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Moonlight Sonata por Digifruit +13 (2/ 2) 24/ 12/ 2012 (TERMINADO)
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Vera-chan
Estefi chan
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NaruSaku v2.0 :: :: Shots
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Moonlight Sonata por Digifruit +13 (2/ 2) 24/ 12/ 2012 (TERMINADO)
Holaaa!!! vengo a traerles un OS de foro viejito , es de la autora Digifruit y fue traducido por Naruto_Edu yo solo lo copio y pego.
Disfrutenla !!!
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Autora: Digifruit
Traducción: Naruto_Edu
Premisa: Ino empieza a quejarse de que todos los chicos de Konoha no saben cómo relajarse y divertirse una noche de viernes, lo que hace que las demás chicas se pregunten qué es lo que un chico amante de la diversión como Naruto hace en sus días libres, ¿beber?, ¿ir a fiestas?, ¿ir a la lavandería?, ¿o algo más profundo?
Nota de la autora: Este NO es un songfic, pero muestra algo de música clásica (Bach, Pachelbel, Chopin, Beethoven, etc.) y música tradicional japonesa como tsugaru-jamisen (shamisen), así que les recomendaría que tengan abierto el YOUTUBE para que puedan escuchar la música mientras leen. ¡DISFRÚTENLO!
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“Neji… bueno, es guapísimo, PERO es TAN tradicional ¡No sabría cómo divertirse aun si le dieran una Guía para Tontos!”, se quejaba Ino.
“Lo sé”, apoyó TenTen.
“¡Y Shikamaru! ¡Para ese vago la idea de algo divertido es sentarse a mirar a las nubes! ¡Cualquier cosa más divertida que esa sería MUY PROBLEMÁTICA para él!”, dijo furiosa.
“¡Chouji es dulce y todo, pero es que es tan… apegado a lo familiar! ¡Pasar el tiempo con él de seguro me haría sentir como una señora casada y probablemente suba unos cinco kilos de peso en el proceso! ¡No estoy preparada para eso!”, Ino estaba ahora golpeándose la frente contra la pared por la pura frustración.
“¡Y Shino! Cuando no está con todos esos insectos dando una apariencia repulsiva, es de hecho como esos tipos oscuros, altos e indiferentes que me gustan… ¡Pero es que es demasiado indiferente! ¡Charlar con él sería como hablar con una refrigeradora!”, seguía haciendo añicos a los pobres chicos de Konoha.
“¡Y Rock Lee! ¡Ay Dios! ¡Tiene el clásico “Sólo amigos” escrito en toda su tonta frente! ¡Es simplemente imposible imaginarme yendo a una fiesta con alguien como él!”, seguía criticando.
“Y por más que odie admitirlo, ¡con Sasuke es igual! ¿Cuál es el punto de ser tan increíblemente guapo si NO haces nada? ¡Bien podrían construir una estatua de él y ponerla en sus habitaciones! ¡No es que vaya a haber mucha diferencia!”, continuaba.
“¡Vaya lista, Ino!”, rió Sakura. “¿Quién sigue? ¿Kiba?, ¿Naruto?”.
Entonces Ino detuvo su diatriba repentinamente. “Espera… ¿Kiba… y Naruto? ¡N-No puede ser! ¡No me digas que esos dos son los únicos que saben divertirse! ¡NO! ¡ESTO NO PUEDE SER POSIBLE!”, se quejó, enterrando su rostro en la almohada. “¿Qué es lo que ocurre con todos los chicos de este maldito lugar?”.
“Pues… ellos sí parecen ser de los que sí saben divertirse un fin de semana”, TenTen concordó un tanto vacilante.
“¿Qué crees que hacen los viernes por la noche?”, preguntó Sakura curiosa.
“Oí a Kiba-kun diciéndole a Shino-kun que iba a cruzar la frontera hacia el país del Campo de Arroz para ir a una fiesta”, contribuyó Hinata en voz baja a los chismes de aquella pijamada.
“¡Increíble! ¡He oído que el país del Campo de Arroz es famoso por sus discotecas exóticas, y su sake de primera calidad!”, añadió Ino emocionada. “¡Además, la edad para poder beber es de dieciséis años allí, así que podremos tomar lo que queramos!”
“Pero es territorio enemigo”, advirtió Sakura frunciendo el ceño.
“¡Ay, vamos, no seas tan anticuada! ¡Eso es lo que lo hace más emocionante!”, dijo Ino soberbia. “¡Deberíamos decirle a Kiba que nos lleve!”.
“¡Eso sí que parece mucho más divertido que las fiestas aburridas de Konoha!”, se burló TenTen. “¡Deberíamos ir!”.
“Bueno, si vamos, tú sabes bien que yo no bebo”, aclaró Sakura firmemente.
“¿Y tú, Hinata? ¿Te apuntas?”, preguntó Ino con ansias.
“No lo sé…”, respondió Hinata nerviosa jugando con sus dedos. “No soy muy buena con esto de las fiestas…”.
“¡Pero no te preocupes! ¡¡Con pechos como estos, tendrás a los chicos peleándose por ti!!”, dijo Ino sonriendo mientras apretaba los grandes melones de la tímida Hyuuga desde atrás, haciéndola chillar.
“¡Ya, Ino!”, recriminó Sakura. “Tú sabes lo sensible que es Hinata con su figura”.
“¡Oigan! ¡Mataría por unos como esos! ¡Así que siéntete orgullosa, Hinata!”, dijo Ino riéndose.
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“¿Naruto?, ¿qué haces aquí?”.
“Ehm… ¿Pues qué más voy a estar haciendo en una lavandería?”, respondió sarcástico al dejar su cesta de ropa en el suelo para luego abrir una de las máquinas.
Iruka sonrió suavemente al ver a Naruto meter la ropa en la lavadora. “Pensé que tenías mejores cosas que hacer los viernes por la noche”.
“Oye, pero si un viernes por la noche es el mejor momento para lavar la ropa”, respondió Naruto. “Este lugar siempre está lleno”.
Iruka rió y asintió. “Es cierto… solo los perdedores como nosotros lavan la ropa por la noche, seguramente todos los demás deben estar afuera divirtiéndose, ¡qué triste!, ¿no?”.
Naruto vertió detergente y echó unas cuantas monedas para que la maquina encienda. “Iruka-sensei, creo que usted ya debería conseguirse una novia antes de que se vuelva más viejo”.
Iruka arrugó el entrecejo y le pegó un coscorrón a Naruto, justo como en los viejos tiempos. “Tan grosero como siempre”.
“Oiga, Iruka-sensei…”, dijo Naruto sonriendo. “¿Qué tal que si, desde ahora, empezamos a cenar en el Ramen Ichiraku más seguido?”.
Iruka sonrió al sentir la calidez inundándolo. “Sí, eso suena bien. No nos hemos visto muy a menudo últimamente…”.
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“¿Pasa algo?”, preguntó Sakura al acercarse a Hinata, quien estaba en el balcón de Ino. Desde aquella pequeña queja de Ino sobre los chicos, había notado a Hinata más callada de lo normal.
“N-no, no es nada”, respondió, contemplando las estrellas solo para evitar la mirada de Sakura.
Sakura sonrió y, de un saltito, se sentó sobre el balcón; Hinata solo estaba apoyada en este. “No debes sentirte presionada a ir de fiesta sólo porque Ino y TenTen quieran ir”.
Hinata se mordió los labios por un instante. “Bueno… no es eso, pu-pues de hecho, para ser honesta, creo que quiero ir”.
Sakura abrió los ojos ampliamente por la sorpresa. “¿En serio?”. Ahí estaba Hinata, la chica tímida y callada, ¿queriendo ir a una fiesta? La misma Sakura era una especie de ratón de biblioteca, y aunque no se consideraba a sí misma una nerd, era eso lo que ella era en esencia. No la emocionaba mucho la idea de irse de fiesta. “Y yo que pensé que no te gustaban las fiestas”.
Hinata negó con la cabeza. “Nunca antes he estado en una discoteca, ni siquiera sé bailar”, murmuró nerviosa con una vocecita. “De hecho me da un poco de miedo…”.
Y entonces ahí estaba la Hinata que Sakura conocía. “Sí… es todo oscuro y hay muchos chicos tomados tratando de ligar con una”, concordó. “La atmosfera está tan cargada de lujuria que nunca sabes qué es lo que puede ocurrir… a mí también me da algo de miedo”.
“Pero… parece que a Naruto-kun y a Kiba-kun les gusta esas cosas… las discotecas, las fiestas…”, Hinata suspiró. “No quiero que me vean como una aburrida…”.
“Oh…”. Sakura apoyó la barbilla sobre sus manos. “Nunca lo había visto de esa forma…”.
“¿N-no?”, preguntó Hinata, algo sorprendida.
Sakura soltó una risita tonta. “O mejor dicho… creo que ya no lo recuerdo… ya han pasado casi cuatro años desde que dejé de andar tras Sasuke-kun… cuatro años desde que dejé de interesarme sobre si parecía aburrida, molesta o fea para un chico”.
“Pero Uchiha-kun ha vuelto…”, comentó Hinata. “Naruto-kun lo trajo de vuelta”.
“Sí, pero ya no es lo mismo”, respondió negando con la cabeza. Una sonrisa triste se dibujó en sus labios mientras mecía sus pues en el aire. “Creo que ya no puedo volver a quererlo de la misma manera”.
"Oh...".
“Pero creo que no deberías forzarte para que los chicos te vean así”, aseguró Sakura. “Estoy segura de que ellos te ven como alguien muy divertida”.
"¿De verdad?".
“Bueno… Naruto… aun cuando siempre anda quejándose sobre las cosas aburridas… creo que solo lo hace porque la palabra “aburrido” está muy arraigada en nuestra generación… siendo honesta, no creo que Naruto entienda en verdad lo que significa ser aburrido”, dijo Sakura riéndose.
Hinata comenzó a jugar con los dedos antes de murmurar suavemente: “Sakura-san sí que conoce a Naruto-kun…”.
Ante eso, Sakura casi se cae del balcón.
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“Oi, Naruto… te ves fatal…”, dijo Sakura frunciendo el ceño, se encontró con él al día siguiente para almorzar en el Ramen Ichiraku. Entonces soltó un suspiro al recordar la conversación con las chicas la noche anterior. “No habrás estado de juerga, ¿no? Naruto, ya, en verdad tienes que ponerle un límite al relajo”.
Naruto arqueó una ceja. “No estuve de fiesta”.
“Entonces…”, dio un grito ahogado. “No habrás estado con una chica, ¿eh?”.
Naruto quedó aún más desconcertado ante tal acusación. “¿Ino ha estado hablándote mal de mí? ¿Quién demonios crees que soy?”.
Sakura parpadeó al sentir las palabras de Hinata retumbando en su mente. “Sakura-san sí que conoce a Naruto-kun”.
“Iruka-sensei, Sasuke y yo tuvimos que realizar una misión de reconocimiento de emergencia debido a que éramos los únicos que se encontraban ‘sobrios’ por no habernos ido de fiesta”, dijo entre dientes como si esas palabras le dejaran un mal sabor en la boca. “Caray, no porque sea viernes el enemigo está descansando. Estuvimos cuidando la frontera noroeste de los ninjas exploradores de Iwagakure. Ni siquiera sé cómo pudieron atravesar el País de la Hierba para venir al País del Fuego”.
Sakura se sentó en una silla del local con una expresión de cierta culpabilidad en su rostro. ‘¿Tan serio era Naruto cuando se trataba de estas cosas? Hinata se equivocó, no conozco a Naruto en absoluto…’.
“¡Argg! ¡¡Y esos malditos ninjas de la Hierba me revientan!!”, gruñó, seguía quejándose. “¡Tuvieron la cara de ACUSARNOS de invadir su país! Sospechamos que quizá ellos dejaron pasar a los malditos ninjas de la Roca, por lo que nos pasamos toda la mañana corrigiendo algunos puntos en nuestro tratado de alianza. ¡Sasuke estuvo ASÍ, ASÍ de cerca de hacer trizas los documentos del tratado con un chidori! ¡Así de furiosos estábamos!”.
“Parece que tuviste una noche muy agitada”, sonrió Teuchi mientras ponía los dos tazones de ramen en la mesa. “La casa invita”.
“Naruto sonrió y cogió unos palillos. “Gracias, abuelo, discúlpame por el berrinche. ¡Itadakimasu!”.
Sakura, silenciosamente, también comenzó a comer, pero seguía pensando en la misión de Naruto. Siempre había asociado a Naruto con misiones que no requirieran ningún esfuerzo mental, misiones que pudiera realizar usando, literalmente, los puños, pero, por lo que veía, parecía ser muy hábil con los asuntos diplomáticos y también con las misiones políticas. Si ella hubiese estado en esa misión, seguramente habría estado tan asustada que no habría sabido qué hacer. Las misiones normales eran una cosa, pero la política era algo completamente diferente. El destino de todo el País del Fuego podría depender de ese tratado; eso hubiese sido demasiada presión para ella.
Naruto percibió entonces el repentino silencio de Sakura. Suspiró y dejó los palillos en la mesa. “Disculpa por el berrinche… en serio. Estoy gruñón porque no he dormido nada, eso es todo”.
“N-no, está bien”, tartamudeó Sakura de repente. “De todos modos, ¿tienes algo que hacer el próximo viernes?”.
“¿El próximo viernes? Mmm…”, Naruto se detuvo a pensar. “Si me estás pidiendo una cita, entonces, sí, estoy libre, pero… si es otra cosa…”, respondió alzando los hombros.
Sakura frunció el ceño. “¿Y qué haces los viernes por la noche?”.
“Eso…”, sonrió. “Es un secreto”.
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"Hinata."
“Sakura, ¿qué te trae por aquí?”, preguntó Hinata mientras se limpiaba el sudor de la frente.
Sakura observó a Kiba y a Shino por un momento, ambos parecían muy concentrados en su combate. “Kiba se ve con mucha energía si consideramos que se pasó la noche de fiesta en el país del Campo de Arroz”.
“Em… parece ser que la chica con la que iba a salir lo dejó plantado por otro chico… y ahora se está desquitando con Shino-kun”, comentó Hinata algo preocupada. “Espero que pronto se sienta mejor…”.
“Ya lo superará… además, seguro era un ligue de una noche y nada más”, afirmó Sakura despreocupada.
“Oh… supongo que sí…”, concordó Hinata algo dudosa.
“Bueno… parece que Naruto no es de los que van a fiestas”, informó Sakura, dándole palmaditas a Hinata en la espalda alegremente. “De hecho… hoy tuvo un largo y molesto berrinche sobre los ninjas que se emborrachan las noches de viernes”.
“¿Lo dices en serio?”. Hinata se había emocionado notablemente. “Entonces… ¿qué es lo que hace los viernes por la noche?”.
Entonces, Sakura, rascándose la cabeza avergonzada, dijo: “Yo… eh… no lo sé”.
"Oh..."
“Pero estuvo en el país de la Hierba la otra noche, junto a Iruka-sensei y Sasuke-kun”, respondió Sakura. “Según parece, estuvieron en un conflicto muy serio sobre la seguridad de la frontera”.
“Oh, vaya… ¿así que Naruto-kun siempre está disponible para misiones de emergencia?”, Hinata se preguntó.
“Supongo… sin embargo, tender que preguntárselo a Tsunade-sama”, respondió. “Naruto ha estado siendo muy reservado con respecto a ese tema, así que ahora me dio curiosidad”.
Hinata rió un poco.
“Bueno, si averiguo algo más, yo te aviso”, dijo Sakura al girarse para irse. “Nos vemos”.
“Hasta luego”, Hinata se despidió y volvió a su entrenamiento.
Luego Sakura se dirigió hacia la Torre del Hokage, preguntándose en el camino por qué Naruto se había negado a decirle lo que hacía los viernes por la noche. “¿Tsunade-sama?”, dijo Sakura al entrar a la oficina.
“¿Sí, Sakura?”. Tsunade parecía aliviada por tener una excusa para darse un descansito del trabajo. “¿Qué ocurre?”.
“Emm… sobre la misión de emergencia de la otra noche…”, comenzó Sakura.
“Oh, eso…”, respondió riendo avergonzada. “Jiraiya y yo estuvimos muy tomados esa noche, así que no me enteré de la misión sino hasta esta mañana, cuando Naruto rindió el reporte”.
Sorprendida, Sakura abrió los ojos ampliamente.
“Sin embargo, Naruto, Sasuke e Iruka la manejaron magníficamente”, dijo Tsunade con una sonrisa de orgullo. “Iruka vino esta mañana y no paraba de hablar de la madurez con la que Naruto manejó el tratado de alianza con los ninjas de la Hierba. Creo que ya debería darle el título de Hokage, dado que ya está haciendo mi trabajo”.
“Espere… entonces, ¿Naruto se la pasa ocupándose de misiones de emergencia los viernes por la noche?”, preguntó burlonamente.
“No”, respondió Tsunade. “Ese es el trabajo de Shizune. Lo que ocurre es que vio que Naruto, Sasuke e Iruka estaban lo suficientemente sobrios como para encargarse de esa misión, eso es todo”.
“Entonces, ¿qué hace Naruto los viernes por la noche?”, preguntó Sakura en voz alta.
Tsunade arqueó una ceja, no había pensado en eso antes. “En realidad, yo tampoco lo sé…”.
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“Oye, Chouji, ¿sabes dónde está Shikamaru? No está donde siempre se pone a mirar las nubes”, preguntó Ino arrugando el ceño. “Hokage-sama me pidió que le entregara algo”.
Chouji miró hacia el cielo, estudiando las nubes por un momento. “Mmm… por la posición de las nubes… ahora, seguramente está en el Monumento de los Hokage”.
“¿Puedes saber dónde está Shikamaru solo con mirar las nubes?”, dijo Ino boquiabierta. Sabía que Chouji y Shikamaru se conocían bien, pero no tanto.
“Nah, solo bromeaba”, rió Chouji. “Es fin de semana, siempre va allá para mirar las nubes”.
“¿Por qué allí?”, preguntó arqueando una ceja. “Conociéndolo, subir todas esas escaleras le sería muuuy problemático”.
Chouji rió. “Cierto, pero no va solo por las nubes”, explicó. “Va hacia allá esperando poder atrapar al fantasma de Konoha”.
Eso tomó a Ino completamente desprevenida. “Estás bromeando, ¿verdad? ¿El fantasma de Konoha? ¿Qué rayos es eso?”.
“Sólo ve”, respondió. “Y lo verás”.
Ahora le había entrado mucha curiosidad. Definitivamente, Shikamaru no era de esos que gustan de hacer de caza fantasmas. Algo como eso requeriría de demasiado esfuerzo de su parte. ¿Shikamaru creía en fantasmas tan siquiera? Era cierto que los ciervos eran supuestos mensajeros del cielo o algo así, pero ella no creía que el clan Nara se tomara toda esa mitología de los ciervos en serio.
Mientras subía hacia el monumento a los Hokages, se detuvo por un momento cuando el horizonte se hizo visible de repente, lo cual le daba una espectacular vista de la puesta de sol. El país del Fuego no tenía un océano para acentuar la puesta, pero la forma en que cubría la ruidosa ciudad y el bosque más allá era impresionante. “Wow…”, murmuró a nada en particular al quedar maravillada con la increíble vista. “¿Para eso viene Shikamaru hasta aquí?, ¿para ver la puesta de sol?, ¿es ese el fantasma de Konoha?”, se preguntó en voz alta, nunca había pensado que Shikamaru fuera tan romántico. Las nubes eran una cosa, pero las puestas de sol eran algo completamente diferente.
Para cuando Ino llegó a la cima de la montaña, el sol ya se había ocultado en el horizonte y el crepúsculo comenzaba a cubrir la aldea. Y allí estaba Shikamaru, justo como lo dijo Chouji.
“¿Qué estás haciendo aquí?”, Ino preguntó. No estaba cazando fantasmas obviamente, pues se encontraba echado perezosamente sobre el suelo rocoso, mirando al cielo oscurecerse. Algo típico de Shikamaru.
"¡Shhh!", respondió frunciendo el ceño.
Ino parpadeó, no le gustaba cuando alguien le contestaba de esa manera, y era de especialmente irritante viniendo de Shikamaru, pues este era demasiado flojo como para ponerse a discutir con ella. Estuvo a punto de reprenderlo, pero luego se detuvo cuando una suave e inquietante melodía comenzó a sonar.
“¿Conque este es el fantasma de Konoha?”, se preguntó al sentarse al lado de Shikamaru.
“¡Échate!”, ordenó Shikamaru de repente.
Ino frunció el ceño levemente ante la orden dada por Shikamaru, pero obedeció, se recostó y usó sus brazos como almohada. Y lo que entonces vio podía rivalizar tranquilamente con la puesta de sol que hace unos momentos acabada de ver, las estrellas cruzaban el cielo sobre ella. Aquello, combinado con la suave música de fondo creaba la atmósfera que siempre quiso compartir con Sasuke en aquellos tiempos en que ella y Sakura estaban obsesionadas con él, pero ahora, no le importaba mucho que fuera Shikamaru el que estaba a su lado en vez de Sasuke o Sai.
“¿Qué instrumento es ese?”, preguntó suavemente. Se le hacía familiar, pero no podía recordarlo con exactitud.
“Se llama violín”, respondió Shikamaru. “Es un instrumento muy popular en el continente pasando el mar del sur, aunque aquí no es muy popular. Es la versión en violín de ‘Aire’ de la ‘Tercera Suite Orquestal’ compuesta por Johann Sebastian Bach, se llama ‘Air on the G string’”.
“Es tan triste…”, Ino respiró profundo al sentir la melancólica melodía estremeciéndola. Aquella conmovedora canción era lo único que se podía escuchar, como una mano buscando entre la oscuridad, queriendo encontrar a alguien para poder alejar a la soledad. Pronto se dio cuenta de que su corazón estaba ansiando encontrar a ese alguien para tomarlo de la mano y guiarlo hacia un lugar más feliz. Aquel era un sentimiento tan abrumador que no pudo detener las lágrimas que manaban de sus ojos y que lentamente caían por sus mejillas.
“Ino…”, Shikamaru parpadeó sorprendido.
“Shikamaru…”. Ino se sorbió la nariz un poco y enterró su rostro en los brazos de Shikamaru para limpiar sus lágrimas. Normalmente odiaba esas películas tristes que hacían llorar, pero el tipo de tristeza que la música le hacía sentir no era el mismo que el de las películas; era una tristeza que, haciéndole llorar, la aliviaba y liberaba de sus cargas, sus problemas.
Entonces, sin saber cómo, se acercó a los labios de Shikamaru, dándose así un tierno beso. Era como si la música le estuviera dando alas a sus emociones.
"Ino...".
"Shikamaru...".
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"Oye, Sasuke-kun".
El último de los Uchiha arqueó una ceja al ver a su antigua compañera de equipo acercándosele. “Dime”.
“Oí que estuviste en una mission de emergencia durante toda la noche”, comentó, observando por un momento su rostro cansado.
Definitivamente se veía que no había dormido nada. “¿Estás bien?”.
Sasuke alzó los hombros despreocupadamente y se volvió para tomar su té. Siempre disfrutaba de una buena taza de té en la Casa del Té de Konoha después de haber cenado. “No puedo quejarme”.
“Oí que esos ninjas de la Hierba eran muy poco razonables”, comentó Sakura sonriendo un poco, había recordado el berrinche de Naruto en la mañana.
Sasuke soltó un suspiro, rascándose la cabeza. “Sí… todo hubiera sido mucho más rápido si tan sólo los hubiera aniquilado, pero el idiota de Naruto insistió en hacer un nuevo tratado de alianza”.
“Y la gente que se pregunta por qué los Uchiha nunca fueron Hokages”, comentó riendo, ante lo cual, Sasuke sólo sonrió. “Entonces, ¿estabas con Naruto cuando Shizune-san los llamó para la misión?”.
Sasuke negó moviendo la cabeza. “No, yo estaba ayudando a Shizune-san con el papeleo de la oficina”.
“Oh… entonces, ¿qué estaba haciendo Naruto? O sea, era viernes, de noche… seguramente estaba haciendo algo…”.
Sasuke sonrió apenas, se estaba aguantando las ganas de reírse al recordar que Naruto estaba lavando la ropa la noche de ese viernes. “Es un secreto”.
“¿Eh? ¿Por qué?”.
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"¡ACHOO!"
“¿Alguna alergia?”, dijo Ayame arqueando una ceja mientras le servía otro tazón de ramén.
Naruto negó con la cabeza, riendo un poco. “Alguien debe estar hablando de mí”.
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“¿QUE ESTOY… QUÉ?”.
“Estás embarazada”, dijo Sakura de manera inexpresiva, sosteniendo en sus manos la prueba de embarazo.
Ino se quedó boquiabierta mientras trataba de asimilar aquello, y luego comenzó a golpearse la cabeza contra la pared. “¡Fue mi primera vez! ¡Maldición, Shikamaru!”, bramó.
“Ah, así que fue Shikamaru”, dijo Sakura soltando un suspiro.
“¿Cómo puedes estar tan calmada? ¡ESTOY EMBARAZADA!”, gritó Ino histéricamente.
“Bueno… ¿deseas usar algún método anticonceptivo de emergencia?”, preguntó, aún con el “doctor mode=on”. “¿Cuándo tuvieron relaciones sexuales?”.
“¡NO LO DIGAS TAN DIRECTAMENTE!”, gritó Ino, su rostro poniéndose de todos los rojos posibles.
Sakura rió suavemente y le dio palmaditas al hombre de su amiga. “Sólo estoy molestándote”, aseguró. “Pero esto es genial, ¿no crees? ¿Desde cuándo comenzaron a verse?”.
“Hace unos días… la noche del sábado… en la cima de la montaña del Hokage”, murmuró en voz baja.
“Vaya, ¿conque lo hicieron en la primera cita? Y encima al aire libre, qué atrevidos”, Sakura rió provocante mientras le daba un paquete de píldoras anticonceptivas de emergencia a su amiga. “Si te tomas estas pastillas hoy, deberían hacer efecto aunque ya estés embarazada”.
Ino miró fijamente la bolsa de píldoras, comenzado a comprender la delicadeza de la situación. “Pero… eso… es aborto, ¿no?”.
“Técnicamente, sí”, asintió Sakura.
“Yo… debo hablarlo con Shikamaru primero…”, murmuró suavemente.
Sakura sonrió y abrazó a su amiga. “Sería bonito que lo criaran juntos…”.
Y, entonces, Ino comenzó a reírse un poco mientras las lágrimas caían por sus mejillas. “Sí… sería lindo…”.
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"¿Naruto?".
Sakura estaba trabajando en el hospital en el horario nocturno, se sorprendió al escuchar un fuerte jaleo proveniente de la zona de ancianos del hospital. Al parecer, Tsunade había contratado a un músico para que entretenga a los pacientes de edad, pero no se había esperado que el músico fuera Naruto.
Pero allí estaba, vestido con un kimono y un hakama tradicionales, tocando un shamisen, un instrumento tradicional japonés de tres cuerdas. Estaba de espaldas a ella, por lo que no podía verla, así que sonrió y se recostó en el marco de la puerta y observó.
Naruto estaba tocando una canción tradicional muy expresiva, que hacía volver al pasado, contaba la romántica historia de un leal guardaespaldas samurái y la hermosa princesa de la flor de cerezo. Era una canción muy popular entre los viejos, quienes creían que el actual régimen ninja era deshonroso para la memoria de los samuráis.
