.: La Virgen Jurada :. [+18] [FINAL] 26/01/15

Naruto no me pertenece. Es totalmente hecho por el gran Kishimoto Masashi (si fuera mío ya habría habido NaruSaku desde hace muuucho tiempo). Sólo uso sus personajes con fines creativos sin ánimo de lucro.

SUMMARY: Puedes verte como hombre; puedes oler como uno, puedes hablar como uno… pero nunca podrás enamorarte como uno.



Basada en la cultura de las vírgenes juradas de Albania

Capítulo 10:
Testament

Abrió los ojos despacio viendo el techo blanco. Ese olor a asepsia le limpio los cornetes y respiró profundamente.

Su bebé.

Como si se tratará de un instinto inmediato, se llevó la mano derecha a su panza plana. El dolor la terminó de despertar. Con un sollozo trató de levantar su brazo izquierdo pero permanecía conectado a una sonda intravenosa. La vida era una maldita arrogante y desgraciada. Ahora lo sabía de antemano.

Pegó un pequeño brinco cuando se abrió la puerta de su cuarto. Volteó a ver divisando esos cabellos tan largos. Tan rojos en una época. "No, váyase", pensó angustiada viendo a la pared mordiendo su mano que estaba cerrada en un puño.
-Yo…-susurró Kushina siendo interrumpida.

-Se dieron cuenta cuando me atendieron. Aborté el bebé con ese golpe. Ahora váyase.- Se le veía tiritar de tristeza y con ese deje de angustia en su voz que suscitó en la mujer de edad una ternura profunda.

-Pero Sakura…

-No quiero que piensen que usted sabía.

-Pero yo siempre supe, y no creo que seamos culpables de nada.

-Somos culpables de mentir.

-Eso no es justo.

-En esta vida miserable… nada es justo-giró su rostro a la ventana cerrando los ojos.

Kushina se acercó a ella para besar su enorme frente y susurrarle- Él está bien. Te envía su apoyo y vendrá dentro de poco.

-Que no venga. Comenzarán a sospechar. Me sorprende que la hayan dejado entrar.

-Hokage-sama dio el permiso. Así que no hace falta. De todas maneras lo han llamado a interrogatorio. Como a todos. Y estamos bien Sakura, mírame- la pelirroja tomó su mano con fuerza para llamar su atención. La rosa volteó viendo su semblante poderoso y valiente. Eso le dio coraje y no objetó.

-La salida verá la luz. Sólo ten fe.

Sakura la abrazó tan urgente que Kushina se asustó ante la muestra tan sorpresiva de cariño.-Gracias por todo. Sí algo llegase a pasar quiero que sepa que ame sus almuerzos, sus comidas y la ropa que tan gentilmente me daba. Yo sólo quería decirle gracias por no odiarme.

-No digas eso, no es una despedida-le dijo angustiada sobando su cabello.

"Claro que lo es"-pensó.- Por supuesto que no- le dijo Sakura tranquilizándola.
La mujer de cabellos cortos se retiró del abrazó tomando las mejillas de Kushina.-Que bonita es. Como un habanero.- Sin más las bajo.

-Su tiempo terminó- avisó un hombre con gesto rudo y voz grave.

-Vendré mañana.

Sakura tan sólo afirmó con la cabeza sonriéndole enseñando hasta el último diente. Su último presente para ella sería la mejor de las sonrisas mostrándole lo mejor de sí.

-Adiós.

-Adiós.


-¡Estaba embarazada Hokage-sama!- había dicho un anciano de ropajes grises.
Ella traqueó sus dedos llevándolos después a la frente para refregar esa grasa producida por el calor de su vejez y la angustia. –Lo sé-dijo despacio.

-¡Es una puta!- gritó otro siendo apoyado por la junta.

En una enorme mesa redonda se encontraban los ancianos de la aldea, Shizune de pie junto a Tsunade. Y ella, el Hokage de la Villa, tan sólo pasando saliva maquinando una salida a todo. Pero sólo podía pensar en ese mensaje que imitó su escritura. ¿Quién? ¿Para qué? ¿De dónde tanto odio?

-Hokage-sama- la llamó Shizune con su mano en el hombro. La rubia de cortos cabellos levantó la mirada. Quería vomitar. Quiso renunciar a ser líder de Konoha. Por primera vez deseo abandonarlo todo, afianzar su decisión en lo prohibido al ser Sakura, casi su hija, la autora del delito. Pero no… nada de eso era posible.

-Tsunade-sama, esto es un ultraje a las más antiguas tradiciones. Por Kami-sama ¡es un hombre del que hablamos!- La rubia volteó a mirar con el cejo fruncido recordando aquel terrible momento.

Sakura yacía acostada en la cama recuperándose de un golpe contundente en su cadera. Con un moretón que cubría un raspón asqueroso y sanguinolento, sus quejidos eran acompañados por un llanto que no pudo frenar. Y es que fue la misma Hokage la que tuvo que agarrar su mano y susurrarle al oído-Tuviste un aborto… el bebé está muerto.

La chica tembló y chilló ahogada friccionando su vientre ya carente de vida. La rubia mordió su labio y salió de la sala para intentar calmar al grupo de ancianos que vociferaban como coyotes fuera de la sala de urgencias. Abogó a su misericordia y a la paciencia para tomar una decisión con respecto a la rosa. Casi con una súplica que ellos no supieron entender. Pero como máxima autoridad de la aldea, no tuvieron opción que resignarse a posponer un juicio inevitable. Un juicio que sería cruel, profundo y contundente: la muerte.

-Tenemos que averiguar quién ha sido la escoria que la ha preñado.

-Es igual de culpable.

La rubia comenzó a zapatear rápidamente haciendo temblar el edificio. Cuando abrió sus ojos todos le estaban viendo con preocupación y temor.

-Necesitamos aunque sea su opinión…-musitó uno con cara adusta.

-Bajo custodia quedará Haruno Sakura. Una vez en condiciones estables irá a los calabozos hasta su juicio.

-¿Cuál juicio?- preguntó uno al otro lado horrorizado por la simple mención de la idea.

-Un caso así jamás se vio y es sólo lógico que…

-¡Lógico no es nada!-interrumpió con puño en la mesa.

-La decisión del Hokage no es absoluta y sólo determina el cuarenta y nueve por ciento de la votación.

Tsunade abrió los ojos cuando varias manos comenzaron a alzarse- Muerte a Haruno Sakura.

-¡Esto es ridículo!-vociferó opuesta ante tanta indiferencia.

-Lo ridículo es que el Líder de la Villa este dudando de una ley.

-Una ley debe ser cambiada cuando carece de buen juicio.

-¡Blasfemo!-gritó uno al fondo.

El cuarto quedó en silencio. Tsunade respiró con toda su paciencia bajando el cejo fruncido. Con ira terminaría matándolo. Y en ese momento sólo necesitaba calma.

-Señores, sólo quiero poner a su disposición en sus corazones la bondad que ostentan. Con la cual rigen a mi pueblo.

Los ancianos se ajustaron la túnica ocultando una que otra panza surgida con los años sintiéndose alabados por la rubia.

-Es una situación difícil que hemos de tomar con la mayor de la calma.

-Tsunade…-habló el que se encontraba a su lado izquierdo.- Estamos hablando de una agresión de primer grado. No de un capricho de un ninja novato. Las mujeres son para tener hijos…. No para ser ninjas.

-¿Por qué?-habló seria devolviéndole la mirada.-Con el pasar el tiempo, son los actores los encargados de evaluar si la historia no debe repetirse. Bienestar, tranquilidad y anhelos los tienen todos. Incluso las mujeres.

-Pero Tsunade…

-Hay cientos de mujeres en mi aldea que desean trabajar pero quedan relegadas a un compromiso que ni siquiera ellas decidieron. ¿Qué no es peor traición esa? ¿La de engañarse y someterse uno mismo?

-Eso suena muy bonito e idealista Tsunade. Es hora de bajar a la realidad.

-Una realidad que se forja con nuestras manos.

La habitación quedo en un mutismo silencioso. Uno de ellos habló:

-¿Ejecución?

La mayor parte de la mesa levantó la mano a excepción de Tsunade y otros tres.

Tres…

-¿Se sienten satisfechos de haber decidido por la vida de otra persona?-fue lo que musitó el Hokage viéndoles con una seriedad amarga
.
-Nos sentimos satisfechos de hacer cumplir las leyes.

La rubia no aguantó más levantándose con una fuerza bestial. Tomó el bordé de la mesa echándolo a volar por la habitación dejando a varios en el piso.

-Esa ley necesita ser cambiada.

-Lo que necesitamos es cambiar de líder.

Uno de los que apoyó a Tsunade en la votación se irguió apuntándole con el dedo-¡Traición!

-¡Él es el traidor!-gritó el aludido señalando a Tsunade.

-Ella… -musitó la rubia quitándose la escafandra.-Una mujer que ha gobernado esta aldea durante varios años. Y que lo ha hecho con la más fuerte convicción y amor a su gente. ¿Qué hay de malo en eso? ¿Lo he hecho mal acaso?

Todos permanecieron en silencio. Uno de ellos se levantó- Así el Hokage decida hacer transformación de ley, hay que someterla a voto popular.

-Estas decisiones son demasiado importantes para dejarlas a cargo de la gente.-argumentó uno con desdén en sus palabras.

Tsunade se sobó el cabello sudoroso volteando a mirar- El gobierno es de la gente. No al contrario.

-Que hipócrita.

El silencio inundó la sala cuando vieron a una hombre con tez tan gris como la roca hacer una entrada tan sigilosa que incomodó. La rubia apretó los puños viéndole por sus ojos ya grises enmarcados por arrugas.

-Si hubiese sido otra persona, ya estarías con soga en la mano. ¿No es así… Tsunade?

-Lo hago por todo aquel que en su vida haya marcado su recorrido con entereza y convicción.

-Yo no estoy tan seguro de eso.-El hombre extendió sus brazos para dar su gran discurso- Señores, lo que tenemos acá, es un caso de favoritísimo. Ingenuo amor fraternal. Preferencia e interés. Para nadie es secreto que Sakura-kun es como el hijo del Hokage.

-Orochimaru tiene razón Tsunade-alzó la voz uno poniéndose del lado de la serpiente.- No niego la fuerza de tus palabras. Pero no puedes negar el tinte que lo acompañe.

-Es un tinte como el que tengo por todo mi pueblo. Son todos mis hijos. Esa es la verdad.

Un silencio inundó la sala. Su cara se desencajo en un gesto de derrota. Shizune veía desde un rincón con nerviosa expresión.- No hay nada de malo querer a alguien como a una familia-dijo la rubia con serenidad y ojos tiernos cansados.

-En este caso lo es. No es honorable anteponer tus afectos a los deberes y a las tradiciones de un pueblo.

-Cuando me hicieron Hokage, hicieron prometerme lealtad y amor como primer principio al gobernar. Deber, valor y justicia se debían aplicar con lo primero. ¿Por qué esto es diferente? ¿Por qué actuar con odio? Podrían ser sus hijas, hermanas o madres.

Un anciano tosió a propósito para romper el encanto de las palabras del Hokage.- Nosotros no escribimos esto, así que nada podemos hacer. Por mayoría de votos, la ejecución será en tres días. En verdad lo siento… Hokage-sama.

Sin más los hombres abandonaron la sala. Orochimaru quedó frente a ella con una sonrisita que iba perfecto con sus ojos violetas, casi muertos- Yo no lo siento. Eso te pasa por involucrar sentimientos donde no deben. Por eso una mujer en tu puesto jamás funcionará, y esto ha sido la prueba más clara.

Con su cabeza viendo hacia abajo, fue levantando los ojos como una fiera. Sin fruncir el ceño y sin dar más tiempo su puño con chakra mortal asestó en pleno rostro haciendo volar al Sannin por la pared destruyéndola para caer al piso de fuera. Shizune gritó su nombre cuando la rubia salió por el nuevo acceso para caer al piso abriendo la tierra. Orochimaru aun aturdido alcanzó a sacar un kunai para ponerlo en la garganta de Tsunade cuando esta acercó su rostro al de él.

-Yo sé lo que hiciste. Ese chakra en ese pergamino. Eso fue trabajo tuyo.

-Adelante, hazlo.-Musitó tentándola.

Con una sonrisita ella se acercó a su oído para susurrarle como si fuesen amantes –Ya… lo hice.

Se levantó para limpiarse el polvo.-Acá no hay nada que ver ¡a sus labores!- gritó a los curiosos que se habían quedado quietos ante tal espectáculo.

El hombre de largos cabellos medio grises por el paso del tiempo pasó su lengua por los labios secos. El tiempo se iba con él dejando atrás los planes que habían tenido el éxito pronosticado. No podía pedir más.


Se sentó mirando a la ventana viendo como las copas de los árboles se mecían en un vaivén casi armónico. La naturaleza en su perfección parecía no dejar nada al azar. Ni siquiera el ruidillo que se formaba por el golpe entre sí de las hojas en los árboles.

El poco follaje que quedaba, ahora era café. El otoño se despedía tan suave como mermelada al pan en las mañanas. Dejando una capa fina de sabores y olores devengados en una brisilla fría.

Entonces su vientre resentido llamó su atención y su vista se dirigió a la puerta donde veía las sombras de pies. De seguro ninjas custodiando su cuarto. Como si hubiese cometido la peor de las traiciones. Ahora que lo analizaba no le parecía tan grave. Derecho a ser feliz sin dañar a nadie. ¿Era tan bestial eso? ¿Acaso era tan terrible?

