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EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
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EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Hola a todos , bueno espero y se aigan dado cuenta que soy nueva en el foro y pues voy a aprovechar para presentarme esperando que nos llevemos acá bien amigablemente ; El beso de la noche (de la saga “dark hunter”)es el título de esta épica historia de una de mis escritoras preferidas Sherrilyn Kenyon .La verdad es que a mí me envolvió mucho y creo que tiene esa clase de realidad que me gusta en las novelas así que decidí compartirla para entrar con el pie derecho al foro .La dinámica va a estar asi : intentare con todas las fuerzas de mi ser subir capitulo cada viernes va? C: (haciendo excepción con estos 2 primero capítulos) , al finalizar cada capitulo dejare un pie de pagina con el significado de algunas palabras que sacan un poquito de onda , y pues nada los dejo leer abustito (ojala y se traumen tanto como yo ) …
—Oh, querida, gran alerta de semental a las tres en punto.
Sakura Haruno se rió del tono lascivo de Ten-Ten Ama mientras se daba vuelta dentro del atestado bar para ver a un hombre de cabello oscuro y apariencia normal que miraba hacia el escenario donde estaba tocando su banda local favorita, Twisted Hearts.
Balanceándose al ritmo de la música mientras bebía sorbos de su té helado Long Island, Sakura lo estudió durante un minuto.
—Es un Lechero –decidió luego de un detallado examen de sus “atributos” que constaba su apariencia, su porte y su atavío de leñador.
Ten-Ten sacudió la cabeza.
—No, señora, definitivamente es una Cracker.
Sakura sonrió al pensar en su sistema de clasificación, que dependía de las cosas por las que no sacarían a un hombre de la cama. Lechero significaba que era atractivo de un modo inusual y que podía traer un vaso de leche a la cama en cualquier momento. Las Crackers estaban un paso arriba, y las Galletitas eran dioses.
Pero lo máximo en aspecto apetecedor era calificado como una Rosquilla Espolvoreada. Una Rosquilla Espolvoreada no sólo era caótica, sino que también violaba su perpetua mentalidad dietética y le rogaba a una mujer que la mordiera.
Hasta la fecha, ninguna de ellas había conocido a una Rosquilla Espolvoreada en carne y hueso. Aún así, no perdían la esperanza.
Ten-Ten le dio un golpecito a Temari y a Ino en el hombro y señaló discretamente al hombre que estaba inspeccionando.
—¿Galletita?
Ino negó con la cabeza.
—Cracker.
—Definitivamente Cracker –confirmó Temari.
—Oh, ¿qué sabes tú? Tienes un novio formal –le dijo Ten-Ten a Temari cuando la banda terminaba su canción y tomaba un descanso—. Dios, ustedes son demasiado críticas.
Sakura miró nuevamente al chico, que estaba hablando con su amigo y tomando una cerveza longneck. No hacía que su corazón se acelerara, pero la verdad es que muy pocos hombres lo conseguían. Aún así, tenía una actitud sencilla, abierta y una sonrisa agradable y amistosa. Podía ver porqué a Ten-Ten le gustaba.
—De cualquier modo, ¿por qué tendría que importarte lo que nosotras pensamos? –le preguntó a Ten-Ten—. Si a ti te gusta, entonces ve y preséntate.
Ten-Ten estaba horrorizada.
—No puedo hacer eso.
—¿Por qué no? –preguntó Sakura.
—¿Qué hago si piensa que soy gorda o fea?
Sakura puso los ojos en blanco. Ten-Ten era una chica castaña muy delgada que estaba lejos de ser fea.
—La vida es corta, Ten-Ten. Demasiado corta. Por lo que sabemos, él podría ser el hombre de tus sueños, pero si te quedas aquí, babeando y sin hacer nada, jamás lo sabrás.
—Dios –susurró Ten-Ten—, cómo te envidio por esa actitud de vivo—el—día—a—día. Pero no puedo.
Sakura la tomó de la mano y la arrastró a través del gentío, hacia el hombre.
Le tocó el hombro.
Sobresaltado, él se dio vuelta.
Sus ojos se ensancharon al mirar hacia arriba a Sakura. Con un metro ochenta y cinco, estaba acostumbrada a ser un monstruo de la naturaleza. A su favor, el tipo no pareció ofendido por el hecho de que ella era cinco centímetros más alta que él.
Luego observó a Ten-Ten, que medía un normal metro sesenta y cuatro.
—Hola –dijo Sakura, atrayendo nuevamente su mirada a ella—. Estoy haciendo una encuesta rápida. ¿Estás casado?
Él frunció el ceño.
—No.
—¿Saliendo con alguien?
El tipo miró desconcertado a su amigo.
—No.
—¿Homosexual?
Se quedó con la boca abierta.
—¿Perdón?
—¡Sakura! –dijo Ten-Ten bruscamente.
Ella ignoró a ambos y apretó fuerte la mano de Ten-Ten cuando ella intentó escaparse corriendo.
—Te gustan las mujeres, ¿cierto?
—Sí –dijo él, sonando ofendido.
—Bien, porque mi amiga Ten-Ten aquí presente piensa que eres excepcionalmente lindo y le gustaría conocerte – empujó a su amiga en medio de los dos—. Ten-Ten, este es…
Él sonrió al encontrarse con la mirada sorprendida de Ten-Ten.
—Neji Hyuga.
—Neji Hyuga– repitió Sakura— Neji, esta es Ten-Ten.
—Hola –saludó él, extendiendo su mano hacia ella.
Por la expresión de su amiga, Sakura podía decir que su amiga no estaba segura de si debía estrangularla o agradecerle.
—Hola –dijo Ten-Ten, dándole la mano.
Una vez que se aseguró de que eran semicompatibles y de que él no la mordería en la primera cita, Sakura los abandonó y se encaminó de regreso a Temari e Ino, quienes estaban con la boca abierta mientras la miraban incrédulas.
—No puedo creer que le hicieras eso. –Dijo Ino tan pronto como Sakura se les unió— Va a matarte más tarde.
Temari se encogió.
—Si alguna vez me haces eso, voy a matarte.
Ino pasó un brazo por los hombros de Temari y le dio un abrazo afectuoso.
—Puedes gritarle todo lo que desees, querida, pero no puedo dejar que tú la mates.
Temari se rió ante el comentario de Ino, sin saber que ella hablaba de corazón. Era la guardaespalda secreta de Sakura y ya hacía cinco años que estaba con ella. Un record. La mayoría de los guardaespaldas de Sakura tenían una esperanza de trabajo de aproximadamente ocho meses.
Terminaban muertos o renunciando en el instante en que alcanzaban a ver exactamente quién y qué era lo que estaba detrás de ella. A su modo de pensar, no valía la pena correr el riesgo, ni siquiera por la exorbitante cantidad de dinero que su padre les pagaba para mantener con vida a su hija.
Pero Ino no. Ella tenía más tenacidad y cara jutzpá que cualquier otra persona que Sakura hubiera conocido. Sin mencionar el hecho de que Ino era la única mujer que conocía que en realidad era más alta que ella. Con un metro noventa y cinco era increíblemente hermosa, Ino llamaba la atención donde quiera que iba. Su cabello rubio caía justo por arriba de sus gluteos, y tenía los ojos tan azules que no parecían reales.
—Sabes –le dijo Temari a Sakura mientras observaba a Neji y Ten-Ten hablando y riendo—. Daría cualquier cosa por tener tu confianza. ¿Alguna vez dudas de ti misma?
Sakura respondió sinceramente.
—Todo el tiempo.
—Nunca lo demuestras.
Eso era porque, a diferencia de sus acompañantes, había sólo una pequeñísima posibilidad de que a Sakura pudieran quedarle otros ocho meses de vida. No podía permitirse estar asustada o ser tímida en la vida. Su lema era tomar todo con las dos manos, y salir corriendo.
Pero ella había estado corriendo toda su vida. Escapando de aquellos que la matarían si tuvieran la oportunidad.
Pero más que nada, había estado escapando de su destino, esperando que de algún modo, de alguna forma, pudiera apartarse de lo inevitable.
Aunque había recorrido el mundo desde que tenía seis años, no estaba más cerca de descubrir la verdad, acerca de su herencia, más de lo que lo había estado su madre antes que ella.
Aún así, con el amanecer de cada día, tenía esperanzas. Esperanzas de que alguien le dijera que su vida no tenía que terminar en su vigesimoséptimo cumpleaños. Esperanzas de que pudiera quedarse en algún lugar por más de unos pocos meses o incluso días.
—¡Epa! – Dijo Temari con los ojos abiertos, mientras miraba hacia la entrada—. ¡Creo que encontré a nuestras Galletitas! Y, damas, hay tres de ellos.
Riendo ante su tono maravillado, Sakura giró para ver a tres hombres increíblemente sexy entrando al club. Todos pasaban el metro ochenta y cinco en altura, piel y cabello dorados, y absolutamente magníficos.
Su risa murió instantáneamente, mientras sentía un horrible y fuerte estremecimiento recorriéndola. Era una sensación con la que estaba demasiado familiarizada.
Y que sembraba el terror en su corazón.
Vestidos con costosos suéteres, jeans y chaquetas de esquiar, los tres hombres recorrieron con la mirada a los ocupantes del bar, como los mortales depredadores que eran. Sakura tembló. Las personas del bar no tenían idea de en cuánto peligro estaban.
Ninguno de ellos.
Oh, dios santo…
—Hey, Sak–dijo Temari—. Ve y preséntamelos a mí.
Sakura negó con la cabeza mientras hacía contacto visual con Ino para advertirla. Ella intentó conducir a Temari lejos de los hombres y de sus miradas oscuras y hambrientas.
—No son nada bueno, Tei. Realmente nada bueno.
La única virtud de ser medio Apolita era su habilidad de ubicar a otros de la especie de su madre. Y algo en sus entrañas le decía que los hombres que caminaban en medio de la gente, registrando a las mujeres con sonrisas seductoras, ya no eran simples Apolitas.
Eran Daimons —una viciosa casta de Apolitas que elegían prolongar sus cortas vidas matando humanos y robando sus almas.
Su carisma de Daimons, único y poderoso, y su sed de almas brotaba de cada poro de sus cuerpos.
Estaban aquí en busca de víctimas.
Sakura se tragó su pánico. Tenía que encontrar un modo de salir de ahí antes de que se acercaran demasiado y descubrieran quién era ella en realidad.
Tomó el pequeño revólver de su cartera, y buscó una salida de escape.
—Por el fondo –dijo Ino, empujándola hacia la parte trasera del club.
—¿Qué está sucediendo? –preguntó Temari.
De pronto, el más alto de los Daimons se detuvo en seco.
Giró para mirarlas de frente.
Sus acerados ojos se estrecharon con un intenso interés al ver a Sakura, y ella pudo sentirlo intentando penetrar en su mente. Bloqueó su intrusión, pero era demasiado tarde.
Tomó del brazo a sus amigos e inclinó la cabeza hacia ellas.
Diablos. Esto apestaba.
Literalmente.
Con la gente del bar, ella no podía abrir fuego, y tampoco podía hacerlo Ino. Las granadas de mano estaban en el auto y Sakura había optado por dejar las dagas debajo del asiento.
—Este sería un buen momento para decirme que traes tus sais contigo, Ino.
—Nada. ¿Tú tienes tus kamas?
—Sí –respondió sarcásticamente, pensando en sus armas, que parecían pequeñas guadañas—. Las escondí dentro de mi sostén antes de salir de casa.
Sakura sintió que Ino metía algo frío en su mano. Al mirar hacia abajo, vio el abanico uchiwa de lucha cerrado. Hecho de acero, el abanico estaba afilado en uno de los lados, por lo que era tan peligroso como un cuchillo Ginsu. Doblado, y con sólo veintisiete centímetros de largo, se veía como un inofensivo abanico de mano japonés, pero en manos de Ino o Sakura, era letal.
Sakura afirmó su agarre al abanico mientras Kat la llevaba hacia el escenario, donde había una salida para incendios. Se dejó llevar por la multitud hacia la salida, lejos de los Daimons, y lejos de Temari antes de que se pusiera en peligro estando cerca suyo cuando los Daimons atacaran.
Maldijo la altura de ambas al darse cuenta de que no había modo de esconderse. No había manera de evitar que los Daimons las viesen incluso entre esa gran cantidad de gente, cuando Ino y ella sobresalían tanto entre los demás.
Ino se detuvo en seco cuando otro hombre alto y rubio obstruyó su única vía de escape.
Dos segundos más tarde, se desató el infierno en su lado del club, cuando se percataron de que había más de tres Daimons en el bar.
Había al menos una docena de ellos.
Ino empujó a Sakura hacia la salida, luego pateó al Daimon hacia atrás, contra un grupo de personas que gritaron y chillaron ante la perturbación.
Sakura abrió su abanico mientras otro Daimon iba hacia ella con un cuchillo de caza. Ella atrapó la hoja entre las tablillas y lo arrancó de sus manos, luego usó el cuchillo para apuñalar al Daimon en el pecho.
Se desintegró instantáneamente.
—Pagarás por eso, perra –gruñó uno de los Daimons mientras acometía contra ella.
Varios hombres que estaban en la barra se movieron para ayudarla, pero los Daimons se ocuparon rápidamente de ellos mientras otros clientes se encaminaban hacia la salida.
Cuatro Daimons rodearon a Ino.
Sakura intentó acercarse a ella para ayudarla a quitárselos de encima, pero no pudo. Uno de los Daimons atrapó a su guardaespaldas con un violento soplido que envió a Ino volando hasta una pared cercana.
Ino la golpeó con un ruido sordo, luego aterrizó en el suelo hecha un montón. Sakura quería ayudarla, pero el mejor modo de hacerlo era llevando a los Daimons fuera del bar y lejos de su amiga.
Se dio vuelta para salir corriendo, sólo para encontrarse con dos Daimons más parados directamente detrás suyo.
La colisión de sus cuerpos la distrajo lo suficiente para que uno de los Daimons le pudiera quitar el cuchillo y el abanico de sus manos de un tirón.
Puso sus brazos alrededor de Sakura para evitar que se cayera.
Alto, rubio y apuesto, el Daimon poseía una extraña aura sexual que atraía a cualquier mujer hacia él. Era esa esencia la que les permitía apresar eficazmente a los humanos.
—¿Ibas a algún sitio, princesa? –
Pues espero que de entrada les interese y espero mañana tener un chance guapeton para poder subir la conti ...
Posdata:bueno la verdad es que me siento bien inexperta en esto asi que si me encuentran unas fallas aca bien feotas (en la descripcion o algo por el estilo) les agredeceria mucho si me las hicieran saber .
—Oh, querida, gran alerta de semental a las tres en punto.
Sakura Haruno se rió del tono lascivo de Ten-Ten Ama mientras se daba vuelta dentro del atestado bar para ver a un hombre de cabello oscuro y apariencia normal que miraba hacia el escenario donde estaba tocando su banda local favorita, Twisted Hearts.
Balanceándose al ritmo de la música mientras bebía sorbos de su té helado Long Island, Sakura lo estudió durante un minuto.
—Es un Lechero –decidió luego de un detallado examen de sus “atributos” que constaba su apariencia, su porte y su atavío de leñador.
Ten-Ten sacudió la cabeza.
—No, señora, definitivamente es una Cracker.
Sakura sonrió al pensar en su sistema de clasificación, que dependía de las cosas por las que no sacarían a un hombre de la cama. Lechero significaba que era atractivo de un modo inusual y que podía traer un vaso de leche a la cama en cualquier momento. Las Crackers estaban un paso arriba, y las Galletitas eran dioses.
Pero lo máximo en aspecto apetecedor era calificado como una Rosquilla Espolvoreada. Una Rosquilla Espolvoreada no sólo era caótica, sino que también violaba su perpetua mentalidad dietética y le rogaba a una mujer que la mordiera.
Hasta la fecha, ninguna de ellas había conocido a una Rosquilla Espolvoreada en carne y hueso. Aún así, no perdían la esperanza.
Ten-Ten le dio un golpecito a Temari y a Ino en el hombro y señaló discretamente al hombre que estaba inspeccionando.
—¿Galletita?
Ino negó con la cabeza.
—Cracker.
—Definitivamente Cracker –confirmó Temari.
—Oh, ¿qué sabes tú? Tienes un novio formal –le dijo Ten-Ten a Temari cuando la banda terminaba su canción y tomaba un descanso—. Dios, ustedes son demasiado críticas.
Sakura miró nuevamente al chico, que estaba hablando con su amigo y tomando una cerveza longneck. No hacía que su corazón se acelerara, pero la verdad es que muy pocos hombres lo conseguían. Aún así, tenía una actitud sencilla, abierta y una sonrisa agradable y amistosa. Podía ver porqué a Ten-Ten le gustaba.
—De cualquier modo, ¿por qué tendría que importarte lo que nosotras pensamos? –le preguntó a Ten-Ten—. Si a ti te gusta, entonces ve y preséntate.
Ten-Ten estaba horrorizada.
—No puedo hacer eso.
—¿Por qué no? –preguntó Sakura.
—¿Qué hago si piensa que soy gorda o fea?
Sakura puso los ojos en blanco. Ten-Ten era una chica castaña muy delgada que estaba lejos de ser fea.
—La vida es corta, Ten-Ten. Demasiado corta. Por lo que sabemos, él podría ser el hombre de tus sueños, pero si te quedas aquí, babeando y sin hacer nada, jamás lo sabrás.
—Dios –susurró Ten-Ten—, cómo te envidio por esa actitud de vivo—el—día—a—día. Pero no puedo.
Sakura la tomó de la mano y la arrastró a través del gentío, hacia el hombre.
Le tocó el hombro.
Sobresaltado, él se dio vuelta.
Sus ojos se ensancharon al mirar hacia arriba a Sakura. Con un metro ochenta y cinco, estaba acostumbrada a ser un monstruo de la naturaleza. A su favor, el tipo no pareció ofendido por el hecho de que ella era cinco centímetros más alta que él.
Luego observó a Ten-Ten, que medía un normal metro sesenta y cuatro.
—Hola –dijo Sakura, atrayendo nuevamente su mirada a ella—. Estoy haciendo una encuesta rápida. ¿Estás casado?
Él frunció el ceño.
—No.
—¿Saliendo con alguien?
El tipo miró desconcertado a su amigo.
—No.
—¿Homosexual?
Se quedó con la boca abierta.
—¿Perdón?
—¡Sakura! –dijo Ten-Ten bruscamente.
Ella ignoró a ambos y apretó fuerte la mano de Ten-Ten cuando ella intentó escaparse corriendo.
—Te gustan las mujeres, ¿cierto?
—Sí –dijo él, sonando ofendido.
—Bien, porque mi amiga Ten-Ten aquí presente piensa que eres excepcionalmente lindo y le gustaría conocerte – empujó a su amiga en medio de los dos—. Ten-Ten, este es…
Él sonrió al encontrarse con la mirada sorprendida de Ten-Ten.
—Neji Hyuga.
—Neji Hyuga– repitió Sakura— Neji, esta es Ten-Ten.
—Hola –saludó él, extendiendo su mano hacia ella.
Por la expresión de su amiga, Sakura podía decir que su amiga no estaba segura de si debía estrangularla o agradecerle.
—Hola –dijo Ten-Ten, dándole la mano.
Una vez que se aseguró de que eran semicompatibles y de que él no la mordería en la primera cita, Sakura los abandonó y se encaminó de regreso a Temari e Ino, quienes estaban con la boca abierta mientras la miraban incrédulas.
—No puedo creer que le hicieras eso. –Dijo Ino tan pronto como Sakura se les unió— Va a matarte más tarde.
Temari se encogió.
—Si alguna vez me haces eso, voy a matarte.
Ino pasó un brazo por los hombros de Temari y le dio un abrazo afectuoso.
—Puedes gritarle todo lo que desees, querida, pero no puedo dejar que tú la mates.
Temari se rió ante el comentario de Ino, sin saber que ella hablaba de corazón. Era la guardaespalda secreta de Sakura y ya hacía cinco años que estaba con ella. Un record. La mayoría de los guardaespaldas de Sakura tenían una esperanza de trabajo de aproximadamente ocho meses.
Terminaban muertos o renunciando en el instante en que alcanzaban a ver exactamente quién y qué era lo que estaba detrás de ella. A su modo de pensar, no valía la pena correr el riesgo, ni siquiera por la exorbitante cantidad de dinero que su padre les pagaba para mantener con vida a su hija.
