EL REGALO. Capítulo 10 - segunda parte - (+18) - 16/03/13

(II)

Sakura recogió su piedra ardiente del suelo con un trapo y se quedó mirándola. Seguía brillando con ferocidad, emitiendo una luz rojiza y extraña. Parecía llena de odio. La muchacha reconoció claramente el chakra del Kiuubi y se estremeció al imaginar lo que podía estar pasando.

Hinata se incorporó un poco, con cara de dolor, y observó el objeto que sostenía Sakura.

- Sakura-san… - dijo con un hilillo de voz, intentando recostarse en el respaldo de la camilla.

- ¡Estate quieta, Hinata! – le riñó al verla hacer esfuerzos – Acabamos de operarte, ¡no deberías moverte!
Hinata sonrió con aspecto mareado mientras Sakura la ayudaba a apoyarse sobre la almohada.

- Mírate… estás medio drogada todavía…. – le dijo mientras le tomaba la temperatura apoyando el dorso de la mano en su frente – En serio, es mejor que descanses.
- Pero es que yo… - murmuró a duras penas - quería hablar contigo.

Sakura se puso un poco tensa al oírla. “¿De qué quiere hablar? Si apenas tenemos cosas en común… ¿No será de…? Ay Dios, espero que no sea eso…”
Volvió la mirada hacia la piedrecita, intentando disimular y parecer tranquila. La envolvió con el paño y se la metió en el bolsillo mientras preguntaba despreocupadamente:

- ¿Oh, sí? ¿Y de qué querías hablarme?
- Pues… - contestó Hinata entrelazando las manos, nerviosa – de…Naruto-kun…

Sakura sintió que se le aceleraba el corazón de repente: sus peores presagios se estaban confirmando. La miró a los ojos, analizándola con recelo y curiosidad al mismo tiempo, como se observa a un rival.
Hinata continuó hablando:

- Hace un rato Ino ha estado aquí…y hemos hablado de ti y de Naruto….
- No sé que te habrá contado – la interrumpió Sakura irritada, mientras su inner berreaba “¡Ino, métete en tus asuntos!”
– No te creas nada de lo que te diga…está muy loca…

Hinata sonrió.

- Lo sé…es muy fantasiosa… - admitió – Por eso quería hablar contigo directamente. – Suspiró y se puso más seria. – Bueno, el caso es que me ha dicho que…él…te ha hecho un regalo muy…especial.

Al decirlo miró de reojo el bolsillo de Sakura. La pelirrosa tenía la mano metida dentro y continuaba sujetando el paño con la piedra roja.

– Eso sí es cierto, ¿no? – insistió al obtener solo silencio como respuesta.
- Sí. Eso es verdad – reconoció Sakura. Estaba un poco más tranquila al ver que no tocaban “el otro tema”. – Pero no pienses que es como un anillo de compromiso o algo así. Simplemente es un amuleto. No es una piedra preciosa en realidad.
- Entonces… - la Hiuuga se quedó pensando en silencio. - ¿No significa nada? – preguntó tímidamente.

Sakura la estudió con detenimiento. Se la veía muy cortada. ¿Pero por qué quería saber si ellos dos estaban juntos? ¿Se había acostado con Naruto y ahora estaba celosa de su regalo?

“Bien, si hay que agarrar el toro por los cuernos, lo haré…” decidió al fin. Que tuviera un descomunal jaleo interno sobre su reciente encuentro sexual con el rubio no significaba que fuera a mentir al respecto. Ni que estuviera dispuesta a ceder fácilmente.

- El regalo no significa nada. – respondió. – Si lo que preguntas es si somos pareja, la respuesta es no.

Hinata suspiró aliviada.

- Pero … - continuó intentando ser franca y tener tacto al mismo tiempo – la verdad es que sí hay ciertas cosas que han cambiado entre nosotros en los últimos días.

En la mirada blanca asomó inmediatamente la preocupación.

- Aunque no estamos saliendo juntos… - se mordió el labio buscando cómo decirlo, ya que ella misma no tenía clara su situación. - Ahora estamos más…unidos.

A la Hiiuga le pesó la última palabra como una losa de granito. Bajó la vista y se miró las manos con aspecto derrotado.

“ No parece que vaya a pelear por él ” pensó Sakura un poco decepcionada. “Esperaba un poco más de valentía por su parte… “

Hinata cerró los ojos y se abrazó el vientre con suavidad. La incisión quirúrgica de su abdomen todavía manchaba de sangre las vendas blancas.

- Me lo imaginaba… - dijo con un suspiro. Levantó poco a poco la dolida mirada hacia los ojos verdes que la retaban fríamente.

- ¿Tú….le quieres, Sakura?

La pelirrosa perdió toda su seguridad con aquella simple frase. De todas las preguntas que podía hacerle Hinata, ésa era sin duda la más difícil. Aún con la indecisión reflejada en el rostro, no apartó la vista. Naruto le importaba mucho. Muchísimo. Sin duda le quería más que a ningún otro amigo, pero ¿estaba enamorada de él? Apretó el puño contra su regalo dentro del bolsillo.

- ¿Y tú? – respondió contraatacando - ¿Le quieres, Hinata?

La chica sonrió dulcemente mientras se recostaba en la cama.

- Por supuesto que le quiero… - murmuró con un suspiro. Lo dijo muy tranquila, con suma facilidad. No le costó nada reconocerlo. De hecho, parecía liberada al poderlo confesar en voz alta. Miraba al techo de la habitación con una sonrisa perdida. Sakura no pudo evitar cierta envidia.

