[+18]La katana de la verdad(Capítulo 3)[20/08/2013]

El olor fue lo primero de lo que se percató, un olor asqueroso, similar a la descomposición de algo muy desagradable incluso cuando estaba vivo. Naruto se pasó la mano por el pelo observando aquella enredadera enroscada a aquel abeto del que fluía la savia.
Buscó otras pero no las encontró, todo parecía normal en el bosque “Alto Ven” que ya se teñía con su otoñal manto propio de aquella época del año.
Naruto era un simple guía de bosque que había pasado su vida en el Alto Ven, conocía todas las plantas del lugar si no era por su nombre por lo menos si de vista. Cuando era niño el viejo Jiraya  solía llevarlo con él a recolectar determinadas hierbas, le enseñaba sus nombres, dónde recolectarlas y sus diferentes usos y propiedades.
Sin embargo aquella planta enredadera solo la había visto una vez antes, en casa una ramita que su padre guardaba.
Iruka Umino, el padre de Naruto era un comerciante por lo que casi siempre estaba de viaje lo que hacia que el muchacho pasara mucho tiempo con el anciano Jiraya.
A Sai el hermano de Naruto, le importaba poco el bosque, prefería pasar su tiempo con gente rica, había abandonado su casa paterna 5 años antes que Naruto para poder vivir de una forma más independiente y a diferencia de Naruto casi nunca visitaba a su padre…


Tres semanas antes, el día en que Sai fue a decirle que su padre había sido asesinado, Naruto fue a casa de su padre a ver el inerte cuerpo de su progenitor, al ver las enormes y secas manchas de sangre en las tablas del suelo se le revolvió el estómago, sin embargo algo llamo su atención aquella ramita de enredadera estaba en el bolsillo de su padre.
Las personas a su alrededor le daban el pésame agravando así su sufrimiento, sin embargo no pudo evitar escuchar las especulaciones de la gente con respecto a la muerte de su padre, ¡hablaban de ninjutsu y chacra!
Estaba destrozado aunque aún le quedaba su hermano y casi era un hombre hecho y derecho se sintió como un auténtico huérfano, esa misma sensación la experimento de muy pequeño con la muerte de su madre.


Su hermano se empeño en que no buscara al asesino, ya se encargarán la guardia del pueblo dijo,  sin embargo los tiempos en que Naruto obedecía a su hermano pasaron hace mucho tiempo, al principio al encontrar la enredadera se sintió mas cerca de cazarlo, pero una vez allí ¿Qué? no había nada ninguna pista nada fuera de lugar. Descargó su frustración contra la enredadera y entonces ocurrió una de las vainas de la enredadera le mordió dejando una pequeña pero profunda herida con una espina clavada fue a echar mano del kunai para sacarse la espina sin embargo no lo tenía con las prisas se lo olvidó, a falta de kunai uso las uñas pero la espina se clavo mas como si tuviera vida propia. Giro su cabeza en busca de alguna planta que le sirviera de algo y allí encontró aum una planta que gracias a Jiraya sabía que ayudaba en la cicatrización, cortó un poco y se la aplicó en la herida.
De repente lo noté una figura enorme y ¿roja? en el cielo, la vió a través de las ramas, corrí a un claro para divisar aquella figura pero para cuando lo logre la figura estaba muy lejos y parecía tener alas sin embargo se escondió lejos tras una colina, no me dio tiempo ni a saber si era roja.


La enredadera era un problema aquella figura otra y como decía el viejo Jiraya de los problemas “no hay dos sin tres”.
Me dejé caer sobre una roca contemplando el lago Trunt, pensé en contarle a mi hermano lo sucedido pero seguramente Sai se enfadaría conmigo por ir en busca del asesino y por acercarme tanto a “El Límite”.
Sai siempre dice a la gente lo que tiene que hacer y eso siempre me ha cabreado, sin embargo hoy era un día especial para él, pues va a ser nombrado Primer Consejero y como tal Sai no solo estaría a cargo de ciudad del corzo sino también de todas las ciudades y aldeas de la Tierra occidental y necesitará de mi apoyo.


Algo llamó mi atención, al otro lado del lago algo se movía, ¿qué es?
Una persona, si, una mujer y con un vestido ¿Qué hace una mujer con vestido en un bosque? y tiene  el pelo ¿rosa? –Pensé. Pero algo más se movía tres, no 4 hombres con capucha y capa verdes le seguían y acechaban desde no muy lejos.

