Le resultaba raro, todo ello, ¿por qué de repente se le venían a la cabeza sus padres?, no lo sabía. “¡Tengamos una cita-ttebayo!”, no, lo anterior no eran palabras de sus padres, siendo bastante animadas, con un acento peculiar que ella conocía ya bastante bien. “¡Sakura-chan!”.
_Naruto…_pronunció mientras sonreía.
Ella cayó estrepitosamente atravesando varios árboles a su paso, trayendo consigo ramas encajadas y raspándose la poca piel que le quedaba en su lugar. Quedó inmóvil, en el suelo, no parecía más un ser humano debido a que entre sus múltiples daños tenía una extremidad torcida y de su abdomen, cual espinas, salían algunas de sus costillas que se quedaban a la vista puesto que quedó de espaldas al piso.
Abundante sangre brotaba de su ser; aquella prometida larga vida que una vez se postró ante su puerta pareció decirle adiós en aquél instante.
Se escucharon pasos que se acercaban. Poco a poco el hombre frente a ella la cubrió con su capucha; a plena luz del día se alcanzaba a distinguir perfectamente su rostro delgado, con facciones suaves, y aquella sonrisa picarona, con unos ojos que se quedaron fijos mirando a la persona que tenían en frente. Su flequillo, un poco largo, ondeaba tras la brisa del aire que se lograba disfrutar, al igual que el césped a sus pies.
Los cabellos rosados de la chica quedaron al descubierto, al igual que su rostro malherido que seguía sonriendo, como si aquella muerte le fuera a traer paz.
_Sakura, yo siempre te he observado…_dijo el pelinegro frente a ella, a lo que justo después ambos se esfumaron yéndose a través de lo que era parecido a un vórtice.

“Te quiero”, Naruto estaba al borde de la locura, desde hace un largo rato que se encontraba escuchando palabras flotando sin sentido en su mente, y aquellas dos últimas fueron suficientes para dejarlo caer ante la merced de la desesperación. “¡¿Quién eres?!” se repetía constantemente cuando por fin se dio cuenta de la quietud que mostraba su cuerpo, envuelto entre aquellos brazos de la oscuridad.
_”¡Ya basta!”_ no podía hacer parar aquellas palabras, trataba de zafarse.
Quien quiera que fuese el dueño de esas cosas que lo mantenían aprisionado de esa manera, le estaba funcionando muy bien, puesto que por más que Naruto se esforzaba arduamente por romper dichos brazos, no lograba salir.
Lloró, estaba exhausto, no conseguía su libertad y se sentía lleno de una frustración que es imposible describir en palabras. Comenzaba a darse por vencido cuando vio, envuelto en una luz blanca, un cuerpo que se acercaba, frágil, que situando encima de su pecho una de sus delgadas manos consiguió que esos lazos gruesos desaparecieran, desatando su cuerpo.
En ése instante todo en su mente se aclaró, las palabras que había escuchado seguían sin sentido, pero ahora sabía a quién le pertenecían. Ése sentimiento puro logró transmitirse a través del chakra de la portadora, alcanzando el alma misma del joven.
_”Sakura-chan…”_ decía con ojos estupefactos, no se creía lo que estaba viendo. Alegría, esperanza, esas emociones optimistas junto con otras hicieron presencia cuando por fin la vio. Tomó acción antes de pensarlo dos veces y la abrazó con firmeza. No lograba asimilar que todo aquello fuese real.
Le avergonzaba el hecho de que aquella chica le viera llorando de esa forma, como un niño a los brazos de su madre, lo que no pudo evitar un sonrojo en su cara. No se movió, ella correspondió el abrazo para sorpresa del rubio y antes de poder decir algo más una luz emitió de los dos, de ése abrazo, esparciéndose, derribando a la oscuridad haciendo parecer como si nunca hubiera estado allí.

_¡¿Pero qué?!_ decía un asombrado Madara, al ver como el chakra del kiuby comenzaba a ser absorbido por su jinchuriki. Ambos líderes sobre el Jubi tenían el ojo cuadrado.
_¡AHHHHHHH!_ gritaba decidido Naruto, ahora que su conciencia estaba intacta no se dejaría vencer tan fácil. Tras haber salido de lo que parecía un genjutsu, ambos, su chakra y el de Madara, combatían por ver quién obtendría el control del zorro de nueve colas.
_¡Naruto!_ decía sorprendido Kakashi-sensei. Todos los presentes tenían una sonrisa en su rostro a causa de que Naruto estaba a dos colas de frenar su descomunal cantidad de poder.
_El chico tiene agallas_ agregó Obito recordando sus días como genin, a lo que Madara sólo se enfureció más.
A una distancia bastante lejos de ahí, el rival de Kakashi, Maito Guy, yacía en el suelo con dos afiladas katanas atravesándolo en el pecho. No se movía, pero seguía vivo a pesar de ello. Había quedado justo a unos cuantos metros de donde antes localizaba la ubicación de Sakura, sin embargo no vio como aquél joven se la llevó, debido a que el veneno en el que estaban bañadas las hojas de esa arma provocó la pérdida de sus convicciones a los pocos segundos de haber recibido semejante corte.
De cualquier forma, era obvio el saber que para cuando llegasen sus camaradas él ya habría muerto.