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• Justice [+18] - Capítulo 2
+5
hikari uzumaki
Dattennaro
Leon
Oni
marifa
9 participantes
NaruSaku v2.0 :: :: Fan Fic :: FF Cerrados
Página 1 de 1.
• Justice [+18] - Capítulo 2
¡Hola a todos!
Este es un trabajo en conjunto entre Obito_Madara y yo. Es un fic que hemos pensando, creado y escrito juntos esperando que todos los amantes del narusaku lo disfruten. En el futuro cada uno publicará un capítulo, cada uno ellos esta escrito por ambos.
En verdad, en nombre del MariObi esperamos que disfruten y tengamos muy buenos comentarios. También críticas constructivas. Sin más que decir, me despido. Gracias por leer. ^-^
Este es un trabajo en conjunto entre Obito_Madara y yo. Es un fic que hemos pensando, creado y escrito juntos esperando que todos los amantes del narusaku lo disfruten. En el futuro cada uno publicará un capítulo, cada uno ellos esta escrito por ambos.
En verdad, en nombre del MariObi esperamos que disfruten y tengamos muy buenos comentarios. También críticas constructivas. Sin más que decir, me despido. Gracias por leer. ^-^
• JUSTICE •
“Durante toda mi vida había creído que para ser feliz, únicamente se necesitaba ser buena persona. Ese año me daría cuenta que para ser realmente feliz, necesita más que mi buena voluntad. Necesitaba la unión de otras buenas voluntades”
PROLOGO
Había despertado temprano, era la misma rutina mañanera desde hacía más de un año. Abría los ojos aún antes que sonara el despertador, tomaba dos pastillas contra la migraña que siempre estaban en su mesa de noche e iba con presura a la ducha. Prefería bañarse rápido para poder disfrutar de su desayuno con calma; dos tostadas con mermelada y un vaso de café. Miraba su reloj de pulsera, mientras daba una ojeada a su Tablet informándose de las últimas noticias de Konoha, ese día no había nada relevante. Quizás lo más notable en ese momento, es que le había ganado el tiempo para ir a su trabajo. En realidad, solo tenía cinco minutos de retraso.
Tomó de un trago el último contenido del vaso y se aseguró de llevar en su cartera unas pastillas de menta. Salió corriendo de su apartamento, cerrando la puerta tras sus espaldas asegurándose que el llavín electrónico diera el pitido característico de encontrarse herméticamente seguro. Se dirigió al ascensor, caminando por el pasillo sin encontrarse con nadie; como casi siempre. Aquel era el piso veintiocho de uno de los edificios más altos de la ciudad, ese nivel solo era habitado por ella y un anciano del que siempre olvidaba el nombre. No justamente porque habían apartamentos desocupados, era que ella habitaba la mitad del Piso 28.
El minuto y cuarenta y tres segundos que duraba el ascensor hasta el sótano, si es que nadie decidía usar el mismo artefacto, le parecían interminables. Aún con tacones de aguja y con una falda ajustada a las rodillas, Sakura corrió hasta su deportivo negro. Sí, porque un buen abogado siempre usa un auto negro y un libro de leyes en su portafolio. Eso le había dicho su padre.
Sonrió al recordarlo, también a su madre. Desde que había iniciado su relación amorosa tenía tiempo sin visitar a su familia. Negó con la cabeza, alejando cualquier pensamiento que le entristeciera el día, ya iría a visitarlos luego. Buscó las llaves en su bolso casi de manera automática y abrió la puerta del lujoso auto. Se acomodó en los asientos de cuero. Aún antes de que dejara su bolso sobre el asiento del pasajero, su celular comenzó a timbrar.
—Hola amor— Contestó Sakura haciendo un movimiento de cabeza, para correr los cabellos que cubrían su oreja.
—Buenos días hermosa— Se escuchó proveniente del teléfono celular, robándole una pequeña sonrisa a la pelirosa.
—¿Sucede algo?— Preguntó Sakura, mientras agarraba con su mano libre el cinturón de seguridad, pasándolo por delante de su cuerpo y abrochándolo.
—¿No puedo llamar a mi chica para decirle buenos días?— Retrucó molesto, por la reacción de Sakura por su llamado.
—Sabes que no es eso— Respondió Sakura, sintiéndose un poco mal- Sabes que te amo- continuó para apaciguar las aguas.
—Yo también te amo— Dijo la voz del otro lado del teléfono, correspondiendo a Sakura.
—Amor… Debo conducir hasta el trabajo— Dijo Sakura, mientras se miraba al espejo retrovisor, para verse por última vez hasta llegar a su destino —Mas tarde te llamo ¿Si?— Concluyó tratando de sonar en forma conciliadora.
—Siempre lo mismo contigo— Recibió Sakura como respuesta de mala manera, recriminándole el poco tiempo de charla que tuvieron, dejando a Sakura consternada por el modo en que había culminado la conversación y escuchando el tono de la llamada finalizada en su oído, sin siquiera un “Adiós” de despedida.
—Tal vez deba pedirle disculpas cuando lo vea— Se dijo para sí misma, al sentirse culpable por lo sucedido. Guardo su teléfono en su cartera y puso el auto en marcha, girando la llave que ya estaba puesta, para comenzar su rutina como siempre lo hacía.
Apenas salió del aparcamiento, el bullicio de Konoha le acaparó los sentidos. La zona era inmensa y refinada, con edificios tan altos que dolía la nuca al querer ver donde terminaban. Y a pesar que era realmente hermosa y lujosa, Sakura añoraba poder mirar el cielo, respirar un aire más fresco y pasar al lado de alguien y poder esperar un saludo de vuelta. Eso era imposible, por lo menos ahí. El camino desde casa hasta su centro trabajo duraba cuarenta y cinco minutos. Podría ser treinta, pero Sakura a diferencia de los otros conductores, reducía la velocidad cuando debía cruzar por Suna, una pequeña ciudad pobre y carente de los lujos de Konoha.
Era solo un puente que apartaba aquellas dos realidades. Apenas cruzó la frontera que separaba a Konoha con Suna, empezó a notarse el cambio en la urbanización del lugar. Los edificios se miraban cada vez más precarios y podía verse el azul del cielo. Desde la carretera rápida que dividía en dos a Suna, Sakura diferenciaba que a pesar de su pobreza casi todos los habitantes parecían conocerse y se saludaban. Era la contracara de Konoha. Era una realidad que admiraba, al mismo tiempo temía, lamentaba su suerte, pero sobre todo deseaba ayudar.
Una madre con sus hijos cruzaron la carretera peligrosamente. Normalmente las personas corrían de un lado a otro, a pesar del peligro. Sakura les miró con preocupación por un rato, hasta que lo tuvo a él muy cerca, le miró acercarse con la cabeza cabizbaja y las manos entre los bolsillos. Apretó la bocina, luego escuchó el chirrido de las llantas contra el pavimento. El auto estaba detenido, sin quererlo había cerrado los ojos. Para cuando los abrió el tipo había desaparecido, la angustia le envolvió el cuerpo. —“Lo maté, lo maté.” dijo asustada. Las manos temblorosas abrieron la puerta, las mismas fueron llevadas a la boca cuando lo miró tirado en el suelo.
—¡Ay, dios mío! ¿Qué hago?— Gritaba exaltada mirando a un hombre tirado en el suelo, como si realmente no supiera que hacer. El miedo la consumió y no la dejaba pensar claro. Como hacía en sus infinidades de casos sobre accidentes de tránsito. Hasta que el bulto empezó moverse levemente y emitir algunos quejidos, en ese momento Sakura decidió acercarse a él más aliviada de no haberlo matado.
—Diablos— Fueron las primeras palabras del accidentado —Eso sí que dolió— Tomándose la cabeza y sintiendo aún más dolor al tocarse allí. Al mirar la palma de su mano pudo observar un rastro de sangre escurriéndose y finalmente escuchando unos gritos desesperados.
—¿Estas bien? ¡Ay dios! Estas sangrando— Gritaba Sakura sin ocultar su nerviosismo —Déjame ayudarte— Tomándolo del brazo y levantándolo, aunque la mayoría de la fuerza empleada era por él. En ese momento vio más detenidamente al hombre, de unos bellos ojos azules, tal cuales al mismo cielo que ella siempre anhelaba ver en Konoha y sus cabellos rubios revueltos, algo manchados por la sangre que salía de su cabeza. Al ver eso recordó porque había llegado a esa situación.
—Sí, estoy bien— Respondió el rubio separándose un poco de la mujer y secándose la sangre del rostro.
—Si quieres puedo llevarte al hospital de Konoha, allí te atenderán muy bien— Insistió Sakura algo preocupada por el muchacho.
—No, iré al hospital que está aquí a unas cuantas calles— Alegó el joven ahora sacudiéndose las ropas sucias por el pavimento. Sin siquiera dirigir la mirada a la joven —Gracias— Ya alejándose del lugar como si nada hubiera sucedido.
—De… nada— Respondió Sakura algo extrañada por el comportamiento del muchacho. Los bocinazos de los autos que estaban tras el suyo, hicieron que ella se dirigiera rápidamente a su auto para dejar de parar el tránsito.
Como pudo caminó hasta la acera al lado del camino. Su cuerpo se desplomó y terminó sentado. Miró alejarse el auto, carcajeo en sus adentros. La única manera que pudiera tocar una máquina de aquellas, era siendo golpeado por una. Esperaba más insistencia de la mujer, quizás hubiese podido sacarle un poco de dinero. Negó con la cabeza, él era un pobre decente y no un estafador. Estaba consiente que había sido su culpa. Los problemas le abrumaban y había cruzado la carretera sin apenas fijarse. Miró sobre su hombro, la mancha de sangre humedecía la camisa, maldijo. Era su favorita, ahora estaba estropeada.
Cuando su cuerpo se levantó por una segunda ocasión del suelo, le dolía cada musculo de su entidad y el puntazo en la cabeza parecía más agudo. Debía de ir al hospital, quizás tenía algo roto. Volvió a carcajear, parecía que los problemas jugaban con su poca cordura y todos se dirigían exactamente a él. Inicio la caminata, apenas tenía tiempo para ir a su trabajo y debía buscar ropa de cambio. Aquel día seguro empeoraría.
Tomó de un trago el último contenido del vaso y se aseguró de llevar en su cartera unas pastillas de menta. Salió corriendo de su apartamento, cerrando la puerta tras sus espaldas asegurándose que el llavín electrónico diera el pitido característico de encontrarse herméticamente seguro. Se dirigió al ascensor, caminando por el pasillo sin encontrarse con nadie; como casi siempre. Aquel era el piso veintiocho de uno de los edificios más altos de la ciudad, ese nivel solo era habitado por ella y un anciano del que siempre olvidaba el nombre. No justamente porque habían apartamentos desocupados, era que ella habitaba la mitad del Piso 28.
El minuto y cuarenta y tres segundos que duraba el ascensor hasta el sótano, si es que nadie decidía usar el mismo artefacto, le parecían interminables. Aún con tacones de aguja y con una falda ajustada a las rodillas, Sakura corrió hasta su deportivo negro. Sí, porque un buen abogado siempre usa un auto negro y un libro de leyes en su portafolio. Eso le había dicho su padre.
Sonrió al recordarlo, también a su madre. Desde que había iniciado su relación amorosa tenía tiempo sin visitar a su familia. Negó con la cabeza, alejando cualquier pensamiento que le entristeciera el día, ya iría a visitarlos luego. Buscó las llaves en su bolso casi de manera automática y abrió la puerta del lujoso auto. Se acomodó en los asientos de cuero. Aún antes de que dejara su bolso sobre el asiento del pasajero, su celular comenzó a timbrar.
—Hola amor— Contestó Sakura haciendo un movimiento de cabeza, para correr los cabellos que cubrían su oreja.
—Buenos días hermosa— Se escuchó proveniente del teléfono celular, robándole una pequeña sonrisa a la pelirosa.
—¿Sucede algo?— Preguntó Sakura, mientras agarraba con su mano libre el cinturón de seguridad, pasándolo por delante de su cuerpo y abrochándolo.
—¿No puedo llamar a mi chica para decirle buenos días?— Retrucó molesto, por la reacción de Sakura por su llamado.
—Sabes que no es eso— Respondió Sakura, sintiéndose un poco mal- Sabes que te amo- continuó para apaciguar las aguas.
—Yo también te amo— Dijo la voz del otro lado del teléfono, correspondiendo a Sakura.
—Amor… Debo conducir hasta el trabajo— Dijo Sakura, mientras se miraba al espejo retrovisor, para verse por última vez hasta llegar a su destino —Mas tarde te llamo ¿Si?— Concluyó tratando de sonar en forma conciliadora.
—Siempre lo mismo contigo— Recibió Sakura como respuesta de mala manera, recriminándole el poco tiempo de charla que tuvieron, dejando a Sakura consternada por el modo en que había culminado la conversación y escuchando el tono de la llamada finalizada en su oído, sin siquiera un “Adiós” de despedida.
—Tal vez deba pedirle disculpas cuando lo vea— Se dijo para sí misma, al sentirse culpable por lo sucedido. Guardo su teléfono en su cartera y puso el auto en marcha, girando la llave que ya estaba puesta, para comenzar su rutina como siempre lo hacía.
