Keep calm... and ¡Fus Ro Dah!(+18)[Actualizado el 08/06/2013]

Skyrim formaba parte del Imperio desde el reinado de Tiber Septim I, el que muchos consideraban el gran héroe de la humanidad. Tiber Septim I fue el primer hombre en conquistar todo el mundo conocido, consolidando la dinastía Septim de emperadores y fue durante el reinado de estos emperadores cuando el mundo conoció su mayor época de paz. Tiber Septim dejó atrás su nombre al ascender al Aeterio convirtiéndose en Talos, el noveno de los Divinos, junto a Akatosh, Kynareth, Stendarr, Zenithar, Julianos, Mara, Dibella y Arkay. Pero el sacrificio de Martin Septim durante la Crisis de Oblivion, puso fin a la dinastía Septim y al Imperio creado por Tiber Septim I. Tras la Crisis de Oblivion los Altos Elfos de la Isla Estivalia, los Elfos del Bosque de Bosque Valen y los Khajiitas de Elsweyr habían unido fuerzas para separarse del Imperio, consolidando así el Dominio de Aldmer. Los Argonianos de Ciénaga Negra también habían aprovechado la confusión creada a partir de la creación del Dominio de Aldmer y la erupción de la Montaña Roja, para conquistar el continente de Morrowind y separarse del Imperio en lo que paso a ser conocido como los Estados Argonianos. El Dominio de Aldmer había declarado la guerra al Imperio, una guerra que duraría setenta y cinco años, de no ser por el Concordato Blanco y Dorado probablemente la guerra aun no habría terminado.

El Concordato Blanco y Dorado era un tratado de paz entre el Imperio y el Dominio de Aldmer, se suponía que aquel tratado traería la paz en el mundo entero, pero fue el Concordato Blanco y Dorado el detonante de una guerra civil en el continente de Skyrim.

Skyrim era el hogar de los nórdicos, un pueblo fiero y orgulloso que ponía gran énfasis en el honor y la gloria. Según las leyendas Tiber Septim era un nórdico, por lo tanto los nórdicos veneraban a Talos mas que ningún otro pueblo del mundo. Una de las condiciones que habían puesto los Altos Elfos antes de firmar el Concordato Blanco y Dorado era la prohibición del culto a Talos, lo que provoco que Skyrim quisiera separarse del Imperio. Muchos pensaban que Skyrim pertenecía a los nórdicos y que no deberían aceptar ninguna ley impuesta por ningún imperio, pero no todos los nórdicos estaban de acuerdo con aquella idea, otros muchos consideraban que el Imperio había hecho la vida en Skyrim mucho mas fácil y que la independencia solo traería la desgracia y la miseria. Orgullosos como eran ninguna de las dos facciones quería ceder y darle la razón a la otra, provocando que Skyrim se dividiera en dos, los leales al Imperio y los autodenominados Hijos de Skyrim.

El asesinato del Rey Supremo Yahiko a manos del jarl del País de la Nube Ay había sumido a Skyrim en una guerra civil que involucraba a la Legión Imperial, liderados por el General Nagato cuyo ejercito se componía de nórdicos leales al imperio, y a los Capas de la Tormenta, liderados por el jarl Ay y compuesta por los que se consideraban Hijos de Skyrim.

Actualmente la guerra civil de Skyrim se encontraba en un punto muerto, cuatro de los nueve países que formaban el continente de Skyrim apoyaban a la Legión Imperial y otros cuatro apoyaban a los Capas de la Tormenta. El País del Fuego se había declarado neutral en esta guerra, la jarl había declarado que no la importaba quien ocupaba el trono como Rey Supremo de Skyrim, lo único que a ella la interesaba era la prosperidad de su país. Tanto el jarl Ay como el General Nagato intentaban convencer a la jarl Tsunade, líder del País del Fuego, que su participación supondría el fin de la guerra, y que toda Skyrim encontraría la paz y prosperidad que tanto deseaban, no solo el País del Fuego.

La guerra civil llevaba en marcha un año cuando la jarl Tsunade hizo llamar a su edecan en medio de la noche. Este no tardo mucho en llegar al palacio de la jarl, una vez dentro recorrió la gran sala del trono y subió las escaleras que llevaban a los aposentos privados de la jarl Tsunade.

-Minato-saludó la jarl con tono agradable desde un escritorio que había en sus aposentos.

-¿Quería verme mi jarl?-preguntó un hombre alto y rubio haciendo una reverencia.

-Acabo de recibir una carta del General Nagato exigiendo nuestro apoyo en la guerra-contestó Tsunade ofreciéndole una silla a Minato.

-¿Exigiendo?-preguntó el edecan sentándose en la silla que le ofrecía Tsunade.

-Si no apoyamos a la Legión Imperial en la guerra, el General Nagato nos tomara como aliados del jarl Ay y seremos tratados como traidores al Imperio.-dijo la jarl como si todo aquello no la importara en absoluto.

-El General Nagato fue el primero-dijo Minato tras un minuto de silencio-pero la carta del jarl Ay no tardara en llegar. El País del Fuego no podrá permanecer neutral mucho mas tiempo.

-¡No pienso permitir que mi gente muera en un guerra que jamas debió empezar!-rugió la jarl Tsunade, alterándose por primera vez aquella noche.

-Sabéis que opino igual que vos mi jarl-dijo Minato manteniendo la calma-pero si no ofrecemos nuestra ayuda ambos intentaran conseguirla por la fuerza. No podemos enfrentarnos a los Capas de la Tormenta y a la Legión Imperial al mismo tiempo.-el edecan hizo una pausa para que la jarl meditara sobre sus palabras y después preguntó- ¿Cuánto tiempo le ha dado el General Nagato para contestar?

-Cinco días-contestó Tsunade, sabia que su edecan tenia razón, no podía seguir ignorando las cartas de Nagato y de Ay.

-Se tardan cuatro días en llegar a la capital del País de la Lluvia. Eso nos da un día para pensar.-dijo Minato, antes de que el silencio invadiera la sala.


Lejos del palacio de la jarl, en el Distrito Llano de la ciudad, un joven rubio dormía plácidamente ajeno al asunto tan delicado que estaban tratando la jarl y su edecan. Desde su primera visita al Salón de los Muertos hace tres meses conseguía dormir sin que las pesadillas le acosaran, pero desde entonces sus sueños se veían acosados por una chica de pelo rosa, una chica que solo había visto una vez en la vida y de la que solo conocía el nombre. Aunque para el aquellos sueños no eran desagradables, mas bien parecía disfrutarlos. En sus sueños podía abrazarla, acariciar su pelo, podía perderse en el mar de jade que eran sus ojos, besar su labios, podía estar tan cerca de ella que sus cuerpos casi se fundían en uno solo y sobretodo podía decirle una y mil veces que la amaba. Sabia que aquellos sueños solo eran producto de su imaginación, pero era la única forma de estar con la persona que le había robado el corazón.

Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a filtrarse a través de los postigos de su ventana el chico comenzó a despertarse poco a poco, receloso de abandonar la dulce compañía que tenia en sus sueños. Paso varios minutos acostado en la cama mirando el techo de la habitación, pensando como era posible sentir todo aquello por una chica que no conocía, pero como de costumbre no encontró respuesta. Se levanto de la cama con el cuerpo dolorido por el entrenamiento de ayer, pero estaba contento, estaba notando como hacia progresos. Se dirigió al armario y se vistió con su ropa de lino y terciopelo habituales y salió de su habitación, fue al comedor donde desayunó a base de pan y queso.

Después de desayunar salio al patio de la casa donde se dispuso a entrenar. Le parecía muy extraño que su padre no estuviese en casa, últimamente siempre tomaban el desayuno juntos, pero no se preocupó demasiado, seguramente estaría con la jarl o con el comandante de la guardia de la ciudad tratando sobre algún asunto urgente, su padre era el edecan al fin y al cabo. Entrenó durante varias horas antes de volver a entrar en casa donde se dispuso a comer, no era una comida demasiado elaborada pero le sirvió para saciar su hambre. Aprovechando que su padre aun no había llegado decidió ir al Salón de los Muertos.

Caminó despacio por las calles de la Villa de la Hoja y cuando llego la gran plaza donde se encontraba el mercado se detuvo a comprar una flor roja, no era una flor demasiado difícil de encontrar, pero si era muy bonita. Al entrar en el templo de Arkay saludó al sacerdote y bajo las escaleras que le llevaban a las criptas y fue directo hacia la sala donde se encontraba descansando el cuerpo de su madre. Iba allí prácticamente todos los días, pero todavía aquel sitio le ponía los pelos de punta, pensó que se acostumbraría con el tiempo, pero aquel momento no parecía llegar nunca. Al llegar junto al sarcófago en el que descansaba su madre, cambio la flor que había llevado el día anterior por la nueva mientras le hablaba a su madre de sus entrenamientos, de su padre y de los planes que tenia para el futuro, aunque sobretodo le habló de Zafiro, la chica que ocupaba su mente cada segundo del día y de la noche.

No podía asegurar el tiempo que paso hablando con su madre, aunque siempre perdía la noción del tiempo cuando estaba en aquella cripta, pero al final tuvo que marcharse asegurandole a su difunta madre que volvería tan pronto como le fuera posible. Después de despedirse de su madre salio del Salón de los Muertos y se fue directo a casa, pero al llegar se sorprendió al ver que su padre aun no había vuelto. Esta vez si le dio un poquito mas de importancia, su padre no solía ausentarse tanto tiempo sin decírselo. Salió al patio y volvió a entrenar solo por segunda vez aquel día. Entrenó hasta que el sol se oculto tras los muros de la ciudad y muy fatigado entró en casa y fue al comedor a cenar algo, pero se lo pensó mejor, esperaría a su padre para cenar con el y preguntarle que había pasado. Su padre ya llevaba todo el día fuera de casa y sabia que algo malo estaba pasando, su padre no había estado tanto tiempo fuera de casa desde hace un año cuando había estallado la guerra. En lugar de preparar la cena lleno un gran caldero de agua y lo puso encima del fuego que había encendido, se fue a un cuarto en que había una bañera de hierro que lleno de agua hasta la mitad. Espero a que el agua del caldero empezara a hervir antes de retirarla del fuego y verter el contenido en la bañera. Después de limpiarse a conciencia, permaneció un rato en la bañera con los ojos cerrados, pensando en su padre y en que era tan importante como para que requiera su atención un día entero. Cuando el agua empezó a enfriarse demasiado salió y se dirigió a su cuarto y se vistió. Mientras se vestía escucho que alguien entraba en casa, se apresuro y salio de su habitación. Era su padre.

-Buenas noches papa-dijo Naruto llamando la atención de su padre.

-Buenas noches Naruto-cuando su padre le devolvió el saludo Naruto notó que estaba cansado.

-¿Donde estabas?-preguntó Naruto sin preámbulos.

-Pero bueno...¿quien es el padre y quien el hijo?-dijo su padre con una sonrisa cansada, aquel comentario había hecho sonrojar a Naruto-Pero si de verdad te interesa estaba con la jarl Tsunade.

-¿Ha pasado algo?-ante aquella pregunta el padre de Naruto se había puesto serio y recordó la conversación con la jarl Tsunade de aquel día.

***

Dentro de la Cuenca del Dragón, el palacio de la Villa de la Hoja, mas concretamente dentro de los aposentos de la jarl, estaban reunidos el edecan y la propria jarl Tsunade. Llevaban minutos sin hablar sumidos en sus pensamientos hasta que la jarl rompió el silencio:

-Supongo que este momento era inevitable ¿verdad?

-Así es-contestó el edecan-Desde el asesinato del Rey Supremo ambos sabíamos que era imposible no tomar partido en la guerra y ese momento a llegado.

-Lo sé... pero eso no hace que sea mas fácil tomar una decisión-contestó la lider del Pais del Fuego- Si nos decidimos por los Capas de la Tormenta y la Legión gana esta guerra, no dudaran en tomar represalias contra el País del Fuego, lo mismo pasaría si decidimos apoyar a Legión Imperial y Ay se sale con la suya.

-Estoy de acuerdo-dijo Minato pensando un momento-pero en el caso de apoyar al jarl Ay y salimos victoriosos, la guerra no acabaría ahí.

-¿Que quieres decir?-preguntó Tsunade.

-Si los Capas de la Tormenta consiguen su propósito de separar a Skyrim del Imperio dejarían al Emperador vulnerable a un ataque del Dominio de Aldmer.-contestó el edecan.

-¿Y eso que tiene que ver con nosotros?-quiso saber la jarl.

-Si Skyrim se separa del Imperio las únicas fuerzas militares de este serian las de Roca Alta y la propria Cyrodiil. Si el Dominio de Aldmer atacase en esas circunstancias el Imperio vería el fin de sus días.-explicó Minato-Si eso sucede ¿Que no garantiza que el Dominio no ataque también Skyrim?-la jarl Tsunade sabia que tenia razón, era una locura pensar que Dominio de Aldmer no atacaría al resto del mundo si el Imperio caía-Tendríamos paz solo durante el tiempo que los elfos tarden en destruir lo poco que queda del Imperio.

-Seguramente el Emperador también a pensado en todo esto...-dijo la jarl pensativa-No creo que se quede de brazos cruzados cuando vea que los Capas de la Tormenta tienen la mas mínima oportunidad de hacerse con el control de Skyrim. Cuando vea que la Legión Imperial esta empezando a perder territorio no dudara en enviarle todos los refuerzos necesarios a Nagato.

-Es lo mas probable-acordó su edecan.

-En ese caso parece que solo tenemos una opción... enviare la carta a Nagato diciéndole que tiene el apoyo del País del Fuego-a Tsunade no le hacia ninguna gracia tener que apoyar al General Nagato, pero sabia que Minato tenia razón, apoyar a la Legión Imperial era la decisión mas sabia en esos momentos.

La jarl Tsunade llamo al guardia que había delante de su puerta y le ordeno ir a buscar a Shizune, su administradora. Cuando lo tres estuvieron reunidos pasaron el día entero redactando la carta para el General Nagato. No podían limitarse a enviar una carta ofreciendo su apoyo sin mas, tenían que establecer la condiciones de su alianza, unas condiciones que fueran aceptables para ambos y eso era mas complicado de lo que parecía.

***

-Supongo que te enteraras tarde o temprano-dijo Minato mirando a su hijo-El País del Fuego va a tomar parte en la guerra.

-Pero... ¿por qué?-preguntó Naruto.

-Veras hijo, el País del Fuego es clave para ganar la guerra-contestó Minato-Al estar justo en el centro de Skyrim facilita los ataques a casi cualquier otro país, también es el país con mas fuerza militar de toda Skyrim. Tanto los Capas de la Tormenta como la Legión Imperial quieren el apoyo del País del Fuego y harán cualquier cosa con tal de obtenerlo. Incluso matar a la jarl Tsunade.

-¿A quien habéis decidido apoyar?-preguntó Naruto

-La jarl y yo hemos llegado a la conclusión de que lo mejor en estos momentos es apoyar a la Legión Imperial-dijo Minato ahorrándole a su hijo los detalles de esa decisión.

-Yo también quiero luchar- dijo Naruto con decisión tras asimilar lo que le había dicho su padre.

-No Naruto, la guerra no es ningún juego y tu aun eres demasiado joven, aun tienes mucho que vivir antes de conocer los horrores de la guerra-dijo su padre, aunque en realidad admiraba la decisión que su hijo había tomado, pero era demasiado peligroso, ademas ya había perdido a su mujer y no pensaba perder también a su hijo.

-Cuando esta guerra empezó me contaste que cuando un país va a la guerra lo primero que hace es reclutar a todo hombre con la edad y condiciones físicas necesarias de empuñar una espada. Yo tengo la edad necesaria para luchar y la condición física también... es mas soy el hijo del edecan del País del Fuego, todo el mundo esperaría verme en el campo de batalla. Si no lucho todos pensaran que soy un cobarde que se esconde esperando que su padre le proteja. Si no lucho en esta guerra mi vida se convertirá en un infierno.

Naruto estaba decidido a luchar y su padre lo vio reflejado en sus ojos. Minato se sintió orgulloso de su hijo y sabia que tenia razón. Todos los hombres del Pais del Fuego lucharan, y no solo los hombres sino también las mujeres que han decidido aprender el arte de la guerra. Si impedía que Naruto tomara parte en esta guerra le tomaran por cobarde y eso destrozaría su vida. Naruto no seria capaz de encontrar el amor, fuera a donde fuera todos le señalarían como el cobarde que se escondió durante la guerra y no era solo él sino también la mujer que este dispuesta a convertirse en su esposa y sus hijos. No podía hacerle eso a su propio hijo, no destrozaría la vida de la persona mas importante de su vida, así que asintió.

Primero tendrían que esperar la carta en la que el General Nagato acepta las condiciones impuestas por la jarl Tsunade, después de aquello la jarl tendría que reunir su ejercito enviando cartas a los lideres de los principales asentamientos del país y esperar hasta que estos hayan reclutado su ejercito y reunirse con ellos en la Villa de la Hoja. Todo aquello debería darles un par de meses hasta que el País del Fuego estuviese completamente listo para la guerra. Tiempo que Minato tenia intención de usar para entrenar a su hijo.

Aquella noche Minato le dijo a su hijo que a partir del día siguiente su entrenamiento se vería intensificado. Estaba decidido en hacer de su hijo un guerrero en dos meses, o al menos darle la habilidad necesaria para sobrevivir a aquella guerra. Naruto estaba emocionado por la perspectiva de un entrenamiento mas intenso, cosa que sorprendió a su padre. Naruto había cambiado muchísimo desde su viaje al País del Viento. Hasta hace cinco meses odiaba los entrenamientos que su padre le obligaba a hacer hasta tal punto que nunca duraban mas de una hora, pero en los últimos cinco meses Naruto incluso había llegado a entrenar solo si la obligaciones de su padre le impendían hacerlo juntos. Hasta hace cinco meses la idea de participar en una guerra era impensable para Naruto, en cambio ahora se había ofrecido el mismo a luchar, lo que es mas, había insistido. Minato aun no sabia que le había sucedido a su hijo durante aquel viaje y estaba dispuesto a esperar el tiempo que hiciera falta para que Naruto se lo contara, estaba triste por el hecho de que no confiara en el para contárselo hace tres meses cuando le aconsejó hablar con alguien de ello, pero también estaba feliz ya que aquel consejo parecía haber ayudado mucho a Naruto.

Los días pasaron y Minato fiel a su palabra había empezado a entrenar con Naruto de forma mucho mas intensa. Su hijo había mejorado mucho en los últimos tres meses, pero aun no tenia el nivel necesario para sobrevivir a una guerra, era demasiado impulsivo, atacaba a la menor provocación y aquello podría suponer su muerte. Era humanamente imposible darle a su hijo la destreza necesaria para la luchar con una espada en solo dos meses, por eso decidió cambiar de táctica. Al segundo día de entrenamiento Minato había cambiado la espada de su hijo por un mandoble, era grande, pesado y bastante complicado de manejar, no era elegante manejar un mandoble pero con aquel arma Naruto podría explotar su punto mas fuerte: su fuerza. Al principio el muchacho parecía bastante incomodo utilizando aquel arma pero no tardo mucho en acostumbrarse. Naruto no destacaba por su velocidad pero tenia mucha fuerza y debido a la tendencia del muchacho a atacar de forma agresiva cuando estaba enfadado el enorme espadón se convertía en un arma especialmente peligrosa en sus manos.

