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Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
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NaruSaku v2.0 :: :: Fan Fic :: FF Terminados
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Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Konnichi ha Minna!
Que tal están? Bueno yo ya había empezado este Fic en el otro foro, bajo otro nombre de usuario. Como dije la vez anterior, este es el primero que he hecho; aunque por distintos motivos lo deje, ahora que esta este nuevo foro, me siento motivado a continuarlo. Espero que les guste.
Por ahora les dejo el resumen y el prologo, mañana les dejo los otros capítulos que había montado en el otro foro.
Resumen:
Prologo:
Que tal están? Bueno yo ya había empezado este Fic en el otro foro, bajo otro nombre de usuario. Como dije la vez anterior, este es el primero que he hecho; aunque por distintos motivos lo deje, ahora que esta este nuevo foro, me siento motivado a continuarlo. Espero que les guste.
Por ahora les dejo el resumen y el prologo, mañana les dejo los otros capítulos que había montado en el otro foro.
Una proposición apasionada
Resumen:
- Spoiler:
- Después de ahogarse en un beso ardiente con su antigua compañera de clase, Sakura Haruno, Naruto Uzumaki vio que aquel ratón de biblioteca se había transformado en una despampanante belleza con un cuerpo para la pasión. Pero no era eso lo que el joven y ambicioso policia pedía. Soltero y padre de un bebé, había vuelto temporalmente a su pueblo natal Konoha para reorganizar su vida. Contratar a Sakura como niñera de su hijo era una cosa, y otra muy distinta era embarcarse en una explosiva aventura veraniega.
Pero cuando las llamas empezaron a arder en el dormitorio y pareció que empezaban a formar una familia, Naruto se preguntó si podría sacrificar su amor por una chica de pueblo para perseguir su ambición de convertirse en el mejor policia.
Prologo:
- Spoiler:
- Las llamadas recibidas en mitad de la noche nunca fueron portadoras de buenas noticias.
Naruto Uzumaki se dio una palmada en la mejilla en un esfuerzo por despertarse y logró responder al teléfono en el segundo timbrazo.
-¿Diga?
Miró el reloj digital que tenía sobre la mesilla. Su turno de setenta y dos horas seguidas había acabado hacía tres, pero eso no significaba que no lo pudieran llamar en un caso de emergencia. El mismo había pedido que así lo hicieran.
-¿Es usted Naruto Uzumaki, antiguo compañero sentimental de Hinata Hyuga?
La boca se le llenó de un sabor amargo. No había sabido nada de Hinata desde hacía un año. ¿Quién estaría llamando en su nombre?
-Soy Hikari Takahashi, de los servicios sociales de Du Page. Siento informarle de que la señorita Hyuga ha sido asesinada.
El corazón le dio un vuelco y se incorporó rápidamente.
-¿Hinata está muerta? -no podía creerlo, la tímida pero al mismo tiempo fuerte Hinata, la misma que había jurado que llegaría a ser una gran abogada para demostrarle a su padre lo que valía-. ¿Cómo ha sido?
- Al parecer uno de los delincuentes que encarcelo, logro salir bajo fianza; el delincuente la estuvo vigilando, y la ataco cuando salia de su casa, tomándola desprevenida, el ataque fue muy fuerte y aunque ella recibió de inmediato atención medica no lo logró. Pero ése no es el motivo de mi llamada, señor Uzumaki.
-He llamado para rogarle que se haga cargo de su hijo.
-¿Mi qué? -su adormilado cerebro debía de haber entendido mal. Se pasó la mano por el pelo y trató de despejarse.
-Naoki, su hijo.
-Hinata y yo no teníamos ningún hijo.
-Antes de morir, la señorita Hyuga nos pidió que lo buscáramos y nos aseguráramos de que asumía la custodia del pequeño.
Naruto se estremeció. ¿Tenía un hijo? Era imposible, a menos que Hinata hubiera estado embarazada cuando se marchó de Sunagakure para aceptar su trabajo en el País del Rayo. Cuatro meses después de su partida lo había sorprendido con una carta, pero no había mencionado nada de un embarazo. ¡Si ni siquiera se había molestado en decirle por qué lo había abandonado!
-Hace dieciséis meses que no veo a Hinata. ¿Qué tiempo tiene el niño?
-Nueve meses. Sé que esto debe de ser una alarmante sorpresa, pero en la partida de nacimiento usted consta como su padre y la señorita Hyuga lo nombró tutor en su testamento.
-¿Qué tipo de sangre tiene? -no era una prueba definitiva, pero sí indicativa. Sabía que Hinata había sido A, porque solía donar sangre con regularidad. Él era B positivo.
Oyó que el hombre revolvía unos papeles antes de responder.
-El niño es B positivo.
A Naruto se le encogió el estómago y el corazón se le aceleró. Casi se le cayó el teléfono de las manos. La calma de la que hacía alarde cuando estaba en un caso lo abandonó por completo.
-No voy a aceptar la responsabilidad de su custodia hasta que no le hagan la prueba de ADN y se pruebe que es hijo mío.
-Entiendo cómo se siente, señor Uzumaki. Pero insisto en que ha sido nombrado su tutor en el testamento. Por supuesto, puede darlo en adopción si quiere, pero le sugeriría que primero conociera a Naoki.
-¿Dónde puedo verlo? -buscó un bolígrafo y un papel y apuntó la dirección, luego colgó el teléfono y hundió el rostro entre las manos.
Si Hinata se había quedado embarazada antes de que su relación terminara, ¿por qué no se lo había dicho?
La verdad era que se había marchado sin dar explicación alguna. Cuatro meses después, le había escrito una fría carta y, a partir de aquel instante, había desaparecido de la faz de la tierra, negándose a contestar a sus llamadas y a sus e-mails. ¿Por qué? ¿Había conocido a alguien mejor? ¿Había llegado a la conclusión de que una persona como él no era lo suficientemente bueno para ella?
Se levantó y comenzó a pasear de un lado a otro de la habitación. Agradecía que sus compañeros de piso estuvieran de turno en la estación. No se sentía con fuerzas para dar explicaciones.
Salió del dormitorio y recorrió el pequeño apartamento que compartía con otros policías de rango Jounin.
¿Qué demonios iba a hacer con un bebé? No podía llevárselo allí.
Iba a tener que pedir que le dieran permiso para ausentarse en la estación. Por suerte, sólo faltaban unos días para sus vacaciones.
Si el niño resultaba ser suyo, se lo llevaría a su casa, en Konoha. Sus hermanos sabrían qué hacer.
¡Cielo santo! Tendría que decirles que la maldición de los Uzumaki atacaba de nuevo
Última edición por Yukio834 el Mar Mayo 07, 2013 7:58 am, editado 16 veces
Yukio834- Chunnin
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
joder lo dejaste en la mejor parte
Kazuto-kun- Clan Byakko
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Interesante... un hijo de Naruto y Hinata...sigo diciendo: Por que siempre lo dejan en la mejor parte....
Sigue escribiendo.espero conti.
Matte ne~~
Sigue escribiendo.espero conti.
Matte ne~~
Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Wow lo veo y no lo creo, postee hace un momento y ya tengo dos lectores, ahora estoy mucho mas motivado a seguir.
Y sobre dejarlo en la mejor parte; todos los fics que he estado leyendo lo hacen, asi que pense porque no hacerlo yo tambien MUAJAJAJA
Como ya dije mañana posteo los otros caps
Y sobre dejarlo en la mejor parte; todos los fics que he estado leyendo lo hacen, asi que pense porque no hacerlo yo tambien MUAJAJAJA
Como ya dije mañana posteo los otros caps
Yukio834- Chunnin
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
ufff esta muy interesante la historia
contiiiiii
contiiiiii
Leon- Sennin
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
este fic me gusta mucho,
lo estaba leyendo en el otro foro
espero pongas rapido los capitulos
y en el que te quedaste
porfas!!
lo estaba leyendo en el otro foro
espero pongas rapido los capitulos
y en el que te quedaste
porfas!!
mayasorita- Chunnin
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Edad : 34
donde sea que haya anime, videojuegos, musica y comida ;D
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wow
wooooo... super interesante... un hijo de Hinata y Naruto.? Con solo leer el resumen me llamo MUCHÍSIMO la atención-
"la maldición de los Uzumaki atacaba de nuevo" Ahora que hara naruto con un bebe, de seguro se las va a ver negras..
Ya quiero leer los otros cap...
y una muy buena.. . Por lo menos yo, estoy que muero por leer los siguientes capitulos.. jejejeje
Ja ne..!!
"la maldición de los Uzumaki atacaba de nuevo" Ahora que hara naruto con un bebe, de seguro se las va a ver negras..
Ya quiero leer los otros cap...
Esa es una buena estrategia para que lector este al pendiente de la historia...Zule-chan escribió:sigo diciendo: Por que siempre lo dejan en la mejor parte....
y una muy buena.. . Por lo menos yo, estoy que muero por leer los siguientes capitulos.. jejejeje
Ja ne..!!
ahsayuni- Aprendiz
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Esta Muy Interesante sobre todo eso del Hijo de Naruto
Y tu Idea de Una aventura con sakura(Niñera apasionada)
Es Muy Buena
Espero la conti Pronto
Saludos
Y tu Idea de Una aventura con sakura(Niñera apasionada)
Es Muy Buena
Espero la conti Pronto
Saludos
Rikudou_Sennin- Aprendiz
- Mensajes : 104
Edad : 29
Leer Mangas , FanFic, Aveces ver animes y ir a la univerdad
2500
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Konnichi ha Minna!
Que tal? Que bueno que les este gustando la historia, espero que los coments sigan así, en serio los agradezco así se que esto les gusta. Bueno sin mas aqui estan los caps.
Capitulo 1
Capitulo 2
Que tal? Que bueno que les este gustando la historia, espero que los coments sigan así, en serio los agradezco así se que esto les gusta. Bueno sin mas aqui estan los caps.
Una Proposición Apasionada
Capitulo 1
- Spoiler:
- La vista que tenía desde donde estaba casi consiguió hacerle olvidar que su hermano lo había obligado a asistir a aquella maldita fiesta de ex alumnos del instituto.
Un ligero grito desvió su atención. Su mirada se apartó de los glúteos perfectos de la mujer que tenía delante, hacia la muchacha que acababa de levantarse de la mesa de recepción y se había abalanzado sobre él para abrazarlo.
-¡Naruto Uzumaki! ¡Cielo santo! No sabíamos que ibas a venir. Pensé que vivías en Sunagakure.
La belleza a la que había estado observando hasta entonces pareció tensarse, pero no se volvió. Siguió hablando con su antiguo profesor.
La ruidosa muchacha del expresivo saludo continuó con su charla.
-Te perdonaré por no haberme llamado sólo si me plantas un buen beso aquí -dijo, señalando unos labios expresivos que había colocado en cómica mueca.
-Yo que tú no lo haría -dijo la mujer del cuerpo espectacular al darse la vuelta.
¡Era Sakura Haruno! Habría reconocido su tono remilgado en cualquier lugar.
Naruto sonrió.
El cabello seguía teniendo ese mismo color rosa que tanto le gustaba, sus ojos color jade se habían vuelto mucho más profundos y hermosos. Seguía teniendo aquellos labios sensuales y perturbadores, siempre deseados, nunca conseguidos. Sakura, como era hermana de uno de sus amigos de equipo, había sido siempre una fruta prohibida.
Se acercó lentamente hacia él.
¿De dónde había sacado todas aquellas curvas? Por lo que recordaba de sus tiempos de instituto, Sakura Haruno había sido siempre una muchacha excesivamente delgada. Pero, al parecer, toda parte susceptible de un honroso crecimiento había sido alimentada y desarrollada con creces.
Sakura frunció el ceño en un gesto de mofa.
-Ino está casada con Sai nuestro antiguo compañero, un miembro del especial cuerpo policial Anbu. Si no deja de acosar a todos los hombres que aparecen por la puerta, su marido va a acabar rompiendo alguna nariz.
Ino ignoró por completo la advertencia. Lo agarró de la camisa con las dos manos y besó la comisura del labio del recién llegado. Hecho aquello, soltó a Naruto, agarró la mano de Sakura y la empujó hacia él.
-Vamos, Sakura, ahora tú.
Naruto notó que el corazón se le aceleraba. En cualquier otra circunstancia no habría permitido que el entusiasmo pueril de una alocada ex compañera lo obligara a hacer lo que estaba a punto de hacer. Pero el rubor en el rostro de Sakura le recordó a la muchacha con mal genio y que muchas veces lo golpeaba pero que a veces podía ser tímida, que lo había ayudado muchas veces en la academia. Sin ella, jamás se habría graduado.
No era, además, la primera vez que consideraba la idea de besarla. Miró sus labios y notó que el tinte rojizo de sus mejillas se intensificaba.
-No creo que... -susurró ella.
Él tomó su rostro entre las manos y suavizó su protesta con un beso.
Su intención era dar marcha atrás en cuanto notara el leve calor de su aliento pero, en el momento en que saboreó sus labios, ya no pudo apartarse de ella.
Aunque hacía días que había regresado a casa, fue en aquel instante cuando tuvo por primera vez la sensación de vuelta al hogar, probablemente por aquel olor de Sakura a cerezo que tanto le gustaba.
Ella apretó la mano contra su pecho y expiró su sorpresa en un susurro involuntariamente sugerente. La cordura de Naruto se disipó en el aliento de ella. Finalmente, al sentir su cabello sedoso sobre los dedos, algo se removió dentro de él.
De pronto, una alarma interior se encendió al recordar de quién se trataba: era la hermana de Sasuke.
La soltó lentamente y trató de recuperar la respiración. El corazón le latía con fuerza inusitada. La sangre corría a raudales por sus venas.
No había estado con una mujer desde su ruptura con Hinata y estaba claro que su cuerpo añoraba el tacto femenino.
Aquélla debía de ser la razón de que hubiera reaccionado de aquel modo, ¿verdad?
Sakura se quedó inmóvil, mirándolo completamente anonadada, con la respiración acelerada.
-Eso ha estado completamente fuera de lugar.
Había estado fuera de lugar y, probablemente, había sido poco inteligente, pero había sido un impulso incontrolable. No había podido evitar besar sus labios carnosos y húmedos.
Él sonrió y agitó la cabeza ante lo absurdo de la situación. ¿Cómo había deseado tanto besar a aquella muchacha, la misma que había sido su amiga, su compañera de instituto durante años?
-El tiempo te ha favorecido, Sakura-chan.
Ella se ruborizó una vez más.
-Yo... bueno, gracias, Naruto.
Se quedaron el uno frente al otro, mirándose tontamente, hasta que Ino los agarró del brazo y los llevó hacia la parte habilitada como pista de baile.
Dé camino, muchos conocidos trataron de saludar a Naruto, pero el paso militar de Ino impidió que se detuvieran.
-Sakura, puedes bailar con el chico más guapo de la fiesta hasta que pase mi turno de estar en la mesa de recepción de invitados -dijo Ino justo antes de marcharse y dejarlos a solas.
Naruto se volvió hacia Sakura y le ofreció su mano. Ella inspiró suavemente y posó la palma. El notó un inesperado sofoco.
Trató de concentrarse en el ritmo de la música, pero no había bailado desde hacía años. Sus movimientos resultaban extraños, descoordinados.
No habían dado más de una docena de pasos cuando Sakura se detuvo.
-No deberías dejar que los tontos retos de Ino te obligaran a hacer cosas que no quieres. No ha cambiado nada en estos diez años y siempre ha sido...
-Me alegro mucho de haberme encontrado contigo -la interrumpió él con una leve carcajada.
-No sabía que habías regresado.
-Llevo aquí sólo unos días y no creo que me quede mucho tiempo -en cuanto organizara su vida y sus nuevas circunstancias, regresaría a Suna.
-¿Sigues en el cuerpo policial junto a Gaara en Suna?
-Sí. Aunque... bueno, me he tomado un tiempo de vacaciones.
Sakura siempre había esperado lo mejor de él y, por ese motivo, no quería admitir que había caído sobre él la maldición de los Uzumaki. Lo había estropeado todo dejando embarazada a una mujer, tal y como lo habían hecho su padre y uno de sus hermanos. Se suponía que si él quería lograr sus objetivos debía tener más criterio.
Nueve kilos y medio de responsabilidad proveniente de un pasado olvidado se le habían echado encima y todavía no sabía cómo iba arreglárselas para continuar con su vida.
La banda comenzó a tocar un tema lento y las luces se atenuaron. Apretó a Sakura un poco más contra su cuerpo, pero ella se tensó y se apartó.
-No tenemos por qué hacer esto.
-¿Me huele el aliento o algo así?
Ella miró su boca y luego volvió a sus ojos.
-No, pero no tengo especial interés en rememorar el pasado.
-¿No se supone que estas reuniones son precisamente para eso?
Ella se retorció claramente incómoda por estar en sus brazos y él decidió soltarla.
-¿A qué te dedicas ahora, Sakura-chan?
-Soy un medico, trabajo en un hospital.
-Vaya -dijo él sorprendido-. No sabía que querías trabajar en un hospital.
-Nunca hablamos de mis planes de futuro.
-Supongo que sí, siempre hablaba de los míos.
-Simplemente eras el más pequeño de la familia. El mundo suele girar en torno al último que llega -dijo ella, sin ningún upo de reproche en su voz.
-Tú, sin embargo, eras la mayor, la encargada de mantener el orden. ¿Sigues estando tan unida a tu familia?
Apartó la mirada de él unos segundos antes de responder.
-Sí, siguen siendo una parte fundamental de mi vida.
-¿Dónde estás trabajando?
-Aquí.
-¿En el hospital de Konoha?
-Sí.
-Seguro que eres muy buena, siempre me salvabas cuando me lastimaba en los entrenamientos.
Su comentario la puso nerviosa.
-Ya... bueno, gracias. Espero llegar a ser la directora del hospital un día, seré la medico en jefe muy pronto -sus palabras, llenas de orgullo y determinación, la incitaron a estirar el cuello, dejando vulnerablemente expuesto su escote.
El tuvo que luchar contra el inesperado deseo de hundir su rostro entre los senos blancos que se insinuaban sensualmente.
Se aclaró la garganta.
-Así que te va muy bien, ¿no?
-Sí, supongo que no me puedo quejar.
Bien. Al menos la vida de alguien parecía estar en orden. La suya había tomado un curso inesperado y no sabía lo que le depararía el futuro.
Una entusiasta pareja se acercó hasta ellos y a punto estuvo de colisionar con Sakura. Naruto la apartó de su camino atrayéndola hacia él. De pronto, notó que ella se había quedado absolutamente inmóvil y pronto reparó en que su masculina mano había acabado posada sobre el admirable trasero de ella.
Sus aletargadas hormonas se despertaron de su dulce sueño con un entusiasmo digno de las de un adolescente. Un inesperado deseo le hizo la boca agua y le provocó otro indeseable sofoco.
Y todo por Sakura.
Los pensamientos que comenzaron a atormentar su mente debían de ser producto del agotamiento. Desde que había recogido a Naoki las noches no habían sido fáciles. El niño lloraba incesantemente y no parecía tener horarios establecidos.
-Perdona, ¿te importaría? -con un gesto ella le pidió que retirara la mano.
Nervioso por la situación, dio un traspiés y se chocó de nuevo con ella. Notó cómo sus pezones endurecidos rozaban su torso. Todos sus sentidos se alteraron. Su estado de agitación era tan patente que no podía pasarle desapercibido a ella.
-¿Te importaría que nos sentáramos? -sugirió él-. Necesito beber algo.
Y también necesitaba una ducha fría.
-Las bebidas están por aquí -dijo ella con cierto temblor en la voz.
Sakura emprendió el camino y lo guió hasta su objetivo con pasos largos y firmes,
Durante unos segundos, las piernas de Naruto parecían negarse a responder. ¿Desde cuándo Sakura se contorneaba con tan seductora cadencia?
