All you need is... [TP]

Emma sonrió maquiavélicamente, mientras observaba las cartas colocadas sobre la mesa.

—Entonces, ¿qué animal tiene dos orejas puntiagudas, una cola y bigotes?  —preguntó a los jugadores con una ceja arqueada.

Las demás callaron. El ambiente era amenazante, Kim estaba sentada a la derecha con la vista fija en los naipes, a su lado estaba Lau rascándose la barbilla al estilo vaquero y después le seguía Nathi quien no paraba de enviarle mensajitos de ñacañaca a rey kawaiioso por wassap, el texto decía algo sobre un beso que habían compartido en el shat y un posible ukeo. Oh dios, si los demás supieran.

Llursu estaba en trance durmiente y Sam ido como nunca antes. Medio triste y otra vez, estoico. Con la mirada fija en la mesa.

—¿Acaso a ese animal hay que llamarlo: cuchito-cuchito?  —dijo Lau como toda una ganadora.

Emma dejó las cartas sobre el mazo de forma intrigante.

—A veces, aunque no siempre, dice miau-miau para llamar la atención  —continuó dando  pistas—. Puede que haga adsadkj para pedir agua y cuando tiene hambre jkasda.

Ferrari asintió en un gesto solemne, entendiendo a la perfección el idioma hebreo gatuno A.C

Apio (Yukio) suspiró sonoramente, un poco aburrido del juego. Y deseando salir de la habitación, respondió de mala gana antes que Lau pudiese hacerlo.

—Es un gato  —gruñó y todas quedaron de piedra. Nunca antes, jamás, pero jamás-jamás. Nunca, o sea, jamás, nunca jamás de los jamases... el jefazo había interrumpido un juego amazónico revelando el misterio—. ¿Y por qué usamos cartas si estamos con adivinar animales? No entiendo nada. Iré a tomar aire  —salió de la habitación y trató de cerrar la puerta, pero olvidó que ésta era giratoria y estuvo dando vueltas por 2 minutos.

Emma lo vio irse con ojitos lagrimosos.

A Lau se le cayó la quijada (con dientes incluidos), a Nathi los lentes, a Kim un ojo y a Llursu la dignidad.

—Ha estado así todo el día. Raro, ido, de un humor extraño  —narró Emma soportando el llanto—, además... ¿ya lo oyeron? dijo gato y... erró...  porque era un gato-patata. ¡No un simple gato!. Es terrible, no sé si podré superarlo chicas.

Llursu le ofreció un pañuelo para la nariz y Emma se lo acomodó en el cuello de la camiseta.

—Gracias querida, ¿ya viene la cena?  —miró para todos lados.

—Son las dos de la tarde —murmuró Nathi consultando la hora.

Kim rodó los ojos, entre preocupada y esperanzada, inició con el plan 2014. El plan que tenía sólo dos opciones. O terminaba estrepitosamente mal o terminaba bien.

—Si jefazo anda raro, y ha girado cinco veces por la puerta giratoria, entonces hay que hacer algo. Amazónicamente digo... esto es grave  —se mordió el labio.

—A todas estas —Habló Llursu poniendo un gesto estoico en su rostro—, ¿cuándo colocamos una puerta giratoria? —Todas alzaron los hombros.

Lau se rascó la oreja, atenta a la conversación.

—¿Y si lee Hakitori para subir el ánimo?  —ofreció con inocencia, creyendo que era lo más óptimo para Sam y su ánimo bajo.

Lima esbozó una mueca forzosa con los labios.

—Ferrari, linda, por favor. Que tu poder de invocación es poderoso, no queremos a mod oscuro ahora. Más tarde.

Papafritah afirmó con energía.

—Aja, para más tarde...

Y el viento se coló por la ventana, desordenando los naipes que para nada sirvieron, ya que solo eran para pretender dar seriedad e intriga a la escena del juego.


Llursu gritó como Tarzán, el placer de sentir el viento lleno de mosquitos chocar con su rostro y revolver su cabello la hacía sentir fenomenal, elevó sus manos hacia los costados haciendo un medio-titanic, pues faltaba el hombre que la sostuviera.