Y Sakura estaba impresionada por la forma en que Naruto era capaz de contar semejante historia sin siquiera decir una sola palabra. Su música era tan expresiva y profunda, lo suficiente como para contar una historia entera con sus notas y armonías.
Cuando la canción terminó, no pudo evitar aplaudir junto a los demás. “¿Sakura-chan?”, sonrió, volviéndose para verla.
“No sabía que tocabas el shamisen”, comentó.
“Oh… eh… pues ahora lo sabes”, rió con vergüenza, guardando el shamisen en su pergamino de invocación. “Simplemente es algo que aprendí de Ero-Sennin durante nuestro vieja de dos años y medio… no es la gran cosa”.
“No, eres muy bueno”, insistió Sakura. “¿Sabes leer las partituras?”.
“Nop, las notas me parecen pequeños renacuajos, no las entiendo”, dijo alzando los hombros. “Sólo toco lo que Ero-Sennin me enseñó”.
Sakura se rió tontamente. “Ya veo”.
“¿A qué hora terminas tu turno? ¿Quieres ir a comer o a hacer algo?”, ofreció Naruto sonriendo.
“Umm… mi turno acaba a las diez, pero tengo un descanso justo ahora, si no te importa, podemos comer en la cafetería del hospital”, respondió encogiéndose de hombros.
“Si es con Sakura-chan, cualquier lugar me parece bueno”, respondió riendo.
Mientras Sakura lideraba el camino hacia la cafetería, se percató de que había algo diferente en Naruto. No era solamente el hecho de que estaba vistiendo un atuendo tradicional, tenía que admitir que se veía muy bien, parecía un samurái, sino que era como si todo su enojo y su estrés hubiesen desaparecido, dejándolo con una sensación de serenidad. Imaginó que tal vez le había hecho bien tocar el shamisen, había liberado sus emociones a través de la música.
Cuando llegaron a la cafetería, Sakura pidió pollo al curry, y Naruto, como de costumbre, ordenó ramén. “Oye Naruto, ¿has conversado con Shikamaru el sábado?”, preguntó mientras se sentaban en una mesa vacía para comer.
“No, ¿por qué?”, preguntó él con la boca llena, no perdía el tiempo, ya estaba comiendo.
“Oh… por nada”, respondió negando con la cabeza. Ya habían pasado unos días desde que Ino fue a pedirle una prueba de embarazo, y como no supo más de ella desde entonces, no sabía si ya le había contado a Shikamaru sobre el asunto o aún no. Ella quería saber qué era lo que iban a hacer. “Si embarazaras a una mujer, ¿qué harías?”, preguntó de repente.
Naruto se quedó con la comida a media garganta. “Espera, ¿qué?”, dijo, tragando con dificultad la comida. “¿Shizune está embarazada?”.
“¿QUÉ?”. Sakura abrió los ojos como platos impresionada, dando un golpe en la meza. “¿T-t-tú y Shizune est-est-están…?”.
Entonces Naruto estalló a carcajadas, tanto que casi se cae de la silla. “Sólo bromeaba, Sakura-chan”.
A Sakura le dio un tic en el ojo e hizo un esfuerzo sobrehumano para calmar las ganas de darle tremendo golpe a Naruto. “Por favor, sé algo más serio”, dijo entre dientes.
“Bueno… si embarazara a una chica, la amaría lo suficiente como para construir una familia con ella”, respondió con una sonrisa sincera. “La familia es algo maravilloso, Sakura-chan”.
Entonces Sakura sonrió tristemente mientras intentaba evitar la mirada de Naruto. A veces era difícil recordar que Naruto era huérfano, es que… era tan alegre, siempre tan feliz. “Sí… una familia…”.
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“¿Y qué haremos?”.
Shikamaru dio un hondo respiro mientras miraba a las estrellas. Estaban de nuevo en la cima de la montaña del Hokage, al borde del bosque, donde hicieron el amor por primera vez, sin embargo, el Fantasma de konoha no tocaba esa noche.
Ya habían decidido dejar que nazca, pero lo que no decidieron fue qué hacer después, si darlo en adopción o criarlo. “¿Quieres intentarlo?”, preguntó Shikamaru. “¿Una relación…?”.
“Pero no sé si te amo de esa manera…”, admitió Ino suavemente. “Esa noche… no sé si sólo fue sexo, o si en verdad hubo amor allí…”.
“La palabra clave es intentar”, respondió. “Si estuvieses dispuesta, yo lo intentaría”.
“No te lo tomes tan a la ligera”, murmuró, apartando la mirada.
Shikamaru soltó otro suspiro y se puso de pie. “Ino, estoy tan inseguro como tú. Honestamente, no podría decir que me gustas, mucho menos que te amo, pero quiero intentarlo y averiguarlo. Tal vez pueda llegar a amarte, o quizá ya lo hago… o quizás todo esto es sólo una pérdida de tiempo, no lo sé, pero quiero intentarlo”.
“Shikamaru…”, se sonrojó y su corazón comenzó a latir más rápido. “Bien… ¿Cómo empezaremos?”.
“Podemos hacerlo otra vez”, respondió inexpresivamente.
“¡No, pervertido!”, chilló, alejándolo.
“Caray, solo bromeaba”, murmuró Shikamaru rodando los ojos. “Podemos empezar por cogernos de las manos al menos… creo…”.
“Creo que está bien”, murmuró, se mordió el labio con nerviosismo al sentir sus manos acercándose lentamente, pero entonces, cuando sus dedos se rozaron, una avalancha de tórridos recuerdos de la noche de pasión que juntos pasaron le inundó los sentidos, lo que provocó que retirara su mano rápidamente mientras que su cara se tornaba a un rojo escarlata. Shikamaru parecía encontrarse en una situación similar.
“Pensándolo bien, creo que necesitaré unos días para siquiera poder tomarnos de las manos”, tartamudeó, sintiendo su corazón latir muy rápido.
“Caray, pudimos tener sexo, pero ahora no podemos ni cogernos de las manos”, murmuró.
“¡Oye!”.
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“Oye, Sasuke, ¿no embarazaste a Sakura, cierto?”.
“¿CÓMO?”, Sasuke casi escupe todo el té que estaba tomando. “¿De qué estás hablando?”.
“Sólo quería asegurarme”, respondió Naruto, satisfecho con la respuesta de Sasuke.
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“Lo siento chicas, sé que quedamos para salir el viernes, pero creo que no podré”, dijo Ino disculpándose con una sonrisa.
“¿Qué? ¿Por qué?”, se quejó Tenten.
“Pues, está embarazada”, respondió Sakura sin rodeos, por esto, Ino le dio un duro golpe en la cabeza.
“Estás… ¿QUÉ?”. Tenten se quedó boquiabierta.
“¿Embarazada?”, dijo Hinata dando un gritillo ahogado.
“Sí, bueno… es algo complicado”, respondió rascándose la cabeza avergonzada. “Shikamaru y yo decidimos afrontarlo”.
“¡Felicidades!”, dijo Hinata alegremente.
“¡Sí, eso es genial!”, concordó Tenten, dándole palmadas a Ino en la espalda. “Entonces, ¿están saliendo juntos?”.
“Pues… algo así, creo… es complicado”, explicó Ino dando un suspiro. “Vamos a ir a un concierto este viernes por la noche, es como que nuestra primera cita… pero sería bueno que ustedes también vinieran, es que las cosas entre él y yo aún son… algo raras”.
“¿Y qué concierto?”, preguntó Sakura. No sabía de ningún concierto próximo.
“¿El fantasma de Konoha?”, preguntó Hinata.
Ino abrió los ojos ampliamente. “¿Tú también lo has escuchado?”.
Hinata asintió con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios. “El fantasma toca los viernes y sábados por la noche en el bosque detrás de las estatuas de los Hokages. Hace mucho tiempo me perdí por allí… estuve muy asustada, pero entonces el fantasma empezó a tocar para mí… y ya no estuve asustada… tocó para mí hasta que mi padre vino y me encontró”. Hinata recordaba muy bien ese momento, pues fue la única vez en que su padre había demostrado su amor por ella.
“No sabía que había un fantasma en Konoha”, dijo Sakura arqueando una ceja burlonamente.
TenTen negó con la cabeza. “Yo tampoco”.
Ino tampoco conocía la historia del fantasma de Konoha, pero después de haberle oído al lado de Shikamaru, decidió investigar. “Se dice que era una joven música. Tocaba música hermosa, pero usaba un instrumento extraño y poco conocido llamado violín, por lo que no fue muy popular, y tampoco ganó mucho dinero. Su novio fue declarado ‘desaparecido en acción de guerra en una batalla en el lejano país de la Roca, así que decidió tocar su música en la cima de las estatuas de los Hokage, esperando que esta pueda guiarlo de regreso a casa, pero él nunca volvió y al final ella también murió”.
“¡Qué triste!”. Tenten estaba al borde de las lágrimas y se abrazaba a Hinata fuertemente.
“Los viernes y sábados por la noche, Shikamaru va a las estatuas de los Hokage a escucharla, así que creí que sería bueno acompañarlo, sería como que nuestra inocente primera cita”, comentó Ino. “Sería bueno que ustedes también vinieran, pueden traer acompañantes si gustan”.
“En ese caso, creo que traeré a Lee y a Neji”, dijo Tenten riendo.
“Entonces creo que también iré”, sonrió Sakura. “Hace tiempo que no escucho violín”.
Entonces Ino se quedó helada y se le tensaron fuertemente los hombros. “Yo… Sakura… lo siento…”.
Sakura negó con la cabeza. “No te preocupes, mi padre murió hace tiempo ya…”.
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Sakura soltó un suspiro mientras rebuscaba en las viejas cosas de su padre. Tosió un poco pues sus movimientos hacían que la capa de polvo que cubría el ático de su casa se levantara.
Abrió el estuche del Viejo violín y observó nostálgica el hermoso instrumento. “Papá… te extraño…”.
‘Sakura… aunque tu padre nunca te diga que te quiere, en verdad lo hace… no es bueno con las palabras… así que cuando intenta decírtelo, y simplemente no puede, él deja que su música hable por él… sólo escúchala, Sakura… ’.
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“Oigan, miren, es Naruto”, sonrió, inclinando la cabeza hacia un lado al ver a Naruto comiendo en el Ichiraku Ramen. “Vamos a acompañarlo”.
“Ah, pero… debo cenar con mi familia”, dijo de repente Hinata tartamudeando, su corazón se aceleraba ante la idea de cenar al lado de Naruto. “Mi padre es muy estricto…”.
“Oh, vamos, también debes pasar tiempo con tu equipo de vez en cuando, y esto no incluye los entrenamiento y las misiones”, insistió Kiba, dicho esto, abrazó a Hinata y a Shino, y los llevó hacia aquel restaurante. “¡Oi, Naruto!”, llamó en voz alta antes de que Hinata pudiera volver a protestar.
“¿Vinieron a cenar?”, preguntó Naruto con la boca llena.
“Tan falto de modales como siempre”, se burló Kiba mientras sentaba a la fuerza a Hinata al lado de Naruto, lo que hizo que la Hyuga se sonrojara a más no poder. “Demuestra tus modales frente a una dama”.
“Qui-quiero un miso ramen”, dijo Hinata con una vocecita mientras escondía su rostro detrás la carta.
Entonces, Shino le arrebató el menú de las manos a Hinata con total frialdad, provocando un leve chillido en ella. Ojeó el menú, pero Hinata se dio cuenta de que no estaba leyéndolo en verdad. “¡¿Oh, tú también, Shino-kun?!”, susurró quejándose.
“¡Vamos, Hinata, debes intentarlo al menos!”, pidió Kiba con tono poco sutil.
“¡Sí, Hinata, Kiba tiene razón! ¡Siempre estaré apoyándote, así que no tengas miedo y sigue adelante!”, apoyó él, aunque no tenía ni idea de lo que estaban hablando.
“¿N-Naruto-kun?”, tartamudeó ella, tan roja que hasta humo le salía de las orejas.
“¡Pero qué ingenuo!”, Kiba suspiró golpeándose la frente.
“Yo quiero un ramén shoyu”, dijo Shino inexpresivamente antes de que Naruto siguiera empeorando la situación debido a su ingenuidad.
“Yo también”, dijo Kiba negando con la cabeza exasperado, no sabía qué le irritaba más, si la incapacidad de Hinata de intentar algo, o la ingenuidad de Naruto.
“¡A la orden!”, respondió Teuchi alegremente.
“Oye, Naruto, ¿tienes algo que hacer este viernes?”, preguntó Kiba sin mucho interés.
Naruto alzó los hombros. “No, creo que no”.
Entonces Hinata paró las orejas, recordó que las chicas iban a ir hacia la Montaña del Hokage para oír al Fantasma de Konoha, y entonces Hinata se preguntó si debería invitar a Naruto. Ino sugirió traer compañía.
“Vamos, hazlo”, sonrió Kiba al ver que Hinata estaba pensando qué hacer.
Sin embargo, llegó otro cliente y se sentó al otro lado de Naruto, interrumpiendo a Hinata antes de que siquiera pudiera comenzar. “Quiero un ramen miso”.
“A la orden”, asintió Teuchi.
Cuando Hinata vio que ya no iba a haber más interrupciones, reunió el valor suficiente para al fin hablar. “N-Naruto-kun…”, tartamudeó con timidez, intentaba calmar el ritmo de su acelerado corazón con desesperación.
“Ah, por cierto, ¿podría traerme sake también?”, preguntó el cliente repentinamente, desconcentrando a Hinata.
Y entonces, Naruto se puso de pie abruptamente. “Lo siento, Hinata, quizá en otra ocasión”, dijo con una sonrisa triste, luego dejó dinero en la mesa y se fue.
“¿Qu-qué? ¡¿Qué pasó?!”, se levantó de golpe furioso. “¡Ni siquiera terminó de escucharte!”.
Hinata se mordió el labio, mientras trataba de ocultar sus ojos tras su cabello, las lágrimas comenzaron a brotar. “No te preocupes… Kiba-kun”, murmuró con una voz apenas audible.
“Señor, para la próxima, nos gustaría que recuerde que no vendemos alcohol sino hasta las nueve”, dijo Teuchi con voz brusca mientras le daba al cliente una botella de sake.
“Oh, lo siento”, dijo el cliente hacienda una reverencia.
“Demonios, ¿qué rayos fue eso?”, se quejó Kiba muy molesto mirando el asiento vacío de Naruto. “¡Ni siquiera terminó su plato!”.
Ayame soltó un suspiro mientras recogía el plato sin terminar de Naruto para dejarlo en el lavaplatos. Se sintió mal por Hinata, haber juntado todo ese valor para nada. Simplemente, fue una mala ocasión. “Creo que ustedes aún no lo saben, pero…”, Ayame puso la mano sobre el hombro de Hinata, confortándola. “Naruto se pone muy mal cuando se trata de alcohol. Odia demasiado que la gente beba”.
De repente, Hinata recordó lo que Sakura le había contado hace unos días. “Bueno… parece que Naruto no es de los que van a fiestas”, informó Sakura, dándole palmaditas a Hinata en la espalda alegremente. “De hecho… hoy tuvo un largo y molesto berrinche sobre los ninjas que se emborrachan las noches de viernes”.
"Naruto-kun...".
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“¿Me das un cigarrillo?”.
Shikamaru ya estaba acostumbrado a eso, Naruto sólo fumaba cuando estaba muy molesto, y lo único que podía hacerle enojar tanto era el alcohol. No sabía por qué Naruto se irritaba tanto con el tema este, pero sentía que no debía preguntarle si él no quería hablar de ello. Shikamaru soltó un suspiro mientras le lanzaba la cajetilla entera y un encendedor.
“Gracias”, dijo Naruto en un murmullo mientras se llevaba el cigarrillo a la boca y lo encendía.
El lugar preferido de Shikamaru para ver las nubes, los tejados de una de las zonas más tranquilas de Konoha, era también un buen lugar para observar las estrellas. Dado que sabía lo que seguía, se recostó y decidió disfrutar del show. Por lo general, le gustaba que el violín del Fantasma de Konoha le acompañara mientras observaba las estrellas, pero no podía quejarse, la música del shamisen de Naruto también le gustaba.
Naruto invocó su shamisen de un pergamino y revisó la afinación del instrumento. Luego, soltó un enérgico °kiai y comenzó a tocar una compleja y rápida secuencia de notas que evocaban imágenes de épocas muy antiguas, la época de los nobles samurái y los errantes °°ronin.
°Kiai: Grito de pelea usado en las artes marciales
°°Ronin: Samurái sin amo, una suerte de ex-samurái…
Naruto cerró los ojos y dejó que toda su furia saliera a flote a través del interminable flujo de notas musicales que creaba. Era algo increíble ver a un ninja vestido de anaranjado, fumando un cigarrillo mientras tocaba el shamisen con mucha furia y pasión. Los sonidos del shamisen de Naruto eran tan intensos y agresivos que parecían retar al mundo entero a duelo, después de todo, así había sido su vida. Hasta que él se convirtiese en Hokage, siempre sería solo él contra todo el mundo.
Naruto aprendió a tocar el shamisen gracias a Jiraiya durante su viaje de entrenamiento de dos años y medio. Jiraiya no hacía esas actuaciones en vano; era así como podía pasar desapercibido. En sus viajes, ellos eran un dúo de artistas que se enfrentaban en un duelo de shamisen. Esta era una manera perfecta de viajar por muchos lugares sin llamar la atención.
Mientras la canción de Naruto llegaba a su gran final, Shikamaru comenzó a pensar en Asuma. Asuma siempre decía en broma que si tuviese un duelo musical durante una batalla, definitivamente habría elegido el shamisen como arma.
“Gracias”, Naruto se puso de pie y pisó el cigarrillo mientras sellaba el shamisen dentro del pergamino. “Por cierto, deberías dejar de fumar, es malo para tu salud”.
Shikamaru comenzó a reírse. “Lo hare… de todos modos, pronto seré papá”.
“¡¿QUÉ?!”.
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“¿Dónde has estado, Hinata?”.
Hinata, con mucho respeto, hizo una reverencia mientras entraba a la casa de los Hyuuga. “Buenas noches, padre. Estuve cenando con mis compañeros”.
“Para la próxima, infórmame con anticipación”, dijo Hiashi con severidad antes de volver a sus labores.
“Está bien, padre… le pido disculpas…”, murmuró suavemente Hinata a pesar de que él ya se había ido. Era cierto que la relación con su padre había mejorado con el pasar de los años, pero para ella aún era difícil romper esa fría pared que él imponía. Tiempo atrás, cuando estaba en la academia y era aún una genin, su padre la ignoraba por completo, casi casi la había entregado a Kurenai, pero al menos ahora reconocía su existencia.
“Yo habría sido castigada si hubiese hecho algo así”, murmuró Hanabi inexpresivamente, había presenciado la escena. Hanabi estaba siendo criada para ser la siguiente heredera del clan Hyuuga, por lo que envidiaba mucho la libertad que su hermana mayor disfrutaba.
“Hanabi…”, Hinata se mordió el labio y sin darse cuenta intentó alcanzar a su hermana con las manos, pero Hanabi ya se había dado vuelta para irse. Hinata aún no sabía cómo comportarse como una hermana mayor con Hanabi, de hecho, Hinata nunca le había visto sonreír, ni siquiera una sola vez. Definitivamente, a la mansión Hyuuga le faltaba un toque de afectividad.
Hinata suspiró mientras volvía a su habitación y, completamente agotada, se dejó caer en su cama. Entonces comenzó a pensar en Naruto. De cierta manera, le alegraba que Naruto no bebiera, pero sabía que algo muy doloroso debió haberle ocurrido para que odie tanto el alcohol.
“Naruto-kun… ¿qué es lo que tanto te lastima…?”.
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Entonces, aquella larga semana llegó a su fin, y Shikamaru soltó un suspiro al ver la gran cantidad de gente que Ino había invitado. Normalmente, disfrutaba de sus noches de viernes sólo, en paz bajo el manto de estrellas y, de fondo, la música de la fantasma de Konoha sonando suavemente.
Ino rodó los ojos mientras tendía unas toallas playeras en el suelo. “Deberías estar agradecido por no estar pasándola solo”.
Chouji abrió un paquete de gomitas y sonrió alegremente, estaba contento porque el viejo grupo se haya reunido de nuevo después de tanto tiempo. “¿Dónde están Sasuke y Naruto?”, preguntó, echándose unas gomitas de oso en la boca, prefería las papitas, pero optó por un snack que no hiciese ruido al ser masticado.
“Sasuke-kun se encuentra en estado de alerta para las misiones de emergencia”, dijo Sakura suspirando. “Y Naruto desapareció, no pude encontrarlo en ninguna parte”.
“Hinata intentó invitarlo, pero la rechazó antes de que siquiera terminara de hablar”, dijo Kiba entre dientes, todavía estaba enojado por lo ocurrido.
“Kiba-kun… no fue así”, insistió Hinata. “Naruto-kun tenía sus razones…”.
“¿Invitaste a Naruto?”, dijo Ino dando un grito ahogado por el asombro.
Neji, por su parte, frunció el ceño.
“¡Ya se los dije, no fue así!”, dijo Hinata cubriendo su rostro con las manos.
“¡NARUTO-KUN! ¿DÓNDE ESTÁS?”, gritó Lee desde el borde del precipicio para que todo Konoha pueda oírlo.
Esta vez, fue TenTen quien frunció el ceño fastidiada y luego alejó al ninja del precipicio. “Eres tan… ¡rayos! ¡Ni siquiera tengo palabras para describirte!”.
“Tan problemático”, dijo Shikamaru suspirando. Luego se recostó en el suelo como siempre lo hacía para disfrutar del cielo que se extendía sobre él. “Está empezando”.
De repente, el ruidoso grupo se quedó en silencio al sentir la fantasmagórica melodía emanar desde los bosques a lo lejos. “Canon en RE mayor de Johann Pachelbel”, comentó Sakura en un susurro casi inaudible al sentir las primeras notas cortándole la respiración. Esta era su pieza favorita de la vieja colección de música de su padre, aunque nunca antes la había oído cargada con tanta melancolía y pena. La música la había cautivado tanto que no se dio cuenta de que unas lágrimas comenzaban a caer por su rostro.
‘Sakura… aunque tu padre nunca te diga que te quiere, en verdad lo hace… no es bueno con las palabras… así que cuando intenta decírtelo, y simplemente no puede, él deja que su música hable por él… sólo escúchala, Sakura… ’.
Eso fue lo que su madre le había dicho. Cuando niña, Sakura nunca entendió por qué su padre era tan frío y distante, pero luego de escucharlo de verdad a través del piano, fue que pudo encontrar su calor, su amor.
Hinata también se percató de que su corazón estaba siendo invadido por una ráfaga de sentimientos. Hace tiempo, cuando era una niña, se perdió en el bosque y la Fantasma de Konoha tocó la misma canción para que no se asustase, luego su padre llegó corriendo hacia ella al haberla encontrado. En su rostro se notaba la preocupación, sus ojos cansados por haber ampliado el rango de su byakugan hasta el límite, su voz ronca por haber gritado su nombre por tanto tiempo. Fue la única vez que vio a su padre así. Ése era el único recuerdo que Hinata preservaba con mucho cariño, era el único recuerdo que le aseguraba que su padre, en efecto, también la amaba.
“Bien hecho… Hinata…”.
“Felicitaciones… Sakura…”.
“Hinata… tú eres mi hermosa hija, no lo olvides…”.
“Sakura… eres mi Hermosa flor de cerezo, y yo te atraparé cuando caigas…”.
“Hinata… aún cuando puedas ver frente y tras de ti al mismo tiempo, siempre ve hacia adelante…”.
“Sakura… sé fuerte, incluso cuando yo ya no esté…”.
“Hinata… te amo, hija mía…”.
“Sakura… te amo, hija mía…”.
“¡Hinata! ¡Siempre estaré apoyándote, así que no tengas miedo y sigue adelante-dattebayo!”.
“¡Sakura-chan! ¡Siempre estaré a tu lado… es una promesa-dattebayo!”.
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“¡Oye, Sakura-chan!”.
Sakura parpadeó sorprendida, alzó la vista y vio a Naruto sonriendo justo en frente de ella. “Estás muy cerca”, dijo frunciendo el ceño y lo alejó a una distancia más cómoda.
“¿Qué es eso?”. Naruto caminó a su lado; Sakura se dirigía hacia el hospital para su turno de la tarde. “¿Partituras?”.
“Ah, sí”, dijo Sakura sonriendo un poco. “Anoche recordé algo, así que de repente tuve la necesidad de tocar música. Ah, por cierto, ¿dónde estuviste anoche? ¿Qué rayos es eso que haces los viernes por la noche?”.
“¿Anoche? Mmm…”, Naruto hizo una pausa, y, hacienda una mueca, intentó recordar. “Creo que estuve un rato con Iruka-sensei…”.
“Debiste acompañarnos”, dijo Sakura soltando un suspiro. “Iruka-sensei también…”.
"¿Eh?".
“Todos fuimos hacia la Montaña Hokage al borde del bosque para escuchar al Fantasma de Konoha”, explicaba. “¡Iremos esta noche también, así que ven! ¡Trae a Iruka-sensei también!”.
“¿El Fantasma de Konoha? ¿Qué demonios es eso?”, se burló, arqueando una ceja.
“¡No te burles! ¡Es una historia muy romántica!”, Sakura hizo un puchero. “Su novio nunca volvió de una peligrosa misión en el país de la Roca, así que ella comenzó a tocar el violín para tratar de guiarlo de vuelta a casa, pero al final, ella también murió”.
Naruto parpadeó sorprendido, pero no dijo nada.
“¿Qué?”, preguntó Sakura, confundida. Era muy extraño cuando Naruto se quedaba sin decir nada.
“No conocía esa historia”, dijo de repente soltando una risa, pero Sakura se dio cuenta, sabía cuando Naruto forzaba sus sonrisas. “Pues creo que esta noche los acompañaré. Bueno, debo irme, Neji y Kiba están esperándome, nos vemos, Sakura-chan”. Y se fue.
“Naruto…”, Sakura suspiró profundamente y bajó la mirada hacia las partituras. ¿Otra vez Naruto le ocultaba algo?
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“Oye, Shikamaru, ¿has intentado buscarlo? Me refiero al Fantasma de Konoha”, preguntó Ino al tirarse en la cama de Shikamaru, estaban escuchando el primer movimiento de la sinfonía número cuarenta de Mozart de la creciente colección de música clásica de Shikamaru. Desde que Shikamaru se enteró del Fantasma de Konoha, empezó a coleccionar música clásica proveniente del continente del otro lado del océano del sur. Asimismo, Ino había despertado un interés por la música clásica y últimamente pasaba mucho tiempo en la casa de Shikamaru escuchando su colección. Y, sin darse cuenta, se habían vuelto muy unidos.
“Sí”, respondió con pereza. Sabía que tarde o temprano le preguntaría eso. Después de todo, la curiosidad era parte de la naturaleza humana. “¿Pero por qué terminar con algo tan hermoso atrapándola?”.
Ino ladeó la cabeza, se sintió algo decepcionada. “Sí… creo que tienes razón”.
Sin embargo, la verdadera razón era que Shikamaru no creía en los fantasmas. Pensaba que el Fantasma de Konoha era sólo uno de los músicos de la localidad que gustaba de tocar en el bosque, por lo que no tenía ningún interés en particular de atraparlo.
