Una Historia de Muerte [Capítulo 21: 07/05/2013]

Naruto despertó en una sala oscura y bastante sucia, sentado en una silla, con las manos y los pies atados.

- ¿Qué hacéis? – preguntó al ver a los dos rubios, Tractor y Avispa frente a él.
- Esperábamos que te despertaras. – respondió la chica.
- Para terminar contigo… - dijo Tractor, acercándose con su katana en la mano. Ya hacía el ademán de levantarla sobre Naruto, cuando una mano se lo impidió.
- Vamos… Este tío se ha cargado a tu hijo, Teisei. – recordó Avispa. – Se ensañó con él, le pegó tres tiros en el pecho, a un adolescente… - Tractor bajó la katana, pero apretando fuertemente la empuñadura. Naruto supuso que estaban hablando de Parásito, y que contarles que le había perdonado la vida hasta que él le disparó a traición no iba a ayudar mucho en su situación.
- ¿Y qué sugieres? – preguntó el hombre.
- Que nos divirtamos un poco con él… Se lo ha ganado. Tu hijo, y todos los demás…
- ¿Por eso quisiste traerle aquí? – preguntó el hombre.
- Sí… - sonrió macabramente la rubia – Solo es una sala de mantenimiento, pero con todas estas herramientas… es lo más parecido que tenemos a una sala de tortura. – Naruto pensó que aquella chica había visto demasiadas películas, pero tragó saliva con fuerza. Por absurdo que pareciera, prometía ser doloroso.

Los dos aprendices de torturadores cuchichearon un poco, la chica incluso reía un poco. A Naruto le dio la impresión de que su apodo no se debía a su sigilo o a su pelo… quizá se refiriese exclusivamente al veneno. Puede que incluso Sai lo hubiera escogido por eso… Se prometió que si salía de ésta, lo escucharía algo más.

Sabía que su grupo intentaría ir a buscarlo en algún momento. Aunque les hubiera hecho creer a los otros que estaban de acuerdo con hacer el intercambio, no lo abandonarían allí. Aunque sabían que era peligroso y debían prepararse con cuidado.
En realidad ahora no era tan peligroso, pero eso ellos no lo sabían. Y mejor que sobrasen las precauciones.
Él solo había decidido marcharse, y si alguien debía pagar consecuencias por ello, solo debía ser él. Prácticamente rezaba para que no tuvieran ningún problema en entrar, acabar con estos dos, y volver ilesos.

No dejaba de sopesar sus propias opciones, pero no parecían buenas. Estaba atado con unas cadenas algo oxidadas, así que con cada forcejeo por liberarse solo conseguía cortarse y amoratonarse.
Lo habían atado cruzando sus brazos y piernas con los listones de madera de la silla, así que tampoco podía improvisar algún ataque aún sentado. Realmente, si hiciera un esfuerzo por erguirse solo conseguiría caer sobre sus rodillas y darse de bruces contra el suelo. Además, detrás de su rodilla izquierda tenía aún alojada la bala que le disparó Parásito a traición. La pernera izquierda de su pantalón estaba ya completamente llena de sangre.

- Entonces, ve por eso. – dijo la chica, y acto seguido Tractor se fue. Avispa se acercó a una mesa y después de buscar en los cajones, encontró lo que buscaba. Se dio la vuelta, y Naruto pudo ver unas tijeras bastante grandes. – No vamos a hacer una tontería como desatarte solo para quitarte la ropa…

Se acercó a él y tiró un poco de su camiseta, para ayudarse a empezar a cortar. Cortó desde la cintura hasta el cuello, después por las mangas, y retiró los trozos de tela.
Ella pretendía ponerlo nervioso, pero Naruto lo sabía, nunca había sido torturado ni lo había visto, pero habían estudiado al respecto en la academia. Aquello no lo ablandaría, ni lo haría más vulnerable.
La chica continuó el proceso con sus pantalones, e incluso con su ropa interior. Salvo por las zapatillas y calcetines, ya que era imposible llegar a ellos sin desatarlo, estaba completamente desnudo. Pero mantenía su gesto duro y desafiante.

- Veo que has avanzado. – dijo Teisei cuando entró con varios objetos en la mano.
- Tampoco tenemos todo el tiempo del mundo. Y lo divertido llega ahora… - la chica vio lo que traía su compañero, que le pasó casi todos los objetos, menos uno.

