[PREMIOS] Concurso NaruSaku San Valentín

-Sakura... Por aquí no es.

-Sí, creo que ese sauce me suena...

Genial, habían ido de acampada y ambas amigas se habían perdido en el bosque que más mala pinta tenía de todos. A pesar de la situación, la chica de cabellos rosas sonrió recordando la escena de Blancanieves cuando huía, pronto deberían socorrerle los animalitos.

De repente el aire que se levantó movió los cabellos y ropajes de Sakura, se sentía pequeña ante el viento que golpeaba recientemente. Una sombra gigantesca se levantaba frente a ella, en unos segundos comenzaba a caer. Ella solo pudo atinar a cubrirse la cara con un brazo.

-¡Ino! ¡Sakura!-el grito de una chica provocó que Sakura abriera los ojos, comprobando que no había peligro a su alrededor.

-¡Al fin!-la rubia sonrió.- Vamos Sakura, este sitio me da miedo.

-Sí... Sí...-antes de partir, clavó la vista en el sauce.- "Había jurado que vi la sombra tras ese árbol."


-Al fin chicas, estaba preocupada.-una joven de tez blanquecina salió de la tienda de campaña.

-Lo sentimos Hinata, nos perdimos de camino aquí.

-¿Sakura?-Tenten zarandeó a su amiga.- ¿Estás bien? Llevas todo el camino en tu planeta.

-Perdona... Me despisté.

Tras ello las chicas cenaron dentro de la tienda de campaña, a pesar de los refunfuños de Sakura.

-¿Por qué no podemos comer al aire libre?

-¿No has escuchado lo que se dice del bosque que queda enfrente de donde estamos?-preguntó Hinata.

-No... Pero eso no debería importunarnos, ¿Sino para que venimos a una acampada?

-Sakura tiene razón.-apoyó Ino.- No negaré que no esté asustada, sin embargo, venimos para ver el firmamento desde aquí, ¿No?

-Touché.-respondió Tenten.- ¡Vayamos fuera!

Una vez sentadas en el césped comenzaron a hablar de todo, Hinata narró la leyenda que ataba al bosque, al parecer un ser despiadado deambulaba por ahí. Sakura no se lo creía, siempre jugaba en ese lugar desde que era pequeña y se sentía segura, jamás le había pasado nada.

-¿Y qué tenéis pensado regalar para San Valentín a vuestra pareja chicas?-indagó la rubia, tratando de mantener su buena reputación como cotilla.

-Aun no lo pensé.-respondió Tenten.- Pero se supone que son ellos los que te deben regalar el chocolate.

-Eso es una bomba calórica en plena operación biquini.

-Ino, tú siempre pensando en eso.

-¡Claro! Tú como no engordas por mucho que comas...-fingió mirar mal a Sakura, ésta sonrió y siguió comiendo.

-Eso no lo decidí yo.-se llevó una mano a la nuca.

-Ya lo sé, estaba bromeando tontita...

Entre chistes y abrazos acabaron riéndose.


Era de noche, los búhos no paraban de querer romper los sueños de Sakura, asqueada salió afuera.

El viento fresco, que le mecía los cabellos suavemente, conseguía que ella cerrara los ojos para disfrutar del roce.

Mientras se deleitaba del regalo proporcionado por la naturaleza, a sus oídos llegaron el sonido de un quejido.
Observó en todas partes y no había nadie, sus amigas seguían durmiendo, lo había comprobado.

-¿Quién ha hecho eso?

Un disparó la alertó. ¡Provenía del bosque! Sin saber que la movía, se adentró en él. Ino la mataría pero la intriga le carcomía las entrañas.

Corrió sin mirar a donde iba y acabó chocándose contra un chico, él cayó al suelo (al verse invadido por la fuerza que ejercían sobre su cuerpo) y ella sobre su cuerpo.

El joven observó los ojos verdes que estaban sobre él, el reflejo que tenían éstos era como si fuese mágico.

-Hola...-balbuceó como pudo.

-Perdona, no te había visto.-Sakura se retiró.- ¿Te ayudo?

-No hace falta.-se incorporó acabando sentado sobre el frío suelo como ella.- ¿Qué haces por aquí pequeña?

-¡No soy una cría!-el puchero que hizo consiguió hacer sonreír al otro.

-Ya veo, me llamo Gaara, ¿Y tú?

-Sakura.

-Precioso nombre.-su figura se hizo más grande y su mano se estiró hacia ella.- ¿Me permites ayudarte a levantar?

-Sí... Gracias.-estrechó su mano alrededor de su palma, el joven de pelo rojo como el fuego hizo un poco de fuerza para que su parte trasera dejara de hacer contacto con el suelo.- Que caballero.

-Es una de mis virtudes.

Sakura frunció el ceño, no le gustó nada esa respuesta, la idea de príncipe azul que rondó por su cabeza se destruyó de mala manera.

-Ya... ¿No has oído un disparo?

-¿Por eso has venido corriendo? ¿Para ver qué pasaba?-la joven asintió.- Eres muy valiente...

Otro disparó la asustó, seguido del último llegó una lluvia de balas que se podía escuchar con claridad.

-Sasuke se ha vuelto loco...-susurró Gaara.- Quédate aquí.

-Pero...

-¡Hazme caso! Es peligroso.

El joven se perdió en la espesura del bosque. Sakura se llevó la mano al centro del pecho, ¿Por qué sentía esta opresión y esta necesidad de socorrer a quien disparara? Apenas sabía si era una persona o prácticas de tiro.


Un moreno disparaba al aire, gritaba todo el rato que acabaría matando al ser que se escondía tras los matorrales.

-¡Sasuke! ¿Ya te has chutado? ¡Deja de disparar!

-Sé que está ahí, ¡Puedo sentirlo!

-¡Para! ¡Hay aquí una civil!

-¿¡Qué!? ¿¡Y qué pinta aquí!?

-Ha escuchado el tiro.

-¿Dónde estaba para escucharnos?

-Pues supongo que andaba por aquí cerca.

-Esa es la cuestión, ¿Qué hace una mocosa aquí?

La sombra saltó hacia ellos y derribó al moreno, sus armas acabaron por el suelo, Gaara lanzó una daga, el silencio adueñó el lugar, solo se rompió con el sonido que produjo la sangre salpicando el suelo.

-Le he acertado.

-Sigamos el rastro.-en la cara de Sasuke se notaba el enfado en persona.- ¡Acabaré con él!

Ambos siguieron las huellas que dejaba lo que sea que persiguieran. Sus pasos dieron a un claro del bosque, allí no había sitio para esconderse. La luna alumbraba un bulto de pelo enorme, su respiración traía el frío glacial que se colaba por los poros de los cazadores.

-Ya lo tenemos.-Sasuke alzó la pistola y apuntó a la masa enorme y oscura.- Muere...

En su campo de visión se posicionó una joven, su cabello largo revoloteó en el lugar, su mirada, tan angelical como mortífera consiguió que Sasuke se detuviera.

-Sakura...

-¿La conoces Gaara?

-Es la civil.-Sasuke abrió los ojos sorprendido.- Sakura, aparta de ahí, te herirán.

-Jamás.

-Niña... ¿Acaso sabes a que estas defendiendo?-cuestionó Sasuke bajando el arma.

-¿Y tú? ¿Sabes a lo que estás disparando?-la pregunta pilló de improvisto a ambos jóvenes.- No puedes ir dando tiros porque sí.

-Es un monstruo.

-¿Ha matado a alguien?

-No.

-¿Ha herido? ¿Secuestrado? ¿Comido? ¿Destrozado?

-No...