"Ne, Shikamaru...".
“¿Sí?”.
“Emm… ¿quieres hacerlo de nuevo?”, preguntó, sonrojándose de pronto. “Digo… tomarnos de la mano…”.
Le alegraba que ahora se tuviesen más confianza, pero le sorprendió lo tímida que era Ino cuando se trataba de esos asuntos. Las cosas en su relación progresaban lentamente, a paso de tortuga, no lograban tomarse de las manos aún, pero era algo que no le molestaba realmente. Después de todo, a él le gustaba hacer las cosas a paso de tortuga, o mejor, a paso de nube.
Sin embargo, tenía que admitir que una Ino tímida era algo agradable, muy linda.
TO BE CONTINUED... XDD
Espero les guste la primera parte de esta hermosa historia , mañana o pasado pongo el final
Recuerden el OS fue hecho por Digifruit y la traducción por Naruto_Edu
Comenten
Disfrutenla !!!
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Autora: Digifruit
Traducción: Naruto_Edu
Moonlight Sonata
Premisa: Ino empieza a quejarse de que todos los chicos de Konoha no saben cómo relajarse y divertirse una noche de viernes, lo que hace que las demás chicas se pregunten qué es lo que un chico amante de la diversión como Naruto hace en sus días libres, ¿beber?, ¿ir a fiestas?, ¿ir a la lavandería?, ¿o algo más profundo?
Nota de la autora: Este NO es un songfic, pero muestra algo de música clásica (Bach, Pachelbel, Chopin, Beethoven, etc.) y música tradicional japonesa como tsugaru-jamisen (shamisen), así que les recomendaría que tengan abierto el YOUTUBE para que puedan escuchar la música mientras leen. ¡DISFRÚTENLO!
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“Neji… bueno, es guapísimo, PERO es TAN tradicional ¡No sabría cómo divertirse aun si le dieran una Guía para Tontos!”, se quejaba Ino.
“Lo sé”, apoyó TenTen.
“¡Y Shikamaru! ¡Para ese vago la idea de algo divertido es sentarse a mirar a las nubes! ¡Cualquier cosa más divertida que esa sería MUY PROBLEMÁTICA para él!”, dijo furiosa.
“¡Chouji es dulce y todo, pero es que es tan… apegado a lo familiar! ¡Pasar el tiempo con él de seguro me haría sentir como una señora casada y probablemente suba unos cinco kilos de peso en el proceso! ¡No estoy preparada para eso!”, Ino estaba ahora golpeándose la frente contra la pared por la pura frustración.
“¡Y Shino! Cuando no está con todos esos insectos dando una apariencia repulsiva, es de hecho como esos tipos oscuros, altos e indiferentes que me gustan… ¡Pero es que es demasiado indiferente! ¡Charlar con él sería como hablar con una refrigeradora!”, seguía haciendo añicos a los pobres chicos de Konoha.
“¡Y Rock Lee! ¡Ay Dios! ¡Tiene el clásico “Sólo amigos” escrito en toda su tonta frente! ¡Es simplemente imposible imaginarme yendo a una fiesta con alguien como él!”, seguía criticando.
“Y por más que odie admitirlo, ¡con Sasuke es igual! ¿Cuál es el punto de ser tan increíblemente guapo si NO haces nada? ¡Bien podrían construir una estatua de él y ponerla en sus habitaciones! ¡No es que vaya a haber mucha diferencia!”, continuaba.
“¡Vaya lista, Ino!”, rió Sakura. “¿Quién sigue? ¿Kiba?, ¿Naruto?”.
Entonces Ino detuvo su diatriba repentinamente. “Espera… ¿Kiba… y Naruto? ¡N-No puede ser! ¡No me digas que esos dos son los únicos que saben divertirse! ¡NO! ¡ESTO NO PUEDE SER POSIBLE!”, se quejó, enterrando su rostro en la almohada. “¿Qué es lo que ocurre con todos los chicos de este maldito lugar?”.
“Pues… ellos sí parecen ser de los que sí saben divertirse un fin de semana”, TenTen concordó un tanto vacilante.
“¿Qué crees que hacen los viernes por la noche?”, preguntó Sakura curiosa.
“Oí a Kiba-kun diciéndole a Shino-kun que iba a cruzar la frontera hacia el país del Campo de Arroz para ir a una fiesta”, contribuyó Hinata en voz baja a los chismes de aquella pijamada.
“¡Increíble! ¡He oído que el país del Campo de Arroz es famoso por sus discotecas exóticas, y su sake de primera calidad!”, añadió Ino emocionada. “¡Además, la edad para poder beber es de dieciséis años allí, así que podremos tomar lo que queramos!”
“Pero es territorio enemigo”, advirtió Sakura frunciendo el ceño.
“¡Ay, vamos, no seas tan anticuada! ¡Eso es lo que lo hace más emocionante!”, dijo Ino soberbia. “¡Deberíamos decirle a Kiba que nos lleve!”.
“¡Eso sí que parece mucho más divertido que las fiestas aburridas de Konoha!”, se burló TenTen. “¡Deberíamos ir!”.
“Bueno, si vamos, tú sabes bien que yo no bebo”, aclaró Sakura firmemente.
“¿Y tú, Hinata? ¿Te apuntas?”, preguntó Ino con ansias.
“No lo sé…”, respondió Hinata nerviosa jugando con sus dedos. “No soy muy buena con esto de las fiestas…”.
“¡Pero no te preocupes! ¡¡Con pechos como estos, tendrás a los chicos peleándose por ti!!”, dijo Ino sonriendo mientras apretaba los grandes melones de la tímida Hyuuga desde atrás, haciéndola chillar.
“¡Ya, Ino!”, recriminó Sakura. “Tú sabes lo sensible que es Hinata con su figura”.
“¡Oigan! ¡Mataría por unos como esos! ¡Así que siéntete orgullosa, Hinata!”, dijo Ino riéndose.
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“¿Naruto?, ¿qué haces aquí?”.
“Ehm… ¿Pues qué más voy a estar haciendo en una lavandería?”, respondió sarcástico al dejar su cesta de ropa en el suelo para luego abrir una de las máquinas.
Iruka sonrió suavemente al ver a Naruto meter la ropa en la lavadora. “Pensé que tenías mejores cosas que hacer los viernes por la noche”.
“Oye, pero si un viernes por la noche es el mejor momento para lavar la ropa”, respondió Naruto. “Este lugar siempre está lleno”.
Iruka rió y asintió. “Es cierto… solo los perdedores como nosotros lavan la ropa por la noche, seguramente todos los demás deben estar afuera divirtiéndose, ¡qué triste!, ¿no?”.
Naruto vertió detergente y echó unas cuantas monedas para que la maquina encienda. “Iruka-sensei, creo que usted ya debería conseguirse una novia antes de que se vuelva más viejo”.
Iruka arrugó el entrecejo y le pegó un coscorrón a Naruto, justo como en los viejos tiempos. “Tan grosero como siempre”.
“Oiga, Iruka-sensei…”, dijo Naruto sonriendo. “¿Qué tal que si, desde ahora, empezamos a cenar en el Ramen Ichiraku más seguido?”.
Iruka sonrió al sentir la calidez inundándolo. “Sí, eso suena bien. No nos hemos visto muy a menudo últimamente…”.
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“¿Pasa algo?”, preguntó Sakura al acercarse a Hinata, quien estaba en el balcón de Ino. Desde aquella pequeña queja de Ino sobre los chicos, había notado a Hinata más callada de lo normal.
“N-no, no es nada”, respondió, contemplando las estrellas solo para evitar la mirada de Sakura.
Sakura sonrió y, de un saltito, se sentó sobre el balcón; Hinata solo estaba apoyada en este. “No debes sentirte presionada a ir de fiesta sólo porque Ino y TenTen quieran ir”.
Hinata se mordió los labios por un instante. “Bueno… no es eso, pu-pues de hecho, para ser honesta, creo que quiero ir”.
Sakura abrió los ojos ampliamente por la sorpresa. “¿En serio?”. Ahí estaba Hinata, la chica tímida y callada, ¿queriendo ir a una fiesta? La misma Sakura era una especie de ratón de biblioteca, y aunque no se consideraba a sí misma una nerd, era eso lo que ella era en esencia. No la emocionaba mucho la idea de irse de fiesta. “Y yo que pensé que no te gustaban las fiestas”.
Hinata negó con la cabeza. “Nunca antes he estado en una discoteca, ni siquiera sé bailar”, murmuró nerviosa con una vocecita. “De hecho me da un poco de miedo…”.
Y entonces ahí estaba la Hinata que Sakura conocía. “Sí… es todo oscuro y hay muchos chicos tomados tratando de ligar con una”, concordó. “La atmosfera está tan cargada de lujuria que nunca sabes qué es lo que puede ocurrir… a mí también me da algo de miedo”.
“Pero… parece que a Naruto-kun y a Kiba-kun les gusta esas cosas… las discotecas, las fiestas…”, Hinata suspiró. “No quiero que me vean como una aburrida…”.
“Oh…”. Sakura apoyó la barbilla sobre sus manos. “Nunca lo había visto de esa forma…”.
“¿N-no?”, preguntó Hinata, algo sorprendida.
Sakura soltó una risita tonta. “O mejor dicho… creo que ya no lo recuerdo… ya han pasado casi cuatro años desde que dejé de andar tras Sasuke-kun… cuatro años desde que dejé de interesarme sobre si parecía aburrida, molesta o fea para un chico”.
“Pero Uchiha-kun ha vuelto…”, comentó Hinata. “Naruto-kun lo trajo de vuelta”.
“Sí, pero ya no es lo mismo”, respondió negando con la cabeza. Una sonrisa triste se dibujó en sus labios mientras mecía sus pues en el aire. “Creo que ya no puedo volver a quererlo de la misma manera”.
"Oh...".
“Pero creo que no deberías forzarte para que los chicos te vean así”, aseguró Sakura. “Estoy segura de que ellos te ven como alguien muy divertida”.
"¿De verdad?".
“Bueno… Naruto… aun cuando siempre anda quejándose sobre las cosas aburridas… creo que solo lo hace porque la palabra “aburrido” está muy arraigada en nuestra generación… siendo honesta, no creo que Naruto entienda en verdad lo que significa ser aburrido”, dijo Sakura riéndose.
Hinata comenzó a jugar con los dedos antes de murmurar suavemente: “Sakura-san sí que conoce a Naruto-kun…”.
Ante eso, Sakura casi se cae del balcón.
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“Oi, Naruto… te ves fatal…”, dijo Sakura frunciendo el ceño, se encontró con él al día siguiente para almorzar en el Ramen Ichiraku. Entonces soltó un suspiro al recordar la conversación con las chicas la noche anterior. “No habrás estado de juerga, ¿no? Naruto, ya, en verdad tienes que ponerle un límite al relajo”.
Naruto arqueó una ceja. “No estuve de fiesta”.
“Entonces…”, dio un grito ahogado. “No habrás estado con una chica, ¿eh?”.
Naruto quedó aún más desconcertado ante tal acusación. “¿Ino ha estado hablándote mal de mí? ¿Quién demonios crees que soy?”.
Sakura parpadeó al sentir las palabras de Hinata retumbando en su mente. “Sakura-san sí que conoce a Naruto-kun”.
“Iruka-sensei, Sasuke y yo tuvimos que realizar una misión de reconocimiento de emergencia debido a que éramos los únicos que se encontraban ‘sobrios’ por no habernos ido de fiesta”, dijo entre dientes como si esas palabras le dejaran un mal sabor en la boca. “Caray, no porque sea viernes el enemigo está descansando. Estuvimos cuidando la frontera noroeste de los ninjas exploradores de Iwagakure. Ni siquiera sé cómo pudieron atravesar el País de la Hierba para venir al País del Fuego”.
Sakura se sentó en una silla del local con una expresión de cierta culpabilidad en su rostro. ‘¿Tan serio era Naruto cuando se trataba de estas cosas? Hinata se equivocó, no conozco a Naruto en absoluto…’.
“¡Argg! ¡¡Y esos malditos ninjas de la Hierba me revientan!!”, gruñó, seguía quejándose. “¡Tuvieron la cara de ACUSARNOS de invadir su país! Sospechamos que quizá ellos dejaron pasar a los malditos ninjas de la Roca, por lo que nos pasamos toda la mañana corrigiendo algunos puntos en nuestro tratado de alianza. ¡Sasuke estuvo ASÍ, ASÍ de cerca de hacer trizas los documentos del tratado con un chidori! ¡Así de furiosos estábamos!”.
“Parece que tuviste una noche muy agitada”, sonrió Teuchi mientras ponía los dos tazones de ramen en la mesa. “La casa invita”.
“Naruto sonrió y cogió unos palillos. “Gracias, abuelo, discúlpame por el berrinche. ¡Itadakimasu!”.
Sakura, silenciosamente, también comenzó a comer, pero seguía pensando en la misión de Naruto. Siempre había asociado a Naruto con misiones que no requirieran ningún esfuerzo mental, misiones que pudiera realizar usando, literalmente, los puños, pero, por lo que veía, parecía ser muy hábil con los asuntos diplomáticos y también con las misiones políticas. Si ella hubiese estado en esa misión, seguramente habría estado tan asustada que no habría sabido qué hacer. Las misiones normales eran una cosa, pero la política era algo completamente diferente. El destino de todo el País del Fuego podría depender de ese tratado; eso hubiese sido demasiada presión para ella.
Naruto percibió entonces el repentino silencio de Sakura. Suspiró y dejó los palillos en la mesa. “Disculpa por el berrinche… en serio. Estoy gruñón porque no he dormido nada, eso es todo”.
“N-no, está bien”, tartamudeó Sakura de repente. “De todos modos, ¿tienes algo que hacer el próximo viernes?”.
“¿El próximo viernes? Mmm…”, Naruto se detuvo a pensar. “Si me estás pidiendo una cita, entonces, sí, estoy libre, pero… si es otra cosa…”, respondió alzando los hombros.
Sakura frunció el ceño. “¿Y qué haces los viernes por la noche?”.
“Eso…”, sonrió. “Es un secreto”.
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"Hinata."
“Sakura, ¿qué te trae por aquí?”, preguntó Hinata mientras se limpiaba el sudor de la frente.
Sakura observó a Kiba y a Shino por un momento, ambos parecían muy concentrados en su combate. “Kiba se ve con mucha energía si consideramos que se pasó la noche de fiesta en el país del Campo de Arroz”.
“Em… parece ser que la chica con la que iba a salir lo dejó plantado por otro chico… y ahora se está desquitando con Shino-kun”, comentó Hinata algo preocupada. “Espero que pronto se sienta mejor…”.
“Ya lo superará… además, seguro era un ligue de una noche y nada más”, afirmó Sakura despreocupada.
“Oh… supongo que sí…”, concordó Hinata algo dudosa.
“Bueno… parece que Naruto no es de los que van a fiestas”, informó Sakura, dándole palmaditas a Hinata en la espalda alegremente. “De hecho… hoy tuvo un largo y molesto berrinche sobre los ninjas que se emborrachan las noches de viernes”.
“¿Lo dices en serio?”. Hinata se había emocionado notablemente. “Entonces… ¿qué es lo que hace los viernes por la noche?”.
Entonces, Sakura, rascándose la cabeza avergonzada, dijo: “Yo… eh… no lo sé”.
"Oh..."
“Pero estuvo en el país de la Hierba la otra noche, junto a Iruka-sensei y Sasuke-kun”, respondió Sakura. “Según parece, estuvieron en un conflicto muy serio sobre la seguridad de la frontera”.
“Oh, vaya… ¿así que Naruto-kun siempre está disponible para misiones de emergencia?”, Hinata se preguntó.
“Supongo… sin embargo, tender que preguntárselo a Tsunade-sama”, respondió. “Naruto ha estado siendo muy reservado con respecto a ese tema, así que ahora me dio curiosidad”.
Hinata rió un poco.
“Bueno, si averiguo algo más, yo te aviso”, dijo Sakura al girarse para irse. “Nos vemos”.
“Hasta luego”, Hinata se despidió y volvió a su entrenamiento.
Luego Sakura se dirigió hacia la Torre del Hokage, preguntándose en el camino por qué Naruto se había negado a decirle lo que hacía los viernes por la noche. “¿Tsunade-sama?”, dijo Sakura al entrar a la oficina.
“¿Sí, Sakura?”. Tsunade parecía aliviada por tener una excusa para darse un descansito del trabajo. “¿Qué ocurre?”.
“Emm… sobre la misión de emergencia de la otra noche…”, comenzó Sakura.
“Oh, eso…”, respondió riendo avergonzada. “Jiraiya y yo estuvimos muy tomados esa noche, así que no me enteré de la misión sino hasta esta mañana, cuando Naruto rindió el reporte”.
Sorprendida, Sakura abrió los ojos ampliamente.
“Sin embargo, Naruto, Sasuke e Iruka la manejaron magníficamente”, dijo Tsunade con una sonrisa de orgullo. “Iruka vino esta mañana y no paraba de hablar de la madurez con la que Naruto manejó el tratado de alianza con los ninjas de la Hierba. Creo que ya debería darle el título de Hokage, dado que ya está haciendo mi trabajo”.
“Espere… entonces, ¿Naruto se la pasa ocupándose de misiones de emergencia los viernes por la noche?”, preguntó burlonamente.
“No”, respondió Tsunade. “Ese es el trabajo de Shizune. Lo que ocurre es que vio que Naruto, Sasuke e Iruka estaban lo suficientemente sobrios como para encargarse de esa misión, eso es todo”.
“Entonces, ¿qué hace Naruto los viernes por la noche?”, preguntó Sakura en voz alta.
Tsunade arqueó una ceja, no había pensado en eso antes. “En realidad, yo tampoco lo sé…”.
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“Oye, Chouji, ¿sabes dónde está Shikamaru? No está donde siempre se pone a mirar las nubes”, preguntó Ino arrugando el ceño. “Hokage-sama me pidió que le entregara algo”.
Chouji miró hacia el cielo, estudiando las nubes por un momento. “Mmm… por la posición de las nubes… ahora, seguramente está en el Monumento de los Hokage”.
“¿Puedes saber dónde está Shikamaru solo con mirar las nubes?”, dijo Ino boquiabierta. Sabía que Chouji y Shikamaru se conocían bien, pero no tanto.
“Nah, solo bromeaba”, rió Chouji. “Es fin de semana, siempre va allá para mirar las nubes”.
“¿Por qué allí?”, preguntó arqueando una ceja. “Conociéndolo, subir todas esas escaleras le sería muuuy problemático”.
Chouji rió. “Cierto, pero no va solo por las nubes”, explicó. “Va hacia allá esperando poder atrapar al fantasma de Konoha”.
Eso tomó a Ino completamente desprevenida. “Estás bromeando, ¿verdad? ¿El fantasma de Konoha? ¿Qué rayos es eso?”.
“Sólo ve”, respondió. “Y lo verás”.
Ahora le había entrado mucha curiosidad. Definitivamente, Shikamaru no era de esos que gustan de hacer de caza fantasmas. Algo como eso requeriría de demasiado esfuerzo de su parte. ¿Shikamaru creía en fantasmas tan siquiera? Era cierto que los ciervos eran supuestos mensajeros del cielo o algo así, pero ella no creía que el clan Nara se tomara toda esa mitología de los ciervos en serio.
Mientras subía hacia el monumento a los Hokages, se detuvo por un momento cuando el horizonte se hizo visible de repente, lo cual le daba una espectacular vista de la puesta de sol. El país del Fuego no tenía un océano para acentuar la puesta, pero la forma en que cubría la ruidosa ciudad y el bosque más allá era impresionante. “Wow…”, murmuró a nada en particular al quedar maravillada con la increíble vista. “¿Para eso viene Shikamaru hasta aquí?, ¿para ver la puesta de sol?, ¿es ese el fantasma de Konoha?”, se preguntó en voz alta, nunca había pensado que Shikamaru fuera tan romántico. Las nubes eran una cosa, pero las puestas de sol eran algo completamente diferente.
Para cuando Ino llegó a la cima de la montaña, el sol ya se había ocultado en el horizonte y el crepúsculo comenzaba a cubrir la aldea. Y allí estaba Shikamaru, justo como lo dijo Chouji.
“¿Qué estás haciendo aquí?”, Ino preguntó. No estaba cazando fantasmas obviamente, pues se encontraba echado perezosamente sobre el suelo rocoso, mirando al cielo oscurecerse. Algo típico de Shikamaru.
"¡Shhh!", respondió frunciendo el ceño.
Ino parpadeó, no le gustaba cuando alguien le contestaba de esa manera, y era de especialmente irritante viniendo de Shikamaru, pues este era demasiado flojo como para ponerse a discutir con ella. Estuvo a punto de reprenderlo, pero luego se detuvo cuando una suave e inquietante melodía comenzó a sonar.
“¿Conque este es el fantasma de Konoha?”, se preguntó al sentarse al lado de Shikamaru.
“¡Échate!”, ordenó Shikamaru de repente.
Ino frunció el ceño levemente ante la orden dada por Shikamaru, pero obedeció, se recostó y usó sus brazos como almohada. Y lo que entonces vio podía rivalizar tranquilamente con la puesta de sol que hace unos momentos acabada de ver, las estrellas cruzaban el cielo sobre ella. Aquello, combinado con la suave música de fondo creaba la atmósfera que siempre quiso compartir con Sasuke en aquellos tiempos en que ella y Sakura estaban obsesionadas con él, pero ahora, no le importaba mucho que fuera Shikamaru el que estaba a su lado en vez de Sasuke o Sai.
“¿Qué instrumento es ese?”, preguntó suavemente. Se le hacía familiar, pero no podía recordarlo con exactitud.
“Se llama violín”, respondió Shikamaru. “Es un instrumento muy popular en el continente pasando el mar del sur, aunque aquí no es muy popular. Es la versión en violín de ‘Aire’ de la ‘Tercera Suite Orquestal’ compuesta por Johann Sebastian Bach, se llama ‘Air on the G string’”.
“Es tan triste…”, Ino respiró profundo al sentir la melancólica melodía estremeciéndola. Aquella conmovedora canción era lo único que se podía escuchar, como una mano buscando entre la oscuridad, queriendo encontrar a alguien para poder alejar a la soledad. Pronto se dio cuenta de que su corazón estaba ansiando encontrar a ese alguien para tomarlo de la mano y guiarlo hacia un lugar más feliz. Aquel era un sentimiento tan abrumador que no pudo detener las lágrimas que manaban de sus ojos y que lentamente caían por sus mejillas.
“Ino…”, Shikamaru parpadeó sorprendido.
“Shikamaru…”. Ino se sorbió la nariz un poco y enterró su rostro en los brazos de Shikamaru para limpiar sus lágrimas. Normalmente odiaba esas películas tristes que hacían llorar, pero el tipo de tristeza que la música le hacía sentir no era el mismo que el de las películas; era una tristeza que, haciéndole llorar, la aliviaba y liberaba de sus cargas, sus problemas.
Entonces, sin saber cómo, se acercó a los labios de Shikamaru, dándose así un tierno beso. Era como si la música le estuviera dando alas a sus emociones.
"Ino...".
"Shikamaru...".
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"Oye, Sasuke-kun".
El último de los Uchiha arqueó una ceja al ver a su antigua compañera de equipo acercándosele. “Dime”.
“Oí que estuviste en una mission de emergencia durante toda la noche”, comentó, observando por un momento su rostro cansado.
Definitivamente se veía que no había dormido nada. “¿Estás bien?”.
Sasuke alzó los hombros despreocupadamente y se volvió para tomar su té. Siempre disfrutaba de una buena taza de té en la Casa del Té de Konoha después de haber cenado. “No puedo quejarme”.
“Oí que esos ninjas de la Hierba eran muy poco razonables”, comentó Sakura sonriendo un poco, había recordado el berrinche de Naruto en la mañana.
Sasuke soltó un suspiro, rascándose la cabeza. “Sí… todo hubiera sido mucho más rápido si tan sólo los hubiera aniquilado, pero el idiota de Naruto insistió en hacer un nuevo tratado de alianza”.
“Y la gente que se pregunta por qué los Uchiha nunca fueron Hokages”, comentó riendo, ante lo cual, Sasuke sólo sonrió. “Entonces, ¿estabas con Naruto cuando Shizune-san los llamó para la misión?”.
Sasuke negó moviendo la cabeza. “No, yo estaba ayudando a Shizune-san con el papeleo de la oficina”.
“Oh… entonces, ¿qué estaba haciendo Naruto? O sea, era viernes, de noche… seguramente estaba haciendo algo…”.
Sasuke sonrió apenas, se estaba aguantando las ganas de reírse al recordar que Naruto estaba lavando la ropa la noche de ese viernes. “Es un secreto”.
“¿Eh? ¿Por qué?”.
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"¡ACHOO!"
“¿Alguna alergia?”, dijo Ayame arqueando una ceja mientras le servía otro tazón de ramén.
Naruto negó con la cabeza, riendo un poco. “Alguien debe estar hablando de mí”.
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“¿QUE ESTOY… QUÉ?”.
“Estás embarazada”, dijo Sakura de manera inexpresiva, sosteniendo en sus manos la prueba de embarazo.
Ino se quedó boquiabierta mientras trataba de asimilar aquello, y luego comenzó a golpearse la cabeza contra la pared. “¡Fue mi primera vez! ¡Maldición, Shikamaru!”, bramó.
“Ah, así que fue Shikamaru”, dijo Sakura soltando un suspiro.
“¿Cómo puedes estar tan calmada? ¡ESTOY EMBARAZADA!”, gritó Ino histéricamente.
“Bueno… ¿deseas usar algún método anticonceptivo de emergencia?”, preguntó, aún con el “doctor mode=on”. “¿Cuándo tuvieron relaciones sexuales?”.
“¡NO LO DIGAS TAN DIRECTAMENTE!”, gritó Ino, su rostro poniéndose de todos los rojos posibles.
Sakura rió suavemente y le dio palmaditas al hombre de su amiga. “Sólo estoy molestándote”, aseguró. “Pero esto es genial, ¿no crees? ¿Desde cuándo comenzaron a verse?”.
“Hace unos días… la noche del sábado… en la cima de la montaña del Hokage”, murmuró en voz baja.
“Vaya, ¿conque lo hicieron en la primera cita? Y encima al aire libre, qué atrevidos”, Sakura rió provocante mientras le daba un paquete de píldoras anticonceptivas de emergencia a su amiga. “Si te tomas estas pastillas hoy, deberían hacer efecto aunque ya estés embarazada”.
Ino miró fijamente la bolsa de píldoras, comenzado a comprender la delicadeza de la situación. “Pero… eso… es aborto, ¿no?”.
“Técnicamente, sí”, asintió Sakura.
“Yo… debo hablarlo con Shikamaru primero…”, murmuró suavemente.
Sakura sonrió y abrazó a su amiga. “Sería bonito que lo criaran juntos…”.
Y, entonces, Ino comenzó a reírse un poco mientras las lágrimas caían por sus mejillas. “Sí… sería lindo…”.
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"¿Naruto?".
Sakura estaba trabajando en el hospital en el horario nocturno, se sorprendió al escuchar un fuerte jaleo proveniente de la zona de ancianos del hospital. Al parecer, Tsunade había contratado a un músico para que entretenga a los pacientes de edad, pero no se había esperado que el músico fuera Naruto.