Pero Ino no. Ella tenía más tenacidad y cara jutzpá que cualquier otra persona que Sakura hubiera conocido. Sin mencionar el hecho de que Ino era la única mujer que conocía que en realidad era más alta que ella. Con un metro noventa y cinco era increíblemente hermosa, Ino llamaba la atención donde quiera que iba. Su cabello rubio caía justo por arriba de sus gluteos, y tenía los ojos tan azules que no parecían reales.
—Sabes –le dijo Temari a Sakura mientras observaba a Neji y Ten-Ten hablando y riendo—. Daría cualquier cosa por tener tu confianza. ¿Alguna vez dudas de ti misma?
Sakura respondió sinceramente.
—Todo el tiempo.
—Nunca lo demuestras.
Eso era porque, a diferencia de sus acompañantes, había sólo una pequeñísima posibilidad de que a Sakura pudieran quedarle otros ocho meses de vida. No podía permitirse estar asustada o ser tímida en la vida. Su lema era tomar todo con las dos manos, y salir corriendo.
Pero ella había estado corriendo toda su vida. Escapando de aquellos que la matarían si tuvieran la oportunidad.
Pero más que nada, había estado escapando de su destino, esperando que de algún modo, de alguna forma, pudiera apartarse de lo inevitable.
Aunque había recorrido el mundo desde que tenía seis años, no estaba más cerca de descubrir la verdad, acerca de su herencia, más de lo que lo había estado su madre antes que ella.
Aún así, con el amanecer de cada día, tenía esperanzas. Esperanzas de que alguien le dijera que su vida no tenía que terminar en su vigesimoséptimo cumpleaños. Esperanzas de que pudiera quedarse en algún lugar por más de unos pocos meses o incluso días.
—¡Epa! – Dijo Temari con los ojos abiertos, mientras miraba hacia la entrada—. ¡Creo que encontré a nuestras Galletitas! Y, damas, hay tres de ellos.
Riendo ante su tono maravillado, Sakura giró para ver a tres hombres increíblemente sexy entrando al club. Todos pasaban el metro ochenta y cinco en altura, piel y cabello dorados, y absolutamente magníficos.
Su risa murió instantáneamente, mientras sentía un horrible y fuerte estremecimiento recorriéndola. Era una sensación con la que estaba demasiado familiarizada.
Y que sembraba el terror en su corazón.
Vestidos con costosos suéteres, jeans y chaquetas de esquiar, los tres hombres recorrieron con la mirada a los ocupantes del bar, como los mortales depredadores que eran. Sakura tembló. Las personas del bar no tenían idea de en cuánto peligro estaban.
Ninguno de ellos.
Oh, dios santo…
—Hey, Sak–dijo Temari—. Ve y preséntamelos a mí.
Sakura negó con la cabeza mientras hacía contacto visual con Ino para advertirla. Ella intentó conducir a Temari lejos de los hombres y de sus miradas oscuras y hambrientas.
—No son nada bueno, Tei. Realmente nada bueno.
La única virtud de ser medio Apolita era su habilidad de ubicar a otros de la especie de su madre. Y algo en sus entrañas le decía que los hombres que caminaban en medio de la gente, registrando a las mujeres con sonrisas seductoras, ya no eran simples Apolitas.
Eran Daimons —una viciosa casta de Apolitas que elegían prolongar sus cortas vidas matando humanos y robando sus almas.
Su carisma de Daimons, único y poderoso, y su sed de almas brotaba de cada poro de sus cuerpos.
Estaban aquí en busca de víctimas.
Sakura se tragó su pánico. Tenía que encontrar un modo de salir de ahí antes de que se acercaran demasiado y descubrieran quién era ella en realidad.
Tomó el pequeño revólver de su cartera, y buscó una salida de escape.
—Por el fondo –dijo Ino, empujándola hacia la parte trasera del club.
—¿Qué está sucediendo? –preguntó Temari.
De pronto, el más alto de los Daimons se detuvo en seco.
Giró para mirarlas de frente.
Sus acerados ojos se estrecharon con un intenso interés al ver a Sakura, y ella pudo sentirlo intentando penetrar en su mente. Bloqueó su intrusión, pero era demasiado tarde.
Tomó del brazo a sus amigos e inclinó la cabeza hacia ellas.
Diablos. Esto apestaba.
Literalmente.
Con la gente del bar, ella no podía abrir fuego, y tampoco podía hacerlo Ino. Las granadas de mano estaban en el auto y Sakura había optado por dejar las dagas debajo del asiento.
—Este sería un buen momento para decirme que traes tus sais contigo, Ino.
—Nada. ¿Tú tienes tus kamas?
—Sí –respondió sarcásticamente, pensando en sus armas, que parecían pequeñas guadañas—. Las escondí dentro de mi sostén antes de salir de casa.
Sakura sintió que Ino metía algo frío en su mano. Al mirar hacia abajo, vio el abanico uchiwa de lucha cerrado. Hecho de acero, el abanico estaba afilado en uno de los lados, por lo que era tan peligroso como un cuchillo Ginsu. Doblado, y con sólo veintisiete centímetros de largo, se veía como un inofensivo abanico de mano japonés, pero en manos de Ino o Sakura, era letal.
Sakura afirmó su agarre al abanico mientras Kat la llevaba hacia el escenario, donde había una salida para incendios. Se dejó llevar por la multitud hacia la salida, lejos de los Daimons, y lejos de Temari antes de que se pusiera en peligro estando cerca suyo cuando los Daimons atacaran.
Maldijo la altura de ambas al darse cuenta de que no había modo de esconderse. No había manera de evitar que los Daimons las viesen incluso entre esa gran cantidad de gente, cuando Ino y ella sobresalían tanto entre los demás.
Ino se detuvo en seco cuando otro hombre alto y rubio obstruyó su única vía de escape.
Dos segundos más tarde, se desató el infierno en su lado del club, cuando se percataron de que había más de tres Daimons en el bar.
Había al menos una docena de ellos.
Ino empujó a Sakura hacia la salida, luego pateó al Daimon hacia atrás, contra un grupo de personas que gritaron y chillaron ante la perturbación.
Sakura abrió su abanico mientras otro Daimon iba hacia ella con un cuchillo de caza. Ella atrapó la hoja entre las tablillas y lo arrancó de sus manos, luego usó el cuchillo para apuñalar al Daimon en el pecho.
Se desintegró instantáneamente.
—Pagarás por eso, perra –gruñó uno de los Daimons mientras acometía contra ella.
Varios hombres que estaban en la barra se movieron para ayudarla, pero los Daimons se ocuparon rápidamente de ellos mientras otros clientes se encaminaban hacia la salida.
Cuatro Daimons rodearon a Ino.
Sakura intentó acercarse a ella para ayudarla a quitárselos de encima, pero no pudo. Uno de los Daimons atrapó a su guardaespaldas con un violento soplido que envió a Ino volando hasta una pared cercana.
Ino la golpeó con un ruido sordo, luego aterrizó en el suelo hecha un montón. Sakura quería ayudarla, pero el mejor modo de hacerlo era llevando a los Daimons fuera del bar y lejos de su amiga.
Se dio vuelta para salir corriendo, sólo para encontrarse con dos Daimons más parados directamente detrás suyo.
La colisión de sus cuerpos la distrajo lo suficiente para que uno de los Daimons le pudiera quitar el cuchillo y el abanico de sus manos de un tirón.
Puso sus brazos alrededor de Sakura para evitar que se cayera.
Alto, rubio y apuesto, el Daimon poseía una extraña aura sexual que atraía a cualquier mujer hacia él. Era esa esencia la que les permitía apresar eficazmente a los humanos.
—¿Ibas a algún sitio, princesa? –
Pues espero que de entrada les interese y espero mañana tener un chance guapeton para poder subir la conti ...
Posdata:bueno la verdad es que me siento bien inexperta en esto asi que si me encuentran unas fallas aca bien feotas (en la descripcion o algo por el estilo) les agredeceria mucho si me las hicieran saber .
Última edición por fanny-chan:3 el Lun Mar 18, 2013 3:51 pm, editado 13 veces
Fanny△- Aprendiz
- Mensajes : 58
Triangle △
100
Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
jajajja en el otro foro antiguo avía alquilen asiendo lo mismo que tu solo que uno muy diferente, el otro tiene como titulo placeres nocturnos : donde maso menos no introdujo en el mundo de los cazadores obscuros y su cazeria a los daimosn, pero me interesa tu historia ya que es de apolitas, y se ve igual a la de el antiguo foro
ademas me encanta por que ambas son historias totalmente diferentes pero de la misma saga jejeje
ademas me encanta por que ambas son historias totalmente diferentes pero de la misma saga jejeje
moi-06yoyo- Sennin
- Mensajes : 1677
Edad : 33
cuarto de sakura en su cama con ella
102064
Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
como dice mio-06yoyo se parece a otro fic en el antiguo foro pero esta igual de genial que el otro sin mas que nada espero la conti
luis rikudou- Genin
- Mensajes : 157
Edad : 29
en una casa
1057
Posesiones :
Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Opino lo mismo que mis queridos amigos xD
Muy interesante
Espero la Conti
Saludos,besos y abrazos.
Muy interesante
Espero la Conti
Saludos,besos y abrazos.
NaruSaku-12- Sannin
- Mensajes : 811
Edad : 31
Uhm ~ Con Naru-kun en el inframundo visitando a Jiraiya y Mina&Kushi
4394
Posesiones :
Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
para cuando la conti esta muy interesante
Kazuto-kun- Clan Byakko
- Mensajes : 463
Edad : 27
Venezuela
8510
Posesiones :
Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Waooo se quedo en suspensoo!!
me encanto tu ficcc
esta muy interesanteeee
quiero contiiiiiiiiiiiiiiiiiiii yaaaaaaa
me encanto tu ficcc
esta muy interesanteeee
quiero contiiiiiiiiiiiiiiiiiiii yaaaaaaa
sweet_cherry- Genin
- Mensajes : 163
Edad : 33
Comiendo un delicioso postre *o*
1600
Posesiones :
Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Me alegra que ya esten un poco enterados (algunos) de la consistencia de la historia , creo que asi podran asimilarlo de una forma mas concreta ; Tengo que admitir que me fascina la aceptacion de la historia asi que yendo al grano les dejo la conti ....
Argumento:
Naruto es un guerrero Vikingo cuya imprudencia lo puso en contacto con Hinata, una poderosa Cazadora Oscura. Ella lo engañó e intercambió sus almas.
Él es el único Cazador Oscuro a quien jamás se le otorgó un Acto de Venganza. Y como fue erróneamente convertido por otro Cazador Oscuro, sus poderes son muy diferentes a los del resto de sus hermanos. El poder más extraño de todos es el de la amnesia. Ningún humano o animal es capaz de recordarlo cinco minutos después de abandonar su presencia. Las únicas excepciones son aquellos que llevan la sangre de su Escudero original.
Como la única cláusula de salida para un Cazador Oscuro es el amor de un humano, y ningún humano es capaz de recordarlo (y según el Código de los Cazadores Oscuros ninguno de ellos puede involucrarse romántica o físicamente con su Escudero), Naruto, solo, está condenado a una eternidad de cacería.
Capitulo 2
Sakura intentó hablar, pero sus oscuros y profundos ojos la tenían completamente cautivada. Ella sintió los poderes llegando hasta su mente, adormeciendo su habilidad para escapar.
Los otros se le unieron.
Aún así, el que estaba frente a ella mantuvo las manos en sus muñecas, su hipnótica mirada en la de ella.
—Bueno, bueno –dijo el más alto, mientras arrastraba un frío dedo por su mejilla—. Cuando vine a alimentarme esta noche, lo último que esperaba era encontrar a nuestra heredera perdida.
Ella alejó la cabeza de su toque.
—Matarme no va a liberarlos –le dijo—. Es sólo un mito.
El que la estaba sosteniendo la dio vuelta para que enfrentara a su líder.
El líder Daimon rió.
—¿No lo somos todos? Pregúntale a cualquier humano en este bar si los vampiros existen y, ¿qué dirán? –él pasó su lengua por los largos dientes caninos mientras la observaba malvadamente—. Ahora, ven afuera y muere sola, o haremos un banquete con tus amigos.
Deslizó su mirada de depredador hacia Ten-Ten, quien estaba bastante lejos y tan cautivada por Neji que ni siquiera estaba al tanto de la pelea que había tomado lugar en el lado de Sakura dentro del atestado bar.
—La castaña es fuerte. Su alma sola debería mantenernos al menos por seis meses. Y en cuanto a la rubia…
Su mirada se desvió hacia el lugar donde Ino yacía rodeada por humanos que no parecían comprender cómo se había lastimado. No cabían dudas de que los Daimons estaban usando sus poderes para nublar la mente de los humanos alrededor de ellos, para evitar que interfiriesen.
—Bueno –continuó, siniestramente—, un pequeño bocado nunca lastimó a nadie.
Tomó su brazo al mismo tiempo que el Daimon que la sostenía la dejaba ir.
Renuente a ir tranquila hacia su exterminio, Sakura regresó a su estricto e intensivo entrenamiento. Regresó a los brazos del Daimon que estaba detrás de ella y le clavó su tacón en el empeine.
Él maldijo.
Ella enterró su puño en el estómago del Daimon parado delante suyo, y luego se movió rápidamente entre los otros dos y se encaminó hacia la puerta.
Con su velocidad inhumana, el Daimon más alto la bloqueó a mitad de camino. Una cruel sonrisa curvó sus labios mientras la empujaba salvajemente para detenerla.
Ella lo pateó, pero él impidió que lo lastimara.
—No lo hagas.
Su profunda voz era hipnótica y estaba llena de promesas de daño letal si ella lo desobedecía.
Varias personas en el bar se dieron vuelta para observarlos, pero con una sola mirada violenta del Daimon todos desviaron la vista.
Nadie la ayudaría.
Nadie se atrevía.
Pero aún no había terminado… Sakura jamás se rendiría ante ellos.
Antes de poder atacar nuevamente, la puerta de entrada del club se abrió con una ráfaga glacial.
Como si hubiera detectado algo incluso más peligroso que él mismo, el Daimon giró su cabeza hacia la puerta.
Sus ojos se ensancharon con terror.
Sakura se dio vuelta para observar qué lo había paralizado y entonces ella tampoco pudo apartar la mirada.
El viento y la nieve se arremolinaron en el camino de entrada alrededor de un hombre que medía al menos dos metros.
A diferencia de la mayoría de la gente que andaba caminando en un clima de doce grados bajo cero, el recién llegado vestía sólo una larga y delgada chaqueta de cuero negro que se ondulaba con el viento. Tenía un sólido suéter negro, botas de motociclista, y un par de ajustados pantalones de cuero negros que se ceñían a un cuerpo delgado y fuerte que atraía con promesas sexuales y salvajes.
Poseía el contoneo confiado y mortal del hombre que sabe que no tiene igual. De un hombre que desafiaba al mundo a hacer el intento y enfrentarlo.
Era el paso de un depredador.
E hizo que la sangre de Sakura se helara.
Su cabello azabache largo hasta los hombros, estaba apartado de un rostro perfectamente esculpido que hacía que su corazón se acelerara. Sus ojos negros eran intensos. Acerados. Su cara era resuelta e impasible.
Ni bonito, ni femenino, ¡el hombre era semejante Rosquilla Espolvoreada que ni siquiera tendría que compartirla con ella en su cama!
Atrayente como un faro, e inconsciente de la multitud del bar, el recién llegado desvió su oscura y mortal mirada de un Daimon al siguiente, hasta que se detuvo en el que estaba al lado de ella.
Una sonrisa lenta y diabólica se extendió por su apuesto rostro, dejando ver una mínima insinuación de colmillos.
Se encaminó directamente hacia ellos.
El Daimon maldijo, y luego la colocó delante de él.
Sakura luchó contra su agarre, hasta que él extrajo una pistola de su bolsillo y la sostuvo contra su sien.
Gritos y exclamaciones estallaron en el bar mientras la gente corría a refugiarse.
Los otros Daimons se movieron hasta pararse a su lado en lo que parecía ser una formación de batalla.
El recién llegado rió baja y siniestramente mientras los evaluaba. La luz de sus ojos azules permitía ver a Sakura cuánto ansiaba él la pelea.
Su mirada, en realidad, los aguijoneaba.
—Mal modo de tomar un rehén –dijo en una voz profunda y suavemente acentuada que retumbaba como un trueno—. Especialmente cuando saben que, de cualquier manera, voy a matarlos.
En ese instante, Sakura supo quién y qué era el recién llegado.
Era un Cazador Oscuro –un guerrero inmortal que pasaba la eternidad cazando y ejecutando a los Daimons que se alimentaban de almas humanas. Eran los defensores de la humanidad y la personificación de Satán para la gente de Sakura.
Había oído hablar de ellos toda su vida, pero al igual que con el hombre de la bolsa, lo había atribuido a las leyendas urbanas.
Pero el hombre parado frente a ella no era un invento de su imaginación. Era real, y se veía tan devastador como en las historias que había escuchado.
—Fuera de mi camino, Cazador Oscuro –dijo el Daimon que la tenía agarrada—, o la mataré.
Aparentemente divertido por la amenaza, el Cazador Oscuro negó con la cabeza, como un padre regañando a un niño enojado.
—Sabes, deberías haberte quedado en tu refugio un día más. Esta es noche de Buffy, y además es un capítulo de estreno. –El Cazador Oscuro hizo una pausa para suspirar irritado—. ¿Tienes alguna idea de cuánto me enfurece tener que venir aquí, con el frío que hace, a asesinarte, cuando podría estar calentito en casa, mirando a Sarah Michelle Gellar golpear traseros vistiendo un top con la espalda descubierta?
Los brazos del Daimon temblaron al apretar más fuertemente a Sakura.
—¡Atrápenlo!
Los Daimons atacaron a la vez. El Cazador Oscuro agarró al primero por la garganta. En un movimiento fluido, levantó al Daimon y lo golpeó contra la pared, donde lo sostuvo en un apretado puño.
El Daimon lanzó un quejido.
—¿Qué eres, un bebé? –preguntó el Cazador Oscuro—. Dios, si vas a matar humanos, lo mínimo que podrías hacer es aprender a morir con un poco de dignidad.
Un segundo Daimon saltó hacia su espalda. Mientras el Cazador Oscuro giraba la parte inferior de su cuerpo, un largo cuchillo de mal aspecto salió del talón de su bota. Él clavó la hoja en el centro del pecho del Daimon.
Instantáneamente, el Daimon se convirtió en polvo.
El Daimon que el Cazador Oscuro sostenía dejó ver sus largos dientes caninos mientras intentaba morderlo y patearlo. El Cazador Oscuro lo tiró a los brazos del tercer Daimon.
Ellos tropezaron hacia atrás y cayeron hechos un montón en el piso.
El Cazador Oscuro sacudió la cabeza al mirar a los dos Daimons que se golpeaban entre sí, intentando ponerse de pie.
Otros más lo atacaron, y los atravesó con una facilidad tan terrorífica como mórbidamente hermosa.
—Vamos, ¿dónde aprendieron a pelear? – Preguntó mientras mataba a otros dos—. ¿En la Escuela de Buenos Modales para Señoritas? – Se mofó desdeñosamente de los Daimons—. Mi hermanita menor podía golpear más fuerte que ustedes cuando tenía tres años. Diablos, si van a convertirse en Daimons, lo menos que pueden hacer es tomar un par de lecciones de lucha para hacer mi aburrido trabajo más interesante. –Suspiró fatigosamente y miró hacia el techo—. ¿Dónde están los Daimons Spathi cuando uno los necesita?
Mientras el Cazador Oscuro estaba distraído, el Daimon que sostenía a Sakura apartó el arma de su sien y le dio cuatro disparos.
El Cazador Oscuro giró muy lentamente hacia ellos.
Con la furia descendiendo sobre su rostro, miró al Daimon que le había disparado.
—¿No tienes honor? ¿No tienes decencia? ¿Ni siquiera un maldito cerebro? No me matas con balas. Sólo me enfureces. –Miró hacia abajo, a las sangrantes heridas en su costado, y luego corrió a un costado su chaqueta, por lo que la luz brillaba a través de los agujeros en el cuero. Maldijo de nuevo—. Y acabas de arruinar mi maldita chaqueta favorita. —El Cazador Oscuro le gruñó al Daimon—. Por eso, vas a morir.
