Mi maldición [+18] (21/11/13) (Cap 59) [Final de la última temporada]

Cap 30: ¡Mataré a Ino!

El silencio reinó por unos instantes hasta que una explosión lo rompió.

Había golpeado la pared de tal manera que no pudo quedarse de pie.

-¿¡QUE HAS DICHO!?-dije muy enfada con los ojos bajo el flequillo.

-¿¡Eh!?-respondió nerviosa.- ¿¡Yo!? ¡¡Yo no he dicho nada!!

-¿¡ME ESTÁS LLAMANDO MENTIROSA!?

-¡No, no! Esto... ¡Ha sido Hinata la que lo ha dicho!-dijo pasándole el marrón a la otra.

Al oír eso Hinata me miró mientras negaba con la cabeza completamente aterrorizada.

-¿¡CREES QUE SOY IMBÉCIL!?

-¡Por supuesto que no! ¡Eres muy lista!

-¿¡NO ME ESTARÁS DANDO LA RAZÓN COMO A LOS TONTOS, VERDAD!?

-¡No! ¡En ese caso debería dársela a Naruto! ¿No crees?

Su comentario fue muy gracioso, tanto que consiguió hacer que olvidará mi enfado, de momento.

-Sí.-respondí más tranquila.

Ino suspiró aliviada.

-¿¡Cómo que darme la razón a mí!?-gritó Naruto.- ¿¡Estás insinuando que soy tonto!?

-¡¡No lo insinúo!! ¡¡Te lo digo directamente!! ¡¡Eres tonto!!

-¡¡Y tu una histérica!!

-¡¡YO NO SOY NINGUNA HISTÉRICA!!

-¡¡Lo eres!!

Mientras ellos discutían Hinata se me acercó sin que la vieran.

-Te vas a arrepentir de haberme engañado.

-Ha sido tu culpa, si no fueras tan imbécil te habrías dado cuenta de que estaba mintiendo.

La furia de su mirada aumentaba.

-¡No te acerques a mi Naruto-kun!

-A mí no me amenaces vaca lechera.

-Te voy a...

Akamaru salió de la nada lanzándose encima mío, no lo vi venir y caí hacia atrás con el encima.

Comenzó a lamerme la cara mientras movía la cola, estaba feliz.

-Yo también me alegro de verte Akamaru.

Vi a Kiba correr hacia aquí.

-¡Lo siento!-dijo cogiendo aire, una vez llegado a su destino.- De repente Akamaru ha comenzado a correr y no lo he podido detener.

-¿Ha empezado a correr así sin más?-preguntó Ino dejando de lado su discusión con Naruto.

-Al parecer ha visto a Sakura y se ha dirigido a ella.

Todo el mundo posó su vista sobre mí.

-Akamaru...-el perro me miró.- ¿Puedes bajarte?

-No te va a hacer caso...-dijo Kiba suspirando.

Akamaru ladró y se bajó de un salto dejando impresionado a su dueño.

Naruto se acercó a mí y me tendió la mano para ayudarme.

-Puedo levantarme yo sola.

-Nunca viene mal un poco de ayuda.

-No la necesito.

-¿Sabes que es de mala educación no aceptar la ayuda que te brindan?

-No me importa.

-Vamos a hacerlo así, si no quieres levantarte con mi ayuda te levantaré yo cogiéndote de la cintura, ¿Que eliges?

-No serás capaz...

-¿Tu qué crees?

Observé sus ojos y supe que decía la verdad, así que, resignada, acepté su ayuda, estreché mi mano con la suya y este la apretó con fuerza, tiró de mí y acabamos a unos pocos centímetros.

Él estaba bastante sonrojado y yo un poco molesta.

Hinata me estaba fulminando con la vista.

-¿Queréis que os dejemos solos tortolitos?-dijo Kiba.

Nos miramos y después nos separamos, Naruto soltó mi mano rápidamente y fue hacia Kiba.

-¿¡A que ha venido eso!?

-¡¡Era una broma!! ¡No hace falta que te pongas así!

-Ya empiezan de nuevo...-dijo Ino suspirando resignada.

-Ya los conoces...-dijo Hinata mirando a Naruto.

-Se te cae la baba.-le dije a la chica que observaba al rubio.

Se sonrojó de golpe y miró hacia el suelo, maldiciendo cosas ininteligibles.

Ino estalló en carcajadas, y nosotras la miramos extrañas.

-¿Qué pasa?-pregunté.

-Nada, nada...-dijo sin parar de reír.

De repente sentía algo peludo rozar mi pierna y al bajar la vista vi a Akamaru restregándose contra mi muslo.

-¿Te diviertes?-dije arrodillándome para quedar a la par.

El perro ladró y se restregó contra mi cara.

-¡Para! ¡Tu pelo me hace cosquillas!-dije riendo.

Volvió a ladrar y yo lo abracé.

-Eres un perro muy adorable, ¿Lo sabías?

Akamaru movió la cola de un lado a otro en señal de respuesta.

-¿Hablando con el perro?-dijo Ino agachándose.- ¿Ya te responde algo?

-Sí...-dije irónicamente.- Gracias a él he aprendido a hablar chino.

-¡Entonces yo también le voy a pedir que me enseñe!-dijo riéndose.

Ya es la segunda vez que se ríe conmigo.

-¿Otra vez están discutiendo?

Levantamos la vista y vimos a Shikamaru mirando a Kiba y Naruto discutir.

-¿De qué te sorprendes? ¡Si siempre están igual!-dijo Ino acercándose a él.

Yo no tengo nada que hacer aquí así que puse rumbo al edificio hokage, Akamaru me siguió.

-¡Sakura! ¿Vas a secuestrar a mi perro?-dijo Kiba gracioso.

-¿Si pido rescate cuanto estarías dispuesto a pagar?

-Depende.

Me sonrió y yo seguí mi camino.

-Tranquilo yo te lo cuido.-le dije antes de entrar.

-¡Confío que así sea!-me gritó desde lejos.

Una vez dentro le pregunté a Akamaru donde quedaba el despacho hokage y este me guió hasta él.

Lo sé, es patético que un perro sepa el camino y yo no, pero bueno, no me importa.

Llegué sin ningún contratiempo hasta el despacho hokage, pero al tocar la puerta no respondió nadie.

-¿Tsunade?-dije abriendo la puerta lentamente.

Al entrar me di cuenta de que no había nadie.

-¿Tsunade?-pregunté nuevamente.- ¿Estás ahí?

El silencio era la única respuesta.