Llevó su mano al cabello y lo sintió un poco más largo de lo común. Rio para sí y recordó cuando lo tenía mucho más extenso. Si, le apetecía dejarlo crecer. Ya no importaba, y se encargaría de cuidarlo. Moriría como toda una mujer que había vivido el camino de un hombre. Ambos lados de la moneda y las dificultades que conllevaban las dos caras.

Tranquilidad, respiró suelta dejando que el viento casi blanco invernal le bañara el rostro cansado.

-Destino, es hora que te moldees con mi decisión. Así sea la muerte, la escogí yo… y no me lo vas a quitar.-Y sonrió.

Llevó su mano al vientre cerrando los ojos. El zumbido inundó la sala. La curación fue rápida y precisa. Sólo quedaba uno que otro raspón sin importancia. Lo vital ya estaba sano. Sonrió contenta orgullosa de su habilidad recostándose solo para disfrutar de las sábanas.

¿Por qué la gente pasaba de esas pequeñas cosas de la vida? Tanto correr, tanta preocupación. Tanta planeación para un futuro que a veces ni llegaba. Que pérdida de tiempo.

Cerró los ojos abriendo sus manos para acariciar la mayor parte de tela y agarrarla. Estaba fría y suave. Frunció los labios para mover las piernas y sentir toda la cama con su cuerpo. ¡Qué bien se sentía! Se arrejuntó como un gato en posición fetal viendo a la ventana.

-Igual tengo miedo-dijo en voz suave cerrando los ojos para no llorar. Aunque por dentro se imaginaba gritando del dolor y desconsuelo. Qué bien olía la funda de la almohada. Ese era su ahora. Se sentía cómoda, con su cabello creciendo, y podía tener una cama para ella. Siempre era mejor concentrarse en el presente.
-No me dejaron venir a visitarte-dijo el hombre entrando sigilosamente por una ventana en lo más alto del techo.

-No me dejan recibir visitas. Kushina fue un caso excepcional-dijo con los ojos cerrados y la cabeza a otro lado.

-Sakura-chan… -no diciendo más se arrimó a ella como gato con frío. Abrazó su vientre lastimado besándolo por encima de su bata. La mujer no abrió los ojos pero pudo sentir como las lágrimas inundaban sus parpados y se escapan por el rabillo. Aguanto sus chillos para no llamar la atención del guardia afuera pero hipó tan fuerte que su pecho se contraía de arriba abajo. Junto al temblar de las manos de su hombre, que ahora parecía un niño al llorar tan amargamente, depositó un beso en su panza como si fuera de oro.

Naruto se irguió quedando parado a su lado viéndola desde arriba. Se puso de cuclillas y tomo una mano de ella por debajo de las cobijas. Dos lágrimas bajaron por su rostro con chivera quedando casi que atrapadas entre el vello facial.
-¿Por qué lloras?

-Por todo… por el bebé.

La rosada extendió su otra mano para llevarla donde su amante que no parecía encontrar un consuelo.- No debes hacerlo-musitando mientras acariciaba la cabeza mona como una madre.- ¿Cómo estás? ¿Cómo va tu mamá?

-Destrozada. No sabemos qué hacer.-Refregó su cabeza contra la mano de ella- ¿Qué hacemos?-preguntó perdiendo la calma.

-Estar tranquilos.

-¿Cómo puedes decir eso?

Sakura se levantó quedando sentada en la cama viéndole ahora ella desde arriba. Sonreía tranquila y segura. Sus caricias no cesaron. -Porque estoy agotada de huir. Porque a pesar de haber pasado esto. Voy en calma… por fin puedo mostrar lo que soy y sin remordimientos. Que tenga que venir lo que tenga que venir. Yo… estoy tranquila.

-¡Sakura-chan, te van a matar!-dijo abriendo los ojos lo más que pudo apretando con sus manos las piernas de ella.

La mujer le miró seria tratándole de dar firmeza en el momento.- ¿Quieres irte?
-No, yo estoy acá.-le respondió muy serio.

La chica rio burlona muy aniñada por primera vez- No seas tonto. ¿Quieres irte de acá? Irnos de Konoha. Huir. Aun lo quiero hacer.

Naruto afirmó con la cabeza sentándose junto a ella acariciándole el cabello con afán. Con una entrega tan endemoniada que se lo engrasaba con cada ida y venida.- Vengo esta noche

-Me llevarás cargada. Aun no me puedo mover muy bien.-le susurró caprichosa picándole un ojo.

-Eres mi bulto personal.

Sin más el atardecer inundó la habitación. Ahora ella con toda su pasión reforzaría su fuerza, pensaría en su bebé no nato, y el valor pasaría con su sangre llenándola de vida con cada respirar. Vio a la ventana por donde había desaparecido su amigo de infancia, su novio de años, amante de toda la vida y padre de su hijo. Ya no había más opciones por las cuales decidir, y ella tampoco le interesaba saberlas. Ante la caída de las estrellas el nuevo camino estaba hecho.

Continuará…

Sandeces Random

-Quiero irme a vivir a una montaña, llamarme Lluvia. Vivir del sol y esperar mi ovni a Felicidonia.

-Después de mucha meditación al respecto vengo a confirmar la noticia y es que este será el último longfic que haga NaruSaku. Tengo varias ideas para mi fandom de Harry Potter. Así que sí gustan de ese lado de la fuerza por allá los estaré esperando. Amor y cohetes.

-A los que comentan y leen gracias. A los que solo leen también y dulces, nubes, sol y arcoíris.

-Testament o "Testamento" pertenece al OST Tsuioku Hen (Rurouni Kenshin, a.k.a mi anime/manga favorito).

Comentarios son recibidos. Críticas SÍ y SÓLO Sí son constructivas

Miyuki Uchiha
Escuchando Cavalleria Rusticana Intermezzo de Pietro Mascagni

Naruto no me pertenece. Es totalmente hecho por el gran Kishimoto Masashi (si fuera mío ya habría habido NaruSaku desde hace muuucho tiempo).Sólo uso sus personajes con fines creativos sin ánimo de lucro.

SUMMARY: Puedes verte como hombre; puedes oler como uno, puedes hablar como uno… pero nunca podrás enamorarte como uno.


Basada en la cultura de las vírgenes juradas de Albania

Capítulo 11: Talk to the moon

Yakushi Kabuto yacía en su departamento con un dolor estomacal que lo mataba en cada momento que el segundero pasaba en el reloj. El tic-tac era sumamente estruendoso, amplificándose de manera ridícula por el aire.

La fiebre y el sudor lo cubrían hasta las uñas. Su respiración agitada hacia que inhalara fuego. Pasaba saliva agarrándose de las sábanas con una fuerza agónica. Gimió de dolor, mientras un gruñido de su estómago retumbó en la habitación.

Con desespero intentó arrastrase al baño, pero su cuerpo falló y el accidente terminó por machar sus pantalones de algodón. El hedor inundó el ambiente y quiso vomitar.

-Ayúdeme…-suplicó sin poder respirar. Sentía que inhalaba agua. El ardor se apoderó de todo el tracto respiratorio.

Con un gesto serio e impávido, Orochimaru salió de las sombras para materializarse cerca a la puerta que daba a la pequeña sala.-No puedo, ¿no es verdad?...Shizune.

La Virgen Jurada avanzó unos pasos para quedar al lado del hombre de tez grisácea. Su cabello estaba pulcramente peinado hacia atrás mostrando su frente libre de cualquier cabello. –No, sólo quedan unos pocos momentos máximo.

-¿Qué…pasa?... ¿Qué significa…esto?

Shizune avanzó colocándose frente al hombre agónico viéndole desde arriba sin ningún tipo de sentimiento.-Ricino-canturreó como susurro.

El de cabello gris abrió los ojos tratando de articular palabras que quedaron en saliva saliendo de su boca.

Sonriendo por haber logrado la meta propuesta, se encontraba el joven en uno de los sótanos del hospital quitándose un par de guantes de cuero negro que depositaba en una bolsa blanca que tenía una muda de ropa en ella. Con esto ya había sido empacado cualquier rastro de evidencia que lo implicara.

Secó su rostro y respiró con tranquilidad. Había sido cuidadoso y astuto. Seguro nadie lo había visto empujar sutilmente a Sakura por las escaleras. Su odio, que había mutado a un resentimiento constante, había visto completar su venganza en dos segundos. Guiado por los celos de Orochimaru frente a su deseo de haber sido Hokage, siendo derrotado por una mujer vestido de hombre; Tsunade representaba toda la hipocresía de esa roñosa aldea.

Metió todo dentro de su mochila negra y limpió el sudor con el dorso de su brazo. Fue un alivio merecido cuando el aire acondicionado comenzó a funcionar dentro del sótano donde se encontraba. El aire frio golpeó su rostro haciéndolo estornudar por causa de una alergia momentánea por el cambio de temperatura.

Sin más echo la maleta al hombro, se colocó sus lentes y salió con paso calmado practicando la cara de sorpresa cuando escuchara de otra persona sobre el accidente de Sakura. El futuro en ese momento se le presentó brillante y muy claro. Como hace mucho no parecía.

Kabuto trató de emitir palabra pero la garganta se cerró por la ira. Shizune se acercó y con la sabana limpió la saliva del hombre que se volcó a un lado de la cama quedando de pecho contra el piso.

-Aléjate…-masculló entre dientes. El dolor se le escapaba con cada sílaba.

-Solo te hago un favor. La verdad es que la lástima me inunda de manera exagerada.-respondió en cuclillas frente a su rostro. Le miraba con expresión vacía, sin ápice de sentimientos. Tan diferente a como la conocía en el trabajo, en sus misiones y hasta en la vida cotidiana.-Durante este tiempo te he estado observado-acotó ella muy tranquila.-Solo era cuestión de tiempo para actuar. A mí las cosas me gusta hacerlas rápido y a tiempo.

Kabuto extendió un brazo para agarrar el pantalón de su atacante. Ella lo dejo viéndole con una sonrisa maternal desde arriba-Tampoco me gusta la sangre y la suciedad. Es mejor cuando las cosas se hacen de manera aséptica. Tú sabes cómo somos los médicos.

El hombre de mirada demente y pelo gris hipaba de la frustración. Su muerte lo abrazaba de la manera más lenta y tortuosa.

-¿En serio creíste que voy a ser tan estúpido de activar el aire acondicionado en el sótano?-Le preguntó ésta vez acercándose a su rostro con ojos vacíos y sin una sonrisa.-Tengo muestras de organismos vivos ahí. Pero por hacer esto, lo sacrifiqué todo. Mi investigación se fue a la mierda por una rata con anteojos.

Orochimaru permaneció quieto escuchando al hombre de cabellos negros. No haría nada para defender a su protegido. Había un código entre asesinos. Él había sido descuidado y debía asumir el costo. Un bebé había muerto, Sakura de seguro iba a ser ejecutada. De hecho cuando lo pensó bien aún seguía ganando con todo el asunto.

-Mi extracto de ricino voló por el aire acondicionado- musitó elevando su mano como si fuera un aeroplano en el aire. Se paró de un impulso viéndole desde arriba al ya moribundo ninja.

-Es una perra, merece… todo… - escupió al final como única contestación a la mano derecha del Hokage.

-Y es por esas respuestas que estamos donde estamos.-Shizune miró su reloj de pulso-Hay cosas que hacer en la oficina. El veneno no tardará en hacer efecto y solo venía a verificar.-Se giró quedando cara a cara con el hombre de facciones de serpiente- Tsunade-sama le envía un mensaje: "Estamos a mano".

Orochimaru sonrió con lascivia entrecerrando los ojos. Alzo los hombros a manera de darse por vencido-Estamos a mano.- dijo por fin.

Kabuto abrió sus ojos al escuchar tan retorcida conversación. Comenzó a hiperventilarse al encontrar tantos sentimientos y la incapacidad de llorar por la rabia, hizo que la sangre saliera de su nariz.

-Confío en usted para arreglar todo este desorden. No nos importa cómo. Sólo hágalo creíble. No queremos aguantarnos una nimiedad en esta situación… tan "delicada" en la que nos encontramos. Usted entenderá Orochimaru-sama. Aplico a su sentido de la practicidad. Nada de evidencias.

Sin más, Shizune aplacó uno que otro cabello fuera de su sitio echándoselo para atrás. La gomina residual ayudó a que volviese a tener un peinado perfecto. Una nube de humo se manifestó y solo quedaron dos personas dentro de la habitación.

El hombre suspiró arreglando su uniforme- Diremos que contrajiste una enfermedad… no se… en una selva durante una misión. Qué se yo.

Kabuto se recostó entre la sangre que brotó de él y las lágrimas que al fin salieron delineando un surco que limpió el sudor del rostro.-En este mundo es miserable ser mujer o hombre…-Fue lo único que dijo.

Finalmente escuchó como su maestro salía de su habitación sin decirle una palabra. Solo pero con una explicación de su muerte, cerró los ojos sometiéndose a la misma. La cual en el último segundo le pareció increíblemente placentera.

-Liberadora.

El silencio lo inundó todo


-Tu…

-¿A quién esperabas?

Sakura parada dentro de la habitación del hospital veía a Kiba y Akamaru sin poderlo creer. Con vergüenza trataba de poner sus brazos cruzados frente a su pecho. No tenía las vendas ni el chaleco. Tantos años ocultando lo que era hacía que su vergüenza subiera furiosa hasta sus mejillas. Se sintió "demasiado" mujer de repente.

-Tienes frio-le musitó pervertidamente risueño viéndole. La rosa cogió la almohada y se la tiró a la cara. Sus pechos erguidos se notaban a través de la camisa.

