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Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
4 participantes
NaruSaku v2.0 :: :: Fan Fic
Página 1 de 1.
Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
sinopsis
Nunca supuse que sería una estrella de rock. Tenía toda una vida
planeada para mí. Jugar fútbol en la Universidad. Ir a la NFL.
Casarme con mi novia del colegio y vivir felices para siempre.
Rompí nuestros corazones el día que le dije que me iba. Era joven.
Tomé la decisión correcta para mí, pero la equivocada para nosotros. He
vertido el alma en mi música, pero nunca la he olvidado. Su aroma, su
sonrisa.
Y ahora he regresado.
Después de diez años.
Espero poder explicarle que después de todo este tiempo…
Todavía quiero que sea mi chica por siempre.
Nunca supuse que sería una estrella de rock. Tenía toda una vida
planeada para mí. Jugar fútbol en la Universidad. Ir a la NFL.
Casarme con mi novia del colegio y vivir felices para siempre.
Rompí nuestros corazones el día que le dije que me iba. Era joven.
Tomé la decisión correcta para mí, pero la equivocada para nosotros. He
vertido el alma en mi música, pero nunca la he olvidado. Su aroma, su
sonrisa.
Y ahora he regresado.
Después de diez años.
Espero poder explicarle que después de todo este tiempo…
Todavía quiero que sea mi chica por siempre.
Última edición por Dark96 el Dom Jun 12, 2016 5:08 am, editado 4 veces
Dark96- Consejo de escritores
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Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
Hola gente como dije tenia pensado subir esta historia, pero tengo que confesar que es tomada de un libro del mismo nombre, claro que yo le estoy dando el toque narusaku que tanto disfrutamos XD.
se supone que ayer subiría el prologo y el primer capitulo pero llegue muy cansado del trabajo y solo subi el prologo, bueno gente aqui el primer capitulo espero que les guste y comente
______________________________________________
Capitulo 1
naruto
Un ligero ronquido me recuerda que no estoy solo. La pesadez de un cuerpo tirado me pone en marcha inmediatamente. El perfume rancio de un día viejo perdura en el aire y en mis sábanas.
Las cortinas están recogidas, el sol está brillando a través de la gran ventana que me provee la mejor vista y privacidad.
Girándome, hay un rostro que no recuerdo. Un rostro que no posee nombre en mi memoria o en cualquier recuerdo vivido de cómo terminó ella en mi hotel sola en mi cama. La parte de mi cama la puedo imaginar. El cabello rubio me dice que no me molesté en conocer su nombre o preguntarle cuál era su bebida favorita.
Garantizaría que nuestra conversación fue entre miradas, manos y labios solamente. Solo hay un color de cabello que puede hacer que mi corazón lata, y rubio no lo es. Tampoco lo es rojo.
Los ojos también. Nunca azules.
Tienen que ser verdes, pero nunca azules. Esto no es un espiral descendente o algún efecto inducido por las drogas en el momento. No consumo drogas, nunca lo he hecho, quizá tomé excesivamente en ocasiones como la noche anterior. Este soy yo afrontándome con mis fallas y errores. Puede que sea exitoso cuando estoy en escena, pero en la noche estoy solo. Estoy malditamente asustado de morir solo.
Alcanzo mi teléfono para ver la hora. En vez de eso voy a la galería que lleva a su imagen, mi meñique deslizándose sobre su rostro. La veré cuando vaya a casa y no sé qué diré.Sé que me odia. Me odio.
Arruiné su vida. Eso es lo que su mensaje de voz decía. Aquel que he tenido guardado por los últimos diez años. Aquel que transfiero de teléfono a teléfono solo para poder oír su voz cuando estoy en mis peores momentos.
Puedo recitar cada palabra llena de odio que ella me dijo cuando estaba demasiado ocupado y nunca encontré el tiempo para llamarle. Nunca encontré un segundo para llamarla y explicarle lo que había hecho para nosotros. Ella era mi mejor amiga y la dejé escabullirse de mis dedos solo para salvarme a mí mismo del dolor de escucharla decir que ya no me quería.
También tenía sueños. Y mis sueños la incluían a ella, pero ella nunca iría por ellos. No estoy viviendo su sueño americano. Estoy viviendo el mío.
Mi decisión lo destruyó todo.
Mi compañera de cama se acerca y me acaricia el brazo. Me alejo rápidamente. Ahora que estoy sobrio, no tengo deseos de tener nada con esta persona.
—Naruto —dice en su seductor tono que suena como un bebé. Cuando una mujer habla así hace que mi piel se tense. ¿No ven que las hace sonar ridículas? A ningún hombre con bolas le gusta eso. No es sexy.
Envolviendo la sabana en mi muñeca me siento o balanceando mis piernas sobre el borde, lejos de ella y de su errante mano. Mi espalda se tensa cuando siento que la cama se mueve.
Poniéndome de pie, jalo la sabana para mantenerme de alguna forma cubierto. No debería importarme, pero lo hace. Me ha visto en la oscuridad, pero no permitiré que ella o su cámara den otra mirada.
—Estoy ocupado. —Mi voz es estricta y de un tono monótono muy practicado—. Jorge el conserje, se asegurará de que tomes un taxi.
Me duermo a propósito mirando hacia el baño para no mirarlas nunca cuando les digo que se vayan. Es más fácil así, sin emociones. No tengo que ver sus rostros y ver como la esperanza desaparece. Cada una de ellas espera ser la que me domestique, la que me haga comprometerme.
No he tenido una novia desde que entré a la industria y algo de una noche no va a cambiar eso. Estas chicas no significan nada y nunca lo harán.
Cambiaría. Podría sentar cabeza y casarme.
Tener un niño o dos. Pero, ¿por qué?
Mi mánager, Shion, lo amaría, especialmente si fuera ella. Es la única con quien me he vuelto a acostar. La primera vez fue un error de juicio, una solitaria noche en el camino equivocación. Ahora ella quiere más. Pero yo no.
Cuando me dijo que estaba embarazada quise saltar de un risco. No quería niños, al menos no con ella. Cuando pienso en tener una esposa, es un poco baja y de piel blanca como la seda. Está tonificada por años de ser porrista y su trote de cinco millas diarias.
No es una hambrienta ejecutiva de la industria de la música quien habla sobre contratar niñeras antes de que un doctor pueda confirmar su embarazo.
Ella sugirió matrimonio, me asusté y volé a Australia a aprender a surfear.
Abortó dos meses después. Hice la promesa de que mantendríamos las cosas de manera profesional desde ese día, y desde entonces empecé mi rutina de cosa de una noche. A pesar de todo, ella aún me ama, y espera a que yo cambie mi manera de pensar.
—Sabes —dice la ebria de la noche anterior entre arrastre de pies y respiraciones—. Había escuchado que eras un idiota, pero no lo creí. Pensé que teníamos algo especial.
Río y niego con mi cabeza. Lo había escuchado todo, cada una piensa que tenemos algo especial porque es la más impresionante noche que han tenido jamás.
—No te escogí por tu cerebro. —Camino hacia el baño y cierro, poniendo seguro para asegurarme.
Recostándome contra la pared golpeo mi cabeza contra la madera.
Cada vez que me digo que voy a parar, creo que lo he logrado hasta que algo me hace querer olvidar. Mis manos arañan mi rostro en pura frustración.
No estoy pensando en irme a casa. La razón para regresar es verme a mí desde el lavamanos del baño. El gran artículo de una página sobre el hombre a quien solía llamar mi mejor amigo. Tomando el papel, leo sobre el papel las palabras que he memorizado.
Sasuke Uchiha, padre de dos niños, murió trágicamente cuando el auto que conducía fue chocado por detrás por un camión de dieciocho ruedas.
Muerto. Se había ido. Y no estuve ahí.
Me fui como una gallina cuando no dije adiós. Cambié mi número de teléfono porque ella no dejaría de llamar. Tuve que hacer un receso y Sasuke era parte de eso. Ella y Ino eran mejores amigas y él le diría donde estaba y qué estaba haciendo. Era mejor de esta manera.
Se suponía que iba a irme por un año. Me dije que regresaría a casa. después de doce meses, arreglaría todo y le mostraría que no era la misma persona de quién se había enamorado. Ella vería eso y me lo agradecería, seguiría adelante y se casaría con un joven exitoso en los negocios, uno que se despertara cada día y se pusiera una camisa y pantalones de pliegues suaves que ella habría planchado en su hogar perfecto.
Aprieto el papel en mis manos y pienso en todo lo que he perdido. No me arrepiento, ni puedo. Me hice esto y lo hice de la única manera que conocía. Simplemente no pensé que me importaría tanto perder todo.
Me perdí el día en que él le pidió a Ino que se casaran. Algo que supe que quería hacer desde que teníamos dieciséis.
Me perdí su matrimonio y el nacimiento de sus mellizos. Era un padre y un esposo. Tenía tres personas que dependían de él y ahora se había ido.
Nunca vería a sus hijos crecer y hacer las cosas que nosotros hicimos cuando éramos más jóvenes. Todas las cosas que dijimos que nuestros hijos harían juntos. Me perdí de esto porque tenía algo que probarme a mí mismo. Me rendí de nuestro sueño y sobre la vida que habíamos planeado.
Y ahora me dirijo a casa para enfrentar la música.
se supone que ayer subiría el prologo y el primer capitulo pero llegue muy cansado del trabajo y solo subi el prologo, bueno gente aqui el primer capitulo espero que les guste y comente
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Capitulo 1
naruto
Un ligero ronquido me recuerda que no estoy solo. La pesadez de un cuerpo tirado me pone en marcha inmediatamente. El perfume rancio de un día viejo perdura en el aire y en mis sábanas.
Las cortinas están recogidas, el sol está brillando a través de la gran ventana que me provee la mejor vista y privacidad.
Girándome, hay un rostro que no recuerdo. Un rostro que no posee nombre en mi memoria o en cualquier recuerdo vivido de cómo terminó ella en mi hotel sola en mi cama. La parte de mi cama la puedo imaginar. El cabello rubio me dice que no me molesté en conocer su nombre o preguntarle cuál era su bebida favorita.
Garantizaría que nuestra conversación fue entre miradas, manos y labios solamente. Solo hay un color de cabello que puede hacer que mi corazón lata, y rubio no lo es. Tampoco lo es rojo.
Los ojos también. Nunca azules.
Tienen que ser verdes, pero nunca azules. Esto no es un espiral descendente o algún efecto inducido por las drogas en el momento. No consumo drogas, nunca lo he hecho, quizá tomé excesivamente en ocasiones como la noche anterior. Este soy yo afrontándome con mis fallas y errores. Puede que sea exitoso cuando estoy en escena, pero en la noche estoy solo. Estoy malditamente asustado de morir solo.
Alcanzo mi teléfono para ver la hora. En vez de eso voy a la galería que lleva a su imagen, mi meñique deslizándose sobre su rostro. La veré cuando vaya a casa y no sé qué diré.Sé que me odia. Me odio.
Arruiné su vida. Eso es lo que su mensaje de voz decía. Aquel que he tenido guardado por los últimos diez años. Aquel que transfiero de teléfono a teléfono solo para poder oír su voz cuando estoy en mis peores momentos.
Puedo recitar cada palabra llena de odio que ella me dijo cuando estaba demasiado ocupado y nunca encontré el tiempo para llamarle. Nunca encontré un segundo para llamarla y explicarle lo que había hecho para nosotros. Ella era mi mejor amiga y la dejé escabullirse de mis dedos solo para salvarme a mí mismo del dolor de escucharla decir que ya no me quería.
También tenía sueños. Y mis sueños la incluían a ella, pero ella nunca iría por ellos. No estoy viviendo su sueño americano. Estoy viviendo el mío.
Mi decisión lo destruyó todo.
Mi compañera de cama se acerca y me acaricia el brazo. Me alejo rápidamente. Ahora que estoy sobrio, no tengo deseos de tener nada con esta persona.
—Naruto —dice en su seductor tono que suena como un bebé. Cuando una mujer habla así hace que mi piel se tense. ¿No ven que las hace sonar ridículas? A ningún hombre con bolas le gusta eso. No es sexy.
Envolviendo la sabana en mi muñeca me siento o balanceando mis piernas sobre el borde, lejos de ella y de su errante mano. Mi espalda se tensa cuando siento que la cama se mueve.
Poniéndome de pie, jalo la sabana para mantenerme de alguna forma cubierto. No debería importarme, pero lo hace. Me ha visto en la oscuridad, pero no permitiré que ella o su cámara den otra mirada.
—Estoy ocupado. —Mi voz es estricta y de un tono monótono muy practicado—. Jorge el conserje, se asegurará de que tomes un taxi.
Me duermo a propósito mirando hacia el baño para no mirarlas nunca cuando les digo que se vayan. Es más fácil así, sin emociones. No tengo que ver sus rostros y ver como la esperanza desaparece. Cada una de ellas espera ser la que me domestique, la que me haga comprometerme.
No he tenido una novia desde que entré a la industria y algo de una noche no va a cambiar eso. Estas chicas no significan nada y nunca lo harán.
Cambiaría. Podría sentar cabeza y casarme.
Tener un niño o dos. Pero, ¿por qué?
Mi mánager, Shion, lo amaría, especialmente si fuera ella. Es la única con quien me he vuelto a acostar. La primera vez fue un error de juicio, una solitaria noche en el camino equivocación. Ahora ella quiere más. Pero yo no.
Cuando me dijo que estaba embarazada quise saltar de un risco. No quería niños, al menos no con ella. Cuando pienso en tener una esposa, es un poco baja y de piel blanca como la seda. Está tonificada por años de ser porrista y su trote de cinco millas diarias.
No es una hambrienta ejecutiva de la industria de la música quien habla sobre contratar niñeras antes de que un doctor pueda confirmar su embarazo.
Ella sugirió matrimonio, me asusté y volé a Australia a aprender a surfear.
Abortó dos meses después. Hice la promesa de que mantendríamos las cosas de manera profesional desde ese día, y desde entonces empecé mi rutina de cosa de una noche. A pesar de todo, ella aún me ama, y espera a que yo cambie mi manera de pensar.
—Sabes —dice la ebria de la noche anterior entre arrastre de pies y respiraciones—. Había escuchado que eras un idiota, pero no lo creí. Pensé que teníamos algo especial.
Río y niego con mi cabeza. Lo había escuchado todo, cada una piensa que tenemos algo especial porque es la más impresionante noche que han tenido jamás.
—No te escogí por tu cerebro. —Camino hacia el baño y cierro, poniendo seguro para asegurarme.
Recostándome contra la pared golpeo mi cabeza contra la madera.
Cada vez que me digo que voy a parar, creo que lo he logrado hasta que algo me hace querer olvidar. Mis manos arañan mi rostro en pura frustración.
No estoy pensando en irme a casa. La razón para regresar es verme a mí desde el lavamanos del baño. El gran artículo de una página sobre el hombre a quien solía llamar mi mejor amigo. Tomando el papel, leo sobre el papel las palabras que he memorizado.
Sasuke Uchiha, padre de dos niños, murió trágicamente cuando el auto que conducía fue chocado por detrás por un camión de dieciocho ruedas.
Muerto. Se había ido. Y no estuve ahí.
Me fui como una gallina cuando no dije adiós. Cambié mi número de teléfono porque ella no dejaría de llamar. Tuve que hacer un receso y Sasuke era parte de eso. Ella y Ino eran mejores amigas y él le diría donde estaba y qué estaba haciendo. Era mejor de esta manera.
Se suponía que iba a irme por un año. Me dije que regresaría a casa. después de doce meses, arreglaría todo y le mostraría que no era la misma persona de quién se había enamorado. Ella vería eso y me lo agradecería, seguiría adelante y se casaría con un joven exitoso en los negocios, uno que se despertara cada día y se pusiera una camisa y pantalones de pliegues suaves que ella habría planchado en su hogar perfecto.
Aprieto el papel en mis manos y pienso en todo lo que he perdido. No me arrepiento, ni puedo. Me hice esto y lo hice de la única manera que conocía. Simplemente no pensé que me importaría tanto perder todo.
Me perdí el día en que él le pidió a Ino que se casaran. Algo que supe que quería hacer desde que teníamos dieciséis.
Me perdí su matrimonio y el nacimiento de sus mellizos. Era un padre y un esposo. Tenía tres personas que dependían de él y ahora se había ido.
Nunca vería a sus hijos crecer y hacer las cosas que nosotros hicimos cuando éramos más jóvenes. Todas las cosas que dijimos que nuestros hijos harían juntos. Me perdí de esto porque tenía algo que probarme a mí mismo. Me rendí de nuestro sueño y sobre la vida que habíamos planeado.
Y ahora me dirijo a casa para enfrentar la música.
Dark96- Consejo de escritores
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Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
TuT que triste historia pobre naruto ya quiero sabe que sigue.
Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
gua muy interesante pobre sasuke que triste , pero bueno se ve muy buena tu fic espero conti
Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
Hola gente aqui el capitulo 2 y 3, de ante mano les pido perdon por lo de Deidara pero es algo nesesario, ademas aunque lo destestaran un poco tambien tendra cosas buenas (Pocas pero en fin XD)
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Capitulo 2
Sakura
Las palabras se convierten en un borrón cuanto más tiempo me quedo mirándolas.