-Entonces el único monstruo aquí eres tú.

La vena de Sasuke se hinchó, como si fuera el resorte que su cerebro tenía conectado con su brazo, alzó la escopeta. Gaara se dio cuenta y le golpeó hacia arriba para que el disparo se perdiera en las infinidades del cielo.

-¿¡Qué haces!?

-¡Es una cría! ¿¡Tenías pensado matarla!?

Antes de que pudiera responder, la luz se fue de golpe, los tres alzaron la vista para ver como una masa oscura y enorme se abalanzaba sobre ellos. El chico de cabellos rojos atinó a empujar a Sakura fuera del radio que alcanzaba el cuerpo de la bestia.

La chica rodó varios metros hasta golpearse con el tronco del árbol. Emitió varios quejidos tratando de canalizar el dolor por otro lado. Su cabello desperdigado por el suelo y cara, le impedían ver bien el acontecimiento.

Acabó dormida sobre el pasto, con el viento meciendo su sueño con suavidad.


Un gruñido la despertó, el cielo ya estaba cogiendo el tono rojizo que caracterizaba al amanecer. Sus manos tocaban una superficie que no correspondía con el suelo, se centró en descubrir que era dicho contacto.

Un pelaje rubio como los rayos del sol la asustó, tuvo que ahogar un grito al ver una cola enorme rodeándola, se tranquilizó al comprobar que solo estaba puesta ahí para darle calor.

Notó su otra mano húmeda y caliente, la alzó para ver como goteaba la sangre que tenía impregnada en ella.

-Tranquila Sakura, no te duele nada, no puede ser tuya.-por si acaso comprobó que todas sus partes del cuerpo estuvieran intactas.

Siguió con su vista la sangre hasta dar con una daga clavada en la pata del animal. Aunque no podía ser un animal dado que era enorme, tal vez un cruce entre zorro y dinosaurio...

Se acercó a ella y la arrancó suavemente, tratando de hacer presión con la otra mano para que la sangre no saliese a borbotones. La lanzó lejos, así el ser no se asustaría al verla.

Sakura giró la cabeza para ver de dónde venía, un ojo azul celeste (exacto, uno, dado que era tan grande que solo podía llegar a ver ese) junto a un hocico la apuntaban directamente al cuerpo.

No sabía qué era eso... No cuadraba con su base de datos sobre los animales.

-H-hola...-no sabía que responder ante esa situación.

El hocico de la bestia se pegó a su cuerpo, obligándola a sentarse donde estaba, después dirigió su lengua a la herida para lamerla. Cada vez que Sakura se movía, la bestia gruñía.

-¿Te duele?-a pesar de que no le respondía, le preguntó, para ello se levantó y el animal volvió a repetir la acción de antes.

Sakura aprovechó la oportunidad para abrazar su hocico, solo pudo hundirse en el pelaje dado que no podía abrazar algo de semejante tamaño.

-Gracias por ayudarme.


Desde ese día la chica siempre visitaba el mismo lugar, aquel zorro con cruce de dinosaurio siempre aparecía allí para verla. Junto a él se sentía bien y cada vez que le miraba a los ojos sentía que era una persona a quien veía.

Llegó a pensar que estaba enferma porque su corazón latía fuerte cuando lo abrazaba y se sonrojaba por Kurama, nombre que le puso a él. Ella era la única que lo trataba como un humano.


Día de San Valentín, Sakura llevaba una caja grande llena de chocolate hecho por ella. Le gustaba la idea de regalarle a Kurama un regalito así.

Le agradaba estar con él, no le importaría pasar su vida junto a esa persona, ella lo veía como tal. Era la única que la consideraba por lo que era.

Toda su alegría se fue por el desguace al escuchar un tiro, corrió sin mirar a donde iba, solo buscaba sangre por el suelo. Al llegar al claro del bosque, el chocolate impregnó el suelo como un pegote.

El cuerpo enorme de Kurama estaba sobre un charco de sangre, un hombre parecido al tal Sasuke ese gritaba eufórico.

Sakura se tambaleó hasta su cuerpo inerte, ante la mirada atónita de los cazadores. Se arrodilló frente a su cabeza y liberó todas las lágrimas. Los hombres no daban crédito, ¿Qué hacía allí esa chica?

-Por favor no me dejes...

-¡Niña! ¡Sal de ahí! Vamos a quemar este cuerpo.

-¡Sois una panda de asesinos!-gritó desgarrada por el dolor.- ¿¡Acaso os hizo algo malo!?

-¡Es un monstruo!

-¡No lo es!

-¿Por qué le defiendes? Ya no vas a conseguir nada...

-Porque yo... Me siento bien junto a él...-sus lágrimas vagaban libres por las mejillas.- Porque yo... Le quiero.

Un grito en masa rompió el silencio del lugar. Al de unos segundos el alba traía consigo los primeros rayos de sol, que se colaron en el cuerpo del animal, éste se elevó con lentitud ante la sorpresa de Sakura.

El cielo se despejó junto a la desaparición de Kurama, en su lugar, un chico desnudo descansaba en el pasto. Sakura se quitó su chaqueta y se la puso encima.

Se agachó para ver quién era, éste levantó la cabeza cuando ella tocaba su cabello, aquellos ojos celestes solo podían ser de una persona...

-Eres tú...

-Sakura... Muchas gracias.

La joven bajó la cabeza y besó con intensidad al chico, el rubio correspondió acomodándose mejor, soltando en ese contacto, todo lo que él no le pudo decir en su momento.

-Feliz San Valentín...-susurró Sakura.

-Naruto, me llamo Naruto.

La joven sonrió y le volvió a besar.

Konoha estaba en una paz  total, dejando a un lado lo que fue la devastadora guerra que lograron ganar y ya era 14 de Febrero una época para celebrar, en especial los enamorados. Los shinobis recuperaban su vida normal en especial una kunoichi rubia que se encontraba trabajando en la florería, últimamente había tenido que hacer muchos encargos por parte de la gente para el día de San Valentín y trabajaba mucho, Ino empezó a sentir la presión, no podía descansar y ya estaba muy agotada que incluso se le cayeron 3 floreros en un mismo día, llegando a enojarse y a quejarse.

-¡ARGH! Ya no puedo más, no puedo con esto y cada momento me llegan más pedidos, necesito ayuda pero dudo que la solución llegue por esa puerta.-Ino ya desquiciada con el trabajo que tenía que hacer, tanto que incluso aventó un jarrón hacia la entrada, pero para su sorpresa aquel jarrón golpeo a un chico rubio que iba “casualmente” entrando a la florería y soltó uno grito de dolor, Ino reconociendo esa pequeña queja y fue de inmediato a ayudar a su amigo de ojos azules.

-Auch, eso dolió Ino, ¿Así recibes a tus clientes? – Dijo Naruto quejándose de tremendo golpe, mientras Ino fue a ver como estaba y de paso pedirle disculpas.

-Lo siento Naruto, pero tu tuviste la culpa, estabas en el lugar y momento inoportuno pero por favor lo siento, no era mi intención.- Dijo la rubia tratando de enmendar su error, aunque también pensaba en Naruto, quien lo hubiera pensado, antes las personas odiaba a Naruto por su condición de ser el poseedor del Kyuubi y ahora era el héroe de Konoha y ni qué decir del montón de pretendientes que tenía el rubio, aunque ella sabía que solo había una mujer en su corazón, solo había un problema...Sakura era una indecisa, ella y Sakura habían hablado después de la guerra acerca de todo lo vivido con Naruto y de alguna manera, hubo una conexión que salieron chispas, pero la ojiverde tenía miedo o más bien, no sabía cómo expresar ese sentimiento y había evadido no solo el tema, sino a Naruto para poder pensar claramente, Ino sabía que solo necesitaba un pequeño empujón para poder aclarar todo, así que pensó en algo para hacer que las cosas pasen.