Se reprendió a sí mismo y se dijo que debía recobrar el sentido. Lo que le estaba sucediendo no tenía ningún sentido. ¿Serían el excesivo cansancio y la larga abstinencia las causas de aquella repentina reacción? ¿O es que en los últimos diez años la niña lista había pasado a convertirse en algún tipo de diosa del amor?
Se encogió de hombros. Fuera cual fuera el motivo, daba igual. No iba a quedarse en aquella ciudad tiempo suficiente para averiguarlo.
Sakura le ofreció un refresco en cuanto llegó a su lado y él dejó que el frío líquido se deslizara por su garganta con gusto.
Ino apareció en aquel instante.
-¡Eh, vosotros! Esto no es un funeral-. Naruto agradeció la interrupción. Aprovechó la acelerada e incomprensible charla de Ino para observar a Sakura y tratar de averiguar qué pasaba por dentro de ella. ¿La habría ofendido?
-Sakura se ha quedado sin su habitual trabajo de niñera de verano -el comentario de Ino captó de nuevo la atención de Naruto-. También se le ha marchado el inquilino que tiene en casa -se volvió hacia Sakura-. Y estoy segura de que te gastas todo el dinero que ahorras en tu hermano pequeño. Necesitas buscarte una nueva vida y un trabajo en condiciones. ¿Qué vas a hacer para ganar dinero ahora que en el hospital no están necesitando mucho personal debido a que no ha habido heridos ni tampoco personas enfermas?
Sakura se mostró humillada por la pregunta.
-Ya me las arreglaré.
-Le has pagado a Sora todo el semestre próximo, ¿verdad?
Naruto se preguntó si el hermano menor de Sakura estaría ya en la universidad.
-Ino...
-Estoy segura de que tu familia se aprovecha de todo el dinero que ganas.
-Ya está bien, Ino.
¡Guau! Ésa era la actitud que el recordaba de Sakura cuando se molestaba con él, le gritaba y le daba un buen golpe. Se la imaginaba perfectamente manteniendo el orden en el hospital cuando habían muchas personas por atender.
-Estoy segura de que Naruto preferirá hablarnos de su trabajo o entrenamiento en lugar de oír todas estas sandeces. ¿Qué tal te va ahora? -Sakura sonrió tensamente.
El parpadeó y asumió el cambió de tema con rapidez.
-Ya he terminado gran parte del entrenamiento y soy Jounin pero todavía me quedan mucho por aprender. Quiero ser el mejor del cuerpo policial y Gaara me dijo que si seguía por ese camino tenía un gran puesto asignado para mi allá en Suna.
La sonrisa desapareció del rostro de Sakura.
-¿Qué ha pasado con tus planes de venir aquí y conseguir el titulo de Hokage, para poder estar al mando de toda la fuerza policial?
-El cambio ha sido por ero-sennin.
-¿Por lo del accidente en aquella mision? –dijo ella.
-Sin la rápida intervención de los médicos, no estaría vivo. Por eso pensé que si alguien tan fuerte y bueno policía como el casi muere, como alguien como yo podría ostentar a un cargo tan alto como el de Hokage, y bueno me están ofreciendo un buen puesto en Suna que realmente quiero conseguir, como ya te dije.
Ella lo observó unos segundos antes de añadir.
-Aun así Jiraiya parece muy feliz.
-Sí, eso parece.
Después de cinco minutos en su casa en Konoha, Naruto se había sentido como un zorro solitario. Allí casi todos tenían esposas e hijos. Además, la casa había pasado a manos de su hermano mayor, Ryuuji.
Se había sentido como un extraño, pero las circunstancias lo obligaban a pasar allí el verano. Llevarse a Naoki al diminuto apartamento con sus, compañeros era impensable. Ninguno de ellos tolerarían a un bebé llorando en mitad de la noche.
Tampoco se sentía bien imponiendo su presencia y la de su hijo en casa de Sasori y Akemi, su esposa, pero era la única alternativa que tenía de momento.
-¿Y ese trabajo que tienes de niñera? La verdad es que pensé que ya habías tenido bastante con cuidar de tus hermanos cuando eras pequeña.
-Era un trabajo lleno de ventajas y esta familia me daba la oportunidad de viajar. El año pasado recorrimos el País de las Aguas termales y el año anterior estuvimos en el País de las Olas.
-Suena divertido -dijo él.
-Divertido y educativo -respondió ella rápidamente.
Así era Sakura, jamás hacía nada sólo por el placer de hacerlo. Para ella algo era divertido, sólo si era educativo.
Ino irrumpió de nuevo en la conversación con una de sus preguntas de siempre.
-¿Estás casado, Naruto?
-No -y con Naoki en su vida la cosa se ponía cada vez más complicada. Claro que no iba a contarle a Ino nada sobre Hinata y la última sorpresita que le había dejado.
-¿Por qué no?
-Tengo que terminar mi entrenamiento primero y todavía me quedan cinco años.
La mirada de Ino resplandeció.
-Pero tú eres un policia ya, ¿no?
-Sí, pero no soy el mejor aún.
-Por favor, señor policia, quiero bailar con usted -Ino lo agarró del codo y lo arrastró sin piedad a la pista de baile.
Sakura respiró aliviada. Aquel encuentro con Naruto Uzumaki estaba siendo realmente difícil.
Hacía mucho que había superado el necio enamoramiento que había padecido durante años. Pero, entonces, ¿por qué había sentido aquel acaloramiento con sólo escuchar su nombre? ¿Por qué su imaginación se disparaba cada vez que él la tocaba? ¡Y aquel beso! Casi se cae redonda a sus pies.
Trató de apartar la mirada de la pareja que danzaba en la pista, pero no podía. Naruto había cambiado. Se había marchado de casa con el aspecto de un niño, y había regresado bien pulido como un hombre decidido.
Llevaba el pelo igual que antes quizás un poco más largo, seguía teniendo esas tres marcas en las mejillas pero su mandíbula se había endurecido y convertido en la de un hombre de verdad, y su voz se había hecho más profunda. Por desgracia los cambios no habían hecho sino mejorar lo que antes había sido un diamante en bruto.
Hasta entonces no lo había visto nunca con nada que no fuera su antiguo uniforme negro y naranja. Aquella noche llevaba unos pantalones de vestir negros, con una camisa de botones blanca y sobre ella un saco del igual color a los pantalones, y por supuesto una corbata un poco mal anudada no podia faltar. Rebosaba seguridad y eso le resultaba a ella increíblemente sexy.
¡Cielo santo! ¿Es que jamás lograría aprender de los errores del pasado?
Ella agitó la cabeza en un gesto de indignación consigo misma y dio un sorbo a su refresco. ¿Acaso había olvidado lo que había sucedido la última vez que había fijado sus ojos en Naruto Uzumaki.
Años atrás la había invitado a ir al baile de la graduacion. Convencida de que era una prueba de sus sentimientos por ella, había aceptado emocionada. Su falso sueño se había truncado cuando sus compañeros amigos de Naruto le habían contado que había sido la compasión y no el interés el motor de su propuesta. Al parecer Sasuke, el hermano de Sakura, le había rogado que acompañara a su solitaria hermana.
Al menos él nunca se había llegado a enterar de que, por aquel entonces, era el objeto de sus sueños románticos.
Aquélla no había sido una semana particularmente afortunada. Había perdido a su inquilino, el trabajo de niñera y, encima, había reaparecido el hombre de sus anhelos adolescentes. Si, como según decían, las cosas malas ocurrían de tres en tres, tal vez debía de ser positiva y pensar que, de momento, había cubierto el cupo.
Naruto levantó la vista y sus miradas se encontraron. Las comisuras de sus labios se curvaron ascendentemente en una sonrisa de empatía y ella notó un cosquilleo en estómago. ¿Qué le estaría diciendo Ino? Sakura se encogió de miedo. Su amiga sabía hasta los más íntimos secretos de su vida y era absolutamente incapaz de guardar silencio.
Podía imaginarse las palabras que salían de su boca.
«Sakura es la virgen más vieja de toda Konoha. Y, como no ha tenido ni una cita en los últimos cinco años, su estatus no parece que vaya a cambiar.»
Ino le decía continuamente que tenía que salir y relacionarse más. Por desgracia, Sakura conocía a toda la población masculina de la zona y no tenía ningún interés en intimar con ellos. No eran de esa clase de tipos que se esforzaban por lograr sus metas y se preocupaban por los demás antes que por ellos mismos.
Tragó saliva, se estiró el vestido y se dispuso a interrumpir la conversación. Tenía que evitar el desastre completo.
Respiró profundamente y se dijo que podía hacerlo, podía ir hasta ellos y poner fin a tanto comentario insidioso.
Antes de partir, vio que él bostezaba y hacía un gesto de cansancio. Era el momento.
Se aproximó a ellos con paso seguro, posó la mano en el hombro de su amiga y, sorprendentemente, ésta le cedió al recién llegado sin más protestas.
Sakura miró a su pareja de baile y notó los círculos oscuros que ensombrecían sus ojos.
Tuvo que vencer el deseo de acariciarle el pelo e invitarlo a que apoyara la cabeza sobre su hombro.
-Estás realmente agotado, ¿no? ¿Por qué estás aquí cuando, realmente, te gustaría estar en la cama?
El sonrió pícaramente.
-¿Me estás haciendo una proposición? Ella se ruborizó y miró disimuladamente de un lado a otro para asegurarse de que nadie los estaba escuchando.
-Por supuesto que no. Simplemente, se nota cómo te tambaleas de cansancio -dijo ella.
-Pensé que te gustaba mi estilo.
-Hoy careces de estilo y de coordinación. ¿Quieres que te lleve a casa?
-Soy perfectamente capaz de llegar por mis propios medios.
Sakura lo dudaba. Naruto parecía a punto de quedarse dormido incluso de pie.
-Recorrer casi treinta kilómetros por una carretera recta en mitad de la noche es el mejor modo de quedarse dormido al volante.
-¿Estás ejerciendo de madre conmigo, Sakura-chan? —preguntó él con una deliciosa sonrisa.
-No... bueno, sí, supongo que sí.
-Gracias. Acepto tu oferta -bostezó de nuevo-. Supongo que no estoy para fiestas esta noche. Pero me alegro mucho de haber venido. De otro modo, no te habría visto.
Ella sintió una cálida y reconfortante sensación a la que puso freno rápidamente. Naruto sólo trataba de ser amable, como siempre lo había sido. Recordaba una única ocasión en la que él se había dejado llevar por un impulso y la había besado. Por supuesto, por aquel entonces, no le habría importado que la hubiera llevado a algún lugar íntimo para algo más que un simple beso. Pero el tiempo había pasado y ella se había convertido en una mujer razonable y con sentido común.
-Mi coche es una berlina de color azul oscuro. Está aparcado junto al palo de la bandera. Nos encontraremos allí dentro de cinco minutos.
El frunció el ceño.
-¿No vamos a salir juntos de aquí?
-Si lo hacemos, la gente empezará a murmurar.
-Si no quieres que te vean salir conmigo, entonces me iré en mi coche.- ¡Vaya con el ego masculino!
-De acuerdo. Déjame que le cuenta a Ino por qué me voy.
Cinco minutos después ya estaban los dos en el coche.
A Sakura le pareció que el espacio era más reducido e íntimo que de costumbre. ¡Dios santo! ¡Aquel hombre olía tan bien!.
Ella trató de mantener una apariencia de calma.
-En cuestión de minutos te dejaré sano y salvo en tu casa.
El la miró con una sonrisa sexy y atractiva que la dejó sin sentido. Casi se choca con el poste de la bandera. Se le secó la boca y el corazón comenzó a latirle con fuerza.
Después de unos cuantos kilómetros ya había conseguido tranquilizarse lo suficiente como para formular una sencilla pregunta.
-¿Tus hermanos y tú están trasnochando mucho para recuperar el tiempo que llevan sin verse?
Al no obtener respuesta, se volvió hacia él y comprobó que se había quedado dormido.
La carretera sin curvas y la claridad de la noche le dieron la oportunidad de fijarse, aunque sólo fuera brevemente, en sus facciones.
Tiempo atrás, había soñado con casarse con aquel hombre y vivir felices para siempre. Pero eso había sido antes de descubrir sus planes de ir a Sunagakure para entrenar a kilómetros de distancia. Además, tipos tan guapos y como Naruto nunca salían con perdedoras como ella.
Minutos después, Sakura aparcó frente a la casa de los Uzumaki. La luz de la luna se reflejaba suavemente sobre el parabrisas y una suave brisa se colaba sigilosamente por las ventanillas del coche. Estar junto a Naruto le traía a la memoria recuerdos amargos que había ido sepultando durante los últimos años. No le gustaba recordar de dónde venía y prefería concentrarse en su desuno.
Su familia había sido siempre pobre y desfavorecida. Naruto jamás la había mirado mal por ello. Jamás había hecho ningún comentario sobre su casa cuando había ido a estudiar y siempre parecía contento de visitarla.
Sakura volvió al presente. Tenía que volver a la fiesta cuanto antes para evitar cotilleos.
Posó la mano sobre su hombro y lo agitó suavemente.
-Hemos llegado, Naruto.
El abrió los ojos y sonrió.
-Gracias, Sakura-chan. Eres un encanto.
-Eso me han dicho alguna que otra vez. Buenas noches, Naruto. Espero que nos veamos.
El se inclinó sobre ella y besó sus labios. A Sakura se le aceleró el corazón y tuvo que controlar el impulso de abrazarlo. Ella había cambiado mucho en los últimos años, había crecido física, psíquica y profesionalmente. Pero los hombres como Naruto sólo se conformaban con lo mejor.
El se apartó lentamente.
-Cuenta con ello -le guiñó un ojo y se marchó.
----- Fin Capitulo 1-------
Capitulo 2
- Spoiler:
- Naruto entró en la casa tan sigilosamente como le fue posible y se detuvo a escuchar. Silencio. Dio gracias por ese regalo tan poco frecuente.
Se apoyó en la puerta y se tocó los labios. Había besado a Sakura dos veces, pero se había quedado con ganas de mucho más. ¿Qué demonios le estaba pasando?
Entró en el salón y encendió la luz. Akemi gritó y Naruto tuvo el reflejo de apagar. Pero, para entonces, ya había visto el trasero desnudo de su hermano y a su cuñada salir enfurecida.
-Lo siento -dijo realmente avergonzado. Minutos más tarde, Sasori, su hermano, fue a buscarlo a la cocina.
-Lo siento -repitió Naruto.
-No te preocupes. Akemi lo superará... dentro de algún tiempo. Has llegado muy pronto y no hemos oído tu coche.
-Sakura-chan me trajo en el suyo. Temía, probablemente con razón, que me quedara dormido conduciendo. Además, estaba preocupado por Naoki.
-Se ha quedado dormido hace una hora. Es muy inquieto, ¿verdad? Tampoco te dejó dormir la noche pasada.
-No, lo que implica que a vosotros tampoco.
Sasori se encogió de hombros.
-Los bebés son así.
-El de ustedes, no.
-Pero el nuestro tiene dos años, no acaba de perder a su madre ni se ha recorrido medio país, todo en la última semana.
-¿Tú crees que será por eso? No sé nada sobre niños.
-Pues me temo que vas a tener que aprender y deprisa. Tienes tres hermanos y cuatro sobrinos y sobrinas dispuestos a darte un curso acelerado. Lo harás bien.
-Por el bien de Naoki, confío en que tengas razón.
-Aunque no hayas estado mucho tiempo, espero que te haya sentado bien salir esta noche. La verdad es que no tienes buen aspecto.
Naruto se pasó la mano por la rubia cabellera.
-No estoy acostumbrado a...
-¿A luchar? -dijo Sasori y Naruto lo miró sorprendido-. Siempre fuiste el fuerte de la casa, el que no tenía que hacer esfuerzos por conseguir las cosas. Ciertamente no estás acostumbrado a luchar.
Su hermano no tenía ni idea de las dificultades que había tenido que superar para acceder al escuadron de Jounin de Sunagakure y para conseguir un buen puesto y respeto.
Sasori atravesó la cocina y quitó del tablón de corcho una tarjeta. Se la entregó a su hermano.
-¿Te acuerdas de la Godaime Hokage Tsunade-sama?
-Por supuesto que me acuerdo de Oba-chan. Siempre apostando y bebiendo saque, y persiguiéndome y dándome mi merecido por mis travesuras.
-Lo había olvidado -dijo Sasori-. Pero sé que tu mayor preocupación en este momento es Naoki, y Tsunade-sama necesita ayuda en algunas cosas en el departamento. Aquí tienes su número.
En otras palabras, su hermano mayor pensaba que tenía que valerse por sí mismo y contribuir a su manutención.
-Sólo me voy a quedar aquí durante el verano. ¿Crees que podría interesarle?
-No te hará daño preguntarle y, después de todo, te servirá de práctica.
-Iré a verla mañana mismo -dijo y se encaminó a la puerta. Antes de salir se detuvo y se volvió hacia su hermano-. Sasori, si es un problema que Naoki y yo estemos aquí...
Sasori le dio unas palmadas en la espalda.
-Ésta es tu casa y no es ningún problema. Sólo intenta hacer un poco más de ruido la próxima vez que llegues a estas horas.
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Ya le habían sucedido las tres cosas malas que correspondían a aquella semana. Entonces, ¿por qué estaba Naruto Uzumaki a la puerta de su casa con un bebé en los brazos? ¿Y por qué, si realmente no quería verlo, sentía el corazón tan acelerado y esa extraña excitación casi clasificable como alegría?
Avergonzada de que la pillara en chándal y con la frente llena de sudor por el ejercicio, se limpió el rostro con una toalla y salió a recibirlo.
-¿Todavía tienes el apartamento de arriba libre?
Sakura tardó unos segundos en procesar la pregunta y luego contestó.
-Sí, todavía lo tengo.
El adorable bebé que tenía él en brazos hizo un puchero y los ojos se le llenaron de lágrimas. ¿De quién sería aquella adorable criatura y por qué la habían dejado a cargo de Naruto? Era patente que no tenía ni la más remota idea de lo que estaba haciendo.
-¿Podrías alquilárnoslo?
-¿A quién? -preguntó ella sintiendo un nudo en estómago. Le había dicho que no estaba casado, pero ¿tendría una compañera estable?
Miró por encima de su hombro al coche que había aparcado ante la casa, pero no vio a nadie.
-A Naoki y a mí. También me gustaría contratar tus servicios como niñera.
Sorprendida, miró al bebé de nuevo. De pronto, el parecido entre padre e hijo se hizo patente. Tenían el mismo desordenado cabello rubio, esos hermosos ojos azules y, aunque jamás había visto a Naruto haciendo pucheros, sus labios inferiores eran similares.
-¿Naoki es hijo tuyo?
-Sí. El apartamento, ¿está amueblado? -respondió él, mientras trataba de entretener, sin éxito alguno, al pequeño.
Sakura sintió una inexplicable envidia. Ya había tenido bastante con criar a sus seis hermanos. Era absurdo que se alterara porque otra mujer hubiera tenido un niño con Naruto.
-Sí. Dámelo a mí. ¿Cuánto hace que ha comido? -en el momento en que lo tomó en brazos comprendió cuál era el problema-. Hay que cambiarle el pañal. ¿Tienes?
-Sí, en el coche hay.
-Tráelos.
Ella entró en la casa, buscó una toalla y puso al bebé encima.
-Pobrecito. Está hecho un desastre. Pero es absolutamente adorable -unos ojos enormes la observaban con interés-. Eres igual que tu padre.
-¿Estás piropeándome a mí o insultándolo a él? -preguntó Naruto, que acababa de entrar. A Sakura se le aceleró el corazón.
-Tendrás que averiguarlo por ti mismo.
Naoki le tendió la mano y Sakura no pudo evitar tomársela y jugar con él.