Apenas salió del aparcamiento, el bullicio de Konoha le acaparó los sentidos. La zona era inmensa y refinada, con edificios tan altos que dolía la nuca al querer ver donde terminaban. Y a pesar que era realmente hermosa y lujosa, Sakura añoraba poder mirar el cielo, respirar un aire más fresco y pasar al lado de alguien y poder esperar un saludo de vuelta. Eso era imposible, por lo menos ahí. El camino desde casa hasta su centro trabajo duraba cuarenta y cinco minutos. Podría ser treinta, pero Sakura a diferencia de los otros conductores, reducía la velocidad cuando debía cruzar por Suna, una pequeña ciudad pobre y carente de los lujos de Konoha.
Era solo un puente que apartaba aquellas dos realidades. Apenas cruzó la frontera que separaba a Konoha con Suna, empezó a notarse el cambio en la urbanización del lugar. Los edificios se miraban cada vez más precarios y podía verse el azul del cielo. Desde la carretera rápida que dividía en dos a Suna, Sakura diferenciaba que a pesar de su pobreza casi todos los habitantes parecían conocerse y se saludaban. Era la contracara de Konoha. Era una realidad que admiraba, al mismo tiempo temía, lamentaba su suerte, pero sobre todo deseaba ayudar.
Una madre con sus hijos cruzaron la carretera peligrosamente. Normalmente las personas corrían de un lado a otro, a pesar del peligro. Sakura les miró con preocupación por un rato, hasta que lo tuvo a él muy cerca, le miró acercarse con la cabeza cabizbaja y las manos entre los bolsillos. Apretó la bocina, luego escuchó el chirrido de las llantas contra el pavimento. El auto estaba detenido, sin quererlo había cerrado los ojos. Para cuando los abrió el tipo había desaparecido, la angustia le envolvió el cuerpo. —“Lo maté, lo maté.” dijo asustada. Las manos temblorosas abrieron la puerta, las mismas fueron llevadas a la boca cuando lo miró tirado en el suelo.
—¡Ay, dios mío! ¿Qué hago?— Gritaba exaltada mirando a un hombre tirado en el suelo, como si realmente no supiera que hacer. El miedo la consumió y no la dejaba pensar claro. Como hacía en sus infinidades de casos sobre accidentes de tránsito. Hasta que el bulto empezó moverse levemente y emitir algunos quejidos, en ese momento Sakura decidió acercarse a él más aliviada de no haberlo matado.
—Diablos— Fueron las primeras palabras del accidentado —Eso sí que dolió— Tomándose la cabeza y sintiendo aún más dolor al tocarse allí. Al mirar la palma de su mano pudo observar un rastro de sangre escurriéndose y finalmente escuchando unos gritos desesperados.
—¿Estas bien? ¡Ay dios! Estas sangrando— Gritaba Sakura sin ocultar su nerviosismo —Déjame ayudarte— Tomándolo del brazo y levantándolo, aunque la mayoría de la fuerza empleada era por él. En ese momento vio más detenidamente al hombre, de unos bellos ojos azules, tal cuales al mismo cielo que ella siempre anhelaba ver en Konoha y sus cabellos rubios revueltos, algo manchados por la sangre que salía de su cabeza. Al ver eso recordó porque había llegado a esa situación.
—Sí, estoy bien— Respondió el rubio separándose un poco de la mujer y secándose la sangre del rostro.
—Si quieres puedo llevarte al hospital de Konoha, allí te atenderán muy bien— Insistió Sakura algo preocupada por el muchacho.
—No, iré al hospital que está aquí a unas cuantas calles— Alegó el joven ahora sacudiéndose las ropas sucias por el pavimento. Sin siquiera dirigir la mirada a la joven —Gracias— Ya alejándose del lugar como si nada hubiera sucedido.
—De… nada— Respondió Sakura algo extrañada por el comportamiento del muchacho. Los bocinazos de los autos que estaban tras el suyo, hicieron que ella se dirigiera rápidamente a su auto para dejar de parar el tránsito.
Como pudo caminó hasta la acera al lado del camino. Su cuerpo se desplomó y terminó sentado. Miró alejarse el auto, carcajeo en sus adentros. La única manera que pudiera tocar una máquina de aquellas, era siendo golpeado por una. Esperaba más insistencia de la mujer, quizás hubiese podido sacarle un poco de dinero. Negó con la cabeza, él era un pobre decente y no un estafador. Estaba consiente que había sido su culpa. Los problemas le abrumaban y había cruzado la carretera sin apenas fijarse. Miró sobre su hombro, la mancha de sangre humedecía la camisa, maldijo. Era su favorita, ahora estaba estropeada.
Cuando su cuerpo se levantó por una segunda ocasión del suelo, le dolía cada musculo de su entidad y el puntazo en la cabeza parecía más agudo. Debía de ir al hospital, quizás tenía algo roto. Volvió a carcajear, parecía que los problemas jugaban con su poca cordura y todos se dirigían exactamente a él. Inicio la caminata, apenas tenía tiempo para ir a su trabajo y debía buscar ropa de cambio. Aquel día seguro empeoraría.
Última edición por marifa el Sáb Feb 22, 2014 3:13 am, editado 3 veces
marifa- Sannin
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Me parece interesante ¡seguro así sera toda la historia! Mas tengo que admitir que después de eso me resulta difícil imaginar como se relacionaran los protagonistas, en fin eso es lo que le dará trama a la historia.
Muy buen prólogo, espero la continuación con ansias.
¡Saludos a los dos escritores! Muy buen trabajo
Muy buen prólogo, espero la continuación con ansias.
¡Saludos a los dos escritores! Muy buen trabajo
Oni- Clan Seiryuu
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Pues luce bastante interesante, nada común loa forma de conocerse y muy poco es lo que tienen en común, o esa impresión me dio.
Leon- Sennin
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Uuh!! Me sentiré aguafiesta pero ya me lo habían pasado pero.... no puedo decir que me gusto.
~
Na mentira xDD. Me encanto, me re-gusto, me dio sentimientos alegres<3. Como lo había comentado realmente disfruto de una lectura que no sea pesada y unos diálogos precisos.
En cuanto a el trama, me causo mucha gracia cuando Sakura atropella de esa manera a Naruto y este va como si nada todo shalala~ xDD aunque no me esperaba que Sakura ya tuviese a su novioSasuki lo presiento o.ò y fueran tan melosos...
Me llama la atención querida pareja diábetica, esperare muy pendiente el próximo capitulo.
♥
~
Na mentira xDD. Me encanto, me re-gusto, me dio sentimientos alegres<3. Como lo había comentado realmente disfruto de una lectura que no sea pesada y unos diálogos precisos.
En cuanto a el trama, me causo mucha gracia cuando Sakura atropella de esa manera a Naruto y este va como si nada todo shalala~ xDD aunque no me esperaba que Sakura ya tuviese a su novio
Me llama la atención querida pareja diábetica, esperare muy pendiente el próximo capitulo.
♥
Dattennaro- Diseñadora
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Me da la impresion que el noviecito de Sakura (que seguramente sera Sasuke) es muy controlador y manipulador por molestarse por algo tan simple, igual son unos melosos pero de esos que en lugar de provocar ternura mas bien te dan asco y flojera.
Naruto y Sakura son de mundos completamente diferentes por lo que se puede apreciar, mientras ella vive de lo mejor y es abogada, el por la descripcion hasta ahora de Suna no tiene comparacion y pues falta ver a que se dedica. Por el titulo me puedo dar una idea de lo que posiblemente acontesca para que ambos entrelazen sus vidas (ademas del accidente) pero esperare a que avance. El accidente si que estuvo fuerte y creo que Sakura por humanidad debio al menos llevarlo al hospital que el decia o serciorarse mejor de su estado y que recibiera atencion, como que no insistio demasiado, vio que no lo mato y se fue.
Mis felicitaciones a ambos porque se que sera una excelente historia.
Conti!
Naruto y Sakura son de mundos completamente diferentes por lo que se puede apreciar, mientras ella vive de lo mejor y es abogada, el por la descripcion hasta ahora de Suna no tiene comparacion y pues falta ver a que se dedica. Por el titulo me puedo dar una idea de lo que posiblemente acontesca para que ambos entrelazen sus vidas (ademas del accidente) pero esperare a que avance. El accidente si que estuvo fuerte y creo que Sakura por humanidad debio al menos llevarlo al hospital que el decia o serciorarse mejor de su estado y que recibiera atencion, como que no insistio demasiado, vio que no lo mato y se fue.
Mis felicitaciones a ambos porque se que sera una excelente historia.
Conti!
hikari uzumaki- Sennin
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Hola a todos, muchisimas gracias por sus comentarios y aliento a seguir con este fic que empezamos tanto Marifa y yo. Esperamos que les siga gustando y a los que leen sin comentar, que tambien lo sigan haciendo! =D
Primero responderé a los comentarios!
Oni: Que bueno que la historia te haya atraído! Esperamos que siga así por toda la historia como dices tu... Y al principio se que es difícil ver como dos mundos tan distintos terminaran unidos, pero sigue leyendo las contis y veras como es posible(? xD.
Por cierto, muchas gracias por el apoyo y los halagos ^^
Leon: Déjame decirte que tienes buenas impresiones sobre los protagonistas xD
Y la forma de conocerse era justo como queríamos. Queríamos hacer algo distinto en todo sentido y en lo posible jajajaja. Gracias por comentar ^^
LCNZ: Oh mi querida Laucita (? Sera Sasuke el novio de Sakura? Si lees la conti lo sabrás xDDDD. Por cierto, muchas gracias por toda tu ayuda!! Y esperamos que te siga gustando esta historia que cada vez se pondrá mas emocionante jajajaja.
Y muchisisisisisimas gracias también por los halagos y todo eso! Son muy bien recibidos por ambos ^^
hikari uzumaki: Bienvenida Hikari! (Puedo decirte así ¿No? xD) Al parecer todos creen que el novio sera Sasuke, ya lo veremos! Y al parecer no te gusto al actitud de Sakura en no ayudar a Naruto a ir a un hospital o algo por el estilo! Sakura es buenita, no la juzgues (? jajajaja. Muchas gracias por los elogios y esperamos que la historia te siga atrayendo como hasta ahora!
Ahora si, los dejo con el primer capitulo de Justice! ^^
Entrecerró los ojos cuando miró directo al cielo, el astro amarillo apuntaba al oeste casi oculto por los nubarrones de finales de otoño. Estiró sus brazos provocando que todo crujiera en su interior. Estaba cansado de la larga jornada de trabajo, pero aún no debía llegar a casa. Primero tendría que visitar a alguien importante, realmente importante para él. Ocultó una lágrima traicionera que quiso escaparse de sus orbes, sobre su ropa ajada de polvo y sudor. Querría no volver a esa construcción, pero era su única entrada económica. Querría que otras muchas cosas que pasaban en su vida no estuvieran sucediendo y “Mandar todo a la mierda” como le decía su amigo de la infancia. A veces, solo deseaba darse por vencido y desfallecer. Pero aquel rostro en su memoria, le hacía recordar que debía ser fuerte. Por lo menos, fingir que era así.
Respiró profundo al llegar a la carretera que lo separaba de su destino. Había pasado una semana desde haberse roto la cabeza en dos. Aquel doloroso accidente con una dama que ni se dignó a mirar. Ese día debió trabajar con el fuerte olor a sangre encima y el dolor punzante. Apenas logró llegar a su trabajo a tiempo. Su visita al hospital le quitó más minutos de los previstos, ni porque era visitante regular le lograron atender con presura. Sonrío por lo que creía era una ingeniosidad, luego arrugó el rostro. Ese día también, soportó los gritos y desaires del encargado de la construcción con ínfulas de arquitecto, que casi lo envió a la calle. Maldijo, antes de cruzar la vía de cuatro carriles.
Apresuró el paso. Para verla a ella, debía verse lo mejor posible. Arqueo los labios imitando una sonrisa y llevó los dedos al despeinado cabello. El parque de Suna, era quizás el lugar más decente de toda la región. Faltaría arreglar uno que otro adoquín suelto, contratar un jardinero permanente y restaurar la zona de juegos. Era allí donde pasaba todos los sábados con su madre, hacia quizás una década. Yacía en ese lugar buenos recuerdos, ahora eran un tanto dolorosos. Dejó de mirar el apartado lugar, acercándose a la fuente que aún funcionaba, las manos se acercaron al agua que corría por la piscina mojándolas, el rostro pronto sintió la humedad. No solo Naruto enjuagaba la suciedad, también las lágrimas.
Llegó de repente una memoria olvidada, nostálgica —Olor a tulipanes— La flor le recordaba a su madre. “No” negó con la cabeza, la flor era como su madre; delicada y de un color rojo encendido como la pasión que habitó alguna vez en la mujer. A ella le encantaban. Se levantó, el camino que elegiría sería más largo, pero en el trayecto había un puesto de flores. Metió las manos hasta el fondo de su bolsillo y unas cuantas monedas tintinearon en su interior. Sonrió, al fin una sonrisa sincera. Hoy habría una sorpresa.