—¡Esta camioneta con Sunraf es de lo mejor! —Exclamó antes de chocar con un semáforo, entró algo atolondrada por el golpe y comenzó a limpiar su rostro por los bichos que se habían pegado en él.

Una gran montaña morada comenzaba a asomarse por su frente.

—Prefiero el gatorrari —Dijo Lau con un tierno pucherito en sus labios, llevó sus manos al cabello de la agente Y para extraerle las ramitas que e- ¿Era eso una araña?.


Kim tomó un sorbo de jugo de durazno. —¿Quieres? —Ofreció a la conductora.

—Gracias —Lima de un trago extinguió todo rastro del jugo y arrojó la lata al suelo haciéndola sonar con las otras 20 que estaban tiradas por ahí—. Lau, si no hubieras chocado con ese dinosaurio el gatorrari no estaría en el mecánico.

—¡No fue un dinosaurio! —Se defendió—. Fue un… ¿Qué rayos haces? —Preguntó con intriga mirando hacia arriba.

Llursu, que había vuelto a sacar la cabeza por la ventanilla del techo del auto, comenzó a hacer unas señas extrañas, movía las manos de arriba abajo, las chicas se preguntaban por qué no hablaba, pero como todo esto es amazónico nadie sabe los porqués.

—¡Buenoh diah, buenah tardeh! —Habló finalmente en un enérgico grito.

Kim se puso pálida, fácilmente era confundible con un papel. Lau y Lima no entendían, una mueca de confusión se creó en sus rostros.

Llursu chocó con otro semáforo y Kim apuntó hacia delante.

La palidez de apoderó de todas.


—Te dije que no tomaras tanto jugo de durazno —Repitió por endemiandadjfdesima vez Ferrari con un suspiro cansado.

Un río salía por los ojos de Lima formando una cascada en la camiseta de Lau, ésta intentaba consolarla a como diera lugar, pero la famosa licencia no sería olvidada tan fácilmente.

—¡Mi licencia nueva! —Sollozaba Nathi—. ¡Tan brillosita y vigente hasta el 2019!

—No es taaaan malo Nathi, solo debes ir a- —Antes que pudiera terminar ya se encontraba palmeando la espalda de la aludida.

—¡MI LICENCIAAAAAAA! —Era comprensible, había luchado todo un año para obtenerla y le había sido arrebatada minutos atrás por exceso de jugo. Un crimen atroz.

Llursu junto con Kim intentaban convencer a las autoridades a devolver el preciado documento, necesitaban ir a hacer las compras y además ir a comprar sus entradas. Intentaron sobornarlos con un pasaje a Narnia, un jugo de manzana, un abrazo, un cupón para no ser trolleados, un viaje en triciclo –sí, ese del primo de Kim- y una pecera sin agua. Nada dio resultado.

—No queda otra opción… No podemos perder más tiempo—Murmuró Kim, tomó su teléfono celular y llamó.

—Le diré a Sulelov que adelante las compras —Y ambas fueron a llamar.

Entraron al auto en la espera de quien las trasladaría al supermercado. Cinco minutos infernales pasaron intentando tranquilizar a su ex conductora que irresponsablemente conducía bajo los efectos del jugo de durazno.

La puerta del conductor se abrió dejando pasar a un chico alto y esbelto. —¡Hola chicas! —Dijo Ventus al llegar, volteó y un escalofrío recorrió su espina dorsal.

—¡VENTANAAAAAAAA! ¡SE LLEVARON MI LICENCIA!

Vent inspeccionó el lugar, latas por todos lados, restos de chocolate, dulces, algodón de azúcar…

—¿Exceso de azúcar? —Preguntó.

—¡EXCESO DE JUGO! —Y rompió a llorar otra vez. Ventus tragó saliva en seco… eso era grave.


Zule corría de un lado a otro, su carro estaba lleno de dulces y bebidas, y para qué negarlo, su boca también. Se dirigió al pasillo de las palomitas de maíz, grande fue su sorpresa al ver el pasillo vacío, guio su mirada más profundamente y divisó un paquete en el medio del pasillo.