Antes de que Sakura pudiera moverse, el Cazador Oscuro estiró su mano hacia ellos. Una cuerda negra y fina salió expulsada y se envolvió sola alrededor de la muñeca del Daimon.
Más rápido de lo que ella podía parpadear, el Cazador Oscuro cerró la distancia entre ellos, tiró de la muñeca del Daimon y retorció su antebrazo.
Ella se apartó a tropezones del Daimon y se apretó contra la destrozada máquina de discos, fuera de su camino.
Con una mano aún en el brazo del Daimon, el Cazador Oscuro lo agarró de la garganta y lo elevó del piso. Con un elegante arco, lanzó al Daimon sobre una mesa. Los vidrios se quebraron bajo el peso de la espalda del Daimon. El revólver golpeó el suelo de madera con un frío y metálico ruido sordo.
—¿Tu madre nunca te dijo que el único modo de matarnos es cortándonos en pedacitos? –preguntó el Cazador Oscuro—. Deberías haber traído una cortadora de madera en lugar de un arma. –Observó al Daimon, que luchaba desesperadamente para soltarse—. Ahora, liberemos a todas las almas humanas que has robado.
El Cazador Oscuro sacó una navaja de adentro de su bota, la giró para abrirla, y la hundió en el pecho del Daimon.
Este se descompuso al instante, dejando nada detrás.
Los dos últimos corrieron hacia la puerta.
No llegaron muy lejos antes de que el Cazador Oscuro extrajera un set de cuchillos para lanzar de debajo de su chaqueta y los enviara volando con mortal precisión hacia las espaldas de los asesinos que huían. Los Daimons explotaron, y sus cuchillos golpearon el suelo siniestramente.
Con una calma increíblemente deliberada, el Cazador Oscuro se encaminó hacia la salida. Se detuvo sólo lo suficiente como para recuperar sus cuchillos del suelo.
Y entonces se fue tan rápida y silenciosamente como había llegado.
Sakura luchó por respirar mientras la gente en el bar salía de sus escondites y se ponía furiosa. Gracias a dios, hasta Ino se levantó y fue a tropezones hacia ella.
Sus amigas se le acercaron corriendo.
—¿Estás bien?
—¿Vieron lo que él hizo?
—¡Pensé que estabas muerta!
—¡Gracias a dios, aún estás viva!
—¿Qué querían contigo?
—¿Quiénes eran esos tipos?
—¿Qué les sucedió?
Ella apenas escuchaba las voces que golpeaban sus oídos con tanta rapidez, y tan mezcladas que no podía definir quién preguntaba qué. La mente de Sakura aún estaba con el Cazador Oscuro que había venido en su rescate. ¿Por qué se había molestado en salvarla?
Tenía que saber más de él…
Antes de cambiar de parecer, Sakura corrió tras él, buscando a un hombre que no debería ser real.
Afuera, estruendosas sirenas llenaban el aire y se volvían cada vez más fuertes. Alguien en el bar debía haber llamado a la policía.
El Cazador Oscuro iba a mitad de cuadra cuando ella lo alcanzó y lo obligó a detenerse.
Con el rostro impasible, la observó con esos profundos y expectantes ojos. Ojos tan oscuros que Sakura no podía detectar las pupilas. El viento revolvió su cabello alrededor de sus rasgos cincelados y el vapor de su aliento se mezcló con el de ella.
Estaba helando, pero su presencia la animaba tanto que ni siquiera lo sentía.
—¿Qué vas a hacer respecto a la policía? –le preguntó—. Estarán buscándote.
Una amarga sonrisa estiró las esquinas de sus labios.
—Dentro de cinco minutos ningún humano que estuviera en ese bar va a recordar haberme visto.
Sus palabras la sorprendieron. ¿Eso sucedía con todos los Cazadores Oscuros?
—¿Yo también voy a olvidar? –Él asintió—. En ese caso, gracias por salvar mi vida.
Naruto vaciló. Era la primera vez que alguien le agradecía por ser un Cazador Oscuro.
Observó fijamente la abundancia de apretados sedosos y peculiares cabellos—rosados que caían sin orden en forma de cascada alrededor de su rostro ovalado. Llevaba su largo pelo trenzado en la espalda. Y sus ojos verde esmeralda estaban llenos de una brillante vitalidad y calidez.
Aunque no era una gran belleza, sus rasgos tenían un tranquilo encanto que era atractivo, tentador.
Contra su voluntad, él alargó la mano hasta tocar su mandíbula, justo debajo de la oreja. Más suave que el terciopelo, su delicada piel calentó los fríos dedos.
Hacía tanto tiempo desde la última vez que había tocado a una mujer.
Tanto tiempo desde que había saboreado a una por última vez.
Antes de poder detenerse a sí mismo, se inclinó y capturó esos labios separados con los propios.
Naruto gruñó ante su sabor y su cuerpo despertó a la vida. Jamás había probado algo más dulce que la dulzura de su boca. Nunca había olido algo más embriagador que su carne limpia y con aroma a rosas.
La lengua de Sakura danzó con la suya mientras sus manos se aferraban a los hombros de él, apretándolo más contra ella. Él se tensó y endureció al pensar qué tan suave sería su cuerpo en otros sitios.
Y en ese momento, él la deseó con una urgencia que lo asombró. Era una necesidad desesperada que no había sentido en un largo, largo tiempo.
Los sentidos de Sakura se alborotaron al inesperado contacto de sus labios contra los de ella. Jamás había conocido algo parecido al poder y hambre de su beso.
El débil aroma a sándalo se aferraba a su carne, y él sabía a cerveza y a una salvaje e indomable masculinidad.
Bárbaro.
Era la única palabra para describirlo.
Sus brazos se flexionaron alrededor de ella mientras saqueaba su boca con maestría.
No sólo era letal para los Daimons. Era letal para los sentidos de una mujer. El corazón de Sakura martilleó mientras su cuerpo entero ardía, deseando una frenética prueba de su fuerza dentro de ella.
Lo besó desesperadamente.
Él tomó su rostro entre las manos mientras le mordisqueaba los labios con sus dientes. Sus colmillos. De repente, profundizó el beso mientras pasaba las manos por su espalda, acercándola más a esas largas y masculinas caderas para que pudiera sentir cuán duro y preparado estaba para ella.
Ella lo sintió completamente por todo su ser. Cada hormona en su cuerpo chisporroteó.
Lo deseaba con una ferocidad que la aterraba. Ni una sola vez en su vida había sentido un deseo tan caliente y doloroso, y menos aún por un extraño.
Debería estar apartándolo a empujones.
En lugar de eso,Sakura envolvió sus brazos alrededor de los hombros anchos y duros como piedra y lo sostuvo con fuerza. Era todo lo que podía hacer para no bajar la mano, desabrochar esos pantalones, y guiarlo directamente a esa parte suya que latía con una exigente necesidad.
Una parte de ella ni siquiera le importaba que estuvieran en la calle. Lo quería allí mismo. Ahora mismo. Sin importar quién o qué los veía. Era una parte ajena a ella, que la asustaba.
Naruto luchó contra la urgencia dentro suyo que le exigía que la acorralara contra la pared de ladrillos que tenían a un lado y la hiciera enroscar esas largas y bien formadas piernas alrededor de su cintura. Empujar su pecaminosamente corta falda por encima de sus caderas y enterrarse profundamente dentro de su cuerpo hasta que ella gritara su nombre con una dulce liberación.
Santos dioses, cómo sufría por poseerla.
Si tan sólo pudiera…
De mala gana, se apartó de su abrazo. Pasó su pulgar por los hinchados labios de Sakura y se preguntó cómo la sentiría retorciéndose debajo suyo.
Peor aún, sabía que podía tenerla. Había saboreado su deseo por completo. Pero una vez que hubiese terminado con ella, Sakura no lo recordaría.
No recordaría su tacto. Su beso.
Su nombre…
Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos.
No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.
—Adiós, mi dulzura –susurró, tocándola ligeramente en la mejilla antes de darse vuelta.
-------------------------------------------------------------------------------- C:
Ojala y les aya gustado mañana dare la cara para subir la conti
De mi parte un guapeton abrazo ,
Argumento:
Naruto es un guerrero Vikingo cuya imprudencia lo puso en contacto con Hinata, una poderosa Cazadora Oscura. Ella lo engañó e intercambió sus almas.
Él es el único Cazador Oscuro a quien jamás se le otorgó un Acto de Venganza. Y como fue erróneamente convertido por otro Cazador Oscuro, sus poderes son muy diferentes a los del resto de sus hermanos. El poder más extraño de todos es el de la amnesia. Ningún humano o animal es capaz de recordarlo cinco minutos después de abandonar su presencia. Las únicas excepciones son aquellos que llevan la sangre de su Escudero original.
Como la única cláusula de salida para un Cazador Oscuro es el amor de un humano, y ningún humano es capaz de recordarlo (y según el Código de los Cazadores Oscuros ninguno de ellos puede involucrarse romántica o físicamente con su Escudero), Naruto, solo, está condenado a una eternidad de cacería.
Capitulo 2
Sakura intentó hablar, pero sus oscuros y profundos ojos la tenían completamente cautivada. Ella sintió los poderes llegando hasta su mente, adormeciendo su habilidad para escapar.
Los otros se le unieron.
Aún así, el que estaba frente a ella mantuvo las manos en sus muñecas, su hipnótica mirada en la de ella.
—Bueno, bueno –dijo el más alto, mientras arrastraba un frío dedo por su mejilla—. Cuando vine a alimentarme esta noche, lo último que esperaba era encontrar a nuestra heredera perdida.
Ella alejó la cabeza de su toque.
—Matarme no va a liberarlos –le dijo—. Es sólo un mito.
El que la estaba sosteniendo la dio vuelta para que enfrentara a su líder.
El líder Daimon rió.
—¿No lo somos todos? Pregúntale a cualquier humano en este bar si los vampiros existen y, ¿qué dirán? –él pasó su lengua por los largos dientes caninos mientras la observaba malvadamente—. Ahora, ven afuera y muere sola, o haremos un banquete con tus amigos.
Deslizó su mirada de depredador hacia Ten-Ten, quien estaba bastante lejos y tan cautivada por Neji que ni siquiera estaba al tanto de la pelea que había tomado lugar en el lado de Sakura dentro del atestado bar.
—La castaña es fuerte. Su alma sola debería mantenernos al menos por seis meses. Y en cuanto a la rubia…
Su mirada se desvió hacia el lugar donde Ino yacía rodeada por humanos que no parecían comprender cómo se había lastimado. No cabían dudas de que los Daimons estaban usando sus poderes para nublar la mente de los humanos alrededor de ellos, para evitar que interfiriesen.
—Bueno –continuó, siniestramente—, un pequeño bocado nunca lastimó a nadie.
Tomó su brazo al mismo tiempo que el Daimon que la sostenía la dejaba ir.
Renuente a ir tranquila hacia su exterminio, Sakura regresó a su estricto e intensivo entrenamiento. Regresó a los brazos del Daimon que estaba detrás de ella y le clavó su tacón en el empeine.
Él maldijo.
Ella enterró su puño en el estómago del Daimon parado delante suyo, y luego se movió rápidamente entre los otros dos y se encaminó hacia la puerta.
Con su velocidad inhumana, el Daimon más alto la bloqueó a mitad de camino. Una cruel sonrisa curvó sus labios mientras la empujaba salvajemente para detenerla.
Ella lo pateó, pero él impidió que lo lastimara.
—No lo hagas.
Su profunda voz era hipnótica y estaba llena de promesas de daño letal si ella lo desobedecía.
Varias personas en el bar se dieron vuelta para observarlos, pero con una sola mirada violenta del Daimon todos desviaron la vista.
Nadie la ayudaría.
Nadie se atrevía.
Pero aún no había terminado… Sakura jamás se rendiría ante ellos.
Antes de poder atacar nuevamente, la puerta de entrada del club se abrió con una ráfaga glacial.
Como si hubiera detectado algo incluso más peligroso que él mismo, el Daimon giró su cabeza hacia la puerta.
Sus ojos se ensancharon con terror.
Sakura se dio vuelta para observar qué lo había paralizado y entonces ella tampoco pudo apartar la mirada.
El viento y la nieve se arremolinaron en el camino de entrada alrededor de un hombre que medía al menos dos metros.
A diferencia de la mayoría de la gente que andaba caminando en un clima de doce grados bajo cero, el recién llegado vestía sólo una larga y delgada chaqueta de cuero negro que se ondulaba con el viento. Tenía un sólido suéter negro, botas de motociclista, y un par de ajustados pantalones de cuero negros que se ceñían a un cuerpo delgado y fuerte que atraía con promesas sexuales y salvajes.
Poseía el contoneo confiado y mortal del hombre que sabe que no tiene igual. De un hombre que desafiaba al mundo a hacer el intento y enfrentarlo.
Era el paso de un depredador.
E hizo que la sangre de Sakura se helara.
Su cabello azabache largo hasta los hombros, estaba apartado de un rostro perfectamente esculpido que hacía que su corazón se acelerara. Sus ojos negros eran intensos. Acerados. Su cara era resuelta e impasible.
Ni bonito, ni femenino, ¡el hombre era semejante Rosquilla Espolvoreada que ni siquiera tendría que compartirla con ella en su cama!
Atrayente como un faro, e inconsciente de la multitud del bar, el recién llegado desvió su oscura y mortal mirada de un Daimon al siguiente, hasta que se detuvo en el que estaba al lado de ella.
Una sonrisa lenta y diabólica se extendió por su apuesto rostro, dejando ver una mínima insinuación de colmillos.
Se encaminó directamente hacia ellos.
El Daimon maldijo, y luego la colocó delante de él.
Sakura luchó contra su agarre, hasta que él extrajo una pistola de su bolsillo y la sostuvo contra su sien.
Gritos y exclamaciones estallaron en el bar mientras la gente corría a refugiarse.
Los otros Daimons se movieron hasta pararse a su lado en lo que parecía ser una formación de batalla.
El recién llegado rió baja y siniestramente mientras los evaluaba. La luz de sus ojos azules permitía ver a Sakura cuánto ansiaba él la pelea.
Su mirada, en realidad, los aguijoneaba.
—Mal modo de tomar un rehén –dijo en una voz profunda y suavemente acentuada que retumbaba como un trueno—. Especialmente cuando saben que, de cualquier manera, voy a matarlos.
En ese instante, Sakura supo quién y qué era el recién llegado.
Era un Cazador Oscuro –un guerrero inmortal que pasaba la eternidad cazando y ejecutando a los Daimons que se alimentaban de almas humanas. Eran los defensores de la humanidad y la personificación de Satán para la gente de Sakura.
Había oído hablar de ellos toda su vida, pero al igual que con el hombre de la bolsa, lo había atribuido a las leyendas urbanas.
Pero el hombre parado frente a ella no era un invento de su imaginación. Era real, y se veía tan devastador como en las historias que había escuchado.
—Fuera de mi camino, Cazador Oscuro –dijo el Daimon que la tenía agarrada—, o la mataré.
Aparentemente divertido por la amenaza, el Cazador Oscuro negó con la cabeza, como un padre regañando a un niño enojado.
—Sabes, deberías haberte quedado en tu refugio un día más. Esta es noche de Buffy, y además es un capítulo de estreno. –El Cazador Oscuro hizo una pausa para suspirar irritado—. ¿Tienes alguna idea de cuánto me enfurece tener que venir aquí, con el frío que hace, a asesinarte, cuando podría estar calentito en casa, mirando a Sarah Michelle Gellar golpear traseros vistiendo un top con la espalda descubierta?
Los brazos del Daimon temblaron al apretar más fuertemente a Sakura.
—¡Atrápenlo!
Los Daimons atacaron a la vez. El Cazador Oscuro agarró al primero por la garganta. En un movimiento fluido, levantó al Daimon y lo golpeó contra la pared, donde lo sostuvo en un apretado puño.
El Daimon lanzó un quejido.
—¿Qué eres, un bebé? –preguntó el Cazador Oscuro—. Dios, si vas a matar humanos, lo mínimo que podrías hacer es aprender a morir con un poco de dignidad.
Un segundo Daimon saltó hacia su espalda. Mientras el Cazador Oscuro giraba la parte inferior de su cuerpo, un largo cuchillo de mal aspecto salió del talón de su bota. Él clavó la hoja en el centro del pecho del Daimon.
Instantáneamente, el Daimon se convirtió en polvo.
El Daimon que el Cazador Oscuro sostenía dejó ver sus largos dientes caninos mientras intentaba morderlo y patearlo. El Cazador Oscuro lo tiró a los brazos del tercer Daimon.
Ellos tropezaron hacia atrás y cayeron hechos un montón en el piso.
El Cazador Oscuro sacudió la cabeza al mirar a los dos Daimons que se golpeaban entre sí, intentando ponerse de pie.
Otros más lo atacaron, y los atravesó con una facilidad tan terrorífica como mórbidamente hermosa.
—Vamos, ¿dónde aprendieron a pelear? – Preguntó mientras mataba a otros dos—. ¿En la Escuela de Buenos Modales para Señoritas? – Se mofó desdeñosamente de los Daimons—. Mi hermanita menor podía golpear más fuerte que ustedes cuando tenía tres años. Diablos, si van a convertirse en Daimons, lo menos que pueden hacer es tomar un par de lecciones de lucha para hacer mi aburrido trabajo más interesante. –Suspiró fatigosamente y miró hacia el techo—. ¿Dónde están los Daimons Spathi cuando uno los necesita?
Mientras el Cazador Oscuro estaba distraído, el Daimon que sostenía a Sakura apartó el arma de su sien y le dio cuatro disparos.
El Cazador Oscuro giró muy lentamente hacia ellos.
Con la furia descendiendo sobre su rostro, miró al Daimon que le había disparado.
—¿No tienes honor? ¿No tienes decencia? ¿Ni siquiera un maldito cerebro? No me matas con balas. Sólo me enfureces. –Miró hacia abajo, a las sangrantes heridas en su costado, y luego corrió a un costado su chaqueta, por lo que la luz brillaba a través de los agujeros en el cuero. Maldijo de nuevo—. Y acabas de arruinar mi maldita chaqueta favorita. —El Cazador Oscuro le gruñó al Daimon—. Por eso, vas a morir.
Antes de que Sakura pudiera moverse, el Cazador Oscuro estiró su mano hacia ellos. Una cuerda negra y fina salió expulsada y se envolvió sola alrededor de la muñeca del Daimon.
Más rápido de lo que ella podía parpadear, el Cazador Oscuro cerró la distancia entre ellos, tiró de la muñeca del Daimon y retorció su antebrazo.
Ella se apartó a tropezones del Daimon y se apretó contra la destrozada máquina de discos, fuera de su camino.
Con una mano aún en el brazo del Daimon, el Cazador Oscuro lo agarró de la garganta y lo elevó del piso. Con un elegante arco, lanzó al Daimon sobre una mesa. Los vidrios se quebraron bajo el peso de la espalda del Daimon. El revólver golpeó el suelo de madera con un frío y metálico ruido sordo.
—¿Tu madre nunca te dijo que el único modo de matarnos es cortándonos en pedacitos? –preguntó el Cazador Oscuro—. Deberías haber traído una cortadora de madera en lugar de un arma. –Observó al Daimon, que luchaba desesperadamente para soltarse—. Ahora, liberemos a todas las almas humanas que has robado.
El Cazador Oscuro sacó una navaja de adentro de su bota, la giró para abrirla, y la hundió en el pecho del Daimon.
Este se descompuso al instante, dejando nada detrás.
Los dos últimos corrieron hacia la puerta.
No llegaron muy lejos antes de que el Cazador Oscuro extrajera un set de cuchillos para lanzar de debajo de su chaqueta y los enviara volando con mortal precisión hacia las espaldas de los asesinos que huían. Los Daimons explotaron, y sus cuchillos golpearon el suelo siniestramente.
Con una calma increíblemente deliberada, el Cazador Oscuro se encaminó hacia la salida. Se detuvo sólo lo suficiente como para recuperar sus cuchillos del suelo.
Y entonces se fue tan rápida y silenciosamente como había llegado.