-¿Cómo lo has hecho? -preguntó él.
-¿El qué?
-Le has hecho reír. Yo sólo consigo que llore.
Lo preguntaba en serio. La intensidad de su mirada hablaba de dolor y desesperación. ¿Es que Naruto tenía una ex mujer, algún problema de custodia? Lo que era patente era su preocupación.
-¿Es su madre la que se ocupa de él normalmente?
-Hinata murió. Yo ni siquiera sabía que tenía un hijo hasta la semana pasada. Ella no me dijo que estaba embarazada.
Ella continuó sujetando al pequeño con una mano mientras se llevaba la otra al pecho.
-¡Eso es horrible! ¿No estabais casados?
Él dejó la bolsa en el suelo y sacó de ella los pañales y las toallitas.
La rozó levemente al entregárselo todo y ella se estremeció.
-No -respondió él-. Nuestra relación acabó cuando ella terminó la carrera y aceptó un trabajo en el País del Rayo.
-No entiendo que no te contara nada sobre esta preciosidad de criatura -dijo Sakura, mientras limpiaba al niño y le ponía un pañal limpio.
Naruto la observaba como si estuviera realizando la operación quirúrgica más compleja del mundo.
La ponía nerviosa tenerlo tan cerca mirándola de aquel modo.
Además, olía maravillosamente bien, lo que, después de treinta minutos de aeróbic, no le ocurría a ella.
-Según su vecina, no me lo dijo porque no quería que tuviera que renunciar a mis planes de llegar a ser un gran policia. Ella sabía que a mí me habían criado mis hermanos, ya que mis padres habían muerto. Tuvo la percepción de que no me habría permitido a mí mismo ser un padre siempre ausente.
-Pero de ahí a no contarte que tenías un hijo...
-No lo sientas por mí, sino por él. Le ha tocado un padre inepto e incapaz. Lo mejor que podría hacer sería... -se metió las manos en los bolsillos y comenzó a pasear de un lado a otro.
-¿Qué?
Un músculo de su mandíbula se tenso y apartó la mirada de ella.
-Nada.
-¿Naruto? -se levantó lentamente, dejó a Naoki en el suelo para que gateara y se acercó hasta Naruto. Sus ojos se encontraron-. No estarás pensando en darlo en adopción, ¿verdad?
-No puedo evitar preguntarme si no estaría mejor con un padre y una madre preparados para serlo. Yo tengo unos horarios de infierno. No sé cómo voy a poder atenderlo cuando vuelva a estar todo el tiempo haciendo misiones o de turno en la estación. Además, ni siquiera sé cambiar un pañal.
Ella posó las manos sobre sus brazos para tranquilizarlo y lo miró fijamente con la cabeza ligeramente ladeada.
-Jamás has fallado en nada que quisieras lograr realmente. Estoy segura de que aprenderás a ser un buen padre.
-Eso me dice todo el mundo -no sonaba muy convencido-. Si tú aceptas ser mi niñera durante el verano, quizás puedas enseñarme.
Su niñera. Ver a Naruto todos los días, tenerlo en la habitación de arriba... ¡Dios santo! Se llevó la mano al estómago. ¿Realmente podría hacerlo sin enamorarse de él? ¿Podría soportar que se marchara por segunda vez sin saber si regresaría jamás?
Se humedeció los labios y se frotó la sien. Si quería mantener su salud mental debía decirle que no. Pero la vulnerabilidad de su aspecto y su mirada la incitaban a acercarse a él, a consolarlo. Un pequeño retazo de sentido común la llevó a distanciarse un poco.
-¿Y tú familia? ¿No puede ayudarte?
-Mis hermanos piensan que tengo que tratar de salir de ésta yo solo, porque ellos se han visto en la misma situación. Además, los tres están casados y sus respectivas mujeres están todas embarazadas.
-¿Las tres?
-Es todo parte de un plan premeditado. Quieren que todos los niños sean aproximadamente de la misma edad.
Naoki se reía alegremente y parecía disfrutar plenamente de su libertad en el suelo.
Naruto se arrodilló y acarició con su mano enorme la suave mata de pelo del pequeño.
-Así que sólo nos tenemos el uno al otro. No hay nadie que pueda enseñarme a tratar a este pequeño, excepto tú.
A Sakura se le derritió el corazón.
Naruto se levantó y se sacó un papel del bolsillo.
-Hoy tengo una entrevista en la oficina de la vieja Tsunade. Este es el sueldo que me ofrece. No sé cuánto cobras por el apartamento ni por tus servicios de niñera. ¿Crees que podré pagarte?
La tensión le comprimía estómago. Compartir casa con Naruto era exponerse a que le rompiera el corazón otra vez.
Pero, ¿cómo iba a negarse? Miró a su hijo. El pequeño acababa de perder a su madre. ¿Iba ella a contribuir a que perdiera a su padre?
-Sí, claro que podrás pagarme con eso.
-Bien. ¿Cuándo podemos mudarnos?
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-¡Puedo pagar perfectamente el depósito de mi primer mes de renta! -le dijo Naruto a su hermano el siguiente domingo por la tarde en el apartamento que había alquilado.
-Tienes un bebé que sacar adelante y ahora estás pagando la renta de dos casas. Déjame que te ayude -Sasori había bajado la voz, pero Naruto estaba seguro de que Sakura, que esperaba a sólo unos metros de ellos con Naoki en brazos, podía oírlos perfectamente.
Naruto apartó la vista de las impresionantes piernas que exhibían sus pantalones cortos.
-Maldita sea, no quiero tu caridad. Me las arreglaré yo solo y no te preocupes, que no voy a volver a tu casa.
-Para empezar, no tendrías por qué haberte marchado.
-Sí, ya. Yo...
-Chicos -interrumpió Sakura-. Naoki está cansado. ¿Podéis ahorraros la discusión hasta que se haya ido a la cama?
Sasori se disculpó.
-Lo siento, Sakura. Tú sabes tan bien como yo lo difícil que es ser el mayor de la familia.
-Sí, lo sé. Pero quizás deberías recordar que Naruto tiene ya veintiocho años. Si necesita algo de ti, tiene la madurez suficiente para pedírtelo -dicho aquello, cambió de tema y pasó a asuntos más prácticos. Miró al montón de cajas que había apiladas en un rincón-. ¿Podrías buscarme un pijama limpio, Naruto? Voy a darle un baño.
-Claro -Naruto rebuscó en la maleta hasta dar con lo que asumió debía de ser lo que buscaba.
Gracias -dijo ella y se dio media vuelta. Él no pudo evitar seguirla con la mirada fija en su seductor trasero. No recordaba que las piernas de Sakura le hubieran parecido jamás tan estupendas.
Miró a su hermano que lo observaba con una sonrisa llena de sorna. Acto seguido, se dio media vuelta y se encaminó hacia la puerta.
-Voy al coche a por la caja de herramientas -dijo Sasori.
El sonido de risas y agua salpicando llevó a Naruto hasta el baño. Sakura tenía a Naoki en el baño y era patente que el pequeño disfrutaba en brazos de ella.
-Le encanta el agua -apuntó Sakura.
Naoki palmeaba con entusiasmo la tersa superficie acuosa y se carcajeaba feliz.
Naruto sintió un profundo pesar en el corazón. Él ni siquiera había sido capaz de conseguir que su hijo le regalara una sonrisa.
Agarró una toalla y se acercó a ella para secarle las gotas que empapaban su rostro.
-Yo también disfrutaría así si tuviera una hermosa dama jabonándome la espalda.
Sakura se ruborizó.
-¿No se supone que deberías estar montando la cuna?
-Sasori ha ido a por las herramientas. Pensé que, mientras tanto, podría aprender algo sobre la hora del baño.
Bajó la tapa del retrete con intención de sentarse encima, pero pronto se dio cuenta de que aquel espacio no era suficientemente grande para todos. Sus cuerpos estaban demasiado cerca y no era momento para fantasear sobre eso.
Respiró lentamente y se fijó en su pelo. Lo llevaba firmemente sujeto en un moño, pero parecía que sólo una horquilla lo mantenía en su sitio. Sintió la insensata necesidad de quitársela y dejar que su cabello cayera libremente sobre su espalda. Retorció la toalla que tenía en las manos para controlar el impulso.
Le gustaba su pelo de ese extraño color rosado, al parecer, a su hijo también. Lo había visto en más de una ocasión enganchándose a su trenza.
No le habría importando nada haber hundido las manos en toda aquella mata sedosa.
Sintió un repentino calor y trató de desahogarse desabrochándose un botón del cuello de la camisa. Culpó al vapor y la humedad del baño de su azorado estado.
-Se te dan bien los niños. Se nota que te gustan. ¿Cómo es que no tienes una familia propia aún? -le preguntó a Sakura.
-Me pasé toda mi infancia cuidando de mis hermanos y hermanas. Ahora quiero ocuparme un poco de mí misma. No tengo planeado tener niños.
'Naruto se preguntó si sus hermanos también se habrían resentido alguna vez de haberlo tenido que cuidar. Shikamaru, Sasori y Deidara habían sido para él más padres que hermanos. Ni siquiera recordaba a su madre o a su padre, que habían muerto después de que el naciera.
Naoki tampoco recordaría jamás a su madre.
Dejó a un lado aquel pensamiento.
-¿Dices que te quieres ocupar de ti misma? Pues, por lo que dice Ino, te cuesta hacerlo.
-Ino habla más de la cuenta. Toma esa toalla y agarra al niño.
Sakura sacó al pequeño y se volvió hacia Naruto. La tela mojada de la camisa de Sakura se pegaba impúdicamente a su cuerpo, exhibiendo con excesivo rigor las puntillas de su sujetador. A Naruto se le encogió el estómago. Absorbió con deleite el dulce aroma de Sakura y sintió un cortocircuito en su cerebro atolondrado.
-¿Naruto? -preguntó ella claramente desconcertada por su inactividad.
El, rápidamente, tomó la toalla y se la ofreció a Naoki. Pero, en el momento en que le transfirió al pequeño, rozó levemente su pecho provocándole de nuevo un torbellino interior.
Envolvió al niño y lo agarró con un excesivo tesón, temeroso de dejarlo caer.
-Naruto, relájate. Si estás nervioso, él lo nota.
En aquel preciso instante, el pequeño hizo un puchero.
Por suerte, Sasori apareció en aquel instante preciso. Naruto aprovechó, le pasó el pequeño a Sakura y se dispuso a salir del baño.
-Te avisaré en cuanto la cuna esté montada -le dijo y se escapó del pequeño baño a toda prisa.
¿Qué demonios le sucedía? Sólo podía ser el terror a la responsabilidad que le había caído encima lo que le provocaba semejante tensión.
Sí, eso era. Temía ser un mal padre, con el agravante de que el pobre Naoki no tenía hermanos que pudieran compensarlo en modo alguno.
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El llanto de Naoki despertó a Sakura a las dos de la mañana.
Se quedó tumbada en la oscuridad esperando a que el bebé se calmara, pero estaba más agitado cuanto más tiempo pasaba.
Naruto y ella habían establecido un horario en el que cada uno lo atendería alternativamente. Aquél era el turno de él, pero, pasados treinta minutos decidió levantarse a ver qué sucedía.
Se encaminó a su habitación y llamó a la puerta, pero no obtuvo respuesta.
No era posible que estuviera dormido, así que decidió pasar.
Al entrar, se encontró Naruto vestido sólo con unos pantalones cortos que dejaban ver los dos hoyuelos que tenía en la parte inferior de su espalda.
Habría preferido no saber aquel pequeño detalle. La adrenalina se mezcló con su sangre, acabando por completo con el poco sueño que le quedaba.
-Tranquilo, pequeño. Todo el mundo dice que pronto aprenderé. Sólo tienes que aguantar un poco hasta que eso se cumpla.
Al verlo entendió por qué no la oía cuando llamaba.
Antes de que ella pudiera decir nada la vio.
-¡Maldición! Siento haberte despertado.
-No deberías decir esas palabras delante del niño -lo corrigió ella inmediatamente-. ¿Le has dado de comer y le has cambiado el pañal?
-Sí a lo segundo y no a lo primero. En el libro que me he leído dice que no se debe dar de comer a un bebé de nueve meses con un intervalo menor de seis horas. También pone que se debe dejar que se duerma cansado de llorar, pero por más que lo intento, no lo consigo.
-A veces es mejor olvidarse de los libros y seguir el instinto. ¿Quieres que le prepare un biberón?
El negó con la cabeza.
-No te preocupes, Sakura-chan. Akemi me advirtió de que dejara uno preparado en la nevera. Tú puedes volver a la cama.
Sakura sabía que para mantener la necesaria distancia debía hacer lo que él le sugería, pero se sentía incapaz de abandonarlos a su suerte.
-Déjame que te ayude.
Se dirigió a la cocina y sacó el biberón. Lo puso a calentar y regresó junto a ellos.
Nada más llegar a su lado, Sakura acarició el rostro del pequeño y éste le lanzó los brazos. Tras un segundo de duda, Naruto le pasó al niño.
Pero, accidentalmente, el brazo de ella rozó su torso y notó cómo la piel se le encendía. El vello del brazo se le erizó y se estremeció.
Naoki rápidamente hundió la cabeza en su hombro y se le agarró al pelo.
-Le gustas más tú. La verdad es que lo entiendo.
A Sakura se le aceleró el corazón por el comentario.
-Seguramente está acostumbrado a que sean mujeres las que se ocupen de él.
Naruto fue a por el biberón y regresó en un momento.
-Agítalo para que no tenga grumos. Luego te echas una pequeña cantidad en la muñeca para comprobar la temperatura.
Después de hacerlo, le tendió el biberón.
-Será mejor que se lo des tú. Siéntate.
Naruto siguió sus indicaciones y ella le puso el bebé en brazos, siendo extremadamente cuidadosa para no tocar al padre.
Él le ofreció el biberón al pequeño, pero éste lo rechazó.
-Vamos, muchachote, aliméntate,
El bebé se removió inquieto. Sakura notó que los dos estaban demasiado tensos.
-Relájate, Naruto; si no, él responderá con nerviosismo.
Aun sabiendo que probablemente se arrepentiría, se aproximó a él y comenzó a masajearle los hombros. El calor de su piel le recorrió los dedos y los brazos hasta llegar a sus pechos y sus caderas. Toda la tensión que él tenía se transmitió a su cuerpo y le constriñó los músculos del estómago. Casi gimió al identificar el motivo: deseo.
Estaba claro que jamás había superado lo que sentía por Naruto.
En el momento en que Naruto se relajó, Naoki dejó de moverse y agarró hambriento el biberón.
Naruto suspiró aliviado.
-No me extraña que tengas sed después de una hora de llanto intenso. Yo mismo me tomaría algo un poco más fuerte.
Ella se secó en la ropa las palmas de las manos, húmedas por la excitación. Lo último que necesitaba era acompañarlo tomando una copa que la relajara y la desinhibiera. Sus sentidos ya estaban demasiado desquiciados.
Deseaba a Naruto Uzumaki como no había deseado nada en su vida jamás. Y parecía no importar que fuera inalcanzable.
-No se te olvide ayudarle a que expulse los gases.
Dicho aquello, en un acto de verdadera cordura, salió del apartamento antes de hacer algo de lo que se pudiera arrepentir.
¿Quién se habría podido imaginar jamás que la práctica y realista Sakura pudiera tener dedos mágicos y un pelo tan suave como sábanas de satén?
Naruto bostezó y parpadeó para calmar el picor de sus ojos cansados.
Horas después de que ella se hubiera marchado a dormir, lo había dejado con una duradera e insistente erección que le había impedido descansar.
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-Vamos, Naoki, intentémoslo otra vez -dijo, mientras trataba de que el niño se tomara una cucharada de papilla. El pequeño dio un manotazo y esparció su contenido profusamente por la cocina y el cuerpo de Naruto.
Iba a tener que cambiarse de ropa, lo que significaba que, probablemente, acabaría por llegar tarde su primer día de trabajo.
-La verdad es que no puedo culparte. Esta pasta tiene un aspecto terrible.
Oyó que llamaban a la puerta y respiró aliviado. Ya llegaba la caballería.
Recuerdos de lo acontecido la noche anterior alteraron su libido y le aceleraron el corazón.
-Adelante -le dijo desde su asiento. Sakura entró en el pequeño apartamento y pareció iluminar la estancia. Estaba realmente preciosa, con unos vaqueros ajustados que enfatizaban sus caderas y una camiseta color melocotón cuya tonalidad hacía juego con el leve rubor de sus mejillas. ¡Cielo santo, qué apetitosa estaba! Sakura miró el patético escenario.
-Tengo cereales abajo, creo que le van a gustar más.
Sin esperar respuesta, dejó el vano de la puerta vacío, dejando a Naruto con un extraño hueco interior.
Momentos después, reapareció con una caja y un plátano.
-En el libro no habla de comida de ese tipo.
-Confía en mí -le dijo ella.
Él asintió, incapaz de negarle nada. Después de todo, Sakura sabía más de bebés que él y siempre había sido una mujer de criterio.
Se sentó junto al bebé, echó unos cuantos aritos de cereales en un plato y Naoki, inmediatamente, comenzó a comérselos. Luego miró al plátano con idéntico entusiasmo.
-Será mejor que vayas a cambiarte y te vayas a trabajar cuanto antes.
-Tienes razón. Gracias por tu ayuda -él se quitó la camisa y notó que ella suspiraba. Naruto dudó unos segundos. ¿Sentiría ella la misma atracción feroz que él? ¿O se había sentido ofendida?
Comenzó a ponerse la camisa de nuevo.
-No te preocupes, he visto a un hombre sin camisa muchas otras veces. Es más, te he visto a ti sin camisa antes.
Lo había visto sin nada aquella vez que lo había sorprendido en el río. ¿Ella lo recordaba?
-Sí, es verdad.
Ella lo miró de arriba abajo como si fuera caramelo derritiéndose sobre un helado de nata. ¿Sabía Sakura el efecto que podía tener sobre un hombre una mirada como aquélla?
Si se quedaba allí un minuto más iba a acabar por demostrárselo.
Se disponía a alejarse de la mesa cuando ella lo detuvo.
-Espera -se levantó lentamente y se acercó a él.
Todos los músculos de su cuerpo se tensaron. Ella tendió la mano y fue recopilando restos de papilla que había en su pelo, cejas, orejas. Sus leves tactos casi lo hacen enloquecer.
Él apretó los labios y trató de respirar normalmente. Pero su aroma inundaba sus sentidos. La tenía tan cerca que todo lo que necesitaba era tender las manos ligeramente para tomarla de la cintura. Pero no lo iba a hacer. Una cosa era intercambiar besos y abrazos de amigos, y otra muy distinta lo que él quería de ella en aquel instante.
El deseo inflamaba todo su cuerpo, un deseo que no iba a apaciguarse en brazos de ella.
Ella lo miró a los ojos y su sonrisa se desvaneció lentamente. Bajó las manos y se mojó los labios. Tragó saliva dos veces y un profundo rubor tiño sus mejillas de un rojo oscuro. Eran síntomas de tensión sexual, no cabía duda.
Ella se aclaró la garganta y apartó la mirada dirigiéndola hacia Naoki.
-Mañana me encargaré yo de darle el desayuno.
Lo último que Naruto necesitaba era echar a perder su amistad.
-Gracias -dijo con la garganta tensa.
Decidió marcharse de allí a toda prisa, antes de cometer algún error irreparable.
Lo que necesitaba era una buena dosis de algo que no lo hiciera sentir como un fracasado. Trabajar era la solución.