Un carro se asomó al otro extremo del corredor, la chica del otro lado al darse cuenta de su presencia se puso en posición de carrera, haciendo que la diseñadora imitara su gesto, cruzaron miradas con la adrenalina corriendo por sus venas. Ambas sabían a lo que iban.

Un enfrentamiento a muerte por las palomitas.

Como si hubiera estado planeado, ambas corrieron al mismo tiempo, sus carros chocaron y salieron disparados hacia atrás, un salto mortal por reflejos salvó la vida de Zule.



—¿Sí? ¿Quién es? —Preguntó contestando la llamada luego de buscar el su celular entre una montaña de cosas inservibles pero que eran caguais.

—Zule —Al oír aquella voz, todo fue seriedad—, te tengo una misión, y es de alto riesgo.

La castaña tragó saliva, su labio inferior tembló, sin embargo, estaba dispuesta a cumplir sea lo que sea.

Ese es su camino del miau.

Llursu tosió. —Lima perdió su licencia, tardaremos en llegar al supermercado.

—¿Exceso de galletas Marías? —Dijo soltando una carcajada.

—No. Exceso de jugo de durazno.

Zule guardó silencio, ese delito era grave. —¿Qué necesitan?

—Compra cosas dulces, tan dulces que nos den diabetes, y gaseosas, maltas. Pero lo más importante… No olvides las palomitas, Sulelov. —Y cortó.

A Zule se le iluminaron los ojos, esta misión definiría sus capacidades amazónicas. ¿Cómo? Ni idea, pero lo haría.




—¡POR LAS AMAZONAAAAAAAAAAS! —Gritó con todas sus fuerzas, alargó su manó lo más que pudo, pero no alcanzaba. Su contrincante estaba por tomar las palomitas, el pánico se apoderó de su cuerpo y le arrojó un zapato al rostro haciéndola caer de espaldas con dos arrobas en lugar de ojos.

Tomó las palomitas en un acto de velocidad suprema y salió corriendo, no quería que la otra chica la siguiera, no correría el riesgo de perder aquel preciado tesoro. Había perdido un zapato marca ALDO de $4.568.979 US, pero había ganado las palomitas, una pérdida equitativa.

Había superado la prueba sin rasguños,  sólo sacrificando un zapato.

—¡Cyan!

La aludida volteó sonriendo —¡Hola Jefazo! —Saludó tan radiante como siempre, orgullosa de su logro desbloqueado, luego reaccionó—. ¿Jefazo?... ¿¡JEFAZO?! —Su sonrisa se torció y su corazón se aceleró, su mente viajaba buscando formas de evitarlo, de correr.

—¿Qué tal estás? ¿En qué andas? ¿Por qué rayos te falta un zapato? —Preguntó Yupic (Yukio) observando a la aludida de arriba abajo.

La chica solo atinó a sudar frío.


—¿Algún día parará de llorar? —Preguntó Ventus en un susurro a Kim, que iba a su lado como copiloto.

—Es muy temprano para dar un pronóstico —Respondió la chica dramáticamente, observando por el retrovisor a Nathi, que seguía con cascaditas en sus ojos.

—Mensaje de Sulelov —Anunció Llursu sacando su teléfono celular, luciendo su nuevo forro de gato-patata—. ¡Oh, por Dios! —Exclamó con horror.

—¿Qué sucede? —Preguntó Lau preocupada.

—Se ha encontrado con el jefazo en el supermercado —Comentó leyendo rápidamente el mensaje, Nathi dejó de llorar para mostrarse seria y sin rastro alguno de su depresión anterior.

Algo les decía que comenzaba a sufrir de bipolaridad. Llursu decidió dejar de ponerle diazepam a sus bebidas.

—¿Qué hizo? —Preguntó seriamente.

—Lo que toda Amazona haría —Todas asintieron satisfechas. Ventus arqueó una ceja.

—¿Y eso qué significa?

Una sonrisa apareció en los cuatro rostros femeninos que iban en el auto.