- Pero todos sabemos que Naruto solo tiene ojos para ti. – continuó la morena amargamente después de unos segundos de ensimismado silencio. Tragaba saliva con dificultad.
– Yo nunca he tenido valor ni para confesarle mis sentimientos. Sé que soy una tonta, pero no me atrevo… me da tanto miedo que me rechace que no podría mirarle a la cara otra vez. – suspiró - Así que él no sabe nada…

Sakura abrió los ojos perpleja. ¿Entonces no era ella? ¿Hinata no se había acostado con…?

- Y si además ahora estais juntos… - continuaba la Hiuga.
- No estamos juntos – la interrumpió.
- ¿No? – Hinata estaba extrañada.
- Es…complicado – explicó mirando al suelo.
- En cualquier caso – continuó la pálida muchacha, dirigiéndole una mirada amable y una sonrisa afectada – lo que he decidido es que ya no voy a decirle nada de mi amor por él. No me interpondré entre vosotros.

Sakura no salía de su asombro. “La verdad es que le está echando narices” pensó observándola. “Está renunciando a la persona que ama…y me lo dice sin que le tiemble la voz”.

- Ino también me ha contado que ahora una parte de tu sangre corre por mis venas – explicó Hinata llevándose las manos al pecho – Así que…te debo la vida, supongo. Si tú no hubieses estado ahí…hubiese muerto desangrada.

Sakura no sabía qué decir. Hinata la miraba llena de gratitud; sin rastro de rencor, reproche o celos.

- Por eso voy a renunciar a Naruto-kun. Te debo un gran favor… - dijo cogiéndola de la mano – Solo te pido una cosa.

- Dime… - susurró intrigada.
- Por favor….por favor… trátale bien, Sakura. – pidió mientras la miraba con ojos suplicantes. – No le hagas sufrir…

La pelirrosa tragó saliva y sujetó la mano de su paciente más fuerte para evitar que su propia mano temblara.

- Créeme, sé lo que se siente al amar a alguien siempre en silencio… - continuó Hinata -Él ya ha sufrido mucho por ti…. Por favor, cuídale. No le lastimes…

Sakura sintió compasión y admiración a la vez. La chica sacrificaba generosamente el amor de su vida y se lo entregaba sin reservas… con la única condición de que le hiciera feliz. ¿Podía ella cumplir esa promesa? Inspiró profundamente y la miró con toda la honestidad que su corazón pudo reunir. Pero sus labios se resistían a dar falsas esperanzas, así que al final simplemente asintió despacio en un emotivo silencio, y abandonó sin decir palabra aquella habitación del hospital.

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Mientras tanto, muy cerca del templo del fuego…
La colosal lucha entre Shikamaru y Naruto, o lo que es lo mismo, entre el medio Kiuubi y el tigre de sombra y tinta, continuaba sin tregua, con ambos atacando y contraatacando a una velocidad endemoniada. El Naara, oculto en la copa de un árbol, sudaba a mares para estar a la altura de su rival, pero comenzaba a perder concentración y reflejos. La cosa pintaba fea.


Sai había ido entretanto a buscar a Sasuke. Lo encontró recostado tras un pequeño muro. Tenía tantos cortes que apenas se podía mover y jadeaba pesadamente, con una mano presionando la herida de su pecho para evitar perder más sangre. Así y todo, cuando lo vio venir le espetó con furia:

- ¿Se puede saber… qué narices habeis venido a hacer aquí ? - jadeó.

Sai desplegó su típica sonrisa falsa intentando calmarle.

- Solo trato de ayudarte. – contestó cortés.
- Pues entérate bien... no necesito ayuda...- respondió fríamente.
- A mi me parece que estás bastante equivocado… - repuso Sai sin dejar de sonreir. - No puedes ni levantarte. – observó.
- ¿Que no? – preguntó con orgullo. Inmediatamente trató de ponerse en pie, pero al hacerlo le fallaron las fuerzas, y de no haber sido porque Sai le sujetó, hubiese caído al suelo.
- Suéltame…. – gimió. Pero Sai no lo hizo. En vez de eso, buscó en su bolsillo las píldoras de soldado. Le ofreció una.

- ¿Qué coño es eso…?
- Un reconstituyente. Lo ha preparado Sakura-san – respondió Sai con su sonrisa perpetua.
- Si crees…que me voy a tomar eso… solo porque … lo haya preparado esa inútil… te… equivocas… – dijo respirando con esfuerzo. Sai aprovechó que tenía la boca abierta para jadear y le metió la píldora entera hasta el gaznate. Presionó su mandíbula con la otra mano, obligándole a tragar, y luego se separó inmediatamente de él. Sasuke casi se ahoga.

- Cof…cof… - tosió, recobrando el aliento. Miró a Sai y se llevó la mano a la garganta, porque el sabor era tan horrible que casi no podía soportarlo. Comenzó a sentir náuseas y casi vomitó, pero logró contener la angustia. Después se limpió la comisura de la boca con el dorso de la mano, le señaló amenazante con el dedo índice y le acusó con voz gélida:

- Tú…tú…
Sai le observaba ingenuo y sonriente
– Tú…¡¡has venido a envenenarme!! - chilló furioso.
- ¿Qué? – Sai abrió los ojos y la boca perplejo perdido.
- ¡Quereis matarme! – bramó Sasuke. - ¡Te arrepentirás de esto! – gritó poniéndose en guardia.
Sai intentó hacerle razonar:
- No, no, no…- dijo moviendo las manos a la defensiva – Solo es que las píldoras de Sakura están muy malas… pero funcionan, de verdad…

Sasuke levantó su espada hacia él. Era algo amenazador de verdad, pero Sai no se acobardó.