Sakura luchó por respirar mientras la gente en el bar salía de sus escondites y se ponía furiosa. Gracias a dios, hasta Ino se levantó y fue a tropezones hacia ella.
Sus amigas se le acercaron corriendo.
—¿Estás bien?
—¿Vieron lo que él hizo?
—¡Pensé que estabas muerta!
—¡Gracias a dios, aún estás viva!
—¿Qué querían contigo?
—¿Quiénes eran esos tipos?
—¿Qué les sucedió?
Ella apenas escuchaba las voces que golpeaban sus oídos con tanta rapidez, y tan mezcladas que no podía definir quién preguntaba qué. La mente de Sakura aún estaba con el Cazador Oscuro que había venido en su rescate. ¿Por qué se había molestado en salvarla?
Tenía que saber más de él…
Antes de cambiar de parecer, Sakura corrió tras él, buscando a un hombre que no debería ser real.
Afuera, estruendosas sirenas llenaban el aire y se volvían cada vez más fuertes. Alguien en el bar debía haber llamado a la policía.
El Cazador Oscuro iba a mitad de cuadra cuando ella lo alcanzó y lo obligó a detenerse.
Con el rostro impasible, la observó con esos profundos y expectantes ojos. Ojos tan oscuros que Sakura no podía detectar las pupilas. El viento revolvió su cabello alrededor de sus rasgos cincelados y el vapor de su aliento se mezcló con el de ella.
Estaba helando, pero su presencia la animaba tanto que ni siquiera lo sentía.
—¿Qué vas a hacer respecto a la policía? –le preguntó—. Estarán buscándote.
Una amarga sonrisa estiró las esquinas de sus labios.
—Dentro de cinco minutos ningún humano que estuviera en ese bar va a recordar haberme visto.
Sus palabras la sorprendieron. ¿Eso sucedía con todos los Cazadores Oscuros?
—¿Yo también voy a olvidar? –Él asintió—. En ese caso, gracias por salvar mi vida.
Naruto vaciló. Era la primera vez que alguien le agradecía por ser un Cazador Oscuro.
Observó fijamente la abundancia de apretados sedosos y peculiares cabellos—rosados que caían sin orden en forma de cascada alrededor de su rostro ovalado. Llevaba su largo pelo trenzado en la espalda. Y sus ojos verde esmeralda estaban llenos de una brillante vitalidad y calidez.
Aunque no era una gran belleza, sus rasgos tenían un tranquilo encanto que era atractivo, tentador.
Contra su voluntad, él alargó la mano hasta tocar su mandíbula, justo debajo de la oreja. Más suave que el terciopelo, su delicada piel calentó los fríos dedos.
Hacía tanto tiempo desde la última vez que había tocado a una mujer.
Tanto tiempo desde que había saboreado a una por última vez.
Antes de poder detenerse a sí mismo, se inclinó y capturó esos labios separados con los propios.
Naruto gruñó ante su sabor y su cuerpo despertó a la vida. Jamás había probado algo más dulce que la dulzura de su boca. Nunca había olido algo más embriagador que su carne limpia y con aroma a rosas.
La lengua de Sakura danzó con la suya mientras sus manos se aferraban a los hombros de él, apretándolo más contra ella. Él se tensó y endureció al pensar qué tan suave sería su cuerpo en otros sitios.
Y en ese momento, él la deseó con una urgencia que lo asombró. Era una necesidad desesperada que no había sentido en un largo, largo tiempo.
Los sentidos de Sakura se alborotaron al inesperado contacto de sus labios contra los de ella. Jamás había conocido algo parecido al poder y hambre de su beso.
El débil aroma a sándalo se aferraba a su carne, y él sabía a cerveza y a una salvaje e indomable masculinidad.
Bárbaro.
Era la única palabra para describirlo.
Sus brazos se flexionaron alrededor de ella mientras saqueaba su boca con maestría.
No sólo era letal para los Daimons. Era letal para los sentidos de una mujer. El corazón de Sakura martilleó mientras su cuerpo entero ardía, deseando una frenética prueba de su fuerza dentro de ella.
Lo besó desesperadamente.
Él tomó su rostro entre las manos mientras le mordisqueaba los labios con sus dientes. Sus colmillos. De repente, profundizó el beso mientras pasaba las manos por su espalda, acercándola más a esas largas y masculinas caderas para que pudiera sentir cuán duro y preparado estaba para ella.
Ella lo sintió completamente por todo su ser. Cada hormona en su cuerpo chisporroteó.
Lo deseaba con una ferocidad que la aterraba. Ni una sola vez en su vida había sentido un deseo tan caliente y doloroso, y menos aún por un extraño.
Debería estar apartándolo a empujones.
En lugar de eso,Sakura envolvió sus brazos alrededor de los hombros anchos y duros como piedra y lo sostuvo con fuerza. Era todo lo que podía hacer para no bajar la mano, desabrochar esos pantalones, y guiarlo directamente a esa parte suya que latía con una exigente necesidad.
Una parte de ella ni siquiera le importaba que estuvieran en la calle. Lo quería allí mismo. Ahora mismo. Sin importar quién o qué los veía. Era una parte ajena a ella, que la asustaba.
Naruto luchó contra la urgencia dentro suyo que le exigía que la acorralara contra la pared de ladrillos que tenían a un lado y la hiciera enroscar esas largas y bien formadas piernas alrededor de su cintura. Empujar su pecaminosamente corta falda por encima de sus caderas y enterrarse profundamente dentro de su cuerpo hasta que ella gritara su nombre con una dulce liberación.
Santos dioses, cómo sufría por poseerla.
Si tan sólo pudiera…
De mala gana, se apartó de su abrazo. Pasó su pulgar por los hinchados labios de Sakura y se preguntó cómo la sentiría retorciéndose debajo suyo.
Peor aún, sabía que podía tenerla. Había saboreado su deseo por completo. Pero una vez que hubiese terminado con ella, Sakura no lo recordaría.
No recordaría su tacto. Su beso.
Su nombre…
Su cuerpo sólo calmaría al de él por unos pocos minutos.
No haría nada por aliviar la soledad de su corazón, que anhelaba que alguien lo recordara.
—Adiós, mi dulzura –susurró, tocándola ligeramente en la mejilla antes de darse vuelta.
-------------------------------------------------------------------------------- C:
Ojala y les aya gustado mañana dare la cara para subir la conti
De mi parte un guapeton abrazo ,
Última edición por fanny-chan:3 el Lun Nov 12, 2012 6:30 am, editado 2 veces
Fanny△- Aprendiz
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
que interesante como se mantendrá el narusaku?
moi-06yoyo- Sennin
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cuarto de sakura en su cama con ella
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Increíble, las historias oscuras siempre me han gustado y esta promete...
El final, waaa, que dejarte de esa manera, nadie se lo merece, jejejeje!!!!
Estoy un poco confundida con la naturaleza de Sakura, aún no entiendo bien que es, espero poder aclararlo con los nuevos episodios.
Esta buenísimo, espero la continuación. Chao!!!
El final, waaa, que dejarte de esa manera, nadie se lo merece, jejejeje!!!!
Estoy un poco confundida con la naturaleza de Sakura, aún no entiendo bien que es, espero poder aclararlo con los nuevos episodios.
Esta buenísimo, espero la continuación. Chao!!!
marifa- Sannin
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나는 코스타리카에 있어요.
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Me encanto el segundoo capiiii
me gusta esta historia es muy originaal,
waaa Naruto solo quiere ser amado y recordado por alguien
Sakura tiene que romper esa maldicion de Naruu
el amor lo vencera todoo siiii
quieroo la contiiiiiiiiiiii
me gusta esta historia es muy originaal,
waaa Naruto solo quiere ser amado y recordado por alguien
Sakura tiene que romper esa maldicion de Naruu
el amor lo vencera todoo siiii
quieroo la contiiiiiiiiiiii
sweet_cherry- Genin
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Comiendo un delicioso postre *o*
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Nueva Lectora~~
Muy bueno el fic.
Naruto solo quiere ser amado y recordado por ''alguien''.
Espero que ese ''alguien'' sea Sakura.
Sigue escribiendo,espero la conti.
Matte ne~~
Muy bueno el fic.
Naruto solo quiere ser amado y recordado por ''alguien''.
Espero que ese ''alguien'' sea Sakura.
Sigue escribiendo,espero la conti.
Matte ne~~
Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
gran fic, sigue asi
Davidenko17- Jounin
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
We,Naru-kun sólo quiere ser recordado y amado por alguien...
Ojalá y esa personita sea Saku-Chan...
Espero la Conti Ansiosa
Saludos,besos y abrazos.
Ojalá y esa personita sea Saku-Chan...
Espero la Conti Ansiosa
Saludos,besos y abrazos.
NaruSaku-12- Sannin
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Uhm ~ Con Naru-kun en el inframundo visitando a Jiraiya y Mina&Kushi
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
no puede ser... me gusto!!
esta genial
me gusta y mas cuando trata de cazadores oscuros
espero conti!!
esta genial
me gusta y mas cuando trata de cazadores oscuros
espero conti!!
luis rikudou- Genin
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en una casa
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Me gusta mucho tu fic espero que lo continúes pronto besos
beluchi_chan- Aprendiz
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
En verdad no saben como me reconfortan sus lindos mensajes ; bueno yo se que en esta parte del fic muchos podemos preguntarnos hacerca de lo que realmente es Sakurita , asi que segun como lo tenia pensado ,hoy publicaria la Thrylos (Leyenda) donde nos explica de manera indirecta los origenes de Sakura , que seran reforzados con el paso de los capitulos .... horrorosamente les digo que hoy no traigo conti , puesto que llegue tarde a mi ordenador y mas de rato tengo una fiestesita por lo tanto ya no alcanzo a editar .
Bueno espero y aclare un poco sus dudas (de cualquier forma aqui estoy para detallar cada cosa que no se comprenda bien) :
Thrylos (Leyenda)
Atlántida.
Legendaria. Mística. Dorada. Misteriosa. Gloriosa y mágica.
Hay quienes afirman que nunca existió.
Pero también hay quienes piensan que están a salvo en este moderno mundo de armas y tecnología. A salvo de todos los antiguos demonios. Incluso creen que los hechiceros, los guerreros y los dragones murieron hace tiempo.
Hay tontos que se aferran a su lógica y su ciencia, pensando que ellas van a salvarlos. Nunca serán libres o estarán seguros, no mientras se rehúsen a ver lo que hay delante de sus propios ojos.
Porque todos los antiguos mitos y leyendas tienen origen en la verdad, y a veces la verdad no nos libera. A veces nos esclaviza aún más.
Pero vengan, quienes son imparciales, y escúchenme contar un cuento acerca de la historia del más perfecto paraíso que jamás existió. Más allá de los míticos Pilares de Heracles, en el gran Egeo, hubo una tierra una vez orgullosa que abrigó a una raza mucho más avanzada que cualquier otra anterior o posterior.
Fundada en las antiguas brumas del tiempo por el primordial dios Archon, la Atlántida tomó su nombre de la hija mayor de Archon, Atlantia, cuyo nombre significaba "delicada belleza." Archon conjuró la isla con la ayuda de su tío, el dios del océano Ydor, y su hermana Eda –tierra— para otorgarle la tierra a su esposa Apollymi para que pudieran poblar el continente con sus frutos divinos, que tendrían todo el espacio necesario para crecer y juguetear.
Apollymi lloró con tanta alegría ante su regalo, que sus lágrimas inundaron la tierra y convirtieron a la Atlántida en una ciudad dentro de otra ciudad. Islas gemelas rodeadas por cinco canales de agua.
Allí, ella daría a luz a sus hijos inmortales.
Pero pronto se descubrió que la gran Destructora, Apollymi, era estéril. A pedido de Archon, Ydor habló con Eda y juntos crearon una raza de Atlantes para poblar las islas y traer alegría nuevamente al corazón de Apollymi.
Funcionó.
Dorados y hermosos en honor a la reina diosa, los Atlantes eran muy superiores a cualquier otra raza humana. Por sí mismos le dieron placer a Apollymi y lograron que la gran Destructora sonriera.
Amantes de la paz y justos, como sus antiguos dioses, los Atlantes no conocían la guerra. Ni la pobreza. Usaban sus mentes psíquicas y su magia para vivir armoniosamente dentro del equilibrio de la naturaleza. Le daban la bienvenida a todos los extranjeros que llegaban a sus orillas y compartían con ellos sus dones de curación y prosperidad.
Pero cuando el tiempo pasó y otros panteones y otras personas comenzaron a desafiarlos, los Atlantes se vieron forzados a luchar por su patria.
Para proteger a su gente, los dioses Atlantes entraron en un constante conflicto con el advenedizo panteón Griego. Para ellos, los Griegos eran niños que luchaban por la posesión de cosas que jamás entenderían. Los Atlantes intentaron ocuparse de ellos como cualquier padre lo haría con un pequeño furioso. Equitativamente. Pacientemente.
Pero los Griegos no querían oír su antigua sabiduría. Zeus y Poseidón, entre otros, estaban celosos de las riquezas y la serenidad de los Atlantes.
Sin embargo, era Apolo quien más codiciaba su isla.
Apolo, un despiadado y astuto dios, se puso en acción para quitarles a los dioses mayores la Atlántida. A diferencia de su padre y su tío, él sabía que los Griegos nunca podrían derrotar a los Atlantes en una contienda abierta. Sólo desde adentro uno podría conquistar la antigua y avanzada civilización.
Entonces cuando Zeus proscribió a la raza guerrera de Apolo, los Apolitas, de su Grecia nativa, Apolo congregó a sus hijos y los condujo a través del mar hacia las orillas de la Atlántida.
Los Atlantes se compadecieron de la raza psíquica Apolita, los cuales parecían dioses, que había sido perseguida por los Griegos. Veían a los Apolitas como primos y los acogieron mientras acataran las leyes Atlantes y no causaran conflictos.
Públicamente, los Apolitas hicieron lo que les decían. Hicieron sacrificios a los dioses Atlantes sin romper el pacto con su padre, Apolo. Cada año elegían a la más hermosa virgen entre ellos y se la enviaban a Delfos como una ofrenda a Apolo por su generosidad al darles un nuevo hogar donde un día reinarían como dioses.
En el año 10,500 a.c. la hermosa aristócrata Cleto fue enviada a Delfos. Apolo se enamoró instantáneamente de ella, y le engendró cinco pares de gemelos.
Fue a través de su amante y sus hijos que anticipó su destino. Al final, ellos lo conducirían al trono de la Atlántida.
Mandó de regreso a la Atlántida a su amante y sus hijos, donde se casaron dentro de la familia real Atlante. Como los hijos mayores de Apolo se habían casado con los nativos Atlantes y habían mezclado las dos razas, haciendo a sus hijos aún más fuertes, también ellos lo harían. Sólo él mantendría pura la descendencia real para asegurar la fuerza y la lealtad de la corona Atlante para sí mismo.
Tenía planes para la Atlántida y sus hijos. A través de ellos, Apolo gobernaría el mundo entero y derrotaría a su padre así como su padre había derrotado al anciano dios Cronos antes que él.
Se decía que el propio Apolo visitaba a la reina de cada generación y engendraba al heredero Atlante en ella.
Con cada último hijo que nacía, Apolo iba a sus oráculos para saber si ese hijo sería el que destronaría a los dioses Atlantes.
Cada año le decían que no.
Hasta el 9548 a.c.
Como era su costumbre, Apolo visitó a la reina Atlante, cuyo rey había fallecido más de un año atrás. Apareció ante ella como un fantasma y engendró a su hijo mientras ella dormía y soñaba con su esposo muerto.
Fue también ese año que los dioses Atlantes se enteraron de sus propios destinos. Porque la reina de los dioses Atlantes, Apollymi, quedó embarazada con el hijo de Archon.
Luego de todos esos siglos de anhelar un hijo propio, finalmente el deseo de la Destructora le había sido concedido. Se dijo que la isla de la Atlántida floreció ese día, y que conoció más prosperidad que nunca antes. La diosa reina celebró gozosamente mientras le contaba la noticia a los demás dioses.
En cuanto los Destinos escucharon su anuncio, observaron a Apollymi y Archon y proclamaron que el hijo no nacido de Apollymi provocaría la muerte de todos ellos.
Una por una, los tres Destinos pronunciaron una sola oración de profecía.
"El mundo como lo conocemos, terminará."
"Todos nuestros destinos descansarán en sus manos."
"Como un dios, cada capricho suyo será el dominio supremo."
Aterrado por la predicción, Archon le ordenó a su esposa que matara al infante venidero.
Apollymi se rehusó. Había esperado demasiado tiempo para tener su hijo como para verlo innecesariamente muerto debido a las palabras de las celosas Destinos. Con la ayuda de su hermana, dio a luz a su hijo prematuramente y lo escondió en el mundo mortal. Para Archon, ella parió un bebé de piedra.
—He tenido suficiente de tus infidelidades y mentiras, Archon. De hoy en adelante has endurecido mi corazón. Un hijo de piedra es todo lo que tendrás de mí.
Enfurecido, Archon la encerró en Kalosis, un reino inferior entre este mundo y el suyo.
—Ahí te quedarás hasta que tu hijo esté muerto.
Y entonces los dioses Atlantes se volvieron contra la hermana de Apollymi hasta forzar una confesión de ella.
—Él nacerá cuando la luna trague al sol y la Atlántida sea bañada por una oscuridad total. Su majestuosa madre llorará por miedo a su nacimiento.
Los dioses fueron a la reina Atlante, ya que el nacimiento de su hijo era inminente. Como había sido predicho, la luna eclipsó al sol mientras ella luchaba por dar a luz, y cuando su hijo nació, Archon ordenó que el bebé fuera asesinado.
La reina lloró y le rogó a Apolo que la auxiliara. Seguramente su amante no permitiría que su hijo fuera asesinado por los dioses más ancianos.
Pero Apolo la ignoró y ella vio desamparadamente cómo mataban a su hijo recién nacido frente a sus ojos.
Lo que la reina no sabía era que Apolo ya había sido informado de lo que sucedería y no era su hijo el que ella llevaba, sino otro niño que él había cambiado en su vientre para salvar al propio.
Con la ayuda de su hermana, Artemisa, Apolo había llevado a su hijo a casa, en Delfos, donde el niño fue criado entre las sacerdotisas de Apolo.
Como los años pasaron y Apolo no regresó a la reina Atlante para engendrar otro heredero, su odio por él creció. Despreciaba al dios Griego que no podía ser molestado para darle un hijo que reemplazara al que había perdido.
Veintiún años después de haber presenciado el sacrificio de su único hijo, la reina se enteró de otro hijo engendrado por el dios Griego Apolo.
Este había nacido de una princesa Griega que había sido otorgada al dios como una ofrenda, con esperanza de inclinar la bendición del dios hacia los Griegos, que estaban en guerra con los Atlantes.
En cuanto las noticias llegaron a la reina, su amargura interna aumentó hasta que su corriente la abrumó.
Convocó a sus propias sacerdotisas para preguntarles dónde podría ser encontrado el heredero de su imperio.
—El heredero de la Atlántida reside en la casa de Ancles.
La misma casa donde había nacido el nuevo hijo de Apolo.
La reina gritó indignada ante la proclamación, sabiendo que Apolo había traicionado a su propio hijo. Ellos habían sido olvidados mientras él forjaba una nueva raza para reemplazarlos.
Llamando a sus guardias personales, la reina los envió a Grecia, para asegurarse de que la amante de Apolo y su hijo fueran asesinados. Jamás permitiría que ninguno de ellos se sentara en su amado trono.
—Asegúrense de desgarrarlos, para que los Griegos crean que fue hecho por un animal salvaje. No quiero que quede nada que los haga mirar hacia nuestras orillas por esto.
Pero como con todos los actos de venganza, este también fue revelado.
Angustiado, Apolo, sin pensarlo, maldijo a su raza una vez elegida.
"Una plaga a todos aquellos que nazcan Apolitas. Que cosechen todo lo que han sembrado este día. Ninguno de ustedes vivirá más allá de la edad de mi preciosa Ryssa. Todos perecerán dolorosamente el día de su vigesimoséptimo cumpleaños. Como actuaron como animales, se convertirán en ellos. Encontrarán alimento sólo en la sangre de sus iguales. Y nunca jamás podrán caminar por mi reino, donde los veré y seré forzado a recordar qué fue lo que hicieron para traicionarme."