—¿Cyan? —Insistió Sam arqueando una ceja, dejando a Zule sin más opciones.

—¡¡Oh por Dios!! —Señaló a un punto tras del muchacho—. ¡Un murciélagoelefante arcoíris!

—¿De qué hablas? Eso no exis-

—¡Y TIENE CARTEL PROMOCIONAL DE OUAT!

—¿¡DÓNDE!? —El jefazo volteó violentamente, y al no ver nada, se dirigió hacia donde estaba la chica nuevamente, grande fue su sorpresa al ver que sólo quedaba una estela de polvo con la forma de la misma—. Eso fue raro.

Aún con la duda en su mente, el joven fue a pagar por la malta que había ido a comprar, bien pudo haberlo hecho en una panadería cualquiera, pero necesitábamos drama.

Pensó, luego de refrescarse con la gaseosa bebida que seguro le provocaría incontables gases, no todos pasables, que tal vez se habría excedido con la forma en que le había respondido a sus Amazonas. Ellas no tenían la culpa de lo que pasaba.

Decidido a disculparse se puso en marcha de regreso a su apartamento, pero antes de que pudiera llegar observó con curiosidad a una persona, un violable (femeninamente hablando) muchacho vestido de traje. Reconociendo la figura, arqueó una ceja confundido.

—Ser —Le saludó una vez estuvo cerca.

—¡Ser! —Correspondió Cekti animado.

—¿Qué haces acá?

—Nada, creí que me habían llamado. ¿Qué tal si me ayudas con Hakitori? ¿Ya lo leíste? Tenemos mucho tiempo sin hablar, debemos ponernos al día. ¿Ya te dije de Hakitori? —Hablaba sin parar el mod oscuro mientras se lo llevaba prácticamente a rastras sin dejarle opciones.

Mientras, dentro del apartamento, una enredada trama de cables inundaba la sala y Emma los conectaba unos a otros, mientras fingía saber lo que hacía y esperaba al técnico que había llamado; Zule, amarrada en una silla y con una pañoleta en su boca, lloraba a mares porque no podía seguir comiendo chocolates en forma de puerconejos.


Ventana decidió, sabiamente por cierto, dejar el tema de lado, lidiar con ello no traería nada que pudiera mantener su estabilidad psicológica.

—¿A dónde las llevo? —Preguntó una vez estuvieron en marcha.

—Al único lugar donde podemos encontrar cosas épicas —Respondió Lau con tono seguro.

Kim apuntó hacia delante de manera enérgica con el índice, acompañada de una música de fondo genealosa que curiosamente sonó en la radio del auto.

—¡Al infinito, y más allá! —El muchacho rio con ganas.

—Ya, en serio. ¿A dónde?


—No puedo creer que de verdad exista una tienda llamada “Al infinito y más allá” —Murmuró a la vez que empujaba un carrito de compras.

Una gota de sudor bajó a través de su nuca al verlas ir de un estante a otro como si estuvieran en una misión encubierta, llenando el carrito a una velocidad bastante sorprendente de puras cosas inservibles que el chico nunca llegaría a entender para qué las llevaban.

—Creo que esto es suficiente —Aseguró Llursu ajustándose los lentes que le había robado a Lima—. Estás ciega querida.

—¡Cállate y dámelos! —Se quejó tomando sus anteojos.

—Son $682 US por favor —Informó el cajero.

—¿Trajiste el dinero? —Preguntó Nathi, ambas estaban solas en la caja mientras Viento y las chicas esperaban en el auto.

—Por supuesto que sí Lima querida —Sonrió sacando una tarjeta de crédito.

—Pero esa dice-

—Nunca dije que fuera mío —Sonrió como si nada, mientras tomaba el recibo salido a nombre de Ventus White.


Sam iba cerca de su apartamento luego de haber logrado escapar de los cuentos de Septi, algo distraído, no se dio cuenta cuando iba saliendo una chica de cabello azul de una librería, chocando levemente los hombros y por lo tanto, derrapando de forma exagerada todos los libros que llevaba encima, casi pareciendo que los había tirado a propósito.