- ¿Ves? – sonrió de nuevo – ¡Ya estás mejor! – confirmó satisfecho.

El Uchiha se sorprendió al darse cuenta de que, efectivamente, ahora estaba de pie y sostenía su espada con una sola mano. Bajó el arma y miró a Sai desconfiadamente durante unos instantes.

- ¿Seguro que no es veneno? – preguntó al fin.
- Que nooo… - rió el otro.



Shikamaru intentaba a toda costa evitar la derrota, pero el Kiuubi era evidentemente mucho más poderoso. El demonio-zorro exhaló una gran bola ardiente y de inmediato se lanzó sobre el tigre, quien consiguió esquivar el fuego pero no pudo evitar ser arroyado por su adversario. Quedó tumbado boca arriba a merced del zorro. Éste le clavó sus afilados colmillos en el cuello y trató de degollarlo. Rodaron juntos entre feroces rugidos hasta que el Naara consiguió quitárselo de encima y pudo apresar una de las patas traseras del demonio entre sus fauces, en un último ataque desesperado. Siguió apretando y apretando hasta que notó un ¡krack! y el demonio comenzó a aullar de dolor al sentir su hueso partirse en dos. Propinó al tigre un tremendo zarpazo y lo lanzó contra las ruinas del templo. Se colocó inmediatamente frente a él y por segunda vez exhaló una gran esfera negra de chakra…que el tigre ya no pudo esquivar, y en medio del humo desapareció sin dejar más rastro que una gran mancha negra sobre la roca.

El Kiuubi giró de repente la cabeza, como si alguien le llamase. Se dirigió cojeando hacia donde le esperaba Itachi, que salió de debajo de un gran árbol.

- Perro idiota… - le dijo – has conseguido que te hieran.

El diablo zorro gruñó amenazante.

- Ya no necesitamos que seas tan grande. Vamos, cálmate – ordenó mientras clavaba su sharingan en los ojos de la bestia, que poco a poco comenzó a decrecer. Itachi observaba complacido cómo el más salvaje de los demonios obedecía dócilmente sus órdenes. Pero cuando iba a adelantarse unos pasos hacia él, descubrió para su sorpresa que tenía los pies clavados al suelo.

Shikamaru se había acercado sigilosamente hasta ellos y había conseguido inmovilizarle.

- Ya eres mío. – sonrió confiado.

Itachi no pareció inmutarse. Sonrió para sus adentros.
“Idiota” pensó “no necesito moverme para esto”.
Miró al demonio, ya con su aspecto humanoide anterior (cuatro colas), y éste se giró hacia Shikamaru.

- ¡Mierda! – gritó el Naara al darse cuenta de su grave error.

El cuatro colas se abalanzaba sobre él, pero Shikamaru no quería soltar a Itachi…no sabía qué hacer… finalmente no tuvo más opción que dejar escapar al Uchiha para huir y salvar la vida. Corrió como alma que lleva el diablo, pero no había nada que hacer. El zorro le estaba dando alcance sin remedio y el Naara intuyó que aquello era su fin. Sintió una sombra lanzarse sobre él y cerró los ojos. Pero por suerte no era el Kiubi. Un enorme halcón blanco cayó en picado desde el cielo, le agarró como si fuera un simple conejo y luego hizo un vuelo rasante para volver a tomar altura.

- ¡¡¡ Te quiero, Sai !!! – gritó eufórico colgado entre las garras del ave rapaz.

El ninja de los dibujos sonreía acuclillado sobre el cuello de su gran pájaro de tinta, aunque todavía no estaban fuera del alcance del demonio. El cuatro colas saltó dispuesto a no perder a su presa y se elevó varios metros en el aire, pero alguien se cruzó en su camino, haciéndolo retroceder de un potente golpe. Ambos cayeron rodando al suelo, permitiendo a Sai y Shikamaru escapar.

Sasuke encaró al Kiuubi con una sonrisa de superioridad.

- Ey, Naruto – dijo, apuntándole con su espada - ¿Ahora eres el perrito faldero de mi hermano?

- Ey, Naruto – dijo Sasuke apuntando al demonio con su espada - ¿Ahora eres el perrito faldero de mi hermano?

El kiuubi contestó a su provocación con un gran rugido y se lanzó de un salto hacia él. El Uchiha bloqueó su zarpazo a base de fuerza bruta, elevando la katana frente a sí y sosteniéndole la mirada al demonio a tan solo unos centímetros de su cara. En un instante le desvió hacia un lado y giró sobre sí mismo para darle una patada circular, pero Naruto (o lo que quedaba de él) lo esquivó saltando atrás inmediatamente.

- ¡Kurama! – llamó Itachi desde unos metros de distancia - ¡Ve a por el pájaro, zorro inútil! ¡Yo me encargo de mi hermano!

Como un animal adiestrado, el monstruo volvió a perseguir a su presa anterior. Itachi no pensaba dejar escapar a los dos ninjas de Konoha. Si llegaban a la aldea informarían de su posición y seguramente enviarían refuerzos.

- ¡Mierda! – gruñó Shikamaru mirando atrás. Todavía colgaba de las garras del halcón y desde allí arriba pudo ver cómo el Kiiubi saltaba de árbol en árbol acortando la distancia entre ellos. Mientras no dejaran el pájaro estaban a salvo, pero no podían quedarse volando indefinidamente. En algún momento tendrían que bajar…

Intentó pensar en algo mientras se mordía el labio. Divisó una colina que se elevaba solitaria a un lado de la llanura, en dirección contraria a Konoha. En su ladera norte había mucha vegetación densa. Su mente privilegiada comenzó a visualizar el principio de un plan.