No fue hasta que hubo pronunciado la maldición que Apolo recordó a su propio hijo que estaba en Delfos. Un hijo al cual había maldecido estúpidamente junto con los otros.
Porque una vez dichas, esas cosas jamás pueden ser deshechas.
Pero más que eso, él había sembrado las semillas de su propia destrucción. El día de la boda de su hijo con su más atesorada sacerdotisa, Apolo le había confiado a su hijo todo lo que valoraba en la vida.
—En tus manos está mi futuro. Tu sangre es mía y es a través de ti y tus futuros hijos que yo vivo.
Con esas palabras de atadura, y en un ataque de rabia, Apolo se condenó a sí mismo a la extinción. Porque una vez que la descendencia de su hijo muriera, también lo haría Apolo, y con él, el mismo sol.
Como ven, Apolo no es simplemente un dios. Él es la esencia del sol y tiene en sus manos el equilibrio del universo.
El día que Apolo muera, morirá la tierra y todos los que aquí habitan.
Ahora es el año 2003 d.c. y sólo queda un hijo Apolita que lleva la sangre del antiguo dios…
Ojala y no se les haya echo algo tedioso , pero como recompensa esperen pronto una conti algo mas larga de lo habitual
Un beso :*
Bueno espero y aclare un poco sus dudas (de cualquier forma aqui estoy para detallar cada cosa que no se comprenda bien) :
Thrylos (Leyenda)
Atlántida.
Legendaria. Mística. Dorada. Misteriosa. Gloriosa y mágica.
Hay quienes afirman que nunca existió.
Pero también hay quienes piensan que están a salvo en este moderno mundo de armas y tecnología. A salvo de todos los antiguos demonios. Incluso creen que los hechiceros, los guerreros y los dragones murieron hace tiempo.
Hay tontos que se aferran a su lógica y su ciencia, pensando que ellas van a salvarlos. Nunca serán libres o estarán seguros, no mientras se rehúsen a ver lo que hay delante de sus propios ojos.
Porque todos los antiguos mitos y leyendas tienen origen en la verdad, y a veces la verdad no nos libera. A veces nos esclaviza aún más.
Pero vengan, quienes son imparciales, y escúchenme contar un cuento acerca de la historia del más perfecto paraíso que jamás existió. Más allá de los míticos Pilares de Heracles, en el gran Egeo, hubo una tierra una vez orgullosa que abrigó a una raza mucho más avanzada que cualquier otra anterior o posterior.
Fundada en las antiguas brumas del tiempo por el primordial dios Archon, la Atlántida tomó su nombre de la hija mayor de Archon, Atlantia, cuyo nombre significaba "delicada belleza." Archon conjuró la isla con la ayuda de su tío, el dios del océano Ydor, y su hermana Eda –tierra— para otorgarle la tierra a su esposa Apollymi para que pudieran poblar el continente con sus frutos divinos, que tendrían todo el espacio necesario para crecer y juguetear.
Apollymi lloró con tanta alegría ante su regalo, que sus lágrimas inundaron la tierra y convirtieron a la Atlántida en una ciudad dentro de otra ciudad. Islas gemelas rodeadas por cinco canales de agua.
Allí, ella daría a luz a sus hijos inmortales.
Pero pronto se descubrió que la gran Destructora, Apollymi, era estéril. A pedido de Archon, Ydor habló con Eda y juntos crearon una raza de Atlantes para poblar las islas y traer alegría nuevamente al corazón de Apollymi.
Funcionó.
Dorados y hermosos en honor a la reina diosa, los Atlantes eran muy superiores a cualquier otra raza humana. Por sí mismos le dieron placer a Apollymi y lograron que la gran Destructora sonriera.
Amantes de la paz y justos, como sus antiguos dioses, los Atlantes no conocían la guerra. Ni la pobreza. Usaban sus mentes psíquicas y su magia para vivir armoniosamente dentro del equilibrio de la naturaleza. Le daban la bienvenida a todos los extranjeros que llegaban a sus orillas y compartían con ellos sus dones de curación y prosperidad.
Pero cuando el tiempo pasó y otros panteones y otras personas comenzaron a desafiarlos, los Atlantes se vieron forzados a luchar por su patria.
Para proteger a su gente, los dioses Atlantes entraron en un constante conflicto con el advenedizo panteón Griego. Para ellos, los Griegos eran niños que luchaban por la posesión de cosas que jamás entenderían. Los Atlantes intentaron ocuparse de ellos como cualquier padre lo haría con un pequeño furioso. Equitativamente. Pacientemente.
Pero los Griegos no querían oír su antigua sabiduría. Zeus y Poseidón, entre otros, estaban celosos de las riquezas y la serenidad de los Atlantes.
Sin embargo, era Apolo quien más codiciaba su isla.
Apolo, un despiadado y astuto dios, se puso en acción para quitarles a los dioses mayores la Atlántida. A diferencia de su padre y su tío, él sabía que los Griegos nunca podrían derrotar a los Atlantes en una contienda abierta. Sólo desde adentro uno podría conquistar la antigua y avanzada civilización.
Entonces cuando Zeus proscribió a la raza guerrera de Apolo, los Apolitas, de su Grecia nativa, Apolo congregó a sus hijos y los condujo a través del mar hacia las orillas de la Atlántida.
Los Atlantes se compadecieron de la raza psíquica Apolita, los cuales parecían dioses, que había sido perseguida por los Griegos. Veían a los Apolitas como primos y los acogieron mientras acataran las leyes Atlantes y no causaran conflictos.
Públicamente, los Apolitas hicieron lo que les decían. Hicieron sacrificios a los dioses Atlantes sin romper el pacto con su padre, Apolo. Cada año elegían a la más hermosa virgen entre ellos y se la enviaban a Delfos como una ofrenda a Apolo por su generosidad al darles un nuevo hogar donde un día reinarían como dioses.
En el año 10,500 a.c. la hermosa aristócrata Cleto fue enviada a Delfos. Apolo se enamoró instantáneamente de ella, y le engendró cinco pares de gemelos.
Fue a través de su amante y sus hijos que anticipó su destino. Al final, ellos lo conducirían al trono de la Atlántida.
Mandó de regreso a la Atlántida a su amante y sus hijos, donde se casaron dentro de la familia real Atlante. Como los hijos mayores de Apolo se habían casado con los nativos Atlantes y habían mezclado las dos razas, haciendo a sus hijos aún más fuertes, también ellos lo harían. Sólo él mantendría pura la descendencia real para asegurar la fuerza y la lealtad de la corona Atlante para sí mismo.
Tenía planes para la Atlántida y sus hijos. A través de ellos, Apolo gobernaría el mundo entero y derrotaría a su padre así como su padre había derrotado al anciano dios Cronos antes que él.
Se decía que el propio Apolo visitaba a la reina de cada generación y engendraba al heredero Atlante en ella.
Con cada último hijo que nacía, Apolo iba a sus oráculos para saber si ese hijo sería el que destronaría a los dioses Atlantes.
Cada año le decían que no.
Hasta el 9548 a.c.
Como era su costumbre, Apolo visitó a la reina Atlante, cuyo rey había fallecido más de un año atrás. Apareció ante ella como un fantasma y engendró a su hijo mientras ella dormía y soñaba con su esposo muerto.
Fue también ese año que los dioses Atlantes se enteraron de sus propios destinos. Porque la reina de los dioses Atlantes, Apollymi, quedó embarazada con el hijo de Archon.
Luego de todos esos siglos de anhelar un hijo propio, finalmente el deseo de la Destructora le había sido concedido. Se dijo que la isla de la Atlántida floreció ese día, y que conoció más prosperidad que nunca antes. La diosa reina celebró gozosamente mientras le contaba la noticia a los demás dioses.
En cuanto los Destinos escucharon su anuncio, observaron a Apollymi y Archon y proclamaron que el hijo no nacido de Apollymi provocaría la muerte de todos ellos.
Una por una, los tres Destinos pronunciaron una sola oración de profecía.
"El mundo como lo conocemos, terminará."
"Todos nuestros destinos descansarán en sus manos."
"Como un dios, cada capricho suyo será el dominio supremo."
Aterrado por la predicción, Archon le ordenó a su esposa que matara al infante venidero.
Apollymi se rehusó. Había esperado demasiado tiempo para tener su hijo como para verlo innecesariamente muerto debido a las palabras de las celosas Destinos. Con la ayuda de su hermana, dio a luz a su hijo prematuramente y lo escondió en el mundo mortal. Para Archon, ella parió un bebé de piedra.
—He tenido suficiente de tus infidelidades y mentiras, Archon. De hoy en adelante has endurecido mi corazón. Un hijo de piedra es todo lo que tendrás de mí.
Enfurecido, Archon la encerró en Kalosis, un reino inferior entre este mundo y el suyo.
—Ahí te quedarás hasta que tu hijo esté muerto.
Y entonces los dioses Atlantes se volvieron contra la hermana de Apollymi hasta forzar una confesión de ella.
—Él nacerá cuando la luna trague al sol y la Atlántida sea bañada por una oscuridad total. Su majestuosa madre llorará por miedo a su nacimiento.
Los dioses fueron a la reina Atlante, ya que el nacimiento de su hijo era inminente. Como había sido predicho, la luna eclipsó al sol mientras ella luchaba por dar a luz, y cuando su hijo nació, Archon ordenó que el bebé fuera asesinado.
La reina lloró y le rogó a Apolo que la auxiliara. Seguramente su amante no permitiría que su hijo fuera asesinado por los dioses más ancianos.
Pero Apolo la ignoró y ella vio desamparadamente cómo mataban a su hijo recién nacido frente a sus ojos.
Lo que la reina no sabía era que Apolo ya había sido informado de lo que sucedería y no era su hijo el que ella llevaba, sino otro niño que él había cambiado en su vientre para salvar al propio.
Con la ayuda de su hermana, Artemisa, Apolo había llevado a su hijo a casa, en Delfos, donde el niño fue criado entre las sacerdotisas de Apolo.
Como los años pasaron y Apolo no regresó a la reina Atlante para engendrar otro heredero, su odio por él creció. Despreciaba al dios Griego que no podía ser molestado para darle un hijo que reemplazara al que había perdido.
Veintiún años después de haber presenciado el sacrificio de su único hijo, la reina se enteró de otro hijo engendrado por el dios Griego Apolo.
Este había nacido de una princesa Griega que había sido otorgada al dios como una ofrenda, con esperanza de inclinar la bendición del dios hacia los Griegos, que estaban en guerra con los Atlantes.
En cuanto las noticias llegaron a la reina, su amargura interna aumentó hasta que su corriente la abrumó.
Convocó a sus propias sacerdotisas para preguntarles dónde podría ser encontrado el heredero de su imperio.
—El heredero de la Atlántida reside en la casa de Ancles.
La misma casa donde había nacido el nuevo hijo de Apolo.
La reina gritó indignada ante la proclamación, sabiendo que Apolo había traicionado a su propio hijo. Ellos habían sido olvidados mientras él forjaba una nueva raza para reemplazarlos.
Llamando a sus guardias personales, la reina los envió a Grecia, para asegurarse de que la amante de Apolo y su hijo fueran asesinados. Jamás permitiría que ninguno de ellos se sentara en su amado trono.
—Asegúrense de desgarrarlos, para que los Griegos crean que fue hecho por un animal salvaje. No quiero que quede nada que los haga mirar hacia nuestras orillas por esto.
Pero como con todos los actos de venganza, este también fue revelado.
Angustiado, Apolo, sin pensarlo, maldijo a su raza una vez elegida.
"Una plaga a todos aquellos que nazcan Apolitas. Que cosechen todo lo que han sembrado este día. Ninguno de ustedes vivirá más allá de la edad de mi preciosa Ryssa. Todos perecerán dolorosamente el día de su vigesimoséptimo cumpleaños. Como actuaron como animales, se convertirán en ellos. Encontrarán alimento sólo en la sangre de sus iguales. Y nunca jamás podrán caminar por mi reino, donde los veré y seré forzado a recordar qué fue lo que hicieron para traicionarme."
No fue hasta que hubo pronunciado la maldición que Apolo recordó a su propio hijo que estaba en Delfos. Un hijo al cual había maldecido estúpidamente junto con los otros.
Porque una vez dichas, esas cosas jamás pueden ser deshechas.
Pero más que eso, él había sembrado las semillas de su propia destrucción. El día de la boda de su hijo con su más atesorada sacerdotisa, Apolo le había confiado a su hijo todo lo que valoraba en la vida.
—En tus manos está mi futuro. Tu sangre es mía y es a través de ti y tus futuros hijos que yo vivo.
Con esas palabras de atadura, y en un ataque de rabia, Apolo se condenó a sí mismo a la extinción. Porque una vez que la descendencia de su hijo muriera, también lo haría Apolo, y con él, el mismo sol.
Como ven, Apolo no es simplemente un dios. Él es la esencia del sol y tiene en sus manos el equilibrio del universo.
El día que Apolo muera, morirá la tierra y todos los que aquí habitan.
Ahora es el año 2003 d.c. y sólo queda un hijo Apolita que lleva la sangre del antiguo dios…
Ojala y no se les haya echo algo tedioso , pero como recompensa esperen pronto una conti algo mas larga de lo habitual
Un beso :*
Fanny△- Aprendiz
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
hooo otro vistoso de la leyenda que idiota es apolo
moi-06yoyo- Sennin
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cuarto de sakura en su cama con ella
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Como habian dicho los otros foristas nos han adentrado en el mundo de los cazadores nocturnos jeje, ya lei placeres nocturno que creo era el nro2 y luego lei el nro 12 por que se trataba de la hermana gemela del nro2 y el hijo del romano que habia matado a este ultimo en vida jaja ya me perdi jeje, voy a seguir tambien este no me importa que todas las adaptaciones se llamen Sakura y Naruto.
Volviendo al beso de la noche lo que veo es a un dark hunter que tiene menos posibilidades que los demas de dejar de serlo ya que nadie puede recordarlo pues sin eso no podria encontrar el amor que es la llave para recuperar su alma y el otro lado tenemos a una mitad demonio mitad humana que solo vivira 27 años y la que la hace diferente es que ella tiene guardaespaldas por lo cual debe ser una persona demasiado importante, y por la leyenda que dejaste es que es la ultima desendiente de Apolo con lo que si ella muere tambien lo ara el y esto se vuelve emociante.
espero que si algo no entendi me lo aclares espero la contii
Volviendo al beso de la noche lo que veo es a un dark hunter que tiene menos posibilidades que los demas de dejar de serlo ya que nadie puede recordarlo pues sin eso no podria encontrar el amor que es la llave para recuperar su alma y el otro lado tenemos a una mitad demonio mitad humana que solo vivira 27 años y la que la hace diferente es que ella tiene guardaespaldas por lo cual debe ser una persona demasiado importante, y por la leyenda que dejaste es que es la ultima desendiente de Apolo con lo que si ella muere tambien lo ara el y esto se vuelve emociante.
espero que si algo no entendi me lo aclares espero la contii
eliannar- Moderador
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La vida es muy corta para desperdiciarla con malas practicas pero como el sedentarismo es malo y el dinero escasea pues debo cumplir con obligaciones....de lo contrario estaría encerrada en mi cuarto leyendo cuanta imaginación tienes tú para entretenerme. Saludos desde Luque, Paraguay, al valiente que lee este perfil
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
oohhh!! tines una nueva lectora
la verdad esta muy buena la istoria
y la pelea, uujuju, por un momento pense ke era Sasuke
pero era naruto
y ke beso
ojala se vuelvan a encontrar pronto
por favor, continualo, me encanta!!
la verdad esta muy buena la istoria
y la pelea, uujuju, por un momento pense ke era Sasuke
pero era naruto
y ke beso
ojala se vuelvan a encontrar pronto
por favor, continualo, me encanta!!
mayasorita- Chunnin
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donde sea que haya anime, videojuegos, musica y comida ;D
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
OH! MY GOD..............soy una fanatica de la mitologia no se por que solo me encanta y este fic tiene un tema que del que ya habia leido en el otro foro y me encanta , aunque lo terminaron, en fin........... tu tienes informacion mas amplia y explicita lo cual me encanta ............este fic en si me facina espero ver la conti pronto y eso que hoy fue que me lei todo lo has ubido espero que tu si termines este fic ......................ESPERO LEER LA CONTI PRONTOOOOOOOOOOOO..........HASTA ENTONCES ........................BYE
UZUMAKI SAKURA- Genin
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perdida entre las locuras de mi madre y las de mi hermana(cuando estan muy contentas) ...dios! realmente me pregunto como es que aun concerbo la cordura...
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Holaaa! Aqui tenes a una nueva lectora
Me encanta este fic es uno de mis favoritos
Siguelo Pliss!
Saludos , besos y abrazos...
Me encanta este fic es uno de mis favoritos
Siguelo Pliss!
Saludos , besos y abrazos...
Sakura Uzumaki- Aprendiz
- Mensajes : 66
Edad : 30
Por ahí... xD
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Hola ! , se que demore mucho en traer la continuación , pero es que uff ... Pasaron de atrocidades haaha (mi portátil se partió en dos) y tuve que ahorrar para comprar otro ... Pero es MacBook y no logro entenderle al 100% haaha y para acabarla no le instalo aun Word así que ya se darán una idea del albedrío que estoy haciendo para poder publicar haaha , lo que mas me duele es que se perdieron todos mis pies de pagina y los capítulos que ya tenia adaptados (aunque no eran muchos vdd ) , pero pues... al mal paso darle prisa . Bueno sin aburrirlos mas los dejo leer abustito
—Adiós, mi dulzura –susurró, tocándola ligeramente en la mejilla antes de darse vuelta.
Él recordaría su beso para siempre.
Ella no se acordaría de nada…
Sakura no podía moverse mientras el Cazador Oscuro se alejaba de ella.
Para el momento en que había desaparecido en la noche, ella había olvidado por completo que él existía.
—¿Cómo llegué aquí afuera? –se preguntó mientras se envolvía con los brazos para desterrar el cortante frío.
Con los dientes rechinando, corrió de regreso al bar.
CAPITULO 3
Naruto aún pensaba en la desconocida mujer cuando se bajó de su Expedition verde oscuro dentro de su garaje para cinco autos. Frunció el ceño al ver el Hummer rojo estacionado contra la pared lejana, y apagó el auto.
¿Qué diablos estaba haciendo Konohamaru en casa? Se suponía que pasaría la noche en casa de su novia.
Naruto entró para averiguar.
Encontró a Konohamaru en la sala de estar, armando un enorme… algo. Tenía brazos metálicos y cosas que le recordaban a un robot pobremente diseñado.
El negro cabello crispado de Konohamaru caía hacia adelante, como si lo hubiese estado tironeando, con frustración. Había pedazos y papeles esparcidos por toda la habitación, junto con varias herramientas.
Naruto lo observó con una risa irónica, mientras Konohamaru luchaba con el largo palo metálico que estaba intentando encajar en la base.
Mientras Konohamaru trabajaba, uno de los brazos cayó y lo golpeó en la cabeza.
Maldiciendo, dejó caer el palo.
Naruto se rió.
—¿Has estado mirando QVC nuevamente?
Konohamaru se frotó la nuca y luego pateó la base.
—No comiences a molestarme, Naruto.
—Niño, –dijo Naruto severamente— será mejor que controles ese tono.
—Sí, sí, me asustas –dijo Konohamaru irritablemente—. Me estoy mojando los pantalones ante tu terrorífica y espeluznante presencia. ¿No me ves temblando y tiritando? Uuuh, ahhh, uuuh.
Naruto sacudió la cabeza al mirar a su Escudero. El chico no tenía absolutamente nada de juicio para burlarse de él.
—Sabía que tendría que haberte llevado al bosque cuando eras pequeño y dejarte ahí para que murieras.
Chris resopló.
—Uuuh, un poco de malicioso humor vikingo. En realidad estoy sorprendido de que mi padre no tuviera que presentarme para que me inspeccionaras cuando nací. Qué bueno que no pudieras permitirte el barnaútbur∂dr, ¿eh?
Naruto lo observó con rabia –y no porque pensara por un segundo siquiera que eso lograría algo. Era sólo la fuerza de hábito.
—Sólo porque eres el último de mi descendencia no significa que tengo que soportarte.
—Sí, yo también te quiero, grandullón.
Konohamaru retomó su proyecto.