-¿Dónde estará?-pregunté a Akamaru, como si estuviera esperando que el perro me respondiera.- Quizás no pueda ni levantarse por la resaca, ¿Tu qué crees?

Ladró para contestarme y yo le sonreí.

-Será mejor que la esperemos.-dije cerrando la puerta.

Me acerqué a la ventana y vi que Kiba y Naruto aun seguían discutiendo, Shikamaru suspiraba e Ino hablaba con Hinata, y no creo que sea una conversación agradable por la cara que tienen.

Akamaru se levantó para llamar mi atención, si ya es grande por si solo cuando se levanta tiene mi altura.

-¿Quieres asomarte?

Empezó a jugar con la cola y me supuse que eso era un sí.

Abrí las ventanas y me asomé por ellas, Akamaru, levantado se asomó por la otra, al lado mío.

-¡¡Tus bromas no tienen gracia!!-gritó Naruto.

-¿¡Y las tuyas sí!?-se defendió Kiba.

¿Aun siguen con eso?

Que infantiles...

El perro ladró y se ganó la atención de todos, y yo me gané una sonrisa por parte de Naruto.

Al ver eso, dirigí mi mirada a otro sitio.

No quiero ver más sus sonrisas.

Porque... No sé porque, pero no quiero.

-¿Sakura qué hacéis ahí?-me preguntó Kiba.

Alcé una ceja.

¿Qué hacemos en el despacho de la hokage?

Yo no le veo muchas opciones.

-Estamos esperando a la nave alienígena.

-Muy graciosa, me refería a el porqué estáis ahí asomados.

-Tsunade no está.

-¿No?-preguntó Naruto.

Otro imbécil.

-Sí, en realidad sí está, pero yo digo que no, porque me apetece.-dije con una clarísima ironía.

El rubio frunció el ceño.

-Estás más gruñona que de costumbre.

-Y tú estás más gallina que de costumbre.

-¿¡Que has dicho!?-dijo con la vena palpitante.

-¡¡Gallina!!

-La voy a matar...-susurró.

-Me gustaría verlo.

-¡Parecéis un matrimonio!-gritó Ino de repente.

Hubo un enorme silencio hasta que...

-¡¡NO TE MUEVAS DE AHÍ QUE VOY A BAJAR A ARRANCARTE LA CABEZA!!-grité.

-¡No, no te molestes!-dijo muy asustada.- ¡Si me voy ya!

Iba a bajar pero lo más seguro es que acabara perdida así que pensándolo mejor me quedo aquí.

-No te preocupes no voy a bajar.

El rostro de Ino se iluminó.

-¿Y eso porque?

-Me da pereza.

-¡Que vaga!-dijo Naruto sonriente.

-¡Que imbécil!

Su vena volvió a hincharse, pero no dijo nada más.

Y algo en mi interior me decía que eso no era una buena señal.

Así que decidí ignorarlo.

Shikamaru empezó a hablar con Kiba, mientras que Ino e Hinata retomaron la discusión.

En cambio, Naruto no paraba de mirarme.

Nuestras miradas se cruzaron y me perdí en sus ojos.

Estuvimos así bastante tiempo hasta que Akamaru ladró y me sobresalté un poco.

-¿Que pasa bonito?-dije acariciándole.

El perro parecía feliz, al menos le caigo bien a alguien.

Observé a Naruto de reojo y parecía enfadado, ¿Ahora qué le pasa?

Es como un niño pequeño...

Suspiré y miré al horizonte.

Solo llevo aquí un día y ya me estoy agobiando.

De repente la puerta se abrió de golpe, me di la vuelta asustada y pude ver a una Tsunade muy enfadada.

Cerré todas las ventanas y nos separamos del escritorio.

Cuando se sentó nos pusimos enfrente de ella.

Lo mejor es no llevarle la contraria.

Pasaban los minutos y el silencio reinaba por doquier.

-Esto... Tsunade... ¿Ocurre algo malo? ¿Estás bien?

-No, no pasa nada, no te preocupes...-dijo con una sonrisa fingida.

-¿Estás segura? Yo me ofrezco a ayudarte en todo lo que pueda.

-No es nada, es que se me acumula el trabajo y para colmo he tenido una reunión con Danzo y ha conseguido sacarme de mis casillas.

-¿Que tienes que hacer?

-Tengo un montón de papeleo y varias operaciones que requieren mi presencia.

-¿Que hay que hacer en el papeleo?

-Ordenarlos y archivarlos.

-No parece muy difícil, si quieres puedo hacer eso mientras tu operas en el hospital.

Sus ojos se iluminaron.

-¿¡En serio harías eso por mí!?

-Sí, claro.-respondí con una sonrisa nerviosa, menudos cambios de humor...

Tsunade llamó a una tal Shizune.

Segundos más tarde apareció la misma chica morena de ayer.

-¿Llamaba Lady Tsunade?

-Sí, Shizune te presento a Sakura.

-Hola Sakura.

-Hola.

-Ella va a ayudarte con el papeleo.

-¡Pero Lady Tsunade, ese es su trabajo!

-Shizune yo tengo que operar, ¡Así que me voy!

Hay algo que no me cuadra.

-¿No tiene que operar, verdad?

-Sí, tiene una operación...

-A mí me ha dicho que tenía varias.

O sea, que me ha mentido.

-Perdónala, es que cuando discute con Danzo necesita ahogar sus enfados en alcohol para no pagarlo con nadie...-dijo suspirando.

Al menos no intenta desahogarse con el primero que pilla...

¡Muy bien! ¡Vamos a trabajar!

-¿Comenzamos?

-Claro, ven por aquí.

Me llevó hasta una sala en la que solo se podían ver torres y torres de papeles.

-¿Hay que archivar todo eso?-pregunté incrédula.

-¡No, todo no! Pero podemos adelantar trabajo.

-Está bien, vamos allá.-dije intentado dar ánimos.

-Si me pierdo entre todo este desorden, por favor ayúdame.

-Descuida, lo haré.

Shizune me sonrió y comenzó a revisar los papeles.

-¿Dónde están las carpetas para archivarlos?-preguntó Shizune de repente.

-¡Mira! ¡Hay ahí una!-dije señalando a la cima de la montaña de hojas.

Esto va a ser más difícil de lo que me esperaba.

Por suerte Akamaru saltó y la cogió a vuelo sin tirar nada, ¡Adoro a este perro!

-¡Gracias Akamaru!-dije abrazándolo.

-¿De qué año es esa carpeta?