-¡Hey! Era un chiste. Venimos a ayudar y mira.-se explicó colocando distancia entre ellos.

-¿Ayudar?

Sakura avanzó hacía la puerta donde hace unos segundos, su amigo y perro habían entrado como si estuvieran en su propia casa. ¿Y los guardias? ¿El escuadrón? ¿Las medidas de seguridad? Cuál fue su sorpresa al ver a sus dos custodios dormir plácidamente mientras Hinata se erguía de su posición de rodillas en el piso frente a ellos, con una mano sobre su vestido para que no se levantase junto con ella.

-¿Qué… pasa acá?- preguntó totalmente perdida.

Después de haber estado con Naruto clandestinamente en la tarde, lo esperaba lista para batallar contra el mundo. Se sentía tan valiente que no podía creerlo. Había decidido apagar el botón de responsabilidad y actuar con locura por primera vez. Ahora se encontraba mirando a la princesa Hyuuga junto con su prometido de hermosa cabellera azabache en el pasillo del hospital.

-Hemos venido a ayudar-le contestó la mujer hermosa que tenía enfrente. En verdad que era preciosa, hasta se sonrojaba con verla. Parecía sacada de un cuento. Pronto ella podría ser así… al menos intentaría dejarse crecer mucho el cabello.

Neji Hyuuga, muy estoico como siempre, vio la cara de confusión que se formaba en Sakura. Verla en su estado natural, sin tanta parafernalia le parecía gracioso, claro que no mostraba ni un atisbo de risa. Le miró serio con la intención de ayudarla a sacarla de las dudas que amenazaban con tragársela.

-Toda la aldea sabe lo que pasa contigo. Pero nadie sabe quién es el padre del bebe.

-No hables de él como si existiera por favor.- Fue lo único que pudo decir entre tanta confusión.

Hinata se aproximó a ella tomando su mano para consolarla. La rosa mordió su labio inferior apretando la mano de peli azul viéndole con valentía, firme. Nada de tristeza. Delante de ellos jamás podría mostrarse como mujer. En cambio la joven que tenía en frente tenía sus ojos ya cristalinos por las lágrimas. Sakura miró a Neji cómo preguntándole en silencio "¿qué dije?".

-Muy sensible mujer.- susurró Neji antes de pasar su mano por la corona de la cabeza de la muñeca de pelo azul y negro.

-Somos amigos de Naruto y tuyos… es cuestión de principios. No están solos. Nos extraña que piensen eso.

Sakura miró hacia atrás viendo como Akamaru permanecía en la ventana pendiente de cualquier movimiento extraño, alertando a su dueño si se presentaba alguna posible emergencia.

-Ustedes…-suspiró la rosa. Sonrió por fin- son unos idiotas.

Kiba se acercó a ella molestó mostrando sus colmillos- La gente es muy malagradecida. ¿Sabes el trabajo que costo coordinarnos para hacer esto? ¿Y lo mucho que nos costó mantener a tu querido Romeo lejos de la situación? Con su carácter imprudente de los mil demonios sólo nos hubiera entorpecido. Está haciendo rabieta en la casa de Hyuuga en este momento. El plato emocional de Sasuke está con él.

-¿Plato emocional?-preguntó Hinata con curiosidad.

-Por aquello de la profundidad-respondió el chico mostrando sus colmillos caninos.

La mujer rio por debajo para no llamar la atención innecesariamente.

Sin embargo, Sakura esbozo una cara de intranquilidad que Hinata de inmediato trato de clamar- es el lugar más seguro, te garantizo que nadie nunca ira a mirar allá. Ustedes están a salvo en nuestro hogar.

-No, lo siento pero no podemos.-Espetó rápidamente caminado de nuevo dentro de la habitación para tomar el pequeño maletín que contenía una que otra cosa de aseo. Dispuesta a tomar un rumbo diferente.

Neji miró a Kiba, quien a su vez miro a Hinata quien sólo cerró los ojos con culpa. Ella no entendió nada hasta el momento en que sintió como los dedos de Neji hicieron presión cerca de su cuello y la oscuridad la tragó viendo todo en círculos. Al final la nada.


Frunció el ceño con dolor. Se llevó la mano derecha a su cuello donde masajeo, recordando el porqué de ese dolor… "estúpido Neji", fue lo que pensó. De seguro había usado uno de sus "trucos mágicos" con los dedos en ella. No… eso había sonado muy raro. Algo la trajo de nuevo a la realidad cuando sintió unos labios posarse donde se masajeaba. Con su puño izquierdo golpeó al atrevido que osaba tocarla. Una mano fuerte recibió el impacto de su defensa. Solo una persona podía hacer eso.

-¿Cómo pudiste prestarte para esta broma?- Espetó Sakura abriendo sus ojos para verle fijamente.

Ahí estaba acostado a su lado, viéndola desde arriba, con su barba de hace días. Con su cabello un poco más largo. Rubio, hermoso y ojos destellando virilidad.

-Todo pasó muy rápido. Cuando salí de verte en el hospital fui corriendo a mi casa para preparar todo. Hinata y Neji llegaron al minuto de haber entrado. Me comentaron que la rama Hyuuga había sido informada por los ancianos de lo sucedido.

Sakura miró hacia arriba. La información se había regado como el fuego llevándose todo a su paso. Dejo descansar su antebrazo sobre su frente. Se dio cuenta que se encontraba en un washitsu. Seguramente estaban en la casa de la pareja del Byakugan.

-Me van a ejecutar- fue lo único que pudo decir. Naruto solo guardó silencio sabiendo que esa afirmación era toda la verdad.-Y a todos nuestros amigos también… y a ti. –mordió su labio para no seguir hablando.

-Hay que seguir con el plan que teníamos.

La rosa quedo en silencio. Por supuesto que seguirían, pero ese plural se convertiría en singular. Ella iría por su cuenta, pero no a huir. Solo podía pensar en las implicaciones de lo que podía llegar a pasar si se sabía que habían cómplices de su delito. Tsunade-Shishou, Kushina-san, Kiba, Sasuke… Kami-Sama… ¡todos! No podía con la muerte de su hijo no nacido, la sofocaba pensar que por ella podrían morir todos… y Naruto. Eso y torturarla para jamás matarla era lo mismo. Prefería no seguir con vida que saberlo a él en agonía.

Decidió mentirle a lo único verdadero en su vida.-Tienes razón. Tenemos que huir.
Naruto levantó la ceja sorprendió por lo rápido que había accedido su chiquilla a su propuesta. Le fastidió que lo tomara como idiota. Cómo si no la conociera. Decidió callar esperando con cautela lo que tenía planeado. Fingiría ignorancia para tenerla aún más vigilada.

-¿Quiénes saben que estamos acá?-preguntó cambiando rápidamente el tema.

-Sasuke-teme, Hinata, Neji, el perro escandaloso de Kiba y Akamaru- enumeró Naruto parándose. La nieve había comenzado a caer ese día. El frio se tomaba la habitación. Deslizó el shōji que daba al jardín para cerrarlo. Yendo inmediatamente después a encender el pequeño calentador que había cerca a la entrada.

La cabeza de Sakura no podía dejar maquinar.- ¿Cómo pudiste contarles?- preguntó sin verlo.
Naruto se quedó de pie un poco culpable pero sin remordimiento- Porque no hicimos nada malo…-Esperó a que ella gritara, rompiera a golpes la habitación. Pero nada pasó, confió en seguir- En esta vida hay que asumir que la ayuda es necesaria, así se quiera o no. Y después de todo lo que paso con Neji, fue él mismo el que sacó las propias conclusiones. Yo no soy tan inteligente como él, tengo que admitirlo.

-"Si algo les pasa será solo mi culpa"-pensó la mujer acostada sobre el futon. Llevaba encima una manta delgada para arroparla.

Sabía lo que tenía que hacer. Lo sabía con una convicción tal que no necesito de él para asegurarse que era lo correcto. El silencio inundó la habitación. Naruto se acercó a ella temeroso de sus actos. Pero con convicción se acostó a su lado. Consintió su cabello ya un poco más largo y lo besó en las puntas. Ella le miró con esa mirada un poco vacía que últimamente había adquirido. Como si dentro muriera de a poco sin que él pudiese hacer algo. Tal vez ella lo quería hacer así.

-No me dejes-fue lo que dijo él.

-Nunca- le respondió. Ella acomodó esa respuesta en su corazón de otra manera. Sin embargo se lo calló.

-¿Segura?

-Es lo único de lo que tengo consciente de mi existencia.

El rubio refregó su barba contra la cara de ella besando después su piel, ya un poco roja por la fricción. Sakura quedó de medio lado viéndole.-Yo lo amo.- El rubio se agitó en demasía. Ella no era de mucho afecto, así que verla decírselo así, sin tapujos y directamente lo hizo sentir como colegial. Y fue cuando vio cómo se acercaba a su rostro y le daba un pequeño besito casto en su frente.-Gracias por todo… baka… Naruto.

Y no aguantó más, la tomo por la boca y la lamió como un gato, mordió su labio inferior haciendo que ella gimiera con un sonido muy ronco, trató de taparse sellar su boca gritona con las manos, pues si la dejaba a su libertad podía despertar a todos los de la casa. Él era consciente y le encantaba ese juego peligroso. Sus labios le apetecían tanto, carnosos y rosados… dulces; siguió con su lengua hasta el interior donde mojo aún más la boca de ella. Relamió sus dientes y después succiono con fuerza con su boca. Sakura se abalanzo sobre él agitando sus movimientos de manera desenfrenada restregándose sobre el cuerpo de Naruto para ayudarle a la estimulación.

Moría siempre cuando estaba con él. Lo amaba al punto del desespero. No era que lo necesitase, solo que con él todo era mejor. Todo se incrementaba, en el placer y en la esperanza. Naruto volvió a ponerla debajo de él, queriendo sentirse poderoso. Pero aun así con toda la sutileza que los deseos le permitían.

-Cree… cree en mi… cree.

Sakura negó con la cabeza. ¿Por qué tenía que decirle esas cosas en esos momentos? Abusaba de su vulnerabilidad.

-Esta noche… cree en mí, así como lo hago yo.

La rosa se dejó llevar por su musa sensual. Que su cuerpo hiciese lo que quisiese así como él lo hacía de manera tan aparentemente fácil. Apagaría su racionalidad por completo.

"OFF".

Ella levantó la pierna para empujarlo, así quedaron sentados frente al otro. Gateó y acercándose a él fue girando hasta darle la espalda. El hombre aprovechó la situación y sumergió sus brazos dentro de la camisa roída de su compañera. Cuál fue su alegría al sentir que no llevaba nada más. Con un rugido tomo sus pequeños atributos entre las manos donde apretó. Mientras tanto besaba el cuello con vellos hasta llegar a las oreja. Ahí de un mordisco se llevó el lóbulo mientras apretaba sus diminutas cumbres erguidas a la vez. La mujer gimió pasito llevando sus manos a la cabeza de él para sumergir sus dedos dentro de sus cerdas monas.

Sin miramientos la rosa llevó su mano derecha dentro de su pantalón sumergiéndola a ese rincón que sólo su hombre conocía. Allá dentro, entre su propia líquida calidez. Aquella que estaba produciendo su amigo, amante, compañero y esposo. Deslizó los dedos tres veces para impregnar el meloso néctar entre ellos. Una vez logrado el cometido saco de nuevo la mano de su pantalón viejo y gastado. La puso enfrente de ambos para que él la viera. Ella jugo con sus dedos juntándolos y despegándolos entre sí para que viera los hilos que se formaban. Naruto quería enloquecer, quería terminar de una vez y no podía concentrarse para que eso no pasara. De pronto lo consideraría cómo un voraz y egoísta. Pero no podía. Ella lo supo y quiso ser aún más malvada.

Llevo la mano impregnada dentro del pantalón de él para cubrir su esencia de hombre con la suya. Mezclando olores y movimientos de arriba hacia abajo. El hombre rugió exhalando tan débilmente que se quedó quieto soltando de su agarre a la mujer. Porque eso era en ese momento. Una masa desgonzada de placer.

-No me sueltes-suplicó ella sin verlo. Pensó en que sería la última vez que esto pasaba. No. No podía pensar en ello sino pararía. Apretó con una fuerte delicadeza a su señor haciendo que la apretujara con tanta fuerza que de seguro amanecería amoreteada. Sacó su mano del pantalón ajeno y con mucha certeza las puso en los pantalones de ambos a la vez bajándolos rápidamente. Con tanta facilidad que sorprendió a Naruto quien hipo sobrecogido.
Sin detenerse a pensar mucho llevo una de sus manos algo callosas y grandes al frente del cuerpo de la rosa. Tan delicada y frágil. Paso la palma por su vientre donde entonó una oración silenciosa. Ella lo notó y la quitó suavemente de ahí para llevarla más abajo.

-No lo hagas- fue lo único que le imploró. La muerte aún era reciente. El hombre entendió el mensaje concordando con su amante. Así que la guio para que quedara sobre sus rodillas y manos en el suelo. Él atrás encargándose de todo. Masajeó dentro de ella con sus dedos en una caricia tan suave y delicada para que él retomara fuerzas y ella se dispusiera diligente. Escuchando ese sonido tan característico de la excitación de ella al refregar en su botón de placer, se introdujo levemente. Ella sólo dijo un "ah" muy pasito. Crispo los dedos sobre el tatami y fijo su vista en él. Estaba algo carrasposo y hacia que sus rodillas dolieran. Pero ese pensamiento pronto acabó cuando él aumentó la fuerza y la acariciaba con hambre y también con rabia.