Había pasado exactamente un mes desde que comenzó el entrenamiento de Naruto cuando se produjo el ataque. Era de noche cuando el guardia había ido a la casa que compartían Minato y su hijo para informarle del ataque. Como edecan, Minato tenia la obligación de estar junto a la jarl para protegerla de cualquier daño, así que tan rápido como pudo se puso su armadura con la ayuda de su hijo. Era una armadura hecha completamente de acero, era pesada e incomoda pero si la lucha llegaba hasta los salones del palacio la protección extra que daba esa armadura seria de gran ayuda. Encima de la armadura llevaba una sobrevesta amarilla con la cabeza de un caballo bordado en hilo negro, ató la sobrevesta a la cintura con un cinturón del cual colgó su espada. Antes de marcharse le dijo a su hijo que fuera a los cuarteles de la guardia y ponerse a las ordenes de Kakashi.

Antes de salir de casa Naruto se puso la armadura que le dio su padre hace un par de días. Era una armadura sencilla y ligera, compuesta unicamente por una cota de malla, un peto de cuero endurecido, unos brazales de acero y unas botas con refuerzos de acero. No ofrecía tanta protección como como la armadura de su padre, pero era muy ligera, cosa que le haría mas ágil. Colocó su mandoble cruzado en la espalda y salió a la calle.

En la calle todo era un caos. La gente corría hacia un lugar seguro para resguardarse de las lluvias de flechas y de las piedras lanzadas por las catapultas. Muchas de las casas del Distrito Llano se habían visto reducidas a un montón de escombros. Las calles estaban teñidas de sangre, los cuerpos de algunos guardias y habitantes de la ciudad que habían sido sorprendidos por la primera lluvia de flechas ahora yacían sin vida en las empedradas calles de la Villa de Hoja. Por toda la calle se escuchaban los desgarradores lamentos y llantos de las madres que habían perdido a sus hijos, de las mujeres que se habían quedado viudas, de las personas que habían perdido un hermano o una hermana , de los hijos que acababan de perder a alguno de sus padres o quizás a ambos y por toda la ciudad se escuchaban los gritos de dolor y angustia de los heridos. Todo aquello acompañado del ruido de un ariete que golpeaba el gran portón de la capital del País del Fuego.

Lejos de todo aquello una piedra lazada por una catapulta destrozaba una casa con un fuerte estrépito que saco a Naruto del trance en el que estaba sumido y empezó a moverse hacia los cuarteles de la guardia de la ciudad, situado cerca de las murallas exteriores. Su avance se vio frenado por el mar de gente que corría en sentido contrario y por las lluvias de flechas que le obligaban a resguardarse detrás de una casa o un muro. Su avance fue lento pero al final fue capaz de llegar a los cuarteles y reunirse con Kakashi.

Kakashi era el comandante de la guardia de la ciudad, era un hombre alto y de cabello gris vestido con una armadura parecida a la del padre de Naruto, su ojo izquierdo estaba tapado por una ensangrentada venda. El comandante en cuanto vio a Naruto le ordeno ponerse a cubierto. El muchacho apenas tuvo tiempo de agacharse y recoger el escudo de alguno de los guardias que habían tenido la desgracia de encontrar la muerte por una de las flechas de los enemigo cuando escuchó el aviso:

-¡OTRA ANDANADA!-gritó uno de los guardias a pleno pulmón.

Todos los presentes intentaron cubrirse agachándose todo lo posible y poniendo el escudo encima de la cabeza. No todos lo consiguieron, tres guardias no volvieron a levantarse, pero nadie tuvo tiempo de lamentar la perdida de los tres valientes guerreros cuando un fuerte crac les aviso que el gran portón de la ciudad estaba a punto de ceder ante los incansables golpes del ariete.

Un nuevo golpe del ariete consiguió abrir la puerta permitiendo el paso de los Capas de la Tormenta. Las flechas habían dejado de caer en el momento que el portón se hizo pedazos lo que permitió a Naruto y a los guardias que habían sobrevivido al ataque desenvainar sus armas. Con una orden de Kakashi todos los presentes empezaron a gritar y correr en dirección a los atacantes. En el primer choque tanto los Capas de la Tormenta como los guardias de la Villa de la Hoja habían tenido muchas bajas, muchos habían resultado heridos, pero la superioridad numérica de los Capas de la Tormenta era aplastante, por cada uno que caía otro ocupaba su lugar y poco a poco los guardias de la ciudad se vio reducida hasta tal punto que Kakashi se vio obligado a ordenar la retirada.

Tras la orden de Kakashi todos salieron corriendo hacia el Distrito del Viento donde se reunirían con la ultima linea defensiva antes de llegar al palacio de la jarl. En la gran plaza que había justo en el centro del Distrito del Viento lo sobrevivientes del primer ataque unieron sus fuerzas al grupo de guardias que había en la plaza esperando su oportunidad de luchar contra los atacantes. La pelea fue encarnizada, muchos de los Capas de la Tormenta encontraron su fin aquel día, pero de nuevo la superioridad numérica jugaba en contra de los defensores de la ciudad que perdían territorio poco a poco. Cuando pensaron que todo estaba perdido y que se verían obligados nuevamente a retirarse y llevar la lucha hasta los salones del palacio, desde el interior del Salón del Aguamiel empezaron a salir unos guerreros gritando a pleno pulmón “POR LOS COMPAÑEROS”.

Los Compañeros eran el gremio de guerreros de Skyrim cuyo único propósito en la vida era encontrar la gloria mediante la batalla. La intervención de los Compañeros desorientaron a los Capas de la Tormenta durante un momento que los guardias de la ciudad supieron aprovechar y recuperar un poco del terreno perdido. Pero los Capas de la Tormenta no tardaron en reaccionar y volver al ataque. Con el apoyo de los Compañeros la lucha se había vuelto un poco mas igualada ya que no había guerreros mas diestros que los Compañeros en toda Skyrim. A medida que el cansancio se apoderaba de los defensores de la capital del País del Fuego los Capas de la Tormenta volvían a ganar terreno, pero entonces paso lo impensable: dos de los guerreros de los Compañeros tiraron sus armas y se separaron del grupo y empezaron a doblarse mientras una fina neblina negra les rodeaba, sus cuerpos empezaron a crecer, sus brazos se alargaron mientras sus armaduras de cuero se vieron rasgadas y sus cuerpos se cubrieron de un denso pelaje negro. Con un fuerte aullido dirigido hacia la luna terminaron su transformación y donde antes había dos bravos guerreros ahora había dos temibles hombres-lobo. El terror y el pánico se apodero de todos los presentes al ver a las monstruosas criaturas, pero cuando los guardias de la ciudad se dieron cuenta que los dos hombres-lobo no habían perdido el control y unicamente atacaban a los Capas de la Tormentas vieron su oportunidad de acabar con aquella lucha. Los guardias de la ciudad junto a los Compañeros y los dos hombres-lobo hacían retroceder a los Capas de la Tormenta de nuevo hacia el Distrito Llano de la ciudad. En aquella ocasión fueron los lideres de los Capas de la Tormenta los que se vieron obligados a ordenar la retirada. Durante la retirada de los atacantes los guerreros que defendían la Villa de la Hoja volvieron a tener un golpe de suerte... o eso pensaron.

Corriendo por la calle en dirección a los Capas de la Tormenta se encontraba un gran numero de guerreros de la Legión Imperial. En aquel momento todos pensaron que seria el fin del ataque y que la Villa de la Hoja estaba de nuevo a salvo, pero se equivocaron estrepitosamente. La Legión Imperial mataba a los Capas de la Tormenta y a la guardia de la ciudad por igual. Aquel ejercito del Imperio llevaba en las cercanías de la capital del País del Fuego desde hace cuatro meses esperando el ataque de los Capas de la Tormenta para lanzar su ataque y conseguir el control de la ciudad. Muchos de los presentes pensaron que la los soldado Legión Imperial eran unas ratas sucias y sin honor que ni siquiera respetaba a sus aliados, pero a los ojos de la Legión la Villa de la Hoja no era una alidada... la carta enviada por la jarl Tsunade jamas había llegado a su destino ya que había sido interceptada por el jarl Ay, que al enterarse de la decisión de la jarl del País del Fuego montó en cólera y ordenó el ataque que se estaba llevando a cabo esa noche.

Nada detenía el avance de la Legión Imperial y en aquel momento Naruto pensó que era el fin, pero se negó a rendirse y siguió atacando desesperadamente a todo aquel que se ponía en su camino. El fin de la Villa de la Hoja había llegado cuando uno de los proyectiles de las catapultas impactó en una de las casas cercanas. El golpe había dejado en el suelo a muchos hombres, tanto hombres de la guardia de la ciudad, como de los Compañeros, Capas de la Tormenta y de la Legión Imperial. Entre los que se encontraban en el suelo se contaban a Naruto, Kakashi y uno de los dos hombres-lobo. Mermados en numero ni los Capas de la Tormenta ni la guardia de la ciudad pudieron hacer frente a la Legión que acabo con todos los presentes sin compasión. Con las calles despejadas a la Legión Imperial ya solo le quedaba una cosa por hacer: atacar el palacio y tomar el control de la ciudad.

Capitulo 5
Desterrada

Zafiro aun se encontraba cerca del Santuario del Velo de la Nieve llorando amargamente la muerte del Maestre Hiruzen, no sabia cuanto tiempo había pasado exactamente, podían haber sido minutos, podían haber sido horas o incluso días, pero a la chica no le importaba. En único lo que pensaba en era volver al Santuario donde había muerto su mentor y vengarle. Quería matar a la sucia serpiente que había matado al que consideraba un padre y que casi la mata a ella si no fuera por... lo que fuera que había pasado.

No paraba de darle vueltas a como había conseguido salvarse de la muerte. Era consciente de que la magia existía, incluso había un lugar en el uno podía a aprender a utilizarla, pero ella nunca había estando en aquel lugar, nadie le había enseñado como utilizar la magia, ahora que lo pensaba jamas había visto a nadie utilizar la magia. ¿Entonces como era posible que ella utilizara algo que no tenia ni idea de como funcionaba? Había oído historias sobre gente que era capaz de curar a otras con solo tocarlas, de gente que era capaz de incendiar una sala entera solo chasqueando los dedos, de gente que era capaz de congelar un lago simplemente introduciendo un dedo en el agua o de gente capaz de desatar la mas terrible de las tormentas sencillamente señalando al cielo, pero jamas había escuchado que alguien fuera capaz de hacer volar a otra persona tan solo pronunciando una palabra.

Todo aquello paso por su cabeza en lo que se tarda en parpadear, pero decidió ignorar todos aquellos pensamientos, ya tendría tiempo de averiguar mas sobre lo sucedido, pero antes tenia una cosa que hacer y nada la detendría.

Cuando sus lagrimas se hubieron secado volvió sobre sus pasos, recorriendo el camino que la llevaría de vuelta al Santuario del Velo de la Nieve. En realidad no se había alejado tanto de aquella tumba, así que tardo poco mas de quince minutos en volver. Los dos bandidos que ella misma se había encargado de matar aun seguían allí, cerca de la entrada del santuario. Cruzó la entrada y recorrió todo todo el camino hasta llegar al gran recibidor de la cripta. Los bandidos seguían en la misma posición que cuando los vio por ultima vez, pero algo en aquella sala le llamo la atención, estaba completamente oscura. La hoguera que iluminaba aquella sala la primera vez que entro en ella estaba apagada. La muchacha se acercó a los restos de la hoguera y puso la mano encima de ellos sin llegar a tocarlos. No notó que desprendieran ningún calor así que tocó lo que quedaba de la hoguera, estaban completamente fría cosa que le indicó que hacia bastante tiempo que el fuego se había apagado.

Normalmente no se preocuparía por algo como eso, pero en aquella ocasión fue distinto. Que los restos de aquella hoguera estuvieran completamente fríos significaba que había estado fuera mas tiempo del que pensaba. Debía darse prisa, pero era una locura entrar en aquel sitio sin ningún tipo de luz, pero tampoco tenia ninguna forma de volver a encender la hoguera, así que continuó por las criptas completamente ciega.

Avanzaba despacio, con la mano derecha apoyada en una pared, atenta a cualquier sonido. Aquello era una locura, en aquella oscuridad no podría utilizar su arco, era buena arquera, pero sin visibilidad eso no le servia de mucho. Aun conservaba la daga que había traído consigo, pero su enemigo iría armado con una espada, así que eso tampoco le serviría. Su avance fue lento, tardó casi el doble de tiempo de lo que tardó la primera vez en llegar hasta el Salón de las Historias. Tenia los ojos cerrados para concentrarse mejor en los sonidos que la rodeaban, pero el silencio era tal que podía escuchar incluso los latidos de su proprio corazón. No había nadie en aquel sitio salvo ella y los difuntos.

Al pensar en los muertos de aquella cripta recordó las criaturas a las que tuvieron que enfrentarse aquel mismo día y un escalofrió recorrió todo su cuerpo. Esperaba no volver a ver nunca mas criaturas como aquella, es mas, esperaba no volver a entrar nunca mas en unas tumbas como aquellas. Pero algo interrumpió todos sus pensamientos de golpe.

Ya estaba al final del Salón de las Historias pero algo se interponía entre ella y su objetivo. Una solida pared de piedra sellaba la entrada a la ultima sala del Santuario del Velo de la Nieve. La puerta que el Maestre Hiruzen había abierto con la ayuda de la garra de plata se había cerrado impidiendo la entrada al lugar donde se encontraba el cuerpo sin vida del líder del Gremio de Ladrones. Palpando la gran puerta de piedra con ambas manos, Zafiro pudo notar los tres círculos móviles que actuaban de cerradura, también fue capaz de notar el gran botón central que activaba el mecanismo de la puerta. Todo cuanto tocaba era piedra solida, incluso fue capaz de notar notar los cuatro agujeros en los el Maestre había introducido los dedos de la garra de plata, de la que no había ni rastro.

La desesperación y el abatimiento se apodero de la joven muchacha que había delante de la puerta. Todo estaba perdido, sin la garra era imposible abrir la puerta que la separaba de su objetivo. Las lagrimas volvían a bajar por su rostro, todo aquello solo podía tener una explicación, había tardado demasiado tiempo en volver y Orochimaru se había ido, llevándose consigo la garra que abría la puerta.

Pensaba que había perdido cualquier oportunidad de venganza, probablemente Orochimaru ya se encontraría lejos de aquel lugar, escondido en algún lugar lejos de su alcance, al fin y al cabo era un miembro del Gremio de Ladrones y si quería esconderse nadie le encontraría. Pero al recordar al Gremio encontró la respuesta. Si volvía al Jarro Ajado y les contaba lo ocurrido a los demás miembros del Gremio, no habría sitio en todo el mundo en el que Orochimaru pudiera esconderse de ellos. No todo estaba perdido, aun tenia una oportunidad de vengar la muerte del Maestre.

-Se lo prometo-susurró en la oscuridad- Prometo que le vengare, aunque tarde toda la vida, le prometo que matare al traidor de Orochimaru con mis propias manos.

Con una nueva misión en la que centrar su atención Zafiro salio del Santuario del Velo de la Nieve y camino durante tres horas hasta llegar a un pueblo pequeño. En aquel pueblo solo había una posada, un par de granjas, un aserradero y una fragua. Era un pequeño asentamiento que ni siquiera gozaba del privilegio de poseer unos establos, pero a Zafiro lo único que la importaba era la posada. Estaba sucia y cansada, en la posada podría darse un baño y descansar toda la noche antes de volver al País del Agua.

El sol hacia un buen rato que se había ocultado en el horizonte así que no le extraño que la posada estuviese prácticamente vacía. Nada mas verla entrar el posadero se acercó a Zafiro para atenderla. Zafiro se limitó a decirle que necesitaba un baño para quitarse el polvo del camino y una habitación para descansar durante la noche. El posadero asintió y le dijo a un joven muchacho que pusiera agua a calentar y guió a Zafiro hasta la que seria su habitación durante aquella noche. Zafiro se quito el arco y el carcaj y los deposito sobre la cama, pero al darse la vuelta vio que el posadero aun no se había marchado. Zafiro esbozo una extraña sonrisa y se acerco al posadero para pagarle por los servicios solicitados, tres monedas de cobre por el baño, cinco monedas de plata por la habitación y una moneda de oro para que no la molestasen. La cara del posadero se ilumino y le dijo a Zafiro que era un placer hacer negocios con ella y se marchó de la habitación, no sin antes decirle que iría a avisarla cuando el baño estuviera listo.

Fiel a su palabra nadie molestó a Zafiro aquello noche salvo el posadero que había ido a avisarla que el agua ya estaba caliente. Tras limpiarse a conciencia volvió a su habitación y se tumbo en la cama para descansar. A pesar de haber dormido toda la noche del tirón se despertó aun mas cansada que la noche anterior. Según había cerrado los ojos vio como el Maestre era asesinado una y otra vez delante de sus proprios ojos, sin que ella pudiera hacer nada para impedirlo. Pero los sueños eran aun mas horribles que la realidad. En sus sueños veía al Maestre llorar lagrimas de sangre por aquella traición, en sus sueños el Maestre le imploraba ayuda pero ella incapaz de mover ni tan siquiera un musculo, en sus sueños el Maestre le recriminaba por haberle dejado morir, en sus sueños veía como el Maestre se volvía a levantar después de su muerte con los ojos azules y fríos como la escarcha y se acercaba a ella para matarla mientras decía “No has hecho nada”.

Cuando despertó ya había amanecido y su corazón latía tan deprisa que amenazaba con salirse de su pecho. Ya llevaba despierta unos diez minutos y su corazón estaba empezando a latir con normalidad pero en su cabeza seguía resonando la frase “No has hecho nada” como un eco. Empezó a llorar de nuevo, no pudo evitarlo, se sentía culpable por la muerte del Maestre, había visto como Orochimaru le traicionaba y había sido incapaz de reaccionar.

Ni siquiera había pasado un día desde la muerte de su mentor y ya le echaba de menos. Echaba de menos los consejos que le daba para mejorar la puntería, echaba de menos que la felicitara por un trabajo bien echo y sobretodo echaba de menos que la llamara pequeña. Aun recostada en la cama un recuerdo había acudido a su mente y se dejó invadir por el.

Una niña de pelo rosado entraba en una taberna de la Villa de la Niebla. No tendría mas de cinco años, pero el motivo de que estuviera en aquella taberna no era otro que calentarse y con un poquito de suerte un alma caritativa le daría algo de comer. Vestía con harapos y tenia el cabello sucio y revuelto, su cara estaba llena de polvo y tenia los ojos rojos de tanto llorar. Nadie sabia porque lloraba, pero a nadie le importaba. Muchos pasaban por la calle sin verla y los pocos que la veían no podían ayudarla, ya que casi todos estaban casi en la misma situación que ella. Llevaba varios días sin comer y estaba hambrienta, pero a nadie parecía importarle. Al entrar en la taberna todos los presentes habían vuelto sus miradas hacia la puerta para mirar al recién llegado, pero si vieron a la niña de pelo rosa que estaba en la puerta nadie dio señales de ello, salvo una persona.

-¿Cuantas veces tengo que decirte que no vengas a mendigar aquí?-gritaba el tabernero haciendo aspavientos para echar a la niña-Vamos largo de aquí antes de que te eche a patadas.

La niña había empezado a llorar de nuevo, no entendía porque la trataban así. ¿Acaso no entendían que ella no le haría daño a nadie? ¿Acaso nadie entendía que ella solo quería refugiarse del frio? ¿Nadie se daba cuenta que solo tenia hambre? ¿Acaso nadie veía que solo era una niña que había perdido a sus padres?

Pero el tabernero no hacia caso de los sollozos de la niña. Al llegar junto a ella empezó a sacarla de la taberna a empujones y cuando la niña estuvo fuera cerro la puerta de un sonoro portazo. La pequeña muchacha se alejo de la taberna entre sollozos, sin embargo no había llegado lejos cuando una voz hizo que se diera la vuelta.

-Espera-decía la voz proveniente de un hombre no muy alto, de pelo marrón oscuro y ataviado con un extraño uniforme negro.-Si es a ti-dijo aquel hombre confirmando que le hablaba a ella.