El papel se moja con mis lágrimas. Las lágrimas que no han dejado de caer desde que recibí la llamada telefónica. Ahora estoy sosteniendo un formulario de pedido con su nombre en él. El ramillete del ataúd para ser hecho en nuestros colores de preparatoria: rojo y dorado. El ramillete de pie para ser hecho en los colores de su boda, nuestros colores universitarios: verde y blanco. Esto es lo que quiere Ino.
Ino va a enterrar a su esposo en pocos días y sin embargo está lo suficientemente bien como para tomar decisiones sobre qué tipo de flores adornarán el ataúd de su esposo. ¿Yo? Ni siquiera puedo lograr leer el formulario de pedido.
Cuando Ino llamó y me pidió que hiciera los arreglos florales tomó todo de mi parte decir que sí cuando realmente quería decir que no. No quiero hacer esto. Ni siquiera quiero pensar que Sasuke se ha ido. Lo he conocido desde el primer grado y ahora se ha ido. Él no se pasará por aquí el lunes para recoger su pedido habitual. Ino no va a recibir su docena de rosas semanal, algo que ha estado recibiendo desde que él comenzó a proponérsele a los diecisiete años.
Ellos fueron los afortunados, teniendo todo calculado en la escuela preparatoria y apegándose a ello. Yo pensé que también tenía eso, pero fui tomada por sorpresa en mi primer semestre en la universidad. Mi vida fue puesta patas arriba con unas cuantas palabras cortas y un portazo, creando un muro entre el amor de mi vida y yo.
Me levanto con las piernas temblorosas, limpio mis lágrimas y me dirijo hacia la puerta para darle la vuelta al cartel de “Cerrado” a “Abierto”. No quiero abrir hoy, pero tengo que hacerlo. Hay una boda, una fiesta de ex-alumnos y el funeral de Sasuke en los próximos días, y soy la afortunada de hacer todos sus arreglos florales.
Fijo la orden de Ino en la pizarra junto al resto de las órdenes.
Tengo que tratarla como a cualquier otro cliente a pesar de que es una a la que desearía no estar despachando.
Respira hondo, me digo a mí misma cuando me pongo a trabajar en la primera orden. Hay cuarenta ramilletes de muñeca y arreglos florales para la solapa que hacer hoy y lo único que quiero hacer es aplastar las rosas entre las palmas de mis manos y lanzarlas por la puerta.
Las campanitas de la puerta rompen mi concentración. Hora de poner una cara feliz. Shizune está caminando hacia mí, tazas de café en mano. Me limpio las manos en mi delantal verde y la encuentro en el mostrador.
—Gracias —le digo justo antes de sorber el líquido caliente. El camino a mi corazón es definitivamente a través de un café con leche acaramelado.
—Sabía que lo necesitabas. Podía sentir tu profundo deseo cuando estaba en la cola.
Shizune es mi trabajadora a medio tiempo y mi amiga a tiempo completo. Se mudó a Konoha hace tres años para escapar de un marido abusivo y encajó inmediatamente con Ino y conmigo.
—¿Cómo lo estás llevando? —pregunta. Me encojo de hombros, realmente sin querer hablar de las cosas ahora mismo.
Necesito superar el día. Cuando la noticia se empiece a extender van a volver antiguos compañeros de clase y, tan vano como suena, quiero lucir bien. No quiero lucir como si acabara de ser dejada, porque de todos modos eso es lo que la mayoría de ellos recuerda.
—Yo solo… —Escondo mis ojos detrás de mi mano—. No tengo recuerdos que no involucren a Sasuke. No sé qué va a suceder el lunes cuando abra y él no esté aquí para comprar las flores de Ino. Lo ha hecho durante más de diez años.
—Lo siento tanto, Saku. Desearía que hubiese algo que pudiera hacer por ustedes.
—Solo estar ahí para Ino es suficiente. Yo me encargaré de mis propios sentimientos.
Shizune rodea el mostrador y me da un abrazo antes de ir a ponerse el delantal. Estoy agradecida por su ayuda, sobre todo hoy. Tal vez pueda pasarle los preparativos del funeral y centrarme en lo alegre.
Pero, pensándolo mejor, tal vez no. De pie en el frente, mirando dentro de la tienda está el señor Uchiha. Se ve perdido.
—Ya vengo —le digo a Shizune cuando me deslizo por la puerta. El clima es ventoso con un frío en el aire. Definitivamente no es un día de otoño promedio aquí.
—Señor Uchiha —digo, extendiendo la mano para tocarle el brazo. Él perdió a su esposa el año pasado debido al cáncer y ahora su hijo… no puedo imaginarlo.
—Sakura. —Su voz es entrecortada, ronca. Sus ojos están demacrados y enrojecidos—. Estaba caminando y cuando miré a la ventana de aquí recordé la primera vez que tuve que traer a Sasuke para conseguirle flores a Ino. Ellos iban a algún baile y yo los iba a llevar. —Él niega con la cabeza, como si no estuviera seguro de si lo está inventando o si no quiere recordar más.
—Eso fue hace mucho tiempo, señor Uchiha ¿Quiere venir adentro y llamaré a Ino por usted? Tal vez ella pueda venir a recogerlo.
Él niega con la cabeza.
—No quiero molestar a Ino. Ella tiene suficiente de qué preocuparse como para tener que cuidar de su suegro. —Él deja de hablar de repente, con los ojos vidriosos. Miro a mi alrededor para ver si hay algo que ha llamado su atención—. ¿Sigo siendo su suegro?
Mi mano cubre mi boca, pero no puede ahogar mi llanto.
—Por supuesto que sí —susurro—. Ella es su sol, usted es el único que puede llamarla así, sabe. Ella lo quiere como si fuese su propio padre.
El señor Uchiha me mira y asiente antes de irse caminando. Quiero seguirlo y asegurarme de que llega a su casa o a donde sea que decida ir, pero me quedo congelada en la acera viéndolo alejarse.
Sasuke nunca sabrá el impacto que ha tenido en todas las personas en Konoha.
Cuando logro regresar a la tienda, Shizune está sacando las rosas para los ramilletes fúnebres. Doy un suspiro de alivio dado que no tuve que pedírselo. Ella simplemente lo sabía. Camino detrás de ella y envuelvo mis brazos a su alrededor, abrazándola, dándole las gracias por ser una buena amiga.
Las órdenes llegan como locas, la mayoría de ellas para Ino o para el servicio. Mantengo mi chico de repartos ocupado hoy y cada vez que él entra está sonriendo de oreja a oreja. No puedo imaginar por qué. La mayoría de la gente no da propina cuando reciben flores para un funeral, a menos que, por supuesto, seas la señora Yamanaka, la presumida mamá plástica de Ino que es todo lo que la palabra “apropiada” representa.
Shizune y yo trabajamos lado a lado. Trato de no prestar atención, pero no puedo dejar de echarle un vistazo cada pocos minutos. Los arreglos están saliendo a la perfección. Me gustaría pensar que Sasuke estaría impresionado.
—¿Cuándo le vas a decir que sí a Deidara?
Amenazo con apuñalar a Shizune con mis tijeras de podar.
—Me lo pidió de nuevo la otra noche —, digo mientras saco un poco de gipsófila para cortar.
—¿Qué número es? —, Me encojo de hombros.
—He perdido la cuenta—. Shizune lanza sus tijeras y coloca las manos en sus caderas.
—¿Qué demonios estás esperando? Él tiene un buen trabajo, te ama y se preocupa por Kai. No muchos hombres quieren hacer el rol de papá cuando no es su hijo. —Trato de ocultar mi sonrisa, pero ella me da un puñetazo en el brazo—. ¿Dijiste que sí?
Asiento, lo cual la hace saltar arriba y abajo. Ella hala mi mano hacia adelante y frunce el ceño al ver que no estoy usando un anillo.
—Vamos a esperar hasta que todo se calme. No es momento para celebrar, ¿sabes? Ambos perdimos a nuestro amigo y aunque estamos felices y enamorados, Ino y los niños son más importantes para nosotros que decirle a todo el mundo que por fin nos vamos a casar.
Shizune envuelve sus brazos alrededor de mí, sujetándome con fuerza.—Él te hará feliz, Saku.
—Ya lo hace —respondo cuando ella da un paso atrás. Ya puedo ver las ruedas girando en su cabeza y esto solo consolida lo que le dije a Deidara: tenemos que fugarnos.
Ella se voltea y comienza a trabajar de nuevo.
—¿Crees que él adoptará a Kai? —, Dejo caer mis tijeras al suelo, apenas fallando mi pie. Me aclaro la garganta.
—Yo… yo no estoy segura de eso.
—¿Por qué no? Lo ha estado criando desde que él tenía qué, ¿tres años?
Me muerdo el labio y asiento hacia ella.
—Nunca lo hemos discutido y en realidad no quiero hablar del papá de Kai en estos momentos. Ella me mira y sonríe.
—Está bien —dice, pero sé que preguntará de nuevo.
No he pensado en el papá de Kai en años. No, eso no es cierto. Más como en horas, y más aún desde que Sasuke murió. No sé si él sabe sobre Sasuke o incluso si le importa. Solo espero que no se aparezca por aquí.
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Capitulo 3
naruto
Salí en la noche para evitar que la gente me siguiera. Dormí durante todo el día y llegué a casa en setenta y dos horas.
En casa.
Qué extraña palabra. Desde que puedo recordar, he vivido en un hotel. Son fáciles, tranquilos y con seguridad de primera clase. Nunca he tenido que irme si no quería. Tengo a alguien que me hace la compra de la comida y de la ropa. Cuando algo se rompe, hay alguien allí para arreglarlo y mis invitados están seleccionados.
El clima es más frío de lo que recordaba. Espero que mi doncella empacara la ropa apropiada. Shion me tiene que enviar un nuevo traje al hotel. Ella quería venir conmigo como apoyo moral, pero me negué. No la necesito. No la quiero aquí. Solo entrar y salir, le dije.
Salvo que la dejé un par de días antes de lo previsto porque necesito tiempo para verla. Incluso si es solo para verla desde el otro lado de la calle, necesito más tiempo para recordarme a mí mismo por qué dejé la Universidad y que sus sueños pasaran incontables días en un estrecho estudio y noches sin dormir viajando en autobús al otro lado del país.
Necesito la visión de ella de que punto de conducir a casa es la decisión correcta para mí, independientemente de que la herí.
Necesito saber si ella ha seguido adelante, espero que ella lo tenga.
¿Cuántos hijos tiene? Y, ¿cómo se gana la vida su esposo? Espero que la trate mejor de lo que yo lo hice porque se lo merece y mucho más…
Entrando en Holiday Inn, en las afueras de Konoha, apagué mi moto antes de que el director venga a decirme que estoy perturbando su paz.
Pongo el pie debajo de apoyo y mi casco, me deslizo en un par de gafas falsificadas y tiro de una gorra de béisbol sobre mi cabeza. Sé que los rumores se extenderán una vez que ponga un pie en Konoha, pero por unos pocos días me gustaría ser anónimo. Deslizo en mis brazos mi estuche de guitarra a prueba de agua y la desengancho de la parte trasera de mi moto.
El paseo hasta el vestíbulo es minuciosamente largo. Este hotel se encuentra cerca de la autopista y el ruido está muy presente. Este es el hotel más modesto y nadie del pueblo se le ocurriría mirar por mí aquí. Recuerdo cuando le dije a Shion de reservar mi habitación aquí y pensé que me mataba con solo decir que era un hotel de tres estrellas. Sin embargo, aquí estoy caminando en un pobre vestíbulo con la televisión a todo volumen y el café rancio en un bote junto a rosquillas de la mañana.
—¿Cómo puedo ayudarte? —La empleada está hablando incluso antes de que esté en la puerta. Su voz es muy aguda y molesta, un agudo y doloroso recordatorio de uñas en la pizarra. Su pelo tira hacia atrás con tanta fuerza que su rostro no tiene más remedio más que sonreír. Sus labios están pintados de color rojo Hollywood.
Quiero darle un pañuelo de papel en la mano y decirle que los chicos de Hollywood realmente no van a por los labios pintados de rojo porque son la evidencia.
Pero no lo hago. No digo hola ni tampoco le sonrío. Solo quiero llegara mi habitación y tal vez dormir un poco.
—Tengo que registrarme —le digo. Le entrego mi licencia de conducir y espero. Mis dedos comienzan a tamborilear sobre el mostrador mientras mira los nombres en el ordenador. Cada vez que me mira, sonríe y yo quiero dar un paso atrás. Alguien debería decirle que usa demasiado maquillaje y que si tira más de su cabello se quedará calva.
—¿Es el señor Namizake tú papá? Él es el profesor de ciencias políticas de mi clase —pregunta con un brillo de esperanza en sus ojos.
Niego con la cabeza, aunque la respuesta es probablemente sí. Lo sabría pero no me habla desde que abandoné la Universidad.
—Oh, bueno, eso es muy malo. Él es realmente un gran profesor.
—Qué suerte —le digo. Su cara es inexpresiva ante mi falta de entusiasmo.
—Si hay algo que pueda hacer por ti, házmelo saber —dice de nuevo con su aguda e infantil voz. Ella deja las tarjetas magnéticas en el mostrador y me pide que llene la hoja de registro del automóvil. Escribo solo la información pertinente, evitando la marca y modelo de la moto. No necesitan saberlo.
Recojo las tarjetas-llave y me meto en el ascensor. Cuando entro, miro la tarjeta y suspiro. Estoy en el sexto piso, el más alto que tienen, pero no lo suficientemente alto para mí. Esto bastará y es solo a corto plazo. Solo estoy aquí para decir adiós a Sasuke y verla un rato antes de volver a mi vida.
Los pasillos apestan. Eso es lo primero que noto cuando salgo del ascensor. Eso y la horrible alfombra que recubre los pasillos. Detesto el olor a tabaco rancio. Me meto en mi habitación, dejando caer mi bolso sobre una de las camas dobles. Me acerco a la puerta corredera de cristal, abro las gruesas y oscuras cortinas mirando las luces de Konoha.
Deslizo el pestillo y abro la puerta, dejando entrar el aire frío. El sonido de cristales rotos me hace mirar a la izquierda. Inmediatamente, ojalá no lo hubiera hecho porque sola en la distancia se está la torre de agua de Sasuke y yo, junto con algunos otros que utilizábamos para subir después de nuestros juegos. Nos gustaba tener una caja de cerveza por ahí y dejar a las chicas abajo y ver quién golpeaba la cama de mi camioneta con sus botellas vacías.
—Parece que alguien está llevando a cabo nuestra tradición —le digo a nadie.
Flash Back
—Sasuke-kun, ven aquí abajo. Me siento sola —grita Ino hacia él.
Las risas entre nosotros y las chicas eran suficientes para mantener un flujo constante de ruido en el aire.
—Te amo bebé —le grita a través de sus manos ahuecadas a Sasuke.
—Me voy a casar con esa chica y hacer los bebés más hermosos con ella.
Empezamos a reír, pero yo sé que es verdad. Ino camina en el agua hacia dónde está Sasuke. Conozco el sentimiento. Miro hacia abajo y veo la silueta de mi chica de pie junto a mi coche, mi chaqueta de letterman me hace ponerme furioso porque está envuelta a su alrededor. Pero esta es la tradición.
—Sé un hombre —le digo, dándole una palmadita en la espalda.
—Boda doble —grita mientras vomito mi cerveza en el aire.
—Tío, eres un hombre. No se supone que hablemos de bodas y mierdas —dice Kiba resoplando antes de beber su cerveza.
Sasuke se encoge de hombros.
—Cuando amas a alguien, simplemente lo sabes.
Fin del flash back
Nada es igual y todo podría haber sido como fue planeado. Sasuke no se supone que se habría ido. En todo caso, debería ser yo. Cometí un error en el plan.
Doy un paso atrás en la habitación, cerrando la ventana y tirando de las cortinas. Cuando miro la cama, se está burlando de mí, diciéndome que no estoy invitado. No me desea tanto como yo no la quiero.
No puedo quedarme aquí. Esta habitación me va a ahogar. Me deshago de mi disfraz y agarro mi chaqueta y mi casco, pero de nuevo, tal vez no. La última vez que fui de viaje en carretera tomé una decisión imprevista.
La señal de salida en color rojo de encima de la escalera es más tentadora que el ascensor. Golpeo mi hombro contra la puerta y bajo corriendo las escaleras, deslizándome por la barandilla como lo hacía cuando era más joven, algo que no he hecho en mucho tiempo.
Mi casco está antes de llegar al vestíbulo. Lo último que quiero es que la recepcionista trate de obtener alguna idea sobre quién soy.
Mi suerte, ella se dejaría entrar en mi habitación, mintiendo sobre un error de sábanas y esperando que las reclame. Voy a pasar.
—¿Necesitas una llamada de atención? —me pregunta mientras me apresuro a través del vestíbulo. ¿Habla en serio? Saco mi teléfono y miro la hora, es más de medianoche.
Niego con la cabeza.