Continué observando a aquella mujer, ¿Cómo podía estar seguro de que la acechaban? A lo mejor estaba jugando con sus hermanos y al intentar ayudarla quedaba como un imbécil. Además ni si quiera tenía un kunai ¿qué posibilidades tiene un hombre desarmado contra 4?, pero ¿Qué posibilidades tenía ella sola? Ninguna, tenía que pensar y rápido.

Naruto: ¡Claro, el camino del buhonero! – Exclamo el rubio – sí consigo llegar allí antes de que ella lo pase de largo se podrá desviar a la derecha alejándose de “El Límite” en dirección de Ciudad del Corzo, despistándolos lo suficiente como para ponerse a salvo.

Salí corriendo tampoco tenía que preocuparme de que aquellos hombres me vieran porque corría entre los árboles y las hojas del suelo amortiguaban el sonido de mis botas contra el suelo. Llegué al camino principal por el que se supone que corría la pelirrosa, me apresuré y empecé a buscar el atajo, era un camino muy pequeño y fácil de pasárselo si vas rápido pero al girar la primera curva a la derecha lo divisé, al llegar busqué huellas para cerciorarme de si la mujer había pasado por allí antes que yo afortunadamente no fue así.

Pero ¿Qué iba ha hacer cuando la viera?, ¿Qué le diría?, no tendría mucho tiempo eso seguro pues sus perseguidores no iban muy lejos de ella.

¿Y si piensa que estoy compinchado con ellos? – Pensé alarmado – Pero algo me dice que debo ayudarla.

Me quedé allí en cuclillas esperando a que apareciera, contemplando mí herida en la mano y recodé la enorme silueta en el cielo pensando para mis adentros: Como dice Jiraya de los problemas no hay dos sin tres… No es una niña no está jugando, es una mujer y la están siguiendo.

Entonces la vi en ese momento doblando la esquina. Tenía un largo y brillante pelo rosa que realzaba las curvas de su cuerpo. Era alta casi tanto como yo y tendría mi misma edad aproximadamente. Llevaba un kimono blanco, con escote cuadrado y una pequeña bolsa de piel curtida a la cintura. La tela era muy fina y lisa, sin puntillas ni volantes, sin estampados ni colores que distrajeran de su esbelta figura. Era simple pero elegante.

Me acerque pero me detuve a cierta distancia para no parecer una amenaza, se paró me miro con sus ojos verdes y la conexión fue tan intensa que creí que me perdía en aquellos ojos. Sentía que la conocía desde siempre, que ella siempre había sido una parte de mí, que sus necesidades eran las mías.
Su mirada se relajo y distinguí algo en sus ojos que me atrajo más que su belleza: inteligencia.

Naruto: Estaba allí arriba – dije señalando a una colina, ella se giró y miro donde yo señalaba. – Estaba allí, sobre la colina – dije de nuevo un poco atontado – y te vi andando por el camino que bordea el lago, unos hombres te siguen.
¿?: ¿Cuántos?
Naruto: Cuatro.

