Un corazón roto y enamorado. (TP)(Capitulo único)(17/10/14)

No sé qué es más triste. Su ausencia, o mi estupidez.

A veces llega el momento en el que desearías regresar el tiempo, borrar algunas cosas, cambiar otras. Ser otra. Pero la vida es así, una treta cruel que te da todo, una vez, y no existen las segundas oportunidades. Al menos no en mi mundo. Y posteriormente, te lo quita.

Mi vida comenzó, cuando me enamoré. Pero ya años atrás estaba viva en cuerpo, aunque no en alma, vagando por el mundo en una burbuja llena de engaños: Creí que era feliz. Creí que mi mundo era tan perfecto, creí estar enamorada y brillando como una estrella por la noche junto de la persona con la cual haría una vida plena. La persona que hoy en día, no significa más que un brazo en dónde llorar la pérdida, de lo que realmente fue amor.

Y es que el amor no debe ser perfecto, no debe tener barreras y no hay tiempo límite para demostrarlo, porque aun ahora, me lo demuestra. Aun ahora, escucho esa voz susurrarme y siento en mi piel el bello amor incondicional que jamás creí tener. Uno hermoso, uno que ni en los cuentos de hadas existe… Sólo en mi mente, en mi recuerdo. En mi corazón.

Muchas veces por la noche me acurruco en mi cama y cierro los ojos. Pienso en él, pienso en su sonrisa y en sus palabras inocentes de miel natural. No titubeaba cuando me decía te quiero, no hacía nada más que brindar un amor tan profundo, y tan fuerte, que ahora los daños de su desprendimiento arden en el alma como nunca antes. Duelen, en el pecho… Y rompen el corazón.

Después, recuerdo mi estupidez, y hacen que las heridas duelan más.

Todo comenzó hace un año, cuando le dije, ladeando mi cabeza, con las mejillas rojas y los ojos brillosos, que estaba enamorada de Sasuke Uchiha, el guapo, atractivo, popular y fuerte Uchiha. El capitán del equipo de futbol escolar, yo era su porrista y juraba a los mil vientos amarlo con cada fibra de mi cuerpo. Pero cuando eres tan joven e inexperta juras amar a todo aquel guapo que se atraviesa, juras que tu corazón palpita y se acelera con su sola presencia y que no existe nadie mejor que el popular chico de la escuela.

No hay mayor idiotez que esa.

Pero el corazón te traiciona… Y te traiciona de la peor manera, porque sin darme cuenta, sin siquiera notarlo, me estaba enamorando de la persona menos indicada, de la que menos pensé. Y ese no era el popular que todas las chicas envidiaban, corrían para verlo o se sonrojaban cuando pasaban a su lado. No, él no era así.

Él era mi mejor amigo.

Ahora cuando lo recuerdo, mis mejillas arden sintiendo esa mirada azul, de ojos grandes y brillosos, llenos de vida y alegría, aun cuando la chica que amaba era lo suficientemente estúpida como para sonrojarse por otro. Aun cuando ella era un caos de adolescencia típica, aun cuando no era más que una chica cualquiera, para él, era lo más especial. Cierro los ojos, crispados de tanta lágrima, y susurro su nombre buscando una alternativa en mi mente. Buscando una justificación para no morir lentamente entre el paso de los días.

Cuando comencé a salir con el chico más popular, con Sasuke Uchiha, todas las chicas me envidiaba, me rugían como leonas heridas desprotegidas y me hacían sentir especial, pero no del tipo especial que necesitaba. Mi mejor amigo, cuando se enteró, justo un viernes de otoño, apretó los puños y bajó la mirada en medio de la calle.

Al principio no lo entendía, al principio fue un golpe mortal cuando escuché esas palabras tan ligeras y musicales, que en aquel entonces, fueron un golpe para mi corazón inesperado, pero muy bueno.

Te amo, Sakura-chan, Te amo… Me había dicho.

Y yo lo rechacé. Fue un golpe, fue terrible… Me hizo dudar, me hizo entender absolutamente nada. Esa misma noche me acosté y pensé en los dos, con una balanza, y finalmente cerré mis ojos. Después, pasó lo peor… Fui cruel, fui horrible. Fui un monstruo que no merece más que el vil desprecio del mundo.

--¿De verdad lo amas?—Me preguntó, con el cabello rubio desordenado, la cabeza ladeada y la mochila colgando. Ese martes a finales de octubre.

Fruncí el ceño. Estaba molesta, muy molesta… Estaba confundida, y él no hacía más que decirme que me amaba y que le dolía. Y yo, yo sólo pensaba en la popularidad, en la juventud. En lo superficial.

--¡Claro que lo amo!—Le grité, arrojándole una botella de agua vacía--. ¡No tenías por qué golpearlo, Naruto! ¡Eres un idiota!

--Estaba con otra… Sakura.

Su voz, quebradiza, triste, desolada me partió el alma en ese instante. Pero tenía un ego orgulloso tan grande, que tragó mi humanidad de un bocado, y continué hasta acabar con un corazón.