Pero allí estaba, vestido con un kimono y un hakama tradicionales, tocando un shamisen, un instrumento tradicional japonés de tres cuerdas. Estaba de espaldas a ella, por lo que no podía verla, así que sonrió y se recostó en el marco de la puerta y observó.
Naruto estaba tocando una canción tradicional muy expresiva, que hacía volver al pasado, contaba la romántica historia de un leal guardaespaldas samurái y la hermosa princesa de la flor de cerezo. Era una canción muy popular entre los viejos, quienes creían que el actual régimen ninja era deshonroso para la memoria de los samuráis.
Y Sakura estaba impresionada por la forma en que Naruto era capaz de contar semejante historia sin siquiera decir una sola palabra. Su música era tan expresiva y profunda, lo suficiente como para contar una historia entera con sus notas y armonías.
Cuando la canción terminó, no pudo evitar aplaudir junto a los demás. “¿Sakura-chan?”, sonrió, volviéndose para verla.
“No sabía que tocabas el shamisen”, comentó.
“Oh… eh… pues ahora lo sabes”, rió con vergüenza, guardando el shamisen en su pergamino de invocación. “Simplemente es algo que aprendí de Ero-Sennin durante nuestro vieja de dos años y medio… no es la gran cosa”.
“No, eres muy bueno”, insistió Sakura. “¿Sabes leer las partituras?”.
“Nop, las notas me parecen pequeños renacuajos, no las entiendo”, dijo alzando los hombros. “Sólo toco lo que Ero-Sennin me enseñó”.
Sakura se rió tontamente. “Ya veo”.
“¿A qué hora terminas tu turno? ¿Quieres ir a comer o a hacer algo?”, ofreció Naruto sonriendo.
“Umm… mi turno acaba a las diez, pero tengo un descanso justo ahora, si no te importa, podemos comer en la cafetería del hospital”, respondió encogiéndose de hombros.
“Si es con Sakura-chan, cualquier lugar me parece bueno”, respondió riendo.
Mientras Sakura lideraba el camino hacia la cafetería, se percató de que había algo diferente en Naruto. No era solamente el hecho de que estaba vistiendo un atuendo tradicional, tenía que admitir que se veía muy bien, parecía un samurái, sino que era como si todo su enojo y su estrés hubiesen desaparecido, dejándolo con una sensación de serenidad. Imaginó que tal vez le había hecho bien tocar el shamisen, había liberado sus emociones a través de la música.
Cuando llegaron a la cafetería, Sakura pidió pollo al curry, y Naruto, como de costumbre, ordenó ramén. “Oye Naruto, ¿has conversado con Shikamaru el sábado?”, preguntó mientras se sentaban en una mesa vacía para comer.
“No, ¿por qué?”, preguntó él con la boca llena, no perdía el tiempo, ya estaba comiendo.
“Oh… por nada”, respondió negando con la cabeza. Ya habían pasado unos días desde que Ino fue a pedirle una prueba de embarazo, y como no supo más de ella desde entonces, no sabía si ya le había contado a Shikamaru sobre el asunto o aún no. Ella quería saber qué era lo que iban a hacer. “Si embarazaras a una mujer, ¿qué harías?”, preguntó de repente.
Naruto se quedó con la comida a media garganta. “Espera, ¿qué?”, dijo, tragando con dificultad la comida. “¿Shizune está embarazada?”.
“¿QUÉ?”. Sakura abrió los ojos como platos impresionada, dando un golpe en la meza. “¿T-t-tú y Shizune est-est-están…?”.
Entonces Naruto estalló a carcajadas, tanto que casi se cae de la silla. “Sólo bromeaba, Sakura-chan”.
A Sakura le dio un tic en el ojo e hizo un esfuerzo sobrehumano para calmar las ganas de darle tremendo golpe a Naruto. “Por favor, sé algo más serio”, dijo entre dientes.
“Bueno… si embarazara a una chica, la amaría lo suficiente como para construir una familia con ella”, respondió con una sonrisa sincera. “La familia es algo maravilloso, Sakura-chan”.
Entonces Sakura sonrió tristemente mientras intentaba evitar la mirada de Naruto. A veces era difícil recordar que Naruto era huérfano, es que… era tan alegre, siempre tan feliz. “Sí… una familia…”.
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“¿Y qué haremos?”.
Shikamaru dio un hondo respiro mientras miraba a las estrellas. Estaban de nuevo en la cima de la montaña del Hokage, al borde del bosque, donde hicieron el amor por primera vez, sin embargo, el Fantasma de konoha no tocaba esa noche.
Ya habían decidido dejar que nazca, pero lo que no decidieron fue qué hacer después, si darlo en adopción o criarlo. “¿Quieres intentarlo?”, preguntó Shikamaru. “¿Una relación…?”.
“Pero no sé si te amo de esa manera…”, admitió Ino suavemente. “Esa noche… no sé si sólo fue sexo, o si en verdad hubo amor allí…”.
“La palabra clave es intentar”, respondió. “Si estuvieses dispuesta, yo lo intentaría”.
“No te lo tomes tan a la ligera”, murmuró, apartando la mirada.
Shikamaru soltó otro suspiro y se puso de pie. “Ino, estoy tan inseguro como tú. Honestamente, no podría decir que me gustas, mucho menos que te amo, pero quiero intentarlo y averiguarlo. Tal vez pueda llegar a amarte, o quizá ya lo hago… o quizás todo esto es sólo una pérdida de tiempo, no lo sé, pero quiero intentarlo”.
“Shikamaru…”, se sonrojó y su corazón comenzó a latir más rápido. “Bien… ¿Cómo empezaremos?”.
“Podemos hacerlo otra vez”, respondió inexpresivamente.
“¡No, pervertido!”, chilló, alejándolo.
“Caray, solo bromeaba”, murmuró Shikamaru rodando los ojos. “Podemos empezar por cogernos de las manos al menos… creo…”.
“Creo que está bien”, murmuró, se mordió el labio con nerviosismo al sentir sus manos acercándose lentamente, pero entonces, cuando sus dedos se rozaron, una avalancha de tórridos recuerdos de la noche de pasión que juntos pasaron le inundó los sentidos, lo que provocó que retirara su mano rápidamente mientras que su cara se tornaba a un rojo escarlata. Shikamaru parecía encontrarse en una situación similar.
“Pensándolo bien, creo que necesitaré unos días para siquiera poder tomarnos de las manos”, tartamudeó, sintiendo su corazón latir muy rápido.
“Caray, pudimos tener sexo, pero ahora no podemos ni cogernos de las manos”, murmuró.
“¡Oye!”.
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“Oye, Sasuke, ¿no embarazaste a Sakura, cierto?”.
“¿CÓMO?”, Sasuke casi escupe todo el té que estaba tomando. “¿De qué estás hablando?”.
“Sólo quería asegurarme”, respondió Naruto, satisfecho con la respuesta de Sasuke.
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“Lo siento chicas, sé que quedamos para salir el viernes, pero creo que no podré”, dijo Ino disculpándose con una sonrisa.
“¿Qué? ¿Por qué?”, se quejó Tenten.
“Pues, está embarazada”, respondió Sakura sin rodeos, por esto, Ino le dio un duro golpe en la cabeza.
“Estás… ¿QUÉ?”. Tenten se quedó boquiabierta.
“¿Embarazada?”, dijo Hinata dando un gritillo ahogado.
“Sí, bueno… es algo complicado”, respondió rascándose la cabeza avergonzada. “Shikamaru y yo decidimos afrontarlo”.
“¡Felicidades!”, dijo Hinata alegremente.
“¡Sí, eso es genial!”, concordó Tenten, dándole palmadas a Ino en la espalda. “Entonces, ¿están saliendo juntos?”.
“Pues… algo así, creo… es complicado”, explicó Ino dando un suspiro. “Vamos a ir a un concierto este viernes por la noche, es como que nuestra primera cita… pero sería bueno que ustedes también vinieran, es que las cosas entre él y yo aún son… algo raras”.
“¿Y qué concierto?”, preguntó Sakura. No sabía de ningún concierto próximo.
“¿El fantasma de Konoha?”, preguntó Hinata.
Ino abrió los ojos ampliamente. “¿Tú también lo has escuchado?”.
Hinata asintió con una pequeña sonrisa dibujada en sus labios. “El fantasma toca los viernes y sábados por la noche en el bosque detrás de las estatuas de los Hokages. Hace mucho tiempo me perdí por allí… estuve muy asustada, pero entonces el fantasma empezó a tocar para mí… y ya no estuve asustada… tocó para mí hasta que mi padre vino y me encontró”. Hinata recordaba muy bien ese momento, pues fue la única vez en que su padre había demostrado su amor por ella.
“No sabía que había un fantasma en Konoha”, dijo Sakura arqueando una ceja burlonamente.
TenTen negó con la cabeza. “Yo tampoco”.
Ino tampoco conocía la historia del fantasma de Konoha, pero después de haberle oído al lado de Shikamaru, decidió investigar. “Se dice que era una joven música. Tocaba música hermosa, pero usaba un instrumento extraño y poco conocido llamado violín, por lo que no fue muy popular, y tampoco ganó mucho dinero. Su novio fue declarado ‘desaparecido en acción de guerra en una batalla en el lejano país de la Roca, así que decidió tocar su música en la cima de las estatuas de los Hokage, esperando que esta pueda guiarlo de regreso a casa, pero él nunca volvió y al final ella también murió”.
“¡Qué triste!”. Tenten estaba al borde de las lágrimas y se abrazaba a Hinata fuertemente.
“Los viernes y sábados por la noche, Shikamaru va a las estatuas de los Hokage a escucharla, así que creí que sería bueno acompañarlo, sería como que nuestra inocente primera cita”, comentó Ino. “Sería bueno que ustedes también vinieran, pueden traer acompañantes si gustan”.
“En ese caso, creo que traeré a Lee y a Neji”, dijo Tenten riendo.
“Entonces creo que también iré”, sonrió Sakura. “Hace tiempo que no escucho violín”.
Entonces Ino se quedó helada y se le tensaron fuertemente los hombros. “Yo… Sakura… lo siento…”.
Sakura negó con la cabeza. “No te preocupes, mi padre murió hace tiempo ya…”.
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Sakura soltó un suspiro mientras rebuscaba en las viejas cosas de su padre. Tosió un poco pues sus movimientos hacían que la capa de polvo que cubría el ático de su casa se levantara.
Abrió el estuche del Viejo violín y observó nostálgica el hermoso instrumento. “Papá… te extraño…”.
‘Sakura… aunque tu padre nunca te diga que te quiere, en verdad lo hace… no es bueno con las palabras… así que cuando intenta decírtelo, y simplemente no puede, él deja que su música hable por él… sólo escúchala, Sakura… ’.
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“Oigan, miren, es Naruto”, sonrió, inclinando la cabeza hacia un lado al ver a Naruto comiendo en el Ichiraku Ramen. “Vamos a acompañarlo”.
“Ah, pero… debo cenar con mi familia”, dijo de repente Hinata tartamudeando, su corazón se aceleraba ante la idea de cenar al lado de Naruto. “Mi padre es muy estricto…”.
“Oh, vamos, también debes pasar tiempo con tu equipo de vez en cuando, y esto no incluye los entrenamiento y las misiones”, insistió Kiba, dicho esto, abrazó a Hinata y a Shino, y los llevó hacia aquel restaurante. “¡Oi, Naruto!”, llamó en voz alta antes de que Hinata pudiera volver a protestar.
“¿Vinieron a cenar?”, preguntó Naruto con la boca llena.
“Tan falto de modales como siempre”, se burló Kiba mientras sentaba a la fuerza a Hinata al lado de Naruto, lo que hizo que la Hyuga se sonrojara a más no poder. “Demuestra tus modales frente a una dama”.
“Qui-quiero un miso ramen”, dijo Hinata con una vocecita mientras escondía su rostro detrás la carta.
Entonces, Shino le arrebató el menú de las manos a Hinata con total frialdad, provocando un leve chillido en ella. Ojeó el menú, pero Hinata se dio cuenta de que no estaba leyéndolo en verdad. “¡¿Oh, tú también, Shino-kun?!”, susurró quejándose.
“¡Vamos, Hinata, debes intentarlo al menos!”, pidió Kiba con tono poco sutil.
“¡Sí, Hinata, Kiba tiene razón! ¡Siempre estaré apoyándote, así que no tengas miedo y sigue adelante!”, apoyó él, aunque no tenía ni idea de lo que estaban hablando.
“¿N-Naruto-kun?”, tartamudeó ella, tan roja que hasta humo le salía de las orejas.
“¡Pero qué ingenuo!”, Kiba suspiró golpeándose la frente.
“Yo quiero un ramén shoyu”, dijo Shino inexpresivamente antes de que Naruto siguiera empeorando la situación debido a su ingenuidad.
“Yo también”, dijo Kiba negando con la cabeza exasperado, no sabía qué le irritaba más, si la incapacidad de Hinata de intentar algo, o la ingenuidad de Naruto.
“¡A la orden!”, respondió Teuchi alegremente.
“Oye, Naruto, ¿tienes algo que hacer este viernes?”, preguntó Kiba sin mucho interés.
Naruto alzó los hombros. “No, creo que no”.
Entonces Hinata paró las orejas, recordó que las chicas iban a ir hacia la Montaña del Hokage para oír al Fantasma de Konoha, y entonces Hinata se preguntó si debería invitar a Naruto. Ino sugirió traer compañía.
“Vamos, hazlo”, sonrió Kiba al ver que Hinata estaba pensando qué hacer.
Sin embargo, llegó otro cliente y se sentó al otro lado de Naruto, interrumpiendo a Hinata antes de que siquiera pudiera comenzar. “Quiero un ramen miso”.
“A la orden”, asintió Teuchi.
Cuando Hinata vio que ya no iba a haber más interrupciones, reunió el valor suficiente para al fin hablar. “N-Naruto-kun…”, tartamudeó con timidez, intentaba calmar el ritmo de su acelerado corazón con desesperación.
“Ah, por cierto, ¿podría traerme sake también?”, preguntó el cliente repentinamente, desconcentrando a Hinata.
Y entonces, Naruto se puso de pie abruptamente. “Lo siento, Hinata, quizá en otra ocasión”, dijo con una sonrisa triste, luego dejó dinero en la mesa y se fue.
“¿Qu-qué? ¡¿Qué pasó?!”, se levantó de golpe furioso. “¡Ni siquiera terminó de escucharte!”.
Hinata se mordió el labio, mientras trataba de ocultar sus ojos tras su cabello, las lágrimas comenzaron a brotar. “No te preocupes… Kiba-kun”, murmuró con una voz apenas audible.
“Señor, para la próxima, nos gustaría que recuerde que no vendemos alcohol sino hasta las nueve”, dijo Teuchi con voz brusca mientras le daba al cliente una botella de sake.
“Oh, lo siento”, dijo el cliente hacienda una reverencia.
“Demonios, ¿qué rayos fue eso?”, se quejó Kiba muy molesto mirando el asiento vacío de Naruto. “¡Ni siquiera terminó su plato!”.
Ayame soltó un suspiro mientras recogía el plato sin terminar de Naruto para dejarlo en el lavaplatos. Se sintió mal por Hinata, haber juntado todo ese valor para nada. Simplemente, fue una mala ocasión. “Creo que ustedes aún no lo saben, pero…”, Ayame puso la mano sobre el hombro de Hinata, confortándola. “Naruto se pone muy mal cuando se trata de alcohol. Odia demasiado que la gente beba”.
De repente, Hinata recordó lo que Sakura le había contado hace unos días. “Bueno… parece que Naruto no es de los que van a fiestas”, informó Sakura, dándole palmaditas a Hinata en la espalda alegremente. “De hecho… hoy tuvo un largo y molesto berrinche sobre los ninjas que se emborrachan las noches de viernes”.
"Naruto-kun...".
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“¿Me das un cigarrillo?”.
Shikamaru ya estaba acostumbrado a eso, Naruto sólo fumaba cuando estaba muy molesto, y lo único que podía hacerle enojar tanto era el alcohol. No sabía por qué Naruto se irritaba tanto con el tema este, pero sentía que no debía preguntarle si él no quería hablar de ello. Shikamaru soltó un suspiro mientras le lanzaba la cajetilla entera y un encendedor.
“Gracias”, dijo Naruto en un murmullo mientras se llevaba el cigarrillo a la boca y lo encendía.
El lugar preferido de Shikamaru para ver las nubes, los tejados de una de las zonas más tranquilas de Konoha, era también un buen lugar para observar las estrellas. Dado que sabía lo que seguía, se recostó y decidió disfrutar del show. Por lo general, le gustaba que el violín del Fantasma de Konoha le acompañara mientras observaba las estrellas, pero no podía quejarse, la música del shamisen de Naruto también le gustaba.
Naruto invocó su shamisen de un pergamino y revisó la afinación del instrumento. Luego, soltó un enérgico °kiai y comenzó a tocar una compleja y rápida secuencia de notas que evocaban imágenes de épocas muy antiguas, la época de los nobles samurái y los errantes °°ronin.
°Kiai: Grito de pelea usado en las artes marciales
°°Ronin: Samurái sin amo, una suerte de ex-samurái…
Naruto cerró los ojos y dejó que toda su furia saliera a flote a través del interminable flujo de notas musicales que creaba. Era algo increíble ver a un ninja vestido de anaranjado, fumando un cigarrillo mientras tocaba el shamisen con mucha furia y pasión. Los sonidos del shamisen de Naruto eran tan intensos y agresivos que parecían retar al mundo entero a duelo, después de todo, así había sido su vida. Hasta que él se convirtiese en Hokage, siempre sería solo él contra todo el mundo.
Naruto aprendió a tocar el shamisen gracias a Jiraiya durante su viaje de entrenamiento de dos años y medio. Jiraiya no hacía esas actuaciones en vano; era así como podía pasar desapercibido. En sus viajes, ellos eran un dúo de artistas que se enfrentaban en un duelo de shamisen. Esta era una manera perfecta de viajar por muchos lugares sin llamar la atención.
Mientras la canción de Naruto llegaba a su gran final, Shikamaru comenzó a pensar en Asuma. Asuma siempre decía en broma que si tuviese un duelo musical durante una batalla, definitivamente habría elegido el shamisen como arma.
“Gracias”, Naruto se puso de pie y pisó el cigarrillo mientras sellaba el shamisen dentro del pergamino. “Por cierto, deberías dejar de fumar, es malo para tu salud”.
Shikamaru comenzó a reírse. “Lo hare… de todos modos, pronto seré papá”.
“¡¿QUÉ?!”.
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“¿Dónde has estado, Hinata?”.
Hinata, con mucho respeto, hizo una reverencia mientras entraba a la casa de los Hyuuga. “Buenas noches, padre. Estuve cenando con mis compañeros”.
“Para la próxima, infórmame con anticipación”, dijo Hiashi con severidad antes de volver a sus labores.
“Está bien, padre… le pido disculpas…”, murmuró suavemente Hinata a pesar de que él ya se había ido. Era cierto que la relación con su padre había mejorado con el pasar de los años, pero para ella aún era difícil romper esa fría pared que él imponía. Tiempo atrás, cuando estaba en la academia y era aún una genin, su padre la ignoraba por completo, casi casi la había entregado a Kurenai, pero al menos ahora reconocía su existencia.
“Yo habría sido castigada si hubiese hecho algo así”, murmuró Hanabi inexpresivamente, había presenciado la escena. Hanabi estaba siendo criada para ser la siguiente heredera del clan Hyuuga, por lo que envidiaba mucho la libertad que su hermana mayor disfrutaba.
“Hanabi…”, Hinata se mordió el labio y sin darse cuenta intentó alcanzar a su hermana con las manos, pero Hanabi ya se había dado vuelta para irse. Hinata aún no sabía cómo comportarse como una hermana mayor con Hanabi, de hecho, Hinata nunca le había visto sonreír, ni siquiera una sola vez. Definitivamente, a la mansión Hyuuga le faltaba un toque de afectividad.
Hinata suspiró mientras volvía a su habitación y, completamente agotada, se dejó caer en su cama. Entonces comenzó a pensar en Naruto. De cierta manera, le alegraba que Naruto no bebiera, pero sabía que algo muy doloroso debió haberle ocurrido para que odie tanto el alcohol.
“Naruto-kun… ¿qué es lo que tanto te lastima…?”.
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Entonces, aquella larga semana llegó a su fin, y Shikamaru soltó un suspiro al ver la gran cantidad de gente que Ino había invitado. Normalmente, disfrutaba de sus noches de viernes sólo, en paz bajo el manto de estrellas y, de fondo, la música de la fantasma de Konoha sonando suavemente.
Ino rodó los ojos mientras tendía unas toallas playeras en el suelo. “Deberías estar agradecido por no estar pasándola solo”.
Chouji abrió un paquete de gomitas y sonrió alegremente, estaba contento porque el viejo grupo se haya reunido de nuevo después de tanto tiempo. “¿Dónde están Sasuke y Naruto?”, preguntó, echándose unas gomitas de oso en la boca, prefería las papitas, pero optó por un snack que no hiciese ruido al ser masticado.
“Sasuke-kun se encuentra en estado de alerta para las misiones de emergencia”, dijo Sakura suspirando. “Y Naruto desapareció, no pude encontrarlo en ninguna parte”.
“Hinata intentó invitarlo, pero la rechazó antes de que siquiera terminara de hablar”, dijo Kiba entre dientes, todavía estaba enojado por lo ocurrido.
“Kiba-kun… no fue así”, insistió Hinata. “Naruto-kun tenía sus razones…”.
“¿Invitaste a Naruto?”, dijo Ino dando un grito ahogado por el asombro.
Neji, por su parte, frunció el ceño.
“¡Ya se los dije, no fue así!”, dijo Hinata cubriendo su rostro con las manos.
“¡NARUTO-KUN! ¿DÓNDE ESTÁS?”, gritó Lee desde el borde del precipicio para que todo Konoha pueda oírlo.
Esta vez, fue TenTen quien frunció el ceño fastidiada y luego alejó al ninja del precipicio. “Eres tan… ¡rayos! ¡Ni siquiera tengo palabras para describirte!”.
“Tan problemático”, dijo Shikamaru suspirando. Luego se recostó en el suelo como siempre lo hacía para disfrutar del cielo que se extendía sobre él. “Está empezando”.
De repente, el ruidoso grupo se quedó en silencio al sentir la fantasmagórica melodía emanar desde los bosques a lo lejos. “Canon en RE mayor de Johann Pachelbel”, comentó Sakura en un susurro casi inaudible al sentir las primeras notas cortándole la respiración. Esta era su pieza favorita de la vieja colección de música de su padre, aunque nunca antes la había oído cargada con tanta melancolía y pena. La música la había cautivado tanto que no se dio cuenta de que unas lágrimas comenzaban a caer por su rostro.
‘Sakura… aunque tu padre nunca te diga que te quiere, en verdad lo hace… no es bueno con las palabras… así que cuando intenta decírtelo, y simplemente no puede, él deja que su música hable por él… sólo escúchala, Sakura… ’.
Eso fue lo que su madre le había dicho. Cuando niña, Sakura nunca entendió por qué su padre era tan frío y distante, pero luego de escucharlo de verdad a través del piano, fue que pudo encontrar su calor, su amor.
Hinata también se percató de que su corazón estaba siendo invadido por una ráfaga de sentimientos. Hace tiempo, cuando era una niña, se perdió en el bosque y la Fantasma de Konoha tocó la misma canción para que no se asustase, luego su padre llegó corriendo hacia ella al haberla encontrado. En su rostro se notaba la preocupación, sus ojos cansados por haber ampliado el rango de su byakugan hasta el límite, su voz ronca por haber gritado su nombre por tanto tiempo. Fue la única vez que vio a su padre así. Ése era el único recuerdo que Hinata preservaba con mucho cariño, era el único recuerdo que le aseguraba que su padre, en efecto, también la amaba.
“Bien hecho… Hinata…”.
“Felicitaciones… Sakura…”.
“Hinata… tú eres mi hermosa hija, no lo olvides…”.
“Sakura… eres mi Hermosa flor de cerezo, y yo te atraparé cuando caigas…”.
“Hinata… aún cuando puedas ver frente y tras de ti al mismo tiempo, siempre ve hacia adelante…”.
“Sakura… sé fuerte, incluso cuando yo ya no esté…”.
“Hinata… te amo, hija mía…”.
“Sakura… te amo, hija mía…”.
“¡Hinata! ¡Siempre estaré apoyándote, así que no tengas miedo y sigue adelante-dattebayo!”.
“¡Sakura-chan! ¡Siempre estaré a tu lado… es una promesa-dattebayo!”.
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“¡Oye, Sakura-chan!”.
Sakura parpadeó sorprendida, alzó la vista y vio a Naruto sonriendo justo en frente de ella. “Estás muy cerca”, dijo frunciendo el ceño y lo alejó a una distancia más cómoda.
“¿Qué es eso?”. Naruto caminó a su lado; Sakura se dirigía hacia el hospital para su turno de la tarde. “¿Partituras?”.
“Ah, sí”, dijo Sakura sonriendo un poco. “Anoche recordé algo, así que de repente tuve la necesidad de tocar música. Ah, por cierto, ¿dónde estuviste anoche? ¿Qué rayos es eso que haces los viernes por la noche?”.
“¿Anoche? Mmm…”, Naruto hizo una pausa, y, hacienda una mueca, intentó recordar. “Creo que estuve un rato con Iruka-sensei…”.
“Debiste acompañarnos”, dijo Sakura soltando un suspiro. “Iruka-sensei también…”.
"¿Eh?".
“Todos fuimos hacia la Montaña Hokage al borde del bosque para escuchar al Fantasma de Konoha”, explicaba. “¡Iremos esta noche también, así que ven! ¡Trae a Iruka-sensei también!”.
“¿El Fantasma de Konoha? ¿Qué demonios es eso?”, se burló, arqueando una ceja.
“¡No te burles! ¡Es una historia muy romántica!”, Sakura hizo un puchero. “Su novio nunca volvió de una peligrosa misión en el país de la Roca, así que ella comenzó a tocar el violín para tratar de guiarlo de vuelta a casa, pero al final, ella también murió”.
Naruto parpadeó sorprendido, pero no dijo nada.
“¿Qué?”, preguntó Sakura, confundida. Era muy extraño cuando Naruto se quedaba sin decir nada.
“No conocía esa historia”, dijo de repente soltando una risa, pero Sakura se dio cuenta, sabía cuando Naruto forzaba sus sonrisas. “Pues creo que esta noche los acompañaré. Bueno, debo irme, Neji y Kiba están esperándome, nos vemos, Sakura-chan”. Y se fue.
“Naruto…”, Sakura suspiró profundamente y bajó la mirada hacia las partituras. ¿Otra vez Naruto le ocultaba algo?
......................................................................................................................................................................
“Oye, Shikamaru, ¿has intentado buscarlo? Me refiero al Fantasma de Konoha”, preguntó Ino al tirarse en la cama de Shikamaru, estaban escuchando el primer movimiento de la sinfonía número cuarenta de Mozart de la creciente colección de música clásica de Shikamaru. Desde que Shikamaru se enteró del Fantasma de Konoha, empezó a coleccionar música clásica proveniente del continente del otro lado del océano del sur. Asimismo, Ino había despertado un interés por la música clásica y últimamente pasaba mucho tiempo en la casa de Shikamaru escuchando su colección. Y, sin darse cuenta, se habían vuelto muy unidos.