-Y Bueno ¿Por qué estabas arrojando jarrones? –Pregunto Inocentemente Naruto, desconcentrando a Ino en su plan, pero ella sabía que tenía la obligación de decirle la razón.
-Es que ya se acerca el día de San Valentín y todos me piden arreglos y un montón de cosas, pero no puedo sola y lo peor es que yo no puedo conseguir a un chico ni siquiera en este día porque todo el tiempo estoy atrapada en la florería, ojala hubiera alguien que ayudara a esta dama en apuros.- Dijo Ino con un tono un poco afligido y realizando poses extrañas, dejando a Naruto sin palabras, sin embargo Naruto le propuso un pequeño trato.

-Oye Ino, si necesitas ayuda yo puedo hacerlo, total no tengo nada que hacer ya que todos, están muy ocupados como para hacer algo, así que puede contar conmigo Dattebayo!.- Dijo Naruto regalándole una sonrisa a Ino que lo miro con una felicidad doble, ya que no solo la ayudaría a terminar el trabajo antes, sino que todo serviría para su plan.

-Gracias Naruto, muchas gracias, ven vamos a terminar todo esto para poder cerrar la florería antes de que anochezca.- Dijo la rubia muy feliz y tomando la mano de Naruto para llevarlo a donde estaban las flores, floreros y arreglos para el 14 de Febrero, Ino con unas sencillas instrucciones dejo a Naruto trabajando y para poder acelerar más rápido las cosas, invoco a sus clones para hacer el trabajo menos pesado, Ino mientras acomodaba los arreglos por fin terminados, Naruto era el que los hacia aunque a veces Ino le ayudaba para poder explicarle con más detalle, el trabajo cada vez era menos pero la gente llegaba por montones y el calor era intenso, Ino tratando de atender a los últimos cliente y mientras en la parte de atrás, el trabajo era cada menos menor e incluso ya no se escuchaba tanto alboroto cosa que a la rubia le dio curiosidad saber lo que pasaba y decidió darle un vistazo, para su sorpresa, Ino se encontró con una vista nada despreciable en su punto de vista, en la parte de atrás vio a un Naruto que se encontraba sin su camisa negra acomodando algunos objetos pesados, Ino asomándose a la parte de atrás se vio tentada por la anatomía del rubio, ahora entendía el porque tenia muchas pretendientes y no solo era por el aspecto físico, sino también por su corazón y por noble, Ino trato de caminar un poco más acercándose a Naruto para agradecerle por su ayudo, no contó que una pequeña maceta estaba en su camino provocando que se tropezara, Naruto al escuchar el choque de la maceta y el pie de la rubia, pudo reaccionar a tiempo y antes de que pasara lo que parecía inevitable, logro evitar que Ino cayera sujetándola con fuerza, Ino con sus ojos cerrados pudo sentir que no estaba en el suelo, al abrirlos se encontró con el chico rubio que la estaba sujetando, la rubia sintió un pequeño rubor en sus mejillas, en una escena incomoda y más con Naruto.

-¿Estas bien Ino? -Pregunto Naruto mientras los dos jóvenes seguía abrazados, Ino sin decir nada y se quedo estática al igual que Naruto, sin embargo no sabían que ambos estaban siendo observados desde la entrada, cuando Naruto e Ino voltearon, pudieron ver que la persona menos indicada los vio en esa escena incomoda y buscaban una explicación para este mal entendido.
-Sakura…-Fue lo único que comento la rubia mientras veía a su amiga parada, sin moverse y sin poder articular una palabras, muchos pensamientos pasaron por su mente y le hacia creer cosas que eran inexistentes, Sakura salió del lugar dándole la espalda a los shinobis lo más rápido que pudo, Naruto tampoco podía decir nada, todo era un error pero para convencer a Sakura seria un reto muy grande, Naruto dejo de abrazar a Ino y rápidamente se puso con playera negra y chamarra naranja con negro  con la meta de explicarle a Sakura todo el problema.

-Ino lo siento por lo que paso, pero luego te lo pagare, ahora tengo que buscar a Sakura-Chan.- Dijo Naruto muy apresurado y saliendo de la florería a un paso impresionante, Ino solo veía al rubio alejarse entre el horizonte y esperaba que su amistad con Sakura no se hubiera visto manchada por un error.

“Sakura, todo fue un malentendido, no te enojes con el, solo…amalo”


El parque.

En el parque que estaba solitario a estas horas, porque lo mejor empezaba en la noche, se encontraba una pelirosa en una banca solitaria llorando y lamentándose, para ella, haber visto a su mejor amiga con el, con el chico que siempre la protegía, el chico que siempre estaría a su lado, el chico por el que ella sentía “chispas” en su interior, por eso ella trato de buscarlo, después de pensar mucho, comprendió que ella lo quería más que un amigo, lo quería como algo más, pero sabia que posiblemente el ya se canso de esperarla y decidió buscar esas chispas en otra chica, pero no pensó que fuera su mejor amiga, le irritaba verlo con ella, de hecho, le irritaba ver al rubio rodeado de muchas chicas hermosas que estaban interesadas en el, ella quería ir a donde estaba el y golpearlas, ya que no quería compartirlo, no quería que Naruto le dejara de prestar atención, Sakura se limpio las lagrimas y pensó en irse a su casa a lamentarse en su cama, pero fue detenida por una mano que la sujetaba con fuerza, ella trato de zafarse, pero vio que era Naruto quien la estaba sujetando, cosa que le molesto.

-¿Qué quieres Naruto?- Pregunto muy cortante la ojiverde, mirando a Naruto enojada, pero en su interior, se sentía ilusionada. Naruto no la soltó.

-Sakura-chan, déjame explicarte lo que paso.-Dijo Naruto tratando de entrar en razón a la pelirosa.

-Déjame Naruto, ya lo vi todo no tienes que explicarme nada, suéltame o te golpeare.- Dijo una Sakura molesta quien amenazaba a Naruto, pero el rubio no se movió para nada y seguía en su empeño.

-No es lo que tú crees, Ino me pidió que la ayudara con unas cosas en la florería.-Dijo el ojiazul tratando de calmar la ira de Sakura.

-Muy obediente la ayudas y luego estas en la parte de atrás sin tu playera abrazándola, no quieras jugar  conmigo Naruto, espero que seas feliz con ella y podemos seguir siendo amigos, pero no necesito más, ¡YA SUELTAME UZUMAKI!- Dijo Sakura ya molesta pero se sentía destruida en su corazón al decir esas palabras, Naruto empezó a llegar a su limite también.

-Sakura-chan estas malinterpretando las cosas, Ino se iba a caer y yo no podía dejar que so pase, tienes que escucharme, pregúntale a ella, Sakura por favor tienes que entender.- dijo el Rubio un poco molesto, Sakura ya no lo aguantaba más y soltó la bomba, una bomba llena de sentimientos encontrados.

