Hay amores [C] [+18] [Actualizado 20/08/13]

Cuando Itachi vio a Sasuke entrar supo de inmediato que algo le había pasado; su hermano había tirado la puerta con bastante fuerza y su rostro no reflejaba nada más que enojo, Sasuke escondía tras todo ese enojo una enorme decepción y tristeza. Había caído en un juego sin siquiera darse cuenta, sólo ella lo sabía y por lo tanto sólo ella conocía las reglas. Hinata le había estado mintiendo, había jugado con él ¿y qué podía hacer? Nada, no había nada qué hacer. Subió las escaleras, dirigiéndose a su cuarto, Itachi por su parte tan sólo lo siguió con la mirada, recordando que su mamá le había dicho que fuera mejor hermano mayor y bueno, el Uchiha mayor pensó que era un buen momento para demostrar que quería a Sasuke, sólo que tenía una manera de demostrarlo un tanto extraña. Ni siquiera se molestó en tocar, entró y Sasuke lo asesinó con la mirada.

-Creí que habías notado que no estoy de buenas-dijo sin mirarlo.

-Lo noté. Pero… se puede saber qué te pasa-Sasuke lo observó más que extrañado.

-¿Estás drogado, borracho o algo?-Itachi sonrió.

-Aún no-respondió tranquilamente-Ya, en serio ¿qué demonios te pasa?-

-Si quieres burlarte, no es buen momento-

-¡Dios! No comprendo porqué no confías en mí-Sasuke se palmeó la frente, esperando a que su extraño hermano mayor desistiera y saliera de su habitación de una vez por todas. Pero ahí estaba, inmóvil, tratando de lucir preocupado, aunque en el fondo realmente lo estaba-¿Y bien?-

-Itachi… no hagas como si esto de verdad te importara-

-Me importa… aunque sea una milésima-sonrió-Tampoco voy a rogarte Sasuke-suspiró.

-Soy un idiota-

-Bueno… eso no algo nuevo-sonrió. Sasuke se arrepintió de haber dicho eso y de no haber asegurado la puerta antes de que el demonio entrara-¡Ahh!-exclamó-¿qué te hizo Hitana?-

-Se llama Hinata-rodó los ojos.

-Juanita, Josefina, ¿qué más da?-dijo sentándose en el piso-¿es ella, cierto?-

-Ella… me vio la cara de idiota-Itachi sonrió, como si estuviera a punto de decir un insulto, pero se contuvo-Ella estaba saliendo con dos al mismo tiempo-

-¡Carajo!-observó a Sasuke-¿cómo es que…?-

-Su ex nos encontró hoy y lo dijo todo-apuñó sus ojos-No entiendo cómo pensé que… nunca ha sido la chica buena ¿por qué serlo ahora?-Itachi suspiró.

-Bueno… ¿qué puedo decir?-se rascaba la cabeza-Ella, es una… mala persona-Sasuke negó con la cabeza. Tener una charla con Itachi, era algo… increíble-Sasuke, sabías que no era una santa. Tal vez, jugaste con juego-

-No lo sé-se recostó-Confié en ella-

-Ese es el problema, a ese tipo de chicas no puedes tomarlas en serio, tú sólo debes… disfrutar-sonrió de lado-Sólo eso, sin involucrarse-

-No soy como tú-

-Y mira como estás. Enamorado de una chica que no vale la pena-Sasuke tardó un momento en responder, como si esas palabras le martillaran la cabeza.

-No estoy…-

-Lo estás-se levantó-¿lo hice bien?-Sasuke suspiró-Debí grabarlo para mostrarle a mamá lo buen hermano que soy. Estudiaré psicología-salió del cuarto, pero regresó, se asomó por la puerta-Ella no te merece, idiota-sonrió y se fue definitivamente, como si estuviera orgulloso. Sasuke observaba el techo, pensaba en el desperdicio que había sido compartir tantas cosas con Hinata. ¿Cómo había llegado a eso? Ni idea, pero, estaba hasta el cuello por esa chica y a ella nunca pareció importarle. Estar enamorado de Hinata nunca fue fácil, ya Naruto había pasado por eso y claramente el rubio la pasó mucho peor, ahora, Sasuke sufría las consecuencias de sus decisiones. No siempre se recibe lo que se entrega.

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Ella estaba furiosa consigo misma, con sus decisiones y con las consecuencias de las mismas. Siempre había tenido problemas con las relaciones, pero claramente la culpa no era de nadie más que suya. Primero el juego entre Naruto y Gaara, la separación de dos amigos, uno salió perdiendo y él otro creyó ganar hasta que descubrió que su premio no tenía comparación con su pérdida. Gaara y ella pasaron buenos momentos pero el pasado empezó a jugarles sucio y a hacerlos querer remediar todo el daño e intentarlo de nuevo y entonces, creyó que podía de alguna forma recuperar el pasado y recuperarlo a él; su plan se desvaneció al encontrarse con un Naruto muy diferente al de años atrás, en todos los sentidos. Caída tras caída en su idea por recuperar a Naruto, además un Gaara que la perseguía, que la confundía y como cereza al pastel, la llegada de Sasuke; este último comenzó como un juego, pero terminó ganándose el corazón de la chica, aunque al final esto no valiera en absoluto. ¿Qué pasaría ahora? Todo lo que había construido con Sasuke ya no existía, ella lo conocía a la perfección y sabía que hablar con él además de difícil posiblemente lo único que haría era empeorar la situación, aún así, no desistía del todo y trataba de consolarse con la idea de que él la escucharía y podría al menos perdonarla. Lo necesitaba. Nunca imaginó desear con tantas fuerzas no haber sido ella, no haber sido esa Hinata que juega con los demás, no haber jugado con él, no haberlo perdido. El juego había terminado y ella había sido sin duda la que había perdido más. Hinata lo había perdido todo.