“Sí”, respondió con pereza. Sabía que tarde o temprano le preguntaría eso. Después de todo, la curiosidad era parte de la naturaleza humana. “¿Pero por qué terminar con algo tan hermoso atrapándola?”.
Ino ladeó la cabeza, se sintió algo decepcionada. “Sí… creo que tienes razón”.
Sin embargo, la verdadera razón era que Shikamaru no creía en los fantasmas. Pensaba que el Fantasma de Konoha era sólo uno de los músicos de la localidad que gustaba de tocar en el bosque, por lo que no tenía ningún interés en particular de atraparlo.
"Ne, Shikamaru...".
“¿Sí?”.
“Emm… ¿quieres hacerlo de nuevo?”, preguntó, sonrojándose de pronto. “Digo… tomarnos de la mano…”.
Le alegraba que ahora se tuviesen más confianza, pero le sorprendió lo tímida que era Ino cuando se trataba de esos asuntos. Las cosas en su relación progresaban lentamente, a paso de tortuga, no lograban tomarse de las manos aún, pero era algo que no le molestaba realmente. Después de todo, a él le gustaba hacer las cosas a paso de tortuga, o mejor, a paso de nube.
Sin embargo, tenía que admitir que una Ino tímida era algo agradable, muy linda.
TO BE CONTINUED... XDD
Espero les guste la primera parte de esta hermosa historia , mañana o pasado pongo el final
Recuerden el OS fue hecho por Digifruit y la traducción por Naruto_Edu
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Última edición por Estefi chan el Mar Dic 25, 2012 8:35 am, editado 1 vez
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Re: Moonlight Sonata por Digifruit +13 (2/ 2) 24/ 12/ 2012 (TERMINADO)
Es bastante larga pero me gusta bastante tambien
Lo que pasa es que no me da aire de que sea NaruSaku ¡Oye que capaz no sea NaruSaku pero que no importa la historia sigue siendo buena!
Embarazos, viernes por las noches, fantasmas, musica... ¡Son muchas cosas diferente en un solo one-shot!
¡Espero a mañana!
¡Vera-Adios!
Lo que pasa es que no me da aire de que sea NaruSaku ¡Oye que capaz no sea NaruSaku pero que no importa la historia sigue siendo buena!
Embarazos, viernes por las noches, fantasmas, musica... ¡Son muchas cosas diferente en un solo one-shot!
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Re: Moonlight Sonata por Digifruit +13 (2/ 2) 24/ 12/ 2012 (TERMINADO)
Nyu espero la conti >.<
Es muy hermoso, ahora shika e ino tendrán un bebé :3 que tierno <3
Sera que quien toca esa melodía es naruto? jejeje
Espero la conti n.n
Es muy hermoso, ahora shika e ino tendrán un bebé :3 que tierno <3
Sera que quien toca esa melodía es naruto? jejeje
Espero la conti n.n
Re: Moonlight Sonata por Digifruit +13 (2/ 2) 24/ 12/ 2012 (TERMINADO)
Hello !!! vengo a dejar la segunda parte del OS espero les guste !!!
El shot no es mío , yo solo copio y pego ...
Autora: Digifruit
Traducción: Naruto_Edu
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“¿EHH?”.
Kiba se burló de la reacción de Hinata ante la presencia de Naruto en la casa Hyuuga. “¡Relájate, Hinata!”.
“¿Qu-qué está ha-haciendo N-Naruto-kun aquí?”, tartamudeó nerviosa, observando desde una esquina a Naruto conversar con Neji y su padre, Hiashi.
“Nosotros lo trajimos, por supuesto”, dijo Kiba rodando los ojos. “Nos costó mucho convencer a Neji para que acepte, así que no desperdicies esta oportunidad”.
“¿También Neji-niisan?”, gimió con vergüenza. Una cosa era que Kiba y Shino supiesen que estaba enamorada de Naruto, pero Neji lo hiciera era absolutamente diferente.
“¡Anda, vamos!” sonrió Kiba mientras la obligaba a ir.
“¿N-Naruto-kun… qué t-te trae por aquí?”, tartamudeó nerviosa.
“Neji tiene una misión secreta, por lo que me pidió que le mostrara algunos secretos del oficio”, explicó Naruto con una sonrisa.
“Oh, cierto…”, Hinata se había olvidado de la próxima gran misión de Neji. El byakugan era una excelente herramienta para misiones secretas de recolección de información, pero los Hyuuga nunca eran asignados a misiones de ese tipo. Y la razón era que ellos eran más cercanos a los dignos samuráis, en términos de ideales, que a los embusteros ninjas. Un embaucador como Naruto podía hacerse pasar fácilmente como un artista, gracias a su shamisen y su personalidad cómica, e infiltrarse dentro del palacio de un daimyo enemigo, pero alguien como Neji sería el centro de sospecha inmediatamente. Era como pedirle a un samurái que haga el trabajo de un ninja, por eso, fue una difícil decisión enviar a Neji a esa misión. Hinata también estaba muy preocupada. Él era un genio en cuanto a técnicas Hyuuga, pero las técnicas simples como el henge no había vuelto a usarlas desde que se graduó de la academia.
Hiashi también se encontraba preocupado por la misión, pero, por supuesto, no lo demostraba. Ya había perdido a su hermano, no quería perder al hijo de su hermano también. “Entrénalo bien”, dijo Hiashi a Naruto.
“¡No hay problema, tío!”, sonrió este haciendo un saludo militar. Algunos Hyuuga que estaban cerca soltaron un grito ahogado. Incluso Hanabi, que había venido a ver qué ocurría, lo había oído. Era insólita semejante falta de respeto hacia el jefe del clan Hyuuga.
“¡Oi, Naruto!”, dijo Neji en voz baja con clara molestia, golpeó con el codo al insolente ninja.
“¿Qué? Solo está preocupado por ti, ¡así que muestra algo de felicidad por eso!”, rió Naruto, dándole una palmada a Neji en la espalda. Presa de la exasperación, este solo atinó a gruñir y cubrirse el rostro.
Hiashi arqueó una ceja, luego aclaró la garganta. “Bueno… ahí los dejo”.
“¡Cuenta conmigo! ¡Y deberías relajarte! ¡Ser tan serio no es bueno para tu salud!”, aconsejó Naruto alegremente, tocándose el mentón y fingiendo sabiduría, luego le dio unas palmaditas a Hiashi en los hombros.
Hiashi, incapaz de decir algo, solo aprobó con la cabeza. “Eh… lo tomaré en cuenta”.
Hinata hacía esfuerzos enormes para no reírse, pero lo que le pareció extraño fue que Hanabi también parecía estar disfrutando al ver a su padre en semejante situación con el indiscreto ninja. Fue la primera vez que Hinata vio sonreír a Hanabi.
“Entonces, ¿comenzamos?, sonrió Naruto, tronándose los nudillos”.
“Vamos, Hinata, tú también”, dijo Kiba señalando a Neji y a Naruto, quienes ya estaban yendo hacia el patio de entrenamiento de los Hyuuga.
“¿Ehhh? ¿Yo también?”, tartamudeó. Estuvo a punto de ir tras de ellos, pero de repente recordó la sonrisa de su pequeña hermana. Se mordió el labio con nerviosismo, luego se dirigió hacia Hanabi. “Ehm… Hanabi… ¿te gustaría venir?”.
La aludida frunció el ceño y apartó la mirada como pensando la situación. Luego asintió. Hinata podía jurar que la pequeña niña se había sonrojado un poco.
“Kiba-kun y N-Naruto-kun son buenos… seguro que te agradarán”, dijo Hinata intentando cortar la extraña atmósfera entre ellas mientras seguían a los chicos.
“¡Yosh! ¡Hagámoslo! ¡Henge!”, gritó Naruto de repente, transformó sus ropas en un kimono y hakama tradicionales de color azul y gris respectivamente, luego desapareció su protector y sus “bigotes”. Hinata se sonrojó levemente por lo atractivo que se veía Naruto al vestir atuendos tradicionales.
“¡Henge!”. Neji realizó los sellos que hace tiempo no usaba e hizo lo mismo que Naruto.
De repente, Kiba y Naruto estallaron en risas.
“¡Pa-pareces MUJER!”, exclamó Naruto, riendo a más no poder. Neji había desaparecido su protector y el sello de su rama familiar, y había cambiado el color de sus ojos a un sorprendente azul. Pero no solo eso, se equivocó al realizar los sellos del henge y terminó con un kimono blanco y un hakama rojo. Parecía la sacerdotisa de un templo.
“¡Cállate!”, gruñó muy furioso mientras le hacía una llave al cuello a Naruto para callarlo.
“¡Oye, no es mi culpa que seas peor que yo en ninjutsu básico!”, se reía Naruto mientras intentaba soltarse de la llave.
Hinata sonrió suavemente al notar que Hanabi estaba pasándola muy bien. Definitivamente, hacía mucho tiempo que en la residencia de los Hyuuga no había tanto alboroto y ruido, hacía mucho tiempo que no estaba tan llena de vida.
Cuando Naruto y Neji dejaron de lado sus riñas, el segundo intentó el henge nuevamente. Esta vez logró una combinación de colores más masculina, azul y gris, pero en realidad… sus rasgos femeninos no ayudaban mucho.
“¡Muy bien, comencemos!… ¡Ossohh!”, Naruto soltó un enérgico kiai mientras él y Neji invocaban un shamisen cada uno para comenzar a tocar. “¡A ver si puedes seguirme el ritmo!”, dijo para provocarlo mientras creaba un torrente de música furioso y agresivo.
Hinata se quedó boquiabierta. “¿Naruto-kun y Neji-niisan saben tocar el shamisen?”, dijo sorprendida. Naruto tenía los ojos cerrados y una expresión de determinación en su rostro, y aunque Neji parecía tener dificultades para mantener el ritmo, tenía mucha habilidad.
“Es más fácil pasar desapercibido si uno tiene alguna habilidad que no esté relacionada con los ninjas… poder hacerse pasar por un chef, un mayordomo, un artista… pero Neji no tiene ninguna de esas habilidades, por ello, le pidió a Naruto que le enseñe a ser un músico de la corte”, explicó Kiba. “Naruto pasó su viaje de dos años y medio haciéndose pasar por artista y músico de la corte, por lo que para él esto es algo fácil”.
Y, de repente, la música fue interrumpida por un fuerte golpe, “¡Maldición, no pierdas la concentración en el henge!”, gritó Naruto golpeando a Neji en la cabeza con un abanico de papel.
“Obviamente, es difícil mantener un henge mientras se está tan concentrado en algo más, tocar el shamisen, por ejemplo”, dijo Kiba suspirando, luego se recostó para seguir viendo el show.
“¡Henge!”, dijo Neji frunciendo el ceño, hizo reaparecer su disfraz y volvió a tocar el shamisen con vigor renovado.
“¡¡Eso es!!”, sonrió Naruto complacido reanudando el feroz duelo musical de shamisen.
Muy pronto, Hinata se sintió atrapada, cautivada por toda la mezcla de sentimientos que se encontraban en la música. Podía sentir la determinación de Naruto, su fortaleza, su amabilidad… pero, del mismo modo, su furia, su tristeza y su dolor… Y podía sentir también la resolución de Neji, su lealtad, su integridad moral… pero, de igual manera, su indiferencia, su arrogancia y su soledad. La música que creaban transmitía tanto que sería imposible expresarlo con palabras.
Cuando la canción llegó a su eminente final, Naruto sonrió y golpeó a Neji en el hombro suavemente. “Eso fue increíble”.
Y Neji devolvió la sonrisa, no pudo evitarlo. La música le provocaba la misma euforia que le daba el pelear con un contrincante poderoso. Le alegraba haber aprendido a tocar el shamisen con Naruto, y no sólo por la misión, sino porque también era una forma de encontrarse a sí mismo.
“Eso fue asombroso”, sonrió Hinata aplaudiendo muy feliz. Para su sorpresa, Hanabi también lo hacía.
“Gracias”, dijo Naruto inflando el pecho con orgullo.
“Oh, por cierto, N-Naruto-kun… esta es mi hermana, Hanabi”, dijo Hinata al presentarlos.
“¡Mucho gusto! ¡Y recuérdame muy bien, Hanabi-chan, pues algún día me convertiré en Hokage!”, anunció dándole unas palmaditas en la cabeza a Hanabi, provocando así que esta se sonrojara frenéticamente. Nunca antes le habían dicho “Hanabi-chan”, tampoco la habían tratado de una forma tan íntima.
“¡Mu-mucho gusto, Naruto-kun!”, dijo rápidamente haciendo una reverencia. Entonces, al darse cuenta de que accidentalmente lo había llamado “Naruto-kun”, porque así lo había hecho su hermana, pidió nerviosa una disculpa. “¡Ah! ¡Quiero decir, Naruto-san!”.
“¡Qué linda!”, se rió muy divertido. “¡Puedes decirme Naruto-oniichan!”.
De pronto, Neji, entrando en modo “Hermano Sobreprotector”, apresó a Naruto en una llave sofocante. “¡No lo hará, pedófilo!”.
“¿Pero qué dices? ¡Ella ya es toda una señorita!”, argumentó en su defensa, intentando librarse de la llave.
Pero para sorpresa de todos, una avergonzada Hanabi soltó con un pequeño chillido: “Eh… Naruto-oniichan…”.
“Oh, vaya… eso sí que es algo embarazoso”, rió Naruto con vergüenza. Luego, rascándose la cabeza, dijo: “Pero suena bien”.
Y entonces fue cuando Hinata llegó a la terrible conclusión de que Hanabi se había enamorado de la persona que trajo afecto y alegría a la casa Hyuuga, Naruto Uzumaki. Se mordió el labio sintiendo la derrota al imaginarse las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer.
Entonces, con una sonrisa agridulce, posó sus manos suavemente sobre los hombros de Hanabi y miró a Naruto. “Naruto-kun, ¿Te gustaría acompañarnos a cenar esta noche?”.
Sorprendentemente, no había más tartamudeos, pues ahora no era por ella, sino por el bien de su amada hermana.
_____________________________________________________________
“¿Sakura? ¡La cena está lista! ¿Dónde estás?”.
“¡Arriba, mamá!”.
La madre de Sakura se asomó al ático y la vio rodeada por una inmensa pila de partituras musicales. “¿Qué estás haciendo?”.
“Quería aprender a tocar el violín… creo”, respondió avergonzada. “Tocar el violín fue el gran sueño de papá, ¿no?”.
Su madre sonrió suavemente y la rodeó con los brazos. “Sí, pero nunca fue bueno en ello”, se burló. “Sonaba espantoso cuando lo tocaba”.
Sakura soltó una risita en claro acuerdo. “Sí… pero el piano lo tocaba de maravilla…”.
“Es cierto”, asintió su madre.
“Pero… no me parece justo”, murmuró Sakura triste, sosteniendo el violín suavemente en sus brazos mientras trataba de no llorar. “Él murió… Fue mi culpa… Yo le arrebaté la vida… y ahora también estoy arrebatándole su sueño… intentando hacer realidad el mío egoístamente, aun cuando él tuvo que renunciar al suyo…”.
Su madre la abrazó con más fuerza y movió la cabeza enérgicamente. “No digas eso nunca, Sakura… No fue tu culpa… y tu padre estaría muy orgulloso de ti… El sueño de un hijo se convierte en el sueño de su padre… Ser padre se trata de eso… Al nacer tú, su nuevo sueño fue ayudarte a hacer realidad el tuyo… así que nunca digas que fue tu culpa… Hacer tu sueño realidad sería la única forma de hacerlo feliz”.
“Lo extraño, mamá… lo extraño mucho…”, lloró, refugiándose en el cariñoso abrazo de su madre.
“Yo también…”, susurró, acariciando suavemente el sedoso cabello de su hija.
Sakura asintió lentamente y se secó las lágrimas.
“¿Y… cuánto has progresado?”, preguntó la madre alegremente.
“Mmm… pues…”, Sakura ubicó el violín entre el hombro y la mejilla con timidez y puso el arco sobre las cuerdas, y entonces…
¡¡¡¡CHRIIIIIINNNN!!!!
Rió avergonzada cuando el horrible sonido terminó. “Creo que soy tan mala como papá…”.
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“¿Naruto?”, dijo Shikamaru sorprendido al ver a Naruto junto a Hinata, Neji y Hanabi.
“¿Qué? ¿No debería estar aquí o qué?”, rió Naruto al ver la reacción de Shikamaru ante su presencia. “Sakura-chan y Hinata insistieron en que venga a escuchar al Fantasma de Konoha, así que vine”.
Después de cenar con la familia Hyuuga, Naruto fue invitado por Hinata a acompañarlos al borde del bosque en la cima de la montaña Hokage, y claro, Hinata trajo a Hanabi con ellos.
“¡Súper! ¡Ahora todos están aquí!”, gritó Sakura entusiasmada sacudiendo a un Sasuke indiferente.
“Vaya, no sabía que les gustara tanto la música”, comentó Naruto riendo y rascándose la cabeza. Hinata y Sakura ya se lo habían dicho, pero él no se esperaba a todo el grupo reunido.
“Ya entenderás cuando lo oigas”, comentó Ino con total naturalidad. “El Fantasma de Konoha toca música verdaderamente hermosa”.
“¡Yosh! Naruto-kun, ¿estás listo para derramar lágrimas de hombre conmigo?”, declaró Lee con su habitual entusiasmo.
“Tan hermosa como para provocar lágrimas de hombre, ¿eh?”, se rió Naruto.
“Naruto-kun, siéntate con nosotros”, propuso Hinata, tendiendo una manta para que se sentaran. Ella se ubicó al lado de Neji, permitiendo así que Naruto se siente con Hanabi. Aquella falta repentina de tartamudeos en Hinata no pasó desapercibida por Sakura, Ino y TenTen, así que todas hicieron notas mentales para ametrallarla con preguntas más tarde.
“Gracias, Hinata”, sonrió Naruto al sentarse al lado de Hanabi. Esto provocó que la pequeña sonriera felizmente. “¿Y cuándo va a comenzar?”.
Shikamaru miró a Naruto, sospechaba de él. “En cualquier momento, creo”, contestó. Luego se recostó para poder mirar el estrellado cielo nocturno.
“Espero que hoy toque algo de Chopin o Beethoven”, comentó Ino. Se recostó al lado de Shikamaru y lo sorprendió al apoyar el rostro en su hombro.
“¿No debería haber empezado ya?”, se preguntó Chouji en voz alta al darse cuenta de que el sol ya se había puesto. Normalmente, el Fantasma empezaba a tocar cuando el cielo comenzaba a enrojecer. Pero ahora hasta se podía ya ver las estrellas brillando en el cielo.
“Más les vale que no me hayan hecho venir en vano”, rezongó Sasuke impacientemente.
Shikamaru volvió a observar a Naruto y frunció el ceño, el rubio se notaba despreocupado. Siempre había tenido la sospecha de que quizá el legendario Fantasma de Konoha era Naruto, pero no tenía ninguna evidencia lógica que la respaldara. Por lo general, a él no le gustaba llegar a conclusiones basándose en presentimientos; prefería la lógica.
Esperaron un poco más, pero nada. Al fin Shikamaru tenía evidencia señalando a Naruto como la verdadera persona que tocaba el violín en las profundidades del bosque. Se percató de que Neji también parecía haber llegado a la misma conclusión, pues estaba ocultando con un genjutsu su byakugan activado.
“Tal vez se siente cohibida ahora que tiene público”, sugirió Ino.
Entonces Sakura sacó un pergamino de invocación e hizo aparecer un piano vertical de aspecto viejo de él. Ojeó sus partituras y eligió la pieza con la que estaba más familiarizada. Se sonrojó levemente al darse cuenta de que todas las miradas estaban fijadas en ella, luego aclaró la garganta.
Puso cuidadosamente sus dedos temblorosos sobre el teclado e inició la pieza con una débil serie de notas. “Ups”, rió avergonzada al tocar el acorde equivocado. “Creo que fue una mala idea…”.
Naruto se puso de pie sonriendo y puso sus manos sobre los hombros de Sakura. “No, estás haciéndolo muy bien, Sakura-chan… solo relájate”, aseguró, masajeándole los hombros con delicadeza.
Sakura sintió que la tensión se evaporaba repentinamente al contacto de Naruto, luego asintió. “Está bien…”, dijo. Respiró hondo y comenzó la pieza otra vez, aunque ahora con mucha más seguridad. “Este es el Nocturno número 20 de Frederic Chopin en Do sostenido menor…”.
La manera en que tocaba no era refinada, y definitivamente le faltaba práctica. Pero podía reflejar su nueva pasión por la música. Aun cuando se equivocaba con los acordes y las notas, nadie podía dudar que tocaba con todo su corazón, su alma y su amor.
Y fue entonces que el violín se unió. Al comienzo, Sakura sintió vergüenza de que el exquisito violín del Fantasma tenga que ser acompañado por una pianista tan desgarbada como ella. Pero todo rastro de duda se disipó al cerrar los ojos y dejar que la elegante melodía se mezclara con la suya. Sintió que la música del Fantasma la llevaba hacia un baile romántico en medio de la Vía Láctea. El amor con el que el violín estaba cargado le daba tanta calidez que casi parecía que su madre o su padre estuviesen abrazándola cariñosamente. Sin embargo, al continuar la danza, Sakura se dio cuenta de que, por alguna razón, más parecía Naruto en vez de sus padres. Se sentía como si la melodía que la sostenía en un abrazo protector era en realidad el abrazo de Naruto. Eso fue lo que sintió.
Pero a pesar de ser una pieza romántica, también era trágica y desgarradora. Eso fue lo que Hinata sintió. Hacía rato que Naruto había regresado a su sitio al lado de Hanabi. El rubio dejó que la pequeña se recostase sobre su regazo para que así pudiese ver cómodamente las estrellas. Al verlos así, y a pesar de su decisión de renunciar a Naruto y apoyar a Hanabi con su primer amor, Hinata pudo sentir su corazón siendo aplastado lentamente por aquel hermoso “nocturno”. Era como si el piano y el violín representaran a dos personas que ya no podían estar juntas, compartiendo su último y descorazonador baile.
Neji, siendo lo observador que era, le alcanzó su pañuelo a Hinata.
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“¿Shikamaru, tu casa no está por allá?”.
“¿Eh?”, Shikamaru parpadeó sorprendido. Miró hacia atrás y se dio cuenta de que ya habían pasado la calle de su casa. “Oh… te acompañaré hasta tu casa”, respondió alzando los hombros.
“¿Estás bien? Has estado en la luna todo el rato”, dijo haciendo puchero. “¿Qué ocurre?”.
“Umm… nada”, contestó. Aunque, honestamente, el hecho de que Naruto haya estado con ellos escuchando al Fantasma de Konoha como que le molestó. Pensaba que el fantasma no era sino uno de los músicos de Konoha, y su principal sospechoso era Naruto, pero no sabía por qué. Pero dado que el rubio había estado con ellos, no era posible que él sea el violinista, ¿cierto?
“No, en serio, dímelo”, insistió Ino jalándole el brazo.
“Emm… puede que suene tonto, pero siempre he pensado que Naruto es quizás el Fantasma de Konoha”, dijo riendo avergonzado. “Pero creo que me equivoqué”.
“¿Naruto?”, comentó riéndose tontamente. “¿Y qué es lo que te hizo pensar eso?”.
Shikamaru alzó los hombros. “Ni idea… no tiene sentido, pero ese es el presentimiento que tuve después de haberlos escuchado tocar”.
“¿Naruto sabe tocar el violín?”, preguntó Ino con incredulidad. “¿Estamos hablando del mismo Naruto?”.
“Sabe tocar el shamisen”, respondió negando con la cabeza. “Y de hecho muy bien. Cuando lo escucho tocar, siento las mismas vibraciones que con el Fantasma”.
“¿En serio? Si es así, creo que tendré que escucharlo en algún momento”, comentó.
“Bueno, ya llegamos”, dijo Shikamaru. “¿No hay nadie?”, preguntó al ver la casa a oscuras.
“Mi papa tiene una misión nocturna. ¿Quieres entrar?”, preguntó insinuante.
Por un momento, Shikamaru quedó estupefacto.
“¡Solo bromeaba!”, dijo riendo. Luego le dio un besito en la mejilla. “Empiezo a creer que no ha de ser tan malo tenerte como novio, pero no quiero ir tan rápido, así que tal vez para la próxima. Buenas noches, Shikamaru”.
Y, con todo esto, Shikamaru seguía estupefacto.
_____________________________________________________________
“¡Naruto-oniichan es muy divertido!”.
Hinata sonrió mientras le trenzaba el cabello a su hermana. Ya era hora de dormir, pero Hanabi seguía hablando de Naruto sin parar. Ya era muy claro que se había enamorado del futuro Hokage de Konoha. El amor podía cambiar a una chica.
La cena de esa noche con Naruto fue algo interesante. La cena en la familia Hyuuga era muy solemne, pero Naruto logró deshacerse de eso. Los hizo reír con las anécdotas de sus viajes por el mundo, algunas de ellas emocionantes, pero todas las demás muy graciosas. A Hanabi le agradó en particular la historia en que Naruto había matado accidentalmente al tirano del Mizukage cuando una de las cuerdas de su shamisen se rompió y lo azotó en toda la cara, haciendo así que Naruto sea el Mizukage provisional por una semana, hasta que el consejo de la Aldea de la Niebla elijiera a un nuevo líder.
“Oneesan, ¿puedes invitarlo otra vez?”, preguntó Hanabi esperanzada.
“Claro, pero ahora ya debes irte a dormir”, respondió sonriendo afectuosamente. Luego apagó las luces. “Buenas noches, Hanabi-chan”.
“Buenas noches, oneesan”.
Hinata mostró una pequeña sonrisa mientras cerraba la puerta del cuarto de Hanabi, pero estando ya afuera, dejó de sonreír y soltó un suspiro mientras se apoyaba en la puerta.
“Hinata-sama”.
Dio un gritillo espantada. “N-Neji-niisan… me asustaste”.
“¿Está pensando en renunciar a Naruto?”, preguntó Neji. Había llegado a esa conclusión al haber observado las acciones de Hinata durante casi toda la noche, en la cena y el concierto del Fantasma.
Hinata se sonrojó un poco, no estaba acostumbrada a hablar sobre sus problemas amorosos. “Sí… Hanabi-chan ya es lo suficientemente adulta como para saber lo que significa enamorarse… así que, como su hermana mayor, voy a apoyarla”.
“¿Y se siente bien con eso?”, dijo presionándola. No quería que Hinata tomara una decisión teniendo poca convicción; odiaba que la gente hiciera eso.
“Sí”, afirmó Hinata. ”Nunca fui muy apegada a Hanabi-chan… nunca me acerqué a ella… nunca fui una buena hermana mayor para ella… Si tuviese que elegir entre ser la hermana de Hanabi-chan o ser la novia de Naruto-kun, creo que me haría más feliz ser una buena hermana para Hanabi. Esta noche Naruto-kun trajo cariño y afecto a esta casa… me gustaría mantener eso por mí misma”.
Neji asintió, satisfecho con la determinación de Hinata. “Muy bien”.