Los pasos cada vez más largos y apresurados lo llevaron frente al pequeño carrillo envuelto en flores. Señaló los tulipanes rojos, la mujer de facciones arrugadas y hombros encorvados se acercó a la esquina donde las flores se miraban rebosantes y brillantes.
—Podría darme dos de esas— la mujer asintió, mientras tomaba la primera de las flores —¡Oh! Espere. Podría decirme ¿Cuánto cuesta cada flor?— La mujer al fin lo miraba, después de una larga inspección a la vestimenta ajada y sucia, le miró a los ojos. Parecía un chico de bien.
—Son $12.
—¿Por cada una?— Dijo exaltado. La mujer negó.
—Una sola vale $6— Naruto sonrió nervioso. “Una sola” le escuchó susurrar del joven.
Luego de un movimiento con su mano derecha para que la mujer le esperara, Naruto volteo. Seis dólares era más dinero del que él esperaba. Pero ella lo valía. Los dedos se hundieron hasta el final de su bolsillo. Abrió la palma de su mano para mirar las tres monedas, tres doradas y una plateada. Solo llevaba consigo tres dólares, con diez céntimos. La palma volvió a cubrir los metales, presionando fuerte contra ellas. La mano contraria buscó torpemente dentro del otro bolsillo la billetera, tendría que tener más dinero. Ansioso abrió el objeto de cuero desgastado, pero solo se encontró con su documento de identidad, un Naruto con una sonrisa honesta de hacía cinco años atrás. No había nada. Y como vacía estaba su billetera, vacía sintió su alma. Respiró profundo antes de volver a voltear donde la mujer mayor. Los hombres no mostraban debilidad.
—¿Llevará las dos?— Naruto ocultó el rostro, hasta mirar el suelo.
—Esa persona— dijo tratando de ocultar su voz entrecortada —Se enojará conmigo si gasto dinero en flores— explicó —Lamento hacerle perder el tiempo— Naruto desvió la vista a la derecha, hasta que algo capto su atención. Un grupo de flores algo desgastadas y marchitas. La mujer buscó lo que miraba el chico con detenimiento.
—Están un poco dañadas— le dijo llamando la atención del rubio —Pero aún tienen un agradable aroma— La mujer se acercó al grupo de flores y tomó un ramo del cesto de basura —Si a esa persona no le molesta recibir otras flores que no sean tulipanes. Quizás podría tomar las mejores de aquí y regalárselas.
—Pero…
—No te preocupes joven, son gratis.
—Gracias señora.
Tiempo después se encontró frente a la puerta de madera. Miró el puñado de flores envueltas en papel periódico y las ocultó tras su espalda. Suspiró antes de tomar el pomo de la puerta, cerrando los ojos. Contó en forma regresiva del cinco al uno, cuando la cuenta llego a cero sonrió con una mueca fingida. Dio vuelta a la manilla hasta abrirla, siendo capaz de observar lo que había más allá. Estaba allí la mujer más hermosa que conocida, en el fondo de la habitación. Ella levantó la mirada y sonrió.
—Hola mami— Saludo Naruto con una sonrisa angustiada, como la que ya tenía acostumbrado a su madre, solo que ella le hacía creer que era bueno disimulando su tristeza.
—Hola Naruto— Respondió su madre, pero con una sonrisa de alegría de ver a su hijo, a pesar de que lo veía casi todos los días. Comenzó a acomodarse para quedar sentada en la cama, pero no pudo disimular sus quejidos mientras se movía.
—No debes moverte mamá, no seas terca— Regañó el rubio a su madre, invirtiendo los roles de cuando él era pequeño y hacia travesuras. Él se acercó y se sentó con una banqueta a su lado, comenzando a acariciar su mejilla y sus rojizos cabellos, débiles y opacos a causa del poco cuidado que podría darles Kushina. A la vez, sacó de su espalda el ramo con un mezcladillo de petunias, jazmines, rosas, lirios y orquídeas. Algo marchitas, pero igual quería darle un regalo a ella, entregándoselo en sus manos, admirando la sonrisa que tanto adoraba de su madre. Recordando tantos viejos momentos, donde ella le sonreía y conseguía robarle sonrisas a el también
—¡Oh! Gracias hijo…— Dijo la pelirroja muy contenta del regalo que le había dado su hijo, sumergiendo sus rostro en el ramo para disfrutar del dulce aroma que aún emanaban las mismas. La señora del puesto de flores no había mentido respecto a eso —¿Cómo estuvo el día en la construcción Naru?— Preguntó Kushina, sacando de sus pensamientos a Naruto.
—Bien, hoy fue algo agotador el trabajo— Respondió tratando de obviar los fuertes dolores y complicaciones que tuvo a causa del accidente con esa mujer.
—Qué raro que estés cansado tú— Dijo la madre, comenzando a percibir que algo no andaba bien. Mirando fijo a Naruto para percibir si había algo que ella no sabía.
—Bueno, es que me vi con Gaara anoche y se me hizo tarde, además tenía algo de insomnio— Dijo Naruto, desviando su mirada hacia una de las ventanas de la habitación reflejando en su rostro otra de esas sonrisas angustiosas que le regalaba a su madre. Con el fin de que su madre le creyera, ya que había descubierto muchas mentiras por parte de Naruto al mirarlo a los ojos. No sabía cómo lo hacía, pero lo conseguía.
—Ya veo— Rio Kushina por lo bajo, por lo mal actor que era su hijo, pero decidió no indagar más en el tema. Ya otro día en que no esté cansado tendría tiempo de interrogarlo sobre el tema —Debes dejar de juntarte con ese muchacho, es mala junta— Continuó Kushina, dejando el ramo de tulipanes sobre la mesa al lado de su cama, sacando su espíritu de madre protectora como lo había sido toda su vida.
—¡Mama! ¡Tengo 23 años!— Respondió como cuando lo regañaba en su adolescencia. Kushina solo pudo dejar escapar sus carcajadas al escuchar esa respuesta, contagiando a Naruto y empezando a hacer un concierto de risas. Hasta que Kushina comenzó a reemplazar las risas por tosidas, comenzando a preocupar a Naruto
—¿Estás bien mama?— Preguntó Naruto, tratando de ocultar su preocupación y tomando un pañuelo de su bolsillo, dándoselo a Kushina para que tape su boca mientras seguía tosiendo —Llamaré al doctor— Continuó diciendo mientras comenzando a levantarse de su asiento. Pero una mano sostuvo la suya impidiendo que siga levantándose, miró a su madre y vio como con su mano tomaba la suya.
—Estoy bien corazón— Dijo entrecortado, al recuperar el aliento y las fuerzas, sacando su pañuelo de su boca y guardándolo rápidamente bajo sus sabanas.
—¿Segura? Dame el pañuelo— Dijo Naruto reclamando el pañuelo con su mano derecha. Kushina no quería dárselo, pero Naruto insistió con un movimiento de dedos, haciéndole entender que no iba a salvarse de esa.
—Pero te lo ensucie con saliva, déjame decirle a la doctora que te lo lave cuando venga a traer mi comida— Respondió Kushina audazmente, pero su hijo ya la conocía y decidió no insistir más y tomo el pañuelo al meter la mano bajo las sabanas. Kushina decidió no alargar más lo inevitable y cedió al dejar que tome el pañuelo.
Naruto al tomar el pañuelo observo que este estaba manchado con sangre, cosa que le preocupó de sobre manera. Nunca había pasado eso, o no que él supiera. En ese momento dirigió su mirada a Kushina y esta miraba hacia la pared apenada por lo ocurrido.
—¿Hace cuánto que me ocultas esto? — Preguntó Naruto evidentemente molesto y preocupado. Pero en ese mismo instante escuchó como golpeaban la puerta. Antes de seguir hablándole a su madre fue a donde la puerta y al abrir se encontró con el doctor.
—Oh, doctor. Debo hablar con usted— Dijo Naruto algo enojado porque ni los doctores se habían percatado de que su madre había estado ocultando ese tipo de cosas.
—Yo también Señor Namikaze— Contestó el doctor seriamente —¿Puede salir un momento? — Preguntó corriéndose de la entrada, e invitándolo a salir extendiendo el brazo hacia afuera y tomando el picaporte de la puerta con la otra mano, viendo como Naruto asentía y salía de la habitación, para así cerrar la puerta y dejar a Kushina sola.
—¿Qué sucede doctor?— Preguntó ahora el rubio algo preocupado.
—Mire, yo odio ser portador de malas noticias, pero alguien debe hacerlo— Dijo el doctor, haciéndole saber a Naruto que la cosa no venía bien.
—Sea claro doctor— Contestó Naruto seco y cruzando los brazos para mostrar serenidad.
—Muy bien… No podemos seguir manteniendo a su madre aquí, a menos que pague la cuota del hospital— Dijo el doctor un poco apenado y frustrado —Son reglas del hospital, así que si no paga en estos días la cuota del hospital… Deberá sacarla de aquí y buscar otro lugar donde puedan atenderla— Concluyó el doctor mirando con preocupación a Naruto.
El rubio no caía de lo que escuchaba, su posición le duró poco. Sus brazos cayeron a sus costados, y su mirada estaba petrificada, no podía creer lo que sus oídos oían. No podía pagar esa cuota, él lo sabía, debía buscar otro trabajo. Pero no cualquier trabajo, un buen trabajo. Sino sería el fin de su querida madre, la única persona que le quedaba en su vida.
—Fuerza señor, ojalá consiga el dinero— Dijo el doctor tomando el hombro del joven presionando en señal de comprensión y extendiendo su mano ofreciéndole su apoyo moral. Naruto nunca devolvió el gesto.
A todo esto Naruto seguía perdido, es más, ni siquiera había devuelto el apretón de manos. Seguía perdido en sus pensamientos y preocupaciones. Ya ni se acordaba de lo que iba a decirle al doctor antes de semejante noticia. Volvió a ponerse frente a la puerta, parando su andar y mirándola fijo, como si aún tuviera la mirada perdida.
—Estoy jodido— Dijo sin expresión o emoción alguna. Ahora debía entrar allí adentro y hacer como si nada hubiera pasado y este todo bien.
No lo sabía, si carcajear por la asquerosa vida que le había tocado vivir o llorar. Llorar por aquella mujer de ojos grisáceos que cada día estaba más marchita. Llorar por su maldita pobreza, llorar por su incapacidad de darle a su madre un poco de tranquilidad aunque fuera. Porque sentía que se le estaba escapando de las manos, la poca fuerza y esperanza que aguardaba en su interior. Ya no sabía que más hacer, no tenía más que a ella en su vida. Pero su madre tampoco podría hacer nada por él. Conservó el pañuelo empapado de sangre, ahora también su madre parecía escaparse de su lado.
Muerte, la palabra rondo en su mente y se maldijo, se insultó por pensar en su madre pálida y fría. Se insultó por no hacer más que romper sus nudillos en la pared de cemento, por no tener más que ofrecerle a su madre que una sonrisa hipócrita y lágrimas. Se maldijo, por sentir que aquella carga era demasiada pesada y él siendo incapaz llevarla.
Se lanzó sobre la incómoda litera mirando el techo de lata, la bombilla que colgaba del cable eléctrico comenzaba a parpadear de manera amenazadora, hasta que se fundió sin pleno aviso. Naruto pasó varias horas en la oscuridad con sus ojos mirando a la nada, hasta que dos golpes secos y risas se escucharon cerca de la entrada de su casa.
—Maldición Naruto, mueve tu culo hasta aquí y sal de esa pocilga— Si su madre lo escuchará lo mandaría al diablo. Limpió su rostro y fue a la entrada. Poco después estaba frente a Gaara —¡Carajo! ¿Te pasó un camión por encima?— Dijo con sarcasmo.
Llevaba dentro de su boca un cigarro de marihuana, un nuevo tatuaje en la frente. Gaara se miraba cada día más pálido y ojeroso, pero parecía no importarle. Sus facciones se hallaban cubiertas por piercing, llevaba dos en ambas orejas, un aro en la nariz, otro en su ceja derecha y uno último en los labios. Seguro no tendría en bañarse unos dos días. Su cabello enmarañado que apenas se dejaba ver bajo la capucha de aquel viejo suéter negro, se miraba sucio.
—No estoy para bromas Gaara— Dijo Naruto bastante molesto por la constante actitud de Gaara.
—Vamos, no seas amargado. Vamos a tomar algo por ahí— Comentó el pelirrojo entrando sin pedir permiso, a fin de cuentas era su segundo hogar.
—En serio Gaara… Hoy no— Repitió el rubio con el mismo tono que hace unos segundos —Si vas a molestar o vas a coger o fumar o lo que sea, que no sea aquí por lo menos hoy— Culminó contundente.
—¿Fuiste a ver a tú madre verdad? — Dijo Gaara dándole una pitada a su marihuana haciendo caso omiso a lo antes dicho por su amigo.
—Sí, entonces… ¿Ahora te irás?— Preguntó Naruto frustrado por su poca capacidad de ocultar sus expresiones.
—¡Con más razón debes salir hermano!— Exclamó Gaara, provocando un suspiro de resignación en Naruto —¿Crees que tus problemas se solucionaran acostándote sobre tu cama y mirando al techo? — Preguntó calmado mientras soplaba el humo de su hierba y miraba a Naruto contrariado.