-¡¿ENTEDER QUE?! ¿Qué ya me olvidaste? ¿Qué ya no me amas? Que ahora estoy obteniendo lo que merezco después de hacerte daño, que soy una maldita perra a la que no le importo tus sentimientos en el pasado, ahora se que estoy perdidamente enamoraba de ti y que hierve la sangre al verte con Ino o cualquier otra, me mata verte regalándoles una sonrisa, que pone furiosa no tenerte a mi lado ¡ME MUERO DE CELOS AL VERLO! ¡ NO ME EXPLIQUES NADA Y SE FELIZ CON ELLA!- Sakura estallo con todo sus sentimientos de ira, celos, amor y tristeza, soltándose a llorar y recargada en el pecho de Naruto, Sakura podía sentir que libero una carga muy pesada, pero no podía vivir  sin su pilar más importante, sin Naruto, ella se sentía vacía, pero que pensaba el rubio al escuchar eso, solo podía pensar en lo que había hecho por ella, todo el tiempo que siempre estuvo apoyándola y cuidándola, a pesar de que nunca pudo traer a Sasuke de vuelta, comprendió que él solo la hubiera hecho sufrir más y Naruto no quería verla sufrir ni verla llorar, el solo la quería ver feliz, porque ella era su rayo de luz, su ángel de ojos verdes, su princesa de cabello rosa, Naruto comenzó a limpiar las lagrimas de Sakura y en un impulso, tomando el mentón de la kunoichi, sus labios se unieron en un beso que disparo las chispas que habían sentido antes, más que en esta ocasión, fueron más fuertes y con un sentimiento muy poderoso que parecía que no tenia fin, algo llamado, primer amor. Los dos se separaron para tomar aire, Sakura parecía confundida pero se sentía en el cielo, en los brazos de su caballero de armadura brillante, protegiéndola de todo mal.

-Sakura-Chan, yo nunca ¡NUNCA! Te dejaría de amar, eres lo más importante en mi vida y no lo cambiaria por nada, mi ángel.- Dijo Naruto mientras acariciaba el rostro de Sakura ruborizándose al máximo, la ojiverde de su bolsillo sacó lo que parecía ser un regalo para el rubio, envuelto en papel lleno de corazones.

-Feliz día de San Valentín, Naruto.- Dijo Sakura mientras le entregaba la cajita al rubio.

- Feliz día de San Valentín, Sakura-chan.- El rubio nuevamente unió sus labios con la ojiverde en una señal de amor puro, correspondiendo por completo a los sentimientos de Sakura, siendo observados por una rubia que estaba del otro lado en una banca, mirándolo con una gran sonrisa en su rostro.

-Bueno, parece que mi trabajo termino bien, lo vez Sakura, solo necesitabas…un pequeño empujón.- Dijo Ino mientras se dirigía nuevamente a la florería, dejando a los dos shinobis demostrando su amor que seria eterno.

FIN.

Me encuentro sentada en el borde de la tarima del escenario en la Concha Acústica de Konoha, es un lugar inmenso, majestuoso… Intimidante. Estoy esperando por mi mejor amigo Naruto Namikaze, lo conozco desde que tengo uso de memoria y ha sido el pilar que me ha mantenido de pie y en el que podido apoyarme cuando creía que ya no podía avanzar más.

Me ha pedido que lo acompañe al ensayo de su banda, están por presentarse por primera vez en el escenario en unos pocos días, como es 14 de febrero también me ha invitado a celebrar el día de la amistad… A veces siento que soy cruel con él, sé que gusta de mí pero yo no estoy segura de mí misma, me da miedo lastimarlo y perder a una de las personas más importantes en mi vida. 

Suspiro y observo al cielo mientras balanceo mis pies repitiendo en mi cabeza una canción en la que he estado trabajando, Naruto me ha enseñado algo de música así que hasta una partitura le he escrito, mis mejillas se encienden al pensar en ello, los pedazos de papel que llevo en mi pequeño bolso de lado contienen la confesión más importante que jamás haya hecho.

—¡Sakura-chan! —escucho su voz y volteo a verlo, viene tras mío regalándome una radiante sonrisa, se la devuelvo mientras me levanto para ir en su encuentro, gracias a mi torpeza resbalo pero antes de caer casi tres metros siento la mano de Naruto sujetar mi muñeca y tirar de mí.

Lo siguiente que sé es que me encuentro sobre él, mis mejillas color rojo lava mientras sus amigos nos juegan bromas, me levanto presurosa y es cuando noto con terror que el contenido de mi bolso se ha salido en su totalidad.

—¿E..Estás bien… Sakura-chan? —pregunta Naruto apenado mientras se apresura a agarrar las hojas, entro en pánico e intento quitárselas antes de que vea el contenido, sin embargo es tarde—. Sakura-chan… ¿Has escrito una canción?

No sé dónde esconder mi rostro, este es uno de esos momentos en los que agradecería que me tragara la tierra, él no me mira sino que sigue leyendo, estoy tentada a quitársela de las manos, salir corriendo al aeropuerto más cercano, comprar un pasaje a Dubai y cambiarme el nombre a Linda Parker.

—¿Quieres que la toquemos? —me pregunta de repente.

—Y..Yo… —odio que mi cuerpo me traicione cuando más lo necesito, Naruto me sonríe como siempre al parecer, sin embargo hay algo en su cara que lo hace ver más guapo, más tierno… Más enamorado.

—Ven, sé que tienes una voz hermosa —toma mi mano con cuidado y nos acercamos donde están Gaara, Sasuke y Shikamaru, él les enseña la partitura, todos la ven por menos de un minuto, asienten y se ponen a tocar, siento que me invade una emoción nostálgica por escuchar mi pequeña obra siendo interpretada, y no puedo evitar cantar.



Lágrimas se derraman a través de mis mejillas al recordar ese día, mi padre rogándole a mi madre que se quedara, ella y yo éramos todo en su mundo, su universo, pero ella se fue en busca de su sueño adolescente perdido de ser una gran estrella del Pop, ahí estuvo ese baka de cabello rubio y ojos azules abrazándome con su pequeña figura de 6 años mientras yo le empapaba la camisa por el dolor que significaba haber perdido a mi figura materna por un capricho y a la vez ver como mi papá se hundía en una depresión intensa, tiempos en los cuales la familia Namikaze se aseguró de que yo estuviera aseada y alimentada.

Entonces me preguntaba, ¿qué propósito tenía el enamorarse? ¿qué podría haber de bueno en ello cuando se echaban en cara todo aquello que una vez aceptaron pero que al final no fueron capaces de soportar? Yo no quería vivir eso, no quería ser feliz y luego caer en la miseria como en la que estaba mi padre, perjudicando a otros de forma tan directa como me tocó a mí… un día de verano mientras lloraba en el suave pecho de Naruto grité con rabia que nunca me enamoraría, él sólo me abrazó, sin decir nada, sin críticas, sólo siendo lo que yo necesitaba en ese momento.



Aquellos días que creí eran un tormento se convirtieron en una pesadilla de la que no podía despertar el día en que llegó una nota a mi casa anunciando que mi madre había muerto en un accidente de tránsito, al parecer iba alcoholizada y con el pie pegado al acelerador… fue devastador, recuerdo preguntarme ¿por qué una pequeña niña de nueve años debía vivir ese tipo de cosas? ¿Qué clase de Karma traía encima para que me sucediera justamente a mí? Naruto siempre me respondía…

—Sakura-chan, no hay nada en este mundo que no puedas afrontar, y si sientes que no puedes sola pues yo estaré ahí para llevarte cargada con tal de que sigas adelante —fue en ese momento en el que mi corazón empezó a latir con un poco más de fuerza cada vez que estaba a su lado, aunque me empeciné en negarlo.



Recuerdo mi primer San Valentín a los catorce años, estaba con mi mejor amiga Ino en el receso y de repente frente a mí se apareció el peluche más tierno y algo extraño que había visto nunca en forma de oso blanco con detalles azules, al ver quién me lo entregaba me sonrojé como la colegiala que era, Naruto como siempre con sus detalles infaltables.