La niña se lo quedo mirando con cara de curiosidad, era la segunda vez que veía a aquel hombre aquel día. La primera vez fue dentro de la taberna, el había sido el único que la seguía mirando incluso cuando todos los demás se habían dado la vuelta para no verla y era el único que miraba consternado como el tabernero empujaba a la niña fuera de la taberna. Aquel hombre se le acercó y le cogió una mano y le puso en la palma de la mano una moneda de oro. La niña estaba perpleja, no podía creer la bondad de aquel hombre y sin dejar de mirar la moneda que descansaba en su mano le dio las gracias al hombre por aquel gesto. Pero para su sorpresa el hombre había empezado a reír.

-No me des las gracias pequeña-dijo el hombre todavía riendo-deberías dárselas al amable tabernero de hace unos momentos. Aunque no te lo aconsejo.

-No entiendo-dijo la niña limpiándose las lagrimas ensuciando un poquito mas su cara, si es que eso era posible.

-Digamos que es una moneda que yo me he encargado de conseguir para compensarte por las molestias-dijo el hombre sonriendo.

Entonces la niña lo comprendió, aquel hombre le había robado al tabernero para darle aquella moneda. La niña empezó a llorar de nuevo, pero esta vez lloraba porque alguien se preocupaba por ella, lloraba de felicidad porque con aquel gesto el hombre le había demostrado que aun quedaba bondad en el mundo, aunque sobretodo lloraba porque por fin alguien había hecho un poco de justicia.

-¿Por qué lloras pequeña?-preguntó el hombre sujetando a la niña por la barbilla, obligandola a levantar la vista y mirarle a los ojos, pero la niña no supo contestar e hizo lo único que se le ocurrió en aquel momento... abrazar a aquel hombre, pero en cuanto se dio cuenta de lo que había echo se aparto de el rápidamente, asustada-Tranquila... no pasa nada-dijo el hombre sonriendo-¿Como te llamas pequeña?

-Sa... Sakura-dijo la niña con voz queda.

-Encantado de conocerte Sakura. Yo me llamo Hiruzen-dijo el hombre ofreciéndole la mano a la niña.

-Encantada-dijo Sakura sonriendo por primera vez en mucho tiempo.

-¿Sabes? Si tu quisieras podrías venir conmigo y unirte a mi Gremio.

-¿Que Gremio?-pregunto la joven Sakura con curiosidad.

-El Gremio de Ladrones, claro-dijo Hiruzen como si fuera la cosa mas obvia del mundo.

-Pero... robar esta mal-dijo la niña con voz triste mirando la moneda que tenia en la mano, no estaba tan segura de aquella afirmación.

-Depende a quien le robes-explicó el hombre-Robar a un familiar esta mal, robar a una persona pobre lo poco que tiene también... pero robar a un tabernero una moneda para dársela a una chiquilla para que pueda llevarse algo a la boca no esta tan mal ¿verdad?

Aquel fue el momento en que el Maestre Hiruzen había reclutado a Zafiro para el Gremio de Ladrones. Aquel era uno de los pocos recuerdos felices que poseía Zafiro, pero había algo que lamentaba, lamentaba que aquella fuera la única vez en la que había abrazado al Maestre, al principio no le había vuelto a abrazar porque la asustaba la reacción que podría tener y mas tarde no le había vuelto a abrazar porque el orgullo se lo impedía. Ahora se daba cuenta de lo estúpida que había sido al pensar así. Pero ya no tenia remedio, el Maestre había muerto y ya no podría volver a abrazarle nunca mas.

Poco a poco se fue levantando de la cama y vistió con el uniforme del Gremio. Cogió todas sus pertenencias y salio de la habitación. Pago seis monedas de cobre por el desayuno y después de desayunar reemprendió el viaje de vuelta hacia el País del Agua.

Tuvo que caminar durante otras dos horas hasta encontrar un pueblo lo suficientemente grande como para que tuviera unos establos. Allí alquilo un carruaje que la llevaría directamente hasta la Villa de la Niebla. Tardo dos días con sus respectivas noches en llegar. El viaje fue agotador, no lo recordaba así en su viaje de ida, pero quizás se deba al echo de que en aquella ocasión viajaba sola si mas compañía que sus pensamientos que no eran nada agradables. Aun no sabia como iba a decirle a los miembros del Gremio que el Maestre había muerto a manos de Orochimaru, no tenia pruebas, pero confiaba en que la creerían. Tenían que creerla.

Estaba andando por los vacíos pasillos de la Ratonera cuando se cruzó con una persona que conocía muy bien.

-¡INO!-exclamó Zafiro corriendo hacia su amiga para abrazarla. Pero Ino no le devolvió el abrazo, sencillamente se quedo quieta, cosa que extraño mucho a la chica de pelo rosa-¿Ocurre algo?-preguntó separándose de ella.

-No lo sé... dímelo tu-dijo Ino, aunque por la frialdad de esas palabras a Zafiro casi le pareció estar hablando con Samui.

-No entiendo lo que me quieres decir-dijo Zafiro muy confusa.

-Escucha Zafiro...-empezó a decir la chica rubia.

-¿Zafiro? ¿Es que ya no te niegas a llamarme así?-interrumpió Zafiro.

-Puede que tuvieras razón... Sakura murió en el momento en el que te convertiste en Zafiro-dijo Ino con mucha tristeza en su voz.

-No entiendo-dijo la chica pelirrosa

-Sakura jamás habría hecho algo tan horrible y rastrero-dijo la rubia confundiendo aún más a su amiga.

-Sigo sin entender...-Zafiro no llego a terminar la frase ya que fue interrumpida por Ino.

-¡DEJA DE HACERTE LA TONTA!-rugió la chica rubia-Lo sabemos todo... lo del miembro de la Hermandad Oscura... el castigo que te impuso el Maestre y como te vengaste de el por eso... Orochimaru nos lo contó todo... nos contó como mataste al Maestre Hiruzen-todo aquello que decía Ino quebró a Zafiro por dentro, todo su mundo se había desmoronado en un momento, ahora se lamentaba de no haber muerto junto al Maestre en aquella cripta, lo que ella estaba viviendo era mucho peor que la muerte-Jamas pensé que serias capaz de hacer algo así...

A esas alturas ambas chicas estaban llorando, todos los miembros del Gremio de Ladrones tenían en muy alta estima estima al Maestre Hiruzen y no había ni una sola persona en el Jarro Ajado que no estuviera llorando su muerte. Pero Ino y Zafiro habían perdido mucho mas. Por culpa de la mentira de Orochimaru ambas no solo habían perdido un padre si no también una hermana. Zafiro era consciente que todos habían sido engañados, ya nadie la creería, si alguien la veía ni siquiera le darían la oportunidad de explicarse. No debía quedarse ahí mucho mas tiempo o acabaría muerta, lo cual a su parecer no era una perspectiva tan mala, pero había hecho una promesa y tenia intención de cumplirla.

-Escucha Ino-dijo Zafiro aun con lagrimas en los ojos-Se que no me creerás pero nos han engañado a todos... sabes que yo jamas haría algo así. Soy inocente y algún día podré demostrarlo.

-Sabes perfectamente que no puedo dejarte escapar-dijo Ino recuperando el tono frio.

-Lo sé...pero si alguna vez me consideraste amiga tuya debes dejarme ir. Solo esta vez. Mira... ya no me queda nada y no me importaría demasiado morir ahora mismo. Pero no puedo dejar que Orochimaru se salga con la suya. Si alguna vez vuelvo a cruzarme en tu camino o en el del Gremio podrás matarme si es lo que deseas...

-Esta bien...-dijo la rubia tras varios minutos de silencio-pero que te quede claro que esto lo hago porque una vez he llegado a considerarte una hermana. Si te vuelvo a ver te juro por los Nueve Divinos que no dudare y te mataré yo misma.

-Gracias Ino... algún día te demostrare que soy inocente. Te lo prometo.-dijo Zafiro mientras se daba la vuelta y caminaba hacia la salida de la Ratonera.

Había caminado todo el día para alejarse todo lo posible de la Villa de la Niebla y del Gremio de Ladrones. Pero cuando se hizo de noche Zafiro se derrumbo junto a un árbol que había junto al camino. Ya no le quedaban fuerzas ni siquiera para llorar, estaba cansada, cansada de que todo fuera en su contra, cansada de que nunca le saliera nada bien pero sobretodo estaba cansada de vivir. Desenfundo la daga que aun llevaba atada a la pierna izquierda y miro el afilado filo del arma. Llego a plantearse muy seriamente acabar con todo en aquel mismo instante y reunirse con sus padres, con su hermana de verdad y con el Maestre.

“Solo es un instante”-no paraba de repetirse mentalmente mirando el arma que tenia en las manos-“Un momento de dolor... y después paz”

Pero no pudo hacerlo. No podía porque había hecho dos promesas. Dos promesas que no tenia ninguna intención de romper. Vengaría al Maestre y después le demostraría a Ino que era inocente. Aun no sabia como hacerlo, pero de alguna forma lo haría. Aquella seria su nueva misión.

-Lo siento... pero tendréis que esperar un poquito mas-aquellas palabras las había dicho en voz alta e iban dirigidas a los fantasmas de su cabeza.

Se levanto y empezó a caminar de nuevo. Entonces recordó las palabras de Ino:

“-Puede que tuvieras razón... Sakura murió en el momento en el que te convertiste en Zafiro”

Había cambiado su nombre por Zafiro dos años atrás con la esperanza de huir de su pasado. Al convertirse en Zafiro pensaba que podría empezar a ser feliz. Pero no fue así, desde que se había convertido en Zafiro lo único que había conseguido fue distanciarse de sus seres queridos. Llevaba toda su vida huyendo y ya iba siendo hora de dejar de huir. Se había dado cuenta de que para ser feliz lo primero que tendría que hacer es matar a Zafiro, para que Sakura pudiera volver a nacer de sus cenizas mas fuerte que nunca.

Capitulo 6
Fuente de Poder

Naruto seguía tendido en el suelo, cerca del lugar donde el proyectil había impactado contra la casa de la que no quedaban mas que escombros. Le pitaban los oídos y estaba desorientado, miro a su alrededor y vio los cuerpos de los guardias de la ciudad, de los Compañeros, los Capas de la Tormenta y Legión Imperial tendidos en el suelo y de repente lo recordó todo, el ataque de los Capas de la Tormenta en plena noche, la intervención de los Compañeros y sobretodo recordaba la traición de la Legión Imperial.

El ataque había cesado, ya no había nadie en las calles y temor cada vez mas grande se apodero de el. Se levanto del suelo apoyándose en su mandoble. Tenia una herida en la pierna derecha que le impedía apoyar su peso sobre ella, también notaba varias costillas rotas y un dolor punzante en el brazo izquierdo. Aquellas parecían las heridas mas graves que tenia, aunque todo su cuerpo estaba lleno de magulladuras por el combate y por las piedras que salieron despedidas de la casa en el momento de ser destruida por la catapulta. Lo que había provocado que cayese al suelo inconsciente fue una piedra que le había impactado directamente en la frente, gracias al casco que llevaba la herida no fue mortal pero dolía bastante. Aparte de eso estaba completamente manchado de sangre y polvo. Había sido un milagro que sobreviviese a aquella noche, seguramente la dolorosa herida que tenia en la frente había hecho que los soldados de la Legión Imperial le diesen por muerto.

Empezó a andar en dirección al palacio utilizando el mandoble a modo de muleta. Subir las escaleras que llevaban de vuelta al Distrito del Viento fue una verdadera tortura para Naruto y las escaleras que separaban el Distrito del Viento del Distrito de la Nube fue aun peor. Pero tenia que seguir. Al llegar junto a la puerta principal del palacio se temió lo peor. Las puertas estaban completamente echas pedazos y los cuerpos de los guardias que defendían el palacio estaban tirados en el suelo. Naruto se imagino lo que había pasado. Al ver a la Legión Imperial todos pensaron eran aliados que habían acudido a ayudar a defender la ciudad, pero cuando se dieron cuenta de que no era así fue demasiado tarde.

El muchacho había ido al palacio con la intención de buscar a su padre. Tardo casi quince minutos en encontrarle tendido en el suelo con la espada que le había quitado la vida aun clavada en el pecho. Naruto cayo de rodillas junto a su padre y empezó a llorar. Si había un lugar seguro en el mundo para Naruto ese lugar estaba junto a su padre y ahora con su muerte ese lugar había desaparecido. Su padre era la única persona que le demostraba que le quería y ahora eso también había desaparecido. Ya no le quedaba nada, su hogar, su familia... todo había desaparecido en una sola noche ya no le quedaba nada.

-¿Qué pasa Naruto echas de menos a tu papa?-dijo una voz burlándose de él.

Naruto se dio la vuelta y lo que vio convirtió todo el dolor que sentía en miedo. Delante de el había un hombre bastante corpulento con una sonrisa burlona en la cara. Pero lo que llamo la atención del muchacho fue el atuendo de aquel hombre. Era completamente negro, de los pies a la cabeza. Naruto sabia que aquel momento llegaría tarde o temprano, ya se habían retrasado casi seis meses, pero ahora un asesino de la Hermandad Oscura había ido a por el y en el estado en el que se encontraba no seria capaz de defenderse.

Recogió una espada de uno de los soldados que había cerca del cuerpo de su padre y se puso en pie empuñando el arma con la mano derecha. Apoyando todo su peso en la pierna izquierda intento ponerse en guardia, pero los débiles intentos del muchacho por evitar lo inevitable solo consiguieron que el hombre que había ante el empezara a reírse. Naruto sabia que no tenia ninguna oportunidad, aquel hombre estaba ahí para asegurarse de que había muerto y en el caso de que hubiera sobrevivido solo tendría que rematarle pero el chico rubio no pensaba morir sin pelear.

El asesino de la Hermandad Oscura desenvaino su espada y empezó a caminar hacia el muchacho. En el estado en que se encontraba Naruto la pelea terminaría incluso antes de empezar. Pero sorprendentemente el muchacho había conseguido bloquear la primera estocada del asesino. El asesino parecía sorprendido pero volvió a atacar y Naruto volvió a bloquear. El asesino seguía atacando y Naruto bloqueando, los golpes del miembro de la Hermandad Oscura no eran rápido, ni siquiera eran fuertes, eran golpes precisos, todos y cada uno de ellos iban dirigidos a alguno de los órganos vitales de Naruto, cualquiera de los ataques habrían matado al muchacho al instante. Al asesino parecía divertirle esa situación y la razón era que a el, y a diferencia del otro asesino, le gustaba divertirse con sus victimas antes de matarlas, le gustaba ver como sus victimas intentaban desesperadamente aferrase a la vida y disfrutaba viendo como la esperanza desaparecía de sus ojos en el momento en el que los mataba. Pero cuando la punta de una flecha salió por su pecho supo que eso fue un grave error... el también había fracasado.

Naruto estaba en estado de shock, cuando vio la punta de la flecha salir por el pecho de su asesino por un loco instante pensó que Zafiro había vuelto a salvarle la vida, por instante, que solo los mas locos o los mas enamorados sufren, pensó que la chica de sus sueños era su ángel de la guarda. Pero todo aquello era demasiado bonito para ser verdad. Cuando el cuerpo del asesino cayó al suelo vio a Kakashi bajando su arco. Aquello lo decepciono un poco, de verdad esperaba encontrarse a la chica pelirrosa de pie frente a el con el arco en la mano y gritándole que era un idiota.

-Casi se diria que no te alegras de verme-dijo Kakashi al llegar junto a Naruto.

-No es eso... es que pensaba...-Naruto dejo de hablar dandose cuenta de lo estupidos e infantiles que eran aquellos pensamientos-No importa. Gracias por ayudarme.

-¿Sabes quien te estaba atacando chico?-preguntó Kakashi.

-Sí... la Hermandad Oscura-contestó Naruto mirando al hombre vestido de negro que habia en el suelo.

-¿Hace cuanto que sabes que van detrás de ti?

-Dentro de una semana van a hacer seis meses desde el primer ataque-dijo Naruto con sinceridad, ya no tenia sentido ocultarlo.

-¡POR EL AMOR DE TALOS!-exclamó Kakashi consternado-¿Y no se te a ocurrido otra cosa mejor que ocultarlo durante tanto tiempo?

-¿Que otra cosa podría haber hecho?-dijo Naruto mirando al comandante de la guardia de la ciudad-Todos los que se interpongan en el camino de la Hermandad Oscura acabaran muertos. Nadie puede defenderme para siempre.

-Puede tengas razón, pero al menos no hubieras estado solo durante todo este tiempo-dijo Kakashi intentando tranquilizar al muchacho-Pero eso ya no importa ahora. Lo que importa es que estas vivo. Tenemos que salir de aquí antes de que vuelvan los imperiales.

-¿Tenemos?-Naruto no entendía el extraño comportamiento del hombre que tenia delante de el-¿Por qué te preocupas tanto por mi?

-Mira chico, prometí a tu padre que cuidaría de ti si algo le pasaba y desgraciadamente el ya no esta entre nosotros. No pienso faltar a mi promesa dejándote solo contra la Hermandad Oscura-explicó Kakashi.

Las palabras del comandante de la guardia de la ciudad le habían recordado a Naruto que su padre aun seguía ahí, en aquella misma habitación y las lagrimas volvieron a amontonarse en sus ojos, pero Kakashi no le dio tiempo al chico a llorar a su padre y comenzó a arrastrarlo en dirección contraria al cuerpo de su padre.

Podría parecer insensible, pero se les estaba agotando el tiempo, tendrían que alejarse todo lo posible de la Villa de la Hoja antes de que los imperiales les encontraran. Abandonaron la ciudad directamente desde el Distrito del Viento, por una de las múltiples aberturas que había en los muros por cortesía de las catapultas. Naruto caminaba apoyado en Kakashi, que parecía haber salido mejor parado del ataque de la catapulta. Siguieron caminando incluso después del amanecer, pero pronto el cansancio de acumulado y el dolor que sentían a causa de sus heridas les obligaron a pararse en el bosque cercano que había cerca de la capital del País del Fuego.

Pararon junto a un arroyo, allí pudieron calmar un poquito la sed y descansar durante un par de horas. Kakashi le comento a Naruto que no muy lejos de allí había una choza abandonada y ambos estuvieron de acuerdo en seguir caminando hasta llegar a dicha choza. La choza no era gran cosa, una pequeña edificación de madera de una sola habitación situada en un claro del bosque. Dentro solo había una mesa y un par de sillas de madera y mucho polvo. Aquel sitio debía llevar abandonado años, pero les serviría de refugio al menos hasta que sus heridas estuviesen lo suficientemente curadas.

Kakashi y Naruto permanecieron en aquella choza durante un mes, tiempo que emplearon para curar sus heridas y retomar el entrenamiento de Naruto. Kakashi estaba de acuerdo con la decisión que había tomado el padre del muchacho y siguió entrenándolo en el uso del mandoble. Como Kakashi también prefería las armas a dos manos pudo darle a Naruto un entrenamiento mas eficaz, pero el uso del mandoble no fue lo único que entrenaron. Aprovechando que estaban en el bosque también le enseño a seguir el rastro de los animales, a poner trampas y reconocer las plantas que podía comer, las que eran venenosas y las que podía usar como cataplasma. También le enseño como disparar un arco, no le estaba enseñando a mejorar la puntería, eso vendría con la practica, lo que Kakashi le enseño a Naruto fueron las distintas formas de disparar un arco, como encordarlo y como tratarlo para que la madera no se volviera quebradiza. Naruto era un chico listo y aprendía con rapidez, pero era demasiado impulsivo y eso le llevaba a cometer errores de novato que en el futuro podrían costarle la vida. Kakashi intentó corregir aquel defecto de Naruto por todos los medios, pero solo lo consiguió a medias.