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Comieron en silencio, intercambiaron miradas y una que otra sonrisa, pero nada más. De todos modos sabían que hablarían, mucho. Luego de lavar los platos fueron a la sala, se acomodaron en el sofá y se miraron, como una especie de señal. Era hora de hablar, como madre e hija.

-Traté de evitar que esto pasara-habló al fin.

-Lo sé-dijo Sakura tranquila-Al parecer él no pensaba detenerse por ningún motivo-

-Eso parece-suspiró-Él ha estado al pendiente de nosotras desde hace mucho, es sólo que nos e atrevía a acercarse del todo. La sola idea de que se apareciera por aquí me aterró, siempre-observó a su hija-Pero, estos últimos meses me había estado llamando y yo, comencé a tener miedo de que un día tuviera las fuerzas suficientes y bueno, ahora lo hizo-

-¿Ha estado ayudándote todo este tiempo?-

-Desde lejos, sí. Pero nunca directamente… tu papá…-hizo una leve pausa-Teníamos algunas deudas y cuando descubrí estaban completamente pagadas, nunca lo entendí, ahora sé que fue él. Nos ha estado ayudando pero no nos dimos cuenta y ahora todas esas “ayudas” extrañas tienen su nombre por todos lados-

-No entiendo porqué quiere hablar conmigo ahora, no entiendo porqué ahora le parece bueno acercarse-susurró-Puede habernos ayudado, lo sé, pero aún así… es como si la ayuda fuera de un extraño. Él es un extraño para mí, siempre lo ha sido-

-Pues, sólo él podrá responderte eso. Yo sólo sé que no va a desistir hasta poder hablar contigo-

-Ya lo sé. Hablaré con él… le contaré lo que se siente ser la hija de un extraño. Y que ser padre no implica ayudas camufladas-

-¿Estás segura de que quieres hablar con él? Puede ser muy difícil y doloroso-

-Mamá… no puedes aislarme de las cosas difíciles y dolorosas. Sé que no será fácil ni siquiera puedo imaginarlo pero, tengo que confrontar esto y salir lo más rápido de esta situación. Él se irá, lo sé-

-Linda, de verdad eres increíble-la besó en el pelo-Estoy segura de que también intentará…-

-¿Hablar contigo?-anticipó la chica, su mamá asintió-Tú también tienes mucho qué decir, mamá. Yo sólo quiero que estos malos recuerdos se vayan y lo harán, cuando él lo haga-

-Vamos a estar bien, ya verás. No sabes cuánto me alegra que hayas vuelto, pensé que estabas molesta conmigo-

-No… tú no has hecho nada malo, al contrario. Yo sólo quería… no lo sé. Escapar-

-Lo sé, sé que tenías que hacerlo, para mi suerte tienes a ese loco-Sakura sonrió.

-Está demente, pero es… el mejor. Naruto me ayuda a ver las cosas con mayor claridad, puedo hablar con él y sé que va a decirme lo que piensa, es como tener a un mejor amigo y a un novio al mismo tiempo-

-Si que tienes suerte-le susurró.

-Mucha suerte. Mamá… ¿él nunca intentó acercarse cuando yo… no lo sé, era más pequeña?-

-No, es por eso que esto me tomó de sorpresa. Porque yo estaba casi segura de que él no volvería y luego comencé a perder esa confianza y a preocuparme, no sabía cómo reaccionarías con esto; fuiste tú y tu reacción las que me sorprendieron aún más-

-Aún me cuesta creerlo-

-A mí también-la chica se recostó en su mamá-Lo siento, tal vez debí hablar contigo antes-

-Ya hablamos de esto mamá. Sólo buscabas lo mejor para mí, yo puedo con esto, podemos con esto. Ya verás, dentro de poco todo estará igual que antes.

Ella trataba de pensar de esa forma, de creer que luego de hablar con él, su padre se alejaría y las cosas quedarían tal y como estaban. Quería pensar que él no lucharía y no haría las cosas más difíciles de confrontar, quería tranquilizarse con esa idea y a la vez, tranquilizar a su mamá. Por dentro tenía mucho miedo de siquiera verlo a los ojos, pensaba que tal vez esa fortaleza que intentaba proyectar se derrumbaría a la hora de la verdad, al enfrentarlo a él y a sus miedos. Había tomado la decisión, lo enfrentaría y esperaba con todas sus fuerzas no derrumbarse en el último momento.
Ellas charlaron por un rato más, estaban más tranquilas ahora que se encontraban las dos juntas para apoyarse, al fin y al cabo ellas dos entendían a la perfección lo que sentía la otra en aquel momento; ambas acababan de encontrarse con el pasado y debían enfrentarlo juntas. Ya en la noche Sakura estaba en su habitación tratando de leer algo, el sonido del celular la hizo reaccionar, lo tomó.

-¿Hola?-dijo algo distraída.

-¿Viste mi regalo?-ella sonrió instantáneamente. Él estaba tumbado con Maximus a su lado.

-Te quedó perfecto, es como un tatuaje-

-Eso creí, te ha encantado-sonrió-¿Qué tal todo por allá?-ella suspiró.

-Estuve hablando con mamá, me siento mejor ahora que estoy aquí-

-Entonces ¿no me extrañas ni un poco? ¡Que cruel!-ella rió suavemente.

-Ni siquiera un poco-dijo tranquila.

-Otra de esas bromas y deberás visitarme de nuevo-ella sonrió.