—Dicen, Sakura-chan, que si le pones nombre a un peluche que te ha regalado alguien, esa persona estará contigo por siempre —yo tomé el peluche sin habla y él continuó—. Y yo pretendo cumplir la promesa que te hice hace siete años, estar contigo siempre.

—Katsuyu —hablé en un susurro mientras veía con cariño el peluche—. Le pondré Katsuyu… Feliz día de la Amistad, Naruto —ese día le entregué un monedero en forma de rana que aún hoy en día lleva consigo a donde quiera.

La imagen de mi papá celoso se me viene a la mente y me hace sonreír, sin embargo también el mismo miedo que me recorrió aquella vez, porque los recuerdos de la infeliz relación de mis padres eran como mis propios demonios, diciéndome siempre que ninguna relación, por muy fuerte que fuera, duraría para siempre.



En vista de que Naruto hacía cada vez más evidentes sus sentimientos hacia mí y yo le tenía terror a los noviazgos tomé la que fue la decisión más dolorosa y tonta para mí…

Lo alejé para continuar la vida que creía que era indicada, sin ningún tipo de relaciones afectuosas que no fueran de amistad o familiares.



Me dolió lastimarlo de esa forma pero no quería volver atrás y aceptar que estaba equivocada, el orgullo me consumía como una coraza que había creado para protegerme. Varios chicos intentaban ligar conmigo, sin embargo los rechazaba categóricamente a todos y cada uno de ellos sin excepción ni la más mínima oportunidad. Ino decía que estaba siendo tonta, sin embargo yo sólo creía estar siendo precavida, después de todo muchos también tenían muy mala fama, sin contar que me mataban las miradas desoladas que me lanzaba Naruto si veía que uno de ellos me hablaba de forma coqueta, porque nunca dejé de estar al pendiente de él, como él nunca dejó de protegerme a mí.


Finalmente sucedió, uno de los rechazados (Deidara), dolido, me tendió una emboscada cuando salía de mi práctica del coro que por lo general eran bastante tardes, nunca había tenido tanto miedo en mi vida, intentó besarme y yo hice un escándalo, y en menos de un parpadeo de ojos un rayo naranja me lo quitó de encima para caerle a puñetazo limpio una vez cayeron al suelo, jamás había visto a Naruto tan molesto en los años que llevábamos conociéndonos, agradecí al cielo que sus prácticas de futbol coincidieran en horario con las mías, él me había salvado nuevamente.

Tras lograr que se separara recuerdo que sus palabras fueron…

—Jamás, Sakura-chan, y escúchame bien… —me hablaba con la respiración entrecortada y colérica—. JAMÁS… vuelvas a separarme de ti —mis ojos se inundaron en lágrimas sin poder evitarlo y lo abracé con fuerza.

—Jamás… —le aseguré con un hilo de voz—. Gracias —desde ese día me prometí que no volvería a alejarlo de mí.


Vuelvo a la realidad y lo observo mientras él me devuelve la mirada con una sonrisa tocando la guitarra, siempre me ha parecido guapo cuando lo hace, Naruto Namikaze, de ahora 18 años es el chico que siempre ha estado conmigo en las buenas, en las malas y en las peores, aquel que siempre veló por mí, que siempre me brindó su apoyo cuando lo necesitaba aunque no se lo pidiera, él era todo lo contrario a lo que siempre creí de la vida… Él era la excepción a la regla.



Y tendría que estar loca para no aceptarlo en mi vida.


Siento una carga desaparecer de mi pecho, una alegría inmensa inundar cada parte de mi torrente sanguíneo haciendo que llegue a todos los recovecos de mi cuerpo ante mi nuevo descubrimiento que en realidad era bastante evidente… Quería a Naruto como más que un amigo, por Dios que sí… él es todo lo que nunca esperé y sin embargo estaba ahí para mí listo para que yo lo tomara.


Me acerqué a él y le di un beso, simple, un suave roce… mi primer beso, siento que mi alma sube al cielo y cae como loca, sonrío al ver su cara roja de sorpresa.

—Te quiero, baka —le susurro, él deja caer su preciada guitarra para abrazarme y dar vueltas conmigo riendo feliz y contagiándome con su energía.

—¡¡Yo también te quiero mucho Sakura-chan!! —al bajarme unos aplausos se escuchan, todos nuestros amigos nos observan, veo que sus padres y el mío están ahí, aunque mi papá tiene cara de pocos amigos sé que está feliz, él confía en Naruto —Sakura-chan… ¿Quieres ser mi novia?

Sonrío por lo nervioso que se ve… mi tonto rubio todavía cree que voy a rechazarlo.

—Claro que sí… Baka.

Él es la excepción a mis reglas, por eso y más, es lo que más quiero y necesito en mi vida, y soy feliz por haberme dado cuenta a tiempo de ello.

Tal vez, después de todo… Toda regla tendría su excepción.

—Te quiero.

]¡Esa debía ser la mejor cena de San Valentín!... Naruto, días antes, se había prometido… ¡Y tenía que serlo!, no dé en vano había ido a clases de cocina con Hinata, había entrenado con TenTen la técnica de decoración y había comprado cientos de flores con Ino.  Ni mucho menos, se había esforzado tanto en pedirle a Sakura una cita ese día.

Él prepararía la cena, decoraría su casa e iría por Sakura a las cinco… ¡Solo faltaban tres cosas!, una paquete de fresas pare hacer el postre  favorito de Sakura. Sake, para su platillo elegante que cocinaría… ¡Y el regalo de Sakura!, para su suerte, todo lo tenía calculado. Tendría dos horas para ir a comprar las fresas y pasar a casa de Tsunade por el Sake y tres horas para conseguir el regalo de Sakura. Y así, pasar por ella a su casa  y tener una linda velada con su amiga… Si, su amada amiga… 

¿Qué era los primero?  ¡Las fresas! Naruto se encamino hacia el mercado de Konoha en busca de la dichosa fruta. Al cabo de unos segundos, llego a un puesto de frutas. Observo las cajas llenas de melones, naranjas, moras, uva, sandia… de todo, menos fresas.

--Oiga señor… ¿No tiene fresas?--preguntó el rubio.
--Lo siento chico, no es temporada… --Le dijo el hombre--. Pero en la tienda de la equina, venden fresas por caja… Seguro te servirán. 

Entusiasmado, Naruto se encamino al puesto que se encontraba no muy lejos. Al llegar, saludo cordialmente y pidió un kilo de fresas. El señor, amablemente, le dijo que se encontraban al fondo. Al llegar, vio un estante vacio con un letrero de “Fresas”, giro un poco la cabeza y, al fondo, había un paquete de fresas… El último paquete de fresas. 

“¡Qué suerte!”, pensó Naruto con una sonrisa, mientras se encaminaba para tomar las fresas. Entonces, de golpe, una mano lo detuvo, colocándola sobre el hombro de él.

--Lo siento, chico—Dijo una joven, pelinegra de ojos oscuros--. Necesito las fresas para prepárale un pastel a mi novio. 
--Y yo las necesito para una cita especial… --Gruño él.

Naruto y ella se miraron por unos segundos… Unos largos segundos… ¡Entonces los dos rápidamente corrieron por las fresas!, Naruto, con una sonrisa, extendió sus manos para alcanzarlas, después de todo, él era más rápido, sin embargo, cuando estaba a centímetros de tomarlas, la chica le dio un fuerte golpe en “su amigo”, derribándolo.

--¡Las fresas serán mías!—Gritó la mujer lanzándose sobre ellas. Naruto adolorido por el golpe, hazlo la mano y tomo a la mujer del tobillo. 
--Yo... Necesito esas fresas… Para Sakura-chan—Dijo entre dientes jalando a la mujer al suelo.