-Aquí pone, 1967...

-Entonces en ese archivo van los de ese año y encima son de los más antiguos... ¡No sé por dónde empezar!

-¿Y si probamos a buscar todas las carpetas? Así podemos ir archivando lo primero que pillemos, en vez de buscar fecha por fecha.

-Es una buena idea pero... Es imposible encontrar nada aquí.

Observé al perro.

-Quizás no...

Me agaché hasta quedar a la par que Akamaru.

-Akamaru... ¿Puedes ayudarnos?-el perro ladró, así que lo tomaré como un sí.- ¿Puedes buscarnos más carpetas como estas?

Le di a oler la única carpeta que teníamos en nuestro poder.

Akamaru la miró un rato, la olisqueó y salió disparado a la montaña de papeles.

-¿Crees que funcionará?-me pregunto ella.

-Estoy segura.

Al de unos segundos Akamaru salía con una carpeta en la boca.

-¡Lo ha logrado!

-¡Ven aquí bonito!-dije estirando mis brazos para abrazarlo.- ¿Que haríamos sin ti?

Lo abracé y me entregó la carpeta.

-¿Puedes buscar todas las que hayan por aquí?

Y así empezamos el trabajo, mientras Akamaru buscaba, nosotras lo archivábamos todo.

-¡Tengo una de este año!-grité para que me oyera bien, seguro que todos esos papeles impedían al oído humano poder hacer su trabajo.

-¡Tengo esa carpeta!

-¡Toma!

Minutos después.

-¡Bien hecho Akamaru!

-¿De qué año es?

-Del...-la observé bien.- 1800.

-¡Tengo los documentos por aquí!-dijo emocionada.

Seguimos así durante una hora o más y la montaña de papeles fue desapareciendo considerablemente.

-¡Tengo de el año pasado!-informó Shizune.

-¡Yo tengo esa carpeta!

Pasaron los minutos hasta que un ambu ingresó en la sala.

-Shizune, requieren su presencia en el hospital.

-¿Es urgente?

-Sí.

-Ahora voy.

-Me retiro.

Hizo una leve reverencia y desapareció de ahí.

-Me tengo que ir.

-Vete tranquila yo me quedaré aquí.

-¿Seguro? Es demasiado para una persona, ¿Vas a poder tu sola?

-¡Claro! Además no estoy sola, tengo a Akamaru.

El perro salió de entre los papeles y ladró para apoyarme.

-Está bien, ten cuidado.

-Igualmente.

Salió corriendo de ahí cerrando la puerta tras de sí.

-Estamos solos...

Akamaru salió con otra carpeta en la boca y yo proseguí con mi trabajo.

Las torres de hojas disminuían drásticamente, justo cuando estaba agachada cogiendo algo la puerta se abrió.

-¿¡Sakura!?

Esa voz es de Naruto...

Lo observé y lo vi completamente rojo, entonces el resorte de mi cerebro se activó y me di cuenta de que en la postura que estaba invitaba a verme todo el trasero.

Me enderecé como si la vida me fuera en ello y comencé a buscar algo para tirarle mientras me tapaba la parte de atrás con una carpeta, pero para mi mala suerte no había nada.

¡Pues le hago trizas a puñetazos!

Creo que Naruto descubrió mis intenciones.

-¡Espera, Sakura! ¡Yo no sabía que estabas aquí! ¡Perdona!

-¡¡ERES UN PERVERTIDO!!

-¡Espera por favor!

Me acerqué a él y este salió de la habitación.

Intenté abrir la puerta pero me fue imposible, aun no había recuperado toda mi fuerza y seguramente Naruto habría creado infinidades de copias para evitar el contacto con mi puñetazo.

-¡NARUTO! ¡ENTRA AQUÍ PARA QUE PUEDA DESTROZARTE!

-¡No! ¡Aquí estoy bien!

-¡NARUTO! ¡NO ME OBLIGUES A SALIR AHÍ!

-¡No te estoy obligando! ¡Es más... Te invito a quedarte ahí dentro, se te veía muy cómoda!

Me sonrojé bastante, producto de la furia.

-¡CLARO! ¿¡Y TU HAS APROVECHADO PARA VERME MÁS DE LA CUENTA, NO!?

-¡No, no, no! ¡Por supuesto que no!

Decidí dejar la discusión para otro momento y seguir con mi trabajo, ya le pillaré.

Casi no quedaban papeles en la habitación.

Nunca pensé que la vería así de limpia, y todo gracias a Akamaru.

Minutos más tarde habíamos acabado.

-Ahora toca guardarlas en el archivador, ¿No crees?-le pregunté al perro y este respondió con un ladrido.

Las guardé rápidamente, Akamaru me las pasaba y yo las archivaba ordenándolas por fecha.

¡A eso le llamo yo trabajo en equipo!

¡Por fin acabamos!

-¿Tienes hambre?

El perro asintió.

-Entonces está decidido, vámonos.

Iba a abrir cuando escuché voces así que, sin poder evitarlo, pegué la oreja a la puerta, y Akamaru me imitó.

Somos dos cotillas.

-¡Naruto! ¿Por qué estás ahí parado?-preguntó Ino.

¿¡Aun sigue ahí!?

-¡Estoy impidiendo que Sakura salga de aquí!

-¿¡La has encerrado ahí!?

-¡¡No!!

-¿¡Entonces que haces!?

Naruto le explicó toda la situación incómoda que ocurrió hace unos momentos.

Hubo una gran silencio hasta que...

-¿¡QUEEEEEE!? ¿¡CÓMO SE TE OCURRE HACERLE ESO!? ¡¡SAKURA TIENE RAZÓN!! ¡¡ERES UN PERVERTIDO!!

Ahí, ahí, di que sí.

Un momento... ¿¡Que hago yo apoyándola!?

¡Se supone que la tengo que alejar de mi!

Ya me encargaré de eso más tarde...

Cuando me recupere del todo. Aun estoy muy débil por culpa de esa visión...

De momento no hay peligro pero es mejor no forjar demasiados vínculos.

-¡Fue sin querer! ¡No sabía que estaba ahí!

-¿¡No te quedarías mirándola un rato, verdad!?

-¿¡Eh!? ¡¡Por supuesto que no!!

-No sé yo si creerte...

-¡Es verdad!

-No pensarás mantenerla encerrada durante toda la vida, ¿No?

-No, claro que no.

-Entonces abre la puerta.

-¿Y si sigue enfadada?

-Da la cara hombre, ¿O prefieres darle motivos para que te llame gallina?

