Hay amores [C] [+18] [Actualizado 20/08/13]

-Un familiar trabaja en el hospital-dijo ella al fin con un tono de voz bastante apagado; sabía que no era bienvenida ahí, pero sentía que era tiempo de hacer algo bien o al menos intentarlo. Sakura negó con su cabeza un par de ocasiones dejando en evidencia su ya de por sí evidente enojo-Quiero hablar con él, no será mucho tiempo ¿podrías decirle que estoy acá?-

-Él está durmiendo-dijo secamente la pelirosa- Hinata, no sé qué quieres pero Naruto no necesita más enojos. Sería bueno que aprendieras a comportarte como una chica madura y te fueras antes de que él se aparezca por acá, de verdad, sé que no va a estar feliz al verte y sé que eres lo suficientemente inteligente para darte cuenta de que él la está pasando fatal-

-¿Crees que vine para molestarlo?-

-No sé a qué viniste, pero no quiero que Naruto tenga que discutir contigo en este momento-

-No vine para eso-

-Carajo, ¿podrías sólo irte?-

-No. Necesito hablar con él-Sakura dejó escapar un suspiro lleno de molestia y desesperación.

-¿Sakura?-el rubio se aproximó a la puerta-¿Quién está ahí?-cuando vio a Hinata su expresión no denotó más que cansancio y frustración. No entendía bien qué hacía ella ahí, no sabía cómo conocía su dirección ni quería saberlo; ella lo observó, Sakura se resignó por completo-¿qué necesitas?-

-Sé que no debí venir. Pero…-

-Será mejor que vaya a la cocina-dijo Sakura, él la sujetó, ella se soltó-Te espero allá ¿vale?-él asintió. La pelirosa se marchó, estaba algo cansada de escuchar a Hinata y sus discursos al estilo político, estaba harta de lidiar con ella y sus inútiles intentos por remediar los errores. Hubo un instante en que ninguno dijo nada, ella estaba apenada, él estaba esperando a que ella explicara el porqué de su extraña e inesperada aparición en su puerta.

-Me enteré de que tu abuelo está enfermo-dijo al fin. Él no la miraba.

-¿Viniste hasta acá por eso? Sí, está enfermo. Hinata, no es un buen momento, no quiero hablar contigo ni discutir, ni escucharte, ni nada-Hinata no hacía más que agachar la mirada.

-Yo sé. Pero, necesitaba venir y decirte que… lo lamento mucho-


-Esto es como si me escupieras en la cara-dijo frunciendo el ceño-¿Lo lamentas? Tú no piensas en nadie más que en tú misma-

-Te equivocas. Sé que he hecho cosas terribles, sé que te dañé demasiado y que probablemente me odies pero, digo la verdad, vine hasta acá para decirte que estoy arrepentida de todo lo que hice y que…-

-No te odio, dices que estás arrepentida pero no puedo más que pensar que el arrepentimiento surgió porque te enteraste de que mi abuelo está mal, de no ser así es probable que no estuvieras acá. No necesito tu lástima-ella lo observó, estaba a punto de llorar.

-No. Yo… de verdad, lo lamento ¿sabes? Aunque nadie lo crea, me he llevado muchos golpes y me han hecho tener las cosas más claras. Todos saben que nunca te valoré-intentaba decir.

-Dios Hinata, no hagas las cosas más difíciles ¿bueno? Carajo, estás acá metiendo el dedo en la llaga ¿no te das cuenta?-

-Si me creyeras…-susurró ella.

-¿Qué cambiaría? ¿Te haría sentir mejor? Lo lamento por tu conciencia pero no estoy para escucharte-

-Hablo en serio, pienso cambiar-dijo convencida.

-¡Genial! Bien por ti, pero eso no lo necesito saber yo, no tienes porqué disculparte, todo está olvidado, no vengas a contarme que decidiste cambiar, mejor, ve y cambia, pero hazlo y deja de lamentarte e intentar llenarme con tus historias-ella dejó escapar algunas lágrimas.

-No voy a molestarte, ni a ella-dijo sollozando. Él la observó algo serio-He aprendido suficiente-

-La única que pierde actuando de esa forma eres tú, deja de autodestruirte-ella se secó las lágrimas y lo observó de nuevo.

-Lamento todo, Naruto-la chica se dio la vuelta y se fue, el rubio la observó alejándose, se quedó un rato pensando, repasando todo. Resultaba increíble cómo los años cambiaban todo, los papeles se invertían, el amor daba paso a algo frío, distante; pero, después de todo no es amor del todo cuando sólo uno de los dos enloquece por el otro, algo así no puede terminar bien. Pero ahí estaba, después de todo eso, tan cambiado e irreconocible pero tan completo, feliz, porque la tenía a ella. Entró, ella lo esperaba algo nerviosa, él se acercó hasta donde la chica, le acarició la mejilla.