La mujer palideció, se volvió para mirar atrás y finalmente sus ojos me buscaron de nuevo los míos.
¿?: ¿Quieres ayudarme? – exceptuando por su palidez no mostró ninguna emoción.
Naruto: Sí.
¿?: ¿Qué propones?
Naruto: Hay un pequeño camino que nace aquí. Si lo tomamos y ellos continúan por el principal, podrás despistarlos.
¿?: ¿Y si no? ¿Y si nos siguen?
Naruto: Ocultare nuestras huellas. –tratando de tranquilizarla.
¿?: ¿Y si lo hacen? – me interrumpió - ¿Cuál es tu plan?
Naruto: ¿Son muy peligrosos? – pregunte tras estudiar su rostro.
¿?: Sí. – dijo secamente y se puso tensa de terror.
Naruto bueno el camino es estrecho y escarpado, no podrán rodearnos.
¿?: ¿Vas armado?
Negué con la cabeza, enfadado conmigo mismo por olvidarme del kunai.
¿?: Entonces debemos darnos prisa.
Dejé que ella se adelantara quedando yo entre ella y los perseguidores para poder borrar nuestro rastro.
Al poco tiempo el camino se ensanchó y había menos árboles, al llegar hasta una pared de roca le hice señas de que no hiciera ruido pues sabía por experiencia que allí el eco podía transportar cualquier sonido muy lejos además le indique que caminara sobre rocas con musgo para no hacer ruido rompiendo ramitas. Fingí que me caía para mostrarle que eran resbaladizas ella sonrió cosa que disminuyo mi miedo por nuestros perseguidores.
Llevaba un buen par de botas, además andaba rápido sin necesidad de que yo la alentara, era una buena andarina.
Poco después los árboles desaparecieron, hacía más de una hora que habían abandonado el bosque.
En el bosque sus perseguidores podían ocultarse sin embargo, aquí en campo abierto no podían y cuando miraba atrás ya no los podía ver por lo que pensó en detenerse un poco a descansar y aliviar el dolor de mi herida, pero la mujer no daba signos de fatiga o querer parar, entonces recordé la cara que puso cuando pregunté si eran peligrosos y deseché toda idea de descanso, además cuanto más lejos estuvieran de “El limite” mejor. Mi plan parecía haber funcionado.
El camino llevaba a la montaña azul y de allí a ciudad del corzo, pero a la altura de la montaña pasaba por un barranco y cuando llegamos al barranco se me heló la sangre dos de los perseguidores aparecieron delante, ¿Cómo nos han adelantado? ¡Es imposible! – pensé. Yo soy bastante corpulento pero aquellos hombres me superaban cosa que se notaba a pesar de sus capas verdes.
A la derecha del camino había un barranco y a la izquierda una enorme pared de roca, íbamos a correr hacia atrás cuando dos cuerdas se descolgaron de la pared apareciendo así los otros dos hombres por detrás e impidiendo nuestra escapatoria.
Hombre encapuchado: Tú puedes pasar chico, solo la queremos a ella. – mientras decía aquello pude percatarme del verdadero arsenal de armas que llevaban bajo la capa.
Miré a la pelirrosa.
Naruto: No pienso abandonarte. – le susurré, su rostro reflejo alivio.
¿?: Quédate entre ellos y no permitas que me ataquen todos a la vez.- susurró – y no me toques cuando se acerquen los otros dos a mi. Que los buenos espíritus nos amparen.
Hombre encapuchado: Lárgate chico, es mi última oferta.
Naruto: Pasaremos los dos. – dije tragando saliva.
Hombre encapuchado: No hoy.- dijo el encapuchado desenvainando la katana que llevaba a la espalda, el otro hombre también sacó una katana. Entonces me invadió el miedo, no tenía ninguna posibilidad contra aquellos dos. Ambos hombres gritaron y cargaron contra mí. Mientras corrían escuche como detrás de mí, los otros dos hombres agarraban a la mujer.
Un instante antes de que me alcanzaran, se produjo un fuerte impacto en el aire, como un trueno silencioso, era muy extraño. No obstante fue tan violento que sentí un agudo dolor en todas las articulaciones.
Uno de mis agresores también se resintió y dejo de prestarme atención para centrarse en la mujer cargando contra ella.