Su horrible manía de desquitarse del mundo con ella. Pero eso no importaba pues también ella lo hacía y con más frecuencia. Se usaban mutuamente. Cerró los ojos mordiéndose los labios para no emitir sonido y llamar la atención del resto de los ocupantes de la casa.

-Quiero escucharte-fue lo que dijo Naruto entre movimientos frenéticos que hacían que el sudor volara como rocío.

Sakura se irguió chocando su espalda con el pecho de él. Volteó su rostro y le "obligó" a besarla. Dentro de la boca de él ya pudo gemir con libertad. Ese gesto definitivo terminó por matarlo y él también pareció gritar con ella. Faltos de respiración decidieron seguir en esa posición hasta terminar. No faltaba poco.

Supieron que todo acabo cuando se mordieron mutuamente los labios hasta sangrar y un líquido blanquecino muy viscoso goteaba por la entrepierna de ella hasta sus rodillas. La rosa abrió los ojos por fin después de irse del planeta y volver. Se retiró suavemente para acostarse sobre el futon alcanzado una toalla dispuesta al lado de la mesa de noche. Se limpió rápidamente y se acomodó dentro de las colchas sintiendo el frío del invierno.

Sintió a su amante pegarse y entrecruzar los dedos de la mano a la de ella. La abrazó por detrás suspirando en su cabello ya largo. Hace años no lo tenía hasta esa altura. No era como el de las princesas pero estaba avanzando. No se dijeron nada. No había mucho que decir.

"ON".

Sakura prendió su racionalidad volviendo con ella la seriedad. La sombra y la culpa. Ella sabía lo que haría y seguiría sola de ahí en adelante. Miró el shōji y vio la sombra de la nieve caer. Alcanzó a desprenderse del abrazo del rubio quien sólo hundió su cara en la espalda de ella a modo de reclamo y por el frío. Por fin pudo alcanzarlo para deslizarlo solo un poco.

Entre tanta nube oscura y gris pudo divisar un poco la luna llena. Tan grande y blanca. Brillante y cegadora. Se tranquilizó un poco viendo a su alrededor. Estaban viviendo una ilusión tan real que quiso creerla. Pero ella no podía seguirla. Entrecerró los ojos cerrando de nuevo el shōji. Se volteó para quedar de cara al rubio que dormía pesadamente y se acomodó entre sus brazos.

-Perdóname- fue lo que le susurró quedando dormida.

Él solo se quedó quieto y fingió dormir.


Continuará…

Nos acercamos a la recta final de esta historia. Alistemos la cerveza de mantequilla para celebrar.

Sí no contesto sus comentarios no quiere decir que no los lea. Sólo que ando ocupada en este momento y solo pude venir a dejar esto publicado. Besos y chocolates.

Sandeces Random

-Les recomiendo un manga que se llama Sekai no Hate de Makino Aoi. Realmente te hace pensar en el peligro de saber solo UN LADO de una historia, como comenta la novelista nigeriana Chamamanda Adichie. Y es un tema que me gusta abarcar en este fanfic.

-El último párrafo es una canción que se llama Eye in the sky del grupo The Alan Parsons Project.

-"Talk to the moon" o "Háblale a la luna" pertenece al OST Tsuioku Hen (Rurouni Kenshin, a.k.a mi anime/manga favorito). Comentarios son recibidos. Críticas SÍ y SÓLO Sí son constructivas

Miyuki Uchiha
Escuchando "Just like honey" de The Jesus and Mary chain

Naruto no me pertenece. Es totalmente hecho por el gran Kishimoto Masashi (si fuera mío ya habría habido NaruSaku desde hace muuucho tiempo). Sólo uso sus personajes con fines creativos sin ánimo de lucro.

SUMMARY: Puedes verte como hombre; puedes oler como uno, puedes hablar como uno… pero nunca podrás enamorarte como uno.


Basada en la cultura de las vírgenes juradas de Albania

Capítulo 12:
Sound of snow falling

Se echó un mechón de cabello detrás de la oreja, ajustó una chaqueta gruesa que la cubría casi por completo, se aplanchó el vestido que había robado del closet de Hinata y se ajustó sus botas golpeando levemente las puntas contra el piso. Aun recordaba cómo había llegado a ese punto.

Una semana antes…

El desayuno en la casa de Neji y Hinata transcurría con tranquilidad. Sakura no musitaba palabra alguna. Tomaba sus alimentos con tanta parsimonia que siempre terminaba de últimas y sola en medio de la acogedora salita, muy austera pero con un toque personal muy al estilo de Neji; “él se encarga de la decoración”, había comentado Hinata cuando Naruto le preguntó sobre el tatami. Ahora sola en el comedor miraba al exterior.

Dentro del i-má arrodillada y cubierta por la manta y el calentador en el centro de la mesa veía los copos de nieve caer.

-Demonios Sakura-chan, cierra ese fusuma.

-Es bonito ver el frío afuera pero estar caliente y cómoda acá.

Naruto se rascó la cabeza viéndole con extrañez.- ¿Qué pasa?-le preguntó sentándose al lado de ella.

Ella le miró con ojos bien abiertos ladeando la cabeza -¿Por qué la pregunta?

-Has estado de muy buen humor y… Sakura-chan, no lo tomes a mal, pero no te reconozco.-admitió por fin serio.

Ella volvió su mirada a la nieve, tenía mil maneras de contestarle pero esa semana se comportaría como siempre quiso en toda su vida. Sería la última vez. Sentía en lo profundo de su ser que cuando dejaba de pensar en los problemas, su sonrisa brotaba con más naturalidad y la calma la inundaba como helio en una globo de color.

Naruto frunció el ceño y le mostró unas tijeras- Para mí. No me gusta llevar el cabello así de largo.-Le dio la espalda y la rosa comenzó a cepillarle los cabellos monos para repartirlos entre sus dedos. Cortó pocos centímetros, despuntando nada más. Naruto trato de ver arriba al notar lo poco que caía al suelo.

-Oye, no estás cortando.

-Claro que sí. Lo que pasa es que a mí sí me gusta que lo lleves largo. Te ves más…

-¿Guapo? ¿Audaz?... ¿Rebelde?

-…Interesante.-respondió desinflando el ego de Naruto.-Mira a ver.

El hombre se levantó rápidamente y se vio en un espejo redondo que colgaba de una columna de madera. Se vio de lado y luego del otro. Bajó el cuello y después alzó la barbilla. Tremendo análisis corporal que a Sakura le pareció ridículo.

-¿Ya?-preguntó curiosa e impaciente.

-Pues… sí… podría funcionar… más o menos.

Sakura frunció el ceño frustrada por la actitud de él. Nada parecida a la de ella.

-¿Te corto el cabello?-fue lo que le preguntó el rubio acercándose con un caminar lento.

-¿Para qué?-preguntó sorprendida alejando su cabeza del agarre de Naruto que había estirado su mano para tomar un mechón de cabello rosa.

-Ehh…porque tu cabello es ¿corto?

-Era, en pasado-respondió con una risa obvia levantándose con los restos de pelo rubio centellando en su mano.

Naruto le miró serio y sorprendido cerrándole el paso.- ¿Qué hiciste con Sakura Haruno?
-La secuestre en un lugar apartado del horizonte.

-¡Sakura!

-No te pongas así. Sólo molesto- Sakura se acercó tranquila al notar al hombre cada vez más ansioso por su actitud “fresca y relajada”.- Te faltó el “chan”-, le susurró al oído como si fuera un secreto importante. Colocó su dedo índice frente a su boca- Pero no lo puedes decir.

Naruto se desencajaba con la actitud de ella. Sabía que algo planeaba. Simplemente lo sabía. Lo que no tenía claro aún, es que sí en sus planes “malévolos” la ingesta de algún tipo de psicotrópico estaba involucrado. Sakura era ella en físico, pero en personalidad se había ido y no tenía idea a donde.

-La única persona que me corta el cabello es Kushina-san y sólo Kushina-san. El resto es sacrilegio.-comentó con un ademán tranquilo- voy a botar esto.

Naruto se acercó a ella y besó su gran frente blanca que era tapada por flecos sin orden-Acá estoy. Por favor no lo olvides ¿sí?

-Por supuesto que no lo olvido “baka Naruto”.

-A veces creo que no es así. Siento que eres como agua que se me escapa entre las manos entre más firme la trato de agarrar.

-Así es mejor. Tal vez necesito ser libre.

Naruto abrió los ojos con pánico abriendo la boca para soltar un discurso cuando la rosa tapo su boca con la mano con mucha suavidad-No de ti… no de lo nuestro. Solo siento que quiero volar…lejos. Solo dejar demasiada carga atrás que no sirve de nada. Un peso que al final sólo me ha traído desdicha.

-Eso haremos Sakura-chan. Nos iremos pronto de acá.

Sakura le miró con mucha ternura y en su interior sintió mucho pesar, pues ella sabía que no se refería a irse lejos a algún lugar. Sino liberarse de cadenas tradicionales que habían hecho de su vida un sistema programado de supervivencia. Quería experimentar explorar horizontes desconocidos.

-Eso me gustaría-respondió con mentira camuflada en un beso que plantó en la mejilla sin afeitar de su amigo.

Una mancha café llegó al patio y Naruto salió a su encuentro sin aura hostil. Sakura asomó su cabeza y vio a su compañero de equipo quitarse unos copos de nieve del poncho. La mujer se dirigió a la cocina a botar los excesos de cabello saludando a Sasuke con un ademán de cabeza yéndose del lugar.

El pelinegro vio a su amigo acercarse con mirada seria- Tienen a Hokage-sama bajo custodia.
Naruto apretó sus puños respirando tranquilamente-¿Por cuánto tiempo?

-Hasta que diga el paradero de Sakura.

-Él no sabe dónde está.

-Él de hecho sí sabe.

Naruto echó una mirada atrás por sí la rosa se había quedado pero todo estaba despejado- Seguiremos con el plan. No pueden tener al Hokage de la aldea en custodia por mucho tiempo.

-Sabes bien que ejercen interrogatorios con una metodología poco ortodoxa ¿no?-Sasuke le miró con esos ojos serios y llenos de color alquitrán. Ajustó un vendaje de su mano para pensar bien su respuesta- ¿Hasta dónde llega tu sentido del deber Naruto?

-Eso es sencillo, tengo mis prioridades claras.

-¿Están bien organizadas?

-Para mí lo están y es todo lo que importa.

-Sabes que para llevar a cabo tus prioridades más de uno nos estamos jugando la vida ¿no? Te vuelvo a preguntar ¿hasta dónde llega tu sentido del deber Naruto?

El rubio le miro tranquilo respirando en un ejercicio de ocho segundos para inhalar, tres para retener y cinco para expulsar- Hoy nos iremos de Konoha. Tsunabe Obaa-chan estará bien. No permitiría que le hiciesen daño. Jamás…Sasuke…por favor.

Su amigo exhaló cansado y dio media vuelta- Tampoco era para que lloraras.

Sin más palabras dio un brinco para salir de la propiedad. Naruto llevó su mano a la cabeza para echarse el cabello para atrás. Aturdido, descolocado y preocupado.- ‘Baa-chan- musitó con nerviosismo.

Sakura recostó su cabeza en la pared habiendo escuchado toda la conversación. Sonrió tristemente cerrando los ojos con aceptación. Apretó el poco cabello rubio que llevaba en la mano y fue con paso silencioso a la cocina.


-Tsunade… ¿está bien? ¿Es eso lo que me tratas de decir?

El ratón de tinta parecía bailar un ritmo hawaiano mientras con señas enviaba un mensaje a Kushina.

-¿Naruto?

El ratón chirrió y movió los bigotes de lado a lado. Después de media hora supo que eso significaba: afirmativo.

-A ver… ¿Naruto?… está… ¿Ah…? Lo siento pequeño no te entiendo.-El pequeño ratón se refregó la cara en señal de frustración y volvió a ejercer una mímica bastante tierna –Está… ¿pálido? ¿Triste? ¿Regañado? ¿Abrazado? ¡SEGURO!- El pequeño animal de papel pareció sonreír feliz y con la misión cumplida habiendo entregado el mensaje desapareció en un “puff”.

Kushina se levantó y vio por la ventana de su hogar al horizonte. En la aldea aún nadie sabía de la medida de seguridad que habían tomado contra Tsunade. El escandalo sólo crecería. Los rumores que se habían suscitado parecían una colmena de abejas. Por todos los rincones el nombre de Sakura se escuchaba. De manera buena y mala. Había intermedios y extremos. Eso pareció tranquilizar a la mujer que apretó su bolsa de mercado cuando pasaba por una calle concurrida. Sin embargo, mientras las horas pasaban y los escuadrones de búsqueda interrogaban a medio pueblo sobre el paradero de la rosa, nadie daba razón de Naruto. Al parecer no había conexión entre ambos. Kushina agradeció con culpa este hecho y cerró los ojos en una oración de protección.

Aún entre tanta tormenta Tsunade seguía imbatible y encontraba formas de mantenerla informada de todo. Al parecer la lealtad de muchos la acompañaban en esos tiempos oscuros. El castillo de naipes se venía abajo pero de alguna manera parecía sostenerse endeble por alguna suerte del destino.

Con la mirada firme en el horizonte sus ojos centellearon dejando que su tristeza se elevara con los copos de nieve que el viento grácilmente se llevó.