Siguieron juntos durante casi dos años mas, durante esos dos años trabajando como mercenarios para subsistir. Durane aquellos dos años Naruto habia sufrido un total de siete atentados por parte la Hermandad Oscura, pero siempre fue capaz de superarlos, algunas veces mejor parado que otras y casi siempre con la ayuda del ex-comandante de la guardia de la Villa de la Hoja. Al principio Kakashi mantenía a Naruto a su lado por la promesa que le había hecho a Minato, pero con el tiempo había empezado a coger cariño al muchacho rubio y con el tiempo habían llegado a ser buenos amigos. Naruto respetaba mucho a Kakashi, era un guerrero formidable, un muy buen maestro y todavía mejor amigo, agradecía todos los conocimientos que este le había dado, pero el tenia otros planes.

Tras dos años de estar juntos Naruto y Kakashi se habían separado para ir cada uno por su camino. No fue una despedida demasiado emotiva sencillamente Naruto le había dicho a Kakashi que tenia intención de ingresar en el Colegio de Magos del País del Hierro a lo que Kakashi le contesto que su vida le pertenecía y que el no tenia nada mas que enseñarle así que le permitía seguir su camino y tras un breve “Hasta luego” los dos tomaron caminos distintos.

Al llegar al Colegio de Magos del País de Hierro, situado cerca de la capital del país, lo primero que Naruto vio fue a un hombre alto de largos cabellos blancos y unas extrañas marcas rojas salían de sus ojos como si hubiera estado llorando sangre. Su atuendo estaba formado por unas botas altas unos pantalones de lana negros y una camisa roja también de lana y por encima llevaba una una capa azul que le ayudaba a combatir mejor el frio del País del Hierro.

-Bueno días-dijo Naruto al llegar junto al hombre.

-Buenos días-respondió el hombre, pero no dijo nada mas, los dos se quedaron en un extraño silencio durante varios minutos.

-Me gustaría entrar al Colegio de Magos-dijo Naruto para romper el silencio.

-Obviamente. ¿Por qué sino estarías aquí?-preguntó el hombre como si Naruto fuera tonto.

-¿Me dejara pasar?-preguntó el muchacho rubio un poco molesto por la actitud de aquel hombre.

-Puede... o puede que no... depende-la enigmática respuesta enfado aun mas a Naruto.

-¿De que depende?-el muchacho ya estaba empezando a perder la paciencia.

-De lo bien que respondas a la pregunta-respondió el hombre al instante. Toda aquella situación era absurda y Naruto ya había perdido la paciencia, que desgraciadamente no era mucha.

-¿QUE PREGUNTA?-rugió el chico rubio.

-Vaya muchacho no deberías alterarte tanto... te va a explotar alguna vena-dijo el hombre empezando a reír por su propria ocurrencia. Naruto respiró hondo y lo intento de nuevo.

-Me podria decir la pregunta... por favor.

-¿A que pregunta te refieres?-preguntó el hombre de la puerta con cara de estar perdido.

-LA QUE SE SUPONE QUE DEBO CONTESTAR-gritó Naruto perdiendo de nuevo los papeles.

-Aaah... te refieres a LA pregunta-dijo el hombre con cara de estar recordando algo.

-Sí-dijo el mas joven de los dos.

-¿Cuales son las siete palabras que hará que una mujer te ame?-preguntó el hombre serio de repente.

Aquella pregunta pilló a Naruto desprevenido y lo único que fue capaz de hacer fue mirar a aquel hombre con cara de bobalicón.

-¿Y bien?-preguntó el hombre para traer al muchacho de nuevo al mundo real.

-Pues... esto... no lo sé-contesto el Naruto con sinceridad.

-Lastima...-le dijo el hombre poniendo cara de decepción-Pues te aseguro que existen.

-No he pasado la prueba ¿verdad?-dijo Naruto con voz queda.

-¿Que prueba?-pregunto el hombre desconcertado.

-Pues... la prueba para entrar-las palabras del muchacho habían conseguido que el hombre que había delante de el soltara una sonora carcajada.

-¿Te pensabas que eso era tu prueba?-preguntó el hombre incapaz de dejar de reír-No muchacho para entrar al Colegio de Magos debes demostrar cierto nivel de habilidad mágica-dijo el hombre recuperando la compostura-Veamos...creo que con una bola de luz bastara.

-¿Una bola de luz?-preguntó Naruto muy confundido-Yo no se hacer magia-agregó después un poco avergonzado.

-¿En serio?-dijo el hombre mirando con curiosidad a Naruto-Debes de ser la primera persona que se presenta aquí sin ningún conocimiento sobre hechizos básicos en...¿décadas?-el hombre se quedo pensado un rato sobre cuanto tiempo podía había pasado desde que vio por ultima vez a alguien sin conocimientos sobre magia intentar entrar en el Colegio, pero al final desistió-Como sea... te aseguro que mucho tiempo, pero este lugar no se llama Colegio de Magos solo para presumir. Antiguamente no hacían falta ningún tipo de conocimientos para entrar, solo demostrar que se tiene la capacidad para usar la magia.

-¡Genial!-dijo Naruto esperanzado de nuevo-¿Como demuestro eso?

-Fácil. Haciendo magia-ante aquellas palabras Naruto volvió a perder los estribos.

-¡YA TE HE DICHO QUE NO SE HACER MAGIA!-gritó Naruto, hablar con aquel hombre era desesperante.

-Es cierto, lo dijiste-dijo el hombre manteniendo la calma-Por eso tendremos que hacer esto a la antigua usanza. Una bola de luz es un hechizo inofensivo, perfecto para un principiante, así que te enseñare a hacer una y cuando seas capaz de dominar vuelve aquí y en función de lo que tardes y la calidad del hechizo sabre si eres apto o no.

-Me parece bien. ¿Como hago una bola de luz?-preguntó Naruto con curiosidad, al fin y al cabo había ido allí para aprender magia y por algún sitio había que empezar.

-Como su proprio nombre indica se trata de hacer una bola de luz-dijo el hombre señalando lo obvio-Es un hechizo muy útil para ver en la oscuridad. Pero antes de hacer ningún hechizo primero debes encontrar la fuente de poder mágico en tu mente.-la cara de Naruto era un poema, no estaba entendiendo nada de lo que le estaba diciendo aquel hombre, así que se lo explico de otra forma- Todo el mundo tiene un poder oculto en alguna parte de su mente, pero como yo no soy oficialmente tu profesor tendrás que encontrar esa fuente tu solo. Cuando la encuentres sumérgete en ella y déjala salir y concentrala en la palma de la mano-mientras hablaba el hombre había extendido la mano con la palma de la mano hacia arriba y cuando había dejado de hablar una pequeña esfera blanca había aparecido en la palma de su mano haciendo huir a las sombras.

Naruto estaba fascinado, definitivamente aquel era un conocimiento que deseaba tener, así que cerró los ojos y busco esa fuente de poder que había dentro de el. Pronto descubrió que eso era mas fácil decirlo que hacerlo. Llevaba con los ojos cerrados casi una hora y lo único que había encontrado en su mente era la imagen de Zafiro. En su mente solo estaba aquella chica que había conocido hace tanto tiempo atrás, la veía de cara, de espalda, de perfil, podía verla reír, llorar o enfadarse con el. Había intentado luchar contra aquello, intentaba dejar la mente en blanco y encontrar la fuente de poder que le había mencionado el hombre, pero fue incapaz y casi sin darse cuenta se vio arrastrado hacia la imagen de Zafiro. Cuando llego junto a ella la imagen de la chica le sonrió y todo se había vuelto blanco y entonces lo comprendió. Zafiro era su fuente de poder, ella había echo que no se tendiera durante todo este tiempo, ella había hecho que quisiera superarse a si mismo para sobrevivir incluso a la Hermandad Oscura y todo por el deseo que tenia de encontrarla y decirle todo aquello que sentía por ella. Se dejo invadir por aquella cálida sensación y se relajo, en aquel momento se encontraba en paz consigo mismo y con el mundo, dejo que aquella sensación saliera hacia el exterior e intento lo llevo hacia la palma de la mano. Al abrir los ojos pudo ver la pequeña esfera en la palma de la mano, la luz que desprendía no era tan intensa como la que había hecho el hombre de pelo blanco y no tan solo fue capaz de mantenerla durante un par de segundos. Pero estaba feliz, lo había conseguido había encontrado la fuente de poder y fue capaz de hacer una bola de luz.

-Eso ha sido patético-dijo el hombre decepcionado.

-Pues para ser la primera vez no creo que fuera tan mal-dijo Naruto un tanto molesto.

-Imagino que servirá-dijo el hombre mientras daba un paso atrás y la puerta que había a su espalda se abría por arte de magia.-Me llamo Jiraya y seré tu profesor. ¡Bienvenido al Colegio de Magos del País del Hierro!-exclamó mientras la puerta se abría completamente.

Los Argonianos de Ciénaga Negra también habían aprovechado la confusión creada a partir de la creación del Dominio de Aldmer y la erupción de la Montaña Roja para conquistar el continente de Morrowind y separarse del Imperio en lo que paso a ser conocido como los Estados Argonianos. El Dominio de Aldmer había declarado la guerra al Imperio, una guerra que duraría setenta y cinco años y de no ser por el Concordato Blanco y Dorado probablemente la guerra aun no habría terminado.

Donde subraye, lo que quiero decir es que necesitas colocar comas y no "Y", ya que no tienes que repetir muchas veces una palabra, en este caso letra, para que la lectura sea mas cómoda. Como debería ser es de la siguiente forma:

"Los Argonianos de Ciénaga Negra también habían aprovechado la confusión creada a partir de la creación del Dominio de Aldmer y la erupción de la Montaña Roja, para conquistar el continente de Morrowind y separarse del Imperio en lo que paso a ser conocido como los Estados Argonianos. El Dominio de Aldmer había declarado la guerra al Imperio, una guerra que duraría setenta y cinco años, de no ser por el Concordato Blanco y Dorado probablemente la guerra aun no habría terminado. "

-Sabéis que opino igual que vos mi jarl-dijo Minato manteniendo la calma-pero si no ofrecemos nuestra ayuda ambos intentaran conseguirla por la fuerza. No podemos enfrentarnos a los Capas de la Tormenta y a la Legión Imperial al mismo tiempo.-el edecan hizo una pausa para que la jarl meditara sobre sus palabras y después preguntó- ¿Cuanto tiempo le ha dado el General Nagato para contestar?

Acuérdate de lo que te dije, sobre lo de los acentos en las preguntas. Es "Cuánto"

Caminó despacio por las calles de la Villa de la Hoja y cuando llego la gran plaza donde se encontraba el mercado se detuvo a comprar una flor roja, no era un flor demasiado difícil de encontrar, pero si era muy bonita.

Es "una"

No podía hacerle eso a su proprio hijo, no destrozaría la vida de la persona mas importante de su vida, así que asintió.

"Propio"

Todos aquello acompañado del ruido de un ariete que golpeaba el gran portón de la capital del País del Fuego.

La "s" no va

Lejos de todo aquello una piedra lazada por una catapulta destrozaba una casa con un fuerte estrépito que saco a Naruto del trance en el que estaba sumido y empezó a moverse hacia los cuarteles de la guardia de la ciudad situado cerca de las murallas exteriores.

En medio de esas dos palabras subrayadas va una coma

Los guardia de la ciudad junto a los Compañeros y los dos hombres-lobo hacían retroceder a los Capas de la Tormenta de nuevo hacia el Distrito Llano de la ciudad.

Le falto la "S", ya que el articulo esta en plural.

-Se lo prometo-susurró en la oscuridad- Prometo que le vengare, aunque tarde toda la vida, le prometo que matare al traidor de Orochimaru con mis proprias manos.

"Propias"

-Sakura jamas habría echo algo tan horrible y rastrero-dijo la rubia confundiendo aun mas a su amiga.

Jamás, hecho, aún, más

-¿Que pasa Naruto echas de menos a tu papa?-dijo una voz burlándose de él.

"Qué"

Podría parecer insensible, pero se les estaba agotando el tiempo, tendrían que alejarse todo lo posible de la Villa de la Hoja antes de que los imperiales les encontrara.

"Encontraran"

-Eso a sido patético-dijo el hombre decepcionado.

"Ha"

Capitulo 7
Antes de la Tormenta

Lo primero que vio Naruto al abrir los ojos fue la espalda del soldado imperial que diría el carromato. Tenia las manos atadas a la espalda y todo el cuerpo dolorido. Recordaba la emboscada de los imperiales, pero no recordaba cuanto tiempo había pasado desde aquello. Miro a su alrededor intentando averiguar donde estaba, pero lo único que veía eran arboles y las laderas de unas escarpadas montañas.

-Al fin despiertas-dijo una la persona que tenia enfrente, era un hombre de su edad aproximadamente, su despeinado pelo era de color castaño y los ojos negros, tenia pintura de guerra roja en las mejillas simulando un colmillo en cada lado de la cara.

-¿Que ha pasado?-preguntó a la persona que le había hablado.

-Fue una masacre. No han hecho demasiados prisioneros, de los quinientos apenas hemos sobrevivido un par de docenas. Incluso el jarl Ay a sido capturado.-contestó el chico.

-¿Alguna idea de adonde vamos?-preguntó Naruto a su acompañante.

-No. Pero no creo que tardemos mucho en averiguarlo.

A lo lejos pudieron ver un muro cruzando el camino. Iba desde la ladera de una montaña a la otra. En el sitio donde el camino y el muro se encontraban había un gran portón de madera y todos los carromatos se pararon delante. Poco a poco el portón se fue abriendo y los carruajes pudieron seguir su camino. Tras cruzar el muro los arboles fueron desapareciendo poco a poco dejando en su lugar casas de piedra con tejados de paja. Al principio vieron pocas casas, pero a medida que iban avanzando fueron apareciendo mas y mas y a medida que las casas se fueron haciendo mas frecuentes, Naruto se dio cuenta de donde estaban.

-Esto es Helgen.-dijo Naruto a su acompañante- Hacia mucho tiempo que no venia por aquí... ¿Me pregunto si esa chica tan guapa seguirá trabajando en la taberna? Cuando todo esto termine creo que iré a verla y le pediré una jarra de esa aguamiel con frutos de ébano que hacia.-agregó con una sonrisa.

-¿Acaso crees que seguiremos con vida cuando todo esto acabe?-dijo el que lo acompañaba señalando con la barbilla hacia una de las calles, allí había cuatro personas reunidas-Ese es el General Nagato... si él esta aquí, el verdugo no andará lejos.

-Y parece que los elfos le acompañan.-dijo Naruto asintiendo- ¡Malditos elfos seguro que han tenido algo que ver en todo esto!

Su acompañante se limito a asentir. Tras la Gran Guerra todos los nórdicos empezaron a odiar a los elfos contra los que habían combatido, sobretodo porque sabían que habían sido los elfos los que obligaron al Imperio a prohibir el culto a Talos. Los elfos tenían una embajada en Skyrim al igual que en el resto de continentes que apoyaban al Imperio, era otro de los requisitos de los elfos antes de firmar el Concordato Blanco y Dorado. Principalmente esas embajadas eran para asegurar que los términos del Concordato eran respetados en todo el Imperio. Nadie sabia exactamente que conseguían los elfos con todo aquello, solo sabían que cualquiera que incumpliera alguno de los términos del Concordato Blanco y Dorado desaparecían sin dejar rastro.

Los carromatos no tardaron mucho en detenerse de nuevo y un soldado imperial se acercó al de Naruto y su acompañante.

-Final del camino-dijo Naruto con mucha tranquilidad mientras se ponía en pie.

-Vosotros dos... abajo-dijo el soldado imperial con la mano en la empuñadura de la espada.-Seguid al capitán. ¡VAMOS!-ordenó cuando los dos prisioneros habían bajado del carromato.

Naruto y su acompañante se reunieron con todos los prisioneros en una gran plaza. En el centro de la plaza estaban reunidos el General Nagato, el jarl Ay, el capitán que había guiado a Naruto hasta la plaza, un soldado imperial y el verdugo. El jarl Ay tenia tenia las manos atadas y una venda le cubría la boca impidiéndole hablar.

-Jarl Ay. Muchos aquí en Helgen te consideran un héroe.-comenzó a decir el General Nagato- Pero un héroe no utiliza un poder como la Voz para matar a su rey y usurpar el trono.-el jarl intentó hablar pero la venda se lo impidió y lo único que fue capaz de articular fueron unos gruñidos ahogados-¡Tu comenzaste esta guerra y sumiste a Skyrim en el caos! ¡Ahora el Imperio quiere acabar contigo y restaurar la paz!

Un fuerte rugido interrumpió el discurso del General Nagato, provenía de algún lugar lejano, casi parecía provenir de la cima de una de las montañas que rodeaba Helgen.

-¿Que es eso?-preguntó uno de los soldados.

-No es nada.-contestó el General-Continuemos.

-Si General-dijo el capitán que había junto a el.-Dispensadles los últimos sacramentos-dijo dirigiéndose al sacerdote que empezó a hablar con voz piadosa.

-Encomendamos vuestras almas al Aeterio. Que las bendiciones de los Ocho Divinos...-empezó a decir el sacerdote pero fue interrumpido por uno de los prisioneros.

-¡Por el amor de Talos! Calla y acabemos con esto de una vez que no tengo toda la maldita mañana-dijo mientras empezaba a caminar hacia el verdugo. Una vez allí el capitán de los imperiales le obligo a ponerse de rodillas y de una patada en la espalda lo tumbó encima del tocón-Mis antepasados me sonríen imperiales. ¿Podéis decir vosotros lo mismo?

Antes de decir nada mas el verdugo levantó su enorme hacha y utilizando ambas manos la hizo descender directamente sobre el cuello del prisionero. De un único golpe la cabeza del Capa de la Tormenta fue separada de su cuerpo para acabar dentro de un cesto que había junto al tocón. El cuerpo del rebelde sangraba, manchando el tocón, pero el capitán lo aparto con un pie y lo dejó al lado formando un charco de sangre.

-Siguiente prisionero... El rubillo.-dijo el capitán señalando a Naruto.

Ante aquello los presentes reaccionaron de muchas maneras. “¡Justicia!” gritaban algunos “¡Imperiales malnacidos!” maldecían otros “¡Muerte a los Capas de la Tormenta!” proclamaban otros... pero uno de los soldados de los Capas de la Tormenta miro a su compañero muerto y dijo “Tan valiente en la muerte como lo fue en vida” alabando la valentía de su camarada. Los gritos inundaban aquella plaza, pero todos fueron callados por otro rugido, pero esta vez proveniente de algún lugar mas cercano.

-Ahí esta de nuevo. ¿Lo habéis oído?-dijo un soldado imperial un poco alarmado.

-He dicho ¡SIGUIENTE PRISIONERO!-grito el capitán señalando de nuevo a Naruto.

-Ya has oído al capitán-dijo otro soldado-¡Al tajo carroña! Con tranquilidad.

Naruto comenzó a caminar despacio hacia el verdugo. Lo cierto es que había pensado en utilizar la magia para quemar sus ataduras e intentar escapar, aunque no lo hizo. También había pensado en desatarse y liberar a sus compañeros, pero tampoco hizo aquello. Aquel pueblo estaba infestado de imperiales y ellos solo eran un par de docenas. La muerte era inevitable y la iba a asumir con honor, igual que su padre lo había echo durante el ataque a la Villa de la Hoja hace mas de cinco años atrás.

Al llegar junto al verdugo el procedimiento fue el mismo que con su compañero. El capitán le obligo a ponerse de rodillas y de una patada lo tumbo encima del tocón. Naruto cerró los ojos con fuerza y dirigió su ultimo pensamiento hacia su familia, su padre y su madre.

“Lo siento mama. Pero al final no he podido mantener mi promesa. Espero que me perdones.”

Pero sus pensamiento se vieron interrumpidos por otro gran rugido pero esta vez acompañados de un fuerte temblor. Al abrir los ojos vio lo que jamas pensó ver. Encima de una de las torres del bastión había una gran criatura alada, muy parecida a un reptil, era de color negro y sus fauces eran tan grandes que podría engullir a varias personas al mismo tiempo.