Me apoye en la pared y lo golpeé con los pies tan fuerte como pude, por la sorpresa del ataque el hombre perdió el equilibrio y cayó al vacío por el acantilado. Mire a mi espalda y uno de los hombres que atacó a la mujer también estaba cayendo por el acantilado con una enorme herida en el pecho de la que manaba abundante sangre.
Tras aquello el que parecía el jefe cargó contra la mujer a la vez que me golpeaba con el mango de su katana en mi pecho dejándome sin respiración y haciendo que mi cabeza se golpeara contra la pared de roca. Pero mi único pensamiento era que tenía que detenerlo antes de que llegara a la mujer.
Sacando unas fuerzas que no sabía que tenía le agarre de la muñeca obligándole a darse la vuelta, su katana dibujo un arco en el aire hacia mi, la katana brillaba a la luz del sol. Pensé que estaba apunto de morir, pero algo extraño pasó el ultimo hombre, armado con una katana corta, salió de la nada para chocar con su jefe hundiéndole la katana en el costado, chocando tan violentamente que ambos también cayeron por el precipicio.
Me gire buscando a la pelirrosa con miedo de que estuviese herida y cubierta de sangra pero allí estaba sentada e ilesa. Todo había ocurrido muy rápido, me dejé caer junto a ella. El golpe en la cabeza fue terrible, pero ¿Qué había sido aquel trueno silencioso? ¿y el dolor que causó? Nunca había visto o sentido algo igual, fuese lo que fuese, ella tenía algo que ver y les había salvado la vida. Fue algo sobrenatural…
¿?: Ni si quiera sé tu nombre. Quería preguntártelo pero antes me daba miedo hablar, estaba asustada… No quería que nos encontraran.
Naruto: Me llamo Naruto Umino.- me miró con aquellos penetrantes ojos verdes y la brisa movió su cabello.
¿?: Muy pocas personas se hubieran quedado junto a mí.- dijo con una sonrisa – eres una gran persona, Naruto Umino. Noté como se sonrojaba y giro si cabeza.
¿?: yo me llamo… -comenzó a decir, pero se lo pensó y se volvió hacia mi acabando: Sakura. Sakura Haruno.
Naruto: Tú también eres una gran persona, Sakura Haruno. Hay pocas personas capaces de enfrentarse a esos hombres como hiciste tú…- me sonrió – Bueno Sakura amiga mía me puedes decir ¿por qué nosotros estamos vivos y ellos muertos? - pregunté pensando en aquel tueno silencioso.
Sakura: ¿Lo dices en serio?- sorprendida.
Naruto: ¿El qué?
Sakura: Lo de amiga.- dijo vacilante.
Naruto: pues claro. Acabas de decir que no te abandoné. Eso solo lo haría un amigo, ¿no?- dije sonriendo.
Sakura: No lo sé.-respondió girando la cabeza- Yo nunca he tenido un amigo. Excepto quizá mi hermana…-dijo con un tono muy triste.
Naruto: Bueno ahora tienes uno. Después de todo lo que acabamos de pasar juntos. Nos hemos ayudado y hemos sobrevivido.- Ella tan solo asintió con la cabeza.- ¿Y que hay de mi pregunta?
Sakura: Creo que los buenos espíritus nos protegieron.- respondió evadiendo la pregunta.- no la creí pero no iba a obligarla a decir algo que ella no quisiera.
Naruto: ¡Mierda!-exclamé recordando la fiesta de Sai dattebaio, ojala no me pierda el discurso, llevaré a sakura conmigo le contaré a Sai lo ocurrido y le proporcionaría protección.
Tendí la mano para ayudarla a levantarse, me miró a los ojos y la cogió.
Naruto: ¿Es que ningún amigo te ha tendido la mano?
Sakura: No.
Naruto: ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo?
Sakura: Hace dos días.
Naruto: Entonces debes tener mucha hambre dattebaio, vamos te llevare a casa de mi hermano, le diremos lo de los cuerpos el sabrá que hacer, ¿sabes quienes eran esos hombres?
Sakura: Se los conoce como cuadrilla. Son, bueno, son como asesinos a sueldo que van en grupos de cuatro. Creo que cuantas menos personas sepan que estoy aquí, más segura estaré.
Naruto: Sakura, ¿de donde vino es cuadrilla?
Sakura: supongo que me siguieron el rastro desde la tierra central a través del límite.
Se me pusieron los pelos de punta, tenía que estar mintiendo a nadie se le ocurría cruzar “El Límite”. Absolutamente a nadie. “El Límite” era infranqueable que nos separaba de La Tierra Central. Era una tierra “mágica” en la que había gente y criaturas que usaban chacra.

