Adiós... (TP)(Unico)(28/02/15)

Caminas a la orilla del mar, mirando las estrellas que reflejan el alma del espacio, y entonces te invade una enorme tristeza. No sabes por qué, simplemente sabes que algo va mal con tu vida; tal vez sea tu relación, tus amistades, o tu trabajo. Pero simplemente va mal.

Sientes la arena húmeda bajo tus pies, de un momento a otro el agua se mete entre tus dedos y el cosquilleo te causa un aire fresco y tranquilo. No necesitas una chamarra, con un vestido suelto es mejor, pues el viento te golpea y te desnuda como el viento lo hace con las flores cada año en otoño.

Los recuerdos te azotan contra la realidad tan duro, que sin darte cuenta las lágrimas bajan y sueltan cada tristeza para confundirlas con las gotas saladas de mar. Es liberador, des ahogador. Es sentirse libre por un momento… ¿Pero libre de qué?, si hace aduras penas el mes pasado era de lo más feliz; estudiando para ser una doctora, con unos padres vivos y sonrientes. Una mejor amiga, y un mejor amigo…

¿Cómo es que cambia eso?

Te enamoras, por supuesto. Te enamoras de tu mejor amigo.

¿Y qué tiene de malo?, enamorarse es oro en esta época, un tesoro invaluable; muy pocos llegan a conocer el sentimiento. Pero en mi caso, es lo peor. Es horrible, nefasto, desgarrador… Triste. El doloroso enamorarse de tu mejor amigo, pero peor aún, darse cuenta cuando ya es muy tarde, cuando él toma la mano de otra mujer y la besa frente a tus ojos, porque para él sólo eres la mejor amiga.

Me recuerda a aquel sábado, mientras preparaba una deliciosa comida. Tan emocionada que ni siquiera me tomé la precaución de escuchar a mi mejor amiga Ino. Preparé comida italiana, me esmeré en acomodar la mesa para dos, la música y las velas. Tan perfectas para una declaración de amor… Le iba a decir que lo ama.

Y luego…. Me entero.






--¡Me sorprendes, Sakura-chan!—Me dice Naruto, tomando el tenedor y metiendo un poco de pasta a su boca--. Creí que no cocinabas nada.

Hago la boca a un lado, en una media sonrisa llena de orgullo y digo, en un tono dulce y revelador.

--¡Entré a un curso de cocina por ti!

--¿Por mí?—Pregunta con clara sorpresa.

--¡Siempre te quejas de lo que preparo!, idiota—Suelto una carcajada y como un poco--. En serio espero que te guste… Naruto.

Naruto me sonríe y continúa comiendo. El resto de la cena conversamos y nos burlamos del otro. Me sorprende verme acercándome, y al final de la noche, estamos muy juntos comiendo de ambos platos, entre risas y charlas. Y tras darle un trago a mi bebida natural, decido que es hora de decirle la verdad… Aquella que oculté incluso cuando éramos unos niños, cuando creía en el amor de otra manera. Tomo aire, y lo miro fijamente.

--Tengo que decirte algo—Decimos al mismo tiempo. Soltamos una carcajada ante tal casualidad, y yo le sedo la palabra con un gesto de mano mientras tomo un poco más. Él talla sus manos, baja la mirada y figura una ligera sonrisa. Entonces rompe mi corazón.

--Me voy a casar, Sakura-chan.









Me rio sin gracia, fuerte en la oscuridad de la noche frente al mar. Tomo mis zapatillas y las lanzo al mar con todas mis fuerzas, mientras su rostro se refleja en mi mente.

--¡Adiós!—Grito entre llorando y sonriendo--. Adiós mi amor…

Duele. Jamás creí que algo me doliera tanto como recordar el rostro de alguien. Mucho menos el de mi mejor amigo. Pero así es, doloroso.