Ya había pasado una semana desde que Sakura y Naruto estaban escondidos en la casa de la segunda rama. Sasuke los visitaba ocasionalmente para rendir uno que otro informe a Naruto exclusivamente y luego se iba mustio a su casa. Akamaru y Kiba también iban de visita pero solo saludaban desde la puerta. Nadie supo nunca de la presencia femenina rosa en la casa.

Durante esos días Naruto destinaba tiempo del día y de la noche para hablar con Neji sobre el acontecer de Konoha. Sai como principal enlace con Tsunade, mantenía al día los pormenores y estado del Hokage. El rubio mientras, realizaba apariciones esporádicas al cuartel ANBU para papeleo y tareas simples. Alegó que estaba enfermo y contagioso con algún virus y no bastó más argumento para que nadie quisiese tenerlo cerca mucho tiempo en las oficinas. Con Shizune solo se saludaban y lo trascendental lo mandaban en mensajes cifrados con la ayuda de los animales de tinta de Sai. Después de todo a ella también la tenían demasiado vigilada.

Mientras la tormenta ocurría, la principal afectada solo se dedicaba a estar sentada y observar la nieve. Ayudaba en las tareas de la casa y procuraba mantenerse ocupada en su encierro. Los minutos se tornaban lentos y pacíficos. Sin embargo supo que el día se acercaba sin remedio. Sentía un poco de miedo, pero después recordaba los motivos que la habían impulsado a tomar la decisión y se llenaba de nuevo valor.

-De esta manera cortas… pero no lo hagas muy delgado porque se quema cuando la fríes.
 
Sakura se acercó a la tabla de picar y vio los bastones de zanahoria perfectamente cortados.-Es más difícil de lo que parece.

Hinata le sonrió maternal mientras encendía la pequeña freidora doméstica y el aceite comenzaba a burbujear.- ¿Nunca cocinaste?-preguntó mientras empavaba los ingredientes en una mezcla de tempura.

-No realmente. Siempre estaba en misiones así que sólo comía cosas empaquetadas… la verdad siempre me llamó la atención hacerlo pero el tiempo no me dejaba. Y realmente tampoco había alguien quién me enseñara.-le comentó con un tono algo melancólico tomando el plato de camarones, zanahorias, cebollas y calabacines empapados dispuestos a sumergirse.

Hinata no quiso ahondar más en el asunto-Bien, ahora vamos a freír primero las zanahorias y el calabacín que se demoran sólo un poco más que el resto. Con mucho cuidado vas a llevarlo al aceite y lo vas a soltar sin que salpique ¿de acuerdo?

Sakura miró la freidora con mucha sospecha. Era su reto más grande, lo sabía. Con temor tomó un bastón que regó un poco de mezcla la cual cayó primero y chispas de aceite brincaron. Sakura pegó un grito y se alejó moviendo el brazo como si tratara de espantar algo.

-Tranquila, tranquila, no pasa nada-le calmó Hinata con una risita animándole a seguir.

Sakura dejó el plato y se remangó el saco. Pasó una mano llena de harina por su rostro para rascarlo y volvió a su guerra personal. Esta vez decidida metió todo con eficacia y el aceite apenas y saltó.

-Huele muy bien acá.

Naruto entró a la pequeña cocina para ver a su Sakura con un bigote blanco viéndole feliz elevando su mano en signo de victoria. El rubio frunció sus labio y cerró los ojos para no reír-Neji te busca-fue lo único que pudo decir. Hinata rio y salió limpiándose las manos contra el delantal blanco que llevaba.

-¿Qué?-preguntó la rosa viendo a su amigo sostener la risa.

-Nada… señor bigotes- Naruto la llevó a la pequeña ventana y Sakura se vio. Enarcó las cejas y rápidamente se limpió.

-Solo por el chistesito no hay comida para ti.

Naruto le miró coquetamente y le abrazo atrayéndola a él sin problema. Sakura le miró aun seria.-Fue gracioso, admítelo.

-Claro, si se burlan de ti. Por supuesto que lo es.-Sakura llevó sus manos y las refregó contra el rostro del hombre el cual no soltó el abrazo a pesar de los movimiento de la mujer.

-Ahora ¿qué ves?- le preguntó moviéndose un poco para que Naruto viera su reflejo en el vidrio. Tenía dos grandes círculos en los ojos.

-Un panda-respondió feliz refregando su rostro contra el de ella.

Sakura se dejó mimar respondiendo también como si fueran un par de gatos. Luego ella volteó el rostro y aprovechó para darle un beso en los labios a su ¿amigo? ¿Amante? Ella no le gustaba colocarle una etiqueta a lo suyo. Su relación era más grande que un matrimonio. No existía en el planeta, un adjetivo que describiera lo que Naurto y Sakura sostenían.

El corazón de ella se infló de emoción y enlazó sus manos en el cuello de su amado. Cómo le adoraba. Él no la completaba, era mejor, caminaba con ella en su proceso de autodescubrimiento. Dejarlo era su muerte personal. El solo hecho de imaginar soltando su mano, era aceptar su destino de muerte. Lo sabía. Y por eso la congoja la arropaba siempre que le daba un beso. Porque su destino ya estaba trazado. Ya lo había decidido y se sentía increíblemente feliz por ello. Un sacrificio por otro.

Sakura le beso apasionadamente lamiendo sus labios en un acto muy íntimo. Muy suavemente, como disfrutando de su sabor, de su textura. El rubio rugió por dentro y ella le calmó con besos por todo su rostro. En un gesto muy tierno y delicado. Él casi no la recordaba así. Sakura era toda pasión, toda fuerza y físico volátil. Ahora la sentía con ternura cándida, calurosa en medio del invierno. De alguna manera se sintió absolutamente protegido por ella.

-Te amo, te amo, te amo- le susurraba cada vez que ella depositaba un beso en lugares de su rostro.

Sakura le miró con ojos llenos de sentimientos que él no supo descifrar. En su mar de jades pudo ver brillo, oscuridad, desilusión y un reflejo resplandeciente.

-Me encantan tus ojos.

-A mí los tuyos. Son mi color favorito. Como el cielo, como el agua, como las olas, como el viento, como los helados que tanto me gustan. Azules… de todas las gamas.- Naruto sonrió con un leve sonrojo en sus mejillas por la respuesta de ella. -Soy muy feliz a tu lado. Baka…

Naruto entrecerró los ojos con el corazón latiéndole a mil por hora. Se le nublaba la visión con tenerla en frente. A toda respuesta tomó el cuello de Sakura y con gentileza la acercó a él para besarla. Tan suave, tan delicadamente, tan despacio que escuchaban su propio pulso.

-Disculpen pero se está quemando la comida.

Los dos se giraron viéndose descubiertos en una situación vergonzosa y fue cuando cayeron en cuenta del aceite. Un hábil Neji fue el encargado de salvar la situación mientras Sakura abría las ventanas de toda la casa. Naruto sólo podía pedir disculpas de rodillas mientras Hinata solo espantaba el humo con un trapo.


-¿A qué vienes?

-A dejar las cosas claras supongo.

Tsunade miraba a Orochimaru en el un salón no muy grande, no muy pequeño. Era de paredes oscuras y sólo había un catre.

-¿Vas a confesar?-preguntó él sin actitud agria. Algo extraño en él. Le miraba de manera silenciosa.

-No tengo nada que confesar. Esperaré lo que tenga que esperar.

-¿Imaginaste que esto terminaría así?

-¿Terminar? ¿Terminar qué?

-La vida.

-¿De nosotros?

-De todos.

-Nunca esperé nada. Es mejor así.

-Una sorpresa siempre.

-Cada día.-Ella se estiró y le vio sentada.-El que vengas a visitarme… ¿tengo que prepárame para algo?

-Es muy posible.-respondió sincero.

-¿Para qué vienes entonces?

-Porque a partir de ahora solo seré un espectador.

-¿Qué te hizo cambiar de personalidad tan radicalmente?

-Una vida por otra… pero ahora sólo será una vida sin otra.

Tsunade le miró con preocupación. Orochimaru volteo para salir –Ya conseguí con lo que buscaba. Pero ahora que lo tengo no sé bien sí era lo que quería.

-Nada nunca lo es.

El silencio habitó en el pequeño espacio mientras el Hokage refregaba su rostro con intranquilidad. En su naturaleza humana siempre estuvo el deseo de algo. Buscar y buscar sin detenerse a pensar que lo que necesitaba era lo que tenía. Tal vez a Orochimaru eso le pasaba.


Los dos se encontraban en un abrazo mutuo que parecía uno. Llevaban puesto abrigo sobre abrigo. Dos pares de medias puestas cada uno. Gorros de lana y guantes. Sakura respiraba y juraba que podía ver su vaho flotar en el ambiente.

-Lo siento-volvió a disculparse la mujer muy cerca al rostro de Naruto.

Estaban acostados dentro del futon y el calentador desplegaba su calor sin un efecto a corto plazo.

-Está bien preciosa, no importa-le respondió con un estornudo. Sakura cerró los ojos de inmediato.-Perdóname ahora tu a mí.

-Está bien precioso, no importa.-dijo burlona.

Naruto hizo un sonido en desapruebo por el apodo y la apretó más a su cuerpo. Al momento del incidente con el aceite y con todas las ventanas y puertas abiertas el invierno hizo de las suyas entrando furtivamente a la residencia Hyuuga. El resultado fue que la temperatura era la misma que afuera. La rosa se disculpó de mil modos con Neji que solo podía estar cruzado de brazos y con un pañuelo limpiando su nariz cada cinco segundos. “No te preocupes” le había dicho Hinata con la voz un poco ronca.

Ahora estaban ahí tratando de darse calor mutuamente.

-¿Te tomaste la infusión de hierbas que les hice?

-Hasta la última gota.

-Bien- susurró Sakura cerrando los ojos y pegando la nariz a la de él.

-¿Sabes? Hay una manera para entrar en calor.

Sakura abrió los ojos y los entrecerró-Hoy no vamos a tener sexo.

-Hacer el amor Sakura-chan. Hacer el amor. Eso suena muy feo.

-Siempre dices lo mismo-le dijo acariciando su rostro con los guantes.

-Porque es cierto.

-Por muy cierto que suena la verdad es que hoy no va a ser la noche.

Naruto hizo un puchero sacándole una risita a su mujer de pelo rosa.

-Hoy quiero estar contigo así. Quiero verte, hablarte, darte besos. Ser más íntimos que nunca.

-¿Mas unidos de cómo te digo que estemos?

-Basta.

-Bien… pero cabe la posibilidad que pase algo más ¿no?

-Si juegas bien tus cartas…

-Bien. ¿Qué quieres preguntarme?

Sakura meditó profundamente.- ¿Aun piensas en tu papá?

-Si te soy sincero, a veces sí y a veces no. Es como si mi manera de vivir de alguna manera lo mantuviese vivo y eso me hace no extrañarlo.

-Eso suena muy lógico.

-Sakura-chan ¿tu extrañas al tuyo?

-Todos los días. Y si te soy sincera me siento culpable cada vez que pienso en él.

Naruto arrugó el ceño viéndola fijamente acariciando su espalda- ¿Por qué?

-Antes de morir peleamos y mis últimas palabras sólo fueron para herirlo. A pesar de los años no logro sacar eso de mi mente. Trato de no aferrarme a esas ideas pero a veces necesito que me digan ciertas cosas. Naruto ¿tú crees que esté orgulloso de mi? Porque yo no creo. En mis sueños lo veo triste.

-¿Tú estás orgullosa de ti?

-Solía estarlo. Pero de un tiempo para acá mi imagen se fue haciendo borrosa. No me veo en un futuro con la claridad de antes. Ahora siento que soy una veleta.

-Eso no es malo. ¿Necesitas saber a dónde vas?

- ¿Tu no?

-Ahora no. Después de lo que hemos vivido y lo que estamos pasando en este momento me hace desapegarme de las cosas. No las deseo, sólo recibo agradecido lo que venga. Aprendo de mis pasos y lo hago de manera tranquila.

-Yo llegué a una conclusión parecida. Decidí que debo hacer.

-¿Y?

-Es un secreto.

-Pero ¿estás contenta?

-Sí. Creo que por fin estoy tranquila

-Entonces está más que bien.

-Es perfecto.

Un silencio cómodo los inundó pero no por mucho tiempo-Naruto cuando volvamos a nacer en otra vida ¿me buscarás? Porque yo te juro que lo haré. Así te tenga que traer a mi arrastrado y sin conciencia.

-Que romántica. Mi respuesta sería que esta vida no ha sido la primera que vivimos juntos. Siento francamente que yo no me enamoré de ti en esta. Sólo recordé lo que era amarte. Hemos estado juntos desde antes. Eso siempre lo supe. Así que seguiremos juntos en las que siguen, y las que siguen-Naruto se acercó a ella y comenzó a mover su rostro en el cuello de ella causándole cosquillas. Sakura se retorció quedando debajo de él.

Y las que siguen-continuó con un beso en la frente, luego en la mejilla, luego en la nariz- y las que siguen-terminó de decir en un susurró apasionado sobre la boca de ella.

Sakura le miró desde abajo arrobada. Con sus mejillas rojas y ojos grandes y verdes. Sus mechones caían en su frente y se desparramaban sobre la almohada.

-Búscame entonces.

Naruto entrecerró los ojos sintiendo un sueño extremo. Trató de permanecer despierto pero una fuerza bestial lo estaba tumbando. Vio borrosa a Sakura que le miró con una sonrisa hermosa por última vez. Cayó desmayado sobre ella.