-¿Desde cuándo las bromas se deben pagar?-

-Desde que viniste a mi departamento… ¡PARAÍSO!-ella rió.

-Pues, entonces tú me debes muchas-

-¿De verdad? Bien, tengo la manera perfecta de pagarte todo-

-¿Ahh si? ¿Cómo?-

-Te invito a mi departamento-ella dejó escapar una enorme sonrisa.

-Jajaja… debí imaginarlo-

-Lo sé, soy tan genial. Entonces… ¿Hablarás con él, mañana?-ella se puso seria.

-Así es-

-Entonces, si te sientes bien para hacerlo, me llamas luego de todo eso… ¿de acuerdo?-

-Trato hecho-

-Tú puedes con esto, guapa-

-Gracias-

-Buenas noches-

-Descansa, te llamo mañana-él sólo sonrió.

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Durante toda la mañana del día siguiente ella estuvo sola en casa y él no se apareció, pensó que quizás había desistido de hablar con ella, que se había marchado. Pero en la tarde, el sonido del timbre la hizo sospechar, fue a abrir y ahí estaba él, la segunda vez que lo veía desde que se enteró que era su padre. Él la observó, su mirada reflejaba vergüenza, arrepentimiento. Sakura tomó un respiro.

-Pensé que no vendría-dijo al fin.

-Tenía que hacerlo-dijo él.

-Será mejor que pase-dijo ella abriendo por completo la puerta, él pasó a su lado, la chica, con una seña le indicó que se sentara en el sofá y ahí estaban, sentados, en silencio.

-Ni siquiera sé por donde comenzar-dijo evidentemente nervioso-He estado al pendiente de ti y tu mamá durante todo este tiempo-

-Desde lejos, escondido-dijo ella con la mirada en el piso.

-No ha sido nada fácil para mí Sakura. He vivido arrepentido durante todo este tiempo, sin saber cómo arreglar lo que hice y ahora, decidí que era tiempo de enfrentar las consecuencias de mis acciones…-ella permanecía en total silencio-Sé que me odias, sé que lo merezco… pero necesitaba verte de cerca, ver en lo que te has convertido-

-Seguro que no fue fácil, pero no creo que haya sido más fácil para mamá-ella lo observó-O para mí-

-Yo lo sé-dijo frustrado-Éramos muy jóvenes, yo tenía miedo y… no sabía que tu mamá estaba embarazada. Yo…-

-Pero luego se enteró y no le importó-

-Por supuesto que me importó-replicó-Pero ya había cometido el error más grande, no podía simplemente regresar luego de haberle hecho eso, yo… no supe cómo reaccionar. Nunca quise lastimar a tu mamá-

-Lo hiciste, ella te amaba-él agachó la mirada.

-Y yo a ella-susurró-Aunque no me lo creas-

-Cuesta creer que si la amaras, le hubieras hecho eso-

-Era un inmaduro y… tomé las peores decisiones-dijo con voz quebrada-Pensé que ayudándole sin que se diera cuenta podría remediar el daño, aunque fuera un poco. Si ella supiera que yo intentaba ayudarla, jamás aceptaría-

-Mamá me ha dado todo lo que tengo, con su esfuerzo-dijo ella-La ayuda que usted nos dio, cualquiera que fuera… no lo convierte en mi padre-él asintió débilmente.

-Yo lo sé. No trato de convertirme en un padre que ha estado ausente durante toda tu vida-

-Entonces… ¿qué busca? Porque no estuvo antes, no va a estarlo ahora-ella apuñó los ojos. Él sintió como el corazón se le apuñaba.

-Quiero tratar de arreglar las cosas, de demostrarte que soy una buena persona, de hacer las cosas bien-dijo sincero-No quiero tu odio, pero sé que no puedo pedir milagros-

-Todo esto no nos hace bien-lo observó-Ni a usted, ni a nosotras. No hay arreglo, porque la que más ha sufrido es mamá y es la persona que siempre ha estado conmigo, la que confió y se decepcionó, por usted. Yo he llorado mucho, pero no tanto como ella y lo sigue haciendo y yo… eso no lo puedo perdonar-

-Tengo que intentarlo-

-Cada vez que lo intenta, hace las cosas más difíciles… ¿por qué no sólo… desiste y deja las cosas como estaban?-

-No puedo ser tan cobarde, te sigo decepcionando, y tú, me sigues haciendo sentir orgulloso-ella evitó mirarlo.

-No necesitó un papá-dijo secamente-Ella ha sido eso y más-

-Tal vez no me convierta en tu padre, pero quiero dejar de ser un desconocido-

-Ya no es un desconocido. Es un doctor muy aclamado, que trabaja en la universidad y que me caía bien-hizo una pausa-Es un padre que necesita el perdón de su hija para vivir en paz… pero, las cosas no son tan fáciles-

-Sólo quería acercarme…-

-Y lo hizo-dijo ella-Pero eso ya no importa, porque ahora sé todo, yo no quiero más de estas charlas porque creo que todo está claro-

-No voy a rendirme, Sakura-

-¿Seguro? Tal vez se repita la historia y huir se convierta en su aliado. No soy la niña de hace un tiempo, que anhelaba tener un padre, ya he crecido y he aprendido que no se necesita a alguien que nunca estuvo en tus buenos y malos momentos-

-No voy a marcharme, no esta vez-

-Creo que ha sido suficiente por hoy…-ella se cubrió el rostro con las manos-¿podría irse?-pidió. Él asintió.

-Gracias, Sakura. Eres una excelente persona-dijo antes de levantarse y salir. Ella recostó su cabeza y se acomodó en el sofá, abrazó uno de los cojines y dejó escapar una que otra lágrima. Esperando no tener que hablar con él pronto. Tomó su celular y lo llamó.