-¿Te ayudo?-

-Claro-la chica le regaló una  sonrisa, él sonrió instantáneamente, como si se hubiera contagiado-Prepara el café-él asintió, comenzó a buscar entre los cajones, ella lo observaba de vez en cuando con cierta preocupación, después de todo, no sabía qué había pasado, qué le había dicho Hinata-¿estás bien?-dijo al fin luego de un rato en el que Naruto no había chistado ni una vez.

-Lo estoy-sonrió débilmente-¿lo dices por ella?-

-Sí-

-No pasa nada-suspiró-Vino a decirme que lamentaba lo que le sucede a mi abuelo, que estaba muy arrepentida por todo lo que ha hecho, que nunca quiso dañarme y ya sabes, cosas así-ella negó con la cabeza-Hinata me dijo que va a cambiar-

-¿Ah sí? Pues, bien por ella si de verdad habla en serio-

-Estoy algo cansado de todo esto, de estas conversaciones, de todo-

-Lo sé, sé cómo te sientes. Pero no es bueno que pienses en eso, hay cosas más importantes. ¿Te parece si desayunamos y luego nos preparamos para irnos?-él asintió. Estaba como en otro mundo, se notaba cabizbajo, triste y con toda la razón, ella no quería molestarlo, sólo quería estar ahí para cuando él necesitara hablar con alguien, un abrazo o lo que fuera; pero era tan jodido verlo así.
No dijeron nada durante el desayuno, ella buscaba algo de ropa en su mochila, él estaba sentado en la cama perdido de lleno en sus pensamientos.

-¿Guapo?-él sonrió, era inevitable, sonaba distinto saliendo de los labios de su chica. Ella lo tomó de la mano e hizo que el chico se levantara, rodeó el cuello del chico con sus brazos, se pegó a él-Necesitas una ducha-otra sonrisa se le escapó a él.

-¿Si?-dijo el rubio tan suavemente que sólo ella pudo escuchar.

-Vamos, te ayudo-la sonrisa en el rostro de la chica era enorme, pero no tan grande como la de él.

-¿Tan mal me veo?-la observó.

-Nada que una buena ducha no pueda arreglar-lo jaló y se lo llevó al baño.

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La mente de Hinata siempre era un valle de confusión, buscaba alguna forma de remediar un poco el daño pero era inútil, no tenía nada que hacer en ese lugar, su escape a la realidad no había dado resultado y ahí estaba; deseando tener algo, por más miserable que fuera, porque buscando todo, se había quedado sin nada. Tenía claro que Naruto no la odiaba, que él ya no se interesaba por lo que ella hiciera con su vida, pero que si cualquier cosa de lo que hiciera afectara a Sakura, la cosa cambiaba por completo. Había sido una ilusa, ciega, una niña caprichosa que quería a su antiguo juguete de vuelta, sólo por egocentrismo. Había quedado sola.
Tenía que marcharse, no sabía hacia dónde pero no se iba a quedar ahí a ver cómo todo se ponía peor, prefirió un escape muy a su estilo, pero no podía irse sin antes disculparse con él, ya sabía de antemano que por más que se disculpara las cosas seguirían igual, cada uno por su lado, sin embargo, necesitaba decirle cuánto lo lamentaba. Caminó hasta casa de Uchiha, se paró frente a la puerta y se armó de valor, con mano temblorosa tocó el timbre y permaneció intacta, preparándose para verlo a los ojos y entonces él se apareció y al verla su rostro no expresó más que decepción, molestia.

-¿Qué quieres Hinata?-su voz era totalmente fría, ella lo observó.

-Sólo vine a decirte que no quería…-

-Por favor, sólo vete. No quiero escucharte-

-Sasuke, no pensé que iba a llegar a enamorarme de ti-

-¿Enamorarte? Claro, que manera tan extraña de demostrar amor tienes ¿eh?-

-No entiendes-dijo débilmente.

-¿Quién sí? Dime ¿quién carajos te entiende?-él frunció el ceño.

-No sé-dijo frustrada-Lo lamento tanto, no tienes idea y sé que crees que es mentira, pero estoy diciendo la verdad-

-Tú no sabes nada sobre lo que la verdad significa-

-Sasuke…-

-Sólo vete-

-Eso haré. Voy a marcharme de la ciudad-él la observó incrédulo. Luego negó con su cabeza mientras mantenía los ojos cerrados.