Spoiler:

Se acercó a Naruto elevando el objeto, era una especie de herramienta para chimeneas, con una forma parecida a una L. Pero lo que más llamó la atención de Naruto… es que estaba completamente rojo.
Tractor dudó unos momentos, pero finalmente decidió presionar el objeto incandescente contra el abdomen de Naruto. Le hubiera gustado hacerlo en la cara, pero ya que no pensaba dejarlo salir de allí con vida, prefería marcarlo en uno de los pocos sitios que pudiera ver.

- Huele a cerdo frito. – bromeó Teisei, al retirar el acero del cuerpo de Naruto.
- ¿Tienes hambre? – rió la chica. Entonces se acercó de nuevo, extendiendo el filo del cuter que llevaba en la mano.

Spoiler:

- Tranquilo… - murmuró ya cerca de Naruto. – solo serán unos pocos cortes superficiales.

La chica trazó varias líneas, haciendo cortes rápidos sobre el pecho y abdomen de Naruto, sobre sus brazos y piernas, alguno sobre su cara.

- ¿Ves? – dijo Avispa sonriendo. – No ha sido nada. Lo realmente doloroso empieza ahora.

Tractor se acercó con un cuchillo más ancho y grueso. Clavó la punta del cuchillo en el pecho de Naruto, levantando algo de piel y carne. Lo hizo otra vez, y otra, y otra más. En el pecho, en el abdomen, en los brazos, en las piernas. Hasta que el cuerpo de Naruto estuvo casi completamente cubierto de sangre. Un par de ellas eran profundas, lo notó cuando Teisei hundía el cuchillo en su carne, y lo notaba aún más después de que sacara el acero de su cuerpo.
Pero Naruto se resistía a gritar. Ahora solo le quedaba conseguir no darles el placer de oírle gritar.

- ¿Estás mejor? – preguntó la chica a su compañero.
- Algo, sí. Míralo… ahora no parece tan peligroso.
- Pues ha matado a más de la mitad del grupo…
- Sí… precisamente por eso va a morir. Aunque solo fuera por mi hijo…
- Aunque su grupo aceptara el intercambio sabes que debemos largarnos de aquí, ¿verdad? – dijo Avispa. - ¿Qué haremos con ésas dos?
- Dejarlas. Ya no tienen familia, ¿acaso tú te jugarías el pellejo por ellas?
- Claro que no, no seas ridículo. – puso los brazos sobre sus caderas y se volvió sonriendo para mirar a Naruto. – Mi turno… ¿ya estará listo?
- Seguro.

Ella asintió y salió de la sala. Mientras, Teisei arrastró una mesa detrás de la silla donde tenían a Naruto. Y colocó otra silla cerca de la mesa.

- Ah, me has preparado una escalera… Gracias. – dijo la chica mientras entraba. Llevaba una olla enorme, agarrándola con unos guantes de goma.

Subió a la silla que había movido Tractor, y después a la mesa. Quedando justo encima de Naruto, que estaba algo mareado por la pérdida de sangre y aunque la peor herida era la bala que seguía en su pierna, no había casi un centímetro que no le doliera.
Echó un vago vistazo hacia arriba, y al ver a la chica sostener la olla sobre su rostro, apartó la cabeza.

- Es igual. – rió Avispa. - Esto no es para tu cara.

Dicho eso, empezó a verter el contenido de la olla sobre el cuerpo de Naruto. Echó varios litros de agua hirviendo sobre las heridas en carne viva del chico.
Y esta vez, no pudo evitar gritar.
Los otros dos se rieron, al fin lo habían conseguido.

- Vale. ¿Qué opinas? ¿Hemos terminado? – preguntó la chica.
- Si grita así atraerá a todos los bichos de la ciudad. – dijo Tractor. Ella se quedó unos instantes pensando.
- Entonces, que no grite. Sujétalo… Sujeta su cabeza.

Teisei se colocó frente a un angustiado Naruto, y sujetó su cabeza con fuerza. La intención de Naruto era resistirse, sacudió su cabeza, incluso trató de morder con fuerza sus dedos cuando Tractor los metió entre sus dientes para obligarlo a abrir la boca.
Pero con sus heridas y toda la sangre que había perdido, el esfuerzo era inútil. Solo pudo ver como el líquido que aún quedaba en la olla caía hacia su boca, abrasándolo todo a su paso. Hubiera gritado, hubiera gritado tanto o más que antes. Pero ahora, simplemente no podía.