- Podría funcionar… - murmuró sonriendo levemente.

Sasuke comenzó atacando. Corrió a gran velocidad hacia su hermano mientras sujetaba la espada con ambas manos al tiempo que multitud de chispas comenzaban a repiquetear sobre su hoja. Se encorvó ligeramente para coger impulso, y mientras lanzaba una potente estocada en diagonal gritó:

- ¡¡CHIDORI!!

Itachi tenía buenos reflejos y no se inmutó a pesar de la increíble velocidad del ataque. Se giró a un lado en el último momento colocándose al lado de su hermano y con las palmas abiertas golpeó el costado descubierto de Sasuke, lanzándolo de bruces. El menor de los Uchiha se desequilibró y cayó rodando al suelo. Antes de poder incorporarse ya tenía a Itachi sobre él, intentando patearle en cualquier punto vulnerable. Pero él se cubrió a tiempo. Retrocedía arrastrándose sobre su espalda mientras procuraba no perder la katana y defenderse a la vez. Apretó los dientes y se concentró en anticiparse mínimamente a cada golpe. Apenas lo conseguía. Se estaba agotando de nuevo, había perdido bastante sangre y no encontraba ningún punto débil en su odiado hermano. Aquello empezaba a ser preocupante.

De pronto, Itachi retrocedió para esquivar varios kunais lanzados desde arriba. Sasuke rodó sobre sí mismo y los cuchillos se clavaron profundamente en la tierra. Miró intrigado hacia el cielo. Tuvo que cubrirse los ojos para no ser cegado por el sol, y a contraluz descubrió la silueta de una gran ave que se dirigía rápidamente hacia él.

- ¡Sube! – ordenó Sai sin dejar de lanzar kunais a su hermano.
Sasuke esperó a que estuviese lo suficientemente cerca y entonces se acuclilló para después dar un potente salto en su dirección. Aterrizó en el lomo del animal desestabilizándolo un poco con su peso.

- Y van dos… - le sonrió amablemente Sai mientras reiniciaba el ascenso con un giro de 180 grados.

Itachi les observó alejarse y suspiró con fastidio. No podía dejar que escaparan, así que comenzó a seguirles sin perderles de vista. No era fácil. El halcón gigante era muy rápido y poco a poco fue aumentando distancias. Finalmente aterrizó entre los árboles de una colina que se recortaba a lo lejos. Supuso que querrían emboscarle, pero igualmente se dirigió al lugar. Confiaba sobremanera en sus habilidades. Aunque le tuvieran preparada una trampa, no eran rivales para él.

Penetró en la ladera y avanzó con sigilo entre la vegetación. Escuchó alrededor pero no pudo detectar movimiento. Al cabo de algunos minutos encontró el cuerpo de Sai tendido en el suelo. Estaba inconsciente, tumbado boca abajo. Itachi se detuvo sin acercarse, extrañado ante aquél descubrimiento, y en ese momento de duda Sasuke le atacó por detrás. Se lanzó desde lo alto de un árbol, saltando con los brazos elevados frente a su cabeza y las piernas flexionadas y abiertas. Sujetaba la katana como un gran cuchillo y estaba completamente dispuesto a clavársela hasta el corazón, pero el mayor pudo apartarse lo suficiente, esquivó la estocada y ésta solamente le rozó en un antebrazo.

- Por fin apareces. – sonreía el menor satisfecho, mientras enlazaba un golpe tras otro - Ya pensaba que tendría que ir a buscarte…

- ¿Así le agradeces su ayuda al chico del pájaro? – preguntó con desgana al tiempo que se cubría.

- Yo peleo solo. Si los demás deciden interferir en mi camino, es su problema. – sonrió malicioso mientras continuaba su ofensiva. - Ese ninja quiso convencerme de que luchara del lado de Konoha, pero no me interesa. – Entonces se puso serio y le miró fijamente - Sólo me interesas tú. Tú me arrancaste en una sola noche todo lo que amaba. ¿Y ahora me dices que debería ser más compasivo? No me jodas, Itachi. Eres la persona que más odio sobre la faz de la tierra, tú me has convertido en quien soy, y hoy te haré morder el polvo por fin.

Itachi no se alteró ni por la provocación, ni por el ataque, aunque tuvo que retroceder esta vez ante la intensidad de Sasuke. Dio algunos pasos hacia atrás concentrado en esquivar la katana de su hermano, y entonces sí que recibió un puñetazo brutal en plena cabeza que lo pilló completamente desprevenido. Cayó de lado conmocionado y fue arrastrado varios metros por la violencia del golpe hasta que fue a dar contra el tronco de un árbol. Se llevó la mano a la sien y comprobó que estaba sangrando levemente. Una espesa gota roja resbaló despacio sobre su frente y se le metió en un ojo. Iba a limpiárselo con el dorso de la mano cuando descubrió contrariado que no se podía mover.

- Por fin te cogí – murmuró Shikamaru satisfecho desde lo alto de una rama.

Itachi miró a su alrededor. Sai comenzaba a incorporarse sin signos de estar herido.

- Con que al final sí era una trampa…. – constató. Finalmente le habían sorprendido. Pero, si Sai estaba aún tumbado en el suelo, el puñetazo que lo había derribado…

- -¿Quién…? – preguntó el Akatsuki como para sí mismo.