-¡Prefiero que me insulté a que me pegué!

-¡Se un hombre!

-¿Tú no has visto su fuerza, verdad?

-Verla... No. Pero si he oído hablar de ella.

-Pues yo la he visto y... ¡Es bestial! ¡Si me acierta uno de sus puñetazos estoy muerto!

Mi furia crecía y creía.

Soy una bestia a la que le gusta enseñar el culo, según él.

¡¡LO VOY A DESTROZAR!!

-¡¡Naruto!!-grité con todas mis fuerzas.- ¡¡Quítate de ahí!!

-¿¡Lo ves!?-dijo asustado.- ¡¡Está muy enfadada!!

-¿¡Y qué esperabas!? ¿¡Crees que nos gusta que nos miren el trasero!?

-¡Naruto! ¡Es la última oportunidad que te doy!-grité nuevamente.- ¡¡Quítate de ahí porque voy a tirar la puerta abajo!!

-¡Si haces eso Tsunade te castigará!

-¡No me importa!

-¿¡No las has oído!? ¡¡Quita de ahí!!-gritó Ino.

-¡Sakura espera! ¡por favor déjame explicarte! ¡Esta mañana ha pasado lo mismo no querrás tener que pedirme perdón otra vez!

Me detuve al instante, no había pensado en eso...

En esa ocasión él tenía razón y yo le he destrozado la mesa...

Y encima lo que me ha costado pedirle perdón... Como para repetirlo...

Suspiré.

Me fastidia admitirlo pero el rubio tiene razón...

-¿Que ha pasado esta mañana?-la voz de Ino interrumpió mis pensamientos.

-¡Nada!-respondimos a la vez a pesar de estar en lugares separados.

Cap 31: ¿Invitarme a comer?

Decidí ignorarlo y seguir con mi trabajo, mientras él discutía con Ino yo ya estaba acabando todo y gracias a Akamaru.

Los gritos cesaron y no se oía nada.

¿Se habrán ido?

Me acerqué a la puerta y giré el pomo lentamente, la abrí un poco y observé el pasillo.

No había nadie...

¡Por fin!

Ya puedo seguir tranquila.

Cerré la puerta y acabé el trabajo.

-Bien ahora toca guardarlas en el escritorio.

Akamaru ladró y guardamos las carpetas, él me las pasaba y yo las ordenaba por fechas.

Y así fue como la montaña de papeles desapareció.

Un problema menos...

De repente mis tripas se hicieron escuchar.

-Tengo hambre...-dije en voz baja.

El perro se restregó contra mis piernas, al verlo me agaché para acariciarlo.

-¿Tu también tendrás hambre, no?-asintió, acción que me causó mucha gracia.- ¡Pues vamos a comer algo!

Le brillaron los ojos al oír eso.

Salimos del edificio, gracias a él.

He de admitirlo...

No tengo sentido de la orientación...

Íbamos caminando por la calle y la gente no me quitaba el ojo de encima, seguramente era porque aun estaba con la chaqueta de Naruto.

Un momento...

Ahora que lo pienso... No tengo dinero...

Por no tener no tengo ni casa...

Tengo que hablar con Tsunade.

De repente oí un ladrido y vi a Akamaru salir corriendo.

-¡Akamaru! ¿A dónde vas?

Le perseguí para que no se perdiera, le dije a Kiba que le cuidaría.

Al de unos metros pude comprobar que su duelo hablaba tranquilamente con alguien, así que ya me di cuenta...

Va hacia él... Y lo va a aplastar...

Akamaru se abalanzó encima de Kiba y este cayó al suelo con su perro encima, este comenzó a lamerle toda la cara.

Me acerqué más tranquila y me di cuenta que estaba hablando con Naruto.

Si algún día encuentro al que escribe mi destino más le vale que tenga seguro de vida porque le voy a...

¿¡PERO POR QUÉ A MÍ!?

¿¡QUE PASA!? ¿¡QUE NO TENGO SUFICIENTE CON UNA MALDICIÓN!?

¿¡TAMBIÉN TENÍA QUE PASARME ESTO!?

¿¡POR QUÉ A MÍ!?

-Yo también me alegro de verte Akamaru.-consiguió quitárselo de encima y levantarse.- ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Sakura?

Observé mejor y me di cuenta de que no solo estaba Naruto, había más gente.

Ino me vio a lo lejos y no dijo nada.

-¿Por qué crees que se ha ido sin Sakura?-preguntó la rubia sabiendo que ya estaba llegando.

-Lo más seguro es que se haya escapado de su mal genio.-respondió Naruto sonriente.

Me paré al instante.

¿Qué es lo que ha dicho?

¿¡Mal genio!?

Es verdad, pero me molestaba que él lo dijera

Me molestaba todo en él.

Pero a la vez, me brindaba un bienestar interior que...

¡No!

Me molesta todo en él y punto.

No hay más.

Ya estaba muy cerca así que aceleré un poco los pasos y antes de que pudiera darse cuenta le tenía cogido de la camisa.

-¿¡A QUIEN LE DICES QUE TIENE MAL GENIO GALLINA PERVERTIDA!?

La cara que puso Naruto es imposible de definir.

Una mezcla de sorpresa y terror en una sola.

Sorpresa, me supongo, que ha sido porque no se esperaba que estuviera ahí y terror por la mirada que le estaba lanzando.

Consiguió soltarse fácilmente ya que estaba algo débil todavía, y se alejó bastante asustado.

-¿¡Que... Que haces aquí!?

-Venía a cortarte los huevos.-dije sonriendo con malicia.

Naruto palideció.

-¿¡Queee!?-estaba con los nervios a flor de piel.- ¡Espera, espera! ¡Es mejor hablarlo!

No me pude contener la risa ante su cara de miedo.

-¿Ves? Tengo razón, eres un gallina.-dije sin parar de reír.

La vena de Naruto se hizo presente en su frente y algunos, por no decir todos, retrocedieron un paso por si acaso.

-¿Lo has hecho aposta?-me preguntó bastante molesto.

-¿Lo has adivinado tu solito?

La tonalidad de su cara fue pasando a un rojo superior, producto del enfado.

-Así es.

-Que milagro.-dije indiferentemente.

La vena le comenzó a palpitar.

Esto no es bueno...

Supongo que ya me he vengado por lo que ha dicho.

Mejor me paro...

Presiento que algo malo me va a suceder.

Se acercó un paso a mí y yo ni siquiera me inmuté, seguía en la misma postura con mi sonrisa triunfante dibujada en mi rostro.