—Estoy bien —le digo mientras abro la puerta y me dirijo a mi moto.
No hay nada como el rugido de un motor. La vibración solo me consuela. Hago girar el acelerador antes de patear mi moto a toda velocidad desgastando el suelo del estacionamiento. Siento que está mirando, y apostaría cualquier cosa a que se está lamiendo los labios con excitación.
Sin destino en mente me voy por las carreteras secundarias. Cuánto menos tráfico, mejor. Solo yo y la carretera y el sol que se cierne con la amenaza de asomar su fea cabeza para empezar otro día de mierda…
Estoy impresionado cuando llegó a la línea de Konoha. Bueno, en realidad no. He estado pensando en este pueblo sin parar desde que me enteré de lo de Sasuke. El pueblo es tranquilo, luces de hierro forjado iluminan el camino de las calles. Nada ha cambiado.
Me detengo mientras hago mi camino por la ciudad. Giro a la izquierda, giro a la derecha y termino en la calle donde crecí. Cuando paro frente a mi casa de la infancia, una luz en el exterior y otra en el interior, sé que mi padre está despierto. Nada ha cambiado.
La blanca casa de dos pisos con la roja puerta es la misma. No hay coches en la calzada, el césped está cuidado a la perfección. Mi habitación está a oscuras y me pregunto qué hicieron con ella. ¿Mis imágenes aún revisten el pasillo o las quitaron cuando les traicioné de la peor manera?
¿Qué van a decir cuando su desafiante hijo llame a la puerta y se quiera quedar a cenar?
Conduzco dos manzanas más abajo y a un lado paro frente a la casa de Haruno. No soy tonto al pensar que todavía vive aquí, pero sé que no se perdería esto a menos que ella y Ino ya no sean amigas.
La luz del porche se enciende y el señor Kizashi abre la puerta, el hombre que iba a ser mi suegro sale al porche. Sé que él no me puede ver a través de mi casco, pero tal vez se lo está preguntando.
Está allí y me mira fijamente y yo a él. Ha envejecido, al igual que yo asumo que mi padre también. Da un paso hacia abajo sobre la hierba y sé que es mi señal para irme. Golpeó el acelerador y salgo por la calle, dejando atrás al señor Kizashi en su patio preguntándose quién era yo.
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Capitulo 2
Sakura
Las palabras se convierten en un borrón cuanto más tiempo me quedo mirándolas.
El papel se moja con mis lágrimas. Las lágrimas que no han dejado de caer desde que recibí la llamada telefónica. Ahora estoy sosteniendo un formulario de pedido con su nombre en él. El ramillete del ataúd para ser hecho en nuestros colores de preparatoria: rojo y dorado. El ramillete de pie para ser hecho en los colores de su boda, nuestros colores universitarios: verde y blanco. Esto es lo que quiere Ino.
Ino va a enterrar a su esposo en pocos días y sin embargo está lo suficientemente bien como para tomar decisiones sobre qué tipo de flores adornarán el ataúd de su esposo. ¿Yo? Ni siquiera puedo lograr leer el formulario de pedido.
Cuando Ino llamó y me pidió que hiciera los arreglos florales tomó todo de mi parte decir que sí cuando realmente quería decir que no. No quiero hacer esto. Ni siquiera quiero pensar que Sasuke se ha ido. Lo he conocido desde el primer grado y ahora se ha ido. Él no se pasará por aquí el lunes para recoger su pedido habitual. Ino no va a recibir su docena de rosas semanal, algo que ha estado recibiendo desde que él comenzó a proponérsele a los diecisiete años.
Ellos fueron los afortunados, teniendo todo calculado en la escuela preparatoria y apegándose a ello. Yo pensé que también tenía eso, pero fui tomada por sorpresa en mi primer semestre en la universidad. Mi vida fue puesta patas arriba con unas cuantas palabras cortas y un portazo, creando un muro entre el amor de mi vida y yo.
Me levanto con las piernas temblorosas, limpio mis lágrimas y me dirijo hacia la puerta para darle la vuelta al cartel de “Cerrado” a “Abierto”. No quiero abrir hoy, pero tengo que hacerlo. Hay una boda, una fiesta de ex-alumnos y el funeral de Sasuke en los próximos días, y soy la afortunada de hacer todos sus arreglos florales.
Fijo la orden de Ino en la pizarra junto al resto de las órdenes.
Tengo que tratarla como a cualquier otro cliente a pesar de que es una a la que desearía no estar despachando.
Respira hondo, me digo a mí misma cuando me pongo a trabajar en la primera orden. Hay cuarenta ramilletes de muñeca y arreglos florales para la solapa que hacer hoy y lo único que quiero hacer es aplastar las rosas entre las palmas de mis manos y lanzarlas por la puerta.
Las campanitas de la puerta rompen mi concentración. Hora de poner una cara feliz. Shizune está caminando hacia mí, tazas de café en mano. Me limpio las manos en mi delantal verde y la encuentro en el mostrador.
—Gracias —le digo justo antes de sorber el líquido caliente. El camino a mi corazón es definitivamente a través de un café con leche acaramelado.
—Sabía que lo necesitabas. Podía sentir tu profundo deseo cuando estaba en la cola.
Shizune es mi trabajadora a medio tiempo y mi amiga a tiempo completo. Se mudó a Konoha hace tres años para escapar de un marido abusivo y encajó inmediatamente con Ino y conmigo.
—¿Cómo lo estás llevando? —pregunta. Me encojo de hombros, realmente sin querer hablar de las cosas ahora mismo.
Necesito superar el día. Cuando la noticia se empiece a extender van a volver antiguos compañeros de clase y, tan vano como suena, quiero lucir bien. No quiero lucir como si acabara de ser dejada, porque de todos modos eso es lo que la mayoría de ellos recuerda.
—Yo solo… —Escondo mis ojos detrás de mi mano—. No tengo recuerdos que no involucren a Sasuke. No sé qué va a suceder el lunes cuando abra y él no esté aquí para comprar las flores de Ino. Lo ha hecho durante más de diez años.
—Lo siento tanto, Saku. Desearía que hubiese algo que pudiera hacer por ustedes.
—Solo estar ahí para Ino es suficiente. Yo me encargaré de mis propios sentimientos.
Shizune rodea el mostrador y me da un abrazo antes de ir a ponerse el delantal. Estoy agradecida por su ayuda, sobre todo hoy. Tal vez pueda pasarle los preparativos del funeral y centrarme en lo alegre.
Pero, pensándolo mejor, tal vez no. De pie en el frente, mirando dentro de la tienda está el señor Uchiha. Se ve perdido.
—Ya vengo —le digo a Shizune cuando me deslizo por la puerta. El clima es ventoso con un frío en el aire. Definitivamente no es un día de otoño promedio aquí.
—Señor Uchiha —digo, extendiendo la mano para tocarle el brazo. Él perdió a su esposa el año pasado debido al cáncer y ahora su hijo… no puedo imaginarlo.
—Sakura. —Su voz es entrecortada, ronca. Sus ojos están demacrados y enrojecidos—. Estaba caminando y cuando miré a la ventana de aquí recordé la primera vez que tuve que traer a Sasuke para conseguirle flores a Ino. Ellos iban a algún baile y yo los iba a llevar. —Él niega con la cabeza, como si no estuviera seguro de si lo está inventando o si no quiere recordar más.
—Eso fue hace mucho tiempo, señor Uchiha ¿Quiere venir adentro y llamaré a Ino por usted? Tal vez ella pueda venir a recogerlo.
Él niega con la cabeza.
—No quiero molestar a Ino. Ella tiene suficiente de qué preocuparse como para tener que cuidar de su suegro. —Él deja de hablar de repente, con los ojos vidriosos. Miro a mi alrededor para ver si hay algo que ha llamado su atención—. ¿Sigo siendo su suegro?
Mi mano cubre mi boca, pero no puede ahogar mi llanto.
—Por supuesto que sí —susurro—. Ella es su sol, usted es el único que puede llamarla así, sabe. Ella lo quiere como si fuese su propio padre.
El señor Uchiha me mira y asiente antes de irse caminando. Quiero seguirlo y asegurarme de que llega a su casa o a donde sea que decida ir, pero me quedo congelada en la acera viéndolo alejarse.
Sasuke nunca sabrá el impacto que ha tenido en todas las personas en Konoha.
Cuando logro regresar a la tienda, Shizune está sacando las rosas para los ramilletes fúnebres. Doy un suspiro de alivio dado que no tuve que pedírselo. Ella simplemente lo sabía. Camino detrás de ella y envuelvo mis brazos a su alrededor, abrazándola, dándole las gracias por ser una buena amiga.
Las órdenes llegan como locas, la mayoría de ellas para Ino o para el servicio. Mantengo mi chico de repartos ocupado hoy y cada vez que él entra está sonriendo de oreja a oreja. No puedo imaginar por qué. La mayoría de la gente no da propina cuando reciben flores para un funeral, a menos que, por supuesto, seas la señora Yamanaka, la presumida mamá plástica de Ino que es todo lo que la palabra “apropiada” representa.
Shizune y yo trabajamos lado a lado. Trato de no prestar atención, pero no puedo dejar de echarle un vistazo cada pocos minutos. Los arreglos están saliendo a la perfección. Me gustaría pensar que Sasuke estaría impresionado.
—¿Cuándo le vas a decir que sí a Deidara?
Amenazo con apuñalar a Shizune con mis tijeras de podar.
—Me lo pidió de nuevo la otra noche —, digo mientras saco un poco de gipsófila para cortar.
—¿Qué número es? —, Me encojo de hombros.
—He perdido la cuenta—. Shizune lanza sus tijeras y coloca las manos en sus caderas.
—¿Qué demonios estás esperando? Él tiene un buen trabajo, te ama y se preocupa por Kai. No muchos hombres quieren hacer el rol de papá cuando no es su hijo. —Trato de ocultar mi sonrisa, pero ella me da un puñetazo en el brazo—. ¿Dijiste que sí?
Asiento, lo cual la hace saltar arriba y abajo. Ella hala mi mano hacia adelante y frunce el ceño al ver que no estoy usando un anillo.
—Vamos a esperar hasta que todo se calme. No es momento para celebrar, ¿sabes? Ambos perdimos a nuestro amigo y aunque estamos felices y enamorados, Ino y los niños son más importantes para nosotros que decirle a todo el mundo que por fin nos vamos a casar.
Shizune envuelve sus brazos alrededor de mí, sujetándome con fuerza.—Él te hará feliz, Saku.
—Ya lo hace —respondo cuando ella da un paso atrás. Ya puedo ver las ruedas girando en su cabeza y esto solo consolida lo que le dije a Deidara: tenemos que fugarnos.
Ella se voltea y comienza a trabajar de nuevo.
—¿Crees que él adoptará a Kai? —, Dejo caer mis tijeras al suelo, apenas fallando mi pie. Me aclaro la garganta.
—Yo… yo no estoy segura de eso.
—¿Por qué no? Lo ha estado criando desde que él tenía qué, ¿tres años?
Me muerdo el labio y asiento hacia ella.
—Nunca lo hemos discutido y en realidad no quiero hablar del papá de Kai en estos momentos. Ella me mira y sonríe.
—Está bien —dice, pero sé que preguntará de nuevo.
No he pensado en el papá de Kai en años. No, eso no es cierto. Más como en horas, y más aún desde que Sasuke murió. No sé si él sabe sobre Sasuke o incluso si le importa. Solo espero que no se aparezca por aquí.
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Capitulo 3
naruto
Salí en la noche para evitar que la gente me siguiera. Dormí durante todo el día y llegué a casa en setenta y dos horas.
En casa.
Qué extraña palabra. Desde que puedo recordar, he vivido en un hotel. Son fáciles, tranquilos y con seguridad de primera clase. Nunca he tenido que irme si no quería. Tengo a alguien que me hace la compra de la comida y de la ropa. Cuando algo se rompe, hay alguien allí para arreglarlo y mis invitados están seleccionados.
El clima es más frío de lo que recordaba. Espero que mi doncella empacara la ropa apropiada. Shion me tiene que enviar un nuevo traje al hotel. Ella quería venir conmigo como apoyo moral, pero me negué. No la necesito. No la quiero aquí. Solo entrar y salir, le dije.
Salvo que la dejé un par de días antes de lo previsto porque necesito tiempo para verla. Incluso si es solo para verla desde el otro lado de la calle, necesito más tiempo para recordarme a mí mismo por qué dejé la Universidad y que sus sueños pasaran incontables días en un estrecho estudio y noches sin dormir viajando en autobús al otro lado del país.
Necesito la visión de ella de que punto de conducir a casa es la decisión correcta para mí, independientemente de que la herí.
Necesito saber si ella ha seguido adelante, espero que ella lo tenga.
¿Cuántos hijos tiene? Y, ¿cómo se gana la vida su esposo? Espero que la trate mejor de lo que yo lo hice porque se lo merece y mucho más…
Entrando en Holiday Inn, en las afueras de Konoha, apagué mi moto antes de que el director venga a decirme que estoy perturbando su paz.
Pongo el pie debajo de apoyo y mi casco, me deslizo en un par de gafas falsificadas y tiro de una gorra de béisbol sobre mi cabeza. Sé que los rumores se extenderán una vez que ponga un pie en Konoha, pero por unos pocos días me gustaría ser anónimo. Deslizo en mis brazos mi estuche de guitarra a prueba de agua y la desengancho de la parte trasera de mi moto.
El paseo hasta el vestíbulo es minuciosamente largo. Este hotel se encuentra cerca de la autopista y el ruido está muy presente. Este es el hotel más modesto y nadie del pueblo se le ocurriría mirar por mí aquí. Recuerdo cuando le dije a Shion de reservar mi habitación aquí y pensé que me mataba con solo decir que era un hotel de tres estrellas. Sin embargo, aquí estoy caminando en un pobre vestíbulo con la televisión a todo volumen y el café rancio en un bote junto a rosquillas de la mañana.
—¿Cómo puedo ayudarte? —La empleada está hablando incluso antes de que esté en la puerta. Su voz es muy aguda y molesta, un agudo y doloroso recordatorio de uñas en la pizarra. Su pelo tira hacia atrás con tanta fuerza que su rostro no tiene más remedio más que sonreír. Sus labios están pintados de color rojo Hollywood.
Quiero darle un pañuelo de papel en la mano y decirle que los chicos de Hollywood realmente no van a por los labios pintados de rojo porque son la evidencia.
Pero no lo hago. No digo hola ni tampoco le sonrío. Solo quiero llegara mi habitación y tal vez dormir un poco.
—Tengo que registrarme —le digo. Le entrego mi licencia de conducir y espero. Mis dedos comienzan a tamborilear sobre el mostrador mientras mira los nombres en el ordenador. Cada vez que me mira, sonríe y yo quiero dar un paso atrás. Alguien debería decirle que usa demasiado maquillaje y que si tira más de su cabello se quedará calva.
—¿Es el señor Namizake tú papá? Él es el profesor de ciencias políticas de mi clase —pregunta con un brillo de esperanza en sus ojos.
Niego con la cabeza, aunque la respuesta es probablemente sí. Lo sabría pero no me habla desde que abandoné la Universidad.
—Oh, bueno, eso es muy malo. Él es realmente un gran profesor.
—Qué suerte —le digo. Su cara es inexpresiva ante mi falta de entusiasmo.
—Si hay algo que pueda hacer por ti, házmelo saber —dice de nuevo con su aguda e infantil voz. Ella deja las tarjetas magnéticas en el mostrador y me pide que llene la hoja de registro del automóvil. Escribo solo la información pertinente, evitando la marca y modelo de la moto. No necesitan saberlo.
Recojo las tarjetas-llave y me meto en el ascensor. Cuando entro, miro la tarjeta y suspiro. Estoy en el sexto piso, el más alto que tienen, pero no lo suficientemente alto para mí. Esto bastará y es solo a corto plazo. Solo estoy aquí para decir adiós a Sasuke y verla un rato antes de volver a mi vida.
Los pasillos apestan. Eso es lo primero que noto cuando salgo del ascensor. Eso y la horrible alfombra que recubre los pasillos. Detesto el olor a tabaco rancio. Me meto en mi habitación, dejando caer mi bolso sobre una de las camas dobles. Me acerco a la puerta corredera de cristal, abro las gruesas y oscuras cortinas mirando las luces de Konoha.
Deslizo el pestillo y abro la puerta, dejando entrar el aire frío. El sonido de cristales rotos me hace mirar a la izquierda. Inmediatamente, ojalá no lo hubiera hecho porque sola en la distancia se está la torre de agua de Sasuke y yo, junto con algunos otros que utilizábamos para subir después de nuestros juegos. Nos gustaba tener una caja de cerveza por ahí y dejar a las chicas abajo y ver quién golpeaba la cama de mi camioneta con sus botellas vacías.
—Parece que alguien está llevando a cabo nuestra tradición —le digo a nadie.
Flash Back
—Sasuke-kun, ven aquí abajo. Me siento sola —grita Ino hacia él.
Las risas entre nosotros y las chicas eran suficientes para mantener un flujo constante de ruido en el aire.
—Te amo bebé —le grita a través de sus manos ahuecadas a Sasuke.