Una figura envuelta en un aura anaranjada se dejó ver tras una roca. Naruto apareció con cuerpo nuevamente humano, aunque todavía conservaba muchos rasgos zorrunos. Los ojos rojos, los dientes afilados, la sonrisa sádica…. Estaba ligeramente encorvado hacia adelante, como un simio, y sus manos parecían garras. El chakra del demonio zorro le rodeaba burbujeante y amenazador, con una cola que nacía al final de su espalda. Pero lo más tétrico era su piel hecha jirones. Podían verse sus músculos desnudos contrayéndose en algunas partes de su cara y sus brazos. Su ropa apenas podía llamarse así ya, porque lo que le cubría a medias tan solo eran harapos quemados.

- ¿Cómo…? - atinó a preguntar el mayor de los Uchiha.

- Tal y como pensé – contestó Shikamaru desde su rama con las manos enlazadas en el jutsu - Si el Sharingan lo atrapó, el Sharingan podía liberarle…

Itachi miró a su hermano, que volvía a elevar la espada preparando un ataque inminente.

- Al final… - susurró con una amarga sonrisa – Mi hermanito menor se ha puesto del lado de Konoha…


FLASHBACK

Sobre el lomo del halcón de tinta, Sai le explicó a Sasuke el plan a grandes rasgos.

- No sé si podré hacerlo…. – contestó honestamente el Uchiha. – Nunca he intentado liberar a alguien de un genjutsu hecho por otro.

- Lo descubriremos enseguida – apuntó sonriente Sai. – Además, tendrás que ser rápido. Tenemos poco tiempo.

- Hmpf – protestó Sasuke, molesto por aquellas exigencias - ¿Y a mí qué vuestros problemas…? No tengo ninguna obligación de ayudaros.

- Naruto tenía razón en lo de que eres la persona más orgullosa que ha conocido. – sonrió Sai sin malicia.

El Uchiha lo miró de soslayo con un cabreo evidente, pero el otro no se dio por aludido.

- Seamos realistas, Sasuke-san. No puedes contra Itachi tú solo. Y ya sabes lo que dicen…el enemigo de mi enemigo…

“Es mi amigo” reflexionó Sasuke con los brazos cruzados en silencio y pensando en Naruto.

El ave se posó en un claro del pequeño bosque y Sai se dirigió corriendo hacia el lugar donde había dejado a Shikamaru.

- ¿Estás bien? – le preguntó acercándose al Naara cuando vio su expresión de esfuerzo.

El chico de la coleta sudaba a mares y apretaba los dientes como si le fuese a estallar la cabeza. Sus cadenas de sombras estaban a punto de ceder. A pocos metros de él, el cuatro colas rugía como una fiera enjaulada, retorciéndose amenazante con los ojos en blanco y a punto de conseguir liberarse de la trampa de sombras que le habían tendido.

- Es como echar un pulso con el diablo…. – sonrió cansadamente Shikamaru.

Sasuke se paró a escasos centímetros de la negra bestia, lo que provocó que ésta se enfureciese todavía más. La observó en silencio sin que su expresión manifestara ningún sentimiento, y finalmente accedió a ayudar.

- Que conste… - murmuró – que esto no tiene nada que ver con Konoha. Voy a hacerlo única y exclusivamente por el idiota éste…

Cerró los ojos un instante y cuando volvió a abrirlos tenía activado el Sharingan. Clavó su mirada impasible en los ojos desquiciados del demonio y con calma, tanteando el terreno poco a poco, penetró en aquella mente fuera de control.

Se vio a sí mismo en medio de la oscuridad. Se encontraba de pie sobre la superficie de un agua oscura y calmada. Dio un paso adelante y el agua tembló. Unas enormes rejas aparecieron frente a él.

- Uchiha…. – tronó una voz cavernosa tras unos enormes ojos que se abrieron inyectados en sangre. - ¿Cuándo dejareis de molestarme…? Voy a mataros a todos…a todos los que quedan de tu clan… por intentar utilizar mi poder para vuestros insignificantes fines.

- No me interesas tú, cachorrillo. He venido a por el imbécil de ahí arriba.

Naruto sonrió entonces de forma siniestra y descendió sigiloso un par de metros desde lo más alto de los barrotes. Parecía una araña, con el torso pegado a la reja y agarrado a ella con pies y manos. Le miraba cabeza abajo como si estuviese a punto de saltar sobre él.

- Qué sorpresa, Sasuke… Si me hubieses avisado que venías habría hecho café…. – bromeó complacido de tenerle en su territorio. - ¿Qué te trae por aquí?

- Quiero que dejes a tu mascota en casa y salgas fuera a jugar conmigo. – respondió con una sonrisa de medio lado.

El rubio se lo pensó un momento.

- No tengo tiempo para perder con amigos desagradecidos – contestó finalmente – Mi perrito es más fiel que cualquiera…

- Vuelve a decir que soy tu perro y ten por seguro que te destruiré – intervino el zorro hablando pausado.

Naruto sonrió.

- Aquí todavía mando yo, ¿sabes?– le dijo mirándole mientras descendía un poco más hacia Sasuke. Luego clavó sus ojos en el intruso. – Sal de aquí o te echaré a patadas. – amenazó.

- Ja, eso quiero verlo. Vamos… te desafío. Pero solos, tú y yo… - matizó. - Sin Pikachu.

El rubio sopesó la idea.

- Con que un duelo, ¿eh…?

- Eso es. Uno contra uno. ¿Qué me dices? ¿No te apetece? Como en los viejos tiempos…

- No te fies de un Uchiha, Naruto – advirtió el demonio.

- Subiré la oferta – cortó Sasuke – Si ganas, te concederé un deseo…

- Oh, qué divertido – rió desde la verja – Un deseo… ¿Cómo el genio de la lámpara? – bromeó.