-¿Tan tonto me crees?

Demasiado fácil.

Si está tentándome lo va a conseguir.

-¿Tengo que responderte a eso?

-Sí.-ordenó.

-A mí nadie me da órdenes, pervertido.

Apretó el puño de ira, lo más seguro para controlarse y no matarme ahí mismo.

Bien, hora de irse.

Ya me he divertido suficiente.

Los demás nos miraban sin pestañear, atentos a cada movimiento que hacíamos.

Me di la vuelta dispuesta a irme pero...

-¿A dónde vas?-dijo más que molesto.- Estamos hablando.

-Ya no.-respondí sin darme la vuelta.

Puse rumbo hacía otro sitio, sin embargo...

-Yo no he acabado de hablar.

Que pesado es...

-Pues díselo a otro.

-Sakura, ven aquí.-su voz sonaba clara y firme.

¿Perdona?

¿Me estaba dando órdenes?

-Ya te he dicho que a mí nadie me manda.

-Que maleducada eres.

-Igualmente.

-No me compares contigo, al lado tuyo yo soy un angelito.

-Un angelito pervertido.-dije sonriente, aun sin darme la vuelta.

No vi su reacción así que seguí mi camino, cuando nuevamente...

-Ven aquí.

Suspiré, madre mía, que plasta...

-No.

-Ven.

-Vete a la mierda.

Dicho esto me fue de ahí.

No pienso aguantarlo más.

Aunque he de admitir que quien le ha provocado he sido yo... Pero solo ha sido para devolverle lo que me ha dicho, lo que de verdad me ha molestado ha sido que me dé ordenes.

Siempre me has estado ordenando cosas.

Que saliera de una villa porque era un monstruo...

Que no me acercará a este...

Y muchas más...

Por eso me he enfadado tanto.

Aun así me he divertido, metiéndome con él.

Es tan ingenuo y encima siempre me responde.

Así es más divertido.

A lo lejos vi a una señora que parecía tener problemas para encontrar algo, lo sé porque la cara que ponía era la que llevaba yo siempre cuando andaba por ahí.

Debería pasar de largo pero yo misma me lo impedí.

No podía hacer eso.

Encima tenía que aprovechar que estaba bastante débil.

Me acerqué a la señora y me miró extrañada.

Básicamente porque solo llevaba una chaqueta.

-¿Puedo ayudarla en algo?

-Pues la verdad es que sí.-dijo saliendo de su asombro.- Tengo que irme cuanto antes pero antes me gustaría darle algo a un amigo.

Mi sonrisa se hizo ver al oír que se iba a ir.

Perfecto.

Así la maldición no le hará nada.

Me alegro por esta señora.

-¿Quien es su amigo?

-Se llama Teuchi, trabaja aquí en esta villa, en un restaurante llamado Ichiraku Ramen.

Me mordí el labio inferior.

¿Restaurante?

¡Con el hambre que tengo!

-¿Quiere que se lo de yo?

-¿Harías eso por mí?

-Claro.-le respondí sonriente.

-¡Muchas gracias!-me entregó un pequeño paquete, envuelto para regalo.

La señora me hizo una reverencia y se fue.

-¡Espere! ¿Cómo se llama? ¡Le tendré que decir quién se lo envía?

-No hace falta, él lo sabrá.

Y dicho esto despareció en el horizonte.

Que mujer más extraña.

Bueno, iré a buscar ese restaurante.

¿Cómo ha dicho que se llama?

¿Ichiraku Ramen?

Sí, creo que sí.

Espero que tenga un letrero bien grande y luminoso, sino no lo voy a encontrar nunca.

Empecé a buscarlo y lo encontré al de media hora.

No estaría mal pedirle a Tsunade un mapa para Konoha también.

Y para el mundo entero.

Suspiré.

Que mas da...

Ya lo he encontrado.

Entré apartando una especie de cortina que colgaba de la entrada.

En vez de poner una puerta ponen esto...

Muy lógico.

Al entrar me gané las miradas de todos excepto de una persona que no paraba de comer, lo sé porque se le oía masticar.

Y el ruido venía del interior de unas torres de tazones que habían en la mesa.

¿¡Pero cuanto come este cerdo!?

Todo el mundo me miraba sin excepción alguna, muchos chicos ya se habían sonrojado.

No le di importancia y me acerqué a la barra, donde estaba un hombre que parecía mayor, pelo gris y ojos... No sé, porque los tenía cerrados.

-¿Teuchi?-pregunté sin mucha gana.

No puedo ser amable, tarde o temprano, me recuperaré y la maldición también.

-Sí, soy yo. ¿En qué puedo ayudarle señorita?

-Una señora le envía esto.

Su sonrisa se amplió y la pregunta que atacó mi mente fue... ¿Cómo lo ha visto con los ojos cerrados?

¿Tendrá súper poderes?

¿Cómo los que le proporciona la vena de Naruto?

¿Y yo por qué he pensado eso?

Creo que estoy atenta por si decide pasar al ataque.

Por la cara que tenía antes de darme la vuelta no creo que me la deje pasar tan fácil.

Me la devolverá.

La pregunta es... ¿Cómo?

El hombre cogió el paquete y yo volví a la tierra.

Tengo que dejar de perderme en mis pensamientos.

Me aleje de allí cuando oí una voz dándome las gracias, me di la vuelta para decirle que no había sido nada y al retomar mi camino me vi obligada a parar por un brazo, que estaba apoyado en la pared, cortándome el paso.

-Vaya, vaya, ¿A quién tenemos aquí?

No puede ser...

Estoy empezando a cogerle asco a mi vida... Más que antes, y eso es decir mucho.

Levanté mi vista y ahí estaba...

Con esos enormes ojos azules, que trataban de mirar en mi interior, clavados en los míos y esa sonrisa de superioridad que tanto detesto.

-O apartas el brazo o te lo arranco de cuajo.-dije volviendo la vista a donde estaba hace unos segundos.

-Ten cuidado con lo que dices.

-Apártate.

-No quiero.

-Pues te aparto yo.

-¿Segura? Yo creo que no.

-Pues yo creo que sí.

-Inténtalo.

Antes de que pudiera hacer nada, el se puso enfrente mío y me encerró entre su cuerpo y la pared poniendo su mano justo encima de mi hombro, apoyado en la pared.

Su olor me llegó de repente, y por poco sonrío.

Menos mal que me controlé.

-Quítate de ahí.

-Tú no me mandas.-dijo utilizando el mismo tono de voz que yo use con él minutos atrás.