—Me voy a casar con esa chica y hacer los bebés más hermosos con ella.
Empezamos a reír, pero yo sé que es verdad. Ino camina en el agua hacia dónde está Sasuke. Conozco el sentimiento. Miro hacia abajo y veo la silueta de mi chica de pie junto a mi coche, mi chaqueta de letterman me hace ponerme furioso porque está envuelta a su alrededor. Pero esta es la tradición.
—Sé un hombre —le digo, dándole una palmadita en la espalda.
—Boda doble —grita mientras vomito mi cerveza en el aire.
—Tío, eres un hombre. No se supone que hablemos de bodas y mierdas —dice Kiba resoplando antes de beber su cerveza.
Sasuke se encoge de hombros.
—Cuando amas a alguien, simplemente lo sabes.
Fin del flash back
Nada es igual y todo podría haber sido como fue planeado. Sasuke no se supone que se habría ido. En todo caso, debería ser yo. Cometí un error en el plan.
Doy un paso atrás en la habitación, cerrando la ventana y tirando de las cortinas. Cuando miro la cama, se está burlando de mí, diciéndome que no estoy invitado. No me desea tanto como yo no la quiero.
No puedo quedarme aquí. Esta habitación me va a ahogar. Me deshago de mi disfraz y agarro mi chaqueta y mi casco, pero de nuevo, tal vez no. La última vez que fui de viaje en carretera tomé una decisión imprevista.
La señal de salida en color rojo de encima de la escalera es más tentadora que el ascensor. Golpeo mi hombro contra la puerta y bajo corriendo las escaleras, deslizándome por la barandilla como lo hacía cuando era más joven, algo que no he hecho en mucho tiempo.
Mi casco está antes de llegar al vestíbulo. Lo último que quiero es que la recepcionista trate de obtener alguna idea sobre quién soy.
Mi suerte, ella se dejaría entrar en mi habitación, mintiendo sobre un error de sábanas y esperando que las reclame. Voy a pasar.
—¿Necesitas una llamada de atención? —me pregunta mientras me apresuro a través del vestíbulo. ¿Habla en serio? Saco mi teléfono y miro la hora, es más de medianoche.
Niego con la cabeza.
—Estoy bien —le digo mientras abro la puerta y me dirijo a mi moto.
No hay nada como el rugido de un motor. La vibración solo me consuela. Hago girar el acelerador antes de patear mi moto a toda velocidad desgastando el suelo del estacionamiento. Siento que está mirando, y apostaría cualquier cosa a que se está lamiendo los labios con excitación.
Sin destino en mente me voy por las carreteras secundarias. Cuánto menos tráfico, mejor. Solo yo y la carretera y el sol que se cierne con la amenaza de asomar su fea cabeza para empezar otro día de mierda…
Estoy impresionado cuando llegó a la línea de Konoha. Bueno, en realidad no. He estado pensando en este pueblo sin parar desde que me enteré de lo de Sasuke. El pueblo es tranquilo, luces de hierro forjado iluminan el camino de las calles. Nada ha cambiado.
Me detengo mientras hago mi camino por la ciudad. Giro a la izquierda, giro a la derecha y termino en la calle donde crecí. Cuando paro frente a mi casa de la infancia, una luz en el exterior y otra en el interior, sé que mi padre está despierto. Nada ha cambiado.
La blanca casa de dos pisos con la roja puerta es la misma. No hay coches en la calzada, el césped está cuidado a la perfección. Mi habitación está a oscuras y me pregunto qué hicieron con ella. ¿Mis imágenes aún revisten el pasillo o las quitaron cuando les traicioné de la peor manera?
¿Qué van a decir cuando su desafiante hijo llame a la puerta y se quiera quedar a cenar?
Conduzco dos manzanas más abajo y a un lado paro frente a la casa de Haruno. No soy tonto al pensar que todavía vive aquí, pero sé que no se perdería esto a menos que ella y Ino ya no sean amigas.
La luz del porche se enciende y el señor Kizashi abre la puerta, el hombre que iba a ser mi suegro sale al porche. Sé que él no me puede ver a través de mi casco, pero tal vez se lo está preguntando.
Está allí y me mira fijamente y yo a él. Ha envejecido, al igual que yo asumo que mi padre también. Da un paso hacia abajo sobre la hierba y sé que es mi señal para irme. Golpeó el acelerador y salgo por la calle, dejando atrás al señor Kizashi en su patio preguntándose quién era yo.
Dark96- Consejo de escritores
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Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
Geniales capítulos, la historia me atrapa, espero el siguiente capítulo con ansias.
Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
bueno como es constumbre aqui dos capitulos mas, espero los disfruten y que comenten
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Capitulo 4
Sakura
Me detengo en la entrada del modesto rancho de Ino y Sasuke, junto a los triciclos rosas posados en el patio.
No puedo obligarme a salir del coche. Es como aceptar lo inevitable. Sé que nada traerá de vuelta a Sasuke o cambiará lo que ha ocurrido, pero quizás pueda prolongarlo un poco más.
—Tía Saku, ¿qué estás haciendo?
Salto ante la pequeña voz que me habla. Kaede me está mirando, de pie junto al lado del pasajero del coche.
Su pelo oscuro y lizo está atado en dos coletas a los lados atadas con cintas y su sonrisa desdentada me alegra el día.
—Nada, cariño, solo estaba pensando —digo mientras salgo del coche y camino hacia donde está ella. Lleva su jersey de fútbol de los domingos y pantalones de chándal y tiene un balón de fútbol bajo el brazo. Es exactamente igual a Sasuke.
—¿Dónde está Kai?
—En el colegio.
Su cara cae mientras mira hacia el suelo. Su pequeño pie en deportivas comienza a balancearse adelante y atrás.
—Mamá dice que no tenemos que ir al colegio todavía. —Su voz se apaga.
Lucho contra las lágrimas mientras mi corazón se rompe por ella y su hermana. Solo han tenido cinco años con su padre y solo lo recordarán si tienen suerte. Me inclino hacia ella y limpio una lágrima de su mejilla.
—Kai puede venir después de la escuela y antes de irse al entrenamiento, ¿de acuerdo?
Ella asiente con la cabeza y la llevo a mis brazos, conduciéndola a su una-vez-feliz hogar.
Es la primera vez que estoy en la casa Yamanaka desde que recibimos la llamada. Vine aquí para estar con las chicas mientras Ino estaba en el hospital esperando por una señal de que Sasuke iba a conseguirlo. Pasé por el piso, el mismo piso por el que ellos pasaban cuando las niñas tenían un resfriado o la gripe y los mantenían despiertos por la noche.
El mismo piso en el que Sasuke botó un plato lleno de pollo cuando tropezó con una bolsa de balones de fútbol que olvidó guardar después de la práctica. Ino y yo nos reímos tan fuerte. Cuando Sasuke se levantó, tenía grasa de pollo por toda la cara. Una mirada y Ino supo que él iba a perseguirla así.
Bajé a Kaede y le di un beso en la frente. No sabía cómo consolarla a ella y a su hermana, mucho menos a su madre.
—¿Dónde está tu hermana? —le pregunté.
Kaede se encogió de hombros.
—Supongo que con mamá.
—Tía Saku, ¿quién va a ver el fútbol conmigo ahora? —Su voz se rompe cuando hace la pregunta más simple de todas. Por lo general tengo respuesta para todo, pero cuando la miro a los ojos no sé qué decirle porque no hay una respuesta. Podría ser yo una semana o el señor Uchiha, pero nunca será Sasuke. Él era su chico del fútbol.
—Estoy seguro de que a Deidara le encantaría, incluso a Kai. Tal vez tu abuelo pueda venir los domingos.
—No es lo mismo —susurra antes de dejarme en el centro de la sala, rodeada de nada más que recuerdos, una vez capturados por la lente de la vida real y congelados en el pasado.
Y a veces no son suficientes. Habrán muchos recuerdos habrá que no contendrán a Sasuke.
—Oye. —Me giro para encontrar a Ino detrás de mí. Su cabello está recogido en un moño descuidado y lleva una de las camisas de Sasuke.
No puedo retener un sollozo lloroso mientras me apresuro a abrazarla. Ella llora en mi pecho, sus sollozos rompiendo mi reserva.
—Lo siento mucho —le digo en voz baja. Sus manos se aferran a mi camisa mientras lucha por controlarse. Ella estaba ahí para mí cuando mi mundo se vino abajo y voy a estar ahí para ella, aunque me mate.
Cuando se echa hacia atrás le limpio las lágrimas, igual que hice por Kaede.
—Ayer parecías estar bien —le digo tratando de recordarle que tiene algunos momentos buenos.
—Ayer no tenía que tomar ninguna decisión, salvo de qué color quería las flores. Hoy tengo que elegir un ataúd y llevar... —Toma una profunda respiración, tapándose la cara con las manos. Su anillo de compromiso de diamantes brilla, captando la luz del sol—. Tengo que escoger su último traje y no sé qué querría llevar.
Esto es algo que ni siquiera puedo imaginar. Yo no sabría qué hacer. Cuando las cosas cambiaron para mí me quise morir, pero Ino y Sasuke me mantuvieron unida. Fueron mi pegamento. El amor de mi vida no murió, él tan solo decidió que yo no era lo que él necesitaba en su vida y se fue. No tuve que enterrarlo o limpiar su oficina. Él se llevó mi corazón cuando cerró la puerta.
—Quizás deberías preguntarle a las chicas que quieren que se ponga. Deja que te ayuden, porque vas a necesitarlas para pasar por todo esto. Sé que Kaede está preocupada por quien verá el fútbol con ella los domingos.
—Lo sé. —Suspira profundamente—. Ella quiere saber quién la va a arropar por las noches, porque nadie lo hace como papá.
La empujo de vuelta a mis brazos y abrazo a mi amiga. No hay palabras que yo pueda decirle para ayudar a resolver este problema, solo el tiempo lo hará. Pero el tiempo duele.
Ino toma mi consejo y le pide a las gemelas que la ayuden a elegir el último traje de su padre. Cuando salen, las tres sostienen cosas que no combinan. Ino me muestra un par de oscuros pantalones de vestir. Kaede levanta su camiseta de entrenar y Elle me enseña los zapatos con los que va a ser enterrado, un taco y un tenis. Esbozo una sonrisa que las hace reír.
Es perfecto y muy como Sasuke.
El trayecto a la casa funeraria es tranquilo. Ino juega con sus anillos, como hizo cuando se comprometió. Miro mi mano desnuda, y me pregunto cuando deslizará Deidara un anillo en mi dedo. No es necesario que enunciemos el compromiso, la gente lo está esperando. Deidara y yo hemos estado juntos durante seis años.
Era el momento de tomar una decisión. Un hombre como Deidara no va a esperar siempre. Todo el mundo dice que es una gran captura, ya que es el único de nosotros que realmente hizo algo con su educación, y tienen razón. Sería estúpido no casarse con el pediatra de la ciudad.
La elección de un ataúd es mucho más difícil de lo que parece. Puedes escoger el tipo de madera, las incrustaciones y el color todas las cosas que Ino tiene que decidir tienen que ser en una oficina que huele a gente muerta.
Ino tiene que escoger la música, los programas y la lista de los portadores del féretro. Observo como escribe los nombres, dejando en blanco el sexto lugar.
—Se te ha olvidado uno —señalo.
Ella niega con la cabeza.
—Por si acaso —dice.
No tiene que explicar lo que quiere decir, sé a lo que se refiere, pero no quiero pensar en… él
Después de dejarla, me dirijo a casa. Kai debería haber vuelto del colegio, y yo solo quiero abrazarlo hasta que esté razonablemente segura de que no me va a dejar jamás.
—¿Kai? —lo llamo mientras entro en casa.
La televisión está encendida y lo encuentro tirado en el sofá. Está viendo una película de un viejo partido de Deidara y Sasuke en la escuela preparatoria. Oigo el familiar nombre y miro hacia a Kai, pasándole los dedos por el pelo.
—¿Qué haces, amigo?
—Solo estoy viéndolo —dice, su pelo desordenado en mi mano.
Lo empujo a mi regazo y lo abrazo. Me encanta que siga siendo mi niño cuando necesito que lo sea.
—Estas muy graciosa, mamá. —Él se echa a reír. Le suelto el pelo y pellizco su oreja para seguir escuchando sus risas.
—Espera a que tengas mi edad y mires tus videos.
—¿Hay alguien en casa?
—Aquí —grito mientras Deidara entra en casa. Echa un vistazo a lo que estamos viendo y se pone detrás de mí, envolviendo su brazo alrededor de mis hombros.
—¿Por qué estamos viendo esto? —susurra en mi oído. Me encojo de hombros y señalo hacia Kai. Deidara sabe que nunca lo pondría, viendo esos reflejos que no hacen más que abrir viejos recuerdos.
Kai sigue riéndose y diciéndole a Deidara lo graciosos que nos veíamos en el instituto. Cada vez, le recuerdo que tengo fotos suyas de bebé, desnudo, y que se las enseñaré a todas sus novias.
Konoha gana el partido y esa es mi señal para apagarlo. Busco allí el botón, el pánico invadiéndome. No quiero ver lo que hay al final.
—Mamá, ¿a quién estás besando?
Miro la pantalla y veo al chico que acosa mis sueños y mi realidad. Se vuelve y mira a la cámara, sus brazos a mi alrededor. Cuando veo sus ojos azules me muerdo el labio.
Desde que Sasuke murió, he estado pensando cada vez más en él, y me pregunto si es feliz. Me levanto y apago la TV, para no tener que mirarlo más.
—No es nadie, bebé —le digo mientras salgo de la habitación.
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Capitulo 5
Naruto
Conducir por la noche de anoche fue un error. Detenerse frente a la casa de Haruno fue un lapso total de mi juicio. Me sorprendí al encontrar al Sr. Kizashi despierto, y mucho menos dispuesto
a venir fuera y ver a un desconocido en una moto, especialmente vestido de negro.
Las paredes de esta habitación de hotel se están acercando, y rápido. Debería de haberme quedado más lejos de la ciudad donde podría al menos tener una suite con espacio para moverme. Necesito pasear y pensar.
Pensar en qué es lo que voy a hacer cuando la vea. Solo quiero verla. Necesito saber que ella está bien y es feliz. Que ella ha seguido adelante con su vida y que yo no soy más que un pequeño punto en su radar.
Tal vez compre mi música porque ella puede decir que una vez me conocía, hace mucho tiempo. La he imaginado muchas veces de pie en la fila de la tienda de comestibles o en la Rolling Stone cuando estoy en la portada.
Quiero pensar que ha leído los artículos y me ve a mí hablar de ella sin decir su nombre. Que ella haya creado una lista de reproducción en su iPod de todas las canciones que hablan sobre ella, que ella sepa que nunca he dejado de amarla.
Libro mis puños de mi cabeza.
—Eres tan estúpido, Naruto. Ella no es una puta que se preocupa por ti. La dejaste y cambió su número para que no tuviera que escuchar el llanto de su correo de voz.
Tengo que salir del hotel, ya que mi estancia aquí me recuerda a ella y la noche en la que perdimos nuestra virginidad mutuamente y me está volviendo loco.
Con el casco puesto antes de llegar al vestíbulo, corro hacia la puerta evitando a la recepcionista que está trabajando en la mañana. Ella es en realidad, un poco más linda que la recepcionista de anoche, pero no mucho.
No hay nada peor que una mujer que se esfuerza demasiado.
Acelero a través de la carretera secundaria, tomo las curvas más rápido de lo que debería, pasando los coches que van muy lentos y rozando a un autobús lleno de niños. Cuernos, bocinazos y los niños rodando por las ventanas, con sus manos en el aire. No me molesto en mirar en el espejo para verlos moverse. Lo he hecho antes a lo idiota pensando que era el propietario de estas carreteras.
Sasuke y yo solíamos ser dueños de estas carreteras. Éramos tan estúpidos cuando éramos jóvenes. Siempre manejábamos y bebíamos demasiado rápido, por no hablar de los muchos juegos de béisbol-buzón.
Demonios, yo solía hacerlo-con-mi-chica mientras conducía, dejándola a horcajadas sobre mí solo para poder sentirla contra mí antes de caer rendido a su casa.
Noches calientes pasadas del verano en la parte de atrás de mi camioneta, mirando las estrellas, sosteniéndola entre mis piernas con mis brazos alrededor de ella. Le dije que la amaría para siempre. Le dije “te amo” primero y prometí que nunca le dejaría ir.
Me levanto y me detengo en un estacionamiento. Tengo que calmarme. Conduciendo como un idiota no resuelve nada. Lo último que quiero es mi nombre en el periódico porque estaba siendo imprudente. He trabajado duro para mantener mi imagen limpia. No más errores por mí culpa.
Cuando levanto la vista, veo que estoy en el Museo Allenville, un lugar dedicado a los deportes de la preparatoria. Salto de la moto y camino, pago la entrada de cinco dólares.
El interior es como un santuario. Estoy colgando del techo con las estadísticas de mi récord bajo mi foto. Hay una foto de Sasuke y yo juntos. Se suponía que romperíamos récords en la Universidad de Konoha, pero él quería estar cerca de Ino y optó por una escuela pública con ella. Él era inteligente.