- Como la maldita hada de Pinocho, capullo.

- Eres un imbécil...

- Y tú un perdedor…

Naruto se lo estaba pasando de lo lindo. Ya casi había aceptado el reto.

- Si gano yo, volverás a Konoha. – negoció – Se lo prometí a Sakura.

Cuando mencionó su nombre, el rubio cayó en la cuenta de que había sido víctima del genjutsu de Itachi. Suspiró aliviado al recordar que ella estaba bien.
Al estar conectado a la mente de su amigo, Sasuke sintió una oleada de recuerdos invadir al rubio. Entrevió el intento de violación y también cómo ambos acabaron inesperadamente en la cama gimiendo como animales en celo.

“ Los débiles no soportan la soledad” pensó con una sonrisa helada.

- Si gano yo, me dejareis los dos en paz para siempre. – propuso.

- No puedo prometer nada en nombre de Sakura – objetó Naruto.

- Entonces promete que la convencerás.

El rubio asintió en silencio.

- ¿Trato? – preguntó Sakuke.

- Trato.

El Uchiha se giró mientras caminaba lentamente hacia la luz exterior.

- Salgamos al jardín… tenemos cosas que hacer.

FIN DEL FLASHBACK

(II)

Cuando Sasuke salió de la mente del rubio, el cuerpo de éste ya había comenzado a cambiar, llegando hasta el estado en que mostraba una sola cola de chakra. Por fin empezaba a calmarse. La ira del Kiiubi no remitió del todo, pero sí lo suficiente como para que no fuera una amenaza para su propio equipo. Shikamaru se sintió más confiado y decidió soltarle por fin. De todas formas su técnica no hubiese aguantado mucho más.

En cuanto se sintió libre, Naruto se lanzó inmediatamente a por Sasuke.
Intentó propinarle varios zarpazos en el pecho, pero el Uchiha estaba en guardia. Se esperaba una reacción así por parte del rubio cabezón, y se colocó de medio lado para desviar sus garras con algunos madobles rápidos de katana. Lo consiguió sin mucha dificultad, gracias al sharingan, y finalmente le empujó hacia atrás unos metros. Lo suficiente como para permitirse hablar.

- Ya jugaremos luego, perdedor… - sonrió confiado con la espada elevada al frente – Primero tenemos un asunto más importante que resolver.

El rubio le miró mostrando los colmillos con desconfianza.

- Tienes mi palabra, Naruto – prometió Sasuke solemnemente. – Después de que acabemos con Itachi tendrás tu duelo. Lo juro por mi clan.

Algo que vio en el fondo del sharingan convenció a Naruto de que su antiguo compañero hablaba en serio, y aunque en su estado aún no podía razonar mucho, tras unos instantes de de duda instintivamente aceptó aquella promesa. Asintió con la cabeza de forma casi imperceptible.

- Ya llega – advirtió Sai en voz baja.

– Escondeos. – ordenó Shikamaru. – Todos menos Sai.


Minutos más tarde el Uchiha renegado había caído en la emboscada.


Naruto se lanzó hacia Itachi como una exhalación. Aunque cojeaba de forma patente con su pierna derecha, la lesión no parecía restarle apenas velocidad. El mayor de los Uchiha estaba preso de la técnica de Shikamaru y no pudo hacer nada para evitar su ataque salvaje. El demonio saltó hacia él con tal potencia que levantó una polvareda en el suelo. Aterrizó violentamente sobre su enemigo indefenso y hundió las cuatro zarpas en su blanda carne. Comenzó a golpear su cara sin ninguna contemplación. Con las garras extendidas le sacudió la cabeza haciendo que esta bailara como un peso muerto a un lado y a otro. Al final no se distinguía siquiera el rostro de la víctima; tan solo se veía sangre. Shikamaru tragó saliva espantado ante el espectáculo, tratando de concentrarse en no desunir sus manos. Parecía que la bestia que habitaba en Naruto se divertía de lo lindo desgarrándo y desfigurando a Itachi. Quizás no había sido tan buena idea utilizar al demonio en su favor. La orden era atrapar a los miembros de Akatsuki, no matarlos necesariamente.

Naruto continuó con su festival de sangre durante un buen rato ante la silenciosa mirada de los demás. Ni siquiera Sasuke se atrevía a intervenir. Aquello no era honorable. Era como dejar que un luchador diestro y distinguido fuese devorado por los perros. Una masacre. Pero en su interior algo le atenazaba el estómago y le impedía moverse. Siempre había deseado que su hermano sufriese. Era un sentimiento horrible, pero ahora lo estaba satisfaciendo por fin.

Finalmente el medio kiiubi se hartó de sacudir, se agazapó y elevó una pierna hacia atrás con fuerza. De una potentísima patada en el vientre lanzó el cuerpo de Itachi a varios metros. Éste se estrelló de espaldas contra una roca cercana, fisurándola de arriba abajo y dejando una fina línea sangrienta conforme resbalaba hacia el suelo.
Shikamaru en ese momento perdió el control sobre él. Naruto le había arrojado tan de súbito que no pudo seguirle con sus cadenas de sombras. Pero daba igual. Itachi no se movía, porque no podía. Tal era la paliza que había recibido. La mandíbula estaba rota y le caía fláccida hacia un lado. El demonio le había arrancando los labios y casi toda la carne de las mejillas, por lo que podían verse los dientes en lo que parecía una macabra sonrisa. Aún conservaba un ojo, pero no podía cerrarlo porque ya no había ningún párpado allí. El otro había salido despedido en algún momento. Imposible decir cuándo.