—No estoy de ánimos— Respondió Naruto sin más ganas de discutir.
—Mira. Te entiendo, sé que Kushina no está bien— Dijo Gaara abrazando a su amigo y palmeando su espalda en señal de apoyo —¡Pero necesitas despejarte compañero!— Le reclamó separándose y dándole un leve golpe en el pecho.
—Creo… creo que tienes razón— Respondió Naruto algo dubitativo, sin estar muy seguro.
—¡Qué no se diga más! ¡Yo invito!— Dijo Gaara exaltado, poniendo su cigarro de marihuana entre los labios de Naruto, sacando una sonrisa de este — ¿Vamos? — Preguntó mostrando las llaves de su auto y empujando a Naruto fuera de ese lugar que solo le traía pensamientos negativos a su amigo.
El auto se estacionó frente a un pequeño bar de mala muerte. Naruto pudo identificar unas cuantas prostitutas, pequeños grupos aislados donde se realizaba un intercambio de dinero por droga. Era demasiado tarde para arrepentirse de estar ahí, la zona era conflictiva y alejada de cualquier camino conocido. Al final, que importaba una sola noche de juerga y olvidar por un instante la maldita vida que le toco vivir.
Carcajeo sin razón aparente, la garganta le ardía y poco estaba seguro si se había fumado más de un cigarro de marihuana. Sin ser realmente consiente se adentró en la taberna buscando las espaldas de Gaara. El lugar por dentro era peor de lo que imaginaba. Pequeñas mesas amontonadas con sillas maltrechas apenas daban espacio para caminar. El humo flotaba en toda la estancia y el olor en el aire, era una combinación entre cerveza rancia y marihuana. Tosió un par de veces, Gaara volteo buscándole. Golpeó el hombro del rubio y lo dirigió a la barra del bar.
—Lo que sea que pida— explicó al hombre barbudo y de tez oscura —Dale por ahora la especialidad de la casa. Esta es mi paga— dijo deslizando una pequeña bolsa conteniendo un polvo blanco, que Naruto pudo identificar como cocaína —Nos vemos más tarde amigo.
Apenas se hubo perdido en el tumulto de gente, el hombre deslizó una jarra de cerveza y otros cuatro cigarros de marihuana. Naruto inspecciono por un momento el vaso y bebió de un solo sorbo el contenido —Deme fuego—. Varias horas después era incapaz de identificar más que la cerveza frente a él y el humo saliendo de su boca. Se sentía tan bien, como hace mucho no se sentía.
Las horas pasaban y las cervezas pasaban, los cigarros se consumían uno tras otro. Todo esto hasta que se hicieron las seis de la mañana, dentro de unas pocas horas Naruto debía ir a trabajar y el aún estaba dentro de esa pocilga drogado y borracho. La poca conciencia que le quedaba le recordaba eso e intento pararse para decirle a Gaara que debían volver, pero apenas podía mantenerse sentado. Giró en la silla contra la barra y quedo de espaldas apoyando sus brazos en la misma viendo a lo lejos como dos figuras se acercaban, pudo terminar de reconocer a Gaara y una rubia de un cuerpo despampanante por lo poco que podía apreciar.
—Hey hermano, te dejo el auto— Dijo Gaara tambaleándose y usando a la mujer para mantenerse de pie —Emily y yo iremos por un poco de acción a su casa— Culminó metiéndole las llaves del auto al rubio en el bolsillo de su camisa. Naruto no quería que sucediera eso, pero no tenía los reflejos como para hacer movimientos rápidos y eficaces para devolverle las llaves a Gaara, quien ya estaba alejándose con la rubia, casi perdidos en el rango de visión que tenía Naruto para ese momento.
—Debo… trabajar— Balbuceó Naruto poniéndose de pie dificultosamente y agarrándose de la barra —Debo… llegar al auto— En un continuo balbuceo, casi imperceptible. Naruto reunió fuerzas y un poco de coordinación y comenzó a chocar gente y agarrarse de ella para no caer y poder encontrar la salida. Recibía muchos insultos y empujones, pero él no los escuchaba y aún menos los entendía.
Naruto luego de un sinfín de pasos chuecos y entrecruzados entre si encontró la salida. Un “Éxito” salió de sus labios en una sonrisa victoriosa como si hubiera logrado una proeza. Ahora le faltaba recordar donde estaba el auto aparcado. Él recordaba que no era lejos de ahí, es más, era casi en la misma puerta donde estaba el auto.
Comenzó a apretar el botón de la alarma del auto, apuntando para todas las direcciones o al menos eso creía. En un momento escuchó un sonido de una alarma desactivándose y fue allí cuando se guió con el sonido y vio el auto de Gaara a unos cuantos metros de donde él se encontraba. Pero en su estado eran muchos kilómetros de distancia el legar hasta allá, decidió ir pegado a la pared tirando todo su peso en ella y literalmente arrastrando su hombro contra la misma. Parecía que estaba cada vez más lejos del auto, pero en realidad sus pasos eran demasiado cortos y lentos.
Aproximadamente diez minutos pasaron hasta que por fin llegó a la puerta del conductor, otra proeza más realizada por el rubio en esa misma noche. Abrió la puerta del coche, se sentó, se acomodó y tiro la cabeza para tras luego de cerrar la puerta. Dio un gran suspiro para serenarse y a continuación encajó las llaves en la cerradura, luego de tres intentos fallidos, poniendo en marcha el coche y comenzando a jugar con su suerte…
Bueno, muchas gracias a todos y esperamos que sigan comentando!
Saludos ^^
Primero responderé a los comentarios!
Oni: Que bueno que la historia te haya atraído! Esperamos que siga así por toda la historia como dices tu... Y al principio se que es difícil ver como dos mundos tan distintos terminaran unidos, pero sigue leyendo las contis y veras como es posible(? xD.
Por cierto, muchas gracias por el apoyo y los halagos ^^
Leon: Déjame decirte que tienes buenas impresiones sobre los protagonistas xD
Y la forma de conocerse era justo como queríamos. Queríamos hacer algo distinto en todo sentido y en lo posible jajajaja. Gracias por comentar ^^
LCNZ: Oh mi querida Laucita (? Sera Sasuke el novio de Sakura? Si lees la conti lo sabrás xDDDD. Por cierto, muchas gracias por toda tu ayuda!! Y esperamos que te siga gustando esta historia que cada vez se pondrá mas emocionante jajajaja.
Y muchisisisisisimas gracias también por los halagos y todo eso! Son muy bien recibidos por ambos ^^
hikari uzumaki: Bienvenida Hikari! (Puedo decirte así ¿No? xD) Al parecer todos creen que el novio sera Sasuke, ya lo veremos! Y al parecer no te gusto al actitud de Sakura en no ayudar a Naruto a ir a un hospital o algo por el estilo! Sakura es buenita, no la juzgues (? jajajaja. Muchas gracias por los elogios y esperamos que la historia te siga atrayendo como hasta ahora!
Ahora si, los dejo con el primer capitulo de Justice! ^^
CAPITULO 1
Entrecerró los ojos cuando miró directo al cielo, el astro amarillo apuntaba al oeste casi oculto por los nubarrones de finales de otoño. Estiró sus brazos provocando que todo crujiera en su interior. Estaba cansado de la larga jornada de trabajo, pero aún no debía llegar a casa. Primero tendría que visitar a alguien importante, realmente importante para él. Ocultó una lágrima traicionera que quiso escaparse de sus orbes, sobre su ropa ajada de polvo y sudor. Querría no volver a esa construcción, pero era su única entrada económica. Querría que otras muchas cosas que pasaban en su vida no estuvieran sucediendo y “Mandar todo a la mierda” como le decía su amigo de la infancia. A veces, solo deseaba darse por vencido y desfallecer. Pero aquel rostro en su memoria, le hacía recordar que debía ser fuerte. Por lo menos, fingir que era así.
Respiró profundo al llegar a la carretera que lo separaba de su destino. Había pasado una semana desde haberse roto la cabeza en dos. Aquel doloroso accidente con una dama que ni se dignó a mirar. Ese día debió trabajar con el fuerte olor a sangre encima y el dolor punzante. Apenas logró llegar a su trabajo a tiempo. Su visita al hospital le quitó más minutos de los previstos, ni porque era visitante regular le lograron atender con presura. Sonrío por lo que creía era una ingeniosidad, luego arrugó el rostro. Ese día también, soportó los gritos y desaires del encargado de la construcción con ínfulas de arquitecto, que casi lo envió a la calle. Maldijo, antes de cruzar la vía de cuatro carriles.
Apresuró el paso. Para verla a ella, debía verse lo mejor posible. Arqueo los labios imitando una sonrisa y llevó los dedos al despeinado cabello. El parque de Suna, era quizás el lugar más decente de toda la región. Faltaría arreglar uno que otro adoquín suelto, contratar un jardinero permanente y restaurar la zona de juegos. Era allí donde pasaba todos los sábados con su madre, hacia quizás una década. Yacía en ese lugar buenos recuerdos, ahora eran un tanto dolorosos. Dejó de mirar el apartado lugar, acercándose a la fuente que aún funcionaba, las manos se acercaron al agua que corría por la piscina mojándolas, el rostro pronto sintió la humedad. No solo Naruto enjuagaba la suciedad, también las lágrimas.
Llegó de repente una memoria olvidada, nostálgica —Olor a tulipanes— La flor le recordaba a su madre. “No” negó con la cabeza, la flor era como su madre; delicada y de un color rojo encendido como la pasión que habitó alguna vez en la mujer. A ella le encantaban. Se levantó, el camino que elegiría sería más largo, pero en el trayecto había un puesto de flores. Metió las manos hasta el fondo de su bolsillo y unas cuantas monedas tintinearon en su interior. Sonrió, al fin una sonrisa sincera. Hoy habría una sorpresa.
Los pasos cada vez más largos y apresurados lo llevaron frente al pequeño carrillo envuelto en flores. Señaló los tulipanes rojos, la mujer de facciones arrugadas y hombros encorvados se acercó a la esquina donde las flores se miraban rebosantes y brillantes.
—Podría darme dos de esas— la mujer asintió, mientras tomaba la primera de las flores —¡Oh! Espere. Podría decirme ¿Cuánto cuesta cada flor?— La mujer al fin lo miraba, después de una larga inspección a la vestimenta ajada y sucia, le miró a los ojos. Parecía un chico de bien.
—Son $12.
—¿Por cada una?— Dijo exaltado. La mujer negó.
—Una sola vale $6— Naruto sonrió nervioso. “Una sola” le escuchó susurrar del joven.
Luego de un movimiento con su mano derecha para que la mujer le esperara, Naruto volteo. Seis dólares era más dinero del que él esperaba. Pero ella lo valía. Los dedos se hundieron hasta el final de su bolsillo. Abrió la palma de su mano para mirar las tres monedas, tres doradas y una plateada. Solo llevaba consigo tres dólares, con diez céntimos. La palma volvió a cubrir los metales, presionando fuerte contra ellas. La mano contraria buscó torpemente dentro del otro bolsillo la billetera, tendría que tener más dinero. Ansioso abrió el objeto de cuero desgastado, pero solo se encontró con su documento de identidad, un Naruto con una sonrisa honesta de hacía cinco años atrás. No había nada. Y como vacía estaba su billetera, vacía sintió su alma. Respiró profundo antes de volver a voltear donde la mujer mayor. Los hombres no mostraban debilidad.
—¿Llevará las dos?— Naruto ocultó el rostro, hasta mirar el suelo.
—Esa persona— dijo tratando de ocultar su voz entrecortada —Se enojará conmigo si gasto dinero en flores— explicó —Lamento hacerle perder el tiempo— Naruto desvió la vista a la derecha, hasta que algo capto su atención. Un grupo de flores algo desgastadas y marchitas. La mujer buscó lo que miraba el chico con detenimiento.
—Están un poco dañadas— le dijo llamando la atención del rubio —Pero aún tienen un agradable aroma— La mujer se acercó al grupo de flores y tomó un ramo del cesto de basura —Si a esa persona no le molesta recibir otras flores que no sean tulipanes. Quizás podría tomar las mejores de aquí y regalárselas.
—Pero…
—No te preocupes joven, son gratis.
—Gracias señora.
Tiempo después se encontró frente a la puerta de madera. Miró el puñado de flores envueltas en papel periódico y las ocultó tras su espalda. Suspiró antes de tomar el pomo de la puerta, cerrando los ojos. Contó en forma regresiva del cinco al uno, cuando la cuenta llego a cero sonrió con una mueca fingida. Dio vuelta a la manilla hasta abrirla, siendo capaz de observar lo que había más allá. Estaba allí la mujer más hermosa que conocida, en el fondo de la habitación. Ella levantó la mirada y sonrió.
—Hola mami— Saludo Naruto con una sonrisa angustiada, como la que ya tenía acostumbrado a su madre, solo que ella le hacía creer que era bueno disimulando su tristeza.
—Hola Naruto— Respondió su madre, pero con una sonrisa de alegría de ver a su hijo, a pesar de que lo veía casi todos los días. Comenzó a acomodarse para quedar sentada en la cama, pero no pudo disimular sus quejidos mientras se movía.