Una gran foto de Sasuke está en el centro del museo con un pañuelo negro cubriendo los bordes. Hay una mesa al lado de la foto con más fotografías de él y yo con algunos chicos más. Estamos todos tan jóvenes con el uniforme de nuestro equipo, levantando el dedo índice diciéndole al mundo que somos los número uno. No tuvimos ninguna preocupación en el mundo, solo queríamos ganar. Uno de los balones de fútbol está a su lado.
Quiero tocarlo, sentir la piel de cerdo contra mis dedos, pero me detengo.
Esos días se han ido. Lo dejé todo atrás cuando hice las maletas y me fui a Suna por las brillantes luces de la gran ciudad.
Flash Back
—¿Oyes esa multitud? —me grita Sasuke antes de salir del túnel.
Este es nuestro último partido en la preparatoria y este años hemos sido invictos. Hemos aniquilado a la competencia. Sasuke está muy cerca de romper el récord estatal de yardas por tierra y me rompió el récord a principios de esta temporada. Ambos firmamos nuestras cartas de intención para la Universidad de
Konoha esta mañana. Y ahora estamos a punto de jugar nuestro título de cuarto estado.
—Sí hombre, lo oigo. Una locura, ¿verdad?
—Tiene que haber más gente que el año pasado.
Por supuesto que sí. Somos los mejores. Le doy una palmadita en el culo a mi chica cuando pasa con su falda de porrista blanco, oro y rojo mientras corre hacia arriba. Se da la vuelta y me mira con esa mirada en sus ojos. Sé lo que está esperando y tengo la intención de cumplir.
—¿Sabes lo sexy que eres cuando te muerdes el labio? Tienes esa mirada en tus ojos, Naruto. ¿Tienes planes para nosotros después? —susurra ella en mi oído.
Mi atención se centra ahora exclusivamente su lugar de juego mientras su mano se cuela por dentro de mi camiseta. No hay nada mejor que su piel contra la mía.
—Ya basta, ustedes dos —dice Sasuke mientras me da una palmada en la parte superior de la cabeza—. Si le das un stiffy2, algún apoyador romperá su pene.
Todos comenzamos a reír. Ella me dio un beso de despedida, diciéndome que les pateara el culo. Ella nunca me desea buena suerte, solo que les pateara el culo.
Me deslizo en mi casco y salgo corriendo hacia el campo. Corremos cruzando a las porristas y el cuerpo estudiantil. La música a todo volumen mientras nos anunciaban en el campo. Los padres y los fans están de pie en las gradas, gritando en voz alta.
Sasuke y yo vamos a un lado a calentar, siempre juntos. Tenemos una rutina y no vamos a romperla ahora.
Cuando suena el silbato, me centro con Sasuke a mi izquierda. El juego es para él. Él solo tiene que correr cien yardas para romper el récord estatal y voy a hacer que suceda esta noche. Nuestro primer juego es un hand-off3 hacia él, el rompe el primer tackle para ganar treinta yardas.
Esto lo hacemos una y otra vez hasta que su padre sostiene un cartel con un 100 y lo sé. Le doy la mano a Sasuke y trota hacia su padre. Se abrazan y los fans se vuelven locos.
Uchiha Sasuke acaba de establecer el récord estatal por tierra de nueve mil quinientas dos yardas.
Fin del flash back
Recuerdo ese partido como si fuera yo y de pie aquí me hace sentir como si lo fuera. Casi puedo oler los perritos calientes, los puestos de comida para cocinar y las palomitas de maíz. Puedo oír los gritos y sentir la vibración de los pies pisando fuerte las gradas.
Todavía puedo ver a la cara del señor Uchiha, cuando Sasuke rompió el récord. Yo quisiera que mi padre me mirara así.
Mientras camino a mi alrededor miro a todas partes. Los cuatro títulos estatales que ganamos de fútbol y dos de béisbol. Kamiya Deidara está mirando hacia mí, con su sonrisa de suficiencia mientras sostiene el premio del jugador más valioso. Quería ser yo.
Cuando llegó a Konoha me seguía a todas partes. Siempre estaba pasando el rato con nosotros como si fuera nuestro amigo de toda la vida, cuando lo único que quería era a mi chica.
Aparte de Sasuke, no sé qué le pasó a ninguno de mis compañeros de clase. No estuve en contacto porque no tenía nada que decir y no quería escuchar que fallé por abandonar la universidad. Tuve que tomar la mejor decisión para mí y lo hice a pesar de que sé que les dolió a todos, sobre todo a ella.
Cuando un grupo de chicos jóvenes vienen, huyo al baño. No espero que sepan quién soy, pero sus profesores puede que sí y no quiero firmar autógrafos o posar para fotos. Solo quiero ser yo aunque sea durante poco tiempo.
Cuando salgo de lo John hay un chico joven de pie en el mostrador con las manos bajo el agua. Lo miro a través del espejo. Está llorando a pesar de él está tratando de lavarse las lágrimas salpicándose con agua.
Es un niño pequeño y tiene el pelo un poco más largo de lo normal para los chicos de su edad. Tal vez está siendo intimidado y se está escondiendo aquí. Odio a los matones. Sasuke y yo no tolerábamos ninguna intimidación cuando estábamos en la escuela. Nos asegurábamos de ello.
—¿Estás bien, amigo? —Pido en contra de mi buen juicio. No quiero saberlo porque no quiero ver la confrontación, no puedo soportar ver llorar a los niños.
Él asiente con la cabeza y se tapa la cara.
—No debo hablar con extraños —dice. Chico inteligente.
—Tienes razón. Solo quiero asegurarme de que no necesitas un maestro ni nada.
—No, estoy bien.
—Buen trato.
Me lavo las manos mirando hacia atrás al niño a través del espejo. Está viendo todos mis movimientos, mirando los tatuajes de mis antebrazos, probablemente se está preguntando si lo voy a secuestrar ahora que ha hablado con un desconocido.
—Oye señor, yo te conozco.
Me limpio las manos en la toalla de papel sin mucho ímpetu.
—Señor, ¿eh? —le digo, sin hacer contacto visual.
—Sí, tú eres el del beso con mi madre en el video que tengo.
Vuelvo a pensar en mis muchos videos musicales y no recuerdo besar a nadie.
—¿Lo has visto en la tele? —pregunto.
—No, estabas en un uniforme de fútbol.
Me congelo. Solo he besado a una chica mientras llevaba un uniforme de fútbol. Miro al chico, realmente se parecen. Tiene el pelo Rubio y la barbilla alargada y sus penetrantes ojos azules.
No puede ser. No hay manera. Mierda.
—Ah, sí, ¿quién es tu madre? —le pregunto, jugando.
—Sakura Haruno.
41
—¿Es así? —pregunto apenas capaz de hacer que las palabras salgan de mi boca.
Asiente con la cabeza y sonríe realmente grande mostrando la falta de algunos dientes delanteros.
—¿Besabas a mí mamá mucho?
¿Qué le digo a este chico? No puedo decirle exactamente la verdad, sobre todo son saber lo que está pasando.
Sí, tu madre era realmente hermosa. Apuesto a que todavía lo es.
—Me tengo que ir. Nos vemos por ahí —digo. Antes de que tenga la oportunidad de responder, me voy por la puerta.
Corro al baño del museo tan rápido como puedo. El chico trató de hablar conmigo cuando pasé, pero le ignoré.
Necesito respuestas sin importar si estoy listo o no, ella me las dará.
Tengo que reducir la velocidad cuando llego a la calle principal. No me puedo permitir que alguien sospeche de mí a riesgo de ser detenido. Aparco enfrente de su tienda y miro la puerta un minuto.
He sabido de la florería por algunos años.
Cuando nuestros aniversarios venían o me sentía nostálgico, me metía en google y googleaba como un acosador loco y me enteraba de lo que estaba haciendo, pero no hay nada de lo que leí sobre un niño.
Conduzco alrededor hasta que está oscuro, a la espera para el cierre.
No quiero audiencia. Voy hacia arriba justo cuando sale de la tienda una cabeza azabache corta. Se abrazan despidiéndose y me mira.
Sus rasgos son suaves y no tiene miedo del desconocido en una
motocicleta negra.
Ella no sabe quién soy, está siendo amable. No tengo ningún plan en juego, a medida que voy avanzando.
Cambia el signo de abierto a cerrado. Si voy a hacer esto, tengo que hacerlo antes de que cierre la puerta.
Dejo mi casco, abro la puerta, la campana suena alertando mi presencia.
—Estamos cerrando —dice desde algún lugar de la tienda. No la puedo ver, pero pueda sentirla en la habitación.
Me quito el casco y dejo mis guantes sobre la encimera. Ella no me ve cuando llego a la esquina.
—¿Qué edad tiene, Cerezo?
_______________________________________________
Capitulo 4
Sakura
Me detengo en la entrada del modesto rancho de Ino y Sasuke, junto a los triciclos rosas posados en el patio.
No puedo obligarme a salir del coche. Es como aceptar lo inevitable. Sé que nada traerá de vuelta a Sasuke o cambiará lo que ha ocurrido, pero quizás pueda prolongarlo un poco más.
—Tía Saku, ¿qué estás haciendo?
Salto ante la pequeña voz que me habla. Kaede me está mirando, de pie junto al lado del pasajero del coche.
Su pelo oscuro y lizo está atado en dos coletas a los lados atadas con cintas y su sonrisa desdentada me alegra el día.
—Nada, cariño, solo estaba pensando —digo mientras salgo del coche y camino hacia donde está ella. Lleva su jersey de fútbol de los domingos y pantalones de chándal y tiene un balón de fútbol bajo el brazo. Es exactamente igual a Sasuke.
—¿Dónde está Kai?
—En el colegio.
Su cara cae mientras mira hacia el suelo. Su pequeño pie en deportivas comienza a balancearse adelante y atrás.
—Mamá dice que no tenemos que ir al colegio todavía. —Su voz se apaga.
Lucho contra las lágrimas mientras mi corazón se rompe por ella y su hermana. Solo han tenido cinco años con su padre y solo lo recordarán si tienen suerte. Me inclino hacia ella y limpio una lágrima de su mejilla.
—Kai puede venir después de la escuela y antes de irse al entrenamiento, ¿de acuerdo?
Ella asiente con la cabeza y la llevo a mis brazos, conduciéndola a su una-vez-feliz hogar.
Es la primera vez que estoy en la casa Yamanaka desde que recibimos la llamada. Vine aquí para estar con las chicas mientras Ino estaba en el hospital esperando por una señal de que Sasuke iba a conseguirlo. Pasé por el piso, el mismo piso por el que ellos pasaban cuando las niñas tenían un resfriado o la gripe y los mantenían despiertos por la noche.
El mismo piso en el que Sasuke botó un plato lleno de pollo cuando tropezó con una bolsa de balones de fútbol que olvidó guardar después de la práctica. Ino y yo nos reímos tan fuerte. Cuando Sasuke se levantó, tenía grasa de pollo por toda la cara. Una mirada y Ino supo que él iba a perseguirla así.
Bajé a Kaede y le di un beso en la frente. No sabía cómo consolarla a ella y a su hermana, mucho menos a su madre.
—¿Dónde está tu hermana? —le pregunté.
Kaede se encogió de hombros.
—Supongo que con mamá.
—Tía Saku, ¿quién va a ver el fútbol conmigo ahora? —Su voz se rompe cuando hace la pregunta más simple de todas. Por lo general tengo respuesta para todo, pero cuando la miro a los ojos no sé qué decirle porque no hay una respuesta. Podría ser yo una semana o el señor Uchiha, pero nunca será Sasuke. Él era su chico del fútbol.
—Estoy seguro de que a Deidara le encantaría, incluso a Kai. Tal vez tu abuelo pueda venir los domingos.
—No es lo mismo —susurra antes de dejarme en el centro de la sala, rodeada de nada más que recuerdos, una vez capturados por la lente de la vida real y congelados en el pasado.
Y a veces no son suficientes. Habrán muchos recuerdos habrá que no contendrán a Sasuke.
—Oye. —Me giro para encontrar a Ino detrás de mí. Su cabello está recogido en un moño descuidado y lleva una de las camisas de Sasuke.
No puedo retener un sollozo lloroso mientras me apresuro a abrazarla. Ella llora en mi pecho, sus sollozos rompiendo mi reserva.
—Lo siento mucho —le digo en voz baja. Sus manos se aferran a mi camisa mientras lucha por controlarse. Ella estaba ahí para mí cuando mi mundo se vino abajo y voy a estar ahí para ella, aunque me mate.
Cuando se echa hacia atrás le limpio las lágrimas, igual que hice por Kaede.
—Ayer parecías estar bien —le digo tratando de recordarle que tiene algunos momentos buenos.
—Ayer no tenía que tomar ninguna decisión, salvo de qué color quería las flores. Hoy tengo que elegir un ataúd y llevar... —Toma una profunda respiración, tapándose la cara con las manos. Su anillo de compromiso de diamantes brilla, captando la luz del sol—. Tengo que escoger su último traje y no sé qué querría llevar.
Esto es algo que ni siquiera puedo imaginar. Yo no sabría qué hacer. Cuando las cosas cambiaron para mí me quise morir, pero Ino y Sasuke me mantuvieron unida. Fueron mi pegamento. El amor de mi vida no murió, él tan solo decidió que yo no era lo que él necesitaba en su vida y se fue. No tuve que enterrarlo o limpiar su oficina. Él se llevó mi corazón cuando cerró la puerta.
—Quizás deberías preguntarle a las chicas que quieren que se ponga. Deja que te ayuden, porque vas a necesitarlas para pasar por todo esto. Sé que Kaede está preocupada por quien verá el fútbol con ella los domingos.
—Lo sé. —Suspira profundamente—. Ella quiere saber quién la va a arropar por las noches, porque nadie lo hace como papá.
La empujo de vuelta a mis brazos y abrazo a mi amiga. No hay palabras que yo pueda decirle para ayudar a resolver este problema, solo el tiempo lo hará. Pero el tiempo duele.
Ino toma mi consejo y le pide a las gemelas que la ayuden a elegir el último traje de su padre. Cuando salen, las tres sostienen cosas que no combinan. Ino me muestra un par de oscuros pantalones de vestir. Kaede levanta su camiseta de entrenar y Elle me enseña los zapatos con los que va a ser enterrado, un taco y un tenis. Esbozo una sonrisa que las hace reír.
Es perfecto y muy como Sasuke.
El trayecto a la casa funeraria es tranquilo. Ino juega con sus anillos, como hizo cuando se comprometió. Miro mi mano desnuda, y me pregunto cuando deslizará Deidara un anillo en mi dedo. No es necesario que enunciemos el compromiso, la gente lo está esperando. Deidara y yo hemos estado juntos durante seis años.
Era el momento de tomar una decisión. Un hombre como Deidara no va a esperar siempre. Todo el mundo dice que es una gran captura, ya que es el único de nosotros que realmente hizo algo con su educación, y tienen razón. Sería estúpido no casarse con el pediatra de la ciudad.
La elección de un ataúd es mucho más difícil de lo que parece. Puedes escoger el tipo de madera, las incrustaciones y el color todas las cosas que Ino tiene que decidir tienen que ser en una oficina que huele a gente muerta.
Ino tiene que escoger la música, los programas y la lista de los portadores del féretro. Observo como escribe los nombres, dejando en blanco el sexto lugar.
—Se te ha olvidado uno —señalo.
Ella niega con la cabeza.
—Por si acaso —dice.
No tiene que explicar lo que quiere decir, sé a lo que se refiere, pero no quiero pensar en… él
Después de dejarla, me dirijo a casa. Kai debería haber vuelto del colegio, y yo solo quiero abrazarlo hasta que esté razonablemente segura de que no me va a dejar jamás.
—¿Kai? —lo llamo mientras entro en casa.
La televisión está encendida y lo encuentro tirado en el sofá. Está viendo una película de un viejo partido de Deidara y Sasuke en la escuela preparatoria. Oigo el familiar nombre y miro hacia a Kai, pasándole los dedos por el pelo.
—¿Qué haces, amigo?
—Solo estoy viéndolo —dice, su pelo desordenado en mi mano.
Lo empujo a mi regazo y lo abrazo. Me encanta que siga siendo mi niño cuando necesito que lo sea.
—Estas muy graciosa, mamá. —Él se echa a reír. Le suelto el pelo y pellizco su oreja para seguir escuchando sus risas.
—Espera a que tengas mi edad y mires tus videos.
—¿Hay alguien en casa?
—Aquí —grito mientras Deidara entra en casa. Echa un vistazo a lo que estamos viendo y se pone detrás de mí, envolviendo su brazo alrededor de mis hombros.
—¿Por qué estamos viendo esto? —susurra en mi oído. Me encojo de hombros y señalo hacia Kai. Deidara sabe que nunca lo pondría, viendo esos reflejos que no hacen más que abrir viejos recuerdos.
Kai sigue riéndose y diciéndole a Deidara lo graciosos que nos veíamos en el instituto. Cada vez, le recuerdo que tengo fotos suyas de bebé, desnudo, y que se las enseñaré a todas sus novias.