Pero al rubio aún le quedaba mucho trabajo por hacer con él. Se lanzó a la carrera con la mirada fija en su presa.

Sasuke decidió que ya había tenido bastante. Era su turno.

- ¡Ya basta! – gritó seriamente dirigiéndose a Naruto.

El demonio hizo caso omiso y siguió corriendo hacia su debilitado oponente. Sasuke le persiguió intentando llegar primero hasta su hermano, pero no pudo ser. La bestia volvió a saltar sobre Itachi dispuesto a arrancarle el corazón. Lo hubiera hecho de no ser porque recibió un golpe seco en la nuca con el mango de la katana. Aquello le propinó una buena descarga eléctrica que lo sacudió de arriba abajo y le obligó a retroceder. Naruto se sacudió bastante aturdido, miró a Sasuke con odio y emitió un gruñido amenazador. En su estado aún no era capaz de hablar.

- Es mío – le desafió el moreno sin inmutarse. El jinchuriki no se movió. No quería otra descarga.

Así que el vengador estaba por fin de pie frente a su hermano derrotado, con la punta de su espada apuntando a su desgarrada cabeza.

- Vas a morir ahora – afirmó sombríamente.

Itachi, tumbado en el suelo, intentó sonreir con desprecio, pero solo le salió una extraña y sangrienta mueca.

De súbito, apoyó ambas manos en el suelo a los lados del cuerpo y se impulsó hacia arriba, propinándole a la katana un repentino puntapié que obligó a Sasuke a soltarla. La espada giró en el aire y se clavó en un tronco caído a su lado. Itachi giró aprovechando el impulso y dio una vuelta sobre sí mismo en el aire hasta quedar frente a frente con su hermano, momento en el que le lanzó un rodillazo a un lado de la cara. Sasuke se cubrió con el antebrazo y trato de contraatacar con un gancho a su costado, pero su hermano mayor fue rápido y con un ágil salto retrocedió unos metros. Aterrizó de cuclillas haciendo sellos a gran velocidad. Sasuke los reconoció e inmediatamente comenzó a repetirlos de forma frenética.

- ¡¡ KATÓN!! – gritaron a la vez.

Ambas llamaradas impactaron y se convirtieron en una sola. Hubo una gigantesca explosión. Naruto aprovechó la oportunidad y corrió hacia Itachi buscándolo a través del fuego. Las llamas cesaron poco después, y Sasuke pudo observar cuando se disipó del humo cómo Naruto hacía retorceder a su hermano a base de golpes temibles sin más técnica que la pura furia. Se movía tan rápido que los demás apenas podían seguirle con la mirada, pero Itachi conseguía defenderse aún.

Shikamaru se mordió el labio preocupado. Parecía que ya le tenían y aún así el Akatsuki continuaba peleando para mantenerse con vida. ¿Cuánto más era capaz de resistir aquél tipo?

Sasuke recogió su katana, la envainó y se dirigió corriendo a los dos combatientes. Junto al rubio comenzó a golpear a su hermano con las manos desnudas. Itachi esquivaba y bloqueaba todavía los puñetazos y patadas de ambos, pero le estaba costando bastante esfuerzo mantener la defensa. Sus oponentes se movían con tal coordinación que parecía que hubiesen ensayado el ataque. Aunque habían pasado años desde la última ocasión en que lucharon codo con codo, Naruto y Sasuke conocían tan a fondo el estilo del otro que podían arremeter de forma combinada dejándose guiar simplemente por su mera intuición. Hacían un equipo perfecto y le estaban desgastando poco a poco. Era cuestión de tiempo. Itachi solo podía defenderse desesperadamente ante la masiva lluvia de golpes. Un solo error y de seguro acabarían con él.

Y nadie es perfecto. Tras interminables minutos de intensa pelea cuerpo a cuerpo al final el error llegó. Naruto consiguió alcanzarle de pasada en un hombro cuando Itachi se estaba cubriendo de una serie de puñetazos rápidos de su hermano. No fue un golpe que le hiciese daño en realidad, pero le desestabilizó. Sasuke no desperdició la ocasión y apoyándose firme con la pierna izquierda en el suelo, extendió la derecha inmediatamente hacia él en una soberbia patada lateral. Con el talón le impactó de lleno en el estómago. El akatsuki ya no pudo cubrirse a partir de ahí. Los dos compañeros siguieron conectando golpes sobre su cuerpo inerte en un espectacular combo, haciéndolo danzar como una marioneta sin darle tiempo ni de caer al suelo, hasta que Naruto entrelazó ambas manos, las elevó sobre su cabeza y las hizo caer como un mazo sobre la nuca de Itachi, que ya semiinconsciente por la paliza, quedó estampado de bruces en la arena y perdió totalmente el sentido. El rubio se colocó inmediatamente a horcajadas sobre su cuerpo para darle el golpe final, pero Sasuke le agarró por la muñeca y le detuvo.

- Te he dicho que es mi presa – repitió jadeante.

Naruto, que a lo largo del combate había ido recobrando poco a poco el control de su mente, miró a Itachi por última vez y se puso en pie. Retrocedió algunos pasos y observó a Sasuke. Éste desenvainó la katana y la elevó ceremoniosamente en el aire hasta sostenerla inmóvil encima de su cabeza. Pareció dudar por un instante, a juzgar por el leve temblor que recorrió la hoja, pero su expresión seria no cambió. El rubio tragó saliva. Sasuke había esperado durante años este momento.

