Moonlight Bay (Capitulo 8) [01/06/16] [TP]

Los gritos guturales del muchacho lo hacían querer vomitar, cubría sus oídos y apretaba los ojos con tal de que las imágenes se fueran de su cabeza, pero era inútil.

Desde que llego ahí no hacía nada más que acompañar a Sasuke que hacia sus pruebas de los medicamentos en el cuerpo de Menma Uzumaki. Cada que el magullado muchacho luchaba en contra del tratamiento, Sasuke hacia que lo arrastrasen a un patio en donde le daban latigazos en la espalda hasta que la piel de su espalda desaparecía, dejándolo en carne viva.
Lo bueno de todo es que Menma tenía una regeneración bastante rápida, así como cuando se enfermaba solo duraba unas horas con el malestar. A Dimitri le sorprendía el aguante que tenía el Uzumaki, que se mofaba de Sasuke con un sarcasmo tan refinado, como si hubiera sido educado por la misma reina de Inglaterra.

Menma Uzumaki estaba cansado de todo, no entendía por qué no lo mataban. Si tuviera las fuerzas suficientes le propinaría unos golpes bien merecidos al de cabello azabache, pero tenía que morderse la lengua aguantando las ganas.

Ese día, no era diferente a los otros. Después de que Orochimaru, con ayuda de Sasuke, quitase un gran pedazo de piel de la espalda y pecho de Menma, lo dejaron gritando de dolor. Dimitri lo ayudo a zafarse de las cadenas que lo hacían colgar por encima de 50cm y con mucho cuidado lo llevo a su habitación/celda.
Recostó a Menma en el colchón desgastado, manchando las blancas sabanas de sangre.

-No me estas ayudando en nada. —Murmuro. Levanto de nuevo a Menma, recibiendo un grito desgarrador por parte del muchacho. — perdón.

Menma logro abrir un poco los ojos, mostrando el gran cabio en estos. El antes azul claro como el cielo ahora era un azul grisáceo, apagado. Su ojo derecho sufrió un cambio lamentable, pues quedo ciego y con prótesis de cristal, con el color rojo, por donde Dimitri juraba ver rencor y sufrimiento en su máximo esplendor.

Murmuro algo, muy bajito, imposible de entender. Dimitri se acercó a él un poco más, para poder escuchar lo que había dicho el joven.

-Ayúdame. —rogo, al borde del llanto. Dimitri lo miro con lastima y desvió la mirada, alejándose lentamente.

-Lo siento. —dijo sin mirarlo. Menma sonrió e hizo una mueca, su espalda le ardía.

El muchacho se preguntaba, ¿cómo estaría su hermano? Si comía bien, si sus padres le habían comprado un caballo. Suspiro al recordar a su madre, tan cariñosa siempre. Comenzaba a olvidar su voz, al igual que el sonido de la risa de su padre. Era casi imposible olvidar a Naruto, pues eran idénticos. Se lo imagino como él, pero con el cabello rubio y ojos azules más vivos, alto y de piel pálida, pues en Inglaterra había llovido mucho últimamente, según le decían los mozos de aquel laboratorio.

-Te lavare la herida y la vendare en lo que te regeneras…--escucho decir a Dimitri mas no dijo nada y cerró los ojos, esperando quedarse dormido y no despertar de nuevo.


Oxfordshire; Inglaterra. 1917

La fiesta que Naruto y Sakura habían organizado para Kizashi se volvió completamente para el extranjero misterioso, pues todos los invitados estaban a su alrededor preguntando como era su país, y él obviamente les respondía.
Naruto por otra parte, se encontraba muy alejado de todos, observando como Sakura veía a aquel extraño tan embobadamente. Se sentía enojado ¿Cómo Sakura podía olvidarlo de un momento a otro? Bufo y se acercó a Kizashi quien era el único que no estaba alrededor de aquel joven extrajero.

-¿Cómo estuvo su viaje? —le pregunto cortésmente, mientras se sentaba a un lado de él. Kizashi lo miro con el ceño fruncido y sonrió.

-No seas tan cortes, Naruto. Hemos vivido juntos desde hace tiempo, no es momento de que me hablas como si fueras a pedirme la mano de Sakura .— Naruto palideció y Kizashi lo miro con los ojos entre cerrados.— que espero no lo hagas.

-Para nada — murmuro —. Sabes que yo la miro como si fuera mi hermana.

Kizashi asintió y observo como todos los invitados hablaban con su acompañante español, Franco.

-Te tengo una sorpresa, Naruto. — el joven lo miro extrañado—. Tú desde niño has querido estudiar medicina en el extranjero, no comprendo por qué, si aquí hay excelentes escuelas y mira que están de los mejores médicos. — rio —, pero he conseguido a personas de muy buena fama y corazón, me han ofrecido su casa para ti, mientras estudias allá.

-¿En dónde? —. Pregunto confundido, desabrochando el saco de su esmoquin.

-En los Estados Unidos, Naruto.

