Guerreros por la Paz [18] Capítulo 1 (25/08/14)

Prólogo

Las campanas se movían de un lado a otro dando unos sonoros sonidos que acompañaban el lamento de cada persona en el reino, la lluvia caía sin cesar proviniendo de unas nubes grises que acompañaban el dolor de cada ciudadano.

Todos lloraban por aquel gobernante que cayó a manos de su hijo, quien huyó al lograr su cometido...dejar a un gran reino sin su líder.

Yo debí de tener alrededor de dos años cuando sucedió esa desgracia, la que dejo una gran mancha negra en la historia del reino de Konoha, según lo que me contó mi abuelo, aquel príncipe que arrebató la vida de su padre sin compasión fue uno de los mejores guerreros del reino, era leal, inteligente, y un maestro en el arte del manejo de la espada, y al ser hijo del rey tenía el cargo de sucesor al trono cuando tuviera cierto nivel de conocimiento y experiencia...pero como dije antes, el rey fue asesinado y el príncipe se marchó después de teñir su espada de rojo con la sangre del rey, así que aquel día...nunca llegó.

Después de esa tragedia se buscó un sucesor al reino, no podían dejar sin rey a una importante nación así que eligieron a mi abuelo, ya que al poseer mucha experiencia y haber sido la mano derecha del fallecido rey fue el mejor candidato al reinado, mi abuelo sin pensarlo dos veces aceptó, regresando a Konoha la calma que tenía aunque fueran tiempos de guerra.

Y acerca del príncipe, de el ya no se supo más, algunos rumores indicaban que estaba muerto y otras que estaba construyendo un nuevo reino en los lugares más helados del mundo, pero ninguna de las dos es cien por ciento segura, así que se podría decir que el príncipe...“desapareció”.

18 años después

Ahora, después de dieciocho años del asesinato del rey, yo ya tengo veinte años y soy un guerrero a las órdenes de mi abuelo, en mi tiempo libre buscó información acerca del príncipe, reúno datos e intento averiguar sobre su paradero...después de todo tengo mucha curiosidad de saber lo que hace y donde se encuentra.

Cap. 1: Academia

-¡Eh Naruto!-llamó un chico corriendo acercándose a una persona que caminaba despreocupado por la calle principal del reino de Konoha.

El muchacho que exclamó el nombre de aquella persona era un chico de no más de 15 años, tenía el cabello negro al igual que los ojos.

El nombrado volteó y miro a Konohamaru con una leve sonrisa.

-Hola Konohamaru-saludó, este era rubio y tenía los ojos azules, además se veía mucho más mayor que el pelinegro.

-Naruto...al fin...te encuentro-decía con cansancio el pelinegro-tuve que buscarte por todo el reino-explicó.

-¿Y cuál es el motivo para que recorras todo el reino?-preguntó el rubio imaginando al pelinegro corriendo cada lado del reino de Konoha, aunque sonaba exagerado le creía al verle como jadeaba de cansancio.

-Es el maestro Iruka, quiere que vayas a la academia.

-Esta bien, gracias Konohamaru, ¡hasta luego!-dijo dirigiéndose a paso rápido a la academia de Konoha dejando solo al pelinegro.

-“¿Qué quieres ahora Iruka?”-pensó mientras corría para apresurarse a llegar a la academia-“Espero no sea lo que creo que es, y si lo es, ¿porqué en un día tan hermoso con un sol brillante y un cielo despejado, además de que es mi día libre, Iruka debe molestar?

//////////////////////////////////////////////////////////////////////

Academia Konoha

En este lugar era donde los niños aprendían los conocimientos sobre el mundo en el que vivían.

-¿Dónde esta Naruto?, mande a llamarle hace media hora y hasta ahora no llega-se quejaba un hombre de pelo castaño y ojos de mismo color que se encontraba en la sala de maestros.

De repente un fuerte portazo abrió la puerta y entró un rubio jadeando por el cansancio.

-¿Que quieres Iruka?-preguntó sin rodeos.

-Pues, necesito que me hagas un favor-la mirada de Iruka era tranquila y calmada, pero el rostro de Naruto era lo contrario, se sentía nervioso y esperaba  que no mencionara aquellas palabras que tenía en mente.

-Claro-respondió con sencillez.

-Necesito que me sustituyas hoy en mi clase-listo, esas palabras eran el comienzo del día más aburrido de Naruto, suplantar a Iruka y quedarse una hora con esos “mocosos”, como los llamaba Naruto, era una terrible experiencia que no quería volverla a repetir.

-Su-Sustitu-tuirte-tartamudeó el rubio aún sin poder creer que por segunda vez vería a esos diablillos.

-Si, necesito que me sustituyas, ya hablé con la directora y me dijo que buscará a un remplazo.

-¿Y adónde iras?

-Debo ir a una junta muy urgente, es por eso que quiero que me hagas este favor-le explicó el castaño.

-P-Pero yo, es que tengo otras cosas que hacer y...y...-Naruto intentó excusarse, pero Iruka percibió eso y se le ocurrió una forma de hacer aceptar a Naruto.

-Jajajaja-el castaño fingió reírse ante la interrogante mirada del rubio-¿es que acaso el “gran Naruto”, no puede con unos niños?-así es, el plan de Iruka era golpear en donde más le dolía al rubio...en su orgullo.

-¡¿Qué?! ¡Jamás , el “Gran Naruto” no se acobarda ante nada ni nadie!-exclamó con molestia por ser subestimado por el hombre delante suyo.

-“Como lo pensaba, aún sigues siendo muy orgulloso”-pensó sonriente mirando a un Naruto muy enojado-¿Entonces lo harás?