- ¿Está muerto? – preguntó Avispa.
- No, qué va. Hasta está consciente.
- Mejor, así seguimos adelante con nuestro plan… ¿preparaste tus cosas?
- Están en esa mochila. – dijo Teisei, señalando una bolsa apoyada sobre la pared.
- Genial. Coge todo lo que necesites, nos vamos ahora mismo.

Ya está. No iban a ejecutarlo, no iban a torturarlo hasta morir. Iban a dejarlo morir allí, posiblemente desangrado. Y lo peor de todo, es que los demás encontrarían su cadáver ensangrentado y quemado. Un sabor amargo para la redención.

Se colgaron algunas bolsas, y agarraron una katana cada uno. Cuando parecían preparados, Teisei se dirigió hacia Naruto. Corto varios trozos de la silla, hasta que el cuerpo de Naruto cayó libre al suelo. Y entonces, con su brutal fuerza, lo levantó y se lo echó al hombro.

Sigilosamente salieron al patio, Avispa le pasó una cuerda a su compañero y abrió las puertas metálicas del exterior del hotel.
Tractor ató la cuerda a una forma de hierro forjado que había junto a la puerta principal. Algún día fue un adorno que asemejaba una hoja. Pero hoy, servía para mantener a Naruto colgando de él. Teisei ató el otro extremo de la cuerda a las cadenas en las muñecas de Naruto, y lo dejó allí.
Para que la sangre atrajera a los zombies hasta él y de paso, hasta las dos compañeras que abandonaban allí. Para que Naruto pudiera ver cómo se acercaban a él, sin fuerza para defenderse ni escapar, sin voz para gritar o avisar a las otras dos.

Teisei y Avispa habían decidido cuál sería su siguiente refugio, pero querían ver cómo empezaba todo. Se quedaron en la esquina frente a la puerta principal, viendo como un par de zombies ya reparaban en que la puerta estaba abierta, quizá guiados por el olor de la sangre.
Pero quedarse fue un error. Antes de que realmente pudieran ver nada, oyeron el frenazo. Al girarse vieron el monovolumen del grupo de Naruto, y a varios de ellos bajando, armados hasta los dientes. Kizashi tomó la delantera y se puso frente a ellos.

- ¡¿Dónde está Naruto?!
- ¿Quién es Naruto? – preguntó riendo la chica. Kizashi, sin dudarlo un segundo, le cruzó la cara de un puñetazo, haciéndola caer al suelo.
- ¿El asesino? – preguntó entonces Teisei.
- Nuestro compañero. – dijo Hanabi en tono amenazador. Avispa, que se estaba poniendo en pie, sonrió de forma macabra y negó con la cabeza.

Entonces todas las miradas se clavaron en la puerta del hotel. Sakura, Kizashi y Hanabi echaron a correr hacia allí a toda velocidad.

- Ya da igual… Incluso si lo encontraran con vida, no le quedaría mucho. – rió Avispa.
- ¿Qué interés tenéis en salvar a alguien así? ¡¡Ha matado a ocho de los nuestros!! – bufó Tractor.
- ¿Ocho? – preguntó Sai, sorprendido. – Asumiendo que la Animadora ya estuviera muerta… ¿Dónde están las otras dos personas?
- Dentro… – dijo Teisei. – Solo serían una carga.
- Y, exactamente… - dijo Ino - ¿A quién creéis que llamáis asesino? Si vosotros… abandonáis a vuestros propios…

No pudo contener la rabia y la tristeza, y mucho menos pudo acabar la frase. Se mordió el labio para no echarse a llorar. Sai puso una mano sobre su hombro, para intentar confortarla.

- A eso me refiero. – explicó Tractor. – Una dulce princesita como ella… Solo sirve para una cosa hoy día.

Avispa y él rieron un poco, pero se detuvieron cuando fue el enorme Teisei quien cayó al suelo. Escupió un poco de sangre y miró hacia arriba.