Sai vivía en una enorme casa bastante apartada de ciudad del corzo. Tenía tejados de pizarra rematado con una claraboya emplomada que dejaba pasar la luz al salón principal, la puerta principal estaba flanqueada por dos troncos de imponentes robles blancos, también contaba con un enorme jardín de diseño simétrico que estaba en plena floración.
Los invitados vestidos con sus mejores galas paseaban por el jardín e hicieron que Naruto se sintiera fuera de lugar ya que acababa de salir sudado y sucio del bosque con su ropa de guía, sin embargo no había tenido tiempo de asearse, además estaba de muy mal humor, tenía cosas más importantes en las que pesar. Todavía no se creía que Sakura hubiese llegado a La Tierra Occidental desde La Tierra Central a través de El Límite y ella no le había vuelto a mencionar el tema para que lo pudiera digerir bien. En lugar de hablar de eso le preguntaba sobre La Tierra Occidental, Naruto le describió su casa del bosque y le contó que trabajaba de guía de bosque para los viajeros que lo atravesaban.
Sakura: ¿Tienes chimenea en tu casa?
Naruto: Sí.
Sakura: ¿Y enciendes fuego?
Naruto: Pues claro para cocinar, ¿Por qué?
Sakura: Echo de menos sentarme frente al fuego, eso es todo.
Por perturbadores que fueran los acontecimientos, poder hablar con alguien aunque fuera tan reservado era agradable.
¿?: ¿Me muestra su invitación señor?
¿Invitación? Me giré para ver quién había hablado. Era mi amigo Kakashi, guardián de El Límite. Nos saludamos con un cálido apretón de manos.
Kakashi era un hambre fuerte con facciones algo perrunas, sin barba ni bigote y con el pelo castaño tan espeso como cuando era joven. A pesar de su musculatura y lo que pudiera parecer Naruto sabía que Kakashi podía ser muy rápido si lo deseaba. Llevaba un par de cuchillos a un lado del cinturón y una maza de guerra de seis puntas al otro. La empuñadura de su katana corta sobresalía por encima de su hombro derecho y a la izquierda llevaba una ballesta con unas cuantas flechas con punta de acero.
Naruto: Parece que no quieres perderte la ocasión de comer gratis.
Kakashi: No será aquí, como invitado.- dijo Kakashi poniéndose serio.
Naruto: Kakashi, esta es mi amiga Sakura. Sakura, te presento a Kakashi, es un viejo amigo mío. Con él estamos completamente seguros.
Me volví hacia Kakashi y dije: Puedes confiar en ella.
Sakura dirigió su mirada a Kakashi y lo saludó con una inclinación de cabeza a lo que Kakashi la imitó.
Se apartaron un poco a una sombra para no pasar calor.
Kakashi: Tu hermano ha convocado a todos los guardianes de El Límite… Quiere que nos convirtamos en su guardia personal.
Naruto: ¿¡Qué!? ¡Pero eso es absurdo! Ya tiene a la milicia local y al ejército.  ¿Para qué necesita a un puñado de guardianes de El Límite?
Kakashi: Sí, ¿para qué? Eso me pregunto yo. Tal vez nos quiere para aparentar, la gente nos teme. Desde que tu padre fue asesinado no has salido del bosque. Y por eso no te has enterado de que han ocurrido cosas muy extrañas. Hay gente que llega y se va por la noche nos llama “ciudadanos preocupados” y dice disparates sobre conspiraciones contra el gobierno. Tiene a los guardianes en pie de guerra.
Naruto miró alrededor y aunque no vio a ningún guardián sabia que estaban allí ocultos.
Naruto: Y ¿Cómo sabes que Sai no tiene razón?, después de todo el padre del nuevo Primer Consejero ha sido asesinado.
Kakashi: Conozco La Tierra Occidental como la palma de mi mano. No hay ninguna conspiración, si la hubiera, quizás hasta sería divertido, pero creo que solo soy una pieza decorativa t hermano me dijo: “Mantente visible”. Y en cuanto al asesinato de tu padre, bueno, Iruka Umino y yo nos conocíamos hace mucho tiempo, antes de que tú nacieras, incluso antes de El Límite. Era un gran hombre y me enorgullecía poder llamarlo amigo. Además digamos que he “retorcido algunos dedos” para averiguar el nombre del culpable y créeme a mas de uno le hubiera gustado poder decirme algo para que acabara más rápido, sin embargo nadie sabe nada. Es la primera vez que persigo a alguien y no lo consigo encontrar. Cambiando de tema ¿De dónde sales con esas pintas?
Naruto: Hemos estado en el Alto Ven. Nos atacaron cuatro hombres.
Kakashi: ¿Algún conocido?
Naruto: No.
Kakashi: ¿Y dónde se fueron después de asaltaros?
Naruto ¿Conoces el Despeñadero Mocho?
Kakashi: Claro.
Naruto los encontrarás en las rocas del fondo. Tenemos que hablar.
Kakashi: Iré a echar un vistazo, ¿Cómo lo hicisteis?
Naruto: Supongo que los buenos espíritus nos ampararon, dattebaio.
Kakashi: ¿De veras?, bueno, será mejor que esperes un poco antes de decírselo a Sai. Dudo que el creo en los buenos espíritus. Si queréis os podéis quedar en mi casa. Allí estaréis seguros.
Naruto: Será mejor que entremos. Seguro que Sai me echa de menos.
Kakashi: Una cosa más, Jiraya quiere verte. Está muy preocupado por algo. Dice que es muy importante.
Naruto: yo también tengo que verlo.
Kakashi: Naruto, dime que hacías en el Alto Ven.
Naruto: Lo mismo que tú, buscar una pista.
Kakashi: ¿Y la encontraste?
Naruto: Sí y muerde…- dijo al mismo tiempo que le enseñaba la herida que la enredadera le había hecho en la mano.

