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Mi Deseo.(Todo Publico)
2 participantes
NaruSaku v2.0 :: :: Fan Fic
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Mi Deseo.(Todo Publico)
Holaaaa aquí les traigo una pequeña historia que consta de unos cuatro capítulos, ya la había escrito e incluso la tengo publicada en mi pagina de wattpad por si la llegan a ver por ahí jeje espero y les guste.
Estaré publicando los capitulos poco a poco ya que en sí el ambiente de la historia es en esta época navideña.
Sin mas aqui les dejo...
.
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Era un bonito y blanco medio día en la aldea oculta entre las hojas, debido a que en estos tiempos era bañada por una esplendorosa y fina capa blanca de nieve la cual caía con esmero del cielo, algo gris, y por todo el país de fuego en pequeños puntos blancos dándole un aspecto de paz y esplendor a cada rincón de sus praderas, montañas, altos árboles y aldeas. En konoha se apreciaban decenas de lucecitas coloridas y decoraciones navideñas que adornaban algunos rincones de puestos y tiendas de comercio, al igual que casas y calles al pasar por estas, mientras que en otros rincones los aldeanos comenzaban con la tradición decorativa. La navidad estaba llegando. Ya era otro año más que pasada después de la victoria en la Cuarta Guerra Mundial Shinobi.
Paz. Esperanza. Amor. Era lo que se sentía y vivía desde entonces; pero en estos tiempos todo ello y juntando la bondadosa alegría que sentía cada persona en el mundo en ser dichosos de compartir de nuevo junto a sus familiares y seres queridos la tradición navideña, era el mejor deseo que pudiesen pedir, ya que desgraciadamente muchas vidas se perdieron tras la guerra; aunque sabiendo que se fueron dándolo todo por un mejor futuro. Uno que hasta ahora era vivido en plenitud por todos.
Algunos de los aldeanos quienes mantenían desde muy temprano su rutina de laborar en sus puestos de comercio y otros caminaban con diferentes motivos por las calles, se abrigaban de pie a cabeza debido a la gélida brisa que los abrazaba, dejando flotar en descenso los sutiles y cristalinos copos de nieve que terminaban haciendo masa blanca en el suelo y tejado de casas y edificios, mientras otros se impregnaban en las ropas convirtiéndose en humedad invernal.
En una bonita casa aunque un poco grande ubicada al centro de la aldea, se encontraba un chico de 19 años, de una cabellera rubia algo alborotada, quien yacía tumbado boca arriba de su cama, con la mirada levemente ceñida al techo de su recamara. Se encontraba pensativo.
-si lo hago tal vez se enoje conmigo y lo empeore…o, quizá…le ayude a decirme por fin su decisión…--hablaba calmado, aunque su tono tenía algo de preocupación.
Ahora miraba por el ventanal que había aun lado de su cama, se quedó observando el cómo caían pausadamente los finos copos de nieve. Soltó un suspiro impaciente.
-… ¿Qué crees tú, Kurama?--. Preguntó llevando sus manos detrás de su cabeza y volver a mirar el techo.
-“no lo sé chico…sabes que no sé sobre temas amorosos”—respondió con sarcasmo el biju quien yacía acostado muy a gusto dentro del rubio. Este frunció el ceño al escucharle.— “Pero lo que sí te podría aconsejar…es que no pierdas las esperanzas, ya bastante has esperado hasta ahora como para rendirte sin más. Sólo espera a saber la verdadera razón de su confusión”—dijo luego.
Naruto al escucharle se quedó de nuevo pensativo. Razonando a lo dicho por Kurama, se mordió el labio frustrado, sin dejar de estar en la misma posición. Llevaban varios minutos en lo mismo: hablando del mismo tema. O bueno desde ya hace unas dos semanas. Cosa que al zorro ya le fastidiaba, pero resignado igualmente a esa situación.
Ambos eran muy buenos amigos.
Desde que habían hecho equipo en unir sus fuerzas y obtener la victoria en la guerra se habían hecho muy unidos. Naruto algunas que otras veces le pedía consejos al zorro cuando se sentía en duda o confundido de acuerdo a la situación, claro; a cambio de dejarlo salir de su cuerpo por unas cuantas horas o hasta días si quería; como si fuera la cosa más normal del mundo. Esto debido a que en los dos últimos años pasados ambos habían tenido un entrenamiento especial gracias a unos pergaminos sumamente secretos pertenecientes al clan Uzumaki, que habían sido escondidos por seguridad desde entonces.
Naruto al ser el último descendiente del clan Uzumaki, sumándole el ser el ninja más fuerte y futuro sucesor para el puesto de hokage de la aldea le había sido concedido el poseer todos los secretos de tal clan, al igual que el serle entregada por derecho la herencia de sus fallecidos padres. Como la casa donde actualmente vivía, era algo grande para una persona como él -que vivía solo y no acostumbrado a tanto lujo. Pero admitió sentir tranquilidad y paz al momento de estar en ella, imaginándose a sus padres en ella. La carga de la responsabilidad la obtuvo al serle cedido todos esos secretos que una vez sus ascendientes maternos poseyeron. Y el prometer en hacer de ellos un beneficio para la paz.
Tal entrenamiento junto a Kurama había sido supervisado por tsunade -quien en ese tiempo junto con shizune vieron el progreso de la prótesis de su brazo.
El sexo siendo hasta ahora kakashi, se había cargado como responsabilidad al joven Uzumaki, y claramente los del consejo quienes de momento no habían puesto queja en nada con los asuntos que conllevaren al jichuuriki y biju de la aldea.
Desde entonces Kurama era visto por los aldeanos en las calles, estos sin sentir ningún temor de ser atacados por el biju. Era muy respetado e incluso los niños se sentían curiosos al verlo pasar cerca de ellos.
El rubio se acomodó de costado quedando con la vista fija al ventanal. Aun sintiéndose ansioso y pensativo estaba, y no por cualquier cosa. Sakura Haruno. Ella era la responsable del manojo y mezcle de sentimientos en el que lo tenían pasando de la alegría, preocupación y desconcierto. Ese era el sentimiento del tema en el que su cabeza estuvo indagando desde hace ya dos semanas… Desde que supo la verdad por su misma boca.
-“no le des tanta vuelta, chico…ve y búscala”—habló el zorro desde su mente—“pero ya para de estarte atormentando con tantos pensamientos confusos ¡porque me pegaras un dolor de cabeza, mocoso terco!”—se quejó con fastidio al no poder dormir con tranquilidad; aunque sus palabras eran sinceras.
Naruto rodó los ojos. “Puedes salir cuando se te antoje, recuerda que tienes mi permiso’ ttebayo”, pensó sarcástico.
Escuchando un pequeño gruñido del zorro se levantó quedando sentado en el borde de la cama, vestía un pijama de monos blancos y suéter azul cielo. Soltó de nuevo el aire de sus pulmones para caminar y pararse frente al gran ventanal de su recamara; observó algunas personas caminando por las calles llenas de la blanca y fría nieve.
Cuando por fin la guerra había cesado se había propuesto en prepararse para que en un par de años pudiera convertirse en un gran líder que pudiera dirigir la aldea, como siempre soñó hacerlo. Aunque sabiendo lo aburrido que sería estudiar un viaje de leyes e historias de políticas, “¡no es mi estilo!”, había pensado al recordar a la Senju tras pilas de papeles cuando ésta era la hokage, y él entraba en la oficina para ser mandado a alguna misión. Pero con la ayuda de su biju y amigos poco a poco fue aprendiendo lo esencial hasta ahora, y aun lo hacía.
Pero además del estrés que conllevaba ser aspirante para el cargo a hokage, también estuvieron los sentimientos que sentía por su ex compañera de equipo. A pesar de haberle cumplido con la promesa de traer a sasuke de vuelta, no podía evitar sentir tristeza en verla sonreírle a su amigo: cuando estuvieron unidos de nuevo el antiguo equipo siete. Estuvo muy feliz también, no lo negaba. Pero sus sentimientos eran más fuertes y no sabía cómo escapar de ellos.
Pero entonces, decidió en poner distancia para con ella y dejar que fuera feliz con sasuke.
Le había dolido hacerlo pero sabiendo el que ella no lo había dejado de amar le dolía aún más.
Enfocándose mejor en entrenar y estudiar se propuso por algunos meses después, logrando así algo de calma en sus pensamientos.