Naruto se quitó la chaqueta, y la colgó encima del respaldar de su sillón.
—Juro que voy a cancelar nuestra suscripción al cable si continúas con esto. La semana pasada fueron el banco de pesas y la máquina de remo. Ayer esa cosa facial, y ahora esto. ¿Has visto las porquerías que hay en el ático? Parece una venta de artículos usados.
—Esto es diferente.
Naruto puso los ojos en blanco. Había escuchado eso antes.
—De cualquier modo, ¿qué diablos es?
Konohamaru no se detuvo, mientras volvía a colocar el brazo.
—Es una lámpara solar. Se me ocurrió que podías estar cansado de tu tez demasiada pálida.
Lo miró extrañado. Gracias a la tostada tez de su padre, Naruto no era realmente pálido, más que nada tomando en cuenta que no había estado a la luz del sol en más de mil años.
—Konohamaru, resulta que soy un Vikingo en medio del invierno de Minnesota. La ausencia de un intenso bronceado armoniza con todo el territorio nórdico. ¿Por qué crees que tomamos por asalto a Europa?
—¿Porque estaba ahí?
—No, porque queríamos descongelarnos.
Chris no le prestó atención.
—Sólo espera, vas a agradecerme por esto una vez que lo tenga conectado.
Naruto pasó por encima de las piezas.
—¿Por qué estás aquí, jodiendo con esto? Pensé que tenías una cita esta noche.
—Así era, pero veinte minutos después de que llegué a su casa, Tsuki terminó conmigo.
—¿Por qué?
Konohamaru se interrumpió para darle una mirada odiosa y malhumorada.
—Piensa que soy traficante de drogas.
Naruto estaba completamente sorprendido por esa inesperada declaración. Konohamaru medía apenas un metro ochenta y tres, con un cuerpo larguirucho, y un rostro franco y honesto.
Lo más “ilegal” que había hecho ese chico era pasar frente a un Papá Noel del Ejército de Salvación, una vez, sin dejar dinero en la caldera.
—¿Qué la hizo pensar eso? –preguntó Naruto.
—Bueno, veamos. Tengo veintiún años, y conduzco un Hummer de un cuarto de millón de dólares hecho a medida, blindado, con neumáticos y ventanillas a prueba de balas. Vivo en una finca enorme y remota fuera de Minnetonka, solo, hasta donde todos saben, excepto por los dos guardaespaldas que me siguen cada vez que abandono la propiedad. Tengo horarios extraños. Generalmente me llamas tres o cuatro veces mientras estoy en una cita para decirme que me ponga a trabajar y te dé un heredero. Y ella accidentalmente vio algunos de tus increíblemente maravillosos juguetes que recogí de lo de tu distribuidor de armas en el almacén de carga.
—No estaban afilados, ¿verdad? –lo interrumpió Naruto.
Konohamaru no tenía permitido manejar armas afiladas. El tonto podría cortarse una porción vital del cuerpo, o algo así.
Konohamaru suspiró e ignoró la pregunta mientras continuaba con su perorata.
—Intenté explicarle que era independientemente adinerado, y que me gustaba coleccionar espadas y cuchillos, pero no me creyó. –Observó a Naruto con otra glacial mirada furiosa—. Sabes, hay veces en que este trabajo realmente apesta. Y lo digo intencionalmente.
Naruto se tomó su malhumor con calma. Konohamaru estaba perpetuamente enojado con él, pero como Naruto lo había criado desde el instante en que nació, y Konohamaru era el último miembro sobreviviente de su descendencia, Naruto era extremadamente tolerante con él.
—Entonces vende el Hummer, cómprate un Dodge, y múdate a un remolcador.
—Oh, sí, seguro. ¿Recuerdas el año pasado, cuando cambié el Hummer por un Alpha Romeo? Quemaste el auto y me compraste un nuevo Hummer, y amenazaste con encerrarme en mi cuarto con una prostituta si lo hacía de nuevo. Y en cuanto a los beneficios… ¿Te has tomado la molestia de inspeccionar este lugar? Tenemos una piscina interna calefaccionada, un teatro con sonido envolvente, dos cocineras, tres sirvientas y un chico que limpia la piscina al que puedo mandonear, sin mencionar todo tipo de entretenidos juguetes. No voy a abandonar Disneylandia. Es la única parte buena de este arreglo. Quiero decir que, diablos, si mi vida tiene que apestar no hay modo de que vaya a vivir en un Mini—Winni. Y, conociéndote, me obligarías a aparcar en el frente, con guardias armados esperando en caso de que me clave un clavo.
—Entonces estás despedido.
—Muérdeme.
—No eres mi tipo. —Konohamaru le tiró una llave francesa a la cabeza. Naruto la atrapó y la dejó caer al suelo—. Nunca voy a lograr casarte con alguien, ¿verdad?
—Demonios, Naruto. Apenas soy mayor de edad. Tengo tiempo de sobra para tener hijos que puedan recordarte, ¿está bien? Por dios, eres peor de lo que era mi padre. Obligaciones, obligaciones, obligaciones.
—Sabes, tu padre tenía sólo…
—Dieciocho años cuando se casó con mi madre. Sí, Naruto, lo sé. Me dices eso únicamente tres o cuatro veces por hora.
Naruto lo ignoró mientras seguía pensando en voz alta.
—Lo juro, eres el único hombre que conozco que se perdió toda la oleada hormonal de la adolescencia. Algo no anda bien contigo, niño.
—No voy a tomar otro maldito examen físico –dijo Konohamaru bruscamente—. No hay nada malo conmigo o mis habilidades aparte del hecho de que no soy un perro en celo. Preferiría conocer bien a una mujer antes de quitarme la ropa frente a ella.
Naruto sacudió la cabeza.
—Definitivamente algo anda mal contigo. —Konohamaru lo maldijo en Nórdico Antiguo (escandinavo). Naruto ignoró su blasfemia—. Quizás deberíamos pensar en contratar a un sustituto. Quizás comprar un banco de esperma.
Konohamaru gruñó por lo bajo, y cambió de tema.
—¿Qué sucedió esta noche? Pareces más enfadado ahora que cuando te fuiste. ¿Alguna de las panteras te dijo algo desagradable en su club?
Naruto gruñó mientras pensaba en la manada de panteras que era dueña del club al que había ido esa noche. Lo habían llamado inmediatamente para informarle que uno de sus hombres había detectado a un grupo desconocido de Daimons en la ciudad, buscando algo. Era el mismo grupo que le había causado problemas a las panteras algunos meses atrás.
El Inferno era uno de los muchos santuarios montados en el mundo donde Cazadores Oscuros, Were-Hunters, y Apolitas podía reunirse sin temor de que un enemigo los atacase mientras estaban dentro del edificio. Diablos, los were-beasts incluso toleraban a los Daimons siempre y cuando no se alimentaran dentro del local o atrajeran la atención hacia ellos.
Aunque los Were-Hunters eran muy capaces de asesinar a los Daimons por sí mismos, en general se abstenían de hacerlo. Después de todo, eran primos de los Apolitas y de los Daimons, y como tales tenían un método de no intervención al tratarse con ellos. Además, los Weres no eran demasiado tolerantes con los Cazadores Oscuros que mataban a sus primos. Trabajaban con ellos cuando tenían que hacerlo o cuando los beneficiaba, pero de otro modo, mantenían la distancia.
En cuanto Dante había sido informado de que los Daimons se dirigían a su club, le había avisado a Naruto con una alerta.
Pero tal como Konohamaru había insinuado, las panteras tenían un modo de ser poco amigable hacia cualquier Cazador Oscuro que estuviera demasiado tiempo en su local.
Quitando de un tirón las armas de su ropa, Naruto las regresó al armario que se encontraba en la pared del fondo.
—No –dijo, respondiendo a la pregunta de Konohamaru—. Las panteras se portaron bien. Simplemente pensé que los Daimons darían más pelea.
—Lo siento –dijo Konohamaru compasivamente.
—Sí, yo también.
Chris se quedó callado, y por su expresión, Naruto podía decir que el chico había dejado de lado sus bromas e intentaba alegrarlo.
—¿Tienes ánimos para entrenar?
Naruto encerró sus armas.
—¿Para qué tomarme la molestia? No he tenido una pelea decente en casi cien años. –Irritado ante esa idea, se frotó los ojos, que eran sensibles a las brillantes luces que Konohamaru tenía encendidas—. Creo que iré a insultar a Kakashi un rato.
—¡Ah, hey! —Naruto se detuvo para mirar a Konohamaru—. Antes de irte, di “parrillada.”
Naruto gruñó ante el habitual último recurso de Konohamaru para intentar animarlo. Era una vieja broma que Konohamaru había usado para irritarlo desde que era pequeño. Se debía a que Naruto aún tenía su antiguo acento nórdico que lo hacía tener un dejo cuando hablaba, especialmente cuando decía ciertas palabras, como “parrillada.”
—No eres gracioso, niñito. Y no soy sueco.
—Sí, sí. Vamos, haz de nuevo los ruidos de Chef Sueco.
Naruto gruñó.
—Jamás debería haberte permitido mirar los Muppets.
Peor aún, no debería haber fingido que era el Chef Sueco cuando Konohamaru era un niño. Todo lo que consiguió fue darle al chico una cosa más para exasperarlo.
Pero aún así, eran familia, y al menos Konohamaru estaba intentando hacerlo sentir mejor. Aunque no estuviera funcionando.
Konohamaru hizo un sonido desagradable.
—Está bien, viejo Vikingo decrépito y gruñón. Ah, mi madre quiere conocerte. De nuevo.
Naruto gruñó.
—¿Podrías posponerlo por un par de días?
—Puedo intentarlo, pero ya sabes cómo es.
Sí, lo sabía. Conocía a la madre de Konohamaru desde hacía más de treinta años.
Desafortunadamente, ella no sabía nada de él. Así como todos aquellos que no eran de su sangre, ella lo olvidaba cinco minutos después de que él salía de su vista.
—Está bien –cedió Naruto—. Tráela mañana en la noche.
Naruto fue hacia las escaleras que llevaban a sus habitaciones debajo de la casa. Como la mayoría de los Cazadores Oscuros, prefería dormir donde no hubiese ninguna posibilidad de exponerse accidentalmente al sol. Era una de las contadísimas cosas que podría destruir sus cuerpos inmortales.
Abrió la puerta, pero no se molestó en encender la luz, ya que Konohamaru había prendido la pequeña vela que estaba junto a su escritorio. Los ojos de un Cazador Oscuro estaban diseñados para no necesitar prácticamente nada de luz. Podía ver en la oscuridad mejor de lo que los humanos veían a plena luz.
Quitándose el suéter, punzó delicadamente las cuatro heridas de bala de su costado. Las balas habían pasado limpiamente a través de su carne y la piel ya había comenzado a sanarse.
La herida escocía, pero no iba a matarlo, y en un par de días no quedaría más que cuatro diminutas cicatrices.
Utilizó su remera negra para quitarse la sangre, y fue al baño para lavar y vendar la herida.
En cuanto estuvo limpio y vestido con un par de jeans azules y una remera blanca, Naruto encendió su radio. Las canciones preprogramadas comenzaron con My Oh My de Slade, mientras él tomaba su teléfono inalámbrico y levantaba el monitor de su computadora para entrar al sitio cazador—oscuro.com para actualizar a los demás acerca de sus últimas cacerías.
Sentado en la oscuridad, Naruto escuchó la letra de la canción que sonaba.
Creo en las mujeres, dios, oh dios. Todos necesitamos a alguien con quien hablar, dios, oh, dios…
Contra su voluntad, esas palabras conjuraron imágenes de su antiguo hogar, y de una mujer con el cabello tan blanco como la nieve, y ojos tan azules como el mar.
Arnhild.
Naruto no sabía porqué aún después de todos esos siglos pensaba en ella, pero así era.
Respiró hondo mientras se preguntaba qué habría sucedido si se hubiese quedado en la granja de su padre y se hubiese casado con ella. Todos lo habían esperado.
Arnhild lo había esperado.
Pero Naruto se había rehusado. A los diecisiete años había deseado una vida diferente a ser un simple granjero y pagar impuestos a su jarl. Había deseado aventuras, y batallas.
Gloria.
Peligro.
Quizás si hubiera amado a Arnhild, eso hubiera sido suficiente para lograr que se quedara.
Y si hubiera hecho eso…
Se hubiera muerto de aburrimiento.
Lo cual era su problema esta noche. Necesitaba algo emocionante. Algo que agitara su sangre.
Algo similar a la cálida y tentadora rubia que había dejado en la calle…
A diferencia de Konohamaru, desnudarse frente a una extraña no era algo que esquivara.
O al menos no era algo a lo que en general escapara. Por supuesto que su buena voluntad para desnudarse con mujeres extrañas era lo que lo había conducido a su destino actual, así que tal vez Konohamaru tenía un poco de razón, después de todo.
Buscando una distracción que lo apartara de los pensamientos irritantes, Naruto marcó el número de Kakashi y apretó el control remoto para cambiar su canción a “Immigrant Song”, de Led Zeppelin.
Kakashi contestó su teléfono móvil al mismo tiempo que Naruto entraba a los paneles de mensajes privados de los Cazadores Oscuros.
—Hola, niñita –dijo Naruto burlonamente, poniéndose los auriculares para poder hablar y escribir al mismo tiempo—. Hoy recibí tu remera de 'Dirty Deeds Done Dirt Cheap'. No eres gracioso, y yo no trabajo barato. Espero obtener mucho dinero por lo que hago.
Talon se mofó.
—¿Niñita? Será mejor que dejes de molestarme, o iré hasta allí a patear tu vikingo trasero.
—Esa amenaza podría ser al menos un poco real si no supiera cuánto odias el frío. —Kakashi rió gravemente—. Entonces, ¿en qué estás esta noche? –preguntó Naruto.
—Más o menos en un metro noventa y ocho.
Naruto gruñó.
—Sabes, esa broma de porquería no se vuelve más graciosa cada vez que la escucho.
—Sí, lo sé. Pero sólo vivo para agobiarte.
—Y tienes tanto éxito. ¿Has estado tomando lecciones con Konohamaru? –Escuchó que Kakashi cubría el teléfono y ordenaba café negro y beignets—. ¿Así que ya estás en la calle, y preparado? –le preguntó a Kakashi luego de que la camarera se había alejado.
—Ya sabes. Es Mardi Gras y los Daimons abundan.
—Mierda. Te escuché ordenando café. Escapaste nuevamente, ¿verdad?
—Cállate, Vikingo.
Naruto sacudió la cabeza.
—Realmente necesitas conseguirte un Escudero.
—Sí, claro. Voy a recordártelo la próxima vez que estés quejándote de Konohamaru y su boca.
Naruto se reclinó en la silla mientras leía los mensajes de sus compañeros Cazadores Oscuros. Era reconfortante saber que él no era el único que se aburría terriblemente entre un trabajo y otro.
Como los Cazadores Oscuros no podían reunirse físicamente sin absorber los poderes del otro, Internet y el teléfono eran los únicos modos en que podían compartir información y mantenerse en contacto.
La tecnología era un regalo de dios para ellos.
—Hombre –dijo Naruto—, ¿es idea mía o las noches parecen cada vez más largas?
—Algunas son más largas que otras. –La silla de Kakashi chirrió a través del teléfono. No cabían dudas de que el celta se estaba inclinando para estudiar a alguna mujer que pasaba junto a su mesa—. Entonces, ¿qué te tiene deprimido?
—Estoy inquieto.
—Ve a acostarte con alguien.
Naruto resopló ante la trillada respuesta de Kakashi para todo. Peor aún, sabía que el Celta realmente creía que el sexo era la cura absoluta para toda dolencia.
Pero entonces, cuando sus pensamientos regresaron a la mujer del club, Naruto no estuvo tan seguro de que no fuera a funcionar.
Al menos por esta noche.
De cualquier modo, al final, no le atraía tener una noche con otra mujer que no lo recordaría.
No le había interesado en mucho tiempo.
—Ese no es el problema –dijo Naruto mientras revisaba los mensajes—. Estoy desesperado por una buena pelea. Diablos, ¿cuándo fue la última vez que encontraste a un Daimon que se defendiera? Los que exterminé esta noche se dejaron matar. Uno de ellos incluso gimió cuando lo golpeé.
—Hey, deberías estar feliz de que los mataste antes de que te mataran a ti.
Quizás…
Pero Naruto era un Vikingo, y ellos no veían las cosas del mismo modo que los Celtas.
—Sabes, Kakashi, matar a un Daimon chupa—almas sin una buena pelea es como el sexo sin juego previo. Una absoluta pérdida de tiempo y completamente… insatisfactorio.
—Hablas como un verdadero Escandinavo. Lo que necesitas, hermano mío, es aguamiel, un vestíbulo con chicas sirviéndote y vikingos listos para luchar por su camino hacia el Valhala.
Era cierto. Naruto extrañaba a los Daimons Spathi. Ellos eran una clase de guerreros que se divertían en la guerra.
Bueno, al menos a su modo de pensar.
—Los que encontré esta noche no sabían nada acerca de pelear –dijo Naruto, frunciendo los labios—. Y estoy harto de esa mentalidad “mi revólver lo resolverá todo.”
—¿Te dispararon otra vez? –preguntó Kakashi.
—Cuatro veces. Lo juro… desearía poder traer a un Daimon como Desiderius. Me encantaría tener una buena pelea por una vez.
—Ten cuidado con lo que deseas, porque podrías obtenerlo.
—Sí, lo sé –de una manera que Kakashi ni siquiera podía imaginar—. Pero, demonios. Por una vez, ¿no pueden dejar de escapar de nosotros y aprender a luchar como lo hacían sus ancestros? Extraño el modo en que eran las cosas.
Hubo una pausa en el otro lado mientras Kakashi soltaba un largo suspiro apreciativo.
Naruto sacudió la cabeza. Definitivamente, había una mujer cerca.
—Te lo digo, lo que más extraño son las Talpinas.
Naruto frunció el ceño. Era un término que no había escuchado nunca.
—¿Qué son esos?
—Cierto, estuvieron antes que tú. En la mejor parte de las Épocas Oscuras, solíamos tener un clan de Escuderos cuyo único propósito era ocuparse de nuestras necesidades carnales. –Era agradable saber que su amigo no podía pensar en más que una sola cosa, y Naruto pagaría lo que fuera para conocer a la mujer que pudiera descarrilar al Celta de sus modos terrenales—. Hombre, eran geniales –continuó Kakashi—. Sabían lo que éramos y estaban más que contentas de acostarse con nosotros. Diablos, los Escuderos incluso las entrenaban para saber cómo complacernos.
—¿Qué les sucedió?—Más o menos cien años antes de que nacieras, un Cazador Oscuro cometió el error de enamorarse de su Talpina. Desafortunadamente para el resto de nosotros, ella no pasó la prueba de Tsunade. Tsunade estaba tan enojada que intervino y las desterró, e implementó la maravillosa regla de “se supone que duermas sólo una vez con ellas.” Como contragolpe, Jiraiya inventó la ley de “nunca toques a tu Escudero.” Te lo digo, no has vivido realmente hasta que has intentado encontrar una relación de una sola noche en la Gran Bretaña del siglo VII.
Naruto resopló.
—Ese jamás ha sido mi problema.
—Sí, lo sé. Te envidio por eso. Mientras el resto de nosotros tuvimos que alejarnos de nuestras amantes para no traicionar nuestra existencia, tú podías actuar sin miedo.
—Créeme, Kakashi, no todo es lo que parece. Vives solo por propia decisión. ¿Tienes alguna idea de lo frustrante que es no tener a nadie que te recuerde cinco minutos después de que los abandonas?
Era lo único que molestaba a Naruto de su existencia. Tenía inmortalidad. Riqueza.
Lo que deseara, solo nómbralo.
Excepto que si Konohamaru moría sin haber tenido hijos, no quedaría ningún humano vivo que pudiera recordarlo.
Era un grave pensamiento.
Naruto suspiró.
—La madre de Konohamaru ha venido aquí tres veces sólo en la última semana para conocer a la persona para la que él trabaja. ¿La conozco hace cuánto? ¿Treinta años? Y no olvidemos esa vez, hace dieciséis años, cuando llegué a casa y ella llamó a la policía porque pensó que había entrado a la fuerza en mi propio hogar.