Sakura respiró profundamente por última vez y abrazó a Naruto con dulzura y fuerza. Lo besó por última vez en la frente y lo abandonó. Le arropó bien dejándolo en el futon. Se levantó sin hacer ruido y se desnudó. Fue a una un rincón donde había tomado un vestido de Hinata y se lo colocó. Se cepilló el cabello disponiendo de dos hebillas rojas para recoger su fleco al lado izquierdo. Se puso unas botas con medias largas, un gabán con cuello afelpado y se vio al espejo pequeño. Las olas de emoción la intentaban derrumbar y juró ver a su padre detrás de ella viéndole con una sonrisa. Ella suspiró contenta y giró para ver al rubio por última vez.

-Te espero en la próxima vida.

Sin más salió de la casa Hyuuga para ir directo a la oficina del Hokage y entregarse. Su decisión jamás había sido más clara y su convicción nunca había sido más fuerte.

Continuará…

Bueno niños y niñas, estamos en la recta final. Quedan dos capítulos y queda concluido este mini mini proyecto. A todos los que han estado presentes durante estos años (increíble) gracias por aguantarme hasta lo último. Vamos a ver si no nos terminamos odiando al final de este fic.

Sandeces Random

Blanca:Agradezco tu comentario tan emotivo. Espero que la conclusión de esta historia no sea tan terrible para todos. Gracias por pasarte y dejar tu opinión. Espero nos podamos encontrar en otro fic pero en otro fandom diferente. Chocolates!

Ryukaru: Hola, muchas gracias por pasarte. Te puedo comentar que pasé por tu fic pero hay varias aspectos que, como lectora, no me permiten seguir tu historia. Básicamente y la principal es la manera de narrarlo. No leo historias tipo libreto. Leo una historia como si fuera un libro y no de otra manera. También hay un problema de descripciones que debes tener en cuenta. No expliques los jutsus en medio de un diálogo, eso corta la narración y uno queda con la sensación de haberse salido de la historia; sí quieres explicar hazlo en un pequeño glosario al final de cada capítulo. Finalmente me encuentro en un proceso de transición a otro fandom donde sólo me estoy enfocando en él en el área de escritura. Sin embargo te deseo el mayor de los éxitos con tus historias. Live long and prosper.

aduzumaki: Oh no entres en modo depresión. Este fic está catalogado como Angst/Drama no como romance. Hahahaha, igual lo importante es que ellos dos encuentren su verdad ¿no? Un abrazo y gracias por pasarte por esta humilde historia.

-" Sound of snow falling" o "El sonido de la nieve cayendo" pertenece al OST Tsuioku Hen (Rurouni Kenshin, a.k.a mi anime/manga favorito).

Críticas SÍ y SÓLO Sí son constructivas

Miyuki Uchiha
Escuchando “Seiseiruten -Shin Jidai He-” Rurouni Kenshin Live Action Movie - Full Original Soundtrack

Naruto no me pertenece. Es totalmente hecho por el gran Kishimoto Masashi (si fuera mío ya habría habido NaruSaku desde hace muuucho tiempo). Sólo uso sus personajes con fines creativos sin ánimo de lucro.

SUMMARY: Puedes verte como hombre; puedes oler como uno, puedes hablar como uno… pero nunca podrás enamorarte como uno.


Basada en la cultura de las vírgenes juradas de Albania

Capítulo 13:
Shades of Revolution

El bosque se iba a derrumbar si seguía así. Sasuke lo miraba desde atrás sin mover un músculo. Solo estaba ahí por sí las cosas se salían aún más de control y su amigo terminaba destrozando la Aldea. Era su acompañante mudo.

Naruto daba golpes cómo si quisiera morir en cada puño. Las astillas volaban por doquier y los árboles secos no parecían contrincantes dignos del él. El bruno miró a un lado y pudo ver a Shizune acercarse con disimulo. Avanzó a ella sin que Naruto lo notase. En su ira sólo veía rojo.

-La ejecución será mañana. Cuando caiga el sol.

-¿Tsunade?-preguntó viendo a Naruto a la distancia.

Shizune negó con la cabeza y se fue.

Los últimos dos días habían sido sumamente intensos para Konoha. Sakura se había entregado voluntariamente y usando un vestido como una mujer. Los gritos y los insultos no escasearon y Tsunade había quedado en libertad. Las investigaciones contra ella pararon y Sakura había asumido toda la responsabilidad.

Veía a su amigo golpear de un lado a otro para disminuir su ira pero la tristeza parecía embargarlo de nuevo para darle más poder.

-¡Eres una idiota Sakura-chan! UNA IDIOTA- gritaba como loco pegando contra el piso. La nieve disminuía el impacto provocándole sólo frio.

Naruto había despertado con temor cuando la luz del sol se coló para darle de lleno en el rostro. Abrió los ojos de par en par y lo único que pudo buscar fue a Sakura. Se levantó con afán y la llamó con gritos. Sabía que no estaba en la casa. Sus alaridos fueron escuchados por los dos Hyuuga que fueron a su encuentro con ojos abiertos.

-Está en Konoha. De eso estoy seguro.-Aseguró Neji activando el Byakugan para tranquilidad del rubio.

-¡Naruto!-gritó Kiba llegando en el lomo de Akamaru jadeando con preocupación.-Haruno se entregó a la Orden. Su juicio se dictaminará dentro de unas horas.

Naruto negó con la cabeza y se sentó en la duela de madera respirando agitadamente.

Después no quiso saber más de nadie y salió corriendo por las calles como loco. Tropezó con varias personas mientras su cerebro hacía conexiones lógicas para entender el asunto. Fue cuando el recuerdo de Sakura le golpeó estúpidamente.

“-¿Te tomaste la infusión de hierbas que les hice?

-Hasta la última gota”.

Naruto recordó alarmado llevando la mano a la boca. El rubio se puso de pie y fue donde su madre.

Se había quedado con ella ese día pensando en Sakura. En su sonrisa disfrazada, en su último momento esa noche y en la promesa que se habían hecho. La rosa tenía sus planes y él sabía que algo tramaba. Naruto se llevó la palma derecha de su mano enfrente y vio dibujado en ella un kanji de jutsu.

Ella podría haberse salido con la suya pero él también se había asegurado de seguirla hasta la muerte. Cerró los ojos con angustia. Ahora era tarde. El mecanismo de acción del mismo era sencillo. Todo lo que le pasara físicamente a Sakura le pasaría a él. Una torcedura, una herida, incluso el más leve raspón.

En su cuerpo se vería reflejado como un espejo. El día en que su hijo murió tomó la decisión de poner la vida de él en la vida de Sakura. Sí ella quería sobrevivir él lo haría. Sí ella quería morir él también lo haría. Al cabo de pensarlo mucho supo con certeza que había trazado su destino a como él quería. Sin remordimientos. Sin embargo en él siempre quedó el pensamiento de esperanza que Sakura huiría de ese lugar para no volver jamás.

Naruto apretó su puño derecho y descargó su frustración en un pino sin hojas en el bosque que rodeaba la aldea. Miraba al piso agotado con el sudor bajando como cascada de su frente-¿Por qué decidiste esto…? ¿Por qué?-musitaba para sí con mucha congoja.

-¿Por qué sólo piensas en ti?

Naruto volteó a ver a Sasuke que le miraba con su actitud de siempre.

-No has pensando ¿que esto era lo que ella quería? ¿Lo que necesitaba? No seas egoísta y dejar de pensar en ti.

Naruto proyectó un golpe que le dio en toda la cara y se abalanzó contra él sujetándolo por el poncho café.-Tú no sabes nada.

A toda acción violenta, Sasuke tomó el puño de Naruto y lo bajo con calma.-Según me dice Shizune se veía muy bien. Iba con el cabello arreglado y con un vestido.-Naruto cerró los ojos con fuerza y cayó al piso derrotado. Sasuke le miró desde arriba sin un ápice de sentimiento pero puso su mano en la espalda de su amigo y le susurró-Usuratonkachi…

.°.°.°.°.°.°.°.°.°.°.

Entre los barrotes divisó el cielo despejado. Sin embargo el frío calaba hasta los huesos. Se llevó las manos cerca de la boca para calentarlas. Las frotó rápidamente y pensó en sus amigos. Con su entrega nadie había quedado bajo sospecha acerca de algún vínculo con ella.

-¿Por qué?- había preguntado uno de los ancianos frente a ella. Se encontraban cinco sentados en fila uno al lado del otro.

-Le agradecería fuera más específico con su pregunta- pidió respetuosamente sin ninguna pizca de arrogancia o altanería.

-¿Por qué actuó así? ¿Por qué un bebé?

-Después de años pretendiendo ser algo que no soy me doy cuenta que para ser medianamente feliz tengo que vivir como deseo. Y eso es existir como mujer. El bebé fue el resultado de ello.

-Si quería vivir como una mujer ¿por qué no lo dijo en la iniciación?

-Señores, era una pequeña niña. Mi padre acababa de morir. Estaba sola y confundida. Dígame ¿cómo debí haber actuado? ¿Sin una casa? ¿Sin comida? ¿Sin familia? Dígame por favor cómo.

-Con los deseos que nos expresa.

-Eso no tiene sentido-contestó a molesta con la actitud ridícula que tenían frente a la situación en general.

-¿Nuestra historia no tiene sentido? ¿Nuestras tradiciones no tienen sentido? La vida de todos los aldeanos de esta Villa ¿No tienen sentido?

-Ustedes colocan palabras en mi boca. Eso no es lo que quiero decir.

-¿Qué quiere decir entonces?

-A lo que me refiero son a las opciones. Ustedes solo brindan una única oportunidad para la vida de las mujeres. ¿Qué no tenemos los mismos derechos y deberes? ¿Por qué la diferencia? He desempeñado mi labor de una manera intachable. Manteniendo mi sentido de justicia y deber por encima de todo.

-Porque es un hombre.

-¡NO!-gritó- Eso no tiene que ver. Soy un ser humano justo igual que ustedes. Soy una mujer…

El anciano que hablaba frunció el ceño y se reclinó sobre la mesa- ¿Tsunade-sama sabía de su condición?

-¡NO!, por supuesto que no.

-¿Alguien más sabía de su condición?

-No.

-¿Y el que la preñó?

-Él tampoco sabía nada sobre mi embarazo.

-¿Quién es?

-Eso es algo que no vale la pena mencionar. Pero sí les da tranquilidad, era de otra aldea. Murió en combate.

-¿Cómo nos consta eso?

-Porque yo ya no tengo nada que perder-respondió al final con una sonrisa medio triste, medio valiente, con mucha verdad.

Sakura se miraba los pies que los movía de un lado al otro. Sonrió pensando que las botas le lucían muy bien. Negó con la cabeza para ponerse en actitud más seria. A pesar de lo que estaba por ocurrirle, ella se sentía tan libre y tan bien que no podía dejar de sentirse muy tranquila. Se miraba de un lado para el otro y se cepillaba el cabello con sus dedos… se sentía ella. Eso en años no había pasado.

Lo había olvidado y retomarlo se sentía cómo encontrarse con Dios. Escuchó un “click” de la puerta y vio la llama de una antorcha acercarse. Ella volteó curiosa viendo entrar a Tsunade.
El guardia abrió la reja y se fue dejándolas solas a ambas.

-Te veo muy feliz y no sé sí preocuparme o ponerme a llorar.-Fue lo que le dijo viéndole desde el marco de la celda.

-Feliz por supuesto.

-Te van a matar Sakura.-dijo suspirando tratando de tragarse el miedo.

-Sé muy bien lo que me va a pasar Shishou. No tema por mí. Esto fue lo que yo escogí. Y sí me dieran la oportunidad lo volvería a hacer.

-Tú no entiendes niña tonta.

-Exacto. Soy una niña.-le dijo tranquila sonriéndole.

Tsunade negó con la cabeza frotándose los ojos para no llorar-Yo te ayudaré a escapar.

-¿Y por qué haría algo así de tonto?

-Porque yo me veo en ti Sakura. No puedo cargar tu muerte en mis manos. No en mi conciencia.

-No lo hará, porque este rumbo lo elegí yo. Tsunade-sama, no demerite el trabajo del entrenamiento que me dio. ¿No cree que de haber querido escapar ya lo hubiera hecho? Pero no quiero. Yo quiero ser libre. Quiero ser yo misma frente a todos los que yo conozco. Yo no quiero mentir más. Mentirme a mí. La muerte es relativa y llega en cualquier momento. No hace diferencia que me alcance cuando ya sea vieja escapando toda la vida, encubriendo mi existencia con un mar de mentiras. Estoy agotada.

Tsunade entró a la celda y se arrodillo frente a ella tomando sus manos botando una sola lágrima. Solamente una.

-¿Quieres que haga algo por ti?

-Sí, no deje que Naruto vea la ejecución por favor. Cuide de él.-le dijo con súplica apretando las manos de Tsunade. Aquella persona que había sido una madre para ella.

La rubia asintió con la cabeza y se paró. Llevó su mano a la corona de ella y la acarició por última vez. No dijo nada. No podía hacerlo. Se giró y salió de ese lugar.

Sakura se paró y vio la pequeña ventana que daba casi rozando el techo. Vio el cielo despejado y la luna alumbrándola proyectando una sombra curvilínea y delicada en suelo, sonrió. Recordó cuando era una niña, pensó en Hinata y su vida relegada al hogar, pensó en Shizune y su actitud tosca, pensó en Kushina y su vida llena de amargura por la pérdida de su esposo, pensó en Tsunade y su largo y difícil camino… pensó en las mujeres que habían pasado por su vida y rezó para que pudiesen ser felices. Sí su sacrificio servía como precedente para alguien sería suficiente.