Ella cayó al suelo, se giro rápidamente y miro a Naruto, intentando levantarse. Entonces, con fuerza, tomo la fruta que estaba a un lado y comenzó a lanzársela a Naruto mientras gritaba “¡Las fresas serán mías!”. Naruto recibió desde un melón, hasta una lluvia de Uvas, mientras los esquivaba, la mujer se acercaba a las fresas. Hasta que finalmente, Naruto… Decidió ponerse duro, y con gran velocidad, esquivo las frutas y se acerco a las fresas.

--¡Ha!—Se burlo por detrás de la mujer y con las fresas en su mano--. ¡Gane las fresas! 
Pero… Una niña, de cuatro años, jalo la chamarra sucia de Naruto, lo miró con ternura y dijo;
--Disculpe… ¿Podría darme las fresas?, es que… Mi padre viene a visitarnos y hace mucho que no lo veo, y quiero hacerle un pastelito…Y son las últimas fresas… Quisiera que mi papi, comiera algo hecho por mí…

Naruto miró a la niña, de ojos verdes brillosos y… Un remordimiento se movió en su interior. Resignado, soltó un suspiro y le dio las fresas a la niña…

“Tendré que buscar otra fruta”, pensó Naruto, mientras salía de aquel puesto con las manos vacías y la ropa manchada de fruta… Resignado y un poco triste, se encamino a casa de Tsunade ¡Aun quedaba el Sake!, no todo estaba perdido… ¡Aun podía ser un día perfecto de San Valentín!

Rápidamente llegó a casa de Tsunade.  Lamentablemente, la puerta estaba cerrada igual que las ventanas, al parecer, Tsunade no estaba. Sin embargo, sobre la puerta, había una nota pegada:




Él sonrió, empujó la puerta y entró.  La casa de Tsunade estaba muy limpia, algo que él no diría de la suya. Llena de libros y de botellas blancas y viscosas… Entró a la sala y vio un ropero lleno de botellas, sin nombre y cerradas.

“¿Cuál será el Sake? ¿O todos serán Sake?”, pensó Naruto, mirando la nota de Tsunade y las botellas…Finalmente, volvió su mirada y  apunto una con el dedo.

--Esta sí, esta no, y la ganadora la escojo yo—Cantó Naruto, moviendo su mano al azar.--¡Ahora el regalo!--. Dijo tomando cualquiera y regresando a su casa.

¿Pero cuál sería el regalo?, Naruto había pasado varios días, buscando algo… Algo especial y único, un regalo inolvidable. Él quería, que este San Valentín fuera inolvidable. Pero finalmente, se deicidio… ¡Él haría el propio regalo!

…

Un delicioso aroma llamó la atención de Ino… Un mescla dulce y fresca proveniente de la casa de Naruto. Ella llevaba un florero de rosas rojas, Naruto se las había pedido desde días antes y ahora hacia la entrega. Así que, con un rostro curioso, tocó la puerta.

Pocos segundos después, la puerta se abrió. Ino entro y miró el apartamento… “Woow”, pensó inmediatamente. Todo limpio e impecable, acomodado y ordenado, el aroma delicioso y una mesa en el centro, con dos sillas, un florero vacío, platos blancos y copas… Al fondo, estaba Naruto, cortando rodajas de plátano y calentando algo.

--Vaya… --musito Ino--. Esto… es raro de ti.
--¿Ino? ¡Ha, las flores!, déjalas en  la mesa, ya casi termino—Dijo Naruto con una sonrisa.
--¿Lo hiciste tu solito?
--¡Sí!... ¡Y cuidado!, hay cascaras de plátano… ¡Estoy haciendo un postre!
Ino soltó una carcajada burlona, dejó las flores sobre la cama de Naruto y extendió sus manos colocándolas en su espalda.
--Veo que lo tiene fríamente calculado—Dijo ella con una sonrisa--. ¿Pero no crees que todo está muy junto?, en un movimiento puedo tirar todo...
--Tranquila—Contestó Naruto, tomando la botella blanca de “Sake”, con sus guantes de cocinas--. ¡Ya nada puede salir mal hoy!

Y entonces, con fuerza, tomó el Sake y lo derramo sobre su comida para concluir su platillo calentándose sobre la estufa, de pronto, ¡este de flameo rápidamente como si le hubiese llevado gasolina! , Naruto salto de golpe ante las flamas que llegaba hasta el techo, derramando todo el liquito por el suelo. Ino saltó de golpe con un grito, tirando las rosas al suelo y retrocediendo un poco, dio tres pasos atrás y pisó una cascara de plátano… 

¡Ino resbalo y cayó sobre la mesa que había preparado Naruto!, tiró las copas, tiró los platos y rompió el florero con su peso. Él, se giro rápidamente y corrió para ayudar a Ino, cuando volvió a mirar su estufa, vio que ahora, no solo la cocina se incendiaba, sino también los trapos y mandil de cocina, las frutas llenas de aquel liquito… Y fue cuando recordó, el líquido que tomó al azar en casa de Tsunade… 

--¡Naruto se quema tu cocina!—Gritó Ino asustada, levantándose de golpe y dirigiéndose al baño para tomar un poco de agua. Al abrir la puerta ¡Un gran bulto de ropa, zapatos, y cosas  le cayó encima! Ahogándola en el fondo.
--¿Estas bien?, hay…--Masculló el rubio, mirando todo el tiradero--. Hay no… el regalo…

Ino trató de levantarse, la ropa, artículos de limpieza entre otros objetos que le había caído encima, y, debajo de ella, había una caja, colorida roja con mocho dorado, aplastada y destrozada por su peso, mas las demás cosas.

Naruto, un poco helado, miró a su alrededor… Desde Ino sobre el suelo y el regalo destrozado, las flores quemadas por el liquido de cocina, las comida regándose sobre la ollas y manchando todo, la mesa destrozada y los platos rotos… Todo un caos. Todo, estaba mal en un segundo.

¿Ahora que iba a hacer? ¿Qué le diría a Sakura? ¿De que valió su esfuerzo para San Valentín?, Naruto se sentía hundido, decepcionado, culpable… Tristemente, él dejo caer su cuerpo sobre el suelo lleno de comida y liquito de “Sake”, bajo la mirada y miró el suelo… Ino, sobando su cabeza, se levanto y a gruñidos limpio su cabello y ropa.

--¡Vengo a tú casa y me caigo dos veces seguidas!—Gruñó--. ¡Intento ayudarte y me cae un bulto de ropa y cosa tuyas! ¡Esto es horrible!—Miró la botella de Sake vacía--. ¡Y esto no es Sake! ¡Es líquido filmable de hospital!  ¡¿En qué pensabas, Naruto?!

Después, dejó de hablar, al ver a Naruto, con una mirada perdida, unos ojos apagados y toda su cena, destrozada…

--Soy un idiota--. Dijo Naruto, con una voz suave y apagada--. Yo solo quería… La mejor cena, yo solo quería…Impresionar a Sakura-chan… Y ahora, no tengo nada que darle, ni cena a la cual llevarla… Y te he lastimado…
--No, no, yo estoy bien—Contestó Ino--. Solo exagere… ¡No es nada!—Trató de animarlo--. Al contrario, creo… Que fui yo la que destrozo todo…
--No, yo arruine San Valentín.