Naruto se puso ropa limpia mientras pensaba en el pequeño. Generalmente su buena voluntad era premiada con excelentes resultados. Pero con Naoki no parecía estar teniendo la misma suerte. Cuanto más lo intentaba, más empeoraba la situación. Los libros sobre bebés eran el primer ejemplo. Prácticamente se había memorizado todos los que había encontrado en casa de Hinata, sólo para que Sakura le dijera que los ignorara y siguiera su instinto. Pero lo que podía hacer con naturalidad en su trabajo era incapaz de aplicarlo en lo personal. Porque con Naoki y Sakura lo que le dictaba su instinto le provocaba demasiado miedo.
------------- Fin del capitulo 2--------------------
Última edición por Yukio834 el Mar Mayo 07, 2013 8:02 am, editado 1 vez
Yukio834- Chunnin
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Posesiones :
Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Capitulo 3
- Spoiler:
- A Sakura se le aceleró el corazón cuando oyó el coche de Naruto aquella noche.
Ino había estado allí parte de la tarde, interrogándola sobre Naruto y Naoki. Le había llenado la cabeza de sugerentes modos de convencer a su inquilino de que se quedara en Konoha.
-Sedúcelo -le había dicho.
Sakura había hecho un gesto de impotencia. ¡Como si ella hubiera sabido jamás seducir a alguien!
-Demuéstrale lo que se va a perder si se marcha. Es tu última oportunidad de pescar al hombre de tu vida.
Sakura negó con la cabeza. Jamás se interpondría en la consecución del sueño de nadie. Si Naruto quería llegar a tener ese puesto en Suna, tenía que tenerlo.
El no era más que su inquilino y ella era su niñera. Sería mejor que no olvidara aquello.
Eso no implicaba que, secretamente, no hubiera deseado que ocurriera lo que Ino sugería.
-Papá ya está en casa -dijo Naruto al entrar. Tenía un aspecto impecable con aquel traje negro y su chaleco.
Naoki miró al hombre que acababa de llegar y hundió el rostro en el cuello de Sakura.
Naruto se dio cuenta de la maniobra y no ocultó su decepción. Una vez más la resignación sustituyó al buen ánimo. A Sakura se le partió el corazón. Habría hecho cualquier cosa para que Naoki aceptara a su padre.
Dibujó una sonrisa gratificante y se levantó a saludarlo.
-¿Qué tal el primer día de trabajo?
-Bastante bien -dijo él en un tono satisfecho. Levantó la mano para tocar a Naoki, pero la bajó antes de llegar a él-. Y por aquí, ¿qué tal han ido las cosas?
-Creo que Naoki se sentirá más cómodo cuando saquemos algunos de sus juguetes y tenga la sensación de que está en casa.
-Sí, probablemente -inspiró profundamente y trató, una vez más, de aproximar la mano al pequeño. Este se agarró con más fuerza a la camisa de ella.
Naruto no parecía capaz de aceptar bien la derrota y era patente que el continuo rechazo de Naoki empezaba a hacer profunda mella en él. Tenía que conseguir que hubiera un cambio antes de que Naruto dejara de intentarlo.
-¿Por qué no te pones algo más cómodo y bajas a cenar? -se detuvo al darse cuenta de que sus palabras sonaban como el diálogo de un matrimonio de telenovela-. He... he preparado algo de comer.
-No hace falta que cocines para mí.
Una mujer inteligente habría limitado la cantidad de tiempo que pasaba con el hombre de sus sueños cuando éste era inalcanzable.
-Bueno, así me debes una cena.
Él sonrió.
-Como cuando ejercías de enfermera mía en el pasado. Recuerdo que en alguna ocasión te invité a comer una hamburguesa para compensarte por tu tesón. De no ser por ti no habría llegado a ser lo que soy. Siempre estaré en deuda contigo. Cuando necesites algo y esté en mi mano concedértelo, será tuyo.
Ella pensó en la sugerencia de Ino, pero la apartó rápidamente de su mente.
Se limitó a asentir con una sonrisa y a ver cómo él se encaminaba hacia las escaleras y desaparecía en el piso de arriba.
Volvió la vista hacia el adorable bebé que tenía en brazos.
-Tienes que tratarlo mejor -le dijo-. Tu papá lo está intentando todo para conquistarte y jamás se detiene hasta conseguir su objetivo. Sólo se conforma con lo mejor.
Por desgracia, ella nunca había sido «la mejor».
Naruto se detuvo ante la puerta de la cocina. El hogareño ambiente logró apaciguar la tensión que un agitado día de trabajo había dejado en su cuerpo.
Pero, al mirar al pequeño, se tensó de nuevo. El niño jugaba alegre en su sillita. Sakura había sido capaz de ganárselo en menos de un día, lo que él no había podido en una semana.
Ella estaba de espaldas, dando vueltas a algo que se cocía en el fuego y que olía deliciosamente. Pero eran sus glúteos apretados en el pantalón vaquero que se balanceaban de un lado a otro los que realmente le abrían el apetito.
Agitó la cabeza para sacudirse insatisfactorios pensamientos y se centró en el hambre que sí podía saciar.
El repentino silencio de Naoki la advirtió de la presencia de Naruto. Se volvió hacia él.
-Saca la ensalada de la nevera, ponla en la mesa, siéntate y háblame sobre tu primer día de trabajo.
Naruto sonrió. Sakura siempre había sido un poco mandona, pero sus modales maternales hacían que no resultara molesto.
El siguió sus órdenes y se acomodó en una de las sillas próximas a Naoki. Agarró una galleta y se la ofreció al pequeño. Este dudó un segundo pero, finalmente, la aceptó.
Bien, iban progresando.
Naruto levantó la vista.
-El trabajo que me asigno la vieja Tsunade es muy diferente a lo que yo estoy acostumbrado. En las misiones hay que hacer todo rápido eficientemente para maximizar el éxito de la misión. Pero hoy, las cosas eran distintas no se trata de hacerlo rápido si no de tomar buenas decisiones.
-¿Esperabas que el trabajo en una la oficina del Hokage y en una misión Jounin fueran lo mismo? En un una misión sólo tienes que ser eficiente y preocuparte por que se cumpla la misión. Aquí la gente espera que el Hokage se encargue del bienestar de toda Konoha, se encarga de que todo salga bien. No sólo tienes que tener exito, sino conocer todas las posibilidades y pensar en el bien de los demás y no el propio. Tienes que ser un líder -dijo ella, mientras servía el guiso en tres platos.
-La vieja Tsunade dice lo mismo, pero yo no me voy a quedar aquí el tiempo suficiente como para llegar a tener que hacer todo eso.
-A ellos les da lo mismo. Desde su punto de vista tú eres un chico de la zona al que le han ido bien las cosas y ha decidido volver a casa -le puso el plato delante y se sentó en la silla. Sus movimientos resultaban a la vez gráciles y escuetos.
La nueva Sakura no se parecía en nada a la adolescente que recordaba.
El aroma captó su atención. Era ramen, su comida favorita. ¿Sakura se habría acordado o sólo había sido coincidencia?
-Parece que Ino se ha moderado en sus cotilleos sobre mí, porque nadie me ha preguntado por Naoki este mediodía.
Sakura hizo una mueca.
-Pues te aseguro que en los próximos días tendrás en la oficina a todas las muchachas solteras de la zona. Ya lo verás.
Él gruñó.
-Lo último que necesito en este momento es una fila de soñadoras esperando a que alguien les ponga el velo blanco. No me voy a quedar.
Sakura se mordió el labio inferior y se sirvió un vaso de té frío.
-No es a mí a quien tienes que convencer, sino a ellas. En cualquier caso, míralo desde el lado positivo. Vas a ver más mujeres durante las próximas semanas de las que ningún otro hombre ha visto en toda su vida en Konoha. Mis hermanos se pondrán celosos.
Él se detuvo con el tenedor a medio camino entre la boca y el plato.
-¿Estás tratando de quitarme el apetito?
El gesto jocoso que había en los ojos de ella se transformó anticipando la dureza de la pregunta que iba a formular.
-¿Amabas a la madre de Naoki?
Naruto casi se atraganta con la comida que se acababa de meter en la boca. Masticó con cuidado y se lo tragó todo antes de contestar.
-Pensé que así era. Hinata y yo estuvimos juntos durante tres años. Incluso llegamos a hablar de casarnos después de que yo acabara mi entrenamiento.
-¿Y por qué teníais que esperar tanto?
-Un importante bufete de abogados en el País del Rayo, le ofreció un trabajo que no quería rechazar, pero yo quería acabar lo que había empezado en Suna.
-Pero hay bufetes en todas partes. ¿Por qué no podíais buscar un lugar común?
-Hinata quería uno de prestigio y yo quería entrenar bajo la dirección de Gaara y otros grandes policías de Suna. Son los mejores en su área del país. En unos meses espero poder entrenar con él.
-Te negaste a comprometerte, ¿verdad? O todo o nada, siempre has sido así.
Aunque su tono de voz no fue absoluto condenatorio, por algún motivo incomodó a Naruto.
-Sí, supongo que sí.
-Pero, si realmente se hubieran amado, habrían sido capaces de hacer algún sacrificio para estar juntos.
Naruto no podía negar que había pensado eso mismo en más de una ocasión. Hinata había renunciado a muchas ofertas de importantes bufetes en Suna. Finalmente, había elegido el trabajo que más lejos lo llevaba de él.
Quizás su marcha no había sido más que una excusa para el adiós definitivo. No obstante, lo mínimo que él habría merecido había sido una explicación.
-Háblame de su madre.
El sintió un nudo en el estómago. No quería hablar de Hinata. Aún no había superado la rabia que le había provocado su silencio respecto al embarazo.
Pero Sakura les había dado cobijo y se estaba encargando de Naoki. Una vez más, estaba en deuda con ella.
-Hinata estaba dispuesta a convertirse en la mejor abogada del mundo. Quería ser la profesional a la que siempre recurrieran para los casos importantes.
-¿Y tú la admirabas por ello?
-Respetaba su ambición. Tenía muy claro adonde quería llegar y tenía un plan para llevarlo a cabo. Hay algo atractivo en una mujer que sabe exactamente lo que espera de la vida y tiene la determinación y el arrojo suficientes para ir a buscarlo.
Las manos de Sakura se congelaron ante el plato y alzó la mirada. Sus ojos se encontraron y él casi pudo oír su cerebro funcionando a toda prisa. ¿Acaso veía similitudes entre Hinata y ella?
-¿Y su familia?
-Era hija única. Su padre nunca la reconoció. Naoki sólo me tiene a mí.
Ella posó la mano sobre la de él, transmitiéndole su calor.
-Es muy afortunado de haber pasado a formar parte de la familia Uzumaki. Tus hermanos han tomado una posición muy activa en la comunidad durante los últimos años. Puedes estar orgulloso de ellos.
-Mi familia no me servirá de nada cuanto estemos en otro país. Ella se mordió los labios y la atención de él se centró en su boca.
-Eso es cierto ¿Sales con alguien en Suna, alguien que te pueda echar una mano con el bebé?
-Aunque tuviera intenciones de salir con alguien, los turnos de setenta y dos horas y las continuas misiones acabaría con cualquier relación. Así que no, no salgo ni voy a salir con nadie en mucho tiempo.
De algún modo tenía que llegar a convertirse en el padre que Naoki necesitaba y todo su esfuerzo y energía se lo dedicaría a él. El temor a fallarle lo asustaba más que nada a lo que se hubiera enfrentado jamás.
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-Naruto -la voz de Sakura acompañada del leve tacto de su mano sobre el brazo lo despertaron.
Tardó unos segundos en darse cuenta de que estaba en la cama y que Sakura estaba a su lado. No sabía qué hacía ella allí, pero se le ocurrían un montón de explicaciones sugerentes.
Todas ellas se evaporaron en el instante en que vio que estaba sentada al borde de la cama con la bata puesta.
-¿Qué ocurre?
Ella se levantó se sujetó el pelo detrás de la oreja y metió las manos en los bolsillos.
-Ha llamado Tsunade. Ha ocurrido algo, necesita tu ayuda.
La adrenalina lo puso rápidamente en marcha. Maldijo y apartó la ropa de la cama.
Notó que Sakura inhalaba una fuerte bocanada de aire, pero él no tenía tiempo para ruborizarse por la erección que sus cálidos sueños le habían provocado.
-Mañana llamaré a la compañía de teléfonos para que se den prisa en ponerme la línea. Sé que las llamadas a media noche no eran parte de nuestro trato. ¿Puedes ocuparte de Naoki?
-Por supuesto. Dormiré en el sofá de aquí arriba para poder oírlo mejor.
El abrió el armario y sacó unos pantalones y una camisa limpia.
-Será mejor que duermas en mi cama, no tengo ninguna enfermedad contagiosa, al menos que yo sepa.
Ella miró la cama de matrimonio y tardó unos segundos en asentir.
-De acuerdo.
El se vistió a toda prisa.
-Volveré tan pronto como pueda.
Se detuvo al lado de ella y tuvo que contener las ganas de acariciar su pelo revuelto.
Pensar en Sakura y en una cama no era algo que necesitara en aquel instante.
Le puso la mano en el hombro y se despidió.
-Gracias, Sakura-chan. Una vez más, estoy en deuda contigo.
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Un rayo de sol se coló entre sus párpados. Ella se acurrucó aún más entre las sábanas, demasiado cómoda como para levantarse aún.
Pero, de pronto, recordó que estaba en la cama de Naruto y sus ojos se abrieron como si tuvieran un resorte.
Se apartó el pelo de la cara y miró hacia la puerta, atraída por el sonido de la voz de él.
Como si su pensamiento lo hubiera conjurado, entró en el dormitorio llevando a Naoki en los brazos. A Sakura se le aceleró el corazón.
¡Había dormido tan profundamente que no se había enterado del regreso de Naruto!
Se preguntó dónde habría dormido. Esperaba que no lo hubiera hecho en el sofá asesino de la salita.
Volvió la mirada hacia la almohada que tenía al lado y la notó hundida.
¡Cielo santo! Naruto había dormido con ella.
De pronto, la ridícula sugerencia de Ino de que lo sedujera le vino a la mente y el corazón se le aceleró.
¡No, no y no! Nada de eso iba a suceder. Un amorío pasajero no estaba en su agenda por muy tentador que fuera. No importaba cuántas veces hubiera soñado con Naruto como su primer amante. Siempre había sido inalcanzable.
Aún en el hipotético caso de que lograra que la deseara, jamás sería capaz de tocarlo.
A pesar de todo, no podía evitar preguntarse qué sentiría al notar sus manos. Se estremeció y notó que sus pechos se endurecían. ¿Podría mantener una relación pasajera con Naruto y lograr que su corazón quedara intacto?
No iba a arriesgarse. Era mucho mejor que concentrara todos sus esfuerzos en llegar a ser la mejor medico de Konoha y así dirigir el hospital.
Había comenzado a ganarse el respeto de todos al ver lo buena que era, pero no pararía hasta poder darles en la cara a todos aquellos que la habían llamado tiempo atrás «estorbo».
-Buenos días -dijo Naruto, que acababa de detenerse en el vano de la puerta.
Su voz sensual y sugerente, mezclada con los impúdicos pensamientos que habían alimentado el pensamiento de Sakura, le provocaron un sofoco.
-Buenos días.
Llevaba los mismos pantalones de pijama con los que lo había visto a media noche, y seguían siendo tan impúdicos como antes, a pesar de que su erección matutina había remitido.
Ella tragó saliva y trató de ignorar el modo en que su rostro varonil sin afeitar le aceleraba el corazón.
-¿Llevas mucho tiempo en casa?
El sonrió traviesamente.
-¿No te has enterado de nada? Supongo que eso quiere decir que no lo has disfrutado.
Ella controló el desconcierto de sus palabras. Naruto siempre había sido un bromista.
-Me temo que eres fácil de olvidar –respondió ella, siguiéndole la corriente.
Dicho aquello, se levantó y miró de un lado a otro buscando su bata. ¡Vaya! La había dejado en salón. ¡Cielo santo! Sólo un fino camisón la salvaba de estar prácticamente desnuda delante de él.
Trató de controlar los sudores y el nerviosismo buscando un tema con el que distanciarse.
-A Naoki le están saliendo los dientes. Quizás debería darle algo que le calmara el dolor. Iré a la farmacia luego.
-¿Te ha dado una mala noche? -preguntó él.
-Sólo al principio. ¿Qué tal está Tsunade?
-Tanto ella como la situación ya están bien. Logré controlar bien todo.
-¿Tsunade te dejó atender la situación en el momento clave?
-Sí. Se me había olvidado la tensión que se crea -respondió él con una sonrisa satisfecha.
Pero Sakura sólo podía pensar en cuánto necesitaba su bata, pues se le habían puesto los senos duros de excitación y se hacía patente a través de la fina tela del camisón.
Naoki se aproximó demasiado deprisa a una pila de cajas que había en una esquina. Sin apenas darles tiempo a reaccionar, se subió sobre ellas.
Sakura dio un salto para evitar que las cajas cayeran sobre el pequeño. Naruto hizo lo mismo y a punto estuvieron de colisionar estruendosamente. El la agarró a ella de la cintura con una mano y sujetó las cajas con la otra.
Sus pezones pujantes rozaron el torso de él y el miembro de él rozó el vientre de ella.
Las finas capas de tela no ayudaron a disfrazar la respuesta de él al tacto de ella.
La mirada de Naruto la recorrió de arriba abajo. Fue tan intensa que ella la sintió como un tacto insinuante. Ella notó que su piel se despertaba, se acaloraba, se estremecía. No le hizo falta mucha lógica para deducir que la ventana que tenía justo detrás hacía que el camisón luciera totalmente transparente.
-Sakura-chan... -su voz sonó grave y seductora. Respiró profundamente y su torso se movió acompasadamente. Ella apartó los ojos instintivamente, en un intento por evitar la cálida pregunta que tenía escrita en ellos.
Cielo santo, ya bastante difícil le resultaba lidiar con su propio deseo, como para tener que enfrentarse al de ambos.
-¿Me darás un bofetón como el que le diste a Lee en el instituto si trato de besarte?
-Probablemente no.
-¿Probablemente?
-Lee me había ofrecido dinero para algo más que besarme.
Naruto maldijo y la abrazó con fuerza.
-Recuérdame que le parta la cara a ese imbécil la próxima vez que lo vea.
El bajó la cabeza y atrapó sus labios con ansia posesiva. Las manos de ella habían quedado atrapadas entre ambos y movía los dedos tentativamente sobre su torso desnudo. Al apoyar las palmas notó los laudos intensos de su corazón.
El calor de las manos de él que le transmitía a su espalda y la estupenda erección de su masculinidad se insinuaba pujante contra su pelvis.
Naruto la deseaba. Un hombre podía fingir muchas cosas, pero aquélla no era una de ellas.
Con idas y venidas, roces y apretones, Naruto jugaba con sus labios invitándola a entrar en el juego.
Ella se dejó llevar. Alzó las manos hasta su cuello y enlazó las manos a su alrededor.
La pasión creció en su vientre como espuma caliente y una ternura infinita le inundó el pecho.
De pronto la descabellada idea de Ino de seducir a Naruto le pareció cuerda. No para obligarlo a quedarse, pero sí para disfrutar de él el tiempo que fuera. Al menos así, le quedaría el recuerdo de haber hecho el amor con el hombre de sus sueños.
Naruto se apartó ligeramente y la miró tan confuso como ella. Retiró las manos y se pasó una por el pelo.
-Creo que acabas de propinarme un golpe inesperado.
Ella se rió a causa de la tensión y el placer de estar a su lado.
-Puede haber más si quieres.
Ella notó cómo los músculos de él se endurecían y ella apartó las manos. Sus ojos la miraron directamente.
-¿Qué es exactamente lo que estás sugiriendo, Sakura-chan?
Ella se mojó los labios.
-Yo no estoy buscando un marido. Tú no estás buscando una esposa. Pero los dos somos adultos con... necesidades -el rubor tintó sus mejillas-. Podríamos darles rienda suelta...
Él parpadeó.