Pero eso no duró mucho ya que confusión tuvo al notar cómo sakura no dejaba de sonreír y seguir como si nada con su vida luego de que sasuke se fuera de la aldea; según el Uchiha:
“para buscar la paz que tanto necesitaba su alma”.
Eso pasó algunas semanas después de haber sido declarado inocente de todo lo que se le acusaba en sentencia, por los líderes de la alianza, debido a la ayuda que prestó y de su sincero arrepentimiento; sasuke había salido ileso desde entonces. Aunque primero tuvo que realizar algunos trabajos comunitarios por un par de meses.
Naruto reflexionó a la decisión de su amigo y entendió que sasuke estaba arrepentido por todo. Por lo que sólo le había pedido volver a verlo de regreso.
Los meses pasaron y con su decisión de tratar de olvidar a la Haruno estaba en curso -porque debió suponer que sasuke prometió regresar por ella-, y pues: “sakura-chan de seguro disimulaba su tristeza”, pensó en su momento.
Pero la bendita casualidad ¡o hasta el mismo destino! confabulaban para hacer que la encontrara en cada rincón de la aldea cuando más decidía en alejarse de ella. La veía en el mercado al comprar víveres para la casa, en la academia cuando iba de visita, en la torre hokage y ni se diga del Ichiraku; algunas veces la veía con ino o algunas amigas del hospital.
Incluso pidió ser la misma tsunade o shizune quienes atendieran su progreso con la prótesis de uno de sus brazos, sólo para no tener que verla.
Pero desgraciadamente nunca dejaba de recordarla. Siempre con esa sonrisa… ¡Esa que lo enloquecía! Tuvo que soportar las burlas del desgraciado de kurama al verlo en el trance en el que se ponía.
Sakura nunca cambió con él, o bueno, no en la parte de hablarle o alejarse porque a decir verdad estaba más atenta, e incluso se portaba más amable con él. Naruto debía de admitir que cada día se enamoraba más de su amiga; al verla sonreír o hacer gestos cuando hablaba.
“Hasta cuando se enoja es hermosa”. Pensó sonriendo y recostándose de costado en el vidrio del ventanal de su habitación.
En sólo unos meses ya llegando a año y medio, su amistad se fortaleció de tal manera que hasta algunos de los de su generación ya suponían que andaban saliendo. Eso hizo que su decisión de alejarse y reprimir lo que sentía se fuera ¡al carajo! Hasta el mismo biju se llevaba muy bien con ella.
Pero no podía dejar a un lado los sentimientos que de seguro ella aún sentía por su amigo sasuke.
Desde entonces, ya se sabía hasta el horario de salida del turno de ella, ya que constantemente iba a que le cambiara los vendajes o le checara su brazo debido a molestias -unas que se inventaba, obviamente- sólo para verla. Algunas veces la esperaba fuera del hospital para acompañarla hasta su casa. No quería que nada le pasara. O más bien que ningún cretino se le acercara; sakura se había vuelto una chica muy hermosa, incluso era una de las más bellas y fuertes de la aldea. Aunque lo de fuerte él ya sabía que era la única -no por nada conocía perfectamente la sensación que dejaban esa bonitas manos en su rostro o costillas.
Luego de que pasara más de año y medio de la partida de sasuke las cosas con sakura se volvieron confusas para él. No entendía el extraño comportamiento de ella para con él. Sakura ahora se había vuelto muy cariñosa, y de cariñosa específicamente es: que lo abrazaba cuando lo veía, cuando se despedían le besa la mejilla, ¡hasta se colgaba de su brazo cuando caminaban por la aldea!
Kurama le había explicado desde su punto de vista el que había estado notando desde entonces el cambio de ella hacía su jichuuriki, por lo que para él era que de seguro tenía sentimientos de amor por él, ¡que se estaba enamorando de él! Claro que sólo era una probabilidad, ya no era un experto en el amor. Pero había estado viendo el mundo desde los ojos, mente y corazón de naruto que, prácticamente, podía en algunos casos deducir las reacciones u emociones de los humanos.
Obviamente para naruto era una total mentira ello; no lo comprendía -nada raro en él- pero debía de admitir que pudo observar el cómo sakura se ponía celosa cuando algunas chicas se le acercaban a saludarlo. Esto lo comprendió gracias a Kurama y a los libros en los que sai había estado enfrascado en comprender los sentimientos de los demás.
Durante unas dos semanas atrás había estado confundido con ese tema, y aún lo estaba. O bueno no del todo porque a decir verdad ya sabía la razón del actuar, del comportamiento “extraño” de sakura con él -y que lo tenían entre la alegría y la confusión. Todo porque no podía con la intriga que sentía al no saber la verdadera razón de su cambio, de su trato para con él; además de las probabilidades inciertas que Kurama le metía en la cabeza.
¡Aunque terminó teniendo la razón el muy pulgoso!
Sakura le había confesado el que gustaba de él, que tenía ¡sentimientos de amor por él!
Eso lo había puesto en un estado de desconcierto; porque no sabía si le estaba tomando el pelo. Luego sintió alegría; cuando ella le juró que no mentía, que estaba siendo sincera. Para luego llegar a la confusión, que aún estaba presente en su cabeza…
--Flash Back—
-no estás…mintiendo… ¿verdad…?—preguntó dudoso naruto, quien se encontraba mirando a sakura quien estaba de espalda, a unos pasos lejos de él.
Escuchándola suspirar para luego girarse cruzada de brazos—no naruto…ya te lo dije. No te estoy mintiendo--. Lo miraba con cierto enojo por ser la segunda vez que le preguntaba eso, y a la vez con sinceridad.
Ambos se encontraban bajo las ramas de un árbol del parque de la aldea. El atardecer los acompañaba junto la cercana brisa invernal del mismo.
-¿entonces quieres ser mi novia?, ¿quieres que salgamos de verdad en una relación, sakura-chan?—naruto quien sonreía emocionado al escucharla, se le acercó tanto que la hizo sonrojar.
Pero se extrañó al verla que daba un paso hacia atrás.
-yo…no lo sé--. Insegura bajó la mirada por unos segundos, para luego verlo con seriedad—sí siento cosas por ti, naruto, pero no quería que lo supieras hasta que…--se mordió el labio. No sabía qué decirle. Bueno sí sabía, pero no quería decírselo.
Cruzada de brazos y sintiéndose un poco incomoda caminó unos pasos hasta sentarse de nuevo en uno de los columpios, que estaban cerca de ellos.
Naruto quien extrañado la siguió con la mirada, notó que estaba algo inquieta. Suspiró para seguirla.
-¿hasta que qué, sakura-chan?, dime…
Naruto conteniendo paciencia, se sentó en otro columpio estaba a su lado. La miro de reojo sintiéndose ansioso para que continuara.
¡Quería saber por qué se interrumpió!
Sakura quien tenía la vista fija en sus pies apretó las cadenas con las que se sostenía en el columpio, volvió su vista al frente—…hasta que sepa qué es lo que verdaderamente quiero—lo miró sintiendo desespero en su corazón, que latía con rapidez.
Naruto quien la veía había fruncido el ceño.
-no quiero que pienses que estoy jugando contigo, no podría ni querría tampoco…y menos quiero que te sientas mal por no responder a tu proposición en estos momentos…es sólo que me siento, confundida, por esto que siento…sólo entiéndeme—pidió.
Miro de nuevo al frente, viendo como algunos niños jugaban en el parque y otros se iban de la mano junto a sus padres.
-…sólo te pido que me des tiempo de pensar una decisión como respuesta, naruto…prometo…serte sincera cuando la tenga. Pero por el momento seguiremos como si nada pasara—concluyó con calma.
Naruto quien dejó de verla para ver al frente, sentía que su corazón explotaría en cualquier momento.
¿Qué siguiera como si nada de lo que escuchó hubiera pasado?
“Creo que tendré fatiga o insomnio por algunas noches”, pensó entre enojado y desanimado.
Pero no podía hacer más que lo que ella le había pedido. Tiempo para pensar. No entendía los motivos de su confusión, pero respetaría su decisión al igual que esperaría por esa respuesta. Al fin y al cabo había sobrevivido a la espera de muchos años para que al menos pasara lo de ahora; unos cuántos días más tampoco eran como para morirse.
-…está bien, sakura-chan…te dejare pensar…--concordó con cierta calma.