—Lo siento, hermanito –dijo Kakashi sinceramente—. Al menos nos tienes a nosotros y a tu Escudero, que podemos recordarte.
—Sí, lo sé. Gracias a los dioses por la tecnología moderna. De otro modo me volvería loco –se quedó callado por un instante.
—Así que, ¿a quién le tocó la tarea de Mardi Gras de este año? –preguntó Naruto.
—Están importando a Sai.
Naruto maldijo ante la mención del Cazador Oscuro de Fairbanks, Alaska. Los rumores abundaban acerca del ex – esclavo que había destruido la villa y a los humanos que tenía bajo su protección.
—No pensé que Jiraiya lo dejara salir alguna vez de Alaska.
—Sí, lo sé, pero fue la propia Tsunade quien dijo que lo quería allí. Parece que tendremos una reunión de psicópatas esta semana… Oh, espera, es Mardi Gras. Duh.
Naruto rió nuevamente.
Escuchó a Kakashi suspirar alegremente.
—¿Llegó el café? –le preguntó.
—Oh, sí —Naruto sonrió, deseando poder encontrar placer en algo tan sencillo como una taza de café. Pero apenas ese pensamiento cruzó su mente, cuando escuchó a Kakashi gruñendo—: Ah, hombre…
—¿Qué?
—Mierda, Fabio a la vista —Kakashi escupió las palabras con desprecio.
Naruto arqueó una ceja mientras pensaba en el clarisimo cabello de Kakashi.
—Hey, tú mismo estás cerca de esa marca, rubiecito.
—Muérdeme, Vikingo. Sabes, si fuera una persona negativa, estaría seriamente enojado contigo ahora.
—Te escucho enojado.
—No, esto no es estar enojado. Es una leve perturbación. Además, deberías ver a estos tipos. —Kakashi abandonó su acento celta mientras inventaba una conversación para los Daimons. Elevó su voz a un nivel artificialmente alto—. Hey, Gorgeous George, me parece que huelo a un Cazador Oscuro.
—Oh, no, Dick –dijo, dejando caer su voz dos octavas—, no seas idiota. No hay ningún Cazador Oscuro aquí.
Kakashi regresó a su falsetto.
—No lo sé…
—Espera –dijo Kakashi , nuevamente con voz profunda—, huelo a turista. Turista con una gran… y fuerte alma.
—¿Podrías terminar? –dijo Naruto, riendo.
—Hablando de manchas de tinta –dijo Kakashi, usando el término despectivo que los Cazadores Oscuros tenían para los Daimons. Derivaba de la extraña marca negra que aparecía en el pecho de todos los Daimons cuando pasaban de ser simples Apolitas a asesinos de humanos—. Diablos, todo lo que quería era tomar un café y un pequeño beignet. –Naruto escuchó que Kakashi chasqueaba. Y entonces su amigo comenzó a debatir en voz alta—. Café… Daimons… Café… Daimons…
—Creo que en esta ocasión será mejor que ganen los Daimons.
—Sí, pero es café de achicoria.
Naruto chasqueó la lengua.
—Kakashi deseando ser frito por Jiraiya al fallar en proteger a los humanos.
—Lo sé –dijo con un suspiro irritado—. Déjame ir a expirarlos. Hablamos luego.
—Hasta luego.
Naruto colgó el teléfono y apagó la computadora. Miró el reloj. Ni siquiera era medianoche.
Demonios.
Apenas había pasado la medianoche cuando Sakura, Ino , y Temari regresaron a su complejo de departamentos universitario. Dejaron a Ten-Ten frente a su edificio, y luego dieron la vuelta, de regreso al lugar donde compartían un apartamento. Bajaron del auto e ingresaron al piso de dos habitaciones.
Desde que había salido del Inferno, Sakura había sentido una terrible inquietud, como si algo no estuviera bien.
Repasó mentalmente la noche entera mientras se preparaba para ir a la cama. Había conducido hasta el bar con sus amigas luego de la clase de Ten-Ten, y habían pasado la noche escuchando a Twisted Hearts y después a los Barleys.
No había sucedido nada extraño, excepto que Ten-Ten había conocido a Neji.
¿Entonces por qué se sentía tan… tan… extraña?
Incómoda.
No tenía sentido.
Frotándose la ceja, tomó su libro de Literatura Medieval e hizo su mejor intento para luchar con la versión de Inglés Antiguo de Beowulf.
Al Doctor Mitchell le encantaba avergonzar a los estudiantes graduados que no se habían preparado para sus clases, así que Sakura no iba a aparecerse al día siguiente sin haber leído la tarea.
Sin importar qué tan aburrido resultara.
Grendrel, chomp, chomp,
Grendrel, chomp, chomp,
See the Vikings in their boats,
Someone hand me the Cliff's Notes…
Ni siquiera su pequeña cancioncita monótona podría reavivar su interés.
Aún así, mientras leía las palabras en Inglés Antiguo, continuaba imaginándose a un guerrero alto y de cabellos oscuros, con ojos negros y labios llenos y cálidos.
Un hombre de velocidad y agilidad increíbles.
Cerrando sus ojos, lo vio parado bajo el frío, vistiendo una larga chaqueta de cuero negra y una expresión en su rostro que decía…
La imagen se deterioró.
Sakura intentó aclarar la imagen, pero se evaporó y la dejó ansiando tener más de él.
—¿Qué diablos me sucede?
Abrió bien los ojos y se forzó a leer.
Naruto cerró con trabas la puerta de su habitación y se acostó temprano, justo antes de las cuatro. Konohamaru hacía horas que estaba durmiendo. No había nada en la TV, y estaba aburrido de jugar en línea con la computadora contra otros Cazadores Oscuros.
Ya había eliminado la “insistente” amenaza de Daimons esa noche. Suspiró ante ese pensamiento. Durante los meses de invierno, tendían a hacer una pausa y dirigirse al sur, ya que a los Daimons no les gustaba mucho el frío. Odiaban tener que “desenvolver” su comida, y les parecía extremadamente embarazoso atacar a los humanos envueltos en varias capas de suéter y chaquetas. Las cosas mejorarían en la primavera, luego del deshielo, pero mientras tanto, las noches eran largas y las batallas espaciadas.
Quizás si dormía bien durante el día, podría sentirse mejor la noche siguiente.
Valía la pena intentarlo.
Pero en cuanto Naruto se durmió, sus sueños comenzaron a vagabundear. Vio el club nuevamente, y sintió los labios de la mujer desconocida contra los suyos.
Sintió sus manos sobre él mientras lo aferraba…
¿Cómo sería ser recordado por una amante nuevamente?
¿Sólo una vez?
Una extraña bruma en espiral lo rodeó, y lo próximo que supo fue que estaba en una cama desconocida.
Naruto hizo una mueca ante su tamaño –era una cama normal, por lo que tenía que doblar sus piernas para que los pies no le colgaran del borde.
Frunciendo el ceño, miró alrededor de la oscura habitación. Las paredes blancas estaban desnudas y cubiertas con dibujos artísticos. Algo hacía que tuviera una cierta cualidad institucional.
Había un escritorio construido pegado a la pared junto a la ventana, un tocador cuadrado con una TV y una radio, y una lámpara de lava encendida en la esquina, lanzando extrañas sombras sobre las paredes.
En ese momento se dio cuenta de que no estaba solo en la cama.
Alguien estaba recostado junto a él.
Naruto estudió a la mujer que vestía un mojigato pijama de franela rosa que ocultaba su cuerpo mientras ella estaba de espaldas a él. Inclinándose hacia ella, vio el cabello peculiarmente rosado que llevaba trenzado.
Naruto sonrió en el momento en que reconoció a la mujer del club. Le agradaba este sueño…
Pero no tanto como le gustaba la expresión de su rostro sereno.
Y a diferencia de los Daimons, a él no le molestaba “desenvolver” su alimento.
Con su cuerpo despertando instantáneamente, rodó sobre ella y comenzó a desabotonarle el pijama.
Hasta aquí el capitulo de hoy ... espero aya sido de su agrado y logren perdonar mi terrible ausencia
Posdata: posible Conti mañana
—Adiós, mi dulzura –susurró, tocándola ligeramente en la mejilla antes de darse vuelta.
Él recordaría su beso para siempre.
Ella no se acordaría de nada…
Sakura no podía moverse mientras el Cazador Oscuro se alejaba de ella.
Para el momento en que había desaparecido en la noche, ella había olvidado por completo que él existía.
—¿Cómo llegué aquí afuera? –se preguntó mientras se envolvía con los brazos para desterrar el cortante frío.
Con los dientes rechinando, corrió de regreso al bar.
CAPITULO 3
Naruto aún pensaba en la desconocida mujer cuando se bajó de su Expedition verde oscuro dentro de su garaje para cinco autos. Frunció el ceño al ver el Hummer rojo estacionado contra la pared lejana, y apagó el auto.
¿Qué diablos estaba haciendo Konohamaru en casa? Se suponía que pasaría la noche en casa de su novia.
Naruto entró para averiguar.
Encontró a Konohamaru en la sala de estar, armando un enorme… algo. Tenía brazos metálicos y cosas que le recordaban a un robot pobremente diseñado.
El negro cabello crispado de Konohamaru caía hacia adelante, como si lo hubiese estado tironeando, con frustración. Había pedazos y papeles esparcidos por toda la habitación, junto con varias herramientas.
Naruto lo observó con una risa irónica, mientras Konohamaru luchaba con el largo palo metálico que estaba intentando encajar en la base.
Mientras Konohamaru trabajaba, uno de los brazos cayó y lo golpeó en la cabeza.
Maldiciendo, dejó caer el palo.
Naruto se rió.
—¿Has estado mirando QVC nuevamente?
Konohamaru se frotó la nuca y luego pateó la base.
—No comiences a molestarme, Naruto.
—Niño, –dijo Naruto severamente— será mejor que controles ese tono.
—Sí, sí, me asustas –dijo Konohamaru irritablemente—. Me estoy mojando los pantalones ante tu terrorífica y espeluznante presencia. ¿No me ves temblando y tiritando? Uuuh, ahhh, uuuh.
Naruto sacudió la cabeza al mirar a su Escudero. El chico no tenía absolutamente nada de juicio para burlarse de él.
—Sabía que tendría que haberte llevado al bosque cuando eras pequeño y dejarte ahí para que murieras.
Chris resopló.
—Uuuh, un poco de malicioso humor vikingo. En realidad estoy sorprendido de que mi padre no tuviera que presentarme para que me inspeccionaras cuando nací. Qué bueno que no pudieras permitirte el barnaútbur∂dr, ¿eh?
Naruto lo observó con rabia –y no porque pensara por un segundo siquiera que eso lograría algo. Era sólo la fuerza de hábito.
—Sólo porque eres el último de mi descendencia no significa que tengo que soportarte.
—Sí, yo también te quiero, grandullón.
Konohamaru retomó su proyecto.
Naruto se quitó la chaqueta, y la colgó encima del respaldar de su sillón.
—Juro que voy a cancelar nuestra suscripción al cable si continúas con esto. La semana pasada fueron el banco de pesas y la máquina de remo. Ayer esa cosa facial, y ahora esto. ¿Has visto las porquerías que hay en el ático? Parece una venta de artículos usados.
—Esto es diferente.
Naruto puso los ojos en blanco. Había escuchado eso antes.
—De cualquier modo, ¿qué diablos es?
Konohamaru no se detuvo, mientras volvía a colocar el brazo.
—Es una lámpara solar. Se me ocurrió que podías estar cansado de tu tez demasiada pálida.
Lo miró extrañado. Gracias a la tostada tez de su padre, Naruto no era realmente pálido, más que nada tomando en cuenta que no había estado a la luz del sol en más de mil años.
—Konohamaru, resulta que soy un Vikingo en medio del invierno de Minnesota. La ausencia de un intenso bronceado armoniza con todo el territorio nórdico. ¿Por qué crees que tomamos por asalto a Europa?
—¿Porque estaba ahí?
—No, porque queríamos descongelarnos.
Chris no le prestó atención.
—Sólo espera, vas a agradecerme por esto una vez que lo tenga conectado.
Naruto pasó por encima de las piezas.
—¿Por qué estás aquí, jodiendo con esto? Pensé que tenías una cita esta noche.
—Así era, pero veinte minutos después de que llegué a su casa, Tsuki terminó conmigo.
—¿Por qué?
Konohamaru se interrumpió para darle una mirada odiosa y malhumorada.
—Piensa que soy traficante de drogas.
Naruto estaba completamente sorprendido por esa inesperada declaración. Konohamaru medía apenas un metro ochenta y tres, con un cuerpo larguirucho, y un rostro franco y honesto.
Lo más “ilegal” que había hecho ese chico era pasar frente a un Papá Noel del Ejército de Salvación, una vez, sin dejar dinero en la caldera.
—¿Qué la hizo pensar eso? –preguntó Naruto.
—Bueno, veamos. Tengo veintiún años, y conduzco un Hummer de un cuarto de millón de dólares hecho a medida, blindado, con neumáticos y ventanillas a prueba de balas. Vivo en una finca enorme y remota fuera de Minnetonka, solo, hasta donde todos saben, excepto por los dos guardaespaldas que me siguen cada vez que abandono la propiedad. Tengo horarios extraños. Generalmente me llamas tres o cuatro veces mientras estoy en una cita para decirme que me ponga a trabajar y te dé un heredero. Y ella accidentalmente vio algunos de tus increíblemente maravillosos juguetes que recogí de lo de tu distribuidor de armas en el almacén de carga.
—No estaban afilados, ¿verdad? –lo interrumpió Naruto.
Konohamaru no tenía permitido manejar armas afiladas. El tonto podría cortarse una porción vital del cuerpo, o algo así.
Konohamaru suspiró e ignoró la pregunta mientras continuaba con su perorata.
—Intenté explicarle que era independientemente adinerado, y que me gustaba coleccionar espadas y cuchillos, pero no me creyó. –Observó a Naruto con otra glacial mirada furiosa—. Sabes, hay veces en que este trabajo realmente apesta. Y lo digo intencionalmente.
Naruto se tomó su malhumor con calma. Konohamaru estaba perpetuamente enojado con él, pero como Naruto lo había criado desde el instante en que nació, y Konohamaru era el último miembro sobreviviente de su descendencia, Naruto era extremadamente tolerante con él.
—Entonces vende el Hummer, cómprate un Dodge, y múdate a un remolcador.
—Oh, sí, seguro. ¿Recuerdas el año pasado, cuando cambié el Hummer por un Alpha Romeo? Quemaste el auto y me compraste un nuevo Hummer, y amenazaste con encerrarme en mi cuarto con una prostituta si lo hacía de nuevo. Y en cuanto a los beneficios… ¿Te has tomado la molestia de inspeccionar este lugar? Tenemos una piscina interna calefaccionada, un teatro con sonido envolvente, dos cocineras, tres sirvientas y un chico que limpia la piscina al que puedo mandonear, sin mencionar todo tipo de entretenidos juguetes. No voy a abandonar Disneylandia. Es la única parte buena de este arreglo. Quiero decir que, diablos, si mi vida tiene que apestar no hay modo de que vaya a vivir en un Mini—Winni. Y, conociéndote, me obligarías a aparcar en el frente, con guardias armados esperando en caso de que me clave un clavo.
—Entonces estás despedido.
—Muérdeme.
—No eres mi tipo. —Konohamaru le tiró una llave francesa a la cabeza. Naruto la atrapó y la dejó caer al suelo—. Nunca voy a lograr casarte con alguien, ¿verdad?
—Demonios, Naruto. Apenas soy mayor de edad. Tengo tiempo de sobra para tener hijos que puedan recordarte, ¿está bien? Por dios, eres peor de lo que era mi padre. Obligaciones, obligaciones, obligaciones.
—Sabes, tu padre tenía sólo…
—Dieciocho años cuando se casó con mi madre. Sí, Naruto, lo sé. Me dices eso únicamente tres o cuatro veces por hora.
Naruto lo ignoró mientras seguía pensando en voz alta.
—Lo juro, eres el único hombre que conozco que se perdió toda la oleada hormonal de la adolescencia. Algo no anda bien contigo, niño.
—No voy a tomar otro maldito examen físico –dijo Konohamaru bruscamente—. No hay nada malo conmigo o mis habilidades aparte del hecho de que no soy un perro en celo. Preferiría conocer bien a una mujer antes de quitarme la ropa frente a ella.
Naruto sacudió la cabeza.
—Definitivamente algo anda mal contigo. —Konohamaru lo maldijo en Nórdico Antiguo (escandinavo). Naruto ignoró su blasfemia—. Quizás deberíamos pensar en contratar a un sustituto. Quizás comprar un banco de esperma.
Konohamaru gruñó por lo bajo, y cambió de tema.
—¿Qué sucedió esta noche? Pareces más enfadado ahora que cuando te fuiste. ¿Alguna de las panteras te dijo algo desagradable en su club?
Naruto gruñó mientras pensaba en la manada de panteras que era dueña del club al que había ido esa noche. Lo habían llamado inmediatamente para informarle que uno de sus hombres había detectado a un grupo desconocido de Daimons en la ciudad, buscando algo. Era el mismo grupo que le había causado problemas a las panteras algunos meses atrás.
El Inferno era uno de los muchos santuarios montados en el mundo donde Cazadores Oscuros, Were-Hunters, y Apolitas podía reunirse sin temor de que un enemigo los atacase mientras estaban dentro del edificio. Diablos, los were-beasts incluso toleraban a los Daimons siempre y cuando no se alimentaran dentro del local o atrajeran la atención hacia ellos.
Aunque los Were-Hunters eran muy capaces de asesinar a los Daimons por sí mismos, en general se abstenían de hacerlo. Después de todo, eran primos de los Apolitas y de los Daimons, y como tales tenían un método de no intervención al tratarse con ellos. Además, los Weres no eran demasiado tolerantes con los Cazadores Oscuros que mataban a sus primos. Trabajaban con ellos cuando tenían que hacerlo o cuando los beneficiaba, pero de otro modo, mantenían la distancia.
En cuanto Dante había sido informado de que los Daimons se dirigían a su club, le había avisado a Naruto con una alerta.
Pero tal como Konohamaru había insinuado, las panteras tenían un modo de ser poco amigable hacia cualquier Cazador Oscuro que estuviera demasiado tiempo en su local.
Quitando de un tirón las armas de su ropa, Naruto las regresó al armario que se encontraba en la pared del fondo.
—No –dijo, respondiendo a la pregunta de Konohamaru—. Las panteras se portaron bien. Simplemente pensé que los Daimons darían más pelea.
—Lo siento –dijo Konohamaru compasivamente.
—Sí, yo también.
Chris se quedó callado, y por su expresión, Naruto podía decir que el chico había dejado de lado sus bromas e intentaba alegrarlo.
—¿Tienes ánimos para entrenar?
Naruto encerró sus armas.
—¿Para qué tomarme la molestia? No he tenido una pelea decente en casi cien años. –Irritado ante esa idea, se frotó los ojos, que eran sensibles a las brillantes luces que Konohamaru tenía encendidas—. Creo que iré a insultar a Kakashi un rato.
—¡Ah, hey! —Naruto se detuvo para mirar a Konohamaru—. Antes de irte, di “parrillada.”
Naruto gruñó ante el habitual último recurso de Konohamaru para intentar animarlo. Era una vieja broma que Konohamaru había usado para irritarlo desde que era pequeño. Se debía a que Naruto aún tenía su antiguo acento nórdico que lo hacía tener un dejo cuando hablaba, especialmente cuando decía ciertas palabras, como “parrillada.”
—No eres gracioso, niñito. Y no soy sueco.
—Sí, sí. Vamos, haz de nuevo los ruidos de Chef Sueco.
Naruto gruñó.
—Jamás debería haberte permitido mirar los Muppets.
Peor aún, no debería haber fingido que era el Chef Sueco cuando Konohamaru era un niño. Todo lo que consiguió fue darle al chico una cosa más para exasperarlo.
Pero aún así, eran familia, y al menos Konohamaru estaba intentando hacerlo sentir mejor. Aunque no estuviera funcionando.
Konohamaru hizo un sonido desagradable.
—Está bien, viejo Vikingo decrépito y gruñón. Ah, mi madre quiere conocerte. De nuevo.
Naruto gruñó.
—¿Podrías posponerlo por un par de días?