Ella, miró una vez el tiradero, él regalo destrozado sobre el suelo y lo levantó observándolo. Había una galleta en forma de corazón, con una llave por debajo y una carta mojada. Volvió la mirada en el rubio, y observó aquellos ojos triste y a punto de cristalizarse, aquella mirada decepcionada. Y sintió, remordimiento…

--¡No te desanimes, Naruto!—dijo ella con una sonrisa--. ¡Es San Valentín! El día de la locura por amor… ¡Y yo! Se cual es el mejor regalo, para Sakura…

…

¡Sakura quedo asombrada!, sus ojos verdes abiertos a más no poder, su boca sobre el suelo y sus manos inmóviles… Al ver el regalo de Naruto.

Sí… ¡Allí estaba Naruto!, atado de pies a cabeza, con un gran moño rojo en su rubio cabello, su cuerpo semi-desnudo, con únicamente sus bóxer amarillos de corazones rojos y una carta, pegada al pecho…Cuando Sakura vio la gigantesca caja en su puerta, jamás pensó, que el regalo, fuera el mismo Naruto envuelto con un moño…

--¡Puedo explicarlo!—Gritó Naruto nervioso, viendo el rostro indescriptible de Sakura--. Yo... es que yo..., no sabía que, darte… y—Bajó la mirada triste--. No te gusto, lo sé… ¡Soy un idiota!, Sakura-chan… Sé que esperabas una cita y yo vengo y…

Pero no termino, puesto que, Sakura ya estaba junto de él, abrazándolo y con ojos llorosos, mejillas rojas llenas de felicidad, y  lo besó… ¡Lo besó con tanta ternura!, con aquella ternura que ella había sentido, al ver a Naruto en un moño rojizo… 

--Que lindo—Dijo ella --. Jamás creí que te regalarías… Esto es… --miró a Naruto--. Esto es el mejor regalo… 
--Sakura-chan yo…
--¡Hey!—Gruñó ella con una sonrisa--. ¿Mi regalo se queja de mí? ¡No puede ser!...—ella se dio media vuelta, entro a su casa y abrió la puerta--. Ven, Naruto…
--¿A-A t-tu casa?
--Si… Quiero disfrutar mi regalo este San Valentín y quiero darte el tuyo… --susurró con ternura--. Aunque, en comparación con el tuyo, él mío es chico.

Él soltó una risita y entró… Después de todo, el mejor regalo no es una cena maravillosa, sino, algo de corazón, algo, con amor…Y al final, se hacen locuras por amor.

El día había llegado. 

Se levantó temprano como siempre. Luego de una ducha y el desayuno, se despidió de sus padres para marchar por la aldea rumbo al hospital. Llevaba en sus manos un pequeño paquete con aquel chocolate preparado con intensión. Durante los años pasados, Sakura Haruno jamás había cocinado un regalo por San Valentín. Pero ese 14 de febrero, por fin le había llegado la ocasión.

Atravesó las puertas del hospital, saludó a las enfermeras y también a varias Kunoichi médico. Todas las jóvenes, estaban en las nubes. Súper ilusionadas con sus chocolates en las manos esperando el momento indicado para ir a llevárselos a tal, o cual galán. Era la fecha ideal para que las mujeres pudieran decir “te quiero” sin palabras. 

Sakura arribó a la zona de los vestidores, y se encontró con su mejor amiga Ino Yamanaka. La rubia ya estaba cambiada y lista para su turno, pero en lugar de abandonar su casillero, parecía muy interesada en hacer guardia al sobre blanco que sobresalía del casillero personal de Sakura. La carta, era lo que ambas mujeres por razones distintas habían estado esperando.

-Hola Sakurita….-sonrió la rubia nerviosa- ¡qué bueno que has llegado! ¡Estuve a punto de leer esta carta por que no venias!

Sakura vio aquel papel blanco, dirigido a ella, como tantos otros durante el año. Su corazón hizo un respingo de más. Sentía una emoción indescriptible a recibir esas notas. Se había pasado todo el año anterior recibiendo mensajes de ese admirador misterioso. Al principio no le dio importancia, pero su insistencia sumada a las hermosas palabras, habían hecho cierta mella en la joven. ¿Quién era ese hombre misterioso? ¿Por qué le enviaba carta tras carta, pero jamás aparecía? ¿Por qué nunca había firmado sus mensajes? Podía ser cualquiera, incluso podía ser algún tonto bromista. Pero llevaba un año de enviarle mensajes cautivadores. Tal vez simplemente no se animaba a declararle su amor en persona.

-ábrela que me volveré loca…-susurró Ino sentándose junto a la rosa en la banca del vestidor, cuando se acomodó a leer el mensaje- ¿te dirá su identidad por ser san Valentín?

Sakura no dijo nada, pero tenía el presentimiento que así seria. Por eso había preparado ese chocolate. No comprado, sino con sus propias manos. Aunque la ayuda de su madre había estado presente para evitar envenenar a su “misterioso enamorado”. Como fuera, la pelirosa tenía cierto temor a no agradarle en persona a ese hombre. Era extraño, pero en cada mensaje parecía notar que conocía a la joven desde tiempos antiguos. Casi como de otra vida. Era una sensación extraña, pero satisfactoria al mismo tiempo.

El mensaje se abrió ante la curiosidad de ambas.

“QUISIERA… SER QUIEN RECIBA TU OBSEQUIO HOY. EN LA PUERTA SUR, AL CAER LA TARDE”

-Kami dulce Sakura….-abrió los ojos Ino sorprendida- después de todo este tiempo. Al fin podrás verlo. –Sonrió divertida- ¿iras a esa reunión?

-no lo sé.

Sakura se fue del vestidor y realmente no lo sabía. No tenía idea si iría a esa reunión a pesar de todo lo que sentía. No era que ese misterioso enamorado le diera miedo. De hecho, había preparado un chocolate por si se revelaba de alguna forma. Lo que realmente le sucedía a la pelirosa, era una confusión sobre el destino final de ese obsequio.

Mientras trabajaba esa mañana, recordaba la cantidad de cartas que recibió durante el año. Todos mensajes cortos. Todas frases que le agradaban, que la hacían pensar, que en cierta forma le atraían. Muchos datos sobre ella, cosas secretas que ese hombre parecía conocer. Sus gustos, sus antiguos sentimientos, sus amigos. Aun recordaba cuando recibió su primera carta.

“QUISIERA COMPARTIR MAS TIEMPO CONTIGO”

Apenas esa frase, y la dejó llena de dudas entre lo que podía ser una broma de Ino, o una tontería de Naruto. Como fuera, decidió ignorarla. Pero semanas después llego un nuevo mensaje.

“CUANDO ESTOY CENANDO, SIEMPRE DESEO TENERTE A MI LADO”

-solo el Baka de Naruto escribiría una tontería así –pensó en esos días Sakura- y si bien era lindo que se hubiera preocupado en el detalle de las cartas enviadas, la pelirosa no podía darle una respuesta por el momento, a lo que el rubio sentía.

“CUANDO NO ESTOY EN KONOHA, SIEMPRE TE EXTRAÑO”

“ME SIENTO FELIZ, DE SOLO VERTE SONREIR”

“OJALA PUDIERAS VER, CUANTO TE NECESITO”

Todos mensajes, que fueron llegando cada cierto tiempo. A veces colocados en el casillero de la pelirosa, en otras ocasiones descansando sobre el escritorio de su oficina, y también instalados en el cuarto de la joven cuando regresaba a la casa de sus padres. Todos mensajes pero ni una pista de su autor. Aunque la simpleza de cada emisiva le hizo suponer a Sakura que todo era obra de Naruto Uzumaki.