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Él estaba podando el césped, su celular en el bolsillo lo hizo detenerse.

-¿Si?-dijo luego de apagar la podadora.

-Hey…-dijo ella. Él se tiró en el jardín.

-¿Cómo estás?-susurró.

-Bien, creo. Se acaba de ir-

-¿y… qué te dijo?-

-Ya sabes, que estaba arrepentido y que no iba a darse por vencido-él suspiró.

-¿Y tú le dijiste por lo que has pasado?-ella asintió.

-Sí. Aunque tal vez debí decirle más… no lo sé-

-Pues, se lo dirás la próxima vez que intente hablar ¿no crees?-

-¿Crees que lo intente de nuevo?-

-Sí lo creo-

-Yo no quiero hablar con él, Naruto-

-Hey… no hablarás si no quieres ¿bien?-

-Bien-suspiró-Pasaré estos últimos días de vacaciones acá-él sonrió.

-Bien. Tal vez te llame, ya sabes para comprobar que no estás deprimida por no verme-ella sonrió.

-Tranquilo, no le diré a nadie que lloras cuando no estoy contigo-se burló ella.

-Menos mal, la gente puede confundir mi sensibilidad-ella sonrió de nuevo-No me extrañes mucho ¿bueno?-el rubio sonrió.

-Voy a intentarlo-

-Eres realmente fuerte, las cosas van a ponerse mejor, ya verás-

-Eso espero-

-Intenta descansar un poco y despejarte ¿si?-ella asintió.

-Gracias, pedazo de guapo-él sonrió.

-Carajo, amo cuando me llamas así. Bien, entonces hablamos luego ¿de acuerdo?-

-Bueno…no hagas tonterías-

-¿Yo? Nunca-ella sonrió y luego colgó. Él se levantó y continuó con el césped, siempre había pensado que Sakura era muy madura, pero era en ese momento en el que se daba cuenta de que era aún más madura de lo que él pensaba. Le costaba imaginar qué haría él en su lugar, tenía suerte.

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Cuando su mamá llegó, la observó cuidadosamente como si tratara de adivinar lo que había ocurrido; el rostro de su hija le dio una respuesta clara: Habían hablado.

-Hola-se sentó junto a la chica.

-Hola-respondió-Ya pasó-

-¿Estás bien?-se acercó.

-Sí mamá-se recostó en la señora-Ya pasó la charla, ya no hay mucho qué decir-

-Esto era justamente lo que quería evitar-dijo algo decepcionada.

-No pasa nada… yo… sólo espero no tener más de estas charlas. No quiero verlo más-

-Me encantaría decirte que eso va a pasar, pero las cosas están muy distintas-Sakura asintió.

-Ya lo sé mamá, yo estoy bien-

-¿Quieres hablar un poco?-

-No… yo… quiero comer un poco y luego dormir-

-Bien, no pasa nada-

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Él había decidido no aparecerse en frente de su hija por algunos días, dejar que las cosas fluyeran y darle algún tiempo antes de insistir, sabía que era lo mejor que podía hacer y que si no daba ese receso probablemente la situación se volviera más difícil y la reacción de Sakura no serían tal sutil esta vez, porque le sorprendía en gran parte la respuesta de su hija, ella lucía decidida, serena, convencida de lo que quería, de lo que pensaba, ella no lo quería ahí y él no esperaba que fuera de esa forma, no después de todo lo que había hecho. Pero, su hija se ganaba cada vez más su admiración, ella era realmente increíble, su mamá se había encargado de cuidar a una chica de esas que existen en cantidades muy limitadas. Y él no perdía las esperanzas de poder demostrarle que había cambiado, por ella y para ella.
Ella por su parte había pasado estos últimos días de sus vacaciones de forma relativamente tranquila, aunque tal vez tranquila no era la descripción adecuada tomando en cuenta que acababa de conocer a su padre, no sabía si podía decepcionarse aún más, pero por nada del mundo quería que su mamá sufriera, ella no. Su mamá se había levantado temprano, fue al supermercado para comprar algunas cosas que necesitaba para hacer un buen almuerzo, algo especial. Ella se había quedado en casa. El timbre sonó y ella se alarmó de cierto modo, lo primero que pensó es que su padre estaría de vuelta, que él quería hablar de nuevo o quién sabe qué; así que caminó hasta la puerta, tomó un respiro y entonces una sonrisa enorme vino a su rostro.

-¡SAKU!-gritó la rubia abalanzándose sobre la pelirosa, que apenas logró y reaccionar y seguir en pie.

-¡Ino! ¿qué haces aquí?-dijo aún sorprendida. Ino se separó.

-Quería ver cómo estabas… ya sabes-

-Gracias, anda, vamos adentro-las chicas entraron y se sentaron. La rubia observó a su amiga cuidadosamente, verificando que las cosas estuvieran bien.

-Entonces… ¿cómo estuvo?-la observó, Sakura dejó escapar un pequeño suspiro.

-Pues… ni siquiera sé cómo describirlo. Es difícil verlo a los ojos y evitar mandarlo al diablo, pero a la vez es muy triste escucharlo y recordar cuando era niña y me ilusionaba por conocerlo, preguntarle qué había de malo conmigo-

-Entiendo-susurró Ino-Pero ya pasó, él dijo lo que tenía que decir, tú igual y bueno… necesitabas decirlo ¿verdad?-ella asintió.