“Además… Naruto-kun ya me ha dado mucho… la fuerza para seguir adelante… el valor para acercarme a los demás… el poder para cambiarme a mí misma… pedir más sería algo egoísta”, comentó con una sonrisa serena.
“Ha cambiado, Hinata-sama”, dijo riéndose.
“Tú también, Neji-niisan”, respondió afectuosamente. “Me gustaría que toques el shamisen de nuevo, si no te molesta, claro”.
Neji rió un poco mientras la llevaba hacia su habitación para sacar su shamisen. Cuando comenzó a tocar, Hinata pudo reconocer inmediatamente la diferencia entre el agresivo estilo tsugaru de Naruto y el estilo tenue y más lleno de gracia de Neji.
Y amaba… amaba a su familia.
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“¿Qué? ¿El Ramen Ichiraku está cerrado hoy?”, se preguntó Sakura confundida, estaba parada fuera del puesto de ramen. Las chicas habían planeado almorzar allí; no esperaban que estuviese cerrado.
“¿Teuchi-san dijo algo sobre esto?”, preguntó Ino.
“Quizás está enfermo”, sugirió TenTen alzando los hombros.
“Y yo que esperaba probar el famoso ramen que tanto le gusta a Naruto-oniichan”, comentó Hanabi soltando un suspiro. Había venido acompañando a su hermana. Encerrada en la casa por ser la heredera Hyuuga, no podía salir muy a menudo.
“Ah, es Iruka-sensei”, dijo Hinata al ver a su antiguo profesor de la academia en el restaurante de °kaitenzushi de la calle de enfrente.
°Restaurante en el que el sushi es llevado en bandas transportadoras.
“Entonces comamos sushi mejor”, dijo señalando el restaurante. “¡Iruka-sensei! ¿Podemos acompañarlo?”.
“Oh, Sakura, Hinata, Hanabi, Ino, TenTen”, exclamó sonriendo alegremente. Siempre le agradaba ver a sus antiguos estudiantes.
“¿Está comiendo solo? ¿Dónde está Naruto?”, preguntó Ino.
“Ah… Naruto”, se detuvo y miró pensativo hacia el techo. “Ahora mismo está con el viejo Teuchi y con Ayame”.
“¿Fueron a alguna parte? Nunca antes había visto el Ramen Ichiraku cerrado un domingo”, comentó Sakura. Probablemente, a Naruto le daría un ataque si el Ramen Ichiraku no estuviese abierto los siete días de la semana.
Iruka sonrió tristemente mientras tomaba un plato de nigiri de salmón y se lo daba a Sakura. “Te gusta el salmón, ¿cierto? Y si recuerdo bien, atún graso para las princesas Hyuuga”, rió alegremente tomando de la banda transportadora dos platos de nigiri de atún para Hinata y Hanabi. “Y… a TenTen le gusta la anguila. Y langostinos para Ino”.
“No tiene que invitarnos”, dijo Hinata.
“Tranquila, comparado a los inacabables tazones de ramen que se come Naruto, el sushi no es nada”, comentó Iruka riendo.
“¿Y a dónde fue Naruto?”, preguntó Sakura mientras mezclaba salsa de soya y wasabi para el sushi.
“Bueno… hace unos siete años, Ramen Ichiraku era un gran restaurante, no un simple stand”, explicaba Iruka. “Hubo un accidente y el restaurante se incendió… Una de las meseras murió en aquel incendio. Naruto, Teuchi-san y Ayame fueron hoy al cementerio para presentar sus respetos”.
“Oh… no lo sabía”, dijo Sakura dando un gritillo ahogado.
“Yo no solía comer en el Ramen Ichiraku cuando era un restaurante, así que no la recuerdo muy bien”, soltó un suspiro negando con la cabeza. “Sin embargo, no estoy muy seguro sobre Naruto… No le gusta mucho hablar de ello. Lo que sí recuerdo es que era una música maravillosa”.
“¿Una música?”, comentó Sakura parando las orejas.
“Umm… ¿Cómo se llamaba?”, intentó recordar haciendo una mueca. “Violín… Creo que así se llamaba. Sí, violín”
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“Mitsuki-neechan… te extraño… pero tu música siempre ha estado conmigo… tu música es lo que me dio fortaleza durante todos estos años… gracias…”.
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"¡Byakugan!"
“¿Encontraron algo?”, preguntó Sakura revisaba velozmente una pila de periódicos antiguos pertenecientes a los archives de Konoha, intentaba encontrar cualquier cosa de hace siete años. Sin embargo, el Sandaime Hokage, el genio conocido como “El Profesor”, carecía totalmente de algo llamado organización, y Tsunade estaba igual, por ello, sabía que Hinata y Hanabi tendrían mejor suerte revisando aquel desorden con la ayuda de su kekkei genkai.
“¡Lo encontré!”, exclamó TenTen agitando un viejo periódico. “¡Lean esto!”.
“Ramen Ichiraku arrasado por el fuego. Dos víctimas…”, Ino leyó el titular en voz alta. “El jounin Takuto Kira, de veinticautro años de edad, intentó salvar a la mesera del Ramen Ichiraku, Mitsuki Kouyama, de veintitrés años, quien quedó atrapada en el inmueble… incapaces de poder salir, ambos fallecieron…”.
“Takuto Kira fue dado por muerto al haber desaparecido durante seis meses en una peligrosa mission en el País de la Roca… Milagrosamente, volvió vivo a Konoha justo una hora antes de que se iniciara el fuego… Mitsuki Kouyama era su novia… Oh por Dios… es como la historia del Fantasma de Konoha”, dijo Sakura dando un grito ahogado y comenzando a llorar.
Pero fue el siguiente párrafo el que más impresionó a Hinata. Hacía encajar todas las piezas, el porqué Naruto odiaba tanto el alcohol. “El fuego fue iniciado por dos ninjas en estado de ebriedad… incitados por la presencia del huérfano Naruto Uzumaki de nueve años, comenzaron a utilizar jutsus de fuego imprudentemente dentro del restaurant para atemorizar al menor… La mesera Mitsuki Kouyama y el jounin Takuto Kira ayudaron valientemente al niño a escapar del fuego a costa de sus propias vidas… Oh Dios mío, Naruto-kun…”.
Y entonces escucharon algo, era el débil sonido de un violín filtrándose por las ventanas. “El primer movimiento de la sinfonía número cuarenta de Mozart…”, murmur Sakura al haber reconocido la canción al instante.
“No viene de la montaña Hokage”, señaló Ino al escuchar cuidadosamente.
“El cementerio”, dijo Hinata dando un gritillo ahogado.
“¡Vamos!”, Sakura saltó rápidamente por la ventana, seguida de Hinata, Hanabi, Ino y TenTen. Corrieron por las calles de Konoha siguiendo el sonido del violín.
Al acercarse a las afueras de la aldea, podían escuchar cada vez más instrumentos uniéndose uno por uno hasta que pareció como si una orquestra entera estuviese acompañando al solitario violín. Mientras más se acercaban, la música se volvía más fuerte, más potente y más apasionada.
Y Sakura pudo sentirlo, los deseos y sentimientos, la voz detrás de cada instrument. Cada uno decía algo diferente, cada uno con un sentimiento diferente, felicidad, tristeza, compañerismo, soledad, risas, lamento… pero todas estaban unidas en una sola armonía, un solo mensaje.
“Gracias… y adios…”.
Y, de repente, Sakura sintió lágrimas brotando de sus ojos. “¡NARUTO!”, gritó al entrar al cementerio.
Entonces terminó y el silencio colmó el aire. No había nadie más que ellas.
Las cinco chicas caminaron solemnemente a traves del montón de lápidas. Cuando al fin llegaron a las tumbas de Takuto y Mitsuki, Sakura calló pesadamente sobre sus rodillas, exhausta por la carga de emociones.
“Naruto llevaba una carga tan grande durante todo este tiempo…”, murmuró en voz baja, recorriendo con sus manos suavemente el nombre de Mitsuki Kouyama. “Naruto…”.
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“¡Escúchame, Naruto! ¡No puedes morir ahora! ¡Ahora llevas contigo los sueños de Mitsuki y los míos!… ¡No puedes morir hasta que cumplas tus sueños!”.
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"Ne, Baachan...".
Antes de que pueda seguir hablando, Tsunade le dio un golpe en la cabeza. “¡No me llames así!”.
“Sabes que te gusta”, sonrió Naruto con picardía.
“¿Y qué es lo que te trae por aquí?” preguntó ella.
“Mmm… me preguntaba si podía tener esta semana libre”, sonrió con la mayor frescura. “Definitivamente me merezco un descanso, con todas las cosas increíbles que logrado últimamente… como la alianza con la Hierba la semana pasada”.
Tsunade arqueó una ceja por un momento y después sonrió. “Sí, claro, mocoso. Te lo mereces”.
“¿De veras? ¡Bien!”, gritó entusiasmado. “Entonces te invitaré a cenar en esta semana”.
“Estoy ansiosa por ello”, dijo Tsunade riendo. Hacía mucho que no compartían tiempo juntos.
“¡Será grandioso-dattebayo!”, sonrió, enseñandole el pulgar arriba.
“Naruto…”.
“¿Sí?”.
“¿Estás bien?”.
Naruto se detuvo por un momento, y Tsunade vio sus hombros caer repentinamente, su aire de alegría se esfumó por un segundo. “¿De qué hablas? ¡Por supuesto que estoy bien!”, contestó riendo. “Pero gracias por preguntar, Baachan”.
Tsunade sonrió. “De nada, mocoso”.
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Sakura suspiró y apoyó la cabeza sobre el teclado del piano. Quería hablar con Naruto para ver si necesitaba apoyo, pero por lo visto él y Shikamaru se habían ido hacia la Aldea de la Arena para algo. Podía entender lo de Shikamaru, pues era el contacto de Konoha con la Arena, pero Naruto no tenía ninguna razón en particular para ir, especialmente después de que tenía toda la semana libre de misiones.
“Quizá solo necesita algo de espacio”, pensó.
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“¿Así?”.
“Mmm… no… así…”, respondió Neji, corrijiéndola. Hinata había decidido aprender a tocar el shamisen, y Neji estuvo gustoso de ayudarla.
“¿Mmm? Ustedes dos andan muy juntos”, comentó Hanabi, viéndolos al pasar por ahí.
"¡Hanabi!".
“Je, je”, rió Hanabi corriendo por el pasillo mientras Hinata la perseguía. Desde que Naruto les enseñó cómo debería ser una familia, empezaron a ser cada vez más unidas, y Hanabi estaba pasándola muy bien últimamente. Al fin podia ver a una hermana mayor en Hinata, y a un hermano mayor en Neji.
“¡Te tengo!”, sonrió Hinata al abalanzarse sobre su hermanita.
“¡Me haces cosquillas!”.
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“No fuimos para Suna solo por eso, ¿cierto?”, Shikamaru suspiró. Al fin se encontraban en territorio de Konoha. “Eso sin mencionar que solo estuvimos dos días allá…”.
“¿Pero de qué estás hablando? Hemos logrado mucho en dos días”, insistió Naruto. “¡Además, si vas a hacer algo, creo yo que debes hacerlo como es debido!”.
Shikamaru gruñó dándose un palmazo en la frente. Fue por la insistencia de Naruto de hacer las cosas como es debido que se tomó la molestia de explicarle a Temari sobre su relación con Ino. Él nunca había sentido nada en particular por la kunoichi de la Arena, pero, aparentemente, esta sentía algo por él. Y mientras que ella fue muy comprensiva, la historia fue otra con Kankurou y Gaara.
“¿Lo ves? ¿No te sientes feliz por haber aclarado tus relaciones ambiguas?”, exclamó Naruto muy alegre, dándole palmadas en la espalda a Shikamaru.
“¿Y qué hay de TUS relaciones ambiguas?”, retrucó.
“¿Mis relaciones ambiguas? ¿De qué hablas?”, preguntó Naruto, en sus ojos zorrunos se mostraba su confusión.
“No importa”, suspiró, negando con la cabeza exasperado. “Aquí viene una”.
"¡Naruto-oniichan!".
“¡Hanabi-chan!”, sonrió al ver a la pequeña Hyuuga que, de un salto, bajó de un árbol.
“¿Vuelves de Suna?”, preguntó ella, aún se sentía algo tímida a su lado. “Te extrañé”.
“Yo también te extrañé, Hanabi-chan”, rió él. “¡Y además te traje un regalo!”.
“¿De verdad?”, preguntó, sus ojos se abrieron ampliamente por la sorpresa y un pequeño sonrojo invadió sus mejillas.
Shikamaru soltó un suspiro y se volvió a dar otro palmazo en la frente. En realidad no podía culpar a Naruto, pero la combinación de su simpatía y su ignorancia lo hacían una persona muy fácil de malinterpretar. Recordó que Kiba le contó que una vez Naruto necesitaba a una persona más para una mission importante, así que le dijo a Hinata: “No digas nada y ven conmigo”. Y ella se desmayó ahí mismo.
“¿Te gusta?”, sonrió él dándole un lindo osito de peluche. La Arena era un lugar famoso por sus artesanos, y juguetes como los títeres y los animales de peluche no eran la excepción.
“¡Me encanta!”, exclamó con alegría, abrazaba el peluche fuertemente. Nunca antes había recibido algo así, pues era criada en un ambiente muy estricto y todo eso. “¿Naruto-niichan, quieres volver a cenar con nosotros?”.
“Mmm… Claro, seguro, por qué no”.
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“Oye, ¿sabes?, Naruto ha vuelto de Suna”, comentó Ino repentinamente, provocando que Sakura casi se atore con su ramen. “Caray, te pones muy nerviosa cuando se trata de Naruto, ¿eh?”.
“¡No es cierto!”, respondió haciendo puchero.
“Pues, Shikamaru me comentó que Naruto va a cenar con los Hyuuga”, añadió Ino. “Parece que están llevándose muy bien”.
“No es asunto mío”, retrucó frunciendo el ceño.
“Oh, no actúes como si no estuvieses celosa”, se burló, dándole palmaditas en la espalda. “Además, estoy segura de que sigues preocupada por él”.
“No lo estoy”, dijo entre dientes.
“Y no deberías”, dijo maliciosa, abrazando a su mejor amiga. “Creo que aún no sabes por qué Naruto se fue hacia Suna, ¿cierto? Por eso eres tan linda, Sakura-chan”.
“Estás muy cerca”, dijo inexpresivamente, tratando de alejar a Ino.
Ino soltó una risita y le mordió la oreja a Sakura juguetonamente, provocándole un chillido. “Le debo una a Naruto por haber llevado a Shikamaru consigo y haber hecho que aclare las cosas con esta chica, Temari, así que al menos te dire esto… trata de conseguirte un día libre el viernes”.
“¿Viernes? ¿Por qué el viernes?”.
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“Bueno, gracias por haberme invitado otra vez”, sonrió Naruto. “¡La comida estuvo deliciosa-dattebayo!”.
“Siempre serás bienvenido aquí”, dijo Hinata alegremente, acompañaba a Naruto hacia la salida. “Estoy segura de que Hanabi estaría muy feliz, así que vuelve cuando quieras”.
“Si es así, acepto tu oferta definitivamente”, aseguró él, haciendo la pose de tío guay al pasar la puerta principal.
“Antes de que te vayas… Quería agradecerte, Naruto-kun”, dijo Hinata, jalándole la manga suavemente. “Desde que viniste a esta casa, se ha vuelto más viva y más cálida. Hanabi se ha abierto a nosotros, y mi Padre igual”.
Naruto negó con la cabeza. “Yo no hice nada. Fuiste tú, Hinata”, dijo, dándole palmaditas en el hombro. “Arreglar los lazos familiares puede ser difícil, pero siempre tuviste fortaleza”.
“Naruto-kun…”, lo analizó cuidadosamente. “¿Vas a estar bien?”.
Naruto parpadeó, sorprendido ante la repentina pregunta. Luego sonrió. “Claro que sí”.
“Qué bueno”, sonrió aliviada.
“Y… cierto… Hinata”.
“¿Sí?”.
“Has dejado de tartamudear”, comentó con una sonrisa. “¿Eso quiere decir que al fin te sientes cómoda conmigo?”.
Hinata se sonrosó suavemente, no sabía cómo responder. Le daba un poco de vergüenza que todo este tiempo Naruto haya pensado que ella se sentía incómoda ante su presencia. Entonces, respiró hondo y tomó una decisión.
“Para ser honesta, Naruto-kun… en realidad estuve enamorada de ti durante mucho tiempo… desde la academia”, confesó, agachando la cabeza levemente para evitar su mirada. “Es por eso que me ponía nerviosa ante ti”.
“Vaya… no lo sabía… lo siento”, respondió avergonzado. Entonces ella sintió una mano gentil levantando su rostro para que puedan verse a los ojos. “Entonces, esto significa que ya lo superaste, ¿no? Eso me pone algo triste”, bromeó él.
Hinata sonrió suavemente, estaba sorprendida por lo fácil que fue confesarle sus sentimientos. Ahora sentía que un capítulo importante de su vida llegaba a un final. “Perdiste tu oportunidad, Naruto-kun”, bromeó también.
“Vas a encontrar a alguien te sí merezca estar contigo”, aseguró con una sonrisa amable. Entonces la sorprendió al darle un cálido abrazo. “No olvides seguir siempre para adelante, Hinata…”.
”No lo olvidaré… gracias, Naruto-kun”.
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“¿Y… se lo vamos a decir ya a nuestros padres?”.
Shikamaru parpadeó. “¿Decirles qué?”.
“¡Que tengo dos semanas de embarazo, idiota!”, gruñó Ino.
“Bueno… técnicamente, no son dos semanas todavía, pero… creo que voy a dártelo ya”, suspiró, buscando algo en su bolsillo. Entonces sacó lo que parecía ser el elaborado estuche de un anillo, provocándole un gritillo ahogado a Ino.
“Shikamaru…”.
“Es un anillo de promesa…”, dijo, abriendo el estuche y mostrando un hermoso anillo de plata. Era simple, nada lujoso, sin gema ni nada, pero pudo reconocer inmediatamente que había sido elaborado por los mejores artesanos de la aldea de la Arena. “…de que mi corazón será tuyo por siempre…”.
Entonces, Ino se abalanzó sobre él y lo abrazó, enterrando su rostro en su pecho. “Idiota… no debiste…”, dijo entre sollozos ahogados.
“Bueno… pensé que la conversación con tus padres iría mejor si tú tenías un anillo al menos”, dijo alzando los hombros.
Ino soltó una risa por eso. “Idiota”.
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Llegó un viernes al fin, Sakura se enteró de que Naruto había planeado llevarla a un picnic. Había encontrado un lugar tranquilo y silencioso en el Lago Haruna, en las afueras de la aldea. Era un día hermoso y claro, acompañado de una brisa refrescante, perfecto para un picnic.
Mientras Naruto tendía una manta y sacaba la comida, Sakura lo estudiaba detenidamente. Aunque no había pasado ni una semana del aniversario de las muertes de Mitsuki y Takuto, él parecía estar bien. Tal vez ella estaba pensando mucho. Quizás él ya había aceptado sus muertes después de todo.
Pero aún debía asegurarse. “Oye, Naruto…”.
“¿Sí, qué ocurre, Sakura-chan?”, preguntó con buen humor.
“¿Cómo has estado últimamente?”, curioseó. “¿Estás bien?”.
Naruto inclinó la cabeza hacia un lado y la miró extrañado. “¿Qué ocurre con todos que andan preguntándome lo mismo de repente? Primero, Baachan, luego, Hinata, y ahora tú. Claro que estoy bien, ¿por qué no iba a estarlo?”, rió él. “Pasar el día contigo así… es un sueño hecho realidad”.
Sakura suspiró. Sus palabras la hacían feliz, es verdad, pero se dio cuenta de que lograr que él se abriera ante ella iba a ser más difícil de lo que pensaba. “Naruto…”.
“Ne, Sakura-chan, ¿podrías tocar para mí?”, preguntó de repente con una sonrisa. “En verdad me gustó tu interpretación el sábado pasado”.
“No, no soy buena”, respondió negando con la cabeza modestamente.
“Oh, vamos, Sakura-chan, eso no es cierto”, insistió él alegremente.
“No, en serio, solo fue porque… solo se oyó bien porque… ella estaba tocando el violín a mi lado…”, dijo suavemente, jugando con sus manos algo incómoda. Entonces lo miró brevemente y con cautela. “Solo fue porque Mitsuki-san estuvo tocando conmigo…”.
Naruto abrió los ojos ampliamente, y luego se resignó a mostrar una sonrisa triste. “Entonces, lo sabes…”.
“Naruto… ¿estás bien?”, preguntó una vez más, tomándolo de la mano suavemente.
Naruto rió un poco y negó con la cabeza. “Estoy bien, Sakura-chan. No te preocupes”.
“Dime la verdad”, insistió ella con mirada suplicante.
Naruto hizo una pausa y luego miró las nubes, más allá del vasto cielo azul, bien arriba. “Mitsuki-neechan… fue la primera persona en ser amable conmigo… lo conocí cuando yo tenía siete años… acaba de ser sacado de una panadería, y ella me encontró en la calle… y entonces me llevó al Ramen Ichiraku y me alimentó…”.
“Takuto-niichan era el novio de Mitsuki-neechan… ambos se volvieron una especie de familia para mí… fue la primera vez que supe lo que era tener una familia… tener familia es algo bonito, ¿no?”, dijo soltando una risa.
“Sí”, asintió sonriendo afectuosamente, pensando en su querida madre y su padre, que había fallecido hace tiempo ya.
“Un día, Takuto-niichan fue a una misión y no volvió… por ello, Mitsukii-neechan iba hacia la cima de la montaña todas las noches y tocaba el violín, con la esperanza de guiarlo de vuelta a casa”, murmuró Naruto. “Pero el día en que Takuto-niichan finalmente volvió…”.
“El fuego”, dijo Sakura suavemente.
“Mitsuki-neechan y yo quedamos atrapados dentro… y Takuto-niichan entró a salvarnos… pero yo fui el único que logró salir con vida”, suspiró. “Fue mi culpa… mi culpa que esos ninjas ebrios iniciaran el fuego… mi culpa que Mitsuki-neechan y Takuto-niichan hayan muerto…”.
“Naruto”, dijo ella negando con la cabeza y abrazándolo fuertemente.
“Ahora estoy bien, Sakura-chan”, aseguró él. “Entonces, ¿tocarás para mí?”.
“Sí”, asintió ella, sacando un pergamino de invocación, pero en vez de un piano, salió el viejo violín de su padre. “Mi padre soñaba con aprender a tocar el violín, pero murió antes de poder lograrlo… No quiero que ese sueño se extinga… No soy muy buena, pero he estado practicando… así que por favor, escucha mi canción. Es el minué en Sol mayor número tres de Bach”.
Era una canción muy simple, y a pesar de la inexperiencia y falta de habilidad de Sakura, era claro que estaba poniendo todo su amor en aquella canción. Estaba tan concentrada en la canción que casi no notó que Naruto la había rodeado con sus brazos desde atrás. Y como ocurrió esa noche en que tocó el piano, el contacto con Naruto le dio a su canción mucha más confianza y emoción.
Después, Naruto comenzó a tararearle al oído la parte del acompañamiento del piano, creando una armonía con el violín. Sakura no sabía cómo era que Naruto conocía esa canción, pero no le importó, pues le producía una sensación maravillosa. Se sentía como si estuviesen danzando en el aire, aun cuando ni siquiera movían los pies. Su música bailaba por ellos, el tarareo se entrelazaba con el violín, volviéndose uno solo.
Y entonces pudo sentir lo que Naruto le decía a través de la música, la música de ellos. Era lo mismo que su padre podía decirle solo a través de su música. Te amo, Sakura-chan… más que a nada….
“Naruto…”, murmuró ella suavemente, apoyándose en él cuando la canción llegó a su fin. Parecía haber pasado una eternidad desde la última vez que él la había sostenido y abrazado. Ella siempre lo golpeaba hasta hacerle perder el conocimiento cada vez que él lo intentaba, pero ahora era tan perfecto.
“Feliz cumpleaños, Sakura-chan… Lo olvidaste, ¿cierto?”, le susurró al oído, provocándole una corriente de placer en la médula. Luego le puso un collar en el cuello.
Sakura miró el hermoso collar Lariat plateado, tenía un diseño de flor de cerezo. “Pero… Naruto… esto es…”.
Pero fue interrumpida inmediatamente por un suave beso en sus labios, un beso que le arrebató las palabras y el aliento.
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Aquella noche, se reunieron en la montaña Hokage para escuchar al Fantasma de Konoha tocar de nuevo. Empezaban a plantearse la idea de hacer de ello un evento semanal, pues no podían reunirse así muy a menudo.
“El Fantasma está demorándose otra vez”, murmuró Shikamaru, echándole una mirada a Naruto. Aún sospechaba de él. De cualquier modo, era mucho mejor que admitir que los fantasmas eran reales.
“Creo que no tocará sin ti, Sakura-chan”, dijo Ino soltando una risita tonta, se percató de que el fantasma aún no había empezado a tocar a pesar de que el sol ya se había puesto.
“Bueno”, asintió Sakura con una sonrisa, invocando el viejo piano de su padre una vez más. Recorrió suavemente con sus dedos las teclas iluminadas por la luz de la luna, luego se decidió por una canción. “Esta es… Sonata de Claro de Luna de Beethoven…”.
La canción era una pieza inquietantemente hermosa, impregnaba la noche con encanto conmovedor. Y entonces, atraído por el cautivante piano, el sonido de un violín comenzó a llamarlo, estremeciendo a todos los que presenciaban aquello.
Luego se unió un segundo violín. Después un violonchelo… luego flautas, oboes, clarinetes y cuernos… hasta que una orquesta entera sentó la base para el piano de Sakura. Y cuando el último violín se unió, se sorprendió al ver que el sonido provenía de su lado.
“Querías saber qué era lo que hacía los viernes por la noche, ¿cierto?”, rió Naruto, con los ojos cerrados dirigía magistralmente al resto de la orquesta con su violín. “Bueno, yo soy el Fantasma de Konoha…”.
El Fantasma de Konoha había estado a su lado todo este tiempo, era Naruto. Toda la orquesta estaba conformada por sus clones. Ahora lo sabía, y no podía entender cómo no se había dado cuenta antes.
Entonces comenzó a tocar la pieza con pasión renovada. Era como aquella tarde en que él le tarareó al oído los acordes de la canción mientras ella tocaba. Parecía como si su música los uniera en uno solo, una sola alma, un solo corazón.
Pero, así como apareció, la orquesta fue desapareciendo repentinamente, uno por uno, hasta que todo lo que quedó fue el piano de Sakura y el violín de Naruto. No le molestaba. Todo eso solo hacía que la música fuese más hermosa.
Y con tan solo ver a Naruto y Sakura tocando el uno para el otro, era claro que se amaban. Hanabi pudo verlo y se permitió una pequeña sonrisa de derrota mientras se aferraba a su hermana. Estaba feliz por ellos, pero no podía evitar sentir su alma en el suelo; después de todo, él había sido su primer amor.
“Lo lamento…”, susurró Hanabi, soltando unas lágrimas. “Gracias por esforzarte tanto por lograr mi bien…”.
Hinata sentía que su corazón se hacía trizas al ver el primer amor de su hermanita llegar a su fin, pero en el fondo, sabía que el corazón de Naruto no iba a pertenecer a nadie más sino a Sakura. “Lo siento, Hanabi”, dijo suavemente, envolviéndola en un abrazo reconfortante.