-¡Claro que si, cuenta conmigo!-le dijo con seguridad.

-Bien, entonces te lo encargo, muchas gracias Naruto-dijo saliendo del salón conteniéndose las ganas de reírse.

-¡Claro que si!, yo estaré con esos niños, yo...-no terminó de hablar porque se dio cuenta del grave error que había cometido-¿En qué lío me metí?

Después de aceptar un favor que de seguro luego me arrepentiría, Naruto fue al aula “B”, un salón donde se encontraban niños de 10 a 11 años, el problema para el rubio no era enseñar a esos niños, el verdadero problema era que, además de indisciplinados y traviesos esos niños eran tan escandalosos que le causaban dolor de cabeza, y a Naruto el escándalo le desagradaba mucho.

Mientras el rubio caminaba en dirección al aula se topó con una bella chica de una exótica cabellera rosa y de unos verdes ojos.

Sakura era su nombre, tenía la misma edad que Naruto y era la mejor amiga de este, aunque el rubio sentía algo especial por su amiga, aún no le había declarado sus sentimientos.

-Hola Naruto, ¿Que haces por aquí?-le habló con una sonrisa.

-Hola Sakura, estoy aquí porque debo de dar clase en la aula de Iruka-respondió.

-Es cierto, el estaba buscando a alguien que le sustituya por hoy, pero jamás me hubiera imaginado que te lo pidiera a ti, sobretodo por la última vez que estuviste con esa clase-le dijo riendo al recordar a un rubio en el hospital con muchas quemaduras.

-¡Esos niños ruidosos casi me queman vivo!

-Tu tienes la culpa por dormirte sobre la mesa y dejar el libro de hechizos delante de ellos.

-Como sea-dijo sintiendo vergüenza y mirando a otro lado-Por cierto, ¿tu que haces aquí, aún sigues ayudando a dar clases?-preguntó cambiando de tema.

-No, ya no, este fue mi último día, desde ahora me concentraré en mejorar mis habilidades-respondió .

-Pues entre todas las sacerdotisas de Konoha tu eres la mejor-le dijo provocando un leve sonrojó en el rostro de Sakura-Bueno, debo irme, adiós Sakura-estuvo a punto de irse hasta que la pelirrosa le habló.

-Si quieres te puedo ayudar con los niños-dijo la pelirrosa-claro, si tu quieres.

-Claro Sakura, sino no tengo idea de que me hagan esta vez esos mocosos.

-Entonces vamos.

Ambos entraron al salón B y se encontraron con un montón de infantes jugando y correteando por todos lados.

-Esta será una hora muy larga-dijo suspirando el rubio sacando una carcajada a la pelirrosa.

-Déjamelo a mi-Sakura se separó del rubio y se puso delante de los niños-Silencio niños, ya llegó su maestro-todos los pequeños voltearon y miraron a Sakura y se sentaron en sus respectivos pupitres quedándose callados.

-¿Cómo hiciste eso?

-Ya me conocen y saben como soy cuando no me hacen caso.

-“Si se refiere a aterradora entonces ahora siento pena por estos críos”-pensó con lástima

-Son todo tuyos Naruto, le dijo Sakura y se sentó en el escritorio del maestro.

-Bien, Buenos días niños-rápidamente los niños le respondieron el saludo,Sakura si los tenía bien controlados-Hoy el maestro Iruka no pudo venir así que pasarán conmigo la clase de historia, ¿Alguien me puede decir en donde quedaron?

-Hoy el profesor Iruka nos iba a enseñar sobre las clases de guerreros-le dijo una niña.

-Esta bien, entonces yo les enseñaré lo básico que hay que saber sobre cada clase-les dijo con seriedad.

-Comencemos en saber cuantas clases hay. En total hay nueve clases de guerreros y estas son:
Los Guerreros: Que usan solo armas de corto y medio alcance.
Los Paladines: Que son parecidos a los guerreros con la única diferencia de que estos además de atacar pueden curar.
Los Cazadores: Usan armas de lejos sobretodo arcos y tienen una mascota que les ayuda a combatir.
-Los Pícaros: Son personas que atacan en sigilo y tiene la habilidad de la invisibilidad.

Sakura, al igual que los niños, prestaba atención a la explicación de Naruto, al verlo detenidamente veía como ese niño tan travieso se había convertido en un hombre tan calmado, además aún no comprendía porque se quejaba de los niños, si ese rubio fue igual o peor que esos infantes.

-Los Sacerdotes: Personas con la habilidad de curar a los demás y así mismos.
Los Magos: Que usan fuego y hielo.
Los Brujos: Poseedores de magia oscura.
Y los menos comunes:  
Los Druidas:Con la habilidad de convertirse en animales.
Los Chamanes: Con la capacidad de usar poderes de la naturaleza.

Naruto y Sakura siguieron explicando a los estudiantes sobre las clases de guerreros y sus habilidades hasta que terminó la hora y el siguiente profesor llegó.

-Lo hiciste bien Naruto no puedo creer que ese niño tan tonto sepa tanto-le dijo Sakura caminando junto al ojiazul.

-Pues contigo ahí se me hizo fácil jejeje.

-Naruto, mañana debemos estar en el campo de entrenamiento a las 7 a.m

-¿Porqué tan temprano?-preguntó el rubio.

-Mañana tenemos que ir a una batalla-dijo con total seriedad.

-Entiendo-dijo también con mucha seriedad, porque para Naruto una batalla era un tema muy delicado que se debía tomar enserio.

Ambos se despidieron y tomaron caminos por separado, debían descansar bien esa noche, porque después de todo mañana podría ser...su último día.