Si cada una seguía su camino feliz sin importar cual fuera, solo por el hecho de haberlo tomado por su cuenta, todo valía la pena. Valía toda la pena del mundo.

Era el primer paso para un futuro diferente. No sólo para ella, sino para otras que se encontraban igual, o incluso peor. Entonó una oración interna con una plegaria musitada al cielo.


Ese día Naruto se vistió con el atuendo más ceremonial que tenía. Se colocó la túnica de su padre. Blanca como la nieve que caía. Roja en los bordes como el fin que pronto experimentaría.

Después de irse del bosque fue a su casa, su madre lo esperaba y con lágrimas le rogó que no fuera a la ejecución de Sakura. No le insistió mucho pues sabía que no lograría convencerlo. Naruto tan solo la abrazó con una fuerza tal, que la mujer palideció. Le dio un beso en la frente y salió de su apartamento para jamás volver.

No le dijo adiós, ni hasta pronto. En realidad no se despidió de nadie. Apretó el puño donde se encontraba el kanji que le traería la libertad en unas horas, mientras iba a una ladera con un árbol de roble que no tenía ya hojas. Un lugar alto donde podía ver a la distancia el momento cuando su amor moriría presa marchita ante el prejuicio y odio de otros.

Se quedó de pie viendo fijamente el paredón donde en pocos minutos comenzaría el espectáculo. No se movió un ápice del sitio y cerró los ojos para no pensar demasiado.


-¿Sake?

-Del más fuerte.

-Ese me sirve.

Kushina se sentó en la pequeña mesa sucia. El bar se encontraba en un lugarcillo que pasaba desapercibido para todos. Sin embargo Tsunade pasaba la mayor parte del tiempo en ese sitio. Su único espacio para pensar en calma. Iba sin la cofia dejando sus mechones rubios casi blancos centellear a la luz de la vela que había en el centro de la mesita.

La roja llevó su mano derecha sobre la de Tsunade y la apretó. El Hokage se llevó su otra mano libre a los ojos recargando su rostro contra ella y lloró. Kushina también lo hizo mientras apretaba más su mano. Podía sentir que desfallecía.

-No pude detener a Naruto-le musitó entre las lágrimas que se vertían por su boca.

-Nadie hubiese podido. Sin embargo necesitaba que Sakura estuviese tranquila y le dije eso. Aunque ambas sabíamos que era mentira. -La rubia apretó la mano de Kushina y recargó la frente en la mesa respirando con dificultad. La tristeza se la comía rápidamente.

La Uzumaki vio por la ventana la nieve caer y el cielo tornándose negro. No podía ver lo que sucedería con sus propios ojos. No podía. El sólo hecho de pensarlo le provocaba debilidad en sus piernas y caía de rodillas temblando. Las mejores amigas de años decidieron juntarse aparte del resto y sufrir la pérdida en privacidad, bajo unas copas de sake caliente. Kushina comenzó a respirar rápidamente entrando en un estado de shock al ver que la noche se tragaba la aldea.

Tsunade tomó la otra mano de Kushina y entonó una oración con los ojos cerrados. Su amiga solo soltó un gemido y lloró con tanta amargura que no podía sentir las manos. Entonces una brisa las envolvió y la vela que había en la mitad se apagó súbitamente.

Las dos abrieron los ojos al tiempo y Tsunade sonrío trágicamente levantándose para ir al lado de Kushina y abrazarla. La hija de ambas se había ido.


Naruto se paró del suelo y vio a la distancia como varias personas se congregaban como ganado para que sus propios ojos pudieran constatar el castigo absurdo a una tradición absurda. Entre cerró los ojos y vio que la mayoría eran mujeres atendiendo. Todas ataviadas de largos abrigos para el frio.

Divisó como los Hyuuga caminaban con una Hinata tropezando aferrándose a Neji como si fuese a desfallecer. Fue cuando escuchó el aullido de un animal y pudo ver a su derecha, algo retirado, a Akamaru con un perfil recto viendo a su amo que también llegaba a la plaza.
¿Qué tal frágil es la vida? ¿La identidad era acaso el mismo cuerpo? ¿Esa coraza que mutaba cada día sin dar una clara respuesta de lo que eran? ¿Era Sakura en sí misma Sakura por un vestido? La intolerancia traída de la incomprensión era tan opresora con los seres que ahí habitaban, que cualquier pensamiento que se aproximara a una decisión diferente, era visto como peligroso.

Naruto vio su sello en la mano y lo besó con lealtad y recordó lo que decía un escritor alguna vez: “todo juicio es un acto de cobardía, una imposibilidad para entender el movimiento del otro”.

En su proceder no sintió remordimiento o tristeza. Sintió la misma decepción que había sentido para con su entorno desde que nació. No moriría como el gran héroe y tampoco le importaba demasiado. A lo largo de su existencia, bajo experiencias tristes y felices llegaba a la conclusión que en esa vida, esa que le había tocado en esa ocasión, su tarea ya había sido completada.

En esa vida había decidido optar por su felicidad contando con la compañía de la persona que más amaba. Había decidido ser su escudero de armas. Su fiel “Sancho Panza” ayudándole a sortear los “molinos de viento”.

Él sabía en la profundidad de su ser, que la única que ayudaría a Sakura era ella misma. Y se sentía feliz y con alivio al mismo tiempo. Con su respuesta finalmente hallada, él la acompañaría a cruzar al otro lado.

Al otro sitio, al espacio después de la oscuridad, al mundo de luz, a otra eternidad.

Así sería.


-Es hora.

Sakura levantó la vista encontrándose con Shizune. Llevaba un pantalón y camisón negros. La bandana de la Aldea cubría su frente y su cabello estaba perfectamente peinado hacia atrás.

-De acuerdo-contestó colocándose en pie y dirigiéndose a la salida de la celda. Adelante pudo divisar a un hombre de contextura fornida en los hombros. Gruesos brazos y una máscara negra que le cubría la mitad del rostro. Sus ojos se perdían entre la negrura de las mazmorras. Una vez frente a él tomó sus dos manos con la gigante de él para rodearlas con una soga rasposa y apretada.

La mujer frunció los labios para no emitir ningún tipo de sonido. Un par de ancianos de la Orden llegaron por atrás y le vieron con expresión seria y fatal.

-Vámonos- dijo uno.

Shizune afirmó con la cabeza y le dio un pequeño empujón a Sakura para “motivarle” a caminar. Siguió detrás de ella.

El camino al paredón fue largo y tedioso. Entre más se acercaba podía sentir el frío inclemente del invierno rodearle el rostro. Caminó paso a paso hasta salir a una plaza mediana que tenía un paredón en el fondo. En él estaba marcado el símbolo de Konoha en rojo sangre. Vaticinando a sus protagonistas el destino que les esperaba.

El verdugo la sostenía caminando a su lado como si tuviese la intensión de escapar. Sakura volteó los ojos al lado izquierdo y pudo ver varias personas de la aldea. Vio a Hinata llorar abrazada a Neji que le veía con una expresión de alerta. Kiba se encontraba también ahí mordiendo su labio de abajo y puños cerrados. Estaban todos detrás de unas rejas altas a unos metros de ella.

No pudo ver ni a Kushina, ni a Tsunade… mucho menos a Naruto. Eso le causó mucha relajación. Sólo Shizune le acompaña unos pasos atrás con una mirada seria, como si estuviese tallada en roca. Levantó la cabeza y la nieve comenzó a caer de manera rápida empapándole el rostro. Suspiró profundamente tratando de conseguir calma. “Siempre es más oscuro antes del amanecer” se decía una y otra vez.

Un tirón la sacó de su divagación cuando su ejecutor la dejo de pie en la mitad de la plaza.
Los ancianos se pararon frente a ella tapándole la vista. Ella comenzó a mirar a todas las direcciones buscando una mancha rubia. No quería encontrarla. En verdad sí la veía caería en un estado de pánico para el cual no estaba preparada.

El anciano de ropaje gris desenvolvió un pergamino y recitó -Haruno Sakura, ha sido sentenciada a muerte por traición. ¿Algo que quiera decir antes de su ejecución?

-A los que ofendí, pido perdón. Pero no me disculparé por lo que soy.-Respondió con tal fuerza de convicción que ni un solo centímetro de su cuerpo tembló.

El ejecutor a su lado con una máscara negra que solo cubría mitad de su rostro tomó la daga y la colocó en el cuello de Sakura. Sus pensamientos volaron como mariposa y vio al frente. El ocaso se perdía para traer a la luna. No vio a la gente enfrente pero escuchaba sus sollozos.

Cerró los ojos y tragó saliva por última vez.

Hinata pegó un gritó ahogado que fue acallado por Neji quién la apretó y Kiba cerró los ojos con fuerza con lágrimas bajando por sus mejillas.

El verdugo cruzó el cuello de la mujer con un corte mortal que zanjó su respiración. La sangre fluyó de ella con su esencia. Tibia y vibrante.

No muy lejos de ahí, en la montaña con el viejo árbol sin hojas, el sello en la mano de Naruto se activó y una cortada en su cuello se formó al mismo tiempo. Sonrió por última vez viendo a su amada de lejos como caía al piso al igual que él. La sangre brotaba de su cuerpo con afán de ir a alguna parte.

Lentamente la luz, de las primeras estrellas que se alzaban, fue desapareciendo de su vista. La oscuridad llegó para arroparlo y la muerte lo abrazó con una fría caricia.

Sakura Haruno murió de forma tranquila y sosiega en medio de los copos de invierno que cayeron entre la multitud.

Uzumaki Naruto murió de forma tranquila y feliz en medio de la noche oscura de invierno que lo cubrió alejado de la multitud.


Continuará…

¿Aún me quiere hablar? Nos queda un solo capítulo. Démosle a este fic el final que merece.

Sandeces Random

-El último párrafo es parte de la canción “Sekai no Hate Made” que traduce “Hacia el fin del mundo”. Uno de los endings de KIBA.

-La frase del autor es de Mario Mendoza en su libro “Paranormal Colombia”.

-"Shades of Revolution" o "Sombras de revolución" pertenece al OST Tsuioku Hen (Rurouni Kenshin, a.k.a mi anime/manga favorito).

Críticas SÍ y SÓLO Sí son constructivas

Miyuki Uchiha
Escuchando “Bibo no Aozora” de Ryuichi Sakamoto.

Esta historia supo marcar la diferencia entre ese final de cuento y la realidad
Mi parte favorita ciertamente es:

Yo no quiero mentir más. Mentirme a mí. La muerte es relativa y llega en cualquier momento. No hace diferencia que me alcance cuando ya sea vieja escapando toda la vida, encubriendo mi existencia con un mar de mentiras. Estoy agotada

No se si la conozcas pero en ciertas partes la historia me recordo a Policarpa Salavarrieta, la heroína de la independencia de Colombia
Ella tambien murio frente a sus seres queridos y a la mentalidad idiota de otros
Pero independiente de eso, su muerte logro abrir los ojos que habian estado tapados por muchas personas

Me gusto muchisimo tu Fic, esperare emocionada ese final

Naruto no me pertenece. Es totalmente hecho por el gran Kishimoto Masashi (si fuera mío ya habría habido NaruSaku desde hace muuucho tiempo). Sólo uso sus personajes con fines creativos sin ánimo de lucro.

SUMMARY: Puedes verte como hombre; puedes oler como uno, puedes hablar como uno… pero nunca podrás enamorarte como uno.


Basada en la cultura de las vírgenes juradas de Albania

Capítulo 14:
In memories KO-TO-WA-RI

Una hermosa mujer de largos y sedosos cabellos rubios se peinaba como si no hubiese un mañana. Estaba de pie frente a un espejo de cuerpo entero viendo su reflejo moverse junto con ella.

De lado derecho se volteó para notar que la falda no se subiera más de la cuenta. Luego volteó al lado izquierdo para fijarse que lo mismo pasara de ese lado. Se puso de frente de nuevo y suspiró con nervios.

-¡Ino-chan, ya está el desayuno!-gritó su madre desde el primer piso.- ¡Baja ya! ¡Tengo que atender la floristería!

Ino Yamanaka hizo un gesto de desgano rodando los ojos-Ya voy ’Kaa-san. Vete, vete que yo puedo comer por mi cuenta.

-¡¿Segura?!

-Ay por Dios Santo-musitó para sí misma- ¡Que sí mujer, que sí!-gritó desesperada.

La puerta de la casa sonó y el silencio reinó en su pequeña casa.

-Tu puedes, tu puedes-se dijo a sí misma volviéndose a ver en el espejo. Se dio así misma los ánimos que necesitaba. Se palmeó las mejillas al mismo tiempo y afirmó con la cabeza.

-¡Oye Ino!-escuchó el grito estridente desde la calle.

La rubia avanzó a la ventana y vio a sus dos compañeros de escuadrón esperándole con rostro impaciente.

-Se nos hace tarde para la misión- musitó el de cabello café y cigarro en la boca.

-Ya voy Shikamaru. Espera- le respondió.

Se giró y tomó el maletín con implementos de curación anundándolo en su cintura pequeña y angosta. Luego se giró a una mesa que se encontraba apartada de su cama y tomó unas dagas y estrellas de uso ninja que guardaba en ligas alrededor de sus muslos. A ella nadie la tomaba desprevenida.

Sin más bajo a la primera planta y salió al encuentro con sus amigos. Ahí estaban los dos. Un par de joyitas que como ninjas más bien poco. Y no era por falta de habilidades, sino que entre sus defectos su desempeño se veía un poco diezmado. El más flaco era Shikamaru Nara. Vago y flojo como él solo. Su sola presencia le daba un sueño mortal y un bostezo involuntario. Eso sí, el chico era el más brillante que alguna vez hubiese pisado la Villa Oculta de la Hoja.