Y sólo bastó para que el enojo y desanimo se esfumaran de él, para sentir cómo su corazón retumbaba como loco al ver como sakura volteaba a verlo con una sonrisa agradecida.
“Al menos tengo la esperanza de poder cumplir mi deseo…que es estar a tu lado”, pensó sonriéndole también, para después mirar al frente cerrando los ojos con una sonrisa marcada y sintiendo la fresca brisa en su rostro.
--Fin del Flash Back—
Desde ese entonces había estado dando vuelta y vuelta en la cama sin dejar de pensar en lo mismo.
¡Se sentía desconcertado!
Y el pobre de Kurama había pagado las consecuencias en tampoco tener un buen descanso debido a que se sentía perturbado por las confusas emociones de su amigo. La verdad era que dormía mejor en una cama fuera de él, le fue reprochado por kurama.
¡Habían pasado dos semanas!
Y sakura nada que le decía su decisión.
Le había dado tiempo y hasta espacio para que ella pudiera pensar con libertad y claridad; aunque costándole ya que se había estado acostumbrando en visitarla o buscarla casi todos los días al hospital cuando terminaba su turno de trabajo, y claro, cuando no tenía una misión pendiente o qué estudiar para su futura labor. Le agradaba pasar tiempo con ella. ¡No! Amaba pasar tiempo con ella.
Sin embargo, naruto durante esas dos semanas había llegado a la conclusión más lógica que pudo razonar: el que sakura le había pedido tiempo de pensar lo que verdaderamente quería, porque se sentía confundida por lo que sentía ahora por él, y por los sentimientos que aún sentía hacía sasuke. Aunque Kurama no concordaba del todo con esa conclusión en la que él había llegado. Estaba atando cabos de manera apresurada le había dicho.
Debía recordar que sasuke aún existía en sus vidas, a pesar de no estar en la aldea desde que se fue sabía que podría tener razón del motivo de la confusión de sakura. Para él era un condenado temor mezclado con inquietud pensar eso, porque el deseo que quería en tenerla a ella a su lado pero esta vez como ¡su! novia y no amiga, era lo que más quería.
Las pocas veces que él y sakura sabían de su amigo era por medio del hokage, kakashi, quien recibía noticias del Uchiha cada mes, ya que secretamente lo había mandado a una misión de espionaje en una aldea cerca del país del rayo. Era confidencial por lo que sólo ellos tres lo sabían.
Naruto volvió de sus pensamientos al escuchar un ruido que provenía de afuera por lo que llevando su vista, algo distraída, observó que era un niño quien reía con clara felicidad al correr junto con otro un poco más grande quien le perseguía en círculos, mientras jugaban con la nieve. También observó que los padres de ambos le seguían por detrás, estaban abrazados y con una clara sonrisa de felicidad al ver a sus hijos jugar.
Una imagen de ser una familia feliz era al verles.
El rubio sonrió al ver cómo los niños corrían de regreso a sus padres para abrazarlos. Dejó una mano de manera instintiva apoyada en el vidrio -como queriendo sentir alguna calidez, pero sólo el frio del cristal sintió- sin dejar de ver a la familia alejarse por la calle. Pegó su frente en el mismo y soltó un pequeño suspiro.
Sintió un extraño vacío en su pecho después de ver la escena.
Anhelo.
Deseo.
Él quería tener una familia, compartir hermosos momentos con ella. Recargar en su pecho el fino cuerpo de su esposa mientras ambos sentados en el sofá de la sala de su hogar veían a sus hijos jugar entre ellos. Escuchar las melodiosas risas de sus hijos en la casa cuando corrieran de un lado a otro, mientras escuchaba los regaños de su señora al verles. Eso quería él. Sonrió con algo de tristeza.
Una familia con la única mujer que lo hiciere feliz, que lo amara tanto como él a ella. La única que considere como la perfecta madre de sus hijos. Esa que con carácter fuerte, aunque siendo realmente amable y bondadosa los educara y quisiera tanto como sólo ella lo pudiera hacer. Sakura. Ella era la imagen que para naruto sería la única mujer con la que quisiera pasar el resto de su vida.
“Me gustas, naruto”.
En su mente se escuchó de pronto. Y precisamente no era la voz de Kurama quien pronunciaba esas palabras. Sintiendo cómo su corazón latía con rapidez, se enderezó con una cálida sonrisa en su rostro.
Sí.
Estaba decidido ¡no se rendiría tan fácilmente! No esta vez que ahora sabe que tiene probabilidad de ganar la batalla por su corazón. No dejaría que esta vez su rival y mejor amigo, Sasuke Uchiha, se quede con lo que ¡a él! le pertenece: el amor de la única mujer que ha amado y con la que quiere pasar el resto de su vida.
-esta vez no…—susurró sin dejar de sentir unas inmensas ganas de luchar—conquistare a sakura-chan… ¡porque esa es mi decisión!—concluyó con seriedad. Para encaminarse a la puerta dispuesto a cumplir su deseo--¡err!...debo cambiarme primero’ ttebayo…--. Tocándose la nuca avergonzado por sus descuidos, se desvió a su armario para quitarse primero el pijama.
Mientras Kurama en su mente sólo rodaba los ojos. “Hasta que por fin lo escucho hablar con sentido común después de dos semanas”. Se dijo para sí, aunque sintiendo alivio de escuchar la decisión que su amigo y jichuuriki había tomado. Se estiró para luego bostezar y seguir tomando una rica siesta.
.
.
-¡hola naruto-sama!
-¡buenas tardes, naruto-san!
Escuchaba el rubio quien caminando por la calle veía a algunos aldeanos que lo saludaban con mucho respeto.
-¡Buenas tardes’ dattebayo!—correspondía a los saludos con una gran sonrisa y clara energía.
Se cruzó los brazos como un abrazo al sentir que la brisa invernal le soplaba los cachetes algo ruborizados.
Debido al clima se había puesto una chaqueta naranja con puños en negro, una bufanda roja con naranja protegía la piel de su cuello, unos pantalones negros, muy cómodos y perfectos para el momento junto a unas botas de corte alto para protegerse de la masa de nieve acumulada en el suelo, unos guantes negros protegían sus manos y por último, un gorro rojo que cubría su cabeza de los copos que caían con calma.
Kurama se había quedado en casa. No le gustaba mucho la nieve -se acumulaba en su pelaje provocándole humedad en el mismo- eso según él.
“Es un exagerado”, pensó para sí, sabiendo que el zorro no lo escuchaba en ese momento.
A pesar de ser muy buenos amigos él le guardaba mucho respeto. Debía recordar que Kurama era el rey de los demonios.
Sin dejar de sonreírles a las personas que pasaban y lo saludaban con respeto, al igual que haciendo sonrojar a más de una chica al responder a sus saludos, seguía su camino.
Naruto Uzumaki ahora poseía facciones más delicadas pero maduras en rostro; sus ojos se habían entonado a un azul más intenso -casi pareciendo al mismo océano- las marcas de sus mejillas estaban ahora más marcadas, como sus pómulos, mandíbula y mentón que le asentaban un aire atractivo, muy varonil. Realmente se había vuelto un chico muy atractivo. Su cuerpo debido a los constantes entrenamientos que aún mantenía le habían garantizado una buena musculatura, aunque sin exagerar; su altura había descendido a varios centímetros más.
Era el chico más guapo de la aldea.
¡Y hasta del país de fuego!
O eso según el rumor de sus ahora ¡pretendientes! La verdad era que el pobre no sabía ¡de dónde rayos salían tantas!
Además de obtener reconocimiento, respeto y el cariño de todos los aldeanos de konoha, también tuvo el de ser todo un conquistador -no literalmente- pero sí que lo era. Kiba algunas veces se le juntaba para tratar de quitarle algunas admiradoras o pedirle de favor uno que otro número de las que le hubiere gustado.
¡Era un envidioso!
Aunque eso no le interesaba en lo más mínimo. Sólo tenía ojos para una sola.
-la verdad es que ahora comprendo al temer…--dijo entre dientes y sonriéndole nervioso a un par de chicas que sonrojas y sonrientes le pasaron por un lado saludándole.
¡Algunas veces eran muy atrevidas!
Pero cuando eso pasaba no sabía de dónde salía su salvadora: sakura las mandaba a volar con una simple mirada o llevándoselo de un brazo del lugar. Al igual que él, ella era muy respetada
-no por nada se había ganado el título como alumna de la quinta.