-Sí, es verdad. Tenía algunas cosas que decir y de seguro tengo muchas más, pero no sé si quiera pasar por esto otra vez; sólo quiero dejar esto atrás-

-Lo sé Sakura, pero él…-

-Él no se va a cansar tan fácil, lo sé. Naruto también lo cree, pero yo tengo derecho a cansarme, y él no tiene derecho a ningún reclamo, su tiempo ya pasó-

-Bien, entonces será cuando quieras si es que quieres-sonrió-Pensé que Naruto estaría por acá. Es extraño-Sakura sonrió.

-No… necesitaba un receso de Naruto-Ino parecía sorprendida.

-¿Acaso hay problemas entre ambos?-la pelirosa negó con la cabeza.

-No, nada de eso. Es que lo primero que hice fue irme con él… huir; pero tenía que enfrentar esto, sola. No funciono muy bien cuando estoy con él-se burló de si misma.

-CIERTO-

-¡Oye!-protestó.

-Es la verdad-dijo con tranquilidad Ino-Ustedes dos son… tan opuestos y parecidos a la vez. Son rarísimos-sonrió.

-Gracias… creo-dijo algo confundida.

-De nada. ¿Qué tal si vamos por un helado? Así estiramos las piernas-

-Bien, tú invitas-

-Aprovechada… me parece que te hace daño estar con Naruto, comienzas a actuar como él-se burló.

-Ay por favor, no exageres-dijo sonriente.

-Claro, claro… Saku, debes prepararte ¿sabes? Lo verás todos los días, en la universidad-Sakura suspiró.

-Lo sé-susurró.

Y así era, tendría que convivir con él, posiblemente lo vería a diario, o bueno, se lo encontraría de vez en cuando. La diferencia no era mucha, tendría que verlo de una u otra forma, un día o el otro, y no sabía muy bien qué hacer, qué decir o más bien, no decir nada. Estaba confundida. ¿Qué haría él? Intentaría hablar, quizás o al contrario, esperaría a que la tensión entre ambos bajara. Trataba de no pensar en eso, de no atormentarse demasiado, pero estaba claro que todo le daba vueltas en la cabeza, eran demasiadas cosas, sentimientos encontrados y demás. Y sabía que vendrían nuevos retos, nuevas discusiones y quién sabe ni qué más. Nadie podía saber lo que pasaría de aquel día en adelante, pero las cosas ya no serían igual y Sakura lo sabía. Aquella verdad le había venido a cambiar el mundo.

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Naruto se dirigía a su habitación, subía las escaleras con toda tranquilidad, iba a toda prisa en dirección a su habitación y entonces observó a su abuelo que lucía cansado, apoyado en la pared. Se acercó rápidamente.

-Abuelo ¿estás bien?-Jiraiya estaba pálido, su frente estaba sudada y parecía estar bastante débil. El peliblanco asintió-¿me estás jodiendo? Te ves muy mal… iremos a un hospi…-

-Estoy bien-dijo convencido.

-No lo estás…-

-Es que no he comido… debe ser eso-sonrió.

-No soy idiota… vamos-le sirvió de apoyo.

-Llévame a la habitación… estoy bien ¿ves?-

-Sí, veo que no estás bien-

-Na…-resbaló.

-Carajo… iremos al hospital y punto-Jiraiya no pudo protestar, después de todo Naruto era más testarudo que él y de ser necesario lo habría atado con tal de llevarlo al hospital. El rubio avisó a sus padres para que fueran al hospital. Jiraiya estuvo consciente durante todo el viaje, pero estaba más que preocupado, tal vez las cosas ya habían ido demasiado lejos, tal vez la farsa se había acabado y lo que vendría no sería nada fácil. Naruto esperó un rato y luego, un doctor se le acercó, él se puso de pie, estaba más que preocupado, tenía un miedo terrible-¿Él está bien?-

-Se encuentra bien, sin embargo, tu abuelo comienza a empeorar, en esta etapa comienza a presentar este tipo de inconvenientes, así que debes ser muy fuerte y prepa…-

-¿Esta etapa?-dijo confundido.

-¿Acaso tú no sabes?-

-¿De qué carajo habla? Podría ser más claro… ¿qué tiene mi abuelo?-

-Chico… tú abuelo está muy enfermo, no le queda mucho tiempo… pensé que lo sabías-la expresión en el rostro de Naruto era indescriptible.

-Chico… tú abuelo está muy enfermo, no le queda mucho tiempo… pensé que lo sabías-la expresión en el rostro de Naruto era indescriptible. El médico no pudo hacer nada más que retirarse; el rubio permaneció algún tiempo como perdido, viendo hacia la nada, aún sin digerir lo que le acababan de decir. Reaccionó, se dirigió con prisa hacia la habitación de Jiraiya, el peliblanco se entretenía con algunas revistas, sonrió al ver la rubio pero poco después su sonrisa desapareció al ver la expresión en el rostro del chico, éste entró con prisa, cerró la puerta rápidamente y con la misma rapidez se dirigió donde su abuelo que sólo lo observaba extrañado.

-¿Te dejaron entrar?-el rubio sólo negó moviendo la cabeza de un lado al otro-¿Estás bien? ¿qué sucede?-dijo algo ansioso.

-Lo sé todo-susurró.

-¿Sabes qué?-frunció el ceño.

-¿No pensabas decirme que vas a morir?-Jiraiya cerró los ojos, dedujo que al médico se le había escapado y trató de buscar algo qué decir, a pesar de haberse preparado para ese momento, la verdad es que no sabía ni cómo mirar a Naruto, mucho menos qué decir.