Algo me decía que la venganza viene en camino.

-Yo creo que sí.

Iba a empujarlo cuando se inclinó más para hablarme en el oído.

-Si intentas hacer eso, te inmovilizaré y me pegaré más a ti. ¿Eso es lo que quieres?

-No.-respondí muy enfadada.

-Buena decisión.

-Quítate.

-Tú no me mandas.-volvió a repetir con el tono de antes.

Miré a sus amigos y todos estaban con los ojos abiertos y la mandíbula desencajada, no sabía que una boca pudiera abrirse tanto. En Hinata, lo único diferente era el odio que irradiaban sus ojos.

-Naruto... Nos está mirando todo el mundo.

-¿Y? ¿Qué más da? Tu llevas todo el día paseándote semidesnuda y no te ha importado que te miraran.

Así que ese es el problema...

Pues es va a enterar por haberme acorralado... Otra vez.

-¿Qué pasa?-le dije con una sonrisa de malicia en mi rostro.- ¿Estás celoso?

Su cara se puso roja de golpe.

-¡Por supuesto que no!

-Naruto está celoso... Naruto está celoso...-comencé a susurrar la canción y esto solo provocó que la ira del rubio aumentara.

-¡No estoy celoso!-por poco lo grita pero al final consiguió contenerse.

-Entonces, ¿Por qué has dicho eso?

-¿El qué?

-No te hagas el idiota que se te da demasiado bien, ya lo sabes.

-¿Así que sé hacerme el idiota?-dijo frunciendo el ceño, a modo de amenaza.

-Lo eres.

Miró a su alrededor y luego clavó la vista nuevamente en mí.

-Tienes suerte de que estemos en un sitio público, pero ya te pillaré...

Por dentro sabía que decía la verdad y eso me deba un poco de miedo, pero por fuera no lo mostraba, es más, le respondía con una sonrisa a modo de reto y esto le enfurecía más.

-No te creo...

-No me digas que no te lo avisé.

-No me das ningún miedo gallina.

Su vena volvió a hacerse visible.

-Estás jugando con fuego Sakura.-dijo con ese tono sensual en mi nombre.

¡¡NO!!

¡¡NO EMPIECES!!

¡¡NO LO HA DICHO Y YA ESTA!!

-Que miedo...-dije fingiendo terror.- Voy a quemarme...

Cosa que provocó que el enfado de Naruto aumentara.

Y la pregunta es... ¿Dónde está su límite?

Porque como siga subiendo va a llegar al espacio.

-Estás avisada.

-Lo que tu digas... Quítate de ahí.

-No me apetece.

-Tú lo has querido.

Antes de que pudiera hacer nada, él comenzó a hablar.

-¿Recuerdas lo que te he dicho?

-¿Y quién te dice que me voy a quedar esperando a que lo hagas?

-¿Sigues estando débil, verdad?

Fruncí mi ceño.

Maldito... Se está aprovechado de las circunstancias.

Pero tiene razón, y él lo sabe tan bien como yo.

Si ahora me inmoviliza no me voy a poder escapar nunca.

Me molesta reconocerlo, pero es mejor así que de la otra forma.

-Puede.-dije fríamente.

Sonrió victoriosamente.

-Lo sabía.

-Bien por ti, ahora apártate de ahí.

Negó con la cabeza.

-Quítate.

-Si me haces un favor.

Alcé una ceja.

-¿Que favor?

-Pues...-dijo sonriendo maliciosamente.- Déjame invitarte a comer.

Abrí los ojos de golpe.

¿He oído bien?

¿¡A comer!?

¿Por qué quiere invitarme a comer?

-No gracias.

-¿Por qué?

-Porque no quiero que gastes tu dinero en mí.

En su rostro se dibujó una mueca de sorpresa.

-No sabía que te preocupabas tanto por mi economía

-Tu economía me da igual.

-¡Si, claro!

-Por supuesto que sí, ahora quítate de ahí.

-No quiero...

-Naruto...-dije a modo de amenaza.

Mi paciencia tiene un límite y está llegando a su fin.

-¿Aceptas mi invitación?

-Antes me tiro por un puente.

Frunció el ceño, sin embargo, al de unos segundos sonrió.

-¿Hay uno muy cerca de aquí? ¿Vamos?

-Venga.

Sus ojos mostraban la sorpresa.

-Y yo que pensaba que estabas bromeando.

-Pensabas mal.

-Me he dado cuenta.

-Lo que me sorprende es el hecho de que tuvieras la capacidad de pensar...

La vena volvió a hincharse.

-Te voy a...

-¿¡A que!?

-Ya lo sabrás... Cuando menos te lo esperes...

Todo el mundo nos miraba sin excepción, la gente que comía allí, el jefe del restaurante, sus amigos... E Hinata estaba que se subía por las paredes.

-¿Aceptas?

-No.

Sonrió maliciosamente y comenzó a bajar su mano lentamente en dirección a mi muñeca.

-¿Sabes que es de mala educación rechazar una invitación?

-¿Sabes que es de mala educación acorralar a la gente?

-No lo sabía.

-Yo tampoco.

-Pues ahora ya lo sabes.

-Igualmente.

Su mano estaba a punto de atraparme.

-Espera.-dije secamente.

-¿Qué pasa?-preguntó con fingida inocencia deteniendo su mano.

-¿Por qué quieres invitarme?

Se encogió de hombros.

-No sé, simplemente me apetece.

-Dame una respuesta coherente.

-Por qué sí.

Suspiré.

-Eso no es una respuesta.

-A mí sí me lo parece.-respondió sonriente.

-Pues no lo es.

-Si tu lo dices.

-Respóndeme.

-¿Y si no quiero?

-No acepto tu invitación.

El rubio se sorprendió pero luego esbozó una sonrisa diabólica que me puso los pelos de punta.

¿Que se le habrá ocurrido?

Me arrepiento de haberle dicho eso...

Cap 32: ¿Feliz? Imposible...

El silencio estuvo presente durante unos minutos.

-Entonces, ¿Si respondo a tu pregunta aceptarías mi invitación?

-Puede.

-Eso no es una respuesta.

-Molesta, ¿Verdad?

-Respóndeme.-dijo fingiendo la sonrisa, para así ocultar su enfado.

Es demasiado cabezota...

Cuanto antes acepte antes podré irme de aquí.

-Si me respondes aceptaré tu invitación.

Su sonrisa se agrandó de golpe.

-Quiero hablar contigo.