La espada cayó limpia y rápida sobre la garganta de Itachi, seccionando con fría precisión todo lo que encontró a su paso: piel, tráquea, hueso. Todo, hasta quedar incrustada en el suelo. Un espeso río de sangre comenzó a serpentear por la arena tiñéndola de rojo mientras el último Uchiha, arrodillado frente al cadáver, agarraba la cabeza de su hermano por el pelo y la levantaba despacio para mirarle cara a cara por última vez.

El ojo sin vida de Itachi miraba fijo algún punto en la lejanía, pero ya no veía nada. Parecía un demonio venido del mismo infierno a juzgar por su aspecto. No quedaba mucho allí que recordara a un rostro humano.

- Pensabas que no podría hacerlo, ¿verdad? – Murmuró Sasuke como si aún pudiera escucharle - Pues mírate… ¿Quién es el débil ahora…?

Shikamaru y Sai observaban la conversación con el hermano muerto. La escena daba escalofríos. El Naara miró a Naruto, que se tambaleaba y parecía a punto de caer al suelo. Había recuperado por fin su estado normal y el azul estaba de nuevo en sus pupilas, pero sin la fuerza extra del chakra del kiuubi, había quedado exhausto.

Se acercaron corriendo en su dirección.

- ¿Estás bien, Naruto?

Cuando el rubio sonrió los dos chicos pudieron ver cómo se tensaban algunos músculos de su rostro descarnado. La energía del diablo también le había desfigurado a él.

- Sí, tranquilos…

Se incorporó lentamente con ayuda de Sai. Luego comenzó a caminar solo, cojeando. Tenía una voluntad increíble.

- Es hora de ajustar cuentas…Sasuke…. – susurró dando algunos pasos hacia él antes de que su vista se nublara y cayera al suelo inconsciente.

- Tenemos volver a Konoha de inmediato. – dijo Shikamaru preocupado mientras le sujetaba por un hombro. Sai le tomó del otro y miró a Sasuke. Éste seguía con la vista fija en el cuerpo muerto de su hermano. Se le veía pensativo y serio. Incluso con cierto aire decepcionado.

El ahora último Uchiha no se sentía tan satisfecho como había supuesto. Quería haberle preguntado a Itachi muchas cosas. ¿Por qué hizo lo que hizo? ¿Tenía algún objetivo aquella masacre del pasado? ¿Recibía órdenes o sólo satisfacía un instinto criminal? Ya nadie le daría respuesta a todas esas cuestiones que le torturaban desde niño. Quizás no debió matarle. Aunque fuera un asesino, era su hermano, al que tanto había admirado y querido una vez, hacía tanto tiempo. Quizás debió capturarlo y que Konoha decidiera qué hacer con él. Pero había tomado la justicia por su mano. Era algo decidido hacía mucho tiempo y ya no había vuelta atrás.

Además Itachi estaba inconsciente cuando murió. No supo quién le dio el golpe de gracia, y a Sasuke le parecía que su venganza estaba incompleta si faltaba eso. No bastaba con matarle, deseaba haber visto su expresión de terror cuando extendiera su katana frente a él. Las cosas finalmente no habían seguido el camino que él había imaginado millones de veces. Y ahora se sentía insatisfecho.

- Sasuke – le llamó Shikamaru – Volvemos a la aldea. ¿Qué piensas hacer ahora?

Sasuke le miró en silencio un tanto sorprendido, aunque su rostro no lo mostró. No se lo había planteado.

- He pensado que deberías volver con nosotros…. – propuso el Naara rascándose el mentón.

- Para Konoha soy un traidor. – respondió Sasuke con voz fría.

- Es cierto… - admitió Shikamaru – pero al haber acabado con alguien de Akatsuki, es posible que Tsunade-sama reduzca tu condena.

- Tsk… - sonrió con cara de desprecio – ¿Y crees que voy a volver allá para dejar que me encierren? No soy tan tonto…

- Considerando que si te marchas por tu cuenta Orochimaru no parará hasta capturarte y tomar tu cuerpo, no es tan mala opción.

Sasuke miró a Shikamaru sopesando sus palabras. En eso tenía razón.

- Imagino que ahora que has obtenido lo que querías, no tiene sentido que le des tu cuerpo a esa víbora… ¿no? - Explicó el Naara - Y estar encerrado no es tan mala opción sabiendo que estarás protegido por todos los ninjas de la aldea. Si Orochimaru obtuviese tu cuerpo… bueno… eso sería muy malo para Konoha…porque vendría inmediatamente a por nosotros…A todos nos interesa que nunca te encuentren. – concluyó.

Sasuke continuó pensándoselo. Se tocó el pecho para comprobar cómo era de profundo su desgarro. Todavía sangraba bastante.

- Por no mencionar que, obviamente, estás herido… - aprovechó Shikamaru. – Y una cosa más… - continuó pensativo – El clan Uchiha era uno de los más respetados de Konoha, no solo por su fuerza…también por su sentido del honor y la justicia.

Al escuchar hablar de su familia Sasuke clavó la mirada al suelo. De repente sentía el peso de la responsabilidad. Ahora sólo estaba él para honrar a todo su clan.

- Te tengo por una persona justa, Sasuke… aunque hayas perdido el norte…Eres el único Uchiha que queda vivo. Deberías limpiar tu apellido y entregarte. Tus acciones han causado sufrimiento a personas inocentes…

Sasuke lo miró y suspiró con fastidio.

- Está bien. Déjate de sermones. Iré con vosotros. – dijo, y echó a andar en silencio.

Sai silbó y el enorme halcón blanco apareció de nuevo en el horizonte. Instantes después los tres agotados chicos habían cargado el cuerpo de Naruto en el ave y se dirigían en silencio de vuelta a la aldea.