~*~*~Rescue~*~*~ Capítulo I +16

El azul se esparcía a lo largo del horizonte, no había una nuve en el cielo. Una tranquilidad que, junto a las tediosas horas sentado, le sumergió en un estado desconocido. No estaba acostumbrado a la parcimonia de los días como cualquier civíl, desde hace años venía perfeccionando sus diestras habilidades en el manejo de las armas de fuego, con cuchillo y, por supuesto: sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo que aquella calma que lo envolvía le resultaba estúpidamente molesta y desesperante. Sus orbes azules examinaban minusiosamente cada movimiento que ejecutaban las personas sentadas a su alrededor, como tampoco perdía ningún sonido que emitían, se sentía fuera de lugar: demaciado tal vez, esperaba que en cualquier momento un A.B.O saliera de algún sitio remoto o que repentinamente uno de los pasajeros se convirtiese en un zombie y lo ataqase: pero no, todo era tan...

No fue hasta que el azul cielo se reemplazó por la vista de la ciudad y la voz de la azafata; que le indicó con un cálida sonrisa que se abrochase el cinturón que dejó por un momento su paranoia de ser atacado por sorpresa.

Sus manos se movieron por inercia y ajustó dolorosamente su cinturón a tal punto que podría jurar sentir un hormigueo en sus piernas por la falta de circulación de la sangre.

El ruidoso bostezo de un anciano a su lado lo forzó a observar a su derecha, donde una mujer miraba a, lo que parecía ser su esposo, con cierta preocupación. Notó como éste tenía el rostro pálido pero, que poco a poco, se tornaba grís, observó detenidamente cada movimiento de la mujer y el tono alarmante de su voz, también se fijó en el hablar y los gestos de él, no era nada fuera de lo normal: por ahora. Con cuidado y sin que el anciano sentado a su lado se diese cuenta, sacó su arma por dabajo de la manta que le cubría las piernas y lo mantuvo en la mira.

Tal vez no era nada, se dijo, pero después de haber tenido tantas atroces experiencias prefería prevenir que lamentar, trataba de disimular su leve alteración cardiaca, no era por miedo, sino, tal vez la adrenalina que comenzaba a recorrer sus venas. Había pasado un tiempo considerable desde su última misión y ahora que sentía el frío y áspero tacto del arma entre sus manos de nuevo le causaba un cierto placer.

Los minutos pasaban con gran lentitud o al menos eso creía, el avión había aterrizado hace tan sólo unos segundos y nada raro pasó con el sujeto pálido, es más escuchar el ruido que provocó la nave al tocar la pista pareció cambíar drasticamente su aspecto de uno fatal a reluciente.

Nuevamente la voz de una de las azafatas les indicó que podrían descender y otra que se encontraba en la puerta despidiendo al resto con una falsa cortesía le dio a entender que nada malo ha pasado.

Había logrado llegar con vida y sin incidentes a su destino, cosa extraña ya que tenía claro que algo siempre salía mal. Soltó un largo suspiro antes de ocultar cautelosamente el arma. Fue un viaje interminable de doce horas y con una sola escala, no era que eso le molestase, tenía claro que su misión requería de total síguilo y discreción por eso había descidido viajar como el resto de las personas y no ser transportado por un hélicoptero del gobierno.

Comenzó a desabrocharae el cinturón he hizo oídos sordos a las quejas del hombre a su lado. Tenía cosas más importantes en mente, como el sujeto que podría ser un posible portador y su misión.

Y tenía que admitir que era realmente difícil encontrar la solución a su dilema. Claro que podría con ambas cosas, pero: acaso.se le estaba haciendo costumbre al gobierno sacarlo de sus vacaciones y llevarlo a lugares extraños? La vista de aquel sitio no era nada favorable, un viejo hélipuerto cercado con verjas de alambre, chozas por los lados y, si la vista no le fallaba: unas montañas lejanas.

Comparó las soleadas playas con el poblado que lo rodeaba y no encontró diferencia alguna, por lo menos no se aburriría y vería el ocaso como lo venía haciendo hace una semana.

Si, había que admitir, de nuevo, realmente difícil.

Él podría ser el hombre que volaba cabezas de zombis, escalava empinadas paredes, que hacía increíbles acrobacias para esquivar obstaculos y luchar perfectamente con un arma blanca, todo en un día. Pero cuando se trataba de vivos... no era que no fuese sociable, podía entablar amistades fácilmente, tenía un excelente sentido del humor mezclado con un deje de ironía y sarcasmo, pero tampoco se entendía con los tipos que vivían en su propio mundo ficticio y se creía el líder del mundo: definitivamente no congeniavan.

—Bien... al fin llegamos.

Por fin se obligó a mirar al anciano que actualmente le estaba gritando en la lengua natal de ese país, pues desde hace tiempo se interponía entre el maletero de arriba y el hombre. Practicamente solo quedaban ellos dos.

—Lo siento. —Se disculpó en su misma lengua y sin perder tiempo sacó su escaso equipaje antes de salir del avión.

Contempló con calma y detenimiento el lugar, sí, no se había equivocado, montañas a lo lejos, un camino vaporiento de tierra, las nuves que poco a poco comenzaban a teñir de gris el cielo, sus orbes zafiro se posaron en un tumulto de personas que iban de un lado a otro gritando y mientras las puertas del hélipuerto se cerraban, una orda de ganado comenzó a acercarsele.

—Esto es mejor que la playa —murmuró en voz baja antes de formar una leve sonrisa sarcástica. Sacó su fiel y confiable arma y apuntó.



Bueno, al menos aún tenía su sarcasmo.






Hola, bueno, para aquellos que no se han dado cuenta, me basé en los juegos de camcop de resident evil y también las pelícilas, así que decidí hacer un fic así, pero con un deje de romance y todo lo demás igual, abrá, a.b.o, b.w.o, y los virus (que son muchos)

Espero les guste la idea y comenten, por fa c:

Ya veo porque me preguntabas lo de Resident Evil...
Me gusta muuucho como narras, me siento dentronde la historia, pero tengo dudas, me las reservaré ya que solo es el primer capitulo. Un saludo