-No voy a hacerte ni caso.

-No me importa.

¿Por qué?

No entiendo porque es así...

-Está bien...-dije suspirando.- Vámonos...

Me cogió de la mano y me llevó hasta sus amigos con una sonrisa en el rostro.

Es peor que un niño pequeño...

Encima bipolar... Hasta hace un momento parecía muy seguro de sus palabras y ahora no parece el de antes.

Los demás al ver que nos acercábamos siguieron comiendo, como si nada hubiera pasado, mientras susurraban algo entre ellos.

-Naruto, sé andar, no hace falta que me lleves.

-Ya lo sé, pero así me aseguro de que no te escapas.

-No me voy a escapar.

-No sé yo...

-¿Me estás llamando mentirosa?

-¡Claro que no!

-¿Entonces?

-¿Siempre estas a la defensiva?

-Contigo sí.

-¿Eso quiere decir que soy especial?-preguntó sonriente.

-No.-mi forma de responder fue tajante.

Él, sin embargo, parecía muy contento, más de lo que estaba.

No entiendo...

¿Se ha puesto así solo porque voy a comer con él?

No... Lo dudo mucho.

Creo que tiene mejores cosas para alegrarse.

Al llegar me di cuenta que el único sitio libre era el que estaba contra la pared, al lado de una torre de tazones que Teuchi retiraba constantemente.

Esto es muy sospechoso...

-¡Hombre Sakura!-dijo Ino de golpe.- ¿Cómo tu por aquí?

-Va a comer con nosotros.-respondió el rubio a pesar de que la pregunta era para mí.

-¿Ah, sí? ¡Qué bien!

Otra...

¿Por qué está tan feliz?

De repente todo el mundo se quedó callado mirando a un punto exacto. Sus caras eran de sorpresa pura, a excepción de la de Hinata que estaba mezclada con rabia y celos.

Bajé mi vista y pude comprobar que estaban mirando: Nuestras manos.

Seguíamos cogidos de las manos.

Naruto también los observó sorprendidos y tras darse cuenta de que estábamos mirando todos, me soltó completamente rojo.

Tras esta acción todos sonrieron, excepto Hinata, como siempre.

Que amargada es la chiquilla.

-¿Nos os vais a sentar?-dijo Chouji sin parar de comer.

Yo solo asentí y me dirigí al asiento libre, sin responder a su pregunta.

El rubio me siguió y tomó asiento al lado mío entre todos esos tazones que habían disminuido drásticamente.

¡Lo sabía!

¡Sabía que el asiento libre era al lado de Naruto!

¿Lo habrán hecho aposta?

Porque si es así más les vale empezar a correr.

-¡Hola chicos! ¿Qué tal?

La chica que habló era delgada de cabello color castaño largo, con un pañuelo en la cabeza. Su tono de piel era blanca y llevaba un vestido blanco con un delantal azul.

-¡Hola Ayame!-respondieron a la vez.

La chica posó su vista en mí.

-¿Qué pasa?-dije de mala manera.

-Soy Ayame, ¿Y tú?

-Sakura.

-Encantada.

-Igualmente.

-Perdona si te parezco indiscreta pero... ¿Puedo hacerte una pregunta?

¿Que ha querido decir con lo de indiscreta?

Solo hay una forma de averiguarlo.

-Pregunta.

-¿Eres la novia de Naruto?

Todo el mundo guardó silencio y yo me contuve para no matarla. Hinata apretó tanto los palillos, con los que comía, que consiguió romperlos.

-No.-estaba muy enfadada... ¿¡Esta quién se ha creído para decir semejante burrada!?- ¿Qué te hace pensar eso?

-No te enfades, es que como llevabas puesta su chaqueta...

Tiene sentido que haya pensado eso, pero... ¿¡No podía haber dicho su amiga o algo menos asqueroso!?

-Me la ha prestado.

-¿En serio? ¡Vaya Naruto que caballero te has vuelto!

-Esto... Ayame... ¿Puedes servirnos más ramen?-dijo bastante nervioso y muy rojo.

-¡Sí, claro! ¿Tú que vas a querer?-dijo mirándome sonriente.

-Lo mismo.-respondió el rubio.

-¿Sabías que me lo han preguntado a mí, no?-dije nada más irse la chica.

-Deberías agradecérmelo, seguro que no sabías que responder.

-¿Nunca te han dicho que eres insoportable?

-¿Nunca te han dicho que eres una amargada?

-Gallina.

Su vena se hinchó y los demás se asustaron un poco.

-Hay que ser desagradecida... Encima que te voy a invitar.

-No te lo he pedido.

-Pero al menos podrías agradecerlo.

-No tengo porqué.

-Egoísta.

-Pervertido.

Comenzó a palpitar.

Parece que va por niveles: Primero aparece en su frente, después se hincha y para terminar comienza a palpitar.

Esto es patético... Estoy pensando en la vena de Naruto.

Necesito un psicólogo.

No, mejor no... Seguramente la maldición acabaría con él.

Hablando de la maldición... Hace tiempo que no hace nada.

Eso me preocupa...

¿Y si está recopilando fuerza para soltarla de golpe?

¡No! ¡No puede ser!

-¡¡SAKURA!!

Ese grito consiguió sobresaltarme.

-¿¡Qué pasa!?

-¿¡Me estás escuchando!?-preguntó Naruto bastante enfadado.

-¿Eh? Sí, claro...

-¿Que he dicho?

-Pues...-estaba buscando una excusa pero al darme cuenta que era Naruto quien me había hablado decidí decirle la verdad. ¡A ver si me deja un rato en paz!- No tengo ni la menor idea.

-Serás...-dijo cerrando su puño.

-¡Haberme avisado! ¿¡Yo que sabía que estabas hablando!?

-¿¡Cómo que tú que sabías!? ¿¡Y no te has parado a pensar que si muevo los labios es por algo!?

-¿¡Y a mí que me cuentas!? Dices muchas palabras al día, y solo una de ellas tiene sentido.

Abrió los ojos de par en par y después frunció el ceño.

-¿¡Que estás queriendo decir!? ¿¡Que soy imbécil!?

-Lo has dicho tu, no yo.

Kiba comenzó a reírse a carcajada limpia y todos le miramos extrañados.

-¿Que ocurre Kiba?-preguntó Shikamaru.

-¡Hacía tiempo que no veía a Naruto tan rojo!

Lo observamos y comprobamos que tenía razón, estaba completamente rojo.

-¿Por qué será?-pregunto Tenten pícaramente.