El rubio sintió como su corazón se detenia por unos micro segundos, y volvia a latir erráticamente golpeando su pecho. Eso significaba que dejaría todo su pasado atrás, todos sus amigos y a sus pocos seres queridos, dejaría a Sakura, su Sakura.
Pensó en rechazar la oportunidad, pero entonces a lo lejos vio como Sakura y Franco se sonreían tan tiernamente, y el extranjero caminaba hacia ella, llevándola afuera.

Kizashi aplaudió sacándolo de su trance y soltó una carcajada de no más que felicidad. — Que tenga nietos pronto, ¿verdad? Y ojala tú también consigas a alguien que te ame allá en américa, y me darás nietos porque yo te considero mi hijo, Naruto.

Naruto miro a Kizashi, él lo veía con tanto cariño; como su padre lo miraba antes de irse a dormir. No podía defraudar a Kizashi, no podía rechazar la oportunidad que le estaba dando.
Le destrozaba el corazón dejar a Sakura, pero él desde un principio sabía que no se iba a poder, y deseo con tantas ganas que Franco la hiciera feliz.

-¿Cuándo me iría?—le pregunto, fingiendo una sonrisa.

-Mañana arreglaras tu equipaje te iras pasado mañana. Yo mismo te acompañare a que tomes el tren a Hampshire, para que vayas al puerto de Shouthamtpon. — El rubio trago saliva, ese lugar le traía malos recuerdos.

Kizashi se levantó y se unió a la plática de los invitados, dejando a Naruto solo con sus pensamientos.

¿Qué haría ahora? Sakura se había ido con Franco y él pensaba pasar la noche platicando con ella.
Derrotado, se unió a las pláticas de adultos junto con Kizashi, opinando cuando debía y guardando silencio cuando era necesario. La noche paso rápido, y la fiesta termino tarde, dejando a Naruto bastante exhausto.

Kizashi ya había subido a su recamara, y él ayudaba a los sirvientes a recoger el salón.
Se escucharon risas desde la entrada y se asomó disimuladamente, Franco estaba recargado en el marco de la gran puerta, sonriéndole a Sakura. Se despidió de ella besando su mano y se retiró. Sakura cerró la puerta y volteo, sonriendo tontamente hasta que vio al rubio, quien fruncía el ceño.

-Naruto…

-Buenas noches, Sakura. —Naruto se despidió y subió a su recamara, empacando furiosamente. No lo soportaba, sabía que Kizashi le daría la mano de Sakura a Franco y él no se quedaría viendo como ambos eran felices, se iría mañana mismo.



La mañana del 10 de octubre de 1917 estaba comenzando muy mal. En Rusia había una revolución socialista, aunque eso causaba gran impacto no impidió que Naruto se retractara de su decisión.

Él se encontraba en las caballerizas, despidiéndose de Zorro. Quería llevárselo pero no estaba seguro de que la otra familia tuviese establo.

-Te extrañare mucho, fortachón. — Suspiro acariciándole el lomo—. Vendré en vacaciones, de eso estoy seguro.

El ruido del pasto seco siendo pisado le hizo voltear, viendo como Sakura envuelta en su abrigo entraba lentamente, observándolo con una mirada triste.

-¿Por qué no me dijiste que te ibas?— le pregunto tristemente, casi herida. — se supone que somos mejores amigos, se supone que nos contábamos todo.

Naruto frunció el ceño. — ¿Por qué no me dijiste que te gustaba Franco?

-Porque no me gusta

-Bueno, pues debería comenzar a gustarte. Me ire hoy mismo, me estoy despidiendo de todos. —Sakura miro el suelo—. Kiba ira a visitarme de vez en cuando. Kizashi me dijo que si todo salía bien, arreglaría un matrimonio entre tú y Franco, intentare venir a tu boda.

-Me gustas. — Murmuro, queriendo callar al rubio— Además, no me pienso casar con él. ¿Te das cuenta de que tengo 16 y él 19?

-Te va a cuidar muy bien — dijo con desdén.

-Pensé que te quedarías, para buscar a Sasuke y a Menma—Naruto la miro, apretando la mandíbula.

-Están muertos, ambos. Como mis padres. —Sakura negó tristemente— No me voy a quedar a perder el tiempo, buscando fantasmas, Sakura. Y es mejor que vivas tu juventud como cualquier muchacha malcriada.

Sakura se acercó a él, agarrándolo con la guardia baja. Se paró en la punta de sus pies y rozo sus labios con los de Naruto. Sintió su corazón correr, como si estuviera jugando polo, como miles de caballos corriendo dentro.
Fue un simple roce, pero ese roce fue su primer beso, el de ambos. La miro y agarro sus mejillas para besarla de nuevo, delicadamente presionando sus labios con los de su amiga de la infancia.

Era un beso de despedida, o quizás no. Un beso, una promesa. Naruto volvería por ella, no se rendiría. La hizo prometer que lo esperaría, y él le prometió que volvería y ambos buscarían a Sasuke y a su hermano.
Esa tarde, Naruto viajo en tren hacia Hampshire y de ahí hasta el puerto. Cumpliría el dichoso sueño americano, pero solo para mejorarse.
Esa noche, Kizashi le conto sus planes de matrimonio para con Franco, ella queriéndose negar pero no tenía ni voz ni voto. Era lo mejor, y nadie le diría al joven rubio.

Sakura había roto su promesa.