Naruto y sakura se giraron para entrar en la gran casa con suelos de mármol, mucha gente saludaba a Naruto a lo que el solo les dedicaba una sonrisa o un apretón de manos, lo extraño era que Sakura se sintiera tan a gusto con tanta gente desconocida a su alrededor, Naruto ya había pensado que Sakura debía ser alguien importante puesto que unos asesinos no se tomarían tantas molestias en alguien insignificante.
Ahora necesitaba la ayuda de su hermano si los rumores eran ciertos había unos seres que provenían de El Límite, toda la tierra occidental estaba en grave peligro. La gente ya no se atrevía a salir sola por la noche y contaban historias de gente que había sido devorada. Naruto los intentó convencer de que esas personas habían muerto en realidad por una causa natural y luego un animal salvaje se había comido el cadáver, era algo normal. Pero los campesinos decían que eran bestias voladoras. Supersticiones.- Pensó Naruto.
Incluso aquí rodeado de muchos invitados se sentía en soledad, no sabía a quien recurrir y la única persona que le hacía sentir mejor era Sakura, pero también le asustaba. Tenía ganas de cogerla y abandonar la fiesta.
Todo esto le daba mala espina a Naruto, sentía que estaba relacionado con la muerte de su padre, debía acudir a Jiraya y rápido él vivió en la tierra central antes de El Límite, aunque nunca hablase de ello.
Sakura: Lo siento Naruto, no sabía lo de tu padre… Lo siento.
Naruto: Gracias… Ocurrió hace tres semanas.
Sakura: Lo siento, quizás prefieras estar solo.
Naruto: no así está bien. Ya he estado solo suficiente tiempo y hablar con un amigo siempre sienta bien.
La mujer le dedicó una pequeña sonrisa y tras eso se movieron entre la gente buscado a Sai.
Naruto: ¿Hambrienta?
Sakura: Mucho.
Ambos se pusieron a comer de una larga mesa repleta de alimentos.
Sakura: Algunas criadas llevan el pelo largo, ¿está permitido?
Naruto: Pues claro, aquí todo el mundo puede llevar el pelo como quiera.
Qué extraño…- Pensó Naruto.
Naruto: ¿A caso alguien te ha pedido que te cortes el pelo alguna vez?
Sakura: No nunca me lo dirían, pero allí de donde yo vengo la longitud de este en una mujer indica su posición social.
Naruto: ¿Significa eso que eres una mujer importante?, lo digo porque como lo tienes tan largo y hermoso…
Sakura: Supongo que después de lo de esta mañana es normal que pienses así.
Naruto: Si te hago alguna pregunta impropia, te doy permiso para que me golpees dattebaio.
Tras eso comieron durante un rato, Naruto le aconsejaba que probara algún plato típico de allí.
Sakura: Nos están vigilando esos dos hombres.
Naruto: No te preocupes, son los ayudantes de mi hermano me conocen. Además los hombres que te perseguían están muertos ya no corres peligro, estas a salvo.
Sakura: No, vendrán más. No debería estar contigo. No quiero seguir poniendo tu vida en peligro. Tú eres mi amigo.
Naruto: Es imposible que ahora que estas escondida aquí en Ciudad del Corzo te encuentren.
Sakura: Cuando abandoné mi hogar, cinco ninjas con conocimientos de técnicas muy poderosas lanzaron  técnicas sobre mi rastro para ocultarlo y que nadie supiera dónde estoy. ¡Y después se mataron para que nadie los obligara a hablar!- dijo casi en un susurro y con los ojos llenos de lágrimas.
¡Ninjas! Naruto se quedó helado.
Naruto: Lo siento.