—¡¿Qué sucede contigo?! —Preguntó la joven alterada.

—¡Lo siento mucho! —Se disculpó apenado mientras se agachaba a recoger los libros, la chica hizo unas señas extrañas mientras él no la veía y las Amazonas pasaron corriendo al edificio mientras Ventus se iba con el auto, aún en su ignorancia de la nueva deuda que poseía en su cuenta bancaria.

—¡Deberías tener más cuidado! ¡¡Están nuevos!! —Le seguía reclamando dramáticamente, una vez las chicas habían logrado su objetivo, recogió rápidamente todas sus cosas y corrió dejando al jefazo en un estado de extrema confusión.

—Eso fue más raro que lo de Cyan.

Más adelante, la chica se quitó la peluca azul a la vez que leía un mensaje de Lau que decía “Te debemos una Eliotica” y con esto se fue satisfecha.

Sam siguió su camino, aquel día iba de extraño a incoherente ya, pero antes de que pudiera llegar, un puma pasó a toda velocidad frente a él haciéndole perder el equilibrio, más atrás y sin aliento, llegó Mikel.

—¡Sam! Lo siento —Se disculpó con voz entrecortada—. Sunshain… cuidar… yo… —Sam no necesitó nada más, el puma de Kim había escapado.

—Tranquilo, te ayudaré —Le aseguró a la vez que se levantaba.

—La he perdido de vista. ¿Cómo la encontraremos? —preguntó Mikel preocupado.

Unos gritos se escucharon a distancia y la gente comenzó a correr.

—Sigue el pánico.

Ambos se asintieron y fueron en busca del animal, Mikel en un momento, sacó su teléfono y presionó enviar.

-o-

—Mikel lo ha despistado —Confirmó Llursu, todas asintieron sabiendo que tendrían más tiempo para completar el plan.

Al abrir la puerta, se encontraron con la estancia a oscuras y llena de cables por doquier, se adentraron con cuidado viendo a todos lados, los nervios a flor de piel.

—¿E..Emma? —Preguntó Kim con miedo, al ser la menor, ella debía ir delante de todas y protegerlas a todas.

Algo a su derecha se movió.

—¿Qué fue eso? —Preguntó Lau aferrándose a su compañera.

—No lo sé —Respondió Llursu que se había montado sobre Nathi.

—¡Estás pesada! —Se quejó esta, pero antes de que nadie pudiera decir nada, se levantó de entre la maraña de cables una figura.

—Amazonas… —Habló la figura con voz tétrica, las chicas se pusieron de un blanco papel.




Sam regresaba a casa exhausto, la búsqueda de Sunshain les había costado más de lo pensado, y tuvo que mover unas cuantas influencias para que no se lo llevaran hasta África, el último animal de Kim que se habían llevado, Luisa la Jirafa, la había dejado en un cuadro chocoalcohólico grave del que les costó mucho sacarla, no podía permitir que sucediera lo mismo así que tuvo que darle su preciada colección de recortes de códigos de barra.

Había valido la pena.

Queriendo llegar a casa y acostarse arrastró los pies desgastando la suela de su zapato pegando uno que otro chicle en el camino, volviendo pegostoso su andar. Suspiró.

Emma lo castigaría por eso.

Volvió a sacar, por tercera vez desde que había decidido regresar, sus ruidosas llaves, eran un montón, lo que era curioso porque sólo tenía una reja y una puerta. Algún día debería averiguar a qué cerradura pertenecían las demás. Sin contar claro los muy masculinos unicornios alados que iban de llavero, regalo de las chicas, sospechaba que Emma tenía algo que ver en ello.

Sonrió al recordarlas, tal vez… todo lo que necesitaba era…

—¡Bro! —Un brazo en sus hombros lo devolvió a la realidad en donde las personas lo miraban raro por quedarse observando unicornios.

—Bro —Le saludó él con el típico fist-pump—. Hola Mari.

—¿Cómo estás Yukio? —Le saludó con una sonrisa.