-¡FUS RO DAH!-gritó la gran criatura desde la torre.

Una violenta onda expansiva hizo que Naruto saliera volando por los aires y chocar contra el suelo. No había quedado inconsciente pero su visión se volvió borrosa y los oídos le pitaban. Alzó la vista hacia la criatura y vio como volvía a abrir su enorme boca para rugir de nuevo. Pero esta vez no hubo onda expansiva, en su lugar el cielo se volvió completamente negro y empezaron a llover piedras en llamas. Poco a poco la vista de Naruto se fue aclarando y empezaba a oír de nuevo, aunque le parecían gritos lejanos y sin sentido.

Intentaba ponerse en pie poco a poco, aunque con las manos atadas a la espalda y aturdido, aquel sencillo gesto le parecía una tarea de titanes. Alguien le ayudo a ponerse en pie, era un hombre de cabellos plateados y un parche en el ojo izquierdo.

-¡Vamos no te quedes ahí parado!-gritó Kakashi-¡CORRE!

Naruto estaba completamente sorprendido por ver a su amigo y maestro en un lugar como aquel. Pero estaba de acuerdo con él, no podía quedarse ahí parado o moriría. Ambos empezaron a correr hacia la torre mas cercana y una vez dentro cerraron la puerta. A esas alturas la visión y el oído de Naruto habían vuelto casi a la normalidad y al entrar dentro de la torre vio claramente al jarl Ay hablando con un soldado.

-¿Ha visto eso mi jarl?-decía el soldado muy alterado-Aquello era un dragón... UN DRAGÓN... como el de las leyendas y los cuentos para niños.

-¿Acaso son ciertas las leyendas mi jarl?- dijo otro soldado también bastante alterado.

-¡Las leyendas no queman aldeas!-contestó el jarl mirando al ultimo soldado que había hablado-¡Tenemos que salir de aquí! ¡YA!-agregó el líder de los Capas de la Tormenta, no parecía tener miedo, mas bien parecía estar dando una orden.

Ninguna de las personas que había dentro de la sala querría volver a salir fuera y nadie reaccionó ante la orden del jarl. Pero Kakashi había conseguido mantener la calma y estaba arrastrando a Naruto hacia las escaleras de la torre. El muchacho rubio se recompuso rápidamente y empezó a seguir a su amigo por las escaleras. Pero en medio de la subida el dragón impactó contra la torre haciendo una enorme abertura por la cual metió la cabeza.

-¡YOL...!-gritó esta vez el dragón.

Un torrente de fuego salia de las fauces del dragón. El calor era intenso, las piedras se ennegrecieron y las vigas de madera empezaron ha arder. La torre empezaba a derrumbarse y el dragón cortó el torrente de fuego y se marchó volando. Naruto y Kakashi, que no habían sido alcanzados por las llamas de puro milagro, se pusieron delante de la abertura creada por el dragón.

-¿Ves la posada al otro lado?-preguntó Kakashi, Naruto asintió-¡Salta al tejado y sigue! No mires atrás y no pares de correr hasta llegar al bastión-ordenó después.

Naruto volvió a asentir y tomando carrerilla salto al tejado de la posada. El tejado cedió bajo su peso y el muchacho cayo al suelo del primer piso de la posada. Aun tenia las manos atadas, así que puso sus dedos sobre las cuerdas y se concentro un poco y de pronto las cuerdas empezaron a humear, en pocos segundos ya había quemado suficientemente la cuerda como para romperla. Con las manos ya libres se levanto del suelo comenzó a bajar las escaleras que le llevarían hasta la calle. Toda la ciudad estaba en llamas y los meteoritos seguían cayendo del cielo. El dragón sobrevolaba la ciudad incendiándolo todo a su paso mientras los soldados imperiales trataban de derribarlo con sus flechas.

-¡Cae! ¡CAE MALDITA SEA!-gritaban los arqueros.

Naruto comenzó a correr hacia el bastión, todos los soldados estaban mirando al cielo así que no le costó demasiado llegar, el único problema que tuvo fueron los meteoritos, eran bastante difíciles de esquivar y eso le retraso un poco pero al final consiguió llegar a su destino. Al llegar vio que Kakashi ya estaba dentro del bastión. Naruto corrió hasta encontrarse con su amigo y ambos cerraron la puerta tras ellos.

-¿Que haces tu aquí?-preguntó Naruto jadeando por la carrera.

-Bueno... da la casualidad de que me entere que los imperiales habían tendido una emboscada a los Capas de la Tormenta y que habían conseguido capturar al jarl Ay. También resulta que sé que hace dos meses te alistaste en el ejercito de los Capas de la Tormenta.-explicó Kakashi, pero lo que no le estaba contando a Naruto es que en realidad el nunca le había perdido de vista, siempre había estado cerca de él por si podía llegar a necesitar su ayuda.

-Ya veo...-dijo Naruto-Y como prometiste protegerme te sentiste en la obligación de venir a investigar.-Kakashi iba a responder pero fue interrumpido por otra persona.

-Queréis hacer el favor de cerrar el pico. Viene alguien.-dijo una voz femenina.

“Imposible...”-pensó Naruto abriendo mucho los ojos.

Kakashi se había puesto rápidamente en guardia esperando un ataque, pero Naruto no hizo nada, estaba paralizado. El muchacho reconoció la voz y un escalofrío recorrió su espalda. Lentamente se dio la vuelta para mirar a la persona que les había hablado. Al verla no se lo podía creer, había cambiado... pero era ella, no había duda, era la mujer con la que había soñado durante cinco años. Su atuendo había cambiado, llevaba unos pantalones de cuero negros y unas botas negras altas que se ceñían a su pierna mediante cuatro cinturones pequeños, llevaba un corset blanco muy escotado que dejaba parte de su plano vientre al descubierto y por encima llevaba una chaqueta negra con unas hombreras de cuero endurecido. Su pelo había crecido hasta la mitad de la espalda y lo llevaba atado en una cola caballo, pero seguía siendo del mismo color rosado que él recordaba, sus ojos eran un mar de jade en los que cualquiera podría perderse para siempre, parecían mas fríos de lo que él recordaba, pero eran los que él veía cada vez que cerraba los ojos por la noche. Estaba muy cambiada, pero había algo que no había cambiado... alrededor del cuello de la muchacha había una cadena de oro de la que pendía una pequeña piedra azul en forma de lagrima, era exactamente el mismo collar que llevaba cuando la vio por primera vez.

Spoiler:

-Imposible...-dijo Naruto, pero esta vez en voz alta.

-¿La conoces?-preguntó Kakashi al ver la extraña reacción del muchacho.

-¡Silencio!-volvió a decir Zafiro mientras sacaba una flecha y la colocaba en su arco.

No tardaron en escuchar las voces de dos personas que se acercaban y Kakashi arrastró a Naruto, que aun seguía mirando fijamente a la chica, hacia un lugar desde el que no podrían verles. Zafiro se preparó y esperó. Una puerta se abrió y dos soldados imperiales aparecieron en la sala. Apenas tuvieron tiempo de entrar en la sala cuando una flecha de Zafiro atravesó la garganta de uno de los soldados. El segundo soldado no tuvo tiempo ni de articular media palabra cuando una segunda flecha se le clavó en un ojo matándolo al instante.

-¡VAYA! Esta chica sabe lo que se hace-exclamó Kakashi muy sorprendido.

Zafiro se acercó a los guardias y empezó a examinar sus bolsillos de forma metódica. Cuando termino de revisar al primer soldado soltó una maldición y paso al segundo. Busco durante unos segundos y de uno de los bolsillos del soldado recuperó lo que parecía ser una llave. Con cara de satisfacción se puso en pie y se dispuso a marcharse, pero al ver a Naruto frunció el ceño.

-Ni que hubieras visto un fantasma....-dijo mirando al chico directamente a los ojos-¿Se puede saber que estas mirando?

-Me preguntaba que podrías estar haciendo aquí-preguntó Naruto intentando disimular su nerviosismo.

-¿Nos conocemos?-preguntó Zafiro mirando al chico con curiosidad.

-No exactamente...- empezó a decir el rubio.

-Siento interrumpir tan emotivo momento-dijo Kakashi sarcástico-pero tenemos que salir de aquí antes de que aparezcan sus amiguitos-agregó señalando a los hombres del suelo.

-¿Que te hace pensar que necesito vuestra ayuda?-preguntó Zafiro encarando a Kakashi.

-Ellos...-contestó señalando una vez mas los cuerpos de los dos soldados muertos- Eres buena arquera, pero no llevas espada, eso me dice que el combate cuerpo a cuerpo no es lo tuyo. En caso de que los soldados imperiales te rodeasen, que es lo mas probable, estarías en graves apuros. Nuestra ayuda puede resultar muy útil y a nosotros nos vendría bien la ayuda de alguien como tú. Aunque tu atuendo es un poco... diferente-continuó diciendo Kakashi- a mi no me engañas, eres del Gremio de Ladrones, así que estoy convencido de que sabes reconocer un buen trato cuando lo ves.

Zafiro no tenia forma de refutar los argumentos de Kakashi. Era verdad que la lucha con espadas no era su punto fuerte y en un lugar cerrado, como aquel, por muy discreta que fuera, tarde o temprano acabarían por descubrir su presencia. Además estaba el asunto del dragón. Estaba claro que necesitaba ayuda y esos dos podían ofrecérsela, así que aceptó el trato.

-Esta bien-dijo Zafiro a regañadientes-pero solo hasta que salgamos de aquí. Cuando estemos fuera, yo iré por mi camino y vosotros por el vuestro y todos olvidaremos que este encuentro a tenido lugar. Vosotros no me habéis visto y yo no os he visto.

-Me parece justo-dijo Kakashi-¿Trato echo entonces?-Zafiro asintió con la cabeza-Bien. En marcha.

Zafiro saco del bolsillo la llave que había quitado a los guardias que había eliminado hace unos momentos y la utilizó para abrir una puerta que había en la sala. Kakashi y Zafiro iban a cruzar la puerta cuando Naruto los detuvo.

-Esperad un momento-dijo haciendo que sus compañeros se dieran la vuelta.

-¿Qué pasa ahora?-preguntó Zafiro molesta.

-Mi espada... tengo que recuperar mi espada-explicó Naruto.

-Ahí en el suelo hay dos, escoge la que mas te guste... no creo que el dueño proteste-dijo Zafiro con sarcasmo.

-Mi espada es especial. No hay otra igual en toda Skyrim, tarde un año entero en forjarla.-replicó Naruto.

-Esta bien-intervino de nuevo Kakashi-Si los imperiales no dejaron atrás vuestras armas después de la emboscada estarán en la armería, pero si no esta... tendrás contentarte con cualquier otra espada ¿me has entendido?

-Perfectamente-contestó Naruto-¿Vamos?

Kakashi guió a Naruto por la misma puerta por la que salieron los dos soldados imperiales que Zafiro se encargó de eliminar. No tardaron demasiado en llegar a la armería, que resulto ser una estancia amplia y muy desordenada; había cascos, espadas, escudos y piezas de armadura por doquier. Encontrar una espada especifica entre tanto desorden les costaría un tiempo del que no disponían, pero Naruto tenia una idea. Cerró los ojos y se concentró. Cuando estuvo listo empezó a levantar las dos manos muy despacio hasta que estuvieron a la altura del pecho. Al abrir los ojos todos los objetos de la sala estaban flotando por arte de magia, Naruto comenzó a mover las manos hacia los lados y todo cuanto había en la sala empezó a dar vueltas en el aire. Una sonrisa apareció en la cara del rubio cuando vio su espada. Era un mandoble de gran tamaño, la hoja era de acero y una fina hendidura recorría el plano de la espada desde la empuñadura hasta casi llegar a la punta. A lo largo de la espada había unos grabados en un idioma extraño, estos eran de color negro y tenían una forma muy redondeada y fluida. La empuñadura estaba revestida de cuero negro y en el pomo había una piedra azul con forma de lagrima. Zafiro no paso por alto aquel detalle.

Naruto dejo de mover las manos y los objetos volvieron a quedarse quietos en el aire, bajó la mano izquierda y todo cayó al suelo con un gran estrépito. Lo único que se quedo flotando fue su espada, hizo un gesto con la mano derecha y el arma salió volando hacia su mano.

-Veo que has aprendido trucos nuevos-comentó Kakashi, gratamente sorprendido.

-Sí... impresionante-dijo Zafiro fingiendo no estar impresionada-¿Podemos irnos ya?

La chica no esperó una respuesta, se dio la vuelta y empezó a correr por los pasillos del bastión. Kakashi y Naruto siguieron a la muchacha, pero la edificación entera tembló y una pared se desplomó bloqueandoles el camino. Al recuperar el equilibrio entraron por la puerta mas cercana, que resultó ser la puerta que llevaba a las mazmorras. Al descender las escaleras lo primero que escucharon fue el ruido que hacia el acero al chocar con el acero. Los tres se pusieron en guardia y avanzaron mas despacio. Al llegar a la sala que había al final del pasillo pudieron ver como dos soldados imperiales mataban a dos Capas de la Tormenta. Una flecha de Zafiro silbó en el aire e impactó en el pecho de uno de los soldados. La chica iba a disparar otra flecha pero Naruto fue mas rápido. Blandiendo su mandoble con una sola mano, como si pesase menos que un pluma, decapitó al segundo soldado.

Con el camino despejado empezaron a correr de nuevo por la mazmorra, pero esta vez era Kakashi quien abría la marcha. Poco a poco fueron dejando atrás los pasillos llenos de celdas y a medida que iban avanzando las piedras de las paredes eran cada vez mas escasas, dejando ver la tierra de la montaña. Eso les indico que estaban dejando atrás el bastión por alguna ruta de escape que llevaba directamente a las montañas y no se equivocaban.

Al llegar al final del pasillo se encontraron en una cueva. No era muy alta pero sí bien iluminada. La cueva estaba llena de soldados imperiales, que al parecer habían tenido la misma idea que ellos. Eran doce soldados en total y todos estaban mirando a los recién llegados, el factor sorpresa ya no estaba de su parte. Naruto comenzó a correr hacia el soldado mas cercano empuñando su gran espada, esta vez con las dos manos. Una vez junto al soldado dio una fuerte estocada horizontal que hizo una profunda herida en el abdomen del soldado. Con mucha rapidez corto la mano derecha de otro soldado, haciendo que este cayera al suelo gritando de dolor. Iba a seguir atacando cuando escuchó el grito de un soldado a su espalda, pero al darse la vuelta lo único que vio fue al soldado imperial escupiendo sangre y la punta de la flecha asomando por su pecho.

-¡No te distraigas!-gritó Kakashi arrebatandole la vida a otro soldado que se había acercado demasiado al rubio.

Al escuchar la voz de su amigo, Naruto reaccionó y bloqueo una estocada enemiga en el ultimo instante. Intercambió unos golpes con su agresor, manejaba el mandoble con mucha soltura, no parecía incomodo por su tamaño o su peso, hacia oscilar el arma ganando fuerza con cada golpe y pronto puso fin a la vida de su contrincante. Nada mas terminar otros dos soldados empezaron a correr hacia él con las espadas en la mano. Naruto aprovecho el gran tamaño de su espada para bloquear ambos ataques al mismo tiempo, una flecha pasó a gran velocidad junto a su oreja y acabó en la frente de uno de los soldados que tenia delante, Naruto aprovechó la confusión para acabar con la vida del otro soldado de un solo golpe.

Kakashi estaba perdiendo terreno, luchaba con tres soldados imperiales al mismo tiempo. Los tres soldados no le daban tregua, lo único que podía hacer era bloquear y esquivar. Era un buen guerrero, pero los soldados imperiales estaban cada vez mas frustrados lo que hacia que sus ataques fueran cada vez mas erráticos y difíciles de contrarrestar. No sabia cuanto tiempo mas podría aguantar así, pero de repente uno de los soldados cayó al suelo envuelto en llamas. Kakashi estaba igual de sorprendido que los soldados, pero recuperó la compostura medio segundo mas rápido que sus enemigos, medio segundo que fue suficiente para acabar con sus vidas.

Solo quedaban dos soldados en la sala y los dos estaban avanzando hacia Zafiro , bloqueando las flechas que ella les disparaba con sus escudos. Zafiro estaba retrocediendo y disparaba flechas, pero todas acababan clavándose en alguno de los dos escudos de madera. Naruto y Kakashi vieron la escena y se apresuraron a ayudar. Naruto estiró la mano izquierda apuntando con la palma de la mano a uno de los soldados y de su mano salió disparada una bola de fuego del tamaño de una manzana. Al impactar contra la espalda del soldado, la bola de fuego explotó y aumento de tamaño envolviendo al soldado imperial en llamas, el imperial cayó al suelto entre gritos. Casi al mismo tiempo que Naruto lanzaba su hechizo, Kakashi lanzó una pequeña hacha que recogió del suelo, que acabó en la espalda del otro soldado imperial, que debido al dolor apartó el escudo por un segundo que Zafiro aprovecho para disparar otra flecha y acabar con la vida del ultimo soldado.

-¡¿Se puede saber en que estas pensando?! ¡Podrían habernos matado a los tres!-le recriminó Zafiro a Naruto cuando se reunieron los tres.

-Lo siento, Zafiro. Yo...-Zafiro interrumpió a Naruto estampandolo contra una pared cercana y apoyo su antebrazo en el cuello del rubio.

-No vuelvas a llamarme así... ¡JAMAS!-Naruto miraba a la chica directamente a los ojos, estos parecieron volverse de un verde aun mas intenso, como si toda la ira de la chica estuviese concentrada en sus ojos. Aquello asustó un poco al rubio.

-Lo siento...-murmuró Naruto, le estaba empezando a faltar el oxigeno.

La chica soltó a Naruto que cayó al suelo tosiendo. Los ojos de Zafiro volvieron a la normalidad.

-Deja de pedir perdón, pareces idiota.-dijo con tono frio dándole la espalda a Naruto-Sigamos.

Zafiro comenzó a caminar dejando atrás a los dos hombres. Kakashi le dio la mano a Naruto para ayudarlo a levantarse y los dos fueron tras la chica. Los tres caminaban en silencio, preparados para luchar en cualquier momento. Naruto no sabia que pensar, si antes no la conocía de nada, ahora tenia la sensación de conocerla aun menos. Incluso Kakashi parecía conocerla mejor que él, que con solo mirarla supo que era del Gremio de Ladrones, Naruto había tardado casi tres años en averiguarlo. Todo cuanto hacia era para impresionar a la chica, pero no le servia para nada, tenia la sensación de estar haciéndolo todo mal. Tan solo quería demostrarle que no era un idiota, pero solo estaba empeorando las cosas. Desde el momento en el que la vio quiso cambiar la opinión que la chica tenia de él, pero ahora se estaba dando cuenta de que no había ninguna opinión, sencillamente la chica no se acordaba de él. Aquello le entristecía, Naruto sí que se acordaba de ella, jamás la había olvidado. Decidió que eso no se volvería a repetir, haría lo que fuera para que ella no le volviera a olvidar nunca, aunque ella le recuerde como un idiota rematado, era mejor que nada.

Anduvieron durante cerca de treinta minutos por los sinuosos pasillos de la cueva. No habían tenido mas incidencias y ya estaban empezando a ver la salida. Al salir se encontraban en un bosque y el sol estaba en lo mas alto del cielo. Naruto se dio la vuela y miro en dirección a Helgen. La ciudad estaba resguardada por las montañas así que no pudo ver como quedo la ciudad tras el ataque del dragón, lo único que pudo ver fue la el enorme muro de humo negro que ascendía hacia el cielo. También vio al dragón alejándose en dirección contraria, estaban a salvo... por ahora.