Sonrió como bobo de sólo recordar el que ahora todo es distinto. Sakura gusta de él, ¡tiene sentimientos por él! Se sentía tan bien saber que al menos supo el motivo de su actuar.
-¡ey, naruto, espérame!--. Escuchó a su espalda e interrumpiendo sus pensamientos.
Girándose algo molesto vio a kiba junto a su fiel amigo, akamaru, el castaño sonreía acercándose. “Ahora, ¿qué querrá?”, pensó mirándoles con una pequeña sonrisa.
-¿a dónde vas tan alegre…? ¿No me digas que a las tutorías con tsunade-sama?—preguntó casi en broma el castaño, estando frente a él.
Kiba también tenía facciones más asentadas y maduras, teniendo la misma altura del rubio; era uno de los chicos más guapos de la aldea. Y akamaru estaba un poco más grande también.
-Hoy no, tengo el día libre—informó comenzando a caminar junto a kiba y akamaru--voy a buscar sakura-chan al hospital. Ya casi termina su turno—respondió con tranquilidad y mirando los bonitos adornos que colgaban en las puertas, ventanas, tejados de casas o tiendas.
Naruto también había dejado entrar la navidad en su hogar, con ayuda del mismo kakashi quien quiso compartir tiempo de caridad con su ex alumno; tsunade y shizune se les unieron. Sai les acompañó también, e incluso sakura quien animada estuvo al momento de ayudar en la decoración, quedando luego encantada con lo bonita que había quedado la casa. Fue un día muy bonito que quedaría guardado para sus preciados recuerdos.
-¿o querrás decir que irás por tu novia para otra cita romántica?—bromeó mirándolo, naruto se sonrojó levemente--¡no, ahora que lo recuerdo!...—se cruzó de brazos mirando al frente, pensativo y sin dejar de caminar--no creo que sea tu novia porque escuché que un tal saíto le ha estado poniendo el ojo durante estos días…
Sonrió de lado al notar que naruto detuvo el paso, por lo que siguió mofándose, sin dejar de caminar junto a akamaru.
-amigo, creo que perdiste el chance con sakura. Es que esta tan hermosa ¡que hasta yo me fijaría en ella! Jaja no importa ambos podemos consol…--se interrumpió al esquivar un puñetazo de naruto que iba directo a su rostro--. ¡¿Estás loco o qué te pasa?!—bramó con enojo y algo de sorpresa mirándole girarse, viéndole el enojo en su rostro y escuchar a akamaru ladrar en medio de ambos.
Había sentido que el chacra del rubio aumentaba a cada palabra que le decía ¡en broma! Por lo que se sorprendió que reaccionara queriéndolo golpear ¡en el rostro! ¡Por los pelos pudo esquivarlo! Ese era su arma mortal para conquistar chicas.
-¡el que está loco eres tu si crees que puedes conquistar a sakura-chan!--. Rugió muy molesto por haberlo escuchado.
¡Quiso romperle la cara por baboso!
Algunos aldeanos que pasaban cerca se quedaron curiosos a mirarlos, mientras otros seguían su camino: ya acostumbrados a ese tipo de escenas entre los dos chicos.
-¿y quién me dice el que no puedo hacerlo?—se mofó y sonrió de lado al escucharle gruñir enojado--¡tú ya tienes muchas admiradoras, naruto, deja que me dé un chancecito con sakura!—. Le picó un ojo sin dejar su sonrisa.
Pero naruto esta vez sólo se cruzó de brazos y, sonriendo de lado, dijo con burla—pues dudo mucho que ella sí quiera contigo--. Soltó burlón, haciendo que frunciera el ceño--al menos yo tengo más atención que ¡otros! que sólo sienten ¡envidia de que uno es más fuerte y más guapo!--. Sonrió al ver que tenía un semblante muy molesto--¡sólo eres un pulgoso envidioso!
-¡¿a quién le dices envidioso, cabeza hueca?! ¡¡Y no soy ningún pulgoso!!
-¡ha, ha, ha si lo eres, un pulgoso bien envidioso!
En plena calle se gritaban entre ellos llamando la atención de los que pasaban -pensando que algunas cosas no cambiaban en esos jóvenes. Akamaru ladraba uniéndoseles a la pelea: pero de tontos insultos. Pero su pelea por competir quién era más fuerte, guapo y de quién conquistaría a sakura no duró mucho ya que fueron interrumpidos por una linda chica de unos 18 años quien se les había acercado, con algo de timidez, para saludar a cierto rubio.
Era otra acosadora, digo, enamorada.
-h-hola naruto-kun…—sonreía con un lindo sonrojo mirándole.
Ambos chicos se sostenían de las soplas de la ropa del otro, mientras se miraban con desafío, casi viéndose rayitos en sus miradas; akamaru gruñendo les mordía los pantalones a los dos -como tratando de separarlos- por lo que al escucharla ladearon al mismo tiempo sus rostros a la chica para soltarse, algo avergonzados.
Kiba quien parpadeó al notarla y escucharla saludar sólo a naruto, se le hinchó una venita en su sien.
-¡hola shira-san!—dijo naruto con amabilidad y su característica sonrisa, haciéndola sonrojarse más.
-¡oye, shira-chan! ¿Qué tal si vamos a comernos un rico dango y dejamos a este busca pleitos solo?
Kiba se le ocurrió al ver que la chica iba a hablar, interrumpiéndola. Por lo que ahora la tenía descaradamente abrazada de los hombros.
-pero…
-¡anda, vamos. Yo invito…!
Interrumpió y acordó sonriéndole galante. La chica quien se sonrojó aún más sólo bajo la cabeza deprimida, ya que no consiguió hablar con el rubio.
Éste con una gota en su nuca se quedó viendo cómo el castaño le sonreía con suficiencia, mientras se alejaba con la chica aún abrazada y akamaru a su lado. Negó con la cabeza para soltar un suspiro y seguir su camino, en sentido contrario al que kiba y la chica se habían ido.
“Al menos ese pulgoso sirve de algo…en distraer a las chicas que se me atraviesan por el camino”, pensaba metiendo sus manos en los bolsillos frontales de su chaqueta.
Siempre era lo mismo cuando estaba con el castaño y una chica se le acercaba, ¡era un envidioso! Aunque no le molestaba ello, para naruto era mejor que kiba le sirviera como distracción a sus Fangrils.
Frunció de repente el ceño: al recordar lo que el castaño había insinuado cuando mencionó a la Haruno.
“¡Con que a ese imbécil no le bastaron mis amenazas!”.
Ese tal saíto era un ninj-medic del hospital de la aldea, era uno de los ninjas de intercambio de Sunagakure que habían sido trasladados a konoha para aprender algunas técnicas de la misma, al igual que en la aldea de la arena habían ninjas médicos de konoha -fue un convenio entre tales aldeas para prevalecer el lazo que hasta ahora tenían- pero al parecer saíto había aprendido no sólo técnicas médicas de konoha, sino que también ahora ¡cortejaba a la pelirosa!
-ya veremos cuando lo vea…--susurró entre dientes.
Naruto había amenazado constantemente al pobre chico de alejarse de sakura, pero tal parece que no le había tomado mucha importancia a sus amenazas.
¡El muy cretino y desgraciado no se amedrentaba! ¡Y claro! se salía con la suya porque sakura a quien terminaba regañando y desalojando del hospital era a naruto, quedando como un mal amigo celoso e impulsivo.
Bufó indignado y siguiendo su camino…
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“¿ya sabes qué quieres para navidad, shum-chan?”
Escuchó el rubio al ver pasar a una familia cerca de él.
“Yo sí sé que quiero”, pensó cómo respondiendo la esa pregunta para sí. Sonrió al saberlo.
-mi deseo para esta navidad, es que sakura-chan por fin corresponda a mis sentimientos…--murmuró para sí.
Ese era el deseo que pediría para la navidad de este año. Ya serían varías a las que lo hiciere; aunque con la diferencia en que en ésta tenía más probabilidades de que su deseo sí se cumpliera.
“Sólo espero y no se enoje al ver que la fui a buscar”, pensó luego con algo de nervios.
No quería que se enojara por ver que estaba faltando a su acuerdo, pero si no lo hacía sentiría que la espera fue en vano porque su decisión de conquistarla estaba hecha.
Esta vez no se echaría para atrás, no como el cobarde que anteriormente fue…
continuarááá...