-Mejor dicho... ¿Por quién será?-corrigió Ino con el mismo tono de voz, provocando a Naruto un sonrojo aun mayor y un enfado.

-¡¡INO!!-su gritó retumbó por todo el restaurante.

Después de eso ellos se pusieron a hablar y yo me dediqué a observar la pared.

-¿Divertido?

Naruto... Siempre es él...

¿Por qué no me dejará en paz?

¿No ve que su vida está en peligro?

-¿A qué te refieres?-dije sin girar la cabeza para verlo.

-Pregunto que si es más divertido mirar a una pared antes que hablar con nosotros.

-Ya te he dicho que por mucho que me hables yo no voy a hacerte ni caso, así que no te esfuerces.

-Tú no me das ordenes.

-Olvídame, ¿Quieres?

-No.

Seguí mirando la pared para ignorarlo.

Al cabo de un rato me volvió a hablar y yo seguí ignorándole.

La verdad es que me gustaría mantener una conversación civilizada con él... Pero mi maldición no piensa igual.

-¡Aquí tenéis vuestros pedidos!-dijo Ayame feliz.- Tener cuidado, están recién hechos.

Observé el cuenco y me di cuenta de que eran fideos.

Escuché a alguien comer y al darme la vuelta lo vi engullendo como un cerdo.

Madre mía... He visto dragones con menos apetito.

Sus amigos lo miraban resignados.

No me extraña.

Empecé a comer, pero como no tenía mucha hambre lo dejé a la mitad.

Naruto ya había pedido más.

¿Cuántas llevará ya?

He perdido la cuenta... Deje de contar en el sexto.

-¿No vas a acabarte eso?-me preguntó el rubio con estrellitas en los ojos.

-No... ¿Lo quieres?

-¿Me lo das?

-Todo tuyo...-dije deslizando el tazón hasta dejarlo delante de él.

-¡Gracias!

Se lo acabó en unos segundos.

-¡Qué bueno estaba!

-Sobre todo ese, ¿Verdad Naruto?-dijo Kiba pícaramente.

-¿Que quieres decir?

-No sé... Como era de Sakura...

¿¡Que acaba de decir!?

-¿¡A que ha venido eso!?-dijo poniéndose rojo de golpe.

-¡A nada!-respondió un poco asustado.- ¡Era una broma!

-¡Pues no ha tenido gracia!

-Oye...-dijo Ayame dirigiéndose a mí.- Sakura...

-¿Que quieres?

-¿Por qué llevas puesta la chaqueta de Naruto?

-Es una larga historia.

Me sonrió y fue a atender a otro cliente.

-Podrías haber sido un poco más amable, ¿No crees?-pregunto Naruto a modo de bronca.

-Yo no tengo porque contarle mi vida al primero que se me cruce.

-¿Siempre eres así?

-Sí.

Suspiró.

-Si no te gusta mi forma de ser, lo único que tienes que hacer es dejarme en paz.-solté fríamente.

Todos se sorprendieron ante mi gélida respuesta.

-¿Es eso lo que quieres?

-Sí.

-Pues no voy a hacerlo.

Abrí los ojos sorprendida y por un momento hubo un incomodo silencio.

-No sé porque eres así, pero yo mejor que nadie sé lo que estar solo...-no hablé durante su discurso.- Por eso no voy a dejarte caer en la oscuridad.

¿¡Por qué es así!?

Qué más quisiera yo Naruto...

Pero ya es demasiado tarde para mí... Ya no tengo modo de escapar de las garras de esta perpetua oscuridad.

En mi alma siempre es de noche...

Tuve que aguantar una lágrima y tragarme este dolor para responderle, no puedo dejar que la maldición se lo lleve.

-Tú no eres quien para decidir qué puedo hacer y que no.

-Lo sé... No te conozco para nada y no sé porque eres así, ya te lo he dicho... No deberías...

En ese momento exploté.

Él es tan agradable... No puedo dejarle morir...

A él no...

Naruto está tratando de sacarme de la oscuridad.

Así que... ¡No pienso dejarlo morir!

Perdóname por tratarte así pero es lo mejor para alejarte.

-¿¡No debería!? ¿¡No debería que!?-mis gritos llamaron la atención de todo el restaurante.- ¡¡Tú no sabes nada de mí!! ¡No me conoces y piensas que puedes darme consejos! ¡Pues te equivocas! ¡Yo soy así porque quiero! ¡Así que déjame en paz!

Todo el mundo enmudeció, incluyendo a Naruto.

¿Lo habré conseguido?

¿Podré alejarlo de mí?

-Te pido perdón si te he molestado...-dijo sin levantar la vista.- No fue mi intención.

Y aun así me sigue pidiendo perdón.

Y el dolor de mi corazón aumentaba más y más.

Giré mi cabeza para mirar a la pared y unas lágrimas de amargura y sufrimiento recorrieron mi mejilla.

¿¡Por qué diablos es así!?

¿¡No podría dejar de hablarme!?

¡Solo quiero que se aleje de mí!

¡¡Es lo único que pido!!

-¿Sakura? ¿Te pasa algo?-preguntó Ino, al verme mirar a la pared y lo más seguro es que haya oído algún sollozo.

-No.-mi voz sonaba un poco entrecortada.

-¿He dicho algo que te haya molestado?-Naruto volvió a aumentar el dolor de mi corazón.

Yo soy desagradable y aun así, él es todo lo contrario.

Me bajé de la silla con un salto y salí corriendo de ahí, llorando a mares y con la mano en la boca para ahogar cualquier tipo de sollozo, por la cara que puso Sai deduzco que me vio llorando cuando pasaba al lado de él.

Lo que me faltaba...

Ni siquiera sabía que estaba ahí...

-¡¡Sakura!!-gritó Naruto con todas sus fuerzas.

Salí corriendo sin sentido alguno, ganándome las miradas de todos.

Al final terminé en un parque... No me preguntéis como.

Busqué el sitio más alejado de todos y me refugié bajo un árbol, dejando a mis lágrimas vía libre para escapar.

Me abracé a mí misma, nuevamente para intentar consolarme.

Y gracias a la chaqueta de Naruto tenía la sensación de que era él quien me abrazaba.

Las lágrimas seguían su camino y no se detenían ante nada.

Siempre igual...

De un modo u otro siempre acabo igual.

Ya sé que me he hecho está pregunta varias veces... Y también sé la respuesta...

Pero aun así... No me importa repetirla las veces que haga falta.

¿Algún día podre llegar a ser feliz?