- Callad la puta boca. – le ordenó Yuta, agarrándose aún el puño. – Cuando vuelvan los demás veremos qué hacemos con vosotros.

En realidad Yuta estaba seguro de que iban a matarlos, pero no pensaba hacerlo por propia iniciativa, a no ser que le dieran más motivos. Además, aunque fueran tres y tuvieran armas de fuego, puede que esos dos hirieran a alguno. O quizá algo peor.
Así que hicieron lo único que podían hacer realmente. Esperar en silencio y defenderse de los zombies que se acercaban demasiado.



En cuanto cruzaron el umbral del patio, Hanabi, Sakura y Kizashi pudieron ver a Naruto. Y pudieron ver a los dos zombies que estaban ya a un paso de él.
Hanabi disparó al que más cerca estaba, y Sakura emprendió la carrera y atravesó la cabeza del otro con su pico.
Kizashi cortó la cuerda que mantenía a Naruto colgado, y notó como el rubio caía de golpe sobre él. Lo incorporó un poco y se acercó mucho a su boca para intentar notar su respiración. Tras unos angustiantes momentos, gritó:

- ¡Está vivo! ¡¡Está vivo!! – Sakura y Hanabi sonrieron aliviadas, casi ajenas a su situación.

Kizashi lo agarró con todo el cuidado que pudo, y echó a correr, mientras las dos chicas le cubrían. Al verlo acercarse, Sai abrió una de las puertas traseras del monovolumen, justo a tiempo para que Kizashi llegara y sin detenerse lo dejara tumbado allí.

- ¡Sakura! – gritó Kizashi, acercándose un poco a los demás. Todos entendieron que la única que quizá podría ayudarlo, era la pelirrosa. Sakura fue a la carrera también hasta el coche, y entró con cuidado en la parte de atrás, acuclillándose al lado de Naruto.
- Hay dos personas… allí… - murmuró Ino, mirando cómo varios zombies entraban por la gran puerta del hotel, que había quedado abierta.
- ¿Cómo que hay dos personas? – preguntó Hanabi, que llegaba hasta ellos.
- Los consideran débiles… Los abandonaron allí. – explicó Yuta. Hanabi y él intercambiaron una mirada y ambos echaron a correr hacia el hotel, arco y mazo en mano.
- ¡Hanabi! ¡Yuta! – exclamó Kizashi.
- ¡¡Marchaos!! – gritó Yuta.
- ¡Tenéis que llevaros a Naruto! – secundó Hanabi. - ¡Volveremos enseguida! – exclamó, justo antes de que los demás los perdieran de vista entre los muros que rodeaban el patio del hotel. Ino hizo un amago de echar a correr también, pero Sai la detuvo.
- Déjaselo a ellos… Los conoces, estarán bien. – entonces miró a Kizashi, que no apartaba la mirada y el cañón de su fusil de Avispa y Tractor. - ¿Qué vamos a hacer con ellos?

Kizashi parecía que estaba pensando la respuesta, hasta que Sakura salió del coche y se acercó rápido hasta ellos.

- Tenemos que irnos. Naruto está muy mal. – dijo Sakura. – No sé cuánto, porque parece que ni siquiera puede hablar… Así que tengo que revisarle bien, y no puedo hacerlo en el asiento de un coche.
- ¿Cómo que no puede hablar? – preguntó preocupada Ino. Sakura la miró muy triste, y balbuceó un poco.
- Es evidente que… lo han torturado…

Al oír estas palabras de su hija, automáticamente Kizashi apretó el gatillo, disparando directamente a la cabeza de Teisei. La chica levantó su katana pero antes de que pudiera hacer nada, recibió dos disparos en el pecho. Seguramente intentarían justificarse, hablar de lo que Naruto había hecho a su grupo, o quizá incluso pelear contra ellos. Si hubieran tenido un solo segundo. Pero Kizashi no lo permitió.
Ambos se desplomaron, pero la chica aún respiraba con dificultad. Ino deslizó hacia atrás la corredera de su arma, y colocándose encima de ella realizó un solo disparo que acabó con su vida.
Nadie dijo nada.

Se metieron en el monovolumen y volvieron al parque de bomberos. Kizashi ayudó a Sakura a llevar con todo el cuidado que pudieron a Naruto al único baño que tenía una bañera, el que correspondía a la habitación más grande, que nadie había pretendido adjudicarse. Seguramente fuera del antiguo jefe de bomberos.