A su lado, un poco más “robusto”, cómo decía él mismo, se encontraba Akimichi Chouji. Comía cómo si no hubiese un mañana, y a pesar de sus mejillas sonrosadas y bien repuestas, al momento de atacar era todo un tanque. Ino solo se estremecía de solo pensar quedar bajo su cuerpo cuando derrapaba en forma de esfera con la intención de atacar.

Sus amigos de infancia y ahora compañeros de equipo número 11. Ninjas de Konoha.
La rubia no alcanzó a saludar cuando de un manotón le quitó el cigarrillo a Shikamaru. Por poco y  le da en toda la cara.

-¿Qué te pasa?-preguntó alarmado alejándose de ella con brazos frente a su rostro.

-Huele inmundo. Deja de fumar esas porquerías.-respondió botando el cigarro al piso para aplastarlo con el pie con mucha ira.

-Es sentimental-le dijo con expresión calma para quitarle seriedad al asunto. Su amiga tenía síndrome de “mamá”.

-Pues recuerda de otro modo más creativo y menos oloroso. ¡Qué peste!

El maestro de su equipo, Asuma Sarutobi, había muerto en combate. Un vínculo muy fuerte entre él y Shikamaru se había forjado con mucho esfuerzo y con el paso de los años. En verdad que el chico era terco y eso le había sacado más de una cana blanca a Asuma. Pero lo que costó lágrimas se compensó con un lazo que la muerte no les pudo arrebatar. Shikamaru a su manera, le rendía un homenaje muy personal con un cigarrillo al día. Tal y cómo lo hacía su maestro cuando estaba con vida.

-Espero que la misión no dure mucho. Prometí en mi casa que llegaba a cenar. Esa es una obligación sagrada-comentó Chouji lamiéndose los dedos. El paquete de papas se le terminó y el disfrutaba del sabor que le había quedado en las manos.

Caminaron a paso firme hasta que llegaron a una plaza con una escultura en memoria de los héroes caídos. Era negra y lisa. Se encontraba en lo que hace muchos años atrás, era la parte donde se realizaban las ejecuciones a traidores de la Villa. Ino negaba con la cabeza y la idea no le terminaba de calzar. En esos tiempos modernos, esa barbarie no cabía en la racionalidad de ninguno de los que vivía ahí.

-Ino, date prisa- dijo Shikamaru que se había adelanto con Chouji dejándola a ella atrás.

-Vayan, no me tardo.

El Nara frunció el ceño y se encogió de hombros para hacer avanzar con Chouji que también se había quedado viendo a su amiga con curiosidad.

-¿Qué le pasa?-preguntó a su amigo avanzando a las oficinas del Hokage.

-Siempre se pone sentimental cuando pasamos por acá-respondió muy escueto para alivianar el aire melancólico.

-¿Y eso por qué?-preguntó extrañado viendo para atrás con la intención de regresar.

-Por lo de Las Vírgenes Juradas y eso. Camina ya que se nos hace tarde. Es mejor que falte una y no los tres. Nos van a regañar y quitar el día de salario.

No muy del todo convencido, Chouji afirmó con la cabeza e hizo caso a Shikamaru. Y es que SIEMPRE había que hacerle caso a Shikamaru.


Ino con mucha cautela se acercó al monumento y le vio de cerca. Ella nunca había conocido a ninguna Virgen Jurada. Eso había pasado tantos años atrás de su nacimiento que cuando su madre y profesores hablaban de la historia de Konoha, le parecía que hablaban de un mundo paralelo.

En su gozo de libertad, ella siempre pudo ser muy coqueta y vanidosa. Le encantaba arreglarse su largo y abundante cabello. Cepillarlo hasta que brillara. Ni hablar de su maquillaje. Se sentía muy plena cuando lograba ese aspecto de “muñeca fatal”. Labial rojo intenso y rímel negro y profundo para que sus ojos parecieran tres veces más grandes de lo que eran.

Luego estaba su otro lado. El salvaje, el bestial y metódico. Una perfecta máquina de matar. En sus misiones era implacable. Era perfecta. Una diosa de la muerte con piel pálida y cabello como el sol. Controladora de mentes, cuando acariciaba la conciencia de su presa se deleitaba con el sentimiento de poder que la embriagaba hasta perder su razón. Ella vivía para eso.

Así que cuando siempre se iba a misión pasaba por el monumento a la memoria de los héroes caídos de Konoha. Miró el piso y se mordió el labio. Piso de porcelanato blanco que cubría la sangre de millones. Era un poco irónica la comparación de colores. Lugar de muerte y de miedos. El viento acarició su cara perfecta y ella no pudo evitar cerrar los ojos. Posó su mano en el pilar negro justo arriba de dos nombres.



Estaban grabados a profundidad en una fuente con serifas muy elegantes. Su año de nacimiento y fecha de muerte se encontraban abajo. La misma fecha de fallecimiento. Según la clase de historia que vio en la Academia, la vida de esos dos había sido tan trágica como la que más. Ella Virgen Jurada y él enamorado. No solo habían tenido un hijo, sino que lo abortaron sin quererlo y a ella la mataron, suicidándose él para acompañarla. O bueno, eso es lo que decían. Después de tantos años ya nadie sabía bien la verdad tras la historia.

Sin embargo, algo sí se sabía con firmeza, después de la muerte de ella las tradiciones de Konoha cambiaron radicalmente. Fue la última ejecución a una Virgen Jurada. Fueron años de protestas civiles, de marchas, de muertes entre bandos enfrentados. De pedradas a los edificios, de gritos, de pancartas, de llantos y al final de sonrisas. Las mujeres tenían capacidad de decisión y derecho sobre sí mismas, a sus bienes y a la propiedad privada.

Fue un camino largo donde varios habían dado su vida por un cambio. Y estaban ahí, marcados para la inmortalidad en esa escultura negra. Con los principales nombres de los creadores de la leyenda enmarcándola como sí vigilaran a su pueblo.

Ino vio con nostalgia abriendo los ojos de nuevo y suspiró muy profundamente.

-Haruno-Sama, por favor cuídeme como siempre en esta misión. Deme mente ágil, brazos fuertes y por supuesto, belleza al caminar-susurró con una sonrisita cómplice sacando su lengua un poco.-Uzumaki-sama, hágame el favor de mandarme a mi hombre perfecto. He besado demasiados sapos y ninguno se me ha vuelto príncipe. No se olvide mí.

Sin más que decir juntó su puño derecho con su palma izquierda e hizo una reverencia. Salió corriendo del lugar para enfrentar otro día más de trabajo. Era verano y el sol alumbraba en todo su esplendor.


En algún lugar en algún tiempo

-No, eso que dijo él no es cierto. Es un grosero idiota. ¿Qué más se podría esperar de un hombre? ¡Ha!-dijo ella por su teléfono celular.

Se encontraba sentada en un café que había en un pequeño parque pequeño pero acogedor. Su café se enfriaba y ella no paraba de hablar por el aparatito que ya sonaba con ese “bip” característico de: se acaba la batería.

Un hombre de cabellos rubios se encontraba sentado a su lado. Se hallaba de espaldas a ella y él trataba de recostarse para escuchar mejor la conversación que la mujer sostenía con tanta pasión. La encontraba lo más de interesante. Acercó su té helado y bebió viendo su periódico a través de sus lentes de marco cuadrado. La verdad que había perdido el hilo de la lectura desde hace tiempo. Más precisamente, en el instante en que ella comenzó a hablar por su teléfono. Él no era de ser chismoso, y en verdad que no le interesaba estar en plan de “acosador”, pero cada cosa que la mujer de su lado decía le causaba muchísima risa.

-El maldito no merece ni que rompa la relación por un mensaje de texto.

El hombre no pudo aguantar más la risa y se carcajeó botando todo el té encima de su periódico. La mujer volteó atrás curiosa por el escándalo y vio cómo se atoraba el rubio sin consuelo.

-Te llamo después-dijo ella colgando para ir en socorro del pobre hombre que tosía con una fuerza tal que parecía expulsar el hígado. El hombre dio dos palmadas a su pecho con el puño de su mano y le miró tranquilizándola.

-Ya estoy bien, gracias- le dijo carraspeando con la garganta.

-¿Seguro?

-Seguro. Pero ¿sabe? Ha sido toda su culpa.

-¿Disculpe?-preguntó con sorpresa y mal genio mezclados. Colocando sus manos en la cintura para recoger su largo cabello y mandarlo para atrás.

-Usted habla de cosas muy divertidas.

-¿Me está acosando y tras del hecho le salgo a deber?-preguntó indignada tomando su teléfono y bolso para largarse de una buena vez.

-Oiga espere, espere-le dijo levantándose él también sacudiendo el rastro de té que tenía en sus brazos.

-¿Qué? ¿Qué quiere?-le preguntó con hastío volteándola a ver.

-Pero que fiera-comentó con risa burlándose de ella.

-Usted es un atrevido y si no se larga voy a llamar a la policía.

-Era una broma. Una inocente y blanca bromita.- dijo con chulería acercándose a ella con actitud relajada.

La mujer de largos cabellos rosas volvió a tomárselo para echarlo para atrás. Un gesto que realizaba con frecuencia cuando estaba de nervios. Y precisamente ese hombre no le ayudaba.

-Mire en verdad lo lamento. En serio lo siento, pero es que escucharla hablar por teléfono me dio mucha risa. Los comentarios que hace en contra de mi género francamente son crueles-le dijo con una sonrisa grande. El hombre de complexión ni muy gruesa, ni muy delgada, tenía un corte de pelo mohicano. Su cresta rubia resplandecía y los tatuajes debajo de su camisa de botones negra refulgían con el sol que hacía. ¿Cantante de J-rock? ¿Punk? Tal vez.

-No sé en dónde le encuentra lo gracioso.

-No todos son tan malos mujer. Algunos somos muy adorables.

-Ay por favor-le dijo dando media vuelta para irse. Él por supuesto la siguió.

-Si nos diera la oportunidad nos encontraría irresistibles.

-Yo francamente lo encuentro exasperante-le dijo con una sonrisa fingida apresurando el paso.

-¿Exasperantemente irresistible?

-No, solo ridículamente exasperante.

-Usted en serio que es toda una fiera.

-¿Qué quiere?, de por Dios, ¿qué quiere?-le dijo ya cansada parándose frente a él. Estaba roja de la rabia. Sus mejillas parecían dos manzanas. La encontró muy adorable y exageradamente tierna.  Llevaba su larga melena rosa suelta. Le llegaba hasta la cintura y tenía un par de ojos verdes que le parecieron impresionantes.

-¿Usa lentes de contacto?-le preguntó sin más.

La mujer muerta de la histeria se giró y comenzó a correr para alejarse-Déjeme tranquila.

-¿Entonces sí usa?-preguntó corriendo detrás de ella.

-¡Déjeme en paz!-gritó sofocada.

-¿Eso fue un sí?

La mujer paro cansada y respirando fuertemente. Ella no tenía estado físico y el calor solo le provocaba más agotamiento.-No, no son. Mis ojos son así de nacimiento.

El rubio limpió una gota de sudor que bajó por su quijada y le vio sonriente-Pues déjeme decirle que son los ojos más bonitos que he visto.

La rosa abrió los ojos como platos y exhaló rendida- Usted es muy raro señor.

-Ah sí, por cierto. Mucho gusto, mi nombre es Uzumaki. Uzumaki Naruto.-dijo extendiéndole la mano para saludarla. Ella vio la mano con desconfianza pero igual se la estrechó viendo a sus ojos azules. Azules como el cielo. El cielo que a ella tanto le gustaba.

-Soy Haruno, Sakura Haruno.

-No me mire así por favor, no soy ningún pervertido.

-Pensé que era un acosador, pero ahora pienso que es un pervertido.

Naruto sonrió con agrado y rio, ella le miró con una sonrisa disimulada y se echó el cabello para atrás.

-Por favor, permítame acompañarla mientras defiendo a mi género.

-Su género no tiene remedio.-contestó orgullosa mientras se erguía.

-Es que no ha tenido el placer de conocerme a mí.

Los dos caminaron juntos sin prisa y sin un destino aparente. En la inmensidad del cielo, por allá donde se alzaban las nubes y el viento cesaba, el amarillo y el rosa se mezclaban en una eternidad que abrazaba a las almas que por siempre juntas estaban destinadas.



Después de cinco años con este fic no sé si darme vergüenza o felicitarme. Hubiese querido, en su momento, tener la disciplina para terminar esto cuando debía. Sin embargo me siento muy feliz por lo que esta historia me aportó y las personas que conocí por ella.

A todos ustedes lectores, los anónimos, los que mandaron comentarios, los que marcaron como favorita o los que la siguieron, quiero agradecerles desde lo profundo de mi corazón, haber estado conmigo este tiempo. Lamento sí los hice llorar o los deprimí. Yo lo hice con ustedes al tiempo.

Este fue mi último longfic NaruSaku y creo que he terminado bien. Seguiré publicando One-Shots, pero me iré al lado Potteriano del fandom. Espero verlos también por allá pues creo que la historia en la que estoy trabajando prometerá.

No siendo más el motivo que nos convoca y citando a uno de los grandes sabios ficticios de la literatura Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore:


Miyuki Uchiha
Escuchando Symphony No. 9 in D minor ('Choral') Op. 125 - Molto vivace - Beethoven