Naruto estaba mirando al dragón alejarse de la ciudad en llamas, lo estaba viendo pero no podía creerlo, los dragones se habían extinguido hace tanto tiempo que en la actualidad nadie creía en su existencia, en la actualidad los dragones eran personajes de leyendas y cuentos para niños. Costaba creerlo, pero ahí estaba, tres veces mas grande que cualquier criatura conocida y con escamas tan negras como el carbón, volando sobre los nevados picos de las montañas. Viendo aquella escena recordó algo que había escuchado hace mucho tiempo.

-Y como los pergaminos predijeron, de alas negras en la helada, cuando hermanos vayan a la guerra, serán desplegadas, Alduin, Azote de Reyes, sombra antigua liberada para saciar su hambre.-recitó en voz alta.

Los tres se quedaron en silencio unos minutos. Miraban a la legendaria criatura alejarse de Helgen. Aunque ninguno de los dos lo dijera, tanto Kakashi como Zafiro estaban pensando en las palabras de Naruto y por un momento llegaron a pensar que eran verdad.

-Menuda tontería...-murmuró Zafiro para si misma, aunque Naruto se sintió ofendido por aquellas palabras.

-¡Puede que la única idiota que hay aquí seas tú o acaso vas a negar que eso es un dragón!-le espetó el chico señalando con un dedo al dragón.

-¿Es que no te das cuenta de lo que estas diciendo?-replicó la chica mirándolo a los ojos-¿En serio estas diciendo que “eso” es Alduin el Devorador de Mundos? ¿El heraldo del fin de los tiempos?

-No, no estoy diciendo eso.-dicho de aquella forma parecía ridículo, pero no quería admitir que era exactamente eso lo que estaba intentando decir-Lo que estoy diciendo es que si los dragones han vuelto después de tanto tiempo no puede ser para nada bueno.-explicó Naruto, bajando el tono de voz-Tenemos que hacer algo. No podemos quedarnos cruzados de brazos mientras ese dragón lo reduce todo a cenizas.

-Yo no tengo que hacer nada-dijo Zafiro impasible- Si tu quieres morir intentando evitar que ese dragón “destruya el mundo” no voy a ser yo quien te lo impida. Nuestro trato terminó en el preciso instante en el que salimos de esa cueva. Si quieres morir adelante, sigue al dragón, pero si lo que quieres es vivir... mantente lo mas alejado posible de esa cosa. Hagas lo que hagas nuestros caminos se separan aquí.-al terminar de hablar se dio la vuelta y se alejó dejando solos a Naruto y a Kakashi.

Naruto observó a la chica alejándose entre los arboles, igual que hizo cinco años atrás y al igual que en aquella ocasión no supo reaccionar. Mientras mas hablaba menos parecía conocerla, no podía negar de que se trataba de la misma chica de hace cinco años, pero la mujer que se estaba alejando no tenia nada que ver con lo que él había imaginado. Aquella mujer era mas fría que un tempano de hielo, todo parecía darle igual. En las cortas conversaciones que había tenido con ella, a pesar de estar a tan solo unos pasos distancia, él la notaba lejos, en algún lugar inalcanzable. No sabia explicar muy bien aquella sensación pero estaba seguro de que aun estaba lejos de encontrarla. Mientras la veía desaparecer en el bosque una pregunta le acudió a la mente:

“¿Acaso lo que he estado persiguiendo durante tantos años no ha sido mas que una ilusión?”

Aquella pregunta lo estaba destrozando por dentro. ¿Y si la chica con la que él había soñado durante tantos años no existía? ¿Y si no había existido nunca? Necesitaba respuestas a sus preguntas, pero la única forma de conseguir las respuestas era permanecer cerca de esa mujer. No podía dejarla marchar de nuevo. Tenia que seguirla. Tenia que permanecer cerca de ella a cualquier precio. Dio dos pasos en dirección a la chica, pero una voz a su espalda le detuvo.

-¿Vas a explicarme ya a que venido todo eso?-Kakashi se dio cuenta de que la presencia de aquella chica alteraba mucho a Naruto, estaba claro que se habían encontrado con anterioridad y pensó que lo mejor era no intervenir en sus discusiones, pero sentía curiosidad, quería saber que estaba pasando.

-No sé a que te refieres...-dijo Naruto esquivo, evitando mirar a su maestro a los ojos.

-En ese caso seré mas directo... ¿De que conoces a esa chica?

-No la conozco-contestó Naruto.

-¿En serio? Juraría que la habías llamado por su nombre.-comentó Kakashi.

-No la llamé por su nombre. La he llamado por UN nombre. ¿Acaso no has visto su reacción?

-Sí, la he visto, y es por eso que sé que esta no es la primera vez que la ves.-explicó Kakashi-¿Vas a contarme de que la conoces o tengo que ir a preguntárselo a ella?

-No te servirá de nada. Ella no se acuerda de mi.-contestó Naruto y tras hacer una pausa decidió contárselo todo a Kakashi, ya no tenia sentido seguir ocultándolo-Ella fue quien me salvó la vida hace cinco años. Cuando me atacó por primera vez la Hermandad Oscura fue ella quien mató al asesino. Antes de irse la pregunté como se llamaba y ella me contestó que se llamaba Zafiro. Obviamente me ha mentido, pero durante estos cinco años no he hecho mas que pensar en ella. Puede que sea estúpido pero no puedo evitarlo. Por eso tengo que ir tras ella.

-Muy bien-dijo Kakashi tras un momento de silencio-Vamos a buscar a tu ladrona.

Dicho eso Kakashi se adentro en el bosque siguiendo el rastro de Zafiro. No era una tarea precisamente sencilla, por alguna razón la chica estaba teniendo mucho cuidado con no dejar un rastro, por alguna razón no quería que nadie la siguiese. Pero por muy meticuloso que uno fuera siempre dejaba un pequeño rastro, era inevitable, pero Kakashi tenia que reconocer que Zafiro era bastante buena cubriendo su rastro, aunque no lo suficiente como para confundirle.

Kakashi seguía el rastro por el bosque, aunque su mente estaba pensando en Naruto. Tenia muchísimas preguntas que hacerle, pero lo conocía lo suficientemente bien como para saber que aquel no era el momento para hacer preguntas. Cuando encontrasen a la chica y Naruto obtuviese sus respuestas entonces quizás él también obtuviese respuestas a las suyas. Solo tenia que tener paciencia.

Ya estaban a punto de salir del bosque cuando escucharon el gruñido gutural de alguna criatura. Naruto y Kakashi pasaron tiempo suficiente en el bosque como para saber que se trataba de un troll. Los trolls eran criaturas enormes y muy peligrosas, si Zafiro se había topado con aquella criatura estaría en graves apuros. Naruto salio corriendo en la dirección de la que provenía el gruñido, tenia el corazón en un puño.

Spoiler:

Cuando llegó donde estaba la criatura sus peores temores se hicieron realidad. Zafiro estaba tendida en el suelo y varias heridas cubrían su cuerpo, la mas grave parecía ser la que tenia en la pierna derecha. El troll estaba cerca de ella con los brazos en alto y gruñendo enloquecido, tenia tres flechas clavadas en el pecho. Naruto empezó a correr hacia el troll hecho un basilisco. Empuñaba su espada con las dos manos y gritaba casi igual de fuerte que el troll. La criatura intentó golpear a Naruto con uno de sus brazos, pero el rubio interpuso su espada para bloquear el ataque. El troll volvió a alzar los brazos enfurecido, momento que Naruto aprovechó para concentrarse y alcanzar la fuente de su poder mágico. Cuando notó el poder invadiéndole sonrió y su gran espada empezó a arder. Al ver las llamas el troll retrocedió unos pasos acobardado, pero Naruto no tenia en mente dejarle escapar, se abalanzó sobre la criatura y de un solo golpe le corto el brazo al troll a la altura del codo. Cuando la espada entró en contacto con el troll las llamas empezaron a extenderse por el cuerpo de la criatura a una velocidad imposible, en cuestión de segundos las llamas ya cubrían todo el cuerpo de la criatura. El enorme troll cayó al suelto envuelto en llamas. Las llamas que envolvían la espada de Naruto desaparecieron y se acercó al troll para decapitarlo, necesito cuatro golpes para conseguirlo.

Con la criatura ya muerta, Naruto acercó a Zafiro. Comprobó con alivio que estaba viva y que sus heridas no eran graves. El rubio dedujo que cuando el troll la hirió en la pierna, la chica se desequilibró y cayó al suelo, golpeándose la cabeza y quedando inconsciente.

-Se pondrá bien-informó a Kakashi, aunque lo decía mas bien para si mismo, necesitaba oír esas palabras en voz alta.-Creo que puedo curarle las heridas, pero voy a necesitar un sitio seguro donde hacerlo, pero el pueblo mas cercano esta a dos días de viaje.-Naruto estaba empezando a desesperar y no pensaba con claridad.

-¡Naruto!-gritó Kakashi llamando la atención de su alumno-Tranquilízate... Piensa. ¿Es que no te has dado cuenta de donde estamos?-Naruto, que se había dejado llevar por el pánico, comprendió lo que Kakashi trataba de decirle.

Estaban en el mismo bosque en el que estuvieron durante meses curando sus heridas tras el ataque a la Villa de la Hoja. No muy lejos de allí debía estar la cabaña que usaron como refugio durante el tiempo que pasaron en el bosque, aquel lugar seria perfecto para curar las heridas de Zafiro. Naruto cogió en brazos a la chica y empezó a caminar por el bosque. Tardó mas de lo que pensaba en encontrar la cabaña, pero finalmente lo hizo.

La cabaña estaba exactamente igual a como ellos la habían dejado, la única diferencia es que ahora todo estaba cubierto de polvo. Naruto entro dentro y deposito a la chica en una de las dos camas y acto seguido comenzó a curarla. Se concentró en su fuente de poder y de sus manos comenzó a brotar una suave luz amarillenta. Puso la palma de la mano en la herida que la chica tenia en el antebrazo derecho y esta comenzó a cerrarse poco a poco. Siguió con la herida de la frente y con la del hombro izquierdo.

Siguió currando sus heridas poco a poco, pero cada vez estaba mas fatigado. La magia era muy útil, pero empleaba la energía del cuerpo del hechicero. Mientras mas se dominaba un hechizo menos energía se necesitaba. Durante su estancia en el Colegio de Magos aprendió algunos hechizos básicos de la Escuela de Restauración, la parte del Colegio que se dedicaba a los hechizos de curación, pero jamas llegó a dominar del todo esos hechizos y tenia que emplear casi cinco veces mas energía de la que empleaba para realizar los hechizos de fuego.

Ya había curado casi todas las heridas de Zafiro, solo quedaba la herida de la pierna pero cuando quiso curar esa herida, el hechizo fallo. El esfuerzo que tuvo que hacer para curar las heridas anteriores fue demasiado grande y ahora por mas que lo intentaba era incapaz de concentrarse, debía descansar y recuperar energías. Pidió a Kakashi que vendara la herida de la pierna y salio de la cabaña, frustrado.

Kakashi estaba preocupado por Naruto, no entendía que es lo que le había pasado. Cogió la sabana de la cama libre y la rasgó, también cogió dos placas de madera y se acercó a la cama de la chica. De uno de sus bolsillos sacó una botella pequeña que contenía un liquido marrón y lo vertió sobre la herida y después enrolló uno de los jirones de la sabana alrededor de su pierna. También puso las dos placas de madera, una a cada lado de la pierna, y utilizando los demás jirones de la sabana ató fuertemente las placas de madera a la pierna de Zafiro. No sabia si la pierna estaba rota o no, pero considero que era mejor prevenir. Al salir de la cabaña se encontró a Naruto sentado junto a un árbol con los ojos cerrados, estaba visiblemente cansado.

-¿Estas bien?-le preguntó preocupado.

-Sí, solo estoy cansado. No te preocupes-dijo Naruto intentando tranquilizar a su maestro.

-¿Que es lo que ha pasado ahí dentro?-quiso saber Kakashi.

-Para lanzar un hechizo el mago tiene que emplear energía tanto física como mental.-explicó Naruto-Cuanto mas se conozca y domine un hechizo, menos energía necesita. Conozco hechizos básicos de curación, pero no conozco la forma correcta de emplearlos, por lo tanto tuve que gastar una cantidad enorme de energía.

-Entiendo...pero ¿Por qué tanta obsesión por esa chica?-preguntó el mayor.

-No lo sé. Que este aquí es como un sueño hecho realidad, pero su mera presencia me altera y no puedo pensar con claridad, pero sé que no quiero perderla-intentó explicar Naruto.

-Ten cuidado de quien te enamoras Naruto-advirtió Kakashi-los que son como ella desaparecen y jamas vuelven a aparecer. El Gremio de Ladrones es así, actúa en las sombras. Tarde o temprano desaparecerá. Ten en cuenta que las heridas del corazón son difíciles de curar y algunas... no sanan nunca. No es lo mismo un corazón dolido que un corazón roto.-tras decir aquello Kakashi se fue dejando al chico solo para que meditara sobre lo que le había dicho, intuía que dejar marchar a esa chica iba a ser una decisión difícil de tomar.

En aquel momento Naruto se estaba dividiendo en dos. Por una parte estaba su mente que no paraba de darle vueltas a las palabras de Kakashi. Su mente le decía que tenia que hacer caso a las palabras de su maestro, su mente no paraba de decirle que aquel consejo era un consejo sabio, que la chica se iría nada mas despertar y que la ausencia lo dejaría destrozando por dentro. Su mente no paraba de decirle que se alejara de ella, que con ella solo encontraría dolor. Pero por otro lado su corazón le gritaba que permaneciese cerca de ella para protegerla y cuidarla, que tenia que permanecer cerca de ella porque si la dejaba ir lo lamentaría toda la vida. Su corazón no paraba de decirle que la única forma de ser feliz era estando cerca de aquella chica.

-¿Estaré volviéndome loco?-se preguntó el chico.

No podía seguir así o se volvería loco de verdad. Aquello tenia que acabar. Era imposible que la chica correspondiera sus sentimientos. Tenia que dejar de pensar como un niño, Zafiro jamas se enamoraría de él. Debía dejarla ir antes de que fuera demasiado tarde, así que finalmente decidió hacerle caso a su mente con el fin de mantener la cordura.


Zafiro despertó al alba. Estaba confundida, no recordaba que había pasado exactamente, recordaba que estaba a punto de salir del bosque y recordaba el ataque del troll, pero no conseguía recordar que pasó después del ataque. Lentamente se levantó y se sentó en el borde de la cama y miró a su alrededor. Estaba en una cabaña de madera, y el único mobiliario eran una mesa con dos sillas y dos camas, de las cuales una estaba ocupada por ella. Supuso que algún cazador la había encontrado inconsciente en el bosque y la había llevado hasta ahí, no había otra explicación. También observó que tenia la pierna derecha entablillada, pero de momento no había dolor. Intentó ponerse de pie, pero al apoyar su peso en la pierna derecha notó un dolor punzante que la obligó a sentarse de nuevo en la cama. Ahora ya sabia porque la tenia entablillada.

Aun estaba sentada en la cama, intentando recordar como había llegado hasta ahí, cuando la puerta de la cabaña se abrió. Se sorprendió mucho al ver a la persona que entró en la cabaña, se esperaba a cualquier persona menos a él.

-¿Otra vez tú?-preguntó la chica confundida.

-Buenos días a ti también-dijo Naruto sarcástico pero sin dejar de sonreír

-¿Que a pasado?-Zafiro estaba molesta por la respuesta del muchacho pero mantuvo la calma.

-Al parecer te pareció buena idea bailar con un troll-dijo el muchacho divertido por la ocurrencia.

-Le dispare tres flechas...-empezó a decir Zafiro pero fue interumpida por Naruto,

-Y eso esta muy bien-dijo serio-pero los trolls tienen la extraña capacidad de sanar sus heridas muy rápidamente. Es bastante difícil abatir un troll a flechazos. El fuego es mas efectivo contra ellos.

-¿Cuanto tiempo llevo inconsciente?-preguntó la chica aunque esta vez había cierta preocupación en su voz.

-Dos días-respondió Naruto que al notar la preocupación en la voz de Zafiro decidió no soltar ningún comentario mordaz.

Antes de que Zafiro le siguiera interrogando, Naruto se acercó a la chica y se arrodilló frente a ella y lentamente empezó a quitarle la venda de la pierna de Zafiro.

-¿Que haces?-preguntó Zafiro extrañada.

-Quitarte la venda-contestó el muchacho.

-Eso ya lo veo-dijo la chica molesta.

-No estoy poniendo en duda tu capacidad de observación-replicó el rubio-solo estoy señalando lo absurdo que es preguntarle a alguien que te esta quitado una venda que esta haciendo.

-¿Y para que lo haces?-reformuló la pregunta, cada vez estaba mas molesta, pero no podía negar que aquel chico rubio estaba empezando a caerle bien.

-Obviamente para ver tu herida e intentar curarla-dijo Naruto-Los hechizos curativos no son mi especialidad, pero conozco los mas básicos. La herida no es muy grave así que supongo que con eso bastara.

Cuando Naruto terminó de quitar la venda cerró los ojos y se concentró. Apoyó las palmas de ambas manos en la pierna de la chica y una tenue luz amarillenta empezó a brotar de ellas. Zafiro intentó, sin mucho éxito, disimular una mueca de dolor, curar con magia tenia sus ventajas pero era bastante doloroso. El chico movía las manos acariciando la pierna de Zafiro, lo hacia lentamente y con mucha delicadeza, como tuviese miedo de romperla. No parecían para nada las manos de un guerrero, que habitualmente eran ásperas y llenas de callos, las del rubio no eran así, sus manos eran frías al tacto pero suaves y agradables. La chica no estaba muy cómoda con aquella situación, pero al notar el contacto de las manos de Naruto sobre su piel algo dentro de ella le impidió detenerle. Las manos del rubio la acariciaban con tanta delicadeza que no pudo evitar sentir cierto placer ante aquel contacto y cuando Naruto retiro las manos dando por finalizado el hechizo, Zafiro sintió cierta decepción.

-Gracias-dijo la chica poniéndose en pie, el dolor de la pierna había desaparecido casi por completo, aunque la molestaba un poco al andar.

-Es un placer-dijo Naruto sonriendo.-La pierna te molestara un día o dos, como te he dicho no soy demasiado bueno con los hechizos curativos.

-Haré lo posible por no desmayarme-dijo Zafiro con sarcasmo aunque sonriendo.

-Me alegra ver que ya estas mejor-replicó Naruto sonriendo también.-Voy a ver si a vuelto Kakashi. Deberías descansar un poco.

Acto seguido Naruto se puso de pie y empezó a caminar hacia la salida de la cabaña. Estaba a punto de salir por la puerta cuando la voz de la chica lo detuvo.

-Sakura-dijo la chica con tono serio.

-¿Cómo dices?-preguntó Naruto confundido.

-Hace cinco años... en el bosque... me preguntaste mi nombre. Es Sakura.-no sabia muy bien porque se lo estaba diciendo, pero sentía que le debía al menos eso.

-En ese caso es un placer conocerte Sakura. Mi nombre es Naruto.-se presentó el muchacho antes de salir.

A Naruto le hubiese gustado quedarse a hablar con la chica, pero se sentía tan feliz que no pensaba poder hacerlo sin sonreír como un tonto, al fin y al cabo la chica sí que se acordaba de él, aunque no entendía porque había actuado como si jamas lo hubiese visto. Pero le daba igual, por fin había conseguido mantener una conversación mas o menos normal con la chica y no quería estropearlo. Aunque no lo reconociese, estar cerca de Sakura le ponía muy nervioso y cuanto mas tiempo pasaba junto a ella mas le costaba reprimir las ganas abalanzarse sobre ella y besarla.