-¿Sí? Espero que el huir te ayude en algo-

-No… Dios-suspiró.

-Adiós Hinata-el chico cerró la puerta, ella se quedó algunos momentos sin moverse, pensativa, luego se dio la vuelta y se marchó, tratando, de manera inútil de cubrir el mar de lágrimas que salían de sus ojos. Él dio un suspiro, Itachi lo observó.

-Te hice chocolate-Sasuke lo observó extrañado-Bueno, lo hice para mí pero te ves fatal-le ofreció la taza, Sasuke la tomó-Hey, no te gusta el chocolate-

-Me gusta que no puedas beberlo tú. Así que sí, amo el chocolate-Itachi rodó los ojos.

¿Videojuegos?-Sasuke sonrió sólo un poco.

-Bien-

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Él le terminó de poner la blusa, luego le besó el hombro, ella sólo sonrió.

-Deberíamos irnos-dijo en voz baja.

-Sí, eso creo-ella lo jaló. Fueron al auto y de ahí se dirigieron a casa del rubio, no se dijo nada durante el transcurso, él estaba pensativo, tratando de colocar su mente en orden y poder enfrentar la realidad, la difícil realidad; ella por su lado, se enfocaba en que él estuviera bien, dentro de lo que cabe, después de todo, tampoco poseía una especie de magia para hacer que a él no le doliera todo lo que sucedía, pero si podía ayudarlo, tratar de entenderlo, escucharlo, estar con él así como él lo había estado para ella en los momentos duros.
Cuando Jiraiya escuchó el sonido del motor del auto aproximándose, esbozó una dulce sonrisa, Minato hizo lo mismo, como una reacción en cadena. Ellos estaban sentados en el sofá grande ubicado en la sala, con un tazón de palomitas y  Maximus haciéndoles compañía mientras que Kushina estaba en la cocina, ocupando su mente en elaborar algo delicioso, tratando de no pensar demasiado en lo que se venía para la familia. Buscando fortaleza en todos lados.
Naruto abrió la puerta y se dejó ver, tomado de la mano con la pelirosa, Jiraiya y Minato los observaron, esperando a que alguno de los dos hablara al fin. Ella sonrió. Su sonrisa funcionó como saludo, los hizo sonreír a ellos también. Naruto los observó.

-Hola-dijo al fin.

-Te esperábamos-exclamó enérgico Jiraiya. El rubio sonrió; quién diría que su abuelo estaba enfermo. Nadie. Increíble era pensar que había pasado la noche anterior en el hospital.

-Iré a ayudarle a Kushina-dijo la chica soltando la mano de su novio, lo observó, le sonrió dándole fuezas, él se sintió bien, seguro. Minato tomó el tazón, se levantó.

-Creo que deben querer hablar un poco. Iré a la habitación-

-Al menos deja palomitas-sugirió Naruto. Minato negó con la cabeza mientras subía las escaleras. Trataba de que Naruto lo viera fuerte, pero estaba fatal, su papá estaba enfermo y no podía hacer nada para impedir su muerte, pero, debía ser fuerte o su hijo se derrumbaría. Además, Jiraiya los necesitaba a su lado, contentos, el estar mal frente a él haría que las cosas empeoraran así que debía lidiar con la situación de la mejor manera posible. Debía ser el sostén de la familia. Cuidarlos.

-Mejor vamos afuera ¿te parece?-Él asintió. Su abuelo se levantó, Naruto caminaba con sus manos en los bolsillos, se sentaron en una banqueta en el jardín. El peliblanco aspiró una buena bocanada de aire fresco-¿Estás bien?-

-No-dijo el rubio-¿quién lo estaría?-suspiró pesadamente, trataba de lucir calmado-Pero, no voy a dejarte solo-

-No quiero que lo hagas. Naruto, lamento haber intentado ocultarles esto, es inútil-

-Trato de estar en tu lugar y no sé qué haría…pero, entiendo que hayas querido lidiar tú solo con esto, evitar todo esto-

-No funcionó-

-Qué bueno. Porque acá estamos, no vamos a dejarte, no podrás alejarnos. Somos como parásitos, nos conoces-

-Lo sé y aprecio tanto todo lo que hacen y lo que tendrán que hacer-

-La vida es tan jodidamente injusta-dijo observándolo-Esto no debe pasarte-

-Naruto, no hay vuelta atrás ¿bueno? No hay nada que podamos hacer excepto pasarla bien-

-Demonios-suspiró resignado-¿Cuánto nos queda?-

-No lo sé. Es indefinido, si las cosas salen bien podría durar bastantes meses, quién sabe-el rubio cerró sus ojos.