-.-.-.-.-.-
Estaré publicando los capitulos poco a poco ya que en sí el ambiente de la historia es en esta época navideña.
Sin mas aqui les dejo...
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Capítulo 1.
Era un bonito y blanco medio día en la aldea oculta entre las hojas, debido a que en estos tiempos era bañada por una esplendorosa y fina capa blanca de nieve la cual caía con esmero del cielo, algo gris, y por todo el país de fuego en pequeños puntos blancos dándole un aspecto de paz y esplendor a cada rincón de sus praderas, montañas, altos árboles y aldeas. En konoha se apreciaban decenas de lucecitas coloridas y decoraciones navideñas que adornaban algunos rincones de puestos y tiendas de comercio, al igual que casas y calles al pasar por estas, mientras que en otros rincones los aldeanos comenzaban con la tradición decorativa. La navidad estaba llegando. Ya era otro año más que pasada después de la victoria en la Cuarta Guerra Mundial Shinobi.
Paz. Esperanza. Amor. Era lo que se sentía y vivía desde entonces; pero en estos tiempos todo ello y juntando la bondadosa alegría que sentía cada persona en el mundo en ser dichosos de compartir de nuevo junto a sus familiares y seres queridos la tradición navideña, era el mejor deseo que pudiesen pedir, ya que desgraciadamente muchas vidas se perdieron tras la guerra; aunque sabiendo que se fueron dándolo todo por un mejor futuro. Uno que hasta ahora era vivido en plenitud por todos.
Algunos de los aldeanos quienes mantenían desde muy temprano su rutina de laborar en sus puestos de comercio y otros caminaban con diferentes motivos por las calles, se abrigaban de pie a cabeza debido a la gélida brisa que los abrazaba, dejando flotar en descenso los sutiles y cristalinos copos de nieve que terminaban haciendo masa blanca en el suelo y tejado de casas y edificios, mientras otros se impregnaban en las ropas convirtiéndose en humedad invernal.
En una bonita casa aunque un poco grande ubicada al centro de la aldea, se encontraba un chico de 19 años, de una cabellera rubia algo alborotada, quien yacía tumbado boca arriba de su cama, con la mirada levemente ceñida al techo de su recamara. Se encontraba pensativo.
-si lo hago tal vez se enoje conmigo y lo empeore…o, quizá…le ayude a decirme por fin su decisión…--hablaba calmado, aunque su tono tenía algo de preocupación.
Ahora miraba por el ventanal que había aun lado de su cama, se quedó observando el cómo caían pausadamente los finos copos de nieve. Soltó un suspiro impaciente.
-… ¿Qué crees tú, Kurama?--. Preguntó llevando sus manos detrás de su cabeza y volver a mirar el techo.
-“no lo sé chico…sabes que no sé sobre temas amorosos”—respondió con sarcasmo el biju quien yacía acostado muy a gusto dentro del rubio. Este frunció el ceño al escucharle.— “Pero lo que sí te podría aconsejar…es que no pierdas las esperanzas, ya bastante has esperado hasta ahora como para rendirte sin más. Sólo espera a saber la verdadera razón de su confusión”—dijo luego.
Naruto al escucharle se quedó de nuevo pensativo. Razonando a lo dicho por Kurama, se mordió el labio frustrado, sin dejar de estar en la misma posición. Llevaban varios minutos en lo mismo: hablando del mismo tema. O bueno desde ya hace unas dos semanas. Cosa que al zorro ya le fastidiaba, pero resignado igualmente a esa situación.
Ambos eran muy buenos amigos.
Desde que habían hecho equipo en unir sus fuerzas y obtener la victoria en la guerra se habían hecho muy unidos. Naruto algunas que otras veces le pedía consejos al zorro cuando se sentía en duda o confundido de acuerdo a la situación, claro; a cambio de dejarlo salir de su cuerpo por unas cuantas horas o hasta días si quería; como si fuera la cosa más normal del mundo. Esto debido a que en los dos últimos años pasados ambos habían tenido un entrenamiento especial gracias a unos pergaminos sumamente secretos pertenecientes al clan Uzumaki, que habían sido escondidos por seguridad desde entonces.
Naruto al ser el último descendiente del clan Uzumaki, sumándole el ser el ninja más fuerte y futuro sucesor para el puesto de hokage de la aldea le había sido concedido el poseer todos los secretos de tal clan, al igual que el serle entregada por derecho la herencia de sus fallecidos padres. Como la casa donde actualmente vivía, era algo grande para una persona como él -que vivía solo y no acostumbrado a tanto lujo. Pero admitió sentir tranquilidad y paz al momento de estar en ella, imaginándose a sus padres en ella. La carga de la responsabilidad la obtuvo al serle cedido todos esos secretos que una vez sus ascendientes maternos poseyeron. Y el prometer en hacer de ellos un beneficio para la paz.
Tal entrenamiento junto a Kurama había sido supervisado por tsunade -quien en ese tiempo junto con shizune vieron el progreso de la prótesis de su brazo.
El sexo siendo hasta ahora kakashi, se había cargado como responsabilidad al joven Uzumaki, y claramente los del consejo quienes de momento no habían puesto queja en nada con los asuntos que conllevaren al jichuuriki y biju de la aldea.
Desde entonces Kurama era visto por los aldeanos en las calles, estos sin sentir ningún temor de ser atacados por el biju. Era muy respetado e incluso los niños se sentían curiosos al verlo pasar cerca de ellos.
El rubio se acomodó de costado quedando con la vista fija al ventanal. Aun sintiéndose ansioso y pensativo estaba, y no por cualquier cosa. Sakura Haruno. Ella era la responsable del manojo y mezcle de sentimientos en el que lo tenían pasando de la alegría, preocupación y desconcierto. Ese era el sentimiento del tema en el que su cabeza estuvo indagando desde hace ya dos semanas… Desde que supo la verdad por su misma boca.
-“no le des tanta vuelta, chico…ve y búscala”—habló el zorro desde su mente—“pero ya para de estarte atormentando con tantos pensamientos confusos ¡porque me pegaras un dolor de cabeza, mocoso terco!”—se quejó con fastidio al no poder dormir con tranquilidad; aunque sus palabras eran sinceras.
Naruto rodó los ojos. “Puedes salir cuando se te antoje, recuerda que tienes mi permiso’ ttebayo”, pensó sarcástico.
Escuchando un pequeño gruñido del zorro se levantó quedando sentado en el borde de la cama, vestía un pijama de monos blancos y suéter azul cielo. Soltó de nuevo el aire de sus pulmones para caminar y pararse frente al gran ventanal de su recamara; observó algunas personas caminando por las calles llenas de la blanca y fría nieve.
Cuando por fin la guerra había cesado se había propuesto en prepararse para que en un par de años pudiera convertirse en un gran líder que pudiera dirigir la aldea, como siempre soñó hacerlo. Aunque sabiendo lo aburrido que sería estudiar un viaje de leyes e historias de políticas, “¡no es mi estilo!”, había pensado al recordar a la Senju tras pilas de papeles cuando ésta era la hokage, y él entraba en la oficina para ser mandado a alguna misión. Pero con la ayuda de su biju y amigos poco a poco fue aprendiendo lo esencial hasta ahora, y aun lo hacía.
Pero además del estrés que conllevaba ser aspirante para el cargo a hokage, también estuvieron los sentimientos que sentía por su ex compañera de equipo. A pesar de haberle cumplido con la promesa de traer a sasuke de vuelta, no podía evitar sentir tristeza en verla sonreírle a su amigo: cuando estuvieron unidos de nuevo el antiguo equipo siete. Estuvo muy feliz también, no lo negaba. Pero sus sentimientos eran más fuertes y no sabía cómo escapar de ellos.
Pero entonces, decidió en poner distancia para con ella y dejar que fuera feliz con sasuke.
Le había dolido hacerlo pero sabiendo el que ella no lo había dejado de amar le dolía aún más.
Enfocándose mejor en entrenar y estudiar se propuso por algunos meses después, logrando así algo de calma en sus pensamientos.
Pero eso no duró mucho ya que confusión tuvo al notar cómo sakura no dejaba de sonreír y seguir como si nada con su vida luego de que sasuke se fuera de la aldea; según el Uchiha:
“para buscar la paz que tanto necesitaba su alma”.