Pasó el resto del día intentando no pensar en ella. Recogió leña para el fuego, despellejó los conejos que Kakashi había cazado, fue a buscar agua... hacia cualquier cosa con tal de no pensar en Sakura, aunque nada estaba dando resultado. Durante el atardecer, mientras Kakashi estaba preparando la cena, decidió ir a practicar con el arco, no tenia nada mejor que hacer. Estaba disparando flechas contra el muñeco de paja que había utilizado para practicar durante su entrenamiento con Kakashi, hace cuatro años atrás. Colocó una flecha en el arco, tensó la cuerda al máximo, apuntó y disparó; la flecha impactó contra la cabeza del hombre de paja. Hizo lo mismo con la segunda flecha que impacto en lo que seria la garganta y lo mismo con una tercera que se clavo en el pecho del maniquí de paja. Iba a disparar una cuarta flecha, pero en lugar de eso bajó el arco y habló.

-Ya puedes salir, sé que estas ahí.

-Esto tampoco se te da demasiado bien verdad?-dijo Sakura sonriendo.

-Cabeza, garganta y pecho... le he dado justo donde quería-replicó Naruto molesto.

-Aunque has tardado lo tuyo. En lo que tu has tardado en disparar una flecha yo habría podido dispararte por lo menos tres-dijo la chica molestando aun mas a Naruto-Lo que pasa es que mantienes el arco tensado. No lo hagas. Cuando termines de tensar la cuerda suelta la flecha.

-Entonces ¿como apunto?-preguntó el muchacho seguro de que la chica no tendría la respuesta.

-No lo hagas-contestó Sakura seria, haciendo caso omiso del tono de Naruto-Confia en tus ojos. Ellos sabrán donde apuntar.

Naruto estalló en una carcajada al escuchar las palabras de Sakura, aquello le parecía ridículo, para hacer un buen disparo había que apuntar, era algo lógico. La chica hizo caso omiso también de las risas, aunque no se molestó en responder, en lugar de eso cogió su proprio arco y con un movimiento fluido disparó una flecha al cielo, aparentemente sin apuntar. Durante todo el tiempo que duró la operación no dejó de mirar a Naruto a los ojos.

-Si no quieres que esa flecha se te clavé en la cabeza deberías moverte-dijo cuando terminó de disparar la flecha.

Naruto dio un paso atrás, aunque estaba convencido de que no corría el menor riesgo, pero para su sorpresa la flecha que disparó Sakura descendió del cielo y se clavó exactamente en el sitio donde estuvo el chico antes de dar un paso atrás. Naruto estaba perplejo, aquello era imposible, nadie podía disparar una flecha de aquella forma con tanta precisión. A la hora de disparar una flecha había que tener en cuenta muchas cosas: la dirección y velocidad del viento, la distancia del objetivo, el peso de la flecha, el tipo de madera del que estaba fabricado el arco y la tensión máxima que permitía el arma, aunque Sakura disparó aquella flecha con tanta velocidad que no parecía haber tenido en cuenta ninguna de aquellas cosas. Estaba claro que ella no era una arquera mas, era posiblemente la mejor arquera de Skyrim, al menos era la mejor arquera que él conocía. Cuando levantó la vista del suelo y miró a la chica vio como esta estaba haciendo una amplia reverencia, estaba claro que se estaba burlando de él, aunque aquella burla no le molestó, se lo tenia merecido.

Después de aquella demostración de talento un incomodo silencio surgió entre ambos. Sakura estaba mirando al suelo, no sabia muy bien porque había ido allí y por primera vez en la vida no sabia que hacer o que decir. Las manos le temblaban, aunque sujetaba el arco con tanta fuerza que Naruto no lo notó. Aquel chico rubio la ponía muy nerviosa, aunque no sabia explicar el porque. Desde que había salido de la cabaña, Sakura no había dejado de pensar en él y en lo que sintió cuando el chico estaba curandole la pierna. Todo aquello la estaba volviendo loca, no entendía que le estaba pasando. Tenia que salir de allí, tenia que alejarse de aquel chico antes de perder la razón.

-Deberíamos volver ya a la cabaña.-dijo Naruto para romper el silencio.

Sakura se limitó a asentir con la cabeza y se dio la vuelta. Los dos caminaban en silencio. Sakura no sabia que le estaba pasando y Naruto no sabia como reaccionar, no quería asustar a la chica, sentía que el mas pequeño error supondría agrandar aun mas el abismo que les separaba. Ahora que estaba junto a ella sabia que no quería separarse de ella nunca mas. Durante dos días había estado observándola mientras dormía plácidamente, y fue durante ese tiempo que paso observándola que descubrió que por ella seria capaz de viajar al fin del mundo y tirarse por el borde, si ella se lo pedía. Ya no le importaba si al final acababa sufriendo, verla en aquel estado tan frágil había bastado para darse cuenta que la única forma de volverse loco era estando lejos de ella. Naruto ya sabia lo que sentía, sabia exactamente que es lo que quería, pero no se atrevía a decirle nada a la chica, el miedo al rechazo era demasiado grande. Prefería mil veces tenerla a su lado de la forma que fuera a no tenerla para nada en su vida.

Al llegar al claro donde se encontraba la cabaña seguían en silencio. Kakashi los estaba mirando con curiosidad, los dos caminaban juntos y los dos miraban al suelo. Sentía mucha curiosidad por saber que es lo había pasado en el bosque, pero dudaba que conseguiría las respuestas que buscaba, así que no dijo nada al respecto. En lugar de eso les invitó a sentarse junto al fuego y a cenar algo.

Los tres se sentaron en unos troncos que había al rededor del fuego y que servían de taburetes improvisados. Kakashi les tendió una placa de madera a cada uno, el mayor de los tres cogió una placa para si mismo y se sentó junto al fuego. Los tres se sirvieron uno de los tres conejos que se estaban asando en el fuego y comenzaron a comer. Kakashi utilizaba su puñal a modo de cuchillo y tenedor al mismo tiempo, primero cortaba la carne y después la pinchaba con el puñal para llevárselo a la boca. Naruto utilizaba las manos para quitar la carne de los huesos del animal y después llevarse trozos pequeños a la boca. Sin embargo Sakura se llevó el animal entero a la boca y empezó a devorarlo. Comía con tanta velocidad que estuvo a punto de atragantarse en un par de ocasiones y cada vez que notaba algún hueso del animal en la boca, utilizaba la lengua para empujarlo hacia los labios para después esculpirlo a un lado. No era un espectáculo bonito de ver, pero tenia tanta hambre que se había olvidado de los modales.

Si a Kakashi o a Naruto les molestaba los modales de la chica, no dieron señales de ello. Kakashi había pasado casi toda su vida entre guerreros y no era la primera vez que veía una mujer comer de aquella forma, así que no le dio importancia. Naruto en cambio la miraba divertido, aquella escena le parecía graciosa, viéndola comer de esa manera solo podía pensar en lo adorable que era. Entendía que comiese con tanta avidez, había estado dos días inconsciente al fin y al cabo, era normal que tuviese hambre. Sakura fue la primera en terminar de comer, pero Naruto le tendió su plato, diciéndole que ya estaba lleno y que podía terminar su parte, le quito importancia diciéndole que ella llevaba dos días inconsciente y que no había comido nada en ese tiempo y que debía recuperar las fuerzas. Sakura aceptó y devoro también lo que quedaba del conejo que le dio Naruto. El rubio se limitaba a sonreír mientras la observaba comer.

Cuando los tres terminaron de comer, el sol ya se había escondido dando paso a la noche. Nadie hablaba, pero en aquella ocasión el silencio no era incomodo, simplemente disfrutaban de la mutua compañía tras una buena cena. Incluso Sakura disfrutaba de la compañía de Naruto y Kakashi a pesar de no conocerlos, se les veía buenas personas. La chica mandó a los dos hombres a dormir diciéndoles que ella se encargaría de montar guardia aquella noche, ella podía ser una mujer fría y distante, pero no era una desagradecida, dejarlos dormir una noche entera era lo mínimo que podía hacer después de que ellos la cuidaran durante dos días sin pedir nada a cambio. Tras muchas discusiones Naruto y Kakashi aceptaron la propuesta de la chica y se retiraron al interior de la cabaña.

Habían pasado casi dos horas desde que los dos hombres se habían ido a dormir. Sakura seguía sentada en el tronco cerca del fuego, miraba las llamas fijamente. Lo único en lo que pensaba era en lo bien que se sentía en compañía de aquellos dos extraños. Había pasado mucho tiempo desde que no se sentía tan a gusto en compañía de otras personas. Desde que el Gremio de Ladrones le dio la espalda, había estado corriendo de un lado para otro, escondiéndose y nunca había pasado dos noches seguidas en el mismo sitio. Evitaba el contacto con otras personas por temor a que el Gremio la encontrara, aun no había conseguido encontrar la manera cumplir sus promesas. Durante los dos primeros años consiguió acercarse lo suficiente a Orochimaru como para matarle, pero finalmente llegó a la conclusión de que aquello no resolvería nada. No tenia pruebas de la traición de Orochimaru y si lo mataba lo único que conseguiría es que el Gremio la odiase aun mas. Primero tendría que demostrar su inocencia y después mataría a al asesino del Maestre Hiruzen. Lo haría por las promesas que les hizo a Ino y al Maestre, pero también quería hacerlo por ella, quería ser libre y dejar de esconderse como una vulgar asesina.

No sabia que iba a hacer una vez cumpliera sus promesas, pero una cosas sí que sabia, ya no quería formar parte del Gremio de Ladrones. Estos cinco años que ha pasado huyendo del Gremio le han servido para darse cuenta de que esa no era la vida que ella quería llevar. Durante estos cinco años había tomado la decisión mas difícil,y probablemente mas importante de su vida: después de cumplir sus promesas dejaría el Gremio de Ladrones para siempre.

-¿En que piensas?-la voz de Naruto interrumpió los pensamientos de Sakura.

-Creía que estabas durmiendo-dijo la chica evitando la pregunta.

-No podía dormir. No dejaba de darle vuelta a una cosas-aclaro el rubio.

-¿A qué?

-Es que me preocupaba que un troll te atacara y no pudieras defenderte-dijo Naruto fingiendo toda la seriedad que fue capaz.

Por un momento Sakura no supo como reaccionar ante aquel comentario, pero cuando el rubio estalló en una carcajada, quiso que la tierra la tragase, por un momento llego a creer las palabras del muchacho rubio.

-¡Te voy a matar!-la amenaza de Sakura perdió toda su credibilidad cuando empezó a reír casi tan fuerte como Naruto.

Siguieron riéndose los dos juntos durante un rato. Definitivamente aquel rubio era un personaje curioso pensaba la chica, nunca nadie se había burlado de ella tan descaradamente, y lo que era peor, ella se lo permitía. Por su parte Naruto solo pensaba en la risa tan bonita que tenia la chica, de echo para él todo en aquella mujer era perfecto, si se lo preguntaran afirmaría, sin ninguna sombra de duda que Sakura no tenia ningún defecto.

-¿Puedo hacerte una pregunta?-dijo Naruto serio de repente

-Sí claro-dijo Sakura-Puedes preguntar lo que quieras, pero eso no significa que yo vaya a contestar-agregó con una sonrisa.

-Touché-dijo el rubio sonriendo también-¿Por qué negaste acordarte de mi?-finalmente decidió arriesgarse a hacer la pregunta.

-No lo negué... en aquel momento no me acordaba de ti-respondió la chica.

-¿Y en que momento te acordaste?

-En el momento que me llamaste Zafiro.-aquella pregunta la contestó también-En aquel momento recordé a un niño rubio en el bosque paralizado por el miedo que me preguntaba mi nombre. Debo decir que me sorprende que hayas sobrevivido tanto tiempo.

-¿Gracias?-Naruto no sabia como debía tomarse ese ultimo comentario.

-Es un halago-aclaró Sakura-No conozco a ninguna persona que haya sobrevivido ni siquiera a un solo ataque de la Hermandad Oscura, en cambio tu has sobrevivido a... ¿Cuantos ataques?

-Veintidós-contestó Naruto, aunque no se sentía para nada orgulloso de aquella hazaña.

-¡¿VEINTIDÓS?!-Sakura estaba mirando a Naruto con los ojos como platos, aquello era impresionante, aquel chico debía ser muy fuerte para haber sobrevivido a tantos ataques.

-Parece ser que tu también has tenido tu propria experiencia con la Hermandad-dedujó el rubio al ver la expresión de sorpresa de la chica.

-Es posible-dijo la Sakura esquiva.

-Una vez el hombre mas sabio que jamas he conocido me dijo que si guardamos las cosas dentro durante mucho tiempo pueden acabar consumiéndote por dentro-dijo Naruto recordando las palabras de su padre, tenia la pequeña esperanza de averiguar mas sobre su amada.

Sakura se puso seria de repente y sus ojos, ahora completamente inexpresivos, se volvieron de un color verde pálido. Ya no sonreía, ya no había expresión alguna en su rostro. Apenas estaba a dos pasos de Naruto, pero él la notaba mas distante que nunca, el abismo había vuelto a aparecer y ahora era mas grande que antes.

-¿Quieres que te cuente una historia?-preguntó la chica con la voz tan fría como un tempano de hielo. Naruto no contestó, quería escuchar lo que fuera que Sakura quería decirle, aunque algo dentro de él le gritaba que no le iba a gustar. La pelirrosa que no espero una respuesta siguió hablando-¿Quieres que te cuente la historia de mi vida?-a esta pregunta Naruto tampoco contestó-Todo empezó cuando tenia tres años, mi familia era pobre, pero feliz. Pero una noche empezó a llover y poco a poco se desató la tormenta mas terrible que yo había visto en mi corta vida. Yo tenia miedo y estaba llorando pero mi madre estaba junto a mi, abrazándome y susurrándome que todo estaría bien, que nada malo iba a pasar. Pero justo en el momento que empecé a sentirme mas segura, cuatro hombres vestidos de negro de los pies a la cabeza entraron en la casa. Supongo que vieron el estado de la casa y pensaron que estaba abandonada. Los cuatro hombres sonrieron al ver a nuestra familia. “Esto va a ser divertido” dijo un de ellos. Es ahí donde empezó mi pesadilla. No te voy a aburrir con los detalles, solo diré que aquellos cuatro hombres obligaron a mi padre a ver como violaban a mi madre y a mi hermana. Las violaron tantas veces que mi hermana creo que ya estaba muerta cuando uno de los hombres le cortó la garganta. Yo me salvé porque era demasiado pequeña, aunque uno de ellos sugirió que seria divertido verme reventar, pero otro de los hombres le dijo que seguramente era tan estrecha que ni siquiera les cabria el miembro dentro de mi... así que en lugar de una violación me gané una puñalada en el estomago.-Sakura hablaba despacio, su voz era fría y sin emociones, decía todo aquello como le hubiese pasado a otra persona. Naruto estaba paralizado, no sabia como reaccionar, no sabia que decir y una lagrima empezó a rodar por su mejilla. Si la chica lo vio no dio muestras de ello y siguió hablando- Cuando la tormenta amainó decidieron que ya se habían divertido bastante así que le cortaron la garganta a mi madre y a mi padre y se marcharon. Por suerte o por desgracia sobreviví. Pase dos años de mi vida mendigando. Si el infierno existe se debe parecer mucho a aquello, la gente pasaba por mi lado sin verme, aunque lo peor era los que si me veían. Si alguien se paraba a mirarme solo podían pasar dos cosas, o me miraban con lastima y seguían sus caminos o me daban una paliza. Era como un juego, algún dios cruel lanzaba una moneda al aire y dependiendo del lado en el que caía me ganaba una cosa o la otra. Supongo que a la edad de cinco años aquella moneda debió caer de canto porque fue a esa edad que conocí al Maestre del Gremio de Ladrones y me propuso unirme al Gremio. Como te estarás imaginando no me lo pensé dos veces. El Maestre se convirtió en un padre para mi, quería que estuviese orgulloso de mi mas que nada en el mundo. Bajo su tutela me convertí en ladrona y soy tan buena en lo que hago que podría robarle el pan a alguien mientras se lo esta comiendo. También destacaba como la mejor espía del Gremio, era capaz de esconderme a plena luz del día sin que nadie me viera.-por un momento Naruto pudo notar el orgullo en la voz de Sakura, aquello lo sacó del trance en el que estaba sumido y decidió interrumpir el relato de la chica, ya había escuchado suficiente.

-Sakura... no tienes porque continuar-dijo con voz quebrada.

-Espera, si aun no he llegado a lo mejor-replicó la chica recuperando el tono frio y distante-Con el tiempo llegue a pensar que por fin la pesadilla había terminado. Que estúpida fui. La pesadilla no hacia mas que empezar. Resulta que un día el Maestre me dijo que fuera con él a una misión. Teníamos que recuperar cierto tesoro que había oculto en una tumba. Pero no era mas que una trampa. El miembro del Gremio que nos acompañaba mató al Maestre por la espalda. Incluso a día de hoy no sé como conseguí salvarme, no entiendo que es lo que me paso, pero el caso es que conseguí escapar de aquella tumba. Cuando regrese con el Gremio de Ladrones ya fue demasiado tarde... aquel traidor se me adelantó y me hecho la culpa de la muerte del Maestre. Desde entonces me escondo como una vulgar asesina, nunca paso mas de una noche en el mismo sitio y desde luego nunca hago nada que pueda llamar la atención del Gremio. Podía haber escapado de Skyrim, empezar una nueva vida donde nadie me conociera e intentar ser feliz. ¿Por qué no lo hago? Porque unas promesas me atan a este infierno particular en el que se ha convertido mi vida.

Naruto ya tenia suficiente. Ya no quería seguir escuchando. Odiaba verla torturándose de esa manera. Se levantó del tronco en el que estaba sentado y se acercó a Sakura, la cogió por la muñeca derecha y la obligó a ponerse de pie, la chica no estaba oponiendo mucha resistencia. Sin previo aviso Naruto abrazó a Sakura. La chica se sorprendió aunque no reaccionó, no devolvió el abrazo, no lloro, no hizo nada... sencillamente se quedó ahí de pie junto al fuego, dejando que rubio la abrazase. Sus ojos volvieron a la normalidad e incluso se permitió derramar una lagrima. Solo dejo escapar una lagrima, reprimió el resto, porque sabia que si empezaba a llorar no podría parar.

-Lo siento-le susurró Naruto al oído-Lo siento-volvió a susurrar-Lo siento...

Lo volvió a repetir una y otra vez. ¿Cuantas veces? Ninguno de los dos lo supo jamas. Finalmente Sakura rompió el abrazo, aunque no se separó de Naruto. Los dos estaba de pie, tan cerca el uno del otro que notaban la respiración del otro. Sakura tenia una mano apoyada en el pecho de Naruto, notaba como el corazón del rubio latía cada vez mas deprisa, casi podía notar los golpes del corazón en la palma de la mano. Naruto tenia una mano apoyada en las caderas de la chica, la tocaba directamente sobre la piel haciendo estremecer a la pelirrosa. Sakura temblaba como un flan, no entendía porque su cuerpo siempre reaccionaba de esa manera cuando el rubio la tocaba.

Una fuerza superior a ellos estaba obligandolos a acercarse cada vez mas, sentían la imperiosa necesidad de besar al otro, ambos tenían la sensación de que un simple beso solucionarían todos su problemas, sentían que si se besaban todo estaría bien. Su labios se acercaban despacio, solo unos pocos centímetros los separaba, pero se acercaban con dolorosa lentitud, como si tuvieran que recorrer el mundo entero. Los dos se miraban a los ojos y por un momento pudieron leer los pensamientos del otro, por un momento supieron, que era exactamente ahí donde querían estar. Por un momento casi se sintieron completos. Casi.