-Naruto…-dijo con voz débil-No quería lastimarte-

-¿Lastimarme? Por Dios abuelo, el lastimado acá eres tú-replicó-¿Cuál era tu plan? ¿morir solo, sufrir en silencio mientras nosotros la pasábamos genial? Dios… ¿Por qué no me dijiste?-

-Puede que no lo entiendas, pero, pensé en ustedes. No quería meterlos en todo esto, creo que sí, preferiría morir solo que verte sufrir por verme en cama los últimos días de mi vida; por más cliché que suene-

-Yo lo describiría como egoísta-

-Pensaba en ti, en tu papá, en todos. No soy egoísta-

-Entiendo. Pero… nos enteraríamos de algún modo de que habíamos sido tan ciegos como para no ver que estabas mal. Sería horrible enterarse de que alguien muy cercano murió mientras tú te divertías. Abuelo, no tienes porqué enfrentar esto solo-se escuchaba frustrado, desesperado.

-Esto es lo que quería evitar, mírate. No mereces…-trataba de decir.

-¿Y si hablamos con uno de los médicos conocidos de papá? Sí, él… él puede ayudarte. Papá conoce a los mejores médicos. Abuelo, hay que intentarlo ¿si? Todo va a estar bien-Jiraiya lo observaba lleno de tristeza, los ojos de Naruto estaban vidriosos.

-Naruto, ya lo intenté todo. Esto no tiene solución, es cuestión de tiempo para que…-

-Carajo abuelo-Replicó-Ni lo digas-

-Lo siento, pero es la verdad. Naruto, no quería dañarte-

-Esto no puede ser-el rubio se cubrió el rostro con las manos-Yo… demonios-

-Estaré bien ¿si?-Jiraiya sonrió. Naruto descubrió su rostro y clavó su mirada en su abuelo.

-¿Bien?-se levantó-No. Vas a morir y eso apesta. No puedo estar acá-el rubio se marchó, Jiraiya cerró sus ojos.

Había tratado de imaginar la reacción de su nieto si se llegaba a enterar y nunca lo había logrado; Naruto era poco predecible, no sabía con certeza a dónde iría después de salir del hospital, no sabía si regresaría más tarde, no sabía si haría alguna inmadurez o quién sabe qué.  El rubio se había encargado en avisar a sus padres sobre lo ocurrido, ellos lo encontraron en las afueras del hospital, no parecía el Naruto de siempre.

-¿Cómo está papá?-preguntó Minato apresurado.

-Bien si se puede decir-

-¿Naruto? ¿Qué tienes?-dijo Kushina.

-El abuelo tiene algo que decirles, será mejor que vayan a verlo pronto-Kushina y Minato se miraron y luego lo miraron a él.

-¿Qué pasa?-dijo Minato totalmente confundido.

-Voy a dar una vuelta, luego hablamos-no los dejo decir nada más, caminó rápido hasta el auto. Ellos lo observaron alejarse para luego entrar a resolver toda esa confusión. No sabían qué sucedía pero sabían que no era bueno. Jiraiya los observó entrar.

-¿Vieron a Naruto?-disparó el peliblanco.

-¿Todo está bien?-dijo Minato ignorando la pregunta de su papá.

-¿Y Naruto?-dijo el peliblanco preocupado.

-Se fue-habló Kushina-No sin confundirnos y decir que tenías algo que decirnos-Jiraiya suspiró.

-¿Qué es lo que le pasa a Naruto?-

-Naruto se enteró de algo de lo que no debía enterarse-Kushina permanecía en silencio, Minato se llenaba más y más de nervios. Jiraiya buscaba las palabras correctas. Como si existieran.

-¿Papá?-insistió el rubio.

-Minato, estoy… enfermo-susurró. Los ojos de ambos se abrieron como platos y un silencio profundo de produjo en la situación.

-¿Enfermo?-rompió con el silencio Minato cuando al fin pudo reaccionar-¿De qué hablas? ¿algo pasajero? Papá…-

-No hijo. Yo… no me queda mucho-Kushina necesitó sentarse mientras intentaba asimilar todo, pero no era nada fácil. Minato estaba en shock y Jiraiya no podía hacer más que mirarlos con dolor e impotencia.

-No… Papá… debe ser un error-Kushina tenía la mirada agachada, no tenía nada que decir y comprendía totalmente la actitud de Naruto.

-Lo lamento. Yo también desearía que fuera un error, pero es la verdad. No quise decirles nada, trataba de ahorrarles todo esto pero ya ven, todo es peor ahora-

-Dios mío. Naruto… ¿cuánto tiempo?-

-No lo sé, pero no tanto-

-Dios…-las lágrimas comenzaban a bajar por las mejillas del rubio mientras a Jiraiya se le partía el alma al verlo. Minato sólo se acercó a su papá, éste lo abrazó con fuerza. Kushina los observó y luego salió de la habitación con los ojos llorosos, tomó su celular e intentó llamar a Naruto pero fue inútil, así que, la llamó a ella.

-¿Hola?-dijo Sakura.

-Hola linda-Sakura se alarmó un poco.

-Kushina, ¿sucedió algo?-

-Saku, ¿podrías llamar a Naruto? O lo que sea… sólo intenta localizarlo y por favor, si lo logras, sólo avísame ¿bien?-la pelirosa sabía que algo malo había ocurrido pero sabía también que no era el momento para preguntar.