Eso pasó algunas semanas después de haber sido declarado inocente de todo lo que se le acusaba en sentencia, por los líderes de la alianza, debido a la ayuda que prestó y de su sincero arrepentimiento; sasuke había salido ileso desde entonces. Aunque primero tuvo que realizar algunos trabajos comunitarios por un par de meses.
Naruto reflexionó a la decisión de su amigo y entendió que sasuke estaba arrepentido por todo. Por lo que sólo le había pedido volver a verlo de regreso.
Los meses pasaron y con su decisión de tratar de olvidar a la Haruno estaba en curso -porque debió suponer que sasuke prometió regresar por ella-, y pues: “sakura-chan de seguro disimulaba su tristeza”, pensó en su momento.
Pero la bendita casualidad ¡o hasta el mismo destino! confabulaban para hacer que la encontrara en cada rincón de la aldea cuando más decidía en alejarse de ella. La veía en el mercado al comprar víveres para la casa, en la academia cuando iba de visita, en la torre hokage y ni se diga del Ichiraku; algunas veces la veía con ino o algunas amigas del hospital.
Incluso pidió ser la misma tsunade o shizune quienes atendieran su progreso con la prótesis de uno de sus brazos, sólo para no tener que verla.
Pero desgraciadamente nunca dejaba de recordarla. Siempre con esa sonrisa… ¡Esa que lo enloquecía! Tuvo que soportar las burlas del desgraciado de kurama al verlo en el trance en el que se ponía.
Sakura nunca cambió con él, o bueno, no en la parte de hablarle o alejarse porque a decir verdad estaba más atenta, e incluso se portaba más amable con él. Naruto debía de admitir que cada día se enamoraba más de su amiga; al verla sonreír o hacer gestos cuando hablaba.
“Hasta cuando se enoja es hermosa”. Pensó sonriendo y recostándose de costado en el vidrio del ventanal de su habitación.
En sólo unos meses ya llegando a año y medio, su amistad se fortaleció de tal manera que hasta algunos de los de su generación ya suponían que andaban saliendo. Eso hizo que su decisión de alejarse y reprimir lo que sentía se fuera ¡al carajo! Hasta el mismo biju se llevaba muy bien con ella.
Pero no podía dejar a un lado los sentimientos que de seguro ella aún sentía por su amigo sasuke.
Desde entonces, ya se sabía hasta el horario de salida del turno de ella, ya que constantemente iba a que le cambiara los vendajes o le checara su brazo debido a molestias -unas que se inventaba, obviamente- sólo para verla. Algunas veces la esperaba fuera del hospital para acompañarla hasta su casa. No quería que nada le pasara. O más bien que ningún cretino se le acercara; sakura se había vuelto una chica muy hermosa, incluso era una de las más bellas y fuertes de la aldea. Aunque lo de fuerte él ya sabía que era la única -no por nada conocía perfectamente la sensación que dejaban esa bonitas manos en su rostro o costillas.
Luego de que pasara más de año y medio de la partida de sasuke las cosas con sakura se volvieron confusas para él. No entendía el extraño comportamiento de ella para con él. Sakura ahora se había vuelto muy cariñosa, y de cariñosa específicamente es: que lo abrazaba cuando lo veía, cuando se despedían le besa la mejilla, ¡hasta se colgaba de su brazo cuando caminaban por la aldea!
Kurama le había explicado desde su punto de vista el que había estado notando desde entonces el cambio de ella hacía su jichuuriki, por lo que para él era que de seguro tenía sentimientos de amor por él, ¡que se estaba enamorando de él! Claro que sólo era una probabilidad, ya no era un experto en el amor. Pero había estado viendo el mundo desde los ojos, mente y corazón de naruto que, prácticamente, podía en algunos casos deducir las reacciones u emociones de los humanos.
Obviamente para naruto era una total mentira ello; no lo comprendía -nada raro en él- pero debía de admitir que pudo observar el cómo sakura se ponía celosa cuando algunas chicas se le acercaban a saludarlo. Esto lo comprendió gracias a Kurama y a los libros en los que sai había estado enfrascado en comprender los sentimientos de los demás.
Durante unas dos semanas atrás había estado confundido con ese tema, y aún lo estaba. O bueno no del todo porque a decir verdad ya sabía la razón del actuar, del comportamiento “extraño” de sakura con él -y que lo tenían entre la alegría y la confusión. Todo porque no podía con la intriga que sentía al no saber la verdadera razón de su cambio, de su trato para con él; además de las probabilidades inciertas que Kurama le metía en la cabeza.
¡Aunque terminó teniendo la razón el muy pulgoso!
Sakura le había confesado el que gustaba de él, que tenía ¡sentimientos de amor por él!
Eso lo había puesto en un estado de desconcierto; porque no sabía si le estaba tomando el pelo. Luego sintió alegría; cuando ella le juró que no mentía, que estaba siendo sincera. Para luego llegar a la confusión, que aún estaba presente en su cabeza…
--Flash Back—
-no estás…mintiendo… ¿verdad…?—preguntó dudoso naruto, quien se encontraba mirando a sakura quien estaba de espalda, a unos pasos lejos de él.
Escuchándola suspirar para luego girarse cruzada de brazos—no naruto…ya te lo dije. No te estoy mintiendo--. Lo miraba con cierto enojo por ser la segunda vez que le preguntaba eso, y a la vez con sinceridad.
Ambos se encontraban bajo las ramas de un árbol del parque de la aldea. El atardecer los acompañaba junto la cercana brisa invernal del mismo.
-¿entonces quieres ser mi novia?, ¿quieres que salgamos de verdad en una relación, sakura-chan?—naruto quien sonreía emocionado al escucharla, se le acercó tanto que la hizo sonrojar.
Pero se extrañó al verla que daba un paso hacia atrás.
-yo…no lo sé--. Insegura bajó la mirada por unos segundos, para luego verlo con seriedad—sí siento cosas por ti, naruto, pero no quería que lo supieras hasta que…--se mordió el labio. No sabía qué decirle. Bueno sí sabía, pero no quería decírselo.
Cruzada de brazos y sintiéndose un poco incomoda caminó unos pasos hasta sentarse de nuevo en uno de los columpios, que estaban cerca de ellos.
Naruto quien extrañado la siguió con la mirada, notó que estaba algo inquieta. Suspiró para seguirla.
-¿hasta que qué, sakura-chan?, dime…
Naruto conteniendo paciencia, se sentó en otro columpio estaba a su lado. La miro de reojo sintiéndose ansioso para que continuara.
¡Quería saber por qué se interrumpió!
Sakura quien tenía la vista fija en sus pies apretó las cadenas con las que se sostenía en el columpio, volvió su vista al frente—…hasta que sepa qué es lo que verdaderamente quiero—lo miró sintiendo desespero en su corazón, que latía con rapidez.
Naruto quien la veía había fruncido el ceño.
-no quiero que pienses que estoy jugando contigo, no podría ni querría tampoco…y menos quiero que te sientas mal por no responder a tu proposición en estos momentos…es sólo que me siento, confundida, por esto que siento…sólo entiéndeme—pidió.
Miro de nuevo al frente, viendo como algunos niños jugaban en el parque y otros se iban de la mano junto a sus padres.
-…sólo te pido que me des tiempo de pensar una decisión como respuesta, naruto…prometo…serte sincera cuando la tenga. Pero por el momento seguiremos como si nada pasara—concluyó con calma.
Naruto quien dejó de verla para ver al frente, sentía que su corazón explotaría en cualquier momento.
¿Qué siguiera como si nada de lo que escuchó hubiera pasado?
“Creo que tendré fatiga o insomnio por algunas noches”, pensó entre enojado y desanimado.
Pero no podía hacer más que lo que ella le había pedido. Tiempo para pensar. No entendía los motivos de su confusión, pero respetaría su decisión al igual que esperaría por esa respuesta. Al fin y al cabo había sobrevivido a la espera de muchos años para que al menos pasara lo de ahora; unos cuántos días más tampoco eran como para morirse.
-…está bien, sakura-chan…te dejare pensar…--concordó con cierta calma.
Y sólo bastó para que el enojo y desanimo se esfumaran de él, para sentir cómo su corazón retumbaba como loco al ver como sakura volteaba a verlo con una sonrisa agradecida.
“Al menos tengo la esperanza de poder cumplir mi deseo…que es estar a tu lado”, pensó sonriéndole también, para después mirar al frente cerrando los ojos con una sonrisa marcada y sintiendo la fresca brisa en su rostro.