—No debes moverte mamá, no seas terca— Regañó el rubio a su madre, invirtiendo los roles de cuando él era pequeño y hacia travesuras. Él se acercó y se sentó con una banqueta a su lado, comenzando a acariciar su mejilla y sus rojizos cabellos, débiles y opacos a causa del poco cuidado que podría darles Kushina. A la vez, sacó de su espalda el ramo con un mezcladillo de petunias, jazmines, rosas, lirios y orquídeas. Algo marchitas, pero igual quería darle un regalo a ella, entregándoselo en sus manos, admirando la sonrisa que tanto adoraba de su madre. Recordando tantos viejos momentos, donde ella le sonreía y conseguía robarle sonrisas a el también
—¡Oh! Gracias hijo…— Dijo la pelirroja muy contenta del regalo que le había dado su hijo, sumergiendo sus rostro en el ramo para disfrutar del dulce aroma que aún emanaban las mismas. La señora del puesto de flores no había mentido respecto a eso —¿Cómo estuvo el día en la construcción Naru?— Preguntó Kushina, sacando de sus pensamientos a Naruto.
—Bien, hoy fue algo agotador el trabajo— Respondió tratando de obviar los fuertes dolores y complicaciones que tuvo a causa del accidente con esa mujer.
—Qué raro que estés cansado tú— Dijo la madre, comenzando a percibir que algo no andaba bien. Mirando fijo a Naruto para percibir si había algo que ella no sabía.
—Bueno, es que me vi con Gaara anoche y se me hizo tarde, además tenía algo de insomnio— Dijo Naruto, desviando su mirada hacia una de las ventanas de la habitación reflejando en su rostro otra de esas sonrisas angustiosas que le regalaba a su madre. Con el fin de que su madre le creyera, ya que había descubierto muchas mentiras por parte de Naruto al mirarlo a los ojos. No sabía cómo lo hacía, pero lo conseguía.
—Ya veo— Rio Kushina por lo bajo, por lo mal actor que era su hijo, pero decidió no indagar más en el tema. Ya otro día en que no esté cansado tendría tiempo de interrogarlo sobre el tema —Debes dejar de juntarte con ese muchacho, es mala junta— Continuó Kushina, dejando el ramo de tulipanes sobre la mesa al lado de su cama, sacando su espíritu de madre protectora como lo había sido toda su vida.
—¡Mama! ¡Tengo 23 años!— Respondió como cuando lo regañaba en su adolescencia. Kushina solo pudo dejar escapar sus carcajadas al escuchar esa respuesta, contagiando a Naruto y empezando a hacer un concierto de risas. Hasta que Kushina comenzó a reemplazar las risas por tosidas, comenzando a preocupar a Naruto
—¿Estás bien mama?— Preguntó Naruto, tratando de ocultar su preocupación y tomando un pañuelo de su bolsillo, dándoselo a Kushina para que tape su boca mientras seguía tosiendo —Llamaré al doctor— Continuó diciendo mientras comenzando a levantarse de su asiento. Pero una mano sostuvo la suya impidiendo que siga levantándose, miró a su madre y vio como con su mano tomaba la suya.
—Estoy bien corazón— Dijo entrecortado, al recuperar el aliento y las fuerzas, sacando su pañuelo de su boca y guardándolo rápidamente bajo sus sabanas.
—¿Segura? Dame el pañuelo— Dijo Naruto reclamando el pañuelo con su mano derecha. Kushina no quería dárselo, pero Naruto insistió con un movimiento de dedos, haciéndole entender que no iba a salvarse de esa.
—Pero te lo ensucie con saliva, déjame decirle a la doctora que te lo lave cuando venga a traer mi comida— Respondió Kushina audazmente, pero su hijo ya la conocía y decidió no insistir más y tomo el pañuelo al meter la mano bajo las sabanas. Kushina decidió no alargar más lo inevitable y cedió al dejar que tome el pañuelo.
Naruto al tomar el pañuelo observo que este estaba manchado con sangre, cosa que le preocupó de sobre manera. Nunca había pasado eso, o no que él supiera. En ese momento dirigió su mirada a Kushina y esta miraba hacia la pared apenada por lo ocurrido.
—¿Hace cuánto que me ocultas esto? — Preguntó Naruto evidentemente molesto y preocupado. Pero en ese mismo instante escuchó como golpeaban la puerta. Antes de seguir hablándole a su madre fue a donde la puerta y al abrir se encontró con el doctor.
—Oh, doctor. Debo hablar con usted— Dijo Naruto algo enojado porque ni los doctores se habían percatado de que su madre había estado ocultando ese tipo de cosas.
—Yo también Señor Namikaze— Contestó el doctor seriamente —¿Puede salir un momento? — Preguntó corriéndose de la entrada, e invitándolo a salir extendiendo el brazo hacia afuera y tomando el picaporte de la puerta con la otra mano, viendo como Naruto asentía y salía de la habitación, para así cerrar la puerta y dejar a Kushina sola.
—¿Qué sucede doctor?— Preguntó ahora el rubio algo preocupado.
—Mire, yo odio ser portador de malas noticias, pero alguien debe hacerlo— Dijo el doctor, haciéndole saber a Naruto que la cosa no venía bien.
—Sea claro doctor— Contestó Naruto seco y cruzando los brazos para mostrar serenidad.
—Muy bien… No podemos seguir manteniendo a su madre aquí, a menos que pague la cuota del hospital— Dijo el doctor un poco apenado y frustrado —Son reglas del hospital, así que si no paga en estos días la cuota del hospital… Deberá sacarla de aquí y buscar otro lugar donde puedan atenderla— Concluyó el doctor mirando con preocupación a Naruto.
El rubio no caía de lo que escuchaba, su posición le duró poco. Sus brazos cayeron a sus costados, y su mirada estaba petrificada, no podía creer lo que sus oídos oían. No podía pagar esa cuota, él lo sabía, debía buscar otro trabajo. Pero no cualquier trabajo, un buen trabajo. Sino sería el fin de su querida madre, la única persona que le quedaba en su vida.
—Fuerza señor, ojalá consiga el dinero— Dijo el doctor tomando el hombro del joven presionando en señal de comprensión y extendiendo su mano ofreciéndole su apoyo moral. Naruto nunca devolvió el gesto.
A todo esto Naruto seguía perdido, es más, ni siquiera había devuelto el apretón de manos. Seguía perdido en sus pensamientos y preocupaciones. Ya ni se acordaba de lo que iba a decirle al doctor antes de semejante noticia. Volvió a ponerse frente a la puerta, parando su andar y mirándola fijo, como si aún tuviera la mirada perdida.
—Estoy jodido— Dijo sin expresión o emoción alguna. Ahora debía entrar allí adentro y hacer como si nada hubiera pasado y este todo bien.
No lo sabía, si carcajear por la asquerosa vida que le había tocado vivir o llorar. Llorar por aquella mujer de ojos grisáceos que cada día estaba más marchita. Llorar por su maldita pobreza, llorar por su incapacidad de darle a su madre un poco de tranquilidad aunque fuera. Porque sentía que se le estaba escapando de las manos, la poca fuerza y esperanza que aguardaba en su interior. Ya no sabía que más hacer, no tenía más que a ella en su vida. Pero su madre tampoco podría hacer nada por él. Conservó el pañuelo empapado de sangre, ahora también su madre parecía escaparse de su lado.
Muerte, la palabra rondo en su mente y se maldijo, se insultó por pensar en su madre pálida y fría. Se insultó por no hacer más que romper sus nudillos en la pared de cemento, por no tener más que ofrecerle a su madre que una sonrisa hipócrita y lágrimas. Se maldijo, por sentir que aquella carga era demasiada pesada y él siendo incapaz llevarla.
Se lanzó sobre la incómoda litera mirando el techo de lata, la bombilla que colgaba del cable eléctrico comenzaba a parpadear de manera amenazadora, hasta que se fundió sin pleno aviso. Naruto pasó varias horas en la oscuridad con sus ojos mirando a la nada, hasta que dos golpes secos y risas se escucharon cerca de la entrada de su casa.
—Maldición Naruto, mueve tu culo hasta aquí y sal de esa pocilga— Si su madre lo escuchará lo mandaría al diablo. Limpió su rostro y fue a la entrada. Poco después estaba frente a Gaara —¡Carajo! ¿Te pasó un camión por encima?— Dijo con sarcasmo.
Llevaba dentro de su boca un cigarro de marihuana, un nuevo tatuaje en la frente. Gaara se miraba cada día más pálido y ojeroso, pero parecía no importarle. Sus facciones se hallaban cubiertas por piercing, llevaba dos en ambas orejas, un aro en la nariz, otro en su ceja derecha y uno último en los labios. Seguro no tendría en bañarse unos dos días. Su cabello enmarañado que apenas se dejaba ver bajo la capucha de aquel viejo suéter negro, se miraba sucio.
—No estoy para bromas Gaara— Dijo Naruto bastante molesto por la constante actitud de Gaara.
—Vamos, no seas amargado. Vamos a tomar algo por ahí— Comentó el pelirrojo entrando sin pedir permiso, a fin de cuentas era su segundo hogar.
—En serio Gaara… Hoy no— Repitió el rubio con el mismo tono que hace unos segundos —Si vas a molestar o vas a coger o fumar o lo que sea, que no sea aquí por lo menos hoy— Culminó contundente.
—¿Fuiste a ver a tú madre verdad? — Dijo Gaara dándole una pitada a su marihuana haciendo caso omiso a lo antes dicho por su amigo.
—Sí, entonces… ¿Ahora te irás?— Preguntó Naruto frustrado por su poca capacidad de ocultar sus expresiones.
—¡Con más razón debes salir hermano!— Exclamó Gaara, provocando un suspiro de resignación en Naruto —¿Crees que tus problemas se solucionaran acostándote sobre tu cama y mirando al techo? — Preguntó calmado mientras soplaba el humo de su hierba y miraba a Naruto contrariado.
—No estoy de ánimos— Respondió Naruto sin más ganas de discutir.
—Mira. Te entiendo, sé que Kushina no está bien— Dijo Gaara abrazando a su amigo y palmeando su espalda en señal de apoyo —¡Pero necesitas despejarte compañero!— Le reclamó separándose y dándole un leve golpe en el pecho.
—Creo… creo que tienes razón— Respondió Naruto algo dubitativo, sin estar muy seguro.
—¡Qué no se diga más! ¡Yo invito!— Dijo Gaara exaltado, poniendo su cigarro de marihuana entre los labios de Naruto, sacando una sonrisa de este — ¿Vamos? — Preguntó mostrando las llaves de su auto y empujando a Naruto fuera de ese lugar que solo le traía pensamientos negativos a su amigo.
El auto se estacionó frente a un pequeño bar de mala muerte. Naruto pudo identificar unas cuantas prostitutas, pequeños grupos aislados donde se realizaba un intercambio de dinero por droga. Era demasiado tarde para arrepentirse de estar ahí, la zona era conflictiva y alejada de cualquier camino conocido. Al final, que importaba una sola noche de juerga y olvidar por un instante la maldita vida que le toco vivir.
Carcajeo sin razón aparente, la garganta le ardía y poco estaba seguro si se había fumado más de un cigarro de marihuana. Sin ser realmente consiente se adentró en la taberna buscando las espaldas de Gaara. El lugar por dentro era peor de lo que imaginaba. Pequeñas mesas amontonadas con sillas maltrechas apenas daban espacio para caminar. El humo flotaba en toda la estancia y el olor en el aire, era una combinación entre cerveza rancia y marihuana. Tosió un par de veces, Gaara volteo buscándole. Golpeó el hombro del rubio y lo dirigió a la barra del bar.
—Lo que sea que pida— explicó al hombre barbudo y de tez oscura —Dale por ahora la especialidad de la casa. Esta es mi paga— dijo deslizando una pequeña bolsa conteniendo un polvo blanco, que Naruto pudo identificar como cocaína —Nos vemos más tarde amigo.
Apenas se hubo perdido en el tumulto de gente, el hombre deslizó una jarra de cerveza y otros cuatro cigarros de marihuana. Naruto inspecciono por un momento el vaso y bebió de un solo sorbo el contenido —Deme fuego—. Varias horas después era incapaz de identificar más que la cerveza frente a él y el humo saliendo de su boca. Se sentía tan bien, como hace mucho no se sentía.
Las horas pasaban y las cervezas pasaban, los cigarros se consumían uno tras otro. Todo esto hasta que se hicieron las seis de la mañana, dentro de unas pocas horas Naruto debía ir a trabajar y el aún estaba dentro de esa pocilga drogado y borracho. La poca conciencia que le quedaba le recordaba eso e intento pararse para decirle a Gaara que debían volver, pero apenas podía mantenerse sentado. Giró en la silla contra la barra y quedo de espaldas apoyando sus brazos en la misma viendo a lo lejos como dos figuras se acercaban, pudo terminar de reconocer a Gaara y una rubia de un cuerpo despampanante por lo poco que podía apreciar.