—Puedo intentarlo, pero ya sabes cómo es.
Sí, lo sabía. Conocía a la madre de Konohamaru desde hacía más de treinta años.
Desafortunadamente, ella no sabía nada de él. Así como todos aquellos que no eran de su sangre, ella lo olvidaba cinco minutos después de que él salía de su vista.
—Está bien –cedió Naruto—. Tráela mañana en la noche.
Naruto fue hacia las escaleras que llevaban a sus habitaciones debajo de la casa. Como la mayoría de los Cazadores Oscuros, prefería dormir donde no hubiese ninguna posibilidad de exponerse accidentalmente al sol. Era una de las contadísimas cosas que podría destruir sus cuerpos inmortales.
Abrió la puerta, pero no se molestó en encender la luz, ya que Konohamaru había prendido la pequeña vela que estaba junto a su escritorio. Los ojos de un Cazador Oscuro estaban diseñados para no necesitar prácticamente nada de luz. Podía ver en la oscuridad mejor de lo que los humanos veían a plena luz.
Quitándose el suéter, punzó delicadamente las cuatro heridas de bala de su costado. Las balas habían pasado limpiamente a través de su carne y la piel ya había comenzado a sanarse.
La herida escocía, pero no iba a matarlo, y en un par de días no quedaría más que cuatro diminutas cicatrices.
Utilizó su remera negra para quitarse la sangre, y fue al baño para lavar y vendar la herida.
En cuanto estuvo limpio y vestido con un par de jeans azules y una remera blanca, Naruto encendió su radio. Las canciones preprogramadas comenzaron con My Oh My de Slade, mientras él tomaba su teléfono inalámbrico y levantaba el monitor de su computadora para entrar al sitio cazador—oscuro.com para actualizar a los demás acerca de sus últimas cacerías.
Sentado en la oscuridad, Naruto escuchó la letra de la canción que sonaba.
Creo en las mujeres, dios, oh dios. Todos necesitamos a alguien con quien hablar, dios, oh, dios…
Contra su voluntad, esas palabras conjuraron imágenes de su antiguo hogar, y de una mujer con el cabello tan blanco como la nieve, y ojos tan azules como el mar.
Arnhild.
Naruto no sabía porqué aún después de todos esos siglos pensaba en ella, pero así era.
Respiró hondo mientras se preguntaba qué habría sucedido si se hubiese quedado en la granja de su padre y se hubiese casado con ella. Todos lo habían esperado.
Arnhild lo había esperado.
Pero Naruto se había rehusado. A los diecisiete años había deseado una vida diferente a ser un simple granjero y pagar impuestos a su jarl. Había deseado aventuras, y batallas.
Gloria.
Peligro.
Quizás si hubiera amado a Arnhild, eso hubiera sido suficiente para lograr que se quedara.
Y si hubiera hecho eso…
Se hubiera muerto de aburrimiento.
Lo cual era su problema esta noche. Necesitaba algo emocionante. Algo que agitara su sangre.
Algo similar a la cálida y tentadora rubia que había dejado en la calle…
A diferencia de Konohamaru, desnudarse frente a una extraña no era algo que esquivara.
O al menos no era algo a lo que en general escapara. Por supuesto que su buena voluntad para desnudarse con mujeres extrañas era lo que lo había conducido a su destino actual, así que tal vez Konohamaru tenía un poco de razón, después de todo.
Buscando una distracción que lo apartara de los pensamientos irritantes, Naruto marcó el número de Kakashi y apretó el control remoto para cambiar su canción a “Immigrant Song”, de Led Zeppelin.
Kakashi contestó su teléfono móvil al mismo tiempo que Naruto entraba a los paneles de mensajes privados de los Cazadores Oscuros.
—Hola, niñita –dijo Naruto burlonamente, poniéndose los auriculares para poder hablar y escribir al mismo tiempo—. Hoy recibí tu remera de 'Dirty Deeds Done Dirt Cheap'. No eres gracioso, y yo no trabajo barato. Espero obtener mucho dinero por lo que hago.
Talon se mofó.
—¿Niñita? Será mejor que dejes de molestarme, o iré hasta allí a patear tu vikingo trasero.
—Esa amenaza podría ser al menos un poco real si no supiera cuánto odias el frío. —Kakashi rió gravemente—. Entonces, ¿en qué estás esta noche? –preguntó Naruto.
—Más o menos en un metro noventa y ocho.
Naruto gruñó.
—Sabes, esa broma de porquería no se vuelve más graciosa cada vez que la escucho.
—Sí, lo sé. Pero sólo vivo para agobiarte.
—Y tienes tanto éxito. ¿Has estado tomando lecciones con Konohamaru? –Escuchó que Kakashi cubría el teléfono y ordenaba café negro y beignets—. ¿Así que ya estás en la calle, y preparado? –le preguntó a Kakashi luego de que la camarera se había alejado.
—Ya sabes. Es Mardi Gras y los Daimons abundan.
—Mierda. Te escuché ordenando café. Escapaste nuevamente, ¿verdad?
—Cállate, Vikingo.
Naruto sacudió la cabeza.
—Realmente necesitas conseguirte un Escudero.
—Sí, claro. Voy a recordártelo la próxima vez que estés quejándote de Konohamaru y su boca.
Naruto se reclinó en la silla mientras leía los mensajes de sus compañeros Cazadores Oscuros. Era reconfortante saber que él no era el único que se aburría terriblemente entre un trabajo y otro.
Como los Cazadores Oscuros no podían reunirse físicamente sin absorber los poderes del otro, Internet y el teléfono eran los únicos modos en que podían compartir información y mantenerse en contacto.
La tecnología era un regalo de dios para ellos.
—Hombre –dijo Naruto—, ¿es idea mía o las noches parecen cada vez más largas?
—Algunas son más largas que otras. –La silla de Kakashi chirrió a través del teléfono. No cabían dudas de que el celta se estaba inclinando para estudiar a alguna mujer que pasaba junto a su mesa—. Entonces, ¿qué te tiene deprimido?
—Estoy inquieto.
—Ve a acostarte con alguien.
Naruto resopló ante la trillada respuesta de Kakashi para todo. Peor aún, sabía que el Celta realmente creía que el sexo era la cura absoluta para toda dolencia.
Pero entonces, cuando sus pensamientos regresaron a la mujer del club, Naruto no estuvo tan seguro de que no fuera a funcionar.
Al menos por esta noche.
De cualquier modo, al final, no le atraía tener una noche con otra mujer que no lo recordaría.
No le había interesado en mucho tiempo.
—Ese no es el problema –dijo Naruto mientras revisaba los mensajes—. Estoy desesperado por una buena pelea. Diablos, ¿cuándo fue la última vez que encontraste a un Daimon que se defendiera? Los que exterminé esta noche se dejaron matar. Uno de ellos incluso gimió cuando lo golpeé.
—Hey, deberías estar feliz de que los mataste antes de que te mataran a ti.
Quizás…
Pero Naruto era un Vikingo, y ellos no veían las cosas del mismo modo que los Celtas.
—Sabes, Kakashi, matar a un Daimon chupa—almas sin una buena pelea es como el sexo sin juego previo. Una absoluta pérdida de tiempo y completamente… insatisfactorio.
—Hablas como un verdadero Escandinavo. Lo que necesitas, hermano mío, es aguamiel, un vestíbulo con chicas sirviéndote y vikingos listos para luchar por su camino hacia el Valhala.
Era cierto. Naruto extrañaba a los Daimons Spathi. Ellos eran una clase de guerreros que se divertían en la guerra.
Bueno, al menos a su modo de pensar.
—Los que encontré esta noche no sabían nada acerca de pelear –dijo Naruto, frunciendo los labios—. Y estoy harto de esa mentalidad “mi revólver lo resolverá todo.”
—¿Te dispararon otra vez? –preguntó Kakashi.
—Cuatro veces. Lo juro… desearía poder traer a un Daimon como Desiderius. Me encantaría tener una buena pelea por una vez.
—Ten cuidado con lo que deseas, porque podrías obtenerlo.
—Sí, lo sé –de una manera que Kakashi ni siquiera podía imaginar—. Pero, demonios. Por una vez, ¿no pueden dejar de escapar de nosotros y aprender a luchar como lo hacían sus ancestros? Extraño el modo en que eran las cosas.
Hubo una pausa en el otro lado mientras Kakashi soltaba un largo suspiro apreciativo.
Naruto sacudió la cabeza. Definitivamente, había una mujer cerca.
—Te lo digo, lo que más extraño son las Talpinas.
Naruto frunció el ceño. Era un término que no había escuchado nunca.
—¿Qué son esos?
—Cierto, estuvieron antes que tú. En la mejor parte de las Épocas Oscuras, solíamos tener un clan de Escuderos cuyo único propósito era ocuparse de nuestras necesidades carnales. –Era agradable saber que su amigo no podía pensar en más que una sola cosa, y Naruto pagaría lo que fuera para conocer a la mujer que pudiera descarrilar al Celta de sus modos terrenales—. Hombre, eran geniales –continuó Kakashi—. Sabían lo que éramos y estaban más que contentas de acostarse con nosotros. Diablos, los Escuderos incluso las entrenaban para saber cómo complacernos.
—¿Qué les sucedió?—Más o menos cien años antes de que nacieras, un Cazador Oscuro cometió el error de enamorarse de su Talpina. Desafortunadamente para el resto de nosotros, ella no pasó la prueba de Tsunade. Tsunade estaba tan enojada que intervino y las desterró, e implementó la maravillosa regla de “se supone que duermas sólo una vez con ellas.” Como contragolpe, Jiraiya inventó la ley de “nunca toques a tu Escudero.” Te lo digo, no has vivido realmente hasta que has intentado encontrar una relación de una sola noche en la Gran Bretaña del siglo VII.
Naruto resopló.
—Ese jamás ha sido mi problema.
—Sí, lo sé. Te envidio por eso. Mientras el resto de nosotros tuvimos que alejarnos de nuestras amantes para no traicionar nuestra existencia, tú podías actuar sin miedo.
—Créeme, Kakashi, no todo es lo que parece. Vives solo por propia decisión. ¿Tienes alguna idea de lo frustrante que es no tener a nadie que te recuerde cinco minutos después de que los abandonas?
Era lo único que molestaba a Naruto de su existencia. Tenía inmortalidad. Riqueza.
Lo que deseara, solo nómbralo.
Excepto que si Konohamaru moría sin haber tenido hijos, no quedaría ningún humano vivo que pudiera recordarlo.
Era un grave pensamiento.
Naruto suspiró.
—La madre de Konohamaru ha venido aquí tres veces sólo en la última semana para conocer a la persona para la que él trabaja. ¿La conozco hace cuánto? ¿Treinta años? Y no olvidemos esa vez, hace dieciséis años, cuando llegué a casa y ella llamó a la policía porque pensó que había entrado a la fuerza en mi propio hogar.
—Lo siento, hermanito –dijo Kakashi sinceramente—. Al menos nos tienes a nosotros y a tu Escudero, que podemos recordarte.
—Sí, lo sé. Gracias a los dioses por la tecnología moderna. De otro modo me volvería loco –se quedó callado por un instante.
—Así que, ¿a quién le tocó la tarea de Mardi Gras de este año? –preguntó Naruto.
—Están importando a Sai.
Naruto maldijo ante la mención del Cazador Oscuro de Fairbanks, Alaska. Los rumores abundaban acerca del ex – esclavo que había destruido la villa y a los humanos que tenía bajo su protección.
—No pensé que Jiraiya lo dejara salir alguna vez de Alaska.
—Sí, lo sé, pero fue la propia Tsunade quien dijo que lo quería allí. Parece que tendremos una reunión de psicópatas esta semana… Oh, espera, es Mardi Gras. Duh.
Naruto rió nuevamente.
Escuchó a Kakashi suspirar alegremente.
—¿Llegó el café? –le preguntó.
—Oh, sí —Naruto sonrió, deseando poder encontrar placer en algo tan sencillo como una taza de café. Pero apenas ese pensamiento cruzó su mente, cuando escuchó a Kakashi gruñendo—: Ah, hombre…
—¿Qué?
—Mierda, Fabio a la vista —Kakashi escupió las palabras con desprecio.
Naruto arqueó una ceja mientras pensaba en el clarisimo cabello de Kakashi.
—Hey, tú mismo estás cerca de esa marca, rubiecito.
—Muérdeme, Vikingo. Sabes, si fuera una persona negativa, estaría seriamente enojado contigo ahora.
—Te escucho enojado.
—No, esto no es estar enojado. Es una leve perturbación. Además, deberías ver a estos tipos. —Kakashi abandonó su acento celta mientras inventaba una conversación para los Daimons. Elevó su voz a un nivel artificialmente alto—. Hey, Gorgeous George, me parece que huelo a un Cazador Oscuro.
—Oh, no, Dick –dijo, dejando caer su voz dos octavas—, no seas idiota. No hay ningún Cazador Oscuro aquí.
Kakashi regresó a su falsetto.
—No lo sé…
—Espera –dijo Kakashi , nuevamente con voz profunda—, huelo a turista. Turista con una gran… y fuerte alma.
—¿Podrías terminar? –dijo Naruto, riendo.
—Hablando de manchas de tinta –dijo Kakashi, usando el término despectivo que los Cazadores Oscuros tenían para los Daimons. Derivaba de la extraña marca negra que aparecía en el pecho de todos los Daimons cuando pasaban de ser simples Apolitas a asesinos de humanos—. Diablos, todo lo que quería era tomar un café y un pequeño beignet. –Naruto escuchó que Kakashi chasqueaba. Y entonces su amigo comenzó a debatir en voz alta—. Café… Daimons… Café… Daimons…
—Creo que en esta ocasión será mejor que ganen los Daimons.
—Sí, pero es café de achicoria.
Naruto chasqueó la lengua.
—Kakashi deseando ser frito por Jiraiya al fallar en proteger a los humanos.
—Lo sé –dijo con un suspiro irritado—. Déjame ir a expirarlos. Hablamos luego.
—Hasta luego.
Naruto colgó el teléfono y apagó la computadora. Miró el reloj. Ni siquiera era medianoche.
Demonios.
Apenas había pasado la medianoche cuando Sakura, Ino , y Temari regresaron a su complejo de departamentos universitario. Dejaron a Ten-Ten frente a su edificio, y luego dieron la vuelta, de regreso al lugar donde compartían un apartamento. Bajaron del auto e ingresaron al piso de dos habitaciones.
Desde que había salido del Inferno, Sakura había sentido una terrible inquietud, como si algo no estuviera bien.
Repasó mentalmente la noche entera mientras se preparaba para ir a la cama. Había conducido hasta el bar con sus amigas luego de la clase de Ten-Ten, y habían pasado la noche escuchando a Twisted Hearts y después a los Barleys.
No había sucedido nada extraño, excepto que Ten-Ten había conocido a Neji.
¿Entonces por qué se sentía tan… tan… extraña?
Incómoda.
No tenía sentido.
Frotándose la ceja, tomó su libro de Literatura Medieval e hizo su mejor intento para luchar con la versión de Inglés Antiguo de Beowulf.
Al Doctor Mitchell le encantaba avergonzar a los estudiantes graduados que no se habían preparado para sus clases, así que Sakura no iba a aparecerse al día siguiente sin haber leído la tarea.
Sin importar qué tan aburrido resultara.
Grendrel, chomp, chomp,
Grendrel, chomp, chomp,
See the Vikings in their boats,
Someone hand me the Cliff's Notes…
Ni siquiera su pequeña cancioncita monótona podría reavivar su interés.
Aún así, mientras leía las palabras en Inglés Antiguo, continuaba imaginándose a un guerrero alto y de cabellos oscuros, con ojos negros y labios llenos y cálidos.
Un hombre de velocidad y agilidad increíbles.
Cerrando sus ojos, lo vio parado bajo el frío, vistiendo una larga chaqueta de cuero negra y una expresión en su rostro que decía…
La imagen se deterioró.
Sakura intentó aclarar la imagen, pero se evaporó y la dejó ansiando tener más de él.
—¿Qué diablos me sucede?
Abrió bien los ojos y se forzó a leer.
Naruto cerró con trabas la puerta de su habitación y se acostó temprano, justo antes de las cuatro. Konohamaru hacía horas que estaba durmiendo. No había nada en la TV, y estaba aburrido de jugar en línea con la computadora contra otros Cazadores Oscuros.
Ya había eliminado la “insistente” amenaza de Daimons esa noche. Suspiró ante ese pensamiento. Durante los meses de invierno, tendían a hacer una pausa y dirigirse al sur, ya que a los Daimons no les gustaba mucho el frío. Odiaban tener que “desenvolver” su comida, y les parecía extremadamente embarazoso atacar a los humanos envueltos en varias capas de suéter y chaquetas. Las cosas mejorarían en la primavera, luego del deshielo, pero mientras tanto, las noches eran largas y las batallas espaciadas.
Quizás si dormía bien durante el día, podría sentirse mejor la noche siguiente.
Valía la pena intentarlo.
Pero en cuanto Naruto se durmió, sus sueños comenzaron a vagabundear. Vio el club nuevamente, y sintió los labios de la mujer desconocida contra los suyos.
Sintió sus manos sobre él mientras lo aferraba…
¿Cómo sería ser recordado por una amante nuevamente?
¿Sólo una vez?
Una extraña bruma en espiral lo rodeó, y lo próximo que supo fue que estaba en una cama desconocida.
Naruto hizo una mueca ante su tamaño –era una cama normal, por lo que tenía que doblar sus piernas para que los pies no le colgaran del borde.
Frunciendo el ceño, miró alrededor de la oscura habitación. Las paredes blancas estaban desnudas y cubiertas con dibujos artísticos. Algo hacía que tuviera una cierta cualidad institucional.
Había un escritorio construido pegado a la pared junto a la ventana, un tocador cuadrado con una TV y una radio, y una lámpara de lava encendida en la esquina, lanzando extrañas sombras sobre las paredes.
En ese momento se dio cuenta de que no estaba solo en la cama.
Alguien estaba recostado junto a él.
Naruto estudió a la mujer que vestía un mojigato pijama de franela rosa que ocultaba su cuerpo mientras ella estaba de espaldas a él. Inclinándose hacia ella, vio el cabello peculiarmente rosado que llevaba trenzado.
Naruto sonrió en el momento en que reconoció a la mujer del club. Le agradaba este sueño…
Pero no tanto como le gustaba la expresión de su rostro sereno.
Y a diferencia de los Daimons, a él no le molestaba “desenvolver” su alimento.
Con su cuerpo despertando instantáneamente, rodó sobre ella y comenzó a desabotonarle el pijama.
Hasta aquí el capitulo de hoy ... espero aya sido de su agrado y logren perdonar mi terrible ausencia
Posdata: posible Conti mañana
Última edición por fanny-chan:3 el Lun Nov 12, 2012 6:20 am, editado 2 veces
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Me Gusto!! Mucho Pobre Nartuo TT.TT SigueC":
belivexangel1- Sannin
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Si a mi tambien me gusta su sueño jejejejejeejeje este fic cada vez me gusta mas esta de lo mas interesante espero ver la conti PRONTO esta vez ............
enserio me gusta este fic espero ver alguito mas de accion y MUCHO mas ROMANCE YEAH!!!!!!!!!! BABY!!!!!!!!!!!!! .......SO ... hasta entonces .....bye.........
enserio me gusta este fic espero ver alguito mas de accion y MUCHO mas ROMANCE YEAH!!!!!!!!!! BABY!!!!!!!!!!!!! .......SO ... hasta entonces .....bye.........
UZUMAKI SAKURA- Genin
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perdida entre las locuras de mi madre y las de mi hermana(cuando estan muy contentas) ...dios! realmente me pregunto como es que aun concerbo la cordura...
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Re: EL BESO DE LA NOCHE 11 (2/2) {NS} [C] [16/02/13]
Eres mala por que lo dejaste ahí xD, mira que derlo en lo más interesante ese sueño parece real jeje. Espero la contiii
eliannar- Moderador
- Mensajes : 631
Edad : 35
La vida es muy corta para desperdiciarla con malas practicas pero como el sedentarismo es malo y el dinero escasea pues debo cumplir con obligaciones....de lo contrario estaría encerrada en mi cuarto leyendo cuanta imaginación tienes tú para entretenerme. Saludos desde Luque, Paraguay, al valiente que lee este perfil
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