-Eres muy valiente abuelo-Jiraiya sonrió.

-Como tú-le dio una palmada en la espalda. Naruto sonrió-¿Sabes? Tengo unas ganas enormes de que manejes mi empresa, en Estados Unidos-el rubio abrió sus ojos como platos, Jiraiya afirmaba con su cabeza.

-¡Estás loco!-exclamó. Jiraiya se puso serio.

-Para nada, eres muy capaz, sería excelente y lo sabes; además, terminarías tus estudios allá mientras uno de mis hombres de confianza te muestra cómo funciona todo-suspiró-Pero, luego pienso que no debería desear tal cosa, después de todo, tendrías que dejar demasiadas cosas por acá, tendrías que dejarla a ella-Naruto dejó reposar su cabeza en la banqueta, aún algo aturdido, tratando de imaginar lo que acababa de decir su abuelo.

-Abuelo…-dijo en voz baja.

-Naruto, sabes que todo lo que tengo será de ustedes. Pero, como dije, no es necesario que se vayan lejos, todo está acá, Minato y tú deberán de encargarse y también deberán ir algunas veces a Estados Unidos, de manera temporal ¿de verdad creíste que iba a separarte de ella?-rió.

-¡Abuelo! Con ese tipo de cosas no se juega-

-No era un juego, lo llegué a pensar, pero antes de que viera en lo que te has convertido, antes de que supiera que había una chica que había logrado domesticarte-Naruto frunció el ceño.

-¿Domesticarme? No soy una especie de animal-se defendió.

-Bueno…-sonrió.

-Sea aquí o allá, no estoy preparado, no acabo la universidad, esto es demasiado-

-No lo es. Acabas la universidad y mientras tanto tu papá te va empapando en todo el asunto, te va formando, él es el mejor para eso-despeinó el rubio cabello de su nieto-Confío en ti, por completo-

-Pero esto… ¿y si meto la pata? Abuelo, es mucho trabajo, yo no puedo-

-No estarás solo, mocoso. Minato no te dejará hacer tonterías, ya no eres un niño y sabes muy bien lo que haces-Naruto lo observó con detenimiento, como si tratara de entender lo que pasaba por la mente de su abuelo.

-Estás medio loco, abuelo-dijo resignado.

-¿Yo? A ti se te safó un tornillo-Naruto sonrió.

-Ojalá no te arrepientas de tomar ese tipo de decisiones-

-No digas tonterías-lo regañó.

-¿Qué tal reaccionó papá?-disparó el rubio.

-Mejor que tú, pero su tranquilidad es fingida, sólo se controla un poco para mantenerte a ti y a Kushina más calmados, busca que ustedes se sientan más seguros, menos asustados de lo que se aproxima. Espero que no sea tan malo-

-Eso esperamos todos, pero, ya sabes. Estamos hablando de que… no estarás más, no puede ser bueno de ninguna manera; así que dolerá de todas las formas-

-Lo sé, es inevitable, así funciona esto-

-Deberíamos dejar de hablar de esto, es algo deprimente. Yo, te veo muy bien, es más te ves mejor que yo-Jiraiya sonrió al escuchar a su nieto.

-La verdad sí-ambos sonrieron-Kushina está preparando ramen-la sonrisa de Naruto se amplió.

-Oh sí, ella es la mejor-

Se quedaron ahí sentandos  charlando durante un buen rato, pero ya la conversación era menos gris, recordaban viejos tiempos, haciendo sus características bromas.

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Sakura le ayudaba a Kushina, la pelirroja no había dicho mucho, Sakura notaba que ella estaba preocupada y la entendía.

-¿Estaba muy mal?-dijo al fin Kushina deteniéndose por un momento, clavando sus ojos en la chica.

-Sí. Él lo adora, estaba destruido-

-Lo imaginé. Esto es increíble, me cuesta trabajo aceptarlo-

-Lo sé. Lo lamento tanto-

-Tranquila linda, esto no es culpa de nadie. Supongo que siempre hay que estar listos para lo peor, aun cuando estamos muy felices-

-Sí, al parecer la felicidad es por capítulos, no es del todo completa. Pero, creo que esas tristezas hacen que la felicidad valga la pena y creo que son realmente afortunados al tenerse como familia-Kushina sonrió.