-¿Me estás haciendo una proposición?
-Sí -dijo ella con inesperada valentía.
El la miró fijamente durante unos segundos.
-¿Tú sabes que yo me voy a marchar dentro de un par de meses y, a pesar de todo, te quieres acostar conmigo?
Ella levantó la barbilla y lo miró con firmeza.
-Sí. Cuando llegue el día nos diremos adiós hasta la próxima reunión de ex alumnos dentro de un año.
El se frotó la nuca.
-¿Y qué me dices de tus vecinos y tu reputación, de tu objetivo de llegar a ser directora del hospital?
Sabía que hacerse una mala reputación implicaría decirle adiós al tipo de trabajo que quería.
-Si lo que suceda pasa sólo dentro de casa y queda entre nosotros nadie tiene por qué enterarse.
Ella se inclinó y uno de los tirantes dejó al descubierto su hombro.
Los dedos de Naruto se deslizaron seductoramente sobre su piel y ella sintió un escalofrío.
-¿No preferirías a un tipo que te pudiera dar el anillo y una casita blanca rodeada de una verja de madera?
-La verja y la casa ya las tengo. El anillo no lo necesito.
Pasaron unos largos segundos antes de que él dijera:
-Sí.
A Sakura se le aceleró el corazón desconcertada ante la respuesta. ¿A qué se refería?
-Podrías extenderte un poco más.
Una sonrisa picara se esbozó en sus labios.
-Sakura-chan, si me «extiendo» un poco más, creo que se me va a reventar una vena.
Ella se llevó la mano hasta el pecho y contuvo las ganas de mirar su erección.
-Entonces, ¿estamos de acuerdo?
Naruto enlazó los dedos con los de ella y levantó ambas hasta su boca. Su aliento cálido rozó sus nudillos y ella notó que las piernas le temblaban.
-Tenemos un trato y será mejor que lo cumplas, Sakura-chan, porque nos esperaba un largo y cálido verano.
------------------------Fin capitulo 3-------------------------
Última edición por Yukio834 el Mar Mayo 07, 2013 8:13 am, editado 1 vez
Yukio834- Chunnin
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
ahora si lo vas a continuar ya quie esta muy bueno
moi-06yoyo- Sennin
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cuarto de sakura en su cama con ella
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
lo continuaras??? este fic es uno de mis favoritos continualo por fvor
Kazuto-kun- Clan Byakko
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Que hay de nuevo? En cuanto a su pregunta de si lo voy a continuar, por supuesto que si como ya dije estoy motivado.
Bueno haganme saber su opinion sobre los caps.
Bueno haganme saber su opinion sobre los caps.
Yukio834- Chunnin
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n///n
waaaaa... me encantaron estos capitulos... Me encanta naruto... ahora se viene lo mejor... luego de la proposición de Sakura... espero que Naruto se gane a Naoki.... El fic se convirtió ahora en uno de mis favoritos... Espero mucho la continuación..
Ja ne..!!
Ja ne..!!
ahsayuni- Aprendiz
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
o q alegria mañana es mi cumpleaños, conque lo continues es mi regalo adelantado
jeje saludos
jeje saludos
Kazuto-kun- Clan Byakko
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
ahsayuni escribió:waaaaa... me encantaron estos capitulos... Me encanta naruto... ahora se viene lo mejor... luego de la proposición de Sakura... espero que Naruto se gane a Naoki.... El fic se convirtió ahora en uno de mis favoritos... Espero mucho la continuación..
Ja ne..!!
Jeje gracias que bueno que te guste, me esforzare para que siga siendo asi
Yukio834- Chunnin
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Esa es una buena estrategia para que lector este al pendiente de la historia...
y una muy buena.. . Por lo menos yo, estoy que muero por leer los siguientes capitulos.. jejejeje
Malditos,algun dia escribiré mi propio fic y les dejare con la duda wuajajajaja xD
En fin,me gusto bastante el capi,se viene lo bueno kukuku~~
Sigue escribiendo,espero conti.
Matte ne~~
Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Bueno ya que que mañana es el cumpleaños de narusaku230 voy a postear el capitulo 4, lo iba a poner mañana pero ya que.
Capitulo 4
Capitulo 4
- Spoiler:
- -Papapapapa...
Naoki captó repentinamente la atención de Naruto. Desvió la mirada del rostro sofocado de Sakura hacia el pequeño que estaba en el suelo. Respiró profundamente y luego tragó saliva.
Su hijo lo estaba mirando fijamente y se sujetaba con una mano a su pantalón y con la otra al camisón de Sakura.
-Papapa...
Naruto se sintió emocionado.
-¿Me está llamando o sólo está haciendo prácticas de vocalización?
Sakura se puso en jarras al más puro estilo «profesora de instituto» y se volvió hacia él.
-La mayoría de los niños de nueve meses son capaces de reconocer a su padre y de llamarlo «papá».
El sonrió. Le gustaba el modo en que había pasado de estar sumergida en un juego sensual y cálido a dar la respuesta más aséptica de una profesora de escuela.
Se agachó para tomarlo en brazos. El niño levantó el camisón al que seguía agarrado, dejando al descubierto parte de esas mismas piernas que pronto podría tocar. ¡Cielo santo! Ya no podía excitarse más.
¿Cuánto tiempo habría de pasar antes de que Naoki se durmiera la siesta?
De pronto se dio cuenta de que no estaba preparado para hacer el amor con ella aunque el niño pudiera dormirse en aquel instante.
-Sakura, no tengo preservativos y, aunque yo sé que no tengo nada contagioso y me consta que tú tampoco, no me gustaría arriesgarme a provocar otro embarazo no buscado. A menos que se te hubiera ocurrido a ti comprar una caja cuando planificaste esto...
-Yo no he planificado nada. Ha salido espontáneamente.
Él sintió un repentino nudo en el estómago.
-¿Quieres reconsiderarlo?
-No. Pero no quiero que compremos los condones en Konoha. Todo el mundo sabrá entonces...
Lo de siempre. Todo el mundo sabría cuáles eran sus planes antes siquiera de que llegara a casa.
-De acuerdo, iré hasta una aldea cerca de aquí .
Ella se llevó la mano hasta el cuello en un gesto de nerviosa aprensión.
-Me parece bien -dijo ella tímidamente.
-Sakura-chan, si no estás segura...
-Lo estoy -afirmó ella cuadrándose de hombros.
Naruto agarró su mano y se la llevó a los labios.
-Sakura-chan, cuando estés en el baño jabonándote, quiero que pienses en algún momento esas manos son las mías.
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Al oír el coche de Naruto, notó que las manos le temblaban y tuvo que dejar la espátula de cocina para no acabar esparciendo la comida por todas partes.
No entendía por qué se encontraba así. Naruto la había llamado para informarla de que su jornada de trabajo le impediría ir a la aldea.
No podría ocurrir nada entre ellos aquella noche.
A pesar de todo, se había depilado y se había perfumado de arriba abajo.
Tenía la piel más sensible que de costumbre y notaba más que nunca el sensual tacto de su vestido de verano favorito.
Agarró a Naoki en brazos, se dirigió a la puerta principal y la abrió. Naruto llegó hasta la entrada en un par de largas zancadas. Estaba guapísimo con su traje azul marino.
-Papá ya está en casa.
Naoki no ocultó el rostro, pero tampoco hizo amago alguno de irse con él.
Después de un momento de duda, Naruto le pasó la mano por la cabeza.
-Hola, pequeño.
Entraron en la casa y cerraron la pesada puerta de madera. Pasaron al salón. El se quito el chaleco, bajo un poco el cierre de la camisa y, acto seguido, agarró a Sakura de la cintura. En el momento en que sus cuerpos colisionaron, a ella se le aceleró le pulso.
El la besó suavemente, primero en la frente, luego en la nariz y, finalmente, en la boca. Pero el beso fue demasiado breve.
-¿Qué tal día has tenido? -le preguntó él, apartándose levemente.
Sakura respondió como pudo, aún desconcertada por el gesto de Naruto.
-Naoki y yo lo hemos pasado muy bien. ¿Y tú?
El hizo una mueca extraña.
-Frustrado. No he hecho más que esperar el momento de volver a casa para estar contigo. Ella se quedó completamente boquiabierta y anonadada.
Naoki se removió en sus brazos, sacándola de su estupor. Lo puso en el suelo y el pequeño gateó rápidamente hacia los juguetes que Sakura le había colocado en una manta en el suelo.
Sí, bueno, en realidad te preguntaba qué tal con Tsunade.
El la miró con sorna antes de responder.
-Tengo las manos atadas. No puedo firmar ni dar una orden final hasta no tener el cargo que quiero. La vieja Tsunade tiene que supervisar cada decisión que tomo. También eso es realmente frustrante. Así que, en general, soy un hombre frustrado.
Él le hizo un guiño y ella sintió un cosquilleo en el estómago.
De pronto, antes de que pudiera ni tan siquiera adivinar sus intenciones, Naruto le quitó la horquilla que sujetaba su pelo. Este cayó como una suave cascada de seda sobre sus hombros.
-Me gustas con el pelo así.
-Sí... bueno, ya... La verdad es que no pensaba dejármelo tan largo. Pero nunca tengo tiempo. Mi hermana dice que ella me lo arreglará algún día. Se ha hecho peluquera -se mordió el labio inferior y miró hacia la cocina—. Debería comprobar cómo va la cena.
—Me alegro de que no te lo hayas cortado. Es realmente sensual. Despierta la imaginación masculina.
Su sonrisa de depredador y el patente deseo de sus ojos hicieron que Sakura se quedara sin respiración. ¿Acaso había desatado alguna especie de fiera contenida en Naruto Uzumaki? ¿Pensaría torturarla de aquel modo hasta que hicieran el amor? No se sentía capaz de soportar días de juego dialéctico.
-Yo... la pasta se va a pasar y la salsa se va a quemar -dijo ella, consciente de que no era la cena lo único que hervía en aquel momento.
Sin decir más, se dirigió hacia la cocina tan rápido como pudo.
Naruto sonrió divertido con su veloz retirada. Le encantaba ver el rubor de su rostro, el modo en que se le dilataban las pupilas y la respiración se le aceleraba. Durante su huida, disfrutó de la hermosísima vista de sus glúteos juguetones.
Respiró profundamente y se pasó la mano por el pelo.
Jamás se le habría ocurrido pensar que llegaría compartir semejante intimidad con Sakura.
Recordaba lo dura que había sido con él en los tiempos de instituto, empujándolo y forzándolo a ser cada vez mejor. Nunca había dado muestras de que estuviera interesada en una relación con él más allá de la de tutora y estudiante.
Cuando su hermano le había contado que no tenía pareja para ir al baile, él se había ofrecido voluntario. Siempre le había gustado Sakura, porque era la única persona que lo aceptaba tal y como era y no trataba de cambiarlo.
La fiesta había empezado muy bien. Primero habían cenado en un restaurante, no de lujo, pero mucho mejor que las respectivas cocinas de sus casas o las hamburgueserías en las qué habían quedado a estudiar en más de una ocasión. Pero, poco después de llegar a la fiesta del instituto, Sakura había salido del baño diciendo que le dolía la cabeza y quería regresar a su casa.
Al día siguiente había estado más fría que un iceberg con él. Algo había pasado en el baile y jamás había logrado averiguar qué había sido.
Después del instituto, habían tomado caminos distintos y durante años no habían mantenido contacto alguno. Durante aquel tiempo habían cambiado. Ya no eran dos adolescentes inmaduros, sino dos adultos con sentido común. Iban a tener un idilio de verano y no habría cabida para decepciones ni problemas si lograban ser discretos.
Naruto atravesó la sala en dirección a la zona infantil que Sakura había preparado y de la que Naoki parecía estar disfrutando. Se sentó al lado del pequeño.
-Yo creo que le caemos bien -le dijo Naruto a su hijo, y miró los muñecos que el pequeño apretaba contra su cuerpo-. Vamos a tener que cuidar bien todos estos juguetes. Es lo único que te quedará de tu madre. Lo empaquetaré todo y lo guardaré. Así, cuando seas mayor, tendrás algo importante de ella.
Sakura carraspeó para hacer notar su presencia.
-La cena ya está lista.
Naruto se levantó con el niño en brazos y Naoki no hizo nada para que lo bajara.
-¿Has visto eso? Vamos progresando. Puede que al final lo consiga. - Sakura lo miró con una sonrisa.
-Lo conseguirás. Puedes conseguir lo que te propongas.
-No pude evitar que mis padres murieran -dijo él.
Inmediatamente, se preguntó de dónde había venido ese comentario. La muerte de Hinata parecía estar despertando todo tipo de fantasmas.
Pero lo último que necesitaba era arruinar la noche con el negro recuerdo de un pasado que jamás podría cambiar.
- Naruto, tú eras un bebe.
-Sí, pero... tengo la sensación de que murieron por mi culpa..
Ella se aproximó a él y le puso la mano en el hombro.
-Deberías hablar con Jiraiya y preguntarle.
-El dice que no fue mi culpa.
-Eso mismo dice Ino -confirmó Sakura. Una carcajada carente de humor se escapó de su garganta.
-Vaya, la informadora oficial de la ciudad.
Ella hizo una mueca.
-Fue un accidente y nada más -Naruto se encaminó de nuevo hacia la cocina.
Naruto la siguió y puso a Naoki en la sillita. Luego se sentó.
Ella se aproximó y le puso el plato de comida delante. El aroma a mantequilla y ajo despertó sus sentidos, pero más aún lo hizo el roce de su pelo.
-Me alegro de que guardaras algunas de las cosas de Hinata para Naoki.
Naruto se encogió de hombros y trató de pensar en algo que no fuera hundir los dedos en su cabello.
-Se lo ha dejado todo a él. Los vestidos de Hinata los doné a una asociación de ayuda a los pobres, pero el resto sentí que era necesario que Naoki lo conservara -dijo Naruto.
Él levantó el tenedor dispuesto a hundirlo en el delicioso plato, pero lo bajó antes de empezar. Su hambre no era de comida y para lo demás tendría que esperar
-La vieja Tsunade me ha dado los horarios que tengo para la próxima semana. Con todo lo que hay en la oficina tengo ocupada la jornada completa todos los días. No sé cuándo podré ir . ¿Podrías tú comprar los condones?
Ella lo miró con los ojos muy abiertos.
-Bueno... sí, claro... -respondió ella como si le hubiera pedido que corriera desnuda por la avenida principal.
-¿Alguna vez has comprado condones?
-No -respondió ella.
-Bueno, no te preocupes, cambiaré mis horarios.
-No, no. Me las arreglaré. Soy una mujer adulta capaz de ocuparme de un asunto como ése-respiró profundamente y exhaló el aire- Naoki y yo iremos de compras mañana mismo.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El sonido que precedió a Naruto al descender la escalera le aceleró el corazón.
No iban a hacer el amor hasta el día siguiente. Entonces, ¿por qué estaba tan nerviosa?
Naruto se había cambiado el traje por unos vaqueros y una camiseta blanca. Le recordaba al estudiante de instituto que había sido tiempo atrás, pero con aquel atractivo sexual del hombre maduro. Iba descalzo y con el pelo más desordenado que lo normal.
-¿Naoki se ha quedado dormido?
-Sí, hace unos diez minutos -atravesó la habitación, agarró la revista que ella tenía en la mano y la lanzó a la mesita central.
Alarmada, ella se tensó.
-¿Qué haces?
Su mirada de depredador era suficientemente explícita.
-Vamos a tumbarnos en el sofá y resarcirnos de tantas interrupciones e inconvenientes.
-Pero si no tenemos anticonceptivos...
El se acomodó en el sofá abrazándola amorosamente. Sus muslos y caderas presionaban las de ella y su caja torácica rozaba su brazo. El aroma a colonia y a crema de afeitar resultaba provocador. Comprobó que se había afeitado para ella y se asustó.
Sonrió insinuantemente.
-No vamos a necesitar condones hoy.
La abrazó aún con más fuerza y detuvo su boca a sólo unos milímetros de la de ella.
-Si no te gusta algo, todo lo que tienes que hacer es decir «no».
-De momento, no tengo reparo alguno.
-Bien, Sakura-chan, porque llevo todo el día pensando en esto -posó la cálida palma de su mano sobre la mejilla y cubrió sus labios con un beso tan sensual que le debilitó las rodillas.
El sorbió la esencia de su boca y la sedujo hasta lograr que ella la abriera en una clara señal de entrega. La danza de su lengua en el interior de la cavidad untuosa le provocó un fuerte cosquilleo en el estómago.
Sakura no sabía qué hacer con las manos, pero estaba segura de que debía colocarlas en algún lado: en el cuello, en sus hombros, en su cintura...
De pronto se sobresaltó al sentir que le acariciaba el escote.
-¿Alguna vez has hecho algo de esto en un sofá?
Ella suspiró.
-No.
-¡No es posible!
-Yo era el cerebrito de la clase, ¿recuerdas? Nadie me invitaba a salir.
-Los chicos adolescentes se caracterizan por su estupidez. Pero seguro que en la universidad...
Ella se ruborizó avergonzada. Había estado tan ocupada ayudando a sus padres a criar a un montón de hijos que no había tenido tiempo para salir ni conocer gente. Además, había estudiado como una loca para no perder la beca que le habían concedido.
-No me fui a vivir al campus. Iba y venía cada día a la universidad de Konoha, además también veía clases con Tsunade.
Naruto se incorporó y la miró completamente anonadado.
-Sakura-chan, ¿eres virgen?
Ella habría deseado poder mentir, pero no era su naturaleza.
-Sí.
Él se levantó y comenzó a pasear inquietamente de un lado a otro de la sala.
-Quizás sería mejor que reconsideraras esta idea de tener una aventura de verano.
Ella lo miró con temor.
-No, Naruto, no quiero reconsiderarlo. Conozco a todos los hombres de esta comunidad y no me apetece estar con nadie. Además, tú eres de fiar, nos conocemos de toda la vida y no te vas a quedar aquí mucho tiempo. Eso significa que no me acordaré de ti desnudo cada vez que me cruce contigo en la frutería.
El se volvió con el rostro lleno de dudas.
-Pero Sakura-chan...
Su rechazo la hirió. Se levantó del sofá, se puso las sandalias, dispuesta a escaparse a la soledad de su cuarto antes de hacer algo necio como echarse a llorar.
-Olvídalo todo. Ya veo que muchos hombres consideráis la virginidad como una enfermedad infecciosa.
Naruto trató de impedir su marcha interponiéndose en su camino.
-Sakura-chan, no es eso.
-Olvídalo, probablemente te decepcionaría.
Ella apretó los labios y trató de escapar de él. Pero él se interpuso de nuevo.
-Esto no es algo que se pueda deshacer una vez hecho.
-Lo sé -dijo ella entre sollozos-. Pero tengo veintiocho años y tú eres el único hombre que he conocido en mi vida que me hace sentir femenina y sexy.
El no pudo contener una sonrisa de medio lado.
-En tal caso señorita Haruno, permítame ser su tutor por una vez.
Ella se quedó sin palabras mientras él le tomaba las manos y la invitaba a enlazarlas alrededor de su cuello. Luego rodeó su cintura y se la acercó suavemente.
-Si hago algo que no te gusta o voy demasiado deprisa, dímelo.
Una sonrisa tembló en los labios de ella.
-No tienes que...
-Quiero hacer el amor contigo, Sakura-chan.
Apretó su cuerpo hasta que sus senos se expandieron sobre el torso masculino. Su calor penetró por la fina tela de su vestido y él notó que se endurecían los pezones como si los estuviera acariciando con la mano. La idea de que pudiera tocarla tan íntimamente le provocó un estremecimiento.
Su mente estaba confusa y los pensamientos se entrelazaban difusamente.
«Piensa, concéntrate en lo que debes hacer», se dijo ella.