--Fin del Flash Back—
Desde ese entonces había estado dando vuelta y vuelta en la cama sin dejar de pensar en lo mismo.
¡Se sentía desconcertado!
Y el pobre de Kurama había pagado las consecuencias en tampoco tener un buen descanso debido a que se sentía perturbado por las confusas emociones de su amigo. La verdad era que dormía mejor en una cama fuera de él, le fue reprochado por kurama.
¡Habían pasado dos semanas!
Y sakura nada que le decía su decisión.
Le había dado tiempo y hasta espacio para que ella pudiera pensar con libertad y claridad; aunque costándole ya que se había estado acostumbrando en visitarla o buscarla casi todos los días al hospital cuando terminaba su turno de trabajo, y claro, cuando no tenía una misión pendiente o qué estudiar para su futura labor. Le agradaba pasar tiempo con ella. ¡No! Amaba pasar tiempo con ella.
Sin embargo, naruto durante esas dos semanas había llegado a la conclusión más lógica que pudo razonar: el que sakura le había pedido tiempo de pensar lo que verdaderamente quería, porque se sentía confundida por lo que sentía ahora por él, y por los sentimientos que aún sentía hacía sasuke. Aunque Kurama no concordaba del todo con esa conclusión en la que él había llegado. Estaba atando cabos de manera apresurada le había dicho.
Debía recordar que sasuke aún existía en sus vidas, a pesar de no estar en la aldea desde que se fue sabía que podría tener razón del motivo de la confusión de sakura. Para él era un condenado temor mezclado con inquietud pensar eso, porque el deseo que quería en tenerla a ella a su lado pero esta vez como ¡su! novia y no amiga, era lo que más quería.
Las pocas veces que él y sakura sabían de su amigo era por medio del hokage, kakashi, quien recibía noticias del Uchiha cada mes, ya que secretamente lo había mandado a una misión de espionaje en una aldea cerca del país del rayo. Era confidencial por lo que sólo ellos tres lo sabían.
Naruto volvió de sus pensamientos al escuchar un ruido que provenía de afuera por lo que llevando su vista, algo distraída, observó que era un niño quien reía con clara felicidad al correr junto con otro un poco más grande quien le perseguía en círculos, mientras jugaban con la nieve. También observó que los padres de ambos le seguían por detrás, estaban abrazados y con una clara sonrisa de felicidad al ver a sus hijos jugar.
Una imagen de ser una familia feliz era al verles.
El rubio sonrió al ver cómo los niños corrían de regreso a sus padres para abrazarlos. Dejó una mano de manera instintiva apoyada en el vidrio -como queriendo sentir alguna calidez, pero sólo el frio del cristal sintió- sin dejar de ver a la familia alejarse por la calle. Pegó su frente en el mismo y soltó un pequeño suspiro.
Sintió un extraño vacío en su pecho después de ver la escena.
Anhelo.
Deseo.
Él quería tener una familia, compartir hermosos momentos con ella. Recargar en su pecho el fino cuerpo de su esposa mientras ambos sentados en el sofá de la sala de su hogar veían a sus hijos jugar entre ellos. Escuchar las melodiosas risas de sus hijos en la casa cuando corrieran de un lado a otro, mientras escuchaba los regaños de su señora al verles. Eso quería él. Sonrió con algo de tristeza.
Una familia con la única mujer que lo hiciere feliz, que lo amara tanto como él a ella. La única que considere como la perfecta madre de sus hijos. Esa que con carácter fuerte, aunque siendo realmente amable y bondadosa los educara y quisiera tanto como sólo ella lo pudiera hacer. Sakura. Ella era la imagen que para naruto sería la única mujer con la que quisiera pasar el resto de su vida.
“Me gustas, naruto”.
En su mente se escuchó de pronto. Y precisamente no era la voz de Kurama quien pronunciaba esas palabras. Sintiendo cómo su corazón latía con rapidez, se enderezó con una cálida sonrisa en su rostro.
Sí.
Estaba decidido ¡no se rendiría tan fácilmente! No esta vez que ahora sabe que tiene probabilidad de ganar la batalla por su corazón. No dejaría que esta vez su rival y mejor amigo, Sasuke Uchiha, se quede con lo que ¡a él! le pertenece: el amor de la única mujer que ha amado y con la que quiere pasar el resto de su vida.
-esta vez no…—susurró sin dejar de sentir unas inmensas ganas de luchar—conquistare a sakura-chan… ¡porque esa es mi decisión!—concluyó con seriedad. Para encaminarse a la puerta dispuesto a cumplir su deseo--¡err!...debo cambiarme primero’ ttebayo…--. Tocándose la nuca avergonzado por sus descuidos, se desvió a su armario para quitarse primero el pijama.
Mientras Kurama en su mente sólo rodaba los ojos. “Hasta que por fin lo escucho hablar con sentido común después de dos semanas”. Se dijo para sí, aunque sintiendo alivio de escuchar la decisión que su amigo y jichuuriki había tomado. Se estiró para luego bostezar y seguir tomando una rica siesta.
.
.
-¡hola naruto-sama!
-¡buenas tardes, naruto-san!
Escuchaba el rubio quien caminando por la calle veía a algunos aldeanos que lo saludaban con mucho respeto.
-¡Buenas tardes’ dattebayo!—correspondía a los saludos con una gran sonrisa y clara energía.
Se cruzó los brazos como un abrazo al sentir que la brisa invernal le soplaba los cachetes algo ruborizados.
Debido al clima se había puesto una chaqueta naranja con puños en negro, una bufanda roja con naranja protegía la piel de su cuello, unos pantalones negros, muy cómodos y perfectos para el momento junto a unas botas de corte alto para protegerse de la masa de nieve acumulada en el suelo, unos guantes negros protegían sus manos y por último, un gorro rojo que cubría su cabeza de los copos que caían con calma.
Kurama se había quedado en casa. No le gustaba mucho la nieve -se acumulaba en su pelaje provocándole humedad en el mismo- eso según él.
“Es un exagerado”, pensó para sí, sabiendo que el zorro no lo escuchaba en ese momento.
A pesar de ser muy buenos amigos él le guardaba mucho respeto. Debía recordar que Kurama era el rey de los demonios.
Sin dejar de sonreírles a las personas que pasaban y lo saludaban con respeto, al igual que haciendo sonrojar a más de una chica al responder a sus saludos, seguía su camino.
Naruto Uzumaki ahora poseía facciones más delicadas pero maduras en rostro; sus ojos se habían entonado a un azul más intenso -casi pareciendo al mismo océano- las marcas de sus mejillas estaban ahora más marcadas, como sus pómulos, mandíbula y mentón que le asentaban un aire atractivo, muy varonil. Realmente se había vuelto un chico muy atractivo. Su cuerpo debido a los constantes entrenamientos que aún mantenía le habían garantizado una buena musculatura, aunque sin exagerar; su altura había descendido a varios centímetros más.
Era el chico más guapo de la aldea.
¡Y hasta del país de fuego!
O eso según el rumor de sus ahora ¡pretendientes! La verdad era que el pobre no sabía ¡de dónde rayos salían tantas!
Además de obtener reconocimiento, respeto y el cariño de todos los aldeanos de konoha, también tuvo el de ser todo un conquistador -no literalmente- pero sí que lo era. Kiba algunas veces se le juntaba para tratar de quitarle algunas admiradoras o pedirle de favor uno que otro número de las que le hubiere gustado.
¡Era un envidioso!
Aunque eso no le interesaba en lo más mínimo. Sólo tenía ojos para una sola.
-la verdad es que ahora comprendo al temer…--dijo entre dientes y sonriéndole nervioso a un par de chicas que sonrojas y sonrientes le pasaron por un lado saludándole.
¡Algunas veces eran muy atrevidas!
Pero cuando eso pasaba no sabía de dónde salía su salvadora: sakura las mandaba a volar con una simple mirada o llevándoselo de un brazo del lugar. Al igual que él, ella era muy respetada
-no por nada se había ganado el título como alumna de la quinta.
Sonrió como bobo de sólo recordar el que ahora todo es distinto. Sakura gusta de él, ¡tiene sentimientos por él! Se sentía tan bien saber que al menos supo el motivo de su actuar.
-¡ey, naruto, espérame!--. Escuchó a su espalda e interrumpiendo sus pensamientos.