—Hey hermano, te dejo el auto— Dijo Gaara tambaleándose y usando a la mujer para mantenerse de pie —Emily y yo iremos por un poco de acción a su casa— Culminó metiéndole las llaves del auto al rubio en el bolsillo de su camisa. Naruto no quería que sucediera eso, pero no tenía los reflejos como para hacer movimientos rápidos y eficaces para devolverle las llaves a Gaara, quien ya estaba alejándose con la rubia, casi perdidos en el rango de visión que tenía Naruto para ese momento.
—Debo… trabajar— Balbuceó Naruto poniéndose de pie dificultosamente y agarrándose de la barra —Debo… llegar al auto— En un continuo balbuceo, casi imperceptible. Naruto reunió fuerzas y un poco de coordinación y comenzó a chocar gente y agarrarse de ella para no caer y poder encontrar la salida. Recibía muchos insultos y empujones, pero él no los escuchaba y aún menos los entendía.
Naruto luego de un sinfín de pasos chuecos y entrecruzados entre si encontró la salida. Un “Éxito” salió de sus labios en una sonrisa victoriosa como si hubiera logrado una proeza. Ahora le faltaba recordar donde estaba el auto aparcado. Él recordaba que no era lejos de ahí, es más, era casi en la misma puerta donde estaba el auto.
Comenzó a apretar el botón de la alarma del auto, apuntando para todas las direcciones o al menos eso creía. En un momento escuchó un sonido de una alarma desactivándose y fue allí cuando se guió con el sonido y vio el auto de Gaara a unos cuantos metros de donde él se encontraba. Pero en su estado eran muchos kilómetros de distancia el legar hasta allá, decidió ir pegado a la pared tirando todo su peso en ella y literalmente arrastrando su hombro contra la misma. Parecía que estaba cada vez más lejos del auto, pero en realidad sus pasos eran demasiado cortos y lentos.
Aproximadamente diez minutos pasaron hasta que por fin llegó a la puerta del conductor, otra proeza más realizada por el rubio en esa misma noche. Abrió la puerta del coche, se sentó, se acomodó y tiro la cabeza para tras luego de cerrar la puerta. Dio un gran suspiro para serenarse y a continuación encajó las llaves en la cerradura, luego de tres intentos fallidos, poniendo en marcha el coche y comenzando a jugar con su suerte…
Bueno, muchas gracias a todos y esperamos que sigan comentando!
Saludos ^^
Obito_Madara- Sannin
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
No puedo creer que Naruto piense irse en ese estado! Facil se mata o mata a alguien mas. Bueno ademas de que estoy en contra de ir y perderte en el vicio para "olvidar tus problemas" que al final ni te solucionan nada y te dejan en un estado deprorable.
Que es lo que tiene Kushina? Tan mal esta, me dio cosita y pues si es dificil y de locos por la responsabilidad que carga Naruto y el no poder pagar y poder ofrecerle a su madre una mejor calidad de vida, espero y encuentre una solucion y haber sino pasa una tragedia mas por como esta.
Conti!
Que es lo que tiene Kushina? Tan mal esta, me dio cosita y pues si es dificil y de locos por la responsabilidad que carga Naruto y el no poder pagar y poder ofrecerle a su madre una mejor calidad de vida, espero y encuentre una solucion y haber sino pasa una tragedia mas por como esta.
Conti!
hikari uzumaki- Sennin
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en mis pensamientos
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
• CAPÍTULO DOS •
El día había amanecido despejado y seguramente haría buen clima, pero necesitaba más que un cielo celeste. Sakura miró su reloj de pulsera por quinta vez en los últimos diez minutos, su auto apenas había avanzado unos pocos metros y la desesperación comenzaba apoderarse. Tendría una importante defensa que realizar y poco tiempo para hablar con su cliente, si era que la suerte hacia que aquel tumulto de autos desaparecieran.
La fila de autos se movió un poco, lo suficiente para que Sakura mirara los motivos de aquel embotellamiento que le había robado valiosas horas de trabajo. El auto azul tenía el capo hundido; un grueso trozo de poste eléctrico había deformado el techo del viejo artefacto. Un par de patrullas de oficiales de tránsito, un auto oficial de la compañía eléctrica y una ambulancia. Miró con más detenimiento, los bomberos utilizaban unas pinzas hidráulicas para tirar de la puerta maltrecha y así sacar el cuerpo. Se negó a mirar más, moviendo su cabeza frenéticamente de un lado a otro, en su imaginación el pobre hombre o mujer habría pasado a mejor vida.
“Pero la curiosidad del ser humano por el mal ajeno es más fuerte que su temor a la sangre” le había dicho su madre, con el rabillo del ojo volvió la vista a la escena. El individuo era llevado en camilla y no necesariamente dentro de una sábana blanca. Exhaló profundo, no estaba muerto. Por lo menos no por ahora, arrugó el rostro cuando miró la pierna ensangrentada “Eso debe doler” pensó.
Un pitido llamó su atención al frente, el oficial de tránsito movía su mano insistentemente indicando que debía seguir el camino. Sakura salió de su trance y se regaño mentalmente por pensar tantas incoherencias. Un vistazo más, el que parecía ser un hombre era ingresado en la unidad de emergencias —Espero se encuentre bien— se dijo antes de continuar su camino.
Le llevó mucho tiempo. Durante las horas que estuvo en el tráfico el corazón se sentía angustiado. No solamente por el estrés y porque la falta de tiempo le condenarían a una pobre entrevista con su defendido, sino porque le mortificaba la historia con su amado. Suspiró pesadamente antes de salir del auto. Miró nuevamente su reloj, apenas tenía veinte minutos para conversar los últimos detalles con su cliente. Y sin embargo, no dejaba de pensar en que no debió haber cortado aquella llamada.
Entró cabizbaja y sin muchas energías a su oficina. Cuando tiró de la puerta, se encontró la estancia vacía, su compañero aún no había llegado y su defendido tampoco, por lo menos eso creía. Su día no podría arruinarse aún más, aquel pensamiento se cruzó por su mente. Una sombra se coló por la habitación cortando sus pensamientos, Sakura le reconoció inmediatamente. Aquel hombre era especial en su vida, lo había sido desde hacia muchos años y su presencia en aquel espacio era sumamente grata. Sonrió con una mueca enorme cuando él llegó frente a ella.
—Tú cliente está en el salón— le dijo colocando ambas manos sobre los hombros de la mujer.
Sakura no respondió nada, se hundió en su pecho y le abrazo con fuerza. Podría decir que casi toda su angustia había desaparecido, solo con su simple presencia. Él tenía los cabellos oscuros y los ojos como la noche. Las negras hebras se amoldaban en su rostro perfecto. Muchas veces él había escuchado de parte de ella, que sería más hermoso que todos sus pasados novios y él solo sonreía. La vida los había vuelto casi inseparables. Poco después los brazos musculosos apretaron la frágil figura. Le quería, realmente le quería.
—Podrías decirme hola primero ¿No Sasuke? — Dijo aun abrazada a su cuerpo haciendo pucheros con la boca. Ella era así solo con él.
—Emmm… ¿Hola? — Respondió Sasuke gracioso.
—JA JA JA— Enfatizó Sakura una risa irónica, pero en ese momento recordó que estaba con el tiempo justo y se despegó rápidamente de él, para ir a ordenar sus papeles dentro de su portafolio.
—¡Vaya! Que rápido dejas de demostrar afecto— Continuo Sasuke irónico mirando el ir y venir de un lado al otro de la joven —Aún no sé porque no aprovechas tus oportunidades con tus padres— Reprochó resignado.
Sakura se frenó en el lugar abruptamente y volteo par a mirar a Sasuke ¬—Sabes que no me gusta hablar de eso— Con una mirada penetrante, logrando intimidar hasta a Sasuke.
—Hey, hey, tranquila preciosa— Dijo Sasuke presuroso para no salir mal herido del lugar —Solo decía, no esperaba alguna respuesta de tu parte— Tratando de sonar convincente.
—Eso creía— Dijo Sakura amenazante volviendo a lo suyo, hasta que termino de acomodar sus cosas —Bueno, debo ir con mi cliente— Presurosa se dirigió a la puerta, pero la mano de Sasuke la freno y ella volteo sorprendida a verlo.
—¿Sigues mal por la llamada de la otra vez?— Preguntó el moreno algo preocupado. Sabía que ella debía irse, pero no podía hacerse el desentendido de la situación.
—Más tarde hablamos ¿Si?— Respondió la pelirosa con una sonrisa angustiada dejando el lugar luego de que le soltasen el brazo para dirigirse a donde estaba su cliente. Ya se le había ido esa sensación de culpa de la cabeza. No quería recordarlo justo en este momento donde tenía que estar centrada en su trabajo para ser lo más eficiente posible. Ella hacia esto porque lo disfrutaba, y no quería que nada ni nadie le impida disfrutarlo. Pero al parecer estos temas la superaban y lo acarreaba hasta su trabajo también, si se lo recordaban.
Agito fuerte la cabeza para ambos lados, para despejar esos pensamientos de su mente y poder centrarse en como poder ayudar como debía a su cliente. Tenía poco tiempo para hablar y debía usarlo a su favor.
Abrió los ojos con dificultad, la luz le segó casi inmediatamente y su mano se posó sobre sus ojos con aprieto. Se fijó en aquello que se interponía en sus movimientos. Cuando fue capaz de enfocar la mirada, una vía intravenosa entraba a su mano y un respirador por sus orificios nasales. Casi entra en pánico, para cuando intento moverse de la cama de frazadas blancas, un puntazo en el tobillo le obligo a mantenerse quieto. Cuando sus ojos asustados miraron hacia abajo, su pie estaba cubierto de un material blanco, era yeso. Quiso acercarse más y tocar, pero se mareo. Logro darse cuenta que no solo los ligamentos de su tobillo habían sufrido un serio daño. Sino, que su garganta, su cabeza y su estómago lastimaban en sobremanera.
—¿Cómo carajo llegue aquí?— Susurró con dolor y es que Naruto no recordaba nada. Solo el bar, música fuerte, mujeres voluptuosas y la espalda de Gaara alejándose.
Miró que no llevaba su ropa puesta, sino una bata usada de hospital. Habría estado ahí más que un par de horas. También notó que no era un lugar conocido y que extrañamente detrás de las cortinas logro ver un policía. Fue ahí donde se asustó, quizás había sido víctima de un atraco o el lugar de mala muerte donde se encontraba fue inspeccionado por policías ¿Tendría droga encima? ¿Terminaría en una cárcel? ¿Qué pasaría con su madre?
Se asustó y pensó en huir, pero cómo saldría de ese lugar con una pierna maltrecha. Las cortinas de nuevo se movieron y Naruto sin pensarlo cerró los ojos. Se haría el dormido hasta que algo o alguien dijera sobre su estado, de su condición en ese lugar. Casi de inmediato fue capaz de escuchar todo lo que necesitaba. Accidente automovilístico, daño a bienes públicos y retención ilegal de drogas. “Maldición” repitió una y otra vez en su cabeza.
En solo una noche, había mandado a la mierda su pobre trabajo, la oportunidad de conseguir dinero para su madre enferma y su libertad. Apretó los parpados fuerte evitando que las lágrimas de impotencia y dolor salieran de sus ojos. Había arruinado su vida y con la de él, la de su madre.
Pocos minutos después las lágrimas en sus mejillas le delataron, las limpió y el movimiento de sus manos advirtieron primero al médico y luego al policía; que la víctima o el criminal como prefirieran decirle, había salido de los efectos de los narcóticos. Quizás no esperaba la mezcla de decepción del hombre que le miraba como si fuera un desperdicio de la sociedad o del policía que le observaba como un bicho raro al que había que exterminar. Su vida cambiaría desde ese instante y lo que dijeran esos hombres a partir de ahora, le marcarían su destino.
—Al fin despierta Señor Namizake— Dijo el hombre vestido de azul aun con su mirada acusadora.
—Buenos días oficial… ¿Qué pasó? — Pregunto Naruto con algo de temor a saber la respuesta.
—Buenos serán para usted señor. Claro, como va a saber que paso después de una noche de drogas y alcohol ¿No?¬ — Volvió a hablar el policía con un notorio enfado y sarcasmo.
—Veo que no hice nada bueno— Respondió el rubio apenado y angustiado.
—Guárdese eso para el juez señor, lo dejo solo con el doctor hasta entonces¬— Replicó el polizón —Por cierto… tiene derecho a guardar silencio¬— Culmino dejando la sala y a un Naruto desgarrado. Debía afrontar a un juez ¿Pero cómo? No tenía dinero para un abogado y los del estado la mayoría eran un fiasco.
—Estoy jodido— Susurró Naruto perdido en sus pensamientos.
—¿Disculpe señor?— Pregunto el doctor haciendo que no había escuchado las palabras del Naruto.
—Ah, no… nada— Contestó desganado —Me lastime el tobillo ¿Verdad? Me duele bastante allí— Pregunto Naruto entrando en otro tema delicado ¿Qué le diría a su jefe? Seguro no tendría piedad con él—¿Podré ir a trabajar? —Pregunto Naruto llenando de dudas al doctor para que las respondiera.