Flexionó los dedos en un gesto indeciso. A los hombres, según los artículos que había leído en revistas, también les gustaba que los tocaran. Pero, ¿dónde exactamente? Hundió las yemas en el pelo de Naruto. Los rubios mechones acariciaron sus palmas distrayéndola momentáneamente, hasta que los besos de él volvieron a captar su atención. Ella deslizó las manos sobre los músculos de sus hombros. Pero sus movimientos resultaban poco ágiles y descoordinados.
El alzó la cabeza y soltó un largo y reconfortante gemido. Bien. Al menos uno de los dos estaba disfrutando de aquello.
El la besó una vez más, con más intensidad, más profundamente. Tiempo atrás, ella había memorizado un mapa con las zonas erógenas de los hombres, pero su recuerdo era difuso y aún se emborronaba más a medida que él la besaba. ¡Él sí que sabía lo que hacía!
Una vez había leído un artículo titulado «Cómo seducir a tu hombre». Pero en el momento en que él agarró sus glúteos, empujó su pelvis y entró en contacto con su feminidad, toda información se desvaneció.
Naruto se detuvo un momento y la miró fijamente.
-Sakura-chan, ¿cuántos libros sobre sexualidad y relaciones de pareja has leído? -le preguntó, como si supiera exactamente lo que estaba en la mente de ella.
-Por lo que veo no los suficientes.
-Pues a mí me parece que más de la cuenta. Estás pensando demasiado.
Avergonzada, se ruborizó de arriba abajo. Trató de apartarse, pero él la sujetó con más fuerza.
-Relájate. Estás demasiado tensa -le dijo él en un tono de voz seductor e hipnótico-. Concéntrate sólo en lo que sientes al notar mis dedos sobre tu piel. Hacer el amor es algo que hay que sentir, no que pensar.
Aquel comentario captó de inmediato su atención.
-Pero no vamos a hacer el amor.
La sonrisa de él le hizo flaquear las piernas.
-No en el sentido estricto de la palabra, pero sí de un modo más indirecto.
¡Cielo santo! Sus palabras acabaron de turbarla.
Él le besó los párpados y le rogó que cerrara los ojos.
Ella se concentró en el olor masculino, en su tacto, en la textura de aquellas manos que la acariciaban desde el cuello a la cintura, pasando por los hombros y recorriendo la columna.
-Se te ha puesto la carne de gallina. No te puedes imaginar lo excitante que es para mí saber que puedo provocar ese efecto.
Tampoco él se podía imaginar lo excitante que era para ella el tacto que le provocaba. Había logrado sensibilizarle la piel hasta el extremo de que incluso el roce de su propio pelo sobre la espalda la atormentaba.
El describió un erótico camino con la lengua sobre su hombro y ella gimió.
Naruto la llevó de nuevo al sofá, se sentó y la invitó a posarse sobre su regazo. Ella notó de inmediato su erección y una inmensa necesidad gritó en su interior.
-Cierra los ojos de nuevo.
En el instante en que lo hizo, comenzó a deslizar el dedo por la línea de su pelo, sus cejas, su nariz, hasta llegar al cuello Luego volvió a su cuello, a sus labios, al hombro. No saber qué vendría después acrecentaba el erotismo.
Finalmente, un par de dedos tiraron del lazo que ataba la parte superior del vestido al cuello. Lo desató, pero no dejó que la tela la descubriera por completo. Lentamente, fue deslizando la pieza y haciendo que su mano rozara su piel, sus senos. Los dos gemían llenos de deseo.
-Eres deliciosa, Sakura-chan. Tu piel es tan suave.
La empujó lentamente hasta que yació sobre el sofá. Una vez allí, la besó repetidas veces. Cuando notó su palma sobre el seno suspiró llena de deseo.
Él levantó la mirada y ella sintió que el intenso fuego de sus ojos podía abrasarla.
-¿Estás bien?
Ella se limitó a asentir. El inclinó la cabeza y atrapó uno de sus pezones entre los labios. Sakura hundió los dedos en el pelo de él.
El deseo era tan intenso que la incitaba a gritar su nombré.
-Naruto, por favor -no sabía realmente lo que estaba pidiendo, pero necesitaba algo que aplacara aquella incontrolable tensión.
Llevó la mano hasta su tobillo y fue ascendiendo lentamente, mientras su boca jugueteaba con su seno.
Ella lo invitó a acercarse aún más.
Él la besó con más entrega aún, justo antes de deslizar la mano por debajo de su falda y de encontrar la goma de sus braguitas. Al introducir los dedos la notó caliente y húmeda.
Pronto su roce experto provocó su primer y rápido clímax.
Antes de que ella recuperara la cordura y pudiera sentirse avergonzada de lo que le acababa de suceder, él se deleitó de nuevo con sus senos, provocándole un inmenso gozo.
En aquella segunda ocasión, la explosión de placer se produjo aún más rápido. En sólo unos segundos ya estaba gimiendo su alivio.
Con su apetito satisfecho, quiso devolverle el favor y se lanzó a sus brazos dispuesta a hacer lo que le pidiera.
Pero el llanto de Naoki los interrumpió.
Naruto apoyó la cabeza sobre su hombro y resopló desesperado.
-Me temo que éste es el final de la primera lección. Y es una pena, porque la continuación prometía.
Se levantó del sofá después de besarla y la cubrió con el vestido.
-Que duermas bien, Sakura-chan.
-¿Y tú?
A pesar de la patente tensión que había en su cuerpo y en su rostro hizo un guiño.
-Mañana.
Naruto la dejó con la sensación de haber descubierto algo nuevo y demasiado excitante y con ansia por devolverle lo que le había dado. Ya no temía su viaje a la otra aldea. Muy al contrario, lo estaba deseando.
----------------------Fin del capitulo 4-----------------------
Última edición por Yukio834 el Miér Mayo 08, 2013 7:07 am, editado 1 vez
Yukio834- Chunnin
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
gracias en verdad espero la conti
Kazuto-kun- Clan Byakko
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
uff la pasión salió a la luz
que momentos vive Sakura y Naruto, parecen una linda familia, pero me muero por ver cuanto avanza esta pareja, no en el plano pasional sino en el sentimental, porque estos sienten mucho mas que atracción
que momentos vive Sakura y Naruto, parecen una linda familia, pero me muero por ver cuanto avanza esta pareja, no en el plano pasional sino en el sentimental, porque estos sienten mucho mas que atracción
Leon- Sennin
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waaaaa
jajajajaja XD escribe tu propio fic, y asi obtendras tu venganzaZule-chan escribió:Esa es una buena estrategia para que lector este al pendiente de la historia...
y una muy buena.. . Por lo menos yo, estoy que muero por leer los siguientes capitulos.. jejejeje
Malditos,algun dia escribiré mi propio fic y les dejare con la duda wuajajajaja xD
me encanto este capitulo, Naoki es demasiado lindo...
No pude resistir y me lei hasta el cap 6 el el otro foro jojojojo... esta demasiado genial
Espero que pronto puedas subir los cap que faltan, y continuar con el cap 7...
Ja ne..!!
ahsayuni- Aprendiz
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Que tal? Perdón, pero no pude montar capítulos ayer, porque estuve desde la mañana hasta muy tarde en la noche en la universidad y cuando llegue realmente no aguantaba el cansancio. Los sábados también tengo clases y llego hasta la tarda a mi casa. Pero bueno aquí están los caps.
Capitulo 5
Capitulo 6
Una Proposición Apasionada
Capitulo 5
- Spoiler:
- Naruto estaba impaciente por volver a tocar a Sakura, por tenerla en su brazos y escuchar sus gemidos.
Se detuvo en frente al escritorio de la oficina y le dio a Tsunade el informe de ese día para que lo revisara. Quedaba poco para la hora de cerrar y estaba ansioso.
De pronto, la puerta de la oficina se abrió.
-Tsunade-sama, ha habido un accidente en una misión. Necesitan de su presencia ahora mismo.
Tsunade dejó los archivos sobre la mesa y se volvió hacia Naruto.
-Agarra cualquier cosa que nos pueda ser útil.
La adrenalina empujó a Naruto a actuar con efectividad y rapidez. Aunque el abastecimiento y almacenamiento de la oficina no era como el del cuartel de Suna al que estaba acostumbrado, recopiló lo que pudo y salió hacia recepción.
-Shizune, por favor, llama a Sakura-chan y explícale el motivo de mi tardanza.
-De acuerdo.
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Nada más ver a Naruto con el traje impregnado de sangre, a Sakura le dio un vuelco el corazón.
Se levantó inmediatamente del sofá.
-Naruto, ¿estás bien?
-La sangre no es mía -dijo él, claramente exhausto. Tenía el pelo revuelto-. ¿Y Naoki?
-Está durmiendo. ¿Y Sai, está bien? No pude localizar a Ino.
El lamentable aspecto de Naruto le hacía pensar que el accidente había sido tan malo como las malas lenguas decían.
-Sai estaba en drigiendo al equipo justo cuando recibieron una emboscada. Se rompió unos cuantos huesos y se golpeó la cabeza. Aunque en apariencia el pronóstico no es grave, hay que mantenerlo en observación. Ino está en el hospital con él.
-¿Y los demás?
-No ha habido víctimas mortales, pero algunos de ellos no van a poder volver al trabajo en bastante tiempo -dijo él en un tono de derrota.
Ella sintió deseos de abrazarlo, pero se resistió al impulso.
-Estoy segura de que lo hiciste lo mejor que pudiste.
-Al menos conseguimos buena información de las personas que los atacaron.
-Después, seguiste a las ambulancias hasta el hospital, esperaste a que los estabilizaran para poder hablar detalladamente sobre la misión.
El sonrió.
-Ya veo que los rumores son un método efectivo de comunicación.
-Sí. En esta ciudad si uno estornuda, se presenta la mitad de la población con un tazón de sopa de pollo. Lo hacen con buena intención. ¿Quieres que trate de limpiarte el traje?
-No, es inútil. Necesito una bolsa de basura.
-Date una ducha caliente mientras yo te sirvo la cena.
Al llegar a mitad de la escalera, se volvió hacia ella.
-Sakura-chan, siento no haber podido llegar antes esta noche. Quizás más tarde...
-Naruto, estás agotado y dudo que estés de humor para...
-¿Para revolucionar tu apacible noche? -dijo él en un intento de sorna.
Ella sintió que todo su cuerpo se alteraba.
-Eso... Quizás será mejor que lo dejemos para otro momento. Ahora, sube y ponte cómodo. Yo iré a por la bolsa de basura.
Puso la cena en el microondas, agarró la bolsa y subió las escaleras. Pero, en el instante mismo en que ella entraba en la habitación, él salía del baño, rodeado de vapor y con una leve toalla alrededor de la cintura. Se quedó sin respiración.
Las gotas de agua se deslizaban por el collar que llevaba al cuello, hasta la joya de cristal. Luego seguían hacia sus pectorales y su abdomen, quedando finalmente atrapadas en la toalla.
Sakura sintió que la sangre comenzaba a hervirle en las venas.
-¿Sakura-chan? -el tono de su interrogación dio a entender lo explícita que había sido su expresión.
Ella expulsó todo el aire que había contenido en los pulmones.
-Echa el traje en esta bolsa para que me lo lleve.
El se aproximó lentamente.
-La cena puede esperar.
Su ronco y sugerente susurro le debilitaron las rodillas.
Ella retrocedió un paso.
-No, Naruto. Es más de medianoche. Tienes que levantarte en menos de seis horas y los dos sabemos que Naoki se despertará como mínimo una vez esta noche. Por favor, esperemos al momento adecuado, cuando no tengamos que hacer las cosas atropelladamente.
Una sensual promesa apareció en su sonrisa.
-Me parece bien, porque quiero tener el tiempo y la energía necesarias para saborear cada centímetro de tu cuerpo.
Sakura se dio media vuelta, rogando porque sus rodillas la sostuvieran y se encaminó hacia las escaleras.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El corazón se le aceleró anticipando una tarde de diversión en el instante en que Sakura abrió la puerta. Llevaba un vestido de verano que destacaba sensualmente su figura y se había dejado el pelo suelto, como a él le gustaba.
Tenía una cesta de picnic en el brazo.
-¿Has planeado una salida al campo para aprovecharte de mí en mitad de ninguna parte?
Ella le indicó con la mano que entrara.
-Sube rápido y cámbiate, mientras yo meto las cosas en el coche.
Naruto le dio un beso al pequeño Naoki.
-¡Date prisa o llegaremos tarde!
-¿A donde?
-Se te había olvidado que hoy visitaríamos a Jiraiya, ¿verdad? Maldición.
-Sí.
En vez de una apasionante tarde noche envuelto en sábanas solo con Sakura, le esperaba una ruidosa velada.
Tomó a Naoki de los brazos de su niñera y se removió al sentir que los dedos del pequeño trataban de retorcerle la nariz.
-Tengo instrucciones precisas de llevarte a esa fiesta. Cada uno de tus hermanos ha llamado para asegurarse de que irías.
Cerrando la puerta, la tomó de la cintura con un suspiro frustrado.
-¿Nos quedará tiempo para nosotros más tarde? Tú, yo, la luna y nuestros cuerpos desnudos...
Su cálido aliento rozó el escote de ella, que alzó la barbilla en un intento de distanciamiento. Pero sus ojos la traicionaron. Hablaban claramente del deseo que la consumía.
-Ya veremos.
El gimió en anticipación de la promesa no formulada.
-Necesito un beso que me dé fuerzas para superar el trance de la ducha.
Ella soltó una carcajada que acalló el sensual beso de Naruto.
-Estoy ansioso por saborear cada parte de ti, empezando por aquí -deslizó suavemente el dedo por sus labios-. Y terminando... -descendió la mano por sus senos hasta su bajo vientre.
-¡Será mejor que te prepares! -lo interrumpió ella-. Cuanto antes nos vayamos, antes regresaremos.
El sonrió y le besó la mano.
-Te prometo que haré que la espera valga la pena....
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Naruto aparcó el coche frente a la casa de Jiraiya. Las veces que había estado allí durante los últimos años se podían contar con los dedos de una mano.
Se volvió a mirar a Sakura. Le gustaba y la deseaba. ¿Qué más podía pedir un hombre a una amiga y amante?
Le guiñó un ojo.
-Tenemos una cita más tarde, no lo olvides.
Ella se ruborizó, agarró la cesta de la comida y se dirigió rápidamente hacia las mesas.
Un grupo de mujeres, entre las que estaban las cuñadas de Naruto, le dio la bienvenida.
Naruto se movió lentamente, tomándose su tiempo para sacar a Naoki del coche.
Se sentía como un extraño entre los suyos, mientras que Sakura encajaba perfectamente en aquel entorno.
El tiempo que había dedicado al entrenamiento y a sus turnos en la estación y la misiones no le habían brindado la oportunidad ni el dinero suficiente para volver a casa con frecuencia. Había conocido a Hinata poco tiempo después del accidente de Jiraiya, hacía cinco años, y ella se había negado siempre a acompañarlo a la casa de Ero-sennin.
Observó a la multitud congregada y sintió cierto reparo en acercarse. Aparte de sus esporádicas visitas, había estado lejos de Konoha durante diez años y no tenía mucho de qué hablar con nadie. Sus hermanos y él habían agotado todos los temas.
Naoki se removió en sus brazos al notar la tensión de Naruto. Hizo un esfuerzo consciente por relajarse.
Su padrino lo saludó desde una esquina del jardín, donde preparaba una deliciosa barbacoa. Naruto le devolvió el gesto. Se preguntó qué ocurriría si regresaba a Suna y pasaban cinco años hasta su regreso. ¿Seguiría allí?
Sus dos hermanos mayores recorrieron el patio encendiendo las lámparas altas para mantener a los mosquitos a distancia.
Deidara, su tercer hermano, se encaminó hacia él nada más verlo.
-¿Qué pasa, policia?
Naruto gruñó.
-Oigo ese maldito apelativo cien veces al día.
Deidara se rió.
-Déjate de quejas. Bienvenido a la fiesta.
-Gracias –dijo Naruto.
Deidara se quitó el sombrero y se lo puso a Naoki.
-Me alegro mucho de que hayas vuelto, hermanito. He oído que estás trabajando en la oficina de Tsunade-sama. Te aseguro que eso hace que todos nuestros sacrificios se vean recompensados.
El peso de las expectativas de su hermano le cayó de golpe sobre los hombros.
Deidara había renunciado a la universidad y se había dedicado a tener varios empleos para poder mantener a toda la familia y darle a Naruto la posibilidad de convertirse en policia. Luego estaba Sasori, que había heredado una sustanciosa fortuna de su progenitor, y que también lo había ayudado.
-Es sólo un trabajo temporal. Tengo intenciones de seguir con mi entrenamiento tan pronto como solucione el problema de cuidar de Naoki y seguir estudiando.
La sonrisa de su hermano se desvaneció.
-Tú sabes que no tienes por qué hacerlo.
-Tengo que hacerlo si quiero devolveros el dinero que Sasori y tú os habéis gastado en mi educación. Con el sueldo que gano en donde la vieja Tsunade no tendré suficiente. Incluso después de tener el cargo de Suna tardaré un año en poder pagaros.
Deidara negó con la cabeza y le hizo cosquillas al pequeño Naoki. Pero éste, vergonzoso, hundió la cara en la camisa de su padre. Naruto lo abrazó amorosamente, saboreando el primer signo de verdadera aceptación que había recibido del pequeño.
-Yo no quiero tu dinero. Si no lo hubiera dejado todo y me hubiera dedicado a trabajar no habría conocido a Rei, ni habría tenido a mis hijas. Así es la vida -dijo Deidara, señalando a las pequeñas gemelas de tres años.
-Siempre pago mis deudas.
-No me estás escuchando. Rei y las niñas son lo mejor que me ha ocurrido nunca. Estoy en deuda contigo, hermanito. En cuanto a Sasori, ha heredado quince millones. No va a necesitar lo poco que se pudo gastar en ti. Fue un dinero bien invertido.
-De acuerdo -dijo Naruto, poco convencido. Su hermano podría decir lo que quisiera, pero él tenía su orgullo. Seguro que Sakura lo entendía.
Volvió la cabeza para buscarla y la encontró en compañía de su cuñada. Su pelo resplandecía bajo el sol del verano, mientras la brisa moldeaba la fina tela del vestido contra su cuerpo.
Las palmas de las manos se le humedecieron al anticipar el tacto de su piel suave. En cuestión de pocas horas estarían a solas.
Ella se volvió como si hubiera notado la intensidad de su mirada y sus ojos se encontraron. La expresión de su rostro fue cambiando lentamente. Entreabrió los labios y la punta de su lengua los humedeció. Él notó que el corazón se le aceleraba. Iba a ser su primer amante, el que le enseñara todo sobre la pasión, el primero en sentir la intensidad de su éxtasis. El deseo se hizo tan apasionado que dolía.
Sakura bajó la cabeza, posiblemente para ocultar su rubor. ¿Se le habría acelerado el pulso tanto como a él?
-Sakura es una estupenda chica para ti -le dijo Deidara al notar el objeto de la mirada de su hermano-. Le encantan los niños. Y siempre ha estado loca por ti.
¿Loca por él? De eso nada. Hasta entonces sólo habían sido amigos y en aquel instante sufrían un claro caso de deseo incontrolable, pero nada más.
-Es mi casera y mi niñera, eso es todo. No hay nada más.
-Quizás deberías cambiar eso, porque vale un millón de veces más que Hinata. Sakura jamás te haría avergonzarte de tu origen, ni te obligaría a ponerte ridícula ropa, ni a cambiar tu modo de andar.
Naruto abrió la boca para contradecir a su hermano, pero se calló de inmediato. ¿De verdad Hianta había querido cambiarlo tanto? Era cierto que le elegía la ropa, pero de algún modo lo agradecía. También solía corregir su acento.