Konoha gana el partido y esa es mi señal para apagarlo. Busco allí el botón, el pánico invadiéndome. No quiero ver lo que hay al final.
—Mamá, ¿a quién estás besando?
Miro la pantalla y veo al chico que acosa mis sueños y mi realidad. Se vuelve y mira a la cámara, sus brazos a mi alrededor. Cuando veo sus ojos azules me muerdo el labio.
Desde que Sasuke murió, he estado pensando cada vez más en él, y me pregunto si es feliz. Me levanto y apago la TV, para no tener que mirarlo más.
—No es nadie, bebé —le digo mientras salgo de la habitación.
_____________________________________________
Capitulo 5
Naruto
Conducir por la noche de anoche fue un error. Detenerse frente a la casa de Haruno fue un lapso total de mi juicio. Me sorprendí al encontrar al Sr. Kizashi despierto, y mucho menos dispuesto
a venir fuera y ver a un desconocido en una moto, especialmente vestido de negro.
Las paredes de esta habitación de hotel se están acercando, y rápido. Debería de haberme quedado más lejos de la ciudad donde podría al menos tener una suite con espacio para moverme. Necesito pasear y pensar.
Pensar en qué es lo que voy a hacer cuando la vea. Solo quiero verla. Necesito saber que ella está bien y es feliz. Que ella ha seguido adelante con su vida y que yo no soy más que un pequeño punto en su radar.
Tal vez compre mi música porque ella puede decir que una vez me conocía, hace mucho tiempo. La he imaginado muchas veces de pie en la fila de la tienda de comestibles o en la Rolling Stone cuando estoy en la portada.
Quiero pensar que ha leído los artículos y me ve a mí hablar de ella sin decir su nombre. Que ella haya creado una lista de reproducción en su iPod de todas las canciones que hablan sobre ella, que ella sepa que nunca he dejado de amarla.
Libro mis puños de mi cabeza.
—Eres tan estúpido, Naruto. Ella no es una puta que se preocupa por ti. La dejaste y cambió su número para que no tuviera que escuchar el llanto de su correo de voz.
Tengo que salir del hotel, ya que mi estancia aquí me recuerda a ella y la noche en la que perdimos nuestra virginidad mutuamente y me está volviendo loco.
Con el casco puesto antes de llegar al vestíbulo, corro hacia la puerta evitando a la recepcionista que está trabajando en la mañana. Ella es en realidad, un poco más linda que la recepcionista de anoche, pero no mucho.
No hay nada peor que una mujer que se esfuerza demasiado.
Acelero a través de la carretera secundaria, tomo las curvas más rápido de lo que debería, pasando los coches que van muy lentos y rozando a un autobús lleno de niños. Cuernos, bocinazos y los niños rodando por las ventanas, con sus manos en el aire. No me molesto en mirar en el espejo para verlos moverse. Lo he hecho antes a lo idiota pensando que era el propietario de estas carreteras.
Sasuke y yo solíamos ser dueños de estas carreteras. Éramos tan estúpidos cuando éramos jóvenes. Siempre manejábamos y bebíamos demasiado rápido, por no hablar de los muchos juegos de béisbol-buzón.
Demonios, yo solía hacerlo-con-mi-chica mientras conducía, dejándola a horcajadas sobre mí solo para poder sentirla contra mí antes de caer rendido a su casa.
Noches calientes pasadas del verano en la parte de atrás de mi camioneta, mirando las estrellas, sosteniéndola entre mis piernas con mis brazos alrededor de ella. Le dije que la amaría para siempre. Le dije “te amo” primero y prometí que nunca le dejaría ir.
Me levanto y me detengo en un estacionamiento. Tengo que calmarme. Conduciendo como un idiota no resuelve nada. Lo último que quiero es mi nombre en el periódico porque estaba siendo imprudente. He trabajado duro para mantener mi imagen limpia. No más errores por mí culpa.
Cuando levanto la vista, veo que estoy en el Museo Allenville, un lugar dedicado a los deportes de la preparatoria. Salto de la moto y camino, pago la entrada de cinco dólares.
El interior es como un santuario. Estoy colgando del techo con las estadísticas de mi récord bajo mi foto. Hay una foto de Sasuke y yo juntos. Se suponía que romperíamos récords en la Universidad de Konoha, pero él quería estar cerca de Ino y optó por una escuela pública con ella. Él era inteligente.
Una gran foto de Sasuke está en el centro del museo con un pañuelo negro cubriendo los bordes. Hay una mesa al lado de la foto con más fotografías de él y yo con algunos chicos más. Estamos todos tan jóvenes con el uniforme de nuestro equipo, levantando el dedo índice diciéndole al mundo que somos los número uno. No tuvimos ninguna preocupación en el mundo, solo queríamos ganar. Uno de los balones de fútbol está a su lado.
Quiero tocarlo, sentir la piel de cerdo contra mis dedos, pero me detengo.
Esos días se han ido. Lo dejé todo atrás cuando hice las maletas y me fui a Suna por las brillantes luces de la gran ciudad.
Flash Back
—¿Oyes esa multitud? —me grita Sasuke antes de salir del túnel.
Este es nuestro último partido en la preparatoria y este años hemos sido invictos. Hemos aniquilado a la competencia. Sasuke está muy cerca de romper el récord estatal de yardas por tierra y me rompió el récord a principios de esta temporada. Ambos firmamos nuestras cartas de intención para la Universidad de
Konoha esta mañana. Y ahora estamos a punto de jugar nuestro título de cuarto estado.
—Sí hombre, lo oigo. Una locura, ¿verdad?
—Tiene que haber más gente que el año pasado.
Por supuesto que sí. Somos los mejores. Le doy una palmadita en el culo a mi chica cuando pasa con su falda de porrista blanco, oro y rojo mientras corre hacia arriba. Se da la vuelta y me mira con esa mirada en sus ojos. Sé lo que está esperando y tengo la intención de cumplir.
—¿Sabes lo sexy que eres cuando te muerdes el labio? Tienes esa mirada en tus ojos, Naruto. ¿Tienes planes para nosotros después? —susurra ella en mi oído.
Mi atención se centra ahora exclusivamente su lugar de juego mientras su mano se cuela por dentro de mi camiseta. No hay nada mejor que su piel contra la mía.
—Ya basta, ustedes dos —dice Sasuke mientras me da una palmada en la parte superior de la cabeza—. Si le das un stiffy2, algún apoyador romperá su pene.
Todos comenzamos a reír. Ella me dio un beso de despedida, diciéndome que les pateara el culo. Ella nunca me desea buena suerte, solo que les pateara el culo.
Me deslizo en mi casco y salgo corriendo hacia el campo. Corremos cruzando a las porristas y el cuerpo estudiantil. La música a todo volumen mientras nos anunciaban en el campo. Los padres y los fans están de pie en las gradas, gritando en voz alta.
Sasuke y yo vamos a un lado a calentar, siempre juntos. Tenemos una rutina y no vamos a romperla ahora.
Cuando suena el silbato, me centro con Sasuke a mi izquierda. El juego es para él. Él solo tiene que correr cien yardas para romper el récord estatal y voy a hacer que suceda esta noche. Nuestro primer juego es un hand-off3 hacia él, el rompe el primer tackle para ganar treinta yardas.
Esto lo hacemos una y otra vez hasta que su padre sostiene un cartel con un 100 y lo sé. Le doy la mano a Sasuke y trota hacia su padre. Se abrazan y los fans se vuelven locos.
Uchiha Sasuke acaba de establecer el récord estatal por tierra de nueve mil quinientas dos yardas.
Fin del flash back
Recuerdo ese partido como si fuera yo y de pie aquí me hace sentir como si lo fuera. Casi puedo oler los perritos calientes, los puestos de comida para cocinar y las palomitas de maíz. Puedo oír los gritos y sentir la vibración de los pies pisando fuerte las gradas.
Todavía puedo ver a la cara del señor Uchiha, cuando Sasuke rompió el récord. Yo quisiera que mi padre me mirara así.
Mientras camino a mi alrededor miro a todas partes. Los cuatro títulos estatales que ganamos de fútbol y dos de béisbol. Kamiya Deidara está mirando hacia mí, con su sonrisa de suficiencia mientras sostiene el premio del jugador más valioso. Quería ser yo.
Cuando llegó a Konoha me seguía a todas partes. Siempre estaba pasando el rato con nosotros como si fuera nuestro amigo de toda la vida, cuando lo único que quería era a mi chica.
Aparte de Sasuke, no sé qué le pasó a ninguno de mis compañeros de clase. No estuve en contacto porque no tenía nada que decir y no quería escuchar que fallé por abandonar la universidad. Tuve que tomar la mejor decisión para mí y lo hice a pesar de que sé que les dolió a todos, sobre todo a ella.
Cuando un grupo de chicos jóvenes vienen, huyo al baño. No espero que sepan quién soy, pero sus profesores puede que sí y no quiero firmar autógrafos o posar para fotos. Solo quiero ser yo aunque sea durante poco tiempo.
Cuando salgo de lo John hay un chico joven de pie en el mostrador con las manos bajo el agua. Lo miro a través del espejo. Está llorando a pesar de él está tratando de lavarse las lágrimas salpicándose con agua.
Es un niño pequeño y tiene el pelo un poco más largo de lo normal para los chicos de su edad. Tal vez está siendo intimidado y se está escondiendo aquí. Odio a los matones. Sasuke y yo no tolerábamos ninguna intimidación cuando estábamos en la escuela. Nos asegurábamos de ello.
—¿Estás bien, amigo? —Pido en contra de mi buen juicio. No quiero saberlo porque no quiero ver la confrontación, no puedo soportar ver llorar a los niños.
Él asiente con la cabeza y se tapa la cara.
—No debo hablar con extraños —dice. Chico inteligente.
—Tienes razón. Solo quiero asegurarme de que no necesitas un maestro ni nada.
—No, estoy bien.
—Buen trato.
Me lavo las manos mirando hacia atrás al niño a través del espejo. Está viendo todos mis movimientos, mirando los tatuajes de mis antebrazos, probablemente se está preguntando si lo voy a secuestrar ahora que ha hablado con un desconocido.
—Oye señor, yo te conozco.
Me limpio las manos en la toalla de papel sin mucho ímpetu.
—Señor, ¿eh? —le digo, sin hacer contacto visual.
—Sí, tú eres el del beso con mi madre en el video que tengo.
Vuelvo a pensar en mis muchos videos musicales y no recuerdo besar a nadie.
—¿Lo has visto en la tele? —pregunto.
—No, estabas en un uniforme de fútbol.
Me congelo. Solo he besado a una chica mientras llevaba un uniforme de fútbol. Miro al chico, realmente se parecen. Tiene el pelo Rubio y la barbilla alargada y sus penetrantes ojos azules.
No puede ser. No hay manera. Mierda.
—Ah, sí, ¿quién es tu madre? —le pregunto, jugando.
—Sakura Haruno.
41
—¿Es así? —pregunto apenas capaz de hacer que las palabras salgan de mi boca.
Asiente con la cabeza y sonríe realmente grande mostrando la falta de algunos dientes delanteros.
—¿Besabas a mí mamá mucho?
¿Qué le digo a este chico? No puedo decirle exactamente la verdad, sobre todo son saber lo que está pasando.
Sí, tu madre era realmente hermosa. Apuesto a que todavía lo es.
—Me tengo que ir. Nos vemos por ahí —digo. Antes de que tenga la oportunidad de responder, me voy por la puerta.
Corro al baño del museo tan rápido como puedo. El chico trató de hablar conmigo cuando pasé, pero le ignoré.
Necesito respuestas sin importar si estoy listo o no, ella me las dará.
Tengo que reducir la velocidad cuando llego a la calle principal. No me puedo permitir que alguien sospeche de mí a riesgo de ser detenido. Aparco enfrente de su tienda y miro la puerta un minuto.
He sabido de la florería por algunos años.
Cuando nuestros aniversarios venían o me sentía nostálgico, me metía en google y googleaba como un acosador loco y me enteraba de lo que estaba haciendo, pero no hay nada de lo que leí sobre un niño.
Conduzco alrededor hasta que está oscuro, a la espera para el cierre.
No quiero audiencia. Voy hacia arriba justo cuando sale de la tienda una cabeza azabache corta. Se abrazan despidiéndose y me mira.
Sus rasgos son suaves y no tiene miedo del desconocido en una
motocicleta negra.
Ella no sabe quién soy, está siendo amable. No tengo ningún plan en juego, a medida que voy avanzando.
Cambia el signo de abierto a cerrado. Si voy a hacer esto, tengo que hacerlo antes de que cierre la puerta.
Dejo mi casco, abro la puerta, la campana suena alertando mi presencia.
—Estamos cerrando —dice desde algún lugar de la tienda. No la puedo ver, pero pueda sentirla en la habitación.
Me quito el casco y dejo mis guantes sobre la encimera. Ella no me ve cuando llego a la esquina.
—¿Qué edad tiene, Cerezo?
Dark96- Consejo de escritores
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Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
La continuacion pls :V lo dejaste en lo mas emocionante
LazFlamme- Novato
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Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
Dios mio que emocioooooooooooooooon mw encanta la historia ya quiero leer el siguiente capítulo.
Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
Dios mio que emocioooooooooooooooon mw encanta la historia ya quiero leer el siguiente capítulo.
Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
que no pude ser que pasara cuando sakura se entere que naruto ya regreso y cuando se entere que naruto sabe que su hijo también es de el. espero conti
Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
bueno gente se que muchos se quedaron mas o menos picados por como lo deje, y en mi defenza como dije esto lo tomo de un libro asi que no me maten XD. bueno aqui dos capitulos mas espero que lo disfruten y no olviden comentar
______________________________________________
Capitulo 6
Sakura
Mis manos vuelan hacia mi boca en un débil intento de atrapar el grito ahogado que se escapa. El jarrón que sostengo se rompe contra el suelo, el agua está empapando mis zapatos, calcetines y tejanos. Paso alrededor del cristal roto y las flores destrozadas para una mejor visión. Cierro los ojos antes de mirar al hombre que estaba en mi mostrador.
Es él.
Puedo percibirlo, sentirlo moviéndose a través de mi piel como si él nunca me hubiera dejado. Cuando abro mis ojos, me está mirando. Me recuerdo a mí misma que tengo que ser fuerte. Llevo la voz cantante aquí.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Apenas rechino. Mi voz es ronca como si hubiera estado gritando durante horas y horas. No es fuerte y enérgica. No es la voz autoritaria que he practicado frente al espejo cientos de veces para este momento.
Se mueve hacia mí. Doy un paso hacia atrás y levanto mi mano. No quiero que se acerque más. Él parece abatido. Mete sus manos en los bolsillos y mira hacia abajo. No quiero mirarlo pero tampoco lo puedo evitar.
Ya han pasado diez años y ha cambiado mucho, sin embargo, aún me mira de la misma forma.
—Cerezo.
—No me llames así —Dejo escapar.
—¿Por qué no? Es tu nombre.
Sacudo la cabeza, mordiendo el interior de mi mejilla. Sé porque está aquí y quiero odiar a Sasuke por ello. Quiero patearlo, y gritar, y darle puñetazos por hacerme esto a mí… a nosotros. Todo estaba bien y ahora no lo está.
Él sonríe con satisfacción y sacude su cabeza dando un paso hacia atrás y apoyándose contra el mostrador. Rompo el contacto de ojos con él cuando se muerde su labio inferior. Me aclaro la garganta y me alejo del cristal roto.
—¿Qué estás haciendo aquí, Naruto?
Se encoge de hombros.
—¿Tienes algo que decirme?
Yo sacudo la cabeza, llevando mi mano a mi frente para hacer marchar el dolor de cabeza pendiente. Esto no está pasando ahora, no puede ser.
—No, no tenemos nada de lo que hablar. Lo dejaste muy claro esa noche en mi dormitorio.
Naruto se aparta del mostrador y se detiene en alguna de las plantas cercanas, frotando sus hojas entre sus dedos antes de acecharme. No tengo a dónde ir. Podría correr, tal vez gritar y alertar al negocio de al lado, ¿pero de qué serviría? Una mirada a Naruto significa que el niño de oro está de vuelta en la ciudad. Todo el mundo estará muy feliz.
—¿Cuál es su nombre, Saku? —pregunta él directamente mientras se acerca a mí.
—¿Por qué te importa? —le disparo de vuelta. Sus ojos lanzan dagas. No me importa que él sea un músico caliente. Me dejó—. Te tienes que ir.
—Nah —dice sacudiendo su cabeza. Él da un paso más cerca y yo doy un paso atrás. No puedo moverme más sin caer en el despliegue de flores. Él levanta sus manos—. Solo quiero hablar. No creo que quieras que empiece a hacer preguntas, ¿lo haces?
Niego con la cabeza. Naruto haciendo preguntas por toda la ciudad es lo último que quiero. No quiero sacar a relucir el nombre de Kai y a la gente señalándolo con el dedo, a pesar de que algunos ya lo hacen.
