A la cuarta cita [TP] [09/02/2014]

En la primera cita que compartió con la fémina, Naruto apenas podía respirar debido a la corbata naranja fuertemente anudada a su cuello. Su hermano Menma había insistido en que fuera lo más elegante y formal posible, convenciéndolo que de esa forma conquistaría a la chica a la primera. Claro que le hizo caso, como un verdadero idiota. Y ahora estaba muriendo por asfixia. Intentó aflojarla con disimulo con el dedo, pero se dio cuenta que el nudo que había hecho el hermano estaba destinado precisamente a no soltarse por nada.

Lo maldijo internamente y derrotado, bajó la vista hasta los camarones, la exótica comida que pidió al camarero sin saber qué era o a qué sabía el platillo (¡lo pidió y ya!), y casi vomita ahí mismo...  cuando le dieron náuseas a causa del fuerte olor a mariscos con otras esencias mezcladas, tragó saliva dolorosamente por la garganta e Intentó sonreír aguantando el asco que le producía todo.

Levantó la copa de vino tinto -ni siquiera le gustaba-, pretendiendo parecer refinado.

—Sakura-chan, brindo por esta velada y por nosotros —dijo con voz baja.

La chica, que comía lentamente, sonrió también y levantó la copa con vino, golpeando la del muchacho. Casi la rompe por la fuerza empleada.

—Por nosotros —respondió nerviosa.

Sakura dio un sorbo a la bebida y al instante quiso devolverla, pero no, soportaría hasta que la noche acabara. Naruto merecía que el maquillaje, el cual apenas le dejaba sonreír y gesticular libremente, el vestido que era demasiado ceñido y los tacones altos, que le estaba matando los pies en cada segundo, estuviesen intactos. Quería ser y estar bonita para él. Toda femenina y frágil para causar buen impacto. Guiada por los consejos de Ino, la primera cita debía ser la perfecta. Perfecta.

Finalmente, después de una velada fingiendo,Naruto terminó con un malestar estomacal que le hizo ir al baño del local varias veces y Sakura con los pies metidos en una fuente con agua caliente y sal para desinflamarlos. Lo tacones habían quedado por ahí tirados.

En la segunda cita, Naruto la llevó al centro comercial. Se cogieron de la mano y visitaron las tiendas de sus intereses. A media tarde, les dio hambre a ambos y como el chico aún estaba resentido por la fallida primera cita, creyó que era la oportunidad indicada así que no dudó en invitarla a comer al patio de comida sabiendo que nada ni nadie podría arruinarla.

Sakura pidió una porción de papas fritas junto a una gaseosa y él, una promoción que traía un hot-dog gigantesco. Tomaron las bandejas y se sentaron uno frente al otro, alcanzaron a intercambiar unas palabras sobre lucha libre y escuela, cuando fueron interrumpidos inesperadamente.

—¡Chicos qué hacen acá! —Kiba agitó la mano mientras se acercaba con otros compañeros de escuela, prontamente se vieron rodeados por una horda de idiotas—. Mmm, juntemos las mesas y pasemos el día juntos, ¡eh, aquí!  —llamó a los restantes que estaban haciendo fila en la heladería.

Arrimaron sillas, mesas ovaladas y armaron un gran escándalo.

La fémina arqueó las cejas y el chico rubio suspiró frustrado, dejando de lado el super hot-dog. Otra cita arruinada.

A la tercera cita, Sakura decidió el lugar de encuentro: Ichiraku. Pasarían después de clases los dos solos (si era necesario, huirían de sus compañeros) y disfrutarían una noche acompañada de ramen instantáneo, aunque a la ella no le apetecía demasiado el platillo lo haría más por estar un momento con él y compartir un momento de novios. Lamentablemente ese día salieron más tarde de lo común, porque le gastaron una broma la profesor Kakashi ocultándole el Icha Icha Paradise y además, olvidaron que el día miércoles había rebajas en el puesto de comida y que todo el mundo, sobretodo estudiantes de las periferias pasarían a degustar ramen aprovechando lo económico del precio.

El local estaba lleno, repleto de hambrientos estudiantes.

Ambos terminaron comiendo casi de los últimos, después de pelear por un platillo y demasiados cansados como para hablar de lo que fuese.

Sakura deseó golpear a alguien por la frustración.

A la cuarta cita, la fémina -cansada- tomó decididamente al muchacho del brazo y lo llevó directamente al sitio que deseaba compartir con él. Éste quedó sorprendido por la rudeza de la acción, pero de todas maneras la siguió. Ella lo llevó a su casa, le forzó a sentarse en el sofá (en menos de dos segundos Naruto montó una película erótica en su mente) y después desapareció en la cocina, con los puños apretados.




El horno indicó que el tiempo había acabado y la chica, con los guantes puestos, quitó la lata de manera cuidadosa. Preparó una bandeja con un plato grande, servilletas a los lados y acomodó lo que sacó de la cocina, procurando no quemarse.

—Ya está lista —mencionó apenas hubo entrado al salón. Naruto se incorporó del sofá, fregándose las manos repetidas veces.

La fémina acomodó la bandeja en el centro de la mesa, vertió la bebida oscura en las copas,  le ofreció una a su reciente novio y se situó cómodamente al lado del muchacho, mientras le sonreía radiante de alegría.

—Por nosotros —celebró Sakura, aproximando su copa a la otra.
—Por nosotros, esta pizza y la coca-cola con hielo' ttebayo.  —Echó unos cubitos de hielo a cada recipiente y la besó rápidamente en la boca, agradeciéndole el gesto.

A la cuarta cita, Naruto estuvo realmente satisfecho y ella también.

Necios los que decían: la tercera es la vencida.

T H E -- E N D