Sakura: ¡Naruto, ahora estoy asustada!, si no hubiera sido por ti. ¿Sabes qué habría ocurrido? Morir hubiera sido lo de menos.
Naruto: Lo siento, Sakura. No sé qué está pasando, tú aún sabes algo pero yo nada. Además en el precipicio… nunca he estado tan asustado y no hice nada que pudiera salvarnos…
Sakura: Lo que hiciste fue más que suficiente. Suficiente para salvarnos. Si no hubieras ayudado… No quiero quedarme aquí y que te hagan daño.
Naruto: No me pasará nada. Tengo un amigo, Jiraya, él sabrá que hacer para que estés a salvo, es extraño pero es el hombre más inteligente que conozco. Si alguien te puede ayudar es él. Si eso que me has dicho es verdad te pueden seguir a todos lado así que ven conmigo a ver a Jiraya. Tan pronto como Sai de su discurso, iremos a mi casa y mañana a ver a Jiraya.
Sakura: No es tan sencillo Naruto, creí que en La Tierra Occidental estaría segura, crucé El Límite gracias a una técnica de chacra muy poderosa. No sé cómo logró pasar la cuadrilla.
Naruto: Ya nos encargaremos de eso mañana. Además a otra cuadrilla le costaría como mínimo días llegar, ¿no?
Sakura: Lo siento y gracias Naruto, pero me marcharé antes de que algo malo te pase.
Sai empezó su discurso, hablaba sobre una guerra, ¿qué guerra?, ¡no estamos en guerra! Pensó Naruto enfureciendo, después dejo que las misteriosas muertes fueron a causa del fuego igual que la muerte de la muerte de su madre cosa que hizo recordar a Naruto.
Al acabar Sai le dio una palmada en la espalda a Naruto.
Sai: ¿Te ha gustado el discurso?
Naruto: ¿Por qué has hablado de su muerte…?
Sai: Lo siento Naruto se que duele pero, tienes que aprender a convivir con ello.
Naruto: ¿Qué has averiguado de la muerte de papá?
Sai: ¡Nada! Deja ya ese tema Iruka era ya viejo y seguramente cogió algo que no le pertenecía de alguien con un buen cuchillo y no quiso devolvérselo.
Naruto: ¡Eso es mentira y lo sabes papá nunca robo nada!
Sai: Que su dueño haya muerto no significa que no tenga otro, además es de sentido común la casa estaba revuelta no quiso decirle donde estaba, le mataron y buscaron lo que sea que querían.
Naruto: Supongo que tienes razón…
Aunque no hay ni una solo huella o pista y eso me extraña- pensó Naruto.
Sai: Como te presentas con ese aspecto, ¿no te ha dado tiempo a asearte?
Sakura se adelanto un poco.
Sakura: Perdona a tu hermano no fue culpa suya. Tenía que guiarme hasta Ciudad del Corzo y yo llegué tarde.
Sai: ¿Y tú eres…?
Sakura: Me llamo Sakura Haruno.
Sai: Ah, entonces no eres la escolta de mi hermano, como creí. ¿De dónde vienes?
Sakura: De un pequeño pueblo lejos de aquí.
Sai: Naruto, ¿pasarás la noche aquí?
Naruto: No, tengo que ir a ver a Jiraya. Me han dicho que quiere verme.
Sai: búscate mejores amistades, no sacarás nada de un viejo chocho como ese. Y tu querida serás la invitada de la noche.
Sakura: Tengo otros planes.
Sai le rodeo con los brazos puso ambas manos en el trasero de la mujer y le dedicó una sonrisa fría.
Sai: Pues cámbialos.
Sakura: Quítame las manos de encima.
Naruto: ¡Sai! ¡Basta!
Sai: Me gustas mucho. Creo que podría enamorarme de ti.
Sakura: ¡Aparta!
Al no apartarse Sakura decidió clavarle una uña y empezar a mover el dedo hacia abajo, haciendo que este empezara a sangrar y que diera un salto hacia atrás por el dolor.