Y a cambio, sintió el abrazo de Neji. “Hinata-sama…”.
Hinata sonrió y se acurrucó en los brazos de Neji. “Gracias… Neji-niisan…”.
“Me siento tan feliz por ellos”, murmuró Ino contenta abrazando a Shikamaru.
“Yo también”, asintió él, tomándola de la mano mientras observaba a los dos músicos, el violinista y la pianista, empapados por la luz de la luna, usando una sonata para declararse su amor.
Te amo, Naruto…
Te amo, Sakura-chan…
Espero les guste , recuerden el shot pertenece a Digifruit y la traducción a Naruto_Edu
Saludos !!! y Comenten
El shot no es mío , yo solo copio y pego ...
Autora: Digifruit
Traducción: Naruto_Edu
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“¿EHH?”.
Kiba se burló de la reacción de Hinata ante la presencia de Naruto en la casa Hyuuga. “¡Relájate, Hinata!”.
“¿Qu-qué está ha-haciendo N-Naruto-kun aquí?”, tartamudeó nerviosa, observando desde una esquina a Naruto conversar con Neji y su padre, Hiashi.
“Nosotros lo trajimos, por supuesto”, dijo Kiba rodando los ojos. “Nos costó mucho convencer a Neji para que acepte, así que no desperdicies esta oportunidad”.
“¿También Neji-niisan?”, gimió con vergüenza. Una cosa era que Kiba y Shino supiesen que estaba enamorada de Naruto, pero Neji lo hiciera era absolutamente diferente.
“¡Anda, vamos!” sonrió Kiba mientras la obligaba a ir.
“¿N-Naruto-kun… qué t-te trae por aquí?”, tartamudeó nerviosa.
“Neji tiene una misión secreta, por lo que me pidió que le mostrara algunos secretos del oficio”, explicó Naruto con una sonrisa.
“Oh, cierto…”, Hinata se había olvidado de la próxima gran misión de Neji. El byakugan era una excelente herramienta para misiones secretas de recolección de información, pero los Hyuuga nunca eran asignados a misiones de ese tipo. Y la razón era que ellos eran más cercanos a los dignos samuráis, en términos de ideales, que a los embusteros ninjas. Un embaucador como Naruto podía hacerse pasar fácilmente como un artista, gracias a su shamisen y su personalidad cómica, e infiltrarse dentro del palacio de un daimyo enemigo, pero alguien como Neji sería el centro de sospecha inmediatamente. Era como pedirle a un samurái que haga el trabajo de un ninja, por eso, fue una difícil decisión enviar a Neji a esa misión. Hinata también estaba muy preocupada. Él era un genio en cuanto a técnicas Hyuuga, pero las técnicas simples como el henge no había vuelto a usarlas desde que se graduó de la academia.
Hiashi también se encontraba preocupado por la misión, pero, por supuesto, no lo demostraba. Ya había perdido a su hermano, no quería perder al hijo de su hermano también. “Entrénalo bien”, dijo Hiashi a Naruto.
“¡No hay problema, tío!”, sonrió este haciendo un saludo militar. Algunos Hyuuga que estaban cerca soltaron un grito ahogado. Incluso Hanabi, que había venido a ver qué ocurría, lo había oído. Era insólita semejante falta de respeto hacia el jefe del clan Hyuuga.
“¡Oi, Naruto!”, dijo Neji en voz baja con clara molestia, golpeó con el codo al insolente ninja.
“¿Qué? Solo está preocupado por ti, ¡así que muestra algo de felicidad por eso!”, rió Naruto, dándole una palmada a Neji en la espalda. Presa de la exasperación, este solo atinó a gruñir y cubrirse el rostro.
Hiashi arqueó una ceja, luego aclaró la garganta. “Bueno… ahí los dejo”.
“¡Cuenta conmigo! ¡Y deberías relajarte! ¡Ser tan serio no es bueno para tu salud!”, aconsejó Naruto alegremente, tocándose el mentón y fingiendo sabiduría, luego le dio unas palmaditas a Hiashi en los hombros.
Hiashi, incapaz de decir algo, solo aprobó con la cabeza. “Eh… lo tomaré en cuenta”.
Hinata hacía esfuerzos enormes para no reírse, pero lo que le pareció extraño fue que Hanabi también parecía estar disfrutando al ver a su padre en semejante situación con el indiscreto ninja. Fue la primera vez que Hinata vio sonreír a Hanabi.
“Entonces, ¿comenzamos?, sonrió Naruto, tronándose los nudillos”.
“Vamos, Hinata, tú también”, dijo Kiba señalando a Neji y a Naruto, quienes ya estaban yendo hacia el patio de entrenamiento de los Hyuuga.
“¿Ehhh? ¿Yo también?”, tartamudeó. Estuvo a punto de ir tras de ellos, pero de repente recordó la sonrisa de su pequeña hermana. Se mordió el labio con nerviosismo, luego se dirigió hacia Hanabi. “Ehm… Hanabi… ¿te gustaría venir?”.
La aludida frunció el ceño y apartó la mirada como pensando la situación. Luego asintió. Hinata podía jurar que la pequeña niña se había sonrojado un poco.
“Kiba-kun y N-Naruto-kun son buenos… seguro que te agradarán”, dijo Hinata intentando cortar la extraña atmósfera entre ellas mientras seguían a los chicos.
“¡Yosh! ¡Hagámoslo! ¡Henge!”, gritó Naruto de repente, transformó sus ropas en un kimono y hakama tradicionales de color azul y gris respectivamente, luego desapareció su protector y sus “bigotes”. Hinata se sonrojó levemente por lo atractivo que se veía Naruto al vestir atuendos tradicionales.
“¡Henge!”. Neji realizó los sellos que hace tiempo no usaba e hizo lo mismo que Naruto.
De repente, Kiba y Naruto estallaron en risas.
“¡Pa-pareces MUJER!”, exclamó Naruto, riendo a más no poder. Neji había desaparecido su protector y el sello de su rama familiar, y había cambiado el color de sus ojos a un sorprendente azul. Pero no solo eso, se equivocó al realizar los sellos del henge y terminó con un kimono blanco y un hakama rojo. Parecía la sacerdotisa de un templo.
“¡Cállate!”, gruñó muy furioso mientras le hacía una llave al cuello a Naruto para callarlo.
“¡Oye, no es mi culpa que seas peor que yo en ninjutsu básico!”, se reía Naruto mientras intentaba soltarse de la llave.
Hinata sonrió suavemente al notar que Hanabi estaba pasándola muy bien. Definitivamente, hacía mucho tiempo que en la residencia de los Hyuuga no había tanto alboroto y ruido, hacía mucho tiempo que no estaba tan llena de vida.
Cuando Naruto y Neji dejaron de lado sus riñas, el segundo intentó el henge nuevamente. Esta vez logró una combinación de colores más masculina, azul y gris, pero en realidad… sus rasgos femeninos no ayudaban mucho.
“¡Muy bien, comencemos!… ¡Ossohh!”, Naruto soltó un enérgico kiai mientras él y Neji invocaban un shamisen cada uno para comenzar a tocar. “¡A ver si puedes seguirme el ritmo!”, dijo para provocarlo mientras creaba un torrente de música furioso y agresivo.
Hinata se quedó boquiabierta. “¿Naruto-kun y Neji-niisan saben tocar el shamisen?”, dijo sorprendida. Naruto tenía los ojos cerrados y una expresión de determinación en su rostro, y aunque Neji parecía tener dificultades para mantener el ritmo, tenía mucha habilidad.
“Es más fácil pasar desapercibido si uno tiene alguna habilidad que no esté relacionada con los ninjas… poder hacerse pasar por un chef, un mayordomo, un artista… pero Neji no tiene ninguna de esas habilidades, por ello, le pidió a Naruto que le enseñe a ser un músico de la corte”, explicó Kiba. “Naruto pasó su viaje de dos años y medio haciéndose pasar por artista y músico de la corte, por lo que para él esto es algo fácil”.
Y, de repente, la música fue interrumpida por un fuerte golpe, “¡Maldición, no pierdas la concentración en el henge!”, gritó Naruto golpeando a Neji en la cabeza con un abanico de papel.
“Obviamente, es difícil mantener un henge mientras se está tan concentrado en algo más, tocar el shamisen, por ejemplo”, dijo Kiba suspirando, luego se recostó para seguir viendo el show.
“¡Henge!”, dijo Neji frunciendo el ceño, hizo reaparecer su disfraz y volvió a tocar el shamisen con vigor renovado.
“¡¡Eso es!!”, sonrió Naruto complacido reanudando el feroz duelo musical de shamisen.
Muy pronto, Hinata se sintió atrapada, cautivada por toda la mezcla de sentimientos que se encontraban en la música. Podía sentir la determinación de Naruto, su fortaleza, su amabilidad… pero, del mismo modo, su furia, su tristeza y su dolor… Y podía sentir también la resolución de Neji, su lealtad, su integridad moral… pero, de igual manera, su indiferencia, su arrogancia y su soledad. La música que creaban transmitía tanto que sería imposible expresarlo con palabras.
Cuando la canción llegó a su eminente final, Naruto sonrió y golpeó a Neji en el hombro suavemente. “Eso fue increíble”.
Y Neji devolvió la sonrisa, no pudo evitarlo. La música le provocaba la misma euforia que le daba el pelear con un contrincante poderoso. Le alegraba haber aprendido a tocar el shamisen con Naruto, y no sólo por la misión, sino porque también era una forma de encontrarse a sí mismo.
“Eso fue asombroso”, sonrió Hinata aplaudiendo muy feliz. Para su sorpresa, Hanabi también lo hacía.
“Gracias”, dijo Naruto inflando el pecho con orgullo.
“Oh, por cierto, N-Naruto-kun… esta es mi hermana, Hanabi”, dijo Hinata al presentarlos.
“¡Mucho gusto! ¡Y recuérdame muy bien, Hanabi-chan, pues algún día me convertiré en Hokage!”, anunció dándole unas palmaditas en la cabeza a Hanabi, provocando así que esta se sonrojara frenéticamente. Nunca antes le habían dicho “Hanabi-chan”, tampoco la habían tratado de una forma tan íntima.
“¡Mu-mucho gusto, Naruto-kun!”, dijo rápidamente haciendo una reverencia. Entonces, al darse cuenta de que accidentalmente lo había llamado “Naruto-kun”, porque así lo había hecho su hermana, pidió nerviosa una disculpa. “¡Ah! ¡Quiero decir, Naruto-san!”.
“¡Qué linda!”, se rió muy divertido. “¡Puedes decirme Naruto-oniichan!”.
De pronto, Neji, entrando en modo “Hermano Sobreprotector”, apresó a Naruto en una llave sofocante. “¡No lo hará, pedófilo!”.
“¿Pero qué dices? ¡Ella ya es toda una señorita!”, argumentó en su defensa, intentando librarse de la llave.
Pero para sorpresa de todos, una avergonzada Hanabi soltó con un pequeño chillido: “Eh… Naruto-oniichan…”.
“Oh, vaya… eso sí que es algo embarazoso”, rió Naruto con vergüenza. Luego, rascándose la cabeza, dijo: “Pero suena bien”.
Y entonces fue cuando Hinata llegó a la terrible conclusión de que Hanabi se había enamorado de la persona que trajo afecto y alegría a la casa Hyuuga, Naruto Uzumaki. Se mordió el labio sintiendo la derrota al imaginarse las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer.
Entonces, con una sonrisa agridulce, posó sus manos suavemente sobre los hombros de Hanabi y miró a Naruto. “Naruto-kun, ¿Te gustaría acompañarnos a cenar esta noche?”.
Sorprendentemente, no había más tartamudeos, pues ahora no era por ella, sino por el bien de su amada hermana.
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“¿Sakura? ¡La cena está lista! ¿Dónde estás?”.
“¡Arriba, mamá!”.
La madre de Sakura se asomó al ático y la vio rodeada por una inmensa pila de partituras musicales. “¿Qué estás haciendo?”.
“Quería aprender a tocar el violín… creo”, respondió avergonzada. “Tocar el violín fue el gran sueño de papá, ¿no?”.
Su madre sonrió suavemente y la rodeó con los brazos. “Sí, pero nunca fue bueno en ello”, se burló. “Sonaba espantoso cuando lo tocaba”.
Sakura soltó una risita en claro acuerdo. “Sí… pero el piano lo tocaba de maravilla…”.
“Es cierto”, asintió su madre.
“Pero… no me parece justo”, murmuró Sakura triste, sosteniendo el violín suavemente en sus brazos mientras trataba de no llorar. “Él murió… Fue mi culpa… Yo le arrebaté la vida… y ahora también estoy arrebatándole su sueño… intentando hacer realidad el mío egoístamente, aun cuando él tuvo que renunciar al suyo…”.
Su madre la abrazó con más fuerza y movió la cabeza enérgicamente. “No digas eso nunca, Sakura… No fue tu culpa… y tu padre estaría muy orgulloso de ti… El sueño de un hijo se convierte en el sueño de su padre… Ser padre se trata de eso… Al nacer tú, su nuevo sueño fue ayudarte a hacer realidad el tuyo… así que nunca digas que fue tu culpa… Hacer tu sueño realidad sería la única forma de hacerlo feliz”.
“Lo extraño, mamá… lo extraño mucho…”, lloró, refugiándose en el cariñoso abrazo de su madre.
“Yo también…”, susurró, acariciando suavemente el sedoso cabello de su hija.
Sakura asintió lentamente y se secó las lágrimas.
“¿Y… cuánto has progresado?”, preguntó la madre alegremente.
“Mmm… pues…”, Sakura ubicó el violín entre el hombro y la mejilla con timidez y puso el arco sobre las cuerdas, y entonces…
¡¡¡¡CHRIIIIIINNNN!!!!
Rió avergonzada cuando el horrible sonido terminó. “Creo que soy tan mala como papá…”.
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“¿Naruto?”, dijo Shikamaru sorprendido al ver a Naruto junto a Hinata, Neji y Hanabi.
“¿Qué? ¿No debería estar aquí o qué?”, rió Naruto al ver la reacción de Shikamaru ante su presencia. “Sakura-chan y Hinata insistieron en que venga a escuchar al Fantasma de Konoha, así que vine”.
Después de cenar con la familia Hyuuga, Naruto fue invitado por Hinata a acompañarlos al borde del bosque en la cima de la montaña Hokage, y claro, Hinata trajo a Hanabi con ellos.
“¡Súper! ¡Ahora todos están aquí!”, gritó Sakura entusiasmada sacudiendo a un Sasuke indiferente.
“Vaya, no sabía que les gustara tanto la música”, comentó Naruto riendo y rascándose la cabeza. Hinata y Sakura ya se lo habían dicho, pero él no se esperaba a todo el grupo reunido.
“Ya entenderás cuando lo oigas”, comentó Ino con total naturalidad. “El Fantasma de Konoha toca música verdaderamente hermosa”.
“¡Yosh! Naruto-kun, ¿estás listo para derramar lágrimas de hombre conmigo?”, declaró Lee con su habitual entusiasmo.
“Tan hermosa como para provocar lágrimas de hombre, ¿eh?”, se rió Naruto.
“Naruto-kun, siéntate con nosotros”, propuso Hinata, tendiendo una manta para que se sentaran. Ella se ubicó al lado de Neji, permitiendo así que Naruto se siente con Hanabi. Aquella falta repentina de tartamudeos en Hinata no pasó desapercibida por Sakura, Ino y TenTen, así que todas hicieron notas mentales para ametrallarla con preguntas más tarde.
“Gracias, Hinata”, sonrió Naruto al sentarse al lado de Hanabi. Esto provocó que la pequeña sonriera felizmente. “¿Y cuándo va a comenzar?”.
Shikamaru miró a Naruto, sospechaba de él. “En cualquier momento, creo”, contestó. Luego se recostó para poder mirar el estrellado cielo nocturno.
“Espero que hoy toque algo de Chopin o Beethoven”, comentó Ino. Se recostó al lado de Shikamaru y lo sorprendió al apoyar el rostro en su hombro.
“¿No debería haber empezado ya?”, se preguntó Chouji en voz alta al darse cuenta de que el sol ya se había puesto. Normalmente, el Fantasma empezaba a tocar cuando el cielo comenzaba a enrojecer. Pero ahora hasta se podía ya ver las estrellas brillando en el cielo.
“Más les vale que no me hayan hecho venir en vano”, rezongó Sasuke impacientemente.
Shikamaru volvió a observar a Naruto y frunció el ceño, el rubio se notaba despreocupado. Siempre había tenido la sospecha de que quizá el legendario Fantasma de Konoha era Naruto, pero no tenía ninguna evidencia lógica que la respaldara. Por lo general, a él no le gustaba llegar a conclusiones basándose en presentimientos; prefería la lógica.
Esperaron un poco más, pero nada. Al fin Shikamaru tenía evidencia señalando a Naruto como la verdadera persona que tocaba el violín en las profundidades del bosque. Se percató de que Neji también parecía haber llegado a la misma conclusión, pues estaba ocultando con un genjutsu su byakugan activado.
“Tal vez se siente cohibida ahora que tiene público”, sugirió Ino.
Entonces Sakura sacó un pergamino de invocación e hizo aparecer un piano vertical de aspecto viejo de él. Ojeó sus partituras y eligió la pieza con la que estaba más familiarizada. Se sonrojó levemente al darse cuenta de que todas las miradas estaban fijadas en ella, luego aclaró la garganta.
Puso cuidadosamente sus dedos temblorosos sobre el teclado e inició la pieza con una débil serie de notas. “Ups”, rió avergonzada al tocar el acorde equivocado. “Creo que fue una mala idea…”.
Naruto se puso de pie sonriendo y puso sus manos sobre los hombros de Sakura. “No, estás haciéndolo muy bien, Sakura-chan… solo relájate”, aseguró, masajeándole los hombros con delicadeza.
Sakura sintió que la tensión se evaporaba repentinamente al contacto de Naruto, luego asintió. “Está bien…”, dijo. Respiró hondo y comenzó la pieza otra vez, aunque ahora con mucha más seguridad. “Este es el Nocturno número 20 de Frederic Chopin en Do sostenido menor…”.
La manera en que tocaba no era refinada, y definitivamente le faltaba práctica. Pero podía reflejar su nueva pasión por la música. Aun cuando se equivocaba con los acordes y las notas, nadie podía dudar que tocaba con todo su corazón, su alma y su amor.
Y fue entonces que el violín se unió. Al comienzo, Sakura sintió vergüenza de que el exquisito violín del Fantasma tenga que ser acompañado por una pianista tan desgarbada como ella. Pero todo rastro de duda se disipó al cerrar los ojos y dejar que la elegante melodía se mezclara con la suya. Sintió que la música del Fantasma la llevaba hacia un baile romántico en medio de la Vía Láctea. El amor con el que el violín estaba cargado le daba tanta calidez que casi parecía que su madre o su padre estuviesen abrazándola cariñosamente. Sin embargo, al continuar la danza, Sakura se dio cuenta de que, por alguna razón, más parecía Naruto en vez de sus padres. Se sentía como si la melodía que la sostenía en un abrazo protector era en realidad el abrazo de Naruto. Eso fue lo que sintió.
Pero a pesar de ser una pieza romántica, también era trágica y desgarradora. Eso fue lo que Hinata sintió. Hacía rato que Naruto había regresado a su sitio al lado de Hanabi. El rubio dejó que la pequeña se recostase sobre su regazo para que así pudiese ver cómodamente las estrellas. Al verlos así, y a pesar de su decisión de renunciar a Naruto y apoyar a Hanabi con su primer amor, Hinata pudo sentir su corazón siendo aplastado lentamente por aquel hermoso “nocturno”. Era como si el piano y el violín representaran a dos personas que ya no podían estar juntas, compartiendo su último y descorazonador baile.
Neji, siendo lo observador que era, le alcanzó su pañuelo a Hinata.
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“¿Shikamaru, tu casa no está por allá?”.
“¿Eh?”, Shikamaru parpadeó sorprendido. Miró hacia atrás y se dio cuenta de que ya habían pasado la calle de su casa. “Oh… te acompañaré hasta tu casa”, respondió alzando los hombros.
“¿Estás bien? Has estado en la luna todo el rato”, dijo haciendo puchero. “¿Qué ocurre?”.
“Umm… nada”, contestó. Aunque, honestamente, el hecho de que Naruto haya estado con ellos escuchando al Fantasma de Konoha como que le molestó. Pensaba que el fantasma no era sino uno de los músicos de Konoha, y su principal sospechoso era Naruto, pero no sabía por qué. Pero dado que el rubio había estado con ellos, no era posible que él sea el violinista, ¿cierto?
“No, en serio, dímelo”, insistió Ino jalándole el brazo.
“Emm… puede que suene tonto, pero siempre he pensado que Naruto es quizás el Fantasma de Konoha”, dijo riendo avergonzado. “Pero creo que me equivoqué”.
“¿Naruto?”, comentó riéndose tontamente. “¿Y qué es lo que te hizo pensar eso?”.
Shikamaru alzó los hombros. “Ni idea… no tiene sentido, pero ese es el presentimiento que tuve después de haberlos escuchado tocar”.
“¿Naruto sabe tocar el violín?”, preguntó Ino con incredulidad. “¿Estamos hablando del mismo Naruto?”.
“Sabe tocar el shamisen”, respondió negando con la cabeza. “Y de hecho muy bien. Cuando lo escucho tocar, siento las mismas vibraciones que con el Fantasma”.
“¿En serio? Si es así, creo que tendré que escucharlo en algún momento”, comentó.
“Bueno, ya llegamos”, dijo Shikamaru. “¿No hay nadie?”, preguntó al ver la casa a oscuras.
“Mi papa tiene una misión nocturna. ¿Quieres entrar?”, preguntó insinuante.
Por un momento, Shikamaru quedó estupefacto.
“¡Solo bromeaba!”, dijo riendo. Luego le dio un besito en la mejilla. “Empiezo a creer que no ha de ser tan malo tenerte como novio, pero no quiero ir tan rápido, así que tal vez para la próxima. Buenas noches, Shikamaru”.
Y, con todo esto, Shikamaru seguía estupefacto.
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“¡Naruto-oniichan es muy divertido!”.
Hinata sonrió mientras le trenzaba el cabello a su hermana. Ya era hora de dormir, pero Hanabi seguía hablando de Naruto sin parar. Ya era muy claro que se había enamorado del futuro Hokage de Konoha. El amor podía cambiar a una chica.
La cena de esa noche con Naruto fue algo interesante. La cena en la familia Hyuuga era muy solemne, pero Naruto logró deshacerse de eso. Los hizo reír con las anécdotas de sus viajes por el mundo, algunas de ellas emocionantes, pero todas las demás muy graciosas. A Hanabi le agradó en particular la historia en que Naruto había matado accidentalmente al tirano del Mizukage cuando una de las cuerdas de su shamisen se rompió y lo azotó en toda la cara, haciendo así que Naruto sea el Mizukage provisional por una semana, hasta que el consejo de la Aldea de la Niebla elijiera a un nuevo líder.
“Oneesan, ¿puedes invitarlo otra vez?”, preguntó Hanabi esperanzada.
“Claro, pero ahora ya debes irte a dormir”, respondió sonriendo afectuosamente. Luego apagó las luces. “Buenas noches, Hanabi-chan”.
“Buenas noches, oneesan”.
Hinata mostró una pequeña sonrisa mientras cerraba la puerta del cuarto de Hanabi, pero estando ya afuera, dejó de sonreír y soltó un suspiro mientras se apoyaba en la puerta.
“Hinata-sama”.
Dio un gritillo espantada. “N-Neji-niisan… me asustaste”.
“¿Está pensando en renunciar a Naruto?”, preguntó Neji. Había llegado a esa conclusión al haber observado las acciones de Hinata durante casi toda la noche, en la cena y el concierto del Fantasma.
Hinata se sonrojó un poco, no estaba acostumbrada a hablar sobre sus problemas amorosos. “Sí… Hanabi-chan ya es lo suficientemente adulta como para saber lo que significa enamorarse… así que, como su hermana mayor, voy a apoyarla”.
“¿Y se siente bien con eso?”, dijo presionándola. No quería que Hinata tomara una decisión teniendo poca convicción; odiaba que la gente hiciera eso.
“Sí”, afirmó Hinata. ”Nunca fui muy apegada a Hanabi-chan… nunca me acerqué a ella… nunca fui una buena hermana mayor para ella… Si tuviese que elegir entre ser la hermana de Hanabi-chan o ser la novia de Naruto-kun, creo que me haría más feliz ser una buena hermana para Hanabi. Esta noche Naruto-kun trajo cariño y afecto a esta casa… me gustaría mantener eso por mí misma”.
Neji asintió, satisfecho con la determinación de Hinata. “Muy bien”.
“Además… Naruto-kun ya me ha dado mucho… la fuerza para seguir adelante… el valor para acercarme a los demás… el poder para cambiarme a mí misma… pedir más sería algo egoísta”, comentó con una sonrisa serena.
“Ha cambiado, Hinata-sama”, dijo riéndose.
“Tú también, Neji-niisan”, respondió afectuosamente. “Me gustaría que toques el shamisen de nuevo, si no te molesta, claro”.
Neji rió un poco mientras la llevaba hacia su habitación para sacar su shamisen. Cuando comenzó a tocar, Hinata pudo reconocer inmediatamente la diferencia entre el agresivo estilo tsugaru de Naruto y el estilo tenue y más lleno de gracia de Neji.
Y amaba… amaba a su familia.
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“¿Qué? ¿El Ramen Ichiraku está cerrado hoy?”, se preguntó Sakura confundida, estaba parada fuera del puesto de ramen. Las chicas habían planeado almorzar allí; no esperaban que estuviese cerrado.
“¿Teuchi-san dijo algo sobre esto?”, preguntó Ino.
“Quizás está enfermo”, sugirió TenTen alzando los hombros.
“Y yo que esperaba probar el famoso ramen que tanto le gusta a Naruto-oniichan”, comentó Hanabi soltando un suspiro. Había venido acompañando a su hermana. Encerrada en la casa por ser la heredera Hyuuga, no podía salir muy a menudo.
“Ah, es Iruka-sensei”, dijo Hinata al ver a su antiguo profesor de la academia en el restaurante de °kaitenzushi de la calle de enfrente.
°Restaurante en el que el sushi es llevado en bandas transportadoras.
“Entonces comamos sushi mejor”, dijo señalando el restaurante. “¡Iruka-sensei! ¿Podemos acompañarlo?”.
“Oh, Sakura, Hinata, Hanabi, Ino, TenTen”, exclamó sonriendo alegremente. Siempre le agradaba ver a sus antiguos estudiantes.
“¿Está comiendo solo? ¿Dónde está Naruto?”, preguntó Ino.
“Ah… Naruto”, se detuvo y miró pensativo hacia el techo. “Ahora mismo está con el viejo Teuchi y con Ayame”.
“¿Fueron a alguna parte? Nunca antes había visto el Ramen Ichiraku cerrado un domingo”, comentó Sakura. Probablemente, a Naruto le daría un ataque si el Ramen Ichiraku no estuviese abierto los siete días de la semana.