-¿Una cerveza? -la pregunta de Deidara lo sacó de sus pensamientos.
-Sí, claro -siguió a su hermano hasta el frigorífico, cerca de donde estaba Sakura. En cuanto se aproximaron a ella, Naoki le echó los brazos.
Sakura tomó al pequeño sin dudarlo ni un momento.
-Tanta gente te está asustando, ¿verdad? -le dijo ella y él hundió el rostro en su cuello. Shouta abrazó a su mujer, Kanako.
-¿Qué andáis maquinando?
La esposa de Shikamaru, Temari, fue la primera en responder.
-No maquinamos nada. Sólo le hablábamos de las dos estudiantes de enfermería que Sakura nos recomendó como niñeras. Le estábamos contando que son estupendas.
Akemi, la mujer de Sasori intervino.
-Sin esas chicas, jamás tendríamos la oportunidad de vernos una noche fuera de casa.
Sasori hizo una mueca.
-Esa es la desventaja de vivir en dos extremos distintos de Konoha.
Rei miró a Naruto con cierta dureza.
-Peor es vivir en otro país.
Aquél fue un golpe directo. Shikamaru interrogó a Deidara un tanto desconcertado.
-¿Me estoy perdiendo algo?
Deidara le tendió una botella de cerveza.
-Estoy tratando de convencer a Naruto para que se quede.
Sakura salió en su defensa.
-Si Naruto continúa su entrenamiento, tendrá la posibilidad de trabajar bajo la supervisión del mejor policía de Sunagakure. ¿Queréis que pierda esa oportunidad?
-No, pero... –Shikamaru mantenía, sin duda, una lucha interior.
Sakura no cejó en su empeño por defender la postura de Naruto.
- Shikamaru, si hay alguien aquí que entiende lo que es perseguir un objetivo ése eres tú.
-Ya, pero necesitaremos otro hokage algún día.
-¿No debería Naruto tomar sus propias decisiones? ¿Seguir sus sueños? -dijo ella. Temari tomó a su marido del brazo.
-Sakura tiene razón. Es decisión de Naruto.
-Eso estaba muy bien cuando estaba solo, pero ahora tiene un hijo. El bebé necesita a una familia que lo cobije. Si Naruto se marcha, Naoki tendrá seis años la próxima vez que lo veamos.
Aquellas palabras golpearon a Naruto en la boca del estómago.
Si él decidía seguir con su entrenamiento, el pequeño Naoki pasaría la mayor parte del tiempo en la guardería. A pesar de haber sido un niño imprevisto y no deseado, le dolía pensar en darle aquel tipo de vida.
Sakura abrió la boca para seguir su defensa, pero Naruto le tocó la mano y la detuvo.
-Gracias, Sakura-chan. Déjame que sea yo el que argumente.
Ella se mostró claramente avergonzada.
-Es que no quiero que tus hermanos crean que pueden unirse contra ti y obligarte a ir contra tus principios.
-Creo que han entendido perfectamente el mensaje.
A juzgar por sus miradas habían entendido mucho más de lo dicho.
Temari tomó a su pequeño y se lo llevó a la piscina de plástico llena de bolas de colores.
El niño gritó entusiasmado atrayendo la atención de Naoki.
Sakura se apartó del grupo y llevó al pequeño hasta la zona de juego de sus primos. Sin soltarse de su mano, Naoki trató de pisar las bolas.
-Y hablando de sueños -dijo Temari-. ¿Cuándo vas a saber algo sobre ese puesto de directora del hospital que has solicitado?
-El consejo tomará una decisión dentro de unas semanas.
Naruto se acercó a ellas e intervino en la conversación.
-Si tienes tan claro lo que quieres, ¿por qué no pides un puesto en un hospital de otros países?
Sakura se levantó lentamente, dejando que Naoki jugara con las bolas.
-Este es mi hogar y no quiero marcharme.
-Pero hay muchas más posibilidades en lugares con más población y seguro que los sueldos son mejores.
-A veces lo que más importa no es el dinero, Naruto.
Este se disponía a darle una charla sobre la importancia del dinero, cuando vio que Naoki le tendía los brazos. Conmovido por el gesto, se olvidó de todo y se agachó a por su hijo.
Sakura siguió a los demás hasta la mesa donde se había servido el buffet sintiéndose algo necia por la activa defensa que había hecho de Naruto. Había estado fuera de lugar. Si quería que lo que había entre ellos dos se mantuviera en secreto, tenía que moderar sus impulsos y ser más precavida.
Se llenó un plato con comida y se retiró a una mesa ligeramente apartada para poder reflexionar un rato.
No tenía hambre pues su apetito por él lo había sustituido todo. Como alertado por su clara intención de evitarlo, el objeto de sus deseos la siguió hasta la mesa y se sentó frente a ella. Deliberadamente, él le rozó las piernas con el pie. Ella retiró rápidamente las suyas, no sin antes estremecerse por el inesperado contacto. Él miró el reloj, luego a los labios insinuantes de su seductora amiga y volvió a mirar el reloj.
Ella se ruborizó.
-¿Dónde está Naoki?
-Ero-sennin insiste en ocuparse de él un rato mientras comemos algo.
Naruto se volvió hacia los niños que ocupaban el resto de la larga mesa.
-¿Sabíais que la señorita Haruno va ser la directora del hospital en el que nacieron vuestros padres y tíos?
Naruto llevó a los niños a una animada discusión, pero Sakura no se unió a ellos.
Lo que habría de ocurrir en cuanto regresaran a casa la tenía demasiado consternada y el sentimiento crecía a medida que el tiempo pasaba y el momento se aproximaba.
En cuestión de unas horas, Naruto se convertiría en su amante. Con aquel pensamiento se le encogió el estómago y notó un sudor incontrolable. Se limpió la frente con un pañuelo y, por primera vez en su vida, consideró la posibilidad de ser descortés y abandonar la fiesta antes de que acabara.
Sus pies se tropezaron una vez más con los de Naruto. ¿Se había quitado los zapatos? ¿Acaso eran sus dedos desnudos los que subían y bajaban por su pierna?
Sus ojos se encontraron y el calor casi hizo que se derritiera allí mismo.
Trató de concentrarse en su comida, pero no tenía apetito.
Quería rogarle que fuera despacio, decirle que ella no era más que una novicia en aquel juego de seducción. Obviamente, él era todo un experto. Le bastaba con lanzarle una mirada para que todo su cuerpo se alterara.
Comió rápidamente lo que tenía en el plato y se levantó a por el postre.
Naruto la acompañó.
-Para de una vez -le advirtió ella.
-Yo no estoy haciendo nada -dijo él en un tono inocente.
-Me estás mirando -insistió ella.
-¿No quieres que te mire más?
-Estás flirteando conmigo y todo el mundo se va a dar cuenta de lo que pasa entre nosotros.
-No ha pasado nada... aún -dijo él.
-¡Necesito dejar de pensar sobre... -con la piel acalorada y el corazón ardiendo termino la frase-. Sobre... eso.
-¿Eso? -él hizo un gesto de malvada complicidad.
-Ya sabes a qué me refiero -susurró ella.
-¿Quieres que nos vayamos a casa?
Ella se mordió el labio inferior.
-No podemos marcharnos aún.
-Claro que podemos. Naoki parece cansado, ¿no crees?
Ella miró al pequeño que jugaba animosamente con una bola y volvió a mirar a Naruto con escepticismo.
-¿Nos vamos? -insistió él.
-No... bueno, no sé.
Una sonrisa lenta y seductora iluminó su rostro.
-¿Sabes las ganas que tengo de que estés en mis brazos?
Ella cerró los ojos y se obligó a respirar.
-Sí. Porque yo también las tengo.
-De acuerdo. Entonces párteme un trozo de tarta de chocolate y me la envuelves para llevar. También pon en un recipiente una buena bola de helado. Para ese helado tengo planes que te incluyen a ti...
-------------------------Fin del capítulo 5----------------------------
Capitulo 6
- Spoiler:
- A Sakura le latía el corazón como si hubiera recorrido los treinta kilómetros que había hasta su casa corriendo.
La despedida había sido excesivamente larga. Para cuando llegaron a casa, Naoki ya estaba agotado e inquieto y ella nerviosa.
Naruto debió notarlo, porque se ofreció a encargarse de Naoki.
-Yo meteré a Naoki en la cama y tú haces lo que tengas que hacer.
Confusa, notó que las piernas le temblaban. ¿Qué hacía una mujer antes de irse a la cama con un hombre?
Naruto intuyó su nerviosismo.
-Sakura-chan, no te preocupes. Tómate las cosas con calma. Vamos a ir muy despacio -ella no respondió, pero él se inclinó y le besó suavemente los labios.
El tacto aterciopelado de su beso la tranquilizó.
Naoki le agarró un mechón de pelo y tiro con saña, haciendo que recobrara inmediatamente el sentido de la realidad.
-¡Ay! -protestó ella.
Naruto desenganchó el pelo de la pequeña mano.
-Tranquilízate, Sakura-chan. No va a ser una operación a corazón abierto. Nadie va a morir si algo sale mal.
-Es fácil para ti decirlo -respondió ella. El tomó su barbilla.
-Te lo voy a demostrar. Date un baño caliente y relájate. Iré contigo en cuanto Naoki se haya tranquilizado.
El intenso fuego de su mirada hizo que le temblaran las rodillas.
Cuando él subió las escaleras ella no pudo por menos que respirar aliviada.
¿Cuánto tiempo tendría que esperar hasta que hicieran el amor? ¿Treinta minutos, una hora?
Se metió en su dormitorio y comenzó a plantearse si las sábanas estarían limpias o no. Pero, ¿qué más daban las sábanas? Lo importante era el camisón. ¡El camisón! Se quedó petrificada. Jamás había tenido ningún camisón que no fuera un desastre. Gastarse el dinero en algo que nadie iba a ver le había parecido siempre malgastar el dinero.
Su amiga Ino siempre compraba su ropa interior en uno de esos fabulosos catálogos con prendas de ensueño. ¡Lo que habría dado por tener alguna de aquellas maravillas en una noche tan especial! Aunque, ¿cumpliría en cualquier caso las expectativas de Naruto? ¿Sería ella la que llegara a sufrir una decepción?
Había pasado diez años esperando aquel momento.
Se detuvo en mitad de la habitación y respiró profundamente.
Demasiado alterada para tomar una decisión sobre el camisón, sacó la caja de preservativos que tan valientemente había comprado y la puso sobre la mesilla.
¿Debía abrir la caja, sacar algún paquete o dejarlo todo tal cual estaba? Se mordió los labios. Se limitó a quitarle el plástico que la rodeaba y dejarla en el mismo sitio.
Necesitaba una ducha. Agarró el albornoz que yacía sobre la cama y se metió en el baño. Se recogió el pelo y se metió bajo el reconfortante chorro de agua caliente que se deslizaba sobre su piel como un millón de dedos suaves. Recordó las palabras de Naruto.
«Sakura-chan, cuando estés en el baño jabonándote, quiero que pienses que esas manos son las mías.»
Mareada por el impacto de aquel recuerdo, se dio la vuelta repentinamente y golpeó el bote de champú, que cayó sonoramente sobre sus dedos del pie.
-¡Ay, ay! -gritó ella y se arrodilló bajo el agua mientras se masajeaba el lugar del golpe.
-¿Sakura-chan? -la puerta del baño se abrió repentinamente-. ¿Estás bien?
Ella se quedó completamente paralizada. Levantó la vista y vio la figura de Naruto a través del cristal traslucido.
El vapor la rodeaba, mientras el agua caliente mancillaba su ya dolorido pie.
-¿Sakura-chan? He oído un golpe -apartó del todo la cortina y cerró el grifo.
Él le agarró el pie y estudió el golpe.
-¿Te duele? ¿Puedes doblarlo?
-No me duele demasiado, la verdad -dijo con extrema dificultad. Estar desnuda delante de Naruto paralizaba su capacidad vocal.
-Creo que no es más que una pequeña contusión -diagnosticó él.
-Sí.
-Si te duele, podemos dejar...
-¡No! -gritó ella inmediatamente-. No quiero esperar más.
-¿Estás segura? -lo que segundos antes había sido preocupación, se había convertido en repentino deseo.
-Sí.
El insinuante susurro femenino incitó a Naruto a iniciar el juego.
Volvió a abrir el grifo, dejando que el agua se deslizara por los deliciosos glúteos de ella. Luego agarró el jabón y se metió en la ducha.
-¿N-Naruto?
Alarmada trató de volverse, pero él la sujeto de los hombros.
-Relájate.
¿Cómo podía relajarse cuando notaba sus manos sobre la piel desnuda?
-¿Y Naoki?
-Dormido como un angelito -dijo él y comenzó a masajearle la espalda con el jabón, bajando la mano cada vez más, hasta llegar a sus contundentes nalgas.
¡Cielo santo! Ella respiró entrecortadamente. Luego resbaló las manos por sus brazos, coqueteando con su piel tersa. A Sakura jamás se le habría ocurrido pensar que la cara interna de sus brazos pudiera ser tan excitante, o que una caricia en el codo pudiera llevarla a estremecerse.
Si los simples y delicados movimientos que iba haciendo le provocaban tales efectos, no sabía lo que podía suceder en el instante en que tocara puntos más vulnerables.
Cerró los ojos y se concentró en las sensaciones de su tacto. Naruto se inclinó sobre ella y su aliento atormentó su nuca provocándole un escalofrío.
Él se apartó lentamente y la invitó a girarse. Entonces la observó de arriba abajo.
-Eres preciosa, Sakura-chan.
Antes de dar voz a su negativa, se dejó llevar por la agradable sensación de su mirada. Hacía que se sintiera hermosa, sexy y deseable.
Él se aproximó de nuevo y muy lentamente acarició su pubis.
Ella gimió llena de deseo, pero él pasó de largo y, en lugar de buscar el corazón de su feminidad cálida, comenzó a acariciarle el bajo vientre con suaves y seductores masajes.
Sus manos ascendieron vertiginosamente hasta sus senos. Sus pezones se endurecieron anticipando su tacto.
-Sakura-chan, mírame.
Ella abrió los párpados lentamente y él la recompensó jugueteando con sus excitados senos.
Sakura gimió de placer y él acalló su voz con un beso más cálido y sensual de lo habría podido imaginar jamás. Sus lenguas se enredaron, se acariciaron, se provocaron mutuamente, se buscaron y se escondieron.
Ella lo acarició con las manos aún empapadas por el agua de la ducha y lo atrapó dispuesta a no dejarlo escapar. Podía fácilmente convertirse en una adicta a los besos.
Naruto bajó una de las manos hasta llegar al centro de su deseo femenino. Ella separó las piernas y él introdujo un dedo en su húmeda cavidad. Aquel simple tacto electrificó sus músculos, que comenzaron a convulsionarse por sí solos. El placer comenzó una vez más a vibrar dentro de ella, y acabó por recorrer todo su cuerpo.
Nada la había preparado para la sensación de tener una parte de su cuerpo dentro de ella.
Cuando el breve éxtasis finalizó, un segundo dedo se unió al primero.
Pero Naruto estaba ansioso por poseerla, no podía esperar más.
-Ha llegado la hora de salir de la ducha.
La cubrió con una toalla y la tomó en brazos.
Ella notaba cómo su cuerpo rozaba el de ella. Finalmente, la dejó junto a la cama, abrió los ropajes y encendió la lámpara. Un tenue color rosa inundó la estancia.
-Muy femenino.
-Es que soy una mujer.
-Sí -gimió él, claramente deleitado. La traviesa promesa de sus ojos le provocó taquicardias. Pero en cuanto se quitó la camiseta, el acelerado órgano se detuvo de golpe.
A Sakura se le humedecieron las palmas de las manos. Mientras habían estado en la ducha ella no se había preocupado de su papel en todo aquello pero, de pronto, se sentía confusa. ¿Qué debía hacer?
Naruto le quitó la toalla con la que él mismo la había cubierto y ésta cayó al suelo. Tomó su rostro entre las manos y lo besó con pasión y urgencia, como si no fuera capaz de sobrevivir sin sus besos ni un minuto más.
Su patente deseo bullía sobre ella y su nerviosismo se desvaneció. Confiaba en Naruto y ansiaba gozar de él.
Trató de desabrocharle el cinturón, pero sus dedos se movían torpemente al realizar la tarea. Él se separó de ella ligeramente para ayudarla.
En cuestión de segundos se había despojado de sus pantalones y de su ropa interior.
La abrazó, piel contra piel y sus labios capturaron los sonidos hambrientos de su boca. Su pierna fuerte y musculosa se hundió entre las de ella, presionando contra la hoguera de su deseo.
Ella jadeó, ansiosa por tocarlo. Lo abrazó y deslizó las manos por su espalda hasta abajo.
-Despacio, Sakura-chan, no vayas tan deprisa.
-No puedo contenerme -dijo ella, guiada por su apetito.
-Pues entonces, cariño, tenemos problemas, porque yo tampoco estoy seguro de poder controlarme mucho más.
La invitó a tumbarse sobre la cama. Naruto agarró el paquete de condones, abrió uno de ellos. Tomó la mano de ella y le mostró el modo en que debía colocárselo.
Luego, devoró su boca y se acostó lentamente sobre ella.
Con sumo cuidado, comenzó a abrirse paso en el interior de su cuerpo. Penetró lentamente, avanzando y retrocediendo, pero sin llegar a entrar.
-Mírame -le dijo-. Ahora respira acompasadamente y cuando yo te diga, exhalas. Ya.
Él atravesó así la barrera de su inocencia, hundiéndose completamente. La intensa sensación la sorprendió.
-Respira, Sakura-chan.
-No puedo -respondió ella. La emoción de sentirlo dentro era tan intensa que la había dejado sin aliento.
-¿Te duele?
-No, esto es increíble.
-No me mires de ese modo, o estoy perdido.
Ella sonrió complacida. Nunca había sido el tipo de mujer que había vuelto locos a los hombres. Pero con Naruto podía ocurrir.
Con un gemido, él rodeó la cintura de ella y comenzó a moverse rítmicamente.
Ella imitó sus movimientos y, en poco segundos, la tensión creció y creció hasta que un grito placentero anunció el éxtasis de él.
Sakura lo abrazó con fuerza y hundió el rostro en su cuello, inhalando su aroma.
La emoción la embargó por completo. De pronto, temió haberle dado a Naruto mucho más que su cuerpo aquella noche y rogó en silencio que no acabara rompiéndole el corazón.
Naruto, por su parte, yacía completamente inmóvil sobre ella asimilando la plenitud que sentía.
-Naruto.
El suave suspiro de ella volvió a encender su deseo, y si se movía iba a tener que empezar otra vez.
Pero su instinto de conservación lo alertó: «No seas glotón».
Se contuvo y miró su rostro en busca de una emoción y temeroso de lo que se iba a encontrar: ¿lágrimas, arrepentimiento?
La luminosa sonrisa de Sakura lo relajó. Jamás se había sentido tan cercano a nadie, ni siquiera a Hinata. Y había amado a Hinata, ¿verdad? Entonces, ¿por qué jamás había tenido aquella sensación de estar exactamente con la persona adecuada?
Ella le acarició la mejilla.
-Gracias.
El cálido tacto de su mano le dijo que lo que acababa de ocurrir cambiaría las cosas para siempre.
Él le regaló una de aquellas sensuales y sinceras sonrisas que ella adoraba.
Comenzó a moverse debajo de él con suavidad y enlazó las piernas alrededor de su cintura.
-¿Estás pidiendo más, Sakura-chan? -preguntó él con la voz grave y seductora.
-No... -dijo ella mordiéndose el labio inferior-. Bueno, sí.
Salió de su cuerpo, se retiró el condón usado y buscó otro. El viaje no había hecho más que empezar y Naruto no iba a parar hasta mostrarle todo el paraíso.