—Bueno, tiene un esguince de tobillo muy fuerte, así que no podrá trabajar por un par de días, más bien unas dos semanas mínimo. Además de tener que hacer sesiones de kinesiología— Contestó el doctor hundiendo el mundo de Naruto y tirando todo a la basura ¿Dos semanas? ¿Kinesiología? No tenía tiempo para nada de eso ¿Y qué le diría a su madre? O mejor dicho ¿Cómo iría a verla estando allí? —Tuvo suerte de no hacerse nada peor señor— Término el doctor dejando el parte médico justo al pie de la cama para luego retirarse del lugar y dejar al rubio con sus pensamientos.
—No puede estar pasando esto…— Susurro el joven como si todo fuera un mal chiste o una broma de mal gusto, los problemas crecían y las soluciones no aparecían. Cada minuto que pasaba parecía que llegaban nuevos inconvenientes, todo hacia parecer que no vería más a su madre y que estaría en cárcel por quien sabe qué cosa. Las lágrimas no tardaron en comenzar a salir nuevamente, él nunca hubiera imaginado terminar así, en una camilla de un hospital, esperando a ser condenado y maldiciendo la vida que le toco llevar adelante.
Al final del día le dolía la cabeza. Lejos estaba de ser una jornada perfecta. Perdió horas en el tráfico, encontrado serias diferencias con su demandado en los procedimientos para llevar la causa y podría jurar que si no hubiese sido por un error de la defensa contraria, hoy habría perdido. Cargaba en su estómago apenas el desayuno y en realidad ya estaba segura que lo había sacado de su organismo. Los zapatos de aguja le mataban los pies y peor aún, la discusión con su novio hacia un par de días la perseguía, no había tenido el tiempo suficiente para saldar diferencias. El poco tiempo que hablaron, seguro ayudaría a que estuviera más enojado, esperaba que no.
Entró a su departamento cerca de las ocho de la noche, lo primero que hizo fue descalzarse. Segundos después se zambullo en el sofá, miró el cielo alto empotrado de luces y pensó si llamar a su novio o irse a dormir. Sin duda la segunda opción era más tentadora, pero no la más conveniente. Aún siquiera que moviera un solo músculo, el timbre del celular comenzó a sonar, era la nota que tenía exclusiva para él. Con calma lo sacó de su bolso y pensó las palabras correctas para decirle, quizás debía disculparse o mostrarse más cariñosa.
—¿Hola?— Contestó Sakura. Estaba algo tensa, ella ya sabía los motivos de esa llamada. Se sentó en su cama y sostuvo fuerte el teléfono contra su oreja.
—¡Hola preciosa! ¿Cómo estás? — Contestó del otro lado una voz masculina. Serio, como si nunca hubiera pasado nada entre ellos.
—¿Bien y tú? ¿Sucede algo?— Preguntó la joven a modo de respuesta. Tirándose sobre la cama para estar más cómoda. Jugando con sus cabellos usando un dedo para enrollar un mechón. Buscando sacar el nerviosismo que tenía.
—Estoy bien— silenció por un momento —Sí, sucede algo…— Respondió con la misma seriedad. Sakura sintió como se erizaba su piel. Siempre que le decían algo así, no era para buenas noticias.
—¿Qué sucede?— Preguntó temerosa. Cerró los ojos inconscientemente esperando la mala noticia. Los nervios la carcomían a pesar de pasar solo segundos.
—¡Hice reservaciones en tú restaurante favorito! — Dijo eufóricamente. Esperaba la misma excitación del otro lado. Pero solo escucho un suspiro. No le prestó atención y siguió esperando la respuesta.
—Genial, gracias amor— Fue lo unció que Sakura pudo decir. Había liberado toda la tensión sobre ella.
—Te paso a buscar a las 9:00p.m. — Respondió seco y cortó sin más. Estaba enojado por la falta de consideración de ella, o al menos eso pensaba él.
—Si mi amor— Respondió Sakura, sin darse cuenta que ya había cortado. Fue tal el alivio que ni cuenta se dio —Te amo— Arrojó el teléfono a un costad. Estirando sus brazos a ambos lados sintiéndose aliviada. Tanto que cayó en un profundo sueño sin darse cuenta.
Así paso un buen rato, con su mano busco su teléfono. Con sus ojos cerrados, hasta que logro encontrarlo, lo puso en frente suyo pero la luz le lastimo los ojos— ¡Mierda! Mis ojos— Dijo algo molesta, pero sus orbes se acostumbraron rápidamente y miro la hora —¡No puede ser! — Gritó al ver que en su reloj decía que ya eran las 8:00p.m.
Fue al baño a darse una ducha lo más rápido posible. Apenas pasado unos 15 minutos ya estaba saliendo presurosa del baño y con solo una toalla cubriendo su cuerpo.
—¡Ay dios mío! ¡Qué me pongo! ¡Qué me pongo! — Gritaba desesperada. El tiempo apremiaba y ella ni siquiera había comenzado a prepararse. Corría del baño al espejo y del espejo al baño. Si no era para peinarse o maquilarse, era para mirar como estaba vestida.
Esta noche no debía arruinarla, quería que todo saliera bien y no hacer enojar a su novio otra vez. Ningún vestido la terminaba de convencer, cambiaba constantemente. Pero el tiempo no era cada vez menos y debía decidirse antes de que tocaran el timbre y termine arruinándolo sin siquiera haberse dado un “Hola”.
Estuvo así una media hora, hasta que se decidió por el que menos le disgustaba en ese momento. Aun le quedaban unos minutos según su reloj, así que se sentó tranquila a retocarse frente al espejo. También terminó de arreglar su cabello con su secador. Luego acomodándolo con unos clips y su flequillo peinado para un costado, dejando caer el resto de sus cabellos por su espalda y sobre sus hombros. Hasta que finalmente tocaron el timbre de su apartamento.
Tomo su cartera, frenó un segundo para recordar que nada se olvidaba y se dirigió al ascensor. Esperaba ansiosa el llegar a destino, para que su novio la viera.
Faltando solo segundos, tomó aire y salió del ascensor. Luego de que las puertas se abrieran y ya se veía la figura de su amado a través del vidrio, con su sonrisa, su pelo moreno y sus ojos del mismo tinte. Sakura solo sonrío mientras se dirigía para la puerta sin dejar de sonreír ante ese recibimiento. Había comenzado bien la noche…
La fila de autos se movió un poco, lo suficiente para que Sakura mirara los motivos de aquel embotellamiento que le había robado valiosas horas de trabajo. El auto azul tenía el capo hundido; un grueso trozo de poste eléctrico había deformado el techo del viejo artefacto. Un par de patrullas de oficiales de tránsito, un auto oficial de la compañía eléctrica y una ambulancia. Miró con más detenimiento, los bomberos utilizaban unas pinzas hidráulicas para tirar de la puerta maltrecha y así sacar el cuerpo. Se negó a mirar más, moviendo su cabeza frenéticamente de un lado a otro, en su imaginación el pobre hombre o mujer habría pasado a mejor vida.
“Pero la curiosidad del ser humano por el mal ajeno es más fuerte que su temor a la sangre” le había dicho su madre, con el rabillo del ojo volvió la vista a la escena. El individuo era llevado en camilla y no necesariamente dentro de una sábana blanca. Exhaló profundo, no estaba muerto. Por lo menos no por ahora, arrugó el rostro cuando miró la pierna ensangrentada “Eso debe doler” pensó.
Un pitido llamó su atención al frente, el oficial de tránsito movía su mano insistentemente indicando que debía seguir el camino. Sakura salió de su trance y se regaño mentalmente por pensar tantas incoherencias. Un vistazo más, el que parecía ser un hombre era ingresado en la unidad de emergencias —Espero se encuentre bien— se dijo antes de continuar su camino.
Le llevó mucho tiempo. Durante las horas que estuvo en el tráfico el corazón se sentía angustiado. No solamente por el estrés y porque la falta de tiempo le condenarían a una pobre entrevista con su defendido, sino porque le mortificaba la historia con su amado. Suspiró pesadamente antes de salir del auto. Miró nuevamente su reloj, apenas tenía veinte minutos para conversar los últimos detalles con su cliente. Y sin embargo, no dejaba de pensar en que no debió haber cortado aquella llamada.
Entró cabizbaja y sin muchas energías a su oficina. Cuando tiró de la puerta, se encontró la estancia vacía, su compañero aún no había llegado y su defendido tampoco, por lo menos eso creía. Su día no podría arruinarse aún más, aquel pensamiento se cruzó por su mente. Una sombra se coló por la habitación cortando sus pensamientos, Sakura le reconoció inmediatamente. Aquel hombre era especial en su vida, lo había sido desde hacia muchos años y su presencia en aquel espacio era sumamente grata. Sonrió con una mueca enorme cuando él llegó frente a ella.
—Tú cliente está en el salón— le dijo colocando ambas manos sobre los hombros de la mujer.
Sakura no respondió nada, se hundió en su pecho y le abrazo con fuerza. Podría decir que casi toda su angustia había desaparecido, solo con su simple presencia. Él tenía los cabellos oscuros y los ojos como la noche. Las negras hebras se amoldaban en su rostro perfecto. Muchas veces él había escuchado de parte de ella, que sería más hermoso que todos sus pasados novios y él solo sonreía. La vida los había vuelto casi inseparables. Poco después los brazos musculosos apretaron la frágil figura. Le quería, realmente le quería.
—Podrías decirme hola primero ¿No Sasuke? — Dijo aun abrazada a su cuerpo haciendo pucheros con la boca. Ella era así solo con él.
—Emmm… ¿Hola? — Respondió Sasuke gracioso.
—JA JA JA— Enfatizó Sakura una risa irónica, pero en ese momento recordó que estaba con el tiempo justo y se despegó rápidamente de él, para ir a ordenar sus papeles dentro de su portafolio.
—¡Vaya! Que rápido dejas de demostrar afecto— Continuo Sasuke irónico mirando el ir y venir de un lado al otro de la joven —Aún no sé porque no aprovechas tus oportunidades con tus padres— Reprochó resignado.
Sakura se frenó en el lugar abruptamente y volteo par a mirar a Sasuke ¬—Sabes que no me gusta hablar de eso— Con una mirada penetrante, logrando intimidar hasta a Sasuke.
—Hey, hey, tranquila preciosa— Dijo Sasuke presuroso para no salir mal herido del lugar —Solo decía, no esperaba alguna respuesta de tu parte— Tratando de sonar convincente.
—Eso creía— Dijo Sakura amenazante volviendo a lo suyo, hasta que termino de acomodar sus cosas —Bueno, debo ir con mi cliente— Presurosa se dirigió a la puerta, pero la mano de Sasuke la freno y ella volteo sorprendida a verlo.
—¿Sigues mal por la llamada de la otra vez?— Preguntó el moreno algo preocupado. Sabía que ella debía irse, pero no podía hacerse el desentendido de la situación.
—Más tarde hablamos ¿Si?— Respondió la pelirosa con una sonrisa angustiada dejando el lugar luego de que le soltasen el brazo para dirigirse a donde estaba su cliente. Ya se le había ido esa sensación de culpa de la cabeza. No quería recordarlo justo en este momento donde tenía que estar centrada en su trabajo para ser lo más eficiente posible. Ella hacia esto porque lo disfrutaba, y no quería que nada ni nadie le impida disfrutarlo. Pero al parecer estos temas la superaban y lo acarreaba hasta su trabajo también, si se lo recordaban.
Agito fuerte la cabeza para ambos lados, para despejar esos pensamientos de su mente y poder centrarse en como poder ayudar como debía a su cliente. Tenía poco tiempo para hablar y debía usarlo a su favor.
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Abrió los ojos con dificultad, la luz le segó casi inmediatamente y su mano se posó sobre sus ojos con aprieto. Se fijó en aquello que se interponía en sus movimientos. Cuando fue capaz de enfocar la mirada, una vía intravenosa entraba a su mano y un respirador por sus orificios nasales. Casi entra en pánico, para cuando intento moverse de la cama de frazadas blancas, un puntazo en el tobillo le obligo a mantenerse quieto. Cuando sus ojos asustados miraron hacia abajo, su pie estaba cubierto de un material blanco, era yeso. Quiso acercarse más y tocar, pero se mareo. Logro darse cuenta que no solo los ligamentos de su tobillo habían sufrido un serio daño. Sino, que su garganta, su cabeza y su estómago lastimaban en sobremanera.
—¿Cómo carajo llegue aquí?— Susurró con dolor y es que Naruto no recordaba nada. Solo el bar, música fuerte, mujeres voluptuosas y la espalda de Gaara alejándose.
Miró que no llevaba su ropa puesta, sino una bata usada de hospital. Habría estado ahí más que un par de horas. También notó que no era un lugar conocido y que extrañamente detrás de las cortinas logro ver un policía. Fue ahí donde se asustó, quizás había sido víctima de un atraco o el lugar de mala muerte donde se encontraba fue inspeccionado por policías ¿Tendría droga encima? ¿Terminaría en una cárcel? ¿Qué pasaría con su madre?
Se asustó y pensó en huir, pero cómo saldría de ese lugar con una pierna maltrecha. Las cortinas de nuevo se movieron y Naruto sin pensarlo cerró los ojos. Se haría el dormido hasta que algo o alguien dijera sobre su estado, de su condición en ese lugar. Casi de inmediato fue capaz de escuchar todo lo que necesitaba. Accidente automovilístico, daño a bienes públicos y retención ilegal de drogas. “Maldición” repitió una y otra vez en su cabeza.