Iruka sonrió tristemente mientras tomaba un plato de nigiri de salmón y se lo daba a Sakura. “Te gusta el salmón, ¿cierto? Y si recuerdo bien, atún graso para las princesas Hyuuga”, rió alegremente tomando de la banda transportadora dos platos de nigiri de atún para Hinata y Hanabi. “Y… a TenTen le gusta la anguila. Y langostinos para Ino”.
“No tiene que invitarnos”, dijo Hinata.
“Tranquila, comparado a los inacabables tazones de ramen que se come Naruto, el sushi no es nada”, comentó Iruka riendo.
“¿Y a dónde fue Naruto?”, preguntó Sakura mientras mezclaba salsa de soya y wasabi para el sushi.
“Bueno… hace unos siete años, Ramen Ichiraku era un gran restaurante, no un simple stand”, explicaba Iruka. “Hubo un accidente y el restaurante se incendió… Una de las meseras murió en aquel incendio. Naruto, Teuchi-san y Ayame fueron hoy al cementerio para presentar sus respetos”.
“Oh… no lo sabía”, dijo Sakura dando un gritillo ahogado.
“Yo no solía comer en el Ramen Ichiraku cuando era un restaurante, así que no la recuerdo muy bien”, soltó un suspiro negando con la cabeza. “Sin embargo, no estoy muy seguro sobre Naruto… No le gusta mucho hablar de ello. Lo que sí recuerdo es que era una música maravillosa”.
“¿Una música?”, comentó Sakura parando las orejas.
“Umm… ¿Cómo se llamaba?”, intentó recordar haciendo una mueca. “Violín… Creo que así se llamaba. Sí, violín”
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“Mitsuki-neechan… te extraño… pero tu música siempre ha estado conmigo… tu música es lo que me dio fortaleza durante todos estos años… gracias…”.
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"¡Byakugan!"
“¿Encontraron algo?”, preguntó Sakura revisaba velozmente una pila de periódicos antiguos pertenecientes a los archives de Konoha, intentaba encontrar cualquier cosa de hace siete años. Sin embargo, el Sandaime Hokage, el genio conocido como “El Profesor”, carecía totalmente de algo llamado organización, y Tsunade estaba igual, por ello, sabía que Hinata y Hanabi tendrían mejor suerte revisando aquel desorden con la ayuda de su kekkei genkai.
“¡Lo encontré!”, exclamó TenTen agitando un viejo periódico. “¡Lean esto!”.
“Ramen Ichiraku arrasado por el fuego. Dos víctimas…”, Ino leyó el titular en voz alta. “El jounin Takuto Kira, de veinticautro años de edad, intentó salvar a la mesera del Ramen Ichiraku, Mitsuki Kouyama, de veintitrés años, quien quedó atrapada en el inmueble… incapaces de poder salir, ambos fallecieron…”.
“Takuto Kira fue dado por muerto al haber desaparecido durante seis meses en una peligrosa mission en el País de la Roca… Milagrosamente, volvió vivo a Konoha justo una hora antes de que se iniciara el fuego… Mitsuki Kouyama era su novia… Oh por Dios… es como la historia del Fantasma de Konoha”, dijo Sakura dando un grito ahogado y comenzando a llorar.
Pero fue el siguiente párrafo el que más impresionó a Hinata. Hacía encajar todas las piezas, el porqué Naruto odiaba tanto el alcohol. “El fuego fue iniciado por dos ninjas en estado de ebriedad… incitados por la presencia del huérfano Naruto Uzumaki de nueve años, comenzaron a utilizar jutsus de fuego imprudentemente dentro del restaurant para atemorizar al menor… La mesera Mitsuki Kouyama y el jounin Takuto Kira ayudaron valientemente al niño a escapar del fuego a costa de sus propias vidas… Oh Dios mío, Naruto-kun…”.
Y entonces escucharon algo, era el débil sonido de un violín filtrándose por las ventanas. “El primer movimiento de la sinfonía número cuarenta de Mozart…”, murmur Sakura al haber reconocido la canción al instante.
“No viene de la montaña Hokage”, señaló Ino al escuchar cuidadosamente.
“El cementerio”, dijo Hinata dando un gritillo ahogado.
“¡Vamos!”, Sakura saltó rápidamente por la ventana, seguida de Hinata, Hanabi, Ino y TenTen. Corrieron por las calles de Konoha siguiendo el sonido del violín.
Al acercarse a las afueras de la aldea, podían escuchar cada vez más instrumentos uniéndose uno por uno hasta que pareció como si una orquestra entera estuviese acompañando al solitario violín. Mientras más se acercaban, la música se volvía más fuerte, más potente y más apasionada.
Y Sakura pudo sentirlo, los deseos y sentimientos, la voz detrás de cada instrument. Cada uno decía algo diferente, cada uno con un sentimiento diferente, felicidad, tristeza, compañerismo, soledad, risas, lamento… pero todas estaban unidas en una sola armonía, un solo mensaje.
“Gracias… y adios…”.
Y, de repente, Sakura sintió lágrimas brotando de sus ojos. “¡NARUTO!”, gritó al entrar al cementerio.
Entonces terminó y el silencio colmó el aire. No había nadie más que ellas.
Las cinco chicas caminaron solemnemente a traves del montón de lápidas. Cuando al fin llegaron a las tumbas de Takuto y Mitsuki, Sakura calló pesadamente sobre sus rodillas, exhausta por la carga de emociones.
“Naruto llevaba una carga tan grande durante todo este tiempo…”, murmuró en voz baja, recorriendo con sus manos suavemente el nombre de Mitsuki Kouyama. “Naruto…”.
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“¡Escúchame, Naruto! ¡No puedes morir ahora! ¡Ahora llevas contigo los sueños de Mitsuki y los míos!… ¡No puedes morir hasta que cumplas tus sueños!”.
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"Ne, Baachan...".
Antes de que pueda seguir hablando, Tsunade le dio un golpe en la cabeza. “¡No me llames así!”.
“Sabes que te gusta”, sonrió Naruto con picardía.
“¿Y qué es lo que te trae por aquí?” preguntó ella.
“Mmm… me preguntaba si podía tener esta semana libre”, sonrió con la mayor frescura. “Definitivamente me merezco un descanso, con todas las cosas increíbles que logrado últimamente… como la alianza con la Hierba la semana pasada”.
Tsunade arqueó una ceja por un momento y después sonrió. “Sí, claro, mocoso. Te lo mereces”.
“¿De veras? ¡Bien!”, gritó entusiasmado. “Entonces te invitaré a cenar en esta semana”.
“Estoy ansiosa por ello”, dijo Tsunade riendo. Hacía mucho que no compartían tiempo juntos.
“¡Será grandioso-dattebayo!”, sonrió, enseñandole el pulgar arriba.
“Naruto…”.
“¿Sí?”.
“¿Estás bien?”.
Naruto se detuvo por un momento, y Tsunade vio sus hombros caer repentinamente, su aire de alegría se esfumó por un segundo. “¿De qué hablas? ¡Por supuesto que estoy bien!”, contestó riendo. “Pero gracias por preguntar, Baachan”.
Tsunade sonrió. “De nada, mocoso”.
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Sakura suspiró y apoyó la cabeza sobre el teclado del piano. Quería hablar con Naruto para ver si necesitaba apoyo, pero por lo visto él y Shikamaru se habían ido hacia la Aldea de la Arena para algo. Podía entender lo de Shikamaru, pues era el contacto de Konoha con la Arena, pero Naruto no tenía ninguna razón en particular para ir, especialmente después de que tenía toda la semana libre de misiones.
“Quizá solo necesita algo de espacio”, pensó.
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“¿Así?”.
“Mmm… no… así…”, respondió Neji, corrijiéndola. Hinata había decidido aprender a tocar el shamisen, y Neji estuvo gustoso de ayudarla.
“¿Mmm? Ustedes dos andan muy juntos”, comentó Hanabi, viéndolos al pasar por ahí.
"¡Hanabi!".
“Je, je”, rió Hanabi corriendo por el pasillo mientras Hinata la perseguía. Desde que Naruto les enseñó cómo debería ser una familia, empezaron a ser cada vez más unidas, y Hanabi estaba pasándola muy bien últimamente. Al fin podia ver a una hermana mayor en Hinata, y a un hermano mayor en Neji.
“¡Te tengo!”, sonrió Hinata al abalanzarse sobre su hermanita.
“¡Me haces cosquillas!”.
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“No fuimos para Suna solo por eso, ¿cierto?”, Shikamaru suspiró. Al fin se encontraban en territorio de Konoha. “Eso sin mencionar que solo estuvimos dos días allá…”.
“¿Pero de qué estás hablando? Hemos logrado mucho en dos días”, insistió Naruto. “¡Además, si vas a hacer algo, creo yo que debes hacerlo como es debido!”.
Shikamaru gruñó dándose un palmazo en la frente. Fue por la insistencia de Naruto de hacer las cosas como es debido que se tomó la molestia de explicarle a Temari sobre su relación con Ino. Él nunca había sentido nada en particular por la kunoichi de la Arena, pero, aparentemente, esta sentía algo por él. Y mientras que ella fue muy comprensiva, la historia fue otra con Kankurou y Gaara.
“¿Lo ves? ¿No te sientes feliz por haber aclarado tus relaciones ambiguas?”, exclamó Naruto muy alegre, dándole palmadas en la espalda a Shikamaru.
“¿Y qué hay de TUS relaciones ambiguas?”, retrucó.
“¿Mis relaciones ambiguas? ¿De qué hablas?”, preguntó Naruto, en sus ojos zorrunos se mostraba su confusión.
“No importa”, suspiró, negando con la cabeza exasperado. “Aquí viene una”.
"¡Naruto-oniichan!".
“¡Hanabi-chan!”, sonrió al ver a la pequeña Hyuuga que, de un salto, bajó de un árbol.
“¿Vuelves de Suna?”, preguntó ella, aún se sentía algo tímida a su lado. “Te extrañé”.
“Yo también te extrañé, Hanabi-chan”, rió él. “¡Y además te traje un regalo!”.
“¿De verdad?”, preguntó, sus ojos se abrieron ampliamente por la sorpresa y un pequeño sonrojo invadió sus mejillas.
Shikamaru soltó un suspiro y se volvió a dar otro palmazo en la frente. En realidad no podía culpar a Naruto, pero la combinación de su simpatía y su ignorancia lo hacían una persona muy fácil de malinterpretar. Recordó que Kiba le contó que una vez Naruto necesitaba a una persona más para una mission importante, así que le dijo a Hinata: “No digas nada y ven conmigo”. Y ella se desmayó ahí mismo.
“¿Te gusta?”, sonrió él dándole un lindo osito de peluche. La Arena era un lugar famoso por sus artesanos, y juguetes como los títeres y los animales de peluche no eran la excepción.
“¡Me encanta!”, exclamó con alegría, abrazaba el peluche fuertemente. Nunca antes había recibido algo así, pues era criada en un ambiente muy estricto y todo eso. “¿Naruto-niichan, quieres volver a cenar con nosotros?”.
“Mmm… Claro, seguro, por qué no”.
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“Oye, ¿sabes?, Naruto ha vuelto de Suna”, comentó Ino repentinamente, provocando que Sakura casi se atore con su ramen. “Caray, te pones muy nerviosa cuando se trata de Naruto, ¿eh?”.
“¡No es cierto!”, respondió haciendo puchero.
“Pues, Shikamaru me comentó que Naruto va a cenar con los Hyuuga”, añadió Ino. “Parece que están llevándose muy bien”.
“No es asunto mío”, retrucó frunciendo el ceño.
“Oh, no actúes como si no estuvieses celosa”, se burló, dándole palmaditas en la espalda. “Además, estoy segura de que sigues preocupada por él”.
“No lo estoy”, dijo entre dientes.
“Y no deberías”, dijo maliciosa, abrazando a su mejor amiga. “Creo que aún no sabes por qué Naruto se fue hacia Suna, ¿cierto? Por eso eres tan linda, Sakura-chan”.
“Estás muy cerca”, dijo inexpresivamente, tratando de alejar a Ino.
Ino soltó una risita y le mordió la oreja a Sakura juguetonamente, provocándole un chillido. “Le debo una a Naruto por haber llevado a Shikamaru consigo y haber hecho que aclare las cosas con esta chica, Temari, así que al menos te dire esto… trata de conseguirte un día libre el viernes”.
“¿Viernes? ¿Por qué el viernes?”.
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“Bueno, gracias por haberme invitado otra vez”, sonrió Naruto. “¡La comida estuvo deliciosa-dattebayo!”.
“Siempre serás bienvenido aquí”, dijo Hinata alegremente, acompañaba a Naruto hacia la salida. “Estoy segura de que Hanabi estaría muy feliz, así que vuelve cuando quieras”.
“Si es así, acepto tu oferta definitivamente”, aseguró él, haciendo la pose de tío guay al pasar la puerta principal.
“Antes de que te vayas… Quería agradecerte, Naruto-kun”, dijo Hinata, jalándole la manga suavemente. “Desde que viniste a esta casa, se ha vuelto más viva y más cálida. Hanabi se ha abierto a nosotros, y mi Padre igual”.
Naruto negó con la cabeza. “Yo no hice nada. Fuiste tú, Hinata”, dijo, dándole palmaditas en el hombro. “Arreglar los lazos familiares puede ser difícil, pero siempre tuviste fortaleza”.
“Naruto-kun…”, lo analizó cuidadosamente. “¿Vas a estar bien?”.
Naruto parpadeó, sorprendido ante la repentina pregunta. Luego sonrió. “Claro que sí”.
“Qué bueno”, sonrió aliviada.
“Y… cierto… Hinata”.
“¿Sí?”.
“Has dejado de tartamudear”, comentó con una sonrisa. “¿Eso quiere decir que al fin te sientes cómoda conmigo?”.
Hinata se sonrosó suavemente, no sabía cómo responder. Le daba un poco de vergüenza que todo este tiempo Naruto haya pensado que ella se sentía incómoda ante su presencia. Entonces, respiró hondo y tomó una decisión.
“Para ser honesta, Naruto-kun… en realidad estuve enamorada de ti durante mucho tiempo… desde la academia”, confesó, agachando la cabeza levemente para evitar su mirada. “Es por eso que me ponía nerviosa ante ti”.
“Vaya… no lo sabía… lo siento”, respondió avergonzado. Entonces ella sintió una mano gentil levantando su rostro para que puedan verse a los ojos. “Entonces, esto significa que ya lo superaste, ¿no? Eso me pone algo triste”, bromeó él.
Hinata sonrió suavemente, estaba sorprendida por lo fácil que fue confesarle sus sentimientos. Ahora sentía que un capítulo importante de su vida llegaba a un final. “Perdiste tu oportunidad, Naruto-kun”, bromeó también.
“Vas a encontrar a alguien te sí merezca estar contigo”, aseguró con una sonrisa amable. Entonces la sorprendió al darle un cálido abrazo. “No olvides seguir siempre para adelante, Hinata…”.
”No lo olvidaré… gracias, Naruto-kun”.
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“¿Y… se lo vamos a decir ya a nuestros padres?”.
Shikamaru parpadeó. “¿Decirles qué?”.
“¡Que tengo dos semanas de embarazo, idiota!”, gruñó Ino.
“Bueno… técnicamente, no son dos semanas todavía, pero… creo que voy a dártelo ya”, suspiró, buscando algo en su bolsillo. Entonces sacó lo que parecía ser el elaborado estuche de un anillo, provocándole un gritillo ahogado a Ino.
“Shikamaru…”.
“Es un anillo de promesa…”, dijo, abriendo el estuche y mostrando un hermoso anillo de plata. Era simple, nada lujoso, sin gema ni nada, pero pudo reconocer inmediatamente que había sido elaborado por los mejores artesanos de la aldea de la Arena. “…de que mi corazón será tuyo por siempre…”.
Entonces, Ino se abalanzó sobre él y lo abrazó, enterrando su rostro en su pecho. “Idiota… no debiste…”, dijo entre sollozos ahogados.
“Bueno… pensé que la conversación con tus padres iría mejor si tú tenías un anillo al menos”, dijo alzando los hombros.
Ino soltó una risa por eso. “Idiota”.
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Llegó un viernes al fin, Sakura se enteró de que Naruto había planeado llevarla a un picnic. Había encontrado un lugar tranquilo y silencioso en el Lago Haruna, en las afueras de la aldea. Era un día hermoso y claro, acompañado de una brisa refrescante, perfecto para un picnic.
Mientras Naruto tendía una manta y sacaba la comida, Sakura lo estudiaba detenidamente. Aunque no había pasado ni una semana del aniversario de las muertes de Mitsuki y Takuto, él parecía estar bien. Tal vez ella estaba pensando mucho. Quizás él ya había aceptado sus muertes después de todo.
Pero aún debía asegurarse. “Oye, Naruto…”.
“¿Sí, qué ocurre, Sakura-chan?”, preguntó con buen humor.
“¿Cómo has estado últimamente?”, curioseó. “¿Estás bien?”.
Naruto inclinó la cabeza hacia un lado y la miró extrañado. “¿Qué ocurre con todos que andan preguntándome lo mismo de repente? Primero, Baachan, luego, Hinata, y ahora tú. Claro que estoy bien, ¿por qué no iba a estarlo?”, rió él. “Pasar el día contigo así… es un sueño hecho realidad”.
Sakura suspiró. Sus palabras la hacían feliz, es verdad, pero se dio cuenta de que lograr que él se abriera ante ella iba a ser más difícil de lo que pensaba. “Naruto…”.
“Ne, Sakura-chan, ¿podrías tocar para mí?”, preguntó de repente con una sonrisa. “En verdad me gustó tu interpretación el sábado pasado”.
“No, no soy buena”, respondió negando con la cabeza modestamente.
“Oh, vamos, Sakura-chan, eso no es cierto”, insistió él alegremente.
“No, en serio, solo fue porque… solo se oyó bien porque… ella estaba tocando el violín a mi lado…”, dijo suavemente, jugando con sus manos algo incómoda. Entonces lo miró brevemente y con cautela. “Solo fue porque Mitsuki-san estuvo tocando conmigo…”.
Naruto abrió los ojos ampliamente, y luego se resignó a mostrar una sonrisa triste. “Entonces, lo sabes…”.
“Naruto… ¿estás bien?”, preguntó una vez más, tomándolo de la mano suavemente.
Naruto rió un poco y negó con la cabeza. “Estoy bien, Sakura-chan. No te preocupes”.
“Dime la verdad”, insistió ella con mirada suplicante.
Naruto hizo una pausa y luego miró las nubes, más allá del vasto cielo azul, bien arriba. “Mitsuki-neechan… fue la primera persona en ser amable conmigo… lo conocí cuando yo tenía siete años… acaba de ser sacado de una panadería, y ella me encontró en la calle… y entonces me llevó al Ramen Ichiraku y me alimentó…”.
“Takuto-niichan era el novio de Mitsuki-neechan… ambos se volvieron una especie de familia para mí… fue la primera vez que supe lo que era tener una familia… tener familia es algo bonito, ¿no?”, dijo soltando una risa.
“Sí”, asintió sonriendo afectuosamente, pensando en su querida madre y su padre, que había fallecido hace tiempo ya.
“Un día, Takuto-niichan fue a una misión y no volvió… por ello, Mitsukii-neechan iba hacia la cima de la montaña todas las noches y tocaba el violín, con la esperanza de guiarlo de vuelta a casa”, murmuró Naruto. “Pero el día en que Takuto-niichan finalmente volvió…”.
“El fuego”, dijo Sakura suavemente.
“Mitsuki-neechan y yo quedamos atrapados dentro… y Takuto-niichan entró a salvarnos… pero yo fui el único que logró salir con vida”, suspiró. “Fue mi culpa… mi culpa que esos ninjas ebrios iniciaran el fuego… mi culpa que Mitsuki-neechan y Takuto-niichan hayan muerto…”.
“Naruto”, dijo ella negando con la cabeza y abrazándolo fuertemente.
“Ahora estoy bien, Sakura-chan”, aseguró él. “Entonces, ¿tocarás para mí?”.
“Sí”, asintió ella, sacando un pergamino de invocación, pero en vez de un piano, salió el viejo violín de su padre. “Mi padre soñaba con aprender a tocar el violín, pero murió antes de poder lograrlo… No quiero que ese sueño se extinga… No soy muy buena, pero he estado practicando… así que por favor, escucha mi canción. Es el minué en Sol mayor número tres de Bach”.
Era una canción muy simple, y a pesar de la inexperiencia y falta de habilidad de Sakura, era claro que estaba poniendo todo su amor en aquella canción. Estaba tan concentrada en la canción que casi no notó que Naruto la había rodeado con sus brazos desde atrás. Y como ocurrió esa noche en que tocó el piano, el contacto con Naruto le dio a su canción mucha más confianza y emoción.
Después, Naruto comenzó a tararearle al oído la parte del acompañamiento del piano, creando una armonía con el violín. Sakura no sabía cómo era que Naruto conocía esa canción, pero no le importó, pues le producía una sensación maravillosa. Se sentía como si estuviesen danzando en el aire, aun cuando ni siquiera movían los pies. Su música bailaba por ellos, el tarareo se entrelazaba con el violín, volviéndose uno solo.
Y entonces pudo sentir lo que Naruto le decía a través de la música, la música de ellos. Era lo mismo que su padre podía decirle solo a través de su música. Te amo, Sakura-chan… más que a nada….
“Naruto…”, murmuró ella suavemente, apoyándose en él cuando la canción llegó a su fin. Parecía haber pasado una eternidad desde la última vez que él la había sostenido y abrazado. Ella siempre lo golpeaba hasta hacerle perder el conocimiento cada vez que él lo intentaba, pero ahora era tan perfecto.
“Feliz cumpleaños, Sakura-chan… Lo olvidaste, ¿cierto?”, le susurró al oído, provocándole una corriente de placer en la médula. Luego le puso un collar en el cuello.
Sakura miró el hermoso collar Lariat plateado, tenía un diseño de flor de cerezo. “Pero… Naruto… esto es…”.
Pero fue interrumpida inmediatamente por un suave beso en sus labios, un beso que le arrebató las palabras y el aliento.
_____________________________________________________________
Aquella noche, se reunieron en la montaña Hokage para escuchar al Fantasma de Konoha tocar de nuevo. Empezaban a plantearse la idea de hacer de ello un evento semanal, pues no podían reunirse así muy a menudo.
“El Fantasma está demorándose otra vez”, murmuró Shikamaru, echándole una mirada a Naruto. Aún sospechaba de él. De cualquier modo, era mucho mejor que admitir que los fantasmas eran reales.
“Creo que no tocará sin ti, Sakura-chan”, dijo Ino soltando una risita tonta, se percató de que el fantasma aún no había empezado a tocar a pesar de que el sol ya se había puesto.
“Bueno”, asintió Sakura con una sonrisa, invocando el viejo piano de su padre una vez más. Recorrió suavemente con sus dedos las teclas iluminadas por la luz de la luna, luego se decidió por una canción. “Esta es… Sonata de Claro de Luna de Beethoven…”.
La canción era una pieza inquietantemente hermosa, impregnaba la noche con encanto conmovedor. Y entonces, atraído por el cautivante piano, el sonido de un violín comenzó a llamarlo, estremeciendo a todos los que presenciaban aquello.
Luego se unió un segundo violín. Después un violonchelo… luego flautas, oboes, clarinetes y cuernos… hasta que una orquesta entera sentó la base para el piano de Sakura. Y cuando el último violín se unió, se sorprendió al ver que el sonido provenía de su lado.
“Querías saber qué era lo que hacía los viernes por la noche, ¿cierto?”, rió Naruto, con los ojos cerrados dirigía magistralmente al resto de la orquesta con su violín. “Bueno, yo soy el Fantasma de Konoha…”.
El Fantasma de Konoha había estado a su lado todo este tiempo, era Naruto. Toda la orquesta estaba conformada por sus clones. Ahora lo sabía, y no podía entender cómo no se había dado cuenta antes.
Entonces comenzó a tocar la pieza con pasión renovada. Era como aquella tarde en que él le tarareó al oído los acordes de la canción mientras ella tocaba. Parecía como si su música los uniera en uno solo, una sola alma, un solo corazón.
Pero, así como apareció, la orquesta fue desapareciendo repentinamente, uno por uno, hasta que todo lo que quedó fue el piano de Sakura y el violín de Naruto. No le molestaba. Todo eso solo hacía que la música fuese más hermosa.
Y con tan solo ver a Naruto y Sakura tocando el uno para el otro, era claro que se amaban. Hanabi pudo verlo y se permitió una pequeña sonrisa de derrota mientras se aferraba a su hermana. Estaba feliz por ellos, pero no podía evitar sentir su alma en el suelo; después de todo, él había sido su primer amor.
“Lo lamento…”, susurró Hanabi, soltando unas lágrimas. “Gracias por esforzarte tanto por lograr mi bien…”.
Hinata sentía que su corazón se hacía trizas al ver el primer amor de su hermanita llegar a su fin, pero en el fondo, sabía que el corazón de Naruto no iba a pertenecer a nadie más sino a Sakura. “Lo siento, Hanabi”, dijo suavemente, envolviéndola en un abrazo reconfortante.
Y a cambio, sintió el abrazo de Neji. “Hinata-sama…”.
Hinata sonrió y se acurrucó en los brazos de Neji. “Gracias… Neji-niisan…”.
“Me siento tan feliz por ellos”, murmuró Ino contenta abrazando a Shikamaru.
“Yo también”, asintió él, tomándola de la mano mientras observaba a los dos músicos, el violinista y la pianista, empapados por la luz de la luna, usando una sonata para declararse su amor.
Te amo, Naruto…
Te amo, Sakura-chan…
Fin
Espero les guste , recuerden el shot pertenece a Digifruit y la traducción a Naruto_Edu
Saludos !!! y Comenten
Estefi chan- Sannin
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Posesiones :
Re: Moonlight Sonata por Digifruit +13 (2/ 2) 24/ 12/ 2012 (TERMINADO)
NO ESTOY LLORANDO IDIOTAS es que hay cucarachas aqui y me sorprendieron
“el arte de vivir consiste, únicamente en proceder con sencillez”
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slak II- Sannin
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la guarida
19375
Posesiones :
Re: Moonlight Sonata por Digifruit +13 (2/ 2) 24/ 12/ 2012 (TERMINADO)
Slak II, realmente me has hecho la noche con ese post!! =D
Y sobre el fic..... wowwwww!! no tengo palabras para describir todo lo que me ha provocado el leerla, sencillamente hermosa, y la pieza de claro de Luna.... Wow.....
me ha fascinado x completo, espero que traigan mas fics de Digifrut, escribe genial, e igual, muchas gracias a stefi-chan por traducirlo, copiarlo y pegarlo para deleite de todos nosotros.
PD tmb estoy llorando!! XD
Y sobre el fic..... wowwwww!! no tengo palabras para describir todo lo que me ha provocado el leerla, sencillamente hermosa, y la pieza de claro de Luna.... Wow.....
me ha fascinado x completo, espero que traigan mas fics de Digifrut, escribe genial, e igual, muchas gracias a stefi-chan por traducirlo, copiarlo y pegarlo para deleite de todos nosotros.
PD tmb estoy llorando!! XD
Sandy-Chan- Novato
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Mexico
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Re: Moonlight Sonata por Digifruit +13 (2/ 2) 24/ 12/ 2012 (TERMINADO)
que shot mas hermoso me ha encantado gracias por traerlo estefi chan
aduzumaki- Sennin
- Mensajes : 1026
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0
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