—¿Qué edad tiene, Cerezo? —pregunta con el mismo tono con el que me decía que me quería cuando caminábamos de clase a clase o cuando me dejaba después de una cita.
—Tendrá diez en Junio.
Retrocede y me mira. Puedo ver el dolor en sus ojos pero no me importa. Me dejó. Me dejó para criar un bebé por mi cuenta.
—¿Cómo se llama? —El dolor es evidente en su voz, pero no puedo dejar que llegue a mí. No puedo. Tengo que ser fuerte.
—Kai.
—¿Cuándo puedo encontrarme con él?
Me río de su pregunta y tomo esa oportunidad para alejarme de él.
Él se queda dónde está. Me muevo detrás del mostrador y comienzo a guardar mis cosas.
—No puedes, no es necesario.
—¿Qué coño quieres decir con que no puedo? Tengo un hijo. Un hijo que has ocultado de mí ¿y me estás diciendo que no puedo verlo?
—¿Qué te hace pensar que es tuyo? —Lamento las palabras en el momento en que dejan mi boca. Dolor absoluto inunda su rostro y siento un poco de júbilo por herirlo.
—¿Me estás diciendo que me engañabas? ¿Es eso, Cerezo? —No tengo tiempo de reaccionar antes de que esté a mi lado. Su colonia me vence, haciendo que mi corazón lata más rápido. Durante años me he preguntado si él había cambiado la colonia Burberry que le compré, pero no lo ha hecho y tengo que luchar contra todos los deseos que tengo de extenderme y tocarlo.
Flash Back
—Te quiero, Cerezo —susurra en mi oreja. Se mueve con fluidez y deseo. Sé que soy su primera vez, nunca lo he dudado. Entierro mi cabeza en el hueco de su cuello; él huele muy bien, deseable, y sensual. Mi cuerpo canta una canción y solo él tiene la melodía.
Miro en sus ojos, su frente se apoya en la mía. Su boca cae abierta cuando mis dedos se arrastran por su cuerpo, empujándolo más profundo.
—Eres tan perfecta. —Me besa entre las palabras, mostrándome cuanto me ama.
—Te quiero, Naruto.
—Serás mi chica por siempre.
Fin del flash back
—¿Por qué estás sonrojada, Cerezo?
—Por favor, para de llamarme así. —Casi suplico. Él se aleja y se apoya en el otro lado del mostrador.
—Lo siento —dice. Comienza a jugar con su labio inferior y quiero
abofetear su mano y decirle que se detenga—. ¿Me engañaste?
No puedo responderle. No quiero responderle. Incluso si lo hubiera hecho, no es asunto suyo, pero él me conoce. Sabe que no lo hice, simplemente está esperando una confirmación.
—Tú no puedes entrar aquí y exigir respuestas, Naruto. Tú has estado fuera jugando a estrella del rock. Eres el famoso Naruto Uzumaki. Dejaste esto.
Extiendo mis brazos alrededor y me señalo a mí misma—. Me dejaste. No hay sitio para ti, aquí.
Se ríe.
—No es muy acogedor por tu parte. ¿Qué pasó con el viejo refrán de que siempre se puede ir a casa?
—La gente no desaparece sin una maldita llamada telefónica o una carta durante diez años. La gente no se presenta en tu dormitorio y rompe con la única que dijo que amaba y nunca regresa sus llamadas telefónicas.
Escondo mi cara detrás de mis manos. No quería que esto sucediera. Podría haber cumplido veinte años y estar bien sin haberlo visto de nuevo.
Lucho por mantener las lágrimas fuera. He derramado lágrimas suficientes por este chico para toda la vida. No puedo derramar más.
—La gente cambia —dice él.
—No quiero hacer esto contigo.
—¿En este momento? —pregunta.
Sacudo mi cabeza.
—No, nunca. No tengo nada que decir, Naruto. Tú dijiste lo que tenías que decir esa noche y no esperaste a escuchar lo que yo tenía que decir o respondiste ninguna de mis llamadas. No tengo que escuchar tus excusas y definitivamente no te debo nada.
Me doy la vuelta para no tener que mirarlo más. Tengo que permanecer fuerte y sensata. Necesito encauzar las técnicas respiratorias que el médico me proporcionó antes de que tuviera a Kai.
—¿Esperas que me marche sabiendo que tengo un hijo?
Lo corto.
—Sí, espero que salgas por la puerta, subas a tu lujosa moto, vuelvas con tu novia celebridad y estés de vuelta a dónde sea que hayas venido. Aquí no hay nada para ti y no quiero herir a mi hijo. No quiero que te conozca solo para que puedas alejarte y salir de su vida por los siguientes diez años. —
Seco una lágrima que cae de mi ojo. No quiero mostrarle el efecto que tiene en mí.
—No tengo novia.
—Oh, Dios mío, Naruto, ¿de todo lo que acabo de decir tú escoges la parte de la novia? —Sacudo mi cabeza. Cuando me doy la vuelta él está mirando al suelo.
—Hemos avanzado y tú no formas parte de nuestras vidas. Kai no te necesita, ni siquiera sabe de ti, así que, por favor, solo vete y no vuelvas.
Naruto inclina su cabeza. No hace contacto visual conmigo mientras camina. Veo su cuerpo, el mismo cuerpo del que conozco cada centímetro, mientras se mueve alrededor de mi mostrador hacia dónde su casco está apoyado.
—Nos veremos alrededor, Sakura
Solo me ha llamado Sakura otra única vez en mi vida, la noche que rompió conmigo. Una vez que la puerta se cierra y él está en su moto, rompo a llorar. Caigo al suelo, sosteniendo mis costados mientras lloro. Lloro por diez años de extrañarlo y de él perdiéndoselo todo, incluyendo a Kai
______________________________________________
Capitulo 7
Naruto
—Hola —gruño en el teléfono, enojado de que alguien me esté despertando antes de que el sol haya decidido, incluso, levantar su fea cabeza hoy.
Entrecierro los ojos en el reloj, sus números rojos mostrándome que es justo después de las cinco de la mañana. Se supone que estoy de vacaciones y no puedo ni siquiera dormir.
—¿Una noche dura, Vaquero? ¿Pensé que esto era un viaje de entrada y salida? Según mis cálculos, saliste hace tres días. Parece que has decidido pasar algún tiempo extra allí. ¿Qué está pasando?
—Jesucristo, Shion son como las cinco. ¿Qué demonios es lo que quieres?
—Bueno —hace una pausa. Sé que ella está mirando sus uñas, probablemente pensando que necesita otra manicura o algo así. Realmente no me importa, solo quiero dormir y olvidar que ayer nunca pasó—. ¿Cuándo vienes a casa?
—Pronto. —Estoy demasiado cansado para jugar su juego. Debería haberla despedido hace mucho tiempo, pero no lo hice y ahora estoy atascado.
—Naruto —dice mi nombre en voz tan baja que sé lo que viene. No estoy de humor para lidiar con su mierda hoy.
—Ahora no, Shion.
—Te echo de menos. Ha pasado casi una semana desde que nos hemos visto. Permíteme estar allí contigo. Me necesitas.
—No.
Le cuelgo. No puedo tratar con ella y definitivamente no la quiero aquí fingiendo ser más de lo que somos. Mi error más grande fue dormir con ella.
No, eso no es cierto. Mi mayor error fue dejar a Saku en su dormitorio aquella noche y no arrastrarla conmigo. Si lo hubiera hecho estaríamos casados y siendo padres. Tal vez tendríamos otro bebé ahora. Demonios, quizás estaríamos divorciados y nada sería diferente. Ella todavía me odiaría.
Salgo de la cama lentamente y me dirijo a la ducha. Después de mi encuentro con Saku anoche volví aquí a dejar mi moto y caminar hasta el bar más cercano. No estar en Los Ángeles rompe mi estilo un poco. No es como si puedo llamar a alguien que venga a recogerme y yo sabía que iba a estar demasiado cansado para conducir de regreso anoche.
Estoy bajo el agua caliente, permitiéndole pulsar sobre mi cabeza.
Creo que he estado temiendo este día más que nada. Secretamente yo esperaba que nunca llegara, y que mis días se repetirían una y otra vez, como una pista de música que estoy tratando de copiar.
Cerré el agua una vez que se puso fría y no me molesté en secarme mientras caigo de nuevo en la cama. Podría estrangular a Shion por despertarme. Sé que ella lo hace a propósito porque no quiere que me olvide que está allí… en el fondo presionando por el título de novia. A ella le encanta acompañarme en la alfombra roja. La idea de que la prensa piense que somos una pareja es emocionante para ella. Shion quiere el paquete completo, el dinero, la fama y la cara en todas las revistas y ella piensa que soy el boleto.No importa cuántas veces le he dicho que no la quiero.
Me despierto por segunda vez cuando suena el teléfono del hotel. El personal de recepción me llama para decirme que el traje está siendo traído y que el coche de alquiler que pedí me está esperando afuera.
Pensé que presentarse al funeral de mi amigo en mi Ducati no sería muy apropiado. Me visto con mi traje de raya diplomática negro. Shion ordenó tres nuevas camisas de vestir en colores básicos, negro, blanco y azul. Opto por blanco con una corbata negra, simple y elegante.
Con una última mirada en el espejo meto mis gafas de sol en el bolsillo. Puedo ser conocido como Naruto Uzumaki, pero hoy soy Naruto Namizake y voy a llorar la muerte de mi amigo.
El camino a la iglesia es rápido. Estoy sentado en el estacionamiento contemplando mi próximo paso. No quiero llamar la atención lejos de Ino, así que estoy tratando de solo colarme justo antes de que comience, entonces voy a ser capaz de escaparme. Puedo presentar mis respetos y despedirme en el cementerio antes de salir de la ciudad mañana.
Cuando el último de los rezagados entra, me dirijo hacia la puerta. La música suena desde el interior, apenas audible, pero es un tema instrumental de nuestra escuela. Uno pensaría que Sasuke planeó esto él mismo.
Abro la pesada puerta y me quedo allí hasta que se cierra en silencio. Me acerco al libro de visitas y firmo mi nombre, para que cuando Ino le eche una mirada ella sabrá que estuve aquí incluso si no hablamos.
—No pensé que vendrías.
Me vuelvo a ver a Ino detrás de mí. Ella lleva un vestido negro hasta la rodilla con un sombrero negro. No aparenta más de dieciocho años.
—No tengo excusas Ino. Solo he venido a presentar mis respetos.
—No me importa…
—Voy a ir. No estoy aquí para arruinar tu día. Siento mucho tu pérdida.
Devuelvo la pluma al pedestal y asiento hacia ella. Su mano sobre mi brazo detiene mi escape. Ella quiere gritarme y me lo merezco. Me merezco todo lo que ella y Saku quieran arrojarme.
—Soy muy pequeña para ser portadora del féretro —dice ella, respirando hondo—. Estaba esperando que te presentaras, tal vez unos cinco minutos antes de la ceremonia, pero lo que sea. No voy a juzgarte, Naruto. Pero te voy a pedir que camines llevando a Sasuke hacia su lugar de descanso final y estar a su lado hasta que esté seguro de nuevo.
Hay lágrimas que se acumulan en mis ojos. Me dije que no iba a llorar, pero no puedo evitarlo.
—Sería un honor. —Me las arreglo para decir antes de perderlo todo.
Ella asiente con la cabeza y me dice que la siga. Caminamos a través de una puerta y un jadeo colectivo se apodera del salón.
Reconozco algunos chicos de la escuela secundaria, pero el que más destaca es Deidara. Él estando aquí es chocante. Nunca fueron amigos en la escuela preparatoria. Supongo que la vida cambia mucho en diez años.
Ino dice a cada uno en el lado izquierdo que se muevan hacia abajo.
—Él querría estar a tu izquierda. —Ella pone su mano en mi cara y se inclina para darme un beso en la mejilla. Sasuke se casó con una buena mujer.
Recibimos nuestra señal y levantamos el peso de Sasuke de la carreta. Cuando las puertas del vestíbulo se abren todos voltean.
Los murmullos silenciosos y dedos señalando me hacen sentir como que estoy cenando en un restaurante lleno de gente y todos piden mi autógrafo al minuto que se llevan mi plato.
Con Sasuke en el centro, sus flores sobre el ataúd, los otros portadores del féretro toman sus asientos. Observo mientras Deidara se sienta junto a Saku y tira de su mano en la suya.
Estoy viendo nada más que rojo, ella ni siquiera me mira. Pero Kai me saluda con la mano y yo le devuelvo el saludo causando que la cara de Deidara se vuelva de un feo color verde.
Cuando miro hacia abajo una niña está tirando de mi traje, su mano se desliza en la mía y ella me empuja a sentarme con ella. Ella tiene que ser una de las gemelas de Sasuke y Ino. La otra se levanta y se sienta en mi otro lado, tomando mi mano también. Ino me mira y sonríe. No sé si ella hizo que esto sucediera, pero estaré siempre agradecido.
Este es mi primer funeral y espero que mi último. No quiero volver a experimentar esto de nuevo. Mientras el pastor habla acerca de la vida de Sasuke, me doy cuenta de lo mucho que me había perdido. Cuando miro a Kai, él me está mirando y me pregunto si él sabe quién soy. ¿Saku alguna vez le habló de mí? Deidara se ve enojado y eso me hace reír.
No me gustaba él en la escuela preparatoria y el hecho de que él está sosteniendo la mano de mi chica no me sienta del todo bien, pero ese es mi problema y algo con lo que voy a tener que tratar.
Me resulta irónico que él hizo su movimiento sobre mi chica cuando no estaba. Si fuera cualquier otra persona, no me importaría, pero Kamiya, me molesta.
—¿Hay alguien a quien le gustaría decir unas cuantas cosas sobre
Sasuke?
Me dejo llevar por las manos de las niñas y me pongo de pie, y enderezo mi chaqueta. La gente está susurrando cuando hago mi camino hacia el podio, pero no me importa. Si voy a hacer esto, voy a hacerlo bien.
Le guiño a Saku antes de despejarme la garganta y hablar por el micrófono.
—Hace diez años tomé la decisión de cambiar mi vida. En el proceso he perdido a la única familia que verdaderamente me importaba: Sasuke, Ino y Saku. Fui egoísta, estuve confundido y quería alejarme del estigma de ser el chico de oro de Konoha. Lo que nunca aposté fue por perder a Sasuke, mi mejor amigo desde la guardería. Él era mi compañero en las travesuras y mi go-to en el campo. Todo en mi vida y quien yo era al crecer fue a causa de Sasuke. Cuando me enteré de que el mundo lo había perdido una parte de mí murió. Por primera vez en mucho tiempo, lloré. Lloré por todos los momentos que me he perdido con él. Me perdí su compromiso con Ino, su boda y el nacimiento de sus hijas hermosas que me han abierto sus increíbles corazones, aunque no lo merezco. Le fallé y eso siempre lo lamentaré.
»Sasuke, mi amigo, voy a hacer lo que pueda para velar por tu familia y asegurarme de que nunca les falte nada.
Ino envuelve sus brazos a mí alrededor tan pronto como regreso a la banca. Ambas gemelas me agarran de la mano y aprietan firmemente.
—Mi nombre es Kaede. ¿Vas a ver el fútbol conmigo el domingo?
Miro a la niña que es claramente toda Sasuke con su camiseta de fútbol puesta del Konoha High.
—Hola Kaede, soy Naruto y me encantaría ver el fútbol contigo.
______________________________________________
Capitulo 6
Sakura
Mis manos vuelan hacia mi boca en un débil intento de atrapar el grito ahogado que se escapa. El jarrón que sostengo se rompe contra el suelo, el agua está empapando mis zapatos, calcetines y tejanos. Paso alrededor del cristal roto y las flores destrozadas para una mejor visión. Cierro los ojos antes de mirar al hombre que estaba en mi mostrador.
Es él.
Puedo percibirlo, sentirlo moviéndose a través de mi piel como si él nunca me hubiera dejado. Cuando abro mis ojos, me está mirando. Me recuerdo a mí misma que tengo que ser fuerte. Llevo la voz cantante aquí.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Apenas rechino. Mi voz es ronca como si hubiera estado gritando durante horas y horas. No es fuerte y enérgica. No es la voz autoritaria que he practicado frente al espejo cientos de veces para este momento.
Se mueve hacia mí. Doy un paso hacia atrás y levanto mi mano. No quiero que se acerque más. Él parece abatido. Mete sus manos en los bolsillos y mira hacia abajo. No quiero mirarlo pero tampoco lo puedo evitar.
Ya han pasado diez años y ha cambiado mucho, sin embargo, aún me mira de la misma forma.
—Cerezo.
—No me llames así —Dejo escapar.
—¿Por qué no? Es tu nombre.
Sacudo la cabeza, mordiendo el interior de mi mejilla. Sé porque está aquí y quiero odiar a Sasuke por ello. Quiero patearlo, y gritar, y darle puñetazos por hacerme esto a mí… a nosotros. Todo estaba bien y ahora no lo está.
Él sonríe con satisfacción y sacude su cabeza dando un paso hacia atrás y apoyándose contra el mostrador. Rompo el contacto de ojos con él cuando se muerde su labio inferior. Me aclaro la garganta y me alejo del cristal roto.