Luego recuerdo a su prometida, y su sonrisa de aquel día al declararme su felicidad por su boda. ¿Es qué soy tan egoísta?, debería estar llena de felicidad por verle feliz. Pero no puedo, no entiendo como otros pueden ser feliz cuando la persona que amas se va con alguien más. Eso en ningún momento te hace feliz…

Al final lloro como una niña pequeña, una a la que le han roto el corazón tan duro que quizá nunca sane. Y es que yo creo que sólo podemos amar una vez, las demás son para olvidar. Y yo ya di esa oportunidad, ya me enamoré como jamás lo volveré a hacer.

Y hoy, en el día de su boda, no puedo hacer otra cosa que llorar.


--¿Y por qué te vas, Sakura-chan? ¿Por qué no estás feliz por mí?—Me había dicho Naruto esa misma mañana, muy enojado--. ¡¿Por qué mi mejor amiga no puede estar feliz por mí?!

Y yo lo miré, mientras me mordía el labios y mis ojos se llenaban de lágrimas; él estaba tan guapo, de negro y con ese aroma a hombre limpio. Estaba a un paso del altar, y no podía verlo así. Así que tomé todas mis fuerzas y mi corazón, para decirle.

--Porque te amo, y no puedo ver que te cases, Naruto.

Luego me marché. Como la cobarde que soy. Por decirlo muy tarde. Por todo.

Ahora miro el reloj de mi mano derecha, con el cabello hecho un caos—entre arreglado y des arreglado por correr tanto—marcan las diez de la noche. A esta hora él estará bailando y celebrando en el gran salón junto de su esposa. De alguna manera quiero sentir felicidad, pero sólo la amargura se escapa de mi pecho, y al final, una pequeña pisca de alivio y felicidad.

Ahora él es feliz ¿no?

Sonrió por primera vez en todo el día, por primera vez con sinceridad y corro por la arena para tratar de olvidar y dejar atrás esos malos momentos. Llega el momento en que me canso y dejo caer mi cuerpo al suelo arenoso, me siento y abrazo mis piernas para cerrar los ojos. Para así poder decir con firmeza.

--Adiós Naruto, que seas muy feliz—Las lágrimas vuelven a salir--.Que seas muy feliz…

--¿En serio quieres que sea feliz?—Escucho una voz a mi espalda.

De repente, me giro tan rápido que mi voz no logra emitir un grito de sorpresa.

Y lo veo… A unos metros, las manos en los bolsillos y el cabello despeinado. Lleva puesto el traje de bodas, pero su aspecto ya no es tan elegante. Me quedo sin palabras, entre la sorpresa, la vergüenza y alguna pulsada de tristeza o alivio. Rápidamente se acerca y toma asiento a mi lado, con las piernas estiradas en la arena, y sonríe con la mirada al infinito océano.

--Hoy una chica muy tonta arruinó mi boda, ¿Sabes?—Me dice, con un tono dulce y suave--. Me dijo que me amaba. Y no pude sacar esas palabras de mi mente, porque siempre quise escucharlas, sin embargo, nunca llegaban. ¡Y luego llegaron!—Naruto suelta una risita--.el día de mi boda, las dijo.

--Está bien—Le digo, secando mis lágrimas--. Perdón por amargarte el día, prometo que no… yo no… no causaré más problemas, Naruto. Ahora estás casado y… y está bien.

Él se ríe con dulzura y evidente burla.

--No me casé, Sakura-chan.

Rápidamente me giro asombrada para verlo directo a los ojos. Sus ojos azules. Él no me mira, continua con el infinito mar, mientras sus manos juegan con la arena de la playa, y la luna nos ilumina.

--¿por qué?—Logro decir, con un hilo de voz.

--Porque ese mismo día descubrí que sólo te puedes enamorar una vez, y las demás, son para olvidar. Vi al amor de mi vida huir por la puerta, mientras tomaba una decisión equivocada. Decidí que no podía dejarlo ir, no esta vez.

Un golpe suave me ataca, un hormigueo, un dulce sabor y una picazón sorpresiva. Y lo único que puedo hacer, cuando el al final me mira sentado en la arena, es sonreír. Y luego decir:

--Naruto…