—Algo cansado, solo quiero llegar a casa —Respondió queriendo zafarse de lo que venía.

—¡Genial! ¿Nos acompañas a hacer mercado?

De haber podido, hubiera llorado.


—¿Así que eso era todo? —Preguntó Emma una vez el desastre de cables estuvo organizado y el técnico, que resultó ser Teo, conectó la laptop con un sencillo cable a la pantalla del televisor.

—Sí, solo presionas acá y listo —Le indicó, luego vio al sofá donde las chicas estaban recién despertando de su desmayo—. ¿Qué les sucedió?

Emma y Zule se vieron con una enorme sonrisa al recordar.



Luego de rendirse en su objetivo y haber guardado los chocolates en un lugar seguro, Emma soltó a Zule de su amarre, al ver que ya iba siendo tiempo que las chicas llegaran decidieron jugarles una pequeña broma, así que se escondieron en la maraña.

—¿E..Emma? —Escucharon la voz de Kim después del sonido de la puerta al abrirse.

La aludida se movió un poco para que desviaran su atención de Zule.

—¿Qué fue eso? —Escucharon preguntar a Lau.

—No lo sé —Respondió Llursu que se había montado sobre Nathi, casi lloraban de la risa para el momento.

—¡Estás pesada! —Se quejó esta, pero antes de que nadie pudiera decir nada, Zule se levantó de entre la maraña de cables.

—Amazonas… —Habló con voz tétrica, las chicas se pusieron de un blanco papel y luego de un grito de bebé, se desmayaron.

Ellas muy noblemente, rodaron en el suelo de la risa.




—Nada —Respondieron al unísono.

—O-k… ¿Puedo quedarme?

Segundo de silencio.

—Podían haber solo dicho que no —Murmuró con cascaditas cayendo de sus ojos mientras se sobaba el trasero, el cual había amortiguado, aunque no demasiado, la caída.


Una silueta negra se escabulle entre las calles de la ciudad, sigilosa como un lince, observa con cuidado cada esquina para asegurarse que no haya nadie que impida lograr su objetivo.

A pocos metros, su destino.

El sudor resbala por su frente y lo seca con el dorso de la mano, su corazón bombea adrenalina por todo su organismo. Con unos cuantos movimientos de parkour entra al edificio, pero sabe que todavía no ha acabado.

Sube los pisos correspondientes desconfiando hasta de la más mínima hormiga. Cada vez más cerca.

Llega, pero el pánico le juega en contra y las llaves se caen, el sonido de las mismas es metálico, exagerado en el vacío pasillo, suena a un llamado para que alguien más le pida un favor al que no va a poder negarse.

Desesperado, las toma con premura, volviéndose un ocho a la hora de escoger la correcta. Luego de los más desesperantes 31 segundos de su vida, recuerda que las indicadas tienen ligas fluorescentes que brillan en la oscuridad. Las consigue y logra entrar cerrando la puerta de un portazo.

Respira con alivio, pero algo no está bien. Todo estaba demasiado tranquilo. Hiro no había ido a saludarlo.

Traga en seco y pasa el swich de la luz.

—¡BIENVENIDO A CASA JEFAZO/TOTI! —Gritaron seis voces femeninas lanzando almohadas al aire.

Él se queda perplejo hasta que una le da de lleno en la cara. Al reaccionar, se da cuenta que ahí están todas, incluso Zule que cargaba a su conejo Hiro, sonrió contento.

—Bienvenido a la gran Premier de… —Dijo Kim haciendo una introducción tipo comentarista señalando el televisor, justo en ese momento, Llursu encendió el televisor.

—¡Divergente! —Exclamaron todas sonriendo.

Entonces notó que habían preparado docenas de almohadas, mantas y comida chatarra y dulce por todo el lugar, la PC transmitía la premier del estreno de la película de su libro favorito en vivo y directo.

—Intentamos comprar pasajes pero no teníamos suficiente dinero —Nathi se rascó la mejilla sacando la lengua.

—No entiendo por qué no pueden llevarnos para allá en dos horas. Es decir, ¡sean útiles! —Exclamó Lau con un tierno puchero.