En solo una noche, había mandado a la mierda su pobre trabajo, la oportunidad de conseguir dinero para su madre enferma y su libertad. Apretó los parpados fuerte evitando que las lágrimas de impotencia y dolor salieran de sus ojos. Había arruinado su vida y con la de él, la de su madre.
Pocos minutos después las lágrimas en sus mejillas le delataron, las limpió y el movimiento de sus manos advirtieron primero al médico y luego al policía; que la víctima o el criminal como prefirieran decirle, había salido de los efectos de los narcóticos. Quizás no esperaba la mezcla de decepción del hombre que le miraba como si fuera un desperdicio de la sociedad o del policía que le observaba como un bicho raro al que había que exterminar. Su vida cambiaría desde ese instante y lo que dijeran esos hombres a partir de ahora, le marcarían su destino.
—Al fin despierta Señor Namizake— Dijo el hombre vestido de azul aun con su mirada acusadora.
—Buenos días oficial… ¿Qué pasó? — Pregunto Naruto con algo de temor a saber la respuesta.
—Buenos serán para usted señor. Claro, como va a saber que paso después de una noche de drogas y alcohol ¿No?¬ — Volvió a hablar el policía con un notorio enfado y sarcasmo.
—Veo que no hice nada bueno— Respondió el rubio apenado y angustiado.
—Guárdese eso para el juez señor, lo dejo solo con el doctor hasta entonces¬— Replicó el polizón —Por cierto… tiene derecho a guardar silencio¬— Culmino dejando la sala y a un Naruto desgarrado. Debía afrontar a un juez ¿Pero cómo? No tenía dinero para un abogado y los del estado la mayoría eran un fiasco.
—Estoy jodido— Susurró Naruto perdido en sus pensamientos.
—¿Disculpe señor?— Pregunto el doctor haciendo que no había escuchado las palabras del Naruto.
—Ah, no… nada— Contestó desganado —Me lastime el tobillo ¿Verdad? Me duele bastante allí— Pregunto Naruto entrando en otro tema delicado ¿Qué le diría a su jefe? Seguro no tendría piedad con él—¿Podré ir a trabajar? —Pregunto Naruto llenando de dudas al doctor para que las respondiera.
—Bueno, tiene un esguince de tobillo muy fuerte, así que no podrá trabajar por un par de días, más bien unas dos semanas mínimo. Además de tener que hacer sesiones de kinesiología— Contestó el doctor hundiendo el mundo de Naruto y tirando todo a la basura ¿Dos semanas? ¿Kinesiología? No tenía tiempo para nada de eso ¿Y qué le diría a su madre? O mejor dicho ¿Cómo iría a verla estando allí? —Tuvo suerte de no hacerse nada peor señor— Término el doctor dejando el parte médico justo al pie de la cama para luego retirarse del lugar y dejar al rubio con sus pensamientos.
—No puede estar pasando esto…— Susurro el joven como si todo fuera un mal chiste o una broma de mal gusto, los problemas crecían y las soluciones no aparecían. Cada minuto que pasaba parecía que llegaban nuevos inconvenientes, todo hacia parecer que no vería más a su madre y que estaría en cárcel por quien sabe qué cosa. Las lágrimas no tardaron en comenzar a salir nuevamente, él nunca hubiera imaginado terminar así, en una camilla de un hospital, esperando a ser condenado y maldiciendo la vida que le toco llevar adelante.
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Al final del día le dolía la cabeza. Lejos estaba de ser una jornada perfecta. Perdió horas en el tráfico, encontrado serias diferencias con su demandado en los procedimientos para llevar la causa y podría jurar que si no hubiese sido por un error de la defensa contraria, hoy habría perdido. Cargaba en su estómago apenas el desayuno y en realidad ya estaba segura que lo había sacado de su organismo. Los zapatos de aguja le mataban los pies y peor aún, la discusión con su novio hacia un par de días la perseguía, no había tenido el tiempo suficiente para saldar diferencias. El poco tiempo que hablaron, seguro ayudaría a que estuviera más enojado, esperaba que no.
Entró a su departamento cerca de las ocho de la noche, lo primero que hizo fue descalzarse. Segundos después se zambullo en el sofá, miró el cielo alto empotrado de luces y pensó si llamar a su novio o irse a dormir. Sin duda la segunda opción era más tentadora, pero no la más conveniente. Aún siquiera que moviera un solo músculo, el timbre del celular comenzó a sonar, era la nota que tenía exclusiva para él. Con calma lo sacó de su bolso y pensó las palabras correctas para decirle, quizás debía disculparse o mostrarse más cariñosa.
—¿Hola?— Contestó Sakura. Estaba algo tensa, ella ya sabía los motivos de esa llamada. Se sentó en su cama y sostuvo fuerte el teléfono contra su oreja.
—¡Hola preciosa! ¿Cómo estás? — Contestó del otro lado una voz masculina. Serio, como si nunca hubiera pasado nada entre ellos.
—¿Bien y tú? ¿Sucede algo?— Preguntó la joven a modo de respuesta. Tirándose sobre la cama para estar más cómoda. Jugando con sus cabellos usando un dedo para enrollar un mechón. Buscando sacar el nerviosismo que tenía.
—Estoy bien— silenció por un momento —Sí, sucede algo…— Respondió con la misma seriedad. Sakura sintió como se erizaba su piel. Siempre que le decían algo así, no era para buenas noticias.
—¿Qué sucede?— Preguntó temerosa. Cerró los ojos inconscientemente esperando la mala noticia. Los nervios la carcomían a pesar de pasar solo segundos.
—¡Hice reservaciones en tú restaurante favorito! — Dijo eufóricamente. Esperaba la misma excitación del otro lado. Pero solo escucho un suspiro. No le prestó atención y siguió esperando la respuesta.
—Genial, gracias amor— Fue lo unció que Sakura pudo decir. Había liberado toda la tensión sobre ella.
—Te paso a buscar a las 9:00p.m. — Respondió seco y cortó sin más. Estaba enojado por la falta de consideración de ella, o al menos eso pensaba él.
—Si mi amor— Respondió Sakura, sin darse cuenta que ya había cortado. Fue tal el alivio que ni cuenta se dio —Te amo— Arrojó el teléfono a un costad. Estirando sus brazos a ambos lados sintiéndose aliviada. Tanto que cayó en un profundo sueño sin darse cuenta.
Así paso un buen rato, con su mano busco su teléfono. Con sus ojos cerrados, hasta que logro encontrarlo, lo puso en frente suyo pero la luz le lastimo los ojos— ¡Mierda! Mis ojos— Dijo algo molesta, pero sus orbes se acostumbraron rápidamente y miro la hora —¡No puede ser! — Gritó al ver que en su reloj decía que ya eran las 8:00p.m.
Fue al baño a darse una ducha lo más rápido posible. Apenas pasado unos 15 minutos ya estaba saliendo presurosa del baño y con solo una toalla cubriendo su cuerpo.
—¡Ay dios mío! ¡Qué me pongo! ¡Qué me pongo! — Gritaba desesperada. El tiempo apremiaba y ella ni siquiera había comenzado a prepararse. Corría del baño al espejo y del espejo al baño. Si no era para peinarse o maquilarse, era para mirar como estaba vestida.
Esta noche no debía arruinarla, quería que todo saliera bien y no hacer enojar a su novio otra vez. Ningún vestido la terminaba de convencer, cambiaba constantemente. Pero el tiempo no era cada vez menos y debía decidirse antes de que tocaran el timbre y termine arruinándolo sin siquiera haberse dado un “Hola”.
Estuvo así una media hora, hasta que se decidió por el que menos le disgustaba en ese momento. Aun le quedaban unos minutos según su reloj, así que se sentó tranquila a retocarse frente al espejo. También terminó de arreglar su cabello con su secador. Luego acomodándolo con unos clips y su flequillo peinado para un costado, dejando caer el resto de sus cabellos por su espalda y sobre sus hombros. Hasta que finalmente tocaron el timbre de su apartamento.
Tomo su cartera, frenó un segundo para recordar que nada se olvidaba y se dirigió al ascensor. Esperaba ansiosa el llegar a destino, para que su novio la viera.
Faltando solo segundos, tomó aire y salió del ascensor. Luego de que las puertas se abrieran y ya se veía la figura de su amado a través del vidrio, con su sonrisa, su pelo moreno y sus ojos del mismo tinte. Sakura solo sonrío mientras se dirigía para la puerta sin dejar de sonreír ante ese recibimiento. Había comenzado bien la noche…
• COMENTANDO:
Bueno, ahora tenemos nuestro segundo episodio. Gracias hikari uzumaki por responder. Ya viste el resultado de Naruto, terminó más hundido en su miseria y con más problemas aún. Lo que tiene Kushina es un secreto wuajajaja! (?) XD
Lo sabrás en próximos episodios. Espero nos sigas leyendo!!
Al resto que nos leen. Espero que le estén gustando la historia hasta ahora. No olviden de comentar. Me encanta ver comentarios, me emocionan. Me hacen querer llorar (?)
¡¡Muchas gracias!! Se les quiere.
Última edición por marifa el Sáb Feb 22, 2014 4:23 am, editado 1 vez
marifa- Sannin
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나는 코스타리카에 있어요.
17475
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Excelente historia. Pobre Naruto, de por sí ya estaba mal y por pendejo ahora está peor.
Espero el próximo capítulo.
Espero el próximo capítulo.
Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Nueva lectora!!
Muy buena historia me llamo la atención desde el prologo dos mundos distintos: La exitosa abogada Sakura y el pobre y honrado de Naruto ( Por cierto sakura debio ayudar a Naruto no dejarlo así del accidente) que pena por él con todo lo que le toca asumir la responsabilidad de su madre (por cierto que enfermedad tiene?) para darle una buena calidad de vida que no puede darle por lo poco que le alcanza, triste que se le niega la atención medica a Kushina por la cuotas que no puede pagar (no tiene seguro?), estoy de acuerdo con cierta opinión de que las drogas que no conducen a nada bueno solo empeoran mas (los lios y su salud) adivinare saldra de tan embrollo por un familiar rico y poderoso (sea un tio o su padre, será que me equivoco?)
Espero ansiosa el siguiente capítulo.
Pdta:Sasuke en vez de ser considerado con Sakura es un tonto inmaduro, ruego porque termine pronto esa relación.
Muy buena historia me llamo la atención desde el prologo dos mundos distintos: La exitosa abogada Sakura y el pobre y honrado de Naruto ( Por cierto sakura debio ayudar a Naruto no dejarlo así del accidente) que pena por él con todo lo que le toca asumir la responsabilidad de su madre (por cierto que enfermedad tiene?) para darle una buena calidad de vida que no puede darle por lo poco que le alcanza, triste que se le niega la atención medica a Kushina por la cuotas que no puede pagar (no tiene seguro?), estoy de acuerdo con cierta opinión de que las drogas que no conducen a nada bueno solo empeoran mas (los lios y su salud) adivinare saldra de tan embrollo por un familiar rico y poderoso (sea un tio o su padre, será que me equivoco?)
Espero ansiosa el siguiente capítulo.
Pdta:Sasuke en vez de ser considerado con Sakura es un tonto inmaduro, ruego porque termine pronto esa relación.
Sonnie- Aprendiz
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recorriendo la selva XD
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Pues ya me confundí pensaba que el dichoso novio era Sasuke y ahora con este capítulo tal pareciera que no o sólo me confundí. Ya decía yo que Naruto terminará super mal y con más problemas, seguramente habrá otro encuentro con Sakura en los juzgados ya sea representandolo como su abogada o tal vez sea quien lleve la parte acusatoria, sea una u otra será interesante saber como es que sucede y porque. Pobre Kushina ella que culpa tiene de todo esto.
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hikari uzumaki- Sennin
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Re: • Justice [+18] - Capítulo 2
Había leído el prologo hace mucho, pero tan rápido tienes dos capítulos al hilo, son rápidos Mari, Obito, me gusto un montón, la forma que esta escrita parece un libro, ya te lo dije una vez ahora lo recalco, es realmente interesante dos personas con vidas totalmente opuesta. Sakura que goza de un posición social cómoda una buena profesión pero mala fortuna en las relaciones y Naruto un hombre con un mal trabajo sin fortuna más que el afecto de una madre enferma.
Y cuando ya estas en el fondo y dices que no puedes caer más bajo pues ocurre lo que paso con el Naruto, malos amigos trae malas acciones.
Espero el siguiente capitulo amigos
Y cuando ya estas en el fondo y dices que no puedes caer más bajo pues ocurre lo que paso con el Naruto, malos amigos trae malas acciones.
Espero el siguiente capitulo amigos
eliannar- Moderador
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La vida es muy corta para desperdiciarla con malas practicas pero como el sedentarismo es malo y el dinero escasea pues debo cumplir con obligaciones....de lo contrario estaría encerrada en mi cuarto leyendo cuanta imaginación tienes tú para entretenerme. Saludos desde Luque, Paraguay, al valiente que lee este perfil
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