-Claro, ya mismo lo hago-

-Gracias-Kushina colgó.
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Él aún seguía en el auto, era como si todo se hubiera detenido, era absurdo que eso le estuviera pasando a su abuelo, era increíble. Le producía un  terror inmenso el hecho de que dentro de poco no podría verlo, su abuelo iba a morir pronto y aún peor, su muerte sería lenta y dolorosa, se lo llevaría de a pocos y él estaría ahí viendo como poco a poco Jiraiya desaparecía, su abuelo, una de sus personas favoritas. Llevaba ya algún tiempo indagando sobre lo que le ocurría, sospechando de que algo andaba mal, pero ¿eso? Eso no pasó por su mente, quería dejar de pensar porque sólo podía pensar en esa noticia.
-Necesito un trago-dijo en voz baja para luego arrancar y marcharse. Por su parte Sakura ya había intentado llamarlo pero él había apagado el celular, ella no podía comunicarse con el rubio ni podía entender lo que sucedía.
Sakura se cansó de intentar llamarlo, así que decidió actuar. Lo conocía muy bien, así que tomó un bolso con lo necesario, le dejó una nota a su mamá y se fue, si Naruto estaba mal, uno de los posibles lugares en los que él podría estar era en su departamento y para allá se dirigió la chica.
Luego de un buen rato ella estaba ahí, pero todo estaba cerrado, le pareció extraño. Decidió esperar, se sentó cerca de la puerta para luego intentar nuevamente llamarlo, suspiró resignada. Kushina y Minato también lo habían intentado pero Naruto no daba señales de vida y no pensaba encender el celular por ninguna razón, él sólo quería despejarse, olvidarse un poco de la terrible e inevitable realidad.
Cuando lo observó acercarse se levantó de inmediato, él venía totalmente distraído, cuando levantó la mirada y se encontró a Sakura su rostro se llenó de sorpresa, ella lo observó fijamente.

-¿Guapa? ¿qué haces aquí?-se acercó-¿Cuánto tiempo llevas acá? Es peligroso que esté sola ¿por qué viniste?-la observó.

-Vine por ti-lo observó-¿Qué sucedió? Tu mamá estaba como loca buscándote. Yo estaba muy preocupada-

-Mejor hablemos adentro ¿si?-él abrió la puerta y ambos entraron.

-¿Podrías decirme qué pasa?-

-Hace poco me enteré de que mi abuelo está enfermo-ella abrió los ojos como platos.

-¿Qué?-

-Sí. No pensaba decirnos pero bueno, las cosas no salieron como él las planeó-

-Pero… va a estar bien ¿verdad?-ella clavó sus ojos en él, quien sólo negó con la cabeza.

-Va a morir-ella se acercó hasta poder abrazarlo lo más fuerte que pudo.

-Lo lamento tanto, no puedo creerlo-

-Lo sé-ella se separó un poco.

-¿Por qué no me dijiste nada? ¿dónde… estabas?-él hizo una mueca.

-Fui a dar una vuelta-susurró. Ella pudo sentir el aliento del chico, se separó un poco. Él puso gesto de frustración.

-¿Bebiste?-

-Sólo un par de tragos. Los necesitaba-

-Claro. Pensé que necesitarías otras cosas, tus amigos por ejemplo-

-No puedes hacer ese tipo de comparación-

-Sé que la noticia es terrible, sé que lo adoras pero diablos, pensé que si estabas mal podrías llamarme, querer hablar conmigo-

-Claro que quiero hablar contigo, no digas tonterías. Sólo necesitaba despejarme y luego…-

-Eres prioridad para mí-

-¿Acaso crees que no lo eres para mí?-frunció el ceño-No funciono como tú, no tengo tu madurez, no sé qué hacer, cómo reaccionar ante los problemas, pero no te atrevas a cuestionar lo que siento-

-Tal vez sólo necesitas estar solo, no debí venir-ella tomó su bolso.

-¿Qué haces? No voy a dejar que te vayas-la sujetó-Hablemos. Te escucho, me escuchas, pero de acá no te vas-

-Llama a tu mamá, ¿bien?-ella tomó su bolso, él la observó frustrado. No pudo ni moverse cuando los brazos de la sujetaban, abrazándola por detrás, ella cerró los ojos.

-Por favor-dijo con voz quebrada-Quédate conmigo-suplicó apuñando los ojos.

-Naruto…-

-Por favor-susurró.

-Bien-dijo ella-Te haré algo de comer-se soltó del agarre del chico-Mientras, deberías darte una buena ducha-

-Amor…-intentó besarla, ella lo esquivó. Él dejó ver una mueca de desesperación.

-Iré a la cocina-

Naruto suspiró resignado, fue por algo de ropa y se dio una larga ducha. Ella estuvo todo el rato en la cocina. Sabía que estaba siendo dura, no podía reclamarle, se acababa de enterar de algo terrible, sabía lo importante que era Jiraiya para Naruto y por más que lo intentaba le era imposible imaginar el dolor que sentía el rubio; aún así, le había dolido que él no le avisara de inmediato, pero es que ellos eran tan diferentes, no sabía con exactitud qué haría ella si estuviera en su lugar pero tenía claro que en ningún momento pensó en dejarlo solo, él nunca le haría eso, jamás.
Él salió del baño y lo primero que hizo fue tomar su celular y marcarle a ella.

-¿Mamá?-dijo con voz suave. Kushina dejó escapar un suspiro lleno de alivio.

-Naruto ¿dónde carajos estabas? Estábamos buscándote, Dios, si vuelves a hacer algo así, te mato-

-Lo siento, no quería hablar con nadie-

-¿Dónde estás? ¿estás bien? ¿está ella contigo? ¿vienes a la casa? ¿comiste algo?-él medio sonrió.

-En el departamento, bien, con ella, no, no pero pronto-ella sonrió.