-Gracias Sakura. Pues, no es como: “no hay nada que hacer” sí se puede hacer algo; debemos estar para él. Este tipo de cosas nos hacen reordenar nuestra vida y ver lo que realmente importa-

-Lo increíble de todo esto es que, ustedes han sido siempre geniales con Jiraiya, no es una actitud que comenzó ayer. No es una excusa, no es arrepentimiento, ni lástima-

-Dios, gracias linda. Necesitaba hablar con alguien, muchas gracias-

-No hay porqué-

-Pero, no puedo ser egoísta. ¿Cómo estás tú?-

-Yo, estoy bien. Ahora entiendo que no puedo cerrarme a la posibilidad de no hablar con… ese señor. Le dije parte de lo que pasé, me dijo muchas cosas, que estaba arrepentido y todo eso-susurró-Pero, yo soy todo lo que soy gracias a mamá. Él me abandonó y eso te marca durante toda tu vida-Kushina la observaba atentamente.

-Claro que está arrepentido, cometió un enorme error al dejarlas, ahora trata de reparar parte del daño, busca una oportunidad, desesperado-

-Sí. Pero, no puedo-

-Entiendo, sé que has pasado por muchas cosas y que él ha sido muy cobarde, no ha estado ni en tus triunfos ni en tus derrotas y sólo tú decides lo que pasará entre ambos. Sólo tú sabes lo que has pasado-

-¿Qué harías tú?-Kushina suspiró, sí que era una pregunta difícil.

-Pues, es muy difícil intentar ponerme en tu lugar, pero, creo que coincidiremos en que cuando hay arrepentimiento, se nota, que cuando buscamos el perdón de alguien insistimos, demostramos que de verdad lamentamos todo, sólo con hechos podrá demostrarte lo que con sus palabras proyecta. De nada sirve un discurso, al estilo de un político si al final al primer rechazo vuelve a dejarte sola-

-Cierto-

-No tienes ninguna responsabilidad con él. Es tu decisión el escucharlo-

-Gracias-

-No es nada linda. Anda, ve a dar una vuelta-Sakura salió de la cocina. Se encontró con Jiraiya que hacía algunos apuntes en una especie de diario. Él la observó.

-Hola-saludó él.

-Hola-

-¿Qué opina la futura doctora sobre este paciente?-hablando de sí mismo. Ella sonrió.

-Creo que es un paciente genial y que se merece el doble de comida en el almuerzo-Él sonrió enormemente.

-La mejor doctora del mundo. Anda, está en el jardín. La chica salió lo observó sentado en el césped. Se acercó y se sentó junto al chico, intercambiaron un par de miradas.

-Hola-dijo él.

-Hola-

-Hablé con él, mucho-

-¿Y? ¿mejor?-

-Mejor… Sigue siendo increíblemente difícil pero él me necesita y no puedo estar deprimido. No quiero-

-Muy bien-dijo besándolo en la mejilla.

-Guapa, ¿debería devolverte a tu mamá?-ella lo observó.

-¿Deberías? Dímelo tú-

-Bueno, deber y querer es muy diferente-

-Entonces, ¿qué quieres?-

-Estar contigo, si es posible ducharme a diario contigo-ella lo empujó, él rió-Sí, es imposible pero sí que sería bueno. Pero, el punto es que, no has pasado tiempo con tu mamá y no es justo, quedan pocos días de las vacaciones y ustedes deberían estar juntas-

-Bueno, en ese caso ¿qué tiene de justo por lo que estás pasando?-

-Nada-

-Mamá entiende lo que sucede-

-Lo sé. Estar contigo me ayuda en todos los sentidos, eso no es un secreto ¿verdad? Te lo agradezco tanto.  Pero no soy un jodido egoísta que además de secuestrarte cuando le pasa algo, te secuestra por mucho tiempo-la miró a los ojos-¿Entiendes? Es extraño, lo sé-

-Sí que eres maduro-sonrió ella.

-No, no lo soy-sonrió-¿o acaso me contagié?-bromeó.

-Tonto-

-Almorzaremos delicioso ramen, te llevaré a casa, te llamaré cuantas veces me plazca, cuando te necesite y en cuanto entremos a clases, estaré fastidiándote como siempre-

-Bien-dijo en un susurro. Él se acercó hasta darle un cálido beso en los labios-¿me acompañarás de vez en cuando al departamento?-le dijo al oído luego de haberla besado.

-Deberás convencerme-dijo ella.

-Bien-la besó de nuevo.

-Te adoro-susurró cuando él la dejó. Él sonrió para luego susurrarle un “yo más” al oído.

Fue a dejarla a su casa, estaba claro que quería estar con ella, pero tendría tiempo luego para gastar con Sakura sin sentirse culpable porque ella no lograra pasar tiempo con su mamá. También quería hablar con su par de amigos, ellos sabrían cómo subirle el ánimo; además, debía del mismo modo aprender a lidiar en algún momento solo con sus problemas, debía ser fuerte.