—¿Qué estás haciendo aquí, Naruto?
Se encoge de hombros.
—¿Tienes algo que decirme?
Yo sacudo la cabeza, llevando mi mano a mi frente para hacer marchar el dolor de cabeza pendiente. Esto no está pasando ahora, no puede ser.
—No, no tenemos nada de lo que hablar. Lo dejaste muy claro esa noche en mi dormitorio.
Naruto se aparta del mostrador y se detiene en alguna de las plantas cercanas, frotando sus hojas entre sus dedos antes de acecharme. No tengo a dónde ir. Podría correr, tal vez gritar y alertar al negocio de al lado, ¿pero de qué serviría? Una mirada a Naruto significa que el niño de oro está de vuelta en la ciudad. Todo el mundo estará muy feliz.
—¿Cuál es su nombre, Saku? —pregunta él directamente mientras se acerca a mí.
—¿Por qué te importa? —le disparo de vuelta. Sus ojos lanzan dagas. No me importa que él sea un músico caliente. Me dejó—. Te tienes que ir.
—Nah —dice sacudiendo su cabeza. Él da un paso más cerca y yo doy un paso atrás. No puedo moverme más sin caer en el despliegue de flores. Él levanta sus manos—. Solo quiero hablar. No creo que quieras que empiece a hacer preguntas, ¿lo haces?
Niego con la cabeza. Naruto haciendo preguntas por toda la ciudad es lo último que quiero. No quiero sacar a relucir el nombre de Kai y a la gente señalándolo con el dedo, a pesar de que algunos ya lo hacen.
—¿Qué edad tiene, Cerezo? —pregunta con el mismo tono con el que me decía que me quería cuando caminábamos de clase a clase o cuando me dejaba después de una cita.
—Tendrá diez en Junio.
Retrocede y me mira. Puedo ver el dolor en sus ojos pero no me importa. Me dejó. Me dejó para criar un bebé por mi cuenta.
—¿Cómo se llama? —El dolor es evidente en su voz, pero no puedo dejar que llegue a mí. No puedo. Tengo que ser fuerte.
—Kai.
—¿Cuándo puedo encontrarme con él?
Me río de su pregunta y tomo esa oportunidad para alejarme de él.
Él se queda dónde está. Me muevo detrás del mostrador y comienzo a guardar mis cosas.
—No puedes, no es necesario.
—¿Qué coño quieres decir con que no puedo? Tengo un hijo. Un hijo que has ocultado de mí ¿y me estás diciendo que no puedo verlo?
—¿Qué te hace pensar que es tuyo? —Lamento las palabras en el momento en que dejan mi boca. Dolor absoluto inunda su rostro y siento un poco de júbilo por herirlo.
—¿Me estás diciendo que me engañabas? ¿Es eso, Cerezo? —No tengo tiempo de reaccionar antes de que esté a mi lado. Su colonia me vence, haciendo que mi corazón lata más rápido. Durante años me he preguntado si él había cambiado la colonia Burberry que le compré, pero no lo ha hecho y tengo que luchar contra todos los deseos que tengo de extenderme y tocarlo.
Flash Back
—Te quiero, Cerezo —susurra en mi oreja. Se mueve con fluidez y deseo. Sé que soy su primera vez, nunca lo he dudado. Entierro mi cabeza en el hueco de su cuello; él huele muy bien, deseable, y sensual. Mi cuerpo canta una canción y solo él tiene la melodía.
Miro en sus ojos, su frente se apoya en la mía. Su boca cae abierta cuando mis dedos se arrastran por su cuerpo, empujándolo más profundo.
—Eres tan perfecta. —Me besa entre las palabras, mostrándome cuanto me ama.
—Te quiero, Naruto.
—Serás mi chica por siempre.
Fin del flash back
—¿Por qué estás sonrojada, Cerezo?
—Por favor, para de llamarme así. —Casi suplico. Él se aleja y se apoya en el otro lado del mostrador.
—Lo siento —dice. Comienza a jugar con su labio inferior y quiero
abofetear su mano y decirle que se detenga—. ¿Me engañaste?
No puedo responderle. No quiero responderle. Incluso si lo hubiera hecho, no es asunto suyo, pero él me conoce. Sabe que no lo hice, simplemente está esperando una confirmación.
—Tú no puedes entrar aquí y exigir respuestas, Naruto. Tú has estado fuera jugando a estrella del rock. Eres el famoso Naruto Uzumaki. Dejaste esto.
Extiendo mis brazos alrededor y me señalo a mí misma—. Me dejaste. No hay sitio para ti, aquí.
Se ríe.
—No es muy acogedor por tu parte. ¿Qué pasó con el viejo refrán de que siempre se puede ir a casa?
—La gente no desaparece sin una maldita llamada telefónica o una carta durante diez años. La gente no se presenta en tu dormitorio y rompe con la única que dijo que amaba y nunca regresa sus llamadas telefónicas.
Escondo mi cara detrás de mis manos. No quería que esto sucediera. Podría haber cumplido veinte años y estar bien sin haberlo visto de nuevo.
Lucho por mantener las lágrimas fuera. He derramado lágrimas suficientes por este chico para toda la vida. No puedo derramar más.
—La gente cambia —dice él.
—No quiero hacer esto contigo.
—¿En este momento? —pregunta.
Sacudo mi cabeza.
—No, nunca. No tengo nada que decir, Naruto. Tú dijiste lo que tenías que decir esa noche y no esperaste a escuchar lo que yo tenía que decir o respondiste ninguna de mis llamadas. No tengo que escuchar tus excusas y definitivamente no te debo nada.
Me doy la vuelta para no tener que mirarlo más. Tengo que permanecer fuerte y sensata. Necesito encauzar las técnicas respiratorias que el médico me proporcionó antes de que tuviera a Kai.
—¿Esperas que me marche sabiendo que tengo un hijo?
Lo corto.
—Sí, espero que salgas por la puerta, subas a tu lujosa moto, vuelvas con tu novia celebridad y estés de vuelta a dónde sea que hayas venido. Aquí no hay nada para ti y no quiero herir a mi hijo. No quiero que te conozca solo para que puedas alejarte y salir de su vida por los siguientes diez años. —
Seco una lágrima que cae de mi ojo. No quiero mostrarle el efecto que tiene en mí.
—No tengo novia.
—Oh, Dios mío, Naruto, ¿de todo lo que acabo de decir tú escoges la parte de la novia? —Sacudo mi cabeza. Cuando me doy la vuelta él está mirando al suelo.
—Hemos avanzado y tú no formas parte de nuestras vidas. Kai no te necesita, ni siquiera sabe de ti, así que, por favor, solo vete y no vuelvas.
Naruto inclina su cabeza. No hace contacto visual conmigo mientras camina. Veo su cuerpo, el mismo cuerpo del que conozco cada centímetro, mientras se mueve alrededor de mi mostrador hacia dónde su casco está apoyado.
—Nos veremos alrededor, Sakura
Solo me ha llamado Sakura otra única vez en mi vida, la noche que rompió conmigo. Una vez que la puerta se cierra y él está en su moto, rompo a llorar. Caigo al suelo, sosteniendo mis costados mientras lloro. Lloro por diez años de extrañarlo y de él perdiéndoselo todo, incluyendo a Kai
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Capitulo 7
Naruto
—Hola —gruño en el teléfono, enojado de que alguien me esté despertando antes de que el sol haya decidido, incluso, levantar su fea cabeza hoy.
Entrecierro los ojos en el reloj, sus números rojos mostrándome que es justo después de las cinco de la mañana. Se supone que estoy de vacaciones y no puedo ni siquiera dormir.
—¿Una noche dura, Vaquero? ¿Pensé que esto era un viaje de entrada y salida? Según mis cálculos, saliste hace tres días. Parece que has decidido pasar algún tiempo extra allí. ¿Qué está pasando?
—Jesucristo, Shion son como las cinco. ¿Qué demonios es lo que quieres?
—Bueno —hace una pausa. Sé que ella está mirando sus uñas, probablemente pensando que necesita otra manicura o algo así. Realmente no me importa, solo quiero dormir y olvidar que ayer nunca pasó—. ¿Cuándo vienes a casa?
—Pronto. —Estoy demasiado cansado para jugar su juego. Debería haberla despedido hace mucho tiempo, pero no lo hice y ahora estoy atascado.
—Naruto —dice mi nombre en voz tan baja que sé lo que viene. No estoy de humor para lidiar con su mierda hoy.
—Ahora no, Shion.
—Te echo de menos. Ha pasado casi una semana desde que nos hemos visto. Permíteme estar allí contigo. Me necesitas.
—No.
Le cuelgo. No puedo tratar con ella y definitivamente no la quiero aquí fingiendo ser más de lo que somos. Mi error más grande fue dormir con ella.
No, eso no es cierto. Mi mayor error fue dejar a Saku en su dormitorio aquella noche y no arrastrarla conmigo. Si lo hubiera hecho estaríamos casados y siendo padres. Tal vez tendríamos otro bebé ahora. Demonios, quizás estaríamos divorciados y nada sería diferente. Ella todavía me odiaría.
Salgo de la cama lentamente y me dirijo a la ducha. Después de mi encuentro con Saku anoche volví aquí a dejar mi moto y caminar hasta el bar más cercano. No estar en Los Ángeles rompe mi estilo un poco. No es como si puedo llamar a alguien que venga a recogerme y yo sabía que iba a estar demasiado cansado para conducir de regreso anoche.
Estoy bajo el agua caliente, permitiéndole pulsar sobre mi cabeza.
Creo que he estado temiendo este día más que nada. Secretamente yo esperaba que nunca llegara, y que mis días se repetirían una y otra vez, como una pista de música que estoy tratando de copiar.
Cerré el agua una vez que se puso fría y no me molesté en secarme mientras caigo de nuevo en la cama. Podría estrangular a Shion por despertarme. Sé que ella lo hace a propósito porque no quiere que me olvide que está allí… en el fondo presionando por el título de novia. A ella le encanta acompañarme en la alfombra roja. La idea de que la prensa piense que somos una pareja es emocionante para ella. Shion quiere el paquete completo, el dinero, la fama y la cara en todas las revistas y ella piensa que soy el boleto.No importa cuántas veces le he dicho que no la quiero.
Me despierto por segunda vez cuando suena el teléfono del hotel. El personal de recepción me llama para decirme que el traje está siendo traído y que el coche de alquiler que pedí me está esperando afuera.
Pensé que presentarse al funeral de mi amigo en mi Ducati no sería muy apropiado. Me visto con mi traje de raya diplomática negro. Shion ordenó tres nuevas camisas de vestir en colores básicos, negro, blanco y azul. Opto por blanco con una corbata negra, simple y elegante.
Con una última mirada en el espejo meto mis gafas de sol en el bolsillo. Puedo ser conocido como Naruto Uzumaki, pero hoy soy Naruto Namizake y voy a llorar la muerte de mi amigo.
El camino a la iglesia es rápido. Estoy sentado en el estacionamiento contemplando mi próximo paso. No quiero llamar la atención lejos de Ino, así que estoy tratando de solo colarme justo antes de que comience, entonces voy a ser capaz de escaparme. Puedo presentar mis respetos y despedirme en el cementerio antes de salir de la ciudad mañana.
Cuando el último de los rezagados entra, me dirijo hacia la puerta. La música suena desde el interior, apenas audible, pero es un tema instrumental de nuestra escuela. Uno pensaría que Sasuke planeó esto él mismo.
Abro la pesada puerta y me quedo allí hasta que se cierra en silencio. Me acerco al libro de visitas y firmo mi nombre, para que cuando Ino le eche una mirada ella sabrá que estuve aquí incluso si no hablamos.
—No pensé que vendrías.
Me vuelvo a ver a Ino detrás de mí. Ella lleva un vestido negro hasta la rodilla con un sombrero negro. No aparenta más de dieciocho años.
—No tengo excusas Ino. Solo he venido a presentar mis respetos.
—No me importa…
—Voy a ir. No estoy aquí para arruinar tu día. Siento mucho tu pérdida.
Devuelvo la pluma al pedestal y asiento hacia ella. Su mano sobre mi brazo detiene mi escape. Ella quiere gritarme y me lo merezco. Me merezco todo lo que ella y Saku quieran arrojarme.
—Soy muy pequeña para ser portadora del féretro —dice ella, respirando hondo—. Estaba esperando que te presentaras, tal vez unos cinco minutos antes de la ceremonia, pero lo que sea. No voy a juzgarte, Naruto. Pero te voy a pedir que camines llevando a Sasuke hacia su lugar de descanso final y estar a su lado hasta que esté seguro de nuevo.
Hay lágrimas que se acumulan en mis ojos. Me dije que no iba a llorar, pero no puedo evitarlo.
—Sería un honor. —Me las arreglo para decir antes de perderlo todo.
Ella asiente con la cabeza y me dice que la siga. Caminamos a través de una puerta y un jadeo colectivo se apodera del salón.
Reconozco algunos chicos de la escuela secundaria, pero el que más destaca es Deidara. Él estando aquí es chocante. Nunca fueron amigos en la escuela preparatoria. Supongo que la vida cambia mucho en diez años.
Ino dice a cada uno en el lado izquierdo que se muevan hacia abajo.
—Él querría estar a tu izquierda. —Ella pone su mano en mi cara y se inclina para darme un beso en la mejilla. Sasuke se casó con una buena mujer.
Recibimos nuestra señal y levantamos el peso de Sasuke de la carreta. Cuando las puertas del vestíbulo se abren todos voltean.
Los murmullos silenciosos y dedos señalando me hacen sentir como que estoy cenando en un restaurante lleno de gente y todos piden mi autógrafo al minuto que se llevan mi plato.
Con Sasuke en el centro, sus flores sobre el ataúd, los otros portadores del féretro toman sus asientos. Observo mientras Deidara se sienta junto a Saku y tira de su mano en la suya.
Estoy viendo nada más que rojo, ella ni siquiera me mira. Pero Kai me saluda con la mano y yo le devuelvo el saludo causando que la cara de Deidara se vuelva de un feo color verde.
Cuando miro hacia abajo una niña está tirando de mi traje, su mano se desliza en la mía y ella me empuja a sentarme con ella. Ella tiene que ser una de las gemelas de Sasuke y Ino. La otra se levanta y se sienta en mi otro lado, tomando mi mano también. Ino me mira y sonríe. No sé si ella hizo que esto sucediera, pero estaré siempre agradecido.
Este es mi primer funeral y espero que mi último. No quiero volver a experimentar esto de nuevo. Mientras el pastor habla acerca de la vida de Sasuke, me doy cuenta de lo mucho que me había perdido. Cuando miro a Kai, él me está mirando y me pregunto si él sabe quién soy. ¿Saku alguna vez le habló de mí? Deidara se ve enojado y eso me hace reír.
No me gustaba él en la escuela preparatoria y el hecho de que él está sosteniendo la mano de mi chica no me sienta del todo bien, pero ese es mi problema y algo con lo que voy a tener que tratar.
Me resulta irónico que él hizo su movimiento sobre mi chica cuando no estaba. Si fuera cualquier otra persona, no me importaría, pero Kamiya, me molesta.
—¿Hay alguien a quien le gustaría decir unas cuantas cosas sobre
Sasuke?
Me dejo llevar por las manos de las niñas y me pongo de pie, y enderezo mi chaqueta. La gente está susurrando cuando hago mi camino hacia el podio, pero no me importa. Si voy a hacer esto, voy a hacerlo bien.
Le guiño a Saku antes de despejarme la garganta y hablar por el micrófono.
—Hace diez años tomé la decisión de cambiar mi vida. En el proceso he perdido a la única familia que verdaderamente me importaba: Sasuke, Ino y Saku. Fui egoísta, estuve confundido y quería alejarme del estigma de ser el chico de oro de Konoha. Lo que nunca aposté fue por perder a Sasuke, mi mejor amigo desde la guardería. Él era mi compañero en las travesuras y mi go-to en el campo. Todo en mi vida y quien yo era al crecer fue a causa de Sasuke. Cuando me enteré de que el mundo lo había perdido una parte de mí murió. Por primera vez en mucho tiempo, lloré. Lloré por todos los momentos que me he perdido con él. Me perdí su compromiso con Ino, su boda y el nacimiento de sus hijas hermosas que me han abierto sus increíbles corazones, aunque no lo merezco. Le fallé y eso siempre lo lamentaré.
»Sasuke, mi amigo, voy a hacer lo que pueda para velar por tu familia y asegurarme de que nunca les falte nada.
Ino envuelve sus brazos a mí alrededor tan pronto como regreso a la banca. Ambas gemelas me agarran de la mano y aprietan firmemente.
—Mi nombre es Kaede. ¿Vas a ver el fútbol conmigo el domingo?
Miro a la niña que es claramente toda Sasuke con su camiseta de fútbol puesta del Konoha High.
—Hola Kaede, soy Naruto y me encantaría ver el fútbol contigo.
Dark96- Consejo de escritores
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Re: Forever My Girl (+17) 11/06/16 actualizado
Que triste y que lindo, dios casi lloro, kaede es un encanto, ya quiero leer lo que sigue.
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