Spoiler:

Padre e hija estuvieron limpiando con sumo cuidado a Naruto. No había ningún pudor, ya que él solo se sentía reconfortado al saber que sus amigos estaban a salvo, al notarse al fin en buenas manos, y por el pequeño alivio al sentir cómo sus heridas eran limpiadas y su piel refrescada meticulosamente. Y ellos, estaban concentrados y a la vez aterrorizados al ver el malherido cuerpo del rubio.

Parecía que no iban a terminar nunca, porque varias de las heridas no dejaban de sangrar. Sakura empezó a revisarlas lo más suavemente que podía.

- ¿Necesitáis algo? – preguntó Sai, que entró de pronto al baño, y vio a Naruto sentado en el borde de la bañera, aún sangrando de algunas heridas que Sakura revisaba, y a Kizashi ayudándolo a sostenerse.
- Sí. – aceptó Sakura, sin girar la cabeza. – Hay una mochila sobre la mesa de mi habitación, ¿puedes traerla, por favor?

El moreno se alejó, y en apenas un par de minutos estaba ahí de nuevo.

- Aquí te dejo la mochila. – dijo, apoyándola al lado de la puerta. – Y ten esto, Kizashi. – el pelirrosa cogió lo que le tendía Sai, y vio que era ropa interior para Naruto.
- Gracias. – dijo Kizashi. Sai solo asintió y se marchó, recordándoles que si Ino o él podían ayudar en algo, no dudaran en llamarlos.

Kizashi le puso a Naruto la prenda que había traído Sai, y volvió a apoyarlo en la bañera, ayudándolo a mantener el equilibrio.
Sakura revisó el contenido de su mochila y suspiró un poco, aliviada.

- Creo que tenemos todo lo necesario. – sonrió. – Papá, ayúdame a sentarlo… en el retrete.
- ¿Estás segura?
- Sí, tiene algunas quemaduras en la zona cervical, pero el resto de la espalda está bien… Podrá apoyarse solo. Así podrás irte.
- ¿Quieres que me vaya?
- Papá… eres bastante aprensivo, y ahora, bueno… no puedo ocuparme de los dos si tú te mareas.
- Cualquier cosa… - dijo Kizashi, después de pensárselo un poco. – Estaré justo ahí fuera, en el despacho.

Cuando se quedaron solos, Sakura extendió una toalla en el suelo, sacó varias cosas de la mochila y las colocó sobre la toalla. Realmente la última vez había cogido bastantes cosas y en las últimas semanas apenas necesitaron nada, solo tuvo que curar a Yuta antes de dejar la perrera. Por lo demás no habían tenido heridos… solo muertos.
Agitó la cabeza para deshacerse de esos pensamientos. Miró a Naruto, no podía hablar, pero no por ello dejaba de estar ahí.

- Intentaré que te duela lo menos posible… - dijo con la voz más suave que consiguió poner.

En el mismo tono le fue describiendo lo que hacía, poco a poco. Le dio otra toalla para agarrar con fuerza mientras sacaba la bala de su pierna y cosía ésa herida y la de su abdomen. Esmerándose lo más posible al hacerlo, sabiendo que ésas serían unas marcas que lo acompañarían toda la vida. Extrajo los perdigones en su brazo, y decidió que no necesitaban puntos.
Desinfectó con todo el cuidado que pudo cada corte. Vendó con cuidado la mayoría de sus heridas, colocó algunos apósitos en las más superficiales o en las que vio más difícil colocar vendajes. Al terminar, se lo quedó mirando unos instantes, comprobando que no brotara sangre nueva.

Tenía varias quemaduras, procuró refrescar las más superficiales. Solo necesitaría repetir la operación dos o tres días y evitar que se pusiera ropa que no transpirase.
Las peores estaban en su zona cervical, el comienzo de las piernas, y el abdomen. Es donde el agua cayó y golpeó directamente su piel… y el abdomen, donde le habían marcado una especie de L…
Lavó las de las piernas y cervicales, les aplicó antiséptico y las cubrió con gasas. La peor parte la tenía la marca del abdomen, donde las ampollas se habían roto. La trató con cuidado y la cubrió también. Sería la que más tendría que vigilar.