--¿A ti qué te importa? ¡Son amigos!... –Recuerdo perfectamente como cerré mi mochila de un golpe, furiosa por haber terminado con Sasuke tras su pelea con Naruto. Recuerdo perfectamente, las palabras que le dije después. Mis últimas palabras que él escuchó--. ¿Por qué no te largas de mi vida?

Y me fui. Y él también se fue de mi vida.

Pero yo me fui por unas horas, después, caminé el resto del día por la calle pensando en lo sucedido. Y él, se fue de mi vida, tres días después.

Fue horrible, devastador… Un caos. La mañana al día siguiente, una noticia que acabó con mis pensamientos, más no con mi alma. Sasuke Uchiha había muerto. Un accidente automovilístico, causado por un grupo de chicos descontrolados, de los cuales ninguno sobrevivió, entre ellos, el chico más popular, tras haber ganado un campeonato.

Lloré, lloré y juré estar rota como no lo imaginaba. Pero en aquel tiempo, no sabía que era estar realmente rota, en aquel tiempo, que mi uña pintada se rompiera era el fin del mundo. En aquel tiempo, no estaba enamorada de ese Uchiha. Sino, de mi mejor amigo, porque justo dos días después de la muerte del Uchiha, algo pasó…

Algo asombroso que me cambió, y a su vez, me destruyó por completo.

Esa mañana del jueves, me levanté y me encaminé a la escuela. Recuerdo bien que tenía mi mente despejada y lista para continuar, pues me había llegado una carta la noche anterior de Naruto donde las palabras en ellas me dieron a entender muchas cosas importantes. Tenía que verlo y disculparme, tenía que decirle lo confundida que estaba, y disculparme por milésima vez. Tenía que abrazarlo y decirle cuando lo quería… Tenía simplemente que verlo.

Pero ese día me topé con una noticia que aún no logro entender. Allí, en las bancas para deportistas estaba Sasuke. Sano y salvo, reluciente, vivaz, sonriente. Vivo. Y en el salón de clases, con muchos amigos entristecidos, sólo quedaban las lágrimas de un lugar vacío.

Naruto estaba muerto.

Al principio no lo entendí, ¡Parecía una loca buscando respuestas!, pero nadie sabía, nadie entendía. Para todo el mundo, el chico accidentado se llamaba Naruto, para todos, la tragedia fue causada por un hombre ebrio a la media noche, mientras un chico regresaba, justamente por la calle que va de su casa a mi casa. Justamente otras después de esa carta. Fue una locura, fue una catástrofe en mí. Y por primera vez, aprendí realmente que es sufrir, que es sentir la soledad, la locura consumiéndote día a día a la ausencia de alguien. Y por más que busqué ayuda, información, algo que me explicara lo sucedido, nadie sabía. Era como si hubiera soñado la muerte de Sasuke, y la realidad fuera otra.

--¿Estas confundida, verdad?—Me preguntó Sasuke la semana siguiente. Sus brazos estaba encogidos y la mirada desolada--. Tampoco lo entiendo. Yo debía estar muerto.

Sus palabras me asombraron aquel día. Casi lo mato por tratar de saber algo, por tratar de no hundirme en esa tristeza y encontrar algo más que la locura. Pero él me explicó todo, todo lo que sabía… Todo lo que vivió en unas horas. Él únicamente había cambiado de lugar. Una vida, por una vida, ese fue el trato.

--No lo entiendo—Me susurró mientras se giraba para marcharse--. Sólo me dijo, “Cuídala”. No lo entiendo, pero…

--Cuídala…—Le dije, cuando mis ojos verdes se llenaron de lágrimas--. Claro…

Por supuesto…

Y de eso ya ha pasado más de un mes. Aun no lo entiendo, aun no sé cómo, y creo que jamás lo sabré en mis delirios de tristeza, en mi hundimiento sofocante. Sin embargo, en mi cabeza aun giran las últimas palabras de su carta, y de algún modo, la esperanza no muere.

Hay un camino, un largo camino por recorrer de algo que desconozco, el camino que él tomó. Ahora yo lo tomaré. Ahora yo haré ese sacrificio aun me cueste la vida, ¿Pero que es un cuerpo con vida pero sin alma?, porque mi alma, murió con él. Y vivirá con él.

El camino para el intercambio. Es algo más que la vida, es algo más mágico y fantástico de lo que imaginé. Irreal, increíble, y macabro…

Y te amaré, hasta después de muerto, Sakura-chan. Y espero, que seas muy feliz con la segunda oportunidad que te regalo. Quiero que cuando ya no esté, no te preocupes. Yo estoy bien, sí tu estás bien. Porque mi alma vive contigo, aunque no mi cuerpo. Y después de todo…

¿Qué es un cuerpo con vida pero sin alma, Sakura-chan?, mejor un cuerpo sin vida, y enamorado… ¿No crees?

Lo creo, Naruto, lo creo.