—Pero igual es todo para ti, Apio —Le sonrió Llursu con una pose cúl.

Sam las vio a todas, algo despeinadas, sin dudas habían hecho muchas cosas a última hora, con pijamas y una gran sonrisa.

—Bienvenido a casa —Le sonrió Emma para darle un beso de bienvenida.

—Chicas… —Sam sonrió enormemente, besando con amor a Emma y abrazando a sus Amazonas.

Y comprendió, que en un mal día… Todo lo que necesitaba era un día de incoherencia junto a sus amigos.

—Gracias.

—¡Vamos Jefazo, vamos! ¡¡Cueck!! —Le apuró Zule.

Emma y él se sentaron en el sofá, ella en sus brazos, y las chicas en medio de las almohadas gritando fangirlmente y comiendo golosinas sin parar.

Esa escena quedaría como retrato para el resto de su vida.


Todas se habían quedado dormidas luego de tanto parloteo, acostadas prácticamente unas sobre otras de la forma más cómoda jamás imaginada, Sam decidió ir a su cuarto a ponerse algo más cómo, al llegar, vio sobre la cama una caja adornada con patos con muchos materiales extraños, curioso y emocionado cual niño en navidad, se acercó para quitar la tapa.

Tuvo que reprimirse de gritar de emoción.

Sin dudas, sus chicas sabrían siempre como consentirlo.

A un lado de la misma, una nota que decía "Era un gato-patata, APIO". Lo pensó. Lógicamente había errado, solo un gato-patata diría adsadkj para pedir agua.

¿Como explicarlo? Ya vieron mi reacción ayer, sigo igual, más eufórico que un niño en navidad. La emoción de todas las celebraciones juntas, todas y cada una. Tenía que releer porque la emoción del momento no me dejaba concentrarme.

Como siempre un OS épico, con el muy conocido toque amazónico, caracterizado por esa incoherencia que saca carcajadas aunque en algunas partes no entiendas que diablos pasa. ¡Y los diseños! Madre mía que diseños, tan perfectos, tan acertados, de cosas que saben tanto me gustan y por las que estoy obsesionado. Todo de mis favoritos, de las cosas que tanto me emocionan cuando salen en un tema de conversación. (sale a la luz mi lado friki)

Y les agradezco enormemente, no por los magníficos regalos ni el OS, sino por preocuparse, por tomarse el tiempo de hacer semejante cosa, por el detalle. Eso es lo que más me llega, la intención, no lo que se da. El simple hecho de que venga de ustedes es bastante. Como ya les he dicho, con tan solo hablar con ustedes un rato me sacan una sonrisa, alegran mi día a día.

No sé que sería de mi sin ustedes. Sin Nathi, quien me escucha cada vez que me pasa algo, me regaña cuando estoy enfermo o me lastimo y no tomo ninguna medicina, rabiamos juntos, todo el tiempo preocupada por mi. Sin Lau, quien me acosa con lov y ama al igual que yo las películas animadas, compartimos un lado infantil, quien me manda sus épicos dibujos y me deja boquiabierto, con quien hablo de música. Sin Kim, siempre tan elocuente, con un chiste a cada rato, ocupada con quien sabe que pero tratando de compartir con nosotros en lo posible, medio nos regañamos entre ambos porque somos un desastre. Sin Zule, la nueva integrante, la que calza perfectamente, comparte mi afición por Bakuman, ambos con una pésima memoria, siempre sacando una sonrisa, siempre bromeando sin importar que, una personita especial que cuando la situacion lo requiere posee una gran madurez. Sin Lotty, la señorita troll que ama las patatas, con quien establecí un lazo de confianza rápidamente, comenzamos hablando de tonterías pero hicimos click al instante, la que saca apodos de quien sabe donde. Todas y cada una tan especiales para mí. Con quienes formé un vinculo especial en tan poco tiempo.

Gracias, gracias, gracias, gracias... No dejaré de repetirlo, así que prepárense XD

Las quiero de aquí a la Luna, de regreso, siete veces y en triciclo.