Siempre explicando con toda la tranquilidad que podía lo que iba haciendo, le hizo abrir la boca lo máximo posible para intentar examinar los daños internos. Pareció relajarse un poco.

- Gracias a dios… No parece tan malo… Te dolerá tres o cuatro días, y tendrás que tener cuidado sobre todo para comer. Pero te curarás. – sonrió ampliamente y trató de hacerle beber agua a pequeños sorbos. Luego buscó en su mochila, necesitaba darle algo para prevenir infecciones, pero seguramente tragar una píldora sería muy doloroso para él. Así que le inyectó un antibiótico y ya que estaba, un calmante, para ayudarlo a descansar.

- ¿Crees que podrías levantarte? Úsame de muleta, apóyate en mí. – dijo Sakura, poniéndose a su lado izquierdo para que no tuviera que apoyar esa pierna.

Naruto asintió, Sakura lo ayudó a levantarse y salieron del baño. Sakura lo dirigió hacia la cama de esa habitación, para no hacerlo moverse demasiado.
Lo ayudó a sentarse en la cama, y se disculpó un momento. Salió de la habitación y al poco volvió con dos almohadas más, de otras habitaciones vacías. Las colocó de manera que pudiera tumbarse de espaldas sin apoyar la quemadura de la zona cervical. Entonces lo ayudó a tumbarse y a empezó a hablarle en el tono más tranquilo que encontró para ayudarlo a dejarse llevar por los calmantes.
En pocos minutos, Naruto se quedó dormido.

Cuando un par de horas después despertó, vio que Sakura estaba a su lado, sentada en una silla con un libro entre las manos. Naruto se sentía algo mejor, al menos ya no estaba mareado.
Sakura notó que Naruto se movía y el libro se le cayó de las manos. Se abalanzó sobre la cama.

- ¿Estás bien? ¿Qué pasa? – preguntó muy preocupada. Naruto negó con la cabeza. - ¿Te duele mucho?
- No. – susurró Naruto, con la voz muy ronca.
- ¡Naruto! – Sakura se puso de pie, muy contenta. – Eso es que te estás recuperando… Vas a estar bien. Vas a… estar bien.

Entonces se llevó las manos a la cara y suspiró. Parecía que en ese momento todos los nervios que llevaban agolpándose desde que Kizashi llegó y les contó que Naruto estaba con los otros, al fin habían remitido lo suficiente para permitirla pensar en algo más.
Pero el suspiro se transformó en un pequeño gemido y después, se echó a llorar.

- ¿Sakura…? – murmuró Naruto como podía.
- ¿Por qué? – Sakura descubrió un poco su rostro. - ¿Por qué fuiste? ¿Por qué corriste ese riesgo tan estúpido?
- Porque no estabas preparada… - carraspeó, lo que le dolió un poco. Sakura lo miraba expectante. – No estabas preparada para perder a tu padre…

Sakura dio un respingo, con esas palabras resonando en su mente. La sangre hirvió en su cabeza y de repente, cruzó la cara de Naruto de una bofetada.

- Y… ¿qué te hace pensar que estoy preparada para perderte a ti, idiota? – lo miraba con rabia y tristeza a la vez, y Naruto simplemente no supo qué decir. – Llevo… llevo aquí todo el rato, diciéndoles a los demás que no podía alejarme por si se abría alguna herida o entrabas en shock. Yo… no podía irme. Tú nos has salvado a todos… Nos has dado ánimo y fuerza para seguir, pasase lo que pasase… Te has convertido en alguien muy importante para mí… Claro que no puedo perderte… De hecho, si vuelves a creer que tu vida puede valer menos que la de alguien…, la de cualquiera, yo misma te mataré.

Entonces Sakura llevó la mano a la mejilla de Naruto que había golpeado.

- Perdona por eso… ¿Estás bien? – Naruto agarró su mano y tiró un poco de ella, acercándose también hasta envolverla con ambos brazos. Sakura llevo sus brazos a su espalda con cuidado, correspondiendo el abrazo.
- Gracias… - susurró Naruto a su oído.

Al fin estaba ahí, salvo y… casi sano. Sakura no pudo evitar apretarlo un poco más contra ella.
Eso dolió un poco, pero qué más daba.

CONTINUARÁ...