Girándose algo molesto vio a kiba junto a su fiel amigo, akamaru, el castaño sonreía acercándose. “Ahora, ¿qué querrá?”, pensó mirándoles con una pequeña sonrisa.
-¿a dónde vas tan alegre…? ¿No me digas que a las tutorías con tsunade-sama?—preguntó casi en broma el castaño, estando frente a él.
Kiba también tenía facciones más asentadas y maduras, teniendo la misma altura del rubio; era uno de los chicos más guapos de la aldea. Y akamaru estaba un poco más grande también.
-Hoy no, tengo el día libre—informó comenzando a caminar junto a kiba y akamaru--voy a buscar sakura-chan al hospital. Ya casi termina su turno—respondió con tranquilidad y mirando los bonitos adornos que colgaban en las puertas, ventanas, tejados de casas o tiendas.
Naruto también había dejado entrar la navidad en su hogar, con ayuda del mismo kakashi quien quiso compartir tiempo de caridad con su ex alumno; tsunade y shizune se les unieron. Sai les acompañó también, e incluso sakura quien animada estuvo al momento de ayudar en la decoración, quedando luego encantada con lo bonita que había quedado la casa. Fue un día muy bonito que quedaría guardado para sus preciados recuerdos.
-¿o querrás decir que irás por tu novia para otra cita romántica?—bromeó mirándolo, naruto se sonrojó levemente--¡no, ahora que lo recuerdo!...—se cruzó de brazos mirando al frente, pensativo y sin dejar de caminar--no creo que sea tu novia porque escuché que un tal saíto le ha estado poniendo el ojo durante estos días…
Sonrió de lado al notar que naruto detuvo el paso, por lo que siguió mofándose, sin dejar de caminar junto a akamaru.
-amigo, creo que perdiste el chance con sakura. Es que esta tan hermosa ¡que hasta yo me fijaría en ella! Jaja no importa ambos podemos consol…--se interrumpió al esquivar un puñetazo de naruto que iba directo a su rostro--. ¡¿Estás loco o qué te pasa?!—bramó con enojo y algo de sorpresa mirándole girarse, viéndole el enojo en su rostro y escuchar a akamaru ladrar en medio de ambos.
Había sentido que el chacra del rubio aumentaba a cada palabra que le decía ¡en broma! Por lo que se sorprendió que reaccionara queriéndolo golpear ¡en el rostro! ¡Por los pelos pudo esquivarlo! Ese era su arma mortal para conquistar chicas.
-¡el que está loco eres tu si crees que puedes conquistar a sakura-chan!--. Rugió muy molesto por haberlo escuchado.
¡Quiso romperle la cara por baboso!
Algunos aldeanos que pasaban cerca se quedaron curiosos a mirarlos, mientras otros seguían su camino: ya acostumbrados a ese tipo de escenas entre los dos chicos.
-¿y quién me dice el que no puedo hacerlo?—se mofó y sonrió de lado al escucharle gruñir enojado--¡tú ya tienes muchas admiradoras, naruto, deja que me dé un chancecito con sakura!—. Le picó un ojo sin dejar su sonrisa.
Pero naruto esta vez sólo se cruzó de brazos y, sonriendo de lado, dijo con burla—pues dudo mucho que ella sí quiera contigo--. Soltó burlón, haciendo que frunciera el ceño--al menos yo tengo más atención que ¡otros! que sólo sienten ¡envidia de que uno es más fuerte y más guapo!--. Sonrió al ver que tenía un semblante muy molesto--¡sólo eres un pulgoso envidioso!
-¡¿a quién le dices envidioso, cabeza hueca?! ¡¡Y no soy ningún pulgoso!!
-¡ha, ha, ha si lo eres, un pulgoso bien envidioso!
En plena calle se gritaban entre ellos llamando la atención de los que pasaban -pensando que algunas cosas no cambiaban en esos jóvenes. Akamaru ladraba uniéndoseles a la pelea: pero de tontos insultos. Pero su pelea por competir quién era más fuerte, guapo y de quién conquistaría a sakura no duró mucho ya que fueron interrumpidos por una linda chica de unos 18 años quien se les había acercado, con algo de timidez, para saludar a cierto rubio.
Era otra acosadora, digo, enamorada.
-h-hola naruto-kun…—sonreía con un lindo sonrojo mirándole.
Ambos chicos se sostenían de las soplas de la ropa del otro, mientras se miraban con desafío, casi viéndose rayitos en sus miradas; akamaru gruñendo les mordía los pantalones a los dos -como tratando de separarlos- por lo que al escucharla ladearon al mismo tiempo sus rostros a la chica para soltarse, algo avergonzados.
Kiba quien parpadeó al notarla y escucharla saludar sólo a naruto, se le hinchó una venita en su sien.
-¡hola shira-san!—dijo naruto con amabilidad y su característica sonrisa, haciéndola sonrojarse más.
-¡oye, shira-chan! ¿Qué tal si vamos a comernos un rico dango y dejamos a este busca pleitos solo?
Kiba se le ocurrió al ver que la chica iba a hablar, interrumpiéndola. Por lo que ahora la tenía descaradamente abrazada de los hombros.
-pero…
-¡anda, vamos. Yo invito…!
Interrumpió y acordó sonriéndole galante. La chica quien se sonrojó aún más sólo bajo la cabeza deprimida, ya que no consiguió hablar con el rubio.
Éste con una gota en su nuca se quedó viendo cómo el castaño le sonreía con suficiencia, mientras se alejaba con la chica aún abrazada y akamaru a su lado. Negó con la cabeza para soltar un suspiro y seguir su camino, en sentido contrario al que kiba y la chica se habían ido.
“Al menos ese pulgoso sirve de algo…en distraer a las chicas que se me atraviesan por el camino”, pensaba metiendo sus manos en los bolsillos frontales de su chaqueta.
Siempre era lo mismo cuando estaba con el castaño y una chica se le acercaba, ¡era un envidioso! Aunque no le molestaba ello, para naruto era mejor que kiba le sirviera como distracción a sus Fangrils.
Frunció de repente el ceño: al recordar lo que el castaño había insinuado cuando mencionó a la Haruno.
“¡Con que a ese imbécil no le bastaron mis amenazas!”.
Ese tal saíto era un ninj-medic del hospital de la aldea, era uno de los ninjas de intercambio de Sunagakure que habían sido trasladados a konoha para aprender algunas técnicas de la misma, al igual que en la aldea de la arena habían ninjas médicos de konoha -fue un convenio entre tales aldeas para prevalecer el lazo que hasta ahora tenían- pero al parecer saíto había aprendido no sólo técnicas médicas de konoha, sino que también ahora ¡cortejaba a la pelirosa!
-ya veremos cuando lo vea…--susurró entre dientes.
Naruto había amenazado constantemente al pobre chico de alejarse de sakura, pero tal parece que no le había tomado mucha importancia a sus amenazas.
¡El muy cretino y desgraciado no se amedrentaba! ¡Y claro! se salía con la suya porque sakura a quien terminaba regañando y desalojando del hospital era a naruto, quedando como un mal amigo celoso e impulsivo.
Bufó indignado y siguiendo su camino…
.
.
.
“¿ya sabes qué quieres para navidad, shum-chan?”
Escuchó el rubio al ver pasar a una familia cerca de él.
“Yo sí sé que quiero”, pensó cómo respondiendo la esa pregunta para sí. Sonrió al saberlo.
-mi deseo para esta navidad, es que sakura-chan por fin corresponda a mis sentimientos…--murmuró para sí.
Ese era el deseo que pediría para la navidad de este año. Ya serían varías a las que lo hiciere; aunque con la diferencia en que en ésta tenía más probabilidades de que su deseo sí se cumpliera.
“Sólo espero y no se enoje al ver que la fui a buscar”, pensó luego con algo de nervios.
No quería que se enojara por ver que estaba faltando a su acuerdo, pero si no lo hacía sentiría que la espera fue en vano porque su decisión de conquistarla estaba hecha.
Esta vez no se echaría para atrás, no como el cobarde que anteriormente fue…
continuarááá...
-.-.-.-.-.-
CerezoIntenso- Chunnin
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Re: Mi Deseo.(Todo Publico)
Lindo, muy lindo Cerezo, ya espero ver como se las ingenia Naruto en estas navidades para conquistar a Saku-chan. Saludos.
NaruSannin- Genin
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Perdido en los pensamientos de mi vida
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