-Estamos contigo en esto, no es únicamente tu guerra ¿sabes?-

-Sí. Pero cada uno tiene pequeñas batallas ¿verdad?-

-Sí. Estamos igual que tú, él está más que preocupado, deberías…-

-Lo sé. Le llamaré mamá, lo prometo-

-Perfecto. Cualquier cosa que necesites, acá estamos, por favor, te necesitamos, él te necesita-

-Lo sé-

-¿Me llamas más tarde?-

-Lo haré-él colgó. Ella le avisó a todos, Jiraiya estaba ahora mucho más tranquilo, sabía que vendrían momentos difíciles, pero al menos los tenía a ellos. Ya no había nada que ocultar, todo su plan había sido en vano y ahora, ellos no lo dejarían solo en ningún momento.

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Entró a la cocina, vio el plato, la vio a ella.  Se acercó, se sentó, la observó de nuevo.

-Sakura, yo…-

-Cómete todo. Iré a comprar algunas cosas ¿bien?-

-¿Cosas?-

-Sí, para la cena, me quedaré contigo-él sonrió apenas.

-Voy contigo-

-No hace falta. Deberías hablar con él mientras tanto, no va a pasarme nada. En cuestión de minutos estaré de vuelta-

-Bien-ella tomó su bolso y se marchó, él observaba el celular con algo de indecisión. Al fin le marcó.

-¡Naruto!-exclamó.

-Acá estoy abuelo-

-Demonios, me tenías muy preocupado, mocoso-

-No todos los días se reciben ese tipo de noticias-

-Lo sé. Siento que te enteraras de esa forma, las cosas se salieron de mis manos-

-Tus manos son pequeñas, para eso están las mías y las de todos los que te apreciamos-

-No son tan pequeñas-sonrió.

-Sí lo son, como las de un T-rex-

-Lo chistoso lo heredaste de mí ¿verdad?-

-Trataba de disipar tensión-

-Esto no es el fin del mundo Naruto, debes ser fuerte-

-No sé cómo sea el fin del mundo exactamente, pero esto es grave. Digo, estamos hablando de tu vida no es cualquier cosa-
-Estaré bien-

-¿De verdad lo has intentado todo? Podríamos…-suspiró.

-Ya deja eso Naruto. No soy un suicida o algo; no me estoy muriendo aún, puede que…-

-Por favor, no hablemos de esto por teléfono. Iré a verte mañana, creo-

-Bien. ¿Está ella contigo?-

-Nadie más me soporta-

-Es verdad-

-Te quedarás con nosotros-dijo serio el rubio.

-Creo que sí-

-No era pregunta, lo estaba afirmando-ella entró y lo observó, se dirigió a la cocina. Jiraiya sonrió.

-¿Vas a estar bien?-

-No tanto como quisiera. No es tan fácil-

-Yo lo sé. Lamento intentar ocultar algo como esto, sólo hacía las cosas a mi manera-

-Yo hago eso muy seguido, a veces la cago tremendamente-suspiró-Pero esto no es tu culpa, no debería pasarte, pero nada es justo acá-

-Cómo has cambiado mocoso. Estoy muy orgulloso, eres el mejor nieto que puede existir-a Naruto se le hizo un nudo en la garganta-Mañana ya estaré de vuelta en casa, espero que te aparezcas por allá; aprecio todo lo que haces-Jiraiya colgó, el rubio puso su celular a un lado, cubrió su rostro con un almohadón y dio un grito ahogado que nadie escuchó. Dejó ver su rostro, ya se le habían escapado algunas lágrimas, cuando ella lo observó, se acercó de inmediato, él se limpió rápidamente. La chica se amoldó en el sofá y lo jaló, él se acomodó en medio de las piernas de ella, quien lo envolvió con sus abrazos, lo besó en la espalda.

-Acá estoy-dijo ella.

-Esto es tan difícil-dijo con la voz quebrada-Me siento inútil, débil-

-Eres muy fuerte-

-No tanto-

-Eres fuerte, pero esto no se trata de eso, no confundas fortaleza con frialdad-

-Es como una pesadilla todo esto-

-Lo sé, ellos pasan por lo mismo. Tienes que estar ahí-

-Sí. Pero hoy no. Sólo quiero estar contigo; perdón por lo de…-

-No somos iguales; tampoco debí… olvídalo ¿sí? No tiene importancia-

-Pero es que sí la tiene-él se levantó. Ella suspiró.

-En este momento no-se levantó también.

-¿Hablaste con tu mamá? ¿sabe que estás acá? ¿puedes quedarte también mañana? ¿quieres comer algo?-ella sonrió.

-Pareces a tu mamá-se acercó a él.

-Lo lamento-

-¿Por qué las disculpas?-

-No lo sé, carajo, lo siento-

-¿Qué sientes?-sonrió.

-No sé… demonios-ella lo jaló, recibiéndolo con un beso en los labios, él se tranquilizó-Te amo tanto guapa-dijo cuando ella lo dejó respirar.

-Soy afortunada entonces-

-Sí que lo eres-ella sonrió-Casi tanto como yo-


Ellos pasaron la tarde entre comida, películas, charla. Él no tenía mucho que decir, estaba destrozado pero evitaba demostrarlo, intentaba ser fuerte, pero ella lo descifraba con facilidad. Sabían que las cosas serían aún más difíciles, vendrían muchas pruebas que tendrían que enfrentar juntos y que los unirían aún más. Naruto no pudo dormir del todo bien, su cabeza le daba vueltas y más vueltas al asunto, pero el tenerla cerca era sin duda el mejor antídoto, era curioso que cosas malas vinieran para ambos, como poniendo a prueba su relación; primero lo del papá de Sakura y ahora esto. Sakura había dejado sus problemas de lado para enfocarse en una sola cosa: Él.

Sakura se había levantado temprano, él aún dormía, el timbre sonó y cuando ella abrió la puerta un gesto de disgusto apareció en su rostro.

-¿Qué demonios haces acá?-dijo molesta la pelirosa.