-------------------------Fin del capítulo 6---------------------
Última edición por Yukio834 el Miér Mayo 08, 2013 7:11 am, editado 2 veces
Yukio834- Chunnin
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
Capítulo Siete
- Spoiler:
- A Sakura se le aceleró el pulso al llegar a la cocina. Su aparente fatiga poco tenía que ver con la carrera que se había dado al bajar las escaleras. Era el hombre que la esperaba lo que la alteraba.
Se detuvo en el vano de la puerta para limpiarse el sudor de las manos en la falda.
Habían pasado dos increíbles días como amantes. Naruto había demostrado ser un tierno e insaciable tutor.
Dicha insaciabilidad era, sin duda, contagiosa.
Ella arrugó la nariz y sonrió.
Naruto levantó la vista de los papeles que tenía delante.
-¿Naoki está dormido?
-Sí.
Sin apartar los ojos de ella, cerró el libro y lo dejó a un lado. Su expresión no cambió, pero el calor de su mirada incremento unos trescientos grados centígrados. Aquella mirada hacía que se sintiera la mujer más sexy del mundo.
-¿Cuánto tiempo tenemos? -preguntó él. Sakura notó que sus pezones se endurecían y la blusa se aferraba a sus senos.
Ella se retiró la tela del cuerpo necesitada de algo de aire y luego se mojó los labios.
-Generalmente, duerme una hora o dos. Pero puede que hoy duerma más, porque lo he agotado en el parque esta mañana.
Una sonrisa traviesa y seductora se dibujó en el rostro de él.
-El tiempo ya ha empezado a pasar. ¿Tu cama o la mía?
Sin responder, se aproximó a él y enlazó los brazos alrededor de su cuello. Naruto no necesitó ninguna excusa más para besarla. Sakura empezaba a ser adicta a sus besos. Temía que, cuando se marchara, pudiera sobrevenirle un síndrome de abstinencia.
Pero no quería pensar en nada de eso en aquel instante, no podía mientras tuviera sus manos ardientes sobre el cuerpo.
Como un mimo, ella copió exactamente los mismos movimientos que él realizaba, abriéndose paso por debajo de su camisa. Con impaciencia, le quitó el polo y lo lanzó a un lado despreocupadamente. Luego saboreó el cálido sabor salino de su piel y se nutrió del aroma de su colonia.
Naruto hundió los dedos en su pelo, echó para atrás la cabeza y gimió.
-Si sigues así, no vamos a necesitar más de cinco minutos.
Sakura se sintió emocionada. Saber que podía excitarlo de aquel modo hacía que se sintiera segura de sí misma.
El la tomó de los glúteos, la sentó sobre la mesa de la cocina y comenzó a desabrocharle los botones de la camisa.
De inmediato, sintió el aire fresco sobre su piel ardiente, antes de que sus labios volvieran a caldear su cuerpo.
Naruto le desabrochó la falda y se la retiró lentamente. Luego se desabrochó el cinturón del pantalón.
Ella lo deseaba, necesitaba sentirlo dentro con urgencia, así que introdujo la mano lentamente y se atrevió a tocar su miembro enardecido.
Pero el inesperado crujido de una puerta abriéndose apagó su deseo como un jarro de agua fría.
Naruto se quedó paralizado. Ella sacó rápidamente la mano de sus pantalones y miró hacia atrás.
En la puerta estaban Ino y Sai, completamente anonadados.
Sakura se cubrió los senos y se colocó la falda como pudo, aún sabiendo que no se debía levantar o la perdería.
Naruto se abrochó el pantalón.
Aunque nada de aquello iba a servir realmente de nada. Cualquiera podría adivinar fácilmente qué era lo que había estado ocurriendo.
Sakura sintió pánico mezclado con vergüenza, pero se negó a hacerlo patente.
Un silencio pesado llenó la cocina, mientras Sakura trataba desesperadamente de abrocharse la camisa.
¿Por qué habían tenido que ser justamente Ino y Sai los que los habían pillado in fraganti? No había nadie en todo el condado con más capacidad de extender una noticia.
-Sakura, ¿estás bien? -la voz de Ino sonó como una alarma en mitad del silencio.
Sai empujó la puerta con cierta violencia.
-¿Necesitas ayuda? -dijo apuntando su puño letal hacia Naruto.
-No -dijo Sakura, colocándose la falda a toda prisa para poder levantarse.
-¿Se está aprovechando de ti?
-No -de pronto, vio que sus sueños de convertirse en directora del hospital se desvanecían. Una mujer capaz de tener una relación ilícita como aquélla no podría ser guía moral ni encargada de tener en sus manos las vidas de las demás personas-. Naruto y yo...
-¿Te ha seducido? -preguntó Sai en un tono de pocos amigos.
-No, yo...
Naruto la tomó de los hombros.
-Déjame que sea yo el que lleve este asunto -dijo él-. Sakura-chan y yo queríamos guardar el secreto durante algún tiempo más, pero veo que ya no será posible -Naruto la rodeó con sus brazos-. Le he pedido a Sakura-chan que se case conmigo y ella ha aceptado. Lo estábamos celebrando cuando habéis entrado. Os rogaría que los detalles de la celebración los mantuvierais en secreto, si no os importa. Además, ni siquiera se lo hemos contado a nuestras familias aún. Nos gustaría que nos dierais tiempo para planearlo todo.
«¿La familia?». A Sakura comenzaron a temblarle las rodillas. ¿Cómo podía contarles a sus padres lo que había sucedido?
Ino se aproximó lentamente.
-¿Habláis en serio?
Aquélla era la última oportunidad de deshacer tan inesperado entuerto. Naruto hacía todo aquello sólo por el bien de su buen nombre. Sabía las consecuencias de algo así.
Antes de darle tiempo a responder, Ino se lanzó a sus brazos emocionada.
-¡Lo supe en el instante en que os vi juntos en el baile del instituto! -de pronto, Ino se quedó pensativa-. ¿Significa eso que te la llevas de aquí o ella va a poder conseguir el trabajo de sus sueños?
Naruto se tensó y Sakura lo miró con auténtico pánico. Si él anunciaba su supuesta intención de continuar con su vida lejos de allí, a ella la retirarían de la lista de candidatos.
-Yo... —Sakura no sabía qué responder.
-Si Sakura-chan consigue un trabajo, nos quedaremos aquí -dijo él con total firmeza. Ella lo miró atónita.
-¿Para cuándo es la boda? -preguntó Ino. Sakura sintió un nudo en el estómago. Mentiras, mentiras, mentiras. Siempre se había preciado de ser honesta.
-Todavía no tenemos los detalles -dijo rápidamente Naruto.
-Espero que me lo contéis en cuanto lo sepáis.
Una vez más, fue Naruto el que continuó con la conversación.
-Sí, claro. Y ahora, ¿qué es lo que os ha traído por aquí?
La expresión de Sai cambió por completo.
-Quería darte las gracias por haber cuidado de mí y de mi equipo durante el accidente. Eres un verdadero héroe, Uzumaki. Mantuviste la calma e hiciste un trabajo impecable. Me alegro mucho de que estuvieras allí.
Naruto pareció incómodo con el reconocimiento y se removió de un lado a otro.
-No hace falta que me agradezcas nada.
-Si hay algo que puedo hacer por ti, no dudes en pedírmelo.
-Gracias.
Sai carraspeó y agarró a Ino del brazo.
-Creo que ha llegado la hora de que nos vayamos, así podréis seguir celebrando vuestra decisión. Pero no os olvidéis de cerrar la puerta con llave.
Ya sabéis que en este pueblo nadie llama antes de entrar.
En el instante en que la puerta se cerró, el silencio llenó de nuevo la cocina.
Sakura apretó los dedos contra sus sienes para aliviar el dolor de cabeza que le había provocado la tensión.
-Naruto, no deberías haber dicho eso.
-Ven aquí.
Con el pulso alterado se aproximó a él.
-No creo que sea el momento de...
El negó con la cabeza.
-Te has abrochado mal la camisa.
Ella bajó la cabeza y se puso sin pensar a corregir el problema.
-¿Por qué te has inventado esa historia?
-¿Había otra opción mejor? La gente de por aquí puede aceptar que una pareja comprometida se permita ciertos placeres. Pero si se trata de dos solteros, viviendo bajo el mismo techo y practicando el sexo con total libertad, tus posibilidades de obtener un trabajo se hacen prácticamente nulas.
Tenía toda la razón, lo que no era óbice para reconocer el desastre de tan sonora mentira.
-Pero...
Él levantó la mano.
-Puedes abandonarme justo antes de que Naoki y yo nos vayamos a Suna. Mientras tanto, seguiremos con la farsa.
-Pero Tsunade-sama va a pensar que tiene a alguien definitivo para la estación. Me parece cruel que la decepciones de ese modo. Naruto maldijo entre dientes.
-Pues dame otra opción. No la había.
-¿Contaremos la verdad a nuestras familias?
El la miró en silencio durante unos segundos.
-No creo que sea lo más inteligente. Si el pueblo no nos ve planificando una boda, la gente sospechará. Tu trabajo está en juego.
-Lo sé -ella se mordió el labio inferior-. Eso significa que estaremos mintiéndole a todo el mundo.
-A todos menos a nosotros mismos.
-----------------------------------------------------------------------------
-¿Estás de broma? -dijo Naruto mientras se incorporaba.
Ella buscó la bata y se la puso.
-Voy a la iglesia todos los domingos y, después de tu anuncio de ayer, si no aparezco, todo el mundo sabrá lo que estamos haciendo.
-¡No he estado en la iglesia desde la boda de Deidara!
-Tú no tienes por qué ir.
-Pero tú quieres que vaya, ¿verdad?
Ella se quedó dudando unos segundos, como si no se atreviera a contestar. Luego suspiró.
-Me resultaría más fácil que tener que explicar por qué no has ido.
El apartó las sábanas y se levantó. Ella no pudo evitar un pequeño jadeo al ver su impresionante desnudez. A él le satisfizo su expresión complacida.
-Espero que no hagan referencia a nosotros.
-Nunca se sabe -dijo Sakura-. Ni Ino ni Sai se caracterizan por su discreción.
-¿Significa eso que todo el mundo nos va a tener bajo el microscopio?
-Me temo que sí.
¿Por qué demonios se había metido en aquel lío? ¿En qué había estado pensando para inventarse una historia como aquélla?
El problema era, precisamente, que no había estado pensando en nada. Sólo ver el gesto de Sakura había sido suficiente para salir en su ayuda.
Sakura siempre se había mostrado extremadamente generosa con él. Le había dado lo que había necesitado sin pedir nada a cambio. Por eso, le había brindado la primera solución que le había venido a la mente, olvidando la realidad de vivir en una comunidad como aquélla. Sus buenas intenciones se habían convertido en una bomba de relojería que iba a acabar por estallarle en la cara.
Al menos, todavía le quedaba la amistad de ella. Juntos podrían enfrentarse al temporal.
-¿Una ducha juntos?
Ella le lanzó una de esas miradas suyas de profesora. Los dos sabían que si se duchaban juntos no llegarían a la iglesia.
-Mejor no.
-Aguafiestas —bromeó él.
Pero, en lugar de responder jocosamente, ella se mordió el labio inferior con preocupación.
-Naruto, mis padres estarán en la iglesia y puede que parte de tu familia también. Deberíamos haberlos llamado anoche.
¡Aquello se ponía cada vez peor!
-Quería poder elaborar un poco mejor la historia antes de contársela.
-No hay modo de que encuentres la mentira perfecta.
-Es cierto -dijo él. Pero cuando llegara el momento de marcharse de nuevo a Sunagakure, tendría que encontrar el modo de llevarse él la culpa. Sin embargo, si quedaba como un desaprensivo, su familia sería la que sufriría la furia de las habladurías.
Naoki anunció desde la otra habitación que ya estaba despierto.
-Si nos turnamos para la ducha, podremos llegar a la iglesia a tiempo.
-No tienes por qué...
El posó su dedo sobre los labios de ella.
-Estamos juntos en esto, Sakura-chan. Pase lo que pase, estaré ahí para apoyarte. Ahora, vete a la ducha.
-------------------------------------------------------------------------------
Sakura, Naruto y Naoki llegaron cuando el oficio religioso ya había dado comienzo.
En el instante en que habían atravesado el vano de la puerta, todas las cabezas de la congregación se habían vuelto a mirarlos. Cualquier esperanza de que Ino hubiera sido por una vez discreta se había desvanecido.
En cuanto se sentaron, Naruto tomó la mano de Sakura y se la puso sobre la rodilla. Ella no sabía si era una verdadera señal de apoyo o parte de la farsa, pero daba igual. Agradeció el acogedor calor de su palma.
Sakura fingió un falso interés en el programa de la ceremonia que sujetaba con dedos temblorosos.
Sus padres estaban en la tercera fila, como siempre. Jiraiya estaba al otro extremo de la iglesia.
Debería haberlos llamado la noche anterior para explicarles la situación. Pero, había esperado que la mañana le brindara espontáneamente una nueva solución. No había sido así.
Convertirse en la amante de Naruto había sido un gran error. Había querido olvidar su enamoramiento pasado durante mucho tiempo. Pero, lejos de lograrlo, se había puesto a sí misma en una situación que acabaría siendo dolorosa.
Su sentido común le dictaba que una rápida retirada sería lo más lógico. Debería decirle que sólo quería ser su casera y su niñera.
Otra gran mentira añadida a una gran mentira. Demasiada falsedad.
La congregación se levantó para cantar y Naurto tomó a Sakura por la cintura.
Sorprendida, ella lo miró. La mirada de él se posó sobre sus labios y la comprensión que había en sus ojos se convirtió en algo cálido, sensual y muy poco apropiado para un santuario. Él apretó su abrazo y ella se ruborizó.
«Por favor, Señor, no dejes que éste sea el peor error de mi vida», rogó Sakura en silencio.
El oficio se le hizo eterno, siempre en espera de alguna inadecuada alusión a ellos que, por suerte, no se dio.
Finalmente el pastor concluyó la misa y salieron de la iglesia.
Hacía un calor pegajoso y el intenso olor a rosas del jardín de la iglesia embriagaba los sentidos.
Naruto la llevo bajo la sombra de un pacano.
-Supongo que ahora no podemos salir corriendo, ¿verdad?
-No. Tenemos que hablar con nuestras familias y enfrentarnos a todo el mundo.
La mayor parte de los feligreses se encaminaron a la parroquia a tomar los refrescos que habían preparado para apaciguar el rigor del cálido mediodía.
Jiraiya salio de la iglesia.
Sakura se tensó al ver a su madre encaminarse hacia ella.
Jiraiya seguía a los Haruno y las dos parejas se detuvieron ante ellos con gestos expectantes.
El padre de Sakura miró a Naruto.
-¿Hay algo que tengas que decirme, Naruto?
Los dedos de rubio apretaron la mano de la pelirosa.
-Le he pedido a su hija que se case conmigo y ella ha aceptado.
La madre de Sakura se lanzó a abrazar a su hija y los ojos se le llenaron de lágrimas.
-¡Sabías lo que querías y lo has conseguido! Has sido siempre la más tenaz.
Sakura se alarmó y ruborizó todo en uno. ¡Su madre siempre había sabido de su interés por Naruto! Pero, a pesar del tiempo que había pasado desde el instituto, no quería verse humillada por la exhibición pública de su secreto.
-Mamá...
-¿Ya habéis fijado una fecha?
Sakura miró a Naruto, con la esperanza de que él tuviera una respuesta.
El posó el brazo sobre sus hombros con aparente serenidad.
-Algún día del mes de diciembre -dijo él. Para entonces ya haría muchos meses que se habría marchado.
-¿Eso significa que te quedarás aquí? -preguntó Jiraiya en un tono esperanzado. Naruto se tensó.
-Sólo si Sakura consigue su trabajo como directora de instituto.
-Lo conseguirá. No hay nadie más preparado que ella -dijo la madre de Sakura-. En cuanto a la boda, deberíamos empezar los preparativos cuanto antes. Se tarda meses en organizarla. ¿Verdad, Jiraiya? -Yumi Haruno se volvió hacia el padrino del rubio.
-Mamá...
Jiraiya intervino.
-Tendréis que reservar la iglesia y el lugar para el banquete. ¿Y el anillo de compromiso? ¿Ya lo tienes?
-No hemos tenido tiempo...
La pelirosa mayor mujeres se puso a parlotear como enloquecida. Luego se unieron Naruto y Jiraiya, discutiendo si era mejor un banquete o una barbacoa.
Selena estaba a punto de enloquecer, cuando vio a la arisca señora Koharu encaminarse hacia ellos. La anciana dama jamás tenía nada agradable que decir.
-¿Crees que tu chico será capaz de casarse sin dejar embarazada a la chica antes, Jiraiya? -dijo la mujer interrumpiendo la conversación.
-Koharu, ¿no tienes nada mejor que hacer que fastidiar a todo el mundo?
-No me gustaría ver a Naruto destrozar la vida de Sakura ni la de sus padres. Los Uzumakis tienen cierta tendencia a complicar las cosas, ¿verdad, Yumi? -el veneno en la mirada de aquella mujer velaba el tono aparentemente compasivo de sus palabras.
Naruto apretó la mano de Sakura. Sus miradas se encontraron llenas de preguntas sin respuesta, de temores repentinos e inesperados.
Naruto había estado alejado de aquel lugar durante diez años. No sabía nada de las habladurías que la familia Haruno había generado durante aquel tiempo.
Yumi Haruno se defendió.
-Todos cometemos errores, Koharu. ¿No has oído el sermón de hoy? La gente más caritativa es la que puede perdonar y olvidar más fácilmente.
-Y un hombre temeroso de Dios es el que sabe mantener su bragueta abrochada -dijo la mujer como frase final antes de su partida.
La madre de Sakura fue la que rompió el incómodo silencio que la mujer había dejado.
-Si elegimos la tela esta misma semana, puedo empezar a hacerte el vestido de inmediato.
La llegada del pastor salvó a Sakura de tener que responder.
-Me alegro de que hayas venido a la iglesia esta mañana, Naruto. Sakura y tú habéis elegido un día precioso para anunciar vuestro compromiso.
-Sí, señor -respondió Naruto, ocultando por completo su desconcierto.
-Hacéis una maravillosa pareja.
Naruto miró a Sakura directamente a los ojos.
-Sakura siempre supo sacar lo mejor de mí.
El frío nudo que ella tenía en el estómago se deshizo. Naruto la ayudaría a salir airosa de aquella situación.
-Desde mi punto de vista, lo mismo se podría decir de ti respecto a ella. Se ve claramente que os ayudáis mutuamente para salir de los momentos difíciles. Vuestros logros son una verdadera inspiración para los jóvenes de la comunidad.
La sorpresa se dejó ver en los ojos de Naruto.
El pastor le estrechó la mano.
-La congregación está ansiosa por darte la bienvenida. ¿Por qué no venís a la parroquia y hacéis oficial vuestro compromiso allí?
Sakura sintió una molesta inquietud. Malo era que ella sufriera la vergüenza del abandono, pero su mentira se iba a cobrar muchas más víctimas: no sólo su familia, sino la comunidad entera.
--------------------------- Fin Capitulo 7------------------------------------
Última edición por Yukio834 el Miér Mayo 08, 2013 7:14 am, editado 5 veces
Yukio834- Chunnin
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Re: Una proposición apasionada [+18] [T] Epilogo 05/10/12
cielos!! kien se lo hubiera imaginado
casarse, esa si ke es una solucion
jajajaja ojala pronto se aga realidad
esos ino y sai, siempre metiendo la pata
en fin, espero la conti pronto
casarse, esa si ke es una solucion
jajajaja ojala pronto se aga realidad
esos ino y sai, siempre metiendo la pata
en fin, espero la conti pronto
mayasorita- Chunnin
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Vie Oct 28, 2022 9:20 am por Hernan NaruSaku