Solo faltaba un centímetro para que sus labios se sellasen en aquel beso que ambos deseaban con una desesperación casi irracional. Pero aquel no era el momento. La tierra tembló y un fuerte rugido ahuyentó el silencio. Tras el temblor ambos quedaron de nuevo separados. Los dos fruncieron el ceño, estaban frustrados por la interrupción pero ambos sabían que criatura había emitido aquel rugido. Se miraron una vez mas y asintieron con la cabeza. Tenían que salir del bosque, y tenían que hacerlo rápido.

Cuando Kakashi salió de la cabaña todo estaba en relativa calma. Naruto y Sakura estaban de pie junto a la hoguera, ambos estaban serios y con la mirada fija en el cielo. No había nada en la actitud de los dos chicos que pudiera revelar lo que había estado a punto de pasar hace poco segundos. Si alguno estaba arrepentido por el beso que habían estado a punto de darse no lo demostraban. Mas bien parecía todo lo contrario, casi se podría decir que estaba en paz con ellos mismos. Casi.

El segundo rugido fue ensordecedor, fue aun mas terrorífico que el anterior. Pero aquel rugido hizo estremecer a Sakura. Volvió a tener la misma sensación que tuvo en el Santuario del Velo de la Nieve. Solo fue durante un segundo, pero por un segundo comprendió aquel rugido. Por un segundo distinguió una palabra. Esa sensación duró tan poco que por un instante pensó que no era mas que su imaginación, pero aquel sentimiento fue tan intenso que no pudo ignorarlo.

“¡Yol!” aquella palabra no paraba de darle vueltas en la cabeza, era la palabra que escucho en el grito del dragón. Al igual que en el Santuario del Velo de la Nieve una parte de su mente parecía despertar de su letargo. Algo dentro de su mente le estaba diciendo el significado de aquella palabra.

-¡FUEGO!-gritó alarmada-¡Tenemos que salir del bosque! ¡YA!

La preocupación de Sakura era palpable. Tanto Naruto como Kakashi la miraron sorprendidos, pero habían comprendido el mensaje, el dragón estaba incendiando el bosque. A pesar de comprender el mensaje de Sakura, no les dio tiempo a reaccionar. El dragón pasó volando justo sobre sus cabezas lanzando un torrente de llamas dirigido hacia el suelo incendiándolo todo a su paso. El bosque se convirtió en el mismísimo infierno. El calor era tan intenso que al respirar quemaba por dentro. Los arboles se quemaban como si de paja se tratase. Ciervos, alces, libres y osos corrían enloquecidos para ponerse a salvo del fuego.

Por un segundo Naruto se había quedado inmóvil. Estaba completamente maravillado por el caos que fue capaz de crear el dragón con su mero aliento. En un solo segundo aquel enorme reptil volador había conseguido poner todo el bosque patas arriba. Curiosamente no sentía miedo. Sin embargo sintió autentico horror al imaginarse a aquel dragón atacando alguna ciudad. Era uno de los supervivientes de Helgen y no quería que nadie mas sufriera el mismo infierno que se vieron obligados a vivir los habitantes de Helgen. Tenia que hacer algo.

-Nos ha visto-anunció Sakura curiosamente calmada, ella tampoco tenia miedo

La voz de Sakura devolvió a Naruto al presente. Justo a tiempo porque el dragón estaba volviendo y cuando estuvo encima de la cabaña se paró. Agitaba sus enormes alas hacia delante y hacia atrás para mantenerse en el aire. Volvió a emitir aquel rugido y de sus fauces salió un torrente de llamas dirigido hacia las tres personas que había junto a la cabaña.

Naruto fue el primer en reaccionar. Levanto las manos hacia las llamas y a escasos centímetros de tocar su piel el fuego se apagaba. Antes de empezar a hacer hechizos de fuego, su maestro del Colegio de Magos le había dicho que primero tenia que aprender a controlar el fuego y el primer paso era apagarlo. Había empezado con una vela y poco a poco fue aumentando la cantidad de fuego que podía apagar, en poco mas de seis meses había sido capaz de apagar cincuenta hogueras con un parpadeo. Pero en aquella ocasión era distinto. El fuego que emitía el dragón era tan intenso como cien hogueras juntas y no paraba de surgir de la nada.

Naruto estaba jadeando por el esfuerzo de contener las llamas que poco a poco le estaban ganando terreno al joven mago y el dragón no mostraba síntomas de querer parar. El siguiente en reaccionar fue Kakashi, que haciendo acopio de todas sus fuerzas lanzó el hacha que usaban para cortar la leña directamente hacia una de las alas del dragón. Sakura también intentó ayudar a Naruto disparando dos flechas en rápida sucesión, dirigidas hacia los ojos de la bestia. El dragón desvió el torrente de llamas hacia las flechas calcinandolas en el acto. Cuando el hacha estuvo a punto de impactarle en una de las alas la bestia movió su largo cuello y la atrapó entre sus fauces.

Ninguno de los ataque consiguió herir al dragón, pero habían logrado su cometido, hacer que dejase de escupir fuego. Conseguido su cometido echaron a correr por el bosque, que estaba completamente envuelto en llamas. Naruto iba delante apagando las llamas que tenían delante para abrir el camino. El dragón les seguía de cerca incendiando el bosque aun mas. Cada vez que tenia la oportunidad Sakura se daba la vuelta y disparaba unas flechas hacia el dragón. No lo hacia con la esperanza de herirle, su intención era entorpecer al dragón el tiempo suficiente como para salir del bosque.

Finalmente lo consiguieron, salieron del bosque. Los tres estaban fatigados por la carrera, pero el dragón no les daba tregua, pasó volando por encimas de sus cabezas escupiendo fuego. Naruto en aquella ocasión también fue capaz de evitar que las llamas les hiciera daño, pero no estaba seguro de poder hacerlo durante mucho mas tiempo.

El dragón aterrizó en la planicie que había frente a ellos, pero para su sorpresa no volvió a escupir fuego.

-Jul Mey Dinok-dijo el dragón con voz gutural.(N/A: Humano estúpido muere.)

Los tres se quedaron estupefactos, ninguno de los tres tuvo ni la mas mínima duda de que el dragón les estaba hablando. Es mas... todos tenían la certeza de que el dragón se dirigía a Naruto. Desde luego la mas impactada fue Sakura. No solo había escuchado las palabras, ella las había entendido. Sabia exactamente que es lo que había dicho el dragón. Había entendido al dragón palabra por palabra. No entendía que es lo que le estaba pasando, no entendía como aquello era posible. Ella jamas había escuchado a nadie hablar en aquel idioma. Entonces ¿como era posible? ¿Como era posible que entendiese aquellas palabras?

-¡Escucha dragón de mierda!-rugió Naruto para nada intimidado-¡No tengo la menor idea de que es lo que estas diciendo, pero déjame decirte una cosa!-bajó la vista un segundo y sonrió, cuando volvió a mirar al dragón tenia una mirada decidida en el rostro y grito aun mas fuerte que antes-¡ACABAS DE JODER EL MOMENTO MAS ESPECIAL DE MI VIDA! ¡TE VOY A MATAR POR ESO!

Kakashi estaba alucinando, no sabia a que es lo que se refería el rubio pero le daba igual. Estaba preocupado. ¿No estaría pensando de verdad en enfrentarse al dragón? ¿Acaso se había vuelto loco? Sakura si que sabia a que se refería Naruto y aunque estaba igual de preocupada que Kakashi no pudo evitar sonrojarse un poco y sonreír.

Todos lo temores de Kakashi se hicieron realidad cuando Naruto salió corriendo como un loco hacia el dragón. Intentó detenerle pero fue imposible, el rubio estaba decidido a enfrentarse al dragón. Blandía su mandoble con la mano derecha mientras que la izquierda la empleaba para impedir que las llamas que le lanzaba el dragón le quemasen. Cuando consiguió acercarse lo suficiente como para asestarle un golpe con la espada el dragón cortó el torrente de llamas y utilizando su ala derecha intentó herir a Naruto. El rubio interrumpió su ataque y se agacho evitando el impacto. Acto seguido la gran bestia alzó el vuelo, frustrando a Naruto.

El rubio clavó su espada en el suelo y empleando ambas manos intentó derribar al dragón a base de bolas de fuego, pero sus esfuerzos eran inútiles. La bestia esquivaba las bolas en el aire y las que impactaban contra sus escamas no parecían afectarle lo mas mínimo. El dragón dio la vuelta en el aire y voló directamente hacia Naruto.

-¡FO KRAH DIIN!-exclamó el dragón cuando estuvo a la altura del rubio.

-¡NARUTO CUIDADO...!-gritó Sakura que también había comprendido aquellas palabras del dragón.

El aviso de Sakura fue en vano, Naruto, que pensó que el dragón volvería a atacarle con fuego, se quedó de pie con las manos en alto, preparado para desviar el ataque. Pero en lugar de fuego, de las enormes fauces del dragón surgió un aliento tan helado como el invierno. El ataque pilló completamente desprevenido a Naruto y encajó el ataque de lleno. Evito ser congelado por el aliento del dragón envolviendo su cuerpo en llamas, pero a pesar de eso su temperatura corporal descendió hasta niveles críticos.

Cuando el frio aliento del dragón entró en contacto con las llamas que cubrían el campo se formó una densa niebla y Sakura y Kakashi perdieron de vista a Naruto. Los dos estaban muy preocupados por el rubio y ambos pensaron que lo habían perdido para siempre. Sin pensárselo dos veces echaron a correr en la dirección en la que pensaron que estaba Naruto pero entre la oscuridad propria de las noches de Skyrim, y la densa niebla que había formado el dragón, no consiguieron encontrar al rubio.

Naruto estaba en medio de la niebla, estaba jadeando y tiritando. El uso continuado de la magia le estaba empezando a pasar factura, pero aun así decidió envolver su cuerpo en llamas una vez mas para entrar en calor. El dragón surgió entre la niebla e intentó atacar a Naruto con los dientes, pero el rubio consiguió evitar aquel ataque tirándose al suelo. El animal volvió a desaparecer y Naruto se puso de pie. Miró a su alrededor pero no conseguía ver nada.

“¡Mierda! Sin visibilidad no tengo ninguna posibilidad.”-pensó frustrado-“Si al menos supiera donde esta... ¡ESO ES!”

Cerró los ojos y se concentró de nuevo. No le quedaban muchas fuerzas para seguir haciendo magia, pero tenia que intentarlo. Intentó un nuevo hechizo, uno muy simple pero útil. Aquel hechizo servia para detectar vida y era un hechizo que funcionaba de forma distinta a los demás. Cuanta mas energía se empleaba en el hechizo, mayor era el alcance, pero el dragón estaba cerca y era enorme, por lo tanto no tuvo que gastar mucha energía. El hechizo no le permitía saber que estaba haciendo el dragón, simplemente le indicaba su posición, pero al menos sabia por donde vendrían los ataques.

Naruto escucho las voces de Kakashi y Sakura gritando su nombre, le hubiese gustado ir con ellos y decirles que estaba bien, pero el dragón estaba volviendo. En lugar de ir con sus amigos cogió su espada y se preparó para el ataque. Nuevamente el dragón intentó hacer pedazos a Naruto con sus mandíbulas, pero el rubio, no solo esquivo el ataque moviéndose hacia la izquierda sino que dando un gran salto se subió al largo cuello de la criatura.

El dragón, que había notado que tenia un tripulante no deseado, empezó a volar de forma caótica. Ascendía y descendía, hacia giros bruscos, volaba boca abajo o giraba sobre si mismo. Intentaba por cualquier medio tirar a Naruto, pero este estaba fuertemente agarrado a una de las espinas de su espalda. Poco a poco y con mucho cuidado para no caerse el rubio fue recortando la distancia que le separaba de la cabeza de la bestia. Al llegar junto a la cabeza agarró uno de los cuernos de la bestia con la mano izquierda y empuñando la espada con la otra mano atacó el único punto que no estaba cubierto de escamas... los ojos del dragón.

Se echó hacia adelante y empleando todas sus fuerzas hundió el mandoble en el ojo derecho de la bestia. El dragón emitió un gran rugido de dolor y se precipitó hacia el suelo. La fuerza del impacto fue tal que la tierra quedó arrasada y Naruto salió despedido varios metros mas adelante. El rubio hizo acopio de todas las fuerzas que le quedaban y se levantó. Al llegar pudo ver que este tenia una de sus alas debajo del cuerpo y que no se movia.

-Lost Aan Zin... Dovahkiin-dijo el dragón al ver a Naruto (N/A: Ha sido un honor... Sangre de Dragón)

-Ya te he dicho... que no entiendo... nada-dijo Naruto jadeando por el dolor y el cansancio.

Con la mano derecha cogió la empuñadura de su espada y terminó de hundirla en el ojo del dragón, que emitió un rugido de dolor. Sacó la espada y volvió a repetir el mismo proceso con el otro ojo del dragón, pero la criatura en esta ocasión no rugió, en lugar de eso comenzó a arder. Naruto estaba sorprendido, el no había lanzado ningún hechizo y no comprendía que estaba pasando. Retrocedió un paso y las llamas que rodeaban al dragón se intensificaron. A medida que eso sucedia una intensa luz anaranjada comenzó a salir del cuerpo de la bestia y empezó a arremolinarse en el aire.

Aquella luz anaranjada atravesó el cuerpo de Naruto. El muchacho sentía como el poder volvía a invadirle, sentía como si todas sus fuerzas volvían de nuevo. Pero había algo mas, era como si parte de los conocimientos del dragón le hubiesen sido transmitidos, era un conocimiento tan antiguo como el propio dragón.

Cuando la luz dejo de brillar, Naruto se sentía de nuevo lleno de energía y pudo comprender un poco lo que había pasado. Por alguna razón él había absorbido todas las fuerzas que le quedaban al dragón y parte de sus conocimientos, supuso que aquello era lo que ocurría cuando una persona mataba a un dragón. Le hubiese gustado saberlo a ciencia cierta, pero nadie había visto, ni mucho menos matado, a un dragón en siglos, así que no le dio mas importancia y se marchó dejando que las llamas consumieran al dragón.

Kakashi y Sakura estaban al borde de un ataque de pánico, no conseguían por ningún medio encontrar a Naruto, y al escuchar aquel ultimo rugido se temieron lo peor. Cuando estuvieron a punto de darse por vencidos vieron la silueta de una persona en la niebla. Vieron que aquella silueta se estaba sujetando el brazo izquierdo y que iba cojeando, y a medida que se iba acercando pudieron ver claramente que se trataba de Naruto. Sakura salió disparada hacia a él y lo abrazo con fuerza, provocando que el rubio se quejase por el dolor. La chica se separó rápidamente de él pidiendo disculpas.

-¡POR EL AMOR DE TALOS!-exclamó Kakashi al llegar junto a Naruto-¿Se puede saber que tienes en la cabeza muchacho? ¿Como se te ocurre salir corriendo de esa forma? ¿Que ha pasado con el dragón? ¿Estas bien?

Naruto comenzó a reír, ver a Kakashi tan alterado le hacia gracia, su maestro siempre había sido un hombre que mantenía la calma hasta en los momento mas críticos, y al verle así no pudo contener la risa.

-Tranquilo Kakashi, estoy bien, un poco herido, pero bien-tranquilizó Naruto-El dragón esta muerto.-añadió después con seriedad.

-Entonces... ¿se acabó?-preguntó Sakura de tal forma que ni Naruto ni Kakashi supieron si estaba sorprendida o decepcionada.

-¿Acabar? No, esto acaba de empezar.-dijo el rubio mas serio todavía-Este dragón no era el mismo que atacó Helgen, lo que me hace pensar que deben haber más.

-¿Que hacemos ahora?-preguntó la ex-miembro del Gremio de Ladrones, sorprendiendo tanto a Naruto como a Kakashi.

-¿Acaso te vas a quedar con nosotros?-pregunto Naruto para asegurarse de que era a eso a lo que se refería la chica.

-Si tú me lo pidieras... sí-confirmó Sakura, dejando atónito a Naruto.

El muchacho rubio sintió en aquel momento la alegría mas grande de su vida. Por un momento pensó en decirle que se quedara, pero en ese momento recordó la historia que le había contado antes del ataque y no pudo hacerlo.

-No Sakura-dijo finalmente-No te puedo pedir que te quedes con nosotros. Tú tienes otro asunto del que ocuparte, tienes promesas que cumplir.

-Lo sé, pero no quiero despedirme-Sakura no se refería solo a Naruto, sino también a Kakashi, desde que el Gremio le había dado la espalda, no había vuelto a sentirse tan aceptada por nadie y no quería perder aquel sentimiento.

-En ese caso no lo hagas-dijo Naruto con una sonrisa-Ve, cumple las promesas que has hecho y después volveremos a encontrarnos.

Sakura sonrió también y pensó que aquel chico era el más extraño que había conocido en toda su vida, pero no pudo negar que tenia razón. Iría a cumplir sus promesas, y cuando estuviera en paz consigo misma y con el Gremio de Ladrones podría volver con ellos. Sakura se llevó las manos al cuello y se quito el collar que llevaba colgado. Lo miró durante un momento y se lo puso a Naruto en la palma de la mano.

-No es un regalo, es un préstamo-aclaró la chica-Este colgante perteneció a mi madre y es lo único valioso que tengo. Conservarlo bien y cuando nos volvamos a ver me lo devolverás. Este es el trato. ¿Aceptas los términos?

-Sí, los acepto-confirmó el rubio con seriedad.

-Muy bien. Entonces supongo que esto no es un “adiós” sino un “hasta la próxima”-dijo la pelirrosa.

-Hasta la próxima-se despidió Naruto con una sonrisa.

-Hasta la próxima-se despidió Sakura a su vez, sonriendo también.

La ex-miembro del Gremio de Ladrones comenzó a andar, alejándose de Naruto y de Kakashi, pero de repente se paró y se dio la vuelta.

“A la mierda...”-pensó la chica.

Recorrió de nuevo la distancia que le separaba de Naruto y cuando estuvo a su altura, sin decir ni una sola palabra, tomó el rostro del chico con las manos y sin previo aviso, lo besó. Naruto tardó un segundo en reaccionar, pero finalmente correspondió el beso apoyando las manos en las caderas de la chica. Si existe un adjetivo para describir aquel beso, sin duda ese adjetivo seria: apasionado. Cada uno devoraba con ansia la boca del otro mientras sus lenguas llevaban a cabo una encarnizada lucha húmeda.

Cuando los dos se separaron Naruto siguió con los ojos cerrados y suspiró liberando el aire contenido durante el beso. Sakura sonrió y se fue sin decir nada. Cuando estaba segura de que ya estaba lo suficientemente lejos y que nadie podía verla, se llevó los dedos a los labios y sonrió. Antes de darse la vuelta y besar a Naruto recordó algo que le había dicho Ino hace muchísimo tiempo. En aquella ocasión Ino le había contado que una mujer podía saber si un hombre estaba realmente enamorado de ella con un simple beso. Y una de las razones por las que beso a aquel chico fue para comprobar si realmente estaba enamorado de ella. No lo había averiguado. No sabía que era lo que sentía Naruto realmente, pero el beso le sirvió para darse cuenta de lo que ella quería. Ahora sabia que quería volver a ver a aquel chico. No podía asegurar que estuviese enamorada de él, pero no podía negar que sentía cierta atracción por ese muchacho.

Seguia pensando en el beso y en todo lo que sintió cuando notó las garras del dragón rodeando su cuerpo y elevándola por el aire. Intentó forcejear para liberarse, pero era inútil, la bestia la tenia bien sujeta, así que se dejo llevar.

Naruto estaba en el mismo sitio que cuando Sakura le besó. Kakashi se acercó hasta donde estaba el muchacho y le posó una mano en el hombro, iba a decir algo, pero una voz grave le interrumpió. Aquella voz provenía de algún lugar muy lejano, sin embargo fue tan fuerte el grito de aquella voz que se debió escuchar en todos los rincones de Skyrim. Aquel grito solo fue una palabra, una palabra en el mismo idioma en el que había el dragón:

-¡DOVAHKIIN!