Cierta noche, cuando ambos estaban cenando en Ichiraku después de una misión, la chica decidió sacarle alguna información sobre las cartas. Le dijo, que recibía mensajes de un misterioso admirador, y que estaba empezando a interesarse en él. Lamentablemente, vio lo que no esperaba. Naruto trató de ocultarlo pero enseguida se puso triste. Le felicitó, de la manera más adorable y generosa, aunque era obvio que le dolía la situación. Luego de eso, no se vieron por muchos días. Sakura estaba desconcertada. Naruto había sido herido por la falta de sutileza de ella, pero sobre todo, él no era quien enviaba las cartas. Se sintió mal, era por estas cosas que había evitado iniciar una relación más íntima con Naruto. Siempre el rubio terminaba lastimado por ella, era algo inevitable por la forma de ser brusca que Sakura tenía. Le molestaba esto, y por eso esperaba que Naruto se enamorara de alguien más. Pero algunos días después, recibió otro mensaje de su admirador:

“NO TIENES QUE CAMBIAR POR MI, TE QUIERO JUSTO COMO ERES”

Ino se revolvía de emoción cuando Sakura totalmente desconcertada le enseñó la pila de cartas que hasta el momento había recibido. Iban casi 4 meses desde el primero, y cada frase hacia que Sakura reflexionara una y otra vez sobre quién podía ser el hombre oculto.

“NUNCA DEJARE DE PROTEGERTE, AUNQUE NO ME PUEDAS VER”

Este mensaje le hizo pensar nuevamente en Naruto. Era extraño como el admirador secreto tenia coincidencias marcadas con el rubio. Fue por este mensaje que Sakura comenzó a vigilar los movimientos del Uzumaki. Tratando de pescarlo cuando dejara algún mensaje. Pero Naruto se mantenía aislado de estos asuntos. Entre misiones y actividades, el no parecía ni recordar la conversación sobre las cartas que tuvieron hace tiempo.

“NO ME PIDAS DEJAR DE AMARTE. ACEPTA COMO SOY, SIN MAS MIEDO”

Letras preciosas, de diferentes estilos y caligrafía dispar. Sakura ayudada por Ino intentaron adivinar por la escritura quien podría ser el misterioso sujeto. Pero luego de comprobar la gramática de Naruto, Sasuke y otras opciones cercanas a Sakura, no obtuvieron respuestas.

“NUNCA TUVE FAMILIA, POR ESO ANSIO FORMAR UNA. CONTIGO A MI LADO”

Otro enunciado, iban seis meses desde la primera carta y esta frase acercaba un poco más las cosas. Era un mensaje de pena, y dulzura. Ino siempre bromeaba que este hombre debía estar completamente loco por Sakura. No había forma que alguno de estos fríos Shinobi se atreviera a seguir este juego por tanto tiempo sin agotarse. Ese hombre, el de los mensajes, no parecía tener ningún otro interés que declarar sus sentimientos. Eso era extraño, y hermoso.

“SIEMPRE QUE ME HABLAS, MI MENTE SE QUIEBRA. NO PUEDO NI RESPIRAR POR CAUSA DE TUS  OJOS”

-no puedo creerlo chica….-sonrió Tenten en la reunión del cumpleaños de Hinata, cuando Ino saco el tema, a pesar de la molestia de Sakura- tienes un hombre muerto de amor y no puedes identificarlo. ¿Es que acaso tantos hombres son cercanos a ti como para confundirte?

Tenten tenía un buen punto. Ningún hombre que Sakura conociera tenía este nivel de cercanía. Ninguno a excepción de Naruto. Pero estaba más que probado que el rubio no era el mensajero. Sakura muchas veces en las cenas y salidas de paseo que tenían había intentado descubrirlo. Pero Naruto ni estaba enterado de las cartas, aunque, muchas veces decía cosas similares a ciertos mensajes. Era indudable que si Naruto no era el admirador, al menos se parecía demasiado a él.

Ese día de san Valentín, Sakura Haruno terminó su turno del hospital, se cambió de ropa luego de ducharse en los baños privados del personal, y partió rumbo a su destino, para finalmente entregar su presente de chocolate. Sabía lo que iba a encontrar ahí, aunque por un momento se pudo haber confundido, sabía lo que debía hacer. Durante meses, esos mensajes llegaron a su corazón. Tuvo que hacerse muchas preguntas a sí misma. Para llegar al final del camino.

Encontró a Naruto entrenando en el campo 7, había eludido estar en Konoha para evitar las cajas de chocolates que otras mujeres le regalarían. El solo hubiera deseado una, pero ella estaba más interesada en otras cosas. Cuando la vio sin embargo, Naruto supo por la sonrisa de Sakura que algo había cambiado. Se reunieron bajo la sombra de los árboles y hablaron. Como nunca lo habían hecho, como siempre lo habían esperado.

Horas después, ambos volvían a la aldea lado a lado. Ella le había tomado del brazo y partían rumbo al departamento de Naruto para que pudiera asearse y cambiarse. Algo simple, una cena, un paseo. Pero ya no más la palabra “amigos” en el medio. Algo había cambiado, ella le había obsequiado su chocolate.

Estaba delicioso.

                      *****************************************************

A lo lejos, Shikamaru Nara los vio entrar a la aldea parado desde un techo. Aunque en realidad, estaba como siempre más interesado por las bellas nubes blancas que surcaban el cielo. Como flotaban, a la deriva y sin preocupaciones. Era relajante mirarlas, saber que existía esa clase de libertad en el mundo, a pesar de todo lo malo. Cuando Ino le encontró distraído y solitario, se figuró que ese vago ni se molestaría en darle alguna explicación. Así que procedió a retirarse pese haber estado buscándolo previamente.

-¿quieres saber porque lo hice Ino? –consultó apenas, mientras la rubia detuvo su caminar hacia la salida de la azotea. -¿o prefieres suponerlo solamente?

-No tendría idea, –sonrió la mujer acercándose a su amigo, parándose junto al muchacho y escuchándolo- quisiera al menos saber tu motivación.

-Mira el cielo….-le indicó Shikamaru y su amiga no sabía que pensar- ¿Qué puedes ver en las nubes?

-¿y eso que tiene que ver con…?

-yo puedo ver libertad, -continuó el joven serio- pero cada quien mira, solo lo que quiere ver. Las nubes son curiosas, solo los soñadores pueden ir mas allá. Buscar lo fantástico, en lo común.

-enviaste esos mensajes, para que ella pudiera notar a Naruto. Para que pensara en él. ¿Pero por qué? Tú nunca te has interesado por estas cosas.

-el año pasado, en esta misma fecha, -dijo el moreno sin inmutarse- encontré a Naruto solo. Cuando debía estar pasando un día feliz. Lo vi en sus ojos Ino…-añadió apenas- sus ojos ya no tenían esperanzas. Era como cuando el viento arrastra a las nubes. Y no puedes imaginar la siguiente forma. Porque se disipa.

-y entonces tú….decidiste ayudarlos. –susurró Ino entre sorprendida y orgullosa.

-ella no podía ver lo que tenía enfrente, -sonrió apenas Shika- y él comenzaba a rendirse. Yo, me sentí raro. Nunca pude controlar las nubes, nunca pude evitar que se fueran. Pero en este caso...

Shikamaru se sentó, para observar a la pareja yendo en su primera cita romántica. Ino recostó su rostro en el hombro de su amigo y sonrió. Le comprendía, ella también había tenido el deseo de ayudar. Tal vez por esa razón no había delatado que conocía la caligrafía de la escritura. Por eso había guardado silencio ante Sakura. Y la dejó dudar. Los sueños cuanto más dorados, mayor admiración despiertan. Y otra vez Shikamaru, lo supo decir mejor que nadie:

-no podía permitir….que se perdiera esa nube de amor.